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LICEO BICENTENARIO POLIVALENTE EJES INVOLUCRADOS: Lectura.

MARIANO LATORRE ASIGNATURA: Lengua y Literatura.


CURANILAHUE PROFESORA: Nicole Arroyo Parra

Guía de aprendizaje N°1“DATOS BIOGRÁFICOS Y EL CONTEXTO DE PRODUCCIÓN DE UNA OBRA LITERARIA”


ESTUDIANTE: CURSO: 2° Año Medio ____ FECHA: ___/___/ 2020.

OBJETIVO DE APRENDIZAJE:
Conocer datos biográficos y el contexto de producción de una obra literaria.

Contexto de producción
es un conjunto de circunstancias en la que se inserta una obra, es decir, su situación de enunciación
y también las condiciones sociales, políticas, económicas y culturales que orientan su producción.
Está determinado por el contexto biográfico del autor o de la autora, el contexto estético-artístico, el
contexto ideológico y el contexto histórico.
Conocer el contexto de producción permite acercarse a las visiones de mundo y procesos históricos
propios de una cultura y una época específicas mediante una obra literaria, tal como una obra de
arte nos permite acceder al mundo que la ve nacer. Al mismo tiempo, conocer el contexto es un
aporte fundamental en la interpretación que realiza el lector o la lectora.

Está determinado por:


1.- Lugar y época histórica.
2.- Acontecimientos sociales y políticos relevantes.
3.- Costumbres y hábitos de la época.
4.- Lugar en la historia de la literatura (movimiento literario).
5.- Ideas religiosas o filosóficas.
6.-Biografía del autor.
7.-Comentarios y críticas al momento de la publicación.

Ejemplo:

Contexto de producción libro “Relatos de un naúfrago”

El 28 de febrero de 1955 se conoció la noticia de que ocho miembros de la tripulación del destructor
Caldas, de la Marina de la guerra de Colombia, habían caído al agua y desaparecido a causa de una
tormenta en el mar Caribe. La búsqueda de los náufragos se inició de inmediato. Al cabo de cuatro
días los marineros perdidos fueron declarados oficialmente muertos. Sin embargo, una semana más
tarde, uno de ellos apareció moribundo en una playa desierta del norte de Colombia, después de
permanecer diez días sin comer ni beber en una balsa a la deriva. Éste libro es la reconstrucción de
periodística de lo que el propio protagonista contó a Grabiel García Márquez (periodista del
momento) y fue contado en episodios el diario El espectador de Bogotá en 1955 aunque no se
escribió como novela hasta 1970.

Márquez descubrió que la nave militar no había naufragado a causa de una tempestad, sino porque
llevaba una carga de contrabando, la cual se había soltado a causa de un bandazo provocado por el
viento y había arrastrado a ocho marineros.

Todas estas revelaciones dieron un golpe difícil de encajar por la dictadura en Colombia y provoco la
destitución del marinero de su cargo militar, mientras que Márquez tuvo que exiliarse a Europa
donde se convirtió en uno de los principales escritores del panorama hispanoamericano del siglo XX.
En 1982 ganó el premio Novel de literatura y su obra maestra es Cien años de soledad (1967).
Biografía.-

Una biografía es la historia de una persona narrada en un texto más o menos breve, la cual abarca
desde su nacimiento hasta su muerte, dando detalles sobre hechos, logros, fracasos y otros
aspectos significativos que quieran destacarse del individuo en cuestión. La palabra viene del griego
y significa “escribir la vida”.

Ejemplo:

Biografía Gabriel José García Márquez:

Gabriel José García Márquez nació en Aracataca (Colombia) en 1927. Cursó estudios secundarios
en San José a partir de 1940 y finalizó su bachillerato en el Colegio Liceo de Zipaquirá, el 12 de
diciembre de 1946. Se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cartagena
el 25 de febrero de 1947, aunque sin mostrar excesivo interés por los estudios. Su amistad con el
médico y escritor Manuel Zapata Olivella le permitió acceder al periodismo. Inmediatamente después
del "Bogotazo" (el asesinato del dirigente liberal Jorge Eliécer Gaitán en Bogotá, las posteriores
manifestaciones y la brutal represión de las mismas), comenzaron sus colaboraciones en el periódico
liberal El Universal, que había sido fundado el mes de marzo de ese mismo año por Domingo López
Escauriaza.
Había comenzado su carrera profesional trabajando desde joven para periódicos locales; más tarde
residiría en Francia, México y España. En Italia fue alumno del Centro experimental de
cinematografía. Durante su estancia en Sucre (donde había acudido por motivos de salud), entró en
contacto con el grupo de intelectuales de Barranquilla, entre los que se contaba Ramón Vinyes, ex
propietario de una librería que habría de tener una notable influencia en la vida intelectual de los
años 1910-20, y a quien se le conocía con el apodo de "el Catalán" -el mismo que aparecerá en las
últimas páginas de la obra más célebre del escritor, Cien años de soledad (1967). Desde 1953
colabora en el periódico de Barranquilla El nacional: sus columnas revelan una constante
preocupación expresiva y una acendrada vocación de estilo que refleja, como él mismo confesará, la
influencia de las greguerías de Ramón Gómez de la Serna. Su carrera de escritor comenzó con una
novela breve, que evidencia la fuerte influencia del escritor norteamericano William Faulkner: La
hojarasca (1955). La acción transcurre entre 1903 y 1928 (fecha del nacimiento del autor) en
Macondo, mítico y legendario pueblo creado por García Márquez. En 1961 publicó El coronel no
tiene quien le escriba, relato en que aparecen ya los temas recurrentes. En 1962 reunió algunos sus
cuentos bajo el título de Los funerales de Mamá Grande, y publicó su novela La mala hora. Muchos
de los elementos de sus relatos cobran un interés inusitado al ser integrados en Cien años de
soledad. En la que Márquez edifica y da vida al pueblo mítico de Macondo (y la legendaria estirpe de
los Buendía): un territorio imaginario donde lo inverosímil y mágico no es menos real que lo cotidiano
y lógico; este es el postulado básico de lo que después sería conocido como realismo mágico. Se ha
dicho muchas veces que, en el fondo, se trata de una gran saga americana. En suma, una síntesis
novelada de la historia de las tierras latinoamericanas. En un plano aún más amplio puede verse
como una parábola de cualquier civilización, de su nacimiento a su ocaso.
Tras este libro, el autor publicó la que, en sus propias palabras, constituiría su novela preferida: El
otoño del patriarca (1975), al que seguiría el libro de cuentos La increíble historia de la cándida
Eréndira y de su abuela desalmada (1977), y Crónica de una muerte anunciada (1981).
El amor en los tiempos del cólera, se publicó en 1987.
En 1982 se le otorgó el Premio Nobel de Literatura.

Una vez concluida su anterior novela vuelve al reportaje con Miguel Littin,
clandestino en Chile (1986), escribe un texto teatral, Diatriba de amor para
un hombre sentado (1987), y recupera el tema del dictador latinoamericano
en El general en su laberinto (1989), e incluso agrupa algunos relatos
desperdigados bajo el título Doce cuentos peregrinos (1992). Del amor y
otros demonios (1994) y Noticia de un secuestro (1997). En 2002, García
Márquez publicó el libro de memorias Vivir para contarla, el primero de los
tres volúmenes de sus memorias. La novela, Memoria de mis putas tristes,
apareció en 2004.
En 2007, la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española lanzaron
una edición popular conmemorativa Cien años de soledad.
Murió el 17 de abril de 2014.
ACTIVIDAD.-
Ítem de selección única: Lea atentamente y luego marque con una x en la hoja de respuestas la letra de la
alternativa correcta según corresponda en cada pregunta.

HOJA DE RESPUESTAS

A B C D E

1 O O O O O

2 O O O O O

3 O O O O O

4 O O O O O

5 O O O O O

6 O O O O O

7 O O O O O
Lea atentamente el siguiente texto y responda las preguntas que aparecen a continuación

GABRIEL GARCIA MÁRQUEZ


Relato de un náufrago
que estuvo diez días a la deriva en una balsa sin comer ni beber, que fue proclamado héroe de
la patria, besado por las reinas de la belleza y hecho rico por la publicidad, y luego aborrecido
por el gobierno y olvidado para siempre.

La historia de esta historia

El 28 de febrero de 1955 se conoció la noticia de que ocho miembros de la tripulación del destructor
"Caldas", de la marina de guerra de Colombia, hablan caído al agua y desaparecido a causa de una
tormenta en el mar Caribe. La nave viajaba desde Mobile, Estados Unidos, donde había sido
sometida a reparaciones, hacia el puerto colombiano de Cartagena, a donde llegó sin retraso dos
horas después de la tragedia. La búsqueda de los náufragos se inició de inmediato, con la
colaboración de las fuerzas norteamericanas del Canal de Panamá que hacen oficios de control
militar y otras obras de caridad en del sur del Caribe. Al cabo de cuatro días se desistió de la
búsqueda, y los marineros perdidos fueron declarados oficialmente muertos. Una semana más
tarde, sin embargo, uno de ellos apareció moribundo en una playa desierta del norte de Colombia,
después de permanecer diez días sin comer ni beber en una balsa a la deriva. Se llamaba Luis
Alejandro Velasco. Este libro es la reconstrucción periodística de lo que él me contó, tal como fue
publicada un mes después del desastre por el diario El Espectador de Bogotá.
Lo que no sabíamos ni el náufrago ni yo cuando tratábamos de reconstruir minuto a minuto su,
aventura, era que aquel rastreo agotador había de conducirnos a una nueva aventura que causó un
cierto revuelo en el país, que a él le costó su gloria y su carrera y que a mí pudo costarme el pellejo.
Colombia estaba entonces bajo la dictadura militar y folclórica del general Gustavo Rojas Pinilla,
cuyas dos hazañas más memorables fueron una matanza de estudiantes en el centro de la capital
cuando el ejército desbarató a balazos una manifestación pacífica, y el asesinato por la policía
secreta de un número nunca establecido de taurófilos dominicales, que abucheaban a la hija del
dictador en la plaza de toros. La prensa estaba censurada, y el problema diario de los periódicos de
oposición era encontrar asuntos sin gérmenes políticos para entretener a los lectores. En El
Espectador, los encargados de ese honorable trabajo de panadería éramos Guillermo Cano,
director; José Salgar, jefe de redacción, y yo, reportero de planta. Ninguno era mayor de 30 años.
Cuando Luis Alejandro Velasco llegó por sus propios pies a preguntarnos cuánto le pagábamos por
su cuento, lo recibimos como lo que era: una noticia refrita. Las fuerzas armadas lo habían
secuestrado varías semanas en un hospital naval, y sólo había podido hablar con los periodistas del
régimen, y con uno de oposición que se había disfrazado de médico. El cuento había sido contado a
pedazos muchas veces, estaba manoseado y pervertido, y los lectores parecían hartos de un héroe
que se alquilaba para anunciar relojes, porque el suyo no se atrasó a la intemperie; que aparecía en
anuncios de zapatos, porque los suyos eran tan fuertes que no los pudo desgarrar para comérselos,
y en otras muchas porquerías de publicidad. Había sido condecorado, había hecho discursos
patrióticos por radio, lo habían mostrado en la televisión como ejemplo de las generaciones futuras,
y lo habían paseado entre flores y músicas por medio país para que firmara autógrafos y lo besaran
las reinas de la belleza. Había recaudado una pequeña fortuna. Si venía a nosotros sin que lo
llamáramos, después de haberlo buscado tanto, era previsible que ya no tenía mucho que contar,
que sería capaz de inventar cualquier cosa por dinero, y que el gobierno le había señalado muy bien
los límites de su declaración. Lo mandamos por donde vino. De pronto, al impulso de una
corazonada, Guillermo Cano lo alcanzó en las escaleras, aceptó el trato, y me lo puso en las manos.
Fue como si me hubiera dado una bomba de relojería.
Mi primera sorpresa fue que aquel muchacho de 20 años, macizo, con más cara de trompetista que
de héroe de la patria, tenía un instinto excepcional del arte de narrar, una capacidad de síntesis y
una memoria asombrosa, y bastante dignidad silvestre como para sonreírse de su propio heroísmo.
En 20 sesiones de seis horas diarias, durante las cuales yo tomaba notas y soltaba preguntas
tramposas para detectar sus contradicciones, logramos reconstruir el relato compacto y verídico de
sus diez días en el mar. Era tan minucioso y apasionante, que mi único problema literario sería
conseguir que el lector lo creyera. No fue sólo por eso, sino también porque nos pareció justo, que
acordamos escribirlo en primera persona y firmado por él. Esta es, en realidad, la primera vez que
mi nombre aparece vinculado a este texto.
La segunda sorpresa, que fue la mejor, la tuve al cuarto día de trabajo, cuando le pedí a Luis
Alejandro Velasco que me describiera la tormenta que ocasionó el desastre.
Consciente de que la declaración valía su peso en oro, me replicó, con una sonrisa: "Es que no
había tormenta". Así era: los servicios meteorológicos nos confirmaron que aquel había sido uno
más de los febreros mansos y diáfanos del Caribe.

La verdad, nunca publicada hasta entonces, era que la nave dio un bandazo por el viento en la mar
gruesa, se soltó la carga mal estibada en cubierta, y los ocho marineros cayeron al mar. Esa
revelación implicaba tres faltas enormes: primero, estaba prohibido transportar carga en un
destructor; segundo, fue a causa del sobrepeso que la nave no pudo maniobrar para rescatar a los
náufragos, y tercero, era carga de contrabando: neveras, televisores, lavadoras. Estaba claro que
el relato, como el destructor, llevaba también mal amarrada una carga política y moral que no
habíamos previsto.
La historia, dividida en episodios, se publicó en catorce días consecutivos. El propio gobierno
celebró al principio la consagración literaria de su héroe. Luego, cuando se publicó la verdad,
habría sido una trastada política impedir que se continuara la serie: la circulación del periódico
estaba casi doblada, y había frente al edificio una rebatiña de lectores que compraban los números
atrasados para conservar la colección completa. La dictadura, de acuerdo con una tradición muy
propia de los gobiernos colombianos, se conformó con remendar la verdad con la retórica:
desmintió en un comunicado solemne que el destructor llevara mercancía de contrabando.
Buscando el modo de sustentar nuestros cargos, le pedimos a Luis Alejandro Velasco la lista de
sus compañeros de tripulación que tuvieran cámaras fotográficas. Aunque muchos pasaban
vacaciones en distintos lugares del país, logramos encontrarlos para comprar las fotos que habían
tomado durante el viaje. Una semana después de publicado en episodios, apareció el relato
completo en un suplemento especial, ilustrado con las fotos compradas a los marineros. Al fondo
de los grupos de amigos en alta mar, se veían sin la menor posibilidad de equívocos, inclusive con
sus marcas de fábrica, las cajas de mercancía de contrabando. La dictadura acusó el golpe con
una serie de represalias drásticas que habían de culminar, meses después, con la clausura del
periódico.
A pesar de las presiones, las amenazas y las más seductoras tentativas de soborno, Luis Alejandro
Velasco no desmintió una línea del relato. Tuvo que abandonar la marina, que era el único trabajo
que sabía hacer, y se desbarrancó en el olvido de la vida común. Antes de dos años cayó la
dictadura y Colombia quedó a merced de otros regímenes mejor vestidos pero no mucho más
justos, mientras yo iniciaba en París este exilio errante y un poco nostálgico que tanto se parece
también a una balsa a la deriva. Nadie volvió a saber nada del náufrago solitario, hasta hace unos
pocos meses en que un periodista extraviado lo encontró detrás de un escritorio en una empresa
de autobuses. He visto esa foto: ha aumentado de peso y de edad, y se nota que la vida le ha
pasado por dentro, pero le ha dejado el aura serena del héroe que tuvo el valor de dinamitar su
propia estatua (…)

1.- El texto de García Márquez describe principalmente:

a) Un hecho histórico de alta repercusión mediática en Estados Unidos y Colombia.


b) Un suceso acaecido a un marinero de la armada colombiana llamado Luis Alejandro Velasco.
c) La valiente hazaña de ocho marinos que perdieron su vida mientras estaban trabajando en una
actividad de contrabando.
d) Los valores y actitud de sobrevivencia de un marinero que trabajó y apoyó la dictadura militar de
Colombia.
e) Una anécdota ocurrida mientras García Márquez aún no se dedicaba a la escritura lieraria.

2.- ¿Cómo se pudo armar el texto escrito por García Márquez?

a) Mediante las entrevistas realizadas a las personas que se encontraron con el náufrago.
b) A través de grabaciones y fotografías de la armada.
c) Mediante la imaginación del autor y los dichos del marino.
d) A partir del testimonio del protagonista.
e) Con la ayuda de los militares de oposición a la dictadura.

3.- La verdadera historia que escondía aquel gobierno dictatorial era:

a) Los marinos se trasladaban con el fin de enriquecer al pueblo colombiano, mediante la venta de
insumos.
b) Ocho miembros de la armada murieron producto de las inclemencias del clima y la sobrecarga de
productos.
c) La armada debía trasladar productos básicos para la ayuda de compatriotas que vivían en
norteamérica.
d) Un marino había sobrevivido gracias a la ayuda de uno de los estrategas del gobierno, quien se
mantuvo en anonimato.
e) Ocho miembros de la tripulación del destructor Caldas cayeron al agua a causa del contrabando
que sobrecargaba el buque frente a los bandazos del viento en mar gruesa.

4.- ¿Qué consecuencias trajo consigo la publicación de esta historia?

I. Luis Alejandro Velasco desmintió su relato.


II. A Luis Alejandro Velasco lo desvincularon de la marina.
III. El periódico debió cesar sus funciones.
a) Sólo I.
b) Sólo II.
c) I y II.
d) II y III.
e) I, II y III.

5.- ¿Cuál es el propósito del narrador de este texto?

a) Desmitificar las acciones heroicas del hombre.


b) Criticar la visión ordinaria de la heroicidad.
c) Analizar el rasgo involuntario de la heroicidad.
d) Describir las peripecias de un antihéroe.
e) Manifestar su repudio frente a las falsas hazañas.

6.- ¿Qué tipo de productos o insumos trasladaba básicamente el barco?

a) Municiones de guerra.
b) Víveres.
c) Electrodomésticos.
d) Productos de aseo.
e) Equipajes de turistas.

7.- ¿Cuál fue el principal problema que tuvieron que enfrentar los marinos de la nave que estaban en
cubierta?

a) Los embates del clima.


b) La mala coordinación del viaje.
c) La falta de militares.
d) El desconocimiento de las condiciones del tiempo.
e) La sobrecarga del barco que terminó provocando el hundimiento

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