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Un fenómeno sociocomunicativo llamado gastronomía

Por. Fabián Giraldo A.


Si bien el interés por la cocina ya existía y lo hemos visto en nuestro tema anterior (Historia del
periodismo gastronómico), en el tiempo reciente el tema gastronómico se ha posicionado en los
primeros lugares de la atención mediática y se ha convertido en un fenómeno de masas, tanto a nivel
social como comunicativo.

Las razones:

1. Alcance de los medios


2. Figuras mediáticas
3. Nuevas plataformas
4. Motivación culinaria
5. Turismo
6. Economía

Si bien, como ya hemos visto, la gastronomía fue labrándose un espacio en los medios, esto debido a la
demanda creciente de la audiencia por el tema y por la aparición en escena de rockstar de las cocinas. Es
así como los medios se percataron que había un foco desatendido que podían aprovechar. Por ejemplo
la agencia Associated Press (2011) en su libro de estilo incluye una sección dedicada a la gastronomía. En
la misma dirección, Voss (2012, p.84) destacó que el periodismo alimentario ha sido durante mucho
tiempo un tema clave entre los medios de comunicación.

Ahora, la evolución de los medios de


comunicación se ha convertido en el
apalancamiento ideal para el fenómeno
gastronómico. Como lo hablamos en la primera
clase, desde tiempos inmemoriales, el hombre
ha reflejado la comida en sus medios. Ya lo
hacían los egipcios en los jeroglíficos, los
griegos en sus poemas y luego los artistas
europeos en sus pinturas.

La evolución mediática ha estado ligada a la


‘La mesa puesta’.De
gastronomía. Niece. 1822. la
hecho, Considerada la primera fotografía
primera fotografía
tomada.
tomada con el daguerrotipo, fue un bodegón.

Años después, los hermanos Lumière presentaron su nuevo invento en el salón de té del Grand Café en
París. Dentro del programa, incluyeron la película Le Repas (Auguste y Louis Lumière, 1895), cuyo título
traduce exactamente, la comida (Si quieres verlo haz clic aquí).

Y así podemos seguir hablando de los medios y su relación con la cocina y la comida, pues ni el cine, ni
las revistas, ni la televisión han sido indiferentes a este fenómeno. Pero ahora que estamos en la cresta
de la sociedad del espectáculo, la gastronomía debe adaptarse a una época en que los medios
audiovisuales desempeñan un papel esencial cada vez más importante, lo que no supone una gran
dificultad, en la medida que los nuevos medios favorecen la divulgación y la presentación del ejercicio
periodístico en formatos audiovisuales.

La gran fortuna con la que cuentan periodistas gastronómicos, entusiastas de la cocina y hasta los
foodies de redes sociales, es la enorme cantidad de formatos y contenidos audiovisuales que han
surgido para salvaguardar la memoria de la reciente revolución gastronómica. Según Santamaría, los
nuevos medios y formatos “se complementan con los numerosos documentales dedicados a registrar,
primero, la actividad de estos maestros de cocina y sus restaurantes, y, en segundo lugar, todo el
circuito de la alta cocina y los agentes involucrados en él”(Santamaría, 2016, p.217). Un ejemplo es
Snacks, bocados de una revolución (Cristina Jolonch, 2015), pero podrían enumerarse otros ejemplos,
como por ejemplo la serie documental Chef’s Table.

Si bien las redes sociales han tenido también un impacto negativo, el universo de posibilidades que
ofrecen es enorme. Todo depende del uso que se haga de ellos. El gran problema que se aborda desde
el periodismo gastronómico en las nuevas plataformas digitales es que, a pesar de ser multimediales, las
historias se quedan en lo somero y el recurso audiovisual opaca el resto, dejando las historias sin contar.

El mismo Ferrán Adría, reconocido como uno de los mejores chefs del mundo, ha hablado en varias
ocasiones de esto y ha dicho que, si bien las redes sociales son importantes, es necesario crear contexto,
hacer cultura y contar historias para que una foto sea más que una foto, para que el periodismo no se
quede solamente en tomar una foto, porque para eso no se estudian tantos años.
“Si pongo una foto, pero eso no va acompañado de una explicación profunda de qué es, utilizando las palabras,
5.000 fotos de comida pueden ser bellas pero eso aporta poco y nada explica” dijo con contundencia el chef
español.

Por eso, el reto es superar la dinámica del like, abandonar la cultura del retuit y empezar a generar contenidos. Las
plataformas están ahí y ofrecen múltiples oportunidades, ¿por qué no aprovecharlas?, INNOVAR EN LAS
NARRATIVAS, ese es el camino.

Al estar enmarcados en la cultura pop contemporánea y con el alcance que tienen los medios en la
actualidad, era cuestión de tiempo para que los cocineros se convirtieran en personajes públicos,
alcanzando un estatus casi que de artistas. “Tratan los alimentos como si fueran texturas de una pintura,
creando platos de gran plasticidad y formas caprichosas que, en muchos casos, se filman y fotografían
hasta la saciedad [...]. Esto ha llevado en los últimos años a un intenso debate que aún no se ha resuelto,
es decir, si la gastronomía debe considerarse un arte (y, por lo tanto, el chef, un artista)” (Santamaria,
2016, p.202).

La aparición de personajes salidos de la cocina a las pantallas, revistas y hasta al cine como Anthony
Bourdain, Ferrán Adriá, David Chang, Gordon Ramsay, Jamie Oliver, Nigella Lawson, Narda Lepes o el
mismo Karlos Arguiñano y ya en un contexto más local, figuras como Harry Sasson, Leonor Espinosa y los
hermanos Jorge y Mark Rausch, ha generado un boom mediático que ha capturado el interés de la
audiencia en la medida que le ha puesto cara a un oficio que siempre estaba oculto tras las paredes de
la cocina.

Los alimentos y la gastronomía son transmisores de ideas y conocimientos, estrechamente


relacionados con las sociedades, su cultura y los contextos sociales y políticos. De aquí la importancia
del periodismo como divulgador de estos saberes y testimonios.
Si la Haute Cuisine (Alta cocina) era testimonio de las sociedades francesas del siglo XVIII y XIX, de la
Revolución Francesa, los cambios sociopolíticos y la nueva forma de acercarse al ejercicio de la
alimentación, la Nouvelle Cuisine estuvo influenciada por los eventos de mayo del 68 en Francia y la
necesidad de romper con los protocolos de élite que estaban marcados por su predecesora. A estos les
siguió el fenómeno de la cocina tecnoemocional que tuvo sus orígenes en España y en la relación y
dinámicas sociales que el hombre estaba teniendo con su entorno (y entre ello, el alimento) a través de
la tecnología.

Pau Arenós describió esta cocina tecnoemocional como “Movimiento culinario global de principios del
siglo XXI nacido en El Bulli. Está formado por cocineros de diferentes edades y tradiciones. El objetivo de
los platos es crear emoción en el comensal ”. Para lograrlo, los chefs utilizan nuevos conceptos, técnicas
y tecnologías; asumen riesgos, prestan atención a los cinco sentidos. “Además de crear platos, el
objetivo es abrir caminos. [...] Para reunir conocimiento, han iniciado un diálogo con científicos, pero
también con artistas, arquitectos, dramaturgos, novelistas, músicos, enólogos, artesanos, perfumistas,
poetas, periodistas, historiadores, antropólogos, psicólogos, diseñadores ... ” (Arenós, 2011, p.64).

Ahora, a punto de finalizar la segunda década del Siglo XXI, la cocina va de regreso a los orígenes, al
producto y a la sostenibilidad. Esto es testimonio de una realidad clara, donde el medio ambiente
amenazado y la falta de equidad se convierten en preocupación de las masas ante un posible cataclismo.

¿Cómo sabríamos todo esto sin la labor del periodismo gastronómico que guarda el testimonio?

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