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Tyché o de la diosa fortuna: análisis de la obra “memorias del

subsuelo”

Julián García Ríos

Universidad de Antioquia

Facultad de Ciencias Sociales y Humanas

Departamento Psicología

Medellín, Colombia

2016
“Memorias del subsuelo”, F. Dostoievski

La obra inicia con una introducción a las ideas propias del narrador, o al
menos en una medida aproximada, un monólogo interno del protagonista dirigido a
un público imaginario, y de esta manera se presenta como un miserable
funcionario frustrado y enfermizo, que declara su enfado radicalmente hacia los
aspectos de la sociedad que le irritan en exceso, mostrando su frustración desde
sus opiniones, teorías y creencias, se puede discernir desde la interiorización del
pensamiento y la exteriorización de este, cuáles son las frustraciones del
personaje, aunque no se permite llevar a cabo actos violentos o viles
exteriormente, pues su propia razón se lo impide, ésta actúa como un control de
su intención, así sólo puede que llevar a su interior estas ideas a partir de sus
razonamientos.

En este inicio de la obra expone una serie de pensamientos de los cuales


sus significados serán desarrollados a medida que la narración continúa. Desde
diversas posiciones ideológicas vienen a la mente del protagonista sus propias
palabras sugeridas por la voz del otro, y como resultado de ello, hay una
combinación de voces y de palabras de orientación en el mismo discurso, así
como el cruce de dos inclinaciones en una. El narrador, después de largas
consideraciones, llega a la determinación de que por sobre su propio bienestar y el
orden de la sociedad el hombre antepone su voluntad individual. Para él no existe
un deseo racional o razón alguna que sucumba ante el deseo; no hay posibilidad
de acuerdo, son contrarios y como tal deben ser comprendidos y vividos, la única
forma de someter su voluntad es a través de la modificación de su deseo.

El deseo del narrador se ejemplifica por las dolencias en su salud que


manifiesta, a pesar de esto se niega buscar ayuda médica, ilustrando una extraña
sensación de placer ante el dolor, ligado a su propia voluntad y la libertad de
soportarlo, de esta manera expresa cómo la racionalidad idealizada es
básicamente defectuosa al no tomar en cuenta del lado más oscuro y más
irracional de la humanidad. Según el narrador, quitar el dolor y el sufrimiento en la
sociedad quita la libertad de un hombre, sugiere que en una sociedad utópica se
eliminaría el sufrimiento y el dolor, pero concluye que ambas son necesarias para
ser feliz.

La libertad de conducirse de forma voluntaria sin el concierto de la razón, en


este sentido La certeza de la ciencia moderna y el determinismo están acabando
con la verdadera esencia del ser humano, poniendo límites, puesto que el
descubrimiento de las leyes naturales no significa que deba dejar de tomar
responsabilidad de sus actos. La posición del protagonista en esta visión de la
sociedad es algo complejo, él es claro acerca de su interacción irracional y hostil
con el orden actual del mundo, pero también acepta que entiende el placer de una
sociedad no corrompida.

No se puede evitar el hecho de que cualquier persona, en cualquier


momento, puede decidir actuar de una manera que no se considere en interés
propio; algunos lo harán simplemente para validar su presencia y confirmar que
existen como individuos, se ridiculiza este tipo de interés propio ilustrado como
egoísmo, es todo esta concepción de sistemas culturales y reglamentarios que
dependen de este egoísmo racional lo que el protagonista desprecia.

A diferencia de la mayoría de las personas, que suelen actuar por venganza


porque creen que llevan a cabo como finalidad la justicia, el narrador es
consciente de sus molestias y siente el deseo de venganza, pero no lo encuentra
virtuoso, esta incongruencia conduce al rencor hacia el mismo acto con sus
circunstancias correspondientes. Siente que existen otros como él, pero se
concentra continuamente en su rencor en vez de en acciones que evitarían los
problemas que tanto le preocupan. Incluso admite que prefiere estar inactivo, pues
ha llegado a un punto de aburrimiento e inactividad, en este punto se cuestionan la
incertidumbre moral e intelectual que el narrador siente junto con sus
inseguridades conscientes con respecto a la inercia y la abstención. Estas
reflexiones contienen todo un trasfondo característico del ser humano que se
encuentra afectado por la sociedad, la acumulación de experiencias vividas, que
permite a lo largo de una historia personal desarrollar nuestra naturaleza.

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