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UNIVERSIDAD CATÓLICA DE COSTA RICA

ANSELMO LLORENTE Y LA FUENTE

BACHILLERATO EN TEOLOGÍA

ANÁLISIS EXEGÉTICO DE 1Ts 5, 23:


Último ruego y despedida

TRABAJO SEMESTRAL DE NUEVO TESTAMENTO

PROF.: PBRO. WILLIAM SEGURA SÁNCHEZ

OMAR DANIEL CALDERÓN UREÑA


SEDE SEMINARIO NACIONAL NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES
NOVIEMBRE, 2019

Contenido

Introducción............................................................................................................................3
1. Contexto histórico...............................................................................................................4
1.1. San Pablo: su vida........................................................................................................4
1.2 Pablo: Sus viajes............................................................................................................5
1.1.2 Pablo: Arresto y muerte..............................................................................................6
1.2 Tesalónica: Antes de Pablo............................................................................................7
1.3 Fecha y composición de la carta....................................................................................8
1.4 Comunidad a la que se dirige. Características de la comunidad...................................9
2. Estudio preliminar de texto...............................................................................................11
2.1 Contexto literario.........................................................................................................11
2.1.1 Estructura de la carta.............................................................................................11
2.1.2 Ubicación del texto...............................................................................................12
2.2 Texto en griego............................................................................................................12
2.3 Traducción propia y otras traducciones.......................................................................13
2.3.1 Traducción propia.................................................................................................13
2.4 Análisis del texto.........................................................................................................14
3. Estudio exegético del texto...............................................................................................15
3.1 Composición del texto.................................................................................................15
3.2 Estudio del texto por versículos..................................................................................22
4. Teología del Texto.............................................................................................................24
4.1 Interpretación teológica...............................................................................................24
4.1 Aplicación pastoral......................................................................................................26
Conclusión............................................................................................................................27
Bibliografía………………………………………………………………………………...26

2
Introducción
En sus cartas, San Pablo comunicaba a las comunidades que él había evangelizado,
las normas para continuar por el camino del cristianismo, a su vez también daba palabras de
apoyo, consejos y ciertas veces, les dirigía alguna que otra catequesis para exhortarlos y
mantenerlos en la senda del bien. De este gran evangelizador, se debe tener en cuenta su
conversión, como punto de arranque para toda la misión, por lo tanto, en diversos pasajes
de sus escritos se pueden encontrar una serie diversa de casos donde él, se presenta como
un gran pecador y poco grato, ya que su pasado lo delata.

Este pasaje de la primera carta a los Tesalonicenses que he decidido tomar para
analizar en este trabajo, a pesar de ser breve, tiene mucha profundidad para sacar un
mensaje claro, el mensaje claro que San Pablo le quiso transmitir a esta comunidad y que
en estos tiempos actuales también se hace presente en medio de nosotros y más
exactamente en el rezo de las completas del día jueves. Somos conscientes de que la vida
en esta tierra se acaba pero en muchas ocasiones nunca nos ponemos a pensar en el fin de
nuestras vidas, quizá por miedo o porque ni siquiera nos interesa. Pero San Pablo nos regala
otra perspectiva y nos hace ver, como más adelante se detallará en los cuatro capítulos del
trabajo, que el Dios de la paz nos da el regalo de santificarnos completamente, es decir no
nos abandona.

Me llama la atención siempre, que Pablo utilice esta terna (espíritu, cuerpo, alma)
para referirse al hombre íntegramente. No deja por fuera nada, al utilizar estos elementos.
Hace presente que en nuestras oraciones siempre debemos pedir al Señor que nos santifique
para que día a día podamos siempre entrar en su voluntad y al final de la jornada pedir
también por una santa muerte, porque la realidad de la segunda venida de Jesucristo es
cercana y por lo tanto Pablo nos exhorta a no sentir miedo y aferrarnos cada vez más a las
plegarias elevadas al Dios del cielo.

3
1. Contexto histórico.

1.1. San Pablo: su vida.


San Pablo nació en Tarso entre el año 5 y 10 d.C. 1 La importancia de Tarso, capital
de Cilicia, puede señalarse tanto en el aspecto económico como en el cultural: el río Cidno
le permite una fácil navegación y por tanto un rico comercio; las escuelas de retórica y de
filosofía la convierten en la cuna de famosos pensadores como Crisipo, Néstor, que será el
preceptor de Cicerón, Atenodoro y sobre todo Hermógenes, maestro de retórica. Sin
embargo, aunque nacido en Cilicia, Pablo vivió en Jerusalén desde su infancia, durante la
cual asistió a la escuela de Gamaliel (cf. Hch 22,3). Su profundo conocimiento del Antiguo
Testamento, que maduró a los pies de Gamaliel, puede observarse ante todo en las
argumentaciones midrásicas de su epistolario (cf. Gál 3,6-14. 4,21-5,1; Rom 9,1-36). Según
dice el mismo Pablo, recibió una formación rígida respecto a la religiosidad y la ley judía
(cf. Gál 1,13- 14; Flp 3,6). De su juventud no sabemos más que el hecho de que, según
Lucas, tomó parte en la lapidación de Esteban (Hch 7,58; 8,1). El encarnizamiento de Pablo
contra la nueva secta que empezaba a formarse dentro del judaísmo, se vio interrumpido
por el encuentro con Jesús resucitado en el camino de Damasco (cf Hch 9,1-19; 22,5-16;
26,9-18), Este encuentro representa el giro fundamental de la vida de Pablo, aun cuando él
mismo lo describe, actualizando sobre todo la llamada profética de Jeremías, como una
vocación más que como una conversión (cf. Gál 1,15-17. cf Jr 1,5).

Pablo inició su ministerio en Damasco, ahí fue perseguido por Aretas IV2, por lo
cual se trasladó a Jerusalén, donde se encontró con Pedro y Santiago el menor. Su estancia
ahí fue corta. Bernabé acudió a Tarso y fue con Pablo a Antioquía, donde surgió por
primera vez la denominación de «cristianos» para los discípulos de Jesús. Pablo habría
pasado un año evangelizando allí, antes de ser enviado a Jerusalén con ayuda para aquellos
que sufrían hambruna (Hechos 11,25-30). Antioquía se convertiría en el centro de los
cristianos convertidos desde el paganismo.

1
AA.VV. Biblia de Jerusalén comentada.
2
Cfr. SÁNCHEZ BOSCH, J (1998), Escritos paulinos. 19
4
1.2 Pablo: Sus viajes
 Primer viaje: De Antioquía a Chipre y después y después al sur de Asia Menor.
Regreso a Antioquía.3

Enviados por la Iglesia antioquena, Bernabé y Pablo partieron en el primer viaje


misional (Hechos 13-14), acompañados por Juan Marcos, primo de Bernabé que oficiaba de
auxiliar. En Pafos, Pablo logró un converso ilustre en la persona del procónsul romano
Sergio Paulo. Es aquí donde el relato de los Hechos de los Apóstoles comienza a llamar a
Saulo con su nombre romano Pablo, quien en adelante encabeza la misión. En esta etapa los
dejó Juan Marcos para regresar a Jerusalén, con gran disgusto de Pablo como se indica más
adelante. Pablo y Bernabé continuaron viaje tierra adentro, hacia la Anatolia centro-
meridional, tocando las ciudades del sur de Galacia: Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra y
Derbe. La norma constante en Pablo, tal como la presenta los Hechos, era la de predicar
primero a los judíos a quienes suponía más preparados para recibir el mensaje. El relato de
los Hechos muestra también la oposición activa que hacían «los de su raza» al anuncio
evangélico. Ante la resistencia abierta que le opusieron manifestó su intención de dirigirse
en adelante a los gentiles.4

 Segundo viaje: de Antioquía, por el sur de Asia Menor, a Galacia, Macedonia y


Corinto (l Tes). Regreso a Antioquía.5

En el segundo viaje misionero Pablo se hizo acompañar por Silas. Partieron de


Antioquía y, atravesando las tierras de Siria y Cilicia, alcanzaron Derbe y Listra, ciudades
del sur de Galacia. En Listra se les unió Timoteo (Hechos 16, 1-3).Luego, a través de
Frigia, se encaminó hacia el norte de Galacia, donde fundó nuevas comunidades. Decidió ir
a Europa, y en Macedonia fundó la primera Iglesia cristiana europea: la comunidad de
Filipos. Pablo pasó a Tesalónica, donde tuvo una corta estadía destinada a la
evangelización, matizada por sus controversias con los judíos. La hostilidad de Tesalónica
parece haber torcido la idea inicial de Pablo que, según los autores, sería la de dirigirse a
Roma, capital del Imperio allí se dirigió a Corinto, donde permaneció durante un año y

3
P. DEBERGÉ. Pablo, el pastor. 12
4
FITZMYER, J. Vida de San Pablo. 562
5
P. DEBERGÉ. Op.cit. 12
5
medio, acogido por Aquila y Priscila, un matrimonio judeocristiano que había sido
expulsado de Roma debido al edicto y que se convertirían en amigos entrañables de Pablo.
En el año 51, Pablo redactó la Primera epístola a los tesalonicenses, el documento más
antiguo del Nuevo Testamento. Al año siguiente volvió a Antioquía.6

 Tercer viaje: de Antioquía, por Galacia, a Éfeso, donde Pablo permanece 3 años es
encarcelado (Gál, Flp, Am, 1-2 Cor).7

El tercer viaje de Pablo fue sin dudas complejo, y enmarcó su misión más sufrida,
por varias razones. Esta etapa incluyó la experiencia de una muy fuerte oposición y de
tribulaciones (con probable prisión) que llegaron a «abrumar» al Apóstol, además de verse
jalonada por las crisis que sacudieron las comunidades de Galacia y de Corinto y que
motivaron la intervención de Pablo y de su equipo, por medio de sendas epístolas suyas y
de visitas personales. Desde Antioquía, Pablo pasó por el norte de Galacia y Frigia «para
confirmar a todos los discípulos» que había allí, y siguió hasta Éfeso, capital de Asia
Menor, donde fijó su nueva sede de misión, y desde donde evangelizó toda el área de
influencia acompañado por el equipo que dirigía.8

1.1.2 Pablo: Arresto y muerte.9

El libro de los Hechos de los Apóstoles otorgó a la llegada de Pablo a Roma una
importancia adicional al mero carácter histórico: para él significaba el cumplimiento de lo
que consideraba ya previsto por Jesús en el comienzo del mismo libro respecto de que el
Evangelio sería llevado a todas las naciones. Algunos estudiosos señalan además cierta
ironía apologética en la forma en que el libro de los Hechos de los Apóstoles describe la
llegada de Pablo a Roma: no por libre voluntad, como se lo había propuesto una década
antes sin lograrlo, sino como prisionero sujeto al César, con lo que los romanos se
convirtieron en agentes indirectos del afianzamiento del evangelio en el centro mismo de su

6
BORNKAMM, G. Pablo de Tarso. 89-90
7
P. DEBERGÉ. Pablo, el pastor. 12
8
GARCÍA, V. Pablo. De Tarso a Roma. 121
9
Cf. P. DEBERGÉ. Pablo, el pastor. 48
6
Imperio. La cautividad de Pablo en Roma, considerada un hecho fidedigno, habría tenido
una duración de dos años, tiempo en que el Apóstol no vivió encarcelado sino en custodia
lo que, sin embargo, acotó sus libertades. Ya Ignacio de Antioquía señaló el martirio de
Respecto de la fecha, existe una tradición de su muerte en la misma época que Pedro (año
64) o un poco más tarde (67).Con todo, el mandato de Nerón se extendió entre los años 54
y 68, y la mayoría de los autores modernos tienden a señalar que la muerte del Apóstol se
produjo antes de lo apuntado por Eusebio de Cesarea, más precisamente en el año 58, o a lo
sumo a principios de la década de 60.

1.2 Tesalónica: Antes de Pablo


Tesalónica ha visto abreviado su nombre para darnos el de la actual Salónica, la
segunda ciudad en importancia de la moderna Grecia. Fue la capital de Macedonia y fue
fundada hacia siglo y medio, poco antes del año 300, por un general de Alejandro Magno.
Esta ciudad estaba bien servida por vías romanas de primera importancia, tanto en el
sentido este oeste como norte sur, en el cruce de las mismas.10

A partir del año 42 a.C, Tesalónica fue la sede de un procónsul, representante


directo del senado de Roma en las provincias orientales del imperio, pero no consiguió por
ello el título de ciudad libre, ya que para entonces, las guerras civiles de Roma estaban
ocurriendo, tomó partido por Octavio que se convertiría en el emperador Augusto el año 27
a.C.11

Para el segundo viaje, Pablo partió con Silas (Silvano) rumbo a las comunidades
que había visitado en el primer viaje. Cuando llegaron a Derbe encontraron a Timoteo, el
cual se les unió. Después de un largo recorrido por diferentes lugares, estos llegan a
Tesalónica hechos polvo, heridos físicamente y adoloridos espiritualmente.12

10
TRIMAILLE, M. La primera carta a los Tesalonicenses. 3
11
Cf. Ibid. 3
12
Cf. BORTOLINI, J. Cómo leer la primera carta a los Tesalonicenses. 9-11
7
1.3 Fecha y composición de la carta.13
De Berea, Pablo ha emprendido viaje hasta Atenas; de Atenas a Corinto. En medio
de sus continuas labores tanto materiales como apostólicas, piensa en sus queridos
cristianos de Filipos, de Tesalónica, de Berea. Sobre todo en los de Tesalónica donde las
dificultades podían ser mayores y a donde ha enviado a Timoteo en la imposibilidad de
regresar él personalmente (1 Tes 2, 17-18; 3, 1-2). Cuando a finales del 51 o comienzos del
52, Timoteo y Silas llegan a Corinto procedentes de Macedonia, a Pablo se le ensancha el
corazón. Timoteo es portador de buenas noticias con respecto a la Iglesia de Tesalónica en
particular. Pero hay algunas nubes en el horizonte. Los judíos continúan, por supuesto, su
campaña de descrédito contra el Apóstol; ¿es posible incluso sospechar la presencia de
algún francotirador ambicioso y aprovechado dentro de las filas cristianas?; aquí y allá se
vislumbran restos de costumbres paganas; pero sobre todo la muerte ha comenzado a hacer
su cosecha entre los nuevos cristianos. Y una pregunta angustiosa ha comenzado a tomar
cuerpo en el seno de la comunidad: ¿qué va a ser de nuestros difuntos sorprendidos por la
muerte antes de la Venida gloriosa del Señor? ¿Y cuándo tendrá lugar esta Venida? Y Pablo
escribe, mejor dicho dicta, su primera carta conocida. El emanuense sería Silas; tal vez le
ayudó en algún momento Timoteo porque era trabajoso escribir con los materiales de que se
disponía en aquel tiempo.

1.4 Comunidad a la que se dirige. Características de la comunidad.14


Cuando los romanos se apoderaron de Macedonia a raíz de la batalla de Pidna (168
a. C), Tesalónica pasó a ser la capital de una de las cuatro regiones en que se dividió el
hasta entonces reino de Macedonia. Muy pronto el puerto se perfeccionó hasta convertirse
en uno de los mejores y más seguros puertos comerciales del mar Egeo.

Sus comunicaciones terrestres eran también excepcionales ya que se hallaba


enclavada en la ruta de la célebre Vía Egnatia, una de las principales calzadas romanas que
por el Occidente empalmaba con el punto terminal de la Via Apia en el Adriático occidental
(Dirrachium-Brindisi) y por el Oriente se prolongaba hasta Neápolis, cerca ya del
Helesponto (actual mar de Mármara).

13
SALVADOR, M. San Pablo: Tesalonicenses y grandes cartas. 55-56
14
Ibíd. 53-55
8
En la batalla de Filipos (42 a. C.) Tesalónica se puso de parte de Octavio y el
vencedor la concedió estatuto de "ciudad libre". Gozaba, pues, de un gobierno autónomo
con su asamblea y consejo de "politarcas" (gobernadores de la ciudad cuyo número
oscilaba entre dos y seis miembros). A pesar de esta autonomía el gobernador romano de la
provincia residía también allí.

Populosa y abigarrada, Tesalónica era en los tiempos de Pablo una de esas ciudades
de paso en que se ve y se oye de todo, donde pululan toda clase de gentes, de razas y de
religiones. Viajeros con ideas y noticias de todos los países llegaban y partían a diario para
el ancho mundo. Buen lugar para que los siempre hábiles negociantes judíos instalasen una
colonia floreciente. Y, en efecto, la comunidad judía de Tesalónica debía ser numerosa
como lo prueba el hecho de poseer Sinagoga propia. Posiblemente en la actualidad lo sea
todavía más, debido en buena parte a la inmigración de judíos españoles en los siglos XV y
XVI; muchos siguen hablando el célebre dialecto sefardita, una especie de castellano
fosilizado tal como le hablaban cuando salieron de España.

Fue en su segundo viaje apostólico cuando Pablo, después de tocar por primera vez
tierra europea en Neápolis y crear la comunidad cristiana de Filipos, llegó por vía terrestre a
Tesalónica. Le acompañaba, ciertamente, Si-las y probablemente Timoteo aunque la
narración del libro de los Hechos resulta un poco oscura al respecto (cfr. Hech 16, 1-3 y 17,
14-15).

Pablo acometió inmediatamente la tarea de anunciar el Evangelio simultaneándola


con el trabajo manual probablemente en el taller de un judío llamado Jasón en cuya casa
hallaron hospitalidad. S. Lucas en el relato de los Hechos nos habla de tres sábados
enseñando en la Sinagoga (Hech 17, 2-3). Pero el éxito entre los judíos debió ser más bien
escaso y el mismo S. Lucas deja entender entre líneas que la predicación del Apóstol y sus
colaboradores se extendió pronto a prosélitos y paganos que acogieron mucho mejor la
llamada del Evangelio. Esto supone que si bien el tiempo de evangelización fue realmente
corto, fue bastante —tres o cuatro meses tal vez— para dejar una comunidad
elementalmente organizada y capaz de mantenerse y progresar por si sola. Pablo hará
referencia una y otra vez en las cartas que les escriba, a la doctrina que les ha predicado, lo
que supone una catequesis un tanto pormenorizada. La apelación al buen ejemplo que dio

9
entre ellos y los lazos de cariño surgidos entre evangelizador y evangelizados también
requieren su tiempo correspondiente (cfr. 1 Tes 2, 1-12; 3, 6; 4, 1. 9; 5, 1; 2 Tes 2, 5-6. 15;
3,7-10).

Pero una vez más los judíos amotinaron al pueblo, les acusaron de revolucionarios
ante los magistrados de la ciudad, y para evitar mayores males Pablo y sus colaboradores
abandonaron Tesalónica de noche, encaminando sus pasos a Berea, más al sur. Estaría
comenzando la primavera del año 51.

La comunidad recién estrenada se defendió magníficamente. Dificultades no


faltaron ¿no son acaso el mejor sello de la autenticidad cristiana?: "bien sabéis que ese es
nuestro destino" (1 Tes 3, 3-4), pero se mantuvieron fieles al Evangelio y al recuerdo de
Pablo. El espectáculo de su amor fraternal ha trascendido los límites de la ciudad; en todas
partes se habla de los cristianos de Tesalónica como de una comunidad ejemplar. Pablo está
contento, orgulloso casi (1 Tes 1, 2-10; 2, 19-20).

2. Estudio preliminar de texto

2.1 Contexto literario.

2.1.1 Estructura de la carta.15

ESTRUCTURA GENERAL DE LA CARTA

1, 1 Saludo.

1, 2-10 Acción de gracias.

2, 1-12 Misión de Pablo.

2, 13-16 Su fidelidad.

2, 17 – 3, 13 Misión de Timoteo.

4, 1-8 Exhortación a la castidad.

15
VAWTER B. Conoce la Biblia: Nuevo Testamento. Introducción a las cartas paulinas, primera y segunda de
Tesalonicenses. 59
10
4, 9-12 Caridad fraterna.

4, 13-18 La parusía y los muertos.

5, 1-3 El tiempo de la parusía.

5, 4-11 La necesidad de estar preparado

5, 12-22 Exhortación final

5, 23-28 Conclusión

2.1.2 Ubicación del texto.


Este pequeño pasaje se ubica al final de la carta, y comprende el inicio del último
ruego y despedida que hace San Pablo a sus destinatarios.

2.2 Texto en griego16


23 Αὐτὸς δὲ ὁ θεὸς τῆς εἰρήνης ἁγιάσαι ὑμᾶς ὁλοτελεῖς, καὶ ὁλόκληρον ὑμῶν τὸ πνεῦμα
καὶ ἡ ψυχὴ καὶ τὸ σῶμα ἀμέμπτως ἐν τῇ παρουσίᾳ τοῦ κυρίου ἡμῶν Ἰησοῦ Χριστοῦ
τηρηθείη.

2.3 Traducción propia y otras traducciones.

2.3.1 Traducción propia


El mismo Dios de la paz os santifique integra y perfectamente, sea conservado
vuestro espíritu y vuestra alma y vuestro cuerpo inocentemente en la parusía de nuestro
Señor Jesucristo.

2.3.2 Otras traducciones

Biblia Didajé

Que el mismo Dios de la paz os santifique totalmente, y que todo vuestro espíritu,
alma y cuerpo, se mantenga sin reproche hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo.

Biblia de nuestro pueblo


16
NESTLÉ, E.; ALAND, K. Novum Testamentum Greace.
11
El Dios de la paz los santifique completamente; los conserve íntegros en espíritu,
alma y cuerpo, e irreprochables para cuando venga nuestro Señor Jesucristo.

Biblia de Jerusalén

Que Él, el Dios de la paz, os santifique plenamente, y que todo vuestro ser, el
espíritu, el alma y el cuerpo, se conserve sin mancha hasta la Venida de nuestro Señor
Jesucristo.

Biblia Nueva Reina Valera 1990

Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser: espíritu,
alma y cuerpo, sea guardado sin culpa para la venida de nuestro Señor Jesucristo.

2.4 Análisis del texto


Αὐτὸσ δὲ ὁ θεὸσ τῆς
Pron. 3p Nom. Conj. Artículo Sustantivo Artículo
Sing. Nom.
Sing.
Mismo El Dios De la
εἰρήνης ἁγιάσαι ὑμᾶς ὁλοτελεῖς καὶ
Sustantivo Verbo Pron. 2p. Acu. Adjetivo. Conjunción
Gen. Aor. Act. Plu. Acu.
Singular 3p. Sing. Plu.
Paz Santifique os perfectamente y
ὁλόκληρον ὑμῶν τὸ πνεῦμα καὶ
Adjetivo Pron. 2p. gen. Artículo Sustantivo Conjunción
Nom. Plu. Nom. Nom.
Sing. Sing. Sing. masc
Completo vuestro el espíritu y
(íntegro)
ἡ ψυχὴ καὶ τὸ σῶμα
Artículo Sustantivo Conjunción Artículo Sustantivo
Nom. Nom. Nom. Nom.
Sing. fem Sing. fem Sing. Sing. masc
la alma y el cuerpo
ἀμέμπτως ἐν τῇ παρουσίᾳ τοῦ

12
Adverbio Preposición Artículo Sustantivo Artículo

inocentemente en la parusía de
κυρίου ἡμῶν Ἰησοῦ Χριστοῦ τηρηθείη
Sustantivo Pronombre Sustantivo Sustantivo

Señor nuestro Jesús Cristo

3. Estudio exegético del texto.

3.1 Composición del texto.

Dentro de la estructura de la Biblia de Jerusalén, este versículo está ubicado como el


inicio del último ruego y despedida que hace San Pablo a sus destinatarios. Los versículos
posteriores hacen una fuerte alusión a la oración.

Que Él: Refiriéndose a Dios.

A. El Dios de la paz: Le da un atributo a Dios, el de la paz. Hace esta referencia,


para que en la oración dirigida a él, los destinatarios pidan este don. Epíteto
tradicional (Jue 6,24) recogido por Pablo (Rom 15,33; 1 Cor 6,24).17

B. Os santifique plenamente: Además de pedir el don de la paz, Dios es


capaz de santificarnos íntegramente. Lo deja claro San Pablo. Todas las bendiciones
proceden de Dios, incluida la santificación última (4,l-8) os conserve íntegros e
irreprochables.18

C. Y que todo vuestro ser, el espíritu, el alma y el cuerpo: La


tríada que utiliza para referirse que la persona en toda su integridad es capaz de ser
santificada y así entrar en la voluntad de él. Utiliza la pasiva «teológica» (ZBG 5
236) para hablar de la salvación última (es decir, en la parusía) espíritu, alma,
cuerpo: Algunos comentaristas, tanto antiguos como modernos, han indicado que
17
BROWN, R. Nuevo comentario bíblico de San Jerónimo al Nuevo Testamento. 288
18
Ibid, 288
13
Pablo expresaba así una modalidad tripartita de antropología. Más corriente es la
opinión de que esos tres términos designan la totalidad de la persona humana bajo
diversos aspectos. Esto concordaría con la antropología judía habitual (véase el
comentario a 3,13), donde «espíritu» presenta a la persona fundamentalmente como
criatura; «alma», como ser lleno de vida; y «cuerpo», como ser corporal y social.
Otros comentaristas (p.ej., P. A. van Stempvoort, J. O'Callaghan) ven a la persona
humana presentada como «alma y cuerpo», y dan un matiz independiente a
(espíritu).19

B´. Se conserve sin mancha: Conservarse por completo.

A´. Hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo: Finaliza dejando claro que todo
lo anterior es necesario para estar en vela, es decir, esperando la segunda venida.
Después de esto ya no es necesario porque estaremos junto a él.

En la estructura del versículo se puede apreciar un quiasmo compuesto por A) que


simboliza la divinidad, en este caso Dios en primer lugar con el atributo de “Dios de la paz”
y al final del texto encontramos a Jesucristo como nuestro Señor, indicando su segunda
venida como objetivo de espera para todo hombre. Como B) se encuentra lo que el hombre
busca en Dios, la santificación y la conservación sin mancha durante el tiempo que se
peregrina en esta tierra en la sublime espera de la parusía de Jesucristo. Y finalmente como
C) está el hombre, el cual será santificado íntegramente. Esto se debe a que san Pablo
indica detalladamente que espíritu, alma y cuerpo serán conservados sin mancha.

La Paz es un atributo de Dios, no del César. Como en la salutación, la posibilidad de


paz (v. 23) y gracia (v. 28) dependen de Dios y su Cristo. Este es el que santifica. El que
permite sobreponerse al juicio de la ira divina (ser guardado irreprensible) y el que se
manifestará glorioso en su fidelidad. Como podemos ver, la despedida recupera elementos
clave sobre los que ha girado el contenido de la carta. La antropología «tripartita» (espíritu,
alma, cuerpo, v. 23), tantas veces invocada en la teología cristiana, encuentra aquí su única
expresión como tal en las Escrituras. No es posible desde este único versículo pensar que
constituye la concepción paulina del ser humano. Además existen otros textos en particular
(1 Cor 15,44, el único que trae las tres palabras en un mismo verso) que parecieran dar a
19
BROWN, R. Nuevo comentario bíblico de San Jerónimo al Nuevo Testamento. 288
14
entender otras posibilidades. Sin embargo, más allá de que no sea conveniente entrar en
abstracciones desde este único texto, no cabe duda de que a Pablo le preocupa que el
cristiano sea guardado en santidad en todas sus dimensiones. Esto también se ha
manifestado en la carta, especialmente en 4,1-12.

Finalmente, las dos últimas recomendaciones quieren reforzar la vida comunitaria


una vez más. El saludo con el beso «santo» muestra el valor de la vida comunitaria, pero es
a la vez un golpe a los prejuicios sociales de la época. ¿Cómo podría un patrón acercarse y
besar como saludo a un esclavo? Esto ciertamente era visto como deshonroso. Era
rebajarse, pues las relaciones de afecto solo podían ser entre iguales. De la misma manera,
la fuerte expresión que obliga a leer la carta a todos los hermanos muestra el deseo de que
quienes son analfabetos (la inmensa mayoría de la población, y probablemente de la Iglesia
en Tesalónica) no queden excluidos de esta comunicación. Pablo incurre por última vez en
la primera persona del singular, aunque no para personalizar el saludo sino para asegurar
que esta carta no queda reducida el espacio privilegiado de los más cultos, sino que se hace
posesión común, diálogo comunitario. Por eso las palabras finales refuerzan este sentido de
mutua pertenencia en Cristo: El Señor nuestro sea con vosotros.

Algunos significados:

Parusía: Pablo, si bien recoge la expectativa apocalíptica del día futuro


(Rom 2, 5) y la desarrolla a su vez (2 Cor. 1, 14), se sabe incluido desde ahora en el
acontecer escatológico, de tal manera que no se limita a aceptar las tradiciones anteriores
sobre la inminencia del último día (Rom 13, 12), sino que hace un llamamiento a andar
«como en pleno día» (v. 13), pues «éste» es el día de la salvación (2 Cor 6,2): el nuevo éon
ya está presente. Ante la tardanza de la parusía, la proximidad del día esperado (Rom 13,
12) se transforma en lejanía (2 Pe 3, 8). El hecho de que el último día venga de un modo
repentino es independiente de que se le considere como inminente o aún lejano y es
atestiguado por diversos estratos del NT: 1 Tes 5,2.4; Le 21,34 s; 2 Pe 3,10 entre otros. No
se sabe cuándo vendrá el último día (Me 13, 32; Mt 24, 42; 25, 13). Al igual que en la
apocalíptica, el último día va precedido de un tiempo de tribulación y de catástrofes (cf. Me
13; 2 Tim 3, l;'Ap 2, 10), o ambas cosas van juntas (como parece deducirse de 2 Cor 6, 2
ss).

15
El desarrollo concreto de todo esto lleva consigo lo siguiente: Dios (Hech 17,31) y
Cristo (1 Cor 1, 8; Flp 1, 6.10; 2 Cor 5,10) juzgarán (-» juicio) al mundo, y cada uno será
remunerado según sus obras (Rom 2, 5); la separación entre aquéllos que entrarán en el
reino de Dios y los que serán rechazados tendrá lugar —según Mateo— en este día, pues,
en el momento actual, la iglesia es aún un corpus mixtum (Mt 25,34.41) que reúne a ambos
indiscriminadamente. La resurrección de los muertos está en conexión con el juicio final (1
Cor 15, 52; Jn 11,24). Así pues, el último día reúne en sí las características de un día
terrible (Mt 10,15) y de un día de alegría (Le 6,23; 21,28; 2 Tim 4,8).

Pero la predicación sobre el último día no se refiere únicamente al futuro, sino que
se dirige al mismo tiempo al presente: para Pablo, la iglesia actual será motivo de gloria en
el último día (Flp 2,16; 2 Cor 1,14), en este día hay que comportarse «como en pleno día»
(Rom 13, 13); en este día cada uno ha de aceptar su responsabilidad (Mt 25, 31 ss). Hay
que permanecer vigilante, pues no se sabe cuándo vendrá el último día (Mt 24, 42) o porque
el último día viene de un modo inesperado (1 Tes 5, 6). La celebración de la eucaristía tiene
un aspecto escatológico.20

Cuerpo: En Pablo, el concepto soma cobra un vigor muy especial para designar la
persona El ser humano existe solamente —también en la esfera del [pneüma]— como
somático La concepción de soma como figura o forma no es paulina De los pasajes como
Rom 6,12 y 12,1 resulta claro que soma no significa solamente una forma exterior del
cuerpo, sino la persona entera (Bultmann, Theol, 189) Existen en Pablo una serie de textos
en los que soma, en sentido general biológico, hay que entenderlo como cuerpo (1 Cor 5, 3,
7, 34) Soma se encuentra junto con alma y espíritu solamente en un pasaje (1 Tes 5, 23), en
el cual Pablo utiliza un estilo usual en la liturgia En Rom 12, 4 s y 1 Cor 12,12-26 la
relación del cuerpo y de sus miembros se toma metafóricamente para ilustrar la esencia de
la comunidad (iglesia) (cf. infra 2d) Las cicatrices que Pablo lleva en su cuerpo (Gal 6,17)
hay que entenderlas como cicatrices visibles Pablo maltrata su cuerpo y lo reduce a
esclavitud (1 Cor 9, 27), algunos lo entregan a las llamas (1 Cor 13, 3) Soma como sede de
la vida sexual se encuentra en Rom 4,19 (Abrahan) lo mismo que en 1 Cor 7, 4 Pero
precisamente en la advertencia de no cometer impureza con el cuerpo (Rom 1, 24,1 Cor
6,13-20), resulta claro que al cuerpo le corresponde un significado propio más amplio las
20
COENEN, L. Diccionario teológico del Nuevo Testamento III. 297
16
relaciones con el cuerpo, soma, conciernen no solamente a cada acto singular como pecado,
sino también a todo el hombre incluso en su ser interior Esto lo confirman sentencias como
«¿Se os ha olvidado que sois miembros de Cristo, y ¿voy a quitarle un miembro a Cristo
para hacerlo miembro de una prostituta» (1 Cor 6, 15), «sabéis muy bien que vuestro
cuerpo es templo del Espíritu santo, glorificad a Dios con vuestro cuerpo» (1 Cor 6, 19 20)

El cuerpo, pues, no es algo que se le adhiere al hombre externamente, algo que se


agrega, por decirlo así, al hombre propiamente dicho (como p ej el alma) «el hombre no
tiene soma, sino que él es soma» (Bultmann, Theol, 191) Es decir soma designa al hombre
en su totalidad, como persona Entendido como soma, el hombre puede convertirse en
objeto de su actuación, o ser sujeto de un acontecimiento Él tiene, por lo tanto, una relación
hacia si mismo Esto se demuestra por ejemplo en 1 Cor 9, 27, donde Pablo dice que el
maltrata su cuerpo y lo reduce a esclavitud, a fin de que este no le arrebate el poder de que
dispone para la misión de la predicación («no sea que después de predicar a otros me
descalifiquen a mi» v 27) El hombre puede entregar su cuerpo a las llamas (1 Cor 13, 3), el
puede ofrecerlo, mediante la obediencia, para el servicio de Dios («como sacrificio vivo,
consagrado, agradable a Dios» Rom 12, 1) Soma, como sujeto de acción, se encuentra
solamente una vez en Pablo (Rom 8, 13) «si con el Espíritu dais muerte a las bajas acciones
(= a las acciones del cuerpo), viviréis» El cuerpo como sujeto de acción viene constituido
mediante el poder de la sarx, como demuestra el contexto (cf Rom 8, 5 ss) Asi, en Pablo,
soma se convierte en un concepto central para el yo humano, como lo demuestra también la
relación entre cuerpo y concupiscencia el cristiano no debe obedecer a la concupiscencia
del cuerpo (Rom 6,12), el cual, mediante el poder del pecado, puede llegar a ser dominado
De ahí que «concupiscencia del cuerpo» y «concupiscencia de la carne» vengan a ser
sinónimos (cf Gal 5, 16ss24).21

Alma: Es interesante la contraposición entre alma y espíritu, como se advierte en el


pasaje de 1 Tes 5, 23, con su antropología tricotómica (o tripartita). No se alinean uno junto
a otro cuerpo y alma sino -> espíritu, alma y -> cuerpo. Aquí espíritu significa —de una
manera semejante a lo que ocurre en Filón y en el platonismo— la parte más elevada del
hombre, posiblemente algo que no está lejos del hegemonikón de Filón (cf. I, 3). Luego
alma en este contexto significa la vida, es decir, la vitalidad y el aspecto de la voluntad y de
21
COENEN, L. Diccionario teológico del Nuevo Testamento I. 375
17
los sentimientos del hombre. De una manera similar en 1 Cor 2,14 coloca Pablo al
ánthrópos psychikós frente al ánthrópos pneumatikós, o sea, al hombre iluminado por el
espíritu de Dios. El primero es el ser animado, que, dotado de alma, está lleno de fuerza
vital («un alma viviente», Gn 2, 7; cf. 1 Cor 15, 45), en una palabra, es el hombre natural en
contraposición al espiritual. El espíritu, al que aquí se refiere Pablo, es (a diferencia de 1
Tes 5, 23, cf. supra) el espíritu de Dios, no una fuerza espiritual superior en el hombre, que
le compete como hombre natural. Alma significa, en esta contraposición ai espíritu, no una
categoría antropológica, sino otro modo de existencia. Por el contrario, cuando se habla en
Heb 4,12 de la separación (= frontera» del alma y del espíritu, probablemente se piensa en
la separación de las potencias interiores del hombre, que sólo es pensable, pero, por lo
demás, no es distinguible. En Heb 6,19 («ancla del alma») con la palabra «alma» se expresa
nuevamente todo el hombre interior con sus potencias de voluntad, inteligencia y
sentimientos. A este contexto pertenece también el empleo de psyché en el sentido de
inteligencia, voluntad, sentimientos, sensaciones, y fuerzas morales del hombre. Así hay
que entender el «con toda el alma» (Mt 22, 37; cf. Dt 6, 5), y, consiguientemente, el [ek
psychés] significa también de corazón, de buena gana (Ef 6, 6; Col 3, 23; en los dos casos
la única vez que aparece en la carta) (cf. asimismo Ecl 6, 26 y passim). Se le acerca
también la expresión [miá psyché], como una sola alma ( = como un solo hombre) (Flp 1,
27), resultante de [en henípneumati], en el mismo espíritu. Subyace probablemente la idea
de que la comunidad es el cuerpo de Cristo, la cual —lo mismo que el cuerpo humano—
está informada por un alma, y se muestra como verdadera y viva cuando completa la unidad
del cuerpo con la unidad de las fuerzas interiores de la comunidad. En Hech 4,32 se
menciona la actitud en la cual la comunidad se halla unida en un solo corazón y una sola
alma, o sea, en la que todos pensaban y sentían lo mismo. A esta fuerza anímica de los
miembros de la comunidad se refiere la advertencia de Heb 12, 3: «no os canséis ni perdáis
el ánimo». A las almas que no están firmes se las enreda y se las seduce (Heb 10, 39). Aquí
se trata del anhelo del alma, de los movimientos anímicos incontrolados. Las almas pueden
asimismo ser soliviantadas, pueden malearse (Hech 14, 2).22

22
COENEN, L. Diccionario teológico del Nuevo Testamento I.99
18
Espíritu: Pablo utiliza el término pneüma en un cuádruple sentido; pero hay mutuas
interferencias, de forma que los niveles significativos están con frecuencia imbricados:

a) espíritu del hombre. No como componente de una estructura psicológica, sino, más bien,
como el yo con sus intenciones (p. ej. Rom 1,9), sentimientos (1 Cor 16,18 y passim),
conocimiento (como autoconciencia: 1 Cor 2,11). Así, puede contraponerse al cuerpo (1
Cor 7, 34; cf. 2 Cor 7, 1 y passim; cf. una clasificación tricotómica, aunque sólo formal, de
espíritu, alma y cuerpo: 1 Tes 5, 23), puede concebirse separadamente de él (1 Cor 5, 3.5;
Col 2, 5). A este yo da testimonio el espíritu de Dios (Rom 8,15 s; 1 Cor 2, 11; cf. Gal 6, 18
y passim) y aparece entonces como un espíritu de mansedumbre, de amor, etc., justamente
bajo la influencia del espíritu de Dios (1 Cor 4, 21 y passim), como se manifiesta en el
servicio de Pablo (Rom 1,9) y en su autoridad apostólica (1 Cor 5, 5; Col 2, 5). En 1 Cor 5,
5, este espíritu se contrapone a la carne. Cuando en 1 Cor 14, 14 opone Pablo el espíritu a la
mente, se expresa del mismo modo que Filón, el cual, por encima de la razón, pone al
«espíritu» como poder que, durante el tiempo de la inspiración o trance, desposee a la razón
de su primacía (Rer. Div. Her. 265; Spec. Leg. IV, 49). Pablo adopta claramente aquí el
modo de hablar de los extáticos de Corinto, así como el valor que ellos dan a los espíritus
que inspiran (14,12, el plural sólo se emplea aquí y en 14, 32, en este último lugar
aludiendo a la inspiración de los profetas, cf. Ap 22, 6), pero subordina el éxtasis al amor
(14, 15 s; cf. 12, 31-13, 1);

b) el espíritu de Dios personificado (p. ej. Rom 8, 16; 1 Cor 2, 10);

c) el don otorgado al hombre (p. ej. Rom 5, 5; 1 Cor 2, 12);

d) una dimensión, caracterizada por las preposiciones év [en], en y Kaxá [katá],

según (Rom 2, 28 s y passim).

e) De estos tres sentidos citados últimamente se trata en la teología paulina del espíritu.
Esta profunda y clarificadora teología parte de los siguientes presupuestos, propios
de las comunidades misioneras helenísticas: la doctrina esenia de los dos ángeles (Gal 5,16-
26; 1 Cor 2,12; cf. 2,2; 6,12; 1 Tim 4,1; 2 Tim 1, 7; 1 Jn 4, 6); el espíritu como fuerza
inspiradora (1 Cor 2, 10 y passim; cf. 1 Pe 1, 11 s; 2 Pe 1, 21; Heb 9, 8 y passim; también
como éxtasis: 1 Tes 5, 19; cf. asimismo la lista de los dones del espíritu en 1 Cor 12, 10; 1
19
Cor 12, 3 cita un criterio que sirve para el discernimiento de espíritus; cf. también 1 Jn 4, 1
ss; Jds 19 s); la concepción helenística del espíritu como una esfera celeste de poder,
opuesta a la terrestre, que la mayoría de las veces se designa con el término «carne» (p. ej.:
Rom 1, 3 s, mediante una fórmula tomada de la tradición, contrapone una doble condición
de Jesús o una doble esfera en la que él existe: en la esfera de la «carne» Jesús es hijo de
David, pero en la esfera celeste, por la resurrección, Jesús es constituido Hijo de Dios. Para
corregir la idea de una sucesión temporal, empieza Pablo hablando del «Hijo» de Dios, cf.
ESchweizer, ThWb VI, 414 s; esta misma distinción hacen también 1 Pe 3,18b; 4, 6; 1 Tim
3, 16).

f) A esta concepción de las dos esferas pertenece también el adjetivo pneumatikós,


espiritual. Este caracteriza la pertenencia a la esfera celeste en contraposición con la
terrestre: Rom 7, 14 y passim; cf. 1 Pe 2, 5; también se refiere al conocimiento de las cosas
divinas conferido por el espíritu = evangelio: Rom 15, 27; 1 Cor 9, 11; 2, 13; se aplica al
hombre que está de este modo determinado por el «espíritu»: 1 Cor 2, 13; 3, 1; Gal 6, 1; en
1 Cor 14, 37 se refiere a los especialmente dotados con capacidad extática.

3.2 Estudio del texto por versículos.

23 Que Él, el Dios de la paz, os santifique plenamente, y que todo vuestro ser, el espíritu,
el alma y el cuerpo, se conserve sin mancha hasta la Venida de nuestro Señor Jesucristo.

Como conclusión de estos dos capítulos, que lo han resumido todo en la llamada a
la «santificación-santidad», la oración del apóstol es una llamada a Dios para que santifique
él mismo a los que ha convocado a la reunión cristiana. Solo él puede santificar,
transformar al hombre en la fe, el amor y la esperanza y la acción santificadora de Dios será
la mejor garantía el día de la parusía del Señor. Los cristianos esperan presentarse a ella con
la integridad de su ser a fin de vivir con el Señor y para ello es preciso que Dios los guarde
como bien suyo propio.

La integridad del ser humano se expresa por una nueva tríada «espíritu-alma-
cuerpo», que ha suscitado comentarios tan numerosos como variados en efecto, esta

20
enumeración de tres elementos constitutivos del hombre es única en las cartas paulinas,
habitualmente encontramos formulas binarias en oposición, como alma-cuerpo, carne-
espíritu, carne-soplo de vida, etc.

La gracia y la paz fueron las primeras palabras de Pablo a los Tesalonicenses, y


también con es-tas palabras se despide de ellos. Ruega para que el Dios de la paz pueda
santificarles completamente, esto es, les haga merecedores de toda bendición divina.
Especificando, ruega para que sean dignos de recibir al Señor en el tiempo de la venida que
ha sido su pensamiento preeminente en esta carta. Pablo habla del hombre como "espíritu y
alma y cuerpo", sin embargo no divide con esto al hombre en tres partes o componentes.
Esta es más bien la terminología tradicional del Antiguo Testamento en la que cada uno de
los tres términos puede usarse refiriéndose a todo el hombre. Al usar esta oración, expresa
al mismo tiempo su confianza de que Dios, que ha comenzado en ellos la obra de la
salvación, será fiel a sus designios y ciertamente les llevará a la vida eterna.23

23
Cf. VAWTER B. Conoce la Biblia: Nuevo Testamento. Introducción a las cartas paulinas, primera y segunda
de Tesalonicenses. 83
21
4. Teología del Texto.

4.1 Interpretación teológica.

Además de los novísimos pertenecen a la Escatología dos hechos trascendentales: la


parusía, o segunda venida de Cristo, y la resurrección universal de los hombres, que forman
como el marco histórico del juicio universal.
Lo que acerca del segundo advenimiento de Cristo enseña el apóstol puede
reducirse a tres capítulos principales:
a) los antecedentes históricos de la parusía, que son: por una parte, la manifestación del
anticristo, precedida y preparada por una apostasía general, y, por otra la conversión final
de los judíos en masa.

b) el hecho mismo de la parusía, sus caracteres y circunstancias.

c) dos problemas singularmente delicados o espinosos: sobre la carencia que pudo tener
San Pablo respecto del tiempo de la parusía y sobre la cabida que dentro del sistema
escatológico paulino puede hallar el milenarismo.24

Los antecedentes históricos de la parusía

Antes de hablar del tema de la parusía es importante hablar de la aparición del


anticristo precedida por una apostasía general de los hombres, que será el ambiente
favorable y necesario para que el hombre del pecado pueda actuar eficazmente y desplegar
sus maléficas actividades25, para esto es ilustrativo el pasaje de 2 Tes 2, 1-12.

La declaración de San Pablo sobre la aparición del anticristo es para nosotros poco
menos que enigmática, por la sencilla razón de que se remite a una previa declaración oral,
que desconocemos en absoluto. Conviene distinguir en esta de San Pablo lo que es
suficientemente claro y lo que es más o menos problemático o enigmático.

24
BOVER, J. Teología de San Pablo. 883
25
Ibid, 884
22
El hecho mismo de la parusía, sus caracteres y circunstancias.26

El hecho del segundo advenimiento de Cristo lo menciona frecuentemente San


Pablo con variedad de expresiones. Dice que el Señor vendrá (1 Cor 4, 5; 11, 26; 2 Tes 1,
10), que descenderá del cielo (1 Tes 4, 16), de donde le aguardamos (Flp 3, 20), que se
manifestará (Col 3, 4), que aparecerá o será visto (Hb 9, 28).

Emplea este término siete veces y está

Parusía presente en el texto en estudio (1 Tes 5, 23).

Lo utiliza sólo cinco veces y siempre en las

Epifanía epístolas pastorales.

Esta expresión se halla dos veces: en la

Apocalipsis primera a los Corintios y en la segunda a los


Tesalonicenses.
Este es el término más utilizada y se

Día del Señor presenta en gran variedad de formas.

Esta expresión, venida del Señor, San Pablo la designa con cuatro expresiones
características, que son como otros tantos términos técnicos: la parusía o presentación,
epifanía o manifestación, apocalipsis o revelación y día del Señor.

La gloria del advenimiento la describe San Pablo, hablando de la revelación del


Señor Jesús desde el cielo con los ángeles. A este aparato externo de la parusía pertenece
también lo que, con Palabras de Ageo (2, 6-7), escribe a los Hebreos: una vez más yo
sacudiré, no solamente la tierra, sino también el cielo (Hb 12, 26).

Dos problemas relacionados con la parusía27

26
BOVER, J. Teología de San Pablo. 885
23
Para resolver con garantía de acierto este problema delicado, el único camino es la
aplicación de los principios y normas generales de la hermenéutica. Por una parte, hay que
atender al conjunto de sus declaraciones sobre esta materia. Sería un procedimiento
equivocado atenerse a algunas declaraciones solamente, haciendo caso omiso de los demás.
Por otra parte, las declaraciones claras y precisas son las que han de servir de punto de
partida para la acertada interpretación de las oscuras o ambiguas, y no al contrario.

En las cartas a los Tesalonicenses, afirma positivamente que el día del Señor no era
inminente. Nunca afirma la proximidad de la parusía. Lo único que afirma es su ignorancia
sobre este punto.
Los Tesalonicenses, por creer inminente la parusía, se lamentaban de la triste suerte
de los fieles ya difuntos, privados de ver por sus ojos la gloriosa manifestación del Señor.
Tenían, por tanto, una falsa imaginación y una pena infundada. San Pablo en razón de esto
les advierte que la suerte de los fieles ya difuntos, lejos de ser desventajosa, será más
aventajada, por cuanto, aun antes que los supervivientes sean glorificados, ellos resucitarán
primero gloriosamente. Si en vez de esto les hubiera dicho no ser inminente la parusía, más
bien hubiera acrecentado su pena, como que también a ellos les tocaría la triste suerte de los
ya difuntos.

4.1 Aplicación pastoral.

Este texto se utiliza como lectura breve los jueves en el rezo de las completas. Hace
referencia, como las demás lecturas de la semana, a la espera inminente de la segunda
venida de Cristo. El sentido de las completas como es sabido es la oración para entrar en la
noche pidiendo también una santa muerte.

Conclusión

27
BOVER, J. Teología de San Pablo. 885
24
La invitación de Pablo es a no temer al futuro, sino centrar nuestra mirada ahora en
el presente en el Dios de la paz, que es el único capaz de santificarnos y conservarnos
íntegramente para la Parusía de nuestro Señor Jesucristo. No nos aparta de la realidad
futura sino que nos advierte en pocas palabras cómo ha de ser a partir de ahora nuestro
comportamiento y cual la petición incansable que debemos siempre elevarle a Dios.

En las plegarias siempre pedimos por lo que tenemos más cercano, situaciones
difíciles o damos gracias por aquellas bendiciones que nos ha concedido y nos han llenado
de alegría pero poco elevamos a Dios peticiones para la salvación de nuestras almas. Quizá
sea por temor, pero Pablo nos exhorta a perder cualquier tipo de miedo y aferrarnos a la
esperanza inagotable que sólo procede del Padre y el cuál nos santifica para no perecer.

Esta virtud teologal de la esperanza es la que no debemos perder y aunque este


pasaje sea muy escatológico y esté teñido de carácter adventicio y que solamente parezca
característico de este tiempo litúrgico, la Iglesia nos lo regala todos los jueves para no
perder de vista que día a día nos preparamos y la Iglesia que es una madre, nos ayuda, a
alimentarnos por medio de la oración, Palabra y Eucaristía para no desfallecer y estar
siempre revestidos de las armas de la luz para participar un día del reino celestial.

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Bibliografía

 BOVER, J M, S.I. (1961), Teología de San Pablo, Biblioteca de autores cristianos.


Madrid

 SÁNCHEZ BOSCH, J (1998), Escritos paulinos, Verbo divino. Navarra

 A.A.V.V (1975), Biblia comentada, Biblioteca de autores cristianos. Madrid

 DEBERGÉ, P (2005), Pablo, el pastor, Verbo divino. Navarra.

 FITZMYER, J. Vida de San Pablo. Ediciones Cristiandad. Madrid

 SALVADOR, M. San Pablo: Tesalonicenses y grandes cartas. Navarra


 COENEN, L. Diccionario teológico del Nuevo Testamento I. Salamanca
 TRIMAILLE, M. La primera carta a los Tesalonicenses. Navarra
 AAVV. La sagrada escritura Nuevo Testamento II “Hechos de los Apóstoles y
Cartas de S. Pablo”, Biblioteca de autores Cristianos: Madrid.

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