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Grupo: 0002
La Autoridad.
La autoridad puede hacer creer a quienes la siguen. Consiste en una capacidad de obtener
de los demás, algunos comportamientos por simple sugestión, permitiendo resolver sin
recurrir a la violencia, siendo un fenómeno social.
Autoridad Política
1. Paternalismo.
La autoridad que copia la figura del padre o del sabio, la cual se denomina, en
ésta, los individuos son considerados como unos niños. La autoridad del sabio se
logra pretendiendo que aquel que gobierna, tiene conocimientos sobre los demás
que no los tienen.
2. La Autoridad Carismática
En ella, el fundamento de la autoridad es irracional. No cuenta con cualidades
extraordinarias. Se instala un lugar ya preparado de antemano. Evoca una
superioridad ontológica, una divinidad. El pueblo vive como en un sueño.
El carisma no se transmite, está fundado sobre una emoción, no sobre una idea.
3. Autoridad de la Razón.
La autoridad debe de cumplir correctamente con su tarea. El fundamento de esta
autoridad debe de ser la razón.
La ley es la autoridad, el gobierno de la ley es el estado de derecho.
3. La servidumbre voluntario.
Es otra de las tres desviaciones, en la cual existe un interés en obedecer cuando la
autoridad es buena.
La autoridad política como la domestica, es la libertad de la que es natural. La
ideología en este caso, no es esencial: se trata de una embriaguez perezosa.
La Autoridad Artificial.
La Autoridad Oculta.
Esta es conocida como la autoridad social, la cual se mencionara más adelante, por lo
que mientras se destacan algunos puntos importantes de lo que es la autoridad.
El estado.
El estado instala una red que comprende esencialmente un ejército, una policía, una
burocracia, leyes y sanciones diversas. Es una matriz estructurada de percepciones y
actitudes que orienta incondicionalmente a cada persona y reproduce las dominaciones
iniciales.
La violencia política solo se desarrolla en las sociedades que ya conocen una tradición
de violencia privada. El estado romano prácticamente no tenía policía: no servía de nada
ganar un proceso, si no se podía obligar al sancionado a ejecutar la sentencia. En nuestro
caso solo se podía arrestar a un delincuente si existía una denuncia oficial. No podía haber
un castigo sin juicio.
1
Antaki, Ikram, El Manual del ciudadano Contemporáneo, Cap. La Autoridad, El Estado, pp. 65- 84