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Eclipse Solar
Eclipse Solar
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«Eclipse de sol» redirige aquí. Para la película argentina de 1943, véase Eclipse
de sol (película).
Un eclipse solar total ocurre cuando la Luna cubre completamente el disco solar.
Las protuberancias solares pueden verse a lo largo del limbo, así como los
filamentos de la corona. En la imagen, fotografía del eclipse solar del 11 de
agosto de 1999.
Cuando la Luna nueva se encuentra más próxima a la Tierra (perigeo, izquierda), la
umbra alcanza la superficie de esta y un observador en A verá un eclipse total. Si
la Luna nueva está más lejos (apogeo, derecha) la umbra no llega a la Tierra, y un
observador en B, en la anteumbra, verá un eclipse anular. Los observadores en C, en
la penumbra, apreciarán eclipses parciales.
Los eclipses totales son poco frecuentes porque la sincronización de la luna nueva
con la alineación de la Luna, el Sol y un observador en la Tierra tiene que ser
exacta. Además la excentricidad de la órbita de la Luna a menudo lleva a esta lo
bastante lejos de la Tierra como para que su tamaño aparente no sea lo
suficientemente grande como para bloquear al Sol por completo. La totalidad solo se
da a lo largo de un estrecho camino sobre la superficie de la Tierra trazado por la
sombra lunar.
A pesar de que los eclipses son fenómenos naturales, en algunas culturas antiguas y
modernas se explican por causas sobrenaturales o se consideran malos augurios. Un
eclipse total puede ser aterrador para personas que no son conscientes de su
explicación astronómica, ya que el Sol parece desaparecer durante el día y el cielo
se oscurece en cuestión de minutos.
Dado que mirar directamente al Sol puede provocar daños permanentes en los ojos o
ceguera, para observar un eclipse solar se utilizan protecciones oculares
especiales o técnicas de visión indirecta. Es, en teoría, seguro ver la fase total
de un eclipse a simple vista, sin protección. Sin embargo, es una práctica
peligrosa, ya que la mayoría de las personas no está entrenada para reconocer las
fases de un eclipse, que pueden durar más de dos horas mientras que la fase total
solo llega como máximo a los siete minutos y medio y es con frecuencia más corta.
Índice
1 Tipos de eclipses
2 Magnitud y oscurecimiento
3 Inclinación de la órbita
4 Período Saros
5 Importancia histórica de los eclipses
6 Recomendaciones para ver un eclipse
7 Fotografía de eclipses solares
8 Galería de imágenes
9 Véase también
10 Referencias
11 Bibliografía
12 Enlaces externos
Tipos de eclipses
Ilustración de una eclipse solar desde De Magna eclipsi solari, quae continget anno
1764 (Acta eruditorum, 1762)
Parcial: La Luna no cubre por completo el disco solar, apareciendo una media
luna brillante.
Total: Desde una franja (banda de totalidad) en la superficie de la Tierra, la
Luna cubre totalmente el Sol.1 Fuera de la banda de totalidad el eclipse es
parcial. Se verá un eclipse total para los observadores situados en la Tierra que
se encuentren dentro del cono de sombra lunar, cuyo diámetro máximo sobre la
superficie de nuestro planeta no superará los 270 km, y que se desplaza en
dirección este a unos 3200 km/h. La duración de la fase de totalidad puede ser de
varios minutos —entre 2 y 7,5—, alcanzando algo más de las dos horas todo el
fenómeno, si bien en los eclipses anulares la máxima duración alcanza los 13
minutos y llega a más de cuatro horas en los parciales, teniendo esta zona de
totalidad una anchura máxima de 272 km y una longitud máxima de 15 000 km.
Anular: Ocurre cuando la Luna se encuentra cerca del apogeo y su diámetro
angular es menor que el solar, de manera que en la fase máxima permanece visible un
anillo del disco del Sol. Esto ocurre en la banda de anularidad; fuera de ella el
eclipse es parcial.
Cada año suceden sin falta dos eclipses de Sol, cerca de los nodos de la órbita
lunar, si bien pueden suceder cuatro e incluso cinco eclipses. Suceden cinco
eclipses solares en un año cuando el primero de ellos tiene lugar poco tiempo
después del primero de enero. Entonces el segundo tendrá lugar en el novilunio
siguiente, el tercero y el cuarto sucederán antes de que transcurra medio año, y el
quinto tendrá lugar pasados 345 días después del primero, puesto que ese es el
número de días que contienen doce meses sinódicos.
Por término medio sucede un eclipse total de Sol en el mismo punto terrestre una
vez cada 200-300 años. Para que suceda un eclipse de Sol, es preciso que la Luna
esté en conjunción inferior (luna nueva) y además que el Sol se encuentre entre los
18° 31' y 15° 21' de uno de los nodos de la órbita lunar.
Geometría de un eclipse total de Sol.
La mayor o menor distancia de la Luna a su perigeo va a determinar que el eclipse
sea total o anular. Los valores extremos para el perigeo y apogeo lunares en el
siglo XXI son los siguientes:2
Por otra parte, no puede darse una correspondencia única entre magnitud y
oscurecimiento porque debido a la variable distancia Tierra-Luna varía asimismo el
diámetro angular de esta y a eclipses de igual magnitud no les corresponde siempre
un mismo oscurecimiento. Esto se representa –de forma muy exagerada– en la figura
de arriba: tanto en A como en B la magnitud es de 0,5 –oculta la mitad del diámetro
solar–, pero el oscurecimiento –fracción de superficie solar tras la Luna– es mayor
en A que en B.
Inclinación de la órbita
En un eclipse los centros del Sol, la Tierra y la Luna están totalmente alineados,
estando la Luna siempre cerca de la línea que une la Tierra y el Sol. Si la órbita
de la Luna estuviese sobre la eclíptica (plano de la órbita de la Tierra), en cada
revolución lunar daría lugar a un eclipse de sol durante el novilunio y a un
eclipse de luna durante el plenilunio, al cabo de unos quince días. En realidad el
plano de la órbita lunar está inclinado respecto a la eclíptica un ángulo de
5°08'13", lo que motiva, las más de las veces, que la Luna pase por encima o por
debajo del Sol o por arriba o debajo del cono de sombra de la Tierra sin que tenga
lugar el eclipse. Solo habrá eclipses en las sizigias (palabra que engloba las
conjunciones y oposiciones del Sol y la Luna) cuando el Sol esté cerca de los nodos
de la Luna o puntos en que la órbita lunar corta a la eclíptica. Este nombre
proviene de que los eclipses siempre ocurren en la proximidad a dicho plano.
Si la alineación es bastante perfecta, la Luna está muy cerca del nodo durante la
sizigia, o su latitud no excede de un determinado valor, ocurre un eclipse total.
Si la coincidencia no es completa por no estar la Luna sobre la eclíptica, aunque
sí cerca de ella, se produce un eclipse parcial, quedando el Sol parcialmente
oculto por la Luna (eclipse parcial de Sol) o está parcialmente inmersa en el cono
de sombra de la Tierra (eclipse parcial de luna).
Período Saros
Esta serie de condiciones son motivo de que los eclipses sean fenómenos raros que
se reproducen al cabo de 223 lunaciones, o sea 18 años 11 días, y que se llama
período Saros y que es múltiplo común de dos de las distintas revoluciones lunares.
En un año hay dos estaciones de eclipses cuando el Sol pasa cerca de los nodos. A
lo largo de un año no pueden ocurrir menos de dos eclipses, que serán
obligatoriamente de Sol, ni más de 7: 5 de Sol y 2 de Luna, 4 de Sol y 3 de Luna, 2
de Sol y 5 de Luna. Hay ocho eclipses cada seis lunaciones que se denominan series
cortas. Tras un período Saros hay un eclipse homólogo muy similar, pero que va
evolucionando a lo largo de los distintos Saros, formando una serie larga que puede
durar unos 1280 años.
Importancia histórica de los eclipses
Los eclipses de Sol y Luna han representado mucho para el desarrollo científico.
Fueron los griegos los que descubrieron el período Saros que les permitió predecir
eclipses. Por otra parte, Aristarco de Samos (310 a. C.-230 a. C.) determinó por
primera vez la distancia de la Tierra a la Luna mediante un eclipse total de Luna.
Hiparco (194 a. C.-120 a. C.) descubrió la precesión de los equinoccios basándose
en eclipses lunares totales cerca de los equinoccios y en unas tablas para el Sol,
y mejoró la determinación de la distancia de la Tierra a la Luna realizada por
Aristarco. Kepler propuso usar los eclipses de Luna como una señal absoluta para
medir la longitud geográfica de un lugar sobre la Tierra.
Una vez conocidas estas medidas de seguridad básica, se debe saber que para
fotografiar el Sol sirve cualquier cámara de control manual, especialmente las del
tipo SLR, siendo preferibles los objetivos de distancia focal larga, de manera que
se pueda impresionar el Sol al mayor tamaño posible. Debemos saber que el diámetro
lunar en film es el mismo que el solar, pudiendo emplear dicha tabla para calcular
cuál será su tamaño final en el negativo ya impreso.
El objetivo ideal es un 500 mm, pues nos permite una imagen de casi 5 milímetros,
con buenas posibilidades de ampliar la misma si deseamos crear un póster de nuestro
trabajo.
Mucho se ha hablado acerca de los filtros caseros, si bien es muy importante decir
que solo son seguros aquellos filtros destinados únicamente a la función de filtrar
la luz, dejando las radiografías, los cristales ahumados, los negativos velados y
otros similares para otras funciones que no sean la de asegurar nuestra vista.
Conviene recordar que jamás debemos observar a través de estos filtros más de un
minuto seguido. Los filtros deben necesariamente ser instalados delante del
objetivo del telescopio, y nunca detrás del ocular, pues corremos el riesgo de que
el calor concentrado por las lentes haga estallar el cristal del filtro con el
consiguiente peligro de lesiones en los ojos.
Siempre es recomendable emplear un rollo de película antes del eclipse, para así
calcular los tiempos de exposición y diafragmas necesarios para una buena toma.
Lo que sigue es una tabla para la fotografía de un eclipse solar con film de 100
ASA (21 DIN) a f11.
Una buena opción para documentar un eclipse es realizar todas las tomas en un único
negativo, siendo necesario disponer entonces de una cámara capaz de hacer
exposiciones múltiples.
Dado que el Sol se mueve en el cielo a una velocidad de 15 grados por hora, con un
objetivo de 35-50 mm el astro irá pasando por el campo de visión. Si orientamos la
cámara en dirección sur, de manera que el Sol recorra en diagonal el fotograma,
emplearemos algo más de tres horas para llenar el negativo con distintas imágenes
solares y con distintas fases igualmente.
Para obtener imágenes claras, será necesario disparar el obturador cada 5 minutos,
siendo imprescindible que la cámara se encuentre dispuesta en un trípode estable, y
que las tomas se realicen con la ayuda de un disparador de cable para evitar
vibraciones. Una vez que el Sol se encuentra en la franja de totalidad, se quitará
el filtro, haciendo una imagen de un segundo de exposición para resaltar la corona
en su máximo esplendor.