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Historia Precolombina de Colombia

Hasta hace poco se suponía que en la Etapa Formativa Cultural


americana las expresiones más precoces de cultura debieron darse en
territorios de Mesoamérica, hasta producir las civilizaciones maya,
olmeca, tolteca, zapoteca y teothiuacana, a las cuales sobrevinieron los
Aztecas. O quizás en el Perú, donde se generaron las igualmente
conocidas de Chavin, Paracas, Mochica, Nazca y Huari- Tiahuanacu, que
derivaron en los Incas. Ambos procesos, entre quinientos años A.C. y el
primer milenio de la era cristiana.
EPOCA PRECOLOMBINA
Hoy se sabe que la primera agricultura intensiva vinculada a
asentamientos estables tuvo su verdadero origen en la selva amazónica,
y de allí partió por el año 4.000 a.C. hacia la costas. En Ecuador se han
hallado rastros de más de 3.000 años dejados por aldeas mayores a dos
mil habitantes, que ya entonces se dedicaban a cultivar yuca y maíz,
muchísimo antes que en Méjico o en el altiplano andino.
En la Costa Atlántica colombiana ( Monsú y Puerto Hormiga) también hay
indicio s equivalentes de comunidades dedicadas a la recolección de
moluscos en el cuarto milenio a.C. Los yacimientos de Puerto Hormiga
abundan en objetos de piedra, fogones, depósitos de conchas, huesos y
muestras cerámicas análogas a las de Valdivia, Ecuador, las últimas de
las cuales se atribuyeron en un comienzo a origen japonés, pero que
luego una y otra se han relacionado con hallazgos cerámicos vecinos
más remotos.

La investigación se extiende por secuencia bien


documentada ( Canapote, Barlovento), primero en la Costa caribe,
después en la vertiente del Magdalena ( Malambo, 1.120 a. C.),
perteneciente esta última a una comunidad sedentaria más desarrollada,
donde se da comienzo de la remonta de los ríos hacia el interior. Mucho
más tarde, Momil y otros yacimientos presentan orfebrería y algunos
rasgos comunes con cerámica mesoamericana, que originalmente
parecen haber partido de aquí hacia allá y no al revés. Esa semejanza
vuelve a aparecer en las primitivas culturas del Pacífico (Tumaco, Río
Mira), adonde sí pueden haber llegado migraciones de origen maya en el
último milenio.
Pero si habláramos de presencia humana en el territorio anteriores al
horizonte formativo cultural, las más antiguas muestras del Paleo-indio
en Colombia proceden de El Abra, muy cerca a Bogotá, y corresponden
a 10.450 años a.C. Se encuentran en abrigos rocosos formados por un
lago que ocupó la Sabana hace 30.000 años. Otros yacimientos ( Tibitó,
Tequendama, entre 6.000 y 11.700 años) contienen muestras de la
megafauna del pleistoceno - caballo americano, mastodontes - y
entierros humanos.

En Suramérica hay algunos rastros más antiguos que El


Abra, y más antiguos todavía se registran en América del Norte,
comoquiera que el primitivo poblamiento proviene de allí y se extiende al
menos a 35.000 años, cuando se abrió el paso de Asia a América por la
zona de Beringia, a través de los puentes secos dejados por el mar en
los períodos interglaciares.
Regresando a la memoria cultural precolombina, las primeras formas de
sociedad tribal asentadas en la costa y en los ríos dieron un vuelco con el
aparecimiento de los "cacicazgos" y las estructuras jerarquizadas de
poder, hacia el último milenio a.C.. Entonces viene una etapa
colonizadora de las vertientes montañosas; la adopción generalizada del
maíz; la ocupación extendida del territorio; los asentamientos con algún
nivel de infraestructura; el descubrimiento y práctica de tecnologías de
producción, de urbanismo y de comunicación; el comercio de trueque y
algunas formas de conocimiento científico-matemático- astronómico.
De este proceso sobresalen los Panzenúes, grupos tribales de las zonas
inundables en los deltas de los ríos Sinú y San Jorge, los cuales
dominaban técnicas de drenaje y cultivos estaciónales hace ya dos mil
años. Y otras dos culturas aún más refinadas, desaparecidas ya para los
tiempos históricos: San Agustín y Tierradentro.
En el plano político se empiezan a dar simultáneamente las
"federaciones de aldeas", con lo cual se acaban por diferenciar hacia el
primer milenio de nuestra era - y así se mantenían por el tiempo de la
llegada de los españoles -, dos grandes culturas en proceso de
formación de "estados": la Muisca, en el altiplano cundi-boyacense; y la
Tayrona, en la Sierra Nevada de Santa Marta. En el espectro general, el
medio aborigen fue desarrollando seis grandes familias lingüísticas:
1. Chibcha, en el centro, Urabá y Sierra Nevada
2. Caribe, en las costas y las vertientes fluviales
3. Arawak, en la vertiente amazónica y la Guajira
4. Maya, hacia el sur del litoral Pacífico
5. Quechua-aymara, en el sur occidente (Nariño-Cauca), y
6. Tupí-guaraní, en ciertas riberas orientales

Al comienzo de la Conquista, aparte de los


muiscas y los tayronas ya mencionados, había por lo menos una docena
de otros grupos, el mayor de los cuales fueron los "caribes", situados al
norte y en las vertientes de los ríos. En su inmensa mayoría fueron
aniquilados en el proceso. Se les atribuyen estadios de civilización
mucho más atrasados que muiscas y tayronas, lo cual es tal vez válido
respecto a su desarrollo político-social, pero no tanto en cuanto a su arte:
quimbayas, sinúes, calimas, tolimas y otros grupos, dejaron cerámica y
orfebrería insuperables.
Contribuyó a su exterminio el espíritu guerrero, su poca vocación de
servidumbre, la menor nucleación y escasa organización política para
negociar, el nomadismo en algunos casos y la hostilidad ancestral entre
unos grupos y otros, bien aprovechada por el conquistador.
A ello se sumaba la mayor desprotección de ciertas etnias frente a las
enfermedades introducidas por los europeos; y la escasa aplicación de
las Leyes de Indias (que fueron muy afirmativas en la defensa de las
comunidades indígenas), allí donde no había una vigilancia muy directa
de las autoridades coloniales. El caso extremo es el de los caribes, que
fueron desde siempre acusados de canibalismo (y de allí su nombre),
buen pretexto para cazarlos y esclavizarlos sin escrúpulos teológicos ni
objeciones civiles.
En otro contexto empezaba a consolidarse también una incipiente cultura
tributaria del Incario al extremo sur del país. El expansionismo de los
Incas hacia el norte del Perú, iniciado por Pachacútec, había dominado
Ecuador y el sur de Colombia casi al tiempo con la venida de Colón. Algo
más tarde, al dividirse el Imperio por el enfrentamiento de Huáscar - con
sede en el Cuzco- , contra Atahualpa - instalado en las tierras recién
conquistadas -, Pizarro atizó astutamente las rencillas entre los dos Incas
hermanos y pescó en el río revuelto de una guerra civil, que involucró la
parte sur de Colombia.

Etapas Arqueológicas Precolombinas de


Colombia
 PALEOINDIO
 ARCAICO
 FORMATIVO
Los pueblos indígenas son en su origen anteriores a la conformación del
Estado Nacional. La antigüedad de la ocupación americana de los
pueblos originarios es todavía tema de estudio e investigación, sin
embargo se ha aceptado para América un poblamiento cuyas
evidencias arqueológicas se remontan a 30.000 años antes de la era
presente.
Los pueblos originarios llegaron al territorio americano del norte y del sur
del continente, de migraciones oceánicas promovidas por los cambios
climáticos de la ultima glaciación. Muchos de ellos se mezclaron con
otros pueblos o desaparecieron dejando huellas que hoy se conservan
como un patrimonio arqueológico de los pueblos indígenas y de la
Nación.
En el territorio de los que hoy es Colombia estos primeros habitantes
desarrollaron hacia los 14.000-12.000 AC sistemas de vida móvil
basados en la caza y la recolección, sistemas que miles de años
después ante la extinción de la megafauna, se transformarían a la
explotación de medio ambientes costeros, a la adopción de la agricultura
y de la residencia sedentaria. A finales del último milenio AC la vida de
los antiguos pobladores contaba con un marcado desarrollo cerámico y
agrícola orientado hacia los cultivos de maíz y yuca, mostrando nuevas
tendencias de poblamiento  (hacia las laderas de las cordilleras), sí como
profundas transformaciones en su sistema económico, político y social.
Hacia los primeros siglos de la era
cristiana, Colombia se convirtió en escenario de la interacción de
numerosas sociedades cacicales con un marcado acento regional.
Algunas de estas sociedades de las que perduran piezas de alfarería,
orfebrería, recintos ceremoniales y obra hidráulicas, entre otros
elementos de la cultura material, alcanzaron una avanzada organización
política y social como lo muestra el caso de los grupos Tairona y Muisca.
Simultáneamente, cientos de cacicazgos autónomos se distribuían por la
amplia geografía de la Costa Atlántica, Los Andes y valles interandinos,
mientras en las tierras bajas de la Orinoquia, la Amazonia y el Pacífico
vivían comunidades de horticultores, cazadores y pescadores con
patrones de vida y de subsistencia diferentes.
La arqueología ha clasificado el pasado aborigen en tres períodos, y en
algunos casos, y para algunas regiones de América en seis. Esta
categorización, que tiene las limitaciones propias de toda explicación
evolucionista muestra de todas maneras la complejidad e importancia de
estas ocupaciones humanas que antecedieron a la de los pueblos
amerindios de la actualidad y que de alguna manera modelaron los
paisajes de la Colombia de hoy, y cuyo legado histórico, cultural y
económico, no se puede ignorar.
El Paleoindio: 40.000 a 7.000 años a.p.
Época en la cual los antiguos habitantes
del continente llevaban una vida nómada, cazaban, inclusive grandes
mamíferos de las zonas frías, utilizando puntas de proyectil labradas en
piedra y recolectaban frutos silvestres.
En Colombia hay evidencias arqueológicas que datan de los 14.000 y
16.000 años a.p. El Paleoíndio apenas comienza a conocerse. Correal y
Van der Hammen en 1967 en El Abra, Zipaquirá, Cundinamarca,
encontraron un yacimiento de herramientas y objetos del Paleoindio de
aproximadamente 12.460 años. En 1970 hallaron en Soacha, en la
Hacienda Tequendama restos humanos de más de 10.000 años.
Arriba
El Arcaico: 7000 a 2000 años -a.p.

Suceden importantes cambios en el clima; el


nomadismo tiene períodos estacionales y las gentes se establecen en las
costas y valles a orillas de los ríos. Se hace más intensa la recolección
de frutos silvestres y de moluscos. Se amplia la división social por sexo y
edad para el cumplimiento de actividades especializadas relacionadas
con la caza, la pesca y la recolección. Los antiguos habitantes, de este
período dejaron evidencia de su modo de vivir en los llamados
conchales, cúmulos de restos de conchas entre los que se hallan restos
de herramientas de hueso y piedra. En Colombia el conchal más antiguo
encontrado hasta el momento es el de Puerto Hormiga, a orillas del
Canal del Dique, en el Departamento de Bolívar que data del año 3000
a.p. y que presenta fragmentos cerámicos, uno de los más antiguos de
América.
En las zonas bajas de selva tropical grupos pequeños y autónomos de
cazadores, recolectores y agricultores nómades, hace mas de mil años
ocuparon las riberas de numerosos ríos de la Amazonia, la Orinoquia y la
Región del Pacífico. Para autores como Lathrap (1970) el poblamiento
amazónico fue el resultado de una expansión originada desde la costa en
la desembocadura y llanura aluvial del río Amazonas 3000 años antes de
la era presente.
Arriba
El Formativo
Es un período muy complejo que abarca desde el año 2000 a.p. hasta el
siglo XVI de la era presente. En este período hay un desarrollo de la
agricultura, la metalurgia y la cerámica.

En el Formativo Inferior aparece la cerámica


utilitaria; se da una organización social más compleja, posiblemente de
tipo clanil, y se presentan algunas comunidades relativamente estables
de horticultores. En Colombia el Formativo Inferior tuvo un desarrollo
particular en la Costa Atlántica -Malambo, 1120 a.p, Momil -. En esta
época se domestica y cultiva la yuca y se desarrolla la cacería. En Momil,
en sus fase II, hace 1500 años aparece el cultivo del maíz.
En el Formativo Medio existen ya grupos sedentarios dedicados a la
agricultura -maíz, yuca-; se ocupan las tierras altas; aparecen los
primeros cacicazgos, organización compleja que agrupa clanes
diferentes con una relativa organización económica. Surge la metalurgia
del oro y el cobre. La cerámica se enriquece con motivos decorativos,
aparece la estatuaria y se hacen tejidos de algodón. Los principales
cacicazgos correspondientes a este período en Colombia corresponden a
las culturas Tairona, Sinú, Quimbaya, Pijao, Muisca, Calima, Páez, Pasto
y Quillacinga, Tumaco y el complejo San Agustín, cultura esta última que
construyó terrazas, montículos y centros funerarios monumentales con
estatuas y templetes que podemos apreciar hoy en día.
En el Formativo Superior se presentan confederaciones de tribus, hay
una compleja estratificación social y una mayor división social del trabajo.
Se desarrollan técnicas avanzadas de cultivo con la construcción de
terrazas y sistemas de riego. Hay un gran desarrollo de la cerámica
decorativa, los tejidos y la orfebrería. Se destacan en este período la
cultura Tairona de la Sierra Nevada y la Muisca; esta última, ocupó el
altiplano de Cundinamarca y Boyacá. En el río San Jorge todavía puede
verse hoy la compleja red de canales y terrazas dejadas por los Zenú
que muestran el conocimiento de avanzadas técnicas hidráulicas y
agrícolas.

Culturas Precolombinas en Colombia


"Lo que los indígenas colombianos nos pueden enseñar no son grandes
obras de arte arquitectónico, escultural o poético, sino son sus sistemas
filosóficos, conceptos que tratan de la relación entre el hombre y la
naturaleza, conceptos sobre la necesidad de la convivencia sosegada, la
conducta discreta, la opción por el equilibrio."
Gerardo Reichel-Dolmatoff. Antropólogo y arqueólogo colombiano,
1912-1994.
En el territorio que hoy conforma la República de Colombia habitaron un
amplio número de culturas precolombinas, la mayoría de ellas con un
elevado desarrollo socio-cultural y una buena adaptación a su entorno.
Sin embargo, a pesar de su adelanto, la gran mayoría de ellas
desapareció, dejándonos solo muestras arqueológicas de su grandeza.
En está sección se exploran los aspectos más destacados de
las principales culturas indígenas precolombinas en Colombia, haciendo
una descripción de los aspectos de cada cultura. Para acceder a la
información selecciona la cultura que desees conocer en el listado.
Culturas Precolombinas de Colombia

 Culturas Precolombinas en Colombia

 Calima

 Malagana

 Muisca

 Quimbaya

 San Agustin

 Tairona

 Tierradentro
 Tumaco
En Colombia como en casi todo el territorio de America, la aparición de la
agricultura produjo una transformación socioeconómica en los grupos
indígenas, propiciando en muchas comunidades un cambio fundamental:
se pasó de una sociedad tribal igualitaria, a pequeños Reinos, en los
cuales comenzó a aparecer cierta diferenciación social, sin existir aún la
propiedad privada. Este nuevo tipo de organización se conoce
como Cacicazgo y en la mayoría de las regiones colombianas se
prolongó hasta la llegada de los europeos.
Dentro de este marco se dio el surgimiento de algunas comunidades
indígenas sobre otras. A esas comunidades se les conoce como
las Culturas Indígenas Precolombinas, que en Colombia fueron
conformadas por varios grupos importantes, como la Cultura de Nariño,
Cultura de Tierradentro, y los Pijaos.
Debido al escaso desarrollo de las fuerzas productivas (técnicas de
trabajo y herramientas) casi toda la población de estos grupos tuvo que
dedicarse a la agricultura para producir su alimento y poder subsistir.
Sin embargo estas culturas se destacaron por otros logros, ya que
además de agricultor el individuo perteneciente a estos grupos era
ceramista, tejedor, orfebre; es así que son algunas de sus obras el
legado que nos dejaron y describen su estilo de vida.
Los hallazgos arqueológicos en Colombia confirman que los grupos
indígenas de esta zona fueron los mejores orfebres de la América
precolombina , tanto en la técnica como en la calidad artística.

Conquista de Colombia – Conquista del


territorio
Con la llegada de los exploradores españoles al área alrededor del
año 1500 entra en la región un nuevo factor poblacional que alteró
completamente el anterior panorama que se había venido desarrollando
entre los pueblos indígenas. Cuando llegaron los europeos encontraron
un pueblo disperso. La diversidad de lenguas, costumbres, religiones y la
posición geográfica se convirtieron en desventaja para que los nativos
enfrentaran a los invasores.
En la conquista el Rey de España dio a cada conquistador el derecho
de fundar poblaciones y gobernar su territorio bajo la misión de convertir
al cristianismo a los indígenas y dar un tributo a la corona.
A medida que los españoles fueron avanzando construyeron varios
asentamientos y dispusieron una nueva ordenación del territorio según
correspondiera a los intereses de cada grupo conquistador, que
respondían a los recursos que en estos se encontraran, proceso en el
cual generalmente no fueron tenidas en cuenta la opinión de las naciones
que allí habitaban.

Estos establecimientos en los siguientes


tres siglos continuaron con un proceso de expansión guerrera y
colonizadora, introduciendo además, una numerosa población negra
africana como mano de obra esclava, avanzando sobre las poblaciones
indígenas y de palanqueros que se vieron sometidos a periódicos
desplazamientos. De esta manera se desarrollaron y consolidaron las
provincias que conformaron la Nueva Granada, al principio como Real
Audiencia y desde 1717 como virreinato, incluyendo varias provincias
que habían pertenecido hasta ese momento a la jurisdicción del virreinato
de Perú.
La invasión - Conquista de Colombia
Las primeras expediciones en el territorio se llevaron a cabo en el litoral
Atlántico en 1499, aunque el proceso de colonización se inició en 1509
cuando se fundaron las primeras poblaciones en la región de Urabá y el
Darién. Estos primeros asentamientos no prosperaron, siendo Santa
Marta, fundada en 1525 por Rodrigo de Bastidas, la más antigua ciudad
española que sobrevive en la actualidad en el continente americano.

Tras la exploración de la costa caribe, comenzó la


exploración del interior, encomendada por España al Gobernador de
Santa marta Fernández de Lugo, en busca de una ruta más corta a las
riquezas del Perú, esta expedición la comandó el Capitán Gonzalo
Jiménez de Quesada, quien se adentró remontando el Río Magdalena, y
cuyo plan inicial era llegar hasta su nacimiento. Cuando la expedición
estaba a punto de fracasar, se desvía al oír de una nación (la Muisca)
con grandes riquezas, donde conocen sobre la Leyenda de El Dorado,
fundando a Santa fe de Bogotá el 6 de agosto de 1538.
Para consolidar la ciudad se señalaron la plaza mayor, las calles y las
carreteras, el lugar donde edificar una iglesia, el Cabildo y otros edificios
públicos. Alrededor de la plaza se construyeron doce chozas pajizas para
el alojamiento de las tropas y una iglesia en donde realizó la primera
misa el dominico fray Domingo de las Casas, protector de los indígenas.
Quesada de regreso a Santa Marta, se ve obligado a devolverse al
enterarse de dos expediciones que se dirigen a su recién fundada (1538)
Santa Fe de Bogotá, estas son las de Sebastián de Belalcázar que parte
de Quito y la de los exploradores alemanes dirigidos por Nicolás de
Federmán proveniente de Coro (Venezuela), estos arriban en 1539. Para
evitar una guerra civil viajan los tres comandantes a España, el rey-
emperador, nombra a Quesada Adelantado, a Federmán lo remite a los
Welser y a Belarcázar lo nombra gobernador de Popayán, sus hombres
fundan Pasto y Neiva, y su segundo Jorge Robledo continua la
exploración y conquista del occidente, fundando Cartago y Santafé de
Antioquia, independientemente años atrás Pedro de Heredia completa la
conquista de la costa al fundar Cartagena de Indias (1533).
El actual territorio de Colombia, como parte de Las Indias no fue
considerada como colonia por la administración española, sino como
reino (o parte de reinos), gobernado(s) directamente por el monarca, ya
que la Corona era la dueña sobre las tierras y mares que se descubrieren
y conquistaren, de acuerdo a las Capitulaciones.Por Real Cédula de
1500 se prohibió esclavizar a los indigenas.

Luego las Leyes de Burgos 1512


establecen la Encomienda, para incorporar a los nativos a la civilización
europea y evitar la extinción de la población, pero los encomenderos no
acatan y desobedecen los mandatos reales, por ello los funcionarios
reales solicitan su abolición. Luego se estableció la Mita, que obliga al
natural a trabajar tanto al gobernador como al funcionario, ello conduce a
una alta mortalidad indígena en el siglo XVI, y la necesidad de la
colonización.
Con el riesgo de que las tierras quedasen deshabitadas, la corona vendió
propiedades a los gobernantes, conquistadores y a sus descendientes,
creándose las grandes haciendas y la posesión de minas, se introducen
esclavos negros como mano de obra, igualmente para proteger a la
diezmada población indígena se creo el Resguardo, el repoblamiento se
consigue al permitir la colonización por campesinos y sus familias que
proceden de España. Siendo lo anterior, las bases que inician el período
colonial.
La Nueva Granada estuvo gobernada por la Real Audiencia de Santa Fe
de Bogotá, pero las decisiones importantes para la Colonia se tomaban
desde España por El Consejo de Indias. Luego se crea el Virreinato de
Santa Fe 1717, para gobernarlo se organizan dos audiencias una en
Quito y otra en Bogotá. El visitador Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres
reorganiza las rentas y haciendas publicas, lo que origina levantamientos
populares como la Revolución de los Comuneros 1781. Posteriormente el
neogranadino Antonio Nariño divulga "Los derechos del Hombre y del
Ciudadano". Por último el virrey, Amar y Borbón, tuvo que enfrentar la
inconformidad de los criollos y los intentos de estos de formar una Junta
de Gobierno.

Independencia de Colombia
El conflicto que condujo a la independencia de España se desarrolló en
Colombia entre 1810 y 1819. Cuando Napoleón invade España, el
repudio popular - allá y aquí - al Pacto de Bayona (l.808), por el cual se
protocolizó la abdicación de Carlos IV, hace la coyuntura favorable al
ánimo independentista.
Había de antaño malestares de diverso tipo: la exclusión de los criollos
de toda participación en el gobierno; el peso excesivo de los impuestos;
el monopolio del comercio que desazonaba a ingleses, holandeses y
franceses, y que generaba además factores estructurales de recesión;
así como el absolutismo, que campeaba a contracorriente de las nuevas
ideas liberales, fueron factores que impulsaron la independencia de
Colombia.
Independencia de Colombia
En Julio de 1.810 se produjo en Santa Fe un
alzamiento detonado por motivos más bien triviales, cuando los
hermanos criollos Francisco de Paula y Antonio Morales Galavís fueron a
la casa del español José González Llorente a que les prestara un florero
para adornar una mesa en que se serviría un banquete a don Antonio
Villavicencio, comisario del rey que llegaba a Santa fe de Bogotá.
El español insultó a los criollos, el pueblo se enfureció y estos le dieron
una paliza, y se organizó una Junta Suprema de Gobierno del Nuevo
Reino de Granada, dirigida por los Criollos, que llevó a declarar Cabildo
Abierto, a deponer al Virrey y a suscribir un Acta de Independencia,
replicada en otras capitales y en las provincias.
En muchas ciudades empezaron a aparecer juntas que no buscaban
independencia sino autonomía con respecto a España. Sin embargo, los
criollos terminaron por cambiar de opinión. La proclamación de
independencia formal se inició en Venezuela el 5 de julio de 1811,
mientras que en la Nueva Granada, debido a la división interna que
sufría, se fue realizando de manera gradual, siendo Cartagena la primera
provincia en proclamar la independencia el 11 de noviembre de 1811.
El 16 de julio de 1813 siguió su ejemplo Cundinamarca y posteriormente
Antioquia, Neiva y Tunja. Las independencias de estas provincias dieron
inicio al primer periodo de vida independiente de la Nueva Granada,
llamado Primera República, pero también conocido como Patria Boba. El
origen de este nombre se debe a las dificultades que enfrentaron los
criollos para lograr el gobierno del territorio y que desembocaron en una
guerra civil.
Esta primera guerra civil, con la que surgió la nación, tuvo un elemento
político de trasfondo: el enfrentamiento entre quienes, como Antonio
Nariño, pugnaban por un gobierno centralista y los que defendían el
federalismo, como Camilo Torres. Mientras en la América hispana se
luchaba por la independencia, en Europa, después de la derrota definitiva
de Napoleón Bonaparte en 1814, hace que Fernando VII sea repuesto en
el trono español.
El monarca no se aviene a forma alguna de
negociación con las antiguas colonias y se inicia la Reconquista , para
eso encomendó a Pablo Morillo, quien al mando de un ejército de más de
10.000 soldados emprendió su campaña militar por Venezuela en 1815.
La rápida victoria que logró en Cartagena le permitió iniciar el
sometimiento del interior de la Nueva Granada.
La reconquista se facilitó en muchas regiones porque los pobladores
estaban agotados por la guerra civil. En poco tiempo, los españoles
volvieron a dominar el territorio granadino, con excepción de los Llanos
Orientales, donde empezó el desarrollo de la tercera etapa del proceso
de independencia. Tras la reconquista, vienen la cárcel o el fusilamiento
de los líderes granadinos y el exilio de Bolívar en Jamaica.
Mientras Santander reorganiza en los llanos de Casanare un nuevo
ejército y Páez combate en el Apure, Bolívar obtiene ayuda del régimen
independiente de Haití para embarcarse de regreso, pero fracasa.
Luego con el apoyo de algunos soldados franceses y de Inglaterra,
nación que aportó armas, dinero, municiones y un ejército de cinco mil
hombres conocido como la Legión Británica, reinicia la guerra en el
Orinoco en l.817, unificando alrededor de Bolívar el mando. Deja a Páez
en Venezuela y en compañía de Santander emprende la etapa final de la
independencia,  combatiendo a los españoles en la batalla definitiva del
Pantano de Vargas, de la que José María Barreiro, jefe de las tropas
españolas, salió debilitado. La victoria criolla fue posible gracias a la
decidida participación del comandante Juan José Rondón, quien al
mando de 14 lanceros atacó en el preciso momento en que los realistas
estaban a punto de ganar la contienda.
La victoria en la Batalla de Boyacá, el 7 de
agosto de 1819 selló la derrota definitiva del ejercito español. Días
después, el ejército patriota entró en Bogotá, mientras que las tropas
españolas buscaban huir a Cartagena o al sur del país. Esta batalla abrió
paso para que se llevaran a cabo las campañas libertadoras de
Venezuela, Quito, Perú y alto Perú.
En Diciembre de ese mismo año se crea en Angostura La Gran
Colombia, formada por lo que habrían de ser luego Colombia (que
comprendía entonces a Panamá), Venezuela y Ecuador, parcialmente
aún bajo el dominio español. El nuevo país, con capital en Santa fe de
Bogotá, quedó al cuidado del Vicepresidente Santander, mientras Bolívar
proseguía la guerra.
En España, entre tanto, el reinado de Fernando VII hace crisis: el
amotinamiento de Riego impedirá el zarpe de nuevas fuerzas de apoyo a
la Reconquista, acelerándose así la liberación de los territorios que
permanecían bajo control de la Corona. Morillo regresa a España en
l.821, dejando un ejército maltrecho. San Martín, desde el Mar del Plata,
ascendía victorioso hacia el Perú, donde Bolívar consigue la expulsión
definitiva de los españoles en l.824. Sucre (venezolano) y Córdoba
(granadino), fueron los héroes principales de la última fase de la
contienda, en cuya provisión material Colombia asumió los suministros y
la mayor parte de la deuda contraída con los ingleses.
El sueño bolivariano de mantener unidas las ex-colonias hispánicas tuvo
un intento fallido en el Congreso Anfictiónico de Panamá (l.826). Ni
siquiera la unidad de las tres naciones socias iniciales de la Gran
Colombia prosperó: primero el caudillismo de Páez en Venezuela, y
luego el de Flores, en Ecuador, la liquidan. Bolívar muere en Santa Marta
en l.830, repudiado por sus compatriotas venezolanos y combatido en
Colombia por una generación de jóvenes civilistas, contrarios a la
dictadura.
Periodo de la Patria Boba en Colombia
La rivalidad entre las provincias motivada por las ambiciones regionales 
y la avaricia, dan origen al período de la Patria Boba. Cartagena fue la
primera provincia en controvertir la decisión de escoger a Santa Fé de
Bogotá y no a ellos como la capital, pues Cartagena tenía los mismos
títulos o inclusive más; todo esto era discutido por Santa Fé que desde
1550 había sido capital, y así lo había aceptado la Real Audiencia.
Periodo de la Patria Boba en Colombia
Los cartageneros buscando sabotear la reunión de los diputados, invitan
a las demás provincias a que no envíen representantes, argumentando
que también Medellín podría ser la capital, en ese momento era muy
pequeña, apenas se estaba formando; también propusieron a Mompox.
El Congreso General del Reino se reúne el 22 diciembre de 1810, 
concurren a ese primer congreso nacional las provincias de Santa Fé,
Mariquita, Neiva, Pamplona, Socorro y Novita (Chocó), quedando por
fuera provincias tan importantes como Cauca, Antioquia, y Cartagena. Se
reúne en esas circunstancias adversas, abocado al fracaso desde el
comienzo; en primer lugar, por la ausencia de otras provincias, después
por la división interna en los mismos estados; Camilo Torres plantea una
constitución federal, y los diputados de Santa Fé principalmente, se
oponen.
Además, surge una rivalidad entre el Congreso y la Junta Suprema, los
diputados del Congreso pretendían que éste apenas se instalara,
asumiera el gobierno; los miembros de la Junta no estaban de acuerdo,
pues para ellos la máxima autoridad seguía en la Junta. Por estas
razones, no va a funcionar el primer congreso nacional, cuyo objetivo era
crear la Constitución.
En otras partes también sucedió lo mismo, se planteaban de entrada las
corrientes federalistas y unitarias; igual pasó en Argentina, Venezuela y
Quito. En Venezuela contra la oposición del joven Simón Bolívar, se
aprueba el federalismo, esto va a hacer fracasar la primera república de
Venezuela, lo mismo que pasó acá, pero con el nombre peyorativo de
Patria Boba, cuando en realidad debió llamarse fracaso de la primera
república.
Fue llamada Patria Boba por la pérdida de tiempo, y en realidad no fue
tan boba, se estaban dando los primeros pasos y fue un gran esfuerzo el
que se hizo, para llegar hasta la conformación de la República. En vista
de que el Congreso fracasa, regresa a Santa Fé, don Antonio Nariño;
llegó por Cartagena, critica la actitud de los cartageneros de sabotear la
reunión del consejo, y empieza a escribir sobre la defensa del estado
unitario.

Por influencia de Nariño se va a empezar a


hablar de Cundinamarca , y no de la provincia de Santa Fe; se propone
crear una constitución para la provincia de Cundinamarca, ya que no se
pudo crear para todo el territorio. Se convoca la reunión de un Colegio
Constituyente de la provincia de Cundinamarca, cuyos diputados fueron
elegidos por los padres de familia de cada parroquia el 19 de febrero de
1811. Se reúnen en el 27 de febrero y expiden la Constitución de
Cundinamarca de 1811, primera constitución escrita que hubo en el
territorio colombiano, de carácter provincial. Esta Constitución es muy
importante por varias razones:
a. Por el hecho de ser la primera constitución escrita.
b. Serviría de modelo en gran medida a las demás que se iban a expedir
por las provincias, posteriormente.
c. Fue la única constitución monárquica que hemos tenido.
d. El artículo 1º. Del título III, decía:
“La provincia de Cundinamarca se rige en monarquía constitucional, para
que el rey la gobierne según las leyes, moderando su autoridad por la
representación nacional que en esta constitución se expresa y se
determina. El ejercicio del poder ejecutivo de estas provincias
corresponde al rey, cuando se halle dentro de su territorio, y no este
impedido”.
El gobierno se le confía a la Representación nacional, concretamente a
su presidente, secundado por dos consejeros; se designó presidente de
Cundinamarca a don Jorge Tadeo Lozano, en calidad de viceregente. La
representación nacional estaría compuesta por una Cámara de diputados
o de representantes, de 19 miembros elegidos por colegios electorales, y
un Senado de 5 miembros encargados de la defensa de la constitución.
Se consagra el derecho al voto a los ciudadanos mayores de 25 años,
padres o cabezas de familia que vivan de su renta u ocupación, sin
depender de otros. Inspirados en la legislación francesa se establece una
declaración de deberes, donde se decía que no era buen ciudadano el
que no era buen hijo, buen padre, buen hermano, buen amigo y buen
esposo.
Don Antonio Nariño había regresado de su largo padecer en las prisiones
y asume el liderazgo de la oposición al federalismo; funda el periódico La
Bagatela, desde donde combate la idea federal y critica la debilidad del
gobierno recientemente instalado, del presidente Lozano; su escrito
sobre la inminencia de una reacción realista, provoca una manifestación
popular; renuncia Lozano, y él es nombrado en su reemplazo. Antonio
Nariño consideraba con toda razón que el gobierno que presidía en
calidad de viceregente don Jorge Tadeo Lozano, era un gobierno débil;
no era una persona para el gobierno, era más bien de estudio, científico,
pero sin dotes de mando.

Mientras tanto, en Santa Fé de Bogotá seguía


reunido el Congreso de las provincias, en el mes de noviembre de
1811 se aprueba el Acta de Confederación de las Provincias Unidas de la
Nueva Granada , considerada la primera Constitución Nacional. Fue esta
acta, un pacto de confederación redactado fundamentalmente por Camilo
Torres, calcado prácticamente del Acta de Confederación que se había
aprobado en Estados Unidos en 1777, a raíz de la independencia, por el
cual las trece colonias se unen, y se confederan como estados
soberanos.
Lo que se buscaba mediante esta Acta de Confederación, es que las
provincias de la Nueva Granada se unieran, manteniendo cada una su
independencia y su soberanía respecto de las demás; típica
confederación; con el fin de presentar un solo frente ante el mundo
exterior, en este caso España, por una posible reconquista española.
Consagraba otros temas que serían de potestad del Congreso, la
defensa común, las relaciones internacionales, la fijación de una
moneda, hacer la paz y la guerra; pero en los asuntos reservados a las
provincias, señalaba que podían darse su propio gobierno como a bien lo
tuvieran, bajo condición de que el gobierno fuera popular, representativo,
alternativo, responsable y tener su propia constitución.
Lo más importante del Acta de Confederación de las provincias unidas
de la Nueva Granada, fue que desconoció tajantemente las autoridades
españolas. Esa acta fue firmada en Santa Fe de Bogotá en noviembre de
1811, únicamente por las provincias de Cartagena, Antioquia, Neiva,
Pamplona, y Tunja; no la quisieron aprobar los diputados de
Cundinamarca y Chocó, que eran don Ignacio de Herrera y Manuel
Bernardo Álvarez.
Independencia de Cartagena
Por la misma época en Cartagena de Indias se proclama la
independencia absoluta de España, el 11 de noviembre de 1811. En el
acta suscrita en el palacio del Cabildo, se manifiesta los motivos
poderosos que llevan a esta solemne declaración, y justifica la resolución
tan necesaria que va a separarnos para siempre de la monarquía
española. Se instala la Junta de Gobierno y se extingue el Tribunal de la
Inquisición. Esta independencia fue muy importante, ya que sería la
primera provincia que aisladamente se independiza de la corona
española.

LA REPÚBLICA DE COLOMBIA
Desde la cración de la República, la vida del país en el siglo XIX
transcurre en una sucesión de enfrentamientos entre bolivarianos y
santanderistas; artesanos y librecambistas; conservadores y liberales;
federalistas y centralistas; terratenientes, esclavos y aparceros; clericales
y radicales, que dan lugar a un rosario de conflictos civiles. Entre ellos:
revolución de Obando y guerra "de los Supremos" (l.839-41); revolución
de Melo en el 54; levantamiento de Mosquera en 59-61; guerra contra
Ecuador; guerra del 76; guerra del 84.
Transcurrir de la República en el Siglo XIX
Hubo entre un choque y otro varias Constituciones y cambios de nombre
y de rumbo de la República, entre los cuales destacan los ensayos
federales, cuya expresión máxima se alcanza en la Constitución de
Rionegro (Estados Unidos de Colombia, l.863), a partir de la cual nueve
Estados Soberanos viven con alto grado de autonomía, unos pocos para
su progreso y la mayoría, para perpetuar privilegios de las oligarquías
regionales. En l.851 el Congreso decretó la abolición definitiva de la
esclavitud.
En l.861, Mosquera, quien fuera tres veces
Presidente y quien ordenó también la segunda expulsión de los jesuitas ,
impone la "desamortización de bienes de manos muertas", mediante la
cual pasaron a manos laicas los latifundios propios o administrados por la
Iglesia, una tercera parte del suelo útil del país. Otro tanto se venía
haciendo con los resguardos y los ejidos, con lo cual se obtuvo una
reacción de la economía agraria, a costa de dejar a los indígenas y las
formas comunitarias tradicionales de producción, en desventaja.
El desorden institucional, la quiebra de la Hacienda Pública, las
rivalidades entre caudillos, encontraron al fin un dique en la Constitución
de l.886, que canceló el federalismo definitivamente y fortaleció el poder
central. Núñez fue su gestor, al encabezar el movimiento de la
"Regeneración". Pero las garantías democráticas quedaron suspendidas
y la persecución contra los radicales llevó a una última contienda
finisecular denominada de "Guerra de los Mil Días", en mitad de la cual
se inicia el siglo XX. Con ésta, la peor de las guerras "declaradas", se
consolida el bipartidismo liberal-conservador.
Apenas empezaba la reconstrucción cuando Colombia sufre el más
profundo trauma de su historia: la separación de Panamá (l.903),
instigada por los intereses de los Estados Unidos en el Canal.
Los siguientes treinta años marcan un lento proceso de integración
territorial y de delimitación fronteriza. Al culminar la "hegemonía"
conservadora, habrá un incidente de guerra contra el Perú en l.932,
donde Colombia recupera la franja amazónica invadida. Se avanza en la
construcción de caminos, puertos y ferrocarriles; se fomentan la
caficultura, el tabaco, el banano (que dará lugar a un grave choque entre
trabajadores de las plantaciones de la United Fruit y el Ejército, en 1.928,
con lo cual surge a la historia el movimiento sindical); y la producción
minera de oro, plata y petróleo, estas últimas con fuertes inversiones
extranjeras. Se exportan banano, cacao, oro, caucho y maderas, café y
tabaco. Y surgen las primeras manufacturas.
Los liberales llegan al poder en los treintas, con ánimo de modernizar los
criterios de desarrollo e introducen reformas al sistema laboral, al
régimen de propiedad de la tierra y a otros aspectos, como la educación,
muy descuidada desde las administraciones radicales del siglo anterior.
Y renuevan el impulso a la industrialización, impuesta por la coyuntura de
la Segunda Guerra Mundial.

El regreso de los conservadores al poder en


l.946, en medio de fuertes tensiones políticas, agudiza viejos
enfrentamientos: Jorge Eliécer Gaitán, líder liberal de amplio arraigo
popular, es asesinado en l.948, cuando se celebraba en Bogotá la
Conferencia Panamericana que dio origen a la O.E.A. Hubo grandes
motines urbanos y se desató el período de "la Violencia", un quinquenio
de barbarie que asoló campos y ciudades. En algunas zonas se formaron
guerrillas para enfrentar a la Policía. Un golpe de estado interrumpió por
corto lapso (l.953-58) la larga historia de democracia formal en Colombia.
El Gobierno Militar obtuvo un armisticio parcial en las luchas campesinas,
pero las restricciones a la prensa y a la actividad de los partidos llevaron
a liberales y conservadores a unirse para derrocarlo. El acuerdo del
"Frente Nacional" cobró carácter constitucional de gobiernos compartidos
y alternados a partir de l.958, y duró con variaciones más de lo previsto,
sin lograr erradicar las guerrillas, que resurgieron con otro carácter
(agrarista en unos casos, comunista o castrista en otros, maoísta los de
más allá, sin excluir el aparecimiento entre ellas hacia el final, de bandas
de delincuentes comunes). Ello se debió en parte a la nula oportunidad
que el modelo daba a opciones diferentes a los dos partidos
mencionados, y en parte a la tardanza de los gobernantes en atender
situaciones de extrema pobreza o marginalidad en amplias zonas de la
población.
Dentro de un inocultable progreso material y con una economía más
saludable que la de sus vecinos, en los últimos años Colombia se
muestra como un país notablemente integrado, diversificado e inteligente
en el manejo de sus recursos, con admirable capacidad para lograr
sutiles equilibrios en las más difíciles crisis, pero todavía distante de
resolverlas. Hoy en día prosiguen enfrentamientos entre militares y
guerrillas en ciertas regiones, sin demasiado riesgo a la población civil.
También se adelanta una lucha constante contra los productores y
exportadores de droga, en la que han muerto centenares de jueces,
varios ministros, tres candidatos presidenciales y millares de civiles y
policías.
Los últimos gobiernos han reconocido la necesidad de apertura a la
participación política de los grupos disidentes, y la han intentado con
éxito parcial. La nueva Constitución de l.991, redactada por indígenas,
grupos de izquierda, guerrilleros desmovilizados, minorías religiosas y
representantes de los poderes tradicionales, es reconocidamente
democrática y bien recibida por la opinión pública, y con ella los
colombianos creen haber abierto un nuevo ambiente institucional a la
reconciliación.
20 de Julio de 1810 - Grito de
independencia de Colombia
El 20 de julio de 1810 fue el inicio de los sucesos que cambiaron la
historia de Colombia.
La historia nos dice que todo comenzó con un florero. Era viernes - 20 de
julio y día de mercado - cuando un criollo fue a pedir prestado un florero.
Un acto, en apariencia efímero, desató en un enfrentamiento entre
criollos y españoles y culminó en la independencia de Colombia.
Sin embargo, hoy en día es claro que lo que sucedió este día no fue un
hecho espontáneo como aquellos que habían caracterizado la vida
política colonial. Fue la consecuencia de varias circunstancias que
sucedieron en cascada y desembocaron en una gran rebelión del pueblo.
Los criollos tenían razones de fondo, que el 20 de julio se convirtieron en
la gota que rebosó la copa. En las juntas realizadas entre 1808 y 1810, a
pesar de que los criollos fueron invitados, la representación era mínima:
entre 36 peninsulares, había 9 americanos. Esto hizo que los criollos por
primera vez pensaran en la posibilidad de acatar un Estado- Nación.
Otro suceso fue el arresto, el 10 de agosto de 1809, del presidente de la
audiencia de Quito, el Conde Ruiz de Castilla y sus ministros fueron
sustituidos por la junta suprema de gobierno integrada por la elite criolla
quiteña. Otra de las causas fueron los motines de Cartagena, del 22 de
mayo de 1810 y los del Socorro en el 9 de julio del mismo año.
En consecuencia se creó la junta de
notables integrada por autoridades civiles e intelectuales criollos. Los
principales personeros de la oligarquía criolla que conformaban la junta
eran: José Miguel Pey, Camilo Torres, Acevedo Gómez, Joaquín
Camacho, Jorge Tadeo Lozano, Antonio Morales, entre otros.
Comenzaron a realizar reuniones sucesivas en las casas de los
integrantes y luego en el observatorio astronómico, cuyo director era
Francisco José de Caldas. En estas reuniones empezaron a pensar en la
táctica política que consistía en provocar una limitada y transitoria
perturbación del orden público y así aprovechar para tomar el poder
español.
La junta de notables propuso promover un incidente con los españoles, a
fin de crear una situación conflictiva que diera salida al descontento
potencial que existía en Santa fe contra la audiencia española. Lo
importante era conseguir que el Virrey, presionado por la perturbación del
orden, constituyera ese mismo día la Junta Suprema de Gobierno,
presidida por el señor Amar e integrada por los Regidores del Cabildo de
Santa fe.
Don Antonio Morales manifestó que el incidente podía provocarse con el
comerciante peninsular don José González Llorente y se ofreció
"gustoso" a intervenir en el altercado. Los notables criollos aceptaron la
propuesta y decidieron ejecutar el proyecto el viernes, 20 de julio, fecha
en que la Plaza Mayor estaría colmada de gente de todas las clases
sociales, por ser el día habitual de mercado.
Para evitar la sospecha de provocación se convino que Don Luis
Rubio fuera el día indicado a la tienda de Llorente a pedirle prestado un
florero o cualquier clase de adorno que les sirviera para decorar la mesa
del anunciado banquete a Villavicencio. En el caso de una negativa, los
hermanos Morales procederían a agredir al español.
A fin de garantizar el éxito del plan, si Llorente entregaba el florero o se
negaba de manera cortés, se acordó que don Francisco José de
Caldas pasara a la misma hora por frente del almacén de Llorente y le
saludara, lo cuál daría oportunidad a Morales para reprenderlo por dirigir
la palabra a un "chapetón" enemigo de los americanos y dar así
comienzo al incidente.
Llegó el día indicado - 20 de julio 1810

Eran las 11 de la mañana y la plaza mayor


estaba colmada por una heterogénea concurrencia, compuesta de
tratantes y vivanderos, indios de los resguardos de la sabana y gente de
todas las clases sociales de la capital.
Poco antes de las doce del día, como estaba previsto, se presentó don
Luis de Rubio en el almacén de Llorente y después de hablarle del
anunciado banquete a Villavicencio, le pidió prestado el florero para
adornar la mesa. Llorente se negó a facilitar el florero, pero su negativa
no fue dada en términos despectivos o groseros. Se limitó a explicar
diciendo que había prestado la pieza varias veces y ésta se estaba
maltratando y por lo tanto, perdiendo su valor.
Entonces intervino Caldas, quien pasó por frente del almacén y saludó a
Llorente, lo que permitió a don Antonio Morales, como estaba acordado,
tomar la iniciativa y formular duras críticas hacia Llorente. Morales y sus
compañeros comenzaron entonces a gritar que el comerciante español
había dicho a Rubio malas palabras contra Villavicencio y los
americanos, afirmación que Llorente negó categóricamente.
Mientras tanto los principales conjurados se dispersaron por la plaza
gritando: ¡Están insultando a los americanos! ¡Queremos Junta! ¡Viva
el Cabildo! ¡Abajo el mal gobierno! ¡Mueran los bonapartistas!. La ira
se tomó el sentir del pueblo.
Indios, blancos, patricios, plebeyos, ricos y pobres empezaron a romper a
pedradas las vidrieras y a forzar las puertas. El virrey don Antonio Amar y
Borbón desde su palacio, observaba con alarma la situación que se
escapaba de sus manos; la guardia que era por cierto muy escasa,
estaba al mando de Baraya, quien rápidamente puso las tropas al
servicio de la revolución, a tal punto que los cañones se enfilaron hacia el
palacio del virrey.
El virrey muy asustado, aceptó reunir un cabildo
extraordinario presidido por él, los oidores y los miembros del Cabildo de
Santa Fe; al final de la tarde se impuso dicha reunión, se procedió a la
elección de los vocales, de los voceros, que se fue haciendo por
admiración; desde el balcón de la casa se iban proponiendo nombres de
todos los próceres, y el pueblo los iba aclamando: Camilo Torres, Luis
Caicedo y Flórez, Joaquín Gutiérrez, José Miguel Pey, Frutus Joaquín
Gutiérrez, Sinforoso Mutis, Miguel Pombo, Luis Fernando Azuola Pedro
Groot, Andrés Rosillo, Antonio y Francisco Morales, Antonio Baraya.
Hacía las seis de la tarde, José Acevedo y Gómez lanza una arenga que
le mereció el título de Tribuno del pueblo, invitando a la gente a que se
mantuviera en pie, defendiendo lo que se estaba buscando.
La arenga, termina con unas palabras conocidas:
“Si perdéis estos momentos de efervescencia y calor, si dejáis
escapar esta ocasión única y feliz, antes de 12 horas, seréis
tratados como los insurgentes, ved los calabozos, los grillos y las
cadenas que os esperan.”
Reunido el Cabildo, se procedió a elegir una Junta Suprema de
Gobierno; la cual se encargaría del gobierno y se desconocía la
autoridad del virrey.
Al día siguiente, el virrey fue puesto preso junto con la virreina, el pueblo
se llevó al virrey a la gendarmería y a la virreina la llevaron en medio de
insultos a la cárcel del divorcio, que era la cárcel de mujeres; eso no fue
bien visto por los miembros de la Junta Suprema de Gobierno,
consideraron que era una medida drástica, y por orden de Camilo Torres
y de otros miembros de la Junta, fueron liberados y vueltos a palacio,
pero ya estaban destituidos. El 15 de agosto son deportados primero a
Cartagena y más tarde a España. Acabando así con el virreinato.
Una vez instalada la Junta Suprema, durante las horas finales de la
tarde, la noche del 20 de julio y el amanecer del 21 de julio, se redactó el
acta que se conoce con el nombre de Acta de Independencia .
En dicha acta, se hace mención entre otras cosas:
Se depositaba en la Junta Suprema el gobierno del reino, interinamente;
mientras la misma Junta formaría la Constitución, que lograría afianzar la
felicidad pública, contando con las nobles provincias a las que se les
pedirán sus diputados, este cuerpo formará el reglamento para elegirlas;
y tanto este reglamento, como la Constitución de Gobierno, deberá
formarse sobre las bases de la libertad, e independencia, ligadas
únicamente por un sistema federativo, cuya representación deberá residir
en esta capital para que vele por la seguridad de la Nueva Granada.
Se le empieza a quitar la autoridad al virrey, y se le da a la Junta
Suprema, que esta compuesta por criollos, mientras se establece una
constitución. Se habla por primera vez de una constitución.
Se alcanza la felicidad pública.
Se involucra a todo el pueblo, con diputados representándolos.
Se considera por primera vez las elecciones.
Se dan las bases de la libertad y de federalismo.
En el acta se dice: “Que protesta no abdicar los derechos imprescriptibles
de la soberanía del pueblo en otra persona que la de su augusto y
desgraciado monarca don Fernando VII.” Pedían que el rey viniera a
gobernar entre ellos, algo que de antemano se sabía no podía ser,
puesto que estaba preso, y porque ni siquiera reinaba en España.
Quedaba entonces, el gobierno sujeto a la Suprema Junta de Regencia
existente en la península y sobre la Constitución que de al pueblo .
El nexo con la Junta de Regencia fue discutido, ahí se podía decir que no
había un ánimo de independencia; se dieron cuenta que de un momento
a otro, no podían romper los vínculos del pueblo con el monarca,
considerado una víctima ante los ojos de la gente, por lo que había
hecho el déspota Napoleón. El pobre Fernando VII vivía como un
holgazán en su castillo, su padre y su madre en otro; Carlos IV padre
designaba a su hijo Fernando VII, quien a su vez designaba a Napoleón,
éste a un virrey, y por ello no se daba el gobierno; esta situación no era
entendida por el pueblo.
El reconocimiento de la Junta de Regencia origina en el seno mismo de
la Junta Suprema una división, denominada regentista y anteregentista;
una corriente liberal que era partidaria de desconocer la Regencia, y el
otro sector conservador de la Junta, que era partidario de mantener el
título de la Regencia.
El acta del 20 de julio es realmente un Acta de Independencia, se
reconoce a Fernando VII pero de manera teórica, porque en la práctica
se da un gobierno, la voluntad de convocar un congreso, de hacer una
constitución, de sentar una patria, y de una vez adoptar una forma
federal.
Los acontecimientos continuaron en una forma precipitada, se sigue la
propia dinámica de una revolución; don José María Carbonell y otros
próceres muy exaltados, se mantenían durante esos días recorriendo las
calles agitando las masas, para mantener viva esa llama. El 29 de julio la
Junta Suprema convoca “El Congreso General del Reino”, que tendría la
misión de darle al territorio emancipado su primera Constitución.
El Congreso General del Reino se reunió el 22 de diciembre, prestó el
juramento de “sostener los derechos del rey Fernando VII contra el
usurpador de su corona Napoleón Bonaparte y su hermano José;
defender la independencia y soberanía de este reino contra toda
opresión exterior” . No se daba una ruptura total con el soberano español

Acta de Independencia de Colombia


A continuación encontrarás una copia idéntica del contenido del Acta de
independencia de Colombiaredactada el 20 de julio de 1810.
Acta del Cabildo Extraordinario de Santa Fe - 20 de
julio de 1810
En la ciudad de Santafé, a veinte de julio de mil ochocientos diez, y hora
de las seis de la tarde, se juntaron los S. S. del M. I. C. en calidad de
extraordinario, en virtud de haberse juntado el pueblo en la plaza pública
y proclamado por su Diputado el señor Regidor don José Acevedo y
Gómez para que le propusiese los vocales en quienes el mismo pueblo
iba a depositar el Supremo Gobierno del Reino; y habiendo hecho
presente dicho señor Regidor que era necesario contar con la autoridad
del actual Jefe, el Excelentísimo señor don Antonio Amar, se mandó una
diputación compuesta del señor Contador de la Real Casa de Moneda,
don Manuel de Pombo, el doctor don Miguel de Pombo y don Luis Rubio,
vecinos, a dicho señor Excelentísimo, haciéndole presentes las
solicitudes justas y arregladas de este pueblo, y pidiéndole, para su
seguridad y por las ocurrencias del día de hoy, pusiese a disposición de
este Cuerpo las armas, mandando por lo pronto una Compañía para
resguardo de las casas capitulares, comandada por el capitán don
Antonio Baraya. Impuesto su Excelencia de las solicitudes del pueblo, se
prestó con la mayor franqueza a ellas.
Enseguida se manifestó al mismo pueblo la lista de los sujetos que había
proclamado anteriormente, para que unidos a los miembros legítimos de
este cuerpo (con exclusión de los intrusos don Bernardo Gutiérrez, don
Ramón Infiesta, don Vicente Rojo, don José Joaquín Álvarez, don
Lorenzo Marroquín, don José Carpintero y don Joaquín Urdaneta) (Salva
la memoria del ilustre patricio doctor don Carlos de Burgos), se deposite
en toda la Junta el Gobierno Supremo de este Reino interinamente,
mientras la misma Junta forma la Constitución que afiance la felicidad
pública, contando con las nobles Provincias, a las que en el instante se
les pedirán sus Diputados, firmando este Cuerpo el reglamento para las
elecciones en dichas Provincias, y tanto éste como la Constitución de
Gobierno deberán formarse sobre las bases de libertad e independencia
respectiva de ellas, ligadas únicamente por un sistema federativo, cuya
representación deberá residir en esta capital, para que vele por la
seguridad de la Nueva Granada, que protesta no abdicar los derechos
imprescindibles de la soberanía del pueblo a otra persona que a la de su
augusto y desgraciado Monarca don Fernando VII, siempre que venga a
reinar entre nosotros, quedando por ahora sujeto este nuevo Gobierno a
la Superior Junta de Regencia, ínterin exista en la Península, y sobre la
Constitución que le dé el pueblo, y en los términos dichos, y después de
haberle exhortado el señor Regidor su Diputado a que guardase la
inviolabilidad de las personas de los europeos en el momento de esta
fatal crisis, porque de la recíproca unión de los americanos y los
europeos debe resultar la felicidad pública, protestando que el nuevo
Gobierno castigará a los delincuentes conforme a las leyes, concluyó
recomendando muy particularmente al pueblo la persona del
Excelentísimo Señor Antonio Amar; respondió el pueblo con las señales
de la mayor complacencia, aprobando cuanto expuso su diputado.
Y enseguida se leyó la lista de las personas elegidas y proclamadas, en
quienes con el Ilustre Cabildo ha depositado el Gobierno Supremo del
Reino, y fueron los señores: doctor Juan Bautista Pey, Arcediano de esta
Santa Iglesia Catedral; don José Sanz de Santamaría, Tesorero de esta
Real Casa de Moneda; don Manuel de Pombo, Contador de la misma;
doctor don Camilo de Torres; don Luis Caycedo y Flórez; doctor don
Miguel Pombo; don Francisco Morales; doctor don Pedro Groot; doctor
don Frutos Gutiérrez; doctor don José Miguel Pey, Alcalde Ordinario de
primer voto; don Juan Gómez, de segundo; doctor don Luis Eduardo de
Azuola; doctor don Manuel Álvarez; doctor don Ignacio Herrera; don
Joaquín Camacho: doctor don Emigdio Benítez; el Capitán don Antonio
Baraya; Teniente Coronel José María Moledo; el Reverendo Padre Fray
Diego Padilla; don Sinforoso Mutis; doctor don Juan Francisco Serrano
Gómez; don José Martín París, Administrador Principal de Tabacos;
doctor don Antonio Morales; doctor don Nicolás Mauricio de Omaña.
En este estado proclamó el pueblo con vivas y aclamaciones a favor de
todos los nombrados; y notando la moderación de su Diputado el
expresado señor Regidor don José Acevedo, dijo que debía ser el
primero de los vocales, y en seguida nombró también de tal vocal al
señor Magistral doctor don Andrés Rosillo, aclamando su libertad como lo
ha hecho en toda la tarde, y protestando ir en este momento a sacarle de
la prisión en que se halla; el señor Regidor hizo presente a la multitud de
los riesgos a que se exponía la seguridad personal de los individuos del
pueblo si se le precipitaba a una violencia ofreciéndole que la primera
disposición que tomará la Junta será la libertad de dicho señor Magistral
y su incorporación en ella.
En este estado, habiendo concurrido los vocales electos con todos los
vecinos notables de la ciudad, prelados, eclesiásticos, seculares y
regulares, con asistencia del señor don Juan Jurado, Oidor de esta Real
Audiencia, a nombre y representando la persona del Excelentísimo señor
don Antonio Amar, y habiéndole pedido al Congreso pusiese el parque
de artillería a su disposición por las desconfianzas que tiene el pueblo, y
excusándose por falta de facultades, se mandó una diputación a Su
Excelencia, compuesta de los señores doctor don José Miguel Pey, don
José Moledo y doctor don Camilo Torres, pidiéndole mandase poner
dicho parque a las órdenes de don José Ayala. Impuesto Su Excelencia
del mensaje, contestó que lejos de dar providencia ninguna contraria a la
seguridad del pueblo, había prevenido que la tropa no hiciese el menor
movimiento, y que bajo de esta confianza viese el ilustre Congreso qué
nuevas medidas quería tomar en esta parte.
Se le respondió que los individuos del mismo Congreso descansaban
con la mayor confianza en la verdad de Su Excelencia; pero que el
pueblo no se aquietaba, sin embargo de habérsele repetido varias veces
desde los balcones por su Diputado que no tenía qué temer en esta
parte, y que era preciso, para lograr su tranquilidad que fuese a
encargarse y cuidar de la artillería una persona de su satisfacción, que tal
lo era el referido don José de Ayala. En cuya virtud previno dicho señor
Excelentísimo Virrey que fuese el Mayor de la plaza don Rafael de
Córdoba con el citado Ayala a dar esta orden al Comandante de la
Artillería, y así se ejecutó. En este estado, impuesto el Congreso del
vacío de facultades que expuso el señor Oidor don Juan Jurado, mandó
otra diputación, suplicando a Su Excelencia se sirviese concurrir
personalmente, a que se excusó por hallarse enfermo; y habiéndolas
delegado todas verbalmente a dicho señor Oidor según expusieron los
diputados, se repitió el mensaje para que las mande por escrito con su
secretario don José de Leiva, a fin de que se puedan dar las
disposiciones convenientes sobre la fuerza militar, y de que autoricen
este acto.
Entretanto, se recibió juramento a los señores Vocales presentes, que
hicieron en esta forma, a presencia del M. I. Cabildo y en manos del
señor Regidor primer Diputado del pueblo don José Acevedo y Gómez,
puesta la una mano sobre los Santos Evangelios y la otra formando la
señal de la cruz, a presencia de Jesucristo Crucificado, dijeron: «Juramos
por el Dios que existe en el Cielo, cuya imagen está presente y cuyas
sagradas y adorables máximas contiene este libro, cumplir
religiosamente la Constitución y voluntad del pueblo expresada en esta
acta, acerca de la forma del Gobierno provisional que ha instalado;
derramar hasta la última gota de nuestra sangre por defender nuestra
sagrada religión C. A. R. nuestro amado Monarca Don Fernando VII y la
libertad de la Patria; conservar la libertad e independencia de este Reino
en los términos acordados; trabajar con infatigable celo para formar la
Constitución bajo los puntos acordados, y en una palabra, cuanto
conduzca a la felicidad de la Patria».
En este estado me previno dicho señor Regidor Diputado, a mí, el
Secretario, certificase el motivo que ha tenido pára extender esta Acta
hasta donde se halla. En su cumplimiento digo: que habiendo venido
dicho señor Diputado a la oración llamando a Cabildo extraordinario, el
pueblo lo aclamó luego que lo vio en las galerías del Cabildo, y después
de haberle excitado dicho señor a la tranquilidad, el pueblo le gritó que se
encargase de extender el Acta, por donde constase que reasumía sus
derechos, confiando en su ilustración y patriotismo, lo hiciese del modo
más conforme a la tranquilidad y felicidad pública, cuya comisión aceptó
dicho señor.
Lo que así certifico bajo juramento, y que esto mismo proclamó
todo el pueblo.
Eugenio Martín Melendro.
En este estado, habiendo recibido por escrito la comisión que pedía el
señor Jurado a Su Excelencia, y esto estando presentes la mayor parte
de los señores Vocales elegidos por el Pueblo, con asistencia de su
particular Diputado y Vocal el Regidor don José Acevedo, se procedió a
oír el dictamen del Síndico Personero, doctor don Ignacio Herrera, quien,
impuesto de lo que hasta aquí tiene sancionado el pueblo y consta del
acta anterior, dirigida por especial comisión y encargo del mismo pueblo,
conferida a su Diputado el señor Regidor don José Acevedo, dijo que el
Congreso presente, compuesto del M. I. C., cuerpos, autoridades y
vecinos, y también de los Vocales del nuevo Gobierno, nada tenía que
deliberar, pues el pueblo soberano tenía manifestada su voluntad por el
acto más solemne y augusto con que los pueblos libres usan de sus
derechos, para depositarlos en aquellas personas que merezcan su
confianza; que en esta virtud los vocales procediesen a prestar el
juramento, y en seguida la Junta dicte las más activas Providencias de
seguridad pública.
Enseguida se oyó el voto de todos los individuos del Congreso, que
convinieron unánimemente y sobre que hicieron largas y eruditas
arengas, demostrando en ellas los incontestables derechos de los
pueblos, y particularmente los de este Nuevo Reino, que no es posible
puntualizar en medio del inmenso pueblo que nos rodea.
El público se ha opuesto en los términos más claros, terminantes y
decisivos a que ninguna persona salga del Congreso antes de que quede
instalada la Junta prestando sus Vocales el juramento en manos del
señor Arcediano Gobernador del Arzobispado, en las de los dos señores
Curas de la Catedral, bajo la fórmula que queda establecido y con la
asistencia del señor Diputado don José Acevedo; que enseguida presten
el juramento de reconocimiento de estilo a este nuevo Gobierno los
Cuerpos civiles, militares y políticos que existen en esta capital, con los
Prelados seculares y regulares. Gobernadores del Arzobispado, Curas
de la Catedral y Parroquias de la capital, con los Rectores de los
Colegios.
Impuesto de todo lo ocurrido hasta aquí el señor don Juan Jurado,
comisionado por Su Excelencia para presidir este acto, expuso no creía
poder autorizarle en virtud de la orden escrita que se agrega, sin dar
parte antes a Su Excelencia de lo acordado por el pueblo y el Congreso,
como considera dicho señor que lo previene Su Excelencia. Con este
motivo se levantaron sucesivamente varios de los Vocales nombrados
por el pueblo, y con sólidos y elocuentes discursos demostraron ser un
delito de lesa majestad y alta traición el sujetar o pretender sujetar la
soberana voluntad del pueblo, tan expresamente declarada en este día, a
la aprobación o improbación de un Jefe cuya autoridad ha cesado desde
el momento en que este pueblo ha reasumido en este día sus derechos y
los ha depositado en personas conocidas y determinadas. Pero,
reiterando dicho señor su solicitud con el mayor encarecimiento, aunque
fuera resignando su toga, para que el señor Virrey quedase persuadido
del deseo que tenía dicho señor de cumplir su encargo en los términos
que cree habérsele conferido; a esta proposición tomó la voz el pueblo
ofreciendo a dicho señor garantías y seguridades por su persona y por su
empleo; pero que de ningún modo permitía saliese persona alguna de la
sala sin que quedase instalada la Junta, pues a la que lo intentase se
trataría como a reo de alta traición, según lo había protestado el señor
Diputado en su exposición, y que le diese a dicho señor certificación de
este acto para los usos que le convengan.
Y en este estado dijo dicho señor que su voluntad en ningún modo se
entendiera ser contraria a los derechos del pueblo que reconoce y se ha
hecho siempre honor por su educación y principios de reconocer; que se
conforma y jurará el nuevo Gobierno, con la protesta de que reconozca el
Supremo Consejo de Regencia. Y, procediendo al acto del juramento,
recordaron los Vocales doctor don Camilo Torres y el señor Regidor don
José Acevedo que en su voto habían propuesto se nombrase Presidente
de esta Junta Suprema del Reino al Excelentísimo señor Teniente
General don Antonio Amar y Borbón; y habiéndose vuelto a discutir el
negocio, se hicieron ver al pueblo con la mayor energía por el doctor
Frutos Joaquín Gutiérrez, las virtudes y nobles cualidades que adornan a
este distinguido y condecorado militar, y más particularmente
manifestadas en este día y noche, en que por su consumada prudencia
se ha terminado una revolución que amenazaba las mayores catástrofes,
atendida la inmensa multitud del pueblo que ha concurrido ha ella, que
pasa de 9.000 personas que se hallan armadas, y comenzaron por pedir
la prisión y cabezas de varios ciudadanos cuyos ánimos se hallaban en
la mayor división y recíprocas desconfianzas desde que supo el pueblo el
asesinato que se cometió a sangre fría en la Villa del Socorro por su
Corregidor don José Valdés usando de la fuerza militar, y particularmente
desde ayer tarde, en que se aseguró públicamente que en estos días
iban a poner en ejecución varios facciosos la fatal lista de 19 ciudadanos
condenados al cuchillo porque en sus respectivos empleos han sostenido
los derechos de la patria; en cuya consideración, tanto los Vocales como
Cuerpos y vecinos que se hallan presentes, como el pueblo que nos
rodea, proclamaron a dicho señor Excelentísimo don Antonio Amar por
Presidente de este nuevo Gobierno con lo cual y nombrando de
Vicepresidente de la Junta Suprema de Gobierno del Reino al señor
Alcalde Ordinario de Primer Voto doctor don José Miguel Pey de
Andrade, se procedió al acto del juramento de los señores Vocales en los
términos acordados. Y enseguida prestaron el de obediencia y
reconocimiento de este nuevo Gobierno el señor Oidor que ha presidido
la Asamblea; el señor don Rafael de Córdoba, mayor de la Plaza; el
señor Teniente Coronel don José de Leiva, Secretario de Su Excelencia;
el señor Arcediano, como Gobernador del Arzobispado y como
Presidente del Cabildo Eclesiástico; el Reverendo Padre Provincial de
San Agustín; el Prelado del Colegio de San Nicolás; los Curas de
Catedral y parroquiales; Rectores de la Universidad y Colegios; el señor
don José María Moledo, como Jefe militar; el M. I. Cabildo secular; que
son las autoridades que se hallan actualmente presentes, omitiéndose
llamar por ahora a las que faltan, por ser las tres y media de la mañana.
En este estado se acordó mandar una diputación al Excelentísimo señor
don Antonio Amar, para que participe a Su Excelencia el empleo que le
ha conferido el pueblo de Presidente de esta Junta, para que se sirva
pasar el día de hoy a las nueve a tomar posesión de él, para cuya hora el
presente Secretario citará los demás Cuerpos y autoridades que deben
jurar la obediencia y reconocimiento de este nuevo Gobierno.
Juan Jurado

Doctor Josef Miguel Pey

Juan Gómez

Juan Bautista Pey

José María Domínguez del Castillo

Josef Ortega

Fernando de Benjumea

José Acevedo y Gómez

Francisco Fernández Heredia Suescún

Doctor Ignacio de Herrera

Nepomuceno Rodríguez Lago

Joaquín Camacho

José de Leiva

Rafael Córdoba

José María Moledo

Antonio Baraya

Manuel Bernardo álvarez

Pedro Groot

Manuel de Pombo
José Sanz de Santamaría

Fr. Antonio González

Guardián de San Francisco

Nicolás Mauricio de Omaña

Pablo Plata

Emigdio Benítez

Frutos Joaquín Torres Gutiérrez de Caviedes

Camilo Torres

Doctor Leandro Torres y Peña

Francisco Javier Serrano Gómez de la Parra

Celi de Alvear

Fr. Mariano Gurnica

Fr. José Chaves

Nicolás Cuervo, Antonio Ignacio Gallardo

Rector del Rosario

Dr. José Ignacio Pescador

Antonio Morales

José Ignacio álvarez

Sinforoso Mutis

Manuel Pardo

Eugenio Martín Melendro


Las firmas que faltan en esta Acta, y están en el cuaderno de la Suprema
Junta, son las siguientes: Luis Sarmiento, José María Carbonell, doctor
Vicente de la Rocha, José Antonio Amaya, Miguel Rosillo y Meruelo,
José Martín París, Gregorio José Martínez Portillo, Juan María Pardo,
José María León, doctor Miguel de Pombo, Luis Eduardo de Azuola,
doctor Juan Nepomuceno Azuero Plata, doctor Julián Joaquín de la
Rocha, Juan Manuel Ramírez, Juan José Mutienx. Ante mí, Eugenio
Martín Melendro.

Batalla del Pantano de Vargas - Colombia


En Tame, el libertador Simón Bolívar decide que ruta tomar para
emprender la campaña libertadora, desde ahí le escribe a los Jefes
patriotas participándoles sus movimientos. En ese entonces, existían dos
caminos utilizados por el escaso comercio local: el de la Salinas y el de
Labranza Grande. Estos caminos presentaban alto riesgo, ya que podían
encontrarse tropas realistas que le impedirían el paso.
Batalla del Pantano de Vargas
De Tame partieron los próceres con el ejercito organizado así:
La tropa de Santander continuaba lo mismo bajo la denominación
de División de Vanguardia; Todas la tropas de caballería e infantería
formarían una sola división comandada por el General Anzoategui, se
llamaría División de Retaguardia; por su parte El Cuerpo de
Artillería estaría al mando del Coronel Bartolomé Salom.
De Tame a Pore el ejercito fue faldeando la cordillera, luego tomando el
camino de Labranza Grande pero al llegar a Paya encontraron un fuerte
realista, el cual fue tomado por el general Santander. El temor de
encontrar más fuerzas realistas hace que Bolívar resuelva atravesar por
el Páramo de Pisba, lo que representaba un alto riesgo debido a las
dificultades del terreno y las inclementes condiciones atmosféricas del
trayecto, pero solo El Libertador podría atreverse a tanto.

El frío aumentaba día a día al


subir las tropas, pasando muchas penalidades, en los abismos se
perdieron muchos hombres. Lo único que mantenía la moral era el
ejemplo de Bolívar, quien los motivaba para que siguieran adelante, con
su gran voluntad era normal verlo ayudando para acomodar una carga o
a los soldados cansados. El camino quedo lleno de muertos pero los mas
fuertes pudieron pasar. La caballería había llegado sin un solo caballo,
las provisiones fueron abandonadas por falta de mulas para
transportarlas, la infantería por poco no puede mantener secos los
cartuchos en medio de la lluvias, las armas estaban sucias.
El 5 de Julio llego Santander con la vanguardia al pueblo de Socha al
otro lado del páramo, mientras que Anzoategui llega al mismo sitio al día
siguiente. Los pueblos le prestaron apoyo y ayudaron a ese ejercito a
recuperarse.
Por su parte, al enterarse los españoles de la invasión, se dirigen hacia la
región invadida del Sogamoso. El General Barreiro presento dos
columnas de 800 hombres en Corrales y Gameza, a ambos lados del río
Sogamoso. Allí acontecen enfrentamientos donde Justo Briceño derrota
a los realistas mientras Barreiro no empeñaba la lucha, para reunir
mayores fuerzas.
El comando patriota debido a lo inexpugnable de las posiciones realistas
en Tasco deciden concentrar todo el ejercito para invadir a Cerinza y
Santa Rosa. Marchan Santander y Anzoategui, mientras Soublette se
reconcentra en Tasco. Siguen avanzando y con este hábil movimiento
entran en las provincias de El Socorro y Pamplona, dominando el Valle
del Sogamoso.
Para el 25 de julio, los patriotas habían logrado aumentar sus efectivos a
2600 hombres, por lo que Bolívar decide llevar a su tropa por el camino
del Salitre de Paipa para atacar al enemigo por su espalda o forzarlo a
abandonar sus defensas. Pero al este del Pantano de Vargas se
presentaron los relistas para cerrarle el paso. El ejercito patriota se sitúa
al frente de la posición realista , pero con desventajas de terreno, lo que
supieron aprovechar los españoles para atacar.
La táctica salvadora improvisada a última hora por Simón Bolívar
consistió en primer lugar en colocar en reserva casi toda su caballería,
legión británica y llaneros. Se quedarían encerrados en el patio de una
hacienda situada al pie de la cota que había convertido en su puesto de
observación. Consistía también en enviar al resto de sus tropas por olas
sucesivas, con orden de disputar el terreno milímetro por milímetro, a
sabiendas claramente que no estaban en capacidad de resistir frente a la
presión de los españoles. El resultado era que con cada repliego de los
patriotas se incitaba a Barreiro a comprometer parte de sus reservas
para lanzarlas contra ellos. La acción se había iniciado a las once de la
mañana.
A las dos horas del combate, la derecha realista desaloja la
izquierda patriota de la altura del este que tenía Santander, pero bolívar
organiza un contraataque con las tropas vanguardistas dispersas
recuperando nuevamente el terreno. El jefe realista, para repelerlos y
acabar de una vez por todas, utilizó el resto de sus tropas. Los patriotas
retrocedieron en desorden y se creyeron perdidos, con un enemigo
encarnizado que les pisaba los talones y cuyo ardor se duplicaba ante la
perspectiva de un triunfo inminente. Fue el momento que escogió Bolívar
para lanzar la masa de sus tropas frescas. La legión británica en primer
lugar, con james Rooke a la cabeza, quien cargó y se echó en el
combate. Desconcertados, con su avance detenido, los españoles, sin
embargo, seguían luchando encarnizadamente y era incierta la suerte de
la batalla.
Bolívar seguía cuidadosamente, con su catalejo, las fases del combate.
Detrás de él, percibía la agitación de algunos llaneros, ansiosos ante las
noticias y que temblaban de impaciencia; pero todavía no había llegado
el momento. Eran las seis de la tarde cuando por fin el Libertador ante la
inminencia de la derrota se volteó hacia el jefe llanero.

—Coronel, gritó, ¡Salve usted la


patria! a lo que el intrépido coronel contestó “es que Rondón no ha
peleado todavía”. Rondón, un negro, hijo de esclavo, electrizado, se
desprendió como un resorte largamente comprimido y descendió, a
galope tendido y con lanza en punta, por la colina, en dirección de la
batalla. Detrás de él, catorce llaneros arrastrados por el ejemplo y la voz:
“¡Que los valientes me sigan!” clavaban las espuelas sobre sus
monturas. Catorce fieras que surgieron en el medio de las filas enemigas
para perforar con sus lanzas a los infantes espantados que rápidamente
fueron sumergidos por el resto de la caballería llanera que siguió de
cerca la heroica carga de Rondón.
Con está heroica acción, el ejercito de Bolívar logra arrebatarle la victoria
de las manos a los españoles, en el pantano de vargas, quienes al
verse derrotados se repliegan a Paipa y a Molinos de Bonza. Por su
parte, el ejercito patriota se aloja en el campo y el 26 de julio retrocede a
sus posiciones de Corrales de Bonza. Esta cruel pero crucial batalla deja
como resultado 500 bajas en el ejercito realista y 350 más en el ejercito
patriota; forjando las bases que darían la libertad definitiva a la nueva
granada solo 12 días después en la batalla final del puente de Boyacá.

Batalla de Boyacá 7 de Agosto de 1819 -


Colombia
Tras la victoria en el pantano de vargas, Simón Bolívar toma posesión
de la ciudad de Tunja el 5 de agosto de 1819, interfiriendo las
comunicaciones de la tercera división realista bajo el mando del coronel
José María Barreiro, quien, para recuperarlas, se desplazó por el camino
principal, a través del páramo de Cómbita, para llegar a la localidad de
Motavita el día 6.
El sábado 7 de agosto en la mañana, el ejército realista desde Motavita
inició su desplazamiento hacia Santafé de Bogotá. Su objetivo era llegar
a la capital para unir sus fuerzas con las del virrey Sámano y organizar
un frente militar contra Bolívar y el ejército libertador. Escogieron la vía
por el Puente de Boyacá en el camino real, con dirección a la capital del
Virreinato. Advertido de este movimiento, Bolívar ordenó la marcha de su
ejército, también hacia el puente de Boyacá, dispuesto a tomarlo para
impedir a Barreiro su desplazamiento hacia la capital granadina.

Las dos fuerzas se encontraron en el campo de


Boyacá. El ejército libertador estaba conformado por 2.850 combatientes
al mando del general Simón Bolívar. La vanguardia patriota estaba
comandada por el general Francisco de Paula Santander y la
retaguardia, por el general José Antonio Anzoátegui. El general Carlos
Soublette era el jefe del estado mayor.
Las tropas patriotas estaban compuestas por venezolanos, granadinos y
algunos grupos extranjeros, como la legión británica. Sus integrantes
eran criollos, mestizos, mulatos, zambos, negros e indígenas,
generalmente gentes pobres, escasas de alimentos y vestidos, llamados
por las autoridades españolas "insurgentes". El ejército tuvo mucho
apoyo popular de los granadinos, y en especial de los campesinos de
Tunja.

Por su parte, el ejército realista estaba


conformado por 2.670 soldados, de los cuales 2.300 eran de infantería,
350 de caballería y 20 de artillería. Éste pertenecía a la tercera división
del Ejército Expedicionario de la Reconquista. Su comandante general
era el coronel José María Barreiro; el jefe del estado mayor, el coronel
Sebastián Díaz, y la vanguardia estaba comandada por el coronel
Francisco Jiménez.
Desde el alto de San Lázaro en Tunja, el Libertador y el estado mayor
observaron los movimientos del Ejército realista. A las 10 de la mañana
ordenaron impedir el paso por el Puente de Boyacá, en el cual confluyen
los dos caminos: el de Samacá, utilizado por los realistas desde Motavita
y el camino real, utilizado por los patriotas.
A las 2 de la tarde la descubierta del Ejército patriota, encomendada al
capitán Andrés Ibarra con sus jinetes, descendió del Boquerón de El
Tobal y llegó hasta la Casa de Teja y sus alrededores, donde se enfrentó
a la vanguardia realista que estaba en pleno almuerzo. El general
Francisco de Paula Santander inició con la vanguardia el combate, y
puso en retroceso a la vanguardia realista hasta el Puente de Boyacá,
donde estaba fuerte en la orilla opuesta del río Teatinos.

En ese momento llegó al campo


de Boyacá el grueso de la división de Barreiro por el camino de Samacá
y se enfrentó a la retaguardia patriota comandada por el general
Anzoátegui. En esos momentos llegó a la casa de Teja el Libertador
Bolívar, quien se ubicó en una colina equidistante entre el puente y la
casa. Así dice el coronel Antonio Obando en sus Apuntamientos para la
historia: "El general Bolívar con nuestra retaguardia siguió el movimiento
de Barreiro y se formó un frente al lado opuesto del río". A las 3 de la
tarde la acción militar era intensa en dos combates simultáneos: las dos
vanguardias en los alrededores del puente y el grueso de los ejércitos en
la planicie hacia el camino de Samacá. Las fuerzas patriotas tenían
unidad y facilidad en las comunicaciones; en cambio, las realistas
estaban incomunicadas y separadas por el Teatinos y la vanguardia
patriota.
Los soldados patriotas presionaron con heroísmo contra las fuerzas de
Barreiro. La infantería patriota, con perfecta disciplina y asombrosa
actividad militar, hizo un movimiento rápido y envolvente. Por su parte, el
coronel Juan José Rondón con sus lanceros de Llano Arriba recibió la
orden de atacar por el centro al ejército realista. Los lanceros de Rondón
arremetieron con ímpetu a la infantería realista, que incapaz de resistir
retrocedió en desorden. Un escuadrón de la caballería realista huyó por
el camino de Samacá sin presentar resistencia. Asimismo, los patriotas
aniquilaron al Batallón 2 de Dragones del ejército español.
Por su parte, simultáneamente Santander ordenó a las guías de
Casanare, guiados por José María Ruiz, pasar al riachuelo Teatinos para
volver por la espalda a la vanguardia realista. Los patriotas treparon por
los escarpados lugares llenos de matorrales y se presentaron de
improviso para envolver por la espalda a la vanguardia realista
comandada por el coronel Francisco Jiménez. Dos escuadrones de
españoles se enfrentaron a los llaneros, pero fueron derrotados. El
general Santander aprovechó el desconcierto del enemigo para lanzar
sobre el Puente de Boyacá a los batallones Cazadores y Primero de
Línea, comandados por los tenientes coroneles Joaquín París y Antonio
Obando. La vanguardia patriota pasó a la orilla derecha del río Teatinos o
Boyacá y se tomó el Puente, el objetivo de la contienda.

El coronel Barreiro siguió combatiendo a la


defensiva. Trató de rehacer su infantería en otra altura, pero la rapidez
de las tropas patriotas cerró aquel anillo de fuego, por lo cual la
retaguardia realista, cercada por todas partes, tuvo que rendirse. Así
mismo se rindió la vanguardia ante la fuerza militar de la patriota, con su
comandante Santander, considerado el 'Héroe de Boyacá'. La batalla
terminó a las 4 de la tarde del 7 de agosto de 1819. Murieron más de 100
realistas, entre ellos el coronel Juan Tolrá y el comandante Salazar, y
150 quedaron heridos. De los patriotas murieron 13 soldados, entre ellos
el capellán de la vanguardia, Fray Ignacio Díaz, y 53 quedaron heridos.
En la noche del 7 de agosto, un niño héroe de 12 años, Pedro Pascasio
Martínez, quien no se dejó sobornar por monedas de oro, hizo prisionero
a Barreiro y lo entregó a Bolívar en la casa de Teja. El niño fue ascendido
a sargento por el Libertador y recibió una gratificación de 100 pesos. Los
principales jefes realistas y 1.600 soldados españoles fueron hechos
prisioneros.
En Ventaquemada el 8 de agosto, el general Carlos Soublette expidió el
Boletín Nº 4 sobre la Batalla de Boyacá. El Libertador dictó el decreto de
la 'Orden de Boyacá' para enaltecer a todos los batallones y
escuadrones que participaron en la memorable batalla.
Con este enfrentamiento culminó la Campaña Libertadora de 1819,
realizada en su corto período de 77 días, desde el 23 de mayo, cuando el
Libertador Simón Bolívar expuso el plan en la aldea de los Setenta ante
los jefes del ejército patriota, siguiendo un itinerario militar desde los
Llanos de Casanare, la Cordillera de los Andes y las tierras de la antigua
providencia de Tunja, el cual culminó en el Puente de Boyacá.
Cuatro claves de la batalla de Boyacá
En el puente sobre la quebrada Teatinos se selló la independencia de
Colombia. Por la forma feroz como combatió a los españoles, Santander
fue considerado el "Héroe de Boyacá".
La Batalla de Boyacá se convirtió en la piedra angular de la
independencia del norte de Suramérica, que llevó a los triunfos de las
batallas de Carabobo en Venezuela, Pichincha en Ecuador y Junín
Ayacucho en el Perú y Alto Perú o Bolivia.
Hay cuatro hechos que si no se presentan podrían haber cambiado el
curso de la guerra de la independencia. 
1. El ataque Heroico de Rondón y sus lanceros, que volteó la batalla del
Pantano de Vargas, porque si esto no ocurre los patriotas habrían sido
derrotados.
2. La información clave de la niña Estefanía Parra en el Puente de
Boyacá facilitó el ataque y la encerrona a las fuerzas de Barreiro, que si
logran pasar el ducto habrían huido, al menos la mayor parte.
3. La captura del general Barreiro por parte del niño-soldado Pascasio
Martínez, que de no producirse hubiera permitido al oficial español huir
hasta Santa Fe, donde había una fuerza de más de 3.500 hombres,
reagruparlos y dar pelea con mejores recursos.
4. El rumor de derrota que llegó a Santa Fe, donde el virrey Juan
Sámano encabezó una desbandada general de las fuerzas militares y del
gobierno español. Si ese chisme no llega, así y en forma oportuna,
seguramente otro sería el destino de esta campaña libertadora, que duró
77 días y en la cual se libraron cinco combates con resultados de victoria:
el del Trincherón de la Paya, el 27 de junio de 1819; los de Gámeza y
Tópaga 5 y 6 de julio), después del increíble paso del ejército libertador
por el Páramo de Pisba; Pantano de Vargas (25 de julio); Puente de
Boyacá, 7 de agosto.

Pérdida de Panamá - Independencia de


Panamá
Declaración de independencia de Panamá: un memorial de agravios
sobre la administración colombiana
El Concejo de ciudad de Panamá se reunió en la Plaza Catedral,
presidido por Demetrio Brid, director de la edición en inglés del Panamá
Star & Herald. El Concejo reconoció como gobierno de facto una junta
conformada por José Agustín Arango, Federico Boyd y Tomás Arias. Brid
procedió a leer el manifiesto y la declaración de independencia y fijó para
las 2:00 p.m. del día siguiente la proclamación formal de la
independencia de la república. Cuando la gente supo que su nuevo país
se iba a llamar «República del Istmo», protestó con vehemencia y exigió
que el nombre se cambiara a «República de Panamá». La junta estuvo
de acuerdo y firmó los documentos.
Aunque se supone que tanto el manifiesto como la declaración de
independencia fueron redactados por el doctor Eusebio Morales, el
manifiesto portaba el estilo del borrador que prepararon en Nueva York
primero Cromwell y luego Bunau-Varilla, y al que se hacía referencia en
el código Amador-Lindo-Bunau-Varilla. Decía, en parte:
"El acto trascendental que por movimiento
espontáneo acaban de ejecutar los pueblos del Istmo de Panamá es
consecuencia inevitable de una situación que ha venido agravándose día
con día. Larga es la relación de agravios que los habitantes del Istmo
hemos sufrido de nuestros hermanos de Colombia".
El lenguaje se parece al de la declaración de independencia de los
Estados Unidos, pues destaca los agravios infligidos por el anterior
soberano como causa de la emancipación. Sin embargo, en el caso de
Panamá, la independencia se buscó no sólo porque Bogotá descuidaba
la provincia, sino porque los panameños querían una nación
independiente. Las similitudes con la versión norteamericana se
encuentran a lo largo de toda la declaración de Panamá:

"El Istmo de Panamá fue gobernado por la República


de Colombia con el criterio estrecho que en épocas ya remotas aplicaban
a sus colonias las naciones europeas; el pueblo y el territorio istmeños
eran fuente de recursos fiscales, y nada más. Los contratos y
negociaciones sobre el ferrocarril y el Canal de Panamá y las rentas
nacionales recaudadas en el Istmo han producido a Colombia cuantiosas
sumas que no enumeramos para no aparecer en este escrito destinado a
la posteridad como impulsados por un espíritu mercantil, que no ha sido
nuestro móvil; y de esas cuantiosas sumas el Istmo no ha recibido el
beneficio de un puente para sus numerosos ríos; ni el de la construcción
de un camino entre sus poblaciones, ni el de un edificio público, ni el de
un colegio, ni ha visto tampoco interés alguno en fomentar sus industrias,
ni se ha empleado la más ínfima parte de aquellos caudales en
propender la prosperidad".
El pasaje citado recuerda el del episodio del Motín del Té de Boston, la
famosa protesta por los impuestos que desató la revolución de los
Estados Unidos. La realidad es que los gravámenes no eran una carga
significativa impuesta por el gobierno central, que se había vuelto
inefectivo como resultado de veinte años de guerra civil. Obsérvese
también la referencia al «Istmo» y al «pueblo istmeño», que quedó del
plan original ideado en Nueva York. En la declaración se sigue criticando
a Colombia por rechazar el tratado Hay-Herrán con el ánimo de
perjudicar a Panamá:
Esta simplificación exagerada del punto de vista opositor se le debe a
Bunau-Varilla. La verdad es que los colombianos rechazaron el tratado
porque querían más dinero, y no para castigar a Panamá. La declaración
termina con el compromiso de conformar una nueva república en donde
"en suma, encuentren perpetuo asiento la civilización y el progreso" y en
donde todos puedan "labrarse por medio del trabajo un porvenir
venturoso y sin azares ni peligros".
"No faltaron hombres públicos que declararon su opinión adversa
fundados en que sólo el Istmo de Panamá sería favorecido con la
apertura de la vía en virtud de un tratado con los Estados Unidos, y que
el resto de Colombia no recibiría beneficios directos de ningún género".

La junta les preguntó a los miembros del


Concejo si estaban dispuestos a jurar lealtad a la nueva república,
incluso si implicaba sostenerla "con sacrificio de sus familias, fortunas
y vidas". Antes de que tuvieran tiempo de contestar, dos proyectiles
cruzaron los aires. Una fuerte explosión hizo temblar las paredes. Había
comenzado el bombardeo de la cañonera colombiana Bogotá. Esa tarde
su comandante, el coronel Martínez, un oficial colombiano leal, había
expedido un ultimátum: si no se ponía en libertad a los generales
colombianos, abriría fuego. El pánico se apoderó de la muchedumbre en
la Plaza Catedral a medida que la gente corría en busca de refugio.
Durante casi media hora siguió el bombardeo, con unas cinco o seis
explosiones.
El batallón de Huertas en la muralla de las bóvedas contraatacó
bombardeando a su vez. Al cabo de una hora el Bogotá finalmente se
retiró y se refugio detrás de la isla Pericos, en la Bahía de Panamá.
Las únicas víctimas del bombardeo fueron un chino que fumaba opio en
una litera en la calle Salsipuedes, y un burro en el matadero. (El proyectil
que mató al chino fue recuperado por De Obarrio, y luego se le obsequió
como recuerdo a Prescott). La otra cañonera colombiana, el Padilla, no
participó en la escaramuza, tal como había prometido su comandante, el
general Varón.
Temiendo que el Bogotá remontara la costa hasta la ciudad cercana de
Penonomé para conseguir refuerzos, Huertas despachó un mensajero en
una pequeña canoa para advertirle al comandante del barco que «este
movimiento cuenta con el pleno apoyo de los norteamericanos».
Cuando todo retornó a la calma, a las 10:00 p.m., el presidente del
Concejo, Demetrio Brid, le envío un cable al presidente Roosevelt:
A Su Excelencia el Presidente de los Estados Unidos
Washington
La Municipalidad de Panamá celebra en este momento sesión solemne
adhiriéndose movimiento separación Istmo de Panamá resto de
Colombia, y espera reconocimiento de ese Gobierno para nuestra causa.

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