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Presentado por:
Elizeth Lugo Yepes
Código No: 1.026.569.283
Presentado al docente:
La teoría Clásica o Tradicional de los contratos parte del supuesto de que los individuos
están en igualdad de condiciones, lo cual les permite pactar, en libertad, lo que consideren
conveniente para sus intereses económicos y sociales (Tamayo Lombana, 1998). La
libertad de contratar como un poder que nace de la ley, y por lo tanto no es una fuente de
efectos jurídicos, ya que debe de expresarse legalmente para que tenga un valor normativo.
Según el código civil colombiano en su artículo 1602 señala que todo contrato como un
poder que nace de la ley, y por lo tanto no es una fuente de efectos jurídicos, ya que debe de
expresarse legalmente para que tenga un valor normativo.
Los principios rectores del contrato son: autonomía de voluntad, es considerada como
principio general del derecho de seguridad constitucional en el ordenamiento positivo, en
cuya virtud el hombre tiene la facultad de autodeterminarse y responsabilizarse para sí
mismo, dentro de los límites que le son inmanentes como ser humano. Su actividad
principal es la de decidir si se celebra el contrato, elegir la contraparte, definir la formación
del contrato y, de la misma forma, los contenidos de las oferta; la buena fe la cual
involucra la lealtad en el comportamiento de las partes, lo que implica el respeto por los
derechos ajenos, y, a su vez, el no abuso de los propios, entendiéndose asi este principio
como la rectitud y la honradez en la manera de proceder de los contratantes en todas sus
etapas como lo son: la negociación, celebración, desenvolvimiento y ejecución.
De igual modo, este principio posee deberes como son el de la información con el cual
se da a conocer las circunstancias y noticias del negocio; el deber secreto y de
confidencialidad con el cual se plantea el no difundir lo comunicado y los datos adquiridos
durante las negociaciones, y, por último, el deber de custodia y cuidado el cual surge
cuando una de las partes que negocia ha manifestado su intención de examinar las
mercancías o las cosas a contratar antes de decidirse o no a adquirirlas.
Otro de los principios rectores del contrato, es la libre iniciativa privada, con este se
puede actuar autónomamente en el ámbito económico y trae como consecuencia lo
inherente al derecho de celebrar contratos sobre cualquier bien y con cualquier persona. La
principal manifestación de este principio consiste en la libertad de contratar o no, en el
ámbito económico y trae como consecuencia lo inherente al derecho de celebrar contratos
sobre cualquier bien y con cualquier persona.
Ahora bien, otro punto importante de este documento es el que tiene que ver con la
temática que tiene que ver con las nuevas formas de contratación, según Alzate Hernández
(2009), afirma que el contrato puede ser entendido como un acto en el que siempre el factor
determinante será la unión de dos o varias voluntades; en el sentido económico, el
contenido del mismo comprende patrimonialidad que afecta a personas que hacen parte de
él, y en algunos casos podría obligar a quienes no lo han consentido o incluso resistido, lo
cual da un contenido colectivo; también puede ser bilateral o plurilateral, y hasta puede
haber autocontrato, en el que se obliga a uno mismo.
Es por ello, que los nuevos contratos versan sobre operaciones patrimoniales entre dos o
mas partes condicionadas objetivamente o bajo la injerencia del estado, pero siempre
teniendo como núcleo central la autonomía de voluntad. A lo anterior se puede sumar que
la contratación actual busca satisfacer necesidades y hasta lujos, estando a su vez
acompañada por una función social que no solo satisface todas las fases de la contratación,
sino que también busca agiliza su celebración, evitar abusos y facilitar usos y prácticas.
Otro punto importante de este ensayo, tiene que ver con los contratos de adhesión y las
condiciones uniformes, para iniciar, un contrato de adhesión es que en el que hay
uniformidad de contenido para un grupo de ´personas, sin que necesariamente el cliente se
someta a él. Actualmente las empresas celebran contratos en masa en los que se imponen a
sus clientes un contrato previamente redactado, con condiciones generales impuestas por
una de las partes, sin previa negociación particular; caracterizándose estas clausulas porque
hay una ´preelaboracion de las condiciones por una de las partes con la finalidad de ser
aplicadas al contrato que se celebre. Según Diez Picazo (2007), las condiciones generales
no deberían de ser prohibidas, pues su creacion es condicionada a una función económica y
en especial a reducir los costos y facilitar las prestaciones en la contratación en masa. Sin
embrago al no ser prohibida, se propone que se establezca una política jurídica que impida
el abuso a la parte mas débil.
Según Farina (2005), Las nuevas técnicas de contratación, establecen que deben venir
impresos espacios en blanco, con el propósito de individualizar al cliente y especificar
ciertos datos particulares en cada caso. Los contratos con clausulas predispuestas tienen
mayor celeridad, pero no cuentan con el consentimiento mínimo de la otra parte, sino que
se realiza la revisión del contrato.
Ahora bien, las nuevas relaciones contractuales poseen una condición de superioridad a
favor de una parte aventajada que pone en inferioridad la otra parte haciendo de esta la
parte débil. Para evitar esta situación, se realizan modificaciones al derecho del consumidor
en donde se restringen los principios rectores del contrato para que asi se eviten
ambigüedades. Dichas modificaciones se enfocan en proteger al consumidor a través de
derechos como amparos contra riesgos de salud o seguridad, protección de los interese
económicos o sociales, información, divulgación, etc.
El articulo No 2 de esta ley, define los productos financieros como las operaciones
legalmente autorizadas que se instrumentan en un contrato celebrado con el cliente o que
tienen origen en la ley y servicios como aquellas actividades conexas al desarrollo de las
correspondientes operaciones y que se suministran a los consumidores financieros, a través
de contratos de adhesión que son elaborados unilateralmente por la entidad vigilada y cuyas
cláusulas y/o condiciones no pueden ser discutidas libre y previamente por los clientes,
limitándose éstos a expresar su aceptación o a rechazarlos en su integridad.
En el articulo 12 señala como prácticas abusivas por parte de las entidades vigiladas:
condicionamiento al consumidor financiero para adquisición de uno o mas productos o
servicios, iniciar o renovar servicios sin consentimiento o autorización del consumidor.
Dicha ley también define a un “suscriptor” como la persona natural o jurídica con la que
se ha celebrado un contrato en condiciones uniformes; “suscriptor potencial” como la
persona que ha iniciado consultas para convertirse en usuario de servicios públicos;
“usuario” como la persona natural o jurídica que se beneficia con la prestación de un
servicio público, y, “vinculación económica” como la relación entre la legislación
comercial y tributaria.
El título VIII de la ley 142 de 1994, señala que un contrato es uniforme, consensual, en
virtud de que una empresa de servicios públicos los presta a un usuario a cambio de un
precio en dinero de acuerdo a las estipulaciones ofrecidas a muchos usuarios no
determinados.
El régimen legal del contrato de servicios públicos se rige tanto por las normas
contenidas en el Código Civil, Comercial y en la ley en mención como por las condiciones
pactadas con los usuarios y las condiciones uniformes que señalen las empresas de
servicios públicos, y en caso de controversia prevalecen siempre las primeras.
El articulo 133 de la ley en mención, señala como conductas abusivas dominantes de las
empresas de servicios públicos: la disolución o cambio de condiciones del contrato, o su
suspensión, limitación de los derechos del usuario por razones distintas al incumplimiento o
por fuerza mayor o caso fortuito; limitación de libertad de estipulación del suscriptor o
usuario y la obligación a contratar solo a ciertos proveedores; obligan al suscriptor o
usuarios a comprar mas de lo que necesita, imposición de renuncia anticipada al suscriptor
a cualquiera de los derechos que el contrato le concede; y todas aquellas que restringen los
derechos del suscriptor, y las que obligan a los suscriptores o usuarios como las que son
preavisar sobre la suspensión del contrato y la renovación obligada del contrato.
Para finalizar, con el desarrollo de esta actividad logre inferir que inicialmente el
legislador a buscado estrategias para proteger los derechos del consumidor, pero aun no se
logran abarcar todas las situaciones en las que se vulneran los derechos de los usuarios de
algún producto o servicio. En cuanto a la actividad contractual se puede concluir que no
existe una teoría general que dirija el actuar de las partes, tan solo se cuentan con los
principios rectores como lo son la autonomía de voluntad en la cual el hombre puede
decidir si se celebra el contrato, elegir la contraparte, definir la formación del contrato y, de
la misma forma, los contenidos de las oferta; la buena fe en la cual involucra la lealtad en
el comportamiento de las partes, lo que implica el respeto por los derechos ajenos, y, a su
vez, el no abuso de los propios, entendiéndose asi este principio como la rectitud y la
honradez en la manera de proceder de los contratantes en todas sus etapas como lo son: la
negociación, celebración, desenvolvimiento y ejecución y la libre iniciativa privada este
principio consiste en la libertad de contratar o no, en el ámbito económico y trae como
consecuencia lo inherente al derecho de celebrar contratos sobre cualquier bien y con
cualquier persona. De modo que a través de estos se equilibre el objetivo de la celebración
del contrato por medio de la igualdad que beneficia a las partes involucradas cubriendo las
necesidades de manera satisfactoria entre ellas alcanzando a su vez un intercambio justo y
razonable.