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Apuntes de Psicología

Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental,


P. Jaén y M. Garrido Psicoterapia familiar en casos de abuso sexual
2009, Vol. 27, número 2-3, págs. 321-338. Universidad de Cádiz, Universidad de Huelva y
ISSN 0213-3334 Universidad de Sevilla

Psicoterapia familiar en casos de abuso


sexual: la utilización de las emociones como
recurso para el restablecimiento de límites en
los trastornos de la conducta antisocial
Pedro JAÉN RINCÓN
ADIMA. Sevilla
Miguel GARRIDO FERNÁNDEZ
Universidad de Sevilla

Resumen
A través de un caso de una adolescente víctima de abuso sexual se revisan los
presupuestos sistémicos y constructivistas del trabajo con familias. El trabajo clínico
destaca la importancia de las emociones como instrumento de cambio y reconstrucción
de los vínculos y los límites en las relaciones madre-hija tras un abuso intrafamiliar. Se
concluye con la propuesta de la utilización de modelos que integren los distintos recursos
para trabajar con sistemas organizados por traumas sin perder de vista la necesidad de
un trabajo individual e intenso con los menores víctimas del abuso.
Palabras clave: psicoterapia familiar, abuso sexual, utilización de las emociones
en psicoterapia, trastornos de conducta antisocial.

Abstract
Through a case of a teenage victim of sexual abuse are reviewed contributions
about constructivist systemic work with families. Clinical work highlights the impor-
tance of emotions as an instrument of change and reconstruction of the linkages and
boundaries between mother and daughter after sexual abuse by stepfather. It concludes
with the suggestion of the use of models that integrate various resources for working
with organized trauma systems and the need for an intense individual work with child
victims of abuse.
Key words: Family Therapy, Sexual Abuse, Use of Emotions in Psychotherapy,
Antisocial Behavior.

Dirección del primer autor: Asociación Andaluza para la Defensa de la Infancia y la Prevención del Maltrato Infantil
(ADIMA). Avenida Hytasa, 5, 1ºA. 41006 Sevilla. Correo electrónico: pjaenrincon@gmail.com

Agradecimiento: Este trabajo se ha podido realizar gracias a los Convenios de Colaboración entre ADIMA y el
Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológicos (Facultad de Psicología, Universidad de
Sevilla): “Evaluación y seguimiento del programa de tratamiento individual de pacientes que han sufrido abuso
sexual (SI-021/04) e “Informe sobre el seguimiento, evaluación y asesoramiento de pacientes que han sufrido abusos
sexuales” (SI-065/04).

Apuntes de
Recibido: Psicología,
julio 2009,septiembre
2009. Aceptado: Vol. 27, número
2009. 2, págs. 321-338. 321
P. Jaén y M. Garrido Psicoterapia familiar en casos de abuso sexual

El abuso sexual es una tipología de mal- Andaluza para la Defensa de la Infancia y la


trato que ha sido relacionado frecuentemente Prevención del Maltrato Infantil (ADIMA).
con el desarrollo de diversos trastornos psico- Esta unidad, subvencionada por la Consejería
patológicos durante la adolescencia y la edad de Igualdad y Bienestar Social de la Junta de
adulta. El desarrollo de una conducta antiso- Andalucía, atiende el abuso sexual a menores
cial suele aparecer con mayor frecuencia en en Andalucía Occidental desde 2001 y tiene
chicos que en chicas, las cuales parece que como requisito que los casos derivados hayan
son más propensas al desarrollo de trastornos sido diagnosticados previamente por alguna
con síntomas que parecen dirigidos “hacia institución pública o privada.
adentro” como la anorexia, la depresión o el El texto lo hemos dividido en los si-
trastorno obsesivo compulsivo (Echebúrua- guientes apartados: un primer punto en el que
Odriozola y Guerricaechevarria, 2005). No desarrollamos los presupuestos teóricos desde
obstante, existen numerosos casos en los que los que partimos y que marcan las líneas de
las mujeres desarrollan síntomas que podrían intervención en el marco de la Unidad de Tra-
ser catalogados dentro de la esfera antisocial y tamiento, un segundo punto en el que ilustra-
que incluyen un importante numero de com- remos mediante la trascripción de fragmentos
portamientos tales como consumo de alcohol de una sesión de terapia, el modo en que han
y drogas, peleas, insultos y amenazas, conduc- tratado de llevar a termino los presupuestos
tas de riesgo (conducir a altas velocidades), anteriores, haciendo hincapié en aquellos as-
promiscuidad, comisión de delitos y faltas, pectos que nos parecen mas relevantes, y por
etc. y que conllevan una carga importante para ultimo, un apartado en el que someteremos
la familia que a menudo asiste impotente a una a discusión lo aspectos mas llamativos de la
peligrosa progresión en los riesgos que asume intervención y conclusiones del trabajo.
la adolescente. En la mayoría de los casos, las Si bien el abuso sexual infantil ha sido
relaciones familiares parecen definidas por un profusamente estudiado y cuenta con una
sin fin de interacciones simétricas donde los larga tradición en cuanto al desarrollo de
riesgos de agresiones entre los miembros de investigaciones dirigidas a valorar los efectos
la familia aumenta paulatinamente, al mismo sobre el desarrollo en la infancia, son menores
tiempo que los progenitores declaran su im- los estudios que han ido encaminados a escla-
potencia y acuden a los servicios sociales y recer el impacto que tiene sobre la familia y
de protección solicitando a la administración el contexto de las relaciones paterno/materno
que se haga cargo de la menor. filiales con excepción quizá del incesto, que
En el presente articulo presentamos una ha sido abordado por la mayoría de los autores
línea de intervención en la terapia del abuso de corte dinámico y sistémico interesados en
sexual desde los presupuestos de la terapia de la temática (Trepper, y Barrett, 1989; Sheim-
familia en la que se enfatiza la importancia berg, True, y Fraenkel, 1994). También la
de la conexión emocional a través del sufri- relación perversa que el abusador impone a la
miento de la victima como paso previo para victima ha sido descrita y sus efectos desde un
el restablecimiento de limites y aceptación punto de vista intrapsíquico puestos de mani-
de la autoridad a través de un caso tratado fiesto (Perrone, 1998). Esto ha llevado a una
en la Unidad de Tratamiento, Orientación y ya larga tradición, en la que los tratamientos
Asesoramiento Jurídico para Menores Victi- individuales del abuso sexual infantil han
mas de Abuso Sexual (U.T) de la Asociación proliferado, siendo numerosos los autores que

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describen técnicas para la intervención y las construye por un lado con las tonalidades
diferentes consideraciones que deben hacerse emocionales que resultan de la realidad sub-
en la relación con las victimas (Finkelhor y jetiva en la que vive cada persona y al mismo
Browne, 1985), sin embargo, la mayoría de tiempo ese significado está regulado por fac-
las familias que han vivido un episodio de tores que dependen de esa realidad.
abuso sexual, se encuentran incapaces de Dicho de otro modo, el lenguaje es una
enfrentar las secuelas de esta experiencia y herramienta que permite al individuo la ela-
en ocasiones los profesionales también nos boración (clasificación) de sus experiencias
vemos impotentes ante los síntomas relacio- interpersonales que se traducen en ultima ins-
nales que se originan. tancia en pensamientos, creencias, diálogos
Y es que las variables que confluyen para internos, etc. y que configuran en definitiva
determinar la posición desde la que parte la el conjunto de significados personales con
familia que realiza la demanda son múltiples los que nos definimos a nosotros mismos y
y muy variadas (Cirillo y Di Blasio, 1991). le damos sentido a la realidad en la que nos
En primer lugar está el hecho en sí del abuso movemos. De ello se extrae la idea, de que el
sexual y las variables que lo definen como por conocimiento de uno mismo está sustentado
ejemplo: duración en el tiempo, frecuencia, siempre en el conocimiento de los demás, y
tipo de prácticas sexuales, relación con el abu- que dependiendo de la medida en la que los
sador, actitud de la familia, etc. En segundo demás convalidan esa idea o no, el individuo
lugar tenemos la etapa evolutiva del menor y puede extraer una identidad que se mantenga
el ciclo vital familiar, aspectos estos que en en unos límites aceptables en cuanto a cohe-
si mismos introducen elementos de tensión rencia y estabilidad.
en la familia y ponen a prueba un sistema ya Malacrea (2000) ha ilustrado este aspecto
por si disfuncional. Y en tercer lugar tenemos de manera brillante en su relación con el abuso
las consecuencias sociales y contextuales sexual. El vínculo que el abusador mantiene
del abuso como por ejemplo las medidas con su victima aboca a ésta a una experiencia
judiciales que, habitualmente, contribuyen a emocional para la que no dispone de signi-
un aumento del estrés y configuran, debido a ficados que le permitan definir su rol en esa
su lentitud e impredecibilidad, un constante relación y por su impacto, desconfiguran la
estado de alerta y de impasing familiar (No- identidad que va construyendo de si misma en
guerol, 1995). su relación con el mundo. La necesidad de dar
Ante esta situación, es fácil adivinar que estabilidad a un sistema que emocionalmente
la posición del/a adolescente queda sumamen- se tambalea arrastra de modo invariable a que
te comprometida, y que, casi inevitablemente, el/la menor elabore esas emociones a través
se convierte en el epicentro del que emergen de explicaciones (constructos) del tipo “yo
los constructos familiares que impulsan los soy malo/a”, “no merezco que me quieran”,
relatos de la familia y por ende, la realidad “no valgo nada”. El correlato conductual
familiar. subsiguiente ha sido descrito profusamente
por numerosos autores centrados en describir
Adolescencia, límites y emociones detenidamente las consecuencias del abuso
sexual (López, 2000). Sin embargo, una idea
Tal como considera Guidano (1999, que con frecuencia pasa desapercibida es que
2000) el significado personal parece que se la sintomatología de los menores abusados
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no deja de ser una respuesta adaptativa a una la experiencia y facilitar la confrontación


identidad profundamente comprometida que con la realidad. En esta línea, aplicado el
pretende conservar la estabilidad dando cohe- concepto a la terapia familiar, nos referimos
rencia a la experiencia emocional atravesada a la introducción en el contexto de la terapia
y la definición que el menor tiene de sí mismo de elementos facilitadores de un encuentro
y del entorno por el que se siente definido. de verdadera intimidad emocional entre los
Ante esta situación, es bastante habitual que el componentes de la familia y que crea un
desconocimiento del trauma por el entorno no contexto nuevo sobre el que la familia puede
haga sino confirmar los significados persona- llenar esos vacíos de lo “no hablado” aportan-
les que el menor abusado ha ido construyendo do significados nuevos y recuperando de ese
sobre sí o que, a pesar de ser reconocido (el modo, autoconocimiento y control (Garrido
abuso), se convierte en un relato silenciado, y García, 1994). Y es que, tal y como afirma
carente de significados tanto para la familia Guidano, mientras el cambio cognitivo es más
como para la victima, y en el que esos vacíos bien rápido y flexible, las emociones cambian
de lo “no nombrado” se convierten en huecos más lentamente, y parece que sólo lo hacen
narrativos sobre los que es fácil que emerja gracias a nuevas tonalidades emocionales
todo tipo de sintomatología intrapsíquica y que, inscribiéndose en el patrón o modelo de
relacional (Ugazio, 2001). Este hecho es el la experiencia inmediata, cambian su configu-
que generalmente anima a la mayoría de los ración. Por lo tanto, si las emociones cambian
autores a incidir en la necesidad de posibilitar las emociones, el primer factor de un proceso
en la terapia espacios individuales y comunes terapéutico debe ser capaz de producir emo-
(de la familia) donde se pueda reiniciar un dis- ciones que sean capaces de desencadenar un
curso familiar común sobre el trauma sacando cambio de las emociones critico-perturbadas
a la familia del estancamiento discursivo o trastornadas (Guidano, 2000).
(Patrizi, 2002). Hacemos hincapié en este apartado por-
En este sentido, nuestra posición se ase- que a menudo las terapias más tradicionales se
meja a los planteamientos de los autores post- enfrentan al hecho de situar la conducta pro-
racionalistas que han ido progresivamente blemática del adolescente como un conjunto
haciendo hincapié en los aspectos afectivos desadaptado de respuestas a un contexto que
en el contexto terapéutico como impulsores no le contiene suficientemente, disponiendo
de una verdadera reconstrucción cognitiva de este modo, estrategias por parte del entorno
(Guidano, 1988, 1990) y que en el contexto de para poner limites a esa conducta desorde-
la terapia familiar autores como Imber-Black nada, o bien, reeducando al adolescente en
(1993), Minuchin (1984, 1998) o Canevaro aspectos como el autocontrol o el manejo de
(1995) han descrito en numerosas ocasiones. la agresividad, la impulsividad o la rabia. Sin
Este último utiliza la expresión “experiencia embargo, muchas de estas estrategias parecen
emocional correctora”, en la línea que ex- frustrantes por la dificultad que existe por par-
pusiera Alexander (1963), refiriéndose a la te del contexto para mantenerlas. El grado de
situación en la que el paciente es expuesto, agresividad y las conductas autodestructivas
bajo circunstancias favorables, a una situación puede ser tan elevado que la respuesta más
emocional que anteriormente no era capaz habitual suele ser la contra-agresión o en el
de manejar y en la que el terapeuta asume mejor de los casos la huida. De ello se deriva
temporalmente un rol particular para generar que, paradójicamente, el contexto del ado-

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lescente acaba desarrollando un significado emocional entre la madre y la hija a través de


que convalida la idea del adolescente acerca la posición de victima de esta última, procu-
de su propia peligrosidad y por ende, de ser rando que afloraran aquellos sentimientos que
merecedor de rechazo. reflejan la vulnerabilidad de la adolescente y
Es evidente que la focalización en las su necesidad de consuelo y reparación, para,
emociones como parte del cambio terapéu- de ese modo, propiciar a la madre un espacio y
tico no es novedoso y cuenta con una larga un rol diferente que va mas allá de la necesidad
tradición desde las terapias humanistas, el de control y de respeto a su autoridad.
psicoanálisis y más recientemente en los Ana tiene 15 años en el momento que
modelos cognitivos y conductuales. Uno de acude a la consulta. Había estado sometida
los aportes más importantes quizá de la terapia a abusos sexuales por parte de su padrastro
familiar en este apartado ha sido aprovechar desde los diez años y solo fue capaz de
los vínculos naturales en el marco de la fami- revelarle a su madre lo que ocurría cuando
lia como facilitadores de emociones genuinas descubrió que su hermana menor también
que ayudan al cambio y al progreso del ciclo podía correr el mismo camino que ella. Laura,
vital familiar (Framo, 1965; Bowen, 1991; la madre de Ana, se separo de su marido in-
Garrido y Espina, 1995). mediatamente después de conocer los hechos
y los denunció, de modo que en el momento
Presentación del caso de la terapia la familia estaba a la espera de
que se produjese el correspondiente proceso
El caso que presentamos a continuación judicial, estando vigente una medida de ale-
ejemplifica, desde nuestro punto de vista, una jamiento del padrastro hacia la hija. Laura y
situación bastante habitual en adolescentes sus dos hijas vivían temporalmente en casa
víctimas de malos tratos en general y de de los abuelos, pero la convivencia se había
abuso en particular, en el que la llegada a la hecho progresivamente mas difícil debido a
adolescencia se representa junto a la aparición que ella pasaba mucho tiempo en el trabajo y
de conductas autolesivas y comportamiento los abuelos se sentían incapaces de controlar
antisocial generalizado, configurando de este el comportamiento de Ana, además de la falta
modo la autoimagen de la adolescente (en de espacio ya que un tío de ésta aun vivía en
nuestro caso es una joven) como una “tirana” el domicilio y las peleas y discusiones con la
que ejerce su poder sobre un sistema familiar menor eran constantes. A pesar de la gravedad
desestructurado y en concreto desafiando la de los abusos, Ana mantenía un tono emocio-
autoridad materna de modo constante, siendo nal bastante ajustados y los síntomas de diso-
la hostilidad y el rechazo mutuos la emoción ciación no eran excesivamente acusados, si
predominante, y la falta de control, la queja bien, a excepción de las conversaciones man-
principal por parte de la madre. El mayor tenidas con los peritos judiciales, no había
esfuerzo a través de la terapia consistió en hablado con nadie de los abusos y la madre
conseguir un espacio de suficiente intimidad únicamente tenia conocimiento de algunos
detalles a raíz de los informes emitidos por
. En la trascripción han sido suprimidos o modificados los profesionales y los de la propia denuncia.
todas aquellas referencias o datos que pudieran identificar El siguiente extracto muestra algunos
a las personas que participaron en las entrevistas con aspectos de la relación madre-hija en el mo-
el fin de mantener la confidencialidad y el anonimato
de las mismas. mento de ser atendidas:
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Niña (N): A mí lo que me pasa es que no M: Y no va a cambiar. A ella le da igual. Dice:


me controlo. “Me voy”. “No chica, que son cerca de
Terapeuta (T): ¿No te controlas? las 12 de la noche. ¿A dónde vas? “Me
N: Chillo mucho. voy a salir”. “Pero bueno, ¿tú dónde vas
Madre (M): Cuéntaselo todo. a estas horas?” “Que me voy, eso es lo
N: Cuando yo me encorajo puedo decir que hay…” Coge la puerta y se larga. Y
palabrotas, puedo empujar… que no… salgo y, como la pare, me mete mano… así
que después…. Yo lo pienso… mucha de claro, así de claro te lo digo. Lo que yo
maldad. quiero hacerle entender es que tiene que
T: ¿Mucha maldad? tenerle un poco de respeto a su madre.
N: Sí. Y después las cosas las reconozco… T: ¿Pero tú crees que ella no lo entiende?
me da igual de todo. M: Yo creo que, o no lo entiende, o no lo
T: ¿Te da igual de todo? Tendremos que quiere entender. Si me tiene que mandar
meterte en algún sitio donde no hagas al carajo me manda; si me tiene que
daño a la gente. Si eres una persona mandar a tomar por el culo, me manda
malvada, con malos sentimientos, odias y tan tranquila se queda. Es que no
a la gente y puedes hacer daños a los quiere responsabilidad ninguna. Por la
demás… eres peligrosa, ¿no? mañana la levanto para ir al colegio y,
N: A veces mi madre dice que estoy loca. si no quiere, no va … La profesora me
T: Yo no sé si estas loca o no, pero a mí no llama porque falta…. Ahora le ha dado
me pareces muy loca… pero si puedes por fumar… cosa que no puede…
ser peligrosa…
N: Soy agresiva, muy agresiva. Como se puede observar, la relación
T: Pero eso no es ser loca. Ser agresiva es entre la madre y la hija puede ser definida
ser agresiva. Puedes hacerle daño a la como una relación donde predominan las
gente y no estar loca. interacciones simétricas y que habitualmente
T: ¿Tú crees que estás loca? llevan a una escalada que suele finalizar con
N: No. insultos, gritos y pérdida del control por parte
T: ¿Por qué no? de ambas. Este tipo de interacción, que se
N: Porque no. produce de modo generalizado y que incluye
T: Pero ¿por qué no?, si haces locuras. a otros miembros de la familia y del entorno
N: No sé… porque no. Por el genio que de la menor configura una imagen bastante
tengo… No puedo estar ni un día sin concreta de la menor en la que constructos
mosquearme con alguien. Si no es con como “loca”, “mala”, “impulsiva”, “desobe-
mi madre, es con mi abuela, con mis diente” o “agresiva” forman parte de la red de
tíos… siempre. significados con los que es definida por los
T: ¿Si? ¿Y eso te ayuda de alguna manera? demás y por si misma.
N: Es costumbre ya. Mas adelante, la posición de la madre
M: No se puede convivir con ella. queda reflejada en el siguiente extracto de
T: Sí, eso puede ser, no es que estés loca, un modo más claro en el que se refiere de
es que tienes ese hábito, es una cos- entrada a una relación que la menor mantiene
tumbre. Has aprendido a funcionar así con un chico tres años mayor que ella y que
y continúas. no aprueba

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M: Pero me hubiera gustado que hubie- M: Me esta torturando. Porque es constante.


ra esperado. Que hubiera estado de T: ¿Por qué crees que te odia tanto tu
amigo… no sé. No ves que eso me esta hija?
trayendo muchos problemas también M: Pues no lo sé, eso es lo que me gustaría
a mí. Porque se monta en la moto, de saber a mí. Pero vamos, es que me lo
noche, y yo creo que a las dos o las tres dice: “Te odio a muerte, es que no te
de la mañana no son horas para venir. Y puedo ver”.
así. Ahora, últimamente le ha dado por T: Ella piensa de alguna manera que tú le
quitarle dinero a todo el mundo, no lo has hecho daño intencionadamente.
pide, lo quita. Cada vez vamos a peor, y M: ¡Ay! Yo no lo sé. Lo pensará, pero no ha
yo ya es que no puedo más. Yo no puedo sido así. Al revés, yo creo que con ella
dejar el monedero en mi casa. Yo no me he portado lo mejor que he podido,
puedo dejar las pinturas, yo no puedo le he dado todo lo que he podido… Es
dejar nada, todo me lo coge, todo me lo más, yo creo que esta así por todo lo que
quita... Vamos, así no se puede convivir. le he dado, que siempre ha sido más de
Y si le contestas te manda lejos y si no lo que he tenido.
le contestas, que no le hablo. Si coje la T: ¿Tú crees que la has consentido?
puerta no sé a la hora que va a venir. Y N: No.
así, y si me coge el móvil y me vienen M: Yo creo que sí.
sesenta euros tampoco le importa, yo ni T: No sé si habéis hablado de esto alguna
me entero… y ella sabe que yo no puedo… vez, pero no sé si ¿Ana piensa que de
T: ¿No puedes? alguna manera tú has sido culpable
M: No puedo, que yo gano un sueldo…. de algún modo de que tu ex-marido la
Un sueldo para dos, para mantener violara a ella sistemáticamente?
una casa porque yo estoy viviendo en M: Yo creo que sí.
una casa de alquiler que aunque es de T: ¿Si?
mis padres y yo les pago menos… a mí M: En parte ella piensa que yo he tenido la
es que me falta. Y ella nada más que culpa. Pienso yo.
cómprame esto, cómprame lo otro… T: Que has colaborado en eso de alguna
Ahora quiero una moto, ahora quiero forma.
un traje… Pero bueno… yo le compro
todo lo que puedo, que si me quedo yo Como podemos observar, el papel de la
sin comprar seguro que me quedo… madre en la interacción viene determinado
pero por Dios no abuses. Es que no por una posición donde domina la incapaci-
entiende, P (Nombre del terapeuta). Es dad para mantener la autoridad hacia la hija
que no entiende nada. Es que me tortura y del control sobre su conducta. Además
psicológicamente. aparecen elementos en los que sugiere senti-
T: ¿Pero tú crees que no lo entiende? Ahora mientos de culpa sobre los abusos sexuales
por ejemplo, ¿tú crees que ella no lo esta del padre hacia la hija. Como Noguerol y
entendiendo? otros autores han señalado (Finkelhor y
M: Ella me tortura psicológicamente. Con Browne, 1985; Malacrea, 2000), la fantasía
todo lo que yo tengo… de que las madres son cómplices de los abu-
T: ¿Qué quiere decir “que te tortura”? sos es bastante habitual entre los menores con
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independencia que en muchos casos exista. T: Pero ya no vivís con ellos.


También las madres tienden a culparse por no M: No, pero algunas veces, cuando hay
haber detectado a tiempo aquellas señales que disgustos, se va con ellos.
le hubieren indicado que sus hijas estaban en T: ¿Y qué hace tu madre?
peligro y en definitiva acumulan el sentimien- M: Mi madre, llamarme llorando, como
to de no ser “buenas madres”. En definitiva, siempre y yo le digo: “Mamá ¿y yo
la interacción con la hija viene determinada que hago?” Porque si tú no haces lo
por una imagen de “madre negligente” e que ella quiere: “Voy a coger y me voy
“incapaz”, merecedora de “ser odiada” por su a matar, voy a coger el camino y no me
hija y “consentidora”. Es muy probable que váis a ver más”. Y vamos, ¡que coge
los sentimientos de culpa se hayan convertido el camino y se va! Y aparece a los dos
en un buen abono para que la madre haya ido días, P. Eso no lo puede hacer una niña
introduciendo progresivamente actitudes de de 15 años, ¡por favor! La última vez,
permisividad y excesiva condescendencia me dio un golpe en la cara. ¿También
a hacia la hija como modo de “compensa- la denuncio por malos tratos?
ción” por el daño recibido. Curiosamente, N: Mi madre también me ha dado a mí,
y de modo paradójico, la condescendencia ¿sabes?
puede ser interpretada por ésta como “una M: Tres veces le he pegado a mi hija en mi
prueba” de realidad acerca de la fantasía de vida.
la complicidad con el abusador. Corresponde N: Sí, tres veces (negando).
este modo relacional a uno de esos “vacíos” M: Y por llamarme hija de puta.
narrativos de los que hablábamos mas arriba, T: El caso es que si os ponéis en esa si-
de modo que tal y como afirma Boszormenyi- tuación, las cosas se pueden poner muy
Nagy (1973) “lo que no se habla, se actúa”. serias y terminar muy mal las dos.
La interacción queda reducida a un patrón M: Es que no se puede con ella.
en el que la hija aparece como una victima N: Es que tú la escuchas hablar… Y es que
que exige venganza y reparación y la madre te encabrona. ¡Te encabrona!
como un sujeto incapaz y condescendiente. T: Ahora por ejemplo, ¿está hablando de
El siguiente extracto ilustra este punto: una manera que me tendría que enca-
bronar?
M: Y te lo estoy dando sin poder, más todo N: Sí.
lo que se lleva por detrás. Cuando ella T: ¿En qué? ¿Qué ha dicho tu madre?
se pone así, yo me quito de en medio. N: Que no tiene razón.
Yo no voy a discutir más. Yo lo que te T: ¿En qué?
digo es que en mi casa mando yo. Que N: Que no, que no…
yo soy a la que me tienes que tener T: Pero, ¿qué cosa?
respeto y que, si eso es lo que hay, es N: (silencio)
lo que hay. T: ¿Qué ha dicho tu madre hasta ahora
N: No. Siempre no. mismo que a ti te hace encabronarte?
M: Me coge las maletas cuando le da la N: Que si chilla, que si hace…. Si ella quiere
gana. Otra cosa. Es que hace las ma- respeto, que me lo dé. Cuando me lo dé,
letas. Les da el disgusto a mis padres, yo la voy a respetar. Si ella me manda
que mi madre está fatal. al carajo…

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M: ¿Yo te mando al carajo? se encuentra en pleno proceso madurativo,


N: El otro día, empiezas a chillarme y te la esfera de las emociones experimentadas
cerré la puerta porque dije “¡Verás parecen significarse a través de constructos
tú!”. que tienen un impacto más poderoso sobre
M: Bueno, lo que yo quiero saber es dónde la identidad, con el riesgo consiguiente de
puedo ir yo a hablar para meterla en un determinar una construcción del yo en tér-
colegio interno. Es que estoy segura que minos depresivos (yo soy malo- el mundo es
quiero. Es que no la quiero en mi casa. bueno) o de estilo psicopático (yo soy mala-el
A ver si así aprende otros modales. Que mundo es malo).
la ayuden. Es muy posible que llegados a este punto,
los esfuerzos terapéuticos podrían tender a
La impotencia de la madre concluye con focalizarse sobre la actitud de la madre, ar-
un reclamo de ayuda y de abandono al mismo gumentando que carece de habilidades para
tiempo. La amenaza de abandono no deja de poner límites de modo adecuado y que, por
ser una contra-agresión ante la impotencia lo tanto, habría que capacitarla conveniente-
para responder a las conductas de la hija. mente para que desarrollara estrategias del
De hecho, la escalada simétrica queda, en tipo time out, extinción de respuesta, u otros
este punto expuesta de modo grafico. Ante similares. Sin embargo, difícilmente estas
las agresiones de la hija, la madre responde técnicas podrían ser ejecutadas por la madre
también agresivamente: “Te abandono”, lo desde la premisa de que “es mala madre”.
cual no hace sino aumentar los sentimientos Sin una experiencia positiva de relación con
de ira de la hija y sus ideas acerca de sí como la hija a partir de la cual pueda recuperar
una persona carente de valor ni merecedora aspectos gratificantes en la relación del rol
de cariño. Asimismo es un peligro para la materno, probablemente sus sentimientos
madre que podría instalarse en la idea de ser de incapacidad e impotencia se verían tras-
una madre incompetente y “mala” por querer ladados al desarrollo adecuado de dichas
deshacerse de su hija. estrategias, saboteando de modo inconsciente
Hasta este punto, creemos haber ilustra- las mismas a los ojos del terapeuta.
do extensamente la situación percibida. De La intervención terapéutica en este punto
modo didáctico podríamos resumir lo aconte- resulta, por tanto, fundamental, dado que el
cido hasta el momento a través del siguiente espacio de la terapia permite la creación de
esquema que creemos que puede ilustrar el un contexto en el que se faciliten emociones
circulo que define los aspectos fundamentales
de la relación entre madre hija (figura 1).
En nuestra opinión, este esquema, bas-
Hija Madre
tante simplificado, podría tomarse como
Impotencia-
guión del estilo relacional que domina en la Emoción Ira
Culpa-Rabia
interacción de ambas, aunque se ha ido gene-
Constructo “Malvada” “Mala madre”
ralizando a otras personas en el caso de la hija
dado que en el caso de la madre, debido a su Hago daño Sobrecompensa-
Conducta
a los demás Condescendiente
momento en el ciclo vital y al estar instalado
en un rol concreto, se circunscribe a la rela-
Figura 1. Construcción disfuncional de la rela-
ción materno filial. En el caso de la hija, que ción materno-filial en el caso de Ana.
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que puedan significarse (construir) nuevos N: No. Pasando el tiempo que vivo y ya
elementos relevantes para el sujeto en la está.
construcción del sí mismo, que interrumpan M: Yo más de lo que te he dado ya, no te
los ciclos interaccionales desadaptativos puedo dar. (En este momento se hace
(escalada simétrica en nuestro caso) y po- un silencio y la tensión disminuye)
sibiliten estilos relacionales más ajustados N: Yo, de mi parte, ya no voy a poner. Yo
al rol y el ciclo vital. El siguiente extracto ya he llegado a un limite que he dicho
ejemplifica esta idea: “Esto es”. Cuando salgan las cosas,
que salgan.
N: ¿Sabes lo que a mí me ha pasado? (Al T: Estas totalmente desesperada.
terapeuta) Pasa, que ha llegado un N: Yo, ya, es que paso de todo.
momento en que digo paso de todo. T: No ves futuro tampoco.
Es que paso de todo, voy a hacer todo N: En mí sí.
como yo quiera. T: Pero parece que haces cosas poco ra-
M: Exacto, así es. “Yo hago esto porque zonables. Cosas que te perjudican.
quiero y esto es lo que hay” (en referencia M: (Comienza de nuevo a hacer reproches)
a palabras de la hija). Así me lo dice. A mi padre lo odia, a mí me odia, a su
T: Pero eso es muy triste ¿no? hermana la odia.
N: Bueno, pero es mi vida, que no se N: Yo es que tengo una maldad interna…
meta. es que estoy al lado de alguna persona y
T: (A la niña) Que no se meta ¿quién? no estoy bien. Con todo el mundo. Y con
M: (Interrumpiendo) Todo el día en la calle, el chico con el que estoy igual, también
¡todo el día en la calle! lo he hecho llorar.
T: Es muy triste eso para ti ¿no? T: Por eso digo, no eres una persona fe-
N: Todo el día no, mira ayer… (Entra de liz.
nuevo a los reproches de la madre y el N: No.
terapeuta pierde su atención) T: Eres más bien desgraciada.
T: Te debes sentir muy sola la mayor parte N: Si, se puede decir que sí (murmullo).
del tiempo (sin atender a los repro- T: Que tu mundo es bastante triste.
ches). N: Eso es lo que hay.
N: (Intenta seguir contando algo contra la T: Sí, pero eso es una desgracia. Eso es lo
madre) que te puede pasar, que no encuentras
T: (Insistiendo) Debes sentirte, Ana, muy salida. Te encuentras mal, triste, des-
sola la mayor parte del tiempo (Pausa, graciada y no ves que haya salida, no
la madre continua con los reproches pero encuentras que haya esperanza de que
el terapeuta continua mirando a la niña, las cosas cambien y pueda haber una
focalizando en este tema). alternativa mejor
N: La verdad es que yo… amigas no tengo N: Pero también, ¿para qué voy a cambiar?,
muchas. ¿para que después me hagan daño? A
M: No tiene nadie. la gente le da igual como yo lo pase.
T: (Mirando a la niña y desatendiendo a la Tampoco sabe la gente cómo estoy yo
madre) No debes sentirte muy feliz. ¿sabes? Únicamente a mi amigo, que
M: No, feliz no es. es el único que me escucha.

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A partir de este momento el terapeuta preocupa por mí. Me dice que estudie
elige los sentimientos ligados al pasotismo y que me saque los estudios.
como un elemento que puede introducir to- M: Si hasta en los estudios tiene problemas,
nalidades afectivas diferentes, tanto para la con los profesores.
niña hacia sí misma, como en la interacción N: Sólo con la de Matemáticas (empieza a
con la madre. Los sentimientos de depresión relatar un episodio con una profesora).
y tristeza son coherentes con la posición T: Veo que tienes un serio problema.
primaria de víctima que, probablemente, N: (continua)
no ha sido resuelta del todo por la familia T: ¡Ana!, (insistiendo) para ¡para! (ella
en su conjunto. Además, la potenciación de continua). Tienes un problema muy
estas emociones en el contexto de la terapia serio.
interrumpe la escalada simétrica y facilita un N: (Se recuesta en la silla y se calla)
estilo comunicativo complementario entre las T: ¿Me escuchas?
dos protagonistas, lo cual, a su vez, permite N: (Asiente)
redefinir los roles madre-hija en otros térmi- T: Creo que tienes un problema muy se-
nos más funcionales. rio.
N: ¿Por qué?
T: Así, por lo menos pegarías con algún T: Piensas que el mundo está contra ti y
sentido. No únicamente con la rabia eso es un problema muy grave.
de no saber por qué tienes tanta rabia N: Si, la verdad es que sí (mirando hacia
dentro de ti. (Pausa). abajo).
N: Siempre, siempre, siempre, y con todo T: Eso es un problemón muy grande.
el mundo. N: La verdad es que sí. A mí me presentan
M: Pero ella no quiere venir aquí. a alguien y yo estoy en lo mínimo para
N: Yo no necesito ayuda. sacarle defectos. Yo no confío, es que
T: Pero si no eres feliz, no estas contenta no confío.
con tu vida, no te gustan algunas de M: No tiene amigas (reprochando).
las cosas que haces…no entiendo cómo T: (Continuando sin escuchar a la madre)
piensas que no necesitas ayuda. Y tus sentimientos de soledad no se los
N: Yo ya tengo muy claro todo. puede imaginar nadie de los que estamos
T: ¿Tienes muy claro todo? Pensaba que aquí. La soledad que tú tienes que tener
eras más inteligente. por dentro es una cosa inimaginable.
N: Poco a poco (empieza a relatar que en N: Bueno, pero me da igual (mirando hacia
casa del novio se siente aceptada y bien abajo y emocionada).
tratada y que no ocurre al contrario). T: Sí, pero a mí me da mucha pena por ti.
M: No me gusta, porque hace unos días se A ti de da igual, pero a mí me da mucha
meten los dos solos en la casa y una pena (pausa). Es que es muy triste que
noche se cortó con un plato y me entero te de igual.
a las cinco de la mañana que mi hija M: Es eso.
estaba en urgencias y que le habían T: Estás sola, te sientes como un náufrago
dado puntos. en medio del desierto pensando que
N: Aquí (señalándose la muñeca del bra- todo lo que hay a tu alrededor es malo.
zo izquierdo). Él es un buen chico, se Odiada, despreciada, humillada, aver-
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gonzada y con una rabia que te hace empiezan a caer silenciosamente),


estar sola en el mundo. T: …el no encontrarle sentido a la vida.
M: Es que no se le puede ayudar (empieza M: Es que yo no se ya como ayudarle.
a reprochar nuevamente). T: Por ejemplo, no hables ahora. Eso le
T: ¿Tú has entendido lo que yo he dicho? ayudaría a tu hija. Yo no sé tampoco
(dirigiéndose a la madre). muy bien cómo ayudarla, pero sí sé muy
M: Sí, si yo todo eso lo he notado, si es bien que necesita ayuda. Cuando la veo
que…. así, tan solo veo a una niña vulnerable
T: Para, para, para (haciéndole un gesto que está pidiendo a gritos que alguien
con la mano). la salve.
N: Seguro que yo sufro más que ella, yo N: (Se tapa la cara haciendo esfuerzos por
lloro y a mí no me ve nadie llorando. no llorar aunque las lágrimas caen por
T: No entremos en una competición. Lo sus mejillas)
ideal seria que tú pudieses encontrar N: Y que lo del brazo no fue con un plato.
consuelo en ti misma y en tu madre y M: ¿Con qué fue? ¿Tú te crees que yo soy
en otras personas. tonta, o qué?
N: En mi novio.
T: Sí, pero incluso él no puede ayudarte Desde un punto de vista estratégico, el
del todo. terapeuta elige el sentimiento de infelicidad
M: Es que nos estamos hundiendo las dos, como punto de partida ya que éste esta ligado
ella y yo. a un constructo de un nivel supraordenado
T: En la situación en la que tú estas, cada “ser infeliz”, estando subordinados a éste
vez vas a tener más problemas, te vas otros, como “maldad”, “desobediente”,
a destruir y no te vas a dar ni cuenta etc. De este modo, espera que focalizando
seguramente. Acabarás pensando que sobre las emociones de tristeza ligadas a
todo es culpa del mundo y, sin darte este constructo, puedan aparecer otras tona-
cuenta, acabas metiéndote en sitios y lidades emocionales no resueltas y faltas de
lugares que te hacen daño. elaboración. Es por ello, que el terapeuta va
M: A mí me asustó un día que me dijo “O incrementando la intensidad ligada a ello,
me dejas salir por la puerta, o me tiro dando lugar a la revelación de un intento de
por la ventana”. suicidio y mostrando una posición vulnera-
T: Cuando una persona ya no le encuentra ble, necesitada y de “verdadera víctima”.
sentido a la vida o… Esta interacción difícilmente puede
N: Yo lo he pensado muchas veces. Si yo aparecer espontáneamente en otro contexto
me mato, no sufro. Yo lo veo que es la ya que choca frontalmente con la posición
mejor salida. Cuando ya esté harta… cargada de reproches y con mucho enfado
T: Sí, esa es una opción. que mantiene la madre en todo momento. De
N: Yo la he tenido más de una vez en la modo habitual, cualquier actitud vulnerable
mente. de la niña pasará a ser motivo de reproche por
T: Ya lo sé. Ya sé que no deseas vivir y que parte de la madre, facilitando de este modo
parte de todo esto tiene que ver con esa una respuesta agresiva por parte de ella. De
rabia que te da… modo simultaneo, la madre tiene una actitud
N: (Brazos y piernas cruzadas, las lágrimas defensiva con respecto a la hija, por lo que,

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de entrada, está poco dispuesta a adoptar una la puedo consolar y ayudar, ya que soy una
postura de acogimiento y consuelo, ya que los buena madre”.
sentimientos predominantes son los de rabia En la medida en que el compromiso
y frustración. emocional que se consigue en la interacción
Por ello, el terapeuta, al mismo tiempo es más espontáneo e intenso, las posibilida-
que focaliza sobre las emociones de tristeza des de incorporar estos nuevos significados
y desesperanza de la hija, interrumpe la a las interacciones posteriores aumentan,
secuencia agresiva que continua la madre de ahí que el terapeuta trate de intensificar
a través de los reproches, reencuadrando la este momento dando cabida a la interacción
atención hacia los sentimientos de la hija entre ambas:
como víctima necesitada de consuelo. Con
ello, el terapeuta pretende facilitar que la T: No te enfades.
madre pueda procurar otro tipo de respuesta M: Sí me enfado.
a partir de un encuentro emocional con la T: No te enfades, ahora no es momento de
hija donde se desarrolle el patrón sufrimiento que te enfades. Ahora es sólo momento
emocional- empatía-consuelo. El proceso de que la escuches.
que se pretende desencadenar se podría ilus- M: Pero yo quisiera buscar solución.
trar con la figura 2. T: La solución está en que tú la escuches.
De este modo se produce un intercambio Cuando la ves ahora, ¿que piensas?,
en la interacción donde los roles de ambas ¿qué ves?
quedan definidos en unos términos más po- M: Pero si se pone así muchas veces…
sitivos y las emociones que surgen se encua- T: Ya, pero eso no es lo que te he pregun-
dran en un relato común con una significación tado.
más positiva, simétricos a nivel emocional M: Que esta resentida.
y complementarios a nivel de constructos T: No, no esta resentida, mírala.
y conductual. De alguna manera, se espera M: Esta dolida…
que la hija pueda decir “Sufro porque soy T: Cuando la ves así, ¿qué ves?
una victima y confío en que mi madre me N: (Llora).
consuela y me ayuda” al mismo tiempo que M: Esta triste, está dolida, tiene sufrimien-
la madre parece decir “Si mi hija sufre, yo to por dentro. Lo que quiere es que la
ayuden.
T: ¿Qué necesita tu hija ahora?
M: Pues cariño, comprensión, que la escu-
Hija Madre
che… pienso ¿no?
Dolor y Dolor y
T: Puedes acercarte un poco a ella.
Emoción sufrimiento sufrimiento
emocional por la hija M: Ella sabe que yo la quiero mucho (mien-
Soy una Madre tras se levanta hacia su hija).
Constructo T: No es solo que lo sepa, es que lo sienta.
víctima nutricia
Llanto y Consuela (Madre e hija se abrazan y la niña llora
Conducta desconsolada)
desconsuelo y acoge
M: Tú sabes que yo te quiero y te quiero
Figura 2. Construcción de la relación materno- ayudar.
filial a través del proceso terapéutico. N: Yo también.
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M: Es que no tienes comunicación conmigo ocasiones al menor y al adulto a reelaborar


apenas. la relación paterno-materno-filial desde una
T: Espera, espera. Eso es un reproche. posición más realista.
Ahora está teniendo comunicación. No obstante, es cierto que muchos proge-
Ahora está queriendo decir cosas. Esto nitores temen reconocerse en este papel ante
le pasa algunas veces. Siente el deseo y los hijos. En general, los progenitores tras la
la necesidad de que alguien la salve y revelación de los abusos tienden a asumir una
le diga “¿Qué te pasa?, ¿por qué estás posición de sobreprotección que contrasta
así?”, “No soy tu enemigo, estoy aquí enormemente con la incapacidad para detener
para acompañarte”. o impedir que los abusos se hayan producido.
En ambos casos, por lo general, se trata de
Como se puede observar, a pesar de los una distorsión de la realidad y aparentemente
esfuerzos del terapeuta para promocionar el carecen de la autoridad suficiente para poner
cambio en la interacción a partir de un en- limites a la conducta de los hijos e hijas.
cuentro emocional en un espectro diferente y Precisamente el reconocimiento de
más adaptativo, encontramos que la posición la autoridad del progenitor es, como otras
de la madre es más rígida que la de la menor y construcciones interpersonales, un dominio
tiene más dificultad para ajustarse a este otro co-creado por un mínimo de dos personas.
matiz en el rol materno, quizás debido a sus Para ello es necesario el reconocimiento
propias dificultades en su familia de origen y por parte de ambas de un discurso en el que
en la familia creada en relación a su pareja. se comparte la idea de que una de ellas es
No obstante, a partir de este momento, poseedora de una serie de capacidades y ha-
la interacción cambia y la conversación se bilidades genuinas y valorables que no posee
orienta a los abusos sexuales sufridos por la la otra y que a su vez necesita (Gutman, 2001;
menor, que por primera vez puede compartir Gervilla, 2002). En este sentido, la reposición
con la madre sus miedos a reencontrarse con de la autoridad pasa, desde nuestro punto de
su padrastro y al proceso judicial. vista, inevitablemente, por el reconocimiento
Por último, en nuestra experiencia, parte de este conjunto de significados a través una
del éxito del proceso terapéutico en la rela- experiencia emocional en la que se evidencie
ción entre los progenitores no abusadores y y experimente este significado común y ocul-
sus hijos viene definida por la capacidad de to. En nuestro caso, la vulnerabilidad emocio-
los padres y madres para adoptar posiciones nal expresada por la hija es el paso previo que
complementarias en la relación con ellos. facilita la expresión de las capacidades de la
Coincidimos con Malacrea en que el menor madre como sujeto capaz de contener y con-
necesita perdonar a sus progenitores ante su solar el sufrimiento de la hija y que no es sino
incapacidad para detener los abusos o im- la expresión olvidada de un vinculo primario
pedirlos. La omnipotencia atribuida a estos repetido en el pasado innumerables veces y
(fantasía mayor cuanto menor es la edad del que aún continua vigente y resulta esencial
menor) es un significado atribuido al adulto para ambas. A partir de este momento, es más
que queda invalidado ante la experiencia probable que la hija pueda reconocer en la
traumática. El reencuentro afectivo con el madre ese aspecto diferencial pero esencial
progenitor desde una posición de recono- para su estabilidad emocional y como parte
cimiento de esta realidad puede permitir en de su propia identidad. Simultáneamente,

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es posible que la madre se sienta investida victima de abuso sexual, depositándose la


nuevamente con una autoridad que no es mayor parte del discurso narrativo familiar
reclamada, sino puesta sobre ella a través de en torno a este eje de modo periférico (los
los ojos de la hija. Desde este presupuesto, es síntomas) que se caracteriza por la ausencia
más factible que otras demandas y peticiones de una significación común y compartida.
por parte de la madre sean reconocidas como Este modelo explicaría, de modo bastan-
justas y por tanto, tenidas en cuenta. te aproximado desde nuestro punto de vista,
el estancamiento y la parálisis familiar, y la
Discusión y conclusiones importancia que tiene en ocasiones la resolu-
ción positiva de los procesos judiciales para
El ejemplo presentado a lo largo del pre- que la familia pueda reiniciar un discurso fa-
sente escrito trata de mostrar de una manera miliar común. El impacto emocional que los
práctica como los modelos de constructos procesos judiciales, como rituales sociales,
familiares desarrollados por diversos auto- tienen en el contexto familiar, son lo sufi-
res (Procter, 1985; Feixas y Villegas, 1993), cientemente significativos como para colocar
pueden ser validos para entender la mecánica a los miembros de la familia en una dispo-
que subyace a patrones de interacción rígi- sición optima para incorporar los relatos de
dos y simétricos que dominan las relaciones este contexto como discursos narrativamente
paterno filiales en el caso del abuso sexual validos en el seno de la identidad familiar e
(Ugazio, 2001; Linares, 2002). La evidente individual, contando con que, efectivamente,
incapacidad de los menores para dar signifi- los progenitores tengan la capacidad (o la
cado a la experiencia sufrida, determina lo ayuda) suficiente para afrontar dichos mo-
que Kelly (1955) denomina “interrupción del mentos desde una posición de contención y
ciclo de la experiencia”, cuyo resultante es ayuda del menor abusado.
la aparición de variada sintomatología tanto Desgraciadamente, en pocas ocasio-
de tipo emocional como conductual. La res- nes esta experiencia se produce del modo
puesta del contexto en su interacción con el mas apropiado, sino que más bien, ayuda a
menor traumatizado y fundamentalmente de producir mayor confusión o como poco, a
aquellas figuras emocionalmente vinculantes, silenciar los relatos de la experiencia vivida
puede tener un efecto reparador en cuanto a de modo definitivo, haciéndolos inaccesibles
que pueden facilitar un discurso en torno a en el futuro.
experiencia traumática aportando tonalidades También creemos necesario señalar que
emocionales y significados que permiten al la terapia familiar no resulta, lógicamente
menor salir de un ciclo ininterrumpido en excluyente con el trabajo individual como
el que las emociones y las conductas están han mostrado muchos autores (Perrone, 1995;
carentes de significados o en el peor de los Ugazio, 2001; Linares 2002). Los componen-
casos están asociados a construcciones del tes propios del trauma emocional generado,
sí-mismo patologizantes y desadaptativas. son normalmente motivo de trabajo en la
Desde un punto de vista similar, el trauma terapia con el menor, de modo que, en general
infantil acaba mediatizando el estilo de rela- el trabajo debería tener una continuidad y una
ción del adulto protector con su hijo o hija. complementariedad entre ambas estrategias
El adulto se encuentra ante el interrogante (Finkelhor y Browne, 1985). En esta línea
de cómo debe relacionarse con un hijo o hija creemos que las psicoterapias aplicadas al
Apuntes de Psicología, 2009, Vol. 27, número 2, págs. 321-338. 335
P. Jaén y M. Garrido Psicoterapia familiar en casos de abuso sexual

tratamiento del abuso sexual siguen muy liar. Sin embargo, si parece importante que
de cerca la integración de recursos que tan la intervención con otros agentes sociales se
acertadamente ha propuesto Pinsof (1995), pueda hacer teniendo en cuenta que el foco es
tomando las aportaciones dinámicas, sistémi- el menor y el significado que este se atribuye
cas y de otros modelos cognitivo-conductua- a si mismo y a su entorno tras la experien-
les para construir un plan de tratamiento que cia traumática, y su incapacidad para darle
combine los recursos individuales y familia- sentido. Perseguir y conseguir este objetivo
res con los de la comunidad. En este sentido es, de hecho, bastante más complicado que
el trabajo de Bentovim (1996) describe de conseguir que las familias hablen en terapia,
forma muy clara la conjunción de recursos ya que de hecho, necesitan hacerlo, aunque en
para trabajar con los sistemas organizados ocasiones no lo saben o más bien, podríamos
por traumas. Es importante destacar que el decir que tienen dificultad para encontrar un
trabajo más completo no puede dejar de lado contexto seguro en la terapia.
la comprensión de los funcionamientos de
los sistemas organizados por situaciones vio- Referencias
lentas y traumáticas que implementan unas
reglas de funcionamiento que es necesario Alexander, F. (1963). The dynamics of
cambiar para que los individuos implicados psychotherapy in light of the learning
puedan sentirse debidamente atendidos, theory. American Journal of Psychiatry,
como se ve en la exposición del caso. Todo 120, 440-448
esto teniendo sumo cuidado con no evitar Bentovim, A. (1996). Trauma-Organized Sys-
la responsabilización de los adultos en el tems in Practice: Implications for Work
caso de los abusos a menores como hemos with Abused and Abusing Children and
llamado la atención en otro lugar (Garrido y Young People. Clinical Child Psychology
Cubillana, 2005). and Psychiatry, 1 (4), 513-524.
Por ultimo, creemos que nuestro ejem- Boszormenyi-Nagy, I. y Sparks, L. (1973).
plo podría ilustrar una queja habitual en las Invisible loyalties. Nueva York: Harper
familias y menores que acuden a tratamiento. & Row.
Creemos que gran parte de las posibilidades Bowen, M. (1991). De la familia al indi-
del éxito en la terapia tienen que ver con la viduo. Barcelona: Paidós.
capacidad de los terapeutas para crear situa- Canevaro, A. (1995). La terapia de pareja
ciones que comprometan emocionalmente a en el contexto trigeneracional. En M.
la familia (Garrido y Espina, 1995; Friedlan- Garrido y A. Espina (Comps.), Terapia
der, Escudero y Heatherington, 2009) ya que, Familiar. Aportaciones psicoanalíticas
parece que de este modo, es más factible que y transgeneracionales (págs. 145-180).
las familias incorporen nuevas posiciones Madrid: Fundamentos.
relacionales y recuperen la esperanza de Cirilo, S. y Di Blasco, P. (1991). Niños
cambio. Evidentemente, lo que presentamos maltratados (Diagnostico y terapia
no deja de ser un pequeño ejemplo dentro de familiar). Barcelona: Paidós.
un contexto de intervención mucho más am- Echebúrua-Odriozola, E. y Guerricaeche-
plio. Seria ingenuo por nuestra parte pensar varria, C. (2005). Abuso sexual en la
que únicamente estos cambios son los que infancia: víctimas y agresores: Un
intervienen en proceso de recuperación fami- enfoque clínico. Madrid: Ariel.

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