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Paraíso primoroso

como en la tierra no hay dos,


pedacito azul del cielo
que en el mundo puso Dios.

Tu valioso patrimonio
flores en el cafetal,
desde tu Cerro Redondo
con su cono virginal
en la Vega, en las Viñas,
en Junquillo y Cerinal.

Un rincón maravilloso
donde juguetea el sol,
cuando se encienden las nubes
y se tiñen de arrebol.

Es tu laguna del Pino


un espejo encantador;
y en la noche los luceros
son luciérnagas de amor,
las estrellas se convierten
en libélulas de luz.

¡Barberena! ¡Barberena!
Es tu cerro de la Cruz
el rincón maravilloso
donde Dios hizo la luz.

Donde tienen tus mujeres


la dulzura de la miel
son muñecas primorosas
más fragantes que una flor
que una flor encantadora
que la aurora perfumó.

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