l imperio medieval se derivaba de una división del Imperio carolingio en 843, fundado
por Carlomagno en 800, y existió en diferentes formas hasta 1806; su territorio se extendía
desde el río Eider en el norte hasta la costa mediterránea en el sur. Bajo el reinado de la dinastía sajona (919-1024), los ducados de Lorena, Sajonia, Franconia, Suabia, Turingia y Baviera se consolidaron, y el rey alemán Otón I fue coronado en 962 emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, que abarcaba estas regiones. Bajo el reinado de la dinastía salia (1024-1125), el Sacro Imperio (962-1806) absorbió el norte de Italia y Borgoña, aunque los emperadores perdieron el poder en la Querella de las Investiduras. Bajo los emperadores Hohenstaufen (1138-1254), los príncipes alemanes aumentaron su influencia hacia el sur y el este, en los territorios habitados por los eslavos. En el norte alemán surgieron ciudades prósperas como las de la Liga Hanseática. El edicto de la Bula de Oro de 1356 fue la constitución básica del imperio que duró hasta su disolución. Se codificó la elección del emperador por siete príncipes electores. A partir del siglo XV, los emperadores fueron elegidos casi exclusivamente entre los provenientes de la Casa de Habsburgo.