La seguridad industrial en su contexto moderno significa más que una simple
situación de seguridad física, una situación de bienestar personal, un ambiente de trabajo idóneo, una economía de costos importantes y una imagen de modernización de filosofía de vida humana en la actividad laboral contemporánea.
La sociedad industrial hace poco tiempo dio preferencia a la máquina, etc.,
buscando la maximización de beneficios, sin tomar en cuenta al hombre, elemento básico de todo el engranaje productivo. La política de personal, como toda política, cambia su estrategia y de aquella estática e indiferente pasa a una más dinámica y progresista. Así, el objetivo común es el bienestar del hombre mediante un esfuerzo racionalizado y humanizado, de flexibilidad y seguridad.
El ritmo del trabajo esta determinado por la máquina de la que el individuo es su
esclavo. La seguridad del empleo es incierta, los continuos reemplazos por ausentismo y rotación de puestos aumentan en forma indirecta la predisposición de los accidentes y sus causas, lo que crea falta de seguridad en el trabajo.
Además la tecnología y el permanente anhelo de los industriales por incrementar
la productividad ha llevado a los trabajadores a manipular sustancias tóxicas; y operar sofisticados equipos y máquinas aumentando el grado de peligrosidad para la vida humana y su entorno, pero ventajosamente la seguridad e higiene industrial avanza al mismo ritmo que el proceso industrial, ofreciendo normas de prevención y protección para el hombre, las máquinas y el medio ambiente.
El Hombre a lo largo de la historia se ha visto acompañado por el accidente, bajo
las más diversas formas y circunstancias, desde las cavernas, hasta los confortables hogares de la actualidad.
Al ejecutar actividades productivas, es evidente que el riesgo atente contra la