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impartidos y los resultados alcanzados. ñanza. Las noticias sobre los sordos en los
Como excepción se podría considerar la periódicos de la época y su confrontación
historia del Colegio Nacional de Sordomu- con otras fuentes serán las que conduz-
dos de Madrid (Granell, 1932), en la que can, finalmente, al hallazgo del modelo
se ofrece un extenso caudal de personas, de alfabeto manual adoptado en 1805 y a
fechas, datos y sucesos relacionados con conocer su influencia posterior.
la institución, encontrándose pendiente
poner en juego y ensamblar los elementos
que allí se manifiestan. 2. La educación de sordos y los al-
fabetos manuales
La presente investigación se enmarca La necesidad de comunicarse con las
en ese proceso de ensamblaje histórico personas sordas es uno de los temas cen-
muy sentido entre los historiadores de la trales de la historia de su educación y el
educación de los sordos: encontrar pistas alfabeto manual se constituye en uno de
que conduzcan al conocimiento del alfa- los elementos esenciales para su alfabeti-
beto manual que, al poco de inaugurarse zación en su vertiente oral o escrita. Dicho
el centro madrileño, se hacía imprescin- alfabeto, como su nombre indica, se reali-
dible como medio comunicativo y recurso za signando las letras con las manos, ya
didáctico en la naciente enseñanza. Las sea de forma simbólica o figurativa, sin
reseñas sobre su necesidad, reforma de necesidad de instrumentos materiales de
algunas de sus letras, adopción del mode- escritura. Su aplicación a la educación lo
lo e implantación en el centro, recogidas convirtió en un recurso metodológico-di-
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por Miguel Granell (que no señala sus dáctico tan imprescindible que no existe
fuentes), aún está pendiente del resulta- escuela de sordos que no cuente con el co-
do y si se tiene en cuenta la relevancia del rrespondiente alfabeto con el que expre-
centro, la publicidad que conllevarían los sar manualmente su lengua.
eventos públicos de esa época, la impor-
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ciación (Granell, 1932, 40). Así se inicia tan cierta y real que se reduce a demos-
la búsqueda de un alfabeto manual, entre tración», sustituyendo la falta de audición
los disponibles, para poder satisfacer las «mediante hablarle por escrito, o con letras
necesidades del maestro y sus discípulos. de la mano». Tal aserto pivotaba en «la per-
fección y simplicidad de nuestras letras»,
En 1620 se había publicado en Es- es decir, el castellano, es una «lengua tan
paña el primer tratado de educación de perfecta que como hablamos escribimos y
los sordos, o arte de enseñar a hablar a los escribimos como hablamos» (Pablo Bonet,
mudos, que contenía un alfabeto manual 1620, prólogo). Así, la labor pionera de
para la enseñanza oral, el de Juan Pablo Pablo Bonet fue doble: como lingüista, su
Bonet; pero cuando abrió sus puertas el trabajo consistió en reducir las letras a
colegio madrileño, uno de los objetivos su sonido: «dejándolas desnudas y purga-
que establecía su Reglamento era conse- das de aquellas composiciones que tenían
guir que los jóvenes sordos leyeran y es- [...] y con esto apropiadas para que las re-
cribieran «con arreglo a los métodos de los ciba el mudo»; y, como logopeda, conocer e
abates L’Epée y Sicard» (Reglamento de indicar las posiciones de la boca, lengua,
1804, capítulo V, 1º y 2º). La nueva meto- dientes, labios, etc., necesarias para poder
dología francesa, que se creía superadora reproducir los fonemas, procurando que «no
de los maestros españoles, y un posible se apliquen medios infructuosos y violen-
desfase del alfabeto español para cubrir tos, ni atormentarles la garganta, sino por
las necesidades del idioma del momento arte claro y fácil» (Pablo Bonet, 1620, 121).
se conjugaron y se planteó la necesidad de
las mayúsculas y las minúsculas, estando forma breve del loable vivir»; insistiendo
escritas ambas. Siguen las instrucciones el fraile en que «no se pierde nada que los
que han de seguirse para la /I/ cuando debe que tienen ejercicio de ayudar a bien mo-
tener la voz de /J/ y las distinción entre /Y/ rir, aprendan, y sepan hablar por las letras
y /Z/ a pesar de tener la misma figura, así de mano, que es común saberlo muchos.»
como para el uso de la tilde (Pablo Bonet, (M. Sánchez de Yebra, 1593, 172).
1620, 130-133).
El Alfabeto de Yebra, indicado en pri-
mer lugar a los confesores para hablar
2.2. Las raíces del alfabeto manual con penitentes muy sordos que saben en-
Un recurso dactilológico similar al que tenderse con letras de mano, también era
Pablo Bonet puso a disposición de la edu- de utilidad para consolar a otros sordos,
cación de los sordos en el duro aprendiza- que compelidos de la necesidad apren-
je de la fonética, que era curiosidad que den la mano para poderse tratar, y co-
sabía como otros muchos y recomendaba municar con las gentes y como golosina
aprender, aparece, veintisiete años antes de aprender por curiosidad figurando la
de la Reducción de las letras, en la obra letra minúscula cursiva con los dedos de
titulada Libro llamado Refugium Infir- la mano, a modo de acróstico y de la A
morum de fray Melchor Sánchez de Ye- a la Z, acompaña unas devociones para
bra (fallecido unos siete años antes de la que se lean, y que insistentemente atribu-
publicación). La obra, destinada a los sa- ye a San Buenaventura. Un remedio cu-
cerdotes y laicos, se inscribe dentro de las yas configuraciones manuales se podían
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artes del bien vivir en que la influencia de realizar con la mano diestra, o siniestra
las corrientes humanistas había transfor- y, por las indicaciones, estaba al alcance
mado el Ars Moriendi del siglo anterior. de las personas sordas alfabetizadas y al
La atención especial de los manuales re- uso en la época, entre cuyos usuarios se
ligiosos al momento de la muerte, del que podría incluir Juan Pablo Bonet aunque
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dependía en gran medida la salvación per- éste en ningún momento indica que cono-
sonal, ahora se convierte en manuales de ciese la obra de Melchor de Yebra.
piedad que, resaltando la importancia
de la vida en general, conservan la parte Ambos alfabetos, de veintiuna letras
dedicada a los enfermos y al cuidado de los manuales, muestran pequeñas diferen-
moribundos. Y, como no podía ser menos, cias en cuanto a las configuraciones de al-
los sordos también se tenían por necesita- gunas letras, su posición y movimientos;
dos de asistencia y consuelo. Melchor de siendo más expresivas las configuraciones
Yebra dedica la cuarta parte de su obra del de Bonet frente a la horizontalidad de
a la «Instrucción, donde se da inteligen- la mano del de Yedra; pero al mismo tiem-
cia de un Alfabeto de bien vivir, que aquí po revelan un parecido extraordinario
se pone, del glorioso San Buenaventura» cuando la configuración manual muestra
(Sánchez de Yebra, 1593, 170-179) «para con nitidez la letra que se trata (en mi-
que muera como vive: a esta causa se pone núscula cursiva impresa). Ambos poseen
aquí de San Buenaventura un Alfabeto o objetivos comunicativos y destinatarios
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muy conocido y usado entre los judíos de Sociedad se ocupaba de redactar un re-
España, como lo había indicado Pereira glamento y buscar local apropiado para
en París, Hervás no dudará en otorgar instalar el establecimiento. Dificultades
la invención del mismo a Pedro Ponce económicas impidieron que se llevase a
(Hervás y Panduro, 1795, II, 25). Pater- cabo la apertura del centro cuando se ha-
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nidad errónea, aclarada por Eguiluz An- bía previsto y el maestro-director, al ver
goitia en 1986, gracias al hallazgo de un reducido su sueldo a la mitad, renunció
folio manuscrito de Ponce, según el cual a iniciar la docencia y se negó a entregar
su alfabeto manual era a imitación de lo aprendido en París. La búsqueda de un
la «mano musical», en la que, a modo de nuevo maestro, esta vez con experiencia,
pentagrama, estaban escritas las letras y las dudas surgidas sobre su nombra-
del Abc en las falanges; y con el índice de miento alargarán el proceso hasta el 9 de
la otra mano, como puntero, se señalaba enero de 1805 (Negrín, 1982, 7-31).
la letra de que tratara. Un alfabeto ma-
nual (con el concurso simultáneo de las Cuando abrió sus puertas el colegio
dos manos) en el que la falange señala- madrileño, a diferencia de los métodos se-
da simbolizaba una letra del abecedario. guidos por los maestros españoles del si-
Una atribución desafortunada de Hervás glo XVII que comenzaban por la enseñan-
que no disminuye su gran contribución za del habla al tratarse de experiencias
teórica a la educación de los sordos, su individuales, se había previsto seguir la
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metodología francesa más apropiada para la representación visual del idioma, «de la
trabajar con un grupo de alumnos, co- escritura nos valemos para enseñar a los
menzando por la escritura y relegando el Sordomudos un idioma como nos valemos
trabajo de la pronunciación. En ambas si- de la voz para enseñarlo al que oye.» (Her-
tuaciones el alfabeto manual estaba justi- vás, 1795, II, 31-32); en otras palabras,
ficado, en la ortofónica para saber la letra que la educación de los sordos comienza,
que se debía pronunciar y, en la escrita, continúa y se perfecciona con la escritura.
porque facilitaría visualmente a los alum- Y, al parecer, a la vista de las planas de
nos el dictado al ejecutarse con la mano en escritura de los alumnos madrileños, se
alto. Siendo la vista la principal vía de re- podía considerar un éxito que se lograba
cepción de la comunicación y la escritura en poco tiempo:
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concreta en que el joven sordo adquiera la escapó a José Miguel Alea al implicarse
lengua de su comunidad, aunque sólo sea personalmente en la reforma de algunas
en su dimensión escrita, que la use y com- figuras de sus letras manuales. Tampoco
parta con sus coetáneos y que le permita lo pasó de largo Granell al dar cuenta en
el acceso y disfrute de los bienes y servi- su obra de que, el 3 de febrero de 1805,
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en dos hojas separadas, contiene, en una, (Hervás, 1795, II, 28, lámina del alfabeto).
el alfabeto manual de Hervás y Panduro
y, en la siguiente, las modificaciones que Por su parte, José Miguel Alea, so-
introdujo el Real Colegio (v. Gráfico 3). cio responsable de la enseñanza del Real
Colegio, creyó necesario mantener en la
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El nuevo alfabeto adoptado revela el misma posición las letras de igual figura,
largo viaje que había realizado el Abece- en lugar de invertirlas como había he-
dario Demostrativo que, saliendo a la luz cho Hervás; pero dotándolas de un ligero
en el siglo XVI, en el libro de Juan Pablo movimiento para diferenciarlas; de esta
Bonet, llegará a París con Rodríguez Pe- manera tendrían movimiento las letras
reira, entre otros, en el siglo siguiente. /j/, /ll/ y /ñ/ para diferenciarse de la /i/, /l/
Acogido por L’Epée (que consideró como y /n/, respectivamente, que carecerían de
maestro a Bonet) se extenderá por las movimiento. También consideró necesario
escuelas europeas y será conocido con variar de posición horizontal a posición
el nombre de alfabeto manual español, vertical las figuras de /v/ y /u/, aplicar mo-
así pasará a Italia de la mano de Tom- vimiento a ésta última y con la misma con-
maso Silvestre. En una lámina dibujada figuración para ambas, por lo que requería
por Ignacio Puppi, alumno de la escuela nueva presentación, y reformar dos letras:
romana, se recogerá y modificará dicho /p/ doblando el dedo meñique hasta tocar-
alfabeto siguiendo las instrucciones de se con el pulgar; /q/ totalmente nueva; y,
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por último, modificar la letra /y/, también Sin embargo el Diario de Madrid, nº
nueva, recurriendo a la misma figura que 14, de 14 de enero de 1817, pp. 57-58, que
/i/, y movimiento distinto al de /j/, para eco- hacía publicidad del Compendio del año
nomizar una nueva figura. Una línea junto 1817 no menciona ningún alfabeto ma-
a la letra refleja —como señala el autor del nual. La razón de la ausencia la expone
Compendio— el tipo y dirección del movi- Granell, casi de casualidad, en un breve
miento a realizar. Con toda probabilidad, apunte, al dar cuenta de que la Junta
las tres letras necesitadas de reforma y del Colegio, en su reunión de 5 de febre-
que según los investigadores se encargó al ro de 1815, acordó que «en lo sucesivo, el
pintor Salvá, corresponderían a las figuras Sr. Martí no publicase su Alfabeto ma-
de las letras /p/, /q/ y /v/; ya que las otras o nual» actuando de Secretario de dicha
se invirtieron o se dotaron de movimiento Junta el mismo Sr. Martí (Granell, 1932,
según la línea descrita. 80), pues se encontraba en estudio un
nuevo alfabeto manual, que contenía pe-
queñas variaciones sobre el anterior y
4. Repercusión e importancia una orientación metodológica más oralis-
La publicidad de este Alfabeto en la ta, por la que se elimina la figura de la
campaña de ventas del Compendio del letra /h/ (al no pronunciarse) y ve luz por
año..., que aparece por primera vez en la primera vez la letra /ch/. Entregadas las
sección de libros de Gazeta de Madrid, copias de las láminas a los reyes y alte-
en 12 de diciembre de 1806, permitió la zas reales [4], según consta en las actas
difusión deseada entre el público letra- de la Junta, habrá que esperar a verlo
cifras de mano, un alfabeto manual que, pena ni gloria para los sordos, su edu-
fechado en Piedrahita en 1812, recoge fiel- cación y su historia. Reparación que, en
mente las letras —como se configuraron justicia, este breve estudio ha pretendido
en el de 1805— que diferenciándose por cumplir.
el movimiento se realizan con la misma
figura manual: las letras /i/ y /j/; la /l/ y Dirección para la correspondencia:
/ll/; la /n/ y /ñ/ (Gascón y Storch de Gracia, Pedro Martínez Palomares. Departamen-
2004, 257-265). to de Historia de la Educación. Facultad
de Educación de la UNED. C/ Juan del
A pesar de tal profusión de noticias so- Rosal, 14. 28040 Madrid. Email: pmarti-
bre el rastro documental del alfabeto ma- nezpalomares@educa.madrid.org.
nual que se presenta, queda por aclarar
que entre la documentación bibliográfica Fecha de recepción de la versión definiti-
depositada en la Biblioteca Nacional, sólo va de este artículo: 2. XII. 2015.
se conservan los ejemplares correspon-
dientes a Compendio del año 1807 que
ha permitido la recuperación del Alfabeto Notas
del 1805 y Compendio del año 1817 que [1] Difundido en muchas publicaciones su autor es
ya no lo incluye por haberse reformado. D. Francisco de Paula Martí y Mora, Secretario de
Con nueva estampa renovada, el Alfabeto la Junta de dirección y gobierno del Real Colegio.
del 1815, se inserta por primera vez en el Las láminas, con el nombre del autor, se encuen-
Compendio del año 1820 conservado gra- tran en: Real Biblioteca: Arch3/Caj/22; y, con el
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cias a la moderna edición facsímil que del nombre del impresor Hauser y Menet, en Bibliote-
mismo realizó Librerías París-Valencia ca Nacional, INVENT/47114. En otros lugares se
en 1995. Posteriormente a esta última le conoce por el nombre del director del colegio
edición, en 2006, ha aparecido una edición que lo aplicó, D. Tiburcio Hernández.
facsímil del Compendio del año 1807, Avi-
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so de Marcelo Grota (Madrid, Ediciones [2] Archivo de la Real Sociedad Económica Matritense,
de la Imprenta), con motivo del bicente- legajo 203, documento 03: Examen público de
nario de la primera edición del Compen- los sordomudos del Real Colegio, 29 de diciem-
dio. En el Aviso se rescata la importancia bre de 1807.
de la publicación de la primera agenda de
bolsillo y se destaca la valía, la obra y la [3] Archivo de la Real Sociedad Económica Matritense,
importancia de su autor. Ignora, por des- la documentación contenida en legajo 218, do-
gracia, no sólo la relación que D. Francis- cumento 03; legajo 219, documento 06; legajo,
co de Paula tuvo con los sordos y el Real 220, documento 01 y legajo 221, documento 04,
Colegio de Madrid, sino también la impor- dan fe de su dedicación a la causa de los sordos
tancia de sus alfabetos (a lo más que llega y su colegio.
es a indicar que la agenda se cierra con el
alfabeto manual para sordo-mudos según [4] En la Real Biblioteca se encuentran depositadas
Hervás, soslayando la lámina siguiente), dos láminas idénticas del Alfabeto Manual para los
por lo que la publicación ha pasado sin Sordo-mudos del Real Colegio de Madrid, adoptado
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por el Dr. D. Tiburcio Hernández su Maestro-Direc- Imprenta del Colegio Nacional de Sordo
tor, numeradas: 100 y 101. mudos).
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PLANN, S. (1997) A Silent Minority, Deaf Educa- primera vez, constituye la aportación fun-
tion in Spain, 1550-1835 (Los Ángeles, Uni- damental de una investigación que aspira
versity of California Press). Hay traducción a llenar una laguna hondamente sentida
española: (2004) Una minoría silenciosa (Ma- en la historia de la educación especial de
drid, Artegraf). los sordos de este país.
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School for the Deaf and Dumb] in 1805 nicating with and teaching students was
for the instruction of their deaf students. needed to replace hearing. The newly-dis-
That year saw a revival of attention to tea- covered plates containing this Alphabet,
ching of the deaf in Spain —a pioneer in here presented for the first time, form the
the education of deaf students in the 16th core of an investigation that seeks to fill a
and 17th centuries— with the creation of serious gap in the history of special edu-
the Real Colegio de Sordo-mudos de Ma- cation for the deaf in Spain.
drid under the auspices of the Sociedad
Económica Matritense de los Amigos del Key Words: Manual Alphabet, deaf, spe-
País. This meant that a means of commu- cial education, history.
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