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“Y al tercer día resucitó de entre los muertos”, Nuestro Señor Jesucristo, resucitó
triunfalmente de entre los muertos. Resurreccion que lleva como preludio la Pasión y muerte en
Cruz. Sin Cruz, no hay resurrección.
Decía el P. Pío: “el destino de las almas elegidas es el sufrimiento, condición a la que Dios,
autor de todo y de todos los dones conductores a la salvación, ha fijado para darnos la gloria.”
Pidamos al Beato P. Pío, nos alcance la gracia de algún día poder gozar junto con él de la
gloria eterna del cielo.
Padre Pío, tú, que leías las conciencias, ayudados a quedar completamente limpios.
El Espíritu Santo descendió con sus dones sobre María y los Apóstoles reunidos en
oración en el Cenaculo e inmediatamente comenzarón a predicar. Aprendamos nosotros
también a ser dociles a las mociones del Espíritu Santo en nuestras vidas, docilidad que
llevo a muchisimos santos a soportar durisimas pruebas e incluso al martirio. Pidamos esta
gracia por intecesión del P. Pio.
Todo está ordenado para el bien de los que han de salvarse. Todo, aún el dolor, el
sufrimiento, las contrariedades, las pruebas, todo. Pero Dios permite el mal para mayor bien
de aquellos que ama
Meditemos: ¿puede un alma sufrir más que la Santísima Virgen?
No, ¿verdad? pero por haber sufrido con confianza, serenidad y paciencia lo que
Dios le había destinado, es coronada como la Madre de Dios, Reina y Señora de todo lo
creado.
Padre Pío: Nuestra vocación es el cielo, es la santidad. Intercede por nosotros para
que cumplamos la voluntad del Señor.