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Descubren un nuevo y poderoso tratamiento contra la depresión

Sarah Romero
Un equipo de investigadores de la Universidad de Texas Southwestern Medical Center
(EEUU) ha afirmado haber hecho un importante descubrimiento en el campo de la
búsqueda de nuevas formas de tratar la enfermedad de la depresión.
 
El hallazgo no es ni más ni menos que un mecanismo importantísimo por el que
la ghrelina, una hormona natural antidepresiva (que actúa tanto sobre el estrés como el
apetito), trabaja dentro del cerebro.
 
Para llegar a este descubrimiento, los investigadores analizaron esta hormona en ratones
de laboratorio. A pesar de que la ghrelina es más conocida como la “hormona del
hambre”, por su capacidad para despertar el apetito, los expertos descubrieron que esta
hormona también tenía propiedades antidepresivas naturales que se manifestaban al
aumentar los niveles de la hormona, básicamente tras una prolongada tensión psicológica
o una restricción calórica. De la misma forma, hallaron que la ghrelina también podía
provocar la formación de nuevas neuronas en el hipocampo, lo que se conoce
como neurogénesis, reduciendo así los niveles de estrés. Así, tras exponer a los ratones a
un estrés prolongado, los investigadores encontraron que los niveles de esta hormona
aumentaron considerablemente.
 
Para comprobar la efectividad de este mecanismo hormonal, prepararon un compuesto
de drogas llamado P7C3 que, tras inyectárselo a los ratones, determinó que mejoraban el
proceso de neurogénesis de la ghrelina, convirtiendo su efecto en un antidepresivo
bastante fuerte.
 
“Al investigar la forma en la que la hormona del hambre trabajaba para limitar la
extensión de la depresión tras una larga exposición a una situación de estrés, hemos
descubierto lo que podría convertirse en una nueva clase de fármaco antidepresivo muy
potente”, afirma Jeffrey Zigman, líder del estudio.
 
Las conclusiones del trabajo, que han sido publicadas en la revista Molecular
Psychiatry, ayudarán a la creación de mejores tratamientos para personas con estrés
crónico, con resistencia a la ghrelina o con alteración en los niveles de esta hormona,
estas últimas relacionadas con trastornos alimenticios como la obesidad o la anorexia
nerviosa.
 

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