CURSO: SEGUNDO
CANTIDAD DE ALUMNOS: 35
-FUNDAMENTACION:
El coraje es un tema recurrente en la obra de Jorge Luis Borges, tanto en la prosa como en los
versos. El coraje casi siempre se asocia al peligro físico y se limita a las épocas pasadas. Esta
actividad intenta ver cómo funciona el coraje, como cualidad, en la obra de Borges.
-OBJETIVOS GENERALES:
Que los alumnos puedan hacer una interpretación profunda del cuento
-ESTRATEGIAS METODOLOGICAS:
-Establecer relaciones entre lo que lee y lo que forma parte de su acervo personal, cuestionar
su conocimiento y modificarlo, establecer generalizaciones que permitan transferir lo
aprendido a otros contextos distintos.
-DESARROLLO DE LA CLASE:
-INICIO: 5 minutos
La definición del compadrito comprende los barrios que habita, la ropa que usa, la música que
baila, los gestos que emite, los valores de que depende su fama:
Consignas:
A continuación, hagan circular entre los alumnos la “Milonga de Jacinto Chiclana” ya que los
orígenes del compadrito están vinculado a la milonga
¿Creen que la descripción que Borges hace de Chiclana es cálida o más bien es un poco lejana y
vaga? ¿Por qué?
-EVALUACION: 25 min
Discutir:
¿Conocen algún género musical en el que el coraje sea un tópico frecuente? ¿Cuál?
Busquen en internet la letra del tango «Malevaje», de Enrique Santos Discépolo. ¿Cómo está
tratado el tema del coraje? ¿Qué idea da acerca de los malevos y compadritos?
¿Conocen alguna canción –que no sea tango o milonga– que hable acerca del coraje? ¿Cuál?
¿Creen que el coraje es un valor positivo en sí mismo o solo cuenta si está asociado a otras
virtudes y utilizado para causas justas? ¿Cuál creen que es la postura de Borges al respecto?
NEXO
Salió de la otra punta de una noche húmeda. Atravesó la vía en Centro América y entró en un
país de calles sin luz. Agarró la vereda; vio luna infame que atorraba en un hueco, vio casas de
decente dormir. Fue por cuadras de cuadras. Ladridos tirantes se le abalanzaron para
detenerlo desde unas quintas. Dobló hacia el norte. Silbidos ralos y sin cara rondaron los
tapiales negros; siguió. Pisó ladrillo y barro, orilló la Penitenciaría de muros tristes. Cien
hamacados pasos más y arribó a una esquina embanderada de taitas y con su mucha luz de
almacén, como si empezara a incendiarse por una punta. Era la de Cabello y Coronel Díaz: una
parecita, el fracaso criollo de un sauce, el viento que mandaba en el callejón.
Entró duro al boliche. Encaró la barra nortera sin insolencia: a ellos no iba destinada su hazaña.
Iba para Pedro el Mentao, tipo fuerte, en cuyo pecho se enanchaba la hombría y que orejeaba,
entonces, los tres apretados naipes del truco.
Con humildad de forastero y mucho señor, El Chileno le preguntó por uno medio flojo y flojo
del todo que la tallaba ¡vaya usté a saber con quiénes! de guapo y que le decían El Mentao. El
otro se paró y le dijo en seguida: Si quiere, lo vamos a buscar a la calle. Salieron con soberbia,
sabiendo que eran cosa de ver.
El duro malevaje los vio pelear. (Había una cortesía peligrosa entre los palermeros y los del Sur,
un silencio en el que acechaban injurias.)
Las estrellas iban por derroteros eternos y una luna pobre y rendida tironeaba del cielo. Abajo,
los cuchillos buscaron sendas de muerte. Un salto y la cara del Chileno fue disparatada por un
hachazo y otro le empujó la muerte en el pecho. Sobre la tierra con blandura de cielo del
callejón, se fue desangrando.
Murió sin lástimas. No sirve sino pa juntar moscas, dijo uno que, al final, lo palpó. Murió de
pura patria; las guitarras varonas del bajo se alborozaron.
Así fue el entrevero de un cuchillo del Norte y otro del Sur. Dios sabrá su justificación: cuando
el Juicio retumbe en las trompetas, oiremos de él.
Extraído de Borges, Jorge Luis. El idioma de los argentinos. 1928.
El entrevero y el brillo.
Sólo Dios puede saber
Y de jugarse la vida.
Siempre el coraje es mejor,
En el amor y en la guerra.
Jorge Luis Borges