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Hoy en México, como hace muchos años sucedió con el DJ, se vive una
intensa y efervescente emoción por la producción de música electrónica, un
fenómeno que por diversas circunstancias socio-culturales se ha infiltrado en
nuestra sociedad, sobre todo en los jóvenes ávidos de nuevas formas a través
de las cuales puedan expresar sus estados de ánimo. ¿Pero cuáles son esos
parámetros sociales, económicos, psicológicos y culturales que permiten, o no,
el desarrollo de un gremio de productores?
En un país como el nuestro uno de los primeros obstáculos a los que nos
enfrentamos es la desinformación y la seudoeducación respecto a los entornos
musicales, y si a esto agregamos que algunos medios de comunicación
frecuentemente tienen la facultad para poner de moda casi de inmediato los
fenómenos musicales, mal informando a la gente o transgiversando la
información, nos podremos dar cuenta que el problema de raíz viene de una
cultura en la que existe un vacío por comprender el desarrollo y evolución de
los géneros musicales electrónicos. Un ejemplo puede ser el no comprender
claramente que la tecnología (eterna aliada de la música electrónica) no es el
único medio ni el parámetro de calidad estándar, la tecnología no es una varita
mágica que “convierte” a cualquier persona en productor, ésta sólo facilita los
medios e incrementa los niveles de calidad con su aplicación y conocimiento,
además de ser una excelente herramienta para la docencia con la que el
aprendizaje musical –y técnico- se hace más sencillo. Una computadora no es
únicamente el interface entre un productor y un programa por el cual se
generan canciones, el software para música está diseñado principalmente en el
teoría básica musical, por lo tanto sino se tiene mínimamente el conocimiento
teórico será prácticamente imposible ponerle “play“. Por otro lado, no todos los
programas alcanzan buenos niveles de calidad -aun cuando sean los más
populares o los más vendidos-, para elevar ese nivel es necesario recurrir a
programas más avanzados y sofisticados, lo que sin duda nos llevará a
enfrentarnos con un grado mayor de dificultad al ejecutarlos, también debemos
tener en cuenta que un sólo software NO realiza todo el trabajo, consideremos
además la variedad que existe entre distintas marcas de software, eso nos
ayuda a tener distintos tipos de aplicación y edición del sonido.
A todo esto hay que agregar que el software para música no es precisamente
barato, y menos en las circunstancias económicas poco favorables de nuestro
país, una realidad que por fuerza se refleja en nuestros bolsillos y lo que
innegablemente nos va a llevar al ultraje de los Derechos de Autor, es decir,
tener que recurrir a la piratería. Encontrar un buen “crack” también puede
resultar un fastidio, muchas veces traen consigo “bugs” (errores) que no
permiten su eficaz funcionamiento, y por otro lado, si no conocemos el uso y
requerimientos mínimos del programa puede resultar frustrante y una
verdadera tortura su ejecución. Comenzar a producir también incluye
conocimiento básico de sistemas operativos. Si bien es cierto que la mayoría
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Del hardware ni hablar, para los que nos interesa producir con estos medios no
cabe duda que podríamos pasarnos la vida trabajando y juntando dinero para
armar el estudio ideal. Además es evidente que su uso y conocimiento resulta
más complejo, de mayor tiempo y dedicación, temas como sincronía (MIDI),
conexiones, versiones análogas y digitales y un conocimiento más amplio
musical puede resultar un infierno. Es obvio que el hardware es
considerablemente más caro, aunque su utilidad puede ser más productiva, sin
embargo también exige mayor espacio físico, mantenimiento y cuidados, su
uso requiere de mayor abstracción, es decir, no tenemos un interface visual y
gráfico que nos vaya guiando en una pantalla, sino mas bien contamos con un
display reducido que a la vez de darnos la información que utilizamos nos sirve
de pantalla de edición.
Hay que aprovechar lo que la tecnología nos brinda, tengamos en cuenta que
así como trae beneficios también trae problemas que resolver, uno de ellos es
la manera de concebirla, para poder obtener de ella la herramienta creativa que
más nos convenga para saber explotarla.
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