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Si revisamos la Ley 1178 del 20 de julio de 1990 y sus normas reglamentarias, se basa en un
Estado regulador y sin participación en la economía, cediendo ese rol a la iniciativa privada,
confiando sobre todo en la empresa transnacional que mediante privatizaciones o
capitalización se hizo cargo de empresas estratégicas y de alta rentabilidad como YPFB, Entel,
ENDE, etc. destruyendo el aparato y la memoria productiva del país, que costó décadas
construir.
Obviamente es una normativa que no se adecua al proceso de cambio que vive el país desde el
2006. Su estructura, supuestamente con base en la teoría sistémica, señala 8 sistemas de
administración y control gubernamental:
Programación de Operaciones
Organización Administrativa
Presupuesto
Tesorería
Contabilidad
Personal
Bienes y Servicios
Control Interno y Externo Posterior
Al ser una ley de más de 27 años, está totalmente descontextualizada frente al avance
tecnológico y en la práctica sistémica que vivimos hoy, donde se realizan todo tipo de
operaciones administrativas, financieras y de control en línea. Quizá por eso, el presidente Evo
en su informe de gestión ha pedido propuestas para desburocratizar la gestión pública,
seguramente porque siente en el día a día la obsolescencia de la Ley 1178. Pero no solo él,
también el servidor público, que tiene por ejemplo que hacer su propia planificación operativa
anual individual (POAI), no me imagino la tarea de seguimiento del área de planificación y
personal al cumplimiento del mismo, si se lo hace rigurosamente.
Para desburocratizar es necesaria una nueva ley de gestión pública, que no se pierda en la
minucia, herramienta del burócrata para frenar las políticas, una ley de gestión pública con
enfoque plurinacional, que rescate las visiones de los hombres y mujeres que habitaron esta
tierra bajo visiones como el suma qamaña, el ñandereko, el teko kave, el ivi maraei y el qhapaj
ñan, visiones que no han podido ser superadas por la modernidad y civilización occidental.
Visiones que fragmentariamente hoy nos garantizan la seguridad alimentaria, nos enorgullecen
a través de los tejidos, las cerámicas y la música. Es pues importante una normativa de gestión
pública que coadyuve al cumplimiento de políticas de Estado y no de grupos corporativos, así
avanzaremos como país. Su importancia radica en transparentar el buen y eficiente uso de los
recursos para que no se dilapiden en proyectos que no favorecen a las necesidades esenciales de
la sociedad.
Una educación liberadora que forme niños y niñas creativos y solidarios, una alimentación
digna, una producción que no explote la naturaleza sino conviva con ella. La tarea no es fácil,
porque el mercado e individualismo en más de 20 años de neoliberalismo parece haber calado
profundo en el accionar público y más con la vigencia de la 1178. Somos ancestrales
productores de la papa en sus cientos de variedades, del maíz, de la quinua, alimentos que el
mundo los ha hecho propios, que más potencia y competitividad productiva como país, y que la
gestión pública debería dinamizar y multiplicar en un mundo que se debate en crisis de
sobreproducción, de contaminación y destrucción de la naturaleza.
Es que este sistema consiste en alinear los objetivos y planes estratégicos de cada entidad con
los planes y políticas generado por el Sistema Nacional de Planificación y traducirlos en
resultados concretos a alcanzar en el corto y mediano plazo, en tareas específicas a ejecutar, en
procedimientos a emplear y en medios y recursos a utilizar, todo ello en función del tiempo y
del espacio
La tesorería maneja los ingresos, el financiamiento o crédito para ejecutar las actividades,
consiste en normar los sistemas de TESORERIA que regulan la manera en que se
administrarán los ingresos antes presupuestados, fecha de pago de obligaciones de pago de
salarios, compra de bienes, etc.; y en que Tesoros Públicos se destinarán y concentrarán los
recursos financieros.
El control interno posterior será practicado después del acto administrativo, etc., está a cargo
de la Auditoria Interna o externa, por la Contraloría General del Estado.
La responsabilidad es civil cuando la acción u omisión del servidor público o de las personas
naturales o jurídicas privadas cause daño al Estado valuable en dinero.
La Ley 1178 prevé que para el caso de los SISTEMAS ADMINISTRATIVOS, el Órgano Rector o
normativo es el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas y para el caso del CONTROL
GUBERNAMENTAL, el Rector es la Contraloría General del Estado, que se encargan de emitir
las normas y reglamentos básicos para cada sistema, además de compatibilizar o evaluar las
disposiciones específicas que elabora cada entidad en función de su naturaleza, entre otras
atribuciones como Órganos Rectores que deben vigilar el funcionamiento e implantación
adecuado de los sistemas e integrar la información generada par los 8 sistemas.