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Psicoterapia Familiar. Abuso Sexualpdf PDF
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Resumen
A través de un caso de una adolescente víctima de abuso sexual se revisan los
presupuestos sistémicos y constructivistas del trabajo con familias. El trabajo clínico
destaca la importancia de las emociones como instrumento de cambio y reconstrucción
de los vínculos y los límites en las relaciones madre-hija tras un abuso intrafamiliar. Se
concluye con la propuesta de la utilización de modelos que integren los distintos recursos
para trabajar con sistemas organizados por traumas sin perder de vista la necesidad de
un trabajo individual e intenso con los menores víctimas del abuso.
Palabras clave: psicoterapia familiar, abuso sexual, utilización de las emociones
en psicoterapia, trastornos de conducta antisocial.
Abstract
Through a case of a teenage victim of sexual abuse are reviewed contributions
about constructivist systemic work with families. Clinical work highlights the impor-
tance of emotions as an instrument of change and reconstruction of the linkages and
boundaries between mother and daughter after sexual abuse by stepfather. It concludes
with the suggestion of the use of models that integrate various resources for working
with organized trauma systems and the need for an intense individual work with child
victims of abuse.
Key words: Family Therapy, Sexual Abuse, Use of Emotions in Psychotherapy,
Antisocial Behavior.
Dirección del primer autor: Asociación Andaluza para la Defensa de la Infancia y la Prevención del Maltrato Infantil
(ADIMA). Avenida Hytasa, 5, 1ºA. 41006 Sevilla. Correo electrónico: pjaenrincon@gmail.com
Agradecimiento: Este trabajo se ha podido realizar gracias a los Convenios de Colaboración entre ADIMA y el
Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológicos (Facultad de Psicología, Universidad de
Sevilla): “Evaluación y seguimiento del programa de tratamiento individual de pacientes que han sufrido abuso
sexual (SI-021/04) e “Informe sobre el seguimiento, evaluación y asesoramiento de pacientes que han sufrido abusos
sexuales” (SI-065/04).
Apuntes de
Recibido: Psicología,
julio 2009,septiembre
2009. Aceptado: Vol. 27, número
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describen técnicas para la intervención y las construye por un lado con las tonalidades
diferentes consideraciones que deben hacerse emocionales que resultan de la realidad sub-
en la relación con las victimas (Finkelhor y jetiva en la que vive cada persona y al mismo
Browne, 1985), sin embargo, la mayoría de tiempo ese significado está regulado por fac-
las familias que han vivido un episodio de tores que dependen de esa realidad.
abuso sexual, se encuentran incapaces de Dicho de otro modo, el lenguaje es una
enfrentar las secuelas de esta experiencia y herramienta que permite al individuo la ela-
en ocasiones los profesionales también nos boración (clasificación) de sus experiencias
vemos impotentes ante los síntomas relacio- interpersonales que se traducen en ultima ins-
nales que se originan. tancia en pensamientos, creencias, diálogos
Y es que las variables que confluyen para internos, etc. y que configuran en definitiva
determinar la posición desde la que parte la el conjunto de significados personales con
familia que realiza la demanda son múltiples los que nos definimos a nosotros mismos y
y muy variadas (Cirillo y Di Blasio, 1991). le damos sentido a la realidad en la que nos
En primer lugar está el hecho en sí del abuso movemos. De ello se extrae la idea, de que el
sexual y las variables que lo definen como por conocimiento de uno mismo está sustentado
ejemplo: duración en el tiempo, frecuencia, siempre en el conocimiento de los demás, y
tipo de prácticas sexuales, relación con el abu- que dependiendo de la medida en la que los
sador, actitud de la familia, etc. En segundo demás convalidan esa idea o no, el individuo
lugar tenemos la etapa evolutiva del menor y puede extraer una identidad que se mantenga
el ciclo vital familiar, aspectos estos que en en unos límites aceptables en cuanto a cohe-
si mismos introducen elementos de tensión rencia y estabilidad.
en la familia y ponen a prueba un sistema ya Malacrea (2000) ha ilustrado este aspecto
por si disfuncional. Y en tercer lugar tenemos de manera brillante en su relación con el abuso
las consecuencias sociales y contextuales sexual. El vínculo que el abusador mantiene
del abuso como por ejemplo las medidas con su victima aboca a ésta a una experiencia
judiciales que, habitualmente, contribuyen a emocional para la que no dispone de signi-
un aumento del estrés y configuran, debido a ficados que le permitan definir su rol en esa
su lentitud e impredecibilidad, un constante relación y por su impacto, desconfiguran la
estado de alerta y de impasing familiar (No- identidad que va construyendo de si misma en
guerol, 1995). su relación con el mundo. La necesidad de dar
Ante esta situación, es fácil adivinar que estabilidad a un sistema que emocionalmente
la posición del/a adolescente queda sumamen- se tambalea arrastra de modo invariable a que
te comprometida, y que, casi inevitablemente, el/la menor elabore esas emociones a través
se convierte en el epicentro del que emergen de explicaciones (constructos) del tipo “yo
los constructos familiares que impulsan los soy malo/a”, “no merezco que me quieran”,
relatos de la familia y por ende, la realidad “no valgo nada”. El correlato conductual
familiar. subsiguiente ha sido descrito profusamente
por numerosos autores centrados en describir
Adolescencia, límites y emociones detenidamente las consecuencias del abuso
sexual (López, 2000). Sin embargo, una idea
Tal como considera Guidano (1999, que con frecuencia pasa desapercibida es que
2000) el significado personal parece que se la sintomatología de los menores abusados
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que puedan significarse (construir) nuevos N: No. Pasando el tiempo que vivo y ya
elementos relevantes para el sujeto en la está.
construcción del sí mismo, que interrumpan M: Yo más de lo que te he dado ya, no te
los ciclos interaccionales desadaptativos puedo dar. (En este momento se hace
(escalada simétrica en nuestro caso) y po- un silencio y la tensión disminuye)
sibiliten estilos relacionales más ajustados N: Yo, de mi parte, ya no voy a poner. Yo
al rol y el ciclo vital. El siguiente extracto ya he llegado a un limite que he dicho
ejemplifica esta idea: “Esto es”. Cuando salgan las cosas,
que salgan.
N: ¿Sabes lo que a mí me ha pasado? (Al T: Estas totalmente desesperada.
terapeuta) Pasa, que ha llegado un N: Yo, ya, es que paso de todo.
momento en que digo paso de todo. T: No ves futuro tampoco.
Es que paso de todo, voy a hacer todo N: En mí sí.
como yo quiera. T: Pero parece que haces cosas poco ra-
M: Exacto, así es. “Yo hago esto porque zonables. Cosas que te perjudican.
quiero y esto es lo que hay” (en referencia M: (Comienza de nuevo a hacer reproches)
a palabras de la hija). Así me lo dice. A mi padre lo odia, a mí me odia, a su
T: Pero eso es muy triste ¿no? hermana la odia.
N: Bueno, pero es mi vida, que no se N: Yo es que tengo una maldad interna…
meta. es que estoy al lado de alguna persona y
T: (A la niña) Que no se meta ¿quién? no estoy bien. Con todo el mundo. Y con
M: (Interrumpiendo) Todo el día en la calle, el chico con el que estoy igual, también
¡todo el día en la calle! lo he hecho llorar.
T: Es muy triste eso para ti ¿no? T: Por eso digo, no eres una persona fe-
N: Todo el día no, mira ayer… (Entra de liz.
nuevo a los reproches de la madre y el N: No.
terapeuta pierde su atención) T: Eres más bien desgraciada.
T: Te debes sentir muy sola la mayor parte N: Si, se puede decir que sí (murmullo).
del tiempo (sin atender a los repro- T: Que tu mundo es bastante triste.
ches). N: Eso es lo que hay.
N: (Intenta seguir contando algo contra la T: Sí, pero eso es una desgracia. Eso es lo
madre) que te puede pasar, que no encuentras
T: (Insistiendo) Debes sentirte, Ana, muy salida. Te encuentras mal, triste, des-
sola la mayor parte del tiempo (Pausa, graciada y no ves que haya salida, no
la madre continua con los reproches pero encuentras que haya esperanza de que
el terapeuta continua mirando a la niña, las cosas cambien y pueda haber una
focalizando en este tema). alternativa mejor
N: La verdad es que yo… amigas no tengo N: Pero también, ¿para qué voy a cambiar?,
muchas. ¿para que después me hagan daño? A
M: No tiene nadie. la gente le da igual como yo lo pase.
T: (Mirando a la niña y desatendiendo a la Tampoco sabe la gente cómo estoy yo
madre) No debes sentirte muy feliz. ¿sabes? Únicamente a mi amigo, que
M: No, feliz no es. es el único que me escucha.
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A partir de este momento el terapeuta preocupa por mí. Me dice que estudie
elige los sentimientos ligados al pasotismo y que me saque los estudios.
como un elemento que puede introducir to- M: Si hasta en los estudios tiene problemas,
nalidades afectivas diferentes, tanto para la con los profesores.
niña hacia sí misma, como en la interacción N: Sólo con la de Matemáticas (empieza a
con la madre. Los sentimientos de depresión relatar un episodio con una profesora).
y tristeza son coherentes con la posición T: Veo que tienes un serio problema.
primaria de víctima que, probablemente, N: (continua)
no ha sido resuelta del todo por la familia T: ¡Ana!, (insistiendo) para ¡para! (ella
en su conjunto. Además, la potenciación de continua). Tienes un problema muy
estas emociones en el contexto de la terapia serio.
interrumpe la escalada simétrica y facilita un N: (Se recuesta en la silla y se calla)
estilo comunicativo complementario entre las T: ¿Me escuchas?
dos protagonistas, lo cual, a su vez, permite N: (Asiente)
redefinir los roles madre-hija en otros térmi- T: Creo que tienes un problema muy se-
nos más funcionales. rio.
N: ¿Por qué?
T: Así, por lo menos pegarías con algún T: Piensas que el mundo está contra ti y
sentido. No únicamente con la rabia eso es un problema muy grave.
de no saber por qué tienes tanta rabia N: Si, la verdad es que sí (mirando hacia
dentro de ti. (Pausa). abajo).
N: Siempre, siempre, siempre, y con todo T: Eso es un problemón muy grande.
el mundo. N: La verdad es que sí. A mí me presentan
M: Pero ella no quiere venir aquí. a alguien y yo estoy en lo mínimo para
N: Yo no necesito ayuda. sacarle defectos. Yo no confío, es que
T: Pero si no eres feliz, no estas contenta no confío.
con tu vida, no te gustan algunas de M: No tiene amigas (reprochando).
las cosas que haces…no entiendo cómo T: (Continuando sin escuchar a la madre)
piensas que no necesitas ayuda. Y tus sentimientos de soledad no se los
N: Yo ya tengo muy claro todo. puede imaginar nadie de los que estamos
T: ¿Tienes muy claro todo? Pensaba que aquí. La soledad que tú tienes que tener
eras más inteligente. por dentro es una cosa inimaginable.
N: Poco a poco (empieza a relatar que en N: Bueno, pero me da igual (mirando hacia
casa del novio se siente aceptada y bien abajo y emocionada).
tratada y que no ocurre al contrario). T: Sí, pero a mí me da mucha pena por ti.
M: No me gusta, porque hace unos días se A ti de da igual, pero a mí me da mucha
meten los dos solos en la casa y una pena (pausa). Es que es muy triste que
noche se cortó con un plato y me entero te de igual.
a las cinco de la mañana que mi hija M: Es eso.
estaba en urgencias y que le habían T: Estás sola, te sientes como un náufrago
dado puntos. en medio del desierto pensando que
N: Aquí (señalándose la muñeca del bra- todo lo que hay a tu alrededor es malo.
zo izquierdo). Él es un buen chico, se Odiada, despreciada, humillada, aver-
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de entrada, está poco dispuesta a adoptar una la puedo consolar y ayudar, ya que soy una
postura de acogimiento y consuelo, ya que los buena madre”.
sentimientos predominantes son los de rabia En la medida en que el compromiso
y frustración. emocional que se consigue en la interacción
Por ello, el terapeuta, al mismo tiempo es más espontáneo e intenso, las posibilida-
que focaliza sobre las emociones de tristeza des de incorporar estos nuevos significados
y desesperanza de la hija, interrumpe la a las interacciones posteriores aumentan,
secuencia agresiva que continua la madre de ahí que el terapeuta trate de intensificar
a través de los reproches, reencuadrando la este momento dando cabida a la interacción
atención hacia los sentimientos de la hija entre ambas:
como víctima necesitada de consuelo. Con
ello, el terapeuta pretende facilitar que la T: No te enfades.
madre pueda procurar otro tipo de respuesta M: Sí me enfado.
a partir de un encuentro emocional con la T: No te enfades, ahora no es momento de
hija donde se desarrolle el patrón sufrimiento que te enfades. Ahora es sólo momento
emocional- empatía-consuelo. El proceso de que la escuches.
que se pretende desencadenar se podría ilus- M: Pero yo quisiera buscar solución.
trar con la figura 2. T: La solución está en que tú la escuches.
De este modo se produce un intercambio Cuando la ves ahora, ¿que piensas?,
en la interacción donde los roles de ambas ¿qué ves?
quedan definidos en unos términos más po- M: Pero si se pone así muchas veces…
sitivos y las emociones que surgen se encua- T: Ya, pero eso no es lo que te he pregun-
dran en un relato común con una significación tado.
más positiva, simétricos a nivel emocional M: Que esta resentida.
y complementarios a nivel de constructos T: No, no esta resentida, mírala.
y conductual. De alguna manera, se espera M: Esta dolida…
que la hija pueda decir “Sufro porque soy T: Cuando la ves así, ¿qué ves?
una victima y confío en que mi madre me N: (Llora).
consuela y me ayuda” al mismo tiempo que M: Esta triste, está dolida, tiene sufrimien-
la madre parece decir “Si mi hija sufre, yo to por dentro. Lo que quiere es que la
ayuden.
T: ¿Qué necesita tu hija ahora?
M: Pues cariño, comprensión, que la escu-
Hija Madre
che… pienso ¿no?
Dolor y Dolor y
T: Puedes acercarte un poco a ella.
Emoción sufrimiento sufrimiento
emocional por la hija M: Ella sabe que yo la quiero mucho (mien-
Soy una Madre tras se levanta hacia su hija).
Constructo T: No es solo que lo sepa, es que lo sienta.
víctima nutricia
Llanto y Consuela (Madre e hija se abrazan y la niña llora
Conducta desconsolada)
desconsuelo y acoge
M: Tú sabes que yo te quiero y te quiero
Figura 2. Construcción de la relación materno- ayudar.
filial a través del proceso terapéutico. N: Yo también.
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tratamiento del abuso sexual siguen muy liar. Sin embargo, si parece importante que
de cerca la integración de recursos que tan la intervención con otros agentes sociales se
acertadamente ha propuesto Pinsof (1995), pueda hacer teniendo en cuenta que el foco es
tomando las aportaciones dinámicas, sistémi- el menor y el significado que este se atribuye
cas y de otros modelos cognitivo-conductua- a si mismo y a su entorno tras la experien-
les para construir un plan de tratamiento que cia traumática, y su incapacidad para darle
combine los recursos individuales y familia- sentido. Perseguir y conseguir este objetivo
res con los de la comunidad. En este sentido es, de hecho, bastante más complicado que
el trabajo de Bentovim (1996) describe de conseguir que las familias hablen en terapia,
forma muy clara la conjunción de recursos ya que de hecho, necesitan hacerlo, aunque en
para trabajar con los sistemas organizados ocasiones no lo saben o más bien, podríamos
por traumas. Es importante destacar que el decir que tienen dificultad para encontrar un
trabajo más completo no puede dejar de lado contexto seguro en la terapia.
la comprensión de los funcionamientos de
los sistemas organizados por situaciones vio- Referencias
lentas y traumáticas que implementan unas
reglas de funcionamiento que es necesario Alexander, F. (1963). The dynamics of
cambiar para que los individuos implicados psychotherapy in light of the learning
puedan sentirse debidamente atendidos, theory. American Journal of Psychiatry,
como se ve en la exposición del caso. Todo 120, 440-448
esto teniendo sumo cuidado con no evitar Bentovim, A. (1996). Trauma-Organized Sys-
la responsabilización de los adultos en el tems in Practice: Implications for Work
caso de los abusos a menores como hemos with Abused and Abusing Children and
llamado la atención en otro lugar (Garrido y Young People. Clinical Child Psychology
Cubillana, 2005). and Psychiatry, 1 (4), 513-524.
Por ultimo, creemos que nuestro ejem- Boszormenyi-Nagy, I. y Sparks, L. (1973).
plo podría ilustrar una queja habitual en las Invisible loyalties. Nueva York: Harper
familias y menores que acuden a tratamiento. & Row.
Creemos que gran parte de las posibilidades Bowen, M. (1991). De la familia al indi-
del éxito en la terapia tienen que ver con la viduo. Barcelona: Paidós.
capacidad de los terapeutas para crear situa- Canevaro, A. (1995). La terapia de pareja
ciones que comprometan emocionalmente a en el contexto trigeneracional. En M.
la familia (Garrido y Espina, 1995; Friedlan- Garrido y A. Espina (Comps.), Terapia
der, Escudero y Heatherington, 2009) ya que, Familiar. Aportaciones psicoanalíticas
parece que de este modo, es más factible que y transgeneracionales (págs. 145-180).
las familias incorporen nuevas posiciones Madrid: Fundamentos.
relacionales y recuperen la esperanza de Cirilo, S. y Di Blasco, P. (1991). Niños
cambio. Evidentemente, lo que presentamos maltratados (Diagnostico y terapia
no deja de ser un pequeño ejemplo dentro de familiar). Barcelona: Paidós.
un contexto de intervención mucho más am- Echebúrua-Odriozola, E. y Guerricaeche-
plio. Seria ingenuo por nuestra parte pensar varria, C. (2005). Abuso sexual en la
que únicamente estos cambios son los que infancia: víctimas y agresores: Un
intervienen en proceso de recuperación fami- enfoque clínico. Madrid: Ariel.
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Londres: Croom Helm. temic treatment of incest: A therapeutic
Sheimberg, M., True, F. y Fraenkel, P. (1994). handbook. Nueva York: Brunner/Ma-
Treating the sexually abused child: A zel.
recursive, multimodal program. Family Ugazio, V. (2001). Historias permitidas, his-
Process, 33, 263-276. torias prohibidas. Barcelona: Paidós.
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