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Técnicas de cultivo

El cultivo de copépodos aún no disponde de técnicas sencillas para


considerarlos posibles substitutos de la Artemia. La principal especie que se
ha cultivado masivamente es Tigriopus japonicus, que se ha utilizado para la
nutrición de larvas de peces y camarones (Kitajima et al., 1980a,b; Koga,
1979 en: Hirata et al., 1985)

En condiciones de cultivo se ha alimentado con una gran variedad de


microorganismos (becterias, fitoplancton) detritus o cualquier otro material
orgánico de pequeño tamaño. La selección del alimento determinará el
contenido nutricional que pueda aportar esta especie para la alimentación de
larvas de peces y crustáceos.

Las dificultades para su cultivo están en relación con el sustrato, ya que esta
especie es bentónica, por lo que se ha experimentado con diferentes formas y
materiales de sustrato artificial.

Los mejores resultados de producción se han encontrado cuando se utiliza


como sustrato alguna especie de macroalga (Ulva, Enteromorpha, Porfira,
etc.), pues no sólo juegan el papel de sustrato sino que aportan material de
alimento y constituyen en los sistemas de cultivo un filtro biológico que
purifica el agua del mismo. Investigaciones de Koga (1979) consideran que la
temperatura óptima en cultivo es de 20°C.

En el cultivo de T. japonicus y de otros copépodos en general, es importante


proporcionar la temperatura óptima, el pH, el tipo de alimento y su
concentración óptima, así como la preparación de hábitats adecuados (para
aquellas especies que así lo requieran).
Importancia de los Copépodos
Existe aún un largo camino por recorrer en la investigación encaminada a la
producción en cultivo de diferentes especies de copépodos, tanto bentónicas
como fltoplanctónicas, pues la lista de especies alternativas se encuentra en
proceso de experimentación en laboratorio. Es importante recordar que en el
ambiente marino los copépodos ocupan un importante papel en las
poblaciones que conforman el zooplancton, pues es este grupo uno de los
recursos de alimentación más importantes para peces y crustácoos.

Estadios de crecimiento de Tigriopus japonicus

 1 – 6: Estadios de Nauplio 1° – 6°

 7 – 15: Estadios de copepodito y adulto

 7 – 9: Copepodito 1° – 3°

 10 – 11: Copepodito 4° – 5° (hembra)

 12: Adulto hembra

 13 – 14: Copepodito macho 4° – 5°

 15: Adulto macho


Importancia Ecológica

Los copépodos no solo son importantes ecológicamente por ser el principal


alimento de numerosas especies de peces de importancia económica; además
de que varias especies de copépodos detritívoros (consumidores de materia
orgánica en descomposición) han sido identificados como consumidores del
petróleo, siendo considerados en lagunas regiones como un factor importante
en la limpieza de la contaminación por este producto durante los derrames
(Björnberg, 1981) presentándose como ejemplo de estas situaciones la especie
Temora longicornis , que ha sido caracterizada como una especie que tiene la
capacidad de metabolizar (sintetizar) los hidrocarburos liberando los restos al
fondo del mar en partículas diminutas
Los copépodos al ser organismos planctónicos y ser transportados por los
movimientos de las masas de agua y de las corrientes sirven como indicadores
de la presencia de masas de agua o corrientes (indican los cambios de
temperatura de ambas), siendo 20 a 25 especies pelágicas las que pueden
definirse como indicadoras de este fenómeno reconocidos en aguas argentinas
y brasileñas
Si bien los copépodos, como todos los organismos planctónicos, son de suma
importancia tanto por la gran cantidad de biomasa que conforman, así como
fuente de alimento para numerosas especies de peces de importancia
económica y de otros organismos planctónicos y como indicadores de
diferentes factores ambientales, desafortunadamente han sido muy poco
estudiados por los investigadores por lo que existe poca información básica
general sobre este grupo de organismos tan interesantes, cabe señalar que la
información que se conoce sobre estos organismos es sobre especies marinas 
principalmente del Atlántico y el  Pacífico Central Mexicano, dejando un gran
hueco sobre las especies estuarinas acuícolas y terrestres, por lo que es 
necesario darles la importancia que se debiera a estos maravillosos
organismos.
Ciclo de vida
En Copepoda el ciclo de vida básico consiste de un máximo de seis etapas
llamadas nauplios (designadas NI-NVI) y cinco etapas llamadas copepoditos
(designadas CoI-CoV) antes de llegar a ser adultos.
Este ciclo completo es observado en los copépodos de vida libre y también es
usual en los que parasitan invertebrados. Pero en los copépodos parásitos de
peces el número de etapas ha sido reducido, salvo excepciones raras (Boxshall
2005)
El ciclo de vida de un copépodo parásito es directo (requiere sólo un
hospedero), con los nauplios siendo nadadores libres y el primer copepodito
siendo la larva infectiva. La infección es generalmente en la superficie externa
del hospedero (e.g., Generalidades de los copépodos parásitos de peces en
aguas profundas 151 piel, aletas, branquias, ojos, boca y fosas nasales); por lo
tanto, se les distingue como ectoparásitos.
No obstante, hay casos inusuales de endoparasitismo, mesoparasitismo y
ciclos de vida indirectos (requieren más de una especie hospedera). Por
ejemplo, en Cardiodectes medusaeus (Wilson, 1908) (familia Pennellidae),
después de dos etapas de nauplio el copepodito (infectivo) entra a la cavidad
del manto de un gasterópodo (hospedero intermediario) donde se desarrolla y
aparea. Posteriormente, los machos mueren y las hembras salen en busca de
un pez hospedero donde sufren una metamorfosis y completan su ciclo de vida
(Perkins 1983).
Lernaeocera branchialis (Linnaeus, 1767) es otro copépodo penélido que
requiere dos peces hospederos para completar su ciclo de vida; usualmente,
los adultos se encuentran en el bacalao del atlántico Gadus morhua Linnaeus,
1758 y las etapas juveniles tanto en el pez plano Platichthys flesus (Linnaeus,
1758) como en el lompa Cyclopterus lumpus Linnaeus
Otro ejemplo extraordinario en la biología de los copépodos parásitos se
encuentra en el orden Monstrilloida, donde los juveniles son endoparásitos de
invertebrados marinos (poliquetos o moluscos) y los adultos son de vida libre,
planctónicos (Boxshall 2005). Probablemente, en el océano profundo estos
fenómenos biológicos ocurren con más frecuencia para contrarrestar la
adversidad del medio
Alimentación
Estos organismos son principalmente filtradores (atrapan las partículas sólidas
liberado al mismo tiempo el agua que ingieren). La fracción básica del
alimento de casi todas las especies filtradoras es el fitoplancton (plantas
microscópicas suspendidas en la columna de agua que forman parte del
plancton)
Ecológicamente esta gran abundancia de copépodos adquiere una notable
significación en las tramas alimentarias o cadenas alimenticias marinas, ya
que conforman un elevado porcentaje del eslabón de los consumidores
primarios (herbívoros) y en menor porcentaje del grupo de los consumidores
secundarios (carnívoros) 

Copépodos como transmisores de enfermedades

Debido a su gran número, diversidad y diferentes implicaciones en procesos


ecológicos son organismos que directa o indirectamente se cruzan con el
hombre. De hecho algunas especies (mayoritariamente de agua dulce)
representan vías de transmisión directas o indirectas de parásitos oportunistas
que pueden infectar a humanos y a otros vertebrados, convirtiéndose en
vectores de algunos de estos parásitos (nematodes y plathihelmintos sobre
todo). Las principales vías de ingesta de copépodos en el hombre son la
ingesta de agua (su impresionante número hace muy rara la ausencia de
copépodos en muestras de ríos y otras fuentes de agua dulce naturales), o la de
otros organismos que ya los hayan consumido (pescado y otros huéspedes que
transmiten el parásito al comerse crudos o poco cocinados, etc.). Estas vías
permiten el acceso de platelmintos y nematodes al ser humano y le puede
provocar a éste serios problemas e incluso la muerte. Por ello, la profilaxis es
de vital importancia para acabar con los casos puntuales de parasitosis, y para
comenzar a elaborar proyectos encaminados a sistemas de filtración y
depuración de agua, así como promover el consumo adecuado de los animales
que podrían transmitir el parásito al ser humano o a sus animales de compañía
Importancia de los lípidos y ácidos grasos poliinsaturados en el
cultivo de copépodos
Los lípidos son moléculas orgánicas compuestas principalmente por carbono e
hidrógeno, aunque también pueden tener fósforo, azufre y nitrógeno. Los
lípidos más sencillos son los ácidos grasos, que son también componentes de
muchos lípidos más complejos. Su estructura básica consiste de cadenas
hidrocarbonadas con un grupo carboxilo (-COOH) en un extremo
Los ácidos grasos más importantes para los organismos, tomando como base
los estudios que evalúan su valor nutricional son los HUFA como el ácido
eicosapentaenóico (EPA, C20:5 ω3), el ácido docosahexaenóico (DHA, C22:6
ω3) y el ácido araquidónico (ARA, C204: ω6) (Patil et al., 2007).
El EPA y DHA son ácidos grasos importantes en el tratamiento de la
arteriosclerosis, cáncer, artritis reumatoide, psoriasis y enfermedades
degenerativas como el Alzheimer (Simopoulos, 1999). El ARA es precursor
de eicosanoides como las prostaglandinas que son importantes en procesos
como el movimiento vasculatorio y la cicatrización de heridas (Simopoulos,
1999).
La principal ventaja de utilizar copépodos como alimento vivo es que tienen
un mayor valor nutricional, particularmente por sus altos niveles de HUFA
esenciales (McKinnon et al., 2003), como el DHA, el EPA y el ácido
araquidónico (ARA; 20:4 ω6), sin embargo, los copépodos calanoides, a
diferencia de los harpacticoides, requieren esos ácidos grasos esenciales ω-3
porque son incapaces de sintetizarlos a partir del ácido linolénico (LNA; 18:3
ω3) al no tener las enzimas ∆-5 y ∆-6 desaturasa y elongasa, que son
necesarias para la conversión de cadenas cortas de HUFA ω3 (18 carbones) a
cadenas largas de DHA (22 carbonos) y EPA (20 carbonos) (Fleeger, 2005),
por lo que deben ser incorporados directamente de las dietas de microalgas
(Nanton, 1998)
La temperatura en el cultivo de copépodos

Cuando se cultiva una especie, es importante conocer su temperatura óptima,


ya que la mayor parte de la energía del metabolismo se dirigirá a procesos
como crecimiento, tiempo de desarrollo y reproducción y por lo tanto
aumentará el rendimiento de su cultivo.
la temperatura y sus cultivos se colapsan a temperaturas 13 superiores a los
26°C, en las que los copépodos se cultivan en forma común, por consiguiente,
aunque las microalgas tengan un buen perfil nutricional, la temperatura limita
su uso para la alimentación de esos copépodos.
La temperatura también tiene efectos sobre la composición de ácidos grasos
de los copépodos. En especies como Amonardia, sp. cuando se mantienen en
temperaturas bajas (6ºC) la cantidad de PUFA es mayor que a temperaturas
más altas (20ºC).
Esta respuesta está asociada a la necesidad de mantener una fluidez adecuada
de las membranas celulares y de organelos (Cossins y Proser, 1978). Otras
investigaciones señalan que la cantidad de lípidos es más alta a temperaturas
bajas que a temperaturas altas, debido a que estos compuestos son empleados
como reservas de energía para la supervivencia en periodos fríos, cuando no
hay nutrientes disponibles y para la reproducción
http://www.fao.org/3/ab473s/AB473S05.htm

http://www.comprendamos.org/alephzero/38/copepodoscriaturas.html

http://www2.inecc.gob.mx/publicaciones2/libros/690/generalidades.pdf

https://es.wikipedia.org/wiki/Copepoda

https://cicese.repositorioinstitucional.mx/jspui/bitstream/1007/67/1/238131.pdf

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