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= =, ea, IESHIE. BETHa~,e. fees : Peden De AudarcA LATINA a udnicn LATINA COLONCALY PRE coLeua/na 4A Aud Kyo, Y Lt covauisra, Bagedtown. ep. cain 4, (Fo, aoe #/ 2¥ * OF99. 4Auter.: MATHAN WACHTEL ‘ Capitulo 7 tuvo una histori ‘compleja interac. XVt, ¥ confirig a tag: los sumamente estrucin, ido completamente auto experiments ua golpe brutal y ep ‘ropa, el chogue con un Considecard brevemente las dren cana, del sur y sudeste de los A, 1$88da de los espafoles, Aun, que tae eraq tales descripciones testimo, fan el trauma experimen. “=i jimericanos: profectes y portentes Naticinaban el fin de los tiem. repabatecieton unos monstrues de euslr0 patas montados por le aspecto humano, : durante tod0 el ato, cela noche se lumi 4 feo cue spares enel este vc vela subir desde ia tierra inaba por uns columna hasta! cielo, Un mis, Historia da AMERICA I Turma A: profa. Helen Osério Turma Br prof. Eduardo Neumann terioso fuego incendié el templo de Huitzilopochtli; después de que fuera destrui- do el de Xiuhtecubtli por un rayp. Un extrafo péjaro gris, mostrando una especie de espejo encima de su cabeza fue capturado; cuando Moctezuma examind el espe= jo «... vio por segunda yez la mollera del pfjaro, nuevamente vio all, en lontananzay como si algunas personas vinieran de prisa; bien estiradas, dando empellones. Se ha fan la guerra unos a otros, y los trafan a cuestas unos como venados.' Entre los mayas, el Chilam Balam profetiz6 (acaso después del acontecimiento) Ia alborade de una nueva época: «Cuando levanten su sefial en alto, cuando la levanten con el Arbol de la Vida, todo cambiard repentinamente. Y aparecerd el sucesor del érbol de la vida y para todo el pueblo el cambio serd ciertos.* En Peri, los vltimos afios de Huayna Cépac fueron perturbados por una serie de violentos y extrafios temblo res de tierra. El rayo destruy6 el palacio del Inca y aparecieron cometas en el cic- Jo. Un dia durante la celebracién de Ia fiesta del sol, un eéndor fue cazado por un: halcén y dejado caer en medio de la plaza principal de Cuzco: el pdjaro fue asi do pero murié. Finalmente, una noche brillante, la luna pareci6 estar rodeada por un triple halo, el primero color de sangre, el segundo de un negro verdoso, el ter: ‘cero parecfa humo: los adivinos profetizaron que el rojo de sangre indieaba que una ‘guerra cruel desgarraria en pedazos a los hijos de Huayna Cépac; el negro anunciaba Ia destrucciGn def imperio inca; y el dtimo kalo, que todo desaparecerfa con of humo.? : ‘ Disperso en toda América estaba el mito del dios civilizador que, después de sa reinado benevolente, desaparcée misteriosamente, prometiendo a los hombres que un dia volverd. En México, fue Quezaleatl quien partis hacia el et, y en los An- j des, Viracocha quien desaparecié en los mares del oeste. Se supon‘a que Quetzacéatl | retomaria en un afo, ce-acai! (una caiia), basado en el ciclo de $2 afios, mientras. } que para el estado inca el fin vendria durante el reinado del duodécimo emperador:, En México, los espatioles llegaron desde el este, y el 1519 era sin duda un aio cceacetl; en Perd vinicron del oeste y Atahualpa era, sin duda, el duodécimo inca Por lo tanto, 1a conmocién tomé para los indios una forma especifica: ellos perci-. bieron los acontecimicntos a través de la estructura del mito y, al menos en ciertas circunstancias, concibieron la legada de los espatiles coma el retorno de los dioses Es sorprendente que, desde México a Peri, las descripciones de los nativos re~ cogen las mismas caracteristicas que demuestran Ia extrafieza y el poder de los in- vasores: sus pieles blances, sus barbas, sus caballos, su escritura y sus armas de fue? Bo. De ahi, el siguiente mensaje que Moctezuma habla dado a sus mensajeros: m Por todas partes vienen envueltos sus cuerpos, solamente aparecen sus caras. Son blaneas, son como si fueran de cal Tienen el cabelio amarillo, aunque algunos lo tienen ‘negro. Larga su barba es, también amarilla; el bigote también tiene amarillo ‘Los soportan en sus lomos sus «venadose, Tan altos estén como lot techs 1. Miguel Leén-Portilla, Visién de los vencidos. Relaciones indigenes de la Conquista, Meézico, 1959, pp. 2-5; idem, Et reverso de la Conquista, Relaclones aviecas, mayas, e int cas, México, 1964. : 2. Chilam Bala de Chumayel, ed. y tr. Benjamin Péret, Paris, 1985, p. 217 3. Gaicilaso de la Vega, Comenrarios reales de los Incas {1609}, ed. Obres completas, Madrid, 1960. vol. II, pp. 52, 352-384, @eeaa diee OPE aiee Regigecer ee er? 172 * MISTORIA DE AMERICA LATINA sie Toca it de ean. Fue va a dar cota vn cero, como qu lo tig canara 9 sda cont bl, fo dessa hao eta coe ® ‘180 admirable, cua si alguien le hubiera soplado desde ol nets 1d Moctezuma recibi6 a los espafcles (Bese a las dudas de sus Fratiet08) como si fueran dioses se ha hecho célebre: fue a recibine Ine invasores 0 me levaptdel suet adormildo: no lo veo en sue. og GBs que Ya te he visto, es que yuh pgp ‘sof ent rosea! Como que esto era lo que nos heb los reyes, 10s que rigieron, los «qe gobernaroa tu ind : (Que habeas de instar enw sitial, que habrfas de venir ack, 5 joe Ste tbe visto egar a ura cieras pedis ay iferetes de meson J ai, ve paren viracocha, ques el nombie con el cual nosotros wont Drip base de los Is cosas, dkieodo Teil Virecocham, gus qlee habe yphPe ¥ Mdor de todos; y nombraren desta magerd a quells poten que pavsay Yio Wo uo porque diterencaban mucho avesretnjey seebione, ¥ 10 otro Precedentes que interrus Megada de lo desconoci $M. Le6o-Portlia, Visién de los vencidos, pp. 34-38 5. M: Leén-Portla, Vision de lo vencidos, pp. 79-80, Svat tra, Ces! Yupangui, Retacién dela Conquista del Peri yhechos del Inca Mlan- micas See. Ol Coleccion de bros y documentos referetea a Hisere de ee ‘meras series, vol. Il, Lima, 1916, pp, 8-9, tun cerro, como que lo > astillas, como si fuera terior.* ea las duitas de sus cibir a 10s invasores después promuncig or los informadores ‘atu ciudad: México, 40: no lo: veo en sue- ostrot los que rigieron, los ‘fas de venit ack? Andes como la de v0 Viracochas, hi- iterentes de nuestros nosotros nombre. eochan, que quiere ellos personas que emblante, ylo otro ales tenfan los pies ‘bien los Hamaban como via persona ‘Tonto destruida: ‘ destruyeron ré- tenfan tales fan- 2s un hecho frentados con la © comportaba al ero la respuesta ancias. La nas del Cuzco, Callcuchime a 28 del Inca Man- ia del Peri, Pri- LOS INDIOS ¥ La CONQUISTA BSPAROLA 173, Quizduis; eran portadores de noticias importantes sobre la saturaleza de los inva- setelos) crap aa les habfsenviado para informar a Quizquiz que ellos [ac ea, afioles] eran seres mortales.»? . Que Iuchaban. En Mético, los recén conquistados totonacas se rebelaron contra Moc. ba deseo liaron con los espafioles, quienes inmediatamenterecibieron una aya 2 Gecisiva de los Uaxcaltecas. En Pend, la faccién de Hufscar se unié a Pizarvo, fiuen también consiguié Ia ayuda de grupos tales como los ears y los huancer, los cuales se negaron a’dceptar el dominio de los incas 1 resultado del conflicto no dependié s6lo del poder de ls fueraas en oposiciSn: desde la perspectiva de los vencidps, la invasiGn europea también contenia une Gi, mensiGn religiosa, incluso csmica. Pillajes, masacres, incendios: los indios vivian Muramos, pues, ‘Muramos, pues, Para nosotros les dicses estén realmente muertos. En Ia sociedad de los Andes, el Inca, como hijo del Sol, mediaba entre los dio- Ss y los hombres, y se le adoraba como a un dios, Representaba en un sentido el ‘entro corpéreo del universo, cuya armonfa garantizaba. La muerte del Inca repre- 2 1, fives Histicos de Cuzco, siel ntémero de pequelia, que se distinguieron de los demés slo por su singular puesto en la historia. + de a conquista, ‘La unidad bésica de los diferentes grupos étnicos eran los ayllu (anslogos de los auses de 10s cam- = calpulli mexicanos) que formaban un ntcleo endogémico,-reuniendo un determina- a la misma di- Go asimero de parenteseos que posefan colectivamente un terrtorio concreto (a me- inudo desconectado). Agrupadas colectivamente, las unidades bésicas se formaban abepidemias, les por mitades, y después formaban unidades ain més amplias, hasta que abarcaban arecen plaisibles + todo el grupo étnico, El mismo término ayllu puede aplicarse a todos los diferentes 900" probable nae. niveles superpuestos de esta manera unos sobre otros, en el que cada uno incluia al igot cas, Jo: “anterior, El estado inca era de esta manera la cima’ de esta estructura inmensa de uni- 0 de que: .de¥ interconectadas, Se impuso un aparato politico y militar a todos estos grupos Ginieds, mientras segufan confiando en la jerarquia de los seftores 0 curacas. Den- + = Trowel ayll en el sentido stricto del térmiino, los pastos eran sostenidos por la co- 2 munidad y la tierra culivable repartida alas unidades familiares domeésticas en pro- “ porcién a su tamalio; asf, en teoria, este reparto tenia lugar peri6dicamente, De ‘Eouerdo con la idea de la autosubsistencia, que era un rasgo de la sociedad andina, «2° una unidad familiar podia eclamar wn trozo de tierra en cada uno de los diferentes, sectores ecolégicos, y reunir productos completamentarios de diferentes altitudes ‘Gnatz, papas, quinoas, pienso para las lamas, ec.). Esta peticién no estaba res fida s6l0'a los medios de produccién (como tierra 0 ganado), también se extendia fla mano de obra: cada cabeza de familia tenfa derecho a solicitar a sus relaciones, Sliados o vecinos para venir @ ayudarle a cultivar su parcela de tierra; a cambio, es taba obligado a repartir después alimentos y chicha, y ademés a ayudar cuando se Jo solicitaran. Esta ayuda mua era la base ideoldgica y material de todas las rels- cones sociales y regfa todo el proceso de produccién. Este sistema de intercambio se extendfa a todos los niveles de 1a organizacin so- cial: entre los miembros del ayliu en la base; dentro de las mitades, y en el grupo étnico al servicio de un curaca; yal nivel del imperio en el servicio al Inca. No obs- tante, desde un nivel al siguiente habia una transicin gradual de reciprocidad ba- sada en la simetria y la igualdad hasta una reciprocidad jerdrquica y desigual. Los servicios de los sibditos de Tahuantinsuyu eran una extensiGn de los que ofrecfan 2 los diases locales y alos curacas. Trabajaban colectivamente las tierras del Inca ¥ del Sol, con un espfritu de rito religioso, y a cambio recibfan alimentos, chicha ¥ coca; o hacfan telas y palios utilizando los rebaiios del Inca; y por sltimo realiza~ cocial y religioso ia, En resumen, ativo. Para come ayar los diferen- SE que esto ha sido. 33 ian periédicaniente el servicio de la mita, trabajos péblicos o servicios para la gue- ra, Pero mientras que en el nivel del aya (e incluso en el del grupo éinico) el pa- rentesco segufa regulando la organizaciGn del trabajo, la distribucién de la terra y el consumo de lo que se producfa, en el nivel del sistema imperial, los servicios pro- ién Murra, HALC, vol. 1, cap. 3 178 HISTORIA DE AMERICA LATINA porcionsdos por los sibditos del Inca, permitfan el desarrollo de una infraestructu- £4 (graneros, fortalezas, caminos, etc.) de diferente naturaleza. En otras palabras, <1 modo de produecin del imperio inca se basaba en el antiguo modo de produc. cci6n comunal que permanecfa vigente, mientras que se explotaba el prin ciprocidad para legitimar su gobierno. La extensién del sistema mirmag, ya aplicado a la estructura del grupo étnico cconstituy6 uno de los logros més destacados del imperio inca. Sabemos que los asen. tamientos nucleares de las tierras altas —dedicados a la crfa de ganado y a la pro- duccién de tubéreulos— realizaban su ideal de autosubsistencia enviando eco. Tonos» (mitmaq) a los asentamientos de altitudes més bajas, para tener acceso a la produccién de los valles (matz, algodén, coca, ete.), En estas «argo de tatoani = 4 eleghimes dejo == elattepert de Me. = te, 0 tlaportiatocs. "9 Pipilti, y ots 08 si eran pi Ue acepts jugar magro. Cuan- Los asecas bao 2, México, 1967, =a LOS INDIOS ¥ LA CONQUISTA ESPAROLA 185 do cl hijo de Manco, Sayri Tipac, se rindi6, le fue confirmada su propiedad de la ‘encomienda de Yucay, entre otras posesiones; su 1s princesa Beatriz casada con Martin Garcfa de Layola (sobrino de San Ignacio) y sus descendientes focron r6pi- > sin licencia del Inca.o su Gobernaddr» Coca se incrementé considerablemente. Los fici de las plantaciones de coca, a veces a costa ae Produccién de alimentos; y ¢l consumo de coca lege a extenderse a tods le Poblacién (aunque la planta también ‘onserv6 su significado religioso): «Adictos a ella ‘tras de ella (1541), pp. 321-322, 362, 386y 957, ro Cane de cla 11541) p, 361; Procesos de indiosiddlares y hechiceros, México, Archi- wee eect a Nisién, 1912, 164, chado por Grusinete ign ever ‘nvalmente Juan de Matenzo, Gobierno del Pera [IS6yn" Paris-Lima, 1967, p. 163, 188 HISTORIA DE AMERICA LATINA > i pi dneianos, pero estaba estrctamente castigada en todas las demés circunstancia; | ¢l culpable era pablicamentecastigado (con el repade de Ic cabeza) y se arricsgata | gla Pena de muerte. Lo mismo sucedta con las desviacionse Sexuales, tales como | srajerto+ el adulterio o le homosexualdad, Los adiliron, Por ejemplo, eran que. j anal ptPidados, ahoreados, spaleados atta morir,o sus canes: eran aplastades bajo el peso de una gran roca, i Jnnedistamente después de la conguista, el lcoholismo afecs a hombres y mae eres en todos los niveles de la sociedad. Numerosos tenn, mencionan a desapar. ign de 1es antiguas prohibiciones: 3 Y por todas partes muy = ‘urs enbeodan aa + Jeres. Parece que el demor * neral que todos 2 Inert como eet awarded z Los nobles que en otro q os demés indios a la embi iva. Pero s que intentaban mediante el uso convertido en absurdo y trdgico, ‘Andes era una muestra de un fe. de los indios {La extensién del uso de Ia hoja de coca, en los rincipalmente en las ceremonias re- spués de Ia conquista Ia produccién de Ism0s espafioles extendieron la super. Comenzaron a cultivarla después sr an ebia Benaveste, Memorials o Libro de las cosas de ‘Nueva Espana y de los na = arater ibe de Benavente, Memorals o ilo dels cor de Nueva Espara y de les ranter, p. 22. 35. José de Acosta, Historia Solera oral de las Indias (1590), Madsid, 1954p. 117; 10 mbI0s ¥ LA CoNQUISTA sPAROLA 189 que los espafioles habfan ‘s circunstencias: y se arriesgaba tales, tales como 2mplo, eran que- S eran aplastadas ‘hombres y mu- ntrado en el paise.* La coca era Indios en las minas init vi aaa il id raquativas se enfrentaron, bajo la dominacién espaiiola, a nuevas brécticas que introdujeron los europeos. yen qué medida fues 0 igual que en la época pre- ena Selombina..Alguncs productos vegetales(naranjer manzanas, higos, coles, nabos, snetales nas. Gt.) se deserallaron pide an We las bebidas los relatos es- d nativa, Pero vediante el uso tedo y tra gico tra de un fe- coca erauna > — ‘eremonias re- Susar la coca => Producci6n de ron Ia super- 2 alimentos; Manta también vatla después fay delos na- spate y de ks México, Arcti- 36. Hemando de Sanilana, Relacién del or "gen, descendencia, politica y gobierno de tes, p. 22, | ‘os Inca... [1564], Lima, 1927, p. 107, !534,.1n: =| 34, ACOs, Historia nara y moral de las India, p. 116, . 163. | 38. Relecionesreonrtias de Indias, vl Tt 234, vol. H, 22, 237, 190 HISTORIA DE AMERICA LATINA objetivo priortario era hispanizar un grupo escogido para formar una clase dirigen- te que obedeciera a los espafiles. De acuerdo con esta politica, cjertos miembros de 1a nobleza nativa (segdn su status) adoptaron la vestimenta europea y algunos sim. bolos de prestigio de la culrura dominante, montando a caballo, levando una espa. da o usando areabuz. Pero tales privilegios estaban reservados slo para los sefiores de alto rango: asf, en Chucuito, Garci Diez ordené que se reservaran exclusivamen. te para Martin Cari y Martin Cusi, Mas atin, desde que la administracién colonial pro. /hibié muchos privilegios tradicionales (tales como viajar en litera o en hamaca), los sfinbolos de prestigio Hegaron a ser exclusivamente espafioles. Y de esta forma, el grupo dominante consolid6 sus funclones como un modelo a imitar para los indios. A 1a inversa, los indios de las comunidades mostraban su fidelidad con las anti ‘guas costumbres. Continuaron hablando las lenguas nativas y normalmente vestian ropa tradicional, combinada a veces con el sombrero espaol. Y, mientras que el sis fema econémico colonial introdujo el dinero, vemos que el sector nativo permane- .cié engranado en la produccién de subsistencia, complementada pot el trueque. Es cierto que las migraciones forzadas de poblacién (congregaciones en México desde 1560 y reducciones en Pen desde 1570) rompieron radicalmente los modelos de asentamiento e intentaron por la fuerza que los indios vivieran en aldeas segun el ‘modelo espafiol, en el que las calles se trazaban en forma de red, y la plaza estaba rodcada por la iglesia, la residencia del cabildo, la prisin y el pattbulo. Pero, a pesar de tales cambios, el viejo sistema de organizacién comunal (que tena como centro cl ayllu y el calpulli) permaneci6 o fue reconstruido sobre la base de los lazos de parentesco y ayuda mutua‘sobre los que sus miembros se unfan. Tras el reasenta- ‘miento de la poblacién, las aldeas y sus tierras continuaron organizadas sobre un mo elo dual, asegurando asf la continuidad de las ereencias religiosas establecidas por 4a asociacién que los indios hacfan entre su tierra y sus antepasados. Enel plano religioso la fidelidad de los indios a sus tradiciones manifestaba su re- chazo a a dominaci6n colonial, aunque, de nuevo, habia diferencias en cuanto a eso. Mientras que en México durante la primera década de la época colonial (hasta 1570), 10s indios parecian mostrar un verdadero entusiasmo por el eristianismo, este no fue 1 caso de Pers. Peto en ambos casos, los indios se aferraban tenazmente a sus pro- pias creencias y ritos. Esta continuidad estuvo acompafiada por un proceso de frag. ‘mentacign similar al de ls instituciones. Silos culto oficiales al Sol y al Inca desapa- recieron en los Andes inmediatamente después de la conquista, el culto popular Vinewlado a los huacas (dioses locales) sobrevivid. Lo$ indjos continuaron trabajan- do comunalmente los campos destinados a su culto, y desenterraron a los muertos de Jos camposantos, llevndolos a sus cementerios radicionales (cerca de los sitios que hhabfan abandonado con motivo de las reducciones). Mientras que parecfan someter- © a. Los signos externos del culto cristiano, ocultaban sus ritostradicionales. Loses paioles fomentaron esta ambigtedad erigiendo crices e iglesias en los antiguos lugares sagrados, en tanto que, a la inversa, 10s indios disimulaban sus {dolos y ritos con velo cristiano. ,**y para informnay Sobre la senfermedad del mundo», Poma envié su scartar de cien péginas al rey de Espafia. Con una esperanza casi mesifnica, suponfa una catdstrofe final (otro pacha. Gutt) por la que el rey de Espafia (garante, como el Inca, dl orden universal) pa. siera el mundo nuevamente en orden. -RESISTENCIA Y REVUELTA Los espafioles establecieron sus 2 principales centros de colonizacién en Méxia- co y Pert, donde ya existfan estados poderosos; pero en las extensas «fronterase «i tuadas en las periferias de estos estados pronto surgié una feroz resistencia, que es algunos casos perduré hasta los primeros aiios del siglo xx. ,Qué caus6 ests con, {raste? Fue el resultado de la auténtica naturaleza de las diferentes sociedades nati. ‘vas de América. Tanto en México como en Pert, los invasores europeos entraron ~" ia y densa poblacién que estaba bajo el dominio de insti. = ‘econdmico en beneficio del grupo dominante. Pero en el norte de México, al sur y suresie de Chareas, o en Chile, la colonizaci6n espafiola ftgcas6 cuando se enfren {6 Principalmente con indios némadas que ino producfan un excedente accesible y que, debido a su movilidad, cludian los controles, Incluso en México y Pers la faclidad relativa de Ia conquista no significé que ‘as hostilidades cesaran inmediatamente después de la invasién. La resistencia mnds-—2==— tenaz se mostr6 en los Andes, donde la fuerza motriz tras Ia primera revuelta im. ortante no fue otro que Manco Inca, uno de los hijos de Huayna Cépac. Antes de Ja llegada de los espaiioles, hab‘a participado en una expediciGn dirigida en el este cl imperio contra los indios «montaiia», y especialmente contra los chiriguanos, ‘Manco Inca comenz6 colaborando con los espatioles pero répidamente se desilusiond: 16 pgguamén Poma de Aysia, Nueva Corénica, pp. 1.146; ef. igualmente pp. 409, 448, 530 y 782. = {LOS iNDIOS ¥ LA-CONQUISTA ESPAROLA iss ppensando que eran gente grata y enviada de aquel que ellos decfan que era el ‘Teest Viracocha —que quiere decir Dios— y paregeme que me han sido al revés de 10 que yo pensaba, perque sabed, hermanos, que éstos, segund me han dado las macs, tras después que entraronien mi tira, no son hijos de Viracocha sino del demo. no. ‘Manco asedié el Cuzco durante un afo (marzo 1536-abril 1537), pero finalmente cedi6 en sii acoso. Se refugié en las montafias inaccesibles de Vileabamba, al norte Ge 1a antigua capital, y en los valles célidos del Antisuyu (Ia base desde la que ha bfa comenzado sus campafias anteriores), Esta regiGn fue elegida no s6lo por razo- nes estratégicas sino también politicas y religioses.’No es una coincidencia que en ella estuviera situada la cima sagrada del Macho Pichu, el santuario inviolable de los sacerdotes nativos y la Mamacona del Sol, el cual permaneci6 desconocido para los europeos hasta principios del siglo xx. Ex el inmenso territorio bajo su control, Manco continué las antiguas tradic es imperiales y, en efecto, restauré un estado «neoinca». En su Relacién, Titu Cusi atribuy6 a su padre un lenguaje que expresaba resistencia a cualquier forma de acul- turacién. Manco inst6 a los indios a renunciar a Ia falsa religin que los espatioles intehtaban imponer; el dios tistiano, decta, era tan s6lo un trapo pintado Incapaz Ge hablar, mientras que loé huscas podian ofres, y el sol y la luna eran dioses cuya existencia era visible para todos. Tras la muerte de Manco Tica, su hijo, Sayri Ti- Pac, continué la resistencia por 10 o més afios, y mds tarde se entreg6 a cambio de la rica encomienda de Yucay (cl «alle sagrados que habfa sido propiedad personal de Huayna Cépac). Otro hijo de Manco, Titu Cusi, le sucedi6 como jefe de la re- sistencia, y el estado de los chiriguanos formaba una frontera que resistié la colonizaciGn espafiola durante tres siglos. En la segunda mitad del siglo xvn, incluso Potosf y La Plata, centros neurdlgicos del virreinato, fueron amenazados en varias ocasiones.>* ‘Aguf constatamos un fendmeno excepcional: antes de la llegada de los espafio- les, un gran niimero de indios guaranfes habfan emigrado hacia el império inca. Hi bfan salido del euadrilétero situado entre los rfos Paraguay-Parand y Tas costas atlén- ticas. yBuscaban Candire, «el pafs sin maldad+-anunciado por los’profetas?-,0:1a -,® y su posicién empeoré durante la década de 1560 por una extraordina. ria reversiGn de alianzas. Aunque hasta ahora fieros enemigos, los indios andinos ¥ los chiriguanos de Paraguay parecfa que habian enterrado sus diferencias para de~ fonderse de los invasores blancos. {Fue esto un resultado de la diplomacia de Tita Csi, el Inca de Vileabamba, en un momento que, como hemos visto, Taqui Ongo ‘smenazaba el verdadero corazén de las posesiones espatiolas? La confederacién an fiespafola, ademés, incluyé en el sur, « don Juan Calchaqui, jefe de los diaguita, ue eavié mensajeros a los curaces de Charcas para animarles a rebelarse. (Exage- raron el peligro las autoridades de La Plata? Fuentes del Cuzco aluden a planes si. milares de colaboracién entre los rebeldes incas y chiriguanos.** Parecta que el ‘mundo indio, aturdido por la invasién europea, era capaz de superar sus rivalida- des tradicionales para construir una alianza uniendo reas tan diferentes como los Andes y las Ianuras de la cuenca atldatica Los chiriguanos aumentaron sus ataques a lo largo de toda la frontera. En 1564 destruyeron dos fuertes recién fundados por los espafoles, Barranca sobre el rio Gua- Pay (por Nuflo de Chaves) y Nueva Rioja sobre el Paripiti (por Andrés Manso que ‘muri en un atague). Més al sur, arrasarom las estancias de Juan Ortiz de Zérate, ue era un tico minero empresario de Potosf y encomendero de los indios chichas. En 1567 saquearon otras aldeas chichas a doce leguas de Potosf, capturaron a los indios del servicio doméstico y mataron y se comieron a los espafoles. Y,, por los 10 afios siguientes, toda el drea entre Tarija, Potos{, La Plata, Mizque, Santa Cruz ¥ Ja cordillera Chiriguano fue un territorio de completa inseguridad. ‘Tras la pacificacién de Vilcabambat y la ejecucién de Tupac Amaru, el virrey Francisco de Toledo decidié resolver el problema de los guaranfes. En 1573 fue a La Plata donde recibi6 a los embajadores chiriguanos qué habfan llegado para ho- ‘menajearlo, Hablaban de un milagro realizado por Santiago, que presegiaba la paz, ¥ pidieron que les enviaran misioneros. Toledo orden6 tna investigacidn; este in. tervalo permiti6 que los jefes chiriguanos escaparan de La Plata; y Toledo descv- brio que habia sido engaiiado. Simplemente los indios habfan intentado evitar repre- salias 0 ganar tiempo. En junio de 1574 el virrey, a la cabeza de un gran ejército diviido en 3 cuerpos, se dirigié ala cordillera. Pero la expedicién se agot6 intentan- do quitar estorbos en un camino tan lejano como el Pilcomayo, mientras el enemigo los acosaba desde la proteccién de las tieras altas. Diezmado el ejército por el ham- bre la fiebre, 1 mismo Toledo cayé gravemente enfermo. Finalmente, los espafiles 53. La frase viene de Thierry Saignes en 54. Archivo Histético de Cuzco, libro $ del FO antes citado. abildo, fol. 411-47, {LOS INDIOS ¥ LA CONQUISTA ESPAROLA 199 fueron obligados a retirarse, sin logear nada. El propio virrey se content6 con fun- dar 2 villas para proteger la frontera: Tomina en el sudeste y Tarija en el sur. ‘Animados por el fracaso de Toledo, los chiriguanos continvaron sus ataques y ‘ amenazaron los dos nuevos establecimientos. «Vagan a todo lo largo de la frontera de esta provincia, yendo tan lejos como para aparecer a ocho leguas de esta ciudad = de La Plata», se lamentabs el presidente de Ia audiencia. Saquearon los pequefios pue- blos y los campos y capteraron espafioles, eriados indios y esclavos negros.* El an- tiguo mitmag, que habfa retrocedido hacia Tarabuco y Presto, se encontré directa- mente expuesto a esos ataques. «Realmente estan a nuestras puertas», escribieron sus sefiores en 1583, «y nos tienen tan rodeados y asustados que no nos atrevemos a de nuestras casts para-trabajar nuestros campos».* Los chuis del valle de Mizque, por su parte, prepararon un levantamiento con la ayuda de los chiriguanos del Guapay y consiguieron huir al interior de las yungas. En 1584 cl fuerte de San Miguel de La Laguna, situado entre los rfos Cuapay y Pilcomayo, fue atacado y destruido. Los ‘espaiioles organizaron una expedicién con tres puntas desde Santa Cruz, Tomina y Tarija. Los resultados no fueron més afortunedos que los anteriores. Fue la wltima ‘expedicién que organizaron las tres ciudades juntas, y posteriormente cada sector cuid6 de su propia defensa Entre 1585 y 1600 la reconstruccién o la fundacién de La Laguna, Villar, Po- mabamba, Paspaya, Cinti y San Lorenzo alejé todo peligro de la regién prOxima a Charcas. Una politica gradual para poblar el érea de modo constante rechaz6 a los iriguanos a sus escondrijos de la cordillera, desde los que resistieron a los espa- fioles durante 3 siglos més. En Chile, en el extremo sur del continente ameticano, los indios araucanos re~ sistieron a los espafioles tan ferozmente como los chiriguanos. Un rasgo destaca du- rante el transcurso de estas guerras: la permanencia’de la frontera sefialada por el rio Bfo-Bio, Las tribus al norte del rfo habfan estado bajo la influencia del imperio = inca: como consecuencia los indios del norte de Chile disfrutaban de las ventajas de mejores técnicas agricolas; criaban gauado y también sabfan trabajar.el metal. El Inca les habfa enviado su representacién especialmente en forma de guarniciones mil res que ellos tenfan que abastecer. Como consecuencia, sus costumbres y formas de pensar se habfan modificado: se habfan acostumbrado a Is dominacién extranjera, esto es, a producir un excedente econémico bien en forma de mano de obra 0 como tributo, Por otra parte, los indios némadas y seminémadas al sur del Bfo-Bfo habian escapado a la influencia inca y s6lo estaban familiarizados Gon técnicas agricolas ru- = dimentarias, complementadas con la caza y la recolecciGn; su organizacién politica fe no iba mis alld de los lazos tradicionales de parentesco. Por eso no es coincidencia {que los espafioles fueran capaces de mantener su dominio al norte del B(o-Bfo, mien- tras que fracasaron al hacerlo en el sur: los limites meridionales del Chile central ‘oincidfan finalmente con los del imperio inca.” 55. Robert Levllier, La Audiencia de Charcas..Correspondencia de Presidente y Oido- res, Madrid, 1916-1922, vol. Il, p. 37. : '56. Citado por Richard Mujia, Bolivia-Paraguay: exposicién de los ttulos que consagran ef derecho territorial de Bollvia, sabre la zona comprendida entre ls rios Pilcamayo y Pa- raguay, La Paz, 1972, vol. I, p. 500, ‘57. Para una mayor exposicién sabre los araucanos, véase Hidalgo, HALC. 1..cap. 4 200 HISTORIA DE AMERICA LATINA Inicfemente, ls colonizacién espafola estaba estimulada, por otra parte, Por la i = Sragueda de metales preciosos. Pero la produccién de oro pronto comensé nce i z al combate contra los espatioles, Alechas, lanzas templadas al fuego, cudos y mallas de cuero, Para resi Torque magus azaron (esto fue un fenémeno excepcional el clive de mats rar Ele Raduraban mAs rpidameste, igo y cebads, con objet de proton las co- sechas de las expediciones que los copatoice Janzaban durante el verano. Politica. Princesa Beatriz y antiguo vencedor de Tiipac Amara, Seada en la punta de una pica araucana, 14, Saatt® onsfes de Nijes, Desengao y repre de ta guerre det Reno de Cite M6141, Santiaeo, 1889, pp. 174.195 ‘parte, por la imenz6 a des- eran los prin- Valdivia). EL asez de mano tra los rebel- + poniéndolos nidondeeran = consiguicron = de presashu- tente inferior == 1 forma dife- adapténdolos nde arcos y ta inchufa es- ola, los gue- ; 3 seis metros ufiales 0 cu- is bajas atrds ban alos es- vallerfa nati- nas innovs- uusaron aros sumamente vaba un ar- 2. Esponté- de mafz por ger las co- ©. Politica- ar su modo ‘peraciones 2 modifica- No obsten- asus fun- fracas en ‘én general El epflogo sposo de la cabeza pa- 10 de Chile slo xv, més al norte la guerra tin continué conta los pueblos y los apacher El suceso preliminar dela «guerra mixtecas (1541-1542) fue muy pareeldo a le- Yanlamiento de Jos Andes: ocurri en una regin lejana del centro (come la renoci, ta de Vileabamba), y era de cardcter milenario (como Taqui Ongo), La revel ces tall en Nueva Galicia, en la zona de Tlatenango y Suchi Gel terrtorio en ese tiempo bajo control de los espatioles. Los predicadmres sua ciaban Ia welts de

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