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PARABOLA EL TESORO ESCONDIDO

¿Has soñado alguna vez que encontrabas un tesoro?

Un tesoro como los de las historias de los piratas, que al abrirlo está repleto de monedas de oro y
plata, piedras preciosas, joyas y objetos de mucho valor... un tesoro.

Quien encuentra un tesoro se convierte en una persona rica. Los piratas escondían sus tesoros en
lugares de difícil acceso o bien los enterraban para que nadie los encontrara y después dibujaban
mapas con el fin de que al regresar a buscarlo fuera fácil encontrarlo.

La parábola que vamos a ver hoy nos habla de un hombre que encontró un tesoro mientras
caminaba por un campo, quizá ese tesoro hubiera sido enterrado por un pirata y por algún motivo
había quedado descubierto.

“¡Un tesoro!, Increíble, se acabaron mis problemas de dinero, ya no tengo que preocuparme por
pagar el alquiler, por la ropa de mis hijos, por nada...” seguro que pensó. Pero había un problema,
el tesoro no era suyo, ese tesoro pertenecía al propietario del campo, que con toda seguridad ni
siquiera sabía de su existencia. El hombre estaba muy contento al encontrar el tesoro, pero ahora
pensó que podría perderlo. Entonces ideó un plan.

Rápidamente se puso en acción, volvió a esconder el tesoro para que nadie lo encontrara y se fue
de allí. Puso a la venta todas sus posesiones y cuando las vendió localizó al propietario del campo
para comprárselo. No le importó cuanto costaba el terreno, él sabía que valía mucho... sabía que
comprar ese campo sería la mejor inversión que podía hacer en su vida.

El Reino de los cielos se parece a este tesoro que un hombre encontró. Cambiar todos los bienes
terrenales por los bienes mejores de los cuales nos habló Jesús.

¿Qué aprendemos de esta parábola?

- Aprendemos de la Fe. Parece que el tema principal de esta parábola es el dinero, pero no, el
tema principal es la fe. LA SALVACION EN JESÚS

- Aprendemos que nosotros hemos encontrado un tesoro al encontrarnos con Jesús. Si realmente
creemos que hemos encontrado un tesoro tenemos que hacer como el hombre de esta historia,
nada era tan importante como tener ese tesoro. Al apóstol Pablo le sucedió algo parecido, por eso
dijo:

“pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo”
(Filipenses 3:7).

¿Has encontrado ya tu tesoro? Porque donde está nuestro tesoro allí está nuestro corazón.

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