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IV JORNADA DE APRENDER INVESTIGANDO.

PRESENTACIÓN DE TRABAJOS DEL ALUMNADO DEL AULA DE LA EXPERIENCIA

AULA DE LA EXPERIENCIA

JULIAN MARÍAS: DE HISTORIA DE LA FILOSOFÍA A


ANTROPOLOGÍA METAFÍSICA

Joaquín Herrera Carranza y Manuel Delgado Romero

4º Curso: Introducción a la Filosofía

Profesor Tutor: Antonio Gutiérrez Pozo

Área de Conocimiento: Humanidades

RESUMEN.

El filósofo Julián Marías, discípulo directo y predilecto de Ortega y Gasset,


murió a los 91 años de edad, el 15 de diciembre de 2005. Por tanto, este año en curso se
cumple el décimo aniversario de su desaparición de la vida intelectual de España.
Ocasión oportuna para analizar su obra y recordar su trayectoria, además de rendirle un
oportuno homenaje. Su primera gran obra, editada en 1941 por la Revista de Occidente,
es Historia de la Filosofía, con prólogo de Xavier Zubiri y con epílogo, en ediciones
posteriores, de Ortega. Todo un clásico en lengua española. Más de treinta ediciones,
siendo la última de 2008. Su obra de filosofía más personal es Antropología metafísica.
La estructura empírica de la vida, publicada en 1970. El mismo autor, Marías, lo dice:
"Pienso que en la Antropología metafísica alcancé mi propio nivel, hacia el cual se
habían esforzado sin proponérselo expresamente mis escritos anteriores".

El objetivo fundamental del presente trabajo es analizar la aportación de estas


dos obras filosóficas, una inicial y la otra de plena madurez intelectual, de un pensador
que entiende la filosofía como un quehacer humano y un constituyente natural de la
inteligencia humana, un saber a qué atenerse ante la situación ineludible de la estricta
realidad. En Antropología metafísica aparece una nueva apertura filosófica que le lleva
a introducir un innovador lenguaje, con términos y expresiones tales como 'ser y estar',
'mundanidad', 'futurizo', 'condición sexuada', 'condición amorosa', 'amor y
enamoramiento', 'temple de la vida', 'tiempo humano', 'muerte y proyecto', etc. Julián

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Marías va más allá, como él mismo expresa, porque "el concepto de estructura empírica
de la vida humana no se encuentra en Ortega".

PALABRAS CLAVE: Julián Marias, Filosofía, Historia, Antropología

INTRODUCCIÓN.

Julián Marías Aguilera nació en Valladolid el 17 de junio de 1914.


Curiosamente, en 1931, obtiene el título de Bachillerato de Ciencias y Letras, que había
cursado en el Instituto Cardenal Cisneros. Licenciado (1936) y Doctor (1951) en
Filosofía por la Universidad de Madrid. Discípulo directo y predilecto de José Ortega y
Gasset, su maestro y amigo, si bien, también, en cierta manera él mismo se consideraba
discípulo de Manuel García Morente, Gaos y Zubiri, profesores que marcaron
definitivamente su vocación por la filosofía. Buen conocedor y admirador de Unamuno.

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Precisamente, en 1947, ganó el Premio Fastenrath por su obra Miguel de Unamuno.
Escritor, ensayista, articulista colaborador en destacados periódicos, bibliófilo, crítico
de cine, conferenciante brillante con presencia en numerosos países europeos y
americanos. No fue profesor en España, pero sí en otros países, especialmente en el
continente americano. Profesor visitante en diversas universidades norteamericanas:
Wllesley, Harvard, California, Yale, Oklahoma, Indiana, Puerto Rico (especial cariño
mostró siempre para esta última universidad). Políglota: español, latín, griego (clásico),
inglés, alemán, francés, italiano, portugués.

Fundó, junto a Ortega, el Instituto de Humanidades, en 1948. Miembro de la


Real Academia de la Lengua, siendo recibido por Ramón Menéndez Pidal, en 1965,
para ocupar el sillón 'S'. Senador por nombramiento real entre 1977 y 1979. Fundador y
Presidente de la Fundación de Estudios Sociológicos (FUNDES), desde su creación
(1979) hasta su fallecimiento. Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y
Humanidades (1996), compartido con Indro Montanelli, historiador y periodista.
Miembro del Consejo Internacional Pontificio para la Cultura. Recibió otros muchos y
destacados premios a su labor como pensador y filósofo: Premio Gulbenkian de Ensayo
(1972), Premio Ramón Godó de periodismo (1975), Premio Castilla y León de las
Letras (1988), Premio Internacional Menéndez Pelayo (2002), Medalla de Oro al Mérito
en el Trabajo (2001), etc. En 2002, por iniciativa de FUNDES, se publicó un libro (Un
siglo de España) en su homenaje, coordinado por Helio Carpintero con la participación
de más de cincuenta personalidades representativas de la España intelectual, además de
algunos foráneos.

Se casó (1941) con Dolores (Lolita) Franco Manera, profesora y escritora, su


compañera de toda la vida hasta su muerte prematura (1977), acontecimiento que
precipitó al filósofo a una desolación insufrible. Tuvieron cinco hijos, todos varones:
Julián (muerto prematuramente), Miguel, Fernando, Javier y Álvaro. Julián Marías
murió a los 91 años de edad, el 15 de diciembre de 2005, manteniendo su lucidez y
actividad intelectual hasta casi los límites de su fallecimiento. R. Hidalgo, en su libro
Julián Marías. Retrato de un filósofo enamorado, escribe: "si algo caracterizó a Julián
Marías fue su capacidad de amar. Amó la cultura, la libertad, España, América, a sus
amigos... y, sobre todo, amó a una mujer, Lolita".

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En numerosas ocasiones repitió, más o menos, la misma reflexión: "Mi mujer
fue lo más importante de mi vida. Con su muerte desapareció mi proyecto vital de
tantos años, lo que le había dado su sentido. Yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa".
Cristiano confeso y practicante, creyente, ante la muerte profesaba que la vida no
termina con ella: "Si así fuera, la felicidad sería un engaño". En 1977 escribió un hondo
y extenso ensayo (240 páginas), titulado Sobre el cristianismo, "a medio camino entre la
apologética moderna y la reflexión filosófica" (que nunca deja al margen). Su
posicionamiento firme de pensador creyente ha sido siempre irrenunciable, lo que le
acarreó el incomprensiblemente desdén de los supuestos intelectuales de izquierda.

TRAYECTORIA DE JULIÁN MARÍAS.

A la conclusión de sus estudios de bachillerato, Julián Marías tenía sólidos


conocimientos de 'letras' y de base científica, pues había cursado ambas modalidades de
enseñanzas básicas. No obstante, con prontitud se decantó por proseguir la formación en
humanidades, razón de su elección por la filosofía. "En mi casa -decía con frecuencia-
recibí una actitud de respeto e interés por el pensamiento y la literatura, pero con la
filosofía no me topé hasta llegar a la Universidad". El encuentro con sus maestros,
especialmente, Ortega inclinó definitivamente la balanza hacia la interpretación
filosófica de la persona (Mapa del mundo personal, 1993) y su posición en el devenir
histórico. Julián Marías ha sido capaz, gracias a sus enormes conocimientos (filosofía,
historia, literatura, sociología), de interpretar la realidad social en el tiempo histórico,
como lo refleja sus obras Los españoles, 1962, España en nuestras manos, 1978, Ser
español, 1987, España ante la historia y ante sí misma (1898 - 1936), 1996. Marías
sintió hasta el extremo su preocupación inagotable por la naturaleza y condición
humanas. Sintió siempre la libertad como esencia de la naturaleza humana, tanto en lo
referente a la persona en sí misma como a la persona en su condición social. Se refleja
de forma inequívoca en su libro La libertad en juego, 1986.

Con todo, la vida personal de Marías (su propia trayectoria vital) no fue fácil y
con responsabilidades familiares de muy largo alcance, como ya se ha expuesto más
arriba. La situación de España en la primera etapa de su vida (Segunda República y
Guerra Civil) le llevó a asumir una situación férrea insobornable de punto de equilibrio
personal, separado de las posiciones impuestas por los dos partes contendientes, en la

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que España se vio envuelta. Finalizada la Guerra Civil, no le perdonaron su fidelidad
doctrinal orteguiana. Circunstancia que le condujo a no poder protagonizar su actividad
intelectual en su propia patria y tuvo que marchar fuera para ejercer con grandes
merecimientos su verdadera vocación (vivió exiliado algún tiempo en Argentina,
situación que contribuyó a su amor y dedicación a Hispanoamérica). No pudo ser
profesor en España pero sí en distintos países de América, circunstancia ya comentada
con anterioridad. Después de mucho tiempo, en 1980 tomó posesión de la cátedra 'José
Ortega y Gasset de Filosofía Española', recién creada en la Universidad de Educación a
Distancia.

Julián Marías estuvo adornado por una más que fuerte vocación docente
universitaria, que sustancialmente no pude ejercer en España, salvo de manera
esporádica, aunque sí en otros países, como ya se ha señalado. Como muestra una
escueta reflexión, extraída de su libro Breve tratado de la ilusión (1985), que encierra
en sí misma su estilo y sus cimientos : "Lo que quiero señalar, lo que me mueve a
considerar aparte la amistad nacida de la docencia, es que un ingrediente suyo suele ser
-tiene que ser si la docencia misma es profunda- la ilusión. Si los estudiantes no esperan
ilusionados la llegada del maestro, su presencia, su enseñanza, no funciona para ellos
como maestro, sino a lo sumo como 'docente' o 'profesor'. Si el maestro, por su parte, no
siente ilusión por su menester, y concretamente por sus discípulos, en grado muy alto
por algunos, su función es una forma deficiente, una degeneración de una vocación.
Uno y otros tienen que esperar, anticipar, sentir complacencia, asociarse a las
trayectorias ajenas. Si esta ilusión falta, la auténtica función no se cumple".

Literalmente, para ganarse la vida, y mantener a su amplia familia,


afortunadamente se dedicó a escribir libros y colaborar en numerosos periódicos, bajo el
imperativo del rigor intelectual. Ejemplares son sus artículos, por ejemplo, publicados
en Argentina. Julián Marías nunca ha ocultado, todo lo contario, su inclinación y
admiración histórica americanista (hispana o ibérica), a tenor de su conocimiento de la
realidad social del continente (Sobre Hispanoamérica, 1973 y España inteligible. Razón
histórica de las Españas, 1985, entre otros ensayos).

En resumen, toda la trayectoria de Julián Marías como intérprete de la realidad


de las sociedades que conoció (Los Estados Unidos en escorzo, 1956; Análisis de los

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Estados Unidos, 1968; Imagen de la India e Israel: una resurrección, 1973) ha hecho
que se le catalogue también como un filósofo de la 'realidad psicosocial' (La estructura
social. Teoría y método, 1955). A su vuelta del exilio escribió mucho y bien de España
a partir de su entrada en la democracia parlamentaria, especialmente en el periódico
ABC (tercera de ABC). En este sentido, para entender con la mayor amplitud posible el
pensamiento y la obra creativa intelectual de Marías debemos acercarnos al conjunto de
sus artículos periodísticos (se agradece su lectura), numerosísimos, por cierto. En 1998,
se publicó el primer volumen de El curso del tiempo, una colección de recuadros
periodísticos "porque en sus páginas aparece un reflejo del mundo y sus variaciones a lo
largo de veinte años". En el primer volumen: la visión interpretada de España,
Hispanoamérica, Europa, Oriente y Occidente; en el segundo: cuestiones imperecederas
de las humanidades, la literatura y la filosofía.

Sus inquietudes políticas están reflejadas y tratadas en numerosos artículos


periodísticos, tanto de las situaciones sociales propias de España, antes y después de la
'transición' hacia la democracia, como de Europa y América, principalmente. En 2003,
J. Pérez Duarte publicó un libro titulado Claves del pensamiento político de Julián
Marías. Y su preocupación profunda sobre España ha sido analizada por E. González en
el reciente ensayo Pensar España con Julián Marías (2012).

La crítica cinematográfica fue, también, una de sus vías en búsqueda de la


realidad social (El cine de Julián Marías. Escritos sobre cine, recopilación e
interpretación de Fernando Alonso, 1994). Cuatro años antes había ingresado, Marías,
en la Real Academia de Bellas Artes con el discurso titulado Reflexión sobre el cine.

En diciembre de 1988 vio la luz editorial el primer volumen de sus memorias


personalísimas (Una vida presente, en total tres volúmenes de sucesiva aparición):
"Hoy, 14 de julio de 1988, poco después de cumplir los setenta y cuatro años, me decido
a volver sobre mi vida e intentar contarla y expresarla; es decir, revivirla. (...). Es
menester, en la medida de lo posible, evocar el pasado reconstruyéndolo, no ya la
circunstancia en que aconteció, sino sobre todo el yo, el quién que hizo y a quien le pasó
eso que se va a contar. Si no se consigue hacerlo, todo se convierte en una falsificación,
en una suplantación del que fue, del que ha ido siendo, por el que escribe". Además:

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"Una narración que pretende poseer la vida y comunicarla, y un compendio de
gratitudes".

Toda la vida de Marías palpita y se ofrece en los tres volúmenes de una vida
presente. Si tuviéramos que resumir en una única palabra los tres volúmenes de su
autobiografía, a pesar del durísimo golpe irreversible de la muerte prematura de Lolita,
ésta es: entusiasmo. No en vano, uno de los libros más deliciosos brotados de su pluma
'pensante' es: Breve tratado de la ilusión.

Julián Marías es un humanista contagioso.

OBRAS FILOSÓFICAS DE JULIÁN MARÍAS.

Incluso antes de terminar los estudios universitarios (1936), Julián Marías


participó en una primera publicación, con un título tan sugestivamente como Juventud
en el mundo antiguo (1934); obra colectiva, resultado de un crucero universitario que
realizaron en 1933, por el Mediterráneo, un grupo de alumnos de la Facultad de
Filosofía de Madrid. Otros colaboradores de la publicación fueron los amigos de
siempre: Enrique Lafuente Ferrari y Luís Díez del Corral. Desde aquel entonces los
libros escritos por Marías se cuentan por decenas (más de cincuenta). En el Cuadro
siguiente se enuncian los más relevantes relacionados 'más directamente con la filosofía'
(selección de los autores), cuestión ésta relativa pues en la inmensa mayoría de los
textos la relación con la materia filosófica está verdaderamente intrincada en la base de
los planteamientos como, por otra parte, no podría ser de otra manera, especialmente
tras la publicación de su Antropología metafísica:

Historia de la filosofía, 1941* El oficio del pensador, 1958

Introducción a la filosofía, 1947 La escuela de Madrid. Estudios de


filosofía española, 1959

La filosofía española actual. Antropología metafísica. La


Unamuno, Ortega, Morente, Zubiri, 1948 estructura empírica de la vida humana,
1970

Biografía de la filosofía, 1954 Acerca de Ortega, 1991

Idea de la metafísica, 1954 Razón de la filosofía, 1993

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Filosofía actual y existencialismo La fuerza de la razón, 2005


en España, 1955

*Las fechas de todos los libros hacen referencia a las primeras ediciones.

OBJETIVO DEL TRABAJO.

El objetivo fundamental del presente trabajo es analizar la aportación de dos de


las obras filosófica más relevantes de Julián María: Historia de la filosofía (punto de
partida) y Antropología metafísica (curpus doctrinal de máxima creatividad filosófica y
su legado más completo como pensador).

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA.

En 1927, el catedrático sevillano, Mario Méndez Bejarano, escribió una Historia


de la filosofía en España hasta el siglo XX. Algo más tarde, llegó la cita con la universal
de Julián Marías.

Su primer libro propiamente dicho de filosofía, aunque todavía no de


pensamiento creativo, es todo un clásico: Historia de la filosofía, editado en 1941 por la
Revista de Occidente, con prólogo de Xavier Zubiri y, en ediciones posteriores, con
epílogo de Ortega. La última edición es del años 2008 (más treinta ediciones).

Dedicado, como reza en las primeras páginas "A la memoria de mi maestro D.


MANUEL GRACÍA MORENTE que fue Decano y alma de aquella Facultad de
Filosofía y Letras donde conocí la Filosofía". Creemos que huelga cualquier comentario
ante la sinceridad del firmante. No obstante, en la advertencia previa, Marías, anuncia
que "este libro tiene sus raíces intelectuales más inmediatas en el modo como se ha
entendido la filosofía en los últimos años de la Facultad de Filosofía de Madrid. Mi
deuda a esa Facultad y especialmente a mis maestros Ortega y Zubiri, es enorme, y
pongo especial orgullo en ello".

Zubiri, en el prólogo ya vislumbró el alcance de una obra destinada a los


estudiantes: "un instrumento de trabajo de considerable precisión, que les ahorrará
búsquedas difíciles, les evitará pasos perdidos en el vacío y, sobre todo, les hará echar a
andar por el camino de la filosofía". Y ha sí ha sido: miles de estudiantes de habla
hispana se han beneficiado grandemente con este primer libro de Marías. Debemos

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recordar que la traducción inglesa se materializó algún tiempo después. Al portugués en
1963.

Desde esta primera obra, fruto elaborado y reelaborado de unos apuntes tomados
por los alumnos, está clara la posición de Marías que mantendrá a lo largo de su
pensamiento: "Una de las ideas centrales de Ortega, que penetraba las enseñanzas
filosóficas en Madrid durante mis años de estudiante, es la razón histórica; inspirado
en este principio, este libro tiene en cuenta la situación total de cada uno de los
filósofos, ya que las ideas no vienen solo de otras ideas, sino del mundo íntegro en que
cada uno tiene que filosofar".

El texto comienza con una Introducción, dividida en varios puntos (Filosofía, La


idea de la filosofía, Origen de la filosofía, La filosofía y su historia y Verdad e historia),
abarcando toda la panorámica de la historia de la filosofía desde los presocráticos hasta
La Escuela de Madrid. Una Escuela, integrada básicamente por Ortega, Morente,
Zubiri, Gaos y Ferrater, que bien conoció y se benefició intelectualmente con largueza,
aunque estrictamente no se puede afirmar que perteneciera a ella, por una simple razón:
desapareció en 1936, por motivos conocidos, y Marías finalizó su licenciatura
universitaria en el mismo fatídico (para la historia de España) año.

Lógicamente, la aportación de los pensadores españoles a lo largo de la historia


de la filosofía (Séneca, San Isidoro, Averroes, Raimundo Lulio, Luís Vives, Suárez,
Feijoo, Sanz del Río, Jaime Balmes, etc.) están muy presentes en la obra.

En el Epílogo de la documentada obra, Ortega, entre otras consideraciones,


afirma: "Al concluir la lectura de una historia de la filosofía, se manifiesta en el lector,
en panorámica presencia, todo el pasado filosófico. Y esta presencia dispara en el lector,
quienquiera que él sea -con tal que no se azore, que sepa darse cuenta, paso a paso, de lo
que en él va pasando-, una serie dialéctica de pensamientos".

Porque para Marías el 'pensamiento' es una 'necesidad', hasta tal punto que
considera este menester, que brota de las facultades más evolucionadas del ser humano,
el pensamiento como curación (título de un artículo publicado en ABC, 21 de abril de
2000): "Recuerdo esto a propósito de la condición curativa que veo en el pensamiento,
cuando lo es con rigor y hasta sus últimas consecuencias. Me parece evidente que la
mayor parte de los sucesos humanos importantes, prósperos y benéficos o desastrosos y

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siniestros, tienen su origen en un acierto o un error intelectual, en suma, en la presencia,
ausencia o desviación del pensamiento".

ANTROPOLOGÍA METAFÍSICA. LA ESTRUCTURA EMPÍRICA DE LA


VIDA HUMANA.

El objetivo último de Julián Marías es la persona y, en este sentido, da un paso


más, respecto a Ortega, su maestro. La persona es el centro de la diana de su esfuerzo
intelectual, como pensador de la realidad radical: "La conciencia de este problema me
ha acompañado a lo largo de de toda la historia de mi pensamiento filosófico". Sin
temor a equivocarnos, podemos afirmar que la integridad de su corpus doctrinal
filosófico nace de una profunda convicción: que el filósofo y el intelectual deben
ofrecer siempre una visión responsable de la realidad.

Basta con conocer algo de sus comprometidas obras: El tema del hombre, 1943;
Ensayos de convivencia, 1955; La mujer en el siglo XX, 1980; La mujer y su sombra,
1986; La felicidad humana, 1989; La educación sentimental, 1992; Mapa del mundo
personal, 1993; Tratado de lo mejor. La moral y las formas de la vida, 1995; Persona,
1996; Tratado sobre la convivencia. Concordia sin acuerdo, 2000. Obras, estas
últimas, que representan la consecuencia lógica del desarrollo posterior de su
Antropología metafísica.

Lo refleja bien Carpintero: "Partiendo de la filosofía de la vida, dentro de cuyo


espacio intelectual se mueve toda su obra, hay, sobre todo en los últimos tiempos, una
creciente insistencia en el carácter central y singular de la idea de persona, idea que
habría venido a determinar un giro en el pensamiento filosófico contemporáneo".

¿Cuál es el significado de esta decisiva obra? "Pienso que en la Antropología


metafísica alcancé mi propio nivel, hacia el cual se habían esforzado sin proponérselo
expresamente mis escritos anteriores. En este sentido, me pareció tan pronto como lo
escribí, el más mío, el que manifestaba mejor el sentido general de una obra muy
extensa y dilatada ya durante treinta años. A su vez tuve la impresión de que explicaba
todos los escritos anteriores, que deberían en adelante ser leídos desde éste como se ve
algo desde una altitud adecuada". Y, en efecto, no solo eso, también la aportación de
una nueva percepción filosófica, incluso un nuevo lenguaje e introducción de una
innovadora terminología, como se analiza más adelante.

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El 18 de febrero de 2006, uno de nosotros (JHC) organizó un acto de homenaje,
con motivo del primer aniversario del fallecimiento del filósofo (diciembre de 2005), en
el que intervino el recordado profesor (catedrático de Filosofía Contemporánea de la
Universidad de Sevilla) y amigo, Ramón Queraltó Moreno, quien en su intervención
manifestó que Julián Marías "había ido más allá que su maestro, Ortega, a partir de su
Antropología metafísica".

Marías plantea una forma intelectual filosófica 'embebida en el mundo de la


realidad radical', capaz de mostrar rayos luminosos sobre la realidad humana, de la
persona, del hombre y de la mujer, en el espacio temporal del devenir histórico y en el
contexto del universo de la cultura: la estructura empírica de la vida humana.

Veamos. Para J. Ferrater (Diccionario de Filosofía), Marías "ha desarrollado


muchos de los temas de Ortega sólo iniciados o insinuados en los escritos o en las
enseñanzas de éste". El norteamericano Harold Raley (Julián Marías: una filosofía
desde dentro), buen conocedor de su obra, considera que "con la Antropología
metafísica avanzamos hasta un nuevo nivel de la filosofía. (...). En esta obra, en la que
la economía del lenguaje es más que igualada por la invención terminológica, Marías
desarrolla la primera filosofía global de la vida física tal como realmente la vivimos, es
decir, en un cuerpo y como hombre o mujer".

Honderich en la Enciclopedia Oxford de Filosofía, dice sobre el pensamiento de


Julián Marías: "Su obra no puede ser considerada epígono del raciovitalismo. Su mejor
producción plantea problemas escasamente tratados por el maestro: la persona, la
dimensión mortal del hombre, la pervivencia, la realidad de Dios, la felicidad. So obra
central, Antropología metafísica de 1970, concreta estas novedades en escritos
posteriores como La felicidad humana, Mapa de la realidad personal, La persona,
Razón de la filosofía, desarrollada con coherencia, superando los límites manifiestos de
la obra de Ortega.

El pensamiento nuclear de Marías busca dar 'cuenta y razón' de cuatro relevantes


problemas enfocados de modo original: metafísico (la verdad radical), epistemológico
(la función de la verdad) y antropológico (la estructura empírica del ser humano). A ello
cabe añadir el ético (la vida mejor, personal y social), que engloba sus reflexiones

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culturales y políticas sobre España y Europa, sin olvidar la perspectiva cristiana de la
vida y la muerte, a la que Ortega no era excesivamente sensible".

Por su parte, Abellán (Historia crítica del pensamiento español), partiendo de


los antecedentes de Antropología metafísica, que se encuentran en la Introducción a la
filosofía (la filosofía como "visión responsable", como "un quehacer humano al que el
hombre se ve abocado cuando se siente perdido en el mundo"), considera que Marías
alcanza la convicción de que sólo será posible una auténtica y verdadera metafísica si
accedemos a una realidad radical. Y, hay más: una metafísica que pueda basarse en la
idea de una verdadera ciencia de la realidad radical.

Para Abellán, al llegar a este punto, "Marías se da cuenta de que hay un aspecto
fundamental de la filosofía orteguiana que ha quedado vacío. Esta forma de conciencia
está sin duda facilitada por el doble conocimiento: de la doctrina orteguiana, por un
lado; del existencialismo, por otro. Si Ortega puso en evidencia el carácter singular y
concreto de la vida -hasta el punto de no haber más que mi vida, la de cada uno-, el
existencialismo descubrió los 'existenciarios', es decir, las estructuras universales que
configuran la teoría analítica de la vida humana, pero entre ambos hay una zona
intermedia, desconocida por el pensamiento y a la cual va a denominar Marías la
estructura empírica de la vida humana, por lo cual entiende la forma concreta de la
circunstancialidad, con sus posibles variaciones históricas. (...). He aquí un territorio
virgen en la doctrina orteguiana, que Marías se dedicará a cultivar en el futuro".

En esta misma línea de interpretación, Reale y Antiseri, consideran que Julián


Marías asumió, en su condición de Discípulo de Ortega el raciovitalismo y el
circunstancialismo, y su pensamiento puede resumirse en la voluntad de desarrollar el
legado orteguiano del 'yo soy yo y mi circunstancia': quizá el concepto de 'estructura
empírica de la vida', que Marías desarrolla, como estrictamente suyo -y que aparece por
vez primera en El método histórico de las generaciones (1949), (...), y de modo
específico en Antropología metafísica, (...), sea la clave que hace posible entender uno
de los elementos fundamentales de la filosofía de Marías, que él presenta como una
teoría de la vida humana, un estrato de la realidad no estudiado por Ortega"

Esta nueva apertura filosófica le lleva a Marías a introducir un innovador


lenguaje, con términos y expresiones tales como 'ser y estar', 'mundanidad', futurizo',

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'condición sexuada', 'condición amorosa', 'amor y enamoramiento', 'temple de la vida',
'tiempo humano', 'muerte y proyecto', etc., que desarrolla a lo largo del texto de
Antropología metafísica y en algunos de sus libros posteriores, antes mencionados (La
felicidad humana, Mapa de la realidad personal, Razón de la filosofía, etc.).

En definitiva, el propio Marías lo expresa: "Pero el concepto de estructura


empírica de la vida humana no se encuentra en Ortega; es precisamente el paso que su
pensamiento requería para poder articular la estructura analítica de la vida humana con
el conocimiento inmediato, concreto, circunstancial, de cada vida".

Interesante es el estudio, que se resume, sobre las distintas etapas de la obra


creativa de nuestro filósofo. En efecto, en 1998, Pilar Roldán Sarmiento, presentó y
defendió en la Universidad Complutense de Madrid, la tesis doctoral titulada Hombre y
humanismo en Julián Marías (La dimensión psicosocial de su antropología), dirigida
por el doctor Heliodoro Carpintero, uno de los mejores conocedores de la obra de
Marías y amigo íntimo, cuyo resumen es el siguiente:

La obra de Julián Marías se sitúa dentro de un marco de coordenadas orteguiano,


pero existen en ella influencias de otros maestros españoles, singularmente Unamuno y
Zubiri, cuyo peso contribuye a formar un pensamiento estructurado que integra
creativamente esas influencias, con una visión predominantemente centrada en torno a
la antropología y su fundamentación metafísica. La tesis distingue cuatro etapas
biográficas en el pensamiento de Marías: (1931-1946), (1946-1961), (1961-1976) y
(1976-1996). En cada una de esas etapas el pensamiento de Marías se halla
'estructurado' dentro de 'niveles' que representan distintas formas de 'estructura' de la
vida humana: estructura analítica de la vida humana, estructura empírica de la vida
humana colectiva, estructura de la vida humana individual y estructura proyectiva de la
vida humana personal. En el 'núcleo' del 'programa de investigación' de Marías los
'niveles' de cada etapa se hallan también articulados: existe articulación entre lo
analítico, lo empírico (colectivo e individual) y lo personal. La tesis presenta además los
cuatro grupos de categorías que predominan en cada etapa, en correlación con los cuatro
'niveles' de realidad descritos.

CONCLUSIÓN.

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En Julián Marías la filosofía emerge de su pensamiento como un quehacer
humano y un constituyente natural de la inteligencia humana. La filosofía es un saber a
qué atenerse ante la situación real. Únicamente de este modo podrá ser la filosofía un
hacer radical. La filosofía da razón a la realidad misma en la que se desenvuelve el ser
humano: la persona. La filosofía se centra, y constituye su fundamento, en la persona.

El ser humano es el conjunto de las estructuras empíricas con que se presenta la


vida de la persona: la 'circunstancialidad' (cada uno tiene su propia circunstancia; la
'corporeidad' (la vida humana está encarnada); y la 'sensibilidad' (dimensión temporal).

BIBLIOGRAFÍA.

Abellán JL (1991). Historia crítica del pensamiento español, volumen 3.


Madrid: Espasa-Calpe, p 338.

Carpintero H (2002). En Un siglo de España. Homenaje a Julián Marías.


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