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Estudio-vida de 1 y 2 Samuel

CONTENIDO

1. INTRODUCCION A
2. LA HISTORIA DE SAMUEL (1)
SU ORIGEN, NACIMIENTO Y JUVENTUD
3. LA HISTORIA DE SAMUEL (2)
SU RELACION CON EL CADUCADO Y DECADENTE SACERDOCIO
AARONICO (1)
4. LA HISTORIA DE SAMUEL (3)
SU RELACION CON EL CADUCADO Y DECADENTE SACERDOCIO
AARONICO (2)
5. LA HISTORIA DE SAMUEL (4)
SU MINISTERIO (1)
6. LA HISTORIA DE SAMUEL (5)
SU MINISTERIO (2)
7. SAMUEL: UN HOMBRE CONFORME A DIOS
8. LA HISTORIA DE SAUL (1)
SU ORIGEN Y UNGIMIENTO
9. LA HISTORIA DE SAUL (2)
SAUL DERROTA A LOS AMONITAS Y SAMUEL HACE UN
RECORDATORIO A ISRAEL
10. LA HISTORIA DE SAUL (3)
SAUL DERROTA A LOS FILISTEOS
11. LA HISTORIA DE SAUL (4)
LA DESOBEDIENCIA DE SAUL AL DERROTAR A LOS AMALECITAS
12. LA HISTORIA DE DAVID (1)
DIOS LO PREPARA PARA QUE SEA UN HOMBRE CONFORME A SU
CORAZON 1 SAMUEL 16—2 SAMUEL 1 (1)
ESCOGIDO, INSTRUIDO, UNGIDO, PUESTO A PRUEBA Y APROBADO
13. LA HISTORIA DE DAVID (2)
DIOS LO PREPARA PARA QUE SEA UN HOMBRE CONFORME A SU
CORAZON SAMUEL 16—2 SAMUEL 1 (2)
SAUL LO PERSIGUE Y LO PONE A PRUEBA (1)
14. LA HISTORIA DE DAVID (3)
DIOS LO PREPARA PARA QUE SEA UN HOMBRE CONFORME A SU
CORAZON 1 SAMUEL 16—2 SAMUEL 1 (3)
SAUL LO PERSIGUE Y LO PONE A PRUEBA (2)
15. LA SOBERANIA DE DIOS Y LAS LECCIONES DE LA CRUZ QUE
APRENDIO DAVID
16. LA HISTORIA DE DAVID (4)
DIOS LO PREPARA PARA QUE SEA UN HOMBRE CONFORME A SU
CORAZON 1 SAMUEL 16—2 SAMUEL 1 (4)
SAUL LO PERSIGUE Y LO PONE A PRUEBA (3)
17. LA HISTORIA DE DAVID (5)
DIOS LO PREPARA PARA QUE SEA UN HOMBRE CONFORME A SU
CORAZÓN 1 SAMUEL 16—2 SAMUEL 1 (5)
SAUL LO PERSIGUE Y LO PONE A PRUEBA (4)
18. LA HISTORIA DE DAVID (6)
DIOS LO PREPARA PARA QUE SEA UN HOMBRE CONFORME A SU
CORAZÓN 1 SAMUEL 16—2 SAMUEL 1 (6)
SAUL LO PERSIGUE Y LO PONE A PRUEBA (5)
19. LAS LECCIONES QUE NOS ENSEÑAN LOS CINCO PERSONAJES
PRINCIPALES QUE SE VEN DE 1 SAMUEL 1 A 2 SAMUEL 1 EN
CUANTO A COMO DISFRUTAR DE LA BUENA TIERRA
20. LA HISTORIA DE DAVID (7)
PROCLAMADO REY PARA QUE ESTABLEZCA EL REINO DE DIOS EN
LA TIERRA 2 SAMUEL 2—24 (1)
EL PUEBLO LO PROCLAMA REY (1)
21. LA HISTORIA DE DAVID (8)
PROCLAMADO REY PARA QUE ESTABLEZCA EL REINO DE DIOS EN
LA TIERRA 2 SAMUEL 2—24 (2)
EL PUEBLO LO PROCLAMA REY (2)
22. LA HISTORIA DE DAVID (9)
PROCLAMADO REY PARA QUE ESTABLEZCA EL REINO DE DIOS EN
LA TIERRA 2 SAMUEL 2—24 (3)
DAVID SE PREOCUPA POR LA HABITACION DE DIOS (1)
23. LA HISTORIA DE DAVID (10)
PROCLAMADO REY PARA QUE ESTABLEZCA EL REINO DE DIOS EN
LA TIERRA 2 SAMUEL 2—24 (4)
DAVID SE PREOCUPA POR LA HABITACION DE DIOS (2)
24. NECESITAMOS QUE DIOS FORJE A CRISTO EN NOSOTROS
25. LA SIMIENTE DE DAVID Y EL HIJO DE DIOS
26. DIOS EN CRISTO SE FORJA EN NUESTRO SER POR MEDIO DE UN
PROCESO DE TRANSFORMACION METABOLICA
27. SE PROFETIZA QUE UN DESCENDIENTE DE DAVID SERIA
LLAMADO HIJO DE DIOS
28. DIOS DESEA FORJARSE EN NOSOTROS Y FORJARNOS A NOSOTROS
EN EL Y ASI PRODUCIR UNA MORADA MUTUA
29. DIOS EN CRISTO DESEA FORJARSE EN NOSOTROS
30. EL DIOS TRIUNO PROCESADO REALIZA UNA SOLA OBRA: SE
FORJA EN NUESTRO SER
31. LO QUE SIGNIFICA QUE LA SIMIENTE DE DAVID SEA DESIGNADA
HIJO DE DIOS
32. LA HISTORIA DE DAVID (11)
PROCLAMADO REY PARA QUE ESTABLEZCA EL REINO DE DIOS EN
LA TIERRA 2 SAMUEL 2—24 (5)
DAVID VENCE A SUS ENEMIGOS Y FORTALECE SU REINO
33. LA HISTORIA DE DAVID (12)
PROCLAMADO REY PARA QUE ESTABLEZCA EL REINO DE DIOS EN
LA TIERRA 2 SAMUEL 2—24 (6)
EL PECADO DE DAVID Y EL CASTIGO QUE DIOS LE INFLIGE
34. EL FRACASO DEL HOMBRE Y EL CASTIGO DE DIOS
35. LA HISTORIA DE DAVID (13)
PROCLAMADO REY PARA QUE ESTABLEZCA EL REINO DE DIOS EN
LA TIERRA 2 SAMUEL 2—24 (7)
EL CASTIGO QUE DIOS INFLIGE SOBRE DAVID 2 SAMUEL 12:15b—
20:26 (1)
36. LA HISTORIA DE DAVID (14)
PROCLAMADO REY PARA QUE ESTABLEZCA EL REINO DE DIOS EN
LA TIERRA 2 SAMUEL 2—24 (8)
EL CASTIGO QUE DIOS INFLIGE SOBRE DAVID 2 SAMUEL 12:15b—
20:26 (2)
37. LA HISTORIA DE DAVID (15)
PROCLAMADO REY PARA QUE ESTABLEZCA EL REINO DE DIOS EN
LA TIERRA 2 SAMUEL 2—24 (9)
EL CASTIGO QUE DIOS INFLIGE SOBRE DAVID 2 SAMUEL 12:15b—
20:26 (3)
38. LA HISTORIA DE DAVID (16)
PROCLAMADO REY PARA QUE ESTABLEZCA EL REINO DE DIOS EN
LA TIERRA 2 SAMUEL 2—24 10)
LA ULTIMA ETAPA DEL REINADO DE DAVID 2 SAMUEL 21—24
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE UNO

INTRODUCCION

Lectura bíblica: 1 S. 1

Al estudiar la Biblia, el libro de libros, debemos entender claramente que ella no


es un libro de doctrinas. De hecho, ni siquiera es un libro de verdades. Entonces,
¿qué es? La Biblia es la revelación divina. La palabra griega traducida revelación
significa descubrir algo que estaba oculto. La Biblia es la revelación que Dios
hace de Sí mismo, del universo y del hombre. Es por eso que, cuanto más la
estudiamos, más nos convencemos de que Dios es el autor de la misma, no el
hombre. Las Escrituras contienen frases que sólo Dios podría expresar.

Si vamos a entender la Biblia como revelación divina, es importante tener un


espíritu de sabiduría que nos permita conocer, y de revelación que nos capacite
para ver. Por esta razón, Pablo pide “que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el
Padre de gloria”, nos dé “espíritu de sabiduría y de revelación” (Ef. 1:17). Esto
indica que necesitamos la sabiduría divina para entender la revelación divina.
La mente humana natural y el conocimiento humano común no pueden
comprender la revelación de Dios; para ello necesitamos el espíritu. ¡Gracias a
Dios que nos creó con dicho órgano! En Job 32:8a dice: “Ciertamente espíritu
hay en el hombre”. Dios creó un espíritu en nosotros específicamente para que
lo conozcamos a Él. Necesitamos un espíritu de sabiduría y de revelación para
conocer y ver lo que está encubierto.

Es importante reconocer que no conocemos la Biblia. El único que la conoce es


el Dios Triuno procesado y consumado. Cuanto más comprendamos esto, más
oraremos: “Señor, te necesitamos. Necesitamos Tu misericordia y Tu bendición.
Te necesitamos como el Espíritu y como la Palabra. Sin Ti, aunque leamos la
Biblia, no la entenderemos”.

La Biblia es la revelación divina y como tal devela la economía eterna de Dios, la


cual gira en torno a una persona: Cristo. Cristo es el Dios eterno, quien se hizo
hombre. El es el Dios completo y el hombre perfecto; El es el Dios-hombre. Sólo
en El se puede ver a Dios. Fuera de Cristo, nadie puede conocer a Dios.
Asimismo, sólo El posee una humanidad íntegra. Aparte de Él, no existe ningún
hombre que sea verdadero, íntegro y genuino.

Cristo vino con el propósito de cumplir la voluntad del Padre (Jn. 6:38; 4:34;
5:30), de llevar a cabo la economía de Dios. El vivió en la tierra y experimentó la
vida humana en todos sus aspectos. Luego, fue a la cruz y sufrió una muerte que
lo incluyó todo, y después de tres días se levantó en Su humanidad. Por medio
de la resurrección, El introdujo la humanidad en la divinidad y la hizo parte del
Hijo de Dios (Ro. 1:3-4). De esta manera El llegó a ser el Hijo primogénito de
Dios, y nosotros Sus muchos hijos (Ro. 8:29; 1 P. 1:3).

El era Dios y se hizo hombre, y nosotros somos hombres y llegamos a ser Dios
en vida y naturaleza, mas no en ser objeto de adoración. El es el origen, y
nosotros el producto. El producto debe ser semejante a su origen, así que,
nosotros, los hijos de Dios (Jn. 1:12), somos semejantes a Él en vida y
naturaleza, mas no en Su persona, no como objeto de adoración. En conjunto,
nosotros somos el Cuerpo de Cristo. Cristo es la Cabeza, y nosotros el Cuerpo, y
juntos conformamos el nuevo hombre (Ef. 4:24; Col. 3:10-11). Por ser creyentes
de Cristo, todos nosotros somos parte del nuevo hombre. Esto constituye un
breve esbozo de la revelación divina en cuanto a la economía de Dios.

Sin esta visión de la economía de Dios, no se puede entender la Biblia. Si leemos


la Biblia sin esta perspectiva, la entenderemos equivocadamente. Es por eso que
en los mensajes sobre Josué, Jueces y Rut dije que es crucial ver la economía de
Dios. Estos tres libros no son solamente libros de historia, sino que forman
parte de la revelación divina tocante a la economía de Dios. Además, estos libros
contienen muchos tipos, los cuales son representaciones que nos muestran
cómo participar de la economía de Dios. Este principio se ve también en 1 y 2
Samuel. Estos libros forman parte de la revelación en cuanto a la economía de
Dios y contienen cuadros relacionados con nuestra participación en dicha
economía.

Al examinar el estudio-vida de 1 y 2 Samuel necesitamos un espíritu de


sabiduría y revelación para poder ver lo que revelan estos dos libros. En ellos se
destacan cuatro personas: Elí, Samuel, Saúl y David. Permítanme decir algo
acerca de cada una de ellas, resumido en cuatro aspectos, los cuales son
extractos de 1 y 2 Samuel:

1. El fracaso de Elí durante la degradación del pueblo provocó la caída del


sacerdocio decadente.

2. El ministerio de Samuel, por medio del voto nazareo, acabó con el gobierno
de los jueces y trajo el sacerdocio, destinado al oráculo de Dios, y el reinado,
destinado a la administración de Dios.

3. Con su vida carnal, Saúl insultó el reinado en el gobierno divino, y por ende,
lo perdió.
4. La vida piadosa de David afianzó el reinado en la economía de Dios, y su
lujuria contaminó el reinado en cuanto a la santidad de Dios.

Al comienzo de 1 Samuel se expone el fracaso de Elí. Este fracaso sucedió en el


tiempo de la degradación del pueblo de Israel. Elí fue el sacerdote responsable
por el deterioro del sacerdocio ya por sí decadente.

El ministerio de Samuel trajo la vocación profética que restauró el oráculo de


Dios, y el reinado que estableció la administración divina. La vocación profética,
según lo ordenó Dios, debía cumplir dos funciones: comunicar la palabra de
Dios y establecer Su administración, es decir, Su relación gubernamental con Su
pueblo. Así que, por una parte, los sacerdotes eran los portavoces de Dios y, por
otra eran Sus representantes. Ellos expresaban la palabra de Dios, y
representaban a Dios en Su administración. Debido a que durante el tiempo de
Elí el sacerdocio se hallaba decadente y deteriorado, Samuel fue levantado para
reemplazarlo. Samuel no tuvo ningún fracaso; él desempeño un ministerio
conforme al voto nazareo, el cual puso fin a la época de los jueces e introdujo la
vocación profética, que trajo el oráculo de Dios e introdujo el reinado que
estableció la administración de Dios.

Aunque tal vez nos sea difícil entender la vida de Samuel, es fácil entender la
que llevó Saúl, pues él y nosotros padecemos de la misma enfermedad. La vida
de Saúl era carnal, y la nuestra lo es también. Sin importar cuál sea nuestra
nacionalidad, todos somos Saules. La vida carnal de Saúl insultó, ofendió y
deshonró el reinado en el gobierno divino, y esto lo llevó a perderlo. En cierto
sentido, muchos creyentes han hecho lo mismo, y han perdido el reinado.

David es lo opuesto a Saúl. Mientras que la vida de Saúl fue carnal, la de David
fue piadosa. La palabra carnal denota al hombre caído, mientras que la palabra
piadosa alude a una persona que está con Dios. La vida carnal de Saúl le llevó a
perder el reinado, pero la vida piadosa de David protegió el reinado en la
economía divina. Sin embargo, la lujuria de David contaminó y dañó el reinado
en cuanto a la santidad de Dios. Aunque David no perdió el reino en su
totalidad, sí perdió gran parte de él. Una sola tribu, Judá, se quedó con él.

Examinemos otros puntos relacionados con I. LOS LIBROS DE 1


Y 2 SAMUEL
SON UN SOLO LIBRO EN
LAS ESCRITURAS HEBREAS

En las Escrituras hebreas, 1 y 2 Samuel forman un solo libro.


II. LOS ESCRITORES

Samuel escribió los capítulos del uno al veinticuatro, y el profeta Natán y el


vidente Gad escribieron los capítulos restantes y todo el libro de 2 Samuel.

III. LA EPOCA

Estos libros se escribieron aproximadamente entre los años 1171—1017 a. de C.

IV. EL LUGAR

El lugar donde se escribieron fue Efraín y Judá.

V. EL CONTENIDO

En 1 y 2 Samuel se presenta la historia de Samuel, Saúl y David, la cual continúa


la historia de los jueces y constituye una parte crucial de la línea central de la
historia de Israel. Samuel era levita de nacimiento, y nazareo por consagración,
para ser sacerdote, profeta y juez. El inició su vocación profética como vocero de
Dios para reemplazar el sacerdocio decrépito; terminó la era de los jueces; e
introdujo la era de los reyes. En el aspecto negativo, Saúl fue el primer rey de
Israel; y en un sentido positivo, David fue un rey conforme al corazón de Dios.

Dios tiene en Su corazón llevar a cabo Su economía. El no desea que


simplemente le complazcamos y lo hagamos feliz, ni tampoco que seamos
buenos, espirituales, piadosos o victoriosos. El no desea ni un hombre bueno ni
un hombre malo, sino un Dios-hombre. El nos creó a Su imagen y quería que
ingiriéramos Su vida, la cual estaba representada por el árbol de la vida. Debido
a que caímos, Dios se hizo hombre para salvarnos, para redimirnos. El sufrió
por nosotros una muerte que lo incluyó todo, y resucitó para engendrarnos e
impartirnos la vida y la naturaleza divinas, y hacernos así Dios en vida y
naturaleza, más sin ser objetos de adoración.

La Biblia no es un libro que nos enseña a ser personas buenas o espirituales;


más bien, revela el deseo de Dios de que seamos un Cristo-hombre. Ser cristiano
equivale a ser un Cristo-hombre, un hombre de Cristo.

Cuando algunas personas escuchen esto, posiblemente objeten aseverando que


hay diversos pasajes de la Biblia que nos exhortan a ser pacientes, humildes y
perfectos; y, efectivamente, esta clase de exhortaciones se hallan en el libro de
Proverbios y en las epístolas de Pablo. Sin embargo, para entender estos pasajes
es necesario tomar la Biblia en su totalidad. El libro de Proverbios es un libro de
sabiduría, y esta sabiduría es Cristo (1 Co. 1:30). Cristo es nuestra sabiduría en
nuestra vida cotidiana. Además, las epístolas de Pablo acentúan reiteradas veces
que en todo lo que somos y hacemos, debemos estar en Cristo.
VI. EL PENSAMIENTO CENTRAL

El pensamiento central de 1 y 2 Samuel es que el cumplimiento de la economía


de Dios requiere la cooperación del hombre, como lo ejemplifican la historia de
Ana, madre de Samuel, de Samuel mismo y de David, en un sentido positivo; y
la historia de Elí y Saúl, en un sentido negativo. Esta cooperación está
relacionada con el disfrute personal que tenemos de la buena tierra, la cual
tipifica al Cristo que lo es todo y que lo incluye todo. Por consiguiente, 1 y 2
Samuel son la continuación de los libros de Josué, Jueces y Rut, y detallan el
disfrute que tenemos de la buena tierra dada por Dios. La misma buena tierra
que disfrutaron los que cooperaron con Dios, llegó a ser el reino de Dios, en el
cual ellos gobernaron en calidad de reyes. Esto tipifica el disfrute de Cristo que
experimentan los creyentes neotestamentarios, por el cual ellos reinan en la
vida eterna (Ro. 5:21).

Nos debe impresionar profundamente el hecho de que el cumplimiento de la


economía de Dios requiera nuestra cooperación. Cooperar con Dios significa
atarnos a Él. Podemos asemejar esto a una carrera en la que se participa en
equipos de dos personas. En esta carrera se ata la pierna de un corredor a la de
su compañero. Para que ellos puedan correr, deben cooperar uno con el otro sin
desplazarse de manera independiente. Así es la vida cristiana. Ser cristiano es
estar atado a Cristo y compartir una sola vida y llevar un solo vivir.

El nacimiento de Samuel requirió que Ana cooperara con Dios. El viejo


sacerdocio se había vuelto decadente y menguaba cada vez más, y Dios quería
establecer un nuevo comienzo. Dios preparó secretamente las circunstancias
que rodearon el nacimiento de Samuel. Por una parte, El cerró la matriz de Ana,
y por otra, El le suscitó una rival (1 S. 1:6). Esto obligó a Ana a orar que el Señor
le diera un hijo varón. En su oración, Ana hizo un voto a Dios, diciéndole:
“Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te
acodares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo
varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja
sobre su cabeza” (v. 11). Esta oración no la inició Ana, sino Dios. Dios escogió a
Ana porque ella estaba dispuesta a cooperar con El. Dios contestó su oración y
abrió su matriz, y Ana concibió y dio a luz un hijo (v. 20). Luego, en
conformidad con el voto que había hecho, ella ofreció a su hijo a Dios, y lo puso
bajo la custodia de Elí. Esto muestra que Ana, la madre de Samuel, cooperó con
Dios. Su ejemplo muestra la clase de personas que Dios busca hoy.

Hace poco, mientras pensaba en esto, me acordé de la experiencia de Hudson


Taylor, el fundador de la Misión al interior de la China. En su biografía, escrita
por su nuera, la señora Howard Taylor, leemos que un día Hudson Taylor le dijo
al Señor que él estaba dispuesto a dar su vida y todo lo que tenía por el pueblo
chino. Dios honró este voto y como resultado se formó dicha misión, una misión
espiritual que Dios usó bastante.

Aunque no me comparo con Hudson Taylor, puedo testificar que mi experiencia


es muy similar. En el último año de mi adolescencia, mientras me esforzaba por
obtener mi educación, Dios me atrapó, y fui salvo. Inmediatamente después,
mientras caminaba por la calle, elevé mis ojos al cielo y le dije al Señor que sólo
lo quería a Él, y que quería servirle y viajar de lugar en lugar llevando la Biblia y
predicando a Cristo. Aunque no me di cuenta en ese momento, lo que estaba
haciendo en realidad era ofrecer un voto al Señor, y El lo ha honrado.

Hoy muchos continentes y países están abiertos al recobro del Señor. Así que es
menester que los santos hagan un voto, como lo hizo Ana. Espero que muchos
jóvenes hagan dicho voto. Usted debe decir: “Señor, soy Tuyo. Me entrego a Ti”.
Dios honrará el deseo que usted tiene en su corazón y hará algo para cumplir el
voto que le haya hecho.

VII. LAS SECCIONES

Los libros de 1 y 2 Samuel tienen tres secciones: la historia de Samuel (1 S. 1—8),


la historia de Saúl (1 S. 9—15) y la historia de David (1 S. 16—2 S. 24).

Estos libros de historia describen cómo Dios desea que Su pueblo disfrute la
buena tierra. En el Antiguo Testamento, Dios repartió la buena tierra a Israel. Y
en el Nuevo Testamento, Dios nos repartió a Cristo como porción para que lo
disfrutemos (Col. 1:12). En cuanto a Elí, su fracaso le costó el disfrute de la
buena tierra, mientras que en el caso de Samuel, él disfrutó la buena tierra al
máximo, y al final fue establecido como profeta, como sacerdote y como juez.

Los tipos contenidos en 1 y 2 Samuel constituyen un cuadro que muestra cómo


podemos y debemos disfrutar a Cristo, quien es la tierra que Dios nos otorgó,
con el objetivo de que se establezca el reino, el cual es la iglesia. El estado de
nuestra relación con Dios es una condición que determina el disfrute que
tenemos de Cristo. Estar bien con Dios, nos da la posición de disfrutar a Cristo.
Debemos disfrutar a Cristo a tal grado que nuestro disfrute llegue a ser el reino
de Dios, en el cual reinemos en vida con Cristo. El reino hoy es la vida de iglesia
apropiada (Ro. 14:17). En el reino reinamos con Cristo en Su vida eterna. Este es
el contenido y el pensamiento central de 1 y 2 Samuel.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE DOS

LA HISTORIA DE SAMUEL

(1)

SU ORIGEN, NACIMIENTO Y JUVENTUD

Lectura bíblica: 1 S. 1:1—2:11, 18-21, 26

En este mensaje empezaremos a examinar la historia de Samuel, comenzando


con su origen, nacimiento y juventud.

I. SU ORIGEN

En 1:1-20 se habla del origen de Samuel. No debemos pensar que Samuel nació
simplemente de su padre Elcana; en realidad, él provino de la economía de Dios.
Dios tenía Su economía eterna, pero la realización de ésta se había estancado. El
había ordenado que los descendientes de Aarón fuesen los sacerdotes que
llevaran a cabo Su economía, pero el sacerdocio se había deteriorado y había
perdido su eficacia. Así que, en el corazón de Dios había el deseo de obtener a
alguien que reemplazara ese sacerdocio.

Con este propósito, Dios unió en matrimonio a Elcana y a Ana. Elcana tenía dos
mujeres, y por la soberanía divina su segunda mujer, Penina, tuvo hijos, pero
Ana no. Además, “su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque
Jehová no le había concedido tener hijos” (v. 6). Esto obligó a Ana a orar
desesperadamente, pero no por su propio beneficio, sino por el de Dios. Ella
prometió a Dios que si le daba un hijo varón, se lo regresaría mediante el voto
del nazareato. A Dios le agradó la oración de Ana y su promesa, y le concedió su
petición. Ana concibió, y dio a luz un hijo, y le llamó Samuel. Con esto vemos
que el verdadero origen de Samuel no es el hombre, sino Dios, quien soberana y
secretamente actuaba en Su pueblo.

A. Sus padres, los cuales adoraban a Dios

Desde la perspectiva humana, el origen de Samuel fue sus padres, los cuales
adoraban a Dios (vs. 1-8).
1. Permanecían en la línea de la vida que
Dios había establecido para cumplir
Su propósito eterno

En medio del caos en el que se hallaba el Israel degradado, Elcana y Ana


permanecían en la línea de la vida que Dios había ordenado para cumplir Su
propósito eterno. El objetivo de dicha línea era dar a luz a Cristo, para que el
pueblo de Dios lo disfrutara y, como resultado, Dios obtuviera Su reino en la
tierra, el cual es el Cuerpo de Cristo, el organismo del Dios Triuno.

Elcana y Ana permanecían en la línea de la vida no sólo con la finalidad de que


Dios efectuara la salvación eterna, sino también para que El cumpliera Su
propósito eterno. La salvación nos beneficia principalmente a nosotros,
mientras que el propósito de Dios está relacionado con el cumplimiento de Su
deseo. Debemos preguntarnos cuál es nuestro interés, ¿nuestro propio beneficio
o el propósito de Dios? Hoy todas las personas se preocupan por sus propias
cosas. Incluso a la mayoría de los creyentes no les interesa el propósito de Dios.
Puedo testificar acerca del hermano Watchman Nee, que él era un hombre dado
exclusivamente al propósito de Dios. Mi deseo es seguir su ejemplo. En el
recobro del Señor, nosotros estamos entregados al propósito de Dios, y
permanecemos en la línea de la vida que Dios estableció para cumplir Su
propósito, el cual es obtener el Cuerpo, el organismo del Dios Triuno, para que
El tenga Su expresión completa de manera corporativa.

2. Cooperaban con el mover de Dios para


el cumplimiento de Su economía

Esta pareja cooperaba con el mover de Dios para el cumplimiento de Su


economía. Elcana y Ana no actuaban por sí solos; ellos eran movidos por el que
los inducía, por la persona divina que operaba en ellos de forma secreta. Bajo el
arreglo soberano de Dios, Ana se encontraba oprimida en su alma por la carga
que sentía en su espíritu, la cual anhelaba presentar a Jehová. Este era el mover
de Dios. Debido a que El se movía en Ana, ella no tuvo paz hasta que oró a Dios
pidiéndole un hijo. El Dios soberano, continuó obrando en ella y motivándola
para que orara. A pesar de que Elí, quien estaba a cargo del servicio de la casa de
Dios, no la entendió, Ana, en su oración, cooperaba con el mover de Dios.

Dios pudo motivar a Ana porque ella era uno con El al permanecer en la línea de
la vida. Mientras que Dios pueda obtener una persona así, El puede efectuar Su
propósito en la tierra. Espero que aunque sea algunos de nosotros seamos las
Anas de hoy y digamos: “Señor, si tienes algo en Tu corazón que deseas realizar,
heme aquí. Quiero permanecer en la línea de la vida para cumplir Tu
economía”. Si hacen esto, tengo la plena certeza de que Dios actuará por medio
de ustedes. El vendrá a ustedes y los motivará. Dios necesita muchas “Anas” que
puedan producir los “Samueles” que cambien la era.

B. Especialmente su madre Ana,


quien buscaba a Dios y oraba a El

El origen de Samuel fue su madre, quien era una persona que buscaba a Dios y
oraba (vs. 9-18). La oración de ella era un eco de lo que estaba en el corazón de
Dios. Su oración proporcionaba la cooperación humana al mover divino para
que se efectuara la economía eterna de Dios.

No debemos seguir ofreciendo oraciones viejas y formales. Más bien, debemos


orar algo que haga un eco a lo que está en el corazón de Dios; o sea, lo que
digamos en nuestra oración debe ser exactamente lo que Dios desea expresar.
Orar de esta manera es expresar lo que hay en el corazón de Dios. La oración de
Ana fue así. Dios deseaba obtener a Samuel, pero necesitaba que Ana cooperara
con El y se lo pidiera, diciéndole: “Señor, necesito un hijo”. Esta oración era
muy humana, pero cooperaba con el mover divino que cumplía la economía de
Dios.

C. El Dios que actúa mediante Su respuesta


a la oración de la madre de Samuel

1. Según el deseo de Dios de actuar entre


Sus escogidos

Hablando en términos específicos, el origen de Samuel fue el resultado del Dios


que induce y Su respuesta a la oración de la madre de Samuel (vs. 19-20).
Después de una oración como la que ofreció Ana, fue muy fácil que Dios
actuara, pues la cooperación del hombre facilitó Su propósito. El Dios que actúa
contestó la oración de la madre de Samuel en conformidad con Su deseo e
intención relacionados con Su mover entre Sus escogidos.

2. En conformidad con el principio de que Dios necesita de la


cooperación del hombre

Lo que Dios hizo en respuesta a la oración de Ana mantiene el principio de que


Dios necesita que el hombre coopere con Él para llevar a cabo Su economía.
Este es el principio de encarnación.

3. Para producir un nazareo que se entregara exclusivamente al


cumplimiento del deseo de Dios

Dios contestó la oración de Ana con el objetivo de producir un nazareo que se


entregara exclusivamente al cumplimiento de Su deseo. Un nazareo es una
persona que se consagra totalmente a Dios. En aquel tiempo, el nazareo no
debía cortarse el pelo ni beber vino. En la Biblia, el pelo largo significa
autoridad. El hecho de que el nazareo se dejara el pelo largo era una señal de
que, así como la mujer toma a su marido por cabeza, él tomaba a Dios como la
Cabeza, y que lo consideraba su Marido. Así que, el nazareo es uno que se
somete a Dios y lo toma como su Cabeza, como Su autoridad. Por esto oró Ana
que si el Señor le daba un hijo, no pasaría navaja sobre la cabeza de él (v. 11). En
la Biblia, beber vino significa disfrutar de los placeres mundanos. Un nazareo no
sólo se somete a Dios como la autoridad, sino que también no tienen ningún
interés en disfrutar de los placeres del mundo. Aun antes de nacer, Samuel fue
consagrado por su madre para que fuera una persona así. Esto es algo
importante, pues fue Samuel quien trajo una nueva era.

La era del Nuevo Testamento también la introdujo un nazareo: Juan el Bautista.


El Señor Jesús era un nazareo, como también lo fueron Pedro y Pablo. De
hecho, todo aquel que permanece en la línea de la vida es un nazareo. Si
queremos ser los nazareos de hoy, debemos tomar a Dios como nuestra Cabeza
y Marido, debemos someternos a Él y no tener ningún interés en los placeres
mundanos.

Nos debe impresionar el origen de Samuel. Debido a su origen, era imposible


que él fuera una persona ordinaria o mundana. Por el contrario, fue él quien
reemplazó el caducado sacerdocio y quien produjo a David, quien a su vez
produjo a Cristo.

II. SU NACIMIENTO

“Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a


luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: por cuanto lo pedí a Jehová”
(v. 20). Este versículo habla del nacimiento de Samuel, lo cual fue la respuesta
de Dios a la oración del hombre. Su nombre significa oído por Dios o pedido a
Dios.

III. SU JUVENTUD

A. Su madre lo ofrece a Jehová, y cumple así


el voto que había hecho a Dios

En su niñez, tal vez a la edad de dos o tres años, Samuel fue ofrecido a Jehová
por su madre en cumplimiento del voto que ella había hecho a Dios (vs. 21-28,
11). No era fácil para Ana desprenderse de su hijo y ponerlo bajo la custodia de
otra persona, especialmente de una persona de edad, quien había perdido la
vista casi por completo. No obstante, Ana cumplió su voto y ofreció a Samuel a
Dios.
B. Para que fuera un nazareo

Como vimos, Samuel fue dedicado a Jehová para ser un nazareo (v. 11b).

C. La oración de una madre que ofrece a su hijo

En 2:1-10 se narra la oración que hace una madre que dedica a su hijo. En su
oración ella alaba a Dios porque El salva mediante Sus obras maravillosas. Su
oración estaba ligada al mover de Dios en Su economía, lo cual indica que ella
conocía la economía de Dios.

D. Ministraba a Jehová delante de Elí


el sacerdote

Desde su niñez, Samuel ministraba a Jehová delante de Elí el sacerdote (vs. 11b,
18-19). El aprendizaje es necesario para hacer cualquier cosa. Elí enseñaba a
Samuel cómo ministrar a Dios.

1. Como un sacerdote, pero no por


nacimiento sino por el voto nazareo

Samuel ministraba al Señor en calidad de sacerdote, pero no un sacerdote por


nacimiento sino mediante el voto nazareo. Si dependiera del nacimiento,
ninguno de nosotros calificaríamos, pues somos gentiles, y Dios ordenó que los
judíos fueran los sacerdotes. Pero existe “una puerta trasera”: el voto nazareo.
Dios estableció este voto en Números 6, lo cual abrió la puerta para que
cualquier persona sea sacerdote. Samuel llegó a ser sacerdote por este medio; no
por el método que Dios estipuló, sino por medio del voto voluntario.

2. Apoyado por su madre

En 1 Samuel 2:19 se da un indicio de que a Samuel lo apoyó su madre. En el


recobro actual del Señor, todos necesitamos apoyo, y le damos gracias al Señor
por todas las madres que hay en la vida de iglesia.

E. Crecía delante de Jehová, teniendo favor delante de Jehová y de


los hombres

Finalmente, en su juventud, Samuel creció delante de Jehová, teniendo favor


delante de Él y de los hombres (vs. 21b, 26). Tener favor delante de Dios
significa que Dios está por nosotros, y tenerlo delante de los hombres quiere
decir que éstos están por nosotros. Samuel se hallaba en una posición en la que
tanto Dios como los hombres estaban a su favor. Esta experiencia está
disponible a nosotros en la vida de iglesia hoy. Si somos nazareos en verdad,
tendremos el favor de los santos, y toda la iglesia estará por nosotros.
Disfrutaremos a Cristo al máximo y seremos una bendición a la iglesia.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE TRES

LA HISTORIA DE SAMUEL

(2)

SU RELACION CON EL CADUCADO Y


DECADENTE SACERDOCIO AARONICO

(1)

Lectura bíblica: 1 S. 1:25; 2:11b, 12-17, 22-25, 27-36; 3:4-18; 4:1-22

Los libros históricos del Antiguo Testamento contienen muchas lecciones


valiosas con relación al disfrute que tenemos de Cristo para cumplir la economía
de Dios. Ni siquiera el Nuevo Testamento contiene lecciones tan detalladas al
respecto. La relación de Samuel con el sacerdocio aarónico decadente tiene
algunas de estas lecciones para nosotros hoy.

I. BAJO LA CUSTODIA DEL VIEJO ELI

Samuel creció bajo la custodia del viejo Elí, el último sacerdote del decadente
sacerdocio aarónico (1:25), lo cual muestra la sabiduría de Dios. Ya que la
intención de Dios era usar a Samuel para reemplazar el decadente sacerdocio,
fue necesario que éste fuera adiestrado bajo la custodia de Elí. Samuel se daba
cuenta de que Elí era un fracaso en el sacerdocio, pues tenía la capacidad de
entender lo que miraba en él, y esto le servía de advertencia para su futuro
servicio.

II. APRENDE DE ELI A MINISTRAR A JEHOVA


COMO SACERDOTE

Samuel aprendió de Elí a ministrar a Jehová como sacerdote (2:11b).

III. OBSERVA COMO SE DETERIORABA EL


DEGRADADO SACERDOCIO AARONICO

Mientras Samuel aprendía, observaba cómo se deterioraba el degradado


sacerdocio aarónico (2:12-17, 22-25). Esto no debilitó a Samuel para su futuro
sacerdocio; antes bien, le sirvió de advertencia continua durante todo su servicio
sacerdotal.
A. Los dos hijos de Elí menosprecian
las ofrendas de Jehová

Los dos hijos de Elí menospreciaban las ofrendas de Jehová y tomaban por la
fuerza la mejor carne de las ofrendas del pueblo (vs. 12-17). Esto debe haber
dejado una profunda impresión en Samuel, lo cual le sirvió de advertencia para
su futuro servicio como sacerdote.

B. Los hijos de Elí cometen fornicación


con las mujeres que servían

Los hijos de Elí también cometían fornicación con las mujeres que servían (v.
22). ¡Qué terrible! La historia nos cuenta como esto mismo se ha repetido entre
los siervos de Dios. Cuando servimos al Señor, no podemos evitar relacionarnos
con personas del sexo opuesto; no obstante, debemos aprender la lección de
guardar siempre nuestra distancia. Nunca debemos quedarnos con un miembro
del sexo opuesto en una habitación privada cuya ventana esté cubierta y la
puerta cerrada. Esto da lugar a que el maligno nos tiente a caer en pecado. Los
dos hijos de Elí cayeron en este pecado. En cuanto a ello, debemos aprender de
José, quien huyó de la tentación (Gn. 39:7-12), y de Booz, quien fue elogiado en
gran manera por la elevada norma de moralidad que manifestó en su relación
con Rut (Rut 3:1-14).

C. Los hijos de Elí no escuchan


la exhortación de su padre

Los hijos de Elí no quisieron acatar la exhortación de su padre (1 S. 2:22-25). Elí


intentó decirles algo a sus hijos, pero evidentemente él era algo negligente y su
exhortación no fue lo suficiente firme, fiel, urgente ni determinante.

D. Elí honra a sus hijos más que a Jehová

El versículo 29 dice que un varón de Dios habló a Elí, y le dijo: ¿Por qué habéis
hollado mis sacrificios y mis ofrendas, que yo mandé ofrecer en el tabernáculo; y
has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo principal de todas las
ofrendas de mi pueblo Israel?” En 3:13 vemos que los hijos de Elí trajeron sobre
sí maldición, y Elí no los restringió.

IV. COMPRENDE EL SEVERO JUICIO DE DIOS


SOBRE LA CASA DE ELI

Samuel comprendió que el juicio severo de Dios había caído sobre la casa de Elí
(2:27-36; 3:4-18; 4:1-22). No debemos pensar que Dios simplemente está
sentado en los cielos y que no le interesa hacer nada respecto a la situación que
vive Su pueblo en la tierra. El está bastante involucrado en la disciplina que le
imparte a Su pueblo.

A. Primero, es profetizado por un varón de Dios

El juicio de Dios sobre la casa de Elí fue profetizado primeramente por un varón
de Dios (2:27-36).

B. En segundo lugar, es confirmado por la palabra que Jehová


habló por medio de Samuel

Segundo, este juicio severo fue confirmado por la palabra que Jehová habló
mediante Samuel (3:4-18). El propósito de Dios, creo yo, al usar a Samuel para
hacer saber a Elí acerca del juicio venidero, fue dejar una impresión inolvidable
en el joven sacerdote. Esto muestra la sabiduría de Dios.

C. En tercer lugar, es ejecutado por Dios mediante los filisteos

En tercer lugar, el severo juicio de Dios fue ejecutado por medio de los filisteos
(4:1-22).

1. El pueblo de Israel es derrotado por los filisteos

El pueblo de Israel fue derrotado por los filisteos, quienes mataron a treinta mil
soldados (v. 10). Durante el reinado de Ezequías, Judá pidió protección al
Señor, y una noche El envió a un ángel para que matara a ciento ochenta y cinco
mil en el campamento de los asirios (2 R. 19:35). Esto muestra que si el Señor
hubiera querido, habría derrotado a los filisteos fácilmente. Pero en esta ocasión
el Señor había entregado a Israel.

2. El arca de Dios es capturada

En la degradación en la que estaba, el pueblo de Israel actuó insensatamente al


no confiar en Dios. En lugar de confiar en El, Israel puso su confianza en los
sistemas que Dios había establecido. En vez de arrepentirse, hacer una
confesión exhaustiva de sus pecados y volverse de los ídolos a Dios, confió en el
arca de manera supersticiosa. En el pasado, cuando el arca de Dios se movía,
Israel obtenía la victoria (Nm. 10:35; Jos. 6). Pero en esta ocasión, él no estaban
bien con Dios; se habían degradado y habían ofendido a Dios a lo sumo, y El lo
había abandonado. Por ello, en lugar de que el arca salvara a Israel, ésta fue
capturada (1 S. 4:11a).
3. Los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, son muertos

Los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, quienes habían huido con el arca, fueron
muertos por no haber hecho caso a Dios (v. 11b). Esto muestra que debemos
aprender la lección de no ser negligentes en el servicio de Dios.

4. Elí muere al recibir la noticia de que


el arca había sido capturada

Elí había estado sentado en su silla vigilando junto al camino; “porque su


corazón estaba temblando por causa del arca de Dios” (v. 13a). Cuando llegó a él
la noticia de que el arca había sido capturada, Elí cayó hacia atrás de la silla, se
desnucó y murió (vs. 17-18).

5. La gloria de Dios se aparta de Israel

Cuando la esposa de Finees, quien estaba en cinta y cercana al alumbramiento,


supo que el arca había sido capturada y que su marido y su suegro habían
muerto, se inclinó y dio a luz un hijo (vs. 19-20). Ella nombró al niño Icabod (v.
21), que significa: sin gloria, lo cual indica que la gloria se había apartado de
Israel. La gloria es el propio Dios; así que, cuando Dios se apartó, la gloria se
retiró de Israel.

Samuel observó todas estas tragedias, las cuales le sirvieron de lecciones, de


advertencia y de recordatorio durante todo el servicio que le rindió a Dios. De
este modo, el hecho de que Dios en Su sabiduría lo haya puesto bajo la custodia
de Elí, le sirvió mucho, pues aprendió muchas lecciones positivas y observó
muchas cosas negativas. Esto ayudó a Samuel a permanecer puro en el servicio
que rindió a Dios durante toda su vida. Cuando estaba a punto de morir, él pudo
recordarle al pueblo de Israel que él nunca los había defraudado, oprimido ni
tomado algo de mano de ningún hombre (12:3-4).

Mientras Samuel estuvo bajo la custodia de Elí, Dios lo instruyó de manera


detallada, lo edificó y lo estableció como un sacerdote íntegro. Como tal, Samuel
llegó a ser un juez que juzgó a Israel, un profeta que profetizó por Dios y uno
que introdujo el reinado, por el cual se estableció el reino de Dios en la tierra.
Esto constituye un cuadro vívido de lo que debe ser nuestra experiencia hoy. En
primer lugar, debemos ser un Samuel, y luego un David; uno que disfruta a
Cristo a tal grado, que ese disfrute llega a ser el reino, el cual es la iglesia.

En Mateo 16:18-19 vemos que la iglesia y el reino son idénticos. El reino hoy es
la iglesia, y dentro de la iglesia se halla la esencia intrínseca, a saber, el Cuerpo
de Cristo. La iglesia es visible, mientras que el Cuerpo de Cristo, como esencia
intrínseca, es invisible. En la iglesia visible se encuentra también el reino, el
gobierno, de Dios. En la iglesia visible está también la esencia intrínseca, la cual
es el contenido, la realidad, de la iglesia. Nuestro cuerpo humano es visible, pero
la vida que está en él es invisible. Este mismo principio se aplica a la iglesia y al
Cuerpo de Cristo. El Cuerpo es la vida intrínseca de la iglesia.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE CUATRO

LA HISTORIA DE SAMUEL

(3)

SU RELACION CON EL CADUCADO Y


DECADENTE SACERDOCIO AARONICO

(2)

Lectura bíblica: 1 S. 4:1—7:2

Al leer la Biblia uno necesita una clara visión de la economía de Dios y entender
el contenido de la Biblia con relación a dicha economía. ¿Con qué objetivo creó
Dios el universo? ¿Por qué creó al hombre y con qué propósito eligió a Israel?
Dios realizó todo esto por causa de Su economía. Al examinar la relación que
Samuel tenía con el decadente sacerdocio aarónico según se describe en 4:1—
7:2, debemos relacionar los eventos narrados ahí a la luz de la economía divina.
Es importante que veamos que Israel se degradó debido a que no le importó la
economía de Dios, Su mover ni Su reino.

V. SE ENTERA DEL INFORTUNIO


EN QUE HABIA CAIDO EL
ARCA DE DIOS POR LA
SUPERSTICION DEL
DEGRADADO Y CORROMPIDO
SACERDOCIO AARONICO

Samuel observó el infortunio en que había caído el arca de Dios por la


superstición del degradado y corrompido sacerdocio aarónico. Mientras
observaba todas estas cosas, ellas deben haberle dejado una profunda impresión
y se convirtieron en un aprendizaje para él.

A. Usurpada debido a la superstición de


los ancianos del pueblo de Israel, quienes
habían caído de la línea de la economía
de Dios, de que obtendrían la victoria
al pelear contra los filisteos

El arca de Dios fue usurpada por los ancianos del pueblo de Israel, quienes se
habían apartado de la línea de la economía de Dios (4:1-8). Los ancianos
usurparon el arca porque tenían un concepto supersticioso de que ella les
ayudaría a pelear contra los filisteos. Los israelitas habían sido derrotados por
los filisteos, y los ancianos de Israel propusieron que el pueblo trajera el arca de
Dios que estaba en el tabernáculo en Silo y la llevaran consigo a la batalla. Los
ancianos dijeron: “Traigamos a nosotros de Silo el arca del pacto de Jehová,
para que viniendo entre nosotros nos salve de la mano de nuestros enemigos”
(v. 3b). Cuando el arca llegó al campo, el pueblo se alegró y gritó con gran júbilo
(v. 5). Ellos confiaron en el sistema que Dios había establecido, pero no pusieron
su confianza en Dios directamente. Debían haberse arrepentido por su fracaso e
inquirido de Dios en cuanto a lo que deberían hacer. Antes de sacar el arca del
tabernáculo debieron preguntarle a Dios, como lo hizo Josué en Jericó (Jos. 6:2-
4). Los ancianos conocían la historia de Jericó, pero la degradación en la que
habían caído y su falta de interés por el deseo de Dios, por Su economía, los
condujeron a una experiencia totalmente diferente.

El arca era un tipo de Cristo como corporificación de Dios. Además, ésta


representaba a Cristo como la presencia del Dios Triuno que está con Su pueblo
para llevar a cabo Su economía y establecer Su reino en la tierra. Llevar consigo
el arca equivalía a llevar la presencia de Dios. Cuando los israelitas se
desplazaron del monte Sinaí llevando consigo el arca, Moisés oró a Dios,
diciendo: “Levántate, oh Jehová, y sean dispersados tus enemigos” (Nm. 10:35).
El arca iba al frente cuando el pueblo avanzaba. El movimiento del arca era un
cuadro del mover de Dios en la tierra.

Lo que hicieron los ancianos de Israel en 1 Samuel 4, fue usurpar a Dios. Dios no
deseaba moverse en aquella ocasión. A los hijos de Israel no les preocupaba ni
les interesaba la economía de Dios. Ellos sacaron el arca de su lugar, indicando
con ello que usurpaban a Dios procurando por sí mismos seguridad, paz,
descanso y bienestar. Ellos suplantaron a Dios, y lo obligaron a ir con ellos.

Hoy muchos creyentes usurpan a Dios. Ellos oran por prosperidad, salud o por
la familia sin tener en cuenta la economía de Dios. Cuando pedimos a Dios que
nos sane, debemos estar plenamente involucrados con Su economía. Si usted
está enfermo, no debe orar de manera que usurpe a Dios. Antes bien, debe decir
desde lo más recóndito de su espíritu: “Señor, no estoy en la tierra por el bien de
mi salud, de mi prosperidad, de mis hijos ni de mi trabajo. Estoy aquí para Tu
economía. ¿Quieres que siga viviendo en la tierra por causa de Tu economía? He
visto Tu economía, y me doy cuenta de que Tú necesitas nazareos, y yo deseo ser
uno de ellos por amor a Ti. Como uno que nació de Dios y que posee la vida y
naturaleza divinas, te pido que me muestres lo que hay en Tu corazón para mí”.
Si Dios quiere que usted siga viviendo en la tierra por causa de Su economía,
será sanado, ya sea por medio de un médico o por otro medio. Lo esencial es
que, en lugar de usurpar a Dios, lo que oremos, vivamos y seamos corresponda
al corazón de Dios y cumpla Su economía.
B. Capturada por los filisteos victoriosos, lo cual indicaba que la
gloria se había apartado de Israel

Finalmente, el arca de Dios, que había estado con los hijos de Israel por cerca de
400 años, fue capturada por los filisteos, lo cual fue una indicación de que la
gloria se había apartado de Israel (4:9-22). Desde aquel entonces, el arca de
Dios empezó a tener una historia propia dentro de la historia de los hijos de
Israel.

Poco después de que los israelitas sacaron el arca de Dios de su lugar, ellos
fueron vencidos, y el arca fue capturada. Treinta mil personas de Israel fueron
muertas, así como también los hijos de Elí, Ofni y Finees. Elí posiblemente
intuía algo acerca del arca de Dios; por ello, en lugar de permanecer en casa, se
sentó “en una silla vigilando junto al camino, porque su corazón estaba
temblando por causa del arca de Dios” (v. 13a). Cuando se dieron las nuevas de
que el arca de Dios había sido capturada, Elí cayó hacia atrás, se desnucó y
murió. Además, al mismo tiempo, la nuera de Elí, la esposa de Finees, dio a luz
un hijo a quien nombró Icabod, que quiere decir, sin gloria. Luego dijo ella:
“Traspasada es la gloria de Israel; porque ha sido tomada el arca de Dios” (v.
22). La gloria había sido traspasada de Israel porque el arca de Jehová había
sido capturada.

Estos eventos deben haber dejado un profunda impresión en el joven Samuel.


Es posible que durante la noche él haya reflexionado sobre ellos y pensara:
“Aquí estoy en el tabernáculo, el centro del cual es el arca. Hoy, cuando los
ancianos sacaron el arca, Elí, bajo cuya custodia estoy, no tenía paz; y cuando se
enteró de lo que aconteció al arca, a Ofni y a Finees, murió. Su nuera también
murió mientras daba a luz a su hijo, a quien, antes de morir, nombró Icabod”.
Creo que Samuel, quien era un muchacho prudente, reflexionó sobre el
significado de todos estos sucesos.

C. El arca es llevada a tres lugares


consecutivos entre los filisteos

El arca, después de ser capturada por los filisteos, fue llevada a tres lugares
consecutivos, donde Jehová, para protegerla, lidió con ellos severamente (5:1-
12). El hecho de que Dios protegiera Su arca significa que El protegía Su
santidad.

1. Daña a Dagón, dios de los filisteos

Lo primero que hizo Jehová al lidiar con los filisteos fue dañar a su dios Dagón,
nombre que significa el dios pez (vs. 1-5). Después de que los filisteos llevaron el
arca a Asdod, la metieron en la casa de Dagón, y la pusieron junto a éste (v. 2).
Por la mañana del siguiente día, los de Asdod encontraron a Dagón “postrado en
tierra delante del arca de Jehová” (v. 3a). Ellos tomaron a Dagón y lo volvieron a
su lugar, pero “volviéndose a levantar de mañana el siguiente día, he aquí que
Dagón había caído postrado en tierra delante del arca de Jehová; y la cabeza de
Dagón y las dos palmas de sus manos estaban cortadas sobre el umbral,
habiéndole quedado a Dagón el tronco solamente” (v. 4).

2. Los hiere con tumores

En segundo lugar, Jehová hirió a los filisteos con tumores (vs. 6-12). El versículo
6 dice: “Y se agravó la mano de Jehová sobre los de Asdod, y los destruyó y los
hirió con tumores en Asdod y en todo su territorio”. Más tarde, el pueblo de
Asdod dijo que el arca del Dios de Israel no debía permanecer con ellos, pues la
mano de Jehová había sido dura sobre ellos y sobre Dagón, dios de ellos. (v. 7).
Entonces, los príncipes de los filisteos pasaron el arca a Gat, pero, “cuando la
habían pasado, la mano de Jehová estuvo contra la ciudad con gran
quebrantamiento, y afligió a los hombres de aquella ciudad desde el chico hasta
el grande, y se llenaron de tumores” (v. 9). Luego, el arca fue enviada a Ecrón.
Pero cuando llegó allí el arca, los ecronitas dieron voces, diciendo que habían
pasado a ellos el arca del Dios de Israel para matarlos. Así que dijeron a los
príncipes de los filisteos que enviaran el arca del Dios de Israel, y la devolvieran
a su lugar, para que no los matara. “Porque había consternación de muerte en
toda la ciudad, y la mano de Dios se había agravado allí” (v. 11).

D. El arca es trasladada de nuevo, de los filisteos a Israel, y llegó a


Bet-semes

En el capítulo seis vemos que se volvió a trasladar el arca, de los filisteos a


Israel, y llegó a Bet-semes. Después de que estuvo el arca de Jehová en la tierra
de los filisteos siete meses, los filisteos preguntaron a los sacerdotes y adivinos
de qué manera debían hacer volver el arca a su lugar (vs. 1-2).

1. Según el método de los supersticiosos filisteos

De una manera supersticiosa, los filisteos enviaron el arca con cinco ratones de
oro y cinco tumores de oro, a manera de ofrenda por la transgresión, buscando
el perdón de Dios y para la gloria de Dios (vs. 3-5). La manera en que los
ancianos de Israel sacaron el arca de su lugar, al igual que la forma en que la
devolvieron los filisteos, fue un acto supersticioso. La superstición se halla en
todas las religiones. Pero en el recobro del Señor no tenemos superstición;
tenemos la revelación de la palabra de Dios.

Los sacerdotes filisteos dijeron a los hombres que ubicaran el arca de Jehová en
un carro nuevo, al cual debían ser uncidas dos vacas que criaban, a las cuales no
hubiera sido puesto yugo. Al lado del arca debían poner una caja, en la cual
debían colocar las joyas de oro que le pagarían a Dios en ofrenda por la
transgresión. Luego les dijeron que dejaran ir el arca y observaran si subía por el
camino de su tierra a Bet-semes. Si se dirigía allí, eso sería señal de que fue
Jehová quien hizo ese mal tan grande a los filisteos (vs. 7-9). Y aquellos
hombres lo hicieron así, y las vacas se encaminaron por el camino recto rumbo a
Bet-semes. “Y los de Bet-semes segaban el trigo en el valle; y alzando los ojos
vieron el arca, y se regocijaron cuando la vieron” (v. 13). Los levitas bajaron el
arca de Jehová, y la caja que estaba junto a ella, y “los hombres de Bet-semes
sacrificaron holocaustos y dedicaron sacrificios a Jehová en aquel día” (v. 15).

2. Mediante la preservación de
la santidad de Su arca

Dios preservó la santidad de Su arca, de tal modo que ésta fue llevada a Quiriat-
jearim y permaneció allí por veinte años, hasta que toda la casa de Israel se
lamentó en pos de Jehová (v. 19—7:2).

El versículo 19 dice que Jehová “hizo morir a los hombres de Bet-semes, porque
habían mirado dentro del arca de Jehová; hizo morir del pueblo a cincuenta mil
setenta hombres” (v. 19a). Estos hombres fueron muertos debido a la manera
irresponsable que trataron el arca. Esto muestra que no debemos ser
negligentes al relacionarnos con ella. Como ya dijimos, el arca es la presencia de
Dios, que está con Su pueblo con el propósito de realizar Su economía. Dios sacó
de Egipto al pueblo de Israel y lo adiestró en el monte Sinaí, y les encargó que
construyeran el tabernáculo y el arca para que quedara claro que era Él quien
llevaba a cabo Su economía. El objetivo del arca no era traerles prosperidad,
protección, seguridad o sanidad, sino cumplir la economía de Dios. No obstante,
en la época de Samuel, a los ancianos de Israel no les importó esto, sino su
propio beneficio y protección. Ellos pensaban que todo les pertenecía, e incluso
usurparon al propio Dios. Con todo y eso, Dios protegió Su santidad, y no
permitió que los filisteos y el pueblo de Bet-semes hicieran con el arca lo que
bien les parecía.

Al final, el pueblo de Bet-semes pidió al pueblo de Quiriat-jearim que se llevaran


el arca (vs. 20-21), y ésta permaneció ahí por veinte años (7:1-2). Aunque el arca
volvió a Israel y estuvo bajo el cuidado del sacerdocio apropiado, todavía no
regresaba al tabernáculo, el cual estaba en Silo. Esta era una situación anormal.
Mientras Samuel crecía en el tabernáculo, el arca permaneció en Quiriat-jearim
por veinte años, hasta que toda la casa de Israel lamentó en pos de Jehová (v. 2).
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE CINCO

LA HISTORIA DE SAMUEL

(4)

SU MINISTERIO

(1)

Lectura bíblica: 1 S. 1:11, 28a; 2:35; 10:1; 16:1, 13; 3:20; 7:3-17; 8:6; 15:11b;
12:23

En este mensaje comenzaremos a examinar el ministerio de Samuel. Por la


soberanía divina, Samuel fue dedicado a Dios por parte de su madre; creció bajo
la custodia de Elí; y fue educado y perfeccionado al ser expuesto tanto a cosas
negativas como positivas. Todo esto hizo de él una persona preparada que Dios
pudo usar para cambiar la era.

En 1 Samuel 7:1 dice que los hombres de Quiriat-jearim llevaron el arca de


Jehová a la casa de Abinadab. “Desde el día que llegó el arca a Quiriat-jearim
pasaron muchos días, veinte años; y toda la casa de Israel lamentaba en pos de
Jehová” (v. 2). A estas alturas la historia de Israel sufre un cambio. Antes, la
condición de Israel era patética, pero ahora se había normalizado. El versículo 3
dice que Samuel habló “a toda la casa de Israel, diciendo: Si de todo vuestro
corazón os volvéis a Jehová, quitad los dioses ajenos y a Astarot de entre
vosotros, y preparad vuestro corazón a Jehová, y sólo a él servid, y os librará de
la mano de los filisteos”. Entonces los hijos de Israel quitaron a los baales y a
Astarot, y sirvieron sólo a Jehová (v. 4). “Y Samuel dijo: Reunid a todo Israel en
Mizpa, y yo oraré por vosotros a Jehová” (v. 5). La escena que se ve en estos
versículos es muy hermosa. En ella vemos a un pueblo que vuelve a Dios, y a un
hombre, Samuel, que es uno con Dios en la tierra. Podemos decir que Samuel
era el Dios que actuaba en la tierra. Por lo menos podemos afirmar que él era
representante del Dios que está en el cielo y que gobierna a Su pueblo en la
tierra. Samuel inició su ministerio en esta condición.

I. SAMUEL MINISTRA EN CINCO CATEGORIAS

Samuel, quien por nacimiento era levita, nacido de un descendiente del rebelde
Coré (1 Cr. 6:33-38; cfr. Nm. 16:1-33), ministró en cinco categorías.
A. Como un nazareo consagrado a Dios con el fin absoluto de que
Dios cumpliera Su economía

En primer lugar, Samuel ministró como un nazareo que había sido consagrado a
Dios con el único fin de que Dios cumpliera Su economía. El fue un voluntario
que reemplazó a los que servían a Dios de manera oficial y formal (1 S. 1:11,
28a). El voto nazareo lo inició su madre y él lo completó.

B. Como sacerdote

En segundo lugar, Samuel ministró en calidad de sacerdote.

1. No por nacimiento, sino porque Dios


lo levantó a él en particular

Samuel fue un sacerdote, pero no por nacimiento, sino porque Dios lo levantó
de manera específica. Hablando de Samuel, Dios dice en 2:35: “Y yo me
suscitaré un sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma; y yo le
edificaré casa firme, y andará delante de mi ungido todos los días”. Esto indica
que Samuel sería un fiel sacerdote que actuaría en nombre de Dios, y que
incluso asignaría y nombraría reyes que establecieran el gobierno divino en la
tierra. Fue él quien designó y ungió a David. Con esto vemos que Samuel tenía
cualidades elevadas y una gran capacidad.

2. Fiel para proceder conforme a lo que Dios


tenía en Su corazón y en Su mente

Samuel fue fiel a Dios, y actuó en conformidad con lo que había en el corazón y
la mente de Dios. Todo su ser, sus acciones, su vida y su obra, concordaban con
Dios. El ser de Samuel y el corazón de Dios eran uno solo. Por esta razón no
exageramos cuando decimos que Samuel, un hombre conforme a Dios, era Dios
mismo actuando en la tierra. Lo único que ocupaba sus pensamientos era lo que
estaba en la mente de Dios. El no tenía ningún otro pensamiento, ninguna otra
consideración. El objetivo de su vida y su obra era realizar todo lo que había en
el corazón de Dios. Esto lo capacitó para cambiar la era.

3. Para reemplazar y, en cierto sentido, terminar al decadente


sacerdocio aarónico

En su condición de sacerdote, Samuel reemplazó y, en cierto sentido, le puso fin


al decadente sacerdocio aarónico. El no se rebeló contra la casa de Aarón, ni
tampoco usurpó nada. Esto no sucedió por revolución sino por revelación.
Mientras Samuel crecía, Dios dispuso las circunstancias que lo perfeccionaron, y
que fomentaron su capacidad para que hiciera todo lo que Dios necesitaba para
cambiar la era. En el recobro, el Señor nunca tolerará la rebelión, lo que sí hará
es traer muchos cambios, correcciones y mejoras. Su propósito se logra no por
medio de la rebelión sino mediante la revelación.

Samuel tenía una clara visión de la economía de Dios, y también de lo que el


enemigo hacía en la tierra para devastar dicha economía. El era una persona que
discernía la economía divina así como el ambiente que lo rodeaba. Finalmente,
Dios hizo algo que propició un cambió en el pueblo de Israel. El pueblo se volvió
a Dios, lamentó en pos de Él y estuvo dispuesto a deshacerse de todos los ídolos.
Antes de suscitarse este cambio, fue necesaria la preparación del pueblo, el cual
se volvió a Dios, y de Samuel, quien fue perfeccionado, equipado y calificado
para cooperar con el mover de Dios en la tierra. De esta manera, los filisteos,
quienes tenían cierto conocimiento de Israel y de Dios, y quienes intentaron
sobornar a Dios con una ofrenda que ellos mismos inventaron, fueron
rotundamente vencidos.

4. Unge a Saúl y a David como reyes

Al ejercer este sacerdocio, el cual reemplazaba al anterior, Samuel ungió a Saúl y


a David para que fuesen reyes (10:1; 16:1, 13), como Dios había dispuesto que
iría siempre delante de Su ungido (2:35b), para supervisar y observar lo que el
rey hacía. Esto indica que Samuel, el Dios que actuaba en la tierra, era superior
al rey. Dios lo perfeccionó durante muchos años exclusivamente para Su
economía.

El pueblo es bienaventurado cuando lleva a cabo la economía de Dios. Esto


significa que nuestra prosperidad y bienestar están totalmente ligados al
cumplimiento de dicha economía, y no debemos buscar nuestro bienestar
independientemente de ella. Debido a que esto se ha descuidado e incluso
perdido, se necesita recuperarlo. Quiero decirles a los santos, especialmente a
los jóvenes, que no debemos poner nuestro corazón en la prosperidad
económica. Más bien, como santos que estamos en el recobro, debemos tener la
expectativa de que por medio de nosotros, el Señor efectuará Su economía.
Entonces seremos bendecidos.

C. Como profeta

Samuel no sólo ministró o sirvió en calidad de sacerdote, sino también como


profeta. Como sacerdote, él ungió al rey, mientras que como profeta, lo ayudó.

1. Establecido por Dios

Dios estableció a Samuel como profeta (3:20), y nadie pudo revocarlo.


2. Para que hable la palabra de Dios y reemplace la manera en que la
enseñaba el viejo sacerdocio

Samuel fue establecido por Dios para que comunicara Su palabra y reemplazara
el método de enseñanza del viejo sacerdocio. En el sacerdocio, la función
principal del sacerdote era hablar por Dios. El sacerdote usaba el pectoral, el
Urim y el Tumim, y por medio de ellos hablaba al pueblo en nombre de Dios. Al
degradarse el sacerdocio, esto se perdió casi por completo. Por ello, Dios levantó
a una persona vivaz, a un profeta: Samuel. Podemos decir que en cuanto a
ordenación divina, Samuel fue el primer profeta. Abraham, por supuesto, fue un
profeta que habló por Dios, pero, en términos de un procedimiento ordenado
por Dios, Samuel fue el primero que estableció el ministerio profético.

En el Antiguo Testamento, desde Isaías a Malaquías, los que concluyen la


revelación divina son los profetas. Si no existiera el oráculo de Dios, el universo
estaría vacío. Damos gracias al Señor que hoy, por Su misericordia, tenemos Su
hablar continuo en Su recobro.

3. Samuel recibe la palabra de Dios y la comunica al anciano Elí en el


sacerdocio decadente

Samuel profetizó por primera vez cuando habló a Elí (3:1-18). El recibió la
palabra de Dios y se la comunicó al anciano Elí, quien estaba en el sacerdocio
decadente. Elí debió ser el que profirió estas palabras, pero él se había
degradado, y Dios no pudo hablar por medio de él; tuvo que expresarse por
medio de alguien mucho más joven.

a. En aquel tiempo
1) Cuando la palabra de Jehová escaseaba y
no había visión con frecuencia

“La palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con


frecuencia” (1b). Esto indica que lo que Samuel profetizó en el capítulo tres,
ocurrió en una época en la que escaseaba la palabra y no había visión con
frecuencia.

2) Cuando los ojos de Elí habían comenzado


a oscurecerse de modo que no podía ver

El versículo 2 revela que Samuel profetizó por primera vez cuando la vista de Elí
estaba tan oscura que ya no podía ver.
3) Cuando la lámpara de Dios aún no se
había apagado en el templo

Además, Samuel comenzó a profetizar cuando la lámpara de Dios todavía no se


había apagado en el templo (v. 3). El oráculo de Dios había cesado, pero todavía
había algo de luz. Aplicando esto a la situación actual, podemos decir que en el
catolicismo y el protestantismo degradados todavía hay un poco de luz. Esto es
obra de la misericordia de Dios.

4) Cuando Samuel no había conocido aún a Jehová

Durante la época de la que habla el capítulo tres, Samuel “no había conocido
aún a Jehová, ni la palabra de Jehová le había sido revelada” (v. 7). Como se
describe en los versículos 4-9, Samuel tuvo una nueva experiencia: Jehová lo
llamó, y él comenzó a oír la voz de Jehová.

b. Acerca del severo juicio de Dios sobre la casa de Elí

En la primera profecía que expresó Samuel, él habló del severo juicio de Dios
que venía sobre la casa de Elí (vs. 10-18)

D. Como juez

En cuarto lugar, Samuel ministró como juez. El sacerdote sirve a Dios, el profeta
habla por Dios, y el juez implementa Su administración gubernamental. Samuel
ocupó en la tierra la posición del propio Dios —de uno que representaba a Dios y
que obraba en nombre de El—, en calidad de sacerdote, profeta y juez. En la vida
de iglesia en el recobro actual del Señor, tenemos el oficio de sacerdote, de
profeta y de rey. Por ello todo está en orden.

1. Establecido por Dios

Dios mismo estableció a Samuel para que ministrara como juez (7:15-17).

2. Para reemplazar la manera en que el viejo sacerdocio juzgaba al


pueblo

Samuel fue constituido juez para que reemplazara la manera en que el antiguo
sacerdocio juzgaba al pueblo. La tarea de juzgar en realidad pertenecía a los
profetas, pues la función de éstos era hablar por Dios y llevar a cabo Su
administración. Pero debido al deterioro del sacerdocio aarónico, Dios levantó a
Samuel como un nuevo sacerdote, un nuevo profeta y un nuevo juez.

Por medio de Samuel, y de la triple responsabilidad que él desempeñaba, como


sacerdote, como profeta y como juez, se estableció el buen orden y los filisteos
fueron derrotados y sometidos. Esta era la situación existente cuando Dios
mandó a Samuel que ungiera a David como el rey que El había escogido. Así que
fue Samuel quien presentó a David, un crucial descendiente de Cristo. La venida
de Cristo a la tierra fue el evento más importante en el universo, y debe dársele
crédito de esto a Samuel.

Hoy Cristo es la buena tierra para nosotros, y lo estamos expandiendo y, a la


vez, laborando en El. Somos los miembros de Cristo y los constituyentes de Su
Cuerpo, la iglesia. Esto cumple la economía eterna de Dios, la cual tendrá su
consumación en la Nueva Jerusalén. Pero para cumplir Su economía eterna,
Dios necesitaba a Samuel.

E. Como hombre de oración

En quinto lugar, Samuel ministró como hombre de oración.

1. Ora por los escogidos de Dios,


los hijos de Israel

Samuel pidió por los elegidos de Dios, los israelitas (7:3-14; 8:6; 15:11b).

a. Para que fueran guardados en el camino de Dios

Samuel oró para que los hijos de Israel fueran preservados en el camino de Dios,
que fueran uno con El, que no cayeran en el lazo de los ídolos paganos, sino que
disfrutaran a Dios como Eben-ezer, que significa: “piedra de ayuda”. “Tomó
luego Samuel una piedra y la puso entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre
Eben-ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová” (7:12).

b. Para que el deseo de la voluntad de Dios


para con Sus elegidos fuera satisfecho

Samuel oró por los elegidos de Dios, pidiendo que se cumpliera el deseo de la
voluntad de Dios para con ellos. Hasta ahora Dios nos ha ayudado, pero ¿por
qué nos ha ayudado? Nos ha ayudado para que se cumpla Su deseo. Debemos
darnos cuenta de que toda la ayuda que Dios nos brinda tiene como fin que El
cumpla Su economía, la cual consiste en edificar el Cuerpo de Cristo. Hoy
nosotros estamos disfrutando la bendición de participar en este cumplimiento.

2. Para Samuel, dejar de orar por los elegidos


de Dios era pecar contra Jehová

Para Samuel, cesar de orar por los elegidos de Dios era pecar contra Jehová
(12:23). Nosotros también debemos orar por el pueblo de Dios. En particular,
los ancianos y colaboradores deben orar por las iglesias todos los días.
3. Dios reconoció ante Jeremías que Samuel,
tal como Moisés, era un hombre que estaba
delante de Él a favor de Su pueblo

Dios reconoció ante Jeremías que Samuel, al igual que Moisés, era un hombre
que estaba delante de El por causa de Su pueblo (Jer. 15:1). Moisés fue un
sacerdote, un profeta (Dt. 18:15, 18) y un juez que siempre oró por el pueblo de
Dios. Con Samuel sucedió lo mismo. En el Antiguo Testamento, sólo Moisés y
Samuel fueron aptos para participar plenamente en el oficio de sacerdote, de
profeta y de juez.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE SEIS

LA HISTORIA DE SAMUEL

(5)

SU MINISTERIO

(2)

Lectura bíblica: 1 S. 8

En este mensaje seguiremos estudiando la historia del ministerio de Samuel.

II. EL FINAL DEL MINISTERIO DE SAMUEL

En el capítulo ocho vemos el final del ministerio de Samuel.

A. Pone a sus hijos por jueces sobre Israel

Samuel puso a sus hijos por jueces sobre Israel (vs. 1-3). Sin embargo, ellos no
anduvieron por los caminos de su padre (vs. 3a), antes se volvieron tras la
avaricia, dejándose sobornar y pervirtiendo el derecho (v. 3b). Esto fue malo a
los ojos de Dios (Ex. 18:21; 23:8; Dt. 16:19) y contrario a los caminos justos y
puros que su padre anduvo toda su vida (1 S. 12:3-5). Por lo tanto, ellos no
deben ser contados entre los jueces del pueblo de Israel, y su padre Samuel debe
ser considerado como el último juez. El representa la conclusión de la era de los
jueces.

B. Dan al pueblo de Israel razón de pedir que Samuel les nombrara


un rey que los juzgara, como tenían todas las naciones

Los caminos injustos de los hijos de Samuel dieron lugar a que el pueblo de
Israel pidiera que Samuel les nombrara un rey que los juzgara, como tenían
todas las naciones. Los ancianos del pueblo le dijeron a Samuel: “He aquí tú has
envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora
un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones” (8:5).

1. No agrada a Samuel el hecho de que el pueblo de Israel le pidiera


un rey

Al pedirle a Samuel que les nombrara un rey que los juzgara, el pueblo de Israel
desagradó a Samuel, lo cual lo llevó a orar por ellos (v. 6).
a. A Samuel no le gusta ver que los elegidos de Dios rechazaran a Dios como Rey
de ellos

A Samuel le desagradó que los elegidos de Dios rechazaran a Dios como Rey de
ellos. Desde la primera generación de la humanidad, el hombre ha rechazado a
Dios como su Cabeza, su Rey y su Marido.

b. A Samuel tampoco le agrada ver que los elegidos de Dios siguieran el camino
de las naciones

A Samuel tampoco le agradó que los elegidos de Dios siguieran el camino de las
naciones. Dios había escogido a Israel para que fuera un pueblo especial en la
tierra, y por ende, ellos debieron haber sido diferente a las naciones en todo
sentido. Sin embargo, ellos tomaron el camino de las naciones y rechazaron a
Dios.

2. El pueblo de Israel ofende a Dios al rechazarle como Rey a cambio


de un substituto

El pueblo de Israel no sólo desagradó a Samuel, sino que también ofendió a Dios
al rechazarlo como Rey a cambio de un substituto. “Y dijo Jehová a Samuel: Oye
la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a
mí me han desechado, para que no reine sobre ellos” (v. 7).

a. En realidad, Dios es el rey del pueblo de Israel

En 12:12 Samuel declara: “Y habiendo visto que Nahas rey de los hijos de Amón
venía contra vosotros, me dijisteis: No, sino que ha de reinar sobre nosotros un
rey; siendo así que Jehová vuestro Dios era vuestro rey.” Así vemos que en
realidad Dios era el rey del pueblo de Israel.

b. Pedir un rey equivale a rechazar a


Dios a cambio de un substituto

El hecho de que pidieran un rey equivalía a rechazar a Dios por un sustituto.


Esta fue una gran perversidad, una gran maldad a los ojos de Dios (vs. 17, 19).

c. Dios manda a Samuel que escuchara la voz del pueblo, pero que les advirtiera
solemnemente

Dios mandó a Samuel que escuchara la voz del pueblo, pero que les advirtiera
solemnemente y les diera a saber la manera cruel en que tal rey los gobernaría
(8:9).
d. Samuel hace lo que Dios le manda

Samuel hizo lo que Dios le mandó y refirió “todas las palabras de Jehová al
pueblo que le habían pedido rey“(vs. 10-18).

e. El pueblo no quiere oír la voz de Samuel

El pueblo rehusó oír la voz de Samuel (v. 19a), y dijeron: “No, sino que habrá rey
sobre nosotros; y nosotros seremos también como todas las naciones, y nuestro
rey nos gobernará, y saldrá delante de nosotros, y hará nuestras guerras” (vs.
19b-20).

f. Samuel consulta a Jehová y les puso un rey

Samuel oyó todas las palabras del pueblo, y las refirió en oídos de Jehová.
Entonces Jehová le dijo que escuchara la voz de ellos y les pusiera un rey (vs. 21-
22).

g. Los elegidos de Dios se apartan


de El y siguen al hombre

Al insistir en tener un rey, los elegidos de Dios se alejaron de Dios y siguieron al


hombre. Debemos aprender la lección de que no importa cuán buenas,
espirituales y bíblicas sean nuestras acciones, éstas serán una iniquidad si
substituyen a Dios. Todo lo bueno que hagamos, si nos conduce a rechazar a
Dios como nuestra Cabeza, como nuestro Esposo y nuestro Rey, a los ojos de
Dios es maldad. No se trata de hacer el bien o el mal, ni de tener razón o estar
equivocados; es cuestión de si tomamos a Dios como nuestro Rey o si lo
rechazamos. Aun en pequeños detalles como ir de compras, a menudo
substituimos a Dios. Por ello, el nazareo siempre debe llevar el pelo largo, como
una indicación de que se somete a Dios, el cual es su autoridad.

Debemos aprender a tomar a Dios como nuestra Cabeza en nuestra vida


matrimonial. Cuando disputamos con nuestro cónyuge, la única manera de
solucionar el desacuerdo es dejar de argumentar y acudir a nuestro Rey, a
nuestra Cabeza. A pesar de que por ser el marido yo tengo la autoridad, no la
ejerceré. Más bien, tomaré a mi mujer y juntos acudiremos a mi Marido, a
nuestro Marido, para ver lo que Él, el propio Dios, nos dice, y hacer conforme a
Su voluntad. Esto soluciona todos los problemas y mantiene una vida
matrimonial buena y apropiada.

Es menester aprender esta lección en cuanto al servicio de Dios que


desarrollamos en la vida de iglesia. En cada problema relacionado con la
economía de Dios, no debemos disputar, luchar, debatir ni razonar, sino acudir
a nuestra Cabeza. Nuestra posición debe ser la de uno que lleva el pelo largo.
Debemos honrar nuestro voto nazareo.

En los pasados cuarenta y cuatro años me he enfrentado a personas rebeldes por


lo menos en tres ocasiones. En cada caso, le he dicho a los hermanos:
“Detengámonos, vayamos al Señor y oremos juntos. Reunamos a los hermanos
responsables en el recobro del Señor, para que oremos y tengamos comunión”,
pero ellos nunca estuvieron de acuerdo. Todos debemos aprender la lección y
aceptar al Señor como nuestra Cabeza, nuestro Marido, y nuestro Rey. Esta es la
única manera de ser parte del cumplimiento de la economía eterna de Dios.

III. SAMUEL FUE UN HOMBRE QUE CAMBIO


LA ERA EN LA ADMINISTRACION DE DIOS,
DE LA ERA DE LOS SACERDOTES
A LA DE LOS PROFETAS
JUNTO CON EL REINADO

Samuel fue el hombre que cambió la era en la administración de Dios, de la era


del sacerdocio a la era del ministerio profético y el reinado. Esto fue un evento
importante, no solamente en la historia de Israel, sino también en la historia de
la humanidad.

El ministerio profético siempre ayuda al reinado. Esto debe ser una lección para
nosotros. En la vida de iglesia hoy, los ancianos tienen el reinado. Si usted no es
anciano y ve que algo no está bien en la iglesia, no debe criticar, confrontar, ni
chismear. Su posición debe ser la de un profeta que ora al Señor y lo escucha. Si
el Señor no le comunica ningún mensaje, debe callar; pero si El, por la
misericordia que tiene por la iglesia le comunica algo, una profecía, debe ir a los
ancianos y profetizárselo. Los ancianos deben comprender que sostienen el
reinado, reconocer que no pueden hacerlo todo, que son imperfectos, y deben
escuchar la profecía del hermano. Esta debe ser la experiencia adecuada en la
vida de iglesia.

A. Después de Moisés, la administración


de Dios se centra en el sacerdocio

Moisés fue un sacerdote, y después de él, la administración de Dios se centró en


el sacerdocio.

B. Los sacerdotes ministraban la


Palabra y ejercían la autoridad
de Dios sobre el pueblo

La función del sacerdocio era ministrar la palabra de Dios a Su pueblo y ejercer


la autoridad de Dios sobre él. Todos nosotros debemos aprender a desempeñar
estas dos funciones. Con todo, es posible que alguien sea profeta y tenga la
visión de las riquezas de Cristo, y no sepa ejercer la autoridad de Dios para
afrontar la falta de visión de los demás acerca de dichas riquezas. Los problemas
en la vida de iglesia a menudo son provocados por personas que no saben
ejercer la autoridad de Dios.

Quisiera recalcar una vez más que Samuel no era un rebelde, y que él cambió la
era sin ejercer ninguna fuerza. Todo sucedió en total conformidad con la
revelación divina. Samuel se comportó, laboró, ministró y sirvió en una manera
apacible, moderada y apropiada, basada en la revelación. El fue un hombre de
revelación, y todo lo que hizo fue conforme a lo que vio. Además, él fue un
hombre conforme al corazón de Dios; es decir, fue una copia, un duplicado, del
corazón de Dios. Una persona así jamás se revelaría.

C. Los sacerdotes le fallan a Dios


en el ministerio de Su palabra
y en el ejercicio de Su autoridad

El sacerdocio aarónico le falló a Dios en dos aspectos: no ministró la palabra de


Dios ni ejerció Su autoridad. Por esta razón el Nuevo Testamento exhorta a los
ancianos a que aprendan a hacer dos cosas: enseñar a los santos (1 Ti. 3:2; 5:17),
es decir, comunicarles la palabra de Dios; y tomar la delantera entre ellos (He.
13:7; 1 P. 5:1-3), es decir, ejercer la autoridad de Dios. Si los ancianos enseñan a
los santos, deben ser los primeros en poner por obra lo que enseñan. En esto
consiste ejercer la autoridad de Dios.

Cuando el sacerdocio era apropiado, los sacerdotes eran modelos para el pueblo.
Lo que los sacerdotes enseñaban y lo que ejercían en la autoridad de Dios, ellos
mismos lo practicaban. Ellos eran los primeros en llevar a cabo todo lo
relacionado con la economía eterna de Dios. Por ejemplo, los sacerdotes fueron
los primeros en entrar en el río Jordán y rodear la ciudad de Jericó. Esta fue la
manera correcta de ejercer la autoridad de Dios. Hoy, así se debe cuidar a la
iglesia: enseñando para hablar por Dios y tomando la delantera para ejercer Su
autoridad.

D. Dios comienza una nueva era


al levantar a Samuel para
que reemplazara el
sacerdocio decadente

Al degradarse el sacerdocio que Dios había establecido, Dios comenzó una


nueva era levantando a Samuel, un joven nazareo y fiel sacerdote que reemplazó
el sacerdocio decadente (1 S. 2:35). Dios estableció a Samuel como profeta, para
que ministrase la Palabra (3:20-21), y como juez, para que ejerciera Su
autoridad sobre Sus elegidos (7:15-17).

E. Samuel concluye el oficio de los jueces y


da principio al oficio de los reyes, quienes
tenían el apoyo del restablecido oficio profético

Samuel, como último juez, concluyó el oficio de los jueces y, como nuevo
sacerdote, dio principio al oficio de los reyes, quienes tenían el apoyo del
restablecido oficio profético, del cual Samuel fue el primer profeta (Hch. 3:24;
13:20; He. 11:32). Esto significa que Dios había desechado al antiguo sacerdocio
debido a que estaba deteriorado. Aunque éste tenía la palabra de Dios y ejercía
el gobierno de Dios, Dios lo reemplazó con el renovado ministerio profético, el
cual comunicaba la palabra de Dios a Su pueblo, y con el reinado, el cual
gobernaba al pueblo de Dios.

Samuel fue el factor que propició el estado en el que entró el pueblo de Dios. El
estableció una administración gubernamental en la economía divina, para que
Dios cumpliera las promesas que les hizo a los padres, y realizase Su deseo
conforme a Su economía, a saber, tener un linaje por medio del cual Cristo
vendría a la tierra. Indudablemente, el nacimiento de Cristo fue un hecho
trascendental. Hoy estamos disfrutando los beneficios del servicio de Samuel, y
le damos gracias a Dios por ello.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE SIETE

SAMUEL: UN HOMBRE CONFORME A DIOS

Lectura bíblica: 1 S. 1:11, 20; 2:35; 8:1-22; 9:15-17

En este mensaje me gustaría decir algo más sobre la historia de Samuel y su


ministerio.

REPRESENTANTE DE DIOS

Cuando Samuel llega al final de su ministerio, durante el tiempo en que Saúl era
rey en Israel (9:3—10:27), él había alcanzado una posición importante. Podemos
decir que en todo el universo, la única persona que lo superaba era Dios. Nos
atrevemos a afirmar que, como representante de Dios, Samuel era el Dios que
actuaba. Dios deseaba actuar, pero para ello necesitaba un representante. Es así
que Samuel llega a ser profeta, sacerdote, y juez. Él era el oráculo de Dios y la
administración de Dios, y como tal, era el Dios que ejecutaba Su administración
en la tierra.

DIOS DESEA TENER UN REINO

Samuel era el representante de Dios. No obstante, la intención de Dios no era


hacer de él un reino. Según la Biblia, Dios había determinado levantar a un
hombre llamado David, por medio del cual edificaría el reino. Cuando Dios
escogió a Abraham, Su intención no era ganar a un solo hombre, ni siquiera a un
grupo de personas; El deseaba obtener un reino. La Biblia concluye su
revelación hablando de un reino. Leamos Apocalipsis 11:15: “El reinado sobre el
mundo ha pasado a nuestro Señor y a Su Cristo”. En el cielo nuevo y la tierra
nueva, en la Nueva Jerusalén, vemos el reino eterno de Dios.

Mateo 16 habla del reino y la iglesia. Cuando Pedro recibió la revelación de que
Cristo era el Hijo del Dios viviente (vs. 16-17), Jesús le dijo: “Tú eres Pedro, y
sobre esta roca edificaré Mi iglesia” (v. 18). Y luego El habla sobre el reino de los
cielos (v. 19). En estos versículos, la expresión el reino de los cielos y la palabra
iglesia se usan de manera intercambiable, lo cual indica que Dios no está
interesado sólo en la iglesia, sino en la iglesia como reino Suyo. En Romanos
14:17, Pablo indica también que la vida práctica de la iglesia es el reino: “El reino
de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”.

Aunque Samuel había obtenido una posición prominente, Dios aún no había
alcanzado Su meta. Samuel era un hombre conforme al corazón de Dios, y sabía
que el deseo de Dios era obtener un reino. Pero para esto, Dios no usaría a
Samuel, sino a David.

EL CORAZON DE DIOS SE DUPLICA EN SAMUEL

Cuando alguien alcanza una posición prominente, uno se pregunta si esa


persona permitirá que alguien llegue a su nivel o lo supere. Si usted hubiera sido
Samuel, ¿hubiera dado la oportunidad a otra persona para que fuese como usted
o incluso mejor? Samuel era puro y sencillo. El era nazareo conforme al voto de
su madre y no buscaba sus propios intereses. El nunca procuró obtener ningún
beneficio personal; lo único que le interesaba era Dios y Sus elegidos. Dios
amaba a Israel, y Su corazón se duplicó en Samuel.

Debido a que el corazón de Dios se reprodujo en Samuel, éste no se preocupó


por sus propios intereses. Al final, lo único que obtuvo Samuel fue una tumba
para su sepultura. Por causa de las circunstancias existentes, Samuel nombró a
sus hijos por jueces, pero, a diferencia de Saúl, él no tenía ninguna intención de
edificar un reino para ellos. Sus hijos no siguieron sus caminos, sino que fueron
en pos de ganancias injustas, aceptaron sobornos y pervirtieron la justicia (1 S.
8:1-3). Cuando el pueblo pidió que Samuel les designara un rey, él no se ofendió
por lo que eso implicaría para sus hijos, sino porque el pueblo quería
reemplazar a Dios (vs. 4-7). Samuel no tenía ninguna intención de edificar un
reino para sus descendientes; a él no le preocupaban sus hijos, sino el pueblo de
Dios. Debido a esto, Dios pudo traer el reino sin ninguna dificultad.

UNA PERSONA QUE SOLO SE PREOCUPA POR DIOS Y POR LO QUE


A EL LE INTERESA Y BENEFICIA

Samuel nunca habría cooperado con Dios si hubiese sido una persona
ambiciosa. Como veremos en el siguiente mensaje, un día antes de que viniera
Saúl, Dios reveló a Samuel lo que deseaba que hiciera. Dios le dijo: “Mañana a
esta misma hora yo enviaré a ti un varón de la tierra de Benjamín, al cual
ungirás por príncipe sobre mi pueblo Israel, y salvará a mi pueblo de mano de
los filisteos; porque yo he mirado a mi pueblo, por cuanto su clamor ha llegado
hasta mí” (9:16). Cuando Saúl y su siervo se presentaron delante de Samuel, éste
siguió estrictamente las instrucciones de Dios, sin pensar en su beneficio
personal ni en el de sus hijos.

Como podemos ver, Samuel fue útil en las manos de Dios porque no procuró lo
suyo ni deseó ganancias para sí. Como un nazareo, no se cortaba el pelo ni bebía
vino, y estaba totalmente consagrado a Dios. A él le agradaba ir adondequiera
que Dios lo mandaba, y hacer lo que Él le pedía. Samuel era un hombre idéntico
a Dios, y conforme a Su corazón. Por consiguiente, Dios pudo usarlo para llevar
a cabo Su economía.
No debemos pensar que Samuel no tenía conceptos. Un día, Jehová le dijo:
“Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos
me he provisto de rey” (16:1b). Cuando Samuel oyó eso, dijo: “¿Cómo iré? Si
Saúl lo supiera, me mataría” (v. 2a). Esto indica que Samuel era muy humano y
que tenía conceptos humanos. No obstante, él no buscaba lo suyo. Lo único que
le interesaba era lo que beneficiara a Dios y a Sus elegidos. Le preocupaba Dios,
Sus intereses y beneficios, y oraba por el pueblo de Dios.

EL CONTRASTE ENTRE SAMUEL Y SANSON

Algunos estudiantes de la Biblia han dicho que Samuel tenía un carácter


apropiado. No obstante, en este caso no es el carácter lo sobresaliente. Muchas
personas son de buen carácter, y con todo y ello buscan únicamente sus propios
intereses, el bien de sus empresas y sus reinos; a ellas no les interesa el reino de
Dios. Samuel no sólo tenía un carácter apropiado; él honraba el voto nazareo.

Vale la pena comparar a Samuel con otro nazareo: Sansón. Sansón también era
nazareo por medio del voto que hizo su madre; sin embargo, él era muy
diferente de Samuel. Cuando la Biblia habla de Sansón y de otros jueces, declara
a menudo que el Espíritu de Dios venía repentinamente sobre ellos (Jue. 14:6,
19), pero no dice nada de esto con relación a Samuel. Lo que necesita un nazareo
no es un poder repentino, sino un corazón que refleje el de Dios. A diferencia de
Sansón, Samuel no ganó ninguna victoria importante en la que matara a
muchas personas; él fue un nazareo entregado a los intereses de Dios.

A pesar de lo difícil que le resultaba consagrarse a Dios en su entorno particular,


Samuel tomó cuidado de los intereses de Dios y cambió la era. Entre las
personas que se consagraron a Dios y a Sus intereses, el Antiguo Testamento
ubica a Samuel en el mismo nivel que a Moisés (Jer. 15:1).

DIOS USA A UN REY PERVERSO PARA


DISCIPLINAR A ISRAEL

Dios dirigió el curso de la historia en 1 Samuel. El no fue directamente a David


porque éste era joven todavía, y porque Israel, a quien Dios amaba a lo sumo,
necesitaba ser adiestrado. Los hijos de Israel necesitaban que Dios los
disciplinara por medio de un rey nefasto, para que se dieran cuenta de que
reemplazar a Dios no les traería ninguna bendición.

Dios tiene mucha paciencia. Aunque Elí no era un hombre confiable, Dios
permitió que fuese juez durante cuarenta años. No es fácil determinar cuánto
tiempo duró Samuel como juez; se calcula que desempeñó este papel por lo
menos treinta años antes del nefasto reinado de Saúl sobre Israel. Luego, Dios
toleró el reino de Saúl durante cuarenta años, para entonces levantar a David.
DIOS HABIA DETERMINADO QUE CRISTO
NACIERA DEL LINAJE DE DAVID

Sin Samuel, hubiera sido difícil que Dios llevara a cabo Su economía. La
intención de Dios era que Cristo naciera del linaje de David, y sólo Samuel podía
lograrlo. Sin el nacimiento de David no existiera el linaje genealógico de Cristo.
Para que se efectuara la encarnación, era necesaria cierta preparación, y Samuel
fue un factor importante de la misma. Dios levantó a Samuel y lo preparó con el
objetivo de que llevara a cabo todo lo necesario para que se produjera, por
medio de David, el linaje genealógico de Cristo.

EL REINO DE DIOS EMPIEZA CON DAVID

Dios usó a Samuel para ungir primero a Saúl, y luego a David. Como veremos
cuando estudiemos la historia de Saúl, lo que Saúl fundó fue una monarquía. El
reino de Dios empezó con David, al establecerse el trono de Dios en Jerusalén.
En Mateo 21:43, el Señor Jesús dice a los líderes judíos que el reino de Dios
sería quitado de ellos, lo cual indica que el reino de Dios empezó en el Antiguo
Testamento. El reino no empezó con Abraham ni con Moisés, sino con David.
Por consiguiente, lo que David estableció no fue una monarquía, sino el reino de
Dios.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE OCHO

LA HISTORIA DE SAUL

(1)

SU ORIGEN Y UNGIMIENTO

Lectura bíblica: 1 S. 9—10

En este mensaje empezaremos a examinar la historia de Saúl. A pesar de que la


vida de Saúl contiene aspectos negativos y desalentadores, estoy seguro de que
la manera en que la estudiaremos nos alentará.

I. SU ORIGEN

En 9:1-2 se describe el origen de Saúl.

A. De la tribu de Benjamín

Saúl pertenecía a la tribu de Benjamín, la más pequeña de las tribus (v. 1a).

B. De su padre Cis

El padre de Saúl se llamaba Cis y era un hombre valeroso (vs. 1b, 2a). El era un
hombre que tenía muchas riquezas y mucho valor.

C. De nombre Saúl

El nombre Saúl significa “pedido” (v. 2b).

D. Un joven hermoso

Saúl era un joven hermoso (v. 2c). La palabra hebrea traducida joven en el
versículo 2 también significa selecto. Como joven, como un hombre escogido,
Saúl era la elección del pueblo. El hecho de que él era hermoso, de apariencia
agradable, indica que para el pueblo él era atractivo. En términos humanos,
Saúl era el mejor candidato para ser el rey.

II. SU UNGIMIENTO

Saúl llegó a ser rey al ser ungido por Dios. Dios lo ungió con el propósito de
usarlo como un “látigo” para disciplinar a Israel.
A. Mediante la pérdida de las asnas de su padre, bajo la soberanía
de Dios

Saúl fue hecho rey mediante la pérdida de las asnas de su padre, lo cual sucedió
por la soberanía divina (vs. 3-10). Yo creo que estas asnas se perdieron por
intervención de Dios, con el objetivo de que Saúl fuese constituido rey de Israel.
No cabe duda de que en la historia, él es la única persona que ha llegado a ser
rey mediante la pérdida de unas asnas.

1. Su padre le pide que busque las asnas

Cuando Cis, el padre de Saúl, se enteró de que se habían extraviado sus asnas, le
pidió a su hijo que tomara a un criado y fuera a buscarlas (v. 3). No era cosa fácil
encontrar las asnas, pues nadie sabía dónde se habían ido, y probablemente no
había modo de rastrearlas.

2. Saúl no halla las asnas, y el criado le propone que consulten a un


varón de Dios (Samuel) respecto a su camino

Saúl y su criado pasaron por el monte de Efraín, la tierra de Salisa, la tierra de


Saalim y la tierra de Benjamín, y no encontraron las asnas. Cuando llegaron a la
tierra de Zuf, Saúl le dijo al criado que debían regresar; de lo contrario, su padre
dejaría de preocuparse por las asnas y empezaría a preocuparse por ellos (vs. 4-
5). Pero el criado le contestó: “Hay en esta ciudad un varón de Dios [Samuel],
que es hombre insigne; todo lo que él dice acontece sin falta. Vamos, pues, allá;
quizá nos dará algún indicio acerca del objeto por el cual emprendimos nuestro
camino” (v. 6). Yo creo que Dios inspiró esta propuesta, la cual correspondía
precisamente con la necesidad. Finalmente, Saúl aceptó la propuesta del criado,
y fueron a la ciudad donde estaba Samuel, el varón de Dios (v. 10).

B. Por medio de su encuentro con Samuel bajo el arreglo y llamado


de Dios por medio de Samuel

Dios ungió a Saúl cuando éste se encontró con Samuel, lo cual sucedió bajo el
arreglo y llamado de Dios, por medio de Samuel (vs. 11-27).

1. Jehová le había dicho a Samuel de


antemano que le enviaría a Saúl

Jehová le había anunciado a Samuel de antemano que le enviaría a Saúl, a quien


debía ungir por príncipe sobre Su pueblo Israel (vs. 15-17). El día anterior,
Jehová le dijo a Samuel: “Mañana a esta misma hora yo enviaré a ti un varón de
la tierra de Benjamín, al cual ungirás por príncipe sobre mi pueblo Israel” (v.
16a).
2. Samuel le dice a Saúl que las asnas de su padre ya habían sido
halladas y que
todo lo codiciable de Israel era para él y para toda la casa de su padre

Conforme a lo que Dios le había manifestado antes, Samuel le dijo a Saúl que las
asnas de su padre habían sido halladas y que todo lo codiciable en Israel era
para él y para toda la casa de su padre (v. 20).

3. La respuesta de Saúl a Samuel

Saúl se sorprendió al oír las palabras de Samuel y contestó: “¿No soy yo hijo de
Benjamín, de la más pequeña de las tribus de Israel? Y mi familia ¿no es la más
pequeña de todas las familias de la tribu de Benjamín? ¿Por qué, pues, me has
dicho cosa semejante?” (v. 21; 15:17). La humildad que expresa Saúl aquí es
falsa. Desde el principio él fue un farsante. Como veremos, cuando él supo que
Samuel lo designaría rey, se escondió fingiendo humildad (10:22). El hecho de
que no estuvo dispuesto a ceder el trono manifiesta que su humildad no era
genuina. Su ambición lo indujo a intentar desesperadamente retener el trono
para pasárselo a su hijo Jonatán (20:30-31).

Todos los eventos mencionados en 9:3-21 ocurrieron bajo la soberanía de Dios.


El provocó el extravío de las asnas; El inspiró la propuesta que expresó el
criado; El reveló ciertas cosas a Samuel; y El hizo que Saúl fuera a Samuel. Dios
usó todos estos asuntos para llevar a cabo algo crucial: constituir a Saúl por rey
para disciplinar al pueblo de Israel, y para que aprendiera la lección de no
sustituir a Dios por un rey.

C. Por medio del aceite que


Samuel derrama sobre él

“Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza,


y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo
Israel?” (10:1). Este versículo muestra que Saúl fue ungido por rey, cuando
Samuel derramó el aceite sobre él.

D. Es confirmado

En 10:2-13 vemos cómo la unción de Saúl lo confirma como rey.

1. Mediante el Espíritu de Jehová, el cual desciende sobre él con


poder y lo hace profetizar

Samuel le dijo a Saúl que él encontraría una compañía de profetas que estaban
profetizando y que el Espíritu de Jehová vendría sobre él (vs. 5b-6a). Estas
palabras se cumplieron ese mismo día cuando una compañía de profetas salió a
su encuentro; y el Espíritu de Dios vino sobre él con poder, y él empezó a
profetizar entre ellos (vs. 10-13).

2. Al darle Dios otro corazón,


y al transformarlo en otro hombre

Samuel también dijo a Saúl que después de que el Espíritu de Dios viniese sobre
él, él se “mudaría en otro hombre” (v. 6b). Esta palabra también se cumplió ese
mismo día (v. 9a).

E. Su tío lo interroga

Cuando su tío le preguntó adónde había ido con su criado, Saúl le dijo que
habían ido en busca de las asnas, y que al no encontrarlas, fueron a Samuel (v.
14). Entonces el tío de Saúl le pidió que le declarará lo que Samuel le había
dicho. Saúl le declaró lo tocante a las asnas, pero “del asunto del reino, de que
Samuel le había hablado, no le descubrió nada” (vs. 15-16).

F. Samuel lo pone por rey

Los versículos 17-27 relatan cómo Samuel puso por rey a Saúl.

1. Ante el pueblo de Israel

Samuel convocó el pueblo delante de Jehová en Mizpa (v. 17). Esto indica que
Saúl fue hecho rey ante, y a la vista, del pueblo de Israel.

2. Echando suertes, como prueba de


que Dios lo había escogido

Saúl fue hecho rey después de que se echaran suertes para que se comprobara
que Dios lo había elegido (vs. 20-23a). Cuando la suerte cayó sobre Saúl, el
pueblo no podía encontrarlo, pero Jehová reveló que se había escondido entre el
bagaje, y lo trajeron de allí.

3. Mostrándolo al pueblo

Samuel mostró a Saúl ante pueblo (vs. 23b-24). En cuanto a Saúl, quien era más
alto que todo el pueblo, desde los hombros arriba, Samuel declaró: “¿Habéis
visto al que ha elegido Jehová, que no hay semejante a él en todo el pueblo?” (v.
24a). Entonces el pueblo clamó con alegría, diciendo: “¡Viva el rey!”

4. Al recitarle al pueblo las leyes del reino

Según el versículo 25a, Samuel recitó al pueblo las leyes del reino, y las escribió
en un libro, el cual guardó delante de Jehová.
5. Como resultado, los valientes cuyos corazones Dios había tocado
se van con Saúl a su casa

Saúl fue a su casa en Gabaa, y fueron con él los hombres de guerra cuyos
corazones Dios había tocado (v. 26). Esto sucedió después de que Samuel
constituyó a Saúl por rey.

6. Algunos hombres viles menosprecian a Saúl

Algunos hombres viles declararon: “¿Cómo nos ha de salvar éste?” Ellos lo


menospreciaron y no le trajeron ningún presente (v. 27). Mientras algunos
trajeron presentes para celebrar el reinado de Saúl, estos hombres viles se
negaron a participar en la celebración; mas Saúl disimuló.

Saúl, el hijo de Cis, salió en busca de unas asnas perdidas, y regresó a su padre
con el reino. En todo esto, Samuel cooperó con Dios para que éste estableciera
Su reino eterno, y llevara a cabo Su economía eterna.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE NUEVE

LA HISTORIA DE SAUL

(2)

SAUL DERROTA A LOS AMONITAS Y SAMUEL


HACE UN RECORDATORIO A ISRAEL

Lectura bíblica: 1 S. 11—12

Al leer el relato de 1 y 2 Samuel, debemos darnos cuenta de que Dios estaba


detrás de todos los sucesos, dirigiéndolo todo. Esto aplica específicamente a la
historia de Saúl.

Saúl, quien era alto y hermoso, llenaba los requisitos de lo que para Israel,
según sus conceptos humanos, debía ser un rey; por eso lo aceptaron
inmediatamente. Pero Dios, quien conoce todas las cosas de principio a fin,
sabía lo que había en el corazón de Saúl. Para Dios, Saúl fue útil en cierto
momento para llevar a cabo un propósito temporal que Dios había dispuesto,
para disciplinar y adiestrar a Israel; quien necesitaba ser educado bajo un rey
aparentemente bueno, pero que en realidad era interesado, codicioso. Por una
parte, Saúl era una persona calificada, capaz. Podríamos decir que él tenía la
destreza para gobernar a Israel; pero por otra, a los ojos de Dios, él era malo, era
un farsante que usaba diferentes rostros según la ocasión. Cuando fue investido,
Saúl mostró un rostro de humildad, pero al final de su vida, fue evidente que él
era una persona maligna.

Israel, después de experimentar el reinado de Saúl por cuarenta años,


indudablemente aprendió a no seguir la costumbre de las naciones. Israel era un
pueblo especial, la posesión particular de Dios, y, como tal, debía conducirse
según el corazón de Dios, así como Samuel. Samuel era una persona que
actuaba en total conformidad con el corazón de Dios y no según las costumbres
de las naciones. En el caso de Israel, pese a que ellos habían sido liberados de la
tiranía de Egipto y llevados a la tierra prometida con el fin de que fueran un
tesoro especial para Dios, no quisieron ser ese tesoro y prefirieron seguir las
costumbres de las naciones. Así que, Dios usó a Saúl para disciplinarlos.

Debido a que Samuel, un nazareo, fue sumiso y tomó a Dios como Cabeza, hizo
lo que Dios le mandaba, sin expresar su opinión. Por esta razón, cuando Dios le
pidió que ungiera a Saúl por rey sobre Israel, él obedeció.
Con esto en mente, estudiemos ahora la historia de Saúl narrada en los capítulos
once y doce.

I. SAUL VENCE A LOS AMONITAS

A. La amenaza y el escarnio de los amonitas

Después de que Saúl fue ungido por rey, los amonitas amenazaron y
escarnecieron a los hijos de Israel (11:1-5). Nahas, amonita, acampó contra
Jabes de Galaad, y los hombres de Jabes le dijeron a Nahas que si hacia alianza
con ellos, ellos le servirían. Nahas contestó que él haría alianza con ellos con la
condición de que cada uno de ellos se sacara el ojo derecho, y pusiera esta
afrenta sobre todo Israel. Los ancianos de Jabes pidieron una tregua de siete
días para ver si alguien les salvaría, y enviaron mensajeros a Gabaa de Saúl. Esto
le brindó a Saúl la oportunidad de exhibirse, ya que a él no le interesaba el reino
de Dios, sino obtener su propia monarquía.

B. Saúl derrota a los amonitas

Saúl derrotó a los amonitas (vs. 6-11). Dios envió al Espíritu sobre Saúl con
poder (v. 6), y así lo fortaleció. Entonces Saúl congregó al pueblo, lo dividió en
tres compañías, y ellos hirieron a los amonitas (vs. 7-11).

C. En el día de su victoria, Saúl perdona a


los que lo habían menospreciado

La victoria que obtuvo Saúl lo elevó ante el pueblo de Israel. Algunos dijeron a
Samuel: “¿Quiénes son los que decían?: ¿Ha de reinar Saúl sobre nosotros?
Dadnos esos hombres, y los mataremos” (v. 12). Sin embargo, Saúl perdonó a
los que lo habían menospreciado, diciendo: “No morirá hoy ninguno, porque
hoy Jehová ha dado salvación en Israel” (v. 13). Saúl tuvo un comportamiento
llamativo, y se ganó el corazón del pueblo; pero Samuel conocía perfectamente
la verdadera condición de Saúl.

II. SAMUEL HACE UN RECORDATORIO A ISRAEL

En 11:14—12:25, Samuel da cuenta de su conducta ante Israel.

A. Samuel renueva el reino y confirma el reinado de Saúl delante de


Jehová

Después de que Saúl derrotó a los amonitas y perdonó a los que lo habían
menospreciado, Samuel exhorta a Israel acerca de renovar el reino, diciendo:
“Venid, vamos a Gilgal para que renovemos allí el reino” (v. 14). Todo el pueblo
fue a Gilgal, y allí invistieron a Saúl por rey delante de Jehová, y sacrificaron
ofrendas de paz delante de Jehová. Y Saúl, y todos los de Israel, se alegraron
mucho (v. 15). Saúl había vencido a los amonitas y aparentaba ser una persona
agradable y humilde, pero para Samuel, la nación de Israel todavía no era el
reino de Dios sobre la tierra.

B. El recordatorio de Samuel

En 12:1-18, leemos del recordatorio que hizo Samuel. Este recordatorio implica
una comparación entre Samuel y Saúl. Al compararlos, uno puede discernir las
cosas que verdaderamente provienen de Dios y que cumplen lo que está en Su
corazón.

1. Acerca de su integridad

Lo primero que Samuel le recuerda a Israel es su integridad: él fue puro y justo


en su relación con ellos (vs. 1-5). Les recuerda que no había tomado nada de
ellos, que no los defraudó, no los agravió, ni se dejó sobornar. El declara:
“Jehová es testigo contra vosotros, y su ungido también es testigo en este día,
que no habéis hallado cosa alguna en mi mano” (v. 5a). Las palabras de Samuel
indicaban que Saúl iba a pervertir la justicia y que despojaría al pueblo. Esto es
lo que Samuel percibía en cuanto a Saúl.

2. Acerca de las obras justas que


Jehová hizo por Israel

Samuel era sabio, y en lugar de hablar de Dios primeramente, le recordó al


pueblo de Israel su integridad, y luego les habló de las obras justas que Jehová
había hecho por ellos. Les recordó que fue Jehová quien designó a Moisés y
Aarón, y quien sacó a sus antepasados de la tierra de Egipto (v. 6). Además, les
recordó que Jehová los había librado de mano de sus enemigos en derredor (v.
11).

3. Acerca de la maldad de Israel al pedir un rey, cuando Jehová su


Dios era su rey

Por último, Samuel les recordó a los hijos de Israel la maldad que cometieron al
pedir un rey, cuando Jehová su Dios era su Rey (vs. 12-18). Aunque Jehová era
su Rey, ellos quisieron otro rey (v. 12), y Samuel los reprende por abandonar a
su Marido. Al pedir un rey que substituyera a Dios, ellos no disfrutarían
debidamente la buena tierra.

Me parece que, hasta cierto punto, Samuel tenía la intención de provocar a los
hijos de Israel. Después de la victoria de Saúl sobre los amonitas, el pueblo
estaba alegre. Pero Saúl los había engañado, y a Samuel no le había agradado.
Samuel parecía decirles: “Ustedes debían haber permanecido bajo el gobierno
de Dios, tomándole como Marido y como Cabeza. Entonces habrían disfrutado
de una buena vida, porque El habría establecido Su reino entre ustedes. Han
errado al tomar a un hombre por cabeza en lugar de Dios. Lo que han hecho es
divorciarse de Dios para casarse con Saúl. Ustedes piensan que Saúl es hermoso,
excepcional, amable y humilde, pero ésta es solamente su apariencia exterior; su
interior es oscuro. El les hará sufrir y les despojara de todo”.

a. Jehová confirma esto enviando


truenos y lluvias ese día

Jehová confirmó las palabras de Samuel enviando truenos y lluvias (vs. 16-18).
Samuel les dijo que esperasen y mirasen la gran cosa que Jehová haría delante
de sus ojos. Y luego, declaró: “¿No es ahora la siega del trigo? Yo clamaré a
Jehová, y él dará truenos y lluvias, para que conozcáis y veáis que es grande
vuestra maldad que habéis hecho ante los ojos de Jehová, pidiendo para
vosotros rey” (v. 17). Y clamó Samuel, y Jehová envió truenos y lluvias en aquel
día. Estas señales no eran positivas, pues no mostraban la complacencia de
Dios, sino Su desagrado.

b. Todo el pueblo tiene gran temor


de Jehová y de Samuel

Después de que Samuel clamó a Jehová, Jehová envió truenos y lluvias; y todo
el pueblo tuvo gran temor de Jehová y de Samuel (v. 18b).

C. El pueblo confiesa su pecado,


y Samuel lo exhorta

Los versículos 19-25 narran que el pueblo confesó sus pecados, y que Samuel los
exhortó y oró por ellos.

1. El pueblo confiesa sus pecados y le ruega a Samuel que ore por


ellos

El pueblo confiesa sus pecados, declarando que habían añadido a todos sus
pecados el mal de haber pedido rey. Así que, le ruegan a Samuel que ore a
Jehová su Dios para que ellos no mueran (v. 19).

2. Samuel los exhorta a no apartarse de ir en pos de Jehová, y a


servirle con todo el corazón

Samuel exhortó al pueblo de Israel a no apartarse de ir en pos de Jehová, y a


servirle con todo el corazón (v. 20). Les advirtió que no se volvieran a los ídolos
vanos que, siendo vanidades, no les aprovecharían ni les librarían. El pueblo
necesitaba un corazón singular, un corazón totalmente consagrado a Dios. Por
ello, Samuel dice: “Solamente temed a Jehová y servidle de verdad con todo
vuestro corazón, pues considerad cuán grandes cosas ha hecho por vosotros.
Mas si perseverareis en hacer mal, vosotros y vuestro rey pereceréis” (vs. 24-25).

3. Samuel ruega por ellos sin cesar,


para no pecar contra Jehová

En el versículo 23a, Samuel dice lo siguiente al pueblo que había pedido que
orase por ellos: “Así que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de
rogar por vosotros”. Esto revela que para Samuel, el hecho de no orar por el
pueblo de Dios, el cual era especial, constituía un pecado contra Jehová.
Debemos aprender de él y orar, no sólo por nuestros propios hijos, sino también
por los hijos de Dios. Si oramos por nuestros hijos sin pedir por los hijos de
Dios, somos egoístas y pecamos contra El. Cuando oramos por los hijos de Dios,
nuestros hijos estarán incluidos. Mientras oramos por los hijos de Dios, El
tendrá cuidado de los nuestros.

El relato de 1 Samuel muestra que lo único que había en el corazón de Samuel


eran los elegidos de Dios. La palabra elegidos es algo muy querido a los oídos y
al corazón de Dios. Los elegidos de Dios son Su posesión especial y personal, Su
tesoro. En la historia de Samuel, la cual es un contraste de la vida de Saúl, el
aspecto crucial que sobresale es que Samuel cuidó a los elegidos de Dios.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE DIEZ

LA HISTORIA DE SAUL

(3)

SAUL DERROTA A LOS FILISTEOS

Lectura bíblica: 1 S. 13—14

Saúl venció a los amonitas primeramente, y después a los filisteos, el principal


enemigo de Israel, y se aprovechó de estas victorias para hacerse famoso. En la
primera victoria, Saúl se condujo de manera amable y humilde, pero en la
segunda, su actitud le llevó a perder el reino. Como veremos luego, mientras
Samuel deseaba establecer el reino de Dios sobre la tierra, lo cual era el deseo
del corazón de Dios, Saúl quería edificar su propia monarquía dentro del reino
de Dios. Saúl pensó que podía lograrlo, pero Dios no lo permitiría.

Veamos ahora los detalles de cómo Saúl derrotó a los filisteos.

I. SE PREPARA PARA HACER GUERRA


CONTRA LOS FILISTEOS

En 1 Samuel 13:1-4, 6-7, vemos que Saúl se prepara para pelear contra los
filisteos.

A. Con la ayuda de su hijo Jonatán

Al prepararse para guerrear, Saúl recibió ayuda de su hijo Jonatán, un buen


muchacho.

B. Hace tocar trompeta para reunir al pueblo

Saúl sabía que necesitaba al pueblo, y tocó la trompeta a fin de congregarlo. Los
políticos hacen lo mismo hoy en día.

C. Algunos se esconden y otros se escapan

Por temor a los filisteos, algunos del pueblo se escondieron en cuevas y en fosos,
y otros escaparon a la tierra de Gad, al este del Jordán.
II. LOS FILISTEOS SE PREPARAN PARA
LA BATALLA CONTRA ISRAEL

Al prepararse para pelear contra Israel, los filisteos juntaron 30,000 carros,
6,000 jinetes y “pueblo numeroso como la arena que está a la orilla del mar” (v.
5).

III. LA DESOBEDIENCIA DE SAUL

En 13:8-15a vemos la desobediencia de Saúl. Esta guerra dejó manifiesta la


intención de Saúl de pelear por su propia cuenta para establecer su propia
monarquía. Esta desobediencia, la cual no pasó desapercibida para Samuel,
indicó que Saúl se había apartado de Dios. En su primera victoria, Saúl actuó
muy bien a los ojos del pueblo y delante del Señor, pero durante su segunda
victoria, desobedeció e hizo a un lado a Dios.

A. Presenta una ofrenda que desagrada a Dios

La desobediencia de Saúl se manifestó al presentar éste una ofrenda que ofendía


a Dios (vs. 8-12). Saúl había desobedecido y, a pesar de ello, se atrevió a ofrecer
algo a Dios. Hoy pasa lo mismo. Las personas ofrecen algo a Dios para servirle,
pero ni obedecen a Dios ni les importa Su propósito.

1. Su queja

Saúl desobedeció a Dios presentándole esta ofrenda, y con todo se quejó de que
Samuel no había venido dentro del plazo señalado. En esta situación, Samuel
era el representante de Dios. Saúl tenía una cita con Samuel, pero esto no le
daba la libertad de hacer lo que quisiera. El debió someterse a Samuel.
Aparentemente, Samuel erró al demorarse, pero su retraso sacó a relucir lo que
había en Saúl.

2. Su pretexto

Saúl justificó su desobediencia diciendo que el pueblo se le desertaba y que los


filisteos se habían juntado para la batalla. Lo que hizo Saúl fue inexcusable; él
debió haber esperado que Samuel llegase antes de actuar.

B. Lo lleva a perder el reino

La desobediencia de Saúl, lo llevó a perder el reino (vs. 13-15a; 15:28).

1. Samuel lo censura

Samuel censuró a Saúl por haber actuado locamente y por no haber guardado el
mandamiento de Jehová (13:13a). Indudablemente Samuel hizo lo correcto.
2. Su reino no perduraría

Después de censurar a Saúl, Samuel le dice que su reino no perduraría (vs. 13b-
14a).

3. Saúl sería reemplazado por David, quien era


un varón conforme al corazón de Dios

Samuel añade: “Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual


Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo” (v. 14b). Al decir
esto, Samuel se refería a David, a quien Dios había asignado el reino.

Cuando estudiamos la historia bíblica, debemos aprender las diversas lecciones


contenidas en ella. En 1 Samuel 13—14 se halla una gran lección.
Aparentemente, la ofrenda que Saúl presentó a Dios no tenía trascendencia; sin
embargo, Samuel sabía que Saúl se aprovecharía de su posición para establecer
su propia monarquía dentro del reino de Dios. Dios deseaba edificar Su reino en
la tierra, no una monarquía para Saúl.

Samuel recitó al pueblo las leyes del reino (1 S. 10:25). Moisés dio la ley a los
hijos de Israel, pero antes de la venida de Samuel, ellos no tenían una
constitución. Samuel anunció al pueblo los estatutos, la constitución, la práctica,
las costumbres, el comportamiento que debían observar, las ordenanzas, y las
reglas de cómo implementar el reino de Dios sobre la tierra. Saúl debió haber
practicado la vida del reino conforme a esta constitución. Samuel, el autor de la
misma, observaba a Saúl y veía que en él había la tendencia a edificar una
monarquía humana. Saúl tendía a apoderarse del reino de Dios.

El recobro del Señor hoy es el reino de Dios. No obstante, algunos han intentado
edificar su propia obra y establecer una monarquía dentro del mismo. El
hermano Nee hizo énfasis en esto mismo. Dijo que algunos que se denominaban
a sí mismos colaboradores, edificaban dentro del recobro sus propios imperios.
Recientemente se estableció una monarquía en cierta área del país, pero los
santos no se sometieron a ella. Ellos me escribieron, y en su carta me dijeron
que las iglesias de esa área no fueron levantadas por la persona que quería
establecer su monarquía, sino por el nutrimento y la esencia del recobro del
Señor. Estos santos expresaron que amaban el recobro, el cual es el actual reino
de Dios.

Sólo hay un recobro en todo el mundo. La esencia intrínseca del reino de Dios es
el Cuerpo de Cristo, la iglesia de Dios. Durante muchas décadas, algunos
hermanos han laborado mucho, y valoramos lo que han hecho; no obstante,
algunos de ellos han establecido una obra dentro del recobro del Señor,
apoderándose del mismo. Incluso en ciertos lugares tienen la tendencia a
aprovecharse de los beneficios del recobro, y usan los materiales del ministerio,
y bajo el nombre del recobro, edifican algo diferente. En estos lugares se puede
percibir que la obra allí no es pura, es decir, no es una obra cuyo objetivo sea
edificar el Cuerpo de Cristo, el cual es el reino de Dios, sino obtener beneficios
personales.

Hace seis años surgió una enseñanza que aseveraba que las iglesias locales son
autónomas. Algunos afirman que una vez que los apóstoles establecen una
iglesia y designan ancianos, no deben interferir más en ella, sino permitir que la
iglesia sea autónoma. Esta enseñanza tiene como objeto edificar una
monarquía.

Nuestra práctica es establecer iglesias locales, y aunque cada una de ellas es


autónoma en su administración, esto no significa que se deben aislar. Por una
parte, las iglesias son locales, pero por otra, todas las iglesias en todo el mundo
son una sola. Si bien es cierto que cada iglesia local tiene su propia jurisdicción y
libertad para tomar decisiones, como decidir acerca del horario de reuniones,
esto no significa que cada iglesia local sea diferente. La enseñanza de Pablo en
todas las iglesias era la misma (1 Co. 4:17).

Todas las iglesias son idénticas en vida, en naturaleza, en testimonio, en servicio


y en expresión. Somos de diferentes nacionalidades y hablamos diferentes
idiomas, pero nuestros cantos y alabanzas son los mismos. Somos un solo
Cuerpo que testifica de Cristo. Predicamos, anunciamos, amonestamos y
enseñamos según la revelación bíblica. Nosotros no tenemos escuelas,
enseñanzas, ni testimonios distintos. El cristianismo se ha dividido por causa de
sus diversas prácticas, tales como el bautismo; pero en el recobro del Señor,
nuestro “diccionario” consta de una sola palabra: Cristo. No nos interesa tener
diferentes enseñanzas, nuestro interés es el Cristo que edifica el reino de Dios.
Estamos dedicados al reino de Dios, que es el Cuerpo de Cristo, la única iglesia
de Dios.

IV. LA SITUACION ENTRE ISRAEL Y LOS FILISTEOS

En 1 Samuel 13:15b-23 se narra la situación que existía entre Israel y los


filisteos.

A. Por el lado de Israel

Por el lado de Israel (vs. 15b-16a), Saúl cuenta la gente que se hallaba con él,
como 600 hombres. Saúl, Jonatán y el pueblo permanecen en Gabaa de
Benjamín.
B. Por el lado de los filisteos

Por el lado de los filisteos (vs. 16b-18, 23), salen merodeadores del campamento
en tres escuadrones hacia tres direcciones.

C. A Israel le faltaban espadas y lanzas

A Israel le faltaban espadas y lanzas (vs. 19-22), pues en toda la tierra de Israel
no se hallaba herrero. En aquel entonces, Israel se encontraba bajo el total
control de los filisteos, los cuales no les permitían hacer espadas o lanzas. En el
día de batalla, los únicos que tenían espada y lanza era Saúl y su hijo Jonatán.

V. ISRAEL DERROTA A LOS FILISTEOS

En 1 Samuel 14:1-23 se relata la victoria de Israel sobre los filisteos. Saúl,


Jonatán y el pueblo de Israel no tenían armas. Dios era su única arma, y peleó la
batalla por ellos.

A. Por mano de Jonatán

Los versículos 1-15 describen la victoria que se obtuvo bajo el mando de


Jonatán.

1. Jonatán no avisa a su padre ni al pueblo que iba a atacar a los


filisteos

Jonatán mantuvo en secreto su plan de atacar a los filisteos (vs. 1-5).

2. Confía que Jehová le daría la victoria

Jonatán tenía la certeza de que Jehová le daría la victoria (vs. 6-10), porque él
sabía que Jehová podía salvar con muchos o con pocos. Jonatán estaba seguro
de que Jehová entregaría a los filisteos en su mano.

3. Jehová entrega a los filisteos en mano de Israel

Jehová entregó a los filisteos en mano de Israel (vs. 11-15). Jonatán y su joven
ayudante, mataron a los filisteos. “Hubo pánico en el campamento y por el
campo y entre toda la gente de la guarnición; y los que habían ido a merodear
también tuvieron pánico, y la tierra tembló.

B. Por mano de Saúl

Los versículos 16-23 describen la victoria que Saúl obtuvo sobre los filisteos.
1. La multitud de los filisteos se dispersa

El versículo 16 narra cómo el ejército filisteo se dispersaba y corría de un lado a


otro.

2. Saúl se entera de que Jonatán y su ayudante se habían apartado de


él para atacar a los filisteos

Saúl se entera de que su hijo Jonatán y el ayudante de éste habían atacado a los
filisteos (v. 17).

3. Saúl busca dirección de parte de Dios mediante el sacerdote y el


arca

En los versículos 18-19, Saúl hizo algo bueno: buscó orientación de parte de Dios
por medio del sacerdote y del arca.

4. Saúl escucha que la confusión seguía aumentando en el


campamento de los filisteos

Cuando Saúl oye que la confusión iba en aumento en el campamento de los


filisteos, juntó a todo el pueblo que estaba con él, y libraron la batalla, y a la vez
que la espada de cada filisteo estaba vuelta contra su compañero (v. 20).

5. Los hebreos que habían estado con los filisteos se pusieron del
lado de los israelitas que estaban con Saúl y Jonatán

Los hebreos que habían estado con los filisteos de tiempo atrás, y habían venido
con ellos al campamento, se pusieron también del lado de los israelitas que
estaban con Saúl y con Jonatán (v. 21).

6. Todos los varones de Israel que se habían escondido en el monte


siguieron a Saúl y Jonatán

Asimismo todos los varones de Israel que se habían escondido en el monte


pelearon con Saúl y Jonatán en la batalla (v. 22).

7. Jehová salva a Israel de manos de los filisteos

Jehová salva a Israel de mano de los filisteos aquel día (v. 23).

VI. EL PRECIPATADO JURAMENTO DE SAUL

Los versículos 24-46 narran el precipitado juramento que hizo Saúl. Por lo
general, una persona de carácter fuerte actúa precipitadamente.
A. Maldice a cualquiera que comiera pan
antes de caer la noche

En el juramento que impuso al pueblo, Saúl declara que todo hombre que
comiera pan antes de caer la noche, antes de que él hubiese tomado venganza de
sus enemigos sería maldito (vs. 24-26).

B. Jonatán no escucha cuando su padre juramenta al pueblo y


gusta un poco de miel

Jonatán no escucha el juramento de su padre y come un poco de miel (vs. 27-


30).

C. El pueblo de Israel come crudas las ovejas, bueyes y becerros

El pueblo de Israel comió ovejas, bueyes y becerros con la sangre (vs. 31-35) a
causa del severo ataque contra los filisteos, y por el precipitado juramento que
Saúl efectuó. Saúl enmienda el pecado del pueblo y ordena que se degüellen
bueyes y ovejas para que comieran delante de él esa noche. Además, Saúl edifica
su primer altar a Jehová.

D. Se descubre que Jonatán había


quebrantado el juramento de su padre

A estas alturas, se descubre que Jonatán había quebrantado el juramento de su


padre (vs. 36-46). Saúl busca la dirección de Dios en cuanto a si él y el pueblo de
Israel debían perseguir a los filisteos, pero Dios no le dio respuesta aquel día (vs.
36-37). Después de eso, se descubrió el crimen de Jonatán, el cual era digno de
muerte (vs. 38-44). Cuando Saúl declaró que Jonatán tenía que morir, el pueblo
justificó a Jonatán y lo salvó de la pena capital (v. 45). Entonces Saúl dejó de
seguir a los filisteos, y los filisteos se fueron a su lugar (v. 46).

VII. CRONICA DE SAUL

El capítulo catorce concluye con una crónica de Saúl (vs. 47-52).

A. Saúl toma posesión del reinado de Israel y guerrea contra todos


sus enemigos en derredor

Saúl tomó posesión del reinado de Israel y pelea contra Moab, Amón, Edom,
Soba y los filisteos (v. 47).

B. Obra con valentía contra los amalecitas

Saúl derrotó valientemente a los amalecitas y libró a Israel de mano de los que
lo saqueaban (v. 48).
C. Las generaciones de Saúl

Los versículos 49-51 describen las generaciones de Saúl: su abuelo Abiel; su


padre Cis; su tío Ner; su primo Abner (el capitán de su ejército); su esposa
Ahinoam; su suegro Ahimaas; sus hijos Jonatán, Isúi y Malquisúa, y sus hijas
Merab y Mical.

D. Hubo guerra encarnizada contra


los filisteos todos los días de Saúl

Este capítulo concluye diciendo que hubo guerra encarnizada contra los filisteos
todo los días de Saúl y que Saúl juntaba consigo a todo hombre esforzado y apto
para combatir (v. 52).
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE ONCE

LA HISTORIA DE SAUL

(4)

LA DESOBEDIENCIA DE SAUL AL
DERROTAR A LOS AMALECITAS

Lectura bíblica: 1 S. 15

El capítulo 15 de 1 Samuel relata la desobediencia de Saúl al derrotar a los


amalecitas. Saúl venció al enemigo, pero desobedeció por completo a Dios. Esta
experiencia dejó al descubierto de forma total al verdadero Saúl, al cual
abandonaron más tarde Dios y Samuel. Este capítulo contiene una lección
importante para nosotros hoy.

I. EN TIPOLOGIA, LOS AMALECITAS


REPRESENTAN LA CARNE, EL HOMBRE CAIDO

En tipología, los amalecitas representan la carne, el hombre caído (Ex. 17:8-16;


Gn. 6:3a; Ro. 3:20a). En la revelación divina bíblica no se halla ninguna
indicación de que Dios haya creado la carne. El creó al hombre, pero éste cayó y
se convirtió en carne. Génesis 6:3 indica que cuando el hombre se hizo carne,
Dios ya no pudo hacer nada con él. En Romanos 3:20a dice: “Ya que por las
obras de la ley ninguna carne será justificada delante de Él”. La expresión
ninguna carne significa ningún hombre carnal. Toda la humanidad se ha
convertido en carne. En cuanto a nosotros, los creyentes de Cristo, ya somos
salvos sin embargo, muchos de nosotros todavía vivimos en la carne.

En el universo, el verdadero enemigo de Dios no es Satanás, sino nosotros


mismos. Mientras permanezcamos en la condición carnal, seremos enemigos de
Dios (Ro. 8:7). Satanás puede oponerse a Dios porque nuestra carne está
totalmente unida a él. Todos los problemas por los que se pasa en la vida de
iglesia, provienen de la carne. La carne es el mayor problema que Dios enfrenta.

En nuestra vida cotidiana siempre estamos en el espíritu, o en la carne. Si


ejercitamos nuestro espíritu, la visión es clara y creemos que la iglesia, los
ancianos y el recobro son maravillosos, pero si permanecemos en la carne, la
visión se nubla, de tal manera que los ancianos nos molestan, y es posible que
hasta queramos irnos del recobro. Cada vez que nos demos cuenta de que
estamos en la carne, la cual es el enemigo de Dios y la fuente de los problemas
en la vida de iglesia, debemos orar y pedirle al Señor que nos perdone.
II. LOS AMALECITAS OFENDIERON A DIOS AL OPONERSE A
ISRAEL CUANDO ESTE SUBIA DE EGIPTO

En 1 Samuel 15:2, Jehová declara: “Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al
oponérsele en el camino cuando subía de Egipto”. En la guerra con Amalec que
se describe en Éxodo 17:8-16, Moisés está en la cumbre del collado con la vara
de Dios en su mano, y Josué sale al combate con hombres escogidos a derrotar a
Amalec. Mientras Josué luchaba, Moisés oraba. Después de la victoria de Josué
sobre Amalec, Dios declara que tendría “guerra con Amalec de generación en
generación” (v. 16). Esto muestra la importancia que Dios le dio a la
provocación de los amalecitas. Durante la época de 1 Samuel 15:2, Dios declara
que castigaría a los amalecitas por lo que hicieron a Israel.

III. JEHOVA LE DA UN MANDATO A SAUL

Saúl, después de ser ungido como líder del pueblo de Dios, derrotó a los
amonitas y a los filisteos. Posteriormente, cuando los amalecitas se levantaron
para impedir que se estableciera el reino de Dios, Dios le manda a Saúl que los
destruya, diciéndole: “Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y
no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas,
ovejas, camellos y asnos” (v. 3). Al pedirle que destruyera a los amalecitas,
quienes representan la carne, el enemigo principal de Dios, Dios en Su sabiduría
puso a Saúl en un aprieto a fin de probarlo.

IV. SAUL ATACA A LOS AMALECITAS

Los versículos 4-9 describen el ataque de Saúl contra los amalecitas. Saúl
convocó al pueblo y le pasó revista: 200,000 hombres a pie y 10,000 hombres
de Judá (v. 4). Saúl vino entonces a la ciudad de Amalec y puso emboscada en el
valle (v. 5). Antes de herir a los amalecitas, Saúl pide a los ceneos que se alejen
para preservarles la vida pues habían mostrado misericordia a todos los hijos de
Israel cuando ellos subieron de Egipto (v. 6). Entonces Saúl derrota a los
amalecitas y toma vivo a Agag, su rey (vs. 7-8a). Saúl mató a filo de espada a
todo el pueblo amalecita, pero perdonó “a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del
ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y
no lo quisieron destruir; mas todo lo que era vil y despreciable destruyeron” (vs.
8b-9). Saúl vio esto como una oportunidad para hacerse rico. El quería edificar
su propia monarquía dentro del reino de Dios.

V. LA DESOBEDIENCIA DE SAUL

Los versículos 10-31 narran la desobediencia de Saúl.


A. La desobediencia de Saúl hizo que Dios se arrepintiera de
haberlo puesto por rey, y que Samuel se apesadumbrara

Jehová le dijo a Samuel que se arrepentía de haber puesto por rey a Saúl, porque
éste no había cumplido Sus palabras. Samuel se apesadumbró y clamó a Jehová
toda aquella noche (vs. 10-11).

B. Samuel encara a Saúl

En los versículos 12-31 vemos que Samuel enfrenta a Saúl.

1. Salió a encontrarlo por la madrugada

Samuel madruga para ir a encontrar a Saúl por la mañana, pues se había


enterado de que éste había ido a Carmel y había erigido un monumento para sí
mismo (v. 12). Saúl no edificó este monumento en beneficio del reino de Dios,
sino para que se hiciera memoria de él a causa de su victoria, la cual lo había
enriquecido a él y su monarquía. Esto indica claramente que la intención de
Saúl era edificar su propia monarquía.

2. La conversación que sostuvieron Samuel y Saúl

Los versículos 13-23 relatan la conversación que Samuel y Saúl sostuvieron.


Cuándo Saúl declaró que él había cumplido la palabra de Jehová, Samuel
preguntó: “¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo
con mis oídos?” (vs. 13-14). Saúl explicó que los habían traído de Amalec,
porque el pueblo había perdonado lo mejor de las ovejas y de las vacas para
sacrificarlas a Jehová, pero que lo demás lo habían destruido. Entonces Samuel
dijo a Saúl que le permitiera declararle lo que Jehová le había dicho esa noche:
“Aunque eras pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus
de Israel, y Jehová te ha ungido por rey sobre Israel? Y Jehová te envió en
misión y dijo: Ve, destruye a los pecadores de Amalec, y hazles guerra hasta que
los acabes. ¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová, sino que vuelto al botín
has hecho lo malo ante los ojos de Jehová?” (vs. 17-19). Y Saúl respondió que él
había obedecido la voz de Jehová, pero que el pueblo tomó del botín ovejas y
vacas para ofrecer sacrificios a Jehová (vs. 20-21).

En los versículos 22 y 23, Samuel amonesta severamente a Saúl diciendo: “¿Se


complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a
las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el
prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de
adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación”. Samuel
parecía decir: “Saúl, tú afirmas que has guardado lo mejor de las ovejas y vacas
para sacrificarlas a Jehová, mi Dios, pero Dios prefiere que tú obedezcas Su
palabra. El te pidió que destruyeras por completo a los amalecitas y todas sus
posesiones, y en lugar de obedecer, has guardado ovejas y vacas para ti. Y no
solo eso, esta mañana erigiste un monumento para ti, no para Dios. Es mejor la
obediencia que los sacrificios, y prestar atención a lo que Dios dice, que la
grosura de los carneros. Saúl, tú te has rebelado contra Dios, y la rebelión es
semejante al pecado de adivinación y al de hechicería. Lo que hiciste es tan
maligno como contactar un espíritu inmundo con el propósito de llevar a cabo la
intención de ese espíritu, no la de Dios. Dios es tu Cabeza, pero tú no te
sometiste a Él, sino que actuaste imprudentemente, a tu manera y según tu
voluntad. Por consiguiente, tu reinado ha terminado. Puesto que desechaste la
palabra de Jehová, El te ha desechado como rey”. Así se puso de manifiesto la
rebeldía de Saúl y su enemistad contra Dios.

C. La confesión de Saúl y su ruego

1. Saúl confiesa su pecado poniendo como


pretexto que tuvo temor del pueblo

Saúl confesó su pecado a Samuel, y su excusa por haber quebrantado el


mandamiento de Jehová y las palabras de Samuel, fue que había temido al
pueblo y que por ello había consentido a la voz de ellos (v. 24).

2. Saúl ruega a Samuel que perdone


su pecado y vuelva con él

Saúl pidió a Samuel que lo perdonara y que volviera con él; mas Samuel no
accede, pues Saúl había desestimado la palabra de Jehová y por tanto Jehová
había desechado su reinado (vs. 25-26).

3. Samuel le dice a Saúl que Dios había rasgado de él el reino de


Israel

Cuando Samuel se volvió para irse, Saúl se asió de la punta de su manto y lo


rasgó. Por lo tanto, Samuel le dice a Saúl que ese día Jehová había rasgado de él
el reino de Israel y que lo había dado a un prójimo suyo, mejor que él, el cual era
David. Samuel añadió: “Además, el que es la Gloria de Israel no mentirá, ni se
arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta” (vs. 27-29).

4. Saúl ruega a Samuel que le honre delante de los ancianos de su


pueblo y delante de Israel

Saúl dijo a Samuel: “Yo he pecado; pero te ruego que me honres delante de los
ancianos de mi pueblo y delante de Israel, y vuelvas conmigo para que adore a
Jehová tu Dios” (v. 30). “Y volvió Samuel tras Saúl, y adoró Saúl a Jehová” (v.
31).
VI. SAMUEL EJECUTA A AGAG

Samuel pide que le traigan a Agag, rey de los amalecitas. Agag vino a él
alegremente, diciendo: “Ciertamente ya pasó la amargura de la muerte” (v. 32).
Samuel le dijo a Agag: “Como tu espada dejó a las mujeres sin hijos, así tu
madre será sin hijo entre las mujeres”. Y Samuel cortó en pedazos a Agag
delante de Jehová en Gilgal (v. 33).

VII. SAMUEL SE APARTA DE SAUL

El capítulo quince concluye con la separación de Samuel y Saúl (vs. 34-35).


Samuel se fue a Ramá, y Saúl subió a su casa en Gabaa. Nunca después vio
Samuel a Saúl en toda su vida; y Samuel lloraba a Saúl, porque Jehová se había
arrepentido de haberlo puesto por rey sobre Israel.

La crónica acerca de la desobediencia de Saúl debe ser una advertencia para


nosotros de no hacer nada en el reino de Dios por nuestra carne. Debemos
temer a Dios y recordar que somos carne, y a la vez, tener presente que el Hijo
de Dios ya crucificó la carne, y que vino a nosotros para regenerar nuestro
espíritu. Ahora El vive en nuestro espíritu, y actúa en nosotros para conducirnos
al camino de la vida a fin de edificar Su organismo, el cual es Su Cuerpo. Este es
el reino eterno de Dios, que tendrá su consumación en la venidera Nueva
Jerusalén en el cielo nuevo y la tierra nueva. Esta debe ser nuestra meta. No
intentemos establecer nuestra propia monarquía en el reino de Dios. Debemos
aprender la lección que nos enseña este segmento del Antiguo Testamento.

Agradecemos al Señor de que por Su misericordia ha abierto los secretos


intrínsecos de Su Palabra y nos ha mostrado grandes lecciones. Debemos
aprender la lección de la cruz y crucificar nuestra carne con sus pasiones y
concupiscencias, dejándola en la cruz siempre y en cada circunstancia (Gá.
5:24). Además, debemos ejercitar fielmente nuestro espíritu para seguir al
Señor, quien es el Espíritu vivificante y consumado que mora en nuestro
espíritu y que es uno con nosotros. De esta manera se edificará el reino de Dios,
el cual es la iglesia como Cuerpo intrínseco de Cristo.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE DOCE

LA HISTORIA DE DAVID

(1)

DIOS LO PREPARA PARA QUE SEA


UN HOMBRE CONFORME A SU CORAZON
1 SAMUEL 16—2 SAMUEL 1

(1)

ESCOGIDO, INSTRUIDO, UNGIDO,


PUESTO A PRUEBA Y APROBADO

Lectura bíblica: 1 S. 16—17

El capítulo 16 de 1 Samuel da inicio a la historia de David y lo presenta como


una persona a quien Dios prepara para que sea un hombre según Su corazón.
Los capítulos dieciséis y diecisiete muestran cómo David fue escogido, instruido,
ungido, puesto a prueba y aprobado por Dios.

El capítulo quince concluye con una situación lamentable, pues Dios abandona a
Saúl, rechazándole como rey de Israel. En el primer versículo del capítulo
dieciséis, Dios envía a Samuel a encontrase con un joven de aproximadamente
quince años. Esto demuestra que mientras Saúl abusaba del reinado que Dios le
había dado, Dios conocía toda la situación y hacía algo maravilloso para
preparar la persona correcta. Dios fue en secreto a David, el bisnieto de Booz y
de Rut (Rut 4:21-22).

Dios transfirió el reinado a Saúl con el propósito de edificar Su reino. Saúl


estaba allí como representante de Dios gobernando sobre Su pueblo. Sin
embargo, Saúl era un rey que vivía para sí mismo usurpando y abusando de los
dones que Dios le había dado, o sea, el reino, el pueblo y el reinado, y usándolos
para establecer su propia monarquía. Con todo y eso, mientras Saúl hacía estas
cosas abiertamente, Dios preparaba secretamente a David, el más joven de los
hijos de Isaí. David era el octavo hijo, y en la Biblia el número ocho representa
resurrección. En el sentido bíblico, David estaba en resurrección; por tanto, él
era la persona a quien Dios podía usar.

Dios preparó a David para que fuese un hombre según Su corazón; de otro
modo esto no habría sido posible. Podemos decir que Dios creó a David para
que fuera tal hombre. Pero para ello David tenía que pasar por el proceso que
comprende el ser escogido, instruido, ungido, puesto a prueba y aprobado. Es
maravilloso ser escogidos, pero para ser adiestrados se debe pasar por
sufrimientos. Ser ungidos también es algo muy bueno, pero después de ser
ungidos, debemos ser puestos a prueba. En 2 Samuel 5:4 dice que David tenía
treinta años cuando empezó a reinar. Después de ser ungido por Samuel a la
edad aproximada de quince años, David fue puesto a prueba durante quince
años. El fue particularmente perseguido y acosado por Saúl. Al final, David pasó
la prueba y fue aceptado por Dios.

I. ESCOGIDO

David fue escogido por Dios (1 S. 16:1-10). “Dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta
cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel?
Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos
me he provisto de rey” (v. 1). Siete hijos de Isaí pasaron delante de Samuel, pero
Jehová no escogió a ninguno de ellos. Da la impresión de que la familia de David
lo menospreciaba; sin embargo, Dios había determinado usarlo, pues él era el
escogido. De entre todos los hijos de Israel, Dios seleccionó a David.

II. INSTRUIDO EN LA HUMILDAD

Dios enseñó a David a ser humilde mediante las circunstancias de su vida. En


primer lugar, Dios causó que David fuese el hijo menor, el último, para hacerle
humilde. Además, a él se le asignó ir al campo a cuidar las ovejas, ya que
ninguno de sus siete hermanos quería ese trabajo, pues aspiraban a algo mejor.

III. UNGIDO

En 1 Samuel 16:12-23 se describe cómo se ungió a David.

A. Por Samuel

Puesto que David era el elegido de Dios, Samuel, el representante de Dios, vino
a ungirle intencionalmente (v. 13a).

B. Confirmado por el Espíritu de Jehová, que desde ese día vino


sobre él con poder

El ungimiento de David por parte de Samuel fue confirmado por el Espíritu de


Jehová, que desde ese día vino sobre él (v. 13b). El objetivo del derramamiento
del Espíritu no era que David recibiera la vida para ser salvo, sino que recibiera
el poder para desempeñar sus actividades.
C. Confirmado por el lado negativo

En los versículos 14-23, vemos que la unción de David también fue confirmada
por el lado negativo.

1. Por el Espíritu de Jehová que se aparta


de Saúl mientras un espíritu malo de
parte de Jehová lo atormenta

El versículo 14 dice que el Espíritu de Jehová se había apartado de Saúl y que un


espíritu malo de parte de Jehová lo atormentaba. Esto confirma nuevamente
que Dios había escogido a otra persona. Desde ese momento en adelante, Saúl
perdió la paz y empezó a tener celos de David. Cuanto más veía las cualidades de
David, más se daba cuenta de que el reino no pasaría a su hijo Jonatán sino a
David. Por ello, Saúl intentó matar a David en muchas ocasiones. Por una parte,
le atormentaba un espíritu malo, y por otra, se turbaba por lo que veía en David.
Saúl se daba cuenta de que el reino no sería una monarquía en la que Jonatán
reinaría por sucesión, sino que el reino pasaría a David.

2. David es escogido y llega a ser asistente de Saúl

Cuando los criados de Saúl vieron que un espíritu malo de parte de Jehová lo
atormentaba, le aconsejaron que buscara a alguien que tocara el arpa cuando el
espíritu malo le sobrecogiera. Saúl acepta, y David viene a estar bajo su servicio.
David toca el arpa, da alivio a Saúl (v. 23) y llega a ser el paje de armas de Saúl
(v. 21c). Saúl le ama mucho.

Bajo la soberanía de Dios, David fue escogido para servir a Saúl. Dios reunió a
estos dos hombres para que viviesen y laborasen juntos. Sin embargo, cuanto
más estrecha se volvía esta relación, más Saúl odiaba a David; ellos llegaron a
ser una prueba el uno para el otro. Ambos fueron probados a lo sumo por el
simple hecho de estar juntos. Saúl fue manifestado como una persona que se
oponía a la voluntad de Dios, y David, como un hombre según el corazón de
Dios. Esto sucedió por la soberanía de Dios.

La prueba que David pasaba en su relación con Saúl era una crucifixión
continua para él. Es posible que ésta sea también nuestra experiencia en la vida
de iglesia y en nuestra vida matrimonial. Los santos en la vida de iglesia,
especialmente los ancianos, pueden convertirse en una prueba, una cruz, para
nosotros. Asimismo, en la vida matrimonial, puede ser que nuestro cónyuge sea
una cruz para nosotros. Puesto que no debe haber ni divorcio ni separación, la
única opción que nos queda en nuestra vida matrimonial es ir a la cruz y
permanecer allí hasta que ella elimine nuestra carne y cualquier ambición que
haya en nosotros.
IV. PUESTO A PRUEBA Y APROBADO POR SU CONFIANZA EN
DIOS Y POR DERROTAR A GOLIAT

En el capítulo diecisiete, David fue puesto a prueba y aprobado por confiar en


Dios y por derrotar a Goliat.

A. Los ejércitos de los filisteos y los hombres de Israel se pusieron


en orden de batalla

Los ejércitos de los filisteos y los hombres de Israel se pusieron en orden de


batalla (vs. 1-3). Esta batalla fue una prueba tanto para Saúl como para David.

B. Un paladín llamado Goliat sale del campamento de los filisteos y


desafía a los ejércitos de Israel

Un paladín llamado Goliat, cuya estatura era de seis codos y un palmo, salió del
campamento de los filisteos y desafió a los ejércitos de Israel (vs. 4-11, 16).

1. Osado en su arrogancia

Goliat osadamente se jacta de su fuerza y poder (vs. 8-10). En su arrogancia, él


declaró: “Hoy yo he desafiado al campamento de Israel; dadme un hombre que
pelee conmigo” (v. 10).

2. Saúl y todo Israel se turban

Cuando Saúl y todo Israel oyeron las palabras de Goliat, se turbaron y tuvieron
gran miedo (v. 11).

3. El desafío de Goliat dura cuarenta días

El desafío de Goliat duró cuarenta días, mañana y tarde (v. 16).

C. David vence a Goliat

Los versículos 12-54 describen detalladamente cómo David derrotó a Goliat.

1. La posición de David y su oficio

En los versículos 12-15, leemos acerca de la posición y el oficio de David. Sus


tres hermanos mayores se habían unido a Saúl para ir a la guerra. David, el
menor de los ocho hijos de Isaí, servía a Saúl y pastoreaba las ovejas de su
padre.
2. El padre de David lo envía
con alimentos para que fortalezca y
salude a sus hermanos

El padre de David lo envió al campamento con alimentos para que fortaleciera a


sus hermanos, los saludara y a la vez obtuviera noticias de ellos (vs. 17-22).

3. David oye el desafío de Goliat

David oyó el desafío de Goliat y se enteró de que al hombre que matara a Goliat,
Saúl lo enriquecería, le daría a su hija por esposa y eximiría de tributos a la casa
de su padre (vs. 23-27). Para David, Goliat desafiaba a los escuadrones del Dios
viviente (v. 26b), y matarlo era quitar el oprobio de Israel (v. 26a).

4. El hermano mayor de David


se enfurece y habla con menosprecio

Los versículos 28-30 describen cómo el hermano mayor de David se burla de él


diciendo que debió haberse quedado en el desierto cuidando de las ovejas, y lo
acusa de tener un corazón soberbio y maligno, mostrando así el enojo y
menosprecio que sentía contra él. A esto David responde que su venida tenía un
motivo (v. 29). El sabía que Dios lo había enviado allí para derrotar al hombre
que los estaba desafiando.

5. Saúl permite que David pelee contra Goliat

David obtuvo el consentimiento de Saúl para pelear contra Goliat (vs. 31-39). Al
principio, Saúl lo desalentó diciéndole que él era un muchacho y que Goliat era
un hombre de guerra desde su juventud (v. 33). Sin embargo, David tenía la
seguridad de que Jehová entregaría a Goliat en sus manos, pues El lo había
librado de las garras del león y del oso cuando pastoreaba las ovejas de su padre.
Sus experiencias como pastor le habían enseñado a confiar en el Señor, por ello
le dice a Saúl: “Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras
del oso, él también me librará de la mano de este filisteo” (v. 37a). “Y dijo Saúl a
David: Ve, y Jehová esté contigo” (v. 37b). Saúl le pone su armadura a David, y
éste, después de probársela, la rechaza (vs. 38-39).

6. David sale a pelear contra Goliat

David salió a pelear contra Goliat (vs. 40-48). El tomó su cayado, escogió cinco
piedras lisas del arroyo, y tomó su honda en su mano (v. 40). Cuando Goliat lo
vio, le desdeñó por ser un muchacho, y le asemejó a uno que con palos trata de
alejar a un perro. Goliat también maldijo a David por sus dioses y dijo que daría
la carne de David a las aves del cielo y a las bestias del campo (vs. 41-44). A lo
cual David responde: “Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo
vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de
Israel, a quien tú has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te
venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves
del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.
Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza;
porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos” (vs. 45-47).

7. David mata a Goliat y derrota a los filisteos

David lanza una piedra a la frente de Goliat, y lo mata decapitándolo con su


propia espada. El derrota a los filisteos (vs. 49-54), quienes huyen, y los
hombres de Israel y de Judá los persiguen, los matan y saquean su campamento
(vs. 51b-53). David lleva la cabeza de Goliat a Jerusalén, pero pone las armas de
éste en su tienda (v. 54).

8. Queda confirmado contundentemente


que Dios lo había escogido y ungido

La victoria de David sobre Goliat y los filisteos fue una clara confirmación de
que Dios lo había escogido y ungido.

D. Saúl se entera de que David era hijo de Isaí

Saúl se enteró de que David, quien tenía la cabeza de Goliat en su mano, era hijo
de Isaí de Belén (vs. 55-58).

Lo que aconteció a David en los capítulos dieciséis y diecisiete estaba en total


conformidad con la soberanía de Dios. Todos debemos comprender que, como
personas que buscan más de Cristo, cada aspecto de nuestro entorno está
absolutamente bajo la mano soberana de Dios. Al final, todos los que desafían la
vida de iglesia serán derrotados. Así que, debemos confiar en el Señor y tener
paz.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE TRECE

LA HISTORIA DE DAVID

(2)

DIOS LO PREPARA PARA QUE SEA


UN HOMBRE CONFORME A SU CORAZON
1 SAMUEL 16—2 SAMUEL 1

(2)

SAUL LO PERSIGUE Y LO PONE A PRUEBA

(1)

Lectura bíblica: 1 S. 18—20

Cuando leemos la Biblia, no debemos interpretarla a la ligera. Debemos conocer


los principios que la gobiernan y permitir que el Señor nos guíe, para evitar
darle una interpretación inadecuada. Al estudiar los libros históricos de la
Biblia, debemos ser pobres en espíritu y tener un espíritu que busca al Señor.
Debemos orar: “Señor, no entiendo este pasaje de la Palabra, pero Tú conoces
su interpretación; Señor, revélamelo”. Esta debe ser nuestra oración mientras
seguimos estudiando la historia de David, a quien Dios preparó para que fuese
un hombre según Su corazón.

V. JONATAN AMABA A DAVID

Saúl perseguía y afligía a David. El fue el origen de casi todas las tribulaciones
que le sobrevinieron a David. Sin embargo, junto con las tribulaciones, las
cuales en realidad le acontecieron por intervención divina, Dios hizo provisión
para él, y le preparó a Jonatán, el hijo de Saúl, el cual amó mucho a David (18:1-
5).

A. Jonatán amaba a David como a sí mismo

Jonatán amó a David como a sí mismo (vs. 1b, 3b). Mientras el padre perseguía
a David y complotaba su muerte, el hijo lo amaba a lo sumo. Da la impresión de
que había discordia en la familia por causa de David; el padre lo odiaba y el hijo
lo amaba. Si Dios no hubiese provisto a Jonatán de esta manera, David
difícilmente habría soportado los sufrimientos que Saúl le ocasionó. David pudo
pasar por estas pruebas debido principalmente a la ayuda que Jonatán le
proporcionó. Con esto vemos que cuando pasamos por las pruebas que Dios nos
envía, El sabe que necesitamos ser suministrados. Por una parte, están las
tribulaciones; por otra, la provisión que Dios nos envía para apoyarnos y
sostenernos en medio de ellas.

B. El y David hacen un pacto

Jonatán y David hicieron pacto; algo que debían guardar y cumplir totalmente
(v. 3a).

C. Jonatán da a David su manto, sus ropas militares, su espada, su


arco y su talabarte

Con el objetivo de equipar a David, Jonatán le dio su manto, sus ropas, su


espada, su arco y su talabarte (v. 4).

D. Saúl toma a David y no le deja


volver a la casa de su padre

Saúl tomó a David y no le permitió volver a la casa de su padre (v. 2). Esto indica
nuevamente que Dios había preparado todos los detalles que rodeaban a David.

E. David tenía éxito en todas las


misiones a que Saúl le enviaba

La clave del éxito de David era su sabiduría. El se condujo con prudencia desde
su juventud. Por ejemplo, cuando su hermano mayor lo censuró por haber
venido al campamento de los israelitas, su respuesta (17:29) manifiesta que él
estaba consciente de que Dios tenía un propósito, para lo cual lo había
preparado y enviado. Dios lo había puesto soberanamente en el campo para
cuidar ovejas, y usó el ataque del león y del oso para adiestrarlo, prepararlo y
equiparlo para que matara a Goliat. No era nada insignificante el que un
adolescente matara un león y un oso. Su juventud estaba llena de experiencias
las cuales le daban la seguridad de que vencería a Goliat. David también era
muy sabio cuando hablaba y confrontaba a la gente.

F. Saúl pone a David sobre los hombres de guerra

Puesto que David se portaba prudentemente, Saúl lo puso sobre los hombres de
guerra, y esto fue acepto a los ojos de todo el pueblo y a los ojos de los siervos de
Saúl (18:5b). Todo lo que Saúl concedía a David contribuía a que éste ganara el
favor del pueblo.

VI. SAUL TIENE ENVIDIA DE DAVID

En 18:6-9, vemos que Saúl tenía celos de David.


A. El regreso de David después
de matar a los filisteos

Saúl tuvo celos de David después de que éste regresa de matar a los filisteos (v.
6a).

B. Las mujeres lo reciben y lo alaban

Cuando David regresó después de matar a los filisteos, las mujeres salieron de
todas las ciudades de Israel al encuentro de Saúl cantando: “Saúl hirió a sus
miles, y David a sus diez miles” (v. 7). Cuando Saúl oyó este halago, se enojó en
gran manera y dijo: “A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que
el reino. Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David” (vs. 8-9). Saúl
se enojó con David y tuvo celos de él.

Hoy hay muchos “Saúles” en la vida de iglesia. Posiblemente sintamos celos


cuando los demás son aprobados y nosotros no. Por ejemplo, supongamos que
usted expresa algo en una reunión y casi nadie le dice amén. Luego, otro
hermano habla y él sí recibe muchos aménes. Probablemente usted piense:
“¿Por qué este hermano recibe tantos aménes y yo tan pocos?” Si piensa así, esto
indica que usted es el Saúl de hoy.

Apliquemos el asunto de los Saúles que hay en la vida de iglesia a la cuestión de


nombrar ancianos. Con respecto a la designación de ancianos, debemos ser
justos y puros, y no actuar de manera diplomática. Supongamos que en
determinada iglesia hay cinco hermanos que presiden, pero ninguno ha recibido
un nombramiento oficial. Finalmente, se designa a tres de estos hermanos, ya
que los otros dos, aunque son buenos hermanos, no tienen la capacidad de ser
ancianos. Esta designación les molesta y se preguntan por qué estos tres
hermanos fueron designados ancianos y ellos no. Posiblemente se pregunten
por qué si los cinco han laborado juntos para cuidar a la iglesia, a ellos se les
hizo a un lado; por qué los otros fueron designados ancianos y no ellos. Estos
hermanos deben recibir gracia y poner su carne en la cruz, ya que si no lo hacen,
se enfriarán, no seguirán fieles en la vida de iglesia y finalmente se irán de ella.

La carne es el origen de las dificultades que se suscitan en la vida de iglesia; así


que debemos eliminarla. Gálatas 5:17 dice: “El deseo de la carne es contra el
Espíritu, y el del Espíritu contra la carne”. En todo el universo, existe una sola
guerra: la guerra entre el hombre y Dios. El hombre que guerrea contra Dios es
la carne, y el Dios contra quien guerrea la carne es el Espíritu. Dios es el Espíritu
y como tal guerrea contra nuestra carne. Nuestra carne es el verdadero enemigo
de Dios. Gálatas 5 no sólo habla de esta guerra, sino que declara también que
“los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y
concupiscencias” (v. 24). Cristo crucificó la carne, y ahora debemos aplicar esto
a nosotros mismos.

David era muy diferente de Saúl y se comportaba en conformidad con el corazón


de Dios. El no pensaba en sí mismo; antes bien, a él sólo le interesaba
conducirse y laborar para el pueblo y el reino de Dios.

VII. LA ESTRATAGEMA DE SAUL PARA MATAR A DAVID

En 1 Samuel 18:10—20:42 vemos la estratagema que Saúl utilizó para matar a


David. Saúl tuvo celos de David y tramó matarlo sin manchar su propio nombre.

A. Intenta matar a David arrojándole una lanza con la intención de


clavarlo a la pared

Saúl intentó matar a David arrojándole una lanza (18:10-11a). Aunque Saúl
intentó matarlo, David no hizo nada por vengarse; él sencillamente huyó (v.
11b). Saúl le tenía miedo a David, pues Jehová se había apartado de él y estaba
con David. Si Saúl hubiera aprendido a conocer la carne, habría adorado al
Señor por haber escogido a David. Se habría dado cuenta de que el Señor era
soberano y que El debía ser el que originara las cosas.

Saúl alejó a David de él y le hizo jefe de mil (v. 13). En todas sus campañas,
David actuó sabiamente, y Jehová estaba con él. Cuando Saúl vio que David se
portaba con prudencia, le tuvo temor (v. 15). Mas todo Israel y Judá amaba a
David (v. 16).

B. Saúl trama que David fuera


muerto por los filisteos

Saúl confabula para que los filisteos mataran a David (vs. 17-30). Esta
confabulación consistía en darle a David a su hija mayor, Merab, por mujer; sin
embargo, Saúl no sostuvo su palabra (vs. 17-19). Cuando Saúl se entera de que
su otra hija, Mical, amaba a David, decide dársela por mujer para que le fuese
por lazo (v. 21). Saúl convino con David que le daría a Mical en cambio de cien
prepucios de filisteos (vs. 22-25). El usa esta estrategia para llevar a cabo su
plan de matar a David por mano de los filisteos.

David trajo todos los prepucios a Saúl, y éste le dio a Mical por mujer. Cuando
Saúl vio que Jehová estaba con David y que su hija Mical lo amaba, le tuvo más
temor y fue su enemigo todos los días (vs. 28-29). Además, cuando salieron a
campaña los príncipes de los filisteos, David superó a todos los siervos de Saúl.
Así que, se hizo de mucha estima su nombre (v. 30).
C. Determina matar a David

Saúl no sólo formó un complot para matar a David, sino que determinó matarlo
(19:1-7). Él les pidió a su hijo Jonatán y a todos sus siervos que mataran a David.

1. Jonatán protegía a David porque


le apreciaba en gran manera

Jonatán amaba tanto a David que lo protegía (vs. 1b-3). Él le dijo que su padre
procuraba matarlo, y le prometió que intercedería por él ante Saúl y que lo
tendría al corriente de todo.

2. Jonatán apacigua a Saúl

Jonatán apaciguó a Saúl con respecto a David contándole los hechos


maravillosos que éste había hecho por él y por todo Israel (vs. 4-5). Saúl cayó en
razón, desistió de matar a David y lo llamó para que estuviera delante de él
como antes (vs. 6-7).

D. Intenta de nuevo matar a David

Por un tiempo Saúl desistió de matar a David (vs. 8-24; cfr. Sal. 59, título), pero
luego lo intentó de nuevo.

1. De nuevo trata de clavar a David a la pared

Mientras David tocaba el arpa, un espíritu malo de parte de Dios vino sobre
Saúl, y éste intentó de nuevo clavar a David contra la pared (vs. 9-10a). Es
posible que algunos de los que leen este libro les inquiete el hecho de que un
espíritu malo de parte de Jehová haya venido sobre Saúl. Tal vez se pregunten
cómo puede suceder semejante cosa. En asuntos como estos, debemos estar
conscientes de que Dios es soberano, que todo está bajo Su autoridad y que El
usa cualquier medio para llevar a cabo Su plan eterno.

2. David huye de Saúl con la ayuda


de su esposa Mical, hija de Saúl

David escapó de la presencia de Saúl con la ayuda de su esposa Mical, hija de


éste (vs. 10b-17). La persona a quien Saúl usó como trampa, ayudó a escapar a
David.

3. David escapa y viene a Samuel en Ramá

Al venir a Samuel en Ramá (vs. 18-24), David vino a la fuente correcta para
recibir consuelo. En tres ocasiones, Saúl envió mensajeros para prender a
David, y en cada una de ellas el Espíritu de Dios vino sobre los mensajeros y
éstos profetizaron (vs. 19-21). Entonces Saúl mismo fue a Ramá, y el Espíritu de
Dios vino sobre él y lo hizo profetizar, a tal grado que se despojó de sus vestidos
y estuvo desnudo todo el día y toda la noche (vs. 22-24).

E. Jonatán ayuda a David

El capítulo veinte describe la ayuda que brindó Jonatán a David. David rogó a
Jonatán que lo protegiera (vs. 1-10), y éste le ayudó a huir de Saúl (vs. 11-41a).
Finalmente, David y Jonatán se despiden con un voto de amor (vs. 41b-42a). Y
David huye de Saúl (v. 42b), que era lo único que podía hacer.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE CATORCE

LA HISTORIA DE DAVID

(3)

DIOS LO PREPARA PARA QUE SEA


UN HOMBRE CONFORME A SU CORAZON
1 SAMUEL 16 — 2 SAMUEL 1

(3)

SAUL LO PERSIGUE Y LO PONE A PRUEBA

(2)

Lectura bíblica: 1 S. 21—24

En este mensaje examinaremos cómo David fue perseguido y puesto a prueba


por Saúl.

A pesar de todas las persecuciones de parte de Saúl, David no peleó ni hizo nada
para vengarse; sólo huyó. Cuando Saúl procuró matar a David, Jonatán y Mical
le ayudaron a huir. Fue por medio de ellos que Dios soberanamente le facilitó a
David la información que éste necesitaba. Todo lo que atañía a David estaba
bajo la soberanía de Dios.

La experiencia que vivió David al ser perseguido por Saúl debe enseñarnos una
lección importante, a no permitir que en la vida de iglesia haya nada que
provenga de la carne; no debe haber enojos, maquinaciones, intrigas ni
confabulaciones. La iglesia es el reino de Dios (Ro. 14:17), y en ella debe reinar
la autoridad divina y el orden apropiado. Nadie debe disturbar este orden. Como
veremos, David temió a Dios y no se atrevió a deponer el orden que Dios había
establecido. Sería una vergüenza si afirmáramos que estamos en el recobro del
Señor y no reconociéramos que hay un orden establecido por Dios. La rebelión y
las contiendas anulan la vida de iglesia. Estas cosas no deben existir entre
nosotros. Es menester vivir a Cristo en el espíritu para llevar una vida de iglesia
según el orden divinamente ordenado.

Debemos aprender la lección de crucificar la carne. La venganza y responder a


cualquier provocación provienen de la carne. En Efesios 4:26 Pablo dice: “No se
ponga el sol sobre vuestra indignación.” Esto significa que cuando el sol se pone,
nuestro enojo también debe desaparecer. El enojo no debe persistir. Esto es lo
que revela la Biblia y debemos ponerlo en práctica.
En el reino de Dios, la carne tiene que ser descartada. Gálatas 5:17 dice que “el
deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne”. En el
versículo 24 leemos que “los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne
con sus pasiones y concupiscencias”. El versículo 21 añade que los que practican
tales cosas “no heredarán el reino de Dios”. Si participamos de la carne, no
tendremos parte en el reino de Dios. Los celos, la ira, las disensiones y las
divisiones no pertenecen al reino. Por consiguiente, ninguna de estas cosas debe
existir en la vida de iglesia.

Examinemos ahora lo que relata 1 Samuel 21—24 en cuanto a la persecución y


aflicción que Saúl infligió sobre David.

VIII. EL SACERDOTE AHIMELEC LE DA EL PAN


DE LA PRESENCIA Y LA ESPADA DE GOLIAT

Cuando David huía de Saúl, el sacerdote Ahimelec le dio a él y a sus compañeros


el pan de la presencia y la espada de Goliat (21:1-9). El Señor Jesús se refirió a
esto cuando los fariseos vinieron a Él y le dijeron que Sus discípulos hacían lo
que no era lícito hacer en sábado (Mt. 12:2), recordándoles que David y sus
compañeros habían comido del pan de la presencia de Dios, el cual era santo:
“¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron
hambre; cómo entró en la casa de Dios, y comieron los panes de la presencia,
que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a
los sacerdotes? ¿O no habéis leído en la ley que en los sábados los sacerdotes en
el templo profanan el sábado, y son sin culpa? Pues os digo que hay aquí algo
mayor que el templo” (vs. 3-6). Cristo es mayor que David y mayor que el
templo, y sin El no debemos hacer nada, pues es improductivo. Este es el reino
de Dios.

IX. HUYE DE LA PRESENCIA DE SAUL


Y VA A AQUIS REY DE GAT

A. Los siervos del rey Aquis sospechan de David

David huyó de la presencia de Saúl y se fue a Aquis rey de Gat (1 S. 21:10-15; cfr.
Sal. 56, título). Los siervos de Aquis, quienes sospechaban de David, le dijeron:
“¿No es éste David, el rey de la tierra? ¿No es éste de quien cantaban en las
danzas, diciendo: Hirió Saúl a sus miles, y David a sus diez miles?” (v. 11).

B. Finge demencia para escapar de Gat

Cuando los siervos del rey Aquis estaban a punto de descubrirlo, David se hizo
pasar por loco para escapar de Gat (vs. 12-15; cfr. Sal. 34, título). Saúl perseguía
a David con tal intensidad que David se vio forzado a fingir demencia. Parecía
que no había ningún lugar para él en la tierra de Cristo. En Isaías 8, a la buena
tierra se le llama la tierra de Emanuel. En la tierra de Emanuel, la tierra de
Cristo, no había lugar para este hombre que temía y amaba a Dios.

X. HABITA EN LA CUEVA DE ADULAM, EN MIZPA DE MOAB Y EN


EL BOSQUE DE HARET DE JUDA

David salió de Gat y fue a la cueva de Adulam (1 S. 22:1-2; cfr. Sal. 57, 142,
títulos), y de allí, a Mizpa de Moab (1 S. 22:3-4). Luego, cuando el profeta Gad le
pidió que se marchara y fuera a la tierra de Judá, David fue al bosque de Haret
de Judá (v. 5).

XI. SAUL MATA AL SACERDOTE AHIMELEC


Y A SU FAMILIA POR CAUSA DE DAVID

Cuando Saúl se enteró de que Ahimelec había ayudado a David, mató a


Ahimelec y a su familia (vs. 6-23; cfr. Sal. 52, título). Esto muestra que Saúl se
había revelado totalmente contra Dios. El no se sometía a Dios en lo más
mínimo, ni lo aceptaba como Rey ni como Cabeza. Saúl era la encarnación de la
rebeldía, lo cual equivale a adorar ídolos (15:23). En cada caso de rebelión está
involucrada la presunción, es decir, la osadía de emprender cosas sin Dios.

XII. DAVID DERROTA A LOS FILISTEOS


Y HABITA EN KEILA

Según 23:1-12 David derrotó a los filisteos y habitó en Keila. A pesar de que era
perseguido, David peleaba con los filisteos. No obstante, en lugar de permanecer
en el lugar correcto, en la buena tierra, se quedó en Keila.

XIII. HABITA EN EL DESIERTO DE ZIF

David permaneció en el desierto de Zif (vs. 13-28; cfr. Sal. 54, 63, títulos).

A. Saúl lo buscaba todos los días, pero


Dios no lo entregaba en sus manos

Aunque Saúl buscaba a David cada día, Dios no le permitió capturarlo (1 S.


23:14).

B. David es fortalecido en su confianza


en Dios por Jonatán, el hijo de Saúl.

David fue fortalecido por Jonatán, el hijo de Saúl, y alentado a confiar en Dios
(vs. 15-18). En una ocasión, Jonatán deja a Saúl y visita a David con el propósito
de fortalecerlo. No hay duda de que Jonatán fue de gran ayuda para David.
C. David se da prisa para escapar de Saúl

David se dio prisa para escapar de Saúl; mas Saúl y sus hombres lo habían
encerrado a él y a su gente para capturarlos. Entonces vino un mensajero a Saúl
y le dijo que los filisteos habían hecho una irrupción en la tierra. Así que, Saúl
desistió de perseguir a David y partió contra los filisteos (vs. 25-28).

XIV. DAVID SUBE DEL DESIERTO DE ZIF Y HABITA


EN LOS LUGARES FUERTES DE EN-GADI

David subió del desierto de Zif y permaneció en los lugares fuertes de En-gadi
(v. 29). Cuando Saúl volvió de perseguir a los filisteos, le dijeron dónde estaba
David. Entonces tomó a tres mil hombres escogidos y fue en busca de él (24:1-
2).

XV. SAUL CAE EN MANOS DE DAVID,


PERO DAVID NO QUISO MATARLO

A. Así disciplina Dios a Saúl


por haber perseguido a David

Saúl cayó en manos de David cuando entra en la cueva donde David y sus
hombres se escondían (vs. 3-4a). Así disciplinó Dios a Saúl por haber
perseguido a David.

B. David corta la orilla del


manto de Saúl, pero no lo mata.

Esta acción hizo que el corazón de David se turbara, pues David temía a Dios, ya
que Saúl seguía siendo el ungido de Dios (vs. 4b-7). En el reino de Dios existe un
orden divino de autoridad. Saúl no se había hecho rey a sí mismo, sino que Dios
lo había designado y ungido. Por consiguiente, Saúl era la autoridad divina, y
David temía a Dios en este asunto. David mantuvo el orden de autoridad que
Dios había establecido entre Sus elegidos, y al hacerlo estableció un buen
fundamento para ser el rey de los elegidos de Dios en los días venideros. Si él se
hubiera rebelado contra Saúl, a los ojos del pueblo él habría sido un ejemplo de
rebelión contra el rey que Dios había nombrado.

C. David apela ante Saúl

David defendió su causa ante Saúl, quien quedó impresionado ante tal apelación
(vs. 8-15). Lo que hizo David fue exactamente lo que enseña el Nuevo
Testamento con respecto a no pagar mal por mal sino vencer con el bien el mal
(Ro. 12:17, 21).
D. La vida de David, una vida que temía y honraba a Dios, somete
al imprudente Saúl

Finalmente, la vida de David, una vida que temía a Dios y que lo honraba,
sometió al imprudente Saúl y acabó con sus persecuciones (1 S. 24:16-22). La
manera en que David se relacionó con Saúl constituye un buen modelo para
nosotros en la vida de iglesia actual.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE QUINCE

LA SOBERANIA DE DIOS Y LAS LECCIONES


DE LA CRUZ QUE APRENDIO DAVID

Lectura bíblica: 1 S. 18—24

Valoro mucho los libros de 1 y 2 Samuel porque contienen muchas historias que
presentan lecciones de la vida real. En la extensa sección que habla de las
persecuciones y aflicciones que sufrió David por parte de Saúl, se destacan dos
puntos: la soberanía de Dios y el hecho de que David aprendió las lecciones de la
cruz. En este breve mensaje, mi carga consiste en hablar de estos dos temas.

LA SOBERANIA DE DIOS

El primero punto que destaca este pasaje de 1 Samuel es la soberanía de Dios.


Es crucial que veamos la soberanía de Dios. Dios es soberano, y como tal está
por encima de todo, detrás de todo y en todo.

Dios prepara a Saúl para


perfeccionar a David

Por una parte, Dios preparó a David para que fuese un hombre conforme a Su
corazón con miras a Su reino; por otra, prepara a Saúl para que perfeccionara a
David poniéndolo a prueba y atribulándole. Lo que produjo y preparó a Saúl fue
la soberanía de Dios. Sin Saúl, David no habría sido perfeccionado. El padre de
David y sus hermanos no le daban mucha importancia, así que lo más que
recibió fue un perfeccionamiento limitado a través de su experiencia con el león
y el oso. La parte más importante del perfeccionamiento de David se efectuó por
medio de Saúl. Bajo la soberanía de Dios, Saúl fue un excelente perfeccionador.

Dios prepara a Jonatán y Mical


para que ayuden a David

En Su soberanía, Dios no sólo preparó a Saúl para que perfeccionara a David,


sino también a Jonatán, el hijo de Saúl, y a Mical su hija, la cual llegó a ser
esposa de David. Sin la ayuda de ellos, David no habría soportado las
persecuciones y aflicciones que le sobrevinieron por parte de Saúl. El Dios
soberano preparó a David, y por el bien de éste, preparó también a Saúl, a
Jonatán y a Mical.
DAVID APRENDE LAS LECCIONES DE LA CRUZ

El segundo punto que se destaca en esta sección de 1 Samuel es el hecho de que


David acepta las lecciones que la cruz enseña.

Siempre estaba bajo la cruz

Pese a que David fue perseguido y sufrió mucho, nunca peleó, reaccionó ni
respondió. Usando la expresión neotestamentaria, diríamos que él siempre
estuvo bajo la cruz. El llevó la cruz todos los días y en cada circunstancia, sin
quejarse, criticar, resistirse, ni condenar; sencillamente permanecía bajo la cruz
sufriendo todo tipo de pruebas.

El Cristo que está en nosotros


es quien lleva la cruz

El Nuevo Testamento habla de llevar la cruz, pero ¿quién puede llevarla?


Filipenses 3:10 indica que el poder de resurrección de Cristo es la fuerza que nos
capacita para llevar la cruz. El que está en nosotros no sólo es el poder de la
resurrección, sino también la resurrección misma (Jn. 11:25). El es nuestro
Jonatán y nuestra Mical, y a la vez es mucho mayor que ellos. El está muy cerca
de nosotros. El Cristo que tenemos está en nosotros y es Él quien lleva la cruz
por nosotros.

El Nuevo Testamento usa la preposición en para referirse a dos hechos


cruciales. La revelación neotestamentaria recalca el hecho de que, por una parte,
Cristo está en nosotros (Ro. 8:10; 2 Co. 13:5; Gá. 2:20; 4:19; Col. 1:27) y por
otra, nosotros estamos en El (Jn. 14:20; 15:4; Ro. 6:3; 1 Co. 1:30; 2 Co. 5:17;
12:2; Gá. 3:27-28). ¡Qué maravilloso que estamos en Cristo y que Cristo está en
nosotros! La entrada de Noé y su familia en el arca, la cual tipifica a Cristo,
muestra que hoy podemos entrar en Cristo. No obstante, esta representación
tiene sus limitaciones, pues Noé podía entrar en el arca, pero ésta no podía
entrar en él. Nosotros no sólo entramos en Cristo, sino que El también entra en
nosotros. El vive en nosotros y lleva la cruz por nosotros.

La provisión divina

A la vez que aprendía las lecciones de la cruz, David disfrutaba la provisión


divina. Jonatán representaba al Cristo que es la provisión que Dios nos brinda, y
Mical representaba la provisión de Dios. Vimos que cuando Saúl lo perseguía,
David no se resistía, no se quejaba, no condenaba, ni criticaba, lo único que
hacía era huir. Por provisión divina, Jonatán y Mical le ayudaron a escapar. Sin
ellos, David no habría logrado huir de Saúl (1 S. 20:1-42; 19:11-18). Al final,
David “se graduó” de las tribulaciones que Saúl le infligía. Si Dios hubiera
evaluado a David, ciertamente le habría dado la calificación más alta.

David era el ganador


y quien disfrutaba

Bajo la soberanía de Dios, David aprendió las lecciones de la cruz. Debido a esto,
él no fue un perdedor, sino un ganador; no fue un sufridor sino uno que
disfrutaba. Mientras David ganaba, Saúl perdía y sufría. Esta debe ser nuestra
experiencia hoy. Debemos aprender dos lecciones fundamentales: la lección de
la soberanía de Dios y la lección de tomar la cruz junto con el poder de la
resurrección. Cuando no reaccionamos y permanecemos bajo la cruz,
aparentemente sufrimos y perdemos, pero en realidad, ganamos y disfrutamos.
Cuanto más aprendamos las lecciones de la soberanía de Dios y a tomar la cruz,
más ganaremos y más disfrutaremos.

LEAMOS 1 Y 2 SAMUEL CON LA


PERSPECTIVA DE LA ECONOMIA DE DIOS

Debemos leer los libros de 1 y 2 Samuel con la perspectiva de la economía de


Dios. En particular, debemos tener el discernimiento de uno que conoce la
soberanía de Dios y que ha recibido la gracia de aprender a sufrir bajo la cruz,
mientras disfruta de todas las provisiones que nos brinda el Dios Triuno
procesado y consumado: el Padre, el Hijo y el Espíritu.

El Nuevo Testamento, aunque contiene la revelación pura, no presenta muchos


ejemplos. Sin embargo, los libros históricos del Antiguo Testamento, sobre todo
1 y 2 Samuel, contienen muchas historias que ejemplifican la realidad de la
revelación neotestamentaria. Hay muchas lecciones que no las podemos
aprender adecuadamente si no tenemos los ejemplos correspondientes.
Mientras leemos los relatos presentados en estos libros, debemos orar como
Pablo y pedir que “el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria,” nos
dé “espíritu de sabiduría y de revelación en el pleno conocimiento de El” (Ef.
1:17). Con dicho espíritu, podremos ver al Dios Triuno, la cruz de Cristo y el
poder de Su resurrección, en el relato que describe las tribulaciones que sufrió
David de parte de Saúl.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE DIECISEIS

LA HISTORIA DE DAVID

(4)

DIOS LO PREPARA PARA QUE SEA


UN HOMBRE CONFORME A SU CORAZON
1 SAMUEL 16—2 SAMUEL 1

(4)

SAUL LO PERSIGUE Y LO PONE A PRUEBA

(3)

Lectura bíblica: 1 S. 25:1—28:2

En este mensaje seguiremos examinando lo referente a las persecuciones y


aflicciones que sufrió David en manos de Saúl.

XVI. SAMUEL MUERE

En 25:1a leemos que Samuel muere, que todo Israel lo llora y que es sepultado
en su casa en Ramá.

A. Después de disfrutar adecuada y


plenamente su porción de la buena
tierra que Dios había prometido

Samuel muere en paz después de haber disfrutado correcta y plenamente su


porción de la buena tierra que Dios había prometido. El disfrutó la buena tierra
durante toda su vida, y la disfrutó más que cualquier otra persona del Antiguo
Testamento, incluyendo a Josué y Caleb, los cuales pasaron mucho tiempo
luchando para tomar posesión de la tierra. Desde su juventud en el tabernáculo
hasta el momento de su muerte, Samuel disfrutó de la buena tierra en todos los
sentidos.

B. Después de ser sacerdote, profeta y juez

Samuel fue hecho sacerdote, profeta y juez para traer el reino davídico que
llevaría a cabo la economía de Dios en la tierra. Él fue quien trajo el reinado y
ungió a Saúl y a David, los dos primeros reyes. De esta manera, estableció el
reino de Dios y escribió todas sus leyes.
C. Decepcionado con el reinado de Saúl

Samuel quedó profundamente desilusionado por el reinado de Saúl y lloró por él


(15:35) a tal punto que Dios le dijo: “¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo
yo desechado para que no reine sobre Israel?” (16:1a).

D. Con la esperanza de que


vendría el reinado de David

Samuel quedó desilusionado por el reinado de Saúl, pero murió con la


esperanza de que vendría el reinado de David, lo cual le sirvió de consuelo.
Murió confiado de que vendría el reinado de David, que tipificaba el reino de
Dios. Tengo la certeza de que él murió lleno de gozo a causa de esto.

XVII. LA RELACION QUE DAVID


TUVO CON NABAL Y ABIGAIL

En 1 Samuel 25:1b-44 se narra cómo se relacionó David con Nabal y Abigail.

A. David busca la ayuda de Nabal,


considerándose como hijo de él

Los versículos 2-9 narran cómo David buscó la ayuda de Nabal, un hombre rico.
David le envió diez jóvenes, quienes habrían de decirle: “Sea paz a ti, y paz a tu
familia, y paz a todo cuanto tienes” (v. 6). Los jóvenes también debían decir: “Te
ruego que des lo que tuvieres a mano a tus siervos, y a tu hijo David” (v. 8).
David se condujo de manera humilde, pues se consideraba siervo e hijo de
Nabal.

B. El desatino de Nabal al rechazar la súplica de David y al insultar


a los siervos de éste

Nabal cometió la insensatez de rechazar lo que le pedía David e insultó a los


siervos de éste. Nabal les dijo: “¿Quién es David, y quién es el hijo de Isaí?
Muchos siervos hay hoy que huyen de sus señores. ¿He de tomar yo ahora mi
pan, mi agua, y la carne que he preparado para mis esquiladores, y darla a
hombres que no sé de dónde son?” (vs. 10-11). Cuando los siervos de David le
contaron lo que había dicho Nabal, David pidió a cada uno de sus hombres que
se ciñera su espada (vs. 12-13) y expresó: “Ciertamente en vano he guardado
todo lo que éste tiene en el desierto, sin que nada le haya faltado de todo cuanto
es suyo; y él me ha vuelto mal por bien. Así haga Dios a los enemigos de David y
aun les añada, que de aquí a mañana, de todo lo que fuere suyo no he de dejar
con vida ni un varón” (vs. 21-22).
Las palabras de David indican que él se ofendió por la actitud de Nabal. En esto,
David no pasó la prueba. El llevó la cruz cuando estuvo bajo Saúl, pero falló
respecto a esta pequeña cruz. Si David hubiera tomado la cruz en esta situación,
habría alabado al Señor por el hecho de que Nabal no quiso proporcionarles
alimentos. Entonces Dios habría intervenido e inspirado a Nabal a arrepentirse
y presentarse ante David con abundancia de alimentos. Pero en esta ocasión,
David no tomó la cruz.

A menudo pasa lo mismo con nosotros. Nos resulta fácil llevar las cruces
pesadas, pero no podemos soportar las livianas. Son las cruces pequeñas las que
ponen de manifiesto nuestra carne.

C. La sabiduría de Abigail,
mujer de Nabal, al apaciguar a David

En este capítulo, no solamente vemos la insensatez de Nabal, sino también la


sabiduría que Abigail, mujer de Nabal, mostró al apaciguar a David (vs. 14-20,
23-25). Ella “tomó luego doscientos panes, dos cueros de vino, cinco ovejas
guisadas, cinco medidas de grano tostado, cien racimos de uvas pasas, y
doscientos panes de higos secos, y lo cargó todo en asnos” (v. 18). Cuando ella
vio a David, se echó a sus pies, y dijo: “Señor mío, sobre mí sea el pecado; mas te
ruego que permitas que tu sierva hable a tus oídos, y escucha las palabras de tu
sierva. No haga caso ahora mi señor de ese hombre perverso, de Nabal” (vs. 24-
25a). Abigail entonces pidió a David que perdonara la transgresión, y añadió: “Y
acontecerá que cuando Jehová haga con mi señor conforme a todo el bien que
ha hablado de ti, y te establezca por príncipe sobre Israel, entonces, señor mío,
no tendrás motivo de pena ni remordimientos por haber derramado sangre sin
causa, o por haberte vengado por ti mismo. Guárdese, pues, mi señor, y cuando
Jehová haga bien a mi señor, acuérdate de tu sierva” (vs. 30-31).

David respondió a la petición de Abigail bendiciendo a Jehová que la había


enviado para que en ese día se encontrasen, y la bendijo por haber impedido que
él derramara sangre y se vengara por su propia mano. Entonces David recibió de
su mano lo que le había traído y le dijo: “Sube en paz a tu casa, y mira que he
oído tu voz, y te he tenido respeto” (v. 35). Así vemos cómo el enojo de David se
desvaneció ante la sabiduría de Abigail.

D. Nabal muere por castigo de Dios

Cuando Abigail refirió todas estas cosas a Nabal, “desmayó su corazón en él, y se
quedó como una piedra. Y diez días después, Jehová hirió a Nabal, y éste murió”
(vs. 36-38).
E. David toma por mujer a Abigail

Este capítulo concluye narrando la unión matrimonial de David y Abigail (vs.


39-44). La belleza y sabiduría de Abigail cautivaron a David, quien, después de
la muerte de Nabal, la tomó por esposa. En esto vemos el punto débil de la vida
de David. El prevaleció y venció en casi todas las circunstancias, pero fue débil
en cuanto a lo sexual. David venció al león y al oso, pero no pudo vencer la
concupiscencia. Al final, su debilidad y lujuria contaminaron el reinado de la
santidad de Dios. Este hecho puso de manifiesto la raíz de su fracaso posterior,
cuando asesinaría a Urías y tomaría a Betsabé.

XVIII. JEHOVA ENTREGA A SAUL EN LA MANO DE DAVID, PERO


ESTE NO QUISO MATARLO PORQUE
TEMIA A DIOS, PUES SAUL ERA EL UNGIDO DE DIOS

El capítulo veintiséis relata que Jehová entregó a Saúl en manos de David, pero
David no lo mató por temor a Dios, pues Saúl seguía siendo el ungido de Dios.
Esto indica que antes de ser rey, David estableció un buen orden y modelo que
muestran que en el reino de Dios debemos honrar la ordenación divina y
respetar y tener en gran estima la autoridad de Dios. De esta manera, cuando
David fue hecho rey, todo quedó en el debido orden.

A. David se esconde en el collado de Haquila

David se escondió en el collado de Haquila, y notificaron a Saúl al respecto (v.


1).

B. Saúl busca de nuevo a David

Saúl volvió a perseguir a David (vs. 2-4) y salió con tres mil hombres escogidos
de Israel para buscarlo en el desierto de Zif. David envió espías y supo con
certeza que Saúl venía en camino.

C. Jehová entrega a Saúl en la mano


de David, pero David no lo mata

En los versículos 5-16, vemos que Jehová entregó a Saúl en manos de David,
pero éste no quiso matarlo. Saúl “estaba tendido durmiendo en el campamento,
y su lanza clavada en tierra a su cabecera; y Abner y el ejército estaban tendidos
alrededor de él” (v. 7). Abisai dijo a David: “Hoy ha entregado Dios a tu enemigo
en tu mano; ahora, pues, déjame que le hiera con la lanza, y lo enclavaré en la
tierra de un golpe, y no le daré segundo golpe” (v. 8a). Entonces él incitó a David
a que matara a Saúl enclavándole en la tierra, pero David no quiso matar a Saúl
por temor a Dios porque Saúl seguía siendo el ungido de Dios (vs. 9-11). David
respondió a Abisai: “Guárdeme Jehová de extender mi mano contra el ungido
de Jehová” (v. 11a). David fue débil al enojarse con Nabal y al tomar a Abigail,
mujer de éste, pero con respecto a Saúl, fue todo un éxito.

D. David apela a Saúl

En los versículos 17-20 vemos que David apela a Saúl. Cuando Saúl reconoció la
voz de David, éste le preguntó: “¿Por qué persigue así mi señor a su siervo?
¿Qué he hecho? ¿Qué mal hay en mi mano?” (v. 18).

1. Ruega a Saúl que no lo arrojara de modo que ya no tuviera parte


en la heredad de Jehová

David pidió a Saúl que no lo echara de modo que ya no tuviera parte en la


heredad de Jehová, la buena tierra, y sirviera a otros dioses (vs. 19b-20a). Para
David, el hecho de permanecer en la buena tierra era la mayor bendición. Ser
arrojado de la buena tierra e ir a otra tierra para servir a otros dioses era una
maldición. Con eso vemos que este libro trata del disfrute que tenemos de la
buena tierra, es decir, del deleite que tenemos de Cristo.

2. Se compara a una pulga y


a una perdiz de los montes

En su apelación a Saúl, David se comparó a sí mismo a una pulga y a una perdiz


de los montes (v. 20b).

E. Saúl se arrepiente

Aunque Saúl era malvado, no dejaba de ser humano y fue conmovido por las
palabras de David y se arrepintió (vs. 21-25).

1. Reconoce que había pecado

Saúl reconoció que había pecado, actuado neciamente y errado en gran manera
(v. 21).

2. Bendice a David diciendo que David sin duda emprendería


grandes cosas y prevalecería

Saúl dijo a David: “Bendito eres tú, hijo mío David; sin duda emprenderás tú
cosas grandes, y prevalecerás” (v. 25). Sin embargo, Saúl no dijo nada acerca del
reino, pues quería que su hijo Jonatán tomara la sucesión al trono.
XIX. DAVID ESCAPA A LA TIERRA
DE LOS FILISTEOS Y SE QUEDA ALLI

A. Se pasa a Aquis, rey de Gat

“Dijo luego David en su corazón: Al fin seré muerto algún día por la mano de
Saúl; nada, por tanto, me será mejor que fugarme a la tierra de los filisteos, para
que Saúl no se ocupe de mí, y no me ande buscando más por todo el territorio de
Israel; y así escaparé de su mano” (27:1). Después de pensar en eso, David y sus
hombres se pasaron a Aquis (vs. 2-3).

B. Saúl deja de perseguir a David

Debido a que David se había fugado a la tierra de los filisteos, Saúl dejó de
buscarle (v. 4). Saúl se sentía tranquilo porque David había salido de la tierra
santa. Esto indica que David había hecho lo correcto al irse momentáneamente
de la tierra santa.

C. Mora en Siclag

David se quedó en Siclag (27:5—28:2). Según el versículo 7, David moró en la


tierra de los filisteos durante un año y cuatro meses. En ese período, atacó y
destruyó a los gesuritas, a los gesritas y a los amalecitas, pero al rey Aquis le
decía que había atacado el sur de Judá (vs. 8-12).

D. Aquis hace a David su


guarda personal de por vida

En 28:1-2 vemos que Aquis hizo a David su guardaespaldas de por vida.


ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE DIECISIETE

LA HISTORIA DE DAVID

(5)

DIOS LO PREPARA PARA QUE SEA


UN HOMBRE CONFORME A SU CORAZÓN
1 SAMUEL 16—2 SAMUEL 1

(5)

SAUL LO PERSIGUE Y LO PONE A PRUEBA

(4)

Lectura bíblica: 1 S. 28:3—30:31

El trágico fin de Saúl debe enseñarnos muchas lecciones en cuanto a la


economía de Dios. La tragedia que Saúl sufrió se debió totalmente a que no
colaboró debidamente con dicha economía. Dios llevaba a cabo Su economía
sobre la tierra e introdujo en ella a Saúl. Pero éste, en lugar de participar y
cooperar con la economía divina, buscó su propio beneficio. Dios quería edificar
Su reino entre Su pueblo elegido, pero Saúl lo usurpó con el fin de edificar su
propia monarquía. En el caso de David, la situación fue totalmente diferente.
Cuando Samuel lo ungió, él entendió perfectamente que Dios lo había llamado a
ser el rey, pero no tenía ninguna idea preconcebida acerca del reinado. En
cambio Saúl, inmediatamente después de ser designado como rey, se llenó de
ideas acerca del reinado, incluyendo la manera en que su hijo lo sucedería
(20:31). En esto, Saúl fue insensato, pues buscó edificar su propia monarquía en
lugar del reino de Dios.

Al final, Dios abandonó a Saúl y lo eliminó, quitándole el reino. En 15:28


Samuel dice a Saúl: “Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado
a un prójimo tuyo mejor que tú”. Puesto que Dios lo había abandonado, Saúl se
quedó solo, como huérfano, sin ninguna ayuda para los tiempos difíciles.
Debido a que Saúl buscaba lo suyo y era un codicioso, ni David, el combatiente
más hábil y experimentado, pudo ayudarle. De hecho, debido a que Saúl quería
matarlo, David se vio obligado a ir al país que era el principal enemigo de Israel
(27:1-2).

David fue a los filisteos, particularmente al rey Aquis. Cuando los filisteos
juntaban sus campamentos para luchar contra Israel, David, quien era el
guardaespaldas personal del rey Aquis, se encontraba en un dilema muy grande,
pues tenía que unirse a los filisteos para pelear contra Israel. Esto fue provocado
por la ambición de Saúl. Y no sólo eso, el pueblo de Israel sufrió una derrota y
muchos murieron debido a dicha ambición. Con todo, el Dios soberano
intervino para subyugar a Saúl y rescatar a David de su dilema.

Debemos meditar en cada aspecto de este relato, pues presenta algunas


lecciones que necesitamos aprender. Primero, de esta historia, de este ejemplo,
debemos aprender la lección de crucificar nuestra carne. Segundo, debemos
aprender a condenar nuestro ego, o sea el interés propio y la ambición. Saúl era
totalmente influido por su ego, y de su trágico fin debemos aprender a negar
nuestro yo. El Señor Jesús dijo que si queremos seguirlo a Él, debemos
negarnos a nosotros mismos y tomar nuestra cruz (Mt. 16:24).

Examinemos otros aspectos relacionados con la persecución y las aflicciones


que sufrió David por parte de Saúl.

XX. SAMUEL PREDICE EL FIN TRAGICO DE SAUL

En 1 Samuel 28:3-25, Samuel predice el trágico fin de Saúl.

A. Samuel había muerto

En 1 Samuel 28:3a dice que ya Samuel había muerto y que todo Israel lo había
lamentado y lo había sepultado en su ciudad, Ramá. La muerte de Samuel
representó una gran pérdida para Saúl.

B. Saúl había arrojado de la tierra


a los encantadores y adivinos

Para la época del capítulo veintiocho, Saúl había arrojado de la tierra a los
encantadores y adivinos (v. 3b). Puesto que éstos se relacionaban con los
espíritus malignos, Saúl hizo bien al arrojarlos fuera de Israel.

C. Los filisteos se juntan contra Israel,


y Saúl tiene temor de ellos

Los filisteos se reunieron contra Israel, y Saúl tuvo miedo de ellos (vs. 4-5)
porque Dios le había despojado de su valor y denuedo. Dios es nuestro
verdadero aliento y denuedo. Sin Él, no tenemos nada.

D. Saúl inquiere de Jehová,


más Jehová no le responde

Cuando Saúl consultó a Jehová, El no le respondió ni por sueños ni por Urim ni


por profetas (v. 6).
E. Saúl busca una adivina e
inquiere por medio de ella

Saúl buscó una adivina e inquirió por medio de ella (vs. 7-11). En el capítulo
quince, Samuel le había advertido a Saúl que su rebelión era como el pecado de
adivinación (v. 23), y ahora, en el capítulo veintiocho, Saúl practica la
adivinación, lo cual implicaba relacionarse con los espíritus malignos y
constituía un mal peor que el culto a los ídolos.

F. Samuel viene y habla a Saúl

Sin la intervención de la adivina, Samuel vino y habló a Saúl (vs. 12-19), y le dijo
que Jehová se había apartado de él y que se había convertido en su adversario
(v. 16). Además, le dijo que Jehová había quitado el reino de su mano y se lo
había dado a su compañero David (v. 17). Y concluye diciendo que Jehová
entregaría a Israel juntamente con Saúl en manos de los filisteos y que al día
siguiente él y sus hijos serían destruidos (v. 19).

G. Saúl se aterra

Saúl se sintió amenazado y cayó en tierra, y luego se alejó de la adivina (vs. 20-
25).

XXI. DIOS SOBERANAMENTE IMPIDE QUE DAVID


SE UNA AL CAMPAMENTO DE LOS FILISTEOS
PARA PELEAR CONTRA ISRAEL

EL capítulo veintinueve relata cómo Dios, en Su soberanía, impidió que David


se uniera al campamento filisteo, el cual iba a luchar contra Israel. Los príncipes
filisteos no quisieron que David les acompañara en la batalla contra Israel, y
Aquis lo despidió (vs. 6-11).

A. Para que no participara de la destrucción de Saúl, sus hijos y los


hombre de Israel

Si David hubiera luchado contra Israel, habría sido un estigma para el resto de
su vida. Sin embargo, él no tuvo nada que ver con la muerte de Saúl, ni de sus
hijos (incluyendo a Jonatán), ni de los hombres de Israel (31:1-6).

B. Para rescatar a sus dos esposas y


a las familias de sus hombres

Bajo la soberanía de Dios, David no se unió al campamento de los filisteos para


poder rescatar a sus dos esposas, y a las familias de sus hombres que habían
sido capturadas por los amalecitas (30:18-20).
C. Para salvarse de la confusión que reinaba entre sus hombres por
la pérdida de sus familias

Bajo la soberanía de Dios, David se salvó a sí mismo de la confusión que reinaba


entre sus hombres por la pérdida de sus familias en manos de los amalecitas
(30:1-6a).

D. Para que enviara parte del


botín como presentes

Finalmente, y por la soberanía de Dios que le impidió unirse a los filisteos,


David, después de derrotar a los amalecitas, envió como presentes parte del
botín a sus amigos y a los amigos de sus hombres en muchas ciudades (vs. 26-
31).

XXII. DAVID DERROTA A LOS AMALECITAS Y


CAPTURA A LOS CAUTIVOS DE ELLOS

El capítulo treinta relata que David derrotó a los amalecitas y capturó a los
cautivos de ellos.

A. Los amalecitas asolan a Siclag


y le prenden fuego

Los amalecitas habían asolado a Siclag, le habían prendido fuego y se habían


llevado cautivas a todas las mujeres, incluyendo a las familias de los hombres de
David y a las dos mujeres de éste (vs. 1-6a).

B. David se fortalece en Jehová y busca Su consejo para perseguir a


los amalecitas y capturar a los cautivos

Todo el pueblo estaba en amargura de alma, y hablaban de apedrear a David,


pero él “se fortaleció en Jehová su Dios” (v. 6b). Después de eso, él le pidió al
sacerdote Abiatar que trajera el efod, y consultó a Jehová, diciendo:
“¿Perseguiré a estos merodeadores? ¿Los podré alcanzar? Y él le dijo: Síguelos,
porque ciertamente los alcanzarás, y de cierto librarás a los cautivos” (v. 8).
Entonces David y cuatrocientos de sus hombres persiguieron a los amalecitas,
con la ayuda de un joven egipcio, siervo de un amalecita. La ayuda
proporcionada por este egipcio indica que los detalles de todo lo relacionado a
David se encontraban bajo la soberanía de Dios. Finalmente, David derrotó a los
amalecitas y libró a todos los cautivos, a todos los que los amalecitas habían
capturado. “Y no les faltó cosa alguna, chica ni grande, así de hijos como de
hijas, del robo, y de todas las cosas que les habían tomado; todo lo recuperó
David. Tomó también David todas las ovejas y el ganado mayor; y trayéndolo
todo delante, decían: Este es el botín de David” (vs. 19-20).
C. David comparte el botín con los doscientos hombres que no
habían podido seguirle

David compartió el botín con los doscientos hombres que no pudieron


acompañarle cuando él perseguía a los amalecitas (vs. 21-25). En cuanto a eso,
David expresó: “¿Y quién os escuchará en este caso? Porque conforme a la parte
del que desciende a la batalla, así ha de ser la parte del que queda con el bagaje;
les tocará parte igual” (v. 24). Desde aquel día en adelante, David instituyó esto
por ley y ordenanza en Israel (v. 25).

D. David envía presentes de su botín


a sus amigos y a los amigos de sus
hombres en muchas ciudades

Finalmente, los versículos 26-31 indican que David regaló parte de su botín a
sus amigos y a los amigos de sus hombres en muchas ciudades.

Me gustaría reiterar que debemos relacionar todo lo contenido en estos


capítulos con la economía de Dios. Todas las cosas pequeñas de esta narración
muestran que Dios laboraba en cada detalle para realizar Su economía. Dios
ejerció Su soberanía para rescatar a David del dilema en el que se encontraba. El
no sólo hizo esto por amor a David, sino también por el bien de Su economía.
Dios protege a David, conservándole en Sus manos, para cumplir Su economía.
En Mateo 1:1, a Jesucristo se le llama el hijo de David. Esto indica que David
estaba estrechamente ligado al hecho de que Dios llegara a ser un hombre
llamado Jesús para cumplir lo que fue determinado en la eternidad pasada. Sin
David, Cristo no habría tenido la genealogía necesaria para que Dios se hiciese
hombre con el fin de unirse al linaje humano. Si David hubiera sido muerto, la
genealogía de Cristo habría terminado, y Dios no habría podido llevar a cabo Su
economía.

Ahora sería útil comparar las situaciones en las cuales se encontraban David y
Saúl al final de 1 Samuel. Como resultado de derrotar a los amalecitas, David
obtuvo un gran botín. Mientras él se enriquecía, Saúl era derrotado. David
prosperaba, pero Saúl disminuía, incluso hasta la muerte. Si Saúl hubiera tenido
la visión apropiada respecto al reino de Dios, él se habría dado cuenta de que
David, un luchador experimentado y vigoroso, le hubiera ayudado muchísimo
para derrotar a los filisteos y edificar el reino de Dios. No obstante, Saúl, por
buscar sus propios intereses, desperdició esa ayuda, y no sólo eso, sino que
persiguió a David y lo obligó a huir. Con todo y eso, la soberanía de Dios
permitió que ese hombre, perseguido continuamente, prosperara, se
estableciera en la buena tierra y disfrutara de la porción de Dios. La situación de
David se volvía cada vez más brillante, mientras que la de Saúl se oscurecía más
y más, hasta el momento en que él y sus hijos sufrieron una muerte trágica.
El trágico fin de Saúl nos advierte que nos debemos jugar con Dios. No
intentemos edificar una monarquía. Todos estamos aquí para edificar el reino,
el Cuerpo de Cristo. En el recobro del Señor, no tenemos muchas obras.
Dondequiera que estemos, tenemos una sola obra. No debemos ser el Saúl de
hoy, únicamente interesados por la obra de nuestra región y en edificar nuestra
propia monarquía.

Cada uno de nosotros, en particular los colaboradores, debemos darnos cuenta


de que esta obra no es insignificante. David probablemente nunca pensó que su
historia estaría totalmente ligada al hecho de que Dios se haría un hombre para
unirse al linaje humano y para vivir en la tierra con el fin de llevar a cabo Su
voluntad eterna. No obstante, David está en la genealogía de Cristo en Mateo 1;
y lo que nosotros llevamos a cabo ahora está ligado a la Nueva Jerusalén de
Apocalipsis 21 y 22. Por consiguiente, debemos tener la certeza de que somos de
Dios, que estamos bajo Su soberanía y que en Su recobro estamos haciendo una
sola obra, la cual consiste en llevar a cabo Su economía, cuya consumación es la
Nueva Jerusalén.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE DIECIOCHO

LA HISTORIA DE DAVID

(6)

DIOS LO PREPARA PARA QUE SEA


UN HOMBRE CONFORME A SU CORAZÓN
1 SAMUEL 16—2 SAMUEL 1

(6)

SAUL LO PERSIGUE Y LO PONE A PRUEBA

(5)

Lectura bíblica: 1 S. 31:1—2 S. 1:27

En este mensaje veremos cómo muere Saúl (1 S. 31) y cómo reacciona David (2
S. 1).

XXIII. EL FIN DE SAUL

Lo primero que debemos ver en cuanto al fin de Saúl es que él perdió la


presencia de Dios (1 S. 16:14). Hoy valoramos y disfrutamos la presencia de
Dios, la cual es simplemente el Espíritu. El Espíritu es la resurrección de Cristo,
y la resurrección de Cristo es Cristo mismo (Jn. 11:25). Cristo es la
corporificación del Dios Triuno procesado y consumado, y el Espíritu es la
realidad de Dios y de la resurrección de Cristo. Si tenemos al Espíritu, estamos
en resurrección. Si tenemos la resurrección, tenemos a Cristo, y si tenemos a
Cristo, tenemos la corporificación de Dios. Es lamentable que muchos cristianos
contemporáneos pasan por alto al Espíritu. Ellos tienen al Espíritu en su
teología, pero no lo aprecian como el Dios consumado.

A estas alturas, quisiera dirigirles unas palabras sobre las etapas del proceso que
Dios pasó. Dios en la eternidad pasada era solamente Dios, divino y triuno: el
Padre, el Hijo y el Espíritu. Conforme a Su deseo, El hizo una economía, según
la cual creó los cielos y la tierra y al hombre como centro. Con todo, El seguía
siendo únicamente divino. Sin embargo, el deseo de Dios era unirse al hombre.
Así que se hizo hombre mediante la encarnación y participó de sangre y carne
(He. 2:14). En la eternidad pasada, El era únicamente divino, pero al
encarnarse, se hizo un Dios-hombre llamado Jesucristo. A través del proceso de
encarnación, entró en la humanidad y El, quien era divino, se hizo uno con la
humanidad. De esta manera llegó a ser el Dios-hombre, quien es tanto divino
como humano, el Dios completo y el hombre perfecto.

Él era el Dios todopoderoso, eterno y completo, y como tal vivió entre los
hombres durante treinta y tres años y medio. Luego, como el Dios eterno, quien
es la vida eterna, entró en la muerte y se paseó por el Hades durante tres días, y
habiéndose levantado del Hades, salió de la muerte y entró en la resurrección.
Por medio de la encarnación, El introdujo a Dios en el hombre, y en
resurrección, introdujo al hombre en Dios. Por medio de la encarnación,
introdujo lo divino en lo humano, y en resurrección, introdujo lo humano en lo
divino. Después de resucitar, entró en el cielo, y hoy está en los cielos sentado en
el trono como hombre (Hch. 7:56; He. 1:3b; Ef. 1:20).

El ahora es el Dios consumado, quien pasó por las etapas de encarnación, vivir
humano, la muerte, la resurrección y la ascensión. En ascensión, Dios, el Dios
Triuno consumado, sigue siendo el Dios completo mezclado con el hombre
perfecto, o sea, el Dios-hombre. Este entendimiento constituye la conclusión a
la cual hemos llegado después de haber estudiado la Biblia por más de siete
décadas.

El es el Dios consumado, y como tal El es el Espíritu, nuestra vida, nuestro


Redentor, nuestro Salvador, nuestro Amo, nuestro Señor, nuestro Padre y
nuestro Dios. Él lo es todo para nosotros. El se hizo hombre para que nosotros
los hombres lleguemos a ser Dios en vida y naturaleza (mas sin ser objetos de
adoración). El se hizo uno con nosotros, y nos hizo uno con El. El experimentó
la vida humana, y nosotros viajamos con El. El fue a la cruz, y nosotros fuimos
crucificados juntamente con El. El resucitó, y nosotros resucitamos con El. El
está en los cielos, y nosotros estamos allí con El. Ahora el Dios Triuno
consumado, quien es el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45), mora en nuestro
espíritu (6:17; Ro. 8:11). Por tanto, estos dos espíritus son esenciales si
queremos experimentar la presencia de Dios.

Saúl perdió la presencia de Dios y como resultado de ello se hizo presente la


muerte a diestra y a siniestra. Saúl y sus hijos pasaron por una muerte colectiva.
Examinemos ahora el fin de Saúl según consta en 1 Samuel 31.

A. Los filisteos pelean contra Israel

En la época del capítulo treinta y uno, los filisteos pelearon contra Israel (v. 1a).

B. Los hombres de Israel huyen

Los hombres de Israel huyeron delante de los filisteos y cayeron muertos en el


monte de Gilboa (v. 1b).
C. Los filisteos siguen a Saúl y a sus hijos

Los Filisteos siguieron a Saúl y a sus hijos y mataron a sus tres hijos, incluyendo
a Jonatán (v. 2).

D. Saúl es gravemente herido y toma


su espada y se echa sobre ella

La batalla arreció contra Saúl, y él fue alcanzado por los flecheros. Saúl pidió a
su escudero que sacara su espada y lo traspasara con ella, pero el escudero no
quiso. Entonces Saúl tomó su espada y se echó sobre ella (vs. 3-4).

E. El escudero de Saúl se echa


sobre su espada y muere con él

El escudero de Saúl también se echó sobre su espada y murió con él (v. 5). Por
consiguiente, en aquel día murió Saúl, sus tres hijos y su escudero (v. 6). Esta
muerte colectiva fue el justo juicio de Dios sobre el que se había rebelado contra
El, lo había usurpado y se había convertido en Su enemigo. Saúl había
establecido su propia monarquía y había abusado a lo sumo de todas las cosas
divinas que se le habían dado.

F. Los hombres de Israel


abandonan las ciudades y huyen

Los hombres de Israel que eran del otro lado del valle y del otro lado del Jordán
dejaron las ciudades y huyeron; y los filisteos vinieron y habitaron en ellas (v. 7).

G. Los filisteos hallan a Saúl y a sus hijos muertos en el monte de


Gilboa

Al siguiente día, los filisteos vinieron a despojar a los muertos y hallando a Saúl
y a sus tres hijos tendidos en el monte de Gilboa, le cortaron la cabeza a Saúl, lo
despojaron de sus armas y las enviaron por toda la tierra de los filisteos, para
que llevaran las buenas nuevas al templo de sus ídolos y al pueblo. Y pusieron
las armas de Saúl en el templo de Astarot y colgaron su cuerpo en el muro de
Bet-sán (vs. 8-10). ¡Qué fin más horrendo!

H. Los habitantes de Jabes de Galaad se enteran de lo que los


filisteos le hicieron a Saúl

Los habitantes de Jabes de Galaad oyeron lo que los filisteos le habían hecho a
Saúl, y todos los hombres valientes anduvieron toda aquella noche y quitaron el
cuerpo de Saúl y los cuerpos de sus hijos del muro de Bet-sán, los quemaron y
los sepultaron en Jabes. Luego ayunaron siete días (vs. 11-13).
XXIV. LA REACCION DE DAVID

En 2 Samuel 1 vemos cómo reacciona David cuando se entera de la muerte de


Saúl.

A. Un amalecita joven informa


a David de la muerte de Saúl

Al tercer día de la muerte de Saúl, un joven amalecita informó a David de la


muerte de Saúl y le dijo, para quedar bien con él, que había visto a Saúl apoyarse
sobre su lanza y que Saúl le había pedido que lo matara, lo cual había hecho (vs.
1-10).

B. David condena al amalecita


por haber matado al ungido de Jehová

David no se agradó de lo que oyó de parte del joven amalecita, y lo sentenció a


muerte por haber matado al ungido de Jehová (vs. 11-16). David nunca tuvo a
Saúl por enemigo, sino como el ungido de Dios. Así miraba David a Saúl.

C. David endecha a Saúl y a Jonatán su hijo

David se entristeció profundamente por la muerte de Saúl, y endechó a Saúl y a


Jonatán su hijo, y ordenó que se enseñara esta endecha, el canto del arco, a los
hijos de Judá (vs. 17-27).

El relato del trágico fin de Saúl constituye una seria advertencia a todos los que
sirven en el reino de Dios. Les advierte que no deben llevar a cabo una obra
separada dentro del reino de Dios ni abusar de nada que esté relacionado con el
reino. En el recobro del Señor debemos estar con temor y temblor, y laborar
siempre en pro del reino de Dios y no llevar a cabo nuestra propia obra.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE DIECINUEVE

LAS LECCIONES QUE NOS ENSEÑAN LOS CINCO PERSONAJES


PRINCIPALES QUE SE VEN DE
1 SAMUEL 1 A 2 SAMUEL 1 EN CUANTO A COMO DISFRUTAR DE LA
BUENA TIERRA

Lectura bíblica: 1 S. 2:27-30, 35; 3:21; 12:3-5, 23; 18:1-4; 23:16-18; 9:1-2, 17;
13:13-14; 15:19, 23; 16:1, 12-13; 30:6b-10; 26:19b

Los libros de Samuel, como libros históricos, hablan de que Cristo es nuestro
deleite, y que cuando lo disfrutamos, Dios realiza Su economía. Estos libros
revelan la forma correcta, específica y plena en que debemos disfrutar a Cristo, y
así formar parte de la economía de Dios. En cuanto a esto, debemos entender
que Dios desea personas que sean conforme a Él, que sean Su réplica. En el
extenso período histórico que abarca 1 y 2 Samuel, se destacan cinco personajes
principales: Elí, Samuel, Jonatán, Saúl y David. Ellos nos brindan lecciones
relacionadas con la economía de Dios, las cuales debemos aprender.

I. LAS LECCIONES QUE NOS ENSEÑA LA VIDA DE ELI

A. Era sacerdote por nacimiento


conforme a la ordenación de Dios

Elí, un descendiente de Aarón, quien fue escogido para ser sacerdote de Dios,
era sacerdote por nacimiento conforme a la ordenación divina.

B. Tenía derecho a disfrutar de


la mejor porción de la buena tierra

Como sacerdote, Elí tenía el derecho a disfrutar de la mejor porción de la buena


tierra que había sido repartida a las doce tribus de Israel (Nm. 18).

C. Descuida el sacerdocio al no disciplinar adecuadamente a sus


dos hijos malvados

Elí descuida el sacerdocio al no disciplinar a sus dos hijos malvados (1 S. 2:28-


29). Esto provocó que su historia tuviera un trágico fin, que perdiera el deleite
que tenía de la buena tierra y que su sacerdocio se degradara con respecto a la
revelación divina, es decir, en cuanto a hablar por Dios. De este caso debemos
aprender a valorar lo que Dios nos ha dado en Su recobro.
II. LAS LECCIONES QUE NOS
ENSEÑA LA VIDA DE SAMUEL

A. Fue fiel en su rango y oficio

Como levita, Samuel sirvió a Dios toda su vida; como nazareo, mantuvo su
consagración sin tacha; como sacerdote y profeta, fue un honesto vocero de Dios
y dio comienzo al oficio profético respecto a la revelación divina, que reemplazó
el sacerdocio degradado; y como juez, fue fiel a Dios y justo con el pueblo. El
concluyó el ministerio de los jueces e inició el reinado, el cual cambió la era con
relación al cumplimiento de la economía de Dios sobre la tierra.

B. Disfruta plenamente de su porción


de la buena tierra toda su vida

Samuel disfrutó plenamente de su porción de la buena tierra toda su vida. Esto


significa que él disfrutó a Cristo como la porción de la tierra prometida que Dios
le había asignado. Su disfrute fue intachable.

C. El único defecto que vemos en su


historia fue que nombró como jueces
a sus dos hijos entre los hijos de Israel

El único error que cometió Samuel fue que nombró a sus dos hijos como jueces
sobre los hijos de Israel. Ellos no anduvieron en sus caminos, y esto dio motivo
para que los hijos de Israel pidieran un rey (8:1-7). Desde la perspectiva
humana, Samuel cometió un error en este asunto; sin embargo, este error
permitió que Dios controlara la situación entre Su pueblo y cumpliera Su
economía.

III. LAS LECCIONES QUE APRENDEMOS DE


LA VIDA DE JONATAN, EL HIJO DE SAUL

A. Ama a David y hace pacto con él

Jonatán amó a David, hizo pacto con él y predijo que él sería el segundo en el
reino de David cuando éste fuere rey (18:1-4; 19:1-7; 20:8, 14-17, 41-42; 23:16-
18). La intención de Saúl era conservar el reino para su hijo Jonatán. Sin
embargo, Jonatán no estaba interesado en el reino pues reconocía que era David
quien debía estar en el trono. Jonatán debió haberle dicho esto a su padre y
seguir a David. Si Jonatán hubiera seguido a David, esto habría concordado con
nuestra experiencia de seguir y darle la preeminencia a Cristo. Si él hubiera
acompañado a David, Saúl no habría sufrido un fin tan trágico. Es posible que
hasta hubiera ayudado para que Saúl no edificara su propia monarquía, sino el
reino de Dios.
B. No sigue a David sino que
prefiere quedarse con su padre

Jonatán sabía que David iba a ser el rey, pero en lugar de seguirlo, se quedó con
su padre, influido por el afecto natural que le tenía.

C. Sufre la misma suerte que su padre

Por no dejar a su padre, Jonatán sufrió el mismo destino que él, pues murió con
Saúl en la batalla.

D. Pierde el disfrute apropiado y correcto de la porción que tenía en


la buena tierra de promesa

Jonatán fracasó al no seguir a David conforme a la voluntad de Dios, y por


permanecer con su padre influido por el afecto natural que sentía por él. Esto le
costó el deleite apropiado y correcto que tenía de su porción de la buena tierra
prometida por Dios.

IV. LAS LECCIONES QUE APRENDEMOS


DE LA VIDA DE SAUL

A. Fue escogido por Dios y ungido por


Samuel para que fuera rey de Israel

Dios escogió a Saúl, y Samuel lo ungió como rey de Israel (9:17; 10:1, 24).

B. Desobedece la palabra de Dios


por lo menos en dos ocasiones

Saúl desobedeció la palabra de Dios en dos ocasiones, por lo menos, y perdió su


posición como rey y el reino mismo (13:13-14; 15:19, 23; 28:17-19). En el
capítulo quince, Saúl desobedeció a Dios lo cual equivalía a rebelarse contra El.
Por ello, en este capítulo Samuel le dice: “Porque como pecado de adivinación es
la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación” (v. 23a). Practicar la
adivinación equivale a tener contacto con los espíritus malignos, algo
totalmente contrario a los principios de Dios. Lo que Saúl hizo al rebelarse
contra Dios era semejante al pecado de adivinación. Saúl no se sometió a Dios y
de hecho se convirtió en enemigo de Dios. Como resultado, perdió su reinado.

C. Su ambición y envidia confiscan y eliminan el disfrute que tenía


de la buena tierra.

La ambición de Saúl de tener el reino para sí mismo y para su hijo, y la envidia


que le tenía a David, le privaron de disfrutar de la buena tierra y acabaron con
dicho disfrute (20:30-34).
V. LAS LECCIONES QUE APRENDEMOS
DE LA VIDA DE DAVID

A. Fue escogido y ungido por Dios


mediante Samuel, y lo alaban las mujeres
de Israel como alguien superior a Saúl

Primero, David fue escogido y ungido por Dios mediante Samuel (16:1, 12-13).
Después de matar a Goliat, David fue alabado por las mujeres de Israel como
alguien superior a Saúl (18:7).

B. No se enorgullece ni ambiciona el reinado

En David no vemos ningún indicio de orgullo o de ambición por el reinado.

C. Pasa por la prueba de ser perseguido por Saúl

Después de ser ungido y antes de ser entronizado como rey de Israel, David pasó
por la prueba de ser perseguido por Saúl durante unos siete años, desde 1063
hasta 1057 a. de C. Y fue aprobado como la persona apropiada para llevar a cabo
la economía de Dios para el establecimiento del reino de Dios en la tierra.

D. No aniquila a Saúl por temor a Dios

Mientras era perseguido por Saúl, David tuvo dos oportunidades de eliminar a
Saúl, pero no lo hizo por temor a Dios, pues Saúl era el ungido de Dios
(capítulos 24 y 26). El hecho de que David no quisiera perjudicar al ungido de
Dios indica que él guardó el orden apropiado en el reino de Dios.

E. Se ve obligado a quedarse en
la tierra de los filisteos

Aunque David había matado a Goliat, el gigante filisteo, y pudo haberle sido útil
para derrotar totalmente a los filisteos, Saúl no quiso valerse de él, sino que
prefirió perseguirlo a fin de matarlo. Debido a ello, David se vio obligado a
quedarse en la tierra de los filisteos (27:1-7).

F. No se regocija por la muerte de Saúl

Al enterarse de la muerte de Saúl, David no se alegró; por el contrario, sentenció


a muerte al joven que le trajo la noticia, y endechó y alabó a Saúl (2 S. 1).
G. No toma la venganza en sus manos,
sino que se niega a sí mismo para que
se cumpliera el propósito de Dios

No hay duda de que David era un hombre conforme al corazón de Dios (1 S.


13:14a); y por el bien del propósito de Dios se negó a sí mismo y no tomó
venganza por su propia cuenta.

H. Fue una persona que confió en Dios y que anduvo conforme a la


soberanía de Dios

David confió y anduvo conforme a la soberanía de Dios en medio de todas sus


aflicciones (17:36-37; 23:14-16; 30:6b-10). Al ser puesto a prueba por Saúl, no
sólo buscó el consejo de Dios, sino que se condujo y fue uno con El.

I. Fue el modelo típico de un verdadero hijo


de Israel que disfruta de la buena tierra prometida por Dios y dada
a Su pueblo elegido

David fue un verdadero hijo de Israel que disfrutó de la buena tierra que Dios
prometió y dio a Su pueblo escogido, al confiar y andar con El conforme a Su
dirección e instrucción. El anhelo de David era estar siempre en la buena tierra,
participando de la herencia de Jehová y sirviéndole (26:19b). El confió
plenamente en Dios y vivió fielmente con El, lo cual lo hizo apto para disfrutar
de la buena tierra en un nivel elevado, el nivel del reino, conforme al corazón de
Dios. El reino que David experimentó llegó a ser el reino de Dios sobre la tierra.
David fue uno con Dios. Lo que era de él, era de Dios, y lo que era de Dios, era
de él. Dios y él tenían un solo reino. David disfrutó de la buena tierra, o sea, que
se deleitó de Cristo a lo sumo.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE VEINTE

LA HISTORIA DE DAVID

(7)

PROCLAMADO REY PARA QUE ESTABLEZCA


EL REINO DE DIOS EN LA TIERRA
2 SAMUEL 2—24

(1)

EL PUEBLO LO PROCLAMA REY

(1)

Lectura bíblica: 2 S. 2—3

En este mensaje llegamos a la segunda sección más importante de la historia de


David (2 S. 2—24). Esta sección trata de la coronación de David, cuyo fin era
que se estableciera el reino de Dios en la tierra.

I. CORONADO POR LA TRIBU DE JUDA

Después de pasar por todas las pruebas y de ser aprobado por Dios, David es
coronado por la tribu de Judá.

A. En Hebrón

Cuando David inquiere de Jehová para saber si debía entrar en una ciudad de
Judá, Jehová le dice que suba a Hebrón. Así que, David, junto con los hombres
que lo acompañaban y sus familias, mora en las ciudades de Hebrón. Es allí que
los hombres de Judá lo ungen como rey sobre la casa de Judá (2:1-4a).

B. A la edad de treinta años

En 5:4 vemos que David tenía treinta años de edad cuando empezó a reinar.

C. Reina sobre la casa de Judá


por siete años y medio

La casa de Judá sigue a David, y él reina sobre ellos por siete años y medio
(2:10b-11).
D. Gana para sí a los hombres de
Jabes de Galaad,
quienes sepultaron a Saúl

Cuando David se entera de que los varones de Jabes de Galaad habían sepultado
a Saúl (vs. 4b-7), les envía mensajeros y les dice que Jehová los iba a bendecir
por haber hecho esta misericordia con Saúl, y promete devolverles el bien que
habían hecho. De esta manera, David gana para sí a estos varones de Jabes de
Galaad.

E. Is-boset rivaliza con David en el reinado

En los versículos 8-10a vemos que Is-boset, hijo de Saúl, a la edad de cuarenta
años, rivaliza con David en el reinado cuando Abner, hijo de Ner, general del
ejército de Saúl, le ayuda a ser rey sobre todo Israel. Is-boset reinó sobre Israel
durante dos años.

F. La guerra entre la casa de


Saúl y la casa de David

En 2 Samuel 2:12—4:12 se relata la guerra que hubo entre la casa de Saúl y la


casa de David.

1. Los siervos de Is-boset son derrotados al competir contra los


siervos de David

Los siervos de Is-boset compiten con los siervos de David y son derrotados por
ellos (vs. 12-17). En el versículo 17 leemos: “La batalla fue muy reñida aquel día,
y Abner y los hombres de Israel fueron vencidos por los siervos de David”.

2. Asael, siervo de David,


persigue a Abner y es matado por él

Asael, siervo de David, persigue a Abner, siervo de Is-boset, quien le dice:


“Apártate de en pos de mí; ¿por qué he de herirte hasta derribarte? ¿Cómo
levantaría yo entonces mi rostro delante de Joab tu hermano?” (vs. 18-22). Mas
no queriendo Asael apartarse de él, Abner lo mata (v. 23).

3. Abner pide paz, y Joab le oye

Abner pide paz, y Joab le oye (vs. 24-29). El versículo 28 dice que Joab tocó la
trompeta y que “todo el pueblo se detuvo, y no persiguió más a los de Israel, ni
peleó más”. Hubo paz durante cierto tiempo.
4. Los siervos de David matan
trescientos sesenta hombres de Is-boset

En esta batalla mueren Asael y diecinueve siervos de David, y los siervos de


David matan a trescientos sesenta hombres de Is-boset (vs. 30-32).

5. La casa de David se fortalecía,


más la casa de Saúl se debilitaba

“Hubo larga guerra entre la casa de Saúl y la casa de David; pero David se iba
fortaleciendo, más la casa de Saúl se iba debilitando” (2 S. 3:1).

6. David engendra seis hijos de


seis mujeres respectivamente

A David le nacen seis hijos de seis mujeres respectivamente. Esto sucede en


Hebrón (vs. 2-5).

7. Abner se rebela contra Is-boset

Durante la guerra entre la casa de David y la casa de Saúl, Abner se esforzaba


por la casa de Saúl. Sin embargo, debido a que Is-boset lo confrontó por llegarse
a la concubina de Saúl su padre, Abner se rebeló contra él (vs. 6-11) diciendo:
“Así haga Dios a Abner y aun le añada, si como ha jurado Jehová a David, no
haga yo así con él, trasladando el reino de la casa de Saúl, y confirmando el
trono de David sobre Israel y sobre Judá, desde Dan hasta Beerseba” (vs. 9-10).

8. Abner apela a David

Abner apela a David, y le pide que pacte con él. David acepta y pide que Abner le
traiga a su esposa Mical, hija de Saúl (vs. 12-16).

9. Abner persuade a los ancianos de Israel


a que tomen a David como rey

Abner persuade a los ancianos de Israel a tomar a David como rey (vs. 17-21). El
les dice que Jehová había hablado a David, diciendo: “Por la mano de mi siervo
David libraré a mi pueblo Israel de mano de los filisteos, y de mano de todos sus
enemigos” (v. 18). David hace banquete para Abner y su comitiva. Y Abner dice
a David: “Yo me levantaré e iré, y juntaré a mi señor el rey a todo Israel, para
que hagan contigo pacto, y tú reines como lo desea tu corazón” (v. 21).
10. Joab no consiente con David en lo
tocante a la apelación de Abner

Joab no consiente con David en cuanto a la apelación de Abner, y mata a Abner


en una celada para vengarse de él por haber matado a su hermano Asael (vs. 22-
27).

11. David lamenta la muerte de Abner

David lamenta la muerte de Abner, llorando ante su sepulcro y endechándolo


(vs. 28-39).

En todos los eventos que transcurrieron en estos capítulos, Dios fue soberano, y
estuvo detrás de las circunstancias. Después de la muerte de Saúl, una sola
tribu, Judá, fue leal a David, la cual lo proclamó como rey. Con todo, Is-boset
fue su rival en el reinado, lo cual causó guerra entre la casa de David y la casa de
Saúl. Todos los acontecimientos favorecieron a David. El no tuvo que hacer
nada; sencillamente gozarse en el trono. Quisiera subrayar el hecho de que
detrás de todos los detalles relacionados con la casa de David y la casa de Saúl,
Dios estuvo allí soberanamente dirigiendo cada situación a fin de que todo
favoreciera a David.

Dios quiso acabar con la casa de Saúl. Saúl tuvo cuatro hijos, tres de ellos lo
acompañaron a la guerra y murieron con él en la batalla. El cuarto hijo, Is-boset,
sobrevivió, pero lo mataron dos años más tarde. Fue así que se extinguió la
familia de Saúl. Cuando la nodriza del nieto de Saúl, Mefi-boset, se enteró de
que Saúl y Jonatán habían muerto en la batalla, ella corrió con el niño en sus
brazos, y éste se cayó (4:4). Como resultado, él quedó cojo. Así que, en poco
tiempo, Dios acabó con toda la familia de Saúl, dejando solamente un niño
lisiado y huérfano bajo el cuidado amoroso de David, el cual respetó el pacto que
había hecho con Jonatán (1 S. 20:14-17; 2 S. 9:1-13). La lección que estos
ejemplos nos dan, nos debe enseñar a temer a Dios y no jugar con El.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE VEINTIUNO

LA HISTORIA DE DAVID

(8)

PROCLAMADO REY PARA QUE ESTABLEZCA


EL REINO DE DIOS EN LA TIERRA
2 SAMUEL 2—24

(2)

EL PUEBLO LO PROCLAMA REY

(2)

Lectura bíblica: 2 S. 4—5

En este mensaje seguiremos examinando el hecho de que la tribu de Judá


proclama rey a David, y, en particular, lo referente a la guerra entre la casa de
Saúl y la de David (2:1—4:12). Además, veremos cómo David es proclamado rey
también por las otras tribus (5:1-5), y cómo Dios lo establece por rey y exalta su
reino por el bien de Israel, el pueblo de Dios (vs. 6-25).

12. Is-boset se entera de la muerte de Abner

Abner fue quien hizo a Is-boset rey de Israel (2:8-9). Cuando Is-boset oyó que
habían matado a Abner en Hebrón, se amedrentó y todo Israel se atemorizó
(4:1).

13. Mefi-boset, hijo de Jonatán, queda lisiado

Jonatán, hijo de Saúl, tuvo un hijo que se llamaba Mefi-boset. Cuando la


nodriza del niño recibió la noticia de que Saúl y Jonatán habían muerto en la
batalla contra los filisteos, ella tomó a Mefi-boset con ella, y al huir
apresuradamente, el niño se le cayó y quedó lisiado (v. 4).

14. Los dos hijos de Rimón el beerotita


asesinan a Is-boset

Los dos hijos de Rimón el beerotita asesinaron a Is-boset, y llevaron su cabeza a


David en Hebrón buscando agradarlo (vs. 2-3, 5-8). Y le dijeron: “Jehová ha
vengado hoy a mi señor el rey, de Saúl y de su linaje” (v. 8b).
15. David reacciona negativamente y
sentencia a muerte a los dos asesinos

Lejos de agradarse de la acción de los dos asesinos, David reaccionó


negativamente y los sentenció a muerte (vs. 9-12). Primero, David les comentó
lo que había sucedido a los que les anunciaron la muerte de Saúl pensando que
le traían buenas noticias, y luego ordenó a sus siervos que los mataran.

II. LAS DEMAS TRIBUS LO PROCLAMAN REY

En 5:1-5 se revela que David ganó el corazón del pueblo y que fue proclamado
como rey por las demás tribus.

A. En Hebrón

David fue proclamado rey por las demás tribus en Hebrón (vs. 1-3), las cuales
vinieron a él y le dijeron: “Henos aquí, hueso tuyo y carne tuya somos. Y aun
antes de ahora, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, eras tú quien sacabas a
Israel a la guerra, y lo volvías a traer. Además Jehová te ha dicho: Tú
apacentarás a mi pueblo Israel, y tú serás príncipe sobre Israel” (vs. 1b-2).
Cuando todos los ancianos de Israel vinieron al rey David en Hebrón, él hizo
pacto con ellos delante de Jehová, y ellos lo ungieron por rey sobre Israel (v. 3).

B. A la edad de treinta y siete años

Los versículos 4-5 revelan que David empezó a reinar a la edad de treinta y siete
años.

C. Reina sobre Israel y Judá


durante treinta y tres años

David reinó durante cuarenta años. En Hebrón, reinó sobre Judá durante siete
años y seis meses, y en Jerusalén, reinó sobre Israel y Judá durante treinta y
tres años (vs. 4b-5).

III. DIOS LO ESTABLECE COMO REY Y EXALTA


SU REINO POR EL BIEN DE ISRAEL,
EL PUEBLO DE DIOS

Dios estableció a David como rey y exaltó su reino por amor de Su pueblo Israel
(vs. 6-25). Esto muestra que fue Dios quien estableció el reino de David. En
cambio Saúl siempre se exaltó a sí mismo y trató de establecer su propia
monarquía, aunque sin ningún resultado. Esto nos enseña que si hacemos algo
para nosotros mismos, Dios no nos exaltará; pero si vivimos para el reino y para
el pueblo de Dios, El nos exaltará por causa de ellos. Así que debemos evitar
toda clase de exaltación propia, de lo contrario sufriremos y seremos humillados
(Mt. 23:12). Saúl trató de exaltarse a sí mismo, y como resultado de ello, en un
solo día murieron él y tres de sus hijos. En ese mismo día, mientras Dios
humillaba a Saúl, exaltaba a David (1 S. 30—31).

La historia de David, y particularmente lo que se relata de 1 Samuel 18:1 a 2


Samuel 5:25, revela que nuestro Dios es soberano. Aparentemente Dios no
habla y está escondido, pero en realidad El está en todas partes y con cada uno.
Por ejemplo, yo creo que fue Dios quien incitó a los príncipes filisteos a quejarse
de David, propiciando así que Aquis despidiese a David (1 S. 29:1-11). Esto libró
a David del dilema de tener que luchar junto con los filisteos contra Israel. Así
vemos que Dios actuaba secretamente y propiciaba todas las cosas para llevar a
cabo Su economía. Todas las cosas, todas las personas y todas las circunstancias
estaban en las manos del Dios en quien David confiaba. David no hizo nada,
sino que fue Dios quien actuó de manera secreta, humillando a Saúl, y exaltando
a David. Después de la muerte de Saúl, aunque hubo larga guerra entre la casa
de Saúl y la casa de David, David se fortalecía, y la casa de Saúl se debilitaba (2
S. 3:1). En los libros de 1 y 2 Samuel vemos que Dios actuaba continuamente y
en todos los aspectos para bien de Sí mismo, de Su reino, de Su pueblo y para
llevar a cabo Su economía. Sin que nadie lo vea ni se dé cuenta, Dios se ocupa de
todas las cosas conforme a Su voluntad para llevar a cabo Su economía (Ef.
1:11).

A. En su victoria sobre los jebuseos

En 2 Samuel 5:6-25 se hallan evidencias del hecho de que Dios estableció a


David y exaltó su reino. Una de ellas la encontramos en los versículos 6-8,
donde Dios establece a David dándole victoria sobre los jebuseos.

B. Al edificar Sion como fortaleza suya y a Jerusalén, y al


engrandecerse cada vez más

El hecho de que Dios había establecido a David se ve también en que se edificó


Sión como fortaleza suya, así como también Jerusalén (v. 9). Además, “David
iba adelantando y engrandeciéndose, y Jehová Dios de los ejércitos estaba con
él” (v. 10). Esto indica que David tenía la presencia de Dios. Al servir al Señor,
debemos asegurarnos de que la presencia de Dios está con nosotros. Si
seguimos fielmente al Señor y llevamos a cabo Su economía, ciertamente
tendremos Su presencia. Si no tenemos la sensación de que el Señor está con
nosotros, debemos tener cuidado y reconsiderar nuestro proceder. En el caso de
Saúl, lo primero que le aconteció fue que él perdió la presencia de Dios (1 S.
16:14). Eso debió haberle ayudado a rectificar su proceder, pero no lo hizo. En el
recobro del Señor, siempre que realicemos algo debemos hacer caso de la
sensación que produce en nosotros la presencia del Señor.
C. Al suministrarle Hiram, rey de Tiro, los materiales para que le
fuera edificado un palacio

Hiram, rey de Tiro, le envió a David materiales y obreros para que le edificaran
un palacio (2 S. 5:11-12). Esto es una fuerte evidencia de que era Dios quien
había establecido a David por rey sobre Israel. Tener esta certeza es importante
y necesario para laborar para el Señor. Es menester obtener estas dos cosas: la
presencia de Dios y la confirmación por medio de nuestras circunstancias.

D. En el hecho de que engendra más hijos, incluyendo a Salomón,


en Jerusalén

Los versículos 13-16 revelan que en Jerusalén le nacieron más hijos a David,
incluyendo a Salomón.

E. En sus continuas victorias sobre los filisteos

Finalmente, el hecho de que Dios estableció a David se ve en las victorias


continuas que éste tuvo sobre los filisteos (vs. 17-25). Cuando David consultó a
Jehová para saber si debía ir contra los filisteos, Jehová le respondió que fuera,
porque ciertamente entregaría a los filisteos en su mano (v. 19). David hirió a los
filisteos y declaró: “Quebrantó Jehová a mis enemigos delante de mí, como
corriente impetuosa” (v. 20). David hizo lo que Jehová le ordenó e hirió a los
filisteos desde Geba hasta Gezer.

Los enemigos más acérrimos de Israel eran los amalecitas y los filisteos. Aun
antes de entrar en la buena tierra, Israel fue estorbado por los amalecitas. En
Éxodo 17, los hijos de Israel guerrearon contra los amalecitas de una manera
particular bajo el mando de Moisés y Josué. En tipología, estos dos líderes
representan a Cristo en dos aspectos: Josué representa al Espíritu que mora en
nosotros, y Moisés, al Cristo que en los cielos ora por nosotros. El Cristo
pneumático, quien es el Espíritu vivificante y la realidad de Cristo en
resurrección, vive y labora dentro de nosotros, mientras que el Cristo ascendido
intercede por nosotros. Los amalecitas representan nuestra carne, el enemigo
más persistente. Nunca debemos pensar que podemos subyugar la carne. El
único que puede lograrlo es el Cristo que está en nosotros como Espíritu, y en
los cielos, como nuestro Intercesor.

El otro enemigo de Israel era los filisteos, los cuales eran vecinos muy cercanos
de Israel, a tal grado que en ocasiones llegaron a mezclarse con ellos. David,
quien mató a Goliat y derrotó a los filisteos, incluso se hizo amigo de Aquis, un
rey filisteo. En tipología, los filisteos representan a los cristianos mundanos.
Los filisteos estaban muy cerca del pueblo de Dios. Sin embargo, ellos eran
mundanos y manejaban las cosas de Dios de una manera mundana. Piense por
un momento cómo devolvieron el arca de Dios. Según lo que Dios había
estipulado, el arca no debía transportarse por otro medio que no fuera los
sacerdotes; sin embargo, los filisteos la llevaron sobre una carreta. El arca, que
representa a Dios mismo, nunca debió ser transportada de esta manera. El uso
de una carreta y dos vacas para devolver el arca a Israel constituye un método
mundano. Los filisteos sabían algo acerca de las cosas divinas, pues ofrecieron
una ofrenda por las transgresiones para aplacar la ira de Dios, pero lo hicieron
de manera mundana. Hoy hay dos cosas que nos disturban: la carne por dentro
y el cristianismo mundano por fuera.

Dios soberanamente dispuso todo lo que atañía a David para cumplir un solo
propósito: edificar Su reino en Sus elegidos por medio de la persona apropiada.
En aquel momento era David, pero ahora debe ser el pueblo que está en el
recobro del Señor. En cada época, Dios tiene un objetivo específico que cumplir,
y en esta era, en el siglo veinte, lo que El quiere realizar es recuperar todo lo que
perdió el cristianismo mundano actual.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE VEINTIDOS

LA HISTORIA DE DAVID

(9)

PROCLAMADO REY PARA QUE ESTABLEZCA


EL REINO DE DIOS EN LA TIERRA
2 SAMUEL 2—24

(3)

DAVID SE PREOCUPA POR LA HABITACION DE DIOS

(1)

Lectura bíblica: 2 S. 6

En este mensaje empezaremos a examinar cómo David vela por la habitación de


Dios en la tierra. Como veremos, en el capítulo seis él se preocupaba por la
morada del arca de Dios, mientras que en el capítulo siete, quiere edificar una
casa para Dios.

I. TOMA CUIDADO DE LA
HABITACION DEL ARCA DE DIOS

En el capítulo seis vemos que a David no le faltaba nada y que todas las cosas
habían obrado para su bien. Había llegado a ser rey no solamente de Judá sino
también de todas las tribus del pueblo de Dios y había obtenido una fortaleza:
Sión, y una capital: Jerusalén. Además, poseía un palacio edificado con cedro de
Líbano. Por otra parte, estaba bajo la soberanía de Dios, y la presencia de Dios
estaba con él. Pensando en esto, David empieza a meditar en cuanto a la morada
de Dios. El vivía en una casa de cedro, mientras que el arca, que representaba a
Dios, aún no tenía un hogar (2 S. 7:2). David, no pudiendo aceptar dicha
situación, decidió transportar el arca de Dios a una morada permanente. Esto
indica que el corazón de David estaba puesto en la casa, en la habitación de
Dios.

El tema de la habitación de Dios en la tierra es digno de nuestra atención.


Debemos estar conscientes de que todo lo que Dios hace por nosotros y todo lo
que nos da, tiene como objetivo que nos preocupemos por la edificación de Su
morada sobre la tierra. No hay nada que avergüence más a Satanás el enemigo
de Dios que el que Dios establezca Su casa en la tierra, la cual él, por
generaciones, se ha afanado por abusar, usurpar y ocupar. Este esfuerzo
satánico ha provocado que en cierto sentido Dios sea echado de la tierra. Esta
era la situación durante la época de David. Con todo, David estaba a favor de
Dios; él era uno con Dios y tenía el mismo propósito que El. Como un hombre
conforme al corazón de Dios, David deseaba preparar un lugar en la tierra
donde Dios se pudiera establecer.

Para entender adecuadamente el interés que David mostraba por la habitación


del arca de Dios, debemos conocer la historia del arca.

A. La historia del arca de Dios

El arca, que estaba hecha de madera de acacia cubierta con oro, tipificaba a
Cristo como la corporificación del Dios vivo y activo. El arca estaba ubicaba en
la cámara interior del tabernáculo, el lugar Santísimo, y, por ende, era el centro
del tabernáculo. En la tapa del arca, Dios venía y se relacionaba con Su pueblo.
Allí la justicia de Dios era aplacada, y Dios y el hombre podían tener paz y
armonía entre sí. Además, allí estaba también el oráculo de Dios, donde Dios
hablaba con el hombre.

Los judíos respetaban el arca a lo sumo, porque para ellos ésta era la presencia
de Dios, y acudir a ella era acudir a Dios. Así que, mudar el arca a la fortaleza de
David significaba trasladar a Dios desde el cielo a la tierra, luego a la tierra santa
y finalmente a Sion, donde Dios podía establecer Su residencia.

1. Fue hecha por Moisés

El arca fue hecha por Moisés (Ex. 25:10-22) según el diseño que Dios le mostró,
y su objetivo era contener la ley en dos tablas como testimonio de Dios. La ley
concordaba con Dios y de hecho era un retrato de Dios. Ella regulaba la relación
que el hombre tenía con Dios y con sus semejantes. La ley era el testimonio de
Dios, y puesto que estaba ubicada dentro del arca, a ésta se le llamaba el arca del
testimonio (vs. 16, 22; 26:33). El arca era también donde Dios se reunía con Su
pueblo y hablaba con ellos (25:22).

2. Fue puesta en el Lugar Santísimo, el cual


a su vez estaba dentro del tabernáculo

Según Éxodo 40:20-21, el arca fue colocada en el Lugar Santísimo, el cual estaba
dentro del tabernáculo.

3. Anduvo por el desierto con los hijos de Israel

El arca anduvo por el desierto con los hijos de Israel durante aproximadamente
cuarenta años (Nm. 10:33-36). Esto significa que el propio Dios andaba con Su
pueblo. En cierto sentido, los sacerdotes lo transportaban a Él, pero en realidad
fue Dios quien inició la jornada y llevó adelante a toda la congregación de los
hijos de Israel.

4. Permanece en Silo

Después de que los hijos de Israel entran en la buena tierra, el arca permanece
en Silo (Jos. 18:1).

5. Fue capturada por los filisteos

En cierto momento de su historia, el arca fue capturada por los filisteos (1 S. 4:4,
11a, 21-22).

6. Permanece en la tierra de los


filisteos durante siete meses

El arca permanece en la tierra de los filisteos durante siete meses (6:1).

7. Fue devuelta a Bet-semes

Finalmente, el arca vuelve de la tierra de los filisteos a Bet-semes (6:11-15).

8. Fue quitada de Bet-semes, llevada a Quiriat-jearim y puesta en la


casa de Abinadab

El arca fue quitada de Bet-semes, llevada a Quiriat-jearim y puesta en la casa de


Abinadab, donde permanece veinte años (6:20-7:2). En aquel entonces, Dios
estaba sin hogar. El era el “invitado” y Abinadab el “anfitrión”.

B. David desea quitar el arca de la casa de Abinadab y llevarla a


Sion, la ciudad de David

David, un hombre conforme al corazón de Dios, sabía que Dios deseaba tener Su
propia casa. Por consiguiente, quería quitar el arca de la casa de Abinadab y
trasladarla a Sion, la ciudad de David (2 S. 6:1-10).

1. El arca de Dios sale de la casa de Abinadab,


y David y toda la casa de Israel tocan
instrumentos musicales delante de Jehová

El arca de Dios sale de la casa de Abinadab, y David y toda la casa de Israel


tocan instrumentos musicales delante de Jehová (vs. 1-5). Este fue un motivo de
mucha alegría porque Dios se trasladaba de una casa de huéspedes a Su propia
habitación.
2. Los bueyes tropiezan, Uza extiende su mano
al arca de Dios y la sostiene, y el furor de
Jehová se enciende contra él y lo mata

El pueblo de Israel, influidos tal vez por los filisteos, trasladaron el arca en una
carreta, en lugar de los levitas quienes debían haberla llevado (1 Cr. 15:2). Dios
no hizo nada cuando los mundanos filisteos hicieron esto mismo; pero El no le
toleraría esta acción a Su pueblo. Bajo la soberanía de Dios, los bueyes
tropezaron en la era de Nacón y, Uza, con buena intención, extendió su mano al
arca de Dios y la sostuvo (2 S. 6:6), y murió instantáneamente al encenderse
contra él el furor de Jehová (v. 7). El contacto de algo divino por la mano
natural, la mano del hombre, encendió el furor de Dios.

3. David tiene temor de Jehová


y lleva el arca a casa de Obed-edom

La muerte de Uza atemorizó a David, y éste no traslada el arca de Dios a la


ciudad de David, sino que la lleva a la casa Obed-edom geteo (vs. 9-10), donde
permanece por tres meses.

C. David hace llevar el arca de Dios de


la casa de Obed-edom a su ciudad, Sion

En los versículos 11-23 vemos que David saca el arca de la casa de Obed-edom y
la lleva a Sion, su ciudad.

1. Porque Dios había bendecido a Obed-edom

Obed-edom ofrece hospedaje al arca de Dios, y por esta razón Dios le bendice a
él y a toda su casa. Cuando David oye que Dios había bendecido la casa de Obed-
edom y todo lo que él tenía a causa del arca de Dios, él regresa y saca el arca de
Dios y la lleva a Sion, la ciudad particular de David, la cual era el centro de
Jerusalén (vs.11-12).

2. David ofrece sacrificios delante de Jehová y danza con toda su


fuerza delante de El

Cuando los que llevaban el arca de Jehová habían avanzado seis pasos, David
sacrifica un buey y un carnero engordado (v. 13). Además, David danza con toda
su fuerza delante de Jehová, vestido con un efod de lino (v. 14). Se puso un
vestido que sólo los sacerdotes podían ponerse. Ese día, él era el sumo sacerdote
que llevaba el efod, y al mismo tiempo era el rey. En cierto sentido, él quebrantó
lo que Dios había estipulado; con todo, esto fue para la honra y gloria de Dios.
3. El arca de Dios es llevada con
júbilo y con sonido de trompeta

El versículo 15 revela que David y toda la casa de Israel conducían el arca de


Jehová con júbilo y sonido de trompeta.

4. El arca de Dios es alojada en la tienda


que David había levantado para ella

Después de que el arca de Dios es puesta en medio de la tienda que David le


había levantado, éste ofrece sacrificios delante de Jehová, bendice al pueblo en
el nombre de Jehová de los ejércitos y les reparte tortas de pasas (vs. 17-19).

5. Mical menosprecia a David su esposo al verlo danzar delante de


Jehová y esto le acarrea la maldición de ser estéril por el resto de su
vida

Todos estaban contentos menos Mical, la esposa de David, quien era de la casa
de Saúl. Cuando ella ve al rey David saltando y danzando delante de Jehová, le
menosprecia en su corazón (v.16). Después de que David bendice al pueblo,
regresa para bendecir a su casa, y Mical le sale al encuentro y se burla de él,
diciendo: “¡Cuán honrado ha quedado hoy el rey de Israel, descubriéndose hoy
delante de las criadas de sus siervos, como se descubre sin decoro un
cualquiera!” (v. 20). Entonces David respondió a Mical: “Fue delante de Jehová,
quien me eligió en preferencia a tu padre y a toda tu casa, para constituirme por
príncipe sobre el pueblo de Jehová, sobre Israel. Por tanto, danzaré delante de
Jehová” (v. 21). El capítulo concluye diciendo que Mical, la hija de Saúl, no tuvo
ningún hijo hasta el día de su muerte (v. 23). El haberse burlado de David, le
acarreó la maldición de ser estéril por el resto de sus días.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE VEINTITRES

LA HISTORIA DE DAVID

(10)

PROCLAMADO REY PARA QUE ESTABLEZCA


EL REINO DE DIOS EN LA TIERRA
2 SAMUEL 2—24

(4)

DAVID SE PREOCUPA POR LA HABITACION DE DIOS

(2)

Lectura bíblica: 2 S. 7

En el mensaje anterior vimos que el capítulo seis narra cómo David se preocupó
por el lugar donde habitaba el arca. En este mensaje estudiaremos que, según
consta en el capítulo siete, David quiso edificar una casa para Dios. En cuanto a
esto, tengo una carga muy especial.

II. DESEA EDIFICAR CASA PARA DIOS

A. Meditaba en el hecho de que él habitaba


en casa de cedro, mientras el arca de
Dios estaba entre cortinas

David reflexionaba en el hecho de que él moraba en casa de cedro, mientras que


el arca de Dios habitaba entre cortinas (v. 2b).

B. Expresa su preocupación a Natán el profeta

David le comunica su preocupación al profeta Natán, quien lo alienta a que haga


conforme a su corazón y le asegura que Jehová estaba con él (vs. 2a, 3).

C. Dios le responde a David por medio de Natán

En el versículo 4 leemos que esa noche la palabra de Jehová vino a Natán. La


respuesta que Dios le dio a David por medio de Natán la encontramos en los
versículos 4-17.
1. Dios nunca le había pedido a nadie que le edificara una casa donde
El pudiera morar

Dios le dice a David que no había habitado en casa desde el día que sacó a Israel
de Egipto, y que nunca le había pedido a nadie que le edificara una casa en la
cual morar, sino que había andado en tienda y en tabernáculo (vs. 5-7).

2. Dios toma a David del pastizal de las ovejas para que fuese
príncipe sobre Su pueblo Israel

Dios encarga a Natán que le diga a David que El lo había tomado del pastizal, de
detrás de las ovejas, para que fuese príncipe sobre Su pueblo Israel (v. 8), que
había estado con él en todo cuando había andado, y destruido a todos sus
enemigos (v. 9a). Esto se refiere a la presencia de Dios. David había prosperado
porque tenía la presencia de Dios. Esto nos debe enseñar una lección. Siempre
que comuniquemos la palabra de Dios, debemos asegurarnos de que tenemos la
presencia de Dios. Si no tenemos esta certeza, debemos orar hasta que sintamos
profundamente la presencia de Dios dentro de nosotros.

3. Dios le daría a David un nombre grande

Dios le promete a David que le daría nombre, como el nombre de los grandes
que había en la tierra (v. 9b).

4. Dios fijaría lugar para Su


pueblo Israel y lo plantaría

Dios manifiesta que El fijaría lugar para Su pueblo Israel y que lo plantaría para
que habitara en su lugar y nunca más fuese removido, ni los inicuos le afligiesen
más (v. 10). En el corazón de David estaba el deseo de construir un lugar para
que Dios habitase, pero lo que Dios quería era que Su pueblo fuese establecido y
aun plantado. Sin embargo, para que esto suceda, el pueblo elegido de Dios debe
cooperar con El.

5. Dios le daría descanso a David


de todos sus enemigos

Dios le dice a David que El le daría descanso de todos sus enemigos (v. 11a).
Dios parecía decir: “David, tu corazón está inclinado a Mí, y el mío a ti, y quiero
que halles descanso de todos tus enemigos”.

6. Dios le hace saber a David que El le haría casa

Jehová dice a David que El le haría casa (v. 11b). Cuando amamos al Señor,
sentimos que debemos hacer algo por El. Sin embargo, una vez que decidimos
realizarlo, experimentamos una profunda sensación de que somos nosotros los
que necesitamos que El haga algo por nosotros. Como veremos, estamos faltos
de Cristo y necesitamos más de Él.

7. Dios levantaría el linaje de David


(refiriéndose a Cristo) y establecería su reino
(refiriéndose al reino de Cristo)

Dios le dice a David: “Yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual


procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino” (v. 12). En este versículo, “linaje”
se refiere a Cristo y “su reino”, al reino de Cristo. Por la forma en que responde
al deseo que David tenía de edificarle casa, Dios, en cierto sentido, detiene a
David, indicándole que antes de hacer algo para Dios, él necesitaba que Dios
hiciera algo por él.

Siempre que pensamos en hacer algo para Dios, El nos dice en nuestro interior
que nos falta algo y ese algo es Cristo. Todos necesitamos a Cristo. En este
punto, quiero pedirles que reflexionen sobre algunos versos de un himno acerca
de nuestra necesidad de Cristo (Himnos, 476):

¡Necesitas, necesitas,
Necesitas a Jesús!
¡Sí, para tu redención!
¡Sí, para tu
salvación!
¡Y para vida eternal!
¡Le necesitas!

Necesitamos cada vez más de Jesús; nunca es suficiente. Carecemos de Cristo, el


Hijo de Dios, así que necesitamos que Dios lo haga nuestro linaje, es decir,
necesitamos que Cristo sea nuestra herencia y nuestro tesoro.

Generalmente, cuando un pecador se vuelve a Dios y cree en Cristo, le nace el


deseo de hacer algo para Dios. Sin embargo, Dios diría a esa persona: “¿Tú
deseas hacer algo para mí? pues te digo, tú necesitas que Yo haga algo por ti, y lo
que deseo hacer es forjar a Mi Hijo en ti para que sea tu tesoro. Si no hago esto
por ti, tú nunca podrás hacer nada por Mí”.

El Cristo que Dios desea forjar en nosotros no sólo es nuestro tesoro sino
también nuestro hogar. ¿Dónde vivimos hoy? Vivimos en Cristo. Antes de que
Cristo, el Hijo de Dios, se forjara en nuestro ser, no teníamos hogar. No tener
hogar significa no tener a Cristo. Sin Cristo, no tenemos hogar. Asimismo, sin
Cristo, no tenemos justicia, ni justificación ni satisfacción. Necesitamos que
Dios forje a Cristo en nuestro ser para que sea nuestra justicia, justificación,
alimento, bebida, vestimenta, satisfacción, morada y hogar. Para que esto
suceda, Dios nos ha puesto en Cristo (1 Co. 1:30), y ahora Cristo se está
volviendo todo para nosotros.

En 2 Samuel 7:12, lo que en realidad Dios le dice a David es que en lugar de


edificar algo para Dios, necesitaba que Dios forjara a Su Hijo en él. Qué
maravilloso, que al final, la simiente de David sería llamada el Hijo de Dios (Ro.
1:3). Esto manifiesta el principio de encarnación. Cristo es el Dios-hombre.
Como Dios, El es el Hijo de Dios, mientras que como hombre, El es nuestra
simiente. Si el Hijo de Dios no se forja en nosotros, no somos nada. El tiene que
llegar a ser nuestra simiente; con todo, El continuará siendo el Hijo de Dios.

Cuando fuimos salvos, muchos de nosotros creímos en el evangelio de una


manera superficial. Ahora, cuanto más estudio la Biblia, más me doy cuenta de
que el evangelio es profundo. El evangelio auténtico e intrínseco consiste en que
Dios, en Cristo, desea forjarse en nosotros. En 2 Samuel 7:12 se halla la
auténtica predicación del evangelio. Si predicamos el evangelio intrínseco, les
diremos a los demás que no piensen que pueden hacer algo para Dios, pues su
vida humana está vacía. Les diremos que les hace falta algo, que lo que
necesitan es que Cristo, el propio Dios, se forje en ellos. Este es el evangelio.

Para forjarse en nosotros, Dios primero tuvo que hacerse hombre por medio de
la encarnación. En Su condición de hombre, El murió por nosotros. Luego,
resucitó de entre los muertos y fue hecho el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45b). El
Espíritu vivificante es nuestro Salvador, quien nos redimió en la cruz y ahora
está en nuestro espíritu y nos salva continuamente. El es nuestro Redentor,
nuestro Salvador, nuestra vida y nuestra simiente. Como tal, El se edifica, se
forja en nosotros y nos hace parte de Él, de la misma manera que El se hizo
parte de nosotros.

Si leemos 2 Samuel 7 bajo la iluminación divina, veremos que la simiente de


David es Cristo. El versículo 7 muestra que Dios establecerá el reino de David, el
cual se refiere al reino de Cristo. Esto significa que el reino de David es el reino
de Cristo. Los profetas expresaron que David y Cristo eran uno solo. En Oseas
3:5 y Amós 9:11, la venida del rey David alude a la venida de Cristo.

8. Cristo edifica una casa para


el nombre de Dios, y Dios
establece el trono del reino
de Cristo para siempre

En 2 Samuel 7:13 se revela que es Cristo quien edificará casa para el nombre de
Dios, y que Dios establecerá el trono del reino de Cristo para siempre.
9. Dios sería Padre de Cristo,
y Cristo, Hijo de Dios

Leamos el versículo 14: “Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo”. Esto revela
en realidad que Dios sería Padre de Cristo y que Cristo sería Hijo de Dios (He.
1:5b). La salvación que Dios efectúa consiste sencillamente en hacer que Cristo,
Su corporificación, sea nuestro. El Hijo de Dios, quien es la corporificación de
Dios, el propio Dios, está en nosotros. Por consiguiente, podemos afirmar que
Cristo, el Hijo de Dios, se ha forjado en nosotros.

10. Dios castigaría al linaje de David


(uno que no es Cristo) si éste hiciere mal

En 2 Samuel 7:14b-15 se dice que si el linaje de David (refiriéndose a uno que no


es Cristo, es decir, Salomón) hiciere mal, Dios le castigaría con vara de hombres
y con azotes de hijos de hombres. Sin embargo, la misericordia de Dios no se
apartaría de él, como se apartó de Saúl. Salomón cometió un grave pecado, y
Dios lo castigó por ello, con todo, la misericordia de Dios permaneció con la casa
de David.

11. La casa de David y su reino (refiriéndose al reino de Cristo) sería


afirmada para siempre

En el versículo 16 Dios dice a David: “Y será afirmada tu casa y tu reino para


siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente”. La expresión
“tu reino” se refiere al reino de Cristo, y “tu trono”, al trono de Cristo. Según la
Biblia, David y Cristo tienen un solo trono. Cristo es el verdadero David (Mt.
12:3-6). Finalmente, Cristo y nosotros llegamos a ser uno solo, pues en realidad
Cristo ha llegado a ser nosotros mismos. El es la Cabeza, y nosotros somos el
Cuerpo, y la Cabeza y el Cuerpo son una sola entidad.

D. David responde a Dios

Los versículos 18-29 narran lo que David responde a Dios.

1. Agradece a Dios por todas las grandezas que hizo para con él por
causa de Su Palabra

En los versículos 18-21, David agradece a Dios por las grandezas que había
hecho por causa de Su palabra y conforme a Su corazón.

2. Alaba a Dios por Su grandeza en


todo lo que había hecho por Israel

Luego, David alaba a Dios por Su grandeza en todo lo que había hecho por
Israel, Su pueblo (vs. 22-24). En el versículo 24, David expresa: “Porque tú
estableciste a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, oh Jehová,
fuiste a ellos por Dios”.

3. Le pide a Dios que edifique, afirme y bendiga su casa para siempre


según lo había prometido

Finalmente, David le pide a Dios que edifique, afirme y bendiga su casa para
siempre según Su promesa (vs. 25-29). David concluye diciendo: “Ten ahora a
bien bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante
de ti, porque tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la
casa de tu siervo para siempre” (v. 29).
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE VEINTICUATRO

NECESITAMOS QUE DIOS FORJE


A CRISTO EN NOSOTROS

Lectura bíblica: 2 S. 7:12-14a; Ef. 3:14, 16-17; 1 Co. 3:11-12; Ef. 4:4-6

No es fácil entender el capítulo siete de 2 Samuel, por ello, son pocos los
cristianos que han podido profundizar en él. Llevo ya más de sesenta años
estudiando este capítulo, y la primera impresión que recibí fue que en él vemos
el amor y la bondad de un Dios que deseaba edificarle casa a David en lugar de
que éste le edificara casa a Él. Esto no era más que el concepto natural y
humano de un joven. Por varios años me reuní con las asambleas de los
Hermanos, donde se hacía hincapié en 2 Samuel 7. Ellos predicaban y
enseñaban sobre este capítulo, e incluso editaron libros acerca de él. Sin
embargo, ellos no vieron el significado intrínseco del mismo, especialmente el
significado de lo que Dios expresó a David en los versículos 12-14a.

UN CAPITULO QUE PRESENTA UNA PROFECIA


POR MEDIO DE LA TIPOLOGIA

Los que estudian la Biblia saben que ésta contiene dos asuntos difíciles de
entender: la tipología y la profecía. El libro de Apocalipsis, por ejemplo, es
principalmente un libro de profecía; no obstante, contiene también tipología.
Así que, Apocalipsis consta de una combinación de profecías y tipología. Pasa lo
mismo con 2 Samuel 7. Este capítulo presenta una gran profecía, la cual se da a
conocer mediante la tipología. Podemos decir que se trata de una profecía en
tipología.

LA IGLESIA SE EDIFICA CON UN SOLO ELEMENTO: CRISTO

En 2 Samuel 7 vemos que David, como muchos de nosotros, tenía el concepto


equivocado de que Dios necesitaba que él le edificara algo. Al oír esto, algunos
tal vez se pregunten cómo puede ser erróneo este concepto cuando nosotros
mismos nos estamos esforzando por edificar la iglesia. ¿Acaso edificar la iglesia
no es hacer algo para Dios? Para contestar esta pregunta debemos entender que
aunque aparentemente nosotros somos los que edificamos la iglesia, en realidad
es Dios quien la edifica, y lo hace valiéndose de Cristo como elemento. Cuando
nos proponemos llevar a cabo alguna obra de edificación en calidad de
portavoces de Dios, tal vez El nos pregunte: “¿Quieres edificar Mi casa? ¿Con
qué tipo de material la edificarás?” Si respondemos que estamos edificando la
iglesia con Cristo, posiblemente Dios nos pregunte cuánto Cristo tenemos. Esto
pone de manifiesto lo escaso que estamos de Él. Necesitamos a Cristo, pero no
solamente en nombre y en conocimiento, sino a un Cristo verdadero, a Cristo
como Espíritu en resurrección. Todos necesitamos más de Él.

Tal vez conozcamos perfectamente la Biblia y podamos enseñarla a los demás,


sin embargo, esto no es suficiente para edificar la iglesia. La iglesia no se edifica
con conocimiento bíblico, sino con un elemento especial: Cristo. A menudo,
después de esforzarme por edificar a los santos con Cristo, he tenido que
preguntarme: “¿Cuánto Cristo ministraste a los santos? ¿Les ministraste
simplemente doctrinas y verdades elevadas en cuanto a la economía de Dios, o
les ministraste al Cristo verdadero y auténtico, es decir, la realidad del Cristo
resucitado, quien es el Espíritu?” Entonces tuve que confesar que estaba carente
de Cristo, y me arrepentí y dije: “Señor, perdóname. Aún me hace falta más de
Ti. Necesito que me llenes, que Te forjes más en mí”.

NECESITAMOS QUE DIOS FORJE A CRISTO


EN NUESTRO SER INTERIOR PARA QUE TENGAMOS UN NUEVO
ELEMENTO CONSTITUTIVO

En el capítulo siete de 2 Samuel vemos que David quería edificar la casa de Dios,
y que Dios quería que David se diera cuenta de que era él quien necesitaba que
Dios forjara a Cristo en él. Por consiguiente, 2 Samuel 7 revela una profecía por
medio de la tipología, en la cual vemos que no necesitamos edificar algo para
Dios. Sencillamente no tenemos la capacidad para ello. No podemos edificar
nada para Dios con nuestros propios esfuerzos ni con nuestro conocimiento
bíblico o teológico. Lo que necesitamos es que Dios forje a Cristo en nuestro ser
interior para que El sea el elemento constitutivo que llene nuestro ser. Esta
infusión de Cristo en nuestro ser no sólo producirá un cambio en nosotros, sino
que nos transformará en personas diferentes.

Ahora entendemos que 2 Samuel 7 indica sencillamente que Dios no necesita


que edifiquemos algo para El. Nosotros no somos nada, ni tenemos nada, ni
podemos hacer nada. Por consiguiente, necesitamos que Cristo se forje en
nuestro ser.

LA ECONOMIA DIVINA CONSISTE EN QUE DIOS,


EN CRISTO COMO SU CORPORIFICACION,
SE FORJE EN NOSOTROS

A estas alturas debemos definir una vez más la economía de Dios. La economía
divina consiste en que Dios, en Cristo como Su corporificación, se forje en
nosotros. Cristo pasó por la muerte y la resurrección, y por medio de éstas se
hizo el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). Ahora debemos permitir que Dios forje
a Cristo como Espíritu en cada parte de nuestro ser. Cuanto más se lo
permitamos, más podremos afirmar: “Para mí el vivir es Cristo”, y “Con Cristo
estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Fil. 1:21;
Gá. 2:20).

CRISTO HACE SU HOGAR EN NUESTROS CORAZONES

El versículo neotestamentario que mejor afirma que Cristo se forja en nosotros


es Efesios 3:17. En él Pablo expresa que Cristo hace Su hogar en nuestros
corazones. Esto es la edificación. La pregunta de suma importancia que
debemos hacernos hoy es cuánto Cristo se ha forjado en nosotros. ¿Cuánto
Cristo ha impregnado no solamente nuestro espíritu sino también nuestro
corazón, para hacer Su hogar en él?

Nuestro espíritu, la parte céntrica de nuestro ser, está rodeado de nuestro


corazón, el cual se compone principalmente de la mente, la parte emotiva y la
voluntad. Cristo está en nuestro espíritu, pero ¿a qué grado ha hecho Su hogar
en nuestro corazón? La mayor parte de nuestro corazón aún está vacío, no ha
sido ocupado, saturado ni impregnado de Cristo. A diario nuestro corazón se
llena de otras cosas, y como resultado de ello, Cristo queda aprisionado en
nuestro espíritu.

Efesios 3 indica claramente que el Dios Triuno en Cristo se forja en nosotros y


nos hace Su hogar. Pablo dobló sus rodillas ante el Padre y le pidió que nos
concediera, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder en
el hombre interior por Su Espíritu (vs. 14, 16) para que Cristo hiciera Su hogar
en nuestros corazones. En este pasaje se ve la Trinidad divina: el Padre, a quien
Pablo dirige su oración; el Espíritu, el cual nos fortalece; y Cristo el Hijo, quien
hace Su hogar en nuestro corazón. Al forjarse en nuestro ser, El hace de nuestro
corazón, el cual es nuestra constitución intrínseca, Su hogar.

LA IGLESIA SE EDIFICA CON EL DIOS TRIUNO PROCESADO Y


CONSUMADO

En 1 Corintios 3:12, Pablo habla de dos categorías de materiales con los cuales
se puede edificar: la madera, el heno y la hojarasca, los cuales son humanos y
mundanos, y el oro, la plata y las piedras preciosas, los cuales son tesoros
preciosos y materiales transformados. Si edificamos la iglesia con madera, heno
y hojarasca, es decir, con los logros que provienen de nuestro trasfondo natural
o con la manera natural de vivir, destruiremos la iglesia (v. 17). Debemos
edificar la iglesia con oro, plata y piedras preciosas, que representan a Dios, a
Cristo y al Espíritu respectivamente. Edificar la iglesia con estos materiales
equivale a edificarla con el Dios Triuno procesado y consumado. Cuando
edificamos la iglesia de esta manera, en realidad no somos nosotros los que la
edifican, sino que Dios la edifica valiéndose de nosotros como conductos para
impartirse y transmitirse en las personas.
LA IGLESIA SE EDIFICA CON EL DIOS TRIUNO COMO ORIGEN,
ELEMENTO Y ESENCIA

En Mateo 16:18, el Señor Jesús dijo: “Edificaré Mi iglesia”. Pero ¿cómo se


edifica la iglesia? La iglesia se edifica con el Dios Triuno: con el Padre como
origen, el Hijo como elemento y el Espíritu como esencia. Esto se revela
claramente en Efesios 4:4-6. Estos versículos muestran que la iglesia, el Cuerpo
de Cristo, es la mezcla de la estructura humana y del Dios Triuno como origen,
elemento y esencia. Por una parte, las personas dotadas perfeccionan a los
santos para la obra del ministerio a fin de que el Cuerpo se edifique a sí mismo
en amor; por otra, el Dios Triuno procesado y consumado como origen,
elemento y esencia, edifica la iglesia al forjarse en nuestro ser.

Debemos estar conscientes de esto cuando laboremos por el Señor. No es


suficiente presentar a los demás el conocimiento acerca de la economía de Dios
y de otras cosas divinas, espirituales y celestiales. Lo importante es impartirles
al Dios Triuno. Es por medio de la oración, el ayuno, el arrepentimiento y la
confesión de nuestros pecados que el Dios Triuno nos llena, nos satura y se
mezcla con nosotros, y llega a ser nuestro origen, elemento y esencia. Entonces
podemos ir con El y colaborar con El. Si estamos llenos del Dios Triuno, cuando
hablemos, El fluirá de nosotros y alimentará a las personas infundiéndose en
ellas.

UNA PROFECIA QUE ANUNCIA QUE EL DIOS TRIUNO SE


FORJARIA EN NOSOTROS PARA HACERNOS SU HOGAR

El capítulo siete de 2 Samuel presenta una profecía que anuncia que el propio
Dios edificaría la iglesia con Su pueblo neotestamentario. De hecho, es Cristo
quien edifica la casa de Dios, Su templo. Además, Cristo es el elemento en el
cual y con el cual se edifica la iglesia como casa de Dios. En este capítulo, Dios
parecía decir a David: “David, aún estás vacío. No pienses que debes hacer algo
para edificarme casa. Date cuenta de que tú necesitas que Yo, como Padre, Hijo,
y Espíritu, me forje en ti. Entonces tendrás una casa, y esa casa también será Mi
casa”.

El significado intrínseco de 2 Samuel 7 consiste en que el Dios Triuno, en Su


Trinidad procesada y consumada, se forja en Sus escogidos. Por consiguiente,
este capítulo revela que el Dios Triuno se imparte en nosotros para hacernos Su
hogar (Cristo y la iglesia) y producir una simiente (el Cristo que lo es todo).
Vemos así una casa y una simiente. Cristo es la casa, y también la simiente.
Cristo es el elemento y también el producto. Cristo lo es todo.

Este Cristo es la casa de Dios y también nuestra casa. Por tanto, nosotros y Dios
tenemos una misma morada. Cristo mora en nosotros, y nosotros en El. El y
nosotros, nosotros y El estamos mezclados en una sola entidad. Todo el
universo desea ver esto. Romanos 8 dice que toda la creación aguarda con
anhelo la expresión del Dios Triuno mezclado con el hombre tripartito, por
medio de la edificación que El efectúa consigo mismo, en Sí mismo y para Sí
mismo. Esto es lo que nosotros necesitamos, y esto es lo que el universo
necesita.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE VEINTICINCO

LA SIMIENTE DE DAVID
Y EL HIJO DE DIOS

Lectura bíblica: 2 S. 7:12-14a; Ro. 1:3-4; Ef. 3:17; Jn. 14:23

En este mensaje deseo añadir algo más acerca de 2 Samuel 7.

EL LINAJE DE DAVID LLEGA


A SER EL HIJO DE DIOS

En 2 Samuel 7:12-14a, Jehová le dice a David: “Y cuando tus días sean


cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu
linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. El edificará casa a
mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. Yo le seré a él
padre, y él me será a mí hijo”. Las expresiones tu linaje y mi hijo indican que la
simiente de David, una simiente humana, llegaría a ser el Hijo de Dios.

Este pensamiento continua enfáticamente en el Nuevo Testamento,


particularmente en Romanos 1:3-4, donde Pablo escribe: “Acerca de Su Hijo,
que era del linaje de David según la carne, que fue designado Hijo de Dios con
poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,
Jesucristo nuestro Señor”. Estas palabras presentan la misma idea que 2 Samuel
7:12-14a, o sea, que la simiente de David llega a ser el Hijo de Dios. Por una
parte, estos versículos revelan que Cristo es descendiente de David, y por otra,
que Él, la simiente de David, fue designado Hijo de Dios. Cuando comparamos
estos dos pasajes, vemos que tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo
revelan que la simiente de David llega a ser el Hijo de Dios.

DAVID ERA UN HOMBRE


CONFORME AL CORAZON DE DIOS,
MAS NO ERA DIOS EN VIDA Y NATURALEZA

En 2 Samuel 7 vemos que David tenía un buen corazón para con Dios y quería
edificarle casa. Pero Dios intervino y no se lo permitió porque David no tenía
una visión completa de la economía de Dios. Después de impedir que David le
edificara casa, Dios le dio más revelación en cuanto a Su economía. Por
consiguiente, en este capítulo, la revelación divina da un paso gigantesco.

La Biblia revela que David era un hombre conforme al corazón de Dios (1 S.


13:14). Muchos estudiantes de la Biblia, influidos por estas palabras, han tenido
a David en muy alta estima. No hay duda de que David fue un hombre conforme
al corazón de Dios, pero como lo muestra el resto de 2 Samuel y el libro de los
Salmos, él seguía siendo un hombre en vida, naturaleza y constitución. Sí, él era
un hombre conforme a Dios, mas no era Dios en vida y naturaleza. David no
podía afirmar: “para mí, el vivir es Cristo”; ni tampoco: “ya no vivo yo, mas vive
Cristo en mí” (Fil. 1:21a; Gá. 2:20). Lo máximo que David podía ser era una
fotografía del corazón de Dios, mas no era Dios en vida y naturaleza.

LA DEIFICACION: LLEGAR A SER DIOS


EN VIDA Y NATURALEZA,
MÁS NO EN SER OBJETO DE ADORACION

Esto nos lleva a abordar el tema de la deificación, es decir, que Dios desea
divinizar a los creyentes en vida y en naturaleza, mas sin que sean objetos de
adoración. Atanasio habló de la deificación en el concilio de Nicea en el año 325
d. de C, con estas palabras: “El [Cristo] se hizo hombre para que nosotros
lleguemos a ser Dios”. Muchos teólogos y maestros cristianos conocen la palabra
deificación, pero en los pasados dieciséis siglos sólo unas pocas personas se ha
atrevido a enseñar sobre la deificación de los creyentes.

En cuanto a la deificación del hombre no he sido influido por ninguna


enseñanza, sino que he aprendido estudiando la Biblia, que Dios desea divinizar
a los creyentes en vida y naturaleza, mas no como objeto de adoración. Por
ejemplo, en 1 Juan 3:2 leemos: “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se
ha manifestado lo que hemos de ser. Sabemos que cuando El se manifieste,
seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como El es”. Este versículo
revela claramente que seremos como Dios.

Dios nos hace igual a Él al impartirnos Su vida y Su naturaleza. En 2 Pedro 1:4


leemos que hemos llegado a ser “participantes de la naturaleza divina”. Juan
1:12-13 dice que nacimos de Dios, que El nos regeneró con Su vida. Por ser hijos
de Dios, somos “pequeños dioses” que poseen la vida y la naturaleza de Dios,
mas sin ser objeto de adoración. Sólo Dios es digno de adoración, y todos
debemos adorarlo a Él.

Por haber nacido de Dios, poseemos Su vida y Su naturaleza y somos


parcialmente como El. Un día, cuando El venga, seremos semejantes a El de
manera completa.

David era un hombre conforme al corazón de Dios. No obstante, aunque esto


era maravilloso, no era suficiente. Dios desea que podamos testificar: “Yo no soy
solamente una persona conforme al corazón de Dios, sino que soy Dios en vida y
naturaleza, mas sin ser objeto de adoración”. Por una parte, el Nuevo
Testamento revela que la Deidad es única y que sólo Dios debe ser adorado, y
por otra, también enseña que nosotros, los que creemos en Cristo, poseemos la
vida y la naturaleza de Dios y que estamos llegando a ser Dios en vida y
naturaleza, más nunca compartiremos Su adoración.

EL LINAJE DE DAVID ES DIVINO Y HUMANO

David deseaba edificarle casa a Dios, pero Dios le dio a entender que esto no era
lo que El ni David necesitaban. Dios le dijo a David que levantaría a uno que
sería su linaje, el cual se llamaría el Hijo de Dios. Este linaje sería divino y
humano. Hebreos 1:5 indica que esto se refiere a Cristo en calidad de Hijo
primogénito de Dios. Además, como hemos visto, Romanos 1:3-4, que
corresponde con 2 Samuel 7:12-14a, dice que en resurrección, el linaje de David
fue designado Hijo de Dios. Según el significado intrínseco, 2 Samuel 7:12-14a y
Romanos 1:3-4 revelan a una persona humana y divina.

NUESTRA NECESIDAD ES QUE DIOS, EN CRISTO, SE FORJE EN


NOSOTROS Y SEA NUESTRA VIDA, NATURALEZA Y
CONSTITUCION

De la misma manera que la fotografía de una persona no tiene la vida ni la


naturaleza de ésta, asimismo David, como una fotografía del corazón de Dios,
no tenía la vida ni la naturaleza de Dios. A pesar de ser un hombre cuyo corazón
era conforme a Dios, no tenía ninguna relación orgánica con Dios. Lo que David
necesitaba es lo que nosotros necesitamos hoy, que Dios, en Cristo, se forje en
nuestra humanidad y sea nuestra vida, naturaleza y constitución. Si
experimentamos esto, no sólo seremos personas conforme al corazón de Dios,
sino que seremos Dios en vida y naturaleza, mas no como objeto de adoración.
Nosotros hoy no tenemos una posición tan alta como la que alcanzó David; sin
embargo, podemos afirmar que poseemos la vida, la naturaleza y la constitución
de Dios.

Para lograr esto, Dios en Cristo se hizo hombre, y como tal pasó por un proceso
que lo transformó en una persona divina. En resurrección, El fue designado Hijo
primogénito de Dios. En ella, Cristo, el Hijo primogénito de Dios, fue hecho el
Espíritu vivificante, quien ahora entra en nosotros y se nos imparte como vida
para ser nuestra constitución interna, para hacernos Dios-hombres como El. El
era Dios y se hizo hombre, y nosotros somos hombres que llegan a ser Dios en
vida y en naturaleza, mas no en ser objeto de adoración.

DIOS EN CRISTO DESEA FORJARSE EN NOSOTROS Y PRODUCIR


UNA MORADA MUTUA

Muchos cristianos se esfuerzan por comportarse y vivir de tal manera que


concuerde con el corazón de Dios. Ellos no entienden que Dios, en Cristo, desea
forjase en nuestro ser. Lo que El forje en nosotros será tanto Su morada, como
la nuestra. Así que, llega a ser una morada mutua. La Nueva Jerusalén es esta
morada. Por una parte, la Nueva Jerusalén es la morada de Dios, y por otra, es
también nuestra morada eterna (Ap. 21:3, 22). Por toda la eternidad, la Nueva
Jerusalén será el cumplimiento de las breves palabras que el Señor expresa en
Juan 15:4: “Permaneced en Mí, y Yo en vosotros”.

Efesios 3:17 revela que Cristo está en nosotros y que se forja en nuestro ser a fin
de producir la morada mutua. A menudo decimos que Cristo vive y opera en
nosotros. Ahora debemos preguntarnos: ¿Con qué propósito se forja Cristo en
nosotros? Para edificar la habitación de Dios.

David quería edificar una casa de cedro para Dios, pero Dios, en Cristo, quería
forjarse en David. Lo que Dios forjara en David sería tanto la casa de Dios como
la casa de David. Esta morada mutua también se revela en Juan 14:23: “El que
me ama... Mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”. En
esta morada no sólo habitará el Dios Triuno sino también nosotros. Lo que Dios
forja en nosotros constituye la morada de Dios y también la nuestra.

Es menester que nos demos cuenta de que Dios obtiene Su habitación, no por
nuestras propias obras, sino porque El la edifica. Cristo es quien edifica la
iglesia (Mt. 16:18) al entrar en nuestro espíritu y extenderse de ahí a nuestra
mente, parte emotiva y voluntad, hasta ocupar nuestra alma completamente.
Entonces la iglesia se convierte tanto en la habitación de Dios como en la
nuestra. Esto es lo que necesitamos, y esto mismo deseamos recalcar.

EL DIOS TRIUNO LLEGA A SER NUESTRA CONSTITUCION


INTRINSECA

No es necesario que edifiquemos nada para Dios. Lo que Dios en Cristo desea es
forjarse dentro de nosotros como vida, naturaleza y esencia. Finalmente, el Dios
Triuno llegará a ser nuestra constitución intrínseca; El estará forjado en nuestro
ser. Esto será la simiente de David y el Hijo de Dios, algo divino y humano que
satisfará la necesidad de Dios y la nuestra de tener una morada donde ambos
moremos el uno en el otro, cuya consumación será la Nueva Jerusalén. Todos
estaremos allí.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE VEINTISEIS

DIOS EN CRISTO SE FORJA EN NUESTRO SER


POR MEDIO DE UN PROCESO DE
TRANSFORMACION METABOLICA

Lectura bíblica: 2 S. 7:12-14a; 2 Co. 3:17-18

En este mensaje seguiremos hablando acerca de 2 Samuel 7:12-14a. Muchos de


los que leen la Biblia no entienden el significado de estos versículos. Como
veremos, en ellos se alude a lo que Dios desea forjar en Sus elegidos. Así que, mi
carga en este mensaje es hacer notar que estos versículos, los cuales presentan
una profecía a manera de tipología, hablan de que Dios en Cristo se forja en
nuestro ser por medio de un proceso de transformación metabólica.

LAS DOS ETAPAS DEL MINISTERIO DEL SEÑOR JESUS

El Nuevo Testamento revela claramente que el Señor Jesús realiza Su ministerio


en dos etapas. Primero, El ministró en la tierra hasta que murió en la cruz por
nuestros pecados y para acabar con la antigua creación. Luego, resucitó y
ascendió a los cielos. Allí El fue hecho el Ministro que nos comunica las cosas
celestiales. En esta condición, El ya no está en la carne, pues en la resurrección,
como postrer Adán, fue hecho el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). Ahora El no
sólo es nuestro Redentor y Salvador, sino también el Espíritu vivificante que lo
es todo. Por esta razón, 2 Corintios 3:17 dice: “El Señor es el Espíritu”.

TRANSFORMADOS DE GLORIA EN GLORIA


EN LA MISMA IMAGEN

Dado que Cristo es el Espíritu, El puede habitar en nosotros, y nosotros


podemos tener comunión con El en nuestro espíritu. Debemos mirarlo y
reflejarlo poniendo a la disposición de Él las tres capas de nuestro ser: nuestro
espíritu, nuestro corazón y nuestra boca. Entonces, espontáneamente lo
reflejaremos como espejos y seremos gradualmente transformados en Su
imagen gloriosa, de gloria en gloria. Como resultado de esto, tendremos Su
misma imagen. Esto proviene totalmente del Señor, el Espíritu (2 Co. 3:18).

Es así como el Señor Jesús nos hace como El, e inclusive, nos hace El mismo.
Cada vez que lo miramos, El imprime Su persona en nuestro ser. Entonces nos
convertimos en Su reflejo. Lo que reflejamos es nada menos que al propio
Señor. A esto el Nuevo Testamento llama transformación.
LA TRANSFORMACION ES UN PROCESO METABOLICO

La transformación es un proceso metabólico que nos cambia al añadirse en


nosotros un elemento nuevo y eliminarse el elemento viejo. Esto lo ejemplifica
una persona que tiene un aspecto saludable como resultado de llevar una
nutrición, digestión y asimilación apropiadas. Su apariencia saludable no es el
resultado del uso de cosméticos, sino de una nutrición balanceada, la cual
induce un proceso metabólico que introduce elementos nuevos y desecha los
elementos viejos. Asimismo, necesitamos recibir la nutrición espiritual
continuamente. Esta nutrición nos proporcionará los nuevos elementos y
eliminará los viejos. Entonces creceremos, cambiaremos y maduraremos
gradualmente. Esto es la transformación. La economía de Dios consiste en
forjarse en nosotros para que experimentemos este proceso metabólico de
digestión y asimilación espirituales, el cual produce un cambio orgánico gradual
e intrínseco.

EL HECHO DE QUE DIOS EN CRISTO SE FORJA


EN NOSOTROS ES ALGO ORGANICO

El hecho de que Dios se forja en nuestro ser es algo totalmente orgánico, y si


queremos experimentarlo debemos recibir, digerir y asimilar un elemento vital.
El alimento y la bebida espirituales que ingerimos son el Cristo orgánico y
pneumático (Jn. 6:51, 57; 7:37-39), el Cristo que es el Espíritu vivificante.

Este Cristo no es un Cristo histórico. Si Cristo sólo fuera un Salvador físico e


histórico, cuya historia narra la Biblia, no podría relacionarse con nosotros de
manera orgánica. Muchos cristianos sólo conocen a Cristo de una forma
objetiva. ¡Qué tragedia! La Biblia revela que Cristo vino y permaneció por algún
tiempo con Sus discípulos. Luego pasó por la muerte y entró en resurrección, y
por medio de este proceso fue hecho el Espíritu vivificante. Ahora, como
Espíritu, El es real, genuino, vivo y disponible. Así que, podemos afirmar que El
es el Cristo “de ahora”.

CRISTO EDIFICA LA IGLESIA CONSIGO MISMO


COMO ALIMENTO Y BEBIDA ESPIRITUALES

Cuando disfrutamos al Cristo “de ahora” comiéndole, bebiéndole y respirándole,


se produce en nosotros un proceso metabólico, una digestión y un metabolismo
espirituales, por medio de los cuales Cristo se forja en nuestro ser. Esta infusión
produce la edificación. De esta manera Cristo se forja en nosotros y llega a ser
nuestra constitución interna, y como resultado de ello, llegamos a ser una
estirpe muy especial: miembros del Cuerpo de Cristo. Siempre que nos
reunimos, somos la iglesia de Dios.
En Mateo 16:18, el Señor Jesús expresa: “[Yo] edificaré Mi iglesia”. Ahora
podemos ver cómo edifica Cristo la iglesia. El la edifica supliéndonos la bebida
espiritual, y alimentándonos con la comida espiritual, la cual es en realidad El
mismo como Espíritu. Cuanto más lo disfrutamos comiéndolo, bebiéndolo y
respirándolo, más edifica El Su iglesia.

LA IGLESIA NO SE EDIFICA MEDIANTE UNA ORGANIZACION


SINO POR MEDIO DE LA TRANSFORMACION

En cuanto a la edificación de la iglesia, no confiamos en la organización; más


bien, centramos toda nuestra atención en la transformación que toma lugar
interiormente, por medio de un metabolismo espiritual. En los diversos tipos de
reuniones, nos esforzamos por ministrarle a los santos a Cristo como comida y
bebida espiritual. Cuanto más ingiramos a Cristo de esta manera, más
experimentaremos el metabolismo interior y espiritual. Este metabolismo es la
transformación, y la transformación es la edificación.

Los miembros del Cuerpo de Cristo, al igual que los miembros de nuestro
cuerpo físico, son orgánicos. La iglesia se compone de un grupo de personas
transformadas que han llegado a ser un organismo, el Cuerpo orgánico de
Cristo. Llegamos a ser dicho organismo creciendo, y crecemos comiendo,
bebiendo y respirando a Cristo. Sin importar cuál sea nuestro linaje o
nacionalidad, todos estamos pasando por el mismo proceso metabólico que día
a día produce la transformación, la cual equivale a la edificación. Esto es el
crecimiento espiritual y también la edificación espiritual.

Cada miembro de nuestro cuerpo físico no sólo es orgánico sino que también
está conectado al cuerpo, pues todos los miembros han crecido juntos
orgánicamente y han llegado a ser una sola entidad. El principio es el mismo
con relación al Cuerpo de Cristo. Después de llevar más de sesenta años en la
iglesia, puedo testificar que no puedo separarme de ella. Sin la iglesia, no podría
vivir; sin ella la vida no tendría sentido.

LA PROFECIA QUE JEHOVA DIO A DAVID


A MANERA DE TIPOLOGIA

La edificación orgánica de la iglesia como Cuerpo de Cristo por medio del


metabolismo espiritual, constituye en esencia lo que Jehová le profetizó a David
a manera de tipología en 2 Samuel 7:12-14a. Solamente por medio de este
proceso pueden los humanos ser transformados en hijos de Dios. Mediante este
proceso, algo humano, la simiente humana, se convierte en algo divino, los hijos
de Dios. A manera de tipología, Dios le profetizó eso mismo a David cuando le
dijo que un descendiente suyo sería el Hijo de Dios. Esto indica que un
descendiente humano se convertiría en un hijo divino. Esto es lo que
experimentamos hoy en día. Por ello, nosotros los creyentes somos un pueblo
particular y especial. A los ojos de Dios, somos un tesoro precioso.

CUATRO CAPAS DE EDIFICACION

Debemos tener el adecuado entendimiento de cómo se edifica el Cuerpo de


Cristo. Primero, según Mateo 16:18, el Señor es quien lo edifica. Segundo, El
edifica por medio de las personas dotadas: los apóstoles, los profetas, los
evangelistas y los pastores y maestros (Ef. 4:11). Tercero, El edifica la iglesia
mediante nosotros, los santos perfeccionados (v. 12). Estas constituyen tres
capas de edificación. Finalmente, el Cuerpo se edifica a sí mismo (v. 16), lo cual
constituye la cuarta capa. Todo esto se efectúa ministrando a Cristo como
suministro diario, como alimento, agua y aliento.

Nosotros no podemos edificar la iglesia. Lo único que podemos hacer es


ministrar a Cristo a los demás. Cuando Cristo como suministro los nutre, se
produce un metabolismo espiritual dentro de ellos, el cual los transforma en la
imagen de Cristo y los hace El mismo. Esta transformación metabólica es el
crecimiento y también la edificación. Así edifica la iglesia el Señor Jesús.

LA CASA DE DAVID LLEGA A SER SU LINAJE

Esta es la enseñanza correcta que presenta el Nuevo Testamento; ésta es la


manera correcta de edificar la iglesia; y esto es precisamente lo que Jehová le
profetizó a David a manera de tipología en 2 Samuel 7, cuando le dijo que El le
edificaría casa. Esta casa es el linaje de David. No podemos explicar en términos
humanos cómo la casa de David llega a ser su linaje. Para esto fue necesario que
Dios en Cristo se hiciera hombre, el Dios-hombre. Cristo es la casa, el linaje, la
vida y la comida. Él lo es todo. Hoy cooperamos con Él para edificar la
habitación de Dios y la habitación de David, la cual es una morada en la que
ambos moran el uno en el otro.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE VEINTISIETE

SE PROFETIZA QUE UN DESCENDIENTE DE DAVID SERIA


LLAMADO HIJO DE DIOS

Lectura bíblica: 2 S. 7:12-14a; Mt. 22:41-45; Ap. 22:16; Is. 11:1; Mt. 26:63-64;
Ro. 1:3-4

En este mensaje, siento que debo continuar exponiendo sobre 2 Samuel 7:12-
14a.

EL LINAJE DE DAVID Y EL HIJO DE DIOS

En 2 Samuel 7:12 se menciona el linaje de David, la simiente humana que llega a


ser el Hijo de Dios (v. 14). En cuanto a esto, el Señor Jesús le hizo algunas
preguntas a los fariseos (Mt. 22:41-45). Primero, les preguntó: “¿Qué pensáis
acerca del Cristo? ¿De quién es hijo?” (v. 42). Cuando ellos respondieron que
Cristo era hijo de David, el Señor Jesús les preguntó que cómo entonces David
le llamó Señor (v. 43). Finalmente, les dijo: “Pues si David le llama Señor,
¿cómo es hijo suyo?” (v. 45). Esta es la pregunta más importante del universo.
¿Cómo puede ser Cristo descendiente de un hombre y a la vez, ser el Hijo de
Dios? ¿Cómo puede ser el hijo de David y, al mismo tiempo, el Señor de David?
Los fariseos conocían muy bien la Biblia, pero cuando el Señor Jesús les
preguntó en cuanto a los dos aspectos de Su persona, se quedaron callados.
Ellos sabían que Cristo era la simiente de David, y contestaron acerca de ello sin
vacilar; pero cuando el Señor Jesús les preguntó por qué David, un descendiente
de Cristo, le llamó a Cristo, Señor, no pudieron contestar. Por una parte, Cristo
era un hombre; por otra, El era Dios. Nadie puede reconciliar estos dos
aspectos.

El estudio de la persona de Cristo, conocido como la cristología, empezó con la


segunda generación de los padres de la iglesia, lo cual fue de gran interés entre
los creyentes. Hoy día, sin embargo, la mayoría de los creyentes no le prestan
mucha atención a dicho estudio. Ellos saben que Dios es Cristo, y que Cristo es
su Salvador y su Redentor; con todo, si se les pregunta cómo Cristo puede ser
Dios, y a la vez hombre, no saben contestar.

CRISTO SIGUE SIENDO UN HOMBRE


QUE POSEE UN CUERPO FISICO
AUN DESPUES DE SU RESURRECCION Y ASCENSION

Hoy todavía hay muchos que no creen que Cristo, después de Su resurrección y
ascensión, sigue poseyendo un cuerpo físico. Ellos piensan que El murió con un
cuerpo físico, pero que al resucitar se despojó de él, resucitando únicamente en
calidad de una persona divina. Este entendimiento erróneo les impide
interpretar muchos versículos de la Biblia.

La raíz y el linaje de David

Apocalipsis 22:16 dice que Jesús es “la raíz y el linaje de David”. Cristo es Dios, y
en Su divinidad, es el origen, la raíz, de David; Cristo es un hombre, y en Su
humanidad, es el linaje, el descendiente, el renuevo de David. Como raíz, David
nació de Cristo; y como el renuevo, Cristo nació de David.

Leamos Isaías 11:1: “Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de
sus raíces”. Todos los maestros de la Biblia confirman que este versículo se
refiere a Cristo. Durante la época de Salomón, la casa de David era un árbol
floreciente; pero poco tiempo después, ese árbol empezó a ser cortado, hasta
convertirse en un tronco que consistía principalmente de dos personas: José y
María. De ese tronco salió una vara, un vástago, que es el niño Jesús. Así
edificaba Dios una casa para David, y le daba un descendiente.

El Creador y al mismo tiempo una criatura

Colosenses 1:12 dice que Cristo es la porción que Dios nos asignó; y el versículo
15 expresa que Cristo es “la imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda
creación”. Dios es el Creador, y, Cristo, la imagen del Creador. Como tal, Cristo
ciertamente es divino. El también es el Primogénito de toda creación, lo cual
indica que El es también una criatura. Dado que llegó a ser un hombre de sangre
y carne (He. 2:14), no hay duda de que El también es una criatura. Así que, El es
divino y a la vez humano. El es Dios y simultáneamente hombre. El es el
Creador y al mismo tiempo una criatura.

Cristo es el Hijo del Hombre, y como tal,


está sentado sobre el trono celestial

Algunas personas no saben que Cristo, después de resucitar y ascender al cielo,


todavía posee Su humanidad; otras, niegan este hecho, aseverando que El dejó
de ser humano. Sin embargo, Mateo 26:63-64 revela claramente que Cristo
sigue siendo un hombre. En este pasaje, Cristo es juzgado por el Sanedrín, el
cual le exhorta, diciéndole: “Te ordeno que jures por el Dios viviente y nos digas
si eres Tú el Cristo, el Hijo de Dios”. Jesús respondió y dijo: “Desde ahora veréis
al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder, y viniendo en las nubes del
cielo”. Hoy Cristo está sentado en el trono celestial en calidad de Hijo del
Hombre, y será el Hijo del Hombre cuando venga de nuevo.
El hecho de que Cristo sea un hombre está totalmente ligado a la economía de
Dios. Su humanidad, por tanto, reviste mucha importancia. El, como hombre,
fue exaltado y glorificado por Dios y ahora está sentado en los cielos. Al llegar a
este punto, me gustaría pedirles que mediten sobre el siguiente himno, el cual
subraya la exaltación del Señor en calidad de hombre (Himnos 68):

¡Ved a Jesús sentado


en el cielo!
Cristo el Señor al
trono ascendió,
Como un hombre fue
exaltado,
Con gloria Dios lo
coronó.

Naturaleza humana se
puso,
Conforme al plan de
Dios El murió.
Resucitado fue con un
cuerpo,
Y como hombre
ascendió.

Dios se humilló en El
en la tierra,
Dios con el hombre
así residió;
El hombre en El al
cielo exaltado,
Reconciliado fue
con Dios.

El como Dios, se unió


con el hombre,
Dios en el hombre
se expresó;
El se mezcló con Dios
como hombre,
Glorificando al
hombre en Dios.
Vino el Espíritu
inclusivo
Desde el glorificado
Jesús,
Toda Su obra y Su
persona
Proclama este
Espíritu.

La iglesia está
identificada
Con el glorificado
Jesús,
Siendo Sus miembros
edificados
Por Su glorioso
Espíritu.

¡Ved en el cielo a un
hombre entronado!
De todos es ahora
Señor;
Dios con Su gloria lo
ha coronado,
Este es Jesús, el
Salvador.

Quisiera que prestaran atención a los versos que dicen que la iglesia está
identificada con el “glorificado Jesús”. Cristo fue glorificado y exaltado como
hombre, y nosotros estamos identificados con El.

Resucitó corporalmente

Juan 20 y Lucas 24 muestran evidencias de que Cristo resucitó corporalmente.


La noche en que El resucitó, los discípulos se hallaban reunidos a puerta
cerrada; no había forma de entrar. Sin embargo, el Señor Jesús se presentó
repentinamente en medio de ellos (Jn. 20:19-22). Algunos discípulos no podían
creer que fuera Jesús y que El tuviera un cuerpo físico, por lo que el Señor Jesús
les pidió que tocaran Sus manos y Sus pies (Lc. 24:36-43). El tenía un cuerpo, el
cual podía ser palpado; sin embargo, entró en un cuarto cuya puerta estaba
cerrada, al cual no había acceso. Este es un misterio.
Cristo es humano y divino; El es el Creador y también una criatura; El todavía
posee un cuerpo físico, pero mora en nuestro espíritu. Es difícil reconciliar estas
cosas. De hecho, si ni siquiera entendemos muchas cosas de la esfera física,
¿cómo entenderemos todas las cosas divinas? La realidad de todas las cosas se
puede comprender únicamente por medio de la Biblia, la cual es un libro de
revelación. Sin la Biblia, no podríamos conocer ni a Dios, ni al hombre ni el
universo.

CRISTO, QUIEN ES LA SIMIENTE DE DAVID,


LLEGA A SER EL TODO PARA NOSOTROS
Y EL TODO EN TODO EN LA IGLESIA,
EN EL CUERPO Y EN EL NUEVO HOMBRE

La Biblia es un libro que revela a Cristo en muchos aspectos. En 2 Samuel 7,


Dios le prometió una simiente a David. Con el tiempo, la simiente de David fue
designada Hijo de Dios (Ro. 1:3-4). Hoy Cristo como la simiente de David ha
llegado a ser el todo y en todo para nosotros. El es la centralidad y universalidad
de Dios. El es el eje y la circunferencia. El es la condensación y consumación de
Dios y el hombre. El es el Cristo que lo es todo y que lo incluye todo. El es Dios y
El es hombre. El es el Creador y El es una criatura. El es el Primero y el Ultimo
(Ap. 1:17). El es el principio y el fin. Él lo llena todo en todo (Ef. 1:23), y El se
procesó y ahora es el Espíritu. El es nuestro alimento, nuestra bebida, nuestro
aliento y nuestra vestimenta. Además, El es cada miembro del Cuerpo y está en
cada miembro. El Cuerpo no es la Cabeza, ni la Cabeza, el Cuerpo, pero Cristo es
la Cabeza así como el Cuerpo (1 Co. 12:12; Col. 1:18). Nosotros, el Cuerpo, somos
idénticos a Cristo, la Cabeza, en vida, naturaleza y constitución. Finalmente, este
Cristo es cada persona del nuevo hombre (Col. 3:10-11). En el nuevo hombre, no
hay lugar para las naciones, las razas, los linajes, ni para ninguna clase social;
sólo hay lugar para Cristo.

En cuanto a esto, necesitamos una visión que nos permita ver que no somos
nada. Cristo nos anuló y ha llegado a ser nosotros mismos. En la iglesia, en el
Cuerpo y en el nuevo hombre, Cristo lo es todo, y El está en todos.

La persona de Cristo constituye el misterio más grande del universo. Todo lo


que tiene que ver con El, es un misterio, pero al mismo tiempo todo es real. Hoy
podemos experimentar a Cristo como el Espíritu porque El está dentro de
nosotros y con nosotros continuamente, aun hasta la consumación de la era (Mt.
28:20). Donde dos o tres se congregan en Su nombre, El está en medio de ellos
(18:20).

LA SALVACION DINAMICA ES EL PROPIO DIOS TRIUNO, QUIEN


SE PROCESA Y LLEGA A SER EL ESPIRITU CONDENSADO,
CONSUMADO Y VIVIFICANTE
QUE LO ES TODO

Ser cristiano no es cuestión de corregirse o cultivarse uno mismo; eso pertenece


a la religión y no tiene nada que ver con la salvación dinámica que Dios efectúa.
La salvación dinámica es el propio Dios Triuno, quien pasó por un proceso y se
hizo el Espíritu condensado, consumado y vivificante que lo es todo. Ya que El
es el Espíritu, podemos tocarlo orando en nuestro espíritu. Cuando oramos en
nuestro espíritu, aunque sea brevemente, tocamos al Espíritu que lo es todo. El
es real, verdadero, viviente, fresco y activo. El es Dios el Padre, Dios el Hijo y
Dios el Espíritu. El es el Redentor y Salvador. El es nuestra vida y el todo para
nosotros. De hecho, El es nosotros mismos. El llegó a ser nosotros para que
nosotros llegásemos a ser El. Este es el objetivo de la salvación dinámica que
Dios efectúa.

En la eternidad, Dios deseó llegar a ser nosotros para que nosotros lleguemos a
ser El en vida, en naturaleza y en constitución (mas sin ser objeto de adoración).
Esto es justamente lo que revela la profecía de 2 Samuel 7, la cual habla de que a
un descendiente de David se le llamaría Hijo de Dios. Este descendiente es
divino y también humano; es humano y también divino. Él, el Hijo primogénito
de Dios, es nuestro hermano mayor, y nosotros, Sus muchos hermanos, somos
los muchos hijos de Dios. La salvación dinámica que Dios efectúa no depende de
que nosotros nos corrijamos o nos cultivemos. Lo que necesitamos es que El se
forje en nosotros por medio de un proceso metabólico de transformación. Este
proceso hace posible que El opere en nosotros y nos transforme gradualmente
en Su imagen (2 Co. 3:18) hasta que seamos idénticos a Él en vida, naturaleza y
constitución. Esto es lo que efectúa la salvación y lo que revela la Biblia.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE VEINTIOCHO

DIOS DESEA FORJARSE EN NOSOTROS


Y FORJARNOS A NOSOTROS EN EL
Y ASI PRODUCIR UNA MORADA MUTUA

Lectura bíblica: 2 S. 7:12-14a; Ef. 3:17; Ap. 21:2, 9

En este mensaje siento la carga de seguir exponiendo 2 Samuel 7:12-14a.

LA REVELACION DIVINA
CONTENIDA EN LA BIBLIA
ES PROGRESIVA

El hombre en la creación y en la caída

La revelación divina contenida en la Biblia es progresiva. En Génesis, Dios creó


al hombre con una naturaleza buena. Esto significa que en el hombre no había
nada pecaminoso o maligno. Cuando Dios vio lo que había creado, incluyendo al
hombre, vio que todo era “bueno en gran manera” (Gn.1:31). Al principio de la
historia del hombre, Dios lo puso en un huerto placentero, frente al árbol de la
vida y al árbol del conocimiento del bien y del mal. Dios mandó a Adán que no
comiera del árbol de la ciencia del bien y del mal; ya que el día que de él
comiera, moriría (2:17). Esto indica que Dios quería que el hombre participara
del árbol de la vida. Pero el hombre cayó, y como resultado de ello, su conciencia
se activó. Este hombre caído temió a Dios y lo adoró, y se dio cuenta de que
debía hacer el bien y desechar el mal.

A Abel se le dio la revelación de la redención que Dios efectúa. Aunque la


redención no se efectuó durante su época, Dios, según Su presciencia, se la
reveló de antemano. Más tarde, Enoc y Noé vieron otros aspectos de la
revelación divina.

El caso de Job

Durante la época que se extiende de Adán a Job, la revelación divina era


bastante ambigua. Job era una persona que temía a Dios, que adoraba a Dios y
que se esforzaba por cultivar su integridad, rectitud y perfección. Job hizo todo
lo posible por mantener su integridad. Sin embargo, Dios lo despojó de todo lo
que tenía para mostrarle que él no necesitaba ni integridad, ni perfección, ni la
norma más elevada de moralidad; lo que él necesitaba era a Dios mismo. Dios
parecía decirle: “Job, Yo no estoy interesado en que cultives tu integridad ni tu
perfección, sino que te edifiques conmigo. No debes ser un hombre de
integridad ni de perfección, sino un hombre de Dios. Job, date cuenta que estás
escaso de Mí. Tú no necesitas perfección ni integridad, sino a Mí”.

En la época de Job, la revelación divina no había avanzado mucho. La revelación


que él habían recibido era principalmente que el hombre había sido creado por
Dios y para Dios, y que necesitaba recibir a Dios como vida. El hombre debe ser
única y exclusivamente un hombre de Dios. Para ese entonces, no había ninguna
revelación acerca del edificio de Dios. Si nos detuviéramos en el libro de Job,
pensaríamos que tener a Dios es suficiente. Sin embargo, eso no es así, pues,
como veremos, Dios desea un edificio.

La revelación que recibió Abraham

Después de que Dios ganó a Abraham, le prometió la buena tierra y un


descendiente que la disfrutaría: Isaac. Isaac, al igual que la buena tierra que él
disfrutó, tipifica a Cristo. El rico producto de la buena tierra (Dt. 8:7-10)
representa al Cristo que es nuestro suministro de vida. Este suministro llega a
ser el Espíritu vivificante, quien es la realidad de Cristo. La bendición del
evangelio que Dios prometió a Abraham en realidad es Cristo como Espíritu
(Gá. 3:14).

La revelación que se le dio a David

En el caso de David, la revelación divina avanza un poco más, y nos muestra que
el hombre no sólo necesita a Dios, sino que necesita que Dios se forje en él. Dios
no sólo quiere ser nuestra vida y nuestra provisión de vida; El desea forjarse en
nosotros. Lo que a Él le agrada es forjarse en nosotros y forjarnos a nosotros en
El.

David quería edificarle casa a Dios, pero Dios lo detuvo y le dijo que El le
edificaría una casa, una familia a él, de la cual saldría una simiente. Así vemos
que Dios se forja en el hombre para edificar una casa, de la cual nace una
simiente: Cristo. Después de eso, Cristo entra en nosotros y realiza una obra
edificadora, mediante la cual hace Su hogar en nuestros corazones (Ef. 3:17).
Cristo edifica Su casa en nuestros corazones con el elemento divino y el
humano.

Este hogar es una morada mutua. En Juan 14:23, el Señor Jesús dice: “El que
me ama... Mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada con él”. Las
palabras “haremos morada” equivalen a edificar una casa. Esta casa, esta
morada, es mutua. Por ello, el Señor Jesús añade: “Permaneced en Mí y Yo en
vosotros” (15:4a).
La revelación divina llega al nivel cumbre
en el Nuevo Testamento

En el Nuevo Testamento, la revelación divina alcanza la cumbre. Esta revelación


abarca la meta que se le mostró a David en 2 Samuel 7.

Dios desea obtener un edificio, el cual es el aspecto más importante que


presenta la Biblia. Este edificio es la Nueva Jerusalén, la cual es la esposa, el
complemento de Cristo (Ap. 21:2, 9). La Nueva Jerusalén es la esposa colectiva
de Cristo, y se compone de los santos del Antiguo Testamento y de los creyentes
neotestamentarios (vs.12-14), quienes fueron edificados con el Dios Triuno. Este
edificio se convertirá en la esposa del Cordero, Cristo, y será una morada en la
que habitarán Dios y Sus redimidos (vs. 3, 22).

NECESITAMOS QUE CRISTO, LA CORPORIFICACION DEL DIOS


TRIUNO, SE FORJE EN NUESTRO SER

Hicimos notar que Job erraba al tratar de cultivar su integridad y perfección. Al


final, Job aprendió que lo único que necesitaba era a Dios. Con todo y eso, en el
caso de Job no se ve la edificación. Por tanto, debemos entender que no es
suficiente con sólo tomar a Dios como vida y suministro de vida. Es posible que
afirmemos que Cristo es el todo para nosotros: nuestra vida, aliento, comida,
bebida, vestimenta y morada, pero aunque tengamos a Cristo en todos estos
aspectos, aún no es suficiente. Necesitamos que Cristo, la corporificación del
Dios Triuno, se forje en nuestro ser, que esté constituido en nosotros. Y esto
mismo es lo que El lleva a cabo hoy.

Filipenses 3:7-11 habla de ir en pos de Cristo y de ganarlo. Cuando era joven, oí


que debíamos seguir a Cristo y ganarlo. Más tarde, descubrí que ni siquiera esto
es suficiente. Necesitamos que el Cristo que mora en nuestro espíritu se forje en
nuestro corazón y haga de él y de nuestra humanidad, Su hogar.

¿Está siguiendo usted a Cristo? ¿Está ganando más de Él? Es maravilloso ser
una persona que va en pos de Cristo y lo gana, pero esto no es suficiente. Juan
14 y Efesios 3 revelan que Cristo entra en nosotros no solamente para morar o
permanecer en nosotros, sino especialmente para edificar Su hogar en nuestro
ser interior. Esta es la edificación.

LA ECONOMIA DE DIOS Y SU META,


CONFORME A SU DESEO, CONSISTE EN FORJARSE
EN EL HOMBRE Y FORJAR EL HOMBRE EN EL

En Génesis 2 se halla el árbol de la vida, un río y unos materiales preciosos: oro,


bedelio y ónice. Sabemos que estos materiales sirven para la edificación por el
hecho de que más adelante vemos que Eva fue formada. Esto concuerda con
toda la Biblia. Cristo entró en nosotros como Espíritu para ser nuestra vida. Por
una parte, El obra en nosotros para transformarnos en piedras preciosas; por
otra, El está produciendo una casa, una morada, al edificarla consigo mismo
(divinidad) y con nosotros (humanidad). Finalmente, esta habitación, que es Su
morada y la nuestra, será la Nueva Jerusalén.

Esta perspectiva del edificio de Dios presentada en la Biblia, indica que la


economía y meta de Dios, según Su beneplácito, es forjar a Dios en el hombre y
a éste en El. Mencionamos que Atanasio afirmó lo siguiente: “El [Cristo] se hizo
hombre para que nosotros lleguemos a ser Dios”. Esto significa que como hijos
de Dios, nosotros somos “pequeños dioses” que tienen la vida y la naturaleza de
Dios, más sin ser objeto de adoración. Con todo, ni siquiera esto es la meta de
Dios. Dios en Cristo está en nosotros con el propósito de forjarse en nuestro ser
y forjarnos a nosotros en El. El forja Su divinidad en nuestra humanidad, y
nuestra humanidad en Su divinidad, con el fin de mezclarlas y compenetrarlas
en una sola entidad. Esto es semejante a la ofrenda de harina, la cual se
producía al mezclar harina fina con aceite para satisfacer a Dios y al hombre.

SE MEZCLA LO DIVINO Y LO HUMANO,


Y SE PRODUCE UNA SOLA ENTIDAD

En la época de David, la revelación divina alcanzó un nivel en el que Dios le


mostró a éste Su deseo. Dios le reveló a David que no era suficiente
simplemente con tener un hombre cuyo corazón fuera como el de Él, sino que El
deseaba forjarse en dicho hombre y constituirlo Su edificio, Su casa, de la cual
saldría una simiente, que aunque humana, llegaría a ser el Hijo de Dios. Esta es
la mezcla de lo divino con lo humano, la cual produce la iglesia, la casa de Dios.

Es mediante esta mezcla que Dios y el hombre, el hombre y Dios, se


compenetran en una sola entidad, la cual es el edificio, la morada, donde ellos
habitan. Esta entidad, que posee la naturaleza divina y la naturaleza humana, es
también la esposa del Cristo redentor. Esta entidad es la Nueva Jerusalén, la
cual permanecerá para siempre y será la centralidad y universalidad del cielo
nuevo y la tierra nueva. Esta es la revelación completa de la Biblia.

La Biblia empieza con el árbol de la vida, un río fluyente, materiales preciosos —


oro, bedelio y ónice— y una esposa edificada. Al final de la Biblia, vemos
nuevamente el árbol de la vida, el fluir del agua viva, tres clases de materiales —
oro, perlas y piedras preciosas— y una esposa edificada: la Nueva Jerusalén. Al
comienzo de la Biblia se ve la meta de Dios, y al final, los logros de Dios. Esta es
la meta de Dios, y El y nosotros nos dirigimos hacia ella. Si esta revelación es
nuestro “mapa”, sabremos dónde estamos y dónde estaremos por la eternidad.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE VEINTINUEVE

DIOS EN CRISTO DESEA FORJARSE EN NOSOTROS

Lectura bíblica: 2 S. 7:11b-14a; Is. 11:1; Ef. 3:17; Jn. 14:23; 1 Co. 3:10-12; Ap.
21:2-3, 9, 12-14

En este mensaje deseo hablar del deseo que Dios tiene de forjarse en nosotros,
lo cual realiza en Cristo. El no está interesado simplemente en suplir nuestras
necesidades; lo que El quiere es forjarse a Sí mismo en nuestro ser.

JOB NECESITABA TENER A DIOS

Aunque Dios no está limitado por el tiempo, El lo ha usado para comunicar Su


revelación al hombre, y lo ha hecho gradualmente, paso a paso. Por ejemplo, a
Job le mostró algo que no había revelado a Adán, Abel, Enós ni a Noé. La
revelación que recibió Job fue que Dios deseaba obtener un hombre que lo
poseyera a Él, no a una persona recta, íntegra y perfecta. Dios parecía decir:
“Job, olvídate de tu integridad, de tu perfección y de tu rectitud. Tú no necesitas
estas cosas; me necesitas a Mí”. Aunque Dios le mostró a Job que su necesidad
era Dios mismo, no le reveló nada respecto al edificio.

DIOS PROMETE DARLE A ABRAHAM


LA BUENA TIERRA Y UNA SIMIENTE

Cuando Dios apareció a Abraham, El le prometió darle dos cosas: la buena tierra
y una simiente, los cuales representan a Cristo. Esto indica, en tipología, que
Dios daría a Abraham a Cristo en dos aspectos: como buena tierra y como
simiente: el verdadero Isaac. La genealogía de Cristo contenida en Mateo 1
presenta a Cristo como el “hijo de Abraham” (v. 1). Isaac tipifica a Cristo como
hijo de Abraham, el que hereda la promesa y la bendición que Dios le dio a
Abraham (Gn. 22:17-18; Gá. 3:16).

Pablo interpreta esto en Gálatas 3, y dice que la buena tierra y la simiente de


Abraham son el Espíritu. La bendición del evangelio es el Espíritu prometido
(vs. 8, 14). La tierra representa a Cristo, la simiente representa a Cristo (v. 16), y
el Espíritu es Cristo. Así que, en el versículo 14 Pablo escribe: “Para que en
Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por
medio de la fe recibiésemos la promesa del Espíritu”. El aspecto físico de la
bendición que Dios le prometió a Abraham era la buena tierra (Gn. 12:7; 13:15;
17:8; 26:3-4), la cual tipifica al Cristo que lo es todo. Dado que Cristo es hecho
real como Espíritu vivificante (1 Co. 15:45; 2 Co. 3:17), la bendición, o sea, el
Espíritu prometido, corresponde a la tierra, es decir, a la bendición que se le
prometió a Abraham.

Cuando creemos en Cristo, Dios nos da Su Espíritu. El Espíritu vivificante es la


realidad del Cristo resucitado. El Espíritu es la buena tierra, y también la
simiente.

EL OBJETIVO DE LA REDENCION Y LA SALVACION


ES QUE SE CUMPLA EL DESEO DE DIOS DE FORJARSE EN
NOSOTROS, LO CUAL REALIZA EN CRISTO

Según el entendimiento y punto de vista de los cristianos, Dios nos dio a Cristo
para que sea nuestro Redentor y Salvador. El murió por nuestros pecados,
efectuando con ello la redención; resucitó de los muertos; y ahora es nuestra
vida. Sin embargo, esto no nos dice lo que Dios desea realizar. Dios en Cristo
desea forjarse en nosotros. Esta es la meta de la redención y la salvación. Cristo
se encarnó, llevó una vida humana, murió y resucitó para que se cumpliera el
deseo de Dios de forjarse en nosotros. Todo lo que Cristo es y todo lo que Cristo
realizó, tiene esta meta. Todos los pasos que Dios toma en nuestra vida diaria,
grandes y pequeños, llevan a cabo Su intención, que consiste en forjarse, en
Cristo, en nuestro ser.

SE PROFETIZA QUE DIOS LE EDIFICARIA CASA AL HOMBRE QUE


ERA CONFORME A SU CORAZON

David, un hombre conforme al corazón de Dios, dice en 2 Samuel 7:2: “Mira


ahora, yo habito en casa de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas”. Esto
indica que David sentía que debía hacer algo por Dios, que debía edificarle casa.
Dios reacciona a estas palabras y le dice por medio del profeta Natán: “¿Tú me
has de edificar casa en que yo more?” (v. 5). Luego, Dios le revela a David, por
medio de una profecía en tipología, que Su intención no era que David le
edificara casa a Él, sino que El deseaba forjarse en David. Dios le dice, primero,
que El le haría casa a David (v. 11b); y segundo, que El levantaría después de
David a uno de su linaje, el cual procedería de sus entrañas, y que afirmaría su
reino. “El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su
reino. Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo” (vs. 12-14a). Así Dios le dio a
David una revelación acerca del edificio, lo cual no le fue revelado ni a Job ni a
Abraham.

La profecía dada a través de la tipología de 2 Samuel 7 está ligada a la que se dio


en Isaías 11:1, la cual predice que saldría una vara del tronco de Isaí, y que un
vástago retoñaría de sus raíces. Esto alude a Cristo. La casa de David, que era un
árbol floreciente en la época de Salomón, se redujo a un tronco que constaba
principalmente de José y María. De dicho tronco, como una vara, como un
vástago, nació el niño Jesús. Esa fue la casa que Dios le hizo a David, mediante
la cual le daba la simiente: Jesucristo. Por tanto, la profecía que recibió David a
manera de tipología se cumplió cuando Cristo se encarnó y vivió una vida
humana. Cristo es la simiente que proviene de la casa que Dios le edificó a
David.

CRISTO (LA SEMILLA) SE SIEMBRA EN NOSOTROS (LA TIERRA)


PARA PRODUCIR EL EDIFICIO DE DIOS

Mateo 13 revela que Cristo es la semilla que se sembró en nosotros, la tierra.


Cristo es la semilla, y nosotros somos la tierra que contiene los elementos que
hacen crecer la semilla. El Cristo resucitado, Cristo como Espíritu vivificante, no
se sembró en nosotros sólo por sembrarse, sino para crecer en nosotros. Este
crecimiento de Cristo en nosotros equivale a la edificación.

El Cristo que se sembró en nosotros está efectuando una obra particular en


nosotros: hace Su hogar en nuestro ser, en nuestros corazones (Ef. 3:17). Esta es
la edificación, y se lleva a cabo por medio de la mezcla de lo divino y lo humano.
Esta edificación se menciona en Juan 14:23: “El que me ama... Mi Padre le
amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”. Esta morada no sólo es
para que habite el Dios Triuno sino también nosotros. Por tanto, esta es una
morada mutua.

Este concepto acerca de la edificación se fortalece en 1 Corintios y en


Apocalipsis. En 1 Corintios 3:10, Pablo dice: “Conforme a la gracia de Dios que
me ha sido dada, yo como sabio arquitecto puse el fundamento [Cristo], y otro
edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica”. Luego, añade en el
versículo 12: “Y si sobre este fundamento alguno edifica oro, plata, piedras
preciosas, madera, heno, hojarasca”. En Apocalipsis 3:12 dice que Cristo hará
del que venza una columna en el templo de Dios, el cual es la Nueva Jerusalén.
Al final, la Nueva Jerusalén, que es la consumación de la edificación que se
compone de los santos del Antiguo Testamento y de los creyentes del Nuevo
Testamento (21:12-14), será la esposa del Cordero (Cristo), y una morada en la
que habitarán Dios y Sus redimidos por la eternidad (vs. 2-3, 9).

EL EDIFICIO DE DIOS: LA MEZCLA DE LA DIVINIDAD CON


NUESTRA HUMANIDAD REDIMIDA,
RESUCITADA Y ELEVADA

En Mateo 16:18, el Señor Jesús dice: “[Yo] edificaré Mi iglesia”. ¿Cómo edifica
Cristo Su iglesia? El no la edifica simplemente salvando pecadores y
constituyéndolos creyentes y miembros Suyos, sino forjándose en ellos. Cuando
creímos en Cristo, El entró en nosotros y empezó a forjarse gradualmente en
nuestro ser.
El hecho de que Dios en Cristo se forja en nosotros, constituye una línea bien
marcada a lo largo de la Biblia. Por ende, el Nuevo Testamento subraya este
tema reiteradas veces. Según la revelación divina, Dios en Cristo produce el
edificio forjándose en nuestro ser. Esta edificación supone una mezcla de lo
divino con la humanidad redimida, resucitada y elevada.

Dios en Cristo se forja en nuestro ser a fin de hacer una casa, no sólo para
nosotros, sino de nosotros. Esta casa será la morada mutua de Dios y nosotros.,
En conclusión, el Dios Triuno y la humanidad redimida se mezclarán, se
compenetrarán y se edificarán en una sola entidad, y esta entidad será la Nueva
Jerusalén. Si vemos eso, nos daremos cuenta de que todas las dificultades que
enfrentamos se deben a una sola cosa: no permitimos que Dios se forje en
nuestro ser. Por tanto, necesitamos no solamente ser santos, espirituales y
vencedores, sino permitir también que Dios lleve a cabo Su obra edificadora en
nosotros.

LA SIMIENTE DE UN HOMBRE LLEGA A SER


EL HIJO DE DIOS

¡Qué gran luz nos ha mostrado el Señor en 2 Samuel 7! Dios le reveló a David
que uno de su linaje, la simiente de un hombre (v. 12), llegaría a ser el Hijo de
Dios (v. 14). ¿Cómo puede ser esto? La respuesta es que un descendiente
humano sea designado Hijo de Dios (Ro. 1:3-4). Lo humano es designado en la
divino, y la naturaleza divina y la naturaleza humana se compenetran y forman
una sola entidad. Hoy, nosotros, los seres humanos, estamos en camino a ser
hijos de Dios, hijos divinos, mediante un proceso de edificación. Alabamos al
Señor porque en el recobro que El lleva a cabo sobre la tierra hoy,
experimentamos la obra de Dios, una obra de edificación. Dios en Cristo lleva a
cabo Su deseo de forjarse en nuestro ser y, finalmente, el resultado de esta
edificación será la Nueva Jerusalén en el cielo nuevo y la tierra nueva por la
eternidad.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE TREINTA

EL DIOS TRIUNO PROCESADO REALIZA UNA SOLA OBRA: SE


FORJA EN NUESTRO SER

Lectura bíblica: 2 S. 7:11b-14a; Jn. 14:23; Ef. 3:16-17; Mt. 13:3, 8, 23; 16:18; Ap.
21:2, 9-10, 12, 14, 22

Damos gracias al Señor porque, al paso de los años, El nos ha abierto Su Palabra
y nos ha hablado en Su recobro. En este mensaje, siento la carga de ayudarles a
comprender cuál es la obra principal que realiza Dios en Su recobro, en Su
economía.

EL RECOBRO DE DIOS Y LA ECONOMIA DE DIOS

Las palabras recobro y economía aluden a lo mismo desde dos puntos de vista.
Desde la perspectiva de Dios, es economía, mientras que desde la nuestra, es
recobro. Dios reveló Su economía por medio de los apóstoles, pero debido a que
los creyentes perdieron el adecuado entendimiento de la misma, tuvo que surgir
un recobro. Por tanto, lo que se está recobrando hoy es la economía de Dios.

El recobro que el Señor realiza consiste en restaurar la unidad del Cuerpo, lo


cual significa que en el recobro necesitamos ver lo que es el Cuerpo universal, y
permitir que dicha visión limite y rija lo que hacemos. Es menester participar en
la restauración del Cuerpo de Cristo.

DIOS REALIZA UNA SOLA OBRA

La economía de Dios gira en torno a una sola cosa: la obra de Dios. La obra
singular que Dios en Cristo ha llevado a cabo en el universo a través de las eras y
generaciones, es la de forjarse en Su pueblo elegido y hacerse uno con él. Esto
supone la mezcla de lo divino con lo humano.

Dios se hizo hombre y llevó una vida humana sobre la tierra. Luego, pasó por la
muerte, entró en resurrección y ascensión y llegó a ser el Espíritu consumado y
vivificante, listo para entrar en nosotros. Cuando entró en nosotros, El regeneró
nuestro espíritu. Ahora opera y se incrementa en nosotros con el propósito de
formarse en nuestro ser.

CRISTO HACE SU HOGAR EN NUESTROS CORAZONES

La Biblia revela que Dios opera en nosotros, y que Cristo vive en nosotros. Con
todo, en ella encontramos un término especial para referirse a la obra que Dios
realiza en nuestro ser: edificar. En Efesios 3:16-17 Pablo ora al Padre, lo
siguiente: “Para que os dé, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser
fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu; para que Cristo
haga Su hogar en vuestros corazones por medio de la fe”. El hecho de que Cristo
haga Su hogar en nuestros corazones alude a una edificación. Si queremos
construir un hogar, primero debemos edificar una casa. Tener un hogar implica
establecerse en un lugar específico. Sin embargo, esto requiere que tengamos
una casa. Las palabras “para que Cristo haga Su hogar” indican claramente que
El está en nosotros realizando una obra de edificación. Cristo está edificando un
hogar en nuestro ser interior.

LOS MATERIALES CON LOS


QUE SE PRODUCE EL EDIFICIO

La divinidad y la humanidad

Para construir una casa se necesita el material adecuado. Cuando Dios creó el
universo, El no usó ningún material; El simplemente habló, y todo fue hecho.
Por ejemplo, El dijo: “Hágase la luz”, y fue la luz. Sin embargo, para que Cristo
edifique una casa en nosotros, El necesita materiales. Por una parte, este
material es Cristo mismo como elemento; por otra, el material incluye algo de
nosotros, algo de nuestro elemento humano.

Otro versículo que indica que el Dios Triuno lleva a cabo una obra de edificación
en nosotros es Juan 14:23. En este versículo, el Señor Jesús expresa: “El que me
ama... Mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”. Las
palabras haremos morada de este versículo equivalen a la expresión haga Su
hogar de Efesios 3:17. El Dios Triuno entró en nosotros para realizar una obra
de edificación consigo mismo como elemento y también con algo de nosotros
como material. Lo que se dice acerca de la edificación en estos versículos
implica que el hecho de que Dios en Cristo se forje en nosotros tiene mucho que
ver con lo que somos.

La semilla y la tierra con sus nutrientes

La parábola del sembrador de Mateo 13 muestra que la semilla se siembra y los


elementos de la tierra la hacen crecer. La semilla no crece por sí misma; ella
necesita los elementos que se hallan en la tierra. Como resultado de ello, el
producto contiene los elementos de la semilla y de la tierra. En esto vemos un
principio espiritual importante: para que crezca la semilla, debe sembrarse en
buena tierra. Si se siembra en la arena o entre las piedras, no crecerá, porque ni
la arena ni las piedras proporcionan la nutrición adecuada.
En Mateo 13, la semilla es la divinidad, mientras que la tierra con sus nutrientes
es la humanidad. Cuando Dios nos creó, El puso en nosotros ciertos nutrientes
como una preparación para entrar y crecer en nosotros. Dios creó el espíritu
humano, el cual contiene los nutrientes humanos. Por ello, los humanos pueden
creer en el Señor y recibirle.

La semilla que se sembró en nosotros es Cristo como corporificación del Dios


Triuno, y su crecimiento depende del nutrimento que le proporcionemos.
Cuanto más nutrientes le proveamos, más rápido crecerá la semilla y más
pronto florecerá.

La Biblia enseña que el crecimiento equivale a la edificación. El Señor Jesús


dijo: “[Yo] edificaré Mi iglesia” (Mt. 16:18). Esta edificación se efectúa al crecer
la semilla divina en nosotros.

En Cristo, El Dios Triuno, quien es la fuente de la vida, se sembró en nuestro


ser. Cuando esta semilla entra en nosotros, encuentra los nutrientes espirituales
y empieza a crecer. El crecimiento de la semilla divina no depende de ella, sino
del número de nutrientes que le proporcionemos. Mateo 13 indica que sólo la
buena tierra (vs. 8, 23) proporciona los nutrientes adecuados que hacen crecer
la semilla divina.

Necesitamos ser fortalecidos


en nuestro hombre interior

Ya que el hecho de que Dios en Cristo se forje en nosotros no depende


solamente de Él como el elemento, sino también de los nutrientes que nosotros
suministremos, es crucial que seamos fortalecidos en nuestro hombre interior.
Si permanecemos en nuestra alma, en nuestro hombre natural, no proveeremos
el alimento necesario que fomente el crecimiento de la semilla divina. Pero si
somos fortalecidos en nuestro hombre interior, y si centramos todo nuestro ser
en nuestro espíritu y lo ejercitamos, no habrá carencia de nutrientes. Entonces
Cristo hará Su hogar en nuestro ser interior.

Si Cristo hiciera Su hogar en nuestros corazones sin necesitar nada nuestro,


Pablo no habría orado por nosotros como lo hizo en Efesios 3. Pablo rogó al
Padre que nos fortaleciera con poder en el hombre interior por Su Espíritu. Este
poder, al que se alude en Efesios 1:19-22, es el poder que levantó a Cristo de los
muertos, que lo sentó a la diestra de Dios en los lugares celestiales, que sujetó
todas las cosas bajo los pies de Cristo, y que constituyó a Cristo por cabeza sobre
todas las cosas a la iglesia. Este poder opera en nosotros (3:20), y con él Dios
nos fortalece para que se produzca Su edificio. El Espíritu, por medio del cual
Dios nos fortalece, es la consumación del Dios Triuno procesado. Por una parte,
Dios nos fortalece consigo mismo como elemento, y por otra, nosotros
proporcionamos los nutrientes. Por medio de ambas cosas, Dios en Cristo lleva
a cabo la edificación intrínseca, es decir, edifica Su hogar en todo nuestro ser.

LA NUEVA JERUSALEN SE COMPONE DE LA DIVINIDAD Y LA


HUMANIDAD COMPENETRADAS Y MEZCLADAS
EN UNA SOLA ENTIDAD

La revelación divina contenida en la Biblia concluye con un edificio: la Nueva


Jerusalén. Este edificio es la compenetración y mezcla de lo divino con lo
humano. Esto lo comprueba la descripción de la Nueva Jerusalén que se da en
Apocalipsis 21. El versículo 3 dice que la Nueva Jerusalén es “el tabernáculo de
Dios”, mientras que el versículo 22 lee: “Y no vi en ella templo, porque el Señor
Dios Todopoderoso, y el Cordero, es el templo de ella”. La Nueva Jerusalén es el
tabernáculo donde Dios mora; y Dios y el Cordero son el templo donde moran
los redimidos. Esto indica que la Nueva Jerusalén será una morada donde
habitarán Dios y el hombre. Además, este edificio se compone de seres
humanos. Las puertas son perlas, sobre las cuales están inscritos los nombres de
las doce tribus de los hijos de Israel (v. 12), y sobre los doce cimientos están
inscritos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero (v. 14). Esto indica
claramente que la Nueva Jerusalén se compone del Dios Triuno, quien es la
esencia, el centro y la universalidad, y del pueblo redimido.

La Nueva Jerusalén se compone de lo divino y lo humano compenetrados y


mezclados en una sola entidad. Todos los componentes tienen la misma vida,
naturaleza y constitución, y por ende, son una persona colectiva. Esta denota
que Dios se hace hombre y que el hombre llega a ser Dios en vida y naturaleza,
mas sin ser objeto de adoración. Dios y el hombre, el hombre y Dios, se edifican
juntamente al compenetrarse y mezclarse. Esta es la realización, la
consumación, del edificio de Dios. Todos debemos tener esta visión.

EL EFECTO DE LA VISION DEL EDIFICIO DE DIOS


EN NUESTRA OBRA

El ejemplo de Job

La visión del edificio de Dios hará un efecto en nuestra obra. Si vemos lo que es
el edificio de Dios, no intentaremos ayudar a los demás a ser más humildes o
amables, pues esto pertenece a la esfera de las virtudes humanas, y no es lo que
Dios desea. En cuanto a esto, les pediría que mediten sobre el caso de Job, quien
alcanzó el nivel más elevado en lo que a edificar la integridad, la rectitud y la
perfección se refiere. Al final, Dios lo despoja de todos sus logros para mostrarle
que lo único que él necesitaba era a Dios.
Cristo vive en nosotros y disfruta de Sí mismo como la buena tierra

Después de relacionarse con Job, Dios se relacionó con Abraham, a quien le hizo
promesas con respecto a una simiente y la buena tierra. ¿Quiénes son los que
disfrutan la buena tierra? La respuesta se da en la profecía que, a manera de
tipología, recibió David en 2 Samuel 7. En realidad, El que disfruta la buena
tierra es Cristo mismo. Esto significa que Dios en Cristo se convierte en nosotros
mismos y disfruta la buena tierra. David era un hombre conforme al corazón de
Dios, pero Dios sabía que esto no era suficiente. Así que, Dios revela que El le
edificaría casa a David por medio de Su Hijo, el cual sería simiente de David.
Por una parte, esta simiente es la buena tierra; por otra, la simiente es quien
disfruta la buena tierra. Entonces, ¿quién disfruta a Cristo? La respuesta es que
Cristo en nosotros se disfruta a Sí mismo. Ya no vivimos nosotros, mas Cristo
vive en nuestro ser (Gá. 2:20). Cristo vive en nosotros para disfrutarse a Sí
mismo como la buena tierra.

Necesitamos que Dios se forje


en nuestros corazones

Como veremos en un mensaje posterior, David, un hombre conforme al corazón


de Dios, experimentó un tremendo fracaso. Esto indica que ser personas
conforme al corazón de Dios no significa nada pues, es posible seguir vacíos sin
que Dios se forje en nuestro corazón. En 2 Samuel 7, Dios parecía decir: “David,
tú eres un hombre conforme a Mi corazón, pero necesitas que Yo Me forje en el
tuyo, que Me forje en tu ser para que seas Yo mismo en vida y naturaleza. No es
suficiente que seas conforme a mi corazón, debes ser capaz de declarar: “Para
mí, el vivir es Dios”. Si David hubiera sido una persona como ésta, no habría
fallado.

Una persona puede ser conforme al corazón de Dios, y aún así no tenerlo a Él,
pues no se ha forjado en ella. La caída de David es un ejemplo del hecho de que
si Dios no está forjado en nosotros, sin importar si somos personas conforme a
Dios, no somos mejores que los demás. ¿De qué sirve ser conforme al corazón
de Dios, si El no está constituido en nuestros corazones? Si comprendemos que
Dios desea forjarse en Sus elegidos, y que esto es también lo que nosotros
necesitamos, entonces la meta de nuestra obra será ministrar a Cristo a los
demás para que el Dios Triuno se forje en ellos.

Ministrar al Dios que edifica y al Dios edificado

Hoy la labor que realizamos en el recobro consiste en ministrar a Dios a las


personas. Indudablemente, necesitamos salvar a los pecadores, y alimentar y
perfeccionar a los santos; pero lo crucial es que impartamos a Dios en los
demás. El Dios que ministramos no es solamente el Dios que edifica; es también
el Dios edificado, el Dios que se forja en nosotros. Si no ministramos a Dios de
esta manera, nuestra labor será de madera, heno y hojarasca (1 Co. 3:12).

Les pido que mediten sobre la labor que están llevando a cabo para el Señor. Tal
vez ustedes hayan iniciado la obra en una región o hayan traído muchas
personas a Dios, pero les hago esta pregunta: ¿Cuánto de Cristo como
corporificación del Dios Triuno se ha forjado en ellas? Si somos sinceros, nos
humillaremos y confesaremos que muy poco del Dios Triuno se ha forjado en las
personas que hemos traído a Dios. Por consiguiente, debemos poner en práctica
una sola cosa: ministrar al Dios Triuno procesado en los demás para que El se
forje en el hombre interior de ellos. En cada aspecto de nuestra obra, sea
predicar el evangelio, nutrir a los creyentes, o perfeccionar a los santos,
debemos ministrar al Dios que edifica y el Dios edificado a las personas. Les
insto a que oren para que el Señor les enseñe a laborar de esta manera.

El Dios Triuno procesado


se forja en Su pueblo redimido

El Dios Triuno procesado está corporificado en Cristo y es hecho real como el


Espíritu consumado. A este Dios adoramos, predicamos y ministramos a los
demás. Hoy El se forja en Su pueblo redimido para producir una casa consigo
mismo como elemento, y también con algo de la humanidad redimida y elevada
de Su pueblo. Esta casa es la iglesia, el Cuerpo de Cristo. Además, es el
agrandamiento, la expansión de Cristo, quien es la corporificación del Dios
Triuno hecho real como el Espíritu. Mientras llevamos a cabo los cuatro pasos
que constituyen la manera que Dios estableció de engendrar, nutrir,
perfeccionar y edificar, nuestra labor debe basarse en el Dios Triuno procesado,
quien se forja en Su pueblo elegido.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE TREINTA Y UNO

LO QUE SIGNIFICA QUE LA SIMIENTE DE DAVID


SEA DESIGNADA HIJO DE DIOS

Lectura bíblica: 2 S. 7:12-14a; Mt. 22:41-46; Ro. 1:3-4; 1 Co. 3:12; Ap. 21:2, 11,
18-21

Los libros históricos del Antiguo Testamento contienen muchos relatos que, por
una parte nos ayudan, y por otra, nos distraen de la meta única revelada en la
Biblia. Por muchos siglos, los cristianos no le han dado la debida atención a esta
meta, pero el Señor en Su recobro nos la ha mostrado claramente.

En este mensaje, que concluye el pasaje de 2 Samuel 7:12-14a, siento la carga de


analizar algunos asuntos vitales que están ocultos o implícitos en estos
versículos. Estos asuntos descubren la importancia que tiene el hecho de que la
simiente de David sea designada Hijo de Dios.

DIOS SE HACE HOMBRE PARA QUE EL HOMBRE LLEGUE A SER


DIOS EN VIDA Y NATURALEZA

En el versículo 12, Dios habla del linaje de David, y en el versículo 14a, declara:
“Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo”. Estas palabras muestran algo de
gran importancia, a saber, que el linaje de David llega a ser el Hijo de Dios. En
estos versículos se revela claramente que un descendiente humano, es decir, el
hijo de un hombre, puede convertirse en Hijo de Dios, lo cual implica que el
deseo de Dios es humanarse para divinizar al hombre, en vida y naturaleza, mas
sin que sea objeto de adoración. La implicación que esto tiene es sumamente
importante. Esta es la conclusión de toda la Biblia. La Nueva Jerusalén, la
consumación máxima de las Escrituras, manifiesta el hecho de que Dios se hizo
hombre y que el hombre se hizo Dios en vida y naturaleza, mas sin ser objeto de
adoración, y que Dios y el hombre se mezclan y llegan a ser una sola entidad.

El diamante en la caja

Si leemos la Biblia sin tomar en cuenta este punto crucial, ella nos será un libro
vacío. En otras palabras, aunque la Biblia en sí es real, nos parecerá que carece
de contenido. Por ejemplo, supongamos que dentro de una caja muy primorosa
se halla un diamante grande. Sin lugar a dudas, un niño se interesaría más por
la caja, que por el diamante. Pero una persona adulta le daría más importancia
al diamante que está en la caja. Hoy muchos cristianos tienen la Biblia como si
fuera “la caja”, pero no ven ni aprecian el “diamante” que está en ella; y no sólo
eso, sino que condenan a los que sí lo valoran. El “diamante” contenido en la
“caja”, es decir, en la Biblia, es la revelación de que Dios en Cristo se hizo
hombre para que el hombre llegue a ser Dios en vida y naturaleza mas sin ser
objeto de adoración.

Hoy la gran mayoría de los cristianos descuida el tema crucial revelado en la


Biblia, de que Dios en Cristo se humanó para divinizar al hombre en vida y
naturaleza, mas sin que sea objeto de adoración. Dios desea mezclarse con el
hombre para ser una sola entidad con él. Hay personas que no sólo pasan por
alto esta verdad, sino que acusan falsamente de herejes a aquéllos que la
enseñan. Muchas personas creen en el aspecto crucial de que Dios se hizo un
hombre llamado Jesús, pero no creen que el hombre llega a ser Dios en vida y
naturaleza, mas sin ser objeto de adoración.

El Hijo de David es designado Hijo de Dios

La Biblia revela a una persona maravillosa: Jesucristo, el Dios-hombre. Esta


persona es tanto Hijo de Dios como Hijo del Hombre. En una ocasión, los
fariseos se juntaron, y el Señor Jesús les preguntó: “¿Qué pensáis acerca del
Cristo? ¿De quién es hijo?” (Mt. 22:41-42a). Ellos respondieron: “de David”.
Entonces el Señor les volvió a preguntar: “¿Pues cómo David en el espíritu le
llama Señor? Si David le llama Señor, ¿cómo es hijo suyo?” (vs. 43, 45). Los
fariseos no entendiendo eso, no pudieron contestar. El Señor Jesús indicaba con
Sus palabras que El, el hijo de David, era el Hijo de Dios, lo cual es exactamente
lo que se revela en 2 Samuel 7:12-14a.

Pablo expone en Romanos 1:3-4 lo que se revela en 2 Samuel 7. El dice que


Cristo, un descendiente de David, fue designado Hijo de Dios. Estos versículos
leen: “Acerca de Su Hijo, que era del linaje de David según la carne, que fue
designado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la
resurrección de entre los muertos, Jesucristo nuestro Señor”. Cristo es un
descendiente de David, sin embargo, fue designado Hijo de Dios. Este es el
misterio que consiste en que Dios se hizo hombre para hacer al hombre Dios en
vida y naturaleza, mas sin ser objeto de adoración. Los dos, Dios y el hombre, se
forjan el uno dentro del otro. En Cristo, Dios se constituye hombre, el hombre se
constituye Dios, y Dios y el hombre se mezclan y forman una sola entidad
llamada el Dios-hombre.

DIOS EN CRISTO SE FORJA EN EL HOMBRE

En estos mensajes sobre 2 Samuel 7, hemos subrayado que Dios en Cristo se


forja en el hombre. Dios no se forma en Sí mismo, sino en el hombre, e incluso
llega a ser él. Esto es una obra de edificación en la que Dios en Cristo se forja en
el hombre.
Dios en Cristo se forja en el hombre y llega a ser su elemento. De esta manera
nosotros los humanos asimilamos el elemento de Dios, es decir, el elemento
divino se forja en el humano, y los dos se mezclan entre sí. No sólo el elemento
divino se forja en nosotros, sino que el elemento humano se forja en Dios. A
medida que el elemento divino se forja en nuestra humanidad, llegamos a ser
Dios en vida y naturaleza, mas sin ser objeto de adoración; y a medida que el
elemento humano se forja en Dios, El llega a ser hombre. Esta es la edificación
que revela el Nuevo Testamento.

Esta revelación debe ser el principio que gobierne nuestro entendimiento acerca
de Dios y de Su edificio. Cuando hablamos de la edificación de la iglesia o de la
edificación del Cuerpo, debemos ver que dicha edificación es el forjamiento del
elemento divino en el elemento humano y viceversa. Por tanto, el edificio de
Dios es una constitución que se produce al forjarse el elemento divino y el
humano recíprocamente, lo cual los funde en una sola entidad. Esta es la
edificación de la iglesia, la edificación del Cuerpo de Cristo.

NUESTRA OBRA DEBE CONSISTIR EN QUE DIOS


SE FORJE EN NOSOTROS Y VICEVERSA

Mientras laboramos para Dios hoy en día, debemos participar en esta


edificación. Esto significa que nuestra obra debe consistir en que Dios se forje
en el hombre y viceversa. Si lo que hacemos no tiene este fin, entonces, a los
ojos de Dios, nuestra labor será semejante a la madera, el heno y la hojarasca (1
Co. 3:12). Pero si nuestro trabajo lleva a cabo este objetivo, será una obra de oro,
plata y piedras preciosas, cuya consumación será la Nueva Jerusalén, la cual se
edifica con dichos materiales (Ap. 21:2, 11, 18-21).
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE TREINTA Y DOS

LA HISTORIA DE DAVID

(11)

PROCLAMADO REY PARA QUE ESTABLEZCA


EL REINO DE DIOS EN LA TIERRA
2 SAMUEL 2—24

(5)

DAVID VENCE A SUS ENEMIGOS


Y FORTALECE SU REINO

Lectura bíblica: 2 S. 8—10

Ya vimos que la tribu de Judá fue la primera en proclamar rey a David (2:1-
4:12), y que más tarde las demás tribus hicieron lo mismo (5:1-5). Entonces Dios
lo puso por rey y exaltó su trono por el bien de Israel, el pueblo de Dios (vs. 6-
25). Además, vimos que a David le inspiró interés la habitación de Dios, lo cual
se deduce por el hecho de que a él le preocupaba el lugar donde moraba el arca
(cap. 6) y por su deseo de edificarle casa a Dios (cap. 7). Los capítulos del ocho
al diez giran en torno a la victoria que obtuvo David sobre sus enemigos y con el
fortalecimiento de su reino.

I. VENCE A LOS FILISTEOS

David derrota a los filisteos y los somete tomando la ciudad principal (8:1).

II. VENCE A MOAB

David derrota a Moab matando a los adultos y preservando la vida de los más
jóvenes. Los moabitas fueron siervos de David y le pagaron tributo (v. 2).

III. VENCE A SOBA Y SIRIA

En su victoria sobre Soba y Siria (vs. 3-8), David derrota a Hadad-ezer, hijo de
Rehob, rey de Soba, y toma de él mil setecientos jinetes y veinte mil soldados de
infantería. Cuando los sirios de Damasco vienen a ayudar al rey de Soba, David
hiere a veintidós mil hombres de entre los sirios. Los sirios fueron hechos
siervos de David y le pagaron tributo. Así vemos que “Jehová dio la victoria a
David por dondequiera que fue” (v. 6b).
IV. TOI REY DE HAMAT LE MANDA FELICITAR

David recibió felicitaciones de parte de Toi rey de Hamat por su victoria sobre el
rey de Soba (vs. 9-10).

V. DEDICA A JEHOVA EL BOTIN OBTENIDO


DE TODAS LAS NACIONES

David dedicó a Jehová el botín que había obtenido de todas las naciones: oro,
plata y bronce (vs. 11-12).

VI. VENCE A EDOM

Los versículos 13-14 relatan la victoria que David obtuvo sobre Edom. El puso
guarniciones por todo Edom, y todos los edomitas fueron siervos suyos.

VII. DAVID REINA EN JUSTICIA Y EQUIDAD

Los versículos 15-18 indican que David reinó en justicia y equidad. En el


versículo 15 leemos: “Y reinó David sobre todo Israel; y David administraba
justicia y equidad a todo su pueblo”. En aquel tiempo, Joab era responsable del
ejército; Josafat era cronista; Sadoc y Ahimelec eran sacerdotes; y Seraías era
escriba. Benaía estaba sobre los cereteos y los peleteos (el cuerpo de guardias y
los corredores), y los hijos de David eran sus príncipes.

VIII. MUESTRA BONDAD PARA CON MEFI-BOSET,


HIJO DE JONATAN

El capítulo nueve describe la bondad que mostró David para con Mefi-boset,
hijo de Jonatán.

A. Por amor de Jonatán

En el versículo 1, David pregunta: “¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl, a


quien haga yo misericordia por amor de Jonatán?” David se sentía obligado, por
amor de Jonatán, a mostrar misericordia a cualquier descendiente que quedara
de la casa de Saúl.

B. Halla a Mefi-boset por medio de un siervo


de la casa de Saúl

David llama a un siervo de la casa de Saúl, cuyo nombre era Siba, y le pregunta
si había quedado alguien de la casa de Saúl, a quien hiciera él misericordia de
Dios, y el siervo le responde que aún quedaba un hijo de Jonatán, quien estaba
lisiado de los pies (v. 3). Cuando Mefi-boset se presenta ante él, David le dice
que no tenga miedo, porque él le mostraría misericordia por amor de Jonatán su
padre, que le devolvería todas las tierras de Saúl su padre y que comería siempre
a su mesa (v. 7). Ante estas palabras, Mefi-boset le rinde homenaje y dice:
“¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo?” (v. 8).

C. Le da a Mefi-boset todo lo que pertenecía a Saúl y a toda su casa

David devuelve todas las posesiones de Saúl y de su casa a Mefi-boset, y hace de


Siba y de su casa siervos de Mefi-boset. David también pide a Mefi-boset, quien
estaba lisiado de ambos pies y tenía un hijo pequeño, que morara en Jerusalén y
comiera siempre a la mesa del rey (vs. 9-13). Este fue el cumplimiento, por el
lado de David, del pacto de amor entre Jonatán y él.

IX. OTRAS VICTORIAS

El capítulo diez narra otras victorias que obtuvo David.

A. Vence a Amón

David intenta mostrarle misericordia a Hanún, rey de Amón, enviándole


palabras de consuelo por la muerte de su padre por medio de sus siervos (vs. 1-
2). Pero Hanún insulta a los siervos de David rapando la mitad de sus barbas y
cortando los vestidos por la mitad hasta las nalgas (vs. 3-5). Viendo los hijos de
Amón que se habían hecho odiosos a David, contrataron a soldados sirios y a
hombres de Maaca e Is-tob (v. 6). Cuando David oyó esto, envió a Joab y a todo
el ejército de los valientes. Los hombres de Israel derrotaron a los amonitas, a
los sirios, a los maacatitas y a los tobitas (vs. 7-14).

B. Vence a los sirios

Los sirios que estaban más allá del Eufrates ayudan a los sirios de Siria a luchar
contra Israel (vs. 15-16). David derrota a los sirios, y, al ver esto, todos los reyes
que eran siervos de Hadad-ezer, rey de Siria, hacen paz con Israel y le sirven (vs.
17-19). Así vemos que David salió victorioso, que los enemigos en su derredor
fueron derrotados y sometidos, y que muchos pagaron tributo a David.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE TREINTA Y TRES

LA HISTORIA DE DAVID

(12)

PROCLAMADO REY PARA QUE ESTABLEZCA


EL REINO DE DIOS EN LA TIERRA
2 SAMUEL 2—24

(6)

EL PECADO DE DAVID
Y EL CASTIGO QUE DIOS LE INFLIGE

Lectura bíblica: 2 S. 11:1—12:15a

En 2 Samuel 11:1—12:15a se narra el pecado de indulgencia de David y el juicio


que recibió de parte de Dios.

I. EL PECADO DE DAVID

A. Mientras Joab y los siervos de David


luchaban contra los reyes cananeos

David cometió el pecado mencionado en el capítulo once cuando Joab y los


siervos de David luchaban contra los reyes cananeos. David había enviado a
Joab y a sus siervos, pero él había permanecido en Jerusalén (v. 1).

B. Mientras llevaba una vida desahogada

Después de derrotar a los enemigos de Israel y de ser exaltado como rey de


Israel, David cometió un grave pecado; esto sucedió mientras reposaba. Esto
indica que siempre que estamos en una situación pacífica, corremos el riesgo de
ser seducidos por la carne y satisfacer sus apetitos.

El versículo 2a relata que al caer la tarde, después de levantarse de su lecho,


David se paseaba sobre el terrado de la casa real. David disfrutaba una vida
sosegada, tranquila. Fue durante ese tiempo que él cometió su pecado. El ocio
corrompe mucho. Necesitamos laborar, esforzarnos y sufrir. El sufrimiento,
lejos de perjudicarnos, nos ayuda. Debemos mantenernos ocupados, ya se
trabajando o por el efecto de los sufrimientos.
C. Se entrega a los deseos de los ojos y a
la concupiscencia de la carne

David pecó porque satisfizo la concupiscencia de sus ojos y de su carne (vs. 2b-
3).

D. Adulteró voluntariamente y con hurto

David comete adulterio siendo consciente de ello, y hurta abusando así del
poder de su reinado (vs. 4-5). Esto insultó gravemente a Dios. Este terrible
pecado anuló casi por completo todo lo que David había realizado en el pasado.

E. Procura cubrir su maldad

Después de su premeditado adulterio, David trata de cubrir su maldad (vs. 6-


13), pero Dios lo trae a la luz.

F. Asesina a Urías, su siervo fiel,


en conspiración con Joab

David conspira con Joab, y asesina a Urías, su siervo fiel (vs. 14-25).

1. En lo más recio de la batalla, pone a Urías


al frente y ordena que se retirasen de él

David envía una carta a Joab, y le dice que ponga a Urías al frente, en lo más
recio de la batalla, y que se retirasen de él para que fuese herido y muriese (vs.
14-15). Al dar estas órdenes a Joab, David abusó de su reinado. Joab hizo lo que
David ordenó, y Urías fue muerto.

2. Aun a costa de sacrificar la vida


de algunos de sus siervos

Urías no murió solo, también murieron “algunos del ejército de los siervos de
David” (v. 17b). Esto muestra que David asesinó a Urías a costa de sacrificar la
vida de algunos de sus siervos.

3. Consuela y alienta a Joab

Sin duda, Joab se da cuenta de que había sido víctima de un complot, cuyo fin
era cometer un pecado grave, y su conciencia lo molesta. David, quien era el
autor de la conspiración, consoló y alentó a Joab, diciéndole: “No tengas pesar
por esto, porque la espada consume, ora a uno, ora a otro; refuerza tu ataque
contra la ciudad, hasta que la rindas” (v. 25). ¡Estas palabras de David son
terribles! Urías no había sido simplemente consumido por la espada; en
realidad, David lo había asesinado con el fin de quedarse con su esposa.
David se comportó de una manera muy distinta a la de José y Booz. José fue
tentado, pero él corrió y escapó del adulterio (Gn. 39). Booz, un ascendiente de
David, también se conservó limpio de los deseos de la carne pecaminosa (Rut 3).
Esta pureza preservó a Booz en la línea genealógica de Cristo. David, por su
parte, adulteró a conciencia. Con este pecado, él quebrantó los últimos cinco de
los diez mandamientos (Ex. 20:13-17).

Antes de que se le proclamara rey y fuese entronizado, David ya tenía varias


esposas. En 2 Samuel 5:13 vemos que él tomó más concubinas y esposas. David
era perfecto en todos los aspectos, pero era débil en el asunto de la
concupiscencia carnal. La concupiscencia de la carne es como un caballo salvaje;
para dominarla, hay que sujetar bien el freno. En este asunto David fue muy
irresponsable y sacrificó todo lo que había logrado en su búsqueda de Dios.
David era un gran “diamante”, pero sus deseos carnales eran una partícula
negra y extraña en el mismo. A pesar de ser una persona que había obtenido un
nivel espiritual tan elevado, cometió tal grave pecado.

G. Toma por mujer a la esposa del difunto Urías inmediatamente


después de que ella hace duelo por su marido, a quien David había
asesinado

Cuando la esposa de Urías oye que su marido era muerto, hace duelo por él. Y
pasado el luto, David la toma por mujer (11:26-27a).

H. Esto desagrada a Jehová en gran manera

Lo que hace David es desagradable a los ojos de Jehová (v. 27b). Su pecado se
menciona en otros pasajes de la Biblia. En 1 Reyes 15:5 leemos: “Por cuanto
David había hecho lo recto ante los ojos de Jehová, y de ninguna cosa que le
mandase se había apartado en todos los días de su vida, salvo en lo tocante a
Urías heteo”. Aun la genealogía de Cristo en Mateo 1 se refiere a eso: “Y David
engendró a Salomón de la que había sido mujer de Urías” (v. 6b). Esta
genealogía no dice: “de Betsabé, sino “de la que había sido mujer de Urías”, para
recalcar el grave pecado que cometió David.

II. EL CASTIGO QUE DIOS LE INFLIGE

En 2 Samuel 12:1-15a se narra el castigo que Dios le inflige a David por su


pecado.

A. Por medio del profeta Natán

Dios castiga a David por medio del profeta Natán (v. 1a). En el capítulo siete,
Natán había ayudado a David a comprender que el universo necesita que Dios
entre y se forje en los seres humanos. En el capítulo doce, Natán se presenta
ante David para traerle a la memoria lo que había hecho y para reprenderle.

B. Con una parábola que conduce a David


a condenarse a sí mismo por haber asesinado
a Urías y hurtado a su mujer

Natán, reconociendo que el rey David tenía poder y podía usarlo


equivocadamente para matarlo, habla a David con mucho cuidado. En lugar de
condenarlo directamente, le cuenta una parábola que lleva a David a condenarse
a sí mismo por haber asesinado a Urías y tomar su esposa (vs. 1b-7a). Cuando
David oye acerca del hombre rico que había tomado la corderita del hombre
pobre, se enciende su furor en gran manera contra aquel hombre, y dice a
Natán: “Vive Jehová, que el que tal hizo es digno de muerte. Y debe pagar la
cordera con cuatro tantos, porque hizo tal cosa, y no tuvo misericordia. (vs. 5-6).
Entonces Natán dijo a David: “Tú eres aquel hombre” (v. 7a).

C. Le recuerda todo lo que Dios


había hecho por él

Natán le recuerda a David todas las cosas que Dios había hecho por él (vs. 7b-8);
en particular, el hecho de que Dios le había dado la casa de Israel y de Judá; y
que si esto hubiera sido poco, Dios le habría añadido mucho más.

D. Le condena por haber asesinado a Urías


y por haberle robado a su esposa

“¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante
de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a
él lo mataste con la espada de los hijos de Amón” (v. 9). En este pasaje, Dios,
hablando por medio de Natán, censura a David por haber asesinado a Urías y
por haberle robado su esposa.

E. El resultado del castigo que Dios


le inflige a David

Natán le dice a David que por haber menospreciado a Jehová, no se apartaría


jamás de su casa la espada (v. 10). Dios levantaría el mal contra David dentro de
su casa. Además, tomaría a las esposas de David delante de sus ojos, y las daría
a su prójimo, el cual yacería con ellas a la vista del sol (v. 11). Lo que David había
hecho en secreto, Dios lo haría delante de todo Israel y a pleno día (v. 12).

Así vemos que Dios es amoroso, pero también temible. Debido al castigo de
Dios, hubo fornicación y matanza en la familia de David, e incluso, su hijo
Absalón se rebeló contra él.
F. David confiesa su pecado contra Jehová,
y Natán le dice que Jehová había remitido
su pecado y que no moriría

David confiesa su pecado contra Jehová, y Natán le dice: “También Jehová ha


remitido tu pecado; no morirás” (v. 13). Esa fue misericordia de Dios, pues
ciertamente David merecía morir. No obstante, debido a que el pecado de David
había hecho blasfemar a los enemigos de Jehová, Natán le dijo que el hijo que
había nacido de él ciertamente moriría (v. 14).

Cuando Dios perdona, El se olvida (Jer. 31:34); perdonar es olvidar. Sin


embargo, da la impresión de que Dios no olvidó el pecado de David. Como ya
mencionamos, cuando Mateo escribe la genealogía de Cristo, él incluye
intencionalmente: “David engendró a Salomón de la que había sido mujer de
Urías”. Esto muestra la gravedad del pecado de David.

De lo sucedido a David, debemos aprender la lección, tanto en el aspecto


negativo como en el positivo. La concupiscencia de la carne es un elemento
devastador que puede destruirnos. Si un hombre como David tan entregado a
Dios, fue seducido, ¿podremos escapar nosotros? Los seres humanos son seres
humanos, la carne es carne, y las concupiscencias son concupiscencias. Siempre
debemos guardar nuestra distancia con el sexo opuesto. Un persona nunca debe
hablar con un miembro del sexo opuesto a puerta cerrada. Ninguna persona que
ama a Dios debe relacionarse con el sexo opuesto de forma ligera.
Independientemente de nuestros logros espirituales, siempre existe la
posibilidad de que cometamos semejante pecado.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE TREINTA Y CUATRO

EL FRACASO DEL HOMBRE Y EL CASTIGO DE DIOS

Lectura bíblica: 2 S. 11:1—12:23

En este mensaje, deseo decir algo acerca del fracaso del hombre y del castigo de
Dios.

LA SOBERANIA DE DIOS Y LA ECONOMIA DE DIOS

Los libros de Samuel revelan la soberanía de Dios y Su economía. Dios es


soberano; El está detrás de todo y de todos. El es apto para lograr lo que quiere
conforme al deseo de Su corazón y según Su economía eterna.

Dios en Cristo desea forjarse en Su pueblo elegido y formar una sola entidad
orgánica con ellos. Esto significa que el Dios Triuno procesado y consumado se
forma en el ser intrínseco de Su pueblo elegido, a fin de tener una constitución
divina y humana. Esta entidad es el reino de Dios, el organismo del Dios Triuno
y el Cuerpo orgánico de Cristo. Mientras Dios edifica esta entidad, muchas
personas ciegas espiritualmente se esfuerzan por establecer su propia
monarquía dentro del reino divino.

EL FRACASO DEL HOMBRE

Los libros de Samuel revelan también el fracaso del hombre. David, un hombre
conforme al corazón de Dios, falló en lo relativo a los apetitos de la carne. Su
defecto consistió en que no restringió su carne. Cuando le proclamaron rey en
Hebrón a la edad de treinta años, ya tenía por lo menos seis mujeres (2 S. 3:2-
5). Más tarde, abusó de su reinado al asesinar a Urías y robarle su mujer.

Cuando Dios creó al hombre, El estableció que éste tuviera una sola mujer con el
fin de producir hijos piadosos (Mal. 2:14-15). Booz, un importante elemento de
la genealogía de Cristo, fue un buen ejemplo, pues él tuvo control de sus apetitos
carnales (Rut 3). Samuel también fue un buen ejemplo. Su madre lo consagró a
Dios como nazareo, y él respetó el voto de su madre toda su vida. Sin embargo,
algunos hombres quebrantaron este principio. Por ejemplo, Gedeón, uno de los
jueces de Israel, tenía muchas mujeres (Jue. 8:30). Lo mismo David, quien a
pesar de ser un hombre conforme al corazón de Dios, experimentó un tremendo
fracaso con respecto a los apetitos carnales.
EL CASTIGO DE DIOS

Además del fracaso del hombre, los libros de Samuel revelan el castigo de Dios.
Dios castigó severamente a David a causa de la magnitud de su pecado.

El cambio de conducta que experimentaron


los hijos de David nos enseña a temer a Dios

Después del fracaso de David, le sobrevinieron muchas desgracias a su familia:


incestos, asesinatos y rebeliones. Parece ser que después del fracaso de David, la
conducta de sus hijos cambió. Este cambio se ve particularmente en el caso de
su hijo Absalón, quien mata a su hermano Amnón porque éste había
deshonrado a su hermana, y luego se rebela contra su padre, hasta el punto de
querer matarlo. El origen de este mal sin precedente fue la entrega de David a
los apetitos de la carne.

El cambio que se produjo en los hijos de David debe enseñarnos a temer Dios.
Debemos aprender la lección y mantener un miedo santo hacia Dios y de
temblar ante El. Que nuestros hijos salgan buenos o malos depende totalmente
de Dios; sin embargo, lo que seamos a los ojos de Dios afectará a nuestros hijos.
Además, el castigo y la disciplina gubernamental que Dios inflige sobre los que
le aman, siempre afectan a los hijos de ellos.

No hubo paz en la familia de David


ni en el reino de Israel

Como parte del castigo de Dios, el primer niño que le nació de la esposa de
Urías, murió (2 S. 12:18). Por la misericordia soberana de Dios, a ella le nació
otro niño. El nombre que le dio Dios fue Jedidías, que quiere decir “el amado de
Jehová” (v. 25), y David lo llamó Salomón, que significa “hombre de paz” (v.
24). Esto indica que David esperaba disfrutar momentos de paz. Sin embargo,
desde ese tiempo en adelante no hubo paz en su familia ni en todo el reino de
Israel. El reinado de Salomón tuvo un principio maravilloso, pero a él le sucedió
lo que a su padre, y tuvo un fin lamentable. Salomón tuvo setecientas mujeres y
trescientas concubinas (1 Reyes 11:3). Sus mujeres paganas trajeron sus ídolos
consigo e hicieron que el corazón de Salomón se apartara de Dios (vs. 4, 8).

Dios es justo y misericordioso

Nuestro Dios es misericordioso, pero también es justo. Dios amaba a David,


pero el pecado llevó a éste a perder su posición y once de las doce tribus. La
tribu de Judá fue la única que permaneció con David (2 S. 20:1-2). Después del
reinado de Salomón, el reino se dividió, y posteriormente, Judá e Israel fueron
llevados cautivos. Los hijos de Israel perdieron su nación y la tierra de sus
padres; fueron esparcidos por todo el mundo; y fueron perseguidos y matados.
Hoy, a pesar de tener un estrecho pedazo de tierra cerca del mar Mediterráneo,
ellos no tienen paz con sus vecinos.

El juicio de Dios visto


en la historia de la iglesia

Si trazamos la historia de la iglesia, veremos que los acontecimientos durante


los diecinueve siglos pasados concuerdan con los cuatro aspectos descritos en
los libros de Samuel: La soberanía de Dios, la economía de Dios, el fracaso del
hombre y el castigo de Dios. En los capítulos dos y tres de Apocalipsis vemos a
una iglesia que está bajo el juicio de Dios. Este juicio llega a su consumación en
el capítulo diecisiete, donde se juzga a Babilonia la grande. Al meditar sobre el
juicio de Dios, debemos estar conscientes de lo que Dios es y de qué manera
debemos responder.

LOS DETALLES DEL CASTIGO QUE DIOS INFLIGIO SOBRE DAVID


ESTAN ESCRITOS COMO UNA ADVERTENCIA PARA NOSOTROS

Los detalles del castigo que Dios infligió sobre David están escritos como una
advertencia para nosotros (1 Co. 10:11). Debemos leer con seriedad este relato
en la presencia de Dios. En él se nos advierte que entregarse a los deseos
carnales es muy grave. Una breve mirada bastó a David para ser tentado y no
poder resistirse.

Al relacionarnos con miembros del sexo opuesto, nosotros, los que estamos en
el recobro del Señor, debemos estar santificados y separados para Dios. La
maldad que el sexo acarrea es muy contagioso. Si queremos vencer nuestra
carne y nuestro viejo hombre, debemos ejercitar nuestro espíritu. Pero esto no
debe ser una simple enseñanza, sino una vivencia diaria.

Todos los santos, sobre todo los jóvenes, deben escudriñar sus corazones y
tomar la gran resolución de corazón (Jue. 5:15-16) de no entregarse a los
apetitos carnales. Nuestro Dios es vivo, y Cristo es real. Si tenemos a Cristo
como Espíritu vivificante, todo es real, pero sin Él, todo es vanidad de
vanidades. El Espíritu obra en nosotros de una manera muy apacible. Debemos
decir: “Señor Jesús, te amo, te necesito, y te recibo”. Si decimos esto, El será
nuestro Salvador y nuestra salvación dinámica. El es el Cristo de pneuma, y
como tal, nos salvará, nos guardará y nos protegerá de la contaminación de esta
era, para que conservemos la gloria que hemos ganado.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE TREINTA Y CINCO

LA HISTORIA DE DAVID

(13)

PROCLAMADO REY PARA QUE ESTABLEZCA


EL REINO DE DIOS EN LA TIERRA
2 SAMUEL 2—24

(7)

EL CASTIGO QUE DIOS INFLIGE SOBRE DAVID


2 SAMUEL 12:15b—20:26

(1)

Lectura bíblica: 2 S. 12:15b—14:33

En 2 Samuel 12:15b—14:33 se describe el castigo que Dios inflige sobre David.

I. MUERE EL NIÑO NACIDO DE LA MUJER DE URIAS

En 2 Samuel 12:15b-23 se narra la muerte del hijo de David, el cual nació de la


esposa de Urías.

A. Jehová hiere al niño con una enfermedad grave

Jehová hiere al niño que la mujer de Urías había dado a David, y el niño se
enferma gravemente (v. 15b).

B. David ruega a Dios por el niño

David ruega a Dios por el niño ayunando y pasando la noche acostado en tierra
(v. 16).

C. Muere el niño y David se libera

En el séptimo día, el niño muere, y David queda liberado (vs. 17-23). Cuando
David se da cuenta de que el niño había muerto, se levanta de la tierra, se lava,
se unge, cambia sus ropas y entra a la casa de Jehová y adora.

II. EL NACIMIENTO DE SALOMON

En los versículos 24-25, se describe el nacimiento de Salomón.


A. David consuela a Betsabé su mujer,
y ella le da a luz un hijo

David consuela a Betsabé su mujer, y ella le da a luz un hijo, a quien él llama


Salomón, que significa “hombre de paz” (v. 24a).

B. Jehová ama a Salomón

Jehová ama a Salomón, y envía un mensaje por medio del profeta Natán, y
llama su nombre Jedidías, a causa de Jehová (vs. 24b-25). El nombre Jedidías
quiere decir “amado de Jehová”.

III. DAVID DERROTA A LOS HIJOS DE AMON

Los versículos 26-31 describen la victoria que obtuvo David sobre los hijos de
Amón.

A. Por medio de su capitán Joab

David derrota a los hijos de Amón por medio de su capitán Joab (vs. 26-29).

B. Le quita al rey Amón la corona

David quita la corona de la cabeza del rey de los amonitas, la cual pesaba un
talento de oro. Además, David saca muy grande botín de la ciudad (v. 30).

C. David derrota a las ciudades


de los hijos de Amón

Al vencer las ciudades de los hijos de Amón, David los pone a trabajar con
sierras, con trillos de hierro y hachas de hierro, y además los hace trabajar en los
hornos de ladrillos (v. 31).

IV. AMNON COMETE INCESTO CON SU HERMANA TAMAR

En 2 Samuel 13:1-22 se relata el incesto de Amnón, el hijo de David, con su


hermana Tamar.

A. Por la astucia de Jonadab, primo de Amnón

El incesto de Amnón es causado por la astucia de Jonadab, primo de Amón (vs.


3-14).

B. Amnón aborrece a Tamar


y la echa de su presencia

Después de cometer incesto con Tamar, Amnón la aborrece y la echa (vs. 15-19).
C. Absalón, hermano de Tamar,
descubre el incesto

Absalón, hermano de Tamar, descubre el incesto, y ella permanece en su casa.


Cuando David oye estas cosas, se disgusta. Absalón odia a Amnón por lo que
había hecho a su hermana (vs. 20-22).

V. ABSALON, HIJO DE DAVID, ASESINA A AMNON

Los versículos 23-39 relatan el asesinato de Amnón por parte de Absalón, hijo
de David. Absalón determina el asesinato de Amnón desde el día en que éste
había forzado a Tamar su hermana (v. 32b).

A. Por conspiración

Los versículos 23-29 indican que el asesinato de Amnón por parte de Absalón
fue una conspiración.

B. Informan a David

Los versículos 30-33 revelan que David se entera del asesinato de Amnón.

C. Los hijos de David alzan su voz y lloran

Los hijos de David alzan su voz y lloran, y David junto con todos sus siervos
también llora con grandes lamentos (vs. 34-36).

D. Absalón huye y se va al rey de Gesur

Absalón huye y se va a Talmai hijo de Amiud, rey de Gesur, y estuvo en Gesur


tres años. David llora por su hijo todos los días. Finalmente, el espíritu del rey
David desea ver a Absalón, pues ya estaba consolado acerca de Amnón, que
había muerto (vs. 37-39).

VI. JOAB TRAMA PARA HACER VOLVER A ABSALON

En 2 Samuel 14:1-24 se revela la estratagema que usa Joab para que Absalón
regrese.

A. Percibe que el corazón de David


se inclinaba por Absalón

Joab percibe que el corazón de David se inclinaba por Absalón (v. 1).
B. Efectúa su trama
por medio de una mujer

Joab procura el regreso de Absalón por medio de una mujer (vs. 2-22).

C. Hace volver a Joab


de Gesur a Jerusalén

Cuando David le pide a Joab que traiga a Absalón, Joab va a Gesur y trae a
Absalón a Jerusalén (v. 23).

D. David no permite que Absalón vea su rostro

David no permite que Absalón vea su rostro sino que lo manda ir a su casa (v.
24).

VII. LA HERMOSURA DE ABSALON Y SUS HIJOS

A. No había nadie más hermoso


que él en todo Israel

No había nadie más hermoso que Absalón en todo Israel. Desde la planta de su
pie hasta su coronilla no había en él defecto (vs. 25-26).

B. Le nacen tres hijos


y una hija de hermoso semblante

A Absalón le nacen tres hijos y una hija de hermoso semblante (v. 27).

VIII. ABSALON PROCURA VER A SU PADRE DAVID

En los versículos 28-33 se narra cómo Absalón procura ver a su padre David.

A. Después de estar en Jerusalén


por espacio de dos años

Absalón permanece en Jerusalén por espacio de dos años sin ver el rostro de su
padre (v. 28).

B. Por medio de Joab

Por medio de Joab, Absalón puede ver finalmente a su padre (vs. 29-32).

C. Joab le lleva a ver a su padre

Joab se presenta ante David y habla con él. David pide ver a Absalón, y Joab lo
trae para que vea a su padre (v. 33a).
D. Su padre lo besa

Absalón se inclina a tierra delante del rey, y el rey lo besa (v. 33b).
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE TREINTA Y SEIS

LA HISTORIA DE DAVID

(14)

PROCLAMADO REY PARA QUE ESTABLEZCA


EL REINO DE DIOS EN LA TIERRA
2 SAMUEL 2—24

(8)

EL CASTIGO QUE DIOS INFLIGE SOBRE DAVID 2 SAMUEL 12:15b—


20:26

(2)

Lectura bíblica: 2 S. 15:1—19:8a

IX. ABSALON PROVOCA UNA REVUELTA

En 2 Samuel 15:1—19:8a se relata la insurrección que provoca Absalón.

A. Hace los preparativos para revelarse

Absalón se prepara para revelarse haciéndose de carros y caballos, y de


cincuenta hombres que corriesen delante de él (15:1).

B. Roba el corazón de los israelitas

Los versículos 2-6 describen cómo Absalón roba el corazón del pueblo de Israel.

C. Conspira y provoca una revuelta


para ser rey en Hebrón

Absalón conspira y se subleva con el fin de ser el rey en Hebrón (vs. 7-12). Pide
permiso al rey David para ir a Hebrón a pagar un voto que había prometido a
Jehová, y el rey le despide en paz (vs. 7-9). Absalón entonces envía mensajeros
por todas las tribus de Israel, diciendo: “Cuando oigáis el sonido de la trompeta
diréis: Absalón reina en Hebrón” (v. 10). La conspiración fue cobrando fuerza, y
fue aumentando el pueblo que seguía a Absalón (v. 12).

D. David y sus siervos huyen de Absalón

Los versículos 13-23 revelan que David y sus siervos huyen de Absalón.
1. David deja diez concubinas
para que guardasen la casa

El rey David y todo el pueblo salen, pero deja a diez concubinas para que
guardasen la casa (v. 16).

2. Toda la gente le sigue y pasa


al camino que va al desierto

Cuando el rey sale, toda la gente le sigue, y pasa al camino que conduce al
desierto (vs. 17-23).

E. David idea un plan


contra la conspiración de Absalón

Los versículos 24-37 muestran que David plantea una estrategia para
contrarrestar la conspiración de Absalón.

1. Pide a los sacerdotes, quienes llevaban


el arca de Dios, que se quedasen en Jerusalén
y recabaran información para él

Sadoc y todos los levitas se presentan ante David, llevando consigo el arca de
Dios. David les pide que devolvieran el arca a la ciudad de Jerusalén y se
quedasen allí para que lo tuvieran informado (vs. 24-29).

2. David sube la cuesta de los Olivos

David sube la cuesta de los Olivos, llorando mientras subía. El llevaba la cabeza
cubierta y los pies descalzos. Todo el pueblo que tenía consigo hizo lo mismo, e
iban llorando mientras subían (v. 30).

3. Ruega a Dios que entorpeciese


el consejo de Ahitofel

Cuando David oye que Ahitofel estaba entre los conspiradores, dijo: “Entorpece
ahora, oh Jehová, el consejo de Ahitofel”. Luego llega a la cumbre del monte
para adorar allí a Dios (vs. 31-32a).

4. Pide a su amigo Husai


que se quedase en el palacio

David pide a su amigo Husai que se quedase en el palacio y colaborara con los
sacerdotes a fin de derrotar el consejo de Ahitofel (vs. 32b-37).
F. Siba, criado de Mefi-boset,
sale al encuentro de David

En 16:1-4, Siba, criado de Mefi-boset, sale a recibir a David.

1. Cuando David pasa la cumbre


del monte de los Olivos

Cuando David pasa un poco más allá de la cumbre del monte de los Olivos, Siba
sale a su encuentro (v. 1a).

2. Con provisiones de alimentos y bebidas

Siba lleva consigo provisiones de alimentos y bebidas para complacer a David


(vs. 1b-2).

3. Con el fin de apropiarse


de las pertenencias de Mefi-boset por engaño

Cuando David le pregunta a Siba dónde estaba el hijo de su amo, Siba dice que
éste moraba en Jerusalén, esperando que la casa de Israel le devolviera el reino
de su padre. Entonces David le dice a Siba que todo lo que pertenecía a Mefi-
boset era suyo (vs. 3-4).

G. Sale al paso Simei, hombre de la familia


de la casa de Saúl

En los versículos 5-14, vemos que Simei, hombre de la familia de la casa de Saúl,
sale al encuentro del rey David.

1. David vino hasta Bahurim

Cuando David vino a Bahurim, Simei sale a su encuentro (v. 5a).

2. Maldice a David

Simei sale maldiciendo. El arroja piedras contra David y contra todos los siervos
del rey David (vs. 5b-8).

3. Abisai, hijo de Sarvia, quiso quitarle la cabeza

Abisai, hijo de Sarvia, quiso quitarle la cabeza a Simei (v. 9).

4. La respuesta de David a Abisai

David contesta a Abisai, diciendo: “Si él así maldice, es porque Jehová le ha


dicho que maldiga a David. ¿Quién, pues, le dirá: Por qué lo haces así? Y dijo
David a Abisai y a todos sus siervos: He aquí, mi hijo que ha salido de mis
entrañas, acecha mi vida; ¿cuánto más ahora un hijo de Benjamín? Dejadle que
maldiga, pues Jehová se lo ha dicho” (vs. 10-12).

5. David y los suyos van por el camino,


y Simei va por el lado del monte delante de él

Mientras David y los suyos iban por el camino, Simei iba por el lado del monte
delante de él, maldiciendo y arrojando piedras contra David y esparciendo polvo
(v. 13).

6. David y todo el pueblo que con él estaba,


llegan fatigados

David y todo el pueblo que con él estaba, llegan fatigados, y allí él renueva sus
fuerzas (v. 14).

H. Absalón toma Jerusalén y gobierna allí

En 2 Samuel 16:15—17:23 se narra que Absalón toma Jerusalén y gobierna allí.

1. Husai finge servir a Absalón

Como David se lo pidió, su amigo Husai finge servir a Absalón (16:15-19).

2. Ahitofel da un consejo maligno

Ahitofel da un consejo maligno: que Absalón se llegara a las concubinas de su


padre para fortalecer las manos de todos los que estaban con él (vs. 20-23).

3. Ahitofel da otro consejo inhumano

En 17:1-4, Ahitofel da otro consejo inhumano: que Absalón persiguiera a su


padre y lo matara.

4. Husai frustra el consejo de Ahitofel,


conforme a la ordenación de Dios

Los versículos 5-22 revelan que Husai frustra el consejo de Ahitofel, conforme a
la ordenación de Dios.

a. Anula el consejo inhumano de Ahitofel

Husai anula el consejo inhumano de Ahitofel (vs. 5-14). En cuanto a esto, en el


versículo 14 leemos: “Entonces Absalón y todos los de Israel dijeron: El consejo
de Husai arquita es mejor que el consejo de Ahitofel. Porque Jehová había
ordenado que el acertado consejo de Ahitofel se frustrara, para que Jehová
hiciese venir el mal sobre Absalón”.

b. Con la ayuda de los sacerdotes y de sus hijos

Husai frustra el consejo de Ahitofel con la ayuda de los sacerdotes y de sus hijos,
quienes le dicen a David cómo escapar de su hijo Absalón (vs. 15-22).

5. Ahitofel se ahorca

Cuando Ahitofel ve que no se había seguido su consejo, regresa a su casa y se


ahorca (v. 23).

I. Absalón es derrotado y muerto

En 2 Samuel 17:24-19:8a se describe cómo Absalón es derrotado y muerto.

1. Absalón persigue a David

En 17:24-26 se narra que Absalón persigue a David, y acampa en tierra de


Galaad.

2. Barzilai galaadita y otros


van y apoyan a David

Barzilai galaadita y otros van y apoyan a David y al pueblo que estaba con él (vs.
27-29).

3. David organiza su ejército y lo envía


a pelear contra Absalón y su pueblo

David organiza su ejército y lo envía a pelear contra Absalón y su pueblo (18:1-


5). Cuando David le dice al pueblo que él saldría con ellos, ellos le piden que no
salga, porque él era como diez mil de ellos. El rey estuvo de acuerdo, y dijo: “Yo
haré lo que bien os parezca” (v. 4a). Entonces David manda a Joab, Abisai, y a
Itai, diciendo: “Tratad benignamente por amor de mí al joven Absalón” (v. 5a).

4. Absalón y su gente son derrotados por los siervos de David en un


bosque

Los versículos 6-8 narran que Absalón y su gente son derrotados por los siervos
de David en un bosque.

5. Absalón es muerto

En 18:9—19:8a se relata la muerte de Absalón.


a. Su cabeza se enreda en las ramas de una gran encina

Absalón, montando un mulo, se encuentra con los siervos de David. El mulo


entra por debajo de las ramas espesas de una gran encina, y se le enreda la
cabeza de Absalón, quien queda suspendido entre el cielo y la tierra; y el mulo
en que iba pasa por delante (v. 9).

b. Alguien lo ve y da aviso a Joab

Alguien lo ve y avisa a Joab que acababa de ver a Absalón colgado de una encina
(v. 10).

c. Joab le pregunta por qué no lo había matado echándole a tierra

Joab pregunta a ese hombre por qué no había matado a Absalón echándole a
tierra (vs. 11-13), y él responde que él no extendería su mano contra el hijo del
rey, porque el rey había ordenado que no tocaran a Absalón.

d. Joab clava tres dardos en el corazón de Absalón

Joab toma tres dardos y los clava en el corazón de Absalón mientras él aún
estaba vivo en medio de la encina, y diez jóvenes escuderos de Joab rodean a
Absalón, lo hieren y lo matan (vs. 14-15).

e. El pueblo echa a Absalón


en un gran hoyo en el bosque

Joab toca la trompeta, y el pueblo se vuelve de seguir a Israel. Entonces ellos


toman a Absalón y lo echan en un gran hoyo en el bosque y levantan sobre él un
montón muy grande de tierra (vs. 16-17).

f. Absalón había erigido una columna


en el valle del rey

En vida, Absalón había erigido una columna para sí mismo en el valle del rey,
porque había dicho: “Yo no tengo hijo que conserve la memoria de mi nombre.
Y llamó aquella columna por su nombre, y así se ha llamado Columna de
Absalón, hasta hoy” (v.18).

g. Ahimaas hijo de Sadoc, sumo sacerdote,


quiere dar la noticia a David

Ahimaas hijo de Sadoc, sumo sacerdote, quiso dar la noticia a David, pero Joab
se lo prohíbe, y manda en su lugar a un cusita. Cuando el cusita se presenta ante
David, le dice al rey que Jehová lo había vengado de todos los que se habían
levantado contra él (vs. 19-32).
h. David estaba muy preocupado por su hijo Absalón,
y llora mucho su muerte

David, preocupado por su hijo Absalón, pregunta en dos ocasiones: “¿El joven
Absalón está bien?” (vs. 29a, 32a). Cuándo se entera de la muerte de Absalón,
llora sin consuelo. “Entonces el rey se turbó, y subió a la sala de la puerta, y
lloró; y yendo, decía así: ¡Hijo mío Absalón, hijo mío, hijo mío Absalón! ¡Quién
me diera que muriera yo en lugar de ti, Absalón, hijo mío, hijo mío!” (v. 33).

i. Joab advierte a David y le pide


que se tranquilice y consuele al pueblo

En 19:1-8a Joab advierte a David, y le manda que se levante y consuele al


pueblo.
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE TREINTA Y SIETE

LA HISTORIA DE DAVID

(15)

PROCLAMADO REY PARA QUE ESTABLEZCA


EL REINO DE DIOS EN LA TIERRA
2 SAMUEL 2—24

(9)

EL CASTIGO QUE DIOS INFLIGE SOBRE DAVID 2 SAMUEL 12:15b—


20:26

(3)

Lectura bíblica: 2 S. 19:8b—20:26

En este mensaje examinaremos 19:8b—20:26.

X. LOS ACUERDOS PACIFICOS QUE SE DAN


EN EL REINO DE DAVID DESPUES
DE LA REVUELTA DE ABSALON

En 2 Samuel 19:8b-43 se describen los acuerdos pacíficos que se dan en el reino


de David después de que Absalón se rebela.

A. El pueblo pide que David vuelva a reinar

En los versículos 8b-15, el pueblo pide que David vuelva a reinar.

1. El pueblo debate y decide


que David debe volver a reinar

Hubo debate entre el pueblo de todas las tribus, el cual decide que David vuelva
a reinar (vs. 8b-10).

2. David hace una petición a los sumos sacerdotes y al capitán de su


ejército

David pide a los sumos sacerdotes y al capitán del ejército que persuadan al
pueblo de Judá para que el rey David vuelva a su lugar (vs. 11-15). El envía
palabras a Sadoc y a Abiatar, diciendo: “¿Por qué seréis vosotros los postreros
en hacer volver el rey a su casa, cuando la palabra de todo Israel ha venido al rey
para hacerle volver a su casa? Vosotros sois mis hermanos; mis huesos y mi
carne sois. ¿Por qué, pues, seréis vosotros los postreros en hacer volver al rey?”
(vs. 11-12).

B. Simei es perdonado temporalmente

Los versículos 16-23 narra el perdón temporal que se le otorga a Simei.

1. Simei se arrepiente y da la bienvenida a David

Primero, Simei se arrepiente y da la bienvenida a David (vs. 16-20). Simei dice


al rey: “No me culpe mi señor de iniquidad, ni tengas memoria de los males que
tu siervo hizo el día en que mi señor el rey salió de Jerusalén; no los guarde el
rey en su corazón. Porque yo tu siervo reconozco haber pecado, y he venido hoy
el primero de toda la casa de José, para descender a recibir a mi señor el rey (vs.
19-20)”.

2. Abisai, capitán de David, sentencia a muerte


a Simei, mas David perdona temporalmente a Simei por causa de su
reino recién recuperado

Abisai, el general de David, declara que Simei debía morir por haber maldecido
al ungido de Jehová (v. 21), mas David le contesta: “¿Ha de morir hoy alguno en
Israel? ¿Pues no sé yo que hoy soy rey sobre Israel?” (v. 22). Entonces el rey le
jura a Simei que no moriría (v. 23).

C. David hace un arreglo generoso y justo


con Mefi-boset

En los versículos 24-30, vemos el arreglo generoso y justo que hace David para
con Mefi-boset. Después de la justificación de Mefi-boset, David establece que
Mefi-boset y Siba, su siervo, compartan la tierra.

D. David recompensa a Barzilai

Los versículos 31-39 describen la recompensa que da David a Barzilai.

1. Barzilai provee de alimentos a David


y le acompaña

Barzilai, un gran hombre, quien había dado alimentos a David, lo acompaña al


otro lado del Jordán, cuando el rey regresa a su palacio (vs. 31-32).

2. David invita a Barzilai a que pasara con él

David invita a Barzilai a acompañarle y promete cuidarle en su vejez en


Jerusalén, pero Barzilai pasa la recompensa de David a su hijo Quimam (vs. 33-
39). David responde a la petición de Barzilai, diciendo: “Pues pase conmigo
Quimam, y yo haré con él como bien te parezca; y todo lo que tú pidieres de mí,
yo lo haré” (v. 38).

E. Israel se queja de Judá


porque volvieron a David a su reino

1. El reclamo de Israel

Los hombres de Israel le preguntan a David por qué los hombres de Judá habían
llevado y hecho pasar el Jordán al rey y a su familia, y a todos sus siervos con él
(v. 41). Los de Israel dicen que en el rey tenían diez partes, y que en el mismo
David tenían más que Judá (v. 43a).

2. El reclamo de Judá

Judá reclama que David era un pariente cercano de ellos, que no habían comido
nada de David ni recibido ningún regalo (vs. 42, 43b). Los reclamos de Israel y
de Judá muestran que todo el pueblo dio una calurosa bienvenida a David
cuando éste regresó a su reinado.

XI. SEBA SE REBELA

En 2 Samuel 20:1-22 se describe la rebelión de Seba.

A. Seba, un hombre de Belial, benjaminita,


toca la trompeta

Seba, hombre de Belial (2 Co. 6:15), benjaminita, toca la trompeta y declara:


“No tenemos nosotros parte en David, ni heredad con el hijo de Isaí. ¡Cada uno
a su tienda, Israel!” (2 S. 20:1).

B. Todos los hombres de Israel


abandonan a David y siguen a Seba

Todos los hombres de Israel abandonan a David y siguen a Seba, pero los
hombres de Judá siguen a su rey desde el Jordán hasta Jerusalén (v. 2).

C. David pone en reclusión a las diez concubinas que su hijo


Absalón había contaminado

David recluye a las diez concubinas que su hijo Absalón había contaminado, y
las encierra hasta que ellas mueren (v. 3).
D. La orden que David da a Amasa

David manda a Amasa a que convoque a los hombres de Judá para dentro de
tres días (v. 4). Amasa salió para convocar a los hombres de Judá, pero se
detiene más del tiempo que se le había señalado (v. 5).

E. David manda a Abisai que fuera tras Seba

En los versículos 6-22, David ordena a Abisai que persiga a Seba. Le dijo que
Seba les haría más daño que Absalón (v. 6).

1. Los hombres de Joab van en pos de Abisai

Los hombres de Joab salen tras Abisai, junto con los cereteos, los peleteos y
todos los valientes, para ir tras Seba (v. 7).

2. Joab mata a Amasa

Los versículos 8-13 relatan cómo Joab mata a Amasa. Amasa sale al encuentro
de Joab y de sus seguidores, y Joab lo hiere con una espada y derrama sus
entrañas por tierra (vs. 8-10a). Entonces todo el pueblo sigue a Joab y a su
hermano Abisai para ir tras Seba el rebelde (vs. 10b-13).

3. Seba pasa por todas las tribus de Israel

Seba pasa por todas las tribus de Israel, y el pueblo se junta y lo sigue (v. 14).

4. Joab sitia a Seba

Joab sitia a Seba en Abel de Bet-maaca, poniendo baluarte contra la ciudad (v.
15). Una mujer sabia le propone a Joab una manera de matar a Seba, y éste fue
muerto (vs. 16-22a). Entonces Joab toca la trompeta para dispersar al pueblo de
la ciudad y vuelve al rey David en Jerusalén (v. 22b).

XII. EL REINO DE DAVID ES REESTABLECIDO

Los versículos 23-26 describen el restablecimiento del reino de David. Joab


queda sobre todo el ejército de Israel (v. 23a); Benaía, hijo de Joiada, gobierna
sobre los cereteos y los peleteos (v. 23b); Adoram queda sobre los tributos (v.
24a); Josafat, hijo de Ahilud, era el cronista (v. 24b); Seva era escriba (v. 25a);
Sadoc y Abiatar eran los sumos sacerdotes (v. 25b); e Ira jaireo era consejero de
David (v. 26).
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE TREINTA Y OCHO

LA HISTORIA DE DAVID

(16)

PROCLAMADO REY PARA QUE ESTABLEZCA


EL REINO DE DIOS EN LA TIERRA
2 SAMUEL 2—24

(10)

LA ULTIMA ETAPA DEL REINADO DE DAVID


2 SAMUEL 21—24

Lectura bíblica: 2 S. 21—24

En este mensaje estudiaremos la última etapa del reinado de David.

I. DAVID TOMA CUIDADO DEL HAMBRE DEL PUEBLO

En 21:1-14, se narra cómo David atiende el problema del hambre del pueblo.

A. Consulta a Jehová

El hambre dura tres años, y David consulta a Jehová al respecto (v. 1a).

B. Averigua la causa del hambre

David se entera de que el hambre se debía a que Saúl había quebrantado el


juramento que había hecho Israel con los gabaonitas, a los cuales mató. (v. 1b).
David llama a los gabaonitas y les habla (v. 2a).

C. Solución al quebrantamiento del juramento

Por pago del daño, los gabaonitas piden que siete descendientes de Saúl fuesen
ejecutados (vs. 2b-14a). David manda al pueblo que cumpla el requisito de los
gabaonitas. Y Dios fue propicio a la tierra después de esto (v. 14b).

II. DAVID DERROTA A LOS FILISTEOS

Los versículos 15-22 describen la victoria que obtiene David sobre los filisteos.
A. David se cansa

En su lucha contra los filisteos, David se cansa y corre peligro de ser muerto por
un gigante filisteo (vs. 15-16).

B. Abisai y el pueblo de Israel


derrotan a los filisteos

Abisai y el pueblo de Israel derrotan a los filisteos y matan a cuatro de sus


gigantes (vs. 17-22).

III. DAVID AGRADECE Y ALABA A DIOS


CON UN CANTICO

En el capítulo veintidós, David agradece y alaba a Dios con un cántico.

A. El día que Jehová le había librado


de la mano de todos sus enemigos

David habla a Jehová las palabras de este cántico el día que Jehová le libra de la
mano de todos sus enemigos, y de la mano de Saúl (v. 1; Sal. 18, título).

B. Este cántico se convierte en el salmo 18

Este cántico, el cual es una conversación íntima de David con Dios, llegó a ser el
salmo 18 del libro de Salmos. El contenido de este salmo se incluye a
continuación.

1. Alaba a Dios

David alaba a Dios como su roca, su fortaleza, su libertador, escudo, el cuerno


de su salvación, su alto baluarte, refugio y Salvador (2 S. 22:2-6).

2. Agradece a Dios por haber oído su clamor

David agradece a Dios por haber oído su clamor y haberle rescatado de sus
problemas con Sus acciones maravillosas (vs. 7-20).

3. Consideraba que su justicia,


perfección, fidelidad, limpieza y pureza
eran la causa de que Dios lo salvara

Los versículos 21-28 muestran que David pensaba que su justicia, perfección,
fidelidad, limpieza y pureza eran el motivo por el cual Dios lo había salvado, y
que la salvación que experimentó era una recompensa de parte de Dios.
4. Agradece a Dios por ser su lámpara

David también agradece a Dios por ser la lámpara que alumbra sus tinieblas (v.
29).

5. Agradece al Dios cuyo camino es perfecto

En el resto de su cántico, David agradece al Dios cuyo camino es perfecto; cuya


palabra es acrisolada; quien es el Dios único que lo hace estar firme sobre sus
alturas; cuya benevolencia le engrandeció a él y ensanchó sus pasos, quien lo
fortaleció para que sometiera a sus enemigos, guardándolo para que fuese
cabeza de naciones, y haciendo que los extranjeros le sirvieran y le obedecieran;
y quien manifestó salvación a Su rey y usó de benignidad para con Su ungido,
para con David y su descendencia (Cristo) para siempre (vs. 30-51).

IV. ULTIMAS PALABRAS DE DAVID

En 23:1-7 se narran las palabras postreras de David.

A. Lo que declara David hijo de Isaí

Estas son las palabras postreras de David hijo de Isaí (v. 1b).

B. Los dichos de aquel varón


que fue levantado en alto

El versículo 1c expresa que éstas son las palabras del varón que fue levantado en
alto, el ungido del Dios de Jacob, el dulce cantor de Israel.

C. El Espíritu de Jehová había hablado por él

En el versículo 2, David dice que el Espíritu de Jehová había hablado por él y


que Su palabra había estado en su lengua.

D. El Dios y la Roca de Israel le habla a él

David añade que el Dios y la Roca de Israel le había hablado (v. 3a).

E. El, quien representaba a Cristo,


había gobernado con justicia
entre los hombres en el temor de Dios

El versículo 3b dice que David, el cual representaba a Cristo, había gobernado


con justicia entre los hombres en el temor de Dios.
F. El, un tipo de Cristo, era como la luz
de una mañana sin nubes

David, un tipo de Cristo, era como la luz de la mañana, como el resplandor del
sol en una mañana sin nubes, como la lluvia que hace brotar la hierba de la
tierra (v. 4). Cuando Cristo gobierna con justicia y con el temor de Dios entre los
hombres, es como la luz de la mañana cuando sale el sol, como la lluvia que hace
brotar la hierba de la tierra.

G. Así era su casa para con Dios

En el versículo 5a, David dice que su casa es así para con Dios, pues Dios había
hecho un pacto eterno con él, ordenado en todas las cosas y seguro. Entonces
David pregunta: “¿no hará él florecer toda mi salvación y mi deseo?” (v. 5b).

H. Los impíos son como espinos arrancados

David concluye diciendo que los impíos son como espinos arrancados y
quemados en su lugar (vs. 6-7).

V. LOS VALIENTES DE DAVID

Los versículos 8-39 mencionan a los valientes de David.

A. Los primeros tres valientes

Los tres primeros valientes fueron Joseb-basebet, principal de los capitanes,


Eleazar y Sama (vs. 8-12).

B. Los siguientes tres valientes,


quienes sacaron agua del pozo de Belén

El segundo grupo de tres valientes son los que sacaron agua del pozo de Belén
para David (vs. 13-23). Abisai, jefe de los tres y el más renombrado de los
treinta, llega a ser jefe, mas no iguala a los tres primeros (vs. 18-19). Benaía, que
era más renombrado que los treinta (aunque no iguala a los tres primeros), fue
puesto por David como jefe de su guardia (vs. 20-23).

C. Los treinta valientes

Los versículos 24-39 enumeran los nombres de los treinta valientes, uno de los
cuales fue Urías, a quien David mató mediante una conspiración.

VI. EL ÚLTIMO PECADO DE DAVID

El capítulo veinticuatro y 1 Crónicas 21 relatan el último pecado de David.


A. La ira de Jehová se enciende contra Israel

De nuevo se enciende la ira de Jehová contra Israel (2 S. 24:1a).

B. Satanás incita a David para que hiciera un censo de Israel y de


Judá

Satanás incita a David en contra de Israel y lo lleva a levantar un censo de Israel


y de Judá (vs. 1b-2; 1 Cr. 21:1). Dios le permite esta acción a Satanás.

C. Joab desaprueba el censo del pueblo

Joab desaprueba que se realizara el censo del pueblo y dice a David: “Añada
Jehová tu Dios al pueblo cien veces tanto como son, y que lo vea mi señor el rey;
mas ¿por qué se complace en esto mi señor el rey?” (2 S. 24:3).

D. David obliga a Joab y los capitanes del ejército a llevar a cabo la


comisión de censar al pueblo

Joab y los capitanes del ejército se vieron obligados a llevar a cabo el censo del
pueblo (vs. 4-9). El pueblo es censado en todo el país durante nueve meses y
veinte días. El número total de valientes que sacaban espada era 800,000 en
Israel y 500,000 en Judá.

E. David se arrepiente y confiesa su pecado

David se arrepiente y confiesa que pecó al censar al pueblo. Le pesa en su


corazón, y dice a Jehová: “Yo he pecado gravemente por haber hecho esto; mas
ahora, oh Jehová, te ruego que quites el pecado de tu siervo, porque yo he hecho
muy neciamente” (v. 10).

F. El castigo de Dios mediante el profeta Gad,


el vidente de David, en tres opciones

En los versículos 11-14, el castigo de Dios viene por medio del profeta Gad, el
vidente de David. Dios le da tres opciones a David: siete años de hambre en la
tierra, tres meses huyendo delante de sus enemigos, o tres días de peste en la
tierra (v. 13). David, en grande angustia, escoge caer en mano de Jehová, porque
Sus compasiones eran grandes, mas no quiso caer en manos de hombres (v. 14).

G. Dios castiga a Israel con pestilencia

Jehová envía una peste sobre Israel, y 70,000 personas mueren desde Dan hasta
Beerseba (v. 15).
H. Dios se arrepiente de aquel mal
y David confiesa su pecado

En los versículos 16-17, vemos que Dios se arrepiente de aquel mal, y que David
confiesa su pecado. Cuando el ángel extiende su mano sobre Jerusalén para
destruirla, Jehová se arrepiente de aquel mal y dice al ángel: “Basta ahora; detén
tu mano” (v. 16b). Cuando David ve al ángel que destruía al pueblo, él dice: “Yo
pequé, yo hice la maldad; ¿qué hicieron estas ovejas? Te ruego que tu mano se
vuelva contra mí, y contra la casa de mi padre” (v. 17).

I. David levanta un altar a Jehová para detener la plaga entre el


pueblo

David levanta un altar a Jehová para que cesara la mortandad del pueblo (vs.
18-25). David hace esto conforme al mandato que Dios había dado por medio
del profeta Gad (vs. 18-19). El altar es erigido sobre la era de Arauna jebuseo (vs.
20-24), y David sacrifica holocaustos y ofrendas de paz (v. 25a). Jehová oye la
súplica de la tierra (v. 25b), y cesa la plaga en Israel (v. 25c).

CONCLUSION AL ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL

Los libros de 1 y 2 Samuel revelan que Dios necesita la coordinación y


cooperación del hombre para cumplir Su economía. El primer caso es Ana, la
madre de Samuel. Ella buscaba a Dios y coordinó y cooperó espontáneamente
con El. Esto permitió que Dios reemplazara el sacerdocio degradado bajo Elí con
un nuevo sacerdocio, el cual levantó el propio Dios por medio de Samuel, hijo de
Ana.

Samuel, quien es el fruto de la coordinación y cooperación que su madre Ana


rindió a Dios, llegó a ser un nazareo fiel, conforme al deseo que su madre sentía
por Dios; y por medio de él, Dios pudo acabar con la era corrupta de los jueces e
introducir (1) la era del reinado, que reemplazaría el ministerio administrativo
del antiguo sacerdocio y (2) el ministerio profético, que reemplazaría el
ministerio del antiguo sacerdocio, el cual consistía en hablar por Dios.

Por medio de David, un hombre conforme al corazón de Dios, Dios pudo traer la
era del reinado para establecer Su reino sobre la tierra, y así propiciar la primera
venida de Cristo. Pero, lamentable, David, en un momento crucial, cuando se
vio tentado por el maligno, no ejerció un control firme sobre sus apetitos
carnales, sino que se entregó a ellos y cometió un pecado grave que ofendió
sobremanera a Dios. Este se convirtió en el factor que lo llevó a perder once de
las doce partes que constituían el reino que Dios le había dado, el factor que
sembró la semilla de la corrupción de Salomón, lo cual redundó en la pérdida
del reino, y el factor que sembró la semilla de la corrupción de sus
descendientes, lo cual provocó que se perdiera la tierra santa y que el pueblo
santo fuese llevado en cautiverio y dispersado por todo el mundo hasta el día de
hoy.

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