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Proyección General
Basado en un trabajo de Eduardo Luis Gregorini Clusellas.
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En esos tiempos Rousseau pregonaba que la convención era
“base de toda autoridad legítima entre los hombres” y Kant expresaba que
la libertad “es la condición formal de todas las máximas, bajo la cual
pueden todas concordar con la ley práctica suprema” [2]. Fouillé resume
estas ideas expresando, “quien dice contractual dice justo” que en lo
económico se traduce en el “laisser faire laissez passer”, que los
fisiócratas representados por Quesnay o Turgot ni Adan Smith, Ricardo o
Malthus nunca dijeron, pero fue utilizada como síntesis de su
pensamiento[3]. El Código Civil argentino elaborado en el año 1869, con
inicio de vigencia en 1871, recoge y consagra el criterio predominante de
su época que se traduce entre otros, en el principio de la Convención-ley
que inspirado por el art. 1134 del Código francés, es sancionado por el
artículo 1197, en el rechazo a la lesión como instituto de revisión
contractual expresado en la nota del artículo 943.
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autoriza la ley, o de oficio cuando de afecta, de modo manifiesto, el orden
público (art. 960).
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genéricamente sus límites de aceptación y rechazo, en armonía con el
artículo 19 de la Constitución Nacional. Similares restricciones establecen
entre otros, los arts. 19, 502, 507, 530, 531, 542, 564, 792, 794, 795,
1047, 1049, 1082, 1164/5/6 y 1659 del Código Civil, desde su versión
original, a los que pueden sumarse restricciones para contratos en
particular, como la compraventa, (arts. 1364, 1374, 1380 y 1400 Cód.
Civil), la locación (art. 1505 Cód. Civil), el mandato (arts. 1918/1919 Cód.
Civil), l.a donación (art. 1800 Cód. Civil), la prenda (art. 3222 Cód. Civil),
etc. A la imposiciones establecidas por los códigos, se agregaron las
dispuestas mediante leyes especiales, como los referentes a las ventas
de lotes en mensualidades, (ley 14.005 modificada por ley 23.266, (ADLA
X-A;243, XLV-D-359), de prehorizontalidad, (ley 19.724-ADLA XXXII-C-
3368), de contratos de trabajo (ley 20744 modif. por ley 21.197, (ADLA
XXXIV-D-3207, XXXVI-B,1175, XXXV-D,3603), de transporte terrestre (ley
2873 y dec. Reglamentario 90.395/39-ADLA 1889-1919, 239), por agua,
regulado por ley 20.094, complementada por ley 22.718, y por aire,
regulado por el Código Aeronáutico (ADLA XXXIII-A-170 XLIII-A, 15). En
la misma orientación se proyectaron las sucesivas leyes de locaciones
urbanas, que culminaron con la actual ley 23.091, modificada por la ley
24.808, (ADLA-XLIV-B, 3712 LVII-B, 1376 [12], de arrendamientos rurales[13]
y las que consagraron las denominadas moratorias hipotecarias [14], que en
mayor o menor medida desconocieron lo convenido alterando sus
condiciones.
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pudiendo decidir los distintos aspectos de su contratación. Así fue
creciendo la máxima rebus sic stantibus, frente a la imposición absoluta
de la que disponía pacta sunt servanda, sin derogarla ni desconocerla,
sino simplemente poniéndole límites y estableciéndole condiciones. La
reducción de la discrecionalidad contractual llevó a sostener la existencia
de una crisis del contrato, cuando en realidad la crisis se ciñó a la
autonomía de la voluntad[15].
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consecuencias virtualmente comprendidas en el, conforme su naturaleza,
a las negociaciones previas, a la conducta ulterior de las partes, a las
prácticas establecidas entre ellas, a los usos si no han sido excluidos
expresamente, y a la equidad, teniendo en cuenta la finalidad del acto y
las expectativas justificadas de la otra parte. Las cláusulas abusivas no
constituyen usos aunque sean de práctica” (art. 967). Estos inobjetables
principios sobre autonomía de la voluntad y sus restricciones, si bien no
los establece la legislación vigente con la sistematización depurada del
Proyecto, resultan aplicables por la directiva de buena fe, las reformas de
la ley 17.711 y las pautas de interpretación de los artículos 217/220 del
Cód. de Comercio.
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Código Civil de Quebec del año 1992 (art. 1379), lo consagra con
respecto a los contratos discrecionales.
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Reconociendo esa relatividad, debe aceptarse su plena vigencia en
los contratos entre partes con igual poder negocial, que puedan obrar con
libertad de decisión, intención inobjetable y discernimiento pleno, en cuyo
caso las convenciones deben tener fuerza de ley para las partes.
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decomisar la mercadería necesarias. Tanto unas como otras deben ser de
aplicación restrictiva y exigen del prudente arbitrio judicial.
Es decir, entre pares (partes con igual poder de negociación, la ley ejerce
ampliamente el principio de la autonomía de la voluntad.
Madrid 1981 p. 10; Risolía, Marco Aurelio “Soberanía y crisis del contrato
en nuestra legislación civil”. Ed. Abeledo Perrot y Bs. As. 1958 .- 2ª. Ed. p.
59 y ss.
El artículo 1197 del Código Civil reza: “Las convenciones hechas en los
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contratos, forman para las partes una regla a la cual deben someterse
como a la ley misma”. Proviene a través de Marcadé del art. 1134 del
Código Civil francés que expresa: “Les conventions légalement formées
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tiennent lieu de loi à ceux qui les ont fait”, es decir que dichas
convenciones “tienen el lugar de la ley” para sus otorgantes.
[5]
En la nota del artículo 943 Vélez para fundamentar su rechazo al
instituto de la lesión enorme o enormísima, expresa que “el
consentimiento libre, prestado sin dolo error ni violencia y con las
solemnidades requeridas por las leyes debe hacer irrevocable los
contratos”.
En la nota del artículo 2513 del Código Civil, Vélez expresa: “...es
[6]
El caso de los profesionales: Abogados. Art. 6, ley 23.187 y art. 59, ley
[8]
XXXIVC-C 2006.
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decreto ley 2186/57 y las leyes 14.821, 15.775, 16.739 (que incluyó la
opción de compra del bien locado por parte del locatario), 17.368, 17.607,
18.880, 20.625, 21.342 y la actualmente vigente 23.091 con su
modificatoria N° 24.808. En materia de precios, luego de sucesivos
congelamientos, el dec. 1096/85 los desagió; las leyes 25.342/87, 23.680
y 23.747 de diferentes modos los inmovilizó y la ley 23.928 de
convertibilidad los ató al dólar, lo cual la ley 23.091 había prohibido (Adla,
1920-1940, 75; 79; 193; III-191; IX-A, 308; XVII-A, 293; XIX-A, 61; XX-A,
150; XXV-C, 2103; XXVII-B, 1594; XXVIII-A, 159; XXXI-A, 32; XXXIV-A,
48; XXXVI-C, 1981; XLIV-D, 3712; LVII-B, 1376; XLV-B, 1151; XLIX-C,
2432; XLIX-D; XLIV-D, 3712).
En tal sentido se sancionaron las leyes 11.741, (año 1933), 12.310 (año
[14]
11
“Proyecto de Código Civil de la República Argentina Unificado con el
[17]
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