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Catalina y su cerro

Al calor del fogón con su llama envolvente, en una casa casi perdida en mitad de los
sembradíos de café, plátano, cacao, café, guayabo, pepa e´pan y otros, y más cerca el
mango, la naranja y arbustos de flores amarillas de un resucitado, se sientan a comer viejos,
jóvenes, abuelos, hijos… nietos. Revoloteando están las gallinas con sus pollitos y los perros
alertas a la conversa como si entendieran. Comparten la familia un delicioso sancocho de
pescado recién sacado del rio o tal vez un arroz sueltito con pescado frito, y de tomar el
chocolate recién molido. La mujer mayor con sus canas entrenzadas mira hacia el cerro y
con voz nostálgica y llena de orgullo pregunta a los menores sin esperar respuestas: ¿Saben
porque a ese cerro le llamamos Cerro Teta o Cerro Catalina? Pues les voy a contar:
seguramente Catalina fue ombligada con tierra de oro o de pronto por su valentía y
resistencia la ombligaron con un roble fuerte y sabio.

Suspira y como quien se habla a sí misma dice la mujer: yo también fui ombligada con tierra
de hormiga que me hace fuerte y trabajadora, además de inteligente y colaborativa. Con
vehemencia sentencia: el rito de ombligar lo tenemos que mantener, cada que perdemos
una costumbre vamos olvidando quienes somos. Ella recuerda la pertenencia al territorio
de cada ser que nace. Enaltece que somos parte de la tierra con el espíritu vegetal, mineral
o animal que los padres de la criatura escogen, y los niños y niñas adquieren así las
características de los elementos, es la unión de los esenciales. Y hay otro ritual que es el de
la madrina de agua que consiste en que la mujer mayor de la familia bendice el agua y
entrega al niño a una mujer escogida por la madre del nacido para que sea su custodia ante
los ojos de Dios y de la Naturaleza. Catalina es una mujer que nos enorgullece en este norte
del Cauca, según las historias que me contaba mi abuela, Catalina era conocida por amantar
a niños y niñas, y seguramente también ombligaba y fue madrina de agua de más de uno.
Pues bien, cuenta la historia que ella prefirió subir a ese cerro y tirarse al volcán muerto con
todas sus pertenencias antes que perder su libertad. En su honor, este lugar fue
denominado Cerro Teta o Cerro Catalina.

Marilyn Machado Mosquera


Kuagro ri Changaina
Cali, 2020

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