Está en la página 1de 11

See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.

net/publication/328290407

Conceptos básicos fonética

Chapter · October 2018

CITATIONS READS

0 488

1 author:

Xose A. Padilla-García
University of Alicante
59 PUBLICATIONS   336 CITATIONS   

SEE PROFILE

Some of the authors of this publication are also working on these related projects:

Grupo de Innovación Tecnológica y Educativa ‘Pronuncia bien’ (GITE-09015-UA) View project

Humor gráfico/Cartoons View project

All content following this page was uploaded by Xose A. Padilla-García on 15 October 2018.

The user has requested enhancement of the downloaded file.


[Citar como: Padilla, Xose A. (2015). La pronunciación del español. Fonética y


enseñanza de lenguas. Alicante: Servei de Publicacions. (Capítulo I)]

CAPÍTULO I

Conceptos básicos de fonética

1.1. Introducción

La fonéticai se define como la parte de la lingüística que estudia la sustancia fónica de


las lenguas. Esta sustancia fónica esta compuesta por los sonidos lingüísticos, ya sea
considerados de forma individual o agrupados con otros constituyendo sílabas, palabras,
grupos fónicos y unidades conversacionales. Estos sonidos forman parte del proceso de
comunicación y permiten que dos personas que compartan un mismo código puedan
intercambiar información y comunicarse.
Desde un punto de vista acústico, el sonido es un fenómeno físico mensurable que se
genera como consecuencia de poner en vibración las partículas que rodean a un objeto,
o foco emisor, en un medio naturalii. En el caso de los sonidos lingüísticos, el medio
natural (o fluido) habitual es el aire, aunque obviamente pueden ser muchos otros, y los
causantes del movimiento vibratorio de las partículas son las cuerdas vocales, excitadas
por la energía del aíre expelido por los pulmones.
La mayor parte de los sonidos de las lenguas del mundo se producen cuando el aire
inspirado por los pulmones es expulsado al exterior por la cavidad bucal o la cavidad
nasal (dirección egresiva). Existen, sin embargo, algunas lenguas en el sur de África, las
lenguas khoisan (o joisán), que contienen sonidos lingüísticos que se realizan sin que el
aire pase por los pulmones (dirección ingresiva). Los sonidos producidos de esta manera
se llaman sonidos ‘ingresivos’ o ‘clics’iii, pero son poco comunes si los comparamos
con los sonidos ‘egresivos’ o pulmonares.

1.2. La onda sonora

Una vez el aire ha sido expulsado al exterior se produce el fenómeno físico conocido
como ‘onda sonora’. Las ondas son uno de los fenómenos más interesantes de la
naturaleza, pues, están a camino de la materia y la energía. Se definen como
movimientos vibratorios de baja amplitud (pequeños cambios de presión y densidad)
que se originan en el seno de un fluido comprensible, sea éste líquido o gaseosoiv. En el
caso del lenguaje, el fluido, habitualmente, es el aire; y el ‘sonido’ es la sensación que
provocan tales ondas en el oído interpretadas posteriormente por el cerebrov.
Para representar gráficamente las ondas sonoras se utiliza un eje de coordenadas (vid.
infra). En este eje se señalan las posiciones que ocupan las partículas de aire (los
pequeños cambios de presión y densidad) cuando son perturbadas por la vibración de
las cuerdas vocales dando lugar a una ‘curva sinusoidal’vi:
Gráfico (1)


La pronunciación del español. Fonética y enseñanza de lenguas 15

En la onda sonora pueden describirse, por otra parte, una serie de componentes o
magnitudes acústicas: (1) el tiempo (T), (2) la frecuencia, (3) la amplitud/intensidad (A)
y (4) la resonancia que señalamos en el mismo gráfico.

1.2.1. El tiempo

El ‘tiempo’ es la duración de un determinado segmento de la ‘señal acústica’.


Normalmente, en los estudios fonéticos, se mide en segundos (s) o milésimas de
segundo (ms). En las lenguas naturales se habla, por otra parte, de la duración de las
vocales y consonantes. En inglés, por ejemplo, hay vocales largas como la [ɑː] de ‘car’
(coche) y vocales breves, como la [ɪ] de ‘bit’. En español, por el contrario, todas las
vocales son breves; al menos en condiciones normales. Los trabajos en fonética
experimental, sin embargo, han puesto de manifiesto que el ‘tiempo real’ y el ‘tiempo
lingüístico (o fonológico)’ no siempre coinciden. El tiempo lingüístico, según indican
Tatham y Morton (2011: 55 y 84), es más una sensación perceptiva que una realidad
física.

1.2.2. La frecuencia

La frecuencia es el número de oscilaciones o vibraciones que se producen por unidad de


tiempo y se mide en herzios (Hz) o ciclos por segundo (cps). Si se analiza una onda
pura, por ejemplo, una onda de 100 Hz de un diapasón, diríamos que, en esta onda
concreta, se realizan 100 vibraciones en un segundo. Los sonidos del lenguaje, sin
embargo, son ondas compuestas, es decir, una suma de varias ondas relacionadas entre
sí. Estas ondas compuestas resultan de las diversas vibraciones del foco emisor, las
cuerdas vocales y el tracto vocal, que puede vibrar como un todo o como la suma de sus
partesvii.
La onda sonora compuesta está formada por una ‘frecuencia fundamental’ (F0), o
frecuencia más baja producida durante el periodo de vibración, y las ‘frecuencias
secundarias o armónicos’. Como señaló Fourier (1822) en su célebre teorema, los
armónicos son múltiplosviii de la frecuencia fundamental. Así, si la frecuencia
fundamental de un sonido es 440 Hz, sus armónicos serán 880, 1320, 1760, 2200, etc.ix
En realidad los conceptos frecuencia y armónico deben aplicarse, principalmente, a las
vocales. Por esta razón se describen éstas como sonidos musicales o armónicos
(periódicos); y las consonantes como ruidos o sonidos inarmónicos (aperiódicos). Ahora
bien, entre las consonantes hay también diferencias. La [s], por ejemplo, sería descrita
claramente como un ruido inarmónico, sin embargo, la [β̞], la [r] o la [n]x tendrían una
cierta armonía, y así se manifiesta en el ‘espectrograma’ a través de sus ‘formantesxi’ .


Xose A. Padilla García 16

1.2.3. La resonancia

Un fenómeno físico directamente relacionado con la forma y la cualidad de la onda


sonora es la ‘resonancia’. En el lenguaje, la resonancia es el potencial que el tracto
vocalxii tiene de vibrar al paso de la corriente de aire en su camino al exterior. En los
sonidos egresivos, la vibración producida por las cuerdas vocales pasa, en primer lugar,
por la laringe; luego llega a la faringe oral; y, una vez alcanza el tracto vocal, el sonido
se modifica como consecuencia de la forma y tamaño de la cavidad oral. La
modificación que sufre la vibración inicial debe verse en realidad como un filtradoxiii.
La onda compuesta que llega al tracto vocal, y que ya estaba formada por la frecuencia
fundamental y los armónicos secundarios, es filtrada de una determinada manera para
producir los sonidos finales. Por lo tanto, lo que los oyentes realmente oyen, y después
interpretan, es una especie de distorsión del sonido generado en las cuerdas vocales una
vez es filtrado por el tracto vocal. La complejidad de la onda sonora deriva, pues, tanto
de la vibración de las cuerdas vocales como del paso de la corriente sonora por el tracto
vocal

1.2.4. Los formantes

Para describir de forma más precisa el proceso de filtrado de la vibración producida en


las cuerdas vocales es necesario mencionar el concepto ‘formante’. Si la resonancia es
la capacidad potencial que tienen las cavidades de vibrar, el formante es el resultado de
que estas capacidades se materialicen en el acto real de hablarxiv. Según la forma
concreta que adopte el tracto vocal, se obtendrá un formante distinto; y según este
formante, las ondas secundarias (o armónicos) que se produjeron tras la vibración de las
cuerdas vocales serán amplificadas o atenuadas produciendo los diferentes sonidos. Los
formantes son anotados con números: F1, F2, F3, etc. La resonancia es, pues, una
capacidad estática; y el formante un fenómeno dinámico que se materializa como
resultado de llevar a cabo procesos de resonancia en la producción de los sonidos en el
habla. Lingüísticamente hablando, estos procesos de resonancia y filtrado dan lugar al
‘timbre’ (o ‘color’), gracias al cual es posible diferenciar dos sonidos de la misma
frecuencia e intensidadxv, o distinguir, por ejemplo una [i] y una [u].

1.2.5. Amplitud e intensidad

La ‘amplitud’ mide la intensidad del sonido en relación con su mayor o menor volumen.
Desde el punto de vista de las partículas que forman la onda sonora, la amplitud se
define como la elongaciónxvi máxima, es decir, como el punto más alejado del foco
emisor que alcanza una determinada partícula en su movimiento vibratorio a través del
fluido.
El parámetro acústico de la amplitud es la ‘intensidad’ y se mide en decibelios. Los
decibelios (dB) son una unidad logarítmicaxvii. Esto significa que los valores de
intensidad son relativos, pues se calculan en comparación con el punto 0 dB. Este punto
cero es el umbral mínimo en el que el oído humanoxviii percibe un sonido de 1000 cps de
frecuencia en unas condiciones físicas y atmosféricas determinadasxix.


La pronunciación del español. Fonética y enseñanza de lenguas 17

1.2.6. El espectrograma

Los tres parámetros descritos en los apartados anteriores pueden ser expresados
gráficamente a través de un ‘espectrograma’, que es la representación de la señal
acústica en un eje de tres dimensionesxx.
Gráfico (2)

En el eje horizontal (eje de las X) del espectrograma se señala el tiempo; en el eje


vertical (eje de las Y), la frecuencia; y la amplitud es mostrada en la imagen como una
escala de sombras grises que refleja la mayor o menor intensidad del sonido.

1.2.7. El tono

La descripción acústica del sonido lingüístico debe completarse, por último, con el
concepto ‘tono’. Al analizar la señal acústica, el oído no identifica cambios de
frecuencia exactos o absolutos, sino cambios significativos o relativos. Es decir, el oído
no discrimina una subida de 110 a 111 Hz, pero sí de 220 a 440 Hzxxi. Los oyentes
perciben un tono alto, cuando físicamente se produce un sonido con frecuencia alta (o
agudoxxii); y un tono bajo, cuando se realiza un sonido con frecuencia baja (o grave). El
tono (pitch) es, por tanto, la interpretación subjetiva, o perceptiva, que los hablantes
hacen de la frecuencia (frequency) que es una magnitud objetiva.
Las variaciones de tono que se originan al final de los enunciados permiten describir,
además, otro fenómeno fonético que afecta al conjunto del enunciado, y al que se
denomina, como veremos más tarde, ‘entonación’ (véase capítulo II).

1.3. Fisiología del habla

Además de un fenómeno acústico, los sonidos lingüísticos son el resultado de procesos


articulatorios. La producción del sonido afecta a dos sistemas básicos: (a) el sistema
respiratorio (pulmones y bronquios) que proporciona el aire; y (b) el sistema laríngeo
que permite modificar la corriente de aire para realizar los diferentes sonidos.


Xose A. Padilla García 18

1.3.1. La laringe

La ‘laringe’ es el lugar de ubicación de las cuerdas vocales. Las cuerdas, o pliegues


vocálicos, tienen la misión de ‘modular’ la corriente de aire, esto es, de modificarla o
transformarla para producir sonidos. La vibración o no de las cuerdas vocales permite
establecer diferencias entre los sonidos. Son sonidos sonoros aquellos que tienen
vibración (o voz), por ejemplo, todas las vocales y algunas consonantes, como la [b] y
la [g]; y son sonidos sordos algunas consonantes como la [p] o la [k]. La vibración de
las cuerdas vocales, por otra parte, sirve también para introducir efectos emocionales.
Por ejemplo, un estado de ánimo tenso o relajado genera un cambio en la cualidad de la
voz que resulta de una mayor o menor tensión de la musculatura laríngeaxxiii.

1.3.2. El tracto vocal

El ‘tracto vocal’ es la suma de la ‘cavidad oralxxiv’ y la ‘cavidad nasal’. Como


señalamos anteriormente, el tracto vocal modifica la onda producida en las cuerdas
vocales a través del fenómeno de la resonancia. Así, la forma particular que adopte el
tracto vocal genera los diferentes los sonidos. Dentro del tracto vocal, la producción de
los sonidos se explica como consecuencia de la actuación de dos tipos de articuladores:
los fijos y los móviles.

1.3.2.1. Los articuladores fijos

Los articuladores fijos proporcionan una base estable para la producción de los sonidos
del lenguaje. Los articuladores fijos son los dientes, los alvéolos y el paladar. En
muchas lenguas, entre ellas el español, hay sonidos dentales (por ejemplo, [t, d]) en
cuya articulación hay un contacto entre la lengua (ápice o predorso) y los dientes
(incisivos superiores); sonidos interdentales, como la [q], que se realiza colocando la
lengua entre los dientes; y sonidos alveolares, en los que el contacto se produce entre la
lengua y la zona que sigue inmediatamente a los dientes, los alvéolos, como [s] y [r].
Por último, el contacto puede darse también entre el dorso de la lengua y la zona que se
extiende desde los alvéolos hasta el paladar blando y la úvula que recibe el nombre de
paladar duro o simplemente paladar. En español, son sonidos palatales, por ejemplo, la
‘y’ [ɟ] (véase capítulo II).

1.3.2.2. Los articuladores móviles

Los articuladores móviles son la mandíbula, los labios, la lengua y el velo del paladar (o
paladar blando). La mandíbula es un hueso y sirve de sostén al resto de los
articuladores, proporcionándoles, además, movimiento. Los dientes, los alvéolos, el
paladar y el velo están situados en la parte superior de la mandíbula; la lengua y los
dientes en la parte inferior; y los labios, por último, pertenecen a ambas partes.
Los labios participan en la articulación de los sonidos labiales. En español, por ejemplo,
hay sonidos bilabiales, como [p] y [b], y sonidos labiodentales como [f]. La resonancia
de la cavidad oral es afectada también por la forma que adopten los labios. En las
lenguas, suele hablarse de redondeamiento o no redondeamiento de algunos sonidos. En


La pronunciación del español. Fonética y enseñanza de lenguas 19

español, por ejemplo, es redondeada la vocal [u] y no redondeada la vocal [i] (véase
capítulo II).
La lengua es el articulador principal y tiene la posibilidad de realizar movimientos, o
adoptar posiciones, que dan como resultado toda la variedad de los sonidos lingüísticos.
Todos los sonidos en realidad son linguales, ya que la lengua siempre participa en su
articulación. La forma y volumen que adopte la cavidad oral como consecuencia de la
actividad de la lengua es la responsable de los formantes que configuran la forma final
de la onda sonora. Habitualmente, en fonética, se usan dos dimensiones básicas para
describir la posición que puede tomar la lengua en la cavidad oral: (a) la posición
vertical, la lengua está alta en la cavidad oral; y (b) la posición horizontal, la lengua está
adelantada o atrasada en la cavidad oral. En español, por ejemplo, al describir las
vocales, se habla de vocales altas, como la [i], y bajas, como la [a]; y de vocales
anteriores, como la [i], y posteriores, como la [u] (véase capítulo II).
Por otra parte, se suelen describir también en la lengua dos áreas importantes
relacionadas con el lugar de articulación: el ápice y el dorso, dividido a su vez en
predorso, mediodorso y posdorso. Según este criterio, los sonidos pueden ser
clasificados de nuevo según la parte de la lengua intervenga en su articulación. La [s]
castellana (o norcentral), por ejemplo, es apical; y la [s] de algunas zonas del andaluz y
del español de América es dorsalxxv.
El velo, por último, es la parte móvil del paladar y acaba en la úvula (o campanilla). Son
sonidos velares, por ejemplo, los sonidos [k] y [g]. El movimiento del velo, por otra
parte, es la causa de que el aire expelido por los pulmones sea expulsado al exterior por
la cavidad oral o por la cavidad nasal. Si el velo se alzaxxvi, el aire sale por la cavidad
oral; y si permanece en descenso, el aire se expulsa por la cavidad nasal. La mayor parte
de los sonidos del lenguaje son orales, como en español, por ejemplo, los sonidos [p, k,
d], pero hay también sonidos nasales, como en español, los sonidos [n, m, ñ]) (véase
capítulo II).
En ocasiones, por cuestiones de coarticulaciónxxvii, se producen sonidos oronasales,
sonidos intermedios entre lo oral y lo nasal. En español, cuando una vocal se encuentra
entre dos consonantes nasales, se oronasaliza, como sucede con la primera [õ] de
‘mono’ [ˈmõno]. En la pronunciación de esta palabra, la válvula del velo del paladar
tiene que abrirse para la [m] al principio de la sílaba y volver a abrirse para la [n] en la
coda silábica, por lo tanto, no tiene tiempo de cerrarse completamente en el momento en
el que se articula la vocal [o] intermedia. Por esta razón la vocal oral [õ] se nasaliza en
parte.
En algunas lenguas, hay, además de los anteriores, sonidos uvulares, es decir, sonidos
articulados en la parte última del velo, o úvula (la campanilla). En estos casos, el
posdorso de la lengua se retrasa y la úvula vibra. En español no existen sonidos
uvulares, pero sí en otras lenguas como el francés o el portugués. La [R] es uvular en la
palabra francesa ‘rien’ (nada) o en la portuguesa ‘rissol’xxviii (empanadilla).

1.4. La Fonología

Las articulaciones de los sonidos en el habla son relativamente distintas según el


contexto fónico y la situación concreta en las que se produzcan. Por ejemplo, no se
pronuncia igual el sonido [k] en la palabra ‘cura’ que en la palabra ‘kilo’, pues, en el
primer caso, el sonido [k] va acompañado de la vocal posterior [u], que acentúa la
condición velar de la [k]; y, en el segundo caso, de la vocal anterior [i], que lo atenúa.
Algunos sonidos, incluso, cambian su punto de articulación en función de su contexto


Xose A. Padilla García 20

fónico. Por ejemplo, el sonido del español alveolar nasal [n] se hace velar si le sigue una
consonante velar [k], como en la palabra ‘anca’ [ŋ]; y palatal, si le sigue una consonante
palatal [ʧ], como en la palabra ‘ancha’ [nʲ]. Tampoco articulamos igual la [s] implosiva
en una frase como ‘Joanna tienen unos ojos preciosos’, relajados en el sofá de nuestra
casa, que si lo hacemos como profesores en una clase de pronunciación.
Todas estas variaciones que se producen en el habla, denominadas ‘alófonosxxix’, son
organizadas por la lengua en segmentos fonológicos o ‘fonemas’, es decir, en unidades
mentales o etiquetas perceptivas. Los fonemas tienen dos características principales: (a)
recogen los rasgos comunes de todas las realizaciones fonéticas y (b) permiten
distinguir significados. La parte de la lingüística que estudia la manera de organizar la
sustancia fónica de las lenguas que sirve para señalar diferencias de significado es la
‘fonologíaxxx’.
Las lenguas establecen reglas con respecto a la organización fonológica de los sonidos
del habla. En primer lugar, fijan el número de fonemas que tienen valor significativo.
Por ejemplo, el español diferencia cinco fonemas vocálicos /a, e, i, o u/; el árabe tres /a,
i, u/; y el inglés, doce /iː, ɪ, e, æ, ɜː, ə, ʌ, uː, ɔː, ɑː, ʊ, ɒ/xxxi. En segundo lugar, organizan
los sonidos del habla en diferentes categorías fonológicas. Por ejemplo, el español tiene
dos sonidos o alófonos para el fonema /b/ (<[b] y [β̞]) y uno sólo para el fonema /p/ (<
[p]). El inglés, por el contrario, tiene dos sonidos o realizaciones alofónicas para el
fonema /p/ (< [p] y [ph]) y uno solo para el fonema /b/ (< [b]). No siempre está claro, sin
embargo, el estatus de un segmento como sonido o fonema. En chino, por ejemplo,
como señala Duanmu (2007: 11), no todos los investigadores coinciden sobre si [p] y
[ph] son dos alófonos o dos fonemas [ˈphai] (fila) y [ˈpai] (blanco). Su clasificación
depende de si [ph] es considerado un sonido o dos [p] y [h].
Los errores de pronunciación son siempre fonéticos, pues se producen en el habla, pero
suelen tener una base o explicación fonológica. Por ejemplo, que un estudiante árabe
pronuncie ‘pila’ por ‘pela’, en español, es un error fonético que se explica porque, en
árabe, a diferencia del español, los sonidos [i] y [e] forman parte de un solo fonema /i/.
Los errores de pronunciación, por otra parte, tienen más o menos importancia si afectan
a los fonemas o a los sonidos. Es diferente, por ejemplo, que un estudiante árabe, que no
distingue los fonemas /b/ y /p/, pronuncie ‘beso’ por ‘peso’, que un estudiante holandés,
que no distingue los sonidos o alófonos [b] y [β̞] del fonema español /b/, pronuncie
[ˈaba] por [ˈaβ̞a] en la palabra ‘haba’.

1.5. Las ramas de la fonética

En la fonética se distinguen tres ramas: ‘fonética acústica’, ‘fonética articulatoria’ y


‘fonética perceptiva’. La fonética acústica, como hemos señalado, se ocupa del análisis
del mensaje fónico emitido. La fonética articulatoria se encarga de estudiar el proceso
de articulación o producción, haciendo hincapié en los órganos articulatorios que
intervienen en la articulación de los sonidos. La fonética perceptivaxxxii, por último,
estudia la audición y percepción de los sonidos, respectivamente por el oído y el
cerebroxxxiii.
Desde el punto de vista de la enseñanza de la pronunciación, la rama de la fonética que
ha tenido más desarrollo (especialmente a lo largo del siglo XX) ha sido la fonética
articulatoria. De hecho, como veremos en el capítulo V, la descripción de los procesos
de articulación de los sonidos es la base fundamental de los dos principales métodos de
enseñanza de la pronunciación: el Método fono-articulatorio y el Método verbo-


La pronunciación del español. Fonética y enseñanza de lenguas 21

tonalxxxiv. Este último método, sin embargo, añade un componente perceptivo que, como
veremos más tarde, encajaría en parte dentro de esta otra rama de la fonética.

1.6. Las grafías y la ortoépica

Además de sonidos y fonemas, es importante definir el concepto ‘grafía’. Las grafías o


‘grafemas’ son las unidades o signos de la ortografía y su equivalencia con los sonidos
no siempre es perfecta. En español, a diferencia de otras lenguas como el inglésxxxv o el
francés, se mantiene una correspondencia muy próxima entre grafías y fonemas (‘pelo’
y /ˈpelo/), por lo tanto, podría afirmarse que es una lengua casi fonética o, mejor dicho,
casi fonémicaxxxvi. Sin embargo, la correspondencia entre grafías y fonemas tampoco es
perfecta. En español, por ejemplo, la grafía ‘h’ no se pronunciaxxxvii; las letras ‘b’ y ‘v’
corresponden a un único fonema /b/; y la letra ‘g’ se utiliza para dos fonemas distintos
/g/ (gato) y /x/ (gitano).
Desde el punto de vista de la pronunciación de una LE, hay errores de pronunciación
que tienen que ver con la escritura, o son consecuencia de una mala interpretación de la
ortografía por parte del estudiante (errores ortoépicos). Sería el caso, por ejemplo, de los
anglohablantes que pronuncian la palabra española ‘soja’ como [ˈsoja], en lugar de
[ˈsoxa]xxxviii. Lo más habitual, sin embargo, es que los errores de pronunciación de los
estudiantes sean fonéticos o fonológicos, no ortoépicos.
No distinguir entre fonética y ortografía, o mezclar ambos aspectos a la hora de enseñar
la pronunciación, es un error muy común en los manualesxxxix de enseñanza de LE.
Como propone el Método verbo-tonal, y veremos más tarde, no es necesario dejar
completamente de lado la escritura en todas las etapas del aprendizaje de una LE, pero
sí en alguna de ellas (véase capítulo V), pues su uso dificulta la percepción.

1.7. El alfabeto fonético internacional

Como respuesta a los problemas que supone la ortografía para estudiar las
características fonéticas de las lenguas, los fonetistas crearonxl el Alfabeto Fonético
Internacional (AFI o IPA en inglés), que permite representar todos los sonidos de las
lenguas del mundo. Con este alfabeto se puede transcribir el chino, el ruso o el euskera,
por ejemplificar con tres lenguas que pertenecen a familias lingüísticas distintas y
utilizan diferentes sistemas ortográficos (el ideográfico, el cirílico y el latino,
respectivamente). Este alfabeto es actualizado periódicamente por la Asociación
Fonética Internacional (AFIxli) y es el que hemos utilizado en los apartados anteriores
para anotar los sonidos y fonemas. Los sonidos o alófonos se representan entre
corchetes [b, β̞] y los fonemas, entre barras /b/.
La AFI (o IPA en inglés) tiene una página web en Internet
(http://www.langsci.ucl.ac.uk/ipa/index.html) en la que se pueden obtener los signos
fonéticos, sus descripciones e información diversa sobre la transcripción de varias
lenguas del mundo. También hay descripciones muy útiles en la Wikipedia
(http://en.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:IPA_for_Spanish) y en otros enlaces web
dedicados a cuestiones fonéticas.

NOTAS CAPÍTULO I


Xose A. Padilla García 22


i
Hay muchos manuales de fonética que explican con detalle todos sus términos y conceptos, y este
capítulo no aspira a sustituir a ninguno de ellos. No obstante, sí pretende establecer unos puntos de
referencia teórica sobre esta disciplina que permitan al profesor de ELE apreciar mejor el aporte de la
fonética a la clase de pronunciación. En español, por ejemplo, pueden consultarse: Quilis (1981) y
Martínez Celdrán (1994), Martínez Celdrán y Fernández Planas (2007), Hidalgo y Quilis (2012), por citar
algunos ejemplos.
ii
Véase Martínez Celdrán (1994: 33 y ss.).
iii
Los sonidos clic son una especie de chasquido. Un ejemplo de sonido clic lo podemos encontrar en el
siguiente enlace: http://blogs.ua.es/xose/2011/03/14/sonidos-clic-lenguas-josian/. En español, usamos una
especie de sonido clic cuando queremos llamar la atención de alguien que se ha quedado inoportunamente
dormido.
iv
Véase Garrido Bullón (1997: 15).
v
Desde un punto de vista físico, la audición se define como el proceso por el cual los cambios de presión
que se producen en la corriente sonora son trasformados en señales neuronales electroquímicas
(transducción) adecuadas para pasar posteriormente desde el nervio auditivo hasta la parte del cerebro
encargada de su procesamiento, el córtex (véase Mather, 2006).
vi
Véase Martínez Celdrán (1994: 41).
vii
Puede pensarse, por ejemplo, en la cuerda de un violín. Cuando el violinista toca una determinada
cuerda con la mano para hacer un pizzicato, vibra la cuerda en sí y cada una de sus partes. Esto mismo
puede ser trasladado a las cuerdas o pliegues vocálicos y de ahí que la onda sea compuesta. Los sonidos
de la naturaleza, rara vez son ondas puras, y los sonidos del lenguaje no son una excepción.
viii
Un múltiplo de un número es el que lo contiene un número entero de veces. Dicho de otra forma, un
múltiplo de a es un número tal que, dividido por a, da por resultado un número entero.
ix
Véase Martínez Celdrán (1994: 42 y ss.).
x
Se incluirían en este grupo las semivocales, las líquidas y las nasales (véase Tsur, 1992: 31 y ss.).
xi
Véase Martínez Celdrán (1998: 68 y ss.).
xii
Cuando se utiliza el término del ‘tracto vocal’, se suele hacer referencia a la suma de las cavidades oral
y nasal (véase 1.2.2.2.).
xiii
Véase Tatham y Morton (2011: 19).
xiv
También se define el formante como “una concentración de energía acústica dentro de una restringida
región de frecuencia” (véase Tsur, 1992: 9).
xv
Esto explica, por ejemplo, que dos voces suenen distintas pronunciando la misma palabra o que dos
instrumentos también lo hagan tocando la misma nota. Véase Tsur (1992: 10 y ss.).
xvi
La ‘elongación’ es cada uno de los puntos por los que pasa la partícula en su desplazamiento a través
del medio natural.
xvii
Véase Garrido Bullón (1997: 116).
xviii
El oído responde a un rango de vibraciones que va desde los 20 Hz hasta los 20.000 Hz (20 Khz), sin
embargo, los sonidos del lenguaje se sitúan en el rango que va desde los 20 Hz hasta los 10.000 Hz (10
Khz).
xix
Véase Martínez Celdrán (1994: 37).
xx
Véase Martínez Celdrán (1998).
xxi
Podemos imaginar, por ejemplo, la sensación que nos produce en una mano el peso de cinco tizas. Si
nos tapan los ojos y añaden una más, no notaremos un cambio importante de peso, pero si añaden diez o
doce, el cambio sí será perceptible.
xxii
Si las cuerdas están muy justas, se producen los sonidos agudos; y si están separadas, los sonidos
graves.
xxiii
Véase Tatham y Morton (2011: 7 y ss.).
xxiv
También llamada ‘cavidad bucal’.
xxv
Con diferentes variantes según los dialectos (véase Vaquero de Ramírez, 1996: 34).
xxvi
A pesar de lo que pudiese parecer, desde un punto de vista anatómico, la posición normal del velo es
que esté en descenso.
xxvii
Véase capítulo IV.
xxviii
Es así en la pronunciación de Lisboa y de Brasil. En el norte de Portugal la ‘r’ es como la española
[r].
xxix
Del griego antiguo ἄλλος (állos), “otro”, “distinto”. Fono y sonido son sinónimos. Del griego antiguo
φωνος.
xxx
Véase Alarcos (1965).
xxxi
Son doce en la pronunciación británica o ‘Received Pronunciation’, véase Lillo (2012).


La pronunciación del español. Fonética y enseñanza de lenguas 23


xxxii
Se denomina también ‘fonética auditiva’.
xxxiii
Como veremos más adelante, la fonología clásica puede ser considerada de alguna manera una
fonética perceptiva (véase capítulos IV y V).
xxxiv
Véase capítulo V.
xxxv
Es bien conocida la grafía imaginaria ‘ghoti’ del poeta Bernard Shaw para ‘fish’ (pescado), usada
para ilustrar las irregularidades fonéticas del inglés.
xxxvi
De ahí que exista la idea infundada que es más fácil pronunciar el español que otras lenguas. Todas
las lenguas son igual de fáciles o difíciles, depende del punto de partida (véase capítulo VI).
xxxvii
Se conserva en algunas zonas del andaluz.
xxxviii
Pronunciar la palabra ‘soja’ como [ˈsoha] sería un error fonético, pronunciar [ˈsoja] sería, por el
contrario, un error ortoépico.
xxxix
Por ejemplo, Fonética, entonación y ortografía (Edelsa), de González y Romero (2002b).
xl
El alfabeto fue creado por el fonetista inglés Henry Sweet en 1877.
xli
Navarro Tomás (1915) adaptó este alfabeto a las características especiales del español dando lugar al
alfabeto de la Revista de Filología Española (RFE).

View publication stats

También podría gustarte