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Hay momentos en que esas contradicciones son más obvias, muy subjetiva, hay
quien no la siente en ciertos momentos y en otros sí.
No son esencialmente negativas. Son una fuente fecunda de cambio social, que a
veces pueden utilizarse creativamente, generando innovaciones.
Si tomamos como ejemplo una casa, los valores de uso son muy diferentes. En
cuanto al valor de cambio, inicialmente se autoconstruían y por tanto era muy
limitado; luego se construían por encargo pagando materiales y a trabajadores, lo
que limitaba las posibilidades de obtener valor de uso, de acuerdo con las
capacidades; en el capitalismo avanzado, se construyen especulativamente, como
una mercancía para ser puesta en el mercado al alcance de quien pueda pagarla, el
valor de cambio es ahora el de la construcción, más el del suelo, más el margen de
beneficio que espera el constructor, más en su caso el coste del endeudamiento. El
valor de uso no es el fin, sino el medio para obtener valores de cambio. En
ocasiones, el Estado desarrolla planes de vivienda, y entonces sí prima el valor de
uso.
La vivienda es un ejemplo claro que, a menudo, no puede comprarse de una vez, así
que las personas contratan hipotecas. El valor de cambio se dispara para el
comprador, pero es su manera de acceder al valor de uso y, de hecho, en la medida
en que la vivienda al final es suya, supone una forma de ahorro, un depósito de valor
de cambio.
Lo que hizo el neoliberalismo fue insistir en que la mejor forma de nosotros recibir
nuestro valor de uso, es liberar el sistema de valor de cambio. El sistema valor de
cambio es eficiente hay eficiencia del mercado y lidia con los recursos de una
manera económica y por ende liberar el sistema de valor de cambio en cuanto a la
producción, vivienda entre otros, era la mejor manera por la cual las personas
pusiesen obtener el acceso para el valor de uso de un hogar o de una vivienda. En
los Estado Unidos, ser propietario de una casa y la dinámica del valor de cambio se
fortaleció mucho.
¿Pero qué se puede decir de su valor de cambio? En gran parte del mundo
contemporáneo tenemos que comprar la vivienda o alquilarla a fin de disponer del
privilegio de usarla, para eso empleamos el dinero. La cuestión es cuánto valor de
cambio se requiere para procurarnos sus usos y cómo afecta ese cuánto a nuestra
capacidad para disponer de los usos particulares que deseamos y necesitamos.
Suena como una pregunta simple, pero de hecho su respuesta es bastante
complicada. Hace ya mucho tiempo, los pioneros de la frontera estadounidense
construían sus propias casas sin apenas ningún coste monetario: la tierra era
gratuita, utilizaban su propio trabajo y obtenían del entorno muchas de las materias
primas.
Es un título de un derecho que no tiene por qué ejercerse, pero que se puede ejercer
en algún momento, Lo que el dinero representa es el valor social de toda esa
actividad, de todo trabajo.
El dinero, podemos decir de entrada, es inseparable pero también distinto del trabajo
social que constituye el valor. El dinero oculta la inmaterialidad del trabajo social bajo
su forma material.
Pero no es fácil que haya un mercado perfecto, cuando cada capitalista ansía
eliminar competencia y monopolizar. Cuando sucede que hay una divergencia
cuantitativa entre precio y valor, los capitalistas responden necesariamente a los
precios, porque éstos son los que se pueden ver en el mercado.
La riqueza común creada por el trabajo social aparece en una variedad infinita de
valores de uso, desde cuchillos y tenedores hasta tierras roturadas, ciudades
enteras, los aviones en que volamos, los automóviles que conducimos, los alimentos
que comemos, las casas en que vivimos y las ropas que vestimos. La apropiación y
acumulación privadas de esa riqueza común y del trabajo social coagulado en ella
se produce de dos modos muy diferentes.
La primera vía no es una excrecencia casual, una falla del sistema; hay una relación
simbiótica entre ambas. Y ello por dos motivos: por razones empíricas, -su peso en
el comercio mundial- y por razones teóricas: la esencia misma del capital alberga
una economía basada en la desposesión. En ello es esencial el dinero, que, al
funcionar bien como medida y depósito de valor, puede ser acumulado sin límite.
Como vimos, hay una brecha entre la realidad del trabajo social en un producto y su
precio, no sólo cuantitativa (, sino cualitativa.
Aunque las políticas neoliberales han ido reduciendo o eliminando todas las
protecciones, ya en la acumulación originaria trabajo, tierra y dinero se han ido
transformando en mercancías mediante violencia, engaño, fraude, robo.
Así, la vivienda, la educación, la sanidad; hoy también las actividades bélicas, las
secuencias genéticas, las cuotas de contaminación, los derivados sobre el clima.
El valor de cambio manda sobre el valor de uso. La rebelión popular debería ser
para el acceso a todos los valores de uso fundamentales.
Dos percepciones más: quienes saquean la riqueza común no actúan de forma que
asegure su reproducción, suelen destruir las condiciones de ésta. En segundo lugar,
no hay incentivo para seguir las reglas de buen comportamiento: los beneficios y el
rendimiento son mucho más bajos.
Este libro pretende comprender las contradicciones del capital como conjunto de
vectores dinámicos que ordenan las fuerzas primordiales del comportamiento
estructural de las sociedades capitalistas en los múltiples aspectos de su
organización social, económica y política.
En su opinión, los movimientos sociales y las fuerzas políticas que luchan por
construir un mundo no organizado por la barbarie y la catástrofe solo pueden
alcanzar unas condiciones mínimas de eficacia si parten de un diagnóstico certero
de cuáles son las fuerzas que conforman el estado actual de las cosas.
Excelente mapa, necesaria hoja de ruta para organizar la lucha de clases en el siglo
XXI y la revuelta global, regional y local contra la lógica del capital y las formas de
explotación y dominación, de la población del planeta un presente de crisis y de
desastre social y un futuro de desolación y caos sistémico. Y tal vez para diseñar la
superación definitiva del capitalismo.
DIECISIETE CONTRADICCIONES Y EL FIN DEL CAPITALISMO
INGENIERIA DE MULTIMEDIA
MEDELLIN
2019