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Desde 1.000 años antes de Cristo, el rey Salomón (el hombre más sabido que ha existido en toda la
historia de la humanidad), escribió en su libro titulado Eclesiastés (que podemos leer en La Biblia), las
siguientes palabras: “La historia no hace más que repetirse; ya todo se hizo antes. No hay nada
realmente nuevo bajo el sol. A veces la gente dice: «¡Esto es algo nuevo!»; pero la verdad es que no lo
es, nada es completamente nuevo. Ninguno de nosotros recuerda lo que sucedió en el pasado, y las
generaciones futuras tampoco recordarán lo que hacemos ahora” (Eclesiastés 1:9-11).
Hace poco más de 20 años, en un aula de clase, el profesor que nos enseñaba sobre porcicultura, nos
ilustraba como este sector había alcanzado ya un nivel de tecnificación elevado (casi al umbral) en el
que la genética se trabajó tan intensamente que una cerda mantenida en jaulas y galpones, nutrida
con piensos o balanceados de la más alta calidad alimenticia, podría llegar a criar más de 12 lechones
por camada parida, casi con ninguna mortalidad. Después, cuando recién me gradué del pregrado, mi
primer contrato laboral como profesional fue con una de las más productivas empresas porcinas de
mi país, en donde en galpones de aprox. 4.500 m2 se mantenían unas 3.000 cerdas, y en galpones de
aprox. 2.000 m2 se engordaban alrededor de 3.000 lechones, trabajando con reconocida y muy bien
ponderada genética, con el permanente acompañamiento de un muy buen equipo profesional entre
zootecnistas, veterinarios y profesionales de otras áreas, y excelente estándar tecnológico a todo
nivel, comprobando todo lo que aprendimos en las clases universitarias.
Sin embargo, el mismo profesor que nos enseñó esto, también fue imparcial para advertirnos de que
si bien en el mundo entero la crianza porcina en galpones era la práctica más generalizada, sobre
todo tratándose de producciones a gran escala, cada vez era más riesgoso sanitariamente esta forma
de producción, puesto que al manejar tan elevadas cantidades de animales en un espacio cerrado y a
la vez tan estrecho (puesto que se trata de producción en confinamiento), además de tener que estar
vacunando los animales y desinfectando las instalaciones recurrentemente, y tomando todo tipo de
prevenciones zoosanitarias, casi había que estar rogando a Dios que no surgiese espontáneamente
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La ganadería como Ecosistema Productivo
Zoot. Esp. Michael Rúa Franco
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ningún tipo de mutación bacteriana o viral en el ambiente, que pudiese contagiar un animal y antes
de poder hacer algo, ya estuviesen todos o una mayoría en el galpón contagiados, enfermos y con los
índices de mortalidad disparados.
Pero esto no es asunto único de los porcinos. En realidad todo tipo de crianza animal confinada tiene
exactamente el mismo tipo de riesgo (gallinas, pollos, pavos, conejos, ovinos, etc.). Y de hecho, si se
hace un poco de memoria, cualquier ciudadano del común fácilmente puede recordar al menos dos o
tres casos muy conocidos mundialmente de pandemias o epidemias que afectaron severamente este
tipo de granjas en confinamiento y causaron la muerte de miles de personas en el mundo. Tal es el
caso de la sonada peste o gripe porcina (influenzavirus del subtipo H1N1), o la gripe aviar que se dice
fue de la que provino el influenzavirus del subtipo A H3N2, también llamado la gripe de Hong Kong y
que ha causado la muerte de más de un millón de personas. Si bien, este tipo de enfermedades hace
que se enciendan las alarmas sanitarias mundiales por su rápida dispersión, y porque no se tienen las
herramientas médicas para conseguir mitigar su muy rápida propagación, sobre todo porque no son
enfermedades propias del ser humano, pero que mutan y se convierten en zoonóticas (o sea que si
se contagian humanos al exponerse a animales contagiados), terminan por ser también fatales para
muchos animales de crianza en galpón, algunos porque enferman, y otros porque al ser expuestos a
los enfermos obligatoriamente se sacrifican para evitar que el virus o bacteria sigan proliferando. Y si
queremos recordar otro caso muy sonado, pero en vacunos, podemos recordar la llamada fiebre de
las vacas locas o Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB).
Algo de lo que nuestros profesores en la universidad solían ser muy enfáticos, es que si bien este tipo
de “pestes” han surgido espontáneamente durante toda la existencia del planeta, obviamente no son
las mismas, sino que van mutando y emergiendo nuevas “pestes” y por eso es tan complejo lograr
controlar su rápida proliferación, pero que suelen ser ahora mucho más frecuentes, no solo porque
la cantidad de granjas que hacen crianza animal en confinamiento son ahora muchísimas más, sino
también porque con el desarrollo tecnológico es mucho más rápido que un virus o bacteria que tiene
su origen en un lugar específico, salga muy fácil y rápidamente de ese sitio, y se disperse no solo por
toda la comunidad vecina, sino que ahora por todo el mundo (pues las personas viajan con mucha
más facilidad de un lugar a otro hoy en día, y así sirven de vehículo para su propagación).
Hay cosas de las que por alguna razón uno nunca se olvida, o que puede uno recordar en momentos
específicos de la vida. Y una de esas cosas que yo en lo particular no olvide es aquel momento en que
nuestro profesor de porcicultura nos advirtió que, si bien la crianza en confinamiento era lo que las
grandes empresas querían promover, no era esa en realidad la mejor manera de criar los animales
domésticos que van a producir los alimentos para el consumo humano. Y es que cuando uno está en
la universidad, apenas aprendiendo lo básico, la mente de uno está en otras cosas, y no atesora uno
esas palabras como debería en su momento, sino que las valora uno mucho después (en mi caso, ya
son poco más de 20 años después). Estas palabras que resalto del profesor, hoy las tengo atesoradas
como de gran valor, y las uno con lo que me enseña La Biblia, en las sabias palabras del rey Salomón,
para concluir que “nuestro afán humano, sea cual sea el razonamiento que hagamos, para justificar
nuestros actos, y en muchos casos pensando en las riquezas del mundo, nos han llevado a querer ser
ambiciosamente productivos en la ganadería, sin prestar la debida atención al impacto de esto”. Y lo
digo, porque aunque sabemos que lo que hacemos implica un altísimo riesgo sanitario, anteponemos
el dinero a la ética y aún hasta a la razón.
Sabemos muy bien que la mejor manera de criar animales domésticos en granja es LIBRES DE JAULA.
Sabemos que las condiciones más apropiadas para que crezcan y se desarrollen en óptima calidad de
vida, se las proporciona un potrero, pero no cualquier tipo de potrero, sino un potrero confortable. Y
cuando hablamos de confortable no es un potrero que solo ofrece pasto, sino un potrero casi tipo
bosque, en donde los animales encuentren todo tipo de fuentes de alimento, como pastos, arvenses,
gramas, leguminosas, tubérculos, cereales, hortalizas, arbustos, árboles que den frutos de toda clase,
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La ganadería como Ecosistema Productivo
Zoot. Esp. Michael Rúa Franco
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que permitan la entrada de luz solar pero a la vez mucha sombra para que sea un ambiente fresco, y
todo eso que nos podemos imaginar como cuando existían el “jardín del edén”, el paraíso del que los
humanos fueron desterrados por desobediencia. Y también sabemos que ésta sin la menor duda es
la forma más correcta para que los humanos podamos convivir perfectamente con las especies
animales, en un ambiente bastante más equilibrado.
Así es como interpreto las palabras del sabio rey Salomón. Los humanos no solo desobedecimos al
Dios creador, sino que le damos la espalda, nos hemos querido hacer sabios en nuestra propia forma
de pensar y actuar, nos hemos vuelto altivos, soberbios, poco enseñables, y estamos convencidos de
que todo lo que llamamos “avance tecnológico e innovación” es superior a la sabiduría del Creador.
Pero, como lo dice Salomón, “La historia no hace más que repetirse; ya todo se hizo antes. No hay
nada realmente nuevo bajo el sol. A veces la gente dice: «¡Esto es algo nuevo!»; pero la verdad es que
no lo es, nada es completamente nuevo. Ninguno de nosotros recuerda lo que sucedió en el pasado, y
las generaciones futuras tampoco recordarán lo que hacemos ahora”. Estoy más que convencido de
que las ganaderías de ahora y de cara al futuro, tienes que convertirse en ECOSISTEMAS.
El profesor de porcicultura nos lo advirtió, pero luego lo olvidamos (gracias a Dios lo pude recordar).
Él nos lo dijo de esta manera: “Ya muchos productores en el mundo se han dado cuenta de que criar
cerdos en galpón no ha sido su decisión más inteligente, y valientemente están regresando a criar sus
animales a pastoreo”. Hoy rindo un homenaje a esas palabras y enseñanzas imparciales de nuestro
docente. Y le doy gracias por su sinceridad. Él tenía que enseñarnos que existía la alternativa de criar
cerdos en confinamiento, y su responsabilidad era enseñarnos como hacerlo, pero no estaba cerrado
a la realidad, y valoro mucho que también nos enseñaran la crianza en pastoreo (de hecho nos llevó a
varias granjas para conocer esta metodología). Cualquier persona que conozca galpones porcícolas
y/o avícolas, y también granjas de producción a pastoreo, fácilmente puede reafirmar aquello que el
profesor nos enseñó. Si bien, en la crianza a pastoreo no se alcanzan las producciones más elevadas
ni se usa menos tierra para su sostenimiento, la calidad de vida de animales y humanos es bastante
superior en las granjas a pastoreo que en confinamiento, y si bien no se logra la más alta rentabilidad
tampoco significa que las ganancias sean despreciables, y de hecho suelen ser muy buenas, porque
aunque se produce menos, los costos son sustancialmente más bajos.
Quiero aclarar que, a pesar de todo esto, no estoy de acuerdo con humanizar la crianza animal. Dios
creó a los animales, y fue su voluntad crear también a los humanos, y que vivamos todos en sinergia,
así como también fue su voluntad que seamos una cadena trófica. Dios estableció que los animales
herbívoros se alimenten de toda hierba o planta que produce la tierra, como también que aquellos
que son carnívoros sean predadores de otros más pequeños y vulnerables. Y para el humano fue su
voluntad que podamos alimentarnos de las plantas y también de los animales (pero no de todos). Y
es que recién surgen ideologías que quieren hacer que esto cambie, y que los humanos seamos solo
herbívoros, y que los animales domésticos se vuelvan salvajes (que no vivan en granjas bajo cuidado
y aprovechamiento de ningún ser humano). Quieren ser sabios en su propia opinión, y se equivocan.
Permítame entonces compartir con usted por favor mi visión de la ganadería, que en la década 2020-
2030 tendrá tenaces retos que afrontar, principalmente de tipo climático y/o ambiental (cosa que ya
ha ocurrido también siglos atrás, y que debemos prepararnos muy bien para no sucumbir ante las
inevitables adversidades que se presentarán durante los años siguientes). Mi visión es esta: “La
ganadería en el mundo solo tiene un futuro posible… y ese futuro es el ECOSISTEMA PRODUCTIVO”.
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La ganadería como Ecosistema Productivo
Zoot. Esp. Michael Rúa Franco
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Por defecto, todos los ecosistemas en el planeta son PRODUCTIVOS, puesto que sea que estén o no
intervenidos por el ser humano, todos ellos generan productos para la VIDA en su más amplio
sentido. Y en lo que representa nuestro interés como productores rurales, cada granja en el planeta
es por naturaleza un ECOSISTEMA, con propósitos más específicos de PRODUCTIVIDAD.
Los recursos naturales disponibles en cada granja invertidos para la producción de alimentos para
consumo humano (leche y carne), o para la reproducción y crianza de animales o vegetales, no son
recursos inagotables, por lo tanto, debemos producir de tal forma que hagamos un uso sostenible y
regenerativo de los recursos disponibles en cada granja, tanto aquellos que son renovables como los
no renovables, y sobre todo estos últimos. Es la única manera de asegurar un futuro, no solo para
quienes ahora mismo estamos al frente de cada granja, sino para las próximas generaciones.
Así pues, debemos intentar mantener el ecosistema de granja lo menos afectado que se pueda, y
regenerar siempre los recursos usados, para en vez de agotarlos, hacerlos perpetuables.
Las granjas, ya no deberán ser solamente ganaderas ni mucho menos deberán ser monoproducto. Es
decir, que si usted se acostumbró a solo tener vacunos para engorde (porque requieren una menor
dedicación de su parte), o solo produce leche (porque necesita flujo de caja diario), o solo tiene
búfalos (porque son menos exigentes), o solo cría cerdos, o pollos, o gallinas, o conejos, etc. Y si no
es de su interés producir vegetales, porque usted siempre se sintió más ganadero que agricultor. Yo
veo en eso un gran problema, y es que los productores que solo se dedican a un solo producto, están
experimentando muchos problemas económicos, porque sus granjas no han sido trabajadas como
para producir el auto-abasto de alimentos (para el productor y su familia y entorno social cercano), y
el mercado donde llevan su único producto los manipula como se les antoja. Distinto es, cuando el
productor y su familia no dependen de lo que venden, pues su granja les produce y provee todo lo
que requieren para cubrir sus necesidades básicas, y aunque no vendan mucho de cada cosa, pueden
llevar al mercado un poquito de cada cosa, y ya teniendo cubiertas su necesidades básicas, lo que
reciben por la venta de sus excedentes diversos es ganancia.
Las granjas entonces deben producir de todo un poquito, pensando primero que todo en alimentar a
la familia propia (esto, a su vez, nos hace tener un sentido más ético de lo que producimos, porque lo
vamos a querer producir de tal forma que sea bueno para nuestra salud). Imagine una granja que
produzca carne (no solo de res sino también de búfalo, de cerdo, de pollo, de pavo, de peces, etc.), y
también leche, huevos, frutas de todo tipo, verduras y hortalizas, tubérculos, aromáticas, etc. Y que
aún una buena parte de lo producido pueda ser ofrecido a los animales mismos. Y que el excedente
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de cada producto, aunque no sea mucho, pueda ser ofrecido en los mercados locales, como alimento
de la más alta calidad para la salud humana (porque no se usaron químicos, ni venenos, ni nada que
los contamine). Los animales viviendo en un entorno confortable, equilibrado, tranquilo, en potreros
que parecen bosques prolíficos, donde todos viven en armonía a pesar de ser cadena trófica.
¿En qué momento de la vida nos hemos dejado convencer de que las ganaderías tienen que ser unos
monocultivos de pasto, deforestados, y solo dedicados a producir un solo alimento? ¿Quién y por
qué nos convenció de que es imposible que hagamos que la tierra produzca diversidad no solo para
nuestro bienestar sino el de los demás seres vivos que cohabitan con nosotros en las granjas? ¿Y por
qué razón al imaginar un escenario como este, lo vemos como un idealismo irrealizable, sabiendo
que no es para nada imposible? No importa si sabemos en qué momento. No importa si sabemos
quién nos ha limitado la creatividad. Lo que importa es que le demos un giro radical ahora. Si usted
está de acuerdo conmigo en esto, comience a trabajar en su granja para lograrlo. No se arrepentirá.
Nos lo agradecerá el planeta. Nos lo agradecerán nuestros hijos y su descendencia. Nos agradecerá la
humanidad entera, porque todos sabemos que es el camino correcto. No es nada nuevo en realidad,
sino que se trata de volver al comienzo, pero con más conocimiento de lo que debemos hacer, para
garantizar que el campo siga siendo la despensa de alimento y salud para el planeta y sus habitantes.
Que Dios les haga prósperos en sus granjas llevándolo a cabo!