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PROFESIONALIZACIÓN ESTRATÉGICA
Ser psicoterapeuta es sin duda una profesión que requiere una serie de actitudes y
características que permitan establecer un contacto humano con el paciente y por tanto,
observar resultados satisfactorios en el curso del tratamiento. Entre las actitudes es
importante mencionar la empatía, la aceptación, la autenticidad, la escucha activa y la
asertividad (Bados y García, 2011); mismas que indudablemente se manifiestan en el
transcurso del proceso terapéutico evidenciando la capacidad de comunicación terapeuta-
paciente.
Al inicio de la vida profesional es común preguntarse, ¿De qué manera puedo comunicar a mi
paciente que él es importante para mí y que estoy allí para acompañarlo? O ¿Qué debo hacer
para que mi paciente se sienta escuchado y logremos un diálogo basado en la confianza?. Y
aun cuando en el curso de nuestra formación como terapeutas se nos dice que debemos
desarrollar ciertas habilidades, resulta no ser tan sencillo como parece.
Llegar a un punto de conexión con el paciente en el que la sesión fluya de manera espontánea
se logra desarrollando habilidades de servicio al otro. La primera de ellas, quizá la más difícil
de aprender, pero sin duda una de las más importantes es la escucha activa.
Saber escuchar es fundamental en terapia. Esta actitud implica, de primera mano, de parte del
terapeuta recibir el mensaje a partir de la atención que se presta tanto a las palabras del
paciente como a su lenguaje no verbal (mirada, movimiento de manos y piernas, postura,
orientación corporal, etc.) y a la congruencia o incongruencia existente entre estos dos tipos
de comunicación. Posteriormente viene la fase de procesamiento de los datos captados,
tomando como prioridad la información relevante y estableciendo su significado, evitando en
la medida de lo posible, generar interpretaciones a partir de juicios de valor. Y por último,
emitir una respuesta como resultado de la escucha que se expresa a partir de miradas,
movimientos de la cabeza, las manos, inclinación y orientación hacia el paciente, expresiones
faciales o verbalizaciones de acuerdo al discurso del paciente, clarificaciones, paráfrasis,
reflejos o síntesis.
Escuchar activamente facilita la fluidez con la que el paciente externa su situación, aumenta
la probabilidad de comprender lo que está expresando y de tener éxito en el transcurso de la
intervención, pero principalmente comunica al paciente que se le ha prestado atención y le
hará sentir que es importante para el terapeuta como ser humano.
Una segunda actitud a desarrollar es la empatía que permite comprender a las personas desde
su propia vivencia, sus sentimientos, percepciones y acciones; así como las implicaciones
emocionales y cognitivas que tienen en su vida.
Para lograrlo es importante que el terapeuta lleve su propio proceso terapéutico y supervisión
de casos para trabajar con aquellos conceptos en los que no está de acuerdo con su paciente y
pueda verlo como un ser que toma decisiones propias pero que también asume las
consecuencias de sus acciones. Cuando se cumple con estos elementos, es posible comunicar
al paciente una aceptación genuina hacia él, principalmente a partir del lenguaje no verbal.
Por otra parte, la autenticidad que se refiere a ser uno mismo, y a comunicar los propios
sentimientos y experiencias internas. Un terapeuta en exceso o poco auténtico enmascara sus
sentimientos y opiniones, utiliza frases poco espontáneas y muestra expresiones faciales
forzadas, lo que transmite información al paciente y que quizá pueda interpretarse de una
forma distinta a la intención real del terapeuta.
Una vez analizados los puntos anteriores no queda duda que las personas experimentamos
una necesidad natural de relacionarnos con los demás porque a través de estas interacciones
nos construimos, adquirimos determinadas habilidades y desarrollamos la imagen que
tenemos de nosotros mismos. Mediante estas relaciones establecemos vínculos afectivos,
pero hay ocasiones en que esos lazos no nos satisfacen, sino que generan sentimientos de
malestar y frustración.
REFERENCIAS