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Fue el médico griego Hipócrates famoso por haber afirmado que las enfermedades del cuerpo
humano son producto de causas físicas tangibles y no, a los actos de demonios, espíritus o
dioses caprichosos, como lo afirmaba la sociedad de la antigua Grecia. Se le considera el
padre de la medicina moderna; pues a partir de ese momento, convirtió la medicina en una
búsqueda para encontrar ese “elemento” físico causal de tanto conflicto, posteriormente,
surge el gran, Luis Pasteur, químico y biólogo francés, quien fundó la microbiología,
demostró la teoría de los gérmenes, causales de enfermedades (patógenos) que para la
sociedad del siglo XIX eran totalmente desconocidas, esto provocó un gran impacto en el
campo de la medicina, en relación con el organismo causante de las enfermedades de ese
periodo.
Ahora bien, una enfermedad es un estado anormal en el cuerpo humano, la psique o las
negociaciones interpersonales, que causa mayores niveles de morbilidad y mortalidad. Suele
relacionarse con síntomas y signos. La enfermedad puede ser causada por causas congénitas,
traumáticas, tóxicas, infecciosas, neoplásicas, metabólicas, degenerativas, etc. Una de las
causas más comunes son los organismos infecciosos, que incluyen bacterias, hongos,
parásitos y virus. Las causas metabólicas dan lugar a un conjunto de las enfermedades más
comunes en la actualidad.
Sin embargo, esta es la designación de la enfermedad, causada por el virus, al virus el Comité
internacional de Taxonomía de Virus (ICTV, por sus siglas en inglés) lo llamó SARS-CoV-2,
un miembro de la familia de otros virus que fueron detectados antes, los SARS-CoV, dejando
en claro que este virus es totalmente nuevo.
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Este virus fue incluido dentro de la categoría taxonómica de los Coronaviridae, CoV, o
Coronavirus, llamado así por las extensiones que lleva encima de su núcleo que se asemejan a
la corona solar. Su descubrimiento fue publicado en la revista Nature en 1968. Una de sus
principales características es que causan afecciones respiratorias (como el síndrome
respiratorio agudo grave, SARS por sus siglas en ingles)
Este virus (SARS-Cov-2) puede haberse trasmitido originalmente por contacto directo entre
animales y humanos, simplemente por el aire. Los coronavirus humanos se trasmiten de una
persona infectada a otra, a través del aire, al toser y estornudar, al tocar o estrechar la mano
de una persona enferma, tocar objetos o superficies contaminadas y llevarse las manos sucias
a la boca, nariz o los ojos. (Anthony, 2017)
Esta es una de las razones por las cual el nuevo Coronavirus es mucho más contagioso que la
influenza, pues cada persona contagiada con la influenza infecta, en promedio, a cerca de
otras 1,28 personas, mientras que el Coronavirus, cada persona contagiada infecta a cerca de
2 a 3 personas, además de que el hecho de que siguiera expandiéndose en el hemisferio sur
durante los meses de verano sugiere que el clima no disminuirá su propagación.
Uno de los problemas que se enfrentan al tratar con los virus es que, la mayoría de ellos
tienen una tendencia a cambiar su material genético de generación en generación, por lo que
no se puede producir un antígeno adecuado para eliminar el virus en específico. A pesar de
que cada año se producen vacunas contra la influenza, nuevas cepas virales emergen también
anualmente y causan brotes de epidemias en determinadas regiones. Cada 10 a 50 años
reaparece un virus de la influenza con suficientes cambios genéticos para no ser reconocido
por el sistema inmune de los humanos y generar así una pandemia.
Para la creación del antígeno se trabaja con el patógeno que genera la enfermedad, es decir el
mismo virus. Este es aislado y se le hacen cambios para impedir que se replique. A ese virus,
se le deshabilita su efecto patógeno para reducir su eficacia. También se han desarrollado
técnicas de suministración pasiva, llamado suero inmunológico, donde pacientes que han
contraído una enfermedad, genera sus propios anticuerpos, los cuales son extraídos,
purificados y administrados a otra persona para prevenir la enfermedad. Esto es lo que se
denomina inmunidad pasiva, ya que no es el organismo que genera sus propios anticuerpos,
sino que se les administra.
Por ejemplo, las inmunoglobulinas, que se inyectan para reforzar el sistema inmune, al igual
que los sueros inmunológicos contra el hanta o antitoxina contra el tétano, la inmunidad
activa es cuando el sistema inmune es estimulado para producir sus propios anticuerpos y así
defenderse de la infección mecanismo usado por las vacunas.
Actualmente las posibilidades de obtener pronto una vacuna contra el COVID-19, es un gran
desafío científico, ya que se trata de una enfermedad relativamente nueva, de la que se
conoce muy poco. Todos los estudios están en ejecución, recién se descubrió parte de su
mecanismo de replicación, el cual se sabe que el virus no tendría un único mecanismo de
ingreso a la célula que infecta, si no, al menos, cuatro. Esto complica el proceso de creación
de una vacuna. En países como España, Italia y china han explorado otras soluciones como lo
es el interferón, que no son vacunas, si no que actúan evitando el proceso de propagación del
virus. (Reina, 2020)
Ambos virus se contagian de humano a humano por vía aérea, es decir a través de gotas
esparcidas en el aire de una persona infectada que tose, estornuda o habla. Así mismo, una
persona puede trasmitir el virus durante varios días antes de sentir la sintomatología
correspondiente. El nuevo coronavirus puede propagarse con mayor facilidad ya que su
agente infeccioso queda impregnado en materiales o el entorno, el virus puede permanecer
por horas incluso días, esto depende del material en que se deposita el residuo infeccioso y de
las corrientes de aire, incluso se ha demostrado que el aire acondicionado ayuda a facilitar la
propagación del virus en recintos cerrados.
Ambos causan fiebre, tos, dolores corporales y fatiga, también en algunos pacientes presentan
vómito y diarrea, todos estos síntomas pueden ser leves, moderados o graves. De no ser
controlados pueden provocar neumonía, lo cual en casos extremos deriva en la muerte.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Navarrete-Macias, I., Liang, E., Wells, H., Hicks, A., Petrosov, A., Byarugaba, D. K.,
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Johnson, C. K., … Mazet, J. A. K. (2017). Further Evidence for Bats as the Evolutionary
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https://doi.org/10.1586/14787210.4.2.291
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Occupational and Environmental Hygiene, 9(7), 443–449.
https://doi.org/10.1080/15459624.2012.684582
Reina, J. (2020). [The SARS-CoV-2, a new pandemic zoonosis that threatens the world].
Vacunas, 21(1), 17–22. https://doi.org/10.1016/j.vacun.2020.03.001