Está en la página 1de 1

Evangelio según María Magdalena.

8 Y preguntó Pedro: ¿De qué habláis


Señor? Mas Jesús, respondió mirán-
23 Antes de sentarse a la mesa con dolo con desprecio: de aquel misterio
de la redención que se oculta incluso
los trece, leí en sus ojos la tristeza.
de mí. Y en sus ojos se asentó la melan-
Tomé una de sus manos, y le dije: mi
colía, y una sombra oscureció se frente,
señor, ¿qué pasa? Y por respuesta me
y continuó diciendo: de cierto les digo,
dijo que partiera esa misma noche
que no beberé más del fruto de la vid.
rumbo a la Galia. Entonces le pregunté
la razón de mi viaje y Jesús dijo: por- 9 Todos los discípulos, menos uno, en-
que en ti yace mi fruto. tristecimos con él, mas él continuó: mi
alma no está preparada para dejarse ir;
2Mas se acercó a nosotros Pedro y los
me devora la incertidumbre. Lo desco-
demás discípulos, y guardó palabra.
nocido me aguarda y mi Padre amado
3 Cuando estábamos a punto de co- no responde a mis oraciones. Final-
menzar la cena, levantó la copa sobre mente su enigma me ha superado.
su cabeza, pero dejándola caer ense-
10 Jesús apuró su copa, y salió rumbo
guida, dijo:
al monte de los Olivos, dejándonos ahí
4 ¿Y qué sabéis hasta ahora, si después en la mesa.
de recordar aquello por lo que lucháis
11Entonces vimos salir tras él a Pedro,
tanto, habríais de perderlo finalmente,
que en sus vestidos ocultaba una es-
y no en manos de un traidor, sino de
pada.
alguien que tomaran por fiel?

5 Sí, seguiréis ardiendo en brasas sin


remedio, haciéndose frágiles y un
poco más sabios, pero nada más. Y to-
dos nos entristecimos.

6 Levantó su copa otra vez y dijo: To-


memos uno o dos sorbos de este vino,
pero que ninguno de aquí ponga mano
alguna sobre este pan.

7Solamente brindemos por lo que ha


de ser, por lo que nos trajo aquí hoy, y
que sigue empujándonos. Y todos be-
bamos.

También podría gustarte