LIBERACI~N
SUMARIO
1 Barbara Holland-Cunz analiza la situación actual del movimiento feminista actual señalando tres proce-
sos dialécticos (institucionalización-burocratización, profesionalización-feudalización, individualización-falta de
solidaridad) que relacionados entre sí y constituyen hoy. a su juicio, las posibilidades pero también los riesgos del
compromiso feminista, Ecofeminismos, ediciones Cátedra, Madrid, 1996, pp. 32-35.
2 Ibidem, pp. 36 y 37.
3 Alicia H. PULEO, Femii?isnzo y Ecoiogia. Urz repaso u las diversas corrier?tes del ecoferizinismo,en: El
EcoIogista, no 13, 2001.
sólo se ha agrupado a los individuos en función de los grupos, el género masculino y el géne-
ro femenino, sino que se ha establecido un orden de valor donde el primero está por encima
del segundo. Esta reducción al concepto de género (Gender) aunque ha dado sus frutos, ha
llevado también al olvido de otras relaciones de dominio como la de otros seres oprimidos
del tercer o cuarto mundo, y la creciente opresión hacia la naturaleza. Sólo en los finales
70 algunas corrientes del feminismo radical y sobretodo en los años 80 con el desarrollo
pleno del movimiento ecofemista se redescubre la relación entre la Mujer y la Naturaleza,
una renovada reflexión teórica que procede de la crítica de las mujeres de color y de países
y entornos pobres al feminismo blanco y de clase media norteamericano y europeo.
Dentro de este marco plural del movimiento femista, que Alison Jaggar (1983) clasifica
en cuatro orientaciones prototípicas (feminismo liberal, marxista, radical y socialista), cabe
señalar también la diversidad de corrientes que fluye dentro del pensamiento ecofeminista, a
pesar de que esta nueva corriente de orientación ecológica, pertenece a las llamadas «mino-
rías sin voz>>dentro del movimiento feminista. El término ecofeminismo fue introducido en
1974 por la socióloga feminista Francois D'Eubonne y desde Francia se extendió a finales
de los años setenta a otros países de Europa, América, África, India, o Australia, y desde los
años 80 adquiere presencia teórica y práctica, que se concretan en acciones políticas alinea-
das en el movimiento pacifista y ecologista, a pesar de que la influencia del ecofeminismo
como movimiento social ha sido relativamente pequeña.
Sin embargo, y a pesar de la reducción actual de la pluralidad de corrientes feministas y
la oposición entre posturas marginadas versus posturas dominantes, la aportación crítica
la corriente ecofenzinista nos ofrece de nuevo la opurtunidad de trabajar dentro de los
movimientos ecologistas y pacifistas, de plantear modificar los esquemas de pensamiento y
actitudes cultural a partir de la sostenibilidad de un nuevo modelo de desarrollo humano, y de
recupera la antigua identificación de Mujer y Naturaleza para darle un nuevo significado.
Antes que abordar un estudio doctrinal de estas dos corrientes feministas -el feminismo
jurídico y el ecofeminismo- tan cruciales para el pensamiento crítico del siglo XXI, trataré
sólo de hacerlas próximas al lector, y utilizarlas, a continuación, como marco conceptual a
la hora de afrontar mis propias conclusiones.
A) Feminismo Jurídico
4 Me remito para el presente estudio a dos excelentes trabajos de la profesora M" Ángeles BARRERE
UNZUETA: Discriminacidn, Derecho antidiscriminatorio y acción positiva u favor de las mujeres, Civitasllvap,
Madrid, 1997 y, a la comunicación Derecho antidiscriminatorioyfeminismo: entre el puzzle y la uporia, presentada a
las XVIII Jornadas de la Sociedad Española de Filosofía Jurídica y Política celebrado en Granda en Abril de 2001.
de mejora, a la que contribuiría una teoría clarificadora de la acción positiva a favor de
la igualdad de las mujeres. Esta terminología, que ha sido acuñada en EEUU e importada
acríticamente por parte de la cultura jurídica y del Derecho europeos, contiene una doble
confusión conceptual: de un lado, presupuestos conceptuales que no han sido debidamente
teorizados, de otro lado, postulados ideológicos que se presentan como conceptuales. El
Derecho antidiscrirninatorio necesita, por tanto, de una revisión profunda a partir de su pro-
pia definición o base conceptual, lo que se plantea como uno de los desafíos del pensamiento
feminista actual, que para lograrlo necesita de las aportaciones de las diferentes corrientes,
tanto dominantes como marginales, tanto afines como antagónicas.
El tratamiento doctrinal en relación al Derecho antidiscrirninatorio es diferente según sea
abordado por el feminismo de la igualdad o feminismo liberal cuya actitud puede calificar-
se de reformista, o por el feminismo de la diferencia, cuyo escepticismo frente al Derecho
antidiscrirninatorio que considera se desarrolla dentro de una concepción masculina de la
subjetividad jurídica, le lleva a mantener una actitud de ruptura donde la revisión no tiene
solución. La profesora Barrkre Unzueta defiende respecto al tratamiento del Derecho anti-
discriminatorio una via intermedia, lo que significa, participar del reformismo liberal aún
criticando su influencia dominante, y a su vez, avanzar en el concepto de subordinación
específica de las mujeres y en instrumentos jurídicos como la acción positiva que defienden
el no asimilacionismo en que se basa el feminismo de la diferencia.
De cualquier modo, cuando la dogmática jurídica utiliza el término Derecho antidis-
criminatorio se está refiriendo a actuaciones normativas que o bien identifican y prohiben
la discriminación, o bien la eliminan, esto es, se está refiriendo a la discriminación directa
y la discriminación indirecta. Para Barrere Unzueta este binomio discriminación directa1
indirecta es reductivo y tendencioso pues se basa siempre en conductas imputables, dejan-
do fuera del concepto de discriminación y, por tanto, del Derecho antidiscriminatorio, una
serie de realidades inimputables como que la prostitución afecte fundamentalmente a las
mujeres, que las mujeres sean las que más se dediquen a las tareas domésticas, o las que
más desempeñen trabajos a tiempo parcial, y también deja fuera aquellas actuaciones de
subordinación cuya imputabilidad no tiene que ver con la desigualdad de trato en términos
comparativos, desviándolas al Derecho penal como las actuaciones relativas a la violencia
contra las mujeres.
De este modo el Derecho antidiscrirninatorio reduce la consideración de discriminación
sólo a un fenómeno de la subordinación: aquellas conductas imputables por romper con la
igualdad de trato, permaneciendo invisible al Derecho otra realidad de la subordinación:
aquella que es producto de relaciones sociales y sexistas de poder, en palabras de B. Unzueta,
«lo que el Derecho concibe como discriminación es una diferencia de trato, pero no una
diferencia de status».
La acción positiva es una parte del Derecho antidiscrirninatorio de carácter secundario
y su historia ha ido acompañada de una dura crítica sobre todo dirigida a la llamada «dis-
criminación inversa» o «discriminación positiva», una figura conceptual con connotaciones
negativas, que de manera errónea o engañosa se vincula, para oponerla a la igualdad de
oportunidades, a la igualdad de resultados. Tal planteamiento hace necesario, al menos, una
aclaración: la acción positiva obedece a la distinción conceptual entre discriminación y sub-
ordinación, una distinción que no está reconocida en el pensamiento jurídico. El principio
de igualdad de oportunidades como principio de justicia social expresamente reconocido en
el pensamiento y en el orden jurídico positivo está asentado en la igualdad de condiciones
como punto de partida, y siendo consecuentes con su significado, para que se cumpla esta
condición igualitaria de punto de partida habrá de otorgarse una ventaja o un «trato diferen-
tes» a aquellos individuos que se encuentren en una situación de desventaja, por lo tanto,
el principio de igualdad de oportunidades debería ser compatible con la acción positiva. De
ello se extraen al menos dos conclusiones, que apunta la profesora Barreré Unzueta: La pri-
mera, que la acción positiva no lucha contra la discriminación sino contra la subordinación,
la cual abarca todas las relaciones de poder en la sociedad, es decir, las estructuras de poder
institucionalizadas; la segunda, que la subordinación no rompe la igualdad de trato ni la
igualdad de oportunidades individualista, sino la igualdad de poder entre dos grupos en base
al género. Y concluye con una observación final: «la acción positiva tradicional supone una
incorporación por goteo de las mujeres al mercado de trabajo, especialmente en los niveles
superiores de dirección o decisión, pero es que, además, cuando ocasionalmente se produce
esta incorporación, lo que se espera de la mujer es que adopte una postura masculina y supri-
ma la femenina, en la medida en que la exhibición de características feminizadas (tanto de
carácter positivo -como la compasión o el cuidado -, como de carácter negativo -como
la manifestación de emociones o la indecisión-) implica falta de autoridadd.
Esta última conclusión sirve de enlace, desde el propósito del presente trabajo, con la
aportación intelectual de la corriente ecofeminista, en la que me voy a detener a continua-
ción. La idea que subyace sería la siguiente: Para alcanzar la igualdad real de las mujeres
respecto a los hombres es necesario abordar el problema de lofemenino, donde la experiencia
histórica está marcada por la ausencia, la desvaloración, y la desigualdad estructural que
acompaña al dominio de lo masculino.
B ) Ecofemismo
Me atrevería comenzar afirmando que el ecofeminismo, representa hoy, con todas sus
variantes, una de las corrientes más ricas y prometedoras dentro del Nuevo Movimiento de
Liberación de la Mujer.
La alianza entre femenismo y ecología como pensamiento ha sido múltiple y variada. Sin
embargo, más allá de la diversidad de ecofeminismos, de las diferentes posturas en relación
a ellos, y de recordar los nombres de algunas de las más destacadas autoras ecofemistas
como el de Yniestra King, Rosemary Radford Ruether, Vandana Shiva, Charlene Spratwat,
Riane Eisler, Ariel Sallen, Janet Bielh, Mary Mellor, Mery Daly, Carolyn Merchant, Karen
Warren, Susan Griffin, y otras muchas, resulta conveniente adoptar alguna clasificación que
permita un repaso clarificador de las diversas corrientes ecofeministas, en este sentido y
siguiendo a la profesora A. Puleo, se pueden distinguir a grandes rasgos tres generaciones
de ecofeminismos reseñando a sus autoras más representativas:
La primera forma de manifiestación del movimiento ecofeminista, conocida como eco-
feminismo clásico, afirma un feminismo de la diferencia, donde hombres y mujeres expre-
san esencias opuestas: las mujeres por poseer aptitudes maternales que las predisponen al
pacifismo y a la preservación de la Naturaleza, y los hombres predispuestos naturalmente
5 M" Ángeles BARRERE UNZUETA, Derecho antidiscriminutorio y feminismo: entre el puzzle y la aporiu,
ob.cit, p. 17.
a empresas competitivas y destructivas. El esencialismo, biologismo y demonización al
varon de este primer ecofeminismo le valió fuertes criticas dentro de los sectores feministas
mayoritarios.
La superación de alguna de las críticas al primer ecofemismo, como la demonización del
varón, pero vinculado a sus tendencias místicas hace surgir una segunda generación que se
conoce como ecofeminisnzos espirituales. Donde destacan nombres como el de la filósofa y
física núclear de la India Vandana Shiva, y las -rotaciones de historiadoras feministas de la
ciencia como Evelyn Fox Keller o Carolyn Merchant. Junto a otras aportaciones que provie-
nen de América Latina donde se inicia a partir de la Teoría de la Liberación un pensamiento
teológico feministas donde destaca la aportación de la teóloga brasileña Yvone Gevara.
Una tercera generación de ecofeminismos se unifica bajo el epígrafe de ecofeminismos
construtivistas en base a sus diferencias con las dos anteriores generaciones, esto es, no com-
parten el esencialismo de las clásicas ni se nutren de las fuentes espirituales de las segundas.
Entre las distintas teorías ecofemistas que integran esta corriente destacan nombres como el
de la economista india Bina Agarwa y la filósofa australiana Val Plumwood.
A partir de las distintas posiciones que conforman el ecofeminismo es posible encontrar
una base mínima que comparte la diversidad de este reciente movimiento, se trata de la
necesidad de afrontar la crisis ecológica y reconocer que existe una relación entre la domi-
nación y explotación de la naturaleza y la opresión ejercida sobre las mujeres, que tiene su
origen en un modelo de dominación masculino, racionalista y militarista; defendiendo una
emancipación de la mujer vinculada a la preservación de la naturaleza y a un modelo de
desarrollo sostenible y respetuoso; y proponiendo la integración de los principios feministas
y ecológicos como un nuevo enfoque que intenta una comunicación socio-teórica con la
naturaleza y la relación entre los sexos. La discusión a partir de esta preocupación o base
común de reflexión se matiza según las diferentes perpectivas ecofeministas, así adquiere
un fuerte entronque teológico, filosófico y aún mágico en el llamado ecofeminismo espiri-
tualista desde el que se lanza una dura crítica a la lógica de la modernidad. En este sentido,
para Ivonne Gebara, «El ecofeminismo como pensamiento y movimiento social se refiere
básicamente a la conexión ideológica entre la explotación de la naturaleza y la explotación
de las mujeres dentro del sistema jerárquico-patriarcal. Desde el punto de vista filosófico y
teológico, el ecofeminismo puede ser considerado como una sabiduría que intenta recuperar
el ecosistema y las mujeres. Estas fueron relegadas por el sistema patriarcal, y particular-
mente por la modernidad, a ser fuerza de reproducción de mano de obra -«vientres ben-
ditos»- en tanto la naturaleza se tornó objeto de dominación para el crecimiento capital.
Como recuerda bien Carolyn Merchant, la modernidad -aunque los historiadores no hablen
de esto- comienza con la tortura de las brujas y el establecimiento de un nuevo método
científico^^. Esta conexión mística entre la mujer y la naturaleza, junto a la crítica de la
lógica ilustrada, es subrayada también por autoras como Vandana Shiva y Maria Mies, las
cuales a partir de reconocer el hecho de que en el marco del paradigma vigente, los hombres
se apropian de la naturaleza afirman que, «Esto ya ha ocurrido efectivamente en un grado
importante en la sociedad occidental: la química, la tecnología doméstica y la farmacología
modernas fueron ensalzadas como salvadoras de las mujeres, que les permitirían «emanci-
6 Ivonne GEBARA, Instituciones ecofeministas. Ensayo para repensar el conocinziento y la religirín, edito-
rial Trotta, Madrid, 2000, p. 18.
110
parse» de la servidumbre doméstica. Ahora sabemos que existe una relación causal entre
una buena parte de la contaminación y la destrucción del medio ambiente y la moderna
tecnología doméstica. ¿El concepto de la emancipación puede ser compatible, entonces, con
un concepto de preservación de la Tierra que es nuestra base de vida?»". En su respuesta
a tal contradicción, se reconoce la unión mística o mágica de la mujer con la naturaleza y
con la humanidad, y afirman que «Cada vez que las mujeres han actuado, dondequiera que
fuere, contra la destrucción ecológica oly la amenaza de aniquilación nuclear, de inmediato
han percibido la conexión entre la violencia patriarcal contra las mujeres, contra los demás
pueblos y contra la naturaleza y han comprendido que desafiar al patriarcado actual es un
acto de lealtad hacia las generaciones futuras y la vida, y hacia el propio planeta9.
De cualquier modo y más allá de los problemas, teóricos o prácticos, que se plantean
dentro y fuera de la crítica feminista, probablemente las mujeres de hoy compartimos preocu-
paciones comunes que no nacen de los sillones académicos, sino de la supervivencia diaria,
de la conservación de la vida, de nuestros niños y niñas, de nuestro planeta, de la amenaza
a nuestro entorno vital humano y ecológico. En tanto que mujeres y activistas de la vida, al
analizar las causas que nos preocupan, y libres como somos de un pensamiento y un orden
mundial que no nos pertenece porque no hemos participado en su creación, resultar fácil,
desde nuestro propio reconocimiento, abrir juntas nuevos horizontes.
C ) A modo de Reflexión
9 Mary WOLLSTONECRAFT, viizrlicación de 10.7 dereclzos de la mujer, editorial Debate, Madrid, 1998, p.
44.
10 Un interesante estudio sobre los indicadorcs de las mujeres a lo largo de la década de los noventa, y el
análisis del avance teórico y metodológico que implica la nueva alternativa Género en Desa~iollo.es el trabajo de la
profesora Lola FRUTOS BALIBREA, El ti-abajo de las ri~ujur-esenrie la pr-oducción y in re~?roclz~cción: diferencia
!.rlesigunldcrdes e17 Liil i i z ~ ~ i ~globnli:trclo,
do presentado al Congreso Cooper-ación (11 Desarrollo celebrado en Murcia
del 14 al 16 de abril del 2004.
AGRA M" J., (compiladora), Ecología y feminismo, Comares, Granada, 1998.
AMORÓS, C., VALCÁRCEL, A. Y OTROS (Comp.), El concepto de igualdad, Fundación
Pablo Iglesias, Madrid, 1994.
AMORÓS, C., Y OTROS, Historia de la teoría feminista, Instituto de Investigaciones
Feministas, Dirección General de la mujer, Comunidad de Madrid, Universidad
Complutense de Madrid, Madrid, 1994.
ANDERSON, B. Y ZINSSER, Historia de la mujeres. Una lzistoria propia, Crítica,
Barcelona, 199 1.
AYLLÓN TRUJILLO, M" T., El concepto de género en el marco de la cooperación, en
Género y Desarrollo, Revista de Cooperación Año X n"15, Madrid, 2001.
BARRERÉ UNZUETA, María Ángeles, Discriminación, Derecho antidiscriminatorio y
acción positiva a favor de las mujeres.
BEAUVOIR, S. De, El segundo sexo, Paidós, Buenos Aires, 1997.
CAMPS, V., El siglo de las mujeres. Col. Feminismos, Cátedra, Madrid, 1998.
CHAPMAN, J., La perspectiva feminista, en Teoría y Método de la Ciencia Política, ed.
David Marshigerry Stoker, Madrid, 1995.
COBO, R., F~~ndamentos
del patriarcado moderno. Jean Jacques Ro~lsseau,Col. Feminismo,
Cátedra, 1995.
DURÁN, M" A,, Y OTROS, De puertas adentro, Instituto de la Mujer, Madrid, 1998.
EVANS, M., Introducción al pensamiento feminista contemporáneo, Minerva, Madrid,
1997.
FRIEDAN, B., Mística de lafeminidad, Júcar, Madrid, 1974.
GARCÍA CALVO, A., Gramática de los sexos, en Problemas de género, monográfico de
Archipiélago, Cuadernos de Crítica de la Cultura, 30, Madrid, 1997.
HOLLAND-CUNZ, B., Ecofeminismos, ediciones cátedra, Universitat de Valéncia, Instituto
de la Mujer, Madrid, 1996.
GEVARA, Ivonne, Instituciones ecofeministas. Ensayo para repensar el conocimiento y la
religión, Trotta, Madrid, 2000.
MIES, Maria y VANDNA SHIVA, Ecofenzinismo, Icaria, Barcelona, 1993.
KUNDERA, M., La identidad, Tuquets, Barcelona, 1998.
NORTRUP, C., Cuerpo de nzcdeq Sabiduría de mcder, Urano, Barcelona, 1999.
POSTIGO ARENJO, M., La construcción social de géneros: conocimiento común, tipifi-
caciones, instituciones y roles sociales, ponencia presentada en las XVIII Jornadas de
Filosofía Jurídica y Política, «El feminismo en la filosofía jurídica y política contempo-
ránea», Granada, 2000.
PULEO, A. H., Dialéctica de la sexualidad. Género y sexo en lafilosofia contemporánea.
Col. Feminismos, Cátedra, 1992.
SUBIRATS, M. Y BRULLET, C., Rosa y Azul, Instituto de la Mujer, Madrid, 1988.
THÉBAUD, M. Y OTROS, Historia de las mujeres. El siglo X X . Taurus, Madrid, 1993.
TURÉGANO MANSILLA, I., La dicotomía públicolprivado y el liberalismo politico de J.
Rawls, ponencia presentada en las XVIII Jornadas de Filosofía Jurídica y Política, «El
feminismo en la Filosofía Jurídica y Política contemporánea» Cranada, 2001.
VALCÁRCEL, A., Sexo y filosofia. Sobre mujer y poder, Anthropos, Barcelona, 1991.
VARELA, J., Nacimiento de la mujer burguesa, Col. Genealogía del poder, La Piqueta,
Madrid, 1997.
A.A.V.V., Mujeres y poder, Instituto Universitario de Estudios de la Mujer. Universidad
Autónoma de Madrid, 1994.
A.A.V.V., No creas tener deveclzos, Horas y Horas, Madrid, 1991.
AA.VV. El enigma de lo femenino. Eva, Orlando, Madame Bovary, Nora, La Princesa
Cléves, Enma Zung, Grupo Cero, Buenos Aires, 1998.