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Xose A. Padilla-García
University of Alicante
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CAPÍTULO I
1.1. Introducción
Una vez el aire ha sido expulsado al exterior se produce el fenómeno físico conocido
como ‘onda sonora’. Las ondas son uno de los fenómenos más interesantes de la
naturaleza, pues, están a camino de la materia y la energía. Se definen como
movimientos vibratorios de baja amplitud (pequeños cambios de presión y densidad)
que se originan en el seno de un fluido comprensible, sea éste líquido o gaseosoiv. En el
caso del lenguaje, el fluido, habitualmente, es el aire; y el ‘sonido’ es la sensación que
provocan tales ondas en el oído interpretadas posteriormente por el cerebrov.
Para representar gráficamente las ondas sonoras se utiliza un eje de coordenadas (vid.
infra). En este eje se señalan las posiciones que ocupan las partículas de aire (los
pequeños cambios de presión y densidad) cuando son perturbadas por la vibración de
las cuerdas vocales dando lugar a una ‘curva sinusoidal’vi:
Gráfico (1)
La pronunciación del español. Fonética y enseñanza de lenguas 15
En la onda sonora pueden describirse, por otra parte, una serie de componentes o
magnitudes acústicas: (1) el tiempo (T), (2) la frecuencia, (3) la amplitud/intensidad (A)
y (4) la resonancia que señalamos en el mismo gráfico.
1.2.1. El tiempo
1.2.2. La frecuencia
Xose A. Padilla García 16
1.2.3. La resonancia
La ‘amplitud’ mide la intensidad del sonido en relación con su mayor o menor volumen.
Desde el punto de vista de las partículas que forman la onda sonora, la amplitud se
define como la elongaciónxvi máxima, es decir, como el punto más alejado del foco
emisor que alcanza una determinada partícula en su movimiento vibratorio a través del
fluido.
El parámetro acústico de la amplitud es la ‘intensidad’ y se mide en decibelios. Los
decibelios (dB) son una unidad logarítmicaxvii. Esto significa que los valores de
intensidad son relativos, pues se calculan en comparación con el punto 0 dB. Este punto
cero es el umbral mínimo en el que el oído humanoxviii percibe un sonido de 1000 cps de
frecuencia en unas condiciones físicas y atmosféricas determinadasxix.
La pronunciación del español. Fonética y enseñanza de lenguas 17
1.2.6. El espectrograma
Los tres parámetros descritos en los apartados anteriores pueden ser expresados
gráficamente a través de un ‘espectrograma’, que es la representación de la señal
acústica en un eje de tres dimensionesxx.
Gráfico (2)
1.2.7. El tono
La descripción acústica del sonido lingüístico debe completarse, por último, con el
concepto ‘tono’. Al analizar la señal acústica, el oído no identifica cambios de
frecuencia exactos o absolutos, sino cambios significativos o relativos. Es decir, el oído
no discrimina una subida de 110 a 111 Hz, pero sí de 220 a 440 Hzxxi. Los oyentes
perciben un tono alto, cuando físicamente se produce un sonido con frecuencia alta (o
agudoxxii); y un tono bajo, cuando se realiza un sonido con frecuencia baja (o grave). El
tono (pitch) es, por tanto, la interpretación subjetiva, o perceptiva, que los hablantes
hacen de la frecuencia (frequency) que es una magnitud objetiva.
Las variaciones de tono que se originan al final de los enunciados permiten describir,
además, otro fenómeno fonético que afecta al conjunto del enunciado, y al que se
denomina, como veremos más tarde, ‘entonación’ (véase capítulo II).
Xose A. Padilla García 18
1.3.1. La laringe
Los articuladores fijos proporcionan una base estable para la producción de los sonidos
del lenguaje. Los articuladores fijos son los dientes, los alvéolos y el paladar. En
muchas lenguas, entre ellas el español, hay sonidos dentales (por ejemplo, [t, d]) en
cuya articulación hay un contacto entre la lengua (ápice o predorso) y los dientes
(incisivos superiores); sonidos interdentales, como la [q], que se realiza colocando la
lengua entre los dientes; y sonidos alveolares, en los que el contacto se produce entre la
lengua y la zona que sigue inmediatamente a los dientes, los alvéolos, como [s] y [r].
Por último, el contacto puede darse también entre el dorso de la lengua y la zona que se
extiende desde los alvéolos hasta el paladar blando y la úvula que recibe el nombre de
paladar duro o simplemente paladar. En español, son sonidos palatales, por ejemplo, la
‘y’ [ɟ] (véase capítulo II).
Los articuladores móviles son la mandíbula, los labios, la lengua y el velo del paladar (o
paladar blando). La mandíbula es un hueso y sirve de sostén al resto de los
articuladores, proporcionándoles, además, movimiento. Los dientes, los alvéolos, el
paladar y el velo están situados en la parte superior de la mandíbula; la lengua y los
dientes en la parte inferior; y los labios, por último, pertenecen a ambas partes.
Los labios participan en la articulación de los sonidos labiales. En español, por ejemplo,
hay sonidos bilabiales, como [p] y [b], y sonidos labiodentales como [f]. La resonancia
de la cavidad oral es afectada también por la forma que adopten los labios. En las
lenguas, suele hablarse de redondeamiento o no redondeamiento de algunos sonidos. En
La pronunciación del español. Fonética y enseñanza de lenguas 19
español, por ejemplo, es redondeada la vocal [u] y no redondeada la vocal [i] (véase
capítulo II).
La lengua es el articulador principal y tiene la posibilidad de realizar movimientos, o
adoptar posiciones, que dan como resultado toda la variedad de los sonidos lingüísticos.
Todos los sonidos en realidad son linguales, ya que la lengua siempre participa en su
articulación. La forma y volumen que adopte la cavidad oral como consecuencia de la
actividad de la lengua es la responsable de los formantes que configuran la forma final
de la onda sonora. Habitualmente, en fonética, se usan dos dimensiones básicas para
describir la posición que puede tomar la lengua en la cavidad oral: (a) la posición
vertical, la lengua está alta en la cavidad oral; y (b) la posición horizontal, la lengua está
adelantada o atrasada en la cavidad oral. En español, por ejemplo, al describir las
vocales, se habla de vocales altas, como la [i], y bajas, como la [a]; y de vocales
anteriores, como la [i], y posteriores, como la [u] (véase capítulo II).
Por otra parte, se suelen describir también en la lengua dos áreas importantes
relacionadas con el lugar de articulación: el ápice y el dorso, dividido a su vez en
predorso, mediodorso y posdorso. Según este criterio, los sonidos pueden ser
clasificados de nuevo según la parte de la lengua intervenga en su articulación. La [s]
castellana (o norcentral), por ejemplo, es apical; y la [s] de algunas zonas del andaluz y
del español de América es dorsalxxv.
El velo, por último, es la parte móvil del paladar y acaba en la úvula (o campanilla). Son
sonidos velares, por ejemplo, los sonidos [k] y [g]. El movimiento del velo, por otra
parte, es la causa de que el aire expelido por los pulmones sea expulsado al exterior por
la cavidad oral o por la cavidad nasal. Si el velo se alzaxxvi, el aire sale por la cavidad
oral; y si permanece en descenso, el aire se expulsa por la cavidad nasal. La mayor parte
de los sonidos del lenguaje son orales, como en español, por ejemplo, los sonidos [p, k,
d], pero hay también sonidos nasales, como en español, los sonidos [n, m, ñ]) (véase
capítulo II).
En ocasiones, por cuestiones de coarticulaciónxxvii, se producen sonidos oronasales,
sonidos intermedios entre lo oral y lo nasal. En español, cuando una vocal se encuentra
entre dos consonantes nasales, se oronasaliza, como sucede con la primera [õ] de
‘mono’ [ˈmõno]. En la pronunciación de esta palabra, la válvula del velo del paladar
tiene que abrirse para la [m] al principio de la sílaba y volver a abrirse para la [n] en la
coda silábica, por lo tanto, no tiene tiempo de cerrarse completamente en el momento en
el que se articula la vocal [o] intermedia. Por esta razón la vocal oral [õ] se nasaliza en
parte.
En algunas lenguas, hay, además de los anteriores, sonidos uvulares, es decir, sonidos
articulados en la parte última del velo, o úvula (la campanilla). En estos casos, el
posdorso de la lengua se retrasa y la úvula vibra. En español no existen sonidos
uvulares, pero sí en otras lenguas como el francés o el portugués. La [R] es uvular en la
palabra francesa ‘rien’ (nada) o en la portuguesa ‘rissol’xxviii (empanadilla).
1.4. La Fonología
Xose A. Padilla García 20
fónico. Por ejemplo, el sonido del español alveolar nasal [n] se hace velar si le sigue una
consonante velar [k], como en la palabra ‘anca’ [ŋ]; y palatal, si le sigue una consonante
palatal [ʧ], como en la palabra ‘ancha’ [nʲ]. Tampoco articulamos igual la [s] implosiva
en una frase como ‘Joanna tienen unos ojos preciosos’, relajados en el sofá de nuestra
casa, que si lo hacemos como profesores en una clase de pronunciación.
Todas estas variaciones que se producen en el habla, denominadas ‘alófonosxxix’, son
organizadas por la lengua en segmentos fonológicos o ‘fonemas’, es decir, en unidades
mentales o etiquetas perceptivas. Los fonemas tienen dos características principales: (a)
recogen los rasgos comunes de todas las realizaciones fonéticas y (b) permiten
distinguir significados. La parte de la lingüística que estudia la manera de organizar la
sustancia fónica de las lenguas que sirve para señalar diferencias de significado es la
‘fonologíaxxx’.
Las lenguas establecen reglas con respecto a la organización fonológica de los sonidos
del habla. En primer lugar, fijan el número de fonemas que tienen valor significativo.
Por ejemplo, el español diferencia cinco fonemas vocálicos /a, e, i, o u/; el árabe tres /a,
i, u/; y el inglés, doce /iː, ɪ, e, æ, ɜː, ə, ʌ, uː, ɔː, ɑː, ʊ, ɒ/xxxi. En segundo lugar, organizan
los sonidos del habla en diferentes categorías fonológicas. Por ejemplo, el español tiene
dos sonidos o alófonos para el fonema /b/ (<[b] y [β̞]) y uno sólo para el fonema /p/ (<
[p]). El inglés, por el contrario, tiene dos sonidos o realizaciones alofónicas para el
fonema /p/ (< [p] y [ph]) y uno solo para el fonema /b/ (< [b]). No siempre está claro, sin
embargo, el estatus de un segmento como sonido o fonema. En chino, por ejemplo,
como señala Duanmu (2007: 11), no todos los investigadores coinciden sobre si [p] y
[ph] son dos alófonos o dos fonemas [ˈphai] (fila) y [ˈpai] (blanco). Su clasificación
depende de si [ph] es considerado un sonido o dos [p] y [h].
Los errores de pronunciación son siempre fonéticos, pues se producen en el habla, pero
suelen tener una base o explicación fonológica. Por ejemplo, que un estudiante árabe
pronuncie ‘pila’ por ‘pela’, en español, es un error fonético que se explica porque, en
árabe, a diferencia del español, los sonidos [i] y [e] forman parte de un solo fonema /i/.
Los errores de pronunciación, por otra parte, tienen más o menos importancia si afectan
a los fonemas o a los sonidos. Es diferente, por ejemplo, que un estudiante árabe, que no
distingue los fonemas /b/ y /p/, pronuncie ‘beso’ por ‘peso’, que un estudiante holandés,
que no distingue los sonidos o alófonos [b] y [β̞] del fonema español /b/, pronuncie
[ˈaba] por [ˈaβ̞a] en la palabra ‘haba’.
La pronunciación del español. Fonética y enseñanza de lenguas 21
tonalxxxiv. Este último método, sin embargo, añade un componente perceptivo que, como
veremos más tarde, encajaría en parte dentro de esta otra rama de la fonética.
Como respuesta a los problemas que supone la ortografía para estudiar las
características fonéticas de las lenguas, los fonetistas crearonxl el Alfabeto Fonético
Internacional (AFI o IPA en inglés), que permite representar todos los sonidos de las
lenguas del mundo. Con este alfabeto se puede transcribir el chino, el ruso o el euskera,
por ejemplificar con tres lenguas que pertenecen a familias lingüísticas distintas y
utilizan diferentes sistemas ortográficos (el ideográfico, el cirílico y el latino,
respectivamente). Este alfabeto es actualizado periódicamente por la Asociación
Fonética Internacional (AFIxli) y es el que hemos utilizado en los apartados anteriores
para anotar los sonidos y fonemas. Los sonidos o alófonos se representan entre
corchetes [b, β̞] y los fonemas, entre barras /b/.
La AFI (o IPA en inglés) tiene una página web en Internet
(http://www.langsci.ucl.ac.uk/ipa/index.html) en la que se pueden obtener los signos
fonéticos, sus descripciones e información diversa sobre la transcripción de varias
lenguas del mundo. También hay descripciones muy útiles en la Wikipedia
(http://en.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:IPA_for_Spanish) y en otros enlaces web
dedicados a cuestiones fonéticas.
NOTAS CAPÍTULO I
Xose A. Padilla García 22
i
Hay muchos manuales de fonética que explican con detalle todos sus términos y conceptos, y este
capítulo no aspira a sustituir a ninguno de ellos. No obstante, sí pretende establecer unos puntos de
referencia teórica sobre esta disciplina que permitan al profesor de ELE apreciar mejor el aporte de la
fonética a la clase de pronunciación. En español, por ejemplo, pueden consultarse: Quilis (1981) y
Martínez Celdrán (1994), Martínez Celdrán y Fernández Planas (2007), Hidalgo y Quilis (2012), por citar
algunos ejemplos.
ii
Véase Martínez Celdrán (1994: 33 y ss.).
iii
Los sonidos clic son una especie de chasquido. Un ejemplo de sonido clic lo podemos encontrar en el
siguiente enlace: http://blogs.ua.es/xose/2011/03/14/sonidos-clic-lenguas-josian/. En español, usamos una
especie de sonido clic cuando queremos llamar la atención de alguien que se ha quedado inoportunamente
dormido.
iv
Véase Garrido Bullón (1997: 15).
v
Desde un punto de vista físico, la audición se define como el proceso por el cual los cambios de presión
que se producen en la corriente sonora son trasformados en señales neuronales electroquímicas
(transducción) adecuadas para pasar posteriormente desde el nervio auditivo hasta la parte del cerebro
encargada de su procesamiento, el córtex (véase Mather, 2006).
vi
Véase Martínez Celdrán (1994: 41).
vii
Puede pensarse, por ejemplo, en la cuerda de un violín. Cuando el violinista toca una determinada
cuerda con la mano para hacer un pizzicato, vibra la cuerda en sí y cada una de sus partes. Esto mismo
puede ser trasladado a las cuerdas o pliegues vocálicos y de ahí que la onda sea compuesta. Los sonidos
de la naturaleza, rara vez son ondas puras, y los sonidos del lenguaje no son una excepción.
viii
Un múltiplo de un número es el que lo contiene un número entero de veces. Dicho de otra forma, un
múltiplo de a es un número tal que, dividido por a, da por resultado un número entero.
ix
Véase Martínez Celdrán (1994: 42 y ss.).
x
Se incluirían en este grupo las semivocales, las líquidas y las nasales (véase Tsur, 1992: 31 y ss.).
xi
Véase Martínez Celdrán (1998: 68 y ss.).
xii
Cuando se utiliza el término del ‘tracto vocal’, se suele hacer referencia a la suma de las cavidades oral
y nasal (véase 1.2.2.2.).
xiii
Véase Tatham y Morton (2011: 19).
xiv
También se define el formante como “una concentración de energía acústica dentro de una restringida
región de frecuencia” (véase Tsur, 1992: 9).
xv
Esto explica, por ejemplo, que dos voces suenen distintas pronunciando la misma palabra o que dos
instrumentos también lo hagan tocando la misma nota. Véase Tsur (1992: 10 y ss.).
xvi
La ‘elongación’ es cada uno de los puntos por los que pasa la partícula en su desplazamiento a través
del medio natural.
xvii
Véase Garrido Bullón (1997: 116).
xviii
El oído responde a un rango de vibraciones que va desde los 20 Hz hasta los 20.000 Hz (20 Khz), sin
embargo, los sonidos del lenguaje se sitúan en el rango que va desde los 20 Hz hasta los 10.000 Hz (10
Khz).
xix
Véase Martínez Celdrán (1994: 37).
xx
Véase Martínez Celdrán (1998).
xxi
Podemos imaginar, por ejemplo, la sensación que nos produce en una mano el peso de cinco tizas. Si
nos tapan los ojos y añaden una más, no notaremos un cambio importante de peso, pero si añaden diez o
doce, el cambio sí será perceptible.
xxii
Si las cuerdas están muy justas, se producen los sonidos agudos; y si están separadas, los sonidos
graves.
xxiii
Véase Tatham y Morton (2011: 7 y ss.).
xxiv
También llamada ‘cavidad bucal’.
xxv
Con diferentes variantes según los dialectos (véase Vaquero de Ramírez, 1996: 34).
xxvi
A pesar de lo que pudiese parecer, desde un punto de vista anatómico, la posición normal del velo es
que esté en descenso.
xxvii
Véase capítulo IV.
xxviii
Es así en la pronunciación de Lisboa y de Brasil. En el norte de Portugal la ‘r’ es como la española
[r].
xxix
Del griego antiguo ἄλλος (állos), “otro”, “distinto”. Fono y sonido son sinónimos. Del griego antiguo
φωνος.
xxx
Véase Alarcos (1965).
xxxi
Son doce en la pronunciación británica o ‘Received Pronunciation’, véase Lillo (2012).
La pronunciación del español. Fonética y enseñanza de lenguas 23
xxxii
Se denomina también ‘fonética auditiva’.
xxxiii
Como veremos más adelante, la fonología clásica puede ser considerada de alguna manera una
fonética perceptiva (véase capítulos IV y V).
xxxiv
Véase capítulo V.
xxxv
Es bien conocida la grafía imaginaria ‘ghoti’ del poeta Bernard Shaw para ‘fish’ (pescado), usada
para ilustrar las irregularidades fonéticas del inglés.
xxxvi
De ahí que exista la idea infundada que es más fácil pronunciar el español que otras lenguas. Todas
las lenguas son igual de fáciles o difíciles, depende del punto de partida (véase capítulo VI).
xxxvii
Se conserva en algunas zonas del andaluz.
xxxviii
Pronunciar la palabra ‘soja’ como [ˈsoha] sería un error fonético, pronunciar [ˈsoja] sería, por el
contrario, un error ortoépico.
xxxix
Por ejemplo, Fonética, entonación y ortografía (Edelsa), de González y Romero (2002b).
xl
El alfabeto fue creado por el fonetista inglés Henry Sweet en 1877.
xli
Navarro Tomás (1915) adaptó este alfabeto a las características especiales del español dando lugar al
alfabeto de la Revista de Filología Española (RFE).