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Por descontado, Durkheim comprende perfectamente que se pueda tratar de desprender,

mediante una discusión crítica, los elementos de verdad contenidos en una doctrina. En el prefacio
que escribió para el libro póstumo de Hamelin, El sistema de Descartes, Durkheim dio la fórmula
de un método de interpretación, a la vez histórico y crítico, y él mismo aplicó dicho método al
estudio de Pestalozzi y de Herbart. Admiraba el firme y fértil pensamiento de esos insignes
iniciadores, y, lejos de subestimar su fecundidad, llegaba incluso a preguntarse si no les atribuía
algunas de las ideas de las que creía reconocer en su obra los primeros esbozos. Ahora bien, sea
cual pueda ser su valor dogmático, Durkheim pide ante todo a las doctrinas que revelen las fuerzas
sociales que alientan a un sistema educacional o que trabajan en pro de su modificación. La
historia de la pedagogía no es la historia de la educación, pues los teóricos no expresan
exactamente lo que ocurre de hecho, y tampoco anuncian exactamente lo que se realizará de
hecho. Pero las ideas son también hechos, y, cuando conocen gran resonancia, se convierten en
hechos sociales. El éxito sin par del Émile tiene otras causas independientes del genio de Juan
Jacobo Rousseau: manifiesta tendencias confusas, a la par que enérgicas, en el seno de la sociedad
europea del siglo xviii. Existen pedagogos conservadores, tales como Jouvency, o Rollin, que
reflejan el ideal pedagógico de los jesuitas o de la Universidad del siglo xvii. Y, sobre todo, puesto
que se ve cómo las grandes doctrinas se multiplican cuando las horas de crisis, hay pedagogos
revolucionarios que interpretan cosas colectivas que resulta esencial para el observador alcanzar,
que resulta casi imposible alcanzar directamente: aspiraciones, ideales en vías de formación,
rebeliones contra instituciones que se han tornado caducas. Por ejemplo, Durkheim ha estudiado
bajo ese prisma las ideas pedagógicas del Renacimiento y establecido el distingo, mejor que
cualquiera de los que lo habían hecho anteriormente a él, entre las dos grandes corrientes que las
arrastran, la que se puede hallar en la obra de Rabelais, la otra, completamente diferente, a pesar
de ciertas afinidades comunes, que se halla en la obra de Erasmo. Tal es, a grandes rasgos, la obra
pedagógica de Durkheim. Esta breve exposición basta para subrayar cuál es su extensión y la
estrecha relación que mantiene con el conjunto de su obra sociológica. A los educadores, aporta,
acerca de los principales problemas pedagógicos, una doctrina a la vez original y vigorosa. A los
sociólogos, aclara, en algunos puntos esenciales, las concepciones que Durkheim ha expuesto en
otras fases de su obra: relaciones entre el individuo y la sociedad, relaciones entre la ciencia y la
práctica, naturaleza de la moralidad, naturaleza del entendimiento. Gran número de educadores o
de sociólogos solicitan que esa obra pedagógica no quede inédita. Nos esforzaremos en cumplir
sus deseos, publicando los principales Cursos de Durkheim.

El opúsculo que les brindamos hoy les hará las veces de introducción. En éste se podrán encontrar
los únicos estudios pedagógicos que Durkheim publicó él mismo.3

3 Mencionemos, sin embargo: 1. El articulo «Infancia», en el Diccionario de Pedagogía, que


Durkheim firmó en colaboración con M. Buisson. 2. La comunicación sobre la Educación sexual,
hecha a la Sociedad francesa de Filosofía («Boletín»), que se entronca sobre todo con los trabajos
de Durkheim sobre la familia y el matrimonio. El estudio póstumo sobre el Émile, publicado en la
«Revista de Metafísica y de Moral», t. XXVI, 1919, pág. 153, no puede ser desvinculado del estudio
sobre El contrato social (misma revista, t. XXV, 1918). Los dos primeros reproducen los artículos
«Educación» y «Pedagogía» del Nuevo Diccionario de pedagogía y de instrucción primaria,
publicado bajo la dirección de F. Buisson, París, Hachette, 1911; el tercero es la lección inaugural
pronunciada por Durkheim, cuando tomó posesión de su cátedra, en la Sorbona, en 1902; ha sido
publicada en la «Revista de Metafísica y de Moral», número de enero de 1903; el último estudio es
la lección inaugural del Curso organizado por los candidatos a las agregaciones de enseñanza
secundaria; pronunciada en noviembre de 1905, esta lección fue publicada en la «Revista política y
literaria» («Revista azul») número del 20 de enero de 1906. Algunas páginas se repiten; incluso, en
las dos primeras partes, hay copias textuales de la tercera. Hemos considerado que los retoques
hubiesen significado mayores inconvenientes que alguna que otra repetición.

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