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Primer acto
1)
Telón cerrado. En caso de ausencia de telón los actores estarán en medio del público, ha-
blando con grupos reducidos, en balcones o platea. Los que estén en el escenario estarán
de espaldas las primeras dos frases.
Espacio vacío. Sin bambalinas ni cámaras negras. Bancos y sillas a los costados. Al fondo
una pared gris-blanca. Delante de ella siete sillas. Y una puerta o agujero negro al
costado izquierdo, Los actores cuando salen de escena se sentarán en los bancos y sillas a
la vista de todos, menos en los casos en que desaparecen por el agujero negro o puerta os-
cura que serán especificados. Cada actor puede tener varios roles. Por el agujero negro
entran o salen algunos personajes específicos: ciertos muertos, todos los actores al inicio,
los que llegan de lejos, los suicidas, Algunas víctimas.
Grupo de actores: Abrí te digo. Hace una hora que te estoy llamando. (Se abre el telón)
Finalmente, abriste la ventana. ¿Y con esa cara te presentas? Lávate la cara, haceme el
favor... Bueno, ahora sí... pero no basta. Abrí bien los ojos... abrilos bien. Sacate esas
lagañas por el amor del cielo... eh... no basta abrir los ojos, no es tan fácil, ahora tenés que
mirar. Mírame carajo, mírame. Y ahora que me estás mirando no pasa nada... porque mirar
es poco... Te lo repito por última vez... Tenés que ver. ¿Me ves? Aquí estoy ¿Estoy aquí?
Yo estoy aquí... pero también en otro lado... Ahí está el chiste. Tenés que ver el otro lado.
Vengo de allí. Ese lado hay que ver... sino todo esto es una huevada. No es tan fácil el
teatro, no es para brutos, aunque tengan título académico. Sí, es para vos... basta que
oigas... que veas y que te escuches mientras me ves. ¿Me ves? ¿Me ves? Yo también,
aunque me cague en vos... Existo solo si me ves... Siempre vas a estar solo, aunque te
juntes, te cases, te vayas de farra. Yo también. De eso se trata. Testimoniar la soledad. Nos
estamos poniendo sublimes. Abran los ojos por favor.. Y cuando los cierren, oigan bien.
Tic tac, tic, tac, así hace... tic tac, tic tac, así hace el corazón. Abran les digo, abran los
ojos, por favor.
2)
Los actores se van y quedan un hombre y una mujer acostados en diagonal. Cada uno
tiene una naranja en las manos. Entre ellos hay una tela azul y encima varios barcos de
papel. En el fondo en sillas un grupo de ciegos sentados agitan botellas con agua color
azul. Crean ruido de mar. Pasa la niña con una canasta caminando sobre la tela azul,
cantando
La tela se mueve hacia el agujero negro. Algunos barcos se van otros quedan inmóviles
sobre la escena.
3)
Entra el hombre de la basura y recoge todo. Hace salir a los ciegos en modo algo brusco.
Hombre de la basura: Poesía, niña descalza, barquitos de papel, mar de tela, musiquita.
Para qué, si todo termina en la basura. (Ve a los ciegos) Arriba vamos, acabó la escena. Ya
no están ciegos. Vamos. Fuera. A ustedes los aplausos... a mí poner en orden. Se acabó.
Actores... te pones lentes oscuros y te quedas inmóvil. Demasiado fácil. (Toca a una ciega
que se estremece) Ah... buena actriz... (la empuja) para aquel lado señora.
4)
Entra la niña con castañuelas. Cuando el hombre de la limpieza se dirige hacia ella es-
tallan gritos de ambos lados. Un hombre y una mujer en paños menores entran en escena
gritando a sus parejas que desde los bancos del costado les tiran ropa y los insultan.
Se callan ,dan vuelta la cabeza, suena una campanita, se ven y se hablan dulcemente,
mientras recogen su ropa
3
Mujer: Si usas las tazas como cenicero, bueno... no voy a hacer caso
Mujer: Voy a comprarte una pasta de dientes fantástica, para el mal aliento a la mañana...
Hombre de la basura: (Recogiendo el sostén) Qué desperdicio, hasta lo más sagrado ter-
mina en cajas de basura. También nosotros. Un ataúd es eso. Una caja de basura sobre la
que se llora. (sale)
5)
Entra un grupo. Camina rozándose y se detiene mirando al público. Carlos habla, luego
Alices camina hacia Marcelo y cada uno caminará hacia su nuevo partner mientras dice
Gonzalo: Se los había dicho. Mejor solo que desacompañado. La cantidad de idiotas que
mueren de amor. No. No es para mí. Nadie piensa en mí, yo no pienso en nadie. En casos
de extrema urgencia, me imagino la mujer de mis sueños y una de cal y otra de arena a
puro brazo. Porque yo pienso en ella, pero no la quiero. Duele menos estar solo que ser
abandonado.
6)
Entra un grupo de hombres con sombrero. Se encuentran y saludan. Quedan en fila. Pasa
una mujer. Se quitan los sombreros para saludarla y quedan colgando de ellos prendas
femeninas. Suspiran y luego comparan marca y calidad de las diferentes prendas.
Hombre 1: Distinción, elegancia y calidad. Los sostenes de algodón. Suaves, se quitan tan
fácil.
Hombre 2: No se compara. Seda natural. ¿Sabes lo que me costó? Más caras son y más se
enloquecen cuando se las regalas.
Hombre 3: Lycra. Pura lycra. Toque, admire. Cuando les tocas el culo es como si tuvieras
guante.
Hombre 5: Cristian Dior mi viejo. Podrían ir con el sostén al aire para mostrar la marca.
Miran hacia el público y luego se sientan de espaldas a él. Pasa una chica. Se detiene
frente a ellos, se pinta los labios. Pasan tres mujeres y sacan una a la vez un corazón de
papel. Una lo arruga, otra lo despedaza y la tercera lo come. Los hombres suspiran. Por
detrás la pareja de los cabellos conversa. Habla ella. Primero sentados, después de pie,
luego él la sostiene a ella por la cabeza hastiado mientras ella sigue hablando.
Mujer: (Sentada) Yo no sé si duele menos estar sola que ser abandonada. Mira, si alguien
te abandona al menos sabes que es porque algo entre los dos no funcionaba. El mal aliento,
hablar demasiado, estar inseguras. Qué se yo. La inseguridad es algo clave. Vivimos con el
lomo curtido a patadas, y para no mostrar las marcas, aprendemos a gruñir, aunque seamos
conejos o ardillas. No hay nada de malo en ser conejo o ardilla, ¿por qué uno debe ser
siempre perro y ladrar a los demás? Lo llaman instinto, y con eso justifican la melodía de
aullidos, mordiscos y ladridos con que nos deslizamos por la vida. Pero si te abandonan, al
menos sabes que algo no funciona, pero si te quedas solo para no arriesgar el abandono,
terminas ignorando quién sos, qué deseas. Vas adelante a pura paja, a puro silencio. Es
mejor que te abandone una persona a ser abandonado por la vida.
(De pie) Tampoco es cuestión de exagerar. Cuando se acabó hay que darse cuenta. ¿Sabías
que el hombre es el único animal que no se escapa? Se queda inmóvil frente al peligro,
paralizado, hasta ser arrastrado y destrozado. La pareja, por ejemplo. Se quedan en pareja,
peleando, acusándose, verdugueándose uno con el otro, cada uno convencido de tener
razón, hasta que somatizan en una úlcera, gastritis, un cáncer, una depresión tamaño
elefante. Pero juntos. Vivir no logran, entonces revientan juntos.
(sostenida por la cabeza)¿Y si la pareja fuera sólo una paradoja? Una de las formas más
perfectas de la soledad, cuando soledad no dignifica renunciar al vecino, al prójimo, al
amor. Ya sé que parece un discurso de telenovela, pero por algo las miran las mujeres a las
telenovelas.
7)
Pasa un grupo de chicas cantando sosteniéndose los senos. Se colocan detrás de ellos, les
aferra el cuello y les hacen dar vuelta. Los maridos están agachados y jadean como
perros.
Mujer 1: Muñeca que maridito te encontraste, qué robusto. ¿Es un gran danés?
Mujer 2: Tiene la espalda algo torcida pero que se le va a hacer. El tuyo no está tan mal.
Mujer 3: No, a Daniel no le puedo dar hueso entre comidas. Está con úlcera. ¿Verdad mi
amor?
Marido 3: Sí querida. Ando jodido doctor. Resfriado. ¿Por casualidad su mujer no está en
celo?
Marido 4: No ingeniero, todavía no, falta un mes. También yo, con esta espera me pongo
cachondo. ¿Cómo van esos puentes?
Las mujeres vuelven a cantar sosteniéndose los senos. Todos se reencuentran en parejas.
8)
Mujer con la mano en la frente: (al amigo) En algún lugar de la cocina, entre cebolla
picada, un pollo destripado, el delantal manchado, los ruleros torcidos, los rollos trepando
en la cintura al ritmo de los años de casadas y la mirada perdida en la TV, ha quedado,
sentadita, gris y arrugada, pero firme, la esperanza de que vivir no sea sólo eso que se vive.
De que vivir debe valer la pena.
Mujer con mano en la frente: (al marido) No te preocupes más por mí. Estoy bien acos-
tumbrada a estar sola, cuidar los chicos, y acostarme en una cama fría. Pero no quiero vivir
así. Si ya no me quieres deberías decirlo. Prefiero estar sola a soportar mentiras. No es
amor lo que sientes ahora. Es costumbre. Cobarde. Te aterra quedarte solo, tenderte la ca-
ma, cocinarte y que tus hijos no te reconozcan. Te quedas sólo por eso.
Hombre con la mano en la frente: (al amigo) Puede ser que sea cierto. Me acostumbré a
llegar a mi casa, a pasar la mano por la espalda de mi esposa cerrando los ojos e
imaginando otra mujer. Más joven, menos gorda, menos vieja. Es costumbre, lo sé. Podría
irme de casa, pero tengo miedo. Qué haría toda una noche sin niños que lloran, sin
reproches. Solo conmigo. ¿Sabes qué ocurre? Estoy tan vacío que si me quedara solo me
perdería en mi propio eco... Por eso no me voy de casa... Por eso no la dejo.
7
Hombre con la mano en la frente : (a la amiga) El partido de ayer fue una macana. A los
quince minutos quedamos con diez hombres. Agustín se hizo expulsar por escupir al
árbitro. Un minuto después cobraron un penal contra nosotros. Terminamos el primer
tiempo perdiendo dos a cero, con un hombre menos. Salimos en el segundo a matar.
Hicimos un gol de cabeza, un corner pasado que yo pateé y el Vikingo conectó en la
esquina de arriba. Inalcanzable. El segundo gol fue un contraataque. Lucas desde fuera del
área le hizo sombrerito al arquero que salía. Luego nos defendimos como pudimos y
faltando segundos para acabar el partido, de tiro libre, nos colocaron una pelota donde ni
Dios podía alcanzarla. Así, un partido que podíamos haber ganado... y no se por qué
terminamos perdiendo.
9)
Tanguero: A ver, cara con cara, pechito con pechito, culito afuera...No me pisés nena.
Estos zapatos son de Guante, no son cucarachas. Sí. bebé, así vas bien. Eso.... Por ahí va,
muy bien bebé... Nena ¿me querés tirar a la pista? Esto no es lucha libre, es tango, bebé,
tango...,
Un grupo de mujeres cachetea a un grupo de hombres. Detrás de estos hay otros. El im-
pulso del cachetazo coloca a los dobles delante de las mujeres. Los dobles bailan tango
con ellas. Uno de los hombres cacheteados canta. Otro observa. El hombre de la basura
mira con ganas de bailar. El que observa empieza a patear a los bailarines. Trifulca. Las
mujeres se sientan. Los hombres sacan el cinturón y en vez de pelear se colocan detrás de
las sillas.
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Hombre 4: Ehi, miren aquí, para quien quiera comprarla... no... no está en venta.
Hombre 3: Alza los brazos mi vida, eh, qué dicen de esta cinturita.
Hombre 6: A ver, dulzura, las rodillitas, las piernas, mostralas por favor...
Hombre 5: ¿Dónde lo encuentran tan suave... tan oscuro? Seda en hilos señores.
Hombre 6: Blanca como la leche, como la nieve. No se encandilen señores, aquí sobra
blancura.
Hombre 2: Y por si fuera poco, gira, querida, gira.: perfil griego, no se consigue en cual-
quier lado.
Los hombres sacan a pasear a las mujeres bonitas. Forman delante. La Virgen queda
sentada. Los hombres sacuden las faldas de sus chicas.
Las chicas dicen que no y se van despojando de sus joyas. Siguen diciendo no y los hom-
bres las desvisten. Algunas se desvisten ellas. Las cargan como fardos y las amontonan. El
hombre de la basura recoge la ropa abandonada
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masiado ocupado el señor para recogerla. Detrás de Napoleón estaba yo, con palas, cepillo
y escoba... enterrando gente... recogiendo roña. Detrás de un actor hay un rastro de
algodones en el suelo, restos de crema, papel higiénico, flores marchitas, condones usados,
una porquería. ¿Y el público? ¿cuánta basura produjeron ustedes para venir aquí, al teatro?
¿Ustedes saben cuánta basura produce Sucre en un solo día? No respondan. Más tarde van
a volver a verme, cuando golpee la puerta de su propia casa para recogerla. Artistas de
mierda. Nosotros enterramos lo que ustedes crean. Guardamos la utilería, recogemos los
objetos, alzamos las escenas, limpiamos. Ustedes son artistas, están en un lugar diferente al
nuestro. No se mezclan. Nosotros somos algo más tosco, simplemente arreglamos las
cosas. Todo para que ustedes creen su obra... ¿qué obra? ¿Acaso esto es una obra?
(La virgen avanza con la silla. Tristísima. Ve a la virgen y le pregunta:
Señora...¿ quiere que lleve sus zapatos también?. La virgen niega con la cara.
12)
Mujeres: ¿Quién es usted señora? ¿Nadie la saca a bailar porque es fea o porque es pura?
¿Llora usted por un muerto o porque la dejaron sola? ¿Es usted una virgen o una solterona?
¿La quieren porque se reconocen o porque le tienen pena? ¿La adoran porque es bonita?
¿por las otras mujeres que no manosean? ¿Es difícil ser virgen? ¿Nunca le pica? ¿Quiere
pero no la quieren? ¿Tiene sed señora? ¿Quiere usted agua? ¿Está cansada? ¿Ha caminado
mucho, señora? ¿Por qué está cansada?
Una mujer: ¿Se llama usted María o Magdalena? ¿Tiene lastimados los brazos, los sue-
ños? ¿Muere usted por sus pecados? ¿Habla usted con dios? Y quién soy yo señora? ¿Soy
quien quise? ¿Ya estoy muerta? ¿Puedo hablar con dios señora? ¿Si atravieso el espejo
caeré en mis brazos, o en la cruz?
Ultima mujer: Señora, he pecado merezco morir. Salen todas por el agujero negro.
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La Virgen lo toma de atrás y al ritmo de una canción. Inician la danza de las piedades.
Entran fieles que los tocan. Por cada fiel cambian lentamente de posición.
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Entran el Tarzán, batman y el ratón Mickey. Es la oficina de los ruegos. Se colocan sobre
pedestales. Entran los fieles que rezan a cada uno de ellos.
Fiel 1: Es o no es? Es, no, no puede ser, es. Batman. Vos aquí. He visto todas tus películas,
leí todas tus historietas. También la última en la que morías. Qué tristeza, qué desespera-
ción. Un mundo sin nadie que nos proteja. Menos mal que estás aquí. Hacé algo por
nosotros batman, que no haya guerras. Paz y trabajo te pido. Qué haya paz... vos sos capaz:
pjjjjj, pjjjjj, liquidás a todos los maleantes, los corruptos. Reventalos con tu baticinturón, a
lonjazos. Batman, aquí estoy, para lo que sea. Yo puedo ayudarte, a pelear soy bueno, no
me achico. Dame trabajo hermano, puedo hacer cualquier cosa: limpiarte la baticueva, lus-
trarte el batimóvil, cuidarte la batichica. Batman, vos tenés problemas con el Robin, despe-
dilo, que se vaya a la mierda. Yo puedo ser Robin, pjjjj, pjjjj siempre listo hermano, para lo
que sea. Conseguime un trabajito, batmancito, vuelvo mañana, no aflojés vampirito, no
aflojés que aquí te necesitamos.
Fiel 2: Tarzán de los yungas. Voy a Rurrenabaque en viaje de promoción. Sálvame de los
precipicios. Encuéntrame si me pierdo en la jungla. Sálvame de las bestias feroces.
Enséñame a volar de liana en liana. Quiero ser guardabosques, como tú. Juntos seremos el
terror de los aserraderos. Aquellos que arranquen los árboles tendrán que medirse con
nosotros. También las compañías de petróleo que envenenan las aguas. Les arrancaremos
los pelos, les haremos tiras con las uñas. En las noches, cerca del fuego, remendaré tu
taparrabos, te sacaré los piojos, acunaré a Chita. Lo nuestro será platónico, no te preocupes
por Jane. No soy celosa.
Fiel 3: Mickey... bendito ratón Mickey siempre santo... tengo todas tus figuritas... todas
tus revistas. Siempre te fui fiel mi ratoncito. Dame un hijito... ya. Si es chica la llamaré
Minnie, y Miguel como tú si es varoncito. Lo llevaré a Disneylandia para que lo conozcas.
Tú que ayudaste a la sirenita, despertaste a Cenicienta y diste a Mary Poppins el don de
volar, ayúdame por favor. Y quítame los malos sueños. Entra en mis sueños ratón mío.
Defiéndeme de los chicos malos y de las arpías. Que no me asusten por la noche. Te lo
ruego. Defiéndeme de las pesadillas
Entra una mujer con un leoncito de peluche. Simba, el rey león. Se arrodilla frente a él y
le reza.
Mickey: ¿Simba?
Mujer: Eu quero uma casa grande, branca, com as janelas e portas azuis...
Mujer: E que tenha um lindo jardim florido no redor de um lago onde nadam patinhos e se
possa andar de pedalinho.
Uma linda ferrari vermelha na garagem, 2 gatos, 1 cachorro e 2, ou melhor 3 crianças
louras de olhos azuis. Ah! Também quero uma babá para cuidar das crianças. E un
homem...
Virgen: modas, son modas. En dos mil años he visto tantas. Pero este siglo es el peor.
Batman: Ustedes tienen el pedestal seguro. Son siglos que están en el top ten. Pero
nosotros...
Virgen: (al santo) Están con miedo, que se jodan. Hace unos años se creían únicos. Me
miraban de arriba. Así es la vida señores, los años vuelan. Ayer uno estaba en la gloria y
hoy acaba en la basura.
Batman: Nada Tarzán, la gente se ha vuelto ciega. ¿Qué te pidieron hoy, ratón?
Se oye un timbre.
(Se van)
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Entra una procesión cargando a sus santas. Estas danzan y se unen por una mano. Giran.
Los fieles se acercan y piden algo. Reciben cachetazos.
Virgen: Sí, rómpele la cara a ese desgraciado. Cómo se atreve a pedirme eso. Si, eso, dales
nomás, así aprenden. Me tienen harta con sus pedidos. Harta. Más fuerte. Así dejan de mo-
lestar. Y no vuelven. Eso. Noquéalo a ese bastardo. Bien dado. Que escupan los dientes.
En el estómago, que vomite la comida. Más fuerte, más fuerte.
Dos angelitos con zampoñas tocan al lado de la virgen. Cuando los pedidos aumentan
ellos también gritan.
Ángeles: Bien. Otro directo al estómago. Qué bien sonó esa cachetada. No aflojen. Desar-
malo. Más grandes son. Más fuerte caen.
16)
cuenta? Con qué músculos? Eso podrían pedírselo al Otro. Pero no, él está sólo para cosas
serias. No se da por aludido. Inverna como un oso mientras aquí está la burra de carga, la
que se encarga de la basura, siempre desvelada, la que sufre, la que los protege, la que los
cuida y los escucha. Me piden que cometa crímenes: que mate a la suegra por ejemplo. Me
los adjudican. “Gracias, Virgencita por habértela llevado”. Me ruegan para que vuelva el
novio. O la esposa. Y yo de un lado a otro llevando mensajes como una celestina. Me pi-
den para que los negocios les salgan redondos. A mí!, cuando fue mi hijo el que los echó a
latigazos. Venden mis imágenes de cartón, de plástico, de yeso, de metal, de madera. En
serie. Y me dan gracias por las ganancias. Me clavan en la pared, una imagen que no vale
nada, y todos de rodillas a pedir huevadas. Me prenden velas, velas, velas.
Todo porque hace dos mil años a mi hijo lo patearon, lo crucificaron. Cómo no iba a llo-
rarlo. Alguien me pintó por primera vez, con mi hijo muerto entre los brazos. Poco a poco
se fueron reconociendo, acercando, comenzaron a adorarme. Sólo porque yo era un espejo
de su propio sufrimiento. Quién no sufre, quién no ha perdido algo. Ya no lloro por mi
hijo. Ha pasado tanto tiempo, según dicen está en la gloria. No sé por qué lloro, tal vez de
impotencia o de rabia. Colocaron en mí lo que estaba en ellos. Me volvieron cómplice,
bastón, pañuelo, excusa. Estoy cansada, tremendamente cansada. Hace dos mil años que
estoy cansada. En realidad no es llanto. Es sólo el insomnio, el humo de las velas, el
incienso y los flashes de las fotos que me irritan los ojos.
17)
Hombre vestido de mujer: Anoche, en un bar, pregunté por qué ponían tantos espejos. Me
respondieron que de ese modo, la gente que bebe algo en el banco, viéndose, se siente me-
nos sola. Mirando el espejo mientras tomaba una copa me acordé de Tucuta. Era un amigo
de infancia, en mi pueblo. Se vestía de mujer, se pintaba, salía así a la calle. Lo agarraban
al anochecer entre varios. Lo violaban. Pero no les bastaba violarlo. Lo insultaban, lo
escupían, le pegaban. El volvía a vestirse de mujer y a salir a la calle. Le pregunté por qué
lo hacía. Me respondió: “me sacrifico, soy el hijo de dios”. Yo creí que estaba loco.
Hubiera entendido si me hubiera dicho que estaba en su derecho vestirse como fuera. Lo
encontraron muerto en un baldío, molido a golpes, con una botella en el culo, los brazos
abiertos. Anoche estaba solo en el bar, y vi a Tucuta en el espejo. Junto a él estaba mi
mujer. Volviendo del trabajo le dijeron groserías. La manosearon en el bus. Tal vez por esa
razón la vi junto a Tucuta. Por eso me vestí así. Quiero ver lo qué se siente cuando te
acosan.
18)
15
Los hombres sacan de nuevo las ropas íntimas de mujer. Entran las chicas bailando y sa-
can calzones del mismo color. Luego se van. Los hombres se quitan la ropa, están vestidos
de mujer. Entran las chicas bailando con calzones bajos. Bailan. Forman parejas que se
sientan (ellas) con calzones bajos.
19)
Entra el cantor cantando reloj no marques las horas. El hombre de la basura limpia la
ropa con un escobillón y luego echa al cantor.
20)
Queda una pareja unida por los pies. Entra la niña. Trae una sábana. La sábana es el mar
de tela de la primer escena. Se coloca entre la pareja. Entran otros y se van acostando
mientras la sábana se extiende. Quedan todos acostados. El hombre (el mismo que se
vistió de mujer) cuenta a la niña una historia.
Hombre: Había una vez un hombre tan bello, tan frágil, que necesitaba vestirse de mujer
para mostrar a los demás su belleza. Caminaba por el pueblo como una niña. Algunas
mujeres lo envidiaban, porque era alto y hermoso. Lo miraban todos, se burlaban de él.
Alguno que otro lo quería. Caminaba en la noche por la ciudad y corría aventuras. Volvía a
su casa muy tarde. Se quitaba su maquillaje y se medicaba las heridas.
Hombre: Sí. Estaba lastimado porque la belleza, cuando es auténtica, también lastima.
Vivía solo, pero no se sentía solo. No hacía daño a nadie, pero necesitaba mostrarse. Creía
que iba a curar a los demás con su propia belleza. Y un día no regresó. Nadie más supo de
él.
Hombre: No se sabe. Aquí empieza la leyenda. Algunos dicen que se volvió pájaro. Otros
que se fue a una ciudad donde nadie lo conocía. Yo creo que sigue caminando, porque su
trabajo no acaba nunca. Es muy difícil curar a los demás a través de la belleza. Pero ahora
hay que dormir.
Segundo acto
1)
El espacio es idéntico al del primer acto. Las siete sillas han desaparecido. Todos los
personajes niños-hombres y mujeres-niños serán representados por adultos que no
imitarán a niños. Realizarán acciones infantiles como adultos. En este acto se recuerda la
infancia, no se quiere en absoluto interpretarla. No hay cosa más disgustosa e idiota en
teatro (no es cierto, las hay) que un adulto que trata de imitar a un niño.
El músico toca la guitarra. Entra desde el agujero negro el tramoyista con una caja. Mira
al público y deja caer con estruendo los objetos de su caja (zapatos y naranjas).
El tramoyista: Todo este ruido para crearme un primer plano. Naranjas, zapatos viejos, ba-
sura... Lo que quedó de viejas obras. Lo que va a ser quemado. Quién se acuerda de noso-
tros sino nosotros mismos? Como somos aún jóvenes, todos se permiten creer que no tene-
mos un pasado. ¿Y de dónde sale entonces esta basura?... De la cabeza.?.. recordar es otra
forma de ensuciar un escenario. (Sale)
2)
Entra desde el agujero un grupo de hombres y mujeres - ovejas. Belan y ríen. Miran al
frente. El loco desaparece, sale sin ser visto por el público. Redoble. Se asustan al uní-
sono. Callan. Caen aplastados. Detrás hay otro grupo que limpia una pared. Redoble.
También caen. Los de adelante vuelven a alzarse. Entra El pastor afilando un cuchillo.
Oveja : Yo no hice nada a nadie. Me acuerdo bien... a papá lo ataron cuando corneó una
persona....
(Redoble, caen. Los de atrás dibujan siluetas en la pared. Redoble. Caen. Los de adelante
se levantan belando)
Oveja : Mamá estaba cansada, ya no daba leche. La extraño... ¿Dónde la habrán llevado?
Pastor: No sé, Oveja. Seguramente a dar un paseo. (La toma de un lazo al cuello y la
saca)
Oveja: (mientras se la llevan) ¿Dónde iremos pues? Qué divertido... Un paseo... ¿Dónde
iremos? (salen)
(Redoble, caen. Detrás hay una caja de cartón con una mujer acostada. Se oye el ruido
del pastor afilando sus cuchillos. Se levantan belando. Inicia un acordeón. Cada uno
muestra algo oculto en su abrigo)
Belan, Ríen, se van. Queda cuerda tendida de lado a lado con tres personas colgadas.
Delante una mujer en una caja de cartón. A su alrededor zapatos viejos y naranjas.
3)
Mujer: (en la caja de cartón mientras se alza y recoge todo. Las figuras colgadas dejan
sus ropas y se van por el agujero negro. Mientras la mujer habla es interrumpida por
golpes de tambor que la hacen estremecer)
Recoge los objetos y cuando sale se detiene frente a los vestidos colgados de la cuerda.
Entra desde el agujero negro la niña cantando. Lleva una caña con una carta colgada.
Pesca sobre los vestidos dejados en la cuerda. La mujer mira la dirección de la carta.
4)
Entra hombre-niño 1 con valija y radio. Saca un juguete. Se desviste. Deja los vestidos en
la misma cuerda donde los demás estaban colgados. Saca ropa de niño. Se la pone.
Enciende un cigarrillo.
Enciende la radio. Se escucha juventud divino tesoro. La cuerda se desploma con los
vestidos. Dos hombres la hacen dar vueltas. Entran hombres-niños y saltan uno a uno.
Una mujer-niña dibuja una rayuela. Detrás otros hombres niños saltan la rayuela y dejan
un juguete en el cielo.
Mujer-niña: (saltando la cuerda, grita) Estoy en el parque Zamora, con Jimena. Caemos
por el suelo. Jugamos a que somos actrices.
Hombre niño 2: (saltando la cuerda, grita) Gooool, gool carajo, golazo del Tigre...
Hombre niño 3 : (saltando la cuerda, grita) Estoy en la curva del Guereo... Ahí vienen, ya
llegan. Primero Oscar Crespo. Llega a la curva, resbala, pega contra las bolsas de arena y
va primero hacia la plaza.
Mujer niña 2 : (saltando la cuerda, grita) Hoy es domingo, domingo, domingo. No hay
que levantarse tarde. Se puede dormir, dormir, y después a jugar, jugar, todo el día...
Se van .En el cielo de la rayuela han quedado sus juguetes. Hombre-niño 1 con la radio
salta la rayuela y se va.
5)
Todos entran llamándose con el propio nombre. Recogen los juguetes en una valija. Se
van. Queda caja de música dentro la valija. Se la oye.
Entra la madre y se lleva la valija: Entra el padre y le habla: primero dulce y luego
amenazante
Padre: Se durmió el negrito? Dormite... vamos, dormite negrito. ¿Te vas a dormir o no?
6)
Entra rodando una naranja. Uno a la vez en diagonal, entran y tratan de tomarla. El que
va atrás impide que el de adelante la coma. Cuando la niña trata de tomarla aparece el
padre y dice a la niña:
Padre: Comé la naranja... ¿Te gusta la naranja? Comé... (ve a los demás) les gusta la
naranja? Coman naranja. (Ve al público. Señala a uno) Vos, querido, te gusta la naranja?
Comé la naranja.(La muerde). Mmmm, jugosa, exquisita. Vitamina C. (Va a sentarse) Es
rica, la naranja (se sienta) muy rica...
7)
Relatora: Había una vez un hombre, una mujer, celos, peleas, cachetazos. Ella se cansó y
se fue. El hombre no podía olvidarla. Le inventaba nombres. La llamaba. Soñaba que se
cruzaban en una calle bajo la lluvia, que ponía su chaqueta bajo sus zapatos, que la
protegía de la intemperie como antes no había podido protegerla de sus propias trompadas.
El infeliz recuerda y está solo, también ella. recuerda. Aprenden, aprenden, aprenden a
sobrevivir entre las ruinas.
8)
21
Niña: (canta)
Al pasar por un cuartel
se me cayó un botón
(se cruza con el hombre)
y vino el coronel
a pegarme un bofetón
Que bofetón me dio
el pedazo de animal
que estuve siete días
sin poderme levantar
Se interrumpe frente al padre que la observa. Se calla y se va. El padre avanza y cachetea
a la mujer que se pinta. Detrás los hombres en fila hacen lo mismo mientras la advierten.
9)
De atrás avanzan mujeres tocándose el rostro. Han dejado manchas rojas en las caras
dibujadas en la pared. Los hombres las abrazan y se las llevan
Mujer 1: No cierren la puerta, detrás estoy yo. Quiero ver otra vez como era, cuando era
feliz
Mujer 2: No cierren la puerta. En el jardín del fondo sonríe la estatua de lo que yo fui.
Mujer 3: No cierren la puerta. Quiero ver. Allá, en el balcón me regalan flores aún.
10)
En la escena quedan tres mujeres en cajas de cartón. Entran Tres maridos y las arrastran
Marido 1: Hola piojito. Cuchiruli mío. Achi mamuchi. Qué linda. Piojo, piojito, cuchi
cuchi.
Marido 2: gorda, estás gorda que revientas. Cuándo vas a adelgazar? Vaca, Mierda que
estás gorda.
23
11)
Entran hombres-niños y dibujan graffitis, Suena un silbato. Lo toca uno de los tres
profesores, sentados en la diagonal opuesta. Los hombres-niños forman fila. El espía
avanza y se coloca frente a los profesores.
Espía: Cristian, Milton y Carlos dicen que las profesoras son unas putas viejas. (Sale y
vuelve) Erika, Pilar y Marianela se encierran en el baño de hombres con Milton y hacen
sonidos (sale)
Los demás se ponen en fila frente al público. Construyen una sonrisa y con esa máscara
facial van hacia los profesores sentados. Recibe cada uno un cachetazo. Una mujer-niña
al recibir el suyo canta.
Mujer-niña: Aaahhh la mar fui por naranjas, cosa que la mar no tiene.
12)
Pasan 4 hombres arrastrando sus parejas. Las mujeres aferran los tobillos de los hom-
bres. Quedan abandonadas en el camino.
13)
Entran dos jubilados. Se sirven té y mientras hablan les cae el té de la boca. Comentan
sobre las mujeres caídas y pelean. El texto no se entiende
Entra un grupo de hombres a torso desnudo. Alzan a una de las mujeres y se la llevan .Los
jubilados siguen comentando. Pasan los hombres con los pantalones bajos persiguiendo a
la mujer que grita. Salen por el agujero. Los jubilados escapan
14)
15)
16)
Entran hombres y mujeres, dejan zapatos de niños y arman con ellos un cementerio. Las
mujeres caídas son arrastradas afuera. Entra una mujer desde el agujero y pone flores en
algunos zapatos.
17)
Entra el abuelo desde el agujero y se pone contra la pared haciendo con sombrero ruido
del corazón. Luego quita el sombrero. Tiene debajo un corazón rojo de plástico
intermitente. El abuelo habla.
Abuelo: Por favor cierren los ojos. Yo no estoy aquí. Estoy cerca de un río pescando
truchas. Son las tres de la tarde. El sol brilla en las escamas. En el aire vuelan buitres
esperando las sobras.
Entran las hijas desde el agujero diciendo recuerdos de Infancia. Los tres están contra la
pared.
Hija 1: Por favor cierren los ojos. Yo no estoy aquí, voy a caballo en brazos de mi padre.
Falta poco a mediodía. El ruido del molino quedó atrás. Hay olor a menta.
Hija 2: Por favor cierren los ojos. Yo no estoy aquí. Juego a la guerra en la cocina con los
soldaditos de plomo de mi hermano Julián. Con el hilo de coser de mi madre, acabo de
ahorcar a un desertor.
Entra el nieto. Mientras habla, el graffitero dibuja un sombrero, una flor y unas alas en
las siluetas del abuelo y las hijas.
Nieto: Por favor cierren los ojos. Yo no estoy aquí, estoy en México. Son las dos y media
de la tarde. Recién vengo de la escuela. Me trajo Beto, el chofer, en el transporte: su
Kombi roja, con el volante bien grande. Gardina, la cocinera, nos ha preparado arroz
humeante, con trocitos de zanahoria y chícharos. El sol es grande y redondo. Entra por la
ventana y lo llena todo. Me acuesto en el piso, sobre las maderitas gastadas del parquet.
Nadie sale a jugar a esta hora. Martín, mi hermano, está mirando en la tele una película del
Santo. Llega el Santo con su capa, y su máscara en el convertible claro. De un salto está
frente a nosotros, listo para defender de unos ladrones a una viejita inerme con su ancho
cuerpo de luchador. (El graffitero se acerca y le toca el hombro. Tiene puesta la máscara
del Santo. El nieto sonríe aliviado y dice mientras sale) Ahora sí, Por favor, abran los ojos.
Abran los ojos.
Abuelo: Por favor cierren los ojos. Yo no estoy aquí. Estoy en el Correo Central, ponien-
do los sellos a una carta para mi nieto. Agustín Vásquez, Calle Tepic 70, Delegación
Cuauthemoc, Distrito Federal, México.
Nieto: (entra) Ahora sí por favor, abran los ojos. Yo estoy aquí. He regresado de México.
Estoy yendo a visitar al abuelo después de todos estos años. Camino entre árboles y ca-
llecitas. Un lugar que no conozco. Tengo su charango, el que me tocaba para hacerme
dormir. Lo dejó olvidado por años en mi habitación.
Deja el charango al abuelo. Se sienta delante de él. El abuelo toca. Los demás hablan
Muerta-niña 1: Cierren los ojos, por favor. Yo no estoy aquí. Estoy en la playa, son las
cuatro de la tarde, hace calor. El mar invade el castillo que construí con mis hermanas.
Muerta niña 2: Por favor cierren los ojos. Yo no estoy aquí. Me estoy lavando los dientes.
Pedro me dio un beso de lengua por primera vez.
Muerto-niño 1: Los ojos, por favor, ciérrenlos. No soy yo. Soy mi padre que acaba de salir
del trabajo. Entra en la pizzería de Don Chicho y compra una porción para mí. Son las
cuatro y media de la tarde y llueve en La Paz.
Muerto-niño 2: Por favor cierren los ojos. Yo no estoy aquí. Estoy en la Plaza 25 de Mayo
jugando con Carmiña, con un globo azul muy grande.
Muerto-niño 3: Por favor cierren los ojos. Yo no estoy aquí. Estoy en mi habitación,
encerrado luego de haber pegado a mi hermano menor. Mi madre está con él en el otro
cuarto. Sangra.
Muerto-niño 4: Por favor cierren los ojos. Yo no estoy aquí, estoy en el potrero del abra
San Pablo de Reyes. Soy el domador de la finca.
Muerto-niño 5: Eu não estou aqui, estou no colo dos meus tios dentro de uma igreja
grande onde molham minha cabeça com uma agua muito fria e molham minha roupa
também.
Muerto- niño 6: Por favor cierren los ojos. Yo no estoy aquí, estoy en el canchón de
Mamá Isidora robando manzanas verdes con mis hermanos.
Muerta-niña 7: Cierren los ojos, por favor. Yo no estoy aquí. Estoy en el jardín, comiendo
a escondidas los chocolates de pascua que robé.
Muerta-niña 8: Cierren los ojos, por favor. Yo no estoy aquí. Estoy en San Nicolás, en
San Luis. En la terraza con mis hermanas. Estamos disfrazando al gato.
Mujer que busca: Cierren los ojos, por favor. Yo no estoy aquí. Estoy buscando a César,
mi tío.
Nieto: (Se alza y se va diciendo) Abran los ojos, por favor. Ábranlos.
Los demás empiezan a belar y reírse. Al fondo, el graffitero dibuja cielo y nubes a su
pared. Quedan inmóviles el abuelo y las hijas. Como en un cuadro. Entra desde el agujero
la niña. Ríe y se agrega al cuadro. Sobre las figuras inmóviles, el graffitero dibuja un
marco. Se han vuelto una foto. El nieto entra: fuma y habla.
Nieto: En el último cuarto, en la cama, estaba el abuelo. Jadeaba, raspaba con la garganta,
sofocaba, hacía un ruido indecente... Justo en ese momento el médico salió... Apretó la ma-
no a todos... Entonces me hicieron entrar... En la cama, vi bien como luchaba para respirar.
Tenía la cara toda amarilla y roja, empapada de sudor, como una máscara a punto de
disolverse... Me miró fijo fijo el abuelo, pero también esta vez con mucha dulzura... Me
habían dicho que debía abrazarlo... Ya me estaba apoyando a la cama. Me hizo que no con
un gesto... Sonrió todavía un poco... Trató de decirme algo... Le oí un rumor raspado en el
fondo de la garganta, no acababa nunca... Finalmente lo logró... con cuanta delicadeza
pudo... “Trabaja bien, Agustincito mío, acuérdate de mí, de vez en cuando” me susurró en
un soplo... Yo no tenía miedo, de él... En fondo, nos entendíamos... Y además, en fin de
cuentas, es cierto, trabajé bien... Pero esto no interesa a nadie. (Se alza y se va).
18)
Un grupo de hombres dibuja siluetas en el fondo. Otro grupo avanza. Marchita de circo o
militar. Los que están adelante apedrean a los de atrás que caen. Vuelven a levantarse, los
apedrean de nuevo, caen otra vez. Los hombres de adelante miran al público y se van. Un
grupo de mujeres entra con bebés que se deshacen: de arena. Retroceden cantando una
canción de cuna y se apoyan contra la pared. Se deslizan. Los cuerpos de los niños
manchan la pared de rojo.
19)
Entran la amiga viva y la amiga muerta. Caminan a distancia por el espacio entre los
zapatos
(Se acercan lentamente. La amiga muerta retrocede. Inicia música. La amiga viva va
hacia el centro llamándola)
Amiga viva: Marianela, hace mucho que no escribes. Tu madre siempre dice que te le
apareces y te le ríes en la cara.
Otra amiga: Se llama Rubén. Es alto y tiene un cuerpo… y es musculoso. Y tiene ojos
verdes y una mirada...
Otra amiga: No. Y tiene cuatro hijos. Guau, qué hijos! Iguales a él.
Otra amiga: Sí, y cuatro mujeres también. Uno con cada mujer, pero es tan dulce y tierno.
Tiene una voz misteriosa.
Otra amiga: No
20)
Esposo: Sim, querida. (Repiten variaciones idiotas sobre cuanto me quieres hasta que
salen).
29
21)
Pasa una muchacha sacándose la ropa. Al fondo otra muchacha se quita los vestidos. En
las sillas otras mujeres se desvisten. La relatora habla en off.
Relatora:
Me llevo los segundos agonizantes del anciano.
Me llevo las sombras de los caminantes nocturnos de la plaza central.
Me llevo los sonidos de los autos, con motores y bocinas.
Me llevo los meses lluviosos que gotean en los campanarios y espantan las palomas.
Me llevo los impuestos, la burocracia y el escritorio nuevo.
Me llevo las pancartas que anuncian la fiesta venidera del pueblo antaño.
Me llevo las casillas de correos con las cuentas de banco y los saldos sin fondo.
Me llevo la apatía de mis amigos pesimistas y sus poemas remojados en café.
Me llevo la planicie de la ciudad y sus calles infinitas.
Me llevo el murmullo de la gente y sus chismes de telenovela venezolana.
Me llevo las cuatro estaciones y la polvareda que ellas provocan.
Me llevo las ruedas de los micros y al boletero.
Me llevo los anillos de compromiso y los anillos de circunvalación.
Me llevo las camas redondas, las rotondas y tu obelisco.
Me llevo a las viejas beatas, los milagros y los santos.
Me llevo las saludos y los adioses de los trenes al sur.
Me llevo algunas canciones cursis, el alternativo y la octava de Beethoven.
Me llevo los abrazos hipócritas que casi siempre me dan antes de pedirme un cigarro.
Me llevo mi mochila cambiada de cambios incambiables y mi sleeping que huele a tierra
húmeda.
Me llevo mis poemas mal escritos, incluyendo este.
Me llevo todo esto que cabe sólo en mi mente.
Y también,
me llevo a mí misma, con mis 50 kilos, para dejar vivir en paz a esta ciudad, aunque
conmigo o sin mi seguirá viviendo igual.
22)
23)
24)
Quedan dos adolescentes acostados. Entran naranjas por todos lados. Entran tres
tramoyistas con cajas de cartón y recogen todo menos las naranjas.
Los adolescentes se alzan, se abrazan y se van.
La luz baja. En la semioscuridad se nota parte del graffiti y la presencia de las naranjas.
Fin