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Impacto generado por la contaminación del Agua

República Dominicana.
(Resumen)
En República Dominicana, a pesar de contar con más de 20 ríos, sus afluentes y al
menos 34 presas y embalses, la falta de infraestructura y la contaminación afecta el
acceso al agua potable. El gobierno se ve obligado a distribuir el agua a las distintas
provincias, municipios y barrios de manera racionada. Sin embargo, la población
dominicana malgasta mucha en tareas dóciles, y por otra parte contamina los ríos con
desechos y, por consiguiente, el mar.
Uno de los factores que más afectan la disponibilidad de agua en República
Dominicana para los diferentes usos es la contaminación cada vez más creciente a que
está sometido este recurso. Con la contaminación, el agua no desaparece, como no
desaparece nunca la materia, sino que se altera su composición y, en consecuencia,
pierde su utilidad como insumo esencial de consumo de los seres humanos, y para sus
usos agrícola, industrial, turístico, crianza de peces y demás especies de la fauna;
además, su presencia contribuye al desequilibrio del ciclo hidrológico. 
Los 26 mil millones de metros cúbicos de agua lluvia aprovechable que caen sobre
el territorio dominicano cada año se mantienen, pero una parte significativa de esa agua
es alterada por múltiples factores que impiden que juegue su papel de utilidad a la vida.
Esta se produce en las montañas como consecuencia de la deforestación
creciente a que están sometidos los bosques,  especialmente en las alturas de las
cuencas hidrográficas. Las aguas de lluvia al caer sobre el suelo desértico de las lomas
arrasan la capa vegetal hacia los lechos de ríos, arroyos y mares, contaminándolos con
materia orgánica que degrada sus aguas, entre otros daños causados por los sedimentos
arrastrados, como son la sedimentación de las presas y el desbordamiento de la parte
baja de los ríos con su secuela de daños humanos y materiales. 
Son las raíces de los arboles las que retienen el agua que cae de las lluvias y
desde ellas esas aguas fluyen lentamente a través de las cañadas y arroyos que
conducen a los ríos y luego desembocan en el mar o en deltas fluviales, en llanuras.
Se estima que alrededor del 40% de la superficie agrícola mundial está seriamente
degradada por erosión. En la isla Española, que incluye a Haití, la situación es aún más
alarmante. 
La erosión también contribuye a la sedimentación de los mares con su
secuela de daños a playas e infraestructuras marítima, sobre todo en los lugares
más bajos donde desembocan ríos caudalosos. Dos ejemplos sobre infraestructura
marítima dañadas se podrían citar en la isla. Uno se refiere a la bahía de Puerto Príncipe,
Haití, la cual alberga el principal puerto de ese país. Ahí la sedimentación es tan
pronunciada que el puerto se ha vuelto disfuncional para la mayoría de las operaciones de
carga y descarga de mercancías transportadas por buques de cierta envergadura, como
sucede con los barcos que transportan el gas licuado de petróleo o gas propano que
viene destinado al país caribeño. Ante esa situación, agravada por el impacto del
terremoto de enero de 2010, las cargas con destino a esa capital vecina se manejan
desde el puerto de la provincia Azua, en la zona sur de República Dominicana, ante la
imposibilidad de hacerlo en el citado puerto haitiano. 
El otro ejemplo es el puerto de Sánchez, en la Bahía de Samaná, República Dominicana.
Este puerto, que unas siete décadas atrás era el centro económico del nordeste, donde
atracaban buques de gran calado para recoger el café y el cacao de las cuencas de los
ríos Yuna y Camú, hoy en día sus operaciones son nulas debido a los altos niveles de
sedimentación producida por las tierras bajadas de las montañas a través de los ríos
Yuna, Camú, Jima y otros. Las playas también son afectadas en muchos lugares de
desembocadura de ríos que arrastran esos sedimentos dañinos. Los ejemplos, que
abundan en muchas partes del mundo, también se hallan en el país. 

El sedimento que va a parar a los ríos y mares está cargado de materia orgánica
compuesta principalmente por fósforo y nitrógeno que vienen de la propia tierra y de los
fertilizantes y pesticidas que se usan en la agricultura; esto produce en las aguas, tanto
marina como dulce, el llamado proceso de eutrofización, que se trata a continuación.

DAÑO
Los datos del Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo ponen en evidencia que a
nivel nacional la situación es más crítica. Aunque no fue posible obtener cifras concretas y
actualizadas, se estima que apenas cerca del 10% de las aguas residuales reciben algún
tipo de tratamiento, de acuerdo a la “Propuesta de Estrategia Nacional de Saneamiento”
(2016) elaborada por el Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillado (INAPA) en
conjunto con otros organismos.
Debido a la falta de infraestructuras cada día se vierten al ambiente millones de galones
de agua contaminada y esto está deteriorando la salud de la población, los ríos, las aguas
subterráneas, las costas y otros recursos naturales.
“Todos nuestros acuíferos se están contaminando a un ritmo acelerado en un momento
en el que todos los países están tomando medidas para cuidar sus aguas, que es un
recurso estratégico para el desarrollo”, advierte el hidrólogo Domingo Brito del Ministerio
de Medio Ambiente y Recursos Naturales.  
300
CANTIDAD ESTIMADA DE LAS PLANTAS QUE SE NECESITAN
En términos teóricos en el país hay 104 plantas de tratamiento, pero regularmente
muchas de ellas se encuentran fuera de servicio debido a su antigu¨edad y mal estado.  

Estos son algunos tipos de contaminantes y Los Impactos que


generan cada uno de ellos.
La población dominicana, poco a poco, ha ido tomando conciencia
de la importancia de conservar, cuidar y no malgastar el agua, así como
de defender el medioambiente y los bosques. Sin embargo, la pregunta
inconclusa es si la concientización de toda la población ocurrirá antes de
que la enfermedad sea más fuerte que el remedio

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