Está en la página 1de 3

MÓDULO DE APRENDIZAJE N° 01

2do. Bimestre

Nombres y apellidos: ____________________________________________ Fecha. __ / 07 /2020


Grado: Primero de Secundaria Área: Educación Religiosa

La semana pasada hemos celebrado en nuestra


comunidad chimbotana la Fiesta de San Pedrito y una de
las actividades más notorias de la fiesta fue la Procesión
del Patrón de nuestro pueblo por las calles de la ciudad.
Por lo que se hace necesario hacernos las siguientes
preguntas

I. ¿QUÉ ENSEÑA LA IGLESIA SOBRE LAS PROCESIONES?

El Catecismo de la Santa Iglesia Católica nos habla de las procesiones en su numeral 1674:

Además de la liturgia sacramental y de los sacramentales, la catequesis debe tener en cuenta


las formas de piedad de los fieles y de religiosidad popular. El sentido religioso del pueblo
cristiano ha encontrado, en todo tiempo, su expresión en formas variadas de piedad en torno
a la vida sacramental de la Iglesia: tales como la veneración de las reliquias, las visitas a
santuarios, las peregrinaciones, las procesiones, el vía crucis, las danzas religiosas, el rosario, las
medallas, etc. (cf Concilio de Nicea II: DS 601;603; Concilio de Trento: DS 1822).

El catecismo considera las procesiones una forma de expresión de piedad del pueblo cristiano, lo
que se conoce como “religiosidad popular”, similar a visitar santuarios, peregrinaciones etc. Pues
bien, durante todo el tiempo que dura la Semana Santa, es muy frecuente encontrarnos con pasos,
y personas que van en procesión, con imágenes de Cristo, y los momentos más importantes de su
vida: La Santa Cena, la Flagelación, Cristo cargando la Cruz, la Crucifixión, Santo entierro,
Resurrección, etc. Digamos es una manera de evangelizar por medio de las imágenes y recordar al
pueblo el tiempo que están viviendo que es de mortificación y penitencia o los pasejes
fundamentales de los santos evangelios.

El Código de Derecho Canónico también nos define lo que es una procesión:

'Bajo el nombre de sagradas procesiones se da a entender las solemnes rogativas que hace el
pueblo fiel, conducido por el clero, yendo ordenadamente de un lugar sagrado a otro lugar
sagrado, para promover la devoción de los fieles, para conmemorar los beneficios de Dios y
darle gracias por ello, o para implorar el auxilio divino' (canon 1290,1)

Pbro. Gerson Díaz Huaylinos Pág. 1


II. ¿PERO DÓNDE SURGE ESTA PRÁCTICA?

La práctica de las procesiones es propia de la religión judía, en Pascua, Pentecostés y en la fiesta de


los Tabernáculos, podemos decir que comenzó en el Antiguo Testamento. Un ejemplo: las
procesiones con el Arca de la Alianza. (2 Samuel 6, 12 – 15; 1 Reyes 8, 1 – 10; 1 Crónicas 15, 28-29).

En 1 Crónicas 15: 28-29, se informa que el Arca de la Alianza fue llevada por una procesión de fieles a
la Ciudad de David acompañada de gritos, canciones y música alegres, que luego se revelaron en el
Nuevo Testamento donde el Apóstol San Juan escribió en el Libro de Apocalipsis 12: 1-2 que vio el
Arca de la Alianza en el cielo, y luego vio a una mujer con la luna, el sol y una corona de estrellas.

En los primeros siglos de la era cristiana fue muy común ver reunidos a los cristianos, aun en tiempo
de persecución, para llevar en procesión a los cuerpos de los mártires hasta el lugar de su sepulcro;
así lo cuentan por ejemplo Tertuliano en su obra “De Praescriptio, XLIII “ donde se usa esta palabra
para referirse a las procesiones funerarias. Otro ejemplo lo tenemos en las actas del martirio de San
Cipriano, donde se recoge lo siguiente:

Así sufrió el martirio el bienaventurado Cipriano. Su cuerpo, para evitar la curiosidad de los
gentiles, fue retirado a un lugar próximo. Luego, por la noche, sacado de allí, fue conducido
entre cirios y antorchas, con gran veneración y triunfalmente, al cementerio del
procurador Macrobio Candidiano, sito en el camino de Mapala, junto a los depósitos de agua de
Cartago. Después de pocos días murió el procónsul Galerio Máximo. (Actas del Martirio de San
Cipriano BAC 75, 756-761)

Estas actas nos narran la procesión que hicieron los fieles cristianos para llevar los restos del
Santo Obispo de Cartago entre cirios y antorchas, hasta el cementerio. Hoy en día también cirios
se usan en muchas de las procesiones que vemos.
Pronto los fieles comenzaron a acudir en peregrinación a visitar los Lugares Santos: Belén,
Jerusalén, etc. (hay testimonios explícitos ya en el siglo III) Y también acudían de diversas partes
a visitar, en Roma, los sepulcros de S. Pedro y S. Pablo, y los cementerios de los mártires; en
Asia Menor, el de Santa Tecla; en Nola, el de S. Félix; y así un sinfín de lugares más. Tras la paz
de Constantino surgieron otras formas procesionales. En Roma las procesiones de las
'Estaciones' donde el Papa celebraba la liturgia en las grandes solemnidades. En Jerusalén, la
peregrina Eteria habla de cómo toda la comunidad, los días señalados (como el Domingo de
Ramos, por ejemplo), marchaban en procesión a uno de los Lugares Santos (Calvario, Monte
de los Olivos, etc.) para conmemorar un acontecimiento de la salvación y celebrar después la
Eucaristía.
En cuanto al sentido y valor de las procesiones hay que tener en cuenta que la Iglesia en esta
tierra es un pueblo inmenso que avanza en procesión hacia la Ciudad Eterna, la Jerusalén
celestial (Ap 7, 1 - 12). Así, pues, las procesiones tienen el alto significado de anticipar
simbólicamente el misterio último de la Iglesia, que es la entrada en el Reino Celestial; las
procesiones ponen de manifiesto el gran misterio de la Iglesia en constante peregrinación hacia
el cielo. Además de esto, son un acto de culto público a Dios, que al mismo tiempo lleva consigo
Pbro. Gerson Díaz Huaylinos Pág. 2
un carácter de proclamación y manifestación externa y pública de la fe. Y con todo ello ayudan
a la oración y a los deseos de mejor (ir hacia adelante). La prohibición de las procesiones ha sido
siempre uno de los episodios tristes y característicos de la lucha contra el cristianismo y la
Iglesia.

III. ¿HAY PROCESIONES EN LAS ESCRITURAS?

Una vez vista que la historia de las procesiones enlaza directamente con el pueblo judío, y con los
primeros cristianos, veamos otros textos bíblicos que apoyan el hacer procesiones, para aquellos
“protestantes” o “no católicos” que nos las cuestionan y las ven como un acto idolátrico, pero
como ya vimos inicialmente son muestras de piedad, no se adora a las imágenes, simplemente se
usan para meditar y recordar los pasajes principales del Evangelio de Jesús y que estos te ayuden a
vivirlos más en plenitud. Nadie acusaría al pueblo de Israel de adorar el arca en estos pasajes:

(Josué 6, 7 – 13)
“Y dijo al pueblo: Pasad, y rodead la ciudad; y los que están armados pasarán delante del arca
de Yahvé. Y así que Josué hubo hablado al pueblo, los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas
de cuerno de carnero, pasaron delante del arca de Yahvé y tocaron las bocinas; y el arca del
pacto de Yahvé los seguía. Y los hombres armados iban delante de los sacerdotes que tocaban
las bocinas, y la retaguardia iba tras el arca, mientras las bocinas sonaban continuamente. Y
Josué mandó al pueblo, diciendo: Vosotros no gritaréis, ni se oirá vuestra voz, ni saldrá palabra
de vuestra boca, hasta el día que yo os diga: Gritad; entonces gritaréis. Así que él hizo que el
arca de Yahvé diera una vuelta alrededor de la ciudad, y volvieron luego al campamento, y allí
pasaron la noche. Y Josué se levantó de mañana, y los sacerdotes tomaron el arca de Yahvé.

(1ª Cronicas 13, 6 – 10)


Y subió David con todo Israel a Baala de Quiriat-jearim, que está en Judá, para pasar de allí el
arca de Dios, que mora entre los querubines, sobre la cual su nombre es invocado. Y llevaron el
arca de Dios de la casa de Abinadab en un carro nuevo; y Uza y Ahío guiaban el carro. Y David y
todo Israel se regocijaban delante de Dios con todas sus fuerzas, con cánticos, arpas, salterios,
tamboriles, címbalos y trompetas. Pero cuando llegaron a la era de Quidón, Uza extendió su
mano al arca para sostenerla, porque los bueyes tropezaban. Y el furor de Dios se encendió
contra Uza, y lo hirió, porque había extendido su mano al arca; y murió allí delante de Dios.

(2 Sam 6,1-3)
"David reunió a todo lo mejor de Israel, unos 30.000 hombres. Se levantó David y partió con
todo el pueblo que estaba con él a Baalá de Judá para subir desde allí el arca de Dios que lleva
el nombre de Yahvé quien se sienta sobre los querubines. Cargaron el arca de Dios en una carreta
nueva y la llevaron de la casa de Abinadab que está en la loma. Uzzá y Ajyó, hijos de Abinadab,
conducían la carreta con el arca de Dios".

Pbro. Gerson Díaz Huaylinos Pág. 3

También podría gustarte