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TECNICAS GRAFICAS TRADICIONALES

En la tradición pictórica occidental, desde el renacimiento hasta nuestros


días, la obra gráfica ha sido una actividad alterna importante para un sin
numero de artistas, pero al entrar en detalle, en el más amplio sentido del
término son las artes del dibujo, la pintura, el grabado, la fotografía y el
diseño grafico; pero es en forma más específica: El grabado, sus técnicas y
sus diferentes formas de producción las que van a tener mayor importancia a
la hora de dar una definición específica con respecto a lo que es la gráfica
con todas las implicaciones del caso.

Desde otra mirada, Catafal, J. y Oliva C. (2004) definen a la obra gráfica


como el conjunto de estampas generadas mediante una matriz, elaborada
con alguna de las técnicas graficas y estampadas por medio de uno de los
múltiples sistemas de impresión, que le otorga una de sus principales
características: la de obra múltiple. Por lo tanto se puede hacer una
clasificación para la obra gráfica con respecto al modo y materiales con que
se utiliza y/o fabrica la matriz (Catafal et al., 2004: 13) así:

Grabado en relieve: Xilografía, linoleografía y camafeo.


Grabado calcográfico o en hueco: Directa, Indirecta y por adición.
Grabado plano gráfico: Litografía, offset.
Grabado en tamiz: Serigrafía.
Grabado contemporáneo: Copy art, Electrografía, Imágenes digitales.

Cristancho, R. (1991), “afirma que en buena medida y sin olvidar la obra de


los grandes grabadores, según han sido los pintores quienes a través de la
historia han dado un decidido impulso al grabado. Lo han sacado de su
condición de casi artesanal la (tradición de la estampa) para otorgarle nuevas
perspectivas y convertirlo en un medio de gran suficiencia plástica. (...)
Así lo entendieron grandes maestros (...)en Europa como Matisse, Klee,
Miro, Picasso entre muchos otros, en América del norte J. Johns, R.
Rauschemberg, A. Warhol, por mencionar solo algunos, realizaron obras
gráficas a la altura de sus obras pictóricas, donde se ven favorecidos por el
desarrollo de los medios de producción de la obra gráfica (...), en un
principio, en la realización de un grabado la complejidad de los procesos,
técnicas, utensilios, aparecen ante el artista como un obstáculo, las planchas
(matrices) bruñidores, buriles, ácidos, barnices, ceras; hacen que el artista
asuma la grafica como un campo alterno suficiente para la recreación de sus
ideas plásticas o como una extensión técnica de estas, que se benefician del
grabado: su condición de ser obra original múltiple, tener mayor acceso al
público, difusión, movilidad etc…”

Se encuentra que Carmona, E. y Spano L. (1988: 11), comentan acerca de


que “los comienzos del grabado calcográfico en occidente se sitúan a
mediados del siglo XV, al orfebre florentino Tomasso Finiguerra se atribuye el
descubrimiento del grabado en hueco hacia 1452 (...), a principios del siglo
XVI aparecieron en Alemania e Italia la punta seca y el aguafuerte, seguida
por el descubrimiento de la mezzotinta por Luís de Siegen en 1634 (...), de
comienzos de siglo XVIII data la aparición de el agua tinta practicada por
Goya, y a mediados de este mismo siglo surgió la tarde la técnica del barniz
blando”.

Pero para Latinoamérica la preocupación por la grafica no es desconocida,


según Zea, G (1994), “En el período de la conquista el buril y el punzón se
constituyeron en importantes recursos de impresión, fundamentalmente
dirigidos a la divulgación religiosa. Ya en los siglos XVIII y XIX los medios
gráficos son empleados como transmisores de ideas revolucionarias,
apelando en gran medida a la caricatura política, José Guadalupe Posada en
los inicios del siglo XX produce una obra muy ceñida a una crónica de la
cotidianidad, de corte humorístico y popular.” Donde según Sánchez, R
(2002) se analiza que en “El contexto histórico vivido por Posada (1852-
1913), ocurrieron la guerra de Reforma, la intervención francesa, el imperio
de Maximiliano, el triunfo de los liberales, la dictadura de Díaz y la
Revolución, lo que influyó en la definición de su plástica, que exaltó a los
héroes patrios encarnados en expresiones populares.

En otro instancia, la aparición del grabado en Colombia es tardía, Medina, A.


(1975) comenta que “de la época colonial heredamos escenas de los ataques
a Cartagena por piratas y corsarios realizadas siempre por artistas europeos
y punta secas de divulgación de las obras de los grandes maestros que nos
permitieron tener un débil pero definitivo contacto con el arte de las
metrópolis. De manera que el grabado se hace presente sin antecedentes
que lo anunciaran”, con la fundación del Papel Periódico Ilustrado en agosto
de 1881, a cargo de Alberto Urdaneta (1845-1887) y más tarde la publicación
Colombia Ilustrada pero su duración fue breve de abril 1889 a marzo de
1892, como lo afirma Ramírez, V. (2001: 34), pero “con la desaparición de
estas dos publicaciones el grabado fue perdiendo presencia en la vida
artística Colombiana. El taller de grabado que funcionaba en la escuela de
Bellas Artes, vio menguada su importancia tanto en programas como en el
número de interesados, con el agravante de no contar con un maestro con
las cualidades y dedicación por el oficio (...), la primacía que la pintura tenía
en bellas artes, con el consiguiente escaso presupuesto para el taller de
grabado, dejaban en claro el desinterés, la consideración de arte menor que
pesa sobre la grafica.”

Hacia comienzos de siglo XX la incorporación de sistemas fotomecánicos de


reproducción hace languidecer paulatinamente y de forma bastante radical
conllevando a que la gráfica no tuviera un buen nivel de significación.
Luego hasta mediados de este mismo siglo, la grafica (grabado) sufre un
sensible abandono, aunque ello no significó su desaparición de la escena
artística, realizado esporádicamente por artistas que preferían desarrollar su
trabajo utilizando otros medios, según Medina, A. (1975), “hasta 1958,
Colombia no le concede la menor importancia a sus dibujantes y grabadores,
quizás también por que consideraban las suyas, artes menores. Esta
subestimación es visible en la historia de los Salones Nacionales, iniciados
en 1940, los que por un largo período no incluyeron en el reparto de premios
si no a la pintura y a la escultura. (...) Es en el XI Salón Nacional de Artistas
(1958) en que tanto el dibujo como el grabado entran a ser considerados
autónomamente y como unos medios de alta jerarquía artística. Sin embargo,
esta nivelación oficial será efímera y en los Salones siguientes, a partir de
1959, aunque se sigue convocando a premios para dibujo y grabado, los
montos en dinero no son los mismos, son notablemente inferiores al de las
técnicas tradicionalmente consideradas mayores, hecho que de por si, señala
la poca estima en que volvieron a caer dibujantes y grabadores.”

El grabado Colombiano no obstante, solo conoce su esplendor hacia 1970,


como lo afirma Zea, G. (1994: 222 - 223) como la labor de algunos quijotes
como Luís Alberto Acuña o Gonzalo Ariza, lo utilizaron periódicamente tras
haberlo asimilado en el exterior. En los 60 se logro un interesante impulso
merced a la labor de Aníbal Gil, Pedro Hanné Gallo y Luis Ángel Rengifo (...)
siendo este último el que se constituyó en pionero del grabado; sus estudios
en los talleres de Digo Rivera y David Alfaro Siqueiros (...) le permitieron
regresar al país a oficializar la cátedra de grabado en la Universidad
Nacional. Gracias a sus enseñanzas se formaron grabadores de enorme
importancia como Alfonso Quijano o Augusto Rendón. (...), que según
afirmaciones de Medina A. (1975) “se convierte en el primer artista
Colombiano que se dedicó exclusivamente al grabado como técnica no
subordinada a la prensa escrita” todos ellos se dedicaron a la labor docente y
crítica socio política que por esos momentos se vivía en el País.

Al tiempo surgen eventos internacionales destinados a estimular las artes


graficas, y según menciona: Zea, G. (1994) en 1970 se realiza la 1ª bienal de
grabado Latinoamericano (Puerto Rico), La Exposición Panamericana de
Artes Graficas (museo la Tertulia, Cali, Colombia 1970), I Bienal Americana
de Artes Gráficas (1971) y el programa AGPA (Artes Graficas
Panamericanas), destinados a estimular el desarrollo de las artes graficas
en América latina, mediante el apoyo de instituciones privadas. Zea, G.
(1994) narra que “Simultáneamente aparecieron varios talleres. 4 rojo,
fundado por Nirma Zarate y Diego Arango, taller la Huella fundado por Juan
Manuel Lugo y Pro Grafica de Pedro Alcántara; a todos estos esfuerzos se
sumo el impulsos que experimento la serigrafía gracias a la labor del artista
Eduardo Serrano desde la galería Belarca, y a la no menos loable labor de
personajes como Humberto Giangrandi, en la Universidad de los Andes (...)”
Juan Antonio Roda y los talleres 25C de Ana Mercedes Hoyos y Arte dos
grafico de Luis Ángel Parra. Cuya labor no solo robustecieron la investigación
y producción del grabado sino que prolongaron su existencia.

Pero hoy en día, en pleno siglo XXI, se observa como las técnicas
tradicionales sufren nuevamente las agresiones del olvido, no solo en los
talleres privados sino desde las aulas de clase, ya que en algunas
instituciones con programas dedicados a las bellas artes, como: La
Universidad Nacional de Colombia, La Universidad Industrial de Santander,
UNIQUINDÍO entre otras, se ha venido restando importancia a la grafica y
sus procedimientos: materias electivas, baja intensidad horaria, bajo costo en
el porcentaje del valor de la materia en créditos, poca motivación en el
estudiantado para profundizar en el conocimiento de este tema.
El desconocimiento de técnicas graficas tradicionales por parte de las nuevas
generaciones de estudiantes en Colombia, ha provocado que el grabado en
metal, madera, piedra y sedas hayan quedado en el olvido, permaneciendo
muchas veces la frustración por las falencias percibidas al respecto.

En numerosos casos, se afectan procesos evolutivos para los desarrollos


individuales en la creación plástica, ya sea por el desconocimiento de estas
técnicas tradicionales o por la carencia de personal capacitado para
adelantar tan loable labor, siendo esta la motivación principal para hacer de
las futuras experiencias, un aporte para conocer, profundizar y experimentar
en el tema, y no dejar que siga cobrando vigencia el olvido en que cada vez
caen las técnicas tradicionales de hacer grabado.

Pero también se encuentra que en ocasiones la crítica especializada es la


encargada de minimizar muchas de estas intenciones, con afirmaciones que
inciden a que se den calificativos desobligantes a la grafica, Roca, J (2005:
13), curador y crítico Colombiano, nos plantea que, eventos donde el
grabado es el principal protagonista, ”Terminó en un callejón sin salida
debido a una reducida y ortodoxa comprensión del termino que le daba su
sentido: la grafica, al referirse a la última bienal de grabado en San Juan
(primero y más antiguo encuentro de las artes gráficas latinoamericanas) y su
sistema de selección a través de los gremios en cada país y una
convocatoria que privilegiaba los medios gráficos convencionales y según él
convirtiéndola en un evento endógamo, divorciado de la práctica artística
contemporánea. Para replantear este evento, manteniendo la tradición, el
Instituto de Cultura Puertorriqueña. Llamó a Mari Carmen Ramírez, (...) que
plantea, el realizarla cada tres años, cambiar el modelo de convocatoria por
el de curaduría, eliminando las representaciones nacionales y los premios y
su propuesta más radical, entender la Trienal como un gran evento de arte
contemporáneo en torno a la idea de la grafica y no como un evento de
grabado.”

También se puede constatar, según Roca, J. (2005), “que la mayoría de las


actitudes cuestionadas provienen de artistas que no se consideran a si
mismos como grabadores y que toman los medios gráficos como
herramientas y no como un credo inapelable.”

Desde esta perspectiva surgen interrogantes como:

¿Qué relevancia tienen las técnicas tradicionales de grabado en el contexto


del arte actual a nivel internacional?

¿Hasta qué punto resultaría Anacrónico rescatar las técnicas tradicionales


del grabado para su aprovechamiento en la configuración de un lenguaje
plástico propio?

A partir de las afirmaciones de Roca J.(2005), surge la necesidad de hacer


una revisión histórica y una profundización acerca de las técnicas
tradicionales de grabado, para reincorporarlas al discurso estético
Colombiano, en aras de mantener su vigencia, rescatar el oficio y darlo a
conocer a las nuevas generaciones de artistas en formación, de tal manera
que se pueda reconocer la dimensión pública del grabado: reproducirlo a
gran escala, facilitar accesibilidad al público en general, buscando
estrategias de circulación y reinsertarlo en el ámbito social, sin llegar a
apartarlo de los discursos artísticos de la contemporaneidad.

Ahora bien, desde el punto de vista de lo anacrónico que refleje, la


utilización de este medio de expresión en la producción artística resulta
evidente que a la luz de la crítica actual, pareciera que es una tarea sin
sentido; igual podríamos decirlo de la pintura, del modelado y de otros
medios tradicionales, sin embargo, en el contexto internacional vemos que
escultores tales como: Ron Mueck , utilizando técnicas tradicionales como el
modelado tienen vigencia en el arte contemporáneo, otro ejemplo se puede
apreciar en la obra de Jenny Saville, que son su pintura tradicional también
se inscribe en los discursos estéticos contemporáneos, Ovino María, et al.,
(2000: 161) afirma que:

La pintura no ha sido desplazada por la instalación, es parte de ella


como un objeto más, aunque hoy en día se la sigue atacando; Estas
actitudes son un fracaso, por que la pintura sigue existiendo en lo más
profundo y en el centro del mundo, como algo que apunta a su
pasado.

Igualmente puede suceder con el grabado, que surja un grabador que se


valga de las técnicas convencionales, evidenciando así que el problema no
es la técnica, Carmona, E. y Spano L. (1988) donde se destaca a José Luís
Cuevas, dibujante, grabador, escultor, ilustrador y ceramista de gran
relevancia artística latinoamericana enmarcando su trabajo dentro del
discurso vigente del arte actual.

De tal manera se considera que el rescate de técnicas tradicionales del


grabado son factibles, viables a pesar la abrumadora presencia de la
tecnología de punta y su inserción en la grafica contemporánea, Ovino María,
et al., (2000: 17), menciona que es bien sabido que los cambios tecnológicos
alteran profundamente los procesos de pensamiento y aprendizaje toda
invención por simple que parezca, es el resultado de condiciones particulares
que dependen del contexto donde esta ocurre.
Mientras existan personas e instituciones que pretendan procurar realizar
acciones para que las técnicas graficas tradicionales no se olviden, siempre
existirá la esperanza de un mejor mañana, desde la posición del docente y
del artista plástico inquieto por el desarrollo de la grafica en Colombia, se
pretende dar a la grafica (basada en las técnicas tradicionales del grabado),
el rescate, el poder, el transmitir a los futuros artistas creando escuela según
lo recibido, y lograr que recupere la dimensión pública, al hacerlo accesible,
reproducible hasta el infinito, realizable y muchas otras estrategias de libre
circulación, para insertarlo en el ámbito social, y así reencontrarle una vía,
llegando a la conclusión que el problema no es la técnica sino el
desconocimiento de la misma.

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