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Todo trabajo infantil realizado por personas cuya edad es inferior a los 14 años, o que
no garantiza a los menores entre 14 y 18 años los derechos consagrados en la ley
(Código del Menor, decreto 2737 de 1989, Articulo 230), y se considera explotación
económica o laboral, especialmente:
En Colombia, un análisis de prensa en las dos primeras décadas del siglo XX señala que
eran muchos los trabajos realizados por niños en la capital: como voceadores de
prensa, lustradores de zapatos, aguateros, recogedores de lavaza, limosneros,
pordioseros, vendedores de café, ayudantes de albañilería y deshollinadores3.
En 1996 uno de cada cuatro jóvenes de 14 y 17 años eran económicamente activo, con
relaciones al estudio realizado en 1992 por el DANE en el cual se observa una tendencia
hacia una disminución en este grupo de edad de 31.2% a 25.9%.
Las tasas de participación en 1996 son mucho mayores en el contexto rural que urbano:
en la zona rural uno de cada tres jóvenes participa, y en la zona urbana uno de cada
cinco.
La tasa de participación laboral de los jóvenes de 12-13 años hombres era: 17% en zona
rural y 3.9% en zona urbana.
En una encuesta sobre niñez y adolescencia que realizó el DANE en 1996 en ocho
ciudades de Colombia encontró que la tasa de ocupación de los niños de 7 y 11 años era
de 1.8%, es decir 1 de cada 55 niños de esta edad estaban trabajando.
En 1996, los niños de 12 y 13 años en la zona rural trabajan 33.8 horas semanales y en la
zona urbana 26 horas semanales. Las mujeres de 12 y 13 años de zona urbana, trabajan
42 horas semanales y en zona rural, 34 horas semanales.
En el análisis elaborado por la defensoría del Pueblo a partir del estudio sobre el tema
realizado por el Ministerio de Trabajo y el Centro de Estudios para el Desarrollo
Económico (CEDE) de la Universidad de los Andes, del total de la población colombiana
entre 12 y 17 años (6.261.300), el 28.1% trabaja (1.759.425). De esta cifra el 52.31% realiza
trabajos reales únicamente, el 26.33% se dedica a oficios del hogar y el 21.36% combina
el trabajo con los oficios del hogar y el estudio9.
Cabe observar aquí que más del 50% de los menores trabajadores colombianos
solamente están dedicados a ejercer la actividad laboral. Esta situación hace que a los
pequeños se les prive de sus derechos fundamentales a la educación, al afecto, al juego
y demás aspectos básicos para su desarrollo integral.
Únicamente el 10% de los menores trabajadores está cubierto por la afiliación al sistema
de seguridad social en salud. Esto obedece a que la mayoría de ellos labora en la
economía informal y lo que es más grave, realizan tareas muy por encima de sus
posibilidades físicas y las cuales además representan un alto riesgo para su salud9.
La defensoría del pueblo realizó durante 1996 un estudio sobre niñas, niños y jóvenes
recicladores, trabajadores o habitantes de rellenos sanitarios y basureros en las
ciudades de Barranquilla, Bucaramanga, Cali, Medellín, Bogotá y en el Municipio de la
Mesa (cundinamarca); en este estudio se encontró: de 4.432 personas dedicadas al
reciclaje, 553(14%) era menores de edad entre 8 y 18 años, el 69% de los menores de
edad lleva más de un año trabajando en dichos lugares, el 22% es analfabeta, el 65%
abandono el estudio y el 13% estudia actualmente. Estos menores reciben en promedio
entre $33.000 y $90.000 mensuales y el 58% entregan dicho dinero a su familia. La
mayoría de los menores de edad no está cubierto por el sistema de seguridad social.
Menores Trabajadores en el Raspado de Coca
Este estudio lo realizó la defensoría del Pueblo sobre menores de edad vinculados al
respaldo de coca en 13 municipios del Putumayo: Mocoa, Villa Garzón, Valle de Guamés,
Santiago, La dorada, Colon. Orito, Puerto Guzmán , Puerto Asís, La Hormiga, Puerto
Caicedo, Puerto Leguízamo y San Francisco; en este estudio se encontró: se encontró:
69.362(45%) de los habitantes son menores de 18 años, de ellos 10.984(22.6%) están
entre los 5 y 18 y se dedican exclusivamente al raspado de la coca. Diariamente
recolectan en promedio entre 8 y 10 arrobas de hoja de coca y reciben $3.000 por
arroba (1.5 dólares). El municipio con más porcentaje de niños recolectores de coca es
Orito, con una cifra cercana al 70%. Es posible que durante las épocas de vacaciones
escolares y de cosecha se acentúe la participación del trabajo infantil9.
El trabajo es las minas empieza a corta edad, por lo que solo aspiran a 3 o 4 años de
escolaridad para aprender a leer o escribir y desarrollar operaciones básicas de
matemáticas.
En estas zonas carboníferas vimos como la extracción del carbón se realiza por medio
artesanales, dependiendo únicamente del trabajo físico y el esfuerzo del minero, quien
en interminables jornadas de agotador trabajo extrae la riqueza a la entraña de la
tierra.
Se calcula que solo en Tópaga hay más de 100 minas, de las cuales 3 son grandes y
relativamente tecnificadas y 97 son rudimentarias y en estas trabajan alrededor de 200
menores en edades entre 10 y 18 años.
En el peor de los casos no existe la vagoneta y deben halar los niños la pesada carretilla
ayudando a un adulto, en una labor que exige un esfuerzo físico inmenso. No es fácil
entender la magnitud del trabajo de estos niños al cargar las 5 toneladas, que con más
de mil paladas pueden cargar en un día. Estos niños, algunos de solo 10 años, realizan
sin que signifique para ellos un trabajo excesivo.
El trabajo del niño dentro de una sociedad de tradición labora, donde todos han
aprendido a trabajar haciéndolo desde niños, no es un conflicto, es una suma de
realidades que incluye el proceso formativo, el ingreso familiar, la fuerza laboral, la
vivencia familiar y la vida del niño.
En Bogotá cada día más niños y niñas tienen que trabajar, ya sea porque sus padres
carecen de recursos para cubrir sus necesidades básicas o porque los niños viven
situaciones de maltrato y violencia que los llevan a salir de sus hogares a la calle, a
conseguir el sustento diario en el rebusque. Esto se refleja en el siguiente grupo de
trabajadores:
Son menores que se ubican en los semáforos o deben abordar los diferentes buses
para vender sus mercancías en las grandes ciudades. Este trabajo lo realizan a diario,
muchas veces niñas que visten ligeramente provocativas, lo cual se presta para que
fácilmente entren al mundo de la prostitución, ya que son asediadas por toda clase de
hombres, que la agreden verbalmente. Estas niñas manifiestan que este trabajo lo
realizan porque quieren solidarizarse y aliviar la carga económica de la familia, ya que
muy pocas veces aparece la responsabilidad del padre10.
Es muy difícil con precisión cual es el número de jóvenes menores de 18 años que
trabajan en la floricultura en la sabana de Bogotá, principalmente en los municipios de
Madrid y Funza, sobre todo durante las vacaciones escolares; es probable que haya
cerca de 5.000 en las distintas empresas. Entre los temas preocupantes dentro de las
empresas de flores, se presenta la exigencia de rendimiento cada vez mayor para los
trabajadores: si antes un trabajador tenia que preparar 23 ramos por hora, ahora tiene
que hacer 35. En 1985 había que cortar 150 flores por hora, pero esta cifra se ha elevado
a 1.050 (un trabajador puede esta haciendo ahora el trabajo que antes realizaban 3
personas). Las jornadas de trabajo son excesivamente largas, sobre todo en épocas de
gran demanda de flores24.
Niñas solo menores de 18 años, en tanto que el trabajo con muchachos no limito la
edad; y unos y otros inician el trabajo sexual a edades muy tempranas; antes de cumplir
los 10 años. (el 5% de niñas y el 17.5% de niños).
Ingresos: unas y otros reciben al mes sumas levemente superiores al salario mínimo
legal vigente, que hoy equivale a $213.000 (142 dólares).
Entre los riesgos a que esta expuestos los niños y los jóvenes que trabajan se
encuentran: derrumbes, explosiones, exposición al polvo del carbón, exposición a
gases tóxicos (metano, CO2, amoniaco, hidrogeno), bajos niveles de oxigeno y altas
temperaturas en las minas, incendios, deformidades de su estructura ósea (escoliosis),
sobrecarga física, riesgos mecánicos, abandono del estudio, esfuerzo físico extremo,
delincuencial juvenil, accidentes de transito , drogadicción, polución, riesgo de maltrato
físico, violencia psicológica y sexual.
Los directores de los centros educativos velarán por la permanente asistencia del
menor a su establecimiento, procurarán evitar que se presente la deserción escolar e
investigarán las causas de las mismas, si esta se presenta (Código del Menor, Art. 313).
Conclusiones
No se trata de proteger los niños de los riesgos sino de erradicar el trabajo infantil en
menores de 12 años en el más corto tiempo posible. Además brindar las condiciones
para que los mayores de 12 años reciban un salario siempre justo, tengan los mismos o
mejores derechos que el adulto y no realicen jornadas de trabajo mayores que las
establecidas por el régimen laboral para el menor, y que cuente con un sistema de
seguridadsocial.
Hay consenso general en señalar que el trabajo infantil existe debido a contextos de
pobreza y desigualdad que caracterizan a los países de América Latina, por lo tanto
mientras no se logre mayor igualdad en la distribución del ingreso y mientras no existan
las mismas oportunidades para todos los niños y niñas de nuestras sociedades, el
trabajo infantil no dejara de existir. Por lo tanto las políticas mundiales y particulares de
los estados deben contemplar la problemática del menor trabajador mediante la unión
de las instituciones que trabajan para este fin. La iniciativa del 20/20 que invita a todos
los países por término medio un 20% de la ayuda oficial y el presupuesto nacional,
respectivamente a programas sociales fundamentales que incluyan enseñanza primaria
y asistencia sanitaria básica, puede contribuir eficazmente a la lucha contra el trabajo
infantil.