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Existen diversas maneras de medir el progreso físico que varían según el tipo de proyecto que

se esté desarrollando. Un ejemplo sería la medición del progreso físico de un proyecto de


vialidad.

En un proyecto de vialidad, se establece de forma gráfica la geometría del proyecto ubicando


en el eje de las abscisas el tiempo para el cuál se pronostica el desarrollo del tramo de la obra.

Lo que se desea mediante la representación gráfica y el cálculo numérico del progreso físico
planificado de un proyecto es permitir la comprensión y dominio por parte del equipo de
trabajo de la forma estratégica de satisfacer el alcance de los trabajos de un proyecto.

Una herramienta teórica utilizada por este propósito está constituida por espirales Euler, es
decir, aquellas curvas en que la curvatura es una función lineal de la longitud del arco: un
ejemplo muy común es lo proporcionado por la clotoide.

Se caracteriza por variar su curvatura desde la recta (curvatura = 0) hasta la de la


circunferencia con curvatura dada.
El tramo recto representa la Etapa inicial del proyecto que constituye: el tiempo requerido
para que el personal se adapte y reconozca lo que se requiere hacer en el proyecto, buscar y
obtener la información requerida para iniciar los trabajos, reunir los materiales necesarios en
el sitio donde se ejecutará el proyecto y familiarizarse con las especificaciones necesarias para
realizar el proyecto con éxito.

A medida que comienza el proyecto comienza a variar la pendiente del tramo recto
formándose la curva. La longitud de la espiral en cualquier tiempo (t) coincide con la longitud
de tramo vial realizado.
Las variaciones entre el progreso real y el esperado se ven reflejadas en la formación de curvas
clotoide con diferentes pendientes y radios de curvatura.

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