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INTRODUCCIÓN

En este desarrollo del análisis del texto se girara en torno a la

conceptualización proyectada en la antigua Grecia referente a una forma de

proceder que se enfoca a la eliminación de la incertidumbre (tyché), a través de

la ciencia y el arte (téchne), este progreso favorecido por el contexto

sociohistórico de la Atenas de la época, remitiéndonos sólo al análisis del

término de téchne tal y como se encuentra en el marco de la cultura griega y su

función frente a la tyché, esto desde las posturas expuestas por los personajes

implicados en el diálogo Protágoras.

En algunas referencias que se hacen a relatos de experiencias de

Sócrates se expresa una téchne que es medible cuantitativamente, y que de

forma análoga a una ciencia médica del cuerpo, está dirigida a la cura de las

enfermedades que subyacen en el alma, fin que representaría una correcta

téchne. El texto propone una breve definición de ésta: “La téchne es, pues, una

aplicación deliberada de la inteligencia humana que proporciona cierto domino

sobre la tyché; se relaciona con la satisfacción de las necesidades y con la

predicción y el domino de contingencias futuras.” (Nussbaum, 2003, p. 143).

Podemos hablar entonces de un conjunto de conocimientos con los

cuales que se desarrolla la actividad productora y racional del hombre, y

además reconocer un valor preciso de las causas o razones que constituyen el

entorno, valor requerido para fundamentar una elección práctica.

II
Ambos interlocutores concuerdan en la idea de una téchne encaminada

al dominio de la contingencia presente en las elecciones prácticas, reduciendo

errores producidos por el azar. Se formulan en el texto cuatro atributos

característicos de una téchne concernientes con el dominio de la contingencia

previamente referido, todos estos relacionados entre sí y necesarios en la

consecución de la meta propuesta.

Téchnai -> tipos de téchne; en primer lugar las téchne productivas,

alusiva a un objeto externo que puede ser especificado. En segundo lugar el

grupo de las artes, cuyo fin es vago. En tercer y último lugar la téchne con fines

puramente internos, no existe fin externo pues éste es la actividad en sí.

III

En la idea planteada por Protágoras se describen ciertas ‘artes’ propias

de cada especie, vistas como unas capacidades que determinan las

características de la vida natural de cada criatura, así, siguiendo esta lógica, los

seres que coinciden estas condiciones naturales estarían sujetos a estos

modos de actuar y vivir distintivos de su especie. Desde esta perspectiva y a

partir del mito Protágoras propone la racionalidad como este actuar natural del

ser humano, la naturaleza humana. Esto lleva a una protección de la vida

característicamente humana (“téchnai prometeanas), artes que surgen en

pugna a la contingencia de la tyché; de estas artes aplicadas al estilo de vida

natural del ser humano surge en la esfera social la política, cuya finalidad es la

creación de buenos ciudadanos mediante la téchne orientada a la buena

deliberación o prudencia, esto en pro de la ciudad. Surge de esta concepción, y

también con base en el mito (esta vez referente a Zeus), la justicia, moderación

y piedad como parte de la naturaleza humana, en el sentido de valores


intrínsecos en el hombre, pero que requieren de una “educación moral” para

ser desarrollados y dar lugar a un autoconcepto ligado a la posición en la

esfera social, que mediante el aprendizaje proporcionado por ésta educación

moral conduce a un mejoramiento de la práctica y hacia el refinamiento de la

autoconciencia.

Esta propuesta encaminada hacia una ‘excelencia social’ presenta

limitaciones que surgen desde la tyché; como pluralidad de las virtudes o

pasiones que amenazan la moralidad pública, esto reduce el potencial de

progreso debido a la falta de precisión que representan estas condiciones.

IV

En oposición a esto, Sócrates plantea una téchne precisa y metódica,

una operación que es una extensión de las actividades naturales humanas, y lo

presenta como un ‘modelo para la deliberación’, que tiene por base medir y

controlar la incertidumbre en las decisiones. Este modelo trae consigo un

progreso en el conocimiento, asociado a la idea de que solo mediante la

medición, el cálculo y la mensurabilidad puede darse la aprehensión de un

fenómeno o suceso. La autora plantea en el texto esta idea en referencia a la

antítesis téchne-tyché: “en la medida en que existe el cálculo y medida, hay

domino y precisión; en caso contrario, sólo existe aprehensión vaga y, por

consiguiente, ejercicio adivinatorio; en definitiva, tyché.” (Nussbaum, 2003, p.

160).

Sócrates sugiere un acto de deliberación medible bajo ciertos criterios, la

conmensurabilidad elimina la incertidumbre, en respuesta a la contingencia. Se

pretende con esta medición de los valores el objetivo de alcanzar la paz y


serenidad que otorga, con la predilección a eliminar la akrasía. En este

supuesto subyace una premisa hedonista que sitúa de esta manera el placer

como único fin, así la ciencia de la medida se configura alrededor de un fin

unitario en todo lo valorable: el placer. La maximización de este valor se

transforma en el fin en la toma de una decisión, así el conocimiento queda

subyugado al placer, esto genera un desvío en la totalidad de los fines

humanos al concebir una falsa opinión que se extravía de las magnitudes

reales.

El diálogo presenta una “tragedia de la práctica humana”, un conflicto

entre la pluralidad de valores y la aspiración a la planificación y control de la

deliberación, concibiendo una transformación de los fines humanos hacia

nuevos valores y dependencias.

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