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«¿Cómo puedo contribuir al final del sufrimiento de la humanidad?

»
Es la pregunta más importante que te puedes plantear. La respuesta a esa pregunta comienza
con tu respuesta a la pregunta: «¿Cómo puedo poner fin a mi propio sufrimiento?»
Si puedes encontrar la manera de dejar de sufrir, sabrás cómo ayudar a otras personas a dejar
de sufrir. Hasta entonces, todos tus esfuerzos serán en vano. Aquí tienes una fórmula para
liberarte del sufrimiento que, aunque parece simplista, en realidad es muy profunda: Deja de
hacer lo que te hace sufrir y empieza a hacer lo que te va acurar. El sufrimiento sólo persiste
porque lo aceptas, incluso lo veneras.
El sufrimiento es el resultado de la negación o resistencia a tu ser natural. Cuando vives desde
tu naturaleza divina, el sufrimiento desaparece. Ya no ves el mundo como una jungla o como
un lugar donde lo que está en juego es la supervivencia. No te mereces sufrir. Nadie se lo
merece. Cuando esta verdad se instale en tu mente, llegarás al punto de inflexión de tu viaje
espiritual y las expectativas lúgubres darán paso a una visión más amplia y brillante.
Literalmente, entrarás en un mundo nuevo y vivirás, como prometió Thoreau, con «el permiso
de seres pertenecientes a un orden superior».

El mundo se convierte en un lugar de esperanza porque su único propósito es ser un lugar


donde la esperanza de ser feliz pueda ser colmada. Y nadie está excluido de esta esperanza.

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