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Marx ve a la religión como una ilusión que distrae a las personas de su miseria real en el mundo material. La religión es el "opio del pueblo" que lo mantiene complaciente en lugar de inspirarlo a cambiar su situación opresiva. Al criticar y desengañar a la gente de la religión, Marx argumenta que las personas podrán pensar y actuar de manera más racional para crear un mundo mejor basado en la verdad material en lugar de ilusiones.
Marx ve a la religión como una ilusión que distrae a las personas de su miseria real en el mundo material. La religión es el "opio del pueblo" que lo mantiene complaciente en lugar de inspirarlo a cambiar su situación opresiva. Al criticar y desengañar a la gente de la religión, Marx argumenta que las personas podrán pensar y actuar de manera más racional para crear un mundo mejor basado en la verdad material en lugar de ilusiones.
Marx ve a la religión como una ilusión que distrae a las personas de su miseria real en el mundo material. La religión es el "opio del pueblo" que lo mantiene complaciente en lugar de inspirarlo a cambiar su situación opresiva. Al criticar y desengañar a la gente de la religión, Marx argumenta que las personas podrán pensar y actuar de manera más racional para crear un mundo mejor basado en la verdad material en lugar de ilusiones.
« La religión es la teoría general del mundo, su compendium enciclopédico, su
lógica bajo una forma popular, su cuestión de principio espiritualista, su entusiasmo, su sanción moral, su complemento ceremonial, su motivo universal de consolación y de justificación. Es la realización quimérica de la esencia humana, porque la esencia humana no posee una verdadera realidad. Luchar contra la religión es pues, indirectamente, luchar contra ese mundo, del que la religión es el aroma espiritual. La miseria religiosa es a la vez expresión de la miseria real y protesta contra esa miseria real. La religión es el suspiro de la criatura agobiada, el alma de un mundo sin corazón, es el espíritu de un estado de cosas que no tiene espíritu. La religión es el opio del pueblo. Negar la religión, esa felicidad ilusoria del pueblo, es exigir su auténtica felicidad. Exigir que abandone toda ilusión sobre su situación, exigir que renuncie a una situación que tiene necesidad de ilusiones. La crítica de la religión contiene en germen la crítica del valle de lágrimas del que la religión es una aureola. La crítica ha saqueado las flores imaginarias que adornan la cadena, no para que el hombre lleve una cadena sin sueños ni consuelo, sino para que sacuda las cadenas y recoja las flores auténticas. La crítica de la religión desengaña al hombre a fin de que piense, de que actúe, que forje su realidad de hombre desengañado con la razón recuperada, a fin de que gravite alrededor de sí mismo, es decir, alrededor de su auténtico sol. La religión no es más que un sol ilusorio, que gira alrededor del hombre en tanto que el hombre no gravita alrededor de sí mismo. Es pues una tarea de la historia, una vez desaparecido el más allá de la verdad, establecer la verdad de aquí abajo. Y en primer lugar es tarea de la filosofía, que está al servicio de la historia, desenmascarar su alienación en sus formas profanas , una vez desenmascarada la forma sagrada de la alienación del hombre. La crítica del cielo se transforma así crítica de la tierra, la crítica de la religión en crítica del derecho, la crítica de la teología en crítica de la política. »
TALLER PARA DESARROLLAR EN CLASE Y EN EL CUADERNO
1. En un texto no inferior a 200 palabras Explique ¿cómo entiende la crítica de
Marx a la religión? 2. Cuál es el mensaje principal del texto 3. Elabore un mapa conceptual del texto