Avances notorios a través del tiempo han logrado generar artefactos e
instrumentos de gran talante que colaboran al progreso de la ciencia, este es el claro ejemplo de la microbiología, que evolucionó para salir del microscopio simple para pasar al microscopio compuesto, inventado por Hans y Zacarías Janssen en Middelburg, Holanda en los años de 1590, ellos descubrieron el microscopio de una manera poco convencional, pues se encontraban jugando en el taller de Hans Lippershey cuando optaron por unir dos lentes convergentes los cuales se unieron y produjeron acercamiento a el objeto observado. El microscopio compuesto consta de tres sistemas, entre los cuales se encuentra:
Luminoso: Diafragma, espejo, condensador y fuente de iluminación.
Óptico: Ocular y objetivos(secos e inmersión) Mecánico: Soporte, brazo, tubo, tornillos, pinzas, platina y el revólver. A diferencia del microscopio simple, este tiene la cualidad de que tiene más de una lente objetivo, que le permite examinar objetos transparentes o de cortes muy finos que se pueden transparentar. Otra clase de microscopios pueden analizar muestras o especímenes de acuerdo a la investigación; por ejemplo: para analizar tipos de cristales, composición de materiales, incluso para determinar células cancerígenas eso si a pequeña escala con resoluciones ópticas no tan altas, pues estas son evaluadas con ayuda de fotones, ese es un claro ejemplo de un microscopio óptico. A diferencia del anterior se encuentra uno más sofisticado inventado por Ernst Ruska y por Max Knoll en 1931, el cual funcionaba a diferencia del anterior, con electrones y no con fotones, además dicho artefacto ampliaba imágenes hasta 5000 veces más que el óptico, debido a la longitud de onda que manejan los electrones es mucho menor que la de los fotones.