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1.

Si me quedaran 3 meses de vida los aprovecharía para disfrutar con toda mi familia,
como hasta el día de hoy lo hemos hecho, pero con la conciencia que serán los últimos
momentos que estaremos juntos, por tal motivo, las emociones serían más fuertes y por
ende el significado y aprendizaje que estas experiencias dejarán sobre ellos y sobre mí
serán más trascendentales.

También viajaría, para permitirme conocer lugares, culturas y personas y por medio
de esto, adquirir conocimientos que considere me complementarán como persona y
generarán gran satisfacción personal.

Finalmente, compartiría con mis amigos diferentes hobbies, para que cada uno de
ellos se lleve un grato recuerdo mío, y de igual manera, yo de ellos.

Lo mencionado anteriormente es algo que suelo hacer, pero la diferencia radica en


el hecho de que no se es consciente de que en cualquier momento se puede dejar de estar en
el mundo terrenal, por tal motivo uno no vivencia de igual manera cada una de las
experiencias, y las emociones no son tan fuertes.

2.

Mi mamá le tiene miedo a la muerte, pues dice que no sabe a dónde se va uno, es lo
único que hemos hablado acerca de este tema, aunque sí hablamos sobre la muerte de mis
abuelos, pues la mayoría de los seres humanos asociamos la muerte a la edad que se tenga,
es decir entre más edad tenga una persona es considera “normal” la muerte, en cambio,
cuando una persona joven o un niño fallece, es más sorpresivo este suceso, no queriendo
decir que en cualquiera de los dos casos sea más o menos fácil de asimilar dicho
acontecimiento, simplemente se normaliza un poco más cuando la persona es mayor. Este
suceso para nosotros como familia, sería muy difícil de asimilar, pues siempre hemos
compartido y la base de nuestro hogar son mis abuelos, por tal motivo existe un miedo
latente al día en que esto llegue a suceder.

Considero que la muerte es un acontecimiento doloroso, pero que debería


normalizarse, el punto en cuestión es que nunca estaremos preparados para entender que la
persona ya no estará más junto a nosotros de manera tangible, y el acostumbrar nuestro día
a día sin esta persona, es lo difícil de llevar el duelo. Acá también entran en juego las
emociones, que son parte fundamental de lo que nos define como seres humanos y lo que
nos caracteriza y diferencia entre unos y otros. Por tal motivo, cada una de las personas
reaccionamos diferente ante acontecimientos como estos. Es por esto, que en nuestra
familia solemos no abordar el tema de forma tan directa, pues es un tema demasiado
sensible para todos.

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