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Michael Hasel
Introducción....................................................................... 3
1. La singularidad de la Biblia................................................... 7
Referencias
1. La primera creencia fundamental de la Iglesia Adventista del Séptimo Día abona el
terreno para todas nuestras otras creencias. Afirma: «Las Sagradas Escrituras, que abar
can el Antiguo y el Nuevo Testamento, constituyen la Palabra escrita de Dios, trans
mitida por inspiración divina mediante santos hombres de Dios que hablaron y es
cribieron siendo impulsados por el Espíritu Santo. Por medio de esta palabra, Dios
ha comunicado a los seres humanos el conocimiento necesario para alcanzar la sal
vación. Las Sagradas Escrituras son la infalible revelación de la voluntad divina. Son
la norma del carácter, el criterio para evaluar la experiencia, la revelación autorizada
de las doctrinas, y un registro fidedigno de los actos de Dios realizados en el curso de
la historia».
2. Una y otra vez, los escritores bíblicos apartan la atención de sí mismos y señalan a
Dios como el autor de su mensaje. Por lo tanto, esta realidad divina necesita ser to
mada en serio al estudiar la Palabra de Dios. Gerhard Maier señala esto acertadamen
te en su libro Biblical Hermeneutics (Wheaton, IL: Crossway Books, 1994), pp. 20-26.
3. La declaración: «Métodos de estudio de la Biblia» fue aprobada en votación por la
directiva de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día en el Congreso
Anual que se llevó a cabo en Río de Janeiro, Brasil, el 12 de octubre de 1986.
1
La singularidad de la Biblia
El poder de la Biblia
Lomemos ahora un momento para echar un vistazo al libro más
singular y poderosamente transformador de la historia humana. La Bi
blia está compuesta por 66 libros, escritos por más de cuarenta autores
en tres continentes durante 1.500 años. Su concordancia y continuidad
no tienen precedentes. Increíblemente, estos libros, desde Génesis hasta
12 • Cómo in te rp re ta r la s E s c r itu r a s
Un valioso regalo
La Biblia es un regalo y un legado invaluables que no podemos dar por
sentado, ya que fue comprada a un precio muy alto. Recientemente, tuve
el privilegio de sostener una Biblia rara. Solo dos ejemplares completos de
ella sobreviven hasta el día de hoy. Uno está en la Biblioteca de Niza, en
Francia, y el otro descansaba en mis manos enguantadas de blanco. Era el
Nuevo Testamento, traducido por Jacques Lefevre d'Étaples al francés e
impreso antes de la Reforma, alrededor del 1500 d. C. Este fue el primer
libro impreso en francés y el primer Nuevo Testamento impreso que llegó
a los valles valdenses. Los valdenses eran conocidos como los insabbatati o
sábbatati, porque guardaban el sábado bíblico.15 «Su misión era reformar
la iglesia y hacer un llamado a los cristianos para que regresaran a la fide
lidad a la Biblia, a pesar de las sangrientas persecuciones y masacres que
casi los exterminaron. Viajaron por toda Europa y sembraron las semillas
14 • Cómo i n t e r p r e t a r l a s E s c r i t u r a s
Referencias
1. Las estadísticas para el 2018 incluyen la Biblia completa en 683 idiomas, el Nuevo
Testamento en 1.534 idiomas y partes de la Biblia en 1.133 idiomas, para un total
de 3.350 idiomas. Ver: «Scripture & Language Statistics», Wycliffe Global Alliance,
visitada el 30 de abril de 2019, http://www.wycliffe.net/statistics.
2. Paul Strand, «'More Than One-Third of Humanity Will Never Hear About Jesus':
Day to Reach the llnreached Set for May 20», CBN, 28 de abril de 2018, https://
wwwl.cbn.com/cbnnews/cwn/2018/april/more-than-one-third-of-humanity-will-
never-hear-about-jesus-day-to-reach-the-unreached-set-for-may-20.
3. Según el World Watch List, 2018, visitada el 9 de junio de 2019, http://www.open-
doorsusa.org/wp-content/uploads/2018/01/WWL2018-BookletNew.pdf.
4. Samuel Eliot Morison, The Founding of Harvard College (Cambridge, MA: Harvard
University Press, 1963), p. 333.
5. lames Tunstead Burtchaell, The Dying of the Light: The Disengagement of Colleges and
Universities from their Christian ('.hurches (Grand Rapids, Ml: Eerdmans, 1998); cf.
George M. Marsden, The Soul of the American University: From Protestant Establishment
to Established Unbelief (Nueva York: Oxford University Press, 1994).
16 • Cómo i n t e r p r e t a r l a s E s c r i t u r a s
6. Vea la crítica perspicaz a esta tendencia en la educación superior realizada por Alian
Bloom, The Closing of the American Mind (Nueva York: Simon and Schuster, 1987).
7. William F. Buckley, Jr., «God and Man at Yale: Twenty-Five Years Later», A Hymnal:
The Controversial Arts (Nueva York: Putnam Sons, 1975), pp. 9-10.
8. «The Bible in America: Si6-Year Trends», Barna, ultima modificación del 15 de junio
de 2016, https://www.barna.com /research/the-bible-in-america-6-year-trends/.
9. Quentin Fottrell, «People Spend Most of their Waking Hours Staring at Screens»,
ultima modificación del 4 de agosto de 2018, https://www.marketwatch.com/story/
people-are-spending-most-of-their-waking-hours-staring-at-screens-2018-08-01.
10. Refiriéndose a los medios en general, ver Richard M. Restak, The New Brain: How the
Modem Age is Rewiring Your Mind (Nueva York: Rodale, 2003); para datos más re
cientes sobre las redes sociales, ver Melissa G. Hunt et al., «No More POMO: Limi
ting Social Media Decreases Loneliness and Depression», journal of Social and Clini
cal Psychology 37, no. 10 (noviembre de 2018): pp. 751-768; Liu Yi Lin et al., «As
sociation Between Social Media Use and Depression Among U.S. Young Adults»,
Depression and Anxiety 33, no. 4 (enero de 2016): pp. 323-331.
11. «The School Shootings of 2018: What's Behind the Numbers», Education Week, 19
de diciembre de 2018, https://www.edweek.org/ew/section/multimedia/the-
school-shootings-of-2018-whats-behind.html.
12. Norman H. Snaith, The Distinctive Ideas of the Old Testament (Nueva York: Schocken,
1964); ver los artículos en George W. Reid, ed., Handbook of Seventh-day Adventist
Theology (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2000).
13. Para saber más sobre los ejemplares con los que se cuenta del Nuevo Testamento, vea
Bruce M. Metzger, The Text of the New Testament: Its Transmission, Corruption, and
Restoration, 3ra ed. (Nuava York: Oxford University Press, 1992), pp. 33-35.
14. I,ee Strobel, The Case for Christ (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1998), pp. 75-82.
15. Gleason L. Archer, A Survey of Old Testament Introduction, rev. ed. (Chicago: Moody,
1994), p. 29.
16. P. Gerard Damsteegt, «Decoding Ancient Waldensian Names: New Discoveries»,
Andrews University Seminary Studies 54, no. 2 (otoño de 2016): pp. 237-258.
17. Damsteegt, «The Ancient Waldenses: Did the Reformation Predate Luther?», Minis
try 89 (octubre de 2017): pp. 22-25.
18. Gabriel Audisio, The Waldensian Dissent: Persecution and Survival c. 1170-c. 1570 (Nueva
York: Cambridge University Press, 1999), pp. 15-17; Earle E. Cairns, Christianity Through
the Centuries: A History of the Christian Church, 3ra ed. (Grand Rapids, MI: Zondervan,
1996), p. 221; Peter Biller, The Waldenses, pp. 1170-1530: Between a Religious Order and
a Church (Burlington, VT: Ashgate, 2002), p. 191. Rey Alfonso II de Aragón, «Edictum
contra Haereticos», citado en Giovanni Gonnet, Enchiridion fontium Valdensium: Recueil
critique de sources concemant les Vaudois au mayen age du Ule concite de Latran au Synode de
Chanforan, pp. 1179-1532 (Torre Pellice, Italy: Claudiana 1958), p. 92.
19. Elena G. de White, El conflicto de los siglos, cap. 4, pp. 65-68.
2
El origen y la naturaleza
de la Biblia
Inspiración verbal
En el otro extremo del espectro interpretativo hay un método llama
do «inspiración verbal», el cual ve a Dios como alguien que es capaz de
usar el lenguaje humano para comunicar su voluntad a los seres huma
nos. El origen de la Escritura es el Dios del cielo, en lugar de los hom
bres terrenales. Esta conjetura de la inspiración apela a declaraciones
como la que se encuentra en 2 Timoteo 3: 16, donde el apóstol Pablo
afirma que toda la Escritura es inspirada o dada por Dios. Según este
punto de vista, la inspiración se encuentra predominantemente en el
producto inspirado, es decir, en las palabras de las Escrituras, más que
en las mentes de los escritores bíblicos. Como se hace hincapié en las
palabras, el verbum de las Escrituras, el nombre de este método es inspi
ración verbal.
Esta manera de ver la inspiración, acompañada de la lectura literal de
algunas declaraciones de las Escrituras, está fuertemente influenciada
por la visión calvinista de la predestinación divina, la cual lleva a sus
defensores a creer que Dios, en su soberanía, predeterminó las mismas
palabras utilizadas en la producción de la Biblia. De esta forma, las pa
labras de las Escrituras comparten su perfección divina, siendo infali
bles e inerrantes en cada detalle. Tal comprensión de la inspiración a
menudo se asocia, especialmente por parte de los críticos liberales, con
una visión estricta y mecánica de la inspiración que raya en el dictado
divino; la idea de que Dios transmitió directamente las palabras usadas
por los escritores de la Biblia.
Durante el tiempo de la ortodoxia protestante, algunos defensores
de la inspiración verbal incluso afirmaron que Dios mismo dictó cada
20 • Cómo in te rp re ta r las E sc ritu ra s
letra y hasta los signos diacríticos del texto hebreo del Antiguo Testa
mento, eliminando efectivamente cualquier participación humana ge-
nuina en el origen de las Escrituras. Si bien pocos representantes moder
nos de la inspiración verbal mantienen un punto de vista tan rígido, las
palabras de la Escritura aún están asociadas con los conceptos de
inerrancia y perfección. Tenemos así entonces que la Escritura fue dicta
da por Dios mismo, con los escritores bíblicos funcionando como su
pluma. Tal enfoque puede conducir al descuido del contexto histórico y
a una posterior mala interpretación de muchos pasajes de la Biblia.
Los defensores de esta interpretación consideran que las Escrituras
poseen autoridad divina y comparten la perfección de Dios. Debido a
esta inspiración divina, reconocen su unidad teológica y enseñan la ver
dad bíblica con un alto nivel de seguridad. En lugar de reconocer con
tradicciones y errores internos dentro de la Biblia, los defensores de la
inspiración verbal se muestran ansiosos de armonizar sus declaracio
nes. Creen que la unidad interna de la Escritura es la obra del Espíritu
Santo en el proceso de inspiración y, debido a que el Espíritu Santo está
obrando, la Biblia no puede ni debe estudiarse como cualquier otro li
bro. El componente divino debe tomarse en serio. 1.a historia también
se estudia, pero juega un papel interpretativo menor. La inspiración es
entonces la obra de Dios a través del autor bíblico, al punto de que las
mismas palabras que se emplean son perfectamente capaces de transmi
tir la verdad divina y el mensaje de Dios sin errores.
La inspiración de la comunidad
Paul Achtemeier afirma que el proceso de inspiración no opera tanto
a nivel individual sino a nivel comunitario. La proclamación de la co
munidad de fe y su testimonio del Señor vivo se eleva al punto en que
se convierte en «la Palabra de Dios en toda su oportuna relevancia para
la coyuntura histórica en la que vivimos».10En lugar de obrar a través de
individuos elegidos para comunicar su voluntad, Dios inspira a toda la
comunidad de fe.
Con esto, Achtemeier sugiere que la Biblia ya no puede considerarse
la Palabra de Dios.11De hecho, para Achtemeier, la única ecuación con la
Palabra de Dios que se encuentra en el Nuevo Testamento es la persona
de Jesús de Nazaret. De esta forma, la Biblia contiene la Palabra de Dios
(Jesús) en las muchas palabras humanas de sus autores, haciéndose eco
de la famosa distinción de Karl Barth, para quien la Biblia no es sino un
testigo de la Palabra de Dios testificada, que es Jesús.1-’ La Biblia ya no es
la Palabra normativa escrita de Dios: solo contiene testimonio de la
Palabra de E)ios y puede convertirse en la Palabra de Dios al predicarla.
Sin embargo, en la Biblia, no encontramos indicios de que toda la
comunidad esté inspirada, como parece creer Achtemeier. Elevar la pro
clamación de la comunidad de fe a un nivel en que se convierte en la
Palabra de Dios, no explica adecuadamente las distorsiones en su pro
clamación y la testificación de la iglesia. Sin la Escritura inspirada divi
namente como la norma orientadora, la proclamación de la iglesia y sus
enseñanzas se convierten en una «nariz de cera» cuya forma real puede
24 • Cómo in te rp re ta r la s E s c r itu r a s
Referencias
1. Paul J. Achtemeier, Inspiration and Authority: Nature and Function of Christian
Scripture (Peabody, MA: Hendrickson, 1999), p. 148.
2. Edgar Krenz, The Historical-Critical Method (Eiladelfia: Fortress Press, 1989), p. 55.
3. Ibid., p. 57.
4. Ibid., p. 56.
5. Diccionario de la lengua española, s.v. «plenario» visitada el 9 de septiembre de 2019,
https://dle.rae.es/?id=TP9w6ly.
6. Gerhard Maier, Biblical Hermeneutics (Wheaton, IE: Crossway Books, 1994),
pp. 120-124.
2. El origen y la naturaleza d e la Biblia 25
7. Cf. Gerhard F. Hasel, Understanding the Living Word of God (Mountain View, CA:
Pacific Press, 1980), p. 69.
8. Peter M. van Bemmelen, Revelación e inspiración, p. 23. Para la visión igualmente
equilibrada de Elena G. de White del proceso de revelación e inspiración, véase
Frank M. Hasel, «Revelation and Inspiration», The Elena G. de White Encyclopedia
(Hagerstown, MD: Review and Herald, 2013), pp. 1087-1101.
9. Van Bemmelen, Revelación e inspiración, p. 24.
10. Achtemeier, p. 159.
11. Achtemeier, p. 158.
12. Cf. Karl Barth, Church Dogmatics, The Doctrine of the Word of God, t. 2, parte 2 (Lon
dres: T & T Clark, 2004), p. 457 ff. Véase también Frank M. Hasel, «The Christolo-
gical Analogy of Scripture in Karl Barth», Theologische Zeitschrift 50, no. 1 (1994):
pp. 41-49.
13. Achtemeier, p. 146.
3
Cómo veían la Biblia
Jesús y los apóstoles
El asunto de la autoridad
Y todavía hoy, las tradiciones y métodos de la filosofía escolástica
medieval usados antes de la Reforma continúan siendo empleados, fas
Escrituras a menudo se entienden solo a través de la lente de la filosofía
o la naturaleza. 1.a filosofía de la ilustración puso en tela de juicio la
inspiración y la autoridad bíblica básicas, relegando las palabras de
Dios a las palabras de los hombres, escritas en un tiempo y entorno
particular. El teólogo Krister Stendahl, exdecano de la facultad de leo-
logia de la Universidad de I larvard, escribe que estas nuevas suposicio
nes significan que el intérprete moderno debe distinguir entre «lo que
significaba y lo que significa» un pasaje bíblico. En otras palabras, existe
28 • Cómo in te rp re ta r las E sc ritu ra s
una «tensión entre la mente del semita del pasado y el pensamiento del
hombre moderno».'
Por ejemplo, lo que un pasaje puede haber significado para un anti
guo erudito rabínico como Pablo y, por ende, para su audiencia en Co-
rinto o Éfeso, puede no ser lo que la Biblia quiera decir hoy. No puede
significar lo mismo porque, según este punto de vista, el conocimiento
y la comprensión científica del mundo moderno eran completamente
desconocidos para los antiguos. Además, según este punto de vista los
escritores bíblicos reflejaban su situación cultural local, requiriendo que
los lectores modernos interpreten la Biblia según los estándares de hoy.
La fe bíblica parece en gran medida irrelevante en una era de electrici
dad, computadoras y teléfonos inteligentes.
El teólogo luterano neortodoxo Rudolf Bultmann intentó «rescatar»
al cristianismo de los efectos del pensamiento histórico-crítico moder
no mediante un ejercicio de «desmitificación» del Nuevo Testamento.
Lo hizo al espiritualizar los milagros y otros conceptos sobrenaturales
como la resurrección de Cristo, el cielo y la naturaleza divina de Cristo
para que fueran aceptables para la mente moderna. Para Bultmann, «los
conceptos mitológicos del cielo y el infierno ya no son aceptables para
los hombres modernos, ya que para el pensamiento científico, hablar
de "arriba" y de "abajo" en el universo ha perdido todo significado».2
Para Bultmann, «es una ilusión suponer que la antigua cosmovisión de
la Biblia puede renovarse».1
Pero esta adaptación a las presuposiciones del materialismo y del
modernismo también plantea importantes preguntas sobre la naturale
za de la Biblia y las enseñanzas de Jesús y los apóstoles. En las mentes
de Jesús y los apóstoles, ¿había alguna diferencia entre lo que la Biblia
significaba y lo que significa? ¿Aceptaron Jesús y los apóstoles la realidad
de los milagros en el Antiguo Testamento y enseñaron que los milagros
seguían ocurriendo en su día? ¿Cómo estos se relacionaban con las per
sonas, los lugares y los acontecimientos descritos? ¿Sobre qué premisas
se basaron y cuáles fueron los métodos de interpretación posteriores?
Cuando Jesús y sus discípulos se encontraban con los escépticos y cíni-
3. C ó m o veían la Biblia Jesús y los a p ó s to le s • 29
24: 44). La referencia a la ley de Moisés, los profetas y los Salmos se re
fiere a las tres divisiones de la Biblia, tal como la entendían los judíos de
la época. La Torá es la ley, o la instrucción, y se compone de los primeros
cinco libros de la Biblia. Los Nevi’im son los profetas, y los Ketuvim, que
incluían el libro de los Salmos, eran los escritos.
Estas interacciones dejan claro que Jesús, el Verbo hecho carne (Juan
1: 1-3), confiaba en la autoridad de las Escrituras para explicar cómo se
predijo su vida y ministerio cientos de años antes. Al referirse a la tota
lidad de las Escrituras, Jesús estaba enseñando a los discípulos con el
ejemplo. A medida que avanzaran en difundir el mensaje del evangelio,
ellos también debían exponer toda la Escritura, confiriendo poder y en
tendimiento a los nuevos conversos. Debían permitir que las Escrituras
interpretaran las Escrituras, una metodología a la que los protestantes se
referirían más tarde como sola Scriptura.
En Mateo 28: 18-20, Jesús dio la comisión del evangelio a sus discí
pulos: «Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra». Su autoridad
estaba cimentada en el Padre y en toda la Deidad: «Por tanto, id y haced
discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo». Luego de darles la comisión, les da una
última instrucción: «Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos
los mandatos que les he dado» (NTV). ¿Y qué enseñó y ordenó Jesús?
Enseñó todas las Escrituras. Él vino sobre la autoridad profética de la
Palabra y se sometió a su Padre en cumplimiento de las profecías de las
Escrituras. Elena G. de White escribe: «[Cristo] presentó las Escrituras
como una obra de incuestionable autoridad, y nosotros debemos hacer
lo mismo. La Biblia ha de ser presentada como la Palabra del Dios infi
nito, como el fin de toda controversia y el fundamento de la fe».6
Referencias
1. Krister Stendahl, «Biblical Theology, Contemporary», The Interpreter's Dictionary of
the Bible, t. 1, ed. George A. Buttrick (Nueva York: Abingdon, 1962), pp. 418-432.
2. Rudolf Bultmann, Jesus Christ and Mythology (Nueva York: Scribner's, 1958), pp. 15,
20.
3. Ibid., p. 38.
4. Walter C. Kaiser, Jr., The Messiah in the Old Testament (Grand Rapids, Michigan: Zon-
dervan, 1995), p.l 17.
5. Charles A. Briggs, Messianic Prophecy (Nueva York: Scribner's, 1889), p. 326.
6. Elena G. de White, Palabras de vida del gran Maestro (Doral, Florida: IADPA, 2019),
cap. 2, p. 2.3.
7. Otto Piper, «Unchanging Promises: Exodus in the New Testament», Interpretation
(1 de enero de 1957), p. 3.
8. Ver la introducción, en Michael G. Hasel, «The Book of Exodus», The Andrews Bible
Commentary, ed. Angel M. Rodriguez (Berrien Springs, Ml: Andrews University
Press, 2020).
9. Para desarrollar este tema, véase Gerhard E Hasel, «The Crisis of the Authority of the
Bible as the Word of God», journal of the Adventist Theological Society 1, no. 1 (1990):
pp. 31-3.3.
10. Elena G. de White, La educación, cap. 20, p. 171.
4
La Biblia,
fuente de autoridad
de nuestra teología
El significado de la autoridad
La palabra «autoridad» se deriva del latín auctoritas y se refiere a la
reputación de las personas y su capacidad para ejercer influencia.1La auto
ridad surge al reconocer la excelencia superior de alguien en una esfera
determinada. Por lo tanto, cuando hablamos de la autoridad de las Es
crituras, estamos diciendo que la Biblia tiene el derecho superior de
ordenamos qué hacer, de exigir obediencia, y de determinar y juzgar la
validez y rectitud de nuestra fe y práctica.2
Pero el tema de la autoridad es complejo,1ya que involucra muchos
factores que deben tenerse en cuenta. Entre los diversos elementos invo
lucrados están el lugar y el papel de Dios, la Biblia, la tradición, la razón
humana, la experiencia, la cultura y las visiones del mundo. Cada posi
ción teológica asigna, consciente o inconscientemente, un papel a cada
uno de estos criterios autorizados. Las diferencias surgen como resultado
de la prioridad que damos a cada aspecto. En la sociedad moderna, es
pecialmente a nivel occidental, vivimos en un mundo secularizado y hu
manista donde el hombre es el centro de atención. Esto es algo que nos
hace preguntarnos: ¿Existe una autoridad superior al hombre mismo?
4 . La Biblia, fu e n te d e au to rid a d d e n u estra te o lo g ía • 39
La autoridad bíblica
En la enseñanza bíblica, la fuente de toda autoridad no es el ser huma
no sino Dios mismo (véase Romanos 13: 1; Daniel 4: 34; Juan 19: 11). La
autoridad de la Biblia está conectada a la autoridad de Dios y deriva
su autoridad de Dios y su revelación divina. Los estudiosos de la Biblia a
lo largo de los siglos han aceptado a las Sagradas Escrituras como la Pala
bra de verdad escrita por Dios. Los críticos de la fe cristiana perciben la
Biblia como un libro completamente humano y han desafiado durante
mucho tiempo la veracidad de las Escrituras, argumentando que las Escri
turas deben ser confiables para considerarse autoridad. Otros limitan la
autoridad de las Escrituras a cuestiones teológicas: se percibe que la Biblia
tiene autoridad para enseñarnos el camino de la salvación, pero cuando
se trata de temas históricos y éticos, no se puede confiar en la Biblia. Pero
persisten las mismas preguntas: ¿Debería la Biblia ser la autoridad con
cluyente en todos los asuntos de la vida y la práctica? ¿Debería la Biblia
reservarse el derecho de interpretarse a sí misma? ¿Se debe permitir que
las determinantes científicas y socioculturales influyan en el significado
de la Biblia?
Una revisión minuciosa de las Escrituras muestra que los autores
bíblicos le atribuían autoridad. La veían como la Palabra de Dios escri
ta. Para el apóstol Pablo, las Escrituras eran «los oráculos de Dios»
(Romanos 3: 2, LBLA). Por eso las llamó las «santas Escrituras» (Roma
nos 1:2). Para Jesús, la Escritura era la Palabra de Dios que no puede ser
quebrantada (ver Juan 10: 35). Enfrentó las tentaciones del diablo con
un decisivo: «Escrito está» (Mateo 4: 4, 7, 10). 1Iaciendo uso de todas las
Escrituras, explicó todo lo concerniente a sí mismo (Lucas 24: 27). Para
Cristo, el Antiguo Testamento era verdadero, atribuyéndole una autori
dad suprema e incuestionable a las Escrituras hebreas.4
El hecho de que las Escrituras nos lleguen como los oráculos de Dios,
las dota de una autoridad divina intrínseca. A diferencia de la autoridad
humana, que a menudo se basa en la fuerza y la coerción, la autoridad di
vina se basa en el amor y se evidencia en el servicio y la abnegación. Las
40 • Cómo in te rp re ta r la s E s c r itu r a s
porque piensan que en ellas hallan la vida eterna. ¡Y son ellas las que
dan testimonio en mi favor! Sin embargo, ustedes no quieren venir a mí
para tener esa vida» (Juan 5: 39-40, NVI).
Sin embargo, el debate sobre el límite de la autoridad de la Biblia no
tiene que ver con el propósito espiritual de la Escritura. La pregunta es
si la autoridad de la Escritura abarca todo el contenido de la Biblia,
es decir, todo lo que la Escritura afirma (tota Scriptura). Algunos críticos
modernos de la Biblia han reducido la autoridad de la Escritura a los
temas relacionados con la salvación, anulándola por completo. Elena
G. de White abordó este tema, al decir: «Muchos profesos ministros del
evangelio no aceptan toda la Biblia como palabra inspirada. Un hombre
sabio rechaza una porción; otro objeta otra parte. Valoran su juicio
como superior a la Palabra, y los pasajes de la Escritura que ellos ense
ñan se basan en su propia autoridad. La divina autenticidad de la Biblia
es destruida».8 El principio que Elena G. de White sostuvo es que toda la
Escritura debe ser recibida como la Palabra de Dios porque habla con
autoridad divina (ver Hechos 24: 14; 2 Timoteo 3: 16). Aunque la Biblia
hace énfasis principalmente en el ámbito espiritual, su autoridad no
puede limitarse excluyéndola arbitrariamente de otros ámbitos del co
nocimiento humano, como la historia y la naturaleza. La Biblia no limi
ta explícitamente el alcance de su autoridad a los temas espirituales.')
Algunos afirman que la Biblia no es un libro de texto, de ciencia o de
historia y que no debe considerarse una autoridad en estos ámbitos del
conocimiento. Si bien esto es cierto en un sentido técnico, equivale a un
ataque frontal a la autoridad de la Biblia. Si la veracidad del relato de la
creación y las narrativas históricas se rechazan o reinterpretan siguiendo
las teorías científicas naturalistas o la investigación histórica, entonces
su autoridad se neutraliza. En este sentido, ni Jesús, ni los profetas ni los
apóstoles, cuestionaron la verdad histórica de las Escrituras ni el registro
del Génesis. Por el contrario, afirmaron la veracidad y la autoridad divi
na de las Escrituras. Tanto Dios como su Palabra están anclados en sus
actos históricos y declaraciones proféticas. Desacreditar la integridad de
4 . La Biblia, fu e n te d e au to rid a d d e n u estra te o lo g ía • 43
Referencias
1. Rolf Schieder, «Authority. II. History and Theology» en Religion Past & Present: En
cyclopedia of Theology and Religion, ed. Hans Dieter Betz, Don S. Browning, Bernd
Janowski, y Eberhard Jiingel (Leiden: Brill, 2007), 1:519. Véase también Waldemar
Molinski, «Authority» en Encyclopedia of Theology: The Concise Sacramentum Mundi,
ed. Karl Rahner (Nueva York: The Seabury Press, 1975), p. 61.
2. Cf. H. D. McDonald, «Authority» in Evangelical Dictionary of Theology, ed. Walter A.
Elwell, 2a ed. (Grand Rapids, MI: Baker Academic, 2001), p. 153.
3. Sobre el tema de la autoridad, véase Peter M. van Bemmelen, «The Authority of
Scripture» in Understanding Scripture: An Adventist Approach, ed. George W. Reid (Sil
ver Spring, MD: Biblical Research Institute, 2006), pp. 75-89.
4. Ver John Wenham, Christ and the Bible, 3a ed. (Grand Rapids, MI: Baker Books,
1994), pp. 16-44.
5. Alister E. McGrath, «Enlightenment» en The Blackwell Encyclopedia of Modem Chris
tian Thought, ed. Alister E. McGrath (Oxford: Blackwell, 1993), p. 152.
6. Cf. Gerhard Maier, Biblical Hermeneutics (Wheaton, IL; Crossway Books, 1994), pp.
167-168 y Alvin Plantinga, «Two (or More) Kinds of Scriptural Scholarship» en
'Behind' the Text: History and Biblical Interpretation, ed. Craig Bartholomew, C.
Stephen Evans, Mary Healy, y Murray Rae (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2003),
pp. 19-57.
7. Geoffrey W. Bromiley, «Scripture, Authority of», en International Standard Bible En
cyclopedia, ed. Geoffrey W. Bromiley, rev. ed. (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1988),
4:363.
8. Elena G. de White, Palabras de vida del gran Maestro, cap. 2, p. 21, la cursiva es
nuestra.
9. Véase la interesante discusión sobre este tema en Noel Weeks, The Sufficiency of
Scripture (Carlisle, PA: Banner of Truth, 1988), pp. 85-90.
10. Elena G. de White, El conflicto de los siglos, introducción, p. 10.
Solo por medio
de las Escrituras
Sola Scriptura
os adventistas del séptimo día han confirmado el papel de la
Referencias
1. Jaime White, Joseph Bates y Hiena G. de White, A Word lo ihe Little Flock (Fort
Oglethorpe, GA: TEACH Services, 2014), p. 13.
2. Gerhard Ebeling, «Sola Scriptura and tradition», en The Word of God and Tradition:
Historical Studies Interpreting the Divisions of Christianity, ed. Gerhard Ebeling, trad. S.
II. Hooke (Filadelfia: Fortress Press, 1968), p. 102. Graham Cole lo llama el gran
grito de la Reforma Protestante. Graham Cole, «Sola Scriptura: Some Historical and
Contemporary Perspectives», Churchman 104, no. 1 (1990): p. 21.
3. Martin Eutero, Luther's Works, Volume 32: Career of the Reformer II, ed. Jaroslav Jan
Pelikan, Hilton G. Oswald y Helmut T. Eehmann (Filadelfia: Fortress Press, 1999),
pp. 11-12.
5. S o lo por m ed io d e las Escrituras * 51
4. Según se cita en Roland H. Bainton, Here l Stand: A Life of Martin Luther (Nashville,
TN: Abingdon Press, 1950), p. 185.
5. Robert A Sungenis, «Point/Conterpoint: Protestant Objections and Catholic An
swers», en Not by Scriptone Alone: A Catholic Critique of the Protestant Doctrine of Sola
Scriptura (Santa Bárbara, CA: Queenship, 1997), p. 212. Del mismo modo, John
Whiteford, Sola Scriptura: An Orthodox Analysis of the Cornerstone of Reformation Theo
logy (Chesterton, IN: Ancient Faith Publishing, 1996). Más recientemente se ha afir
mado que el término sola Scriptura es una invención bastante tardía de la teología
luterana del siglo XIX, y que no es característico de la teología reformada. Henk van
den Belt, «"The Problematic Character of Sola Scriptura"» en Sola Scriptura: Biblical
and Theological Perspectives of Scripture, Authority, and Hermeneutics, ed. Hans Burger,
Arnold Huijgen y Eric Peels (Leiden: Brill, 2018), pp. 38-55.
6. James Barr, Holy Scripture: Canon, Authority, Criticism (Filadelfia: Westminster Press,
1983), p. 3. Para Barr, «la fe en la Biblia no estaba controlada por las escrituras: más
bien las escrituras se derivan de la fe» p. 4. En otra parte, Barr niega la posibilidad
de formular una visión de la Escritura a partir de la Escritura misma. Afirma: «No
existe tal cosa como "la visión de la Biblia de sí misma" de la que se puede obtener
una respuesta totalmente autoritativa a estas preguntas» (James Barr, Fundamenta
lism [Londres: SCM, 1977], p. 78). Por una respuesta a la crítica aguda de Barry un
informe equilibrado de la evidencia que las Escrituras brindan sobre este tema, vea
la discusión en Sinclair B. Ferguson, «How Does the Bible Look at Itself?» en Inerran
cy and Hermeneutic: A Tradition, a Challenge, a Debate, ed. Harvie M. Conn (Grand
Rapids, MI: Baker Book House, 1988), pp. 47-66, reimpreso en Peter A. Lillbacky
Richard B. Gaffing, Jr., eds. Thy Word Is Still Truth: Essential Writings of the Doctrine
of Scripture from the Reformation to Today (Phillipsburg, NJ: P&R Publishing, 2013),
pp. 1207-1222; John M. Frame, «Scripture Speaks for Itself », publicado original
mente en God's Inerrant Word, ed. John Warwick Montgomery (Grand Rapids, MI:
Bethany Fellowship, 1974), pp. 178-200, reimpreso como Apéndice F en John M.
Frame, The Doctrine of the Word of Cod: A Theology of Lordship (Phillipsburg, NJ: P&R
Publishing, 2010 ), pp. 440-462; y en Lillback y Gaffing, Thy Word is Still Truth, pp.
1224-1241; y Wayne A. Grudem, «Scripture's Self-Attestation and the Problem of
Formulating a Doctrine of Scripture» en Scripture and Truth, ed. D. A. Carson y John
D. Woodbridge (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1983), pp. 19-59.
7. Aquí seguimos el argumento hábilmente expuesto en Ferguson, «How Does the
Bible», pp. 50-54.
8. Cf. Éxo. 17: 14; Deut. 5: 22, 32; 6: 4-8; 29: 9; 30: 9-10, 15-16; 31: 24-29; Jos. 1: 7-8;
8: 34; 1 Rey. 2: 3; Neh. 8: 8-18; 9: 3; Jer. 30: 2; cf. Deut. 4: 2). Ver John C. Peckham,
Canonical Theology: The Biblical Canon, Sola Scriptura, and Theological Method (Grand
Rapids, MI: Eerdmans, 2016), p. 31.
9. Véase también la discusión en Peckham, Canonical Theology, pp. 16-47.
10. Cf. el paralelismo entre Romanos 15: 4 y 5, donde la perseverancia y el aliento de la
Escritura son paralelos con la perseverancia y el aliento de Dios.
11. Richard M. Davidson, «¿Quién es el autor de la Biblia?» en Textos bíblicos controver-
siales, ed. Gerhard I’fandl (Doral, Florida: IADPA, 2013), p. 3. ¡Jesús citó las Escritu
ras para contrarrestar las tentaciones del diablo!
52 • Cómo i n t e r p r e t a r l a s E s c r i t u r a s
12. Juan, por ejemplo, presenta citas del Antiguo Testamento con la frase «escrito está»
(Juan 6: 31; 8: 17, 12: 14, etc.). Es una frase que pone fin a toda contradicción y
expresa la autoridad de lo que se cita. Ver Ferguson, «How Does the Bible», p. 51.
Sin embargo, una expresión similar: «estas se han escrito», marca el final del propio
Evangelio de Juan (Juan 20: 31). Aquí el verbo grafo (escribir) parece retener su
sentido casi autoritativo (cf. las palabras de Pilato: «Lo que he escrito, he escrito»
Juan 19: 22). La iglesia solía leer las Epístolas de los apóstoles conjuntamente con
los escritos sagrados del Antiguo Testamento (cf. Col. 4: 16). En el libro de Apoca
lipsis, a los lectores se les prometen bendiciones y se les advierte que no deben
agregar nada ni quitar nada (Apocalipsis 22: 18-19). Esto parece hacer eco de la
advertencia en el Antiguo Testamento (Deut. 4: 2). El libro de Apocalipsis parece
reclamar la misma autoridad del Antiguo Testamento.
13. Cf. John C. Peckham, Canonical Theology, p. 148.
14. Esto lo señala Peckham en el excelente capítulo «Sola Scriptura: reduction ad
absurdum?» en su libro Canonical Theology, p. 147.
15. Christian Smith, The Bible Made Impossible: Why Biblicism Is Not a Truly Evangelical
Reading of Scripture (Grand Rapids, MI: Brazos Press, 2012) y Klaus Berger, «Bis der
Notarzt kommt: Zuriick zur Bibel? Der Okumenismus treibt neue, welke Blüten»,
en FAZ 214, (14 de septiembre de 2004) p. 33.
16. Stanley Hauerwas, Unleashing the Scripture: Freeing the Bible from Captivity to America
(Nashville, TN: Abingdon, 1993), p. 155, como se cita en Peckham, Canonical
Theology, p. 159.
17. Smith, The Bible Made Impossible, xi y passim.
18. Richard Bauckham declara que «se ha reducido la brecha entre los puntos de vista
católicos y protestantes sobre la relación entre la Escritura y la tradición, al punto
de que algunos eruditos hablan de una «convergencia ecuménica"» (Richard
Bauckham, «Tradition in Relation to Scripture and Reason» en Scripture, Tradition,
and Reason: A Study in the Criteria of Christian Doctrine, ed. Richard Bauckham y
Benjamin Drewery (Nueva York: T & T Clark, 2004), p. 125, según se cita en
Peckham, Canonical Theology, pp. 151-152.
19. Peckham, Canonical Theology,, p. 152.
20. Cf. Graham Cole, «Sola Scriptura: Some Historical and Contemporary Perspectives»,
The Churchman 104, no. 1 (1990): p. 24.
21. Elena G. de White, El conflicto de los siglos, cap. 38, p. 581.
6
¿Por qué es necesaria
la interpretación?
Nuestros preconceptos
Una influencia significativa que puede sesgar nuestra interpretación
de las Escrituras y alejarnos del significado del texto bíblico es lo que se
conoce como preconceptos.2 Esto quiere decir que cada vez que realiza
mos un estudio detallado de la Biblia traemos nuestras propias nociones
y pensamientos preconcebidos. Consciente o inconscientemente, estas
ideas y opiniones previas siempre están activas y han sido formadas por
«experiencias concretas y encuentros anteriores con el texto que tienden
a hacernos suponer que ya entendemos lo que se está diciendo».3 Los
preconceptos incluyen todo lo que hemos escuchado «en la iglesia, en
los estudios bíblicos, y en [nuestra] Lectura personal de la Biblia. Pero
no solo esto, sino que nuestra comprensión previa de los textos bíblicos
está también condicionada por los himnos que hemos escuchado, así
como por toda clase de música, arte y literatura, tanto cristianos como
seculares con que hayamos tenido alguna relación. Por otra parte, la
cultura se introduce constantemente en este proceso».4
El problema con las presuposiciones es que pueden estar acertadas
en algunas cosas y en otras no. De esta forma, aunque la comprensión
previa de cualquier pasaje sea correcta, no goza de fundamento si el
6. ¿Por q u é e s n ecesa ria la in terp reta ció n ? • 55
revele los hallazgos. Esta tendencia humana exige una mentalidad abier
ta, sinceridad y búsqueda en oración para evitar colocamos por encima
de la Palabra de Dios. También exige determinación para colocamos
deliberadamente por debajo de la Palabra de Dios; debemos estar dis
puestos a dejar que la Biblia moldee nuestros pensamientos y nuestra
comprensión. En este sentido, Elena G. de White ofrece este consejo:
La Biblia confirma una y otra vez que por muy atada que una persona
esté a sus presuposiciones, siempre podrá experimentar una transforma
ción. En Tesalónica, por ejemplo, Pablo «usó las Escrituras para razonar
con la gente. Explicó las profecías y demostró que el Mesías tenía que
sufrir y resucitar de los muertos» (Hechos 17: 2-3, NTV). Como resulta
do, «algunos judíos que escuchaban fueron persuadidos y se unieron a
Pablo y Silas, junto con muchos hombres griegos temerosos de Dios y
un gran número de mujeres prominentes» (Hechos 17: 4, NTV).
Referencias
1. Sobre la enorme influencia que ejerce nuestra comprensión previa en la tarea de
interpretación, ver Frank M. Hasel, «Presuposiciones en la interpretación de las Es
crituras» en Entender las Sagradas Escrituras, ed. George W. Reid (Doral, Florida:
IADPA, 2009): pp. 33-58.
2. Aquí seguimos la excelente discusión sobre la comprensión previa en J. Scott Duvall
y J. Daniel Hays, Entendiendo la Palabra de Dios, pp. 122-133.
3. Ibid., p. 122.
4. Ibid., p. 123.
5. Kevin J. Vanhoozer, Is There a Meaning in This Text?: The Bible, the Reader, and the
Morality of Literary Knowledge (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1998), p. 462.
6. Vanhoozer, Is There a Meaning in this Text?, p. 463.
7. Vanhoozer, p. 463.
8. Vanhoozer, p. 463.
9. Sobre la importancia de la humildad, ver Hasel, «Presuppositions», pp. 34-35.
10. Elena G. de White, Mensajes para los jóvenes, § 83, p. 152.
11. Cf. Gerhard F. Hasel, Understanding the Living Word of God (Mountain View, CA:
Pacific Press, 1980), pp. 77-78.
12. Duvall y Hays, pp. 125-126.
13. Ibid., p. 127.
14. Ibid., p. 128.
15. Ibid., p. 129.
16. Ibid., p. 130.
7
El idioma, el texto y el contexto
El remanente histórico
Primero, los remanentes históricos son aquellos que han escapado
de una gran catástrofe o de un juicio en un contexto histórico. Tarsee Ei
afirma que «este aspecto del leimotiv del remanente está allí, indepen
dientemente de la fe o del compromiso del grupo con Dios».5 Por ejem
plo, en Génesis 4: 1-15, la muerte de Abel «dejó solo a Caín como el
progenitor de la raza humana».6 La supervivencia de Caín no se debió a
su fidelidad, sino al hecho de que asesinó a su hermano.
Durante los primeros años de Israel en Canaán, su falta de fe en las
promesas de Dios dejó un remanente de cananeos en la tierra prometi
da. Este remanente continuó causándole problemas a Israel a lo largo
de los siglos que siguieron.
En otro frente, las invasiones asirias también le causaron problemas a
Israel. Isaías 1: 4-9 describe un remanente de sobrevivientes que se que
daron debido a las circunstancias de la guerra, no debido a su obediencia
y fidelidad. Estos ejemplos de remanentes históricos ilustran un remanen
te que quedó debido a circunstancias que estaban más allá de su control.
64 • Cómo i n t e r p r e t a r l a s E s c r i t u r a s
El remanente fiel
Además del remanente histórico, la Biblia también habla del rema
nente fiel. Se trata de aquellos que permanecen fieles a Dios tanto en los
buenos tiempos como en las circunstancias difíciles. A lo largo de la
Biblia, Dios tiene un remanente fiel que cumple su voluntad y testifica
de él. Viven en la historia como todos nosotros, pero sus características
no están determinadas por sus circunstancias, sino por su respuesta
al llamado de Dios. Los siguientes son tres ejemplos bíblicos de lo
anterior:
1. Noé. En Génesis, la Biblia registra la fidelidad de Noé y su familia
al mensaje y la misión de Dios. «Solamente quedó Noé y los que
con él estaban en el arca» (Génesis 7: 23).
2. José. En Egipto, José aseguró la salvación de Israel como remanen
te gracias a su servicio incondicional en la casa de Potifar, su dedi
cación en el calabozo y su comunicación precisa de la interpreta
ción de los sueños de Dios. José entendió cuál era su papel en el
plan de Dios. «Y Dios me envió delante de vosotros para preserva
ros un remanente en la tierra, y para guardaros con vida mediante
una gran liberación» (Génesis 45: 7, LBLA). Algunos piensan que
este «remanente de José» se refiere a la entidad colectiva que pere
cería, pero que «un remanente, compuesto de los que regresaron a
Jehová, tal vez "se libraría"».7
3. Daniel. En Babilonia, la fidelidad de Daniel y sus amigos fue el
medio para la conversión de Nabucodonosor, lo cual condujo al
regreso de los judíos a Jerusalén (Daniel 2, 3, 4).
En este punto, vale la pena señalar que el remanente fiel podría in
cluir a algunos que no lo son tanto. Noé y su familia fueron preservados
en el arca, pero Cam más tarde «vio la desnudez de su padre» (Génesis
9: 20-27). Del mismo modo, la familia de Lot se salvó de la destrucción
de Sodoma y Gomorra, pero su esposa miró hacia atrás y se convirtió en
un pilar de sal (Génesis 19: 26). Esta realidad «requiere que uno vaya
7. El idiom a, el te x to y el c o n te x to * 65
El remanente escatológico
El remanente escatológico está estrechamente relacionado con el rema
nente fiel. Son los fieles que experimentan las tribulaciones de los últimos
tiempos y salen victoriosos en el gran día del Señor, y finalmente reciben el
reino de Dios. Joel hace referencia a este remanente en su predicción del
Antiguo Testamento: «El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre,
antes de que venga el día grande y terrible del Señor. Y todo aquel que in
voque el nombre del Señor será salvo, y entre ellos estará el remanente al
cual el Señor ha llamado, porque en el monte de Sión y en Jerusalén habrá
salvación, tal y como el Señor lo ha dicho» (Joel 2: 31-32, RVC).
66 • Cómo i n t e r p r e t a r l a s E s c r i t u r a s
Referencias
1. En este sentido, ver el estudio de Gerhard F. Hasel, The Remnant: The History and
Theology of the Remnant Idea from Genesis to Isaiah (Berrien Springs, Ml: Andrews
University Press, 1980); Hasel, «Remnant», International Standard Bible Encyclopedia,
ed. G. W. Bromiley (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1982), pp. 130-134.
2. G. F. Hasel, «palat» Theological Dictionary of the Old Testament, t. 11, ed. G. J. Bot-
terweck, H. Ringgren, y Heinz-Joseph Fabry (Grand Rapids, Ml: Eerdmans, 2000),
pp. 551-567.
3. G. F. Hasel, «"Remnant" as the Meaning of "Aharit"», en The Archaeology of Jordan
and Other Studies, ed. Lawrence T. Geraty, Siegfried Horn, y Larry G. Herr (Berrien
Springs: Andrews University Press, 1986), pp. 511-524.
4. G. F. Hasel, «Remnant», Interpreter's Dictionary of the Bible, Supplement, ed. K. Crim
et al. (Nashville: Abingdon, 1976), p. 735.
5. Tarsee Li, «El remanente en el Antiguo Testamento» en El remanente: el enfoque ad
ventista, ed. Ángel M. Rodríguez (Doral, Florida: IADPA, 2013), p. 16.
6. G. F. Hasel, «Remnant», International Standard Bible Encyclopedia, ed. G. W. Bromiley
(Grand Rapids, MI: Zondervan, 1982), p. 132.
70 • Cómo i n t e r p r e t a r l a s E s c r i t u r a s
El sábado en el Génesis
Génesis ofrece una descripción simple y elocuente del último día de
la creación. «El séptimo día concluyó Dios la obra que hizo» (Génesis
2: 2). Muchos creacionistas resaltan la obra de Dios durante los seis días
de la creación, pero no reconocen que la obra de Dios no terminó el
sexto día: fue el sábado que terminó su trabajo creativo. Por eso, declaró
que «el sábado fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por
causa del sábado» (Marcos 2: 27). Jesús tenía autoridad para declarar
esto porque él creó el sábado como una señal eterna y como un sello del
pacto de Dios con su pueblo. El sábado no era solo para el pueblo he
breo sino para toda la humanidad. Está relacionado con los cuerpos
celestes que gobiernan el año, los meses, los días y las estaciones. Sin
embargo, lo que lo distingue de todas las demás medidas de tiempo es
el hecho de que el ciclo semanal no tiene fundamentos en la naturaleza,
sino que se basa en la semana de la creación del Génesis, encontrando
su lugar y significado en la Palabra de Dios.
El texto continúa describiendo tres actos que Dios realizó luego de
crear el día de reposo. Primero, «descansó», dando el ejemplo divino de su
deseo de descansar con nosotros. Segundo, «bendijo» el séptimo día. No
fue el principio del «descanso» lo que Dios bendijo, sino un día especí
fico. En la narrativa de la creación, los animales son bendecidos (Géne
sis 1: 22), y Adán y Eva son bendecidos (Génesis 1: 28), pero solo el
sábado es bendecido como día. Tercero, Dios lo «bendijo» y «lo santifi
có» (Génesis 2: 3). Esto significa que lo apartó como un día santo para
la comunión con su creación. Como Creador, esta era su prerrogativa,
no la nuestra. Ningún otro día en la Biblia recibe estas designaciones,
solo el sábado.
El sábado en el desierto
El regalo del maná en el desierto sirvió para realzar el regalo mayor
del sábado (Éxodo 16: 25). En el relato de este milagro, que ocurrió
antes de recibir el Decálogo en el Sinaí, se utiliza el sustantivo sabbat por
8 . La crea ció n — Prim era p arte— El sá b a d o * 73
semana de la creación para establecer la razón de ser del sábado. Por otro
lado, reconociendo la tendencia del hombre a olvidar, se nos advierte
que recordemos el sábado. Santificado, apartado y bendecido: el sábado,
el séptimo día de la creación, funciona como un día especial de adora
ción y un momento íntimo de comunión con el dador de toda la vida.
Segundo, el mandamiento especifica cuándo debemos recordar: «Pero
el séptimo día es de reposo para Jehová, tu Dios» (vers. 10). Esta medida
del tiempo, ordenada por el Creador cuando estableció el ciclo de siete
días de la semana, se reserva cada séptimo día en conmemoración de la
creación.
Tercero, el mandamiento describe cómo debemos guardar el sábado.
No debemos hacer ningún trabajo (vers. 10), es decir, detener las activi
dades laborales diarias que ocupan nuestro tiempo. El séptimo día está
reservado para Dios, dejando los seis días restantes para el trabajo. La
orden de abstenernos de trabajar se extiende al hogar. Toda la familia, al
igual que los sirvientes, el ganado y los invitados, deben disfrutar de la
paz del sábado. Todos deben descansar y, como parte de la familia de
Dios, disfrutar de la bendición colectiva en Jesús.
Finalmente, el mandamiento nos dice por qué debemos guardar el
sábado: «Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y
todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día» (vers. 11). El
primer sábado, Dios modeló su deseo para ese día pasándolo con Adán
y Eva, los humanos creados a su imagen. Con este fin, «bendijo Dios el
séptimo día y lo santificó» (Génesis 2: 3). Desde el principio, Dios de
seaba mantener una relación con su creación. El sábado anuncia esta
prioridad mostrándonos a un Dios que se aleja del gobierno del univer
so para pasar tiempo con sus seres creados.
tarde, Jesús declaró: «No piensen que he venido a anular la ley o los
profetas; no he venido a anularlos, sino a darles cumplimiento» (Mateo
5: 17, NVI). Esta ratificación de la ley calmó a los judíos celosos de la ley
de su época, pero no le impidió desafiar las pesadas regulaciones que
habían creado para guardar el sábado. Su desafío muchas veces lo
demostró en la forma de milagros, expulsando demonios (Marcos
1: 21-28; Lucas 4: 33) y sanando en sábado (Mateo 8: 14-15; Lucas
6: 6; 13: 10-17; 14: 1-4; Juan 5: 1-9; 9: 1-41). La curación del paralítico
en el estanque de Betesda y la posterior orden de que se levantara a ca
minar, «demostró la realidad y la integridad de su curación [del paralí
tico] caminando y llevando a casa el camastro en el que había estado
acostado».3 Jesús confrontó a los fariseos para justifica esta curación mi
lagrosa: «¿Es lícito en los sábados hacer bien, o hacer mal; salvar la vida,
o quitarla?» (Marcos 3: 4).
En Mateo 24: 20, Jesús anticipa la destrucción de Jerusalén en el
año 70 d. C., exhortando a sus oyentes: «Orad, pues, que vuestra hui
da no sea [...] en sábado». Por implicación, Jesús ratifica el sábado y
su santidad incluso hasta el año 70 d. C.4 El sábado debía ser un tiem
po de descanso, adoración y reflexión pacífica sobre las maravillosas
obras de Dios.
Incluso en la muerte, Jesús descansó en el sepulcro durante el sába
do, y resucitó el primer día de la semana. Las mujeres que ungieron a
Jesús para sepultarlo «descansaron el sábado, conforme al mandamien
to» (Lucas 23: 56). El acusativo sabatón indica que descansaron «durante
todo el sábado» (Biblia de Goodspeed). Lucas es específico en mencionar
el sábado en su relato de la Pasión, refiriéndose a tres días distintos: el
día de preparación, el sábado y el primer día de la semana.3
En los Evangelios, el ejemplo de Jesús es instructivo para sus seguido
res de hoy. Demostrando el verdadero espíritu del sábado, sanó y expul
só demonios, revalidándolo como un día de alegría, celebración y liber
tad de la culpa y las cargas de la enfermedad. Nunca habló de abolir el
sábado. Más bien, les dijo a sus discípulos: «Si me amáis, guardad mis
mandamientos» (Juan 14: 15).
76 • Cómo in te rp re ta r las E s c r itu r a s
El sábado hoy
Los estudios contemporáneos sobre el sábado alegan tres motivos
principales para afirmar que el sábado ya no es vinculante: 1) el enfo
que histórico-crítico; 2) el argumento del antiguo parto-nuevo pacto,
en base al antiguo Israel en contraste con la iglesia establecida por Cris
to; y 3) algunas afirmaciones relacionadas con el sábado bíblico en el
8 . La crea ció n — Prim era p arte— El sá b a d o * 77
se instauró antes del Sinaí. Algunos niegan que el domingo fue una crea
ción de la Iglesia de Roma. Sin embargo, tal afirmación ignora la posi
ción adoptada por el padre de la iglesia Tomás de Aquino, así como por
varios eruditos modernos: «La Iglesia de Roma es la principal responsa
ble de la institución de la observancia dominical».12 Los cristianos pro
testantes que afirman basarse únicamente en los fundamentos de la Es
critura (sola Scriptura), en oposición a la tradición y los consejos eclesiás
ticos, no tienen respuesta para este dilema.
Más recientemente, Nicholas T. Wright afirmó que «el tiempo lineal
(que forma parte de la buena creación de Dios) continúa, pero ahora se
cruza con un nuevo fenómeno, un nuevo tipo de tiempo [...]. Así que
el tiempo ahora parece capaz de comprimirse y luego expandirse nueva
mente. Podríamos llamarlo "tiempo espiritual". [...] Todo esto girando
en tomo a Jesucristo».13 Para Wright, «ahora que el cielo y la tierra se
han unido en Jesucristo, y ahora que ha amanecido el nuevo día, vivi
mos (desde ese punto de vista) en un sábado perpetuo».14 El sábado
como el séptimo día, o como el primer día, o como cualquier día espe
cífico, deja de existir y se convierte en parte de la «historia» cristiana.
Transpuesto a un principio de descanso, el sábado se separa del día es
pecífico (histórico) que Dios designó.
Sin embargo, desacoplar el descanso del sábado del séptimo día tiene
implicaciones para la naturaleza escatológica del sábado y su relación
con los acontecimientos proféticos de los últimos días. Pierde su carácter
distintivo como prueba divina y como señal del remanente que guarda
los mandamientos (Apocalipsis 12: 17; 14: 12; cf. Ezequiel 20: 12).
Tenemos el desafío de defender el séptimo día de la semana como el
día bíblico de descanso, instituido por Dios en la creación y sostenido
en toda la Escritura. La observancia del sábado que honra al Dios Crea
dor, autor de los Diez Mandamientos, es el sello distintivo de los santos
del pueblo del tiempo del fin que «guardan los mandamientos de Dios
y la fe de Jesús» (Apocalipsis 14: 12). De hecho, el sábado demuestra
nuestro amor y fidelidad, convirtiéndose en una señal visible de que
pertenecemos al único Dios verdadero.15
8. La crea ció n — Prim era p arte— El sá b a d o • 79
Referencias
1. Pope Francis, Laudato Si' (Ciudad del Vaticano: Prensa del Vaticano, 2015), § 172.
2. Gerhard F. Hasel, El sábado en el Pentateuco, en El sábado en las Escrituras y en la
historia, ed. Kenneth A. Strand (Doral, Florida: IADPA, 2014), pp. 26-27.
3. Walter F. Specht, «El sábado en el Nuevo testamento», en El sábado en las escrituras y
en la historia, p. 119.
4. Ibíd., p. 124.
5. Ibíd., p. 127.
6. Ibíd., p. 137.
7. Willy Rordorf, Sunday: The History of the Day of Rest and Worship in the Earliest Cen
turies of the Christian Church (Filadelfia: Westminster, 1968), pp. 18-19.
8. G. F. Hasel, «Sabbath», en Anchor Bible Dictionary, t. 5, ed. David Noel Freedman
(Nueva York: Doubleday, 1992), p. 851.
9. Rordorf, Sunday, pp. 70, 215, 237; cf. Paul K. lewett, The Lord's Day: A Theological
Guide to the Christian Day of Worship (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1972), pp. 16-18.
10. H. M. Riggle, The Sabbath and the Lord's Day, 6a ed., rev. ed. (Anderson, IN: Gospel
Trumpet Company, 1928), p. 148.
11. D. A. Carson, ed., From Sabbath to the Lord's Day: A Biblical, Historical, and Theological
Investigation (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1982).
12. Samuele Bacchiocchi, From Sabbath to Sunday: A Historical Investigation of the Rise of
Sabbath Observance in Early Christianity (Rome: Pontifical Gregorian University
Press, 1977), pp. 310-311; cf. Vincent J. Kelly, Forbidden Sunday and Feast-Day Oc
cupations (Washington, D. C.: Catholic University Press of America, 1943), p. 2;
véase John Gilmary Shea, «The Observance of Sunday and Civil Laws for Its
Enforcement», The American Catholic Quarterly Review 8 (enero de 1833), p. 39: «El
domingo es un día de la semana apartado para la adoración pública obligatoria al
Dios Todopoderoso ... [esto) es puramente una creación de la Iglesia Católica».
13. N. T. Wright, Scripture and the Authority of God: How to Read the Bible Today (Nueva
York: Harper Collins, 2011), pp. 162-163.
14. Ibid., p. 167.
15. Frank M. Hasel, «What Does it Mean to be a Seventh-day Adventist? A Short Theo
logical Reflection», Adventist Review 196 (mayo de 2019), p. 49.
La creación
— Segunda parte—
El matrimonio y la familia
que tienen prioridad sobre pasajes más claros sobre el tema del matrimo
nio y la sexualidad.
La redefinición de la creación
Los que apoyan las relaciones entre personas del mismo sexo han
reinterpretado el Génesis de varias maneras. Matthew Vines sugiere que
Dios necesitaba proporcionarle una mujer a Adán porque fueron los
primeros padres y se les pidió que procrearan para llenar la tierra, algo
que ya no es una necesidad en nuestro mundo sobrepoblado.5Además,
afirma que Génesis 2 no resalta las diferencias de Adán y Eva, sino «su
similitud como seres humanos».6 Si bien es cierto que Adán habla de Eva
como «hueso de mis huesos y carne de mi carne», esta comparación es
en referencia a las otras especies que Adán observaba (Génesis 2: 23).
Eva era claramente diferente. La similitud y el compañerismo no eran lo
único importante porque luego se convirtieron en «una sola carne» (Gé
nesis 2: 24). Aquí, la naturaleza complementaria del diseño divino se
convierte en un elemento clave para hacerlo físicamente posible. Adán
y Eva estaban diseñados con la combinación anatómica perfecta el uno
para el otro. Desde el principio, la procreación fue el propósito esencial
del matrimonio (Génesis 1: 27) y aunque no todas las parejas pueden
tener hijos, el papel de padres del esposo y la esposa es clara en el quin
to mandamiento.
Otros sugieren que el Génesis es meramente descriptivo y no debe
usarse para prescribir o proscribir el comportamiento sexual moderno;
sino que solo describe lo que hizo Dios. Él no hizo que el matrimonio
entre un hombre y una mujer fuera normativo, ni excluyó otras relacio
nes.7Sin embargo, esta tesis se va a pique con en el quinto mandamien
to prescriptivo, las leyes levíticas y la afirmación del Nuevo Testamento
del orden natural creado.
Y como dejando lo mejor para el final, en el sexto día Dios formó al
hombre y a la mujer como la cúspide de la creación: «Y vio Dios todo
cuanto había hecho, y era bueno en gran manera» (Génesis 1: 31). Su
9. La crea ció n — S eg u n d a p a rte— El m a trim o n io y la fam ilia * 87
Referencias
1. Injurie Goodstein, «Lutherans Offer Warm Welcome to Gay Pastors», The New York
Times, 25 de julio de 2010, https://www.nytimes.com/2010/07/26/us/26lutheran.
html.
2. Sarah Pulliam Bailey, «ELCA Lutherans Elect First Openly Gay Bishop»,
Religion News Service, 3 de junio de 2013, https://religionnews.com/2013/06/03/
elca-lutherans-elect-first-openly-gay-bishop/.
3. Goodstein, «Lutherans».
4. Harriet Sherwood, «Scottish Episcopal Church Votes to Allow Same-Sex Weddings»,
The Guardian, 8 de junio de 2017, https://www.theguardian.com/world/2017/
jun/08/scottish-episcopal-church-votes-to-allow-same-sex-weddings.
5. Matthew Vines, God and the Gay Ghristian (Nueva York: Convergent, 2014),
pp. 45-47.
6. Ibid., p. 46.
7. John R. Jones, «In Christ There Is Neither: Toward a Unity of the Body of Christ»,
Christianity and Homosexuality, ed. David Ferguson, Fritz Guyy David Larson (Rose
ville, CA: Adventist Forum, 2008), parte 4, pp. 3-42.
8. L. Koehler, W. Baumgartner y I. L Stamm, Hebrew and Aramaic Lexicon to the Old
Testament (Leiden: Brill, 2001). Robert A. J. Gagnon, The Bible and Homosexual Prac
tice (Nashville, IN: Abingdon, 2001), p. 113; véase también Gagnon, «The Scrip
tural Case for a Male-Female Prerequisite for Sexual Relations: A Critique of the
Arguments ofTwo Adventist Scholars», en Homosexuality, Marriage, and the Church:
Biblical, Counseling, and Religious Liberty Issues, ed. Roy E. Cane, Nicholas P. Miller y
H. Peter Swanson (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 2012),
pp. 5.3-161.
9. Gagnon, The Bible and Homosexual Practice, pp. 114- 17.
10. Jacob Milgrom, Leviticus 17-22, Anchor Bible (Nueva York: Doubleday, 2000),
p. 1788.
11. Justin Lee, Torn: Rescuing the Gospel from the Gays-vs.-Christians Debate (Nueva York:
Jericho, 2012), pp. 174-176; John Shore, Unfair: Christians and the LGBT Question
(Publicación propia, CreateSpace Independent Publishing Platform, 2013), p. 8.
12. John Boswell, Christianity, Social Tolerance, and Homosexuality: Gay People in Western
Europe from the Beginning of the Ghristian Era to the T'ourteenth Century (Chicago:
University of Chicago Press, 1980), pp. 101-102.
13. Vines, God, p. 93.
9 . La crea ció n — S eg u n d a p a rte— El m a trim o n io y la fam ilia • 91
topónimo que aparece entre los sitios del Néguev mencionados en los
relieves de Sisac, en el Templo de Amón en Karnak.17 Resulta muy inte
resante que en cuestión de dos años, los expertos en inscripciones egip
cias, arameas y moabitas no identificaron una, sino cuatro referencias
separadas a David, como testimonio de la influencia fundamental de
este antiguo rey israelita.
Hoy, pocos eruditos objetan que David existió. Pero, ¿y si fuera un
personaje ficticio? ¿Qué pasaría si su reino fue mucho más pequeño de
lo que la Biblia describe? Aquí hay algunos puntos a considerar en res
puesta a estas preguntas. Sin David, ¿quién derrotó a los filisteos, po
niéndolos bajo control después de décadas de antagonismo y conflicto
(1 Samuel 17, 23; 2 Samuel 5; 1 Crónicas 18: 1)?1KSin David, no habría
conquista de la ciudad jebusea de Jerusalén y su establecimiento como
la capital que aún sobrevive tres mil años después (2 Samuel 5). Sin
David, faltarían 78.salmos en la liturgia del culto israelita, empobre
ciendo las sinagogas e iglesias de todo el mundo. Finalmente, ¿qué ha
bría pasado con el Mesías prometido, que debía venir del linaje de Isaí
y David (Isaías 11: 1-10; Apocalipsis 22: 16)?1’ Nadie más se menciona
con más frecuencia en todo el Antiguo y Nuevo Testamento que David,
desde las primeras referencias en Rut hasta el capítulo final del Apoca
lipsis.20 Su hijo Salomón construyó el templo en Jerusalén, fortificó las
ciudades de Megido, Hazor, Gezery Jerusalén (1 Reyes 9: 15), y estable
ció una extensa red comercial, aumentando exponencialmente la rique
za de Israel. Sin David, la Biblia tendría que ser reescrita por completo.21
ron la Vía Apia, desde Roma a Capua, con seis mil personas crucifica
das.22 Así que, ¿qué importancia podía tener una crucifixión más en
Jerusalén? ¿Y qué hacía especial a Jesús de Nazaret de los otros dos la
drones que fueron crucificados con él? Solo a través de la revelación de
la Biblia es que surge la certeza de la cruz, la cual se fundamenta en la
realidad histórica de las profecías del Antiguo Testamento y su cumpli
miento en Jesucristo. Es por ello que los escritores del Nuevo Testamen
to no solo hacen hincapié en la realidad de la cruz y la resurrección,
sino también en su conexión con la tipología del cordero sacrificado
durante generaciones por los fieles israelitas y que tuvo su cumplimien
to aquel viernes durante la Pascua del año 31 d. C.
Los Evangelios conectan minuciosamente los acontecimientos histó
ricos de la vida de Cristo con lo que dicen de él la Ley y los profetas. Los
Evangelios contienen historia, profecía y testigos personales que vali
dan lo ocurrido. Nos hablan del estudio que llevó a los Sabios a seguir
la estrella profetizada por Balaam (Números 24: 17; Mateo 2: 1-2).
Registran las declaraciones de Jesús desde la cruz, haciéndose eco de
las profecías mesiánicas que dan testimonio de cómo moriría (Salmo
22: 1; 31: 5). Transmiten el testimonio de María Magdalena, la cual vino
a la tumba el domingo en la mañana y vio a su Salvador resucitado
(Marcos 16: 9-11; Juan 20: 11-18). Cuentan sobre la experiencia de los
discípulos con Jesús en el camino a Emaús y cómo les expuso las Escri
turas (Lucas 24: 13-27). Cuentan su aparición en el aposentó alto,
donde comieron juntos y conversó con el incrédulo Tomás (Juan
20: 24-29). Cientos de testigos presenciales vieron a Jesús después de su
resurrección, y Juan dice: «Este es el discípulo que da testimonio de es
tas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verda
dero» (Juan 21: 24).
Dirigiéndose a la iglesia de Corinto, Pablo da fe de acontecimientos
históricos recientes:
tal como dicen las Escrituras. Fue enterrado y al tercer día fue le
vantado de los muertos, tal como dicen las Escrituras. Lo vio Pedro
y luego lo vieron los Doce. Más tarde, lo vieron más de quinientos
de sus seguidores a la vez, la mayoría de los cuales todavía viven,
aunque algunos ya han muerto. Luego lo vio Santiago, y después
lo vieron todos los apóstoles. Por último, como si hubiera na
cido en un tiempo que no me correspondía, también lo vi yo»
(1 Corintios 15: 3-8, NTV).
Referencias
1. En comparación, el número de lugares mencionados en todo el Corán es el mismo
número de los mencionados en Génesis 10 en la Biblia.
2. Para una comparación entre el pensamiento bíblico y mítico, ver John N. Oswalt,
The Bible Among the Myths: Unique Revelation or fust Ancient Literature (Grand Rapids,
MI: Zondervan, 2009).
3. Gerhard F. Hasel, «The Problem of History in Old Testament Theology», Andrews
University Seminary Studies 8, no. 1 (1970): pp. 32-35, 41-46; Hasel, Old Testament
Theology: Basic Issues in the Current Debate 4a ed. (Grand Rapids, MI: Eerdmans,
1991), pp. 115-138.
4. Walter Dietrich, The Early Monarchy in Israel: The Tenth Century B.C.E. (Atlanta: So
ciety of Biblical Literature, 2007), pp. 102-103.
5. Ver J. Alberto Soggin, «Alttestamentliche Glaubenszeugnisse und geschichtliche
Wirklichkeit», Theologische Zeitschrift 17 (1961): pp. 385-398; Soggin, «Geschichte,
Historie und Heilsgeschichte im Alten Testament», Theologische Literaturzeitung 89
(1964): pp. 721-736.
6. ). Maxwell Miller, The Old Testament and the Historian (Eiladelfia: Fortress Press,
1976), p. 17.
7. Gerhard von Rad, «Antwort auf Conzelmann's Fragen», Evangelische Theologie 24
(1964): p. 393; cf. Von Rad, Old Testament Theology, t. 1 (Nueva York: Harper and
Row, 1962), pp. 106-111.
102 • Cómo i n te r p r e t a r la s E s c r itu r a s
Bible and the Dead Sea Scrolls, ed. Richard S. Hess y M. Daniel Carroll (Grand Rapids,
MI: Baker: 2003), pp. 17-56.
20. El nombre de David se menciona 1.087 veces: 976 veces en el A. T. y 111 veces en el
N.T.
21. Para un estudio más profundo sobre la importancia de David para la historia tem
prana de Judá, veae Yosef Garfinkel, Saar Ganor, y Michael G. Hasel, In the Footsteps
of King David: Revelations from an Ancient Biblical City (Nueva York: Thames and
Hudson, 2018).
22. Appian, Civil Wars, 1.120.
23. La idea de una «fuerza» impersonal que se encuentra en todo el universo no es pro
gresar, sino retroceder al paganismo del antiguo mundo mítico de Egipto, en el que
se buscaba falsificar el concepto de un Dios amante que intercede por su pueblo
(como por ejemplo, durante el éxodo).
24. Oswalt, The Bible Among the Myths, p. 142.
La Biblia y la profecía
El tipo del santuario del Antiguo Testamento y su servicio anual del Día de
la Expiación se cumplió con el antitipo de Jesucristo, el Sumo Sacerdote
perfecto y el Cordero de Dios sacrificado desde antes de la fundación del
mundo. Es a este acontecimiento que señalaban todos los servicios
del santuario.
El aspecto final del sacrificio, la muerte y la resurrección de Jesús cul
minó en 1844, cuando entró en el Lugar Santísimo del santuario celes
tial. El uso de tipos en las Escrituras ayudó a los primeros adventistas a
reevaluar sus postulados sobre la naturaleza del santuario, descubrien
do que no era la tierra, sino en el santuario celestial del que la tierra era
solo el patrón (Éxodo 25: 8-9).9
También debe señalarse que para el siglo II a. C., ya los primeros in
térpretes judíos usaban de forma activa el principio de día por año,
como se menciona en la literatura helenística judía, los manuscritos
encontrados entre los Rollos del Mar Muerto en Qumrán y en los escri
tos de Josefo, entre otros.2' Esto nos indica que este elemento crucial de
la interpretación historicista de la profecía se entendía bien antes del
tiempo de Cristo.
error (Isaías 28: 7-29; 35: 8; Proverbios 19: 27; Lucas 24: TI,
44-45; Romanos 16: 26; Santiago 5: 19; 2 Pedro 1: 19-20).
5. Que la Escritura debe interpretarse a sí misma, ya que es la regla en
sí misma (Salmo 19: 7-11; 119: 97-105; Mateo 23: 8-10; 1 Corin
tios 2: 12-16; Ezequiel 34: 18-19; Lucas 11: 52; Malaquías2: 7-8).
Si encuentra que cada palabra de la profecía (después de haber enten
dido las cifras) se cumple literalmente, entonces puede tener la seguridad
de que el acontecimiento es real. Pero si alguna palabra carece de cumpli
miento, entonces debe buscar otro acontecimiento o esperar su desarrollo
futuro. Dios se encarga de que la historia y la profecía concuerden, para
que los verdaderos hijos creyentes de Dios nunca se avergüencen (Salmo
21: 5; Isaías 14: 17-19; 1 Pedro 2: 6; Apocalipsis 17: 17; Hechos 3: 18).25
El estudio bíblico cuidadoso dio como resultado los cinco pilares
distintivos de la Iglesia Adventista del Séptimo Día: la perpetuidad de la
ley de Dios y el sábado, la segunda venida de Cristo, el santuario, el es
tado de los muertos y el espíritu de profecía. La combinación de estas
doctrinas bíblicas con el mensaje de los tres ángeles, conforma el men
saje y la misión de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.26*1
Referencias
1. ). Barton Payne's Encyclopedia of Biblical Prophecy (Grand Rapids, Ml: Baker, 1973),
pp. 674-75, enumera 1.239 profecías en el Antiguo Testamento y 578 profecías en
el Nuevo Testamento, para un total de 1.817. Estas abarcan 8.352 versículos o el
26.83 por ciento de la Biblia.
2. John N. Oswalt, The Bible Among the Myths (Grand Rapids, Ml: Zondervan, 2009),
pp. 47-110.
3. Brevard S. Childs, Isaiah and the Assyrian Crisis (Londres: SCM, 1967).
4. Peter Dubovsky, «Tiglath-Pileser Ill's Campaigns in 734-732 B.C.: Historical Back
ground of Isa 7, 2 Kgs 15-16 and 2 Chr 27-28», Bíblica 87 (2006), pp. 153-170;
por los anales, véase Hayim Tadmor, The Inscriptions of Tiglath-Pileser III, King of
Assyria, 2 a ed. (Jerusalem: Israel Academy of Sciences and Humanities, 1994);
cf. Amnon Ben-Tor, «Excavating Hazor, Part One: Solomon's City Rises from the
Ashes», Biblical Archaeology Review 25, no. 2 (marzo/abril 1999): p. 37.
5. Gerhard E Hasel, lonah: Messenger of the Eleventh Hour (Mountain View, CA: Pacific
Press, 1976).
114 • Cómo i n t e r p r e t a r l a s E s c r i t u r a s
6. Para ver las 65 profecías mesiánicas véase Walter C. Kaiser, )r„ The Messiah in the Old
Testament (Grand Rapids, Ml: Zondervan, 1995).
7. Gerhard Pfandl, «The Pre-Advent Judgment: Fact or Fiction?», Ministry (diciembre
de 2003), citando de William G. Johnsson, «Conditionality in Biblical Prophecy
with Particular Reference to Apocalyptic», en 70 Weeks, Leviticus, Nature of Prophecy,
ed. Frank B. Holbrook, Daniel and Revelation Committee Series, libro 3, (Washing
ton D. C.: Biblical Research Institute, 1986), p. 278.
8. Hans K. LaRondelle, 'The Israel of God in Prophecy: Principles of Prophetic Interpretation
(Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1983), pp. 35-54.
9. Elena G. de White, Cristo en su santuario (Doral, FL: IADPA, 2013).
10. Leroy Froom, The Prophetic Faith of Our Fathers, tt. 1-4 (Washington D. C.: Review
and Herald, 1950-1954).
11. G. F. Hasel, «Israel in Bible Prophecy», Journal of the Adventist Theological Society 3,
no. 1 (Spring 1992): p. 124.
12. Para ver más sobre los métodos adicionales de interpretación, véase G. F. Hasel,
«Israel in Prophecy», pp. 121-130.
13. Pfandl, «In Defense of the Year-Day Principle», Journal of the Adventist Theological
Society 23, no. 1 (2012), pp. 3-17.
14. Froom, Prophetic Faith, 4:784-851.
15. William H. Shea, Selected Studies on Prophetic Interpretation, Daniel and Revelation
Committee Series, book 1, ed. rev. (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute,
1992), p. 88.
16. Pfandl, «Year-Day Principle», p. 8.
17. Shea, Selected Studies, p. 73.
18. Siegfried H. Horn and Lynn H. Wood, «The Chronology of Ezra 7 (Washington, DC:
Review and Herald, 1953).
19. Sobre la fecha de la crucifixión, véase Grace Amadon, «Ancient Jewish Calenda-
tion», Journal of Biblical Literature 61, no. 4 (diciembre de 1942) pp. 227-280; Ama-
don, «The Crucifixion Calendar», Journal of Biblical Literature 63, no. 2 (junio de
1944)pp. 177-190.
20. Brempong Owusu-Antwi, An Investigaion of the Chronology of Daniel 9:24-27, ATS
Dissertation Series, 2 (Berrien Springs, MI: Adventist Theological Society, 1995).
21. Shea, Selected Studies, pp. 105-110.
22. S. J. Schwantes, «Repaso de "Ereb Boqer" en Daniel 8: 14», en Simposio sobre Daniel,
ed. Frank B. Holbrook, (Doral, FL: 1ADPA, 2010), pp. 471-482.
23. G. F. Hasel, «El "cuerno pequeño", el santuario celestial y el tiempo del fin: estudio
de Daniel 8: 9-14», en Simposio sobre Daniel, pp. 383-470.
24. Elena G. de White, «Notes ofTravel», Review and Herald (25 de noviembre de 1884):
pair. 23-25.
25. P. Gerard Damsteegt, Foundations of the Seventh-day Adventist Message and Mission
(Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1977), p. 299.
26. Ibid.
12
Cómo lidiar
con textos bíblicos difíciles
noció este hecho al referirse a Pablo y sus Epístolas, «entre las cuales hay
algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuer
cen (como también las otras Escrituras) para su propia perdición»
(2 Pedro 3: 16).
En cuanto a las dificultades y los aparentes errores en las Escrituras, a
menudo vemos a la Biblia como la fuente del problema. Pero fijémonos
en lo que dijo Agustín, unos de los padres de la iglesia: «Si quedamos
confundidos por una aparente contradicción en la Escritura, no es váli
do decir: "El autor de este libro está equivocado", sino el manuscrito
tiene un error, la traducción está mal o no has entendido».4 No quere
mos ser como algunas personas vacilantes e inestables, que tuercen las
Escrituras para nuestra destrucción. Así que, veamos algunos aspectos
importantes que pueden ayudamos a medida que encontramos algunas
declaraciones difíciles en las Escrituras.5
Referencias
1. Elena G. de White, Mensajes selectos, t. 1, p. 19.
2. Ibíd. p. 20.
3. Véase Gleason L. Archer Jr., New International Encyclopedia of Bible Difficulties (Grand
Rapids, Ml: Zondervan, 1982); William Arndt, Bible Difficulties and Seeming Contra
dictions (St. Louis, MO: Concordia, 1987); John W. Haley, Alleged Discrepancies of the
Bible (Grand Rapids, Ml: Baker Book, 1984); Norman Geisler y Thomas Howe,
When Critics Ask: A Popular Handbook on Bible Difficulties (Wheaton, IL: Victor Books,
1992); Walter C. Kaiser Jr. et al„ Hard Sayings of the Bible (Downers Grove, IL: Inter-
Varsity, 1996); R. A. Torrey, Difficulties in the Bible: Alleged Errors and Contradictions
(Willow Grove: Woodlawn Electronic, 1998); F. F. Bruce, Hard Sayings of Jesus (Lon
dres: Hodder and Stroughton, 1983); y desde el punto de vista adventista, Gerhard
Pfandl, ed., Interpreting Scripture: Bible Questions and Answers, Biblical Research Ins
titute Studies, t. 2 (Silver Spring, MD: Review and Herald, 2010); Harald Weigt,
Verstehst du auch, was du liest? Schwierige Bibelstellen erklart (Lüneburg: Advent-
Verlag, 2002); y los recursos de la página del Biblical Research Institute: https://
www.adventistbiblicalresearch.org/materials (visitada el 1 de mayo de 2019).
4. Augustine of Hippo, «Reply to Faustus the Manichaean» en St. Augustin: Hie Writings
against the Manichaeans and against the Donatists, ed. Philip Schaff, A Select Library of
the Nicene and Post-Nicene Fathers of the Christian Church, vol. 5 (Búfalo, NY: Chris
tian Literature Company, 1887), p. 180.
5. Vea también los aspectos adicionales discutidos en Frank M. Flasel y Michael G.
Hasel «How to Interpret Scripture», Adult Bible Study Guide, 2o trimestre 2020,
lección 12.
6. Elena G. de White, Palabras de vida del gran Maestro, cap. 1, p. 15.
7. Elena G. de White afirma categóricamente que «sin la historia bíblica, la geología no
puede probar nada. Los que razonan con tanta seguridad en cuanto a sus descubri
mientos, no tienen una noción adecuada del tamaño de los hombres, los animales
y los árboles antediluvianos, ni de los grandes cambios que ocurrieron en aquel
entonces. Los vestigios que se encuentran en la tierra dan evidencia de condiciones
que en muchos casos eran muy diferentes de las actuales; pero el tiempo en que
estas condiciones imperaron solo puede saberse mediante la Sagrada Escritura. En
12. C ó m o lidiar con te x to s bíblicos difíciles • 123
la historia del diluvio, la inspiración divina ha explicado lo que la geología sola ja
más podría desentrañar», Patriaras y profetas, cap. 9, p. 91.
8. Ibid., cap. 9, p. 92.
9 . ¡bíd.
10. En cuanto a esta evidencia bíblica, vea el estudio completo de Gerhard F. Hasel,
Speaking in Tongues: Biblical Speaking in Tongues and Contemporary Glossolalia
(Berrien Springs, MI: Adventist Theological Society, 1991).
Una vida
basada en la Palabra de Dios
Referencias
l.Soren Kierkegaard, For Self-Examination: Recommended for the Times, trad. Edna
H ongy Howard Hong (Minneapolis: Augsburg, 1940).
2. Ibid. p. 23.
3. Kevin J. Vanhoozer, Is '¡here a Meaning in This Text?: The Bible, the Reader, and the
Morality of Literary Knowledge (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1998), pp. 15-16.
4. Frank M. Hasel, «What Does it Mean to be a Seventh-day Adventist? A Short Theo
logical Reflection», Adventist Review 196 (30 de abril de 2019): p. 49.
13. U na vida b a sa d a en la Palabra d e D ios • 131
5. Véase Kevin DeYoung, Crazy Busy: A (Mercifully) Short Book About a (Really) Big
Problem (Wheaton, IL: Crossway, 2013).
6. Véase la excelente y equilibrada discusión en Tony Reinke, 12 Ways Your Phone Is
Changing You (Wheaton, IL: Crossway, 2017).
7. Una herramienta práctica que puede ayudar a aprender a hacer esto, se encuentra en
Frank M. Hasel, Longing for God: A Prayer and Bible Journal (Nampa, ID: Pacific Press,
2017).
8. Véase el cápitulo 31, «Reasons to Pray for Others», in Hasel, Longing for God,
pp. 149-152.
2 ° TRIMESTRE
abril-junio 2 020
D e s d e n u e s tr o s in ic io s, lo s a d v e n tis ta s d e l s é p tim o d ía
n o s h e m o s id e n tific a d o c o m o el « p u e b lo d e l L ib ro » . Sin
e m b a rg o , a p e s a r d el lu g a r p r im o r d ia l q u e la B ib lia o c u
p a e n n u e s tr a fe, la a lfa b e tiz a c ió n b íb lic a p a re c e e s ta r
d is m in u y e n d o . P o r lo ta n to , te n e m o s q u e ir m á s a llá d el
sim p le h e c h o d e d e c la r a r q u e la B iblia es el f u n d a m e n
to d e n u e s tr a te o lo g ía y la n o r m a d e n u e s tr a fe. Y c o n
e s to n o s e s ta m o s re firie n d o al te m a d e la in te r p r e ta c ió n .
¿ C ó m o p o d e m o s i n te r p r e ta r la B ib lia d e m a n e r a a d e c u a
d a y c o rre c ta ? ¿ C ó m o e v ita r el m a l u s o y la d is to rs ió n
d e las E s c ritu ra s ? ¿ C ó m o lid ia r c o n c re y e n te s in e s ta b le s
q u e tu e rc e n el sig n ific a d o d e la P a lab ra d e D ios? D a d o q u e
las E s c ritu ra s n o s d ic e n q u e a lg u n o s p u e d e n h a c e r m a l
u s o d e la P a la b ra d e D io s y r e to r c e r la p a r a su p r o p ia d e s
tr u c c ió n , d e b e m o s e s ta r e n a le r ta m á x im a y a p r e n d e r a
i n te r p r e t a r la B iblia c o r re c ta m e n te .
6if¡^
¿ ¿ SZ S9, ,99 ¿1 9¿
T
r e s e n u n o
1. Lecciones de la Escuela Sabática para adultos
2. Material auxiliar para el maestro
3. Libro complementarlo