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Esta organización dice que hay varios momentos clave en lo que hay que
lavarse las manos, además de los que cité arriba. Por ejemplo, al acariciar
a algún animal, antes, durante y después de cocinar o al tocar la basura.
1. Mojarse las manos con agua limpia, ya sea templada o fría, cerrar
el grifo y aplicar jabón.
2. Frotar las manos con el jabón, haciendo espuma, juntando palma
con palma y después en la parte trasera de la mano, así como
entre los dedos y las uñas. Este proceso debe durar al menos 20
segundos.
3. Enjuagar las manos bajo el agua del grifo.
4. Secar las manos con una toalla de papel o bajo un secador.
La higiene de las manos no solo es muy importante en la actividad diaria,
sino que cada vez son más los protocolos y las políticas para extender una
buena higiene de esta parte del cuerpo entre los profesionales sanitarios.
Para tener una buena higiene corporal es recomendable ducharse una vez
al día. Aunque se suele creer que la ducha es el mejor remedio para
mantener una buena higiene, hay que tomarla con cautela, pues hay
algunos hábitos que pueden perjudicar la salud de nuestra piel.
Tras la ducha, es muy importante secarse bien con una toalla y lavar esta
frecuentemente para evitar la aparición de hongos por la humedad
acumulada.
La boca es una de las partes que más sensación de buena o mala higiene
causa en los demás. Una boca mal cuidada puede derivar en la aparición de
caries, pérdida de dientes, un mal aliento o en enfermedades como la
periodontitis.
Mantener una buena higiene en las partes genitales, no solo evita el mal
olor, sino también infecciones por hongos, especialmente en el caso de las
mujeres. Además, una buena limpieza íntima es fundamental a la hora de
mantener relaciones sexuales.
La vagina no debe lavarse más de dos veces al día y debe ser secada, sin
frotar, desde delante hacia atrás para evitar infecciones por bacterias como
la Escherichia coli, presente en el ano y las heces.
A su vez, los varones deben tener especial cuidado con la suciedad que se
acumula en el glande.
El cabello debe lavarse dos o tres veces en semana. También debe lavarse
a diario en el caso de personas con el cuero cabelludo graso, o de aquellas
que practican mucho deporte o sudan en exceso.
Hay que vigilar especialmente a los niños, para evitar el contagio de piojos
o tratarlo a tiempo.
La ropa es como una capa más de piel que también acumula bacterias,
tanto de nuestro cuerpo como del exterior. Además de la ropa interior, que
debe cambiarse a diario, es recomendable cambiar de ropa
frecuentemente, especialmente después de la ducha.
Cortar las uñas de los pies de forma recta, nunca redondeada para
permitir que la nueva uña crezca bien.
No acercarse en exceso a la piel, de esta forma se evitan cortes
innecesarios.
Hay que tener especial cuidado con la nariz, que debe limpiarse
frecuentemente, especialmente cuando hay presencia de mocos. La mejor
forma de lavar la nariz es con la mezcla de agua y sal o con suero
fisiológico.
Otra parte importante son los oídos, la forma más aconsejable son las
gotas o acudir a un especialista si hay demasiada cera, pero nunca
introducir bastoncillos.
Los ojos se limpian con las propias lágrimas, aunque existe una gran
diversidad de colirios para combatir la sequedad de forma complementaria.
En todo caso, nunca debe introducirse jabón en el órgano ocular. Si esto
sucede de forma accidental, aclarar con abundante agua.