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2013

Índice de Sección
de Preguntas
Recopilación de La Caja de Preguntas
& Preguntas de los Lectores

Índice de las secciones de preguntas que han aparecido en los Ministerios


del Reino y en La Atalaya desde 1970 hasta la fecha. Sólo se han
seleccionado aquellas secciones que estén actualmente en vigor o aquellas
que sirven para entender cómo ver determinada situación aunque la
respuesta no sea completamente actualizada, pero no se incluyen aquellas
que estén totalmente obsoletas.
Índice – La Caja de Preguntas

Bautismo
¿Cómo podemos ayudar a nuestros estudiantes de la Biblia a calificar para el bautismo como discípulos de Jesucristo? ............... 35
¿Cómo pueden expresar su gozo los que asisten a un bautismo? ............................................................................................................. 36
¿Hasta qué grado debe haber participado en el ministerio del campo un publicador no bautizado antes de que se le apruebe
para el bautismo? ............................................................................................................................................................................................ 37
¿Es apropiado que los ancianos repasen las preguntas para los que piensan bautizarse con más de uno a la vez, y cuánto tiempo
debe durar cada sesión? ................................................................................................................................................................................ 38

¿Cuándo califica una persona para recibir su propio ejemplar del libro Organizados para efectuar nuestro ministerio, y cómo y
cuándo deberían los ancianos hacer los preparativos para repasar las preguntas con los que desean bautizarse?......................... 39
¿Qué sería apropiado ponerse para la ocasión del bautismo? ................................................................................................................. 40

Congregación
¿Cómo debemos atender las asignaciones de congregación? ................................................................................................................ 41
¿De qué forma deberían aparecer los testigos de Jehová en el directorio telefónico? ......................................................................... 42
¿Cuáles son las ventajas de asistir a la congregación que atiende el territorio donde vivimos?............................................................ 43

¿Por qué se recomienda que los publicadores se asocien con la congregación a la que pertenece el territorio donde viven? ..... 44

¿Sería correcto organizar una venta de artículos usados o algún otro tipo de programas para recaudar fondos con el fin de
ayudar a la congregación? ............................................................................................................................................................................ 45

¿Sería correcto el que la congregación o unos cuantos hermanos celebraran una “venta en el garaje” u otras “ventas” de esa
clase para provecho económico de la congregación y hacer de esto un asunto de congregación? ............................................... 46
Cuando un publicador se muda a otro lugar, ¿qué se debe hacer para facilitar su traslado a la nueva congregación? ................ 47
¿Cuándo debería formarse un grupo de habla extranjera? ....................................................................................................................... 48
¿Es apropiado que una congregación o un individuo utilice el logotipo de las corporaciones legales que usan los testigos de
Jehová?............................................................................................................................................................................................................. 49
¿Deberían los testigos de Jehová hacer circular grabaciones o transcripciones de discursos? ............................................................. 50
¿Cómo puede el superintendente de servicio supervisar el trabajo de los siervos ministeriales encargados de los departamentos de
literatura y revistas? .......................................................................................................................................................................................... 51

¿Quiénes deben recibir un ejemplar de Nuestro Ministerio del Reino? ...................................................................................................... 52


¿Cuántos ejemplares del “Ministerio del Reino” debe recibir una congregación? .................................................................................. 53
¿Qué debe hacer el secretario cuando un precursor regular se muda a la congregación? ................................................................. 54
¿Debería la congregación exponer en el Salón del Reino un mapa completo del territorio?................................................................ 55

Cuando se pide a la congregación que celebre un funeral, puede que surjan las siguientes preguntas: ........................................... 56
¿Qué procedimiento se debe seguir para presentar una moción ante la congregación? .................................................................... 57

¿Qué se quiere decir por la expresión “capacitado para enseñar” como un requisito para ancianos? .............................................. 58
¿Está obteniendo su congregación los beneficios que resultan de compartir los privilegios de servicio con todos los hermanos
capaces y calificados que se asocian con ella? ......................................................................................................................................... 59
¿Por qué debe uno saber qué hermanos son superintendentes y siervos ministeriales en su congregación? ...................................... 60

2
Cuando un comité judicial de congregación, después de escuchar los cargos y considerar la evidencia del caso, llega a la
conclusión de que la persona acusada debe ser expulsada, ¿cómo debe tratar el comité con esa persona? ................................. 61
¿Cuánto tiempo deben guardarse los artículos en los archivos de la congregación? ........................................................................... 62

¿Pueden las congregaciones que tienen uno o dos ancianos obtener la ayuda de ancianos de congregaciones cercanas que
tengan muchos ancianos? ............................................................................................................................................................................. 63
¿Por qué deberían los padres interesarse en controlar la conducta de sus hijos en el Salón del Reino y en las asambleas, y qué
deberían hacer los ancianos si los padres habitualmente no ejercen ese control? ................................................................................. 64

¿Cómo se deben atender las necesidades de los enfermizos, los impedidos o los enfermos de la congregación? ........................... 65
Si se reciben informes de servicio después que el informe de la congregación ha sido enviado a la Sociedad, ¿qué debe hacerse
con ellos? .......................................................................................................................................................................................................... 66
¿Podría el imitar las modas extremas de vestir y asearse resultar en la restricción o negación de privilegios de servicio? ................. 67
¿Por qué es importante que el hermano a quien se le pide que represente a la congregación en oración hable con suficiente
volumen para que lo oigan todos los que están presentes? ....................................................................................................................... 68

Estudios Bíblicos
¿Qué dos publicaciones deben estudiarse con las personas interesadas? .............................................................................................. 69

¿Sigue siendo apropiado dirigir un estudio bíblico a un hermano inactivo a petición de uno de los miembros del Comité de
Servicio de la Congregación? ........................................................................................................................................................................ 70
¿Cuándo puede informarse un nuevo estudio bíblico, y qué estudios pueden contarse? ..................................................................... 71

¿Por cuánto tiempo se espera que le demos clases a alguien que progresa? ........................................................................................ 72
¿Pueden informar ambos padres el tiempo dedicado al estudio de familia regular?............................................................................. 73
¿Hay que informar a la congregación el estudio bíblico de familia? ........................................................................................................ 74
¿Por qué es importante terminar de estudiar a fondo dos libros con los nuevos discípulos, aunque se bauticen antes de terminar el
segundo libro? .................................................................................................................................................................................................. 75

Misceláneo
¿A quién debe darse la tarjeta de solapa de las asambleas de distrito? .................................................................................................. 76

¿Qué debe hacerse cuando azota un desastre que afecta directamente a los hermanos? ................................................................ 77
¿Es apropiado hacer circular entre los hermanos información de origen privado sobre servicios médicos o de asesoramiento? .... 78

¿Cuál es la mejor manera de hacer donaciones para los hermanos necesitados de otros países? ..................................................... 79
¿Es apropiado escribir a la Sociedad o a sus sucursales para pedir la dirección de personas con quienes corresponder sobre
asuntos comerciales o personales? ................................................................................................................................................................ 80
¿Respalda “el esclavo fiel y discreto” a los grupos de Testigos que se reúnen por su cuenta para investigar o debatir temas
bíblicos? (Mat. 24:45, 47.) ................................................................................................................................................................................ 81
¿Sería correcto que un hermano diera un discurso de funeral para una persona del mundo que fuera un delincuente notorio? ... 82

¿Cómo deben considerar los testigos de Jehová las grabaciones que no sean producidas por la Sociedad? .................................. 83
¿Está bien que un testigo de Jehová se atienda en un hospital u hogar de ancianos administrado por una organización religiosa?
............................................................................................................................................................................................................................ 84
¿Por qué es peligroso comunicarnos por Internet con desconocidos? ..................................................................................................... 85
¿Deberíamos llamar por teléfono a la Sociedad para conseguir la respuesta a preguntas bíblicas o para pedir consejo personal?
............................................................................................................................................................................................................................ 86
¿Deben llenar todos los publicadores bautizados el formulario Health-care power of attorney (proxy) (Carta poder [o poder] sobre
cuestiones de atención médica), que la Sociedad envió a todas las congregaciones el año pasado? ............................................. 87

3
¿Por qué debemos tener una biblioteca personal? ..................................................................................................................................... 88

¿Estamos preparados para una situación de urgencia? ............................................................................................................................. 89


¿Qué se quiere decir por “unos años atrás” en la página 167, párrafo tres, del libro “Organización”?................................................. 90

¿Cuál es la actitud de la Sociedad acerca de grupos grandes de hermanos que se han organizado para asistir a asambleas en
países lejanos? .................................................................................................................................................................................................. 91

¿Es correcto estudiar o asociarse con expulsados? ..................................................................................................................................... 92


Cuando el departamento de alojamiento de la asamblea le asigna cuartos, ¿qué debe hacerse si uno no puede aceptar la
asignación? ...................................................................................................................................................................................................... 93
¿Es apropiado exhibir las letras hebreas o españolas del Tetragrámaton en los automóviles, artículos de joyería y de otras clases?94

¿Es correcto escribir a la oficina sucursal de la Sociedad para pedir que se suministre alojamiento con hermanos en su propio país
o en otro país o en la ciudad en la que la oficina sucursal está ubicada? ............................................................................................... 95
¿Cuándo y cómo se deben remitir preguntas bíblicas a la Sociedad?..................................................................................................... 96
¿Qué factores deben tenerse en cuenta si uno está pensando en mudarse a servir donde la necesidad es mayor? ....................... 97

¿Qué debe tener en cuenta la persona que desea que, después de su muerte, todos sus bienes, o parte de estos, pasen a la
organización de Jehová? ............................................................................................................................................................................... 98

Predicación
¿Deben los publicadores y precursores sentirse obligados a contribuir para la obra mundial de la Sociedad cada vez que
obtienen literatura para el servicio del campo en el Salón del Reino? ...................................................................................................... 99

¿No estaríamos donando dos veces por la literatura si hacemos una donación en las cajas de contribución para la obra mundial
de la Sociedad cuando obtenemos la literatura y luego depositamos también las donaciones que recibimos en el campo? ..... 100
¿Deberíamos mencionar cada vez que visitemos al amo de casa que con gusto aceptaremos una modesta donación a la obra
mundial de la Sociedad? .............................................................................................................................................................................. 101
¿Es apropiado contribuir por el transporte que otros nos provean? ......................................................................................................... 102
¿Qué precauciones deben tomar los padres cuando sus hijos pequeños salen al servicio del campo? ........................................... 103
¿Hasta qué grado deben participar en el ministerio del campo los hijos de padres cristianos antes de que se les acepte como
publicadores no bautizados? ....................................................................................................................................................................... 104

¿Por qué es necesario que seamos cautelosos cuando damos testimonio por correo? ....................................................................... 105
¿Qué factores debemos tener presentes cuando escribimos cartas a las personas que no hemos encontrado en casa? ............. 106
¿Qué debemos hacer si alguien nos ordena dejar de predicar? ............................................................................................................ 107
¿Por qué debemos informar nuestra actividad del servicio del campo puntualmente todos los meses? ........................................... 108
¿Qué atención requiere el material que utilizamos en la predicación? .................................................................................................. 109

¿Cómo puede ayudarse a quienes llevan mucho tiempo inactivos a volver a reunir los requisitos para ser publicadores de las
buenas nuevas? ............................................................................................................................................................................................. 110
¿Qué precauciones debemos tomar cuando nos hallamos con personas del sexo opuesto en el ministerio?.................................. 111
¿Cómo debemos considerar el servicio de precursor auxiliar? ................................................................................................................. 112
¿De qué maneras prácticas podemos ayudar a los precursores? ........................................................................................................... 113
¿Cómo se determina el requisito de horas para alguien que haya emprendido el servicio de precursor después del principio del
año de servicio? ............................................................................................................................................................................................. 114
¿Debemos explicar el sistema de donaciones cuando predicamos por teléfono? ............................................................................... 115
¿Qué debemos hacer si al predicar por teléfono alguien nos pide que no vuelvan a llamarlo los testigos de Jehová? .................. 115
¿Cómo se obtienen los ejemplares personales de La Atalaya y ¡Despertad!? ....................................................................................... 116

¿Cómo puede obtener un recluso sus ejemplares personales de las revistas? ....................................................................................... 116

4
¿Qué precauciones debemos tomar cuando damos testimonio a los reclusos? ................................................................................... 117

Si un amo de casa contribuye una suma considerable de dinero, ¿debemos sentirnos impulsados a darle más literatura? ........... 118
Puesto que queremos ser prudentes al usar nuestra literatura, ¿qué ajustes pudiéramos hacer cuando ofrecemos literatura al
testificar en las calles? ................................................................................................................................................................................... 119
¿Es apropiado reproducir publicaciones de la Sociedad con el propósito de distribuirlas? ................................................................. 120

¿Se puede poner una dirección personal de correo electrónico en las publicaciones que distribuimos? ......................................... 121
¿Qué debe hacerse cuando un amo de casa insiste en que no lo visiten más los testigos de Jehová? ............................................ 122
¿Qué factores se deben tener presentes cuando dos o más congregaciones que hablan diferentes idiomas trabajan el mismo
territorio? ......................................................................................................................................................................................................... 123

¿Qué precauciones debemos tomar cuando trabajamos en un territorio peligroso? ........................................................................... 124
¿Es prudente que alguien retenga un territorio permanentemente? ...................................................................................................... 125
¿Cómo debemos responder a la crítica pública de la obra del Reino? ................................................................................................. 126
¿Es correcto el ir solo a visitar a una persona del sexo opuesto si ésta demuestra interés en la verdad?............................................ 127

¿Cómo podemos ayudar a los que han estado inactivos por mucho tiempo para que vuelvan a satisfacer los requisitos como
publicadores de las buenas nuevas? .......................................................................................................................................................... 128
¿Cómo podemos ayudar a alguien a prepararse para participar en el servicio del campo? ............................................................. 129

¿Qué efecto tienen nuestra conducta y apariencia en los que nos observan mientras participamos en el servicio del campo en las
calles?.............................................................................................................................................................................................................. 130
¿Qué puede hacerse en el servicio del campo para que mientras alguien hace una revisita el resto del grupo no desperdicie su
tiempo esperando? ....................................................................................................................................................................................... 131
¿Hay maneras en que podemos reducir la cantidad de tiempo que pasamos esperando a otros mientras participamos en el
ministerio del campo? ................................................................................................................................................................................... 132
¿Cuál debe ser nuestro punto de vista de las presentaciones que se sugieren en Nuestro Servicio del Reino diseñadas para la
actividad de casa en casa? ......................................................................................................................................................................... 133

Reuniones
¿Se puede aplaudir después de cada intervención en la Escuela del Ministerio Teocrático y la Reunión de Servicio? ................... 134
¿Cómo podemos desplegar modales cristianos cuando asistimos al Estudio de Libro de Congregación? ........................................ 135
¿Qué debe hacerse cuando el orador asignado a presentar el discurso público no llega a tiempo a la reunión?.......................... 136

¿Cómo podemos todos contribuir a que se mantenga en las reuniones de congregación un ambiente propicio para el
aprendizaje? (Deu. 31:12.)............................................................................................................................................................................. 137
¿Por qué es provechoso que el auditorio busque los textos bíblicos cuando el discursante lo invite a ello? ...................................... 138

¿Cuál es la mejor manera de comentar en las reuniones? ....................................................................................................................... 139


¿Quién debe anunciar el cántico de introducción de la Escuela del Ministerio Teocrático, la Reunión de Servicio, la Reunión
Pública y el Estudio de La Atalaya? ............................................................................................................................................................. 140
¿Quién debe hacer los anuncios en la Reunión de Servicio? ................................................................................................................... 141
¿Cómo pueden colaborar los acomodadores con los padres para que los niños mantengan el orden debido en las reuniones? 142
¿Cuáles son las responsabilidades de los que sirven de acomodadores en las reuniones de congregación? .................................. 143
¿Cuál es la manera correcta de contar la asistencia a las reuniones? ................................................................................................... 144

¿Qué procedimiento debe seguir el presidente de la reunión pública? ................................................................................................. 145


¿Qué podemos hacer para que las reuniones sigan el horario establecido? ........................................................................................ 146
¿Por qué es necesario tener buen juicio al usar una conexión telefónica para transmitir las reuniones de la congregación? ........ 147
¿Qué debe tenerse presente al leer los párrafos en las reuniones? ......................................................................................................... 148

5
¿Cómo podemos contribuir todos a la eficacia de las reuniones? .......................................................................................................... 149

¿Qué artículos debemos llevar a las reuniones?......................................................................................................................................... 150


¿Quiénes pueden hacer las oraciones en las reuniones de congregación? .......................................................................................... 151

¿Cómo deben utilizarse los términos “hermano” y “hermana”?............................................................................................................... 152


¿Qué información debe tratarse en las reuniones para el servicio del campo? .................................................................................... 153
¿Cómo deben conducirse las reuniones para el servicio del campo? .................................................................................................... 154
¿Es apropiado aplaudir cuando se anuncia un restablecimiento? ......................................................................................................... 155

¿Cuál es el programa para la reunión especial que incluye el Estudio de Libro de Congregación durante la semana de la visita del
superintendente de circuito? ........................................................................................................................................................................ 156
¿Se permite que comenten en las reuniones los que han comenzado a asistir aunque su vida no esté en armonía con los principios
de la Biblia?..................................................................................................................................................................................................... 157
¿A quiénes puede usarse para leer los párrafos durante el estudio de libro de congregación y el estudio de La Atalaya?............ 158
¿Quiénes deben ser seleccionados para leer los párrafos en el estudio de “La Atalaya”? .................................................................. 159

¿A qué grado pueden usarse en el programa de la reunión de servicio los siervos ministeriales que no son muy buenos oradores?
.......................................................................................................................................................................................................................... 160
¿Hay algunas circunstancias en las cuales puede usarse a siervos ministeriales para pronunciar discursos públicos fuera de su
propia congregación? .................................................................................................................................................................................. 161

¿Hasta qué grado se puede asignar a los siervos ministeriales a que se encarguen de conducir partes en las reuniones de
congregación desde la plataforma? .......................................................................................................................................................... 162

¿Qué factores determinan cuándo deben celebrarse las reuniones de la congregación?................................................................. 163
¿Cómo pueden terminar a tiempo las reuniones de servicio cuando hay que hacer comentarios de conclusión adicionales? .... 164
¿Cómo pueden ayudar todos a evitar que las reuniones excedan el tiempo asignado? .................................................................... 165

¿Qué puede hacerse para asegurarse de que nuestras reuniones de servicio concluyan dando énfasis a los asuntos espirituales?
.......................................................................................................................................................................................................................... 166

¿Hasta qué grado deben abarcar los bosquejos que se proveen en “Sus reuniones de servicio” los que tienen asignaciones en
éstas? ............................................................................................................................................................................................................... 167

Salón del Reino y Betel


¿Qué asuntos debe tratar con los ancianos la pareja que desee usar el Salón del Reino para su boda? ......................................... 168

¿Quién debe limpiar el Salón del Reino? ..................................................................................................................................................... 169


¿Qué debe fijarse en el tablero de anuncios de la congregación? ........................................................................................................ 170
¿Cuál es la vestimenta apropiada para visitar instalaciones que se usan para servir a Jehová? ........................................................ 171
¿Qué norma sobre la ropa y el arreglo personal debemos seguir cuando visitamos los hogares Betel y sus instalaciones?............. 172
¿Por qué es provechoso que los Salones del Reino tengan buzón? ........................................................................................................ 173
¿Qué podemos hacer individualmente para mantener el Salón del Reino nítido y limpio? ................................................................. 174
¿Qué puede hacerse cuando la concurrencia a las reuniones sobrepasa el número de asientos del Salón del Reino pero la
congregación aún no está en situación de dividirse? ............................................................................................................................... 175
¿Qué puede hacerse cuando la concurrencia a las reuniones sobrepasa el número de asientos del Salón del Reino pero la
congregación aún no está en situación de dividirse? ............................................................................................................................... 176

¿Debe cada Salón del Reino exhibir el texto del año? .............................................................................................................................. 177
¿Qué clase de publicaciones deben estar en la biblioteca del Salón del Reino? ................................................................................. 178
¿Cómo podemos prestar atención a la seguridad del Salón del Reino? ................................................................................................ 179
¿Qué requisitos hay que satisfacer para el servicio de Betel? .................................................................................................................. 180

6
Índice – Preguntas de los Lectores

Apóstoles y Cristianos primitivos


¿Da a entender Mateo 28:17 que algunos de los apóstoles seguían dudando mucho tiempo después de que se les apareciera
Jesús resucitado? ........................................................................................................................................................................................... 182
Cuando Jesucristo envió a predicar a sus doce apóstoles, ¿les dijo que llevaran consigo bastones y sandalias? ............................ 184
¿Quiénes fueron “los doce” a quienes se apareció Jesús, como se menciona en 1 Corintios 15:5? ................................................... 185
Algunas personas afirman que Pablo no naufragó frente a la isla de Malta, al sur de Sicilia, sino cerca de otra isla. ¿Dónde ocurrió
el naufragio? ................................................................................................................................................................................................... 186

En 1 Corintios 2:9, ¿estaba citando Pablo de un libro apócrifo? .............................................................................................................. 187


¿Qué quiso decir el apóstol Pablo cuando escribió a los corintios: “Todas las cosas les pertenecen a ustedes”?—B. B., Inglaterra.188

En Romanos 9:3 el apóstol Pablo escribió: “Podría desear que yo mismo fuera separado del Cristo como el maldito a favor de mis
hermanos, mis parientes según la carne”. ¿Quiso decir que estaba dispuesto a sacrificar su vida por sus parientes judíos? ........... 190
¿Estaba mostrando prejuicio étnico el apóstol Pablo al concordar con una crítica abarcadora sobre los cretenses? .................... 191
¿Cuál fue el “galardón” de que disfrutó el apóstol Pablo por proclamar las “buenas nuevas” voluntariamente? ........................... 193
¿No se desvió el apóstol Pablo de la fe cristiana cuando dijo ante el Sanedrín: “Yo soy fariseo”? ...................................................... 194

¿Qué quiso decir el discípulo Santiago cuando recomendó: “No muchos de ustedes deberían hacerse maestros, hermanos míos,
sabiendo que recibiremos juicio más severo”? (Santiago 3:1.) ................................................................................................................. 195
Parece que existe una discrepancia tanto en los relatos de los Evangelios como en algunas obras de consulta acerca del tiempo
en que Jesús, estando en Betania, cenó en la casa de Simón el leproso y fue untado con aceite perfumado. ¿Cuándo tuvieron
lugar estos hechos?........................................................................................................................................................................................ 197
En 1 Pedro 4:3 se menciona que, en un tiempo, ciertos cristianos habían participado en “idolatrías ilegales”. ¿No es ilegal toda
clase de idolatría, siendo que Dios la condena y prohíbe? ...................................................................................................................... 199

¿Qué era “lo bueno” que el apóstol Pablo no podía hacer, como se menciona en Romanos 7:19? ................................................. 200

¿Qué eran los “diversos bautismos” que Pablo menciona en Hebreos 9:10? ¿Ejecutaban los hebreos bautismo en agua de
conversos? ...................................................................................................................................................................................................... 202

¿Qué quiso decir el apóstol Pablo cuando mencionó que estaba ‘olvidando las cosas que quedaban atrás, y extendiéndose
hacia adelante a las cosas más allá’? (Filipenses 3:13.) ¿Podemos olvidar algo a propósito? ............................................................. 203
Cuando el apóstol Pablo habló de “la imposición de las manos” en su carta a los Hebreos, ¿se refería al nombramiento de
ancianos, o a algo más? (Heb. 6:2.) ............................................................................................................................................................ 205
Al oír que Pedro —quien supuestamente estaba encarcelado— se hallaba a la puerta, ¿por qué dijeron los discípulos: “Es su
ángel”? (Hechos 12:15.) ................................................................................................................................................................................ 206
Juan 18:15 menciona a un discípulo conocido del sumo sacerdote. ¿Es este el mismo discípulo que antes huyó “desnudo”, como
se informa en Marcos 14:51, 52? ................................................................................................................................................................... 207
Tres de los Evangelios mencionan la queja respecto a que se ungiera a Jesús con aceite costoso. ¿Fueron muchos los apóstoles
que se quejaron, o fue principalmente Judas? .......................................................................................................................................... 208
¿Por qué creían algunos judíos que Juan el Bautizante era Elías, como se menciona en Juan 1:21? ................................................. 209

¿Significa Mateo 26:74 que el apóstol Pedro, al estar bajo presión, usó lenguaje profano? ................................................................. 210
¿Fue el apóstol Pablo uno de los doce apóstoles? .................................................................................................................................... 211
¿Estuvo en desacuerdo el apóstol Pablo con el cuerpo gobernante del primer siglo en cuanto a comer carne ofrecida a ídolos,
como concluyen algunos al comparar Hechos 15:28, 29 con el capítulo 8 de 1 Corintios? ................................................................. 213
¿A quiénes se refiere Pablo en 2 Corintios 6:14 al usar el término “incrédulos”? ..................................................................................... 215

7
¿Fue a Jehová a quien se refirió Pablo cuando escribió: ‘El Señor me dijo: “Mi poder está perfeccionándose en la debilidad”’, o
fue a Jesús?..................................................................................................................................................................................................... 217
Puesto que el apóstol Pablo enseñó que los cristianos no están bajo la ley mosaica, ¿por qué cumplió él con una ceremonia en el
templo de Jerusalén con relación a un voto a Dios?—M. G., EE. UU........................................................................................................ 218
Juan 21:18, 19 dice respecto al apóstol Pedro: “‘Cuando eras más joven, tú mismo te ceñías y andabas por donde querías. Mas
cuando envejezcas extenderás tus manos y otro te ceñirá y te cargará a donde no desees.’ Esto lo dijo [Jesús] para significar con
qué clase de muerte [Pedro] glorificaría a Dios.” ¿Se refieren estas palabras específicamente a una muerte por crucifixión o por
fijarlo en un madero?—EE. UU. ...................................................................................................................................................................... 219
¿Por qué indica Hechos 9:7 que los compañeros de viaje de Saulo oyeron una voz, mientras que Hechos 22:9, al informar acerca
del mismo suceso, declara que no la oyeron?—Argentina....................................................................................................................... 220
¿Qué quiso decir el apóstol Pablo cuando escribió que la existencia de sectas entre los corintios haría que se manifestaran
personas que eran aprobadas? ................................................................................................................................................................... 221
¿Indica el apóstol Pablo en Romanos 12:19 que los cristianos no deben airarse cuando dice: “No se venguen, amados, sino
cédanle lugar a la ira”? ................................................................................................................................................................................. 222
¿Qué quiso decir el apóstol Pablo cuando dijo: “Cuando llegue lo que es completo, lo que es parcial será eliminado”? ............. 223

¿Qué quiso decir el apóstol Pablo cuando, al considerar el matrimonio, habló de haber “pasado la flor de la juventud”? ........... 224
¿Se refería Pablo a los judíos o a los gentiles cuando dijo en Romanos 1:25 que algunos “rindieron servicio sagrado a la creación
más bien que a Aquel que creó”? ............................................................................................................................................................... 226
En 1 Corintios 10:13 el apóstol Pablo escribió: “Ninguna tentación los ha tomado a ustedes salvo lo que es común a los hombres.
Pero Dios es fiel, y no dejará que sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que junto con la tentación él también
dispondrá la salida para que puedan aguantarla.” ¿Cuál es la fuente de esa tentación y cómo dispone Dios la salida para el
cristiano?—EE. UU. .......................................................................................................................................................................................... 227
Según Hebreos 12:22, 23 (Versión Valera) el apóstol Pablo habla de “los espíritus de los justos hechos perfectos.” ¿Pudieran estos
“justos” ser los hombres fieles acerca de quienes Pablo escribió en el capítulo 11 de Hebreos? ......................................................... 229
¿Qué quiso decir Pablo por las palabras registradas en 1 Corintios 14:36: “¿Fue de ustedes que salió la palabra de Dios, o fue
solamente hasta ustedes que llegó?”?........................................................................................................................................................ 232

Parece que Santiago 4:5 contiene una cita de la Biblia, pero ¿qué versículo estaba citando Santiago, y qué quería decir? ........ 233
Dirigiéndose a los “ricos,” el discípulo Santiago dijo: “Han asesinado al justo.” (Sant. 5:1, 6) Puesto que su carta fue escrita a los
cristianos, ¿qué quiso decir con esto?—EE. UU. .......................................................................................................................................... 234

¿Creían los cristianos del primer siglo que el fin de este sistema inicuo vendría durante su vida? ........................................................ 236
Si Pedro nunca estuvo en Corinto, ¿por qué alegaron algunas personas de aquel lugar que ‘pertenecían a Cefas (Pedro),’ y por
qué está ese relato en la Biblia? ................................................................................................................................................................... 238
¿Qué punto estaba recalcando el apóstol Pablo en 2 Corintios 2:15, 16 cuando aludió a sí mismo y a sus asociados como un
“olor”?.............................................................................................................................................................................................................. 239
¿Por qué pudo decir el apóstol Pablo: “En cuanto a mí, por medio de ley morí tocante a ley”?—Gál. 2:19. .................................... 240

¿Fue el apóstol Pablo parte del cuerpo gobernante cristiano? ............................................................................................................... 241
Puesto que la Ley dada a los israelitas fue algo bueno, ¿por qué pudo decir el apóstol Pablo que el mandamiento proveyó
‘incentivo para el pecado’?—EE. UU. .......................................................................................................................................................... 242

Bautismo
¿Cuál debe ser nuestra actitud durante los bautismos cristianos? ........................................................................................................... 243
¿En qué casos podría considerar una persona que debe bautizarse de nuevo? .................................................................................. 245
Si una persona que desea bautizarse padece una discapacidad grave o tiene una salud muy precaria —lo cual dificultaría la
inmersión total—, ¿tendría que ser sumergida completamente en agua? ............................................................................................. 246
¿Qué es el bautismo por los muertos? ......................................................................................................................................................... 247
¿Es apropiado que dos o tres hermanos participen en sumergir a una persona durante un bautismo cristiano? .............................. 248

8
¿Por qué dice La Atalaya del 1 de abril de 2002, en la página 11, párrafo 7, que el bautismo en agua de los nuevos creyentes
judíos en el Pentecostés de 33 E.C. era un símbolo de “su dedicación a Dios mediante Cristo”, si antes se entendía que la inmersión
de los judíos desde 33 hasta 36 E.C. no exigía dicha dedicación personal? .......................................................................................... 249
Durante la segunda guerra mundial, en algunos campos de concentración en Alemania donde solo mujeres estaban
encarceladas, hubo casos en que una hermana dedicada llevaba a cabo un bautismo. Así es que una hermana cuenta que
después de haber llegado a conocer la verdad en un campo de concentración y haberse dedicado a Jehová entonces fue
bautizada por una hermana. ¿Sería válido este bautismo?—Alemania. ................................................................................................ 251
Al tiempo del bautismo, ¿cuál es la indumentaria apropiada para una mujer?—EE. UU. ..................................................................... 253
¿Es necesario bautizar a alguien que desea bautizarse, pero cuya muy pobre condición de salud o edad avanzada harían que
eso fuera correr riesgos? ................................................................................................................................................................................ 254
Estoy instruyendo en la Biblia a una señora que recientemente me confesó que solía robar en las tiendas. ¿Es necesario que ella
trate de devolver todo lo que robó, o hasta que se entregue a la policía, antes de que califique para ser cristiana bautizada? . 255
Un conocido mío está progresando hacia el bautismo cristiano, pero su visado para estar en este país ha expirado. ¿Qué debo
aconsejarle? ................................................................................................................................................................................................... 258
¿Es propio que la persona que dedica su vida a Jehová Dios diga que ha hecho un voto?............................................................... 260

Conducta Cristiana y Congregación


¿Qué debe hacer la congregación si un cristiano que va conduciendo un vehículo tiene un accidente que provoca la muerte de
otras personas?............................................................................................................................................................................................... 262

¿Sería correcto aceptar una vacuna o cualquier otra inyección médica que contuviera albúmina derivada de la sangre
humana? ......................................................................................................................................................................................................... 264
¿Está mal dar muerte a un animal de compañía muy viejo o enfermo? ................................................................................................ 265
¿Es malo quitarle la vida a un animal doméstico querido que está viejo o enfermo? ........................................................................... 266
¿Es apropiado que un cristiano mande a esterilizar o a matar un animal domesticado?—EE. UU. ...................................................... 267
¿Cómo debe el cristiano considerar el que se utilice la sangre como abono, como alimento para animales o de alguna otra
manera que no envuelva el que él mismo la coma? ................................................................................................................................ 268
¿Por qué han expulsado (excomulgado) los testigos de Jehová a algunas personas que aún profesan creer en Dios, en la Biblia y
en Jesucristo? ................................................................................................................................................................................................. 270

¿Cómo respondería apropiadamente la congregación si alguien abandonara la verdadera fe cristiana y se uniera a otra religión?
.......................................................................................................................................................................................................................... 272
¿Es apropiado que un testigo de Jehová asista a la boda de un pariente o conocido que no sea Testigo? .................................... 273
¿Cuál es el punto de vista de los testigos de Jehová en cuanto a asistir a las bodas de un conocido o pariente mundano? ........ 274
¿Sería prudente que el cristiano verdadero asistiera a un funeral o a una boda que se efectuara en una iglesia? ......................... 276
En muchos lugares del mundo se acostumbra hacer regalos de boda. ¿Qué principios bíblicos debemos tener en cuenta a la
hora de dar o recibir dichos regalos? .......................................................................................................................................................... 277
Puesto que en la Biblia no se mencionan los brindis, ¿por qué no brindan los testigos de Jehová? .................................................... 278
¿Debería el cristiano evitar el café y el té porque contienen la droga adictiva cafeína? .................................................................... 280
¿Cómo debería ver el cristiano la caza y la pesca? .................................................................................................................................. 282

¿Es apropiado que el cristiano vaya de caza o de pesca? ...................................................................................................................... 283


¿Qué opinan sobre la compra de artículos robados los testigos de Jehová? ........................................................................................ 285
¿Cómo deben ver los cristianos verdaderos la costumbre de entregar a otras personas copias de programas informáticos
comerciales? .................................................................................................................................................................................................. 287
¿Pueden los videojuegos violentos perjudicar nuestra relación con Jehová? ........................................................................................ 289
¿Qué responsabilidad tienen los cristianos de atenuar la contaminación ambiental de la tierra, del mar y del aire? ...................... 290

9
Puesto que Jesús dijo que los cristianos ‘no deben ser parte del mundo’, ¿cómo debemos proceder respecto a cuestiones
relacionadas con la comunidad o asuntos de interés social, como la conservación del ambiente? ................................................. 292
¿Cuánto dinero debería donar? .................................................................................................................................................................. 294

¿Cuál es el significado de Proverbios 20:19, y cómo aplica esto a que un cristiano mantenga confidenciales ciertos asuntos?—E.
M., EE. UU. ........................................................................................................................................................................................................ 295
Puesto que actualmente se dice que los procedimientos de esterilización son reversibles, ¿podría considerarlos el cristiano una
opción para el control de la natalidad? ..................................................................................................................................................... 298

¿Está en armonía con los principios bíblicos el que un matrimonio cristiano use píldoras anticonceptivas? ...................................... 301
¿Es compatible con los principios cristianos el uso del dispositivo para el control de la natalidad conocido en inglés como IUD
(dispositivo intrauterino)? ............................................................................................................................................................................... 303
¿No muestra el ejemplo bíblico en el cual Jehová expresó su desaprobación de Onán por desperdiciar su semen que es
incorrecto usar contraceptivos?—EE. UU. .................................................................................................................................................... 305
En vista de los informes de que ciertos médicos tal vez puedan revertir una esterilización voluntaria, ¿pudieran algunos cristianos
optar por someterse a una como método para el control de la natalidad? ......................................................................................... 306

Muchos testigos de Jehová celebran el aniversario de bodas. El cumpleaños es el aniversario del nacimiento de una persona. ¿Por
qué, entonces, celebran los aniversarios de bodas, pero no los cumpleaños? ...................................................................................... 308

¿Es correcto que los cristianos celebren su aniversario de bodas?—D. Y., Venezuela. .......................................................................... 310

¿Por qué no celebran cumpleaños los testigos de Jehová? ..................................................................................................................... 311


¿Es apropiado que una cristiana use joyas o maquillaje, se tiña el cabello o siga otras prácticas por el estilo? ................................ 313
¿Es correcto que una cristiana haga que le horaden los lóbulos para ponerse aretes?—B.C., Canadá. ........................................... 316
¿Evitan los testigos de Jehová las celebraciones de cumpleaños debido a que estas tuvieron algún significado religioso en la
antigüedad? ................................................................................................................................................................................................... 317

Según algunos reportajes periodísticos hay hospitales que guardan la placenta y el cordón umbilical después del parto para
extraer ciertos componentes de la sangre que queda en ellos. ¿Debería preocupar esto al cristiano? ............................................ 319

En estos tiempos de dificultades económicas, cada vez más personas y compañías recurren a la quiebra. ¿Es apropiado
bíblicamente que un cristiano se declare en quiebra? ............................................................................................................................. 320
¿Debería el cristiano dar a un funcionario una propina o algún regalo por sus servicios, o eso se consideraría un soborno? .......... 322

¿Cómo puede un cristiano distinguir entre el sobornar (condenado en la Biblia) y el dar una “propina” o un “regalo” por un
servicio? ........................................................................................................................................................................................................... 323
¿Puede un cristiano mantener una conciencia tranquila si acepta un empleo en el que tenga que portar un arma? ................... 326
A algunos testigos de Jehová se les ha ofrecido empleo relacionado con edificios o propiedades religiosos. ¿Cuál es el punto de
vista bíblico sobre esta clase de trabajo? ................................................................................................................................................... 327
Puesto que no se podría considerar ejemplar a un hermano que continuara en un empleo en el que tuviera que portar armas,
¿sería incorrecto que un testigo de Jehová buscara la protección de policías armados? .................................................................. 330

¿Puede alguien ser expulsado de la congregación cristiana por ser culpable de inmundicia, tal como puede ocurrir si es culpable
de fornicación o conducta relajada? ......................................................................................................................................................... 331
¿Significa el mandato divino de Jeremías 7:16 que los cristianos no deben orar a favor de quien ha sido expulsado de la
congregación por ser un pecador que no se ha arrepentido? ................................................................................................................ 334

¿Se refería 2 Juan 10, que dice que uno no reciba en casa a ciertas personas ni se les salude, únicamente a los que habían
promovido alguna doctrina falsa? ............................................................................................................................................................... 336
¿Sería apropiado orar alguna vez respecto a alguien que hubiera sido expulsado de la congregación cristiana? ......................... 339
¿Es correcto orar por una persona que ha sido expulsada de la congregación cristiana?—Checoslovaquia. ................................. 341
¿Cómo debe comportarse un cristiano fiel para con un pariente que está fuera de su círculo familiar inmediato y que ha sido
expulsado?—N. W., Canadá. ....................................................................................................................................................................... 343
¿Es prudente que un ministro cristiano pronuncie el discurso de funeral para alguien que se ha suicidado? .................................... 345

Puesto que los testigos de Jehová saben que los muertos están inconscientes, ¿por qué todavía consideran importante asistir a
funerales de compañeros de creencia? ..................................................................................................................................................... 347

10
Cuando alguien muere, ¿es apropiado que los cristianos lleven flores a la familia o las envíen a la funeraria? ................................ 349

Tomando en cuenta el hecho de que los paganos hacían ofrendas florales a los muertos, ¿está bien que los cristianos envíen
flores a un funeral o coloquen flores sobre una tumba?—G. T., EE. UU. ................................................................................................... 351

¿Cómo ve la congregación cristiana la glotonería? ................................................................................................................................. 353


¿Son los testigos de Jehová tan firmes con sus miembros en cuanto a la glotonería como lo son respecto al hábito dañino del
tabaco? .......................................................................................................................................................................................................... 355

¿Sería incorrecto que, para vencer el vicio del tabaco, se fumaran cigarrillos que no estuvieran hechos de tabaco? .................. 357
¿Indica la Biblia que el individuo que quiere servir a Dios debe abstenerse de usar tabaco?—EE. UU. .............................................. 358
Puesto que los testigos de Jehová consideran el fumar como contrario a la práctica cristiana, ¿impiden que otros fumen cuando
éstos vienen a sus hogares o establecimientos comerciales?—EE. UU..................................................................................................... 360
¿Es impropio apostar dinero, aunque sean pequeñas cantidades?........................................................................................................ 361
¿Qué guía provee la Biblia con relación al juego? Por ejemplo, ¿sería malo que un cristiano apostara una pequeña suma de
dinero en un juego de naipes que se estuviera jugando sólo como esparcimiento? ............................................................................ 362
¿Qué debe hacer un cristiano si se le requiere para que sirva de jurado? ............................................................................................. 365

¿Cuál es la actitud de los testigos de Jehová para con el servir en un jurado?—EE. UU. ...................................................................... 368
Si un cristiano tiene que testificar en un tribunal, ¿es correcto que ponga la mano sobre la Biblia y jure decir toda la verdad? .... 369

Sin transigir uno en su posición como cristiano, ¿puede una persona prestar un ‘juramento de lealtad’?—EE. UU. .......................... 370

¿Permiten las Escrituras que el cristiano ponga la mano sobre la Biblia y jure decir toda la verdad ante un tribunal? ..................... 371
¿Es apropiado que un cristiano compre billetes de la lotería como simple diversión si el dinero va a una caridad? ........................ 372
¿Puede un cristiano llegar tan bajo en el vicio de ver pornografía que termine siendo expulsado de la congregación? ............... 374
¿En qué situaciones es apropiado que la cristiana se cubra la cabeza por razones espirituales? ....................................................... 376

¿Qué quiso decir el apóstol Pablo cuando mandó que las mujeres “guard[aran] silencio en las congregaciones”? ...................... 378
¿Por qué se les permite a las mujeres hablar en las reuniones de los testigos cristianos de Jehová aunque 1 Corintios 14:34 dice que
“no se permite que ellas hablen”?—EE. UU. ................................................................................................................................................ 380

¿Es necesario que se cubran la cabeza las hermanas que interpretan en lenguaje de señas discursos bíblicos durante las reuniones
o asambleas cristianas? ................................................................................................................................................................................. 381
Puesto que la Biblia dice: “No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual con los incrédulos”, ¿sería correcto que un cristiano
entrara en una relación de negocios con un incrédulo? .......................................................................................................................... 382
En vista de que los testigos de Jehová procuran ser honrados y confían unos en otros, ¿por qué consideran que es importante
hacer un contrato escrito cuando entran en relaciones comerciales?................................................................................................... 385
¿Es mostrar falta de confianza el que un cristiano dedicado haga un contrato escrito respecto a un trato comercial con otro
cristiano?—EE. UU. .......................................................................................................................................................................................... 387
¿Cómo deben considerar los cristianos el uso de piedras de nacimiento? ............................................................................................ 388

¿Sería prudente que un cristiano consultara a un profesional de la salud mental? ............................................................................... 389
¿Les parece a los testigos de Jehová que sea apropiado el consultar a un psiquiatra? ...................................................................... 391

Según la información sobre ser uno aprobado por Dios, ¿pueden los cristianos hablar con alguien a quien antes se hubiera
considerado “asociado aprobado”, pero con quien después se evitara el trato porque hubiera cometido un mal? ..................... 393
¿Sería un acto de unión de fes comprar un edificio perteneciente a un grupo religioso y convertirlo en un Salón del Reino? ....... 395
Puesto que los cristianos no hacen apuestas, ¿pueden aceptar boletos de sorteos o participar en rifas para ganar premios? ..... 396
Dado que la sangre se elabora en la médula ósea, ¿podría el cristiano recibir un trasplante de médula? ....................................... 397
¿Qué factores debe tener en cuenta el cristiano que vaya a compartir vivienda? .............................................................................. 398
¿Se deben cumplir siempre los votos que se hagan a Dios?..................................................................................................................... 399
Si un cristiano comete adulterio, se arrepiente y confiesa su pecado al comité judicial de la congregación cristiana, ¿también
tiene que dar a conocer su adulterio a su cónyuge aunque esto lastime al cónyuge profundamente?—EE. UU. ............................ 400

11
¿Es incorrecto el que los cristianos usen calmantes, puesto que Jesús cuando fue fijado en el madero rehusó vino mezclado con
un calmante? ................................................................................................................................................................................................. 401
¿Es correcto que los cristianos usen anillos nupciales?—Grecia. .............................................................................................................. 402

¿Por qué se abstienen los testigos de Jehová de participar en las celebraciones de Año Nuevo?—EE. UU....................................... 404
¿Puede un cristiano izar o arriar una bandera en el lugar donde trabaja?............................................................................................. 405

¿Por qué algunos testigos cristianos de Jehová se ponen de pie para el saludo a la bandera pero no para cuando se toca el
himno nacional?—EE. UU. .............................................................................................................................................................................. 407
En los últimos años he leído en cuanto a niños nacidos por inseminación artificial. ¿Cuál es el punto de vista bíblico sobre el
procedimiento que se usa para esto? ......................................................................................................................................................... 409
¿Puede un cristiano dedicado y bautizado hacerse boxeador profesional y todavía mantenerse en condición aceptable ante su
congregación?............................................................................................................................................................................................... 410
Cuando se corta la carne al prepararla para cocinarla, o cuando se rebana después de haber sido cocida, quizás salga de ella
un fluido rojizo. ¿Es correcto que el cristiano coma esta carne?—EE. UU. ............................................................................................... 412
¿Hay que desangrar los pescados antes de comerlos?—EE. UU. ............................................................................................................. 413
¿Hay alguna verdadera objeción a que un testigo de Jehová “concierte citas” con un no Testigo que respeta las creencias del
cristiano?—EE. UU. .......................................................................................................................................................................................... 414

¿Es correcto que un cristiano acepte tratamiento médico que envuelva a un suero preparado de sangre?—Alemania. ............. 415
¿Sería incorrecto el que un cristiano, bajo tratamiento médico, permitiera que le aplicaran sanguijuelas para extraerle sangre? 417
¿Cómo debe el cristiano considerar el que se utilice la sangre como abono, como alimento para animales o de alguna otra
manera que no envuelva el que él mismo la coma? ................................................................................................................................ 419
¿Debería tomar acción la congregación si un cristiano bautizado aceptara el trasplante de un órgano humano, como el de una
córnea o un riñón? ......................................................................................................................................................................................... 421

¿Sería incorrecto el que un cristiano usara en su hogar objetos colgantes de los que producen sonido musical cuando los golpea
el viento? ......................................................................................................................................................................................................... 422

¿Es correcto que un cristiano le pida a sus padres o abuelos una bendición, como se acostumbra en partes de la América
Latina?—Venezuela. ...................................................................................................................................................................................... 423
En lugares de negocios a veces se les ofrece a las personas un boleto que las hace elegibles para estar incluidas entre las
personas de las cuales algunas serán seleccionadas para recibir un regalo. ¿Es correcto que un cristiano participe en tal
“sorteo”?—EE. UU. .......................................................................................................................................................................................... 424

¿Qué opinan los testigos de Jehová sobre la pena capital?—EE. UU. ..................................................................................................... 424
¿Debe esperarse que el cristiano pague impuestos a un gobierno que participa en prácticas que son contrarias a sus
creencias?—EE. UU......................................................................................................................................................................................... 425
¿Están los cristianos obligados a informar y pagar impuesto sobre ingresos con relación a ‘trabajos extras’ o propinas?................ 427
Tomando en cuenta lo que está escrito en Deuteronomio 22:5, ¿es correcto que la mujer se ponga pantalones?—EE. UU. .......... 429

¿Hay cosas que no deberíamos decir al dirigirnos a Jehová en oración? .............................................................................................. 430
Si, por emprender un derrotero en armonía con las Escrituras, un cristiano fuera arrestado y luego sentenciado por las autoridades
seglares a pagar una multa, ¿sería un acto de transigencia el pagarla? Si se le diera la opción de pagar la multa o cumplir una
sentencia en la cárcel, ¿alteraría esto los asuntos? ................................................................................................................................... 431

En el lugar donde trabajo se da una bonificación de Navidad a todos los empleados. Puesto que yo no creo en la Navidad,
¿debo rechazar la bonificación? ................................................................................................................................................................. 433
En la familia de mi esposo se acostumbra que todos los hijos y nietos se reúnan en casa de los padres de él para una gran comida
el 25 de diciembre. Mi esposo comprende que, como testigo de Jehová, yo no celebro la Navidad. Pero, ¿qué hay de ir a la
comida? .......................................................................................................................................................................................................... 434
¿Es incorrecto el hacer grabaciones en cinta de oraciones hechas en público? ................................................................................. 436
¿Es bíblico actuar de padrino o designar padrinos para los hijos de uno?—EE. UU................................................................................ 437
¿Cuál debe ser el punto de vista del cristiano tocante a pagar sus cuentas?—L. D., EE. UU. ............................................................... 438

12
El nacimiento es un proceso natural; por eso, ¿sería incorrecto el que una cristiana ejerciera de partera o comadrona, a pesar de
que no satisficiera los requisitos de licencia y certificación del Estado? .................................................................................................. 440
¿Por qué a veces se invita al auditorio a ponerse de pie para cantar y orar durante reuniones y asambleas cristianas? ................ 441

Si un cristiano o una cristiana rompe unilateralmente su compromiso para casarse, ¿qué efecto tendría esto en que tal persona
fuera usada de manera ejemplar en la congregación? ........................................................................................................................... 442
Si, en años anteriores, una persona hizo un voto a Dios que ahora se da cuenta de que fue imprudente, ¿tiene que continuar
amoldándose a éste?—EE. UU. ..................................................................................................................................................................... 444

A menudo hay mucha discusión acerca de lo que es “correcto” y lo que es “incorrecto” en el asunto del vestirse. ¿Podemos
realmente establecer reglas acerca de esto? Si no, ¿por qué preocuparse tanto en cuanto a ello?—EE. UU. ................................. 446
¿Qué punto de vista indica la Palabra de Dios que los cristianos deben tener acerca del suicidio? .................................................. 449
¿Por qué rehúsan los testigos de Jehová cambiar sus ayudas bíblicas por la literatura religiosa de otras personas? ........................ 451
¿Cómo podemos ayudar a los hermanos y hermanas de nuestra congregación que tienen algún pariente expulsado? .............. 453
¿Es apropiado que un cristiano permita que se le haga una autopsia a un pariente? ......................................................................... 455

Conmemoración
Puesto que se ordenó a los judíos que no comieran “nada leudado” durante la Pascua, ¿por qué usó Jesús vino —que se obtiene
por fermentación— cuando instituyó la Conmemoración de su muerte? (Éxodo 12:20; Lucas 22:7, 8, 14-20.) .................................. 457
Según los informes de los últimos años, el número de participantes de los emblemas de la Conmemoración ha aumentado
ligeramente. ¿Significa esto que se está ungiendo a muchos nuevos con espíritu santo? ................................................................... 458
¿Se puede hacer algo en caso de que un cristiano ungido esté tan enfermo que le sea imposible reunirse con la congregación
para celebrar la Cena del Señor? ................................................................................................................................................................ 460
Si un cristiano está enfermo o de viaje y por ello no puede asistir a la Conmemoración, ¿debería celebrarla un mes más tarde? 461
Si cierto cristiano no puede asistir a la celebración de la Cena del Señor, ¿qué debería hacer? ....................................................... 463

¿Con qué frecuencia debe conmemorarse la muerte de Cristo? ........................................................................................................... 465


¿Por qué son tan pocos los testigos de Jehová que participan del pan y el vino en la celebración anual de la Cena del Señor? 466
¿Por qué instituyó Jesús la Conmemoración solamente con los apóstoles y no incluyó a otros discípulos que serían admitidos en el
nuevo pacto? ................................................................................................................................................................................................. 468
Hemos recibido varias preguntas en cuanto a los detalles de la celebración de la cena del Señor. En respuesta presentamos lo
siguiente: ......................................................................................................................................................................................................... 469

Yo entendía que la celebración del Memorial siempre era en la noche de una luna llena. Pero en 1977 el Memorial fue el 3 de
abril, y mi calendario indicaba que el 4 de abril sería la luna llena. ¿A qué se debe la diferencia? ................................................... 471
¿Qué sustancias deben usarse para los emblemas en la celebración de la Cena del Señor, y cómo deben tratarse estos
emblemas? ..................................................................................................................................................................................................... 473

Creencias y Enseñanzas bíblicas


¿Cómo estaban situados los varales que se utilizaban para transportar el arca del pacto, dado que 1 Reyes 8:8 indica que se
veían desde el Santo? ................................................................................................................................................................................... 475
¿Contenía el arca del pacto únicamente las dos tablas de piedra, o había algo más en su interior? ............................................... 476
¿Qué es “la guerra [...] de Dios el Todopoderoso” en Armagedón, y qué logrará? (Revelación [Apocalipsis] 16:14, 16.) ................ 477
¿Dónde se librará la batalla de Armagedón? ............................................................................................................................................ 478
¿Sería verdad que enfermos y personas con incapacidades físicas se sanaban en las aguas de Betzata cuando aquellas aguas se
revolvían, como da a entender Juan 5:2-7? Si así era, ¿qué poder efectuaba aquellos milagros?..................................................... 479

Algunos eruditos afirman que la palabra “soga” debe reemplazar a la palabra “camello” en Mateo 19:24, que dice: “Más fácil es
que un camello pase por el ojo de una aguja”. ¿Cuál palabra es la correcta? .................................................................................... 481

13
¿Es verdad que todos los cristianos fieles van al cielo? .............................................................................................................................. 482

¿Cuándo termina el llamamiento de los cristianos a una esperanza celestial?...................................................................................... 483


¿Cuál es el significado de Eclesiastés 9:5, 6: “Porque los vivos están conscientes de que morirán; pero en cuanto a los muertos,
ellos no están conscientes de nada en absoluto, ni tienen ya más salario, porque el recuerdo de ellos se ha olvidado. También, su
amor y su odio y sus celos ya han perecido, y no tienen ya más porción hasta tiempo indefinido en cosa alguna que tenga que
hacerse bajo el sol”?—EE. UU........................................................................................................................................................................ 485
Isaías 7:8 declara que en el transcurso de “sesenta y cinco años” Efraín habría de ser “hecho añicos de modo que no sea
pueblo.” ¿Cuándo sucedió esto?—EE. UU. ................................................................................................................................................. 487

¿Cuál es “el lenguaje de Canaán” que se menciona en Isaías 19:18? ................................................................................................... 488
¿Cuál es la aplicación de la profecía de Isaías 21:11, 12, que dice: “La declaración formal contra Duma: Hay uno que a mí está
clamando desde Seir: ‘Atalaya, ¿qué hay de la noche? Atalaya, ¿qué hay de la noche?’ Dijo el atalaya: ‘La mañana tiene que
venir, y también la noche. Si ustedes quieren inquirir, inquieran. ¡Vuelvan a venir!’”? ........................................................................... 489
Nos gustó estudiar las profecías de Daniel en “La Atalaya”. Pero, ¿por qué difieren las fechas correspondientes a los tres tiempos y
medio de Revelación 11:3 de las que se dan en el libro “Apocalipsis: su culminación”? ...................................................................... 490

¿Cómo puede uno estar seguro de que los “tiempo y tiempos y la mitad de un tiempo” de Revelación 12:14 son tres tiempos y
medio? ............................................................................................................................................................................................................ 492
¿Por qué dicen los testigos de Jehová que el número 144.000 mencionado en el libro de Revelación (Apocalipsis) es literal y
no simbólico? .................................................................................................................................................................................................. 493
¿Sobrevivirán a la “gran tribulación” algunos cristianos ungidos, y vivirán en la Tierra en el nuevo mundo antes de que se les lleve al
cielo? ............................................................................................................................................................................................................... 495
¿Creen los testigos de Jehová en Jesucristo? ............................................................................................................................................. 497

¿Por qué los testigos de Jehová no usan la cruz?....................................................................................................................................... 498


¿Por qué los testigos de Jehová no utilizan imágenes para adorar a Dios? ............................................................................................ 499
¿Por qué no van a la guerra los testigos de Jehová? ................................................................................................................................ 501
¿Practican los testigos de Jehová la curación por fe? .............................................................................................................................. 502

¿Son todas las curaciones milagrosas obra de Dios? ................................................................................................................................. 503


¿Son los desastres naturales un castigo de Dios? ....................................................................................................................................... 504

¿Qué es “la descendencia de Dios” mencionada en Malaquías 2:15? .................................................................................................. 505


¿Hay diferencia entre “creación” y “creacionismo”? ............................................................................................................................... 507
Génesis 6:3 dice: “No obrará mi espíritu para con el hombre por tiempo indefinido, ya que él también es carne. Por consiguiente,
sus días tendrán que llegar a ser ciento veinte años”. Con estas palabras, ¿estaba Jehová limitando la duración de la vida del ser
humano a 120 años? ¿Le estaba indicando a Noé que predicaría todo ese tiempo? ......................................................................... 508
En el libro La Biblia... ¿la Palabra de Dios, o palabra del hombre? se dice que uno de los escritores de la Biblia fue un “general”.
¿Quién fue ese? ............................................................................................................................................................................................. 510

¿Es el Gehena un lugar de tormento ardiente?.......................................................................................................................................... 511


¿Cómo es posible contristar el espíritu santo de Dios si dicho espíritu no es una persona? ................................................................... 512

¿Podemos decir que los siervos de Dios de la actualidad que abrigan la esperanza de vivir en la Tierra tienen tanto espíritu de Dios
como los cristianos ungidos por espíritu? ..................................................................................................................................................... 514
¿Cómo podemos los seres humanos imperfectos seguir este mandato de Jesús: “Tienen que ser perfectos, como su Padre celestial
es perfecto”? (Mat. 5:48.) .............................................................................................................................................................................. 516
La conclusión de que el Diluvio aconteció 1.656 años después de la creación de Adán se basa en las edades que se dan en la
lista genealógica del capítulo 5 de Génesis. Allí la Biblia da la edad que cada hombre tenía cuando llegó a ser padre del que le
sigue. ¿Pero no es posible que tal vez cada uno haya sido unos meses mayor o menor, lo cual afectaría significativamente el total
de los años? .................................................................................................................................................................................................... 517
¿Por qué se considera fecha eje en la historia bíblica el 29 E.C. en lugar del 14 E.C., el comienzo del reinado de Tiberio César, a
quien se menciona en Lucas 3:1? ................................................................................................................................................................ 519

14
En algunas versiones —como “El Nuevo Testamento” de Francisco de Enzinas y la “Versión del rey Jacobo” (inglesa)—, en 1 Pedro
2:9 se llama a los cristianos ungidos “la generación escogida”. ¿Debería modificar esta designación nuestra manera de entender
el uso que Jesús da al término “generación” en Mateo 24:34? ................................................................................................................ 520
¿Por qué dice la Biblia: “Preciosa a los ojos de Jehová es la muerte de los que le son leales”? .......................................................... 523
“La Atalaya” del 1 de noviembre de 1995 se centró en lo que Jesús dijo sobre “esta generación” en Mateo 24:34. ¿Da a entender
el artículo que hay cierta duda en cuanto a si el Reino de Dios se estableció en el cielo en 1914? ................................................... 524
¿Pudiera decirse que el reciente modo de entender la palabra “generación” que aparece en Mateo 24:34 permite pensar que el
fin del sistema de cosas quizá quede relegado a un futuro lejano? ........................................................................................................ 526

Según Gálatas 6:8, “el que esté sembrando con miras a su carne, segará de su carne la corrupción; pero el que esté sembrando
con miras al espíritu, segará del espíritu vida eterna”. ¿A qué se refiere aquí el término “espíritu”, y cómo podemos segar así la
vida? ................................................................................................................................................................................................................ 527
¿Cómo se usaba el “estiércol de paloma” que se menciona en 2 Reyes 6:25?—H. F., EE. UU.............................................................. 528
Los golpes de la vida: ¿Son un castigo de Dios? ........................................................................................................................................ 529

¿Existe, en sentido estricto, alguna diferencia entre las expresiones bíblicas “otras ovejas” y “gran muchedumbre”? .................... 530

¿En qué parte del templo de Jehová se hallaba la “gran muchedumbre” cuando Juan la vio allí rindiendo servicio sagrado?
(Revelación [Apocalipsis] 7:9-15.) ................................................................................................................................................................. 532

¿Se puede decir que el cristiano que tiene la esperanza terrestre es parte de la “gran muchedumbre”, aunque todavía no ha
sobrevivido a “la gran tribulación”? (Revelación 7:9, 14.) ......................................................................................................................... 534
“La Atalaya” del 15 de agosto de 1996 dijo: “En la parte final de la tribulación, la ‘carne’ que haya huido al lado de Jehová se
salvará”. ¿Indican estas palabras que después de la primera fase de la gran tribulación, se pondrán del lado de Jehová muchos
nuevos discípulos? .......................................................................................................................................................................................... 535

En el antiguo Israel, cada ciclo de 49 años era seguido por un año de Jubileo (año 50). ¿Corresponde ese Jubileo al período que
sigue a la semana creativa de Dios de 49.000 años? ................................................................................................................................ 536
¿Qué prefigura el año del Jubileo mencionado en el capítulo 25 de Levítico? ..................................................................................... 538
¿Quién o qué es prefigurado por el “Leviatán” que se menciona en Isaías 27:1? ................................................................................. 539
En Génesis 19:24 dice que ‘el Señor’ hizo llover sobre Sodoma azufre y fuego ‘de parte del Señor.’ ¿Indica esto que Dios sea una
trinidad? .......................................................................................................................................................................................................... 540

Las Santas Escrituras hacen mención del “libro de Jasar” y del “libro de las Guerras de Jehová” (Jos. 10:13; Núm. 21:14). Sin
embargo, ninguno de los dos forma parte del canon bíblico. ¿Se trata de escritos inspirados que se perdieron? ........................... 542
¿Qué es el “libro de la vida” de Dios, y cómo puede escribirse y mantenerse allí mi nombre? ............................................................ 543

Después de la prueba final que tendrá lugar al concluir el Milenio, ¿podrán los seres humanos pecar y morir? ............................... 544
¿Es apropiado hablar de un “nuevo mundo” venidero? .......................................................................................................................... 545
Nos encantó el estudio de la parábola de Jesús sobre las ovejas y las cabras. En vista del nuevo entendimiento que se presentó en
“La Atalaya” del 15 de octubre de 1995, ¿podemos decir todavía que en la actualidad los testigos de Jehová participan en una
obra de separación? ..................................................................................................................................................................................... 547
¿Por qué decía la Ley de Dios que el israelita que tuviera relaciones sexuales con una virgen no comprometida tenía que casarse
con ella y nunca podía divorciarse de ella? ............................................................................................................................................... 549
¿Celebró Jehová su pacto con Abrahán en Ur, o en Harán? .................................................................................................................. 551
¿Terminó el pacto de la Ley al morir Jesús en el madero? ¿Cuándo fue reemplazado aquel pacto por el nuevo pacto? ............. 552
¿Por qué bajo la Ley mosaica se consideraba que ciertas funciones sexuales naturales hacían “inmunda” a la persona? ........... 554
¿Dónde está el Paraíso del que habla la Biblia? ........................................................................................................................................ 555
En Lucas 23:43, ¿por qué pone la Traducción del Nuevo Mundo los dos puntos después de la palabra “hoy”?—E. D., EE. UU. ...... 556
Aunque Jehová permitió que sus siervos de la antigüedad tuvieran más de una esposa, hoy no lo permite. ¿Es variable su norma
sobre la poligamia? ....................................................................................................................................................................................... 558
¿Aprueba Dios la poligamia? ....................................................................................................................................................................... 559

¿Estamos predestinados? .............................................................................................................................................................................. 560

¿Cómo debemos entender Job 3:14, que habla acerca de reyes y consejeros que edifican “para sí lugares desolados”? ........... 561

15
En Salmo 89:19, ¿quiénes son los “leales” a quienes Jehová habló en una visión? ................................................................................ 561

Si la cosecha comenzaba oficialmente cuando todos los varones israelitas estaban celebrando la fiesta de las Tortas
no Fermentadas, ¿quién cosechaba las primicias de la cebada que se llevaban al santuario? ........................................................ 562

¿Favorece Dios a una raza en particular?................................................................................................................................................... 563


A veces oímos a hermanos decir o pedir que venga el Reino de Dios a la Tierra. ¿Es esto apropiado? ............................................. 564

Si una criatura muere en el vientre materno, ¿volverá a la vida en la resurrección? ............................................................................ 565
Una amiga mía tuvo un aborto espontáneo. Como mujer me compadezco de ella, pero ¿sería apropiado alentar en ella la
esperanza de que la criatura resucite? ....................................................................................................................................................... 567
¿Deberíamos concluir por lo que dicen Mateo 7:13, 14 y Lucas 13:24 que aun durante la resurrección la mayoría de los humanos
rechazarán la adoración verdadera? ......................................................................................................................................................... 569
¿Se resucitará a las personas que no aceptan el cristianismo verdadero en este tiempo y que mueren antes del comienzo de la
gran tribulación? ............................................................................................................................................................................................ 571
¿Por qué varía la numeración del libro de los Salmos en diversas traducciones bíblicas? .................................................................... 573
Hebreos 9:14 dice que Cristo “por un espíritu eterno se ofreció a sí mismo.” ¿Qué es el “espíritu eterno”?—R. W., EE. UU. ............... 574

Proverbios 10:6 dice: “Las bendiciones son para la cabeza del justo, pero en cuanto a la boca de los inicuos, ésta encubre
violencia.” ¿Qué significan estas palabras? ................................................................................................................................................ 575
¿Por qué difiere de algunas otras traducciones la manera como se vierte Proverbios 11:16 en la Traducción del Nuevo Mundo, y
cómo debe entenderse este versículo? ...................................................................................................................................................... 576
¿Cómo, al mostrarle bondad a una persona que le tiene odio a uno, le ‘amontona uno brasas sobre la cabeza,’ según se declara
en Proverbios 25:21, 22?—EE. UU. .................................................................................................................................................................. 578
Cuando el apóstol Juan escribió que “el amor perfecto echa fuera el temor”, ¿qué quiso decir con “amor perfecto”? ¿Y qué
“temor” se echa fuera? ................................................................................................................................................................................. 579

¿Qué se da a entender en Efesios 4:23 por la expresión ‘hechos nuevos en la fuerza que impulsa la mente’?—EE. UU. .................. 580
¿Aceptan los testigos de Jehová fracciones menores de la sangre? ...................................................................................................... 582

¿Aceptan los testigos de Jehová productos médicos derivados de la sangre? .................................................................................... 585
¿Hasta qué punto deben preocuparse los cristianos por la posibilidad de que se añadan a los productos alimenticios
componentes sanguíneos, como plasma desecado? .............................................................................................................................. 588

Puesto que la ley de Dios prohíbe el comer sangre, ¿hay alguna objeción al uso de vitaminas que contienen médula o tuétano
rojo del hueso, hígado desecado y derivados orgánicos similares?—EE. UU. ......................................................................................... 591
¿Cuánto debe resistir el cristiano una transfusión de sangre que haya ordenado o autorizado un tribunal? ..................................... 592

Un doctor dijo que antes de la operación quirúrgica al paciente se le pudiera sacar alguna sangre que entonces se pudiera
almacenar, por si se necesitara una transfusión durante la operación. ¿Cómo debería ver el cristiano ese uso de su propia sangre?
.......................................................................................................................................................................................................................... 594
¿Qué hay en cuanto a un aparato como la bomba cardiopulmonar o una máquina para diálisis (un riñón artificial)? ¿Pudiera el
cristiano usar éstas máquinas?...................................................................................................................................................................... 595
¿Sería incorrecto someterse a un examen de la sangre? ......................................................................................................................... 595

¿Son compatibles con la creencia cristiana las inyecciones de sueros? ................................................................................................. 595
¿Hasta qué punto debe preocuparse el cristiano en cuanto a la sangre que se pone en productos alimenticios? ......................... 596
¿Queda la persona libre de responsabilidad por violar la ley de Dios acerca de la santidad de la sangre si recibe una transfusión
como resultado de una orden de tribunal que contrarresta su decisión de no aceptar sangre?—EE. UU. ......................................... 598
¿Pudiera ser que la prohibición bíblica tocante a la sangre aplicara solamente a la sangre de una víctima matada por el hombre,
y no a la carne de algún animal que hubiera muerto por sí mismo y no hubiera sido desangrado, ni a la sangre de algún animal o
algún ser humano que estuviera vivo? ........................................................................................................................................................ 599
Según Deuteronomio 6:8, 9, a los israelitas se les mandó ‘atar la ley de Dios como señal sobre su mano’ y dejar que sirviera como
‘venda frontal entre sus ojos.’ ¿Ha de entenderse esto literalmente?—EE. UU. ...................................................................................... 602

Ezequiel 29:1-16 indica que Egipto sería desolado por cuarenta años. ¿Aconteció realmente eso?—EE. UU. ................................... 604

¿Muestra Gálatas 4:15 cómo deben considerar los cristianos el trasplante de órganos del cuerpo?—EE. UU. .................................. 605

16
¿A qué se debe que el tocón de árbol del sueño del rey Nabucodonosor fuera atado con dos ataduras? .................................... 606

¿Cuál es el significado de la profecía: “En cuanto a sus ancianos, sueños soñarán. En cuanto a sus jóvenes, visiones verán”?—D.
A., EE. UU.......................................................................................................................................................................................................... 607

¿Cuál es el significado de la profecía de Amós dirigida contra las “vacas de Basán”? ....................................................................... 608
¿Cuál es el significado de Amós 5:5, que dice: “No busquen a Betel”? .................................................................................................. 609

¿Qué debe entenderse del proverbio que dice: “Al burlador lo debes golpear, para que el inexperto se haga sagaz; y debe
dirigírsele censura al entendido, para que discierna conocimiento”? .................................................................................................... 610
¿Aceptan los testigos de Jehová inyecciones de una fracción sanguínea, como la globulina inmunológica o la albúmina? ....... 611
En vista de los mandatos bíblicos sobre el uso debido de la sangre, ¿qué opinan los testigos de Jehová de los procedimientos
médicos que utilizan la propia sangre de la persona? .............................................................................................................................. 614
¿Admiten los testigos de Jehová transfusiones de su propia sangre, dejando que se almacene su propia sangre y después se les
devuelva? ....................................................................................................................................................................................................... 616
¿Cuál era el “significado de los panes” que se menciona en Marcos 6:52? .......................................................................................... 619
¿Qué se quiere decir en Marcos 7:19, donde leemos: “Así declaró [Jesús] limpios todos los alimentos”? .......................................... 620

¿Qué es “el descanso” que se menciona en Hebreos 4:9-11, y cómo ‘entramos en ese descanso’? ................................................ 621
Cuando 2 Tesalonicenses 3:14 habla de ‘señalar’, ¿se refiere a una acción formal que toma la congregación, o se trata de algo
que hacen los cristianos a nivel personal al evitar a los ingobernables? ................................................................................................. 623
En cuanto a ‘señalar’ a alguien de la congregación que sea desordenado, ¿puedo hacerlo cada vez que lo considere
necesario, o debería esperar hasta que los ancianos hubieran dado un discurso relacionado con el problema? .......................... 626
¿Cómo es “señalado” un individuo en el sentido que se describe en 2 Tesalonicenses 3:14, 15?—Samoa Americana. ................... 628

Si a un cristiano le parece que, debido a la conducta o la actitud de alguien de la congregación, tal persona no es la mejor
asociación o compañía que pudiera tener, ¿debería el cristiano personalmente ‘señalar’ a tal individuo en armonía con
2 Tesalonicenses 3:14, 15? ............................................................................................................................................................................. 630
¿Qué significa adorar a Jehová “con espíritu”? ......................................................................................................................................... 632

Proverbios 30:4, que pregunta: “¿Cuál es su nombre y cuál el nombre de su hijo, si acaso lo sabes?”, ¿se refiere a Jehová y Jesús?
.......................................................................................................................................................................................................................... 633
¿Opinaba en verdad el escritor de Proverbios 30:19 que la manera como un hombre seducía astutamente a una doncella era
‘demasiado maravillosa’? ............................................................................................................................................................................. 634
¿En qué sentido halló el congregador “un hombre entre mil”, pero no “una mujer entre todas”? (Eclesiastés 7:28.) ....................... 636
¿Por qué dice Isaías 11:6 que “el lobo realmente morará por un tiempo con el cordero”? ¿No será permanente esa paz? .......... 637

En el antiguo Israel, ¿qué significaba la luz milagrosa, llamada a veces Shekinah, que aparecía en el Santísimo del tabernáculo y
del templo? ..................................................................................................................................................................................................... 638
¿Cuándo empezaron a oírse los siete toques de trompeta angelicales de Revelación? ..................................................................... 639
¿Qué es el “baño que nos trajo a la vida” que se menciona en Tito 3:5?—EE. UU. ................................................................................ 641
¿Significan las palabras de Jesús en Mateo 11:24 que las personas a quienes Jehová destruyó por fuego en Sodoma y Gomorra
serán resucitadas? ......................................................................................................................................................................................... 642
¿Tendrá todo el mundo las mismas oportunidades para conocer a Dios? ............................................................................................. 645
¿De qué manera es cierto, según se declara en 1 Corintios 6:18, que “todo otro pecado que el hombre cometa está fuera de su
cuerpo, mas el que practica la fornicación está pecando contra su propio cuerpo”?—EE. UU.......................................................... 646
¿Aparece el Tetragrámaton (las cuatro letras hebreas del nombre de Dios) en el texto hebreo de Mateo copiado por el médico
judío del siglo XIV Shem-Tob ben Isaac Ibn Shaprut? ................................................................................................................................. 648
¿Por qué difiere de otras Biblias la manera como se traduce 2 Pedro 1:19 en la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas
Escrituras? ........................................................................................................................................................................................................ 649
En Romanos 8:27 la Traducción del Nuevo Mundo vierte el término griego fró·ne·ma como “intención”, pero en los versículos 6 y 7
lo vierte “tener la mente puesta en”. ¿Por qué se traduce de manera diferente la misma palabra griega? ..................................... 650

¿A qué se debe que al verter la palabra griega pi·stéu·o la Traducción del Nuevo Mundo a veces ponga ‘creer’ (como lo hacen
muchas traducciones) y en otros casos ponga ‘ejercer [o poner] fe en’? ............................................................................................. 651

17
Durante un estudio bíblico que conducía, surgió para discusión Romanos 8:26, 27. ¿Podrían explicar, por favor, el significado de
estos versículos?—A. B., EE. UU. ..................................................................................................................................................................... 652
En Romanos 8:30 se hace referencia a cristianos que son ‘glorificados.’ ¿Cuándo acontece esto, y cómo se relaciona esta
‘glorificación’ con el que sean ‘llamados’ y ‘declarados justos’?............................................................................................................ 654
¿Quién es el “Señor” que se menciona en Romanos 10:12: el Señor Jesucristo, o el Señor Jehová? ................................................... 656
¿A qué se refiere “la corona de la vida” mencionada en Santiago 1:12, y de quiénes se puede decir que ganan esta corona? . 657

¿Qué fue “la señal de Jonás” que se menciona en Mateo 16:4? ............................................................................................................ 658
Moisés dijo a los israelitas que “las cosas reveladas pertenecen a nosotros y a nuestros hijos hasta tiempo indefinido”.
(Deuteronomio 29:29.) ¿Ha llegado a formar parte de esas “cosas reveladas” la luz que se ha arrojado sobre la Palabra de Dios
durante estos últimos días? ........................................................................................................................................................................... 659
Según la Traducción del Nuevo Mundo, Moisés dice en Deuteronomio 31:2 que ya no se le permitiría salir y entrar como caudillo
de Israel; pero otras versiones indican que se encontraba incapacitado para hacerlo. ¿A qué obedece la diferencia? .............. 660
¿Hay que creer en la Trinidad para ser cristiano?....................................................................................................................................... 661
¿Apoya la Biblia la existencia de unicornios, los cuales se mencionan en algunas versiones de las Santas Escrituras? ..................... 662
¿Qué hace que “las cosas deseables de todas las naciones” entren en la “casa” de la adoración verdadera? (Ageo 2:7.) ........ 664

¿Por qué predijo Zacarías la destrucción de Tiro mucho después de que la arrasaran los babilonios? .............................................. 665
¿Indica el adverbio “probablemente” en Sofonías 2:3 que los siervos de Dios no están seguros de que recibirán la vida eterna? 666
¿Qué se entiende por la declaración de 2 Samuel 18:8, que dice: “La selva hizo más, en cuanto a comerse a la gente, de lo que
hizo la espada”?............................................................................................................................................................................................. 667
¿Quiere decir la expresión “dotado del espíritu” de 1 Corintios 14:37 que el cristiano ha recibido el espíritu santo como ungido, o
significa que tiene un don milagroso del espíritu? ...................................................................................................................................... 668

¿Qué significa “tener vida en sí mismo”? .................................................................................................................................................... 670


¿Por qué dice la Traducción del Nuevo Mundo “epilépticos” en Mateo 4:24, mientras que algunas traducciones dicen
“lunáticos”?—P. K., EE. UU.............................................................................................................................................................................. 672

Puesto que se dice que el modo de vivir cristiano es galardonador aun ahora, ¿por qué escribió Pablo: “Si solo en esta vida hemos
esperado en Cristo, somos de todos los hombres los más dignos de lástima”? ...................................................................................... 673
¿Cuál es el significado de la oración a Dios: “No nos metas en tentación”?—E. D., EE. UU. ................................................................. 675

¿Qué significa 2 Corintios 6:7 cuando se refiere a “las armas de justicia a diestra y a siniestra”?—EE. UU........................................... 677
¿Qué significa Gálatas 3:24 cuando dice que la “Ley ha venido a ser nuestro tutor que nos conduce a Cristo”?—EE. UU. ............ 678

En Lucas 10:1 algunas Biblias modernas dicen que Jesús envió setenta y dos discípulos, pero mi Biblia dice setenta. ¿A qué se debe
esa diferencia? ............................................................................................................................................................................................... 679
Los científicos afirman que algunas estrellas se extinguen, o estallan; entonces, ¿por qué dice Isaías 40:26 que “ninguna de [las
estrellas] falta”? .............................................................................................................................................................................................. 680
¿Terminará siendo aburrida la vida eterna en el Paraíso?......................................................................................................................... 682
En Juan 1:1 se aplica el vocablo “dios” tanto al Padre como al Hijo, la Palabra. Pero en el texto griego la palabra para “dios”
(theos) se escribe de modo diferente en estos dos casos. ¿Por qué? ¿Qué significa? .......................................................................... 683
¿No muestra el ejemplo bíblico en el cual Jehová expresó su desaprobación de Onán por desperdiciar su semen que es
incorrecto usar contraceptivos?—EE. UU. .................................................................................................................................................... 685
¿No indica Juan 2:19 que Jesús se resucitaría a sí mismo?—EE. UU. ......................................................................................................... 685
¿Por qué dice la Biblia que la persona debe gritar ante la amenaza de ultraje sexual? ...................................................................... 687
¿Qué se da a entender, en Juan 7:39, cuando se dice: “porque aún no había espíritu”?—A. A., EE. UU. .......................................... 689
Si un cristiano oye voces, ¿significa necesariamente que sufre ataques demoníacos? ........................................................................ 691
¿Quiénes fueron los “espíritus en prisión” a quienes predicó Jesús como se declara en 1 Pedro 3:19? ¿Cuándo les predicó? ¿Dio
esta predicación una oportunidad para que se arrepintieran?—EE. UU. ................................................................................................ 692
¿Cuál es el significado del comentario de Revelación 19:10: “el dar testimonio de Jesús es lo que inspira el profetizar”?—EE. UU. 694

¿Cuáles son el “mandamiento viejo” y el “mandamiento nuevo” que se mencionan en 1 Juan 2:7, 8?—EE. UU.............................. 695

18
¿Qué es el “temor” que el amor perfecto echa fuera, como se declara en 1 Juan 4:18?—C. A., EE. UU. .......................................... 696

¿De qué manera es cierto, como se declara en 1 Juan 5:18, que “toda persona que ha nacido de Dios no practica pecado, sino
que El que nació de Dios lo vigila, y el inicuo no logra asirlo”?—N. B., EE. UU. ........................................................................................ 697

¿Qué se da a entender por “la gran ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto” que se menciona en Revelación
11:8?................................................................................................................................................................................................................. 699
Comprendo que el aborto es incorrecto desde el punto de vista bíblico, porque es quitar deliberadamente la vida. Yo entendía
que Éxodo 21:22, 23 apoyaba este hecho. Pero recientemente leí una versión de la Biblia que da a estos versículos un significado
diferente. ¿Qué dicen y significan en realidad esos versículos? ............................................................................................................... 701

¿Justifica un peligro considerable a la salud el tener un aborto? ............................................................................................................ 704


¿Consideran los testigos de Jehová que el alcoholismo sea una enfermedad?.................................................................................... 706
¿Cuál es la relación entre el “aliento de vida” que se menciona en Génesis 2:7 y el “espíritu” del hombre que se menciona en
otras partes de la Biblia? ............................................................................................................................................................................... 708
¿Puede declararse rotundamente que solo los testigos bautizados de Jehová sobrevivirán al Armagedón?—A. S., EE. UU............ 710
¿Cómo debe el cristiano considerar el asistir a una ceremonia religiosa, como a un Bar Mitzvah judío o la fiesta que le sigue? .... 712
Revelación 5:10 dice: “Hiciste que fuesen un reino y sacerdotes para nuestro Dios, y han de gobernar como reyes sobre la tierra.”
Aunque todas las Biblias en español traducen la palabra griega epi “sobre” aquí, ¿no es verdad que pudieran haberla traducido
igualmente “en,” puesto que eso es lo que la palabra griega realmente significa? ............................................................................. 714

La Biblia dice: “Háganse amigos por medio de las riquezas injustas.” (Luc. 16:9) ¿Significa esto que, con tal que el dinero u otras
posesiones se usen de una buena manera o para beneficiar a otros, no importa si tales cosas materiales se hayan obtenido
fraudulentamente, injustamente?—EE. UU. ................................................................................................................................................. 715

¿Qué significa la expresión “conducta relajada” que se encuentra en Gálatas 5:19?—EE. UU. .......................................................... 716
En Hebreos 8:10 se declara: “‘Este es el pacto que pactaré con la casa de Israel después de aquellos días,’ dice Jehová. ‘Pondré
mis leyes en su mente, y en su corazón las escribiré.’” ¿Cómo, según se menciona en este texto, son diferentes los tratos de Dios
con los que son introducidos en el nuevo pacto de los que estuvieron bajo el antiguo pacto de la Ley?—EE. UU. .......................... 718
¿Qué significa 1 Tesalonicenses 4:17 cuando dice: ‘Nosotros los vivientes que sobrevivamos seremos arrebatados en nubes al
encuentro del Señor en el aire’?—EE. UU. ................................................................................................................................................... 720
Primera a Timoteo 4:10 dice que Dios es “Salvador de hombres de toda clase, especialmente de los fieles”. ¿Significa esto que se
salvarán algunos infieles? .............................................................................................................................................................................. 722
¿Cómo pudo darse a personas llamadas a la vida celestial bondad inmerecida “relacionada con Cristo Jesús antes de tiempos
de larga duración,” como indica 2 Timoteo 1:9?—EE. UU. ........................................................................................................................ 723
Segunda a Timoteo 3:6, 7 dice: “De éstos se levantan aquellos hombres que se meten a hurtadillas en las casas y se llevan como
cautivas suyas a mujeres débiles cargadas de pecados, llevadas de diversos deseos, que siempre están aprendiendo y sin
embargo nunca pueden llegar a un conocimiento exacto de la verdad.” ¿Quiénes son los hombres y mujeres a quienes se hace
referencia en este pasaje?—EE. UU.............................................................................................................................................................. 724
¿Cuáles son las “cosas elementales del mundo” que se mencionan en Gálatas 4:3 y Colosenses 2:8, 20?—EE. UU. ........................ 726

¿Qué se da a entender por la expresión ‘portarse como profeta,’ que aparece en 1 Samuel 18:10 y 19:20-24?—EE. UU................ 727
¿Cómo debe entenderse el requisito, expresado por Pablo, de que una viuda debe ser “mujer de un solo esposo” a fin de recibir
ayuda de la congregación cristiana? (1 Timoteo 5:9.) .............................................................................................................................. 729

¿Cómo hemos de entender Mateo 1:17, que habla de tres grupos de generaciones (catorce en cada grupo) desde Abrahán
hasta Jesucristo, aunque los versículos previos alistan solo cuarenta y una generaciones?—Bélgica. ................................................ 730
¿Por qué usamos la expresión “cuerpo gobernante” para los ancianos que presiden la obra de los testigos de Jehová?—EE. UU.
.......................................................................................................................................................................................................................... 732
Mi hijo, quien se bautizó en la adolescencia, ahora está casado y tiene familia. Por la presión de ganarse la vida se ha enfriado
espiritualmente y no se asocia con la congregación. ¿Debería considerársele como persona “desasociada”? ............................. 734
¿Pudiera ser responsable Satanás de algunas de las severas tormentas e inundaciones que en años recientes han sido tan
destructivas a la vida y la propiedad?—EE. UU........................................................................................................................................... 736
¿Cuándo creó Dios los dinosauros, y cuándo llegaron a extinguirse?—EE. UU. ...................................................................................... 737

19
¿Corresponde lo que Jesús dijo en Juan 15:1-6, acerca de que él era la vid y sus discípulos los sarmientos, con el olivo y sus ramas
que se describen en Romanos 11:17-24? .................................................................................................................................................... 738
Cuando uno se enfrenta a pruebas o tareas difíciles, ¿es apropiado pedir “una porción doble” del espíritu de Dios, como lo hizo
Eliseo? .............................................................................................................................................................................................................. 740
¿Cuál es la relación entre el “aliento de vida” que se menciona en Génesis 2:7 y el “espíritu” del hombre que se menciona en
otras partes de la Biblia? ............................................................................................................................................................................... 742
¿Qué lección encierran las palabras de Proverbios 24:27? ....................................................................................................................... 744

¿Qué quiere decir 1 Corintios 7:1 cuando dice: “Es bueno que el hombre no toque mujer”?—EE. UU. .............................................. 745
Vi un periódico que llevaba una fotografía que mostraba pastores y rebaños en un campo fuera de Belén al tiempo de la
Navidad. Yo creía que hacía demasiado frío allí para que los pastores estuvieran en los campos con sus ovejas alrededor del 25
de diciembre, la fecha tradicional del nacimiento de Cristo. ¿Es cierto esto?—J. B., EE. UU. ............................................................... 746
En cumplimiento de la primera profecía bíblica, registrada en Génesis 3:15, ¿cuándo es magullada por la “descendencia” de la
mujer de Dios la cabeza de la “serpiente”?................................................................................................................................................ 748

¿Son parte de la organización celestial semejante a esposa, “la Jerusalén de arriba”, los del resto de los ungidos del Señor
que están en la Tierra?................................................................................................................................................................................... 749
¿Llegan a ser parte de la organización universal de Jehová los de la “grande muchedumbre”? ...................................................... 750

En Colosenses 3:23 se aconseja a los cristianos que sirvan a sus amos “de toda alma como para Jehová, y no para los hombres.”
¿Quiere decir eso que el trabajo seglar que hacemos como para Jehová es parte de nuestro servicio sagrado?.......................... 751
La Atalaya (del 1 y 15 de agosto de 1976, sobre Oseas) dice que Jehová Dios, el Esposo celestial, está casado con el Israel
espiritual. ¿Cómo puede ser esto así cuando se toma en cuenta lo que el apóstol Pablo dice acerca de que la congregación
cristiana está prometida en matrimonio a un solo esposo, Jesucristo? (2 Cor. 11:2) ¿No es esto contradictorio y desorientador? .. 753

Puesto que fue el reino de las dos tribus de Judá el que fue llevado cautivo a Babilonia en 607 a. de la E.C., ¿cómo sucedió que
miembros de las 12 tribus de Israel regresaran de Babilonia 70 años después? ...................................................................................... 754
¿Por qué se omite la frase “que está en el cielo” de Juan 3:13 en la Traducción del Nuevo Mundo y otras traducciones? ............ 756
¿En qué sentido estaba Jerusalén “en esclavitud con sus hijos”, según escribió el apóstol Pablo en Gálatas 4:25? ......................... 757
¿Por qué dice La Atalaya del 1 de mayo de 1980 (páginas 26, 27) que el “nuevo pacto” está llegando al fin de su operación,
mientras que Hebreos 13:20 dice que este pacto es “un pacto eterno”? .............................................................................................. 758

¿Qué podemos aprender de la prohibición que aparece en Éxodo 23:19, que dice: “No debes cocer el cabrito en la leche de su
madre”? .......................................................................................................................................................................................................... 759
¿Hay “cuatro jinetes del Apocalipsis”? ¿O hay cinco? .............................................................................................................................. 760

Puesto que Romanos 11:26 dice que “todo Israel será salvo,” ¿significa esto que habrá de esperarse una conversión de todos los
judíos?—Inglaterra. ......................................................................................................................................................................................... 761
En la Biblia, Éxodo 4:11 dice: “¿Quién asigna al mudo o al sordo o al de vista perspicaz o al ciego? ¿No soy yo, Jehová?” ¿Significa
esto que Dios es responsable en cada caso por tales defectos como sordera y ceguera?—EE. UU................................................... 763
¿Cuándo se convirtió la potencia mundial angloamericana en la séptima potencia de las profecías bíblicas? ............................. 765
La Atalaya del 1 de junio de 1980 llama a las Naciones Unidas “la octava potencia mundial.” ¿No es la potencia anglo-
americana, la Séptima Potencia Mundial, la última potencia mundial? ................................................................................................. 766
¿Cuándo acontece la “revelación de los hijos de Dios,” como se menciona en Romanos 8:19, y con qué propósito? .................. 766
¿Qué quiso decir Dios cuando le dijo a Jonás que en la ciudad de Nínive había más de 120.000 personas “que de ningún modo
saben la diferencia entre su mano derecha y su izquierda”? ................................................................................................................... 768
A veces oímos a hermanos decir o pedir que venga el Reino de Dios a la Tierra. ¿Es esto apropiado? ............................................. 769
¿Cuánto valía la ‘blanca’ de la viuda?....................................................................................................................................................... 770
¿Se cumplieron inicialmente los “últimos días” que Pablo describe en 2 Timoteo 3:1-7 en el sistema de cosas judío durante el primer
siglo? ................................................................................................................................................................................................................ 770
¿Se refiere Job 28:5 a la aparente condición derretida del interior de la Tierra cuando dice: “En cuanto a la tierra, de ella sale
alimento; pero debajo de ella, ha sido trastornada como por fuego”?—Chipre. ................................................................................. 771

20
Puesto que la palabra “organización” no aparece en la Biblia, ni siquiera en los idiomas originales en que ésta se escribió, ¿con
qué derecho podemos decir que Dios tenga una organización, o hablar de la organización de Dios? ............................................ 772
En Habacuc 2:5, ¿quién es el que “ha hecho espaciosa su alma justamente como el Seol,” y qué significa esto? ......................... 774

¿Qué evidencia hay de que los que se mencionan en Juan 10:16 como “otras ovejas” son personas que vivirán en la Tierra en el
nuevo orden de Dios?—Italia. ....................................................................................................................................................................... 775
En la parábola de las 10 vírgenes (Mateo 25:1-13), ¿quién dijo: “¡Aquí está el novio! Salgan a su encuentro”? ................................ 777

En la parábola de los “talentos,” ¿a quiénes representan los tres esclavos?—Mateo 25:14-30. ........................................................... 778
¿Por qué dicen los testigos de Jehová que habrá un Paraíso futuro en la Tierra, si en 2 Corintios 12:1-4 se enlaza “paraíso” con “el
tercer cielo”? .................................................................................................................................................................................................. 779
¿Qué es el pecado imperdonable?—E. M., EE. UU. ................................................................................................................................... 781
¿Por qué prohibía la ley mosaica el comer grasa?—EE. UU. ..................................................................................................................... 783
¿Por qué prescribió la ley mosaica pena capital al que invocara el mal contra sus padres? .............................................................. 785
¿Por qué no coincidió el principio de la I Guerra Mundial con la primera parte de octubre, cuando terminaron los “tiempos
señalados de las naciones”?—EE. UU. ......................................................................................................................................................... 786

¿Creen los testigos de Jehová en los doctores? ......................................................................................................................................... 787


¿A qué se debe que, aunque una persona trate de fijar su atención en las cosas buenas, a veces entran malos pensamientos en
su mente?—EE. UU. ......................................................................................................................................................................................... 788
Jehová permitió la poligamia entre los judíos, pero no entre los cristianos. ¿Ha cambiado la moralidad de Dios?—J. P., EE. UU. ... 790
En el futuro, cuando Dios resucite a personas en la Tierra, ¿tendrán aproximadamente la misma edad y apariencia que tenían
antes? .............................................................................................................................................................................................................. 792

¿Todavía serán imperfectos y estarán atribulados por el pecado adánico los que sean levantados a la vida en la Tierra, puesto
que Romanos 6:7 dice que una persona “que ha muerto ha sido [absuelta] de su pecado”?—EE. UU. ............................................ 793
¿Por qué varía la numeración del libro de los Salmos en diversas traducciones bíblicas? .................................................................... 795
¿Cuál es el significado de los textos que dicen que los “riñones” son ‘vistos,’ ‘refinados,’ ‘probados’ o ‘examinados’ por Jehová
Dios o por su Hijo? ........................................................................................................................................................................................... 796
¿Podría el Salmo 37:29: “Los justos mismos poseerán la tierra y residirán para siempre sobre ella” referirse simplemente a la
ocupación permanente de la Tierra Prometida por parte de Israel?....................................................................................................... 797

Salmo 102:26 dice que la Tierra y los cielos “perecerán”. ¿Significa esto que el planeta Tierra será destruido? ................................. 798
¿Por qué dicen el Salmo 102:25, 26 y Hebreos 1:10, 11 que los cielos y la tierra ‘perecen’ y ‘son reemplazados como una prenda
de vestir gastada’?—Hawai. ......................................................................................................................................................................... 799

Cuando se dice en Hebreos 8:13 que el pacto de la Ley “envejece [y] está próximo a desvanecerse”, ¿se refiere al hecho de que
se acercaba el fin del sistema judío en 70 E.C.? ......................................................................................................................................... 801
¿Debería hablarse de “capítulos” respecto a las secciones del libro bíblico de Salmos? ..................................................................... 802
¿Por qué se llama “mujeres compasivas” en Lamentaciones 4:10 a las madres que se comieron a sus propios hijos? ..................... 803
Hebreos 9:16 dice que el que hace un pacto tiene que morir para que el pacto entre en vigor. Pero Dios hizo el nuevo pacto y no
murió. Así que, ¿cómo podemos entender ese versículo? ........................................................................................................................ 804
¿Qué significa el comentario de Hebreos 12:4: “Ustedes todavía no han resistido hasta la sangre”? ................................................. 806
¿De qué manera debe entenderse Génesis 9:5, donde Dios dijo que ‘reclamaría la sangre’ del animal que matara a un ser
humano? ......................................................................................................................................................................................................... 807
En Juan 2:20 leemos: “Este templo fue edificado en cuarenta y seis años, ¿y tú en tres días lo levantarás?” ¿Cómo calcula uno
estos cuarenta y seis años? ........................................................................................................................................................................... 808
¿Significan las palabras de Pablo en 1 Corintios 6:1-7 que en ninguna circunstancia debería el cristiano llevar al tribunal un caso en
que estuviera envuelto un compañero de creencia?—EE. UU. ................................................................................................................ 809
¿Significa Mateo 27:52, 53 que al tiempo de la muerte de Jesús personas que estaban en el sepulcro fueron resucitadas?.......... 811
¿En qué sentido son uno Jesús y su Padre? ................................................................................................................................................. 812
¿Cómo puede aplicarse Revelación 7:17 a los cristianos hoy día, puesto que todavía lloramos a veces? ........................................ 813

21
Se dice que grandes números de cristianos fueron ejecutados durante la persecución romana en los primeros siglos de la era
común. ¿Cómo, pues, es posible que millares de individuos en este siglo hayan sido llamados para formar parte del cuerpo de
Cristo compuesto de solo 144.000 personas?—EE. UU. ............................................................................................................................... 814
Revelación 14:3 dice: “Están cantando como si fuera una canción nueva delante del trono y delante de las cuatro criaturas
vivientes y de los ancianos; y nadie pudo aprender esa canción sino los ciento cuarenta y cuatro mil, que han sido comprados de
la tierra.” Si los ancianos mencionados aquí, y en Revelación 4:4, representan al entero grupo de 144.000 reyes-sacerdotes
celestiales, ¿cómo es posible que los 144.000 canten enfrente de estos ancianos?—Ecuador. .......................................................... 816
¿Está seleccionando Dios todavía a individuos para estar asociados con su Hijo en el reino celestial, o es la esperanza de vida
terrestre la que tienen todos los que se dedican a Jehová en este día?—EE. UU. ................................................................................. 817
¿Se puede aplicar apropiadamente la palabra “ángeles” a los cristianos ungidos después de ser resucitados?—R. C., EE. UU..... 819
¿Puede un cristiano ungido que haya sido expulsado ser restablecido más tarde y todavía tener la esperanza celestial? ............ 820
Revelación 19:19-21 dice que en la venidera guerra de Dios a la bestia salvaje y el falso profeta simbólicos se les arrojará al lago
de fuego, pero que a “los demás” se les dará muerte con una espada. ¿Quiénes son “los demás,” y qué les sucederá? ............. 822
Revelación 20:5 dice que “los demás de los muertos no llegaron a vivir sino hasta que fueron terminados los mil años”. ¿Se
efectuará esto antes de la prueba final, o después de ella? ................................................................................................................... 824

Revelación 20:5 dice: “Los demás de los muertos no llegaron a vivir sino hasta que fueron terminados los mil años.” ¿Muestra este
texto que la resurrección acontecerá después del reinado de mil años de Cristo?—Ecuador. ........................................................... 825
¿Es permisible violar la ley de Dios para salvar una vida, como algunos han razonado por lo que dice Mateo 12:1-8?................... 827

Familia
¿Cuánta importancia deben dar los cristianos al compromiso matrimonial? ......................................................................................... 830
¿Hasta qué grado debe la esposa cristiana fiel resistirse a aceptar el divorcio que solicite su cónyuge? .......................................... 833
¿Qué guía dan las Escrituras sobre la crianza de los hijos cuando solo uno de los padres es testigo de Jehová? ............................. 835

¿Garantiza Proverbios 22:6 que si se educa apropiadamente a un niño cristiano, este no se apartará del camino de Jehová? ... 837
¿Qué debe hacer una familia cristiana si uno de sus hijos tiene que asistir a una escuela donde la instrucción religiosa es
obligatoria? ..................................................................................................................................................................................................... 838

¿Cómo puede una esposa cristiana armonizar la lealtad a Dios con la sumisión que le debe a su marido no creyente si él celebra
las festividades religiosas? ............................................................................................................................................................................. 840
¿Qué puede hacer un cristiano cuando no encuentra un cónyuge apropiado? ................................................................................. 842

¿Hasta qué punto son aplicables a los cristianos de la actualidad las restricciones que impone la Ley mosaica al matrimonio entre
parientes? ....................................................................................................................................................................................................... 844
Un hombre y una mujer que viven juntos sin haberse casado están estudiando la Biblia y desean bautizarse. Sin embargo,
no pueden legalizar su unión porque él reside ilegalmente en el país y el gobierno no permite que ningún indocumentado se
case. ¿Podrían firmar una Declaración de Promesa de Fidelidad y luego bautizarse? ......................................................................... 846

¿Puede anularse después de firmada una Declaración de Promesa de Fidelidad? ............................................................................. 848
¿Tiene la misma permanencia de un matrimonio legalizado la “Declaración de una Promesa de Fidelidad” en una relación marital
existente? ........................................................................................................................................................................................................ 850
¿Por qué se permitía que los israelitas se casaran con extranjeras cautivas aunque la Ley mosaica mandaba que no debían
formar ninguna alianza matrimonial con extranjeras? (Deuteronomio 7:1-3; 21:10, 11.) ........................................................................ 851
¿Es prudente el que un cristiano que haya perdido a su cónyuge en la muerte permanezca soltero con la esperanza de que se
unirá de nuevo a esa persona en el futuro? ............................................................................................................................................... 852
¿Por qué escribió Pablo respecto a la esposa cristiana: “Se le mantendrá en seguridad mediante el tener hijos”? (1 Timoteo 2:15.)
.......................................................................................................................................................................................................................... 854
¿Se lleva Dios a los niños al cielo para convertirlos en ángeles? .............................................................................................................. 855
El artículo “Aborrezcamos lo que es inicuo”, de La Atalaya del 1 de enero de 1997, parecía centrarse en la pedofilia. ¿Cómo se
define esta práctica? .................................................................................................................................................................................... 856

22
En casos de adulterio, ¿hay algunas circunstancias en que la parte culpable podría obtener un divorcio y ser considerado por la
congregación como libre para contraer segundas nupcias?—Jamaica. .............................................................................................. 857
Si un esposo incrédulo trata de divorciarse de su esposa cristiana usando una acusación falsa como la de crueldad mental o
abandono del hogar, ¿debería ella presentar contestación a la demanda de divorcio? ................................................................... 859
Mi esposa, que no es sierva de Dios, ama a otro hombre. ¿Sería apropiado que yo me divorciara de ella, puesto que ella
probablemente ha ‘cometido adulterio en su corazón,’ como mencionó Jesús en Mateo 5:28? ...................................................... 861
¿Por qué, según los relatos de Mateo, usó Jesús dos palabras diferentes —“fornicación” y “adulterio”— al considerar la base
adecuada para el divorcio? ¿No es “adulterio” la única base para el divorcio bíblico, en el sentido que generalmente se entiende
el vocablo?—EE. UU. ...................................................................................................................................................................................... 863

Recientemente se publicó en las noticias una decisión de tribunal que falló que la cópula oral por adultos ya no es punible por ley
en cierto estado. Por lo tanto, ¿sería la práctica de esto solo un asunto para conciencia individual si un matrimonio cristiano
participara en ello dentro del arreglo matrimonial?—EE. UU. ................................................................................................................... 865
¿Se incluye en la porneia (crasa inmoralidad sexual) que se menciona en la Biblia la masturbación, de manera que la
masturbación sea una base válida para obtener un divorcio bíblico?—Ecuador. ................................................................................ 868
Si, después de haberse obtenido un divorcio legal, una persona se enterara de que su excónyuge había sido culpable de
adulterio u otra crasa inmoralidad sexual antes del divorcio, ¿daría validez bíblica eso al divorcio legal? También, ¿excluiría el
perdón de un solo acto de adulterio el obtener un divorcio sobre base bíblica si más tarde se descubriera que estuvieron
envueltos numerosos actos inmorales?—Suecia. ....................................................................................................................................... 869
Antes de que yo estudiara la Biblia, mi esposa y yo nos habíamos divorciado, no debido a inmoralidad sino porque no nos
llevábamos bien. Ahora soy cristiano. ¿Estoy libre, bíblicamente, para casarme de nuevo? ............................................................... 871

Mi esposo a veces me pega. ¿Debería conseguir yo una separación legal o divorcio a causa de ello? .......................................... 873
Si el esposo de una cristiana fiel se ha divorciado de ella, aunque ninguno de los dos haya sido culpable de adulterio, ¿sería
correcto desde el punto de vista bíblico el que ella compartiera el lecho conyugal con él cuando él visitara a la familia? .......... 875
En 1 Corintios 7:36-38 la Traducción del Nuevo Mundo hace mención del hombre que da “su propia virginidad” en matrimonio. La
mayoría de las otras versiones emplean frases como “su hija virgen” o “su compañera en el celibato.” ¿Por qué difieren tanto las
Biblias en este pasaje? ................................................................................................................................................................................... 877
Mi esposo incrédulo me confesó que tiene otra mujer. ¿Es su confesión suficiente base para un divorcio bíblico? ......................... 879

¿Cuántos años de educación seglar es aconsejable que tengan los niños de casas cristianas? ........................................................ 881
Soy viuda, con hijos adolescentes, y aprendí la verdad de la Palabra de Dios hace aproximadamente un año. ¿Debo insistir en
que mis hijos vayan a las reuniones de congregación, aunque se muestren renuentes a hacerlo? ................................................... 884

Si un hombre (o una mujer) huye con el cónyuge de otra persona, ¿podría ser perdonado y aceptado de nuevo en la
congregación cristiana? ............................................................................................................................................................................... 886
Antes de estudiar la Biblia, mi esposa y yo nos sometimos a un tratamiento de fecundación in vitro, pues deseábamos tener un
bebé. Algunos de los óvulos fecundados —o embriones— no se utilizaron, por lo que fueron congelados y almacenados.
¿Deberíamos seguir conservándolos, o estaría bien deshacernos de ellos? ........................................................................................... 888
¿Qué se da a entender por las palabras de Pablo en 1 Corintios 7:29: “Los que tienen esposas sean como si no tuviesen”? ......... 891
Parece que con gran frecuencia el esposo le deja a la esposa la tarea de educar y disciplinar a los hijos. ¿Qué dice la Biblia
acerca de esto? ¿Es realmente ‘trabajo de la esposa’? .......................................................................................................................... 893
¿Cómo afecta el requisito que se manifiesta en Deuteronomio 23:2 las expectativas de que los hijos ilegítimos lleguen a ser siervos
aprobados de Dios?—EE. UU......................................................................................................................................................................... 895
¿Es aconsejable que su hijo viva con parientes mundanos simplemente porque éstos pueden ofrecer al niño ventajas materiales?
.......................................................................................................................................................................................................................... 896
Primera a los Corintios 7:14 declara que los hijos de un padre o una madre creyente “son santos.” ¿Está envuelto el bautismo en tal
‘santidad’ de un hijo a la vista de Dios? ¿Qué hay si mentalmente el niño es retardado? ................................................................... 898
Si a una persona joven su padre (o su madre) le prohíbe estudiar la Biblia o asociarse con los testigos cristianos de Jehová, ¿está
obligada a obedecer en estos asuntos?—EE. UU. ...................................................................................................................................... 900
Dado que soy una persona que está estudiando la Biblia con los testigos de Jehová, me intereso en agradar a Dios. Hace
diecisiete años mi esposo me abandonó, y no he sabido nada de él desde entonces. Es posible que él haya muerto ya. ¿Estoy
libre para volverme a casar?—A. S., EE. UU. ................................................................................................................................................ 902

23
¿Cuál es el punto de vista de los testigos de Jehová en cuanto al matrimonio interracial?—Francia................................................. 904

¿Qué punto de vista debe tener cada cristiano individualmente, así como la congregación en conjunto, sobre el consejo bíblico
de casarse “solo en el Señor”? ..................................................................................................................................................................... 906

¿Se propuso Dios originalmente que la mujer estuviera en sujeción a su esposo, o fue solo después que Adán y Eva pecaron y Dios
le dijo a la mujer que “tu esposo . . . te dominará”?—Gén. 3:16. ............................................................................................................. 908
Si dentro de un matrimonio el cónyuge inocente reanuda las relaciones sexuales con el cónyuge adúltero después de haber
llegado a saber del adulterio que éste ha cometido, ¿constituye evidencia de perdón por parte del cónyuge inocente la
reanudación de las relaciones sexuales? .................................................................................................................................................... 910

¿A qué grado aplica a los cristianos la ley judía que prohibía las relaciones maritales durante el período menstrual de la mujer?—
EE. UU. .............................................................................................................................................................................................................. 912
¿Es correcto que una casada deje a su esposo si no pueden llevarse bien? ¿Por qué dejó a su esposo la esposa del primer
presidente de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract, C. T. Russell?—EE. UU..................................................................................... 914
Si un cónyuge incrédulo se separa del cónyuge creyente, ¿no habría base para disolver bíblicamente el matrimonio, en vista de
1 Corintios 7:15, donde Pablo dice: “. . . no está en servidumbre el hermano o la hermana en tales circunstancias, antes Dios los ha
llamado a ustedes a paz”? ........................................................................................................................................................................... 917

Hemos recibido una cantidad bastante extensa de preguntas de personas casadas en cuanto a asuntos sexuales, como
resultado de puntos de vista que han recibido extensa publicidad por fuentes de información mundanas. Estas preguntas han
tenido que ver con actos conyugales, control de la natalidad, esterilización y aborto. Aquí comentamos sobre tales asuntos al
grado que nos sentimos autorizados para hacerlo. ................................................................................................................................... 919

Cuando un amigo mío se hizo cristiano, su esposa se divorció de él y se niega hasta a verlo. Aunque él reconoce que, según la
Biblia, no está libre para volver a casarse, ha estado concertando citas con alguien. ¿Qué dice la Biblia en cuanto a concertar
citas bajo tales circunstancias, y de qué manera podría yo darle la mejor ayuda? ............................................................................. 923

Jehová Dios
¿Desde cuándo existe Dios? ......................................................................................................................................................................... 925
¿Hablaba Jehová Dios directamente a Adán, o le hablaba mediante la Palabra, el Hijo unigénito de Dios? .................................. 926

¿Habló Jehová Dios directamente a Adán, o por medio de un ángel? ................................................................................................. 928
¿Es apropiado decir que la misericordia de Jehová templa su justicia? ................................................................................................. 929
¿Mostró Dios parcialidad al escoger a hombres de la misma raza y nacionalidad —todos ellos judíos— para que formaran el
cuerpo gobernante de la congregación primitiva? .................................................................................................................................. 930
¿No es cierto que Jehová fue parcial para con la nación de Israel por la manera en que trató con ella? Sin embargo en Hechos
10:34 la Biblia dice que “Dios no es parcial.” ¿Dónde está la consistencia?—EE. UU. ............................................................................ 931
¿A quién se estaba refiriendo Jehová cuando dijo “uno de nosotros” en Génesis 3:22? ...................................................................... 933
Efesios 3:14, 15 dice que “toda familia en el cielo y en la tierra debe su nombre” a Dios. ¿Hay familias en el cielo? ¿Da Jehová de
algún modo a cada familia humana el nombre que la designa? ........................................................................................................... 934

¿Por qué nos ofrece Dios la vida eterna? .................................................................................................................................................... 936


¿Por qué permite Dios el sufrimiento? .......................................................................................................................................................... 937

¿Por qué usar el nombre de Dios si existen dudas sobre su pronunciación? ........................................................................................... 938
Tengo entendido que, desde que la humanidad cayó en el pecado, Dios ha tratado con los humanos sólo a través de su Hijo.
Entonces, ¿por qué trata Jehová directamente con Satanás, según muestra el libro de Job? ........................................................... 939
¿Usa tretas Jehová con la gente, o la engaña, incluso a sus siervos, como parecen sugerir Jeremías 4:10 y 20:7? .......................... 940
¿Vive Dios en un lugar concreto? ................................................................................................................................................................ 941
El apéndice de la edición de 1970 de la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras en inglés (páginas 1455 y 1456) dice
que la expresión hebrea ha-Adón se limita a Jehová Dios. ¿Por qué, entonces (en la edición de 1971), la nota al pie de la página
referente a Romanos 10:9 indica que esta expresión, según se utiliza allí, no se refiere a Jehová? ..................................................... 942

24
¿Por qué dice Isaías 30:21 que la palabra de Jehová se oye “detrás de ti”, si en el versículo anterior se da a entender que Jehová
está delante al decir: “Tus ojos tienen que llegar a ser ojos que vean a tu Magnífico Instructor”? ...................................................... 943
¿Qué quiere decir la Biblia al declarar, en Génesis 6:6, que “sintió pesar Jehová por haber hecho hombres en la tierra”?—D. B.,
EE. UU. .............................................................................................................................................................................................................. 944
¿Quiénes pueden dirigirse apropiadamente a Dios como “Padre”?—EE. UU......................................................................................... 946
¿Por qué no contesta Dios todas las oraciones? ........................................................................................................................................ 947

El libro Comentario sobre la carta de Santiago declara en la página 47: “Jehová, además de ser el Dios de los cristianos, es
también el Padre de ellos, porque los ha engendrado por medio de su espíritu para que sean sus hijos.” Y la pregunta que se
presenta en la página 57 respecto a esta declaración dice: “¿Cómo es Dios también el Padre para los cristianos?” ¿Significa eso
que todos los cristianos dedicados y bautizados han sido engendrados por el espíritu santo de Dios para llegar a ser hijos de él? 948
¿En qué sentido es Dios “sobre todos y por todos y en todos,” como dice Efesios 4:6?—E. R., EE. UU. ................................................. 949

Jesucristo y Ángeles
Puesto que los ángeles son espíritus sin cuerpo material, ¿por qué los presentan ustedes con alas en las ilustraciones? ¿Es
simplemente una tradición religiosa? .......................................................................................................................................................... 950

¿Es Jesús el arcángel Miguel? ....................................................................................................................................................................... 951


Colgando del madero, Jesús clamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”. ¿Desplegó falta de fe, y creyó que
Dios lo había abandonado? ......................................................................................................................................................................... 952

¿Por qué, mientras colgaba del madero, clamó Jesucristo: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”—EE. UU......... 953
¿En qué sentido son uno Jesús y su Padre? ................................................................................................................................................. 954

¿Qué hizo Jesús para “preparar un lugar” en el cielo para sus seguidores? ........................................................................................... 955
¿Cómo reciben en la actualidad las “otras ovejas” los beneficios de las funciones que Cristo Jesús desempeña como sumo
sacerdote, mencionadas en Hebreos 4:15, 16? ......................................................................................................................................... 956

¿Conoce Jesús actualmente la fecha exacta de Armagedón? ............................................................................................................. 958


¿Sabe Jesucristo cuándo comenzará la “grande tribulación”? ............................................................................................................... 960
En Juan 6:53, ¿estaba Jesús refiriéndose solo a los cristianos ungidos cuando dijo: “Muy verdaderamente les digo: A menos que
coman la carne del Hijo del hombre y beban su sangre, no tienen vida en ustedes”? ........................................................................ 961
¿Sabemos con exactitud cuántas profecías de las Escrituras Hebreas se cumplen en Jesucristo? ..................................................... 962

¿Qué base hay para afirmar que las frases “el único que tiene inmortalidad” y aquel “a quien ninguno de los hombres ha visto
ni puede ver” se refieren a Jesús y no a Jehová Dios? .............................................................................................................................. 963
¿Es Jesús el Mediador solo para los cristianos ungidos por espíritu, o para toda la humanidad, puesto que 1 Timoteo 2:5, 6 lo llama
el “mediador” que “se dio a sí mismo como rescate correspondiente por todos”? .............................................................................. 964
Cuando Jesús dijo: “Se enfriará el amor de la mayor parte”, ¿quiso decir que esto ocurriría entre los adoradores verdaderos de la
actualidad? .................................................................................................................................................................................................... 967
Primera a Timoteo 6:15, 16 menciona al “único que tiene inmortalidad.” ¿Por qué se aplica esto a Jesús en vez de a Jehová? ... 968
¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo que “no es admisible que un profeta sea destruido fuera de Jerusalén”?—J. B., EE. UU. ........ 969
¿Contra qué tres peligros advirtió Jesús en Mateo 5:22? ........................................................................................................................... 970
En Filipenses 2:9 Pablo dijo acerca de Jesús: “Dios lo ensalzó a un puesto superior y bondadosamente le dio el nombre que está
por encima de todo otro nombre”. ¿A qué nuevo nombre se refería? Y, dado que Jesús es inferior a Jehová, ¿en qué sentido está
su nombre por encima de todo otro nombre? ........................................................................................................................................... 971
En Filipenses 2:9 Pablo dice lo siguiente acerca de Jesús: “Dios [...] bondadosamente le dio el nombre que está por encima de
todo otro nombre”. ¿En qué sentido recibió Jesús un “nombre que está por encima de todo otro nombre”? ................................. 972
¿Quiso decir Jesús en la oración modelo que se estaba haciendo la voluntad de Dios en el cielo, aunque todavía no habían sido
expulsados de allí los ángeles malvados? ................................................................................................................................................... 974

25
En Mateo 10:21, ¿estaba Jesús advirtiéndonos que muchos hermanos de la congregación se volverían contra sus hermanos
espirituales? ..................................................................................................................................................................................................... 976
Una vez resucitado, ¿por qué impidió Jesús que María Magdalena lo tocara si más tarde le dijo a Tomás que lo hiciera? ............ 977

Si Jesús fue descendiente de Jesé y David, ¿por qué se le llama “la raíz” de estos antepasados suyos? ........................................... 978
¿Por qué prometió Jesús que los que ejercieran fe en él ‘no morirían jamás’, cuando en realidad todos los que le escucharon
murieron? (Juan 11:25, 26.) ............................................................................................................................................................................ 979

¿Por qué pudo decirle Jesús a una mujer pecadora que quedaba perdonada? (Luc. 7:37, 48.) ....................................................... 980
¿Por qué sintió miedo Poncio Pilato cuando oyó la acusación de que Jesús se había declarado “hijo de Dios”? (Juan 19:7.) ...... 982
Por lo que dice Mateo 11:11, ¿debemos concluir que Jesús sabía de antemano que Juan el Bautizante le antecedería en la
muerte? ........................................................................................................................................................................................................... 983
¿Cómo sabemos que la sabiduría de la que habla Proverbios 8:22-31 se refiere a Jesucristo antes de venir a la Tierra? ................. 984
¿Se refirió Jesús a Judas cuando dijo a Pilato: “Por eso, el hombre que me entregó a ti tiene mayor pecado”? (Juan 19:11.) ...... 985
En vista de las palabras de Jesús en Juan 15:15, ¿deberían considerarse “esclavos” de Jesús los cristianos, o podemos
considerarnos sus “amigos”?......................................................................................................................................................................... 986

Colosenses 1:16 dice respecto al Hijo de Dios: “Todas las otras cosas han sido creadas mediante él y para él”. ¿En qué sentido
fueron creadas todas las cosas “para” el Hijo de Dios, Jesús?.................................................................................................................. 987
¿A qué se refirió Jesús por “estos” al preguntarle al apóstol Pedro si, respecto a “estos”, lo amaba más? ........................................ 988
Si Jesús recorrió todo Israel con su predicación, ¿cómo pudo decir el apóstol Pedro que los judíos y sus gobernantes habían
obrado “por ignorancia” cuando exigieron que se diera muerte a Jesús? (Hech. 3:17.) ...................................................................... 990
¿Tuvo algún efecto adverso en la concepción de Jesús el que la virgen María fuera imperfecta? ................................................... 991

¿Cómo podría Jesús ser “un dios” creado por Jehová si Jehová mismo dijo en Isaías 43:10: “Antes de mí no fue formado Dios
alguno, y después de mí continuó sin que lo hubiera”? ............................................................................................................................ 992
¿Es cierta la historia de los tres reyes magos? ............................................................................................................................................. 994
¿Indican las palabras de Esteban que aparecen en Hechos 7:59 que las oraciones deben dirigirse a Jesús? .................................. 995
¿Es apropiado dirigirse a Dios en oración sin utilizar la expresión “en el nombre de Jesús”, u otra similar? ......................................... 996

¿A qué se debe que algunas versiones de la Biblia viertan Tito 2:13 como si se refiriera a una sola persona, a Jesús, y llaman a éste
Dios y Salvador? ............................................................................................................................................................................................. 997
Jesús dijo: “Si ustedes perdonan los pecados de cualesquiera personas, les quedan perdonados; si retienen los de cualesquiera
personas, quedan retenidos”. ¿Significan estas palabras que los cristianos tienen la potestad de perdonar los pecados? ............ 999

Desde su infancia Jesús era perfecto; así que, ¿por qué se dice en Lucas 2:22-24 que María lo llevó a Jerusalén “cuando se
cumplieron los días para purificarlos conforme a la ley”? ....................................................................................................................... 1002
Jesús dijo: “Si fueran ciegos, no tendrían pecado”. (Juan 9:41.) ¿Quiso decir que había humanos sin pecado? ........................... 1003
Cuando Jesús mandó a sus seguidores que ‘prestaran sin interés y sin esperar que se les devolviera nada’, ¿quiso decir que
no deberían pedir de vuelta ni siquiera el capital? .................................................................................................................................. 1004
¿Cómo hemos de entender Hebreos 1:6, que dice que a todos los ángeles se les manda que adoren a Jesús?—F. C., EE. UU. .. 1005
¿Se refieren las palabras de Hebreos 1:6 a la segunda venida de Jesús?............................................................................................. 1008
Jesús dijo a un hombre a quien había curado: “Ya no peques, para que no te suceda algo peor”. ¿Quiso decir él que
enfermamos porque hemos pecado? ...................................................................................................................................................... 1009

¿Cuál es el punto de la ilustración de Jesús, en Mateo 11:16, 17, acerca de los niños que en sus juegos tocaban la flauta y
plañían?—EE. UU........................................................................................................................................................................................... 1010
¿Debe entenderse que las palabras de Jesús en Mateo 18:18-20 significan que el cielo está sujeto a las decisiones que tomen los
hombres en la Tierra? ................................................................................................................................................................................... 1011
¿Qué significa Hebreos 1:7 cuando dice que Dios “hace a sus ángeles espíritus, y a sus siervos públicos una llama de fuego”? . 1012
¿Cómo es que los cristianos ‘juzgan a ángeles,’ según 1 Corintios 6:3? ................................................................................................ 1013

26
Para el 25 de diciembre o el seis de enero se oye mucho acerca de ‘tres reyes magos’ o, en países de habla inglesa, de ‘tres
sabios’ que fueron guiados por una estrella hasta donde estaba Jesús. Pero, ¿visitaron estos hombres a Jesús en Belén, o más
tarde en Nazaret? ........................................................................................................................................................................................ 1014
¿Cómo debe entenderse Isaías 7:14, que el apóstol Mateo aplicó a Jesús? Jesús no se llamó “Emmanuel,” ¿verdad?—J. G., EE. UU.
........................................................................................................................................................................................................................ 1016
¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo que no se cose un remiendo nuevo en una prenda de vestir vieja ni se pone vino nuevo en
odres viejos?.................................................................................................................................................................................................. 1017
¿No le mostró Jesús falta de respeto a su madre al decir: “¿Qué tengo que ver contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora”?—
C. B., EE. UU. .................................................................................................................................................................................................. 1018

¿Es Jesús “mediador” solo para los cristianos ungidos? ........................................................................................................................... 1019
El capítulo 53 de Isaías contiene una famosa profecía mesiánica. El versículo 10 dice: “Jehová mismo se deleitó en aplastarlo; lo
enfermó”. ¿Qué significan estas palabras? ............................................................................................................................................... 1020
¿Indica el que Jesús produjera tanto vino en las bodas de Caná que centenares de personas asistieron a aquel banquete? ... 1021

Puesto que no era la temporada de higos, ¿por qué maldijo Jesús a una higuera que no tenía fruto, según se informa en Marcos
11:13, 14?—EE. UU. ........................................................................................................................................................................................ 1022
¿Indica Hebreos 4:15, al decir que Jesús fue “probado,” que Dios no estuviera seguro de que su Hijo hubiera de resultar fiel? ... 1023

¿Fue resucitado Jesucristo corporalmente como hombre de carne y sangre? ................................................................................... 1024

¿Se hizo inmundo Jesús cuando tocó a una niña muerta, según se informa en Mateo 9:25, a fin de resucitarla?—Inglaterra. ..... 1026
Tomando en cuenta la expresión de Tomás en Juan 20:25, ¿fue fijado Jesús con un clavo en cada mano?—J. B., Taiwan
(República de China). ................................................................................................................................................................................. 1027
¿A qué se refería Jesús cuando dijo a Nicodemo: “Ningún hombre ha ascendido al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo
del hombre”? (Juan 3:13.) ........................................................................................................................................................................... 1028
Jesucristo dijo que era tan difícil para un rico entrar en el Reino como lo es para un camello pasar por el ojo de una aguja. ¿Se
refería a un camello y una aguja literales? ............................................................................................................................................... 1029
Génesis 3:22 sugiere que, además de Jehová, otras personas en el cielo poseían algún conocimiento especial de lo bueno y lo
malo. ¿Es así esto? ........................................................................................................................................................................................ 1030

Daniel 12:1 ubica el ‘ponerse de pie’ de Miguel antes de un tiempo de angustia sin precedente. ¿Se ha ‘puesto de pie’ ya Miguel,
o lo hará justamente antes de la “grande tribulación”? ......................................................................................................................... 1032
¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo: “La lámpara del cuerpo es el ojo. Si, pues, tu ojo es sencillo, todo tu cuerpo estará brillante”?
........................................................................................................................................................................................................................ 1033

Jesús exhortó: “Esfuércense vigorosamente por entrar por la puerta angosta, porque muchos, les digo, tratarán de entrar, pero
no podrán” (Lucas 13:24). ¿Qué quiso decir, y qué significa para la actualidad? ............................................................................... 1034
En la ilustración de Jesús acerca de un hombre que, aunque era rico, realmente no lo era para con Dios, ¿quiénes fueron los que
‘exigieron’ de él su alma? ........................................................................................................................................................................... 1036
¿Cuánto alimento quedó después que Jesús alimentó milagrosamente a millares de personas? .................................................... 1037
¿Cuántas Pascuas se celebraron durante el ministerio terrestre de Jesús? ........................................................................................... 1038
¿A qué se refería Jesús cuando llamó “discreto” al esclavo fiel? ........................................................................................................... 1040
¿Cuándo tuvo lugar la unción del “Santo de los Santos” predicha en Daniel 9:24? ............................................................................ 1041

¿Le dijo Jesús al apóstol Pedro que perdonara setenta y siete (77) veces, o setenta veces siete (490)?—A. L., EE. UU................... 1042
¿Qué quiso decir Jesús cuando les dijo a sus apóstoles que algunos de ellos lo verían venir en su reino antes de que murieran? 1043
¿Debería hacerse una distinción entre el reino de Dios y el reino de Cristo? Además, puesto que el apóstol Pedro menciona el
“reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo,” ¿cómo puede decirse que el reinado de Jesús llega a su fin cuando él
“entrega el reino a su Dios y Padre”?—2 Pedro 1:11; 1 Corintios 15:24................................................................................................... 1044
Cuando Jesús pronunció las palabras de Mateo 19:10-12, ¿quiso decir que quienes deciden quedarse solteros han recibido algún
don de una manera misteriosa? ................................................................................................................................................................. 1046
¿Por qué dijo Jesús que un prosélito de los fariseos era “merecedor del Gehena dos veces más” que los fariseos? ...................... 1047

27
¿Qué quiso decir Jesús cuando expresó que “el agua” que él daba se convertiría en ‘una fuente de agua que brotaría para
impartir vida eterna’? .................................................................................................................................................................................. 1048

Misceláneo
Nos encantó el estudio de la parábola de Jesús sobre las ovejas y las cabras. En vista del nuevo entendimiento que se presentó en
“La Atalaya” del 15 de octubre de 1995, ¿podemos decir todavía que en la actualidad los testigos de Jehová participan en una
obra de separación? ................................................................................................................................................................................... 1049
¿Es necesario pertenecer a una religión? ................................................................................................................................................. 1051
¿Por qué indicó La Atalaya del 15 de septiembre de 1988 que el protestantismo se ha contaminado más aún que el catolicismo
romano? ........................................................................................................................................................................................................ 1052
¿Qué es un Salón del Reino? ...................................................................................................................................................................... 1054
¿Se agotarán algún día los recursos de la Tierra? .................................................................................................................................... 1055

¿Sobrevivirá la Tierra? .................................................................................................................................................................................. 1056

¿Por qué usa la “Traducción del Nuevo Mundo” en Mateo 3:7 la perífrasis “alcanzó a ver” en vez del gerundio “viendo”, como
muchas otras versiones de la Biblia? .......................................................................................................................................................... 1057
¿Aceptan los testigos de Jehová el Antiguo Testamento?...................................................................................................................... 1059

¿Están los testigos de Jehová en contra de la medicina? ...................................................................................................................... 1060


¿Cómo deben entenderse los datos del informe de servicio anual?..................................................................................................... 1061

¿Qué opinan los testigos de Jehová de los movimientos interconfesionales? ...................................................................................... 1062
¿Son una religión protestante los Testigos de Jehová? ............................................................................................................................ 1063
¿Qué opinan los testigos de Jehová sobre las votaciones? .................................................................................................................... 1064
¿Cuál es la definición del término “cristiandad” según se utiliza en las publicaciones de la Watch Tower? .................................... 1066

¿Por qué no muestra la Traducción del Nuevo Mundo, en su prólogo, los nombres y posición escolástica de sus traductores?... 1067
¿Por qué difiere la cuenta judía del tiempo de la cronología que publican los testigos de Jehová? ............................................... 1068

¿Es verdad que por razones religiosas los testigos de Jehová no deben hacerse miembros de la YMCA (Asociación de Jóvenes
Cristianos)? .................................................................................................................................................................................................... 1069
¿Es posible que la presente crisis en la religión se deba a que el cristianismo no sea práctico?—EE. UU. ......................................... 1072
Hablando de las semillas de mostaza, Jesús dijo que eran las más pequeñas de todas las semillas. ¿Son éstas en realidad las
semillas más pequeñas de la Tierra?—Mat. 13:31, 32. .............................................................................................................................. 1074
¿Por qué se ha referido La Atalaya a incidentes registrados en Primero de los Macabeos si este libro es uno de los libros apócrifos?
........................................................................................................................................................................................................................ 1075
Una vez que alguien llega a ser testigo de Jehová, ¿se le considera siempre como tal? ................................................................... 1076

Personajes y Sucesos bíblicos


Si Jehová prohíbe la idolatría, ¿por qué no castigó a Aarón por hacer el becerro de oro? ............................................................... 1077
Si se supone que el pueblo de Dios ‘cuide de los que son suyos’, ¿cómo pudo Abrahán sencillamente haber enviado a Agar e
Ismael al desierto? ........................................................................................................................................................................................ 1078
¿Cómo se puede armonizar Hechos 7:16, que atribuye a Abrahán la compra de un lugar de entierro en Siquem, con Génesis
23:15-19? ....................................................................................................................................................................................................... 1079
Si Adán era perfecto, ¿cómo fue posible que pecara? .......................................................................................................................... 1081
¿Tuvo piel rojiza Adán, como se ha dicho que su nombre sugiere? ...................................................................................................... 1082
¿Estaba predeterminado que Adán y Eva tendrían que morir, ya que Hebreos 9:27 dice que “les está reservado a los hombres
morir una vez para siempre, pero después de esto un juicio”?............................................................................................................... 1084

28
¿Cómo comunicó la serpiente a Eva la idea de desobedecer la ley de Dios respecto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo
malo en el jardín de Edén? ......................................................................................................................................................................... 1086
¿Tenía patas la serpiente que habló a Eva? ............................................................................................................................................. 1087

¿Cómo comunicó la serpiente la tentación a Eva en el jardín de Edén? ............................................................................................. 1088


¿Cómo fue que Caín llegó a tener una esposa? ..................................................................................................................................... 1090

Dios advirtió a Caín de que ‘había pecado agazapado a la entrada, y su deseo vehemente era por él’, lo que parece aludir a un
animal salvaje y a su presa. (Génesis 4:7.) ¿Por qué se expresó la advertencia de este modo si antes del Diluvio los animales solo
comían vegetación? ................................................................................................................................................................................... 1091
¿Dónde se hallaba Daniel cuando se probó a los tres hebreos ante la imagen que había erigido Nabucodonosor en la llanura de
Dura? ............................................................................................................................................................................................................. 1093
¿Por qué, si Daniel había dicho que no aceptaría regalos del rey Belsasar por interpretar la escritura en la pared, después leemos
que lo visten con la vestidura y el collar? .................................................................................................................................................. 1094
¿Era israelita o filistea Dalila, la que le cortó el pelo a Sansón? .............................................................................................................. 1095
¿Indica el hecho de que David y sus hombres comieran los panes de la presentación que se puede desobedecer impunemente
la ley de Dios en circunstancias difíciles? (1 Samuel 21:1-6.) ................................................................................................................... 1096
¿Por qué permitió David, un siervo fiel de Jehová, que su esposa Mical tuviera una imagen de terafim, es decir, un ídolo, como se
indica en 1 Samuel 19:12, 13? ..................................................................................................................................................................... 1097

¿Por qué tuvo que morir el hijo de David y de Bat-seba por el pecado de sus padres si Deuteronomio 24:16 y Ezequiel 18:20 dicen
que un hijo no deberá morir por el error de su padre? ............................................................................................................................ 1098

¿Por qué no se ejecutó a David y a Bat-seba por cometer adulterio, mientras que su hijo recién nacido murió? .......................... 1100
Cuando David mató a Goliat, ¿por qué le preguntó el rey Saúl “¿De quién eres hijo, muchacho?”, si el rey anteriormente lo había
mandado a buscar para que fuera su servidor? (1 Samuel 16:22; 17:58.) ............................................................................................. 1101
¿Por qué puso David en peligro deliberadamente a Ahimélec el sumo sacerdote, causándole la muerte, tal como lo confiesa
David en 1 Samuel 22:22? ........................................................................................................................................................................... 1102
¿Es cierto que David, un hombre grato al corazón de Dios, trató despiadadamente a sus prisioneros, como concluyen algunos al
leer 2 Samuel 12:31 y 1 Crónicas 20:3? ....................................................................................................................................................... 1103

La Biblia da el registro de tres errores serios que David cometió durante su reinado. ¿Qué muestra que Dios no dejó de dar pasos
para evitar que David tropezara, como lo hizo en la ocasión en que usó para ello a Abigaíl?—1 Sam. 25:32-34. .......................... 1104
Segundo de Samuel 11:4, 5 dice: “David envió mensajeros para poder tomarla [a Bat-seba]. De modo que ella vino a él y él se
acostó con ella, mientras estaba ella santificándose de su inmundicia. . . . Y la mujer llegó a estar encinta.” ¿Se refiere esta
“inmundicia” a la menstruación y, si es así, cómo pudo llegar a estar encinta Bat-seba en ese tiempo?—EE. UU. ......................... 1105
En vista de Jueces 4:4, ¿se puede considerar a Débora como uno de los jueces del antiguo Israel, junto con Sansón, Gedeón y
otros? ............................................................................................................................................................................................................. 1106
¿De veras cubrió toda la Tierra el Diluvio del tiempo de Noé? ............................................................................................................... 1107
¿Por qué pidió Eliseo “dos partes” del espíritu de Elías? ........................................................................................................................... 1108
¿Tuvo relaciones inmorales la joven judía Ester con el rey persa para ganar su favor y así obtener ventajas? ................................ 1109
¿En qué sentido quedó “mudo” Ezequiel durante el asedio y la destrucción de Jerusalén? ............................................................. 1111
¿Por qué dijo Jehová a Ezequiel que el rostro de aquel profeta sería duro, como el rostro de los judíos? ........................................ 1112

¿Cómo podía Ezequiel como ‘atalaya a la casa de Israel’ ser responsable de las vidas del pueblo de Dios en Jerusalén cuando él
estaba exiliado en Babilonia?—Eze. 33:7. .................................................................................................................................................. 1113
Dado que los levitas no tenían herencia alguna en el antiguo Israel, ¿cómo es que Jeremías 32:7 dice que el levita Hanamel pudo
vender un campo a su primo Jeremías, también levita?......................................................................................................................... 1114
¿Se casó en realidad Faraón con Sara, la esposa de Abrahán, como da a entender la traducción de Génesis 12:19 en algunas
versiones de la Biblia? .................................................................................................................................................................................. 1115
¿Quiénes eran los filisteos mencionados en la Biblia? .............................................................................................................................. 1117
Cuando los judíos regresaron a Jerusalén de su cautiverio en Babilonia, ¿hicieron un viaje de unos 800 kilómetros (500 millas), o de
unos 1.600 kilómetros (1.000 millas)? ........................................................................................................................................................... 1118

29
¿Estuvo mal que Jacob se hiciera pasar por Esaú, según cuenta Génesis 27:18, 19?.......................................................................... 1119

¿Por qué dijo Esteban, en Hechos 7:14, que la casa de Jacob se componía de 75 personas cuando se mudaron a Egipto, mientras
que en Génesis 46:26 se dice que eran 66, y Génesis 46:27 menciona 70? .......................................................................................... 1120

¿Debe considerarse que el embalsamamiento de Jacob estableció un precedente que han de seguir los cristianos, o por qué se
hizo? ............................................................................................................................................................................................................... 1122
¿Cuánto duraron los sufrimientos de Job? ................................................................................................................................................ 1124

Job 33:24 habla de que se halla “un rescate” para Job, que le permite evitar la muerte. ¿Quién habría de ser ese rescate para
Job? ............................................................................................................................................................................................................... 1125
Al leer Job 1:8, ¿debemos concluir que Job era el único ser humano fiel a Jehová de su tiempo? .................................................. 1127
¿Perdió Jonatán el favor de Dios por haber comido miel después que el rey Saúl pronunció una maldición contra cualquier
soldado que comiera antes de terminarse la batalla? ............................................................................................................................ 1128
¿Cuántos jueces como Sansón y Gedeón hubo? .................................................................................................................................... 1128
¿Puede decirse que José, fiel siervo de Jehová, practicaba la adivinación con una copa especial de plata, como parece indicar
Génesis 44:5? ................................................................................................................................................................................................ 1130
¿Cómo se debe llamar a la persona que bautizó a Jesús: “Juan el Bautista”, o “Juan el Bautizante”? ............................................ 1131

¿Por qué creían algunos judíos que Juan el Bautizante era Elías, como se menciona en Juan 1:21? ............................................... 1132
¿Qué circunstancias llevaron a Judá a tener relaciones sexuales con una mujer que tomó por ramera, según Génesis 38:15, 16?
........................................................................................................................................................................................................................ 1133
¿No fue incorrecto el que Judá tuviera relaciones con una mujer que él tomó por ramera, como dice la Biblia que lo hizo?—
EE. UU. ............................................................................................................................................................................................................ 1134
¿Tenían los judíos autoridad legal para ejecutar a Jesús, como sugieren las palabras de Pilato en Juan 19:6? .............................. 1135

El apóstol Pablo indicó que todo Israel sería salvo (Rom. 11:26). ¿Quiso decir con esto que todos los judíos acabarían
convirtiéndose al cristianismo? ................................................................................................................................................................... 1136
¿Estaba ya embarazada María, la madre de Jesús, cuando fue a visitar a su parienta Elisabet? ..................................................... 1137

¿A quiénes se refiere Salomón al mencionar “una dama, sí, damas”? (Ecl. 2:8.) ................................................................................. 1138
¿Por qué hizo Salomón la declaración: “Jehová mismo dijo que había de residir en las densas tinieblas”?—1 Rey. 8:12. .............. 1139

Puesto que el antiguo sacerdote llamado Melquisedec fue un personaje real, ¿por qué dice la Biblia que estaba “sin
genealogía”?................................................................................................................................................................................................ 1140
¿Cuál fue el error de Moisés que le hizo perder el privilegio de entrar en la Tierra Prometida? ¿Fue que golpeó la roca en vez de
solo hablarle, o que no glorificó a Jehová Dios? ...................................................................................................................................... 1141

La Biblia dice que Moisés se mantuvo vigoroso hasta el mismo momento de su muerte. (Deu. 34:7) Entonces, ¿por qué dice Moisés
en Deuteronomio 31:2 que, al tener ciento veinte años de edad, ya no podía “salir y entrar” delante de los israelitas como caudillo
de ellos? ........................................................................................................................................................................................................ 1143
¿Qué quisieron decir las palabras de Job en el sentido de que había hecho un pacto con sus ojos y por eso no se mostraba
atento a una virgen? ................................................................................................................................................................................... 1143
En la primera de las diez plagas Moisés convirtió toda el agua de Egipto en sangre. Luego, aparentemente los sacerdotes egipcios
imitaron esta hazaña. Pero ¿de dónde les fue posible obtener agua? ................................................................................................. 1145

He oído decir que Moisés recibió la Ley en el día del Pentecostés. ¿Cómo podría haber sido eso, puesto que Éxodo 19:1 dice que
los israelitas llegaron a Sinaí al tercer mes después de haber salido de Egipto?—D. S., EE. UU. .......................................................... 1146
¿Por qué se indignó Moisés con Eleazar e Itamar, los hijos de Aarón, después de la muerte de sus hermanos Nadab y Abihú, y
cómo se aplacó la cólera del profeta? (Lev. 10:16-20.) .......................................................................................................................... 1148
¿Se refiere Hebreos 11:26 a que Moisés fuera el “Cristo”, o a que era un tipo de Jesucristo? ............................................................ 1149
Encuentro difícil de entender Éxodo 4:24-26 en cuanto a la circuncisión del hijo de Moisés. ¿La vida de quién estaba en peligro, y
qué sucedió? ................................................................................................................................................................................................ 1150
¿Qué ocurrió en el episodio que se narra en Éxodo 4:24-26, y qué vida estaba en peligro? .............................................................. 1151

¿Habló Jehová Dios personalmente con Moisés, o fue por medio de un representante angelical?—S. C., EE. UU.......................... 1152

30
¿Por qué hizo Dios que Moisés le pidiera permiso a Faraón ‘para ir camino de tres días al desierto,’ ya que él se había propuesto
que los israelitas salieran de Egipto permanentemente? ........................................................................................................................ 1155
Si Moisés era verdaderamente manso y modesto, ¿cómo pudo escribir en Números 12:3 que ‘Moisés era por mucho el más manso
de todos los hombres’?................................................................................................................................................................................ 1156
¿Cuántos animales limpios introdujo Noé en el arca: siete de cada clase, o siete parejas de cada clase? .................................... 1157
Cuando Noé soltó una paloma después del Diluvio, esta regresó al arca con “una hoja de olivo”. ¿De dónde obtuvo aquella
hoja? .............................................................................................................................................................................................................. 1158

¿Por qué envió Noé desde el arca un cuervo y luego una paloma? .................................................................................................... 1159
¿Sabía Abel que se requería un sacrificio animal para conseguir el favor de Dios? ............................................................................ 1160
¿Cómo es que Sansón podía tocar los cadáveres de las personas a las que había dado muerte y seguir siendo nazareo? ........ 1161
¿Da a entender la frase “[Sansón] desgarró al león en dos, tal como uno desgarra un cabrito en dos” que solía descuartizarse así
a los cabritos en aquel entonces? ............................................................................................................................................................. 1161
La Biblia dice que Sansón desgarró a un león “tal como uno desgarra un cabrito en dos”. ¿Significa esto que era común que las
personas en aquel entonces desgarraran a los cabritos? ....................................................................................................................... 1163
¿Por qué fue Sansón el siervo de Dios al lugar de una ramera en la ciudad filistea de Gaza? .......................................................... 1164

¿Con qué base se aplica la profecía de Ezequiel 21:25-27 al rey judío Sedequías?—A. S., EE. UU. .................................................... 1165
¿Quedó sordo al igual que mudo Zacarías, el padre de Juan el Bautizante, como parece indicar Lucas 1:62? ............................ 1166
¿Fue Dina, la hija de Jacob, forzada por Siquem, y se trató solamente de un acto de violencia, o quería él casarse con ella? .. 1167
Segundo de Samuel 8:13 declara que David derribó a los edomitas en el valle de la Sal, pero en 1 Crónicas 18:12 se atribuye este
logro a Abisai, y en el sobrescrito del Salmo 60 dice que fue Joab quien los derrotó. ¿A qué se debe esto? .................................. 1169

¿Murió el Faraón que se menciona en Éxodo cuando el ejército egipcio fue destruido en el mar Rojo?......................................... 1170
Cuando los soldados de Saúl comieron carne junto con la sangre, ¿por qué no se les dio muerte, puesto que ese era el castigo
que exigía la Ley de Dios? ........................................................................................................................................................................... 1171
¿Significa 2 Crónicas 16:14 que el rey Asa fue incinerado?..................................................................................................................... 1173
Puesto que fue el reino de las dos tribus de Judá el que fue llevado cautivo a Babilonia en 607 a. de la E.C., ¿cómo sucedió que
miembros de las 12 tribus de Israel regresaran de Babilonia 70 años después? .................................................................................... 1174

¿Condonó Dios el que Lot se emborrachara y engendrara hijos con sus propias hijas?—EE. UU. ...................................................... 1176
¿No fue incorrecto el que Lot ofreciera sus hijas a los sodomitas? ......................................................................................................... 1178

¿Cómo hemos de entender el hecho de que aparentemente Oseas se retrajo de tener relaciones sexuales con Gomer, su esposa
restaurada?—Ose. 3:3. ................................................................................................................................................................................ 1180
¿Cómo se cumplieron las palabras de Miqueas 1:6, 7 en Samaria? ...................................................................................................... 1182
Puesto que la Biblia dice del profeta Samuel que ofreció sacrificios, ¿significa esto que era sacerdote?—EE. UU. ......................... 1183
¿Fue profeta Samuel? Eso creía yo, pero la manera como se vierte Hebreos 11:32 en mi ejemplar de la Biblia da a entender que él
quizás no haya sido profeta. ....................................................................................................................................................................... 1184

Reuniones, Privilegios de Servicio y Predicación


En vista de Tito 1:6, ¿tienen que haberse bautizado todos los hijos de un hombre antes de que él pueda ser anciano en la
congregación?............................................................................................................................................................................................. 1185

En vista de la nueva información sobre los no bautizados que empiezan a participar en el ministerio público, ¿pudiera un
publicador invitar a un estudiante de la Biblia a acompañarlo en el ministerio por un tiempo para que vea cómo se efectúa la
obra? ............................................................................................................................................................................................................. 1186
¿Hay una edad mínima que deba observarse al recomendar a un hombre cristiano para siervo ministerial en la congregación?
........................................................................................................................................................................................................................ 1188
¿Qué consejo fundamental ofrece Proverbios 27:23 a los pastores espirituales, así como a los cristianos en general? .................. 1190

31
¿Cómo obra el espíritu santo junto con el Cuerpo Gobernante del día moderno en el nombramiento de ancianos? .................. 1192

Actualmente las congregaciones de los testigos de Jehová están considerando a los hombres que posiblemente puedan llenar
los requisitos para servir de ancianos y siervos ministeriales. En conexión con ello, se han hecho las siguientes preguntas: ........... 1194

Si muchachos de la casa de ancianos o siervos ministeriales llegan a estar bajo ‘acusación de disolución,’ ¿qué determina si el
cabeza de familia puede continuar sirviendo a la congregación bajo nombramiento? ................................................................... 1196
El apóstol Pablo dijo que un superintendente de congregación debe ser “esposo de una sola mujer.” ¿Por qué mencionó esto
entre los requisitos para los superintendentes, puesto que ningún cristiano podía ser bígamo ni polígamo? ................................... 1198

¿Por qué a veces se invita al auditorio a ponerse de pie para cantar y orar durante reuniones y asambleas cristianas? .............. 1200
¿Es en sí un pecado imperdonable el ausentarse de las reuniones cristianas en vista de que, en Hebreos 10:24-29, el apóstol Pablo
habla acerca de esta clase de pecado inmediatamente después de considerar la importancia de las reuniones? .................... 1201

Satanás El Diablo y Demonios


¿Qué puede hacer una persona para liberarse del ataque de los demonios? ................................................................................... 1203

¿Dónde estarán los demonios durante el Reinado Milenario de Cristo? ............................................................................................... 1204
¿Recibe Satanás el nombre de Lucifer en la Biblia? ................................................................................................................................ 1206

¿Creó Dios al Diablo? .................................................................................................................................................................................. 1207


¿Cuándo fue expulsado del cielo Satanás? (Rev. 12:1-9.) ...................................................................................................................... 1208
¿De veras existe el Diablo?.......................................................................................................................................................................... 1209

¿Por qué dice Hebreos 2:14 que Satanás “tiene el medio para causar la muerte”? ........................................................................... 1210
¿Debemos concluir, por lo que dice Revelación [Apocalipsis] 20:8, que Satanás extraviará a una gran cantidad de personas
durante la prueba final? .............................................................................................................................................................................. 1212

¿Por qué se valió Satanás de una serpiente para hablar con Eva? ....................................................................................................... 1213
¿Puede Satanás el Diablo leer los pensamientos del ser humano? ........................................................................................................ 1214
¿A qué se refería Jesús cuando les dijo a sus discípulos: “Contemplaba yo a Satanás ya caído como un relámpago del cielo”?
........................................................................................................................................................................................................................ 1215
¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo acerca de un demonio: “Este género con nada puede salir salvo con oración”? ............... 1216
¿Es posible que hoy los cristianos exorcicen o echen fuera demonios orando sobre la persona que está poseída de ellos?—EE. UU.
........................................................................................................................................................................................................................ 1217
¿Qué fueron los “demonios de forma de cabra” que la Biblia menciona?—T. W., EE. UU. ................................................................. 1219

¿Pudiera ser responsable Satanás de algunas de las severas tormentas e inundaciones que en años recientes han sido tan
destructivas a la vida y la propiedad?—EE. UU......................................................................................................................................... 1220
Salmo 5:4 dice en cuanto a Jehová: “Nadie malo puede residir contigo por tiempo alguno.” ¿Por qué, pues, permitió Jehová que
Satanás permaneciera en el cielo por milenios y que hasta entrara en Su presencia en ocasiones?—EE. UU. ................................ 1221

Textos Armonizados
Ezequiel 18:20 dice que “un hijo mismo no llevará nada debido al error del padre”, mientras que Éxodo 20:5 señala que Jehová
“trae castigo por el error de padres sobre hijos”. ¿Se trata de una contradicción? ............................................................................ 1222
En Nehemías 8:10 se manda a los judíos que “coman las cosas grasas”, mientras que en Levítico 3:17 aparece esta prohibición de
la Ley: “No deben comer grasa alguna”. ¿Cómo se explica esta aparente contradicción? ............................................................ 1224
Deuteronomio 14:21 dice: “No deben comer ningún cuerpo ya muerto”. ¿Es una contradicción de lo que dice Levítico 11:40: “El
que coma de su cuerpo muerto lavará sus prendas de vestir, y tiene que ser inmundo hasta el atardecer”? ................................ 1225
¿Por qué dice 1 Corintios 10:8 que fueron 23.000 israelitas los que cayeron en un solo día por cometer fornicación, mientras que
Números 25:9 da la cifra de 24.000? .......................................................................................................................................................... 1226

32
¿Por qué dice 1 Crónicas 2:13-15 que David era el séptimo hijo de Jesé, cuando 1 Samuel 16:10, 11 indica que era el octavo? 1227

Según Mateo 17:20, los apóstoles no pudieron curar a un niño de su dolencia “por su poca fe”. En Marcos 9:29, sin embargo, se
relaciona el incidente con la necesidad de orar. ¿Por qué dan motivos diferentes las narraciones de los distintos Evangelios? .. 1228

Tengo entendido que la palabra griega “tó·te” (entonces) introduce algo que sucede a continuación. De modo que, ¿por qué
dice Mateo 24:9: “Entonces [“tó·te”] los entregarán a tribulación”, mientras que el relato paralelo de Lucas 21:12 dice: “Pero antes
de todas estas cosas les echarán mano a ustedes y los perseguirán”? ................................................................................................ 1229
Primera de Juan 4:18 nos dice: “No hay temor en el amor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor”. Pero Pedro escribió:
“Tengan amor a toda la asociación de hermanos, estén en temor de Dios”. (1 Pedro 2:17.) ¿Cómo podemos armonizar estos dos
versículos? ..................................................................................................................................................................................................... 1231

¿Por qué dice la Traducción del Nuevo Mundo en 2 Pedro 3:13 que habrá “nuevos cielos [plural] y una nueva tierra” si Revelación
(Apocalipsis) 21:1 predice “un nuevo cielo [singular] y una nueva tierra”? .......................................................................................... 1232
Génesis 11:1 dice que antes de la confusión de las lenguas en Babel toda la Tierra hablaba un solo idioma; sin embargo, antes,
Génesis 10:5 parece sugerir que ya existían varias lenguas. ¿Cómo se puede entender esto? ......................................................... 1233
¿Por qué pudo decir Jehová, según se registra en Deuteronomio 32:39: “No hay dioses junto conmigo,” cuando Juan 1:1 declara
que “la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era un dios”? ................................................................................................................. 1234

Lo que se dice en 1 de Reyes en cuanto a de quién era hijo el artífice experimentado que fue enviado por Hiram para ayudar en
la obra de edificar el templo durante el reinado de Salomón difiere de lo que se dice en 2 Crónicas. ¿Por qué? ......................... 1235
¿No hay una contradicción en los Proverbios, en el capítulo 26:4, 5? El versículo cuatro dice: “No le respondas a nadie estúpido
conforme a su tontedad, para que tú mismo también no vengas a ser igual a él.” Pero el versículo cinco dice: “Respóndele a
alguien estúpido conforme a su tontedad, para que no se haga alguien sabio a sus propios ojos.”—F. D., Ecuador. ................... 1236
¿Cómo se pueden armonizar Mateo 10:9, 10 y Marcos 6:8, 9?............................................................................................................... 1238
¿Por qué dijo Jesús, en Juan 16:5: “Ni uno de ustedes me pregunta: ‘¿A dónde vas?’” cuando Pedro y Tomás acababan de hacer
eso? ............................................................................................................................................................................................................... 1239
¿Por qué mandó Jesús a sus seguidores, como se registra en Hechos 1:8, que predicaran en Samaria, puesto que antes (Mat.
10:5, 6) les había dicho que no predicaran a los samaritanos?—D. R., Nueva Zelanda. ..................................................................... 1240

Nota.- Los artículos que no presentan referencia bibliográfica justo sobre el título, es porque su
referencia es la misma que el artículo que lo precede.

33
SECCIÓN DE PREGUNTAS
LA CAJA DE PREGUNTAS
NUESTRO MINISTERIO DEL REINO

34
KM 5/1986 PÁG.7

¿Cómo podemos ayudar a nuestros estudiantes de la Biblia a


calificar para el bautismo como discípulos de Jesucristo?
Esto se puede hacer de manera más efectiva por medio de 1) conducir un estudio regular y
progresivo de la Biblia en los hogares de estas personas; 2) animarlas a que asistan regularmente a
las cinco reuniones de congregación y a participar en ellas, y 3) ayudarles y enseñarles a participar
de manera significativa en el ministerio del campo tan pronto como llenen los requisitos bíblicos.
Jesucristo comisionó a sus seguidores a hacer discípulos, bautizarlos y enseñarles a observar sus
mandamientos. Esa comisión sigue vigente hasta nuestro día, como se indica por las palabras: “Y,
¡miren!, estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas”. (Mat. 28:19, 20.)
Un discípulo es alguien que acepta la enseñanza de otro y la promueve activamente. Por lo
tanto, los que se bautizan no solo deben adquirir un conocimiento básico de las verdades bíblicas,
sino que también deben haber mostrado por su modo de vivir que entienden las normas justas de
Jehová y se conforman a ellas. Además, como discípulos de Jesucristo, reconocen la organización
visible de Jehová y la autoridad que Jesucristo ha ejercido mediante “el esclavo fiel y discreto”.
(Mat. 24:45-47; Hech. 1:8.) Percibiendo la urgencia de nuestros tiempos, se han puesto de parte del
pueblo de Jehová al participar en la obra que Jesús empezó y asignó a sus seguidores. (Luc. 8:1;
Mat. 24:14.) Para esos discípulos el bautismo en agua sirve como un símbolo externo de su
dedicación de toda alma a Jehová Dios. (Compárese con Salmo 40:8.)
Es bueno tener presente que estamos ayudando a los estudiantes de la Biblia a llegar a ser
discípulos de Jesucristo y no de nosotros mismos. Si se hace patente que, debido a circunstancias
personales, el tiempo que tenemos disponible, las aptitudes naturales u otras razones válidas, no
podemos ayudar al estudiante a progresar para que llegue a ser un discípulo, deberíamos hablar
con los ancianos sobre el asunto. Quizás ellos puedan dar sugerencias prácticas que contribuyan al
desarrollo espiritual del estudiante, en armonía con las palabras del apóstol Pablo en 1 Corintios 3:5-
9.
El estudio bíblico en el hogar debería continuar hasta completar los libros: Usted puede vivir para
siempre en el paraíso en la Tierra y Unidos en la adoración del único Dios verdadero, aun si el
estudiante califica y se bautiza antes de terminarlos. Si uno de estos libros o ambos no están
disponibles en el idioma del estudiante, se pueden utilizar otras publicaciones de la Sociedad que
presenten las enseñanzas básicas de la Biblia y expliquen los requisitos justos de Jehová para la
humanidad. //Volver al Índice

35
KM 12/1991 PÁG.2

¿Cómo pueden expresar su gozo los que asisten a un


bautismo?
El bautismo es una ocasión gozosa. Nos deleita ver a los nuevos ponerse de parte de Jehová y
demostrar su fe públicamente. (Sal. 40:8.) Jesús dijo que esto era motivo de gran gozo en los cielos.
(Luc. 15:10.) Los familiares y los publicadores que estudiaron la Biblia con los que se bautizan están
especialmente gozosos de verlos dar este paso esencial. Pero ¿cómo pueden expresar
apropiadamente ese gozo?
El bautismo de Jesús fijó el patrón para los bautismos cristianos de hoy. Él reconoció que estaba a
punto de dar un paso serio y solemne. Oró durante su bautismo. (Luc. 3:21, 22.) Sabía que este es un
tiempo de meditación y de pensamiento serio. Sus discípulos también reconocieron la importancia
de bautizarse. Después del derramamiento del espíritu santo en el día del Pentecostés de 33 E.C., se
bautizaron unas 3.000 personas. ¿Cómo reaccionaron los discípulos que presenciaron aquel suceso?
“Continuaron dedicándose a la enseñanza de los apóstoles y a compartir unos con otros, a tomar
comidas y a oraciones.” (Hech. 2:41, 42.) Los discípulos reflexionaron sobre asuntos espirituales y se
mostraron hospitalidad mutua.
El bautismo es uno de los rasgos sobresalientes de las asambleas de tiempos modernos. Cuando
vemos a personas que se ponen de parte de Jehová, es muy apropiado que expresemos nuestro
gozo mediante aplausos y encomio. No obstante, sería inapropiado aplaudir desenfrenadamente,
silbar, hacer señas con los brazos en alto y gritar los nombres de las personas. Tal conducta muestra
falta de aprecio por la seriedad de la ocasión y lo sagrado de esta expresión de fe. Tampoco sería
apropiado hacer una exhibición ostentosa al dar flores o regalos a los que salen de la piscina. El
bautismo marca el principio de la carrera cristiana para la salvación. Podemos regocijarnos y
animar a los que se bautizan mediante ayudarles a apreciar la relación íntima que ahora tienen con
Jehová debido a este paso que han dado.
El sitio donde se efectúa el bautismo no es el lugar apropiado para bromear, jugar, nadar ni
comportarse de manera que le reste mérito a la seriedad de la ocasión. Debemos expresar nuestro
gozo con dignidad. Al mantener el orden y mostrar seriedad contribuiremos al gozo de todos los
presentes. //Volver al Índice

36
KM 6/1990 PÁG.8

¿Hasta qué grado debe haber participado en el ministerio


del campo un publicador no bautizado antes de que se le
apruebe para el bautismo?
La persona que llena los requisitos como publicador no bautizado ya ha demostrado de diversas
maneras su intenso deseo de ser un testigo de Jehová. (Sal. 110:3.) El estudio diligente de las
Escrituras ha producido un cambio en su manera de pensar, su actitud y su estilo de vida. Como
resultado de un deseo sincero de agradar a Jehová y hacer Su voluntad, el estudiante concienzudo
de la Biblia se asocia regularmente con el pueblo de Jehová en las reuniones de congregación y en
las asambleas de circuito y distrito. (Heb. 10:24, 25.) Además de la asistencia regular a dichas
reuniones cristianas, es probable que su corazón lo haya impulsado también a hacer declaración
pública de su fe por medio de ofrecer comentarios en las reuniones y posiblemente se haya
matriculado en la Escuela del Ministerio Teocrático. (Sal. 40:9, 10; om-S pág. 73.)
Una vez que el estudiante acepta la verdad y muestra que realmente aprecia el valor del
mensaje del Reino, quizás tenga el privilegio de participar en el ministerio de casa en casa. Esta es la
labor principal de los testigos de Jehová. (Mat. 24:14; 28:19, 20; om-S pág. 111.) Con relación a esto,
tanto el publicador que conduce el estudio como los ancianos tienen la seria responsabilidad de
asegurarse de que la vida del estudiante armonice con los principios cristianos. Debe tener un deseo
verdadero de ser un testigo de Jehová y apreciar el privilegio de participar en la obra de predicar el
Reino y hacer discípulos. (Gál. 6:6; w88-S 15/11 pág. 17; om-S págs. 98, 99, 174.)
No es necesario que transcurra mucho tiempo desde que el estudiante llena los requisitos para
participar con nosotros en el ministerio hasta que se presenta para bautismo en agua. Para
entonces su vida ya debe armonizar plenamente con los principios bíblicos, pero carece de
experiencia en el ministerio público. Se le debe dar suficiente tiempo para mostrar que está
firmemente resuelto a participar con regularidad y celo en el ministerio del campo. (Sal. 40:8; Rom.
10:9, 10, 14, 15.)
Para cuando la persona esté lista para el bautismo, muy probablemente estará participando
regularmente en compartir las buenas nuevas con otros, dedicando más de una o dos horas en el
servicio del campo cada mes. (w84-S 1/6 pág. 8, párr. 2.) Por supuesto, hay que examinar las
circunstancias personales de cada uno de los que soliciten el bautismo y tomar en consideración sus
antecedentes, edad, limitaciones, etc. Los ancianos querrán seguir las instrucciones que se dan en
la página 175 del libro Nuestro ministerio: “Nos interesamos en las personas cuyo corazón se ha
vuelto a Jehová y que han captado el sentido de las verdades bíblicas fundamentales. Con la
ayuda amorosa que ustedes puedan dar, estimularán y ayudarán a los que se bautizan a entrar en
el ministerio cristiano, preparados adecuadamente para efectuar esa importante asignación”. (Mat.
16:24; Juan 4:34; 1 Ped. 2:21.) //Volver al Índice

37
KM 5/1987 PÁG.8

¿Es apropiado que los ancianos repasen las preguntas para


los que piensan bautizarse con más de uno a la vez, y cuánto
tiempo debe durar cada sesión?
Definitivamente hay ventajas en repasar por separado, con cada uno de los que piensan
bautizarse, las preguntas del libro Nuestro ministerio. Por medio de hacer que cada persona
conteste todas las preguntas, los ancianos podrán tener un cuadro más claro de cuán profundo es
su entendimiento, y así no habrá ninguna duda en cuanto a si la persona califica o no para el
bautismo. Además, la persona que haya solicitado bautizarse tal vez esté más dispuesta a
expresarse si se reúne con un anciano en privado.
Sin embargo, puede que, debido a las circunstancias, sea apropiado reunirse con más de una
persona a la vez. Pudiera ser práctico reunirse con un matrimonio o con un grupo de otros miembros
de la familia, especialmente si han estudiado juntos y tienen planes de bautizarse en la misma
ocasión. O si hay pocos ancianos y un gran número de personas preparándose para el bautismo,
quizás sea necesario reunirse con ellas en grupos de no más de dos o tres personas. En esto debe
ejercerse buen juicio.
Por lo general, cada sesión durará alrededor de una hora, pero no hay inconveniente en que se
emplee más tiempo si fuera necesario. (Esto quizás sea el caso cuando haya un grupo de dos o tres
personas, o cuando se requiera más tiempo para que los ancianos se aseguren de que la persona
está lista para el bautismo.) Ni el anciano ni la persona deberían apresurarse para terminar las
preguntas.
La persona que se haya dedicado recientemente debe prepararse bien y debe haber
considerado las preguntas personalmente y haber buscado y leído la mayor cantidad posible de
textos bíblicos a que se hace referencia. No es necesario que alguien repase las preguntas con la
persona antes de que esta se reúna con los ancianos. Deben considerarse TODAS las preguntas
numeradas. Los ancianos se valdrán también de las preguntas opcionales que sean apropiadas
para la persona que piensa bautizarse. //Volver al Índice

38
KM 9/1986 PÁG.3-4

¿Cuándo califica una persona para recibir su propio


ejemplar del libro Organizados para efectuar nuestro
ministerio, y cómo y cuándo deberían los ancianos hacer los
preparativos para repasar las preguntas con los que desean
bautizarse?
En las páginas 173 a 175 del libro Nuestro ministerio, bajo la sección “Nota a los ancianos de
congregación”, se suministra información al respecto. Ahí se explica que cuando una persona ha
amoldado su vida a las normas justas de Jehová, asiste regularmente a las reuniones y tiene una
participación significativa en el servicio del campo como asociado aprobado, entonces la persona
pudiera expresar a uno de los ancianos su deseo de bautizarse y recibir entonces un ejemplar del
libro Organizados para efectuar nuestro ministerio. (Véanse también las páginas 97 a 100 con
relación a los “asociados aprobados”.)
Al recibir el libro, el asociado aprobado debe comenzar a repasar las preguntas para los que
desean bautizarse, comenzando en la página 175. Debe esforzarse por discernir la aplicación de los
textos citados. Después que haya tenido la oportunidad de repasar la información asignada,
algunos de los ancianos considerarán con él las preguntas y respuestas. El superintendente
presidente hará los arreglos para esto.
La preparación para el bautismo no debe hacerse de manera apresurada. Por lo tanto, la
persona debe informar a los ancianos, con suficiente tiempo de antelación, la fecha en que piensa
bautizarse. Los ancianos no tienen que esperar hasta que se anuncie una asamblea para comenzar
a considerar las preguntas con los que están preparándose para el bautismo. Los que conducen
estudios bíblicos deben estar alerta al progreso espiritual de los estudiantes, discernir cuándo se
aproximan a su dedicación y dejarles saber cómo hacer los preparativos para bautizarse.
Los ancianos que repasen las preguntas con la persona que desea bautizarse quizás decidan
que sería mejor que esta hiciera mayor progreso espiritual antes de dar este paso tan importante. Tal
vez sea preciso que adquiera más conocimiento o se haga más hábil en expresar su fe a otros.
(1 Ped. 3:15.) Quizás debería obtener más experiencia en el ministerio del campo. Puede que se
compruebe que la persona realmente no califica para el bautismo todavía. (Véase Hechos 8:36.) En
cada uno de los casos, los ancianos deben señalarle a la persona en qué aspecto tiene que
progresar y, si es necesario, tomar las medidas oportunas para darle ayuda personal a fin de que
califique en el futuro. //Volver al Índice

39
KM 6/1993 PÁG.3

¿Qué sería apropiado ponerse para la ocasión del bautismo?


Aunque las normas del vestir varían en diferentes partes del mundo, la exhortación bíblica en
cuanto a vestir “con modestia y buen juicio” sigue siendo pertinente para todos los cristianos,
prescindiendo de dónde vivan. (1 Tim. 2:9.) Al decidir lo que sería apropiado ponerse para el
bautismo se debe tener presente este principio.
La Atalaya del 1 de junio de 1985, página 30, da el siguiente consejo a la persona que va a
bautizarse: “La modestia ciertamente debe predominar en el tipo de traje de baño que se use. Esto
es importante hoy día, cuando parece que los diseñadores de trajes de baño quieren lucir la
sexualidad y lograr la desnudez casi completa. Otro factor que se debe tomar en cuenta es que
algunos trajes de baño parecen ser modestos cuando están secos, pero no lo son cuando se mojan.
Nadie que va a bautizarse querría ser causa de distracción o de tropiezo en un acontecimiento de
tanta seriedad como lo es el bautismo (Filipenses 1:10)”.
En conformidad con este consejo, los que van a bautizarse deben ponerse ropa modesta,
considerando la importancia de la ocasión. Por consiguiente, deben evitarse los trajes de baño muy
descubiertos o cualquier prenda que al mojarse se ajuste al cuerpo de manera inmodesta. Sería
incorrecto, asimismo, vestir de manera descuidada o desaseada. Además, sería impropio vestir una
camiseta con algún tipo de eslogan.
Cuando los ancianos asignados repasan las preguntas con los que desean bautizarse, pueden
aprovechar la oportunidad para hacerles ver la importancia de vestir con decoro. De este modo, se
conservará la dignidad de la ocasión, y seguiremos siendo diferentes del mundo. (Compárese con
Juan 15:19.) //Volver al Índice

40
KM 11/2004 PÁG.3

¿Cómo debemos atender las asignaciones de


congregación?
El funcionamiento ordenado de una congregación del pueblo de Jehová es el resultado de un
esfuerzo conjunto (1 Cor. 14:33, 40). Reflexione en todo lo que implica celebrar una sola reunión de
congregación. Aparte del programa en sí, se lleva a cabo mucho trabajo antes y después de dicha
reunión, ya que hay hermanos y hermanas que se encargan de diversas asignaciones. También son
importantes los deberes que se atienden fuera de la vista de los demás. ¿Cómo podemos contribuir
a este respecto?
Ofrezca su ayuda. Los que tienen un espíritu dispuesto hallarán mucho que hacer (Sal. 110:3).
Interésese por los enfermos y los mayores. Ayude a limpiar el Salón del Reino. Hay muchas cosas
provechosas que podemos realizar sin que nadie nos lo pida. Lo único que se requiere es el deseo
de colaborar.
Sirva con modestia. A los modestos les alegra servir a los demás (Luc. 9:48). La modestia impide
que aceptemos más responsabilidades de las que realmente podemos cumplir. Además, nos ayuda
a no extralimitarnos en el ejercicio de nuestra autoridad (Pro. 11:2).
Sea digno de confianza. A Moisés se le animó a seleccionar “hombres dignos de confianza” para
que sirvieran en puestos de responsabilidad en el antiguo Israel (Éxo. 18:21). Esta misma cualidad es
esencial hoy día. Así que atienda concienzudamente cada asignación que reciba (Luc. 16:10). Si
no puede cumplir con algún deber, cerciórese de que otra persona se encargue de ello por usted.
Dé lo óptimo. Se exhorta a los cristianos a trabajar de toda alma incluso en asuntos seglares (Col.
3:22-24). Pero hay mayor razón para hacerlo cuando trabajamos para dar adelanto a la adoración
verdadera. Aunque cierta tarea parezca insignificante, la congregación se beneficia cuando se
hace bien.
Cada asignación nos ofrece la oportunidad de demostrar nuestro amor a Jehová y a los
hermanos (Mat. 22:37-39). Por lo tanto, atendamos fielmente cualquier labor que se nos
encomiende. //Volver al Índice

41
KM 6/1996 PÁG.2

¿De qué forma deberían aparecer los testigos de Jehová en


el directorio telefónico?
Se ha observado que los testigos de Jehová aparecen de muchas maneras en los directorios
telefónicos de un mismo país. La información en algunos casos es confusa, y en otros no se
suministran suficientes datos. Si la congregación tiene teléfono en el Salón del Reino, es importante
que la información que aparezca en el directorio sea clara para que las personas interesadas y
nuestros hermanos puedan comunicarse con la congregación.
Se recomienda la siguiente forma: Testigos de Jehová, (Ciudad), (Estado o provincia), seguido de
la dirección y el número telefónico del Salón del Reino.
En las ciudades donde haya más de una congregación, recomendamos lo siguiente: Testigos de
Jehová, (Ciudad), (Estado o provincia), seguido de una lista en orden alfabético del nombre, la
dirección del Salón del Reino y el número de teléfono de cada congregación.
La congregación puede determinar si es necesario incluir más de un número telefónico. Si se
comparte el Salón del Reino con una congregación de otra ciudad que no esté inscrita en el
directorio telefónico local, debe incluirse el nombre de esa ciudad con la dirección y el número
telefónico del Salón del Reino. //Volver al Índice

42
KM 11/2002 PÁG.7

¿Cuáles son las ventajas de asistir a la congregación que


atiende el territorio donde vivimos?
En la congregación recibimos ánimo que nos ‘incita al amor y a las obras excelentes’ (Heb.
10:24, 25). Allí aprendemos la verdad y se nos prepara para desempeñar nuestra comisión de hacer
discípulos (Mat. 28:19, 20). También se nos fortalece para mantenernos fieles ante las pruebas, y
tenemos a nuestra disposición superintendentes amorosos que nos ayudan a combatir las presiones
e inquietudes cada vez mayores. Está claro, pues, que la congregación es esencial para sobrevivir
en sentido espiritual. Ahora bien, ¿hay ventajas en asistir a la congregación que atiende el territorio
donde vivimos?
Las circunstancias personales varían en cada caso, y en la decisión final que adoptemos al
respecto pudieran influir factores como el empleo, un cónyuge incrédulo o el transporte. Con todo,
existen claras ventajas espirituales y de otra índole cuando alguien pertenece a la congregación en
cuyo territorio vive, como por ejemplo, la mayor rapidez con la que los ancianos tal vez se
comuniquen con los publicadores ante una emergencia (en “La caja de preguntas” de mayo
de 1991, octubre de 1978 y febrero de 1967 se destacaron más ventajas al respecto).
Por lo general, resulta más conveniente asistir a las reuniones que se celebran cerca de nuestro
hogar, pues podemos llegar temprano y conversar con los demás, atender ciertos asuntos
importantes y estar presentes en el cántico y la oración de apertura. Además, si las personas recién
interesadas viven en nuestro vecindario, nos suele resultar más fácil visitarlas, dirigir un estudio bíblico
e invitarlas a las reuniones que más les convengan.
Estamos seguros de que los cabezas de familia analizarán con oración este asunto, sopesando
todos los factores a fin de tomar la mejor decisión para el bienestar espiritual y físico de la familia
(1 Tim. 5:8). //Volver al Índice

43
KM 5/1991 PÁG.7

¿Por qué se recomienda que los publicadores se asocien


con la congregación a la que pertenece el territorio donde
viven?
Es importante hacer las cosas de manera ordenada y teocrática. El apóstol Pablo escribió:
“Porque Dios no es Dios de desorden, sino de paz. [...] Que todas las cosas se efectúen
decentemente y por arreglo”. (1 Cor. 14:33, 40.)
Aunque puede que haya algunas excepciones debido a problemas de transporte, horario del
empleo seglar, o que se necesite ayuda en cuanto a superintendencia, por lo general es mejor
asistir a la congregación en cuyo territorio vivimos. Eso facilita el servicio del campo, pues no hay
que viajar grandes distancias para predicar con un grupo fuera de nuestro vecindario. Hará más
conveniente el trabajar con otros en la congregación y dirigir a las personas que muestren interés a
las reuniones que queden más cerca de su hogar. Además, podremos estar en contacto estrecho
con hermanos y hermanas del área en que vivimos, quienes pueden ayudarnos en momentos de
necesidad.
Si trabajamos en conformidad con el arreglo establecido mostraremos que mantenemos los
intereses del Reino en primer lugar. (Luc. 16:10.) Cuando se forma una nueva congregación, o se
reorganizan los Estudios de Libro de Congregación, puede que prefiramos quedarnos con ciertos
hermanos. Pero si aceptamos el nuevo arreglo podremos conocer mejor a otros hermanos y
ensanchar nuestro círculo de amistades teocráticas. Además, les resulta más fácil a los ancianos
pastorear el rebaño y mejorar la condición espiritual de la congregación cuando los publicadores
viven dentro del territorio de la congregación con la que se asocian. //Volver al Índice

44
KM 12/2006 PÁG.5

¿Sería correcto organizar una venta de artículos usados o


algún otro tipo de programas para recaudar fondos con el fin
de ayudar a la congregación?
Entre las organizaciones religiosas es común patrocinar programas para recaudar fondos, como
cenas, ventas o fiestas. Aunque haya quienes consideren que se hacen por una buena causa, en
realidad son lo mismo que una colecta, y los testigos de Jehová no obtienen apoyo económico de
esa manera.
En el segundo número de la revista Watch Tower (La Torre del Vigía), de agosto de 1879, se
explicó por qué nos negamos a imitar a las iglesias y hacer colectas: “‘La Torre del Vigía de Sión’
tiene, según creemos, a JEHOVÁ como su apoyador, y mientras así sea nunca mendigará ni hará
petición a los hombres por apoyo. Cuando Aquel que dice: ‘Todo el oro y la plata de las montañas
son míos’ deje de proveer los fondos necesarios, entenderemos que habrá llegado el tiempo de
suspender la publicación”.
Nosotros seguimos rigiéndonos por el principio bíblico de que “cada uno haga tal como lo ha
resuelto en su corazón, no de mala gana ni como obligado, porque Dios ama al dador alegre”
(2 Cor. 9:7). En el Salón del Reino hay cajas de contribuciones para que cada cual haga una
donación voluntaria si lo desea (2 Rey. 12:9). No se solicitan contribuciones, y quien las da no lo
hace con la idea de conseguir algo a cambio. //Volver al Índice

45
KM 3/1974 PÁG.7

¿Sería correcto el que la congregación o unos cuantos


hermanos celebraran una “venta en el garaje” u otras
“ventas” de esa clase para provecho económico de la
congregación y hacer de esto un asunto de congregación?
Si un miembro de la congregación desea celebrar una “venta en el garaje” de diferentes
artículos o vender algún producto en particular, eso es algo de naturaleza personal que le toca a él
decidir. Lo que él hace con los réditos después de eso también sería un asunto personal.
No obstante, nunca sería apropiado el que alguien hiciera de tal venta un asunto de congregación
o indicara de algún modo que la congregación está implicada.
Cada Salón del Reino suministra una caja de contribuciones donde se pueden hacer
contribuciones para la congregación de un modo completamente voluntario. Las Escrituras indican
claramente que los cristianos deben tener la oportunidad de contribuir para los gastos necesarios de
la congregación, pero esto debe hacerse de buena gana, del corazón, no haciendo un llamado al
deseo de ganancia personal en pago por lo que se da. (2 Cor. 9:7.) //Volver al Índice

46
KM 2/1991 PÁG.7

Cuando un publicador se muda a otro lugar, ¿qué se debe


hacer para facilitar su traslado a la nueva congregación?
Tan pronto como llegue un publicador de otra congregación, el secretario debe obtener del
publicador el nombre de la congregación anterior y el nombre y la dirección del secretario. Luego,
debe escribirle al secretario de esa congregación solicitando la tarjeta Registro de publicador de la
congregación y una carta de presentación. Al recibir esa correspondencia, el secretario debe
responder sin demora. (Véase el libro Organizados para efectuar nuestro ministerio,
páginas 104, 105.)
El publicador que piensa mudarse puede cooperar mediante asegurarse de que sabe el nombre
correcto de la congregación de la que se muda y el nombre y la dirección del secretario. Entonces,
al llegar a la nueva congregación, puede dar esa información al secretario para que él se
encargue de esto lo antes posible. Los informes de servicio del campo que se entreguen a la nueva
congregación se pueden retener hasta que se reciba la tarjeta de registro. Después, la actividad
del publicador puede apuntarse en la tarjeta de registro e incluirse en el siguiente informe mensual
de la congregación.
En algunos casos el publicador quizás ya sepa el nombre y la dirección del secretario de la
congregación a la que se muda. Si así es, los ancianos no tienen que esperar hasta que se pida la
información. Pueden enviar inmediatamente por correo el registro de la actividad del publicador y
una carta de presentación al secretario de la congregación con la que se asociará el publicador.
//Volver al Índice

47
KM 1/2003 PÁG.3

¿Cuándo debería formarse un grupo de habla extranjera?


Cuando en el territorio de una congregación exista una población considerable de extranjeros,
los ancianos deberán hacer lo posible por organizar la predicación en el idioma de tales personas
(km-S 7/02, pág. 1; km-S 2/98, págs. 3, 4). Si la comunidad en cuestión está esparcida por el territorio
de dos o más congregaciones cercanas, el (los) superintendente(s) de circuito les proporcionará(n)
instrucciones para ayudarlas a coordinar la predicación. Tal vez se decida programar
periódicamente un discurso público o el Estudio de La Atalaya para determinar el grado de apoyo
que tendrían las reuniones.
Podrá formarse un grupo de habla extranjera si se cumplen los siguientes requisitos: 1) Existen
publicadores o personas interesadas que entienden mejor las buenas nuevas en el idioma
extranjero. 2) Hay un anciano (o un siervo ministerial) competente que puede llevar la delantera y
dirigir al menos una reunión semanal. 3) El grupo cuenta con el respaldo de un cuerpo de ancianos.
Cuando se cumplan estas condiciones, los ancianos deberán informar a la sucursal para que el
grupo sea reconocido formalmente y reciba más instrucciones.
La mayoría de los grupos comienzan celebrando el Estudio de Libro de Congregación
semanalmente. Más adelante, los ancianos tal vez aprueben llevar a cabo otras reuniones, como la
Reunión Pública y el Estudio de La Atalaya. Las asignaciones números 2, 3 y 4 de la Escuela del
Ministerio Teocrático pueden presentarse en una sala auxiliar si hay un anciano (o un siervo
ministerial) capacitado que hable el idioma y sirva de consejero. Ahora bien, todos se unirán a la
congregación durante el análisis del aspecto de la oratoria, el discurso de instrucción, los puntos
sobresalientes de la Biblia y la Reunión de Servicio. El grupo también puede organizar reuniones para
el servicio del campo.
Todos los miembros del grupo trabajarán estrechamente bajo la superintendencia del cuerpo de
ancianos, que aportará dirección equilibrada y tomará la iniciativa para atender sus necesidades. A
fin de fortalecerlos espiritualmente, el superintendente de circuito hará planes para trabajar con
ellos al visitar a la congregación que apoya al grupo. Con la bendición de Jehová, el grupo de
habla extranjera quizá se convierta en una congregación. //Volver al Índice

48
KM 4/2009 PÁG.4

¿Es apropiado que una congregación o un individuo utilice el


logotipo de las corporaciones legales que usan los testigos
de Jehová?
Un logotipo es un emblema compuesto de letras o símbolos, el cual se diferencia fácilmente de
los demás. En este caso, el logotipo de Watch Tower (una atalaya o torre de vigilancia) es
representativo de la corporación Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania y de otras
corporaciones que la organización utiliza. La Congregación Cristiana de los Testigos de Jehová tiene
en su membrete el logotipo de una Biblia abierta. Y otras corporaciones empleadas por los Testigos
utilizan otros logotipos.
Ahora bien, ni las congregaciones ni los individuos deben utilizar los logotipos, los nombres de las
entidades legales de la organización ni ninguna de sus variantes como elementos decorativos en
Salones del Reino, letreros, membretes, objetos personales, etc. La razón es que las autoridades, el
público en general y los propios hermanos pueden confundirse y no saber qué relación legal existe
entre la congregación local, por ejemplo, y la entidad legal de la organización. Lo mismo puede
ocurrir con el papel membretado, que podría tomarse equivocadamente como correspondencia
oficial de la central mundial o de la sucursal.
Por consiguiente, ni el logotipo de Watch Tower ni ninguna variante se deben incluir en nuevos
Salones del Reino, aun cuando el salón sea propiedad de alguna entidad de la Watch Tower. Si el
Salón del Reino de alguna congregación ya tiene un logotipo como parte del letrero o del diseño,
no es necesario hacerle cambios inmediatos si eso implica grandes modificaciones, así como invertir
mucho esfuerzo, tiempo y dinero. Se puede eliminar al momento de cambiar el letrero o de renovar
el edificio. Ahora bien, el logotipo se debe quitar pronto si el cambio es menor y no implica mucho
trabajo. //Volver al Índice

49
KM 4/2010 PÁG.3

¿Deberían los testigos de Jehová hacer circular grabaciones


o transcripciones de discursos?
Los discursos bíblicos nos animan y fortalecen (Hech. 15:32). Por lo tanto, es natural que
queramos transmitir su animador contenido a quienes no pudieron escucharlo. Con los adelantos
modernos, un discurso puede grabarse y distribuirse de manera casi instantánea. Hay quienes tienen
una colección de discursos grabados, incluso de hace bastantes años, y con la mejor intención los
prestan o graban para sus amigos. Otros han creado sitios de Internet y han puesto discursos a
disposición de todo el que desee descargarlos.
Por supuesto, no hay objeción a que alguien grabe discursos para uso personal o para los
miembros de su familia. Además, los ancianos pueden encargar que se haga para los hermanos de
la congregación que están enfermos y no pueden asistir a las reuniones. Sin embargo, hay razones
de peso para que no hagamos circular transcripciones o grabaciones de discursos.
Puesto que los discursos suelen prepararse teniendo en cuenta las necesidades locales, podrían
malinterpretarse algunos puntos de un discurso que circulara de unos a otros, puesto que
no conoceríamos el marco en que se pronunció. Además, sería difícil verificar quién y cuándo lo
pronunció a fin de confiar en que la información esté al día y sea exacta (Luc. 1:1-4). Y, por otra
parte, hacer circular transcripciones o grabaciones de discursos podría llevar a algunos a dar o
aceptar una atención y honra inapropiadas (1 Cor. 3:5-7).
El esclavo fiel y discreto trabaja arduamente para proporcionar alimento espiritual en la
“medida” correcta y “a su debido tiempo” (Luc. 12:42). En ese alimento espiritual están incluidos los
discursos que se pronuncian en las congregaciones de los testigos de Jehová y las grabaciones que
pueden descargarse del sitio oficial de Internet www.jw.org. Podemos estar seguros de que el
esclavo fiel y discreto y su Cuerpo Gobernante nos darán lo que necesitamos para estar firmes en la
fe (Hech. 16:4, 5). //Volver al Índice

50
KM 7/1992 PÁG.3

¿Cómo puede el superintendente de servicio supervisar el


trabajo de los siervos ministeriales encargados de los
departamentos de literatura y revistas?
La labor del superintendente de servicio no se limita a hacer visitas mensuales a los estudios de
libro y organizar reuniones regulares para el servicio del campo. Este anciano celoso se interesa
mucho en todo lo que pudiera afectar al progreso de la predicación en el territorio asignado a la
congregación.
Se asegurará de que siempre haya suficiente literatura de campaña y revistas, y de que las
publicaciones estén en buenas condiciones. Con ese fin, supervisa muchas de las responsabilidades
de los siervos ministeriales encargados de los departamentos de literatura y revistas.
El superintendente de servicio debe estar muy pendiente de los anuncios de Nuestro Ministerio
del Reino sobre futuras ofertas de literatura. Junto con el encargado de la literatura, se asegurará de
que haya suficientes publicaciones pero deben cuidarse de no solicitar demasiadas. Si se va a
presentar por primera vez en el campo una publicación o si dentro de poco se va a estudiar en la
congregación, tendrán que tomar en cuenta estos factores antes de hacer la solicitud a la
Sociedad. Si la publicación se ha ofrecido antes, el informe de servicio del campo de la última
campaña indicará si basta con la que hay en existencia. Por supuesto, también se deben tomar en
cuenta otros factores, como cuántos van a servir de precursores auxiliares ese mes, así como el
aumento de la cantidad de publicadores y de precursores regulares desde la última vez que se
ofreció la publicación. Se debe poder obtener literatura antes y después de las reuniones de
congregación. Las cajas de literatura deben almacenarse en un lugar limpio y seco, y colocarse de
modo que la literatura no se dañe.
El superintendente de servicio también debe cooperar con el hermano encargado del
departamento de revistas. Junto con el encargado de las revistas, debe comparar de vez en
cuando la cantidad de revistas que se solicitan mensualmente con las revistas colocadas en el
ministerio. Puede que algunos publicadores tengan que reducir la cantidad de revistas que piden si
se les suelen acumular en casa. Las revistas no se deben desperdiciar.
Con estos principios presentes, el superintendente de servicio debe examinar personalmente la
cantidad de literatura de campaña que la congregación pide en el formulario “Solicitud de
literatura” [S(d)-14-S]. Luego entregará la solicitud al secretario, quien revisará cuidadosamente el
resto del formulario, dando atención particular a la cantidad de artículos especiales que se soliciten.
Por supuesto, el atender los departamentos de literatura y revistas requiere llevar registros. Si los
hermanos asignados a estos departamentos tienen preguntas con relación al uso de formularios o
cómo llevar los registros, el secretario se complacerá en ayudarles en este aspecto de su trabajo.
//Volver al Índice

51
KM 2/1987 PÁG.8

¿Quiénes deben recibir un ejemplar de Nuestro Ministerio del


Reino?
Nuestro Ministerio del Reino tiene el propósito de proveer ayuda y estímulo a los que participan
en el ministerio del campo. Por lo tanto, no es para distribución general. Todos los publicadores
bautizados y los asociados aprobados deben recibir un ejemplar. Los que asisten regularmente a la
Reunión de Servicio y que están progresando con miras a participar en el ministerio del campo
también deben recibir un ejemplar. Asegúrense de guardar un ejemplar para la biblioteca del Salón
del Reino. A las personas expulsadas no se les debe dar un ejemplar de Nuestro Ministerio del Reino.
Algunas congregaciones han hallado ventajoso hacer una lista de todas las personas que
califican y luego dividir la lista según los grupos de Estudio de Libro de Congregación. Los
conductores pueden valerse de esta lista para facilitar la distribución, y quizás hasta escribir a
máquina o nítidamente a mano el nombre de cada uno. Los que reciban un ejemplar de Nuestro
Ministerio del Reino deben cuidar de este y valerse de él al prepararse para la Reunión de Servicio y
para el servicio del campo. Muchos hermanos han descubierto lo útil que es guardar un archivo de
Nuestro Ministerio del Reino en su biblioteca personal para poder consultarlo en el futuro. //Volver al
Índice

52
KM 12/1970 PÁG.3

¿Cuántos ejemplares del “Ministerio del Reino” debe recibir


una congregación?
El “Ministerio del Reino” no es para distribución general. Tal como el nombre indica, contiene
ayuda y estímulo para los que participan en el ministerio del campo. La congregación debe recibir
suficientes ejemplares del “Ministerio del Reino” para que reciban uno todos los que llenen los
requisitos. ¿Cómo se llega a la cantidad correcta? Sume el número total de publicadores, regulares
e irregulares, al número de precursores asociados con la congregación. Agregue a esto los nombres
de todas las otras personas que asisten a las reuniones de servicio con cierta regularidad y que dan
alguna indicación de que quieren participar en el ministerio del campo y están logrando algún
progreso en esa dirección. Debe haber un ejemplar para la biblioteca de la Escuela del Ministerio
Teocrático y uno para el archivo de la congregación a cargo del siervo de congregación, además
del ejemplar personal del siervo de congregación. Este total entonces se aumenta al siguiente
múltiplo de ocho, puesto que el “Ministerio del Reino” se envía en grupos de ocho, y esto hace
disponible ejemplares para el aumento que haya en la congregación.
Algunos siervos de congregación han hallado provechoso tener una lista de los que llenan los
requisitos para recibir un ejemplar del “Ministerio del Reino.” Cuando se recibe el surtido del mes, se
escriben nítidamente los nombres de estas personas en sus ejemplares y se les reparten por medio
de los siervos de estudio de libro. Se puede asignar a un hermano que sirve de buen ejemplo en la
congregación para ayudar a hacer la distribución. De esta manera se asegura que cada uno
reciba su ejemplar. Sabiendo que no hay más ejemplares disponibles para reemplazo, cada uno
debe tener cuidado del ejemplar que se le ha provisto. Muchos publicadores han hallado
provechoso guardar el “Ministerio del Reino” para consulta en el futuro. //Volver al Índice

53
KM 7/1994 PÁG.3

¿Qué debe hacer el secretario cuando un precursor regular


se muda a la congregación?
Debe notificarlo a la Sociedad, anotándolo en el dorso del Informe de Congregación (S-1-S).
Debe comunicarse sin dilación con el secretario de la congregación de la que procede el precursor
y pedirle todas las tarjetas Registro de Publicador de la congregación (S-21-S) que tengan de él en
el archivo y una carta de presentación del Comité de Servicio de la congregación.
Cuando la mudanza del precursor representa para él un gran cambio, es normal que tenga
dificultades para adaptarse y establecer un buen horario de servicio. El precursor agradecerá
mucho la ayuda bondadosa de los ancianos para que la transición a la nueva congregación sea
tan suave como lo permitan las circunstancias.
Un recordatorio: el secretario reemplaza las tarjetas de Identificación del servicio de precursor (S-
202-S) únicamente en el caso de precursores que se mudan a la congregación desde cualquier
lugar de Estados Unidos. Los precursores que pierden su tarjeta o cambian de nombre al casarse o
divorciarse, o que proceden de lugares atendidos por otra sucursal (incluso Alaska, Hawai y Puerto
Rico), deben recibir una nueva tarjeta de la Sociedad, no del secretario. El secretario o el precursor
debe escribir a la Sociedad, explicar la situación y solicitar la nueva tarjeta. //Volver al Índice

54
KM 8/2000 PÁG.2

¿Debería la congregación exponer en el Salón del Reino un


mapa completo del territorio?
Sí, ha de enmarcarse un mapa completo del territorio y colgarse de una pared del Salón del
Reino. No debe ponerse en el tablero de anuncios. En él figurarán los límites generales del territorio
asignado a la congregación, así como los de cada uno de los territorios, sobre los que se pondrá
también su número. Asimismo deben aparecer en el mapa los límites del territorio de cada una de
las congregaciones que se reúnen en el mismo Salón del Reino. De esta manera se ayudará a los
publicadores y a las personas recién interesadas a determinar en el territorio de qué congregación
viven. Indicar en el mapa la ubicación de los Estudios de Libro de Congregación permitirá a todos
los hermanos localizar el grupo al que pertenecen. El mapa debe mantenerse actualizado.
Exponer este mapa recuerda a todos los publicadores que les convendría, si es posible, tener su
propio territorio asignado. Además, les resulta útil a los hermanos que desean un territorio cerca de
su casa. Y en las reuniones para el servicio, puede contribuir en ocasiones a ahorrar tiempo, pues
permite al conductor dirigir rápidamente a los grupos de publicadores al lugar donde han de
predicar.
El mapa da prueba también de que la congregación está organizada para predicar el mensaje
del Reino a conciencia en su territorio asignado (Luc. 9:6). //Volver al Índice

55
KM 3/1997 PÁG.7

Cuando se pide a la congregación que celebre un funeral,


puede que surjan las siguientes preguntas:
¿Quién debe dar el discurso fúnebre? Los miembros de la familia tomarán esta decisión. Pueden
escoger a cualquier hermano bautizado de buena reputación. Si piden al cuerpo de ancianos que
provea un orador, estos eligirán normalmente a un anciano capacitado para que pronuncie un
discurso basado en el bosquejo que suministra la Sociedad. Aunque no se iría al extremo de ensalzar
al difunto, sería apropiado señalar algunas cualidades dignas de imitar que haya manifestado.
¿Puede utilizarse el Salón del Reino? Puede usarse si el cuerpo de ancianos otorga el permiso y si
no afecta el horario regular de las reuniones. Puede utilizarse si el difunto gozaba de buena
reputación y era miembro de la congregación, o si se trata del hijo menor de uno de los miembros.
Por otro lado, si el difunto era notorio por su conducta no cristiana, o si existen otros factores que
pudieran causar oprobio a la congregación, los ancianos tal vez decidan que no se utilice el salón.
(Véase el libro Nuestro ministerio, páginas 62, 63.)
Por lo general, no se usa el Salón del Reino para celebrar funerales de los no creyentes. Pudiera
hacerse una excepción si sus familiares son publicadores bautizados en servicio activo, o si un buen
número de publicadores de la congregación saben que el difunto tenía una actitud favorable para
con la verdad y era conocido por su buena conducta en la comunidad, y si no se incluyen
costumbres mundanas en el programa.
Cuando se permita el uso del Salón del Reino, los ancianos considerarán si es la costumbre local
tener el ataúd presente durante el funeral. Si así es, quizás permitan que lo coloquen en el salón.
¿Qué puede decirse de los funerales para personas del mundo? Si la persona gozaba de buena
reputación en la comunidad, un anciano pudiera pronunciar un discurso bíblico consolador en la
funeraria o en el cementerio. La congregación no se encargaría del funeral de una persona que
tuviera fama de ser inmoral, de conducta ilegal o cuyo estilo de vida hubiera estado
completamente en pugna con los principios bíblicos. Ningún hermano participaría en un servicio de
unión de fes con un clérigo ni en ningún funeral que se celebrara en una iglesia de Babilonia la
Grande.
¿Qué debe hacerse si el difunto estaba expulsado? Por lo general, la congregación
no intervendría en el funeral. No se utilizaría el Salón del Reino. Si la persona había dado indicios de
que estaba arrepentida y había manifestado el deseo de ser restablecida, pudiera ser que la
conciencia de un hermano le permitiera dar un discurso bíblico en la funeraria o en el cementerio
para dar testimonio a los no creyentes y consolar a los familiares. Sin embargo, antes de tomar esa
decisión, sería prudente que consultara con el cuerpo de ancianos y tomara en cuenta su
recomendación. En los casos en que no sea prudente que dicho hermano intervenga, puede que
sea apropiado que un hermano que es miembro de la familia del difunto pronuncie el discurso para
consolar a los parientes. (Véase La Atalaya del 15 de noviembre de 1981, página 25; y 15 de
octubre de 1977, páginas 634, 635.)
Hallará más información en los números de La Atalaya del 15 de octubre de 1990, páginas 30, 31;
15 de noviembre de 1981, página 25; 15 de agosto de 1980, páginas 5 a 7; 15 de octubre de 1978,
páginas 5 a 8; 15 de octubre de 1977, páginas 634, 635; 1 de julio de 1970, páginas 414, 415; y de
¡Despertad! del 8 de septiembre de 1990, páginas 22, 23; y 22 de agosto de 1977, páginas 12 a 15.
//Volver al Índice

56
KM 2/1994 PÁG.2

¿Qué procedimiento se debe seguir para presentar una


moción ante la congregación?
Debe presentarse una moción cuando sea necesario tomar una decisión sobre asuntos
importantes como la compra de propiedad, la construcción o renovación de un Salón del Reino,
enviar una contribución especial a la Sociedad o el pago de los gastos del superintendente de
circuito. Por lo general, es mejor presentar una moción cada vez que se desea utilizar los fondos de
la congregación.
Como excepción, la congregación podría decidir una sola vez aportar una cantidad mensual
específica que se agregue a las contribuciones individuales para la obra mundial de predicación.
Por otra parte, los gastos normales del Salón del Reino, como la compra de artículos de limpieza,
no exigen que se presente una moción.
Cuando surge una clara necesidad, el cuerpo de ancianos debe considerar el asunto
cuidadosamente. Si la mayoría concuerda en que es necesario hacer algo, uno de los ancianos,
quizás un miembro del Comité de Servicio de la Congregación, debe preparar por escrito una
proposición que se presentará en la Reunión de Servicio.
El anciano que esté presidiendo esa reunión debe explicar breve pero claramente la necesidad
existente y lo que el cuerpo de ancianos recomienda que se haga para satisfacerla. Acto seguido,
se brinda la oportunidad a la congregación para que haga cualquier pregunta pertinente. Si se
trata de un asunto complejo, tal vez sea mejor posponer la votación hasta la siguiente Reunión de
Servicio para que todos tengan la oportunidad de pensar en ello. La votación se efectúa
levantando la mano.
Solo los miembros dedicados y bautizados de la congregación podrán emitir sus votos, a menos
que algunos requisitos legales indiquen que se efectúe de otra forma, como en los casos que tienen
que ver con sociedades o préstamos para el Salón del Reino. No es correcto que los visitantes de
otra congregación participen.
Después de ser aprobada, la resolución debe fecharse, firmarse y guardarse en los archivos de la
congregación. //Volver al Índice

57
KM 7/1975 PÁG.8

¿Qué se quiere decir por la expresión “capacitado para


enseñar” como un requisito para ancianos?
El enseñar se lleva a cabo de varias maneras. Algunos son oradores diestros, capaces de enseñar
desde la plataforma. Otros sobresalen por su habilidad de exhortar y aconsejar a individuos o a
grupos de familia. En cada caso, el anciano debe tener un buen conocimiento de las Escrituras,
debe ser persona “que se adhiera firmemente a la fiel palabra en lo que toca a su arte de enseñar,
para que pueda exhortar por la enseñanza que es sana y también censurar a los que contradicen.”
Esto significa el poder explicar profecías, enseñar doctrinas sanas y señalar lo que la Biblia dice
acerca de la moralidad y del vivir en armonía con los principios bíblicos.—1 Tim. 3:2; Tito 1:9.
Los superintendentes también enseñan por medio del ejemplo. Jesús puso el ejemplo para los
superintendentes durante su ministerio terrestre. A medida que hizo discípulos, los llevó consigo,
mostrándoles cómo se efectúa la obra de enseñar. (Mat. 9:35-38) Después de enseñarles la manera
de enseñar, los dejó ir solos y predicar el mensaje del Reino en muchos lugares. (Mat. 10:7, 11-14) Así
que una parte de la obra de enseñar de los superintendentes es el ir en el servicio con los miembros
de la congregación y enseñarles el modo en que se efectúa la obra. Los nuevos necesitan aprender
a cómo usar la Biblia de casa en casa y los métodos de enseñanza que se emplean en las revisitas y
en los estudios bíblicos de casa. Esto toma tiempo.—Vea también Hechos 20:20, 27, 35; 1 Corintios
4:16; 1 Pedro 5:3.
El superintendente que es práctico ve sus oportunidades de enseñar mientras está en el servicio
del campo. Tal vez mientras camina de casa en casa con el publicador tenga algunos momentos
para conversar en los que se puedan contestar preguntas o resolver problemas. Puede dar algunas
indicaciones útiles en cuanto a cómo mejorar en la presentación de las buenas nuevas. El
superintendente tiene mucha enseñanza que hacer.—2 Tim. 2:2. //Volver al Índice

58
KM 3/1975 PÁG.8

¿Está obteniendo su congregación los beneficios que


resultan de compartir los privilegios de servicio con todos los
hermanos capaces y calificados que se asocian con ella?
Sobre los hombros de los ancianos cae la gran responsabilidad de enseñar. Es por eso que por lo
general ellos son los que reciben la asignación de conducir los estudios de libro de congregación y
pronunciar los discursos públicos y los discursos de instrucción. No obstante, esto no significa que
siervos ministeriales capaces no podrían encargarse de algunas de estas responsabilidades. El grado
a que se usen estos hermanos depende de cuánto se necesiten sus servicios y de su habilidad para
enseñar. A menudo es muy práctico el que los ancianos reciban ayuda de los siervos ministeriales en
esta clase de enseñanza.
Por ejemplo, el libro Organización en las páginas 80 y 81 explica que sería provechoso que los
ancianos condujeran los estudios de libro debido a que hay enseñanza envuelta, tal vez hasta
conduciendo más de un estudio si las circunstancias lo permiten. Pero también declara: “Si se
necesitan más conductores de estudio de libro, el cuerpo de ancianos local puede solicitar que
ciertos siervos ministeriales que dan evidencia de poder enseñar sirvan como conductores sustitutos,
hasta el tiempo en que haya un anciano disponible.” Esta provisión sirve para evitar que los
ancianos lleguen a estar tan ocupados al encargarse de varios estudios que no puedan dar
atención apropiada a otras responsabilidades y aspectos de las necesidades de la congregación.
De modo similar, no es bueno pasar por alto la posibilidad de recibir ayude de hermanos
capaces que acaban de llegar a la congregación. Por lo tanto, si un hermano que ha sido
nombrado como anciano o siervo ministerial en otra parte se muda a otra congregación, no
siempre es necesario esperar varios meses para familiarizarse con él. Más bien, los ancianos harían
bien en enviar prontamente una carta a los ancianos de la congregación de la cual vino el
hermano para obtener sus comentarios acerca de sus calificaciones y las recomendaciones de
ellos. Si su recomendación es favorable y los ancianos de la congregación donde él ahora se asocia
están convencidos de que él satisface los requisitos, puede enviarse una recomendación al cuerpo
gobernante. Mientras tanto, el cuerpo local de ancianos puede determinar cómo usar al hermano
para ayudar a la congregación. //Volver al Índice

59
KM 11/1979 PÁG.4

¿Por qué debe uno saber qué hermanos son


superintendentes y siervos ministeriales en su congregación?
Jehová Dios ha provisto hombres capacitados para que lleven la delantera entre su pueblo.
Según las Escrituras, estos hermanos son designados “superintendentes y siervos ministeriales.” (Fili.
1:1) Como sugieren sus designaciones, los superintendentes y siervos ministeriales sirven a los
miembros de la congregación. (Mat. 20:26) Ellos están tanto capacitados como disponibles para
servirle.
Los superintendentes son ancianos que son pastores y maestros capacitados. Para ayudar a
atender apropiadamente el trabajo que hay que hacer, hay “siervos ministeriales.” Juntos, estos
siervos nos ayudan a ser ‘celosos de obras excelentes.’ (Tito 2:14) Los superintendentes y siervos
ministeriales deben ‘conocer el rebaño’ para poder dar la mejor ayuda. (Pro. 27:23) En cambio, los
miembros del rebaño necesitan conocer a los hombres que están capacitados y nombrados para
servirles. (Sant. 5:14-16) Por consiguiente, los nombramientos y remociones de ancianos y siervos
ministeriales se anuncian a la congregación.—Compare con Hechos 15:25-30; 1 Corintios 4:17.
Hay varias razones por las cuales un hermano de la congregación quizás no pueda servir de
siervo nombrado. Del mismo modo, puede que por diversas razones, un hermano que haya sido
nombrado no pueda continuar sirviendo en la congregación de anciano o siervo ministerial. Nadie
debe concluir automáticamente que los anuncios de remociones indican que se ha cometido un
mal. A veces la salud, asuntos de familia u otras circunstancias pueden impedir que un hermano
siga prestando servicio continuo en la capacidad de siervo nombrado. Por medio de saber qué
hermanos son siervos ministeriales en su congregación, usted puede beneficiarse de manera directa
de sus capacidades y disponibilidad para enseñar, pastorear y ayudarle a ser “celoso de obras
excelentes.” //Volver al Índice

60
KM 3/1980 PÁG.8

Cuando un comité judicial de congregación, después de


escuchar los cargos y considerar la evidencia del caso, llega
a la conclusión de que la persona acusada debe ser
expulsada, ¿cómo debe tratar el comité con esa persona?
Es apropiado que el comité hable con el individuo y le deje saber que la decisión de ellos es que
se le debe expulsar de la congregación. Deben preguntarle si él tiene intenciones de apelar de la
decisión. Él puede hacer eso si cree que se ha cometido un serio error al juzgar el asunto. En caso de
que desee apelar, el anuncio de la decisión de expulsión se mantendría pendiente. En ese caso se
le debe decir a la persona que se le permite una semana para apelar por escrito al comité judicial y
explicar sus razones. Una vez que se reciba la apelación, por escrito, el cuerpo de ancianos debe
hacer arreglos para que un comité de apelación oiga de nuevo el caso dentro del transcurso de
una semana si es posible. El cuerpo de ancianos puede escoger ancianos de la localidad o
ancianos de congregaciones cercanas; éstos deben ser hombres experimentados y capacitados. Si
a un superintendente viajante no le presentara inconveniente el participar, o pudiera sugerir quiénes
pudieran servir en el comité de apelación, eso sería bueno. Los ancianos pueden llamar por
teléfono a la oficina sucursal para pedir consejo al escoger un comité de apelación. Sin embargo,
generalmente eso es innecesario.
Por otro lado, si la persona acusada no indica que desea apelar, el comité judicial redactará un
anuncio breve y apropiado para que se lea a la congregación. Además se debe explicar a la
persona acusada lo necesario que es que se arrepienta y qué otros pasos puede dar para que se le
restablezca al debido tiempo. Esto sería tanto útil como bondadoso, con la esperanza de que ella
cambie de comportamiento, y con el tiempo califique para volver a formar parte de la
organización de Jehová. (2 Cor. 2:6, 7.) //Volver al Índice

61
KM 4/1974 PÁG.3

¿Cuánto tiempo deben guardarse los artículos en los


archivos de la congregación?
Los registros que tienen que ver con asuntos financieros deben guardarse por un mínimo de siete
años, según lo exijan las leyes de su estado. Entre éstos se incluyen registros como los que tienen que
ver con las cuentas de revistas y literatura. Los registros de la construcción del Salón del Reino,
reparaciones grandes, y otros que pudieran ser necesarios o útiles después de los siete años pueden
guardarse indefinidamente.
Después de un año pueden destruirse las copias de las hojas de suscripción, los formularios de
pedidos de literatura, hojas sueltas y revistas, las solicitudes de precursores temporeros y artículos
similares.
Las “Tarjetas del registro de publicador” deben guardarse de modo que muestren por lo menos
los últimos ocho años de actividad para cada publicador. Las tarjetas anteriores pudieran ser
destruidas. No hay que guardar las hojas de informe del servicio del campo mensual después de
anotarlas en las tarjetas del registro de publicador. Los registros mensuales del servicio del campo y
los registros de concurrencia a las reuniones de la congregación se guardarán por ocho años, o más
si lo desean.
Las cartas del superintendente del circuito que informan a la congregación de asambleas de
circuito, de su visita a la congregación, etc., pueden descartarse después que el acontecimiento
que éstas consideran haya pasado. Los informes del superintendente del circuito acerca de las
visitas a la congregación y la correspondencia relacionada se guardarán por un mínimo de ocho
años.
El material que trata con el nombramiento de ancianos, siervos ministeriales y los que sirven como
precursores regulares se guardará indefinidamente.
Las cartas de la Sociedad que tratan con números especiales de las revistas, viaje a asambleas
internacionales, etc., pueden ser descartadas después que la actividad especial o asamblea que
consideran haya pasado. Sería bueno guardar indefinidamente las cartas de instrucciones, a saber:
“Cómo manejar debidamente las suscripciones” (S-11-S), “Instrucciones para contabilidad de
congregación” (S-27-S), “Public Meeting Talk Titles” (S-99), “Cómo solicitar un ajuste de territorio” (S-6-
S), “Asignación de territorio para la congregación” (S-54-S), y las cartas que suministran instrucción
con respecto al servicio de precursor, también los bosquejos para las reuniones públicas actuales, los
funerales y el Memorial.
Asuntos judiciales: Correspondencia confidencial que trata con graves asuntos judiciales debe
mantenerse en un lugar seguro, que sea accesible solo a los ancianos. Esta debe guardarse por un
mínimo de cinco años, o más si los ancianos lo estiman aconsejable en ciertos casos.
Comprendemos que lo susodicho no abarca todo artículo o pieza de correspondencia, pero las
pautas generales serán útiles a los ancianos para mantener los archivos. //Volver al Índice

62
KM 4/1973 PÁG.7

¿Pueden las congregaciones que tienen uno o dos ancianos


obtener la ayuda de ancianos de congregaciones cercanas
que tengan muchos ancianos?
De vez en cuando los superintendentes de circuito observan que una congregación tiene
muchos ancianos, mientras que otra congregación solamente tiene un anciano, de modo que en
esta última congregación se pudiera usar alguna ayuda. El superintendente de circuito pudiera dar
a conocer la necesidad de ésta a la congregación donde hay muchos ancianos, pero entonces
depende del cuerpo de ancianos allí considerar sus propias necesidades para que haya ancianos
que conduzcan estudios y se encarguen de las actividades de la congregación. No hay ninguna
razón para que un anciano viaje a otro territorio si lo necesitan donde está ahora. Si creen que
no les ocasionará privación el que un anciano vaya a trabajar con una congregación cercana
donde hay verdadera necesidad de hermanos de más edad, pueden considerar el asunto entre
ellos mismos y averiguar si alguno entre ellos desea viajar a una congregación cercana.
Cualquier anciano que considere tal servicio debe tomar en cuenta lo que esto significará para
él mismo espiritual y físicamente y cómo esto afectará los intereses de su familia. Posiblemente él
quiera saber lo que ellos piensan sobre el asunto. ¿Cuánto tiempo se requeriría para ir allí y cuáles
son las condiciones y gastos envueltos al viajar de su casa al territorio de la congregación cercana?
Él debe tomar en consideración las horas en que habrá que reunirse en la otra congregación. Sería
prudente considerar tal asunto en oración.
Si después de tal consideración de asuntos, se encuentra a alguien disponible para servir con
una congregación cercana, el superintendente presidente puede comunicarse con la
congregación cercana para informarles que hay un anciano que está dispuesto a servir con ellos
regularmente. Al recibir la información, si los hermanos que representan la congregación cercana
desean reunirse y considerar los asuntos con el anciano disponible pueden hacerlo. Entonces si les
gustaría que él sirviera con ellos deberían mandar la recomendación del hermano al cuerpo
gobernante, solicitando que él sea nombrado a servir como anciano en su congregación,
explicando las circunstancias en su carta. Cuando se apruebe la recomendación, el anciano podrá
servir en la nueva congregación y su nombre será removido de la lista de ancianos de la
congregación donde estuvo anteriormente. //Volver al Índice

63
KM 6/1977 PÁG.8

¿Por qué deberían los padres interesarse en controlar la


conducta de sus hijos en el Salón del Reino y en las
asambleas, y qué deberían hacer los ancianos si los padres
habitualmente no ejercen ese control?
La conducta de los hijos refleja directamente el entrenamiento que sus padres le están dando y
cuán profundamente se están grabando en el corazón del niño el respeto a las leyes de Jehová y el
hombre. (Pro. 29:15) “Para todo hay un tiempo determinado,” incluso para correr y jugar; pero no es
tiempo de hacer eso cuando se está en las reuniones cristianas, ya sea en el Salón del Reino o en las
asambleas. (Ecl. 3:1.)
Algunos jovencitos naturalmente son más vigorosos y traviesos que otros. Los padres que
entienden el corazón de sus hijos, saben que tienen que mantener una vigilancia más estrecha
sobre algunos que sobre otros. Si a algunos los padres no los vigilan estrechamente y se les
encuentra corriendo o tropezando con la gente, hasta afeando la propiedad del Salón del Reino, y
así por el estilo, entonces los ancianos u otros harían bien en hablar al niño o en llevar al niño a uno
de sus padres a fin de que se puedan tomar medidas correctivas. Los padres deberían recibir de
buen agrado esta ayuda amorosa a fin de que la conducta de sus hijos no les ocasione vergüenza.
En esos casos raros en que los padres habitualmente no ejercen control a pesar del consejo
bondadoso de los ancianos individuales, entonces varios ancianos pudieran reunirse con la familia a
una hora y en un lugar apropiados y considerar con ellos los principios bíblicos que están envueltos
en el asunto y la necesidad de mantener la conducta correcta en el hogar y en el Salón del Reino.
//Volver al Índice

64
KM 1/1970 PÁGS.7-8

¿Cómo se deben atender las necesidades de los enfermizos,


los impedidos o los enfermos de la congregación?
Todos tenemos la responsabilidad de mostrarnos amor unos a otros. (1 Juan 3:17, 18) El cuidar de
“los huérfanos y de las viudas en su tribulación” es parte de la adoración que le rendimos a Dios.
(Sant. 1:27; 2:14-17) En la mayoría de los casos esto se hace espontáneamente sobre una base
personal debido a un deseo amoroso de prestarles ayuda.
Es preciso que el siervo de congregación se mantenga alerta en cuanto a las circunstancias de
las personas de más edad y de los afligidos. Puede informar a la congregación acerca de los que
necesiten cuidado amoroso. También debe ver que reciban con regularidad un ejemplar del
“Ministerio del Reino” y que se les ayude a asistir a las reuniones si les es posible asistir. Al enterarse de
que algunos necesitan ayuda, quizás otros de la congregación los visiten para ayudarlos a
participar en el servicio del campo, para llevarlos a las reuniones, o, donde sea necesario, ayudarlos
con sus compras, limpieza de la casa o lavado de la ropa. A veces el simplemente prepararle una
comida caliente a un enfermo se agradece mucho. Sería una bondad leer a los ciegos o en
ocasiones grabar con magnetófono discursos o partes de reuniones para los que no pueden asistir a
las reuniones.—Vea “La Atalaya” para 1962, páginas 725-730; 1966, páginas 412-414.
Las personas espiritualmente maduras no van a demandar que otros las cuiden ni que las
mantengan financieramente. En cuanto a las necesidades materiales de las personas ancianas y
enfermizas de la congregación, generalmente los individuos mismos tienen recursos para cuidar de
éstas, o lo hacen otros miembros de la familia o el Estado. Se les puede ayudar a estos individuos por
medio de familiarizarlos con las provisiones que el Estado hace. (Vea “La Atalaya” del 15 de abril
de 1966, páginas 255, 256.) Si el individuo no tiene a su disposición ninguna de las provisiones
mencionadas aquí, entonces puede que la congregación juzgue que es necesario intervenir,
suministrando ayuda financiera a los que son dignos donde sea necesario y según pueda hacerlo.—
1 Tim. 5:9, 10; Gál. 6:10; vea también el libro “Lámpara,” páginas 131, 132. //Volver al Índice

65
KM 10/1973 PÁG.3

Si se reciben informes de servicio después que el informe de


la congregación ha sido enviado a la Sociedad, ¿qué debe
hacerse con ellos?
Sería muy útil si todos los informes pudieran entregarse prontamente al fin de cada mes. Algunos
publicadores mantienen un informe del servicio del campo en la parte trasera de su Biblia o libro de
cántico o en algún otro lugar conveniente. Así está a mano para anotar la actividad del servicio del
campo cada vez que participan en ella y así los tienen en el Salón del Reino al fin del mes cuando
debe entregarse el informe. Haga lo que esté a su alcance para informar a tiempo.
Pero, ¿qué hay si usted se olvida o halla que será tarde? Sírvase entregar su informe de todos
modos. El superintendente del campo anotará su actividad en su tarjeta de Registro del Publicador
para el mes apropiado... el mes durante el cual usted participó en el servicio. Y él incluirá su
actividad en el próximo informe de la congregación a la Sociedad.
Si, por ejemplo, un publicador entrega un informe tardío para su actividad durante septiembre y
entonces entrega a tiempo su informe para octubre, toda su actividad se incluiría en el informe de
la congregación para octubre. ¿Se contaría este dos veces como publicador en octubre? Sí,
debido a que no se contó como publicador en septiembre. Esto le suministra a la Sociedad un
informe completo, y los promedios al fin de año serán correctos.
Algunos ancianos han preguntado si hay alguna objeción en cuanto a dirigirse personalmente a
los publicadores, cuando esto sea necesario, recordándoles que entreguen sus informes al fin de
mes. A menudo cuando los superintendentes del campo y los conductores de los estudios de libro se
dirigen a los hermanos para recordarles que entreguen sus informes al fin del mes, se obtiene un
informe completo para enviarlo a la Sociedad. Y usted puede contar con que los hermanos a los
que usted recuerda que entreguen su informe apreciarán el que usted los ayude y se interese en
ellos. //Volver al Índice

66
KM 2/1970 PÁG.7

¿Podría el imitar las modas extremas de vestir y asearse


resultar en la restricción o negación de privilegios de
servicio?
Sí. La Biblia muestra que los que disfrutan de privilegios como siervos —y los mismos principios
aplican a los precursores— deben ser de conducta ejemplar, “moderados en los hábitos” y “libres
de acusación.” A los ancianos y a los jóvenes se les exhorta a ser “de juicio sano” y “reverentes en su
comportamiento” “para que no se hable injuriosamente” de la Palabra de Dios. A las mujeres
cristianas se les exhorta a que “se adornen en vestido bien arreglado, con modestia y buen juicio.”
(1 Tim. 3:2, 10; 2:9, 10; Tito 2:1-5.)
Todos los cristianos fieles saben que la limpieza, la pulcritud y la moderación le dan realce al
mensaje que llevan. Por lo tanto, manifiestan ser razonables al vestir en armonía con lo que afirman
ser: ministros de Dios. ¿Acaso desearían éstos deslustrar la reputación inmaculada de Jehová
imitando modas extremas de vestirse o peinarse que caracterizan a los elementos rebeldes de la
sociedad? Al contrario, deben vestir moderada e inconspicuamente para que, por su apariencia
no llamen atención especial a sí mismos en vez de a las buenas nuevas que predican, subrayando
innecesariamente el sexo o haciendo que otros se sientan incómodos. Lo prudente es no hacerse
figuras de controversia y, comprensiblemente, hacer tropezar a algunos. Vea “La Atalaya” del 15 de
marzo de 1967, página 190; 1 de septiembre de 1968, página 543.
En vista de lo susodicho, se puede comprender que los que imitan a los mundanos en modas
extremas de vestir y asearse no manifiestan la madurez cristiana que se requiere para privilegios de
servicio especiales. Aunque la manera de vestir y asearse uno son asuntos personales, la
organización tiene que decidir, en armonía con los principios bíblicos, quiénes la representarán
como siervos en la plataforma y como precursores. El comité de la congregación tiene la
responsabilidad de tratar estos asuntos y, cuando sea necesario, de informar a la Sociedad. Por
supuesto, los del comité deben mantener un punto de vista equilibrado, guiados por la posición
moderada de la Biblia, más bien que por gustos personales o normas austeras. Ellos también deben
tener en cuenta lo que se considera respetable en la comunidad en cuanto a vestido y aseo. Por
no ser apresurados en su manera de obrar, darán consejo amoroso, explicando por qué se
recomiendan cambios razonables, o por qué pudieran imponerse restricciones por ahora. Vea el
libro “Lámpara,” páginas 115, 116, 119, 195, 196.
Especialmente los siervos y precursores deben ser hermanos y hermanas que cuadran con las
normas moderadas de la Biblia, que tienen reputaciones que no son simplemente tolerables, sino
ejemplares. Los que son ejemplares dejan buenas impresiones, atrayendo a otros de la comunidad
a las “buenas nuevas,” y demuestran que satisfacen los requisitos para privilegios de servicio
especiales. //Volver al Índice

67
KM 3/1972 PÁG.7

¿Por qué es importante que el hermano a quien se le pide


que represente a la congregación en oración hable con
suficiente volumen para que lo oigan todos los que están
presentes?
El representar a otros ante el trono de la bondad inmerecida de Jehová es un gran privilegio. Por
supuesto, Dios nos puede oír hasta cuando le oramos en silencio. Pero cuando representamos a
otros al orar, solo es correcto que todos los que estén presentes puedan oír claramente todo lo que
decimos. Si no oyen, ¿cómo pueden decir “Amén” a la oración?—1 Cor. 14:16, 17.
Por lo general se le puede entender al hermano que dice la oración si se pone de pie, se expresa
con suficiente volumen y habla distintamente. Al ponerse de pie para orar, puede que lo halle
ventajoso volverse hacia el cuerpo principal del auditorio y no inclinar la cabeza demasiado, así su
voz se dirigirá directamente a ellos.—Compare con Mateo 14:19.
Si las condiciones del salón, como, por ejemplo, la cantidad de concurrentes o los ruidos que
penetran de afuera, impiden la audibilidad a tal grado que no es posible oír fácilmente al hermano
sin que su voz sea amplificada, entonces, si hay aparato de sonido en el salón, los que oren pueden
usar un micrófono a fin de que todos puedan oír y expresarse en armonía. Las situaciones son
diferentes en cada congregación, de modo que tendrá que decidirse localmente si debe usarse un
micrófono o no.
El informar al hermano de antemano que será llamado para decir la oración, lo ayudará a hacer
su oración coherente, afluente, sincera, nutrida de ideas y a propósito para esa reunión en
particular. //Volver al Índice

68
KM 1/2008 PÁG.7

¿Qué dos publicaciones deben estudiarse con las personas


interesadas?
Nuestra principal herramienta para comenzar y dirigir estudios bíblicos es el libro Enseña. Por eso,
aunque se puede iniciar un estudio con cualquier publicación, incluido algún tratado apropiado, es
conveniente cambiar al libro Enseña tan pronto como sea posible. Ahora bien, cuando se utiliza el
libro Enseña para comenzar estudios bíblicos, los resultados son impresionantes.
Si el estudiante termina el libro Enseña y está avanzando, se usará entonces el libro Adoremos a
Dios (Col. 2:7). El objetivo de este libro, expuesto en la página 2, es el siguiente: “Las Escrituras instan
a todos los que aman a Dios a ‘comprender [...] [la] altura y profundidad’ de Sus preciosas verdades
(Efesios 3:18). Este libro se ha preparado con ese fin. Esperamos que le ayude a crecer
espiritualmente y a estar mejor preparado para andar por el camino estrecho que conduce a la
vida en el justo nuevo mundo de Dios”.
Si antes de completar los dos libros el estudiante llena los requisitos y se bautiza, se debe
continuar con el estudio hasta que termine el segundo libro. Aunque el estudiante esté bautizado, el
hermano que dirige el estudio puede seguir contando el tiempo, la revisita y un estudio bíblico.
El publicador que acompañe a este hermano y participe activamente en el estudio también puede
contar el tiempo. //Volver al Índice

69
KM 11/1998 PÁG.7

¿Sigue siendo apropiado dirigir un estudio bíblico a un


hermano inactivo a petición de uno de los miembros del
Comité de Servicio de la Congregación?
Los ancianos tienen el deber de pastorear a los miembros de la congregación, incluidos los que
están inactivos. Los visitan y determinan qué clase de ayuda requieren. Si lo juzgan oportuno,
ofrecen al inactivo la oportunidad de beneficiarse de un estudio bíblico personal. Según se explica
en la página 103 de Organizados para efectuar nuestro ministerio, el Comité de Servicio de la
Congregación decide quiénes podrían aprovecharse de esta provisión.
El superintendente de servicio determina quién sería el más idóneo para prestar la ayuda, qué
temas deberían estudiarse y cuál sería la publicación más indicada. Quizás quien dirigió
originalmente el estudio a la persona o alguien a quien ella conoce y respeta esté en condiciones
de ayudarla. Puede pedirse a una hermana capacitada y madura que asista a una hermana
inactiva. Por lo general, no es necesario que otro publicador acompañe al conductor asignado.
Este puede contar el tiempo, las revisitas y el estudio (véase Nuestro Ministerio del Reino de
noviembre de 1987, págs. 1, 2).
Dado que el estudiante es una persona bautizada, por lo general no hace falta prolongar
mucho tiempo el estudio. La meta es ayudarlo para que vuelva a asistir a todas las reuniones de la
congregación y llegue a ser un publicador regular de las buenas nuevas. El superintendente de
servicio seguirá de cerca el progreso de estos estudiantes. La consecuencia de tal ayuda amorosa
debe ser que dichos hermanos sean capaces de asumir su propia carga de responsabilidad ante
Jehová y estén firmemente “arraigados y establecidos” en la verdad (Efe. 3:17; Gál. 6:5). //Volver al
Índice

70
KM 8/1987 PÁG.4

¿Cuándo puede informarse un nuevo estudio bíblico, y


qué estudios pueden contarse?
Un nuevo estudio bíblico puede informarse cuando se haya conducido dos veces después de la
visita en la que este se le demostró a la persona y haya razón para creer que continuará. Debe
llenarse un Informe de Estudio y entregarse cada mes.
Cada vez que se conduce un estudio bíblico en el hogar de una persona se cuenta una revisita
y el tiempo que se haya pasado en el estudio. Si las circunstancias exigen que otro publicador
acompañe al conductor y los dos participan de manera significativa, ambos pueden contar el
tiempo. Sin embargo, solo el conductor informará la revisita y el estudio bíblico. Por lo general, no
debería ser necesario que más de dos publicadores participaran en enseñar en un estudio bíblico
en el hogar de una persona.
Los estudios bíblicos con las personas nuevas deben continuar hasta que se hayan estudiado los
dos libros que las harán firmes en la verdad, tales como Usted puede vivir para siempre en el paraíso
en la Tierra y Unidos en la adoración del único Dios verdadero. El estudio, las revisitas y el tiempo que
se dedica a estos pueden informarse hasta que la persona termine estas dos publicaciones, aun si se
bautizara antes de terminar ambos libros.
Puede que a veces un anciano del Comité de Servicio de la Congregación pida que un
publicador conduzca un estudio bíblico con alguien que está bautizado pero que se ha hecho
inactivo. Esto está de acuerdo con el arreglo de la Sociedad para fortalecer a estas personas que
desean ayuda. En tal caso, se pueden informar el estudio, las revisitas y el tiempo. (Véase om-S
pág. 103.)
Los padres son responsables ante Jehová de instruir y enseñar a sus propios hijos en la adoración
correcta. (Deu. 4:9; Efe. 6:4.) El conducir regularmente un estudio bíblico de familia es de gran
beneficio al respecto. El cabeza de familia puede informar un estudio bíblico de familia que se
conduzca regularmente si se incluye a miembros no bautizados. Se pueden informar hasta una hora
de servicio y una revisita cada semana que se conduzca. (Véase km-S 8/83 pág. 4.) //Volver al Índice

71
KM 4/11 PÁG.2

¿Por cuánto tiempo se espera que le demos clases a alguien


que progresa?
Cuando una persona progresa, es mejor seguir dirigiendo el estudio hasta terminar dos
publicaciones: ¿Qué enseña realmente la Biblia? y “Manténganse en el amor de Dios”. Hay que
hacerlo aunque el estudiante se bautice antes de terminar cualquiera de los dos libros. Claro, se
puede seguir contando el tiempo, las revisitas y el estudio aun después de su bautismo. Y si otro
publicador nos acompaña y participa en el estudio, también él puede contar el tiempo (véase
Nuestro Ministerio del Reino de marzo de 2009, página 2).
Es importante que los nuevos tengan buenos cimientos en la verdad antes de dejarlos caminar
solos. Tienen que estar “arraigados” en Cristo y “estabilizados en la fe” para ser capaces de soportar
las dificultades que de seguro afrontarán (Col. 2:6, 7; 2 Tim. 3:12; 1 Ped. 5:8, 9). Además, deben
contar con “un conocimiento exacto de la verdad” a fin de poder enseñar bien a otros (1 Tim. 2:4).
Al completar dos libros con los estudiantes, los estamos ayudando a andar con paso seguro en “el
camino que conduce a la vida” (Mat. 7:14).
Antes de aprobar el bautismo de una persona, los ancianos deben comprobar que entienda
con claridad las enseñanzas básicas de la Biblia y que esté viviendo de acuerdo con ellas. Deben
ser especialmente cuidadosos con un estudiante que todavía no haya terminado el primer libro.
Si alguien no está listo para el bautismo, los ancianos verán que reciba la ayuda personal necesaria
para que llene los requisitos en el futuro (véase Organizados para hacer la voluntad de Jehová,
páginas 216 a 218). //Volver al Índice

72
KM 9/1998 PÁG.3

¿Pueden informar ambos padres el tiempo dedicado al


estudio de familia regular?
Aunque el padre es el principal responsable de criar a los hijos “en la disciplina y regulación
mental de Jehová”, los dos participan en su educación (Efe. 6:4). Por eso la Biblia exhorta: “Escucha,
hijo mío, la disciplina de tu padre, y no abandones la ley de tu madre” (Pro. 1:8). Un rasgo
importante de dicha educación es el estudio bíblico en familia.
Antes, aunque ambos padres participaran en el estudio de familia, solo el padre o la madre que
dirigía el estudio informaba el tiempo. Ya no va a ser así. Si durante el estudio ambos padres
participan en enseñar a los hijos no bautizados, cada uno puede contar un máximo de una hora a
la semana en el servicio del campo. Desde luego, los padres dedican mucho más de una hora a la
semana a impartir instrucción a sus hijos, pues es una tarea que exige constancia de parte de
ambos (Deu. 6:6-9). No obstante, el informe del servicio del campo debe reflejar principalmente lo
que se está logrando en el campo, y por eso no debe contarse más de una hora, aunque el estudio
dure más tiempo, se celebre más de una vez por semana o se lleve a cabo por separado con cada
hijo. Además, solo uno de los padres informará el estudio y como máximo una revisita por cada
semana que se dirija el estudio. //Volver al Índice

73
KM 11/2003 PÁG.3

¿Hay que informar a la congregación el estudio bíblico de


familia?
El cristiano que dirige un estudio de familia en el que están presentes uno o más hijos
no bautizados puede informar un máximo de una hora y una revisita a la semana y un estudio
bíblico al mes. Este es el caso aun si el estudio dura más de una hora, se efectúa más de una vez por
semana o se dirige con cada uno de los hijos por separado (véase el libro Nuestro ministerio, pág.
104).
Si todos los miembros de la familia son Testigos bautizados, no se informará como servicio del
campo ni el tiempo ni el estudio (a menos que un niño que se haya bautizado esté estudiando
todavía el segundo libro). La razón es que el informe del servicio del campo de la congregación
sirve principalmente para reflejar lo que se está logrando en la predicación de las buenas nuevas y
en enseñar la verdad bíblica a quienes no son siervos de Jehová dedicados y bautizados (Mat.
24:14; 28:19, 20). Sin embargo, esto de ninguna manera le resta importancia a celebrar
regularmente dicho estudio.
Los padres cristianos tienen la responsabilidad de estudiar con sus hijos. Quienes necesiten ayuda
para establecer o mejorar su estudio de familia pueden pedirla a los ancianos. Cuando las
circunstancias aconsejen que sea otro publicador quien estudie con el hijo no bautizado de una
familia cristiana de la congregación, habrá que consultar el caso con el superintendente presidente
o el superintendente de servicio. Si se aprueba dicho estudio, el publicador que lo dirija podrá
informarlo como cualquier otro estudio bíblico.
Educar a los hijos en los caminos de Jehová implica mucho más tiempo y esfuerzo del que se
refleja en un informe del servicio del campo (Deu. 6:6-9; Pro. 22:6). Los padres cristianos merecen
encomio por asumir la importante responsabilidad de criar a sus hijos “en la disciplina y regulación
mental de Jehová” (Efe. 6:4). //Volver al Índice

74
KM 12/1990 PÁGS.7-8

¿Por qué es importante terminar de estudiar a fondo dos


libros con los nuevos discípulos, aunque se bauticen antes de
terminar el segundo libro?
Jehová está bendiciendo a su organización con una gran cantidad de personas que están
entrando en las congregaciones. Nos regocija ver esa gran recolección. No obstante, reconocemos
que esas personas mansas como ovejas necesitan ayuda y guía continuas para aprender a servir a
Jehová.
Los nuevos necesitan ayuda para adquirir conocimiento exacto de la verdad. (Col. 1:9, 10.)
Tenemos el privilegio de ayudarlos a adquirir un entendimiento cabal de las doctrinas básicas de la
Biblia y a comprender lo que esta enseña con relación a normas morales, el vivir cristiano y asuntos
relacionados. Eso les ayudará a estar firmemente establecidos en la verdad para así vencer
cualquier prueba futura.
Los estudiantes también deben llegar a estar plenamente desarrollados en sus facultades de
entendimiento. (1 Cor. 14:20.) La experiencia ha mostrado que para lograr la estatura de un hombre
plenamente desarrollado en sentido espiritual, es útil tener un estudio personal de la Biblia con un
maestro. Por eso, aunque tal vez la persona se bautice antes de que termine de estudiar los dos
libros, la sabiduría dicta que debería seguir su estudio bíblico hasta que haya terminado de estudiar
ambos libros.
DESPUÉS DEL BAUTISMO
Jesús dijo que debemos hacer discípulos... bautizándolos y enseñándoles. (Mat. 28:19, 20.) Gran
parte del adiestramiento que reciben los discípulos se suministra después del bautismo. Por lo
general, el conocimiento que alguien puede adquirir al estudiar un solo libro no es suficiente para
completar su adiestramiento espiritual. Se necesita instrucción adicional a fin de capacitarlo para el
ministerio y equiparlo para que resista las presiones que les acaecen a los que sirven a Jehová en
estos últimos días. Si no damos la instrucción necesaria, eso pudiera dejar al estudiante sin suficiente
preparación espiritual para permanecer firme por sí solo. Después que alguien se bautiza, lo
seguimos ayudando a progresar, sea que haya terminado de estudiar dos libros o no. La primera
publicación que se estudia provee entendimiento sobre enseñanzas fundamentales. La segunda
abarca cualidades cristianas. Estas publicaciones pudieran ser el libro Vivir para siempre, y después
el libro Unidos en la adoración o Verdadera paz. Si estos libros no están disponibles, se pueden usar
otros que contengan información similar. El seguir con el estudio bíblico hasta terminar el segundo
libro suministra educación sólida sobre los propósitos de Jehová y sobre sus elevadas normas
cristianas y requisitos. Eso ayuda a los nuevos a comprender el significado de los principios cristianos
y a estar firmemente arraigados en la fe. (Col. 2:7.) Para más detalles e información en cuanto a
informar tales estudios, véase “La caja de preguntas” de Nuestro Ministerio del Reino de noviembre
de 1987.
Por supuesto, se espera que después del bautismo los nuevos progresen espiritualmente. (Heb.
6:1-3.) En la mayoría de los casos no toma mucho tiempo terminar el segundo libro. De esa manera
la persona recibe un fundamento sólido. //Volver al Índice

75
KM 4/2000 PÁG.7

¿A quién debe darse la tarjeta de solapa de las asambleas


de distrito?
Las tarjetas de solapa de la asamblea son muy útiles para identificar a los hermanos y anunciar la
asamblea. Pero no deben distribuirse indiscriminadamente. Indican que quienes las llevan son
miembros ejemplares de una determinada congregación de los testigos de Jehová.
En las tarjetas hay espacio para escribir el nombre de la persona y el de la congregación. Por lo
tanto, quienes las lleven deben relacionarse a un grado razonable con la congregación anotada.
La Sociedad envía una remesa de tarjetas a cada congregación. Convendría dar una tarjeta a
cada publicador, bautizado y no bautizado. También puede entregarse una a los niños y a otras
personas que asisten asiduamente a las reuniones de la congregación si están encaminándose a
salir al ministerio del campo. No sería apropiado dársela a un expulsado.
Cuando se repartan las tarjetas, los ancianos deben cerciorarse de que se siguen estas pautas.
//Volver al Índice

76
KM 2/1997 PÁG.7

¿Qué debe hacerse cuando azota un desastre que afecta


directamente a los hermanos?
Si azota un desastre en su zona: No se alarme. Permanezca calmado y concéntrese en lo que es
verdaderamente valioso: la vida, no los bienes. Atienda las necesidades físicas inmediatas de su
familia. Entonces informe a los ancianos sobre sus circunstancias y ubicación.
Los ancianos y siervos ministeriales desempeñan un papel decisivo en prestar socorro. Si se avisa
de antemano del desastre, como en el caso de algunas tormentas grandes, ellos deben cerciorarse
de que todos los hermanos estén en un lugar seguro y, si el tiempo lo permite, conseguir y distribuir
provisiones que tal vez sean necesarias.
Después, los conductores de estudio de libro deben localizar a cada familia y averiguar cómo
están. Se debe informar al superintendente presidente o a otro anciano sobre la situación de cada
familia, incluso si todo está bien. Si alguien resulta herido, los ancianos intentarán encargarse de que
reciba atención médica. También suministrarán los bienes materiales que se necesiten, como
alimento, ropa, abrigo y artículos domésticos. (Juan 13:35; Gál. 6:10.) Los ancianos locales apoyarán
a la congregación en sentido espiritual y emocional, y se encargarán de que las reuniones de
congregación se vuelvan a celebrar lo antes posible. Después de hacer una evaluación minuciosa,
un anciano se comunicará con el superintendente de circuito en nombre del cuerpo de ancianos
para ponerlo al tanto de los heridos, los daños causados al Salón del Reino o a los hogares de los
hermanos, así como de cualquier necesidad especial. Entonces el superintendente de circuito
llamará por teléfono a la sucursal para dar un informe de la situación. La sucursal coordinará las
medidas de socorro en gran escala que sean necesarias.
Si azota un desastre en otra zona: Incluya en sus oraciones a los hermanos que viven en la zona
del desastre. (2 Cor. 1:8-11.) Si desea ayudar monetariamente, puede enviar sus donaciones a la
Sociedad, donde se tiene un fondo de socorro para ese propósito. La dirección es la siguiente:
Watchtower, 25 Columbia Heights, Brooklyn, NY 11201-2483. (Hech. 2:44, 45; 1 Cor. 16:1-3; 2 Cor. 9:5-7;
véase La Atalaya del 1 de diciembre de 1985, páginas 20-22.) No envíe materiales ni provisiones a la
zona del desastre a menos que los hermanos encargados pidan específicamente que se haga. Así,
la ayuda se suministrará de manera ordenada y los bienes se distribuirán de forma apropiada.
(1 Cor. 14:40.) Sírvase no telefonear a la sucursal innecesariamente, pues esto pudiera ocupar las
líneas disponibles para atender las llamadas procedentes de la zona del desastre.
Después de evaluar bien la situación, la Sociedad determinará si debe formarse un comité de
socorro. Se notificará a hermanos responsables. Todos deben cooperar con los ancianos que llevan
la delantera a fin de satisfacer apropiadamente las necesidades fundamentales de todos los
hermanos. (Véase Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios, páginas 310-315.)
//Volver al Índice

77
KM 9/1987 PÁG.4

¿Es apropiado hacer circular entre los hermanos información


de origen privado sobre servicios médicos o de
asesoramiento?
Con relación a la conducta cristiana, el apóstol Pablo escribió que ‘la congregación es columna
y apoyo de la verdad’. (1 Tim. 3:15.) Por eso, la congregación no debe usarse como medio para
distribuir información de origen privado, sea por medio de reuniones organizadas especialmente
con ese propósito en el Salón del Reino o en otro lugar, en forma de impresos, cintas
magnetofónicas o de video.
Las revistas La Atalaya y ¡Despertad! han ofrecido información y consejo excelentes sobre
problemas médicos y sobre cómo cumplir con la ley de Dios con relación a la sangre. También han
publicado artículos que presentan el punto de vista equilibrado de la Biblia sobre los temores, la
depresión y otros problemas emocionales. Estos artículos se han publicado para informar. Pero no
respaldan ciertos tipos de diagnósticos, terapias, médicos, consejeros ni centros de tratamiento,
pues en estos asuntos deben tomarse decisiones personales. (Véase w82-S 15/9 págs. 22-29.)
Puesto que hay muchos testigos de Jehová, algunas personas, e incluso hermanos, han tratado
de promover sus negocios y puntos de vista por medio de producir artículos, folletos y grabaciones
dirigidos a los miembros de la organización. Estos tal vez traten sobre temas que interesan o
preocupan a ciertas personas; pero ¿por qué se hace circular esta información? Para conseguir
clientela y atraer compradores. Aun si algunos de estos artículos se distribuyen sin interés comercial,
bien pudieran contener puntos de vista personales expresados en ‘lenguaje teocrático’, junto con
citas bíblicas. Sea que hayan sido preparados por un Testigo o no, puede que esos puntos de vista
no estén en armonía con la Biblia y el consejo bíblico que dan los ancianos, sino que se basen en
filosofías o en las cosas elementales del mundo. (Col. 2:8; 1 Tim. 6:20.)
Han surgido problemas y confusión debido a que algunos hermanos y hermanas,
inocentemente, han hecho circular esta clase de información de origen privado. Todos nosotros, y
en especial los ancianos, que trabajan en armonía con la clase del “esclavo fiel y discreto” y a
quienes se acude por guía, debemos evitar el contribuir a tales dificultades. Tampoco debemos
promover los negocios o ideas y filosofías de alguien mediante hacer circular tal información entre
los hermanos. (Véase km-S 8/77 pág. 3.) //Volver al Índice

78
KM 1/2005 PÁG.7

¿Cuál es la mejor manera de hacer donaciones para los


hermanos necesitados de otros países?
En ocasiones nos enteramos de hermanos que pasan necesidades en otros países debido a
persecución, catástrofes u otras circunstancias difíciles. Algunos publicadores han enviado dinero
directamente a las sucursales de esos países solicitando que se utilice para ayudar a alguna
persona en concreto o a cierta congregación, o para un determinado proyecto de construcción
(2 Cor. 8:1-4).
Si bien es encomiable dicha preocupación por nuestros hermanos en la fe, muchas veces hay
necesidades más urgentes que las que tiene en mente el donante. Incluso puede ser que ya se
haya cubierto la necesidad en la que él pensaba. En cualquier caso, cuando se envían a la sucursal
donaciones para colaborar con la obra mundial, el Fondo para Salones del Reino o las labores de
socorro, podemos tener la certeza de que se van a usar con el propósito que se indica.
En todas las sucursales, los hermanos han recibido la debida capacitación para responder con
rapidez a necesidades imprevistas, y en todos los casos mantienen informado al Cuerpo
Gobernante. Si hace falta más ayuda, el Cuerpo Gobernante pide la colaboración de otras
sucursales cercanas o se envían fondos directamente de la sede mundial (2 Cor. 8:14, 15).
Por lo tanto, si alguien quiere hacer donaciones para la obra mundial, para alguna construcción
en otro país o para labores de socorro, es mejor que las mande a la sucursal de su propio país, sea
directamente, o mediante la congregación. De este modo, “el esclavo fiel y discreto”, valiéndose
de los mecanismos que ha dispuesto el Cuerpo Gobernante, podrá atender las necesidades de la
hermandad mundial de manera ordenada (Mat. 24:45-47; 1 Cor. 14:33, 40). //Volver al Índice

79
KM 5/1989 PÁG.8

¿Es apropiado escribir a la Sociedad o a sus sucursales para


pedir la dirección de personas con quienes corresponder
sobre asuntos comerciales o personales?
Todas las direcciones en los archivos de la Sociedad y de las congregaciones son confidenciales
y no están disponibles para uso personal. Por lo tanto, nadie debería pedir dicha información a la
Sociedad o sus sucursales.
La congregación debe tener presente el propósito para el cual se la formó y la obra que tiene
que ver con nuestra dedicación de toda alma a Jehová y el hacer Su voluntad. Ni la Sociedad ni la
congregación pueden envolverse en apoyar o promover actividades comerciales. Tales empresas
deben considerarse como asuntos estrictamente personales. Los publicadores que deseen
mantener correspondencia con hermanos de otras ciudades o hasta de otros países deben hacer
sus propios arreglos. //Volver al Índice

80
KM 9/2007 PÁG.3

¿Respalda “el esclavo fiel y discreto” a los grupos de Testigos


que se reúnen por su cuenta para investigar o debatir temas
bíblicos? (Mat. 24:45, 47.)
No, no los respalda. Aun así, algunos miembros de nuestra organización en distintas partes del
mundo han formado grupos para estudiar de forma independiente temas bíblicos. Algunos se
dedican a estudiar por su cuenta el hebreo y el griego de tiempos bíblicos para revisar la exactitud
de la Traducción del Nuevo Mundo; otros exploran temas científicos relacionados con la Palabra de
Dios. Han creado sitios y salas de charla en Internet para intercambiar opiniones o iniciar debates.
También han organizado conferencias y han impreso sus propias publicaciones con la intención de
dar a conocer sus hallazgos y complementar lo que recibimos en nuestras reuniones y publicaciones
cristianas.
Por toda la Tierra, el pueblo de Jehová está recibiendo más que suficiente instrucción espiritual y
ánimo en las reuniones de congregación, en las asambleas grandes y pequeñas y mediante las
publicaciones de la organización teocrática. Por medio de la guía de su espíritu santo y sobre la
base de la Palabra de la verdad, Jehová proporciona lo necesario para que todos en su pueblo
“estén aptamente unidos en la misma mente y en la misma forma de pensar” y se mantengan
“estabilizados en la fe” (1 Cor. 1:10; Col. 2:6, 7). Sin duda agradecemos todo el alimento espiritual
que Jehová nos brinda en estos últimos días. Por consiguiente, “el esclavo fiel y discreto” no respalda
ninguna publicación, reunión o sitio de Internet que no se haya organizado o producido bajo su
dirección (Mat. 24:45-47).
Es encomiable que alguien quiera poner su capacidad intelectual al servicio de la obra del
Reino. Sin embargo, lo que Jesucristo está haciendo mediante su congregación en la Tierra jamás
debería verse empañado por las actividades de ningún individuo. En el primer siglo, el apóstol Pablo
exhortó a los cristianos a no envolverse en cuestiones agotadoras que consumen mucho tiempo,
como “genealogías, que terminan en nada, pero que proporcionan cuestiones para investigación
más bien que una dispensación de cosa alguna por Dios con relación a la fe” (1 Tim. 1:3-7).
Es necesario que todo cristiano haga un esfuerzo por evitar “cuestiones necias y genealogías y
contienda y peleas acerca de la Ley, porque son inútiles y vanas” (Tito 3:9).
A quienes deseen profundizar en el estudio y la investigación de la Biblia, les recomendamos las
obras Perspicacia para comprender las Escrituras y “Toda Escritura es inspirada de Dios y
provechosa”, así como nuestras demás publicaciones; por ejemplo, los libros que tratan sobre las
profecías bíblicas de Daniel, Isaías y Revelación. Allí encontrarán abundante material de lectura
para el estudio bíblico y la meditación, con lo que lograrán “que se les llene del conocimiento
exacto de [la] voluntad [de Dios] en toda sabiduría y comprensión espiritual, para que anden de
una manera digna de Jehová a fin de que le agraden plenamente mientras siguen llevando fruto
en toda buena obra y aumentando en el conocimiento exacto de Dios” (Col. 1:9, 10). //Volver al Índice

81
KM 11/1989 PÁG.3

¿Sería correcto que un hermano diera un discurso de funeral


para una persona del mundo que fuera un delincuente
notorio?
De vez en cuando surgen preguntas relacionadas con dar un discurso de funeral para alguien
que haya tenido poca o ninguna asociación con los testigos de Jehová, tales como un familiar
incrédulo. En La Atalaya del 15 de octubre de 1977, páginas 633-635, se presenta una manera
equilibrada de abordar el asunto de efectuar un funeral para tal persona.
Si se pidiera que un Testigo diera un discurso de funeral para una persona mundana a quien se le
consideró como malhechor notorio hasta el último momento, deberíamos rehusar hacerlo, pues esto
pudiera desacreditar a Jehová y a su organización. (Pro. 18:3.)
¿Qué hay de una persona no dedicada que haya participado en conducta incorrecta en el
pasado? Hay una diferencia entre alguien que llevaba una vida de pecado y alguien que en el
pasado llevó una vida deshonrosa, pero que estaba haciendo esfuerzos para transformarse
espiritualmente y ponerse la nueva personalidad. (Rom. 12:2; Efe. 4:17, 20-24.) La persona tal vez no
había llegado a ser todavía un cristiano dedicado y bautizado, que anduviera de manera recta y
estuviera en condición limpia. (1 Cor. 6:9-11; Rev. 7:9, 10.) Pero puede que haya estado dando
pasos para transformar su vida, y eso pudiera tomarse en consideración si se pidiera que un Testigo
diera el discurso de funeral. Si los ancianos piensan que eso no perturbaría la paz y armonía de la
congregación ni traería oprobio al pueblo de Dios, entonces no habría objeción a que un anciano
diera un discurso, si su conciencia se lo permite. (1 Cor. 10:23, 24, 29, 32, 33.) //Volver al Índice

82
KM 3/1990 PÁG.3

¿Cómo deben considerar los testigos de Jehová las


grabaciones que no sean producidas por la Sociedad?
La Sociedad suministra una abundancia de alimento espiritual en diversas formas, incluso
grabaciones en casete. Entre estas hay grabaciones de libros de la Biblia y de publicaciones de la
Sociedad, tales como La Atalaya, ¡Despertad!, Mi libro de historias bíblicas y Escuchando al Gran
Maestro. También se han producido melodías del Reino y varios dramas. Sin embargo, tenemos que
ejercer cuidado con las grabaciones de origen privado que andan en circulación y que se parecen
a las de la Sociedad en su contenido. Debido a que somos una hermandad que confiamos unos en
otros, de vez en cuando puede que algunos acepten copias de grabaciones y las escuchen sin
antes averiguar de dónde provienen.
A veces discursos grabados que circulan entre los hermanos rayan en simples conjeturas o
presentan información sensacionalista. Por lo tanto, ¿no sería sabio seguir el consejo de Pablo en
2 Timoteo 3:14? Allí Pablo, después de advertir contra los impostores, enfatiza la importancia de
conocer a las personas a quienes escuchamos. Tenemos que asegurarnos de no prestar atención a
lo que vaya “más allá de las cosas que están escritas” en las Santas Escrituras y en el alimento
espiritual que nos provee “el esclavo fiel y discreto”. (1 Cor. 4:6; Mat. 24:45-47.)
En algunas zonas se anuncian y se venden grabaciones para enseñar la Biblia a los niños. Estas
grabaciones supuestamente las han hecho hermanos y han circulado entre algunas
congregaciones. Aunque el motivo pareciera ser bueno, ¿no equivaldría eso a valerse de sus
contactos teocráticos para provecho personal? (Véase Nuestro Servicio del Reino de agosto de
1977, página 3 y febrero de 1980, página 3 y Nuestro Ministerio del Reino de septiembre de 1987,
página 4.) La organización de Jehová suministra suficiente instrucción bíblica para educar a nuestros
hijos. De modo que no recomendamos el que se promueva ese tipo de grabaciones.
Puede que algunos graben reuniones de congregación o programas de asambleas para su uso
personal. Esas grabaciones también pueden beneficiar a otros miembros de la congregación que
por buenas razones no hayan podido asistir a esas reuniones. Sin embargo, estas no se deben
producir para distribución entre los hermanos o para ofrecerlas en venta a otros. Hagamos, pues,
buen uso de todo lo que Jehová ha provisto mediante su organización para nuestro estímulo y
nuestra edificación espiritual. //Volver al Índice

83
KM 4/2008 PÁG.6

¿Está bien que un testigo de Jehová se atienda en un hospital


u hogar de ancianos administrado por una organización
religiosa?
Varias organizaciones religiosas administran hospitales y hogares de ancianos cuya intención, por
lo general, no es la de promover directamente la religión falsa (Rev. 18:2, 4). Más bien, puede que
hayan sido fundados por una organización religiosa como fuente de ingresos. En la actualidad, a
algunos hospitales lo único religioso que les queda es el nombre, mientras que en otros todavía hay
miembros del clero como parte del personal.
Cada testigo de Jehová tiene que tomar su propia decisión en cuanto a si acudirá o no a un
hospital u hogar de ancianos que pudiera tener conexiones con una organización religiosa. A uno la
conciencia pudiera permitirle hacerlo, pero a otro no (1 Tim. 1:5). Por eso es prudente analizar
algunos factores que pudieran influir en la decisión que se tome.
Por ejemplo, puede suceder que el hospital con nombre religioso sea el único de la zona. O tal
vez haya otro, pero el de posibles conexiones religiosas tiene la reputación de prestar un servicio
superior. También puede que sea el único que tiene el equipo necesario para el tratamiento
específico que se busca, o el único donde su médico o cirujano tiene permitido atender pacientes.
Pudiera ser que un hospital con conexiones religiosas respete su punto de vista cristiano sobre la
sangre, mientras que otros hospitales, públicos o privados, no estén dispuestos a hacerlo. Estos son
algunos factores que es bueno tomar en cuenta al decidir en qué hospital se atenderá.
Quien decida utilizar un hospital u hogar para ancianos con conexiones religiosas posiblemente
lo considere como un simple servicio por el que tiene que pagar. Puede que lo vea como una
empresa administrada por la organización religiosa, y piense que al pagar por un servicio de tal
empresa, no hace ninguna contribución directa, voluntaria, en apoyo a la religión falsa.
Simplemente estaría pagando por un producto o un servicio.
Por supuesto, en tales circunstancias el cristiano debe asegurarse bien de que no participará en
ningún acto de adoración falsa. Tampoco usaría títulos religiosos comunes como “Padre” o
“Hermana” para referirse a personas que trabajen allí o visiten las instalaciones (Mat. 23:9). Tendría
que asegurarse de que sea estrictamente un asunto de negocios, en el que se recibe un servicio y
tratamiento, y nada más.
Al ser admitido en el hospital, el hermano puede indicar que es testigo de Jehová y que le
gustaría recibir la visita de los ancianos de la zona. Esto garantiza que recibirá el debido apoyo
espiritual durante su estancia (1 Tes. 5:14).
Los miembros creyentes de la familia, los ancianos y los demás hermanos de la congregación
deben hacerse responsables del cuidado espiritual de cualquier hermano o hermana mayor que se
encuentre en un hogar de ancianos, especialmente si lo administra una organización religiosa.
Su diligencia en cumplir con esta responsabilidad proporcionará enorme estímulo a esos hermanos
mayores, a la vez que impedirá que inadvertidamente se vean incluidos en servicios religiosos,
celebraciones o alguna actividad similar que se tenga en las instalaciones.
Con estos puntos presentes, cada persona debe tener en cuenta todas las circunstancias
envueltas y tomar su propia decisión en cuanto a qué hospital u hogar para ancianos escogerá
(Gál. 6:5). //Volver al Índice

84
KM 7/2007 PÁG.3

¿Por qué es peligroso comunicarnos por Internet con


desconocidos?
En Internet existen numerosos sitios donde la gente puede conocerse y comunicarse. Muchos de
ellos ofrecen la posibilidad de crear un perfil con fotografías y otros datos personales. Los demás
usuarios pueden consultar dicho perfil y ponerse en contacto con uno. Estos sitios de Internet son
muy populares entre la juventud, y algunos jóvenes de la congregación los han usado para
comunicarse con personas que afirman ser testigos de Jehová.
Es fácil que alguien a quien hayamos conocido en Internet oculte su identidad, intenciones o
estado espiritual (Sal. 26:4). Una persona pudiera afirmar que es testigo de Jehová y ser un incrédulo,
un expulsado o incluso un apóstata (Gál. 2:4). Según se informa, muchos pederastas buscan a sus
víctimas en tales sitios de Internet.
Y aunque estemos convencidos de que las personas con quienes hablamos gozan de buena
reputación en la congregación, en este contexto es fácil que las conversaciones se desvíen hacia
temas poco edificantes. Esto es así porque la gente se siente menos inhibida cuando no conoce a
alguien personalmente. Además, puede que uno crea que la comunicación en línea es privada y
que nadie, ni siquiera los padres o los ancianos, va a enterarse de lo que diga. Lamentablemente,
varios jóvenes de familias cristianas han caído en esa trampa y han usado lenguaje obsceno (Efe.
5:3, 4; Col. 3:8). Otros han añadido a su perfil de usuario fotografías personales en poses
provocativas, apodos o sobrenombres insinuantes, o enlaces a videos musicales con contenido
sexual explícito.
En vista de ello, los padres deben supervisar lo que hacen sus hijos con la computadora
(Pro. 29:15). Sería peligroso invitar a un extraño a nuestro hogar o permitir que estuviera a solas con
nuestros hijos. Pues igual de peligroso es que nosotros, seamos adultos o jóvenes, entablemos
amistad con extraños en Internet, aunque afirmen ser testigos de Jehová (Pro. 22:3). //Volver al Índice

85
KM 12/1992 PÁG.7

¿Deberíamos llamar por teléfono a la Sociedad para


conseguir la respuesta a preguntas bíblicas o para pedir
consejo personal?
Mucha gente usa el teléfono para hacer las cosas rápidamente, pero a veces se requiere algo
más que rapidez. En el mundo es común anteponer la conveniencia personal; la gente evita lo que
requiere esfuerzo.
¡Qué diferente es el consejo de Dios! Él nos insta a buscar el conocimiento como a tesoros
escondidos, lo que implica estar dispuesto a esforzarse. La experiencia demuestra que el que lo
hagamos resultará en satisfacción más duradera. (Pro. 2:1-4.)
Se requiere tal esfuerzo si surge alguna pregunta en nuestra preparación para las reuniones o si
tenemos que afrontar un problema personal. En lugar de sencillamente llamar por teléfono a la
Sociedad, nos beneficiará investigar personalmente en la Biblia y en las publicaciones, en especial
el Índice de las publicaciones Watch Tower, con sus valiosos índices de materias y de textos bíblicos.
Si después de haber ‘buscado tesoros escondidos’, aún necesitamos ayuda, podemos acudir a
un anciano de la congregación. Los ancianos tienen mucho conocimiento bíblico y experiencia en
buscar información. Su ayuda equilibrada será valiosa, especialmente si necesitamos consejo para
resolver un problema personal o para tomar alguna decisión, pues ellos nos conocen y están al
tanto de nuestra situación. (Compárese con Hechos 8:30, 31.)
Si aun así parece que se necesita más información directamente de la Sociedad, entonces lo
mejor sería escribir una carta. Los ancianos también pueden ayudar a prepararla. Escribiendo
permitimos a la Sociedad el tiempo para dar una respuesta que se base en la investigación o
reflexión necesarias, lo que muchas veces es imposible cuando se recibe una llamada telefónica.
//Volver al Índice

86
KM 12/1995 PÁG.7

¿Deben llenar todos los publicadores bautizados el formulario


Health-care power of attorney (proxy) (Carta poder [o poder]
sobre cuestiones de atención médica), que la Sociedad
envió a todas las congregaciones el año pasado?
“El tiempo y el suceso imprevisto” pueden propiciar situaciones que pongan a prueba nuestra
integridad ante Jehová. (Ecl. 9:11.) Prepararnos de antemano para esas dificultades reduce al
mínimo la oportunidad de Satanás para hacernos transigir. (Pro. 22:3; 1 Ped. 5:8.) Las urgencias
médicas que someten a prueba nuestra resolución de ‘seguir absteniéndonos de sangre’ son un
ejemplo de los ataques que Satanás maquina contra nuestra integridad. (Hech. 15:28, 29.)
A fin de ayudarnos a afrontar esas situaciones médicas, en diciembre de 1994 el Departamento
de Asuntos Legales de la Sociedad envió a todas las congregaciones de Estados Unidos un
suministro del formulario (en inglés) que permite designar a un representante en cuestiones de
atención médica. Este formulario se basa en leyes estatales y federales que permiten anticiparse a
una urgencia médica, como las que se mencionan en el párrafo anterior, para designar a un
representante legal ante los jueces y los abogados de los hospitales, que pudieran cuestionar
nuestra postura sobre la sangre u oponerse a ella. Además, en él se presenta información médica
detallada sobre el uso de componentes sanguíneos, los tratamientos alternos sin sangre y la decisión
de que se le prolongue la vida o no.
¿Deben llenar todos los publicadores bautizados este formulario? En un anuncio de Nuestro
Ministerio del Reino de diciembre de 1994 se dijo: “No es obligatorio que los publicadores adquieran
estos formularios”. De modo que llenarlo o no, es un asunto de decisión personal. Sin embargo, para
actuar de manera informada sobre esta provisión de la Sociedad, pensemos con cuidado si hemos
hecho cuanto razonablemente está a nuestro alcance para impedir que se nos ponga una
transfusión de sangre, lo que traería oprobio a Jehová. (Pro. 9:9.)
Como se dijo en el número de diciembre de 1994 de Nuestro Ministerio, los publicadores pueden
obtener este formulario y la carpeta con preguntas y respuestas que explica su propósito y modo de
empleo, por medio del secretario de la congregación. //Volver al Índice

87
KM 5/1988 PÁG.7

¿Por qué debemos tener una biblioteca personal?


Una razón fundamental es que para los testigos de Jehová el estudio personal es importante.
(Juan 17:3.) Es conveniente tener una biblioteca en casa para hacer investigación, contestar
preguntas y prepararse para las reuniones cristianas. No debemos subestimar el valor de tener fácil
acceso a información bíblica confiable.
Otra razón para tener una biblioteca en casa es que cada cristiano debe ‘llevar su propia
carga’ de responsabilidad. (Gál. 6:5.) Cuando surgen preguntas, es bueno tener la costumbre de
primero hacer nuestra propia investigación y entonces preguntar a otros solo si es necesario.
Podemos desarrollar nuestras facultades de discernimiento y entendimiento por medio de ser
estudiantes diligentes de la Palabra de Dios y hacer buen uso de la biblioteca que tengamos en
casa. (Heb. 5:11-14.)
Algunos padres han ayudado a sus hijos a formar su propia biblioteca, teniendo presente las
necesidades actuales y futuras. No hay duda de ello, una buena biblioteca personal es de mucho
valor en el hogar cristiano. //Volver al Índice

88
KM 9/1999 PÁG.7

¿Estamos preparados para una situación de urgencia?


En este mundo moderno, “el tiempo y el suceso imprevisto” suelen combinarse para ocasionar
urgencias médicas, entre ellas la presión para aceptar una transfusión de sangre (Ecl. 9:11). A fin de
que estemos preparados para tal eventualidad, Jehová ha suministrado ayuda de múltiples
maneras mediante su organización, pero espera que hagamos la parte que nos corresponde. A
continuación aparece una útil lista de control.
• Lleve en todo momento la tarjeta Directriz-Exoneración médica más reciente.
• Cerciórese de que sus hijos lleven la Tarjeta de identidad más reciente.
• Repase el suplemento de Nuestro Ministerio del Reino de septiembre de 1992, y ensaye cómo
razonar con los médicos y los jueces sobre el tratamiento para sus hijos.
• Repase los artículos sobre componentes sanguíneos y las alternativas a la sangre
(recomendaciones: La Atalaya del 1 de octubre de 1994, pág. 31; 1 de junio de 1990, págs. 30, 31;
1 de marzo de 1989, págs. 30, 31; ¡Despertad! del 8 de diciembre de 1994, págs. 23-27; 8 de agosto
de 1993, págs. 22-25; 22 de noviembre de 1991, pág. 10, y suplementos de Nuestro Ministerio del
Reino de septiembre de 1992 y noviembre de 1990. Guárdelos en una carpeta para tenerlos
rápidamente a mano).
• Decida en conformidad con su conciencia si permitirá el uso de máquinas que hacen circular
la sangre fuera del cuerpo y si aceptará productos que contengan componentes sanguíneos (si
llena un formulario health-care durable power of attorney [carta poder (o poder) sobre cuestiones
de atención médica], una medida aconsejable, verá que en él puede manifestar su elección
informada de tratamiento).
• Si es posible, antes de ir al hospital comuníquelo a los ancianos para que ellos puedan ayudarle
y ponerse en contacto con el Comité de Enlace con los Hospitales en caso necesario. Si se trata de
niños pequeños, pida que los ancianos lo notifiquen al comité enseguida.
Deje claro su rechazo de la sangre. Llegan noticias de que algunos hermanos esperan hasta el
último momento para decir a sus médicos que no desean sangre. Obrar así es injusto con el personal
médico y supone arriesgarse a que les pongan una transfusión. El que los médicos conozcan sus
convicciones, y sus deseos estén respaldados por documentos firmados que dan instrucciones
específicas, les ayudará a ellos a proceder sin demora y por lo general les permitirá tener más
opciones para administrar un tratamiento sin sangre.
Puesto que en cualquier momento puede presentarse una urgencia médica, por lo general
cuando menos se espera, tomemos medidas ahora para protegernos a nosotros y proteger a
nuestros hijos de una transfusión sanguínea (Pro. 16:20; 22:3). //Volver al Índice

89
KM 12/1972 PÁGS.2-4

¿Qué se quiere decir por “unos años atrás” en la página 167,


párrafo tres, del libro “Organización”?
Esto indica más de uno o dos años. Se puede notar que no se dijo “muchos años atrás.” De
modo que no es un número exacto de años, sino más bien dos o tres años. No se tuvo en mente que
un hermano repasara su pasado distante para mencionar males de los cuales se arrepintió hace
años y los cuales evidentemente han sido perdonados por Jehová y no se están practicando ahora.
En muchos casos los males ocurrieron antes de que “La Atalaya” dirigiera la atención a lo que dicen
las Escrituras sobre tal conducta incorrecta.
Si un hermano ha estado sirviendo fielmente por algunos años y ha visto evidencia de la
bendición de Jehová sobre él, ¿por qué debe ahora dejar su puesto de servicio? Si ahora tiene el
punto de vista correcto sobre conducta y puede dar buen consejo, debe poder continuar sirviendo.
Si el cuerpo de ancianos local ve que él tiene el respeto de la congregación y que ha mostrado las
aptitudes apropiadas por los pasados dos o tres años, puede permanecer en su puesto de servicio.
¿Debe darse a conocer el mal públicamente después de muchos años? El libro (página 166)
bajo “Censura pública” cita 1 Timoteo 5:20 y menciona la censura de aquellos que confiesan haber
cometido más de una ofensa. Pero esto en realidad tiene que ver con acontecimientos recientes.
La traducción “Interlinear” de las Escrituras Griegas, en inglés, se refiere a los que “están pecando,”
algo que está ocurriendo en ese tiempo. De modo que si el arrepentimiento ocurrió hace algunos
años, tres años o más, y cesó el cometer pecado, no es necesario dar censura pública ahora a
alguien que cometió más de una ofensa “unos años atrás.” //Volver al Índice

90
KM 11/1971 PÁG.3

¿Cuál es la actitud de la Sociedad acerca de grupos


grandes de hermanos que se han organizado para asistir a
asambleas en países lejanos?
La Sociedad trata de hacer arreglos para asambleas de distrito para la comodidad de los
hermanos en cada país. Así no es necesario que los publicadores viajen grandes distancias para
asistir a una asamblea. Cuando se hacen arreglos para las facilidades de una asamblea, éstas son
adecuadas para la comodidad de aquellos que la Sociedad espera que asistan. Si el número de
Testigos que asiste es mayor que el que se había calculado, entonces las facilidades quedan
atestadas y esto resulta en incomodidad para los que asisten a la asamblea en esa localidad.
De vez en cuando la Sociedad sí hace arreglos para asambleas internacionales y las anuncia
con mucha anticipación. Entonces se obtienen facilidades lo suficientemente grandes para alojar
cualesquier grupos grandes que asistan del extranjero. Si durante ese tiempo la Sociedad considera
aconsejable animar a algunos hermanos a viajar a un país diferente, la Sociedad lo hará. Esto es
debido al testimonio que puede darse y para el estímulo de los hermanos con quienes se reúnen en
el otro país. En esos casos la Sociedad les da a las congregaciones información detallada en el
papel de escribir cartas de la Sociedad, y el viaje es arreglado por la Sociedad.
Si una congregación o individuos reciben correspondencia de una agencia de viajes
animándolos a viajar en grupo a algún país extranjero, diciendo que es para asistir a una asamblea
de los testigos de Jehová, es muy probable que esto sea un proyecto para aumentar el negocio de
la agencia de viajes. Tengan la bondad de no escribir a la Sociedad acerca de los arreglos de las
agencias de viajes, pues la Sociedad no está envuelta en el asunto y no tiene conocimiento alguno
de esos arreglos.
Si cualesquier hermanos desean viajar de un país a otro, eso es asunto personal de ellos, no de la
Sociedad. Por supuesto bajo esas circunstancias ellos tendrán que hacer arreglos para su propio
transporte y no pueden esperar que las oficinas de sucursal de la Sociedad se encarguen de ellos
como lo hace la Sociedad cuando ella hace los arreglos para viajar a asambleas en otros países.
//Volver al Índice

91
KM 2/1981 PÁG.8

¿Es correcto estudiar o asociarse con expulsados?


Cuando varias personas se reúnen para estudiar la Biblia, lo hacen con el propósito de aprender
más acerca de la adoración verdadera y las bendiciones que ésta trae. El que se reúnan también
envuelve un mutuo intercambio de estímulo con el propósito de incitarse unos a otros “al amor y a
las obras excelentes.” (Rom. 1:11, 12; Heb. 10:24, 25) Esto es parte de nuestro esfuerzo por obrar “lo
que es bueno para con todos, pero especialmente para con los que están relacionados con
nosotros en la fe.” (Gál. 6:10) Invitar a otra persona a estudiar la Palabra de Dios es realmente
invitarla a ‘ensalzar juntos el nombre de Dios.’—Sal. 34:3.
Hay reglas para el gobierno de la conducta de los miembros de “la casa de Dios” que todos
deben obedecer. (1 Tim. 3:15) La acción de expulsar a un individuo realmente constituye su
expulsión de la “hermandad,” y a los miembros de la congregación se les manda que “cesen de
mezclarse en la compañía de cualquiera que llamándose hermano” sea pecador deliberado. (1
Cor. 5:11) Además, Pablo preguntó: “Porque ¿qué consorcio tienen la justicia y el desafuero? . . . ¿O
qué porción tiene una persona creyente con un incrédulo?” (2 Cor. 6:14, 15) Así que, en vista de
este consejo, no sería apropiado conducir un estudio bíblico ni asociarse con un expulsado. (Vea
orS, págs. 168-171.)
¿Qué pasos puede dar un expulsado hacia un posible restablecimiento? La persona que busca
ayuda pudiera asistir a las reuniones accesibles al público. Si la persona da evidencia de tener un
deseo genuino de seguir el proceder correcto, los ancianos quizás consideraran justificable el hablar
con tal persona en privado y exhortarla con la Palabra de Dios en sentido correctivo, lo cual pudiera
moverla a abandonar su proceder incorrecto. Esto no se conduciría en forma de un estudio bíblico;
más bien, sería un asunto de sencillamente ofrecer amonestación con miras a reajustar
espiritualmente a la persona.—Vea La Atalaya, 15/12/74, págs. 756-758. //Volver al Índice

92
KM 6/1971 PÁG.3

Cuando el departamento de alojamiento de la asamblea le


asigna cuartos, ¿qué debe hacerse si uno no puede aceptar
la asignación?
Cuando la asamblea hace asignaciones de alojamiento, se le suministra al amo de casa el
nombre, dirección y la fecha de llegada de la persona que ha sido asignada y a usted también se
le suministra el nombre y la dirección del amo de casa. Muchos amos de casa compran ropas de
cama, arreglan los cuartos, hacen cambios para sus propias familias en cuanto a dormir, etc., en
vista de los que van a venir, y tienen derecho a esperar que éstos lleguen. Si por alguna buena
razón usted tiene que hacer cambios en sus planes y no puede aceptar la asignación, entonces
debe avisar al amo de casa, así como al departamento de alojamiento de la asamblea. De otro
modo, puesto que los cristianos cumplen su palabra, en realidad usted le debería al amo de casa el
dinero por el cuarto si no le informa de antemano en cuanto al cambio de planes.
¿Aplica el mismo principio con respecto a aceptar asignaciones de servicio voluntario?
Sí. Los cristianos son honrados en todas las cosas y es muy apropiado avisar al departamento de
servicio voluntario si usted ha tenido que hacer cambios en sus planes y no puede cumplir con su
asignación. //Volver al Índice

93
KM 11/1974 PÁG.3

¿Es apropiado exhibir las letras hebreas o españolas del


Tetragrámaton en los automóviles, artículos de joyería y de
otras clases?
Este es un asunto que correctamente se debe dejar que cada Testigo decida, basándose en los
dictados de su propia conciencia.
No obstante, las circunstancias varían y lo que pudiera ser apropiado en una zona quizás no sea
adecuado en otra. Por ejemplo, en los sitios donde hay considerable prejuicio en contra de los
judíos, el exhibir las letras hebreas del Tetragrámaton podría hacer surgir problemas innecesarios
debido a que se nos identifique erróneamente. Y algunos judíos hallan que el mostrar públicamente
el Tetragrámaton es censurable. Además, en algunas zonas hay otras razones por las cuales esa
práctica pudiera considerarse como algo extraño y debido a eso dar lugar a malas
interpretaciones.
Por otra parte, algunos han hallado que el exhibir el Tetragrámaton ya sea en sus letras españolas
o hebreas ha despertado la curiosidad y dado oportunidades para presentar un testimonio informal.
Esto también ha servido como un medio para identificar a otros Testigos al viajar.
Si una persona decidiera exhibir el Tetragrámaton en su automóvil, también debe apreciar la
responsabilidad de no representarlo mal pasando por alto la ley de César o guiando descuidada e
inconsideradamente.
Como siervos de Jehová somos responsables de mantener en alto la dignidad de su nombre.
Esto se hace principalmente por la predicación y por medio de poner un buen ejemplo en el vivir
cristiano. Si el mostrar públicamente el Tetragrámaton menoscabara esto, es obvio que no sería
apropiado el hacerlo. Además, no queremos darle a otros la impresión de que el Tetragrámaton es
un símbolo de los testigos de Jehová en conjunto. No tenemos un símbolo que nos identifique como
organización sino que mostramos que somos testigos cristianos de Jehová por medio de vivir en
armonía con la voluntad de Dios. (Juan 13:35.) //Volver al Índice

94
KM 3/1976 PÁG.7

¿Es correcto escribir a la oficina sucursal de la Sociedad para


pedir que se suministre alojamiento con hermanos en su
propio país o en otro país o en la ciudad en la que la oficina
sucursal está ubicada?
La obra de la oficina sucursal de la Sociedad es la de promover la predicación y la enseñanza
de las buenas nuevas acerca del reino de Dios. El hacer arreglos para alojamiento temporero o
permanente para viajeros es un asunto personal. En ninguna de las sucursales se ha hecho provisión
para suministrar información con respecto a hermanos con quienes uno pudiera alojarse temporera
o permanentemente. Las personas que desean esa información deben obtenerla de fuentes
personales en vez de escribir a la Sociedad o visitar una de sus oficinas con este propósito. Sin
embargo, las oficinas sucursales de la Sociedad pueden suministrar información en cuanto a los días
y horas y las direcciones de los lugares en que se celebran las reuniones de congregación y, cuando
es necesario, por lo general pueden ofrecer sugerencias en cuanto a dónde hay alojamientos
públicos disponibles.
Con respecto a las asambleas, se instala un departamento especial para encargarse del
alojamiento. Los que tienen planes de asistir a una asamblea en particular deben escribir al
departamento de alojamiento de la ciudad de asamblea. Sin embargo, el que desea asistir a una
asamblea en otro país, si desconoce la dirección del departamento de alojamiento, pudiera enviar
por correo su solicitud de alojamiento a la oficina de la sucursal para que ésta la envíe al
departamento de alojamiento de la asamblea. //Volver al Índice

95
KM 5/1984 PÁG.4

¿Cuándo y cómo se deben remitir preguntas bíblicas a la


Sociedad?
Cada año la oficina de la Sociedad en Brooklyn recibe miles de preguntas sobre diversos
asuntos, o peticiones de consejo en cuanto a cómo tratar con ciertos problemas. Éstas se reciben
tanto por carta como por medio de llamadas telefónicas. Nos complace ayudar a nuestros
hermanos en tiempos de necesidad. Sin embargo, esto impone una carga pesada sobre el personal
de nuestra oficina. Muchas de las preguntas que llegan a nuestras manos tienen que ver con
asuntos que se han considerado de manera bastante detallada en nuestra literatura, y, a menudo,
los ancianos de la localidad que conocen las circunstancias locales podrían atender mejor muchos
de los problemas que se plantean. (1 Ped. 1:10.)
Por lo tanto, recomendamos que cuando usted tenga una pregunta, primero busque
información sobre el asunto en las publicaciones de la Sociedad, por medio de utilizar las secciones
de temas y textos bíblicos que aparecen en el Índice de las publicaciones Watch Tower, o que le
plantee la pregunta a un anciano local. Además, si tiene un problema sobre el cual necesite
consejo, sería aconsejable primero buscar consejo y guía de los ancianos locales. Si sus esfuerzos a
este respecto no le proporcionan la explicación o el consejo que necesita, entonces usted puede
dirigir el asunto a nuestra oficina. Preferiblemente, esto debe hacerse por medio de una carta en la
que exponga todos los hechos claramente. Sírvase no llamar por teléfono, a menos que sea un
asunto sumamente urgente.
Puede que desee referirse a “La caja de preguntas” del Ministerio del Reino de diciembre
de 1974, si lo tiene a mano, la cual ofrece más comentarios acerca de la pregunta: “¿Cómo
podemos obtener ayuda para resolver un problema personal?”. //Volver al Índice

96
KM 6/1974 PÁG.3

¿Qué factores deben tenerse en cuenta si uno está


pensando en mudarse a servir donde la necesidad es
mayor?
Los publicadores que, con un deseo sincero de servir a Jehová, se han ofrecido para esa obra
han logrado mucho bien. Y aún hay zonas donde hay una necesidad considerable de publicadores
celosos.
Por supuesto, las circunstancias de todos no son las apropiadas para esta clase de obra. Las
congregaciones que necesitan ayuda por lo general son pequeñas, están ubicadas en las zonas
menos pobladas y tienen pocos hermanos con experiencia teocrática. De modo que, si usted
acaba de bautizarse, quizás sería prudente permanecer con una congregación mayor hasta que
gane suficiente experiencia. Si usted está experimentando un problema personal serio o el comité
judicial le ha puesto alguna restricción, sería provechoso permanecer donde pueda obtener la
ayuda espiritual necesaria. Los jóvenes pudieran encontrarse con dificultades si están en una zona
aislada sin la guía o ayuda de sus padres o de una persona de más edad. Y un hermano que tiene
que sostener a una familia de muchos miembros pudiera hallar muy difícil atender a su
responsabilidad si se muda a una zona que es deficiente económicamente. Antes de decidir
mudarse, sería bueno considerar factores como éstos que tienen relación con la condición espiritual
de uno.
Si usted cree que sus circunstancias son convenientes para mudarse, entonces considérelo con
su familia, también con los ancianos de su congregación, analizando sus razones de una manera
que se apegue a los hechos para asegurarse de que lo impulsa un deseo de hacer más en el
servicio de Jehová. Quizás no sea necesario mudarse una gran distancia; consulte con su
superintendente de circuito sobre las necesidades de su propia zona. Si lo desea, escriba a la oficina
de sucursal para obtener sugerencias, asegurándose de suministrarnos toda la información que se
pide en la página 133 del libro “Organización.”
Cuando decida en cuanto al lugar, sería prudente visitar la zona para obtener cierta idea del
clima y para familiarizarse con los hermanos. Pudiera preguntar acerca de las facilidades de
escuela, e investigar oportunidades para alojamiento y empleo. Si usted halla que verdaderamente
puede hacer más en el servicio de Jehová por medio de mudarse, entonces hágalo sin falta, con
plena confianza en Jehová, pero si aun para entonces, tal mudanza no parece prudente, recuerde
que hay mucho que usted puede hacer en el servicio de Jehová en el mismo lugar en que vive.
//Volver al Índice

97
KM 6/2012 PÁG.2

¿Qué debe tener en cuenta la persona que desea que,


después de su muerte, todos sus bienes, o parte de estos,
pasen a la organización de Jehová?
Cuando uno muere ya no tiene más control sobre sus posesiones (Ecl. 9:5, 6). De ahí que muchos
hagan un testamento que explique cómo desean que se distribuyan sus bienes materiales (2 Rey.
20:1). Y en este documento legal por lo general también se indica quién será el albacea o persona
encargada de que se lleve a cabo la voluntad del testador. En muchos países, cuando alguien
fallece sin haber hecho este documento legal, las autoridades determinan cómo distribuir sus
bienes. Así pues, si tenemos ciertos planes con respecto a nuestras posesiones – como dejarle todas
o algunas a la organización de Jehová –, debemos establecerlo en un documento legal y escoger
muy bien al albacea. Será muy oportuno pedir asesoría a la sucursal antes de redactar este
documento.
Este cargo conlleva una gran responsabilidad. Reunir los bienes y luego distribuirlos consume
tiempo e implica realizar muchos trámites; todo depende de la cantidad y el valor de las
propiedades. Además, las autoridades fijan a menudo pautas que han de seguirse. Por tanto, no
porque alguien sea un miembro de la congregación será apto para desempeñar esta función. La
labor de distribuir un patrimonio debe recaer en una persona capaz, confiable y dispuesta a cumplir
con la voluntad del fallecido (véase el artículo “Los beneficios de la planificación patrimonial”, de
¡Despertad! del 8 de diciembre de 1998).
Si alguien le pide que se encargue de sus bienes al morir. Primero calcule los gastos y, después
de haber orado, vea si podrá cumplir con esa responsabilidad. (Luc. 14:28-32). Cuando la persona
fallezca, usted deberá informárselo a los beneficiarios. Así mismo, tendrá la autoridad y la obligación
de distribuir los bienes de acuerdo con la ley y según lo indique el testamento. El albacea jamás
deberá salirse de los límites establecidos en el documento, independiente de que los bienes sean
muchos o pocos. Todos los bienes que alguien deje a una entidad jurídica de los testigos de Jehová
son fondos dedicados que pertenecen a la organización de Jehová (Luc. 16:10; 21:1-4). //Volver al
Índice

98
KM 10/1990 PÁG.7

¿Deben los publicadores y precursores sentirse obligados a


contribuir para la obra mundial de la Sociedad cada vez que
obtienen literatura para el servicio del campo en el Salón del
Reino?
No. Como se declaró en la carta del 21 de abril de 1990, dirigida a todas las congregaciones de
los Estados Unidos: “Los publicadores [...] pueden hacer sus propias donaciones en apoyo a la obra
mundial, cuando lo deseen y de acuerdo con sus circunstancias (2 Cor. 8:10-15; 9:6-14.)”.
No obstante, algunos publicadores han decidido hacer sus donaciones cuando obtienen
literatura. Prefieren hacerlo así para no olvidar el privilegio y la responsabilidad que tienen de apoyar
regularmente la obra mundial. Otros dan su contribución personal cuando depositan las donaciones
que han recibido de las personas con quienes han hablado en el ministerio del campo. Muchos han
optado por hacer una donación específica cada semana. Otros apartan cierta cantidad
mensualmente para la obra mundial, tal como hacen para los gastos del Salón del Reino.
Prescindiendo de cuándo se haga, cada quien tendrá que determinar lo que puede aportar
individualmente para apoyar la obra mundial. Tales donaciones se deben hacer sistemáticamente,
según la prosperidad del dador. (1 Cor. 16:2.) Al hacer esas donaciones, debemos tener presente
que no estamos contribuyendo meramente para sufragar lo que cuesta producir la literatura, sino
más bien, para apoyar todas las facetas de la obra mundial. //Volver al Índice

99
KM 11/1991 PÁG.2

¿No estaríamos donando dos veces por la literatura si


hacemos una donación en las cajas de contribución para la
obra mundial de la Sociedad cuando obtenemos la literatura
y luego depositamos también las donaciones que recibimos
en el campo?
No. Las donaciones que se depositan en las cajas de contribución para la obra mundial de la
Sociedad no son únicamente por la literatura. Tanto los publicadores como las personas en el
campo que demuestran interés sincero reciben la literatura sin que se les cobre. Las donaciones de
los publicadores se emplean para mantener sucursales, hogares Betel, escuelas de misioneros y
ministeriales, superintendentes viajantes, misioneros, centros de distribución de literatura y muchos
otros servicios necesarios para cumplir con la asignación que Jesús dio a sus discípulos. El publicar
literatura es solo una pequeña parte de esta obra.
Por consiguiente, cuando recibimos donaciones de personas que muestran interés sincero, no
debemos decir que su donación es “por la literatura”. Como les hemos explicado, los que realmente
desean leer la literatura la reciben sin costo alguno. Cualquier donación que hagan se usará para
sufragar los gastos de la obra mundial. Lo mismo aplica a las donaciones de los publicadores. //Volver
al Índice

100
KM 8/1991 PÁG.8

¿Deberíamos mencionar cada vez que visitemos al amo de


casa que con gusto aceptaremos una modesta donación a
la obra mundial de la Sociedad?
No. El artículo “Usemos sabiamente nuestra literatura”, en Nuestro Ministerio del Reino de mayo
de 1990, declaró: “En algunos casos puede que sea difícil considerar el asunto de donaciones a
nuestra obra mundial”. Hay que ejercer buen juicio a este respecto. Queremos que la gente
entienda con claridad que nuestra obra es realmente una obra educativa bíblica, no una actividad
comercial. No estamos pidiendo donaciones.
Por lo general, cuando dejamos por primera vez literatura en manos de personas interesadas, es
bueno explicarles claramente que nuestra obra se sostiene mediante donaciones voluntarias. Si
tenemos en cuenta que dejamos literatura solamente a los que muestran interés o que desean
leerla, entonces, no tenemos que preocuparnos, pues, por lo general, esas personas preguntarán al
respecto.
En visitas posteriores muchas de esas personas toman la iniciativa de ofrecer donaciones
voluntarias. Otras quizás pregunten: “¿Cuánto cuesta?”. Podemos mencionarles brevemente que
nuestra obra no es de tipo comercial, y explicarles que ofrecemos nuestra literatura sin costo alguno
a los que muestran interés en leerla. También, se les puede mencionar que cualquier persona que lo
desee puede apoyar la obra mundial mediante una modesta donación voluntaria. De vez en
cuando, según sea apropiado, podemos mencionar el asunto de dar apoyo a la obra mundial de la
Sociedad si la persona a quien visitamos no toma la iniciativa a este respecto.
Debemos recordar que, aunque ofrecemos sin costo alguno nuestra literatura a los que muestran
interés, aún así hay gastos implicados en la publicación y distribución de la misma. Estamos seguros
de que el espíritu de Dios impulsará a sus siervos y a los que muestran interés en el campo a hacer
donaciones voluntarias para cubrir los gastos de todos los aspectos de la obra mundial. //Volver al
Índice

101
KM 3/1993 PÁG.2

¿Es apropiado contribuir por el transporte que otros nos


provean?
Las circunstancias de algunos de nosotros exigen que dependamos de la ayuda de otros para
asistir con regularidad a las reuniones o salir a predicar. Muchos hermanos serviciales nos muestran su
amor tomándose la molestia de utilizar su tiempo, vehículos y recursos para proporcionarnos
transporte. Aunque quizá tengan que prepararse más temprano de lo habitual y llegar a su casa
más tarde, proveen el transporte de buena gana.
Como en todo otro aspecto del ministerio cristiano, es pertinente el principio de Gálatas 6:5:
“Cada uno llevará su propia carga de responsabilidad”. Por lo tanto, si alguien nos provee
transporte, no solo le mostraríamos agradecimiento de palabra, sino también, si podemos, mediante
aportarle una contribución razonable que ayude a sufragar los gastos. (Mat. 7:12; 1 Cor. 10:24.)
Aunque el dueño del vehículo no nos cobre, ni parezca necesitar dinero, seguramente
agradecerá que ofrezcamos una contribución. Si no la acepta, esa será su decisión, pero, por lo
que a nosotros respecta, sería apropiado ofrecerla. Si en un momento dado no podemos contribuir,
recordemos contribuir más de lo normal la próxima vez que nos den transporte. (Luc. 6:38.)
Es una gran muestra de amor que quienes tienen vehículo provean transporte a los que de otro
modo no podrían asistir a las reuniones o salir a predicar. (Pro. 3:27.) Al mismo tiempo, también es
una muestra de amor que quienes se benefician de dicha bondad expresen su agradecimiento
contribuyendo de acuerdo con sus circunstancias. (Col. 3:15.) //Volver al Índice

102
KM 5/1999 PÁG.7

¿Qué precauciones deben tomar los padres cuando sus hijos


pequeños salen al servicio del campo?
Los padres cristianos hacen bien en llevar consigo a sus hijos al ministerio del campo, y
prepararlos para que hablen de las buenas nuevas del Reino con el prójimo. Al hacerlo, es
necesario que vigilen a los pequeños debido a los posibles peligros del territorio, incluso en
vecindarios “seguros”. Cada vez es más frecuente que los niños sean víctimas de la violencia y el
abuso por causa del aumento de la codicia y la depravación sexual de estos “tiempos críticos” en
los que vivimos (2 Tim. 3:1-5). Los padres han de tomar precauciones razonables para proteger a sus
pequeños de quienes pudieran causarles daño. ¿Qué pueden hacer?
La Biblia aconseja sabiamente que seamos cautelosos y preveamos el peligro (Pro. 22:3; Mat.
10:16). No tenemos la intención de poner normas, pero es prudente que los padres u otros adultos
acompañen a los niños en el servicio del campo. Si dos publicadores jóvenes responsables trabajan
juntos, es aconsejable que nunca los pierda de vista uno de los padres u otro adulto. Por supuesto,
cuando los niños crecen y demuestran que son más responsables, los padres pueden decidir si
necesitan menos supervisión paterna directa (véase también La caja de preguntas de Nuestro
Ministerio del Reino de octubre de 1992).
También es prudente estar siempre al tanto de la seguridad al ir en automóvil o al caminar.
Tomar las debidas precauciones suele evitar los accidentes y la trágica carga que suponen el dolor,
los gastos médicos y las posibles responsabilidades civiles de este mundo en que vivimos, cada vez
más dado a pleitear.
Es apropiado que los jóvenes ‘alaben el nombre de Jehová’ (Sal. 148:12, 13). Sus encantadoras
palabras y buena conducta en el ministerio del campo impresionan mucho a las personas y traen
honra a Jehová. Padres, hagan lo posible por ayudar a sus hijos a proclamar asiduamente las
buenas nuevas, a la vez que siempre están alerta para protegerlos de posibles peligros. //Volver al
Índice

103
KM 10/1992 PÁG.7

¿Hasta qué grado deben participar en el ministerio del


campo los hijos de padres cristianos antes de que se les
acepte como publicadores no bautizados?
Los padres cristianos desean que sus hijos lleguen a ser siervos de Jehová maduros y devotos.
(1 Sam. 2:18, 26; Luc. 2:40.) Los hijos de hogares cristianos deberían ser capaces de defender con
claridad su fe basada en la Biblia incluso desde la niñez. El que los hijos acompañen a los padres en
el ministerio del campo desde la infancia acelera su crecimiento espiritual. Pero es importante que
sea el corazón el que los motive para que disfruten del servicio del campo, deseen llegar a ser
publicadores no bautizados y continúen participando en la obra de predicar. Se requiere que los
padres den la instrucción cuidadosa necesaria. (1 Tim. 4:6; 2 Tim. 2:15.) Si los padres están de
acuerdo, otros publicadores capacitados pueden ayudar a veces. (Véase Nuestro ministerio,
páginas 99, 100.)
Cuando los niños de buena conducta salen con sus padres a predicar de casa en casa,
aprenden a participar en el ministerio. Pero no se les aceptará como publicadores no bautizados
hasta que hayan adquirido cierta habilidad y destreza propias. Los padres cristianos pueden decidir
hasta qué grado participarán sus hijos en testificar mientras trabajan juntos. Los niños que no son
reconocidos aún como publicadores no bautizados no deberían predicar solos ni acompañar a
otros niños en el servicio del campo. Los padres pueden preparar a sus hijos para el servicio del
campo y permitirles participar de varias maneras, como leyendo un texto, ofreciendo un tratado o
una revista o mostrando al amo de casa una ilustración de alguna de las publicaciones. A medida
que el hijo crezca, podrá participar a mayor grado en la conversación.
Con la preparación apropiada, los jóvenes podrán apreciar la seriedad del ministerio mientras
responden a la dirección de sus padres y se comportan bien. Los padres no deberían dejar a sus
hijos que no son reconocidos aún como publicadores no bautizados en las reuniones para el servicio
del campo, esperando que otros los cuiden. Los padres que se preocupan por sus hijos reconocen
que es su responsabilidad supervisar la actividad de sus hijos. Por supuesto, pudiera ser que otros
publicadores responsables desearan cooperar en la preparación de los jovencitos que demuestran
interés genuino en servir a Jehová en el ministerio. //Volver al Índice

104
KM 5/2002 PÁG.7

¿Por qué es necesario que seamos cautelosos cuando


damos testimonio por correo?
Dar testimonio por correo es un método de probada eficacia para difundir las buenas nuevas.
Sin embargo, los recientes sucesos mundiales han hecho que la gente sea precavida en cuanto a
abrir correspondencia que no le resulta familiar. Los sobres que se reciben de fuentes desconocidas
o en los que no se especifica el remitente se consideran sospechosos, sobre todo si están escritos a
mano y son voluminosos. Los amos de casa quizá se deshagan de tal correspondencia sin siquiera
abrirla. ¿Cómo podemos impedir que esto ocurra con nuestras cartas?
Si es posible, tanto la carta como la información del sobre deben escribirse a máquina. En este
tiene que figurar el nombre del amo de casa. No lo enviemos “Al ocupante de la vivienda”.
Además, siempre indiquemos quién es el remitente. Si no es aconsejable revelar nuestra dirección
personal, escribamos nuestro nombre y la dirección del Salón del Reino. No enviemos cartas
anónimas. Nunca utilicemos la dirección de la sucursal (véase la “Sección de preguntas” de Nuestro
Ministerio del Reino de noviembre de 1996).
Encontraremos más recomendaciones y una carta modelo en el libro Benefíciese de la Escuela
del Ministerio Teocrático, páginas 71 a 73. Dichas pautas nos ayudarán a emplear las cartas
eficazmente para dar a conocer las buenas nuevas. //Volver al Índice

105
KM 11/1996 PÁG.2

¿Qué factores debemos tener presentes cuando escribimos


cartas a las personas que no hemos encontrado en casa?
Por diversas razones, cada vez es más difícil encontrar a las personas en sus hogares. Algunos
publicadores han hallado que las cartas son una manera práctica de comunicarse con ellas.
Aunque esta medida puede surtir efecto, es necesario repasar algunos recordatorios que nos
ayudarán a evitar ciertos problemas:
No ponga en el remite la dirección de la Sociedad, pues indicaría erróneamente que nuestra
oficina envió la correspondencia y ocasionaría dificultades innecesarias y a veces gastos
adicionales.
Asegúrese de escribir la dirección correcta de la persona y de incluir suficiente franqueo.
No dirija la correspondencia al “Ocupante”; use un nombre específico.
No deje cartas en la puerta cuando no haya nadie en casa.
Las cartas breves son las mejores. En vez de escribir un mensaje largo, adjunte un tratado o una
revista.
Las cartas mecanografiadas son mucho más fáciles de leer y causan una impresión más
favorable.
No debe contar las cartas como revisitas a menos de que antes haya dado testimonio
personalmente al amo de casa.
Si escribe a una persona que ha mostrado interés, incluya una dirección o un número telefónico
para que pueda comunicarse con usted. Explíquele nuestro programa de estudios bíblicos.
Invite a la persona a las reuniones de la congregación. Mencione dónde se celebran y el horario.
Una vez que haya entregado el territorio al encargado, no siga enviando cartas a las personas
que no encontró en casa; el publicador a quien se asigne dicho territorio es responsable de
abarcarlo. //Volver al Índice

106
KM 10/2009 PÁG.3

¿Qué debemos hacer si alguien nos ordena dejar de


predicar?
Algunos policías les han ordenado a nuestros hermanos que dejen de predicar porque, según
ellos, están violando la ley. Cuando esto ocurra, lo mejor es abandonar el territorio cortésmente y sin
demora (Mat. 5:41; Fili. 4:5). No trate de resolver el asunto por su cuenta ni se ponga a discutir sobre
sus derechos. Si es posible, trate de obtener el número de placa del policía y el número de la
comisaría a la que pertenece, pero hágalo con tacto. Luego, acuda a los ancianos de inmediato,
quienes informarán lo sucedido a la sucursal. Igualmente, si el encargado o cualquier otro
representante de un edificio de apartamentos le pide que abandone el lugar, hágalo sin demora y
dígaselo a los ancianos. Ser apacibles con las autoridades nos ahorrará muchos problemas
innecesarios (Pro. 15:1; Rom. 12:18). //Volver al Índice

107
KM 1/1997 PÁG.7

¿Por qué debemos informar nuestra actividad del servicio del


campo puntualmente todos los meses?
A todos nos causa un sentimiento de alegría enterarnos de los buenos resultados que se están
obteniendo en la predicación del mensaje del Reino. (Véase Proverbios 25:25.) Hechos 2:41 dice
que después del discurso conmovedor de Pedro el día de Pentecostés, “unas tres mil almas fueron
añadidas”. Al poco tiempo, el número aumentó a unas “cinco mil”. (Hech. 4:4.) ¡Qué estimulantes
debieron ser tales informes para los cristianos del siglo primero! Nosotros nos sentimos igual cuando
oímos informes animadores hoy día. Nos emociona oír acerca del éxito que tienen nuestros
hermanos en la predicación de las buenas nuevas por toda la Tierra.
Ya que se requiere mucho tiempo y esfuerzo para compilar dichos informes, la cooperación de
todos los publicadores del Reino es esencial. ¿Es usted concienzudo y entrega puntualmente su
informe todos los meses?
Las noticias del aumento en la obra nos producen gran gozo. Además, ayudan a la Sociedad a
observar el progreso de la obra mundial. Esta tiene que tomar decisiones respecto a dónde se
necesita más ayuda, qué publicaciones deben producirse y cuántas. Los ancianos de
congregación utilizan los informes del servicio del campo para determinar en qué aspectos puede
mejorar esta. Los buenos informes nos fortalecen y nos impulsan a examinar nuestro propio ministerio
para ver en qué podemos mejorar.
Todos los publicadores deben reconocer su responsabilidad personal de entregar el informe del
servicio del campo puntualmente cada mes. Los conductores del Estudio de Libro de Congregación
pueden recordar a los publicadores que cumplan con esta responsabilidad, ya que también están
al tanto de ayudar personalmente a los que tienen dificultad en predicar con regularidad todos los
meses. Este recordatorio pudiera darse la última semana del mes en el estudio de libro o en otra
ocasión apropiada. Si no es posible entregar los informes en el Salón del Reino, el conductor del
estudio de libro puede recogerlos y asegurarse de que el secretario los reciba a tiempo para que se
incluyan en el informe mensual de la congregación que se envía a la Sociedad.
Nuestra diligencia en informar fielmente la actividad en el servicio del campo con puntualidad,
aligera la carga de los que son responsables de nuestro bienestar espiritual. //Volver al Índice

108
KM 3/1995 PÁG.2

¿Qué atención requiere el material que utilizamos en la


predicación?
1 Es posible que un publicador tenga preparada una presentación bíblica apropiada y que, sin
embargo, no esté bien preparado en lo que respecta al material que utiliza. Pudiera ser que al
llamar a la puerta no lleve la oferta del mes, o que las revistas, los folletos o los tratados que lleva en
el maletín estén doblados o arrugados. Quizá no encuentre un lápiz o las hojas de registro de casa
en casa estén desorganizadas. Es importante que revisemos bien el material que llevamos antes de
participar en el servicio del campo.
2 ¿Qué artículos debe incluir un maletín de predicar bien organizado? La Biblia es fundamental,
además de una buena cantidad de hojas de registro de casa en casa. Debemos asegurarnos de
llevar la publicación que se está ofreciendo ese mes. También hemos de incluir números recientes
de las revistas, así como tratados y folletos. Tenemos que llevar un ejemplar del libro Razonamiento.
Si llevamos el número correspondiente de Nuestro Ministerio del Reino podremos repasar las
presentaciones que se recomiendan antes de llamar a la puerta. Si predicamos en un territorio
donde posiblemente vivan personas que hablan otro idioma, sería apropiado llevar el folleto Buenas
nuevas para todas las naciones. Una publicación preparada para los jóvenes podría servirnos para
hablar con los adolescentes.
3Todos nuestros útiles deben estar en buenas condiciones y arreglados de forma presentable en
el maletín, que debe estar limpio y en buenas condiciones, aunque no sea nuevo. El maletín de
predicar forma parte de los útiles que empleamos para declarar las buenas nuevas.
Mantengámoslo bien ordenado. //Volver al Índice

109
KM 11/2000 PÁG.3

¿Cómo puede ayudarse a quienes llevan mucho tiempo


inactivos a volver a reunir los requisitos para ser publicadores
de las buenas nuevas?
Nos alegra cuando un inactivo da prueba de que desea sinceramente servir a Jehová (Luc. 15:4-
6). Es probable que haya permitido que la oposición o las presiones de la vida le hicieran descuidar
su estudio personal, su asistencia a las reuniones y su participación en el ministerio del campo. ¿Cuál
es la mejor manera de darle ayuda personal a fin de que progrese en sentido espiritual?
Todos debemos tomar la iniciativa de asegurarle a la persona que sentimos verdadero amor
cristiano por ella. Los ancianos evaluarán con prontitud sus necesidades espirituales (Sant. 5:14, 15).
Si lleva inactiva poco tiempo, quizás lo único que necesite para reactivarse en el servicio del campo
sea la ayuda de un publicador experimentado. Sin embargo, si fue hace mucho que se alejó de la
congregación, puede ser que requiera más ayuda. Tal vez convenga que reciba un estudio bíblico
utilizando una publicación apropiada a fin de fortalecer su fe y aprecio. En ese caso, el
superintendente de servicio se encargará de que un publicador capacitado dirija el estudio (Heb.
5:12-14; véase la “Sección de preguntas” de Nuestro Ministerio del Reino de noviembre de 1998). Si
conoce a alguien que precisa de esa ayuda, hable con el superintendente de servicio de la
congregación.
Antes de invitar a una persona que ha estado inactiva por mucho tiempo a participar de nuevo
en el ministerio, es aconsejable que dos ancianos se reúnan con ella para ver si satisface los
requisitos para ser publicadora del Reino. Seguirán un procedimiento similar al que se sigue cuando
se reúnen con los nuevos que desean ser publicadores de las buenas nuevas (véase La Atalaya del
15 de noviembre de 1988, pág. 17). El inactivo debe tener un deseo sincero de predicar las buenas
nuevas. También ha de cumplir los requisitos fundamentales que se mencionan en las páginas 98 y
99 del libro Nuestro ministerio y asistir regularmente a las reuniones de congregación.
Tener un buen programa espiritual contribuirá mucho a que el reactivado fortalezca y mantenga
su valiosa relación con Jehová y a que siga andando en el camino que conduce a la vida eterna
(Mat. 7:14; Heb. 10:23-25). Si hace “todo esfuerzo solícito” y cultiva las cualidades cristianas que
perduran, no volverá a ser ‘inactivo o infructífero’ como discípulo cristiano (2 Ped. 1:5-8). //Volver al
Índice

110
KM 5/1997 PÁG.2

¿Qué precauciones debemos tomar cuando nos hallamos


con personas del sexo opuesto en el ministerio?
Tenemos motivos para creer que nuestros hermanos y hermanas tienen el firme propósito de regir
su conducta por la más elevada norma moral. Sin embargo, vivimos en un mundo sucio y permisivo,
con pocas restricciones morales. Aunque tengamos la mejor intención, debemos estar alerta
constantemente para no causar oprobio ni involucrarnos en un acto incorrecto. Esto incluye ser
cuidadosos mientras participamos en el ministerio.
En el servicio del campo a menudo encontramos personas del sexo opuesto que, al parecer,
muestran sincero interés en la verdad. Si estamos solos y no hay nadie más en la casa, es mejor dar
el testimonio en la puerta, en vez de entrar. En caso de que exista interés, podemos volver
acompañados de otro publicador o cuando haya otras personas en la casa. Si esto no es posible,
sería prudente encomendar la revisita a un publicador del mismo sexo que el amo de casa. Este
principio es igualmente aplicable al dirigir estudios con alguien del sexo contrario. (Mat. 10:16.)
Hay que tener cuidado al escoger un compañero para trabajar en el ministerio. Si bien en
ocasiones los publicadores de distinto sexo pueden trabajar juntos, es mejor hacerlo cuando estén
en grupo. Por lo general, no es sabio, ni siquiera en el ministerio, pasar tiempo solos con alguien del
sexo opuesto que no sea nuestro cónyuge. Por lo tanto, el hermano encargado del grupo debe usar
buen juicio al asignar a los publicadores, incluidos los adolescentes, para que trabajen juntos.
Al mostrar buen juicio en todo tiempo evitaremos ‘dar causa alguna para tropiezo’, ya sea de
nosotros mismos o de los demás. (2 Cor. 6:3.) //Volver al Índice

KM 9/1997 PÁG.3

▪ La “Sección de preguntas” de Nuestro Ministerio del Reino de mayo de 1997 recomendó que
seamos cautelosos con respecto a trabajar en el ministerio con publicadores del sexo opuesto.
Existen buenas razones para que todos tengamos buen juicio en este asunto. Pero esto no significa
que los superintendentes viajantes o incluso otros hermanos no puedan trabajar en el ministerio del
campo con las hermanas. Más bien, lo que se expresó fue que no es prudente que un hermano
pase tiempo solo regularmente con la misma persona del sexo opuesto que no sea de su familia.

111
KM 4/1993 PÁG.7

¿Cómo debemos considerar el servicio de precursor auxiliar?


El servicio de precursor auxiliar debe verse como un privilegio y como una responsabilidad seria.
Cada mes se nombra a decenas de miles de publicadores para ser precursores auxiliares, y algunos
lo son de continuo. Felicitamos a los publicadores celosos cuyas circunstancias les permiten dedicar
las 60 horas que se requieren en el servicio del campo cada vez que sirven de precursores auxiliares.
Los ancianos y demás hermanos deben exhortar a los publicadores que solicitan el servicio de
precursor auxiliar a tomar en serio su nombramiento y a evitar cualquier tendencia al conformismo.
Como sucede en el caso de los precursores regulares, los que se ofrecen voluntariamente para
ser uno o varios meses precursores auxiliares primero deben calcular el costo. (Luc. 14:28.) Entre otras
cosas, deben determinar con antelación si podrán dedicar la cantidad requerida de tiempo al
servicio del campo sin desatender otras responsabilidades cristianas. La decisión de ser precursor
auxiliar debe tomarse después de considerar con oración las circunstancias personales, no por la
emoción de ver a otros publicadores llenar una solicitud. Debe ser una decisión bien meditada, tras
haber formulado un horario que le permita satisfacer los requisitos. Es importante leer la solicitud con
cuidado y decidir de corazón que puede contestar honradamente sí a lo que se dice de ella.
Está claro que requerirá esfuerzo. Ciertos meses del año se prestan para que uno esté
“intensamente ocupado” en la predicación de las buenas nuevas. (Hech. 18:5.) Entre estos están los
meses de marzo y abril, por ser la temporada de la Conmemoración, y los meses en que el
superintendente de circuito visita la congregación. Muchos publicadores se someten de buena
gana a un horario, hasta cierto grado rígido, para tener una mayor participación en la obra de
predicar en esos períodos de actividad especial, pues aprecian las ricas bendiciones que con
frecuencia les vienen como resultado. (2 Cor. 9:6.) Muchos publicadores se esfuerzan por ser
precursores durante los meses de vacaciones y los meses del año que tienen cinco fines de semana.
Sin embargo, saben que al firmar tendrán que seguir el principio “signifique su palabra Sí, Sí”,
haciendo todo lo posible por informar las 60 horas en el mes que sean precursores. (Mat. 5:37.)
Los publicadores que no pueden ser precursores pueden ayudar a otros haciendo planes
definidos para acompañar a los precursores auxiliares. Cuando las circunstancias lo permitan, es
provechoso permanecer en el servicio del campo por más tiempo con los precursores. Estos
agradecerán especialmente el apoyo que los publicadores les den en las primeras horas de la
mañana o las últimas horas de la tarde. A los precursores auxiliares les gusta que otros publicadores
los inviten a sus revisitas y a empezar estudios bíblicos. Los que de esta manera ayudan a los
precursores auxiliares seguramente sentirán la gran felicidad que hay en dar. (Hech. 20:35.)
Se agradece mucho el sentido de responsabilidad de los precursores auxiliares. Los que sirven de
esta manera pueden esperar ricas bendiciones. (Pro. 10:4.) ¿Cuándo disfrutará nuevamente del
gozo de aumentar su servicio como precursor auxiliar? //Volver al Índice

112
KM 11/2010 PÁG.4

¿De qué maneras prácticas podemos ayudar a los


precursores?
Durante el año de servicio 2009, casi ochocientos mil hermanos y hermanas de todo el mundo
sirvieron de precursores regulares y especiales. Estos hermanos sacrifican las primicias, dan lo mejor
de su tiempo, energías y recursos materiales a fin de difundir las buenas nuevas del Reino (Pro. 3:9).
¡Qué contento debe sentirse Jehová al ver su esfuerzo! Y nosotros, ¿reflejamos su modo de pensar?
¿Cómo podemos contribuir al gozo y aguante de los fieles ministros de tiempo completo?
Para empezar, con palabras bien escogidas podemos animarlos a seguir sirviendo como
precursores (Pro. 25:11). Además, tal vez podamos acomodar nuestro horario semanal para salir al
servicio del campo con alguno de ellos. Cuando estemos juntos, podríamos sugerirle usar nuestro
automóvil en vez del suyo. Y si viajamos en el vehículo del precursor, podríamos darle una
contribución para los gastos (1 Cor. 13:5; Fili. 2:4). También les demostramos amor y apoyo a estos
siervos de tiempo completo siendo hospitalarios e invitándolos de vez en cuando a casa para tomar
una comida (1 Ped. 4:8, 9).
Las Santas Escrituras garantizan que Jehová proveerá para las necesidades de los que buscan
primero Su Reino (Sal. 37:25; Mat. 6:33). Un medio que él usa es la cariñosa hermandad cristiana
(1 Juan 3:16-18). Lógicamente, los precursores no esperan que otros se encarguen de sus
responsabilidades económicas, y es posible que no les cuenten a los hermanos si están pasando
alguna necesidad. Por eso es necesario que estemos pendientes y seamos observadores, pues así
podremos hacer algo práctico que “compense lo que les falta” (2 Cor. 8:14, 15).
Cuando Febe, entusiasta evangelizadora de la congregación de Cencreas del siglo primero,
viajó a Roma, Pablo les dijo a los cristianos de allí: “Les recomiendo [...] que la reciban con gusto en
el Señor, de una manera digna de los santos, y [...] que le presten ayuda en cualquier asunto en que
los necesite” (Rom. 16:1, 2). Hoy, nosotros tenemos la oportunidad de demostrar nuestro amor con el
mismo tipo de apoyo a los miembros de la congregación que declaran las buenas nuevas sin cesar
como precursores regulares y especiales (Hech. 5:42). //Volver al Índice

113
KM 7/1987 PÁGS.3-4

¿Cómo se determina el requisito de horas para alguien que


haya emprendido el servicio de precursor después del
principio del año de servicio?
Los precursores regulares deben cumplir con el requisito de 1.000 horas cuando han servido
durante el entero año de servicio, el cual comienza el 1 de septiembre y termina el 31 de agosto. Los
que hayan empezado a servir de precursores después del principio del año de servicio deben
cumplir con un requisito de horas en proporción con la cantidad de meses que queden de ese año
de servicio. Por ejemplo, alguien que haya emprendido el servicio de precursor regular el 1 de marzo
habrá servido un total de seis meses para el fin del año de servicio el 31 de agosto y tendrá que
haber informado por lo menos 500 horas.
Prescindiendo de cuándo comiencen, instamos a los precursores a esforzarse por cumplir con la
meta de informar 90 horas cada mes. Al dedicar 90 horas al ministerio del campo cada mes, el
precursor debería poder asistir a las asambleas de circuito y distrito, y también tomar vacaciones sin
que se atrase demasiado en el requisito anual de horas. Por medio de apegarse al horario mensual
de 90 horas, no tendrá la presión de reponer una enorme cantidad de horas a medida que el año
de servicio llega a su fin.
Las circunstancias de algunos precursores, tales como los que tienen trabajos de temporada,
pudieran requerir que varíen la manera como cumplen con el requisito anual de horas. Pero cada
precursor debe regirse por un horario que le permita cumplir con el requisito de horas para el fin del
año de servicio, sea de 1.000 horas para el entero año de servicio, o la porción de 1.000 horas
correspondiente a los meses que haya servido de precursor durante el año de servicio. //Volver al Índice

114
KM 5/2003 PÁG.7

¿Debemos explicar el sistema de donaciones cuando


predicamos por teléfono?
Cuando predicamos en persona, podemos explicar que la obra bíblica de educación que
llevamos a cabo los testigos de Jehová se sostiene por donaciones voluntarias y que con gusto
aceptamos cualquier contribución. Sin embargo, no deberíamos hacer mención de ello cuando
predicamos por teléfono, ya que nuestra obra podría confundirse con una campaña de
recaudación de fondos. El ministerio de los testigos de Jehová es completamente sin fines de lucro
(2 Cor. 2:17). //Volver al Índice

¿Qué debemos hacer si al predicar por teléfono alguien nos


pide que no vuelvan a llamarlo los testigos de Jehová?
Deben respetarse los deseos del amo de casa. Ha de colocarse en el sobre del territorio una
nota con la fecha y el nombre de la persona, que indique a los publicadores que no llamen a ese
número. Una vez al año se revisará la lista de los que hayan solicitado que no los llamemos.
El superintendente de servicio asignará a publicadores experimentados y prudentes para que
contacten con tales personas y averigüen si siguen pensando igual (véase “La caja de preguntas”,
de Nuestro Ministerio del Reino de junio de 1994). //Volver al Índice

KM 7/2004 PÁG.3

115
¿Cómo se obtienen los ejemplares personales de La Atalaya
y ¡Despertad!?
En vista de que el sistema de suscripciones de las ediciones impresas y grabadas en casete de
La Atalaya y ¡Despertad! se ha suspendido en todos los idiomas hace algún tiempo, los publicadores
obtienen sus revistas, casetes o discos compactos en formato MP3 a través de su congregación.
La única excepción la constituyen las revistas en braille y los casetes que se envían como material
gratuito a quienes reúnen los requisitos. Recuerden que las congregaciones pueden solicitar las
revistas en casete o en discos compactos en formato MP3 por medio del formulario Pedidos de la
congregación (M-202-S). Las ediciones en otros idiomas y en letra grande también deberán
encargarse mediante este formulario.
Si alguna persona del territorio solicita que se le entreguen con regularidad las revistas, hay que
atender su petición puntualmente a fin de que no se pierda ningún número. Las personas
expulsadas pueden obtener las revistas u otras publicaciones para su uso personal en el mostrador
de revistas y literatura del Salón del Reino. No debe incluirse a los expulsados en ninguna ruta de
revistas personal.
La sucursal de Estados Unidos solo mantendrá en sus archivos las suscripciones de quienes
no puedan ser atendidos mediante una ruta de revistas de un publicador de congregación. Si el
Comité de Servicio de la Congregación solicita la suscripción para alguien que de otro modo
no podría recibir las revistas, el secretario deberá adjuntar una breve nota que confirme que el
Comité de Servicio de la Congregación ha estudiado y aprobado dicha solicitud.
Los publicadores, por tanto, no escribirán a la sucursal para pedir suscripciones personales. Toda
solicitud de este tipo realizada por publicadores o personas interesadas se remitirá a la
congregación. //Volver al Índice

¿Cómo puede obtener un recluso sus ejemplares personales


de las revistas?
Si la congregación encargada de predicar en una institución penal puede suministrar las revistas
a los internos, estos recibirán sus ejemplares personales de La Atalaya y ¡Despertad! de manos de los
publicadores que los visiten. Si esto no es posible, el preso deberá escribir personalmente a la
sucursal para solicitar la suscripción. Los reclusos expulsados también podrán obtener sus ejemplares
personales de las revistas de la manera como se indica en este párrafo. //Volver al Índice

116
KM 4/2003 PÁG.7

¿Qué precauciones debemos tomar cuando damos


testimonio a los reclusos?
En todo el mundo hay por lo menos ocho millones de reclusos, y algunos están interesados en las
buenas nuevas (1 Tim. 2:4). Cierta sucursal recibe mensualmente unas mil cuatrocientas cartas de
presos y sus familiares, en las que solicitan publicaciones o una visita personal. Aunque muchos
presidiarios están interesados sinceramente, la experiencia ha demostrado que algunos fingen tener
interés y procuran utilizar al pueblo de Jehová para su propia ventaja egoísta. En vista de esto, todos
debemos tomar las siguientes precauciones cuando damos testimonio a los que están
encarcelados.
En muchos casos, los reclusos reciben testimonio por correspondencia. Se recomienda
encarecidamente que las hermanas no escriban a los reclusos varones, aunque su objetivo sea dar
ayuda espiritual. Únicamente hermanos capacitados deben encargarse de esa responsabilidad.
A las hermanas que reúnan los requisitos tal vez se les asigne a mantener correspondencia con las
mujeres encarceladas que expresen interés sincero en la verdad bíblica. No deben enviarse regalos
personales ni dinero a los reclusos, aunque estos los hayan solicitado.
Cuando un preso muestra interés, ha de mandarse su nombre y dirección a la congregación que
atiende el territorio donde se encuentra la prisión. Normalmente, los hermanos locales con
experiencia saben cómo manejar las diversas situaciones que pueden surgir. Si se desconoce cuál
es la congregación, los datos deben enviarse a la sucursal.
No hay objeción a que los hermanos asignados celebren reuniones para estudiar con varios
presos a la vez. Sin embargo, en las prisiones no deben celebrarse reuniones especiales en las que
los publicadores circulan libremente entre los reclusos. Además, no es aconsejable que los
publicadores visiten una prisión sin haber hecho planes de antemano ni que se relacionen
estrechamente con los presidiarios.
Seamos “cautelosos como serpientes, y, sin embargo, inocentes como palomas” mientras
llevamos las buenas nuevas a los reclusos (Mat. 10:16). //Volver al Índice

117
KM 9/1991 PÁG.3

Si un amo de casa contribuye una suma considerable de


dinero, ¿debemos sentirnos impulsados a darle más
literatura?
No necesariamente. Usted puede usar buen juicio en este asunto y tomar en cuenta el interés
que la persona haya mostrado en leer la publicación. En visitas posteriores puede dejarle literatura
que satisfaga cierta necesidad particular. Si el amo de casa toma la iniciativa y ofrece otra
donación, esta se puede aceptar con agradecimiento. Tenemos que recordar que las donaciones
se emplean para dar apoyo a diversas facetas de la obra mundial, que incluye, además de la
impresión de literatura, nuestro programa de construcción, la obra misional y el servicio de precursor
especial. //Volver al Índice

118
KM 7/1991 PÁG.4

Puesto que queremos ser prudentes al usar nuestra literatura,


¿qué ajustes pudiéramos hacer cuando ofrecemos literatura
al testificar en las calles?
Al testificar en las calles es apropiado abordar a las personas teniendo las revistas o las
publicaciones en mano. Nuestra meta debe ser la de tratar de conversar con la gente. De esa
manera podremos determinar si la persona con quien hablamos muestra interés y si concuerda en
leer las revistas. De ser posible, lo ideal sería considerar brevemente un artículo de una de las
revistas. Hasta pudiera ser posible explicar que nuestra actividad la efectúan voluntarios y que no es
de índole comercial, más bien, es una obra mundial que se sostiene mediante donaciones
voluntarias. En algunos casos, el publicador quizás tenga que caminar con la persona mientras
conversa con ella acerca del contenido y los beneficios de la revista.
Sin embargo, debemos mostrar discernimiento y consideración. Muchas de las personas que
hallamos en las calles tienen tanta prisa que es difícil para nosotros detectar su interés. En tales
casos, sería mejor sencillamente ofrecer un tratado para despertar su interés en nuestra literatura, y
puede que en otra ocasión la persona se detenga un momento para conversar.
Si somos consistentes y testificamos en las calles en cierto lugar y a cierta hora, las personas se
familiarizarán con nosotros y tal vez estén dispuestas a considerar ciertos temas cuando tengan
oportunidad, dándonos así suficiente tiempo para determinar si tienen interés.
Queremos ser prudentes al usar nuestra literatura. De modo que, debemos esforzarnos por
escoger un momento oportuno para ofrecerla. El que lo hagamos nos permitirá seguir dando
atención al interés que la persona mostró, y disponer de suficiente tiempo para explicar la
naturaleza de nuestra obra. //Volver al Índice

119
KM 3/1993 PÁG.7

¿Es apropiado reproducir publicaciones de la Sociedad con


el propósito de distribuirlas?
A través de los años, la Sociedad ha producido una amplia variedad de publicaciones que
consideran prácticamente todo aspecto del saber bíblico. Los que han aprendido la verdad en los
últimos años quizás piensen que se han perdido información valiosa editada en publicaciones
menos recientes que la Sociedad ya no imprime. Algunos han hecho grandes esfuerzos para
conseguir estas publicaciones, y otros se han tomado la libertad de reproducir publicaciones de la
Sociedad para ponerlas al alcance de los hermanos de diversas maneras. Entre estas están la
reimpresión de publicaciones y las reproducciones con el uso de computadoras. En algunos casos
se ha hecho con fines lucrativos.
El “esclavo” fiel está al tanto de nuestras necesidades espirituales y hace provisiones “al tiempo
apropiado”. (Mat. 24:45.) Cuando ha sido necesario reeditar alguna publicación menos reciente, la
Sociedad ha dispuesto lo necesario para ello. Un ejemplo de esto son los volúmenes de La Atalaya
de los años 1960 a 1985, que han sido reimpresos y se han puesto al alcance de todos. No obstante,
cuando algunas personas toman la iniciativa y por cuenta propia reproducen y distribuyen esta
información, pueden surgir problemas innecesarios.
Se originan problemas graves cuando se reproduce y se distribuye información con fines
lucrativos. La caja de preguntas de Nuestro Servicio del Reino de agosto de 1977 dijo claramente:
“Es mejor no sacar partido de las asociaciones teocráticas por medio de iniciar o dar publicidad a la
venta de cualesquier mercancías o servicios para ventaja comercial en el Salón del Reino, en los
estudios de libro de congregación y en las asambleas del pueblo de Jehová. Esto nos ayudará a dar
a los intereses espirituales la atención plena que estos se merecen y a mantener la actividad
comercial en su debido lugar”. Por lo tanto, es importante que evitemos que se desarrolle en
nosotros una inclinación al lucro en cuanto a comercializar la Palabra de Dios o las informaciones
que se basan en ella. //Volver al Índice

120
KM 11/2007 PÁG.3

¿Se puede poner una dirección personal de correo


electrónico en las publicaciones que distribuimos?
Algunos publicadores ponen, con un sello o una etiqueta, su dirección de correo electrónico en
las revistas y tratados de forma que la gente pueda comunicarse con ellos si tiene preguntas.
Se reconoce que hay buenas intenciones tras tales intentos. Sin embargo, en la última página de las
revistas y de los tratados ya se indica la dirección de nuestro sitio oficial en Internet, por lo que es
mejor no poner una dirección personal en las publicaciones.
Ahora bien, cada publicador decidirá si quiere dar a la persona interesada sus datos en una hoja
aparte, sobre todo cuando hace revisitas. No obstante, es mejor tomar la iniciativa para visitar de
nuevo a las personas interesadas en vez de dejar que ellas decidan si quieren comunicarse con
nosotros. Es más fácil que las personas noten nuestro interés genuino si hablamos cara a cara con
ellas. //Volver al Índice

121
KM 6/1994 PÁG.2

¿Qué debe hacerse cuando un amo de casa insiste en que


no lo visiten más los testigos de Jehová?
Cuando encontremos un letrero colocado en la puerta que prohíba rotundamente las visitas de
carácter religioso y mencione de manera expresa a los testigos de Jehová, lo mejor sería respetar los
deseos del dueño de casa y no tocar.
Algunas veces hallamos letreros que prohíben la entrada de vendedores o de personas que
piden dinero para algún fondo. Estos en realidad no nos atañen a nosotros, puesto que estamos
efectuando una labor religiosa con fines benéficos. Por lo tanto, sería apropiado tocar a la puerta. Si
el amo de casa pusiera reparos, podríamos explicarle con tacto por qué consideramos que el aviso
no es aplicable a nuestra obra. En caso de que la persona deje bien claro que la prohibición se
refiere también a los testigos de Jehová, entonces acataremos sus deseos.
Al trabajar el territorio puede suceder que un amo de casa manifieste su enojo y exija
categóricamente que no le volvamos a visitar. Si rehusa razonar al respecto, debemos acceder a su
petición. Se debe poner una nota fechada en el sobre del territorio para que los publicadores que
trabajen dicha zona en el futuro no visiten esa casa.
Sin embargo, no debemos pasar por alto estas casas indefinidamente. Es posible que los actuales
ocupantes se muden. Quizás podamos encontrar a otro miembro de la familia que reaccione
favorablemente. También cabe la posibilidad de que el amo de casa con quien hablamos haya
cambiado de actitud y ahora esté más dispuesto a recibirnos. De modo que, pasado algún tiempo,
debemos sondear a los que viven allí a fin de determinar su disposición de ánimo.
Cada año debe revisarse el archivo de territorios y elaborarse una lista de las casas donde nos
han pedido que no vayamos. El superintendente de servicio puede asignar a algunos publicadores
experimentados y prudentes para que las visiten. Podemos explicar que hemos vuelto para saber si
todavía vive allí el mismo amo de casa. El publicador debe conocer bien la sección de las páginas
15 a 24 del libro Razonamiento, titulada “Cómo pudiera responder a expresiones que pudieran
detener la conversación”. Si la persona reacciona bien, se puede visitar la casa en lo sucesivo como
de costumbre. De continuar el amo de casa con una actitud antagónica, no se le debe volver a
visitar hasta el año siguiente. El cuerpo de ancianos de la congregación puede decidir actuar de
manera diferente si las circunstancias particulares así lo exigen. //Volver al Índice

122
KM 10/1990 PÁGS.7-8

¿Qué factores se deben tener presentes cuando dos o más


congregaciones que hablan diferentes idiomas trabajan el
mismo territorio?
Nuestro Ministerio del Reino de mayo de 1984, bajo “Presentando las buenas nuevas”, declaró
que “los publicadores de cada congregación deben concentrar sus esfuerzos en ayudar a las
personas que hablan su propio idioma particular”. Eso se debe a que en áreas donde se hablan
diferentes idiomas el territorio se asigna según el lenguaje. Las congregaciones que trabajen
territorio donde se hablen varios idiomas quizás hallen útil hacer una lista de los hogares y
apartamentos donde los publicadores no deberían predicar. Es responsabilidad de los
superintendentes de servicio de las congregaciones implicadas elaborar un sistema adecuado, a fin
de trabajar a cabalidad el territorio y dirigir a las personas que muestren interés a la congregación
apropiada. Eso se debe hacer para evitar que los publicadores de congregaciones que hablan
diferentes idiomas visiten innecesariamente a los amos de casa, quizás durante la misma mañana o
tarde. No queremos “poner estorbo alguno a las buenas nuevas acerca del Cristo”. (1 Cor. 9:12.)
Cuando haya que hacer ajustes debido a que la gente se muda, entreguen lo antes posible a la
congregación apropiada el nombre y la dirección de las personas que muestren interés. Eso
ayudará a mantener al día los registros de los territorios. A este respecto es vital mostrar amor, interés
mutuo, comprensión, sensatez y cooperación. (Fili. 4:5.)
Los publicadores quizás lleven consigo literatura en varios idiomas cuando participan en la
predicación en las calles, en la testificación informal, etc. Sin embargo, al ir de casa en casa,
normalmente no ofreceremos literatura en otros idiomas, sino solo en el de la congregación a la que
pertenecemos. Recuerde que los territorios en esas áreas se asignan de acuerdo con el idioma,
para que así los publicadores que coloquen literatura también puedan dirigir al amo de casa que
muestre interés a las reuniones de congregación que se celebran en el lenguaje que él entienda
mejor o prefiera.
Por supuesto, a veces nuestros esfuerzos coincidirán. Pero como se indicó en el artículo antes
mencionado, “es bueno tener presente que a medida que predicamos, nuestro propósito es hacer
discípulos... enseñar la verdad (Mat. 28:19, 20). La obra docente debe efectuarse en el idioma que
la gente entienda mejor (1 Cor. 14:9)”. Al concentrar nuestros esfuerzos en las personas que
entienden mejor o prefieren el idioma de la congregación a la que asistimos, nuestro ministerio será
productivo y ayudaremos a más personas a alcanzar salvación. //Volver al Índice

123
KM 11/1994 PÁG.3

¿Qué precauciones debemos tomar cuando trabajamos en


un territorio peligroso?
1 Con mayor frecuencia nos enteramos de situaciones de violencia, asaltos y disturbios,
especialmente en zonas urbanas. Aunque nos preocupa la situación, sabemos que hasta en los sitios
peligrosos hay personas sinceras que pueden aceptar el mensaje del Reino. Por eso, cuando sea
apropiado debemos cobrar valor para continuar predicando, confiando en la protección de
Jehová. (Pro. 29:25; 1 Tes. 2:2.)
2 Cuando nos dirigimos a una zona potencialmente peligrosa, Jehová espera que seamos
cautelosos y prudentes. Debemos estar alerta. “Sagaz es el que ha visto la calamidad y procede a
ocultarse, pero los inexpertos han pasado adelante y tienen que sufrir la pena.” (Pro. 22:3.) Los
publicadores de experiencia saben que es prudente trabajar juntos en parejas, o incluso en grupos
de varios hermanos, si parece necesario. Eclesiastés 4:9, 12 dice: “Mejores son dos que uno [...]. Si
alguien pudiera subyugar a uno solo, dos juntos podrían mantenerse firmes contra él”. Es común que
los maleantes agredan a las personas solas, pues son víctimas más fáciles.
3 Cuando entre en edificios de apartamentos y el vestíbulo esté oscuro y las escaleras vacías,
tenga mucho cuidado. Tome sus precauciones cuando lo inviten a pasar a una casa o a un
apartamento. No discuta con las personas de apariencia peligrosa u hostil. Preséntese rápidamente
como testigo de Jehová. Algunos publicadores llevan siempre en la mano la Biblia o una revista
Atalaya o ¡Despertad!, para que las personas los identifiquen.
4 Esté alerta a los individuos ociosos que merodean por el lugar. Cuídese de entrar en un ascensor
con personas que no parece que vivan en el edificio. No lleve alhajas costosas. Si tiene que salir por
la noche, no camine por las calles oscuras y poco transitadas. Si lo asaltan, no oponga resistencia si
solo quieren el dinero o cosas de valor; su vida es más importante que cualquier objeto valioso que
posea. (Mar. 8:36.)
5 Los hermanos encargados de los grupos deben preocuparse por los publicadores que han ido
al territorio y saber dónde están. Por lo general, es preferible mantener el grupo concentrado en una
misma zona para que siempre tengan a alguien cerca. Si ocurre un hecho de violencia o un
disturbio en el vecindario, el grupo se debe retirar de inmediato.
6 Si somos prudentes y nos mantenemos alerta, podremos seguir llevando el mensaje a las
personas que viven en zonas donde abunda la delincuencia y que “están suspirando y gimiendo
por todas las cosas detestables que se están haciendo”. (Eze. 9:4.) //Volver al Índice

124
KM 6/1976 PÁG.4

¿Es prudente que alguien retenga un territorio


permanentemente?
Por varias razones, puede que algunos hermanos o hermanas hallen que debido a sus
circunstancias les sería más conveniente el trabajar en cierto territorio. Por ejemplo, a algunos que
carecen de transportación les es conveniente tener un territorio cerca de su hogar. O, alguien que
esté físicamente limitado quizás prefiera un territorio en el que no haya que subir muchas escaleras.
Es excelente cuando hay territorios disponibles para ayudar a tales publicadores a que continúen
participando regularmente en la obra de la predicación.
Sin embargo, siempre que sea práctico, el que ellos entreguen una asignación de territorio
después de trabajarlo unas cuantas veces tiene sus ventajas. Esto permite que otros que tienen
circunstancias similares visiten ese territorio. Además, a menudo es provechoso el que diferentes
publicadores visiten un territorio, pues nos damos cuenta de que la gente responde a diferentes
personalidades. Un publicador de edad diferente, con otro modo de abordar, o uno que visita a
una hora diferente, quizás tenga más éxito en comunicarse con ciertas personas. El permitir que
diferentes publicadores trabajen un territorio quizás resulte en lo que todos deseamos... un testimonio
eficaz para todos los que viven en el territorio. El superintendente del campo puede coordinar los
asuntos para lograr esto.
Si a alguien le parece que sus circunstancias recomiendan que retenga cierta asignación de
territorio, entonces quizás sea posible que de vez en cuando invite a otros a participar con él en
trabajarlo. El conductor del estudio de libro puede ayudar haciendo arreglos para que de vez en
cuando un grupo trabaje el territorio. En caso de que otros puedan hallar y cultivar interés o
comenzar estudios, puede que ellos deseen continuar visitando. O pudieran entregar esas revisitas al
publicador que retiene el territorio si a éste le es más conveniente atender el interés eficazmente.
El factor determinante es: ¿Qué es más provechoso para las personas que viven en el territorio?
Deseamos atender el territorio de tal manera que resulte en brindarle mayor ayuda a todas las
personas de cualidad de oveja. //Volver al Índice

125
KM 8/1982 PÁG.3

¿Cómo debemos responder a la crítica pública de la obra


del Reino?
De vez en cuando personas que se han hecho apóstatas y otros opositores al mensaje del Reino
critican públicamente la actividad y las enseñanzas del pueblo de Jehová mediante programas de
televisión y de radio, o artículos en periódicos y revistas. Por lo general la mejor manera de tratar tal
publicidad adversa es no hacerle caso y recordar el ejemplo excelente de Jesús: “Cuando lo
estaban injuriando, no se puso a injuriar en cambio. Cuando estaba sufriendo, no se puso a
amenazar, sino que siguió encomendándose al que juzga con justicia.”—1 Ped. 2:23.
Algunas personas quizás opinen que deberíamos salir en la radio o la televisión para dar una
respuesta pública a la crítica, o quizás escribir cartas a los directores de periódicos y revistas, y así
por el estilo. Sin embargo, a menudo tal acción solo sirve para dar mayor publicidad a la crítica y las
enseñanzas erróneas de los opositores. En la mayoría de las comunidades se conoce bien a los
testigos de Jehová y muchas personas aprecian nuestro servicio y las publicaciones excelentes que
distribuimos. Por lo general, cualesquier preguntas que pudieran surgir debido a la crítica pública
con relación a nuestras creencias y la organización se pueden contestar mientras participamos en
nuestra testificación de casa en casa. Así, las personas que tienen buenos motivos reciben respuesta
a sus preguntas y nosotros no suministramos más publicidad gratuita a los opositores. Más importante
aún, las buenas nuevas del Reino se siguen predicando con un mínimo de distracción y la obra de
hacer discípulos sigue adelante según Jesús mandó. (Mat. 28:19, 20.)
Si los ancianos de alguna localidad en particular creen que se debe dar alguna respuesta
pública a la crítica a fin de defender el nombre de Jehová y Su pueblo, siempre es bueno que
primero se comuniquen con la Sociedad, suministren todos los datos respecto al asunto y expliquen
en detalle el plan general de cualquier defensa que se proponen hacer en forma escrita o de otra
manera que quizás se sugiera. Entonces la Sociedad puede considerar el asunto y ofrecer
sugerencias apropiadas.
Para más información sobre este tema, sírvanse ver los siguientes artículos: “Respondiendo a los
críticos” de Nuestro Servicio del Reino de febrero de 1977; “¿Debería uno desquitarse?” de
¡Despertad! del 22 de agosto de 1974; y “¿Qué defensa contra los difamadores de los cristianos
verdaderos?” de La Atalaya del 15 de mayo de 1977. //Volver al Índice

126
KM 10/1972 PÁG.3

¿Es correcto el ir solo a visitar a una persona del sexo


opuesto si ésta demuestra interés en la verdad?
Cuando estamos haciendo la obra de casa en casa, testificando en las calles o en cualquier
otro lugar, le testificamos a todo el que escuche sea hombre o mujer. Si se halla interés, es nuestro
deseo hacer arreglos para una revisita a fin de establecer un estudio bíblico en el hogar. Se puede
apreciar fácilmente que el interés de algunas personas no se podría atender y comenzar un estudio,
si se dijera que en ningún caso se debiera ir solo a visitar a un miembro del sexo opuesto.
El que uno vaya solo o no, a hacer revisitas a una persona del sexo opuesto que muestra interés
en la verdad, se deja a la discreción de cada cual, dependiendo de las diferentes circunstancias en
cada caso. El asunto de seguridad y el evitar malas interpretaciones, definitivamente es algo a lo
cual hay que dar consideración. Ciertamente no queremos hacer tropezar a otros dentro o fuera de
la organización de Jehová, ni tampoco queremos estar en una posición peligrosa. (2 Cor. 6:3.)
Si las circunstancias son tales que uno decide ir solo, usualmente es mejor hacer la visita o
celebrar el estudio cuando el esposo, la esposa, o cualquier otro miembro de la familia está en el
hogar.
A menudo las circunstancias muy bien pudieran sugerir que sería prudente llevar con uno a otro
publicador en la revisita. Recuerde cómo un miembro del sexo opuesto “conspiró” contra el
inocente José. (Gén. 39:7-20) Si las circunstancias sugieren que uno no debe ir solo, y si no es posible
poner en práctica las susodichas sugerencias, le puede pasar la revisita a un publicador o a un
precursor del mismo sexo para que la atienda. //Volver al Índice

127
KM 4/1972 PÁG.7

¿Cómo podemos ayudar a los que han estado inactivos por


mucho tiempo para que vuelvan a satisfacer los requisitos
como publicadores de las buenas nuevas?
Cada año los siervos de circuito informan que muchos publicadores se hacen inactivos. Muy a
menudo esto se debe a que estas personas permiten que las premuras y ansiedades de este sistema
de cosas se inmiscuyan en su adoración de Jehová, haciéndolos aminorar el paso. El que los
individuos aminoren el paso y dejen de asociarse con nosotros en las reuniones y en el servicio del
campo, muestra evidencia de grave debilidad espiritual. Si usted se encuentra con esta clase de
persona, estimúlela a volver a asistir a las reuniones en el Salón del Reino. En algunos casos, donde
hay señal de que la persona quiere volver a servir a Jehová, quizás se pueda suministrar ayuda por
medio de un estudio bíblico, o quizás usando artículos apropiados de “La Atalaya,” para edificarlo
en la fe. (Sant. 2:14; Heb. 5:12-14; 10:23-25.)
Puesto que los “hombres de mayor edad” en la congregación están especialmente interesados
en la seguridad y necesidades del rebaño, están dispuestos a tomar el tiempo necesario para hacer
visitas amigables con el fin de edificar a los inactivos con consideraciones espirituales, siempre y
cuando el inactivo muestre un deseo sincero de volver al rebaño de Dios. Cuando se halla la causa
principal del problema, se puede brindar ayuda espiritual. Se les debe estimular a estudiar la Palabra
de Jehová con regularidad, tanto personalmente como con el grupo de familia. (Isa. 32:2; Juan
21:15-17.)
Si alguien se ha hecho inactivo y ha dejado de asociarse con la congregación por mucho
tiempo, es razonable esperar que antes de ser considerado nuevamente como publicador el
inactivo satisfaga los requisitos básicos que se bosquejan en la página 106 del libro “Lámpara,” los
cuales incluyen una asistencia bastante consistente a las reuniones de congregación y un sincero
deseo de ser ministro de las buenas nuevas. //Volver al Índice

128
KM 9/1978 PÁG.2

¿Cómo podemos ayudar a alguien a prepararse para


participar en el servicio del campo?
En la mayoría de los casos, el publicador que conduce el estudio bíblico es quien, inicialmente,
está en la mejor posición para determinar cuándo el estudiante está listo para participar en la obra
de evangelizar.
Es fundamental que el estudiante desarrolle un amor profundo por Jehová y Cristo Jesús. (Efe.
3:18, 19) La verdad debe tener efecto en su corazón y mente. Ayúdelo a meditar altruistamente en
las muchas expresiones del amor de Jehová hacia la humanidad. Esfuércese por lograr que
comience a aplicar rápidamente lo que está aprendiendo en su vida personal y a pensar en las
necesidades de otras personas. Esto se puede lograr por medio de hacer preguntas que inciten a
pensar por medio de razonar progresivamente con el estudiante. Vea el libro orS, páginas 127, 128.
Se recomienda que dediquemos suficiente tiempo a preparar a nuestros estudiantes para la
participación en el servicio del campo y nos esforcemos personalmente por trabajar con ellos de
casa en casa. Ayúdelos a participar en la obra de la predicación pública tanto como les sea
posible y a que aprendan a usar la Biblia al conversar con los amos de casa.
Cuando cualquiera de las personas que recientemente se asocian con la congregación desea
comenzar a participar en la obra de predicar y encuentra que ha progresado y está lista, estimúlela
a hablar con uno de los ancianos locales acerca de esto. Ellos se complacerán en ofrecer cualquier
ayuda que pudieran necesitar. //Volver al Índice

129
KM 11/1975 PÁG.8

¿Qué efecto tienen nuestra conducta y apariencia en los que


nos observan mientras participamos en el servicio del campo
en las calles?
Es evidente que hay cierta relación entre nuestra conducta e indumentaria y el que seamos
representantes eficaces de las buenas nuevas. Los transeúntes se sienten atraídos a nosotros si
nuestra apariencia es apropiada, nuestras ropas limpias y nítidas, nuestra habla decorosa y directa.
De vez en cuando se observa a publicadores que conversan constantemente el uno con el otro
mientras participan en la obra en las calles. Sin embargo, es bueno recordar que participamos en
esta obra, no para contar tiempo, sino para ayudar a la gente. Un matrimonio de ancianos que
conocemos, ambos en los setenta años de edad, tienen un éxito sobresaliente en el servicio del
campo, mayormente en la obra en las calles, colocando entre los dos un promedio de 35 libros y
165 revistas al mes. ¿Qué hace que sean tan productivos, aun cuando no hablan bien el idioma
inglés? Es su sinceridad genuina junto con su apariencia excelente y limpia al abordar a los
transeúntes. Mes tras mes su gozo se manifiesta claramente debido a su felicidad en dar.
Hay algunos que físicamente no pueden abordar a la gente en la calle, pero estos hermanos y
hermanas, por lo general de edad avanzada, se adhieren fielmente a su asignación y hablan a los
que vienen hacia ellos, ofreciendo los últimos números de La Atalaya y ¡Despertad! Encomiamos a
nuestros hermanos y hermanas de edad avanzada por su obra celosa. Pero si uno esta físicamente
capacitado, es mejor abordar a la gente. Hágalo de una manera decorosa y amigable. Evite
argumentos y conversaciones largas. Sea amable, cortés y prudente. Por supuesto, esto aplica en
todo rasgo de nuestra actividad. //Volver al Índice

130
KM 7/1971 PÁG.4

¿Qué puede hacerse en el servicio del campo para que


mientras alguien hace una revisita el resto del grupo
no desperdicie su tiempo esperando?
Primero sería bueno ajustar el tamaño del grupo según el tipo de territorio que vaya a trabajarse.
Si las casas están ampliamente esparcidas, el tener unos pocos publicadores en el grupo hará más
fácil el mantenerlos a todos ocupados trabajando. Si un gran número de publicadores sale al
servicio, pueden organizarse grupos pequeños, cada grupo con su propio territorio. Esto reducirá el
viajar cuando el territorio se trabaja por primera vez, y también más tarde, cuando se hagan las
revisitas y se visite a los que no se haya encontrado en casa, ¿no es así?
Cuando las casas están muy apartadas unas de otras, el chofer del automóvil puede dejar a los
publicadores en las casas, y entonces, después de visitar él mismo una casa, regresar a recogerlos.
Cuando las casas no están muy separadas, los publicadores pueden caminar a las próximas casas.
Así se utilizará mejor el tiempo en el servicio en vez de tener que esperar.
Pueden aplicarse sugerencias similares a los grupos que hacen revisitas en las ciudades. Es
preferible tener dos o tres grupos pequeños en vez de un solo grupo grande. Cuando sea posible,
pueden visitarse zonas en las que otros del grupo tengan revisitas a distancias a las cuales pueda irse
caminando. O, si nadie tiene revisitas en la vecindad, quizás alguien del grupo tenga direcciones
cercanas de casas donde no se halló a nadie y éstas puedan trabajarse. Quizás la persona que
tiene la revisita pueda suministrar direcciones donde no se halló a nadie para que otros las trabajen,
puesto que esa persona probablemente ha estado trabajando recientemente el territorio. Otra
posibilidad todavía es que otros, mientras se hace la revisita, hablen con las personas que pasan por
el lugar donde están. De ese modo se puede ayudar a cada uno a participar plenamente en
hablar con otros acerca del reino de Dios. //Volver al Índice

131
KM 11/1970 PÁG.4

¿Hay maneras en que podemos reducir la cantidad de


tiempo que pasamos esperando a otros mientras
participamos en el ministerio del campo?
En nuestro ministerio de casa en casa, si a los publicadores se les organiza en grupos pequeños se
le hará más fácil al que está dirigiéndolos mantenerlos ocupados a todos. (“Lámpara,” página 80;
kmS 7/69, pág. 8) Es una ayuda el que las instrucciones que se den antes de entrar en el territorio
incluyan direcciones en cuanto a dónde han de trabajar los publicadores, en vez de hacer que
todos se reúnan en alguna calle del territorio para recibir más direcciones. Además, es bueno
considerar de antemano qué hacer si se encuentran sin territorio antes de terminar el tiempo que
tienen apartado para testificar. Así no será necesario esperar en un automóvil o pararse en la
esquina de una calle hasta poder obtener más territorio.
Ha resultado eficaz para algunos comenzar desde puntos seleccionados de antemano y trabajar
unos hacia otros en zonas residenciales o edificios de apartamentos así como en territorio rural. De
este modo no tienen que preocuparse en cuanto a si ciertos hogares han sido trabajados o no,
como a veces sucede cuando se trabajan los hogares alternadamente. Más bien, pueden
sencillamente seguir trabajando hasta que se encuentren. Pero donde sea necesario que haya
alguien cerca de uno en el territorio, quizás sea ventajoso trabajar uno una casa y otro la otra.
Hay que considerar muchos factores. Realmente, no se necesitan reglas ni son aconsejables. Lo
que quizás sea ventajoso en ciertas zonas puede que no resulte bien en otras. Las condiciones del
tiempo y las circunstancias físicas de los publicadores tienen que ser consideradas. //Volver al Índice

132
KM 8/1976 PÁG.4

¿Cuál debe ser nuestro punto de vista de las presentaciones


que se sugieren en Nuestro Servicio del Reino diseñadas para
la actividad de casa en casa?
Estas son sugerencias. Todos nosotros reconocemos con aprecio la sabiduría de estar preparados
para tener algo definido que decir en cuanto a las buenas nuevas cuando participamos en el
servicio del campo. A menudo Nuestro Servicio del Reino nos provee presentaciones que nos
suministran una variedad de cosas que podemos decir. (1 Cor. 9:22) Estas son especialmente útiles si
trabajamos nuestro territorio muy a menudo. No obstante, apreciamos el hecho de que en las
diferentes secciones del país se presentan muchas situaciones y objeciones diferentes y tenemos
que ser flexibles. Es bueno adaptar nuestras presentaciones con el fin de despertar el interés del amo
de casa.
Si la presentación que se sugiere en Nuestro Servicio del Reino puede ser adaptada para usarla
en la localidad, usted quizás desee usarla. Pero si usted ha desarrollado algo que es más práctico
para su territorio y puede expresar sus ideas más prontamente, puede usar su propia presentación.
La cosa principal que debemos tener presente es que estamos predicando las buenas nuevas del
Reino. Si presentamos el mensaje clara y sencillamente, usando nuestra Biblia provechosamente,
ciertamente tendremos muchas bendiciones de Jehová. //Volver al Índice

133
KM 5/2008 PÁG.3

¿Se puede aplaudir después de cada intervención en la


Escuela del Ministerio Teocrático y la Reunión de Servicio?
Cuando Jehová creó la Tierra, “las estrellas de la mañana gozosamente clamaron a una, y todos
los hijos de Dios empezaron a gritar en aplauso” (Job 38:7). Aquellos hijos angelicales de Dios
deseaban alabar a Jehová por su impresionante obra creativa, que era una nueva manifestación
de su sabiduría, bondad y poder.
En nuestro caso, es bueno que expresemos gratitud sincera por los esfuerzos de nuestros
hermanos y la información que presentan. Por ejemplo, normalmente aplaudimos en los discursos y
las demostraciones que se presentan en reuniones especiales, como las asambleas grandes y
pequeñas. Preparar dichas intervenciones exige más tiempo y esfuerzo, y con nuestro aplauso
no solo expresamos gratitud por el duro trabajo del orador, sino que también agradecemos a
Jehová por la instrucción que provee mediante su Palabra y organización (Isa. 48:17; Mat. 24:45-47).
Entonces, ¿se puede aplaudir en la Escuela del Ministerio Teocrático y la Reunión de Servicio?
No hay reglas que lo prohíban si es espontáneo, como cuando un estudiante presenta su primer
discurso. No obstante, el aplauso fácilmente pudiera convertirse en algo mecánico y perder su
sentido. Por eso es que normalmente no aplaudimos después de cada intervención.
Ahora bien, aunque es cierto que no aplaudimos en cada discurso de la Escuela del Ministerio
Teocrático o en cada parte de la Reunión de Servicio, hay otras formas de expresar aprecio por la
instrucción y los esfuerzos de los participantes. Una de ellas es manteniéndonos despiertos y
prestando cuidadosa atención. Y al terminar la reunión, casi siempre es posible decirles
personalmente cuánto apreciamos lo que hicieron (Efe. 1:15, 16). //Volver al Índice

134
KM 2/1990 PÁG.4

¿Cómo podemos desplegar modales cristianos cuando


asistimos al Estudio de Libro de Congregación?
Por lo general nuestros vecinos nos observan, y a veces comentan sobre nuestra conducta o
hasta reaccionan debido a la misma. (Compárese con 1 Corintios 4:9.) Como siervos de Jehová,
queremos que los comentarios de estos y su reacción a nuestro comportamiento sean favorables.
(1 Ped. 2:12.) Esto es cierto con relación a nuestra conducta en el Estudio de Libro de
Congregación. Puesto que la mayoría de estos se celebran en hogares privados, debemos ser más
cuidadosos para que nuestros modales reflejen favorablemente en todo lo que hagamos. Si es difícil
hallar estacionamiento, ¿por qué no viajan varios en el mismo automóvil y así no irritan
innecesariamente a los que viven en la vecindad? Nuestro amor al prójimo impedirá que
estacionemos el automóvil de tal modo que cause inconvenientes o problemas.
Nos da gozo podernos reunir, lo cual a veces resulta en conversación animada antes y después
de la reunión. (Miq. 2:12.) Los buenos modales y la consideración por otros nos deben indicar que
tenemos que mantener el volumen de nuestra conversación a un nivel moderado. (Mat. 7:12; Gál.
6:10.) El amor cristiano también nos impulsará a refrenar a nuestros hijos para que no corran cuando
salgan, o dañen propiedad ajena. (Pro. 29:15; 1 Cor. 13:4, 5.) Esto incluye el portarse con respeto en
el hogar donde se conduce el estudio de libro. Los ancianos no deben dilatarse en dar consejo
amoroso, pero firme, si se observa conducta impropia; de ese modo se evitará que surjan problemas
que pudieran resultar en quejas por parte de los vecinos, en dificultades para el amo de casa que
bondadosamente ha brindado su hogar para un estudio, o en inconvenientes para los que asisten a
cierto estudio de libro. //Volver al Índice

135
KM 8/1996 PÁG.2

¿Qué debe hacerse cuando el orador asignado a presentar


el discurso público no llega a tiempo a la reunión?
A veces, causas de fuerza mayor impiden al hermano asignado llegar a tiempo y presentar su
discurso. Si tienen razones para creer que llegará en breve, los ancianos quizás decidan empezar
con el Estudio de La Atalaya, seguido de la Reunión Pública. ¿Qué hacer si es obvio que el orador
no va a llegar? Uno de los conferenciantes locales pudiera presentar un discurso que ya tenga
preparado.
Este problema por lo general se evita preparando todo bien de antemano. El coordinador de los
discursos públicos debe comunicarse con cada orador por lo menos con una semana de
antelación para recordarle su asignación. El recordatorio incluirá la hora de la reunión, la dirección y
el teléfono del Salón del Reino, e instrucciones claras sobre cómo llegar al salón. El discursante debe
apuntar cuidadosamente estos datos. Debe tomar en serio dicha asignación y hacer los ajustes
necesarios en sus actividades personales a fin de cumplir con su responsabilidad. Si surge una
situación inevitable que le impida presentar el discurso, debe comunicarse inmediatamente con el
coordinador de los discursos públicos para que pueda conseguirse un sustituto. Debe hacerse todo
lo posible por evitar cancelaciones de última hora. Si el orador se retrasa y va a llegar unos minutos
tarde, debe encargarse de que se telefonee al Salón del Reino para que los hermanos sepan cómo
proceder.
El aprecio por las asignaciones de los discursos públicos, la buena planificación, los recordatorios
y la cuidadosa supervisión garantizarán que la congregación disfrute de un provechoso discurso
público todas las semanas. //Volver al Índice

136
KM 1/2010 PÁG.2

¿Cómo podemos todos contribuir a que se mantenga en las


reuniones de congregación un ambiente propicio para el
aprendizaje? (Deu. 31:12.)
Por respeto a Jehová y a las reuniones de congregación que él provee, a todos se nos anima a
llegar temprano y estar listos para ser enseñados por él. Es práctico ocupar los asientos del frente del
salón, dejando los de atrás para quienes tienen niños pequeños y los que de vez en cuando llegan
tarde. Antes de comenzar la reunión, se deben ajustar los aparatos electrónicos de modo que
no molesten a los presentes. Si todos mantenemos una actitud reverente durante la reunión, habrá
pocas perturbaciones y de menor importancia (Ecl. 5:1; Fili. 2:4).
Cuando los nuevos empiezan a asistir a las reuniones, un miembro de la congregación que los
conozca puede ofrecerse para sentarse con ellos. Esto será muy útil sobre todo a los que tienen
niños pequeños en proceso de aprendizaje. Es posible que las reuniones sean una experiencia
nueva para la familia, de modo que muy probablemente agradecerán sentarse en la parte de
atrás. Así, no habrá mayores distracciones si los padres tienen que salir del auditorio principal unos
momentos para atender las necesidades de sus hijos (Pro. 22:6, 15). Estas familias no se deben sentar
en una sala aparte donde los niños sientan que pueden hacer ruido. Por lo general es mejor que el
padre o la madre salga con ellos un momento y los discipline o atienda cualquier otra necesidad
personal, y luego los traiga de vuelta al auditorio principal.
Los acomodadores contribuyen al ambiente propio de una casa de adoración. Ayudan a
encontrar asientos adecuados a las familias y a quienes de vez en cuando llegan tarde, y actúan
con tacto y discreción al dirigir a los asistentes a ocupar apaciblemente sus lugares sin causar
distracciones innecesarias. Ejercen buen juicio cuando atienden perturbaciones inesperadas. Y si la
conducta de algún niño está distrayendo a los demás, ofrecen amablemente su ayuda.
Como vemos, todos los presentes en las reuniones podemos contribuir a que haya un ambiente
propicio para aprender de Jehová y su propósito de traer un nuevo mundo de justicia y paz (Heb.
10:24, 25). //Volver al Índice

137
KM 9/2000 PÁG.3

¿Por qué es provechoso que el auditorio busque los textos


bíblicos cuando el discursante lo invite a ello?
Factores tales como el tema que se esté tratando y si el discurso incluye un análisis versículo por
versículo de una porción de la Palabra de Dios determinarán la cantidad de textos bíblicos que se
invite al auditorio a buscar.
Es importante tener en cuenta que una razón para leer ciertos textos es demostrar que lo que se
dice se basa en la Biblia (Hech. 17:11). Otro objetivo es examinar las pruebas bíblicas que apoyan lo
que se expone, para que la fe de todos los presentes se fortalezca. Ver lo que la Biblia realmente
dice mientras se lee un texto clave producirá una doble impresión en la mente de los oyentes.
Además de buscar los textos, es provechoso tomar notas y seguir el hilo de las ideas que se
expresan.
Cuando el bosquejo de la Sociedad cita un buen número de textos en la exposición de un tema,
estos se dan para beneficio del orador, con objeto de facilitarle la preparación. Quizá suministren
información de fondo y le permitan tener bien presentes los principios bíblicos implicados, así como
comprender la línea argumental del tema. El orador determinará qué textos son esenciales para la
presentación del discurso e invitará al auditorio a seguir su lectura y explicación. Otros textos de
apoyo pueden leerse o simplemente parafrasearse, pero no será necesario que el auditorio los
busque.
Cuando el orador lea textos bíblicos lo hará directamente de la Biblia, no de una impresión de
computadora. Si invita al auditorio a seguir la lectura, debe indicar con claridad el libro bíblico, el
capítulo y los versículos. Al hacer una pausa para formular una pregunta o explicar brevemente el
motivo por el que va a leerse el texto, dará a los presentes el tiempo suficiente para hallarlo. La
repetición de la cita ayudará también a recordar la referencia. Sin embargo, no se recomienda
mencionar el número de la página, pues este puede variar según la edición de la Biblia que utilice
cada uno de los presentes. Buscar los textos bíblicos cuando se invite a ello permitirá al auditorio
beneficiarse del poder de la Palabra de Dios mientras esta se explica durante el discurso (Heb. 4:12).
//Volver al Índice

138
KM 6/1995 PÁG.2

¿Cuál es la mejor manera de comentar en las reuniones?


Anhelamos asistir a las reuniones semanales de la congregación. En ellas tenemos la oportunidad
de expresar nuestra fe y animar a los demás con nuestros comentarios. (Pro. 20:15; Heb. 10:23, 24.)
Debemos ver esta oportunidad como un privilegio y esforzarnos por participar con regularidad.
¿Cómo podemos hacerlo de la mejor manera?
El primer paso es la preparación. Es importante que leamos de antemano la información y
meditemos sobre ella. Debemos tratar de captar el sentido de lo que se dice. Aunque el tema ya se
haya estudiado antes, podemos buscar puntos que se presentan de manera más amplia o
exhaustiva. Siempre debemos tener presente el tema. Cuando preparemos comentarios de una
publicación que analiza a fondo un libro de la Biblia, como sucede con la obra Apocalipsis: su
culminación, tratemos de percibir la relación que existe entre el versículo en cuestión y su contexto.
Si seguimos estas recomendaciones, aprovecharemos mejor nuestro estudio. Podremos preparar
buenos comentarios y disfrutar de nuestra participación.
Los mejores comentarios son los que se expresan de forma concisa, sencilla y se basan en la
publicación que se está estudiando. El primer comentario podría contestar directamente la
pregunta y así permitir que los demás abarquen otros puntos. Evitemos las respuestas largas y
divagaciones que consumen el tiempo e impiden la participación de los demás. Es mejor
expresarnos en nuestras propias palabras que leer textualmente lo que dice la publicación. Otros
comentarios pueden abarcar puntos relacionados con los textos que se citan. Debemos escuchar
con cuidado los comentarios de nuestros hermanos, a fin de evitar la repetición innecesaria.
Es bueno levantar la mano varias veces, pero no en todos los párrafos. Animamos a los jóvenes a
comentar. Si te sientes inseguro al hablar, puedes decirle de antemano al conductor en qué párrafo
te gustaría participar, y quizás él pueda darte la oportunidad de hacerlo.
Todos debemos esforzarnos por contribuir a las reuniones que incluyen la participación del
auditorio. Recordemos, el éxito de las reuniones depende, en buena medida, de que estemos
dispuestos a comentar y lo hagamos eficazmente. (Sal. 26:12.) //Volver al Índice

139
KM 5/2007 PÁG.3

¿Quién debe anunciar el cántico de introducción de la


Escuela del Ministerio Teocrático, la Reunión de Servicio, la
Reunión Pública y el Estudio de La Atalaya?
El cántico de introducción de la Escuela del Ministerio Teocrático figura en el programa de la
Escuela del Ministerio Teocrático que se distribuye en el suplemento de Nuestro Ministerio del Reino
del mes de octubre. Los cánticos de introducción y conclusión de la Reunión de Servicio se indican
en la página 2 de Nuestro Ministerio del Reino. Asimismo, los que se entonarán en el estudio semanal
de La Atalaya aparecen en la página 2 de dicha revista. Los cánticos se consideran parte de la
reunión a la que están vinculados y, por tanto, los anunciará el hermano encargado de dirigir la
reunión en cuestión, no el hermano que ha conducido la reunión anterior.
Por ejemplo, el superintendente de la Escuela del Ministerio Teocrático dará la bienvenida al
auditorio, anunciará el cántico de introducción, conducirá la escuela y luego invitará a subir a la
plataforma al primer participante de la Reunión de Servicio. El hermano que tiene la primera
intervención de la Reunión de Servicio es quien anunciará el cántico que sirve de introducción a
dicha reunión.
De igual manera, en la Reunión Pública, el presidente dará una cordial bienvenida e invitará a
todos a entonar el cántico que ha elegido el orador. El presidente (u otro hermano capacitado
asignado de antemano) hará la oración de introducción. A continuación presentará al orador y
mencionará el título del discurso. Cuando termine el discurso, el presidente agradecerá brevemente
la instrucción recibida, pero sin resumir lo que ha dicho el orador. Luego anunciará el título del
discurso público para la siguiente semana y animará a los presentes a quedarse para el Estudio de
La Atalaya. No hace falta que pregunte al auditorio si desea enviar el amor y los saludos a la
congregación del orador visitante. A continuación, el presidente invitará a subir a la plataforma al
conductor del Estudio de La Atalaya.
El conductor del Estudio de La Atalaya anunciará el primer cántico vinculado al estudio. Este
hermano conducirá el estudio en conformidad con las instrucciones que se han suministrado y
anunciará el cántico de conclusión. Normalmente, el conductor le pedirá al hermano que
pronunció el discurso público que haga la oración de conclusión.
Si seguimos estas pautas generales, nuestras reuniones se conducirán de la misma manera en
todas las congregaciones. //Volver al Índice

140
KM 8/1989 PÁG.4

¿Quién debe hacer los anuncios en la Reunión de Servicio?


El propósito de esta porción de la Reunión de Servicio es comunicar a la congregación detalles
de importancia para efectuar el ministerio que se nos ha asignado. Algunos anuncios sirven de
recordatorios y son los mismos semana tras semana. Sin embargo, todos los anuncios deben hacerse
con claridad. Ninguno debe hacerse de manera casual ni considerarse como algo rutinario.
La naturaleza de algunos anuncios quizás requiera que los haga un anciano. Cuando ese sea el
caso, es responsabilidad del superintendente presidente encargarse de que un hermano
capacitado presente la información, aunque otro haga los demás anuncios programados.
Un anciano debe presentar la información cuando se reciba una carta dirigida a la
congregación que incluya también información que concierne exclusivamente a los ancianos.
Quizás sea mejor que un anciano lea algunas cartas de la Sociedad que contienen instrucciones
específicas para la congregación. Estas tal vez tengan que ver con campañas especiales de
escribir cartas a favor de nuestros hermanos que sufren persecución. Puede que otras contengan
información detallada respecto a futuras actividades teocráticas, tales como la visita del
superintendente de circuito y las asambleas de circuito y distrito.
Habrá ocasiones en que sea necesario hacer un anuncio importante para el beneficio de la
congregación y la información tenga que presentarse con claridad. Sería mejor que anuncios como
esos los hiciera un anciano.
Los anuncios deben hacerse clara y concisamente, sea que se encargue de esto un anciano o
un siervo ministerial. El seguir estas pautas resultará en que las instrucciones se transmitan
apropiadamente a la congregación, a fin de que todos sigan adelante en unidad. (Sal. 133:1; 1 Cor.
14:8, 9, 40.) //Volver al Índice

141
KM 5/2000 PÁG.7

¿Cómo pueden colaborar los acomodadores con los padres


para que los niños mantengan el orden debido en las
reuniones?
Los niños son muy activos por naturaleza, y no están acostumbrados a permanecer sentados
durante mucho tiempo. Puede ser que, después de las reuniones, liberen toda su energía corriendo
y persiguiendo a otros niños por el Salón del Reino u otros lugares de reunión, el estacionamiento o
las aceras. Pero, cierto es el proverbio que dice: “El muchacho que se deja a rienda suelta causará
vergüenza a su madre” (Pro. 29:15).
Lamentablemente, algunos hermanos de edad han padecido lesiones graves porque los niños
iban corriendo y les hicieron caer. Como consecuencia, los padres y la congregación han sufrido
mucho y han incurrido en gastos innecesarios. Por su propia seguridad y la de los demás, no se debe
permitir a los niños correr y jugar ni dentro ni fuera del Salón del Reino.
Los padres tienen la obligación bíblica de enseñar a sus hijos a tratar los lugares de culto con el
debido respeto (Ecl. 5:1a). En las reuniones y asambleas cristianas, los acomodadores están
encargados de que “todas las cosas se efectúen decentemente” y que haya “buen orden” (1 Cor.
14:40; Col. 2:5). Deben estar atentos a lo que pasa antes, durante y después del programa, tanto
fuera como dentro del local. Si un niño está corriendo o es revoltoso, los acomodadores pueden
pararlo con cariño y explicarle por qué no está bien lo que hace. También han de hablar
bondadosamente con el padre sobre el problema, así como acerca de la necesidad de supervisar
a su hijo. Los padres deberían reaccionar apropiadamente.
Se comprende que a veces los bebés y los niños pequeños lloren durante las reuniones y las
interrumpan. Los acomodadores, que han de llegar al menos veinte minutos antes del comienzo del
programa, pueden reservar las últimas dos filas de asientos para los padres que deseen sentarse allí
con sus pequeños. Los demás deberíamos colaborar dejando libres esos asientos.
Si un niño está molestando, el padre debe tomar medidas. En caso de que no haga nada y se
esté distrayendo a los presentes, un acomodador le pedirá bondadosamente que lo saque del
auditorio. Cuando invitamos a los nuevos a las reuniones con sus hijos pequeños, debemos sentarnos
con ellos y ofrecer nuestra ayuda si los niños lloran o molestan de algún otro modo.
Nos alegra ver a niños de todas las edades en el Salón del Reino y observar su buen
comportamiento en la casa de Dios (1 Tim. 3:15). Si respetan la provisión de Jehová para la
adoración, le traerán honra a Él y tendrán el cariño de todos los miembros de la congregación.
//Volver al Índice

142
KM 12/1989 PÁG.7

¿Cuáles son las responsabilidades de los que sirven de


acomodadores en las reuniones de congregación?
Los acomodadores han de dar una afectuosa bienvenida a todos los que asisten a las reuniones.
Entre sus deberes están el hallar asientos para los que llegan tarde, contar la asistencia, mantener el
orden y la seguridad y ocuparse de que haya buena ventilación en el Salón del Reino. Deben ser
hermanos amigables y responsables, que tomen la iniciativa en cumplir con sus responsabilidades.
(om-S págs. 63, 64.)
Los acomodadores deben estar alerta a las necesidades de las personas que visitan por primera
vez, darles la bienvenida y ayudarlas a hallar asientos. Todos en la congregación deben estar
dispuestos a ayudar a los nuevos a familiarizarse con los demás y a hacer que se sientan
bienvenidos. Los acomodadores deben esforzarse por no distraer a los que están sentados cuando
guían hasta los asientos disponibles a aquellos que llegan tarde. A veces les proveen a los que
visitan por primera vez la revista que ha de estudiarse en esa reunión.
Es esencial mantener el orden durante las reuniones. Puesto que animamos a los padres a traer a
sus hijos a las reuniones, habrá ocasiones en que ocurrirán interrupciones. Pero si los niños siguen
inquietos o ingobernables, el acomodador bondadosamente debe ofrecer su ayuda y quizás sugerir
al padre que saque al niño del auditorio por un rato. El atender las necesidades de los niños
pequeños se puede hacer con la menor distracción para los demás si los padres se sientan donde
puedan salir con facilidad cuando sea necesario.
En zonas donde hay problemas con la delincuencia, deben asignarse acomodadores para que
protejan a los hermanos contra el vandalismo o las perturbaciones que causen opositores. Si alguien
dentro del Salón del Reino trata de interrumpir la reunión, se le debe pedir que salga. Si rehúsa
y persiste en causar perturbación, los ancianos pueden llamar a las autoridades. (Los ancianos han
recibido instrucciones adicionales por escrito que les serán útiles en situaciones como esas.) En
algunos lugares quizás sea necesario que los hermanos asignados vigilen durante las reuniones el
área del estacionamiento del Salón del Reino. (km-S 12/84 pág. 3.)
Al contar la asistencia, hay que incluir a todos los adultos así como a los niños pequeños que
escuchen y se beneficien, hasta cierto grado, de la reunión. (km-S 9/79 pág. 3.) //Volver al Índice

143
KM 9/1979 PÁG.3

¿Cuál es la manera correcta de contar la asistencia a las


reuniones?
Debe contarse a todos los adultos. ¿Y qué edad deberán tener los niños para poder contarlos?
No se ha establecido una edad específica. Más bien debe contarse al niño si el acomodador
considera que está aprendiendo y beneficiándose de la reunión, aunque sea a grado limitado. De
modo que aunque los niños pequeños tal vez no presten el máximo de atención a través de toda la
reunión, deben contarse si a pesar de ello se benefician y aprenden algo. (Neh. 8:2) Los padres son
verdaderamente sabios cuando enseñan a sus hijos a prestar atención más bien que proveerles
libros para colorear u otras cosas que impiden que los niños escuchen y aprendan.
En las asambleas debe contarse a las personas si están escuchando el programa y se están
beneficiando a cierto grado, aunque no estén sentadas. Por supuesto, se anima a todos a tomar
asiento y a disfrutar del programa a cabalidad, y de esta manera mostrar respeto apropiado por lo
que se presenta desde a plataforma.
Se sugiere que se cuente durante la segunda mitad de la reunión. //Volver al Índice

144
KM 2/1974 PÁG.3

¿Qué procedimiento debe seguir el presidente de la reunión


pública?
El deber del presidente de la reunión pública es impartir al auditorio una cordial bienvenida así
como un sentimiento de relajación y dar una continuidad suave a los rasgos del programa. Por lo
tanto, debe prepararse de antemano para que sus comentarios sirvan esos propósitos. La brevedad
es el factor clave. Después de unas pocas palabras de bienvenida, por lo general se canta un
cántico, después de lo cual viene la oración. Usualmente es apropiado que el presidente ofrezca la
oración, pero otro hermano pudiera ofrecerla, preferiblemente uno asignado de antemano. (“orS,”
págs. 94, 95) Entonces el presidente anuncia el título del discurso y presenta al orador. Puesto que los
que asisten saben que esta es una reunión religiosa, en la que un testigo de Jehová, un ministro, será
el orador, no sería apropiado presentar al orador como “el señor.” Se acostumbra referirse a él
como “hermano ———.” Si es un orador visitante, el presidente pudiera declarar el nombre de la
congregación con la cual el orador se asocia. No hay necesidad de declarar sus calificaciones, y
especificar por cuánto tiempo el orador hablará. Lo principal es declarar el tema del discurso de
modo claro y distinto a fin de que el auditorio lo pueda entender claramente.
Después del discurso los comentarios también deben ser muy breves. El tema del discurso de la
semana siguiente pudiera anunciarse, con una invitación a asistir. Si el estudio de “La Atalaya” sigue
al discurso, puede anunciarse el tema que va a estudiarse y entonces animar al auditorio a
permanecer y a disfrutar del estudio.
Por medio de ser breve e ir al grano los comentarios del presidente no detraerán del orador
ni duplicarán la introducción o la conclusión del orador. El auditorio oye lo que vino a oír, es decir, el
discurso del orador, y el presidente no hace que la reunión se pase del tiempo. //Volver al Índice

145
KM 1/2004 PÁG.3

¿Qué podemos hacer para que las reuniones sigan el horario


establecido?
Cuando estamos haciendo algo agradable con los amigos, el tiempo vuela. Por tal motivo, si
tenemos una intervención en la reunión, tal vez nos resulte difícil ceñirnos al horario asignado. ¿Qué
puede ayudarnos?
Empezar puntualmente. Cuando se reúne toda la congregación, conviene invitar a los presentes
a sentarse con uno o dos minutos de antelación, para así empezar de forma puntual y ordenada
(Ecl. 3:1). Las reuniones a las que asisten menos hermanos, como las del servicio del campo,
no deben retrasarse para esperar a quienes lleguen tarde.
Prepararse bien. Un factor importante para no pasarse de tiempo es la buena preparación. Si es
usted quien tiene la asignación, tenga claro en su mente el objetivo que persigue. Determine cuáles
son los puntos principales y destáquelos. No se concentre en detalles insignificantes que lo desvíen
del tema. Haga una exposición sencilla. Si la asignación incluye demostraciones o entrevistas,
encárguese de que se ensayen de antemano. Si es posible, cronométrese mientras practica en voz
alta.
Dividir la información. Prescindiendo de que el auditorio participe o no, le resultará práctico
dividir la información en secciones. Decida cuántos minutos dedicará a cada una de ellas y
apúntelos en el margen de sus notas. Durante su intervención, compruebe si se está ateniendo a los
plazos anotados. Cuando haya participación del auditorio, no caiga en el error de incluir tantos
comentarios en los primeros párrafos que después tenga que analizar a la carrera párrafos
posteriores más importantes. Los conductores del Estudio de La Atalaya han de reservar tiempo
suficiente para abarcar el recuadro de repaso al final. También deben tener cuidado de no utilizar
el tiempo asignado al cántico y la oración de conclusión.
Concluir puntualmente. Si la reunión consta de distintas partes, como es el caso de la Reunión de
Servicio, todos los oradores deben estar pendientes de cuándo empieza y concluye su intervención.
¿Qué pueden hacer si la reunión va atrasada con respecto al programa? Uno o más de los
hermanos quizás puedan compensar el retraso concentrándose en los puntos principales y
eliminando algunos menos importantes. Dicha habilidad es característica de los buenos maestros.
El auditorio puede ayudar al hermano que dirija una sección ofreciendo comentarios breves y al
grano. Está claro, pues, que todos podemos contribuir a que las reuniones se desarrollen
“decentemente y por arreglo” (1 Cor. 14:40). //Volver al Índice

146
KM 11/2009 PÁG.7

¿Por qué es necesario tener buen juicio al usar una conexión


telefónica para transmitir las reuniones de la congregación?
Muchas congregaciones han instalado una conexión telefónica para beneficio de quienes
ocasionalmente no pueden asistir a las reuniones en el Salón del Reino debido a enfermedad o
alguna otra circunstancia fuera de su control. Asegurarse de que este amoroso recurso beneficie a
los que verdaderamente lo necesitan exige buen juicio y organización cuidadosa. De ahí la
importancia de que los ancianos que lo supervisan organicen y vigilen su uso, para que “todas las
cosas se efectúen decentemente y por arreglo” (1 Cor. 14:40).
Los ancianos deben ver que se dé prioridad a los publicadores de la congregación con
enfermedades crónicas, los de salud frágil o los que por alguna otra razón deban permanecer en
casa. También se podría beneficiar de este sistema algún publicador o estudiante progresivo que
esté temporalmente enfermo, incapacitado o limitado a su hogar. A quienes están conectados por
teléfono se les cuenta en la asistencia a la reunión. Si la congregación no tiene suficientes líneas
telefónicas para conectar a todos los que tengan necesidades justificadas, se podrían idear otros
métodos, como proporcionarles una grabación de la reunión.
Obviamente, los beneficios nunca serán iguales a los de asistir personalmente a la reunión.
El compañerismo directo con los hermanos proporciona “un intercambio de estímulo” y les permite
a los nuevos apreciar mejor el valor de no perderse ninguna reunión. Al asistir a las reuniones,
asimilamos mejor las demostraciones, los ancianos pueden darnos ayuda personal y
experimentamos de primera mano el cálido amor de la hermandad. Cuando una hermana mayor
recibió un abrazo al salir del Salón del Reino, exclamó: “¡Eso no es posible por teléfono!”. ¡No pudo
haberlo dicho mejor! (Rom. 1:11, 12.)
Tal como Ana, “la cual nunca faltaba del templo”, hoy vemos con regularidad en las reuniones
cristianas a muchos de nuestros queridos hermanos mayores, siempre que la salud y las
circunstancias se lo permiten (Luc. 2:36, 37). Aunque usan la conexión telefónica cuando es
necesario, no lo ven como una alternativa cómoda a asistir al Salón del Reino. Por tanto, en
imitación de su excelente ejemplo, deleitémonos en hacer el esfuerzo por estar presentes en las
reuniones para adorar a nuestro gran Dios, Jehová (Sal. 95:1-3, 6; 122:1). //Volver al Índice

147
KM 9/1996 PÁG.7

¿Qué debe tenerse presente al leer los párrafos en las


reuniones?
Gran parte del tiempo que se programa para el Estudio de La Atalaya y el Estudio de Libro de
Congregación se utiliza para leer los párrafos. Esto significa que el hermano asignado a leer tiene
una gran responsabilidad como maestro. Debe leer de tal manera que le ‘ponga significado’ a la
información para que los oyentes no solo la entiendan, sino también se sientan impulsados a obrar
en conformidad con ella. (Neh. 8:8.) Por eso, el lector tiene que prepararse bien para su asignación.
(1 Tim. 4:13, véase el estudio 6 del libro Guía para la Escuela del Ministerio Teocrático.) He aquí
algunos elementos esenciales para dar significado a la lectura pública.
Ponga énfasis que comunique el sentido apropiado: Determine de antemano qué palabras o
frases tiene que enfatizar a fin de transmitir el entendimiento apropiado.
Pronuncie las palabras correctamente: La buena pronunciación y la clara articulación son
necesarias para que el auditorio comprenda las expresiones que aparecen en la publicación.
Hable con suficiente volumen y entusiasmo: Hablar con entusiasmo despierta el interés, aviva las
emociones y motiva al oyente a actuar.
Lea con sentimiento y a modo de conversación: La afluencia permite que el lector lea con
naturalidad. Si el lector se prepara y ensaya estará tranquilo, y el resultado será una lectura amena,
en vez de monótona y aburrida. (Hab. 2:2.)
Lea la información tal como se ha impreso: Por lo general se leen las notas al pie de la página y
la información entre paréntesis o corchetes si esta aclara el texto. Las únicas excepciones son las
referencias que sencillamente indican la fuente de la información. La nota debe leerse en el
momento en que el párrafo se refiere a ella, y puede introducirse así: “La nota dice [...]”. Al terminar
de leerla, simplemente continúe leyendo el resto del párrafo.
La buena lectura pública es una de las maneras fundamentales como podemos ‘enseñar a otras
personas a observar todas las cosas que mandó’ nuestro Gran Maestro. (Mat. 28:20.) //Volver al Índice

148
KM 4/1998 PÁG.7

¿Cómo podemos contribuir todos a la eficacia de las


reuniones?
Quizás algunos tiendan a pensar que los ancianos y los siervos ministeriales son los únicos
responsables del éxito de las reuniones de la congregación, por ser estos quienes las dirigen y se
encargan de casi todas las partes. En realidad, todos podemos cooperar personalmente para que
las reuniones sean interesantes y provechosas. Podemos contribuir a la eficacia de las reuniones de
las siguientes diez maneras:
Prepárese con anticipación. Cuando nos preparamos bien, las reuniones captan nuestro interés.
Si todos lo hacemos, estas serán más animadas y edificantes. Asista con regularidad. Una buena
concurrencia anima más a los presentes y hace que adquiramos más conciencia de la importancia
de asistir. Sea puntual. Si estamos en nuestros asientos antes de que empiece el programa,
participaremos del cántico y la oración de apertura, y así aprovecharemos toda la reunión. Vaya
bien equipado. Si llevamos la Biblia y las publicaciones necesarias, podremos seguir la información y
comprender mejor lo que se diga. No se distraiga. Escuchamos mejor cuando nos sentamos
delante. Los cuchicheos y las idas al baño perjudican nuestra concentración y la de los demás.
Participe. Cuantos más levanten la mano para comentar, tantos más se sentirán animados y
fortalecidos por las expresiones de fe. Haga comentarios breves. Ello permite que un mayor número
de personas participe. Debemos circunscribir nuestros comentarios breves al asunto que se esté
tratando. Cumpla con sus asignaciones. Ya sea como estudiante de la Escuela del Ministerio
Teocrático o como participante en la Reunión de Servicio, prepárese bien, ensaye de antemano y
procure no cancelar sus asignaciones. Encomie a los que participan. Diga a otros cuánto agradece
su preparación. Esto los estimula y los motiva a hacerlo aún mejor en el futuro. Anímense
mutuamente. Los saludos afectuosos y las conversaciones edificantes antes y después de las
reuniones contribuyen al placer y a los beneficios que recibimos al asistir a ellas. //Volver al Índice

149
KM 5/1995 PÁG.7

¿Qué artículos debemos llevar a las reuniones?


Todas las semanas recibimos instrucción edificante y ánimo en las reuniones de congregación.
(Isa. 48:17; Heb. 10:24, 25.) Sin embargo, el beneficio que obtengamos dependerá en buena
medida de que asistamos a ellas bien preparados.
Convendría que todos los miembros de la familia tuvieran todo el material de estudio y otros
artículos que se utilizan en las reuniones, es decir, la Biblia, el libro de cánticos, las publicaciones que
se están estudiando, un cuaderno de notas y un bolígrafo o un lápiz.
Para la Escuela del Ministerio Teocrático se necesitan el programa de la escuela y el libro Guía.
Estos artículos nos ayudan a tener presente el tema de los discursos estudiantiles y a constatar el
consejo del superintendente de la escuela. Podemos asimilar el consejo que se da, con el fin de
mejorar nuestros propios discursos y las presentaciones que hacemos en el servicio del campo.
Desde enero la mayoría de los discursos de instrucción se basan en el libro Los testigos de Jehová,
proclamadores del Reino de Dios. Tal vez no sea práctico que cada miembro de la familia lleve su
propio libro, pero pueden llevar un ejemplar para todos y consultarlo cuando sea necesario.
A la Reunión de Servicio debemos llevar Nuestro Ministerio del Reino y el libro Razonamiento,
además de las publicaciones de consulta que se indiquen y las que se usarán en las
demostraciones. Los ancianos deben llevar el libro Organizados para efectuar nuestro ministerio.
Los padres deben hacer cuanto puedan para que sus hijos estén quietos y presten atención a las
reuniones de la congregación. El suministrarles su propio ejemplar de La Atalaya y otras
publicaciones, incluso antes de que aprendan a leer, los anima a poner más interés. Cuando se
enseña a los jóvenes a cuidar las publicaciones teocráticas y a utilizarlas, se inculcan en ellos buenos
hábitos espirituales para la vida adulta.
El gozo y la satisfacción que sentimos en las reuniones de congregación aumentan grandemente
cuando asistimos a ellas con todo lo necesario. (2 Tim. 3:17.) Es la mejor manera de asegurarnos de
que ‘se nos llene del conocimiento exacto de la voluntad de Dios en toda sabiduría y comprensión
espiritual’. (Col. 1:9.) //Volver al Índice

150
KM 6/2000 PÁG.3

¿Quiénes pueden hacer las oraciones en las reuniones de


congregación?
Las oraciones de la congregación constituyen una parte esencial de nuestra adoración.
Representar a otras personas ante Jehová es un gran privilegio y una seria responsabilidad. Dada su
importancia, los ancianos tienen que ser juiciosos al determinar qué hermanos cumplen los requisitos
para hacer oraciones en las reuniones. Los hermanos bautizados que representen a la
congregación deben ser ministros cristianos maduros, a quienes se considere buenos ejemplos y se
respete en la congregación. Sus oraciones reverentes y respetuosas han de reflejar que tienen una
buena relación con Jehová Dios. El artículo “Ore con corazón humilde ante otras personas”, que se
halla en el número del 15 de mayo de 1986 de La Atalaya, presenta importantes principios,
particularmente útiles para quienes hacen oraciones públicas en nombre de la congregación.
Los ancianos no deben conceder este privilegio a quienes se sabe que tienen una conducta
cuestionable o frívola. No debería escogerse a ningún hermano que tienda a mostrarse
descontento o que utilice las oraciones públicas para airear sus diferencias personales (1 Tim. 2:8).
Aunque un adolescente esté bautizado, los ancianos tienen que determinar si posee la talla
espiritual necesaria para orar en nombre de la congregación (Hech. 16:1, 2).
De vez en cuando, si en las reuniones para el ministerio del campo no hay ningún hermano
cualificado que pueda representar al grupo, quizá sea necesario que una hermana bautizada haga
la oración. En tal caso, deberá tener una cobertura adecuada en la cabeza. Si es probable que
no vaya a haber ningún hermano cualificado en ciertas reuniones para el servicio, los ancianos
asignarán la dirección del grupo a una hermana ejemplar.
Es costumbre que el presidente de la Reunión Pública pronuncie la oración de apertura. Sin
embargo, si hay varios hermanos cualificados, en las demás reuniones de congregación podría
asignarse la oración de apertura o de conclusión a alguien que no sea el hermano que abre la
reunión o el que presenta la última parte. En cualquier caso, debe informarse de antemano a quien
se asigne una oración en una reunión de congregación, para que pueda pensar en lo que va a
decir. De ese modo podrá ofrecer una oración coherente y sincera, que sea apropiada para esa
reunión en particular.
Estas oraciones no tienen por qué ser largas. Cuando un hermano haga una oración en público,
por lo general se le entenderá mejor si se pone en pie, se expresa con el volumen suficiente y habla
con claridad. Esto permitirá a los reunidos oír la oración y, a su término, pronunciar un sentido
“amén” (1 Cró. 16:36; 1 Cor. 14:16). //Volver al Índice

151
KM 4/1996 PÁG.7

¿Cómo deben utilizarse los términos “hermano” y


“hermana”?
En su sentido literal, los términos “hermano” y “hermana” aluden a quienes tienen los mismos
padres. Normalmente esta relación natural genera cariño, y la estrecha relación que une a estas
personas se ensancha con los vínculos sociales, ambientales y emocionales.
Jesús enseñó a sus discípulos a dirigirse a Jehová en oración llamándolo “Padre nuestro”. El uso
de esta expresión implica que todos los cristianos formamos parte de un estrecho círculo familiar en
el que disfrutamos de una magnífica relación espiritual. Jesús recalcó esta idea cuando dijo que
“todos ustedes son hermanos”. (Mat. 6:9; 23:8.)
Debido a nuestros estrechos vínculos espirituales en la casa de Dios, nos llamamos unos a otros
“hermano” y “hermana”, especialmente en las reuniones de congregación. En estas ocasiones
espirituales, el hermano que preside la reunión se dirige a los presentes utilizando la expresión
“hermano” o “hermana” e incluyendo el apellido.
¿Y si una persona no bautizada desea participar en las reuniones? En el caso de que alguien
llevara algún tiempo relacionándose con el pueblo de Jehová, le faltara poco para la dedicación y
se considerara testigo de Jehová, no habría objeción en llamarlo “hermano” o “hermana” y su
apellido. Este sería el caso, especialmente si el individuo es un publicador no bautizado.
Por otro lado están las personas interesadas que llevan poco tiempo asistiendo a nuestras
reuniones y todavía no han dado los pasos que los identifican como parte de la casa de Dios. A
estas personas no las llamaríamos “hermano” o “hermana”, puesto que en su caso no existe la
relación espiritual de la familia de Dios. De modo que en las reuniones nos dirigiríamos a ellas de
modo más formal, utilizando un título apropiado como “señor”, seguido de su apellido.
El uso de las expresiones “hermano” y “hermana” en nuestras reuniones de congregación pone
de relieve una relación más íntima y valiosa que la que indica solo el uso de su nombre. Nos
recuerda la bendita relación de la que disfrutamos en la familia espiritual cuyo Padre es Jehová
Dios. También nos recuerda el profundo amor y cariño que sentimos los unos por los otros. (Efe. 2:19;
1 Ped. 3:8.) //Volver al Índice

152
KM 9/2001 PÁG.3

¿Qué información debe tratarse en las reuniones para el


servicio del campo?
El propósito de tales reuniones es ayudarnos a centrarnos en la actividad que realizaremos a
continuación: el ministerio. Por lo tanto, el conductor tiene que prepararse bien e impartir
información animadora, específica y práctica. Se puede leer y analizar de manera breve el texto
del día si trata directamente de la predicación. Sin embargo, debería hacerse más hincapié en la
obra que se está por llevar a cabo y así ayudar a los hermanos a ir mejor preparados al ministerio
(2 Tim. 4:5).
También es adecuado examinar algunos puntos pertinentes de Nuestro Ministerio del Reino a fin
de que todos sepan cuál es la publicación que se ofrecerá y cómo hacerlo. Si es un día de revistas,
se puede demostrar una presentación tomada de “Cómo presentar las revistas”. Si se está
ofreciendo otra publicación, se pueden señalar una o dos introducciones del libro Razonamiento
que sean apropiadas para el territorio local. Se podría analizar o demostrar algún aspecto del
ministerio; por ejemplo, cómo utilizar la Biblia en la predicación, contestar una objeción, ofrecer un
estudio bíblico o cultivar el interés.
La reunión ha de durar de diez a quince minutos como máximo, lo que incluye la organización
de los grupos, la asignación del territorio y la oración. Antes de irse, todos tienen que saber adónde
van y con quién predicarán, y luego se dirigirán al territorio sin demora. Como la reunión es breve,
hay que llegar a tiempo. Debe ser más breve aún si tiene lugar después de una reunión de
congregación, como el Estudio de La Atalaya, en cuyo caso no hay necesidad de leer y comentar
el texto diario, puesto que ya se ha analizado un tema bíblico.
Se designará con antelación a los hermanos bautizados cualificados que dirigirán cada reunión
para el servicio del campo. Si hay un día específico en que a ninguno le es posible hacerlo, los
ancianos nombrarán a las hermanas bautizadas que se encargarán de ello cuando surja la
necesidad. Sentada y con la cabeza cubierta, la hermana analizará con comentarios breves el
texto diario u otros puntos relativos a la predicación.
Las reuniones para el servicio del campo son excelentes ocasiones de animarnos y equiparnos
para el ministerio. Cuanto mejor se prepare el conductor, más se beneficiarán todos. //Volver al Índice

153
KM 2/1989 PÁGS.2-3

¿Cómo deben conducirse las reuniones para el servicio del


campo?
La reunión para el servicio del campo es un arreglo establecido de la congregación. Debe ser
ordenada y conducirse con dignidad. Los concurrentes deben comportarse y vestirse de la misma
manera que lo hacen cuando asisten a las otras reuniones de congregación. La reunión debe
empezar a tiempo, aun cuando se sepa que algunos llegarán tarde. La persona asignada a
conducir la reunión debe prepararse para presentar información práctica que pueda usarse en el
servicio ese día. Nuestro Ministerio del Reino suministra información y sugerencias útiles para esta
reunión.
No es necesario considerar el texto del día en cada reunión. Este se puede considerar
brevemente si suministra una base clara para dar estímulo respecto al servicio del campo. La
reunión debe celebrarse temprano para poder dedicar el tiempo completo que se ha apartado
para el servicio y debe durar de 10 a 15 minutos. Sin embargo, puede ser más corta si se tiene
después de una reunión regular de congregación. El horario de los precursores debe tomarse en
consideración, pues las reuniones para el servicio que sean muy largas, o que se celebren muy
tarde, pudieran imponer una carga sobre los que tienen que apegarse estrechamente a un horario.
Deben hacerse preparativos para que todos tengan territorio donde trabajar. Por supuesto,
algunos quizás hayan hecho arreglos personales para hacer revisitas o conducir estudios bíblicos, y
no será necesario asignarles territorio.
Todos los presentes deben estar atentos y dispuestos a cooperar durante la reunión hasta que se
organicen los grupos para el servicio y se haga la oración. Los que ya tengan planes pueden
informárselo al que preside. Las asignaciones específicas para los grupos y los territorios deben
completarse antes de concluir la reunión para el servicio del campo... no en el estacionamiento ni
en algún otro lugar público. La reunión debe concluir con oración. Si todos los que asistimos a dichas
reuniones nos adherimos a estas sugerencias, podemos esperar con confianza abundantes
bendiciones de Jehová sobre la obra de predicar durante ese día. //Volver al Índice

154
KM 2/2000 PÁG.7

¿Es apropiado aplaudir cuando se anuncia un


restablecimiento?
Movido por su bondad, Jehová Dios ha provisto un medio que se conforma a las Escrituras
mediante el cual los pecadores arrepentidos pueden recuperar Su favor y conseguir que se les
restablezca en la congregación cristiana (Sal. 51:12, 17). La Biblia nos anima a que, cuando esto
ocurra, confirmemos nuestro amor hacia tales personas sinceramente arrepentidas (2 Cor. 2:6-8).
Aun cuando el restablecimiento de un pariente o conocido es motivo de alegría para nosotros,
en el momento del anuncio a la congregación debería reinar un ambiente de calma y dignidad.
La Atalaya del 1 de octubre de 1998, en la página 17, expresó así el asunto: “Sin embargo, debemos
recordar que la mayor parte de la congregación no conoce las circunstancias particulares que
llevaron a la expulsión de la persona o a su restablecimiento. Además, es posible que el mal
proceder del arrepentido haya afectado o herido personalmente a algunos hermanos, quizá por
mucho tiempo. Teniendo esto presente, es razonable que evitemos expresiones de alegría en
público cuando se anuncia el restablecimiento, y luego le demos la bienvenida a nivel personal”.
Aunque nos alegramos mucho cuando alguien vuelve a la verdad, aplaudir en el momento de
su restablecimiento no sería apropiado. //Volver al Índice

155
KM 5/1990 PÁG.2

¿Cuál es el programa para la reunión especial que incluye el


Estudio de Libro de Congregación durante la semana de la
visita del superintendente de circuito?
Durante la visita del superintendente de circuito, toda la congregación estará presente en el
Salón del Reino para una reunión especial que incluye el Estudio de Libro de Congregación, una
consideración de información bíblica y de organización titulada “Continúa en las cosas que
aprendiste” y un discurso de servicio por el superintendente de circuito. Esta reunión se celebra
preferiblemente el jueves o el viernes por la noche.
La reunión comienza con cántico y oración, luego uno de los ancianos conduce el Estudio de
Libro de Congregación por 45 minutos. Se debe hacer un esfuerzo por abarcar toda la información
asignada para esa semana y leer todos los párrafos, como se acostumbra hacer en el estudio
regular cada semana. Después del Estudio de Libro de Congregación se canta otro cántico del
Reino. A continuación el superintendente de circuito usa 30 minutos para considerar la parte
“Continúa en las cosas que aprendiste”. Después, presenta un discurso de servicio de 30 minutos
adaptado especialmente a las necesidades de la congregación. En ese discurso da encomio
apropiado y consejo para edificar a la congregación y animar a los hermanos a permanecer firmes
en el servicio del Reino.
La reunión concluye con cántico y oración. El superintendente de circuito debe escoger todos
los cánticos que se usarán. El entero programa, incluyendo los cánticos y las oraciones, no debe
exceder de dos horas.
Este arreglo, iniciado en 1977, ha contribuido mucho a hacer que la visita del superintendente de
circuito resulte ser una ocasión especial para el disfrute y beneficio de toda la congregación y de
cada publicador que asiste y participa de esta excelente provisión de la organización de Jehová.
//Volver al Índice

156
KM 6/1975 PÁG.4

¿Se permite que comenten en las reuniones los que han


comenzado a asistir aunque su vida no esté en armonía con
los principios de la Biblia?
Cuando personas muestran interés en la verdad, gustosamente las invitamos a nuestras
reuniones, sabiendo que se beneficiarán de muchas maneras. Algunos, al asistir a una sola reunión,
por medio de escuchar y observar, han quedado convencidos de que ‘Dios está con nosotros.’
No inquirimos en cuanto a su vida personal antes de extenderles una invitación.
Tampoco nos es necesario hacer tal investigación antes de permitirles comentar. La
participación es una parte de nuestro arreglo educativo, por eso si una persona nueva alzara la
mano no rehusaríamos reconocerla. Sin duda sacaría provecho de participar, y su participación
probablemente animaría a otros también. (Heb. 10:24, 25.)
¿Qué se puede decir acerca de los recién asociados que usan tabaco o en cuyos antecedentes
hay alguna inmoralidad? Bueno, ¿no aplicaría todavía el razonamiento presentado aquí con tal
que se portaran de una manera decorosa y respetable? El comentar no los hace miembros de la
congregación. Son personas que solo han empezado a asistir y están aprendiendo. Es muy posible
que, lo mismo que otros en el pasado, éstos logren mejoramiento, limpien su vida y progresen hacia
dedicación y bautismo. No podemos esperar que cuando empiecen a asistir a las reuniones estén
completamente libres de toda maldad.
Sin embargo, los ancianos, y especialmente el que está conduciendo, tienen que estar alerta y
notar en caso de que cualesquier personas de mala fama traten de entrar a hurtadillas en la
congregación para hacer daño, como advirtió Judas. De modo que, por lo general, se puede pedir
que comenten personas recién interesadas, no bautizadas, si alzan la mano. //Volver al Índice

157
KM 9/77 PÁG.3

¿A quiénes puede usarse para leer los párrafos durante el


estudio de libro de congregación y el estudio de La Atalaya?
El propósito de leer los párrafos durante las reuniones es beneficiar espiritualmente a los que
están presentes. Por lo tanto, deben hacerse esfuerzos para que la lectura en las reuniones sea
buena y tenga afluencia. Es difícil para el conductor terminar a tiempo si el lector lee muy despacio.
El énfasis incorrecto, la mala pronunciación y la lectura equivocada de palabras pueden contribuir
en buen grado a distraer, confundir y perturbar a los hermanos y personas interesadas que están
tratando de concentrarse en el material.
La persona a la cual se le asigne este privilegio debe ser un buen ejemplo en la congregación.
¿Debe ser el lector un hermano bautizado? Esto no es un requisito pero es preferible. Si en el grupo
ninguno de los hermanos es buen lector, el conductor del estudio de libro puede decidir quién en el
grupo puede leer de manera que sea de mayor beneficio a todos los que asisten. En ocasiones esto
quizás requiera el que se use a hermanas en el estudio de libro. Sería provechoso asignar a los
lectores de antemano.
En lo que se refiere al estudio de La Atalaya, se deben usar los mejores lectores aunque solo haya
dos o tres. Aquí también sería mejor usar a hermanos bautizados. En la mayoría de las
congregaciones esto no presentará problema alguno. Pero si existe un problema, los ancianos
harán los arreglos que les parezcan que mejor sirvan los intereses espirituales de la congregación.
//Volver al Índice

158
KM 8/1972 PÁG.7

¿Quiénes deben ser seleccionados para leer los párrafos en


el estudio de “La Atalaya”?
Hermanos bautizados que sean buenos lectores deben ser seleccionados para leer en el estudio
de “La Atalaya.” También deben ser buenos ejemplos de vivir cristiano. La práctica y la experiencia
para desarrollar la habilidad de leer debe ser ganada de antemano privadamente y en la Escuela
del Ministerio Teocrático. Los ancianos de la congregación, al observar cómo los hermanos
presentan sus asignaciones en la escuela, pueden determinar cuando éstos leen lo suficientemente
bien para ser añadidos a la lista de lectores.
Puesto que aproximadamente la mitad del tiempo asignado para el estudio se dedica a la
lectura de los párrafos, el lector debe ejercer cuidado para asegurarse de que el auditorio obtenga
el máximo de provecho de la lectura. El lector debe apreciar su oportunidad de servir de ese modo
el alimento espiritual a los hermanos. Debe expresar sentimiento y entusiasmo, para estimular
motivación sincera al aplicar el consejo de “La Atalaya.”
Para que el lector pueda cumplir con su asignación “de toda alma como para Jehová” tiene
que prepararse cuidadosamente por adelantado. (Col. 3:23) Debe repasar el material varias veces,
obteniendo el sentido de él para impartir el sentido y un significado correcto al auditorio. El subrayar
ciertas palabras para darles énfasis o el marcar para pausar puede ser útil. Además, la
pronunciación es importante. Uno no debe ser descuidado en la manera en que pronuncia las
palabras. Algunos libros de gramática suministran las reglas de la pronunciación correcta. La
pronunciación incorrecta de palabras no solo detrae del entendimiento sino que también puede
hacer que otros hermanos pronuncien las palabras incorrectamente.
El ser asignado para leer en el estudio de “La Atalaya” es una expresión de confianza de parte
de Jehová y de la congregación. Los que disfrutan de este excelente privilegio deben utilizar la
ocasión para ‘adornar la enseñanza de nuestro Salvador, Dios,’ por medio de leer claramente y con
buen volumen, haciendo todo lo que puedan para impartir pleno entendimiento a la instrucción
que recibimos del “esclavo fiel y discreto.”—Tito 2:10. //Volver al Índice

159
KM 12/1976 PÁG.4

¿A qué grado pueden usarse en el programa de la reunión


de servicio los siervos ministeriales que no son muy buenos
oradores?
Aunque algunos siervos ministeriales no son muy buenos oradores sin embargo son una fuente de
estímulo y una ayuda para otros, apoyan leal y regularmente todos los arreglos de la congregación,
son celosos en el servicio del campo y por eso cuentan con el respeto y el amor de la
congregación. Los ancianos tienen que decidir hasta qué grado se les puede usar en la reunión de
servicio. Se podría asignar a un anciano o siervo ministerial más capacitado como presidente de la
porción y se puede usar a otros para participar en la asignación de acuerdo con su habilidad. Así la
congregación se beneficia al escuchar a estos hermanos de vez en cuando en la reunión de
servicio, y ellos se animan al ser usados apropiadamente desde la plataforma.
Hay algunos hermanos que aún no han sido nombrados como siervos ministeriales pero tienen
buena habilidad para hablar, muestran buen espíritu, y cuentan con el respeto de la congregación.
¿Se les puede usar en la reunión de servicio? De nuevo, los ancianos tienen que decidir. Quizás se les
pueda incluir en una asignación bajo la presidencia de un anciano. El hacer arreglos para asignar
así a estos hermanos podrá añadir interés y variedad al programa.
No obstante, siempre querremos tener presente la alta norma que la Biblia fija para los que
enseñan y la necesidad de usar solo a oradores capacitados como presidentes. (Sírvanse ver La
caja de preguntas del Ministerio del Reino de marzo y abril de 1975.) El arreglo para que los
hermanos de menos edad y los nuevos reciban entrenamiento y experiencia en oratoria no es por
medio de la reunión de servicio, sino medio de la Escuela Teocrática, el comentar en las reuniones y
el servicio del campo. Son los ancianos quienes tienen la responsabilidad principal de enseñar en la
reunión de servicio. Esperamos que lo susodicho suministre un punto de vista equilibrado sin rebajar
la alta norma de instrucción que deberíamos recibir en nuestras reuniones de servicio. //Volver al Índice

160
KM 8/1983 PÁG.3

¿Hay algunas circunstancias en las cuales puede usarse a


siervos ministeriales para pronunciar discursos públicos fuera
de su propia congregación?
Es sobre los ancianos que las Escrituras colocan la responsabilidad de “hablar y enseñar” en las
congregaciones. (1 Tim. 5:17; 3:2) Siempre que sea posible, ellos deben dar los discursos públicos. Si
no hay suficientes ancianos disponibles, aun con un intercambio de oradores entre las
congregaciones, el cuerpo de ancianos puede asignar a ciertos siervos ministeriales a pronunciar
discursos públicos (o, posiblemente, a encargarse de parte de un simposio) en su propia
congregación.
En circunstancias normales, solo los ancianos serían asignados para dar discursos públicos en
otras congregaciones que no sean las suyas propia. Pero si sencillamente no hay suficientes
ancianos disponibles en la zona, entonces, a fin de mantener las reuniones públicas en una base
regular, se les puede pedir a siervos ministeriales de congregaciones cercanas que den discursos
públicos. Si un superintendente presidente recibe petición de que siervos ministeriales presten sus
servicios y el cuerpo de ancianos local piensa que ellos pueden desempeñar la asignación bien, se
les puede asignar a hablar en esa otra congregación. Sin embargo, a menos que se pida
específicamente a los siervos ministeriales como oradores, solo los ancianos deben ser enviados a
otras congregaciones para discursar.
Donde no es posible hacer ningún arreglo para oradores públicos en ciertas semanas, entonces
se sugiere que se lea a la congregación el material en los extensos bosquejos provistos por la
Sociedad y todos pueden buscar y discutir los textos juntos. (No haga pedidos de hojas sueltas para
estas presentaciones.) De este modo, sea que los oradores estén disponibles o no, todos recibirán el
alimento espiritual que provee el programa de las reuniones públicas. //Volver al Índice

161
KM 4/1975 PÁG.3

¿Hasta qué grado se puede asignar a los siervos ministeriales


a que se encarguen de conducir partes en las reuniones de
congregación desde la plataforma?
Hay muchas cosas que se les puede pedir que hagan, dependiendo de las necesidades locales
y de sus habilidades personales. Algunos que hacen bien en la plataforma se les puede asignar
como presidentes en las reuniones públicas. A los que puedan leer con fluidez, con buena
pronunciación y énfasis que comunique sentido, se les puede pedir que lean en el estudio de
La Atalaya. Los siervos ministeriales pueden presentar partes apropiadas en las reuniones de servicio.
A algunos que han desarrollado cierta habilidad como maestros desde la plataforma se les puede
pedir que pronuncien discursos de instrucción. A los que demuestran habilidad de enseñar
sobresaliente y que pueden retener el interés de un auditorio en discursos más largos se les puede
pedir que pronuncien discursos públicos en su propia congregación; y aun en otras congregaciones,
si se solicita específicamente que lo hagan.
Por supuesto, el que un hermano sea siervo ministerial no lo califica automáticamente para
encargarse de estas asignaciones. Mucho depende de las habilidades que él haya desarrollado y
de las necesidades de la congregación local.
Es provechoso el que se pueda utilizar a varios hermanos en la congregación para conducir
partes desde la plataforma, cuando esto sea posible. Pero al hacerlo no se debe sacrificar
indebidamente la calidad de instrucción. No obstante, la realidad es que muchos siervos
ministeriales son excelentes oradores y sería apropiado el hacer buen uso de sus habilidades en las
reuniones. //Volver al Índice

162
KM 10/1974 PÁG.8

¿Qué factores determinan cuándo deben celebrarse las


reuniones de la congregación?
Aunque no hay un modelo fijo de horas y días para las reuniones al cual hay que adherirse, el por
qué celebramos nuestras reuniones a cierto tiempo en algunos respectos es más importante que
cuándo las celebramos. Algunas preguntas que la congregación debe considerar con respecto a la
hora y el día de sus reuniones son: ¿Cuántas otras congregaciones tienen que usar el mismo Salón
del Reino? Por lo tanto, ¿qué horas y días están disponibles? ¿A cuál hora será más probable que las
personas recientemente interesadas asistan? ¿Cuáles son las horas y días en que asisten al trabajo y
la escuela en la localidad? ¿Cuál es nuestro motivo al desear reuniones a cierta hora y día?
¿Estamos dispuestos a poner a un lado las preferencias personales a fin de beneficiar a toda la
congregación?
Considere lo que el apóstol Pablo dijo: “Todas las cosas son lícitas; pero no todas las cosas son
ventajosas. Todas las cosas son lícitas; pero no todas las cosas edifican. Que cada uno siga
buscando, no su propia ventaja, sino la de la otra persona.” (1 Cor. 10:23, 24) En armonía con este
principio, los ancianos, al considerar su recomendación a la congregación de las horas y días
posibles para las reuniones pudieran preguntarse: “¿Sería este arreglo ventajoso espiritualmente
para la congregación y para las personas nuevas, ayudándolas a estar presente en las reuniones?
¿Verdaderamente nos ayudaría este programa a poner los intereses del Reino primero, o, más bien,
se descuidarían los intereses del Reino?
Al considerar los factores pertinentes y las recomendaciones de los ancianos, toca a cada
congregación decidir sus horas y días de reuniones. Como se bosqueja en el libro “Organización,”
página 102, pár. 2, la congregación seleccionaría “días y horas que sean convenientes para la
mayoría de los miembros de la congregación.” Aquellos que tienen horarios que están en pugna
con las horas y días de la reunión se complacen en hacer ajustes a fin de no descuidar sus intereses
espirituales. Si varias congregaciones se reúnen en el mismo Salón del Reino, entonces las horas y
días de las reuniones se tendrían que decidir entre todas ellas en una manera cristiana y amorosa.
Las horas y días de los estudios de libro de la congregación varían dentro de una sola
congregación de acuerdo con las circunstancias de aquellos que componen el grupo del estudio
de libro. //Volver al Índice

163
KM 4/1970 PÁG.3

¿Cómo pueden terminar a tiempo las reuniones de servicio


cuando hay que hacer comentarios de conclusión
adicionales?
Las reuniones de servicio deben terminar a tiempo. Debemos tratar de empezar el cántico final
para las 9:30 p.m. si el cántico con que empieza la escuela del ministerio comienza a las 7:25 p.m.
Pero a veces el siervo de congregación tiene que tratar asuntos adicionales e inesperados en los
comentarios de conclusión. Es preciso que se lean las cartas que la Sociedad dirige a la
congregación, y hay algunas cartas que se reciben del siervo de circuito que tienen que
considerarse. También puede haber cosas como la reparación o reconstrucción del Salón del Reino
que tengan que considerarse. Posiblemente sea necesario anunciar la muerte o enfermedad de
algún hermano de la congregación o ciertos asuntos disciplinarios. ¿Dónde conseguirá el siervo de
congregación el tiempo que se requiere para dar la debida atención a estos asuntos?
Quizás sea necesario que de vez en cuando él haga ajustes en el tiempo asignado a las otras
partes de la reunión de servicio. Podrá pedir que otros hermanos abrevien la materia en sus
asignaciones de modo que puedan presentarla en menos tiempo. Por supuesto, se les debe
notificar a estos hermanos cuanto antes para que ellos no tengan que hacer ajustes al último
momento. En raras ocasiones se puede eliminar una asignación entera e incluirla en una reunión de
servicio posterior. También, el siervo de congregación a veces puede abreviar algunos de sus
comentarios o hasta eliminar las partes que no apliquen especialmente a la congregación. Por
supuesto, para que el superintendente tenga suficiente tiempo, los otros hermanos que lo preceden
en el programa tendrán que usar solo el tiempo asignado a ellos. Cuando las cosas se efectúan de
esta manera, los hermanos no sufren la pérdida de información que deben tener y sin embargo las
reuniones no exceden el tiempo debido. //Volver al Índice

164
KM 9/1972 PÁG.3

¿Cómo pueden ayudar todos a evitar que las reuniones


excedan el tiempo asignado?
Las reuniones de la congregación deben conducirse de manera ordenada, efectuándose todas
las cosas “decentemente y por arreglo.” (1 Cor. 14:40) Esto incluye el mantener las reuniones dentro
de los límites de tiempo designados.
Todos pueden ayudar por medio de llegar temprano y sentarse prontamente antes que
comience el programa. Todas las reuniones deben comenzar a tiempo.
El mantener un control apropiado del tiempo en el programa comienza con preparación
adecuada. Será de ayuda el ensayar cuidadosamente los discursos y demostraciones. Cuando es
necesario incluir cartas o informes especiales, se puede ajustar de antemano el tiempo asignado
para cada parte. Anuncios largos llenos de repeticiones a menudo son innecesarios. Se puede dar
consejo apropiado a los hermanos que exceden el tiempo asignado para sus partes en la reunión
de servicio.
El conductor del estudio de “La Atalaya” generalmente halla que es mejor dividir en secciones el
material que se va a abarcar, determinando cuánto tiempo debe asignar a cada sección y
entonces adhiriéndose estrechamente a eso durante el estudio. Él puede mantener breves sus
propios comentarios. Los comentarios del auditorio generalmente son mejores cuando son breves y
al grano.
En la Escuela del Ministerio Teocrático, se puede hacer que los discursos estudiantiles concluyan
prontamente cuando se termina el tiempo asignado. Si los que dan discursos de instrucción
exceden el tiempo, se les puede dar consejo en privado. El siervo de escuela puede ayudar por
medio de mantener a un mínimo los comentarios personales y limitando el consejo sobre los
discursos estudiantiles a dos minutos. Cuando todos cooperan, generalmente las reuniones se
pueden mantener dentro del tiempo asignado. //Volver al Índice

165
KM 10/1976 PÁG.3

¿Qué puede hacerse para asegurarse de que nuestras


reuniones de servicio concluyan dando énfasis a los asuntos
espirituales?
Cuando la reunión de servicio termina con una excelente consideración bíblica o con consejo
práctico para nuestro servicio del campo, esto produce un efecto sano en todos nosotros. Pero,
como sabemos, a menudo esta reunión termina con una extensa lista de anuncios, muchos de los
cuales son bastante similares cada semana.
Por supuesto, hay ciertos anuncios que es necesario hacer, pero con un poco de previsión tal vez
muchos de éstos puedan hacerse de otras maneras. Por ejemplo, ¿pudieran darse los recordatorios
acerca de la limpieza del Salón del Reino en los estudios de libro a los grupos asignados para esa
semana? A veces, los detalles relacionados con los planes para el servicio del campo pueden ser
apropiados para el final de una reunión, pero a menudo se les puede incluir antes en el programa
de la reunión de servicio, en una porción que considere directamente el servicio del campo.
Además, si alguna porción de la reunión incluye ideas acerca de mostrar interés amoroso por
nuestros compañeros cristianos, ¿no sería este un punto apropiado para incluir cualquier comentario
necesario acerca de visitar a algún publicador que quizás esté enfermo o que necesite estímulo? Si
hay varios anuncios que en realidad necesitan hacerse y que no encajan en el programa de esa
noche, ¿por qué no tomar meramente unos minutos para ellos al principio de la reunión, tal vez al
considerar una de las primeras partes o después de ella?
Así, se puede usar la conclusión para dar exhortación bíblica edificante, para animar a participar
en el servicio del campo, para repasar los puntos excelentes aprendidos y tal vez para expresar
algunas ideas que despierten el apetito de todos para la próxima conferencia pública y el estudio
de La Atalaya. Es provechoso el que un hermano bien capacitado se encargue de esta parte.
//Volver al Índice

166
KM 8/1978 PÁG.3

¿Hasta qué grado deben abarcar los bosquejos que se


proveen en “Sus reuniones de servicio” los que tienen
asignaciones en éstas?
Los que tienen partes en las reuniones quizás hallen que se ha provisto más material del que
pueden abarcar en el tiempo asignado, especialmente si ellos aplican el material a la localidad,
intercalan experiencias, y así por el estilo. Por otra parte, las congregaciones muy pequeñas que
no tienen muchos publicadores que puedan suplir esa clase de material quizás aprecien tener
bosquejos detallados. Por lo tanto, se sugiere que los hermanos que tengan partes en las reuniones
las ajusten a las circunstancias locales, por medio de usar los puntos principales de cada parte que
aplican localmente y usar ilustraciones al grado que sea posible. Esto puede significar que algunos
de los puntos secundarios se eliminarán a fin de poder considerar cabalmente los puntos principales,
tal como un conferenciante público elimina puntos secundarios de su discurso si se está pasando
del tiempo. Sin embargo, esto no significa que la consideración debe apartarse del propósito básico
de la parte de la reunión tal como se ha bosquejado.
Puede que las consideraciones bíblicas que de vez en cuando se presentan en forma de
bosquejo provean más material y textos de los que pueden considerarse adecuadamente, cuando
se incluyen experiencias personales. El que tiene a su cargo la parte hace bien al tener esto
presente por medio de señalar de antemano qué textos o puntos son más importantes y usar otros
solamente según lo permita el tiempo. Es mejor considerar pocos puntos y hacer aplicación a
nuestra vida, que abarcar muchos puntos que sean demasiado generales.
No estamos diciendo que la preparación para la reunión de servicio no es esencial. Se espera
que cada uno que tenga una asignación prepare su presentación seriamente y que tenga presente
su responsabilidad de servir bien a sus hermanos. //Volver al Índice

167
KM 11/2008 PÁG.3

¿Qué asuntos debe tratar con los ancianos la pareja que


desee usar el Salón del Reino para su boda?
Jehová recibe honra cuando en los preparativos de la boda se siguen los principios bíblicos,
sobre todo si se va a llevar a cabo en un Salón del Reino. A los ojos de la comunidad, lo que se hace
en el salón es un reflejo de nuestra organización. Así que los ancianos deben intervenir cuando
alguien solicita el Salón del Reino para una boda, de modo que “todas las cosas se efectúen
decentemente y por arreglo” (1 Cor. 14:40).
La pareja tiene que solicitar por escrito el uso del salón para su boda con suficiente anticipación.
La carta estará dirigida al comité de servicio de una de las congregaciones que se reúnan allí, e
indicará el día y la hora en que piensan celebrarla, recordando que los ancianos no van a cambiar
los horarios de las reuniones para acomodar la boda. Además, tanto él como ella deben gozar de
buena reputación y estar viviendo en armonía con los principios bíblicos y las justas normas de
Jehová.
Para asegurar que la ceremonia esté a la altura de la dignidad de nuestro Dios, la pareja debe
decirle al comité de servicio cuáles son sus planes para la boda antes de darlos por terminados. Los
ancianos no van a tratar de imponerles sus propios gustos, pero si ven que hay algo objetable, los
novios tendrán que hacer los cambios necesarios. Por ejemplo, solo se puede tocar música de los
discos Kingdom Melodies o de la que aparece en nuestro libro de cánticos. También hay que revisar
la decoración y el acomodo de las sillas. En caso de que se tomen fotos o se graben escenas de
video, esto en ningún momento deberá restarle dignidad a la ocasión. Puede haber un ensayo en el
Salón del Reino, siempre y cuando no interfiera con otras actividades de la congregación. No se
coloca ninguna invitación en el tablero de anuncios, pero sí se puede hacer un breve anuncio en la
Reunión de Servicio para que la congregación sepa de la boda que se celebrará en el Salón del
Reino.
Si va a haber séquito, no es requisito que todos los integrantes estén bautizados; no obstante,
no estaría bien incluir a alguien que viviera en contra de los principios bíblicos o cuya conducta
sembrara dudas en la mente de los que asistan. La ceremonia debe oficiarla un anciano nombrado,
si lo hay, pues los ancianos son maestros autorizados de la Palabra de Dios y son los más indicados
para señalar los principios bíblicos pertinentes para tan importante ocasión (1 Tim. 3:2).
Puesto que la boda también dice mucho del anciano que oficia la ceremonia, se le debe
mantener igualmente informado de los planes. El hermano debe reunirse con la pareja para
preguntarle sobre su conducta moral durante el noviazgo, y se espera que los novios sean abiertos y
muy sinceros. Si alguno de ellos estuvo casado antes, tiene que demostrar que ahora está libre para
casarse, tanto en sentido bíblico como legal (Mat. 19:9). Esto significaría mostrarle al anciano la
copia del acta definitiva de divorcio.
Cuando la pareja se comunica libremente con los ancianos y coopera con ellos, la boda se
convierte en una feliz ocasión para todos (Pro. 15:22; Heb. 13:17). //Volver al Índice

168
KM 11/1999 PÁG.7

¿Quién debe limpiar el Salón del Reino?


Un Salón del Reino limpio y acogedor dice mucho del mensaje que predicamos (compárese con
1 Pedro 2:12). Es esencial mantenerlo arreglado, y todos podemos contribuir a ello. No debemos
permitir que esa labor recaiga en unos cuantos. Por lo general, la limpieza se asigna por grupos de
Estudio de Libro de Congregación, y el conductor o su ayudante dirigen las tareas. Si en un Salón se
reúnen dos o más congregaciones, los ancianos dispondrán lo necesario para que todas ellas
colaboren en su mantenimiento.
¿Cuál es la mejor manera de cumplir con esta responsabilidad? El Salón del Reino se limpiará
siguiendo un programa establecido. Los productos y enseres de limpieza estarán accesibles. Se
colocará una lista de las tareas que deben efectuarse en un lugar donde puedan consultarla
quienes limpian. Puede haber dos listas, una para la limpieza ligera después de cada reunión y otra
para una limpieza semanal más profunda. El conductor del estudio de libro programará esta última
para un día y hora que resulten convenientes para todos los hermanos asignados. Asimismo debe
darse continua atención al césped, las flores y los arbustos. Las aceras y estacionamientos deben
mantenerse limpios. Todos los años, tal vez poco antes de la Conmemoración, debe efectuarse una
limpieza a fondo que puede incluir el lavado de las ventanas, paredes y alfombras, así como la
limpieza de las cortinas y la tapicería.
Además, todos podemos colaborar no arrojando chicles ni basura dentro o fuera del Salón, así
como dejando limpios los baños para quien vaya a utilizarlos después. Tengamos cuidado de
no estropear o romper el equipo ni el mobiliario. Observemos si hay manchas en la alfombra,
lámparas fundidas u otras anomalías y comuniquémoslo sin demora al hermano encargado del
mantenimiento del Salón del Reino.
Si todos estamos dispuestos a colaborar, haremos de la casa de adoración a Jehová un lugar
placentero y nos distinguiremos por ser un pueblo limpio que honra a Jehová Dios (1 Ped. 1:16).
//Volver al Índice

169
KM 1/1989 PÁG.7

¿Qué debe fijarse en el tablero de anuncios de la


congregación?
El tablero de anuncios del Salón del Reino suministra información sobre las actividades de la
congregación. No debe fijarse nada en este sin la aprobación del superintendente presidente.
Entre lo que se fija con regularidad en el tablero están los programas y las asignaciones de la
Reunión de Servicio y la Escuela del Ministerio Teocrático, la lista de los discursos públicos
programados, las asignaciones de los que servirán como presidentes de la Reunión Pública y
lectores de La Atalaya, la ubicación de los diversos Estudios de Libro de Congregación, el aviso de
la próxima visita del superintendente de circuito e información relacionada, información sobre la
venidera asamblea de circuito o de distrito y el programa para la limpieza del Salón del Reino. A
veces la Sociedad les indica a los ancianos que fijen ciertas cartas o información en el tablero. Si
surge algo fuera de lo común, el cuerpo de ancianos decidirá si sería apropiado ponerlo allí.
Aunque en una de las reuniones pudiera hacerse un anuncio breve respecto a una boda que se
llevará a cabo en el Salón del Reino, en el tablero de anuncios no se pondría una invitación formal.
Tampoco sería apropiado fijar allí anuncios sobre reuniones sociales, pues estas no están
relacionadas con las actividades de la congregación. (Véase La Atalaya del 15 de abril de 1984,
página 15; Ministerio del Reino, agosto de 1975, página 7, y junio de 1970, página 3.)
El tablero de anuncios debe mantenerse nítido y bien arreglado, y debe ser lo suficientemente
grande para que quepan los artículos necesarios ya mencionados. Los programas vencidos o
anuncios generales de los cuales la congregación ya está enterada deben quitarse prontamente.
Cuando más de una congregación se reúne en el mismo salón, cada una debe tener su propio
tablero, o una porción de este, claramente señalado. Recomendamos que el superintendente
presidente, o alguien bajo su dirección, revise periódicamente el tablero para asegurarse de que la
información esté al día, nítida y sea apropiada. //Volver al Índice

170
KM 3/2008 PÁG.3

¿Cuál es la vestimenta apropiada para visitar instalaciones


que se usan para servir a Jehová?
Por todo el mundo se reconocen los Salones del Reino, los Salones de Asambleas, los hogares
Betel y las sucursales como instalaciones dedicadas al servicio de Jehová. Son edificios sencillos,
limpios, presentables y de aspecto digno, en marcado contraste con lo que suele observarse en el
sistema de cosas de Satanás. Por eso se esperaría que a los que visitan estos lugares dedicados a
servir a Dios se los reconociera como parte del pueblo que hace la voluntad de Jehová.
Los cristianos “nos recomendamos como ministros de Dios” en todo sentido, lo que incluye
vestirnos y arreglarnos de manera apropiada y digna (2 Cor. 6:3, 4). También se espera que nos
comportemos con decoro. Nuestra forma de vestir y arreglarnos debería reflejar en todo momento
la decencia y la dignidad que corresponden a un siervo de Jehová, sobre todo cuando visitamos la
central mundial de Nueva York o cualquiera de las sucursales que hay en el mundo.
El libro Organizados para hacer la voluntad de Jehová, después de señalar la importancia de la
limpieza física, la ropa modesta y el arreglo personal apropiado cuando participamos en el
ministerio del campo y asistimos a las reuniones cristianas, menciona (en la página 139, párrafo 1):
“Hay que recordar que Betel significa ‘Casa de Dios’. Por consiguiente, nuestra apariencia y
conducta debe ser parecida a la que se espera de nosotros cuando acudimos al Salón del Reino
para adorar a Dios”. Esta es la elevada norma que debe seguir todo publicador del Reino que visite
Betel, sea de cerca o de lejos. Así demuestra su aprecio y el debido respeto (Sal. 29:2).
Nuestra ropa debería distinguirnos como personas “que profesa[mos] reverenciar a Dios” (1 Tim.
2:10). La vestimenta y el arreglo personal decorosos pueden contribuir a que la gente se haga una
buena imagen de la adoración a Jehová. Lamentablemente, se ha visto a unos cuantos hermanos
con ropa demasiado informal, desaliñada o reveladora cuando visitan instalaciones que se utilizan
para servir a Jehová. Ese tipo de vestimenta no es propio de un cristiano en ningún momento. Como
en todo aspecto de nuestro vivir cristiano, en este asunto queremos hacer “todas las cosas para la
gloria de Dios” y mantener las elevadas normas que marcan la diferencia entre el pueblo de Jehová
y el mundo (Rom. 12:2; 1 Cor. 10:31).
Así que cuando pensemos visitar la central mundial y la sucursal en el estado de Nueva York o
cualquier otra sucursal, sea porque planeemos la visita o porque queramos aprovechar mientras
estamos de vacaciones en algún sitio turístico, deberíamos preguntarnos: “¿Reflejan mi vestimenta y
arreglo personal la modestia, limpieza y dignidad del lugar que quiero visitar? ¿Hablan bien del Dios
a quien adoro? ¿Pudiera mi aspecto distraer u ofender a alguien?”. En todo momento y en todas las
cosas, hagamos que nuestra ropa y arreglo personal “adornen la enseñanza de nuestro Salvador,
Dios” (Tito 2:10). //Volver al Índice

171
KM 6/2002 PÁG.2

¿Qué norma sobre la ropa y el arreglo personal debemos


seguir cuando visitamos los hogares Betel y sus
instalaciones?
Cuando visitamos Betel, sea con el propósito de hacer un recorrido de las instalaciones o visitar a
miembros de la familia Betel, “nuestro vestir, nuestro arreglo y conducta deben ser similares a lo que
se espera de nosotros cuando asistimos a reuniones para adoración en el Salón del Reino” (om-S
131). No obstante, se ha observado que algunos hermanos y hermanas tienden a llevar ropa
demasiado informal cuando visitan las sucursales, lo cual no es apropiado. Debemos ser ejemplares
e ir bien arreglados y vestidos con modestia. Nuestra apariencia debe reflejar la decencia y
dignidad propias de los siervos de Jehová Dios (1 Tim. 2:9, 10).
Hacer esto es de especial importancia cuando vamos a los hogares Betel y sus instalaciones
porque estos lugares captan la atención de muchos observadores no Testigos. Tales personas
pudieran formarse opiniones del pueblo de Dios y su organización basándose en lo que ven.
Es aconsejable que recordemos a los estudiantes de la Biblia y a otras personas que vayan a Betel la
importancia de arreglarse adecuadamente. La familia Betel agradecerá que usted haga eso.
Los ministros cristianos tenemos que vigilar que nuestra apariencia no sea causa de tropiezo
(2 Cor. 6:3, 4). Al contrario, que mediante nuestro decoro, siempre ‘adornemos la enseñanza de
nuestro Salvador, Dios, en todas las cosas’ (Tito 2:10). //Volver al Índice

172
KM 8/1970 PÁG.4

¿Por qué es provechoso que los Salones del Reino tengan


buzón?
Cuando la Sociedad recibe solicitudes generales de información en que se solicitan el nombre y
la dirección de ciertos individuos, no los suple. No obstante, suministra la dirección del Salón del
Reino, con la sugerencia de que el individuo escriba a: Ministro presidente, c/d Salón del Reino de
los Testigos de Jehová. Es necesario tratar como confidenciales los nombres y direcciones que están
en nuestros archivos, puesto que algunas organizaciones e individuos quieren esta información para
sus listas de envíos, y si la obtuvieran, el resultado sería recibir correspondencia no deseada tal como
literatura procedente de apóstatas y anuncios comerciales.
No es poco usual el que haya hermanos que escriban explicando que cuando han enviado una
carta a la dirección del Salón del Reino que la Sociedad les ha suministrado les ha sido devuelta por
las autoridades postales con un timbre que indique que “no hay receptáculo para
correspondencia.” Y preguntan de nuevo cómo comunicarse con el siervo de congregación.
Recientemente un hermano que quería servir donde hay mayor necesidad de ayuda escribió
avisando que había tratado de hallar el Salón del Reino pero no había podido, porque éste había
sido mudado a otra ubicación. Como resultado decidió servir en otro lugar. Estas experiencias
ilustran que es provechoso informar a la Sociedad antes de cambiar la dirección del Salón del Reino
y también equipar el Salón del Reino con alguna clase de receptáculo para la correspondencia
donde esto sea posible.
Si su Salón no tiene un buzón en la actualidad, quizás sea deseable considerar lo aconsejable de
obtener uno. La decisión se tiene que hacer localmente. Si no se está seguro de lo que sería
aceptable a las autoridades postales, sería bueno inquirir de ellas para asegurarse de recibir buen
servicio de correos. //Volver al Índice

173
KM 9/1971 PÁG.4

¿Qué podemos hacer individualmente para mantener el


Salón del Reino nítido y limpio?
El Salón del Reino es el centro de la adoración pura en la comunidad. Cuando se mantiene
limpio y atractivo tanto en el interior como en el exterior, puede servir para representar a Jehová y a
su organización de un modo excelente. El siervo de la congregación es, por supuesto, responsable
de superentender las cosas. Pero todos los que están asociados con la congregación pueden
ayudar y se les anima a hacerlo.
Por lo general el siervo de la congregación prepara un horario para que los diferentes grupos de
estudio de libro de congregación aseen por turno el salón. Es útil hacer una lista de las cosas que
hay que hacer cada semana. Cuando llegue el turno de su grupo de estudio, asegúrese de hacer
su parte. ¿Pero qué puede hacerse en otras ocasiones?
Quizás usted pueda hacer algunas cosas semanalmente para ayudar. No vacile en tomar la
iniciativa. En algunas congregaciones los publicadores más jóvenes trabajan juntos después de
cada reunión recogiendo las cosas del suelo y enderezando las sillas. En algunas congregaciones un
grupo de familia se ha encargado de esa responsabilidad. Por supuesto, el resultado es que la
apariencia del salón siempre es excelente.
Los padres hacen bien al enseñar a sus hijos a recoger las cosas que caen en el suelo, y deben
asegurarse de que sus hijos no escriban en las sillas o en las paredes, o desfiguren de algún modo la
propiedad. El tiempo de limpiar el Salón del Reino puede ser un tiempo muy agradable. Ofrece una
buena oportunidad para que los padres entrenen a los hijos en cuanto a aceptar responsabilidad y
mostrar aprecio por el lugar de adoración de Jehová. La fidelidad en estos asuntos puede conducir
a privilegios mayores.
¿Necesita atención el exterior de su Salón del Reino? ¿Se mantienen bien arreglados los arbustos
y se corta el césped? En toda ocasión esté alerta para ocuparse de las cosas que necesiten
atención. Nuestra fidelidad al cuidar del Salón del Reino da evidencia de nuestro amor a Jehová y
de nuestro deseo de que su lugar de adoración sea un testimonio excelente en la comunidad y
para su honra. //Volver al Índice

174
KM 9/1975 PÁG.3

¿Qué puede hacerse cuando la concurrencia a las reuniones


sobrepasa el número de asientos del Salón del Reino pero la
congregación aún no está en situación de dividirse?
Muchas congregaciones han experimentado un rápido aumento de personas nuevas con el
resultado de que no tienen suficientes asientos para acomodar a los concurrentes, especialmente
en las reuniones de los domingos. Quizás no sea necesario en cada caso el formar otra
congregación para remediar el problema. Experiencias en el pasado han mostrado que el dividir
prematuramente a una congregación puede tener un efecto desanimador. A continuación damos
algunas pautas que los ancianos pueden considerar:
Cuando se va a dividir una congregación grande, se recomienda que la nueva congregación
tenga de 75 a 80 publicadores regulares disponibles antes de formarse. Además, debe haber
suficientes hermanos calificados para encargarse de las responsabilidades de superintendencia. Si
solo durante las reuniones del domingo están demasiado apiñados, la congregación podría
considerar el tener dos reuniones públicas y dos estudios de La Atalaya. Se podría dividir la
congregación de acuerdo a los grupos de estudio de libro para asistir a las diferentes reuniones. El
mismo hermano podría dar los dos discursos públicos, y un conductor diferente podría encargarse
del estudio de La Atalaya de cada grupo. Esto podría aliviar el apiñamiento en el Salón del Reino y
aún así la congregación tendría hermanos con buena experiencia para preparar las partes en las
reuniones de servicio y las asignaciones en la Escuela del Ministerio. Más tarde, cuando la
congregación sea más grande, podría darse consideración a formar una nueva congregación.
En los casos en que un gran número de publicadores vive en otro pueblo y tienen que viajar
mucho para llegar a las reuniones, o existen otras circunstancias atenuantes, quizás sea aconsejable
el formar una nueva congregación aunque su tamaño no sea el que se recomienda arriba. En esos
casos, el cuerpo de ancianos puede escribir a la Sociedad solicitando una carta de Información
para la congregación, la cual suministra más detalles. //Volver al Índice

175
KM 9/1975 PÁG.3

¿Qué puede hacerse cuando la concurrencia a las reuniones


sobrepasa el número de asientos del Salón del Reino pero la
congregación aún no está en situación de dividirse?
Muchas congregaciones han experimentado un rápido aumento de personas nuevas con el
resultado de que no tienen suficientes asientos para acomodar a los concurrentes, especialmente
en las reuniones de los domingos. Quizás no sea necesario en cada caso el formar otra
congregación para remediar el problema. Experiencias en el pasado han mostrado que el dividir
prematuramente a una congregación puede tener un efecto desanimador. A continuación damos
algunas pautas que los ancianos pueden considerar:
Cuando se va a dividir una congregación grande, se recomienda que la nueva congregación
tenga de 75 a 80 publicadores regulares disponibles antes de formarse. Además, debe haber
suficientes hermanos calificados para encargarse de las responsabilidades de superintendencia. Si
solo durante las reuniones del domingo están demasiado apiñados, la congregación podría
considerar el tener dos reuniones públicas y dos estudios de La Atalaya. Se podría dividir la
congregación de acuerdo a los grupos de estudio de libro para asistir a las diferentes reuniones. El
mismo hermano podría dar los dos discursos públicos, y un conductor diferente podría encargarse
del estudio de La Atalaya de cada grupo. Esto podría aliviar el apiñamiento en el Salón del Reino y
aún así la congregación tendría hermanos con buena experiencia para preparar las partes en las
reuniones de servicio y las asignaciones en la Escuela del Ministerio. Más tarde, cuando la
congregación sea más grande, podría darse consideración a formar una nueva congregación.
En los casos en que un gran número de publicadores vive en otro pueblo y tienen que viajar
mucho para llegar a las reuniones, o existen otras circunstancias atenuantes, quizás sea aconsejable
el formar una nueva congregación aunque su tamaño no sea el que se recomienda arriba. En esos
casos, el cuerpo de ancianos puede escribir a la Sociedad solicitando una carta de Información
para la congregación, la cual suministra más detalles. //Volver al Índice

176
KM 2/1977 PÁG.2

¿Debe cada Salón del Reino exhibir el texto del año?


Se recomienda que el texto del año se exhiba en el Salón del Reino en los países en que esto
pueda hacerse sin que cause dificultades. El texto del año se elige cada año para proveer estímulo
oportuno de las Escrituras para el pueblo de Jehová. Y cuando las personas recientemente
interesadas nos visitan en el Salón del Reino por lo general reciben una buena impresión al ver
exhibido uno, o dos versículos de la Palabra de Dios como un recordatorio. De vez en cuando en las
reuniones se puede hacer referencia específica al texto del año, especialmente cuando las
reuniones tengan partes relacionadas con este tema.
A menudo es mejor exhibir el texto del año al frente o a los lados del salón para que se pueda
ver fácilmente. Si en el salón se celebran reuniones en otro idioma, también se puede exhibir el texto
del año en ese idioma. El tamaño de las letras y la composición del letrero mismo deben ser
apropiados y de buen gusto. Obviamente un letrero que sea llamativo, con letras disparejas o uno
que no encaje bien con el decorado, no sería apropiado. Cuando llega la hora para diseñar el
texto del año, quizás alguien en la congregación que tenga cierta habilidad para decorar pueda
proveer algunas sugerencias en cuanto a su diseño y composición. Cuando el Salón del Reino se
encuentra en una casa o en un salón alquilado que usan otros grupos, los ancianos pueden decidir
si es práctico tener un letrero con el texto del año. Si así es, pudiera ser necesario construirlo de tal
manera que se pueda poner y quitar fácilmente para cada reunión. //Volver al Índice

177
KM 7/1972 PÁG.4

¿Qué clase de publicaciones deben estar en la biblioteca


del Salón del Reino?
La biblioteca del Salón del Reino es una biblioteca para el estudio de la Biblia. Biblias,
publicaciones más recientes de la Sociedad (incluso los “Ministerios del Reino”) y un buen
diccionario son esenciales. Si los tienen, los volúmenes encuadernados de “La Atalaya” y
“¡Despertad!” de años pasados así como las publicaciones menos recientes de la Sociedad serán
útiles. Si están disponibles, enciclopedias y atlas, o libros acerca de gramática e historia pueden ser
útiles, pero no recomendamos el comprarlos.
No es necesario incluir libros sobre salud, genética, política, ciencia, matemáticas, etc., los cuales
uno puede tener en su biblioteca personal. No es aconsejable tener en la biblioteca libros que
traten del espiritismo, misticismo, crítica textual, evolución o literatura novelesca.
El siervo de la escuela es responsable por la biblioteca y por poner en ella las nuevas
publicaciones y los volúmenes encuadernados de la Sociedad tan pronto como éstos estén
disponibles. Haría bien en marcar la cubierta interior de todo libro que es propiedad de la
congregación.
Todos deben cooperar para mantener los libros limpios y en buenas condiciones. No debe
permitirse que los niños pequeños jueguen con los libros de la biblioteca, pues pueden dañarlos. Por
lo menos una vez al año el siervo de escuela debe hacer que alguien examine los libros para ver si
éstos necesitan reparación o si deben ser reemplazados. //Volver al Índice

178
KM 12/1984 PÁG.3

¿Cómo podemos prestar atención a la seguridad del Salón


del Reino?
1 En vista de estos tiempos críticos es necesario que ejerzamos buen juicio con respecto a la
seguridad del Salón del Reino. Así como tomamos precauciones para que nuestro hogar esté seguro
y bien protegido, lo debemos hacer también en cuanto a nuestro Salón del Reino. Los ancianos
tienen la responsabilidad de ver que cada Salón del Reino tenga la seguridad adecuada. Esta
necesidad se hace patente a medida que aumentan los informes de vandalismo y robos a los
salones de varios lugares.
2 Lo primordial para que haya buena protección sería asegurarse de cerrar bien todas las
puertas, las rejas y las ventanas cada vez que se haya usado el Salón del Reino. Hermanos
responsables y confiables deben encargarse de tales arreglos de seguridad cada vez que se use el
Salón del Reino. Esto debe incluir las veces que se utilice el salón para un propósito diferente al de
las reuniones regulares de congregación, tal como para una boda o para la limpieza de éste.
3 Si un Salón del Reino tiene un área de estacionamiento, se sugiere que ésta esté bien
alumbrada a las horas apropiadas. Esto reducirá el vandalismo contra los automóviles y posibles
lesiones o daño a los hermanos y las hermanas cuando salen del salón. Algunas congregaciones
han hallado aconsejable que durante las reuniones algunos hermanos se turnen como
acomodadores fuera del salón, para vigilar los automóviles estacionados, a fin de evitar robos y
vandalismo contra éstos.
4 Ciertas congregaciones han hallado que es prudente cerrar con llave las puertas durante las
reuniones. En esos casos extremados en que se considere necesario hacer esto, siempre debe haber
acomodadores confiables a la puerta para controlar o vigilar quiénes entran en el salón. El cuerpo
de ancianos debe determinar qué medidas de seguridad son apropiadas de acuerdo con las leyes
locales que apliquen a los lugares de reuniones públicas. Si se instituye tal arreglo, se debe informar
a la congregación de antemano para que sepa que la entrada del Salón del Reino permanecerá
cerrada con llave durante las reuniones.
5 Deseamos que los hermanos y los recién interesados se sientan seguros cuando asistan a las
reuniones en el Salón del Reino, y queremos proteger la propiedad contra el vandalismo y el robo.
Por eso, los ancianos de cada congregación deben considerar las circunstancias que predominan
en la localidad y luego obrar en armonía con éstas a fin de proteger la propiedad y ayudar a
asegurar el bienestar de los que estén presentes en las reuniones. //Volver al Índice

179
KM 5/1971 PÁG.4

¿Qué requisitos hay que satisfacer para el servicio de Betel?


Ante todo, es necesario que el individuo les tenga amor profundo a Jehová, su Palabra y su
organización, así como un fuerte deseo de servir a sus hermanos cristianos de todo el mundo. Los
solicitantes concuerdan en servir en Betel por un mínimo de cuatro años y a trabajar duro.
La mayor parte del trabajo de Betel puede hacerse mejor por hermanos, y por ello lo que
principalmente se necesita en Betel es hermanos solteros entre las edades de 17 a 35 años. Los que
solicitan deben haber estado dedicados y bautizados por lo menos por un año. Por lo general se
escoge a los hermanos a quienes se invita a Betel de entre los que son precursores regulares o
especiales y que han recibido una clasificación militar de ministro. (IV-D) o una clasificación que los
exima de ser llamados para servicio militar. Los hermanos que solicitan aceptación para el servicio
de Betel deben tener buena salud y estar capacitados para hacer trabajo duro, puesto que hay
mucho que hacer en la central y en las haciendas de la Sociedad debido a la rápida expansión de
la organización de Jehová por todo el mundo.
Hermanas solteras y matrimonios sin hijos también pueden solicitar aceptación para el servicio de
Betel. Las personas que por una razón u otra no llenen los requisitos para el servicio de Betel
no deben desanimarse, puesto que hay mucho que hacer en la obra del servicio de tiempo cabal
en el campo. Cualesquier personas entre las edades de 17 a 35 años que gocen de buena salud y a
las que les guste trabajar duro pueden hablar con su siervo de circuito cuando éste visite la
congregación o pueden escribir a: Office of the President, 124 Columbia Heights, Brooklyn, New
York, 11201.—Vea también el libro “Lámpara,” páginas 203 a 206. //Volver al Índice

180
SECCIÓN DE PREGUNTAS
PREGUNTAS DE LOS LECTORES
LA ATALAYA

181
W1992 1/12 PÁG.30

¿Da a entender Mateo 28:17 que algunos de los apóstoles


seguían dudando mucho tiempo después de que se les
apareciera Jesús resucitado?
No, no tenemos por qué llegar a esa conclusión al leer Mateo 28:16, 17, que dice: “Los once
discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús les había ordenado, y cuando lo vieron, le
rindieron homenaje; pero algunos dudaron”.
Con bastante antelación Jesús trató de ayudar a sus discípulos a comprender “que él tenía que
ir a Jerusalén y sufrir muchas cosas de parte de los ancianos y de los sacerdotes principales y de los
escribas, y ser muerto, y al tercer día ser levantado”. (Mateo 16:21.) A pesar de ello, su arresto y
ejecución desilusionó y confundió a los discípulos. Parece ser que su resurrección los tomó por
sorpresa. Y cuando se manifestó en forma humana, algunos al principio “todavía no creían de puro
gozo”. (Lucas 24:36-41.) Sin embargo, las apariciones posteriores a su resurrección ayudaron a sus
seguidores más allegados a aceptar el hecho de su resurrección; hasta el apóstol Tomás se
convenció de que Jesús había resucitado. (Juan 20:24-29.)
Después, los 11 apóstoles fieles “fueron a Galilea”. (Mateo 28:16; Juan 21:1.) Allí Jesús “se
apareció a más de quinientos hermanos de una vez”. (1 Corintios 15:6.) Es en este marco que Mateo
28:17 menciona que “algunos dudaron”. De modo que los que dudaron, bien pudieron estar entre
aquellos 500 seguidores.
Observe el interesante comentario que hizo al respecto C. T. Russell, primer presidente de la
Sociedad Watch Tower:
“No es razonable pensar que entre los que dudaron estuviera alguno de los once apóstoles, pues
ellos estaban totalmente satisfechos, convencidos completamente, y así lo habían expresado con
anterioridad. Los que dudaron debieron ser, a nuestro parecer, algunos de los ‘quinientos hermanos’
presentes en esa reunión, que no habían tenido ninguna relación con él desde su resurrección y
que, podemos suponer razonablemente, eran mucho más débiles en la fe que los apóstoles y
amigos especiales con quienes ya había tenido comunión. La expresión ‘algunos dudaron’ es una
prueba del candor del relato del evangelista. También nos muestra que los seguidores del Señor no
eran crédulos, sino que estaban dispuestos a escudriñar y sopesar las pruebas, y el subsiguiente celo,
energía y espíritu abnegado de los que creyeron es una prueba sólida de la sinceridad de su
convicción respecto a la resurrección de nuestro Señor que, al igual que ellos, reconocemos que es
la piedra angular de nuestra fe en él. Si Cristo no ha sido levantado, nuestra fe es en vano y todavía
estamos en nuestros pecados. (1 Cor. 15:17.)” (Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence, 1
de mayo de 1901, página 152).
De paso, podemos ver que la mención que hace Mateo de este asunto prueba la confiabilidad
y honradez de la Biblia. Si una persona quisiera preparar un cuento, incluiría detalles que dieran más
credibilidad a su historia inventada; de igual modo, pensaría que los detalles omitidos y las
aparentes lagunas pondrían en duda su trama. ¿Qué puede decirse de Mateo?
No se sintió obligado a explicar con detalle su observación de que “algunos dudaron”. Los
relatos de Marcos, Lucas y Juan no dicen nada al respecto, por lo que la declaración de Mateo por
sí sola parecería implicar a los 11 apóstoles, siendo Mateo uno de ellos. No obstante, Mateo hizo su
breve comentario sin incluir ninguna aclaración. Unos 14 años después, el apóstol Pablo escribió el
libro de Primera a los Corintios. El detalle que aporta en 1 Corintios 15:6 nos permite llegar a la
conclusión de que los que dudaron no eran apóstoles, sino discípulos de Galilea a quienes Jesús no
se había aparecido aún. Por lo tanto, el comentario de Mateo de que “algunos dudaron” es

182
verosímil; tiene justamente el sonido de un escritor honrado que presenta un relato verídico sin tratar
de explicar hasta el último detalle. //Volver al Índice

183
W2011 15/3 PÁG.6

Cuando Jesucristo envió a predicar a sus doce apóstoles,


¿les dijo que llevaran consigo bastones y sandalias?
Hay quienes dicen que hay contradicciones entre los tres relatos de los Evangelios donde se
mencionan las instrucciones que Jesús dio a sus apóstoles al enviarlos a predicar. Sin embargo, al
compararlos llegaremos a una interesante conclusión. Empecemos con dos de los evangelistas.
Marcos señala que Jesús “les dio órdenes de que no llevaran nada para el viaje, sino solamente un
bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero de cobre en las bolsas de sus cintos, pero que se ataran sandalias,
y no llevaran puestas dos prendas de vestir interiores” (Mar. 6:7-9). Lucas, por su parte, registra estas
instrucciones: “No lleven nada para el viaje, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero en plata; tampoco
tengan dos prendas de vestir interiores” (Luc. 9:1-3). Aquí es donde se encuentra la aparente
contradicción. En la narración de Marcos, los apóstoles debían llevar bastón y atarse las sandalias,
pero en la de Lucas, no debían llevar nada, ni siquiera bastón, y no se mencionan para nada las
sandalias.
Algo que nos ayudará a comprender lo que quería indicarles Jesús a sus apóstoles es fijarnos en
una expresión que aparece en los tres Evangelios. En los dos relatos ya mencionados, así como en el
de Mateo 10:5-10, Jesús les ordenó que no cargaran “dos prendas de vestir interiores”. Sin duda,
cada uno de ellos llevaba puesta su prenda interior. No debían conseguir una adicional para el
viaje. Marcos, por su parte, destaca la instrucción de que “se ataran [las] sandalias” que habían
estado utilizando, y no las cambiaran por otro par. Pero ¿qué puede decirse del bastón? The Jewish
Encyclopedia comenta: “Parece que era una costumbre universal de los antiguos hebreos cargar
con un bastón” (Gén. 32:10). En la narración de Marcos se indica que los apóstoles no debían
“[llevar] nada para el viaje”, salvo el bastón que ya tenían consigo cuando recibieron las
instrucciones. En realidad, la intención de los evangelistas era enfatizar la orden de Jesús de
no desviarse del camino para conseguir provisiones extras para el viaje.
Este hecho se ve con más claridad en el caso de Mateo, quien fue testigo presencial de aquellas
instrucciones y las puso por escrito. De acuerdo con él, Jesús dijo: “No consigan oro, ni plata,
ni cobre para las bolsas de sus cintos, ni alforja para el viaje, ni dos prendas de vestir interiores,
ni sandalias, ni bastón; porque el obrero merece su alimento” (Mat. 10:9, 10). ¿Les mandó Jesús que
se deshicieran de las sandalias y los bastones que ya poseían? No. Simplemente les dijo que
no fueran a buscar otros adicionales. ¿Por qué les dio ese mandato? “Porque el obrero merece su
alimento.” Como vemos, ese era el punto que quería destacar. Recordemos que ya en el Sermón
del Monte les había dicho algo similar: que no debían inquietarse por qué comerían, qué beberían y
cómo se vestirían (Mat. 6:25-32).
Aunque a primera vista estos relatos de los Evangelios parezcan contradecirse, en realidad
coinciden en la misma idea: los apóstoles debían ir a predicar con lo que tenían a la mano y
no distraerse tratando de conseguir cosas adicionales, pues Jehová les suministraría todo lo
necesario. //Volver al Índice

184
W1988 15/1 PÁG.30

¿Quiénes fueron “los doce” a quienes se apareció Jesús,


como se menciona en 1 Corintios 15:5?
Parece que la aparición mencionada en 1 Corintios 15:5 es la registrada en Juan 20:26-29, que
implicó a Tomás. Sin embargo, la expresión se refiere a los apóstoles como grupo y probablemente
incluyó a Matías.
Pablo, considerando la resurrección, escribió sobre las apariciones de Jesús a humanos después
de haber sido resucitado. El apóstol dijo que Cristo “se apareció a Cefas, entonces a los doce.
Después de eso se apareció a más de quinientos hermanos”. (1 Corintios 15:5, 6.)
De entre los que lo seguían como discípulos, Jesús seleccionó 12 apóstoles. (Mateo 10:2-5.) Judas
Iscariote fue uno de los 12, pero se hizo traidor, entregó a Jesús, y después se ahorcó. (Mateo 26:20-
25; 27:3-10.) Por eso, cuando Cristo murió y después resucitó, de los 12 apóstoles originales quedaron
solo 11 fieles. Jesús se apareció a varios discípulos entre su resurrección y su ascensión al cielo.
Después los apóstoles reconocieron que era necesario reemplazar a Judas. Con guía divina, se
seleccionó a Matías, y “él fue contado junto con los once apóstoles”. (Hechos 1:6-26.)
Por eso, algunos se han preguntado por qué escribiría Pablo que Jesús se apareció a “los doce”,
cuando para aquel tiempo Judas había muerto y todavía no se había seleccionado a Matías.
Específicamente, en aquel tiempo había solo “once apóstoles” originalmente designados y
enviados por Jesús. (Lucas 6:13-16.)
Es normal usar un término colectivo al referirse a un grupo aunque falte uno de sus miembros.
(“La junta de directores decidió...” “El cuerpo de ancianos se reunió...”) Por eso, el término “los
doce” bien puede haberse usado para referirse a todo el grupo de apóstoles, aunque uno o dos
estuvieran ausentes en alguna ocasión. (Compárese con Hechos 6:1-6.) La primera vez que Jesús se
apareció a los discípulos en una habitación asegurada con cerradura, “Tomás, uno de los doce, [...]
no estaba con ellos”. Ocho días después estuvo presente y pudo librarse de toda incertidumbre.
(Juan 20:19-29.) Aunque para entonces Matías no había sido designado para reemplazar a Judas,
era discípulo de mucho tiempo atrás. (Hechos 1:21, 22.) Puesto que estaba en estrecha asociación
con los apóstoles originales y poco después fue “contado junto con” ellos, el comentario en
retrospección acerca de que Jesús se apareció a “los doce” probablemente incluyó a Matías.
//Volver al Índice

185
W2004 15/8 PÁGS.30-31

Algunas personas afirman que Pablo no naufragó frente a la


isla de Malta, al sur de Sicilia, sino cerca de otra isla. ¿Dónde
ocurrió el naufragio?
Esta pregunta se debe a una reciente hipótesis de que el apóstol Pablo no naufragó cerca de
Malta, sino de Cefalonia (o Kefāllēnía), próxima a Corfú, frente a la costa oeste de Grecia, en el mar
Jónico. El registro inspirado nos cuenta que Pablo partió de Cesarea, bajo custodia del centurión
romano Julio, junto con otros soldados y los acompañantes del apóstol. Como se ilustra en el mapa,
hicieron escala en Sidón y Mira. Allí subieron a bordo de un gran barco de Alejandría (Egipto) que
transportaba grano, y viajaron hacia el oeste, hasta Cnido. Sin embargo, no pudieron seguir el plan
trazado de cruzar el mar Egeo bordeando el extremo sur de Grecia y continuar hasta Roma. Los
fuertes vientos los obligaron a navegar hacia el sur, al abrigo de Creta, y atracaron en Bellos Puertos.
Después de “haberse hecho a la mar desde Creta”, el pesado barco granero “fue prendido por la
violencia” de “un viento tempestuoso llamado euroaquilón”, y estuvo zarandeándose “de acá para
allá en el mar” hasta la decimocuarta noche. Finalmente encalló, y las 276 personas que iban a
bordo acabaron en una isla que el texto griego de las Sagradas Escrituras llama Me·lí·tē (Hechos
27:1–28:1).
Con el paso de los años se ha conjeturado mucho sobre la identidad de la isla de Me·lí·tē.
Algunos han pensado que era la actual Mljet, llamada en latín Melite Illyrica, isla situada en el mar
Adriático frente a las costas de Croacia. Pero parece improbable, pues la localización norteña de
Mljet es difícil de armonizar con las siguientes paradas del viaje de Pablo, por ejemplo Siracusa
(Sicilia) y la costa oeste de Italia (Hechos 28:11-13).
La mayoría de los traductores bíblicos han concluido que Me·lí·tē se refiere a Malta (Melite
Africana). ¿Por qué? Pues bien, el último puerto en el que hicieron escala fue Bellos Puertos (Creta).
Entonces un viento tempestuoso los arrastró en dirección oeste, hacia Cauda, y siguió empujando el
barco durante muchos días. Es razonable que, impelido por el temporal, fuese más hacia el oeste y
llegase a Malta.
Conybeare y Howson, teniendo en cuenta los vientos dominantes y “la dirección y la velocidad
de la corriente de deriva”, escribieron lo siguiente en su libro The Life and Epistles of St. Paul (La vida y
las epístolas de san Pablo): “La distancia entre Clauda [o Cauda] y Malta es de algo menos de
770 kilómetros. La coincidencia es tan extraordinaria que parece imposible creer que la tierra a la
que los marineros se [acercaron] en la decimocuarta noche fuese otra que Malta. La probabilidad
es aplastante”.
Aunque se ofrezcan distintas ubicaciones, un naufragio frente a Malta, como se muestra en el
mapa, es lo que más encaja con el relato bíblico. //Volver al Índice

186
W1979 1/8 PÁG.32

En 1 Corintios 2:9, ¿estaba citando Pablo de un libro


apócrifo?
No, no hay ninguna razón para creer eso.
Este texto dice: “Pero así como está escrito: ‘Ojo no ha visto, ni oído ha escuchado, ni se han
concebido en el corazón del hombre las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman.’”
Parece que Pablo estaba citando de Isaías 64:4. Pero sus palabras no corresponden
exactamente con las de Isaías 64:4 en el texto hebreo ni en la traducción griega de los Setenta. Por
eso, algunos comentadores han sugerido que Pablo estaba citando de libros apócrifos (no
canónicos) intitulados “Apocalipsis de Elías” y “La ascensión y visión de Isaías,” porque ambos tienen
la misma declaración que se encuentra en 1 Corintios 2:9. Sin embargo, hay varios puntos en contra
de tal idea.
Ninguno de los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas (Nuevo Testamento) citó alguna vez
de tales obras diciendo: “Está escrito . . .” Además, no se puede determinar cuándo se escribieron
estos dos libros apócrifos. Hasta si se hubieran escrito en tiempos bastante remotos, hay la
posibilidad de que hayan sido alterados después para insertar en ellos las palabras de Pablo, tal
como ha sucedido que otras obras apócrifas han sido revisadas y cambiadas posteriormente.
//Volver al Índice

187
W1972 1/11 PÁGS.670-671

¿Qué quiso decir el apóstol Pablo cuando escribió a los


corintios: “Todas las cosas les pertenecen a ustedes”?—B. B.,
Inglaterra.
Esencialmente, quiso decir que todas las cosas que Dios ha hecho o arreglado se hallan a
disposición de los cristianos, para servir para su provecho.
Las palabras envueltas en esta cuestión aparecen dos veces en los últimos tres versículos de
Primera a los Corintios, capítulo tres. Leemos: “Por eso, que nadie se jacte en los hombres; porque
todas las cosas les pertenecen a ustedes, sea Pablo, o Apolos, o Cefas, o el mundo, o la vida, o la
muerte, o las cosas presentes, o las cosas venideras, todas las cosas les pertenecen a ustedes; a su
vez ustedes pertenecen a Cristo; Cristo, a su vez, pertenece a Dios.”—1 Cor. 3:21-23.
De modo similar en 2 Corintios 4:15 el apóstol escribió: “Todas las cosas son para el bien de
ustedes.” Aquí Pablo hablaba de todas las labores y sufrimientos por los que él y sus compañeros
habían pasado en el interés de la congregación corintia.
La situación en Corinto era que algunos de la congregación de aquel lugar se habían hecho
carnales en su modo de pensar, no espirituales. (1 Cor. 3:1-4) Habían comenzado a favorecer a
ciertos hombres prominentes como Apolos, Cefas (Pedro) o Pablo, y a considerarse seguidores de
estos hombres, o considerar que les pertenecían. Esto produjo disensión. (1 Cor. 1:10-13) La
congregación debería comprender que todos estos hombres eran “uno,” es decir, que todos
trabajaban en unidad con el mismo fin, para edificar la congregación en conjunto, espiritualmente.
En realidad, todos estos hombres pertenecían a la congregación, como un don de Dios para el
bienestar de ésta.—1 Cor. 3:5-8; Efe. 4:8-12.
Pablo dio énfasis al hecho de que la congregación constituía un templo del Dios vivo, en el cual
Dios mora por espíritu. Por lo tanto el jactarse en hombres prominentes era una tontería y los que lo
hacían estaban degradando su propia posición como miembros de ese templo de Dios.—1 Cor.
3:16-19.
Como Pablo escribió a la congregación de Roma: “Ahora bien, sabemos que Dios hace que
todas sus obras cooperen juntas para el bien de los que aman a Dios, los que son llamados según su
propósito.” (Rom. 8:28, 29) Los cristianos deben comprender esto y no dejarse llegar a ‘pertenecer’ a
algún hombre o grupo de hombres, o al mundo o a las cosas en él ni ser los seguidores o siervos de
éstos.—1 Cor. 7:23.
Por consiguiente, el “mundo” pertenece a estos cristianos engendrados por espíritu en el sentido
de que las cosas arregladas entre la humanidad son para el uso del pueblo de Dios. Por ejemplo, la
Biblia dice de las “autoridades superiores,” los gobernantes políticos del mundo, que “[la autoridad]
es ministro de Dios, vengador para expresar ira sobre el que practica lo que es malo.” Son “siervos
públicos de Dios que sirven constantemente según este mismo propósito.” (Rom. 13:1-4, 6) Estas
autoridades sirven en el interés del cristiano cuando mantienen la ley y el orden, de modo que el
cristiano pueda seguir “llevando una vida tranquila y quieta con plena devoción piadosa y
seriedad.”—1 Tim. 2:1, 2.
De acuerdo con esto los cristianos pueden usar los sistemas de transporte, el servicio de correo, la
policía y cualesquier otras cosas lícitas como cosas que les ‘pertenecen,’ al llevar una vida
apropiada y predicar las buenas nuevas. Sin embargo, como advertencia Pablo aconseja más
tarde que “los que hacen uso del mundo [deben ser] como los que no lo usan plenamente.” (1 Cor.
7:31) Todas esas cosas deben usarse solo hasta el grado en que sirvan en el interés cristiano.

188
“La vida” pertenece al cristiano porque es un don de Dios que puede usarse en el servicio a Dios.
“La devoción piadosa,” se le dijo a Timoteo, “encierra promesa de la vida de ahora y de la que ha
de venir.” (1 Tim. 4:8) La vida que vive ahora el cristiano, aunque haya persecuciones, es mucho
mejor que la vida sin Dios y sin esperanza. No está viviendo una vida de vanidad, sino de propósito.
“La muerte” pertenece al cristiano, aunque no anda exponiéndose a la muerte. El cristiano
ungido, el engendrado por espíritu, con esperanza de vida celestial, sabe que es necesario que él
muera para ser resucitado a vida en el cielo en el espíritu, para estar con Cristo. Así disfrutará del
triunfo sobre la muerte.—1 Cor. 15:35, 36, 42, 54-57.
“Las cosas presentes,” sucesos, condiciones y situaciones en este presente sistema de cosas,
están sujetas al maniobrar de Dios de modo que no se les permita abrumar al cristiano en su
integridad. Los cristianos también pueden usar para Su gloria cualquier cosa que Dios permita que
entre en su posesión. Y “las cosas venideras,” en su servicio a Dios, ya sea en los cielos o en la Tierra,
ciertamente será para el gozo, edificación y provecho eterno de ellos.
En cuanto a pertenecer, por lo tanto, los cristianos no pertenecen a ningún hombre ni a nada de
este mundo. Ellos sí pertenecen a Cristo, que los compró con su sangre. (Juan 6:51; 1 Ped. 1:18, 19)
Los cristianos ungidos existen para traer gloria a su Cabeza, Cristo, a quien serán sujetadas todas las
cosas. (1 Cor. 11:3; 15:27; Col. 1:18) Al proceder así, traen gloria a Dios, a quien Cristo pertenece.
//Volver al Índice

189
W1993 15/9 PÁG.31

En Romanos 9:3 el apóstol Pablo escribió: “Podría desear que


yo mismo fuera separado del Cristo como el maldito a favor
de mis hermanos, mis parientes según la carne”. ¿Quiso decir
que estaba dispuesto a sacrificar su vida por sus parientes
judíos?
Jesús fijó el modelo superlativo de amor. Estuvo dispuesto a entregar su alma, es decir, su vida,
por la humanidad pecadora. En su ministerio se gastó a favor de sus coterráneos judíos, para que
tantos como fuese posible se beneficiaran de su sacrificio de rescate. (Marcos 6:30-34.) La
insensibilidad y oposición de los judíos al mensaje de salvación nunca menoscabaron el interés
amoroso que sintió por ellos. (Mateo 23:37.) Y dejó ‘un dechado para que sigamos sus pasos’.
(1 Pedro 2:21.)
¿Es posible que seres humanos imperfectos sigan el ejemplo de amor de Jesús? Sí, y muy bien lo
ilustra el caso del apóstol Pablo, quien se interesaba tanto en sus parientes judíos que, por amor a
ellos, dijo que preferiría ser “separado del Cristo como el maldito” a su favor.
Pablo utilizó aquí una hipérbole, o exageración, para dar peso a su argumento. Jesús usó una
exageración parecida en Mateo 5:18 al decir: “Antes pasarían el cielo y la tierra que pasar de modo
alguno una letra diminuta o una pizca de una letra de la Ley sin que sucedan todas las cosas”. Jesús
sabía que el cielo y la tierra no pasarían. Tampoco Pablo iba a ser un maldito ni todos los judíos iban
a aceptar el cristianismo. Lo que Pablo deseaba comunicar era que estaría dispuesto a hacer
prácticamente cualquier cosa para ayudar a los judíos a valerse de la salvación de Dios mediante
Jesucristo. No sorprende que Pablo animara a sus hermanos cristianos: “Háganse imitadores de mí,
así como yo lo soy de Cristo”. (1 Corintios 11:1.)
Hoy día, los cristianos debemos tener el mismo interés de Jesús y Pablo por los incrédulos. Nunca
debemos permitir que la indiferencia o la oposición de la gente del territorio que predicamos enfríen
nuestro amor al prójimo y nuestro deseo de ayudarles a conocer la senda de la salvación. (Mateo
22:39.) //Volver al Índice

190
W1989 15/5 PÁG.31

¿Estaba mostrando prejuicio étnico el apóstol Pablo al


concordar con una crítica abarcadora sobre los cretenses?
No, Pablo no cedió a la práctica de proferir insultos muy abarcadores acerca de personas de
otros antecedentes étnicos o nacionales.
Esta pregunta se debe a unos comentarios que se encuentran en la carta de Pablo al discípulo
Tito. Pablo había dejado a Tito en la gran isla de Creta, en el Mediterráneo, para ‘corregir las cosas
defectuosas y hacer nombramientos de ancianos en ciudad tras ciudad’. Pablo escribió algunos de
los requisitos para los ancianos de las congregaciones, pero dio a Tito este consejo: “Hay muchos
hombres ingobernables, habladores sin provecho y engañadores de la mente, especialmente esos
hombres que se adhieren a la circuncisión. Hay que cerrar la boca a estos, puesto que estos mismos
hombres siguen subvirtiendo casas enteras”. (Tito 1:5, 10, 11.)
En el versículo 12 Pablo continuó así: “Uno de entre ellos, su propio profeta, dijo: ‘Los cretenses
siempre son mentirosos, bestias salvajes perjudiciales, glotones desocupados’”. En el versículo 13
añadió: “Este testimonio es verdadero. Por esta misma causa sigue censurándolos con severidad,
para que estén saludables en la fe”.
Muchos traductores de la Biblia ponen el comentario de Pablo de que “este testimonio es
verdadero” inmediatamente después de la cita de un profeta cretense. Otros empiezan un nuevo
párrafo con el versículo 13. En cualquiera de los dos casos, ¿con qué estaba expresando algún
acuerdo Pablo?
Ciertamente no estaba concordando con ningún insulto racial o étnico que abarcara a todos los
cretenses. De eso podemos estar seguros, pues Pablo sabía que en Creta había excelentes
cristianos a quienes Dios había aprobado y ungido con Su espíritu santo. (Hechos 2:5, 11, 33.) Había
suficientes cristianos devotos como para componer congregaciones en “ciudad tras ciudad”.
Aunque aquellos cristianos no eran humanos perfectos, podemos estar seguros de que no eran
mentirosos ni glotones desocupados; pues si así fuera no habrían continuado bajo la aprobación de
Jehová. (Filipenses 3:18, 19; Revelación 21:8.) Y como sucede hoy en todas las naciones, en Creta
probablemente había personas de corazón sincero a quienes afligían las bajas normas morales que
las rodeaban y que estaban dispuestas a responder al mensaje cristiano. (Ezequiel 9:4; compárese
con Hechos 13:48.)
Por otra parte, también había en Creta personas que no tenían normas morales elevadas. Pablo
consideró apropiado citar las palabras que aparentemente vinieron de Epiménides, un poeta
(profeta o vocero) cretense del siglo VI a.E.C. Pero Pablo concordaba con aquella descripción
cuando se aplicaba particularmente a una porción de la población cretense.
Estos eran “habladores sin provecho y engañadores de la mente”, que se ponían en contacto
con los cristianos fieles y estaban tratando de ‘subvertir casas enteras’. A aquellos engañadores
subversivos verdaderamente encaja la descripción de “mentirosos, bestias salvajes perjudiciales”, lo
cual también era verdad de personas semejantes a ellos de otros lugares. (2 Timoteo 3:6, 13.)
Además, cualquier miembro de la congregación que, engañado, emprendiera aquellas sendas
tenía que ser ‘censurado con severidad’. Así podría ayudarse a los que se beneficiaran de la
censura a hacerse ejemplares en obras excelentes y “habla saludable que no se pueda condenar”.
(Tito 2:6-8.)
En esto debemos hallar una advertencia para todos. Puede que alrededor de nosotros abunde
el prejuicio étnico o nacional. (Compárese con Juan 7:47-52.) Es probable que oigamos a vecinos,
compañeros de escuela o compañeros de trabajo hacer comentarios categóricos acerca de otro
grupo de personas, como: ‘Ah, toda esa gente del norte es gente fría e insensible’; ‘Bueno, tú sabes

191
lo orgullosa que es esa gente del sur’; o: ‘Es arriesgado confiar en esa gente del otro lado de la
frontera’.
Tenemos que esforzarnos por no ceder a descripciones generales que probablemente no tengan
fundamento o encierren mucha exageración. Puede que algunas personas sean más francas y
expresivas que otras, y otras más reservadas o menos dispuestas a mostrar afecto a extraños. Sin
embargo, debemos recordar que sin duda hay algunos de nuestros hermanos cristianos entre la
gente de ese grupo étnico o nacionalidad, y lo mismo se puede decir de muchas otras personas
que todavía no han llegado a ser verdaderos cristianos, pero que tienen características admirables
y que tienen hambre de justicia.
El apóstol Pedro dio énfasis a que “Dios no es parcial, sino que, en toda nación, el que le teme y
obra justicia le es acepto”. (Hechos 10:34, 35.) Podemos estar absolutamente seguros de que Pablo
concordaba con eso y reflejaba el mismo punto de vista en sus escritos y habla. Lo mismo debemos
hacer nosotros. //Volver al Índice

192
W1980 15/6 PÁG.31

¿Cuál fue el “galardón” de que disfrutó el apóstol Pablo por


proclamar las “buenas nuevas” voluntariamente?
El apóstol declaró: “Si hago esto de buena voluntad, tengo galardón; mas si lo hago contrario a
mi voluntad, de todos modos tengo encomendada a mí una mayordomía.” (1 Cor. 9:17) Un examen
del contenido aclara lo que Pablo tenía presente.
En todo el capítulo 9 de 1 Corintios el apóstol recalcó el hecho de que él no se había
aprovechado del derecho que tenía de abstenerse de hacer trabajo seglar y ‘vivir de las buenas
nuevas.’ (Vs. 14) Basándose en las realidades de la vida diaria, la ley mosaica y lo que Jesucristo
mismo ordenó, el apóstol aclaró que era apropiado recibir sostén material por la obra para el
adelanto de las “buenas nuevas.”
Puesto que Pablo, de su propia voluntad, renunció a aquel derecho y optó por encargarse de su
propio sostén material, el galardón que recibía era el gozo y la satisfacción que provenían de seguir
este proceder. Su conciencia limpia le permitía señalar al ejemplo de altruismo que daba mientras
trabajaba por el bien espiritual de otros. Nadie podía acusarlo de haber obtenido ganancia
material para sí por medio de las “buenas nuevas.” Como persona a quien se había encomendado
una comisión sagrada, una mayordomía, no había abusado de su autoridad. Por eso podía decir:
“¿Cuál, pues, es mi galardón? Que al declarar las buenas nuevas proporcione las buenas nuevas sin
costo, a fin de no abusar de mi autoridad en las buenas nuevas.”—1 Cor. 9:18. //Volver al Índice

193
W2005 15/4 PÁG.31

¿No se desvió el apóstol Pablo de la fe cristiana cuando dijo


ante el Sanedrín: “Yo soy fariseo”?
Para entender esta declaración del apóstol, registrada en Hechos 23:6, debemos examinar el
contexto.
Tras ser atacado por una chusma de judíos en Jerusalén, Pablo se dirigió al pueblo. Les dijo que
había sido “educado en [Jerusalén] a los pies de Gamaliel, instruido conforme al rigor de la Ley”.
Aunque la muchedumbre escuchó su defensa durante un rato, terminaron encolerizándose, y el
comandante militar que escoltaba a Pablo lo llevó al cuartel de los soldados. Cuando estaba a
punto de ser azotado, el apóstol preguntó: “¿Les es lícito azotar a un hombre que es romano y
no condenado?” (Hechos 21:27–22:29).
Al día siguiente, el comandante condujo a Pablo ante el Sanedrín, el tribunal supremo judío.
El apóstol miró atentamente a los presentes y observó que el Sanedrín se componía de saduceos y
fariseos. Luego aseguró: “Varones, hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos. Respecto a la
esperanza de la resurrección de los muertos se me está juzgando”. Como resultado, se suscitó una
disensión entre los fariseos y los saduceos, “porque los saduceos dicen que no hay ni resurrección, ni
ángel, ni espíritu, pero los fariseos los declaran todos públicamente”. Algunos de los fariseos
protestaron con vigor: “No hallamos nada malo en este hombre” (Hechos 23:6-10).
Como se le conocía por su celo en el cristianismo, Pablo no podría haber convencido al Sanedrín
de que era un fariseo practicante. Los fariseos presentes no hubieran aceptado ninguna
transigencia o infidelidad de parte de alguno de sus miembros. Así que la declaración del apóstol
seguramente tuvo sus limitaciones, y los fariseos entendieron sus palabras en ese contexto.
Al decir que se le estaba juzgando respecto a la esperanza de la resurrección de los muertos,
Pablo claramente quiso dar a entender que él era como los fariseos en ese punto. Si surgía cualquier
controversia sobre ese tema, a Pablo se le identificaría con los fariseos, no con los saduceos, quienes
no creían en la resurrección.
Las creencias cristianas de Pablo no estaban en pugna con las de los fariseos en lo relacionado
con la resurrección, los ángeles y algunos aspectos de la Ley (Filipenses 3:5). De modo que, dentro
de estos límites, Pablo podía identificarse con los fariseos, y los miembros del Sanedrín entendieron
sus palabras en dicho sentido limitado. El apóstol estaba aprovechando su origen para tratar con el
prejuiciado tribunal supremo judío.
Ahora bien, la mayor prueba de que el apóstol no se apartó de la fe cristiana es que continuó
gozando de la aprobación de Jehová. A la noche siguiente de hacer la declaración que estamos
analizando, Jesús le dijo a Pablo: “¡Ten ánimo! Porque como has estado dando testimonio cabal de
las cosas acerca de mí en Jerusalén, así también tienes que dar testimonio en Roma”. Puesto que
Pablo contó con la aprobación de Dios, llegamos a la conclusión de que no se desvió de la fe
cristiana (Hechos 23:11). //Volver al Índice

194
W1995 15/9 PÁG.30

¿Qué quiso decir el discípulo Santiago cuando recomendó:


“No muchos de ustedes deberían hacerse maestros,
hermanos míos, sabiendo que recibiremos juicio más
severo”? (Santiago 3:1.)
Huelga decir que Santiago no estaba desanimando a los cristianos de enseñar la verdad a otras
personas. En Mateo 28:19, 20, Jesús ordenó a sus seguidores: “Hagan discípulos de gente de todas
las naciones, [...] enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado”. Por lo tanto,
todos los seguidores de Cristo deben ser maestros. El apóstol Pablo amonestó a los cristianos hebreos
porque no habían llegado a serlo. Les escribió: “Aunque deberían ser maestros en vista del tiempo,
de nuevo necesitan que alguien les enseñe desde el principio las cosas elementales de las sagradas
declaraciones formales de Dios”. (Hebreos 5:12.)
¿De quiénes estaba hablando entonces Santiago? De los que tienen privilegios especiales de
enseñanza en la congregación. En Efesios 4:11 leemos: “Y [Jesucristo, el cabeza de la
congregación,] dio algunos como apóstoles, algunos como profetas, algunos como
evangelizadores, algunos como pastores y maestros”. En las congregaciones actuales, como en las
del siglo primero, hay puestos especiales de enseñanza. Por ejemplo, el Cuerpo Gobernante, que
representa al “esclavo fiel y discreto”, tiene la responsabilidad especial de supervisar la enseñanza
que se imparte en las congregaciones de todo el mundo. (Mateo 24:45.) Los superintendentes
viajantes y los ancianos de congregación también tienen responsabilidades especiales de
enseñanza.
¿Estaba diciendo Santiago a los cristianos con las debidas cualidades que no aceptaran el
papel de maestros por temor a recibir un juicio más severo de parte de Dios? De ninguna manera.
La función de anciano es un gran privilegio, como se indica en 1 Timoteo 3:1, que dice: “Si algún
hombre está procurando alcanzar un puesto de superintendente, desea una obra excelente”. Uno
de los requisitos para que un hombre sea nombrado anciano es que esté “capacitado para
enseñar”. (1 Timoteo 3:2.) Santiago no contradijo las palabras inspiradas de Pablo.
Pero parece que en el siglo primero algunos se estaban erigiendo en maestros sin satisfacer los
requisitos ni ser nombrados para ello. Probablemente pensaban que era un cargo prestigioso y
anhelaban gloria para sí mismos. (Compárese con Marcos 12:38-40; 1 Timoteo 5:17.) El apóstol Juan
mencionó a Diótrefes, a quien ‘le gustaba tener el primer lugar y no recibía nada de él con respeto’.
(3 Juan 9.) En 1 Timoteo 1:7 se habla de algunos hombres que ‘querían ser maestros de ley, pero
no percibían ni las cosas que decían ni las cosas acerca de las cuales hacían vigorosas
afirmaciones’. Las palabras de Santiago 3:1 son muy apropiadas para los hombres que anhelan ser
maestros, pero tienen motivos impropios. Tales hombres podrían dañar gravemente al rebaño y, en
consecuencia, recibir un juicio más severo. (Romanos 2:17-21; 14:12.)
Santiago 3:1 constituye, además, un buen recordatorio para aquellos que satisfacen los requisitos
y sirven de maestros. Puesto que se les ha encomendado mucho, mucho se les exigirá. (Lucas 12:48.)
Jesús dijo: “De todo dicho ocioso que hablen los hombres rendirán cuenta en el Día del Juicio”.
(Mateo 12:36.) Lo que dijo es particularmente cierto en el caso de aquellos cuyas palabras tienen
más peso: los ancianos nombrados.
Los ancianos rendirán cuenta de su trato a las ovejas de Jehová. (Hebreos 13:17.) Sus palabras
repercuten en la vida de los demás. Por consiguiente, el que es anciano ha de cuidarse de expresar
sus opiniones y de maltratar a las ovejas, como hacían los fariseos. Debe esforzarse por mostrar el
amor profundo que manifestó Jesús. Siempre que enseñe, y sobre todo cuando atienda asuntos

195
judiciales, tiene que medir sus palabras, y no debe hablar con ligereza ni expresar meras ideas
personales. Si se apoya firmemente en Jehová, en su Palabra y en las directrices de Su organización,
el pastor recibirá abundantes bendiciones divinas en vez de “un juicio más severo”. //Volver al Índice

196
W1986 15/2 PÁG.31

Parece que existe una discrepancia tanto en los relatos de


los Evangelios como en algunas obras de consulta acerca
del tiempo en que Jesús, estando en Betania, cenó en la
casa de Simón el leproso y fue untado con aceite
perfumado. ¿Cuándo tuvieron lugar estos hechos?
Parece que tuvieron lugar el 9 de Nisán (calendario judío) de 33 E.C. Como verá por las razones
presentadas a continuación en apoyo de esta conclusión, el estudio regular de la Palabra de Dios
puede siempre mejorar su conocimiento y entendimiento de esta.
Tres de los cuatro Evangelios presentan los detalles de este banquete. (Mateo 26:6-13; Marcos
14:3-9; Juan 12:2-8.) Mateo y Marcos hacen mención de este banquete después de hablar de la
entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, la maldición que expresó contra una higuera infructífera y la
respuesta que dio a sus apóstoles respecto a la conclusión del sistema de cosas. Después del relato
del banquete, tanto Mateo como Marcos explican el trato de Judas con los líderes judíos para
traicionar a Jesús. El orden en que se relatan los acontecimientos en estos dos Evangelios parece
indicar que el banquete tuvo lugar el 12 de Nisán, solo dos días antes del 14 de Nisán, cuando Jesús
fue traicionado y ejecutado. De modo que en muchas tablas de acontecimientos de la vida de
Jesús y en algunas de nuestras publicaciones anteriores se ha dado a este banquete la fecha del
12 de Nisán.
En el capítulo 12 de Juan, la cena en la casa de Simón sigue otro orden. Juan 12:1 informa que
Jesús llegó a una ciudad cerca de Jerusalén llamada Betania “seis días antes de la Pascua”, lo cual
sería el 8 de Nisán. Los versículos siguientes, 2-8, describen la cena de Betania y los versículos 9 al 11
dicen que los judíos que llegaron a saber que Jesús estaba cerca, vinieron a verlo. Los versículos 12
al 15 dicen que “al día siguiente” Cristo entró triunfalmente en Jerusalén. (Compárese con Hechos
20:7-11.) Por consiguiente, de Juan 12:1-15 se desprende que la cena en la casa de Simón tuvo lugar
el 9 de Nisán por la noche, lo cual, según el calendario judío, era el comienzo de un nuevo día. Fue
durante las horas de luz de ese día (9 de Nisán) que Jesús entró en Jerusalén.
De estas dos posibilidades, la segunda parece tener más peso. ¿Por qué? Pues bien,
comparemos los relatos y sus contextos. Ni Mateo ni Marcos dicen la fecha en que tuvo lugar el
banquete en la casa de Simón. No obstante, dicen que se produjeron quejas en aquella
celebración por lo que María hizo con el aceite costoso, quejas que Juan indica que partieron del
codicioso Judas. (Mateo 26:8, 9; Marcos 14:4, 5; Juan 12:4-6.) Como se ha visto, tanto Mateo como
Marcos, después de relatar lo ocurrido en el banquete, pasan a mencionar que Judas fue adonde
los sacerdotes para ver cuánto dinero le pagarían por traicionar a Cristo. Así que es muy posible que
Mateo y Marcos hayan mencionado en cierto orden los acontecimientos relacionados con el
banquete debido a razones temáticas, enlazando de este modo una evidencia de la codicia de
Judas con la manifestación final de esta.
Sin embargo, Juan menciona la fecha específica en que aconteció el banquete, lo que indica
que él relató los acontecimientos en su orden cronológico. Esto apoya la conclusión de que la cena
en la casa de Simón tuvo lugar después que Jesús llegara a Betania el 8 de Nisán de 33 E.C.
Además, recuerde que Juan informa que los judíos que ‘llegaron a saber que Jesús estaba en
Betania’ vinieron de Jerusalén para verlo a él y a Lázaro, quien vivía en Betania y cuyas hermanas se
hallaban en el banquete. Es muy probable que esta visita de los judíos que hacía poco que habían
‘llegado a saber’ que Jesús estaba en Betania hubiera ocurrido antes que Jesús entrara en

197
Jerusalén y posiblemente contribuyó a la entusiástica recepción de Cristo cuando entró
cabalgando en esa ciudad “al día siguiente”, las horas de luz del día 9 de Nisán.
El cuidadoso estudio adicional que lleva a esta conclusión se refleja en publicaciones recientes
de la tabla de sucesos importantes de la vida terrestre de Jesús, como la que aparece en la edición
de 1985 de The Kingdom Interlinear Translation of the Greek Scriptures. Aunque este acto puede
parecer de poca importancia o de naturaleza técnica, ilustra el hecho de que todos podemos
seguir creciendo en conocimiento y entendimiento de los sutiles pormenores que se hallan en la
Biblia. //Volver al Índice

198
W2001 15/7 PÁG.28

En 1 Pedro 4:3 se menciona que, en un tiempo, ciertos


cristianos habían participado en “idolatrías ilegales”. ¿No es
ilegal toda clase de idolatría, siendo que Dios la condena y
prohíbe?
En efecto, para Dios, cualquier tipo de idolatría es ilegal, y quienes procuran su favor no deben
practicarla (1 Corintios 5:11; Revelación [Apocalipsis] 21:8).
Sin embargo, parece ser que el apóstol Pedro se refería a la idolatría desde otro punto de vista.
Por un lado, en muchas naciones de la antigüedad, la idolatría constituía una práctica común sin
restricciones legales por parte de las autoridades. Es decir, la ley del país no la prohibía, y, en
algunos casos, hasta formaba parte de la política de la nación o el gobierno. En ese sentido,
algunos cristianos habían participado en ‘idolatrías sin restricción legal’ antes de aceptar la verdad
(New World Translation, edición de 1950 en inglés). Por ejemplo, el rey babilonio Nabucodonosor
erigió una imagen idolátrica de oro, pero Sadrac, Mesac y Abednego, siervos de Jehová, se
negaron a adorarla (Daniel 3:1-12).
Desde otro ángulo, numerosos ritos idolátricos contenían actos totalmente contrarios a la ley
natural, o sentido moral, que emana de la conciencia heredada (Romanos 2:14, 15). El apóstol
Pablo escribió sobre prácticas degradadas que eran ‘contrarias a la naturaleza’ y ‘obscenas’, las
cuales solían darse en los ritos religiosos (Romanos 1:26, 27). Los hombres y las mujeres que
participaban en idolatría ilegal no se sometían a la restricción legal que impone la condición
humana. Sin lugar a dudas, era del todo apropiado que quienes abrazaran el cristianismo
abandonaran tales prácticas corruptas.
Además de lo antedicho, Jehová Dios condenaba esas idolatrías comunes entre los no judíos.
Por consiguiente, eran ilegales (Colosenses 3:5-7).
Nota. La expresión griega que aparece en 1 Pedro 4:3 significa literalmente “idolatrías ilegales”.
Otras Biblias españolas la han vertido “idolatrías ilícitas”, “vedadas idolatrías” y “criminales idolatrías”.
//Volver al Índice

199
W1991 1/9 PÁG.31

¿Qué era “lo bueno” que el apóstol Pablo no podía hacer,


como se menciona en Romanos 7:19?
Básicamente Pablo se refería a que no podía ejecutar todas las cosas buenas que se describían
en la Ley mosaica. Eso era imposible para Pablo y para todos los demás, lo que nos incluye a
nosotros, debido a la imperfección y nuestro estado pecaminoso. Pero no hay razón para
desesperar. El sacrificio de Cristo abrió el camino para recibir perdón de Dios y estar en buena
posición ante Él.
Romanos 7:19 dice: “Porque lo bueno que deseo no lo hago, pero lo malo que no deseo es lo
que practico”. El contexto muestra que Pablo estaba hablando principalmente de “lo bueno” en el
sentido de lo que la Ley estipulaba. En el versículo 7 había dicho: “¿Es pecado la Ley? ¡Jamás llegue
a ser eso así! Realmente, yo no habría llegado a conocer el pecado si no hubiera sido por la Ley; y,
por ejemplo, no habría conocido la codicia si la Ley no hubiera dicho: ‘No debes codiciar’”. Sí, la
Ley mostraba con claridad que, puesto que no podían guardarla completamente, todos los
humanos eran pecaminosos.
Pablo pasó a mencionar que él “estaba vivo en otro tiempo aparte de ley”. ¿Cuándo fue eso?
Fue cuando estaba en los lomos de Abrahán, antes de que Jehová proveyera la Ley. (Romanos 7:9;
compárese con Hebreos 7:9, 10.) Aunque Abrahán era imperfecto, la Ley no había sido dada
todavía, de modo que a él no se le recordaba su condición de pecador por el hecho de que no
pudiera guardar sus numerosos mandatos. ¿Significa eso que la Ley, después de haber sido dada y
de manifestar la imperfección humana, produjo malos resultados? No. Pablo continuó así: “De
manera que, por su parte, la Ley es santa, y el mandamiento es santo y justo y bueno”. (Romanos
7:12.)
Note que Pablo dijo que la Ley era “santa” y ‘buena’. En los versículos siguientes explicó que “lo
que es bueno” —la Ley— mostraba claramente que él era pecador, y este pecado lo hacía digno
de muerte. Pablo escribió: “Lo bueno que deseo no lo hago, pero lo malo que no deseo es lo que
practico. Ahora, pues, si lo que no deseo es lo que hago, el que lo obra ya no soy yo, sino el pecado
que mora en mí”. (Romanos 7:13-20.)
El contexto muestra, pues, que Pablo no estaba hablando de lo bueno en general, o
sencillamente obras bondadosas. (Compárese con Hechos 9:36; Romanos 13:3.) Se refería
particularmente a efectuar (o no efectuar) cosas consecuentes con la buena Ley de Dios.
Anteriormente él había practicado con celo la religión judía y, en comparación con otros, había
sido “exento de culpa”. No obstante, aunque en su mente había sido esclavo concienzudo de
aquella buena Ley, todavía no había vivido en plena conformidad con ella. (Filipenses 3:4-6.) La Ley
reflejaba las normas perfectas de Dios, y le mostraba al apóstol que en su carne él todavía era
esclavo de la ley del pecado, y por eso estaba condenado a muerte. Sin embargo, Pablo podía
estar agradecido de que por medio del sacrificio de Cristo se le había declarado justo... se le había
rescatado de la ley del pecado y su consecuencia apropiada, una sentencia de muerte. (Romanos
7:25.)
Hoy los cristianos no están bajo la Ley mosaica, porque esta fue clavada al madero de tormento.
(Romanos 7:4-6; Colosenses 2:14.) Sin embargo, hacemos bien en reconocer que no era un código
pesado al que no debemos dar ninguna atención. No; fundamentalmente la Ley era buena. Por
eso, tenemos razón para leer los libros bíblicos que contienen la Ley y aprender lo que esta requería
de Israel. Por toda la Tierra los testigos de Jehová pronto estarán haciendo eso, al efectuar su lectura
bíblica semanal.

200
Mientras leemos la Ley, debemos reflexionar sobre los principios que hay tras los varios estatutos y
sobre los beneficios que obtuvo el pueblo de Dios mientras trataba de seguir aquellos buenos
mandatos. También debemos comprender que somos imperfectos y por eso no podemos seguir de
lleno lo bueno que aprendemos de la Palabra de Dios. Pero mientras combatimos contra la ley del
pecado, nos podemos regocijar con la perspectiva de que se nos rescatará mediante la aplicación
del sacrificio de Cristo a nosotros. //Volver al Índice

201
W1978 1/10 PÁG.31

¿Qué eran los “diversos bautismos” que Pablo menciona en


Hebreos 9:10? ¿Ejecutaban los hebreos bautismo en agua de
conversos?
No, el apóstol Pablo se estaba refiriendo a lavados rituales que exigía la ley mosaica.
Considerando la adoración asociada con el tabernáculo antiguo, Pablo escribió: “Esta misma
tienda es una ilustración para el tiempo señalado que está aquí ahora, y de conformidad con ella
se ofrecen tanto dones como sacrificios. Sin embargo, éstos no pueden hacer perfecto en cuanto a
su conciencia al que hace servicio sagrado, sino que tienen que ver solamente con alimentos y
bebidas y diversos bautismos. Eran requisitos legales tocantes a la carne y fueron impuestos hasta el
tiempo señalado para rectificar las cosas.”—Heb. 9:9, 10.
De modo que los “diversos bautismos” eran rasgos de adoración bajo la Ley. Por ejemplo, con
referencia a ciertos animales inmundos, la Ley declaró: “Ahora bien, cualquier cosa sobre la cual
caiga alguno de ellos estando muertos será inmunda. . . . Cualquier vasija de que se hace algún uso
será metida en agua, y tiene que ser inmunda hasta el atardecer y entonces ser limpia.” (Lev. 11:32)
De manera similar, como parte de su limpieza ceremonial pudiera ser que uno tuviera que lavar su
ropa y bañarse. (Lev. 14:8, 9; 15:5) Se exigía que los sacerdotes se bañaran, y las cosas que tenía
que ver con las ofrendas quemadas se lavaban en agua. (Éxo. 29:4; 30:17-21; Lev. 1:13; 2 Cró. 4:6)
Para cuando el Mesías llegó los judíos habían añadido muchos ritos de limpieza que la Ley
no requería. Jesús relató: “Al volver del mercado, no comen a menos que se limpien por rociadura; y
hay muchas otras tradiciones que han recibido para tenerlas firmemente asidas: bautismos de
copas y cántaros y vasos de cobre.”—Mar. 7:4.
Durante los siglos en que Israel fue la nación escogida de Dios, los no israelitas que emprendían la
adoración de Jehová no tenían que ser bautizados en agua, pero sí tenían que circuncidarse.
(1 Rey. 8:41-43; Hech. 8:27) Juan el Bautista fue el primer hombre que tuvo autoridad para bautizar a
otros, y bautizó a los Judíos en símbolo de su arrepentimiento por los pecados que habían cometido
contra la Ley. (Luc. 3:3) Sin embargo, el bautismo en agua llegó a ser un requisito para los que
aceptaban el cristianismo. Era un medio de exhibir que se habían arrepentido, se habían vuelto y se
habían dedicado a Dios.—Mat. 28:19, 20; Hech. 22:16. //Volver al Índice

202
W1996 1/5 PÁG.31

¿Qué quiso decir el apóstol Pablo cuando mencionó que


estaba ‘olvidando las cosas que quedaban atrás, y
extendiéndose hacia adelante a las cosas más allá’?
(Filipenses 3:13.) ¿Podemos olvidar algo a propósito?
No; en la mayoría de los casos no podemos borrar deliberadamente un recuerdo. Lo cierto es
que olvidamos mucho de lo que quisiéramos recordar, y recordamos mucho de lo que preferiríamos
olvidar. Entonces, ¿qué quiso decir Pablo con las palabras de Filipenses 3:13? El contexto nos ayuda
a contestar esa pregunta.
En el capítulo 3 de Filipenses, Pablo menciona su “base para confianza [...] en la carne”. Habla
de su impecable historial como judío y su celo por la Ley, factores que hubieran sido muy ventajosos
para él en la nación de Israel. (Filipenses 3:4-6; Hechos 22:3-5.) Sin embargo, volvió la espalda a
dichas ventajas, y las consideró como una pérdida, por decirlo así. ¿Por qué? Porque encontró algo
mejor: el “sobresaliente valor del conocimiento de Cristo Jesús”. (Filipenses 3:7, 8.)
La meta principal de Pablo era alcanzar “la resurrección más temprana de entre los muertos”,
no una posición en este mundo. (Filipenses 3:11, 12.) Por eso, escribe: “Olvidando las cosas que
quedan atrás, y extendiéndome hacia adelante a las cosas más allá, prosigo hacia la meta para el
premio de la llamada hacia arriba por Dios mediante Cristo Jesús”. (Filipenses 3:13, 14.) Cuando
Pablo dijo que estaba ‘olvidando las cosas que quedaban atrás’, no quiso decir que de alguna
manera había borrado el recuerdo de ‘las cosas que quedaban atrás’. Es obvio que todavía las
recordaba, pues acababa de mencionarlas. Además, la forma del verbo griego que utiliza indica
acción en progreso, que no ha terminado. Él dice “olvidando”, no “habiendo olvidado”.
La palabra griega que se traduce “olvidar” (e·pi·lan·thá·no·mai) tiene diferentes matices de
significado. Uno de ellos es “despreocuparse” o “descuidar”. Según el Exegetical Dictionary of the
New Testament (editado por Horst Balz y Gerhard Schneider), este es el significado de la palabra
“olvidando” en Filipenses 3:13. Pablo no pensaba constantemente en las cosas que había dejado
atrás. Había aprendido a considerarlas de poca importancia. Eran como “un montón de basura” en
comparación con la esperanza celestial. (Filipenses 3:8.)
¿Qué aplicación tienen las palabras de Pablo hoy? Puede que un cristiano, al igual que Pablo,
haya hecho sacrificios para servir a Dios. Quizás haya abandonado una carrera lucrativa para
emprender el servicio de tiempo completo. O tal vez pertenezca a una familia acaudalada que se
opone a la verdad y que en consecuencia lo ha desheredado. Tales sacrificios son dignos de
encomio, pero el cristiano no debe pensar demasiado en ellos. Él ‘olvida’ “las cosas que deja atrás”,
deja de preocuparse por ellas, debido al glorioso futuro que le espera. (Lucas 9:62.)
El principio que subyace tras las palabras de Pablo tal vez pueda aplicarse de otra manera.
¿Qué puede decirse del cristiano cuya conducta era impropia antes de aprender acerca de Dios?
(Colosenses 3:5-7.) O supongamos que después de hacerse cristiano cometió un pecado grave y
fue disciplinado por la congregación. (2 Corintios 7:8-13; Santiago 5:15-20.) Pues bien, si está
verdaderamente arrepentido y ha cambiado sus caminos, entonces ‘ha sido lavado’. (1 Corintios
6:9-11.) Lo que ocurrió quedó en el pasado. Aunque tal vez nunca olvide literalmente lo que hizo,
sería sabio que aprendiera de la experiencia a fin de no volver a cometer el pecado. No obstante,
‘olvida’ en el sentido de que no está reprendiéndose constantemente. (Compárese con Isaías
65:17.) Habiendo sido perdonado sobre la base del sacrificio de Jesús, procura dejar atrás el
pasado.

203
En Filipenses 3:13, 14, Pablo dice que es como el corredor que en la carrera ‘se extiende hacia
adelante’ para alcanzar la meta. El corredor mira hacia el frente, no hacia atrás. De igual modo, el
cristiano debe concentrarse en las bendiciones futuras, no en lo que dejó atrás. Pablo agrega: “Si
ustedes se inclinan mentalmente de otro modo en sentido alguno, Dios les revelará la actitud
mencionada”. (Filipenses 3:15.) Por lo tanto, pida a Dios en oración que le ayude a ver los asuntos
de esa manera. Llene la mente de los pensamientos de Dios que se encuentran en la Biblia.
(Filipenses 4:6-9.) Medite en el amor que Jehová le demuestra y en las bendiciones que usted ha
recibido gracias a ese amor. (1 Juan 4:9, 10, 17-19.) Entonces, el espíritu santo de Jehová le ayudará
a no preocuparse por lo que dejó atrás, sino que, al igual que Pablo, se concentrará en el glorioso
futuro. (Filipenses 3:17.) //Volver al Índice

204
W2008 15/9 PÁG.32

Cuando el apóstol Pablo habló de “la imposición de las


manos” en su carta a los Hebreos, ¿se refería al
nombramiento de ancianos, o a algo más? (Heb. 6:2.)
No hay razón para ser dogmáticos, pero es probable que se refiriera a la imposición de las manos
para transmitir dones del espíritu.
Es cierto que la Biblia contiene ejemplos de ocasiones en las que se impusieron las manos para
hacer nombramientos teocráticos. Moisés “pu[so] su mano sobre” Josué cuando lo nombró para ser
su sucesor (Deu. 34:9). También se nombró a hombres capacitados de la congregación cristiana
mediante la imposición de las manos (Hech. 6:6; 1 Tim. 4:14). Y a esto mismo se refería Pablo cuando
aconsejó a Timoteo que no impusiera las manos apresuradamente a ningún hombre (1 Tim. 5:22).
Sin embargo, en su carta a los Hebreos, Pablo estaba animando a estos cristianos a “pas[ar]
adelante a la madurez”, ya que habían dejado “la doctrina primaria”. A continuación habló del
“arrepentimiento de obras muertas, y fe para con Dios, la enseñanza acerca de bautismos y la
imposición de las manos” (Heb. 6:1, 2). ¿Era el nombramiento de ancianos una simple cosa primaria
que los cristianos debían dejar a fin de pasar adelante a la madurez? No. Ser anciano de
congregación es una meta que alcanzan los hombres que ya son maduros, y es un privilegio que
debe valorarse siempre (1 Tim. 3:1).
Pero no solo se imponían las manos para efectuar nombramientos teocráticos. En el siglo primero,
Jehová rechazó al Israel natural como pueblo suyo y lo sustituyó con el Israel espiritual, la
congregación de cristianos ungidos (Mat. 21:43; Hech. 15:14; Gál. 6:16). Los dones milagrosos del
espíritu —como hablar en lenguas— fueron prueba de dicho cambio (1 Cor. 12:4-11). Por ejemplo,
en el momento en que Cornelio y los de su casa se hicieron creyentes, recibieron el espíritu santo, el
cual se manifestó cuando “hablar[on] en lenguas” (Hech. 10:44-46).
A veces los dones milagrosos se transmitían mediante la imposición de las manos. Cuando Felipe
predicó las buenas nuevas en Samaria, muchos se bautizaron. Entonces el cuerpo gobernante envió
a Samaria a los apóstoles Pedro y Juan. ¿Con qué fin? Leemos: “[Pedro y Juan] se pusieron a
imponerles las manos [a los recién bautizados], y ellos empezaron a recibir espíritu santo”.
Seguramente esto quiso decir que recibieron los dones del espíritu, habilidades que todos podían
ver. Lo sabemos porque Simón, que antes practicaba magia, contempló allí mismo el poder del
espíritu santo en acción y ávidamente trató de comprar la habilidad de imponer las manos a otros
para impartirles dicho espíritu a fin de que realizaran milagros (Hech. 8:5-20). Más tarde se bautizaron
doce discípulos en Éfeso. El relato dice: “Cuando Pablo les impuso las manos, vino sobre ellos el
espíritu santo, y empezaron a hablar en lenguas y a profetizar” (Hech. 19:1-7; compárese con
2 Timoteo 1:6).
Por lo tanto, parece ser que en Hebreos 6:2, Pablo se refería a la imposición de las manos para
transmitir dones del espíritu a los nuevos creyentes. //Volver al Índice

205
W2005 1/6 PÁG.31

Al oír que Pedro —quien supuestamente estaba


encarcelado— se hallaba a la puerta, ¿por qué dijeron los
discípulos: “Es su ángel”? (Hechos 12:15.)
Puede que los discípulos erróneamente pensaran que un mensajero angélico que había venido
en representación de Pedro estaba a la puerta. Examinemos el contexto de este pasaje.
Pedro había sido arrestado por Herodes, quien había dado muerte a Santiago, de modo que los
discípulos tenían motivo para creer que lo mismo le ocurriría a Pedro. Encadenado y encarcelado,
el apóstol se hallaba bajo la vigilancia de cuatro relevos de cuatro soldados cada uno. Sin
embargo, cierta noche un ángel lo sacó milagrosamente de la prisión. Cuando el apóstol se dio
cuenta de lo que había sucedido, dijo: “Ahora sé realmente que Jehová envió su ángel y me libró
de la mano de Herodes” (Hechos 12:1-11).
Pedro enseguida fue a la casa de María, la madre de Juan Marcos, donde se hallaban varios
discípulos. Cuando tocó a la puerta de entrada, una sierva joven llamada Rode fue a ver quién era.
Al reconocer la voz de Pedro, corrió para avisar a los demás, sin tan siquiera abrirle la puerta al
apóstol. Al principio, los discípulos no podían creer que Pedro estuviera allí. Por eso, supusieron
equivocadamente que era “su ángel” (Hechos 12:12-15).
¿Creían los discípulos que Pedro ya había muerto y que su espíritu incorpóreo estaba en la
entrada? Difícilmente, pues los seguidores de Jesús conocían las verdades bíblicas sobre la
condición de los muertos, es decir, entendían que estos “no tienen conciencia de nada en
absoluto” (Eclesiastés 9:5, 10). Entonces, ¿qué quisieron decir cuando afirmaron: “Es su ángel”?
Los discípulos de Jesús sabían que a lo largo de la historia los ángeles habían prestado ayuda
personal al pueblo de Dios. Por ejemplo, Jacob habló del “ángel que ha estado recobrándome de
toda calamidad” (Génesis 48:16). Y respecto a un niño que se hallaba entre ellos, Jesús dijo a sus
discípulos: “Miren que no desprecien a uno de estos pequeños; porque les digo que sus ángeles en
el cielo siempre contemplan el rostro de mi Padre que está en el cielo” (Mateo 18:10).
Cabe señalar que Las Escrituras del Nuevo Pacto vierten el vocablo ág·gue·los (“ángel”) como
“mensajero [celestial]” (corchetes del autor y ortografía actualizada). Parece que algunos judíos
creían que cada siervo de Dios tenía su propio ángel, esto es, un “ángel de la guarda”. Por
supuesto, tal creencia no aparece de forma explícita en la Palabra de Dios. Con todo, es posible
que cuando los discípulos dijeron “es su ángel”, creyeran que un mensajero angélico en
representación de Pedro estaba de pie a la entrada. //Volver al Índice

206
W1991 1/4 PÁG.31

Juan 18:15 menciona a un discípulo conocido del sumo


sacerdote. ¿Es este el mismo discípulo que antes huyó
“desnudo”, como se informa en Marcos 14:51, 52?
No; parece que la persona a quien el sumo sacerdote conocía era el apóstol Juan, mientras que
quien huyó “desnudo” fue el discípulo Marcos.
Para examinar esos relatos en orden cronológico, empecemos en el jardín de Getsemaní. Los
apóstoles se atemorizaron cuando Jesucristo fue arrestado. “Todos lo abandonaron y huyeron.” El
mismísimo versículo siguiente en el relato de Marcos está en contraste: “Pero cierto joven que
llevaba puesta sobre su cuerpo desnudo una prenda de vestir de lino fino se puso a seguirlo de
cerca; y trataron de prenderlo, pero él dejó atrás su prenda de lino y se escapó desnudo”. (Marcos
14:50-52.)
Así que se contrasta la reacción inicial de los 11 apóstoles con la del discípulo cuyo nombre no se
revela, de modo que es lógico concluir que este no era uno de los apóstoles. Este suceso se
menciona solamente en el Evangelio escrito por uno de los primeros discípulos de Jesús, el discípulo
Juan Marcos, primo de Bernabé. Por consiguiente, hay motivo para creer que Marcos fue el “cierto
joven” que empezó a seguir a Jesús cuando lo habían arrestado, pero que huyó sin la prenda de
vestir que lo cubría cuando la chusma trató de aprehenderlo a él también. (Hechos 4:36; 12:12, 25;
Colosenses 4:10.)
En algún momento durante aquella noche el apóstol Pedro también siguió a Jesús, desde una
distancia prudente. En este sentido hay una similitud; el joven discípulo (Marcos) empezó a seguir a
Jesús, pero dejó de hacerlo, mientras que posteriormente dos de los apóstoles que habían huido
empezaron a seguir a su Amo arrestado. En el Evangelio del apóstol Juan leemos: “Ahora bien,
Simón Pedro —y lo mismo otro discípulo— iba siguiendo a Jesús. Aquel discípulo era conocido del
sumo sacerdote, y entró junto con Jesús en el patio del sumo sacerdote”. (Juan 18:15.)
El apóstol Juan usa el nombre “Juan” respecto a Juan el Bautizante, pero nunca se refiere a sí
mismo por nombre. Por ejemplo, escribe sobre “el discípulo que da testimonio acerca de estas cosas
y que escribió estas cosas”. De igual manera: “El que lo ha visto ha dado testimonio, y su testimonio
es verdadero, y ese hombre sabe que dice cosas verdaderas”. (Juan 19:35; 21:24.) Note también
Juan 13:23: “Ante el seno de Jesús estaba reclinado uno de sus discípulos, y Jesús lo amaba”. Eso fue
poco antes del arresto de Jesús. Más tarde aquel día, Jesús, fijado en un madero, distinguió a un
discípulo, a quien Juan menciona en términos parecidos: “Al ver a su madre y al discípulo a quien él
amaba, de pie allí cerca, [Jesús] dijo a su madre: ‘Mujer, ¡ahí está tu hijo!’”. (Juan 19:26, 27;
compárese con Juan 21:7, 20.)
La misma característica de no mencionarse por nombre es patente en Juan 18:15. Además, Juan
y Pedro están juntos en el relato de Juan 20:2-8, después de la resurrección de Jesús. Estos indicios
dan a entender que el apóstol Juan fue “aquel discípulo [que] era conocido del sumo sacerdote”.
La Biblia no suministra información sobre cómo pudiera el apóstol galileo (Juan) haber llegado a
conocer al sumo sacerdote, y haber llegado a ser conocido de él. Pero el hecho de que fuera
conocido de la casa del sumo sacerdote le permitió a Juan pasar por donde estaba la portera y
entrar en el patio y lograr que Pedro entrara también. //Volver al Índice

207
W2000 15/4 PÁG.31

Tres de los Evangelios mencionan la queja respecto a que se


ungiera a Jesús con aceite costoso. ¿Fueron muchos los
apóstoles que se quejaron, o fue principalmente Judas?
Encontramos este relato en los Evangelios de Mateo, Marcos y Juan. Parece que Judas llevó la
delantera en quejarse, y por lo menos algunos de los demás apóstoles concordaron con él. Este
incidente ilustra por qué debemos agradecer que haya cuatro relatos evangélicos. Lo que cada
evangelista escribió es exacto, pero no todos suministran los mismos datos. Si comparamos los relatos
paralelos, obtendremos un cuadro más completo y detallado de muchos sucesos.
El relato de Mateo 26:6-13 menciona el lugar —la casa de Simón el leproso, en Betania—, pero
no da el nombre de la mujer que derramó aceite perfumado sobre la cabeza de Jesús. Mateo dice:
“Al ver esto, los discípulos se indignaron” y dijeron en son de queja que el aceite podía haberse
vendido y los fondos haberse dado a los pobres.
El relato de Marcos incluye la mayor parte de esos datos. Además añade que la mujer rompió el
envase. Este contenía aceite perfumado, “nardo genuino”, probablemente como el que se
importaba de la India. Respecto a la queja, Marcos informa de que “hubo algunos que expresaban
indignación” “y estaban muy disgustados con ella” (Marcos 14:3-9). De modo que ambos relatos
señalan que se quejó más de un apóstol. Ahora bien, ¿cómo empezó la protesta?
Juan, testigo presencial, agregó algunos detalles pertinentes. Dice el nombre de la mujer: María,
hermana de Marta y Lázaro. Incluyó también el siguiente punto, que podemos considerar
complementario y no contradictorio: “Le untó los pies a Jesús y le enjugó los pies con sus cabellos”.
Al combinar los relatos, vemos que María tuvo que haber puesto el aceite, que Juan confirma que
era “nardo genuino”, sobre la cabeza y los pies de Jesús. Juan era muy allegado a Jesús y se
indignaba cuando despreciaban a este. Leemos: “Judas Iscariote, uno de sus discípulos, que estaba
para traicionarlo, dijo: ‘¿Por qué no se vendió este aceite perfumado por trescientos denarios y se
dio a los pobres?’” (Juan 12:2-8).
Por supuesto, Judas era “uno de sus discípulos”, pero percibimos la indignación de Juan por el
hecho de que alguien en esa posición planeaba traicionar a Jesús. El doctor en griego bíblico y
traductor C. Howard Matheny hizo la siguiente observación sobre Juan 12:4: “Tanto el participio
activo ‘estar para’ [o, “estaba para”] como el tiempo presente ‘estar traicionando’ [o, “estaba
para traicionarlo”] expresan acción continua. Esto demuestra que el acto de Judas de traicionar a
Jesús no fue momentáneo ni apresurado, sino algo bien pensado que se había planeado durante
muchos días”. Juan añadió la aclaración de que Judas se quejó, “no porque le importaran los
pobres, sino porque era ladrón y tenía la caja del dinero y se llevaba el dinero que se echaba en
ella”.
Por lo tanto, parece lógico concluir que Judas, el ladrón, inició la protesta porque tendría más
dinero que robar si se vendía el aceite costoso y los fondos se ponían en la caja del dinero que él
llevaba. Una vez que Judas presentó la queja, algunos de los demás apóstoles quizás murmuraron
en conformidad con lo que parecía ser un argumento válido. No obstante, Judas fue el principal
instigador. //Volver al Índice

208
W1983 1/4 PÁG.31

¿Por qué creían algunos judíos que Juan el Bautizante era


Elías, como se menciona en Juan 1:21?
Antes de que Jesús fuera bautizado, algunos sacerdotes y levitas cruzaron el Jordán y llegaron a
Betania, donde Juan estaba bautizando, y le preguntaron si él era el Cristo. Cuando Juan dijo que
no lo era, le preguntaron: “¿Qué, entonces? ¿Eres Elías?”. (Juan 1:19-28.)
¿Por qué creían aquellos judíos que Juan tal vez era el profeta hebreo Elías, que había muerto
unos nueve siglos antes? Se debía a una profecía que se había pronunciado más o menos a
mediados del tiempo que transcurrió entre los días de Elías y el principio del ministerio de Juan.
Malaquías, profeta de Dios, había predicho: “¡Miren! Envío a ustedes a Elías el profeta antes de la
venida del día de Jehová, grande e inspirador de temor” (Malaquías 4:5). Algunos judíos
aparentemente supusieron que esto significaba que Elías había de regresar en sentido físico, tal vez
por medio de ser resucitado por Dios. Entonces apareció Juan usando una prenda de vestir de pelo
de camello y un cinturón de cuero, tal como los que había llevado Elías (Mateo 3:4; 2 Reyes 1:8).
Además, Juan fue franco al proclamar el mensaje de Dios que hacía un llamamiento al
arrepentimiento, al igual que lo había hecho Elías. Por eso preguntaron a Juan si él era Elías.
Juan respondió: “No lo soy”. No, él no era el profeta hebreo Elías mismo, quien todavía estaba
dormido en la muerte. De hecho, un ángel había dicho a Zacarías (quien llegó a ser padre de Juan)
que Juan había de servir con “el espíritu y poder de Elías” a fin de hacer que los judíos se volvieran a
Jehová (Lucas 1:17). Juan no había de ser Elías, sino que había de hacer una obra semejante a la
que efectuó el profeta Elías, quien había muerto hacía mucho tiempo.
En armonía con eso y teniendo presente a Juan, Jesús luego dijo: “Elías ya ha venido y ellos no lo
reconocieron” (Mateo 17:12). El quiso decir que Juan había cumplido la profecía de Malaquías 4:5.
Había preparado el camino para el Mesías. No obstante, la mayor parte de los judíos no quisieron
admitir que Juan había desempeñado dicho papel. Además, en Juan 10:41 está escrito: “Juan, en
realidad, no ejecutó una sola señal”, mientras que el profeta original Elías ejecutó ocho señales o
milagros. //Volver al Índice

209
W1982 15/3 PÁG.31

¿Significa Mateo 26:74 que el apóstol Pedro, al estar bajo


presión, usó lenguaje profano?
No. Este versículo describe cómo Pedro reaccionó cuando se le acusó de ser uno de los
seguidores de Jesús después que éste fue arrestado. Leemos respecto a la tercera negación de
Pedro: “Entonces [Pedro] comenzó a echar maldiciones y a jurar: ‘¡No conozco al hombre
[Jesús]!’”—Mateo 26:74.
En ciertos idiomas, las palabras “maldiciones” y “jurar” pueden referirse a lenguaje profano. Pero
cuando Pedro ‘maldijo’ y ‘juró’ no estaba usando lenguaje inmundo o profano como lo hacen
muchas personas al enojarse.
En la Biblia, tanto en el texto hebreo original como en el texto griego original, el “echar
maldiciones” significaba que uno pedía que acaeciera algún mal a alguien o a algo. No se trataba
de lenguaje profano y quizás ni estuviera relacionado con la ira. (Génesis 3:14, 15; 4:11, 12) A fin de
atestiguar que una declaración era verídica, una persona tal vez echara una maldición. Al hacer
esto estaba declarando: ‘Si lo que estoy diciendo no es verdad, que se me maldiga; que me
acaezca algún mal.’ De modo similar, alguien tal vez ‘jurara’ con relación a un asunto, y de esta
manera hiciera un juramento de que lo que estaba diciendo era verdad y que si no lo era, le
acaeciera alguna calamidad.
Por lo tanto, Pedro no estaba usando lenguaje profano, sino que impulsado por el temor estaba
tratando de convencer a los que le rodeaban de que sus negaciones eran verídicas. Por supuesto,
aquello fue una falsedad de la cual tuvo que arrepentirse. (Lucas 22:61, 62) La Biblia muestra
claramente que el cristiano debe evitar el lenguaje profano, pues dice: “No proceda de la boca de
ustedes ningún dicho corrompido.”—Efesios 4:29. //Volver al Índice

210
W1971 1/10 PÁGS.605-606

¿Fue el apóstol Pablo uno de los doce apóstoles?


La evidencia revela que, aunque Pablo fue apóstol de Jesucristo, la Biblia no lo presenta como
uno de los “doce apóstoles.”
La palabra griega apóstolos significa “un enviado.” El Expository Dictionary of New Testament
Words de Vine, bajo “Apóstol,” declara: “Pablo, aunque había visto al Señor Jesús, 1 Cor. 9:1; 15:8,
no había ‘acompañado’ a los Doce ‘todo el tiempo’ de Su ministerio terrestre, y por consiguiente
no era elegible para un lugar entre ellos, según la descripción que da Pedro de lo que se
necesitaba para satisfacer los requisitos, Hechos 1:22. Pablo fue comisionado directamente, por el
Señor Mismo, después de Su Ascensión, para llevar el Evangelio a los gentiles.”
Judas Iscariote fue uno de los doce escogidos originalmente por Jesús como apóstol. (Mat. 10:2-
5; Luc. 6:13-16) Pero se hizo ladrón, y luego traidor, traicionando a Jesús y finalmente matándose, lo
que dejó once apóstoles fieles.—Juan 12:4-6; 18:1-5.
Después de la muerte de Cristo, pero antes del Pentecostés de 33 E.C., el apóstol Pedro presentó
en una reunión de cristianos la necesidad de reemplazar a Judas, de acuerdo con las palabras
proféticas del Salmo 109:8. “De modo que propusieron [evidentemente los varones cristianos
presentes] a dos: a José llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías.” Los
cristianos reunidos oraron, pidiendo que Jehová nombrara al reemplazo. Entonces “echaron suertes
sobre ellos [los dos], y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado junto con los once apóstoles.”—
Hech. 1:15-26.
Tal como los doce hijos de Jacob existieron como los fundamentos del Israel natural en su
principio, así fue en fiel cumplimiento del tipo que los doce fundamentos del Israel espiritual
(edificados sobre el Fundamento Principal, Jesucristo) estuvieron presentes al tiempo del
establecimiento de la congregación cristiana, en el Pentecostés. Cuando unos 120 de los discípulos
se reunieron en una habitación alta el día del Pentecostés, esperaban ser bautizados con espíritu
santo, porque Jesús les había dicho al tiempo de su ascensión, diez días antes, que sería de allí a
“no muchos días.” (Hech. 1:5, 8) Allí comenzó la congregación cristiana, y aproximadamente
3.000 personas fueron edificadas sobre el fundamento aquel mismísimo día. Ahora bien, ningún
fundamento se introduce en un edificio después de haberse comenzado la erección de su
superestructura. De modo que no parece que Dios hubiera de mantener abierto el lugar que dejó
vacante Judas, aguardando la conversión de Saulo (Pablo). Dios evidentemente obró entonces en
armonía con la oración de los discípulos congregados. De acuerdo con eso la suerte indicó que
Jehová había escogido a Matías.—Pro. 16:33.
¿Desplegó Matías después las capacidades de un apóstol? El registro de las Escrituras muestra
que los apóstoles tenían, entre otros dones, el poder de transmitir los dones milagrosos del espíritu.
(Hech. 8:14-18; 10:44) Si Matías no hubiera sido en realidad la selección de Dios, el hecho de
no poder hacer esto habría sido evidente para todos. Pero la Biblia no dice nada en cuanto a que
Matías haya sido deficiente en cuanto a esto.
Algún tiempo después del Pentecostés de 33 E.C., pero antes de la conversión de Pablo, “los
doce” resolvieron un asunto que envolvía la distribución de alimento, nombrando a un comité de
siete varones como administradores. “Los apóstoles” hicieron los nombramientos imponiendo las
manos en los siete. Sin duda Matías fue uno de “los doce,” de “los apóstoles,” que hicieron esto.—
Hech. 6:1-6.
Probablemente alrededor de 34 ó 35 E.C. Pablo fue convertido al cristianismo. En aquella ocasión
el resucitado Jesús le declaró a Pablo que iba a ser enviado para llevar el nombre de Jesús a las
naciones no judías. Así Pablo habría de ser un “apóstol [no simplemente de una congregación, sino

211
un apóstol o ‘enviado’ del Señor Jesucristo] a las naciones.” (Hech. 9:15; 26:14-18; Gál. 1:15, 16; Rom.
1:5; 11:13; 1 Tim. 2:7) El apóstol Santiago no fue muerto por Herodes sino hasta aproximadamente
44 E.C., de modo que parece que los doce en su totalidad todavía estaban vivos cuando Pablo
recibió su comisión. (Hech. 12:1, 2) Sin embargo, debe hacerse notar que ninguno de los apóstoles
fue reemplazado a causa de muerte; solo Judas fue reemplazado por infidelidad. No hay
“sucesores” de los doce apóstoles. No hay nada en la Biblia que sugiera que Pablo le quitó el puesto
a Matías o que haya reemplazado a alguno de los otros apóstoles.
Aunque Pablo reconoció su apostolado, y tuvo todas las facultades y capacidades de un
apóstol de Jesucristo, habiendo sido colocado en esta posición en el “cuerpo” cristiano por Jehová,
Pablo nunca se incluyó entre los doce. (Gál. 1:1; 2:8; 1 Cor. 9:1, 2; 12:27, 28) Más bien, cuando hizo
mención de aquellos a quienes se apareció el resucitado Cristo, Pablo se mencionó separado de
“todos los apóstoles” y “los doce.” (1 Cor. 15:5, 7, 8) En 1 Corintios 15:5 la designación “los doce” se
refiere a los apóstoles en un tiempo que antecedió a la selección de Matías, pero según Hechos
1:21, 22 incluiría a Matías, que entonces estaba asociado con los once.
En la descripción de la Nueva Jerusalén, la ciudad celestial en la que se ve que moran Jehová y
Jesucristo, leemos: “El muro de la ciudad también tenía doce piedras de fundamento, y sobre ellas
los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.” (Rev. 21:2, 14) La evidencia que se acaba de
presentar lleva a la conclusión de que el nombre de Matías, no el de Pablo, estaba en una de las
doce piedras. Matías fue apóstol desde la fundación (Pentecostés de 33 E.C.) de la nación espiritual
de 144.000 personas que constituyen la Nueva Jerusalén, la “novia” de Cristo. (2 Cor. 11:2; Rev. 21:2)
Es verdad que Pablo escribió muchas cartas inspiradas. Pero la primera de éstas la escribió unos
diecisiete años después que fue fundada la nación espiritual, en un tiempo en que la nación ya
había crecido hasta incluir a miles de personas.
Por lo tanto, la evidencia indica que Pablo no fue uno de los doce apóstoles, los fundamentos
secundarios de la Nueva Jerusalén. Sin embargo, fue el apóstol especial de Cristo a las naciones, o
gentiles, y esta asignación la cumplió celosamente.—2 Tim. 4:7, 8. //Volver al Índice

212
W1979 15/7 PÁGS.30-31

¿Estuvo en desacuerdo el apóstol Pablo con el cuerpo


gobernante del primer siglo en cuanto a comer carne
ofrecida a ídolos, como concluyen algunos al comparar
Hechos 15:28, 29 con el capítulo 8 de 1 Corintios?
No, pues la evidencia prueba que Pablo estaba en pleno acuerdo con el decreto de los
apóstoles y ancianos.
En el año 49, Pablo y Bernabé llevaron al cuerpo de ancianos y apóstoles de Jerusalén la
cuestión de si los conversos gentiles tenían que circuncidarse. El concilio, basándose en las Escrituras
y en los tratos de Dios, y guiado por el espíritu santo, determinó que los conversos no tenían que
observar la Ley. Pero, entre otras cosas, sí tenían que ‘seguir absteniéndose de cosas sacrificadas a
ídolos.’—Hech. 15:1-29.
Para el año 55, Pablo escribió a los Corintios acerca de comer carne que hubiera sido
sacrificada a ídolos. Dijo que en realidad un ídolo no es nada. Por eso, el cristiano podía comer
carne que hubiera sido sacrificada a un ídolo, y que más tarde, como sobrante, se sacara y
vendiera en una carnicería o un restaurante público que tenía que ver con el templo. Sin embargo,
si alguien que anteriormente adoraba al ídolo fuera a tropezar porque el cristiano comiera tal carne,
Pablo aconsejaba que sería mejor evitar el hacer aquello para que la fe de la otra persona
no recibiera daño.—1 Cor. 8:7-13; 10:25-33; Rom. 14:1-4, 19-23.
En vista de esto, algunos comentadores de la Biblia han alegado que Pablo estaba rehusando
acatar el decreto del concilio o que seguía habiendo una división en cuanto a este asunto. Por
ejemplo, el profesor E. Blaiklock dice: “En 1 Cor. viii. 4 Pablo mismo adopta públicamente una
actitud más liberal que la que el decreto estipula.” Heinrich A. Meyer escribe acerca de que Pablo
supuestamente había adoptado una “posición que subsistía por sí sola... completamente
independiente de la autoridad de todos los demás apóstoles.” Y el Dr. Meyer comenta que en
Primera a los Corintios, capítulo 8, Pablo “no hace ninguna referencia al decreto de los apóstoles
ni aquí ni en ningún otro lugar, lo cual está en armonía con su conciencia de su propia dignidad
apostólica directa e independiente. . . . Además, este mismo capítulo, junto con el cap. x., muestra
claramente que, en virtud de su posición independiente como apóstol, desde bastante temprano
se había sacudido de toda aplicación del acuerdo temporario que se adoptó en Jerusalén.”
Tal razonamiento es engañoso, peligroso y contrario a la Palabra inspirada de Dios. Refleja la
idea de que los libros de la Biblia presentan opiniones humanas personales y contradictorias y no son
todos inspirados y provechosos. (2 Tim. 3:16, 17) Y, por lo menos en algunos casos, refleja un deseo
de clasificar el decreto de Hechos 15:28, 29 como temporario y ahora innecesario. Pero esto está en
conflicto con la Biblia y con la evidencia histórica de que los cristianos del siglo segundo y más allá
reconocían la vigencia del decreto.
¿Cuál era realmente la posición de Pablo en cuanto al asunto de ‘abstenerse de cosas
sacrificadas a ídolos’?
Lejos de oponerse a aquel decreto, Pablo y Bernabé participaron en el concilio que llegó a
aquella decisión. Entonces dieron publicidad a la decisión. como lo informa Hechos 16:4: “Ahora
bien, según iban viajando por las ciudades entregaban a los de allí para que los observasen los
decretos sobre los cuales habían hecho decisión los apóstoles y ancianos que estaban en
Jerusalén.” Esto edificó a las congregaciones.

213
¿Cambió Pablo su posición para el tiempo en que escribió Primera a los Corintios (c. 55) o
Romanos (c. 56)? De ninguna manera. De hecho, fue después de haber escrito estas dos cartas que
fue a Jerusalén por última vez. (1 Cor. 16:8; Hech. 19:1; Rom. 15:25) mientras estuvo allí, se reunió con
Santiago y los ancianos, quienes volvieron a hacer referencia al decreto de Hechos 15:28, 29 como
un decreto todavía valido y obligatorio para los cristianos. Pablo no disintió.—Hech. 21:17-26.
Por eso, tenemos buena razón para esperar que cualquier conflicto aparente entre el decreto
del concilio y lo que Pablo escribió pueda resolverse. Y ciertamente así sucede.
Lo que el decreto de Hechos 15:28, 29 prohibía era que el cristiano fuera parte de una
ceremonia religiosa formal o que cometiera un acto de idolatría. Los que sacrificaban un animal a
un ídolo recibían parte de la carne para comérsela. Está claro que el hacer eso era un acto
religioso; y se consideraba que estaban participando en una comida con el dios pagano. (Éxo.
34:15; Deu. 32:17; 1 Cor. 10:18-21) De ninguna manera podían los cristianos hacer tal cosa. El decreto
del cuerpo gobernante cristiano lo había prohibido, y Pablo concordaba plenamente con aquello.
Escribió: “Por lo cual, amados míos, huyan de la idolatría.”—1 Cor. 10:14; 1 Tes. 1:9.
Así, al escribir lo que escribió en 1 Corintios 8 y 10 y Romanos 14, Pablo no estaba otorgando
permiso para participar en un acto de idolatría o en una fiesta en honor de un ídolo, como habían
hecho los israelitas e incurrido en la ira de Dios. (Núm. 25:1-4; Rev. 2:14) Más bien, estaba tratando
con el hecho de simplemente comer, como en una comida acostumbrada, carne procedente de
un templo de ídolos que había sido vendida al público en general. Aquella carne no era inmunda
ni estaba contaminada simplemente debido a sus antecedentes. //Volver al Índice

214
W2004 1/7 PÁGS.30-31

¿A quiénes se refiere Pablo en 2 Corintios 6:14 al usar el


término “incrédulos”?
En 2 Corintios 6:14 leemos: “No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual con los incrédulos”.
El contexto muestra claramente que Pablo está hablando de personas que no son miembros de la
congregación cristiana. Otros versículos bíblicos en los que el apóstol utiliza los términos “incrédulo” o
“incrédulos” respaldan esta explicación.
Por ejemplo, Pablo reprende a los cristianos por llevar a sus hermanos a los tribunales “ante los
incrédulos” (1 Corintios 6:6). En aquel caso, los incrédulos eran los jueces que servían en el tribunal de
Corinto. En su segunda carta, Pablo manifiesta que Satanás “ha cegado las mentes de los
incrédulos” y, por tanto, las buenas nuevas están ‘veladas’ ante sus ojos. Estas personas no han
mostrado ningún interés en servir a Jehová, pues el apóstol explicó versículos antes: “Cuando hay un
volverse a Jehová, se quita el velo” (2 Corintios 3:16; 4:4).
Algunos incrédulos participan en desafuero o idolatría (2 Corintios 6:15, 16). Sin embargo,
no todos se oponen a los siervos de Jehová. Hay quienes muestran interés en la verdad. Muchos
otros tienen cónyuges cristianos y desean seguir con ellos (1 Corintios 7:12-14; 10:27; 14:22-25; 1 Pedro
3:1, 2). No obstante, Pablo utiliza consecuentemente el término “incrédulo” para referirse a quienes,
como se indica arriba, no son miembros de la congregación cristiana, que se compone de
“creyentes en el Señor” (Hechos 2:41; 5:14; 8:12, 13).
El principio que se halla en 2 Corintios 6:14 constituye una guía valiosa para los cristianos en
cualquier circunstancia, y a menudo se cita como fuente de consejo sabio para los que desean
casarse (Mateo 19:4-6). El cristiano dedicado y bautizado obrará con sabiduría y no buscará
cónyuge entre los incrédulos, dado que los valores, metas y creencias de estos son muy diferentes
de los del cristiano verdadero.
Pero ¿qué puede decirse de quienes estudian la Biblia y se relacionan con la congregación? ¿Y
de los publicadores no bautizados? ¿Son todos ellos incrédulos? No. A quienes han aceptado la
verdad de las buenas nuevas y están progresando a un ritmo constante hacia el bautismo no se les
debe llamar incrédulos (Romanos 10:10; 2 Corintios 4:13). Aun antes de bautizarse, a Cornelio se le
conocía como un “hombre devoto y que temía a Dios” (Hechos 10:2).
Ahora bien, ¿sería prudente que el cristiano dedicado mantuviera un noviazgo y se casara con
alguien que ha sido aceptado como publicador no bautizado, puesto que, en sentido estricto, la
exhortación de Pablo en 2 Corintios 6:14 no sería aplicable en ese caso? No. ¿Por qué? En vista del
consejo concreto que dio Pablo respecto a las viudas cristianas. Él escribió: “Está libre para casarse
con quien quiera, pero solo en el Señor” (1 Corintios 7:39). En armonía con dicho consejo, se exhorta
a los cristianos dedicados a buscar cónyuge solamente entre aquellos que están “en el Señor”.
¿Qué significan la expresión “en el Señor” y la expresión relacionada, “en Cristo”? En Romanos
16:8-10 y Colosenses 4:7, Pablo habla de personas que estaban “en Cristo” o “en el Señor”. Al leer
esos versículos, observamos que tales individuos son ‘colaboradores’, ‘aprobados’, ‘amados
hermanos’, ‘fieles ministros’ y ‘coesclavos’.
¿Cuándo se convierte alguien en “coesclavo en el Señor”? Cuando hace de buena gana lo que
un esclavo debe hacer y se repudia a sí mismo. Jesús explica: “Si alguien quiere venir en pos de mí,
repúdiese a sí mismo y tome su madero de tormento y sígame de continuo” (Mateo 16:24).
La persona empieza a seguir a Cristo y a someterse completamente a la voluntad divina cuando se
dedica a Dios. Luego, se bautiza y llega a ser un ministro ordenado aprobado por Jehová Dios.
[Nota] Por lo tanto, ‘casarse en el Señor’ significa contraer matrimonio con alguien que haya

215
demostrado ser un verdadero creyente, un “esclavo [dedicado] de Dios y del Señor Jesucristo”
(Santiago 1:1).
La persona que estudia la Biblia con los testigos de Jehová y está progresando espiritualmente es
digna de encomio. Sin embargo, aún no se ha dedicado a Jehová y no se ha comprometido a
llevar una vida de servicio y sacrificio. Todavía está efectuando cambios necesarios en su vida, y
debe hacer otros, que son fundamentales para convertirse en un cristiano dedicado y bautizado,
antes de pensar en cualquier otra transformación significativa en su vida, como es el matrimonio.
¿Sería aconsejable que el cristiano iniciara un noviazgo con alguien que parece estar
progresando en su estudio de la Biblia, con la intención de esperar hasta que la persona se bautice
y entonces casarse? No. Los motivos por los que desea bautizarse la persona que estudia la Biblia
no quedarían claros si sabe que el cristiano dedicado quiere casarse, pero que no lo hará hasta que
se bautice.
Normalmente, el estudiante es un publicador no bautizado durante un período de tiempo
limitado, hasta que progresa lo suficiente como para bautizarse. Por ello, el consejo citado de
casarse solo en el Señor es razonable. ¿Qué sucede si alguien está en edad de casarse, se ha criado
en el seno de una familia cristiana, ha estado activo en la congregación por varios años y es
publicador no bautizado? Si ese es el caso, ¿qué le ha impedido dedicar su vida a Jehová? ¿Por
qué vacila? ¿Abriga dudas? Aunque no es incrédulo, no puede decirse que esté “en el Señor”.
El consejo de Pablo sobre el matrimonio es para nuestro provecho (Isaías 48:17). Cuando las dos
personas que piensan casarse están dedicadas a Jehová, su compromiso mutuo cuenta con un
fundamento sólido y espiritual. Comparten los mismos valores y las mismas metas, lo cual contribuye
muchísimo a una unión feliz. Además, al ‘casarnos en el Señor’, mostramos lealtad a Jehová, y eso
conduce a bendiciones eternas, pues ‘con alguien leal Dios actuará en lealtad’ (Salmo 18:25).
Nota. En el caso de los cristianos ungidos a quienes Pablo escribió originalmente, ser “coesclavo
en el Señor” también implicaba recibir el ungimiento como hijos de Dios y hermanos de Cristo.
//Volver al Índice

216
W1987 15/11 PÁG.29

¿Fue a Jehová a quien se refirió Pablo cuando escribió: ‘El


Señor me dijo: “Mi poder está perfeccionándose en la
debilidad”’, o fue a Jesús?
Parece que el apóstol Pablo se refirió al Señor Jehová. Al notar las palabras de Pablo en su
contexto, no solo podemos ver por qué es así, sino que también podemos entender mejor la
relación que existe entre Dios y su Hijo. Pablo escribió:
“Para que no me sintiera desmedidamente ensalzado, me fue dada una espina en la carne, un
ángel de Satanás, que siguiera abofeteándome, para que no me ensalzara desmedidamente.
Tocante a esto, tres veces supliqué al Señor que esta se apartara de mí; y, con todo, él realmente
me dijo: ‘Mi bondad inmerecida es suficiente para ti; porque mi poder está perfeccionándose en la
debilidad’. Por eso muy gustosamente prefiero jactarme respecto de mis debilidades, para que el
poder del Cristo permanezca como tienda sobre mí”. (2 Corintios 12:7-9.)
La espina en la carne de Pablo puede haber sido o alguna enfermedad de los ojos o apóstoles
falsos que presentaban un desafío a su apostolado. (Gálatas 4:15; 6:11; 2 Corintios 11:5, 12-15.) Fuera
una cosa o la otra, tendía a desanimar a Pablo o impedía que se regocijara en gran manera sobre
su ministerio. Por eso, tres veces pidió que se le quitara. Pero ¿a quién pidió eso, y quién respondió
hablando de “mi poder”?
Puesto que el pasaje menciona “el poder del Cristo”, pudiera parecer que Pablo le había hecho
la petición al Señor Jesús. No hay duda de que Jesús tiene poder y puede impartirlo a sus discípulos.
(Marcos 5:30; 13:26; 1 Timoteo 1:12.) De hecho, el Hijo de Dios “sostiene todas las cosas por la
palabra de su poder”. (Hebreos 1:3; Colosenses 1:17, 29.)
Sin embargo, no hay mayor fuente de poder que el Señor Dios, quien lo puede suplir y lo suple a
sus adoradores. (Salmo 147:5; Isaías 40:26, 29-31.) Tal poder procedente de Dios hizo posible que
Jesús ejecutara milagros, y todavía lo capacitará para actuar. (Lucas 5:17; Hechos 10:38.) También
los apóstoles y otros discípulos de Jesús recibieron poder de Jehová. (Lucas 24:49; Efesios 3:14-16;
2 Timoteo 1:7, 8.) Pablo estuvo entre estos, y ministró “conforme a la dádiva gratuita de la bondad
inmerecida de Dios que [le] fue dada [al apóstol] según la manera como opera su poder”. (Efesios
3:7.)
Puesto que Pablo pidió que se le quitara la ‘espina en su carne, un ángel de Satanás’, es lógico
que acudió al Señor Dios para que lo hiciera, pues Jehová es la persona a quien se dirigen las
oraciones. (Filipenses 4:6; Salmo 145:18.) Además, el que de alguna manera Jehová animara a
Pablo con las palabras: “Mi poder está perfeccionándose en la debilidad”, no deja fuera a Cristo. El
poder que viene del Señor Dios pudiera describirse como “el poder del Cristo [que era] como
tienda” sobre Pablo, porque ‘Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios’. (1 Corintios 1:24.) Así,
2 Corintios 12:7-9 nos ayuda a comprender mejor el papel importante que Jehová da a su Hijo en el
cumplimiento de la voluntad divina. //Volver al Índice

217
W1970 1/8 PÁGS.479-480

Puesto que el apóstol Pablo enseñó que los cristianos


no están bajo la ley mosaica, ¿por qué cumplió él con una
ceremonia en el templo de Jerusalén con relación a un voto
a Dios?—M. G., EE. UU.
Es innegable que el apóstol Pablo reconoció que los cristianos no están obligados por la ley
mosaica. Escribió bajo inspiración: “Hemos sido desobligados de la Ley, porque hemos muerto a
aquello por lo cual se nos tenía sujetos”; “No están bajo ley sino bajo bondad inmerecida,” y, “Si
están siendo conducidos por espíritu, no están bajo ley.”—Rom. 7:6; 6:14; Gál. 5:18.
Sin embargo, ese hecho no significa que él consideraba los requisitos de la Ley como
pecaminosos. Escribió: “Por su parte, la ley es santa, y el mandamiento es santo y justo y bueno.”
(Rom. 7:12) El punto es que a los siervos de Dios no se les exige que guarden la Ley para agradar a
Jehová y conseguir salvación. Por ejemplo, no es pecado el ser circuncidado; no es un acto
anticristiano. Pero sería incorrecto creer que un cristiano tiene que ser circuncidado a fin de ser
salvo.—Hech. 15:1, 2, 5, 22-29; 16:3.
No era raro entre los judíos el que alguien que se hubiese salvado de algún peligro o desgracia
hiciera un voto a Jehová, posiblemente haciendo un voto de abstenerse de bebidas alcohólicas
por un período de tiempo. Esto podría ser semejante a un voto de nazareo. (Núm. 6:1-21) Al
cumplirse el período fijo el judío se cortaba el pelo y probablemente rendía sacrificios en el templo
de Jerusalén.
En Hechos 18:18 leemos acerca de Pablo que “en Cencreas [cerca de Corinto] se había hecho
cortar al rape el pelo de la cabeza, porque tenía un voto.” No se dice si había hecho este voto
antes de llegar a ser cristiano o no, ni siquiera sabemos definidamente si éste fue el principio o el fin
del período implicado en su voto. No podemos excluir la posibilidad de que estuviera relacionado
con lo que más tarde aconteció en Jerusalén.
Cuando Pablo estuvo en Jerusalén después de su tercer viaje misional los cristianos que
componían el cuerpo gobernante mencionaron que había mucho resentimiento entre los judíos
contra Pablo. Dando crédito a rumores, los judíos pensaban que Pablo estaba predicando
ferozmente contra la ley mosaica. En esto estaban equivocados, como hemos visto. Para demostrar
eso a todos públicamente, Santiago y los hombres de más edad espiritualmente aconsejaron a
Pablo: “Tenemos cuatro varones que tienen sobre sí un voto. Toma a éstos contigo y límpiate
ceremonialmente con ellos y hazte cargo de sus gastos, para que se les rape la cabeza. Y así sabrán
todos que no son ciertos los rumores que se les contaron acerca de ti, sino que estás andando
ordenadamente, tú mismo también guardando la Ley.”—Hech. 21:23, 24.
Pablo y los cuatro cristianos que tenían sobre sí un voto hicieron esto. (Hech. 21:26) Su proceder
no fue un acto de apostasía ni un transigir con lo incorrecto dentro del cristianismo. Ellos
demostraron que las disposiciones reglamentarias judías en cuanto a los votos no se habían hecho
inicuas simplemente porque los cristianos no estaban obligados a seguirlas. No es como si hubieran
ofrecido incienso a una deidad pagana... algo que era definidamente contrario a la adoración
cristiana verdadera. Lo que hicieron no era incorrecto en sí mismo, y parecía que serviría para
contrarrestar los prejuicios judíos y permitir que muchos otros oyeran las buenas nuevas de salvación
que Pablo estaba intensamente interesado en predicar. //Volver al Índice

218
W1972 1/6 PÁGS.351-352

Juan 21:18, 19 dice respecto al apóstol Pedro: “‘Cuando eras


más joven, tú mismo te ceñías y andabas por donde querías.
Mas cuando envejezcas extenderás tus manos y otro te
ceñirá y te cargará a donde no desees.’ Esto lo dijo [Jesús]
para significar con qué clase de muerte [Pedro] glorificaría a
Dios.” ¿Se refieren estas palabras específicamente a una
muerte por crucifixión o por fijarlo en un madero?—EE. UU.
El historiador religioso de la antigüedad Eusebio informa que Pedro “fue crucificado con la
cabeza hacia abajo, habiendo él mismo pedido sufrir así.” Sin embargo, la profecía de Jesús acerca
de la muerte de Pedro no fue tan específica. A Catholic Commentary on Holy Scripture admite lo
siguiente: “Puesto que se coloca la extensión de las manos antes de ser ceñido y llevado, es difícil
discernir cómo debe concebirse. Si el orden es parte de la profecía, debemos suponer que el
prisionero fue atado al patibulum antes de ser ceñido y llevado a la ejecución.”
Por eso, si no fuera por la tradición que registró Eusebio, la declaración de Jesús en sí no señalaría
a una muerte por crucifixión o por fijarlo en un madero. Considerando las palabras de Juan 21:18, 19
aparte de la tradición, llegaríamos a la siguiente conclusión: En los años cuando Pedro era más
joven podía ceñirse a gusto para cualquier deber que quería desempeñar. Tenía la libertad de ir a
donde quisiera ir. Pero en la vida posterior esto cambiaría. Tendría que extender las manos, quizás
en sumisión a otra persona. Otro hombre lo controlaría, ciñendo a Pedro (ya sea atándolo o
preparándolo para lo que habría de venir) y cargándolo a un lugar adonde no querría ir,
evidentemente al lugar de ejecución. Así la profecía de Jesús respecto a Pedro realmente indicó
que el apóstol moriría una muerte de mártir; pero no necesariamente denota la manera en que se
le daría esta muerte. //Volver al Índice

219
W1972 15/8 PÁGS.511-512

¿Por qué indica Hechos 9:7 que los compañeros de viaje de


Saulo oyeron una voz, mientras que Hechos 22:9, al informar
acerca del mismo suceso, declara que no la oyeron?—
Argentina.
Después de su resurrección y ascensión al cielo, Jesucristo se apareció a Saulo de Tarso (más
tarde el apóstol Pablo) y le habló audiblemente. Pero “los compañeros de viaje de Saulo se
quedaron sin habla, porque oyeron la voz pero no pudieron ver a nadie.” (Hech. 9:7, An American
Translation) Citando a Pablo que habla en primera persona respecto al mismo suceso, Hechos 22:9
dice: “Los hombres que estaban conmigo vieron la luz, pero no oyeron la voz de aquel que me
hablaba.”—AT.
Es útil considerar el significado de la palabra griega para “oír” a fin de resolver esta aparente
discrepancia. Puede denotar oír algo sin entender lo que se declara. Los que viajaban con Pablo
evidentemente oyeron una voz pero, debido a estar apagada o hecha indistinta, no entendieron el
mensaje que se le transmitía a Pablo.—Compare con 1 Corintios 14:2, donde la palabra griega para
“oír” se traduce “escucha.”
El hecho de que los compañeros de Pablo no comprendieron lo que se dijo queda comprobado
también por el modo en que se usa la palabra griega para “voz” en conexión con el verbo “oír” en
Hechos 9:7 y 22:9. El Expository Dictionary of New Testament Words de Vine dice esto: “En Hechos 9:7,
‘oyendo la voz,’ el sustantivo ‘voz’ está en el caso genitivo partitivo [i.e., oyendo (algo) de], mientras
que en 22:9, ‘no oyeron la voz,’ la construcción es con el acusativo. Esto remueve la idea de que
haya contradicción. Lo primero indica el oír el sonido; lo último indica el significado o mensaje de la
voz (esto no lo oyeron).”
Los modos en que vierten esto varias traducciones modernas de la Biblia también muestran esta
diferencia. La New American Standard Bible vierte los textos envueltos como sigue: “Los hombres
que viajaban con él se quedaron sin habla, oyendo la voz, pero no viendo a nadie.” “Los que
estaban conmigo contemplaron la luz, sin duda, pero no entendieron [margen: U, oyeron (con
entendimiento)] la voz de Aquel que me hablaba.” La traducción en alemán por Leander van Ess
dice: “Porque de veras oyeron el sonido, pero no vieron a nadie.” “Pero no entendieron la voz del
que me hablaba.” Richard Francis Weymouth usa modos de verter que muestran que los hombres
oyeron la voz pero no oyeron las “palabras de Aquel” que le habló a Pablo. De manera parecida, la
Traducción del Nuevo Mundo dice que los hombres oyeron “el sonido de una voz,” pero no “oyeron
[“oyeron con entendimiento,” margen] la voz del que . . . hablaba” con Pablo.—Hech. 9:7; 22:9.
//Volver al Índice

220
W1981 15/2 PÁG.29

¿Qué quiso decir el apóstol Pablo cuando escribió que la


existencia de sectas entre los corintios haría que se
manifestaran personas que eran aprobadas?
Basándose en informes que había recibido de otros, el apóstol Pablo escribió: “Cuando se juntan
en congregación, oigo que existen divisiones entre ustedes; y hasta cierto grado lo creo. Porque
también tiene que haber sectas entre ustedes, para que las personas aprobadas también se hagan
manifiestas entre ustedes.”—1 Cor. 11:18, 19.
El apóstol reconocía que los informes no siempre dan un cuadro completo de la situación
verdadera. Sin embargo, debido a su conocimiento personal de la congregación de Corinto, él
sabía que la información que se le había suministrado era esencialmente verídica. Por eso pudo
decir: “Hasta cierto grado lo creo.” Él concluyó que tenía que haber facciones o sectas entre los
corintios. Sin embargo, la misma existencia de estas facciones haría que se manifestaran los que
estaban en condición aprobada desde el punto de vista de Dios.
Cuando surgen facciones, a menudo ciertos individuos se esfuerzan por edificar para sí un grupo
de seguidores. Pronto se manifiesta su espíritu de descontento y su deseo de tener prominencia o
reconocimiento. Pero las personas que son siervos aprobados del Altísimo continúan ayudando
humildemente a sus compañeros de creencia. Por su modo de hablar y actuar, demuestran que
están convencidos de que el cabeza de la congregación cristiana es el Señor Jesucristo. No se
identifican con grupos que enaltecen a hombres imperfectos; ni tratan de ganarse la aprobación
de hombres.
Las personas que verdaderamente son siervos aprobados de Dios evitan contribuir al desarrollo
de facciones y envolverse de manera alguna con éstas. Además, cuando las sectas llegan a existir,
tales personas aprobadas hacen lo que pueden para promover la unidad y el amor. Sí, los que
aman la verdad se distinguirán por medio de evitar un espíritu partidista y por medio de continuar
ayudando a otros a comprender la necesidad de mantener la unidad bajo la dirección de
Jesucristo como Cabeza. Es de esta manera como las sectas o las divisiones realmente ayudan a
identificar a los creyentes verdaderos, personas que tienen motivos puros. //Volver al Índice

221
W2000 15/3 PÁG.29

¿Indica el apóstol Pablo en Romanos 12:19 que los cristianos


no deben airarse cuando dice: “No se venguen, amados,
sino cédanle lugar a la ira”?
Estrictamente hablando, no. El apóstol Pablo se refiere en este versículo a la ira de Dios. Por
supuesto, esto no quiere decir que no importa que el cristiano se encolerice. La Biblia nos previene
claramente contra la ira. Veamos una muestra del consejo divino.
“Depón la cólera y deja la furia; no te muestres acalorado solo para hacer mal.” (Salmo 37:8.)
“Todo el que continúe airado con su hermano será responsable al tribunal de justicia.” (Mateo 5:22.)
“Las obras de la carne son manifiestas, y son: fornicación, inmundicia, conducta relajada, idolatría,
práctica de espiritismo, enemistades, contiendas, celos, arrebatos de cólera.” (Gálatas 5:19, 20.)
“Que se quiten toda amargura maliciosa y cólera e ira y gritería y habla injuriosa.” (Efesios 4:31.)
“Todo hombre tiene que ser presto en cuanto a oír, lento en cuanto a hablar, lento en cuanto a ira.”
(Santiago 1:19.) Además, el libro de Proverbios nos aconseja en repetidas ocasiones que no nos
airemos ni nos enfademos por ofensas insignificantes y errores humanos (Proverbios 12:16; 14:17, 29;
15:1; 16:32; 17:14; 19:11, 19; 22:24; 25:28; 29:22).
El contexto de Romanos 12:19 armoniza con este consejo. Pablo recomienda que nuestro amor
sea sin hipocresía, que bendigamos a los que nos persiguen, que pensemos bien de los demás, que
no devolvamos mal por mal a nadie y que procuremos ser pacíficos con todos. Luego aconseja:
“No se venguen, amados, sino cédanle lugar a la ira; porque está escrito: ‘Mía es la venganza; yo
pagaré, dice Jehová’” (Romanos 12:9, 14, 16-19).
En efecto, no debemos permitir que la ira nos impulse a vengarnos. El conocimiento que tenemos
de las situaciones y nuestro sentido de justicia son imperfectos. Si permitimos que la ira nos impulse a
vengarnos, nos equivocaremos a menudo y favoreceremos los fines del Adversario de Dios, el
Diablo. Pablo escribió en otro lugar: “Estén airados, y, no obstante, no pequen; que no se ponga el
sol estando ustedes en estado provocado, ni dejen lugar para el Diablo” (Efesios 4:26, 27).
El mejor proceder, y el más sabio, es dejar que Dios determine cuándo y de quién vengarse. Él
puede hacerlo con pleno conocimiento de la realidad, y su castigo siempre refleja su justicia
perfecta. Este es el argumento de Pablo en Romanos 12:19, según lo indica su referencia a
Deuteronomio 32:35, 41, donde en parte dice: “Mía es la venganza, y la retribución” (compárese
con Hebreos 10:30). Por ello, aunque la expresión “de Dios” no se encuentra en el texto griego,
varias traducciones modernas la han insertado en Romanos 12:19 y vierten este pasaje de los
siguientes modos: “Dejadle [a Dios] el cuidado de vengaros” (Mariano Galván Rivera); “Dejad lugar
a la ira de Dios” (Reina-Valera, 1960); “Dejadle sitio al Juicio divino” (Cantera-Iglesias, nota), “Dejen
el castigo en las manos de Dios” (Nueva Versión Internacional).
Aun cuando los enemigos de la verdad abusen de nosotros o nos persigan, podemos confiar en
la descripción de Jehová Dios que Moisés oyó: “Jehová, Jehová, un Dios misericordioso y benévolo,
tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa y verdad, que conserva bondad amorosa
para miles, que perdona error y transgresión y pecado, pero de ninguna manera dará exención de
castigo” (Éxodo 34:6, 7). //Volver al Índice

222
W1975 1/7 PÁGS.414-416

¿Qué quiso decir el apóstol Pablo cuando dijo: “Cuando


llegue lo que es completo, lo que es parcial será eliminado”?
Estas palabras aparecen en un marco que pone de relieve el sobresaliente camino del amor.
Leemos: “El amor nunca falla. Mas sea que haya dones de profetizar, serán eliminados; sea que
haya lenguas, cesarán; sea que haya conocimiento, será eliminado. Porque tenemos conocimiento
parcial y profetizamos parcialmente; pero cuando llegue lo que es completo, lo que es parcial será
eliminado. Cuando yo era pequeñuelo, hablaba como pequeñuelo, pensaba como pequeñuelo,
razonaba como pequeñuelo; mas ahora que he llegado a ser hombre, he eliminado las cosas
características de pequeñuelo. Porque al presente lo que vemos son los contornos nebulosos por
medio de un espejo de metal, pero entonces será cara a cara. Al presente conozco parcialmente,
pero entonces conoceré con exactitud así como soy conocido con exactitud.”—1 Cor. 13:8-12.
Así Pablo mostró que los dones milagrosos de profetizar, conocimiento y hablar en lenguas
no eran permanentes. Habrían de cesar. Y cesaron. Evidentemente estos dones solo eran impartidos
en la presencia de uno o más de los apóstoles que fueron escogidos directamente por Jesucristo.
(Hech. 2:1, 4, 14; 8:9-20; 10:44-46; 19:6) De modo que con la muerte de estos apóstoles, pasó el
impartir dones milagrosos.
En vista de la naturaleza temporera de los dones milagrosos, Pablo estimuló a los cristianos en
Corinto a seguir tras el camino permanente y sobresaliente del amor y a no considerar esos dones
milagrosos como el mayor logro del cristiano.
Aunque Pablo mismo estuvo dotado de dones milagrosos a un grado superior, reconoció que su
conocimiento solo era parcial. (1 Cor. 13:1, 2; 14:18) Tendría que aguardar hasta la llegada de “lo
que es completo” a fin de entender plenamente las cosas espirituales. En su propio caso esto no iba
a suceder durante su vida en la Tierra. Sin embargo, al alcanzar su galardón celestial con el tiempo
vería el cumplimiento de toda la profecía bíblica y llegaría a un conocimiento completo de la
voluntad y propósito de Jehová revelados en la Biblia. De consiguiente, las palabras “cuando llegue
lo que es completo” han de relacionarse con el tiempo en que las profecías de la Biblia así como la
voluntad y propósito de Dios se entiendan plenamente.
La llegada de “lo que es completo” no es sinónimo de ganar el galardón celestial. No hay nada
en la Escritura que indique que Jesucristo revela todo a los miembros de su novia inmediatamente al
entrar ellos en el cielo. Jesús mismo tuvo que esperar que su Padre diera a saber ciertos aspectos de
Su propósito. Cuando estuvo en la Tierra, Jesús dijo del día y la hora para la ejecución de la
venganza divina: “Respecto a aquel día o la hora, nadie sabe, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo,
sino el Padre.” (Mar. 13:32) De modo similar, los que llegan a ser criaturas espíritus inmortales en los
cielos no obtienen conocimiento completo hasta el tiempo debido de Dios para revelar el alcance
pleno de su propósito. Esto también aplica a los siervos devotos de Dios en la Tierra.
Hoy vivimos en el tiempo en que “lo que es completo” debe llegar. Los hechos físicos en
cumplimiento de la profecía bíblica confirman que Jesucristo recibió autoridad real sobre el mundo
de la humanidad en 1914 E.C. (Rev. 6:1-8) Con ese acontecimiento el “secreto sagrado” o “misterio”
de Dios “quedó terminado,” en el sentido de que este acontecimiento quitó el aspecto ‘misterioso’
acerca de este reino. (Rev. 10:7; compare con Mateo 13:11; Lucas 8:10; Efesios 3:3-9; Colosenses
1:26, 27; 2:2; 4:3; 1 Timoteo 3:16.) Desde ese tiempo en adelante el pueblo de Dios ha estado
recibiendo cada vez más conocimiento espiritual y entendimiento de las profecías. Esto está en
armonía con Daniel 12:4: “En cuanto a ti, oh Daniel, haz secretas las palabras y sella el libro, hasta el
tiempo del fin. Muchos discurrirán [en el libro], y el verdadero conocimiento se hará abundante.” De
consiguiente, “lo que es completo” se refiere al entendimiento pleno del propósito de Dios que se

223
revela en la Biblia. Siendo éste un tiempo para tal entendimiento aumentado de la Palabra de Dios
y el cumplimiento de sus profecías, lo “que es completo” ha de estar cerca. //Volver al Índice

¿Qué quiso decir el apóstol Pablo cuando, al considerar el


matrimonio, habló de haber “pasado la flor de la juventud”?
Básicamente se refirió a haber pasado el tiempo en que el deseo sexual de uno ha florecido o se
ha hecho fuerte por primera vez.
En 1 Corintios 7:36 leemos: “Pero si alguno piensa que se está portando impropiamente para con
su virginidad, si ésta ha pasado la flor de la juventud, y ésta es la manera en que debe efectuarse,
que haga lo que quiera; no peca. Que se casen.” Este consejo se puede apreciar mejor a la luz del
contexto. [Nota]
Pablo acababa de señalar que el cristiano no casado está libre de las inquietudes
concomitantes al estado casado. Así el cristiano que es soltero o soltera puede dar atención “al
Señor sin distracción.” (1 Cor. 7:32-35) Sin embargo, en lo que toca a algunas personas solteras su
deseo pasional pudiera ponerlas bajo tensiones y tentaciones peligrosas. Para el individuo en esa
situación sería “mejor . . . casarse que estar encendido con pasión.” (1 Cor. 7:9) Pero Pablo indicó
que había un factor que considerar antes de decidir que ésta era la situación de uno y que debería
casarse.
Quizás el deseo de uno sea simplemente el primer oleaje o florecimiento de pasión sexual, que
uno pudiera controlar y permanecer soltero sin ‘arder’ o “estar encendido” de pasión. Pablo
entendía que a medida que un muchacho o una muchacha pasa la pubertad un deseo sexual
natural comienza a crecer. A medida que uno llega a ser adulto este deseo puede parecer
bastante apremiante. Se necesita gobierno de uno mismo. Sin embargo, en vez de que el individuo
concluya rápidamente que el tener un impulso sexual significa que definitivamente estaría en
mejores circunstancias casado, el tiempo podría mostrar que le es posible al cristiano permanecer
soltero con buen éxito sin estar atormentado por deseo.
De modo que Pablo estaba aconsejando que uno considerara su situación y circunstancias. Si
uno hubiese pasado el oleaje inicial del deseo y sin embargo la pasión continuara siendo un
problema, “que haga lo que quiera; no peca. Que se casen.” Pero si el deseo sexual de uno ha
“pasado la flor de la juventud” y uno no estuviera constantemente inquieto por la pasión, entonces
uno podría permanecer soltero; la persona en esa situación que resolviera en su corazón continuar
soltera haría mejor.—1 Cor. 7:37, 38.
Este consejo inspirado ciertamente da que pensar a los jóvenes. Pues si una persona se casa tan
pronto como su deseo sexual ‘florece’ o se hace fuerte, bien pudiera ser que un oleaje de pasión es
la influencia dominante al determinar cuándo casarse y con quién casarse. Pero cuando uno ha
pasado el período del primer oleaje de deseo, uno está en posición de evaluar más objetivamente
sus sentimientos y situación en la vida.
Además, en la mayoría de las sociedades hoy día los matrimonios de adolescentes están
señalados por una incidencia extraordinariamente alta de infelicidad, fracaso y divorcio. A menudo
los que se casan jóvenes han sido influidos indebidamente por el romanticismo y su deseo físico que
todavía está en desarrollo. En muchos casos todavía no han desarrollado las cualidades que
contribuyen a un matrimonio feliz, como el gobierno de uno mismo. (2 Ped. 1:5-8; Gál. 5:22, 23) De
modo que ¿no es más probable que un joven o una joven que, a través de un período de tiempo,
ha mostrado gobierno de sí mismo en cuanto al deseo físico pueda desplegar ésta y otras
cualidades excelentes en el matrimonio?

224
Nota. La palabra griega que se traduce aquí “ha pasado la flor de la juventud” es hyperakmos,
de hyper (más allá) y akme (punto más elevado o florecimiento pleno de una flor). //Volver al Índice

225
W1983 1/5 PÁG.31

¿Se refería Pablo a los judíos o a los gentiles cuando dijo en


Romanos 1:25 que algunos “rindieron servicio sagrado a la
creación más bien que a Aquel que creó”?
Esta descripción podía aplicar tanto a los judíos como a los no judíos, puesto que ambos habían
sido culpables de tal proceder. Sin embargo, el argumento que el apóstol Pablo expuso en el
capítulo uno de Romanos trata particularmente sobre el Israel apóstata de la antigüedad.
La creación da abundante testimonio en cuanto a la existencia de un Dios Todopoderoso y
Creador. Hubiera sido inexcusable hasta para los gentiles adorar imágenes que tenían la semejanza
de algún animal; pero Dios había advertido específicamente a los israelitas contra la idolatría, y por
eso eran más inexcusables. (Romanos 1:18-23; Deuteronomio 4:15-19; 5:8, 9.)
Aún así, a menudo los israelitas pasaban por alto la verdad que sabían acerca de Dios y
adoraban “la creación más bien que a Aquel que creó” (Romanos 1:24, 25). Por ejemplo, pecaron
al adorar a la diosa Astoret (representada por una mujer desnuda con órganos sexuales
exagerados) y becerros de oro (1 Reyes 11:5, 33; 12:26-28; 2 Reyes 10:28, 29). Aquel proceder hasta
los condujo a prácticas sexuales degradadas y a disposiciones impías. Por eso, los israelitas
apóstatas, quienes sabían lo que decía “el justo decreto de Dios” en contra de tales pecados, eran
claramente reprensibles y tenían que ejercer fe en el rescate de Cristo. (Romanos 1:26-32.) //Volver al
Índice

226
W1974 1/7 PÁGS.415-416

En 1 Corintios 10:13 el apóstol Pablo escribió: “Ninguna


tentación los ha tomado a ustedes salvo lo que es común a
los hombres. Pero Dios es fiel, y no dejará que sean tentados
más allá de lo que pueden soportar, sino que junto con la
tentación él también dispondrá la salida para que puedan
aguantarla.” ¿Cuál es la fuente de esa tentación y cómo
dispone Dios la salida para el cristiano?—EE. UU.
Como se ilustra por las experiencias que tuvo Israel en el desierto, a las que hace referencia
Pablo en los versículos precedentes, la “tentación” viene por medio de circunstancias que podrían
inducirlo a uno a quebrantar la ley de Dios. Más temprano en este capítulo, Pablo escribió: “Estas
cosas llegaron a ser nuestros ejemplos, para que nosotros [los cristianos] no seamos personas que
desean cosas perjudiciales, tal como ellos las desearon. Ni nos hagamos idólatras, como algunos de
ellos se hicieron; así como está escrito: ‘Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a
divertirse,’ Ni practiquemos fornicación, como algunos de ellos cometieron fornicación, de modo
que cayeron, veintitrés mil de ellos en un día. Ni pongamos a Jehová a prueba, como algunos de
ellos lo pusieron a prueba, de modo que perecieron por las serpientes. Ni seamos murmuradores, así
como algunos de ellos murmuraron, de modo que perecieron por el destructor.”—1 Cor. 10:6-10.
¿Fueron estas circunstancias de tal índole que los israelitas no pudieron resistir las tentaciones que
tuvieron que ver con ellas? Considere los hechos. Los israelitas llegaron a desear “cosas
perjudiciales” cuando Jehová les proveyó milagrosamente suficientes codornices como para
durarles un mes. No habían comido carne por algún tiempo, pero se les había dado un buen
suministro de maná para comer. Sin embargo cedieron a la tentación de una codicia tan
desenfrenada que “el que menos recogió, recogió diez homeres” o dos mil doscientos veinte litros
de codornices.—Núm. 11:19, 20, 31-35.
Más temprano, mientras Moisés recibía la Ley en el monte Sinaí, los israelitas se hicieron
“idólatras,” como menciona Pablo. Participaron en la adoración del becerro y cedieron a placeres
sensuales. ¿Por qué? La ausencia de su caudillo visible fue la circunstancia que hizo surgir la
tentación, porque le dijeron a Aarón: “Levántate, haznos un dios que vaya delante de nosotros,
porque en cuanto a este Moisés, el hombre que nos hizo subir de la tierra de Egipto, ciertamente
no sabemos qué le habrá pasado.”—Éxo. 32:1, 6.
Precisamente antes de entrar en la Tierra Prometida millares de israelitas fueron atraídos por
mujeres moabitas. Por asociarse con estas mujeres sus pasiones pecaminosas se despertaron hasta
tal grado que cometieron inmoralidad sexual. Esta es la ocasión, a la cual hizo referencia Pablo, en
la cual millares fueron derribados en un solo día por su pecado.—Núm. 25:1.
A veces, los israelitas también cedieron a la tentación de quejarse rebeldemente. En una
ocasión se expresaron contra Jehová y Moisés: “¿Por qué nos han hecho subir de Egipto para morir
en el desierto? Pues no hay pan y no hay agua, y nuestra alma ha llegado a aborrecer el pan
despreciable.” (Núm. 21:5) Por aquellas quejas los israelitas estaban ‘poniendo a prueba la
paciencia de Jehová.’ Estaban poniéndolo a prueba en cuanto a si aquel quejarse sería dejado
impune o no.

227
Una de las ocasiones en las cuales los israelitas no resistieron la tentación de murmurar fue
después de la destrucción de los rebeldes Coré, Datán, Abiram y sus asociados. Esto se debió a que
comenzaron a razonar que la ejecución de los rebeldes había sido una injusticia. Números 16:41
relata esto: “Al día siguiente la entera asamblea de los hijos de Israel se puso a murmurar contra
Moisés y Aarón, diciendo: ‘Ustedes han dado muerte al pueblo de Jehová.’” Como consecuencia
de criticar la manera en que se administraba la justicia, 14.700 israelitas perecieron de un azote que
Dios envió.—Núm. 16:49.
Manifiestamente ninguna de las tentaciones fueron de tal índole que los israelitas no pudieran
haberlas resistido. Sin embargo los israelitas cedieron a la tentación por olvidar a Jehová, el amoroso
cuidado que les daba, y la rectitud de su ley y caminos. Perdieron la fe.
Como en el caso de los israelitas, las tentaciones a las que se enfrentan los cristianos son
comunes a la experiencia humana. Por eso, si los cristianos hacen los esfuerzos que se necesitan
para resistir esas tentaciones y confían en que Jehová Dios los sustente, pueden permanecer fieles.
Esto se debe a que “Dios es fiel” y no permitirá que su pueblo sea ‘tentado más allá de lo que
pueda soportar.’ Jamás dejará o abandonará a sus siervos al grado de permitirles entrar en
situaciones o circunstancias que hagan humanamente imposible para ellos efectuar la voluntad de
él.
En el caso de las circunstancias y situaciones que él permite que se desarrollen, Jehová dispone
la salida fortaleciendo a su pueblo para que resista la tentación. Por ejemplo, quizás otros sometan
a un cristiano a abuso físico en su esfuerzo por hacer que renuncie a su fe. Esta circunstancia puede
tentar al cristiano a ceder a fin de evitar más tormento y posiblemente hasta la muerte. Pero,
teniendo como base la seguridad inspirada que da el apóstol Pablo, el cristiano sabe que las
circunstancias que hacen surgir la tentación solo son temporales. Jehová no permitirá que la
situación se desarrolle hasta tal punto que Él no pueda fortalecer suficientemente la fe cristiana y la
fuerza espiritual para que se mantenga la integridad.
Por otra parte, también, por medio de su espíritu Jehová sostiene a los que se ven sometidos a
presiones. Obrando como recordador y maestro, el espíritu santo de Dios les hace recordar cosas de
las Santas Escrituras que necesitan saber para resistir la tentación y los ayuda a discernir la
aplicación correcta de estas cosas. (Juan 14:26) Por lo tanto no se les engaña de modo que sigan
un proceder incorrecto. Entienden las cuestiones verdaderas que están envueltas en las situaciones
que se presentan. Así, Jehová ha sostenido a muchos haciendo que hayan continuado fieles hasta
la mismísima muerte. No fue la muerte lo que dispuso la salida para ellos, sino que fue la ayuda que
proveyó Jehová lo que hizo posible que aguantaran hasta el fin sin ceder a la tentación.
Jehová no solo ayuda a sus siervos por medio de su espíritu, sino que también usa a sus ángeles a
favor de ellos. Dice Hebreos 1:14: “¿No son todos ellos espíritus para servicio público, enviados para
servir a favor de los que van a heredar la salvación?” //Volver al Índice

228
W1981 15/3 PÁGS.30-31

Según Hebreos 12:22, 23 (Versión Valera) el apóstol Pablo


habla de “los espíritus de los justos hechos perfectos.”
¿Pudieran estos “justos” ser los hombres fieles acerca de
quienes Pablo escribió en el capítulo 11 de Hebreos?
No es nueva la indicación de que quizás estas palabras apliquen a los hombres de fe y fidelidad
que vivieron en tiempos precristianos hasta Juan el Bautizante. Ya en su número del 15 de agosto de
1913, páginas 248 y 249, la Watchtower había indicado eso cautelosamente, y se siguió teniendo
ese punto de vista por muchos años.
En Hebreos 11:8-10 se hizo referencia a Abrahán, Isaac y Jacob y se mostró que Abrahán dejó la
ciudad de Ur de los caldeos y que él e Isaac y Jacob vivieron como nómadas hasta que Jacob se
trasladó a la tierra de Egipto en los días de su hijo José. De modo que durante aquel período de
tiempo estos hombres no vivieron en un lugar poblado y establecido como ciudad. No hay nada en
las Escrituras Hebreas que diga que Dios prometió a estos tres hombres una “ciudad que tiene
fundamentos verdaderos, cuyo edificador y hacedor es Dios.” Estas son las palabras que Pablo
ofrece como comentario sobre el asunto. Sin duda esa expresión se refiere al gobierno establecido
de Dios mediante la ‘descendencia de Abrahán,’ bajo cual gobierno aquellos tres patriarcas vivirán
en la Tierra y alcanzarán la perfección humana para el fin de los mil años.—Gál. 3:16.
Cuando Dios sacó de la tierra de Egipto a los descendientes de Abrahán, Isaac y Jacob y los
introdujo en la tierra que Él había prometido a Abrahán, ellos se establecieron en las ciudades de los
cananeos, de las cuales Jericó fue la única destruida por el poder de Dios. De allí en adelante todos
los profetas fieles y las mujeres fieles de la antigüedad tuvieron residencia fija en las ciudades. Por
consiguiente, no podía decirse de aquellos fieles, como se dijo de Abrahán, Isaac y Jacob, que ellos
buscaban una ciudad futura en la Tierra. Jerusalén fue destruida en el año 70 E.C., 39 años después
que Juan el Bautizante fue decapitado. Así que aun cristianos judíos vivieron en aquella ciudad
visible terrestre hasta después que el general Galo se retiró de Jerusalén, ocasión en que los
cristianos obedecieron el mandato profético de Jesús de salirse de ella.—Mat. 24:15-22.
En Hebreos 13:12-14 se hace referencia al hecho de que Jesús fue fijado al madero fuera de los
muros de la Jerusalén terrestre, o “fuera de la puerta.” Ante esta circunstancia, Pablo pasa a decir:
“Salgamos, pues, a él fuera del campamento [como la víctima propiciatoria o “el macho cabrío . . .
para Azazel” que se enviaba al desierto en el día de la expiación, (Lev. 16:10)], soportando el
vituperio que él soportó, porque no tenemos aquí una ciudad que continúe, sino que buscamos
encarecidamente la que ha de venir.” Esta “ciudad” se refiere al Reino celestial, la Nueva Jerusalén,
que Pablo menciona en Hebreos 12:22.
Los hombres fieles de la antigüedad, especialmente desde Abrahán hasta Juan el Bautizante, no
esperaban ir al cielo y entrar en aquella Jerusalén celestial. No tenían concepto alguno de cosa
semejante. (Mat. 11:11) No podían abrigar esa esperanza porque no habían sido engendrados por
el espíritu santo de Dios. Juan 7:39 prueba esto, pues dice: “Sin embargo, dijo esto respecto al
espíritu que estaban para recibir los que ponían fe en él; porque aún no había espíritu, por cuanto
Jesús todavía no había sido glorificado.” El engendramiento espiritual de hombres y mujeres
cristianos no empezó sino hasta el Pentecostés de 33 E.C. Desde entonces en adelante los que eran
engendrados por espíritu santo esperaban con anhelo el vivir en la ciudad celestial prefigurada por
la Jerusalén terrestre.
Por eso, al escribir a los cristianos hebreos Pablo pudo decirles correctamente en Hebreos 12:22:
“Mas ustedes se han acercado a un monte Sión [no el monte Sinaí en Arabia] y a una ciudad del

229
Dios vivo, a Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles.” En el tiempo de Pablo “la congregación de
los primogénitos que han sido matriculados en los cielos” no había cumplido 30 años de edad, de
modo que no había pasado mucho tiempo desde que ésta había empezado, y contaba con
mucho menos de 144.000 miembros. Se logra completar el número de 144.000 “primogénitos que
han sido matriculados en los cielos” para fines de la llamada Era Cristiana, la cual termina con la
“grande tribulación” de Revelación 7:14 y Mateo 24:21, 22. Se ve, pues, que Pablo y los cristianos
hebreos a quienes él escribió sólo estaban acercándose a aquella “congregación” en lo que tiene
que ver con su número cabal de 144.000 miembros.
Luego, Hebreos 12:23, 24 dice “y a Dios el Juez de todos, y a las vidas espirituales [“espíritus,” nota
al pie de la NW] de justos que han sido hechos perfectos, y a Jesús el mediador de un nuevo pacto,
y a la sangre de la rociadura, que habla de una manera mejor que la sangre de Abel.” Así que Dios
es el juez de todos, incluso los 144.000 matriculados. Por lo tanto, es preciso que los miembros en
perspectiva de la “congregación” glorificada pasen por un período de juicio antes de que sean
aprobados por Jehová el Juez Supremo. Eso explica por qué, inmediatamente después de
mencionar a Jehová, el versículo pasa a decir: “y a las vidas espirituales de justos que han sido
hechos perfectos.” Los miembros de la “congregación” cristiana engendrada por espíritu son
quienes han sido justificados por fe. (Rom. 5:1; 8:1-4) Por eso se hace referencia a ellos como “justos
que han sido hechos perfectos.”
Por consiguiente, se les exhorta a que “presenten sus cuerpos en sacrificio vivo, santo, acepto a
Dios, un servicio sagrado con su facultad de raciocinio.” (Rom. 12:1) Así ‘salen a él fuera del
campamento, soportando el vituperio que él soportó.’ (Heb. 13:13) Estos cristianos engendrados por
espíritu realmente tienen “vidas espirituales” ahora en la Tierra y reciben la exhortación de andar en
conformidad con el espíritu por el cual fueron engendrados.
El apóstol Pablo se refiere a las “vidas espirituales” de estos cristianos justificados en el mismo
capítulo, en Hebreos 12:9, donde dice: “¿No hemos de sujetarnos mucho más al Padre de nuestra
vida espiritual y vivir?” El texto en griego dice literalmente: “El Padre de los espíritus.” Él es el padre de
la congregación engendrada por espíritu a la cual Pablo estaba escribiendo y por eso la
Traducción del Nuevo Mundo parafrasea la expresión aquí dándole una nota personal, al decir
“Padre de nuestra vida espiritual.” Esta expresión antecede a Hebreos 12:23 por 14 versículos, de
modo que está en el contexto inmediato.
En Hebreos 12:1 el apóstol Pablo aparta la atención de sobre los hombres y mujeres fieles de
tiempos precristianos a quienes había estado considerando y la dirige a la congregación cristiana
engendrada por espíritu y al derrotero de servicio divino que se extendía ante estos cristianos
engendrados por espíritu. Por eso, en Hebreos 12:23 no está volviendo a lo que había estado
considerando en el capítulo 11. En vista de estos hechos la expresión “las vidas espirituales de justos
que han sido hechos perfectos” presenta a la “congregación de los primogénitos que han sido
matriculados en los cielos” desde un punto de vista diferente y por lo tanto no es una repetición
innecesaria de lo que se ha dicho en el versículo 22. Por eso, no es necesario tratar de aplicar esa
expresión a otra clase de personas temerosas de Dios como los hombres y mujeres fieles de tiempos
pasados desde Abel hasta Juan el Bautizante.
Se ve más claramente que Pablo limita la aplicación de todo el contenido de Hebreos 12:22, 23
a la congregación cristiana engendrada por espíritu cuando pasa a decir: “Y a Jesús el mediador
de un nuevo pacto, y a la sangre de la rociadura, que habla de una manera mejor que la sangre
de Abel.” (Heb. 12:24) La congregación engendrada por espíritu está en ese nuevo pacto y por
consiguiente Jesús es el mediador de ellos. Los de esa congregación son aquellos sobre quienes la
“sangre” de Jesucristo se ha rociado en sentido espiritual de modo que produce mejores efectos en
el caso de ellos que los que produciría la sangre del Abel martirizado. (Heb. 11:4) Es decir: realmente
se les ha justificado o declarado justos actualmente por la fe que tienen en esa sangre.—Rom. 5:9.

230
En armonía con todo esto, Pablo pasa a dirigirse en Hebreos 12:25-28 a los de la congregación
engendrada por espíritu y los exhorta a demostrar que son dignos de su reino celestial, el cual es la
“ciudad del Dios vivo, . . . Jerusalén celestial,” a la cual se han acercado. Actualmente el resto de la
congregación engendrada por espíritu compuesta de 144.000 miembros está mucho más cerca de
las cosas que Pablo enumera en los versículos 22 y 23 de lo que lo estuvieron los cristianos hebreos
del primer siglo. Y una grande muchedumbre de “otras ovejas” se regocija con los del resto de que
esto sea así. Realmente, esta “grande muchedumbre” hoy anda por fe justamente de la misma
manera en que lo hicieron los hombres y mujeres fieles de tiempos precristianos. //Volver al Índice

231
W1983 1/8 PÁG.31

¿Qué quiso decir Pablo por las palabras registradas en


1 Corintios 14:36: “¿Fue de ustedes que salió la palabra de
Dios, o fue solamente hasta ustedes que llegó?”?
Fundamentalmente, el apóstol Pablo estaba tratando de ayudar a los corintios a comprender
que no debían establecer nuevos modos de manejar los asuntos en la congregación. Tal consejo
era apropiado, como podemos notar por lo que Pablo escribió antes.
En los días del comienzo del cristianismo, Dios proveyó dones milagrosos del espíritu, como el de
profetizar y el de hablar en lenguas (1 Corintios 12:4-11). Algunos cristianos de Corinto tenían tales
dones, pero los usaban de un modo que creaba desorden. Por ejemplo, hablaban en lenguas
cuando no había nadie presente que tuviera el don milagroso de interpretar. Pablo razonó: “¿Cómo
dirá ‘Amén’ [...] el hombre que ocupa el asiento de la persona común, puesto que no sabe lo que
estás diciendo?”. Los incrédulos que estuvieran presentes hasta pudieran pensar que los que
estuvieran hablando en lenguas estaban locos. (1 Corintios 14:13-16, 22, 23.)
También se creaba confusión porque varios hablaban a la vez. Pablo instó: “Si alguno habla en
una lengua, limítese esto a dos o tres a lo más, y por turno”. De igual manera, aquellos a quienes el
espíritu moviera a profetizar habían de hacerlo de manera limitada y “uno por uno”. Esto
concordaba con el hecho de que Dios es un Dios de paz, no de desorden. (1 Corintios 14:27-33.)
Además, parece que había un problema respecto a ciertas cristianas que se expresaban en las
reuniones. Eso tiene que haber sido más que contestar una pregunta o relatar una experiencia.
Aparentemente algunas cristianas estaban procurando obrar como maestras y estaban arguyendo
con los hermanos en las reuniones. Eso no estaba en armonía con el principio de la jefatura.
(1 Corintios 14:34, 35.)
Así que Pablo escribió: “¿Qué? ¿Fue de ustedes que salió la palabra de Dios, o fue solamente
hasta ustedes que llegó?” (1 Corintios 14:36). Sí; instó a los corintios a que recordaran que la
congregación de ellos no había sido la primera, y que la “palabra de Dios” no se había declarado
solamente a ellos. Por lo tanto, era incorrecto que manejaran los asuntos de un modo que difiriera
drásticamente de lo que se hacía en todas las demás congregaciones. No tenían derecho a
introducir innovaciones que fueran ajenas a la congregación cristiana y contrarias a los principios
relacionados con la paz y la jefatura. //Volver al Índice

232
W1978 1/1 PÁGS.31-32

Parece que Santiago 4:5 contiene una cita de la Biblia, pero


¿qué versículo estaba citando Santiago, y qué quería decir?
Santiago 4:5 dice: “¿O se figuran ustedes que la escritura dice en balde: ‘Es con tendencia hacia
la envidia que el espíritu que se ha domiciliado en nosotros sigue anhelando’?”
En realidad no hay un solo versículo de la Biblia del que se pueda decir definitivamente que fue
el que citó el discípulo Santiago. Quizás simplemente estaba dando un resumen, por decirlo así, de
una idea básica que se encuentra en varios versículos.
Porque ningún versículo específico de las Escrituras Hebreas casa con la fraseología de Santiago,
ciertos comentaristas han sugerido que él estaba citando de unos escritos apócrifos o perdidos. Sin
embargo, los escritores inspirados de las Escrituras Griegas Cristianas consistentemente usaban la
expresión ‘la escritura dice’ para introducir citas de o referencias a porciones del canon inspirado,
fuera de los libros originales en el idioma hebreo o una traducción griega de ellos. (Juan 19:37; Rom.
4:3; 9:17; Gál. 4:30; 1 Tim. 5:18) No citaban de los libros apócrifos no canónicos.
Varios pasajes bíblicos testifican del hecho de que a los seres humanos imperfectos les abruma
una inclinación hacia el pecado. Por ejemplo, leemos: “Vio Jehová que abundaba la maldad del
hombre . . . y que toda inclinación de los pensamientos de su corazón era solamente mala todo el
tiempo,” y, “La mismísima alma del inicuo ha deseado con vehemencia lo que es malo.” (Gén. 6:5;
8:21; Sal. 51:3-5; Pro. 21:10; Jer. 17:9; Gál. 5:17) También, Jehová aconseja claramente contra el
espíritu de envidia, de codicia y de competencia que produce tanta dificultad. (Éxo. 20:17; Sal. 37:1;
73:3; Ecl. 4:4) Por eso, el discípulo Santiago bien pudo haber estado reuniendo estos pensamientos
fundamentales al expresar su punto, introduciendo esto con la expresión “la escritura dice.”—
Compare con Romanos 3:9-18.
Santiago acababa de amonestar a sus hermanos cristianos contra la altercación, la disensión y
los conflictos. (Sant. 4:1, 2) Entonces señaló que el ser amigo del mundo significa ser enemigo de
Dios. (Sant. 4:4) Estos pensamientos están muy bien enlazados con el versículo cinco: “¿O se figuran
ustedes que la escritura dice en balde: ‘Es con tendencia hacia la envidia que el espíritu que se ha
domiciliado en nosotros sigue anhelando’?” Sí, la persona que sucumbe a una inclinación a la
maldad y la envidia, y el fruto resultante, se coloca en oposición a Dios. El tenor básico de la Palabra
de Dios demuestra eso. Entonces Santiago redondea el asunto con una cita de Proverbios, y
escribe: “Sin embargo, la bondad inmerecida que él da es mayor. Por eso se dice [en Proverbios
3:34]: ‘Dios se opone a los altivos, mas da bondad inmerecida a los humildes.’”—Sant. 4:6. //Volver al
Índice

233
W1972 1/9 PÁGS.542-544

Dirigiéndose a los “ricos,” el discípulo Santiago dijo: “Han


asesinado al justo.” (Sant. 5:1, 6) Puesto que su carta fue
escrita a los cristianos, ¿qué quiso decir con esto?—EE. UU.
Dado que aparece en singular, la expresión el “justo” evidentemente se refiere al Señor
Jesucristo. Esto lo confirman las palabras que el apóstol Pedro dirigió a los judíos: “Ustedes
repudiaron a aquel santo y justo, y pidieron que se les concediera de gracia un varón, un asesino,
mientras que mataron al Agente Principal de la vida.” (Hech. 3:14, 15) De manera similar, el discípulo
Esteban dijo esto a los que escuchaban la defensa que él presentaba delante del Sanedrín: “¿A
cuál de los profetas no persiguieron sus antepasados? Sí, mataron a los que de antemano hicieron
anuncio respecto a la venida del Justo, cuyos traidores y asesinos ustedes ahora han venido a
ser.”—Hech. 7:52.
Es digno de notarse que el Sanedrín, el tribunal supremo judío que sentenció a muerte a Jesús, se
componía de hombres acaudalados y prominentes. (Compare con Mateo 26:59, 66; 27:57; Mar.
15:43; Juan 3:1; 7:45-51.) Por consiguiente, definitivamente hubo “ricos” envueltos en el asesinato de
Jesucristo.
Pero no es preciso que el acto de asesinar al “justo” se circunscriba a este asesinato del Hijo de
Dios. Según las palabras de Jesús que se encuentran en Mateo 25:40, el Hijo de Dios considera el
trato que se da a sus “hermanos,” sus seguidores engendrados por espíritu, como dado a él mismo.
Cuando Santiago escribió su carta (antes de 62 E.C.), los cristianos estaban siendo perseguidos
principalmente por los judíos. El primer mártir cristiano, Esteban, fue muerto por una chusma de judíos
después de haber presentado su defensa delante del Sanedrín. (Hech. 6:15; 7:57-60) La persecución
de los cristianos por la autoridad gubernamental romana no comenzó sino hasta 64 E.C. después
que el gran incendio asoló a Roma, destruyendo aproximadamente la cuarta parte de la ciudad.
Por eso lógicamente se desprende que los “ricos” en quienes pensaba Santiago eran los ricos entre
los judíos, que directa o indirectamente (por su persecución de cristianos) estuvieron implicados en
el asesinato de Jesucristo.—Mat. 27:24, 25.
Al dirigirse Santiago a los ricos como clase hace algo muy parecido a lo que Jesucristo hizo
cuando habló a sus discípulos en una ocasión. Después de describir varias felicidades, Jesús dijo: “Ay
de ustedes los ricos, porque ya disfrutan de su consolación completa.” (Luc. 6:20-24) Aunque los
ricos como clase obviamente no leerían su carta, Santiago, al utilizar el recurso literario de alocución
directa, estaba ayudando a los cristianos a obtener el punto de vista correcto. El hecho de que la
clase rica habría de ‘aullar por las desdichas que habrían de sobrevenirle’ serviría para amonestar a
los cristianos contra el hacerse materialistas. (Sant. 5:1; compare con Santiago 4:13-15.) También les
sería animador saber que la opresión por la clase rica cesaría al debido tiempo de Dios.
Nosotros como cristianos tenemos que ejercer cuidado para no hacernos culpables de asesinar
al “justo.” En otra parte de su carta fue, de hecho, a los cristianos que Santiago dijo: “Siguen
asesinando.” (Sant. 4:2) ¿Cómo sería eso? Obviamente estos cristianos en realidad no habían
matado a nadie. Pero evidentemente no les habían hecho ningún bien a sus hermanos. Quizás
aunque su condición les permitía ayudar a hermanos necesitados habían rehusado hacerlo. Tal vez
les hayan restado importancia o hasta despreciado a algunos humildes, o puede que hayan
permitido que la codicia, la envidia o el orgullo los llevaran a odiar a ciertos hermanos suyos. De
cualquiera de estas maneras pudieran hacerse culpables de asesinato. (Sant. 1:27; 2:15, 16) Otro
escritor de la Biblia, el apóstol Juan, recalcó el mismo punto: “Todo el que odia a su hermano es
homicida, . . . estamos obligados a entregar nuestras almas por nuestros hermanos. Pero cualquiera
que tiene los medios de este mundo para el sostén de la vida y contempla a su hermano pasar

234
necesidad y sin embargo le cierra la puerta de sus tiernas compasiones, ¿de qué manera
permanece el amor de Dios en él?”—1 Juan 3:15-17.
Sí, hasta algunos cristianos reflejaban esta actitud asesina por el favoritismo que les mostraban a
los ricos. Aunque Dios había escogido por lo general a personas pobres para llegar a ser herederos
del Reino, ciertos cristianos se encargaban de que la persona rica que asistía a sus reuniones
consiguiera un asiento bueno, pero dirigían a la persona pobre a sentarse en una posición muy
baja. Así juzgaban el valor de la persona según sus posesiones. No reconocían a la persona pobre
como prójimo que merecía plenamente su amor. Señalando lo incorrecto de tal acción, Santiago
escribió: “Ustedes . . . han deshonrado al pobre. Los ricos los oprimen a ustedes, y los arrastran ante
los tribunales, ¿no es verdad? Ellos blasfeman el nombre excelente por el cual ustedes fueron
llamados, ¿no es verdad? Si ustedes, pues, practican el llevar a cabo la ley real según las Escrituras:
‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo,’ están haciendo bastante bien. Pero si continúan
mostrando favoritismo, están obrando un pecado.”—Sant. 2:1-9.
¿Mostramos favoritismo algunos de nosotros como cristianos a ciertas personas debido a su
posición en el mundo, sus antecedentes de educación superior o posición financiera? ¿Los
favorecemos por encima de otros en nuestras ‘reuniones’? Ciertamente esto no estaría en armonía
con el consejo de Santiago. Aunque hay excepciones, una actitud dura, desamorada, es muy
común entre los miembros ricos e influyentes de la sociedad humana hoy día. Ciertamente,
entonces, ninguno de nosotros debe sentir que hay personas que merecen que se les muestre
favoritismo simplemente debido a sus posesiones; ni debemos esperarlo nosotros si tenemos
posesiones. Es por eso que Santiago llamó la atención a la opresión de la cual eran culpables los
ricos como clase. No los pobres, sino los ricos eran los que con más frecuencia arrastraban a los
cristianos ante los tribunales y los maltrataban.
Por consiguiente, para que el cristiano no se haga culpable de asesinar al “justo” en un sentido
representativo, tiene que cultivar intenso amor a sus compañeros de creencia. No debe despreciar
a ninguno de sus hermanos sin importar cuán pobres parezcan ser. Si Jehová Dios considera a éstos
dignos de su amor, ciertamente ninguno de sus siervos deben dar a entender que son mayores que
Él rehusando amar a aquellos a quienes Él ama. Más bien, desean usar su tiempo, talentos y haberes
altruistamente a favor de sus hermanos, todos ellos. Como dijo el apóstol Pablo: “Por mi parte muy
gustosamente gastaré y quedaré completamente gastado por sus almas.”—2 Cor. 12:15. //Volver al
Índice

235
W1989 1/10 PÁGS.30-31

¿Creían los cristianos del primer siglo que el fin de este


sistema inicuo vendría durante su vida?
Los seguidores de Jesús del primer siglo anhelaban que llegara el fin. Como veremos, algunos de
ellos sí concluyeron que el fin era inminente, que vendría muy pronto. Se tenía que corregir su punto
de vista. Pero ciertamente no hay nada malo en que los cristianos, en aquel entonces o ahora,
crean sinceramente que el fin predicho esté cerca y que vivan diariamente teniendo eso presente.
Al contestar la pregunta que hicieron los discípulos acerca de “la señal” de su presencia, Jesús
les advirtió: “Manténganse alerta, pues, porque no saben en qué día viene su Señor”. (Mateo
24:3, 42.) El estar alerta afectaría sus acciones, pues Cristo añadió: “Presten atención a sí mismos
para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con
exceso, y por las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel día sobre ustedes
instantáneamente [...] Manténganse despiertos, pues, en todo tiempo haciendo ruego para que
logren escapar de todas estas cosas que están destinadas a suceder, y estar en pie delante del Hijo
del hombre”. (Lucas 21:34-36.)
Note que Jesús dio este consejo justamente después de describir los acontecimientos que
compondrían “la señal”. Así que advirtió a los apóstoles que tenían que desarrollarse ciertos sucesos
en la historia antes que llegara el fin. No obstante, unas semanas después preguntaron al resucitado
Jesús: “Señor, ¿estás restaurando el reino a Israel en este tiempo?”. Él añadió: “No les pertenece a
ustedes adquirir el conocimiento de los tiempos o sazones que el Padre ha colocado en su propia
jurisdicción”. (Hechos 1:6, 7.)
De lo anterior podemos ver que los seguidores más allegados de Jesús anhelaban tanto que
llegara pronto el fin que pasaron por alto lo que él les había dicho poco antes acerca de las
pruebas visibles que tendrían que desarrollarse durante Su presencia antes del fin.
En las cartas que el apóstol Pablo escribió a los cristianos tesalonicenses hallamos más indicación
de dicho anhelo. Alrededor del año 50 E.C. él escribió: “En cuanto a los tiempos y a las sazones,
hermanos, no tienen necesidad de que se les escriba nada. Porque ustedes mismos saben bastante
bien que el día de Jehová viene exactamente como ladrón en la noche. Pues bien, entonces, no
sigamos durmiendo como los demás, sino quedémonos despiertos y mantengamos nuestro juicio”.
(1 Tesalonicenses 5:1, 2, 6.) Algunos de aquellos cristianos ungidos por espíritu entendieron eso como
que la presencia de Jesús (junto con el día de Jehová para ejecutar a los inicuos) vendría en aquel
entonces, inmediatamente.
Pero no sería así. De hecho, Pablo les escribió lo siguiente en una segunda carta: “Tocante a la
presencia de nuestro Señor Jesucristo y el ser nosotros reunidos a él, les solicitamos que no se dejen
sacudir prontamente de su razón, ni se dejen excitar tampoco mediante una expresión inspirada, ni
mediante un mensaje verbal, ni mediante una carta como si fuera de nosotros, en el sentido de que
el día de Jehová esté aquí. Que nadie los seduzca de manera alguna, porque no vendrá a menos
que primero venga la apostasía y el hombre del desafuero quede revelado”. (2 Tesalonicenses 2:1-
3.)
Esto no quería decir que podían adoptar una actitud de indiferencia en cuanto a la presencia
de Jesús y el fin del sistema. Con cada año que pasaba la advertencia de Jesús se hacía más
intensa: “Manténganse alerta, pues, porque no saben en qué día viene su Señor”.
Por eso, unos cinco años después de escribir la Segunda a los Tesalonicenses, Pablo escribió: “Ya
es hora de que despierten del sueño, porque ahora está más cerca nuestra salvación que cuando
nos hicimos creyentes. La noche está muy avanzada; el día se ha acercado. Por lo tanto,
quitémonos las obras que pertenecen a la oscuridad y vistámonos las armas de la luz”. (Romanos

236
13:11, 12.) Cinco años después, Pablo aconsejó a los cristianos hebreos: “Ustedes tienen necesidad
de aguante, para que, después que hayan hecho la voluntad de Dios, reciban el cumplimiento de
la promesa. Porque aún ‘un poquito de tiempo’, y ‘el que viene llegará y no tardará’”. (Hebreos
10:36, 37.) Luego, en el penúltimo versículo de Revelación, el apóstol Juan escribió: “El que da
testimonio de estas cosas dice: ‘Sí; vengo pronto’. ¡Amén! Ven, Señor Jesús”. (Revelación 22:20.)
No hay duda de ello, no era irrazonable que un cristiano del primer siglo pensara que el fin podía
venir durante su vida. Y si moría en un accidente o por causas naturales antes del fin, habría vivido
con un sentido de urgencia válido que Jesús y las Escrituras inspiradas le habían infundido.
Todo esto aplica con mayor fuerza a nosotros, en esta hora tardía en que vivimos. Parafraseando
las palabras de Pablo, no podemos negar que ‘ahora nuestra salvación está más cerca que
cuando los primeros cristianos se hicieron creyentes y hasta cuando nosotros mismos nos hicimos
creyentes. La noche está muy avanzada; el día ciertamente se ha acercado’.
Hemos podido ver en la historia a partir de la I Guerra Mundial la gran cantidad de prueba visible
que se ha amontonado, evidencia de que vivimos en la conclusión del sistema de cosas. En vez de
preocuparnos, tratando de adivinar cuándo exactamente vendrá el fin, debemos estar ocupados
en la predicación de las buenas nuevas, que puede salvar nuestra vida y la vida de muchas otras
personas. (1 Timoteo 4:16.)
Tenemos muchas razones para esperar que la predicación se completará en nuestro tiempo.
¿Sucederá antes de un nuevo mes, un nuevo año, una nueva década, un nuevo siglo? Ningún
humano lo sabe, pues Jesús dijo que ‘ni siquiera los ángeles de los cielos’ sabían eso. (Mateo 24:36.)
Además, no tenemos que saberlo con tal que nos concentremos en lo que el Señor nos ha
mandado hacer. Lo más importante es que se efectúe la voluntad y la obra de Dios y que
participemos en ella al mayor grado posible. Así ‘lograremos escapar de todas estas cosas que
están destinadas a suceder, y estar en pie delante del Hijo del hombre’. (Lucas 21:36.) //Volver al Índice

237
W1980 1/8 PÁGS.30-31

Si Pedro nunca estuvo en Corinto, ¿por qué alegaron algunas


personas de aquel lugar que ‘pertenecían a Cefas (Pedro),’ y
por qué está ese relato en la Biblia?
Es verdad que la Biblia no da ninguna indicación de que el apóstol Pedro estuviera alguna vez
en Corinto. Sin embargo, el apóstol Pablo escribió a aquella congregación: “Cada uno de ustedes
dice: ‘Yo pertenezco a Pablo,’ ‘Mas yo a Apolos,’ ‘Mas yo a Cefas,’ ‘Mas yo a Cristo.’”—1 Cor. 1:12.
Pablo había oído que algunas personas de aquel lugar estaban entregándose a la disensión, al
alinearse como en partidos detrás de los nombres de cristianos prominentes. Tanto Pablo como
Apolos habían estado en Corinto. Por eso pudiera haber sucedido que personas de aquel lugar se
hubieran expresado a favor de uno u otro de estos dos cristianos debido a que hubieran aprendido
mucho de ellos, o por la personalidad de éstos o debido a la aptitud que desplegaban al enseñar.
Pero ¿por qué dirían algunos que pertenecían a Pedro, quien aparentemente nunca había
estado en Corinto? No sería imposible que algunos hubieran aprendido acerca de Pedro y del
hecho de que él había usado las “llaves del reino de los cielos.” (Mat. 16:18, 19) Por eso, pudiera ser
que algunas personas de Corinto hubieran tomado sobre sí el nombre de Pedro como si el punto de
vista de Pedro acerca del cristianismo estuviera más cerca del judaísmo y difiriera del de Pablo,
quien enfatizaba el hecho de que los cristianos no estaban bajo la ley mosaica. (Gál. 2:15-21; 4:8-11)
Pedro había sido prominente en introducir en el cristianismo a judíos y prosélitos judíos antes de que
se abriera el Camino a los samaritanos y gentiles. En cierta ocasión en Antioquía Pedro sí manifestó
una preocupación desequilibrada por las actitudes de los cristianos de extracción judía, por lo cual
Pablo tuvo que corregirlo. (Gál. 2:11-14) Así, en el ambiente de disensión que existía en Corinto,
puede ser que algunos hayan afirmado que se apegaban a Cefas como si aquello fuera una clase
de cristianismo que difiriera del que seguían los que tomaban el nombre de Pablo.
Bajo inspiración, Pablo correctamente condenó aquella disensión. Ayudó a los corintios a razonar
sobre el hecho de que Cristo no estaba dividido. Aunque a Pablo especialmente ‘se le confiaron las
buenas nuevas para los que eran incircuncisos y a Pedro para los que eran circuncisos,’ de modo
que el primero concentró sus esfuerzos en los gentiles y el último en los judíos, el mensaje
fundamental de ambos era el mismo. (Gál. 2:7, 8; Efe. 4:4-6) No estaban divididos en cuanto a su
enseñanza ni sus objetivos. Tanto Pedro como Pablo habían contribuido a la conferencia que se
había celebrado en Jerusalén (49 E.C.), donde se vio que los conversos gentiles no tenían que
circuncidarse ni guardar la Ley. (Hech. 15:7-14) Y Pedro hasta llamó a Pablo “nuestro amado
hermano” cuyos escritos eran importantes junto con “las demás Escrituras.” (2 Ped. 3:15, 16) Por eso,
no había justificación para la disensión que existía en Corinto.
Este relato se incluyó en la Biblia como consejo que sirve de advertencia. Hoy, también, pudieran
desarrollarse camarillas o grupitos en una congregación. Por ejemplo, pudiera ser que a algunos se
les considerara pensadores liberales y éstos quizás se asociaran principalmente unos con otros o con
un anciano cristiano del cual creyeran que ejemplificara el punto de vista de ellos. Este primer grupo
pudiera considerar a otros como más conservadores en la manera en que consideran los asuntos, o
como personas que buscan el consejo y adoptan el punto de vista de ancianos cuyo estilo les
agrada. Tal situación pudiera generar o producir un espíritu insalubre de división y falta de unidad.
Los humanos imperfectos están demasiado prontos a inclinarse hacia las personas que les dicen las
cosas que les gustan o que les hacen sentirse importantes. Pero el consejo de Dios es que la
sabiduría está en la multitud de consejeros, quienes deberían contribuir su conocimiento de la
Palabra de Dios y la experiencia que tienen al aplicarla.—Pro. 15:22. //Volver al Índice

238
W1978 15/1 PÁG.32

¿Qué punto estaba recalcando el apóstol Pablo en


2 Corintios 2:15, 16 cuando aludió a sí mismo y a sus
asociados como un “olor”?
El apóstol Pablo escribió: “Somos para Dios un olor grato de Cristo entre los que están siendo
salvados y entre los que están pereciendo; a éstos un olor que proviene de muerte para muerte, a
aquéllos un olor que proviene de vida para vida.”—2 Cor. 2:15, 16.
Estas palabras se pueden entender mejor cuando se consideran los rasgos que caracterizaban a
las procesiones triunfales romanas. Cuando por la ciudad de Roma pasaba en procesiones un
ejército victorioso que regresaba, el incienso que ardía en los altares de los templos perfumaba el
aire. El aroma de aquel incienso significaba diferentes cosas para diferentes personas. Para los
soldados triunfantes, el olor era grato, pues les anunciaba honores, promoción y riqueza. Pero para
los cautivos no perdonados a quienes se hacía desfilar por las calles el incienso que ardía solo era un
recordatorio desagradable del hecho de que se les ejecutaría al fin de la procesión. De modo
similar, el mensaje que proclamaban el apóstol Pablo y sus asociados era como un olor deleitable a
los que lo aceptaban, pero un hedor a los que lo rechazaban. //Volver al Índice

239
W1980 15/4 PÁG.31

¿Por qué pudo decir el apóstol Pablo: “En cuanto a mí, por
medio de ley morí tocante a ley”?—Gál. 2:19.
Las palabras del apóstol forman parte de un argumento que muestra que el hombre no puede
hacerse justo ante Dios por medio de “obras de ley.” Pablo escribió: “Nosotros que somos judíos por
naturaleza, y no pecadores de entre las naciones [que no tenían la ley mosaica y, desde el punto
de vista de los judíos, se comportaban desaforadamente], sabiendo como lo sabemos que el
hombre no es declarado justo debido a obras de ley, sino únicamente por medio de fe para con
Cristo Jesús, aun nosotros hemos puesto nuestra fe en Cristo Jesús, para ser declarados justos debido
a fe para con Cristo, y no debido a obras de ley, porque debido a obras de ley ninguna carne será
declarada justa.”—Gál. 2:15, 16.
La Ley hizo que Pablo estuviera consciente del hecho de que simplemente no podía cumplirla
de manera perfecta. Lo condenaba como pecador que merecía morir. Sin importar cuán
escrupulosamente tratara de cumplir los requisitos de la Ley, Pablo notaba que no lograba hacerlo
a perfección. (Rom. 7:7-11) Así, pues, “por medio de ley morí tocante a ley,” o, como lo expresa la
Versión Popular: “Porque yo ya estoy como muerto con respecto a la ley; la misma ley me hizo morir,
a fin de que yo viva para Dios.” Pablo fue justificado por Dios para vivir de nuevo debido a que
había aceptado, en fe, el arreglo de Jehová para la salvación mediante Cristo. Por esa razón, llegó
a vivir en sentido espiritual. Como resultado de su fe, el apóstol llegó a estar bajo la influencia del
espíritu santo, y pudo manifestar en su vida los frutos de ese espíritu. Por eso Pablo añadió: “Para
llegar a vivir tocante a Dios.”—Gál. 2:19 //Volver al Índice

240
W1985 1/12 PÁG.31

¿Fue el apóstol Pablo parte del cuerpo gobernante cristiano?


Es razonable concluir que Pablo fue parte del cuerpo gobernante cristiano del primer siglo.
La Biblia solo proporciona algunos detalles acerca de la composición del cuerpo gobernante
primitivo, y la mayor parte de dicha información se encuentra en el capítulo 15 de Hechos. Este
relato indica que en el año 49 E.C. el cuerpo gobernante estaba compuesto por “los apóstoles y
ancianos en Jerusalén”. ¿Quiénes eran estos? (Hechos 15:2, 4, 6.)
Santiago, medio hermano de Jesús, presidió aquella reunión en la que se consideró la cuestión
acerca de si los gentiles convertidos al cristianismo tenían que observar la Ley mosaica y su requisito
de la circuncisión. El apóstol Pedro participó en aquella consideración. En el relato se hace
referencia a Judas (llamado Barsabás) y a Silas como a “varones prominentes entre los hermanos”,
pero no se dice específicamente que fueran parte del cuerpo gobernante. (Hechos 15:7, 13, 22.) La
cuestión es que la Biblia no da una lista completa de los nombres de los que componían el cuerpo
gobernante. Algunos han opinado que quizás Pablo no fuera uno de ellos puesto que era un
misionero viajante y fue él quien trajo la pregunta de la congregación de Antioquía de Siria.
Es cierto que Pablo no fue uno de “los doce” que habían caminado con Jesús, pues se había
seleccionado a Matías para reemplazar a Judas Iscariote. Pero tampoco lo fue el discípulo
Santiago, y él evidentemente era parte del cuerpo gobernante. (Hechos 6:2; 1:15-26.) Además,
Jesús se apareció a Pablo y lo designó como ‘un vaso escogido para llevar su nombre a las
naciones’. Así, Pablo llegó a ser “apóstol, ni de parte de hombres ni por medio de algún hombre,
sino por medio de Jesucristo y por medio de Dios”. Él se llamó a sí mismo “apóstol a las naciones”.
(Hechos 9:3-6, 15; Gálatas 1:1; Romanos 11:13; 1 Corintios 9:1; 15:7, 8.)
Como indicación adicional de que Pablo llegó a ser parte del cuerpo de “apóstoles y ancianos”
que dirigía a las congregaciones, considere lo que hizo bajo el poder de Dios. Pablo escribió 14 libros
de las Escrituras Griegas Cristianas. Pedro equipara los escritos de “nuestro amado hermano Pablo”
a “las demás Escrituras”. (2 Pedro 3:15, 16.) Pablo tomó la delantera, de manera significativa, en la
expansión del cristianismo, y ofreció abundantes directrices a las congregaciones. Sus escritos
inspirados muestran que a veces Pablo zanjó cuestiones solo. Esto es lo que haría en aquel entonces
un miembro del cuerpo gobernante que se encontrara lejos del cuerpo central y no tuviera medios
rápidos de comunicación. (1 Corintios 5:11-13; 7:10, 17.) Pero en otras ocasiones él presentó las
cuestiones al cuerpo entero, como lo ilustra el relato de Hechos 15. A Tito “Pablo, esclavo de Dios y
apóstol de Jesucristo”, escribió: “Te dejé en Creta, para que corrigieras las cosas defectuosas e
hicieras nombramientos de ancianos en ciudad tras ciudad, como te di órdenes”. (Tito 1:1, 5.) De
modo que, en sus viajes, Pablo ciertamente habló en nombre del cuerpo gobernante central.
(Hechos 16:4, 5.)
Por lo tanto, aunque la asignación que él recibió del Señor hizo necesario que viajara
extensamente, y por consiguiente no estuviera presente en algunas reuniones del cuerpo
gobernante central, la evidencia de cómo Dios y Cristo se valieron de él indica que Pablo fue parte
de aquel cuerpo.
Nota. Para ese tiempo también se le había dado muerte al apóstol Santiago. (Hechos 12:2.)
//Volver al Índice

241
W1972 15/10 PÁGS.639-640

Puesto que la Ley dada a los israelitas fue algo bueno, ¿por
qué pudo decir el apóstol Pablo que el mandamiento
proveyó ‘incentivo para el pecado’?—EE. UU.
Al mostrar que la ley mosaica no podía capacitar a los humanos imperfectos a conseguir una
posición justa delante de Jehová Dios, el apóstol Pablo escribió: “Cuando estábamos en
conformidad con la carne, las pasiones pecaminosas que eran excitadas por la Ley obraban en
nuestros miembros para que produjésemos fruto para muerte. . . . ¿Qué, pues, diremos? ¿Es la Ley
pecado? ¡Jamás sea cierto eso! Realmente no hubiera llegado yo a conocer el pecado si
no hubiese sido por la Ley; y, por ejemplo, no hubiera conocido la codicia si la Ley no hubiese dicho:
‘No debes codiciar.’ Mas el pecado, recibiendo incentivo [literalmente, un fuerte impulso] por
medio del mandamiento, obró en mí toda clase de codicia, porque aparte de ley el pecado
estaba muerto.”—Rom. 7:5-8, lectura interlineal.
Si no hubiera sido por la Ley, el apóstol Pablo ‘no habría conocido el pecado’ en el sentido de
que no habría sabido o discernido el alcance completo del pecado, todo lo que se incluye en el
pecado, un ejemplo siendo la pecaminosidad de codiciar. Sin embargo, como Pablo hace notar, la
Ley ‘excitó’ pasiones pecaminosas y el mandamiento contra el codiciar suministró un “incentivo”
para el pecado. ¿Significa esto que, si no hubiera habido mandamientos, Pablo jamás habría
practicado lo que se condenaba en la Ley?
No, porque eso significaría que las leyes contra el adulterio, asesinato y robo y cosas semejantes
servían para aumentar el crimen y la violencia. Esto es enteramente contrario a los caminos de Dios.
Antes que se diera la Ley, las personas ya se habían envuelto en codiciar, asesinar, robar y otras
cosas de esta naturaleza. De modo que la Ley se diseñó para controlar las acciones de los israelitas
y no para incitarlos a más desafuero. El salmista declaró: “La ley de Jehová es perfecta, hace volver
el alma. El recordatorio de Jehová es fidedigno, hace sabio al inexperto.” (Sal. 19:7) ¿De qué
manera, entonces, excitó la Ley pasiones pecaminosas y suministró un “incentivo” al pecado?
Esto se aclara cuando recordamos que el apóstol Pablo dijo: “Aparte de ley el pecado estaba
muerto.” Es decir, lo que era el pecado no se había definido específicamente. No se le puede
acusar a uno de pecados que no son señalados legalmente como pecados. Por eso antes que
viniera la Ley, Pablo o los de su nación vivían sin ser condenados por cualesquier pecados que
no habían sido especificados. Había una esperanza de vida sin la Ley. Por consiguiente cuando la
Ley de Dios, especificando pecados, se introdujo para conseguir la vida, Pablo o los de su pueblo
murieron. ¿Por qué? Porque llegaron a ser designados como pecadores malditos, condenados a la
muerte. Pablo o los de su nación descubrieron que eran pecadores más que lo que habían
pensado. La Ley hizo que se dieran más cuenta de ser pecadores. A la luz de la ley, se vieron como
pecadores sobre más puntos. Por eso a la luz de esa ley más pecadores quedaron expuestos a la
vista. No que la ley los haya impulsado a pecar, sino que los puso de manifiesto como pecadores.
Así el pecado recibió un incentivo por la Ley y obró el pecado en Pablo y su pueblo. La Ley proveyó
la base para condenar a más personas como pecadoras y sobre muchos más puntos legales.
//Volver al Índice

242
W1995 1/4 PÁGS.30-31

¿Cuál debe ser nuestra actitud durante los bautismos


cristianos?
Esta pregunta es importante, pues no solo afecta a los que se bautizan, sino también a muchos
de nuestros hermanos que ya están bautizados. Hablemos primero de los que se bautizan. ¿Cuál
debe ser su actitud?
En Mateo 28:19, 20, Jesús dijo a sus seguidores que hicieran discípulos, les enseñaran y los
bautizaran. No presentó el bautismo como una experiencia de gran emotividad, un acto que resulta
de una ilusión pasajera. Constituye un paso serio, como se ve en el ejemplo de Jesús. Lucas 3:21
dice: “Jesús también fue bautizado y, mientras oraba, el cielo se abrió”. Sí, nuestro Modelo tomó en
serio el bautismo, y lo hizo motivo de oración. No podemos imaginarnos que saliera del agua
haciendo la señal de la victoria, profiriendo vítores ni gesticulando con los brazos, aunque
recientemente algunos han hecho tales cosas. No, Jesús oró a su Padre acompañado únicamente
por Juan el Bautista.
No obstante, la Biblia no indica que el bautismo deba ser una ocasión sombría o lúgubre en la
que se deban adoptar posturas especiales o hacerse rezos, como se ve en la cristiandad. Piense en
el día del Pentecostés, en el que miles de judíos y prosélitos se bautizaron como cristianos. Ya habían
estudiado la Ley de Dios y habían entrado en una relación con él. Así que solamente necesitaban
aprender del Mesías, Jesús, y aceptarlo. Una vez que lo hicieron, pudieron bautizarse.
Hechos 2:41 dice: “Los que abrazaron su palabra de buena gana fueron bautizados”. El Nuevo
Testamento de Pablo Besson lee: “Los que pues con gusto recibieron su palabra fueron bautizados”.
Se alegraron de oír las buenas nuevas acerca del Mesías, y seguramente su alegría se reflejó en el
bautismo, efectuado probablemente delante de centenares de observadores felices. Hasta los
ángeles del cielo estaban observando y se regocijaron. Recuerde las palabras de Jesús: “Les digo,
surge gozo entre los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente”. (Lucas 15:10.)
Todos podemos reflejar de muchas maneras la seriedad del bautismo y, al mismo tiempo, la
alegría de dicho acontecimiento. En algunas iglesias, los que se van a bautizar se ponen túnicas
blancas o negras. Tales reglas no tienen ningún fundamento bíblico. Por otra parte, un traje de baño
muy descubierto o revelador —ya sea de hombre o de mujer— sería impropio para la ocasión. Y,
como ya mencionamos, al salir del agua el nuevo cristiano no debe hacer ningún ademán especial
o actuar como si hubiese conseguido una gran victoria. Al resto de la hermandad cristiana le
complace que se haya bautizado. Pero la persona debe comprender que tal demostración de fe es
uno de los primeros pasos en el largo derrotero de integridad que conduce a la aprobación de Dios.
(Mateo 16:24.)
Los observadores compartimos la alegría del momento, sobre todo si el que se bautiza es nuestro
familiar o alguien con quien estudiamos la Biblia. No obstante, para compartir plenamente su
alegría, debemos escuchar todo el discurso con ellos, oír su respuesta pública a las preguntas que se
les hacen y unirnos a ellos en la oración. Todo esto nos ayudará a ver el bautismo desde la
perspectiva apropiada, como lo ve Dios. Después del bautismo, no tenemos por qué hacer
ademanes de victoria, dar ramos de flores o hacer una fiesta en honor del bautizado para expresar
nuestro gozo. Sin embargo, podemos acercarnos a nuestro nuevo hermano para felicitarlo por el
importante paso que ha dado y darle una cordial bienvenida a la hermandad cristiana.
De modo que, en resumen, todos nosotros, incluidos los que se bautizan por inmersión en agua,
deben considerar el bautismo con la debida seriedad. No es momento de arrebatos, festejos ni
hilaridad; pero tampoco es una ocasión sombría ni lúgubre. Tenemos razón para alegrarnos de que

243
más personas se nos unan en el camino que lleva a la vida eterna, y podemos dar a estos nuevos
hermanos nuestros una cordial bienvenida. //Volver al Índice

244
W2010 15/2 PÁG.22

¿En qué casos podría considerar una persona que debe


bautizarse de nuevo?
En algunos casos particulares, una persona podría considerar que su bautismo no fue válido y
que debe repetirlo. Puede ser, por ejemplo, que cuando se bautizó se encontrara en una situación
inaceptable o estuviera cometiendo en secreto un pecado grave por el que normalmente se
expulsa a un cristiano de la congregación. ¿Debería siquiera haberse dedicado a Dios en esas
circunstancias? No. Para que su dedicación fuera válida, primero tendría que haber dejado de
hacer lo malo. Si se bautizó a pesar de estar en esa condición indigna, sería apropiado que pensara
en volver a hacerlo.
Ahora veamos una situación muy distinta: un publicador que no está cometiendo ningún
pecado grave se bautiza, pero tiempo después hace algo que justifica la formación de un comité
judicial. ¿Podría alegar que su bautismo no es válido porque en aquel entonces no entendía bien lo
que estaba haciendo? Bueno, antes que nada, durante un comité los ancianos no deben plantear
dudas sobre el bautismo del hermano con el que se reúnen ni preguntarle qué opina al respecto.
Después de todo, el día en que se bautizó, escuchó un discurso bíblico que hablaba sobre la
importancia de esa decisión. Y cuando llegó el momento de responder las dos preguntas que tratan
sobre la dedicación y el bautismo, contestó afirmativamente. Luego se cambió de ropa y fue
sumergido en agua. Así que es razonable pensar que comprendía claramente la seriedad de sus
actos, por lo que los ancianos deben tratarlo como cristiano bautizado.
Si la persona tiene dudas sobre la validez de su bautismo, los ancianos pueden recomendarle
que lea los números de La Atalaya del 15 de agosto de 1960, página 511, y del 15 de julio de 1964,
páginas 443 a 446, que analizan a fondo este tema. En todo caso, si alguien decide volver a
bautizarse por determinadas razones (quizás porque no comprendía bien las verdades bíblicas al
momento de bautizarse), ese es un asunto personal. //Volver al Índice

245
W2002 1/6 PÁG.29

Si una persona que desea bautizarse padece una


discapacidad grave o tiene una salud muy precaria —lo cual
dificultaría la inmersión total—, ¿tendría que ser sumergida
completamente en agua?
La palabra bautizar se deriva del verbo griego bá·ptō, que significa ‘mojar’ en un líquido (Juan
13:26). En la Biblia, los términos bautismo e inmersión son sinónimos. Respecto a la ocasión en que
Felipe bautizó al eunuco etíope, una versión dice: “Ambos, Felipe y el eunuco, bajaron y entraron en
el agua; y Felipe le administró la inmersión” (Hechos 8:38, Las Escrituras del Nuevo Pacto, ortografía
actualizada). Así, es evidente que quien se bautiza es sumergido en agua (Mateo 3:16; Marcos 1:10).
Jesús mandó a sus discípulos: “Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las
naciones, bautizándolos” (Mateo 28:19, 20). Por consiguiente, los testigos de Jehová efectúan los
bautismos en piscinas, lagos, ríos u otros lugares donde haya suficiente agua como para sumergir
completamente a la persona. Dado que el bautismo por inmersión total es un requisito bíblico,
ningún ser humano tiene la autoridad de eximir a nadie de dar este paso. Por lo tanto, el bautismo
debe realizarse incluso cuando la salud de alguien requiera medidas extraordinarias. Por ejemplo, se
han utilizado bañeras grandes para bautizar a personas de edad avanzada o con una salud muy
delicada. El agua podría calentarse y luego se introduciría a la persona gradualmente. Una vez
aclimatada, podría realizarse el bautismo.
Se ha bautizado incluso a personas con graves discapacidades, como en el caso de quienes
tienen que utilizar un respirador, o aquellas que han sido sometidas a una traqueotomía y que,
como resultado, tienen una abertura permanente en la garganta. Por supuesto, para esta clase de
bautismos hay que hacer muchos preparativos. Sería sabio que estuviera presente una enfermera
titulada o un médico, si es posible. Con cuidados y precauciones especiales, en casi todos los casos
se puede efectuar el bautismo. De modo que debe hacerse todo esfuerzo razonable por bautizar a
quien sinceramente desee dar este paso y esté dispuesto a aceptar los riesgos implicados. //Volver al
Índice

246
W2003 1/10 PÁG.29

¿Qué es el bautismo por los muertos?


Hablando de la resurrección celestial, el apóstol Pablo escribió un pasaje muy intrigante. La
versión Reina-Valera lo traduce así: “De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos,
si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos?”. Y en la
Traducción en lenguaje actual se lee: “Algunos se bautizan en lugar de alguien que ya ha muerto, y
piensan que así lo salvarán. Pero si en verdad los muertos no vuelven a vivir, ¿para qué bautizarse?”
(1 Corintios 15:29).
¿Abogaba Pablo con estas palabras por un bautismo en favor de las personas que habían
muerto sin estar bautizadas? Eso parece deducirse de estas y otras Biblias. Sin embargo, de un
análisis más detallado de este versículo y el griego original que empleó Pablo se desprende otra
conclusión. El apóstol quiso decir que los cristianos se bautizan, o sumergen, en un proceder de vida
que conducirá a una muerte en integridad como la de Cristo, tras la cual serán resucitados, como
él, a la vida espiritual.
Las Santas Escrituras avalan esta explicación. Pablo escribió en su carta a los Romanos:
“¿O ignoran que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados en su muerte?”
(Romanos 6:3). En su carta a los Filipenses dijo que él mismo tenía ‘una participación en los
sufrimientos del Cristo, y que se sometía a una muerte como la de él, para ver si de algún modo
podía alcanzar la resurrección más temprana de entre los muertos’ (Filipenses 3:10, 11). Con ello,
Pablo hizo notar que la vida de un discípulo ungido de Cristo es un proceder de integridad bajo
prueba, un enfrentamiento diario con la muerte y, por fin, una muerte en integridad, a la que sigue
la resurrección celestial.
Cabe señalar que los pasajes citados y otros que vinculan directamente la muerte con los
bautizados hacen referencia a personas vivas que se han bautizado y no a quienes han muerto.
Además, Pablo dijo a sus hermanos ungidos: “Ustedes fueron enterrados con él en su bautismo, y por
relación con él también fueron levantados juntos mediante la fe de ustedes en la operación de
Dios, que lo levantó de entre los muertos” (Colosenses 2:12).
En 1 Corintios 15:29, la preposición griega hy·pér, que se traduce “por” o “en favor de” en
algunas versiones de la Biblia, también puede significar “con el propósito de”. En armonía con otros
textos bíblicos, la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras vierte correctamente este
versículo así: “¿Qué harán los que se bautizan con el propósito de ser personas muertas? Si los que
han muerto no han de ser levantados en manera alguna, ¿por qué se bautizan ellos también con el
propósito de contarse entre los tales?”. //Volver al Índice

247
W1986 15/11 PÁG.31

¿Es apropiado que dos o tres hermanos participen en


sumergir a una persona durante un bautismo cristiano?
Normalmente solo se necesita a un ministro varón para bautizar a alguien.
Aunque la Biblia no delinea reglas de procedimiento respecto al bautismo cristiano, el registro
bíblico nos muestra algo sobre este asunto. El bautismo en agua de Jesús es particularmente
instructivo.
La Biblia nos informa: “Entonces Jesús vino de Galilea al Jordán a Juan [el Bautizante], para ser
bautizado por él”. (Mateo 3:13.) Note que dice “por él”, no por ellos. El relato de los Evangelios no
da indicación alguna de que alguien más participara con Juan en bautizar a Jesús. De hecho,
evidentemente no había personas observando ese bautismo, pues únicamente Juan identificó
inicialmente a Jesús como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. (Juan 1:29, 33, 34.)
Por lo tanto, el bautismo de Jesús establece el modelo de inmersión total en agua, pero también
sugiere que un siervo varón de Dios sea quien efectúe el bautismo.
Puede que haya habido uno o más testigos cuando Felipe bautizó al eunuco etíope en “cierta
masa de agua”, pero Felipe solo efectuó el bautismo. (Hechos 8:36-39.) Además, el registro bíblico
de otros bautismos no indica que dos o tres hermanos hayan sumergido a alguien en agua y
entonces hayan sacado al nuevo hermano o hermana. Sin embargo, es patente que en muchos
casos hubo observadores, o testigos, de aquellos bautismos.
Por supuesto, en el transcurso de los años se han tenido que considerar situaciones especiales al
efectuar algunos bautismos. Por ejemplo, cuando la única masa de agua disponible es una
corriente de agua veloz y peligrosa se recomendaría, por motivos de seguridad, que dos hermanos
trabajaran juntos. O la delicada condición física, ya sea debido a parálisis o fragilidad extrema, de
alguien que se vaya a bautizar quizás requiera que más de un hermano participe en efectuar el
bautismo. No obstante, estos son casos excepcionales que deben atenderse según dicte la
sabiduría. La norma entre los testigos de Jehová es que un solo varón sumerja a la persona que se
bautiza. //Volver al Índice

248
W2003 15/5 PÁGS.30-31

¿Por qué dice La Atalaya del 1 de abril de 2002, en la página


11, párrafo 7, que el bautismo en agua de los nuevos
creyentes judíos en el Pentecostés de 33 E.C. era un símbolo
de “su dedicación a Dios mediante Cristo”, si antes se
entendía que la inmersión de los judíos desde 33 hasta
36 E.C. no exigía dicha dedicación personal?
En 1513 a.E.C., Jehová Dios ofreció a los israelitas la oportunidad de convertirse en su nación
santa, con tal de que ‘obedecieran estrictamente su voz y guardaran su pacto’. Ellos contestaron:
“Todo lo que Jehová ha hablado estamos dispuestos a hacerlo” (Éxodo 19:3-8; 24:1-8).
Los israelitas se dedicaron a Dios al concordar en que obedecerían el pacto de la Ley de Moisés.
Los judíos de generaciones posteriores nacieron en el seno de esta nación dedicada. Sin embargo,
el bautismo de los judíos que se hicieron seguidores de Jesucristo a partir del Pentecostés de 33 E.C.
era muy diferente a presentarse a Dios como miembros de una nación dedicada. Simbolizó su
dedicación a Jehová Dios en una nueva relación con él mediante Jesucristo. ¿En qué sentido la
simbolizó?
En el Pentecostés del año 33, tras el derramamiento de espíritu santo sobre los aproximadamente
ciento veinte discípulos reunidos en el aposento superior de una casa de Jerusalén, el apóstol Pedro
se puso de pie y empezó a predicar a la multitud de judíos y prosélitos que observaba lo sucedido.
Cuando terminó de dar un testimonio cabal, dijo a los judíos a quienes les remordía la conciencia:
“Arrepiéntanse, y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus
pecados”. En respuesta a la exhortación que pasó a dar, “los que abrazaron su palabra de buena
gana fueron bautizados, y en aquel día unas tres mil almas fueron añadidas” (Hechos 2:1-41).
¿No eran aquellos judíos que se bautizaron después de la exhortación de Pedro miembros de
una nación ya dedicada? ¿No tenían una relación con Dios basada en su dedicación a él? No.
El apóstol Pablo escribió que Dios ‘había quitado la Ley del camino clavándola al madero de
tormento’ (Colosenses 2:14). Mediante la muerte de Cristo en el año 33, Jehová Dios canceló el
pacto de la Ley, el mismísimo fundamento sobre el que los israelitas habían entablado una relación
con él basada en su dedicación. Dios rechazó a la nación que había rechazado a su Hijo. “Aquello
que [era] Israel según la carne” ya no podía decir que era una nación dedicada a Dios (1 Corintios
10:18; Mateo 21:43).
El pacto de la Ley fue abolido en el año 33, pero el período de tiempo de Dios para mostrar favor
y atención especiales a los judíos no terminó en ese momento. Ese período habría de extenderse
hasta el año 36 E.C., año en que Pedro predicó al devoto italiano Cornelio y su casa, así como a
otros gentiles (Hechos 10:1-48). ¿Qué base había para extender dicho favor?
“[El Mesías] tiene que mantener el pacto en vigor para los muchos por una semana”, dice Daniel
9:27. Fue el pacto abrahámico el que se mantuvo en vigor por siete años, es decir, “una semana”,
desde el bautismo de Jesús y el principio de su ministerio público en calidad de Mesías en el año
29 E.C. El único requisito para ser incluido en dicho pacto era ser un descendiente hebreo de
Abrahán; sin embargo, ese pacto unilateral no le permitía a la persona dedicarse a Jehová y
entablar una relación con él. Por eso, aunque los judíos creyentes que se bautizaron después del
discurso de Pedro en el Pentecostés del año 33 habían recibido atención especial por ser judíos

249
naturales, una vez que se canceló el pacto de la Ley ellos ya no tenían derecho a una relación con
Dios basada en una dedicación a él. Era necesario que se dedicaran personalmente a Jehová.
Había otra razón por la que era esencial que los judíos y los prosélitos hicieran una dedicación
personal mediante bautismo en el Pentecostés de 33. El apóstol Pedro exhortó a sus oyentes a
arrepentirse y bautizarse en el nombre de Jesús. Dar esos pasos exigía que renunciaran al estilo de
vida del mundo y aceptaran a Jesús como Señor y Mesías, como Sumo Sacerdote, y como aquel
que se sienta a la diestra de Dios en el cielo. Tenían que invocar el nombre de Jehová Dios para
alcanzar la salvación mediante Cristo Jesús, lo cual implicaba poner fe en Cristo y aceptarlo como
su Caudillo. El fundamento para entablar una relación con Dios y recibir el perdón de pecados
había cambiado. Cada judío creyente tenía que aceptar esta nueva provisión. ¿Cómo?
Dedicándose a Dios y expresándolo públicamente mediante la inmersión en agua en el nombre de
Jesucristo. El bautismo en agua era un símbolo de su dedicación a Dios, lo cual les permitía disfrutar
de una nueva relación con él mediante Jesucristo (Hechos 2:21, 33-36; 3:19-23).
Nota. El pacto de la Ley de Moisés quedó abolido y se sentaron las bases para el predicho
“nuevo pacto” cuando Jesucristo ascendió al cielo y presentó a Jehová Dios el valor de su vida
humana sacrificada (Jeremías 31:31-34). //Volver al Índice

250
W1973 15/11 PÁGS.703-704

Durante la segunda guerra mundial, en algunos campos de


concentración en Alemania donde solo mujeres estaban
encarceladas, hubo casos en que una hermana dedicada
llevaba a cabo un bautismo. Así es que una hermana cuenta
que después de haber llegado a conocer la verdad en un
campo de concentración y haberse dedicado a Jehová
entonces fue bautizada por una hermana. ¿Sería válido este
bautismo?—Alemania.
Un examen de la Biblia no muestra ninguna evidencia de que mujeres efectuaran bautismos.
Pero sí registra ejemplos de hombres dedicados que bautizaban a otros. (Mat. 3:13-17; Juan 4:2;
Hech. 8:38) No estamos autorizados por la Palabra de Dios a declarar que un bautismo llevado a
cabo por una hermana es aceptable; por lo tanto, en el caso mencionado, la hermana debe ser
bautizada por un hermano dedicado de acuerdo con los requisitos de la Biblia.
Sin embargo, esto no significa que la dedicación que hizo la hermana en el campo de
concentración no fue válida. El mismísimo hecho de que ella todavía sirve a Jehová años después
de su liberación del campo muestra que ella entendió lo que hacía y que verdaderamente había
hecho una dedicación. Por consiguiente, ella puede registrar la fecha de su dedicación como lo
hizo originalmente.
Si una persona aprende la verdad cuando está en una prisión o algún lugar donde no hay
varones dedicados presentes o disponibles para efectuar un bautismo y la persona desea hacer
una dedicación a Jehová, ¿qué se puede hacer? Romanos 10:10 dice: “Con el corazón se ejerce fe
para justicia, pero con la boca se hace declaración pública para salvación.” Una mujer creyente
puede dirigirse a Jehová en oración y hacer una dedicación. Luego puede hacer una declaración
pública de su fe y puede manifestar delante de hermanas dedicadas que estén presentes que ella
ha ‘ejercido fe en su corazón’ y que está aguardando la primera oportunidad para ser bautizada
por un hermano. Jehová mira el corazón (Pro. 17:3; 21:2), y ciertamente la condición de corazón de
tal mujer conduciría a la salvación. En el caso de Cornelio y su casa, evidentemente hubo
reconocimiento celestial de la condición de corazón, pues espíritu santo cayó sobre ellos antes del
bautismo. Seis hermanos circuncisos de Jope habían acompañado a Pedro en esa ocasión y
no pudieron poner reparos cuando Pedro mandó que estos primeros gentiles que habían recibido
espíritu santo fueran bautizados.—Hech. 10:44-48.
De modo similar, puede que un hombre aprenda la verdad y haga una dedicación válida
cuando esté encarcelado, y aunque haya hermanos dedicados presentes, no obstante no puede
ser bautizado debido a que no haya disponible la extensión de agua que se requiere. (Juan 3:23;
Hech. 8:36) Él también puede seguir el procedimiento bosquejado antes.
De modo que hay una manera disponible tanto para los hombres como para las mujeres que
no tienen acceso al bautismo, ya sea debido a que las circunstancias no lo permiten o debido a
no estar presente un varón dedicado. Pero al hacer una dedicación válida y manifestaría
públicamente delante de cualesquier otros individuos dedicados presentes ya se le reconoce a él o
ella como dedicado. Pero no parece ser bíblicamente apropiado que una hermana trate de llevar
a cabo un bautismo.

251
Hablando del bautismo, también puede notarse que un varón dedicado puede llevar a cabo un
bautismo aunque no esté presente ningún otro testigo humano. Hay precedentes bíblicos en los
casos de Jesús y del eunuco etíope para indicar esto. Y puesto que se hace apropiadamente
oración antes de la inmersión, siempre hay testigos celestiales.
Siempre debe tenerse presente que el cumplir uno con su dedicación después de haberla hecho
es de la más elevada importancia. //Volver al Índice

252
W1973 15/10 PÁG.640

Al tiempo del bautismo, ¿cuál es la indumentaria apropiada


para una mujer?—EE. UU.
La Biblia no dice que el hombre o la mujer deben ponerse una prenda de vestir especial al
tiempo del bautismo. De modo que queda de la mujer decidir lo que considere ser apropiado. A
muchas mujeres les parece que un traje de baño modesto sirve bien ese propósito. En algunas
partes del mundo las mujeres se ponen un vestido o una túnica. Por supuesto, al escoger qué
ponerse al tiempo de su bautismo, la mujer debe tener presente la seriedad de la ocasión.
Manifiestamente sería impropio el que se pusiera un traje de baño que se considerara extremado y
escandalosamente revelador. Tampoco se pondría un vestido que inmodestamente se adhiriera al
cuerpo cuando estuviese mojado. En armonía con 1 Timoteo 2:9, su selección debe reflejar
“modestia y buen juicio.” //Volver al Índice

253
W1980 15/5 PÁGS.30-31

¿Es necesario bautizar a alguien que desea bautizarse, pero


cuya muy pobre condición de salud o edad avanzada
harían que eso fuera correr riesgos?
La Biblia muestra que el bautismo por inmersión o hundimiento completo en el agua es muy
importante. Por eso, hasta cuando sea necesario tomar pasos extraordinarios debido a la condición
de alguna persona, esa persona debe ser bautizada si es del todo posible.
Jesús, ya resucitado, dijo a sus discípulos: “Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de
todas las naciones, bautizándolos . . ., enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he
mandado.” (Mat. 28:19, 20) Sí, a los que aprendían la voluntad de Dios y se dedicaban a servirle se
les había de sumergir completamente en agua, del mismo modo que Jesús mismo fue bautizado.
(La palabra griega baptizein significa “hundir, sumergir, sumir.”) Acerca de Cornelio, el oficial del
ejército, y la familia de éste, leemos: “[Pedro] mandó que fueran bautizados en el nombre de
Jesucristo.”—Hech. 10:48.
En los tiempos modernos los testigos de Jehová han hecho arreglos para celebrar bautismos en
las asambleas. El bautismo mismo pudiera efectuarse en una piscina o un lago o río cercano donde
hubiera suficiente agua para una inmersión completa. (Compare con Hechos 8:38.) Pero algunas
personas, aunque han deseado bautizarse así, no han podido estar físicamente presentes en una
asamblea. Por eso, hasta se han efectuado bautismos completamente válidos en la localidad de
esas personas en alguna bañera grande de un hogar. Esto ha sido útil en el caso de personas con
padecimientos del corazón, personas de edad avanzada o cuya salud es especialmente delicada.
El agua de la bañera pudiera calentarse para que no impusiera ningún esfuerzo a la persona. Y la
persona que fuera a ser bautizada sería colocada en el agua con gran calma y gradualmente. Una
vez que se acostumbrara al agua, podría efectuarse el bautismo mismo.
Pero ¿qué hay acerca de casos extraordinarios? Hasta en muchos de éstos ha sido posible la
inmersión. Se ha bautizado a personas que han tenido heridas abiertas o perforaciones
permanentes en la garganta. La herida fue cubierta con un trozo de material plástico y sellada
brevemente en las orillas con cinta adherente. Además, se ha bautizado a personas que tienen que
usar una máquina para respirar. Se han hecho arreglos para tener la ayuda de un médico o una
enfermera entrenada. Se ha sumido a la persona paralizada en el agua mientras la persona
respiraba por un tubo con boquilla. Entonces, para el momento del bautismo, se ha removido la
boquilla, el resto del cuerpo ha sido sumergido y, tan pronto como la persona ha sido alzada a la
superficie, se le ha colocado de nuevo la boquilla en la boca. Esos casos ilustran que, aunque quizás
haya necesidad de ejercer cuidado especial o tomar precauciones especiales, en casi todo caso
se puede efectuar el bautismo.
Por supuesto, pudiera ser que en algún caso extremo el bautismo pareciera absolutamente
imposible por el momento. Entonces confiamos en que nuestro misericordioso Padre celestial
comprenderá y aprobará a esa persona de ánimo dispuesto que se ha dedicado a él en su
corazón. (Sal. 103:13, 14; Lam. 3:22) “Jehová mismo examina al justo. . . . Los rectos son los que
contemplarán su rostro.” (Sal. 11:5, 7) De modo que podemos confiar en que, en los casos en que es
físicamente imposible bautizar a una persona que recientemente se ha dedicado, Jehová
considerará con misericordia la situación. //Volver al Índice

254
W1979 1/2 PÁGS.30-31

Estoy instruyendo en la Biblia a una señora que


recientemente me confesó que solía robar en las tiendas. ¿Es
necesario que ella trate de devolver todo lo que robó, o
hasta que se entregue a la policía, antes de que califique
para ser cristiana bautizada?
Las personas que se hallan en situaciones como ésa tienen que resolver para sí mismas, en
armonía con su conciencia, si van a tomar uno de esos dos pasos antes del bautismo.
Las Escrituras nos aseguran que es la voluntad de Dios “que hombres de toda clase sean salvos y
lleguen a un conocimiento exacto de la verdad.” Con ese fin Dios envió a su Hijo como rescate
correspondiente. (1 Tim. 2:4-6) El mérito limpiador de la sangre de Jesús está disponible a personas
que hayan llevado vidas extremadamente inicuas, o que hayan sido culpables de graves pecados,
antes de haber aprendido la verdad de la Biblia, y haberse arrepentido y vuelto de su proceder.
Por ejemplo, el hecho de que la comunidad judía de Jerusalén en 33 E.C. apoyara a sus líderes
religiosos al exigir la muerte de Jesús no significaba que nunca podrían llegar a ser cristianos. El día
del Pentecostés el apóstol Pedro dijo a muchos de ellos: “Sepa con certeza toda la casa de Israel
que Dios lo hizo Señor y también Cristo, a este Jesús a quien ustedes fijaron en un madero.” Sí, ellos
llevaban por lo menos alguna culpa por aquel asesinato. Heridos en el corazón, preguntaron: “¿Qué
haremos?” Pedro contestó: “Arrepiéntanse, y bautícese cada uno de ustedes.”—Hech. 2:36-38.
Fue un caso similar el de Saulo, quien estuvo ‘respirando amenazas y asesinato’ contra los
cristianos, y fue testigo de la muerte de Esteban y la aprobó. (Hech. 7:58; 8:1; 9:1; 22:20) Saulo,
conocido más comúnmente como Pablo, más tarde admitió: “Cristo Jesús vino al mundo para
salvar a pecadores. De éstos yo soy el más notable. No obstante, . . . se me mostró misericordia.”—
1 Tim. 1:15, 16.
Sin embargo, pudiera preguntarse si alguien tiene que tratar de hacer reparaciones por los
delitos o pecados por los cuales fue culpable antes de aceptar el cristianismo.
Lo que pudiera venir a la mente es el hecho de que bajo la ley mosaica se exigía restitución y
compensación en los casos de robo. Por ejemplo, si un israelita hubiera robado un toro y lo hubieran
sorprendido con él, habría tenido que devolverlo, así como dar otro toro para compensar al dueño
por la pérdida de los servicios de su toro.—Éxo. 22:1, 3-9.
O quizás se hiciera referencia al relato de Lucas acerca de Zaqueo, un principal recaudador de
impuestos de Jericó, quien evidentemente había usado prácticas dudosas para sacar dinero, y se
había hecho rico mientras hacía estas cosas. Al recibir atención favorable de Jesús, Zaqueo dijo:
“Todo cuanto le arranqué a persona alguna por acusación falsa le devuelvo el cuádruplo.” Jesús
aprobó esta respuesta sincera que manifestaba fe y arrepentimiento, al decirle: “Este día ha venido
la salvación a esta casa. . . . Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba
perdido.” (Luc. 19:1-10) Aparentemente Zaqueo podía calcular de los registros de los impuestos
precisamente lo que debía, y tenía los fondos con los cuales pagar. Aunque el gobierno no lo
acusara de extorsión, su conciencia lo impulsaba a tratar de pagar lo que había obtenido de ese
modo.
Pero debe notarse que la ley de Éxodo 22:1, 3b-9 se dio a israelitas que estaban en una relación
de dedicación con Dios. Y Zaqueo era ya un “hijo de Abrahán” que debió haberse sentido obligado
a seguir las normas elevadas de la Biblia; su pago por lo quitado a otros era una evidencia de

255
arrepentimiento por haber hecho otra cosa. Pero ¿qué sucede en el caso de la persona que
últimamente ha estado aprendiendo acerca de las normas de Dios y que antes de eso había
pecado o participado en delito o crimen?
La realidad es que los seres humanos no están ahora obligados bíblicamente a seguir la ley
mosaica, entre ella Éxodo 22:1, 3b-9. (Rom. 6:14) Y las Escrituras Griegas Cristianas no indican que
Dios exija que uno repare todos sus pecados o delitos pasados antes de que se le pueda bautizar.
Esto se ilustra en el caso de Onésimo, mencionado en el libro bíblico de Filemón. Él había sido
esclavo en Colosas, pero huyó. Aquello era una ofensa criminal, que lo constituía en esclavo
escapado (latín: fugitivus). Además, hay quienes creen que Onésimo quizás le robó a su amo para
poder huir hasta la lejana Italia. En Roma se asoció con el apóstol Pablo y llegó a ser cristiano
bautizado. Pablo no exigió que antes de que Onésimo pudiera bautizarse tuviera que entregarse a
las autoridades para recibir castigo por delincuente, ni siquiera exigió que Onésimo regresara a su
amo primero, aunque algún tiempo después que Onésimo llegó a ser cristiano Pablo lo instó a
regresar, y Onésimo estuvo dispuesto a hacer aquello.
De manera semejante, la persona que hoy acepta el mensaje de la Biblia quizás haya cometido
algún delito o crimen anteriormente, y hasta es posible que se le esté buscando, de modo que tal
individuo sea un fugitivo. La Biblia muestra que esa persona debe ‘arrepentirse y volverse para que
sus pecados le sean borrados.’ (Hech. 3:19) Eso obviamente significa que debe abandonar
completamente su proceder anterior de pecado y delito. Pedro escribió a los cristianos: “Ninguno
de ustedes sufra como asesino, o ladrón, o malhechor, o como entremetido en asuntos ajenos.”—
1 Ped. 4:15.
La persona misma debe determinar si, hasta el grado que pueda, va a tratar de pagar a las
personas de las cuales robó bienes o dinero. El amor al prójimo señala en esa dirección. (Mat. 22:39;
7:12) [Nota] En muchos casos pasados como éste, el pagar las deudas de uno, por decirlo así, ha
suministrado un excelente testimonio en cuanto al buen efecto que puede tener la religión
verdadera.
Sin embargo, en algunos casos el individuo culpable no conoce todos los lugares o a las
personas de quienes ha robado. O el delito quizás sea algo que de ninguna manera esa persona
podría cambiar. Pudiera haber causado la muerte de alguien. Aunque le duele la conciencia,
no puede devolver esa vida... solo Jehová puede hacer eso. (Juan 5:28, 29) Pero aunque la persona
no puede cambiar lo que está en el pasado, debe acudir de lleno a la misericordia de Dios y pedir
perdón fundándose en el sacrificio de Jesús. La Biblia nos dice claramente que eso fue lo que
hicieron ladrones y extorcionistas en el primer siglo; fueron ‘lavados, santificados y declarados justos
en el nombre de Jesucristo y con el espíritu de nuestro Dios.’—1 Cor. 6:9-11; 1 Ped. 4:1-4.
Hay que reconocer que si alguien que tiene un pasado de delincuencia y que acepta el
cristianismo no endereza legalmente el asunto antes del bautismo, su pasado pudiera llegar a
conocerse públicamente más tarde; hasta quizás se le arrestara y aprisionara. Pudiera parecer que
tal acontecimiento, además de darle al individuo mala reputación pública, hubiera de desdecir de
la congregación cristiana. Pero Jesús fue criticado por comer con pecadores y recaudadores de
impuestos y aceptarlos como discípulos de él. Su respuesta a aquello fue que había venido a salvar
a pecadores; había venido a sanar a los enfermos, no a los saludables.—Mat. 9:10-13.
Cualquier persona imparcial y pensadora puede ver las altas normas morales de los que
componen la congregación cristiana de los testigos de Jehová. Esta moralidad sobresaliente, que
ha sido alabada públicamente por extraños, no se debe a que todos estos individuos que ahora son
cristianos siempre hubieran sido honrados y personas que se rigieran por principios. Es, más bien,
prueba de los cambios que se pueden hacer cuando personas de todo antecedente se esfuerzan
por hacer que sus vidas lleguen a estar en armonía con la moralidad que se enseña en la Palabra

256
de Dios. Esto es precisamente según lo que escribió el historiador Dr. John Lord acerca de los
cristianos primitivos:
“Los verdaderos triunfos del cristianismo se veían en el hecho de que hacía buenos hombres de
los que profesaban sus doctrinas, en vez de cambiar instituciones exteriormente populares, o
gobiernos, o leyes, o hasta elevar a la gran masa de los no creyentes. . . . Tenemos testimonio de sus
vidas intachables, de su moralidad irreprochable, de su buena ciudadanía . . .”—The Old Roman
World, págs. 551, 578.
Nota. Esto sería así, especialmente si como resultado del delito otra persona estuviera sufriendo
injustamente. //Volver al Índice

257
W1977 15/8 PÁGS.511-512

Un conocido mío está progresando hacia el bautismo


cristiano, pero su visado para estar en este país ha expirado.
¿Qué debo aconsejarle?
Ciertamente usted debe darle encomio por su deseo de conocer y seguir el consejo de Dios. Las
Escrituras instan a los cristianos a ser observantes de la ley, a pagar a César lo que es de César. (Mat.
22:21) Por lo tanto, sería bueno que usted instara a este hombre a hacer cuanto pudiera para
rectificar su condición legal, que en la actualidad puede considerarse como la de extranjero ilegal.
Es evidente que él no está hurtando, mintiendo, viviendo en inmoralidad o violando de otras
maneras las leyes morales de Dios que se dan claramente en la Biblia. Mencionamos esto porque la
persona que está quebrantando las leyes de Dios tiene que arrepentirse y volverse antes de calificar
para el bautismo cristiano. (1 Cor. 6:9, 10; Hech. 26:20; 2:38) Pero, este hombre quiere saber: ¿Qué
hay en cuanto a acatar las leyes del país, como en su caso?
La Biblia aconseja a los cristianos que obedezcan las leyes del país en todos los asuntos en que
no hay conflicto con la ley de Dios. (Rom. 13:1; Hech. 5:29) El apóstol explicó que al proceder así
no tendremos que temer castigo de las autoridades, las cuales castigan a los transgresores.
También, así podemos tener una conciencia limpia.—Rom. 13:3-5.
No obstante, la Palabra de Dios no impone a la congregación cristiana, por medio de sus
superintendentes, la obligación de familiarizarse con todos los detalles de la ley civil y la ley penal
para imponer su cumplimiento. Podemos ver esto en la manera en que Pablo manejó el caso de
Onésimo.
Onésimo era esclavo de un cristiano colosense llamado Filemón. Por alguna razón egoísta
Onésimo huyó a Roma para poder perderse entre las masas de la gente allí; es posible que hasta le
haya robado a su amo antes de huir. En Roma como esclavo fugitivo (latín: fugitivus) Onésimo se
comunicó con Pablo, se hizo cristiano y le rindió servicios a Pablo. Con el tiempo el apóstol instó a
Onésimo a que regresara a su amo legal, y Pablo hasta estimuló a Filemón a recibir a Onésimo
como hermano y tratarlo bondadosamente.—File. 8-22.
Tome nota de que mientras Onésimo estuvo en Roma el apóstol Pablo no lo entregó a las
autoridades romanas para que recibiera castigo como esclavo fugitivo y posiblemente como
ladrón. Por los escritos de Pablo sabemos que él creía que el cristiano debe obedecer la ley del país,
pero está claro que no consideraba que era deber de la congregación servir de brazo del gobierno
en mantener servicio policíaco con relación a la vida de los individuos. También, podemos observar
que la situación de Onésimo no se trató como barrera contra el que se bautizara. Con el tiempo
Onésimo, probablemente movido por consejo como el que se había escrito antes en Romanos 13:1-
5 y por los apremios personales de Pablo, optó por regresar a su amo legal.
Hoy la congregación cristiana sigue un proceder que armoniza con este modelo o patrón
bíblico. No verifica, antes de permitir que alguien se bautice o continúe en la congregación, para
ver si la casa de la persona satisface todo detalle del código sobre construcciones, si la persona ha
satisfecho todo detalle en cuanto a su estado legal en el país, etcétera.
Esto de ninguna manera sugiere que al pueblo de Dios le importan poco las leyes de César. Al
contrario, se nos conoce bien como gente que se esfuerza por ser observante de la ley; muchos
oficiales gubernamentales han alabado a los testigos de Jehová por esto. Es hasta como Pablo
escribió en cuanto a obedecer a la autoridad gubernamental: “Sigue haciendo el bien, y tendrás
alabanza de ella.”—Rom. 13:3.

258
Los hombres que llevan la delantera en la congregación deben ser dechados particularmente
en este respecto. Acerca de los ancianos y siervos ministeriales la Biblia dice que deben ser
‘irreprensibles,’ “tener excelente testimonio de los de afuera” y estar “libres de acusación.” (1 Tim.
3:2, 7, 10) Por esto, el cristiano que opta por pasar por alto requisitos legales bien conocidos de
“César” difícilmente estaría en posición de ser recomendado para esos puestos en la congregación.
Los hombres recomendados para esos privilegios deben ser los que ‘se adhieran firmemente a la fiel
palabra,’ no solo en lo que dicen, sino también en la manera en que optan por vivir, incluso su
aplicación del consejo de pagar “a César las cosas de César.”—Tito 1:7-9.
Es cierto que cada individuo, cristiano o no, es responsable personalmente en cuanto a si acata
las leyes civiles o no. Sin embargo, será una muestra de bondad por parte de usted el compartir con
su conocido estos pensamientos bíblicos. Ciertamente el consejo de la Biblia en cuanto a ser
obedientes a las leyes gubernamentales es sabio y para nuestro bien. Al aplicarlo, los cristianos
pueden evitarse problemas penosos y disfrutar de una conciencia limpia al servir a Dios. //Volver al
Índice

259
W1987 15/4 PÁG.31

¿Es propio que la persona que dedica su vida a Jehová Dios


diga que ha hecho un voto?
Los humanos que llegan a amar al Dios verdadero y que se resuelven a servirle completamente
deben dedicar su vida a Jehová y entonces bautizarse. Aunque la Biblia no usa la palabra “voto”
con relación a la dedicación cristiana, no parece que sea objetable usar ese término así.
Aid to Bible Understanding explica que, bíblicamente, un voto es “una promesa solemne de
ejecutar algún acto, hacer alguna ofrenda o dádiva, o entrar en algún servicio o condición; un
compromiso, sea positivo o negativo”. Algunos votos mencionados en el registro bíblico implicaron
el compromiso de seguir un proceder indicado si Dios hacía algo primero. Por ejemplo, Números 21:2
dice: “Por consiguiente, Israel hizo un voto a Jehová y dijo: ‘Si sin falta das a este pueblo en mi
mano, entonces yo ciertamente daré sus ciudades irrevocablemente a la destrucción’”. (Génesis
28:20-22; Jueces 11:30-39.) La dedicación que el cristiano hace de su vida a Dios ciertamente no es
esa clase de voto condicional. Él no dice, por ponerlo así: ‘Si tú, Jehová, me haces feliz y próspero
ahora y me garantizas vida eterna en el nuevo sistema de cosas, prometo servirte toda la vida’.
La Biblia da a conocer votos que no fueron requeridos ni solicitados. Una obra sobre palabras de
la Biblia, Wilson’s Old Testament Word Studies, dice de la palabra hebrea implicada: “[na·dár] hacer
un voto, es decir, prometer voluntariamente dar o hacer algo; la idea principal es la de poner
aparte”. De modo que un voto se hace voluntariamente a Dios. ¿Pudiera razonarse por eso que no
constituiría un voto el que alguien llegara a ser discípulo dedicado y bautizado de Jesús porque Dios
ahora requiere que se dediquen a él todos los que desean Su aprobación?
Sin embargo, el hecho de que Jehová tenga ciertos requisitos para el que quiera ser su amigo no
significa que no haya selección personal alguna implicada en ello. Moisés dijo a los israelitas: “He
puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la invocación de mal; y tienes que escoger la
vida a fin de que te mantengas vivo, tú y tu prole”. (Deuteronomio 30:19, 20; Salmo 15:1-5;
compárese con Josué 24:15; 1 Reyes 18:21.) Recuerde estas palabras de Jesús: “Vengan a mí, todos
los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen sobre sí mi yugo y aprendan de mí,
porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas”. (Mateo
11:28, 29.) ¿Es eso un requisito arbitrario, una exigencia, o es una invitación que permite una
respuesta voluntaria?
Jesús nació como miembro de una nación dedicada a Dios; muchos aspectos de su vida y su
muerte fueron predeterminados en la profecía bíblica; y Dios le preparó un cuerpo que Jesús había
de sacrificar. Con todo, la decisión voluntaria de Cristo de presentarse para servicio especial se
refleja en sus palabras: “Entonces dije yo: ‘¡Mira! He venido (en el rollo del libro está escrito de mí)
para hacer tu voluntad, oh Dios’”. (Hebreos 10:5-10.) De manera similar, cada individuo tiene que
tomar su propia resolución de ser cristiano dedicado y bautizado.
Además, hoy los cristianos se dan cuenta de que una palabra como “voto” no se usa solamente
del modo como se emplea en la Biblia. Desde hace mucho tiempo los testigos de Jehová han
expresado “votos matrimoniales” en las bodas solemnizadas en sus Salones del Reino. Esto
concuerda con el significado general de “voto”, como en la definición: “Promesa hecha a Dios”.
(Diccionario de la lengua española, 1984.) [Nota]
Por consiguiente, no parece necesario imponer un límite al uso de la palabra “voto”. El que
decide servir a Dios quizás piense que, para él, su dedicación sin reservas equivale a un voto
personal... un voto de dedicación. Solemnemente promete hacer algo, que es lo que un voto es. En
este caso es usar la vida para servir a Jehová, haciendo Su voluntad fielmente. La persona que
hace eso debe pensar seriamente en cuanto a ello. En su caso debe ser como fue en el caso del

260
salmista, quien, refiriéndose a cosas sobre las cuales había hecho voto, dijo: “¿Qué pagaré a
Jehová por todos sus beneficios para conmigo? La copa de magnífica salvación alzaré, y el nombre
de Jehová invocaré. Mis votos pagaré a Jehová”. (Salmo 116:12-14; véase también Salmo 50:14.)
Nota. Esta fue la postura que se tomó en La Atalaya del 15 de mayo de 1974, página 319.
En una boda, los novios hacen votos el uno al otro, pero también los hacen ante testigos y a la
vista de Dios. //Volver al Índice

261
W2006 15/9 PÁG.30

¿Qué debe hacer la congregación si un cristiano que va


conduciendo un vehículo tiene un accidente que provoca la
muerte de otras personas?
Es preciso evaluar la posibilidad de que haya culpa por derramamiento de sangre, pues la
congregación no debe incurrir en ninguna responsabilidad de comunidad relacionada con dicho
pecado (Deuteronomio 21:1-9; 22:8). El conductor que cause un accidente mortal podría ser
culpable de derramamiento de sangre si fue negligente o si violó a sabiendas una ley de seguridad
o de tránsito del César (Marcos 12:14). Sin embargo, hay otros factores que deben tomarse en
cuenta.
En el antiguo Israel, el homicida que huía a una de las ciudades de refugio era sometido a juicio.
Si se determinaba que el homicidio había sido involuntario, se le permitía quedarse en la ciudad y
así estar a salvo del vengador de la sangre (Números 35:6-25). De modo similar, si un cristiano causa
la muerte de alguien en un accidente, los ancianos deben investigar el caso para establecer si
existe algún grado de culpa de sangre. La opinión de las autoridades o el veredicto de un tribunal
no determina necesariamente lo que la congregación vaya a hacer al respecto.
Por ejemplo, un tribunal pudiera declarar a una persona culpable de violar algún tecnicismo
legal, pero los ancianos quizá comprueben que tuvo poco o ningún control sobre las circunstancias
que provocaron la desgracia y, por tanto, determinen que no es culpable de derramar sangre. Y a
la inversa: aun si el tribunal desestimara el caso, los ancianos podrían concluir que la persona es
responsable de lo sucedido.
La decisión de los ancianos que investigan el caso debe basarse en las Escrituras y en hechos
claramente establecidos, como una confesión del conductor o el testimonio de dos o tres testigos
oculares confiables (Deuteronomio 17:6; Mateo 18:15, 16). Cuando se determina que existe culpa de
sangre, debe formarse un comité judicial. Si este llega a la conclusión de que la persona está
arrepentida, la censurará apropiadamente con las Escrituras y le retirará sus privilegios en la
congregación. Ya no podrá seguir siendo anciano o siervo ministerial, y también se le impondrán
otras restricciones. Además, deberá responder ante Dios por la negligencia o falta de precaución
que provocó el accidente y la pérdida de una o más vidas (Gálatas 6:5, 7).
Veamos algunos ejemplos. Si en el momento del accidente hacía mal tiempo, el conductor
debió haber extremado las precauciones. Si tenía sueño, debió parar y descansar hasta sentirse
despejado, o tal vez dejar que otra persona condujera.
Supongamos que el conductor iba a una velocidad excesiva. Un cristiano que sobrepasa el
límite de velocidad no está dando “a César las cosas de César”. También muestra falta de respeto
por la santidad de la vida, pues las consecuencias de su proceder pueden ser trágicas (Mateo
22:21). En esta misma línea, cabe preguntarse: ¿qué ejemplo daría un anciano al rebaño si
no tomara en serio las leyes de tránsito o si las violara deliberadamente? (1 Pedro 5:3.)
Los cristianos no deben pedir a sus hermanos en la fe que estén en un lugar a una hora tal que,
para llegar a tiempo, claramente haya que rebasar los límites de velocidad. En realidad, la mayoría
de las veces es cuestión de salir con suficiente antelación, o quizá de cambiar el horario y así
disponer del tiempo necesario para efectuar el viaje. De esta manera, el conductor no se verá
tentado a ir más deprisa de lo debido y podrá cumplir con las leyes de tránsito que las autoridades
del gobierno —“las autoridades superiores”— han impuesto (Romanos 13:1, 5). A su vez, eso
contribuirá a que el cristiano no se vea implicado en accidentes fatales que conlleven una posible

262
culpa de sangre. Y por otra parte, le permitirá dar un ejemplo apropiado y mantener una buena
conciencia (1 Pedro 3:16). //Volver al Índice

263
W1994 1/10 PÁG.31

¿Sería correcto aceptar una vacuna o cualquier otra


inyección médica que contuviera albúmina derivada de la
sangre humana?
Esta es una decisión que los cristianos tienen que tomar personalmente.
Los siervos de Dios quieren obedecer bien la instrucción de abstenerse de la sangre, dada en
Hechos 15:28, 29. Por ello, los cristianos no comen carne sin desangrar ni alimentos como las
morcillas. Pero la ley de Dios también es aplicable a la medicina. Los testigos de Jehová llevan un
documento que dice que rechazan ‘las transfusiones de sangre, sangre completa, glóbulos rojos,
glóbulos blancos, plaquetas y plasma sanguíneo’. Ahora bien, ¿qué puede decirse de una
inyección de suero que contenga una pequeña cantidad de proteína sanguínea?
Hace tiempo que los Testigos han reconocido que esta es una cuestión de decisión personal
según su conciencia individual educada por la Biblia. Así se explicó en “Preguntas de los lectores”
de La Atalaya del 1 de junio de 1990, que trataba sobre las inyecciones de suero que se prescriben
para combatir ciertas enfermedades. El componente activo de estas inyecciones no es el plasma
sanguíneo propiamente dicho, sino anticuerpos del plasma sanguíneo tomados de quienes han
desarrollado una resistencia a la enfermedad. Algunos cristianos que creen que pueden aceptar
con buena conciencia tales inyecciones saben que algunos anticuerpos de la sangre de la mujer
embarazada pasan a la sangre de la criatura en la matriz. “Preguntas de los lectores” explicó este
hecho, y también que parte de la albúmina de la mujer embarazada pasa asimismo al feto.
Muchos conceden importancia a este hecho, ya que algunas vacunas que no están preparadas
a base de sangre pueden contener una cantidad relativamente pequeña de albúmina del plasma,
utilizada o añadida para estabilizar los componentes del preparado. También se suele emplear una
pequeña cantidad de albúmina en inyecciones de la hormona sintética EPO (eritropoyetina).
Algunos Testigos han aceptado inyecciones de eritropoyetina porque puede acelerar la producción
de glóbulos rojos, con lo que evitan que el médico crea necesaria una transfusión de sangre.
Es posible que en el futuro se utilicen otros preparados médicos que contengan una cantidad
relativamente pequeña de albúmina, pues las compañías farmacéuticas elaboran nuevos
productos o cambian las fórmulas de los existentes. Por lo tanto, puede ser que el cristiano quiera
saber si la vacuna o inyección que se le prescribe contiene albúmina. Si tiene dudas o razón para
creer que uno de los componentes es la albúmina, puede preguntar a su médico.
Como se ha dicho, muchos Testigos no han tenido inconveniente en aceptar una inyección que
contenga una pequeña cantidad de albúmina. No obstante, cualquiera que desee estudiar más
profundamente el asunto antes de tomar una decisión personal debería repasar la información que
se presentó en “Preguntas de los lectores” de La Atalaya del 1 de junio de 1990. //Volver al Índice

264
W2003 1/6 PÁG.31

¿Está mal dar muerte a un animal de compañía muy viejo o


enfermo?
Casi todo el mundo encuentra interesantes y divertidos a ciertos animales. Algunos de estos, una
vez domesticados, se convierten en magníficas mascotas. Por ejemplo, los perros tienen fama de ser
muy cariñosos y obedientes. Por eso es comprensible que el amo de un animal así sienta apego por
él, especialmente si lo ha tenido durante varios años.
Pero la vida de la mayoría de los animales de compañía no es muy larga. Los perros pueden vivir
de diez a quince años aproximadamente, según la raza, y lo mismo sucede con los gatos. Cuando
envejecen, algunos enferman o quedan discapacitados, lo que hace sufrir a sus dueños, pues los
recuerdan cuando eran jóvenes y estaban llenos de vitalidad. ¿Estaría mal dar muerte a una
mascota para acabar con su agonía?
El cristiano debe tratar a los animales de acuerdo con la voluntad de Dios, y él no quiere que
seamos crueles con ellos, como bien se indica en su Palabra: “El justo está cuidando del alma de su
animal doméstico, pero las misericordias de los inicuos son crueles” (Proverbios 12:10). Ahora bien,
esto no significa que, a los ojos de Dios, los animales sean iguales a los seres humanos. Cuando el
Creador hizo al hombre y la mujer, mostró que había una clara distinción entre ellos y los animales.
Por ejemplo, dio a la humanidad la esperanza de vivir para siempre, pero jamás ofreció esa
posibilidad a los animales (Romanos 6:23; 2 Pedro 2:12). Como Creador, él tiene el derecho de
estipular la relación adecuada que debe existir entre el hombre y los animales.
Génesis 1:28 nos aclara dicha relación. Dios dijo a la primera pareja humana: “Tengan en
sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y toda criatura viviente que se
mueve sobre la tierra”. Y Salmo 8:6-8 añade: “[Tú, Dios] todo lo has puesto debajo de [los] pies [del
hombre]: ganado menor y bueyes, todos ellos, y también las bestias del campo abierto, los pájaros
del cielo y los peces del mar”.
Dios dejó bien claro que había razones adecuadas por las que el hombre podía valerse de los
animales y darles muerte. Por ejemplo, tenía la libertad de emplear su piel para confeccionarse
prendas de vestir. Además, después del Diluvio de los días de Noé, Dios concedió permiso para
consumir carne animal con la que complementar la dieta vegetariana que les había dado en un
principio (Génesis 3:21; 4:4; 9:3).
Sin embargo, esto no autoriza la matanza cruel de animales por deporte. En Génesis 10:9, la
Biblia describe a Nemrod como “un poderoso cazador”. Pero el mismo versículo añade que eso lo
colocó “en oposición a Jehová”.
Por tanto, aunque el hombre tiene dominio sobre los animales, no debe abusar de dicha
autoridad, sino utilizarla en conformidad con los principios de la Palabra de Dios. Esto pudiera incluir
no dejar que un animal sufra innecesariamente por ser muy viejo o tener una lesión grave o una
enfermedad terminal. En una situación así, el cristiano tiene la responsabilidad de decidir lo que
hará. Si considera que el proceder más compasivo es el de no permitir que el animal siga sufriendo
sin ninguna esperanza razonable de recuperación, entonces puede optar por darle muerte. //Volver
al Índice

265
W1978 1/4 PÁGS.31-32

¿Es malo quitarle la vida a un animal doméstico querido que


está viejo o enfermo?
No, pues la Biblia muestra que los seres humanos tienen la autoridad y responsabilidad de decidir
si quieren acabar con la vida de un animal, y cuándo y cómo hacerlo.
Al decir esto, definitivamente no estamos estimulando el desplegar insensibilidad o crueldad
para con los animales. Triste es decirlo, pero la historia humana hasta la actualidad está llena de
ejemplos de crueldad maligna para con los animales. Eso concuerda con el modelo que estableció
el brutal Nemrod. Pero ése no es el modelo que estableció el Dios de amor, misericordia y
compasión. (Gén. 10:9) La Palabra de Dios aconseja específicamente a Sus adoradores que cuiden
de los animales, que eviten el ser crueles con ellos.—Pro. 12:10.
Sin embargo, no podemos pasar por alto el hecho de que Jehová Dios dio a los seres humanos
dominio sobre los animales. (Gén. 1:26-28) Más tarde concedió permiso a la humanidad para matar
animales y alimentarse de ellos. Y los ejemplos bíblicos muestran que se puede matar a los animales
por otras razones, entre ellas la de protección o la de obtener material para ropa. (Gén. 3:21; 9:3-5;
Jue. 14:5, 6; Heb. 11:37) La Biblia no suministra reglas sobre cómo se habría de dar muerte a los
animales que se matara. Sin embargo, donde sea posible hacerlo, lógicamente la manera que se
usara debería estar en armonía con lo que dicen las Escrituras acerca de desplegar misericordia y
acerca de evitar el tratar con crueldad innecesaria a los animales.
Aunque en tiempos bíblicos a los animales se les consideraba principalmente desde un punto de
vista utilitario, hoy en día muchas personas tienen animales en su casa como animales domésticos o
favoritos. Con frecuencia parece que en esto está envuelto el deseo de compañerismo. Muchas
personas desarrollan fuertes vínculos emocionales con su animal doméstico. Por eso, quizás les
produzca dolor emocional el pensar en quitar la vida a un animal doméstico que esté muy viejo,
algo debilitado o quizás enfermo.
Pero subsiste el hecho de que la Biblia no dice que sea malo el matar a un animal doméstico o
favorito. Alguien hasta pudiera llegar a la conclusión de que el hacer eso de manera rápida y
relativamente indolora es mejor que suministrarle al animal un tratamiento costoso que simplemente
prolongue su sufrimiento. El individuo que sea responsable del animal, que esté ejerciendo dominio
sobre él, es quien determina si se ha de terminar con su vida, y cuál es la mejor manera de hacerlo.
//Volver al Índice

266
W1973 1/9 PÁG.543

¿Es apropiado que un cristiano mande a esterilizar o a matar


un animal domesticado?—EE. UU.
No hay declaraciones específicas en las Santas Escrituras que excluyan el que un cristiano
esterilice o le quita la vida a un animal.
Según la ley mosaica, un animal castrado no era adecuado para sacrificio. Ésta declaraba: “[Un
animal] que tenga los testículos comprimidos o aplastados o arrancados o amputados no deben
presentarlo a Jehová, y en su tierra no los deben ofrecer.” (Lev. 22:24) Esta ley no prohibía
específicamente la castración, pero evidentemente hacía que los israelitas se abstuvieran de esta
práctica.
Sin embargo, los cristianos no ofrecen sacrificios de animales; no están bajo la ley mosaica. (Rom.
6:14) Por consiguiente el mandato en Levítico 22:24 no les prohibiría que esterilizaran a un animal
domesticado. Hay otros factores que gobiernan la decisión del cristiano tocante a lo que pudiera
hacer a sus animales o por sus animales.
La Biblia muestra que Jehová Dios dio al hombre dominio sobre la creación animal. (Gén. 1:28)
Por lo tanto, puede usar animales para alimento y ropa. También puede matar animales que
definitivamente son perjudiciales a su bienestar. (Gén. 3:21; 9:3; Éxo. 21:28, 29; 1 Sam. 17:34, 35) Los
intereses y el bienestar legítimos del hombre siempre tienen precedencia.
De modo que el cristiano tiene el derecho de determinar lo que considera lo mejor tocante a sus
animales, incluso animales domesticados. Puede decidir si sería para el mayor bien de él o de su
familia el hacer que un animal domesticado fuera esterilizado o se le diera muerte. Por supuesto,
debe reconocer que el cristiano no maltrata cruelmente a los animales. Proverbios 12:10 dice: “El
justo está cuidando del alma de su animal doméstico, pero las misericordias de los inicuos son
crueles.” La persona que es brutal con sus animales, haciendo que sufran innecesariamente,
muestra desatención a la creación de Dios; lo que considera ‘trato misericordioso’ realmente es
“cruel.” El cristiano, por otra parte, reconoce las necesidades de sus animales y se preocupa por su
bienestar. En el caso de un animal que padece de seria enfermedad o daño, o al cual no se le
puede dar el cuidado apropiado sin imponerse cargas indeseables, quizás le parezca al cristiano
que el proceder sabio y misericordioso sería el matarlo. El cristiano es responsable de tomar su propia
decisión en cuanto a esto. //Volver al Índice

267
W1982 15/4 PÁGS.30-31

¿Cómo debe el cristiano considerar el que se utilice la


sangre como abono, como alimento para animales o de
alguna otra manera que no envuelva el que él mismo la
coma?
En asuntos de esta índole, la manera de pensar y proceder del cristiano debe reflejar el respeto
que, como resultado de su conocimiento bíblico, él le tiene a lo sagrado de la sangre.
Muchas personas que no conocen el pensar de Dios al respecto o que hacen caso omiso de él
aprueban tácitamente el que se use la sangre humana para transfusiones. Además, en ciertos
lugares la gente come la sangre de los animales en el alimento, como en las morcillas. Y éstos no son
los únicos usos incorrectos de la sangre. Algunos hombres de negocio tratan de sacar ganancia de
la sangre de animales degollados por medio de usarla en la preparación de abono para las plantas,
de alimento para los gatos o perros o en la elaboración de otros productos comerciales.
Pero por su estudio de la Biblia los cristianos saben que la sangre no es simplemente otro
producto biológico que se haya de usar de cualquier manera posible o que sea lucrativa. La Biblia
muestra que la sangre representa la vida. Por eso, Dios dijo a la humanidad, mediante Noé, que los
seres humanos no deben comer sangre. (Génesis 9:3, 4) Después, Jehová Dios incorporó esta
prohibición en la ley mosaica. (Levítico 17:12; Deuteronomio 12:23) Después que la Ley fue puesta a
un lado, El dio a los cristianos la instrucción de ‘abstenerse de sangre.’ En consecuencia, los testigos
de Jehová no comen sangre ni aceptan transfusiones de sangre. Tampoco dan su apoyo a varios
usos comerciales de la sangre.—Hechos 15:19, 20, 28, 29.
Podemos comprender mejor por qué éste es el punto de vista correcto si consideramos la
siguiente pregunta: En el Israel de la antigüedad, ¿qué se hacía con la sangre de un animal
degollado?
Dios dijo a los israelitas que la sangre podía usarse para sacrificio sobre el altar. (Levítico 17:11) Si
no se usaba de esa manera, la sangre del animal había de derramarse sobre la tierra. Así, en cierto
sentido, se devolvía la sangre a Dios, pues la Tierra es el escabel de sus pies.—Levítico 17:13, 14; Isaías
66:1.
Lo que Dios dijo a los israelitas en cuanto a la grasa les recalcó adicionalmente la restricción que
él impuso respecto al uso de la sangre. En contraste con lo que se requirió de los adoradores
verdaderos antes y después de la ley mosaica, a los israelitas que vivieron mientras la ley mosaica
estuvo en vigor se les prohibió comer grasa. La grasa del animal que se sacrificaba se consideraba
como la mejor parte o la parte más rica, y por eso podía quemarse sobre el altar en sacrificio a Dios.
(Levítico 3:3-5, 16) A este respecto, los que estaban bajo la Ley consideraban de manera similar la
sangre y su uso y la grasa y el uso de ésta. Pero también había una diferencia. Por lo menos
respecto a un animal que hubiera muerto por sí mismo o hubiera sido muerto por otra bestia, la ley
de Dios decía que la grasa podía “usarse para cualquier otra cosa imaginable, pero no deben
comerla de manera alguna.” ¿Comprende usted el punto? Aunque no podían comer ni sangre ni
grasa, Jehová dijo que podían usar la grasa de otras maneras además de usarla para sacrificios.
Pero Dios no dijo lo mismo en cuanto a la sangre. Si la sangre no se colocaba sobre el altar, había
de ser derramada sobre el suelo, de modo que la vida del animal se devolvía al Dador de la Vida.—
Levítico 7:22-27.
Los cristianos no estamos bajo la ley mosaica. (Romanos 7:6; Colosenses 2:13-16) No obstante, se
nos manda específicamente que nos ‘abstengamos de sangre.’ Además, ciertamente debemos

268
respetar lo sagrado de la sangre, por reconocer que nuestra salvación se ha hecho posible gracias
a la sangre de Cristo. (Efesios 1:7; Colosenses 1:13, 14, 20) El cristiano que tiene profundo aprecio de
esto no necesita un sinfín de reglas en cuanto a lo que debería hacer respecto a usos comerciales
de la sangre.
Considere, por ejemplo, el uso de la sangre como abono. Cuando un cazador israelita
derramaba la sangre de un animal sobre el suelo, no era para fertilizar la tierra. La estaba
derramando sobre la tierra para demostrar su respeto por lo sagrado de la sangre. Por lo tanto, en el
caso de un cristiano que tuviera un entendimiento o aprecio similar del significado de la sangre,
¿habría de recogerla él deliberadamente de animales degollados para usarla como abono?
Ciertamente que no, pues tal mercantilizar de la sangre no estaría en armonía con el profundo
respeto al valor de la sangre como representación de la vida.
Claro, los cristianos no pueden decir a personas no cristianas que no deben usar la sangre para
elaborar abonos u otros productos comerciales. Por lo tanto, si la mayor parte de los abonos del
mercado contuvieran algo de sangre, el cristiano tendría que decidir por sí mismo cómo proceder.
Podría considerar factores como el consejo bíblico de ‘abstenerse de sangre,’ la disponibilidad de
otros productos, los aguijoneos de su conciencia educada por la Biblia y el pensar y sentir de
otros.—Compare con 1 Corintios 8:10-13.
Otra situación que a veces surge tiene que ver con el alimentar a los animales con sangre. Es
verdad que actualmente muchos animales salvajes no viven de la vegetación como la Biblia dice
que lo hacían originalmente. (Génesis 1:30) Más bien, se comen a otras criaturas, con la sangre y
todo. No obstante, ¿alimentaría intencionalmente con sangre a animales que estuvieran bajo su
cuidado el cristiano que conoce la ley de Dios sobre la sangre? ¿Estaría tal proceder en armonía
con lo que él sabe de lo que se hacía con la sangre bajo la Ley?
Finalmente, han surgido preguntas tocante a cómo disponer de cadáveres de animales en los
cuales hay sangre. En Israel, si alguien encontraba el cadáver de un animal que hubiera muerto por
sí mismo, podía venderlo a un extranjero que no se interesaba en guardar la ley de Dios.
(Deuteronomio 14:21) No obstante, es de notar que dicha estipulación no se hizo para que los
israelitas pudieran llevar a cabo con regularidad un negocio de traficar en sangre o en carne que
no hubiese sido desangrada. Tampoco se trataba de que el israelita deliberadamente matara a un
animal y dejara la sangre en el cuerpo porque a algunas personas les gustara el sabor de la carne
que no hubiera sido desangrada o para que el cadáver pesara más. Más bien, simplemente estaba
deshaciéndose de un cadáver que él no podría utilizar para alimento y del cual tenía que
deshacerse.
De igual manera, hoy tal vez un granjero tenga que deshacerse del cadáver de un animal que
no haya sido desangrado, tal como el de una vaca que él haya encontrado muerta de modo que
ya no fuera posible desangrarla. O un cazador tal vez encuentre un animal muerto en una trampa.
¿Qué podría hacer él con tal animal no desangrado? ¿Vender el cadáver a una fábrica en la que
se extraen partes de animales para utilizarlas en la manufactura de productos? ¿Vender el animal
muerto a una persona no cristiana que utilizaría la carne para un fin personal o comercial? Cada
cristiano tendría que decidir el asunto por sí mismo después de considerar lo que requiere la ley del
país al respecto y tomar en cuenta factores como los que ya hemos considerado, incluso el valor de
tener una buena conciencia ante Dios y los hombres.—Hechos 24:16. //Volver al Índice

269
W1986 1/4 PÁGS.30-31

¿Por qué han expulsado (excomulgado) los testigos de


Jehová a algunas personas que aún profesan creer en Dios,
en la Biblia y en Jesucristo?
Quienes presentan esta objeción, señalan al hecho de que hay muchas organizaciones religiosas
que afirman ser cristianas en las que se permiten los puntos de vista disidentes. Y hasta hay algunos
clérigos que están en desacuerdo con algunas enseñanzas fundamentales de su iglesia y, sin
embargo, siguen teniendo una buena reputación. En prácticamente todas las confesiones religiosas
de la cristiandad existe un ala progresista y un ala conservadora entre las que hay un gran
desacuerdo en cuanto a la inspiración de las Escrituras.
No obstante, tales ejemplos no nos dan base para que hagamos lo mismo. ¿Por qué no? Muchas
de esas confesiones permiten un amplio margen de divergencias entre el clero y el laicado, porque
piensan que no se puede asegurar qué es la verdad bíblica. Son como los escribas y fariseos del
tiempo de Jesús, quienes eran incapaces de hablar como personas con autoridad, que fue la
manera como Jesús enseñó. (Mateo 7:29.) Por otra parte, al grado en que los religiosos crean en el
intercambio de fes, se verán obligados a no tomar muy en serio las creencias divergentes.
Pero en las Escrituras no hay base alguna para asumir ese punto de vista. Jesús no hizo causa
común con ninguna de las sectas del judaísmo. Los judíos que profesaban tales sectas afirmaban
creer en el Dios de la creación y en las Escrituras Hebreas, particularmente en la Ley de Moisés. Aún
así, Jesús dijo a sus discípulos: “Guárdense [...] de la enseñanza de los fariseos y saduceos”. (Mateo
16:11, 12; 23:15.) Considere además, con cuanta firmeza expuso el apóstol Pablo el asunto: “Aunque
nosotros o un ángel del cielo les declarara como buenas nuevas algo que fuera más allá de lo que
nosotros les declaramos como buenas nuevas, sea maldito”. Seguidamente, Pablo subrayó esta
declaración por medio de repetirla. (Gálatas 1:8, 9.)
La enseñanza de puntos de vista disidentes o divergentes no es compatible con el verdadero
cristianismo, como expresó Pablo claramente en 1 Corintios 1:10: “Hermanos, en el nombre de
nuestro Señor Jesucristo les ruego que se pongan de acuerdo y no estén divididos. Vivan en
armonía, pensando y sintiendo de la misma manera” (Versión Popular). En Efesios 4:3-6, Pablo dijo
además que los cristianos deberían esforzarse “solícitamente por observar la unidad del espíritu en el
vínculo unidor de la paz. Un cuerpo hay, y un espíritu, así como ustedes fueron llamados en la sola
esperanza a la cual fueron llamados; un Señor, una fe, un bautismo; un Dios y Padre de todos”.
¿Se alcanzaría y mantendría esta unidad si cada uno investigara independientemente en las
Escrituras para llegar a sus propias conclusiones y luego enseñarlas a otros? ¡De ningún modo! A este
fin, Jehová, mediante Jesucristo, “dio algunos como apóstoles, [...] algunos como evangelizadores,
algunos como pastores y maestros, [...] hasta que todos logremos alcanzar la unidad en la fe y en el
conocimiento exacto del Hijo de Dios, a un hombre hecho”. En efecto, con la ayuda de tales
ministros, la unidad de la congregación —unidad de enseñanza y servicio— podría y llegaría a ser
posible. (Efesios 4:11-13.)
Es evidente que la base para que una persona sea un asociado aprobado entre los testigos de
Jehová no consiste únicamente en que él crea en Dios, en la Biblia, en Jesucristo y así
sucesivamente. Tanto el papa de Roma como el arzobispo anglicano de Canterbury profesan esas
mismas creencias, sin embargo, los miembros de sus respectivas iglesias son exclusivos, no
intercambiables. De la misma manera, el mero hecho de profesar tales creencias básicas no
autorizaría a una persona a darse a conocer como testigo de Jehová.

270
La condición de asociado aprobado entre los testigos de Jehová requiere que uno acepte todo
el conjunto de enseñanzas verdaderas que se hallan en la Biblia, lo que incluye aquellas creencias
bíblicas que son características de los testigos de Jehová. ¿Cuáles son algunas de estas creencias?
Que la gran cuestión ante la que se halla la humanidad es el derecho que Jehová tiene de
ejercer su soberanía, razón por la cual él ha permitido la iniquidad por tanto tiempo. (Ezequiel 25:17.)
Que Jesucristo tuvo una existencia prehumana y está subordinado a su Padre celestial. (Juan 14:28.)
Que hoy, sobre la Tierra, hay un “esclavo fiel y discreto” al que se le ha ‘encargado el cuidado de
todos los intereses que Jesús tiene en la Tierra’, un esclavo que está asociado con el Cuerpo
Gobernante de los testigos de Jehová. (Mateo 24:45-47.) Que el año 1914 marcó el fin de los
Tiempos de los Gentiles y el establecimiento del Reino de Dios en los cielos, así como el tiempo para
la predicha presencia de Cristo. (Lucas 21:7-24; Revelación 11:15–12:10.) Que solo 144.000 cristianos
recibirán el premio de la vida celestial. (Revelación 14:1, 3.) Que el Armagedón, término que se
refiere a la batalla del gran día de Dios el Todopoderoso, está cerca. (Revelación 16:14, 16; 19:11-
21.) Que este será seguido por el Reinado Milenario de Cristo, el cual restablecerá por toda la Tierra
el paraíso. Que quien primeramente disfrutará de ese paraíso será la “gran muchedumbre” de
“otras ovejas” de Jesús del día presente. (Juan 10:16; Revelación 7:9-17; 21:3, 4.)
¿Tenemos algún precedente bíblico para asumir una postura tan estricta? ¡Naturalmente! El
apóstol Pablo escribió de algunos en su día, de quienes dijo: “Su palabra se esparcirá como
gangrena. Himeneo y Fileto son de ese grupo. Estos mismos se han desviado de la verdad, diciendo
que la resurrección ya ha sucedido; y están subvirtiendo la fe de algunos”. (2 Timoteo 2:17, 18; véase
además Mateo 18:6.) No hay nada en el registro que indique que estos hombres no creían en Dios,
en la Biblia y en el sacrificio de Jesús. Sin embargo, respecto a esta enseñanza fundamental —lo que
ellos estaban enseñando en cuanto al tiempo de la resurrección— el apóstol Pablo aptamente los
calificó de apóstatas, con quienes los cristianos fieles no deberían tener compañerismo.
De manera semejante, el apóstol Juan calificó de anticristos a aquellos que no creyeron que
Jesús había venido en la carne. Puede que ellos hayan creído en Dios, en las Escrituras Hebreas y en
Jesús como Hijo de Dios. Pero en cuanto a esta enseñanza, que Jesús de hecho había venido en la
carne, estaban en desacuerdo, y por lo tanto fueron calificados de “anticristo”. Respecto a quienes
sostenían tales puntos de vista divergentes, Juan pasó a decir: “Si alguno viene a ustedes y no trae
esta enseñanza, nunca lo reciban en casa ni le digan un saludo. Porque el que le dice un saludo es
partícipe en sus obras inicuas”. (2 Juan 7, 10, 11.)
Apegándonos a este modelo bíblico, si un cristiano (que afirmara creer en Dios, la Biblia y Jesús)
promoviera enseñanzas falsas y no se arrepintiera, sería necesario expulsarlo de la congregación.
(Véase Tito 3:10, 11.) Claro que, si la persona solo tuviera dudas o le faltara información respecto a
alguna enseñanza, los ministros capacitados de la congregación le ayudarían amorosamente. Este
proceder está en armonía con el siguiente consejo: “Continúen mostrando misericordia a algunos
que tienen dudas; sálvenlos, arrebatándolos del fuego”. (Judas 22, 23.) Por lo tanto, a la verdadera
congregación cristiana no se le puede acusar con razón de ser severamente dogmática, más bien,
valora altamente la unidad que la Palabra de Dios nos anima a alcanzar y trabaja en pro de ella.
//Volver al Índice

271
W1986 15/10 PÁG.31

¿Cómo respondería apropiadamente la congregación si


alguien abandonara la verdadera fe cristiana y se uniera a
otra religión?
Esto sucedió a veces en el primer siglo. Por lo tanto, es de comprenderse que acontezca de vez
en cuando en la actualidad. Cuando ocurre, la congregación responde como es debido para
proteger la limpieza espiritual de los cristianos leales que están en ella.
Un diccionario define apostasía como “la negación de cualquier doctrina religiosa, política o
social antes profesada”. Otro define apostatar como “abandonar expresamente ciertas creencias”.
Entonces, de acuerdo con esto, Judas Iscariote se hizo culpable de cierta forma de apostasía
cuando abandonó la adoración de Jehová Dios al traicionar a Jesús. Más tarde, otros se hicieron
apóstatas al desertar de la fe verdadera, aún estando en vida el apóstol Juan y otros cristianos
primitivos. Juan escribió: “Ellos salieron de entre nosotros, pero no eran de nuestra clase; porque si
hubieran sido de nuestra clase, habrían permanecido con nosotros”. (1 Juan 2:19.)
¿Qué ha de hacerse hoy en día cuando sucede algo similar? Puede que los ancianos —o
pastores— de la congregación se enteren de que un cristiano bautizado ha dejado de asociarse
con el pueblo de Jehová y que aparentemente se asocia con otra religión. De acuerdo con las
palabras de Jesús en conexión con preocuparse por cualquier oveja que se descarría, los pastores
espirituales deberían interesarse en ayudar a tal persona. (Mateo 18:12-14; compárese con 1 Juan
5:16.) Pero ¿qué hay si los pastores designados para examinar el caso determinan que la persona ya
no quiere tener nada que ver con el pueblo de Jehová y que ha decidido permanecer en la
religión falsa?
Ellos simplemente anunciarían a la congregación que tal persona se ha desasociado y que, por
lo tanto, ya no es testigo de Jehová. Aunque esa persona ha ‘abandonado expresamente sus
creencias’, no es necesario que se le expulse formalmente. ¿Por qué? Porque ella misma ya se ha
desasociado de la congregación. Probablemente no tratará de entablar contacto con sus ex
hermanos con el fin de persuadirlos a que le sigan. Los hermanos leales, por su parte, no buscarían la
asociación de tal persona, ya que ‘salió de entre ellos, por no ser de su clase’. (1 Juan 2:19.) Puede
que la persona desasociada que ‘ha salido de entre nosotros’ comience a enviar cartas o literatura
que promuevan la religión falsa o la apostasía. Esta acción subrayaría que dicha persona
definitivamente ‘no es de nuestra clase’.
Las Escrituras advierten, no obstante, que algunos tratarían de permanecer dentro del pueblo de
Dios para intentar desviar a otros. El apóstol Pablo dio la siguiente advertencia: “De entre ustedes
mismos se levantarán varones y hablarán cosas aviesas para arrastrar a los discípulos tras de sí”.
(Hechos 20:30.) Él enfáticamente advirtió a los cristianos a que ‘vigilaran a los que causan divisiones
y ocasiones de tropiezo contrario a la enseñanza que ustedes han aprendido, y que los eviten’.
(Romanos 16:17, 18.)
Por lo tanto, si algún cristiano verdadero se convirtiera en un falso maestro, tal como hicieron
Himeneo y Fileto en los tiempos de Pablo, los pastores del rebaño tendrían que tomar medidas de
protección. Si la persona rechazara la amonestación amorosa que ellos le dieran y continuara
promoviendo sectas, un comité de ancianos podría expulsarla por apostasía. (2 Timoteo 2:17; Tito
3:10, 11.) Todo hermano y hermana de la congregación seguiría la instrucción de Pablo de que se
‘evite’ al que trate de ‘causar divisiones’. De igual manera, Juan aconsejó: “Si alguno viene a
ustedes y no trae esta enseñanza, nunca lo reciban en casa ni le digan un saludo”. (2 Juan 10.)
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272
W2007 15/11 PÁG.31

¿Es apropiado que un testigo de Jehová asista a la boda de


un pariente o conocido que no sea Testigo?
Las bodas son ocasiones alegres, y es normal que el cristiano quiera disfrutar de esa alegría. Por
supuesto, si se invita a menores, estos deben obedecer a sus padres o tutores, quienes tienen
derecho a decidir si se asistirá o no (Efesios 6:1-3). Pero ¿qué hay si un esposo, que no es testigo de
Jehová, pide a su esposa cristiana que lo acompañe a una boda que se celebrará en una iglesia?
Tal vez a ella la conciencia le permita asistir solo como observadora, resuelta a no tomar parte en
ningún acto religioso.
En realidad, asistir a una boda o no es una decisión personal. Sin embargo, cada cristiano debe
recordar que es responsable ante Jehová, y que hay varios principios bíblicos que debe analizar a la
hora de determinar si estará presente en la boda de alguien que no es Testigo.
Lo más importante para el cristiano debe ser contar con la aprobación divina. Jesús dijo: “Dios es
un Espíritu, y los que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y con verdad” (Juan 4:24). Por eso,
los testigos de Jehová no participan en actividades interconfesionales, como oraciones, ritos o
ceremonias que estén en pugna con la verdad bíblica (2 Corintios 6:14-17).
El cristiano reconoce que su decisión también podría afectar a otras personas. Si decide asistir,
¿se ofenderán sus familiares si no participa de lleno en el festejo de la boda? También hay que
tomar en cuenta el posible efecto que su decisión tendrá en la congregación (Romanos 14:13).
Incluso si a él o a otros miembros de su familia no les parece mal ir a una boda de ese tipo,
¿perturbaría de algún modo esta decisión a sus hermanos espirituales? ¿Ofendería la conciencia de
alguien?
Además, en las ceremonias de bodas de parientes que no son Testigos pueden surgir situaciones
incómodas. Por ejemplo: ¿qué hará usted si se le pide que forme parte del séquito nupcial? O
¿cómo responderá si su cónyuge no es Testigo y desea participar en todas las actividades de la
boda? Si se trata de una ceremonia civil dirigida por un juez o un funcionario, quizá lo único que
usted tenga que hacer sea presenciar un procedimiento jurídico.
No obstante, surgen otras cuestiones cuando la ceremonia se celebra en un edificio eclesiástico
o la dirige un sacerdote o un pastor. Puede que usted, en ese caso, decida no asistir a fin de seguir
los dictados de su conciencia educada por la Biblia. Así evitará transigir en sus convicciones
religiosas o hacer algo que tal vez abochorne a los novios y sus parientes (Proverbios 22:3). Pudiera
ahorrarse mucha tensión —y ahorrársela también a su familia— si explica de antemano sus
convicciones bíblicas e indica hasta qué grado está dispuesto a participar, o si sugiere algunos
cambios en los planes de la boda.
Tras analizar con cuidado todos los factores, tal vez el cristiano decida que no sería inapropiado
asistir solo como observador a una boda de un pariente o conocido que no sea Testigo. Pero si cree
que pudiera sentirse tentado a ser desleal a los principios divinos, quizás concluya que el riesgo es
mayor que los posibles beneficios. Si opta por no ir a la ceremonia, pero acepta la invitación de
asistir a las actividades posteriores, debe resolverse a hacer “todas las cosas para la gloria de Dios”
(1 Corintios 10:31). Al tomar este tipo de decisiones, “cada uno llevará su propia carga de
responsabilidad” (Gálatas 6:5). Prescindiendo de lo que haga, recuerde que lo primordial es
mantener una buena conciencia ante Jehová Dios. //Volver al Índice

273
W1975 15/4 PÁGS.255-256

¿Cuál es el punto de vista de los testigos de Jehová en


cuanto a asistir a las bodas de un conocido o pariente
mundano?
En el caso de los menores de edad que se proponen asistir, la decisión final es de los padres. De
otra manera es asunto de decisión personal, y cada cristiano tendrá que estar dispuesto a asumir su
propia responsabilidad. Sin embargo, hay principios bíblicos y una extensa variedad de
circunstancias que se deben considerar.
Quizás la ceremonia matrimonial se conduzca en un edificio religioso y por un clérigo. Esto la
haría bastante diferente de una ceremonia meramente civil. El cristiano verdadero no podría unirse
ni participar por conciencia en ninguna oración ni servicio religioso que él supiera que es contrario a
la enseñanza de la Biblia. Tampoco se interesa en ver cuán cerca puede llegar a actos de
apostasía sin cruzar la línea. Está bajo obligación de prestar atención al mandato bíblico:
“No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual con los incrédulos. Porque ¿qué consorcio tienen la
justicia y el desafuero?. . . ¿O qué porción tiene una persona creyente con un incrédulo?. . . ‘Por lo
tanto sálganse de entre ellos, y sepárense,’ dice Jehová, ‘y dejen de tocar la cosa inmunda.’”—
2 Cor. 6:14-17.
Se comprende que una persona invitada a asistir a unas bodas de parientes y conocidos
mundanos a veces se puede enfrentar a un problema bastante grande. Por ejemplo, quizás la
invitación se haya extendido a una esposa cristiana y a su esposo incrédulo. A él quizás le parezca
que ambos deben estar presentes para las bodas. Sin embargo es posible que ella se inquiete en
cuanto a ello. Es posible que razone que, si fuese a asistir a unas bodas celebradas en una iglesia, la
presión emocional de las circunstancias podría hacer que ella cometiera algo incorrecto. Por otra
parte, ella pudiera concluir que, por consideración a los deseos de su esposo, podría ir con él solo
como observadora respetuosa, pero estando determinada a no participar en ningún acto religioso.
Prescindiendo de la manera en que una esposa considere el asunto, sería para provecho suyo
explicarle su posición a su esposo. Si, sobre la base de su explicación, él llega a la conclusión de que
la presencia de su esposa posiblemente pueda hacer surgir una situación desagradable para él,
quizás él prefiera ir solo. O, quizás todavía quiera que ella lo acompañe, pero como observadora
callada, en el cual caso ella tendrá que decidir si va a ir o no.
Algo que merece consideración es el efecto que el asistir a unas bodas en un edificio religioso
pudiera tener en los compañeros creyentes. ¿Podría lastimar la conciencia de algunos? ¿Podría la
resistencia de ellos en cuanto a participar en actos idólatras verdaderos ser debilitada por esta
acción de usted? Un principio bíblico que entra en el cuadro es: “Que se aseguren de las cosas más
importantes, para que estén exentos de defectos y no estén haciendo tropezar a otros hasta el día
de Cristo.”—Fili. 1:10; vea también 1 Corintios 8:9-13.
A veces una invitación a unas bodas puede incluir participación activa como miembro del
séquito nupcial. ¿Qué hay si esto requiriera el participar en ciertos actos religiosos? Manifiestamente
el que desea agradar a Dios no podría participar en actos de religión falsa; la persona tiene que
obrar en armonía con su Palabra. Pero el cristiano podría explicar exactamente cómo se siente e
indicar que de ninguna manera quiere aguar el gozo del día de la boda siendo responsable de lo
que pudiera resultar ser una situación embarazosa.
En asuntos de esta índole, los cristianos tienen que considerar cuidadosamente todos los factores
envueltos. Bajo ciertas circunstancias quizás concluyan que no surgirían dificultades si asistieran
como observadores callados. Por otra parte, quizás las circunstancias sean de tal índole que el

274
cristiano razone que el daño probable a su conciencia o a la de otros al asistir a tales bodas
mundanas pesa más que los beneficios posibles de asistir. Sea cual sea la situación, el cristiano debe
asegurarse de que su decisión no le impida conservar una buena conciencia delante de Dios y los
hombres. //Volver al Índice

275
W2002 15/5 PÁG.28

¿Sería prudente que el cristiano verdadero asistiera a un


funeral o a una boda que se efectuara en una iglesia?
Participar en cualquier forma de religión falsa desagrada a Jehová, por lo que debe evitarse
(2 Corintios 6:14-17; Revelación [Apocalipsis] 18:4). Un funeral eclesiástico es un servicio religioso en el
que probablemente se presente un sermón que apoya ideas antibíblicas como la de la inmortalidad
del alma y la de que todos los buenos van al cielo. Tal vez incluya también prácticas como el
persignarse y el unirse en oración con el sacerdote o pastor. Así mismo, en una ceremonia de bodas
religiosa que se celebre en una iglesia u otro lugar pudieran realizarse oraciones y otros actos de
devoción contrarios a las enseñanzas bíblicas. El cristiano que se halle en un grupo en el que todos
los demás participen en un acto religioso falso pudiera verse tentado a ceder a la presión de unirse
a ellos. ¡Qué imprudente sería exponernos a dicha presión!
¿Y si el cristiano se siente obligado a asistir a un funeral o a una boda que se llevará a cabo en
una iglesia? Un esposo no creyente, por ejemplo, quizás pida a su esposa cristiana que lo
acompañe en tal ocasión. ¿Podría ir con él como simple observadora? Tal vez decida ir por
consideración a los deseos de su marido, pero se resuelva a no participar en ninguna ceremonia
religiosa. Por otro lado, quizás decida no ir, razonando que las circunstancias pudieran ejercer
demasiada presión emocional en ella y hacerla desobedecer los principios piadosos. Por lo tanto, la
decisión de ir o no, es personal. No cabe duda de que querrá estar resuelta en su corazón y tener
una conciencia limpia (1 Timoteo 1:19).
En cualquier caso, sería ventajoso que ella explicara a su marido que su conciencia no le permite
participar en ninguna ceremonia religiosa ni cantar himnos ni agachar la cabeza para unirse en
oración con los demás. Como consecuencia, es posible que él llegue a la conclusión de que la
presencia de su esposa pudiera crear una situación desagradable para él. Tal vez opte por ir sin ella
debido al amor que le tiene, por respeto a sus creencias o para no sufrir bochorno. Pero si él insiste
en que lo acompañe, la hermana podría hacerlo únicamente como observadora.
Algo que no debe pasarse por alto es el efecto que pudiera tener en nuestros hermanos
cristianos el que asistiéramos a una ceremonia en un edificio religioso. ¿Ofendería la conciencia de
algunos? ¿Debilitaría la resistencia que oponen a la idolatría? “Aseg[úrense] de las cosas más
importantes —exhorta el apóstol Pablo—, para que estén exentos de defectos y no hagan tropezar
a otros hasta el día de Cristo.” (Filipenses 1:10.)
Si la ocasión implica a un pariente cercano, es posible que incluso haya más presión familiar. Sea
como fuere, el cristiano tiene que sopesar con cuidado todos los factores. Puede ser que en ciertas
circunstancias concluya que no surgirán dificultades si asiste a una boda o a un funeral en una
iglesia como observador. Sin embargo, las circunstancias pudieran ser tales que los posibles
beneficios de estar presente en dicha ocasión no compensaran el daño que tal vez sufriera su
propia conciencia o la de otras personas. Sin importar cuál sea el caso, el cristiano debe asegurarse
de que su decisión no le impida mantener una buena conciencia ante Dios y los hombres. //Volver al
Índice

276
W2003 1/9 PÁG.29

En muchos lugares del mundo se acostumbra hacer regalos


de boda. ¿Qué principios bíblicos debemos tener en cuenta
a la hora de dar o recibir dichos regalos?
La Biblia aprueba la práctica de dar regalos cuando se hace con el motivo correcto y en la
ocasión apropiada. En lo que tiene que ver con regalar, la Biblia anima a los cristianos verdaderos a
imitar a Jehová, su generoso Proveedor (Santiago 1:17). El apóstol Pablo instó a sus hermanos en la
fe: “No olviden el hacer bien y el compartir cosas con otros, porque dichos sacrificios le son de
mucho agrado a Dios”. De modo que a los cristianos se les estimula a ser generosos (Hebreos 13:16;
Lucas 6:38).
¿Qué puede decirse de las listas de boda, algo común en varios países? Normalmente, los novios
van a una tienda especializada o a unos grandes almacenes y elaboran una lista de los regalos que
quisieran recibir. A los parientes y amigos se les indica en qué establecimiento pueden comprar los
artículos de la lista. Desde un punto de vista práctico, esta costumbre evita que la persona que
quiere hacer un regalo dedique muchas horas buscando uno apropiado, y los novios se ahorran el
trabajo de devolver los obsequios que no desean.
El que una pareja que planea casarse opte por utilizar este sistema o no es una decisión
personal. No obstante, el cristiano debe tener cuidado y evitar prácticas que pudieran violar los
principios bíblicos. Por ejemplo, ¿qué ocurriría si la pareja comprometida hiciera una lista de artículos
muy costosos? Tal vez aquellos con fondos limitados no podrían comprar un regalo, o quizás
decidieran no aceptar la invitación de asistir a la boda para no pasar el bochorno de llevar un
obsequio menos costoso. Una cristiana escribió: “Se está convirtiendo en una carga demasiado
pesada. He intentado ser generosa, pero últimamente he perdido la felicidad que solía sentir al
regalar”. ¡Qué triste sería que una boda llegara a ser una fuente de desánimo!
Por supuesto, nadie debe hacer sentir a sus invitados que, para que se acepte su obsequio,
deben comprarlo en cierta tienda o que tiene que costar cierta cantidad mínima de dinero. Al fin y
al cabo, Jesucristo señaló que lo más valioso a los ojos de Dios es la actitud de corazón de quien
ofrece el regalo, no su valor material (Lucas 21:1-4). De igual manera, el apóstol Pablo escribió lo
siguiente respecto a las dádivas de misericordia: “Que cada uno haga tal como lo ha resuelto en su
corazón, no de mala gana ni como obligado, porque Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9:7).
La Biblia no indica que esté mal que la persona se identifique como el dador de cierto obsequio,
quizás incluyendo una nota. Sin embargo, en algunos lugares la costumbre local es mencionar su
nombre ante todos los presentes, práctica que puede causar problemas. Es posible que quienes han
hecho el regalo quieran permanecer anónimos a fin de no atraer atención indebida a sí mismos.
Tales personas obran en conformidad con el principio expuesto en Mateo 6:3, donde Jesús dice:
“Mas tú, cuando hagas dádivas de misericordia, no sepa tu mano izquierda lo que hace tu
derecha”. Otros tal vez opinen que el dar regalos es un asunto personal que debe mantenerse
privado entre el que los hace y el que los recibe. Además, mencionar al dador ante los presentes
pudiera resultar en que se hicieran comparaciones entre los obsequios, lo que “promov[ería]
competencias” (Gálatas 5:26). Los cristianos no desean en modo alguno incomodar ni avergonzar a
nadie anunciando en público los nombres de los que han hecho los regalos (1 Pedro 3:8).
Si obramos en armonía con los principios expuestos en la Palabra de Dios, la práctica de dar
regalos seguirá siendo una fuente de felicidad (Hechos 20:35). //Volver al Índice

277
W2007 15/2 PÁGS.30-31

Puesto que en la Biblia no se mencionan los brindis, ¿por qué


no brindan los testigos de Jehová?
Brindar con una copa de vino (o de otra bebida alcohólica) es una práctica antigua y muy
difundida, si bien el procedimiento puede variar ligeramente de un lugar a otro. Por ejemplo, a
veces se hacen chocar las copas, y quien propone el brindis suele desear a alguien felicidad, salud,
muchos años de vida o cosas semejantes. Por su parte, los demás tal vez expresen en voz alta su
asentimiento o levanten las copas y beban un sorbo de vino. Aunque a muchas personas les
parezca una costumbre inofensiva o un simple acto de cortesía, los testigos de Jehová tienen
buenas razones para no participar en los brindis.
No es que el cristiano no desee que los demás disfruten de felicidad y buena salud. De hecho, el
cuerpo gobernante del siglo primero concluyó una carta dirigida a las congregaciones con una
palabra que puede traducirse por “buena salud a ustedes”, “que estén bien” o “que sigan bien”
(Hechos 15:29). Además, algunos siervos de Dios dijeron a reyes humanos: “¡Viva mi señor [...] hasta
tiempo indefinido!”, y también: “¡Viva el rey mismo hasta tiempo indefinido!” (1 Reyes 1:31;
Nehemías 2:3).
Sin embargo, ¿qué origen tiene la costumbre de brindar? La Atalaya del 1 de marzo de 1968 citó
las siguientes palabras de la Encyclopædia Britannica (1910), tomo 13, página 121: “La costumbre
de beber ‘a la salud’ de los vivos muy probablemente se deriva del antiguo rito religioso de brindar
por los dioses y por los muertos. En las comidas, los griegos y los romanos efectuaban libaciones
[derramaban vino o licores] en honor de sus dioses, y en banquetes ceremoniales brindaban por
ellos y por los muertos”. Esa misma enciclopedia añade: “Íntimamente relacionado con estas
costumbres de beber casi sacrificiales tiene que haber estado siempre el acto de brindar por la
salud de hombres vivos”.
¿Sigue siendo válida esta afirmación? La obra International Handbook on Alcohol and Culture,
editada en 1995, comenta: “[El brindis] es probablemente un vestigio seglar de las antiguas
libaciones sacrificiales en las que se ofrecía un líquido sagrado a los dioses: sangre o vino a cambio
de un deseo, una oración resumida en las palabras ‘¡larga vida!’ o ‘¡a tu salud!’”.
Hay que admitir que el hecho de que una cosa, figura o práctica tenga su origen en antiguos
ritos paganos o guarde cierto paralelo con ellos no siempre la hace inaceptable para los
adoradores verdaderos. Pongamos por caso la granada, fruta mencionada en la Biblia. Una
reconocida enciclopedia bíblica comenta: “Parece que algunas religiones paganas también
usaron la granada como símbolo sagrado”. Aun así, Dios mandó adornar con granadas de hilo el
dobladillo de la vestidura del sumo sacerdote, y también se empleó ese diseño para decorar las
columnas de cobre del templo de Salomón (Éxodo 28:33; 2 Reyes 25:17). Por su parte, los anillos de
boda tuvieron una vez un significado religioso. No obstante, la mayoría de la gente no sabe tal
cosa, de modo que considera que un anillo de boda es simplemente una indicación de que quien
lo lleva está casado.
¿Qué se puede decir sobre el consumo de vino en conexión con actos religiosos? Por ejemplo,
hubo una ocasión en que los hombres de Siquem —que adoraban a Baal— “entraron en la casa de
su dios y comieron y bebieron e invocaron el mal contra Abimélec”, hijo de Gedeón (Jueces 9:22-
28). ¿Cree usted que alguien leal a Jehová habría bebido con ellos, quizá invocando a un dios falso
para que perjudicara a Abimélec? Acerca de los numerosos israelitas que en cierto período se
rebelaron contra Jehová, el profeta Amós dijo: “Se estiran al lado de todo altar; y el vino de los que
han sido multados beben en la casa de sus dioses” (Amós 2:8). ¿Habría hecho eso un siervo
verdadero de Dios, ya sea que el vino se derramara en honor de los dioses o sencillamente se

278
bebiera en esas circunstancias? (Jeremías 7:18.) ¿Cree que un adorador de Jehová habría alzado
una copa de vino para pedir a algún dios que actuara a favor de alguien o bendijera su futuro?
Es de interés que hubo ocasiones en que los siervos de Jehová alzaron las manos hacia el cielo
para pedir que sucediera algo bueno. Pero las alzaron al Dios verdadero. Por ejemplo, leemos que
“Salomón procedió a ponerse de pie delante del altar de Jehová [y] extendió las palmas de las
manos a los cielos; y pasó a decir: ‘Oh Jehová el Dios de Israel, no hay Dios como tú [...]; y dígnate
oír tú mismo en el lugar de tu morada, en los cielos, y tienes que oír y perdonar’” (1 Reyes 8:22,
23, 30). De forma parecida, “Esdras bendijo a Jehová [...], a lo que todo el pueblo contestó: ‘¡Amén!
¡Amén!’, con el alzamiento de las manos. Entonces se inclinaron y se postraron ante Jehová”
(Nehemías 8:6; 1 Timoteo 2:8). Es evidente que estos siervos fieles no alzaron las manos hacia el cielo
para implorar el favor de algún dios de la buena suerte o algo así (Isaías 65:11).
A muchas personas que hoy participan en los brindis quizá no les parezca que estén pidiendo el
favor o la bendición de algún dios, pero tampoco pueden explicar por qué alzan su copa de vino
hacia el cielo. Sin embargo, el hecho de que tales personas ni siquiera piensen en ello no es razón
para que los cristianos verdaderos se sientan obligados a imitarlas.
Es bien sabido que, en otras situaciones, los testigos de Jehová tampoco realizan gestos que la
mayoría de la gente sí efectúa. Por ejemplo, muchas personas saludan emblemas nacionales, como
la bandera, y no ven en ese gesto un acto de adoración. Los cristianos verdaderos no interfieren en
lo que los demás hacen, pero ellos mismos no efectúan tales saludos. Si saben en qué momento
puede tener lugar alguna de esas ceremonias, muchos Testigos actúan con discreción para
no ofender a los presentes. En cualquier caso, los siervos de Dios están decididos a no llevar a cabo
gestos o saludos de carácter patriótico, pues estos violan los principios bíblicos (Éxodo 20:4, 5; 1 Juan
5:21). Es cierto que quizá muchas personas no consideren que brindar sea un gesto de carácter
religioso. Aun así, hay razones válidas para que los cristianos no participen en los brindis, ya que esta
práctica tiene raíces religiosas e incluso hoy puede ser considerada como una solicitud de favor a
‘los cielos’, como si se pidiera la ayuda de una fuerza sobrenatural (Éxodo 23:2). //Volver al Índice

279
W2009 15/2 PÁG.29

¿Debería el cristiano evitar el café y el té porque contienen la


droga adictiva cafeína?
La Biblia no menciona ni el café ni el té. Pero lo que dice puede ayudar al cristiano a decidir si va
a tomar café o té o si se abstendrá de hacerlo.
La cafeína puede afectar la mente y el cuerpo. El que diariamente se beban millones de tazas
de café y de té hizo que el Dr. Melvin Konner dijera: “[La cafeína] puede ser, en efecto, la droga
‘sicoactiva’ más común del mundo”. Puede hacer a uno más alerta, aumentar su nivel de
adrenalina y acelerarle la circulación y el metabolismo. El que la cafeína sea una droga no
establece por sí mismo que el cristiano deba evitar las bebidas —café, té, gaseosas de cola, mate—
ni los alimentos —como el chocolate— que la contengan.
El alcohol es también una droga que puede afectar la mente y el cuerpo; pero ¿qué dicen las
Escrituras sobre este? La Biblia reconoce que el vino —o alguna otra bebida alcohólica— puede
‘regocijar el corazón del hombre mortal’ o cambiar la disposición del alma angustiada. (Salmo
104:15; Proverbios 31:6, 7.) Pero la Palabra de Dios no indica que los adoradores verdaderos tengan
que evitar toda bebida alcohólica. Lo que la Biblia condena es el uso inmoderado de las bebidas
alcohólicas: la borrachera. (Deuteronomio 21:18-21; Proverbios 20:1; Oseas 4:11; 1 Corintios 5:11-13;
1 Pedro 4:3.)
Sin embargo, ¿qué hay de lo que se afirma de que uno puede hacerse adicto a la cafeína?
Muchas personas que acostumbran tomar café, té o mate desarrollan algún grado de
dependencia, aunque se debate si es una verdadera adicción clínica o no. Por lo menos sienten
síntomas de abstinencia, como dolores de cabeza o náuseas, si se les priva de su dosis normal de
cafeína. No obstante, recuerde de nuevo el punto de vista bíblico sobre las bebidas alcohólicas.
Aunque muchas personas se han hecho adictas al alcohol, a los cristianos no se les prohíbe tomar
bebidas alcohólicas con tal que lo hagan con moderación. Jesús bebió vino; hasta uno de sus
milagros fue hacer vino en un banquete de bodas. (Mateo 26:29; Juan 2:3-11.)
Con todo, un cristiano pudiera concluir que preferiría no arriesgarse a desarrollar una
dependencia de la cafeína. Si el verse privado de su consumo regular de cafeína lo hiciera irritable,
pudiera considerar el abstenerse de la cafeína como demostración de “autodominio”. (Gálatas
5:22, 23.) Dado que la Biblia no menciona el abstenerse de bebidas que contengan cafeína, la
decisión en cuanto a beber o no beber café o té es de índole personal. La moderación es
apropiada para el cristiano que tome café o té. (Compárese con Tito 2:2.)
La moderación es también importante en la cuestión de los posibles riesgos para la salud. Se
asegura que hay muchos peligros en el consumo regular de grandes dosis de cafeína (sea que esta
se halle en el café, el té, las gaseosas de cola u otras bebidas o alimentos). Sin embargo, por cada
estudio que enlaza la cafeína con cierto riesgo para la salud, otro estudio parece indicar lo
contrario.
El proceder lógico de la moderación se recalca por lo que la Biblia dice sobre la miel. La miel es
una sustancia natural, y el comerla como fuente de energía estimuladora es natural (en contraste
con introducir humo en los pulmones). (1 Samuel 14:26, 27; Mateo 3:4.) Sin embargo, la persona que
come demasiado de ella puede enfermar. La Biblia advierte: “¿Es miel lo que has hallado? Come lo
que te sea suficiente, para que no tomes demasiado de ella y tengas que vomitarla”. (Proverbios
25:16, 27.)
Hay personas que no pueden consumir miel en absoluto. De igual manera, puede que por
razones de salud algunas tengan que evitar el alcohol, la cafeína, productos lácteos u otros
alimentos y bebidas. Quizás otras eviten esas cosas por gusto personal o por lo que en general la

280
gente de la localidad pensaría, porque no quieren ofender a nadie. Esto nos recuerda este
comentario del apóstol Pablo: “Si el alimento hace tropezar a mi hermano, no volveré a comer
carne jamás, para no hacer tropezar a mi hermano”. (1 Corintios 8:13.)
Por consiguiente, que cada persona actúe según lo que resuelva, sin pensar que su decisión
tenga que imponerse a otros. Pablo escribió: “El que come no menosprecie al que no come, y el
que no come no juzgue al que come, porque Dios ha recibido con gusto a ese. ¿Quién eres tú para
juzgar al sirviente de casa ajeno?”. (Romanos 14:3, 4.) //Volver al Índice

281
W2007 1/12 PÁG.31

¿Cómo debería ver el cristiano la caza y la pesca?


La Biblia no condena ni la caza ni la pesca (Deuteronomio 14:4, 5, 9, 20; Mateo 17:27; Juan 21:6).
Aun así, es preciso que los cristianos que participan en estas actividades analicen varios principios
que se hallan en las Escrituras.
Dios permitió a Noé y a sus descendientes que mataran animales y se alimentaran de ellos con la
condición de que los desangraran antes de comerlos (Génesis 9:3, 4). Ese mandato ponía de
manifiesto que la vida animal debía respetarse porque provenía de Dios. Por ello, los cristianos
no toman a la ligera la vida de los animales, ni los matan tan solo por deporte o por diversión
(Proverbios 12:10).
Ahora bien, hay un aspecto a tomar en cuenta relacionado con la actitud personal. Es probable
que los apóstoles que eran pescadores sintieran satisfacción tras hacer una captura abundante. Sin
embargo, no existen indicios de que ellos alardearan de sus destrezas ni de que pescaran o cazaran
para competir con otros, demostrar su hombría o experimentar la emoción de perseguir a los
animales, luchar con ellos o matarlos (Salmo 11:5; Gálatas 5:26).
Por lo tanto, el cristiano debería preguntarse: “¿Muestro respeto a la vida, tal como Jehová lo
hace? ¿Dominan la caza o la pesca mis pensamientos y mi conversación? ¿Refleja mi modo de vivir
que soy un amante de la caza o muestra que soy un ministro de Dios? Por ir a cazar o pescar, ¿me
expongo a la compañía estrecha de personas que no son creyentes, o descuido a mi familia?”
(Lucas 6:45).
Algunos que cazan o pescan para alimentarse tal vez crean que está justificado dejar a un lado
los asuntos espirituales durante las temporadas de caza y pesca. No obstante, mostramos fe y
confianza en Dios cuando no permitimos que nada tenga prioridad sobre los intereses del Reino
(Mateo 6:33). Además, los cristianos obedecemos todas las leyes del César respecto a la caza y la
pesca, sea que las autoridades las hagan respetar o no (Mateo 22:21; Romanos 13:1).
Es posible que para acatar el punto de vista de Jehová sobre la caza y la pesca algunos tengan
que ajustar su forma de pensar a las normas divinas (Efesios 4:22-24). Por otra parte, debemos
respetar las decisiones que los demás tomen en conciencia. En estos casos es conveniente seguir el
consejo que dio el apóstol Pablo: “Ya no andemos juzgándonos unos a otros, sino más bien hagan
que esto sea su decisión: el no poner delante de un hermano tropiezo” (Romanos 14:13). Mostrar tal
amor desinteresado y respeto fomenta la paz en la congregación y es del agrado de nuestro
Hacedor, la Fuente de la vida de todas las criaturas (1 Corintios 8:13).
Nota. Vea también la sección “Preguntas de los lectores” de La Atalaya del 15 de mayo de 1990.
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282
W1990 15/5 PÁGS.30-31

¿Es apropiado que el cristiano vaya de caza o de pesca?


El cazar suele recibirse con reacciones que manifiestan la agitación de profundos sentimientos.
Por eso, lo mejor es que los cristianos procuren comprender y aplicar el punto de vista de Jehová
Dios sobre este asunto como se halla en la Biblia.
Dios concedió a la humanidad dominio sobre animales ‘salvajes’ y ‘domésticos’. Al principio los
humanos no tenían permiso del Creador —ni tal vez necesidad física relacionada— para matar
animales con el fin de alimentarse. (Génesis 1:24, 29, 30.) Fue solo después del Diluvio cuando Dios
otorgó a la humanidad el derecho de comer carne animal de la cual “su alma —su sangre—” debía
derramarse debidamente. (Génesis 9:3, 4.) La carne podía ser de animales domésticos o salvajes.
Los israelitas criaban animales —como ovejas y ganado vacuno— que podían degollar para
alimentarse cuando quisieran carne. También cazaban y pescaban para conseguir alimento.
(Deuteronomio 12:20-24; 14:4-20.) Esto concuerda con la declaración figurativa de Dios respecto a
que ‘enviaría muchos pescadores para pescar a su pueblo, y muchos cazadores para cazarlo’.
(Jeremías 16:16.) Más tarde, Jesús incluyó a pescadores entre sus apóstoles y dirigió actividades de
pesca literal. (Mateo 4:18-22; 17:27; Lucas 5:2-6; Juan 21:4-7.)
Cuando Isaac como patriarca envejecido pidió un sabroso plato de carne, su hijo Jacob estuvo
dispuesto a matar dos cabritos para prepararle un plato. Sin embargo, Esaú cazó un animal salvaje
para conseguir carne para su padre. Note que aunque la carne de animales domésticos le estaba
disponible, Isaac pidió carne de un animal de caza. Note también que ambos hijos mataron
animales que servirían de alimento para otra persona, no para sí. (Génesis 27:1-19.)
Se podía dar muerte a animales por alguna razón que no fuera su carne. Con sus pieles se
podían hacer prendas de vestir. (2 Reyes 1:8; Marcos 1:6; Hebreos 11:37.) También se hacían
cubiertas protectoras y utensilios con pieles de animales, hasta de animales que eran inmundos
desde el punto de vista dietético y que los israelitas no comían. (Éxodo 39:33, 34; Números 24:7;
Jueces 4:19; Salmo 56:8.)
El requisito divino de que se derramara la sangre de los animales degollados debería recordar a
los cazadores que la vida animal proviene de Dios y por eso debe tratarse con respeto, no con
desenfreno. (Levítico 17:13.) Evidentemente Nemrod mataba animales, y es probable que
presumiera de lo apto que era al cazar, del tamaño o la cantidad de sus piezas, o de los trofeos que
quizás hizo de ellas. Era “un poderoso cazador en oposición a Jehová”. (Génesis 10:9.)
En el cristiano pudiera desarrollarse esa excitación por cazar o matar animales, o por pescar.
Muchos cazadores o pescadores que han escudriñado su corazón han descubierto que se habían
contagiado con ese ‘deleite’. Eso va acompañado de una despreocupación inhumana por la vida
animal. Por eso, aunque no es incorrecto cazar ni pescar (cuando la caza o la pesca la va a usar
alguien para alimentarse o con otro propósito apropiado), sería incorrecto hacerlo si el cristiano
tuviera un espíritu como el de Nemrod. Pero hay otros peligros, aparte de la excitación causada por
la caza, la pieza o un trofeo.
La Atalaya del 1 de noviembre de 1983 consideró las razones por las cuales los cristianos
verdaderos no portan ni poseen armas para usarlas contra humanos o protegerse de ellos
(páginas 23-26). El meditar sobre ese consejo ha llevado a algunos Testigos a reexaminarse en
cuanto a tener hasta armas de caza. Muchos han decidido deshacerse completamente de sus
armas o evitar exhibirlas y tenerlas fácilmente a la mano. Así no darían la impresión de
enorgullecerse de sus armas ni de confiar en ellas. Además, el no tener siquiera armas de caza, o no
tenerlas fácilmente asequibles, puede impedir una tragedia. Así las armas mortíferas no podrían
llegar a las manos de niños, que pudieran herir o matar accidentalmente a alguien, ni habría armas

283
a la mano si alguien estuviera extremadamente asustado o deprimido. (Compárese con Proverbios
22:3.)
Puede que a algunos cristianos les guste el sabor de la carne de cierto animal de caza o de
pesca, y que el modo más práctico de obtener tal alimento sea cazarlo o pescarlo. Otros disfrutan
del aire fresco y el ejercicio relacionados con la caza en los bosques, o hallan que las horas de
sosiego durante la pesca son relajantes. La Biblia no habla en contra de eso, de manera que no hay
que juzgar a otros en cuanto a si disfrutan de esas cosas o no. Y el ejemplo de Isaac y sus hijos
muestra que no hay que convertir en tema de controversia quién se va a comer la caza o la pesca.
(Mateo 7:1-5; Romanos 14:4.)
Está claro que el apóstol Pedro estaba muy apegado a la pesca. El resucitado Jesús —con
algunos pescados cerca— ayudó a Pedro a analizar sus propios sentimientos en cuanto a los
pescados o el negocio de la pesca. Jesús le preguntó si lo amaba más a él que a los pescados.
(Juan 21:1-3, 9-15; véase La Atalaya del 1 de noviembre de 1988, página 31.)
De igual manera, el cristiano que con conciencia limpia decide ir de caza o de pesca debe
poner sus actividades en orden de importancia. Por ejemplo, si la temporada de caza o de pesca
comenzara a una hora en que se hubieran programado reuniones de congregación, ¿qué haría?
¿O muestra en su conversación que se enorgullece de su aptitud como cazador o pescador? ¡Qué
bueno es que el cristiano maduro que de vez en cuando decide cazar o pescar pueda decir con
convicción: “Sí, Señor, tú sabes que te tengo [más] cariño [que a esas actividades]”! (Juan 21:16.)
//Volver al Índice

284
W1992 15/6 PÁGS.30-31

¿Qué opinan sobre la compra de artículos robados los


testigos de Jehová?
Los cristianos procuran no tener nada que ver intencionalmente con la compra de mercancías o
materiales robados.
No cabe duda de que el hurto es incorrecto. La Ley de Dios a Israel declaró de modo
inequívoco: “No debes hurtar”. (Éxodo 20:15; Levítico 19:11.) Si se atrapaba al ladrón, este tenía que
hacer compensación doble, cuádruple o quíntuple, dependiendo de las circunstancias.
Desde la antigüedad los ladrones han tratado de pasar a otras personas artículos robados para
lucrarse rápidamente y para que nadie los atrape con la prueba de su culpabilidad. Con este fin
suelen vender los artículos robados a un precio tan bajo que a muchos compradores se les hace
difícil rechazarlos. Quizás esa práctica haya tenido que ver con lo que leemos en Éxodo 22:1: “En
caso de que un hombre hurtara un toro o una oveja y efectivamente degollara o vendiera el
animal, ha de compensar con cinco de la vacada por el toro y cuatro del rebaño por la oveja”.
Al percibir deducciones de leyes como esa, el rabino Abraham Chill escribe: “Está prohibido
comprar o aceptar bienes robados, aun si no se reconocieran los bienes de ese modo. Por lo tanto,
uno no debe comprar una cabra de un pastor, porque el pastor probablemente hace la venta sin
que lo sepa su patrono y tiene la intención de quedarse con el dinero” (The Mitzvot—The
Commandments and Their Rationale [Los mitzvot.—Los mandamientos y su exposición razonada]).
En realidad la ley de Dios no prohíbe “comprar una cabra de un pastor” solo por sospechar que
este pudiera quedarse con el dinero de su patrono, y en efecto vendiera una cabra robada. Pero
en cuanto al otro lado de la cuestión, los siervos de Jehová no deben tener nada que ver a
sabiendas con una venta (sea de una cabra o cualquier otra cosa) cuando parece obvio que el
vendedor no es el dueño del artículo o que este tal vez sea robado. La ley de Dios muestra que Él
reconoce los bienes personales, pero el ladrón priva de tales bienes al dueño. Quien compra lo que
se sabe que es robado quizás no sea ladrón en sí, pero su compra aminora la probabilidad de que
el dueño recobre alguna vez sus bienes. (Proverbios 16:19; compárese con 1 Tesalonicenses 4:6.)
Todos comprendemos que los compradores procuran comprar mercancías al mejor precio. Por
todo el mundo las mujeres buscan buenas rebajas, tratan de aplazar sus compras hasta la
temporada en que bajan los precios o compran en mercados donde se vende a granel o en
tiendas con pocos gastos generales, y por eso, a mejores precios. (Proverbios 31:14.) No obstante,
ese interés en obtener una ganga debe tener límites morales. Los leales en los días de Nehemías
rehusaron hacer compras en sábado, aunque pudieran haber obtenido buenas rebajas en esos
días. (Nehemías 10:31; compárese con Amós 8:4-6.) La situación de los cristianos es parecida. El que
rechacen el hurto los ayuda a dominar cualquier tentación a comprar artículos a bajo precio que
evidentemente hayan sido robados.
Puede que sea de conocimiento general que ciertos vendedores comercian en artículos
robados. O un precio mencionado disimuladamente pudiera ser tan excepcional que cualquier
persona normal concluiría que la mercancía probablemente se haya obtenido de modo ilegal.
Quizás hasta la ley del país reconozca que es necesario tener ese parecer razonable. Una obra
sobre jurisprudencia comenta:
“Para el requerido conocimiento de culpa no es necesario que el acusado sepa a quién se
robaron los bienes ni quién lo hizo, ni cuándo ni dónde fueron robados, ni las circunstancias en que
fueron robados, sino que basta con que sepa que fueron robados. [...] Algunos tribunales adoptan
el parecer de que la existencia del conocimiento de culpa puede fundarse en el hecho de que el

285
acusado recibió los bienes en circunstancias de la índole que convencerían a un hombre de
inteligencia y cautela corrientes de que fueron robados”.
Esto añade una buena razón para que el cristiano evite comprar artículos robados. Si comprara
artículos de ese tipo, podría convertirse en un violador de la ley. De hecho, en algunos países se
considera culpable de violar la ley a la persona que compra, en cualesquiera circunstancias,
artículos robados. Muchas personas no tienen ningún escrúpulo en violar la ley si creen que pueden
salirse con la suya. No es así en el caso de los cristianos, quienes desean ‘estar en sujeción a las
autoridades superiores’. El ser observantes de la ley los protege de que se les enjuicie como
delincuentes, y contribuye a que tengan una buena conciencia ante Jehová. (Romanos 13:1, 4, 5.)
Abrahán, amigo de Dios, dio un ejemplo excelente tocante a la conciencia. En sus días cuatro
gobernantes orientales derrotaron a los reyes del sitio donde vivía Lot y se llevaron consigo muchos
objetos de valor en una especie de robo militar. Abrahán persiguió y venció a los enemigos, tras lo
cual trajo de vuelta los bienes robados. El rey de Sodoma dijo a Abrahán: “Toma los bienes para ti”
como recompensa. En vez de hacer eso, Abrahán devolvió los bienes a su legítimo dueño y dijo:
“No, no tomaré nada de lo que es tuyo, para que no digas: ‘Yo fui quien enriqueció a Abrán’”.
(Génesis 14:1-24.)
A los cristianos no les interesa ninguna ventaja financiera que pudieran conseguir por medio de
artículos robados. Jeremías escribió: “Como la perdiz que ha reunido lo que no ha puesto es el que
acumula riquezas, pero no con justicia”. (Jeremías 17:11.) De modo que, además de desplegar
sabiduría mediante no violar las leyes de César respecto a bienes robados, los cristianos desean
apoyar la justicia de Dios por medio de no tener nada que ver con la injusticia del hurto. Bien
escribió David: “Mejor es lo poco del justo que la abundancia de los muchos inicuos”. (Salmo 37:16.)
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286
W2001 15/2 PÁGS.28-29

¿Cómo deben ver los cristianos verdaderos la costumbre de


entregar a otras personas copias de programas informáticos
comerciales?
Puede que algunos intenten justificar equivocadamente esta práctica refiriéndose a las
siguientes palabras de Jesús: “Recibieron gratis; den gratis”. Claro está, Jesús no hablaba de dar
copias de publicaciones o programas informáticos protegidos por los derechos de reproducción y
cuyo uso está reglamentado por la ley. Se refería a lo que se daba en el ministerio. Cuando los
apóstoles se preparaban para ir a diversas ciudades y pueblos, Jesús les dijo que predicaran el
Reino, curaran enfermos y expulsaran demonios, unos servicios que no debían cobrar, sino ‘dar
gratis’ (Mateo 10:7, 8).
Con el aumento vertiginoso de las computadoras personales y de oficina, muchas personas
poseen los programas informáticos necesarios, que por lo general tienen que comprarse. Es cierto
que algunos individuos elaboran programas y los ponen a disposición de los usuarios gratuitamente,
e incluso dicen que se pueden copiar y dar a otras personas. Sin embargo, la mayoría de los
programas informáticos se comercializan. Sea para uso personal en el hogar o para el negocio, se
espera que los usuarios de dichos programas los compren, que paguen por ellos. Sería ilegal tomar o
copiar un programa sin pagarlo, tal como lo sería fotocopiar libros a gran escala, aunque los
regaláramos.
La mayoría de los programas informáticos (hasta los juegos) se venden con una licencia, de
manera que el dueño y usuario tiene que cumplir con sus estipulaciones y limitaciones específicas.
Muchas de estas licencias señalan que solo una persona puede instalar y utilizar el programa, por lo
general en una sola computadora, sea en el hogar, en el negocio o en la escuela. Algunas licencias
permiten al usuario tener una copia de apoyo para sí, pero no hacer copias para otras personas. Si
el dueño quiere regalar todo el programa (incluso la licencia y la documentación), puede hacerlo,
pero en tal caso ya no estará autorizado para utilizarlo. Hay diversos tipos de licencias, de modo que
la persona a quien le ofrecen un programa o que compra uno debe averiguar cuáles son las
estipulaciones de esa licencia en particular.
Muchas naciones apoyan acuerdos sobre los derechos de reproducción que protegen la
“propiedad intelectual” —como los programas informáticos— y se esfuerzan por hacer que se
cumplan leyes sobre los derechos de autor. Por ejemplo, The New York Times del 14 de enero de
2000 informó de que “policías alemanes y daneses detuvieron a los miembros de lo que
denominaron una poderosa pandilla de piratería informática”, que duplicaba y distribuía programas
y juegos de computadora, y hasta los vendía por Internet.
¿Cuál es la postura de la congregación cristiana al respecto? Pues bien, Jesús dijo: “Paguen a
César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios” (Marcos 12:17). Esas palabras exigen que los
cristianos obedezcan las leyes del país que no están en pugna con las de Dios. El apóstol Pablo
escribió con respecto a los gobiernos: “Toda alma esté en sujeción a las autoridades superiores [...].
El que se opone a la autoridad se ha puesto en contra del arreglo de Dios; los que se han puesto en
contra de este recibirán juicio para sí” (Romanos 13:1, 2).
Los ancianos de la congregación cristiana no tienen la responsabilidad de examinar las
computadoras ajenas, como si estuvieran autorizados para interpretar y hacer cumplir las normas
sobre el derecho de propiedad. Pero creen y enseñan que los cristianos no deben tomar lo que
no les pertenece y que deben esforzarse por obedecer la ley. Tal proceder protege a los cristianos
de castigo por no cumplir las leyes, y les permite tener una buena conciencia ante Dios. Pablo
escribió: “Hay, por lo tanto, razón apremiante para que ustedes estén en sujeción, no solo por causa

287
de esa ira, sino también por causa de su conciencia” (Romanos 13:5). De igual manera, Pablo
expresó el deseo de los cristianos verdaderos al decir: “Confiamos en que tenemos una conciencia
honrada, puesto que deseamos comportarnos honradamente en todas las cosas” (Hebreos 13:18).
Recuadro de la página 29. Algunas empresas y escuelas compran licencias que estipulan la
cantidad máxima de usuarios a los que se permite utilizar el programa. En 1995, las congregaciones
de los testigos de Jehová analizamos un artículo que incluía el siguiente consejo:
“La mayoría de las compañías que preparan y venden programas computarizados los protegen
como propiedad intelectual y suministran licencias o contratos para su uso legal. La licencia por lo
general especifica que no se deben dar copias del programa a terceras personas; en realidad, la
ley internacional del Derecho de Autor prohíbe hacer eso. [...] Algunas empresas grandes venden
computadoras con programas preinstalados que cuentan con los permisos correspondientes. Pero
algunas tiendas no suministran dichas licencias porque los programas que instalan son copias
ilegales; sus clientes, por tanto, infringen la ley cuando los utilizan. Por consiguiente, los cristianos
no deben colocar en tableros electrónicos información protegida por derechos de autor (como las
publicaciones de la Sociedad) sin el permiso legal de los autores.” //Volver al Índice

288
W2005 15/9 PÁG.29

¿Pueden los videojuegos violentos perjudicar nuestra


relación con Jehová?
“Jehová mismo examina al justo así como al inicuo —escribió el rey David del antiguo Israel—, y
Su alma ciertamente odia a cualquiera que ama la violencia.” (Salmo 11:5.) El verbo hebreo que se
traduce “odiar” puede transmitir la idea de “ser enemigo”. De ahí que cualquiera que ame la
violencia se convierta en enemigo de Dios. Por lo tanto, la pregunta que tenemos que analizar es la
siguiente: ¿podrían algunos videojuegos violentos fomentar el amor por la violencia?
Los videojuegos violentos exaltan el uso de armas, y muchas veces ayudan a los usuarios a
hacerse diestros en el arte de la guerra. La revista The Economist mencionó: “Las fuerzas militares
estadounidenses utilizan cada vez más los videojuegos como herramientas de instrucción. Algunos
de los juegos que emplean se pueden conseguir fácilmente en cualquier establecimiento”.
Es cierto que los usuarios de los videojuegos violentos no lastiman a personas reales, pero ¿qué
revela en cuanto a lo que hay en su corazón el que elijan este tipo de entretenimiento? (Mateo
5:21, 22; Lucas 6:45.) ¿Qué pensaría usted de una persona a la que le gustara apuñalar, disparar,
mutilar y matar a gente imaginaria? ¿Y si pasara muchas horas todas las semanas satisfaciendo
estas fantasías violentas y haciéndose prácticamente adicto a tales juegos? Usted por lo menos
llegaría a la conclusión de que tal persona está cultivando amor a la violencia, tal como la que ve
pornografía cultiva deseos inmorales (Mateo 5:27-29).
¿Hasta qué grado odia Jehová a alguien que ama la violencia? David dijo que Dios
“ciertamente [lo] odia”. En los días de Noé, Jehová demostró la intensidad de su odio por quienes
aman la violencia. Le dijo a Noé: “El fin de toda carne ha llegado delante de mí, porque la tierra
está llena de violencia como resultado de ellos; y, ¡mira!, voy a arruinarlos junto con la tierra”
(Génesis 6:13). El Dios verdadero destruyó a toda la humanidad debido a su comportamiento
violento. Únicamente conservó con vida a Noé y su familia, es decir, ocho personas que no amaban
la violencia (2 Pedro 2:5).
Quienes desean ser amigos de Jehová tienen que “batir sus espadas en rejas de arado y sus
lanzas en podaderas”. En lugar de aprender a amar la violencia, “no aprende[n] más la guerra”
(Isaías 2:4). Para seguir siendo amigos de él, y evitar convertirnos en sus enemigos, debemos
‘apartarnos de lo que es malo y hacer lo que es bueno’. Es necesario ‘buscar la paz y seguir tras
ella’ (1 Pedro 3:11).
¿Qué hemos de hacer si ya nos absorben los videojuegos violentos? Tenemos que resolvernos
firmemente a agradar a Jehová dejando de practicar lo que él odia. Debemos pedir la ayuda del
espíritu santo de Dios para poner fin a esta práctica tan dañina en sentido espiritual. Y lo lograremos
si permitimos que cualidades piadosas como la paz, la bondad y el autodominio ejerzan una sana
influencia en nuestra vida (Lucas 11:13; Gálatas 5:22, 23). //Volver al Índice

289
W1993 1/1 PÁG.31

¿Qué responsabilidad tienen los cristianos de atenuar la


contaminación ambiental de la tierra, del mar y del aire?
Como testigos de Jehová nos preocupan mucho los problemas ecológicos que afectan en la
actualidad a nuestro hogar terrestre. Reconocemos, especialmente, que la Tierra fue creada para
ser el hogar puro y saludable de una familia humana perfecta. (Génesis 1:31; 2:15-17; Isaías 45:18.)
Dios también nos asegura que causará “la ruina de los que están arruinando la tierra”. (Revelación
11:18.) Por lo tanto, es apropiado que nos esforcemos de manera razonable y equilibrada por no
contribuir innecesariamente a la continua contaminación de nuestra Tierra. Fíjese, no obstante, en el
término “razonable”. También es apropiado, desde un punto de vista bíblico, evitar que los temas
ecológicos se conviertan en preocupaciones prioritarias.
Aun las actividades humanas normales producen desechos. Por ejemplo, el cultivo, la
elaboración y la ingestión de productos alimenticios con frecuencia ocasionan desperdicios,
aunque la mayor parte son biodegradables. (Salmo 1:4; Lucas 3:17.) El pescado asado que preparó
Jesús después de su resurrección para sus discípulos probablemente produjo humo y cenizas y
resultó en un desecho de espinas. (Juan 21:9-13.) Pero los sistemas o ciclos de la Tierra están
diseñados para deshacerse de tales desperdicios.
Los siervos de Dios no deben ser negligentes a este respecto. Jehová requirió que su pueblo de
tiempos antiguos tomara ciertas medidas para deshacerse de los desperdicios, medidas que tenían
una importancia ecológica y sanitaria. (Deuteronomio 23:9-14.) Y ya que sabemos cómo considera
Dios a los que están arruinando la Tierra, no queremos de ningún modo pasar por alto cosas que
podemos hacer para mantener limpio el medio ambiente. Podemos demostrar nuestro interés
eliminando de manera apropiada la basura y los desechos, en especial las sustancias tóxicas.
También cooperamos concienzudamente con los programas de reciclaje, y con más razón si los
prescribe el César. (Romanos 13:1, 5.) Y algunas personas desean hacer más de lo requerido, como,
por ejemplo, usar productos biodegradables en vez de aquellos que siguen ensuciando la tierra y el
fondo de los mares.
No obstante, el cristiano tiene que decidir personalmente hasta dónde llegar a este respecto, a
menos que sea un requisito legal. Los medios de comunicación han puesto de manifiesto que al ser
humano le resulta muy fácil caer en la trampa de los extremismos. El consejo de Jesús es muy
pertinente: “Dejen de juzgar, para que no sean juzgados [...]. Entonces, ¿por qué miras la paja que
hay en el ojo de tu hermano, pero no tomas en cuenta la viga que hay en tu propio ojo?”. (Mateo
7:1, 3.) El tener presente este consejo puede ayudarnos a no perder de vista otros factores
importantes.
El profeta Jeremías escribió: “Bien sé yo, oh Jehová, que al hombre terrestre no le pertenece su
camino. No pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso”. (Jeremías 10:23.) La
humanidad ha pasado por alto este principio y por ello ha tenido que enfrentarse a “tiempos
críticos, difíciles de manejar”, como dice 2 Timoteo 3:1-5. Y lo que Dios señala en Revelación 11:18
prueba que los esfuerzos humanos por solucionar los principales problemas ecológicos de la Tierra,
como la contaminación, no tendrán éxito. Puede que se logre algo en algún que otro lugar, pero la
única solución duradera requiere la intervención de Dios.
Por esta razón, concentramos nuestros esfuerzos y recursos en la solución divina en vez de
intentar arreglar síntomas superficiales. De este modo seguimos el ejemplo de Jesús, que dedicó la
mayor parte de su ministerio a ‘dar testimonio de la verdad’. (Juan 18:37.) En vez de alimentar al
mundo o eliminar los males sociales extendidos, como lo es hoy la contaminación, Jesús enseñó cuál
sería la solución completa de los problemas que afligen a la humanidad. (Juan 6:10-15; 18:36.)

290
Nuestro amor al prójimo nos impide contaminar innecesariamente la tierra, la atmósfera y las
aguas, pero también seguimos dando testimonio de la verdad. Esto implica enseñar a la gente a
aplicar la verdad de la Biblia y evitar así arruinar sus cuerpos con humo, alcohol excesivo o drogas
perjudiciales. Los millones de personas que se han hecho discípulos han aprendido hábitos de
limpieza y a mostrar consideración al semejante. De modo que la predicación ha contribuido de
manera literal a paliar de algún modo el problema general de la contaminación hoy día. Pero lo
que es más importante, los discípulos cristianos se esfuerzan por cambiar su personalidad y sus
hábitos ahora a fin de poder vivir en la limpia Tierra paradisíaca que Dios pronto proveerá para sus
adoradores verdaderos. //Volver al Índice

291
W1983 1/8 PÁGS.30-31

Puesto que Jesús dijo que los cristianos ‘no deben ser parte
del mundo’, ¿cómo debemos proceder respecto a
cuestiones relacionadas con la comunidad o asuntos de
interés social, como la conservación del ambiente?
No es que los cristianos no tengan o retengan conciencia de asuntos de la comunidad que
afectan al público en general, hasta asuntos como la contaminación o la conservación del
ambiente. Pero el grado a que hayan de envolverse en tales asuntos debe determinarse a la luz de
las Escrituras y de la obligación primordial que tienen para con Dios.
A Jehová le interesa, y apropiadamente, la seguridad y salud del público, según podemos
notarlo por las leyes que dio al Israel antiguo. Por ejemplo, animó a que se restringiera a los animales
domésticos peligrosos, se cubrieran los hoyos que se hubieran excavado y se atendieran los pretiles
de los techos de modo que se evitaran caídas accidentales y no hubiera peligro a personas que
estuvieran debajo (Éxodo 21:28-34; Deuteronomio 22:8). Su interés en la salud pública se ve
claramente por las leyes sobre la cuarentena y la eliminación de los excrementos, que podrían
contaminar el agua disponible y esparcir enfermedades (Levítico 13:1-59; Deuteronomio 23:9-14). En
cuanto a la contaminación, la conservación y el ambiente, la Palabra de Dios nos dice que él va a
“causar la ruina de los que están arruinando la tierra”. (Revelación 11:18.)
No obstante, debe notarse que Dios no dirigió a sus siervos —ni a los israelitas ni a los cristianos— a
hacer prosélitos con relación a esos asuntos. A los judíos no se les dijo que realizaran entre las
naciones circunvecinas una campaña a favor de mejorar los procedimientos relacionados con la
higiene pública, ni para que se establecieran mejores códigos de salud o construcción. Tampoco
hay prueba alguna de que ellos (ni los cristianos después) efectuaran esto mientras moraron en otras
tierras. Además, Dios dijo que ÉL sería quien tomaría acción contra los que estaban arruinando la
Tierra; no indicó que este asunto hubiera de ser de interés primordial a ‘sus esclavos los profetas ni a
los santos ni a los que temen su nombre, los pequeños y los grandes’. (Revelación 11:18.)
Se comprende que los cristianos hoy día reconozcan que actualmente hay cosas que pudieran
mejorar la vida, tanto para ellos como para la gente que los rodea. No son insensibles a las
necesidades humanas; más bien, aprecian y cultivan la “benignidad humana”. (Compare con
Hechos 28:2, 7-9; Marcos 7:24-30.) Esto quizás influya en el proceder de ellos cuando surgen ciertas
cuestiones que tienen que ver con mejoras relacionadas con la comunidad. Por ejemplo, tal vez se
pida a las personas de un barrio que expresen su parecer sobre lo necesario que sea el que haya
más iluminación o letreros útiles en las calles, nuevas escuelas o mejor suministro de agua y mejores
instalaciones de alcantarillado. En general, no habría nada malo en que el cristiano expresara su
parecer en cuanto a tales mejoramientos. Hasta pudiera pensar que podría firmar una petición a
favor de éstos.
Pero los cristianos no deben pasar por alto el hecho de que a menudo los asuntos de
importancia que afectan a una comunidad se convierten en cuestiones políticas. Ciertos grupos
empiezan a recurrir a medios políticos para realizar los cambios que sinceramente creen que serían
buenos. O algún político (o candidato) defiende una cuestión. Entonces las personas se polarizan
según ideologías políticas, o se alinean con “los gobernantes de este sistema de cosas, que han de
quedar reducidos a la nada” (1 Corintios 2:6, 8; Revelación 19:17, 18). Si eso sucediera en el caso de
un miembro de la congregación cristiana, él podría llegar a tal punto que no le aplicara ya esta
descripción que dio Jesús: “Si ustedes fueran parte del mundo, el mundo le tendría afecto a lo que
es suyo. Ahora bien, porque ustedes no son parte del mundo, sino que yo los he escogido del

292
mundo, a causa de esto el mundo los odia”. Cristo dijo categóricamente acerca de sus discípulos
fieles: “Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo”. (Juan 15:19; 17:16.)
Puede que donde vivamos haya algunas cuestiones que todavía no se hayan convertido en
asuntos políticos, o que las personas del área estén trabajando para resolver sin acudir a la política.
El contener la contaminación, conservar el agua y los recursos minerales o proteger zonas silvestres
pudieran ser asuntos de esa índole. Quizás uno vea cosas buenas en estas empresas y piense que a
Dios le parecería así también. Sin embargo, no debemos olvidar cuál es la obra que Jehová ha
encomendado a los cristianos para que concentren en ella sus esfuerzos: La de difundir las buenas
nuevas del Reino, el cual traerá bendiciones duraderas a millones de personas por toda la Tierra
(Mateo 24:14; 28:19, 20). El que efectuemos esa obra nos protegerá contra el vernos envueltos en
esfuerzos por hacer prosélitos para causas de la índole aquí tratada, los cuales han cautivado las
emociones de muchas personas.
La realidad es que esos esfuerzos humanos no pueden lograr buenos resultados que sean tan
extensos y duraderos como los de ayudar a las personas a desarrollar devoción piadosa, que “es
provechosa para todas las cosas, puesto que encierra promesa de la vida de ahora y de la que ha
de venir” (1 Timoteo 4:8). Sí, hasta desde un punto de vista utilitario, podemos lograr lo mejor
mediante ayudar a otros a ser cristianos genuinos. Eso puede ayudarles a evitar prácticas que son
perjudiciales a la salud. Podemos ayudar a las personas a aplicar los principios bíblicos para que
sean de más valía en la comunidad. Sin embargo, la mayor bendición es que nuestros esfuerzos las
capacitarán para que logren “asirse firmemente de la vida que lo es realmente” (1 Timoteo 6:19).
Los beneficios que recibirán serán mucho más confiables que los que podrían realizarse por
esfuerzos sociales o de comunidad. Y respecto a los cristianos, el que ejerzamos cuidado para que
no se nos distraiga de realizar la obra que Dios nos ha asignado manifestará nuestra obediencia a
Jehová, ‘a quien toda familia debe su nombre’ y salud y sus perspectivas respecto al futuro. (Efesios
3:15.) //Volver al Índice

293
W2009 1/8 PÁG.30

¿Cuánto dinero debería donar?


“Dios ama al dador alegre.” (2 Corintios 9:7.) Aunque millones de fieles de todo el mundo
conocen estas palabras bíblicas, algunos quizá se sientan obligados a dar más de lo que en
realidad pueden. De hecho, ciertas confesiones exigen a sus miembros una suma denominada el
diezmo, la cual constituye el 10% de los ingresos de la persona.
¿De verdad exige la Biblia que donemos una suma determinada? Tal vez usted se pregunte:
“¿Cuánto dinero debería donar yo?”.
Donaciones obligatorias y donaciones voluntarias en la antigüedad
En la Biblia hallamos instrucciones claras dadas a la nación de Israel sobre la cantidad que Dios
les mandaba dar (Levítico 27:30-32; Números 18:21, 24; Deuteronomio 12:4-7, 11, 17, 18; 14:22-27).
Estos mandatos no eran abusivos. Jehová prometió a los israelitas que, a cambio de obedecer sus
leyes, él los haría “rebosar [...] con prosperidad” (Deuteronomio 28:1, 2, 11, 12).
En otros casos, los israelitas podían donar voluntariamente lo que quisieran, fuera mucho o poco.
Por ejemplo, cuando el rey David planificó la construcción de un templo a Jehová, sus súbditos
donaron “oro [por valor de] cinco mil talentos” (1 Crónicas 29:7) [Nota]. Comparemos esto con lo
que Jesús observó cuando vino a la Tierra. Él “vio a cierta viuda necesitada echar [en las arcas del
templo] dos monedas pequeñas de ínfimo valor”. ¿Podemos hacernos una idea de la cantidad que
donó? Pues bien, para que equivaliera al salario de un día, ¡tendría que haber puesto sesenta y
cuatro veces esa cantidad! Aun así, Jesús señaló que aquella pequeña ofrenda le había sido grata
a Jehová (Lucas 21:1-4).
¿Está obligado el cristiano a donar una cantidad fija?
Los cristianos no están bajo el pacto de la Ley que Dios hizo con Israel, de modo que no están
obligados a donar una cantidad fija. Sin embargo, en el ámbito de la congregación cristiana
verdadera, dar con generosidad produce mucha satisfacción. El propio Jesús declaró: “Hay más
felicidad en dar que en recibir” (Hechos 20:35).
Los testigos de Jehová apoyan con contribuciones voluntarias su campaña mundial de
predicación. Tales contribuciones se utilizan para imprimir publicaciones como esta revista y para
edificar y mantener sus lugares de adoración, llamados Salones del Reino. Ninguna parte de esos
fondos se emplea para pagar salarios. Algunos Testigos que se dedican a tiempo completo a la
obra de hacer discípulos sí reciben ayuda para sufragar sus gastos de transporte y otros gastos
personales. Pero ninguno de ellos exige esa ayuda. De hecho, la gran mayoría de los testigos de
Jehová no reciben ninguna compensación económica por el tiempo y los recursos que dedican a
predicar. Más bien, tal como el apóstol Pablo, quien hizo tiendas de campaña para cubrir sus
gastos, ellos trabajan seglarmente para mantenerse (2 Corintios 11:9; 1 Tesalonicenses 2:9).
Si alguien desea efectuar una donación a la obra que los testigos de Jehová están realizando,
¿cuánto debe dar? Pablo escribió: “Que cada uno haga tal como lo ha resuelto en su corazón,
no de mala gana ni como obligado, porque Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 8:12; 9:7).
Nota. En 2008, el precio medio del oro fue de 871 dólares la onza, de modo que aquella
contribución equivalió a 4.794.855.000 dólares. //Volver al Índice

294
W1971 15/9 PÁGS.574-576

¿Cuál es el significado de Proverbios 20:19, y cómo aplica


esto a que un cristiano mantenga confidenciales ciertos
asuntos?—E. M., EE. UU.
El versículo de que se trata dice: “El que anda de calumniador está descubriendo habla
confidencial; y con uno que es atraído seductoramente con sus labios no debes tener
compañerismo.” La primera parte es bastante clara. El calumniador es un individuo que
intencionadamente esparce habla perjudicial destinada a poner en mal a alguien. A menudo para
efectuar esto deliberadamente hace públicas y falsea cosas que se suponía que habrían de
mantenerse confidenciales.
La segunda porción del texto es algo paralela, pero trata de “uno que es atraído
seductoramente con sus labios.” Una persona puede ser atraída seductoramente con sus labios de
igual manera que con sus ojos o manos en el sentido de que cualquiera de estos órganos puede
funcionar de modo que él sea tentado y se deje llevar a malos caminos. (Mat. 5:27-29) El individuo
atraído con sus labios se deja descarriar y meter en dificultades porque su boca se abre para decir
todo lo que oye. No tiene protección alguna, porque no controla su habla. El rey David declaró:
“Ciertamente guardaré mis caminos para no pecar con mi lengua. Pondré un bozal, sí, como
guardia para mi propia boca.” (Sal. 39:1) El individuo que “es atraído seductoramente con sus
labios” es precisamente lo contrario; rara vez guarda como confidencial cosa alguna. Proverbios
20:19 aconseja: “No debes tener compañerismo” con él, porque puede causarle a uno tanta
dificultad como el calumniador.
Realmente hay dos aspectos en este tema de asuntos confidenciales. La segunda mitad de
Proverbios 20:19 se concentra en uno de ellos. Básicamente lo que se aconseja es que uno sea
cuidadoso en cuanto a la persona a quien confíe asuntos confidenciales. A veces una persona
tiene cierta información o planes privados que no quiere hacer públicos en la actualidad. Quizás se
los cuente a un conocido, esperando que éste mantenga confidenciales los asuntos, y quizás hasta
le pida eso. Más tarde se entera de que esta segunda persona esparció a otros la información
privada que no era cosa que verdaderamente les importara a ellos. El sabio aprenderá de una
experiencia de esa índole con un conocido y determinará de acuerdo con ello cuánto dirá en el
futuro.
Sin embargo, sin excusar de ninguna manera al revelador habitual de confidencias, hay que
admitir que todos los humanos somos imperfectos. El discípulo Santiago escribió: “La lengua, nadie
de la humanidad puede domarla.” (Sant. 3:8) Hasta las personas que tienen las mejores intenciones
de vez en cuando cometen errores e involuntariamente mencionan cosas que saben que deberían
mantenerse privadas, o aluden a ellas. Por eso, descansa un grado de responsabilidad sobre la
persona misma que tiene un asunto que no quiere que se haga público. Mientras más sean las
personas a quienes uno diga un asunto confidencial, mayor será la posibilidad de que llegue a ser
de conocimiento general. Y cuando uno dice un asunto de esa índole a un individuo que ha
demostrado que es “uno que es atraído seductoramente con sus labios” la posibilidad se convierte
en probabilidad.
El otro aspecto importante de este tema es el de personalmente ser digno de confianza.
Proverbios 25:9, 10 recomienda esto, diciendo: “Defiende tu propia causa con tu semejante, y
no reveles el habla confidencial de otro; para que no te avergüence el que escuche y el mal
informe por ti no pueda revocarse.” De modo que se le fija un estigma al que innecesaria y
desautorizadamente revela información que se esperaba que mantuviera confidencial. Y una vez

295
que se ha hecho público un asunto privado, no hay manera de revocarlo a pesar de todas las
complicaciones en las cuales pueda resultar.
Consideremos algunas situaciones y relaciones en la vida que traen a la atención de uno
información privada.
Un esposo y su esposa, siendo “una sola carne,” se dan cuenta de muchos asuntos, planes o
debilidades de familia que se comprende que son confidenciales. (Mat. 19:5) Si uno u otro de los
cónyuges adquiriera el hábito de irreflexivamente decir a otras personas cosas de esta índole,
podrían producirse muchos problemas. Por ejemplo, quizás un esposo en son de broma comente
ante otros acerca de un rasgo de personalidad poco usual que tiene su esposa. Cuando esto
regrese a la esposa, ella fácilmente podría ofenderse. Aunque esto solo es una ilustración, muestra
cómo puede introducirse una cuña entre el cónyuge que esperaba que el asunto se mantuviera
confidencial y el que lo publicó. Por otra parte, ¡cómo se fortalece el vínculo del amor entre los
cónyuges cuando cada uno ve que el otro es digno de toda confianza tocante a asuntos
personales o de familia! (Efe. 5:25, 28) A los niños también se les puede enseñar a usar discreción en
cuanto a repetir cosas que oyen que se consideran dentro del círculo de la familia.
En la relación de uno como amigo allegado o asociado en los negocios un individuo a veces
sabe acerca de cosas de índole confidencial. Será imposible establecer reglas sobre exactamente
qué debe mantenerse confidencial en estas relaciones. Pero se puede tener presente que una
importante fuerza que vincula a los amigos allegados es la confianza mutua. (Pro. 18:24) Si hay
alguna duda en la mente de uno en cuanto a si algo que le dijo su amigo puede mencionarse a
otros o no, es mejor no hacerlo, o por lo menos esperar hasta que uno reciba su permiso. El mismo
punto de vista general aplica en los asuntos de negocios, teniendo presente que uno podría
perjudicar severamente a su patrono económicamente si revelara planes confidenciales de
negocios. Las Escrituras instan a los que se hallan en la relación de empleados a desplegar “buena
fidelidad a cabalidad.”—Tito 2:9, 10.
Otras situaciones que deben considerarse envuelven a la congregación cristiana. En cada
congregación de los testigos de Jehová hay ministros maduros que han sido nombrados para
atender las diversas asignaciones. (1 Tim. 3:2, 12) Al desempeñar sus deberes a menudo se les habla
acerca de cosas confidenciales, y es esencial que respeten esta confianza. Por ejemplo, Santiago
5:13-16 muestra que un miembro de la congregación que tiene algún problema espiritual, que
quizás hasta haya cometido un pecado, debe dirigirse a los hombres que espiritualmente son de
mayor edad para obtener ayuda. Isaías 32:2 representó proféticamente a estos hombres como
lugares de consuelo y protección. ¡Qué excelente es poder explicar uno su problema y conseguir
ayuda espiritual equilibrada, y al mismo tiempo tener plena confianza en que el asunto no llegará a
ser de conocimiento general en la congregación o comunidad!
Esos ministros maduros ni siquiera considerarán con sus esposas y amigos allegados lo que llegan
a saber así en confidencia. Saben que el hacer esto socavaría el respeto a sus puestos; haría que los
individuos vacilaran en cuanto a abordarlos; sí, con el tiempo hasta podría hacer imposible el que
ellos desempeñaran su papel de pastores espirituales. Otra razón por la cual mantienen en secreto
lo que se les ha confiado es para no abrumar a otros. Por ejemplo, si un hombre le dice a su esposa
algún asunto confidencial relacionado con sus deberes ministeriales, esto la pone a ella bajo la
presión de mantener secreta esa confidencia. ¿Es eso trato justo de ella como el “vaso más débil”?
(1 Ped. 3:7) Aunque en un momento de debilidad ella por curiosidad le preguntara a su esposo qué
sucedió o por qué estaba hablando con cierta persona, el proceder amoroso y correcto es que él le
diga bondadosamente que es un asunto confidencial tocante a la congregación. Así ella no tiene
que llevar cargas mentales innecesarias. Y si alguien le pregunta acerca del asunto, ella
honradamente puede decir que no está enterada de los detalles.
Todos los de la congregación deben cooperar con los siervos nombrados y no tratar de obtener
los detalles de esos asuntos confidenciales. Los humanos somos algo curiosos por naturaleza, y por lo

296
general nos gusta saber cosas nuevas. Esto no es malo. La cantidad de puntos nuevos acerca de la
Biblia y el ministerio cristiano que podemos aprender y compartir con otros es ilimitada. (Fili. 4:8) Sin
embargo tenemos que mantener refrenada nuestra curiosidad cuando se trata de cosas
confidenciales. Recuerde a Sansón y Dalila. Cuando él no quería revelarle un secreto que se
relacionaba con su asignación teocrática, ella decía en efecto: ‘No me amas.’ Y “porque ella lo
apremiaba con sus palabras en todo tiempo y seguía instándolo, su alma se impacientó hasta
desear morir. Por fin él le descubrió todo su corazón.” (Jue. 16:15-17) En consecuencia, Sansón sufrió
personalmente y también perjudicó temporalmente la causa de la adoración verdadera al privar a
Israel de su acaudillamiento. (Jue. 16:20, 21) Ciertamente ningún pariente o amigo cristiano quiere
copiar hoy el ejemplo de Dalila.
Es posible que haya una ocasión en que el ministro que preside anuncie a la congregación que
los representantes de ésta han tenido que expulsar a un pecador no arrepentido o que han tenido
que dar fuerte disciplina a alguien debido a su conducta no cristiana. A los miembros de la
congregación se les informa para que puedan evitar del todo a esa persona o tengan cuidado en
su presencia, según lo que exija el caso. (1 Cor. 5:11-13; 2 Tes. 3:14, 15) Pero no deben tratar de
averiguar todos los detalles. Estos son confidenciales y deben mantenerse así.
¡Cuán agradecidos podemos estar de que Jehová haya suministrado en su Palabra consejo
perfecto sobre este tema vital! Él hizo que se registrara, por ejemplo, el proverbio que dice: “El que
anda como calumniador está descubriendo habla confidencial, pero el que es fiel en espíritu está
encubriendo un asunto.” (Pro. 11:13) Obviamente sabía que era una falla común de la naturaleza
humana imperfecta hablar acerca de asuntos confidenciales que se deben mantener privados.
Pero al llamar la atención a este peligro Él ayuda a todos los que desean agradarle a dirigir sus
pasos de una manera que estimule la paz, la amistad y la unidad. //Volver al Índice

297
W1999 15/6 PÁGS.27-28

Puesto que actualmente se dice que los procedimientos de


esterilización son reversibles, ¿podría considerarlos el
cristiano una opción para el control de la natalidad?
La esterilización se ha convertido en el método de planificación familiar más utilizado. Parece ser
que para muchas personas, la aceptación o el rechazo depende de sus antecedentes sociales y
educativos, así como de criterios religiosos. Las creencias religiosas entran en juego en el caso de los
testigos de Jehová, que comparten este deseo del salmista: “Instrúyeme, oh Jehová, en tu camino,
y guíame en la senda de la rectitud” (Salmo 27:11). ¿Qué implican los procedimientos de
esterilización?
La esterilización masculina como medida contraconceptiva recibe el nombre de vasectomía,
que consiste en cortar y bloquear los dos conductos deferentes del escroto. Para ello pueden
utilizarse diversos procedimientos médicos, pero en todos los casos el objetivo es imposibilitar el paso
del esperma procedente de los testículos. A la esterilización femenina se la denomina ligadura de
trompas. Por lo general, se realiza cortando y ligando (o quemando) las trompas de Falopio, que
llevan los óvulos desde los ovarios hasta el útero.
Durante mucho tiempo se consideró que estas medidas eran permanentes, que la esterilización
era irreversible. Pero algunas personas que se arrepintieron de haber dado ese paso o cuyas
circunstancias habían cambiado, buscaron ayuda médica para revertir la vasectomía o la ligadura
de trompas. Con la aparición de instrumentos especializados y de la microcirugía, los intentos de
revertir la esterilización han logrado mejores resultados. A menudo se lee que en el caso de
individuos escogidos, puede haber de un 50 a un 70% de éxito en la reversión de la vasectomía
volviendo a unir los extremos seccionados de los delgados conductos. Se afirma que en el caso de
la reversión de la ligadura de trompas, el porcentaje de éxito es del 60 al 80%. Algunas personas que
se han enterado de estos datos piensan que la esterilización ya no tiene por qué considerarse
permanente. Tal vez les parezca que la vasectomía y la ligadura de trompas están en la misma
categoría que los anticonceptivos orales, los preservativos y los diafragmas, métodos que se
descontinúan si se desea un embarazo. No obstante, hay algunos aspectos importantes que
no deben pasarse por alto.
Uno de ellos es que las posibilidades de reversión pueden verse tremendamente afectadas por
factores como los siguientes: el daño causado a los conductos durante la esterilización, la extensión
de conducto cortado o lesionado, la cantidad de años transcurridos desde la operación y, en el
caso de la vasectomía, si se han producido anticuerpos contra el esperma. Y no debe olvidarse el
hecho de que en muchos lugares no existen instalaciones para operaciones de microcirugía o el
costo de estas es prohibitivo. Así, una gran cantidad de personas que tienen muchísimo interés en
que se les revierta la esterilización no pueden conseguirlo. En su caso es irreversible. De modo que los
porcentajes de reversión supracitados son solo teóricos, no promedios fiables.
He aquí algunos hechos. Un artículo sobre la reversión de la vasectomía publicado en Estados
Unidos señaló que después de una operación de 12.000 dólares, “solo el 63% de los pacientes
puede fecundar a su pareja”. Además, únicamente “el 6% de los hombres que se hacen una
vasectomía acaban pidiendo que se revierta”. En un estudio alemán sobre Europa central, más o
menos un tres por ciento de los hombres que decidió esterilizarse pidió posteriormente que se
revirtiera la operación. Aunque la mitad de esos casos tuviera éxito, eso querría decir que para
el 98,5% de los hombres someterse a una vasectomía equivaldría a una esterilización permanente. Y
el porcentaje sería mayor en países con pocos o ningún microcirujano.

298
Por consiguiente, no es realista ver con ligereza la esterilización masculina y femenina, como si
fuera un método de control de la natalidad temporal. Además, hay otros aspectos que los cristianos
sinceros deben analizar.
Un punto de importancia fundamental es que las facultades reproductoras son un don del
Creador. La procreación de los seres humanos perfectos, que ‘llenarían la tierra y la sojuzgarían’, era
parte de Su propósito original (Génesis 1:28). Cuando el Diluvio redujo la población terrestre a ocho
personas, Dios repitió esas instrucciones fundamentales (Génesis 9:1). Aunque no volvió a dar ese
mandato a la nación de Israel, sus componentes consideraban muy deseable tener descendencia
(1 Samuel 1:1-11; Salmo 128:3).
En la Ley que Dios dio a Israel encontramos pruebas de su respeto por la procreación humana.
Por ejemplo, si un hombre casado moría sin un hijo que continuara su linaje, su hermano tenía que
contraer matrimonio de cuñado y darle descendencia (Deuteronomio 25:5). Más al caso viene la
ley sobre la esposa que trataba de ayudar a su esposo en una pelea. Si agarraba las partes íntimas
del oponente de su marido, debía amputársele la mano; es significativo el hecho de que Dios
no requería la aplicación del principio de ojo por ojo en los órganos sexuales de ella ni de su esposo
(Deuteronomio 25:11, 12). Esta ley sin duda generó respeto por los órganos genitales; no había de
causárseles daño innecesariamente.
Sabemos que los cristianos no están bajo la Ley de Israel, por lo que no tienen que cumplir el
precepto de Deuteronomio 25:11, 12. Jesús tampoco ordenó ni dio a entender que sus discípulos
debieran casarse y tener el mayor número de hijos posible, un punto que han tenido en cuenta
muchas parejas a la hora de decidir si usar o no un método anticonceptivo (Mateo 19:10-12). El
apóstol Pablo sí animó a las ‘viudas de menos edad apasionadas a casarse y tener hijos’ (1 Timoteo
5:11-14). No mencionó la esterilización permanente de los cristianos: el sacrificio voluntario de la
posibilidad de tener hijos.
Los cristianos hacen bien en sopesar esas pruebas de que Dios estima las facultades
reproductoras. Todo matrimonio debe decidir si va a utilizar métodos adecuados de planificación
familiar y cuándo. Claro está, su decisión es especialmente seria si los médicos tienen la certeza de
que, en caso de un futuro embarazo, la madre o el niño correrán graves riesgos, y hasta pueden
morir. Algunas personas que se han encontrado en esa situación se han sometido a su pesar a uno
de los procedimientos de esterilización mencionados antes, a fin de prevenir un embarazo que
ponga en peligro la vida de la madre (que tal vez tenga ya otros hijos) o la del niño, que pudiera
nacer con un problema de salud que pueda costarle la vida.
Pero los cristianos que no corren un riesgo tan poco frecuente y tan específico desean, sin duda,
ser “de juicio sano” y dejar que el aprecio que Dios siente por las facultades de reproducción
moldee su manera de pensar y actuar (1 Timoteo 3:2; Tito 1:8; 2:2, 5-8). Eso reflejará su madurez y su
disposición a seguir las pautas de las Escrituras. Ahora bien, ¿qué ocurre si llega a ser de
conocimiento público que un cristiano pasa por alto despreocupadamente las opiniones de Dios?
¿No se pondría en entredicho que sea un buen ejemplo? ¿No resultaría perjudicada su reputación
de tomar decisiones en conformidad con la Biblia? Esa preocupante mancha en la reputación de
una persona afectaría, claro está, el que llenara los requisitos para tener privilegios especiales de
servicio. No sería así necesariamente en el caso de quien se hubiera sometido a esta operación sin
conocer todos los detalles (1 Timoteo 3:7).
Notas. “Los intentos quirúrgicos de reconectar los [vasos deferentes] tienen una tasa de éxito de
al menos el 40%, y hay pruebas de que puede incrementarse con técnicas microquirúrgicas
perfeccionadas. No obstante, la esterilización mediante la vasectomía debe considerarse
permanente.” (Encyclopædia Britannica.) “La esterilización debe considerarse permanente. Pese a
que el paciente quizá haya oído de la reversión, la reanastomosis es cara y no puede garantizarse el
éxito. En el caso de las mujeres que se someten a una reversión de la esterilización tubárica, el riesgo
de embarazo ectópico es elevado.” (Contemporary OB/GYN, junio de 1998.)

299
Otra ley que pudiera tener relación con dicho respeto es la que prohibía entrar en la
congregación de Dios al hombre cuyos genitales hubieran sufrido daño grave (Deuteronomio 23:1).
Sin embargo, la obra Perspicacia para comprender las Escrituras hace la observación de que es
obvio que “era una castración deliberada efectuada con fines inmorales, como la
homosexualidad”. Por tanto, esa ley no entrañaba la castración o un equivalente con objeto de
controlar la natalidad. Perspicacia dice también: “De manera consoladora, Jehová predijo que
llegaría un tiempo en el que aceptaría a los eunucos como sus siervos, y si le obedecían, recibirían
un nombre mejor que hijos e hijas. Con la abolición de la Ley por medio de Jesucristo, todas las
personas que ejercían fe, podían llegar a ser hijos espirituales de Dios, prescindiendo de su posición o
condición anterior. De este modo desaparecieron las diferencias debidas a factores carnales. (Isa
56:4, 5; Jn 1:12; [...].)”.//Volver al Índice

300
W1989 15/6 PÁG.29

¿Está en armonía con los principios bíblicos el que un


matrimonio cristiano use píldoras anticonceptivas?
Las Escrituras no especifican que los matrimonios cristianos estén obligados a tener hijos ni, si los
tienen, cuántos deben tener. Cada pareja debe decidir privada y responsablemente si va a tratar
de regular el tamaño de su familia. Si concuerdan en practicar el control de la natalidad, su
selección de anticonceptivos también es asunto personal. Sin embargo, deben considerar —de
acuerdo con su entendimiento bíblico y su conciencia— si el usar cierto método mostraría respeto a
la santidad de la vida o no.
La Biblia indica que la vida de la persona humana empieza en el momento de la concepción; el
Dador de la Vida ve la vida que se ha concebido, ‘hasta el embrión’ que desde entonces se
desarrollará en la matriz. (Salmo 139:16; Éxodo 21:22, 23; Jeremías 1:5.) Por eso, no se debe hacer
ningún esfuerzo para poner fin a una vida que se ha concebido. Eso sería aborto.
Las píldoras anticonceptivas se usan extensamente por todo el mundo. ¿Cómo evitan el
embarazo? Hay dos tipos principales de píldoras: la píldora en combinación y la píldora de
progestina solamente (minipíldora). La investigación ha aclarado los mecanismos principales por los
cuales estas evitan los nacimientos.
La píldora de combinación contiene las hormonas estrógeno y progestina. Según la
Administración de Alimentos y Drogas de los Estados Unidos, “el mecanismo principal” de la píldora
de combinación es que “inhibe la ovulación”. Parece que cuando este tipo de píldora se toma
consecuentemente, casi siempre impide que el ovario suelte un óvulo. Cuando no se suelta un
óvulo, no puede haber concepción en las trompas de Falopio. Aunque este tipo de píldora también
puede causar cambios en “el endometrio [la pared interior del útero] (lo que reduce la probabilidad
de implantación)”, esto se considera un mecanismo secundario.
Para reducir los efectos secundarios, se han elaborado píldoras de combinación que contienen
dosis reducidas de estrógeno. Parece que estas píldoras de combinación que contienen dosis bajas
permiten más actividad en los ovarios. El Dr. Gabriel Bialy, jefe de la División de Desarrollo
Contraceptivo de los Institutos Nacionales de la Salud, dice: “La mayoría de la prueba científica
indica que hasta con la píldora de menos estrógeno se obstaculiza la ovulación, aunque no
en 100%, sino, con mayor probabilidad, en un 95%. Pero el simple hecho de que haya ovulación no
equivale a decir que haya habido fertilización”.
Si en alguna ocasión una mujer no toma según el horario designado la píldora de combinación,
aumenta la posibilidad de que el mecanismo secundario desempeñe un papel en evitar el
embarazo. Un estudio de mujeres que en dos ocasiones olvidaron tomar las píldoras de dosis baja
descubrió que el 36% tuvo ovulaciones “de escape”. La revista Contraception informa que en esos
casos los “efectos de las píldoras en el endometrio y la mucosidad del cuello uterino quizás sigan
suministrando [...] protección anticonceptiva”.
¿Qué hay del otro tipo de píldora... la píldora de progestina solamente (minipíldora)? Drug
Evaluations (1986) informa: “En el caso de las minipíldoras que solo contienen progestina lo que se
destaca como función anticonceptiva no es inhibir la ovulación. Estos agentes hacen que en el
cuello uterino se forme una mucosidad relativamente impenetrable para los espermatozoides;
pueden reducir la velocidad del transporte tubárico y también causar involución endométrica [lo
que estorbaría el desarrollo de un óvulo fertilizado]”.
Algunos investigadores afirman que con la píldora que solo contiene progestina “ocurre
ovulación normal en más del 40% de las usuarias”. Se ve, pues, que con frecuencia esta píldora
permite la ovulación. La formación de una mucosidad más densa en el cuello uterino puede cerrar

301
el paso a los espermatozoides y así impedir la concepción; si no, el ambiente hostil que la píldora
crea en la matriz pudiera impedir que el óvulo fertilizado se implantara y pasara a desarrollarse en
una criatura.
Se puede ver, pues, que parece que ambos tipos principales de píldoras, al usarse regularmente
como anticonceptivos, evitan la concepción en la mayoría de los casos, y por eso no son abortivos.
Sin embargo, puesto que la píldora de progestina solamente (la minipíldora) permite con mayor
frecuencia la ovulación, hay mayor posibilidad de que a veces esta píldora impida el embarazo
mediante interferir con la implantación en el útero de una vida que ha sido concebida, que ha
empezado. Los estudios científicos indican que normalmente (en una matriz que no ha sido
afectada por píldoras anticonceptivas) “el 60% de los óvulos fertilizados se [...] pierden antes del
primer menstruo que le falte a la mujer”. Sin embargo, el que esto suceda difiere mucho de escoger
un método anticonceptivo que tiene mayor probabilidad que otro de impedir la implantación de un
óvulo ya fertilizado.
Por lo tanto, hay aspectos morales que definitivamente se deben considerar si un matrimonio
consulta con un médico sobre el uso de píldoras anticonceptivas. Los cristianos deben resolver hasta
las cuestiones privadas y personales de modo que mantengan una “conciencia perfectamente
limpia” ante nuestro Dios y Dador de Vida. (Hechos 23:1; Gálatas 6:5.)
Nota a pie de página. Véase La Atalaya del 1 de mayo de 1978, páginas 30-32. //Volver al Índice

302
W1979 15/9 PÁGS.31-32

¿Es compatible con los principios cristianos el uso del


dispositivo para el control de la natalidad conocido en inglés
como IUD (dispositivo intrauterino)?
Tal dispositivo intrauterino es un objeto pequeño que se introduce en el útero de una mujer como
medida de control de la natalidad. Lo que particularmente interesa a los cristianos es si el dispositivo
intrauterino funciona o no de tal manera que sea fundamentalmente abortivo. Aumenta la
evidencia de que así es como funciona.
Este asunto se puede entender mejor si consideramos el curso normal de los acontecimientos en
el embarazo o preñez. Un óvulo femenino viene del ovario de la mujer y entra en la trompa de
Falopio de ella. Puede suceder que esperma o semen masculino que haya subido a través del útero
de ella se encuentre con el óvulo en la trompa. Cuando allí acontece la fertilización (concepción),
ha empezado una nueva vida. En aproximadamente una semana el óvulo fertilizado (blastocisto)
llega al útero y se implanta en el revestimiento de éste, al cual permanece adherido mientras dure
el embarazo.
Por muchos años hubo teorías contradictorias en cuanto a cómo funcionaba un dispositivo
intrauterino. En La Atalaya del 15 de agosto de 1970 señalamos que algunos científicos creían
entonces que el dispositivo intrauterino evitaba que el semen llegara al óvulo y lo fertilizara. Pero
otras autoridades sostenían que ese dispositivo permite la concepción pero interfiere con la
implantación. En cuanto a esta última posibilidad, se explicó que tal cosa “equivaldría a un aborto
desde el punto de vista bíblico.” (Éxo. 23:26; 1 Cor. 15:8, nota al pie de la página, NW, Moffatt) Sin
embargo, en vista del hecho de que hasta los peritos estaban divididos entre sí con referencia a la
manera en que funcionaba el dispositivo intrauterino, se expresó el punto de vista de que cada
matrimonio que consideraba estas cosas tendría que hacer una decisión en armonía con su
conciencia.
En los años que han pasado desde entonces, los médicos han efectuado mucha investigación
respecto al funcionamiento del dispositivo intrauterino. ¿Qué han aprendido?
En un largo artículo sobre este asunto en el Canadian Medical Association Journal (Publicación
de la Asociación Médica Canadiense) del 7 de enero de 1978, se llegó a esta conclusión:
“No se conoce exactamente cuál es el mecanismo de acción del IUD. Se han notado varios
efectos con el IUD en su lugar y probablemente una combinación de éstos contribuye a su acción
contraceptiva.”
El artículo mencionó algunos de estos efectos:
1. “El IUD interfiere mecánicamente con la implantación.”
2. Produce una reacción inflamatoria en el útero, con el resultado de que hay células que
rodean a los espermatozoides [y los blastocistos, según otros investigadores] e interfieren con ellos.
3. Aumento en la acción muscular de las trompas de Falopio o el útero, de modo que el óvulo
[fertilizado o no] se mueve por estos lugares demasiado rápidamente.
4. Alteración del estado bioquímico del revestimiento donde el óvulo fertilizado tendría que
implantarse.
El artículo señaló también que el IUD contenía cobre, que parece “tener otros mecanismos de
acción,” como: disminuir la velocidad de movimiento de los espermatozoides, producir en el

303
revestimiento del útero cambios enzimáticos que retardan la implantación, y una reacción
inflamatoria más pronunciada.
Estas consideraciones técnicas por lo general incluyen algún comentario acerca de la
posibilidad de que el dispositivo intrauterino interfiera con la esperma o semen antes de que pueda
producirse la fertilización. Sin embargo, la mayoría de las descripciones de la manera en que
probablemente funciona el dispositivo intrauterino envuelven el hecho de que éste evita la
implantación después de haber acontecido la concepción. La publicación American Family
Physician (Médico de la familia americana) (noviembre de 1977) declaró: “Experimentos con
animales han mostrado que el IUD de cobre ejerce su acción contraceptiva principalmente por
medio de impedir la implantación.”
Hasta en casos en que el dispositivo intrauterino está colocado en su lugar, a veces se presentan
embarazos en desarrollo. También hay evidencia de aumento en el riesgo de embarazo ectópico
(extrauterino) como, por ejemplo, en las trompas de Falopio. El artículo del cual acabamos de citar
presenta esta conclusión:
“Aunque el IUD impide eficazmente más del 98 por ciento de los embarazos intrauterinos, es
menos de 90 por ciento eficaz en cuanto a impedir embarazos en las trompas. Si una paciente
resulta embarazada mientras todavía tiene colocado un IUD, tiene más de una probabilidad en 20
de que el embarazo sea ectópico [extrauterino].”
The Canadian Medical Association Journal dice:
“Entre los embarazos que ocurren con el IUD colocado, la proporción de abortos espontáneos es
de 41%, . . . En contraste, la proporción entre los embarazos de mujeres sin IUD es de 10% a 15%.”
Muchas personas que no se oponen al aborto deliberado sostienen que (después de la
concepción) hasta el momento en que un embrión alcanza la edad de cierto número de semanas
no hay ninguna vida ni persona viviente envuelta en la situación. Pero el Creador de la vida, Jehová
Dios, no expresa tal punto de vista en su Palabra. Al contrario, la Biblia muestra claramente que Dios
reconoce y respeta una vida hasta en el desarrollo embrionario temprano de ésta. (Sal. 139:13-16;
Jer. 1:5) Bajo la ley mosaica, la acción que causara el fin de aquella vida en desarrollo merecía
severo castigo.—Éxo. 21:22, 23.
Tal respeto a la vida entra en el cuadro cuando consideramos la cuestión de usar un dispositivo
intrauterino. La realidad es que en la actualidad ningún hombre puede declarar con absoluta
certeza si el dispositivo intrauterino impide que haya concepción. En lugar de eso, se acumula
constantemente la evidencia de que la concepción puede realizarse, o sí se realiza, mientras hay un
dispositivo intrauterino colocado en su lugar, y que éste impide que el producto de la concepción
se desarrolle normalmente como criatura. El cristiano sincero que se preocupa en cuanto a lo
apropiado de usar un dispositivo intrauterino debe dar seria consideración a esta información a la
luz de un respeto a la santidad de la vida fundado en la Biblia.
Nota. La Atalaya del 1 de mayo de 1978, págs. 30-32. //Volver al Índice

304
W1973 15/9 PÁG.575

¿No muestra el ejemplo bíblico en el cual Jehová expresó su


desaprobación de Onán por desperdiciar su semen que es
incorrecto usar contraceptivos?—EE. UU.
No, porque un examen del registro acerca de Onán revela que no fue ejecutado por practicar
el control de la natalidad.
Después de la muerte de su hermano Er, Onán recibió instrucción de su padre Judá para
efectuar el matrimonio de cuñado con Tamar. Esto fue con el propósito explícito de ‘levantar prole’
para su hermano muerto. No tendría derecho de tener relaciones con ella de otra manera. En
cuanto a la respuesta de Onán al mandato de Judá, leemos: “Sabía Onán que la prole no llegaría a
ser suya; y sucedió que cuando sí tuvo relaciones con la esposa de su hermano desperdició su
semen en la tierra para no darle prole a su hermano. Ahora bien, lo que hizo era malo a los ojos de
Jehová.” (Gén. 38:8-10) El matrimonio de cuñado se incorporó más tarde en el pacto de la Ley por
mandato de Jehová.—Deu. 25:5, 6.
Por obrar de modo contrario al propósito del matrimonio de cuñado, Onán demostró falta de
respeto a su padre. En desobediencia al mandato de su padre, egoístamente se abstuvo de
preservar la línea de familia de Er. Esto también fue una expresión de odio a Er, ya que Onán
no obró a favor sino en contra de los intereses de su hermano muerto. Onán insensiblemente
deshonró a la viuda de su hermano. Egoístamente puso al descubierto la desnudez de ella pero
retuvo de ella el derecho legítimo de la maternidad. También mostró que no apreciaba las “cosas
sagradas,” ya que había una posibilidad de que el Mesías prometido hubiera venido por medio de
la prole que pudiera haber procreado por medio de Tamar. (Compare con Hebreos 12:16.) Todos
esos factores revelan que Onán fue un hombre inicuo que no respetaba los intereses de otros
cuando sus propios intereses parecían estar en juego. Se debe a la vileza del motivo que tuvo Onán
al rehusar darle prole a su hermano muerto que Jehová lo mató.
Puesto que el caso de Onán fue uno que envolvió desatención egoísta al propósito del
matrimonio de cuñado no se puede usar para condenar el control de la natalidad. Es digno de
notarse que la Biblia en ninguna parte considera el uso de contraceptivos o el control de la
natalidad en el matrimonio. Tampoco dice que los cristianos están obligados a producir hijos. En
consecuencia, tocante al control de la natalidad, los matrimonios cristianos tienen que dejar que su
conciencia entrenada en la Biblia los gobierne. //Volver al Índice

305
W1985 1/5 PÁG.31

En vista de los informes de que ciertos médicos tal vez


puedan revertir una esterilización voluntaria, ¿pudieran
algunos cristianos optar por someterse a una como método
para el control de la natalidad?
La Biblia muestra que Dios tiene en alta estima las facultades reproductivas. Su propósito era que
los humanos llenaran la Tierra mediante la reproducción de su género (Génesis 1:28; 9:6, 7). Más
tarde, los israelitas consideraron las familias grandes como una bendición de Jehová, y el causar
daño a las facultades reproductivas trajo la desaprobación divina (Salmo 127:3-5; Deuteronomio
1:11; 23:1; 25:11, 12). Dichos puntos de las Escrituras Hebreas han influido en el modo de pensar de
muchos siervos de Dios en lo que toca a la práctica de la esterilización voluntaria.
No obstante, ¿qué hallamos en las Escrituras Griegas Cristianas que tenga que ver con el asunto?
En primer lugar, aprendemos que los cristianos no están bajo la Ley mosaica (Gálatas 3:24, 25).
Además, Jesús instó a que el cristianismo se extendiera por medio de la predicación de las buenas
nuevas, no por la procreación. Puesto que habría una gran cosecha de discípulos como resultado,
Jesús aconsejó a sus discípulos que pudieran hacer lugar para ser eunucos en sentido espiritual que
hicieran lugar para ello y manifestaran autodominio como personas solteras. Con una intención
parecida, el apóstol Pablo animó a los cristianos a que no se casaran, y así tuvieran mayor libertad
para predicar y enseñar. De ese modo cosecharían hijos espirituales. Hasta los matrimonios habían
de recordar que “el tiempo que queda está reducido”; su meta debería ser quedar ‘libres de las
inquietudes’ de la vida familiar. (1 Corintios 7:29-32, 35; Mateo 9:37, 38; 19:12.)
La vez anterior que consideramos en esta sección* el asunto de la esterilización voluntaria, la
mayoría de los médicos consideraban que el procedimiento era irreversible, y por eso permanente.
Sin embargo, los descubrimientos médicos de la pasada década han cambiado un poco la
situación. Por ejemplo, Population Reports (noviembre-diciembre de 1983, Universidad Johns
Hopkins) dice acerca de las vasectomías: “En informes recientes, las reversiones han restaurado el
paso —es decir, se han hallado espermatozoides en la eyaculación— en 67 a 100 por 100 de los
hombres. El éxito funcional —es decir, los embarazos entre las esposas de hombres que han tenido
reversiones— ha fluctuado entre 16 y 85 por 100”. Para indicar que el éxito de las reversiones todavía
va a aumentar, también se señala a nuevos procedimientos y métodos quirúrgicos de implantar
obstrucciones temporeras.
Puesto que las Escrituras Griegas Cristianas no dan guía directa sobre estos asuntos, los cristianos
tienen que tomar su propia decisión en lo que toca a limitar el tamaño de su familia y respecto al
control de la natalidad. En cuanto a la esterilización, los cristianos deben tener presente que,
aunque en teoría ahora hay más posibilidades de revertirla que las que había hace una década, los
médicos no pueden garantizar el restablecimiento de la facultad reproductiva.
Sobre todo, la pareja debe mantener una conciencia limpia delante de Jehová y para con sus
compañeros cristianos. Si la pareja está pensando en la esterilización como método para el control
de la natalidad, aún así debe considerar si sus acciones pudieran afectar de alguna manera a otras
personas. Aunque por lo general las parejas casadas no hacen pública su decisión sobre el control
de la natalidad, si se supiera por todas partes que cierta pareja había recurrido a la esterilización
voluntaria, ¿perturbaría esto muchísimo a la congregación y le perdería ésta el respeto? (1 Timoteo
3:2, 12, 13.) Éstos son factores que hay que considerar con mucha seriedad, incluso en este asunto
privado y personal. Después de haberlo considerado todo, la siguiente declaración de Pablo es
apropiada: “Para su propio amo [Jehová] está en pie o cae”. (Romanos 14:4, 10-12.)

306
Nota a pie de página. Véase, por ejemplo, “Preguntas de los lectores”, La Atalaya del 15 de
agosto de 1975. //Volver al Índice

307
W1998 15/10 PÁGS.30-31

Muchos testigos de Jehová celebran el aniversario de bodas.


El cumpleaños es el aniversario del nacimiento de una
persona. ¿Por qué, entonces, celebran los aniversarios de
bodas, pero no los cumpleaños?
Francamente, no hace falta que los cristianos celebren ni lo uno ni lo otro. Pero esto no significa
que ambos revistan igual importancia ni que los cristianos deban ver los aniversarios de bodas y los
cumpleaños en el mismo plano.
Como se indicó, puede decirse que ambos son aniversarios, pues el aniversario es el “día en que
se cumplen años de algún acontecimiento”. Puede haber aniversarios de cualquier suceso: del día
en que uno sufrió un accidente automovilístico, vio un eclipse lunar, fue a nadar con la familia, etc.
Es obvio que los cristianos no hacen de todos los “aniversarios” un día especial ni los conmemoran
con una fiesta. Deben examinarse los aspectos de un acontecimiento y decidir si es apropiado
conmemorarlo.
Por ejemplo, Dios mandó específicamente a los israelitas que todos los años celebraran el día de
1513 a.E.C. en que Su ángel pasó por alto las casas de ellos en Egipto y el consiguiente éxodo
(Éxodo 12:14). Cuando los judíos, entre ellos Jesús, conmemoraron posteriormente el aniversario de
aquel acontecimiento, fue en obediencia a las instrucciones divinas, y no lo hicieron con una fiesta
ni con regalos. Asimismo, los judíos consideraban una fecha especial el aniversario de la nueva
dedicación del templo. Aunque en la Biblia no se mandó conmemorar aquel suceso histórico, Juan
10:22, 23 indica que Jesús no criticó que se hiciera. Por último, los cristianos celebran una reunión
especial en el aniversario de la muerte de Jesús. Por supuesto, lo hacen en obediencia a un claro
mandato de la Palabra de Dios (Lucas 22:19, 20).
¿Qué puede decirse de los aniversarios de bodas? En algunos países es común que los esposos
observen el aniversario del día en que contrajeron matrimonio, una institución de origen divino
(Génesis 2:18-24; Mateo 19:4-6). Por supuesto, la Biblia no denigra el matrimonio. Jesús asistió a una
boda y hasta contribuyó a que se disfrutara de la ocasión (Juan 2:1-11).
De modo que no es extraño el que un matrimonio aparte tiempo en su aniversario de bodas
para reflexionar sobre el gozo de ese acontecimiento y sobre su resolución de aunar esfuerzos para
triunfar como pareja. Celebrar esta feliz ocasión en privado, como matrimonio, o en compañía de
algunos parientes o amigos íntimos, es asunto suyo. La ocasión no debe servir de simple excusa para
organizar una reunión social grande. En este caso los cristianos deben regirse por los mismos
principios que guían su vida a diario. De modo que la celebración del aniversario de bodas es una
decisión personal (Romanos 13:13, 14).
Ahora bien, ¿qué puede decirse de la celebración de los cumpleaños? ¿Hay alguna pauta en la
Biblia sobre tales aniversarios?
Pues bien, a principios de este siglo, los Estudiantes de la Biblia, como entonces se conocía a los
testigos de Jehová, les concedían importancia a los cumpleaños. Muchos tenían unos libritos
llamados Daily Heavenly Manna (Maná celestial diario), que contenían un texto bíblico para cada
día, y colocaban pequeñas fotografías en las páginas correspondientes al natalicio de sus
compañeros Estudiantes de la Biblia. Asimismo, The Watch Tower del 15 de febrero de 1909 informó
que en una asamblea realizada en Jacksonville (Florida, E.U.A.), se hizo subir a la plataforma al
hermano Russell, entonces presidente de la Sociedad. ¿Para qué? Para darle un regalo sorpresa de
cumpleaños, consistente en varias cajas de toronjas, piñas y naranjas. Esto nos da una idea de lo

308
que se hacía en el pasado. Para situar los asuntos en su contexto, recordemos que durante ese
período los Estudiantes de la Biblia también conmemoraban el 25 de diciembre como el aniversario
del natalicio de Jesús, e incluso era costumbre tener una cena de Navidad en las oficinas centrales
de Brooklyn.
Por supuesto, desde entonces el pueblo de Dios ha crecido espiritualmente en muchos aspectos.
En los años veinte, la luz más brillante de la verdad permitió que se comprendieran los siguientes
puntos:
Jesús no nació el 25 de diciembre, fecha vinculada a la religión pagana. La Biblia nos manda
conmemorar la fecha de la muerte de Jesús, no el aniversario de su nacimiento, ni el de ninguna
otra persona. Actuar así armoniza con Eclesiastés 7:1 y con el hecho de que es más importante
cómo termina la vida de una persona fiel que el día de su nacimiento. En la Biblia no hay constancia
de la celebración de cumpleaños de ningún siervo fiel, solo de personajes paganos, y tales
celebraciones se asocian con actos crueles. Veamos el contexto de aquellos cumpleaños.
El primero es el de Faraón, en los días de José (Génesis 40:20-23). A este respecto, la
Encyclopædia of Religion and Ethics, de Hastings, comienza su artículo sobre los cumpleaños
diciendo: “La costumbre de conmemorar el día del nacimiento está relacionada, en la forma, con
el cálculo del tiempo, y, en el fondo, con ciertos principios religiosos primitivos”. Más adelante, esa
enciclopedia cita al egiptólogo sir J. Gardner Wilkinson, que escribió: “Todos los egipcios concedían
mucha importancia al día, y hasta la hora, de su nacimiento; además, es probable que, al igual que
en Persia, todo el mundo observara su natalicio con grandes celebraciones, en las que se recibía a
los amigos con todas las diversiones de la sociedad y con una abundancia poco habitual de
manjares”.
Otro cumpleaños que se menciona en la Biblia es el de Herodes, durante el cual se decapitó a
Juan el Bautista (Mateo 14:6-10). The International Standard Bible Encyclopedia (edición de 1979)
hace un comentario esclarecedor: “Los griegos prehelenísticos festejaban el nacimiento de los
dioses y de hombres eminentes. A estas celebraciones se las denominaba con la palabra griega
genéthlia, mientras que genésia significaba la celebración conmemorativa del nacimiento de un
personaje importante fallecido. En 2 Mac[abeos] 6:7 encontramos una referencia a la genéthlia
mensual de Antíoco IV, durante la cual se obligaba a los judíos a ‘participar en los sacrificios’. [...]
Cuando Herodes celebró su cumpleaños, estaba siguiendo una costumbre helenística; no hay
prueba de que en Israel se celebraran cumpleaños en tiempos prehelenísticos”.
Es cierto que hoy día los cristianos verdaderos no se preocupan en exceso de cuáles son las
raíces y posibles conexiones religiosas antiguas de toda práctica o costumbre, pero tampoco están
dispuestos a pasar por alto indicios claros que contiene la Palabra de Dios. Esto incluye el hecho de
que las únicas celebraciones de cumpleaños que aparecen en la Biblia son de personajes paganos
y están relacionadas con casos de crueldad. Por consiguiente, está claro que las fiestas de
cumpleaños tienen en las Escrituras un enfoque negativo, un hecho que los cristianos sinceros
no pasan por alto.
En consecuencia, si bien cada cual decide si ha de celebrar o no su aniversario de bodas,
existen buenas razones por las que los cristianos maduros se abstienen de celebrar los cumpleaños.
//Volver al Índice

309
W1972 1/8 PÁGS.478-479

¿Es correcto que los cristianos celebren su aniversario de


bodas?—D. Y., Venezuela.
No es antibíblico el que un matrimonio conmemore de manera razonable y modesta el
aniversario de su boda. Pero tampoco es una cosa necesaria.
Básicamente un aniversario es el retorno anual del día de un acontecimiento pasado. Hay
aniversarios de toda clase. Los pueblos paganos han observado aniversarios de acontecimientos
especiales. Sin embargo, los siervos de Dios también lo han hecho. (Éxo. 12:14, 24-27; Juan 10:22, 23;
1 Cor. 11:23-26) Por supuesto, estos aniversarios o conmemoraciones que se mencionan en la Biblia
envolvían directamente aspectos de la adoración verdadera. Sin embargo, de esto podemos ver
que no pueden excluirse como objetables todos los aniversarios. Todo depende de lo que se
conmemore y de cómo se haga.
Obviamente el cristiano evitaría celebraciones que envolvieran prácticas religiosas falsas o
no bíblicas. (Juan 4:24) Sin embargo, normalmente hoy un aniversario de bodas no es una
celebración religiosa. Pero ¿brota la costumbre de conmemorar uno sus bodas de la religión
pagana antigua? Evidentemente no. La Encyclopedia Americana (ed. de 1971) dice: “La práctica
familiar de observar los aniversarios de bodas parece haberse desarrollado en la Europa occidental.
Las primeras referencias en la literatura inglesa aparecen en el siglo 17.”—Tomo 28, pág. 564.
Ahora es costumbre en algunos países que el marido y la mujer observen el aniversario de su
boda. Algunos matrimonios cristianos hacen esto también. Concienzudamente creen que pueden
fortalecer los vínculos de su matrimonio al meditar tranquila y privadamente en la gozosa ocasión en
la que llegaron a ser marido y mujer. En su aniversario pueden repasar el progreso que han logrado
en edificar un matrimonio feliz y renovar su resolución de continuar en esa dirección.
Quizás otros matrimonios se deleiten en compartir la felicidad de su aniversario con unos cuantos
amigos y parientes cristianos, incluso sus hijos. Si se hace esto, hay ciertas precauciones
equilibradoras que deben tenerse presentes.
En cualquier reunión social o celebración, hay que ejercer cuidado para que las cosas no se
salgan del orden. Aun una celebración modesta puede descontrolarse o puede conducir a
conducta incorrecta, como parece haber sucedido algunas veces entre los judíos del primer siglo.
(Juan 2:10) Eso indiscutiblemente sería incorrecto para los cristianos. (1 Ped. 4:3, 4) Tampoco sería
adecuado el que los celebrantes dieran honra excesiva a humanos, como si el matrimonio cuyo
aniversario se celebra debiera venerarse. La Biblia claramente muestra que la veneración debe
dirigirse al Creador, no a ninguna cosa creada en la Tierra, sea animal o humana. (Rom. 1:24, 25) Si
una pareja ha tenido un feliz matrimonio, eso es excelente. Otros correctamente pueden sentirse
alegres con ellos. Pero, ¿no debería esto estimular también alabanza agradecida al Autor del
matrimonio? A Él se le debería tener presente y todo lo que se haga debería traerle honra a Él.
Al presentar los comentarios susodichos no estamos recomendando a los matrimonios que
no tienen esta costumbre que ahora comiencen a celebrar su aniversario de bodas. Realmente,
no estamos ni animando ni desanimando la observación de los aniversarios de bodas. Cada pareja
puede, sin ser criticada por otros, decidir personalmente qué hacer. Las circunstancias o conciencia
de un matrimonio pueden llevarlos a no dar atención especial al suceso. Sin embargo, otro
matrimonio quizás conmemore su aniversario de bodas. Si es así, entonces la decisión de cómo lo
hará debe tomarse a la luz del consejo: “Sea que estén comiendo, o bebiendo, o haciendo
cualquier otra cosa, hagan todas las cosas para la gloria de Dios.”—1 Cor. 10:31. //Volver al Índice

310
W1982 15/7 PÁGS.30-31

¿Por qué no celebran cumpleaños los testigos de Jehová?


Esencialmente, es porque respetan la Palabra de Dios y se interesan profundamente en
responder a lo que ésta les indica.
Las celebraciones de cumpleaños son populares por todo el mundo, y lo han sido por milenios. A
menudo en estas ocasiones hay una fiesta y se dan regalos. Pero, ¿dice la Biblia algo acerca de los
cumpleaños?
Desde el principio se puede decir que la Biblia no se opone a que uno dé cosas generosamente
a una persona amada. (Génesis 33:10, 11; Lucas 15:22; 2 Corintios 8:19) Tampoco se opone a que
uno disfrute de un banquete o de una fiesta, pues se recomienda el comer y beber en moderación
como un medio de disfrutar de la vida. (Eclesiastés 3:12, 13) Jesús participó en un banquete de
bodas. Los hijos de Job celebraron lo que pudiera haber sido fiestas relacionadas con la cosecha
que proporcionaran la oportunidad de celebrar reuniones de familia. Abrahán hizo un banquete
cuando Isaac fue destetado. (Juan 2:1, 2; Job 1:4, 5, 13; Génesis 21:8) Y aunque Dios no mandó que
lo hicieran, los judíos tuvieron como práctica celebrar una fiesta anual en el aniversario de la
rededicación del templo, y ésta fue una de las fiestas a las que Jesús asistió.—Juan 10:22, 23.
Sin embargo, la Biblia sí indica que debe ejercerse cierto cuidado, porque no sería apropiado
participar simplemente en cualquier celebración, prescindiendo de la razón que haya para ella o su
naturaleza. (Éxodo 32:1-6; 1 Pedro 4:3; 1 Corintios 10:20, 21) Pero, ¿qué se puede decir acerca de
tomar en consideración los cumpleaños y celebrarlos?
Es obvio que muchos adoradores verdaderos llevaban el registro de las fechas de los
nacimientos. Los sacerdotes y otros sabían su edad. Este asunto no era uno que se dejara a
conjetura. (Números 1:2, 3; 4:3; 8:23-25) Pero en las Escrituras no hay nada que sugiera que los
adoradores verdaderos hayan tenido celebraciones anuales de cumpleaños.
La Biblia informa sobre solo dos celebraciones de cumpleaños, ambas de personas que no eran
siervos del Dios verdadero.
La primera celebración de que se informa fue la de Faraón de Egipto. Esta fiesta se distinguió por
el hecho de que en ella se colgó al panadero de Faraón, que había estado encarcelado con José.
(Génesis 40:18-22) Comentando sobre Génesis 40:20, el Dr. Adam Clarke dice: “El hecho de que en
este lugar se haya distinguido un cumpleaños por una fiesta parece indicar que tiene que haber
sido una costumbre muy antigua. Probablemente surgió de [la] noción de la inmortalidad del alma,
puesto que el comienzo de la vida debería parecer de gran importancia a la persona que creyera
que hubiera de vivir para siempre.”
La segunda celebración, unos 1.800 años después, fue el cumpleaños de Herodes Antipas. El
registro, en Marcos 6:21-24, dice:
“Pero vino un día oportuno cuando Herodes, en su cumpleaños, hizo una cena para sus hombres
de primer rango y para los comandantes militares y para los insignes de Galilea. Y entró la hija de la
misma Herodías y danzó y agradó a Herodes y a los que con él estaban reclinados. El rey dijo a la
jovencita: ‘Pídeme lo que quieras, y te lo daré.’ Sí, él le juró: ‘Cualquier cosa que me pidas, te la
daré, hasta la mitad de mi reino.’ Y ella salió y dijo a su madre: ‘¿Qué debo pedir?’ Ella dijo: ‘La
cabeza de Juan el que bautiza.’”—Vea también Mateo 14:6-11.
Refiriéndose al relato del cumpleaños de Herodes, el Dr. Richard Lenski comenta lo siguiente: “Los
judíos aborrecían la observación de cumpleaños porque consideraban que era una costumbre
pagana, pero los Herodes hasta superaron a los romanos en estas celebraciones, de modo que ‘el

311
cumpleaños de Herodes’ (Herodis dies) llegó a ser una expresión proverbial para pompa excesiva
en las fiestas.”
¿Desde qué punto de vista hemos de considerar estas dos celebraciones de cumpleaños? ¿Es
simplemente una coincidencia el que se haga mención de ellas y que ambas fueran para personas
que no tenían la aprobación de Dios, o pudiera ser que Jehová a propósito haya hecho que se
registraran estos detalles en su Palabra, de la cual él dice que es “provechosa para enseñar, para
censurar, para rectificar las cosas”? (2 Timoteo 3:16) Desde un punto de vista bíblico, lo menos que
puede decirse es que estos dos relatos presentan las celebraciones de cumpleaños bajo un aspecto
desfavorable, como práctica de los que estaban alejados de Dios.
Además, es digno de notarse que Dios no haya dado un registro de la fecha exacta del
nacimiento de Jesús, una fecha que ciertamente sería el cumpleaños más importante si los siervos
de Dios hubieran de celebrar cumpleaños. En vez de eso, la Biblia indica la fecha de la muerte de
Jesús y manda a los cristianos que conmemoren dicha muerte como aniversario cada año. (Lucas
22:19; 1 Corintios 11:23-26) Esto armoniza con el hecho de que la Biblia declara que el día de la
muerte de uno es más importante que el día de su nacimiento si durante la vida se ha hecho un
buen nombre ante Dios.—Eclesiastés 7:1, 8.
En consecuencia con las indicaciones bíblicas, los cristianos primitivos no celebraban
cumpleaños.
“La noción de una fiesta de cumpleaños era muy ajena a las ideas de los cristianos de este
período en general.”—The History of the Christian Religion and Church During the First Three
Centuries, por Augustus Neander.
A medida que el tiempo pasó y ocurrió un apostatar del cristianismo puro, lo que empezó a
conmemorarse era la muerte, no el nacimiento.
“La reverencia que se tenía a los mártires resultó en que se sintiera un afecto indebido para la
escena y el día de su muerte. Se dio con la idea feliz de llamar el día de la muerte del mártir su
cumpleaños. Los lugares donde habían muerto los mártires se veían con admiración santa. ... En los
días del aniversario los servicios [en las iglesias] se dedicaban principalmente a recordar los servicios
y el carácter [del mártir]. ... Sin embargo, debe recordarse que estos servicios conmemorativos
[anuales] no constituían parte del orden general de la Iglesia.”—History of the Christian Church, por
el Dr. John F. Hurst, tomo I, págs. 350, 351.
Por lo tanto, aunque la Biblia no contiene una prohibición específica contra la celebración de
cumpleaños, desde hace mucho los testigos de Jehová han tomado nota de las indicaciones
bíblicas y no han celebrado cumpleaños. Al proceder así, están en armonía con el patrón que
siguieron los primeros cristianos.
Además, aunque no hay justificación bíblica para celebrar anualmente la fecha en que haya
muerto algún cristiano, podemos convenir en que el día de la muerte es mejor que el día de su
nacimiento. Así, en lo que debemos concentrarnos no es en el día del nacimiento, sino en imitar
cada día a Cristo y reflejar la imagen de Dios. Entonces, en caso de morir, habremos glorificado a
Dios por nuestro modo de vivir, y él ciertamente se acordará de nosotros.—Hebreos 5:9; 11:6;
Filipenses 3:8-11. //Volver al Índice

312
W1991 1/6 PÁGS.30-31

¿Es apropiado que una cristiana use joyas o maquillaje, se


tiña el cabello o siga otras prácticas por el estilo?
Tanto en tiempos pasados como en el presente personas que afirman seguir la Biblia han
desarrollado puntos de vista firmes, pero muy diferentes, sobre el adorno.
En ciertas religiones las mujeres evitan por completo el maquillaje y las joyas o alhajas. Por
ejemplo, el libro The Amish People (Los “amish”) informa que ellos “ponen restricciones a la
apariencia física que presentan porque creen que cualquier miembro que despliega vivo interés en
la apariencia mundana corre peligro, pues [ese] interés debe concentrarse en asuntos espirituales
más bien que físicos. Algunos [...] citan de las Escrituras”.
El texto bíblico citado entonces es 1 Samuel 16:7: “Jehová dijo a Samuel: ‘No mires su apariencia
ni lo alto de su estatura [...] El simple hombre ve lo que aparece a los ojos; pero en cuanto a Jehová,
él ve lo que es el corazón’”. Sin embargo, ese texto se refería a la altura de Eliab, hermano de David.
Por el contexto queda claro que ahí Dios no hablaba de prácticas relacionadas con el arreglo
personal, como las de si David o sus hermanos se arreglaban el cabello o si usaban artículos
decorativos en sus prendas de vestir. (Génesis 38:18; 2 Samuel 14:25, 26; Lucas 15:22.)
Esto ilustra que algunos que sostienen que las cristianas deben presentar una apariencia de
llaneza distintiva y no usar maquillaje ni joyas buscan apoyo mediante la aplicación incorrecta de
textos bíblicos. En realidad la Biblia no contiene ninguna consideración detallada del arreglo
personal, ni aprueba ciertas prácticas cosméticas mientras prohíbe otras. Pero ciertamente da
pautas razonables. Considerémoslas y veamos cómo pueden aplicarse hoy día.
El apóstol Pablo ofreció esta guía inspirada: “Deseo que las mujeres se adornen en vestido bien
arreglado, con modestia y buen juicio, no con estilos de cabellos trenzados y oro o perlas o traje
muy costoso”. (1 Timoteo 2:9.) Pedro, también, escribió: “Que su adorno no sea el de trenzados
externos del cabello ni el de ponerse ornamentos de oro ni el uso de prendas de vestir exteriores,
sino que sea la persona secreta del corazón en la vestidura incorruptible del espíritu quieto y
apacible, que es de gran valor a los ojos de Dios”. (1 Pedro 3:3, 4.)
Las palabras griegas que ahí se vierten “adornen”, “bien arreglado” y “adorno” son formas de
kó·smos, que también es la raíz de la palabra “cosmético”, que significa: “sustancia de las
empleadas para embellecer el cutis, el pelo, etc.”. Así que esos textos bíblicos nos ayudan a
contestar preguntas respecto al uso de cosméticos o maquillaje, y joyas, y respecto a otros aspectos
del adorno femenino.
¿Querían decir Pablo y Pedro que las cristianas tenían que evitar los trenzados del cabello, el uso
de perlas y joyas de oro o, por extensión, el uso de cosméticos? No. El alegar que eso fue lo que ellos
quisieron decir requeriría que las hermanas cristianas tampoco ‘usaran prendas de vestir exteriores’.
No obstante, a Dorcas, resucitada por Pedro, se la amaba porque hacía ‘prendas de vestir
exteriores’ para otras hermanas. (Hechos 9:39.) Por lo tanto, 1 Timoteo 2:9 y 1 Pedro 3:3, 4 no
significan que las hermanas tienen que evitar las trenzas, las perlas, las prendas de vestir exteriores ni
cosas por el estilo. Más bien, Pablo recalcaba lo necesario de la modestia y el buen juicio en el
arreglo personal femenino. Pedro mostraba que las mujeres deben dar más atención a su espíritu
interno para ganarse a sus esposos incrédulos, sin hacer resaltar la apariencia exterior ni el
maquillaje.
Dicho sencillamente: la Biblia no prohíbe todo esfuerzo por mejorar o embellecer la apariencia
de uno. Algunos siervos de Dios —hombres y mujeres— usaron joyas. (Génesis 41:42; Éxodo 32:2, 3;
Daniel 5:29.) La fiel Ester consintió en someterse a un extenso régimen de belleza con aceites
cosméticos, perfumes y masajes. (Ester 2:7, 12, 15; compárese con Daniel 1:3-8.) Dios dijo que él

313
había engalanado figurativamente a Israel con brazaletes, un collar, una nariguera y zarcillos. Todo
esto contribuyó a que ella llegara a presentar “muy, muy bella” apariencia. (Ezequiel 16:11-13.)
No obstante, el relato de Ezequiel contiene una lección en contra de concentrar la atención en
la apariencia. Dios dijo: “Tú empezaste a confiar en tu belleza y a hacerte prostituta debido a tu
nombre, y a derramar tus actos de prostitución sobre todo el que pasaba”. (Ezequiel 16:15; Isaías
3:16, 19.) De modo que Ezequiel 16:11-15 subraya la sabiduría del consejo posterior de Pablo y Pedro
sobre no destacar la apariencia exterior. Si una mujer opta por adornarse con joyas, la cantidad y el
estilo de estas deben armonizar con la modestia y no ser excesivos ni ostentosos ni llamativos.
(Santiago 2:2.)
¿Qué se puede decir respecto a que una cristiana use cosméticos, como lápiz de labios,
colorete, o sombreador y delineador? Los arqueólogos han hallado en Israel y sus cercanías
recipientes para maquillaje, así como aplicadores y espejos. Sí; las mujeres del Oriente antiguo
usaban cosméticos que precedieron a muchos de los productos actuales. El nombre Querén-
hapuc, de una de las hijas de Job, probablemente significaba “Cuerno de la Pintura Negra (para los
Ojos)”, o recipiente para el maquillaje de los ojos. (Job 42:13-15.)
En Israel se usaban algunos cosméticos, pero hay ejemplos bíblicos que muestran el peligro de
excederse en su uso. Años después de llegar a ser reina de Israel, Jezabel ‘se pintó los ojos con
pintura negra y se arregló la cabeza hermosamente’. (2 Reyes 9:30.) Más tarde, al describir la
manera como Israel buscó la atención inmoral de naciones paganas, Dios dijo que ella ‘se
engalanó con adornos de oro, agrandó sus ojos con pintura negra, y se embelleció’. (Jeremías 4:30;
Ezequiel 23:40.) Ni esos versículos ni otros dicen que sea incorrecto utilizar medios artificiales de
realzar la apariencia. Sin embargo, la historia de Jezabel indica que ella se ponía tanta pintura
negra alrededor de los ojos que aquello se notaba desde lejos, de modo que lo notó hasta Jehú,
que estaba fuera del palacio. ¿Qué lección comunica esto? No se ponga demasiado maquillaje,
con exageración.
Por supuesto, casi ninguna mujer que usara joyas o maquillaje diría que los métodos y las
cantidades que ella emplea son impropios. Con todo, no se puede disputar que por sentirse
insegura o por la influencia de la publicidad explotadora una mujer podría desarrollar el hábito de
usar demasiado maquillaje. Pudiera acostumbrarse tanto a la apariencia resultante que no se diera
cuenta de que pugna con la “modestia y [el] buen juicio” de la mayoría de las cristianas. (Véase
Santiago 1:23, 24.)
Claro, los gustos varían; algunas mujeres usan poco maquillaje o ninguno, y pocas joyas o
ninguna, mientras que otras usan más. Así que no es prudente que nadie juzgue a otra persona que
usa una cantidad diferente de maquillaje o joyas. Otro factor es la costumbre local. El que algunos
estilos se acepten en otro país (o fueran comunes en tiempos antiguos) no significa que son
aconsejables hoy día en la localidad.
La cristiana prudente reexamina de vez en cuando su arreglo personal y se pregunta con toda
sinceridad: ‘¿Me pongo generalmente más joyas o maquillaje (o joyas o maquillaje más marcados)
que la mayoría de las cristianas de mi zona? ¿Me arreglo como lo hacen mundanas narcisistas o
estrellas de cine vanidosas, o me dejo guiar principalmente por el consejo de 1 Timoteo 2:9 y 1 Pedro
3:3, 4? Sí, ¿es mi arreglo personal realmente modesto y demuestra respeto genuino a las opiniones y
los sentimientos de los demás?’. (Proverbios 31:30.)
La mujer cuyo esposo es un cristiano puede pedir los comentarios y el consejo de él. Además,
unas hermanas pueden obtener consejo útil de otras cuando lo buscan con sinceridad. Pero en vez
de acudir a una amiga que tenga gustos parecidos, pudiera ser mejor hablar con hermanas
mayores a quienes se respete por su equilibrio y sabiduría. (Compárese con 1 Reyes 12:6-8.) La Biblia
dice a las mujeres mayores reverentes “que hagan recobrar el juicio a las mujeres jóvenes para
que [...] sean de juicio sano, castas [...], para que no se hable injuriosamente de la palabra de Dios”.

314
(Tito 2:2-5.) Ninguna cristiana madura querría que por su uso inmodesto de joyas o maquillaje ‘se
hablara injuriosamente’ de la Palabra de Dios ni de Su pueblo.
El relato bíblico de Tamar muestra que el arreglo personal de una mujer puede colocarla dentro
de alguna clase, transmitir un mensaje vigoroso. (Génesis 38:14, 15.) ¿Qué mensaje comunica el
estilo y el color del cabello (si está teñido) de una cristiana, o su uso de joyas y cosméticos? ¿Es: Esta
es una limpia, modesta y equilibrada sierva de Dios?
La persona que ve a las cristianas en el ministerio del campo, o que asiste a nuestras reuniones,
debería recibir una impresión favorable. Esa es la impresión que generalmente reciben los
observadores. La mayoría de las cristianas no dan motivo para que un extraño concluya, por un
lado, que son desaliñadas, o, por el otro, que están demasiado maquilladas o adornadas; más bien,
se arreglan “como es propio de mujeres que profesan reverenciar a Dios”. (1 Timoteo 2:10.)
Notas a pie de página. En el siglo III E.C., Tertuliano alegó que las mujeres “que se frotan la piel
con medicamentos, se ponen colorete en las mejillas, dan realce a los ojos con antimonio [negro],
pecan contra Él”. También criticó a las que se tiñen el cabello. Aplicando mal las palabras de Jesús
en Mateo 5:36, Tertuliano hizo esta acusación: “[¡]Contradicen al Señor! ‘¡Miren! —dicen—, en vez
de blanco o negro, lo hacemos [es decir, el cabello] amarillo’”. Añadió: “Uno hasta puede hallar a
personas que se avergüenzan de haber envejecido, y tratan de cambiar su cabello de blanco a
negro”. Esa era la opinión personal de Tertuliano. Pero él estaba torciendo los asuntos, pues todo su
argumento se basaba en su opinión de que las mujeres son las causantes de la condenación
humana, de modo que deberían ‘deambular como Eva, acongojadas y arrepentidas’ por la
‘ignominia del primer pecado’. La Biblia no dice eso; Dios consideró responsable de la condición
pecaminosa de la humanidad a Adán. (Romanos 5:12-14; 1 Timoteo 2:13, 14.)
No hace mucho los medios informativos estadounidenses destacaron muchísimo el escándalo de
un evangelizador de la televisión, y su compañera estelar —su esposa— atrajo casi igual atención.
Según informes de prensa, ella se crió con la idea de que “tanto el maquillaje como las películas”
eran pecado, pero después cambió de opinión y se hizo famosa por su extravagante “maquillaje
tan espeso que parecía esculpido”. //Volver al Índice

315
W1974 15/10 PÁGS.639-640

¿Es correcto que una cristiana haga que le horaden los


lóbulos para ponerse aretes?—B.C., Canadá.
Las Escrituras no suministran la información que hace posible una respuesta estrictamente
afirmativa o negativa. Sea que uno haga que le horaden los lóbulos con este propósito o
no realmente es asunto de decisión personal.
Tenemos el principio en Levítico 19:28, que prohibía el hacerse uno cortaduras en la carne por un
alma difunta. Esta era una práctica que se hallaba entre los que sustentan creencias religiosas
falsas. Quizás a algunos les parezca que esta prohibición aplicaría en principio a otras cortaduras
innecesarias.
Uno también puede considerar que cuando Dios diseñó los cuerpos humanos inicialmente
encontró que su obra era ‘muy buena.’ Se desprende que uno no querría deformar o desfigurar
seriamente su cuerpo.—Gén. 1:27, 31.
Por otra parte, la Biblia sí menciona aretes (así como narigueras) y actualmente no hay modo de
saber si el uso de éstos envolvía el horadarse las orejas o no.—Gén. 24:22, 47; Éxo. 32:2; 35:22; Eze.
16:12.
Podemos notar, también, que el pacto de la Ley estipulaba el horadar la oreja de un esclavo
hebreo que había cumplido su período requerido de esclavitud y que quería seguir siendo esclavo
de un amo bueno. (Éxo. 21:2-6) El amo habría de horadar uno de los lóbulos del esclavo con un
punzón como señal de esto. Por supuesto, esto no era simplemente para adorno como en el caso
de horadar las orejas para ponerse aretes; sin embargo, el efecto en la carne de la persona era el
mismo.
Al considerar juntos estos diversos factores es evidente que no se puede dar ninguna respuesta
dogmática. Cada cristiana tiene que ejercer su conciencia personal en el asunto. Algunas, al
aplicar los principios susodichos, quizás no quieran horadarse las orejas; tal vez otras crean que
pueden hacerlo a conciencia. La mujer casada que favorece el que le horaden las orejas debe
consultar correctamente a su cabeza marital primero. De manera similar, una menor presentaría el
asunto a sus padres y acataría la decisión de ellos, en armonía con el arreglo de Jehová para la
familia.—Col. 3:18, 20; Efe. 5:22-6:4.
Como cristianos también debemos considerar los sentimientos ajenos. Podemos recordar el
consejo de los apóstoles que muestra que el ponerse adornos no es tan importante como el
adornarse “con modestia y buen juicio” y “obras buenas.”—1 Ped. 3:3; 1 Tim. 2:9, 10. //Volver al Índice

316
W1992 1/9 PÁGS.30-31

¿Evitan los testigos de Jehová las celebraciones de


cumpleaños debido a que estas tuvieron algún significado
religioso en la antigüedad?
Las celebraciones de cumpleaños están arraigadas en creencias supersticiosas y en la religión
falsa, pero esa no es la única ni la principal razón por la que los testigos de Jehová las evitan.
Algunas costumbres que antes eran de naturaleza religiosa ya no lo son en muchas partes. Por
ejemplo, el anillo de boda anteriormente tenía un significado religioso, pero no es así en la mayoría
de los lugares hoy día. Por eso muchos cristianos verdaderos adoptan la costumbre de usar un anillo
de boda para indicar que están casados. Por lo general el factor determinante en estos asuntos es si
la costumbre está relacionada o no con la religión falsa hoy día. (Véanse “Preguntas de los lectores”
en los números de La Atalaya del 1 de octubre de 1972 y el 15 de octubre de 1991.)
Sin embargo, no se puede negar que numerosas fuentes de consulta mencionan los
antecedentes supersticiosos y religiosos de las celebraciones de cumpleaños. The Encyclopedia
Americana (edición de 1991) dice: “El mundo antiguo de Egipto, Grecia, Roma y Persia celebraba
los cumpleaños de dioses, reyes y nobles”. También dice que los romanos observaban el nacimiento
de Ártemis y el día de Apolo. Por otra parte, “aunque los israelitas de la antigüedad guardaban
registros de las edades de sus ciudadanos varones, no hay prueba de que hubiera festividades en el
aniversario del día de su nacimiento”.
Otras fuentes de consulta dan muchos detalles sobre el origen de las celebraciones de
cumpleaños: ‘Las fiestas de cumpleaños empezaron a celebrarse en Europa hace muchos años. La
gente creía en espíritus buenos y espíritus malos, a quienes a veces llamaba hadas buenas y hadas
malas. Todos temían que esos espíritus causaran daño al que celebraba su cumpleaños, por lo tanto
los amigos y parientes lo rodeaban para que los buenos deseos y la presencia de ellos lo
protegieran de los peligros desconocidos que pudieran presentarse durante el cumpleaños. El darle
regalos le proporcionaba aun mayor protección. El comer juntos era otra protección y ayudaba a
traer las bendiciones de los espíritus buenos. Así que el propósito original de la fiesta de cumpleaños
era proteger a la persona del mal y garantizarle un buen año entrante’ (Birthday Parties Around the
World [Fiestas de cumpleaños alrededor del mundo], 1967).
El libro también explica el origen de muchas costumbres relacionadas con los cumpleaños. Por
ejemplo: “La razón [por la que se usan velas] se remonta a los griegos y romanos primitivos que
creían que los cirios o las velas tenían propiedades mágicas. Oraban y expresaban sus deseos para
que las llamas de las velas los hicieran ascender a los dioses. Entonces los dioses enviaban sus
bendiciones y quizás contestaban las oraciones”. Para más información sobre este asunto véase el
libro Razonamiento a partir de las Escrituras, página 97, publicado por Watchtower Bible and Tract
Society of New York, Inc.
Como ya mencionamos, esta cuestión implica más que simplemente determinar si la celebración
de cumpleaños tenía algún significado religioso, o si aún lo tiene. La Biblia menciona algunos
cumpleaños, y los cristianos maduros sabiamente responden a la guía que esta da al respecto.
Los siervos de Dios de la antigüedad anotaban la fecha en que nacían las personas para
calcular sus edades. Leemos: “Noé llegó a tener quinientos años de edad. Después Noé llegó a ser
padre de Sem, Cam y Jafet”. “En el año seiscientos de la vida de Noé, [...] fueron rotos todos los
manantiales de la vasta profundidad acuosa.” (Génesis 5:32; 7:11; 11:10-26.)
Hasta Jesús dijo que el nacimiento de una criatura es una ocasión bendita y feliz en el pueblo de
Dios. (Lucas 1:57, 58; 2:9-14; Juan 16:21.) Sin embargo, el pueblo de Jehová no conmemoraba la

317
fecha de nacimiento; celebraban otros aniversarios, pero no los cumpleaños. (Juan 10:22, 23.) La
Encyclopaedia Judaica dice: “Las celebraciones de cumpleaños no eran parte de los ritos
tradicionales judíos”. La obra Customs and Traditions of Israel comenta: “La costumbre de celebrar
cumpleaños fue tomada de otras naciones, pues no se dice que haya sido una costumbre de los
judíos ni en la Biblia ni en el Talmud ni en los escritos de los sabios de tiempos posteriores. De hecho,
era una antigua costumbre egipcia”.
Es obvio que era una costumbre egipcia por el relato bíblico de una celebración de cumpleaños
en la que no estuvieron presentes los adoradores verdaderos. Era la fiesta de cumpleaños del
Faraón que gobernaba cuando José estaba en una prisión egipcia. Puede que algunos de aquellos
paganos hayan disfrutado de la fiesta; no obstante, se decapitó al jefe de los panaderos durante
aquel cumpleaños. (Génesis 40:1-22.)
Las Escrituras también hablan desfavorablemente de otra celebración de cumpleaños: el
cumpleaños de Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande. Esta celebración de ninguna manera
se presenta en la Biblia como una simple fiesta inocente. Más bien, durante esta se decapitó a Juan
el Bautizante. Luego “vinieron los discípulos de él y removieron el cadáver y lo sepultaron, y vinieron
y lo informaron a Jesús”, quien ‘se retiró de allí a un lugar solitario en busca de aislamiento’. (Mateo
14:6-13.) ¿Cree usted que a aquellos discípulos o a Jesús les atrajo la costumbre de celebrar
cumpleaños?
En vista del origen conocido de las celebraciones de cumpleaños, y más importante aún, el
hecho de que la Biblia habla desfavorablemente de estas celebraciones, los testigos de Jehová
tienen mucha razón para abstenerse de ellas. No tienen que seguir esta costumbre mundana, dado
que pueden reunirse para gozar de comidas en cualquier tiempo del año. No dan regalos por
obligación ni debido a que se sienten presionados a hacerlo en una fiesta; más bien lo hacen
espontáneamente en cualquier tiempo y debido a su generosidad y cariño genuino. (Proverbios
17:8; Eclesiastés 2:24; Lucas 6:38; Hechos 9:36, 39; 1 Corintios 16:2, 3.) //Volver al Índice

318
W1997 1/2 PÁG.29

Según algunos reportajes periodísticos hay hospitales que


guardan la placenta y el cordón umbilical después del parto
para extraer ciertos componentes de la sangre que queda
en ellos. ¿Debería preocupar esto al cristiano?
En muchos lugares, no se hace nada de lo mencionado, de modo que los cristianos no tienen
que preocuparse. Si una cristiana tiene buenas razones para creer que se sigue tal procedimiento
en el hospital donde va a dar a luz, sería apropiado simplemente que indique al médico que desea
que se deshagan de la placenta y el cordón umbilical, que no los utilicen de ningún modo.
Diversos productos médicos son de origen biológico, ya sea animal o humano. Por ejemplo, de la
orina de las yeguas preñadas extraen ciertas hormonas. De la sangre del caballo se obtenía el suero
del tétanos, y la gammaglobulina para combatir ciertas enfermedades se ha extraído por mucho
tiempo de la sangre que hay en las placentas humanas. Algunos hospitales se quedaban con las
placentas y las congelaban, y más tarde las recogían los laboratorios farmacéuticos, de modo que
esta sangre, rica en anticuerpos, podía procesarse para extraer la gammaglobulina.
Más recientemente, algunos investigadores han sostenido que han logrado buenos resultados al
utilizar la sangre de la placenta para tratar un determinado tipo de leucemia, y se ha teorizado con
que esa sangre podría ser útil en el tratamiento de algunas enfermedades del sistema inmunológico
o para sustituir los trasplantes de médula ósea. Por ello, se ha dado cierta publicidad a algunos
casos de padres que han hecho que se extraiga la sangre de la placenta, se congele y almacene
por si pudiera ser de utilidad para tratar a su hijo en el futuro.
Es difícil que los cristianos verdaderos, que guían su manera de pensar por la ley perfecta de Dios,
caigan en esa comercialización de la sangre de la placenta. El Creador considera sagrada la
sangre, que representa la vida que él nos ha dado. El único empleo de la sangre que él autorizó fue
en los oficios que se hacían en el altar, relacionados con los sacrificios. (Levítico 17:10-12; compárese
con Romanos 3:25; 5:8; Efesios 1:7.) En caso contrario, había que derramar en el suelo la sangre de la
criatura que se degollaba, deshacerse de ella. (Levítico 17:13; Deuteronomio 12:15, 16.)
Cuando los cristianos cazan un animal o matan un pollo o un cerdo doméstico, desangran el
animal y tiran la sangre. No tienen que derramarla literalmente en el suelo, pues la idea es que se
tire la sangre, en lugar de darle algún otro uso.
Los cristianos que están hospitalizados entienden que los productos biológicos que se sacan de
su cuerpo se tiran, se trate de desechos corporales, tejido enfermo o sangre. Claro está, un médico
podría querer hacer algunas pruebas primero, como un análisis de orina, un examen patológico de
tejido tumoral o análisis de sangre. Pero después se desharían de estos según la normativa vigente
en el país. Normalmente no es necesario que el paciente especifique su deseo, pues es razonable y
prudente desde el punto de vista médico desechar esos productos biológicos. Si un paciente tiene
razones válidas para dudar de que se sigue tal práctica generalizada, podría mencionárselo al
médico en cuestión, alegando que por razones religiosas desea que el hospital se deshaga de esos
productos.
No obstante, como se dijo, será raro que un paciente deba preocuparse por este punto, pues en
muchos de los lugares ni siquiera se contempla esta recuperación y uso de la placenta u otros
productos biológicos, mucho menos se practica habitualmente. //Volver al Índice

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W1994 15/9 PÁGS.30-31

En estos tiempos de dificultades económicas, cada vez más


personas y compañías recurren a la quiebra. ¿Es apropiado
bíblicamente que un cristiano se declare en quiebra?
La respuesta a esta pregunta muestra cómo la Palabra de Dios nos ofrece guía práctica en
asuntos que pueden ser característicos de los tiempos modernos. Muchos países tienen leyes que
regulan la quiebra. Las leyes varían de un país a otro, y no compete a la congregación cristiana
ofrecer consejo legal a este respecto. Pero tengamos una visión de conjunto de la provisión legal de
la quiebra.
Una razón por la que el gobierno permite que personas y negocios se declaren en quiebra es
ofrecer a los prestamistas o a quienes conceden créditos (acreedores) cierta protección de las
personas o los negocios que piden dinero prestado o incurren en deudas (deudores), pero
no pagan lo que deben. A los acreedores les puede parecer que el único recurso es pedir que los
tribunales declaren en quiebra al deudor, de modo que puedan distribuirse sus bienes como pago
parcial de la deuda.
La quiebra también obra como red de seguridad para los deudores que honradamente
no pueden satisfacer a sus acreedores. Puede permitirse que el deudor se declare en quiebra para
que los acreedores tomen algunos de sus bienes. De todos modos, la Ley puede permitirle que
conserve su hogar o ciertos bienes mínimos para que siga viviendo sin la amenaza continua de que
sus anteriores acreedores se incauten de sus posesiones.
De modo que es evidente que estas leyes se han concebido para ofrecer cierta protección a
ambas partes en las transacciones económicas o comerciales. Veamos a continuación el consejo
útil que ofrece la Biblia.
Sería difícil que alguien leyera la Biblia de principio a fin sin darse cuenta de que no anima a
incurrir en deudas. Hallamos tales advertencias en Proverbios 22:7: “El rico es el que gobierna sobre
los de escasos recursos, y el que toma prestado es siervo del hombre que hace el préstamo”.
Recuerde, también, la ilustración de Jesús recogida en Mateo 18:23-34 sobre un esclavo que
tenía una gran deuda. “Su amo ordenó que fueran vendidos él y su esposa y sus hijos y todas las
cosas que tenía”, pero luego el amo, que era un rey, se apiadó de él y le tuvo misericordia. Cuando
ese esclavo no fue misericordioso más tarde, el rey ordenó que ‘lo entregaran a los carceleros,
hasta que hubiera pagado todo lo que debía’. Obviamente, el mejor proceder, el proceder
recomendado, es no pedir dinero en préstamo.
Los siervos de Dios del antiguo Israel tenían relaciones comerciales, y a veces era necesario pedir
o prestar dinero. ¿Qué instrucciones les dio Jehová? Si alguien quería pedir dinero para empezar un
negocio o ampliarlo, era legal y normal que el hebreo cobrara intereses. No obstante, Dios le dijo a
su pueblo que no debía ser egoísta cuando prestara dinero a un israelita necesitado; no debía
aprovecharse de una situación adversa cobrando intereses. (Éxodo 22:25.) Deuteronomio 15:7, 8
dice: “En caso de que alguno de tus hermanos empobrezca [...,] debes abrirle tu mano
generosamente y sin falta prestarle a cambio de prenda cuanto necesite, de lo que esté
necesitado”.
Se reflejaba una bondad similar en las regulaciones que estipulaban que los acreedores
no podían incautarse de los artículos de primera necesidad del deudor, como el molino de mano
de la familia o la prenda para mantenerse caliente durante la noche. (Deuteronomio 24:6, 10-13;
Ezequiel 18:5-9.)

320
Es verdad que no todos los judíos aceptaron y aplicaron el espíritu de estas leyes amorosas de su
gran Juez y Dador de estatutos. (Isaías 33:22.) Algunos judíos codiciosos trataron a sus hermanos con
dureza. Hoy, también, puede que algunos acreedores sean duros e irrazonables en sus demandas,
incluso con un cristiano sincero que en un determinado momento no pudo efectuar un pago
debido a un suceso imprevisto. (Eclesiastés 9:11.) Es posible que la presión inflexible y exigente de los
acreedores mundanos coloque a tal deudor en una situación en la que piense que tiene que
protegerse. ¿Cómo? En algunos casos lo único que aceptarán los acreedores es la medida legal de
la quiebra. De modo que el cristiano, que no ha sido codicioso ni negligente con respecto a sus
deudas, puede recurrir a la quiebra.
Debemos ser conscientes, no obstante, de la otra cara de la moneda. Es posible que el cristiano
incurra en deudas por no tener autodominio en lo que gasta o en cuánto gasta, o no ser
razonablemente previsor en sus decisiones comerciales. ¿Debería despreocuparse de su deuda y
recurrir enseguida a la quiebra para librarse de ella, perjudicando de este modo a otros por su mala
cabeza? La Biblia no aprueba tal irresponsabilidad económica. Insta al siervo de Dios a que su sí
signifique sí. (Mateo 5:37.) Tenga presente, asimismo, lo que Jesús dijo en cuanto a calcular los
gastos antes de comenzar a construir una torre. (Lucas 14:28-30.) Por ello, el cristiano debe sopesar
seriamente los posibles resultados negativos antes de incurrir en una deuda económica. Una vez
contraída la deuda, debe aceptar la responsabilidad de pagar a las personas o compañías a
quienes debe el dinero. Si mucha gente considera a un cristiano irresponsable o indigno de
confianza, es posible que esto manche la buena reputación que se ha labrado en el pasado y ya
no tenga un excelente testimonio de los de afuera. (1 Timoteo 3:2, 7.)
Recuerde lo que nos dice Salmo 15:4 acerca de la clase de persona que Jehová recibe. Leemos:
“[El que Dios aprueba] ha jurado a lo que es malo para sí, y no obstante no lo altera”. En efecto,
Dios espera que los cristianos traten a sus acreedores como quisieran que se les tratara a ellos.
(Mateo 7:12.)
Resumiendo, pues, la Biblia no excluye la posibilidad de que en una situación extrema el cristiano
se valga de la protección que ofrece la legislación del César sobre la quiebra. De todas formas, los
cristianos deben sobresalir en lo que respecta a la honradez y la formalidad. Por ello, deben tener un
deseo sincero ejemplar de cumplir con sus obligaciones económicas. //Volver al Índice

321
W2005 1/4 PÁG.29

¿Debería el cristiano dar a un funcionario una propina o


algún regalo por sus servicios, o eso se consideraría un
soborno?
Con independencia de dónde vivan, los cristianos intentan ejercer sabiduría práctica al tratar las
situaciones locales, recordando que algo aceptable y legal en un país puede resultar totalmente
inaceptable e ilegal en otro (Proverbios 2:6-9). Por supuesto, el cristiano siempre debe tener en
cuenta que cualquiera que desee ser “huésped en [la] tienda” de Jehová debe rechazar el
soborno (Salmo 15:1, 5; Proverbios 17:23).
¿Qué es sobornar? Según el Diccionario de uso del español de América y España consiste en
“ofrecer dinero u objetos de valor a una persona para conseguir un favor o un beneficio,
especialmente si es injusto o ilegal, o para que no cumpla con una determinada obligación”. Por
ello, sin importar dónde uno viva, se considera soborno dar dinero o regalos a un juez o un policía
para que no aplique la justicia, o a un inspector para que pase por alto el incumplimiento de una
ley. También se considera soborno si con ello se pretende recibir trato preferente, por ejemplo, para
conseguir el primer lugar en una lista de espera o adelantar a otros en una fila. Tal proceder
mostraría, además, falta de amor (Mateo 7:12; 22:39).
Pero ¿sería soborno dar un regalo o una propina a un funcionario público para obtener un
servicio legítimo o evitar un trato injusto? Por ejemplo, en algunos países es posible que los
funcionarios pongan trabas para matricular a los niños en la escuela, admitir a una persona en un
hospital o sellar documentos de inmigración a menos que reciban una propina. O tal vez se retrasen
al tramitar solicitudes de renovación de licencias y permisos.
El concepto sobre las propinas difiere de un país a otro. En lugares donde son habituales o se
esperan, algunos cristianos quizás piensen que no violan la ley ni los principios bíblicos si le dan una
propina a un empleado para que haga su trabajo. En algunos países, la gente incluso considera
tales pagos como un regalo que complementa el modesto salario del funcionario. Lo importante es
tener bien clara la diferencia entre dar un regalo por un servicio legítimo y ofrecer un soborno por un
favor ilegal.
Por otra parte, algunos testigos de Jehová, pese a hacer peticiones legítimas, se han negado a
dar propinas a inspectores, funcionarios de aduanas, etc., aunque esto se considere una práctica
habitual. Dado que se conoce a los Testigos tanto por actuar de acuerdo con su conciencia como
por ser honrados, a veces reciben un trato que la mayoría de la gente solo consigue pagando
(Proverbios 10:9; Mateo 5:16).
En resumen, cada siervo de Jehová ha de decidir por sí mismo si dará propinas para recibir un
servicio legítimo o evitar un trato injusto. Por encima de todo, deberá actuar de forma que
mantenga una buena conciencia, no sea un oprobio para el nombre de Jehová y no haga
tropezar a los demás (Mateo 6:9; 1 Corintios 10:31-33; 2 Corintios 6:3; 1 Timoteo 1:5). //Volver al Índice

322
W1986 1/10 PÁGS.30-31

¿Cómo puede un cristiano distinguir entre el sobornar


(condenado en la Biblia) y el dar una “propina” o un “regalo”
por un servicio?
Debemos reconocer que las prácticas difieren de un lugar a otro. Hay prácticas que se aceptan
en algunos países, pero que en otros serían ofensivas o poco apropiadas. Por ejemplo, en un país la
gente puede inclinarse ante un funcionario público, mientras que en otro eso podría considerarse
como idolatría. De la misma manera la práctica de “dar una propina” podría ser aceptable en un
país, pero escandalosa o ilegal en otro. Aunque tiene presente estas diferencias, todo cristiano
debería aplicar el consejo de Dios respecto al soborno.
¿Qué es soborno, y qué dice la Biblia al respecto? El diccionario de María Moliner define la
palabra sobornar así: “Conseguir alguien con dádivas o regalos que un funcionario haga o deje de
hacer cierta cosa en su favor, constituya o no injusticia o delito”. Por lo tanto, sobornar es dar dinero
(o un regalo) a un juez para ejercer influencia en su decisión y pervertir la justicia. Sobornar también
es ofrecer dinero para circunvenir la ley, tal como si se pidiera a un inspector de edificios o de
automóviles que pasara por alto una violación.
Dios condena el sobornar al decir a los jueces israelitas: “No debes pervertir el juicio. No debes ser
parcial ni aceptar soborno, porque el soborno ciega los ojos de los sabios y tuerce las palabras de
los justos”. (Deuteronomio 16:19; compárese con Proverbios 17:23; Isaías 1:23; 5:23; 1 Samuel 8:3-5.)
Jehová mismo pone el modelo, porque con él “no hay injusticia ni parcialidad ni aceptación de
soborno”. (2 Crónicas 19:7; Deuteronomio 10:17.) Los cristianos que desean tener la aprobación de
Dios rehúsan recurrir al soborno. (Compárese con Hechos 24:26.)
Mientras por todo el mundo el hombre denuncia el soborno y tiene leyes para castigarlo, muchas
personas se encaran al problema indicado en la pregunta de arriba. Ellos saben que hay que dar un
“regalo” o una “propina” a los funcionarios de baja jerarquía de su país para que cumplan con sus
deberes o para que lo hagan con empeño. Por ejemplo, The Wall Street Journal informó lo siguiente
acerca de un país cuya inflación está desenfrenada: “Para obtener el dinero adicional que se
necesita para vivir, los que trabajan para el gobierno recurren a la corrupción de grado menor. ‘Uno
tiene que pagarles para obtener de ellos cualquier clase de formulario’, dice el encargado de una
agencia estatal. Mientras tanto, funcionarios de inmigración inoportunan a los turistas extranjeros en
el aeropuerto internacional exigiéndoles poner un sello de $20 en sus pasaportes para que los
viajeros no pierdan su vuelo”.
Hace poco, la revista U.S.News & World Report comentaba acerca de las demoras burocráticas
y los pagos que comúnmente resultan de estas por todo el mundo. Por ejemplo, decía: “Un hindú en
estos días tiene que dar dinero a un funcionario para poder inscribir a su hijo en la escuela, para ser
admitido en un hospital y hasta para hacer reservaciones en un tren”. Otros ejemplos de esto son:
—Un comerciante que necesita un permiso para poder trabajar. Él paga la tarifa oficial en la
oficina de gobierno, sin embargo, todo el mundo sabe que sin un “regalo” sus papeles se quedarán
abajo en el montón. Aunque él no pida que se le ponga adelante de otros, si da la “propina”
normal, su documentación recibirá el trato debido.
—En cierto país, la gente sabe que los oficiales de tránsito ganan poco y que esperan que esta le
añada a su salario mediante “regalos para refrescos”. Un oficial detiene a un conductor y le dice
que ha violado una ley. Cuando el conductor reclama que no violó ninguna ley, el oficial le advierte
que si el caso va a la corte, tendrá que acusarlo también por agresión a un oficial. Por eso, muchos

323
simplemente pagan la “multa”, viéndolo como un impuesto extraoficial. Otros rehúsan pagar y
están dispuestos a afrontar las consecuencias.
—Se supone que una municipalidad provea servicio para recoger la basura. Pero es normal que
un amo de casa dé un “regalo” a los que recogen la basura. Si alguien no paga, “olvidan” la
basura, lo cual expone a la persona a que la multen por crear condiciones antihigiénicas.
Tales problemas muestran que muchas autoridades usan su puesto gubernamental para
ganancia deshonesta. (Eclesiastés 8:9.) Los cristianos anhelan el justo nuevo sistema de Dios, pero
hasta entonces, tienen que encararse al presente sistema de cosas. (2 Pedro 3:13.) Puede que esto
signifique el reconocer las situaciones locales donde los funcionarios públicos esperan regalos para
cumplir con su trabajo. Aun en países donde tal cosa es normal, muchos testigos de Jehová que
tienen que tratar con inspectores y funcionarios de aduana, han rehusado dar “propinas” para
obtener lo que la ley les da derecho a recibir. Debido a que son conocidos por asumir esta posición,
reciben el trato que la mayoría de la gente puede solamente conseguir mediante efectuar un
pago. (Proverbios 10:9.) Sin embargo, cada cristiano tiene que ser guiado por su conciencia
educada por la Biblia según sea la situación local.
El amor al prójimo es un factor que se debe considerar. (Mateo 22:39.) Sería falta de amor el dar
un “regalo” para conseguir un trato preferencial, tal como el ser puesto a la cabeza de una fila de
personas que han estado esperando. Jesús nos aconseja que tratemos a otros como queremos que
se nos trate a nosotros. (Mateo 7:12.) Algunos cristianos tal vez piensen que, cuando llegue su turno
en la fila, pueden proceder con la costumbre del lugar de dar un “regalo” para que un funcionario
haga lo que su trabajo exige. Por supuesto, en lugares donde no se acostumbra dar tales regalos o
es una ofensa contra las sensibilidades del público, el cristiano amoroso actuará de manera que no
haga tropezar a otras personas. (1 Corintios 10:31-33.)
Otro factor es la obediencia a la ley. Jesús exhortó: “Paguen a César las cosas de César, pero a
Dios las cosas de Dios”. (Marcos 12:17; véase también Mateo 17:24-27.) Es una cosa el que se espere
que un cristiano, que no ha violado la ley, dé una “propina” a un empleado del gobierno u otro
funcionario. Pero ¿qué hay si un cristiano, en efecto, viola la ley? En ese caso, ¿cómo podría ofrecer
un soborno con buena conciencia para inducir al funcionario a pasar por alto la violación? El
apóstol Pablo escribió que deberíamos temer a las autoridades gubernamentales superiores,
quienes están facultadas “para expresar ira sobre el que practica lo que es malo”. (Romanos
13:3, 4.) El propio punto de vista de Pablo era: Si hacía algo malo, aceptaría el castigo
correspondiente. (Hechos 25:10, 11.) Así, el cristiano que viole una ley de tráfico tendrá que pagar
una multa según lo indique un funcionario o un juez.
Pablo también dijo que los gobiernos son ‘ministros para ti, para bien tuyo’. A pesar de la codicia
de algunos funcionarios, los gobiernos proveen servicios para beneficio público. Por ejemplo, los
funcionarios inspeccionan los automóviles para comprobar si están en buenas condiciones para
transitar, e inspeccionan si los edificios están a la altura de los códigos contra incendios. Por lo tanto,
si a un cristiano le parece que, sin violar la ley, puede dar una “propina” a un funcionario que
espera “pago por el servicio”, es evidente que esto es muy diferente a sobornar a un inspector para
que pase por alto violaciones a la ley.
En cualquier parte donde vivan, los cristianos deben ejercer sabiduría práctica al tratar con las
situaciones locales. Los siervos de Dios deben recordar que los que ‘serán huéspedes en la tienda de
Dios y residirán en su santa montaña’ no pueden recurrir al soborno. (Salmo 15:1, 5.) Con respecto a
dar “propinas” por servicios legales o para evitar un trato injusto por parte de funcionarios, el
cristiano debe decidir lo que su conciencia le dicte y cargar con la responsabilidad de cualquier
complicación que resulte. Definitivamente debe seguir un proceder que lo deje personalmente con
una buena conciencia y que no manche el buen nombre del cristianismo ni haga tropezar a los que
lo observan. (2 Corintios 6:3.)

324
Notas a pie de página. “Preguntas de los lectores”, La Atalaya del 1 de octubre de 1968.
Los ancianos en la congregación cristiana son responsables de manejar las violaciones de la ley
divina, tal como el robo, el homicidio y la inmoralidad. Pero Dios no requiere que los ancianos de
congregación hagan cumplir las leyes y códigos de César. Por lo tanto, Pablo no se sintió obligado a
entregar a Onésimo, quien era un fugitivo de la ley romana, a las autoridades romanas. (Filemón
10, 15.) Naturalmente, si alguien viola descaradamente la ley seglar y gana la reputación de ser
infractor de la ley, esa persona no sería un buen ejemplo y podría ser expulsada. (1 Timoteo 3:2,
7, 10.) Si la infracción a la ley causara la muerte de otra persona, esto podría resultar en culpabilidad
de homicidio que requeriría que la congregación hiciera una investigación. //Volver al Índice

325
W2005 1/11 PÁG.31

¿Puede un cristiano mantener una conciencia tranquila si


acepta un empleo en el que tenga que portar un arma?
Los testigos de Jehová de todo el mundo nos tomamos muy en serio la responsabilidad que Dios
nos ha dado de sostener a nuestras familias (1 Timoteo 5:8). No obstante, hay ciertos trabajos que
claramente violan los principios bíblicos y, por lo tanto, deben evitarse. Entre ellos figuran los
relacionados con el juego por dinero, el uso impropio de la sangre y el consumo de tabaco (Isaías
65:11; Hechos 15:29; 2 Corintios 7:1; Colosenses 3:5). Otros, aunque no se condenan directamente en
la Biblia, pueden violar nuestra conciencia o perturbar la de otras personas.
Aceptar un trabajo que exija portar un arma de fuego o de otro tipo es una decisión personal. Sin
embargo, al hacerlo nos exponemos a ser culpables de derramamiento de sangre si alguna vez
tuviéramos que utilizarla. Por eso, el cristiano debe analizar con la ayuda de la oración si está
dispuesto a cargar con la responsabilidad en caso de verse obligado a decidir rápidamente si usará
el arma o no en una situación en la que esté envuelta una vida humana. Asimismo, al portar armas
corremos un mayor riesgo de que nos ataquen o de que nos hieran o nos maten como represalia.
Además, puede que a otras personas les afecte nuestra decisión. Por ejemplo, la responsabilidad
primordial del cristiano es predicar las buenas nuevas del Reino de Dios (Mateo 24:14). ¿Podríamos
enseñar a otros a ser “pacíficos con todos los hombres” mientras nos ganamos la vida portando un
arma? (Romanos 12:18.) ¿Qué puede decirse de los hijos y otros miembros de la familia? ¿Correrían
peligro sus vidas si guardáramos un arma de fuego en la casa? Es más, ¿causaríamos tropiezo a
alguien por nuestra postura al respecto? (Filipenses 1:10.)
En estos “últimos días” hay cada vez más personas “feroces, sin amor del bien” (2 Timoteo 3:1, 3).
Sabiendo esto, ¿estaría alguien ‘libre de acusación’ si aceptara un empleo en el que tuviera que
estar armado y que pudiera enfrentarlo con personas de esas características? (1 Timoteo 3:10.)
Difícilmente. Por ello, la congregación no vería a esa persona como “irreprensible” si continuara
portando un arma después de habérsele aconsejado con la Biblia de manera bondadosa
(1 Timoteo 3:2; Tito 1:5, 6). Tampoco llenaría los requisitos para recibir ningún privilegio especial en la
congregación.
Jesús aseguró a sus discípulos que si ponían los intereses del Reino en primer lugar en su vida,
no tendrían que preocuparse demasiado por las necesidades de la vida (Mateo 6:25, 33).
En realidad, si depositamos toda nuestra confianza en Jehová, “él mismo [nos] sustentará”, pues
“nunca permitirá que tambalee el justo” (Salmo 55:22). //Volver al Índice

326
W1999 15/4 PÁGS.28-30

A algunos testigos de Jehová se les ha ofrecido empleo


relacionado con edificios o propiedades religiosos. ¿Cuál es
el punto de vista bíblico sobre esta clase de trabajo?
Esta es una situación que pudieran afrontar los cristianos que sinceramente desean obedecer las
palabras de 1 Timoteo 5:8, que recalcan la importancia de proveer las necesidades materiales de
los miembros de su casa. Aunque no cabe duda de que los cristianos deben seguir este consejo,
no está justificado que acepten cualquier empleo, sin importar su naturaleza. Los cristianos
comprenden que es necesario ser conscientes de otros aspectos de la voluntad de Dios. Por
ejemplo, el deseo de mantener a su familia no justifica que el esposo desobedezca lo que la Biblia
dice sobre la inmoralidad o el asesinato (compárese con Génesis 39:4-9; Isaías 2:4; Juan 17:14, 16).
También es esencial que los cristianos obren en conformidad con el mandato de salir de Babilonia la
Grande, el imperio mundial de la religión falsa (Revelación [Apocalipsis] 18:4, 5).
Los siervos de Dios de todo el mundo afrontan muchas situaciones laborales. No tendría sentido y
estaría más allá de nuestra autoridad tratar de mencionar todas las posibilidades y formular reglas
categóricas (2 Corintios 1:24). Sin embargo, examinemos algunos factores sobre los que el cristiano
debe reflexionar a la hora de tomar decisiones personales respecto al empleo. Estos se mencionan
brevemente en La Atalaya del 15 de noviembre de 1982, en un artículo que analiza cómo
beneficiarnos de la conciencia que Dios nos ha dado. En este aparece un recuadro en el que se
plantean dos preguntas clave y luego se incluyen otros factores útiles.
La primera pregunta clave es: ¿Se condena en la Biblia el trabajo en cuestión? En La Atalaya se
comentó que la Biblia condena el robo, el uso indebido de la sangre y la idolatría. El cristiano debe
evitar todo trabajo que promueva directamente actividades que Dios desaprueba, como las que se
acaban de mencionar.
La segunda pregunta es: ¿Nos haría el trabajo en cuestión cómplices de una práctica que se
condena? Es obvio que la persona que trabaja en una casa de juego por dinero, una clínica de
abortos o en una casa de prostitución sería cómplice de una práctica antibíblica. Aunque el trabajo
diario en esos lugares implicara únicamente barrer el suelo o contestar el teléfono, la persona estaría
contribuyendo a una práctica que la Palabra de Dios condena.
A la hora de tomar decisiones relacionadas con el empleo, muchos cristianos han encontrado
útil analizar las anteriores preguntas para llegar a una decisión personal.
Por ejemplo, al hacernos esas dos preguntas podemos comprender por qué el cristiano
verdadero no sería un empleado directo de una organización religiosa falsa, de modo que
trabajara para una iglesia y en ella. En Revelación 18:4 se da este mandato: “Sálganse de ella,
pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados”. La persona que es empleada fija de
una institución religiosa que promueve la adoración falsa es partícipe de las obras y los pecados de
Babilonia la Grande. Si el empleado es jardinero, conserje, técnico o contable, su labor promovería
la adoración que está en conflicto con la religión verdadera. Además, la gente que lo observara
trabajando para hermosear la iglesia y mantenerla en buenas condiciones, o trabajando en pro de
sus actividades religiosas, lógicamente lo relacionaría con dicha religión.
Ahora bien, ¿qué puede decirse de la persona que no es un empleado permanente de una
iglesia u organización religiosa? Quizá surja una emergencia y solamente se le pida que repare una
tubería del agua que se haya roto en el sótano de una iglesia. ¿No sería eso diferente del caso de la
persona que se ofrece para realizar un trabajo por cierta cantidad de dinero, como poner tejas o
aislamiento en el techo de una iglesia?

327
Pudiéramos imaginarnos una gran variedad de situaciones. De modo que repasemos otros cinco
factores que mencionó La Atalaya:
1. ¿Es el trabajo simplemente un servicio humanitario que desde el punto de vista bíblico no es
objetable? Tomemos como ejemplo el caso de un cartero. El que entregara correspondencia
difícilmente significaría que promueve una práctica condenada por Dios si uno de los edificios de la
zona donde trabaja fuera una iglesia o una clínica de abortos. Dios suministra la luz del sol que brilla
a través de las ventanas de todos los edificios, incluidas las iglesias y dichas clínicas (Hechos
14:16, 17). El cristiano que trabaja de cartero pudiera concluir que efectúa un servicio humanitario a
favor de todas las personas día tras día. El caso es parecido al del cristiano que responde a una
emergencia: el fontanero al que acuden para resolver una inundación en cierta iglesia, o el que
trabaja en una ambulancia a la que llaman para atender a quien ha sufrido un colapso durante los
servicios religiosos en una iglesia. Tal hermano pudiera pensar que simplemente está rindiendo
ayuda humanitaria en estas circunstancias ocasionales.
2. ¿Hasta qué grado tiene la persona autoridad sobre lo que se hace? El cristiano que es dueño
de una tienda de ningún modo pediría ni vendería ídolos, amuletos, cigarrillos o morcillas. Como
propietario, él ejerce control sobre estos asuntos. Aunque la gente lo anime a vender cigarrillos o
ídolos para obtener ganancias, él obraría en conformidad con sus creencias bíblicas. Por otro lado,
al cristiano que es empleado de una tienda grande de comestibles tal vez se le pida que trabaje de
cajero, que limpie el suelo o que se encargue de la contabilidad. Él no tiene control sobre qué
productos se piden y se venden, aunque algunos sean inaceptables para el cristiano, como los
cigarrillos o los artículos para las festividades religiosas (compárese con Lucas 7:8; 17:7, 8). Este
asunto está relacionado con el siguiente punto.
3. ¿Hasta qué grado está implicada la persona? Volvamos al ejemplo de la tienda. Es probable
que el empleado que trabaje de cajero o que abastece los anaqueles solamente tenga que
manejar cigarrillos o artículos religiosos de vez en cuando; es una parte pequeña de su trabajo en
general. No obstante, es muy diferente el caso del empleado de la misma tienda que trabaja tras el
mostrador despachando tabaco. Todo su trabajo, día tras día, se centra en algo que está en pugna
con las creencias cristianas (2 Corintios 7:1). Este ejemplo ilustra por qué es necesario examinar el
grado de implicación o de contacto al tomar decisiones relacionadas con el empleo.
4. ¿Cuál es la fuente del salario, o en qué lugar se efectúa el trabajo? Examinemos dos
situaciones. Para mejorar su imagen pública, una clínica de abortos decide contratar a un
empleado para que limpie las calles del vecindario. Este recibe su salario de la clínica, pero
no trabaja en ella y nadie lo ve en la clínica en todo el día. Más bien, lo observan haciendo obras
públicas que en sí no están en conflicto con las Escrituras, prescindiendo de quién le pague. Ahora
examinemos un caso diferente. El servicio de sanidad pública de una nación donde la prostitución
está legalizada contrata a una enfermera para que trabaje en los burdeles, donde hace exámenes
físicos para disminuir la propagación de enfermedades de transmisión sexual. Aunque recibe su
salario del servicio de sanidad pública, ella trabaja de lleno en casas de prostitución, haciendo que
la inmoralidad sea más segura, más aceptable. Estos ejemplos ilustran por qué el empleado debe
tomar en cuenta la fuente de su salario y el lugar donde efectúa el trabajo.
5. ¿Qué efecto produce el empleo? ¿Perjudica la conciencia del trabajador, o hace tropezar a
otras personas? Se debe tomar en consideración tanto la conciencia del obrero como la de otras
personas. Aunque cierto empleo —lo que incluye el lugar y la fuente del salario— parezca
aceptable a la mayoría de los cristianos, la persona tal vez perciba que le molestará su propia
conciencia. El apóstol Pablo, que dio un excelente ejemplo, dijo: “Confiamos en que tenemos una
conciencia honrada, puesto que deseamos comportarnos honradamente en todas las cosas”
(Hebreos 13:18). Debemos evitar los empleos que vayan a perturbarnos; sin embargo, no debemos
criticar a aquellos cuya conciencia difiere de la nuestra. Por otro lado, a un cristiano quizás le
parezca que efectuar cierto trabajo no está en pugna con la Biblia, pero sabe que perturbará

328
mucho a un buen número de miembros de la congregación y de la comunidad. Pablo demostró la
actitud apropiada al decir: “De ninguna manera estamos dando causa alguna para tropiezo, para
que no se encuentre falta en nuestro ministerio; antes bien, de toda manera nos recomendamos
como ministros de Dios” (2 Corintios 6:3, 4).
Volvamos a la pregunta principal sobre si es apropiado efectuar trabajo en una iglesia, como
instalar ventanas nuevas, limpiar las alfombras o encargarse del mantenimiento de las calderas.
¿Cómo pudieran influir en la respuesta los factores que se han comentado?
Recordemos el aspecto de la autoridad. ¿Es el cristiano el dueño o el gerente que puede decidir
si aceptará o no efectuar dicho trabajo en una iglesia? Si el cristiano tiene esa autoridad, ¿quiere ser
partícipe de Babilonia la Grande al ofrecerse para hacer cierto trabajo por cierta cantidad de
dinero, o al hacer un contrato para ayudar a una religión a promover la adoración falsa? ¿No sería
un caso parecido al de la persona que decide vender cigarrillos o ídolos en su propia tienda?
(2 Corintios 6:14-16.)
Si el cristiano es un empleado que no tiene voz en cuanto a qué trabajos se aceptan, hay otros
factores que debe considerar, como el lugar en que se efectuará el trabajo y el grado de
implicación. ¿Se le pide al empleado en cierta ocasión que simplemente entregue o coloque en su
lugar sillas nuevas o que rinda un servicio humanitario, como en el caso del bombero que tiene que
apagar un fuego en cierta iglesia para que no se extienda a otros lugares? Muchos considerarían
esta situación diferente de la del empleado de un negocio que pasa mucho tiempo pintando la
iglesia o que trabaja como jardinero regularmente para hacerla más atractiva. Ese contacto regular
o prolongado aumentaría las probabilidades de que muchas personas relacionaran al cristiano con
una religión que él afirma no apoyar, y pudiera hacerlas tropezar (Mateo 13:41; 18:6, 7).
Hemos mencionado varios factores importantes que hay que tomar en cuenta con respecto al
empleo. Se presentaron en el contexto de una pregunta específica que tiene que ver con la religión
falsa. No obstante, se pueden tomar en consideración cuando se analicen otros tipos de trabajo. En
cada caso se debe meditar, orar y tomar en cuenta los aspectos específicos y probablemente
singulares de la situación que se presente. Los factores que se han examinado aquí ya han ayudado
a muchos cristianos sinceros a tomar decisiones que estén en conformidad con su conciencia y que
reflejen su deseo de andar en sendas rectas delante de Jehová (Proverbios 3:5, 6; Isaías 2:3; Hebreos
12:12-14).
Nota. Algunos cristianos que trabajan en hospitales han tenido que analizar este factor de la
autoridad. Un médico pudiera tener la autoridad de ordenar que a un paciente se le den ciertos
medicamentos o que se sigan ciertos procedimientos médicos. Aunque el paciente no tuviera
ninguna objeción, ¿cómo podría un médico cristiano con autoridad ordenar que se le administre
una transfusión sanguínea a dicho paciente o practicar un aborto, sabiendo lo que la Biblia dice al
respecto? Por otro lado, una enfermera que trabaja en el hospital quizás no tenga esa autoridad.
Mientras efectúa sus tareas habituales, un doctor pudiera decirle que haga un análisis de sangre por
alguna razón o que atienda a una paciente que va a someterse a un aborto. En armonía con el
ejemplo que se encuentra en 2 Reyes 5:17-19, podría llegar a la conclusión de que, como ella no es
quien tiene la autoridad para ordenar que se administren transfusiones de sangre, y ella no es quien
practica los abortos, puede prestar servicios humanitarios a los pacientes. Por supuesto, en todo
caso tiene que tomar en cuenta su conciencia, a fin de ‘portarse delante de Dios con conciencia
limpia’ (Hechos 23:1). //Volver al Índice

329
W1983 1/10 PÁG.31

Puesto que no se podría considerar ejemplar a un hermano


que continuara en un empleo en el que tuviera que portar
armas, ¿sería incorrecto que un testigo de Jehová buscara la
protección de policías armados?
Jesús declaró: “Todos los que toman la espada, perecerán por la espada” (Mateo 26:52). De
acuerdo con este principio, se aconseja a los cristianos maduros que eviten los empleos en los que
se les exija que porten un arma de fuego (el equivalente moderno de “la espada”). No obstante,
esto no quiere decir que no puedan buscar y recibir la protección de policías armados. ¿Por qué
decimos eso?
Romanos 13:1-4, al referirse a “la autoridad” gubernamental humana que opera por permiso de
Dios durante el presente sistema, dice esto: “Es ministro de Dios para ti para bien tuyo. Pero si estás
haciendo lo que es malo, teme: porque no es sin propósito que lleva la espada; porque es ministro
de Dios, vengador para expresar ira sobre el que practica lo que es malo”. Por lo tanto, Dios
aprueba que tales “autoridades superiores” estén armadas, para que se pueda conservar cierta
medida de ley y orden entre los de la humanidad. No obstante, cuando Cristo, como “Príncipe de
Paz”, introduzca la ‘abundancia de paz sin fin’, el uso de toda arma de violencia será cosa del
pasado. En armonía con las Escrituras, pues, los cristianos hoy día pudieran aceptar la protección de
la “autoridad”, aunque ellos mismos han ‘batido sus espadas en rejas de arado’ en anticipación al
venidero reino de Dios. (Isaías 2:4; 9:6, 7.)
Pudiéramos comparar la situación actual con la del tiempo de Jeremías. En aquel entonces
Jehová usó el ejército de “Nabucodorosor, el rey de Babilonia, mi siervo” para ejecutar juicio sobre
el reino apóstata de Judá. Para protegerse en medio de aquella situación crítica, ¿se armaron
Jeremías y Baruc? No, pues Jehová mismo había hecho de Jeremías “una ciudad fortificada y una
columna de hierro y muros de cobre contra todo el país”. Y, aunque no se unieron al ejército del
“siervo” que Jehová empleó para ejecutar Su juicio, aceptaron la liberación de ese “siervo” cuando
Jerusalén fue destruida. (Jeremías 1:17-19; 25:9; 39:11-14.)
Del mismo modo, hoy día los testigos de Jehová buscan la paz a medida que proclaman el
mensaje del Reino en un mundo violento. Sin embargo, mientras Jehová permita que las
autoridades gubernamentales porten la “espada”, o su equivalente del día moderno, para
mantener el orden, ellos pudieran legítimamente aceptar la protección de dicha “espada”. //Volver
al Índice

330
W2006 15/7 PÁGS.29-31

¿Puede alguien ser expulsado de la congregación cristiana


por ser culpable de inmundicia, tal como puede ocurrir si es
culpable de fornicación o conducta relajada?
La respuesta es sí. La persona puede ser expulsada de la congregación si practica fornicación,
conducta relajada o algunas clases de inmundicia, y no se arrepiente. El apóstol Pablo menciona
estos tres pecados junto con otros males que pueden llevar a la expulsión, al escribir: “Las obras de
la carne son manifiestas, y son: fornicación, inmundicia, conducta relajada [...;] les aviso de
antemano [...] que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” (Gálatas 5:19-21).
El término fornicación (en griego por·néi·a) abarca toda relación sexual ilícita fuera del
matrimonio, lo que incluye el adulterio, la prostitución y las relaciones sexuales entre personas
no casadas, así como el sexo oral y anal y la manipulación sexual de los órganos genitales de una
persona que no sea su cónyuge. Quienes practican fornicación y no se arrepienten no pueden
permanecer en la congregación cristiana.
La expresión conducta relajada (en griego a·sél·guei·a) denota “desenfreno [...], vida licenciosa,
depravación”. El Léxico Griego-Español del Nuevo Testamento, de Alfred E. Tuggy, la define así:
“descaro, grosería, desvergüenza, libertinaje, insolencia”. Otro léxico la define como una forma de
“conducta que traspasa todos los límites socialmente aceptables”.
Como indican estas definiciones, en la “conducta relajada” se dan dos elementos: 1) la
conducta en cuestión constituye una violación grave de las leyes de Dios, y 2) la actitud del
pecador es irrespetuosa e insolente.
Por lo tanto, la expresión “conducta relajada” no se refiere a mala conducta de poca
importancia, sino a actos que constituyen graves violaciones de las leyes de Dios y que reflejan una
actitud descarada o un atrevimiento irreverente, es decir, una actitud que revela falta de respeto o
hasta desprecio por las leyes, normas y autoridad. Pablo también relaciona la conducta relajada
con el coito ilícito (Romanos 13:13, 14). Puesto que en Gálatas 5:19-21 se incluye la conducta
relajada entre algunas de las prácticas pecaminosas que impedirían que se heredara el Reino de
Dios, esta es motivo suficiente para que una persona sea censurada y hasta expulsada de la
congregación cristiana.
La palabra inmundicia (en griego a·ka·thar·sí·a) es, de los tres términos que se traducen
“fornicación”, “inmundicia” y “conducta relajada”, el que tiene el sentido más amplio. Abarca
cualquier clase de impureza, sea en asuntos sexuales, en el habla, en la conducta o en las
relaciones espirituales. “Inmundicia” incluye una amplia variedad de pecados graves.
En 2 Corintios 12:21, Pablo alude a los que ‘pecaron antes, pero que no se han arrepentido de la
inmundicia y fornicación y conducta relajada que han practicado’. Puesto que la “inmundicia”
aparece junto con la “fornicación” y la “conducta relajada”, es evidente que algunas clases de
inmundicia son motivo para formar un comité judicial. Claro está, el término “inmundicia” es amplio
y abarca asuntos que no ameritan la formación de un comité judicial. Tal como una casa puede
estar un poco sucia o sumamente asquerosa, también hay diversos grados de inmundicia.
En Efesios 4:19, Pablo habla de algunas personas que habían “llegado a estar más allá de todo
sentido moral” y que “se entregaron a la conducta relajada para obrar toda clase de inmundicia
con avidez”. Así pues, Pablo sitúa la “inmundicia con avidez” en la misma categoría que la
conducta relajada. Si un cristiano bautizado practica “inmundicia con avidez” y no se arrepiente,
puede ser expulsado de la congregación por ser culpable de inmundicia grave.

331
Supongamos que una pareja de novios se acariciara apasionadamente en numerosas
ocasiones. Podría ser que los ancianos determinaran que, aunque la pareja no manifestó una
actitud de descaro —característica de la conducta relajada—, sí hubo cierta avidez en su
conducta. Por lo tanto, los ancianos formarían un comité judicial, pues se produjo inmundicia grave.
Si alguien mantuviera repetidas conversaciones telefónicas de índole sexual con otra persona,
también se podría tratar el caso sobre la base de la inmundicia grave, sobre todo si se le había
aconsejado anteriormente.
Los ancianos deben ser discernidores al atender casos como estos. Tienen que analizar con
cuidado lo que ha sucedido y el grado al que se llegó. No es cuestión de concluir que alguien es
culpable de conducta relajada porque no aceptó el consejo bíblico. Tampoco se trata de
establecer de manera sistemática el número de veces que puede cometerse un pecado antes de
que se forme un comité judicial. Los ancianos deben pedir la ayuda de Jehová y pesar
cuidadosamente cada situación; también han de averiguar lo que ocurrió, la frecuencia, la
naturaleza y el grado del mal comportamiento, así como las intenciones y los motivos del pecador.
La inmundicia grave no solo se manifiesta en pecados sexuales. Por ejemplo, imagínese a un
jovencito bautizado que se fuma unos cuantos cigarrillos en un corto espacio de tiempo. Él confiesa
el pecado a sus padres y está decidido a no volver a hacerlo. Se trata de un caso de inmundicia en
el que no ha llegado a haber “inmundicia con avidez”. Bastaría con que el joven recibiera los
consejos bíblicos de uno o dos ancianos y el apoyo de sus padres. Ahora bien, ¿y si el joven fumara
habitualmente? Esto constituiría una contaminación deliberada de la carne, y se formaría un comité
judicial para que atendiera el asunto sobre la base de inmundicia grave (2 Corintios 7:1). Si el
muchacho no se arrepintiera, habría que expulsarlo.
Algunos cristianos han comenzado a ver pornografía. Aunque esto ofende a Dios, y es normal
que los ancianos se sorprendan si se enteran de que un hermano en la fe ha estado viendo
pornografía, no siempre es necesario formar un comité judicial. Por ejemplo, supongamos que un
hermano ha visto pornografía “blanda” en varias ocasiones. Como se siente avergonzado, lo
confiesa a un anciano, resuelto a no repetir este pecado. El anciano bien podría llegar a la
conclusión de que su conducta no ha llegado al punto de ser “inmundicia con avidez”. El hermano
tampoco mostró una actitud descarada, y por lo tanto no constituiría conducta relajada. Aunque
no sea necesario emprender ninguna acción judicial, este tipo de inmundicia exigirá sólidos
consejos bíblicos y, quizás, la ayuda continuada de los ancianos.
Ahora bien, supongamos que, durante años, un cristiano ha visto en secreto pornografía
repugnante y sexualmente degradante, y ha hecho todo lo posible por ocultar este pecado. Dicho
material pornográfico pudiera abarcar violaciones en grupo, sadomasoquismo, tortura sádica,
maltrato de mujeres o hasta pornografía infantil. Cuando su conducta sale a la luz, se siente
profundamente avergonzado. Aunque no tenga una actitud descarada, los ancianos tal vez
determinen que ‘se ha entregado’ a un vicio repugnante y que ha practicado “inmundicia con
avidez”, es decir, inmundicia grave. En ese caso, se formaría un comité judicial porque su conducta
implica inmundicia grave. El pecador sería expulsado si no demostrara que está sinceramente
arrepentido y que ha tomado la determinación de nunca más volver a ver pornografía. Si hubiera
invitado a alguien a ver pornografía en su casa —lo que equivaldría a promoverla—, sería prueba
de que tal persona tenía una actitud descarada, característica de la conducta relajada.
El término bíblico “conducta relajada” siempre se refiere a un pecado grave, normalmente de
índole sexual. Para ver si se trata de conducta relajada, los ancianos deben analizar si hay descaro,
desenfreno, grosería y desvergüenza, y si se atentó contra la decencia pública. Por otro lado, las
transgresiones graves de la ley de Jehová que comete una persona que no manifiesta una actitud
de descaro pudieran implicar “avidez”. Tales casos tienen que ver con inmundicia grave, y deben
tratarse sobre esa base.

332
Es una seria responsabilidad tener que determinar si alguien ha llegado al punto de hacerse
culpable de inmundicia grave o de conducta relajada, pues hay vidas en juego. Por eso, quienes
tengan que juzgar estos casos deben pedir a Jehová espíritu santo, discernimiento y entendimiento.
Los ancianos han de mantener la pureza de la congregación, y sus decisiones deben basarse en la
Palabra de Dios y en las instrucciones del “esclavo fiel y discreto” (Mateo 18:18; 24:45). Más que
nunca, en estos días malvados, los ancianos querrán tener presentes las siguientes palabras: “Vean
lo que hacen, porque no es para el hombre que ustedes juzgan, sino que es para Jehová”
(2 Crónicas 19:6). //Volver al Índice

333
W2001 1/12 PÁGS.30-31

¿Significa el mandato divino de Jeremías 7:16 que los


cristianos no deben orar a favor de quien ha sido expulsado
de la congregación por ser un pecador que no se ha
arrepentido?
Después de pronunciar su sentencia contra la infiel Judá, Jehová le advirtió a Jeremías: “En
cuanto a ti, no ores a favor de este pueblo, ni levantes a favor de ellos un clamor rogativo ni una
oración, ni me implores, porque no te estaré escuchando” (Jeremías 7:16).
¿Por qué prohibió Jehová a Jeremías que orara por los israelitas? Obviamente, por sus flagrantes
violaciones de la Ley. ‘Hurtaban, asesinaban, cometían adulterio, juraban en falso, hacían humo de
sacrificio a Baal y andaban tras otros dioses’ con todo descaro. Por consiguiente, Jehová aseguró a
los judíos infieles: “Los arrojaré de delante de mi rostro, tal como arrojé a todos sus hermanos, a toda
la prole de Efraín”. Sin lugar a dudas, sería impropio que Jeremías, u otra persona, pidiera a Jehová
que cambiara su sentencia (Jeremías 7:9, 15).
En esta misma línea, el apóstol Juan escribió sobre las oraciones que acepta Dios. En primer
lugar, garantizó a los cristianos: “No importa qué sea lo que pidamos conforme a su voluntad, él nos
oye” (1 Juan 5:14). En cuanto a orar a favor de los demás, añadió: “Si alguno alcanza a ver a su
hermano pecando un pecado que no incurre en muerte, pedirá, y él le dará vida, sí, a los que
no pecan para incurrir en muerte. Hay un pecado que sí incurre en muerte. Respecto a ese pecado
no le digo que haga solicitud” (1 Juan 5:16). Jesús también habló del pecado que “no [...] será
perdonado”, es decir, el pecado contra el espíritu santo (Mateo 12:31, 32).
¿Significan estas palabras que todos los que han sido expulsados de la congregación cristiana
por no arrepentirse han cometido pecados que ‘incurren en muerte’ y, por lo tanto, no debe orarse
a favor de ellos? No exactamente, pues en algunos casos, sus transgresiones no constituyen
pecados que incurren en muerte. En realidad, es difícil saberlo. Un ejemplo típico es el de Manasés,
rey de Judá, quien erigió altares a dioses falsos, sacrificó a sus hijos, practicó espiritismo y colocó una
imagen tallada en el templo de Jehová. De hecho, la Biblia dice que tanto él como el pueblo
hicieron “lo que era malo, más que las naciones que Jehová había aniquilado de delante de los
hijos de Israel”. Por ello, Dios castigó a Manasés enviándolo cautivo a Babilonia sujeto con grilletes
(2 Reyes 21:1-9; 2 Crónicas 33:1-11).
Aunque los pecados de Manasés fueron muy graves, ¿eran de la clase que incurre en muerte?
Parece que no, pues se narra: “Tan pronto como esto le causó angustia, él ablandó el rostro de
Jehová su Dios, y siguió humillándose mucho a causa del Dios de sus antepasados. Y siguió orando a
Él, de modo que Él se dejó rogar por él y oyó su petición de favor y lo restauró en Jerusalén a su
gobernación real; y Manasés llegó a saber que Jehová es el Dios verdadero” (2 Crónicas 33:12, 13).
De modo que no debemos precipitarnos a concluir que cierta persona es culpable del pecado
que incurre en muerte solo porque se le expulse de la congregación. Tal vez se necesite tiempo
para que salga a la luz su verdadera condición de corazón. De hecho, suele decirse que uno de los
objetivos de la expulsión es hacer que el pecador recobre el juicio con la esperanza de que se
arrepienta y se vuelva.
En vista de que la persona ya no está en la congregación, los primeros que observarían un
cambio de corazón y actitud serían las personas allegadas a ella, como su cónyuge o familiares.
Quienes perciban tal cambio quizá concluyan que el transgresor no cometió un pecado que incurre

334
en muerte y se sientan impulsados a orar a Dios para que ayude al pecador a recibir fortaleza de Su
Palabra inspirada y lo favorezca según Su voluntad (Salmo 44:21; Eclesiastés 12:14).
Aunque haya quienes piensen, por los indicios que vean, que el pecador se ha arrepentido, tal
vez no sea así en el caso de la mayoría de los hermanos de la congregación; de ahí que si oyeran
que en una oración pública se pidiera a favor del expulsado, les extrañaría, les molestaría, incluso les
haría tropezar. Por tanto, los que decidan orar por el pecador solamente deben hacerlo en privado
y dejar que los ancianos responsables de la congregación traten los demás aspectos del asunto.
//Volver al Índice

335
W1985 15/7 PÁGS.30-31

¿Se refería 2 Juan 10, que dice que uno no reciba en casa a
ciertas personas ni se les salude, únicamente a los que
habían promovido alguna doctrina falsa?
Según el contexto, este consejo tenía que ver con los “muchos engañadores” que habían
surgido, ‘personas que no confesaban a Jesucristo como venido en carne’ (2 Juan 7). El apóstol
Juan ofreció instrucciones respecto a cómo debían tratar los cristianos de aquel entonces a alguien
que negara que Jesús hubiera existido o fuera el Cristo y Rescatador. Juan instruyó lo siguiente: “Si
alguno viene a ustedes y no trae esta enseñanza, nunca lo reciban en casa ni le digan un saludo.
Porque el que le dice un saludo es partícipe en sus obras inicuas” (2 Juan 10, 11). Pero otras partes
de la Biblia muestran que esto tenía una aplicación más extensa.
En cierta ocasión había entre los cristianos de Corinto un hombre que practicaba la inmoralidad,
y el apóstol Pablo les escribió para que “[cesaran] de mezclarse en la compañía de cualquiera que
llamándose hermano sea fornicador, o avariento, o idólatra, o injuriador, o borracho, o que
practique extorsión, ni siquiera comiendo con tal hombre” (1 Corintios 5:11). Ahora bien, ¿aplicaba
esto a los ex hermanos que habían sido expulsados únicamente por los males graves que se alistan
allí?
No. Revelación 21:8 muestra que también los asesinos, los practicantes de espiritismo y los
mentirosos impenitentes, o que no muestran arrepentimiento, están entre los que merecen la muerte
segunda. Indudablemente, el consejo registrado en 1 Corintios 5:11 tuvo que haber aplicado con el
mismo vigor también a los ex cristianos que eran culpables de estos males. Además, Juan dijo que
algunos “salieron de entre nosotros, pero no eran de nuestra clase; porque si hubieran sido de
nuestra clase, habrían permanecido con nosotros. Pero salieron para que se mostrase a las claras
que no todos son de nuestra clase” (1 Juan 2:18, 19). Juan no dijo que ellos habían sido expulsados
por haber cometido algún pecado grave. Tal vez algunos de ellos meramente se apartaron,
habiendo decidido que ya no querían estar en la congregación porque no estaban de acuerdo
con cierta doctrina. Otros quizás se cansaron y desfallecieron. (1 Corintios 15:12; 2 Tesalonicenses 2:1-
3; Hebreos 12:3, 5.)
Por supuesto, si un hermano emprendía algún derrotero que llevara al pecado, los cristianos
maduros trataban de ayudarle (Gálatas 6:1; 1 Juan 5:16). Si él tenía dudas, se esforzaban por
‘arrebatarlo del fuego’ (Judas 23). Aunque se hubiera hecho inactivo y hubiera dejado de asistir a
las reuniones y de participar en el ministerio público, los que eran fuertes en sentido espiritual
trataban de restaurarlo. Tal vez él les haya dicho que ya no quería tomarse la molestia de
pertenecer a la congregación, lo cual habría reflejado una fe débil y poca espiritualidad. Ellos no lo
hubieran acosado con preguntas, sino que de vez en cuando lo habrían visitado amigablemente.
Tales esfuerzos amorosos, pacientes, y misericordiosos habrían reflejado el interés de Dios en que
nadie se pierda. (Lucas 15:4-7.)
Por contraste, las palabras de Juan indican que algunos habían ido más allá de la debilidad e
inactividad espiritual; realmente repudiaron la congregación de Dios. Puede que alguien se haya
declarado públicamente en contra del pueblo de Dios al decir que ya no quería formar parte de la
congregación. Quizás hasta haya renunciado formalmente a la fe que tenía antes, como por medio
de una carta. Por supuesto, la congregación habría aceptado la decisión de él de desasociarse.
Pero ¿cómo habría de tratársele entonces?
Juan dice: “Todo el que se adelanta y no permanece en la enseñanza del Cristo no tiene a Dios.
El que sí permanece en esta enseñanza es el que tiene al Padre y también al Hijo. Si alguno viene a
ustedes y no trae esta enseñanza, nunca lo reciban en casa ni le digan un saludo” (2 Juan 9, 10).

336
Esas palabras ciertamente aplicarían a alguien que hubiera apostatado por medio de hacerse
miembro de una religión falsa o de esparcir alguna doctrina falsa (2 Timoteo 2:17-19). Pero ¿qué hay
de aquellos de quienes Juan dijo que “salieron de entre nosotros”? Aunque los cristianos del primer
siglo sabían que no debían asociarse con un malhechor expulsado o con un apóstata activo,
¿procedían ellos de manera similar para con alguien que, aunque no estuviera expulsado,
voluntariamente hubiera repudiado el camino cristiano?
El libro Aid to Bible Understanding muestra que la palabra “apostasía” se deriva de una palabra
griega que literalmente significa “‘un apartarse de’, pero tiene el sentido de ‘deserción, abandono
o rebelión’”. El libro Aid añade: “Entre las diversas causas de la apostasía, que se exponen en las
advertencias apostólicas, se hallan las siguientes: la falta de fe (Heb. 3:12), la falta de aguante ante
la persecución (Heb. 10:32-39), el apartarse de las normas morales justas (2 Ped. 2:15-22), el prestar
atención a las ‘palabras engañosas’ de maestros falsos y a las “expresiones inspiradas que
extravían” ([...] 1 Tim. 4:1-3) [...] Por eso, cuando se apartan voluntariamente de la congregación
cristiana, tales personas llegan a formar parte del ‘anticristo’ (1 Juan 2:18, 19)”.
Una persona que voluntaria y formalmente se desasociara de la congregación cuadraría con
dicha descripción. Se convertiría en un apóstata al repudiar deliberadamente a la congregación de
Dios y renunciar al camino cristiano. El cristiano leal no hubiera querido asociarse con un apóstata.
Aunque antes hubiera existido una amistad, si alguien repudia a la congregación, apostatando así,
estaría rechazando la base para una relación estrecha con los hermanos. Juan expresó claramente
que él mismo no recibiría en su casa a alguien que ‘no tuviera a Dios’ o que ‘no fuera de nuestra
clase’.
Desde el punto de vista bíblico, la persona que repudiaba a la congregación de Dios llegaba a
ser más reprensible que las del mundo. ¿Por qué? Pues, Pablo mostró que en el mundo romano los
cristianos estaban diariamente en contacto con fornicadores, con personas que practicaban
extorsión y con idólatras. Sin embargo, él dijo que los cristianos tenían que ‘cesar de mezclarse en la
compañía de cualquiera que llamándose hermano’ hubiera vuelto a un proceder impío (1 Corintios
5:9-11). De manera similar, Pedro declaró que cualquiera que hubiera “escapado de las
contaminaciones del mundo” y que luego hubiera regresado a su modo de vivir anterior era como
la cerda que vuelve al fango (2 Pedro 2:20-22). Así que Juan estaba dando consejo armonioso al
instruir a los cristianos a que no ‘recibieran en sus casas’ a alguien que voluntariamente hubiera
‘salido de entre nosotros’. (2 Juan 10.)
Juan añadió: “Porque el que le dice un saludo es partícipe en sus obras inicuas” (2 Juan 11). Juan
usa aquí la palabra griega que se usaba para saludar, khairo, en vez de la palabra aspázomai, que
se halla en el versículo 13.
Khairo quería decir regocijarse (Lucas 10:20; Filipenses 3:1; 4:4). Esta también se utilizaba en forma
de saludo, hablado o escrito (Mateo 28:9; Hechos 15:23; 23:26). Aspázomai quería decir “estrechar
entre los brazos, es decir saludar, dar la bienvenida” (Lucas 11:43; Hechos 20:1, 37; 21:7, 19).
Cualquiera de estas palabras podría representar un saludo, pero aspázomai probablemente haya
querido decir más que un cortés “hola” o “buenos días”. Jesús dijo a los 70 discípulos que no
aspásesthe a nadie. Así mostró que la obra urgente que ellos tenían que efectuar no les permitiría
disponer del tiempo para saludar de la manera que se acostumbraba en el Oriente, a saber, con
besos, abrazos y conversación extensa (Lucas 10:4). Pedro y Pablo instaron lo siguiente: ‘Salúdense
[aspásasthe] los unos a los otros con un beso de amor, o un beso santo’. (1 Pedro 5:14; 2 Corintios
13:12, 13; 1 Tesalonicenses 5:26.)
Por lo tanto, Juan probablemente usó a propósito la palabra khairo en 2 Juan 10, 11 en vez de
aspázomai (versículo 13). Si así es, entonces Juan no estaba instando a los cristianos a que
sencillamente evitaran el saludar afectuosamente (con abrazos, besos y conversación) a alguien
que enseñara falsedad o que hubiera renunciado a la congregación (o hubiera apostatado). Más

337
bien, Juan estaba diciendo que no deberían ni siquiera saludar a tal individuo mediante un khairo,
un común “buenos días”. [Nota]
Las palabras de Juan muestran la seriedad de este consejo: “El que le dice un saludo es partícipe
en sus obras inicuas”. Ningún cristiano verdadero habría querido que Dios lo hubiera considerado
partícipe en obras inicuas debido a asociarse con algún malhechor expulsado o con alguien que
haya rechazado a Su congregación. Es mucho mejor ser parte de la amorosa hermandad cristiana,
tal como escribió Juan: “Lo que hemos visto y oído se lo estamos informando también a ustedes,
para que ustedes también estén teniendo participación con nosotros. Además, esta participación
nuestra es con el Padre y con su Hijo Jesucristo”. (1 Juan 1:3.)
Notas a pie de página. La enciclopedia Quillet dice que “apostatar” significa “negar la fe de
Jesucristo [...], cambiar de opinión o doctrina”.
Respecto al uso de khairo en 2 Juan 11, R. C. H. Lenski comenta: “[Este] era el saludo común
entre la gente al encontrarse o al despedirse. [...] Aquí el sentido es: ¡Ni siquiera le dé este saludo a
un proselitista! Esto lo haría partícipe a usted de las obras inicuas por las cuales él ha venido. Juan [se
refiere] [...] a cualquier clase de saludo”. //Volver al Índice

338
W1980 15/7 PÁGS.30-31

¿Sería apropiado orar alguna vez respecto a alguien que


hubiera sido expulsado de la congregación cristiana?
En el pasado se ha sostenido que esas oraciones no serían apropiadas. Y hay buenas razones
bíblicas para ejercer restricción en esto. Pero hay consejo bíblico pertinente que recomienda
considerar cada situación por sí misma más bien que adoptar una posición de carácter absoluto.
Particularmente 1 Juan 5:16, 17 nos ayuda a obtener el punto de vista de Dios. Allí se declara: “Si
alguno ve que su hermano está cometiendo un pecado que no lleva a la muerte, debe orar, y Dios
dará vida al hermano, si se trata de un pecado que no lleva a la muerte. Hay pecado que lleva a la
muerte, y por ese pecado no digo que se deba orar. Toda maldad es pecado; pero hay pecado
que no lleva a la muerte.”—Versión Popular.
El apóstol Juan primeramente menciona “un pecado que no lleva a la muerte,” o, como se
vierte en la Traducción del Nuevo Mundo: “pecado que no incurre en muerte.” Puesto que todos
somos imperfectos e injustos, todos somos culpables de pecado. (Sal. 51:5; Rom. 3:23; 1 Juan 3:4) La
persona que peca necesita arrepentirse y pedir en oración la abundante misericordia de Dios. (1
Juan 1:8-10) Como muestra Juan, otras personas también pueden orar a favor de ella.
A continuación, Juan hace referencia al “pecado que lleva a la muerte,” o al “pecado que si
incurre en muerte.” ¿Qué es eso? Es pecado por el cual uno no puede ser perdonado; éste “lleva a
la muerte,” pues conduce a la “muerte segunda,” o muerte eterna. (Rev. 21:8) Anteriormente, Jesús
había explicado que una persona podría llevar el pecado hasta el punto de pecar contra el espíritu
santo, para lo cual no hay perdón. (Mat. 12:31; Luc. 12:10) De modo semejante, el apóstol Pablo
mostró que ya no sería posible el arrepentimiento y el perdón si alguien que conociera la verdad de
Dios practicara el pecado voluntariosamente.—Heb. 6:4-6; 10:26, 27.
Juan nos dice que no oremos a favor de la persona que haya cometido tal pecado “que lleva a
la muerte.” Eso nos hace pensar en las palabras de Dios respecto a los israelitas que eran tan dados
a la iniquidad que Él iba a dejar que los babilonios los llevasen en cautiverio. Dios dijo a Jeremías:
“No ores a favor de este pueblo, ni levantes a favor de ellos un clamor rogativo ni una oración ni me
implores.”—Jer. 7:16-20; 14:11, 12.
Es Dios, y no nosotros aquí en la Tierra, quien determina si alguien ha pecado contra el espíritu
santo. Sin embargo, nosotros podemos comprender, por las palabras inspiradas de Juan, que no
debemos orar a favor de una persona que da evidencia de practicar el pecado deliberadamente.
Juan también escribe en 2 Juan 9-11 acerca de personas que diseminan puntos de vista no
cristianos. Las oraciones a favor de éstos ofenderían a Dios.
Entonces, ¿deberíamos concluir que el individuo a quien se expulsa debido a que ha pecado y
no se ha arrepentido probablemente ha cometido el “pecado que sí incurre en muerte,” acerca
del cual no debemos orar? No necesariamente. Recuerde que en la congregación corintia del
primer siglo un hombre cayó en la inmoralidad. Por algún tiempo no mostró arrepentimiento y por lo
tanto tuvo que ser expulsado. (1 Cor. 5:1, 9-13) Sin embargo, parece que con el tiempo se arrepintió
y fue restablecido. (2 Cor. 2:5-10) Eso indicaría que, a pesar de que había sido expulsado, no había
cometido el pecado que incurre en muerte, acerca del cual los cristianos no deben orar. Hoy día
puede suceder lo mismo.
Cuando se expulsa a alguien, puede que no quede claro si el pecado ‘ha de incurrir en muerte’
o no. Pero es posible que con el tiempo la persona comience a dar prueba de arrepentimiento y de
un volverse. (Compare con Hechos 2:36-38; 3:19.) Quizás quien observe esto al principio sea alguien
allegado a la persona, como en el caso de un esposo que detecte eso en la conducta y actitud de
su esposa expulsada. Por lo tanto, puede que él concluya que parece que ella no ha cometido el

339
“pecado que lleva a la muerte,” y quizás se sienta impulsado a orar a favor de ella. Quizás ore que si
Jehová —quien lee los corazones— halla base para perdonar el error de ella, que se haga la
voluntad de Dios. Además, puede que él exprese a Dios su esperanza de que ella obtenga fortaleza
de la Biblia de modo que pueda sobreponerse a su debilidad.
Aunque alguien quizás pueda llegar personalmente a la conclusión de que puede dirigirse a Dios
respecto a una persona expulsada, no sería apropiado que hiciera tal cosa en público o en las
oraciones de la congregación. Debe tomarse en cuenta que pudiera ser que otros que escucharan
tales oraciones no conocieran todavía la evidencia que fuera indicio del arrepentimiento. O quizás
todavía no estén convencidos de que la persona no haya cometido un “pecado que sí incurre en
muerte.”
Por consiguiente, en los casos en que el cristiano cree que es apropiado orar respecto a una
persona expulsada, debe hacerlo en oraciones privadas solamente. Y todos podemos esforzarnos
por hacer que el consejo inspirado de la Palabra de Jehová guíe nuestro pensamiento con relación
a este asunto. //Volver al Índice

340
W1972 15/8 PÁGS.510-511

¿Es correcto orar por una persona que ha sido expulsada de


la congregación cristiana?—Checoslovaquia.
Bíblicamente, no parece apropiado ni correcto el que un cristiano fiel ore por una persona
expulsada. La Biblia menciona ciertas cosas detestables que Dios odia. Entre éstas están la
fornicación, la idolatría, el adulterio, la homosexualidad y el hurto. (1 Cor. 6:9, 10; Gál. 5:19-21) La ley
de Jehová manda a la congregación cristiana que expulse a los que practican esas cosas y que
no muestran arrepentimiento sincero de sus actos. Los miembros fieles de la congregación no deben
tener asociación espiritual con ellos.—Vea La Atalaya del 1 de octubre de 1963, páginas 601-605,
para una consideración de la base bíblica de la expulsión.
Puesto que el juicio de estas personas es de Dios según se expresa en su Palabra, el orar por esas
personas equivaldría a pedirle a Dios que pasara por alto o condonara los pecados de los
no arrepentidos o de los que practican el mal. Estas personas expulsadas han menospreciado la
misericordia que Dios gozosamente extiende con el rescate de Cristo como base a cualquiera que
se arrepiente y se vuelve de un derrotero malo, pidiendo sinceramente el perdón de Jehová.—
1 Juan 1:9; 2:1, 2; 3:4-8; Heb. 6:1-8; 10:26-31.
Recuerde, también, que la Biblia considera a los “hombres de mayor edad” o superintendentes
nombrados de la congregación responsables de ver que se mantenga la pureza doctrinal y moral
de la congregación, a fin de que el desagrado de Dios no venga sobre toda ella. El apóstol Pablo
aclaró esto cuando le mandó a la congregación de Corinto que corrigiera una condición de
pecado serio que habían descuidado.—1 Cor. 5:5-8, 12, 13.
Los “hombres de mayor edad” nombrados de una congregación deben extender misericordia si
hay evidencia de arrepentimiento genuino. (Mat. 9:13; Sant. 3:17; 5:11) Pero tienen que ser igual de
celosos por la justicia y por la posición de la congregación delante de Jehová. Pablo encomió a los
hermanos de Corinto por la indignación que expresaron al comprender la enormidad del pecado y
el oprobio que se le estaba acarreando a Dios en medio de ellos. Encomió su celo cuando
corrigieron la manera errónea en que habían procedido antes al permitir aquella práctica mala.—
2 Cor. 7:8-11.
El apóstol Juan esclarece más la cuestión de la oración a favor de las personas expulsadas
cuando dice: “Si alguno alcanza a ver a su hermano pecando un pecado que no incurre en
muerte, pedirá, y él le dará vida, sí, a los que no pecan para incurrir en muerte. Hay un pecado que
sí incurre en muerte. Es respecto a ese pecado que no le digo que haga solicitud.”—1 Juan 5:16.
Pero ¿cómo hemos de saber nosotros como individuos si una persona ha cometido un pecado
que incurre en muerte? Juan evidentemente se refiere a pecado voluntarioso, a sabiendas, en
contraste con el que no incurre en muerte. Donde la evidencia indicara esa clase de pecado
voluntarioso, a sabiendas, el cristiano no oraría por el que ofendiera así. (Y esa evidencia tiene que
existir para que se efectúe una expulsión.) No se trata de que una persona ‘dé algún paso en falso
antes de darse cuenta de ello’ y que por consiguiente todavía merezca nuestras oraciones. (Gál.
6:1; Sant. 5:19, 20) Dios, por supuesto, es el Juez final en cuanto a la actitud de corazón del pecador,
pero en casos de expulsión, el cristiano hace bien en no arriesgar el que su oración sea en vano o
desagrade a Dios.
Pero, ¿qué hay si a un miembro de la congregación le parece que el comité de “hombres de
mayor edad” obró severa o precipitadamente al expulsar al individuo? Debe tener presente que
no es su prerrogativa el dictar ese juicio. El comité de congregación, al investigar el caso, reúne
toda la evidencia disponible. Es posible que otros que no formen parte del comité ignoren muchos
de los hechos, así como la actitud del acusado delante del comité. Por eso uno haría mal en juzgar

341
la acción del comité sin toda la evidencia. (Pro. 18:13) Y también estaría obrando de modo
incorrecto porque no está nombrado bíblicamente para juzgar el asunto. Hasta Jesús rehusó
hacerla de juez en un asunto sobre el cual no había sido nombrado a obrar. (Luc. 12:13, 14) Si se
comete un error o injusticia, Jesucristo, el Cabeza y el Pastor Excelente de la congregación,
ciertamente corregirá cualquier error de esa clase sin que sufra daño duradero ninguno de los
fieles.—Col. 1:18; Juan 10:14; Rev. 3:19.
Quizás el individuo expulsado sea pariente o amigo allegado de uno. También puede ser que,
desde su expulsión, parezca mostrar evidencia de arrepentimiento. ¿Sería correcto orar por él? En
lealtad a Jehová y sus arreglos el cristiano se abstendría de orar por éste. Al mismo tiempo, puede
obtener consuelo de esta declaración de Jehová: “No me deleito en la muerte del inicuo, sino en
que alguien inicuo se vuelva de su camino y realmente siga viviendo.”—Eze. 33:11.
En armonía con esta declaración de Jehová, podemos estar seguros de que, si la persona se
arrepiente verdaderamente, Dios la levantará a Su debido tiempo, y se encargará de que el
individuo sea restaurado a la asociación con la congregación. Entonces, cuando sea restablecido
por la congregación, el que se haya adherido fiel y firmemente a la ley de Jehová, y haya apoyado
a la congregación, podrá suministrar verdadera ayuda salvavidas al individuo restablecido.—2 Cor.
2:5-8. //Volver al Índice

342
W1970 15/10 PÁGS.638-640

¿Cómo debe comportarse un cristiano fiel para con un


pariente que está fuera de su círculo familiar inmediato y que
ha sido expulsado?—N. W., Canadá.
Esta situación puede ser una prueba para el cristiano que quiere ser fiel a Jehová y no obstante
tiene cariño natural al pariente expulsado. Podemos estar agradecidos de que Dios haya abarcado
claramente este asunto en su Palabra.
La Biblia muestra que Jehová está dispuesto a perdonar. Todos los humanos somos pecaminosos,
pero Él está dispuesto a excusar esos pecados sobre la base del sacrificio de Cristo si los individuos
buscan el perdón con arrepentimiento.—Rom. 3:23; Hech. 26:20.
Sin embargo, ¿qué sucede si un individuo que haya buscado ese perdón en el pasado y haya
llegado a ser siervo dedicado de Dios comete un pecado? Jehová reconoce la imperfección
humana y todavía perdona si el pecador reconoce su error y demuestra por su proceder que se ha
arrepentido. (1 Juan 1:9) Sin embargo, si una persona que afirma ser cristiana hace una práctica del
pecado y rehúsa arrepentirse y cambiar, entonces las instrucciones de Dios son claras. Esto sucedió
en el primer siglo, pues un hombre de la congregación corintia practicó la inmoralidad. La
instrucción inspirada a aquella congregación fue: “Remuevan al hombre inicuo de entre ustedes
mismos.” Sí, expúlsenlo de la congregación.—1 Cor. 5:13.
Ese paso era importante. No debía permitirse que ninguna influencia corruptora permaneciera
en la organización de Dios. Como escribió el apóstol Pablo: “Un poco de levadura hace fermentar
toda la masa.” Si ese individuo inmoral se quedaba, se podía perder la buena espiritualidad de la
entera congregación.—1 Cor. 5:5-7; Jos. 7:1-25.
¿Cómo habían de tratar a aquel hombre los cristianos fieles de Corinto? Pablo escribió: “Cesen
de mezclarse en la compañía de cualquiera que llamándose hermano sea fornicador, o avariento,
o idólatra, o injuriador, o borracho, o que practique extorsión, ni siquiera comiendo con tal hombre.”
(1 Cor. 5:11) En consecuencia esta acción de la congregación se puede llamar apropiadamente
expulsión, porque los cristianos fieles cesan de tener compañerismo con el practicante de pecado.
¿A qué grado?
El apóstol Juan nos ayuda en esto. El expulsado quizás se haya vuelto apóstata y esté enseñando
doctrinas antibíblicas. O por su modo de vivir inmoral puede, de hecho, estar enseñando que uno
puede ser cristiano y, al mismo tiempo, adúltero o fornicador. Esto obviamente no es permanecer en
las enseñanzas justas de Jesús. Respecto a esos individuos que en un tiempo eran hermanos o
hermanas cristianos Juan escribe: “Todo el que se adelanta y no permanece en la enseñanza del
Cristo no tiene a Dios. El que sí permanece en esta enseñanza es el que tiene al Padre y también al
Hijo. Si alguno viene a ustedes y no trae esta enseñanza, nunca lo reciban en casa ni le digan un
saludo.”—2 Juan 9, 10.
El versículo siguiente subraya la seriedad de esto: “Porque el que le dice un saludo es partícipe
en sus obras inicuas.” (2 Juan 11) Esto no significa necesariamente que el cristiano que habla con el
individuo que haya sido expulsado por robo, por ejemplo, está haciéndose ladrón, aunque eso
podría suceder fácilmente. Pero al hacer caso omiso del consejo de Dios y hablar con aquél es
como si dijera que aprueba la conducta del ladrón, como que no importa.
Así hemos establecido con la Biblia misma la posición básica del cristiano fiel para con un
expulsado... no tener compañerismo alguno con él, ni siquiera hablarle. Ahora bien, ¿qué hay si esa
persona expulsada es pariente de uno?

343
En el caso en que el individuo expulsado y el cristiano fiel están en la misma familia, y viven en la
misma casa, como sucede cuando se trata de un marido y su mujer, intervienen otros factores
bíblicos. Si la esposa de un cristiano fuese expulsada por mentir, él todavía estaría casado con ella;
la Biblia dice que están unidos como una sola carne. (Efe. 5:31) En ese caso él todavía tendría que
cuidarla como su esposa y como miembro de su casa. Esto envolvería el hablar con ella acerca de
los asuntos diarios de su vida. Sin embargo, por respeto al decreto de expulsión, que ha cortado la
conexión de ellos como hermano y hermana espirituales, él definidamente no conduciría un estudio
bíblico con ella ni tendría compañerismo en asuntos espirituales. (Para más detalles, vea La Atalaya
del 15 de octubre de 1963, páginas 632-635.)
Pero la cuestión principal que estamos considerando tiene que ver con un pariente fuera de la
familia inmediata, un pariente que no vive en la misma casa. ¿Sería posible algún contacto?
De nuevo, la expulsión no disuelve los vínculos de carne y sangre, pero en esta situación, el
contacto, si fuese absolutamente necesario, sería mucho más raro que entre las personas que
vivieran en la misma casa. Sin embargo, pudiera haber algunos asuntos de familia absolutamente
necesarios que requirieran comunicación, como legalidades debidas a un testamento o propiedad.
Pero al pariente expulsado se le debe hacer comprender que su posición ha cambiado, que ya
no es bienvenido en el hogar ni es compañero preferido.
El proceder así es tanto bíblico como razonable. Como hemos visto, Dios aconseja a los cristianos
que ‘cesen de mezclarse en la compañía’ de individuos de esa clase, “ni siquiera comiendo” con
ellos. También manda a los cristianos que “nunca lo reciban en casa ni le digan un saludo.” Si con
esta persona expulsada se mantuviera la comunión social que es normal entre parientes, lo cual
no es necesario puesto que vive fuera del hogar, ¿estaría el cristiano obedeciendo a Dios? En una
congregación pequeña en que hubiera varias familias relacionadas entre sí, si todos se
comportaran para con la persona expulsada igual que antes de acontecer la expulsión —yendo de
compras juntos, teniendo comidas campestres juntos, cuidando los niños de unos y otros—
difícilmente creería esa persona que todos sus parientes cristianos fieles odiaban literalmente el mal
que practicaba ella. (Sal. 97:10) Tampoco podrían detectar cambio alguno los de afuera aunque
supieran del proceder anticristiano del pecador.
Es preciso que mantengamos claramente enfocado lo siguiente: el hecho de que el expulsado
no pueda disfrutar del compañerismo de sus parientes cristianos no es culpa de ellos, como si ellos lo
estuvieran tratando mal. Están obrando en conformidad con principios, principios elevados, los
principios de Dios. El expulsado mismo es responsable de su situación; la ha acarreado sobre sí
mismo. ¡Que la carga la lleve él!
Si el pecador expulsado quiere ser restaurado al compañerismo grato con Jehová así como con
los cristianos fieles, eso es posible. Escribió Isaías: “Deje el inicuo su camino, y el hombre perjudicial
sus pensamientos; y vuélvase a Jehová, quien tendrá misericordia de él, y a nuestro Dios, porque él
perdonará en gran manera.” (Isa. 55:7) La persona expulsada que se arrepiente puede ser
perdonada y restablecida en la congregación.—2 Cor. 2:6-8.
Pero hasta que eso suceda, los cristianos fieles tienen la obligación de sostener la acción de
expulsión evitando asociarse con el individuo expulsado. Si éste es un pariente que vive fuera del
hogar, tratarán de no tener compañerismo alguno con él. Y si surge algún asunto de familia
inevitable y absolutamente necesario, mantendrán al mínimo absoluto el trato con éste,
definidamente no teniendo ningún intercambio de pensamientos sobre asuntos espirituales. Así
prueban su lealtad a Dios, su Palabra y su congregación. //Volver al Índice

344
W2002 15/6 PÁGS.30-31

¿Es prudente que un ministro cristiano pronuncie el discurso


de funeral para alguien que se ha suicidado?
Cada ministro cristiano debe decidir personalmente si con buena conciencia puede pronunciar
un discurso de funeral para alguien que, al parecer, se ha suicidado. A la hora de tomar una
decisión, debe preguntarse: “¿Cómo ve Jehová el suicidio? ¿Está comprobado que se quitó la
vida? Si así es, ¿fue provocado por un trastorno mental o emocional? ¿Qué piensa la comunidad
sobre esa clase de muerte?”.
A los cristianos nos interesa cómo ve Jehová el suicidio, ya que él considera la vida preciosa y
sagrada (Génesis 9:5; Salmo 36:9). Quitarse intencionalmente la vida equivale a asesinato, lo cual
desagrada a Dios (Éxodo 20:13; 1 Juan 3:15). ¿Impediría lo antedicho que se pronunciara un discurso
de funeral para un suicida?
Examinemos el caso del rey Saúl de Israel. Cuando este se dio cuenta de que no sobreviviría a su
última batalla contra los filisteos, “tomó la espada y cayó sobre ella”, en vez de permitir que sus
enemigos lo trataran abusivamente. Al encontrar su cadáver, los filisteos lo fijaron en el muro de Bet-
san. Al escuchar lo que habían hecho los filisteos, los habitantes de Jabés-galaad quitaron el
cadáver de allí, lo quemaron y enterraron los huesos. Incluso ayunaron por siete días, lo cual era un
rito de duelo tradicional entre los israelitas (1 Samuel 31:4, 8-13; Génesis 50:10). Cuando David, el
ungido de Jehová, se enteró de lo que habían hecho los habitantes de Jabés-galaad, dijo:
“Benditos sean ustedes de Jehová, porque ejercieron esta bondad amorosa para con su señor, para
con Saúl, por cuanto lo enterraron. Y ahora ejerza Jehová para con ustedes bondad amorosa y
confiabilidad” (2 Samuel 2:5, 6). La Biblia no indica que se haya condenado a estas personas por
haber efectuado lo que pudiera llamarse un funeral para el rey Saúl. Podemos comparar dicho
incidente con el caso de aquellos a quienes se les negó un entierro debido a su maldad (Jeremías
25:32, 33). El ministro cristiano puede reflexionar sobre este relato para determinar si haría bien en
pronunciar un discurso de funeral para una persona que se ha suicidado.
Quizás también quiera meditar en el propósito del funeral. A diferencia de quienes creen en la
inmortalidad del alma, los testigos de Jehová no efectúan funerales con la idea errónea de
despedirse de los que emprenden su viaje al otro mundo. El objetivo principal de dicha reunión,
no es beneficiar al difunto, sino consolar a los que están de duelo y dar un testimonio respecto a la
condición de los muertos (Eclesiastés 9:5, 10; 2 Corintios 1:3-5). Otra razón importante para realizar un
funeral es ayudar a los presentes a meditar sobre la transitoriedad de la vida (Eclesiastés 7:2). ¿Se
cumplirán estos objetivos si se lleva a cabo el funeral para quien se ha suicidado?
Es cierto que alguien pudiera pensar que la persona se quitó la vida intencionalmente y que era
muy consciente de que estaba pecando contra Jehová. Sin embargo, ¿es siempre posible
confirmar esa opinión? ¿Pudo haber sido un acto impulsivo? Algunos que intentan suicidarse
cambian de parecer y no lo llevan a cabo. La persona que ha muerto no puede arrepentirse de lo
que ha hecho.
Otro factor importante es que muchos suicidas sufrían trastornos mentales y emocionales. A estos
realmente podemos calificarlos de víctimas. Según ciertas estadísticas, el 90% de los suicidas han
padecido algún trastorno mental o emocional, o han tenido problemas de adicción. ¿Perdonará
Jehová a quienes, en ese estado mental, se matan a sí mismos? No podemos determinar si el difunto
cometió un pecado imperdonable a los ojos de Jehová. El ministro cristiano podría tomar en cuenta
las circunstancias y el historial médico de la persona a la hora de decidir si pronunciará el discurso
de funeral.

345
Hay un aspecto más que analizar: ¿cómo ven el suicidio y la muerte del difunto las personas de
la comunidad? Esto debe interesar sobre todo a los ancianos, pues ellos cuidan de la reputación de
la congregación local de los testigos de Jehová. Dependiendo de la actitud general hacia el
suicidio en la comunidad, y en especial para con el caso en cuestión, puede que los ancianos
prefieran no efectuar dicho funeral públicamente ni en el Salón del Reino.
No obstante, es posible que un ministro cristiano a quien le pidan que hable en un funeral opte
por hacerlo a nivel personal, no como representante de la congregación. Si así lo decide, debe ser
discreto y no hacer comentarios categóricos sobre la posibilidad de que la persona sea resucitada.
Cualquier perspectiva futura para los muertos está en manos de Jehová, y nadie puede decir si el
difunto será resucitado o no. El ministro cristiano puede hablar sobre las verdades bíblicas respecto a
los muertos y ofrecer consuelo a los que están de duelo. //Volver al Índice

346
W1990 15/10 PÁGS.30-31

Puesto que los testigos de Jehová saben que los muertos


están inconscientes, ¿por qué todavía consideran importante
asistir a funerales de compañeros de creencia?
El conocimiento exacto de la Biblia sobre la condición de los muertos protege a los testigos de
Jehová de actitudes equivocadas y de una resultante conducta no apropiada en los funerales.
También les da razón para asistir a los funerales cristianos.
La Palabra de Dios muestra claramente que cuando alguien muere no sigue viviendo como
alma inmortal. (Eclesiastés 9:5.) Después de la muerte el cuerpo regresa al polvo, sea por
descomposición natural o por cremación. El difunto ya no está vivo; vivirá de nuevo solamente si
Dios lo resucita en el futuro. (Juan 5:28, 29; Hechos 24:15.)
Por lo tanto, los testigos de Jehová no observan prácticas funerales fundadas en la creencia de
que un muerto tenga un alma inmortal que siga viviendo en otro lugar. No participan en velatorios
en que se salmodie en voz alta o se lancen quejidos para asustar a “los espíritus”, ni en vigilias de
toda la noche con lamentación extrema para apaciguar a los muertos.
Sin embargo, esto no significa que el pueblo de Dios no expresa duelo. La muerte de un pariente
o de un amigo íntimo es una experiencia que entristece, hasta a los adoradores verdaderos que
saben con exactitud lo que es la muerte. Por ejemplo, cuando Jacob pensó que un animal salvaje
había matado a José, aquel patriarca “se dio al duelo de su hijo por muchos días”. Leemos que
“todos sus hijos y todas sus hijas siguieron levantándose para consolarlo”. (Génesis 37:33-35.) Cuando
el fiel Jacob murió, José mandó “a sus siervos, los médicos, que embalsamaran a su padre”, y “los
egipcios continuaron derramando lágrimas por él setenta días”. Aunque la familia de Jacob no se
apegaba a los falsos puntos de vista egipcios acerca de los muertos, está claro que sintió la muerte
de Jacob. “Toda la casa de José y sus hermanos” quisieron que Jacob fuera enterrado
apropiadamente, y hasta gente del exterior podía notar que estaban de duelo. (Génesis 50:1-11.)
Se puede hacer referencia a otros ejemplos bíblicos en que los siervos de Jehová en verdad se
conmovieron por la muerte de un compañero de adoración o un pariente y por eso expresaron
duelo apropiadamente. Cuando Jesús estuvo con los parientes acongojados de Lázaro, no mostró
impasibilidad ni manifestó alegría, lo que no hubiera sido apropiado. Aunque confiaba en el poder
de la resurrección, Jesús lloró. (Juan 11:33-35.) Después de la muerte de Jesús mismo, sus discípulos
expresaron duelo, aunque él les había dicho que se le daría muerte y sería levantado de nuevo a la
vida. (Mateo 16:21, 28; Juan 16:17-20; 20:11.)
Hoy día los siervos de Dios pueden sentir, y sienten, la tristeza que acompaña a la muerte. Sin
embargo, su entendimiento bíblico les ayuda a equilibrar su duelo, como lo indica 1 Tesalonicenses
4:13, 14: “Hermanos, no queremos que estén en ignorancia respecto a los que están durmiendo en
la muerte; para que no se apesadumbren ustedes como lo hacen también los demás que no tienen
esperanza. Porque si nuestra fe es que Jesús murió y volvió a levantarse, así, también, a los que se
han dormido en la muerte mediante Jesús, Dios los traerá con él”.
Entonces, ¿qué se puede decir de asistir a un funeral cristiano (o a un discurso conmemorativo
acerca de un creyente)? Hay razones bíblicas por las cuales los Testigos creen que es beneficioso
tener ocasiones como estas y asistir a ellas.
Recuerde que cuando parecía que Jacob había perdido a su hijo, “todos sus hijos y todas sus
hijas siguieron levantándose para consolarlo”. (Génesis 37:35.) En muchos países se acostumbra que
los parientes se reúnan para un servicio funeral. Eso suministra una ocasión en que otros, que quizás
no hayan estado tan allegados y por eso no hayan sido tan afectados emocionalmente, ofrezcan

347
palabras de simpatía y consuelo. Después de la muerte de Lázaro ‘muchos de los judíos vinieron a
Marta y a María para confortarlas respecto a su hermano’. (Juan 11:19.) Esto también abarca a
cristianos que desean ‘poder consolar a los que se hallan en cualquier clase de tribulación’.
(2 Corintios 1:4.)
Los superintendentes cristianos, aunque estén muy ocupados, deben llevar la delantera en
proveer consuelo al rebaño. Tienen presente que el dechado, Jesús, el Pastor Excelente, siguió la
comisión de ‘vendar a los quebrantados de corazón y consolar a todos los que están de duelo’.
(Isaías 61:1, 2; Juan 10:14.) Jesús no ofreció tal consuelo solo cuando se le hizo conveniente. Estuvo
dispuesto a sufrir inconveniencias para estar con los parientes afligidos de Lázaro... para estar con
aquellas personas en su dolor. (Juan 11:11, 17, 33.)
Hasta cristianos que quizás no puedan decir mucho a los parientes afligidos en un funeral hacen
bien con sencillamente estar presentes. Los miembros de una familia que está de duelo pueden
consolarse mucho por la presencia de jóvenes y mayores de la congregación cristiana que se
conduelen de ellos. Recuerde la reacción de algunos judíos cuando Jesús estuvo con las hermanas
acongojadas de Lázaro: “Mira, ¡cuánto cariño le tenía!”. (Juan 11:36.) Parientes, vecinos o
asociados del empleo o la ocupación del difunto, personas no creyentes, han asistido al funeral de
un cristiano y se han impresionado favorablemente por la gran cantidad de Testigos que han estado
presentes en tales ocasiones, y esto ha hecho que hayan oído con mejor disposición las verdades
bíblicas que se han presentado.
La conducta de los Testigos que asistan a tales actos debe ser propia de la ocasión. Aunque
saben que el difunto no está sufriendo, y confían en que a todos los leales les espera una
resurrección, toman a pecho el consejo: ‘Hay tiempo de llorar y hay tiempo de reír, tiempo de plañir
y tiempo de dar saltos’. (Eclesiastés 3:4.) Un servicio funeral o conmemorativo no es tiempo para
hablar en voz alta ni bromear. Es una ocasión para empatía, lo que está en conformidad con el
consejo: “Regocíjense con los que se regocijan; lloren con los que lloran”. (Romanos 12:15.)
Hay otra razón por la cual los testigos de Jehová asisten a funerales. La Palabra de Dios dice:
“Mejor es ir a la casa del duelo que ir a la casa del banquete, porque ese es el fin de toda la
humanidad; y el que está vivo debe poner esto en su corazón. [...] El corazón de los sabios está en la
casa del duelo, pero el corazón de los estúpidos está en la casa del regocijo”. (Eclesiastés 7:2-4.)
Aunque los testigos de Jehová tienen razón para desplegar esperanza, esas palabras fueron
inspiradas y puestas en la Biblia para nuestro provecho. Un funeral pudiera compararse con una
“casa del duelo”. Cuando estamos allí, debemos dejar de pensar en nuestros intereses o actividades
normales y enfocar la atención en lo breve de la vida. Sea por la enfermedad o por algún “suceso
imprevisto”, la muerte puede azotar a cualquiera de nosotros y rápidamente llevarnos a la nada,
porque “tampoco conoce el hombre su tiempo”. (Eclesiastés 9:11, 12.) Los padres que tienen a sus
hijos consigo en un funeral cristiano quizás hallen que esas circunstancias pudieran darles base para
considerar con ellos la realidad de la muerte, el hecho de que necesitamos el rescate, y la sabiduría
de servir al “Dios que levanta a los muertos”. (2 Corintios 1:9; Eclesiastés 12:1, 13.)
Para los testigos de Jehová los funerales no son sacramentos, pero los Testigos sí reconocen que
estas ocasiones de tristeza presentan la oportunidad de suministrar consuelo. Al asistir a los funerales
los cristianos pueden dar prueba del amor y respeto con que veían a su compañero cristiano. Y
quizás piensen entonces con mayor seriedad sobre el significado de la vida, sobre el uso que deben
estar dando a su propia vida delante de Dios.
Nota a pie de página. Génesis 23:2, 19; Números 20:29; Deuteronomio 34:7, 8; 2 Samuel 1:11, 12;
3:31-34; 13:32-37; 18:33; 2 Crónicas 35:24, 25; Job 1:18-20; Salmo 35:14; Jeremías 9:1; Lucas 7:12, 13;
8:49-52; Hechos 8:2; 9:39. //Volver al Índice

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W1991 15/10 PÁGS.30-31

Cuando alguien muere, ¿es apropiado que los cristianos


lleven flores a la familia o las envíen a la funeraria?
Eso se acostumbra en algunos países. Pero ha habido ocasiones en que el uso de flores en los
funerales ha tenido significado religioso. Por eso, examinemos el asunto más de cerca,
especialmente en vista de que hay otras costumbres que aparentemente pudieran tener vínculos
similares con la religión falsa. Notemos comentarios de The Encyclopedia of Religion (1987):
“Hay relación entre las flores y la región sagrada por su asociación con dioses y diosas. Flora, la
diosa romana de la primavera y las flores, trae belleza y fragancia a las flores [...] Una manera de
apaciguar y adorar a las deidades [...] es ofrecerles alimento y flores.
”Por todo el mundo hay asociación de las flores con los ritos mortuorios. Los griegos y los romanos
cubrían de flores a los muertos y sus tumbas. En Japón las almas de los budistas que mueren suben
en una flor de loto, y puede que en los cementerios las lápidas sepulcrales tengan como base lotos
tallados [...] Los tahitianos colocan ramos de flores envueltos en helechos al lado del cadáver y
entonces derraman perfume floral sobre él para facilitar su paso a la vida sagrada del más allá [...]
Las flores quizás estén presentes también en la forma de incienso o perfume en ocasiones sagradas”.
Porque las flores se han usado en conexión con la religión falsa, a algunos cristianos les ha
parecido que no deben llevar flores ni enviarlas a un funeral. Además, puede que piensen así
porque desean evitar costumbres mundanas, dado que los seguidores de Jesús ‘no deben ser parte
del mundo’. (Juan 15:19.) Sin embargo, en este asunto hay que tomar en cuenta textos bíblicos y
sentimientos pertinentes locales.
Las flores están entre los buenos dones de que Dios quiere que disfruten los vivientes. (Hechos
14:15-17; Santiago 1:17.) Su hermosa creación floral se ha usado en la adoración verdadera. El
candelabro del tabernáculo estaba decorado con “flores de almendro [...] y flores”. (Éxodo 25:31-
34.) En el templo había guirnaldas y palmeras esculpidas. (1 Reyes 6:18, 29, 32.) Está claro que el que
los paganos usaran flores o guirnaldas no significaba que los adoradores verdaderos nunca podrían
usarlas. (Hechos 14:13.)
Pero ¿qué hay de la cuestión más abarcadora de seguir costumbres, como las costumbres
fúnebres? La Biblia menciona muchas costumbres, algunas inapropiadas para los adoradores
verdaderos, otras observadas por el pueblo de Dios. Primero de los Reyes 18:28 menciona la
“costumbre” de los adoradores de Baal de “clamar a voz en cuello y [...] cortarse”... una costumbre
que los adoradores verdaderos no observaban. Por otra parte, Rut 4:7 no indica desaprobación de
‘la costumbre israelita de otros tiempos sobre cómo ejercer el derecho de recompra’.
Costumbres aceptables a Dios hasta pudieran desarrollarse en asuntos estrictamente religiosos.
Cuando Dios delineó la ceremonia de la Pascua no mencionó el uso de vino, pero para el primer
siglo era costumbre usar copas de vino en aquella celebración. Jesús y sus apóstoles no rechazaron
aquella costumbre religiosa. No hallaron nada objetable en ella, y por eso la observaron. (Éxodo
12:6-18; Lucas 22:15-18; 1 Corintios 11:25.)
Lo mismo sucede con algunas costumbres fúnebres. Los egipcios acostumbraban embalsamar a
los muertos. El fiel patriarca José no dijo enseguida: ‘Esa es una costumbre pagana, así que nosotros
los hebreos tenemos que evitarla’. Más bien, “mandó [...] a sus siervos, los médicos, que
embalsamaran a su padre”, evidentemente para que Jacob fuera enterrado en la Tierra Prometida.
(Génesis 49:29–50:3.) Después, los judíos desarrollaron diferentes costumbres fúnebres, como la de
lavar el cuerpo del muerto y enterrarlo el día de la muerte. Los cristianos primitivos aceptaron
aquellas costumbres judías. (Hechos 9:37.)

349
Sin embargo, ¿qué hay si se opina que cierta costumbre fúnebre tiene un significado basado en
el error religioso, como la creencia de que el alma es inmortal? Recuerde, por lo que dice la
enciclopedia, que algunos “colocan ramos de flores envueltos en helechos al lado del cadáver y
entonces derraman perfume floral sobre él para facilitar su paso a la vida sagrada del más allá”. El
que exista esa costumbre no significa que los siervos de Dios tengan que evitar todo lo que se le
parezca. Aunque los judíos no creían en ‘pasar a una vida sagrada del más allá’, la Biblia dice:
“Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con las vendas con especias, así como tienen
costumbre los judíos de preparar para el entierro”. (Juan 12:2-8; 19:40.)
Los cristianos deben evitar prácticas que estén en conflicto con la verdad bíblica. (2 Corintios
6:14-18.) Con todo, objetos, diseños y prácticas de toda clase han recibido, en algún tiempo o lugar,
una interpretación falsa o han sido conectados con enseñanzas antibíblicas. Se ha hecho de
árboles objeto de adoración, se ha visto como sagrada la forma del corazón, y se ha usado incienso
en ceremonias paganas. ¿Significa eso que el cristiano nunca debe usar incienso, ni tener árboles ni
ninguna clase de decoración, ni llevar joyas que tengan forma de corazón? Esa no es una
conclusión válida.
El cristiano genuino debe reflexionar de esta manera: Si yo adoptara cierta costumbre,
¿pensarían otras personas que he adoptado creencias o prácticas antibíblicas? El tiempo y el lugar
pudieran afectar la respuesta a esa pregunta. Una costumbre (o diseño) pudiera haber tenido un
significado religioso falso milenios atrás o pudiera tener tal significado hoy día en algún país distante.
Pero sin dedicar mucho tiempo a investigar esto, pregúntese: ‘¿Cuál es el punto de vista general
sobre esto donde yo vivo?’. (Compárese con 1 Corintios 10:25-29.)
Si es bien conocido que cierta costumbre (o cierto diseño, como la cruz) tiene un significado
conectado con la religión falsa, evítela. Por lo tanto, los cristianos no enviarían flores en la forma de
una cruz ni de un corazón rojo si eso se considerara una práctica con significado religioso. O puede
que haya cierta manera formal de usar las flores en un funeral o en la tumba que tenga significado
religioso en su localidad. El cristiano debe evitar eso también. Con todo, eso no significa que el
simplemente proveer un ramo de flores en un funeral o llevar flores a un amigo internado en el
hospital deba considerarse como un acto religioso que tenga que evitarse.
Por el contrario, en muchos países la costumbre de proveer flores es común y se considera una
muestra de bondad. Las flores pueden dar un toque de hermosura al lugar y hacer más soportable
la ocasión triste. Puede que el enviar flores también sea un acto de condolencia e interés por la
familia. En otros lugares quizás se acostumbre manifestar esos sentimientos mediante un acto
generoso, como el de preparar una comida para los enfermos o afligidos. (Recuerde el cariño de
algunas personas para con Dorcas debido al interés y preocupación de ella por otros. [Hechos 9:36-
39.]) Algunos testigos de Jehová acostumbran enviar flores que alegran el ambiente a amigos
hospitalizados o en ocasión de una muerte cuando el hacerlo no está claramente enlazado con
creencias falsas. Además de eso, puede que individualmente expresen su interés y sus sentimientos
por acciones prácticas. (Santiago 1:27; 2:14-17.)
Notas a pie de página. Por mucho tiempo los paganos han usado incienso floral en sus
ceremonias, pero no fue incorrecto que el pueblo de Dios empleara incienso en la adoración
verdadera. (Éxodo 30:1, 7, 8; 37:29; Revelación 5:8.) Véase también “¿Son decoraciones
idolátricas?”, en ¡Despertad! del 22 de mayo de 1977.
Deben tomarse en cuenta los deseos de la familia, pues algunas han dicho que las personas que
deseen enviar flores deberían, en vez de eso, hacer una contribución a la congregación o a alguna
institución benéfica. //Volver al Índice

350
W1971 1/8 PÁGS. 479-480

Tomando en cuenta el hecho de que los paganos hacían


ofrendas florales a los muertos, ¿está bien que los cristianos
envíen flores a un funeral o coloquen flores sobre una
tumba?—G. T., EE. UU.
Es cierto que los paganos antiguos hacían ofrendas florales a los muertos. La publicación How
Did It Begin?, por R. Brasch, declara: “El enviar una corona a un funeral y el colocarla sobre el féretro
o sobre la tumba es una reliquia de superstición antigua y adoración de ídolos.”
¿Cuál era el propósito de hacerlo? El autor de la misma publicación añade: “La corona floral es
una reliquia de la creencia de que tal cosa se necesitaba para proporcionar confortación a los
difuntos. Las flores también eran consideradas como, literalmente, una ofrenda floral, un sacrificio a
los muertos. Tenían el propósito de mantenerlos felices, por temor de que, estando descontentos,
espantaran a los dolientes.” De modo que los paganos, al creer equivocadamente que los difuntos
tenían un alma inmortal, honraban a estos muertos con ofrendas florales.
Sin embargo, ¿originaron los paganos las flores? ¿Debemos concluir que es incorrecto usar flores
en ocasiones como ésas simplemente porque los paganos las usaban para hacer sacrificios a sus
muertos? Es interesante notar que el autor Brasch también dice lo siguiente: “No se conserva
memoria de ninguna de estas diferentes raíces tempranas. No queda magia alguna en la corona, y
el ‘decirlo con flores’ ha llegado a ser una costumbre establecida en el mundo occidental.”
En el mundo occidental, por lo general, no se dan flores para apaciguar a los muertos. Por lo
general se envían como un acto de bondad a la familia del difunto. Y las flores, creadas por Jehová
para placer del hombre, sí tienen un efecto alegrador.
Si una persona cree que está honrando a los muertos cuando envía flores, entonces está
haciendo lo que hacían los paganos. Ese motivo sería incorrecto desde el punto de vista cristiano.
Pero si envía las flores para consolar a los sobrevivientes, para hacer un poco más agradable la
ocasión triste, entonces ciertamente no hay motivo para poner objeción.
Sin embargo, debe decirse que, aunque se acostumbra enviar flores como acto de respeto a la
familia, ciertamente uno no está obligado a hacerlo. De hecho, para la familia del difunto se
pueden hacer otras cosas que quizás hasta sean más significativas. En vez de enviar flores, puede
que uno opte por ayudar a la familia preparando una comida, puesto que la familia en su aflicción
posiblemente esté abrumada con muchos otros detalles. O quizás uno ofrezca amorosamente
ayudar a atender a los niñitos hasta que termine el funeral. Después del funeral, los allegados al
difunto, como la viuda, se sentirán solos. Un acto bondadoso sería invitar a éstos a comer, o a salir.
Se les hará ver que se les quiere, que tienen amigos deseosos de compartir sus actividades. Como
dice Santiago 1:27: “La forma de adoración que es limpia e incontaminada desde el punto de vista
de nuestro Dios y Padre es ésta: cuidar de los huérfanos y de las viudas en su tribulación, y
mantenerse sin mancha del mundo.”
Por eso aunque las flores que se envían con el motivo correcto, sin la creencia pagana como
fondo, no suministran razón para poner objeción, se puede ver que hay otras cosas más útiles que
pueden efectuarse. Y quizás se aprecien más éstas que el simplemente enviar flores, sin ofrecer
ninguna ayuda personal.
A menudo las flores que se envían al funeral se depositan más tarde en la tumba. Pero en cuanto
a esto, quizás algunos opten por hacer otra cosa con estas flores. Quizás decidan darlas a otros,
llevarlas a los que rara vez reciben flores, a enfermos o a ancianos. Tal vez le parezca a una persona

351
que los vivos apreciarán las flores, pero que sirven de poco en la tumba, puesto que los muertos
no pueden apreciarlas.—Ecl. 9:5.
Por supuesto, puede que otros opten por colocar flores en una tumba simplemente para
hermosear el sitio, y no para honrar al muerto. Esto también es asunto de decisión personal.
Por consiguiente, cuando uno tiene el motivo correcto y el entendimiento correcto de lo que les
sucede a los muertos, lo que haga en relación con las flores es asunto de selección personal. Pero se
puede discernir que hay otras cosas aun más significativas que se pueden hacer para la familia de
alguien que haya muerto, y tocantes al uso de las flores. //Volver al Índice

352
W2004 1/11 PÁGS.30-31

¿Cómo ve la congregación cristiana la glotonería?


La Palabra de Dios condena tanto la borrachera como la glotonería porque no son compatibles
con el servicio a Dios. Por eso, la congregación cristiana considera al glotón incorregible de la
misma manera que ve al borracho empedernido. Ni el borracho ni el glotón pueden formar parte
de la congregación cristiana.
Proverbios 23:20, 21 declara: “No llegues a estar entre los que beben vino en exceso, entre los
que son comedores glotones de carne. Porque el borracho y el glotón vendrán a parar en la
pobreza, y el adormecimiento vestirá a uno de meros andrajos”. En Deuteronomio 21:20 leemos
acerca de un individuo “terco y rebelde” que merecía la muerte bajo la Ley mosaica. Este versículo
señala que era “glotón y borracho”, dos hábitos que lo caracterizaban. Es obvio que en el antiguo
Israel la glotonería se consideraba una práctica inaceptable para quienes deseaban servir a Dios.
Ahora bien, ¿qué es un glotón, y qué dicen las Escrituras Griegas Cristianas al respecto? Glotón se
define como una persona “que come con exceso y con ansia”, es decir, con avidez. Por lo tanto, la
glotonería es una forma de avidez, y la Biblia nos dice que las “personas dominadas por la avidez”
no heredarán el Reino de Dios (1 Corintios 6:9, 10; Filipenses 3:18, 19; 1 Pedro 4:3). Además, cuando el
apóstol Pablo advirtió a los cristianos que no practicaran “las obras de la carne”, mencionó
“borracheras, diversiones estrepitosas, y cosas semejantes a estas” (Gálatas 5:19-21). A menudo, el
comer con exceso va de la mano con borracheras y diversiones estrepitosas. Y no cabe duda de
que la glotonería está incluida en la expresión que usó Pablo cuando dijo “y cosas semejantes a
estas”. Al igual que sucede en el caso de las demás “obras de la carne”, se debe echar de la
congregación al cristiano que es muy conocido por su glotonería y que tercamente rehúsa cambiar
su comportamiento ávido (1 Corintios 5:11, 13) [Nota].
Aunque la Palabra de Dios coloca al borracho al mismo nivel que el glotón, es mucho más fácil
identificar al primero. Las señales de la borrachera por lo general son muy visibles. Sin embargo,
precisar el punto en que alguien se convierte en glotón es mucho más difícil porque no puede
determinarse únicamente por su apariencia. Por eso, manejar asuntos de esta índole exige que los
ancianos de la congregación ejerzan mucho cuidado y discernimiento.
Por ejemplo, la obesidad pudiera ser señal de glotonería, pero no siempre es así. Una
enfermedad o factores hereditarios podrían contribuir al sobrepeso. Además, debemos tener
presente que la obesidad es un estado físico, mientras que la glotonería es una actitud mental.
La obesidad se define como “exceso de peso por acumulación de grasa”, mientras que la
glotonería es un “afán desmedido y ansioso por comer”. Así que la glotonería no se determina por el
tamaño de la persona, sino por su actitud hacia la comida. La persona pudiera ser de constitución
normal o hasta delgada y, no obstante, ser glotona. Además, lo que se considera un peso o una
figura ideal varía muchísimo de un lugar a otro.
¿Cómo identificar la glotonería? El glotón acostumbra comer sin restricción, hartándose hasta el
punto de sentirse muy incómodo o de enfermarse. Su falta de autodominio indica que no le importa
el oprobio que cause al nombre de Jehová y a la reputación de Su pueblo (1 Corintios 10:31). Por
otra parte, no se vería automáticamente como una “persona dominada por la avidez” a quien de
vez en cuando come demasiado (Efesios 5:5). Sin embargo, en conformidad con el espíritu de
Gálatas 6:1, tal cristiano quizá necesite ayuda. Pablo dice allí: “Hermanos, aunque un hombre dé
algún paso en falso antes que se dé cuenta de ello, ustedes los que tienen las debidas cualidades
espirituales traten de reajustar a tal hombre con espíritu de apacibilidad”.
¿Por qué es especialmente importante hoy el consejo bíblico de no comer con exceso? Porque
en particular con respecto a nuestros días, Jesús advirtió: “Presten atención a sí mismos para que sus
corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso, y por

353
las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel día sobre ustedes instantáneamente como un
lazo” (Lucas 21:34, 35). Guardarnos de los excesos en el comer es una importante manera de evitar
un estilo de vida que nos perjudicaría en sentido espiritual.
La moderación es una virtud cristiana (1 Timoteo 3:2, 11). Por eso, Jehová sin falta ayudará a
quienes se esfuerzan de todo corazón por seguir el consejo bíblico sobre ser moderado en la
comida y la bebida (Hebreos 4:16).
Nota. Véase la sección “Preguntas de los lectores” de La Atalaya del 1 de mayo de 1986. //Volver
al Índice

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W1986 1/5 PÁG.31

¿Son los testigos de Jehová tan firmes con sus miembros en


cuanto a la glotonería como lo son respecto al hábito dañino
del tabaco?
Los testigos de Jehová adoptan su posición en contra del tabaco basándose en lo que dice la
Biblia, y también están de acuerdo con la condenación bíblica de la glotonería.
Creemos que el fumar viola principios bíblicos. El fumar implica el estar adicto a la nicotina.
Además, el inhalar humo no es natural. El fumar contamina al cuerpo, causa enfermedades y ha
acortado la vida de personas que pudieron haberla usado para alabar a Dios. También contamina
peligrosamente el aire que otros respiran; está claro que esto no es mostrar amor al prójimo.
(2 Corintios 7:1; Romanos 12:1; Marcos 12:33.)
Pero ¿qué hay en cuanto a la glotonería? La glotonería significa comer ávidamente en exceso o
comer vorazmente en demasía, prácticas que la Biblia condena con franqueza. Al hijo israelita que
era “glotón y borracho” impenitente se le daba muerte. (Deuteronomio 21:18-21.) El libro de
Proverbios da advertencia en contra de tener “compañerismo con glotones”. (Proverbios 28:7;
23:20, 21.) La glotonería también es mala porque se nos dice que las “personas dominadas por la
avidez” no heredarán el Reino de Dios. (1 Corintios 6:9, 10; compárese con 1 Pedro 4:3; Filipenses
3:18, 19.) También se nos dice que los superintendentes cristianos deben ejercer “autodominio” y no
ser “glotones desocupados”. (Tito 1:8, 12.) Esto es tan serio que se ha removido a algunos
superintendentes debido a no ejercer control al comer.
Sin embargo, debemos reconocer que no es fácil determinar si la persona es glotona o no, pues
el comer (contrario al inhalar el humo del tabaco) es natural y apropiado. Tampoco se debe
catalogar a alguien de glotón tan solo porque sea obeso; una persona delgada también podría ser
glotona. No es el sobrepeso lo que la Biblia censura, sino más bien el comer en exceso, sea que esto
resulte en obesidad o no.
Algunas personas son gruesas debido a ciertos desórdenes glandulares o alguna enfermedad,
aunque la profesora Judith Rodin sostiene que solo el “5% de todos los casos de obesidad se deben
principalmente a problemas de salud”. La herencia pudiera contribuir al sobrepeso. El Dr. William
Bennett comenta: “Muchas personas obesas mantienen su peso al comer aproximadamente lo que
comen las personas de peso regular [...] Su metabolismo es diferente”. Algunos científicos hasta
opinan que si la persona gruesa come menos, el ritmo metabólico de su cuerpo disminuye de modo
que quema las calorías más lentamente. Pero aunque la persona gruesa no sea glotona en el
sentido de comer vorazmente, tal vez tenga que aplicar con mayor seriedad el consejo que Dios da
al respecto.
Por ejemplo, los cristianos deben cultivar autodominio, lo cual también aplica al comer. (Gálatas
5:22, 23; 2 Pedro 1:5-8.) El apóstol Pablo exhortó al cristiano a ser como el corredor que “ejerce
autodominio en todas las cosas”. Pablo ‘aporreaba su cuerpo y lo conducía como a esclavo para
no llegar a ser desaprobado’. (1 Corintios 9:24-27.) Alguien grueso tal vez tenga razón para ‘aporrear
su cuerpo’ tocante a cuánto, qué, cuándo y cómo come. [Nota]
El estar obeso puede ser peligroso. Ciertos informes muestran que la obesidad puede causar
hipertensión, altos niveles de colesterol, diabetes, varios tipos de cáncer, enfermedades del corazón
y de la vesícula biliar, artritis y problemas respiratorios. “La persona que tiene un 20% de sobrepeso se
encara a un índice de mortalidad que es un 33% mayor que el índice promedio; para los que tienen
entre 30% y 50% de sobrepeso, los índices son entre 50% y 100% más altos, respectivamente.” (The

355
New York Times, 27 de febrero de 1985.) También han llegado informes similares de Inglaterra,
Alemania e Italia respecto a problemas de salud relacionados con la obesidad.
El cristiano ciertamente quiere ‘amar a Jehová con todo su corazón, su alma [o vida], su mente y
sus fuerzas’. (Marcos 12:30.) Muchas personas que han estudiado lo que abarca el cristianismo
verdadero han dejado de fumar para conservar su salud y vida. ¿No deberían preocuparse
también los cristianos de que la obesidad debido al comer en exceso ponga en peligro la salud y la
vida que han dedicado a Jehová?
Algunos comen más cuando se sienten tristes, frustrados, solitarios o enojados. El ser cristiano no
evita por completo tales sentimientos; pero en vez de buscar alivio en el comer innecesariamente, el
cristiano puede buscar la ayuda de Jehová y de sus hermanos. En cuanto a esto, léase Filipenses
4:6, 7, 11-13. Hasta hay científicos que reconocen que la inclinación natural que alguien pudiera
tener hacia cierto peso puede cambiar. Recalcan que es provechoso comer menos alimentos
grasosos y aumentar la actividad física. Es interesante notar que en muchas zonas el cristiano que
participa con regularidad en el ministerio de casa en casa tiene que caminar mucho más, lo cual es
saludable. Pablo también ‘laboró y se afanó’ en el ministerio. (2 Corintios 11:26, 27.)
De modo que, en vista de lo que la Biblia dice, los testigos de Jehová no aprueban la glotonería.
Prescindiendo de cuál sea su peso, se esfuerzan por ‘ejercer autodominio en todas las cosas’,
incluso en el comer. No hacen esto principalmente porque quieran estar a la moda, sino porque
quieren vivir en armonía con los principios bíblicos y ser cristianos activos que tengan la aprobación
de Dios.
Nota a pie de página. Cuánto: consecuentemente comer menos en cada comida. Qué: ingerir
menos refrescos y comestibles feculentos de poco valor nutritivo, comer menos alimentos dulces y
grasos, como la mantequilla y los aceites, y sustituir estos con una dieta más saludable y equilibrada.
Cuándo: no comer entre comidas ni secretamente. Cómo: comer más despacio. //Volver al Índice

356
W1984 15/8 PÁG.31

¿Sería incorrecto que, para vencer el vicio del tabaco, se


fumaran cigarrillos que no estuvieran hechos de tabaco?
Hay varias razones por las cuales las personas que quieren aplicar el consejo bíblico y ser
miembros de la congregación cristiana deberían evitar dicha práctica.
Muchas personas que han tenido el vicio de fumar, y que se han enviciado particularmente con
la droga nicotina, que se halla en el tabaco, han tratado de librarse de ese hábito. Una manera de
hacer esto ha sido mediante fumar sustitutivos, cigarrillos hechos de otra materia vegetal que no
contiene nicotina. Esto podría parecer muy deseable por la siguiente razón: El fumador evita la
nicotina; no obstante, la tensión asociada con librarse de un hábito que se haya tenido por largo
tiempo podría parecer menos severa debido a que todavía se puede tener algo en la mano y
fumarlo, un cigarrillo que no esté hecho de tabaco.
Para comprender por qué tal proceder no es apropiado para los cristianos, reflexione sobre
algunas razones por las cuales los testigos de Jehová no fuman.
En primer lugar, el muy difundido hábito de fumar tabaco —en cigarrillos, pipas o cigarros— está
en conflicto con lo que el apóstol Pablo escribió a la congregación corintia: “Queridos amigos,
purifiquémonos de toda cosa que contamine al cuerpo o al espíritu” (2 Corintios 7:1, The Twentieth
Century New Testament). Poco antes de decir estas palabras, Pablo había hablado acerca de
actividades religiosas que equivalían a “tocar la cosa inmunda” (2 Corintios 6:17). Entonces dio
amplitud al asunto con su comentario de 2 Corintios 7:1, que aplicaría a cualquier actividad que
hubiera de contaminar al cristiano en sentido moral, espiritual o físico. El principio ciertamente aplica
a la práctica relativamente moderna de usar tabaco.
Al observar de cerca a las personas que usan tabaco, usted probablemente haya notado que
tienen los dedos y los dientes manchados, y probablemente usted sepa que los pulmones de los
fumadores están ennegrecidos y contaminados. El hábito de ellos es inmundo, y pone en grave
peligro su salud y su vida. Pero ¿se debe el daño solamente al hecho de que fumen tabaco?
Difícilmente. Aunque alguien fumara con regularidad cigarrillos hechos de otra planta —sea ésta
marihuana, lechuga, maíz o cualquier otra—, el inhalar humo día tras día no es natural. ¿No
concuerda usted en que el inhalar con regularidad cualquier clase de humo contaminaría los
pulmones y probablemente pondría en peligro la salud del que lo hiciera? Por eso, sea que el humo
provenga de tabaco, de la marihuana o de alguna otra clase de cigarrillo sin nicotina,
sencillamente no es apropiado que las personas que quieran vivir de acuerdo con el consejo de
2 Corintios 7:1 fumen. (Compárese con Romanos 12:1.)
Tampoco se puede decir que esté mostrando amor altruista la persona que obligue a su familia y
a sus asociados a inhalar el humo que ella emita, aunque éste provenga de una sustancia que no
sea tabaco. (Marcos 12:31.)
Además, el fumar tabaco es una práctica tan general que difícilmente pudieran los que
observaran al fumador de alguna clase de cigarrillo, cigarro o pipa considerarse atrevidos al
suponer que el fumador está fumando tabaco. Por eso, es probable que, aunque alguien se limitara
a fumar cigarrillos sin nicotina, las personas que vieran a tal persona fumando tropezaran, o
concluyeran que los testigos de Jehová no son consecuentes en lo que tiene que ver con evitar el
hábito del tabaco, que es contaminador y perjudicial para la salud. (Lucas 17:1, 2.)
Muchos que ahora son siervos cristianos de Jehová limpios y saludables han logrado vencer el
hábito del tabaco sin cambiar a un fumar de otra índole. Se dan comentarios útiles al respecto en el
artículo “Esas debilidades se pueden vencer”, de La Atalaya del 15 de abril de 1983. //Volver al Índice

357
W1972 15/3 PÁGS.190-192

¿Indica la Biblia que el individuo que quiere servir a Dios


debe abstenerse de usar tabaco?—EE. UU.
La Biblia no menciona el tabaco, pues, según registra la historia, éste no se usaba durante el
tiempo en que se escribió la Biblia. Pero podemos llegar a una conclusión en cuanto al uso del
tabaco por medio de considerar principios bíblicos.
El cristiano participa en una carrera para la vida. El apóstol Pablo llamó este hecho a la atención
de los cristianos de Corinto, que conocían los juegos ístmicos, celebrados cerca de allí. Los
contendientes en estos juegos tenían un programa de entrenamiento rígido que ocupaba la mayor
parte de su tiempo, bajo la estricta supervisión de jueces. El que quebrantaba una regla quedaba
descalificado.
Pablo, aprovechándose de estos hechos, impresionó en la mente de los cristianos el hecho de
que ellos estaban constantemente bajo la vista del gran Juez, Jehová. Señalando que el cumplir
con las reglas de la carrera cristiana envuelve el combatir los deseos de la carne, dijo: “Todo
hombre que toma parte en una competencia ejerce gobierno de sí mismo en todas las cosas. . . .
Trato mi cuerpo severamente y lo conduzco como a esclavo, para que, después de haber
predicado a otros, yo mismo no llegue a ser desaprobado de algún modo.”—1 Cor. 9:24-27.
Más tarde, el apóstol escribió a los cristianos de Roma: “Presenten sus cuerpos en sacrificio vivo,
santo, acepto a Dios, un servicio sagrado con su facultad de raciocinio.” (Rom. 12:1) “Santo” tiene el
sentido de limpieza tanto de manera física como espiritual. Los cristianos tienen que limpiarse de
“toda contaminación de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.”—
2 Cor. 7:1.
La inmundicia personal es indeseable y perjudicial, en particular lo es para el cristiano. El
voluntariamente seguir un hábito que envuelve la introducción de sustancias venenosas en el
cuerpo, contaminándolo, estorba a uno al servir a Dios. Si otros notan el olor del tabaco o la
apariencia manchada en la boca y en los dientes, esto distrae la atención de la gente de las
buenas nuevas del Reino que uno está proclamando. También quita mérito a la fineza, belleza y
atracción de la adoración de Dios que uno representa y recomienda.
El individuo que complace los deseos de la carne caída y que habitualmente come en demasía
o participa de algo perjudicial a su cuerpo llega a ser esclavo de su apetito. El apóstol dijo: “Todas
las cosas me son lícitas; pero yo no me dejaré poner bajo autoridad por cosa alguna.” Entonces
pasó a decir, de hecho, que el que deja que alguna cosa lo controle no durará más que la cosa
que lo controla. “Los alimentos para el vientre, y el vientre para los alimentos; pero tanto a aquél
como a éstos Dios los reducirá a la nada,” declaró él. (1 Cor. 6:12, 13) Ciertamente no queremos
llegar a estar bajo el control de algo que es destruido al ser usado, sea alimento, tabaco o cualquier
otra cosa.
Estos pensamientos bíblicos en cuanto al uso del tabaco no son nuevos. Algunos, cuando los
aprendieron, tenían presente el aplicarlos en su vida, pero lo postergaron para un día futuro.
Descubrieron que podían asociarse con los testigos de Jehová sin dejar por completo el uso del
tabaco. Por eso, ahora, aunque sienten cierta culpabilidad debido a su hábito del tabaco, no están
haciendo un verdadero esfuerzo por romperlo.
Sin embargo, tales individuos deberían preguntarse sinceramente: ¿Puede el seguir tras un
derrotero como éste que muestra indiferencia hacia la aplicación de los principios bíblicos tener la
aprobación de Jehová? ¿Ama verdaderamente a Jehová ‘con todo su corazón’ el individuo que
continúa practicando lo que reconoce que es incorrecto? O, ¿se complace en cambio con lo que
desagrada a Dios? Si realmente quiere hallarse entre aquellos a quienes Jehová favorecerá con

358
vida en su nuevo orden, tiene que esforzarse fervorosamente por poner su vida en armonía con la
Palabra de Dios ahora. Recuerde que cuando ciertos discípulos de Jesús le preguntaron: “Señor,
¿son pocos los que se salvan?” les aconsejó que se esforzaran vigorosamente porque muchos
tratarían de entrar en el Reino pero no podrían.—Luc. 13:23, 24; Mat. 22:37.
Pablo escribió de manera similar: “Vigilen estrechamente que su manera de andar no sea como
imprudentes, sino como sabios, comprándose todo el tiempo oportuno que queda, porque los días
son inicuos. Por este motivo dejen de estar haciéndose irrazonables [no usando razonamiento falso o
engañoso para apoyar algo que queremos justificar], sino sigan percibiendo cuál es la voluntad de
Jehová.” (Efe. 5:8-17) Uno debe ‘comprar’ el tiempo y no demorarse en renunciar a un hábito malo.
Los días son inicuos y el demorarse en obedecer en un asunto puede llevar a mayor desobediencia
en otros asuntos.
Los cristianos quieren tener una buena conciencia para con Dios ahora, porque esto es esencial
para rendirle adoración de todo corazón. Si un individuo que ahora está usando tabaco piensa
bautizarse, debe considerar seriamente este asunto, porque el bautismo indica, “no el desechar la
suciedad de la carne, sino la solicitud hecha a Dios para una buena conciencia.” (1 Ped. 3:21)
Debe desechar toda suciedad de la carne con antelación. Mostraría ser algo inconsecuente al
pedir una conciencia completamente buena si supiera que estaba dejando de renunciar o
rehusando renunciar a un hábito inmundo y perjudicial. Y si ya ha sido bautizado debe librarse del
hábito ahora para que no haya estorbo alguno a su buena conciencia, y estar agradecido a Dios
por Su bondad inmerecida.—Heb. 4:16.
Algunos que desean renunciar al hábito del tabaco quizás se sientan muy desanimados y
descorazonados. Pero tenemos la seguridad apostólica de que podemos romper cualquier hábito
malo por medio de la fe en el poder del sacrificio de rescate de Cristo y con la ayuda de Dios. Pablo
describió su propia lucha contra la carne caída y pecaminosa, concluyendo: “¡Hombre desdichado
que soy! ¿Quién me librará del cuerpo que está padeciendo esta muerte? ¡Gracias a Dios por
medio de Jesucristo nuestro Señor!” También escribió: “Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud
de aquel que me imparte poder.”—Rom. 7:21-25; Fili. 4:13.
Si usted está teniendo dificultad en romper el hábito del tabaco, debe orar fervientemente a
Dios por ayuda. Además, se le aconseja: “Acuérdense de los que llevan la delantera entre ustedes,
los cuales les han hablado la palabra de Dios, y al contemplar detenidamente en lo que resulta la
conducta de ellos, imiten su fe.” (Heb. 13:7) Entonces usted observará los ejemplos que agradan a
Dios. Se sentirá animado, porque muchos de estos hombres han pasado por la dificultad que usted
está experimentando. Ellos lo ayudarán. Hable con ellos, obtenga su consejo y sus oraciones a favor
de usted.—Sant. 5:13-18.
Además, al grado que pueda, asóciese con los que están libres del hábito. También es una gran
ayuda tener a un asociado allegado a quien pueda llamar por teléfono rápidamente o a quien
pueda visitar cuando sienta el “impulso” de usar tabaco. Entonces, manténgase ocupado con un
estudio de la Biblia, con las cosas que tenga que hacer para atender a su familia, con las reuniones
donde se considera la Biblia y en cualquier servicio de Dios que pueda desempeñar. Solo
procediendo así podrá estar seguro de romper el hábito malo y sustituirlo con hábitos buenos. Estará
haciéndolo para ser un mejor y más aceptable glorificador del nombre de Jehová. Y Dios se
complacerá con usted.—Pro. 27:11. //Volver al Índice

359
W1974 1/10 PÁGS.606-607

Puesto que los testigos de Jehová consideran el fumar como


contrario a la práctica cristiana, ¿impiden que otros fumen
cuando éstos vienen a sus hogares o establecimientos
comerciales?—EE. UU.
Cualquier cosa que los Testigos individuales decidan hacer tocante a esto es un asunto personal
gobernado por su conciencia entrenada en la Biblia.
Sin embargo, generalmente los testigos de Jehová prefieren que nadie fume en sus hogares. Así
salvaguardan la salud de sus familias e impiden que sus hogares sean ensuciados con la hediondez
del tabaco. Por otra parte, también, ya que los testigos de Jehová se interesan en ayudar a otros a
‘limpiarse de toda contaminación de la carne y del espíritu,’ ¿sería compatible con esto el que
permitieran que se fumara sin discriminación en sus hogares? (2 Cor. 7:1) Si lo hicieran, ¿no sugeriría
a otros que no consideran el fumar un asunto serio?
Cuando se informa bondadosamente a los visitantes en cuanto al punto de vista de los testigos
de Jehová, por lo general respetan los deseos del dueño de la casa. Pero si su afición al hábito del
tabaco es tan grande que les parece que absolutamente tienen que fumar un cigarrillo, quizás
puedan fumar donde sería menos desagradable y perjudicial a otros. Lo que los Testigos individuales
arreglen o permitan en ese caso queda de ellos decidirlo, e influiría en ello si el cabeza de la familia
fuera Testigo o no.
En lugares de negocio no es raro ver letreros que indican que “Se prohíbe fumar.” Por supuesto,
quizás la ley del país no prohíba específicamente el fumar en ciertos lugares comerciales, y
posiblemente los fumadores esperen que puedan participar de su hábito mientras aguardan a que
se les sirva. Puesto que el cristiano rinde servicios personales a todos los que vengan a él, quizás
no sienta necesariamente que puede dictar reglas para sus clientes. Sabe que está en el mundo y
que por lo tanto no puede evitar el contacto con personas que tienen hábitos que él no aprueba.
(1 Cor. 5:9, 10) En vista de esto, puede que algunos testigos de Jehová lleguen a la conclusión de
que las circunstancias les impiden el prohibir fumar en sus establecimientos comerciales. Por
consiguiente, tal vez se sientan obligados a suministrar receptáculos para los clientes que fuman. Sin
embargo, quizás otros Testigos decidan colocar un letrero solicitando que no se fume en absoluto.
Quizás razonen que esto haría las cosas más agradables para ellos mismos y para los muchos que
no fuman que frecuentan su establecimiento comercial. //Volver al Índice

360
W2002 1/11 PÁG.31

¿Es impropio apostar dinero, aunque sean pequeñas


cantidades?
La Palabra de Dios no analiza en detalle esta práctica, pero contiene suficientes indicios para
concluir que todo juego de azar en que se apueste dinero es incompatible con los principios
bíblicos. Por ejemplo, casi nadie duda de que el juego fomenta la codicia. Tan solo este hecho ya
es decisivo para los cristianos, puesto que las Escrituras señalan que las “personas dominadas por la
avidez” no heredarán el Reino de Dios, y equiparan la codicia a la idolatría (1 Corintios 6:9, 10;
Colosenses 3:5).
El juego también alimenta el egotismo y un malsano espíritu competitivo, un intenso deseo de
ganar. El apóstol Pablo advirtió al respecto: “No nos hagamos egotistas, promoviendo
competencias unos con otros, envidiándonos unos a otros” (Gálatas 5:26). Además, el juego
despierta en algunas personas confianza supersticiosa en la suerte. Los jugadores siguen toda clase
de supersticiones con la esperanza de ser los afortunados, por lo que nos recuerdan a los israelitas
infieles que ‘arreglaban una mesa para el dios de la Buena Suerte y llenaban vino mezclado para el
dios del Destino’ (Isaías 65:11).
Hay quienes han razonado que apostar cantidades pequeñas al participar de forma amistosa en
juegos de naipes o de mesa con parientes o amigos íntimos es solo un pasatiempo inofensivo.
Es cierto que quien lo haga tal vez no se considere codicioso, egotista, competitivo o supersticioso.
Pero ¿qué efecto producirá en el resto del grupo? Muchos jugadores compulsivos se iniciaron
apostando pequeñas cantidades “solo para divertirse” (Lucas 16:10). Lo que parecía diversión
inocente resultó ser algo mucho más nefasto en su caso.
Esto es cierto sobre todo con los niños. Muchos de ellos han experimentado la emoción de ganar
una pequeña apuesta y se han visto tentados a conseguir más dinero (1 Timoteo 6:10). Un estudio a
largo plazo que publicó en Estados Unidos el Arizona Council on Compulsive Gambling (Consejo de
Arizona sobre el juego compulsivo) confirma que numerosos ludópatas comenzaron su vicio a corta
edad “apostando pequeñas cantidades en eventos deportivos o jugando a las cartas con sus
amigos o parientes”. Según otro informe, “los niños se inician en casa, jugando a las cartas con
familiares y amigos. El 30% de estos niños empezaron a jugar antes de cumplir los 11 años”. Como
revela el estudio Why Do People Gamble Too Much—Pathological and Problem Gambling (Por qué
juega tanto la gente. La adicción al juego y la ludopatía), muchos adolescentes recurren a la
delincuencia o la inmoralidad para financiar su adicción. Sin duda, una trágica consecuencia de
una práctica que tal vez pareció inofensiva en un principio.
En vista de que vivimos en un mundo lleno de trampas y tentaciones, ¿por qué exponernos
innecesariamente a otra más? (Proverbios 27:12.) El juego —con niños delante o sin ellos, por mucho
o poco dinero— pone en peligro la espiritualidad y debe evitarse. Es mejor que los cristianos que
disfrutan de los juegos de mesa o de naipes lleven un registro de la puntuación o que participen
simplemente para pasar un buen rato, incluso sin anotar los puntos. Los cristianos juiciosos que se
preocupan por su espiritualidad y la de sus amigos y familiares no juegan por dinero, ni siquiera por
pequeñas cantidades.
Nota. La World Book Encyclopedia define el juego de azar como la actividad en la que se
“hacen apuestas sobre el resultado de un evento deportivo, un acontecimiento o un suceso
fortuito”. Además, añade que los “jugadores suelen apostar dinero en [...] juegos de azar como la
lotería, las cartas y los dados”. //Volver al Índice

361
W1981 15/1 PÁGS.29-31

¿Qué guía provee la Biblia con relación al juego? Por


ejemplo, ¿sería malo que un cristiano apostara una pequeña
suma de dinero en un juego de naipes que se estuviera
jugando sólo como esparcimiento?
Las Escrituras no proveen base para una regla rígida en contra de toda “apuesta,” por pequeña
que ésta sea. Sin embargo, sí nos ayudan a ver que el juego en que se apuesta dinero es un grave
mal, que puede tener como resultado el que uno sea excluido de la congregación cristiana y del
reino de Dios.
Las palabras “juego” y “jugar” a veces se usan con relación a actividades en las cuales está
envuelto un riesgo o la esperanza de obtener ganancia. Se podría decir que una persona está
‘jugándoselas’ cuando establece un negocio o invierte en un negocio esperando lucrarse. Pero en
la consideración que sigue se trata del tipo de “juego” en el cual está envuelto el apostar. Por
ejemplo: “El jugar generalmente se define como el arriesgar voluntariamente una suma de dinero,
es decir hacer una apuesta, sobre el resultado de una diversión o ejercicio recreativo u otro
acontecimiento.” (Encyclopedia Americana) La Biblia no considera de manera directa este tipo de
juego.
En Jueces 14:11-19 se relata acerca de una prueba que Sansón propuso en la cual estaba
envuelta un pago, pero más bien que ser una forma de juego en el sentido que acabamos de
señalar, ésta era una estrategia que él utilizó para buscar una oportunidad en contra del enemigo
filisteo. Tampoco era una forma de este jugar el echar “suertes” en Israel; éstas eran un medio de
conseguir la guía de Dios o de resolver disputas. (Pro. 16:33; 18:18; 1 Sam. 14:41, 42) Además, aunque
los hebreos tenían sus juegos o ejercicios recreativos y carreras, no hay evidencia de que apostaran
en éstos. (Jer. 12:5) La Encyclopædia of Religion and Ethics de Hastings hace el siguiente
comentario: “Mientras los israelitas siguieron siendo un pueblo agrícola, parece que estaban
excepcionalmente libres del vicio del juego. En Babilonia se hicieron un pueblo mercantil, y se
mezclaron con personas entre las cuales los juegos de azar formaban parte de la vida común.”—
Tomo VI, pág. 164.
A este respecto, Isaías 65:11, 12 se refiere al “dios de la Buena Suerte” o de la Buena Fortuna del
cual los jugadores babilonios buscaban ayuda. Como lo mencionan estos versículos, habría estado
siguiendo un derrotero de apostasía cualquier israelita que preparara una mesa con alimento para
aquellos ídolos que eran dioses de la suerte.
En realidad, el único caso bíblico que podría clasificarse como juego en el sentido que tratamos
aquí ocurrió cuando los soldados romanos echaron suertes para determinar quién recibiría la
prenda de vestir interior de Jesús.—Mat. 27:35; Juan 19:23.
Aunque la Biblia no considera este tipo de juego en detalle, sí nos provee principios que pueden
ayudarnos a evaluar lo referente al juego. Estos dejan ver claramente que el cristiano debe estar
consciente de sus motivos con relación al juego, y de los efectos que éste a menudo produce.
Se reconoce generalmente que el juego con apuestas a menudo resulta en codicia, o incita a
cultivarla. Esto es de importancia para los cristianos, pues la Biblia condena enfáticamente la
“codicia.” Dios nos informa que “las personas codiciosas” no heredarán su reino, y que la codicia
debe ponerse en una misma clasificación con la idolatría. Por lo tanto, los cristianos sinceros
procuran evitar prácticas que podrían resultar en que ellos manifestaran la codicia de modo que no
alcanzaran a la gloria de Dios.—Col. 3:5; 1 Cor. 6:9, 10; Rom. 3:23.

362
Por supuesto, la codicia puede manifestarse de muchas maneras. Una persona podría mostrarse
excesivamente codiciosa en el asunto del comer, de modo que se hiciera glotona. O la codicia
excesiva con relación a la bebida podría hacer de uno un borracho. (Tito 1:12, 13; Pro. 23:20; 1 Tim.
3:3) Sin embargo, el comer es un aspecto normal y necesario de la vida. Y hasta el disfrutar de una
cantidad moderada de bebidas alcohólicas, como lo hacen ciertas personas, envuelve un proceso
natural, el de tomar como parte del consumo diario de líquidos una bebida que el cuerpo puede
“quemar” como combustible. Por lo tanto, la “codicia” no se asocia ni tan frecuente ni tan
fácilmente con el comer y el beber como con el jugar.
La codicia que está envuelta en el juego es una causa primordial de muchos de los delitos y de
la violencia que se relacionan con empresas serias de juego. Pero aun en el caso del jugador como
individuo, el motivo básico que le impulsa a jugar es a menudo la codicia. ¿No es verdad que
muchos juegan porque esperan ganar lo que otros han de perder? Aun personas cuyo modo de
pensar no está principalmente basado en la Biblia reconocen esto. El profesor D. M. Smyth comentó:
“Al promulgar las loterías los gobiernos están dando gusto a una de las cualidades más bajas del ser
humano... la codicia. Están contribuyendo a la corrupción, no al mejoramiento, de la vida humana.
. . . Los que promueven las loterías están promulgando el punto de vista según el cual es correcto
que alguien salga ganando mediante la pérdida que sufran muchos otros.”—El Star de Toronto.
Sin embargo, puede ser que alguien razone de la manera siguiente: ‘¿Qué hay si yo participo en
un amigable juego de naipes o de mesa con algunos familiares? Podríamos apostar pequeñas
sumas de dinero, de modo que nadie ganara ni perdiera mucho. ¿No podría eso simplemente ser
una forma de esparcimiento inocente, sin codicia alguna?’
Algunos pudieran presentar tal argumento. Pero cuando hay dinero envuelto en el asunto, por
pequeña que sea la suma, obviamente hay peligro. Ello podría ser el principio de algo mayor, y sería
especialmente peligroso cultivar el espíritu del juego con apuestas monetarias si hay niños entre los
jugadores. ¿Por qué no llevar simplemente cuenta del juego con lápiz y papel o, si no, sencillamente
jugar por puro gusto? Los hermanos que son ancianos en la congregación en sentido espiritual no
quisieran verse envueltos en los asuntos de usted a este respecto. No tratarían de pasar leyes como
lo hicieron los líderes religiosos descritos en Lucas 6:1-5. Sin embargo, si llegaran a saber que está en
peligro la espiritualidad, puede ser que den consejo bondadoso como quienes “están velando por
las almas” del rebaño.—Heb. 13:17.
La experiencia muestra que muchos que se hicieron jugadores codiciosos empedernidos
empezaron por hacer pequeñas apuestas ‘para entretenerse.’ Vieron que podían ganar sumas
pequeñas y se sintieron tentados a tratar de ganar sumas mayores. El impulso codicioso puede
hacer que una persona se envicie, y hasta quizás la conduzca a llevar una vida que anteriormente
le hubiera parecido impensable. Un canadiense que había sido jugador declaró: “Tengo una
sobrina que pierde 100 dólares a la semana. Su esposo tiene que tener dos empleos. Su hijos están
verdaderamente muriéndose de hambre. Ella mendiga, toma dinero prestado y roba a fin de poder
jugar.”
A menudo el orgullo también es uno de los motivos detrás del juego. El que uno pueda ganar
satisface su sentido de orgullo. Pero Dios dice: “El ensalzamiento propio y el orgullo . . . he odiado.”
Se exhorta a los adoradores verdaderos a cultivar la modestia y la humildad.—Pro. 8:13; 11:2; 22:4;
Miq. 6:8; Sant. 4:16.
Los jugadores a menudo ensalzan a la ‘Suerte.’ Para ellos, “suerte” no es meramente una
palabra que signifique que habrá buenos resultados, sino que es una influencia sobrehumana
semejante a una deidad. La codicia y el orgullo impulsan a los jugadores a confiar en la “suerte.”
Frecuentemente el jugar con apuestas de dinero tiene el efecto de inducir pereza. Incita a las
personas a soñar que podrán conseguir algo por nada, aun las impulsa a mentir o a practicar el
engaño a fin de ganar y así no tener que trabajar. Pero la Palabra de Dios aconseja en contra de la

363
pereza e insta a que se sea económico, diligente e industrioso. “Si alguien no quiere trabajar, que
tampoco coma.”—Pro. 6:9-11; Efe. 4:28; 2 Tes. 3:10.
Los malos frutos del juego tienen tan mala reputación que en muchas comunidades se mira a los
jugadores con desprecio, aun si el juego está legalizado. Por lo tanto, el deseo de recibir un
“excelente testimonio de las personas de afuera,” y de evitar el crear prejuicios en otros en contra
de las “buenas nuevas del reino” ha añadido una más a las razones por las cuales muchos cristianos
evitan por completo toda forma del juego con apuestas.—1 Tim. 3:7, 10; Mat. 24:14; 1 Cor. 9:11-23; 2
Cor. 6:3.
Correctamente, los que sirven como ‘pastores del rebaño’ se interesan en ayudar a sus
compañeros cristianos a evitar cosas que podrían causar daño a la espiritualidad de éstos. Por lo
tanto, si alguien se viera envuelto en el juego y genuinamente demostrara una inclinación a la
codicia o a producir algunos de los malos frutos que se asocian con el juego, el deseo de los
ancianos debería ser ayudar a esa persona. Podrían darle consejo en privado o públicamente si ven
que existen tendencias peligrosas hacia la codicia. (1 Ped. 5:2, 3; Gál. 6:1) Además, si un cristiano no
se arrepiente, y continúa en pos de un derrotero de codicia, podría ser necesario hasta removerlo
de la congregación, en armonía con las instrucciones de la Palabra de Dios, la cual dice:
“Remuevan al hombre inicuo de entre ustedes mismos.” El apóstol Pablo agrega: “¿No saben
ustedes que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se extravíen. Ni fornicadores, ni idólatras,
ni adúlteros, ni hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan
con hombres, ni ladrones, ni avarientos, ni borrachos, ni injuriadores, ni los que practican extorsión
heredarán el reino de Dios.”—1 Cor. 5:11-13; 6:9, 10.
Sin embargo los asuntos rara vez llegan a tal punto, pues los cristianos verdaderos evitan
completamente toda forma de juego de esta índole. Desean producir el fruto del espíritu, no
participar en actividades de las que se sabe que estimulan la codicia y producen obras de la carne.
(Gál. 5:19-23) Reconocen el valor de ganarse la vida mediante el trabajo honrado. Como amonestó
el apóstol Pablo: “Les exhortamos, hermanos, . . . a tener como mira suya el vivir en quietud y
ocuparse de sus propios negocios y trabajar con sus manos, tal como les ordenamos; para que
estén andando decentemente en lo que tiene que ver con los de afuera y no estén necesitando
nada.”—1 Tes. 4:10-12.
Los cristianos consideran que lo que ellos poseen —incluso su vida y su dinero o recursos
materiales— está dedicado a Dios. Ellos tienen que responder a Dios por la manera en que usan
esas posesiones. Por lo tanto, en vez de desperdiciar su tiempo y dinero en actividades de juego con
apuestas monetarias que pueden inducir codicia y que pueden causar daño a otros, utilizan su
tiempo y sus fondos de maneras que resultan en honra a Jehová. (Pro. 3:9) Así ‘trabajan en lo
bueno, son ricos en obras excelentes, están listos para compartir.’ Además, como escribió el apóstol
Pablo, están “atesorando para sí mismos con seguridad un fundamento excelente para el futuro,
para que logren asirse firmemente de la vida que lo es realmente.”—1 Tim. 6:17-19. //Volver al Índice

364
W1997 1/4 PÁGS.27-29

¿Qué debe hacer un cristiano si se le requiere para que sirva


de jurado?
En algunos países, la administración de justicia se vale de jurados elegidos de entre los
ciudadanos. En esos lugares el cristiano debe decidir cómo actuar si se le requiere para
desempeñar la labor de jurado. Sin violentar su conciencia, muchos cristianos han llegado a la
conclusión de que los principios bíblicos no prohíben acudir a dichos requerimientos, del mismo
modo que Sadrac, Mesac y Abednego obedecieron la orden del gobierno babilonio de presentarse
en la llanura de Dura, o cuando José y María fueron a Belén por mandato de las autoridades
romanas. (Daniel 3:1-12; Lucas 2:1-4.) Sin embargo, hay ciertos factores que los cristianos sinceros
pueden analizar.
La figura del jurado no es universal. En algunos países los magistrados profesionales o un tribunal
compuesto de varios jueces son quienes deciden los casos civiles o criminales. En otros lugares, se
impone la Common Law (derecho anglosajón basado en la jurisprudencia y la ley consuetudinaria),
y los jurados son parte de la práctica judicial. No obstante, la mayoría de la gente tiene una idea
muy vaga de cómo se escogen los jurados y cuál es su función. Por este motivo, es conveniente
tener un cuadro general vayamos a ser jurados o no.
El pueblo de Dios reconoce a Jehová como Juez Supremo. (Isaías 33:22.) En el antiguo Israel,
hombres experimentados, rectos e imparciales servían de jueces para resolver las disputas y decidir
cuestiones legales. (Éxodo 18:13-22; Levítico 19:15; Deuteronomio 21:18-21.) Cuando Jesús vivió en la
Tierra el Sanedrín, tribunal supremo judío, desempeñaba la función judicial. (Marcos 15:1; Hechos
5:27-34.) Al judío de término medio no se le pedía que participara en un jurado civil.
En otros países se emplearon jurados compuestos de ciudadanos. Sócrates fue juzgado por un
tribunal de 501 jurados. El jurado también existió en Roma durante la República, pero se abolió con
la llegada de los emperadores. Más adelante, el rey Enrique III de Inglaterra determinó que el
acusado fuera juzgado por sus vecinos. Se pensaba que, al conocer al acusado, su juicio sería más
justo que el procedimiento por el que intentaba demostrar su inocencia en lid o sobreviviendo a
algún otro tipo de prueba. Con el devenir del tiempo, el jurado se convirtió en una institución en la
que un grupo de ciudadanos escuchaba el caso y emitía un veredicto basado en las pruebas. Un
juez profesional los guiaba en el análisis de las pruebas.
Existen diferentes tipos de jurados en la actualidad, tanto en lo que respecta a la cantidad de
miembros como a lo que se requiere de ellos antes de que emitan su veredicto. Por ejemplo, en
Estados Unidos el gran jurado (o jurado de acusación), que puede tener entre doce y veintitrés
miembros, decide si hay suficiente prueba para acusar a alguien de un delito, pero no decide sobre
su culpabilidad o su inocencia. Del mismo modo, en un jurado de pesquisidor (o jurado de
investigación), sus integrantes sopesan las pruebas para decidir si una muerte ha sido consecuencia
de un crimen.
La mayoría de las personas piensan que un jurado es un conjunto de doce ciudadanos en un
juicio —sea este una disputa civil o un caso criminal— que escuchan a los testigos para decidir la
culpabilidad o la inocencia del reo. Este tipo de jurado recibe en la jerga jurídica inglesa el nombre
de petit jury (pequeño jurado) o jurado procesal, para distinguirlo del gran jurado. Normalmente, el
tribunal convoca por requerimiento a participar en un jurado a individuos cuyos nombres se eligen
de entre el censo electoral, los permisos de conducción, etc. A algunos se les descarta
automáticamente, como a los delincuentes convictos y los deficientes mentales. Según las diversas
legislaciones, otras personas, como médicos, clérigos, abogados o pequeños empresarios, pueden
solicitar la exención. (A otros se les puede excluir por motivos personales, o por objeción de
conciencia a servir de jurado.) Sin embargo, las autoridades están eliminando cada vez más

365
motivos de exención para obligar a todos los requeridos a personarse y servir de jurado, es posible
que hasta en más de una ocasión a través de los años.
No todos los que se presentan para servir de jurados terminan integrando el jurado en un tribunal.
Se escoge aleatoriamente como posibles jurados para un caso determinado a algunas personas de
entre un grupo requerido. Luego, el juez les comunica quiénes son las partes litigantes y sus
abogados y les describe la naturaleza del caso. Tanto el juez como los abogados examinan a cada
posible jurado. Si alguien tiene una razón de conciencia para no servir de jurado por la naturaleza
del caso, ese es el momento de decirlo.
El grupo de jurados debe reducirse a la cifra que compondrá el jurado real en la vista del caso. El
juez rechaza a aquellos de quienes dude de su imparcialidad por tener algún posible interés
personal en el caso. También los abogados de las partes implicadas tienen la prerrogativa de
rechazar a algunos jurados. Cualquiera que sea rechazado de ese jurado regresa al grupo anterior
en espera de una nueva selección aleatoria para otros casos. Algunos cristianos en esta situación
han aprovechado el tiempo para ofrecer un testimonio informal. Después de algunos días se
cumple el tiempo de servicio del jurado, sea que se haya sentado o no como jurado.
Los cristianos se esfuerzan por ‘ocuparse en sus propios negocios’ y no entremeterse “en asuntos
ajenos”. (1 Tesalonicenses 4:11; 1 Pedro 4:15.) Cuando un judío le pidió a Jesús que arbitrara en un
caso de derechos hereditarios, Jesús respondió: “Hombre, ¿quién me nombró juez o repartidor sobre
ustedes?”. (Lucas 12:13, 14.) Jesús vino a declarar las buenas nuevas del Reino, no a dirimir
contiendas legales. (Lucas 4:18, 43.) La respuesta de Jesús quizá motivó al hombre a poner en
práctica el método resolutorio prescrito en la Ley de Dios. (Deuteronomio 1:16, 17.) Sin cuestionar la
validez de lo antedicho, acatar el requerimiento de una notificación para presentarse como jurado
difiere de entremeterse en los asuntos ajenos. Guarda más relación con la situación de los tres
compañeros de Daniel. El gobierno babilonio les ordenó presentarse en la llanura de Dura, y el que
lo hicieran no violó la Ley de Dios. Su actuación posterior fue otro asunto, como muestra la Biblia.
(Daniel 3:16-18.)
Cuando se liberó a los siervos de Dios de la sujeción a la Ley mosaica, tuvieron que tratar con los
tribunales civiles de distintos países. El apóstol Pablo exhortó a los “santos” de Corinto a zanjar sus
diferencias dentro de la congregación. Aunque se refirió a los tribunales civiles como “hombres
injustos”, Pablo no negó que cumplían una función en los asuntos seglares. (1 Corintios 6:1.) Él mismo
se defendió dentro del marco judicial romano, e incluso apeló su caso a César. No se considera a
los tribunales civiles como inherentemente malos. (Hechos 24:10; 25:10, 11.)
Los tribunales civiles son parte de las funciones de “las autoridades superiores”, que “están
colocadas por Dios en sus posiciones relativas” y que aprueban e imponen las leyes. Pablo escribió:
“Es ministro de Dios para ti para bien tuyo. Pero si estás haciendo lo que es malo, teme: porque no es
sin propósito que lleva la espada; porque es ministro de Dios, vengador para expresar ira sobre el
que practica lo que es malo”. Los cristianos no se ‘oponen a la autoridad’ cuando esta desempeña
sus funciones legales, pues no desean ‘ponerse en su contra’ y recibir juicio. (Romanos 13:1-4; Tito
3:1.)
Los cristianos deben ser equilibrados al examinar si pueden acceder a ciertas exigencias del
César. Pablo aconsejó: “Den a todos [las autoridades superiores] lo que les es debido: al que pide
impuesto, el impuesto; al que pide tributo, el tributo; al que pide temor, dicho temor”. (Romanos
13:7.) Este es un consejo directo en lo que respecta a gravámenes económicos. (Mateo 22:17-21.)
Sin embargo, si el César dice que los ciudadanos deben dar de su tiempo y energía para limpiar las
carreteras o llevar a cabo otras labores que a él le corresponden, cada cristiano debe decidir
individualmente si lo hará. (Mateo 5:41.)
Algunos cristianos han pensado que servir de jurados es dar al César lo que es del César. (Lucas
20:25.) El deber del jurado es escuchar las pruebas y ofrecer una opinión sincera sobre unos hechos

366
o un aspecto de la ley. Por ejemplo, en un gran jurado (o jurado de acusación), sus integrantes
deciden si las pruebas exigen que se juzgue a alguien, pero ellos no determinan su culpabilidad. ¿Y
qué se puede decir de un juicio típico? En un caso civil el jurado pudiera conceder
compensaciones por daños y perjuicios. En un caso criminal deben decidir si las pruebas admiten un
veredicto de culpabilidad. En algunas ocasiones recomiendan la sentencia estipulada por la ley
que debe dictarse. Luego, el gobierno se vale de su autoridad “para expresar ira sobre el que
practica lo que es malo”, o “para infligir castigo a los malhechores”. (1 Pedro 2:14.)
¿Qué se puede decir de un cristiano que opina que su conciencia no le permite servir de jurado
en un caso concreto? La Biblia no menciona el servicio de jurado, por lo tanto, no podría decir: ‘ser
jurado va contra mi religión’. Dependiendo del caso en cuestión, pudiera alegar que servir de
jurado en ese juicio violaría su conciencia. Así sería en un caso relacionado con inmoralidad sexual,
homicidio u otras cuestiones en el que su criterio estuviera conformado por el conocimiento bíblico y
no solo por la ley seglar. En la práctica, no obstante, es muy posible que el caso para el que se le
escoja no implique cuestiones de esta naturaleza.
Un cristiano maduro también meditaría sobre la posibilidad de ser responsable por la sentencia
que dictaron los jueces. (Compárese con Génesis 39:17-20; 1 Timoteo 5:22.) Si el veredicto de
culpabilidad es erróneo y se impone la pena de muerte, ¿compartiría el cristiano que sirviera de
jurado la culpa por derramamiento de sangre? (Éxodo 22:2; Deuteronomio 21:8; 22:8; Jeremías 2:34;
Mateo 23:35; Hechos 18:6.) En el juicio de Jesús, Pilato quiso ser “inocente de la sangre de este
hombre”. Y los judíos no dudaron en decir: “Venga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos”.
(Mateo 27:24, 25.)
Si un cristiano se presenta para cumplir con su obligación de jurado, como le exige el gobierno,
pero su conciencia no le permite servir en un caso concreto a pesar de la insistencia del juez,
deberá estar dispuesto a afrontar las consecuencias, sea una multa o prisión. (1 Pedro 2:19.)
Como conclusión, cada cristiano debe decidir qué hacer cuando se halle ante la obligación de
servir de jurado sobre la base de su entendimiento de la Biblia y los dictados de su propia
conciencia. Algunos cristianos se han presentado para cumplir con esa obligación y han servido en
ciertos jurados. Otros se han sentido obligados a negarse, incluso bajo pena de recibir un castigo.
Cada cristiano debe decidir por sí mismo qué hacer, y nadie debe criticar su decisión. (Gálatas 6:5.)
//Volver al Índice

367
W1973 1/9 PÁGS.543-544

¿Cuál es la actitud de los testigos de Jehová para con el


servir en un jurado?—EE. UU.
Los testigos de Jehová reconocen que lo que la gente hace con referencia a servir en un jurado
es un asunto personal, gobernado por los dictados de la conciencia.
En lo que toca a ellos personalmente, los testigos de Jehová por lo general no creen que
deberían sentarse como jueces de otros. Cuando afrontó una oportunidad de manejar una disputa
legal, su Dechado el Señor Jesucristo la rechazó, diciendo: “¿Quién me nombró juez o partidor sobre
ustedes?” (Luc. 12:14) El apóstol Pablo hizo surgir preguntas similares en su carta a los corintios:
“¿Qué tengo yo que ver con juzgar a los de afuera? ¿No juzgan ustedes a los de adentro [la
congregación cristiana], mientras Dios juzga a los de afuera?”—1 Cor. 5:12, 13.
Por otra parte, también, muchas personas que sirven en los jurados no quieren guiarse por las
leyes de la Palabra de Dios para alcanzar un veredicto. Algunos jurados han consultado
horóscopos, han cedido al prejuicio personal o han cedido a premuras de otros para tomar una
decisión. De modo que hay peligro de hacerse participante en un extravío de la justicia. Cuando la
vida de una persona acusada está envuelta, esto podría significar el incurrir en culpabilidad por
homicidio. Así se puede ver por qué el servir en un jurado podría llevar a serios conflictos de
conciencia.
Los requisitos legales para servir en un jurado y las provisiones para ser eximidos varían de lugar en
lugar. Dentro de los Estados Unidos, la situación en un estado puede ser bastante diferente de la
situación en otro estado. A veces el explicar uno su posición al actuario o al juez puede resultar en
que el nombre de uno sea quitado de la lista de jurados probables. Dictámenes jurídicos en Virginia
Occidental, Minnesota y Washington, de hecho, han sostenido el derecho de una persona a rehusar
servir en un jurado por razones religiosas. Y en el estado de Colorado a las personas que pueden
probar con documentos que son testigos de Jehová se les concede exención de servir en un jurado.
Sin embargo, no se conceden exenciones en todas partes. Si una persona no consigue ser
eximida cuando se pide que sirva en un jurado aun después de explicar los asuntos al juez,
no obstante, puede expresar sus escrúpulos por conciencia en cuanto a un caso cuando la
interroguen los abogados antes de comenzar el juicio. Si sus escrúpulos por conciencia no son
aceptados como cosa que lo descalifican para servir en un jurado, puede que el cristiano opine
que tendrá que rehusar servir a fin de no violar su conciencia. En ese caso debe prepararse para
arrostrar cualesquier consecuencias que surjan como resultado de su decisión. //Volver al Índice

368
W1976 15/10 PÁGS.639-640

Si un cristiano tiene que testificar en un tribunal, ¿es correcto


que ponga la mano sobre la Biblia y jure decir toda la
verdad?
No hay ningún inconveniente bíblico a proceder así, aunque cada persona tiene que decidir si
acatará esto o pedirá que se le exima de ello.
Ha sido extensa la práctica de prestar juramento mientras se toca algún objeto que se considera
sagrado. Por ejemplo, los griegos antiguos levantaban la mano al cielo o tocaban un altar mientras
prestaban juramento. Entre los romanos un jurado sostenía una piedra en la mano y juraba que si
estaba mintiendo Júpiter debería desecharlo a él como él entonces desechaba la piedra.
Aquellos actos manifestaban la inclinación interna de la humanidad a reconocer que hay un
poder divino ante el cual la humanidad es responsable y que observa lo que se dice y se hace.
Ciertamente los adoradores del Dios verdadero, Jehová, reconocían esto. Y la Biblia muestra que
prestaban juramentos, en la presencia de Dios, por decirlo así, o con él como testigo. (2 Sam. 3:35;
1 Rey. 2:23, 24; Rut 3:13; Jer. 38:16) Los adoradores verdaderos también permitían que otros los
pusieran bajo juramento.—Gén. 21:22-24; Mat. 26:63.
Algunas veces, cuando se prestaba juramento ante Jehová, el que juraba también hacía un
ademán acompañante. El ángel que le habló al profeta Daniel “procedió a levantar su mano
derecha y su mano izquierda a los cielos y a jurar por Aquel que está vivo para tiempo indefinido.”
(Dan. 12:7; Gén. 14:22) Hasta Dios, refiriéndose a sí mismo simbólicamente, dijo que levantaba la
mano en juramento. (Isa. 62:8; Deu. 32:40) Otro ademán que evidentemente se usaba para
confirmar un juramento era el de colocar la mano bajo la cadera o muslo de la otra persona.—Gén.
24:2, 3, 9; 47:29-31.
Por supuesto, un cristiano verdadero no tiene que prestar juramento a fin de apoyar toda
declaración que haga en la vida cotidiana. Su Sí debe significar Sí, y su No, No. (Mat. 5:33-37; Sant.
5:12) Pero si en el tribunal se le pide que jure que su testimonio es verdadero, pudiera pensar que
puede prestar tal juramento. O quizás se le permita hacer una afirmación de que no está
mintiendo.—Gál. 1:20.
Cuando el proceder en la sala del tribunal es el de levantar la mano o poner una mano sobre la
Biblia al jurar, el cristiano puede optar por obedecer, teniendo presentes los ejemplos bíblicos de
acompañar un juramento con un ademán. Pero más importante que el que uno haga cierto
ademán con su juramento es el hecho de que está jurando ante Dios decir la verdad. Ese juramento
es serio. Por eso, si a un cristiano le parece que puede y debe contestar una pregunta que se le
haga en tales circunstancias, entonces está bajo juramento de decir la verdad. //Volver al Índice

369
W1973 1/8 PÁGS.479-480

Sin transigir uno en su posición como cristiano, ¿puede una


persona prestar un ‘juramento de lealtad’?—EE. UU.
El que un cristiano pueda prestar a conciencia cierto juramento o no depende principalmente
del propósito, contenido o naturaleza del juramento.
Allá en el primer siglo E.C., Jesucristo corrigió a los judíos por hacer juramentos livianos, indefinidos
y sin discriminación. Juraban por el cielo, por la Tierra, por Jerusalén y hasta por sus propias cabezas.
Pero Jesús los censuró, diciendo: “Simplemente signifique su palabra Sí, Sí, su No, No; porque lo que
está en exceso de esto proviene del inicuo.” (Mat. 5:33-37) No debe ser necesario que el adorador
de Dios respalde toda declaración con un juramento a fin de hacerla más creíble.
Sin embargo, bajo ciertas circunstancias la ley mosaica requería juramentos. (Éxo. 22:10, 11; Núm.
5:21, 22; Deu. 21:1-9) Y Jesús mismo no se opuso a que lo pusiera bajo juramento el sumo sacerdote
judío. (Mat. 26:63, 64) De modo que la declaración de Jesús acerca de jurar no se puede usar como
base para condenar todos los juramentos. Pero, ¿qué clase de juramentos puede prestar el cristiano
sin dañar su conciencia?
Esto lo tendrá que determinar él mismo al comparar el juramento envuelto con los principios
bíblicos. Jesucristo declaró: “Paguen de vuelta a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de
Dios.” (Mat. 22:21) Por consiguiente el cristiano no podría jurar a alguna cosa que requiriera que él
hiciera cosas que son contrarias a la ley de Dios. Pero no habría objeción alguna a que prestara un
juramento para ‘sostener o defender’ las disposiciones de la ley que no se oponen a la ley de Dios.
El cristiano reconoce que su defensa y apoyo a la ley de César tienen que estar dentro de las
limitaciones impuestas por la Palabra de Dios. Puede ‘defender’ la ley por palabra, por su conducta
diaria y, en asuntos legales, por su testimonio en el tribunal. A los cristianos se les dice: “Toda alma
esté en sujeción a las autoridades superiores.” (Rom. 13:1) De modo que no habría motivo para
oponerse a jurar hacer algo que uno ya está obligado por Dios a hacer.
Sin embargo, muchos países iluminados reconocen lo razonable que es la otra obligación del
cristiano, de ‘dar a Dios lo que es de Dios.’ Por lo tanto la Constitución de los Estados Unidos, así
como la de muchas otras naciones, garantiza la libertad de religión. Se entiende, pues, que a un
cristiano no se le va a requerir que haga algo contrario a sus creencias religiosas y sus obligaciones a
Dios. No hay ningún peligro para el país en esta disposición, porque los cristianos verdaderos
no participan en subversión; más bien, se esfuerzan por ser ciudadanos ejemplares, observantes de
la ley.
Puesto que el cristiano verdadero toma muy en serio su adoración y su relación con Dios, debe
pensar cuidadosamente en cualquier juramento que se le pida que preste. Debe estar convencido
en su propia mente de que el juramento no causará una violación de su conciencia ni transigirá en
su posición neutral tocante a las naciones políticas y sus controversias. (Compare con Romanos
14:5.) Si, después de razonar sobre el asunto, decide que puede prestar un juramento en particular,
tendrá que asumir su propia responsabilidad. Siempre debe tener presente su obligación
precedente al Soberano Supremo, Jehová Dios, antes de ponerse bajo cualquier otra obligación.
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370
W2003 15/1 PÁG.21

¿Permiten las Escrituras que el cristiano ponga la mano sobre


la Biblia y jure decir toda la verdad ante un tribunal?
Cada persona tiene que tomar su propia decisión (Gálatas 6:5). Ahora bien, no hay objeción
bíblica a que alguien jure decir la verdad ante un tribunal.
La costumbre de hacer juramentos está muy extendida y tiene una larga historia. En la
antigüedad, por ejemplo, los griegos levantaban la mano al cielo o tocaban un altar mientras
prestaban juramento. Por su parte, los romanos sostenían una piedra en la mano y prometían: “Si
miento a sabiendas, salve [el dios] Júpiter a la ciudad y la ciudadela, y a mí desécheme de todo lo
bueno, tal como yo desecho esta piedra” (Cyclopedia of Biblical, Theological, and Ecclesiastical
Literature, de John McClintock y James Strong, volumen VII, página 260).
Tales actos indican que la humanidad se siente inclinada a reconocer la existencia de un poder
divino que observa a los seres humanos y ante quien tienen que rendir cuentas. Desde tiempos
antiguos, los adoradores verdaderos de Jehová eran conscientes de que él sabía lo que hacían y
decían (Proverbios 5:21; 15:3). Prestaban juramentos en presencia de Dios, por decirlo así, o con él
en calidad de testigo. Algunos siervos que obraron así fueron Boaz, David, Salomón y Sedequías (Rut
3:13; 2 Samuel 3:35; 1 Reyes 2:23, 24; Jeremías 38:16). También hubo adoradores del Dios verdadero
que dejaron que otras personas los pusieran bajo juramento, como sucedió en el caso de Abrahán y
de Jesucristo (Génesis 21:22-24; Mateo 26:63, 64).
A veces, la persona que prestaba juramento ante Jehová también hacía un ademán. Abrán
(Abrahán) dijo al rey de Sodoma: “De veras alzo la mano en juramento a Jehová el Dios Altísimo,
Productor de cielo y tierra” (Génesis 14:22). El ángel que habló al profeta Daniel “procedió a
levantar la mano derecha y la mano izquierda a los cielos y a jurar por Aquel que está vivo para
tiempo indefinido” (Daniel 12:7). De Dios también se dice que simbólicamente alza al cielo la mano
en juramento (Deuteronomio 32:40; Isaías 62:8).
De modo que no hay objeción bíblica a que se preste juramento. Ahora bien, el cristiano
no tiene que hacerlo para apoyar todas sus afirmaciones. Jesús dijo: “Simplemente signifique su
palabra Sí, Sí, su No, No” (Mateo 5:33-37). El discípulo Santiago expresó una idea similar. “Dejen de
jurar”, señaló, como advertencia para no jurar a la ligera (Santiago 5:12). Ni Jesús ni Santiago
indicaron que fuera impropio hacer un juramento en el que se promete decir la verdad ante un
tribunal.
¿Qué hacer, entonces, si un tribunal pide al cristiano que jure que su testimonio es verdadero? Tal
vez considere que puede hacerlo. Si no es así, quizás le permitan hacer una declaración formal, o
promesa, de que no está mintiendo (Gálatas 1:20).
Cuando se le exija levantar la mano o ponerla sobre la Biblia al jurar, el cristiano puede optar por
hacerlo teniendo presentes los ejemplos bíblicos de juramentos acompañados de ademanes. Pero
más importante que el gesto que haga es recordar el hecho de que está jurando decir la verdad
ante Dios. Dicho juramento es un asunto serio. Si al cristiano le parece que puede y debe contestar
la pregunta que se le plantee en tales circunstancias, entonces ha de recordar que se halla bajo
juramento de decir la verdad, algo que, de cualquier modo, tiene que hacer en todo momento.
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371
W1989 15/7 PÁG.30

¿Es apropiado que un cristiano compre billetes de la lotería


como simple diversión si el dinero va a una caridad?
La Biblia ciertamente no prohíbe la diversión apropiada, porque Jehová es “el Dios feliz”.
(1 Timoteo 1:11.) Su pueblo puede disfrutar de música, baile modesto, comer y beber moderados y
deportes y juegos equilibrados. (Salmo 150:4; Eclesiastés 2:24.) Sin embargo, el juego por dinero está
en claro conflicto con el sabio consejo de Dios, y esto aplica en el caso de participar en loterías.
¿Qué es, exactamente, una lotería? Implica comprar billetes que dan la oportunidad de ganar
premios. Se determina quiénes ganan por alguna manera de escoger un número al azar. Con
frecuencia hay un gran premio, que pudiera ser de millones de dólares, pesos o libras. Tan atractivo
es el enorme premio que las loterías se han convertido en “la forma más extensa del juego” (The
World Book Encyclopedia). Centenares de millones de personas juegan a la lotería.
Algunos han llegado a la conclusión de que participar en una lotería no es malo o incorrecto por
lo poco que quizás cueste un billete (la suerte), porque los que participan lo hacen voluntariamente
y porque puede que parte del dinero obtenido se use para caridades, como para ayudar a los
pobres. ¿Es válido ese razonamiento?
Aunque algunos alegan que el comprar un billete de la lotería es diversión sencilla y no cuesta
mucho, no se puede negar que tras ese juego está el factor de la avidez. La gente compra billetes
de la lotería con la esperanza de ganar muchísimo dinero. Esto ciertamente se opone al consejo
divino contra la avidez, que pudiera hacerse tan grave vicio como para impedir que alguien
‘heredara el reino de Dios’. Por lo tanto, si un cristiano manifestara avidez persistente mediante el
juego, pudiera ser excluido de la congregación. (1 Corintios 5:11; 6:10.) La Biblia dice: “Se está
consiguiendo una herencia por avidez desmesurada al principio, pero su propio futuro no será
bendecido”. (Proverbios 20:21.) Si un cristiano sintiera el impulso de ‘probar su suerte’ en la lotería
debería pensar seriamente en la avaricia que es base de la lotería. Efesios 5:3 dice que ‘la avidez ni
siquiera debería mencionarse entre nosotros’, y mucho menos debe ceder a ella el cristiano.
Por lo general la mayoría de los que juegan a la lotería son personas de comunidades pobres.
Por eso, aunque un billete cueste poco, se están encauzando hacia la lotería fondos que deberían
usarse para satisfacer verdaderas necesidades familiares... más alimento, ropa adecuada, mejor
cuidado médico. El que afirma ser cristiano pero descuida esas necesidades familiares “es peor que
una persona sin fe”. (1 Timoteo 5:8.)
Aunque un billete de la lotería no cueste tanto como para perjudicar significativamente la
situación de uno o la de una familia, eso no significa que no se perjudica a otros. ¿Por qué? Porque
casi todo el que compra un billete de la lotería quisiera ganar. ¿De dónde vendría el dinero del
precio? Si el billete cuesta diez pesos y el premio es un millón de pesos, eso significa que esa persona
toma el dinero del billete de otras cien mil personas. ¿Armoniza eso con el consejo de Dios contra el
codiciar las cosas valiosas de otros? (Deuteronomio 5:21.) De hecho, el premio de la persona
implicaría dinero tomado de muchas personas más, porque habría que vender mucho más que solo
cien mil billetes. Una buena cantidad del dinero de los billetes tiene que usarse para pagar la
administración, y parte va al propósito caritativo al que se da publicidad como la razón para la
lotería. Por eso, aunque para alguien no sea ninguna carga pagar los diez pesos de su propio billete,
¿qué hay de las muchas otras personas? Además, puede que se dé publicidad a lo que la persona
haya ganado, y esto incite a muchos a empezar a jugar a la lotería y comprar más billetes, aunque
no puedan darse ese lujo.
Tampoco se puede negar que con la lotería está enlazado el sueño de ganar dinero sin trabajar
por él. Sí, la lotería estimula la indolencia, o tiende a estimularla. Sin embargo, la Biblia insta al pueblo

372
de Dios a ser económico, industrioso, trabajador. En vez de promover un espíritu de ‘conseguir algo
por nada’, da este consejo: “Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma”. (2 Tesalonicenses
3:10; Proverbios 13:4; 20:4; 21:25; 1 Tesalonicenses 4:9-12.)
Ni el que otras personas jueguen a la lotería por su propia voluntad ni el que sea legal justifican el
que los cristianos participen en ella. Algunos gobiernos legalizan otras formas del juego, así como la
prostitución y la poligamia. Aunque esas actividades hayan sido legalizadas y muchas personas
estén dispuestas a participar en ellas, eso no significa que sean apropiadas a la vista de Dios. Más
bien, los cristianos se esfuerzan por reflejar el punto de vista de David: “Hazme conocer tus propios
caminos, oh Jehová; enséñame tus propias sendas. Hazme andar en tu verdad y enséñame, porque
tú eres mi Dios de salvación”. (Salmo 25:4, 5.)
Si el cristiano en verdad desea ayudar a los pobres, minusválidos o personas de edad avanzada,
ciertamente puede hacerlo de manera directa o de algún modo que no envuelva el juego.
Nota a pie de página. Aunque esta clase de juego se conoce extensamente como lotería,
localmente pudiera tener otro nombre, como el de rifa, sorteo u otro. //Volver al Índice

373
W2012 15/3 PÁGS.30-31

¿Puede un cristiano llegar tan bajo en el vicio de ver


pornografía que termine siendo expulsado de la
congregación?
La respuesta es sí. Esto subraya la importancia de rechazar de plano cualquier clase de
pornografía, ya sea en forma de texto o de imágenes en revistas, películas, videos o Internet.
La pornografía ha llegado hasta el último rincón de este mundo. Internet la ha puesto al alcance
de la gente como nunca antes, y personas de todas las edades se han visto infectadas por esta
terrible plaga. Hay quienes se han topado con páginas pornográficas sin pretenderlo. Otros, sin
embargo, han accedido a ellas a propósito, tal vez en el hogar o la oficina, donde les resulta más
fácil leer o ver pornografía en secreto. Este es un asunto que los cristianos debemos tomar muy en
serio. ¿Por qué?
Jesús indicó una de las principales razones cuando advirtió: “Todo el que sigue mirando a una
mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón” (Mat.
5:28). Por supuesto, las relaciones sexuales normales no tienen nada de malo cuando sirven como
fuente de placer dentro del matrimonio (Pro. 5:15-19; 1 Cor. 7:2-5). Pero la pornografía muestra
relaciones inmorales que estimulan los malos pensamientos condenados por Jesús. Dicho sin rodeos,
quien lee o ve pornografía viola este mandato divino: “Amortigüen [o “den muerte a”] [...] los
miembros de su cuerpo que están sobre la tierra en cuanto a fornicación, inmundicia, apetito
sexual, deseo perjudicial y codicia, que es idolatría” (Col. 3:5; Traducción en lenguaje actual).
¿Qué hay si un cristiano ha mirado pornografía en una o dos ocasiones? En cierto sentido, se
encuentra en una situación tan peligrosa como la de Asaf, quien admitió: “En cuanto a mí, mis pies
casi se habían desviado, casi se había hecho que mis pasos resbalaran”. Si ha estado viendo
imágenes pornográficas de hombres o mujeres desnudos o de una pareja teniendo relaciones,
no puede tener la conciencia tranquila ni estar en paz con Dios. Más bien, se sentirá como Asaf:
“Llegué a ser plagado todo el día, y la corrección mía es cada mañana” (Sal. 73:2, 14).
Si un cristiano ha caído en este pecado, es vital que abra los ojos y comprenda que necesita
ayuda espiritual. La Biblia indica que puede conseguirla en la congregación: “Aunque un hombre
dé algún paso en falso antes que se dé cuenta de ello, ustedes los que tienen las debidas
cualidades espirituales traten de reajustar a tal hombre con espíritu de apacibilidad, vigilándote a ti
mismo” (Gál. 6:1). En efecto, uno o dos ancianos pueden prestarle asistencia, lo que incluye orar
con él teniendo fe en que Jehová “sanará” al enfermo espiritual y “le perdonará” (Sant. 5:13-15).
Quienes han buscado ayuda para romper con el vicio de la pornografía se sienten hoy como Asaf,
quien afirmó: “Acercarme a Dios es bueno para mí” (Sal. 73:28).
No obstante, el apóstol Pablo explicó que algunos no se arrepintieron “de su inmundiciay
fornicación y conducta relajada [o desvergonzada]” (2 Cor. 12:21). [Nota] Según explica el
lexicógrafo Marvin R. Vincent, el término griego traducido “inmundicia” en este caso “se refiere a la
impureza en su sentido más sucio”. La triste realidad es que ciertos tipos de pornografía son mucho
peores que unos cuantos desnudos o escenas de un hombre y una mujer cometiendo fornicación.
En algunos casos se presentan actos tan sucios y repugnantes como relaciones homosexuales, sexo
en grupo, contacto sexual con animales, pornografía infantil, violaciones en grupo, maltrato de
mujeres y diversos tipos de sadomasoquismo. Según indicó Pablo, algunos que estaban
“mentalmente [...] en oscuridad” fueron “más allá de todo sentido moral, [y] se entregaron a la
conducta relajada para obrar toda clase de inmundicia con avidez” (Efe. 4:18, 19).

374
Pablo también mencionó la “inmundicia” en Gálatas 5:19. Un teólogo británico señala: “En este
caso, el término puede referirse más especialmente a todos los deseos antinaturales”. Sin duda,
ningún cristiano puede negar que los actos anteriormente citados son “deseos antinaturales” sucios,
repugnantes y depravados. En Gálatas 5:19-21, el apóstol dejó claro que “los que practican” este
tipo de inmundicia “no heredarán el reino de Dios”. Por lo tanto, ¿qué sucedería si un cristiano
llevara cierto tiempo —tal vez un período considerable— viendo pornografía repugnante y
sexualmente degradante? Si no se arrepintiera y dejara ese vicio, tendría que ser expulsado para
conservar la pureza y el buen espíritu de la congregación cristiana (1 Cor. 5:5, 11).
Es bueno saber que algunos que han estado viendo estos tipos repugnantes de pornografía han
pedido ayuda a los ancianos y han hecho cambios drásticos. Jesús advirtió a ciertos cristianos de la
antigua Sardis: “Fortalece las cosas restantes que estaban a punto de morir, [...] continúa teniendo
presente cómo has recibido y cómo oíste, y sigue guardándolo, y arrepiéntete. Ciertamente, a
menos que despiertes [...,] no sabrás de ningún modo a qué hora vendré sobre ti” (Rev. 3:2, 3).
No hay duda de que es posible arrepentirse y escapar del “fuego” de la pornografía (Jud. 22, 23).
No obstante, será mucho mejor si cada uno de nosotros toma la firme resolución de no correr el
más mínimo riesgo en este campo. Por lo tanto, ¡mantengámonos lo más lejos posible de cualquier
tipo de pornografía!
Nota. Las diferencias entre inmundicia, fornicación y conducta relajada se explican
enLa Atalaya del 15 de julio de 2006, páginas 29 a 31. //Volver al Índice

375
W2002 15/7 PÁGS.26-27

¿En qué situaciones es apropiado que la cristiana se cubra la


cabeza por razones espirituales?
“Toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta avergüenza su cabeza”, escribió el
apóstol Pablo. ¿Por qué razón? Por el principio divino de la jefatura: “La cabeza de la mujer es el
varón”. Dado que las funciones de orar y predicar dentro de la congregación las desempeñan
normalmente hombres, la cristiana debe cubrirse cada vez que se encargue de asuntos relativos a
la adoración que por lo general sean competencia del esposo o de un varón bautizado (1 Corintios
11:3-10).
Quizás haya situaciones en la vida del matrimonio que requieran que la cristiana se cubra. Por
ejemplo, cuando la familia se junta para estudiar la Biblia o para comer, es el esposo quien
habitualmente dirige la enseñanza y representa a todos al orar a Dios. Ahora bien, si el marido
no fuera creyente, esta responsabilidad podría recaer en la esposa. Por consiguiente, cuando ore
en voz alta en nombre de ella y de otras personas, o cuando dirija un curso bíblico con sus hijos en
presencia de su cónyuge, la hermana ha de cubrirse. Sin embargo, no es necesario que lo haga si
este no está presente, pues Dios la autoriza a enseñar a sus hijos (Proverbios 1:8; 6:20).
Pero ¿qué sucede si un hijo joven de la familia es siervo dedicado y bautizado de Jehová Dios?
Ya que se trata de un miembro de la congregación cristiana, debería recibir instrucción de los
varones que la integran (1 Timoteo 2:12). Tendría que enseñarle su padre si este es creyente.
No obstante, si el cabeza de familia se encuentra ausente, la madre deberá cubrirse siempre que
dirija un curso bíblico con el hijo bautizado y los demás hijos. Queda a discreción de ella pedirle al
joven bautizado que ore durante tal estudio o en las comidas. Quizás opine que él aún no tiene la
capacidad necesaria y opte por ofrecer la oración ella misma. Si decidiera hacerlo en tal ocasión,
debería cubrirse.
Puede que las cristianas tengan que cubrirse cuando realizan algunas actividades en la
congregación. Por ejemplo, a mediados de semana tal vez se celebre una reunión para el servicio
del campo donde no haya varones bautizados, sino solo hermanas. Es posible que también surjan
otras situaciones en las que no esté presente ningún varón bautizado en alguna reunión de la
congregación. Las hermanas deberán cubrirse siempre que tengan que encargarse de funciones
que normalmente desempeñaría un hermano, tanto en una reunión de la congregación como en
una reunión para el servicio del campo.
¿Deben cubrirse las cristianas que interpretan discursos bíblicos a otro idioma, como el lenguaje
de señas, o que leen en voz alta alguna publicación bíblica durante una reunión de la
congregación? No. Las hermanas que realizan tales labores no presiden ni enseñan. De igual modo,
no es preciso que se cubran al realizar demostraciones, relatar experiencias o participar en
asignaciones estudiantiles de la Escuela del Ministerio Teocrático.
Aunque la enseñanza dentro de la congregación deben realizarla exclusivamente varones
bautizados, hombres y mujeres tienen el deber de predicar y enseñar fuera de la congregación
(Mateo 24:14; 28:19, 20). Así pues, cuando la cristiana hable con no creyentes en presencia de un
testigo de Jehová varón, no tiene por qué cubrirse.
No obstante, la situación cambia cuando se dirige un curso bíblico en un hogar y está presente
un varón dedicado y bautizado. En este caso, como se trata de una sesión programada de
enseñanza, la persona que imparte el curso de hecho lo preside, de modo que, en tales
circunstancias, este se convierte en una extensión de la congregación. Si una Testigo bautizada
dirigiera un estudio en presencia de un Testigo varón bautizado, debería cubrirse. No obstante, el
hermano dedicado tendría que ofrecer la oración. Una hermana no oraría delante de un varón

376
dedicado a menos que hubiera algún motivo excepcional, como que él hubiera perdido la
facultad del habla.
Es posible que en alguna ocasión la cristiana vaya a dar un curso bíblico acompañada de un
publicador no bautizado. Si lo desea, puede pedirle a él que lo dirija. Pero como él no puede
representar debidamente en oración a la hermana bautizada, será preciso que ella ore en dicho
estudio. En tales circunstancias, tanto si la hermana dirige el curso como si hace la oración, deberá
cubrirse la cabeza. Aunque el publicador varón aún no está bautizado, los que no pertenecen a la
congregación lo identifican con esta porque participa en la obra de predicar.
“La mujer debe tener una señal de autoridad sobre la cabeza, debido a los ángeles”, escribió el
apóstol Pablo. En efecto, las cristianas tienen el privilegio de dar el ejemplo a millones de ángeles
que son leales y permanecen sujetos a Jehová. Es muy apropiado que las mujeres piadosas den la
debida consideración a llevar cubierta la cabeza siempre que la ocasión lo requiera. //Volver al Índice

377
W2006 1/3 PÁGS.28-29

¿Qué quiso decir el apóstol Pablo cuando mandó que las


mujeres “guard[aran] silencio en las congregaciones”?
En su carta a la congregación cristiana de Corinto, Pablo escribió: “Como en todas las
congregaciones de los santos, las mujeres guarden silencio en las congregaciones, porque no se
permite que hablen” (1 Corintios 14:33, 34). A fin de entender correctamente este consejo, nos será
útil examinar el contexto en el que se dio.
En el capítulo 14 de su primera carta a los Corintios, Pablo analizó asuntos relacionados con las
reuniones de la congregación cristiana: qué temas deberían tratarse en ellas y cuál era la forma
apropiada de dirigirlas (1 Corintios 14:1-6, 26-34). Asimismo, enfatizó su objetivo: “que la
congregación reciba edificación” (1 Corintios 14:4, 5, 12, 26).
La orden de Pablo de guardar silencio aparece tres veces en este capítulo, y cada una de ellas
va dirigida a un grupo diferente dentro de la congregación, pero siempre con la misma finalidad:
para que “todas las cosas se efectúen decentemente y por arreglo” (1 Corintios 14:40).
En primer lugar, Pablo dijo: “Si alguno habla en una lengua, limítese esto a dos o tres a lo más, y
por turno; y que alguien traduzca. Pero si no hay traductor, que guarde silencio en la congregación
y hable consigo mismo y con Dios” (1 Corintios 14:27, 28). Con esto no quiso decir que tal persona
nunca podría hablar en las reuniones, sino que habría momentos en los que debería permanecer
callada. Al fin y al cabo, si hablara en una lengua que nadie entendiera, no se lograría el objetivo
de las reuniones, a saber, fortalecerse mutuamente.
En segundo lugar, Pablo indicó: “Hablen dos o tres profetas, y los demás disciernan el significado.
Pero si hay una revelación a otro mientras está sentado allí, que el primero calle”. Estas palabras
no implicaban que el primer profeta tuviera que abstenerse de hablar en las reuniones, pero sí que
en ocasiones tendría que guardar silencio. De ese modo, el que estaba teniendo la revelación
milagrosa podría dirigirse a la congregación, y se cumpliría así con el propósito de las reuniones, el
cual era que “todos recib[ieran] estímulo” (1 Corintios 14:26, 29-31).
Por último, dirigiéndose únicamente a las mujeres cristianas, Pablo dijo: “Las mujeres guarden
silencio en las congregaciones, porque no se permite que hablen, sino que estén en sujeción”
(1 Corintios 14:34). ¿Por qué razón dio este mandato? Para mantener el orden en la congregación.
Él añade: “Pues, si quieren aprender algo, interroguen a sus propios esposos en casa, porque es
vergonzoso que una mujer hable en la congregación” (1 Corintios 14:35).
Quizás algunas hermanas refutaban lo que se decía en la congregación. El consejo de Pablo las
ayudaba a evitar tal actitud rebelde y a aceptar humildemente su posición según el principio de
autoridad dado por Jehová, en particular con relación a sus esposos (1 Corintios 11:3). Además, al
guardar silencio, las hermanas demostrarían que no aspiraban a ser maestras en la congregación.
Cuando escribió a Timoteo, Pablo dejó claro que sería impropio que una mujer asumiera el papel de
maestra: “No permito que la mujer enseñe, ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que esté
en silencio” (1 Timoteo 2:12).
¿Significa esto que las cristianas jamás deben hablar en las reuniones de congregación? No.
En tiempo de Pablo hubo ocasiones en que algunas cristianas, quizás impulsadas por el espíritu
santo, oraron o profetizaron en la congregación. En esos momentos, ellas reconocían su posición
cubriéndose la cabeza (1 Corintios 11:5). [Nota] Es más, tanto en los días de Pablo como en la
actualidad, se insta a hermanos y hermanas por igual a hacer declaración pública de su esperanza
(Hebreos 10:23-25). Aparte de hacerlo mediante la predicación, ellas declaran su esperanza y
animan a otros durante las reuniones cristianas ofreciendo comentarios bien pensados cuando se les
invita a hacerlo y participando en asignaciones estudiantiles y demostraciones.

378
Por lo tanto, las cristianas ‘guardan silencio’ al no intentar ocupar el lugar del varón ni enseñar en
la congregación. No plantean preguntas con el afán de polemizar, desafiando así la autoridad de
los que enseñan. Cuando desempeñan su papel dentro de la congregación, las cristianas
contribuyen enormemente a crear una atmósfera de paz en la que “todas las cosas” en las
reuniones de congregación se efectúan “para edificación” (1 Corintios 14:26, 33).
Nota. Hoy en día, las hermanas maduras siguen ese ejemplo cuando, debido a las
circunstancias, han de sustituir a un hombre bautizado en la congregación (véase La Atalaya del 15
de julio de 2002, pág. 26). //Volver al Índice

379
W1974 15/1 PÁGS.63-64

¿Por qué se les permite a las mujeres hablar en las reuniones


de los testigos cristianos de Jehová aunque 1 Corintios 14:34
dice que “no se permite que ellas hablen”?—EE. UU.
La aplicación del mandato inspirado del apóstol Pablo debe entenderse a la luz del contexto.
Cuando Pablo escribió, las reuniones de la congregación en Corinto, incluso las reuniones donde
estaban presentes incrédulos, carecían de orden. Más de una persona a la vez profetizaba o
hablaba en una lengua. (1 Cor. 14:22-32) Evidentemente algunas mujeres hacían surgir allí preguntas
desafiantes y disputaban con hombres nombrados para enseñar a la congregación. Así estas
mujeres realmente estaban asumiendo la posición de maestras y pasando por alto la posición de
jefatura asignada al varón.—1 Cor. 11:3.
Corrigiendo la situación, Pablo llamó la atención al hecho de que “Dios no es Dios de desorden,
sino de paz.” (1 Cor. 14:33) Tocante a las mujeres, escribió: “Las mujeres guarden silencio en las
congregaciones, porque no se permite que ellas hablen, sino que estén en sujeción, tal como dice
la Ley. Pues, si quieren aprender algo, interroguen a sus propios esposos en casa, porque es
vergonzoso que una mujer hable en la congregación.” (1 Cor. 14:34, 35) Esta exhortación está en
armonía con las palabras posteriores de Pablo en su primera carta a Timoteo: “Que la mujer
aprenda en silencio, con plena sumisión. No permito que la mujer enseñe, ni que ejerza autoridad
sobre el hombre, sino que esté en silencio.”—1 Tim. 2:11, 12.
Por consiguiente, el mandato de que no hablaran las mujeres aplicaba siempre que tal hablar
tuviera el efecto nocivo de socavar la autoridad de los hombres en la congregación. El hecho de
que no excluía todo hablar de parte de las mujeres es evidente de 1 Corintios 11:5: “Toda mujer que
ora o profetiza con la cabeza descubierta avergüenza al que es su cabeza.” Sin embargo, hubiera
sido vergonzoso el que las mujeres hicieran surgir preguntas desafiantes o se elevaran por encima de
los hombres reunidos y se pusieran a instruirlos. El que ellas hicieran tales cosas también les habría
acarreado oprobio a sus esposos.
En armonía con el modelo apostólico, las mujeres en las congregaciones de los testigos cristianos
de Jehová no enseñan a la congregación en las reuniones públicas. No ejercen autoridad sobre los
hombres. Siempre que hablan lo hacen bajo la dirección de hombres nombrados para
superentender la reunión. Por eso el que hablen no contradice en ninguna ocasión la autoridad que
los hombres ejercen en la congregación. //Volver al Índice

380
W2009 15/11 PÁGS.12-13

¿Es necesario que se cubran la cabeza las hermanas que


interpretan en lenguaje de señas discursos bíblicos durante
las reuniones o asambleas cristianas?
En general, toda cristiana debe cubrirse la cabeza cuando atiende responsabilidades que
normalmente le corresponderían a su esposo o a algún hermano de la congregación. Dicha norma
está en armonía con el siguiente principio expuesto por el apóstol Pablo: “Toda mujer que ora o
profetiza con la cabeza descubierta avergüenza su cabeza”. ¿Por qué? Porque “la cabeza de la
mujer es el varón” (1 Cor. 11:3-10). En efecto, la mujer que lleva una prenda modesta y adecuada
sobre la cabeza en esas situaciones muestra que se somete a la autoridad teocrática establecida
en la congregación cristiana (1 Tim. 2:11, 12).
¿Es aplicable este principio a los casos en los que una hermana interpreta un discurso que está
pronunciando un hermano en otro idioma? Pues bien, como la hermana solo transmite lo que dice
el orador, no es ella la que está enseñando. Esto resulta obvio en el caso de los idiomas hablados,
pues el auditorio puede concentrarse en el orador y a la vez escuchar a la intérprete. Por ello, las
hermanas que interpretan no se convierten en el centro de atención. De hecho, a veces tienen la
opción de situarse mirando al conferenciante en vez de al auditorio o incluso de permanecer
sentadas. En vista de todo lo anterior, no sería necesario que se cubrieran la cabeza. Ahora bien, la
interpretación en lenguaje de señas es muy distinta.
En el caso del lenguaje de señas, los avances tecnológicos han hecho que el intérprete se
convierta a menudo en el centro de atención, pues su imagen suele aparecer en una pantalla
grande, mientras que al orador tal vez ni siquiera se le vea. Por lo tanto, parece necesario que las
hermanas que interpretan en lenguaje de señas se cubran la cabeza, indicando así que reconocen
el papel secundario que desempeñan.
¿Qué efecto debe tener este ajuste en la interpretación en lenguaje de señas de asignaciones
de la Escuela del Ministerio Teocrático, de demostraciones y de comentarios ofrecidos durante el
Estudio Bíblico de la Congregación, la Reunión de Servicio o el Estudio de La Atalaya? ¿También
debería cubrirse una cristiana que sirve de intérprete en tales ocasiones? Hay algunas circunstancias
en las que no sería necesario, pues todos los presentes podrán darse cuenta de que ella no está
dirigiendo la reunión. Ese sería el caso, por ejemplo, cuando interpretara comentarios del auditorio,
asignaciones de hermanas o demostraciones. No obstante, sí deberá cubrirse cuando sirva de
intérprete a hermanos que pronuncien discursos en esas reuniones o dirijan el Estudio de La Atalaya
o el Estudio Bíblico de la Congregación, o cuando interprete cánticos. Es posible que en el
transcurso de la reunión tenga que servir de intérprete a hermanos, hermanas, niños y
superintendentes. En vista de este hecho, tal vez le resulte práctico llevar la cabeza cubierta
durante toda la reunión.
Nota. Para un examen detallado de este tema, véanse las páginas 209 a 212 del libro
“Manténganse en el amor de Dios”. //Volver al Índice

381
W1993 1/10 PÁGS.29-30

Puesto que la Biblia dice: “No lleguen a estar unidos bajo


yugo desigual con los incrédulos”, ¿sería correcto que un
cristiano entrara en una relación de negocios con un
incrédulo?
En 2 Corintios 6:14-16 encontramos este consejo: “No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual
con los incrédulos. Porque, ¿qué consorcio tienen la justicia y el desafuero? ¿O qué participación
tiene la luz con la oscuridad? Además, ¿qué armonía hay entre Cristo y Belial? ¿O qué porción tiene
una persona fiel con un incrédulo? ¿Y qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos?”.
No hay razón para concluir que el consejo que dio el apóstol Pablo obedeciera a un deseo de
decretar prohibiciones específicas, como la de prevenir al cristiano contra la relación de negocios
con incrédulos. Sin embargo, su consejo tiene que ver con este y otros aspectos de la vida.
El consejo de Pablo iba dirigido a los hermanos de la antigua Corinto. Para ellos, la vida en esta
corrupta ciudad se convertía en una lucha cotidiana contra peligros de índole moral y espiritual. A
menos que tuviesen cuidado, la exposición a influencias nocivas podría minar su resolución de ser
un pueblo diferente, “una raza escogida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo para
posesión especial”. (1 Pedro 2:9.)
Antes de escribir lo que dice 2 Corintios 6:14-16, Pablo se había ocupado de un problema serio
que existía entre los hermanos corintios. Habían permitido un caso flagrante de inmoralidad sexual, y
por tal motivo Pablo les había ordenado que expulsaran, o privaran de su compañía, al pecador
no arrepentido. (1 Corintios 5:1.) Las malas acciones de aquel hombre demostraban que los
cristianos podían verse afectados por las malas compañías y la intrusión imprudente en el ambiente
inmoral de este mundo.
Los cristianos corintios tenían que cortar toda relación con el hombre expulsado. Ahora bien,
¿quería decir eso que habían de separarse por completo de los incrédulos? ¿Debían evitar
prácticamente todo trato con los no cristianos, convertirse en una secta monástica, como los judíos
que se apartaron a Qumrán, junto al mar Muerto? Pablo responde: “En mi carta les escribí que
cesaran de mezclarse en la compañía de fornicadores, no queriendo decir enteramente con los
fornicadores de este mundo [...]. De otro modo, ustedes realmente tendrían que salirse del mundo”.
(1 Corintios 5:9, 10.)
La idea que estas palabras comunican es clara. Pablo comprendía que los cristianos seguirían
viviendo en este planeta y tratarían casi a diario con incrédulos, cuyas normas morales y valores
eran diferentes. Puesto que el contacto era en realidad inevitable, los cristianos debían estar alerta
a los peligros concomitantes.
Refirámonos ahora a la segunda carta de Pablo a los Corintios. En ella señaló que los cristianos
ungidos eran ministros de Dios, embajadores en sustitución de Cristo. Les dijo que se cuidaran para
no dar motivo de tropiezo que trajera desdoro a su ministerio. (2 Corintios 4:1–6:3.) Instó
directamente a los hermanos de Corinto, que eran como sus hijos espirituales, a ensancharse en sus
tiernos cariños. (2 Corintios 6:13.) Después los exhortó: “No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual
con los incrédulos”. Luego utilizó una serie de contrastes retóricos para recalcar esta idea.
El contexto indica que Pablo no estaba aludiendo a un campo específico de la vida, tal como
los negocios o el empleo, ni fijando una norma que debiera imponerse sobre esa materia. Más bien,
estaba dando un consejo amplio, sólido y útil a los hermanos que tanto amaba.

382
¿Podría aplicarse este consejo, por ejemplo, a los cristianos que desean casarse?
Indudablemente. En la primera carta el apóstol aconsejó a los corintios que quisieran casarse que lo
hicieran “solo en el Señor”. (1 Corintios 7:39.) Subrayó la importancia de esas palabras mediante lo
que escribió posteriormente en 2 Corintios 6:14-18. Pensar casarse con alguien que no es siervo de
Jehová ni seguidor de Cristo sería para el cristiano un modo de desear la unión con un incrédulo.
(Compárese con Levítico 19:19; Deuteronomio 22:10.) Está claro que la incompatibilidad
fundamental dejaría la puerta abierta a las dificultades, incluso a las de índole espiritual. Por
ejemplo, pudiera ser que tarde o temprano el incrédulo siguiera tras un dios falso. Pablo preguntó:
“¿Qué armonía hay entre Cristo y Belial?”.
No obstante, ¿qué aplicación pudiera tener en otro aspecto de la vida, como el de hacer
negocios con un incrédulo? En algunos casos un hermano pudiera pensar que, para ganarse la vida
y sostener a su familia, es necesario entrar en una relación de negocios con alguien que no es
cristiano. (1 Timoteo 5:8.) Piense en las siguientes situaciones posibles:
Un cristiano quizás quiera vender cierto tipo de mercancía, pero la única manera de lograrlo es
haciéndose socio de un hombre que puede conseguir los productos y fondos necesarios. Otro tal
vez quiera montar una granja agrícola (o criar algún tipo de ganado), pero no tiene terreno, de
modo que tiene que entrar en sociedad con alguien que quiera alquilarle el terreno a cambio de
una parte de las ganancias. Quizás otro no pueda ejercer su oficio de fontanero porque la cantidad
de licencias que permite ‘César’ ya han sido entregadas, y solo pueda trabajar asociándose con un
pariente incrédulo que tiene licencia. (Marcos 12:17.)
Estos son tan solo algunos ejemplos. No intentamos abarcar todos los casos posibles ni emitir un
juicio sobre su propiedad o impropiedad. Sin embargo, después de meditar en estos ejemplos,
¿puede ver por qué no debe pasarse por alto el consejo de 2 Corintios 6:14-18?
El cristiano que entre en negocios con un incrédulo, sea o no un familiar, puede esperar que se
presenten problemas y tentaciones. Su socio quizás crea que para conseguir suficientes beneficios,
se deben declarar menos ganancias o emplear trabajadores sin contrato, aunque sea ilegal. Puede
que esté dispuesto a pagar ocultamente a los proveedores artículos que no aparezcan en la
factura legal. ¿Participaría un cristiano en acciones deshonestas como esas? ¿Y qué hará el
cristiano cuando ambos tengan que firmar declaraciones de impuestos u otros documentos legales
relativos a su negocio? (Éxodo 23:1; Romanos 13:1, 7.)
Pudiera ser que el socio incrédulo quiera almacenar artículos de fiestas paganas, enviar tarjetas
de días festivos a nombre de la compañía y decorar el negocio con los motivos de las fiestas
religiosas. Pablo planteó la pregunta: “¿Qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque
nosotros somos templo de un Dios vivo”. Qué apropiado fue su siguiente comentario: “‘Por lo tanto,
sálganse de entre ellos, y sepárense —dice Jehová—, y dejen de tocar la cosa inmunda’”; “‘y yo los
recibiré’”. (2 Corintios 6:16, 17.) Muchos cristianos han aplicado este sabio consejo y han escogido
trabajos en los que tienen que afrontar la menor cantidad posible de problemas. (Hebreos 13:5,
6, 18.)
No se le ha encomendado a la congregación que vigile o investigue todo lo que hacen los
cristianos en su trabajo, sean empleados o dueños de negocios. Por supuesto, si se supiera que un
cristiano ha hecho algo impropio, como fomentar la religión falsa, mentir o robar, la congregación
tomaría las medidas necesarias para sostener las normas de Jehová.
No obstante, la idea fundamental del consejo inspirado de Pablo —“no lleguen a estar unidos
bajo yugo desigual con los incrédulos”— puede ayudar a los cristianos a eludir los problemas y la
acción judicial de la congregación. Los cristianos sabios tomarán a pecho ese consejo y evitarán
situaciones de presión que pudieran llevarlos a transigir en cuanto a los principios bíblicos. Si alguien
cree que debe entrar en negocios con un incrédulo, los demás no deben precipitarse a emitir un
juicio ni a criticarlo. Deben comprender que él ha de cargar con la responsabilidad de su propia

383
decisión. En realidad, Pablo no estableció una regla específica y forzosa que prohibiera entrar en
negocios con un incrédulo. Sin embargo, no debe pasarse por alto su consejo. Dios lo inspiró y
quedó escrito en la Biblia para nuestro provecho. Será sabio de nuestra parte prestarle atención.
//Volver al Índice

384
W1997 1/8 PÁGS.30-31

En vista de que los testigos de Jehová procuran ser honrados


y confían unos en otros, ¿por qué consideran que es
importante hacer un contrato escrito cuando entran en
relaciones comerciales?
Hacerlo es bíblico, práctico y amoroso. ¿Por qué? Analicemos esos aspectos de los contratos de
negocios.
La Biblia presenta un relato escrito de los tratos de Dios con su pueblo, los israelitas. Incluye los
tratos comerciales de los adoradores verdaderos. El capítulo 23 de Génesis contiene un caso que
podemos analizar. Cuando murió Sara, la amada esposa de Abrahán, este quiso conseguir un lugar
donde enterrarla, así que empezó a tratar con los cananeos que vivían cerca de Hebrón. Los
versículos 7 a 9 muestran que ofreció un precio definido por el terreno que quería. El versículo 10
indica que esta oferta se hizo en público, a oídos de las personas que estaban en la puerta de la
ciudad. En el 13 se muestra que el propietario ofreció el terreno a Abrahán como obsequio, pero
este respondió que solo se quedaría con él si se le permitía comprarlo. Y los versículos 17, 18 y 20
explican que así sucedió, de modo que la compra se confirmó “ante los ojos de los hijos de Het,
entre todos los que entraban por la puerta de su ciudad”.
¿Sería diferente, sin embargo, si las dos personas implicadas en el trato comercial fueran
adoradores verdaderos? La respuesta se halla en el capítulo 32 de Jeremías. A partir del versículo 6
se nos explica que Jeremías se dispuso a comprar un terreno que pertenecía a su primo. El
versículo 9 muestra que se concordó en un precio justo. Observe ahora los versículos 10 a 12:
“Entonces escribí en una escritura y le puse el sello y tomé testigos al ponerme a pesar el dinero en la
balanza. Después de aquello tomé la escritura de compra, la que se selló conforme al
mandamiento y las disposiciones reglamentarias, y la que se dejó abierta; y entonces di la escritura
de compra a Baruc hijo de Nerías hijo de Mahseya, ante los ojos de Hanamel el hijo de mi tío
paterno y ante los ojos de los testigos, los que escribieron en la escritura de compra, ante los ojos de
todos los judíos que estaban sentados en el Patio de la Guardia”.
Sí, aunque Jeremías estaba tratando con un compañero de adoración, que además era
pariente suyo, siguió ciertos procedimientos legales razonables. Se hicieron dos registros escritos: uno
que se dejó abierto para consulta rápida y el segundo que se selló para respaldar el primero en
caso de que surgiera alguna duda sobre su exactitud. Todo ello se efectuó, según dice el
versículo 13, “ante los ojos de ellos”. De modo que fue un trato comercial público, legal, ante
testigos. Está claro, entonces, que los verdaderos adoradores tienen precedentes bíblicos para
confirmar y documentar de ese modo sus tratos comerciales.
También es práctico. Sabemos lo cierto que es el dicho: “El tiempo y el suceso imprevisto les
acaecen a todos”. (Eclesiastés 9:11.) Eso incluye a los cristianos devotos y fieles. Santiago 4:13, 14 lo
explica del siguiente modo: “Vamos, ahora, ustedes los que dicen: ‘Hoy o mañana iremos a tal
ciudad y allí pasaremos un año, y negociaremos y haremos ganancias’, cuando el caso es que
ustedes no saben lo que será su vida mañana”. Por lo tanto, podemos empezar un proyecto, como
realizar una compra, efectuar un trabajo o servicio convenido, o producir un artículo para alguien.
Pero ¿qué traerá el día de mañana, el mes que viene o el año próximo? ¿Qué sucederá si nosotros
o la otra persona tiene un accidente? En tal caso, quizás parezca imposible cumplir con el acuerdo.
Supongamos que no podemos realizar el trabajo o rendir el servicio, o que a la otra parte se le hace
casi imposible seguir cumpliendo con los pagos o con lo convenido. Si no existe ningún acuerdo

385
escrito, pueden presentarse verdaderos problemas, que podrían haberse resuelto o evitado con un
simple contrato escrito.
Además, no debemos olvidar que la misma naturaleza incierta de muchos aspectos de la vida
puede hacer que alguien más tenga que asumir o resolver nuestros negocios o los de la otra
persona. Santiago añadió en el versículo 14: “Porque son una neblina que aparece por un poco de
tiempo y luego desaparece”. Viendo los asuntos de manera realista, podríamos morir
inesperadamente. Un acuerdo escrito, un contrato, facilita el que otros se encarguen de los asuntos
si a cualquiera de las dos partes le sucede algo inesperado.
Hasta cierto punto, lo antedicho nos conduce al tercer aspecto: hacer un contrato escrito es
amoroso. Ciertamente, si cualquiera de las partes muere o sufre un accidente que lo deja
incapacitado, habría sido amoroso por parte del cristiano haber dejado un documento escrito de
sus obligaciones o expectativas económicas. Redactar un contrato escrito que especifique con
claridad y exactitud a lo que se compromete o lo que debe recibir, no solo no es reflejo de
desconfianza en el hermano con el que se está tratando, sino que es una muestra de amor. Esa
medida amorosa minimiza las posibilidades de que surjan malentendidos y resentimientos si una de
las partes, por su imperfección, se olvida de algunos detalles o responsabilidades. ¿Y quién de
nosotros no es imperfecto, olvidadizo o propenso a malinterpretar detalles o intenciones? (Mateo
16:5.)
Los contratos escritos de negocios reflejan amor a nuestro hermano, a nuestra familia y a la
congregación en general de otras maneras también. Pero es evidente que, además de reflejar
amor, estos contratos detallados son prácticos y tienen base bíblica. //Volver al Índice

386
W1973 1/11 PÁGS.671-672

¿Es mostrar falta de confianza el que un cristiano dedicado


haga un contrato escrito respecto a un trato comercial con
otro cristiano?—EE. UU.
No, porque el poner los asuntos comerciales por escrito puede ser una bondad y una protección
para todos los que estén envueltos. Puede impedir que más tarde surjan conceptos falsos y
desavenencias.
Un contrato escrito puede impedir descuidos inadvertidos debido a la falta de claridad en los
acuerdos verbales. Como en el caso de otras personas, el cristiano dedicado tiene que cuidar de
muchos detalles de día en día. Además, surgen problemas que exigen su atención. Es obvio que
no puede recordar todo. Si confiara completamente en su memoria, es probable que, a pesar de
las mejores intenciones, olvidaría algunas obligaciones o tendría dudas en cuanto a si las cumplió o
no. Un acuerdo verbal suministra poca oportunidad para comprobar los asuntos. Y, si es indefinido,
es posible que los que hacen el acuerdo verbal honradamente sustenten puntos de vista diferentes
en cuanto a lo que se requiere.
Un contrato escrito también puede ayudarnos a prestar atención a la exhortación de la Biblia:
“No deban a nadie ni una sola cosa, salvo el amarse los unos a los otros.” (Rom. 13:8)
Manifiestamente, si una persona se olvidara inadvertidamente de cierta obligación, no estaría
consciente de la necesidad de cumplirla. Y su falla inadvertida podría resultar en resentimiento,
especialmente si la otra persona se pusiera a pensar que su hermano cristiano era egoísta y
no confiable.
Otro factor que hace aconsejable tener contratos escritos es la incertidumbre de la vida
humana. Como observó el sabio escritor de Eclesiastés: “El tiempo y el suceso imprevisto les
acaecen a todos.” (Ecl. 9:11) Realmente es prudente tener un acuerdo escrito para que, si es
necesario, una persona pueda probar que tiene derecho a pago o servicios más bien que tener
que sufrir pérdida seria debido a no tener testigos vivos que puedan verificar su reclamación.
Las Escrituras definitivamente aprueban el hacer contratos escritos. Por ejemplo, el profeta de
Jehová, Jeremías, por dirección divina, compró un campo del hijo de su tío paternal. El dinero por la
compra se pesó en presencia de testigos. Cuando se pagó el dinero, se redactaron dos escrituras,
probablemente idénticas, de acuerdo con las disposiciones reglamentarias legales entonces
existentes. Se dejó abierta una escritura, evidentemente para que pudieran consultarla fácilmente
las personas interesadas. La otra escritura fue sellada después de firmarla los testigos. Por
consiguiente, si alguna vez se pusiera en tela de juicio la autenticidad de la escritura no sellada, se
podría abrir la escritura sellada y compararla con la que no estaba sellada. La entera transacción
era pública, efectuada “ante los ojos de todos los judíos que estaban sentados en el Patio de la
Guardia.” Ambas escrituras se colocaban después en un recipiente para custodia. (Jer. 32:6-14) Así,
años más tarde, habría estado disponible prueba de que todo se había manejado
apropiadamente.
Por eso, en vez de dar evidencia de falta de confianza, el hacer acuerdos por escrito puede ser
una indicación del sincero deseo de uno de cumplir con sus obligaciones. //Volver al Índice

387
W2003 15/11 PÁG.27

¿Cómo deben considerar los cristianos el uso de piedras de


nacimiento?
En algunas culturas, las piedras de nacimiento se relacionan con el mes en que nace la persona.
El que un cristiano lleve un anillo con una piedra preciosa es una decisión personal (Gálatas 6:5). Sin
embargo, a la hora de decidir, hay factores importantes que deben tomarse en cuenta.
La Encyclopaedia Britannica señala que la piedra natalicia es una “gema que se relaciona con
la fecha de nacimiento de la persona”, e indica que “es común la creencia de que dicha gema le
dará buena suerte o salud a su portador”. Esta obra de consulta también afirma que “desde hace
mucho los astrólogos han atribuido poderes sobrenaturales a ciertas piedras preciosas”.
Personas de tiempos antiguos creían que las gemas natalicias o de nacimiento traían buena
suerte a quien las llevaba. ¿Cree esto el cristiano verdadero? No, pues sabe que Jehová condenó a
quienes, abandonándolo a Él, ponían su confianza en “el dios de la Buena Suerte” (Isaías 65:11).
Durante la Edad Media, los adivinos escogían una gema para cada mes del año y animaban a
la gente a llevar la que correspondía a su mes de nacimiento a fin de que, supuestamente, los
protegiera de cualquier daño. Pero no sería correcto, según indican las Escrituras, que los cristianos
siguieran los consejos de los adivinos profesionales, pues la Biblia los condena (Deuteronomio 18:9-
12).
También sería inapropiado que el cristiano atribuyera un significado especial al hecho de que un
anillo tenga una piedra natalicia. Los testigos de Jehová no celebran cumpleaños debido a que
dichas celebraciones centran demasiada atención en la persona y los únicos cumpleaños
mencionados en la Biblia eran de gobernantes que no servían a Dios (Génesis 40:20; Mateo 14:6-10).
Hay quien piensa que una piedra de nacimiento montada en una sortija tiene una influencia
favorable en la personalidad del portador. Sin embargo, los cristianos verdaderos no lo creen así,
pues saben que “la nueva personalidad” solo se adquiere bajo la influencia del espíritu santo de
Dios y aplicando los principios bíblicos (Efesios 4:22-24).
Un factor muy importante es el motivo. Al decidir si se pondrá un anillo con una piedra natalicia o
no, el cristiano pudiera preguntarse: “¿Deseo usar este anillo solo porque la gema me gusta, aunque
resulte ser la piedra que se relaciona con el mes en que nací? ¿O de algún modo he permitido que
influyan en mí las ideas supersticiosas que algunos tienen con relación a dichas gemas?”.
El cristiano debe examinar su corazón a fin de determinar cuáles son sus motivos. “Más que todo
lo demás que ha de guardarse, salvaguarda tu corazón —dicen las Escrituras—, porque
procedentes de él son las fuentes de la vida.” (Proverbios 4:23.) Al tomar una decisión respecto al
uso de las piedras de nacimiento, cada cristiano hará bien en analizar sus motivos y el posible
efecto que su proceder tendrá en él mismo y en los demás (Romanos 14:13). //Volver al Índice

388
W1996 1/9 PÁGS.30-31

¿Sería prudente que un cristiano consultara a un profesional


de la salud mental?
Informes procedentes de varios países indican que, en estos “últimos días”, ha aumentado la
cantidad de casos de trastornos mentales y emocionales. (2 Timoteo 3:1.) Aunque los cristianos se
compadecen profundamente de sus hermanos en la fe aquejados de este tipo de afecciones,
reconocen que cada cual debe decidir si recurrirá a algún tipo de tratamiento. “Cada uno llevará
su propia carga de responsabilidad.” (Gálatas 6:5.) Algunos que padecen, entre otras alteraciones
angustiantes, esquizofrenia, trastornos bipolares (psicosis maniacodepresiva), depresión clínica
severa, trastornos obsesivo-compulsivos y automutilación, han logrado llevar vidas bastante
normales con ayuda profesional idónea.
En algunos lugares se ha puesto de moda recurrir a alguna forma de terapia. En muchos casos el
paciente no sufre trastornos mentales graves, sino que tiene dificultades para afrontar cierta
situación en la vida. Sin embargo, la ayuda más eficaz para afrontar las vicisitudes de la vida la
proporciona la Biblia. (Salmo 119:28, 143.) Por medio de ella, Jehová imparte sabiduría, capacidad
para pensar y verdadero conocimiento, cosas que nos fortalecen mental y emocionalmente.
(Proverbios 2:1-11; Hebreos 13:6.) Puede ser que en ocasiones los siervos fieles de Dios se expresen de
un modo irracional debido a un grave trastorno interno. (Job 6:2, 3.) Santiago 5:13-16 anima a estas
personas a pedir ayuda y consejo a los ancianos. Quizás un cristiano esté enfermo en sentido
espiritual, se sienta afligido por circunstancias inmutables o situaciones estresantes, o se considere
víctima de alguna injusticia. (Eclesiastés 7:7; Isaías 32:2; 2 Corintios 12:7-10.) Tal persona puede
obtener ayuda de los ancianos, quienes ‘la untarán con aceite’, es decir, la confortarán hábilmente
con consejos de la Biblia y, además, ‘orarán sobre ella’. ¿El resultado? “La oración de fe sanará al
indispuesto, y Jehová lo levantará [de su condición abatida o lo librará de sus sentimientos de que Él
lo ha abandonado].”
Sin embargo, ¿qué hacer si la confusión y la angustia mental persisten pese a la ayuda diestra de
los pastores espirituales? Algunos que se han visto en esta situación han optado por hacerse un
examen físico completo. (Compárese con Proverbios 14:30; 16:24; 1 Corintios 12:26.) La perturbación
mental o emocional puede tener origen orgánico. Tratar el problema físico ha aliviado en algunos
casos el estado del enfermo emocional. Si no se detecta ninguna alteración física, el médico, a
solicitud del paciente, puede recomendar un profesional de la salud mental. ¿Entonces qué? Como
ya dijimos, se trata de una decisión que cada cual debe sopesar y que nadie debe criticar ni juzgar.
(Romanos 14:4.)
No obstante, es preciso proceder con sabiduría práctica y no olvidar los principios bíblicos.
(Proverbios 3:21; Eclesiastés 12:13.) Cuando se trata de una afección física, los pacientes se
encuentran ante una variedad de métodos terapéuticos para escoger, que van desde la medicina
ortodoxa o convencional hasta las terapias alternativas, como la naturopatía, la acupuntura y la
homeopatía. Del mismo modo, existen diferentes especialistas de la salud mental, entre ellos los
psicoterapeutas analíticos, que hurgan en la historia del paciente intentando hallar las razones de su
conducta irregular o de sus padecimientos emocionales. Los psicoterapeutas conductuales quizás
traten de ayudar al paciente a aprender nuevos patrones de comportamiento. Algunos facultativos
creen que la mayor parte de las enfermedades mentales deben tratarse con medicamentos; otros
recomiendan dietas y vitaminas.
Los pacientes y sus familias deben ser cautelosos a la hora de examinar estas alternativas.
(Proverbios 14:15.) Es significativo que el profesor Paul McHugh, director del Departamento de
Psiquiatría y Ciencias de la Conducta de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins,
dijera que la profesión de la salud mental “es un arte médico rudimentario cuyas propuestas son

389
difíciles de comprobar, por cuanto trata los trastornos de los elementos más complejos de la vida
humana: la mente y la conducta”. Esta situación deja la puerta abierta a las excentricidades y el
fraude; además, tratamientos bienintencionados pueden causar más daño que bien.
Cabe mencionar asimismo que, mientras que los psiquiatras y psicólogos poseen títulos
profesionales y de postgrado, existen muchas personas sin formación profesional que ejercen como
consejeros o terapeutas sin supervisión. Hay quienes han gastado grandes sumas de dinero
consultando a estos individuos sin título.
Aun tratándose de un profesional cualificado, es preciso considerar ciertas cosas. Al escoger un
médico o un cirujano, tenemos que asegurarnos de que respete nuestros puntos de vista fundados
en la Biblia. De igual forma, sería peligroso consultar a un profesional de la salud mental que
no respetara nuestras convicciones religiosas y morales. Muchos cristianos, a pesar de su confusión
mental y emocional, siguen luchando tenazmente por tener “la misma actitud mental que tuvo
Cristo Jesús”. (Romanos 15:5.) Se preocupan con justa razón por las actitudes de cualquiera que
pudiera influir en su forma de pensar o en su conducta. Algunos médicos ven las restricciones
impuestas por las creencias bíblicas como innecesarias y potencialmente dañinas para la salud
mental. Quizás aprueben, o hasta recomienden, prácticas que la Biblia condena, como la
homosexualidad o la infidelidad marital.
Tales ideas figuran entre lo que el apóstol Pablo denominó “las contradicciones del falsamente
llamado ‘conocimiento’”. (1 Timoteo 6:20.) Contravienen a la verdad del Cristo y forman parte de
“la filosofía y el vano engaño” de este mundo. (Colosenses 2:8.) La piedra de toque de la Biblia es
clara: “No hay sabiduría, ni ningún discernimiento, ni ningún consejo en oposición a Jehová”.
(Proverbios 21:30.) Los profesionales de la salud mental que dicen que “lo bueno es malo y lo malo
es bueno” constituyen “malas compañías”. Lejos de contribuir a la salud de las mentes perturbadas,
“echan a perder los hábitos útiles”. (Isaías 5:20; 1 Corintios 15:33.)
De manera que el cristiano que estima necesario consultar a un profesional de la salud mental
debe investigar con cuidado la preparación, actitud y reputación de este, así como el posible
efecto de cualquier tratamiento que le recomiende. Si un cristiano afligido es incapaz de hacer esta
investigación, puede buscar la ayuda de un buen amigo o un familiar cercano que sean maduros.
El cristiano que no esté seguro con respecto a lo aconsejable de cierto tratamiento puede hallar útil
hablar con los ancianos de congregación, aunque la decisión final será suya (o de sus padres, o una
decisión conjunta de matrimonio).
Hoy la ciencia puede hacer mucho más para aliviar el sufrimiento que en épocas pasadas. Con
todo, hay muchas dolencias, tanto físicas como mentales, que en la actualidad son incurables y
que han de sobrellevarse en este sistema de cosas. (Santiago 5:11.) Mientras tanto, “el esclavo fiel y
discreto”, los ancianos y los demás miembros de la congregación son compasivos con los enfermos
y los apoyan. Además, Jehová mismo los fortalece para que aguanten hasta que llegue el glorioso
tiempo en que las enfermedades ya no existan. (Mateo 24:45; Salmo 41:1-3; Isaías 33:24.)
Notas. Ocasionalmente se pide a alguien que se someta a una evaluación psiquiátrica, quizás
cuando es propuesto para un cargo de alto nivel. Aceptar o no es una decisión personal, si bien
conviene señalar que una evaluación no equivale a un tratamiento psiquiátrico.
Véase el artículo “Cómo vencer la depresión”, de La Atalaya del 1 de marzo de 1990.
Ciertas enfermedades mentales parecen responder bien a los fármacos apropiados. Pero estos
deben ser administrados con cautela bajo la supervisión de médicos o psiquiatras experimentados,
pues una dosificación incorrecta puede provocar graves efectos colaterales.
Véase el artículo “La angustia mental... lo que puede hacer el cristiano afligido”, de La Atalaya
del 15 de octubre de 1988. //Volver al Índice

390
W1975 15/9 PÁGS.574-575

¿Les parece a los testigos de Jehová que sea apropiado el


consultar a un psiquiatra?
El que un cristiano consulte a un psiquiatra, o a cualquier otro doctor, es asunto de decisión
personal. Sin embargo, los cristianos verdaderos tienen profunda fe en que la Biblia tiene poder para
suministrar guía útil. Reconocen que el Creador sabe más acerca del hombre —incluso la mente
humana— que cualquier criatura humana. De consiguiente, los testigos de Jehová consideran
cualquier método de tratamiento a la luz de la “sabiduría de arriba.”—Sant. 3:17.
Aunque los psiquiatras se especializan en el tratamiento de desórdenes mentales y emocionales,
es bueno apreciar que los métodos que emplean los psiquiatras individuales a menudo difieren
drásticamente. Por ejemplo, un manual se intitula Psychoanalysis and Psychotherapy: 36 Systems
(Psicoanálisis y psicoterapia: 36 sistemas). ¿Por qué tantos puntos de vista diferentes? Porque, a
pesar de mucha investigación, comparativamente poco se sabe del funcionamiento de la mente
humana. El libro The Mind declara: “Las causas de [diversas enfermedades mentales] constituyen la
más importante cuestión no resuelta de la psiquiatría moderna. Se han dado respuestas, pero
ninguna de ellas es concluyente.”
Algunos psiquiatras usan “tratamiento de hablar,” a menudo ahondando en la relación de la
niñez del paciente con sus padres... suponiendo que tales métodos “liberarán” ciertos temores u
hostilidades. Otros se concentran en hacer que el paciente aprenda nuevos hábitos (a veces
empleando hipnosis para esto) con la esperanza de que un nuevo “modelo de comportamiento”
sea la solución. Todavía otros adoptan el punto de vista de que la mayoría de las enfermedades
mentales son físicas (como desequilibrio químico del cuerpo o mal funcionamiento del sistema
nervioso) y por esto tratan con drogas o quizás dieta y vitaminas. Sumamente controversial, la
cirugía cerebral para la enfermedad mental rara vez se recomienda.
Puesto que los cristianos verdaderos se están esforzando por tener “la misma actitud mental que
Cristo Jesús tuvo,” es correcto que averigüen las creencias de cualquiera que quiera ejercer
influencia en su modo de pensar o comportamiento. (Rom. 15:5) Aunque no todos los psiquiatras y
analistas son ateos o agnósticos, muchos sí lo son. Un estudio reveló que más de la mitad de los
analistas entrevistados concordaron con el punto de vista de Sigmund Freud de que la creencia en
Dios era “infantil” y que no estaba en armonía “con la realidad.” Muchos creen que el hombre es
impulsado por “instintos animales heredados por el hombre en su evolución desde las formas
inferiores de vida.” Además, como se informó en el libro The Psychiatrists: “La mayoría de los
psiquiatras y analistas creen que las leyes que regulan el comportamiento sexual son por mucho
demasiado estrictas.” (Página 167) ¿Querría usted amoldar su vida según el modo de pensar de
hombres que consideran las cosas de esta manera?
Hoy el tratamiento con drogas es muy general, y aquí, también, es prudente considerar
cuidadosamente el resultado. Aunque el uso de drogas como medicina no está prohibido a los
cristianos, y en algunos casos ciertas drogas pueden traer un grado de alivio, el siervo de Dios debe
ser muy cauteloso en el uso de cualquier cosa que pudiera esclavizarlo, haciéndolo adicto. (Rom.
6:17; 12:1) Algunas personas, al escoger tratamiento que no envuelve drogas, señalan a buenos
resultados con terapia que utiliza cantidades grandes de vitaminas, lo cual es una forma de
tratamiento que recibe atención creciente hoy día.
Tocante a buscar tratamiento médico, es de interés notar el principio bíblico que se encuentra
en 1 Corintios 12:26. Aquí las Escrituras enseñan que cuando una parte de nuestro cuerpo sufre, otras
partes son afectadas. En armonía con este principio, los que tienen problemas mentales o nerviosos
quizás encuentren aconsejable el que se les haga un examen físico cabal, ya que con frecuencia
hay un problema de salud del cual no se dan cuenta. Aun algunos que pensaban que se estaban

391
volviendo locos, o que padecían de hostigamiento demoníaco, han descubierto que tenían
“insuficiente azúcar en la sangre” u otra dolencia.
Por supuesto, hay muchas enfermedades y dolencias que no tienen “curación” conocida.
Nuevamente, Jehová suministra ayuda. Su Palabra puede ayudarnos a fortalecer nuestro aguante.
(1 Tim. 6:11, 12) También, de esta manera se nos ayuda a aguantar penosos ajustes corporales,
como los que a veces acompañan a la menopausia o el envejecimiento.
Pero ¿qué hay si el problema no es físico? ¿Qué hay si es asunto de sentimientos de hostilidad o
abatimiento... problemas relacionados con el llevarse bien con otros? Santiago 5:13-16 dice que el
que tiene problemas de índole espiritual o emocional debe llamar a los ancianos de la
congregación cristiana con el propósito de que ‘lo unten con aceite,’ es decir, que le impartan
confortante consejo bíblico, y también que “oren sobre él.” ¿El resultado de todo esto? El texto
continúa: “La oración de fe sanará al indispuesto, y Jehová lo levantará [de su abatimiento].” Por
supuesto, para sacar provecho, el que está espiritualmente enfermo tiene que ser honrado y franco.
Tiene que buscar y seguir el consejo bíblico; tiene que trabajar en armonía con las oraciones que se
ofrecen a favor suyo.—Sant. 1:25.
Esto coloca mucha responsabilidad sobre los ancianos cristianos. Tienen que ofrecer oración
fervorosa, buscando la dirección de Jehová. Al ejercer paciencia, amor e interés sincero, a menudo
pueden llevar a la raíz de las dificultades. Los ancianos deben ayudar al afligido a ver cómo nuestro
Dios nos invita a arrojar nuestras cargas sobre Él. (Sal. 55:22; 1 Ped. 5:7) A veces es necesario ayudar
a una persona a ver cómo ‘desechar la ira’ o a concentrarse en lo que es casto. (Col. 3:5-14; Fili. 4:6-
8) Y con frecuencia, el que verdaderamente está arrepentido puede sentirse “culpable” o que
“no se le puede perdonar.” Debido a que se siente aplastado, hay que impartirle confianza usando
palabras como las de 1 Juan 1:9.
De modo que, aunque los testigos de Jehová no excluyen categóricamente la posibilidad de
tratamiento por doctores que se especializan en problemas emocionales o mentales, si un Testigo
consulta a un doctor de esta clase debe escrutar cuidadosamente cualquier tratamiento
recomendado. Jamás debe olvidar que el guardar las leyes de Jehová obra hacia su salud mental
hoy y vida eterna en el futuro. Si está inseguro en cuanto a la sabiduría de cierta terapia, entonces
puede que desee considerarla con ancianos en la congregación cristiana... aunque la decisión final
es suya (o de un padre o madre, o es la decisión conjunta de esposo y esposa). Y
preeminentemente, como sucede con todas las otras zonas de la vida, los cristianos verdaderos
querrán aprovecharse plenamente de la fuerza que Jehová provee, apreciando que tienen
poderosos haberes en la Palabra y espíritu de Dios. “Porque la palabra de Dios es viva y ejerce
poder . . . y puede discernir pensamientos e intenciones del corazón.”—Heb. 4:12. //Volver al Índice

392
W1989 15/2 PÁG.29

Según la información sobre ser uno aprobado por Dios,


¿pueden los cristianos hablar con alguien a quien antes se
hubiera considerado “asociado aprobado”, pero con quien
después se evitara el trato porque hubiera cometido un mal?
Sí; así es. La Atalaya del 15 de noviembre de 1988 mostró por qué es bíblico que ajustemos
nuestro punto de vista sobre la persona no bautizada que participa en el ministerio público con los
testigos de Jehová. Antes se decía que esa persona era un “asociado aprobado”. Si después esa
persona violaba las leyes de Dios y no se arrepentía, se daba a conocer esto a la congregación, y
los miembros evitaban entonces la asociación y la conversación con tal persona.
Como lo ha mostrado la información reciente, la Biblia exige que tal acción disciplinaria se tome
en el caso de los bautizados que son malhechores impenitentes. (1 Corintios 5:11-13; 2 Juan 9-11.) Sin
embargo, la responsabilidad del no bautizado que comete un mal no es igual a la del bautizado.
(Lucas 12:48.) Esa persona no se ha bautizado, y por lo tanto no ha alcanzado aprobación a la vista
de Dios, y por eso no es apropiado expulsarla. Fundamentalmente es ahora una persona mundana,
y se puede tratar con ella como se trata con el que está en tal condición.
Entonces, ¿qué se ha de hacer en el caso de alguien a quien se llamaba “asociado aprobado”,
pero que ya no satisface los requisitos para el ministerio público debido a su mal proceder? Puesto
que no está expulsado, se le debe tratar como lo que es, una persona del mundo. Por supuesto, La
Atalaya del 15 de noviembre señaló en la página 19 que los cristianos leales deben ejercer la
cautela debida. Ellos se dan cuenta de que bien puede haber sucedido que el no bautizado haya
participado en males a pesar de conocer los requisitos de Dios. Los cristianos maduros deben ejercer
cautela en cuanto a asociarse con tal persona como se asocia uno con amigos. Si surgen dudas en
cuanto al grado de contacto o asociación que se pueda tener con ella, la mayoría de estas
pueden resolverse mediante seguir el consejo piadoso. Podemos reflexionar sobre consejos como el
que se halla en 1 Corintios 15:33 y Proverbios 13:20, y preguntarnos: ‘¿Qué clase de asociación
tendría yo apropiadamente con un mundano que no guiara su vida por las normas cristianas?’. Si los
ancianos ven que tal persona mundana representa una amenaza, pueden dar consejo
amonestador en privado a las personas de la congregación que parezcan estar en peligro.
Con el tiempo puede que un no bautizado a quien se hubiera considerado “asociado
aprobado” dé prueba razonable de haberse arrepentido y quizás desee que se estudie la Biblia con
él de nuevo. (Hechos 26:20.) Quizás hable con los ancianos de la congregación a cuyas reuniones
asiste, y estos, si parece aconsejable, tomarán medidas para que alguien conduzca un estudio
bíblico con él. Esto aplicará también si en el futuro alguien deja de llenar los requisitos como
publicador no bautizado pero después muestra arrepentimiento. Por lo general esta persona debe
hablar con los dos ancianos que hubieran tratado el caso de comisión del mal o con los otros dos a
quienes el cuerpo de ancianos escoja para revisar el asunto si eso se ha solicitado.
Correctamente, La Atalaya explicó que hay alguna diferencia entre estos casos y el de padres
que tengan hijos menores en el hogar... menores legalmente dependientes para con los cuales
tienen la responsabilidad de suministrar mantenimiento material. (Efesios 6:1-4.) Las Escrituras
colocan sobre los padres la obligación de instruir y guiar a sus hijos. Por eso, los padres (o el padre o
madre creyente) quizás opten por conducir un estudio bíblico privado con el menor que ha
cometido un mal, o incluirlo en el programa familiar de estudio y consideración de asuntos bíblicos.

393
Aunque la información que se ha publicado recientemente en La Atalaya exige un ajuste en
nuestro modo de pensar y en nuestros tratos, esto se hace en armonía con las Escrituras, que son
provechosas “para disciplinar en justicia”. (2 Timoteo 3:16, 17.) //Volver al Índice

394
W2002 15/10 PÁG.27

¿Sería un acto de unión de fes comprar un edificio


perteneciente a un grupo religioso y convertirlo en un Salón
del Reino?
Generalmente, los testigos de Jehová evitan relacionarse de ese modo con las demás religiones.
Aun así, tal transacción no constituiría un acto de unión de fes, pues se trata simplemente de un
único acuerdo comercial. La congregación de los testigos de Jehová de la zona no está
colaborando con otro grupo religioso en la construcción de un lugar de culto para que lo utilicen
ambas partes.
¿Qué es un acto de unión de fes a la vista de Jehová? Examinemos la exhortación del apóstol
Pablo: “No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual con los incrédulos. Porque, ¿qué consorcio
tienen la justicia y el desafuero? ¿O qué participación tiene la luz con la oscuridad? Además, ¿qué
armonía hay entre Cristo y Belial? ¿O qué porción tiene una persona fiel con un incrédulo? ¿Y qué
acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? [...] ‘Por lo tanto, sálganse de entre ellos, y sepárense
—dice Jehová—, y dejen de tocar la cosa inmunda’; ‘y yo los recibiré’” (2 Corintios 6:14-17). ¿Qué
quiso decir Pablo con las palabras “consorcio” y “participación”?
El consorcio al que Pablo se refirió implica con claridad la participación en actividades
espirituales y de adoración con idólatras y no creyentes. El apóstol advirtió a los corintios que
no estuvieran “participando de [...] la mesa de demonios” (1 Corintios 10:20, 21). Por ello, un acto de
unión de fes es aquel en el que se rinde culto o se tiene comunión espiritual con otras
organizaciones religiosas (Éxodo 20:5; 23:13; 34:12). El propósito de comprar un edificio que antes
utilizaba un grupo religioso es simplemente adquirir la estructura básica para un Salón del Reino.
Antes de usarse como tal, se quita todo vestigio de la adoración falsa. Entonces se dedica a Jehová
para ser utilizado exclusivamente en la adoración a él. Por lo tanto, no se establece ninguna
relación o comunión entre la adoración verdadera y la falsa.
Al definir los pormenores de la transacción, se debe mantener un contacto mínimo y
estrictamente comercial con la otra parte. Los integrantes de la congregación cristiana hacen bien
en recordar la advertencia de Pablo respecto a no “estar unidos bajo yugo desigual con los
incrédulos”. Aunque no nos sentimos superiores a quienes profesan otra fe, no establecemos
relaciones sociales con ellos ni participamos en sus actividades religiosas.
¿Qué puede decirse de alquilar un edificio que pertenece a un grupo religioso? Tal operación
suele exigir un contacto regular, lo cual debe evitarse. Incluso si se alquila para una única ocasión, el
cuerpo de ancianos tiene que analizar las siguientes preguntas: ¿habrá ídolos u otros símbolos
religiosos dentro o fuera del edificio?, ¿qué pensarán las personas de la comunidad al vernos utilizar
el inmueble?, ¿hará tropezar a algún miembro de la congregación? (Mateo 18:6; 1 Corintios 8:7-13.)
Los ancianos han de evaluar estos factores y decidir en consecuencia. También tendrán en cuenta
su propia conciencia y la de la congregación en general al determinar si comprarán un edificio de
ese tipo para convertirlo en un Salón del Reino.
Nota. Para obtener mayor información sobre si es apropiado entablar relaciones comerciales
con organizaciones que Jehová desaprueba, véase La Atalaya del 15 de abril de 1999, págs. 28, 29.
//Volver al Índice

395
W1993 15/6 PÁG.31

Puesto que los cristianos no hacen apuestas, ¿pueden


aceptar boletos de sorteos o participar en rifas para
ganar premios?
Esta pregunta ha surgido varias veces, de modo que ya se ha contestado en nuestras
publicaciones. Hemos preparado índices en varios idiomas, como el Índice de las publicaciones
Watchtower 1950-1985 (y otro que abarca los años 1986 a 1990). Si el cristiano los tiene en su idioma,
le pueden resultar muy útiles para localizar rápidamente las contestaciones que busca.
La pregunta aquí formulada es un ejemplo. Al buscar en el Índice de los años 1950 a 1985 en el
encabezamiento “Preguntas de los lectores”, hallamos el tema “sorteos, ¿puede participar un
cristiano?”. Se dirige al lector a la sección “Preguntas de los lectores” de La Atalaya del 15 de julio
de 1973, página 447. Muchos Testigos tienen el volumen encuadernado (o números sueltos) de
La Atalaya de 1973, o este se encuentra en la biblioteca de muchos Salones del Reino.
La información publicada en 1973 muestra que los cristianos no compran boletos de sorteos (o
rifas) para ver si ganan un premio. Dicho claramente, no jugamos al azar, pues eso sería mostrar
avidez. (1 Corintios 5:11; 6:10; Efesios 4:19; 5:3, 5.)
Sin embargo, puede que una tienda o un negocio se valga de un sorteo como medio de
publicidad. Lo único que la persona tiene que hacer es dar su nombre o enviar un formulario o
boleto, sin comprar nada. El sorteo forma parte de un plan publicitario por el que se escoge
imparcialmente a la persona que recibirá el premio o premios. Quizás algunos cristianos opinen que
pueden aceptar el premio de un sorteo que no implique el juego de azar, tal como aceptarían
artículos gratis u otros regalos que un negocio o una tienda dé como parte de su programa
publicitario.
No obstante, algunos cristianos evitan todo lo relacionado con sorteos para no hacer tropezar a
otros ni confundirlos, y para mantenerse alejados de la trampa de confiar en la llamada Suerte.
Como muestra Isaías 65:11, los siervos de Dios no se mezclan con “el dios de la Buena Suerte” ni con
“el dios del Destino”. Quizás tampoco quieran envolverse en ninguna publicidad que requiera la
participación de los ganadores. Los que son de este parecer no deben criticar a los cristianos cuya
conciencia les permita participar en dichos sorteos. (Compárese con Romanos 14:1-4.)
Nota a pie de página. Las mismas remisiones se hallan en los encabezamientos “Publicidad”,
“Negocios” y “Juegos de azar”, de modo que la versatilidad del Índice ayuda a localizar la
información. //Volver al Índice

396
W2002 15/11 PÁG.30

Dado que la sangre se elabora en la médula ósea, ¿podría el


cristiano recibir un trasplante de médula?
En la mayoría de los casos, este trasplante se realiza extrayendo médula de un donante
(frecuentemente un familiar) e inyectándola o infundiéndola al paciente, con la esperanza de que
el injerto llegue a las cavidades de la médula y funcione luego de forma normal. Este procedimiento
solamente suele plantearse en casos críticos (tales como anemia aplásica o leucemia aguda), ya
que se reconoce que hay ciertos peligros implicados en la preparación para recibir el trasplante, así
como en el tratamiento subsiguiente.
Como se indica en la pregunta, los glóbulos rojos (o hematíes) se forman en la médula de ciertos
huesos, tales como las costillas, el esternón y la pelvis. Por consiguiente, es comprensible que, a la luz
de la prohibición bíblica referente a la sangre, se plantee la pregunta de si podría el cristiano recibir
un injerto de médula humana.
La Biblia estipula con toda claridad que los siervos de Dios tienen que seguir “absteniéndose [...]
de sangre” (Hechos 15:28, 29; Deuteronomio 12:15, 16). Ahora bien, dado que los hematíes se
forman en la médula (de color rojizo), ¿colocan las Escrituras a esta en la misma categoría que la
sangre? No. De hecho, la tratan como cualquier otro tipo de carne comestible. Isaías 25:6 dice que
Dios preparará para su pueblo un banquete que incluye “platos con mucho aceite, llenos de
médula”. Los procedimientos normales que se siguen en la matanza y desangrado de un animal
nunca eliminan de la médula todas las células sanguíneas. Pero una vez desangrado, es posible
comer cualquiera de sus tejidos, lo que incluye la médula.
Claro, la médula humana que se utiliza en los trasplantes procede de donantes vivos y contiene
cierta cantidad de sangre. Así pues, cada cristiano tendría que decidir por sí mismo si, según su
conciencia, el injerto de médula equivaldría a simple carne o a tejido sin desangrar. Además, como
dicho injerto es un trasplante, deben analizarse las cuestiones bíblicas implicadas en los trasplantes
de órganos humanos (véase “Preguntas de los lectores” en La Atalaya del 15 de septiembre
de 1980, pág. 31). Por último, en un artículo de la obra Principios de medicina interna, de Harrison
(12.a edición, 1991, pág. 1822), el doctor E. D. Thomas señala que “las transfusiones de plaquetas [...]
deberán emplearse” en el caso de algunos receptores de trasplantes de médula, y que a muchos
se les administra “concentrados de hematíes”. Por lo tanto, cada cristiano tendrá que plantearse
qué otras cuestiones afrontará si acepta un trasplante de médula (Proverbios 22:3).
Aunque cada persona debe decidir qué hará en este asunto, le ayudará a hacerlo saber lo que
dice la Biblia referente a la sangre y la médula. //Volver al Índice

397
W2010 15/2 PÁGS.22-23

¿Qué factores debe tener en cuenta el cristiano que vaya a


compartir vivienda?
Aunque todo el mundo necesita un lugar donde vivir, muchas personas carecen hoy de hogar
propio. Debido a la situación económica, la salud y otras cuestiones, hay quienes se ven obligados a
compartir vivienda con parientes que no son de su familia inmediata. Y en algunos países no es raro
que varios familiares vivan apiñados en una sola habitación, sin apenas privacidad.
No le corresponde a la organización de Jehová formular una larga serie de normas en materia
de vivienda. Pero sí debe exhortar a todos los cristianos a examinar los diversos principios bíblicos
que les permitirán analizar si la situación en la que se encuentran es aceptable para Dios. ¿Cuáles
son algunos de estos principios?
Un punto muy importante es el efecto que pueda tener en ellos y en su espiritualidad la
convivencia con los compañeros de vivienda. ¿De qué personas se trata? ¿Son siervos de Jehová?
¿Viven en conformidad con las normas bíblicas? Nunca hay que olvidar esta advertencia del
apóstol Pablo: “No se extravíen. Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles” (1 Cor.
15:33).
Por otro lado, las Escrituras dejan muy claro que Jehová condena la fornicación y el adulterio
(Heb. 13:4). Para él es inaceptable todo sistema para compartir vivienda que facilite que un hombre
y una mujer solteros vivan juntos como si estuvieran casados. Y el cristiano no debe permanecer en
ningún lugar donde se tolere la inmoralidad.
Además, la Biblia dirige esta exhortación a quienes buscan el favor de Dios: “Huyan de la
fornicación” (1 Cor. 6:18). Por lo tanto, sería imprudente cualquier plan para compartir vivienda que
pueda dar lugar a tentaciones inmorales. Por ejemplo, si varios cristianos residieran en la misma
casa, ¿podrían presentarse situaciones comprometedoras? ¿Qué sucedería si dos personas que
no son marido y mujer se encontraran a solas porque hubieran salido los demás? También sería
arriesgado que ocuparan el mismo domicilio dos solteros unidos por lazos románticos. La sabiduría
dicta que se eviten este tipo de situaciones.
Tampoco sería apropiado que una pareja que se haya divorciado siga viviendo en la misma
casa. Dado que solían tener relaciones íntimas, podrían caer fácilmente en la inmoralidad
(Pro. 22:3).
Hay que recordar otro factor importante: la opinión de los vecinos. Aunque un plan para
compartir vivienda le parezca aceptable a un cristiano, podría dar pie a malos comentarios en la
comunidad. Eso no sería nada deseable, pues no queremos que por nuestra conducta tenga mala
fama el nombre de Jehová. Más bien, deseamos seguir este consejo de Pablo: “Eviten hacerse
causas de tropiezo tanto a judíos como a griegos y a la congregación de Dios, así como yo estoy
agradando a toda la gente en todas las cosas, no buscando mi propia ventaja, sino la de los
muchos, para que se salven” (1 Cor. 10:32, 33).
Es cierto que a veces costará trabajo encontrar una solución acorde con las justas normas de
Jehová. No obstante, es necesario que todos los cristianos “sigan asegurándose de lo que es acepto
al Señor”. Deben cerciorarse de que no se realice nada indecente en su casa (Efe. 5:5, 10). Con este
fin, han de pedir a Dios que los guíe y hacer cuanto esté en su mano para protegerse física y
moralmente y no desacreditar el nombre de Jehová. //Volver al Índice

398
W2002 15/11 PÁG.30

¿Se deben cumplir siempre los votos que se hagan a Dios?


En las Escrituras, un voto es una declaración solemne hecha a Dios en la que se promete llevar a
cabo algún acto, presentar una ofrenda, aceptar un servicio o determinada circunstancia, o
abstenerse de ciertas cosas que en sí mismas no son ilícitas. En la Biblia se mencionan votos
condicionales, es decir, promesas de que se seguiría un proceder específico si Dios hacía algo
primero. Por ejemplo, Ana, la madre del profeta Samuel, “pasó a hacer un voto y decir: ‘Oh Jehová
de los ejércitos, si [...] no te olvidas de tu esclava y realmente das a tu esclava prole varón, yo
ciertamente lo daré a Jehová todos los días de su vida, y no vendrá navaja sobre su cabeza’”
(1 Samuel 1:11). Además, según las Escrituras, los votos son promesas voluntarias. Ahora bien, ¿hasta
qué grado deben cumplirse los votos hechos a Dios?
El rey Salomón del Israel antiguo aconseja: “Siempre que hagas un voto a Dios, no titubees en
pagarlo”, y añade: “Lo que prometes en voto, págalo. Mejor es que no hagas voto que el que
hagas voto y no pagues” (Eclesiastés 5:4, 5). La Ley que se dio a Israel mediante Moisés manifiesta:
“En caso de que hagas un voto a Jehová tu Dios, no debes ser lento en cuanto a pagarlo, porque
Jehová tu Dios sin falta lo requerirá de ti, y verdaderamente llegaría a ser pecado de parte tuya”
(Deuteronomio 23:21). Resulta obvio que un voto a Dios es un asunto serio. De modo que quien lo
haga debe tener una buena razón y no ha de albergar dudas respecto a si podrá cumplirlo. De lo
contrario, es preferible no dar ese paso. No obstante, una vez hechos, ¿se deben cumplir todos los
votos?
¿Qué sucedería si alguien descubriera que su voto no está en armonía con la voluntad divina?
Supongamos que dicho voto relacionara de alguna forma la inmoralidad con la adoración
verdadera (Deuteronomio 23:18). Por supuesto, tal promesa no debería cumplirse. Bajo la Ley
mosaica, por ejemplo, el padre o el esposo de una mujer podían anular los votos que ella hiciera
(Números 30:3-15).
Pensemos en el caso de alguien que ha hecho a Dios el voto de permanecer soltero pero
después se encara a un dilema, pues él cree que cumplir lo prometido casi le está llevando al punto
de violar las normas divinas respecto a la moralidad. ¿Tendría que seguir afanándose por mantener
su voto? ¿No sería mejor que lo rompiera para no hacerse culpable de inmoralidad, y le suplicara a
Jehová su perdón y misericordia? La decisión es solo suya, y nadie más puede decidir por él.
¿Qué ocurre si la persona que hizo el voto se da cuenta más tarde de que actuó sin reflexionar?
¿Debería intentar cumplirlo a pesar de todo? A Jefté no le resultó fácil, pero acató
escrupulosamente la promesa que había hecho a Dios (Jueces 11:30-40). El que alguien no pagara
su voto podría llevar a que Jehová se ‘indignara’ y arruinara sus logros (Eclesiastés 5:6). Tratar a la
ligera el asunto de pagar un voto tal vez resulte en la pérdida del favor divino.
Jesucristo dijo: “Simplemente signifique su palabra Sí, Sí, su No, No; porque lo que excede de esto
proviene del inicuo” (Mateo 5:37). El cristiano no solo ha de esforzarse por pagar sus votos a Dios,
sino también por resultar digno de confianza en todas las promesas que haga, ya sean a Dios o al
prójimo. Imaginemos que dos personas establecen un acuerdo que en principio parece bueno,
pero al analizarlo mejor, una de ellas ve que es una insensatez. ¿Cómo actuaría ante tal dilema?
No debería tratar la situación a la ligera. No obstante, tras meditarlo en profundidad, la otra persona
quizás decida liberarlo de su compromiso (Salmo 15:4; Proverbios 6:2, 3).
¿Cuál debería ser nuestra preocupación fundamental, ya se trate de votos o de cualquier otro
asunto? Esforzarnos siempre por mantener una buena relación con Jehová Dios. //Volver al Índice

399
W1973 15/12 PÁGS.763-764

Si un cristiano comete adulterio, se arrepiente y confiesa su


pecado al comité judicial de la congregación cristiana,
¿también tiene que dar a conocer su adulterio a su cónyuge
aunque esto lastime al cónyuge profundamente?—EE. UU.
Sí, el cristiano está obligado a dar a saber su transgresión al cónyuge inocente antes que los
miembros del comité judicial puedan reconocer como genuino su arrepentimiento declarado. El
adulterio es una contaminación del lecho conyugal y es de suficiente seriedad como para permitir
que el cónyuge inocente obtenga un divorcio y esté libre de acuerdo con la Biblia para contraer
segundas nupcias. (Mat. 19:9) Por consiguiente, el cónyuge inocente tiene todo derecho de saber lo
que ha sucedido.
En realidad, no es la confesión, sino el adulterio lo que lastima al cónyuge inocente. Por esta
razón el cónyuge adúltero debería haber considerado seriamente los malos efectos del adulterio
con anticipación y no haber cedido a la tentación. Después de haberse cometido el adulterio es
demasiado tarde para ponerse a pensar en cuanto a proteger de daño al cónyuge inocente.
Aunque el cónyuge inocente naturalmente se sentiría lastimado al enterarse del adulterio, esto
no necesariamente significa el fin del matrimonio. Al oír la confesión sincera y súplica por perdón, él
o ella quizás decida perdonar al cónyuge adúltero. Además, la confesión suministra la oportunidad
para que tanto el esposo como la esposa echen un vistazo serio a su matrimonio y consideren lo
que pudiera hacerse para lograr mejoramiento y evitar una repetición del mal. Quizás el cónyuge
inocente hasta haya contribuido a la infidelidad de su cónyuge. Si, por ejemplo, la esposa ha
privado deliberadamente a su esposo del débito conyugal, ella tendrá que asumir cierta
responsabilidad por lo que ha sucedido. Ella no se halla del todo sin culpa desde el punto de vista
de Dios, pues la Biblia exhorta: “Que el esposo rinda a su esposa lo que le es debido; pero que la
esposa haga lo mismo también a su esposo. . . . No estén privándose de ello el uno al otro, a no ser
de común acuerdo por un tiempo señalado, para que dediquen tiempo a oración y vuelvan a
juntarse, para que no siga tentándolos Satanás por su falta de regulación en ustedes mismos.”—
1 Cor. 7:3-5.
Además de posiblemente poner el cimiento para un matrimonio mejorado, la confesión también
puede impedir otros problemas serios. Mientras el cónyuge adúltero mantiene oculto el asunto,
no puede tener una buena conciencia para con su cónyuge. Esto se puede reflejar en palabras y
hechos. Puede que el cónyuge inocente intuya pronto que algo anda mal y mencione esto. Para
protegerse, el cónyuge culpable quizás recurra a la mentira, y esto complicaría su transgresión. Así
con el tiempo puede resultar más daño que si confiesa su mal y pide el perdón de su cónyuge.
Por eso si una persona culpable de adulterio está verdaderamente arrepentida y quiere
conservar el matrimonio, debe pedir el perdón del cónyuge inocente. De allí en adelante, si se
concede el perdón, ambos pueden trabajar juntos al tratar de conservar el lecho conyugal sin
contaminación. (Heb. 13:4) Puesto que está envuelta la pureza moral de la congregación, también
deben revelar al comité judicial lo que ha sucedido. //Volver al Índice

400
W1979 15/3 PÁGS.31-32

¿Es incorrecto el que los cristianos usen calmantes, puesto


que Jesús cuando fue fijado en el madero rehusó vino
mezclado con un calmante?
No necesariamente; Jesús evidentemente hizo aquello por una razón especial.
Precisamente antes de que lo fijaran en el madero, Jesús rehusó lo que Mateo llama “vino
mezclado con hiel” y Marcos describe como “vino mezclado con mirra.” (Mat. 27:34; Mar. 15:23) Un
comentador dice: “La mirra daba mejor sabor al vino agrio y, como la hiel amarga, tenía un efecto
narcótico y estupefaciente. Ambos elementos pueden haber estado en la bebida que Jesús probó
y rehusó.”
Jesús estaba llegando entonces a la culminación de su derrotero de integridad. (Rom. 5:18, 19)
Como fácilmente se puede entender, no desearía estar en estado de estupor o endrogado. Él
había expresado en oración a su Padre que estaba dispuesto a aceptar lo que venía. Por eso, era
necesario que Jesús tuviera sus sentidos en pleno funcionamiento en aquella ocasión, y debería
tenerlos. (Mat. 26:39; Juan 10:17, 18) Cristo Jesús había de estar plenamente al tanto de lo que hacía
para mantener su integridad y permanecer fiel hasta el fin.
Pero ¿qué hay de que un cristiano acepte un calmante cuando está sufriendo dolor o se le está
sometiendo a una operación? La Biblia menciona que es apropiado dar licor embriagante a la
persona que está próxima a morir, para ayudarla a olvidar su dolor, o quizás su sufrimiento. (Pro. 31:6)
Por eso, aunque las Escrituras correctamente condenan el emborracharse con alcohol (una droga),
eso no excluye el aceptar una droga para amortiguar el dolor. Cuando tal droga se administra
como medicina, pudiera cumplir con un buen propósito. Sin embargo, la persona que se ve en esta
situación debe considerar la posibilidad de que el calmante pudiera crear hábito en ella. //Volver al
Índice

401
W1972 1/10 PÁGS.606-607

¿Es correcto que los cristianos usen anillos nupciales?—


Grecia.
Muchos cristianos sinceros han hecho esta pregunta movidos por el deseo de evitar cualquier
costumbre que no tuviera la aprobación de Dios. Algunos de los inquiridores saben que el prelado
católico John H. Newman escribió: “El uso de templos, y éstos dedicados a determinados santos, . . .
vestiduras sacerdotales, la tonsura, el anillo de matrimonio, el volverse hacia el Este, las imágenes a
una fecha más tarde, tal vez el canto eclesiástico, y el Kirieleisón, todos son de origen pagano, y
santificados por su adopción dentro de la Iglesia.” (An Essay on the Development of the Christian
Doctrine, 1878) Aunque los hechos demuestran que muchas de las prácticas religiosas actuales que
Newman alista definitivamente fueron adoptadas de la adoración pagana, ¿es cierto eso en
cuanto al anillo nupcial?
En realidad hay ideas contradictorias en cuanto al origen del anillo nupcial. Demos unos cuantos
ejemplos: “Originalmente . . . el anillo eran unos grillos que se usaban para atar a la novia cautiva.”
(For Richer, for Poorer) “El anillo es un sustituto relativamente moderno de la moneda de oro u otro
artículo de valor con el cual el hombre literalmente le compraba su esposa al padre de ella.” (The
Jewish Wedding Book) “Se supone que el anillo nupcial es de origen romano, y que brotó de la
costumbre antigua de utilizar anillos al efectuar acuerdos.” (American Cyclopædia) “Se han dado
varias explicaciones de la conexión del anillo con el matrimonio. Parece que los judíos usaban anillos
nupciales antes de los tiempos cristianos.”—The International Cyclopaedia.
Se ve pues que no se sabe con certeza el origen exacto del anillo nupcial. Aunque fuera un
hecho que los paganos hubieran sido los primeros en usar anillos nupciales, ¿excluiría eso su uso por
los cristianos? No necesariamente. Muchos de los artículos de vestir y aspectos de la vida de hoy día
se originaron en países paganos. Las divisiones actuales del tiempo en horas, minutos y segundos se
basan en un sistema babilónico primitivo. Sin embargo, no hay objeción alguna a que el cristiano
use estas divisiones del tiempo, porque el usarlas no envuelve el llevar a cabo prácticas religiosas
falsas.
Por supuesto, nuestro interés es mayor en lo que toca al uso de anillos nupciales, porque esto está
relacionado, no con asuntos seglares de secundaria importancia, sino con la relación matrimonial,
que el cristiano considera correctamente como sagrada delante de Dios. Realmente, la cuestión
no estriba tanto en si los anillos nupciales fueron usados por primera vez por paganos, sino, más bien,
si originalmente fueron usados como parte de prácticas religiosas falsas y si todavía retienen dicho
significado religioso. Como se ha demostrado, la evidencia histórica no permite sacar una
conclusión definitiva sobre esto. ¿Qué dice la Biblia acerca del uso de anillos?
La Biblia muestra que algunos de los siervos de Dios del pasado usaban anillos, aun en algunos
casos anillos que tenían significado especial conectado con ellos. El llevar un anillo de sellar podía
indicar que uno había recibido autoridad para actuar en nombre del gobernante a quien
pertenecía el anillo. (Gén. 41:42; Núm. 31:50; Est. 8:2, 8; Job 42:11, 12; Luc. 15:22) Por eso, aunque
no se mencionan anillos nupciales, estos adoradores verdaderos claramente no tuvieron ningún
escrúpulo contra el usar anillos para más que simple adorno.
Algunas personas dicen que el anillo nupcial representa el amor y devoción interminables en el
matrimonio. La creciente proporción de divorcios en muchos países donde los casados por lo
general usan anillos nupciales prueba que este significado es más imaginario que verdadero. Sin
embargo, para la mayoría de las personas, incluso los cristianos, en países donde son comunes los
anillos nupciales, el anillo es una indicación exterior de que quien lo lleva es persona casada. En
otros lugares se muestra el mismo punto de diferentes maneras, como por el hecho de que la mujer
lleve cierto estilo de ropa.

402
Por supuesto, un anillo nupcial no es en ningún sentido un requisito cristiano. Puede que un
cristiano decida no llevar un anillo nupcial, debido a su conciencia, gusto personal, costo,
costumbre local o alguna otra razón. Sin embargo, otro cristiano puede decidirse a indicar su estado
matrimonial por medio de un anillo nupcial. Por consiguiente, al fin de cuentas la decisión es
personal, y ha de tomarse a conciencia de acuerdo con los puntos de vista que uno tenga. //Volver al
Índice

403
W1974 15/8 PÁG.511

¿Por qué se abstienen los testigos de Jehová de participar en


las celebraciones de Año Nuevo?—EE. UU.
Las celebraciones de Año Nuevo asociadas con el fin de un año y el principio del siguiente el 1
de enero están conectadas con religión falsa. El primer día de enero se tenía como sagrado al dios
romano de dos caras Jano y por eso era una fiesta pagana. Pero hay otra fuerte razón para que los
cristianos se abstengan de esas celebraciones.
A los cristianos se les exhorta: “Andemos decentemente, no en diversiones estrepitosas y
borracheras, no en coito ilícito y conducta relajada.” (Rom. 13:13) Sin embargo, las celebraciones
de Año Nuevo se caracterizan muy frecuentemente por esas prácticas y excesos. Observa el
Standard Dictionary of Folklore, Mythology, and Legend: “Muchos países occidentales señalan el
paso del año viejo y la llegada del nuevo mediante bailes elaborados, beber y comportamiento por
lo general orgiástico.” De las culturas no occidentales, la misma obra hace notar que también
“consideran el fin de un año y el principio del siguiente como una ocasión para darse gusto.”
El que una persona se envuelva en la celebración de Año Nuevo, aunque mantenga gobierno
de sí misma, podría significar hacer la vista gorda ante la conducta desenfrenada de otros y
aprobar una práctica arraigada en la religión falsa. El que los testigos de Jehová rehúsen participar
en esas celebraciones no significa que no disfrutan de esparcimiento y diversión. Sí disfrutan de ello.
Pero tratan de conservar una buena conciencia delante de Dios y los hombres, evitando los excesos
y también la apariencia de observar festividades paganas. //Volver al Índice

404
W1977 15/6 PÁGS.383-384

¿Puede un cristiano izar o arriar una bandera en el lugar


donde trabaja?
Cuando tal asignación de trabajo no forma parte de una ceremonia de la bandera el cristiano
individual tiene libertad para decidir qué hacer, tomando en consideración las circunstancias
locales y su conciencia.
Se sabe bien que muchas personas consideran su bandera nacional como símbolo que merece
reverencia. The Encyclopedia Americana declara: “La bandera, igual que la cruz, es sagrada. . . .
Las reglas y los reglamentos relativos a la actitud humana hacia estandartes nacionales usan
palabras vigorosas, expresivas, como: ‘Servicio a la bandera,’ . . . ‘Reverencia para la bandera,’
‘Devoción a la bandera.’” Con frecuencia se celebran ceremonias especiales en las cuales la
bandera recibe “devoción” especial.
Cada persona tiene libertad para determinar si va a participar en tales ceremonias o no. Sin
embargo, los testigos de Jehová tienen la convicción de que lo que la Biblia dice acerca de
abstenerse de dar devoción a objetos materiales, inanimados, tiene relación con este asunto. (Éxo.
20:4, 5; 1 Juan 5:21) Por eso, aunque respetan los derechos que otros tienen para hacer lo que
deseen, los testigos de Jehová no participan en ceremonias de la bandera. No obstante, son
ciudadanos ejemplares que diariamente sostienen las leyes del país.—Rom. 13:1.
A menudo la bandera nacional se despliega en edificios públicos y lugares de reunión, como en
cuarteles de bomberos, oficinas municipales y escuelas. Tomando en cuenta el respeto que le
muestran al gobierno y lo que se emplea para representarlo, los testigos de Jehová no tienen
objeción alguna a estar dentro de edificios ni a trabajar en edificios donde esté desplegada la
bandera nacional. De modo similar, pudiera suceder que en estampillas postales, placas para
automóviles u otros artículos producidos por el gobierno apareciera una bandera. Sin embargo eso
no significa que la persona del público que emplea estas cosas necesariamente esté participando
en hechos de devoción para con la bandera. Lo significativo no es la presencia de una bandera,
sino cómo obra para con ella la persona, lo que la persona hace.
A veces a un empleado que trabaja en un edificio público se le asigna izar la bandera por la
mañana y arriarla al terminar el día. Esto pudiera formar parte de una ceremonia especial, en la
cual hubiera personas de pie en posición de atención o saludando la bandera. En ese caso se
comprende que una persona que no participara en ceremonias de saludar la bandera tendría
razones de conciencia para no izar o arriar la bandera, pues el hacerlo constituiría participar en la
ceremonia. Sería contribuir a una ceremonia, tal como se esperaría que los músicos de una banda
contribuyeran por medio de tocar música patriótica.
Sin embargo, en muchos casos no hay ninguna ceremonia que acompañe el izar o arriar la
bandera diariamente en un edificio público. El izarla, por ejemplo, simplemente puede ser parte de
preparar el edificio para usarlo, como sucede con abrir las puertas, abrir las ventanas, y así por el
estilo. En tales casos a la bandera se le considera simplemente como un emblema que representa al
gobierno del país en el cual está situado el edificio.
Cuando éste es el caso, el empleado cristiano al que se le pide que se encargue de este deber
entre otras tareas rutinarias tiene libertad para decidir qué hacer. La conciencia de una persona
que se hallara en esta situación podría impelerla a pedirle a su supervisor que le pidiera a otro
empleado que izara y arriara la bandera. Pero otro cristiano pudiera pensar que su conciencia le
permite manejar la bandera mientras no haya ninguna ceremonia envuelta en la tarea. Cada
persona que afronte tal petición en su trabajo debe analizar las circunstancias locales así como los

405
aguijonazos de su conciencia entrenada en la Biblia. Entonces debe tomar una decisión que la deje
con una conciencia limpia.—1 Ped. 3:16. //Volver al Índice

406
W1974 1/5 PÁGS.287-288

¿Por qué algunos testigos cristianos de Jehová se ponen de


pie para el saludo a la bandera pero no para cuando se
toca el himno nacional?—EE. UU.
Los testigos cristianos de Jehová se esfuerzan por seguir la Palabra de Dios y los dictados de su
conciencia entrenada según la Biblia. Como los cristianos del primer siglo, se consideran ‘residentes
forasteros’ en el mundo de la humanidad incrédula y dan su lealtad al reino de Dios por Cristo.
(1 Ped. 2:11) Es por esa razón que se abstienen de todo acto, incluso los de índole nacionalista, que
denote deslealtad a Dios y a su Rey nombrado, Jesucristo.
Debe tenerse presente que una bandera nacional es más que una pieza de tela. Oficialmente se
le considera símbolo sagrado de una nación y se le trata con reverencia. Cuando se gasta, por
ejemplo, la práctica nacional a menudo establece no deshacerse de la bandera sin ceremonia,
sino ‘destruirla de manera dignificada, preferiblemente por medio de quemarla.’ También hay
disposiciones reglamentarias que gobiernan el izar, bajar, doblar, enarbolar y desplegar banderas. El
saludar o jurar lealtad a la bandera se considera un acto reverente, un acto de devoción sagrada,
y puesto que la bandera es una imagen del Estado, tal acto constituye una forma de idolatría.—
Compare con Éxodo 20:4-6; 1 Juan 5:21.
Aunque no desaniman a otros de saludar la bandera de ninguna nación, es el sentir de los
testigos cristianos de Jehová que solo pueden dar tal adoración a Jehová Dios. Respetan
debidamente la bandera de sus países respectivos, pero el que ellos idolatraran la bandera de
nación alguna y participaran en actos de adoración a una imagen del Estado sería un acto de
infidelidad para con Dios y deslealtad al reino del Hijo de Dios.
Con frecuencia lo que se acostumbra es que todos los que asisten a una ceremonia de saludo a
la bandera se pongan de pie y personalmente saluden la bandera como juramento de lealtad a
esta imagen del Estado. En una situación de esa índole es probable que el simple acto de ponerse
de pie no se considere en sí mismo un acto de adoración. Por lo tanto, muchos cristianos verdaderos
no han visto ninguna objeción a ponerse de pie respetuosamente, pero no saludan ni dicen el
juramento. Por supuesto, la conciencia entra en el cuadro. Aun si algunos Testigos siguen este
proceder, es posible que la conciencia de otros los mueva a permanecer sentados o excusarse del
lugar donde se esté efectuando la ceremonia.
En cuanto al himno nacional, a veces se espera que los de un grupo se pongan de pie y canten.
Esta situación, pues, sería comparable a lo que se acaba de mencionar en cuanto a una bandera
nacional. Sin embargo, lo que con mayor frecuencia se espera es que el auditorio simplemente se
ponga de pie mientras se toca el himno o mientras una persona (un solista) lo canta, pero no todos.
En este caso, el que uno se pusiera de pie denotaría que aprobaba las palabras y sentimientos que
se expresan en la canción. Tocante a esos himnos The Encyclopedia Americana dice: “El amor a la
patria y el orgullo por el país de uno son las ideas principales de la mayoría de los himnos nacionales,
y, en muchos, el sentimiento religioso se mezcla con la emoción patriótica Los himnos nacionales
están con frecuencia relacionados estrechamente con las canciones populares del país o se
originan de guerras y revoluciones.” Puesto que Jehová Dios es el Creador de la Tierra, y todas las
naciones tienen un antepasado común, Adán, no hay ninguna base bíblica para orgullo
nacionalista ni sentimiento de superioridad racial. (Hech. 17:26) Por eso se pudiera preguntar:
¿Podría un cristiano de manera alguna sugerir que está de acuerdo con sentimientos de orgullo
nacionalista? ¿Sería correcto que participara en canciones que aprueban guerras y revoluciones?
No debe pasarse por alto este hecho: La posición susodicha de los testigos de Jehová de
ninguna manera es irrespetuosa para con la autoridad gubernamental constituida. Los testigos de

407
Jehová de ninguna manera en absoluto participan en motines, revoluciones o rebeliones en un
esfuerzo por derrocar a un gobierno. Jamás son desleales, nunca participan en agitación subversiva
o actividad de ninguna clase contra el gobierno. De hecho, la Biblia dice que los gobiernos
temporales son un “arreglo de Dios” y subsisten ‘colocados por Dios en sus posiciones relativas.’ Más
que eso, los testigos de Jehová están bajo el mandato divino de dar impuestos, tributo y honra a
esas “autoridades superiores.”—Rom. 13:1-7.
Por lo tanto, los testigos de Jehová apropiadamente se ponen de pie o se inclinan o hasta se
postran delante de un gobernante por honra y respeto a su posición, si ésa es la costumbre del país.
(Gén. 23:7; 42:6; 44:14) Pero no alabarán a tal gobernante humano como a un dios. Tampoco se
inclinarán o saludarán o besarán o quemarán incienso en un acto reverente de adoración delante
de un cuadro o una imagen de un gobernante o una imagen del Estado, como aquella que
Nabucodonosor levantó en la llanura de Dura, o como las banderas modernas de las naciones.
(Hech. 12:21-23; 14:12-15; Dan. 3:1-29) Por eso, mientras los gobiernos no hagan leyes contrarias a las
leyes de Dios como se manifiestan en la Biblia, los cristianos hoy, como los cristianos del primer siglo,
serán obedientes en cuanto a dar “a César las cosas de César,” y al mismo tiempo rendirán “a Dios
las cosas de Dios,” a saber, su adoración y servicio.—Hech. 4:19; 5:29; Mar. 12:17. //Volver al Índice

408
W1981 15/9 PÁG.31

En los últimos años he leído en cuanto a niños nacidos por


inseminación artificial. ¿Cuál es el punto de vista bíblico
sobre el procedimiento que se usa para esto?
En primer lugar, consideremos brevemente lo que se informa que ha sucedido, según se ilustra
por el primer caso, que tuvo lugar en Inglaterra.
La mujer no podía concebir normalmente debido a problemas en las trompas de falopio, por las
que el óvulo debe pasar para llegar al útero. Por medio de cirugía menor los científicos extrajeron un
óvulo ya maduro y lo colocaron en un recipiente de laboratorio con nutrimentos para alimentarlo.
Se añadió el semen del esposo y se efectuó la fertilización. Después de unos días el grupo de células
en desarrollo (blastocisto) se introdujo cuidadosamente en el útero de la mujer, donde éste creció
normalmente, y la criatura nació.
En este caso el espermatozoide y el óvulo vinieron de personas que eran marido y mujer. Desde
el punto de vista bíblico esto es algo que merece atención. ¿Por qué? Debido a una ley que Dios
dio a los israelitas de la antigüedad: “No debes dar tu emisión como semen a la esposa de tu
asociado, para hacerte inmundo por ello.” (Lev. 18:20, 29) Esta ley se dio cuando no existían la
inseminación artificial moderna ni los procedimientos para bebés de “probeta,” pero esta ley sí
indica el parecer de Dios.
Por la Biblia tenemos que concluir que si se efectuara una concepción con un espermatozoide y
un óvulo que no pertenecieran a personas que fueran marido y mujer, se cometería adulterio o
fornicación. Las Escrituras no dejan duda sobre el punto de vista de Dios al respecto: “Dios juzgará a
los fornicadores y a los adúlteros.” (Heb. 13:4; Mat. 19:9) Pero, ¿qué hay si a una pareja casada que
no haya podido tener hijos por otros métodos se le ofreciera la posibilidad de someterse al
procedimiento que se describe aquí? He aquí algunos aspectos que deben considerarse:
¿Harían todos los pasos mecánicos envueltos —como el que la concepción se efectuara en un
receptáculo de laboratorio— que el asunto pareciera tan contranatural o anormal que fuera
moralmente objetable para la pareja?
El óvulo en el recipiente (antes y después de la fertilización) se alimenta de nutrimentos. Por lo
menos en varios casos se ha usado suero de sangre como nutrimento. Así que la ley de Dios sobre la
sangre entra en el cuadro.—Hech. 15:28, 29; Lev. 17:13, 14.
Algunas noticias indican que, en algunos casos, después de la concepción los científicos han
destruido el óvulo fertilizado porque pensaron que no se desarrollaría apropiadamente o que
tendría defectos genéticos. Si eso es así, ¿no equivaldría eso a un aborto? Y, ¿hasta qué grado
tendrían los “padres” voz en la decisión de poner fin a una nueva vida que hubiese comenzado ya,
o responsabilidad por ello?
Además, a algunos científicos les preocupa la aparición de anormalidades genéticas, sea
durante el desarrollo del embrión en la matriz o posteriormente.
Estos son aspectos que el cristiano apropiadamente querría considerar, aunque reconociendo
que finalmente se tendría que hacer una decisión personal.
Nota a pie de página. Vea La Atalaya del 1 de mayo de 1978, página 30. //Volver al Índice

409
W1981 15/10 PÁG.31

¿Puede un cristiano dedicado y bautizado hacerse boxeador


profesional y todavía mantenerse en condición aceptable
ante su congregación?
El que un cristiano se hiciera boxeador profesional lo pondría en conflicto con el consejo de Dios.
Consideremos parte de ese consejo bíblico.
Las Escrituras muestran claramente que los cristianos dedicados deben producir el fruto del
espíritu santo de Dios, que es amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe,
apacibilidad y gobierno de uno mismo. (Gál. 5:22, 23) El boxeo profesional muestra franca
desatención a ese fruto. La Biblia nos aconseja que seamos “pacíficos con todos los hombres” y que
no peleemos, sino que seamos ‘amables para con todos.’ (Rom. 12:18; 2 Tim. 2:24) De manera
similar, en Santiago 3:18 leemos que ‘la semilla del fruto de la justicia se siembra en condiciones
pacíficas para los que están haciendo la paz.’ Además, se nos dice que ‘amemos a nuestro prójimo
como a nosotros mismos’ y que el amor no obra “mal” para con el prójimo, y por consiguiente no le
causa daño ni lo lastima.—Rom. 13:9, 10.
No se puede considerar al boxeo profesional como simplemente un deporte innocuo. Es un
hecho bien conocido que cuando los púgiles o boxeadores suben al cuadrilátero van impulsados
por el fuerte deseo de lastimar a su contrincante. Momentáneamente, puede que hasta abriguen
sentimientos destructivos u homicidas hacia el rival. Los observadores pueden percibir este espíritu,
como se deja ver a menudo por la forma en que los espectadores responden al combate. Vez tras
vez se les oye gritar: “¡Mátalo! ¡Mátalo!”
Por eso, no es sorprendente el que de vez en cuando la prensa informe que un boxeador ha sido
herido mortalmente en el cuadrilátero. En el boxeo siempre existe el riesgo de que uno de los púgiles
se convierta en homicida, y, como declara el apóstol Juan, “ustedes saben que ningún homicida
tiene vida eterna.” (1 Juan 3:15) Se relaciona con esto la opinión de un experimentado oficial de
boxeo en el sentido de que el boxeo es “asesinato legalizado” y que debería ser prohibido por ley.
También se ha descrito al boxeo como “acometimiento con intención maliciosa.” Y otro aspecto
sórdido del boxeo profesional es la clase de gente que está envuelta en el manejo del deporte. A
menudo lo controlan elementos criminales del hampa.
En vista de estos hechos, ¿cuál debería ser la actitud de los ancianos de la congregación para
con el cristiano dedicado y bautizado que se hiciera boxeador profesional? Primero, ellos querrían
aconsejar a tal hermano en armonía con los principios bíblicos que ya hemos enunciado. (Gál. 6:1)
De manera bondadosa, pero firme, deben mostrar las razones por las cuales tal boxeo no es
compatible con el que uno sea seguidor dedicado de Jesucristo, el “Príncipe de Paz.” (Isa. 9:6)
Pudieran mostrarle que un cristiano debe hacer “trabajo duro, haciendo con las manos lo que es
buen trabajo.” Difícilmente puede llamarse “buen trabajo” al ganar dinero como boxeador
profesional mediante golpear a un contrincante en el cuadrilátero.—Efe. 4:28.
También se le debe recordar a la persona que aunque el boxeo profesional pudiera suministrarle
una subsistencia cómoda, los cristianos no tienen que rebajarse a tales medios, porque la Palabra
de Dios nos asegura, en Hebreos 13:5, 6: “Que su modo de vivir sea exento del amor al dinero,
estando contentos con las cosas presentes. Porque él ha dicho: ‘De ningún modo te dejaré y de
ningún modo te desampararé.’ De modo que podemos tener buen ánimo y decir: ‘Jehová es mi
ayudante; no tendré miedo. ¿Qué puede hacerme el hombre?’”
Por lo tanto, a tal persona se le debe dar un plazo razonable para que descontinúe su profesión
u ocupación que no está en armonía con el modo de vivir cristiano. Si no descontinuara tal

410
ocupación, a los ancianos no les quedaría más recurso que excluir de la congregación a tal
persona.—1 Cor. 5:11-13. //Volver al Índice

411
W1973 1/1 PÁGS.30-31

Cuando se corta la carne al prepararla para cocinarla, o


cuando se rebana después de haber sido cocida, quizás
salga de ella un fluido rojizo. ¿Es correcto que el cristiano
coma esta carne?—EE. UU.
El cristiano solo puede comer carne de animales que han sido desangrados al tiempo de ser
degollados. La Biblia manda: “Que sigan absteniéndose . . . de sangre y de cosas estranguladas.”—
Hech. 15:29, New World Translation.
Por supuesto, hasta la carne de animales debidamente desangrados puede parecer muy roja o
puede tener fluido rojo en la superficie. Esto se debe a que el desangrar no quita todo vestigio de
sangre del animal. Pero la ley de Dios no requiere que se quite toda gota individual de sangre.
Simplemente declara que el animal debe ser desangrado.
Por otra parte, también, hay un fluido extravascular en la carne. Este fluido puede mezclarse con
vestigios de sangre y asumir un color rojo. El fluido extravascular que llena los espacios entre las
células se conoce como fluido intersticial y se asemeja al plasma sanguíneo. Pero no es sangre y por
lo tanto no está incluido en la prohibición respecto a la sangre. Por consiguiente la presencia de un
fluido rojizo en sí no hace inadecuada a la carne como alimento. Con tal que el animal haya sido
desangrado debidamente, se puede usar su carne conforme a la Biblia como alimento.
Sin embargo, puede haber ocasiones en que el cristiano tenga razón para creer que un animal
no haya sido desangrado correctamente. Si no hay modo de que él lo verifique, quizás opte por
no comer la carne y así evitar el perturbar su conciencia. Esto está en armonía con el principio que
se declara en Romanos 14:23: “Si tiene dudas, ya es condenado si come.” //Volver al Índice

412
W1973 1/10 PÁG.608

¿Hay que desangrar los pescados antes de comerlos?—


EE. UU.
La Biblia no menciona específicamente el desangrar los pescados. Solo en el caso de los
animales terrestres o aves leemos: “En cuanto a cualquier hombre . . . que al cazar prenda una
bestia salvaje o ave que pueda comerse, en tal caso tiene que derramar su sangre y cubrirla con
polvo.”—Lev. 17:13.
Los pescados que eran adecuados para alimento según las estipulaciones de la ley mosaica
no contenían una cantidad de sangre suficiente para ser derramada y cubierta con polvo.
Evidentemente por esta razón la Ley no manifestó ninguna declaración precisa en cuanto al
desangramiento de los pescados.
Puesto que no hay estipulación bíblica respecto a exprimir o remojar la carne para remover la
sangre, nadie está obligado a emplear medios extremados para extraer sangre de los pescados. Por
supuesto, la sangre de toda clase de criatura representa su vida y por lo tanto es sagrada. Por eso,
si, al abrir un pescado, una persona ve una acumulación de sangre, debe removerla. //Volver al Índice

413
W1975 1/3 PÁGS.158-159

¿Hay alguna verdadera objeción a que un testigo de Jehová


“concierte citas” con un no Testigo que respeta las creencias
del cristiano?—EE. UU.
La Biblia no comenta en cuanto a “concertar citas,” puesto que ésta es una práctica moderna,
pero sí contiene principios orientadores.
Los cristianos devotos no consideran el “concertar citas” simplemente como diversión. Más bien,
lo consideran como un aspecto del cortejo, un paso serio hacia el matrimonio. En cuanto al
matrimonio, las Escrituras animan a escoger un cónyuge que esté “en el Señor,” un creyente, y
no simplemente una persona que ‘respeta las creencias de uno.’ (1 Cor. 7:39) De consiguiente, el
que concertara citas con un incrédulo con la mira de hallar un cónyuge estaría obrando de manera
contraria a la admonición de la Biblia.
Por otra parte, también, aunque algunos incrédulos respetan las creencias de uno, ellos mismos
no están siguiendo el consejo de la Palabra de Dios. Siendo éste el caso, quizás se inclinen a tomar
ciertas libertades con alguien del sexo opuesto. No siendo inmune a los deseos de la carne, el
cristiano podría ceder a la tentación cuando estuviera con un incrédulo. “No se extravíen,”
amonesta la Biblia. “Las malas asociaciones echan a perder los hábitos útiles.”—1 Cor. 15:33.
Aunque se evite conducta inmoral, un incrédulo no es un buen asociado. La persona que no es
adoradora devota de Jehová Dios no podría ser fuente de verdadero estímulo al que lo es. Un
incrédulo, aunque parezca ser una ‘buena persona’ y respete la fe del creyente, no obstante
no aprecia cosas espirituales. Puesto que su modo de ver las cosas no es espiritual, él o ella
no fortalecería al creyente en una determinación de ser fiel a Dios. Al contrario, dado que el
incrédulo posiblemente esté pensando en el matrimonio, estaría animando al cristiano a pasar por
alto el consejo de Dios en cuanto a ‘casarse solo en el Señor.’
Por lo tanto es prudente que el cristiano dedicado busque posibles cónyuges solo entre los que
son creyentes y que poseen espiritualidad.—Compare con Deuteronomio 7:3, 4; Nehemías 13:26, 27;
Malaquías 2:10-12. //Volver al Índice

414
W1975 1/3 PÁGS.159-160

¿Es correcto que un cristiano acepte tratamiento médico que


envuelva a un suero preparado de sangre?—Alemania.
La Biblia es franca en cuanto a la alta estima en que Dios tiene a la sangre, mostrando que Él la
considera como representativa del alma o la vida. (Lev. 17:11, 12, 14) Comprensiblemente,
entonces, el mandato divino que se dio a nuestro antepasado común Noé declaró: “Solo carne con
su alma —su sangre— no deben comer.” (Gén. 9:4) Noé y sus descendientes, incluso todos nosotros,
no habrían de sustentar su vida usando sangre como alimento. Y este punto de vista importante
hasta se repitió, mostrando su aplicación a los adoradores verdaderos hoy día, pues a los cristianos
se les dijo: “Sigan absteniéndose . . . de sangre y de cosas estranguladas.” (Hech. 15:29) Por esta
razón no podemos apoyar las muchas prácticas médicas modernas que utilizan sangre. Y hemos
mostrado repetidas veces que el aceptar una transfusión de sangre indiscutiblemente sería contrario
a la prohibición de la Biblia sobre el usar o comer sangre para sustentar uno su vida.
Sin embargo, a algunos cristianos se les ha instado en ocasiones a aceptar una inyección de
suero preparado de una cantidad pequeña de una fracción de sangre. A fin de evaluar este
asunto, es provechoso entender exactamente qué son los sueros y por qué se usan. También es
provechoso entender cómo los sueros difieren de las vacunas.
En el curso normal de la vida los humanos nos ponemos en contacto con virus o bacterias
patógenos. Por ejemplo, hay ocasiones en que una persona puede estar expuesta a paperas,
sarampión o tuberculosis. Para combatir el asalto o ataque de virus o bacterias, el cuerpo produce
sustancias que se llaman anticuerpos que tratan de neutralizar o reducir el daño que causan estos
microbios invasores. La persona que tiene estos anticuerpos en su sangre para una enfermedad en
particular está a salvo temporal o permanentemente de contraer esta enfermedad.
Para suministrar protección por anticipado, los científicos han desarrollado vacunas (toxoides) o
inoculaciones que estimulan el cuerpo de una persona para que produzca anticuerpos contra
ciertas enfermedades. Las viruelas, poliomielitis, tétano, cólera, rabia, fiebre tifoidea y fiebre amarilla
son algunas de las enfermedades para las cuales se han preparado vacunas o inoculaciones. Estas
vacunas, diseñadas para hacerlo a uno inmune a tales enfermedades, no se producen de sangre.
(Para los detalles, vea ¡Despertad! del 8 de diciembre de 1965, páginas 18 y 19.) A menudo las
vacunas o inoculaciones, que no se hacen de sangre, se requieren cuando los niños ingresan en la
escuela o cuando turistas o misioneros viajan a países extranjeros. El objetivo es estimular la
producción de anticuerpos por anticipado para impedir que una persona contraiga cierta
enfermedad si estuviera expuesta a ella.
Pero ¿qué hay si una persona recientemente ha estado expuesta a una enfermedad o
definitivamente ha contraído difteria, tétano, hepatitis virulenta, rabia o alguna otra enfermedad?
Antes que su cuerpo tenga tiempo para producir los anticuerpos necesarios, pudiera enfermarse
gravemente. De modo que los doctores han inventado una manera de suministrar inmediatamente
los anticuerpos que le ayudarían a uno a resistir el asalto de la enfermedad. Se usan sueros o
antitoxinas. Estos se obtienen de la sangre de humanos o animales que ya han desarrollado los
anticuerpos para combatir la enfermedad. Por lo general se procesa la sangre y la fracción de
sangre (gama globulina) que contiene los anticuerpos se separa y se convierte en suero. Cuando
éste se inyecta en el paciente recibe inmunidad pasiva temporal. Esto es temporal, pues los
anticuerpos no se hacen una parte permanente de su sangre; cuando éstos salen de su cuerpo ya
no está inmune a la enfermedad. Así se puede ver que los sueros (diferentes de las vacunas)
contienen una fracción de sangre, aunque diminuta.
Como se declaró inicialmente, por pleno respeto a lo que dice la Biblia en cuanto a la sangre,
nos abstenemos de apoyar cualquier uso de ella fuera del cuerpo del animal o humano a quien

415
pertenece naturalmente. Creemos que el uso de sangre como transfusión, o el uso de un
componente de la sangre para efectuar un propósito similar, está obviamente en pugna con el
mandato bíblico de “que se abstengan . . . de la sangre.” (Hech. 15:20) ¿Qué hay, entonces, del uso
de un suero que solo contiene una fracción diminuta de sangre y se utiliza para suministrar una
defensa auxiliar contra alguna infección y no se utiliza para ejecutar la función sustentadora de la
vida que normalmente lleva a cabo la sangre?
Creemos que aquí la conciencia de cada cristiano tendrá que decidir. Quizás a algunos les
parezca que el aceptar tal suero no constituye un acto de desacato a la santidad de la vida y de
Dios como la Fuente de la vida, que no constituye tratar con desprecio la voluntad explícita de Dios
concerniente al uso de la sangre para alimentar al cuerpo. Por otra parte, quizás la conciencia de
otros les inste a rechazar todos esos sueros. Cada uno tiene que responder a Dios como su juez
tocante a la razón por la decisión de uno por conciencia.—1 Cor. 4:4; 2 Cor. 5:10.
Confiamos en que este repaso de principios bíblicos sea útil y ayude a todos a examinar la
pregunta inicial y preguntas relacionadas de manera considerada. Aunque nos abstenemos de
aprobar o condenar en tales zonas donde creemos que la decisión ha de dejarse a la conciencia
individual, sin embargo, ciertamente instamos a todos a tratar de mantener limpia su conciencia
delante de Dios, jamás mostrando desacato deliberado a su Palabra.—1 Ped. 3:16; 1 Tim. 1:19.
Notas. Se usan sueros similares para tratar a una persona que ha sido picada por una víbora
venenosa o una araña viuda negra. También, en casos donde hay una incompatibilidad Rh entre
una madre y su hijo recién nacido, quizás los doctores la insten a aceptar una inyección de suero
especializado. Si la madre todavía no ha venido a estar sensibilizada al grupo sanguíneo del hijo, el
suero (hecho de la sangre de una mujer que ya ha producido los anticuerpos) podría
administrársele para que su sistema no produzca anticuerpos que pudieran afectar adversamente a
un hijo futuro.
Vea La Atalaya del 15 de mayo de 1965, pág. 295. //Volver al Índice

416
W1983 1/12 PÁG.31

¿Sería incorrecto el que un cristiano, bajo tratamiento


médico, permitiera que le aplicaran sanguijuelas para
extraerle sangre?
El permitir que se saque sangre para uso médico y el deshacerse de ella no estaría en contra de
la Palabra de Dios. Pero el hacerlo mediante el uso de sanguijuelas sí estaría en conflicto con lo que
dice la Biblia. Es cierto que las sanguijuelas ya no se utilizan comúnmente hoy día. Sin embargo, sí
surgen preguntas en cuanto al uso de éstas, particularmente en Europa. El considerar lo que dice la
Biblia en cuanto a la sangre puede ayudarnos a evaluar dichos tratamientos.
Por siglos se pensó que muchas enfermedades podían aliviarse mediante la sangría. Los
cirujanos-barberos de la Edad Media practicaban este arte, de quienes se ha conservado el poste
de franjas rojas y blancas que en algunos lugares identifica a una barbería. Pero los médicos
practicaban la sangría también. En 1799, es muy probable que repetidas sangrías hayan acelerado
la muerte de George Washington, el primer presidente de los Estados Unidos de América. Hasta
cuando no causaba la muerte, la práctica de sangrar dejaba a muchos pacientes en estado de
anemia.
Una forma de sangría que era común en Europa era la de aplicar cierta cantidad de
sanguijuelas a la piel para que éstas se llenaran de la sangre del paciente. En un informe
procedente de Mainz, Alemania, el Dr. L. K. Altman escribió: “En 1850, cuando los pacientes
posiblemente usaban hasta 80 sanguijuelas a la vez para una amplia variedad de malestares, se
vendieron unos 100 millones de sanguijuelas en Francia. Tan reciente como en 1953, médicos rusos
emplearon sanguijuelas para tratar a Stalin antes de que éste muriera”. (Times de Nueva York, 17 de
febrero de 1981.)
El Dr. Altman señaló que hasta en la medicina moderna algunos médicos de Europa y los Estados
Unidos emplean sanguijuelas en situaciones especiales. Por ejemplo, se han usado para remover
coágulos de sangre en ciertos casos de cirugía plástica o para sacar sangre acumulada de dedos
que han sido restaurados mediante microcirugía.
¿Qué posición adoptan los cristianos en cuanto a la extracción de sangre, y sería apropiado
acceder a ello mediante el uso de sanguijuelas?
Después del diluvio del día de Noé, Dios dispuso un cambio en la dieta vegetariana que él había
dado a los animales y a los humanos en el jardín de Edén. Jehová dijo:”Todo animal moviente que
está vivo puede servirles a ustedes de alimento. Como en el caso de la vegetación verde, de veras
se lo doy todo a ustedes. Solo carne con su alma —su sangre— no deben comer” (Génesis 9:3, 4;
1:30). Dios explicó más detalladamente el asunto en la ley mosaica. Dijo que la sangre representa la
vida, un don de Dios, y es sagrada. Entonces, ¿qué debía hacerse con la sangre de un animal al
que se le diera muerte para sacrificio? La sangre no debía usarse en la preparación de fertilizantes,
alimento para animales ni ninguna otra cosa por el estilo. Ésta debía derramarse y cubrirse con
polvo; en cierto sentido, se devolvía a Él. (Levítico 17:10-14.)
Los cristianos deben esforzarse por manifestar que reconocen lo sagrado de la sangre (Hechos
15:28, 29). Por consiguiente, si se extrae sangre del cuerpo, ésta debe descartarse de manera similar
a como lo hacían los israelitas cuando derramaban la sangre sobre el suelo.
A veces los médicos quizás tengan razones médicas para aconsejar que se extraiga sangre del
cuerpo (flebotomía). Por ejemplo, en el caso de la enfermedad de la sangre llamada policitemia, la
persona tiene una cantidad excesiva de glóbulos rojos en la sangre (lo opuesto a la anemia). La
sangre, espesa debido a la cantidad de glóbulos rojos, puede producir coágulos que aumentan el

417
peligro de apoplejías o ataques al corazón. Hay varias maneras de tratar dicha condición, pero a
veces el tratamiento que se escoge es el de venesección, el sacar un poco de sangre de una vena.
El consejo de la Palabra de Dios no descartaría este método siempre y cuando se deseche la
sangre que se saque. De modo similar, la conciencia de muchos cristianos ha permitido que les
extraigan pequeñas cantidades de sangre para análisis médicos, porque comprenden que, una vez
terminados los análisis, la sangre será desechada.
Sin embargo, aunque actualmente en su estado natural las sanguijuelas se alimentan de manera
parasítica de la sangre, no sería apropiado que el cristiano permitiera que sanguijuelas le sacaran
sangre (Proverbios 30:15). Aun en los casos en que se instara a hacer esto por razones médicas y
después se descartaran las sanguijuelas, el uso de éstas envolvería el deliberadamente dar de
comer sangre a estas criaturas. Esto estaría en conflicto con la indicación bíblica de que la sangre,
por ser sagrada y representar la vida, debe desecharse si se extrae del cuerpo. //Volver al Índice

418
W1982 15/4 PÁGS.30-31

¿Cómo debe el cristiano considerar el que se utilice la


sangre como abono, como alimento para animales o de
alguna otra manera que no envuelva el que él mismo la
coma?
En asuntos de esta índole, la manera de pensar y proceder del cristiano debe reflejar el respeto
que, como resultado de su conocimiento bíblico, él le tiene a lo sagrado de la sangre.
Muchas personas que no conocen el pensar de Dios al respecto o que hacen caso omiso de él
aprueban tácitamente el que se use la sangre humana para transfusiones. Además, en ciertos
lugares la gente come la sangre de los animales en el alimento, como en las morcillas. Y éstos no son
los únicos usos incorrectos de la sangre. Algunos hombres de negocio tratan de sacar ganancia de
la sangre de animales degollados por medio de usarla en la preparación de abono para las plantas,
de alimento para los gatos o perros o en la elaboración de otros productos comerciales.
Pero por su estudio de la Biblia los cristianos saben que la sangre no es simplemente otro
producto biológico que se haya de usar de cualquier manera posible o que sea lucrativa. La Biblia
muestra que la sangre representa la vida. Por eso, Dios dijo a la humanidad, mediante Noé, que los
seres humanos no deben comer sangre. (Génesis 9:3, 4) Después, Jehová Dios incorporó esta
prohibición en la ley mosaica. (Levítico 17:12; Deuteronomio 12:23) Después que la Ley fue puesta a
un lado, El dio a los cristianos la instrucción de ‘abstenerse de sangre.’ En consecuencia, los testigos
de Jehová no comen sangre ni aceptan transfusiones de sangre. Tampoco dan su apoyo a varios
usos comerciales de la sangre.—Hechos 15:19, 20, 28, 29.
Podemos comprender mejor por qué éste es el punto de vista correcto si consideramos la
siguiente pregunta: En el Israel de la antigüedad, ¿qué se hacía con la sangre de un animal
degollado?
Dios dijo a los israelitas que la sangre podía usarse para sacrificio sobre el altar. (Levítico 17:11) Si
no se usaba de esa manera, la sangre del animal había de derramarse sobre la tierra. Así, en cierto
sentido, se devolvía la sangre a Dios, pues la Tierra es el escabel de sus pies.—Levítico 17:13, 14; Isaías
66:1.
Lo que Dios dijo a los israelitas en cuanto a la grasa les recalcó adicionalmente la restricción que
él impuso respecto al uso de la sangre. En contraste con lo que se requirió de los adoradores
verdaderos antes y después de la ley mosaica, a los israelitas que vivieron mientras la ley mosaica
estuvo en vigor se les prohibió comer grasa. La grasa del animal que se sacrificaba se consideraba
como la mejor parte o la parte más rica, y por eso podía quemarse sobre el altar en sacrificio a Dios.
(Levítico 3:3-5, 16) A este respecto, los que estaban bajo la Ley consideraban de manera similar la
sangre y su uso y la grasa y el uso de ésta. Pero también había una diferencia. Por lo menos
respecto a un animal que hubiera muerto por sí mismo o hubiera sido muerto por otra bestia, la ley
de Dios decía que la grasa podía “usarse para cualquier otra cosa imaginable, pero no deben
comerla de manera alguna.” ¿Comprende usted el punto? Aunque no podían comer ni sangre ni
grasa, Jehová dijo que podían usar la grasa de otras maneras además de usarla para sacrificios.
Pero Dios no dijo lo mismo en cuanto a la sangre. Si la sangre no se colocaba sobre el altar, había
de ser derramada sobre el suelo, de modo que la vida del animal se devolvía al Dador de la Vida.—
Levítico 7:22-27.
Los cristianos no estamos bajo la ley mosaica. (Romanos 7:6; Colosenses 2:13-16) No obstante, se
nos manda específicamente que nos ‘abstengamos de sangre.’ Además, ciertamente debemos

419
respetar lo sagrado de la sangre, por reconocer que nuestra salvación se ha hecho posible gracias
a la sangre de Cristo. (Efesios 1:7; Colosenses 1:13, 14, 20) El cristiano que tiene profundo aprecio de
esto no necesita un sinfín de reglas en cuanto a lo que debería hacer respecto a usos comerciales
de la sangre.
Considere, por ejemplo, el uso de la sangre como abono. Cuando un cazador israelita
derramaba la sangre de un animal sobre el suelo, no era para fertilizar la tierra. La estaba
derramando sobre la tierra para demostrar su respeto por lo sagrado de la sangre. Por lo tanto, en el
caso de un cristiano que tuviera un entendimiento o aprecio similar del significado de la sangre,
¿habría de recogerla él deliberadamente de animales degollados para usarla como abono?
Ciertamente que no, pues tal mercantilizar de la sangre no estaría en armonía con el profundo
respeto al valor de la sangre como representación de la vida.
Claro, los cristianos no pueden decir a personas no cristianas que no deben usar la sangre para
elaborar abonos u otros productos comerciales. Por lo tanto, si la mayor parte de los abonos del
mercado contuvieran algo de sangre, el cristiano tendría que decidir por sí mismo cómo proceder.
Podría considerar factores como el consejo bíblico de ‘abstenerse de sangre,’ la disponibilidad de
otros productos, los aguijoneos de su conciencia educada por la Biblia y el pensar y sentir de
otros.—Compare con 1 Corintios 8:10-13.
Otra situación que a veces surge tiene que ver con el alimentar a los animales con sangre. Es
verdad que actualmente muchos animales salvajes no viven de la vegetación como la Biblia dice
que lo hacían originalmente. (Génesis 1:30) Más bien, se comen a otras criaturas, con la sangre y
todo. No obstante, ¿alimentaría intencionalmente con sangre a animales que estuvieran bajo su
cuidado el cristiano que conoce la ley de Dios sobre la sangre? ¿Estaría tal proceder en armonía
con lo que él sabe de lo que se hacía con la sangre bajo la Ley?
Finalmente, han surgido preguntas tocante a cómo disponer de cadáveres de animales en los
cuales hay sangre. En Israel, si alguien encontraba el cadáver de un animal que hubiera muerto por
sí mismo, podía venderlo a un extranjero que no se interesaba en guardar la ley de Dios.
(Deuteronomio 14:21) No obstante, es de notar que dicha estipulación no se hizo para que los
israelitas pudieran llevar a cabo con regularidad un negocio de traficar en sangre o en carne que
no hubiese sido desangrada. Tampoco se trataba de que el israelita deliberadamente matara a un
animal y dejara la sangre en el cuerpo porque a algunas personas les gustara el sabor de la carne
que no hubiera sido desangrada o para que el cadáver pesara más. Más bien, simplemente estaba
deshaciéndose de un cadáver que él no podría utilizar para alimento y del cual tenía que
deshacerse.
De igual manera, hoy tal vez un granjero tenga que deshacerse del cadáver de un animal que
no haya sido desangrado, tal como el de una vaca que él haya encontrado muerta de modo que
ya no fuera posible desangrarla. O un cazador tal vez encuentre un animal muerto en una trampa.
¿Qué podría hacer él con tal animal no desangrado? ¿Vender el cadáver a una fábrica en la que
se extraen partes de animales para utilizarlas en la manufactura de productos? ¿Vender el animal
muerto a una persona no cristiana que utilizaría la carne para un fin personal o comercial? Cada
cristiano tendría que decidir el asunto por sí mismo después de considerar lo que requiere la ley del
país al respecto y tomar en cuenta factores como los que ya hemos considerado, incluso el valor de
tener una buena conciencia ante Dios y los hombres.—Hechos 24:16. //Volver al Índice

420
W1980 15/9 PÁG.31

¿Debería tomar acción la congregación si un cristiano


bautizado aceptara el trasplante de un órgano humano,
como el de una córnea o un riñón?
Con relación al trasplante de tejido o hueso humano de una persona a otra, éste es un asunto en
el que cada testigo de Jehová debe tomar una decisión de conciencia. Algunos cristianos pudieran
pensar que el introducir en su cuerpo algún tejido o parte del cuerpo de otro ser humano es
canibalismo. Pudieran afirmar que el material humano trasplantado tiene el propósito de llegar a ser
parte del cuerpo del que lo recibe para mantener a éste vivo y en funciones. Puede ser que no
consideren tal acto como fundamentalmente diferente del consumir carne por la boca.
Sentimientos de esa índole pudieran surgir como resultado de considerar que Dios no hizo provisión
específica para que el hombre comiera la carne de su semejante cuando hizo provisión para que
los humanos comieran carne de animales de los cuales se hubiera sacado, por derramamiento, la
sangre sostenedora de la vida. También pudiera ser que estos cristianos consideraran la manera en
que las personas de tiempos bíblicos veían el sostenerse por medio de la ingestión de carne
humana. Por ejemplo, considere el relato de 2 Reyes 6:24-30; Deuteronomio 28:53-57;
Lamentaciones 2:20 y 4:10. En Juan 6:48-66, Jesús habló figurativamente de que otros comieran su
carne y bebieran su sangre. Al escuchar aquella consideración y no percibir el significado espiritual
de sus palabras, algunos de sus discípulos judíos se escandalizaron y dejaron de seguirle. Estos relatos
ilustran lo que pensaban o sentían algunos seres humanos acerca de comer carne humana.
Hoy, otros cristianos sinceros pudieran opinar que la Biblia no descarta definitivamente los
trasplantes médicos de órganos humanos. Quizás razonen que en algunos casos no se espera que el
material humano llegue a ser parte permanente del cuerpo del que lo recibe. Se dice que
aproximadamente cada siete años las células del cuerpo son reemplazadas, y esto sería cierto de
cualquier parte humana del cuerpo que se trasplantara. También se pudiera alegar que hay una
diferencia entre los trasplantes de órganos y el canibalismo, puesto que no se ha matado al
“donante” para suplir alimento. En algunos casos, personas que han comprendido que su muerte se
acerca hasta han donado partes de su cuerpo para que se les use en trasplantes. Por supuesto, si el
trasplante requiriera recibir la sangre de otra persona, eso sería innegablemente contrario al
mandato de Dios.—Hech. 15:19, 20.
Se ve claramente que los puntos de vista personales y los dictados de la conciencia varían en
este asunto de los trasplantes. Es bien conocido el hecho de que el uso de materiales humanos para
consumo humano varía desde cosas menores, tales como hormonas y córneas, hasta órganos de
importancia, tales como riñones y corazones. Aunque la Biblia prohíbe específicamente el consumir
sangre, no hay un mandato bíblico directo que prohíba la ingestión de otra clase de tejido humano.
Por esta razón, cada individuo que se encara a tomar una decisión en este asunto debe pesar con
cuidado y oración los factores envueltos en el asunto y entonces decidir por conciencia lo que él o
ella podría o no podría hacer ante Dios. Es un asunto para decisión personal. (Gál. 6:5) El comité
judicial de la congregación no tomaría acción disciplinaria si alguien aceptara un trasplante de
órganos. //Volver al Índice

421
W1981 15/9 PÁG.31

¿Sería incorrecto el que un cristiano usara en su hogar


objetos colgantes de los que producen sonido musical
cuando los golpea el viento?
Muchas personas han usado estos objetos para añadir un toque musical placentero a su hogar.
Cuando sopla el viento, las pequeñas piezas de cristal, metal o madera chocan unas con otras y
producen sonido. Sin embargo, en algunos países se acostumbra colgar estos objetos con la
creencia de que éstos evitan que los malos espíritus entren en la casa. Es obvio que un cristiano no
usaría estos objetos con tal propósito. Por eso, si en su país, o comunidad, hay tal creencia
supersticiosa, no sería sabio tener uno en el hogar. Así no se hará tropezar a nadie o no se dará la
impresión de que los testigos de Jehová usan estos objetos con un propósito que no es bíblico.—1
Cor. 10:31-33.
Sin embargo, si su motivo al colgar un objeto de este tipo no tiene nada que ver con religión
falsa, superstición o demonismo, y hay poca posibilidad de que otros tengan una idea incorrecta,
con relación al uso de éste en su hogar, esto sería un asunto sencillo para decisión personal. //Volver al
Índice

422
W1974 15/3 PÁGS.191-192

¿Es correcto que un cristiano le pida a sus padres o abuelos


una bendición, como se acostumbra en partes de la
América Latina?—Venezuela.
La Biblia muestra que los siervos de Dios en tiempos antiguos pronunciaban bendiciones sobre
otros. Jacob bendijo a Faraón, es decir, expresó un deseo por su bienestar. (Gén. 47:7) La familia de
Rebeca la bendijo cuando salió de alta Mesopotamia para casarse con Isaac. (Gén. 24:60) E Isaac
así como Jacob pronunciaron bendiciones especiales sobre su prole. (Heb. 11:20, 21) Según
Proverbios 30:11, los padres merecen bendición de sus hijos.
De modo que no hay por qué poner objeción bíblica a que los padres o abuelos bendigan a sus
hijos. Aun en países donde no se acostumbra por lo general pedir una bendición, es común
pronunciar bendiciones. Entre los siervos dedicados de Jehová en todas partes no es raro expresar el
deseo de que un compañero creyente tenga bendición divina en conexión con una asignación
especial o a medida que continúa sirviendo fielmente al Creador en otro sitio. También es digno de
notarse que el saludo de despedida en muchos idiomas es, de hecho, una bendición. Por ejemplo,
en inglés usan “goodbye” que quiere decir que “Dios te acompañe,” y en español, por supuesto,
decimos “adiós.”
Por supuesto, si en la zona donde uno está no se acostumbra “pedir una bendición” o conferirla,
como se hace en algunos países latinoamericanos, no hay por qué empezar a hacerlo. Pero si ya es
una costumbre bien entendida donde uno vive, hay factores que el cristiano pudiera considerar
tocante a la costumbre de bendecir a otros. Pudiera preguntarse: ¿Tengo el punto de vista correcto
de tal bendición? ¿Es una simple fórmula rutinaria de modo que la referencia a Dios no es sincera,
genuina, de corazón? (Compare con Mateo 15:4-7.) ¿Me inclino a pensar que, en cualquier ocasión
que no observo la costumbre, es probable que las cosas salgan mal? Hay que ejercer cuidado para
que uno no se haga supersticioso y empiece a considerar la bendición como algo que tiene poder
mágico. Por otra parte, también, si el padre o madre o abuelo o abuela no es un siervo dedicado
de Jehová, sus puntos de vista religiosos entran en el cuadro. ¿Puede una persona que no aprecia
la adoración verdadera pedir la bendición divina correctamente sobre un hijo cuando ni siquiera
conoce al Dios verdadero?
Por lo tanto, aunque no hay objeción bíblica a que uno pida la bendición de su padre o madre
o abuelo o abuela, cuando se trata de decidir qué debería hacerse en un caso en particular, el
cristiano tiene que dejar que su conciencia entrenada en la Biblia gobierne. Ciertamente querrá
evitar el hacer algo que pudiera hacer que alguien tropiece o algo que representara al Dios
verdadero en falsos colores a otros.—Fili. 1:10. //Volver al Índice

423
W1973 15/7 PÁG.447

En lugares de negocios a veces se les ofrece a las personas


un boleto que las hace elegibles para estar incluidas entre
las personas de las cuales algunas serán seleccionadas para
recibir un regalo. ¿Es correcto que un cristiano participe en
tal “sorteo”?—EE. UU.
Por lo general el propósito de estos sorteos es animar a la gente a entrar en la tienda o estimular
interés en cierto producto. El sorteo mismo consta de hacer lo que se supone ser una selección
imparcial de clientes a quienes se dan premios. No necesariamente está envuelto el juego, ya que
ninguno paga dinero u otra consideración valiosa para obtener el boleto. Además, el aceptar el
boleto no denota en sí que se está invocando al dios de la ‘Casualidad’ o la ‘Buena Suerte.’ El que
acepta el boleto (o pone su nombre en el sorteo) pudiera razonar: ‘El negocio va a dar un regalo
como parte de un recurso de publicidad. Si sucede que soy seleccionado, estoy dispuesto a
aceptar el regalo.’
El cristiano, basado en los dictados de su conciencia, tendrá que decidir individualmente si
aceptará un boleto, que simplemente sirve como parte de un plan publicitario. Podría preguntarse:
¿El que yo acepte el boleto estimulará la misma codicia que impele a la gente a jugar por dinero?
¿Podría esto servir de tropiezo a otros? ¿Podría yo ser inducido a invocar a la “Señora Fortuna”?—Isa.
65:11, Byington.
Los cristianos verdaderos aprecian que Jehová Dios desaprueba la codicia y la idolatría. (1 Cor.
6:9, 10) También están bajo mandato de ‘no estar haciendo tropezar a otros.’—Fili. 1:10.
Pero pongamos por caso que alguien acepte el boleto como solo un recurso publicitario, y con
el tiempo sea seleccionado como el ganador del “sorteo,” solo para descubrir que el “regalo” es un
boleto de la lotería estatal. ¿Qué hará ahora? Súbitamente lo que parecía ser un simple recurso
publicitario ha resultado ser parte de un juego por dinero. Uno no está obligado a aceptarlo.
¿Aceptaría diamantes robados simplemente porque son un “regalo”?
Por eso, si un cristiano decide que serviría mejor sus intereses y también los intereses de otros el
no aceptar un boleto, no hay razón para que otros se opongan a su decisión. Por otra parte, si un
cristiano está convencido de que el aceptar tal boleto no haría surgir ningún problema, queda con
él tomar esa decisión. Como declara la Palabra de Dios: “Cada uno de nosotros rendirá cuenta de
sí mismo a Dios.”—Rom. 14:12. //Volver al Índice

¿Qué opinan los testigos de Jehová sobre la pena capital?—


EE. UU.
Los testigos cristianos de Jehová se adhieren a lo que las Santas Escrituras presentan como el
modo en que Dios ve la pena capital. Reconocen que Jehová Dios, como el Creador del hombre,
tiene el derecho absoluto de manifestar leyes que se tienen que obedecer si uno ha de continuar
disfrutando de la vida. Por lo tanto, cuando Dios determina que ciertas personas merecen la pena
de muerte debido a su práctica persistente de pecado, él correctamente puede quitarles la vida.
Dos ejemplos notables de casos en que Dios ejecutó la pena capital son la destrucción de la

424
humanidad desobediente en el Diluvio y la destrucción posterior de Sodoma y Gomorra.—2 Ped.
2:5, 6.
Como Legislador, Juez y Soberano Supremo, Jehová Dios también puede delegar a otros la
autoridad para ejecutar a los quebrantadores de la ley. Después del diluvio del día de Noé, por
ejemplo, autorizó a los humanos para administrar la pena capital por asesinato deliberado. Leemos:
“Cualquiera que derrame la sangre del hombre, por el hombre será derramada su propia sangre,
porque a la imagen de Dios hizo él al hombre.” (Gén. 9:6) La autoridad humana, al ejecutar al
asesino, estaría sirviendo de “ministro de Dios, vengador para expresar ira sobre el que practica lo
que es malo.”—Rom. 13:4.
Por supuesto, puede que algunas personas pongan en tela de juicio el que las autoridades
humanas puedan ejecutar correctamente a individuos por hechos que la Palabra de Dios
no designa como ofensas capitales. En cuanto a eso los gobiernos tendrán que cargar con la
responsabilidad ante Dios. Pero no hay base bíblica para decir que los gobiernos son condenados
por prescribir la pena de muerte para los asesinos. El punto de vista de Dios es que la persona que
deliberadamente le quita la vida a otra persona pierde el derecho a su propia vida. Sin embargo,
hoy muchos gobiernos están abandonando el modo en que Dios ve la pena capital, lo cual, sin
duda está contribuyendo al crimen y violencia en aumento. //Volver al Índice

¿Debe esperarse que el cristiano pague impuestos a un


gobierno que participa en prácticas que son contrarias a sus
creencias?—EE. UU.
La Biblia muestra definitivamente que es correcto que los cristianos paguen impuestos. Cuando
se le preguntó si era lícito pagar la capitación a César o no, Jesucristo contestó: “Por lo tanto,
paguen de vuelta a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios.” (Mat. 22:17, 21) El
apóstol Pablo, al considerar la sumisión a las autoridades gubernamentales, escribió: “Hay . . . razón
apremiante para que ustedes estén en sujeción, no solo por causa de esa ira [dirigida contra las
personas desaforadas], sino también por causa de la conciencia de ustedes. Pues por eso es que
ustedes también pagan impuestos; porque ellos son siervos públicos de Dios que sirven
constantemente según este mismo propósito. Rindan a todos lo que les es debido, al que pide
impuesto, el impuesto.”—Rom. 13:5-7.
Ni en las palabras de Jesús ni en las del apóstol Pablo hay siquiera una insinuación de que el
siervo de Dios tiene responsabilidad alguna respecto al uso que hacen las autoridades
gubernamentales del dinero de los impuestos. La situación se compara al pago que uno hace a un
electricista, plomero u otro obrero por servicios que rindan.
Las autoridades gubernamentales son “siervos públicos de Dios” en el sentido de que los
cristianos se benefician de sus servicios, incluyendo el manejo de la correspondencia, la protección
contra incendios, abastecimiento de agua, educación, el transporte público, la construcción y el
mantenimiento de caminos y carreteras así como la protección de agencias que hacen cumplir la
ley y los sistemas judiciales. Aun cuando los gobiernos participan en prácticas que son contrarias a
las creencias del cristiano, él todavía se beneficia de estos servicios.
También, como indicó Jesús, el dinero pertenece a “César.” Esto se debe a que la autoridad
gubernamental emite el dinero y le asigna un valor particular. Por eso cuando el gobierno requiere
que se le devuelva parte del dinero por servicios que rinde, el cristiano está obligado a hacerlo.

425
Los gobiernos que abusan de su autoridad tendrán que dar cuenta a Dios.—Rom. 12:19. //Volver al
Índice

426
W1979 15/4 PÁGS.31-32

¿Están los cristianos obligados a informar y pagar impuesto


sobre ingresos con relación a ‘trabajos extras’ o propinas?
La respuesta básica hoy es la misma que se dio cuando Jesús contestó una pregunta acerca de
impuestos: “Paguen de vuelta a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios.” (Mat.
22:17-21) Si la ley del país es que un obrero o empleado debe pagar impuesto sobre lo que gana, los
cristianos lo pagan.
En muchos lugares el gobierno recibe del patrono una declaración de lo que la persona gana, y
los impuestos que se requieren se retienen de la paga del individuo. En tal caso, el ajuste de cuentas
con el gobierno por lo general es directo. Si al calcular e informar sus ingresos anuales el cristiano ve
que tiene que pagar más dinero que la suma que se haya retenido de él, debe hacer eso. O si,
quizás porque tiene ciertas deducciones o rebajas legales, se ha retenido de él una suma
demasiado grande, puede solicitar una restitución.
Sin embargo, en algunos casos se requiere que la persona informe sus propios ingresos y
entonces ella tiene que pagar todo el impuesto, como cuando la persona trabaja por cuenta
propia o tiene su propio negocio. O puede ser que el impuesto le haya sido rebajado por un
patrono en su empleo regular, pero no en algún trabajo temporero o extra que la persona haya
hecho y por el cual ella tiene la responsabilidad de pagar el impuesto. No todas las personas pagan
esos impuestos, a juzgar por un encabezamiento del Times de Nueva York del 15 de enero de 1978,
que dice: “El trabajo no informado quizás cuesta miles de millones de dólares a los Estados Unidos en
impuestos y planes debidos a mengua.”
En cuanto a qué cosas precisamente se consideran ingresos sobre los cuales se requiere
legalmente el pago de impuestos, son muchísimas y varían en gran manera de lugar en lugar. En
algunos países no se espera el pago de impuestos sobre una cantidad pequeña de ingresos que
no alcance a cierto total fijo. [Nota] Pero si los ingresos son ‘ganancias extras’ y uno tiene un empleo
regular, por lo general la ley exige que todo se informe, y que se pague el impuesto sobre la
cantidad total. Además, en algunos países hasta las propinas, como las que recibiría un camarero o
mozo en un restaurante, son, desde el punto de vista del gobierno, ingresos sobre los cuales se debe
pagar impuesto.
¿En qué situación deja esto al obrero o empleado cristiano como individuo? Lo deja con la
responsabilidad personal de familiarizarse con las leyes que rigen el pago de impuestos en su país, y
entonces ser honrado y pagar el impuesto sobre ingresos que se requiera de él. El apóstol Pablo
escribió: “Toda alma esté en sujeción a las autoridades superiores. . . . Sigue haciendo el bien, y
tendrás alabanza de [la autoridad superior]. . . . Pero si estás haciendo lo que es malo, teme: porque
no es sin propósito que lleva la espada; porque es ministro de Dios, vengador para expresar ira sobre
el que practica lo que es malo. Hay por lo tanto razón apremiante para que ustedes estén en
sujeción, no solo por causa de esa ira, sino también por causa de la conciencia de ustedes. . . .
Rindan a todos lo que les es debido, al que pide impuesto, el impuesto.”—Rom. 13:1, 3-5, 7.
Los trabajadores cristianos pueden ver la sabiduría que hay en esto. Por ejemplo, así evitan que
se les enjuicie en los tribunales. Además, es necesario considerar el asunto de su buena conciencia,
ciertamente una cosa valiosa. El artículo periodístico que ya se citó informó que un funcionario
gubernamental dijo lo siguiente acerca de la cantidad de ingresos que no se informan para el pago
de impuestos: “Solo Dios sabe cuánto es.” Puede ser que ese funcionario simplemente haya estado
usando una expresión corriente o familiar. Pero los cristianos verdaderos están seguros de que Dios,
quien lo ve todo, sí sabe cuándo un obrero o trabajador hace trampas con intención, como al
efectuar trabajo “no registrado” para evitar el pago de impuestos. Para tener una conciencia

427
limpia, los empleados cristianos se esfuerzan por ser honrados en todo aspecto, incluso en el pago
de sus impuestos.—Heb. 13:18.
También, lo que Pablo dijo acerca de recibir alabanza resulta verídico. Funcionarios
gubernamentales han alabado muchas veces a los seguidores de Jesús por su honradez, porque se
puede confiar en que paguen sus impuestos. Esto se puede ver en el caso de un país africano que
persiguió a los testigos de Jehová porque ellos no se incorporaron en el partido político que
gobernaba. Cuando el gobierno usó como pretexto público la acusación de que los Testigos
no querían pagar sus impuestos, la gente pensadora de toda la Tierra sabía que esto no era así,
porque conocían el registro que han dejado los Testigos a ese respecto. Sobre esta persecución,
recientemente el Dr. K. Jubber escribió: “En obediencia a sus creencias cristianas, los testigos de
Jehová pagan sus impuestos, obedecen la ley, son trabajadores concienzudos, . . . La Sociedad
Watch Tower no anima a sus miembros a no pagar los impuestos: al contrario, parece que la
Sociedad estimula el amoldarse a lo que se exige al respecto.”—Social Compass, XXIV/1 1977,
págs. 128, 130.
Sí, el consejo que Jesús dio sobre el asunto de los impuestos es lo que los cristianos deben
esforzarse por seguir. Esto no significa que otras personas deban ponerse a investigar los asuntos
personales de alguien por sospechar que esa persona quizás no sea honrada en este asunto;
creemos que los cristianos serán concienzudos en cuanto a cumplir con los requisitos de César. Con
honradez y un deseo de tener una buena conciencia, rinden a César el impuesto sobre ingresos que
él exige.
Nota. Puede ser que la ley todavía exija que se informen esos ingresos, y, quizás, que se paguen
otros impuestos tales como el impuesto del Seguro Social en los Estados Unidos. //Volver al Índice

428
W1973 1/2 PÁG.95

Tomando en cuenta lo que está escrito en Deuteronomio


22:5, ¿es correcto que la mujer se ponga pantalones?—
EE. UU.
Deuteronomio 22:5 dice: “Nada del ropaje de un hombre físicamente capacitado debe ser
puesto sobre una mujer, ni debe un hombre físicamente capacitado llevar puesto el manto de una
mujer; porque cualquiera que haga estas cosas es algo detestable a Jehová tu Dios.” Este texto
no está considerando modas del vestir. La prohibición tiene que ver con el ponerse cosas diseñadas
específicamente para el sexo opuesto.
La distinción entre los sexos es de origen divino y la ley expuesta en Deuteronomio 22:5 sirvió para
conservar esta distinción. Cuando se trata del aspecto y la indumentaria, lo acostumbrado es que el
hombre quiera verse como hombre y la mujer verse como mujer. El que un israelita hubiera obrado
de manera contraria a este profundo sentido interno de lo que es adecuado podría haber resultado
en homosexualidad. Por lo tanto la ley en Deuteronomio 22:5 también se oponía a este pecado.
Cuando se dio esta ley, tanto los hombres como las mujeres usaban largas ropas. Pero había una
diferencia definitiva entre la indumentaria de los hombres y la de las mujeres. De modo similar, en
algunas partes de la Tierra hoy día tanto los hombres como las mujeres se ponen pantalones. Pero
las modas de los pantalones para las mujeres difieren de las de los hombres. Por consiguiente, el
principio que se enseña en Deuteronomio 22:5 no excluiría el que la mujer llevara pantalones.
Además, los cristianos no están bajo la ley mosaica. (Rom. 6:14) El insistir en aplicar la letra de
esta ley por lo tanto sería contrario a la enseñanza cristiana. Por eso si una mujer se pusiera un par
de pantalones viejos de su esposo para efectuar una tarea en la casa o en la granja, no estaría
obrando en contra del propósito evidente de la ley, a saber, el de impedir confusión de identidad
sexual y abusos sexuales.
El hecho de que los cristianos no están bajo la ley mosaica sino que se guían por los principios de
ésta requiere que usen discernimiento, buen juicio y ejerzan su conciencia. La cristiana aprecia que
lo correcto de ponerse pantalones o no depende de otros factores además de sus gustos
personales. Ella no querría servir de tropiezo a otros ni acarrearle vituperio a la congregación
cristiana. Es posible que ropa que no se vea con disfavor si se usa en el retiro de la casa de uno o en
el trabajo sea reprensible si se usa en las reuniones cristianas y cuando se proclama públicamente la
Palabra de Dios o se lleva a cabo otra actividad pública. Las actitudes, también, pueden diferir de
zona en zona. El consejo de la Biblia es que las mujeres “se adornen en vestido bien arreglado, con
modestia y buen juicio, . . . de la manera que es propio de mujeres que profesan reverenciar a Dios,
a saber, por medio de obras buenas.”—1 Tim. 2:9, 10. [Nota]
Nota. Para detalles adicionales sobre el asunto de vestir apropiadamente, vea La Atalaya del 15
de julio de 1972, págs. 446-448. //Volver al Índice

429
W1985 1/6 PÁG.31

¿Hay cosas que no deberíamos decir al dirigirnos a Jehová


en oración?
Sí, las hay. En nuestras oraciones no debemos decir cosas que reflejen demasiada familiaridad o
que den a entender a otras personas (en oraciones públicas) que somos irrespetuosos. No es
apropiado usar expresiones como: “Buenas tardes, Jehová”, ni: “Dale nuestros recuerdos a Jesús”;
tampoco es apropiado hacer comentarios graciosos ni chistes en nuestras oraciones. ¿Por qué?
En primer lugar, cuando se usa esa clase de expresiones en oraciones públicas, es muy probable
que sorprendan u ofendan a los oyentes (Romanos 14:21). Pero hay una razón más seria por la cual
se deben evitar expresiones como ésas, incluso en nuestras oraciones privadas. Esas expresiones las
usamos al conversar con nuestros semejantes. Cuando las usamos al orar, dan a entender falta de
reverencia y respeto, y dan la impresión de que el que ora así ha olvidado que es completamente
insignificante en comparación con Jehová. (Génesis 18:27; compárese con Lucas 18:9-14.)
Es cierto que se anima a los cristianos a cultivar una relación íntima con Jehová. Lo amamos, y él
es nuestro Padre celestial (Mateo 6:9; 22:37). De hecho, a algunos humanos quizás se les llame
amigos de él (Santiago 2:23). Además, se nos invita a hablar a Jehová con franqueza de expresión y
a expresarle nuestros pensamientos más recónditos y nuestros problemas más íntimos. (Salmo 55:1, 2;
Filipenses 4:6; Hebreos 4:16; 1 Juan 3:21, 22.)
Sin embargo, Jehová exige que los que se dirigen a él tengan una actitud correcta. Dijo: “A éste,
entonces, miraré, al afligido y contrito de espíritu y que tiembla ante mi palabra” (Isaías 66:2). La
sinceridad de corazón es también un requisito. “Vuelvan a mí con todo su corazón”, dijo Jehová a su
pueblo (Joel 2:12, 13). Ante él no tenemos mérito propio, ninguna razón para presumir, ningún
derecho a exigir.
La Biblia da estos consejos adicionales a los que oran a Jehová: “Que lo teman los hombres. Él no
considera a ninguno de los que son sabios en su propio corazón”. “Ejecutará el deseo de los que le
temen, y oirá su clamor por auxilio, y los salvará.” (Job 37:24; Salmo 145:19; véase también Salmo
39:5, 12.) Por lo tanto, aunque Jehová siempre está presto a escuchar nuestras oraciones, la manera
como nos dirigimos a él debería reflejar nuestro sentido de nuestra propia falta de mérito y que le
tenemos gran respeto. Cualquier otro modo de dirigirnos a él daría a entender presuntuosidad, falta
de humildad o falta de seriedad.
A veces los niños usan en sus oraciones expresiones que reflejan demasiada familiaridad, y hasta
hacen sonreír a sus padres. Tales expresiones son una conmovedora demostración de inocencia
infantil y muestran lo real que Jehová es para ellos. No obstante, los adultos, que tienen mayor
comprensión de lo que envuelve la oración, deben evitar la falta de seriedad. Deben abordar a
Jehová con sinceridad, reverencia, humildad, dignidad y seriedad. (1 Corintios 13:11.) //Volver al Índice

430
W1975 1/9 PÁGS.543-544

Si, por emprender un derrotero en armonía con las Escrituras,


un cristiano fuera arrestado y luego sentenciado por las
autoridades seglares a pagar una multa, ¿sería un acto de
transigencia el pagarla? Si se le diera la opción de pagar la
multa o cumplir una sentencia en la cárcel, ¿alteraría esto los
asuntos?
Jesucristo predijo que sus seguidores serían ‘entregados a los tribunales locales’ y serían ‘puestos
de pie ante gobernadores y reyes por su causa, con el propósito de darles un testimonio.’ (Mar. 13:9)
Tal acción oficial para con los cristianos quizás se deba a que predican las buenas nuevas del Reino
o por alguna otra acción que envuelva su conciencia cristiana. (Compare con Hechos 4:1-3, 18-21;
5:27-40; 1 Pedro 4:15, 16.) Un tribunal puede formular una decisión contra ellos y el fallo puede
requerir que se pague una multa. Este puede ser el único castigo o puede ser como una opción a ir
a la cárcel o puede ser parte de un castigo combinado que envuelva tanto encarcelación como el
pagar una multa.
En el pasado los testigos de Jehová por lo general han adoptado una posición adversa en
cuanto a pagar multas cuando estaban envueltas sus actividades de predicación. Se opinaba que
el pagar la multa pudiera considerarse como una admisión de haber cometido un agravio
verdadero. También se opinaba que el rehusar pagar y sufrir encarcelación en cambio pudiera
contribuir a mejor éxito en “defender y legalmente establecer las buenas nuevas.” (Fili. 1:7) En
muchos casos esto efectuó mucho bien, impresionando a las autoridades con la firmeza de nuestra
determinación en cuanto a servir a Dios, y manifiestamente tuvo la bendición de Jehová. Y en
algunos casos hoy, debido a las circunstancias predominantes, se puede considerar como un
derrotero sabio a seguir. Sin embargo, la cuestión que principalmente nos interesa aquí es si el pagar
la multa es bíblicamente aceptable o no.
Se mencionan multas en la Biblia y se usaban en el pacto de la Ley como una forma de pena o
castigo. (Deu. 22:19; compare con Éxodo 21:29-32; Proverbios 19:19; 21:11.) Esdras 7:26 muestra que
los oficiales persas anotaron una “multa de dinero” como una forma de castigo junto con
encarcelación, destierro y muerte. En tiempos modernos, como declara la World Book Encyclopedia
para 1973, “Una multa a menudo es el castigo por un delito de menor cuantía.”
De modo que no ha de confundirse una multa con un esfuerzo de parte del ofensor por librarse
por dinero de ser encarcelado. No es como el soborno que el gobernador Félix esperaba obtener
del apóstol Pablo y que Pablo no pagó. (Hech. 24:26, 27) Entonces, el cristiano puede considerar
correctamente la multa que se le imponga como una forma de castigo, y, aunque esté satisfecho
de que no fue culpable de ningún agravio, habiendo obrado en armonía con la Palabra de Dios, su
conciencia puede permitirle pagar la multa en sumisión a las autoridades superiores de este mundo.
(Rom. 13:1, 2; 1 Ped. 2:13, 14) Aunque es cierto que en la mente de algunos observadores el que
paguemos una multa entrañe el estigma de culpa, también es cierto que el ser encarcelado llevaría
el mismo estigma en la mente de la mayoría de los observadores. No nos interesamos
principalmente en el punto de vista de los del mundo sino en el de Dios. Sea que paguemos una
multa o cumplamos una sentencia en la prisión, todo se debe a nuestra insistencia en “obedecer a
Dios como gobernante más bien que a los hombres.”—Lea Hechos 5:29, 32; Hebreos 10:34; Filipenses
3:8, 9.

431
El conceder una opción ya sea de pagar una multa o de ser encarcelado por lo general refleja
un grado de misericordia o clemencia judicial. Personas a las cuales se juzga como una amenaza
genuina a la comunidad por lo general son encarceladas, mientras que las multas se imponen
como una medida menos severa que da lugar a que la vida de familia y el empleo del individuo
continúen ininterrumpidos, no siendo removido el individuo de la familia y la vida de comunidad al
ser confinado a la cárcel. No hay nada en las Escrituras que formule una decisión contra el que un
cristiano se aproveche de esta provisión más indulgente; tampoco requieren las Escrituras que
emprendamos un derrotero que obligue a las autoridades a mostrar cuán intensa es su oposición al
reino de Dios. (En contraste, nótese el consejo apostólico en Romanos 13:3, 4; Tito 3:1, 2; 1 Pedro
2:12-17; 3:13-16.) Cuando se le presenta la opción de pagar una multa o sufrir encarcelación, puede
que el cristiano opine que puede efectuar más para el adelanto de las buenas nuevas pagando la
multa y manteniendo su libertad de acción. Es asunto de decisión individual según la conciencia y
juicio cuidadoso de uno, y si uno decide pagar la multa o considera que es mejor aguantar
encarcelación la decisión de uno no debe estar sujeta a crítica de parte de otros en la
congregación.
Quizás otros que no sean oficiales gubernamentales impongan multas; por ejemplo, los sindicatos
en casos en que la conciencia de un cristiano no le permite participar en ciertas actividades
sindicales que encuentra contrarias a principios bíblicos. Aquí, también, puede considerar que el
pagar la multa simplemente es el sufrir una pena injusta por ser cristiano.—1 Ped. 2:19, 20; 3:17;
compare con Proverbios 17:26. //Volver al Índice

432
W1980 15/11 PÁG.31

En el lugar donde trabajo se da una bonificación de Navidad


a todos los empleados. Puesto que yo no creo en la Navidad,
¿debo rechazar la bonificación?
Eso depende de lo que realmente signifique la bonificación o gratificación y cómo pudiera verse
el aceptarla.
Como frecuentemente hemos mostrado, ni la Navidad ni muchos otros días de fiesta de la
cristiandad están basados en la realidad bíblica. Realmente estos días se toman de la adoración no
cristiana. [Nota] La Biblia manda a los cristianos celebrar una sola observancia religiosa, el
aniversario anual de la muerte de Cristo.—Luc. 22:19, 20.
¿Estaría uno participando en la celebración de la Navidad si aceptara una “bonificación de
Navidad”? Quizás no. Puede ser que la bonificación no se entendiera de ninguna manera con el
significado de que el que la recibiera estuviera celebrando la Navidad. Puede ser que el patrono
simplemente opte por dar a sus trabajadores una parte de las ganancias de la compañía a fin de
año y cuando muchos de ellos apreciarían especialmente una suma global para utilizarla como
desearan. La bonificación puede ser una muestra de gratitud por los servicios rendidos durante el
año, así como un estímulo para que se continúe efectuando buen trabajo y para que haya
relaciones cordiales entre patrono y empleado. Puede que el patrono dé la gratificación a todos los
empleados, sin importar que algunos, tales como judíos, musulmanes u otros, no crean en la
Navidad. Por eso, el simple factor del tiempo en que se da el regalo o el nombre que se haya
llegado a usar para él no necesariamente hace que el que sea testigo de Jehová no pueda
aceptarlo.
Además, aun cuando el dador de un regalo tenga una creencia religiosa como razón para darlo
en cierto tiempo específico, eso no quiere decir que se piense que el recipiente comparte el punto
de vista religioso del dador. Suele suceder que un compañero de trabajo o pariente le diga a un
testigo de Jehová: ‘Yo sé que tú no celebras la Navidad (o algún otro día de fiesta), pero, con todo,
deseo que tengas este regalo por parte mía.’ Si la conciencia del cristiano no le perturba si él
acepta el regalo, él puede optar por aceptarlo y dar las gracias sin hacer referencia alguna al día
de fiesta. (Hech. 23:1) Muchos cristianos han seguido un proceder similar cuando alguien que no
conoce sus creencias le ha ofrecido un regalo. Quizás en otra ocasión, cuando haya menos
probabilidad de causar ofensa, el cristiano pueda mencionarle prudentemente a esa persona que
él no celebra ese día de fiesta religioso y pueda, con bondad y amabilidad, explicarle que debido a
esa razón él no hizo regalos del día de fiesta.—1 Ped. 3:15.
Pero si el regalo se da con la intención franca de demostrar que el cristiano no tiene creencias
firmes o que transigiría por ganancias, entonces definitivamente es mejor rechazarlo. Es a Jehová
Dios a quien los cristianos deben adorar. Solo a él rendimos servicio sagrado.—Mat. 4:8-10.
Nota a pie de página. Vea La verdad que lleva a vida eterna, cap. 16. //Volver al Índice

433
W1979 1/12 PÁGS.31-32

En la familia de mi esposo se acostumbra que todos los hijos


y nietos se reúnan en casa de los padres de él para una gran
comida el 25 de diciembre. Mi esposo comprende que,
como testigo de Jehová, yo no celebro la Navidad. Pero,
¿qué hay de ir a la comida?
Usted tendrá que decidir personalmente lo que sería mejor en su caso. A continuación hay
algunos aspectos del asunto que usted querrá tomar en cuenta.
En muchos lugares, el hecho de que la mayor parte de la gente no tiene que trabajar durante
ciertos días de fiesta suministra ocasiones convenientes para que las familias se reúnan. Hasta
parientes cristianos y amigos se han aprovechado de un día de fiesta para disfrutar de una
merienda campestre o una comida, aunque no celebran el día de fiesta religioso, Una de las
razones por las cuales la familia de su esposo se reúne el 25 de diciembre quizás sea que no tienen
trabajo seglar entonces. Pero si la mayoría de los parientes celebran la Navidad, también pudiera
ser que se estuvieran reuniendo para un intercambio de saludos y regalos navideños.
Los testigos de Jehová han explicado que a los seguidores de Jesús no se les dio la instrucción de
conmemorar el nacimiento de Jesús, que él no nació el 25 de diciembre y que esa fecha fue
adoptada de una celebración pagana entre los romanos. (1 Cor. 11:23-26) Por eso, los testigos de
Jehová no celebran la Navidad, y tienen presentes las palabras de Jesús: “Dios es un espíritu y los
que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y con verdad.”—Juan 4:24.
Puede que los parientes de su esposo que no estén de acuerdo con las creencias de usted,
creencias que se basan en la Biblia, piensen que tienen una libertad que les permite celebrar la
Navidad. Sin embargo, sería lo justo que reconocieran que usted tiene libertad para abstenerse de
la celebración. Si usted estuviera en la comida familiar y se abstuviera de participar en dar saludos
navideños, intercambiar regalos o participar en otras actividades festivas, ¿se sentirían ellos
perturbados, o molestos? Eso sería algo que usted y su esposo querrían considerar de antemano.
Como esposa cristiana, usted sin duda respeta la jefatura de su esposo como cabeza, y esto
aparentemente se extiende a asuntos tales como dónde ha de comer la familia. Si usted expresa de
manera respetuosa y apacible lo que piensa y siente, y manifiesta que es razonable, bien pudiera
ser que él se sintiera impulsado a buscar una solución satisfactoria a la situación.—Fili. 4:5; Col. 3:18.
Puede que su esposo la inste a acompañarlo, y sugiera que usted vea el asunto como una
comida normal sin que participe en ningún aspecto relacionado con el día de fiesta. Eso pudiera ser
posible, pues un individuo pudiera estar presente donde otros estén participando en actividades
religiosas sin que personalmente se envuelva en ellas. (Compare con 2 Reyes 5:17-19.) La Biblia
muestra que el solo hecho de que alguien se imagine que cierta comida tiene un significado
especial no impide que el cristiano la coma como alimento regular. (1 Cor. 8:8; 1 Tim. 4:4) Sin
embargo, al llamar atención a este punto el apóstol Pablo enfatizó el valor de considerar la
conciencia de los demás para tratar de evitar el crear una impresión errónea que pudiera hacer
que otras personas tropezaran.—1 Cor. 10:23-30.
Si usted decidiera ir a la reunión familiar y comida del 25 de diciembre, ¿concluirían sus familiares
que usted estaba celebrando la Navidad con ellos, o reconocerían, debido a lo que ya han
aprendido acerca de las creencias suyas y a lo que observaran en su conducta en la reunión, que
el que usted estuviera presente con fines de asociación y una comida familiar no tiene significado
religioso para usted? Usted es quien mejor puede evaluar la situación y las actitudes que tienen que

434
ver con la situación, y debe tomar la decisión que considere sabia, cristiana y de acuerdo con su
conciencia entrenada según la Biblia. //Volver al Índice

435
W1978 1/3 PÁG.32

¿Es incorrecto el hacer grabaciones en cinta de oraciones


hechas en público?
Algunos cristianos personalmente optan por no hacer eso. Pero la Biblia no habla contra el hacer
un registro, escrito o de otro modo, de las palabras de una oración.—2 Cró. 33:18.
Uno pudiera hacer una grabación en cinta de una reunión cristiana para revisarla
posteriormente o compartirla con otras personas que no hubieran podido asistir. Al hacer esas
grabaciones, algunos cristianos empiezan a grabar después de la oración de apertura y detienen la
grabación antes de la oración de conclusión.
Es posible que razonen que, básicamente, la oración no es un medio de instruir formalmente a
otros. Más bien, la oración se considera una expresión personal a Dios, aunque otras personas
presentes escuchen y convengan al decir: “Amén.” Además, el que hace una grabación de la
reunión sabe que si la oración estuviese en la cinta él no la escucharía después y diría: “Amén,”
como si la grabación fuese una rueda de oración que ‘enviara’ una oración cada vez que se
tocara.
Sin embargo, es interesante el hecho de que hay muchas oraciones escritas en la Biblia. (Gén.
24:10-14; Mat. 26:36-39; Juan 11:41, 42; 17:1-26; Hech. 4:23-30) Cuando leemos estas oraciones
no consideramos que requieran nuestro “Amén.”—Rom. 8:26, 27.
Por supuesto, estas oraciones son parte de la Biblia; están ahí porque Dios quiso que se pusieran
allí. (2 Tim. 3:16) Y hay personas que quizás respondieran a una oración grabada en cinta de
manera diferente a como lo hacen a una oración en la Biblia. Por lo tanto, mientras no se haya
pedido que no se haga una grabación, el cristiano individual puede determinar por sí mismo si
quiere incluir las oraciones al grabar una reunión cristiana. No hay nada bíblicamente incorrecto en
esto. //Volver al Índice

436
W1973 15/1 PÁGS.62-63

¿Es bíblico actuar de padrino o designar padrinos para los


hijos de uno?—EE. UU.
La práctica de designar a alguna persona o personas que no sean los padres como padrinos de
un infante o niño al tiempo de su bautismo solemne y, más tarde, en la confirmación del individuo,
es un rito de la Iglesia Católica. La práctica también aplica a adultos cuando se bautizan o
confirman.
En el bautismo de los infantes los padrinos (por lo general parientes o amigos que son personas
bautizadas) piden “la fe de la Iglesia de Dios en el nombre del niño.” (The Catholic Encyclopedia)
También hacen una profesión y declaración de fe y piden el bautismo, en el nombre del niño. En
caso de que los padres no cumplan, es decir, no críen al niño en la fe católica, los padrinos están
obligados a instruirlo concerniente a fe y moralidad.
En el rito de la confirmación (como el bautismo, considerado sacramento) por lo general otra
persona (o personas), diferente del padrino (o padrinos) designado al tiempo del bautismo del niño,
actúa como padrino. Él o ella tiene que estar bien instruido en la fe católica.
¿Cuál es la posición bíblica en cuanto a esta práctica? Ante todo, el bautismo de infantes no es
bíblico. En vista del hecho de que el ‘recibir la palabra con sus oídos’ y ‘hacer penitencia’ preceden
al bautismo de agua, y que el bautismo requiere que el individuo tome una decisión solemne, es
evidente que tiene que tener suficiente edad para hacer estas cosas él mismo. (Hech. 2:14, 38, 41,
Versión Douay) El apóstol Pablo escribe: “Porque, con el corazón, creemos para alcanzar justicia:
pero, con la boca, se hace confesión para salvación.” (Rom. 10:10, Dy) Esto no lo podría hacer un
infante o niño muy pequeño. De modo que las Escrituras excluyen el bautismo de infantes.
Además, ninguna persona realmente puede creer con el corazón o hacer confesión con la boca
por otra persona. Es cierto, el apóstol Pablo indicó que los niños menores obedientes son “santos” a
causa del padre o la madre fiel. Esto se debe a que Dios considera a los padres, no a ningún
individuo de afuera, responsables por los hijos. (1 Cor. 7:14) Dios así hace una provisión bondadosa a
favor de sus siervos fieles. Pero cuando los hijos de éstos llegan a la edad de responsabilidad ya
no son abarcados por este arreglo. Cada uno tiene que estar de pie o caer de acuerdo con su
propia fe personal.—Rom. 14:4; Eze. 18:20.
Es verdad que el apóstol Pablo dijo a la congregación en Corinto: “Porque si tienen diez mil
instructores en Cristo, no obstante no tienen muchos padres. Pues en Cristo Jesús, por el evangelio,
yo los he engendrado.” (1 Cor. 4:15, Dy) Sin embargo, Pablo no fue “padrino” de esta
congregación. Más bien, había sido el primero que les trajo el evangelio por el cual llegaron a ser
creyentes. En un sentido espiritual llegó a serles padre por medio de este mensaje vivificante,
aunque más tarde otras personas tuvieron parte en instruirlos. Pablo se vio obligado a recordar a los
cristianos corintios este hecho, porque estaban dejándose seducir y apartar de Cristo por apóstoles
falsos. Esto no quería decir que él exigía ser llamado “padre,” o que se estaba refiriendo a una
posición de padrino designada por la iglesia.—2 Cor. 11:3, 13.
Hoy en muchos lugares la práctica de tener padrinos solo es una formalidad. El padrino por lo
general le da un regalo al niño, y después de eso a menudo tiene poco que ver con el niño, en
cuanto a entrenarlo en la fe. Sin embargo, puesto que el principio solo se basa en la tradición
católica y es contrario a las Escrituras, los cristianos verdaderos evitarán cualquier cosa que tenga
que ver con dicha práctica. //Volver al Índice

437
W1971 1/7 PÁGS.414-415

¿Cuál debe ser el punto de vista del cristiano tocante a


pagar sus cuentas?—L. D., EE. UU.
Aunque esta pregunta puede abarcar un sinnúmero de situaciones, la respuesta básica es
bastante sencilla. El siguiente consejo de Romanos 13:8 definitivamente aplica a este asunto:
“No deban a nadie ni una sola cosa, salvo el amarse los unos a los otros.” Ciertamente sería
desamoroso el que una persona evitara el pagar dinero que debiera a otro, sea que lo deba
debido a haber tomado dinero prestado o debido a haber recibido mercancías o servicios. En
armonía con esto el inspirado salmista escribió: “El inicuo está pidiendo prestado y no devuelve,
pero el justo está mostrando favor y está haciendo regalos.”—Sal. 37:21.
¡También está relacionado con el asunto el hecho de que los cristianos son honrados! El apóstol
Pablo expresó muy bien el punto al decir: “Confiamos en que tenemos conciencia honrada, puesto
que deseamos comportarnos honradamente en todas las cosas.” (Heb. 13:18) Cuando una persona
efectúa una compra, de hecho dice que conviene en pagar la mercancía recibida. Por varias
razones casi siempre es prudente pagar en efectivo y no acumular cuentas. Sin embargo, puede
darse el caso en que al cristiano se le cargue a su cuenta una compra. En casi todo lugar la persona
que está en esa posición está obligada a pagar por lo que ha comprado, o enfrentarse a acción
jurídica. Pero más bien que por cualquier temor de una consecuencia de esa índole, el cristiano es
impelido por un deseo personal de cumplir con el acuerdo implícito que hizo cuando compró la
mercancía. Acepta y sigue el consejo de Jesús: “Signifique su palabra Sí, Sí, su No, No.”—Mat. 5:37.
Es bastante común que las personas mundanas a quienes poco les importa tener la aprobación
de Dios sean voluntariosamente negligentes en cuanto a pagar sus cuentas. Quizás a muchas de
estas personas les repugne la idea de forzar una tienda y hurtar mercancía de los anaqueles. Pero
consideran poco importante el tomar la misma mercancía por la puerta de enfrente y luego
deliberadamente rehusar pagar por ella. ¿Difiere esto mucho de hurtar?
A veces uno recibe una cuenta por algún servicio que se le ha prestado, como de una persona
que efectúa reparaciones, de un doctor u hospital. El hecho de que uno no haya recibido
mercancías o artículos no cambia de ninguna manera la realidad de su obligación. Típico del punto
de vista legal en muchos lugares es la siguiente declaración de American Jurisprudence (tomo 58,
pág. 512): “Cuando no hay circunstancias que indiquen lo contrario, se infiere que la persona que
solicita que otra le rinda servicios conviene mediante ello en pagar por los servicios que se le
prestan.” Un proceder prudente que puede impedir que surjan dificultades es determinar tan
aproximadamente como sea posible con anticipación cuánto costará el servicio. Esto aplica sea
que uno trate con un profesional como un dentista, abogado o doctor, o con un artesano como un
carpintero, pintor o electricista. Jesús recomendó una actitud de previsión como ésta cuando dijo:
“¿Quién de ustedes que quiere edificar una torre no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si
tiene lo suficiente para completarla?”—Luc. 14:28.
A los testigos de Jehová se les conoce bien por su honradez en todo aspecto de la vida. Y así es
como debe ser. Saben que para tener la aprobación de Dios tienen que ser tan honrados en sus
asuntos financieros como en cualquier otro aspecto de la vida. De modo que no participan en
actividades comerciales astutas que defraudan a los clientes o al gobierno, no excusan tratos faltos
de honradez o ética, ocultándose tras leyes corporativas u otras argucias legales,
ni voluntariosamente dejan de pagar sus cuentas. Todo esto va de acuerdo con el consejo de la
Biblia de ser honrados y evitar el mentir, el hurtar, el defraudar y la codicia.—Col. 3:9; Efe. 4:28; 1 Cor.
6:8-10.
En el caso raro en que suceda algo inesperado, como un accidente, y esto haga imposible que
el cristiano pague en ese momento una cuenta, su honradez y equidad lo guiarán. Por ejemplo, por

438
consideración a su acreedor se comunicará con él y le explicará lo que ha sucedido. Es muy
probable que el acreedor aprecie muchísimo la franqueza del cristiano y convenga en aceptar
pagos menores o algo semejante en vez de pasar el caso a una agencia de cobranzas y luego
recibir solo una porción de lo que se cobre. La obvia honradez del cristiano al estar determinado a
pagar la cuenta se destacará en contraste evidente con las personas que simplemente pasan por
alto una cuenta que no pueden o prefieren no pagar.
De modo que aun en el asunto de pagar cuentas el cristiano puede sostener la excelente
reputación que tienen los testigos de Jehová de ser honrados. Así no se le acarrea ningún vituperio a
la congregación, y se continúa hablando recomendatoriamente del camino de la verdad.—2 Ped.
2:2. //Volver al Índice

439
W1984 1/1 PÁG.31

El nacimiento es un proceso natural; por eso, ¿sería


incorrecto el que una cristiana ejerciera de partera o
comadrona, a pesar de que no satisficiera los requisitos de
licencia y certificación del Estado?
Es verdad que el dar a luz es un proceso natural, una maravilla por la cual se puede dar la honra
a Jehová nuestro Dador de Vida (Génesis 1:27, 28; 49:25). Y desde tiempos primitivos parteras o
comadronas experimentadas (matronas) han suministrado ayuda en muchos alumbramientos
(Éxodo 1:15-20). La Organización Mundial de la Salud informa que en los países del Tercer Mundo las
ayudantes tradicionales en los nacimientos, o parteras, prestan servicio en el 60 a 80 por 100 de los
partos (Medical Tribune, 26 de enero de 1983). Hasta en algunos países adelantados hay cada vez
mayor aceptación de que enfermeras-parteras entrenadas suministren cuidado primario en
alumbramientos rutinarios que tienen lugar en centros de maternidad o en los hogares.
Sin embargo, la historia bíblica muestra que puede haber complicaciones al dar a luz, y que
éstas hasta pueden resultar en la muerte de la madre, de la criatura, o de ambas personas (Génesis
3:16; 35:16-19). La Organización Mundial de la Salud informa que “unas 500.000 mujeres mueren
anualmente debido a complicaciones relacionadas con el alumbramiento”. Por eso, muchas
autoridades de la salud han abogado por que se dé a luz en hospitales o en lugares donde esté
presente un médico. También han ofrecido programas para suministrar adiestramiento a parteras y
entonces certificar o licenciar a las que satisfacen los requisitos.
Por supuesto, hay preferencias, alegaciones y métodos en conflicto: ¿Ha de preferirse el dar a luz
en el hogar cuando no se prevén complicaciones?; ¿qué posición resulta mejor para la madre en el
alumbramiento?; ¿le irá mejor al bebé si nace en un ambiente calmante, hasta bajo agua?;
¿debería usarse normalmente anestesia?; ¿cuándo debería cortarse el cordón umbilical?
La congregación cristiana no adopta ninguna postura o posición oficial respecto a esos asuntos,
porque son asuntos personales. Tampoco insta a las mujeres a emplear un tocólogo en vez de una
enfermera-partera, ni lo contrario. Eso también es para decisión personal. Pero el esposo y la esposa
deben estar interesados en lo que creen que sea mejor para la madre y la criatura, porque desean
que ambas vivan para servir a Jehová en buena salud.
El informe de la Organización Mundial de la Salud dijo que “el entrenamiento [de las parteras] da
énfasis a métodos de alumbramiento seguros y a la limpieza”. Los programas para registrar
oficialmente o dar licencia a ciertas personas para que ayuden en los alumbramientos tienen el
obvio propósito de asegurar que a la madre y la criatura se les haga disponible el cuidado de
personas capacitadas, más bien que confiar en personas no capacitadas para tal labor. La ley del
país hasta quizás decrete que solo ejerzan en dar ayuda en los alumbramientos personas que estén
licenciadas o certificadas para ello. La persona que pasa por alto las leyes conocidas sobre este
asunto pudiera estar en peligro de ser sometida a juicio como violadora de la ley, y pudiera incurrir
en culpa por homicidio si hubiera una muerte como resultado de descuido o ineptitud. (Romanos
13:1-4.)
En lo que tiene que ver con buscar o suministrar asistencia en asuntos de la salud, sea que tenga
que ver con un parto o con otras formas de tratamiento, los cristianos deben tener presente la
declaración de Jesús: “Por lo tanto, paguen de vuelta a César las cosas de César, pero a Dios las
cosas de Dios”. (Mateo 22:21.) //Volver al Índice

440
W1983 15/3 PÁG.31

¿Por qué a veces se invita al auditorio a ponerse de pie para


cantar y orar durante reuniones y asambleas cristianas?
Cánticos y oraciones han formado parte de la adoración verdadera desde hace mucho tiempo
(1 Crónicas 16:7-9; Mateo 26:26-30; Santiago 5:13, 14). Por eso, son una parte normal e importante de
la adoración en las reuniones de congregación o asambleas de los testigos de Jehová.
Muchos cánticos están en forma de oraciones o alabanzas a Dios. Cuando un grupo grande de
personas se pone de pie en unión para cantar u orar puede considerarse que los que forman el
grupo están mostrando respeto al acercarse a Dios en acción de gracias. (1 Reyes 8:14, 22, 23.)
Pero debe tenerse presente que la Biblia muestra que se puede orar o cantar alabanzas a Dios
mientras uno esté en cualquier posición. (Compare con Lucas 22:39-41; Hechos 16:24, 25.) Así que no
hay ningunas reglas al respecto. Si la salud o las circunstancias de cierta persona hacen que sea
preferible que ella permanezca sentada durante el cántico u oración de la congregación, no hay
nada de malo en eso. En muchos casos, los cristianos permanecen sentados durante la oración en
reuniones más pequeñas, como en los Estudios de Libro de Congregación, los estudios bíblicos en los
hogares de la gente, y en las comidas. //Volver al Índice

441
W1976 15/1 PÁGS.63-64

Si un cristiano o una cristiana rompe unilateralmente su


compromiso para casarse, ¿qué efecto tendría esto en que
tal persona fuera usada de manera ejemplar en la
congregación?
Tanto el entrar en un compromiso para casarse como el romperlo son pasos serios, que no han
de darse a la ligera. Sin embargo, ambos son básicamente asuntos privados. No hay necesidad de
que los ancianos de la congregación inquieran en cuanto a tales asuntos a menos que una de las
partes interesadas se queje a ellos o haya evidencia de que varias personas de la congregación
estén perturbadas, con correspondiente falta de respeto al que así rompió el compromiso. En
algunos casos puede ser que los que están perturbados necesiten entender más claramente los
principios pertinentes.
Pudiéramos notar que, bajo el arreglo de los israelitas, a las mujeres comprometidas se les
consideraba obligadas por aquel compromiso, y si se hacían culpables de alguna infidelidad, la ley
mosaica estipulaba que se les debería tratar como se trataría a una casada. (Deu. 22:23, 24) El
varón israelita tenía mayor libertad y podía romper el compromiso, como José de Nazaret planeó
hacerlo. Mateo 1:19 relata que, después de enterarse de la preñez de María, “como era justo y
no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla [“separarse de ella,” Versión Popular] en
secreto.” (Biblia de Jerusalén; compare con Deuteronomio 24:1.) Sin embargo, los cristianos no están
bajo el pacto de la Ley, y en zonas grandes hoy a una mujer comprometida no se le considera
obligada al mismo grado que en aquel tiempo.
En Mateo 5:37 Jesús dijo: “Simplemente signifique su palabra Sí, Sí, su No, No; porque lo que está
en exceso de esto proviene del inicuo.” El contexto muestra que aquí estaba dando consejo contra
la práctica que muchos tenían de acompañar con frecuencia las declaraciones con un juramento,
y regularmente jurar por el cielo o Jerusalén o alguna otra cosa. Pero mediante esta advertencia
contra tal exceso, Jesús no dijo que, cuando alguien se da cuenta de que ha cometido un error
serio, es incorrecto que él o ella haga un esfuerzo por corregirlo. Proverbios 6:1-5 habla del que sale
fiador de otro y ha “sido cogido en un lazo por los dichos” de su boca, “atrapado” por ellos, y
aconseja que éste debe obrar para librarse, diciendo: “Ve y humíllate e inunda con
importunaciones a tu semejante.” La persona que está comprometida para casarse también
pudiera llegar a comprender que ha dado un paso imprudente. Es un hecho que durante el cortejo
antes del compromiso el hombre o la mujer por lo general presentan la mejor apariencia posible, se
esmeran por ser agradables. Sin embargo, después del compromiso anunciado es posible que la
persona empiece a dejar que se vea mejor lo que en realidad es. Ahora uno de los dos puede ver
problemas serios que no se manifestaban antes.
En los casos especiales en que a los ancianos sí se les hace necesario inquirir en cuanto al asunto
del rompimiento de un compromiso, deben interesarse en determinar si las razones para el
rompimiento han sido válidas. ¿Qué pudiera ser una razón “válida”? En una “Pregunta de los
lectores” publicada en La Atalaya del 1 de febrero de 1969 se dieron dos ejemplos. Considere aquí
unos ejemplos más. Durante el período de compromiso quizás la mujer empiece a revelar una
actitud muy “mandona,” una en que no muestre verdadero respeto a la jefatura, dando así fuerte
evidencia de que es una persona de la clase que se describe en Proverbios 19:13; 21:9; 27:15, 16. O,
durante ese período, el hombre quizás participe en alguna maldad seria; quizás se emborrache,
cometa alguna inmoralidad o un acto seriamente falto de honradez. O quizás uno de los dos vea
en el otro alguna otra debilidad espiritual definida, probablemente una muy fuerte actitud
materialista, y pudiera pensar y sentir a conciencia que el realizar el matrimonio podría imponer

442
sobre su fortaleza espiritual una carga seria, quizás más de lo que le parece a él o ella que puede
llevar sin daño. Sin embargo, esto no significa que en todo caso se considera a la otra persona
como deficiente o inferior. Quizás uno piense que la otra persona es un individuo muy excelente,
pero simplemente llegue a darse cuenta de que hay diferencias muy fuertes en personalidad o
punto de vista que harían la relación marital muy difícil para los dos. Estas razones, pues, aunque de
ninguna manera son todas las que pudiera haber, son algunas de las razones serias que pudieran
hacer que una parte interesada, después de pensamiento cuidadoso y oración, decidiera terminar
el compromiso. Por supuesto, un acuerdo mutuo de romper el compromiso sería preferible, por
mucho, a una acción unilateral. Pero pudiera ser que la otra parte interesada no viera, o hasta
prefiriera pasar por alto, el problema que hay.
Todo esto enfatiza el valor de no apresurarse a un compromiso para casarse, sino más bien
buscar primero el llegar a conocer bien a la otra parte interesada. El amor al prójimo debe impedir
que alguien adopte una actitud de ligereza para con el comprometerse, pues se da cuenta del
daño emocional que puede causar el que se rompa el compromiso.
En casos en que un individuo ha perdido su cónyuge, debido a muerte o infidelidad (y divorcio
bíblico), su condición emocional pudiera ser de tal índole que sintiera intensamente la necesidad de
compañerismo para combatir la soledad. Pudiera tender a entrar en un compromiso más
rápidamente que si se hallara en otras circunstancias. Al obtener equilibrio emocional, quizás la
persona se dé cuenta de que el compromiso fue imprudente. En el caso de un anciano, esto
pudiera restarle o no prestigio en cuanto a su estabilidad. Habría que considerar las circunstancias.
En el caso, entonces, de un individuo que está en una posición ejemplar, como lo está un
anciano o siervo ministerial, un miembro de una familia Betel, u otra persona en el servicio de tiempo
cabal, el cuerpo de ancianos debe considerar todo el cuadro de lo que es la persona y no solo el
un solo acto de poner fin a un compromiso unilateralmente. Si el derrotero pasado de la persona
muestra una inclinación o patrón de tomar estos asuntos a la ligera, entonces a los ancianos pudiera
serles aconsejable recomendar la remoción de esa persona de toda posición ejemplar. Quizás
hallen que la razón por la cual se ha roto el compromiso ha sido simplemente que el individuo ha
permitido que otra persona obtenga su atención e interés, un derrotero que muestra volubilidad o
ligereza. Si una porción considerable de la congregación da evidencia de haberle perdido el
respeto al individuo, esto también recibirá debida consideración. Hay que tener en cuenta las
actitudes y circunstancias locales, puesto que en lo que toca a estos arreglos algunos países o
regiones del mundo adoptan un punto de vista mucho más estricto que otros.
Sin embargo, si estos factores negativos no están presentes y la persona ha demostrado ser seria,
concienzuda y considerada con otros, la decisión de terminar un compromiso unilateralmente
no necesariamente requeriría que se le removiera de una posición ejemplar o se le impusiera una
restricción de privilegios en la congregación. El que haya razones válidas o no para dar por
terminado el compromiso siempre será un factor determinante. //Volver al Índice

443
W1974 15/5 PÁGS.319-320

Si, en años anteriores, una persona hizo un voto a Dios que


ahora se da cuenta de que fue imprudente, ¿tiene que
continuar amoldándose a éste?—EE. UU.
Esto dependería de la naturaleza del voto y de las circunstancias de la persona al tiempo de
haberlo hecho. Sin embargo, primero es bueno considerar lo que es un “voto” en el sentido bíblico.
En la Biblia, los votos eran promesas solemnes hechas a Dios, no a cualquier humano o cuerpo de
humanos. También eran distintos en que, en todos los casos descritos, los votos siempre eran
condicionales. Es decir, la persona que hacía el voto, de hecho, decía a Dios: ‘Si tú haces así y así
(quizás suministrando salvación de algún peligro grave o concediendo éxito o victoria en algún
esfuerzo), yo haré así y así.’ Si Dios obraba a favor de la persona, el que había hecho el voto
quedaba obligado a llevar a cabo lo que había prometido. A menudo el pago del voto envolvía
hacer una ofrenda de sacrificio de un animal, o el dedicar alguna propiedad al servicio de Dios.
(Lev. 7:16; 22:21) En otros casos entraba el aspecto condicional porque el individuo hacía un voto
de abstenerse de hacer algo hasta el tiempo en que había podido lograr cierta meta... con la
ayuda de Dios.—Compare con Génesis 28:20-22; Números 21:2, 3; 30:2-4; Jueces 11:30-39; 1 Samuel
1:11; Salmo 132:1-5.
También debe notarse que los votos eran algo espontáneo, y por consiguiente no solicitados,
no requeridos. No eran algo manifestado como requisito general para todos los que desearan gozar
de cierto privilegio o entrar en cierta relación. Por consiguiente, el que uno llegara a ser discípulo de
Cristo Jesús y cumpliera los requisitos que se establecen para todas las personas, incluso el
arrepentirse y volverse y hacer declaración pública de la fe de uno, y ser bautizado, no envuelven
un “voto” en el sentido bíblico.
Tampoco han de compararse los votos bíblicos con los llamados ‘votos monásticos’ que se
requería que hicieran las personas en siglos posteriores para ingresar en ciertas órdenes religiosas de
organizaciones eclesiásticas. Los que hacían esos votos de ‘castidad, pobreza y obediencia’ se
comprometían a las órdenes religiosas y éstas se valían de dichos votos como medio de ejercer
control sobre sus adherentes. Oficiales eclesiásticos superiores podían absolver a personas de ciertas
clases de votos, pero tocante a algunos votos solo se podía conseguir liberación de ellos por medio
del cabeza titular de la iglesia, como en el arreglo papal. Estos no son votos bíblicos, porque los
votos bíblicos eran enteramente espontáneos y personales, entre el individuo y Dios. Además, bajo
la Ley, aunque el voto de una mujer podía ser denegado por su esposo, o padre (dentro de cierto
tiempo después de haberse hecho), en otros casos ningún humano podía concederle a uno
liberación de un voto bíblico.—Núm. 30:3-15.
De esto es evidente que muchos llamados “votos” de hoy realmente no lo son en el sentido
bíblico. Es igualmente obvio que ningún voto podría ser obligatorio si requiriera que uno hiciera algo
que no estuviera en armonía con la voluntad de Dios, tal como un voto para llevar a cabo algún
uso incorrecto de la sangre o uno que de alguna manera vinculara la inmoralidad con la adoración
verdadera.—Compare con Deuteronomio 23:18; Hechos 15:19, 20.
¿Qué hay, entonces, de los votos que sí encajan en la descripción bíblica y no son contrarios a la
voluntad de Dios? Expresando el punto de vista de Dios de los votos hechos en Israel, la Ley declaró:
“En caso de que hagas un voto a Jehová tu Dios, no debes ser lento en cuanto a pagarlo, porque
Jehová tu Dios sin falta lo requerirá de ti, y verdaderamente llegaría a ser pecado de parte tuya.
Pero en caso de que omitas hacer un voto, no llegará a ser pecado de parte tuya.” (Deu. 23:21, 22)
Eclesiastés 5:4-6 también advierte: “Siempre que le hagas un voto a Dios, no titubees en pagarlo,
porque no hay deleite en los estúpidos. Lo que prometes en voto, págalo. Mejor es que no hagas

444
voto que el que hagas voto y no pagues. No permitas que tu boca haga pecar a tu carne.”
(Compare con Proverbios 20:25.) Puesto que Jehová Dios es inmutable tocante a sus normas, los
principios que se expresan aplicarían en el tiempo presente.
Puesto que (aparte del voto de una mujer que podía ser denegado por su padre o esposo)
ningún humano puede conceder liberación de un voto, podemos ver la necesidad de pensar
seriamente en hacer un voto. El cristiano debe tener una razón muy buena para hacerlo y no debe
tener duda alguna en cuanto a su habilidad para pagar lo que prometa en el voto. De otra manera
sería mucho mejor que no hiciera el voto.
¿Qué hay si el individuo se diera cuenta más tarde de que su voto había sido hecho
temerariamente, que fue irreflexivo? No debe tratar el asunto a la ligera sino que debe tratar de
cumplir el voto. El hecho de que esto pudiera ser duro para él no sería excusa alguna. Ciertamente
no se le hizo fácil a Jefté llevar a cabo el voto que había hecho a Dios, pero lo pagó a conciencia.
(Jue. 11:30-39) Bajo el pacto de la Ley, el dejar de cumplir un juramento, aunque el dejar de hacerlo
no era deliberado, era pecado. No llevaba una pena de muerte pero requería el hacer una
ofrenda por el pecado a Dios. (Lev. 5:4-6; compare con Mateo 5:33.) Y Dios advirtió que, aunque
hubiese concedido éxito al que había hecho el voto, el no pagar el voto después podría resultar en
que Dios se ‘indignará’ y ‘destrozará’ lo que el individuo había logrado. (Ecl. 5:6) De modo que
podría resultar en que se apartara, por lo menos hasta cierto punto, el favor de Dios.
Por lo tanto los que hoy están preocupados por este asunto primero deben preguntarse si
realmente han hecho un voto en el sentido bíblico o no. ¿Fue una promesa hecha personalmente a
Dios, de una naturaleza condicional, una que fue privada, espontánea, no solicitada y no fuera de
armonía con la voluntad explícita de Dios? Entonces debe hacerse todo esfuerzo por pagarla. Si el
individuo no la ha pagado, tiene que aceptar las consecuencias y tratar de recobrar el favor de
Dios. Posiblemente se halle en un dilema porque su voto (tal como un voto de celibato) lo coloca en
una posición en que le parece que el llevarlo a cabo está acercándolo al punto en que viole
alguna norma divina de conducta, quizás una que tenga que ver con moralidad. Quizás crea que
la única manera en que puede protegerse de hacerse culpable de inmoralidad es no pagando su
voto, arrojándose sobre la misericordia de Dios para que lo perdone. Él mismo tiene que decidir y
ninguna otra persona puede concederle liberación ni asumir ninguna de su responsabilidad
personal. Tiene que vivir con su propia conciencia.
El examen a menudo demostrará que lo que se pensaba que eran votos realmente no lo son en
el sentido bíblico. Esto, por supuesto, no significa que toda responsabilidad termina necesariamente
allí. El cristiano debe estar interesado no simplemente en pagar votos a Dios sino también en
demostrar que es digno de confianza en todas sus palabras, dejando que su “Sí” sea “Sí,” y su “No,”
“No.” (Mat. 5:33-37) Siempre debe tratar sinceramente de cumplir sus promesas y acuerdos tanto a
Dios como a los hombres. Quizás a veces haga un convenio con otra persona y más tarde se dé
cuenta de que así se ha puesto en dificultad severa. Puede seguir el principio que se da en
Proverbios 6:1-5 acerca del hombre que queda de fiador de otro, a saber: “Ve y humíllate e inunda
con importunaciones a tu semejante. . . . Líbrate.”
Tocante a votos y toda otra cosa, el cristiano siempre debe tener presente la importancia de
mantener una buena relación con Jehová Dios. //Volver al Índice

445
W1972 15/7 PÁGS.446-448

A menudo hay mucha discusión acerca de lo que es


“correcto” y lo que es “incorrecto” en el asunto del vestirse.
¿Podemos realmente establecer reglas acerca de esto? Si
no, ¿por qué preocuparse tanto en cuanto a ello?—EE. UU.
La Biblia misma no da ninguna descripción detallada en cuanto a lo que es el vestido “correcto.”
Por otra parte, nos suministra todo lo que necesitamos saber a fin de estar plenamente satisfechos
en cuanto a lo propio de nuestra indumentaria. ¿Cómo?
En el primer libro de la Biblia se nos suministra una norma. Allí el registro muestra que el asunto de
vestir no fue problema para la primera pareja humana en su condición sin pecado. Solo fue después
de su transgresión, cuando comenzaron a sentir vergüenza y culpa, que se vistieron. ¿Con qué? El
relato dice que hicieron “coberturas para los lomos” de hojas de higuera. (Gén. 3:6, 7) ¿Es ésa la
norma para nosotros?
No, porque Dios evidentemente consideró inadecuadas estas prendas de vestir. Aunque echó a
la pareja humana de su hogar-jardín debido a ser violadores voluntariosos de su ley, en su bondad
inmerecida le pareció conveniente a Dios proveerles ropa. Génesis 3:21 dice: “Y procedió Jehová
Dios a hacer largas prendas de vestir de piel para Adán y para su esposa y a vestirlos.” De modo
que el Creador del hombre no solo trató a estos humanos con dignidad —aunque eran
transgresores— sino que al vestirlos también suministró una norma para la indumentaria humana.
¿Hasta dónde les llegaron estas “largas prendas de vestir”? Se entiende que la palabra hebrea
que se usó denota prendas de vestir largas que llegan a las rodillas o hasta los tobillos. ¿Autoriza esto
el condenar cualquier vestido cuya longitud no quede precisamente dentro de esos dos puntos: las
rodillas y los tobillos? No, porque eso sería tratar de leer en la expresión “largas prendas de vestir”
una exactitud o especificación que sencillamente no está allí. Podría llevar a argumentos tan fútiles
como: El que determinemos si el vestido llega a la parte inferior de la rodilla, a la mitad o a la parte
superior de ella, como la línea divisoria entre el vestido correcto e incorrecto. Sería pasar por alto el
principal punto de la norma establecida. ¿Qué punto es ése?
Es que las prendas de vestir eran “largas” en contraste con las cortas “coberturas para los lomos.”
Por eso no suministraban simplemente cobertura escasa, sino buena cobertura al cuerpo.
No hay razón para dudar que los que después se esforzaron por agradar a Dios se guiaron por
esta norma en su vestido. De hecho, parece haber sido una norma general entre la humanidad. La
evidencia que tenemos de los estilos de la ropa en tiempos antiguos sirve para confirmar esto.
Evidentemente esta misma norma se trasladó a la congregación cristiana en el primer siglo E.C. El
apóstol Pablo escribió que las mujeres deberían ‘adornarse en vestido bien arreglado, con modestia
y buen juicio.’ (1 Tim. 2:9) La palabra griega (katastolé) para “vestido” aquí literalmente significa “un
bajar.” (El término más sencillo stolé se refiere básicamente a una prenda de vestir larga, holgada;
compare con Marcos 16:5; Lucas 15:22; Revelación 7:9.) Prescindiendo de su estilo, es evidente que
esas prendas de vestir suministraban buena cobertura.
¿Por qué escogió Dios proveer esta norma? Definitivamente fue para provecho del hombre,
como lo son todos los actos de Dios. Debido al pecado, los humanos están sujetos a la pasión y
fácilmente se inclinan a la inmoralidad. Los humanos que se esfuerzan por agradar a Dios tienen que
luchar contra sus tendencias incorrectas en este respecto. Por la norma que él estableció al vestir a
Adán y Eva, Dios, con amor, bondadosamente suministró un modo de hacer un poco más fácil esta
lucha.

446
Esto no quiere decir que las circunstancias no darían lugar a utilizar otro tipo de ropa en ciertas
ocasiones. Ciertas clases de trabajo harían impráctica la acostumbrada prenda de vestir larga...
como el trabajo de los pescadores, que es lo que fueron algunos de los primeros discípulos de Jesús.
Por eso, en algunas clases de trabajo, y en otras actividades (como el nadar), razonablemente se
usaría ropa más corta. (Compare con Juan 21:3, 7.) Pero de nuestra propia experiencia nos es
preciso admitir que, cuando se ve claramente la razón y el propósito de usar esta ropa, no tiene el
mismo efecto en el observador que tiene cuando no hay razón o necesidad evidente de usarla. Sin
embargo, lo que Dios hizo al vestir a Adán y Eva sirve de norma fundamental para guiarnos. Y, como
se ha mostrado, se describió esa ropa más bien como “larga” que como “corta.”
Uno pudiera decir: Pero si no hay detalles específicos, ¿cómo hemos de saber si la ropa es
modesta o inmodesta, si es demasiado corta o demasiado ajustada o de otra manera inaceptable?
La Palabra de Dios fue escrita para que la entendieran personas de inteligencia normal. Si un
padre le dice a su hijo que no le pegue a su hermanita o que no le grite, ¿entiende el muchacho
que eso significa que ni siquiera debería tocar a su hermana o hablarle? ¿Se necesita mucha
inteligencia para conocer la diferencia? ¿No podría hasta un niño saber cuando diera una simple
palmadita amigable en contraste con un golpe destinado a lastimar, o cuando hablara
normalmente en contraste con gritar? Si podemos entender la diferencia de grados en casos como
éstos, ¿por qué debe hacérsele difícil a cualquiera de nosotros aplicar las normas de la Biblia sobre
el vestir: saber si algo es moderado, o extremado; si queda bien, o está ajustado; si es modesto, o
vano?
Si no estamos seguros, ¿por qué no observar a otros en torno de nosotros? Dentro de una
congregación de cristianos genuinos hay muchas personas que muy evidentemente manifiestan el
espíritu de Dios en su vida y muestran verdadero aprecio por el consejo de su Palabra. ¿Qué
notamos al comparar nuestra ropa con la de ellas?
En realidad, nuestra preocupación principal en cuanto a la ropa es estar seguros de que
estamos cumpliendo las dos reglas más importantes de todas: amar a Dios y amar a nuestro prójimo
como a nosotros mismos. Puesto que nos amamos, es natural y adecuado que nos agrademos por
la manera en que nos vestimos. Pero no debemos hacer esto a tal grado que excluimos el agradar
a otros al mismo tiempo. Aunque tuviésemos el derecho de hacerlo, el amor no nos dejaría pasar
por alto los sentimientos e intereses de otros. (1 Cor. 10:24; 13:4, 5; Fili. 2:4) De hecho, el gozo que
derivamos del vestir debería provenir en gran parte de saber que a otros les parece grata nuestra
apariencia.
Por supuesto, hoy a muchas personas les agrada la falta de modestia. El vestirse para agradar a
estas personas atraería su atención... y hasta sus propuestas ilícitas. Podría resultar en que
tropezáramos y participáramos en algo como fornicación, adulterio o hasta homosexualidad. Nadie
debe ser tan ingenuo como para pensar que esto no sucederá. Por lo tanto, en su corazón ¿a quién
está usted tratando de agradar?
Debe causar igual preocupación el peligro de incitar a otra persona a tropezar y participar en
inmoralidad. Cristo Jesús dijo: “Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeños que creen,
mejor le sería que se le pusiera alrededor del cuello una piedra de molino como la que el asno hace
girar y realmente fuera arrojado en el mar.” (Mar. 9:42) Cualquier persona que se pusiera ropa
diseñada para provocar pasión en otra, podría hacerse culpable de hacer tropezar a un
compañero cristiano. ¿Quiere decir esto que Dios entregaría a la destrucción a una persona solo
debido a lo corto o ajustado de su ropa? No; más bien sería debido a que el vestido provocativo de
la persona se debe a la cortedad del amor a la justicia y porque, en cambio, revela que su corazón
ama lo que es malo a los ojos de Dios.
Realmente, si la Palabra de Dios nos diera descripción y reglas específicas y detalladas sobre qué
ponernos, todo el asunto vendría a parar sencillamente en obedecer o no obedecer. Como están

447
las cosas, las reglas que Dios nos ha dado ponen a prueba lo que somos por dentro, lo que está en
nuestro corazón, con su facultad asociada, la conciencia, y cuánta consideración le tenemos al
bienestar espiritual de otros.
Por eso, la cuestión se reduce a esto: Si usted tuviera razón para creer que no solo uno o dos
individuos consideraban censurable su vestido, sino muchas personas, en particular aquellas a
quienes usted ama —su familia, sus hermanos en la fe— ¿cambiaría usted? ¿Querría usted hacerlo?
Y, aun más importante, si usted tuviera razón para creer que el efecto de su apariencia podría serle
perjudicial a otros debido a la clase de pensamiento que estimula en su mente y corazón,
¿sinceramente le apenaría ese hecho y se apresuraría para corregirlo?
Por supuesto, hay quienes pueden confeccionar reglas en cuanto al vestir. ¿Quiénes son éstos?
Los esposos y los padres. Todos los miembros de la casa de un hombre llevan su nombre y lo que
hacen puede perjudicar su nombre. Como cabeza de familia nombrado por Dios, le es propio
prohibir el uso de cierta ropa por considerarla inaceptable.
¿Pensamos en la tarea difícil que tienen hoy los padres al tratar de proteger a sus hijos de la
delincuencia general? Entonces no desearemos voluntariamente socavar o minar sus esfuerzos por
nuestra falta de preocupación en cuanto a la modestia de nuestro vestido. ¿Por qué hacer más
difícil la tremenda lucha que ellos tienen?
¿Qué hay del cuerpo de ancianos o superintendentes en una congregación? Más allá de las
reglas que contiene la Biblia, no pueden establecer reglas en cuanto a qué se pondrán los de la
congregación. Pero pueden usar su propio conocimiento, entendimiento y sabiduría para
determinar si alguien claramente está poniendo un mal ejemplo o no tocante a los principios
bíblicos que tienen que ver con el vestir. Quizás decidan no dar a la persona que viste así
prominencia en las asignaciones que extienden a otros para representar o servir a la congregación
en las reuniones de congregación. Esta acción no sería gobernada simplemente por las
preferencias o prejuicios de una o dos personas, sino por el juicio del cuerpo de ancianos al
considerar cualesquier objeciones que surjan. //Volver al Índice

448
W1975 1/12 PÁGS.735-736

¿Qué punto de vista indica la Palabra de Dios que los


cristianos deben tener acerca del suicidio?
Jehová como fuente de la vida ha decretado que la vida humana es preciosa, sagrada. (Gén.
9:5; Sal. 36:9) Por consiguiente, el suicidio, que significa quitarse uno su propia vida, o matarse uno
mismo, está condenado por la Biblia. Tal acto intencional es autoasesinato. (Éxo. 20:13; 1 Juan 3:15)
Los pocos suicidios que se mencionan en la Biblia son de los que fueron infieles a Jehová y que
no consideraron que su vida realmente pertenecía a Dios.—1 Sam. 31:4; 2 Sam. 17:5-14, 23; 1 Rey.
16:18; Mat. 27:5.
El que intencionalmente se quita su propia vida lo hace sin hacerle caso en absoluto a la
santidad de la vida; se hace culpable de homicidio. Cuando alguien se suicida mientras está en
posesión de sus facultades mentales, eso muestra que está falto de moralidad, que carece de fe,
que no teme a Dios. Es un acto de cobardía, en el cual el individuo rehúsa enfrentarse a los
problemas y responsabilidades de la vida. Si el individuo alegaba ser cristiano verdadero, ese acto
rompería violentamente su relación con Jehová. El suicidio pudiera ser el haber cedido a presiones
de demonios que animaran a la autodestrucción. (Mat. 17:14-18) Este sumamente egocéntrico acto
de asesinato no manifiesta ningún amor a los miembros sobrevivientes de la familia de la persona,
ningún amor a la congregación y amigos de la persona, y ni siquiera amor para la comunidad
circunvecina, ya que trae vergüenza y angustia mental a todos los asociados.—Mar. 12:31.
En la mayor parte de los países tiene que ser un funcionario público, llamado a veces médico
forense, quien oficialmente informe la causa de la muerte. Aunque el funcionario puede presentar
un informe de suicidio, pudiera ser que ese informe no estuviera en armonía con los hechos. Por
ejemplo, en uno de esos informes de suicidio, tres semanas después salió a luz evidencia clara de
que la muerte se había debido a un accidente raro. Por eso, siempre hay que tomar en
consideración las circunstancias. ¿Hubo enfermedad mental envuelta en el caso? ¿Estaba la
persona en sus cabales? ¿Pudiera culpársele o considerársele condenable? En muchos casos es
difícil llegar a conocer todos los hechos.
Entonces, ¿cuál debe ser la actitud de los miembros de una congregación cristiana en cuanto a
asistir a funerales de personas de quienes se haya informado que cometieron suicidio que quizás
hayan estado asociadas con la congregación? ¿Qué hay de un anciano que haya recibido la
solicitud de conducir un funeral de esa índole? Cuando la muerte pareciera haber sido accidental,
aunque se hubiera informado como suicidio o hubiera habido enfermedad mental envuelta, la
conciencia de algunos miembros de la congregación pudiera permitirles asistir al funeral para
consolar a los afligidos. También, queda a la decisión personal de un anciano si conducirá o no un
funeral de esa índole si se le solicita. Sin embargo, quizás la congregación prefiera no patrocinar
públicamente un funeral de esa clase ni tenerlo en el Salón del Reino debido al efecto que tenga
en la comunidad no informada.
Por otra parte, cuando se ha establecido claramente que es un suicidio, los miembros de la
congregación y los ancianos pudieran desear no envolverse en el funeral. En esos casos se dejarían
a la familia misma los arreglos para un funeral privado donde algún miembro de la casa pudiera
decir unas cuantas palabras por consideración a los parientes. Además, algunos quizás no deseen
asistir a un funeral de una persona de la cual se crea que se suicidó cuando el funeral lo conduce
una persona que no es miembro de la congregación o el mismo empresario de pompas fúnebres a
petición de la familia.
Como amadores de la justicia dejamos el asunto en las manos de un Dios misericordioso y
sapientísimo en cuanto a cualquier futuro posible para algunos de los que son impelidos al suicidio.
Nosotros que somos amadores de la vida, que consideramos sagrado cada día de vida, nos

449
esforzamos por conducir nuestros asuntos y asociaciones de cada día de manera que merezca la
aprobación de Aquel que dio la vida a la humanidad. //Volver al Índice

450
W1984 1/5 PÁG.31

¿Por qué rehúsan los testigos de Jehová cambiar sus ayudas


bíblicas por la literatura religiosa de otras personas?
Los testigos de Jehová efectúan su ministerio público en obediencia a las instrucciones divinas.
Jesús dijo que durante esta “conclusión del sistema de cosas”, las “buenas nuevas del reino tienen
que predicarse en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá
el fin” (Mateo 24:3, 14). Por eso, los Testigos no van a los hogares de la gente en busca de la verdad
o del esclarecimiento. Más bien, ya han pasado un sinnúmero de horas aprendiendo la verdad de
la Palabra de Dios y, habiendo aprendido las “buenas nuevas”, obedientemente salen a
compartirla con otras personas.
A muchas personas que creen que ‘hay algo bueno en todas las religiones’ tal vez les parezca
que los que piensan de otro modo son de miras estrechas. (Vea el contraste entre este parecer y el
punto de vista de Jesús expresado en Mateo 7:13, 14, 21-23.) Los filósofos griegos de la antigua
Atenas promovían tal actitud “liberal” y disfrutaban de “decir algo o escuchar algo nuevo” (Hechos
17:18-21). Pero cuando el apóstol Pablo se presentó ante ellos, no fue para intercambiar filosofías ni
ideas. Él aprovechó la ocasión para presentar lo que él sabía que era la verdad, fuera que se le
considerara de miras estrechas o no. Aunque algunos de aquellos atenienses se burlaron de él, otros
respondieron favorablemente y se hicieron creyentes. (Hechos 17:32-34; 2 Corintios 6:14-18.)
Obviamente Pablo estaba al tanto de algunas de las enseñanzas griegas, y usó dicho
conocimiento para dar un testimonio sumamente eficaz (Hechos 17:28). De igual modo, los testigos
de Jehová no ignoran las creencias de otras personas. Han adquirido bastante conocimiento básico
de las creencias doctrinales de las religiones que son comunes en la zona donde viven. Tales
creencias se han considerado en el libro ¿Qué ha hecho la religión para la humanidad?, al igual
que en muchos artículos de La Atalaya y ¡Despertad! Dicha información sobre diversas religiones se
presenta en contraste con las enseñanzas exactas de la Biblia.
La Palabra de Dios advierte a los cristianos que “Satanás mismo sigue transformándose en ángel
de luz. No es, por lo tanto, gran cosa si sus ministros también siguen transformándose en ministros de
justicia. Pero su fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11:14, 15). Satanás tuvo tanto éxito al
aparecerse como “ángel de luz” que pudo engañar hasta a Eva, un ser humano perfecto
(1 Timoteo 2:14). Por eso no sería prudente, y también sería una pérdida de tiempo valioso, el que los
testigos de Jehová aceptaran literatura religiosa falsa cuyo propósito es engañar y se expusieran a
ésta por medio de leerla. No tienen la menor intención de caer en el triste proceder de los judíos,
quienes, como dijo Pablo, “cambiaron la verdad de Dios por la mentira”. (Romanos 1:25.)
Además, alguna de la literatura religiosa que ciertas personas instan a los testigos de Jehová que
lean ha sido escrita por personas que se han hecho apóstatas, o contiene las ideas de éstas. A los
cristianos verdaderos se les ordena que eviten a tales apóstatas (2 Juan 9-11; Tito 3:10, 11). Por eso,
apropiadamente, La Atalaya del 15 de noviembre de 1983 aconsejó:
“En el primer siglo, Himeneo y Fileto se volvieron apóstatas y trataron de subvertir la fe de otros
cristianos. La norma de Dios era: ‘Eviten tales vanas palabrerías que violan lo que es santo’
(2 Timoteo 2:16-19). Los cristianos que se adhirieran a esta norma no habrían estado interesados en
escuchar a apóstatas ni en obtener los escritos perniciosos que tales personas distribuyeran ‘por
causa de la ganancia falta de honradez’. ¿Por qué hemos de financiar la iniquidad de ellos
mediante comprar su literatura (Tito 1:11)? Como cristianos leales, adhirámonos a las normas de Dios
y alimentemos nuestra mente con lo que es verdadero y justo, a la vez que nos adherimos con
aprecio y lealtad al conducto por medio del cual aprendimos por primera vez la verdad bíblica
(Compare con 1 Timoteo 4:16.)”.—Página 15.

451
Por lo tanto, es debido a que siguen el proceder sabio y respetan el consejo de Dios que los
testigos de Jehová no acostumbran intercambiar las valiosas ayudas para el estudio de la Biblia,
que contienen la verdad bíblica, por literatura religiosa que disemina el error u opiniones apóstatas.
//Volver al Índice

452
W1983 1/3 PÁGS.30-31

¿Cómo podemos ayudar a los hermanos y hermanas de


nuestra congregación que tienen algún pariente expulsado?
Es excelente que los ancianos y otros hermanos desplieguen consideración afectuosa y amorosa
para con los cristianos que se hallan en esa situación, pues el mostrarles bondad y comprensión
puede ayudarles a contrarrestar la tensión emocional y espiritual que la situación tal vez cause. No
obstante, es preciso que tanto los cristianos que tengan un pariente expulsado como los que
quieran ayudar tengan un punto de vista claro y apropiado de la expulsión.
La Palabra de Dios manda que la congregación expulse a los que practican el pecado y no se
arrepienten (1 Corintios 5:11-13). Esto protege de contaminación a la congregación en general y
sostiene el buen nombre de ésta. Pero, personalmente, también todo miembro cristiano leal de la
familia, así como cualquier otra persona que desee ayudar, necesita protección. Podemos
comprender la razón de ello al considerar lo que revela en cuanto a la condición del corazón de
alguien el que a tal individuo se le expulse. Considere las dos siguientes situaciones relacionadas con
la expulsión:
En primer lugar, cuando una persona ha cometido un pecado grave por el cual pudiera perder
el favor de Dios y ser expulsada, un comité de ancianos espirituales se reúne con ella. La persona
quizás ya se haya dado cuenta de lo erróneo de su proceder, se haya arrepentido en el corazón y
haya comenzado a efectuar “obras propias del arrepentimiento” (Hechos 26:20). Cuando ése es el
caso, los ancianos la censuran con la Palabra de Dios, le dan consejo bíblico tocante a ‘hacer
sendas rectas para sus pies’ y oran con ella y a favor de ella. Puesto que la persona está
arrepentida, no es preciso que sea expulsada ni que su familia u otras personas la consideren como
persona expulsada. (1 Timoteo 5:20; Hebreos 12:13; Santiago 5:14-16.)
En segundo lugar, puede darse el caso de que cuando el comité se reúna con el pecador, éste
todavía no se haya arrepentido. Durante la reunión puede suceder que los ancianos lleguen al
corazón de éste y consigan que él se dé perfecta cuenta de la gravedad de su pecado. (Compare
con 2 Samuel 12:1-13.) Por supuesto, ya que hasta entonces el individuo no ha producido ningún
‘fruto propio del arrepentimiento’, los ancianos deben ejercer verdadero cuidado para asegurarse
de que no esté simplemente triste o avergonzado porque se haya descubierto lo que ha hecho
(Lucas 3:8). Porque se preocupan por la congregación, los ancianos deben quedar plenamente
convencidos de que él ahora está verdaderamente arrepentido y listo para ‘volverse a Dios y hacer
obras propias del arrepentimiento’ (Hechos 26:20). Si están convencidos de que está arrepentido, él
puede seguir formando parte de la congregación y recibir la ayuda de los ancianos, su familia y
otros hermanos.
¿Con qué propósito se mencionan estos dos aspectos? Es para ilustrar que, si a alguien se le
expulsa, se debe a que al momento de ocurrir la expulsión el individuo tiene que haber tenido un
corazón verdaderamente malo y/o haberse resuelto a seguir un proceder que habría de resultar en
deshonra a Dios. Pedro dijo que la condición de tal individuo es peor que la de antes de que fuera
cristiano; el individuo es como ‘la cerda que recibió un baño, pero ha vuelto a revolcarse en el
fango’ (2 Pedro 2:20-22). Esto debe ayudar a los parientes cristianos y a otros hermanos a tener el
punto de vista de Dios con relación a la persona expulsada.
Sin embargo, los lazos afectivos y emociones humanos pueden tener un efecto poderoso y
dificultar el que las personas obren de acuerdo con el decreto de expulsión si hay algún pariente
envuelto en la situación. (Compare con Números 16:16-33.) Por ejemplo, una esposa cristiana fiel se
da cuenta de que el que su esposo haya sido expulsado quiere decir que los lazos espirituales que
antes existían han sido cortados. El ha cortado, mediante su conducta y los resultados de ésta, un
vínculo espiritual que existía entre él y los cristianos verdaderos. Su esposa seguirá mostrándole el

453
amor y respeto que se le ha de dar por ser esposo y cabeza de la familia, tal como lo hacen las
esposas cuyos esposos nunca han sido creyentes (1 Pedro 3:1, 2). Pero no será posible para ella
tener compañerismo espiritual con él ni participar en consideraciones bíblicas ni oraciones con él
como lo hacía antes (Proverbios 28:9). Ella, de seguro, sentirá esta pérdida.
Otro tipo de pérdida tal vez la sientan los abuelos cristianos leales cuyos hijos hayan sido
expulsados. Puede que los abuelos hayan estado acostumbrados a visitar con regularidad a sus hijos
y disfrutar de la compañía de sus nietos. Ahora los padres están expulsados por haber rechazado las
normas y los caminos de Jehová. De modo que las cosas han cambiado en la familia. Por supuesto,
los abuelos tienen que determinar si algunos asuntos familiares exigen que ellos tengan cierta
comunicación limitada con los hijos expulsados. Y puede que los abuelos a veces hagan arreglos
para que sus nietos los visiten. No obstante, ¡qué triste es que los hijos, por su proceder no cristiano,
impidan el placer normal de que disfrutaban tales abuelos!
Estos ejemplos muestran por qué los compañeros cristianos deben estar al tanto de la necesidad
especial que puede existir cuando se expulsa a un pariente cercano de alguien que es parte de la
congregación. El apóstol Pablo instó a los cristianos a ‘hablar confortadoramente a las almas
abatidas’, lo cual pudiera describir muy bien al miembro cristiano leal de la familia (1 Tesalonicenses
5:14). Tampoco debemos limitar nuestras palabras de consuelo y ánimo a una sola expresión hecha
cuando ocurre la expulsión. Puede que la necesidad de recibir edificación se extienda por un largo
período. En cierto sentido, puede ser que crezca a medida que, por un largo período, el cristiano fiel
se vea privado de tener compañerismo espiritual con el otro miembro de la familia. Desde luego, no
es necesario que en las conversaciones sigamos mencionando la expulsión. Sencillamente tenemos
que hacer todo lo posible por ser afectuosos e interesarnos genuinamente en el cristiano fiel y, sobre
todo, ser espirituales. (Proverbios 15:23; Eclesiastés 12:10.)
También se puede lograr mucho bien mediante tener asociación cristiana con el hermano o la
hermana leal. A veces el cristiano cuyo cónyuge ha sido expulsado se siente aislado. Como ya se ha
mencionado, el cónyuge expulsado ha demostrado que no es la clase de persona con la cual
quisiéramos asociarnos. Y es preciso que ejerzamos cuidado para no envolvernos en compañerismo
con tal persona simplemente porque queremos visitar o ayudar al cónyuge cristiano. Por eso, tal vez
la visita se pueda efectuar cuando se sepa que el cónyuge expulsado no va a estar en la casa.
Tenemos que ayudar a nuestros hermanos y hermanas que tienen parientes expulsados a percibir
la veracidad de estas palabras inspiradas: “Existe un amigo que se adhiere más estrechamente que
un hermano [carnal]”, u otro pariente carnal (Proverbios 18:24). Quizás no podamos reparar todo el
daño o compensar por completo la pérdida que ha causado a sus parientes cristianos la persona
expulsada. No obstante, si estamos al tanto de las necesidades especiales que tienen cristianos que
se hallan en la situación descrita, ‘quizás podamos consolar a los que están en cualquier clase de
tribulación’, incluso a éstos. Y, con amor, podemos fortalecer a los que tienen esta necesidad
especial. (2 Corintios 1:3, 4; Hebreos 12:12, 13.)
Nota a pie de página. Para una consideración más completa sobre los varios factores que han
de tenerse en cuenta para identificar el arrepentimiento genuino, así como lo que está envuelto en
las “obras propias del arrepentimiento”, vea La Atalaya del 1 de noviembre de 1981, páginas 27-29.
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454
W1987 1/4 PÁG.31

¿Es apropiado que un cristiano permita que se le haga una


autopsia a un pariente?
La Biblia no hace ningún comentario directo sobre la autopsia, pero sí hay información bíblica
pertinente que el cristiano puede considerar. Entonces podrá tomar su propia decisión a la luz de
tales textos y de los pormenores de la situación en particular.
Una autopsia es el examen quirúrgico (disección) de un cadáver con el fin de determinar lo que
ha causado la muerte. Este examen también puede proporcionar datos acerca de los efectos o el
mecanismo de cierta enfermedad. El punto de vista de algunas religiones acerca de las autopsias
ha sido afectado por enseñanzas que no son bíblicas. Por ejemplo, una enciclopedia católica
declara: “El cuerpo del fallecido debe tratarse con reverencia por ser la antigua morada de su
alma [...] En la resurrección general a la vida eterna, está destinado a levantarse con su alma [...]
Puede haber un intervalo de tiempo entre la muerte médica y la salida del alma”. Sin embargo, la
Biblia indica que cuando una persona (un alma viviente) muere, se convierte en un alma muerta.
(Génesis 2:7; 7:21-23; Levítico 21:1, 11.) ¿Qué hay de su cuerpo? Con referencia tanto a “los hijos de
la humanidad” como a las “bestias”, leemos: “Del polvo han llegado a ser todos, y todos vuelven al
polvo”. (Eclesiastés 3:18-20.) En la resurrección, Dios no va a levantar el cuerpo que desde mucho
tiempo atrás se habrá convertido en simple polvo, sino que dará un cuerpo según le plazca. (Véase
1 Corintios 15:38, 47, 48.)
Otro aspecto del punto de vista bíblico respecto a los muertos puede analizarse con relación a la
autopsia. Dios ordenó a Israel: “No deben hacerse cortaduras en su carne por un alma difunta, y no
deben ponerse marcas de tatuaje. Yo soy Jehová”. (Levítico 19:28; Deuteronomio 14:1, 2; Jeremías
47:5; Miqueas 5:1.) Como se ve, el pueblo de Dios no habría de imitar a las naciones vecinas
mutilando la carne como indicación de duelo por los muertos ni por otros motivos de religión falsa.
Este mandato también debe haber animado a los israelitas a mostrar respeto por su cuerpo como
creación de Dios. (Salmo 100:3; 139:14; Job 10:8.)
Los cristianos, de igual manera, deben tener el debido respeto a su vida y su cuerpo, los cuales
han dedicado a Dios. (Romanos 12:1.) Algunos han concluido que este punto de vista de respeto a
su cuerpo debería ser el factor determinante respecto a lo que deben pensar sobre las autopsias.
Han opinado que a menos que haya alguna razón apremiante, preferirían que el cuerpo de su
querido pariente no fuera sometido a una disección tras el fallecimiento. Puede que sepan que en
algunos lugares la sangre extraída de cadáveres se ha usado para transfusiones y otros fines, y no
quieren tener nada que ver con esto.
Entonces, ¿por qué han permitido algunos cristianos que se hayan hecho autopsias? Reconocen
que la Biblia no ofrece comentarios específicos sobre este procedimiento médico. Puede que
también hayan notado que en Egipto los israelitas permitieron que los médicos egipcios
embalsamaran a Jacob y a José, lo cual probablemente implicaba ciertos procedimientos
quirúrgicos para remover vísceras. (Génesis 50:2, 3, 26.) En ciertos casos, hoy, la ley del país exige
que se haga una autopsia. Por ejemplo, si un joven saludable muere sin causa manifiesta, puede
que sea obligatorio hacerle una autopsia. Es obvio que cuando la ley exige una autopsia los
cristianos recuerdan el consejo de estar “en sujeción a las autoridades superiores”. (Romanos 13:1, 7;
Mateo 22:21.)
Aun en el caso de una persona que haya estado bajo cuidado médico, y por eso se sepa lo que
probablemente causó su muerte, una autopsia puede suministrar datos útiles. Puede que los hijos del
fallecido deseen conocer con exactitud la causa de la muerte, para así tener un más detallado
historial médico de la familia. Tal información pudiera afectar el propio patrón de vida futuro de ellos
o cualquier tratamiento que recibieran posteriormente. Existen otras razones también para que

455
algunos hayan permitido una autopsia. Un informe de este examen, documentado por los estudios
del tejido orgánico, pudiera servir para que una familia calificara para recibir beneficios destinados
a los sobrevivientes del fallecido, como al presentarse pruebas de que haya habido antracosis o
pulmón negro, una enfermedad asociada con la minería del carbón. Algunos hasta han opinado
que una autopsia podría contribuir a su tranquilidad mental al ayudarles a comprender qué fue, o
no fue, lo que causó la muerte del ser amado. Otras personas fuera del círculo familiar también
pudieran estar implicadas en esto. Puede que los parientes con sinceridad crean que el permitir que
se haga una autopsia pudiera ayudar al médico a comprender el desarrollo y adelanto de cierta
enfermedad, de modo que él estuviera mejor equipado para tratarla en otros.
Por consiguiente, es apropiado que los cristianos muestren respeto por su cuerpo, pero hay otros
factores que pueden tener en cuenta al decidir si van a permitir que en cierta situación en particular
se haga una autopsia.
Nota a pie de página. En cuanto al posible uso de partes del cuerpo humano para trasplantes,
véase La Atalaya del 15 de septiembre de 1980, página 31. //Volver al Índice

456
W2007 15/9 PÁG.31

Puesto que se ordenó a los judíos que no comieran “nada


leudado” durante la Pascua, ¿por qué usó Jesús vino —que
se obtiene por fermentación— cuando instituyó la
Conmemoración de su muerte? (Éxodo 12:20; Lucas 22:7, 8,
14-20.)
La celebración de la Pascua, que recuerda el éxodo de los hijos de Israel desde Egipto, se
instituyó en 1513 antes de nuestra era. Cuando Jehová les dio a los israelitas las instrucciones para su
observancia, dijo: “Nada leudado han de comer ustedes. En todas sus moradas han de comer
tortas no fermentadas” (Éxodo 12:11, 20). Esta prohibición divina tan solo se refiere al pan que
habrían de comer en la Pascua. No se hace ninguna mención del vino.
La razón fundamental por la que se impusieron restricciones en el uso de la levadura fue la
precipitada salida de los israelitas de Egipto. Como dice Éxodo 12:34, “el pueblo cargó su masa de
harina antes que se leudara, con sus artesas envueltas en sus mantos sobre su hombro”. La ausencia
de levadura durante las siguientes celebraciones de la Pascua serviría para recordarles a las
generaciones sucesivas este importante hecho.
Con el tiempo empezó a considerarse la levadura un símbolo de pecado o corrupción. Por
ejemplo, aludiendo a una persona inmoral dentro de la congregación cristiana, el apóstol Pablo
preguntó: “¿No saben que un poco de levadura hace fermentar toda la masa?”. Entonces añadió:
“Quiten la levadura vieja, para que sean una masa nueva, según estén libres de fermento. Porque,
en realidad, Cristo nuestra pascua ha sido sacrificado. Por consiguiente, guardemos la fiesta, no con
levadura vieja, ni con levadura de maldad e iniquidad, sino con tortas no fermentadas de
sinceridad y verdad” (1 Corintios 5:6-8). Solo el pan ácimo, o sin levadura, podría representar
apropiadamente el cuerpo humano sin pecado de Jesús (Hebreos 7:26).
Los judíos añadieron más tarde el vino a la ceremonia de la Pascua, probablemente después de
su regreso del destierro en Babilonia. En la Biblia no encontramos ninguna objeción a esta novedad;
de modo que Jesús podía usar sin problemas el vino en la cena pascual. Claro está, la fermentación
natural del vino era diferente a la del pan. Para que fermente la masa de pan, hay que añadir
levadura. En cambio, el vino procedente de la uva no precisa que se le agregue nada, puesto que
los elementos que intervienen en su fermentación ya están presentes en la uva. El mosto, o jugo
natural de la uva, no se hubiera mantenido sin fermentar desde la vendimia en el otoño hasta la
Pascua en la primavera.
Por lo tanto, el hecho de que Jesús utilizara vino como un símbolo conmemorativo no está, de
ningún modo, en pugna con las instrucciones dadas en cuanto a la levadura para la Pascua.
Cualquier vino tinto al que no se le ha añadido azúcar, licor ni hierbas o especias es apto para ser
usado como símbolo de la “sangre preciosa [...] de Cristo” (1 Pedro 1:19). //Volver al Índice

457
W1996 15/8 PÁGS.30-31

Según los informes de los últimos años, el número de


participantes de los emblemas de la Conmemoración ha
aumentado ligeramente. ¿Significa esto que se está
ungiendo a muchos nuevos con espíritu santo?
Hay buena razón para pensar que el número de 144.000 cristianos ungidos se completó décadas
atrás.
En Hechos 2:1-4 leemos acerca de los primeros componentes de este grupo limitado: “Ahora
bien, mientras estaba en progreso el día de la fiesta del Pentecostés, todos se hallaban juntos en el
mismo lugar, y de repente ocurrió desde el cielo un ruido exactamente como el de una brisa
impetuosa y fuerte, y llenó toda la casa en la cual estaban sentados. Y lenguas como de fuego se
les hicieron visibles y fueron distribuidas en derredor, y una se asentó sobre cada uno de ellos, y
todos se llenaron de espíritu santo y comenzaron a hablar en lenguas diferentes, así como el espíritu
les concedía expresarse”.
Posteriormente, Jehová seleccionó a otras personas, y también las ungió con su espíritu santo. En
los primeros años del cristianismo se añadió a miles de personas a aquel grupo original. En la
Conmemoración que se celebra en la actualidad, el orador suele llamar la atención a las palabras
del apóstol Pablo recogidas en Romanos 8:15-17, que dicen que los ungidos ‘reciben un espíritu de
adopción como hijos’. Pablo agregó que el espíritu santo que reciben ‘da testimonio con su espíritu
de que son hijos de Dios, coherederos con Cristo’. Los que verdaderamente tienen la unción del
espíritu lo saben con certeza. No es un simple deseo ni el reflejo de una opinión emocional o poco
realista sobre sí mismos.
Creemos que este llamamiento celestial continuó a lo largo de los siglos, aunque durante la
llamada Edad de las Tinieblas, pudo haber momentos en los que el número de ungidos fue muy
reducido. [Nota] Con la restauración del verdadero cristianismo, a finales del siglo pasado, se llamó y
escogió a más personas. Pero parece que a mediados de los años treinta del presente siglo se
completó básicamente el número de los 144.000, y empezó a aparecer un grupo de cristianos leales
que tienen esperanza terrenal. Jesús los llamó “otras ovejas”, quienes se unen a los ungidos en la
adoración formando un solo rebaño aprobado. (Juan 10:14-16.)
Los hechos de las últimas décadas reflejan tanto el fin del llamamiento de los ungidos como la
bendición de Jehová sobre la creciente “gran muchedumbre”, que espera sobrevivir a “la gran
tribulación”. (Revelación [Apocalipsis] 7:9, 14.) Por ejemplo, en la Conmemoración de 1935, a la que
asistieron 63.146 personas, 52.465 participaron de los emblemas como muestra de que afirmaban ser
ungidos. Treinta años más tarde, en 1965, la asistencia fue de 1.933.089, mientras que los
participantes habían descendido a 11.550. Y otros treinta años después, en 1995, la asistencia
ascendió a 13.147.201, pero solo 8.645 tomaron del pan y del vino. (1 Corintios 11:23-26.) Es evidente
que con el paso de las décadas, el número de los que afirman ser del resto ha disminuido
sensiblemente: unos 52.400 en 1935; 11.500 en 1965; 8.600 en 1995. Sin embargo, los que tienen
esperanza terrenal han sido bendecidos y su número ha aumentado considerablemente.
El último informe publicado corresponde al año 1995, y refleja veintiocho participantes más que
el año anterior, aunque en realidad la proporción de participantes con relación a los asistentes
disminuyó. A decir verdad, el que participaran de los emblemas unas cuantas personas más no es
motivo de preocupación. A lo largo de los años, incluso algunos recién bautizados de pronto han
empezado a participar. Después de un tiempo, varios de ellos han reconocido que fue un error.
Algunos han admitido que su participación fue de naturaleza emocional, posiblemente propiciada

458
por tensión física o mental. De modo que con el tiempo se dieron cuenta de que en realidad no se
les había llamado para la vida celestial, y pidieron a Dios su misericordiosa comprensión. Hoy le
siguen sirviendo como excelentes cristianos leales, con la esperanza de vivir para siempre en la
Tierra.
No tenemos por qué preocuparnos si alguien empieza a participar de los emblemas o deja de
hacerlo. No es asunto nuestro si alguien ha sido ungido con espíritu santo y llamado para la vida
celestial o no. Recuerde la firme declaración de Jesús: “Yo soy el pastor excelente, y conozco a mis
ovejas”. Jehová conoce con esa misma seguridad a quienes ha escogido como hijos espirituales.
Tenemos toda la razón para creer que el número de los ungidos seguirá disminuyendo a medida
que la edad avanzada y los sucesos imprevistos pongan fin a su vida terrestre. Sin embargo, tal
como estos ungidos verdaderos demuestran ser fieles hasta la muerte, con la perspectiva de recibir
la corona de la vida, las otras ovejas, que han lavado sus ropas en la sangre del Cordero, pueden
abrigar la esperanza de sobrevivir a la inminente gran tribulación. (2 Timoteo 4:6-8; Revelación 2:10.)
Nota. Véase La Atalaya del 1 de septiembre de 1965, página 543. //Volver al Índice

459
W2003 15/3 PÁG.31

¿Se puede hacer algo en caso de que un cristiano ungido


esté tan enfermo que le sea imposible reunirse con la
congregación para celebrar la Cena del Señor?
Sí. Algo puede y debe hacerse por consideración al cristiano ungido que esté enfermo y tal vez
postrado en cama, lo cual le impida reunirse con la congregación para conmemorar la muerte de
Cristo. En tal caso, el cuerpo de ancianos se encargará de que un anciano u otro cristiano maduro
le lleve algo del pan y del vino emblemáticos esa misma noche antes del amanecer.
Dependiendo de las circunstancias, el anciano o hermano que lo visite podría hacer
comentarios breves y leer textos bíblicos apropiados. Un modelo a seguir sería el que fijó Jesús
cuando instituyó la Cena del Señor. Por ejemplo, el hermano que lo visite podría leer Mateo 26:26 y
pasar el pan sin levadura después de una oración. Luego podría leer los versículos 27 y 28 del
capítulo 26 de Mateo, y pasar el vino después de otra oración. Se podría explicar brevemente el
significado de cada emblema, y para concluir sería apropiado hacer una oración.
Por supuesto, debe hacerse todo esfuerzo razonable por reunirse con la congregación para
celebrar la Cena del Señor. Pero ¿qué hacer en el caso extremo de que al cristiano ungido le resulte
imposible celebrar la Conmemoración después de la puesta del Sol el 14 de Nisán por estar enfermo
de gravedad, hospitalizado o por alguna otra razón? En tal caso, el ungido puede valerse de un
precedente que se halla en la Ley mosaica y conmemorar la muerte de Jesús en privado treinta
días después (Números 9:9-14). //Volver al Índice

460
W1993 1/2 PÁG.31

Si un cristiano está enfermo o de viaje y por ello no puede


asistir a la Conmemoración, ¿debería celebrarla un mes más
tarde?
El antiguo Israel celebraba la Pascua anualmente el día 14 del primer mes, llamado Nisán (Abib).
Pero en Números 9:10, 11 se hacía esta provisión especial: “Habla a los hijos de Israel, y di: ‘Aun
cuando cualquier hombre de ustedes o de sus generaciones esté inmundo por un alma, o se halle
en un viaje distante, él también tiene que preparar el sacrificio de la pascua a Jehová. Deben
prepararlo en el segundo mes [llamado Iyar o Ziv], el día catorce, entre las dos tardes. Deben
comerlo junto con tortas no fermentadas y verduras amargas’”.
Fíjese que no se daban dos fechas distintas (14 de Nisán o 14 de Ziv) en que pudiera observarse
la Pascua, de modo que el individuo o familia israelita pudiera escoger la fecha según su
conveniencia. La provisión de la cena de la Pascua en el segundo mes estaba limitada. Se hacía
una excepción en el caso de un israelita que estuviera inmundo ceremonialmente el 14 de Nisán o
que se hallara muy lejos de donde se celebraba la Pascua.
La única ocasión de la que hay noticia en que se dio un uso amplio a esta provisión fue cuando
el fiel rey Ezequías restableció la observancia de la fiesta de las tortas no fermentadas. No había
tiempo de prepararse para el primer mes —los sacerdotes no estaban preparados ni el pueblo
reunido—, de modo que se celebró el día 14 del mes siguiente. (2 Crónicas 29:17; 30:1-5.)
Salvo en circunstancias excepcionales como esa, los judíos guardaron la Pascua en la fecha que
Dios había designado. (Éxodo 12:17-20, 41, 42; Levítico 23:5.) Jesús y sus discípulos la celebraron
según estipulaba la Ley y no dieron poca importancia a la fecha. Lucas informa: “Entonces llegó el
día de las tortas no fermentadas, en que hay que sacrificar la víctima de la pascua; y [Jesús]
despachó a Pedro y a Juan, y dijo: ‘Vayan y preparen la pascua para que la comamos’”. (Lucas
22:7, 8.)
En aquella ocasión Jesús instituyó la celebración anual que los cristianos conocen como la Cena
del Señor. Nunca se recalcará demasiado la importancia de que los cristianos asistan a esa
celebración. Es el acontecimiento más importante del año para los testigos de Jehová. Las palabras
de Jesús muestran por qué; dijo: “Sigan haciendo esto en memoria de mí”. (Lucas 22:19.) Por ello,
todo testigo de Jehová debe planear con meses de antelación tener esa fecha libre de cualquier
otro compromiso. La Cena del Señor se celebrará el 6 de abril de 1993, después de la puesta de sol.
Es posible que circunstancias excepcionales, como una enfermedad o alguna complicación en
el viaje, impidan que el cristiano asista a la celebración como había planeado. ¿Qué debe hacerse
en este caso?
En la Cena del Señor se pasa pan sin levadura y vino tinto, y participan de estos emblemas los
que han sido ungidos con el espíritu de Dios y han sido escogidos para vivir en el cielo. (Mateo 26:26-
29; Lucas 22:28-30.) Si alguien que ha participado de los emblemas todos los años está guardando
cama, sea en casa o en el hospital, uno de los ancianos de la congregación le llevará el pan y el
vino, comentará sobre algunos textos bíblicos oportunos y le servirá los emblemas. Si un cristiano
ungido está de viaje, debe planear ir a una congregación de la zona donde se encuentre en esa
fecha.
De modo que solo en circunstancias muy excepcionales un cristiano ungido celebraría la Cena
del Señor 30 días después (un mes lunar), en armonía con el mandato de Números 9:10, 11 y el
ejemplo de 2 Crónicas 30:1-3, 15.

461
A la clase de las “otras ovejas” de Jesús, con esperanza de vivir eternamente en una Tierra
paradisíaca, no se le ha mandado tomar del pan y el vino. (Juan 10:16.) Es importante que asistan a
la celebración anual, pero no participan de los emblemas. De modo que si alguien está enfermo o
está de viaje y no le es posible asistir a ninguna congregación esa noche, debe leer en privado los
textos apropiados (entre ellos el relato de la institución de la Cena del Señor) y orar que Jehová
bendiga esta observancia por todo el mundo. Pero en este caso no es necesario celebrar otra
reunión ni tener ninguna consideración bíblica especial un mes más tarde. //Volver al Índice

462
W1985 15/2 PÁG.31

Si cierto cristiano no puede asistir a la celebración de la


Cena del Señor, ¿qué debería hacer?
Es importante que los cristianos asistan a la celebración anual de la Cena del Señor, pues al
instituirla Jesús dijo: “Sigan haciendo esto en memoria de mí” (Lucas 22:19). Los cristianos primitivos lo
hicieron. Por eso el apóstol Pablo pudo escribir acerca de los hermanos de Corinto que cada año
‘se congregaban’, o ‘se juntaban’, para la Conmemoración de la muerte sacrificatoria de Jesús
(1 Corintios 11:20, Nuevo Testamento, J. M. González Ruiz; NM). Pero ¿qué habrían hecho ellos
respecto a la Conmemoración en circunstancias difíciles? Por ejemplo, ¿qué hizo Pablo mismo
durante los años que estuvo en prisión (custodiado y quizás hasta encadenado) en Cesarea?
(Hechos 23:35; 24:26, 27.)
En vista del mandato claro de Jesús, aun si Pablo hubiera estado aislado para la ocasión de la
Cena del Señor, él seguramente habría repasado los aspectos bíblicos de este acontecimiento.
Puesto que era cristiano ungido por espíritu, habría hecho todo esfuerzo por participar de las cosas
más apropiadas que hubiera podido usar como emblemas. En aquel entonces el vino era una
bebida común, de modo que, a pesar de ser prisionero, tal vez Pablo haya tenido un poco de vino
y cierto tipo de pan que haya podido usar. Esto era aun más probable cuando él estuvo confinado
más tarde en Roma, donde se le permitía recibir visitas. Probablemente algunos hermanos de Roma
hayan tratado de ‘juntarse con él’ en un grupito para celebrar la Cena del Señor. (Hechos 28:30.)
Hoy, alrededor del mundo, las congregaciones de los testigos de Jehová se reúnen en la fecha
que corresponde al 14 de Nisán para la Conmemoración de la muerte de Cristo. Pero a veces
surgen obstáculos fuera de lo común. De vez en cuando, tormentas o inundaciones que hacen
estragos han impedido que se reúna una congregación, o que se reúnan algunos de sus miembros,
según lo que se había planeado. En casos raros, la ley marcial ha estado en vigor y soldados
armados han impedido que los ciudadanos estén fuera de sus hogares después de la puesta del Sol.
Otros cristianos no han podido estar presentes en la celebración junto con la congregación por
estar hospitalizados o gravemente enfermos. ¿Qué se puede hacer en tales casos?
Aunque es apropiado que toda la congregación se una para esta ocasión importante,
circunstancias como las que se mencionan arriba quizás lo imposibiliten. Cuando condiciones
atmosféricas extremadamente malas, algún desastre natural, o algo por el estilo, absolutamente
impidan que una familia o parte de una congregación se reúna con la congregación, las personas
aisladas pueden reunirse y considerar relatos bíblicos como los que se encuentran en Lucas 22:7-23,
28-30 y 1 Corintios 11:20-31, además de considerar el significado de la ocasión. De igual manera, si
se hace imposible que una congregación se reúna la noche precisa debido a que se haya
impuesto una queda, tal vez la mejor opción sería reunirse en grupos de Estudio de Libro de
Congregación o en grupos conforme a vecindarios, y en el informe de asistencia de la
congregación se anotaría la suma total de las personas que estuvieron presentes en dichos grupos.
Quizás hasta se pueda pronunciar un discurso breve, si hay un hermano dedicado y capaz en el
grupo. No hay que preocuparse si no hay emblemas apropiados, con tal que en dicha situación de
emergencia no haya nadie que anteriormente haya participado del pan y el vino como cristiano
ungido.
Bajo la Ley que Dios dio a Israel había un arreglo especial para la persona cuya situación no le
permitía participar de la cena regular de la Pascua; la persona podía hacerlo un mes (30 días) más
tarde (Números 9:10, 11; 2 Crónicas 30:1-3, 15). De manera parecida, en una situación extremada en
que un israelita espiritual categóricamente no haya podido asistir a la Conmemoración ni se le
hayan servido los emblemas el 14 de Nisán, éste podría participar 30 días más tarde. Esto aplicaría

463
solo en el caso de un cristiano ungido, que está bajo el mandato de participar del pan y el vino.
(Gálatas 6:16.)
El 4 de abril de 1985, después de la puesta del Sol, las congregaciones de los cristianos
verdaderos por toda la Tierra se reunirán conforme al mandato de Jesús: “Haced esto [...] en
conmemoración de mí”. Invitamos al lector a reunirse con ellos. (1 Corintios 11:25, Besson.) //Volver al
Índice

464
W2003 1/1 PÁG.31

¿Con qué frecuencia debe conmemorarse la muerte de


Cristo?
Refiriéndose a la ocasión en que se instituyó la Conmemoración de la muerte de Jesús, Pablo
escribió: “Cuantas veces coman este pan y beban esta copa, siguen proclamando la muerte del
Señor, hasta que él llegue” (1 Corintios 11:25, 26). Algunos creen que la muerte de Cristo debería
conmemorarse frecuentemente, es decir, muchas veces, y por esta razón la conmemoran más de
una vez al año. Pero ¿fue eso lo que quiso decir Pablo?
Ya han transcurrido casi dos mil años desde que Jesús instituyó la Conmemoración de su muerte.
Por lo tanto, aunque esta ceremonia se haya llevado a cabo solo una vez al año, puede decirse
que se ha celebrado muchas veces desde 33 E.C. Sin embargo, en el contexto de 1 Corintios
11:25, 26, Pablo no estaba hablando de la frecuencia con que debe celebrarse la Conmemoración,
sino de la manera de hacerlo. En el texto griego original no empleó la palabra pol·lá·kis, que
significa “repetidas veces” o “frecuentemente”; más bien, usó el vocablo ho·sá·kis, que se traduce
“cuantas veces”, “siempre que” o “cada vez que”. De modo que Pablo estaba diciendo: ‘Cada
vez que hagan esto, siguen proclamando la muerte del Señor’. [Nota]
Entonces, ¿con qué frecuencia debe conmemorarse la muerte de Jesús? Es apropiado hacerlo
solo una vez al año, pues se trata de una conmemoración, y las conmemoraciones suelen
celebrarse anualmente. Además, Jesús murió en el día de la Pascua judía, que tenía lugar una vez
al año. Por esa razón, Pablo se refirió a Jesús como “Cristo nuestra pascua”, ya que su muerte en
sacrificio abrió el camino a la vida para el Israel espiritual, tal como el primer sacrificio pascual
conservó con vida a los primogénitos del Israel natural en Egipto y abrió el camino para que se
liberara a la nación de la esclavitud (1 Corintios 5:7; Gálatas 6:16). Dicha relación con la Pascua
judía anual es otra prueba de que la Conmemoración de la muerte de Jesús debe llevarse a cabo
solo una vez al año.
Pablo también relacionó la muerte de Jesús con otra fiesta judía anual: el Día de Expiación.
En Hebreos 9:25, 26, leemos: “Tampoco es con el fin de que [Jesús] se ofreciera a sí mismo muchas
veces, como realmente entra el sumo sacerdote en el lugar santo de año en año [en el Día de
Expiación] con sangre ajena. [...] Mas ahora se ha manifestado una vez para siempre, en la
conclusión de los sistemas de cosas, para quitar de en medio el pecado mediante el sacrificio de sí
mismo”. Puesto que el sacrificio de Jesús reemplazó al que se ofrecía en el Día de Expiación anual,
lo propio es que la Conmemoración de su muerte se efectúe anualmente. Por lo tanto, no existe
ninguna razón bíblica para celebrar la Conmemoración con más frecuencia.
En conformidad con estos hechos, el historiador John Laurence von Mosheim dice que durante el
siglo segundo los cristianos de Asia Menor acostumbraban conmemorar la muerte de Jesús “el
decimocuarto día del primer mes judío [Nisán]”. No fue sino hasta años después que la cristiandad
adoptó la costumbre de celebrar dicho acontecimiento más de una vez al año.
Nota. Compárese con el relato de 1 Samuel 1:3, 7 (según la versión moderna del hebreo de
Salvatore Garofalo). En este pasaje, la expresión “todas las veces que” alude a sucesos que tenían
lugar “cada año”, es decir, una vez al año, cuando Elqaná y sus dos esposas iban al tabernáculo de
Siló. //Volver al Índice

465
W1988 1/2 PAGS.30-31

¿Por qué son tan pocos los testigos de Jehová que participan
del pan y el vino en la celebración anual de la Cena del
Señor?
Esto se debe a que los testigos de Jehová, en contraste con las iglesias de la cristiandad,
aceptan la enseñanza bíblica de que son pocos los humanos que obtendrán vida celestial, y que la
recompensa de los demás siervos fieles de Dios será vida eterna en la Tierra.
Por mucho tiempo las iglesias han enseñado que todos los que agradan a Dios serán
recompensados con ir al cielo; los demás van a un infierno de fuego. La Biblia dice otra cosa. Las
Escrituras muestran claramente que solo algunos humanos —tales como los apóstoles— reinarán con
Cristo en el cielo. Jesús dijo que estos componen un “rebaño pequeño”. La Biblia dice que
son 144.000. (Lucas 12:32; Revelación 14:3, 4.) Muchos que sirvieron a Jehová fielmente y recibieron
su aprobación murieron antes de que Jesús abriera el camino a la vida celestial. (Mateo 11:11;
Hebreos 10:19-21.) Y después que Jesús hubo escogido al “rebaño pequeño” otros millones de
personas han llegado a ser verdaderos cristianos. A todas estas personas leales que no son del
“rebaño pequeño” la Biblia ofrece la perspectiva de vida sin fin en un paraíso terrestre restaurado.
(Salmo 37:20, 29; Revelación 21:4, 5.) Pero ¿por qué no participan del pan y el vino también? Jesús
indicó que el participar de los emblemas durante la Cena del Señor era solo para los que son
llamados a la vida en el cielo, los que están en el nuevo pacto.
Por supuesto, la fe en el sacrificio de Jesús es vital para todos los que han de adquirir el perdón
de Dios y la vida eterna, sea vida en el cielo o vida en una Tierra paradisíaca. Cristo mostró esto en
Juan 6:51-54: “Yo soy el pan vivo que bajó del cielo; si alguien come de este pan vivirá para
siempre; [...] el pan que yo daré es mi carne a favor de la vida del mundo [de la humanidad
redimible] [...] El que se alimenta de mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna”.
Sin embargo, debe notarse que Jesús no dirigió esas palabras solamente a sus discípulos. Un día
después que Jesús hubo alimentado milagrosamente a miles de personas, la muchedumbre acudió
a él en el área de Capernaum. Aquella muchedumbre entabló una conversación con él, y las
palabras de Juan 6:51-54 fueron parte de esa conversación. Por eso, Jesús no estaba hablando
principalmente a sus discípulos cuando dijo que él era el figurativo “pan [...] que bajó del cielo” que
ofrece más duradera posibilidad de vida que el maná que se había comido en el desierto. (Juan
6:24-34.)
Al considerar aquella experiencia de la antigüedad en el desierto, recuerde quiénes habían
salido de Egipto hacia el desierto. Fueron ‘los hijos de Israel en número de seiscientos mil hombres
físicamente capacitados a pie, además de pequeñuelos, y una vasta compañía mixta’. (Éxodo
12:37, 38; 16:13-18.) Entre aquella “compañía mixta” había egipcios casados con israelitas y otros
egipcios que habían decidido irse con Israel. Tanto los israelitas como la “compañía mixta”
necesitaron maná para mantenerse vivos. Sin embargo, ¿se pusieron ante la “compañía mixta” y los
israelitas las mismas perspectivas? No, no fue así. Aunque los de la “compañía mixta” podían adorar
entre los israelitas y tener la esperanza de entrar en la Tierra Prometida, nunca podrían ser reyes ni
sacerdotes bajo el pacto de la Ley. Por eso, el comer el maná literal en el desierto no dio a todos las
mismas perspectivas.
Recuerde esa distinción mientras reflexiona en lo que Jesús dijo a sus discípulos
aproximadamente un año después de haber dicho las palabras registradas en Juan 6:51-54. En
aquella ocasión posterior Jesús estaba describiendo una nueva práctica, que envolvía pan y vino
literales, que simbolizarían su carne y sangre. Mientras instituía la celebración de la Cena del Señor,
Jesús dijo a sus seguidores íntimos: “Esta copa significa el nuevo pacto en virtud de mi sangre, que

466
ha de ser derramada a favor de ustedes”. Hablando al mismo grupito de apóstoles, añadió:
“Ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; y yo hago un pacto
con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, para que coman y
beban a mi mesa en mi reino, y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel”.
(Lucas 22:20, 28-30.)
Note, por esas últimas palabras, que los que habían de participar del pan y beber del vino
literales como emblemas que simbolizaban el cuerpo y la sangre de Jesús eran los discípulos que
estaban en “el nuevo pacto”. Estos estarían también en otro pacto, uno que Jesús hace con ellos
para que gobiernen con él ‘en su reino’. Está claro que Jesús allí se refería a los que serían ‘hechos
un reino y sacerdotes para nuestro Dios, para reinar sobre la tierra’. (Revelación 5:10.) En el primer
siglo Dios empezó a escoger a los 144.000 que participarían en el Reino celestial. A ese grupo
pertenecían los cristianos de Corinto, ya que de ellos se dice que habían “sido santificados en unión
con Cristo Jesús, llamados a ser santos”. (1 Corintios 1:2; compárese con Romanos 1:7; 8:15-17.) Estos
“santos” participarían en la Cena del Señor, y con aprecio serían participantes del pan
emblemático y también del vino que significa “el nuevo pacto en virtud de [su] sangre”. (1 Corintios
11:23-26.)
Hoy en la Tierra solo queda vivo un resto pequeño de las personas a quienes Dios ha escogido
para la vida celestial. Solo esas personas admitidas en “el nuevo pacto” están autorizadas para
participar de los emblemas —el pan y el vino— durante la celebración conmemorativa anual.
Por supuesto, todos los verdaderos cristianos de hoy que esperan vivir para siempre en la Tierra
bajo la gobernación del Reino saben que esto es posible por ejercer fe en el sacrificio de Jesús.
Como Jesús dijo a la muchedumbre, él es “el pan vivo que bajó del cielo”. (Juan 6:51.) Pero eso no
significa que los que tienen la esperanza terrestre deben participar de los emblemas literales de la
Conmemoración, porque no están en “el nuevo pacto” ni han sido admitidos en el pacto con Jesús
para estar ‘en su reino, sentados en tronos’.
Por consiguiente, este grupo grande de los que tienen la esperanza terrestre no participa de los
emblemas: el pan y el vino. Pero esto de ninguna manera manifiesta que les falta fe o que no
aprecian el cuerpo y la sangre de Jesús. De hecho, por su profundo aprecio al sacrificio de Jesús y
su deleitable perspectiva de vida en la Tierra, definitivamente están presentes cada año como
observadores respetuosos en la celebración de la Cena del Señor. Así reflejan su propia fe y dan
prueba, con alegría, de que entre el resto del “rebaño pequeño” y las multitudinarias “otras ovejas”
existe una unidad afectuosa. (Juan 10:16.) //Volver al Índice

467
W1991 15/7 PÁG.31

¿Por qué instituyó Jesús la Conmemoración solamente con


los apóstoles y no incluyó a otros discípulos que serían
admitidos en el nuevo pacto?
Parece que esta pregunta se basa en la idea equivocada de que Jesús se reunió aquella noche
con sus apóstoles para instituir la Cena del Señor con la congregación cristiana de ungidos ya en el
nuevo pacto. Más bien, el 14 de Nisán de 33 E.C. todavía no se había formado la congregación
cristiana, y Jesús se reunió con sus apóstoles para la cena anual de la Pascua judía.
Por supuesto, Jesús tenía otros discípulos además de los 12 conocidos como apóstoles. El año
antes de su muerte había enviado a 70 discípulos en una gira de predicación. Después de haber
sido resucitado, “se apareció a más de quinientos hermanos de una vez”. Y el día del Pentecostés
hubo ‘como ciento veinte’ discípulos reunidos. (1 Corintios 15:6; Hechos 1:15, 16, 23; Lucas 10:1-24.)
Pero consideremos el grupo que estaba con Jesús cuando él instituyó la celebración anual
conocida como la Cena del Señor.
Lucas 22:7, 8 nos da el tiempo en que está enmarcado este acontecimiento: “Entonces llegó el
día de las tortas no fermentadas, en que hay que sacrificar la víctima de la pascua; y él despachó a
Pedro y a Juan, y dijo: ‘Vayan y preparen la pascua para que la comamos’”. El relato sigue: “Y
tienen que decir al dueño de la casa: ‘El Maestro te dice: “¿Dónde está el cuarto para convidados
en que pueda comer la pascua con mis discípulos?”’”. Así que aquella noche Jesús se reunió con
los 12 para una celebración judía. Les dijo: “En gran manera he deseado comer con ustedes esta
pascua antes que sufra”. (Lucas 22:11, 15.)
Desde su comienzo en Egipto, la Pascua se celebraba en el seno de la familia. Al instituir la
Pascua, Dios dijo a Moisés que se tenía que degollar una oveja para cada hogar. Si la familia era
demasiado pequeña para consumir una oveja entera, podía invitar a una familia vecina a
participar del alimento. Por lo tanto, es lógico que, como acostumbraban hacerlo, para la Pascua
de 33 E.C. la mayoría de los discípulos de Jesús se habrían reunido con sus propias familias para esta
cena.
Pero Jesús ‘deseaba en gran manera’ compartir con sus seguidores más allegados, que habían
viajado con él durante gran parte de su ministerio, lo que sería la última Pascua válida y la última
noche antes de su muerte. Al finalizar la cena pascual, Jesús les habló de una nueva celebración
que observarían todos sus seguidores en el futuro. El vino de aquella celebración cristiana todavía
futura representaría la sangre del “nuevo pacto” que tomaría el lugar del pacto de la Ley. (Lucas
22:20.)
Sin embargo, el nuevo pacto no estaba vigente la noche del 14 de Nisán de 33 E.C., pues el
sacrificio que pondría en vigor el nuevo pacto —Jesús— no había sido ofrecido. Todavía estaba en
vigor el pacto de la Ley. Este no había sido clavado aún al madero de tormento. Además, no sería
sino hasta el día del Pentecostés cuando se haría patente que el viejo pacto con el Israel natural
había sido reemplazado por el nuevo pacto con el Israel espiritual. (Gálatas 6:16; Colosenses 2:14.)
Por eso, ni los 11 apóstoles fieles ni ninguno de los demás discípulos de Jesús se hallaban en el
nuevo pacto aquella noche. Y Jesús no dio ninguna indicación de desaprobar a los demás
discípulos judíos cuando dejó que se reunieran con sus familias para celebrar la Pascua. //Volver al
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468
W1970 1/3 PÁGS.159-160

Hemos recibido varias preguntas en cuanto a los detalles de


la celebración de la cena del Señor. En respuesta
presentamos lo siguiente:
Para los cristianos verdaderos la celebración anual de la cena del Señor es un acontecimiento
significativo. Es tanto serio como gozoso. No obstante, no hay formalismo ritualista ni misticismo
acerca de ello. Cuando uno lee los relatos bíblicos de lo que se hizo cuando instituyó Jesús la
celebración, uno halla una simplicidad y una dignidad que son apropiadas.—Mat. 26:26-30; Luc.
22:19, 20; 1 Cor. 11:23-26.
Básicamente, hoy la celebración sigue esta forma: Como se acostumbra con las reuniones de los
testigos de Jehová, el programa principia con cántico y oración. Entonces el orador explica con las
Escrituras el significado de la ocasión y los emblemas teniendo presente a su auditorio. Se hace una
oración breve y sencilla sobre el pan, y ése se pasa entre el auditorio. Luego se hace una oración
breve sobre el vino, y ése se pasa. Se hacen comentarios apropiados de conclusión, y la reunión
termina con cántico y oración.
Puesto que ésta especialmente es una reunión en la que participan los cristianos ungidos con
espíritu, los cristianos varones que tienen esta esperanza celestial a menudo presentan el discurso,
aunque los de las “otras ovejas” pueden pronunciarlo. A veces ungidos ancianos que no pueden
pronunciar el discurso pueden hacer una de las oraciones. Pero tales asuntos se pueden determinar
localmente según las circunstancias y las capacidades de los que están envueltos.
No hay por qué cubrir el pan y el vino y luego descubrirlos cuando los van a pasar. En sí no son
“santos,” sino solo símbolos. Deben estar en una mesa limpia y presentable cerca del orador o
convenientes para los que los pasarán. Y se devuelven a la mesa cuando se ha terminado de
servirlos.
En cuanto a los emblemas mismos, primero consideremos el pan. Al instituir la celebración de la
Pascua, Jehová mandó que los judíos usaran “tortas no fermentadas.” (Éxo. 12:8) Y tomando en
consideración que eran “pan de aflicción,” estas tortas sin levadura difícilmente tendrían sal o
condimento para hacerlas más sabrosas. (Deu. 16:3) Jesús utilizó este tipo de pan sin levadura
cuando estableció la cena en conmemoración de su muerte. Hoy algunos matzos judíos se hacen
de solo harina de trigo y agua, y los cristianos pueden usar éstos en la celebración del Memorial.
Pero no usaríamos matzos con ingredientes añadidos, como sal, azúcar, malta, huevos, cebollas,
etc.
Algunos Testigos han preferido hacer una cantidad pequeña de pan sin levadura usando harina
y agua. Esto se puede hacer como sigue: Mezcle una taza y media de harina (de trigo entero) con
una taza de agua, haciendo una masa húmeda. En una superficie plana bien espolvoreada con
harina, extienda con un rodillo la masa hasta que quede de unos dos milímetros de grueso, o tan
delgada como sea posible. Coloque ésta en una tartera o lámina para hornear galletas, poniéndole
aceite para que no se pegue la masa. Haga hoyitos generosamente con un tenedor en la masa y
déle la forma de un pan plano, al estilo del Oriente Medio. Hornéela en un horno a 350 grados
Fahrenheit (177 grados C.) hasta que quede seca y quebradiza.
En cuanto al vino, Jesús utilizó vino verdadero, no jugo de uva sin fermentar. (Vea ¡Despertad! del
22 de julio de 1960, página 22.) El vino tinto de uva sería un símbolo apropiado de la sangre
derramada de Jesús. Algunos vinos tintos son fortificados con aguardiente o licores espirituosos o se
les añaden especias y hierbas. Por eso vinos como jerez, oporto, Marsala, Málaga, Madeira,
moscatel, vermut y Dubonnet no serían adecuados con este propósito. La sangre de Cristo bastó sin

469
aditamentos; el vino que se use debe ser simplemente vino tinto sin endulzar. Vinos como Chianti,
Borgoña, clarete, cabernet y zinfandel se podrían usar, así como el vino tinto de hechura casera, sin
endulzar.
En la institución de esta celebración Cristo invitó a sus discípulos fieles a beber de una copa
común. (Mat. 26:27) Hoy, debido a que hay millares de congregaciones de testigos de Jehová que
llevan a cabo la celebración en la misma noche, una sola copa simplemente no se podría usar para
todos. Pero se mantiene el principio haciendo que la copa o copas (en congregaciones grandes se
podrían usar varias para que se pueda servir a todos en una cantidad razonable de tiempo) se
pasen entre el auditorio. No es preciso que la copa sea de algún diseño específico. Según lo que
esté disponible localmente, puede reflejar el honor y la dignidad del acontecimiento. Sería mejor
no llenar la copa tanto que haya peligro innecesario de que se derrame cuando se pase.
Después que se hace una breve oración sobre el pan, los escogidos para hacerlo pueden
pasarlo entre el auditorio. Parece que Jesús partió el pan, evidentemente en dos partes, para dar
algo de éste a los que estaban reclinándose a ambos lados de él, porque solo se utilizó un pan.
(Mat. 26:26) Pero no es menester que el orador rompa el pan antes de que se pase. Probablemente
se pase en un plato o platos, y si alguno que está presente es de los ungidos, él o ella puede tomar o
romper un pedacito. Los hombres que sirven los emblemas deben tener oportunidad de participar si
son de los ungidos, y, naturalmente, el orador debe tener la oportunidad de participar. El servir el
vino procede de la misma manera ordenada que el servir el pan.
En caso de que un cristiano ungido estuviese enfermizo y no pudiera asistir, un varón cristiano
maduro podría llevarle una porción individual del pan y el vino a esa persona esa misma noche
antes de salir el Sol. Dependiendo de las circunstancias, se pueden hacer algunos comentarios
adecuados y luego se pueden presentar los emblemas después de las oraciones. Como se permitía
bajo la Ley tocante a la Pascua, en un caso extremado en que un ungido no pudiera observar el
Memorial el 14 de Nisán, podría celebrarlo treinta días después.—Núm. 9:9-14.
Puesto que los emblemas en sí no son sagrados, después de terminarse la celebración en el Salón
del Reino y despedirse la reunión, se pueden llevar el pan y el vino a casa y usarse en alguna otra
ocasión como alimento normal.
La importancia de esta celebración por lo general resulta en que muchos nuevos vengan al
Salón del Reino. Por consiguiente hay oportunidad de compañerismo agradable y edificante antes
y después de la reunión. En lugares donde varias congregaciones utilizan el mismo salón, los
responsables de los arreglos tratarán de suministrar oportunidad para este compañerismo. A veces
tales congregaciones comparten el gasto de alquilar un salón separado para una de las
congregaciones para que todos puedan reunirse a una hora razonable, se pasen los emblemas
después de la puesta del Sol, y al mismo tiempo no haya demasiado apresuramiento.
A menudo, al llegar a casa después de esta reunión, la familia de testigos de Jehová emplea
tiempo considerando el significado del Memorial. Esta consideración calmada de la celebración y
los relatos bíblicos de cuando fue instituida pueden tener un efecto excelente como conclusión del
acontecimiento significativo y feliz. //Volver al Índice

470
W1977 1/11 PÁG.671-672

Yo entendía que la celebración del Memorial siempre era en


la noche de una luna llena. Pero en 1977 el Memorial fue el
3 de abril, y mi calendario indicaba que el 4 de abril sería la
luna llena. ¿A qué se debe la diferencia?
Con frecuencia la celebración de la Cena del Señor y la luna llena sí coinciden, pero no siempre.
Por ejemplo, puede haber una diferencia de un día, dependiendo de donde viva uno y el
calendario que se utilice.
Para ver por qué son así las cosas es necesario que se entienda el método básico que en la
actualidad utiliza el Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová para establecer la fecha para la
celebración anual del Memorial.
Fue el 14 del mes judío de Nisán, en la fecha de la Pascua, cuando Jesús mandó a sus seguidores
que conmemoraran su muerte. (Luc. 22:14-20) Apropiadamente, se llega a la fecha para la
celebración del Memorial como los judíos determinaban en aquel entonces la fecha para la
Pascua. Ellos empezaban el mes de Nisán cuando podían ver por primera vez la luna nueva en la
primavera más cercana al equinoccio. La Pascua llegaba catorce días después.—Isa. 66:23; Éxo.
12:2, 6. [Nota]
Ahora los testigos de Jehová siguen este modelo antiguo al determinar la fecha del Memorial.
Sírvase notar que lo primero que es necesario establecer es cuándo la luna nueva más cercana al
equinoccio de primavera (alrededor del 21 de marzo) será visible en Jerusalén. Esta no es la fecha
astronómica de la luna nueva alistada en un calendario ni tabla astronómica. ¿Por qué? Porque la
primera raja delgada de la luna nueva no es visible sino hasta de dieciocho a treinta horas después
del momento de la luna nueva astronómica.
Consideremos como ejemplo el año 1977. Al determinar el asunto con meses de anticipación
para informar a las congregaciones de toda la Tierra, el Cuerpo Gobernante de los Testigos de
Jehová tuvo que calcular cuándo se haría visible en Jerusalén la luna nueva. Desde el punto de
vista astronómico el instante de la luna nueva fue a las 20:33 (8:33 de la noche) hora de reloj de
Jerusalén el 19 de marzo de 1977. Por supuesto, esa luna nueva no estaba visible entonces ni lo
estaría por muchas horas. Pero ¿podía verse la primera raja de la luna nueva la noche siguiente
alrededor de la puesta del Sol? Debido a varios factores envueltos parecía improbable que pudiera
verse la Luna en el cielo algo brillante al oeste de Jerusalén para la puesta del Sol el 20 de marzo
de 1977. En consecuencia, el Cuerpo Gobernante se decidió por el 21 de marzo de 1977 como el
tiempo en que, con seguridad, la luna nueva podría verse desde Jerusalén alrededor de la puesta
del Sol. Así, el 14 de Nisán comenzaría con la puesta del Sol del 3 de abril. Esa fue la fecha en que los
testigos de Jehová celebraron la Cena del Señor. ¿Qué hay de la luna llena aquel mes? ¿Cuándo
fue?
Según las tablas astronómicas la luna llena fue el 4 de abril a las 04:09 (4:09 de la mañana),
tiempo medio de Greenwich (Inglaterra). Pero en ese mismo momento si usted vive en otra zona de
tiempo es obvio que su reloj mostraría una hora diferente. Por ejemplo, Estocolmo (Suecia) y Roma
(Italia) están en la siguiente zona de tiempo al este de Greenwich. Por lo tanto, para ellas el
momento de la luna llena aconteció el 4 de abril a los 05:09 (5:09 de la mañana). Nueva York (EE.
UU.) y Lima (Perú), sin embargo, están cinco zonas de tiempo al oeste de Greenwich, de modo que
para ellas la luna llena fue a las 23:09 (11:09 de la noche) del 3 de abril de 1977. Debido a esta
variación según las zonas de tiempo, algunos calendarios locales de 1977 indicaban que la luna
llena acontecería el 4 de abril y otros decían que el 3 de abril.

471
Sea como sea, el punto fundamental que tenemos que comprender es que la fecha para la
celebración de la Cena del Señor se determina por la luna nueva (visible en Jerusalén), no por la
luna llena. Sin embargo, el Memorial cae catorce días después de aparecer la luna nueva. Así,
siempre acontece alrededor del tiempo de la luna llena. Es bueno saber esto en caso de que
algunos testigos de Jehová queden sin comunicación con el Cuerpo Gobernante y no sepan qué
fecha se haya determinado para el Memorial. En esa situación, si observaran el Memorial en la
noche de la fecha que dé el calendario para la luna llena después del equinoccio de primavera,
probablemente lo estarían celebrando en la misma fecha que los demás de sus hermanos o por lo
menos muy cerca de ella.
Nota. Vea Aid to Bible Understanding, páginas 1076 y 1176. //Volver al Índice

472
W1982 1/3 PÁGS.30-31

¿Qué sustancias deben usarse para los emblemas en la


celebración de la Cena del Señor, y cómo deben tratarse
estos emblemas?
La conmemoración anual de la Cena del Señor (el Memorial) es la única celebración que en la
Biblia se manda a los cristianos observar. Jesús la instituyó en la noche del 14 de Nisán de 33 E.C.,
después de celebrar la Pascua judía. Frente a él estaban los diversos comestibles que se usaban en
la comida pascual. El relato de Lucas dice:
“[Jesús] tomó un pan, dio gracias, lo partió, y se lo dio a ellos, diciendo: ‘Esto significa mi cuerpo
que ha de ser dado a favor de ustedes. Sigan haciendo esto en memoria de mí.’ También, la copa
de la misma manera después que hubieron cenado, diciendo él: ‘Esta copa significa el nuevo
pacto en virtud de mi sangre, que ha de ser derramada a favor de ustedes.’”—Lucas 22:19, 20.
Dios había dado a los judíos la instrucción de usar “tortas no fermentadas” durante la Pascua.
(Éxodo 12:8) Así, pues, los ‘panes’ que Jesús tenía disponibles eran tortas no fermentadas. Estaban
hechas de harina de trigo sin sal ni condimentos adicionales, porque representaban el “pan de
aflicción.”—Deuteronomio 16:3.
Hoy día los testigos de Jehová usan un “pan” de índole similar. En algunos casos compran y usan
matzos (galletas de pan sin levadura) judíos, pero ejerciendo cuidado para no obtener matzos que
hayan sido hechos con ingredientes adicionales, tales como cebolla, malta o huevos. Los matzos
planos, secos, sin condimento, son apropiados. O se puede hacer un pan sin levadura. Se puede
mezclar una pequeña cantidad de harina de trigo entero con un poco de agua. La harina
ligeramente humedecida es aplanada con un rodillo y entonces cocida en horno sobre una lámina
plana de cocer (ligeramente cubierta de aceite) hasta que el pan está seco y tostado.
¿Qué hay del otro emblema? Para el primer siglo E.C. los judíos habían aceptado el uso de vino
en la comida pascual. Jesús mencionó el “producto de la vid” que se usaba en aquella
celebración. (Lucas 22:18) Algunos afirman que Jesús no estaba hablando de vino, sino de jugo de
uva no fermentado. Sin embargo, el simple jugo de uva no se hubiera mantenido sin fermentar
desde la cosecha del otoño hasta la Pascua, que se celebraba en la primavera, y por eso Jesús
tiene que haber querido decir vino. El vino tinto de la uva representaría apropiadamente la sangre
de Jesús. Puesto que la “sangre preciosa” de Cristo era completamente adecuada, no sería
apropiado usar en el Memorial un vino que estuviera encabezado o alterado con coñac, como el
Jerez, el Oporto, el Moscatel y otros vinos que sirven de ‘postre.’ (1 Pedro 1:19) Tampoco sería
apropiado usar un vino al cual se hubieran añadido especias o ciertas hierbas, vinos como el
Vermut, el Dubonnet o muchos otros vinos que se usan como ‘aperitivo.’ Más bien, un vino tinto sin
azúcar como el Quianti, el Borgoña o el Clarete es apropiado, o un vino tinto hecho en la casa que
no haya sido azucarado, preparado con especias ni encabezado.
Los ancianos de una congregación de los testigos de Jehová deben hacer arreglos de
antemano para obtener pan sin levadura y vino tinto, y asegurarse de que lo que consigan sea
apropiado. En los días que sigan a la celebración de la Cena del Señor no hay que considerar como
especiales o santificados el pan y el vino que queden, porque continúan siendo simplemente
productos alimenticios ordinarios. Además, no hay razón para guardar cierta botella de vino de año
en año para la celebración, a menos que eso sea aconsejable debido a que sea difícil obtener vino
apropiado.

473
Algunas personas han obrado como si los emblemas que se les ponen en la mano durante la
celebración del Memorial tuvieran poderes especiales. Por ejemplo, unas cuantas personas han
inclinado deliberadamente la cabeza hacia los emblemas y los han olido. Esto no es apropiado.
Durante la celebración de la Cena del Señor el pan y el vino son emblemas del cuerpo carnal de
Jesús y Su preciosa sangre. (Mateo 26:26-28) Por consiguiente, a medida que estos emblemas se
pasan de persona a persona, cada una debe dar atención respetuosa a lo que el pan y el vino
representan. Los del auditorio que no participan de los emblemas pueden sencillamente entregar el
plato y la copa a la siguiente persona, mientras tienen presente principalmente el sacrificio de Jesús,
que puede cubrir nuestros pecados y hace disponible la perspectiva de vida eterna.—1 Juan 2:2;
1 Corintios 11:23-26.
Se prefiere la harina de trigo, porque esa clase de harina era la que los judíos usaban para sus
tortas no fermentadas. Pero si es demasiado difícil obtener harina de trigo, se pudiera usar “pan” no
fermentado hecho de harina de arroz, maíz u otra clase de grano. //Volver al Índice

474
W2001 15/10 PÁG.31

¿Cómo estaban situados los varales que se utilizaban para


transportar el arca del pacto, dado que 1 Reyes 8:8 indica
que se veían desde el Santo?
Cuando Jehová dio a Moisés el diseño del tabernáculo en el desierto, uno de los aspectos
principales era el arca del pacto. Este cofre rectangular recubierto de oro, donde se guardaban las
tablas de la Ley y otros artículos, se mantenía en el compartimiento más recóndito, el Santísimo.
Sobre la cubierta del Arca había dos figuras de querubines de oro con las alas extendidas, y a
ambos lados de ella, unos anillos con dos varales de madera de acacia revestida de oro, que se
utilizaban para transportarla. Lógicamente, los varales se insertaban a través de los anillos a lo largo
del cofre. Por tanto, como el Arca se ubicaba en el Santísimo del tabernáculo, que daba al este, los
varales estaban orientados de norte a sur. Lo mismo sucedió cuando este cofre se colocó en el
templo que construyó Salomón (Éxodo 25:10-22; 37:4-9; 40:17-21).
Una cortina separaba el Santísimo del Santo (cuarto exterior). Los sacerdotes que se hallaban en
el Santo no podían mirar dentro del Santísimo y ver el Arca, que representaba la presencia de Dios
(Hebreos 9:1-7). Por ello, 1 Reyes 8:8 pudiera parecer desconcertante: “Los varales resultaron largos,
de modo que las puntas de los varales se podían ver desde el Santo enfrente del cuarto más
recóndito, pero no se podían ver desde fuera”. Lo mismo se señala en 2 Crónicas 5:9. ¿En qué
sentido se veían los varales desde el Santo del templo?
Algunos se han imaginado que los varales tocaban la cortina y producían bultos visibles. Pero eso
no era posible si los varales estaban orientados de norte a sur y la cortina quedaba paralela a ellos
(Números 3:38). Hay una explicación más razonable. Los varales se verían si había un pequeño
espacio entre la cortina y la pared del templo, o cuando el sumo sacerdote tenía que entrar en el
Santísimo. La cortina impedía contemplar el Arca, pero tal vez por la abertura era posible ver los
varales que se extendían a ambos lados. Aunque dicha explicación es plausible, no podemos ser
dogmáticos a este respecto.
Es obvio que aún desconocemos muchos detalles. El apóstol Pablo mencionó varios aspectos
en su carta a los Hebreos. Luego dijo: “Ahora no es el tiempo de hablar en detalle respecto a estas
cosas” (Hebreos 9:5). La venidera resurrección de los fieles nos dará maravillosas oportunidades de
aprender de hombres como Moisés, Aarón, Bezalel y otros siervos de Dios que estaban familiarizados
personalmente con el diseño y la función del tabernáculo (Éxodo 36:1).
Nota. Como los varales no debían quitarse de los anillos ni siquiera cuando el Arca estuviera en el
tabernáculo, no se podían usar con ningún otro propósito. Además, el Arca no debía tocarse; en
caso de que los varales se hubieran sacado, los portadores habrían tenido que tocar el sagrado
cofre a fin de insertarlos en los anillos cada vez que lo transportaran. Lo que dice Números 4:6
acerca de ‘meter los varales’ pudiera referirse a que se ajustaban en preparación para trasladar el
pesado cofre a un nuevo campamento. //Volver al Índice

475
W2006 15/1 PÁG.31

¿Contenía el arca del pacto únicamente las dos tablas de


piedra, o había algo más en su interior?
Cuando se dedicó el templo de Salomón en el año 1026 antes de nuestra era, “no había nada
en el Arca excepto las dos tablas que Moisés había dado en Horeb, cuando Jehová pactó con los
hijos de Israel mientras iban saliendo de Egipto” (2 Crónicas 5:10). Pero no siempre había sido así.
“Al tercer mes después de haber salido los hijos de Israel de la tierra de Egipto”, entraron en el
desierto de Sinaí (Éxodo 19:1, 2). Luego, Moisés subió al monte Sinaí y recibió las dos tablas de piedra
que contenían la Ley. Él cuenta: “Entonces me volví y descendí de la montaña y coloqué las tablas
en el arca que yo había hecho, para que continuaran allí, tal como Jehová me había mandado”
(Deuteronomio 10:5). Esta arca, o cofre, que Jehová le había ordenado hacer a Moisés para
guardar las tablas de la Ley era provisional (Deuteronomio 10:1). El arca del pacto no estuvo lista
para ser utilizada hasta prácticamente finales del año 1513 antes de nuestra era.
Poco después de su liberación de Egipto, los israelitas se quejaron de la comida, de modo que
Jehová les suministró el maná (Éxodo 12:17, 18; 16:1-5). Fue entonces cuando Moisés dijo a Aarón:
“Toma una jarra y pon en ella un omer completo de maná y deposítala delante de Jehová como
algo que ha de guardarse durante todas las generaciones de ustedes”. El relato continúa así: “Tal
como Jehová había mandado a Moisés, Aarón procedió a depositarla delante del Testimonio [es
decir, el arca del testimonio, el archivo para la custodia de documentos importantes] como algo
que había de guardarse” (Éxodo 16:33, 34). Aunque sin duda alguna Aarón puso maná en la jarra
en aquel día, para depositarla delante del Testimonio tuvo que esperar hasta que Moisés hiciera el
Arca y colocara en su interior las tablas de la Ley.
Como ya se ha dicho, el arca del pacto no se construyó sino hacia finales del año 1513. La vara
de Aarón se colocó en esta Arca mucho después, tras la rebelión de Coré y sus partidarios.
El apóstol Pablo mencionó “el arca del pacto [...], en la cual estaban la jarra de oro que contenía el
maná y la vara de Aarón que echó botones y las tablas del pacto” (Hebreos 9:4).
Dios suministró el maná a los israelitas durante los cuarenta años que vagaron por el desierto,
pero dejó de hacerlo cuando “empezaron a comer del fruto de la tierra” de promisión (Josué
5:11, 12). La vara de Aarón se colocó en el arca del pacto por una razón: como señal o testigo para
la generación rebelde, lo que da a entender que la vara permaneció allí al menos durante todo el
recorrido por el desierto. Por tanto, parecería lógico pensar que la vara de Aarón y la jarra de oro
que contenía el maná se sacaron del arca del pacto durante el período que transcurrió entre la
entrada de Israel en la Tierra Prometida y la dedicación del templo de Salomón. //Volver al Índice

476
W2007 1/2 PÁG.31

¿Qué es “la guerra [...] de Dios el Todopoderoso” en


Armagedón, y qué logrará? (Revelación [Apocalipsis]
16:14, 16.)
En pocas palabras, la guerra de Armagedón es la futura batalla mundial en la que Jesucristo, el
Rey nombrado por Jehová, destruirá a los enemigos de Dios. La Biblia señala que estos enemigos —
“los reyes de toda la tierra habitada”— son movilizados por “expresiones inspiradas por demonios”
para reunirlos “a la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso [...] en el lugar que en hebreo se
llama Har–Magedón” (Revelación 16:14, 16).
El lugar donde se reúnen los combatientes no es literal. El nombre “Har–Magedón”, que se vierte
“Armagedón” en algunas traducciones de la Biblia, significa “Montaña de Meguidó” (Revelación
16:16, nota). Nunca ha existido una montaña que lleve ese nombre. Además, es imposible reunir
literalmente a “los reyes de la tierra y a sus ejércitos” en una sola ubicación (Revelación 19:19).
En realidad, la expresión “el lugar” se refiere a una condición o situación a la que se lleva a los
gobernantes políticos de la Tierra y a sus apoyadores, una condición de oposición a Jehová y a “los
ejércitos que est[án] en el cielo” bajo el mando militar del “Rey de reyes y Señor de señores”,
Jesucristo (Revelación 19:14, 16).
Un dato significativo es que el término “Har–Magedón” se relaciona con la antigua ciudad
israelita de Meguidó. Gracias a su ubicación estratégica al este del monte Carmelo, Meguidó
dominaba las principales rutas comerciales y militares de su día. También fue escenario de muchas
batallas decisivas. Por ejemplo, fue “junto a las aguas de Meguidó” donde el juez israelita Barac
venció al poderoso ejército cananeo comandado por el general Sísara (Jueces 4:12-24; 5:19, 20).
Fue en sus inmediaciones también donde el juez Gedeón derrotó a los madianitas (Jueces 7:1-22).
Al relacionar Meguidó con la venidera guerra, la Biblia nos garantiza que Dios, mediante su Hijo,
obtendrá una victoria total sobre todas las fuerzas enemigas.
¿Qué logrará la guerra de Armagedón? Eliminará toda la corrupción y la maldad de la Tierra y
abrirá el camino para la era más gloriosa de la historia humana (Revelación 21:1-4). Bajo la
supervisión amorosa del Reino de Dios, la Tierra será transformada en un paraíso en el que las
personas justas vivirán para siempre (Salmo 37:29). //Volver al Índice

477
W2008 1/4 PÁG.31

¿Dónde se librará la batalla de Armagedón?


El Armagedón no ocurrirá en ningún lugar específico de la Tierra, sino que todo el planeta será el
campo de batalla. ¿Por qué? Debido a que los dos bandos opuestos son tan grandes que
no caben en un solo lugar.
Armagedón, o Har–Magedón, también es conocido como “la guerra del gran día de Dios el
Todopoderoso”. Jehová Dios utilizará a su Hijo Jesucristo para reunir a un ejército angélico que
peleará contra las fuerzas combinadas de todos los gobernantes malvados de la Tierra (Revelación
[Apocalipsis] 16:14; 19:11-16).
Las fuerzas satánicas atraerán de alguna forma a las naciones para que participen en esta
guerra. La Biblia habla de “expresiones inspiradas por demonios” que salen “a los reyes
[gobernantes] de toda la tierra habitada, para reunirlos [...] en el lugar que en hebreo se llama Har–
Magedón” (Revelación 16:14-16).
Ningún otro libro bíblico ha intrigado a tantos lectores de la Biblia como Apocalipsis. Muchos que
lo interpretan al pie de la letra han señalado la ubicación donde creen que estallará la guerra y
observan con nerviosismo los acontecimientos en esa región. La idea de que Armagedón se refiere
a un lugar preciso se halla en el más antiguo comentario griego de Apocalipsis que existe, el cual
fue escrito por Ecumenio en el siglo VI de nuestra era.
Haciéndose eco de una opinión popular entre el clero fundamentalista, John F. Walvoord,
ex presidente del Seminario Teológico de Dallas (EE.UU.), dice que el Armagedón es “la guerra
suicida final de una desesperada confrontación mundial en torno al Medio Oriente”. Walvoord
señala que el centro de este gran conflicto futuro estará en “‘el Monte de Meguido,’ una montaña
pequeña ubicada en el norte de Israel al final de un amplio valle”.
Sin embargo, el libro de Apocalipsis no es un mapa para llegar a un lugar literal llamado
Armagedón. Su introducción indica que el relato se presenta “en señales” (Revelación 1:1). Hace
mucho, los testigos de Jehová explicaron lo siguiente en su publicación Studies in the Scriptures
(Estudios de las Escrituras): “No debemos esperar que las personas se reúnan literalmente en la
montaña de Meguidó”.
Lo que ocurrió en el Meguidó del pasado nos da una idea de la situación en la que se hallarán
los enemigos de Dios: no tendrán escapatoria. Por lo tanto, en el Armagedón, Dios se asegurará de
acabar con toda la corrupción y la maldad que existen en el mundo (Revelación 21:8).
Quienes aman a Jehová Dios y a su Hijo Jesucristo no tienen razón para temer el Armagedón.
Dios librará esta batalla únicamente contra los seres humanos a quienes él juzgue como malvados
incorregibles. Será una guerra de destrucción selectiva. “Jehová sabe librar de la prueba a personas
de devoción piadosa”, asegura la Biblia (2 Pedro 2:9). Además, en Salmo 37:34 encontramos esta
alentadora promesa: “Espera en Jehová y guarda su camino, y él te ensalzará para tomar posesión
de la tierra. Cuando los inicuos sean cortados, tú lo verás”. //Volver al Índice

478
W1988 1/9 PÁG.31

¿Sería verdad que enfermos y personas con incapacidades


físicas se sanaban en las aguas de Betzata cuando aquellas
aguas se revolvían, como da a entender Juan 5:2-7? Si así
era, ¿qué poder efectuaba aquellos milagros?
En realidad el relato de Juan 5:2-9 no deja establecido si en un estanque de la antigua Jerusalén
sucedían o no sucedían curaciones milagrosas. De un solo milagro podemos estar seguros de que
sucedió allí: el que ejecutó Jesucristo cuando sanó a un hombre que había estado enfermo por
38 años. Podemos aceptar este milagro, porque el informe de él está en las Escrituras inspiradas.
(2 Timoteo 3:16.) Pero muchas personas de la Jerusalén de aquel tiempo creían que allí habían
sucedido otros milagros, tal como hoy muchos creen que en ciertos santuarios se efectúan curas
milagrosas.
Note lo que la Biblia en verdad dice, y lo que en realidad no dice: “Pues bien, en Jerusalén, junto
a la puerta de las ovejas, hay un estanque designado en hebreo Betzata, que tiene cinco
columnatas. En estas yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y los que tenían miembros
secos.———— Pero estaba allí cierto hombre que llevaba treinta y ocho años en su enfermedad. Al
ver a este hombre acostado, y dándose cuenta de que ya por mucho tiempo había estado
enfermo, Jesús le dijo: ‘¿Quieres ponerte bien de salud?’. El enfermo le contestó: ‘Señor, no tengo un
hombre que me meta en el estanque cuando se revuelve el agua; y entretanto que yo voy, otro
baja antes que yo’. Jesús le dijo: ‘Levántate, toma tu camilla y anda’. Con eso, el hombre
inmediatamente se puso bien de salud, y tomó su camilla y echó a andar”. (Juan 5:2-9.)
El estanque al que se hace referencia estaba cerca de la “puerta de las ovejas”, que
evidentemente se hallaba en la parte nordeste de Jerusalén cerca del monte donde estaba el
templo. (Nehemías 3:1; 12:39.) En excavaciones recientes en esta zona los hallazgos muestran que
allí había dos estanques antiguos; fragmentos de columnas y basas indican que en los días de
Herodes allí había un edificio que tenía columnatas, como dice Juan 5:2. Pero ¿qué creía la gente
de entonces que podía suceder allí?
Observe la raya larga en la cita de Juan 5:2-9 que se da en la columna anterior. Algunas
versiones de la Biblia incluyen un pasaje adicional que numeran Juan 5:4. Esa añadidura dice más o
menos así: “Porque un ángel del Señor bajaba al estanque de sazón en sazón y agitaba el agua; el
primero que entonces se metía allí después de la agitación del agua sanaba de cualquier
enfermedad que le aquejara”.
Sin embargo, varias versiones modernas de la Biblia, entre ellas la Traducción del Nuevo Mundo
de las Santas Escrituras, omiten este pasaje. ¿Por qué? Porque según toda probabilidad no se
hallaba en el Evangelio de Juan. Una nota a pie de página en la Biblia de Jerusalén dice que “los
mejores testigos omiten” este pasaje. Con la expresión “los mejores testigos” se quiere decir los
manuscritos griegos antiguos, tales como el Códice Sinaítico y el Vaticano 1209 (ambos del siglo IV
E.C.), y versiones tempranas en siriaco y latín. Después de mencionar que ‘el versículo 4 no se
encuentra en los mejores textos manuscritos’, The Expositor’s Bible Commentary añade: “Por lo
general se considera una glosa que se introdujo para explicar la agitación intermitente del agua,
vista por el pueblo como posible fuente de curación”.
Así que la Biblia no dice en realidad que un ángel de Dios ejecutara milagros en el estanque de
Betzata. Pues bien, ¿había curaciones milagrosas cuando el agua se agitaba? Hoy nadie puede
decir eso con seguridad. Puede ser que de alguna manera se desarrollara una tradición que
aseguraba que algunos enfermos o personas con incapacidades físicas se habían sanado allí. Al

479
esparcirse los relatos de supuestas curaciones, puede que personas desesperadas que anhelaban
curación empezaran a congregarse allí. Sabemos que esto ha sucedido en diversos lugares en
nuestros tiempos, hasta cuando no ha habido prueba documentada de curaciones divinas.
Pero no debemos ver con escepticismo la curación que el Hijo de Dios efectuó en el estanque
de Betzata. Sin siquiera entrar en el agua, el hombre fue curado instantáneamente por el Gran
Médico. El hecho documentado de que él podía hacer aquello debe darnos razón para estar a la
espera de las curaciones que realizará durante el Milenio que se acerca. Él sanará y ayudará a
volver a la perfección a los humanos fieles. (Revelación 21:4, 5; 22:1, 2.) //Volver al Índice

480
W1987 1/12 PÁG.31

Algunos eruditos afirman que la palabra “soga” debe


reemplazar a la palabra “camello” en Mateo 19:24, que dice:
“Más fácil es que un camello pase por el ojo de una aguja”.
¿Cuál palabra es la correcta?
Ciertos escriturarios han llegado equivocadamente a la conclusión de que estas palabras de
Jesús se escribieron originalmente en arameo. La palabra aramea que se usa en tales versiones
(gam·lá’) puede significar “camello”. Sin embargo, dependiendo del contexto, también puede
verterse “una soga grande y una viga”. Pero según Papías de Hierápolis, quien quizás fue
contemporáneo del apóstol Juan, Mateo escribió su Evangelio originalmente en hebreo, no en
arameo, y después lo tradujo al griego. La palabra hebrea para camello (ga·mál) es muy diferente
de las palabras que se traducen soga (ché·vel) o cuerda (‘avóth), y estamos seguros de que Mateo
hubiera seleccionado el término griego correcto.
Los manuscritos griegos más antiguos y confiables (Sinaítico y Vaticano Núm. 1209) tienen la
palabra ká·me·los, que significa camello. Esta misma palabra se usa en Mateo 23:24, donde no hay
mucha duda de que se quiere decir “camello”.
Por siglos algunas personas han tratado de suavizar la vigorosa hipérbole que usó Jesús. Algunos
hasta se tomaron libertades con el texto sagrado. Desde aproximadamente el siglo V una palabra
similar, ká·mi·los, se halla en este texto en algunos manuscritos griegos. Esta palabra rara significa
“soga, cable de un barco”. Según un diccionario griego-inglés de términos bíblicos, A Greek-English
Lexicon of the New Testament, por Arndt and Gingrich, “no tiene lugar en el NT [Nuevo
Testamento]”. Los helenistas Westcott y Hort culpan de esta sustitución a Cirilo de Alejandría, del
siglo V, quien profesaba ser cristiano, y quien afirmó que la palabra que Mateo usó (ká·me·los)
podía significar un cable: “Es la costumbre de los que están bien versados en la navegación llamar
‘camellos’ a los cables más gruesos”. Sin embargo, sobre esta idea Westcott y Hort declaran:
“Ciertamente eso no es correcto”.
Según una obra de consulta, la idea de un enorme camello que trata de meterse por el ojo de
una diminuta aguja de coser “tiene sabor a exageración oriental”. De hecho, al considerar a ciertos
individuos reconocidos por tanta astucia que parecía que hacían lo imposible, The Babylonian
Talmud declara: “Meten un elefante por el ojo de una aguja”. Como se ve, Jesús estaba utilizando
una imagen oriental típica para dar énfasis a la imposibilidad de algo mediante un vívido contraste.
Ciertamente sería imposible meter un objeto grande por el ojo de una aguja... fuera soga, camello o
elefante.
Jesús no estaba diciendo que era imposible que un rico obtuviera la vida, porque personas
acaudaladas llegaron a ser seguidores de él. (Mateo 27:57; Lucas 19:2, 9; Juan 19:38, 39.) Pero poco
antes de que Jesús pronunciara este ‘dicho difícil’, un joven rico había rechazado grandes
oportunidades espirituales porque amaba más sus “muchas posesiones”. (Mateo 19:16-22.) Sería
imposible para cualquier rico con esta actitud heredar la vida eterna. Solo por la ayuda extremada
de Dios pudiera tal persona cambiar y recibir la salvación que tiene que venir mediante el poder de
Dios. (Mateo 19:25, 26.) //Volver al Índice

481
W2011 1/6 PÁG.12

¿Es verdad que todos los cristianos fieles van al cielo?


Muchas personas han leído alguna vez estas alentadoras palabras de Jesús: “Tanto amó Dios al
mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que
tenga vida eterna” (Juan 3:16). ¿Quiso decir Jesús que todos los siervos de su Padre, Jehová Dios,
irían al cielo para disfrutar de vida eterna y felicidad?
Fíjese en esta reveladora afirmación de Jesús: “Ningún hombre ha ascendido al cielo sino el que
descendió del cielo, el Hijo del hombre” (Juan 3:13). De esto se deduce que los siervos fieles de Dios
del pasado, tales como Noé, Abrahán, Moisés o David, no habían subido al cielo al morir (Hechos
2:34). Entonces, ¿adónde fueron? En pocas palabras, están en la tumba, durmiendo en la muerte en
un estado de inconsciencia hasta que llegue el día de la resurrección (Eclesiastés 9:5, 6; Hechos
24:15).
Según el registro bíblico, también fue Jesús quien habló por primera vez de ir al cielo al morir. Les
prometió a sus apóstoles que allá prepararía una morada para ellos (Juan 14:2, 3). Esa enseñanza
era totalmente nueva para los siervos de Dios. Algún tiempo después, el apóstol Pablo indicó que
Jesús, al morir, resucitar y ascender al cielo, “inauguró [un] camino nuevo y vivo” para sus discípulos,
un camino que nadie había recorrido antes (Hebreos 10:19, 20).
¿Significa esto que a partir de entonces todos los cristianos fieles irían al cielo? No, pues la
resurrección celestial está relacionada con una misión singular que solo se encomienda a algunas
personas. En su última noche con los apóstoles, Jesús les dijo que ellos se sentarían “sobre tronos
para juzgar” en su Reino celestial. Así que esa sería su asignación: gobernar con Jesús en el cielo
(Lucas 22:28-30).
Ahora bien, los apóstoles no serían los únicos que desempeñarían este extraordinario cometido.
En una visión, el apóstol Juan contempló a Jesús en el cielo con un grupo de seres humanos
resucitados, de quienes escribió que eran “un reino y sacerdotes [...] [que habían] de reinar sobre la
tierra” (Revelación [Apocalipsis] 3:21; 5:10). ¿A cuántos vio? Tal como en cualquier país solo unos
pocos ciudadanos forman parte del gobierno, lo mismo ocurre con el Reino celestial: Jesús, el
Cordero de Dios, reinará con 144.000 escogidos que habrán sido “comprados de entre la
humanidad” (Revelación 14:1, 4, 5).
Es cierto que 144.000 es una cantidad pequeña comparada con el total de siervos fieles de Dios
del pasado y del presente. Pero es razonable que sea así, porque esas personas irán al cielo para
cumplir una función específica y sagrada. Para ilustrarlo: imagine que usted quiere edificar una
casa. ¿Contrataría a todos los buenos albañiles disponibles en su zona? Seguro que no. Solo
contrataría a los que fueran necesarios. De la misma manera, Dios no concede a todos los cristianos
fieles el privilegio de reinar con Cristo en el cielo.
Este gobierno celestial cumplirá el propósito original de Dios para la humanidad. Jesús y los
144.000 dirigirán desde el cielo la transformación de la Tierra en un paraíso, donde incontables
siervos fieles de Dios gozarán de vida eterna y felicidad (Isaías 45:18; Revelación 21:3, 4). Entre ellos
estarán los que Dios guarda en su memoria, quienes serán resucitados (Juan 5:28, 29).
Todos los siervos fieles de Jehová, de la antigüedad y del presente, tienen la oportunidad de
recibir el maravilloso don de la vida eterna (Romanos 6:23). Solo unos pocos vivirán en el cielo para
cumplir una misión especial, pero la gran mayoría vivirá en la Tierra convertida en un hermoso
paraíso. //Volver al Índice

482
W2007 1/5 PÁGS.30-31

¿Cuándo termina el llamamiento de los cristianos a una


esperanza celestial?
La Biblia no da una respuesta concreta a esta pregunta. Lo que sí sabemos es que el ungimiento
de los discípulos de Jesús con esperanza de recibir una herencia celestial comenzó en el año 33 de
nuestra era (Hechos 2:1-4). Ahora bien, tras la muerte de los apóstoles, el “trigo” —los verdaderos
cristianos ungidos— y la “mala hierba” —los falsos cristianos— ‘crecieron juntos’ (Mateo 13:24-30).
Luego, para finales del siglo XIX, los cristianos ungidos volvieron a hacerse notar por su actividad, y
en 1919 comenzó a cosecharse “la mies de la tierra”, lo que incluía reunir a los últimos ungidos
(Revelación [Apocalipsis] 14:15, 16).
Desde finales del siglo XIX y hasta 1931, el principal propósito de la predicación fue reunir a los
miembros restantes del cuerpo de Cristo. En 1931, los Estudiantes de la Biblia adoptaron el nombre
bíblico de testigos de Jehová, y en el número del 15 de noviembre de 1933 de The Watchtower
(correspondiente a los números de mayo y junio de 1934 de La Torre del Vigía) se explicó que dicho
nombre singular correspondía al “denario” de la parábola de Jesús que aparece en Mateo 20:1-16.
Se pensaba que las doce horas de la parábola representaban los doce años transcurridos de 1919 a
1931. Así, durante muchos años se creyó que la llamada al Reino celestial había terminado en 1931 y
que los llamados a ser herederos junto con Cristo durante 1930 y 1931 habían sido “los últimos”
(Mateo 20:6-8). No obstante, en 1966 se dio una explicación modificada de esta parábola, y quedó
claro que no tenía nada que ver con el fin del llamamiento de los ungidos.
Para 1935 se llegó a la conclusión de que “la gran muchedumbre” de Revelación 7:9-15 estaba
compuesta de “otras ovejas”, es decir, cristianos con esperanza terrenal que aparecerían en el
escenario mundial en “los últimos días” y que, como grupo, sobrevivirían al Armagedón (Juan 10:16;
2 Timoteo 3:1; Revelación 21:3, 4). De ese año en adelante, la obra de hacer discípulos se centró en
reunir a esa gran muchedumbre; se creía, sobre todo después de 1966, que el llamamiento celestial
había terminado en 1935. Esto parecía quedar confirmado por el hecho de que casi todos los
bautizados de 1935 en adelante sentían que su esperanza era terrenal. A partir de entonces se
creyó que si alguien recibía el llamamiento a la esperanza celestial era para reemplazar a algún
cristiano ungido que se hubiera hecho infiel.
Es completamente cierto que si un ungido se aparta del camino de la verdad y no se arrepiente,
Jehová llama a otra persona para que ocupe su lugar (Romanos 11:17-22). Sin embargo, parece
que no han sido muchos los verdaderos cristianos ungidos que se han hecho infieles. Por otra parte,
al pasar el tiempo, algunos cristianos que se bautizaron después de 1935 han recibido testimonio del
espíritu santo de que tienen esperanza celestial (Romanos 8:16, 17). Por tanto, parece que no se
puede dar una fecha específica de cuándo termina el llamamiento de los cristianos a la esperanza
celestial.
¿Cómo deberíamos ver a la persona que ha determinado en su corazón que ahora forma parte
de los ungidos y comienza a participar de los emblemas en la Conmemoración? No se le debería
juzgar. Es un asunto entre Jehová y esa persona (Romanos 14:12). Con todo, los verdaderos
cristianos ungidos no exigen atenciones especiales. No creen que por el hecho de ser ungidos
posean “conocimientos especiales”, superiores a los que incluso ciertos miembros con experiencia
de la gran muchedumbre pudieran tener. No piensan que se les haya concedido necesariamente
más espíritu santo que a sus compañeros de las otras ovejas. Tampoco esperan un trato especial
ni afirman que participar de los emblemas los coloque por encima de los ancianos nombrados de la
congregación. Recuerdan humildemente que algunos varones ungidos del siglo primero
no satisfacían los requisitos para ser ancianos o siervos ministeriales (1 Timoteo 3:1-10, 12, 13; Tito 1:5-9;
Santiago 3:1). Algunos cristianos ungidos incluso estaban débiles espiritualmente (1 Tesalonicenses

483
5:14). Y las hermanas, aunque fueran ungidas, no enseñaban en la congregación (1 Timoteo
2:11, 12).
Por consiguiente, tanto los cristianos ungidos como sus compañeros de las otras ovejas se
esmeran por conservar su fortaleza espiritual, cultivando el fruto del espíritu y trabajando por la paz
de la congregación. Todos los cristianos, sean de los ungidos o de las otras ovejas, trabajan duro en
la obra de predicar las buenas nuevas y hacer discípulos bajo la dirección del Cuerpo Gobernante.
Y mientras la voluntad de Jehová sea que le sirvan en la Tierra, los ungidos se sienten contentos de
hacer esta obra. //Volver al Índice

484
W1974 1/2 PÁGS.96-97

¿Cuál es el significado de Eclesiastés 9:5, 6: “Porque los vivos


están conscientes de que morirán; pero en cuanto a los
muertos, ellos no están conscientes de nada en absoluto,
ni tienen ya más salario, porque el recuerdo de ellos se ha
olvidado. También, su amor y su odio y sus celos ya han
perecido, y no tienen ya más porción hasta tiempo indefinido
en cosa alguna que tenga que hacerse bajo el sol”?—EE. UU.
Al leer el contexto podemos ver que Salomón, el escritor de Eclesiastés, está hablando desde el
punto de vista de la vida como existe ahora, en la Tierra, “bajo el sol,” pudiéramos decir, desde el
punto de vista estrictamente humano, desde el punto de vista objetivo de un observador. Aquí
no está considerando el propósito de Dios de efectuar una resurrección. Está tratando de la
situación del hombre como la describe el apóstol Pablo, en Romanos 8:20: “Porque la creación fue
sujetada a futilidad.” Salomón dice que “todo es vanidad,” que “un mismo suceso resultante hay
para el justo y el inicuo.”—Ecl. 1:2; 9:2, 3.
Esta es la situación en la cual se encuentra todo el género humano. Ricos y pobres, grandes y
pequeños, buenos y malos... todos mueren. El apóstol Pablo lo expresó: “En Adán todos están
muriendo.” (1 Cor. 15:22) Ciertamente las personas justas no se hallan básicamente en
circunstancias mejores que los inicuos en lo que toca a la duración de su vida. Pero esto no niega
que Dios considera diferentes a los justos y que ha provisto una esperanza para ellos que los sostiene
ahora y ofrece vida en el futuro. La declaración del apóstol, citada parcialmente antes, dice:
“Porque la creación fue sujetada a futilidad, no de su propia voluntad, sino por aquel [Dios] que la
sujetó, sobre la base de la esperanza de que la creación misma también será libertada de la
esclavitud a la corrupción y tendrá la gloriosa libertad de los hijos de Dios.”—Rom. 8:20, 21.
Salomón, adoptando la posición de observador, muestra que la persona “de término medio,”
una persona del mundo, sabe que morirá, tal como ve que todos los demás hombres mueren. Está
consciente de la muerte. La observación también revela que cuando un individuo está muerto está
inconsciente de todo a su alrededor. Los humanos no pueden hacer nada por él; el dinero
no significa nada. El mundo sigue adelante y hasta sus parientes y amigos, en la corriente rápida de
la vida cotidiana, ya no pueden incluirlo en sus planes y asuntos, y por eso, forzosamente, tienen que
olvidarlo con el tiempo. Esto no quiere decir que no recuerdan que existía, sino que ya no es una
fuerza... ya no figura en sus vidas. Se olvida gran parte de su personalidad, y la siguiente generación
realmente no lo conoce en absoluto.
La persona muerta ya no puede expresar amor, odio o celos. Prescindiendo del poder, autoridad
o riquezas que tuvo cuando vivía, esto pasa a las manos de otro, y el difunto no tiene nada que
decir en cuanto a ello. (Ecl. 2:21) En este sistema de cosas no tiene porción hasta tiempo indefinido,
y, de hecho, permanecería para siempre completamente fuera del cuadro si no fuese por la
provisión de Dios de un nuevo orden y la resurrección de los muertos.
Se ve pues que Salomón escribe simplemente para representar la situación considerada como si
este presente mundo es todo lo que hay. Muestra la vanidad de la vida si uno no es adorador de
Dios. Pero el apóstol Pablo dijo a los cristianos de Tesalónica: “Hermanos, no queremos que estén en
ignorancia respecto a los que están durmiendo en la muerte; para que no se apesadumbren
ustedes como lo hacen también los demás que no tienen esperanza. Porque si nuestra fe es que

485
Jesús murió y volvió a levantarse, así, también, a los que se han dormido en la muerte por Jesús, Dios
los traerá con él.”—1 Tes. 4:13, 14.
Salomón fue “el Congregador” (el significado de la palabra hebrea Qoheleth, el título del libro
de Salomón). Estaba esforzándose por congregar al pueblo a la adoración de Jehová. Por eso,
pintó un cuadro de la situación fútil del mundo, y, después de examinar la completa vanidad y
desesperanza de éste, señaló a la correcta Fuente de esperanza, diciendo: “La conclusión del
asunto, habiéndose oído todo, es: Teme al Dios verdadero y guarda sus mandamientos. Porque esto
es el deber todo del hombre. Porque el Dios verdadero mismo traerá toda clase de obra a juicio con
relación a toda cosa escondida, en cuanto a si es buena o es mala.”—Ecl. 12:13, 14. //Volver al Índice

486
W1972 1/4 PÁG.224

Isaías 7:8 declara que en el transcurso de “sesenta y cinco


años” Efraín habría de ser “hecho añicos de modo que
no sea pueblo.” ¿Cuándo sucedió esto?—EE. UU.
Esta profecía se dio después que Peka el rey de Israel invadió a Judá durante el reinado del rey
Acaz. (Isa. 7:1) Según la Biblia, Peka reinó por un período de unos veinte años, y en el año
decimoséptimo de su reinado, o en 762 a. de la E.C., Acaz llegó a ser rey. (2 Rey. 15:27; 16:1) De
modo que no debe haber sido mucho después de 762 a. de la E.C. que empezaron a contarse los
sesenta y cinco años de la profecía de Isaías. En 740 a. de la E.C. los asirios derrocaron al reino
septentrional de Israel. De modo que, ese reino, con Efraín como su tribu dominante, llegó a su fin
aproximadamente veinte años después que Isaías predijo que Efraín sería “hecho añicos.” Sin
embargo, no fue sino hasta el reinado de Esar-hadón el rey de Asiria que aconteció el trasplante
final de pueblos extranjeros al territorio israelita. (Esd. 4:2) Evidentemente con la deportación de los
israelitas y con este trasplante final de extranjeros, Efraín fue “hecho añicos de modo que no sea
pueblo.” Entre la caída del Reino Septentrional y el régimen de Esar-hadón, habían intervenido los
reinados de los reyes asirios Sargón y Senaquerib. Las inscripciones muestran que Esar-hadón fue
contemporáneo del rey Manasés de Judea (cuyo régimen se extendió de 716 a. de la E.C. a
661 a. de la E.C.). De modo que, el intervalo que transcurrió desde el tiempo en que se declararon
las palabras de Isaías 7:8 hasta el esfuerzo de trasplante de Esar-hadón ciertamente dejaría tiempo
para el período de sesenta y cinco años de la profecía de Isaías. //Volver al Índice

487
W1970 1/6 PÁG.350

¿Cuál es “el lenguaje de Canaán” que se menciona en


Isaías 19:18?
Como un punto en la “declaración formal [de Isaías] contra Egipto” el profeta predijo: “En aquel
día resultará haber cinco ciudades en la tierra de Egipto que hablen el lenguaje de Canaán y que
juren a Jehová de los ejércitos.”—Isa. 19:1, 18.
Esta profecía escrita alrededor de 732 a. de la E.C. se refería a lo que tendría lugar después de la
destrucción de Jerusalén en 607 a. de la E.C. Los babilonios bajo Nabucodonosor dejaron un resto
de judíos pobres en el país. Algunos rebeldes derribaron al gobernador Gedalías, y la gente huyó a
Egipto, contrario al consejo de Jeremías. (Jer. 41:1-3; 42:9-43:7) El registro menciona específicamente
tres ciudades donde se establecieron: Migdol, Tafnes y Nof. (Jer. 44:1) Y posiblemente los que
huyeron a Egipto en busca de asilo en esta ocasión se unieron a judíos que ya estaban en aquel
país.—Jer. 24:1, 8-10.
El lenguaje al que nos referimos ahora como hebreo antiguo no se indicaba por esa designación
en las Escrituras Hebreas. En ocasiones se llamaba “el lenguaje de los judíos” o “judío.” (2 Rey. 18:26;
Neh. 13:24) Pertenece al grupo de los lenguajes semíticos, y el lenguaje que se usaba en la tierra de
Canaán en el tiempo de Abrahán parece haber estado relacionado con el hebreo. Una vez que los
israelitas se apoderaron de la Tierra Prometida o la tierra de Canaán, su lenguaje pudo llamarse “el
lenguaje de Canaán” en dos sentidos. Era semejante a la lengua de los habitantes cananeos que
habían sido muertos, y era el lenguaje del pueblo que ahora regía el territorio de Canaán.
Así pues, el comentario de Isaías 19:18 acerca de que algunas ciudades de Egipto ‘hablarían el
lenguaje de Canaán’ se refiere al lenguaje hebreo que hablaban los judíos que habían huido a las
ciudades egipcias. //Volver al Índice

488
W1975 15/6 PÁGS.383-384

¿Cuál es la aplicación de la profecía de Isaías 21:11, 12, que


dice: “La declaración formal contra Duma: Hay uno que a mí
está clamando desde Seir: ‘Atalaya, ¿qué hay de la noche?
Atalaya, ¿qué hay de la noche?’ Dijo el atalaya: ‘La mañana
tiene que venir, y también la noche. Si ustedes quieren
inquirir, inquieran. ¡Vuelvan a venir!’”?
Evidentemente la profecía es una declaración formal contra Edom. La palabra “Duma”
no parece referirse a ninguna ciudad o localidad con el nombre de Duma. Difícilmente podría
referirse a la Duma ismaelita (nombrada en honor de un hijo de Ismael [Gén. 25:14]),
aproximadamente equidistante de Palestina y Babilonia meridional, ni a la Duma de Judea, situada
en la región montañosa aislada. (Jos. 15:52) La referencia a Seir inmediatamente después también
indica que la profecía se dirigió contra ese país. Seir fue ocupado primero por horeos, pero los hijos
de Esaú los desposeyeron, y los dos nombres, Edom y Seir, llegaron a usarse para referirse al país.—
Gén. 14:6; Deu. 2:12.
Tanto Isaías como Jeremías profetizaron la desolación completa de Edom (Seir), el enemigo de
Jehová y de su pueblo. (Isa. 34:5, 9-15; Jer. 49:7-22) “Duma” significa “silencio,” y así se traduce en
Salmos 94:17; 115:17. La palabra “Duma” que se usa con referencia a Edom implicaría que Edom
habría de ponerse silencioso, como en el silencio de la muerte, o inexistencia.
Como de manera visionaria o simbólica, la profecía muestra que alguien de Edom se preocupa
por el destino de Edom. La pregunta “Atalaya, ¿qué hay de la noche?” es como de uno que espera
con anhelo que una larga noche de enfermedad o tribulación termine, y está llamando al atalaya
sobre el muro, ‘¿Cuán avanzada está la noche?’ ‘¿Cuánto de ella ha pasado?’ ‘¿Cuándo vendrá
la mañana?’ Parece que la profecía se refiere primero a la noche de juicio que sufrió Edom bajo la
Potencia Mundial Asiria. La respuesta del atalaya: “La mañana tiene que venir, y también la noche,”
parece significar que habría un vislumbre como de mañana, pero la noche volvería a caer
rápidamente, como sucedió cuando cayó el Imperio Asirio, y fue sucedido por el Imperio
Babilónico, el cual ejecutó juicio severo sobre Edom, como predijo Jeremías. (Jer. 25:17, 21; 27:2-8)
Entonces vinieron los regímenes persa, griego y romano, que mantuvieron en sujeción a Edom.
Hubo un destello bastante brillante como de “mañana” en tiempos romanos durante el régimen
de los Herodes, que eran edomitas, pero éste también desapareció gradualmente, y vino la noche;
y por lo general se entiende que cuando pasaron de la escena los Herodes eso señaló el fin de los
edomitas. Edom vino a ser una “Duma,” un lugar silencioso, desapareciendo su pueblo de la historia
de las naciones.
Algunos comentaristas creen que las palabras del atalaya: “Si ustedes quieren inquirir, inquieran.
¡Vuelvan a venir!” significan que el profeta no podía ver ningún fin de las noches para Edom, pero
que el inquiridor podría preguntar más tarde, en caso de que más se revelara en cuanto al destino
exacto de Edom. Otros sostienen que significa que los edomitas, a fin de conseguir alguna respuesta
favorable de Dios, tendrían que regresar arrepentidos, volviéndose de su iniquidad y oposición a
Jehová y a su pueblo. Tendrían que regresar de sus caminos inicuos y seguir los mandamientos de
Dios, tal como se requirió más tarde que hiciera Israel antes que Jehová restaurara al resto de
arrepentidos a Jerusalén desde el exilio en Babilonia. (Isa. 55:7) De otra manera no se hallaba en
mira ningún fin de las noches y silencio semejante a muerte final de Edom. //Volver al Índice

489
W1994 1/8 PÁG.31

Nos gustó estudiar las profecías de Daniel en “La Atalaya”.


Pero, ¿por qué difieren las fechas correspondientes a los tres
tiempos y medio de Revelación 11:3 de las que se dan en el
libro “Apocalipsis: su culminación”?
Sí, La Atalaya del 1 de noviembre de 1993 ajustó ligeramente la fecha del cumplimiento
moderno de Revelación 11:3. ¿Por qué?
Para empezar, la parte final de Revelación 11:2 menciona un período de “cuarenta y dos
meses”. El versículo 3 continúa: “Haré que mis dos testigos profeticen mil doscientos sesenta días
vestidos de saco”. ¿En qué tiempo se cumplen estas palabras?
Pues bien, los testigos de Jehová han entendido desde hace muchos años que esta profecía se
cumplió en los cristianos ungidos por espíritu después del fin de “los tiempos señalados de las
naciones” (los Tiempos de los Gentiles) en 1914. (Lucas 21:24; 2 Corintios 1:21, 22.) El libro
Apocalipsis... ¡se acerca su magnífica culminación! (1988) comentó a este respecto en la página
164: “Hubo un período marcado de tres años y medio en que las penosas experiencias del pueblo
de Dios correspondieron con los sucesos profetizados aquí... comenzando desde que estalló la
I Guerra Mundial hacia fines de 1914 y continuando hasta principios de 1918”.
Observe que las fechas que se dieron fueron “desde que estalló la I Guerra Mundial hacia fines
de 1914 [...] hasta principios de 1918”. Estas son las mismas que se han dado en otras publicaciones,
como en el libro “Entonces queda terminado el misterio de Dios”, páginas 285-288 (1971).
Sin embargo, La Atalaya se centró en la profecía de Daniel, un libro que menciona dos veces un
período comparable al referido más tarde en Revelación: tres años y medio, o cuarenta y dos
meses. Para ser específicos, Daniel 7:25 dice que se hostigaría a los santos de Dios “por un tiempo y
tiempos y la mitad de un tiempo”, es decir, tres tiempos y medio. Más adelante, Daniel 12:7 predice
“un tiempo señalado, tiempos señalados y medio”, o tres tiempos y medio, que culminarían cuando
hubiera “un fin del hacer añicos el poder del pueblo santo”.
De modo que tenemos varias profecías sobre un período de tiempo comparable en Daniel 7:25,
Daniel 12:7 y Revelación 11:2, 3, así como también en Revelación 13:5. Nuestras publicaciones han
mostrado que todas ellas se cumplieron en el período de 1914 a 1918. Pero al analizar cada una de
estas profecías por separado, las fechas del comienzo y el fin variaron un poco.
Ahora bien, La Atalaya del 1 de noviembre de 1993 preguntó: “¿Cómo se cumplieron todas estas
profecías paralelas?”. En efecto, se reconoció que las profecías sobre los tres tiempos y medio
mencionadas en Daniel 7:25, Daniel 12:7 y Revelación 11:3 eran “paralelas”. De modo que debían
corresponder en su comienzo y en su fin.
En lo que se refiere al fin, la revista mostró que el hostigamiento de los ungidos de Dios (Daniel
7:25) culminó en junio de 1918, cuando J. F. Rutherford y otros directores de la Sociedad Watch
Tower Bible and Tract fueron “sentenciados a una larga condena de prisión bajo acusaciones
falsas”. Aquel suceso fue ciertamente “un fin del hacer añicos el poder del pueblo santo”, según
dice Daniel 12:7.
Si contamos hacia atrás desde junio de 1918, llegamos a diciembre de 1914, siendo este el
comienzo de los tres tiempos y medio. En aquel último mes de 1914, los ungidos de Dios que se
hallaban en la Tierra conocieron el texto que serviría de tema para el próximo año: “‘¿Podéis beber
la copa que yo he de beber?’. (Mateo 20:20-23.)”. El artículo que lo anunciaba advirtió: “¡Quién

490
sabe si puede haber alguna prueba especial, copa de sufrimiento o ignominia para los leales
seguidores del Cordero durante 1915!”. Según la profecía de Daniel 7:25, durante este período de
tres tiempos y medio, ‘se levantó un hostigamiento y continuó contra los santos mismos del
Supremo’. Las naciones se enzarzaron en la I Guerra Mundial, lo que les facilitó su injustificado
hostigamiento. La conclusión es: las tres profecías paralelas —Daniel 7:25, 12:7 y Revelación 11:3— se
cumplieron en los tres años y medio, o cuarenta y dos meses, que van de diciembre de 1914 a junio
de 1918.
Esto explica el ligero ajuste en las fechas del cumplimiento de Revelación 11:3. Podemos tener
presente este ajuste cuando estudiemos y utilicemos el libro Apocalipsis: su culminación en el futuro.
//Volver al Índice

491
W1978 15/9 PÁGS.31-32

¿Cómo puede uno estar seguro de que los “tiempo y tiempos


y la mitad de un tiempo” de Revelación 12:14 son tres
tiempos y medio?
Ese versículo dice: “Pero las dos alas de la grande águila fueron dadas a la mujer, para que
volara al desierto a su lugar; allí es donde es alimentada por un tiempo y tiempos y la mitad de un
tiempo lejos de la cara de la serpiente.”—Rev. 12:14.
Es útil asegurarse de la duración del tiempo que se menciona aquí. ¿Por qué? Porque esta
información ayuda a uno a establecer cuánto duran los “siete tiempos” de la profecía de Daniel
acerca de un árbol enorme que fue cortado, así como la referencia de Jesús a los “tiempos
señalados de las naciones,”—Dan. 4:16, 23-25; Luc. 21:24.
El griego original en Revelación 12:14 dice: “tiempo señalado y tiempos señalados y mitad de
tiempo señalado.” Pues bien, ¿qué quiere decir la expresión del medio, “tiempos”? Si es dos,
entonces el total es tres y medio. Pero si, por ejemplo, se entendiera como cuatro o diez, entonces el
total sería cinco y medio u once y medio. ¿Cómo sabe uno lo que Juan quiso decir?
En los siglos antes de que se escribiera la Revelación, el lenguaje griego usaba una forma binaria,
una forma gramatical que indicaba dos de alguna cosa. Sin embargo, la forma binaria no se usa en
las Escrituras Griegas, o Nuevo Testamento; solo se usan las formas singular y plural. Con la forma
plural se podía añadir un número específico para indicar exactamente qué cantidad de algo
había, como “siete cabezas.”—Rev. 12:3.
Doctos del griego reconocen que cuando la Biblia usa la forma plural sin un número modificante
debe entenderse con el significado de la cantidad plural mínima, es decir, dos. El teólogo alemán
John Albert Bengel comentó acerca de este versículo: “El plural, kairous, tiempos, denota dos
tiempos. El número plural debe tomarse muy estrictamente.”
Por lo tanto, Revelación 12:14 significa tres tiempos y medio. Al comparar esto con los 1.260 días
que se mencionan en el versículo 6 (así como con Revelación 11:2, 3), el estudiante de la Biblia
puede ver que los “siete tiempos” del capítulo cuatro de Daniel suman 2.520 días. //Volver al Índice

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W2004 1/9 PÁGS.30-31

¿Por qué dicen los testigos de Jehová que el número 144.000


mencionado en el libro de Revelación (Apocalipsis) es literal
y no simbólico?
El apóstol Juan escribió: “Oí el número de los que fueron sellados, ciento cuarenta y cuatro mil”
(Revelación 7:4). La expresión bíblica “los que fueron sellados” se refiere a un grupo de personas
elegidas de entre la humanidad para reinar con Cristo en los cielos sobre la Tierra cuando esta se
convierta en un paraíso (2 Corintios 1:21, 22; Revelación 5:9, 10; 20:6). Hay varias razones por las que
se entiende que el número es literal. La primera la proporciona el contexto de Revelación 7:4.
Después de que se le hablara en una visión sobre este grupo de 144.000, al apóstol Juan se le
mostró un segundo grupo, al que describió como “una gran muchedumbre, que ningún hombre
podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas”. Esta muchedumbre comprende a
quienes sobrevivirán a la venidera “gran tribulación” que destruirá el perverso sistema actual
(Revelación 7:9, 14).
Observemos el contraste que establece Juan entre los versículos 4 y 9 del capítulo 7 de
Revelación. Él indica que el primer grupo, “los que fueron sellados”, se compone de un número
definido de personas. En cambio, la cantidad del segundo grupo, la “gran muchedumbre”, es
indefinida. Teniendo esto presente, es lógico interpretar de forma literal el número 144.000, porque si
fuera simbólico y se refiriera a un grupo de cantidad indeterminada, se perdería la fuerza del
contraste entre ambos versículos. Por eso, el contexto indica con claridad que la cifra 144.000 debe
entenderse de forma literal.
Varios biblistas de tiempos pasados y presentes han llegado a esa misma conclusión, a saber, de
que el número es literal. Por ejemplo, hace unos cien años, el lexicógrafo británico Ethelbert
W. Bullinger dijo sobre Revelación 7:4, 9: “Es la simple exposición de un hecho: una cantidad
determinada en contraste con una cantidad indeterminada que aparece en este mismo capítulo”
(The Apocalypse or “The Day of the Lord” [El Apocalipsis o “el día del Señor”], pág. 282). Más
recientemente, Robert L. Thomas, hijo, profesor del Nuevo Testamento en el seminario
estadounidense The Master’s Seminary, escribió con respecto al número 144.000: “Desde un punto
de vista exegético, no hay razón para considerarlo simbólico”, y añadió: “Se trata de un número
definido, en contraste con el indefinido del 7:9. Si lo interpretamos como simbólico, no podemos
interpretar literalmente ningún número del libro” (Revelation: An Exegetical Commentary
[Comentario exegético de Revelación], vol. 1, pág. 474).
Algunos sostienen que, puesto que Revelación contiene lenguaje muy simbólico, todas las cifras
que se mencionan en el libro, como la de 144.000, deben serlo también (Revelación 1:1, 4; 2:10).
Esta conclusión es claramente incorrecta. Es cierto que en Revelación aparecen muchas cifras
simbólicas, pero también se incluyen algunas literales, como cuando Juan habla de “los doce
nombres de los doce apóstoles del Cordero” (Revelación 21:14). [Nota] Es obvio que el número 12
que se cita en este versículo es literal y no simbólico. El apóstol Juan menciona, además, el reinado
de Cristo de “mil años”. Tal y como pone de manifiesto un examen detallado de la Biblia, también
esta cifra es literal (Revelación 20:3, 5-7). Por consiguiente, los números de Revelación deben
interpretarse de forma literal o simbólica según el contexto en el que aparecen.
La conclusión de que el número 144.000 es literal y hace referencia a un número limitado de
personas —un grupo relativamente pequeño en comparación con la “gran muchedumbre”—
también concuerda con otros pasajes bíblicos. Por ejemplo, en la visión que el apóstol Juan recibe
se dice más adelante que los 144.000 “fueron comprados de entre la humanidad como primicias”
(Revelación 14:1, 4). La palabra “primicias” alude a una pequeña selección representativa.

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Además, cuando Jesús estuvo en la Tierra, habló de los que gobernarían con él en su Reino celestial
y los llamó “rebaño pequeño” (Lucas 12:32; 22:29). En efecto, son pocos los seres humanos que
reinarán en el cielo, en comparación con los que vivirán en el venidero Paraíso terrestre.
En suma, tanto el contexto de Revelación 7:4 como otros pasajes bíblicos confirman que el
número 144.000 debe entenderse literalmente. Se refiere a los que reinarán con Cristo en los cielos
sobre el Paraíso terrestre, el cual estará habitado por una vasta cantidad indeterminada de
personas felices que adorarán a Jehová Dios (Salmo 37:29).
Nota. Para más información sobre el Reinado Milenario de Cristo, véanse las págs. 289, 290 del
libro Apocalipsis... ¡se acerca su magnífica culminación!, editado por los testigos de Jehová. //Volver al
Índice

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W1990 15/8 PÁGS.30-31

¿Sobrevivirán a la “gran tribulación” algunos cristianos


ungidos, y vivirán en la Tierra en el nuevo mundo antes de
que se les lleve al cielo?
La Biblia no dice específicamente si será así o no.
Por mucho tiempo los cristianos han estado interesados en los privilegios que Dios pudiera
extenderles. (Hechos 1:6.) Eso ha sido particularmente cierto en nuestro tiempo desde que se
estableció el Reino. (Mateo 24:3, 24, 34.) Puesto que el fin de este sistema inicuo ha de venir en sus
días, hay cristianos que se han preguntado si algunos de los que han sido ungidos por espíritu
pasarán con vida a través de “la guerra del gran día de Dios” y servirán en la Tierra por un
tiempo antes de recibir su recompensa celestial. (Revelación 16:14.) Aunque la Biblia no dice que
eso sucederá, se ha pensado que ciertos modelos y profecías parecen indicar que pudiera ser así.
En vez de ser dogmáticos, podemos esperar para ver cómo se encargará de los asuntos Dios.
Algunos sucesos bíblicos tienen después paralelos entre el pueblo de Dios. Por ejemplo, sabemos
que Jonás estuvo dentro de un gran pez por tres días y tres noches. Algunos considerarían eso como
simplemente un ejemplo de liberación divina, pero Jesús dijo que era un modelo profético de que él
estaría en el sepulcro durante un período comparable a ese antes de su resurrección. (Jonás 1:17;
Mateo 12:40.) Sí, la experiencia de Jonás fue un tipo profético, una representación profética. Se
comprende, pues, que los siervos de Dios hayan investigado profecías y relatos bíblicos específicos
para ver si en ellos hay indicación de cómo tratará con ellos Jehová en el futuro.
He aquí un ejemplo conectado con la profecía bíblica: La Atalaya, en su número del 15 de
diciembre de 1928 de su edición en inglés, consideró Miqueas 5:2-15. El libro de Miqueas hablaba
sobre la desolación de Samaria por los asirios y el regreso de los judíos del exilio en Babilonia.
(Miqueas 1:1, 5-7; 4:10.) Pero también señalaba a desenvolvimientos posteriores, como el hecho de
que el Mesías nacería en Belén. (Miqueas 5:2.) Miqueas profetizó que “los restantes de Jacob”
llegarían a ser “como rocío de Jehová” y “como un leoncillo crinado entre hatos de ovejas”
después que fueran liberados “del asirio”. (Miqueas 5:6-8.) La Atalaya comentó: “Esto se puede
tomar como indicación de que algunos del resto estarán en la Tierra aun después que se pelee
Armagedón, y tendrán entonces más trabajo que hacer en el nombre del Señor y para su alabanza
y gloria”. Note el lenguaje modesto y razonable que se usó para presentar esta posibilidad: “Esto se
puede tomar como indicación”.
¿Qué hay de algún relato bíblico que pudiera ser un paralelo de tal supervivencia en la Tierra?
Un ejemplo que se ha presentado se relaciona con Noé y su familia. Se ha visto a Noé como tipo o
representación de Jesús en este tiempo del fin. (Génesis 6:8-10; Mateo 24:37.) Tal como Noé dirigió a
su esposa y a sus tres hijos y tres nueras a través del fin de aquel sistema antiguo, Cristo proveerá
dirección al resto de la clase de su novia y a los que llegan a ser hijos del “Padre Eterno”, Jesús. La
esposa de Noé sobrevivió al Diluvio y participó en restaurar la adoración verdadera en una Tierra
limpiada. Un paralelo de esto pudiera ser el que un resto de la clase de la novia sobreviviera y
pasara al nuevo mundo. (Isaías 9:6, 7; 2 Corintios 11:2; Revelación 21:2, 9.) [Nota]
También se ha pensado que otros relatos bíblicos dan a entender que algunos de los ungidos
quizás pasen vivos al nuevo mundo. Por ejemplo, Jeremías sobrevivió a la destrucción de Jerusalén;
“el hombre” con el tintero de secretario se quedó para ver la obra de ejecución antes de regresar y
dar su informe. (Ezequiel 9:4, 8, 11.)
Los comentarios sobre la posibilidad de que algunos de los ungidos pasen con vida al nuevo
mundo se hacen con buenas intenciones y a la luz de precedentes bíblicos para ayudarnos a

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entender profecías o modelos que pudieran tener paralelos posteriores. Si resulta que ninguno de los
ungidos queda en la Tierra, no habrá razón para descontento. Ya hemos aceptado que los asuntos
bíblicos se entienden mejor a medida que pasa el tiempo. Por ejemplo, La Atalaya del 15 de junio
de 1982 consideró de nuevo Miqueas 5:6-9 y explicó que “el resto de israelitas espirituales no ha
tenido que esperar hasta después de [...] Har–Magedón para ser como ‘rocío’ que refresca a las
personas”. Esta consideración también señaló a la posibilidad de que el resto sobreviva a la gran
guerra de Dios y que por un tiempo ‘siga siendo como “rocío” refrescante para la “gran
muchedumbre” de “otras ovejas”’. Sin embargo, podemos ver que a medida que pasa el tiempo y
aumenta la luz espiritual nuestro entendimiento de las profecías o los dramas bíblicos puede
aumentar y cambiar. (Proverbios 4:18.)
Sabemos que la Biblia relaciona ‘la venida del Hijo del hombre’ con el ‘reunir a los escogidos
desde los cuatro vientos’. (Mateo 24:29-31.) Además, durante “la presencia del Señor” en poder del
Reino se levantaría de la muerte a la vida celestial a los ungidos que estuvieran durmiendo en la
muerte. (1 Tesalonicenses 4:15, 16.) Estos sellados están en el cielo para llegar a ser parte de la
esposa del Cordero. ¿Cuándo sucede eso?
En el libro de Revelación, inmediatamente después que Juan habla de cuando Dios ejecute a la
ramera religiosa, Babilonia la Grande, él pasa a describir “las bodas del Cordero”. Se quita del
escenario a una “mujer” inmoral e inmunda, y vemos a “la novia, la esposa del Cordero”, ‘vestida
de lino fino, brillante y limpio, lo cual representa los actos justos de los santos’. (Revelación 18:10;
19:2, 7, 8; 21:9.) La destrucción de Babilonia la Grande es parte de la gran tribulación. (Mateo 24:21;
Revelación 7:14.) De modo que se podría razonar que algunos de la clase de la novia sobrevivirán a
la gran tribulación como prueba de que Jehová los aprueba y protege. (Sofonías 2:3; compárese
con Mateo 24:22.) Por lo tanto, si son conservados en la Tierra, podrían permanecer aquí hasta que
Dios decida llevárselos al cielo.
Con todo, lo que se presenta en Revelación no está en estricto orden consecutivo. Y no es que
se necesite al pequeño resto de ungidos para encaminar los asuntos en el nuevo mundo, pues ellos
ya han adiestrado a millones de cristianos leales que vivirán para siempre en la Tierra. Por
consiguiente, Dios podría tomar a sus ungidos al cielo inmediatamente después de la destrucción
de Babilonia la Grande, y así preparar el escenario para la celebración de “las bodas del Cordero”.
Así todos los santos podrían participar con Cristo en ‘pastorear a las naciones con vara de hierro’ en
la parte restante de la gran tribulación. (Revelación 2:26, 27; 19:11-21.) Si Dios se encarga de los
asuntos de esa manera, todos los 144.000 estarían con Jesús para ‘reinar con el Cristo durante el
entero período de mil años’. (Revelación 20:4.)
Es en verdad excelente que el pueblo de Dios se interese mucho en investigar cómo él guiará y
recompensará a sus siervos. (Compárese con 1 Pedro 1:12.) Esto refleja la confianza de ellos en que
Su voluntad se realizará. Aunque no podemos ni debemos ser dogmáticos respecto a detalles,
podemos esperar con grandes deseos de ver lo que acontecerá.
Nota a pie de página. Compárese con esto: Usted puede sobrevivir al Armagedón y entrar en el
nuevo mundo de Dios, páginas 61, 62, 290, 349; “Hágase tu voluntad en la Tierra”, páginas 369, 370;
La Atalaya de septiembre de 1942, página 132. (Publicaciones de la Watchtower Bible and Tract
Society of New York, Inc.) //Volver al Índice

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W1977 1/2 PÁGS.95-96

¿Creen los testigos de Jehová en Jesucristo?


Ciertamente que sí. De todo corazón aceptamos y predicamos todo lo que la Palabra de Dios
dice acerca de Jesucristo. Eso incluye la declaración del apóstol Pedro: “No hay salvación en
ningún otro, porque no hay otro nombre debajo del cielo que se haya dado entre los hombres
mediante el cual tengamos que ser salvos.”—Hech. 4:12.
Hasta personas que no pertenecen a nuestra organización que han examinado nuestras
enseñanzas basadas en la Biblia se dan cuenta de que creemos en Jesús. Por ejemplo, la New
Catholic Encyclopedia (1967) dice en su artículo “Testigos de Jehová”:
“Ellos consideran a Jesús como el más grande de los testigos de Jehová, ‘un dios’ (así traducen
Juan 1.1), inferior solo a Jehová. Antes de existir como ser humano, era una criatura espiritual
llamada el Logos, o Palabra, o el arcángel Miguel. Murió como hombre y fue levantado como Hijo
espiritual inmortal. Su pasión y muerte fueron el precio que pagó para recobrar para la humanidad
el derecho de vivir eternamente en la Tierra.”—Tomo VII, página 864.
¡De modo que es evidente que el punto de vista de que los testigos de Jehová no creen en Jesús
es falso! Los opositores religiosos a veces han esparcido esta crasa falsedad porque los testigos de
Jehová no enseñan la Trinidad. Estos opositores se adhieren firmemente a su creencia en la doctrina
de la Trinidad, de que Jesús era parte de una deidad trina y una, y de que cuando estuvo en la
Tierra era, supuestamente, Dios en la carne.
La realidad es que los testigos de Jehová reconocen y aceptan que la Biblia emplea la
designación “dios” con referencia a Jesús. (Juan 1:1, 18) Pero Jesús mismo citó el Salmo 82:6, y
concordó con el hecho de que hasta a poderosos jueces humanos se les podría llamar “dioses.”
(Juan 10:33-36) Y la Biblia hasta emplea la palabra “dios,” con el significado de un poderoso o uno a
quien se adora, con referencia a Satanás. (2 Cor. 4:4) Obviamente sería incorrecto concluir debido
simplemente a esos usos del término “dios” que alguna criatura a quien Jehová Dios el
Todopoderoso da vida sea igual al Creador mismo.—Rom. 1:25.
Jesús reconoció francamente que él no era igual a su Padre a quien oraba, ni una misma
persona con él. Cristo dijo: “Prosigo mi camino al Padre, porque el Padre es mayor que yo.” En
oración Jesús dirigió estas palabras significativas al Todopoderoso: “Esto significa vida eterna, el que
estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste,
Jesucristo.”—Juan 14:28; 17:3.
Los testigos de Jehová aceptan completamente esa escueta declaración de la realidad. Y
estamos activos en la vital obra cristiana de ayudar a otros a conocer y aceptar lo que la Biblia dice
acerca del ‘único Dios verdadero Jehová y acerca de aquel a quien él envió, Jesucristo.’ //Volver al
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W2008 1/3 PÁG.22

¿Por qué los testigos de Jehová no usan la cruz?


Los testigos de Jehová creen firmemente que la muerte de Jesucristo suministró el rescate exigido
para que quienes ejerzan fe en él tengan vida eterna (Mateo 20:28; Juan 3:16). Sin embargo,
no creen que Jesús murió en una cruz, como frecuentemente se representa en muchos cuadros e
imágenes de carácter religioso. Más bien, están convencidos de que murió en un poste vertical sin
ninguna otra pieza atravesada.
Hay pruebas de que la cruz ya se utilizaba en Mesopotamia dos mil años antes de Cristo. Y tan
lejos como en Escandinavia se han encontrado cruces en grabados sobre piedra que datan de la
Edad del Bronce, muchos siglos antes del nacimiento de Jesús. De hecho, Sven Tito Achen,
historiador danés y especialista en símbolos, afirmó en su libro Symbols Around Us (Símbolos que nos
rodean) que aquellas personas paganas consideraban la cruz “como una señal mágica [...] que
daba protección y buena suerte”. No sorprende, pues, que una obra católica reconozca: “La cruz
aparece tanto en las culturas precristianas como en las culturas no cristianas, en las que se le da
una amplia significación cósmica o natural” (New Catholic Encyclopedia). Entonces, ¿cómo es que
las Iglesias han hecho de la cruz su símbolo más sagrado?
William E. Vine, reconocido erudito británico, ofrece sólidos argumentos. Él explica: “A mediados
del siglo 3 d.C., [...] se recibió a los paganos en las iglesias [...], y se les permitió mantener en gran
parte sus signos y símbolos. De ahí que se adoptara la Tau o T, [...] con la pieza transversal abajada”
(Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo).
Este erudito también comenta que el sustantivo y el verbo griegos que suelen traducirse cruz y
crucificar tienen que ver con “un palo o estaca” y que “debieran distinguirse [...] de la forma
eclesiástica de una cruz de dos brazos”. En concordancia con esto, una versión bíblica señala: “Así
queda completa la prueba de que al Señor se le dio muerte en una estaca vertical, y no en dos
piezas de madera colocadas en algún ángulo” (The Companion Bible, editada por la Universidad
de Oxford). Está claro que las Iglesias han adoptado una tradición sin ningún fundamento bíblico.
Sven Tito Achen, el historiador antes mencionado, agrega: “Es improbable que en los dos siglos
posteriores a la muerte de Jesús los cristianos hayan utilizado el símbolo de la cruz”. Para los primeros
cristianos, la cruz “debió haber representado muerte y maldad, tal como para generaciones futuras
lo han representado la guillotina o la silla eléctrica”.
Pero, sobre todo, e independientemente de cuál haya sido el instrumento con el que se torturó y
asesinó a Jesús, los cristianos no deberían tener por objeto de veneración ninguna imagen o símbolo
que lo represente. “Huyan de la idolatría”, exhorta la Biblia (1 Corintios 10:14). Jesús mismo indicó el
rasgo que identifica realmente a sus seguidores verdaderos: “En esto todos conocerán que ustedes
son mis discípulos, si tienen amor entre sí” (Juan 13:35).
En toda cuestión religiosa, los testigos de Jehová —al igual que los cristianos del siglo primero— se
esfuerzan por atenerse a la Biblia más bien que a las tradiciones (Romanos 3:4; Colosenses 2:8). Y ese
es precisamente el motivo por el que no usan la cruz. //Volver al Índice

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W2009 1/2 PÁGS.30-31

¿Por qué los testigos de Jehová no utilizan imágenes para


adorar a Dios?
Hindúes, budistas, católicos y ortodoxos de todo el mundo consideran que los ídolos, imágenes e
iconos son una parte esencial de su religión. Y en África, algunas personas dan culto a figuras de
madera o piedra en las que creen que habita un dios o el espíritu de un dios.
Por el contrario, los testigos de Jehová no emplean ningún ídolo o imagen. Quienes asisten a sus
lugares de reunión —los Salones del Reino— no encuentran imágenes de “santos” ni estatuas de
Jesús o de María. [Nota] ¿Por qué? Veamos lo que dice la Biblia.
Lo que mandó Dios al pueblo de Israel
Tras sacar de Egipto a los israelitas, Jehová Dios les indicó claramente cómo deseaba que lo
adoraran. Por ejemplo, el segundo de los Diez Mandamientos dice: “No debes hacerte una imagen
tallada ni una forma parecida a cosa alguna que esté en los cielos arriba o que esté en la tierra
debajo o que esté en las aguas debajo de la tierra. No debes inclinarte ante ellas ni ser inducido a
servirlas, porque yo Jehová tu Dios soy un Dios que exige devoción exclusiva” (Éxodo 20:4, 5).
Mientras Dios le comunicaba estos mandatos a Moisés, los israelitas fabricaban un becerro de
oro, imitando tal vez la costumbre egipcia de adorar animales. Ahora bien, los israelitas no le
pusieron a aquel ídolo el nombre de un dios egipcio, sino que trataron de relacionarlo con la
adoración a Jehová (Éxodo 32:5, 6). Pero ¿cómo reaccionó Dios? Se enojó muchísimo con todos los
que rindieron culto al becerro. Y, finalmente, Moisés hizo pedazos aquel ídolo (Éxodo 32:9, 10, 19, 20).
Tiempo después, Jehová amplió el segundo mandamiento. Mediante Moisés, les recordó a los
israelitas que no debían crear “una imagen tallada, la forma de símbolo alguno, la representación
de macho o hembra, la representación de bestia alguna que haya en la tierra, la representación de
pájaro alado alguno que vuele en los cielos, la representación de cosa alguna que se mueva en el
suelo, la representación de pez alguno que esté en las aguas debajo de la tierra” (Deuteronomio
4:15-18). Queda claro, pues, que el pueblo de Dios tenía prohibido utilizar imágenes de cualquier
tipo en su adoración.
Con todo, los israelitas acabaron practicando la idolatría. Como resultado, Jehová les envió
profetas para advertirles de un castigo inminente (Jeremías 19:3-5; Amós 2:8). Pero, en términos
generales, la nación de Israel no hizo caso. Así, en el año 607 antes de nuestra era, Jehová permitió
que los babilonios destruyeran Jerusalén y se llevaran a la nación al cautiverio (2 Crónicas 36:20, 21;
Jeremías 25:11, 12).
Lo que creían los primeros cristianos
Los no judíos que se convirtieron al cristianismo en el siglo primero dejaron de utilizar imágenes
para acercarse a Dios. Así lo demuestran las palabras de Demetrio, un platero que se dedicaba a
fabricar ídolos en Éfeso. Hablando sobre la predicación del apóstol Pablo, dijo: “Varones, bien
saben ustedes que de este negocio nos viene nuestra prosperidad. También, contemplan y oyen
cómo, no solo en Éfeso, sino en casi todo el distrito de Asia, este Pablo ha persuadido a una
muchedumbre considerable y los ha vuelto a otra opinión, diciendo que no son dioses los que son
hechos con las manos” (Hechos 19:25, 26).
El propio Pablo confirmó la veracidad de la acusación de Demetrio cuando dijo en Atenas:
“No debemos imaginarnos que el Ser Divino sea semejante a oro, o plata, o piedra, semejante a
algo esculpido por el arte e ingenio del hombre. Cierto, Dios ha pasado por alto los tiempos de tal
ignorancia; sin embargo, ahora está diciéndole a la humanidad que todos en todas partes se

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arrepientan” (Hechos 17:29, 30). Y a los cristianos de Tesalónica los alabó por su buen ejemplo
diciéndoles: “Ustedes se volvieron de sus ídolos a Dios” (1 Tesalonicenses 1:9).
También el apóstol Juan dejó claro que los cristianos no debían usar imágenes. Por ejemplo, a
finales del siglo primero les dio este firme consejo: “Guárdense de los ídolos” (1 Juan 5:21).
Por tanto, los testigos de Jehová obedecen el claro mandato bíblico de no usar imágenes.
Tienen muy presente la siguiente afirmación divina: “Yo soy Jehová. Ese es mi nombre; y a ningún
otro daré yo mi propia gloria, ni mi alabanza a imágenes esculpidas” (Isaías 42:8).
Nota. En algunos Salones del Reino hay cuadros en los que se representa a personajes bíblicos.
Sin embargo, se trata de obras decorativas que los testigos de Jehová no utilizan en sus prácticas
religiosas. Tampoco les dirigen oraciones ni se arrodillan ante ellas. //Volver al Índice

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W2008 1/7 PÁG.22

¿Por qué no van a la guerra los testigos de Jehová?


Vivan donde vivan, desde hace mucho tiempo, los testigos de Jehová se han negado a
participar en las guerras, ya sean internas o de carácter internacional. Hace medio siglo, The
Australian Encyclopædia reconoció ese largo historial con estas palabras: “Los testigos de Jehová
mantienen una estricta neutralidad en tiempo de guerra”.
Una de las principales razones por las que los Testigos no toman parte en los conflictos bélicos es
porque hacerlo va en contra de su conciencia, la cual está moldeada por el ejemplo y las
enseñanzas de Jesucristo. De hecho, él instó a sus seguidores a amar al prójimo. Incluso dio este
mandato: “Continúen amando a sus enemigos, haciendo bien a los que los odian” (Lucas 6:27;
Mateo 22:39). Cuando uno de sus discípulos trató de defenderlo con una espada, Jesús reaccionó
de inmediato y le ordenó: “Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que toman la espada
perecerán por la espada” (Mateo 26:52). Así, de palabra y obra, dejó claro que sus discípulos
no deben empuñar las armas.
Los testigos de Jehová constituyen una comunidad religiosa con miembros en todo el mundo.
Esta es precisamente otra razón por la que no van a la guerra. Si lo hicieran, se enfrentarían a sus
propios hermanos y desobedecerían el mandato de Jesús de tener “amor entre sí” (Juan 13:35).
Para los Testigos, estos principios bíblicos sobre el amor no son simples teorías. Pongamos por caso
la postura que adoptaron durante la segunda guerra mundial (1939-1945). En Estados Unidos se
encarceló a más de 4.300 Testigos en prisiones federales por negarse a prestar el servicio militar.
En Gran Bretaña se envió a prisión a más de 1.500 siervos de Jehová (incluidas unas 300 mujeres) por
no querer contribuir con su trabajo al esfuerzo bélico. En la Alemania nazi, el número de Testigos
ejecutados por no tomar las armas superó los 270, y más de 10.000 fueron confinados en prisiones y
campos de concentración. Y en Japón, los Testigos también sufrieron terriblemente. Si usted perdió a
algún ser querido en los campos de batalla de la segunda guerra mundial —o de cualquier guerra
posterior—, de algo puede estar seguro: ningún testigo de Jehová fue responsable de esa muerte.
Uno de los cristianos alemanes que rehusaron alistarse en el ejército fue Wolfgang Kusserow, un
joven de 20 años de edad que fue decapitado por los nazis en 1942. Antes de morir expresó muy
bien el punto de vista de los testigos de Jehová sobre la guerra (Isaías 2:4). Esto fue lo que declaró
ante el tribunal militar que lo juzgaba: “Soy testigo de Jehová y fui criado según la Biblia. La ley más
grande y santa es: ‘Amarás a Dios, y amarás al prójimo como a ti mismo’. Otra ley es: ‘No matarás’.
¿Se escribió esto para los árboles?” (Marcos 12:29-31; Éxodo 20:13).
Los testigos de Jehová creen que el único que puede traer paz duradera sobre la Tierra es el Dios
todopoderoso. De hecho, están deseando que llegue el día en que él haga “cesar las guerras hasta
la extremidad de la tierra” (Salmo 46:9). //Volver al Índice

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W2010 1/10 PÁG.13

¿Practican los testigos de Jehová la curación por fe?


Los testigos de Jehová nunca han practicado la curación por fe. Como Jesús, creen que su
misión principal es predicar las buenas nuevas del Reino de Dios. Además, están convencidos de
que lo que distingue a los verdaderos cristianos no son las curaciones por fe, sino algo mucho más
sobresaliente.
Es cierto que, movido por la compasión, Jesucristo efectuó curaciones en el siglo primero de
nuestra era. De hecho, estas son de vital importancia para todos nosotros, pues nos dan la garantía
de que cuando él gobierne como Rey del Reino de Dios, no habrá nadie que diga: “Estoy enfermo”
(Isaías 33:24).
Pero ¿qué puede decirse de las curaciones en nuestros días? Los sanadores por fe de la
cristiandad, así como los de otras confesiones, afirman curar milagrosamente. Sin embargo, Jesús
advirtió que se presentarían individuos que realizarían “milagros en [su] nombre” y que a ellos les
declararía: “Nunca los conocí; apártense de mí, ustedes que hacen el mal” (Mateo 7:22, 23,
La Biblia de Nuestro Pueblo). Entonces, ¿cuentan esas aparentes curaciones milagrosas con la
aprobación o la bendición de Dios?
Comparemos el registro bíblico de las curaciones de Jesús con lo que suelen hacer los sanadores
actuales. De este modo podremos determinar si las llamadas curaciones milagrosas de hoy
provienen de Dios.
En primer lugar, Jesús jamás utilizó su poder de curación para conseguir seguidores o atraer
multitudes. De hecho, varios de sus milagros los hizo en privado. Muchas veces hasta les dijo a
quienes había curado que no se lo informaran a nadie (Lucas 5:13, 14).
En segundo lugar, Jesús nunca cobró por hacer milagros (Mateo 10:8). Además, sanaba por
completo a todos los enfermos que acudían a él. Las curaciones siempre le salían bien y
no dependían de la fe de las personas (Lucas 6:19; Juan 5:5-9, 13). ¡Con decir que hasta resucitó a
algunas de ellas! (Lucas 7:11-17; 8:40-56; Juan 11:38-44.)
Aunque Jesús sí hizo aquellos milagros, su intención no era impresionar a la gente y ganar
adeptos con dramáticas sesiones de sanación. El objetivo principal de su ministerio era declarar las
buenas nuevas. Por eso, organizó a sus seguidores para que hicieran discípulos y les enseñaran que
en el Reino de Dios todo el mundo disfrutará de salud perfecta (Mateo 28:19, 20).
Es bien sabido que algunos cristianos del siglo primero recibieron dones especiales como el de
curar, pero estos cesaron (1 Corintios 12:29, 30; 13:8, 13). En la actualidad, los verdaderos cristianos
no se distinguen por realizar obras de sanación, sino por el amor abnegado que los une (Juan 13:35).
Ningún poder sanador ha logrado que cristianos de toda clase y de toda raza se mantengan unidos
y formen una auténtica familia.
Ahora bien, los testigos de Jehová están unidos por un vínculo de amor tan fuerte que se niegan
a lastimar a sus hermanos —y al prójimo en general—, incluso en medio de los conflictos sociales
más encarnizados. Por todo el mundo se les conoce por manifestar un amor como el de Cristo.
¿Qué mayor milagro puede haber que personas de toda raza, nación, cultura y etnia vivan en
armonía? Esto es algo que solo el espíritu santo de Dios puede lograr. ¿Por qué no asiste a alguna de
las reuniones de los testigos de Jehová y lo comprueba usted mismo? //Volver al Índice

502
W2009 1/5 PÁG.28

¿Son todas las curaciones milagrosas obra de Dios?


Está claro que Jehová Dios tiene poder para curar y que puede concedérselo a sus siervos.
De hecho, ya lo hizo. En tiempos de los apóstoles, ese era uno de los dones milagrosos que
concedía mediante su espíritu santo. “La manifestación del espíritu —explicó el apóstol Pablo— se
da a cada uno con un propósito provechoso. Por ejemplo, a uno se le da mediante el espíritu habla
de sabiduría, [...] a otro dones de curaciones por ese único espíritu, [...] a otro el profetizar, [...] a otro
lenguas diferentes.” (1 Corintios 12:4-11.)
Sin embargo, en esa misma carta a los cristianos corintios, Pablo advirtió que dichos dones
extraordinarios cesarían. “Sea que haya dones de profetizar, serán eliminados; sea que haya
lenguas, cesarán; sea que haya conocimiento, será eliminado.” (1 Corintios 13:8.)
Jesucristo y algunos de sus discípulos realizaron curaciones milagrosas en el siglo I. En aquellos
primeros tiempos del cristianismo, los dones del espíritu —entre ellos, el poder para curar— servían
para glorificar a Dios y para probar que la joven congregación cristiana contaba con su favor. Pero
cuando la congregación madurara, serían su fe inquebrantable, la esperanza y el amor —y
no ningún don especial— lo que demostraría que contaba con la aprobación divina (Juan 13:35;
1 Corintios 13:13). Por eso, alrededor del año 100 de nuestra era, Dios dejó de conceder estos dones
como muestra de su favor. [Nota]
“Entonces —puede que usted se pregunte—, ¿por qué todavía hoy se oyen noticias de
curaciones milagrosas?” En cierta ocasión, un periódico publicó el caso de un hombre
supuestamente enfermo de cáncer. Al parecer, tenía tumores en la cabeza, en los riñones e incluso
en los huesos, por lo que sus perspectivas no eran muy buenas... hasta el día en que, según él, Dios
“le habló”. La noticia explicaba que, pocos días después, el cáncer había desaparecido.
Al oír casos como este, conviene plantearse lo siguiente: ¿Es objetiva la noticia y está basada en
hechos confirmados? ¿Hay pruebas médicas que lo demuestren? Aun cuando la persona parezca
haberse curado de verdad, ¿enseña la Biblia que todos esos aparentes milagros se deben a Dios?
La respuesta a esta última pregunta es de particular importancia en vista de la siguiente
advertencia que dio Jesús: “Guárdense de los falsos profetas [...]. Muchos me dirán en aquel día:
‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre
ejecutamos muchas obras poderosas [esto es, milagros]?’. Y sin embargo, entonces les confesaré:
¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obradores del desafuero” (Mateo 7:15, 21-23).
Es obvio por estas palabras que habría quienes afirmarían hacer curaciones milagrosas en el
nombre de Dios y, sin embargo, no tendrían la aprobación divina. Así pues, para no caer en esta
trampa, debemos conocer bien a Jehová, usar nuestra capacidad de razonamiento —facultad
que él mismo nos otorgó— y aprender a reconocer a quienes sí hacen la voluntad divina (Mateo
7:16-19; Juan 17:3; Romanos 12:1, 2).
Nota. Todo parece indicar que con la muerte del último apóstol cesó la transmisión de los dones
del espíritu y que estos desaparecieron definitivamente al morir quienes los habían recibido. //Volver al
Índice

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W2008 1/5 PÁG.30

¿Son los desastres naturales un castigo de Dios?


Dios no se vale de los desastres naturales para castigar a nadie. Nunca lo ha hecho, y nunca lo
hará. ¿Por qué? Porque, como dice la Biblia en 1 Juan 4:8, “Dios es amor”.
Dios lo hace todo por amor. Y el amor no hace sufrir a los inocentes, o, según palabras textuales
de la Biblia, “el amor no obra mal al prójimo” (Romanos 13:10). Además, “Dios mismo no obra
inicuamente” (Job 34:12).
Pero ¿no predijo la Biblia que en nuestros días habría “grandes terremotos” y otros muchos
desastres? (Lucas 21:11.) Sí, es cierto. No obstante, tal como el meteorólogo que pronostica la
llegada de un huracán no es culpable de los daños que este ocasiona, Jehová tampoco es
culpable de la devastación causada por los desastres profetizados en su Palabra, la Biblia. Y si Dios
no es el causante de los desastres naturales que tanto sufrimiento ocasionan, entonces, ¿a qué se
deben?
La Biblia revela que “el mundo entero yace en el poder del inicuo”, el Diablo (1 Juan 5:19). Él ha
sido homicida desde que comenzó su trayectoria de rebelión, en los orígenes de la humanidad, y
sigue siéndolo en nuestros días (Juan 8:44). Por lo tanto, ve la vida humana como algo sin valor que
puede desecharse en cualquier momento. Siendo él ambicioso y egoísta, no es de extrañar que
haya creado un sistema mundial que explota a la gente por puro egoísmo. La situación ha llegado
a tal punto que muchas familias se ven obligadas a vivir en zonas de peligro, zonas en las que hay
muchas posibilidades de que se produzcan desastres provocados por la naturaleza o por el hombre
(Efesios 2:2; 1 Juan 2:16). De modo que la causa de algunas de las calamidades que sufren las
víctimas es la codicia del hombre (Eclesiastés 8:9). ¿Es exagerada esta afirmación?
Es sorprendente ver la cantidad de desastres que son provocados, al menos en parte, por el
hombre. Pensemos, por ejemplo, en las calamidades que sufrieron los habitantes de la ciudad
estadounidense de Nueva Orleans tras las terribles inundaciones ocasionadas por el huracán
Katrina, o en la multitud de víctimas que hubo en la costa de Venezuela cuando avalanchas de
lodo sepultaron sus hogares. En esas ocasiones y otras semejantes, fenómenos naturales como el
viento y la lluvia tuvieron efectos catastróficos mayormente por culpa del hombre: el
desconocimiento del medio ambiente, la mala construcción, los errores de planificación, los
desatinos burocráticos y, por último, pero no menos importante, la negativa a obedecer las
advertencias.
Pensemos en una catástrofe ocurrida durante la vida de Jesús. Una torre se derrumbó, y murieron
dieciocho personas (Lucas 13:4). La tragedia pudo deberse a un error humano, a un “suceso
imprevisto” o a ambas cosas. Pero de ningún modo fue un castigo divino (Eclesiastés 9:11).
Ahora bien, ¿ha provocado Dios directamente algún desastre? Sí, aunque a diferencia de los
desastres producidos por la naturaleza o por el hombre, los que Dios ocasionó fueron selectivos,
tuvieron un propósito y ocurrieron en muy contadas ocasiones. Dos ejemplos los tenemos en el
diluvio universal, acaecido en los días del patriarca Noé, y en la destrucción de las ciudades de
Sodoma y Gomorra en los días de Lot (Génesis 6:7-9, 13; 18:20-32; 19:24). Aquellos castigos divinos
acabaron con los malvados incorregibles y conservaron con vida a las personas que eran justas a
los ojos de Dios.
De hecho, Jehová Dios tiene los medios para poner fin a todo el sufrimiento humano y corregir los
efectos causados por los desastres naturales. Pero no solo eso: también puede y desea hacerlo.
Para realizar su propósito, Dios ha nombrado Rey a su Hijo Jesucristo, quien “librará al pobre que
clama por ayuda, también al afligido y a cualquiera que no tiene ayudador” (Salmo 72:12). //Volver al
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504
W1987 15/9 PÁG.31

¿Qué es “la descendencia de Dios” mencionada en


Malaquías 2:15?
Este complicado versículo dice, en parte: “Y hubo uno que no lo hizo, porque tenía lo que
quedaba del espíritu. ¿Y qué buscaba ese? La descendencia de Dios”. Evidentemente “la
descendencia” se refiere a la nación del Israel antiguo, que al tiempo de escribirse este versículo
estaba en peligro de contaminarse en sentido religioso.
Malaquías profetizó durante un tiempo de decadencia moral nacional. Algunos israelitas no solo
estaban aceptando ‘como esposas a las hijas de un dios extranjero’, sino también divorciándose de
las esposas judías originales, las ‘esposas de su juventud’, quizás para tomar esposas paganas más
jóvenes. Sin embargo, no todos los israelitas hacían esta “cosa detestable”. (Malaquías 2:11, 13, 14;
Deuteronomio 7:3, 4.) En lo que manifiestamente fue una referencia a individuos de Israel que
rehusaban quebrantar su pacto matrimonial con una compañera de adoración de Jehová,
Malaquías escribe: “Y hubo uno que no lo hizo, porque tenía lo que quedaba del espíritu”.
El “espíritu” es el espíritu santo de Dios, que él había derramado sobre la nación. Sin embargo, los
israelitas desobedientes le presentaban resistencia a aquel espíritu, y por lo tanto lo afligían. (Isaías
63:10; Hechos 7:51-53; compárese con Efesios 4:30.) Algunos judíos eran leales a las leyes de Dios, y
por su obediencia habían retenido “lo que quedaba del espíritu”. Estos adoradores fieles no
buscaban su propio placer egoísta. De un individuo de esa categoría, Malaquías escribió: “¿Y qué
buscaba ese? La descendencia de Dios”. Esta “descendencia” era la nación del Israel antiguo, de
la cual Malaquías dijo que había sido ‘creada por Dios’. Esta ‘creación’ tuvo lugar cuando Jehová
puso a los israelitas en pacto consigo en el monte Sinaí y los hizo así su “propiedad especial” y “una
nación santa”. La verdadera “descendencia” de Abrahán que bendeciría a gente de toda la Tierra
vendría mediante aquella nación. (Malaquías 2:10; Éxodo 19:5, 6; Génesis 22:18.)
Sin embargo, los israelitas tenían que mantenerse puros en sentido religioso mediante no casarse
con gente de las naciones que no adoraba a Jehová. La impiedad de aquellas personas sería una
fuerza corruptiva, como se puede ver por la situación que existió en los tiempos de Esdras. En aquel
tiempo los israelitas ‘aceptaron a algunas de las hijas de las naciones vecinas para sí y para sus hijos;
y ellos, la descendencia santa, llegaron a estar mezclados con los pueblos de los países’. (Esdras
9:2.) Esta misma “gran maldad” ocurrió durante los días de Nehemías, un contemporáneo de
Malaquías. Ciertos hombres, judíos leales a Dios, vieron el obvio peligro espiritual para sí mismos y
para los hijos que nacerían de tal unión. Había el peligro de que una esposa que no fuera devota
de Jehová los apartara de la devoción a Él. Nehemías hasta informó que entre aquellos judíos que
se habían casado con extranjeras ‘ninguno de sus hijos sabía hablar la lengua judía’. (Nehemías
13:23-27.)
Los judíos desleales procuraban su propio placer sin que les importara el efecto dañino que en
sentido religioso experimentaba su nación, “la descendencia de Dios”. ¡No sorprende que
Malaquías diera esta amonestación: “Y ustedes tienen que guardarse respecto a su espíritu, y con la
esposa de tu juventud que nadie trate traidoramente”! (Malaquías 2:15.) Los judíos fieles vigilaron su
espíritu, o actitud, a fin de permanecer leales a sus esposas judías. Aquellos hombres consideraban
de gran valor la pureza religiosa de su “nación santa”. Deseaban que sus hijos leyeran la Palabra de
Dios y se desarrollaran en personas que amaran a Jehová, y que contribuyeran a que la nación se
mantuviera fuerte en sentido religioso.
Hoy los cristianos dedicados tienen que ejercer la misma diligencia con relación a su espíritu, o
actitud dominante. Si están casados, es necesario que eviten divorciarse traicioneramente de sus
cónyuges. Y el cristiano soltero debería escuchar el consejo del apóstol Pablo de casarse “solo en el

505
Señor”, y casarse solamente con alguien que sea testigo dedicado y bautizado de Jehová.
(1 Corintios 7:39.) //Volver al Índice

506
W1986 1/9 PÁG.30

¿Hay diferencia entre “creación” y “creacionismo”?


Sí, la hay. La palabra “creación” aparece unas 18 veces en la Traducción del Nuevo Mundo de
las Santas Escrituras, y correctamente se refiere a la actividad creadora efectuada por Jehová.
(Véase, por ejemplo, Romanos 1:20; 8:21; 2 Corintios 5:17.) El término “creacionismo” no se halla en
la Biblia.
El diccionario de la Real Academia Española define la palabra “creación” como “acción de
crear”, y el Diccionario de Psicología, de A. L. Merani, define “creacionismo” como “doctrina que
enseña la creación del mundo por Dios”. El diccionario de María Moliner define “ismo” como
“adhesión a doctrina o partido”.
En los años ochenta, el “creacionismo” se ha convertido en un verdadero “ismo”, pues lo han
adoptado grupos que ejercen presión política, como el de la “Mayoría Moral”, en los Estados
Unidos. Ya no es un término neutral, sino que expresa extremados puntos de vista fundamentalistas
respecto a lo que dice la Biblia, como por ejemplo que Dios creó la Tierra y todo lo que hay en ella
en seis días de 24 horas cada uno. Actualmente hay más de 350 libros en circulación que exponen
dicho dogma del “creacionismo”. Los testigos de Jehová rechazan las teorías irrazonables del
“creacionismo” y aceptan lo que la Biblia realmente enseña sobre la “creación”.
Para una contestación más detallada de dicha pregunta, sírvase leer el artículo titulado “La
evolución, la creación o el creacionismo... ¿cuál acepta usted?”, publicado en ¡Despertad! del 22
de julio de 1983, páginas 16 a 19. //Volver al Índice

507
W2010 15/12 PÁGS.30-31

Génesis 6:3 dice: “No obrará mi espíritu para con el hombre


por tiempo indefinido, ya que él también es carne. Por
consiguiente, sus días tendrán que llegar a ser ciento veinte
años”. Con estas palabras, ¿estaba Jehová limitando la
duración de la vida del ser humano a 120 años? ¿Le estaba
indicando a Noé que predicaría todo ese tiempo?
La respuesta a ambas preguntas es negativa.
Antes del Diluvio, hubo muchos seres humanos cuya vida se extendió a lo largo de varios siglos.
El propio Noé tenía 600 años cuando llegó la gran inundación, y falleció a los 950 (Gén. 7:6; 9:29).
Además, algunos de los que nacieron después del Diluvio superaron por mucho los 120 años, como
Arpaksad y Selah, quienes murieron con 438 y 433, respectivamente (Gén. 11:10-15). No obstante,
para los días de Moisés, no era habitual que la gente sobrepasara los 70 u 80 (Sal. 90:10). En vista de
lo anterior, está claro que Génesis 6:3 no establece que los 120 años serían ni la edad normal de los
seres humanos ni la edad máxima que podrían alcanzar.
Entonces, ¿estaba hablando Dios con Noé para indicarle que advirtiera a sus contemporáneos
sobre la destrucción que llegaría al cabo de ciento veinte años? Tampoco. Hubo otras ocasiones en
las que se indica claramente que Jehová sí habló con él. Por ejemplo, diez versículos después
leemos: “Dios dijo a Noé: ‘El fin de toda carne ha llegado delante de mí, porque la tierra está llena
de violencia’”. Años después, cuando el fiel patriarca terminó la monumental labor de construir el
arca, leemos que “Jehová dijo a Noé: ‘Entra, tú y toda tu casa, en el arca’” (Gén. 6:13; 7:1). Y hay
otros versículos donde se muestra que le da a conocer otros detalles (Gén. 8:15; 9:1, 8, 17).
Sin embargo, el caso de Génesis 6:3 es diferente; no menciona para nada a Noé ni señala que
Dios le estuviera hablando. Por eso, puede tomarse como una simple expresión del propósito o
determinación de Dios (compárese con Génesis 8:21). Es digno de mención que cuando se
presenta la crónica de sucesos que tuvieron lugar mucho antes de la creación del hombre,
encontramos expresiones como: “Dios pasó a decir” (Gén. 1:6, 9, 14, 20, 24). Es obvio que Jehová
no estaba hablando con ningún ser humano en la Tierra, pues todavía no había creado a Adán.
Por lo tanto, la conclusión lógica es que Génesis 6:3 expone la decisión de Dios de eliminar la
sociedad malvada que existía en la Tierra. Jehová, el Juez Supremo, decretó que lo haría al cabo
de ciento veinte años, aunque Noé aún no tenía conocimiento de ese hecho. Ahora bien, ¿por qué
fijó ese plazo? ¿Por qué decidió esperar?
El apóstol Pedro indica algunas razones: “La paciencia de Dios estaba esperando en los días de
Noé, mientras se construía el arca, en la cual unas pocas personas, es decir, ocho almas, fueron
llevadas a salvo a través del agua” (1 Ped. 3:20). Como vemos, cuando Jehová tomó la
determinación de esperar ciento veinte años, había varias cosas que debían suceder primero. Unos
veinte años después, nació el primer hijo de Noé y su esposa (Gén. 5:32; 7:6). Al final tuvieron tres
varones, los cuales crecieron y se casaron, con lo que la familia llegó a componerse de “ocho
almas”. Luego se dedicaron a construir el arca, lo que debió de consumir bastante tiempo, en vista
de sus enormes dimensiones y de que la familia de Noé no era grande. Así pues, la paciencia divina
durante ciento veinte años permitió que ocurriera todo esto y hubiera un medio para conservar la
vida. De este modo, ocho personas fieles “fueron llevadas a salvo a través del agua”.

508
La Biblia no especifica en qué año le comunicó Jehová a Noé que llegaría el Diluvio.
No obstante, si tenemos en cuenta que pasaron varias décadas desde que nacieron los hijos del
patriarca hasta que se casaron, todavía tuvieron que transcurrir unos cuarenta o cincuenta años
hasta la llegada del gran cataclismo. Sea como fuere, en algún momento Jehová le dijo al
patriarca: “El fin de toda carne ha llegado delante de mí”. Y le aclaró que tenía que construir un
arca e introducirse en ella junto con su familia (Gén. 6:13-18). Durante las siguientes décadas, Noé
hizo mucho más que llevar una vida ejemplar. Fue un “predicador de justicia” con un mensaje vital
que declarar: la decisión de Dios de exterminar a las personas malvadas de aquella época. Así,
aunque Noé no supo con muchos años de anticipación cuándo sucedería aquello, estaba seguro
de que ocurriría, y la historia le dio la razón (2 Ped. 2:5). //Volver al Índice

509
W1991 15/3 PÁG.29

En el libro La Biblia... ¿la Palabra de Dios, o palabra del


hombre? se dice que uno de los escritores de la Biblia fue un
“general”. ¿Quién fue ese?
Ese valioso libro acerca de la Palabra de Dios dice lo siguiente en la página 10: “La Biblia es
también singular por lo que han afirmado sus escritores. Unas 40 personas —entre ellas reyes,
pastores, pescadores, funcionarios, sacerdotes, por lo menos un general, y un médico— participaron
en escribir las diferentes partes de la Biblia. Pero vez tras vez los escritores dijeron lo mismo: que no
escribían sus propios pensamientos, sino los de Dios”.
Algunos han preguntado a qué escritores bíblicos se identificó mediante esas diversas
profesiones o actividades. En cuanto a esto, sírvase considerar lo siguiente:
Reyes: Varios escritores bíblicos fueron reyes. Puede que uno piense enseguida en David y
Salomón. (Salmo 3, encabezamiento; Proverbios 1:1; Eclesiastés 1:1.) Sin embargo, Ezequías escribió
la canción registrada en Isaías 38:10-20 (versículo 9). Muchos eruditos creen que él compuso
también el Salmo 119, quizás antes de ascender al trono. Además, Ezequías desempeñó un papel
en la compilación de los capítulos 25 a 29 de Proverbios. (Proverbios 25:1.) “Lemuel el rey” preparó el
último capítulo de Proverbios. Algunos creen que Lemuel fue el rey Ezequías, aunque otros opinan
que fue el rey Salomón. (Proverbios 31:1.)
Pastores: David y el profeta Amós fueron pastores. (1 Samuel 16:11-13; 17:15, 28, 34; Amós 1:1.)
Amós escribió el libro bíblico que lleva su nombre, y David compuso muchos salmos. El famoso
Salmo 23 ciertamente refleja lo bien que David conocía la obra del pastor.
Pescadores: De los apóstoles de Jesús que eran pescadores, Juan y Pedro fueron inspirados más
tarde para escribir libros de la Biblia. (Mateo 4:18-22.) Bajo inspiración divina, Juan escribió uno de los
Evangelios, tres cartas y el libro de Revelación. Pedro escribió dos cartas bajo inspiración.
Funcionarios: Tanto Daniel como Nehemías fueron funcionarios de gobiernos extranjeros que
ejercieron autoridad sobre el pueblo de Dios. (Nehemías 1:1, 11; 2:1, 2; Daniel 1:19; 2:49; 6:1-3.) Un
libro bíblico lleva el nombre de Daniel y otro el de Nehemías.
Sacerdotes: Dos de los profetas de Dios utilizados para escribir libros bíblicos fueron sacerdotes:
Jeremías y Ezequiel. (Jeremías 1:1; Ezequiel 1:1-3.) Además, Esdras fue un sacerdote aarónico
que “era un copista hábil en la ley de Moisés”. “[Preparó] su corazón para consultar la ley de
Jehová y para ponerla por obra y para enseñar en Israel disposiciones reglamentarias y justicia.”
(Esdras 7:1-6, 10, 11.)
General: El papel que desempeñó Josué al conducir el ejército mientras los israelitas entraban en
la Tierra Prometida y guerreaban contra muchos pueblos enemigos lo clasifica como general. (Josué
1:1-3; 11:5, 6.) Él tuvo el privilegio de escribir el libro de Josué. Además, algunos lectores de la Biblia
quizás opinen que David también obró como un general antes de ser rey. (1 Samuel 19:8; 23:1-5.)
Médico: Finalmente, Colosenses 4:14 menciona a “Lucas el médico amado”. Lucas escribió el
Evangelio que lleva su nombre, y evidentemente Hechos de Apóstoles también. //Volver al Índice

510
W2011 1/4 PÁG.31

¿Es el Gehena un lugar de tormento ardiente?


En los Evangelios, Jesús previno a sus discípulos contra sufrir el juicio del Gehena. Obviamente
quería que tomaran muy en serio esa advertencia. Pero ¿se refería a un infierno de tormento y
castigo eterno? (Mateo 5:22.)
Para comenzar, analicemos la palabra Gehena. El vocablo griego guéenna es el equivalente
del hebreo gueh Hinnóm, que significa “valle de Hinón” o, en su forma completa, gueh veneh-
Hinnóm, “valle de los hijos de Hinón” (Josué 15:8; 2 Reyes 23:10). Este lugar, conocido hoy como
Wadi er-Rababi, es un valle estrecho y profundo situado entre el sur y el suroeste de Jerusalén.
En la época de los reyes de Judá —a partir del siglo VIII antes de nuestra era—, allí se efectuaban
ritos paganos como el de sacrificar a niños en el fuego (2 Crónicas 28:1-3; 33:1-6). El profeta Jeremías
predijo que en ese mismo valle morirían por castigo divino muchos habitantes de Judea a manos de
los babilonios (Jeremías 7:30-33; 19:6, 7). [Nota]
Según el erudito judío David Kimhi, que vivió aproximadamente entre los años 1160 y 1235, el
valle se convirtió con el tiempo en un basurero de Jerusalén, el cual se mantenía ardiendo a fin de
incinerar los desperdicios. Cualquier cosa que se arrojara allí quedaría reducida a cenizas, es decir,
destruida por completo.
Ahora bien, muchos traductores de la Biblia se han tomado la libertad de verter la palabra
guéenna como “infierno” (Mateo 5:22, Reina-Valera, 1960). ¿A qué se debe esto? A que relacionan
el fuego literal que ardía en aquel valle con la noción pagana de que los malos reciben un castigo
ardiente después de morir. Sin embargo, Jesús nunca vinculó el Gehena a un tormento de ningún
tipo.
Jesús sabía que a su Padre celestial, Jehová, le repugna la sola idea de quemar viva a la gente.
Refiriéndose al uso que se dio al Gehena, Jehová declaró mediante Jeremías: “Han edificado los
lugares altos de Tófet, que está en el valle del hijo de Hinón, a fin de quemar a sus hijos y sus hijas en
el fuego, cosa que yo no había mandado y que no había subido a mi corazón” (Jeremías 7:31).
La creencia de que se atormenta a los muertos no está en armonía con la amorosa personalidad de
Dios ni con la clara enseñanza bíblica de que “ellos no tienen conciencia de nada en absoluto”
(Eclesiastés 9:5, 10).
Jesús empleó el término Gehena para referirse a la destrucción completa que viene del juicio
condenatorio de Dios. Por lo tanto, el significado de dicho vocablo es el mismo que el del “lago de
fuego” mencionado en el libro de Revelación, o Apocalipsis. Las dos expresiones se refieren a la
destrucción eterna, sin ninguna posibilidad de resurrección (Lucas 12:4, 5; Revelación 20:14, 15).
Nota. Sobre esta profecía, la New Catholic Encyclopedia declara: “En la destrucción de
Jerusalén morirían tantas personas que sus cuerpos no serían sepultados, sino arrojados al valle para
que se pudrieran o quemaran”. //Volver al Índice

511
W2004 15/5 PÁGS.29-30

¿Cómo es posible contristar el espíritu santo de Dios si dicho


espíritu no es una persona?
El apóstol Pablo escribió: “No estén contristando el espíritu santo de Dios” (Efesios 4:30). Algunos
piensan que estas palabras indican que el espíritu santo es una persona. Sin embargo, en las
publicaciones editadas por “el mayordomo fiel” a menudo se ha presentado prueba bíblica e
histórica de que los primeros cristianos no creían que el espíritu santo fuera ni una persona ni un dios
igual al Altísimo ni que formara parte de una supuesta Trinidad (Lucas 12:42). [Nota] Por lo tanto,
Pablo no calificó al espíritu santo de Dios de persona.
El espíritu santo de Dios es su fuerza activa invisible (Génesis 1:2). Se predijo que Jesús bautizaría
“con espíritu santo”, tal como Juan bautizaba con agua (Lucas 3:16). En el Pentecostés del año
33 E.C., unos ciento veinte discípulos “se llenaron de espíritu santo”, no de una persona (Hechos
1:5, 8; 2:4, 33). Estos ungidos recibieron una esperanza celestial, y el espíritu de Dios los dirigió en un
proceder de fidelidad (Romanos 8:14-17; 2 Corintios 1:22). Produjo en ellos fruto piadoso y les ayudó
a evitar las pecaminosas “obras de la carne” que podrían acarrearles la desaprobación divina
(Gálatas 5:19-25).
Si somos siervos de Dios con esperanza terrenal, no hemos sido ungidos con espíritu santo.
No obstante, podemos tener tanto espíritu de Dios como quienes abrigan la esperanza celestial. Por
consiguiente, nosotros también pudiéramos contristar el espíritu. ¿Cómo?
Si pasáramos por alto los consejos bíblicos, escritos bajo la guía del espíritu santo, posiblemente
desarrollaríamos características que podrían conducirnos al pecado deliberado contra el espíritu, a
la pérdida del favor de Jehová y finalmente a la destrucción (Mateo 12:31, 32). Aunque todavía
no pecáramos gravemente, pudiéramos encaminarnos en dirección contraria a la guía del espíritu.
Si nos halláramos en esas circunstancias, estaríamos contristando el espíritu santo.
Entonces, ¿qué podemos hacer para no contristar el espíritu de Dios? Obviamente tenemos que
controlar nuestros pensamientos y nuestras acciones. En el capítulo 4 de su carta a los Efesios, el
apóstol Pablo habló acerca de evitar tendencias hacia la falsedad, la ira prolongada, la
holgazanería y el lenguaje indecente. Si nos hemos puesto “la nueva personalidad” y, no obstante,
volvemos a practicar tales cosas, ¿qué estaríamos haciendo? Estaríamos obrando en contra de los
consejos de la Palabra de Dios, la Biblia, que son inspirados por el espíritu. Al proceder así,
contristaríamos el espíritu santo.
En el capítulo 5 de Efesios leemos el consejo de Pablo acerca de evitar el interés lascivo en la
fornicación. El apóstol también exhorta a sus hermanos en la fe a evitar el comportamiento
vergonzoso y el bromear obsceno. Si no queremos contristar el espíritu de Dios, debemos tener esto
presente a la hora de seleccionar nuestro entretenimiento. ¿Por qué querríamos hablar de tales
cosas, leer acerca de ellas o verlas en la televisión o en algún otro lugar?
Claro está, podríamos contristar el espíritu de otras formas. El espíritu de Jehová promueve la
unidad en la congregación, pero supongamos que esparciéramos chismes o formáramos grupos
cerrados en la congregación. ¿No es cierto que obraríamos en contra de la guía unificadora del
espíritu? En sentido general, estaríamos contristando el espíritu tal como hicieron los que causaron
divisiones en la congregación de Corinto (1 Corintios 1:10; 3:1-4, 16, 17). También contristaríamos el
espíritu si socaváramos deliberadamente el respeto a los hermanos de la congregación nombrados
por espíritu (Hechos 20:28; Judas 8).
El proceder sabio, por lo tanto, es examinar nuestra actitud y nuestras acciones a la luz de lo que
sabemos que es la guía del espíritu santo, según se refleja en la Biblia y en la congregación cristiana.
También sigamos “orando con espíritu santo”, sometiéndonos a su influencia y siempre obrando en

512
armonía con lo que dice la Palabra inspirada de Dios (Judas 20). Resolvámonos a nunca contristar el
espíritu, sino a dejarnos guiar por este para la honra del santo nombre de Jehová.
Nota. Véase el folleto ¿Debería creer usted en la Trinidad?, editado por los testigos de Jehová.
//Volver al Índice

513
W1996 15/6 PÁG.31

¿Podemos decir que los siervos de Dios de la actualidad que


abrigan la esperanza de vivir en la Tierra tienen tanto espíritu
de Dios como los cristianos ungidos por espíritu?
No es la primera vez que se plantea esta pregunta. El mismo asunto se trató en “Preguntas de los
lectores” de La Atalaya del 15 de agosto de 1952. Como muchos se han hecho Testigos desde
entonces, conviene analizar de nuevo la pregunta y repasar lo que ya se publicó.
En esencia, la respuesta es sí: los hermanos fieles de la clase de las otras ovejas pueden recibir
tanto espíritu santo de Dios como los ungidos. (Juan 10:16.)
Claro, esto no significa que el espíritu actúa de la misma forma en todas las personas. Piense en
los siervos fieles de tiempos precristianos que con toda seguridad recibieron el espíritu de Dios. Con
el poder del espíritu, algunos de ellos mataron bestias feroces, curaron enfermos e incluso
resucitaron muertos. Además, necesitaron del espíritu para escribir los libros inspirados de la Biblia.
(Jueces 13:24, 25; 14:5, 6; 1 Reyes 17:17-24; 2 Reyes 4:17-37; 5:1-14.) La Atalaya comentó: “Aunque
no eran de la clase ungida, fueron llenos del espíritu santo”.
Visto desde otro ángulo, consideremos a los hombres y mujeres del siglo I a quienes se ungió con
espíritu santo y llegaron a ser hijos espirituales de Dios con la esperanza celestial. El que se ungiera a
todos no quiso decir que a partir de entonces el espíritu actuó de la misma manera en todos ellos.
Este hecho resulta obvio por lo que dice el capítulo 12 de la primera carta a los Corintios, donde el
apóstol Pablo habló de los dones del espíritu. En los versículos 8, 9 y 11 leemos: “A uno se le da
mediante el espíritu habla de sabiduría, a otro habla de conocimiento según el mismo espíritu, a
otro fe por el mismo espíritu, a otro dones de curaciones por ese único espíritu [...]. Pero todas estas
operaciones las ejecuta el uno y mismo espíritu, distribuyendo a cada uno respectivamente así
como dispone”.
Es digno de mención que no todos los ungidos de aquel tiempo recibieron dones milagrosos del
espíritu. En el capítulo 14 de la primera carta a los Corintios, Pablo habló de una reunión de
congregación en la que una persona tenía el don de lenguas, pero ninguna tenía el don de
traducir. Sin embargo, todos ellos habían pasado por la experiencia de ser ungidos con espíritu
anteriormente. ¿Sería razonable decir que el hermano que poseía el don de lenguas tenía más
espíritu que el resto de los presentes? No. Los demás ungidos no estaban en desventaja, como si
no pudieran entender la Biblia o hacer frente a las pruebas tan bien como él. El espíritu actuaba de
manera especial en el hermano que hablaba en lenguas. No obstante, tanto él como los demás
tenían que mantenerse cerca de Jehová y seguir “llenándose de espíritu”, como escribió Pablo.
(Efesios 5:18.)
No cabe duda de que los que componen el resto hoy día han recibido el espíritu de Dios. En
cierto momento el espíritu actuó en ellos de manera especial, al ser ungidos y adoptados como hijos
espirituales. A partir de entonces siguen “llenándose de espíritu”, recibiendo su ayuda cuando
procuran entender mejor la Biblia, cuando llevan la delantera en la predicación o cuando afrontan
pruebas, sea a nivel personal o de organización.
Aunque los miembros de las “otras ovejas” no han pasado por la experiencia de ser ungidos con
espíritu, reciben espíritu santo de otras formas. La Atalaya del 15 de agosto de 1952 observó:
“Las ‘otras ovejas’ hoy ejecutan la misma obra de predicación que el resto, [en] las mismas
condiciones penosas, y manifiestan la misma fidelidad e integridad. Se alimentan a la misma mesa
espiritual, comiendo el mismo alimento, absorbiendo las mismas verdades. Por ser de la clase
terrestre, con esperanzas terrestres y un interés vivo en las cosas terrestres, podrían interesarse más en

514
textos de la Biblia relacionados con condiciones terrestres en el nuevo mundo; mientras que el resto
ungido, con esperanzas celestiales y fuerte interés personal en las cosas del espíritu, podría estudiar
más diligentemente esas cosas en la Palabra de Dios [...]; empero el hecho permanece de que las
mismas verdades y el mismo entendimiento son accesibles [a] ambas clases, y solo [el empeño que
pongan los individuos en el estudio] determina la comprensión de las cosas celestiales y terrestres
que ellos adquieren. El espíritu del Señor es accesible en porciones iguales a ambas clases, y el
conocimiento y entendimiento se ofrecen igualmente a ambas, con iguales oportunidades para
absorberlos.” //Volver al Índice

515
W2010 15/11 PÁG.22

¿Cómo podemos los seres humanos imperfectos seguir este


mandato de Jesús: “Tienen que ser perfectos, como su Padre
celestial es perfecto”? (Mat. 5:48.)
La clave para contestar esta pregunta está en comprender la forma en que emplea la Biblia los
términos “perfecto” y “perfección”. No todo lo que las Escrituras llaman “perfecto” lo es en sentido
absoluto. El único que posee ese grado de perfección es Jehová. En cambio, las personas y los
objetos solo pueden ser perfectos en sentido relativo. De hecho, los términos hebreos y griegos que
se traducen “perfecto” a menudo se refieren simplemente a algo que se considera completo,
maduro o sin defectos según el criterio establecido por una autoridad. Hoy día las personas
acostumbran utilizar dicho término en sentido relativo, como cuando dicen que el clima es
“perfecto”.
En un principio, Adán y Eva eran moral, espiritual y físicamente perfectos, pues satisfacían a
plenitud el criterio establecido por su Creador. Pero al desobedecer dejaron de estar a la altura de
la norma divina, por lo que perdieron la perfección, así como la capacidad de procrear hijos
perfectos. Así fue como Adán nos transmitió el pecado, la imperfección y la muerte a todos sus
descendientes (Rom. 5:12).
Ahora bien, al pronunciar el Sermón del Monte, Jesús dejó claro que los seres humanos
imperfectos sí pueden ser perfectos en sentido relativo. En su discurso estableció los criterios que
definen al amor perfecto o completo, un amor como el que Dios le tiene a la humanidad. Notemos
sus palabras: “Continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persiguen; para que
demuestren ser hijos de su Padre que está en los cielos, ya que él hace salir su sol sobre inicuos y
buenos y hace llover sobre justos e injustos” (Mat. 5:44, 45). Al demostrar su amor a ese grado, los
discípulos de Jesús imitan el ejemplo perfecto de Dios.
Hoy día, los testigos de Jehová de todo el mundo nos esforzamos por mostrar esa clase de amor
al prójimo. Por ejemplo, procuramos ayudar a todas las personas a adquirir un conocimiento exacto
de la verdad, sin importar su raza, religión u origen. De hecho, impartimos más de siete millones de
cursos bíblicos en 236 países y territorios.
“Si aman a los que los aman, ¿qué galardón tienen? —preguntó Jesús—. ¿No hacen también la
misma cosa los recaudadores de impuestos? Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué cosa
extraordinaria hacen? ¿No hace la misma cosa también la gente de las naciones?” (Mat. 5:46, 47.)
Los cristianos verdaderos no favorecen a las personas más cultas o a las de cierta raza. Tampoco
tratan con amor solo a quienes pueden corresponderles. Más bien, ayudan a los pobres, a los
enfermos, a los niños y a los ancianos. De ese modo imitan el amor de Jehová y logran ser perfectos
en sentido relativo.
¿Recuperaremos algún día la perfección que perdió Adán? Sí. Todas las personas obedientes
que pongan fe en el sacrificio redentor de Jesús llegarán a ser perfectas durante el Milenio, cuando
el Hijo de Dios tome medidas para “desbaratar las obras del Diablo” (1 Juan 3:8). //Volver al Índice

516
W1981 1/5 PÁGS.30-31

La conclusión de que el Diluvio aconteció 1.656 años


después de la creación de Adán se basa en las edades que
se dan en la lista genealógica del capítulo 5 de Génesis. Allí
la Biblia da la edad que cada hombre tenía cuando llegó a
ser padre del que le sigue. ¿Pero no es posible que tal vez
cada uno haya sido unos meses mayor o menor, lo cual
afectaría significativamente el total de los años?
El capítulo 5 de Génesis provee información detallada en cuanto a una cadena de hombres
desde Adán hasta Noé. Da la edad que cada uno tenía cuando llegó a ser padre del siguiente
eslabón. Por ejemplo: ‘Adán siguió viviendo ciento treinta años y llegó a ser padre de Set.’ (Gén. 5:3)
De modo que tenemos:

Desde la creación de Adán hasta el nacimiento de Set 130 años


Hasta el nacimiento de Enós 105 años
Hasta el nacimiento de Quenán 90 años
Hasta el nacimiento de Mahalalel 70 años
Hasta el nacimiento de Jared 65 años
Hasta el nacimiento de Enoc 162 años
Hasta el nacimiento de Matusalén 65 años
Hasta el nacimiento de Lamec 187 años
Hasta el nacimiento de Noé 182 años
Desde el nacimiento de Noé hasta el diluvio 600 años

Total 1.656 años

Sin embargo, algunos se han preguntado: ‘¿Qué tal si hubiera una diferencia de unos cuantos
meses en el caso de cada uno: ¿Si Adán hubiera tenido 130 años y 4 meses cuando nació Set, y Set
hubiera tenido 105 años y 4 meses, y así por el estilo? Si se añadiera tan solo la cuarta parte de un
año a cada uno de los eslabones, el tiempo total entre Adán y el Diluvio sumaría unos tres años más
que los 1.656 mencionados arriba. ¿Pudiera ser que esto haya sido la realidad?’
Francamente, no hay base razonable para pensar así.
El que alguien sostuviera que Adán había pasado por cuatro meses de los 130 años cuando
nació Set sería una suposición. Otra persona podría suponer que a Set le faltaban cuatro meses
para cumplir los 105 años de edad cuando nació Enós. Así que las diferencias podrían cancelarse
una a la otra o el promedio podría llegar al mismo total que el registro de Génesis.

517
Pero no pasemos por alto este hecho: Que la Biblia no contiene las edades paternas con
relación al nacimiento de personas mucho más distinguidas que Mahalalel o Jared. ¿Cuántos años
tenía Elcana cuando nació Samuel? ¿O Jesé cuando nació David (o cuando nacieron sus
hermanos)? ¿O Zacarías cuando Juan el Bautizante nació? ¿O aun José (o María) cuando nació
Jesús? La Biblia no dice. Sin embargo, sí nos da las edades de los eslabones humanos desde Adán
hasta Noé. ¿Por qué?
Parece claro que Dios puso estos datos en su Palabra sabiendo que sus adoradores estudiarían la
información y la usarían. ¿Es razonable pensar que Dios hubiera provisto cifras específicas que, al
usarse, desviarían a su pueblo? No. A diferencia del Diablo, Jehová Dios no es mentiroso, ni
engañador. (1 Sam. 15:29; Juan 8:44) Si él puso ciertos datos en su Palabra, podemos estar seguros
de que son exactos y confiables para nuestro uso.
La información genealógica del capítulo 5 de Génesis nos ayuda a determinar que el Diluvio vino
1.656 años después de la creación de Adán. Además nos ayuda a comprender las edades
extraordinarias que aquellos hombres tenían cuando engendraron a sus hijos y el largo tiempo que
vivían. No obstante, el registro muestra que ‘ellos murieron,’ lo que hace resaltar la necesidad que
todos tenemos del rescate sacrificatorio por medio de Jesucristo. (1 Tim. 2:6; Rom. 6:23) Por la fe en
Jesús puede ser que vivamos más años que Adán (930 años) o Matusalén (969 años). Sí, puede ser
que vivamos para siempre. //Volver al Índice

518
W1991 15/11 PÁG.31

¿Por qué se considera fecha eje en la historia bíblica el


29 E.C. en lugar del 14 E.C., el comienzo del reinado de
Tiberio César, a quien se menciona en Lucas 3:1?
En la Biblia no se menciona el comienzo del reinado de Tiberio, pero sí un suceso de la última
parte de su decimoquinto año. Esto permite que los estudiantes de la Biblia determinen que el
suceso tuvo lugar en 29 E.C., que puede verse como fecha eje desde el punto de vista bíblico.
El reinado del segundo emperador de Roma, Tiberio César, está bien aceptado en la historia. The
New Encyclopædia Britannica dice: “En 14 d.C., el 19 de agosto, murió Augusto [el primer
emperador]. Tiberio, ahora supremo, manipuló el Senado para su propia ventaja y casi por un mes
no les permitió que lo nombraran emperador, pero el 17 de septiembre heredó el principado”.
Ese punto fijado para el comienzo del reinado de Tiberio es bíblicamente pertinente porque
Lucas 3:1-3 dice esto acerca del ministerio de Juan el Bautizante: “En el año decimoquinto del
reinado de Tiberio César, cuando Poncio Pilato era gobernador de Judea, [...] la declaración de
Dios vino a Juan el hijo de Zacarías en el desierto. De modo que él entró en toda la comarca del
Jordán, predicando bautismo en símbolo de arrepentimiento para perdón de pecados”.
Juan no empezó a predicar y bautizar cuando Tiberio llegó a ser emperador, sino “en el año
decimoquinto del reinado de Tiberio César”. Ese decimoquinto año se extendió desde el otoño de
28 E.C. hasta el otoño de 29 E.C. Sin embargo, el conocer ese dato no permite que uno determine
con exactitud cuándo empezó el ministerio de Juan durante ese año, ni cómo calcular sucesos
relacionados.
Pero la Biblia nos suministra información adicional importante. Por ejemplo, la profecía de Daniel
sobre las “setenta semanas” señaló a 29 E.C. como el año en que aparecería el Mesías. También
indicó que el ministerio de Jesús duraría tres años y medio. (Daniel 9:24-27.) Añada a eso estos
detalles bíblicos: Jesús nació seis meses después que Juan; cuando Jesús se bautizó “era como de
treinta años”; y Jesús murió en la primavera de 33 E.C. (tiempo de la Pascua), cuando tenía 33 1/2
años de edad. (Lucas 1:24-38; 3:23; 22:14-16, 54.) [Nota]
Con esa información bíblica exacta y la fecha seglar del reinado de Tiberio, los estudiantes de la
Biblia pueden calcular que el ministerio de Juan empezó en la primavera de 29 E.C. y que seis meses
después, en el otoño de 29 E.C., Juan bautizó a Jesús. Por consiguiente, no es 14 E.C., sino 29 E.C. lo
que se ve como la fecha eje desde el punto de vista bíblico.
Notas a pie de página. El 17 de septiembre del calendario juliano equivale al 15 de septiembre
del calendario gregoriano, el calendario que se usa extensamente hoy.
Compárese con Insight on the Scriptures, tomo 1, páginas 458, 463, 467; tomo 2, páginas 87, 899-
902, 1099, 1100, publicado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc. //Volver al Índice

519
W1995 1/11 PÁGS.30-31

En algunas versiones —como “El Nuevo Testamento” de


Francisco de Enzinas y la “Versión del rey Jacobo”
(inglesa)—, en 1 Pedro 2:9 se llama a los cristianos ungidos
“la generación escogida”. ¿Debería modificar esta
designación nuestra manera de entender el uso que Jesús
da al término “generación” en Mateo 24:34?
En estas versiones, la palabra “generación” aparece en ambos textos. Según El Nuevo
Testamento de Francisco de Enzinas, el apóstol Pedro escribió: “Pero vosotros sois la generación
escogida, el sacerdocio Real, gente santa, pueblo adquirido, para que anunciéis las virtudes de
aquel que os ha llamado de las tinieblas en su admirable luz” (ortografía actualizada). Y Jesús
predijo: “En verdad os digo, que no pasará esta generación hasta tanto que todas estas cosas sean
hechas” (ortografía actualizada). (1 Pedro 2:9; Mateo 24:34.)
En el primer caso, el apóstol Pedro utilizó la palabra griega gué·nos, mientras que en la
declaración de Jesús aparece el término gue·ne·á. Las dos voces griegas pueden parecer
semejantes y, de hecho, provienen de una raíz común; no obstante, son palabras distintas, y su
significado es diferente. La Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras (con referencias)
dice en la nota de 1 Pedro 2:9: “‘Raza.’ Gr.: gué·nos; diferente de gue·ne·á, ‘generación’, como en
Mt 24:34”. En este último texto aparece una nota correspondiente.
Como se explica en ambas notas, la traducción apropiada de gué·nos es “raza”, y así aparece
en algunas versiones castellanas. En 1 Pedro 2:9, Pedro aplica la profecía de Isaías 61:6 a los
cristianos ungidos que tienen la esperanza celestial. Aunque proceden de muchas naciones y tribus,
su origen queda atrás cuando se integran en la nación del Israel espiritual. (Romanos 10:12; Gálatas
3:28, 29; 6:16; Revelación [Apocalipsis] 5:9, 10.) Pedro se refirió a ellos como un grupo separado en
sentido espiritual, “una raza escogida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo para
posesión especial”.
Por otra parte, en el texto griego de las palabras de Jesús de Mateo 24:34 encontramos el
término gue·ne·á. La opinión generalizada es que Jesús no se refería en este caso a una “raza”, sino
a las personas que viven en una época determinada.
Hace casi cien años, Charles T. Russell, el primer presidente de la Sociedad Watch Tower, aclaró
esta cuestión cuando escribió: “Aunque las palabras ‘generación’ y ‘raza’ tienen la misma raíz, es
decir, un origen común, no son iguales, y se utilizan en las Escrituras de forma muy diferente. [...] En
los tres relatos de esta profecía, se atribuye a nuestro Señor el empleo de una palabra griega
totalmente distinta (gue·ne·á), que no quiere decir ‘raza’, sino que significa lo mismo que nuestro
vocablo [...] ‘generación’. Otros usos de esta palabra griega (gue·ne·á) confirman que no se la
utiliza con el significado de ‘raza’, sino para referirse a personas contemporáneas”. (The Day of
Vengeance [El día de venganza], páginas 602, 603.)
Más recientemente, A Handbook on the Gospel of Matthew (Manual sobre el evangelio de
Mateo) (1988), una obra para traductores de la Biblia, comentó: “[La Nueva Versión Internacional]
traduce esta generación de manera literal, pero añade la nota aclaratoria ‘O raza’. Y aunque un
erudito del Nuevo Testamento afirma que ‘Mateo no se refiere únicamente a la generación de
Jesús, sino a todas las generaciones del judaísmo que lo rechazan’, no existe ninguna base
lingüística que sustente tales conclusiones, por lo que deben descartarse como intentos de evitar el

520
significado obvio. En el marco original, el término se refería exclusivamente a los contemporáneos
de Jesús”.
Como se explicó en las páginas 10 a 15, Jesús condenó a la generación de judíos de su tiempo,
sus coetáneos que lo rechazaron. (Lucas 9:41; 11:32; 17:25.) A menudo calificó a su generación con
adjetivos como “inicua y adúltera”, “falta de fe y aviesa” y “adúltera y pecadora”. (Mateo 12:39;
17:17; Marcos 8:38.) Cuando Jesús empleó por última vez el término “generación”, estaba en el
monte de los Olivos con cuatro apóstoles. (Marcos 13:3.) Aquellos hombres, que todavía no habían
sido ungidos con espíritu ni formaban parte de la congregación cristiana, de ningún modo
constituían ni una “generación” ni una raza de personas. Sin embargo, conocían muy bien el uso
que Jesús hizo del término “generación” para referirse a sus contemporáneos. Lógicamente, pues,
comprendieron lo que quiso decir cuando mencionó por última vez las palabras “esta generación”.
[Nota] El apóstol Pedro, que estuvo presente en aquella ocasión, posteriormente instó a los judíos:
“Sálvense de esta generación torcida”. (Hechos 2:40.)
Con frecuencia hemos publicado pruebas del cumplimiento de muchas de las cosas que Jesús
predijo en ese mismo discurso (como guerras, terremotos y hambres) desde que dio su profecía
hasta la destrucción de Jerusalén, ocurrida en el año 70 E.C. Muchas, pero no todas. Por ejemplo,
no existe ninguna prueba de que tras el ataque de los romanos a Jerusalén (66-70 E.C.) haya
aparecido “la señal del Hijo del hombre”, ocasionando que “todas las tribus de la tierra” se
golpearan en lamento. (Mateo 24:30.) Por lo tanto, entre 33 y 70 E.C. debió producirse únicamente
un cumplimiento inicial, no el cumplimiento total a gran escala al que Jesús también se refirió.
En el prólogo de su versión de la obra La guerra de los judíos, de Josefo, G. A. Williamson
comenta: “Los discípulos, nos dice Mateo, le habían planteado [a Jesús] una pregunta doble —
sobre la destrucción del templo y sobre su venida final—, y él les dio una respuesta doble, en cuya
primera parte predijo vívidamente los acontecimientos que Josefo habría de describir
ampliamente”.
Sí, en el cumplimiento inicial, “esta generación” significó claramente lo mismo que en otras
ocasiones: la generación contemporánea de judíos incrédulos. Aquella “generación” no pasaría sin
experimentar lo que Jesús había predicho. Como comenta Williamson, la profecía se cumplió en las
décadas que precedieron a la destrucción de Jerusalén, según atestigua el historiador Josefo, un
testigo ocular.
En el segundo cumplimiento, es decir el más amplio, “esta generación” también sería, como es
lógico, la gente contemporánea. Como se explicó en el artículo que empieza en la página 16,
no hemos de concluir que Jesús se refería a una “generación” en el sentido de una determinada
cantidad de años.
Por el contrario, con relación al tiempo que pudiera abarcar el término “generación”, pueden
afirmarse dos cosas fundamentales: 1) que una generación no puede interpretarse como un
período fijo de años, como sucede con otras designaciones cronológicas (década o siglo) y 2) que
las personas de una generación viven durante un período relativamente breve, no muy prolongado.
Por consiguiente, cuando los apóstoles oyeron a Jesús referirse a “esta generación”, ¿qué podían
concluir? Aunque nosotros sabemos ahora por la historia que la destrucción de Jerusalén en la “gran
tribulación” ocurrió treinta y siete años después, los apóstoles que escucharon a Jesús no podían
saberlo. Más bien, la mención de una “generación” debió comunicarles la idea de un grupo de
personas que viven durante un tiempo limitado, no la de un período de larga duración. Lo mismo
puede decirse de nuestro caso. Qué apropiadas, por lo tanto, son estas palabras de Jesús:
“Respecto a aquel día y hora nadie sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino solo el Padre. [...]
Por este motivo, ustedes también demuestren estar listos, porque a una hora que no piensan que es,
viene el Hijo del hombre”. (Mateo 24:36, 44.)

521
Nota a pie de página. En la expresión “esta generación”, la forma que se usa del pronombre
demostrativo hóu·tos equivale al español “esta”. Puede referirse al tiempo actual o al
inmediatamente pasado de la persona que habla. Pero también puede tener otros significados. El
Exegetical Dictionary of the New Testament (1991) dice: “La voz [hóu·tos] designa una situación
inmediata. Así pues, [ai·ṓn hóu·tos] es el ‘mundo presente’ [...] y la [gue·ne·á háu·tē] es la
‘generación actual’ (v.g., Mat. 12:41f., 45; 24:34)”. El doctor George B. Winer, escribe: “En ocasiones,
el pronombre [hóu·tos] no se refiere al sustantivo más cercano, sino al sujeto principal, que, aunque
situado más lejos, continúa siendo mentalmente el más cercano, el más presente, en el
pensamiento del escritor”. (A Grammar of the Idiom of the New Testament, 7.a edición, 1897.) //Volver
al Índice

522
W2012 15/5 PÁG.22

¿Por qué dice la Biblia: “Preciosa a los ojos de Jehová es la


muerte de los que le son leales”?
Sin duda, Jehová valora muchísimo la vida de todos y cada uno de sus siervos fieles.
No obstante, las palabras divinamente inspiradas que aparecen en Salmo 116:15 se refieren a algo
más que la muerte de una persona.
En un discurso de funeral, este versículo no se debe aplicar al fallecido, aun cuando se trate de
un cristiano que haya muerto fiel a Jehová. ¿Por qué? Porque su verdadero significado es más
amplio. Lo que el salmista quiso decir es que Jehová considera que la muerte de todos sus siervos
fieles sería una pérdida tan enorme que no está dispuesto a permitirla (véanse Salmo 72:14 y 116:8).
En efecto, este pasaje confirma que Dios no va a tolerar que nadie destruya a sus siervos
leales como grupo. Así lo demuestra nuestra historia moderna. Los ataques y persecuciones que
hemos soportado son una clara prueba de que Dios nos protege del exterminio.
Jehová es todopoderoso, y su voluntad se cumplirá sin falta. Por eso, jamás permitirá que su
pueblo desaparezca por completo. De lo contrario, podría parecer que sus enemigos son más
poderosos que él, algo totalmente absurdo. Si eso ocurriera, fracasaría el propósito divino de que la
Tierra se llene de personas fieles a Dios (Isa. 45:18; 55:10, 11). En los patios terrestres del gran templo
espiritual no quedaría ningún ser humano que adorara a Jehová y le rindiera servicio sagrado en la
Tierra. Además, no habría personas que constituyeran la base de la “nueva tierra”, es decir, una
sociedad compuesta de personas justas que vivieran en el planeta bajo el “nuevo cielo” (Rev. 21:1).
Sin súbditos terrestres, el Reino de Mil Años de Cristo no podría hacerse realidad (Rev. 20:4, 5). ¡Es
totalmente imposible que suceda cualquiera de esas cosas!
Por otra parte, si Jehová permitiera que los enemigos acabaran con su pueblo en la Tierra,
quedarían en entredicho su autoridad y su reputación. Sería una terrible mancha para su Soberanía
Universal. Por respeto a sí mismo y a su santo nombre, jamás lo tolerará. Y pensemos en esto: con
Dios “no hay injusticia”, así que estamos seguros de que Dios protegerá al conjunto de siervos que le
han servido fielmente (Deu. 32:4; Gén. 18:25). Eso está de acuerdo con lo que afirma la Biblia:
“Jehová no abandonará a su pueblo, por causa de su gran nombre” (1 Sam. 12:22). En efecto,
“Jehová no desamparará a su pueblo, ni dejará a su propia herencia” (Sal. 94:14).
¡Qué alentador es saber que el pueblo de Dios nunca desaparecerá de la Tierra! Por
consiguiente, seamos siempre leales a Jehová y confiemos en esta promesa suya: “Sea cual sea el
arma que se forme contra ti, no tendrá éxito, y sea cual sea la lengua que se levante contra ti en el
juicio, la condenarás. Esta es la posesión hereditaria de los siervos de Jehová, y su justicia proviene
de mí” (Isa. 54:17). //Volver al Índice

523
W1997 1/6 PÁG.28

“La Atalaya” del 1 de noviembre de 1995 se centró en lo que


Jesús dijo sobre “esta generación” en Mateo 24:34. ¿Da a
entender el artículo que hay cierta duda en cuanto a si el
Reino de Dios se estableció en el cielo en 1914?
La información de La Atalaya no cambió en absoluto nuestra enseñanza fundamental
sobre 1914. Jesús expuso la señal que marcaría su presencia en el poder del Reino. Existen muchas
pruebas de que esta señal se ha estado cumpliendo desde 1914. Los hechos sobre las guerras, las
hambres, las plagas, los terremotos y otras pruebas demuestran que Jesús ha estado activo como
Rey del Reino de Dios desde 1914. Esto indica que desde entonces nos hallamos en la conclusión del
sistema de cosas.
Pues bien, ¿qué se aclaró en La Atalaya? Lo fundamental era el sentido en que Jesús utilizó el
término “generación” en Mateo 24:34. Ese pasaje dice: “En verdad les digo que de ningún modo
pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas”. ¿Qué quiso decir Jesús con el
término “generación”, tanto en lo referente a su día como al nuestro?
Muchos textos confirman que al utilizar la palabra “generación”, Jesús no se refería a un grupo
reducido o específico, como los caudillos judíos o sus discípulos leales, sino que la usó en general al
condenar a las masas de judíos que lo rechazaron. De todos modos, algunos individuos podían
seguir la exhortación que el apóstol Pedro dio en el día del Pentecostés: arrepiéntanse y “sálvense
de esta generación torcida”. (Hechos 2:40.)
Evidentemente, Pedro no se refería a personas de cierta edad ni a un número determinado de
años, ni estaba relacionando la “generación” con alguna fecha en particular. No dijo que la gente
tenía que salvarse de la generación que nació en el mismo año que Jesús o que nació en 29 E.C.
Pedro hablaba de los judíos incrédulos de aquel tiempo, algunos bastante jóvenes y otros ya
mayores, quienes habían conocido la enseñanza de Jesús, habían presenciado sus milagros u oído
de ellos, y no lo habían aceptado como el Mesías.
Así debió entender Pedro la forma en que usó Jesús la palabra “generación” cuando los cuatro
apóstoles estuvieron con él en el monte de los Olivos. Según la profecía de Jesús, los judíos de aquel
tiempo —fundamentalmente sus contemporáneos— iban a ver u oír de guerras, terremotos,
hambres y otras pruebas de que se acercaba el fin del sistema judío. De hecho, aquella generación
no pasó antes de que llegara el fin en 70 E.C. (Mateo 24:3-14, 34.)
Debemos reconocer que no siempre hemos entendido las palabras de Jesús en este sentido. Es
una tendencia del ser humano imperfecto querer especificar la fecha en que vendrá el fin.
Recuerde la ocasión en que los apóstoles de Jesús quisieron información más específica y le
preguntaron: “Señor, ¿estás restaurando el reino a Israel en este tiempo?”. (Hechos 1:6.)
Con las mismas intenciones sinceras, los siervos de Dios de tiempos modernos han intentado
deducir de las palabras de Jesús relativas a la “generación” un elemento temporal específico
calculado desde 1914. Por ejemplo, se razonó que la generación podía durar de setenta a ochenta
años, y estaba compuesta de personas de edad suficiente para comprender el significado de la
primera guerra mundial y otros acontecimientos; de esa forma era posible calcular
aproximadamente lo cercano que estaba el fin.
Sin importar lo bienintencionado que fuera ese razonamiento, ¿armonizaba con el consejo que
dio Jesús a continuación? Él dijo: “Respecto a aquel día y hora nadie sabe, ni los ángeles de los

524
cielos, ni el Hijo, sino solo el Padre [...]. Manténganse alerta, pues, porque no saben en qué día viene
su Señor”. (Mateo 24:36-42.)
De modo que lo publicado recientemente en La Atalaya sobre “esta generación” no alteró
nuestro modo de entender lo que sucedió en 1914. Nos ayudó a comprender mejor el uso que Jesús
dio a la palabra “generación”, y también a ver que este uso no constituía ninguna base para
calcular, partiendo de 1914, lo cerca que estamos del fin. //Volver al Índice

525
W1997 1/5 PÁG.29

¿Pudiera decirse que el reciente modo de entender la


palabra “generación” que aparece en Mateo 24:34 permite
pensar que el fin del sistema de cosas quizá quede relegado
a un futuro lejano?
Ese no es el caso, ni mucho menos. Al contrario, la comprensión más clara que hemos tenido
recientemente debería ayudarnos a mantenernos en expectativa constante del fin. ¿Por qué?
Pues bien, como explicó La Atalaya del 1 de noviembre de 1995, Jesús aplicó la expresión “esta
generación” a sus coetáneos inicuos. (Mateo 11:7, 16-19; 12:39, 45; 17:14-17; Hechos 2:5, 6, 14, 40.)
Con ella no se refería a un período de duración determinado que comenzaba en una fecha
concreta.
De hecho, la sección “Preguntas de los lectores” del mismo número de La Atalaya se concentró
en dos puntos clave: “Una generación no puede interpretarse como un período fijo de años”, y “las
personas de una generación viven durante un período relativamente breve”.
A menudo empleamos el término “generación” de esta forma. Por ejemplo, pudiéramos decir:
‘Los soldados de la generación de Napoleón no sabían nada de aviones ni de bombas atómicas’.
¿Nos referiríamos con estas palabras exclusivamente a los soldados que nacieron en el mismo año
que Napoleón? ¿Aludiríamos únicamente a los soldados franceses que murieron antes de fallecer
Napoleón? Por supuesto que no; como tampoco tendríamos la intención de fijar una cantidad de
años al usar la palabra “generación”. Más bien, nos referiríamos a un espacio de tiempo
relativamente corto, no a un período de cientos de años a partir de Napoleón.
Nuestro modo de entender lo que Jesús dijo en la profecía que dio en el monte de los Olivos es
semejante. El cumplimiento de las diversas facetas de esa profecía prueba que el fin de este sistema
está cerca. (Mateo 24:32, 33.) Recuerde que según Revelación (Apocalipsis) 12:9, 10, tras el
establecimiento del Reino celestial de Dios, en 1914, Satanás fue arrojado a la vecindad de la Tierra.
La Revelación añade que Satanás está muy encolerizado. ¿A qué es debido? A su conocimiento de
que “tiene un corto espacio de tiempo”. (Revelación 12:12.)
Por este motivo fue muy oportuno que La Atalaya del 1 de noviembre incluyera el subtema
“Manténganse alerta”. El párrafo siguiente estaba en lo cierto al decir: “No tenemos que saber la
fecha exacta en que ocurrirán los sucesos. Debemos concentrarnos en estar alerta, cultivar una fe
firme y permanecer ocupados en el servicio de Jehová, no en calcular fechas”. Luego citó las
palabras de Jesús: “Sigan mirando, manténganse despiertos, porque no saben cuándo es el tiempo
señalado. Pero lo que les digo a ustedes, a todos lo digo: Manténganse alerta”. (Marcos 13:33, 37.)
//Volver al Índice

526
W1995 15/6 PÁG.31

Según Gálatas 6:8, “el que esté sembrando con miras a su


carne, segará de su carne la corrupción; pero el que esté
sembrando con miras al espíritu, segará del espíritu vida
eterna”. ¿A qué se refiere aquí el término “espíritu”, y cómo
podemos segar así la vida?
Los términos hebreo y griego que se traducen “espíritu” tienen varios significados; pueden
referirse a 1) la fuerza activa de Dios, 2) la fuerza de vida del hombre o de los animales, 3) la fuerza
mental dominante de una persona y 4) un ángel o ser espiritual. Gálatas 6:8 alude al primero de
estos significados: la fuerza activa de Dios.
Examinemos el contexto. Es en Gálatas 3:2 donde aparece por primera vez en ese libro la
palabra “espíritu”. Pablo pregunta a los cristianos: “¿Recibieron ustedes el espíritu debido a obras de
ley, o debido a oír por fe?”. Más adelante, en Gálatas 3:5, relaciona dicho “espíritu” con la
realización de obras poderosas. Por lo tanto, se deduce que “el espíritu” al que se refería era el
espíritu santo, la fuerza activa invisible de Dios.
Posteriormente, en Gálatas 5:16, Pablo contrasta el espíritu con la carne. Leemos: “Sigan
andando por espíritu y no llevarán a cabo ningún deseo carnal”. Al decir “deseo carnal”, se refería
a la carne humana pecaminosa. Por eso, en Gálatas 5:19-23 hace una lista de “las obras de la
carne” contrastadas con “el fruto del espíritu”.
Por lo tanto, la persona que está “sembrando con miras a su carne”, mencionada en Gálatas
6:8, debe ser aquella que se deja llevar por los deseos humanos pecaminosos y cede a “las obras
de la carne”. Puede que experimente los efectos corruptores de dicha conducta, y si no cambia,
no conseguirá de ningún modo la vida en el Reino de Dios ni bajo su gobernación. (1 Corintios
6:9, 10.)
Como somos cristianos dedicados, nuestro deseo debe ser ‘sembrar con miras al espíritu’. Ello
supone vivir de una manera que permita al espíritu santo obrar con toda libertad en nuestra vida,
ayudándonos a producir su fruto. Debemos tener presente este hecho al decidir qué vamos a leer o
qué programas de televisión vamos a ver. Sembramos con miras al espíritu cuando prestamos
atención en las reuniones y nos esforzamos por seguir el consejo de los ancianos nombrados por el
espíritu. (Hechos 20:28.)
Es interesante que la parte final de Gálatas 6:8 nos asegura que si sembramos en armonía con el
espíritu santo, podremos ‘segar del espíritu vida eterna’. Así es, en virtud del sacrificio de rescate de
Cristo, Dios nos prolongará la vida eternamente mediante la acción del espíritu santo. (Mateo 19:29;
25:46; Juan 3:14-16; Romanos 2:6, 7; Efesios 1:7.) //Volver al Índice

527
W1970 15/9 PÁGS.575-576

¿Cómo se usaba el “estiércol de paloma” que se menciona


en 2 Reyes 6:25?—H. F., EE. UU.
Este versículo describe las condiciones en que se halló la ciudad de Samaria cuando fue sitiada
por los sirios durante los días de Eliseo. Leemos: “Con el tiempo surgió una gran hambre en Samaria,
y, ¡mire! estuvieron sitiándola hasta que la cabeza de un asno llegó a valer ochenta piezas de plata,
y el cuarto de una medida de cab de estiércol de paloma valía cinco piezas de plata.”—2 Rey.
6:25.
Según esto, aproximadamente 0,3 de litro de estiércol de paloma valía aproximadamente $2,38
(dólares). Pero la pregunta en cuanto a cómo usaría el comprador el estiércol ha recibido
consideración muy extensa.
Algunas personas han pensado que el “estiércol de paloma” pudo haberse referido a una
planta, el cual punto de vista se basa en el hecho de que los árabes usan el nombre “estiércol de
gorrión” para una planta que la gente de pocos recursos come y el hecho de que en la zona de
Samaria crece una planta cuyo nombre latino significa “leche de ave.” Sin embargo, no hay
evidencia de que a cualquiera de estas plantas jamás se les haya conocido como “estiércol de
paloma” o que hubieran estado disponibles a las personas que quedaron embotelladas en Samaria
cuando ésta fue sitiada.
Si ha de tomarse literalmente la expresión, ¿qué uso recibiría el estiércol de paloma? Se ha
ofrecido la sugerencia de que en el Cercano Oriente la gente ha usado este material por mucho
tiempo como abono. Pero es improbable que personas que estuvieran a punto de morirse de
hambre se interesaran en abonar cosechas que no estarían disponibles por meses.
Hay la posibilidad de que el estiércol de paloma se haya usado como alimento. Tratando de
aterrorizar a los habitantes de Jerusalén, Rabsaces advirtió en una ocasión que un sitio por los asirios
los obligaría a ‘comer su propio excremento y beber sus propios orines.’ (2 Rey. 18:27) Repugna la
idea de consumir estiércol, pero el hecho de que el hambre se puso tan fuerte que las mujeres
cocían y se comían a sus propios hijos indica que consumirían todo cuanto estuviera disponible.
(2 Rey. 6:26-29) Aunque el estiércol sería de limitado valor nutritivo, las personas que están en
condición de inanición con frecuencia comen cualquier cosa para amortiguar los dolores del
hambre. Según Josefo, los judíos sitiados por los romanos en 70 E.C. comieron estiércol de “viejos
estercoleros de ganado.” Y hay un informe de que durante un hambre en Inglaterra en 1316 E.C. la
gente se comió “a sus propios hijos, perros, ratones y estiércol de pichón.”
Quizás la sugerencia con mayor probabilidad de ser la correcta sea que el estiércol se haya
usado como combustible. Al profeta Ezequiel se le mandó que representara las condiciones
igualmente deplorables que le sobrevendrían a Jerusalén usando estiércol como combustible para
cocer su alimento. (Eze. 4:12-17) Hasta el día actual estiércol seco de ganado, que algunos llaman
“hojuelas de vaca,” sirve de combustible en ciertas partes de la Tierra. Si este punto de vista acerca
del estiércol de paloma es correcto, entonces el relato simplemente expresa el costo del alimento
(en este caso una cabeza de asno) y el costo del combustible para cocerlo. Los versículos
subsiguientes indican que la gente todavía no comía carne cruda. //Volver al Índice

528
W2009 1/6 PÁG.31

Los golpes de la vida: ¿Son un castigo de Dios?


Cuando alguien sufre una experiencia traumática, tal vez crea que Dios lo está castigando.
Puede que una enfermedad repentina, un grave accidente o la muerte prematura de un ser
querido lo lleve a pensar que Dios quiere hacerlo sufrir. ¿Es este su caso?
Entonces le consolará saber que Dios no quiere que suframos, sino que vivamos felices.
De hecho, cuando creó a nuestros primeros padres, los puso en un hermoso paraíso, llamado “el
jardín de Edén”, donde vivirían sin preocupaciones ni problemas (Génesis 2:15).
Lamentablemente, Adán y Eva decidieron darle la espalda a este brillante futuro y, a sabiendas,
desobedecieron a Jehová Dios. Las consecuencias fueron desastrosas no solo para ellos, sino
también para todos sus descendientes. ¿Por qué? Pongamos un ejemplo. Si un cabeza de familia se
niega a pagar la renta de la casa, la familia entera se verá afectada, pues todos serán desalojados
y sufrirán penurias. De igual modo, la rebelión de nuestros primeros padres también repercute en
nosotros. Eso explica por qué las desgracias han plagado a la humanidad (Romanos 5:12). Un fiel
siervo de Dios de tiempos bíblicos, llamado Job, dijo que si se pudiera poner su aflicción “en la
balanza”, resultaría más pesada “que las arenas de los mares” (Job 6:2, 3).
También sufrimos adversidades debido a nuestras malas decisiones. Suponga que, por
no informarse bien, usted compra una casa que ha sido construida en una zona con alto riesgo de
incendios. ¿No estaría exponiendo a su familia a sufrir una desgracia? Y si esta sucediera, ¿verdad
que no podría considerarla un castigo divino? Por esta razón, la Biblia nos anima a ser precavidos
cuando dice: “Cualquiera que es inexperto pone fe en toda palabra, pero el sagaz considera sus
pasos” (Proverbios 14:15).
Es cierto que todos corremos el riesgo de sufrir adversidades. No obstante, Dios ha prometido
eliminarlas muy pronto. Cuando llegue ese momento, no volveremos a experimentar desgracias, y
ni siquiera oiremos de ellas. La tristeza, el dolor y la muerte serán cosas del pasado (Revelación
[Apocalipsis] 21:4). La Biblia también promete que nadie perderá su casa o sus cosechas debido a
la guerra o los desastres naturales. Más bien, todos disfrutaremos “a grado cabal” del trabajo de
nuestras manos (Isaías 65:21-25).
Ahora bien, mientras esperamos que Dios elimine para siempre las desgracias, ¿cómo podemos
enfrentarnos a ellas o, si es posible, evitarlas? La Biblia recomienda ante todo: “Confía en Jehová
con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento” (Proverbios 3:5). Por lo tanto,
acuda a él en busca de guía y consuelo. Y no pase por alto los sabios consejos que nos da en su
Palabra. Así podrá tomar buenas decisiones y evitar algunos golpes de la vida (Proverbios 22:3).
//Volver al Índice

529
W1995 15/4 PÁG.31

¿Existe, en sentido estricto, alguna diferencia entre las


expresiones bíblicas “otras ovejas” y “gran muchedumbre”?
Sí; aunque no debemos concederle demasiada importancia al uso de los términos, ni
incomodarnos si alguien usa estas expresiones indistintamente.
Casi todos los cristianos conocen bien los relatos en los que estas aparecen. Juan 10:16 es uno de
ellos. Jesús dijo: “Tengo otras ovejas, que no son de este redil; a esas también tengo que traer, y
escucharán mi voz, y llegarán a ser un solo rebaño, un solo pastor”. La otra expresión, “gran
muchedumbre”, aparece en Revelación 7:9, donde leemos: “Después de estas cosas vi, y, ¡miren!,
una gran muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos
y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos de largas ropas blancas; y había
ramas de palmera en sus manos”.
Analicemos primero Juan 10:16. ¿Quiénes son las ovejas? Conviene tener presente que a todos
los discípulos fieles de Jesús se les llama ovejas. En Lucas 12:32, él llamó a los discípulos que irían al
cielo “rebaño pequeño”. ¿Rebaño de qué? De ovejas, naturalmente. Las “ovejas” del “rebaño
pequeño” serán parte del Reino celestial. No obstante, hay otras personas a quienes Jesús considera
ovejas y que tienen una esperanza diferente.
Podemos ver esta idea en el capítulo 10 de Juan. Después de hablar de las ovejas a las que
llamaría a la vida celestial —entre ellas a los apóstoles—, Jesús agregó en el versículo 16: “Tengo
otras ovejas que no son de este redil; a esas también tengo que traer”. Los testigos de Jehová
entendieron hace tiempo que en este versículo Jesús se refería a personas que tenían la perspectiva
de vivir en la Tierra. Esa fue la esperanza de muchos siervos fieles de Dios de tiempos precristianos,
como Abrahán, Sara, Noé y Malaquías. Por consiguiente, es apropiado considerarlos parte de las
“otras ovejas” de Juan 10:16. Durante el Milenio se resucitará a estos fieles testigos precristianos;
aprenderán de Cristo Jesús, lo aceptarán y llegarán a ser “otras ovejas” del Pastor Excelente.
Sabemos también que desde que terminó el recogimiento general de la clase celestial, millones
de personas han llegado a ser cristianos verdaderos. A estas también es correcto llamarlas “otras
ovejas”, ya que no son parte del “rebaño pequeño”. Las otras ovejas de hoy día esperan entrar con
vida en el Paraíso terrenal.
Ahora bien, ¿qué puede decirse de la identidad de la “gran muchedumbre” mencionada en
Revelación 7:9? Pues bien, en el versículo 13 se formula la pregunta: “¿Quiénes son, y de dónde
vinieron?”. La respuesta la hallamos en Revelación 7:14: “Estos son los que salen de la gran
tribulación”. Por lo tanto, la “gran muchedumbre” está formada por los que salen de la gran
tribulación o sobreviven a ella. Como dice el versículo 17, ‘se les guiará a fuentes de agua de vida’
en la Tierra.
Se entiende, sin embargo, que para sobrevivir a la gran tribulación que se avecina, tienen que
haber lavado sus ropas en la sangre del Cordero, haciéndose adoradores verdaderos. Por lo tanto,
aunque Revelación 7:9 alude a esta muchedumbre después de la tribulación, podemos utilizar la
expresión “gran muchedumbre” para referirnos a todos los que tienen la esperanza de vivir en la
Tierra y que en la actualidad están rindiendo servicio sagrado a Jehová, justo antes de que
empiece la gran tribulación con el ataque de las naciones a la religión falsa.
En resumen, convendría recordar que la expresión “otras ovejas” es la más amplia, que engloba
a todos los siervos de Dios que tienen la esperanza de vivir para siempre en la Tierra. Incluye al grupo
más limitado de personas mansas como ovejas de hoy día a quienes se reúne en una “gran
muchedumbre” que tiene la esperanza de sobrevivir a la inminente gran tribulación. La mayoría de

530
estos cristianos leales que están vivos hoy son de las “otras ovejas” y al mismo tiempo parte de la
“gran muchedumbre”.
Conviene reiterar que, aunque es bueno entender con claridad estas expresiones, ningún
cristiano debe preocuparse demasiado por los términos, o convertirse en un crítico de palabras.
Pablo advirtió de individuos ‘hinchados de orgullo’ que se involucraban en “debates acerca de
palabras”. (1 Timoteo 6:4.) Si nosotros personalmente entendemos las diferencias entre ciertas
expresiones, está muy bien. Pero no debemos criticar, ni de palabra ni de pensamiento, a quienes
no utilizan los términos bíblicos con tanta precisión. //Volver al Índice

531
W2002 1/5 PÁGS.30-31

¿En qué parte del templo de Jehová se hallaba la “gran


muchedumbre” cuando Juan la vio allí rindiendo servicio
sagrado? (Revelación [Apocalipsis] 7:9-15.)
Es razonable decir que la gran muchedumbre adora a Jehová en uno de los patios terrestres de
su gran templo espiritual, específicamente en el equivalente actual del patio exterior del templo de
Salomón.
Hasta hace unos años, se había afirmado que la gran muchedumbre se halla en el equivalente
espiritual, o antitipo, del atrio de los gentiles que existía en los días de Jesús. Sin embargo, un estudio
más minucioso reveló por lo menos cinco razones por las que tal conclusión no es acertada. Primero:
no todos los aspectos del templo de Herodes se cumplen en el gran templo espiritual de Jehová. Por
ejemplo, el de Herodes tenía el atrio de las mujeres y el atrio de Israel. En el atrio de las mujeres
podían entrar personas de ambos sexos, pero solo a los hombres se les permitía entrar en el atrio de
Israel. En los patios terrestres del gran templo espiritual de Jehová no se separa a los hombres y
mujeres que rinden adoración (Gálatas 3:28, 29). Por lo tanto, en el templo espiritual no hay ningún
equivalente del atrio de las mujeres ni del atrio de Israel.
Segundo: no había ningún atrio de los gentiles en los planos arquitectónicos que Jehová
suministró para el templo de Salomón ni en el de la visión de Ezequiel; tampoco había ninguno en el
templo que reedificó Zorobabel. De modo que no hay motivo para concluir que el atrio de los
gentiles debe tener un equivalente en el gran templo espiritual de Jehová, sobre todo si analizamos
la siguiente razón.
Tercero: el atrio de los gentiles fue edificado por Herodes, un rey edomita, para glorificarse y
ganarse el favor de Roma. Este monarca probablemente empezó la renovación del templo de
Zorobabel en el año 18 ó 17 a.E.C. The Anchor Bible Dictionary explica: “Los gustos clásicos del
poder imperial de Occidente [Roma] [...] exigían que el templo fuera mayor que los de otras
ciudades orientales”. No obstante, las dimensiones del templo ya estaban establecidas.
El diccionario dice: “Aunque el templo tendría las mismas dimensiones que los anteriores [los de
Salomón y Zorobabel], no había nada que impidiera la expansión del monte del templo”. Por eso,
Herodes agrandó la zona del templo añadiéndole lo que posteriormente se llamó el atrio de los
gentiles. ¿Por qué debería una construcción con dichos antecedentes tener un antitipo en el templo
espiritual de Jehová?
Cuarto: prácticamente todos —los ciegos, los cojos y los gentiles incircuncisos— podían entrar en
el atrio de los gentiles (Mateo 21:14, 15). Es cierto que lo utilizaban los muchos gentiles incircuncisos
que deseaban hacer ofrendas a Dios. Además, fue allí donde Jesús en diversas ocasiones se dirigió
a las muchedumbres, y dos veces expulsó a los cambistas y a los comerciantes diciendo que habían
deshonrado la casa de su Padre (Mateo 21:12, 13; Juan 2:14-16). Con todo, The Jewish Encyclopedia
comenta: “En sentido estricto, este atrio exterior no formaba parte del templo. Su suelo no era
sagrado, y cualquiera podía entrar en él”.
Quinto: la palabra griega (hi·e·rón) que se traduce “templo” y que se emplea con respecto al
atrio de los gentiles “se refiere a todo el complejo, y no específicamente al edificio del templo”, dice
A Handbook on the Gospel of Matthew, de Barclay M. Newman y Philip C. Stine. Sin embargo, es
más específica la palabra griega (na·ós) que se traduce “templo” en la visión que tuvo Juan de la
gran muchedumbre. En el contexto del templo de Jerusalén, por lo general se refiere al Santo de los
Santos, al edificio del templo o al recinto del templo. A veces se traduce “santuario” (Mateo 27:5, 51;
Lucas 1:9, 21; Juan 2:20).

532
Los miembros de la gran muchedumbre ejercen fe en el sacrificio redentor de Jesús. Están limpios
espiritualmente, pues han “lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del
Cordero”. Por consiguiente, se les declara justos con la perspectiva de llegar a ser amigos de Dios y
de sobrevivir a la gran tribulación (Santiago 2:23, 25). En muchos sentidos, son como los prosélitos en
Israel que se sometieron al pacto de la Ley y se unieron a los israelitas en adorar a Jehová.
Claro está, aquellos prosélitos no servían en el patio interior, donde los sacerdotes
desempeñaban sus deberes. De igual modo, quienes componen la gran muchedumbre no se
hallan en el patio interior del gran templo espiritual de Jehová, el cual representa la condición de
hijos humanos perfectos y justos que tienen los miembros del “sacerdocio santo” de Jehová mientras
están en la Tierra (1 Pedro 2:5). Ahora bien, el anciano celestial dijo a Juan que la gran
muchedumbre se halla realmente en el templo, no en alguna zona fuera de este que se considere
el atrio de los gentiles en sentido espiritual. ¡Qué magnífico privilegio! Y cuánto destaca la necesidad
de que cada uno de ellos mantenga la pureza espiritual y moral en todo momento. //Volver al Índice

533
W1986 1/8 PÁG.31

¿Se puede decir que el cristiano que tiene la esperanza


terrestre es parte de la “gran muchedumbre”, aunque
todavía no ha sobrevivido a “la gran tribulación”?
(Revelación 7:9, 14.)
Sí, es apropiado en vista de su esperanza.
El capítulo 7 de Revelación hace mención de dos grupos. Primero, a los 144.000 “sellados de
toda tribu de los hijos de Israel”. (Revelación 7:4.) Una comparación con Revelación 14:1-5 muestra
que los 144.000 son “comprados de la tierra”, con el fin de ser “primicias para Dios”. Estos, por lo
tanto, son los que reinarán en el cielo con Cristo. (Gálatas 6:16; 2 Timoteo 4:18.) El segundo grupo se
compone de “una gran muchedumbre, que ningún hombre podía contar”, y que ‘sale de la gran
tribulación’.
En su marco de circunstancias, Revelación 7:9-17 da un cuadro de los sobrevivientes terrestres de
la venidera tribulación. De modo que alguien extremadamente exigente pudiera limitar el
significado del término “gran muchedumbre” solo a personas que hayan sobrevivido a esa
tribulación. Pero, ¿es necesario ser tan restrictivo? No creemos que lo sea. Obviamente, los que
sobrevivan tienen que ser recogidos antes de “la gran tribulación” a fin de que puedan calificar
como sobrevivientes. Por lo tanto, hemos aplicado el término “gran muchedumbre” a los cristianos
leales que en la actualidad sirven a Jehová Dios con la perspectiva de sobrevivir y ser ‘guiados a
fuentes de aguas de vida’ en la Tierra. (Revelación 7:17.) Si alguien de la “gran muchedumbre”
muriera ahora, justamente antes de la “gran tribulación”, con certeza habría razón para esperar
que sea resucitado para vivir en la Tierra.
Algo similar puede decirse del término “otras ovejas”. En Juan 10:7-16, Jesús habló primero de sus
“ovejas”, que entendemos que son el “rebaño pequeño” escogido para vivir en los cielos. Entonces
Jesús pasó a decir: “Tengo otras ovejas, que no son de este redil [celestial]; a ésas también tengo
que traer, y escucharán mi voz, y llegarán a ser un solo rebaño, un solo pastor”. A menudo hemos
presentado prueba bíblica que indica que las “otras ovejas” representan a los que tienen la
perspectiva de vivir en la Tierra. (Lucas 12:32.)
Puede que algunas personas razonen diciendo: Jesús estaba refiriéndose a un recogimiento
futuro de las “otras ovejas” y, por lo tanto, el término sólo aplica a los que, después que Jesús habló,
abrazarían la esperanza de vida eterna en la Tierra. Sin embargo, parece innecesario circunscribir
este término como si Jesús hubiera estado definiendo la cuestión de manera cronológica o en
secuencia. Estamos convencidos de que Jesús estaba subrayando el hecho de que él era el pastor
de las ovejas unificadas. Algunas personas con cualidades de oveja entran al redil para ir a los
cielos. También hay otras que aceptan a Jesús como el pastor; estas estarían en unidad con las que
se mencionaron primero. Con este punto de vista, el término “otras ovejas” incluye a los hombres de
fe que murieron antes de que Jesús abriera el camino al cielo, tales como Noé, Abrahán, Job,
David, y Juan el Bautizante. (Mateo 11:11; Hechos 2:29; Hebreos 10:19, 20.) Cuando estos sean
resucitados en el nuevo sistema de cosas podrán aceptar al Pastor Excelente y tener la perspectiva
de vida eterna en la Tierra con el resto de las “otras ovejas” de Jesús. //Volver al Índice

534
W1997 15/2 PÁG.29

“La Atalaya” del 15 de agosto de 1996 dijo: “En la parte final


de la tribulación, la ‘carne’ que haya huido al lado de
Jehová se salvará”. ¿Indican estas palabras que después de
la primera fase de la gran tribulación, se pondrán del lado de
Jehová muchos nuevos discípulos?
Eso no fue lo que se quiso decir.
Las palabras de Jesús que aparecen en Mateo 24:22 se cumplirán principalmente en el futuro,
cuando se libre de la aniquilación a determinadas personas durante la primera parte de la venidera
gran tribulación: el ataque a la religión. El artículo dijo: “Recuerde que se salvará alguna ‘carne’,
tanto de los ungidos como de la ‘gran muchedumbre’, cuando Babilonia la Grande sea destruida
veloz y completamente en la primera parte de la tribulación”.
Esas personas fieles no estarán en peligro cuando Jesús y su ejército celestial actúen en la parte
final de la tribulación. Ahora bien, ¿quién, por tanto, sobrevivirá a esa fase de la tribulación?
Revelación (Apocalipsis) 7:9, 14 indica que sobrevivirá una gran muchedumbre cuya esperanza es
terrenal. ¿Qué será de los cristianos ungidos con espíritu? La sección “Preguntas de los lectores” de
La Atalaya del 15 de agosto de 1990, analizó por qué no podemos ser dogmáticos en cuanto a
cuándo se llevará al cielo al resto de los ungidos. De modo que el artículo del 15 de agosto de 1996
dejó abierta la cuestión cuando hizo el siguiente comentario general: “De igual modo, en la parte
final de la tribulación, la ‘carne’ que haya huido al lado de Jehová se salvará”.
En cuanto a si puede que algunos nuevos aprendan la verdad y se pongan del lado de Dios
después del comienzo de la gran tribulación, fíjese en las palabras de Jesús anotadas en Mateo
24:29-31. Tras estallar la tribulación, aparecerá la señal del Hijo del hombre. Jesús dijo que todas las
tribus de la Tierra se golpearán y se lamentarán. No dijo nada de que hubiera personas que se
dieran cuenta de la situación, se arrepintieran, se pusieran de parte de Dios y llegaran a ser
discípulos verdaderos.
Del mismo modo, en la parábola de las ovejas y las cabras, el Hijo del hombre aparece y separa
judicialmente a la gente sobre la base de lo que hizo o dejó de hacer en el pasado. Jesús no dijo
nada sobre algunas personas que por mucho tiempo hubieran tenido características de cabra y
que de repente se volvieran y llegaran a ser como ovejas. Él viene a juzgar teniendo en cuenta lo
que la gente ya haya demostrado ser. (Mateo 25:31-46.)
No obstante, una vez más no hay razón para ser dogmáticos en esta cuestión. El pueblo de Dios,
tanto los ungidos como la gran muchedumbre, sabe lo que tiene que hacer en este momento:
predicar y hacer discípulos. (Mateo 28:19, 20; Marcos 13:10.) Es ahora mismo cuando tenemos que
tomar a pecho la exhortación: “En colaboración con él, nosotros también les suplicamos que
no acepten la bondad inmerecida de Dios y dejen de cumplir su propósito. Porque él dice: ‘En un
tiempo acepto te oí, y en día de salvación te ayudé’. ¡Miren! Ahora es el tiempo especialmente
acepto. ¡Miren! Ahora es el día de salvación”. (2 Corintios 6:1, 2.) //Volver al Índice

535
W1987 1/1 PÁG.30

En el antiguo Israel, cada ciclo de 49 años era seguido por


un año de Jubileo (año 50). ¿Corresponde ese Jubileo al
período que sigue a la semana creativa de Dios de
49.000 años?
Dado que el número 49 aparece en ambos casos, puede parecer que el Jubileo prefiguraría el
lapso de tiempo consecutivo al fin de una semana creativa de 49.000 años. Pero para la
humanidad en general que recibe la aprobación de Dios, lo que ocurría en el Jubileo de Israel
corresponde más bien a lo que ocurrirá durante el Milenio, los últimos mil años de dicha semana
creativa, y no a lo que sigue después de esa semana. Examine la base para esto:
En primer lugar, la Ley mosaica requería que cada siete años la tierra tuviera un año sabático en
el que no se habría de sembrar ni cultivar ni se recogería cosecha alguna. Después del séptimo año
sabático (el año 49), había un año especial de Jubileo, el año 50. Este era sabático, pues había que
dejar que la tierra descansara de nuevo. De mayor importancia aún, en ese año se proclamaba
libertad. Los hebreos que se hubieran vendido como esclavos quedaban libres de deudas y de estar
en servidumbre. También las tierras recibidas por herencia volvían a la familia que se hubiera visto
obligada a venderlas. De modo que para los israelitas el Jubileo era un tiempo de liberación y
restauración. (Levítico 25:1-46.)
En segundo lugar, un estudio del cumplimiento de la profecía bíblica y del lugar que ocupamos
en el transcurso del tiempo da fuerte indicación de que cada uno de los ‘días creativos’ (Génesis,
capítulo 1) es de 7.000 años. Se entiende que el reinado de Cristo de mil años traerá a su fin el ‘día
de descanso’ de Jehová de 7.000 años de duración, es decir, el último ‘día’ de la semana creativa.
(Revelación 20:6; Génesis 2:2, 3.) Con este razonamiento como base, la entera semana creativa
sería de 49.000 años.
Al notar la similitud en los números, algunos han comparado los 49 años del antiguo ciclo de
Jubileo con los 49.000 años de la semana creativa. Al razonar de esta forma, han pensado que el
Jubileo (el año 50) del antiguo Israel debe prefigurar lo que vendrá después del final de la semana
creativa.
No obstante, tenga presente que para el pueblo israelita el Jubileo era principalmente un año de
liberación y restauración. La semana creativa en gran parte está conectada con el planeta Tierra y
su creación. Pero con relación al desenvolvimiento del propósito de Dios para la humanidad en la
Tierra, el planeta en sí no fue vendido a la esclavitud y por lo tanto no necesita liberación. Es la
humanidad la que necesita que se le liberte y ella no ha existido 49.000 años, sino solo unos 6.000. La
Biblia indica que algún tiempo después de la creación de Adán y Eva estos se rebelaron contra Dios
y así llegaron a ser cautivos al pecado, la imperfección y la muerte. Según Romanos 8:20, 21,
Jehová Dios se propone liberar de esa esclavitud a la humanidad creyente. Como resultado de ello,
los verdaderos adoradores en la Tierra ‘serán libertados de la esclavitud a la corrupción y tendrán la
gloriosa libertad de los hijos de Dios’. (Véase también Romanos 6:23.)
Mientras que a los del pequeño grupo de escogidos para ir al cielo se les han perdonado sus
pecados desde el Pentecostés de 33 E.C. en adelante y, por lo tanto, ya disfrutan del Jubileo, las
Escrituras indican que la liberación para la humanidad creyente ocurrirá durante el Reino Milenario
de Cristo. Eso será cuando él aplique a la humanidad los beneficios de su sacrificio de rescate. Para
fines del Milenio, se habrá traído a la humanidad a la perfección, completamente libre del pecado
heredado y la muerte. Habiendo eliminado el último enemigo (la muerte heredada de Adán), Cristo
entregará el Reino a su Padre al final de la semana creativa de 49.000 años. (1 Corintios 15:24-26.)

536
Consecuentemente, para la humanidad creyente con perspectivas de vivir en la Tierra, la
liberación y la restauración que marcó el año de Jubileo en el antiguo Israel tendrá un paralelo
durante el venidero Milenio sabático. Es entonces cuando se experimentará liberación y
restauración. Esto acontecerá bajo el reinado de Cristo, “porque Señor del sábado es el Hijo del
hombre”. (Mateo 12:8.) //Volver al Índice

537
W2004 15/7 PÁGS.26-27

¿Qué prefigura el año del Jubileo mencionado en el capítulo


25 de Levítico?
La Ley mosaica estipulaba: “En el año séptimo debe ocurrir un sábado de descanso completo
para la tierra”. Respecto a ese año, a los israelitas se les ordenó: “Tu campo no debes sembrar, y tu
viña no debes podar. Lo que crezca de los granos caídos de tu siega no debes segar; y las uvas de
tu vid no podada no debes vendimiar. Debe ocurrir un año de descanso completo para la tierra”
(Levítico 25:4, 5). De modo que el séptimo año debía ser un año sabático para la tierra. Y cada
cincuenta años, después del séptimo año sabático, debía celebrarse un año de Jubileo. ¿Qué
había que hacer durante ese año?
Jehová le comunicó a Israel mediante Moisés: “Tienen que santificar el año cincuenta y
proclamar libertad en la tierra a todos sus habitantes. Llegará a ser un Jubileo para ustedes, y
ustedes tienen que volver cada uno a su posesión y deben volver cada uno a su familia. Un Jubileo
es lo que ese año cincuenta llegará a ser para ustedes. No deben sembrar semilla ni segar lo que en
la tierra crezca de los granos caídos ni vendimiar las uvas de sus vides no podadas” (Levítico
25:10, 11). El Jubileo representaba un segundo año sabático consecutivo para la tierra. No obstante,
para sus habitantes significaba libertad, pues se debía liberar a cualquier judío que hubiera sido
vendido como esclavo. En el caso de que alguien se hubiera visto obligado a vender su propiedad
hereditaria, esta era devuelta a su familia. Para los israelitas de la antigüedad, el Jubileo era un año
de restauración y liberación. ¿Qué prefigura para los cristianos?
La rebelión del primer hombre, Adán, tuvo como consecuencia que la humanidad quedara en
esclavitud al pecado. La provisión divina para liberar al hombre de dicha esclavitud es el sacrificio
de rescate de Jesucristo (Mateo 20:28; Juan 3:16; 1 Juan 2:1, 2). [Nota] ¿Cuándo quedan libres los
cristianos de la ley del pecado? El apóstol Pablo dirigió estas palabras a cristianos ungidos: “La ley
de ese espíritu que da vida en unión con Cristo Jesús [los] ha libertado de la ley del pecado y de la
muerte” (Romanos 8:2). Quienes abrigan la esperanza de vivir en el cielo reciben tal libertad cuando
se les unge con espíritu santo. Aunque sus cuerpos son carnales e imperfectos, Dios los declara justos
y los adopta como hijos espirituales (Romanos 3:24; 8:16, 17). Para la clase ungida, el Jubileo cristiano
empezó en el Pentecostés de 33 E.C.
¿Qué puede decirse de las “otras ovejas”, que abrigan la esperanza de vivir para siempre en la
Tierra? (Juan 10:16.) Para este grupo, el Reinado Milenario de Cristo será un tiempo de restauración y
liberación. Durante ese Jubileo del Milenio, Jesús aplicará los beneficios de su sacrificio redentor a la
humanidad creyente y anulará los efectos del pecado (Revelación [Apocalipsis] 21:3, 4). Para el fin
del Milenio, la humanidad habrá alcanzado la perfección y estará completamente libre del pecado
y la muerte heredados (Romanos 8:21). El Jubileo cristiano culminará con estos logros.
Nota. A Jesús, de hecho, se le envió “para proclamar libertad a los que han sido llevados
cautivos” (Isaías 61:1-7; Lucas 4:16-21). Él anunció una liberación espiritual. //Volver al Índice

538
W1986 15/8 PÁG.31

¿Quién o qué es prefigurado por el “Leviatán” que se


menciona en Isaías 27:1?
Isaías 27:1 dice: “En aquel día Jehová, con su espada dura y grande y fuerte, dirigirá su atención
a Leviatán, la serpiente deslizante, aun a Leviatán, la serpiente torcida, y ciertamente matará al
monstruo marino que está en el mar”. Entendemos que esta profecía aplica a Satanás el Diablo y a
su organización inicua en la Tierra.
El número del 15 de octubre de 1985 de La Atalaya explicó que el capítulo 27 de Isaías es una
profecía de restauración. Su cumplimiento inicial tuvo que ver con la antigua nación de Israel, la
cual sería restaurada después de 70 años de cautiverio en Babilonia. Aunque la mayoría de los
exiliados saldrían de Babilonia, algunos regresarían de Egipto y del territorio de Asiria. Jehová Dios se
propuso que su pueblo fuera liberado, de modo que aquellas naciones no podían detenerlo
mediante esfuerzos independientes ni combinados. Desde el punto de vista humano, estas naciones
quizás hayan parecido poderosas y astutas, como un antiguo Leviatán (probablemente un
cocodrilo); no obstante, Jehová triunfaría a favor del antiguo Israel. (Compárese con Job 41:1-34.)
Sin embargo, ¿qué prefiguraría “Leviatán” en el cumplimiento mayor del capítulo 27 de Isaías?
Se puede entender por qué Satanás el Diablo viene a la mente, pues Revelación 12:9 lo describe
como “el gran dragón” y “la serpiente original”. Por mucho tiempo él ha sido enemigo de Dios y de
Su pueblo. Además, las Escrituras muestran claramente que Satanás se encarará a su fin. Dios ha
fijado un día en que ejercerá su poder mediante su Hijo para eliminar al Diablo. De modo que ese
“dragón” o “serpiente” será derribado como si fuera con una espada grande y fuerte. (Hebreos
2:14; Revelación 20:1-3, 10.)
Pero recuerde que los enemigos inmediatos que atacaban al antiguo Israel eran opositores
nacionales visibles, como Egipto, Asiria y Babilonia. De manera similar hoy día, los siervos cristianos de
Dios alrededor del mundo se tienen que encarar a opositores tangibles en medio del agitado mar
de la humanidad alejada de Dios. (Revelación 17:1, 15.) Satanás controla una organización mundial
y la usa para poner obstáculos a los que “observan los mandamientos de Dios y tienen la obra de
dar testimonio de Jesús”. (Revelación 12:17.) Esta organización que el Diablo domina ha resultado
ser maliciosa y feroz, como un leviatán. Sin embargo, a principios de este siglo este “Leviatán” perdió
su control sobre el Israel espiritual, a saber, los testigos cristianos ungidos de Jehová. Y Leviatán será
derribado completamente cuando Jesús, acompañado de sus guerreros angelicales, cabalgue con
“una aguda espada larga, para que hiera con ella a las naciones”. (Revelación 19:11-16.)
Por eso, aunque en cierto sentido se puede hacer referencia a Satanás como el Leviatán que se
menciona en Isaías 27:1, esa profecía incluye más que a “la serpiente original”. Enfoca
principalmente a la organización terrenal visible que él domina. Así, La Atalaya supracitada pudo
señalar al tiempo en que “el presente sistema inicuo que Satanás el Diablo ha dominado como dios,
no existirá. Jehová habrá dirigido su atención al Leviatán simbólico, la tortuosa serpiente que se
desliza en medio del mar de la humanidad. Leviatán y las naciones, hasta las uniones de naciones,
habrán desaparecido”. //Volver al Índice

539
W1982 15/8 PÁG.31

En Génesis 19:24 dice que ‘el Señor’ hizo llover sobre Sodoma
azufre y fuego ‘de parte del Señor.’ ¿Indica esto que Dios sea
una trinidad?
Los que creen en la Trinidad han tratado de hallar apoyo para su doctrina en el relato acerca de
Abrahán y Lot. Pero un examen cuidadoso y franco muestra que este relato no enseña la Trinidad,
como tampoco la enseña ninguna otra parte de la Biblia.
Abrahán recibió la visita de “tres hombres” que claramente venían de parte de Dios. Al
saludarlos, Abrahán dijo: “Jehová, si, pues, he hallado favor a tus ojos, sírvete no pasar de largo a tu
siervo.” (Génesis 18:1-3) Por supuesto, Jehová Dios mismo no se había aparecido en persona y en
cuerpo carnal a Abrahán, pues ‘ningún hombre puede verlo y sin embargo vivir.’ (Exodo 33:20; Juan
1:18) Por lo tanto, Abrahán tiene que haberse expresado así porque reconoció que aquellos
“hombres,” y quizás uno de ellos en particular, representaban a Jehová. Esto concuerda con otras
ocasiones en que ángeles de Dios se aparecieron a humanos y fueron llamados “Jehová” porque
eran representantes celestiales del Altísimo.—Compare con Génesis 16:7-13; Jueces 6:12-16.
Después que los “tres hombres” comunicaron aquel importante mensaje acerca de la
“descendencia” predicha, se dio atención a lo que tenía que ver con Sodoma y Gomorra. Una
comparación entre Génesis 18:22 y 19:1 prueba que los “hombres” que habían visitado a Abrahán
eran ángeles. Mientras uno de estos representantes de Jehová permaneció con Abrahán, los otros
dos mensajeros celestiales fueron a Sodoma. Allí, por boca de dos testigos, aseguraron a Lot y su
familia que las ciudades serían destruidas y que era necesario que ellos huyeran. Una vez que Lot y
sus dos hijas estuvieron a salvo, las dos ciudades inicuas fueron destruidas. Leemos: “Entonces
Jehová hizo llover azufre y fuego procedente de Jehová, desde los cielos, sobre Sodoma y sobre
Gomorra.”—Génesis 19:24.
En ciertas traducciones antiguas de la Biblia este versículo dice que “el Señor” hizo llover fuego
de parte “del Señor.” Algunos comentaristas que creían en la Trinidad afirmaron que esto significaba
que el Señor Jesús, el Hijo de Dios, trajo destrucción de parte del Señor Dios, el Padre. Pero el texto
hebreo muestra que en ambos casos se hace referencia a “Jehová,” quien era el Dios de Abrahán,
Isaac y Jacob, y quien era distinto de Jesús.—Exodo 6:2, 3; Hechos 3:13.
Es consecuente con la índole de la lengua hebrea el decir que alguien hace algo respecto a sí
mismo. Leemos: “Salomón procedió a congregar a los ancianos ... ante el rey Salomón.” “A Moisés
[Jehová] le dijo: ‘Sube a Jehová ...’” “[Jehová] pasó a decirle a él: ... los salvaré por Jehová.’”
(1 Reyes 8:1; Exodo 24:1; Oseas 1:6, 7; Zacarías 10:12) De igual modo, Génesis 19:24 nos dice que
Jehová causó la lluvia sin precedente de azufre y fuego desde sí mismo, “procedente de Jehová,
desde los cielos.” De modo que este versículo, en vez de apoyar a la fuerza la doctrina antibíblica
de la Trinidad, subraya el punto que se establece en Salmo 83:18: “Para que la gente sepa que tú,
cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra.”
Pudiera mencionarse de paso que hay otro aspecto de este relato que los que creen
fervorosamente en la Trinidad han tratado de usar para apoyar su doctrina. Han hecho hincapié en
que fueron tres ángeles los que se aparecieron a Abrahán en representación de Dios, de modo que
sugieren que esto señala a una trinidad.
Sin embargo, el que haya habido tres ángeles difícilmente es una indicación válida de que haya
una deidad trina y una, pues nada en el relato habla de una divinidad plural. El erudito alemán
Franz Delitzsch dijo que “la idea de que los tres hombres representen a la Trinidad es insostenible
desde todo punto de vista.”

540
Entonces, ¿por qué envió Dios a tres criaturas celestia les como representantes de El? Los ángeles
vinieron a decirle a Abrahán que él y Sara tendrían un hijo. (Génesis 18:10) Evidentemente Dios
consideró apropiado que tres testigos presentaran este mensaje profético, tal como después se dijo
en la Ley que “por boca de dos testigos o por boca de tres testigos debe quedar establecido [un]
asunto.” (Deuteronomio 19:15; 1 Timoteo 5:19) Abrahán hubiera tenido razón para dudar que él y
Sara hubieran de tener un hijo, en vista de la edad y condición física de ellos. (Hebreos 11:11, 12)
Pero el testimonio de tres ángeles ciertamente sería convincente. //Volver al Índice

541
W2009 15/3 PÁG.32

Las Santas Escrituras hacen mención del “libro de Jasar” y


del “libro de las Guerras de Jehová” (Jos. 10:13; Núm. 21:14).
Sin embargo, ninguno de los dos forma parte del canon
bíblico. ¿Se trata de escritos inspirados que se perdieron?
No hay razón para creer que esos dos libros fueron inspirados por Dios y luego se perdieron. Los
escritores bíblicos inspirados se refirieron a un buen número de escritos. En el caso de algunos de
ellos, es muy posible que realmente sean parte de la Biblia, pero se les llama con nombres que los
lectores modernos desconocen. Por ejemplo, 1 Crónicas 29:29 menciona “las palabras de Samuel el
vidente”, “las palabras de Natán el profeta” y “las palabras de Gad el hombre de visiones”. Estas
tres denominaciones podrían ser una referencia colectiva a los libros que hoy conocemos como
Primero y Segundo de Samuel, o quizás al libro de Jueces.
Por otro lado, a veces se hace referencia a escritos que tienen nombres parecidos a ciertos libros
de la Biblia, pero que no son parte de ella. Este sería el caso de cuatro libros antiguos llamados “el
libro de los asuntos de los tiempos de los reyes de Judá”, “el Libro de los Reyes de Judá y de Israel”,
“el Libro de los Reyes de Israel” y “el Libro de los Reyes de Israel y de Judá”. Aunque los nombres
pueden sonar parecidos a los de los libros bíblicos que conocemos como Primero y Segundo de los
Reyes, esos cuatro escritos no fueron divinamente inspirados ni tienen cabida en el canon bíblico
(1 Rey. 14:29; 2 Cró. 16:11; 20:34; 27:7). Probablemente fueron simples registros históricos que existían
cuando el profeta Jeremías y Esdras escribieron los relatos que encontramos en la Biblia.
En efecto, algunos escritores bíblicos mencionaron o consultaron registros o documentos
disponibles en su época, pero que no habían sido inspirados por Dios. Por citar otros casos, Ester 10:2
hace alusión al “Libro de los asuntos de los tiempos de los reyes de Media y Persia”. Y Lucas dijo
haber “investigado todas las cosas desde el comienzo con exactitud” al preparar su Evangelio, lo
que tal vez signifique que consultó los registros disponibles para trazar la genealogía de Jesús (Luc.
1:3; 3:23-38). El Evangelio que Lucas escribió ciertamente fue inspirado por Dios, y su valor para
nosotros no disminuye por el hecho de que este discípulo consultara registros que no eran inspirados.
En cuanto a los dos libros mencionados en la pregunta —“el libro de Jasar” y “el libro de las
Guerras de Jehová”—, al parecer fueron documentos no inspirados. Por esa razón, Jehová no se
encargó de preservarlos. Las referencias bíblicas a esos dos libros llevan a los expertos a la
conclusión de que eran antologías literarias que hablaban de los conflictos entre Israel y sus
enemigos (2 Sam. 1:17-27). Una enciclopedia bíblica señala la posibilidad de que fueran “el
repertorio de poesías y canciones de los cantantes profesionales del antiguo Israel, quienes
preservaban las tradiciones épicas y líricas de la nación”. Hasta hombres que Jehová utilizó a veces
para revelar profecías o relatar visiones escribieron documentos que Jehová no inspiró o no optó por
incorporar a las Escrituras, que son “provechosa[s] para enseñar, para censurar, para rectificar las
cosas, para disciplinar en justicia” (2 Tim. 3:16; 2 Cró. 9:29; 12:15; 13:22).
El hecho de que ciertos libros se mencionen en la Biblia y se hayan utilizado como fuente de
información no significa que hayan sido inspirados. Sin embargo, podemos estar seguros de que
contamos con todos los escritos que constituyen “la palabra de nuestro Dios”, la cual “durará hasta
tiempo indefinido” (Isa. 40:8). Así es: lo que Jehová decidió incluir en los 66 libros de la Biblia y
conservar hasta nuestros días es precisamente lo que cada uno de nosotros necesita a fin de estar
“completamente equipado para toda buena obra” (2 Tim. 3:16, 17). //Volver al Índice

542
W1987 1/9 PÁG.29

¿Qué es el “libro de la vida” de Dios, y cómo puede


escribirse y mantenerse allí mi nombre?
Diversos textos bíblicos indican que Jehová Dios tiene un “libro” o “rollo” en el cual se anota el
nombre de las personas fieles que han de recibir vida eterna, sea en el cielo o en la Tierra.
Desde los cielos el Dios verdadero nota quiénes son los humanos que manifiestan fe y merecen su
aprobación y recuerdo. Leemos lo siguiente sobre unos judíos de los días de Malaquías: “En aquel
tiempo los que estaban en temor de Jehová hablaron unos con otros, [...] y Jehová siguió prestando
atención y escuchando. Y un libro de recuerdo empezó a ser escrito delante de él para los que
estaban en temor de Jehová y para los que pensaban en su nombre”. (Malaquías 3:16.)
Parece que desde el tiempo de Abel en adelante Dios ha estado notando —como si estuviera
escribiendo sus nombres en un libro— a los del mundo de la humanidad salvable que deberían ser
recordados con relación a la vida eterna. (Mateo 23:35; Lucas 11:50, 51.) También los cristianos
ungidos tienen sus ‘nombres en este libro de la vida’, o libro de recuerdo para recibir vida eterna, y
para ellos esa vida será vida celestial. (Filipenses 3:14, 20; 4:3.) En contraste, Revelación 17:8 dice lo
siguiente sobre los que ‘se admiran con admiración’ de “la bestia salvaje”: “Sus nombres no han
estado escritos en el rollo de la vida desde la fundación del mundo”.
El que se note a alguien con recuerdo y aprobación —tener el nombre “en el libro de la vida”—
no significa que se le garantiza la vida eterna, como si esto fuera predestinado o inalterable. Acerca
de los israelitas, Moisés le preguntó a Jehová: “Ahora si perdonas su pecado..., y si no, bórrame, por
favor, de tu libro que has escrito”. Dios respondió: “Al que haya pecado contra mí, lo borraré de mi
libro”. (Éxodo 32:32, 33.) Sí, aun después que Dios hubiera puesto el nombre de alguien con
aprobación en su “libro”, aquella persona podría hacerse desobediente o abandonar la fe. Si
aquello sucedía, Dios ‘borraría su nombre del libro de la vida’. (Revelación 3:5.)
Por otra parte, si nuestros nombres están ahora en el “libro de la vida” de Dios, o su “libro de
recuerdo”, debemos continuar ejerciendo fe. De ese modo mantendremos nuestros nombres allí. De
manera similar, a medida que se levante a las personas en la venidera ‘resurrección de los injustos’,
tendrán la oportunidad de ejercer fe y por lo tanto calificar para que sus nombres sean registrados
en ese libro. (Hechos 24:15.) Finalmente, personas cuyos nombres hayan sido escritos allí podrán
mantener sus nombres en el libro permanentemente. Eso es cierto de los ungidos a medida que
prueban que son ‘fieles hasta la misma muerte’. (Revelación 2:10; 3:5.) En cuanto a los que esperan
vivir en la Tierra, si demuestran ser fieles ahora, durante todo el Reinado Milenario de Cristo, y
también durante la prueba decisiva que vendrá después, tendrán sus nombres permanentemente
‘escritos en el libro de la vida’. (Revelación 20:5-15.) //Volver al Índice

543
W2006 15/8 PÁG.31

Después de la prueba final que tendrá lugar al concluir el


Milenio, ¿podrán los seres humanos pecar y morir?
Para contestar esta pregunta analizaremos dos pasajes del libro de Revelación (Apocalipsis).
El primero dice: “La muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esto significa la muerte
segunda: el lago de fuego” (Revelación 20:14). Y el segundo señala: “[Dios] limpiará toda lágrima
de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas
anteriores han pasado” (Revelación 21:4).
¿En qué momento se cumplen estos dos versículos? “La muerte y el Hades” serán arrojados al
lago de fuego una vez que los sobrevivientes del Armagedón, los resucitados y los que hayan
nacido después del Armagedón hayan sido juzgados según “las cosas escritas en los rollos”, esto es,
las detalladas estipulaciones de Jehová para la humanidad durante el Milenio (Revelación
20:12, 13). En el capítulo 21 de Revelación se registra otra visión del apóstol Juan, la cual se cumple
durante el Reinado Milenario de Cristo Jesús. Sin embargo, esta visión solo se cumplirá en su
totalidad al concluir el Día del Juicio de mil años. Será entonces cuando Jehová residirá con la
humanidad en su sentido más pleno, sin intermediarios, pues Jesús ya habrá entregado el Reino a su
Padre. Jehová residirá espiritualmente con “sus pueblos” de manera directa y permanente.
La promesa de que “la muerte no será más” se realizará en ese momento, cuando los seres
humanos hayan alcanzado la perfección gracias a que se habrán aplicado a plenitud los
beneficios del sacrificio redentor de Cristo (Revelación 21:3, 4).
Por lo tanto, la muerte a la que aluden los textos bíblicos mencionados es la muerte adánica,
que el rescate de Cristo eliminará (Romanos 5:12-21). Una vez que haya desaparecido la muerte
que los seres humanos han heredado del primer hombre, todos serán como Adán cuando fue
creado. Aunque era perfecto, esto no implicaba que no pudiera morir bajo ninguna circunstancia.
Jehová le dijo que no comiera del “árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo”, y le advirtió: “En
el día que comas de él, positivamente morirás” (Génesis 2:17). En su caso, la muerte se debió a un
pecado deliberado. Después de la prueba final que tendrá lugar al terminar el Reinado de Mil Años,
los seres humanos seguirán gozando de libre albedrío (Revelación 20:7-10). Todavía podrán decidir
por voluntad propia si quieren continuar sirviendo a Jehová o no. Así pues, no podemos descartar
por completo la posibilidad de que algún ser humano rechace a Dios, como hizo Adán.
¿Y qué ocurriría si alguien optara por rebelarse después de la prueba final, cuando ya se hayan
eliminado la muerte y el Hades? Para ese entonces, ya no existirá la muerte adánica. Tampoco el
Hades, la sepultura común de los seres humanos que reciben una resurrección. Sin embargo,
Jehová puede destruir en el lago de fuego a cualquier persona que se rebele, negándole así toda
posibilidad de resurrección. Esa muerte sería la misma que sufrieron Adán y Eva, y no la que los seres
humanos heredaron de Adán.
Aun así, no hay motivos para pensar que eso sucederá. Quienes superen la prueba final diferirán
de Adán en un aspecto fundamental: ellos habrán sido totalmente probados. Puesto que Jehová
sabe cómo examinar en profundidad a las personas, podemos estar seguros de que dicha prueba
será concluyente y de que cualquiera que fuera a emplear mal su libre albedrío será eliminado en
ella. En resumen, es posible que alguien que haya pasado la prueba final se rebele contra Dios y sea
destruido, pero es muy poco probable que esto ocurra. //Volver al Índice

544
W1987 1/5 PÁGS.30-31

¿Es apropiado hablar de un “nuevo mundo” venidero?


Bien se puede hacer esta pregunta, puesto que la palabra griega que suele traducirse “mundo”,
kó·smos, básicamente significa humanidad, y Dios no va a hacer una nueva raza de la humanidad.
Además, en la Biblia no aparece la expresión kai·nós kó·smos (literalmente: “nuevo mundo”).
Pero el uso bíblico de kó·smos permite que el cristiano hable de un “nuevo mundo” al referirse al
venidero Paraíso restaurado en la Tierra. The New International Dictionary of New Testament
Theology explica: ‘Originalmente la palabra kosmos denotó edificación, pero en sentido más
especial denota orden’. Este diccionario añade que esa palabra también tiene sentidos específicos,
como “ornamento y adorno”, “la regulación de la vida en la sociedad humana”, y “los habitantes
de la Tierra, la humanidad”.
En las Escrituras Griegas Cristianas, kó·smos suele usarse en el sentido de la entera familia
humana. Así, leemos que “todos han pecado [es decir, todos los descendientes imperfectos de
Adán] y no alcanzan a la gloria de Dios”. (Romanos 3:19, 23.) Por otra parte, “tanto amó Dios al
mundo [kó·smos] que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él [...] tenga vida
eterna”. (Juan 3:16.) Sí, cualquiera de la familia humana que ejerce fe puede beneficiarse del
sacrificio de Cristo.
Si ese fuera el único uso bíblico de kó·smos, sería incorrecto hablar de un “nuevo mundo” que se
acerca. ¿Por qué? Porque algunos de la humanidad sobrevivirán a la venidera gran tribulación.
Estos entonces tendrán la oportunidad de vivir en el Paraíso restaurado. De modo que Dios no va a
crear una nueva raza de humanos, una nueva humanidad, un nuevo mundo de gente. Sin
embargo, la Biblia no usa kó·smos solamente con el significado de toda la humanidad.
Por ejemplo, a veces la palabra griega significa todos los humanos que están apartados de Dios.
Hebreos 11:7 dice que “por fe Noé [...] condenó al mundo [kó·smos] ”. Obviamente él no condenó
a toda persona, a toda la humanidad; Noé y siete de su familia sobrevivieron al Diluvio. De manera
similar, Jesús oró: “No hago petición respecto al mundo [kó·smos], sino respecto a los que me has
dado [...] El mundo los ha odiado, porque ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte
del mundo”. (Juan 17:9, 14; compárese con 2 Pedro 2:5; 3:6.)
Pero prestemos atención a otro sentido en que la Biblia usa kó·smos. Es para significar el
armazón, orden o esfera de la vida humana. [Nota] Encontramos ese uso en el comentario de Jesús:
“¿De qué provecho le será al hombre si gana todo el mundo [kó·smos], pero lo paga con perder su
alma?”. (Mateo 16:26.) Está claro que Cristo no estaba refiriéndose a que alguien ‘ganara todo el
mundo de la humanidad’, ni al ‘mundo entero de gente apartada de Dios’. No era la humanidad lo
que una persona materialista pudiera ganar, sino que era lo que la gente tiene, hace u organiza. Lo
mismo es cierto de lo que Pablo dijo acerca de que la persona casada “se inquieta por las cosas
del mundo”. Igualmente, el cristiano no debe ‘usar el mundo a plenitud’. (1 Corintios 7:31-33.)
En este sentido, kó·smos tiene un significado similar al de la palabra griega ai·ón, que puede
verterse “sistema de cosas” o “edad”. (Véase Aid to Bible Understanding, páginas 1671 a 1674.) En
algunos casos las dos palabras casi pueden intercambiarse. Considere dos ejemplos de similitud
entre kó·smos y ai·ón: 1) Pablo escribió que Demas, quien “ha amado el presente sistema de cosas
[ai·ón]”, lo había abandonado. Pero el apóstol Juan aconsejó contra ‘amar al mundo [kó·smos]’,
del cual se originan “el deseo de la carne y el deseo de los ojos y la exhibición ostentosa del medio
de vida de uno”. (2 Timoteo 4:10; 1 Juan 2:15-17.) 2) Juan 12:31 menciona al “gobernante de este
mundo [kó·smos] a quien 2 Corintios 4:4 identifica como “el dios de este sistema de cosas [ai·ón]”.
Por consiguiente, kó·smos, o “mundo”, se puede usar con referencia a toda la humanidad así
como con referencia al armazón o estructura de la esfera de actividad humana. Por esta razón es

545
apropiado hablar, y con igual corrección, de la venida de un “nuevo sistema de cosas” o de un
“nuevo mundo”. Este será un nuevo armazón, o nuevo orden mundial o nueva esfera de la vida
humana. La mayoría de los que habiten el Paraíso terrestre restaurado habrán vivido en el viejo
sistema de cosas. Pero habrán sobrevivido a través de su destrucción, o habrán sido resucitados. De
modo que serán la misma humanidad. Sin embargo, puesto que el mundo de la humanidad
apartada de Dios no estará presente, y puesto que reinará un nuevo arreglo, u orden, basado en la
voluntad revelada de Dios, ese Paraíso restaurado será un nuevo mundo.
Nota a pie de página. El diccionario citado en la página anterior señala que hasta en el griego
antiguo no bíblico “kosmos es el término básico para el orden mundial, el sistema mundial”. //Volver al
Índice

546
W1997 1/7 PÁGS.30-31

Nos encantó el estudio de la parábola de Jesús sobre las


ovejas y las cabras. En vista del nuevo entendimiento que se
presentó en “La Atalaya” del 15 de octubre de 1995,
¿podemos decir todavía que en la actualidad los testigos de
Jehová participan en una obra de separación?
Sí. Es comprensible que muchos se hayan planteado esta pregunta porque Mateo 25:31, 32 dice:
“Cuando el Hijo del hombre llegue en su gloria, y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre
su glorioso trono. Y todas las naciones serán reunidas delante de él, y separará a la gente unos de
otros, así como el pastor separa las ovejas de las cabras”. La Atalaya del 15 de octubre de 1995
mostró por qué estos versículos se cumplen después de que empiece la gran tribulación. Jesús
llegará en su gloria con sus ángeles y se sentará sobre su trono de juicio. Entonces separará a la
gente. ¿En qué sentido? Dictará fallos basados en lo que la gente hizo o dejó de hacer antes de ese
tiempo.
Podemos compararlo al desarrollo de un proceso legal que culmina en un juicio en los tribunales.
Las pruebas se acumulan durante un largo espacio de tiempo antes de que se dicte el fallo y la
condena. Las pruebas en cuanto a si las personas que viven hoy resultarán ser ovejas o cabras se
han estado acumulando por mucho tiempo. De hecho, siguen acumulándose. Pero cuando Jesús
se siente en su trono, el caso habrá concluido. Él estará listo para dictar sentencia. Se separará a la
gente para cortamiento eterno o para vida eterna.
Ahora bien, aunque la separación de la gente para vida o para muerte que se menciona en
Mateo 25:32 sucederá en el futuro, eso no significa que no se realice ninguna separación o división
antes de ese tiempo. En el capítulo 13 de Mateo, la Biblia menciona una obra de separación que
ocurre primero. Cabe señalar que el libro Unidos en la adoración del único Dios verdadero,
páginas 179 y 180, trata este asunto bajo el subtema “Separación de la gente”. El libro comenta:
“Hay también otros acontecimientos significativos que Jesús asoció prominentemente con la
conclusión del sistema de cosas. Uno de éstos es la separación que se efectúa entre los ‘hijos del
reino’ y los ‘hijos del inicuo’. Jesús habló de esto en su parábola acerca de un campo de trigo que
había sido sobresembrado de mala hierba por un enemigo”.
El libro se refiere a la ilustración de Jesús recogida en Mateo 13:24-30 y explicada en los
versículos 36 a 43. Observe que según el versículo 38, la semilla excelente del trigo representa a los
hijos del Reino, pero la mala hierba son los hijos del inicuo. Los versículos 39 y 40 muestran que en la
‘conclusión del sistema de cosas’, durante el tiempo en que vivimos nosotros, se junta la mala
hierba; se separa y finalmente se quema, se destruye.
La ilustración tiene que ver con los cristianos ungidos (a quienes en la parábola de las ovejas y las
cabras se les llama los hermanos de Jesús). De todos modos, está claro que se efectúa una
separación esencial durante nuestro tiempo, pues se diferencia a los ungidos de los que alegan ser
cristianos pero que demuestran ser “hijos del inicuo”.
Jesús dio otros ejemplos de personas que están siendo divididas o separadas. Recuerde lo que
dijo respecto al camino ancho que conduce a la destrucción: “Muchos son los que entran por él”.
(Mateo 7:13.) Ese no fue un simple comentario sobre el resultado final. Se trata de un comentario
acerca de un acontecimiento que actualmente está en marcha, tal como también es cierto que
hoy es cuando los pocos están encontrando el camino estrecho que conduce a la vida. Además,
recuerde que cuando Jesús envió a los apóstoles, les dijo que hallarían a algunas personas

547
merecedoras. Otras no lo serían, y los apóstoles debían sacudirse el polvo de los pies “para
testimonio contra” tales personas. (Lucas 9:5.) ¿No es cierto que algo similar sucede cuando los
cristianos efectúan su ministerio público hoy día? Algunos responden favorablemente, mientras que
otros rechazan el mensaje divino que les llevamos.
En los artículos de La Atalaya sobre las ovejas y las cabras se comentó: “Aunque el juicio que se
menciona en la parábola ocurrirá en el futuro cercano, hoy día se realiza una labor de suma
importancia. Los cristianos participamos en la obra salvadora de proclamar un mensaje que divide a
la gente. (Mateo 10:32-39.)”. En este pasaje del capítulo 10 de Mateo leemos que Jesús dijo que
hacerse seguidor suyo causaría una división: de padre contra hijo, de hija contra madre.
Finalmente, los hermanos de Cristo, ungidos por espíritu, han encabezado la obra de predicar el
mensaje del Reino. Cuando la gente lo oye y reacciona, a favor o en contra, se está identificando.
Nosotros, como seres humanos, no podemos, ni debemos, decir: ‘Esta persona es una oveja; aquella
es una cabra’, en el sentido del capítulo 25 de Mateo. De todos modos, el que prediquemos las
buenas nuevas permite que las personas definan su postura: qué clase de personas son y cómo
responden a los hermanos de Jesús. Por lo tanto, como las pruebas que se acumulan en un caso
judicial, la división entre los que apoyan a los hermanos de Jesús y los que no quieren apoyarlo se
está poniendo de manifiesto. (Malaquías 3:18.) Como mostró La Atalaya, Jesús pronto se sentará en
su trono y pronunciará sentencia, separando judicialmente a la gente de manera definitiva para la
vida o para el cortamiento. //Volver al Índice

548
W1989 15/11 PÁG.31

¿Por qué decía la Ley de Dios que el israelita que tuviera


relaciones sexuales con una virgen no comprometida tenía
que casarse con ella y nunca podía divorciarse de ella?
En Éxodo 22:16, 17 y Deuteronomio 22:28, 29 se menciona esta ley, que algunos dicen que no
parece reflejar la compasión debida para las mujeres. La realidad es que aquella ley contribuía a
que tanto hombres como mujeres mantuvieran una elevada norma moral.
En el capítulo 22 de Deuteronomio se dieron diversas leyes domésticas. Por ejemplo, se menciona
el caso de un hombre que ya no amaba a su esposa y alegaba que ella no era virgen cuando se
casó. También se dieron leyes divinas sobre el adulterio y la violación. Entonces leemos:
“En caso de que un hombre halle a una muchacha, una virgen que no haya estado
comprometida, y realmente la prenda y se acueste con ella, y hayan sido sorprendidos, el hombre
que se acostó con ella entonces tiene que dar al padre de la muchacha cincuenta siclos de plata,
y ella llegará a ser su esposa debido a que la humilló. No se le permitirá divorciarse de ella en todos
sus días”. (Deuteronomio 22:28, 29.)
Este era un caso de seducción por presión y/o fornicación. Si un hombre sin escrúpulos creía que
podía tomarse la libertad de tener relaciones sexuales con una virgen, ella sería quien más saldría
perdiendo. Además de quizás dar a luz un hijo ilegítimo, su valor como novia disminuía, pues
probablemente muchos israelitas no querrían casarse con ella cuando hubiera dejado de ser virgen.
Pero ¿qué obstaculizaría al hombre que quisiera tomarse tales libertades con una virgen? La Ley
‘santa y justa y buena’ de Dios haría eso. (Romanos 7:12.)
El código mosaico estipulaba que el hombre podía divorciarse de su esposa por algunas razones.
(Deuteronomio 22:13-19; 24:1; Mateo 19:7, 8.) Pero lo que leemos en Éxodo 22:16, 17 y Deuteronomio
22:28, 29 muestra que no había opción de divorcio cuando se cometía fornicación premarital. Eso,
pues, pudiera hacer que un hombre (o una virgen) resistiera la tentación de cometer fornicación. El
hombre no pensaría: ‘Es hermosa y excitante, así que voy a pasar un buen rato con ella aunque no
es la clase de mujer con quien quisiera casarme’. Más bien, esta ley disuadía de la inmoralidad al
hacer que el posible ofensor considerara las consecuencias que a largo plazo tendría la
fornicación... el tener que vivir con la otra persona toda la vida.
La Ley también reducía el problema de la ilegitimidad. Dios decretó: “Ningún hijo ilegítimo podrá
entrar en la congregación de Jehová”. (Deuteronomio 23:2.) De modo que si el hombre que
seducía a una virgen tenía que casarse con ella, la fornicación de ellos no produciría hijos ilegítimos
entre los israelitas.
Es cierto que los cristianos vivimos en un ambiente social diferente del de los israelitas de la
antigüedad. No estamos bajo los decretos de la Ley de Moisés, lo que incluye esta ley que obligaba
a casarse a dos personas que cometían fornicación. Sin embargo, no debemos pensar que el
cometer fornicación premarital sea cosa insignificante. Los cristianos deben considerar seriamente
las consecuencias a largo plazo, tal como aquella ley impulsaba a los israelitas a pensar seriamente
sobre aquella cuestión.
El seducir a una persona no casada arruina su derecho a entrar en el arreglo matrimonial
cristiano como (hombre o mujer) virgen. La fornicación premarital también afecta los derechos de
la persona que se case con la que ha cometido fornicación, a saber, el derecho de casarse con un
cristiano casto. Y lo más importante es que la fornicación debe evitarse porque Dios dice que es
proceder incorrecto; es pecado. El apóstol escribió claramente: “Esto es la voluntad de Dios: la

549
santificación de ustedes, que se abstengan de la fornicación”. (1 Tesalonicenses 4:3-6; Hebreos
13:4.) //Volver al Índice

550
W2001 1/11 PÁG.31

¿Celebró Jehová su pacto con Abrahán en Ur, o en Harán?


La primera mención del pacto que Jehová hizo con Abrahán se encuentra en Génesis 12:1-3,
donde leemos: “Jehová procedió a decir a Abrán: ‘Vete de tu país y de tus parientes y de la casa
de tu padre al país que yo te mostraré; y haré de ti una nación grande [...], y ciertamente se
bendecirán por medio de ti todas las familias del suelo’”. [Nota] Es posible que Jehová hiciera tal
pacto con su siervo cuando este vivía en Ur y que lo reafirmara cuando residía en Harán.
En el siglo primero, Esteban, dirigiéndose al Sanedrín, se refirió así al mandato de Jehová de que
Abrahán se trasladara a Canaán: “El Dios de la gloria se apareció a nuestro antepasado Abrahán,
cuando él estaba en Mesopotamia, antes que se domiciliara en Harán, y le dijo: ‘Sal de tu tierra y de
tus parientes y ve a la tierra que yo te mostraré’” (Hechos 7:2, 3). Abrahán era natural de Ur y, como
indicó Esteban, allí fue donde oyó por primera vez el mandato de ir a Canaán (Génesis 15:7;
Nehemías 9:7). Aunque Esteban no mencionó el pacto que Dios celebró con Abrahán, en Génesis
12:1-3 se lo relaciona con el mandato de ir a Canaán. De modo que es razonable creer que Jehová
hizo el pacto con Abrahán en Ur.
Sin embargo, una lectura detenida del relato de Génesis indica que Jehová volvió a declarar su
pacto a Abrahán en Harán, tal como repitió y suministró más detalles acerca de algunos aspectos
de este en varias ocasiones en Canaán (Génesis 15:5; 17:1-5; 18:18; 22:16-18). Según Génesis
11:31, 32, el padre de Abrahán, Taré, partió de Ur hacia Canaán junto con Abrahán, Sara y Lot.
Llegaron a Harán, donde permanecieron hasta la muerte de Taré. Abrahán residió allí suficiente
tiempo como para adquirir bastantes riquezas (Génesis 12:5). En algún momento, Nacor, el hermano
de Abrahán, también se mudó a esa ciudad.
Después de mencionar el fallecimiento de Taré, el relato bíblico incluye las palabras de Jehová a
Abrahán y luego pasa a decir: “Ante eso, Abrán se fue tal como le había hablado Jehová” (Génesis
12:4). Por tanto, Génesis 11:31–12:4 da la fuerte impresión de que Jehová pronunció las palabras
anotadas en Génesis 12:1-3 después de la muerte de Taré. Si tal fue el caso, Abrahán partió de
Harán y se trasladó a la tierra que Jehová le había indicado en obediencia al mandato que
acababa de oír, así como al que había oído años atrás en Ur.
Según Génesis 12:1, Jehová le mandó: “Vete de tu país y de tus parientes y de la casa de tu
padre”. En un tiempo, su “país” había sido Ur, donde se hallaba “la casa” de su padre. No obstante,
su padre trasladó a su familia a Harán, población a la que Abrahán empezó a llamar su país. De
hecho, cuando, tras vivir muchos años en Canaán, envió a su sirviente a ‘su país y a sus parientes’
con el propósito de buscar esposa para Isaac, el sirviente se dirigió a “la ciudad de Nacor”, es decir,
Harán o un lugar cercano (Génesis 24:4, 10). Allí encontró a Rebeca entre los parientes de Abrahán,
la enorme familia de Nacor (Génesis 22:20-24; 24:15, 24, 29; 27:42, 43).
En su discurso ante el Sanedrín, Esteban dijo respecto a Abrahán: “Después que hubo muerto su
padre, Dios hizo que mudara su domicilio a esta tierra donde ustedes ahora moran” (Hechos 7:4).
Estas palabras indican que Jehová se comunicó con Abrahán en Harán. Es lógico creer que en
aquella ocasión Jehová reiteró su pacto con Abrahán, como se relata en Génesis 12:1-3, dado que
este entró en vigor cuando él se mudó a Canaán. Por lo tanto, tras analizar todos los hechos,
podemos concluir que Jehová bien pudo celebrar su pacto con Abrahán en Ur y luego reafirmarlo
en Harán.
Nota. Jehová cambió el nombre de Abrán a Abrahán en Canaán, cuando este contaba 99
años de edad (Génesis 17:1, 5). //Volver al Índice

551
W1989 1/2 PÁG.31

¿Terminó el pacto de la Ley al morir Jesús en el madero?


¿Cuándo fue reemplazado aquel pacto por el nuevo pacto?
Muchos han hecho estas preguntas, y han tenido presentes tres acontecimientos: la muerte de
Jesús en un madero de tormento la tarde del 14 de Nisán de 33 E.C., la presentación por él del valor
de su sangre vital en el cielo, y el derramamiento por él de espíritu santo el día del Pentecostés de
33 E.C. Bíblicamente, el pacto de la Ley terminó y fue reemplazado por el nuevo pacto en el
Pentecostés. Veamos por qué es así.
Jehová predijo que, con el tiempo, reemplazaría el pacto de la Ley con “un nuevo pacto” que
haría posible el perdón total de los pecados, lo cual no era posible bajo la Ley. (Jeremías 31:31-34.)
¿Cuándo tendría lugar ese reemplazo?
El pacto anterior, el de la Ley, primero tenía que ser quitado del camino como pacto cuyo
propósito se había cumplido. (Gálatas 3:19, 24, 25.) El apóstol Pablo escribió: “[Dios]
bondadosamente nos perdonó todas nuestras ofensas y borró el documento manuscrito contra
nosotros, que consistía en decretos y que estaba en oposición a nosotros; y Él lo ha quitado del
camino clavándolo al madero de tormento”. (Colosenses 2:13, 14.) ¿Significa eso que el pacto de la
Ley fue reemplazado por el nuevo pacto al momento de morir Jesús?
No, pues el nuevo pacto había de ser inaugurado con la sangre del sacrificio apropiado y con
una nueva nación, el Israel espiritual. (Hebreos 8:5, 6; 9:15-22.) Jesús fue resucitado el 16 de Nisán, y
40 días después ascendió al cielo. (Hechos 1:3-9.) Diez días después de su ascensión, o en el día del
Pentecostés, Jesús derramó sobre sus discípulos “el espíritu santo prometido” que había recibido de
su Padre, y el Israel espiritual vino a la existencia. (Hechos 2:33.) Por medio de Jesucristo como
Mediador, Dios establece el nuevo pacto con el Israel espiritual.
En vista de estos factores conectados entre sí, ¿cuándo fue reemplazado el pacto de la Ley por
el nuevo pacto?
No se pudiera decir que la Ley terminó con la muerte de Jesús. Durante los 40 días que Jesús
permaneció en la Tierra después de ser resucitado a la vida de espíritu sus discípulos todavía
estuvieron observando la Ley. Además, un rasgo importante de la Ley era que el sumo sacerdote
entraba en el Santísimo una vez al año. Aquello era una representación de que Jesús sería
resucitado para ir a los cielos. Allá, ante la presencia de Dios, él, como Mediador del nuevo pacto,
podría presentar el valor de su sacrificio de rescate. (Hebreos 9:23, 24.) Esto preparó el camino para
la inauguración de un nuevo pacto en cumplimiento de Jeremías 31:31-34.
El nuevo pacto entró en vigor cuando Jehová actuó en conformidad con su aceptación del
sacrificio de rescate. Derramó su espíritu santo sobre los discípulos fieles de Jesús para dar existencia
a una nueva nación, el Israel espiritual, que se compone de los que entran en el pacto para el
Reino. (Lucas 22:29; Hechos 2:1-4.) Esto mostró que Dios había cancelado el pacto de la Ley,
clavándolo figurativamente al madero en el cual Jesús había muerto. De modo que el pacto de la
Ley terminó al comenzar a funcionar o ser inaugurado el nuevo pacto con el nacimiento de la
nueva nación, el Israel espiritual, en el Pentecostés de 33 E.C. (Hebreos 7:12; 8:1, 2.)
Más allá de esa respuesta fundamental a la pregunta, podemos notar que Dios no volvió
completamente la espalda al Israel natural al fin del pacto de la Ley y el obvio comienzo del nuevo
pacto en el Pentecostés de 33 E.C. Por ejemplo, en conformidad con el pacto abrahámico Jehová
mostró favor especial a judíos, prosélitos y samaritanos durante la “semana” septuagésima que
terminó en 36 E.C. (Génesis 12:1-3; 15:18; 22:18; Daniel 9:27; Hechos 10:9-28, 44-48.) Se necesitó
tiempo para que hasta algunos cristianos judíos ungidos se ajustaran al hecho de que después de
33 E.C. no era necesario observar la Ley; esto se desprende de la cuestión que se planteó al cuerpo

552
gobernante en 49 E.C. (Hechos 15:1, 2.) En 70 E.C., cuando el templo y los registros genealógicos
relacionados con la Ley desaparecieron, destruidos por los romanos, quedó probado sin lugar a
dudas que la Ley había sido abandonada por completo. (Mateo 23:38.) //Volver al Índice

553
W2006 1/6 PÁG.31

¿Por qué bajo la Ley mosaica se consideraba que ciertas


funciones sexuales naturales hacían “inmunda” a la
persona?
Dios creó el sexo tanto para la reproducción de la raza humana como para el disfrute de las
parejas casadas (Génesis 1:28; Proverbios 5:15-18). No obstante, en los capítulos 12 a 15 de Levítico
encontramos leyes detalladas respecto a la inmundicia atribuible a las emisiones de semen, la
menstruación y el parto (Levítico 12:1-6; 15:16-24). Dichas leyes, que se dieron al antiguo Israel,
fomentaban un estilo de vida saludable y defendían valores morales elevados. Además,
enfatizaban la santidad de la sangre y la necesidad de expiar los pecados.
Los requisitos de la Ley mosaica respecto a las funciones sexuales mejoraron, entre otras cosas, la
salud general de la comunidad israelita. El libro The Bible and Modern Medicine afirma: “La
observancia del período prescrito de abstinencia durante el ciclo menstrual resultó una eficaz
medida preventiva contra ciertas enfermedades sexuales [...] y una verdadera barrera contra la
formación y desarrollo de tumores cervicales malignos”. Aquellas leyes protegieron al pueblo de Dios
de enfermedades que desconocían o que entonces no podían detectarse. Los buenos hábitos de
higiene sexual incrementaron la fertilidad de una nación que Dios había bendecido con la promesa
de aumento y prosperidad (Génesis 15:5; 22:17). La obediencia a tales disposiciones también
contribuía a la salud emocional del pueblo de Jehová, pues los cónyuges aprendían a controlar la
pasión sexual.
No obstante, la cuestión fundamental en los tipos de inmundicia relacionados con las funciones
sexuales era el flujo o pérdida de sangre. Las leyes de Jehová respecto a la sangre grababan en la
mente de los israelitas no solo la santidad de esta, sino también el lugar especial que ocupaba en la
adoración de Jehová, a saber, en los sacrificios y en la expiación de pecados (Levítico 17:11;
Deuteronomio 12:23, 24, 27).
Por lo tanto, los requisitos detallados de la Ley a este respecto se hallan estrechamente
relacionados con la imperfección humana. Los israelitas sabían que Adán y Eva, tras su pecado,
no pudieron tener hijos perfectos. Todos sus descendientes sufren los efectos del pecado heredado,
que son la imperfección y la muerte (Romanos 5:12). Por ello, a pesar de que los órganos
reproductores fueron diseñados para transmitir vida humana perfecta dentro del matrimonio, los
padres solo pueden transmitir imperfección y pecado.
Por consiguiente, los requisitos de purificación de la Ley sirvieron para recordar a los israelitas
no solo su condición pecaminosa hereditaria, sino también la necesidad de un sacrificio de rescate
para expiar los pecados y recuperar la perfección humana. Es obvio que los sacrificios animales que
ofrecían no lograron dicho objetivo (Hebreos 10:3, 4). El propósito de la Ley mosaica fue conducirlos
a Cristo y ayudarlos a comprender que solo era posible lograr el verdadero perdón mediante el
sacrificio humano perfecto de Jesús, que abrió el camino a la vida eterna para los fieles (Gálatas
3:24; Hebreos 9:13, 14). //Volver al Índice

554
W2010 1/12 PÁG.25

¿Dónde está el Paraíso del que habla la Biblia?


“Estarás conmigo en el Paraíso.” (Lucas 23:43.) Esta fue la promesa que le hizo Jesús a un
moribundo que, con valor, había manifestado fe en él. Pero ¿dónde estaría ese paraíso? ¿En el
cielo, en la Tierra o en algún punto intermedio en el que las personas esperan a ser juzgadas?
La Biblia indica que el Paraíso fue el hogar de la primera pareja humana: “Jehová Dios plantó un
jardín en Edén, hacia el este, y allí puso al hombre que había formado. [...] Y Jehová Dios procedió a
tomar al hombre y a establecerlo en el jardín de Edén para que lo cultivara y lo cuidara” (Génesis
2:8, 15). Al traducirse este pasaje del hebreo original al griego, la palabra que se empleó para
“jardín” fue parádeisos, de donde se deriva el vocablo español paraíso.
Tal como algunas parejas tienen que ampliar su hogar al tener más hijos, nuestros primeros
padres habrían de extender el Paraíso más allá del jardín de Edén a medida que su familia fuera
aumentando. Dios les había dicho: “Quiero que llenen la tierra y la pongan bajo su dominio”
(Génesis 1:28, Traducción en lenguaje actual).
Está claro que el propósito de nuestro Creador era que los seres humanos se reprodujeran y
residieran en el Paraíso, aquí mismo en la Tierra. Quería que vivieran para siempre en un bello jardín
donde no existieran cementerios. La Tierra habría de convertirse en el eterno hogar de la
humanidad. Así es: fuimos creados para vivir en este maravilloso planeta. ¡Con razón disfrutamos
tanto de la naturaleza!
Pero ¿habrá cambiado el propósito de Dios? De ninguna manera. Jehová mismo nos asegura:
“Así resultará ser mi palabra que sale de mi boca. No volverá a mí sin resultados, sino que
ciertamente hará aquello en que me he deleitado” (Isaías 55:11). Y más de tres mil años después de
la creación del primer ser humano, la Biblia confirmó que “el Formador de la tierra y el Hacedor de
ella [...] no la creó sencillamente para nada”, sino “para ser habitada” (Isaías 45:18). No hay duda
de que la voluntad de Dios sigue siendo la misma: que la Tierra sea un paraíso.
Cabe destacar que cuando la Biblia alude al futuro Paraíso, suele relacionarlo con la vida en
nuestro planeta. Por citar un caso, en el libro de Isaías se predice que las personas “edificarán casas,
y las ocuparán; [...] plantarán viñas y comerán su fruto” (Isaías 65:21). Es obvio que solo en la Tierra se
puede construir, plantar y comer. Por eso Proverbios 2:21 dice que los justos “residirán en la tierra”.
Ese fue el Paraíso del que habló Jesús. Ahora bien, ¿no es cierto que él también prometió un
paraíso celestial? Sí, pero sería solo para un pequeño grupo de sus seguidores (Lucas 12:32). Los
miembros de este grupo irían al cielo después de morir para gobernar con Jesús sobre el Paraíso
terrenal (Revelación [Apocalipsis] 5:10; 14:1-3). Ellos se encargarían de que el Paraíso terrestre fuera
administrado y cuidado según las normas divinas.
Jesús sabía que ese era el propósito de Dios para la Tierra. Después de todo, él estaba en el cielo
cuando su Padre creó el jardín de Edén. Así pues, quienes ejerzan fe en Jesús tienen a su alcance la
oportunidad de vivir para siempre en el futuro Paraíso terrestre (Juan 3:16). A cada uno de ellos,
Jesús le promete: “Estarás conmigo en el Paraíso” (Lucas 23:43). //Volver al Índice

555
W1971 1/10 PÁGS.606-608

En Lucas 23:43, ¿por qué pone la Traducción del Nuevo


Mundo los dos puntos después de la palabra “hoy”?—E. D.,
EE. UU.
En la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras Lucas 23:43 dice: “Y él le dijo:
‘Verdaderamente te digo hoy: Estarás conmigo en el Paraíso.’” Jesús dijo esto en respuesta a la
siguiente petición que le hizo uno de los malhechores colgados junto a él: “Jesús, acuérdate de mí
cuando entres en tu reino.”—Luc. 23:42.
Sin embargo, otras traducciones bíblicas puntúan Lucas 23:43 de modo diferente. Por ejemplo, la
Biblia de Jerusalén dice: “Jesús le dijo: ‘Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso.’”
No hay duda de que la posición de los dos puntos en la Traducción del Nuevo Mundo cambia el
significado del versículo. En la Biblia de Jerusalén el que los dos puntos se coloquen antes de la
palabra “hoy” hace parecer que Jesús le dijo al malhechor que estaría en el Paraíso aquel
mismísimo día. Esto significaría que Jesús tendría que entrar en su Reino, y que tanto Jesús como el
malhechor estarían en el Paraíso aquel mismísimo día en que estaba hablando.
En el idioma griego original de las Escrituras Griegas Cristianas, ¿cómo se puntúa esta oración?
No se puntúa en absoluto. ¿Por qué no? Porque los escritores de las Escrituras Griegas no usaban
puntuación en aquel tiempo. The Encyclopedia Americana, 1956, tomo 23, página 16, declara:
“No hay evidencia de ningún esfuerzo por puntuar en los manuscritos e inscripciones más primitivos
de los griegos.” No fue sino hasta el siglo nueve E.C. que la puntuación llegó a estar en uso general.
Aunque textos griegos posteriores como el de Westcott y Hort ponen la puntuación (coma en inglés
en vez de dos puntos) antes de la palabra griega para “hoy,” lo hicieron de acuerdo con su propio
entendimiento y creencias religiosas. Sin embargo, ni la coma ni ninguna otra puntuación estaba allí
en los textos griegos más antiguos.
¿Dónde, pues, deben ponerse los dos puntos? ¿Cuál es el testimonio de la propia Palabra de
Dios sobre este asunto? ¿Qué dijo Jesús mismo? ¿Creía él que iba a heredar su reino y estar en
alguna clase de Paraíso inmediatamente después de morir, en ese mismo período de veinticuatro
horas?
Un poco antes, a sus discípulos, Jesús declaró: “El Hijo del hombre tiene que pasar por muchos
sufrimientos y ser rechazado por los hombres de mayor edad y los principales sacerdotes y los
escribas, y ser muerto, y al tercer día ser levantado.” (Luc. 9:22) Los dos ángeles junto a la tumba
dijeron a las mujeres que habían ido allí: “No está aquí, sino que ha sido levantado. Recuerden
cómo les habló mientras estaba aún en Galilea, diciendo que el Hijo del hombre tenía que ser
entregado en manos de hombres pecadores y ser fijado en un madero y sin embargo levantarse al
tercer día.”—Luc. 24:6, 7.
Jesús no fue resucitado el día que murió, sino al tercer día de su muerte. Por lo tanto, no pudo
haber entrado en su reino el día de su muerte. Entonces, ¿dónde estuvo durante esos tres días, antes
de su resurrección? Hechos 2:24 dice: “Dios lo resucitó desatando los dolores de la muerte, porque
no era posible que él continuara retenido por ella.” De modo que Jesús estuvo en las garras de la
muerte durante ese tiempo. Hechos 2:27 dice además respecto a él: “No dejarás mi alma en el
Hades, ni permitirás que el que te es leal vea corrupción.” Por consiguiente, Jesús estuvo en el
Hades, que es el sepulcro común de la humanidad. Y la Biblia dice que “no hay trabajo ni formación
de proyectos ni conocimiento ni sabiduría en el Seol [LXX, Hades].” De modo que estuvo fuera de
existencia en el Hades, como lo estuvo el malhechor.—Ecl. 9:5, 10.

556
Entonces, al tercer día de su muerte, Dios levantó a Jesús de entre los muertos como una
poderosa criatura espíritu. Pero el malhechor no fue levantado; permaneció en el sepulcro.—1 Ped.
3:18.
Cuando Jesús, después de su resurrección, se materializó para aparecerse a sus discípulos, le
preguntaron: “Señor, ¿estás restaurando el reino a Israel en este tiempo?” (Hech. 1:6) Jesús mostró
que la respuesta era: No. Todavía no había llegado el tiempo para que su reino fuera establecido.
Entonces, ¿fue establecido el reino celestial de Dios, con Jesús como rey, en algún tiempo
durante la vida de los apóstoles? No, porque unos sesenta y tres años después de la muerte y
resurrección de Jesús el apóstol Juan escribió bajo inspiración que el reino de Dios todavía estaba
en el futuro. (Revelación, capítulo 12) Y sería bajo ese reino futuro que el paraíso sería restaurado.
Así, pues, la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, al verter como lo hace Lucas
23:43, es consistente con la verdad de la Palabra de Dios acerca del establecimiento del reino de
Dios, la Tierra Paradisíaca que será restaurada bajo el régimen del Reino, la condición de los
muertos, y dónde Jesús estuvo durante aquellos tres días.
Otros traductores también han visto la dificultad en que están envueltos los dos puntos o la coma
en este texto. The Riverside New Testament evitó el problema no poniendo dos puntos ni coma,
vertiéndolo: “Te digo en verdad hoy estarás conmigo en el Paraíso.” Por otra parte, The New
Testament por George M. Lamsa lo vierte: “En verdad te digo hoy, Estarás conmigo en el Paraíso.”
También The Emphasised Bible por Joseph B. Rotherham dice: “En verdad te digo este día: Conmigo
estarás en el Paraíso.”
De modo que lo que Jesús estaba diciendo era que cuando el reino de Dios por Cristo fuera
establecido en un tiempo entonces futuro, y que cuando el Paraíso fuera restaurado a la Tierra, este
malhechor podría esperar ser resucitado para tener la oportunidad de obtener vida eterna. Estaría
incluido entre los que se mencionan en Hechos 24:15, donde dice: “Va a haber resurrección así de
justos como de injustos.” Como uno de estos “injustos” sería resucitado y recibiría la oportunidad de
aprender acerca de los propósitos y requisitos de Dios. Si resultara obediente a Dios y su Rey-Hijo,
viviría para siempre en esa Tierra Paradisíaca, cumpliendo con lo requerido para ser contado entre
aquellos de quienes el Salmo 37:29 predijo: “Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para
siempre sobre ella.” //Volver al Índice

557
W2003 1/8 PÁG.28

Aunque Jehová permitió que sus siervos de la antigüedad


tuvieran más de una esposa, hoy no lo permite. ¿Es variable
su norma sobre la poligamia?
Jehová no ha cambiado su modo de ver la poligamia (Salmo 19:7; Malaquías 3:6). Esta
costumbre no era parte del propósito de Dios para los seres humanos en el principio ni lo es en la
actualidad. Al crear a Eva para que fuera esposa de Adán, Jehová declaró la norma divina sobre el
matrimonio: una esposa para un esposo. “Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, y tiene
que adherirse a su esposa, y tienen que llegar a ser una sola carne.” (Génesis 2:24.)
Cuando Jesucristo estuvo en la Tierra, reiteró esta norma; en respuesta a una pregunta sobre el
divorcio y las segundas nupcias declaró: “¿No leyeron que el que los creó desde el principio los hizo
macho y hembra y dijo: ‘Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su
esposa, y los dos serán una sola carne’? De modo que ya no son dos, sino una sola carne”.
Y añadió: “Cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, y se case
con otra, comete adulterio” (Mateo 19:4-6, 9). De esto se desprende que el tener más de una
esposa también constituye adulterio.
Entonces, ¿por qué se permitió la poligamia en la antigüedad? Tengamos presente que Jehová
no fue quien originó esta práctica. El primer hombre del que la Biblia dice que tuvo más de una
esposa fue Lamec, un descendiente de Caín (Génesis 4:19-24). Cuando Dios trajo el Diluvio en los
días de Noé, este y sus tres hijos tenían una sola mujer, respectivamente. Todos los polígamos fueron
destruidos en el Diluvio.
Siglos más tarde, cuando Jehová escogió a los israelitas para que fueran su pueblo, estos ya
practicaban la poligamia, aunque parece que era mucho más común la monogamia. Si bien Dios
no exigió que las familias polígamas se desintegraran, se encargó de que la práctica estuviera
estrictamente reglamentada (Éxodo 21:10, 11; Deuteronomio 21:15-17).
Sabemos que la tolerancia de la poligamia fue temporal, no solo por lo que Jesús dijo respecto a
la norma divina original sobre el matrimonio, sino también por lo que el apóstol Pablo escribió bajo la
inspiración del espíritu santo de Dios, a saber, “que cada hombre tenga su propia esposa y que
cada mujer tenga su propio esposo” (1 Corintios 7:2). Pablo también escribió por inspiración que el
hombre nombrado para ser superintendente o siervo ministerial en la congregación cristiana tiene
que ser “esposo de una sola mujer” (1 Timoteo 3:2, 12; Tito 1:6).
Por lo tanto, Jehová dejó de tolerar la poligamia cuando se formó la congregación cristiana,
hace unos dos mil años. En aquel tiempo, la norma sobre el matrimonio volvió a ser la misma que al
principio, cuando Dios creó al hombre y la mujer: una sola esposa para un solo esposo. Esta es la
norma que sigue hoy el pueblo de Dios por todo el mundo (Marcos 10:11, 12; 1 Corintios 6:9, 10).
//Volver al Índice

558
W2009 1/7 PÁG.30

¿Aprueba Dios la poligamia?


La respuesta es no. Al instituir el matrimonio en el jardín de Edén, Dios dispuso como norma la
monogamia. Tiempo después, Jesús confirmó que sus discípulos debían seguir aquella disposición
divina (Génesis 2:18-24; Mateo 19:4-6).
Pero ¿por qué hubo siervos de Dios en la antigüedad —como Abrahán, Jacob, David y
Salomón— que tuvieron más de una esposa? Antes de contestar esto, veamos la imagen que
presentan las Escrituras de la poligamia. Por ejemplo, exponen abiertamente los graves conflictos
familiares que surgieron en los hogares de Abrahán y Jacob debido a dicha costumbre (Génesis
16:1-4; 29:18–30:24). Pensemos también en Salomón, quien desobedeció este claro mandato de la
Ley mosaica: “Tampoco debe [el rey] multiplicarse esposas, para que no se desvíe su corazón”
(Deuteronomio 17:15, 17). La Biblia revela que llegó a tener nada menos que 700 esposas. Fue tan
perjudicial la influencia que ejercieron sobre él, que su corazón terminó desviándose de Jehová
(1 Reyes 11:1-4). Es evidente, pues, que las Escrituras presentan una imagen muy negativa de la
poligamia.
En vista de todo esto, muchos quizá se pregunten por qué toleró Dios esa práctica entre sus
siervos. Ilustrémoslo así: ¿no es cierto que a veces uno decide conservar un empleo que no le gusta
porque por el momento no es conveniente dejarlo? Pues algo parecido hizo Jehová con la
poligamia. Aunque no comprendamos del todo sus motivos, está claro que tenía buenas razones
para tolerarla, pues su manera de pensar y actuar es superior a la nuestra (Isaías 55:8, 9). Veamos
por qué pudo haberlo hecho.
Recordemos que en Edén, Dios prometió una “descendencia” que eliminaría a Satanás. Más
tarde, le dijo a Abrahán que sería padre de una gran nación y que de su linaje vendría esa
descendencia (Génesis 3:15; 22:18). Empeñado en impedir la llegada de esta, Satanás trató de
acabar con la antigua nación de Israel. Como su intención era que perdieran el favor de Dios y su
protección, a menudo los indujo a pecar contra Jehová.
Para ayudar a los israelitas a resistir aquellos ataques y corregirlos cuando se desviaban de sus
justas normas, Jehová les envió vez tras vez a sus profetas. No obstante, él ya sabía que
desobedecerían hasta los mandatos más básicos, como el de evitar la idolatría (Éxodo 32:9).
Si obedecer esos mandatos les iba a costar tanto trabajo, de seguro también les costaría muchísimo
acatar una ley contra la poligamia, que tan arraigada estaba en aquella época. Por esta razón,
Jehová —que conoce perfectamente las tendencias humanas— consideró que aún no era el
tiempo de prohibir esa costumbre. De haberla prohibido, a Satanás le habría resultado más fácil
desviar a los israelitas.
Por otra parte, el hecho de que Jehová permitiera la poligamia tuvo sus ventajas. Para empezar,
contribuyó a que en poco tiempo Israel se convirtiera en una nación lo bastante grande como para
sobrevivir hasta la llegada del Mesías. Además, en tiempos difíciles brindaba cierto grado de
seguridad a mujeres que, de otro modo, no habrían contado con la protección de un hogar.
Así que, como hemos visto, Jehová no instituyó la poligamia. Y aunque es cierto que la toleró por
un tiempo, también la reguló estrictamente en la Ley mosaica para impedir los abusos (Éxodo
21:10, 11; Deuteronomio 21:15-17). Cuando Jehová decidió prohibirla, se lo hizo saber a sus siervos
mediante su Hijo. Al recordarles la norma original sobre el matrimonio, Jesús dejó claro que sus
discípulos debían ser monógamos (Marcos 10:8). Por lo tanto, es evidente que la Ley de Moisés
cumplió su propósito para aquel tiempo, pero que “la ley del Cristo” la supera por mucho (Gálatas
6:2). //Volver al Índice

559
W2009 1/4 PÁG.26

¿Estamos predestinados?
Algunos creen que el destino es lo que determina el día de su muerte; otros creen que es Dios.
Pero unos y otros concuerdan en que hay acontecimientos claves en su vida que no pueden evitar.
Y usted, ¿piensa igual?
Reflexione por un momento. Si de verdad no podemos influir en nuestra vida porque Dios o el
destino ya han establecido cómo será, ¿qué sentido tiene orar? Por otro lado, si ya todo está
predeterminado, ¿para qué tomar precauciones? ¿De qué sirve utilizar el cinturón de seguridad en
un automóvil, o no conducir bebido?
Pero ¿qué dice la Biblia al respecto? Para empezar, no tolera la conducta temeraria bajo ningún
concepto. Los israelitas de la antigüedad no dejaban las cosas en manos del destino, pues la Ley les
enseñaba la importancia de ser precavidos. Entre otras cosas, ordenaba construir un pequeño muro
en la azotea de las casas para evitar que alguien se cayera del techo. Pero ¿para qué daría Dios
ese mandato si de todos modos la persona estaba predestinada a caer y morir? (Deuteronomio
22:8.)
¿Y qué hay de las víctimas de las catástrofes naturales y otras tragedias que no podemos
controlar? ¿Tenían esas personas “una cita con la muerte”? Por supuesto que no. Como señaló el
rey Salomón, a cualquiera puede sobrevenirle un “suceso imprevisto” (Eclesiastés 9:11). Sin importar
lo extrañas o poco probables que nos parezcan, ninguna de esas desgracias inesperadas está
predeterminada.
Con todo, algunos opinan que Salomón se contradice, pues antes había dicho: “Para todo hay
un tiempo señalado, aun un tiempo para todo asunto bajo los cielos: tiempo de nacer y tiempo de
morir” (Eclesiastés 3:1, 2). Pero ¿apoyan estas palabras que el día de nuestro nacimiento y el de
nuestra muerte están predeterminados?
No. Con estas palabras, Salomón indicaba que, como tantas otras cosas en la vida, los
nacimientos y las muertes suceden todo el tiempo. No cabe duda de que en la vida habrá buenos
y malos momentos, o como dijo Salomón, “tiempo de llorar y tiempo de reír”. Así que él estaba
mostrando que tanto las desgracias imprevistas como esos sucesos que se repiten afectan “todo
asunto bajo los cielos” (Eclesiastés 3:1-8; 9:11, 12). Por eso, llega a la conclusión de que
no deberíamos dejarnos llevar por las ocupaciones del día a día hasta el punto de olvidarnos de
nuestro Creador (Eclesiastés 12:1, 13).
En realidad, aunque Dios tiene autoridad sobre la vida y la muerte, no nos impone un destino.
La Biblia indica que él nos ofrece a todos la posibilidad de vivir para siempre. Pero no nos obliga a
aceptarla. Al contrario, en su Palabra dice: “Cualquiera que desee, tome gratis el agua de la vida”
(Revelación [Apocalipsis] 22:17).
En efecto, para tomar “el agua de la vida”, debemos querer hacerlo. Así pues, nuestro futuro
no depende del destino. Por el contrario, nuestras decisiones, actitudes y acciones pueden influir
mucho en el futuro que tengamos. //Volver al Índice

560
W1979 1/10 PÁGS.31-32

¿Cómo debemos entender Job 3:14, que habla acerca de


reyes y consejeros que edifican “para sí lugares desolados”?
Estas palabras aparecen en un contexto de acostarse alguien en el sueño de la muerte. (Job
3:13) Según una corrección del texto masorético, la expresión “lugares desolados” pudiera
traducirse “pirámides.” Siendo tumbas grandes, las pirámides ciertamente eran “lugares desolados”
sin habitantes humanos. //Volver al Índice

En Salmo 89:19, ¿quiénes son los “leales” a quienes Jehová


habló en una visión?
Un examen del Salmo 89 revela que el asunto que se está considerando es el pacto del Reino.
Los versículos 19, 20 y 29 de este salmo dicen: “En aquel tiempo hablaste en una visión a tus leales, y
procediste a decir: ‘He colocado ayuda sobre un poderoso; he ensalzado a un escogido de entre el
pueblo. He hallado a David mi siervo; con mi aceite santo lo he ungido . . . y ciertamente
estableceré su descendencia para siempre y su trono como los días del cielo.’”
El relato de 1 Crónicas 17 revela que la promesa de una dinastía que continuaría en la casa de
David fue revelada al profeta Natán en una visión. Primero de Crónicas 17:15 nos dice: “Conforme a
todas estas palabras y conforme a toda esta visión fue la manera en que Natán le habló a David.”
Por lo tanto, los “leales” son Natán y David, y este último recibió la revelación divina por medio de
Natán. //Volver al Índice

561
W2007 15/7 PÁG.26

Si la cosecha comenzaba oficialmente cuando todos los


varones israelitas estaban celebrando la fiesta de las Tortas
no Fermentadas, ¿quién cosechaba las primicias de la
cebada que se llevaban al santuario?
La Ley mosaica daba este mandato a los israelitas: “Tres veces al año todo varón tuyo debe
presentarse delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escoja: en la fiesta de las tortas
no fermentadas y en la fiesta de las semanas y en la fiesta de las cabañas” (Deuteronomio 16:16).
Desde los tiempos del rey Salomón en adelante, el lugar escogido por Dios fue el templo de
Jerusalén.
La primera de las tres fiestas se celebraba a principios de la primavera y era conocida como la
fiesta de las Tortas no Fermentadas. Comenzaba el día después de la celebración de la Pascua —
que tenía lugar el 14 de nisán— y se extendía por siete días, hasta el 21 del mismo mes. El día 16 —el
segundo día de la fiesta— marcaba el inicio de la primera cosecha del año, según el calendario
sagrado. Ese día el sumo sacerdote tenía que tomar “una gavilla de las primicias” de la cosecha de
la cebada y mecerla “de acá para allá delante de Jehová” en el santuario (Levítico 23:5-12).
Puesto que se exigía que todos los varones estuvieran presentes en la fiesta de las Tortas
no Fermentadas, ¿quién cosechaba dicha ofrenda?
El mandato de ofrecer a Jehová las primicias de la cosecha durante la fiesta de las Tortas
no Fermentadas se dio a la nación en conjunto, por lo que no era necesario que todos y cada uno
de los israelitas cosecharan y llevaran las primicias al santuario. Unas pocas personas lo hacían en
representación de todo el pueblo. Por lo tanto, se podía enviar una delegación a algún campo de
cebada cercano a fin de preparar la gavilla para la fiesta de las Tortas no Fermentadas.
La Encyclopaedia Judaica explica: “Si la cebada estaba madura, se cosechaba de los alrededores
de Jerusalén; si no, podía traerse de cualquier punto de Israel. La segaban tres hombres, cada uno
con una guadaña y un cesto”. Entonces se llevaba una gavilla de cebada al sumo sacerdote, y
este la ofrecía a Jehová.
El mandato de ofrecer las primicias de la cebada brindó a los israelitas una magnífica
oportunidad de expresarle a Dios su gratitud por la forma en que bendecía sus tierras y su cosecha
(Deuteronomio 8:6-10). Pero lo más importante es que esta ofrenda ceremonial constituía “una
sombra de las buenas cosas por venir” (Hebreos 10:1). Resulta interesante que Jesucristo resucitara
un 16 de nisán, día en que se ofrecían a Jehová las primicias de la cosecha. El apóstol Pablo escribió
con relación a la resurrección de Jesús: “Cristo ha sido levantado de entre los muertos, las primicias
de los que se han dormido en la muerte. [...] Porque [...] en el Cristo todos serán vivificados. Pero
cada uno en su propia categoría: Cristo las primicias, después los que pertenecen al Cristo durante
su presencia” (1 Corintios 15:20-23). La gavilla de las primicias que el sumo sacerdote mecía de acá
para allá delante de Jehová prefiguraba a Jesucristo resucitado, pues él fue el primero en ser
levantado de entre los muertos a fin de vivir eternamente. De este modo, Jesús abrió el camino para
liberar a la humanidad del pecado y la muerte. //Volver al Índice

562
W2011 1/7 PÁG.23

¿Favorece Dios a una raza en particular?


No, pues “Dios no es parcial —dice la Biblia—, sino que, en toda nación, el que le teme y obra
justicia le es acepto” (Hechos 10:34, 35).
Está claro que el modo de pensar del Creador está muy por encima del de los seres humanos.
Muchas personas creen que existe una raza —generalmente la suya— que es superior a las demás.
Ese punto de vista concuerda con las ideas de Charles Darwin, quien escribió: “En algún período
futuro, [...] las razas civilizadas del hombre casi con toda seguridad exterminarán, y sustituirán, a las
razas salvajes”. Desgraciadamente, muchos han sido víctimas de ataques por parte de personas
que se consideran superiores por su raza.
Pero ¿se justifica dicha actitud de superioridad? ¿Ha demostrado la ciencia que existan razas
genéticamente superiores? Todo lo contrario, Bryan Sykes, genetista y profesor de la Universidad de
Oxford, señala: “No hay fundamentos genéticos para clasificar de forma categórica las etnias o las
razas. [...] A menudo me preguntan si existe un ADN griego o un gen italiano, y claro que no lo
hay. [...] Todos estamos muy emparentados”.
Dicha conclusión armoniza con lo que enseñan las Escrituras, a saber, que Dios creó a un solo
hombre y a una sola mujer, y que todos descendemos de ellos (Génesis 3:20; Hechos 17:26). Por
tanto, a la vista de Dios, únicamente hay una raza: la raza humana.
Jehová no se fija en el color de la piel ni en la fisonomía, sino en algo mucho más importante:
nuestro corazón, es decir, lo que somos en el interior. Él mismo declara: “Los hombres juzgan por la
apariencia exterior, pero yo miro el corazón” (1 Samuel 16:7, Nueva Biblia al Día). Tener presente este
hecho puede ser muy reconfortante. Veamos por qué.
Sea cual sea nuestro origen racial, muchos quizá no estemos conformes con nuestros rasgos
físicos. Y la verdad es que no podemos hacer gran cosa por cambiarlos. Pero algo que sí podemos
hacer es mejorar lo que de veras cuenta: nuestra mente y corazón (Colosenses 3:9-11). Con un
autoexamen sincero, tal vez descubramos que tendemos a sentirnos un poco superiores o inferiores
a las personas de otra raza. Como esos sentimientos se oponen al modo de pensar de Dios, hemos
de hacer todo lo posible por sacárnoslos del corazón (Salmo 139:23, 24).
Si nos esforzamos por adoptar el enfoque de Jehová a este respecto, él nos ayudará. La Biblia
afirma: “En cuanto a Jehová, sus ojos están discurriendo por toda la tierra para mostrar su fuerza a
favor de aquellos cuyo corazón es completo para con él” (2 Crónicas 16:9). ¡Qué grato es saber
que, sin importar nuestra raza, estas palabras siempre se cumplen! //Volver al Índice

563
W1996 1/6 PÁG.31

A veces oímos a hermanos decir o pedir que venga el Reino


de Dios a la Tierra. ¿Es esto apropiado?
En sentido estricto, tales palabras no expresan lo que las Escrituras enseñan. El Reino de Dios es
celestial. Por ello, el apóstol Pablo escribió: “El Señor me librará de toda obra inicua y me salvará
para su reino celestial. A él sea la gloria para siempre jamás. Amén”. (2 Timoteo 4:18; Mateo 13:44;
1 Corintios 15:50.)
El Reino se fundó en el cielo en 1914, y nunca será transferido al Paraíso terrenal restaurado ni a
ningún otro lugar. Jesucristo es el Rey del Reino. Como tal, él tiene autoridad sobre los ángeles. Por
eso, el lugar apropiado de su gobernación es a la diestra de Dios en los cielos. Los cristianos ungidos
se unen a él en calidad de reyes y sacerdotes en el cielo. (Efesios 1:19-21; Revelación [Apocalipsis]
5:9, 10; 20:6.)
¿Quiere decir esto que ya no debemos expresar a Dios algunas de las peticiones que se incluyen
en la Oración Modelo, a saber: “Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también
sobre la tierra”? (Mateo 6:10.) Al contrario, dicha oración es apropiada y aún tiene mucho
significado.
El Reino de Dios todavía tiene que actuar de manera decisiva en lo referente a la Tierra, y eso es
lo que tenemos presente cuando oramos y empleamos expresiones similares a las que aparecen en
la Oración Modelo. Por ejemplo, Daniel 2:44 predice que el Reino ‘vendrá’ para destruir a todas las
naciones y gobernará sobre la Tierra. Revelación 21:2 habla de la Nueva Jerusalén que desciende
del cielo. La Nueva Jerusalén se compone de los 144.000 cristianos ungidos, que serán la novia de
Cristo. Ellos también serán coherederos con Jesús en el Reino. De modo que Revelación 21:2 se
refiere a que dirigen su atención a la Tierra, lo que redunda en magníficas bendiciones para la fiel
humanidad. (Revelación 21:3, 4.)
Hasta que estas maravillosas profecías y otras más se cumplan, seguirá siendo apropiado orar a
Jehová Dios en conformidad con las palabras de Jesús “venga tu reino”. Pero debemos tener
presente que el Reino no vendrá literalmente al planeta Tierra. Este Reino reside en el cielo, no en la
Tierra. //Volver al Índice

564
W2009 15/4 PÁGS.12-13

Si una criatura muere en el vientre materno, ¿volverá a la


vida en la resurrección?
A quienes no han sufrido una pérdida de esa clase puede que les cueste trabajo imaginar lo que
sienten los padres que han pasado por ese trance. Algunos de ellos experimentan un dolor muy
intenso. Por ejemplo, una cristiana sufrió cinco abortos. Y aunque con el tiempo pudo dar a luz a dos
hijos y criarlos, recordaba perfectamente cada uno de sus embarazos malogrados. Hasta el día de
su muerte supo la edad que hubieran tenido todos sus hijos si hubieran sobrevivido. ¿Pueden esos
padres abrigar la esperanza de ver en la resurrección a esas criaturas que no llegaron a nacer con
vida?
La respuesta es muy sencilla: no lo sabemos, pues la Biblia no trata directamente el asunto de si
las criaturas que murieron antes de nacer van a resucitar. Lo que sí encontramos en la Palabra de
Dios son principios relacionados con este tema que pueden ofrecernos cierto grado de consuelo.
Antes que nada, analicemos dos preguntas muy relacionadas entre sí. En primer lugar, ¿cuándo
considera Jehová que comienza la vida humana: en la concepción, o en el nacimiento? Y en
segundo lugar, ¿cómo considera Dios a la criatura no nacida: como un ser individual, o como un
simple conjunto de células y tejidos? Los principios bíblicos nos permiten obtener respuestas claras a
ambas preguntas.
De acuerdo con la Ley mosaica, la vida no comienza en el nacimiento, sino mucho antes. Por
eso, quien causara la muerte de una criatura no nacida podía ser castigado con la pena de
muerte. La Ley mandaba: “Tienes que dar alma por alma” (Éxo. 21:22, 23). [Nota] Por tanto, la
criatura que se encuentra en la matriz es un alma, una vida humana. Esta verdad fundamental ha
ayudado a millones de cristianos a entender que deben rechazar la práctica del aborto, el cual es
un grave pecado contra Dios.
Como vemos, la vida comienza en la concepción. Ahora bien, ¿cuánto valor tiene esa vida para
Jehová? La ley que acabamos de mencionar decretaba la pena de muerte para quien provocara
la muerte de la criatura. Está claro, pues, que dicha vida era muy valiosa para Dios. Además,
muchos otros pasajes bíblicos revelan que Jehová considera a la criatura no nacida como un ser
individual. Por ejemplo, el rey David dirigió a Jehová las siguientes palabras inspiradas: “Me tuviste
cubierto en resguardo en el vientre de mi madre. [...] Tus ojos vieron hasta mi embrión, y en tu libro
todas sus partes estaban escritas, respecto a los días en que fueron formadas” (Sal. 139:13-16; Job
31:14, 15).
Jehová también ve los rasgos distintivos de la criatura y el potencial que tiene. Por citar un caso,
cuando Rebeca, la esposa de Isaac, estaba embarazada de Jacob y Esaú, estos empezaron a
pelear en su vientre. Entonces, Jehová pronunció una profecía sobre los bebés, lo que parece
demostrar que vio en ellos ciertas características que tendrían consecuencias de largo alcance
(Gén. 25:22, 23; Rom. 9:10-13).
Juan el Bautista es otro caso interesante. Uno de los Evangelios dice: “Al oír Elisabet el saludo de
María, la criatura saltó en su matriz; y Elisabet se llenó de espíritu santo” (Luc. 1:41). En este pasaje, el
médico Lucas utilizó una palabra griega que podría aludir tanto a un bebé no nacido como a uno
que acaba de nacer. De hecho, esa fue la palabra que utilizó para referirse a Jesús cuando estaba
en el pesebre (Luc. 2:12, 16; 18:15).
Teniendo en cuenta todos estos factores, ¿podemos decir que la Biblia hace una distinción entre
una criatura que se encuentra en el vientre materno y una que acaba de nacer? Parece que no.
Además, esta manera de ver el asunto concuerda con los hallazgos de la ciencia moderna. Por
ejemplo, los investigadores han descubierto que una criatura no nacida es capaz de sentir los

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estímulos externos y responder a ellos. Por eso, no es de extrañar que una madre desarrolle un
vínculo tan estrecho con el hijo que está gestando.
Además, la llegada de un bebé puede variar de un embarazo a otro. Pensemos en una madre
que da a luz un bebé prematuro que fallece pocos días después. Ahora pensemos en otra que
tiene un embarazo normal, pero cuyo bebé muere pocos días antes del parto. ¿Es razonable pensar
que solo la primera de las dos puede esperar que su hijo resucite simplemente porque este nació
antes de tiempo por una razón u otra?
En resumen, la Biblia enseña claramente que la vida comienza en el momento de la concepción
y que Jehová ve a toda criatura no nacida como un ser humano único cuya vida es muy valiosa.
En vista de estas verdades, a algunos cristianos tal vez les parezca ilógico afirmar que las criaturas
que mueren antes de nacer no serán resucitadas. Incluso podrían pensar que tal afirmación debilita
nuestra postura bíblica en contra del aborto, la cual se basa principalmente en esas verdades.
En el pasado, esta revista ha planteado algunas preguntas que parecen cuestionar la posibilidad
de que las criaturas que mueren antes de nacer vayan a resucitar. Una de esas preguntas fue si en
el Paraíso Dios implantará un embrión en fase de desarrollo en la matriz de una mujer. Sin embargo,
después de mucho estudiar, meditar y orar, el Cuerpo Gobernante ha llegado a la conclusión de
que tales cuestiones realmente no cambian en nada nuestra esperanza de la resurrección. Jesús
dijo: “Todas las cosas son posibles para Dios” (Mar. 10:27). La propia experiencia de Jesús confirma la
verdad de esa declaración, pues su vida fue transferida desde el cielo hasta la matriz de una joven
virgen, algo totalmente imposible desde el punto de vista humano.
¿Quiere decir lo anterior que los bebés que mueran antes de nacer serán resucitados? Pues bien,
queremos dejar claro que la Biblia no responde categóricamente esta pregunta, por lo que
no podemos ser dogmáticos. Como este tema puede generar una cantidad interminable de
preguntas, es mejor no hacer ningún tipo de especulaciones. Lo que sí sabemos es que este asunto
está en manos de Jehová y que él es un Dios sumamente amoroso y misericordioso (Sal. 86:15).
No hay duda: él desea de todo corazón compensar con la resurrección todo el sufrimiento que ha
causado la muerte (Job 14:14, 15). Podemos estar seguros de que siempre hará lo que es justo. Él
curará todas las heridas que este mundo malvado nos ha provocado, pues le ha encargado a su
Hijo “desbaratar las obras del Diablo” (1 Juan 3:8).
Nota. En algunas versiones de la Biblia, la traducción de este pasaje da a entender que solo la
muerte de la madre podría acarrear la pena de muerte. Sin embargo, el texto hebreo original
muestra que dicha sentencia también podría aplicarse a quien causara la muerte de la criatura.
//Volver al Índice

566
W1994 15/1 PÁG.31

Una amiga mía tuvo un aborto espontáneo. Como mujer me


compadezco de ella, pero ¿sería apropiado alentar en ella
la esperanza de que la criatura resucite?
Usted, por supuesto, puede ayudar mucho a su amiga brindándole consuelo. Sin embargo, la
Biblia no suministra ninguna base para suponer que un embrión vaya a resucitar.
Cuando una mujer concibe, lo que hay en su matriz es solo una célula, un óvulo fecundado.
Normalmente, en un período de nueve meses esa célula se divide, se implanta en el útero, el
embrión se desarrolla y finalmente nace una criatura. El aborto interrumpe este proceso natural,
poniendo fin a la vida que empezó y que debió convertirse en un ser humano particular. Si se
provoca un aborto, se atenta contra la santidad de la vida y se viola el mandato de Dios que
prohíbe el asesinato. (Éxodo 20:13; 21:22, 23; Números 35:16-18; 1 Pedro 4:15.)
El Dador de la vida está al tanto de la criatura que crece en el útero. (Salmo 139:13-16;
compárese con Job 31:15.) Sin embargo, ¿qué posibilidad de resurrección hay en el caso de un
aborto espontáneo o de que la criatura nazca muerta?
La Biblia reconoce que un feto o embrión puede morir. En ese caso se produce un aborto
espontáneo o se da a luz a un mortinato. (Génesis 31:38; Éxodo 23:26; 2 Reyes 2:19-21; Job 21:10;
Salmo 58:8; 144:14.)
Job mencionó varias maneras como puede producirse un aborto espontáneo, cualquiera de las
cuales hubiese sido, a su parecer, mejor que el sufrimiento que estaba experimentando. Dijo que
pudiera haber sido como “un aborto escondido”, alguien que “no hubiera llegado a ser, como
niños que no han visto la luz”. (Job 3:16.) Este caso pudiera referirse al aborto de un embrión inviable
que se produce antes de que la mujer se percate siquiera de que está encinta.
Job también dijo que si ‘se hubiesen cerrado las puertas del vientre de su madre, se hubiera
ocultado de sus ojos la desdicha’. Así que se habría evitado su sufrimiento si ‘hubiera procedido a
morir desde la matriz’ o “en el vientre”. (Job 3:10, 11, Traducción del Nuevo Mundo de las Santas
Escrituras; Versión Popular.) Estos abortos se deben con frecuencia a defectos graves del embrión o
del feto. O también pueden deberse a malformaciones en los órganos reproductores de la madre,
a deficiencias hormonales, vitamínicas o de oxigenación, o a enfermedades de la madre.
En su agonía, Job pensaba que cualquiera de esas eventualidades hubiese sido preferible para
él. Sin embargo, hubiera entristecido a su madre, como es el caso de muchas mujeres de la
actualidad. Cuando hizo mención de tales eventualidades, Job no dijo que de cualquier modo le
aguardaría una resurrección. En su opinión, el beneficio habría sido que se le hubiera ocultado de la
desdicha o librado del disturbio.
Job añadió otra posibilidad: “¿Por qué no salí del vientre mismo y entonces expiré?”. (Job 3:11.) Si
Job hubiese muerto instantes después de haber nacido, quizás aun antes de haber sido
amamantado, como sucede a veces, ¿cuáles habrían sido sus perspectivas? Posteriormente
muestra que si hubiera muerto e ido al Seol después de haber vivido como ser humano, cabía la
posibilidad de que Dios ‘le fijara un límite de tiempo y se acordara de él’. Sí, Jehová Dios podría traer
a Job de nuevo a la vida, resucitarlo. (Job 14:13-15.)
Este razonamiento armoniza con lo que sabemos sobre las resurrecciones de tiempos bíblicos. Las
personas que fueron resucitadas volvieron a vivir tal y como eran antes de morir. Es decir, los niños
que murieron resucitaron como niños, y los adultos, como adultos. (2 Reyes 4:17-20, 32-37; Lucas 7:12-
15; 8:40-42, 49-55; Juan 11:38-44.) ¿Sería razonable concluir que de haber ocurrido un “aborto

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escondido” en el caso de Job, en el nuevo mundo se restituiría ese embrión microscópico al vientre
de su madre para que se produjera una gestación de la que quizás ella nunca tuvo conocimiento?
Esa conclusión no concuerda con lo que la Biblia muestra sobre la resurrección, que siempre tuvo
que ver con personas que nacieron y existieron como seres individuales delante de Dios. (Juan
5:28, 29; Hechos 24:15.)
Pero ¿qué puede decirse del embrión que creció normalmente hasta convertirse en un feto o
que casi tuvo un desarrollo completo? Existen muchas situaciones posibles. Sin embargo, no hay
razón para especular. En el Paraíso restaurado, nuestro amoroso Padre celestial erradicará el
pecado de la humanidad y traerá bendiciones maravillosas. Muchas personas serán resucitadas.
Corresponde a Jehová y a Jesús decidir cómo y hasta qué grado se efectuará la resurrección.
Podemos estar seguros de que la decisión reflejará la sabiduría y justicia perfectas de Jehová.
Eliú le aseguró a Job: “¡Lejos sea del Dios verdadero el obrar inicuamente, y del Todopoderoso el
obrar injustamente! Porque según la manera como el hombre terrestre obre él le recompensará [...].
Sí, de hecho, Dios mismo no obra inicuamente”. (Job 34:10-12.) A todos, incluso a las parejas que
han vivido experiencias muy tristes debido a un aborto o el nacimiento de una criatura muerta,
puede consolarnos saber que ‘Jehová es bueno y recto’. (Salmo 25:8.) //Volver al Índice

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W1990 15/3 PÁG.31

¿Deberíamos concluir por lo que dicen Mateo 7:13, 14 y


Lucas 13:24 que aun durante la resurrección la mayoría de
los humanos rechazarán la adoración verdadera?
No; esos versículos no apoyan esa conclusión. Más bien, se relacionan particularmente con
alcanzar vida en el Reino celestial.
Las palabras de Jesús en Mateo 7:13, 14 forman parte del Sermón del Monte. Dijo: “Entren por la
puerta angosta; porque ancho y espacioso es el camino que conduce a la destrucción, y muchos
son los que entran por él; mientras que angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la
vida, y pocos son los que la hallan”.
Mucho de lo que dijo Jesús en aquella ocasión se relacionaba especialmente con el Reino
celestial. Por ejemplo, comenzó con las palabras: “Felices son los que tienen conciencia de su
necesidad espiritual, puesto que a ellos pertenece el reino de los cielos”. Dijo que los de corazón
puro ‘verían a Dios’ y que “el reino de los cielos” pertenece a los que son “perseguidos por causa de
la justicia”. (Mateo 5:3, 8, 10.) Posteriormente, en el mismo discurso, Jesús habló del camino ancho
que conduce a la destrucción y del camino estrecho que conduce a la vida. En parte, añadió: “No
todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de
mi Padre que está en los cielos”. (Mateo 7:13, 14, 21.)
El significado de Lucas 13:24 es parecido, como lo indica el contexto. Jesús dio dos ilustraciones
sobre “el reino de Dios”. Después alguien le preguntó: “Señor, ¿son pocos los que se salvan?”. Jesús
contestó: “Esfuércense vigorosamente por entrar por la puerta angosta, porque muchos, les digo,
tratarán de entrar, pero no podrán”. La palabra “muchos” se refiere a los que pedían que se les
dejara entrar después que la puerta se había cerrado y asegurado con cerradura. Estos eran
“obradores de lo injusto” y no calificaban para unirse a “Abrahán y a Isaac y a Jacob y a todos los
profetas en el reino de Dios”. Los “muchos” habían creído que serían primeros “en el reino de Dios”,
pero en realidad serían últimos, lo cual evidentemente significaba que de ninguna manera estarían
en él. (Lucas 13:18-30.)
El contexto muestra que Jesús hablaba sobre entrar en el Reino celestial de Dios. Los líderes judíos
de aquel entonces habían disfrutado por mucho tiempo de una posición privilegiada por tener la
Palabra de Dios a la mano. Creían que eran ricos en sentido espiritual y justos a la vista de Dios, en
comparación con la gente común, a la cual tenían en poca estima. (Juan 9:24-34.) Sin embargo,
Jesús dijo que los recaudadores de impuestos y las rameras que aceptaban su mensaje y se
arrepentían podían recibir la aprobación de Dios. (Compárese con Mateo 21:23-32; Lucas 16:14-31.)
Los de la gente común que se hicieron discípulos de Jesús estaban encaminados a aceptación
como hijos espirituales cuando empezó la llamada celestial en el Pentecostés de 33 E.C. (Hebreos
10:19, 20.) Aunque grandes multitudes oyeron a Jesús, los que lo aceptaron y más tarde alcanzaron
la esperanza celestial fueron pocos. Pero al rebaño pequeño de humanos engendrados por espíritu
que recibiría aquella recompensa se le podía comparar con Jacob reclinado a la mesa en el cielo
con Jehová (el Abrahán Mayor) y su Hijo (representado por Isaac). Aquello ciertamente hacía que
valiera la pena esforzarse vigorosamente, pero la mayoría de los que oyeron a Jesús no hicieron tal
esfuerzo.
Por consiguiente, por el contexto de ambos casos podemos ver que los comentarios de Jesús
(sobre unos pocos que estaban en el camino estrecho que conduce a la vida y que se salvaban) se
referían principalmente a recibir la aprobación de Dios cuando Él diera la esperanza de vida

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celestial. Relativamente pocos de los que oyeron el mensaje de la verdad y se enteraron de lo que
se requería respondieron de modo favorable y resultaron fieles. (Mateo 22:14; 24:13; Juan 6:60-66.)
Es interesante notar que aun hoy día, cuando la Biblia completa es asequible y vemos el
cumplimiento de un gran número de profecías divinas acerca de los últimos días,
comparativamente pocos responden de modo favorable al mensaje cristiano y perseveran en servir
a Jehová. Esto concuerda con la ilustración de Jesús sobre diferentes tipos de tierra. Él dijo que
algunos oirían “la palabra del reino”, pero Satanás arrebataría lo que se sembrara. Otros aceptarían
la palabra con gozo, pero con el tiempo no seguirían adelante debido a tribulación o persecución.
Otros se harían infructíferos por “la inquietud de este sistema de cosas y el poder engañoso de las
riquezas”. (Mateo 13:18-23.)
Podemos estar seguros de que la situación será muy diferente cuando millones y millones de
personas sean resucitadas durante el Día del Juicio. En ese tiempo Satanás no estará libre para
arrebatar las semillas de la verdad que se siembren en el corazón de esas personas. Ellas no tendrán
que hacer frente a la persecución ni a las inquietudes del sistema inicuo actual. Recibirán
instrucción en un ambiente justo, rodeadas de la obra milagrosa de Dios, que incluirá la resurrección
de los muertos y la curación de las naciones. Claro, algunas no responderán favorablemente ni
siquiera entonces. (Compárese con Juan 11:45-53.) Pero hay buena razón para pensar que la
mayoría de ellas captarán el sentido de la palabra, responderán favorablemente a ella y se
salvarán. //Volver al Índice

570
W1993 15/5 PÁG.31

¿Se resucitará a las personas que no aceptan el cristianismo


verdadero en este tiempo y que mueren antes del comienzo
de la gran tribulación?
Todos debemos resistir la propensión a erigirnos en jueces, sabiendo que lo que finalmente
cuenta es el fallo que dicta Jehová mediante Jesucristo. (Juan 5:22; Hechos 10:42; 2 Timoteo 4:1.)
No obstante, las Escrituras dan información que nos ayuda a contestar la pregunta que se plantea
arriba.
La predicación mundial de las buenas nuevas del Reino de Dios es un aspecto fundamental de
‘la señal de la presencia de Jesús’. Esta señal se ha hecho patente desde principios del presente
siglo. La obra de predicar está separando a las personas de todas las naciones, cumpliendo así la
ilustración de Jesús de “las ovejas” y “las cabras”. Una vez que se haya terminado esta obra de
separación, la “gran tribulación” pondrá fin al inicuo sistema de cosas actual. (Mateo 24:3, 21, 22;
25:31-46.)
Jehová y su Hijo juzgarán entonces si algunos de los que rechazaron el mensaje y murieron antes
de estallar la gran tribulación deberán ser clasificados como cabras. Jesús dijo que las cabras
“partirán al cortamiento eterno”. Por lo tanto, podemos concluir que aquellos a quienes Dios
catalogue como cabras no tendrán una resurrección. Habrán recibido la misma sentencia que los
que “sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna” durante la gran tribulación. (2 Tesalonicenses
1:9.)
Pero, ¿qué sucederá con los que, al parecer, no llegaron a conocer lo suficiente el mensaje del
Reino como para poder tomar una decisión consciente a favor o en contra de la verdad antes de
su muerte en estos “últimos días”? (2 Timoteo 3:1.)
Es lógico pensar que muchas de las personas que mueran mientras se efectúa la obra de
predicar y antes del comienzo de la gran tribulación tendrán una resurrección. Así se desprende de
lo que leemos en Revelación 6:7, 8 con relación al cabalgar de los jinetes simbólicos. Muchas
personas han muerto víctimas de las guerras, escaseces de alimento y plagas mortíferas. Puesto que
es el “Hades” quien reclama a estas víctimas de la “Muerte”, se entiende que serán resucitadas
durante el reinado de mil años de Cristo, cuando el Hades entregará a todos los muertos que haya
en él. (Revelación 20:13.) Es posible que algunos de los resucitados hayan tenido algún contacto
con el mensaje del Reino antes de morir.
¡Qué agradecidos podemos estar de que Jesús no haya dejado a los hombres la responsabilidad
de decidir quiénes son como ovejas y quiénes como cabras! Los seres humanos imperfectos
no pueden sopesar apropiadamente si una persona tuvo suficiente oportunidad de escuchar y
aceptar las buenas nuevas. ¿Podemos saber cuál era la condición de su corazón o si de verdad
amaba la justicia? ¿Podemos medir la influencia que ejercieron su familia, sus antecedentes
religiosos u otros factores en su aceptación de las buenas nuevas? Por supuesto que no. Sin
embargo, podemos estar seguros de que Jehová Dios y Jesucristo pueden sopesar esos factores y
luego dictar veredictos perfectos, justos y rectos. (Deuteronomio 32:4; Isaías 11:1-5.)
Por lo tanto, no hay razón para especular si algunos que han muerto recientemente serán
resucitados o no. No se nos ha autorizado a hacer tales especulaciones. (Compárese con Lucas
12:13, 14.) Es mucho más prudente esperar las decisiones de los jueces justos, Jehová Dios y
Jesucristo. Así disfrutaremos de más tranquilidad mental como siervos de Jehová. También
podremos dar más atención a nuestra comisión, a saber, ‘ir y hacer discípulos de gente de todas las

571
naciones, enseñándoles a observar todas las cosas que Jesús mandó’. (Mateo 28:19, 20.) //Volver al
Índice

572
W2003 1/4 PÁG.31

¿Por qué varía la numeración del libro de los Salmos en


diversas traducciones bíblicas?
La primera Biblia completa con la división de capítulos y versículos fue una traducción francesa
publicada por Robert Estienne en 1553. No obstante, el libro de los Salmos parece haber tenido
divisiones mucho antes de esa fecha, puesto que se trata de una compilación de salmos (o
canciones) individuales compuestos por varias personas.
Al parecer, Jehová mandó primero a David que reuniera una colección de salmos para que se
utilizaran en la adoración pública (1 Crónicas 15:16-24). Se cree que Esdras, sacerdote y “copista
hábil”, fue responsable de compilar posteriormente el libro entero de los Salmos en su forma
definitiva (Esdras 7:6). Por consiguiente, cuando se hizo la compilación, el libro se componía de
salmos individuales.
En un discurso que el apóstol Pablo pronunció en la sinagoga de Antioquía (Pisidia) en su primer
viaje misional, citó del libro de los Salmos y dijo: “Así como está escrito en el salmo segundo: ‘Tú eres
mi hijo, este día he llegado a ser tu Padre’” (Hechos 13:33). En las Biblias de la actualidad, esas
palabras aún aparecen en el versículo 7 del Salmo segundo. Sin embargo, la numeración de
muchos salmos varía en diversas traducciones bíblicas. Esto se debe a que algunas traducciones se
basan en el texto masorético hebreo, mientras que otras se basan en la Septuaginta griega, una
traducción del texto hebreo que se terminó en el siglo segundo antes de la era común. Por ejemplo,
la Vulgata latina —de la que se tradujeron muchas Biblias católicas— utiliza la numeración de los
Salmos que aparece en la Septuaginta, mientras que la Traducción del Nuevo Mundo y otras
versiones emplean la numeración del texto hebreo.
¿Cuáles son las diferencias específicas? El texto hebreo tiene un total de 150 salmos.
La Septuaginta, sin embargo, combina los Salmos 9 y 10 en uno, así como los Salmos 114 y 115. Por
otra parte, divide en dos tanto el Salmo 116 como el 147. Aunque el número total de salmos es igual,
la numeración del Salmo 10 al 146 de la Septuaginta está atrasada por uno con relación al texto
hebreo. Por eso, el conocido Salmo 23 aparece como el Salmo 22 en la versión Torres Amat, que
sigue la numeración de la Vulgata latina, la cual, a su vez, sigue la de la Septuaginta.
Finalmente, la numeración de los versículos de algunos salmos también pudiera variar en diversas
traducciones. ¿Por qué? Debido a que algunas versiones adoptan “la costumbre judía de
considerar el encabezamiento como el primer versículo”, dice la Cyclopedia de McClintock y
Strong, mientras que otras no. De hecho, si el título o encabezamiento es largo, suele contarse como
dos versículos, y por consiguiente, aumenta el número de versículos del salmo. //Volver al Índice

573
W1970 15/12 PÁGS.763-764

Hebreos 9:14 dice que Cristo “por un espíritu eterno se ofreció


a sí mismo.” ¿Qué es el “espíritu eterno”?—R. W., EE. UU.
El notar la parte que antecede a esta declaración nos ayudará a ver esta expresión en su marco
de circunstancias. Leemos: “Porque si la sangre de machos cabríos y de toros y las cenizas de novilla
rociadas sobre los que se han contaminado santifica al grado de limpieza de la carne, ¿cuánto más
la sangre del Cristo, que por un espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, limpiará nuestra
conciencia de obras muertas para que rindamos servicio sagrado al Dios vivo?”—Heb. 9:13, 14.
Estos comentarios se dan en medio de una consideración que contrasta los arreglos que Dios
aprobó bajo el antiguo pacto de la Ley, o la Ley mosaica, y los que pertenecían al nuevo pacto. En
la parte de apertura del capítulo el apóstol Pablo considera el tabernáculo y los sacrificios animales
que se ofrecían allí. Estas cosas eran requisitos legales “tocantes a la carne” y habían sido impuestas
hasta el tiempo señalado. (Heb. 9:10) Pablo también indicó que el “espíritu santo” aclaró que
mientras el tabernáculo estaba en pie y Dios aceptaba sus sacrificios, el camino al lugar santo del
cielo mismo todavía no estaba disponible.—Heb. 9:8, 12.
El camino al cielo, entonces, era por medio del sacrificio y la sangre de Jesús, no por medio de
sacrificios animales según los requisitos legales “tocantes a la carne.” Pero, ¿cómo se produjo el
sacrificio de Jesús? Fue por medio de la operación del espíritu santo ya mencionado.
Más temprano en esta carta Pablo había explicado que Jesús no llegó a ser sacerdote “según la
ley de un mandamiento que depende de la carne,” lo cual habría sido el caso si hubiese sido de la
familia de Aarón, de la tribu de Leví. Jesús fue de la tribu no sacerdotal de Judá. En consecuencia,
fue por nombramiento directo de Dios que fue seleccionado para ser “sacerdote para siempre a la
manera de Melquisedec.” (Heb. 7:16, 17) En vez de ser ungido con aceite, como Aarón, Jesús fue
ungido con espíritu santo.—Éxo. 29:7; Luc. 3:21, 22.
Durante su ministerio Jesús proclamó por sus palabras y sus obras que tenía sobre él el espíritu
santo de Dios, que le daba poder y lo guiaba. (Mat. 12:18, 28; Luc. 4:14, 18) Cuando llegó el tiempo,
Jesús entregó su vida en sacrificio, exactamente como se había profetizado de antemano y se
había escrito en las Escrituras por medio del espíritu... como el morir en un madero, entre pecadores
y sin que se le rompiera un solo hueso. (Deu. 21:22, 23; Gál. 3:13; Isa. 53:12; Sal. 34:20) Así pues, su
sacrificio no fue según requisitos carnales, sino por medio de la operación del espíritu y en armonía
con él. Y la Biblia dice que el cuerpo de Cristo fue ofrecido “una vez para siempre.”—Heb. 10:10, 12.
Todas las disposiciones reglamentarias carnales de la Ley fueron parte de un arreglo temporal
que pasaría... el control de la Ley era temporal. En contraste, aquello con lo que Jesús fue ungido,
dirigido y ofrecido era permanente.. el espíritu eterno de Dios. Se usaría para siempre para dirigir a
los que fueran admitidos en el nuevo pacto. Y la ofrenda que se hizo no había de ser únicamente
de valor pasajero, por un tiempo limitado; era un sacrificio eterno. Con buena razón Pablo pudo
contrastar las provisiones carnales de la Ley, su tabernáculo, sacrificios y sacerdocio, con el espíritu
eterno por medio del cual Cristo mismo se ofreció. //Volver al Índice

574
W1981 15/1 PÁG.31

Proverbios 10:6 dice: “Las bendiciones son para la cabeza


del justo, pero en cuanto a la boca de los inicuos, ésta
encubre violencia.” ¿Qué significan estas palabras?
Este proverbio pone muy bien en contraste las consecuencias que corresponden a dos clases de
personas... las justas y las inicuas. El que consideremos el significado de este texto puede ayudarnos
a analizar qué tipo de persona queremos ser.
La persona que es pura y justa de corazón da amplia evidencia de tal condición. Como dijo
Jesús: “De la abundancia del corazón habla la boca.” (Mat. 12:34, 35) Sí, la persona de este tipo
habla con regularidad de cosas que son bondadosas y útiles, y actúa de acuerdo con lo que dice.
¿Cómo responde usted ante tal persona sincera? ¿No es de manera favorable? ¿No recibe ella su
bendición y aprecio?
En contraste, el que en su interior es inicuo, malévolo o malicioso está básicamente empeñado
en causar daño a otros. Aunque puede ser que a veces use habla melosa, con el tiempo cede a la
violencia, ya sea violencia física para con otros o habla que ataca y busca desprestigiarlos. Dado
que esta persona no merece las bendiciones de otros, recibe más bien sus maldiciones.
En el hebreo original, una lectura diferente de esta última parte dice: “La violencia cubrirá la
boca misma de la persona inicua.” Esto hace que se destaque lo que la persona inicua recibe y
cómo pudiera afectarla lo que recibe. Hace resaltar el principio según el cual ‘lo que uno siembra
es lo que siega.’ Siembra las semillas de la hostilidad y la maldad, y eso es lo que le vendrá. Esto, por
decirlo así, le tapa o cierra la boca a la persona. Si hay algo que pueda callarle la boca, son los
resultados violentos de la iniquidad que ella esparce, los cuales con el tiempo vuelven a ella y le
imponen silencio.
¿Qué deseamos como resultado para nosotros? Eso depende de la clase de persona que
estemos tratando de ser en lo interior. //Volver al Índice

575
W1983 15/11 PÁG.31

¿Por qué difiere de algunas otras traducciones la manera


como se vierte Proverbios 11:16 en la Traducción del Nuevo
Mundo, y cómo debe entenderse este versículo?
De acuerdo con la Traducción del Nuevo Mundo, Proverbios 11:16 dice: “Una mujer con encanto
es la que se ase de la gloria; pero los tiranos, por su parte, se asen de las riquezas”.
Ésta es una traducción cuidadosa del versículo tal como se preservó en el texto hebreo
masorético, y se traduce de manera parecida en muchas otras versiones modernas. (Versión Valera,
1977; Levoratti-Trusso; Versión Moderna; La Nueva Biblia, [Latinoamérica].)
Pero, debido a que se les ha hecho difícil entender este versículo, algunos traductores de la Biblia
han procurado aclararlo. Han seguido el ejemplo de la Versión de los Setenta, una de las primeras
traducciones del hebreo al griego. En la siguiente cita de dicha versión se indica en bastardillas la
porción que no proviene del texto hebreo:
“La esposa que despliega gracia trae gloria a su esposo: pero la mujer que odia la justicia es
tema de deshonor. Los perezosos llegan a la miseria: pero los diligentes [“varoniles”, nota al pie de la
página] se sostienen con riquezas”. (Proverbios 11:16, Bagster’s Septuagint Version.)
La versión de Nieto y la Nueva Biblia Española, ambas católicas, son dos versiones de la lengua
española que expanden este versículo de esta manera. La Gottinger Bibelwerk, en alemán, lo hace
también, pero dice: “En la traducción griega que hemos seguido se han agregado dos líneas y así
se han formado dos proverbios distintos y separados, cada uno de los cuales transmite un
pensamiento claro; pero todavía existe duda en cuanto a si éstos concuerdan con el texto original”.
(Volumen 16, página 51.)
Sin embargo, no hay por qué seguir una traducción ‘dudosa’. El sentido de este versículo puede
entenderse al acudir al texto hebreo, como el de la Biblia Hebraica, de Rudolf Kittel, en el que se
basa la Traducción del Nuevo Mundo. En el versículo se establece un contraste entre la gloria
duradera que puede obtener la mujer piadosa y las riquezas transitorias que adquiere el tirano.
La Biblia muestra que la sabiduría práctica, la habilidad para pensar y el uso apropiado de la
lengua contribuyen al valor y a la gracia y encanto de la persona (Proverbios 3:21, 22; 4:7-9; 22:11;
Salmo 45:1, 2). Esto ciertamente puede aplicarse a la mujer, como se ve en el caso de Abigaíl,
esposa del insensato Nabal. Aunque ella era “buena de discreción y hermosa de forma”, David
elogió a Abigaíl especialmente por su “sensatez”. (1 Samuel 25:3, 33.)
Cualquier mujer piadosa que adquiera verdadero encanto mediante la sabiduría, la sensatez y
el uso prudente de la lengua recibirá “gloria”. Ella alcanzará “gloria” a la vista de su esposo, si está
casada, y otros hablarán bien de ella. Esto honra y trae “gloria” a toda la familia. Además, la gloria
de dicha mujer no tiene que ser pasajera. Proverbios 22:1 dice: “Ha de escogerse un nombre más
bien que riquezas abundantes; el favor es mejor que aun la plata y el oro”. El buen nombre del
adorador verdadero tiene valor permanente a la vista de nuestro Dios y Dador de Vida. (Vea
Hechos 9:36-39.)
Como se hace en el proverbio, haga el contraste entre esto y lo que sucede en el caso del
tirano. En las Escrituras se clasifica a los tiranos con ‘hombres inicuos’ y hombres que son
‘adversarios’ de los que adoran a Jehová Dios (Job 6:23; 27:13). Los tiranos “no han colocado a Dios
enfrente de ellos” (Salmo 54:3). Puede que tal hombre, por medio de oprimir a los inocentes y abusar
de ellos, ‘amontone plata como el polvo mismo’. Pero en cualquier momento tal vez se acueste y

576
no vuelva a levantarse. O cualquier día en que abra los ojos tal vez sea su último día. Entonces todas
sus riquezas y todos sus logros no valdrán nada. (Job 27:16, 19; compare con Lucas 12:16-21.)
Aunque el tirano se haya asido de las riquezas y haya puesto su confianza en ellas, dicha
confianza está mal fundada. Más adelante, en el mismo capítulo de Proverbios, leemos: “El que
confía en sus riquezas... él mismo caerá”. (Proverbios 11:28.)
Por lo tanto, Proverbios 11:16 debe convencernos de una lección importante. Las riquezas del
tirano, que tal vez parezcan ser una señal de éxito en este mundo, no tienen ningún valor duradero
a la vista de Dios. Pero es posible ganar la aprobación de Dios. La “gloria” que ganan los que lo
temen —que se ilustra bien en el caso de las cristianas— puede proporcionar bendiciones eternas.
(1 Pedro 3:1-6.) //Volver al Índice

577
W1970 1/9 PÁG.543

¿Cómo, al mostrarle bondad a una persona que le tiene odio


a uno, le ‘amontona uno brasas sobre la cabeza,’ según se
declara en Proverbios 25:21, 22?—EE. UU.
Proverbios 25:21, 22 dice: “Si el que te odia tiene hambre, dale pan de comer; y si tiene sed, dale
agua de beber. Porque son brasas las que estás amontonando sobre su cabeza, y Jehová mismo te
recompensará.”
Este consejo de hacer el bien a nuestros enemigos tiene muchos paralelos en las Escrituras. Así, la
ley de Moisés exigía lo siguiente: “Si encontrares el toro de tu enemigo o su asno que anda
extraviado, sin falta has de devolvérselo. Si vieres el asno de alguien que te odia echado debajo de
su carga, entonces debes guardarte de dejarlo. Junto con él sin falta has de librarlo.”—Éxo. 23:4, 5.
Jesucristo nos exhorta en el mismo sentido: “Continúen amando a sus enemigos y orando por los
que los persiguen; para que demuestren ser hijos de su Padre que está en los cielos.” De manera
semejante, el apóstol Pablo escribió: “Sigan bendiciendo a los que los persiguen; estén bendiciendo
y no maldiciendo.”—Mat. 5:44, 45; Rom. 12:14.
Pero, ¿no parecen contradecir el espíritu de bondad que se hace patente en el versículo 21 las
palabras de Proverbios 25:22, “son brasas las que estás amontonando sobre su cabeza”? No,
no podemos llegar a esa conclusión, porque esas palabras no solo fueron escritas por un sabio, sino
que las escribió bajo el poder de la inspiración divina, con la ayuda y la dirección del espíritu santo
de Jehová. De modo que tienen que tener sentido.
Es muy probable que la metáfora o expresión figurada utilizada aquí se base en el método de
fundir metales de tiempos antiguos. En el horno no solo había un lecho de brasas sobre el cual se
colocaba el mineral, sino que también encima del mineral se colocaba un montón de brasas. El
amontonar brasas encima del mineral ayudaba a ablandarlo y así a separar el metal de la escoria.
Por eso, al hacerle obras bondadosas a un enemigo necesitado, a un tiempo cuando sería más
probable que lo apreciara, uno puede esperar ablandar al enemigo, hacer que sienta
remordimiento y vergüenza, y quizás hasta sacar a flote lo bueno que haya en él.
Es evidente que este amontonamiento de brasas sobre la cabeza de un enemigo no tiene el
propósito de producir un efecto malo, sino provechoso, por lo que dice el apóstol Pablo
inmediatamente después de citar este proverbio mismo. Sus siguientes palabras son: “No te dejes
vencer por el mal, sino sigue venciendo el mal con el bien.”—Rom. 12:20, 21.
Pero supongamos que estas brasas figuradas no ablanden el corazón del enemigo, entonces
¿qué? Entonces hay el consuelo y la satisfacción de las palabras de conclusión de Proverbios 25:22:
“Y Jehová mismo te recompensará.” Esta promesa en sí muestra que las “brasas” no tienen el
propósito de causar daño al enemigo ni indican que uno se deleitaría en la incomodidad del
enemigo. Si hacemos lo noble y correcto, entonces, sea que otros lo aprecien o no, y sea que
personalmente saquemos provecho de ello o no, directa o inmediatamente, podemos estar seguros
de que Jehová Dios toma nota de ello y nos recompensará a su debido tiempo. ¿Y no es Él aquel a
Quien servimos y tratamos de agradar? //Volver al Índice

578
W2004 1/10 PÁG.29

Cuando el apóstol Juan escribió que “el amor perfecto echa


fuera el temor”, ¿qué quiso decir con “amor perfecto”? ¿Y
qué “temor” se echa fuera?
“No hay temor en el amor —escribió el apóstol Juan—, sino que el amor perfecto echa fuera el
temor, porque el temor ejerce una restricción. En verdad, el que está bajo temor no ha sido
perfeccionado en el amor.” (1 Juan 4:18.)
Según el contexto, Juan hablaba de la franqueza de expresión, específicamente de la relación
entre el amor a Dios y la franqueza de expresión para con él. Esta conclusión se desprende de lo
que leemos en el versículo 17: “Así es como el amor ha sido perfeccionado con nosotros, para que
tengamos franqueza de expresión en el día del juicio”. La intensidad con la que el cristiano ama a
Dios y percibe el amor de Dios hacia él influye directamente en el grado de franqueza de expresión
que tiene al dirigirse a Jehová en oración.
La expresión “amor perfecto” es significativa, pues en la Biblia la palabra “perfecto” no siempre
significa perfección en sentido absoluto, es decir, hasta el máximo grado, sino en sentido relativo.
Por ejemplo, en su Sermón del Monte, Jesús dijo: “Ustedes, en efecto, tienen que ser perfectos,
como su Padre celestial es perfecto”. Lo que Jesús quiso enseñar a sus seguidores es que si solo
amaban a quienes los amaban a ellos, su amor sería incompleto, deficiente y defectuoso. Debían
perfeccionar o hacer pleno su amor amando incluso a sus enemigos. De igual manera, cuando
Juan escribió acerca del “amor perfecto”, se refería a un amor sincero a Dios, plenamente
desarrollado y que abarcase todo aspecto de la vida (Mateo 5:46-48; 19:20, 21).
Cuando el cristiano se dirige a Dios en oración, es muy consciente de su pecaminosidad e
imperfección. Sin embargo, si ama a Dios plenamente y con la misma intensidad percibe que
Jehová lo ama, no teme que se le condene o rechace. Al contrario, expresa con franqueza lo que
hay en su corazón y pide perdón sobre la base del sacrificio redentor que Dios, por amor, suministró
mediante Jesucristo. Está seguro de que Dios oye favorablemente sus peticiones.
¿Cómo podemos ser ‘perfeccionados en el amor’ y así ‘echar fuera el temor’ a ser condenados
o rechazados? “Cualquiera que sí observa [la] palabra [de Dios], verdaderamente en esta persona
el amor a Dios ha sido perfeccionado”, dijo el apóstol Juan (1 Juan 2:5). Medite en lo siguiente: si
Dios nos ama a pesar de que somos pecadores, ¿no nos amará aún más si nos arrepentimos de
verdad y ‘observamos su palabra’ con diligencia? (Romanos 5:8; 1 Juan 4:10.) En realidad, mientras
nos mantengamos fieles, podemos tener la misma seguridad que tenía Pablo cuando dijo acerca
de Dios: “El que ni aun a su propio Hijo perdonó, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿por qué
no nos dará bondadosamente también con él todas las demás cosas?” (Romanos 8:32). //Volver al
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579
W1972 1/1 PÁGS.31-32

¿Qué se da a entender en Efesios 4:23 por la expresión


‘hechos nuevos en la fuerza que impulsa la mente’?—EE. UU.
Después de considerar la necesidad de ‘desechar la vieja personalidad que se conforma a la
manera de proceder anterior de uno,’ el apóstol Pablo escribió a los cristianos de Éfeso: “Que sean
hechos nuevos en la fuerza que impulsa su mente.” (Efe. 4:20-23) Evidentemente, por lo tanto, la
‘nueva fuerza’ que debe impulsar nuestra mente como cristianos debe ser una que contraste con la
inclinación de la mente que pertenece a la “vieja personalidad.” Esta “fuerza” tiene que ser una
inclinación, disposición o actitud dominante que impulse a hacer lo que está en armonía con la
voluntad de Dios.
La Biblia nos muestra que, como criaturas imperfectas, tanto nuestro corazón como nuestra
mente se inclinan a lo malo, desde que nacemos. ¿En qué puede resultar esto? Refiriéndose a
personas de las naciones, el apóstol Pablo hizo notar que “andan en la inutilidad de su mente,
estando ellas mentalmente en oscuridad, y alejadas de la vida que pertenece a Dios, a causa de la
ignorancia que hay en ellas, debido a la insensibilidad de su corazón. Habiendo llegado a estar más
allá de todo sentido moral, se entregaron a la conducta relajada para obrar toda clase de
inmundicia con avaricia.” (Efe. 4:17-19) De modo similar, Pablo recordó a los cristianos de Colosas el
cambio que habían efectuado, diciendo: “A ustedes que en otro tiempo estaban alejados y eran
enemigos porque tenían su mente en las obras que eran inicuas, él ahora los ha reconciliado de
nuevo por medio del cuerpo carnal de aquél [Jesús] mediante su muerte.”—Col. 1:21, 22.
La Biblia llama al que sigue esta inclinación incorrecta hombre “físico” (literalmente: “psíquico” o
relacionado con la criatura como alma), a distinción del hombre “espiritual.” La mente del hombre
“físico” se inclina hacia las cosas materialistas, hacia el satisfacer sus deseos y pasiones carnales.
(1 Cor. 2:14, 15) La fuerza que activa su mente se ha formado en él en parte por herencia y en parte
por su reacción a las cosas que se le han enseñado y que ha experimentado. Cuando se le
presenta un asunto, que quizás envuelva una decisión moral, esta fuerza impele o inclina su mente
en una dirección materialista o carnal. ¿Qué deberíamos hacer si nos hallamos inclinándonos así?
Por un estudio de la Palabra de Dios y por la operación del espíritu de Dios, es posible cambiar
esta fuerza que activa o actitud dominante para que se incline en una dirección correcta. En este
proceso nuestro corazón claramente entra en juego. El corazón impulsa a la mente en el esfuerzo
por conseguir la información correcta y luego aplicarla. Así podemos llegar a tener “la mente de
Cristo,” que a todo tiempo estuvo activada por la fuerza apropiada, siempre siendo espiritual su
inclinación mental o actitud dominante. (1 Cor. 2:16) Entonces, sin importar qué asuntos se nos
presenten, nuestra mente será activada y dirigida hacia un proceder espiritual apropiado por una
‘nueva fuerza,’ una nueva actitud dominante, una nueva inclinación o disposición.
Para que nosotros, como cristianos, podamos resistir las presiones hacia la maldad, tenemos que
continuar desarrollando una inclinación dominante que nos impulse a hacer lo que es agradable a
los ojos de Dios. Esto requiere estudio continuo de la Palabra de Dios, asociación con otros de
semejante fe preciosa, persistencia en la oración y aplicación constante de las cosas aprendidas.
Como resultado, el corazón y la mente del individuo llegan a estar de pleno acuerdo con que a
nada se le debe permitir perjudicar su posición ante el Creador. Dado que el individuo aprecia el
amor de Jehová, su actitud dominante lo inclina a responder a este amor con obediencia leal. Se
da cuenta de que esa obediencia es correcta y que resulta en las mayores bendiciones, porque la
ley de Dios sirve para asegurar el bienestar de todos los que están comprendidos en la situación.
Por consiguiente, cuando el individuo afronta tentación, la actitud dominante lo aleja de la
tentación. No abriga pensamientos ni deseos acerca de lo agradable que pudiera ser emprender
un proceder que él sabe que es incorrecto. No se pone a razonar que, bueno, él es débil y ‘Dios es

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muy misericordioso.’ Más bien, su reacción es muy semejante a la de José cuando la esposa de
Potifar desvergonzadamente lo invitó a tener relaciones sexuales con ella. José inmediatamente
contestó: “¿Cómo podría yo cometer esta gran maldad y realmente pecar contra Dios?”—Gén.
39:9. //Volver al Índice

581
W2004 15/6 PÁGS.29-31

¿Aceptan los testigos de Jehová fracciones menores de la


sangre?
La siguiente respuesta es una reimpresión de lo publicado en el número del 15 de junio de 2000.
La respuesta fundamental es que los testigos de Jehová no aceptamos sangre. Creemos
firmemente que la ley de Dios sobre la sangre no está sujeta a reformas para adecuarla a opiniones
cambiantes. No obstante, surgen cuestiones nuevas porque ahora la sangre puede procesarse y es
posible extraer cuatro componentes principales y fracciones de estos componentes. A la hora de
decidir si los acepta, el cristiano no debe pensar únicamente en los posibles beneficios y riesgos
médicos. Debe interesarle saber lo que dice la Biblia y el posible efecto en su relación con el Dios
todopoderoso.
Las cuestiones fundamentales son bastante sencillas. Para comprender por qué, analicemos
algunos fundamentos bíblicos, históricos y médicos.
Jehová Dios dijo a Noé, nuestro antepasado común, que la sangre debía considerarse algo
especial (Génesis 9:3, 4). Las leyes que Dios dio posteriormente a Israel reflejaron la santidad de la
sangre: “En cuanto a cualquier hombre de la casa de Israel o algún residente forastero [...] que
coma cualquier clase de sangre, ciertamente fijaré mi rostro contra el alma que esté comiendo la
sangre”. Los israelitas que rechazaran la ley de Dios podían contaminar a los demás, por lo que Él
añadió: “Verdaderamente la cortaré de entre su pueblo” (Levítico 17:10). Tiempo después, en una
reunión celebrada en Jerusalén, los apóstoles y ancianos decretaron que debemos ‘abstenernos de
sangre’. Hacerlo es igual de esencial que abstenerse de la inmoralidad sexual y la idolatría (Hechos
15:28, 29).
¿Qué significaba ‘abstenerse’ en aquel entonces? Los cristianos no consumían sangre, ni fresca
ni coagulada; tampoco comían carne de un animal no desangrado. También estarían excluidos los
alimentos que contenían sangre, como la morcilla. Ingerir sangre de alguna de estas maneras
violaría la ley de Dios (1 Samuel 14:32, 33).
A la mayoría de las personas de tiempos antiguos no les perturbaba consumir sangre, como
sabemos por los escritos de Tertuliano (siglos segundo y tercero de nuestra era). En respuesta a las
falsas acusaciones de que los cristianos ingerían sangre, Tertuliano mencionó que algunas tribus
sellaban alianzas bebiéndola. También hizo esta observación: “[Hay] aquellos que, para curarse de
la enfermedad comicial [la epilepsia], beben con avidez en los espectáculos del circo la sangre
fresca que mana de las gargantas degolladas”.
Los cristianos consideraban incorrectas aquellas costumbres (aunque algunos romanos las
adoptaran por razones de salud). “Ni siquiera la sangre de los animales tomamos en los convites”,
escribió Tertuliano. Los romanos ponían a prueba la integridad de los cristianos verdaderos con
alimentos que contenían sangre. Tertuliano añadió: “¿Cómo hay que entender, pues, que creáis
que ansían sangre humana los [cristianos,] que confesáis aborrecen sangre de bestia?”.
En nuestros días, pocas personas pensarán que han de tener en cuenta las leyes del Dios
todopoderoso si el médico les recomienda administrarse sangre. Obviamente, los testigos de Jehová
deseamos vivir, pero nos hemos comprometido a obedecer la ley de Jehová sobre la sangre. ¿Qué
implica eso en vista de los procedimientos médicos actuales?
Cuando se generalizaron las transfusiones de sangre completa, después de la II Guerra Mundial,
los testigos de Jehová comprendimos que estaban en contra de la ley de Dios, y así lo seguimos
creyendo. No obstante, la medicina ha ido cambiando con el tiempo. En la actualidad, la mayoría
de las transfusiones no son de sangre completa, sino de uno de sus componentes principales:

582
1) glóbulos rojos, 2) glóbulos blancos, 3) plaquetas o 4) plasma (suero sanguíneo), la parte líquida.
Dependiendo del estado del paciente, los médicos podrían prescribirle glóbulos rojos, glóbulos
blancos, plaquetas o plasma. Las transfusiones de los componentes principales permiten que una
sola unidad de sangre sirva para varios pacientes. Los testigos de Jehová sostenemos que aceptar
tanto sangre completa como alguno de estos cuatro componentes básicos violan la ley de Dios.
Es significativo que mantener esta postura basada en la Biblia nos ha protegido de muchos peligros,
entre ellos enfermedades como la hepatitis y el sida, que se pueden contraer por medio de la
sangre.
Ahora bien, dado que es posible asimismo obtener fracciones de los componentes sanguíneos
principales, surgen algunas preguntas sobre tales fracciones. ¿Cómo se usan, y qué debemos
analizar los cristianos cuando hayamos de tomar una decisión al respecto?
La sangre es compleja. Hasta el plasma, constituido por agua en un 90%, transporta una gran
cantidad de hormonas, sales inorgánicas, enzimas y nutrientes, incluidos minerales y azúcar.
También transporta proteínas, como la albúmina, factores de coagulación y anticuerpos para
combatir las enfermedades. Los expertos aíslan y usan muchas de las proteínas del plasma. Por
ejemplo, a los hemofílicos, que sangran con facilidad, se les suministra el factor de coagulación VIII.
Y a las personas expuestas a determinadas enfermedades, puede que los médicos les receten
inyecciones de gammaglobulina extraída del plasma sanguíneo de personas ya inmunizadas. Hay
otras proteínas del plasma a las que se dan usos médicos, pero las que se han mencionado sirven
para ilustrar cómo un componente sanguíneo principal (el plasma) puede procesarse para obtener
fracciones.
Igual que pueden extraerse diversas fracciones del plasma, es posible procesar los demás
componentes principales de la sangre (glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas) a fin de aislar
las partes más pequeñas. Por ejemplo, de los glóbulos blancos pueden obtenerse los interferones y
las interleuquinas, que se emplean en el tratamiento de algunas infecciones virales y de algunos
tipos de cáncer. Las plaquetas se procesan con el fin de extraer un factor para la cicatrización de
las heridas. Y se avecina la aparición de otros medicamentos elaborados (al menos inicialmente)
con fracciones de los componentes de la sangre. Esos tratamientos no implican transfusiones de
componentes sanguíneos principales; por lo general conllevan el uso de partes o fracciones de ellos.
¿Podríamos aceptar los cristianos estas fracciones como tratamiento médico? No podemos dar una
respuesta. La Biblia no da detalles, por lo que los cristianos debemos tomar ante Dios nuestra propia
decisión en conformidad con nuestra conciencia.
Algunos rechazarán todo derivado sanguíneo (incluso las fracciones cuyo propósito es
proporcionar inmunidad pasiva temporal al paciente). Así es como entienden el mandato de Dios
de ‘abstenerse de sangre’. Razonan que la ley dada a Israel exigía que la sangre que salía de una
criatura se ‘derramara sobre el suelo’ (Deuteronomio 12:22-24). ¿Por qué es pertinente este punto?
Pues bien, para preparar la gammaglobulina, los factores de coagulación elaborados a partir de la
sangre, etc., hay que recoger y procesar la sangre. Por tanto, algunos cristianos rechazan esos
productos, igual que rechazan las transfusiones de sangre completa o de sus cuatro componentes
principales. Debe respetarse su postura sincera y acorde con su conciencia.
Otros cristianos toman una decisión distinta. También rechazan las transfusiones de sangre
completa, glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas o plasma, pero permiten que los médicos los
traten con una fracción extraída de los componentes principales. Aun en este caso puede haber
diferencias. Quizá un cristiano acepte una inyección de gammaglobulina, pero no necesariamente
dé su conformidad a una inyección que contenga un elemento extraído de los glóbulos rojos o los
blancos. Ahora bien, ¿qué motivaría, en líneas generales, a un cristiano a aceptar fracciones de
sangre?
La sección “Preguntas de los lectores” de La Atalaya del 1 de junio de 1990 indicó que algunas
proteínas del plasma (fracciones sanguíneas) de las mujeres embarazadas pasan de su sangre al

583
sistema sanguíneo independiente del feto. Así, este obtiene las inmunoglobulinas de su madre,
gracias a lo cual adquiere una valiosa inmunidad. En un proceso aparte, cuando los glóbulos rojos
del feto alcanzan el final de su vida normal, se procesa la fracción de estos que transporta el
oxígeno. Parte se convierte en bilirrubina, la cual cruza la placenta y se transfiere a la madre, que la
elimina junto con sus productos de desecho. Algunos cristianos tal vez lleguen a la conclusión de
que como algunas fracciones sanguíneas pasan de una persona a otra en este medio natural, ellos
pueden aceptar una fracción de sangre obtenida a partir del plasma sanguíneo o de los glóbulos.
¿Significa el que puedan diferir las opiniones y las decisiones tomadas en conciencia que se trata
de un asunto intrascendente? No. Es una cuestión seria. Pero hay un hecho básico. Todo lo
antedicho indica que los testigos de Jehová rechazan las transfusiones tanto de sangre completa
como de sus componentes primarios. La Biblia ordena a los cristianos que ‘se abstengan de cosas
sacrificadas a ídolos, y de sangre, y de fornicación’ (Hechos 15:29). En cambio, cuando se trata de
fracciones de los componentes principales, cada cristiano, tras meditar profundamente y con
oración, debe tomar su propia decisión en conformidad con su conciencia.
Muchas personas están dispuestas a aceptar cualquier tratamiento que parezca ofrecerles
beneficios inmediatos, aun cuando presente riesgos conocidos para la salud, como es el caso de los
productos sanguíneos. Los cristianos sinceros procuramos tener una visión más amplia y equilibrada,
en la que entran en juego otros aspectos aparte de los físicos. Los testigos de Jehová agradecemos
los esfuerzos por suministrar una asistencia médica de calidad y sopesamos los beneficios y los
riesgos de todo tratamiento. Pero cuando este supone la administración de productos derivados de
la sangre, tenemos muy presente lo que dice Dios y nuestra relación personal con el Dador de la
Vida (Salmo 36:9).
Qué bendición es para los cristianos tener la confianza del salmista que escribió: “Jehová Dios es
sol y escudo; favor y gloria son lo que él da. Jehová mismo no retendrá nada que sea bueno de los
que andan exentos de falta. Oh Jehová [...], feliz es el hombre que está confiando en ti” (Salmo
84:11, 12).
Nota. Véase la sección “Preguntas de los lectores” de los números de La Atalaya del 1 de
noviembre de 1978 y del 1 de octubre de 1994. Las compañías farmacéuticas han elaborado
productos sintéticos que no se obtienen de la sangre y que pueden prescribirse en vez de algunas
fracciones sanguíneas usadas en el pasado.
Preguntas que se aconseja plantear a los médicos. Si le van a operar o a administrar un
tratamiento que pudiera incluir el uso de un producto sanguíneo, pregunte:
¿Sabe todo el personal médico implicado que soy testigo de Jehová y que he dado
instrucciones de que, bajo ningún concepto, se me administren transfusiones de sangre (sangre
entera, glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas ni plasma sanguíneo)?
Si es posible que el medicamento que se le va a recetar esté elaborado a partir de plasma
sanguíneo, glóbulos rojos o blancos, o plaquetas, pregunte:
¿Se ha elaborado el medicamento con uno de los cuatro componentes principales de la
sangre? En caso afirmativo, ¿podría explicar su composición?
¿Qué cantidad se administraría de este medicamento obtenido a partir de la sangre, y de qué
modo?
Si mi conciencia me permite aceptar esta fracción, ¿qué riesgos médicos hay?
Si mi conciencia me motiva a rechazar esta fracción, ¿qué otro tratamiento puede
administrárseme?
Una vez que haya analizado más profundamente este asunto, ¿cuándo puedo informarle de mi
decisión? //Volver al Índice

584
W2000 15/6 PÁGS.29-31

¿Aceptan los testigos de Jehová productos médicos


derivados de la sangre?
La respuesta fundamental es que los testigos de Jehová no aceptamos sangre. Creemos
firmemente que la ley de Dios sobre la sangre no está sujeta a reformas para adecuarla a opiniones
cambiantes. No obstante, surgen cuestiones nuevas porque ahora la sangre puede procesarse y es
posible extraer cuatro componentes principales y fracciones de estos componentes. A la hora de
decidir si los acepta, el cristiano no debe pensar únicamente en los posibles beneficios y riesgos
médicos. Debe interesarle saber lo que dice la Biblia y el posible efecto en su relación con el Dios
todopoderoso.
Las cuestiones fundamentales son bastante sencillas. Para comprender por qué, analicemos
algunos fundamentos bíblicos, históricos y médicos.
Jehová Dios dijo a Noé, nuestro antepasado común, que la sangre debía considerarse algo
especial (Génesis 9:3, 4). Las leyes que Dios dio posteriormente a Israel reflejaron la santidad de la
sangre: “En cuanto a cualquier hombre de la casa de Israel o algún residente forastero [...] que
coma cualquier clase de sangre, ciertamente fijaré mi rostro contra el alma que esté comiendo la
sangre”. Los israelitas que rechazaran la ley de Dios podían contaminar a los demás, por lo que Él
añadió: “Verdaderamente la cortaré de entre su pueblo” (Levítico 17:10). Tiempo después, en una
reunión celebrada en Jerusalén, los apóstoles y ancianos decretaron que debemos ‘abstenernos de
sangre’. Hacerlo es igual de esencial que abstenerse de la inmoralidad sexual y la idolatría (Hechos
15:28, 29).
¿Qué significaba ‘abstenerse’ en aquel entonces? Los cristianos no consumían sangre, ni fresca
ni coagulada; tampoco comían carne de un animal no desangrado. También estarían excluidos los
alimentos que contenían sangre, como la morcilla. Ingerir sangre de alguna de estas maneras
violaría la ley de Dios (1 Samuel 14:32, 33).
A la mayoría de las personas de tiempos antiguos no les perturbaba consumir sangre, como
sabemos por los escritos de Tertuliano (siglos segundo y tercero de nuestra era). En respuesta a las
falsas acusaciones de que los cristianos ingerían sangre, Tertuliano mencionó que algunas tribus
sellaban alianzas bebiéndola. También hizo esta observación: “[Hay] aquellos que, para curarse de
la enfermedad comicial [la epilepsia], beben con avidez en los espectáculos del circo la sangre
fresca que mana de las gargantas degolladas”.
Los cristianos consideraban incorrectas aquellas costumbres (aunque algunos romanos las
adoptaran por razones de salud). “Ni siquiera la sangre de los animales tomamos en los convites”,
escribió Tertuliano. Los romanos ponían a prueba la integridad de los cristianos verdaderos con
alimentos que contenían sangre. Tertuliano añadió: “¿Cómo hay que entender, pues, que creáis
que ansían sangre humana los [cristianos,] que confesáis aborrecen sangre de bestia?”.
En nuestros días, pocas personas pensarán que han de tener en cuenta las leyes del Dios
todopoderoso si el médico les recomienda administrarse sangre. Obviamente, los testigos de Jehová
deseamos vivir, pero nos hemos comprometido a obedecer la ley de Jehová sobre la sangre. ¿Qué
implica eso en vista de los procedimientos médicos actuales?
Cuando se generalizaron las transfusiones de sangre completa, después de la II Guerra Mundial,
los testigos de Jehová comprendimos que estaban en contra de la ley de Dios, y así lo seguimos
creyendo. No obstante, la medicina ha ido cambiando con el tiempo. En la actualidad, la mayoría
de las transfusiones no son de sangre completa, sino de uno de sus componentes principales:
1) glóbulos rojos, 2) glóbulos blancos, 3) plaquetas o 4) plasma (suero sanguíneo), la parte líquida.
Dependiendo del estado del paciente, los médicos podrían prescribirle glóbulos rojos, glóbulos

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blancos, plaquetas o plasma. Las transfusiones de los componentes principales permiten que una
sola unidad de sangre sirva para varios pacientes. Los testigos de Jehová sostenemos que aceptar
tanto sangre completa como alguno de estos cuatro componentes básicos violan la ley de Dios.
Es significativo que mantener esta postura basada en la Biblia nos ha protegido de muchos peligros,
entre ellos enfermedades como la hepatitis y el sida, que se pueden contraer por medio de la
sangre.
Ahora bien, dado que es posible asimismo obtener fracciones de los componentes sanguíneos
principales, surgen algunas preguntas sobre tales fracciones. ¿Cómo se usan, y qué debemos
analizar los cristianos cuando hayamos de tomar una decisión al respecto?
La sangre es compleja. Hasta el plasma, constituido por agua en un 90%, transporta una gran
cantidad de hormonas, sales inorgánicas, enzimas y nutrientes, incluidos minerales y azúcar.
También transporta proteínas, como la albúmina, factores de coagulación y anticuerpos para
combatir las enfermedades. Los expertos aíslan y usan muchas de las proteínas del plasma. Por
ejemplo, a los hemofílicos, que sangran con facilidad, se les suministra el factor de coagulación VIII.
Y a las personas expuestas a determinadas enfermedades, puede que los médicos les receten
inyecciones de gammaglobulina extraída del plasma sanguíneo de personas ya inmunizadas. Hay
otras proteínas del plasma a las que se dan usos médicos, pero las que se han mencionado sirven
para ilustrar cómo un componente sanguíneo principal (el plasma) puede procesarse para obtener
fracciones.
Igual que pueden extraerse diversas fracciones del plasma, es posible procesar los demás
componentes principales de la sangre (glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas) a fin de aislar
las partes más pequeñas. Por ejemplo, de los glóbulos blancos pueden obtenerse los interferones y
las interleuquinas, que se emplean en el tratamiento de algunas infecciones virales y de algunos
tipos de cáncer. Las plaquetas se procesan con el fin de extraer un factor para la cicatrización de
las heridas. Y se avecina la aparición de otros medicamentos elaborados (al menos inicialmente)
con fracciones de los componentes de la sangre. Esos tratamientos no implican transfusiones de
componentes sanguíneos principales; por lo general conllevan el uso de partes o fracciones de ellos.
¿Podríamos aceptar los cristianos estas fracciones como tratamiento médico? No podemos dar una
respuesta. La Biblia no da detalles, por lo que los cristianos debemos tomar ante Dios nuestra propia
decisión en conformidad con nuestra conciencia.
Algunos rechazarán todo derivado sanguíneo (incluso las fracciones cuyo propósito es
proporcionar inmunidad pasiva temporal al paciente). Así es como entienden el mandato de Dios
de ‘abstenerse de sangre’. Razonan que la ley dada a Israel exigía que la sangre que salía de una
criatura se ‘derramara sobre el suelo’ (Deuteronomio 12:22-24). ¿Por qué es pertinente este punto?
Pues bien, para preparar la gammaglobulina, los factores de coagulación elaborados a partir de la
sangre, etc., hay que recoger y procesar la sangre. Por tanto, algunos cristianos rechazan esos
productos, igual que rechazan las transfusiones de sangre completa o de sus cuatro componentes
principales. Debe respetarse su postura sincera y acorde con su conciencia.
Otros cristianos toman una decisión distinta. También rechazan las transfusiones de sangre
completa, glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas o plasma, pero permiten que los médicos los
traten con una fracción extraída de los componentes principales. Aun en este caso puede haber
diferencias. Quizá un cristiano acepte una inyección de gammaglobulina, pero no necesariamente
dé su conformidad a una inyección que contenga un elemento extraído de los glóbulos rojos o los
blancos. Ahora bien, ¿qué motivaría, en líneas generales, a un cristiano a aceptar fracciones de
sangre?
La sección “Preguntas de los lectores” de La Atalaya del 1 de junio de 1990 indicó que algunas
proteínas del plasma (fracciones sanguíneas) de las mujeres embarazadas pasan de su sangre al
sistema sanguíneo independiente del feto. Así, este obtiene las inmunoglobulinas de su madre,
gracias a lo cual adquiere una valiosa inmunidad. En un proceso aparte, cuando los glóbulos rojos

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del feto alcanzan el final de su vida normal, se procesa la fracción de estos que transporta el
oxígeno. Parte se convierte en bilirrubina, la cual cruza la placenta y se transfiere a la madre, que la
elimina junto con sus productos de desecho. Algunos cristianos tal vez lleguen a la conclusión de
que como algunas fracciones sanguíneas pasan de una persona a otra en este medio natural, ellos
pueden aceptar una fracción de sangre obtenida a partir del plasma sanguíneo o de los glóbulos.
¿Significa el que puedan diferir las opiniones y las decisiones tomadas en conciencia que se trata
de un asunto intrascendente? No. Es una cuestión seria. Pero hay un hecho básico. Todo lo
antedicho indica que los testigos de Jehová rechazan las transfusiones tanto de sangre completa
como de sus componentes primarios. La Biblia ordena a los cristianos que ‘se abstengan de cosas
sacrificadas a ídolos, y de sangre, y de fornicación’ (Hechos 15:29). En cambio, cuando se trata de
fracciones de los componentes principales, cada cristiano, tras meditar profundamente y con
oración, debe tomar su propia decisión en conformidad con su conciencia.
Muchas personas están dispuestas a aceptar cualquier tratamiento que parezca ofrecerles
beneficios inmediatos, aun cuando presente riesgos conocidos para la salud, como es el caso de los
productos sanguíneos. Los cristianos sinceros procuramos tener una visión más amplia y equilibrada,
en la que entran en juego otros aspectos aparte de los físicos. Los testigos de Jehová agradecemos
los esfuerzos por suministrar una asistencia médica de calidad y sopesamos los beneficios y los
riesgos de todo tratamiento. Pero cuando este supone la administración de productos derivados de
la sangre, tenemos muy presente lo que dice Dios y nuestra relación personal con el Dador de la
Vida (Salmo 36:9).
Qué bendición es para los cristianos tener la confianza del salmista que escribió: “Jehová Dios es
sol y escudo; favor y gloria son lo que él da. Jehová mismo no retendrá nada que sea bueno de los
que andan exentos de falta. Oh Jehová [...], feliz es el hombre que está confiando en ti” (Salmo
84:11, 12).
Nota. Véase la sección “Preguntas de los lectores” de los números de La Atalaya del 1 de
noviembre de 1978 y del 1 de octubre de 1994. Las compañías farmacéuticas han elaborado
productos sintéticos que no se obtienen de la sangre y que pueden prescribirse en vez de algunas
fracciones sanguíneas usadas en el pasado.
Preguntas que se aconseja plantear a los médicos. Si le van a operar o a administrar un
tratamiento que pudiera incluir el uso de un producto sanguíneo, pregunte:
¿Sabe todo el personal médico implicado que soy testigo de Jehová y que he dado
instrucciones de que, bajo ningún concepto, se me administren transfusiones de sangre (sangre
entera, glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas ni plasma sanguíneo)?
Si es posible que el medicamento que se le va a recetar esté elaborado a partir de plasma
sanguíneo, glóbulos rojos o blancos, o plaquetas, pregunte:
¿Se ha elaborado el medicamento con uno de los cuatro componentes principales de la
sangre? En caso afirmativo, ¿podría explicar su composición?
¿Qué cantidad se administraría de este medicamento obtenido a partir de la sangre, y de qué
modo?
Si mi conciencia me permite aceptar esta fracción, ¿qué riesgos médicos hay?
Si mi conciencia me motiva a rechazar esta fracción, ¿qué otro tratamiento puede
administrárseme?
Una vez que haya analizado más profundamente este asunto, ¿cuándo puedo informarle de mi
decisión? //Volver al Índice

587
W1992 15/10 PÁGS.30-31

¿Hasta qué punto deben preocuparse los cristianos por la


posibilidad de que se añadan a los productos alimenticios
componentes sanguíneos, como plasma desecado?
Si existe base válida para creer que efectivamente se está usando sangre animal (o uno de sus
componentes) en los productos alimenticios que se venden en la localidad, entonces los cristianos
deben proceder con cautela. Sin embargo, no sería aconsejable preocuparse por una simple
sospecha o vivir con un temor infundado.
A principios de la historia del hombre, nuestro Creador determinó que los humanos no deberían
comer sangre. (Génesis 9:3, 4.) Declaró que esta representa la vida, un don procedente de él. La
sangre extraída de una criatura solo podía usarse en sacrificios, como los que se ofrecían sobre el
altar. De lo contrario, tenía que derramarse sobre el suelo o, en cierto sentido, devolverse a Dios. Su
pueblo no podía usar la sangre para sustentar la vida. Dios decretó: “No deben comer la sangre de
ninguna clase de carne, porque el alma de toda clase de carne es su sangre. Cualquiera que la
coma será cortado”. (Levítico 17:11-14.) La prohibición que Dios hizo tocante a comer la sangre se
repitió a los cristianos. (Hechos 15:28, 29.) De modo que los cristianos primitivos tenían que evitar
alimentos que contuvieran sangre, como la carne de animales estrangulados o las morcillas.
No obstante, en términos prácticos, ¿cómo procederían aquellos cristianos para apegarse a su
decisión de ‘guardarse de sangre’? (Hechos 21:25.) ¿Deberían simplemente aplicar las palabras del
apóstol Pablo: “Todo lo que se vende en la carnicería, sigan comiéndolo, sin inquirir nada por causa
de su conciencia”?
No. Esas palabras registradas en 1 Corintios 10:25 se refieren a la carne que pudiera provenir de
un animal sacrificado en un templo de ídolos. En aquel tiempo la carne que sobraba en los templos
se vendía a los tenderos, y ellos podían incluirla en el surtido de carne para la venta. El punto que
Pablo quería comunicar era que la carne procedente de un templo no era mala ni estaba
contaminada en sí misma. Al parecer se tenía la costumbre de desangrar a los animales ofrecidos
en sacrificio y usar su sangre en los altares paganos. De modo que si parte de la carne sobrante se
vendía en el mercado, sin que existiera ninguna vinculación clara con un templo o con los
conceptos paganos erróneos, los cristianos podían comprarla como carne limpia y debidamente
desangrada, apta para el consumo.
Sin embargo, sería diferente si aquellos cristianos se enteraban de que entre la carne que se
vendía en los mercados locales había carne de animales estrangulados (o morcillas). Tendrían que
ser cuidadosos al escoger la carne. Tal vez pudieran reconocer los productos que contuvieran
sangre por su color característico (así como hoy por lo general se pueden reconocer las morcillas en
los lugares donde son comunes), o quizás pudieran preguntar a un carnicero de confianza. Si no
había ninguna razón para creer que cierta carne contuviera sangre, simplemente podían comprarla
y comerla.
Pablo también escribió: “Llegue a ser conocido de todos los hombres lo razonables que son
ustedes”. (Filipenses 4:5.) Estas palabras podrían aplicarse al asunto de comprar carne. Ni la Ley
dada a Israel ni el decreto del cuerpo gobernante cristiano del primer siglo indicaban que los
adoradores de Dios estuvieran obligados a indagar mucho sobre la carne, o incluso hacerse
vegetarianos, porque hubiera algún asomo de duda en cuanto a si la carne contenía sangre.
Cuando un cazador israelita mataba un animal, tenía que escurrir la sangre. (Compárese con
Deuteronomio 12:15, 16.) Si su familia no podía consumir toda la carne, podía vender parte de esta.
Incluso la carne de res debidamente desangrada contendría una pequeña cantidad de sangre,

588
pero no hay nada en la Biblia que indique que un judío que comprara carne tuviera que ir al
extremo de averiguar cuántos minutos pasaron entre la muerte del animal y su desangrado, qué
arteria o vena le cortaron para que corriera la sangre, y cómo se colgó al animal y por cuánto
tiempo. Además, el cuerpo gobernante no escribió que los cristianos tuvieran que tomar
precauciones extraordinarias al respecto, como si necesitaran conocer todos los detalles antes de
comer carne.
En la actualidad la ley, la costumbre o la práctica religiosa de muchos países hacen que los
productos cárnicos disponibles en el mercado provengan de animales desangrados (con contadas
excepciones, como sucede en el caso de las morcillas). Así que en esos lugares normalmente no es
necesario que los cristianos se preocupen por los métodos empleados en la matanza o en la
elaboración de tales productos. En un sentido amplio, simplemente ‘siguen comiendo carne
apropiada para el consumo sin inquirir nada’, y pueden tener la conciencia limpia de que están
absteniéndose de sangre.
No obstante, en ocasiones algunos cristianos se han sentido perturbados por ciertos informes
técnicos acerca del uso comercial de la sangre. Algunos empresarios de la industria cárnica estiman
que se pueden acumular grandes cantidades de la sangre de animales sacrificados y usarla para
propósitos prácticos y con fines lucrativos, como en la elaboración de fertilizantes y alimentos para
animales. Los investigadores han estudiado la posibilidad de usar esta sangre (o sus componentes)
en las carnes procesadas. Incluso varias firmas comerciales han producido cantidades limitadas de
plasma líquido, congelado o en polvo (o incluso glóbulos rojos decolorados) para reemplazar
pequeños porcentajes de carne en embutidos o en paté. Otros estudios han centrado su atención
en el uso de derivados sanguíneos en polvo como relleno, para ligar el agua y la grasa en la carne
molida, como aditivo en productos de panadería o para añadir hierro y proteína a otros alimentos y
bebidas.
Vale la pena notar, sin embargo, que aunque esta clase de investigación se ha venido
realizando por décadas, parece ser que en la mayoría de los países tales productos se usan muy
poco o nada. Algunos informes típicos muestran por qué:
“La sangre es una fuente de proteínas de valor nutritivo y funcional. Sin embargo, la sangre de res
se ha usado para el consumo humano directo solo en cantidades limitadas debido a su color
intenso y sabor característico” (Journal of Food Science, tomo 55, número 2, 1990).
“Las proteínas del plasma sanguíneo tienen propiedades útiles tales como un alto grado de
solubilidad, actividad emulsionante y poca afinidad con el agua (hidrofobia) [...] y su uso en el
tratamiento de alimentos ofrece grandes ventajas. A pesar de esto, no se ha ideado en Japón un
sistema efectivo para higienizar el plasma, especialmente después de su deshidratación” (Journal of
Food Science, tomo 56, número 1, 1991).
Algunos cristianos de vez en cuando examinan las etiquetas de los alimentos empaquetados, ya
que muchos gobiernos exigen que se indiquen los ingredientes usados, y quizás deseen hacerlo
normalmente en el caso de productos respecto a los cuales haya razón para creer que contengan
sangre. Por supuesto, debemos evitar aquellos productos que contengan cosas como sangre,
plasma sanguíneo, plasma, globina (o globulina) o hierro de hemoglobina (o globina). Una firma
europea dedicada a este campo reconoció: “La información respecto al uso de globina como
ingrediente de un producto debe aparecer en el envase de tal forma que el consumidor no se
confunda en cuanto a la composición o el valor del alimento”.
Pero incluso al revisar las etiquetas o al preguntar a los carniceros hay que ser razonables. No es
que por todo el mundo cada cristiano deba examinar las etiquetas e ingredientes de todos los
alimentos empaquetados o interrogar a los empleados de los restaurantes o las tiendas de
comestibles. El cristiano debería primero preguntarse: ‘¿Existe alguna prueba verificada de que se
está utilizando sangre y sus derivados en los productos alimenticios normales en esta zona o en este

589
país?’. En la mayoría de los casos la respuesta es: No. Por lo tanto, muchos cristianos han decidido
no dedicar mucho tiempo y atención a comprobar posibilidades remotas. Si alguien piensa de otro
modo, debe seguir los dictados de su conciencia, sin juzgar a otros que tal vez resuelvan el asunto
de distinta manera pero con buena conciencia delante de Dios. (Romanos 14:2-4, 12.)
Incluso si se están elaborando productos alimenticios con sangre, bien pudiera ser que la
práctica no esté muy difundida por motivos económicos, legales o de otra índole. Por ejemplo, la
publicación Food Processing (septiembre de 1991) comentó: “Para los fabricantes que hallan
problemático el menos del 1% de plasma hidrolizado presente en la mezcla (en las hamburguesas
terminadas), hay una mezcla que puede reemplazarlo hecha a base de proteína de suero
concentrada, la cual se puede calificar de kosher” (permitido por la religión judía).
Hay que recalcar que debido a la ley, la costumbre o el gusto, en muchos países la sangre de
animales sacrificados normalmente se derrama y no se usa en productos alimenticios. Si no hay base
sustancial que indique que la situación es diferente donde usted vive o que ha habido un cambio
importante recientemente, los cristianos no deberían perturbarse por simples posibilidades o rumores.
Sin embargo, si se sabe que se está usando sangre ampliamente o es muy probable que se esté
utilizando, ya sea como alimento o en tratamientos médicos, debemos estar resueltos a obedecer el
mandato de Dios de abstenernos de sangre. //Volver al Índice

590
W1972 1/6 PÁG.351

Puesto que la ley de Dios prohíbe el comer sangre, ¿hay


alguna objeción al uso de vitaminas que contienen médula o
tuétano rojo del hueso, hígado desecado y derivados
orgánicos similares?—EE. UU.
La ley de Dios sobre la sangre, según fue dada a Noé y su familia, requería que un animal fuera
desangrado adecuadamente antes de ser usado como alimento. (Gén. 9:3, 4) Ese requisito también
aplica a los cristianos, como se muestra en Hechos 21:25.
A los judíos, bajo el pacto de la Ley, se les dieron detalles adicionales, a saber: “Cuando quiera
que tu alma lo desee con vehemencia podrás degollar, y tendrás que comer carne . . . Solo que la
sangre no deben comerla ustedes. Sobre la tierra debes derramarla como agua.” También:
“No deben comer grasa alguna ni sangre alguna.” (Deu. 12:15, 16; Lev. 3:17) Ninguna restricción en
cuanto a comer grasa se le expresó a Noé, y en el primer siglo E.C., cuando el cuerpo gobernante
cristiano volvió a declarar la prohibición contra el comer sangre, no se incluyó la restricción en
cuanto a grasa. De modo que eso aplicó únicamente a Israel. Sin embargo, la prohibición contra el
comer sangre sí aplica a los cristianos, y los detalles suministrados en la Ley nos ayudan a
comprender su aplicación.
Por supuesto, aun el desangrar adecuadamente no remueve por completo todo vestigio de
sangre de los músculos y órganos de los animales. Pero mientras un animal haya sido desangrado
adecuadamente, cualquier parte de él puede usarse como alimento o de otras maneras.
Aunque el tuétano rojo del hueso desempeña un papel vital en la formación de la sangre, esto
no hace que el tuétano o médula sea cosa incorrecta como alimento. Es digno de notarse que el
profeta Isaías hace referencia a “platos con mucho aceite llenos de médula” en conexión con un
“banquete” que Jehová mismo suministra para su pueblo.—Isa. 25:6.
Esto aclara que no hay objeción al uso de productos animales con tal que la ley de Dios tocante
a la sangre se haya obedecido. Si una persona tiene dudas en cuanto a si ciertas vitaminas y otros
productos se producen de animales que no han sido sangrados adecuadamente, sería bueno
investigar el asunto personalmente escribiendo al fabricante de los artículos en cuestión. //Volver al
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591
W1991 15/6 PÁG.31

¿Cuánto debe resistir el cristiano una transfusión de sangre


que haya ordenado o autorizado un tribunal?
Cada situación es singular, de modo que no hay una sola regla que abarque todo caso. Los
cristianos tienen la reputación de respetuosamente ‘pagar a César las cosas de César’ y obedecer
las leyes del gobierno seglar. Con todo, están al tanto de que su obligación principal es dar “a Dios
las cosas de Dios” y no violar Su ley. (Marcos 12:17.)
Romanos 13:1-7 considera la relación de los cristianos con “las autoridades superiores”
gubernamentales. Estos gobiernos tienen autoridad para promulgar leyes o dar directrices que
normalmente promueven el bienestar general de la gente. Y los gobiernos ‘llevan la espada’ para
hacer cumplir sus leyes y ‘para expresar ira sobre los que practican lo que es malo según sus leyes’.
Puesto que los cristianos están en sujeción a las autoridades superiores, desean obedecer las leyes y
los decretos judiciales; pero esta sujeción tiene que ser relativa. Si al cristiano se le pide que se
someta a algo que viole la ley superior que pertenece a Dios, la ley divina vendría primero; tiene
prioridad.
Algunas leyes modernas que son fundamentalmente buenas pudieran aplicarse mal con el
objetivo de autorizar el que se administre por la fuerza una transfusión de sangre a un cristiano. En
este caso, los cristianos deben adoptar la misma actitud del apóstol Pedro: “Tenemos que obedecer
a Dios como gobernante más bien que a los hombres”. (Hechos 5:29.)
Jehová dio este mandato a los israelitas: “Queda firmemente resuelto a no comer la sangre,
porque la sangre es el alma y no debes comer el alma con la carne”. (Deuteronomio 12:23.) Una
versión judía, La Biblia, de Editorial Sigal, dice: “Solamente que te guardes escrupulosamente de
comer la sangre”. Y Serafín de Ausejo vierte el versículo así: “Pero manténte firme en no comer la
sangre”. ¿Suena esto como que los siervos de Dios no deberían preocuparse mucho por obedecer
la ley divina, o que deberían ser pasivos al respecto?
Con buena razón los cristianos están completamente resueltos a obedecer a Dios, aunque algún
gobierno les indique lo contrario. El profesor Robert L. Wilken escribe: “Los cristianos no solo
rehusaban el servicio militar [romano]; tampoco aceptaban cargos públicos ni asumían
responsabilidad alguna respecto al gobierno de las ciudades” (The Christians as the Romans Saw
Them [Los cristianos como los veían los romanos]). El negarse a rendir aquel servicio podía llevar a
que se les tildara de ser violadores de la ley o se les condenara a la arena romana.
Hoy los cristianos también tienen que hacerse constantes, estar firmemente resueltos a no violar
la ley divina, aunque esto los exponga a alguna clase de peligro ante los gobiernos seglares. La ley
suprema del universo —la ley de Dios— exige que los cristianos se abstengan de sangre, tal como se
les manda evitar la fornicación (inmoralidad sexual). La Biblia dice que estas prohibiciones son
“cosas necesarias”. (Hechos 15:19-21, 28, 29.) Esta ley divina no se ha de tomar a la ligera, como
para obedecerse solo cuando sea conveniente o no cause dificultades. ¡La ley de Dios tiene que ser
obedecida!
Esto nos ayuda a comprender por qué la joven cristiana mencionada en la página 17 le dijo al
tribunal que ‘consideraba que una transfusión era una invasión de su cuerpo, y la comparó al ultraje
sexual’. ¿Se sometería pasivamente a ultraje sexual alguna cristiana, joven o mayor, aunque hubiera
una orden judicial que autorizara la fornicación por ultraje sexual?
De manera similar, la jovencita de 12 años de quien se cita en la misma página no dejó ninguna
duda de que ‘lucharía con todas sus fuerzas contra cualquier transfusión que el tribunal autorizara,
de que gritaría y resistiría, de que se sacaría la aguja que le pusieran en el brazo y de que trataría de

592
destruir la bolsa de sangre que pusieran sobre la cama’. Estaba firmemente resuelta a obedecer la
ley divina.
Jesús huyó del lugar donde estaba cuando una muchedumbre quiso hacerlo rey. De igual
modo, si parece que un tribunal va a autorizar el uso de transfusiones, el cristiano pudiera optar por
no estar presente para tal violación de la ley de Dios. (Mateo 10:16; Juan 6:15.) Al mismo tiempo,
sería sabio que el cristiano procurara otro tratamiento médico, lo cual indicaría que en verdad
quiere conservarse vivo y recuperar por completo la salud.
Puede que las autoridades consideren violador de la ley al cristiano o dictaminen que debe ser
enjuiciado por oponerse con tanta tenacidad a violar la ley de Dios sobre la sangre. Si fuera
castigado, el cristiano pudiera considerar eso como sufrir por causa de la justicia. (Compárese con
1 Pedro 2:18-20.) Pero en la mayoría de los casos los cristianos han podido evitar las transfusiones y,
con atención médica competente, se han recuperado, de modo que no ha habido más problemas
legales. Y lo más importante es que se han mantenido íntegros a su Dador de Vida y Juez divino.
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593
W1978 1/11 PÁGS. 30-32

Un doctor dijo que antes de la operación quirúrgica al


paciente se le pudiera sacar alguna sangre que entonces se
pudiera almacenar, por si se necesitara una transfusión
durante la operación. ¿Cómo debería ver el cristiano ese uso
de su propia sangre?
Desde el punto de vista de las personas del campo médico, este procedimiento puede parecer
muy práctico. El aceptar una transfusión de sangre de otra persona encierra graves peligros.
Aparentemente hay menos riesgos envueltos en la situación si a uno se le diera una transfusión de su
propia sangre. De modo que entre los médicos hay una tendencia a usar el procedimiento llamado
“transfusión autóloga.” En esto lo que está envuelto es sacar la propia sangre del paciente y ponerla
en el “banco” o almacenarla para transfundirla cuando sea necesario. Si el donante no la necesita,
la sangre se pudiera usar para otros pacientes.
Como lo muestra la información en las páginas 22-25 de esta revista, la transfusión de sangre está
en conflicto con la Biblia. Las Escrituras revelan que Dios considera sagrada la sangre, y sus siervos
deben tratarla de la misma manera. En armonía con esto, Jehová Dios dijo a los israelitas que solo
podían hacer dos cosas con la sangre. Primero, Dios dijo: “Yo mismo la he puesto sobre el altar [de
sacrificio] para ustedes para hacer expiación por sus almas.” En segundo lugar, si la sangre de un
animal no se usaba sobre el altar, el israelita había de derramarla en el suelo; así reconocía que la
vida viene de Dios y que la sangre que representaba la vida no estaba siendo dirigida en otra
dirección para algún uso personal. (Lev. 17:11-14) Pero ¿era esta manera de tratar la sangre
únicamente para los siervos de Dios que estaban bajo la ley mosaica? Al contrario, es lógico pensar
que los adoradores verdaderos, antes de que se diera la Ley, ya habían estado tratando de esta
manera con la sangre.
Antes, Dios le había dicho a Noé y su familia que los seres humanos no debían comer carne con
la sangre en ella. (Gén. 9:3, 4) Por eso, ¿qué se hubiera hecho? Cuando se hubiera dado muerte a
un animal para usarlo como alimento, normalmente se habría dejado escurrir su sangre y se habría
dispuesto de ésta en el suelo. La sangre que representaba la vida no pertenecía a Noé ni a su
familia, sino que pertenecía al Dador de Vida. Por consiguiente, sería apropiado derramar la sangre
en la tierra, que es el simbólico ‘escabel de los pies’ de Dios.—Isa. 66:1.
El mandato que se dio a Noé también aplica a los cristianos. En el primer siglo E.C., el cuerpo
gobernante cristiano publicó la decisión, apoyada por el espíritu santo, que decía que los cristianos
tenían que ‘abstenerse de cosas estranguladas y de sangre.’ (Hech. 15:19, 28, 29) ¿Qué significaría
eso en la práctica? La expresión “cosas estranguladas” designa la carne de animales a los cuales se
daba muerte de una manera que dejaba su sangre en la carne. Los cristianos no podían comer tal
carne. ¿Qué hay de la frase ‘abstenerse de sangre’? Esto prohibiría usar sangre que se hubiera
hecho escurrir de tal criatura, como en el caso de algunos paganos, quienes hacían y comían
morcilla u otros alimentos que contenían sangre o quienes bebían sangre que venía de animales o
guerreros muertos en la arena del combate. Los cristianos no hacían ninguna de estas cosas.
Cuando dejaban escurrir la sangre de la criatura animal, hacían lo que los siervos de Dios del
pasado habían hecho, se abstenían de ella. Así podían dar énfasis al hecho de que apreciaban lo
sagrado de la sangre y la vida y también demostraban que dependían del mérito de la sangre de
Cristo.
Por eso, si miembros de un personal médico sugieren que un cristiano permita que alguna de su
sangre le sea removida y entonces sea depositada en un banco de sangre con el fin de

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transfundirla posteriormente, el cristiano no está sin guía bíblica en cuanto al proceder apropiado.
Puede mencionar que a los israelitas antiguos se les dijo que la sangre removida había de ser
‘derramada sobre el suelo como agua,’ para mostrar que era para Dios y no para sustentar la vida
de alguna criatura terrestre. (Deu. 12:24) Y puede referirse al mandato directo de que los cristianos
‘se abstengan de sangre.’ En vista de esto, ¿cómo pudiera él permitir que su sangre fuera recogida
en un banco de sangre para ser transfundida posteriormente a él mismo o a otra persona? //Volver al
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¿Qué hay en cuanto a un aparato como la bomba


cardiopulmonar o una máquina para diálisis (un riñón
artificial)? ¿Pudiera el cristiano usar éstas máquinas?
Hay testigos cristianos de Jehová que, con buena conciencia, han permitido el uso de estos
aparatos, con la condición de que las máquinas fueran cebadas con un fluido que no se derivara
de sangre ni la contuviera, tal como la solución de lactato de Ringer.
Cuando esta clase de aparato está funcionando, la sangre del paciente fluye desde un vaso
sanguíneo a través de tubos y de la máquina (donde se le bombea, oxigena y/o filtra) y entonces
vuelve a fluir al sistema circulatorio del paciente. La máquina ejecuta temporeramente algunas de
las funciones que normalmente efectúan los propios órganos del paciente.
Considerando su conciencia, algunos cristianos han razonado que la sangre está fluyendo
continuamente y que el circuito externo pudiera considerarse como una extensión del sistema
circulatorio. Han considerado esto comparable a un trozo de tubo que pudiera ser implantado en el
cuerpo para hacer que la sangre, al fluir, evite una obstrucción en un vaso sanguíneo.
Por supuesto, cada cristiano debe considerar cuidadosamente lo que está envuelto en el uso de
estos aparatos y otros similares. Pudiera considerar si ve la sangre que está envuelta en este proceso
como sangre que claramente ha abandonado su cuerpo y por lo tanto es sangre de la cual se
debe disponer o como sangre que fundamentalmente es todavía parte de su sistema circulatorio.
(Deu. 12:16) Entonces puede tomar una decisión que lo deje con una conciencia limpia delante de
Dios.—1 Ped. 3:16. //Volver al Índice

¿Sería incorrecto someterse a un examen de la sangre?


Basándose en su conocimiento de las Escrituras, la mayoría de los testigos de Jehová, si no todos,
no objetan a tales exámenes. La pequeña cantidad de sangre que se remueve del cuerpo no se
come ni se inyecta en otra persona. Simplemente se examina antes de que se disponga de ella.—
Deu. 15:23. //Volver al Índice

¿Son compatibles con la creencia cristiana las inyecciones


de sueros?
En nuestro número del 1 de marzo de 1975, presentamos en esta columna una consideración
detallada del uso de las vacunas (que no contienen sangre) y de sueros que se hacen de sangre.
Para esos detalles, sírvase ver esa presentación en las páginas 159, 160.

595
Se reconoce que la profesión médica va apartándose cada vez más del uso de transfusiones de
sangre completa. En vez de eso, la sangre humana está siendo separada en componentes
principales que pueden ser transfundidos... glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas y plasma.
Sobre esto dijimos: “Creemos que el uso de sangre como transfusión [para sostener la vida], o el uso
de un componente de la sangre para efectuar un propósito similar, está obviamente en pugna con
el mandato bíblico de ‘que se abstengan . . . de la sangre.’ (Hech. 15:20)”
Sin embargo, ¿qué hay de aceptar inyecciones de sueros para combatir la enfermedad, como
las que se emplean para la difteria, el tétano, la hepatitis de virus, la rabia, la hemofilia y la
incompatibilidad de Rh? Parece que esto cae dentro de una ‘zona gris.’ Algunos cristianos creen
que el aceptar con tal propósito una pequeña cantidad de una sustancia derivada de la sangre
no sería una manifestación de falta de respeto a la ley de Dios; su conciencia permitiría tal cosa.
(Compare con Lucas 6:1-5.) Otros, no obstante, se sienten obligados por su conciencia a rehusar los
sueros porque contienen sangre, aunque solo una cantidad minúscula. Por eso, hemos adoptado la
posición de que esta cuestión tiene que ser resuelta por cada individuo personalmente. Instamos a
cada uno a esforzarse por tener una conciencia limpia y responder a la guía de Dios que se halla en
Su Palabra.—Sal. 119:105. //Volver al Índice

¿Hasta qué punto debe preocuparse el cristiano en cuanto a


la sangre que se pone en productos alimenticios?
Dios le dijo a Noé, y así a toda la familia humana: “Todo animal moviente que está vivo puede
servirles a ustedes de alimento. . . . Solo carne con su alma —su sangre— no deben comer.” (Gén.
9:3, 4) Así, el deseo de los adoradores verdaderos debe ser evitar el comer carne en la cual se haya
dejado sangre u otros alimentos a los cuales se haya añadido sangre.
Esto quizás exija cierto grado de cuidado. Por ejemplo, en algunos países se suele estrangular a
los animales, o se les mata de alguna otra manera que deja la sangre en ellos. En los casos en que
esto es lo que se practica en su localidad, los cristianos por lo general compran solo de
comerciantes, carniceros o agricultores de los cuales ellos saben que venden carne de animales
que han sido debidamente desangrados.
Sin embargo, los reglamentos federales acerca del degüello de animales en muchos países, por
ejemplo, en los Estados Unidos de América, exigen que se desangre apropiadamente a los
animales. Por eso, los cristianos de estos lugares no tienen que preocuparse mucho por estas cosas.
Pueden comer libremente de la carne que se vende en los mercados o de la que se sirve en los
restaurantes. (Compare con 1 Corintios 10:25, 26, donde se hace referencia a carne que había sido
ofrecida a ídolos: “Todo lo que se vende en la carnicería sigan comiéndolo, sin inquirir nada por
causa de su conciencia; porque ‘a Jehová pertenecen la tierra y lo que la llena.’”) Sin embargo,
pudiera ser necesario inquirir acerca de la carne de animales que hayan sido muertos en la
localidad, como carne de animales “salvajes,” sea que se haya obtenido de un cazador, una
carnicería o un restaurante.
Pero ¿qué hay de los productos alimenticios que quizás contengan sangre o algún componente
de la sangre, como proteína del plasma?
Algunos gobiernos exigen que los productores alisten los ingredientes en la etiqueta del alimento
que ha sido sometido a elaboración. Los cristianos que hayan investigado etiquetas de productos
por algún tiempo quizás hayan notado que en el sector donde ellos viven casi nunca se usa sangre
en los alimentos. Por eso, correctamente quizás hayan limitado su lectura de etiquetas solo a las
ocasiones en que pudiera haber alguna razón para creer que se ha añadido sangre a algún
artículo.

596
Sin embargo, recientemente la República Federal de Alemania aprobó una ley que permite a las
compañías que venden carne usar, sin alistarlo en una etiqueta, hasta 2 por ciento (o, en algunos
casos, 10 por ciento) de plasma sanguíneo seco en “salchichas de viena y alemanas y productos
similares, entre ellos pasta de carne, carne enrollada . . . albóndigas, rellenos de carne, fricasé,
ragout, carne en manteca, . . .” ¿Qué puede hacer en esos casos el cristiano que toma en
consideración su conciencia?
Pudiera investigar preguntando al carnicero o al productor. Se informa que en respuesta a estas
preguntas unos productores de un país escandinavo inmediatamente aseguraron que la sangre
no se usa como ingrediente en sus carnes elaboradas; no quieren perder negocio. Pero, en algunos
casos, los Testigos que preguntaron sobre esto a carniceros o productores de carne recibieron
respuestas vagas o dudosas. Debe notarse que, aunque la ley permita que las compañías añadan
alguna sangre sin declararlo, esto no necesariamente significa que todas lo hagan, o siquiera la
mayoría de ellas.
Por lo tanto, los cristianos tienen que decidir individualmente qué hacer. La conciencia de
algunos quizás los mueva a evitar toda cosa de la cual ellos tengan serias dudas o a hacer la
investigación necesaria para mantener una conciencia tranquila. (Rom. 14:23) En los casos en los
cuales no parece posible obtener información absoluta por medio de investigación razonable, otros
cristianos pudieran llegar a esta conclusión: ‘Donde no hay razón sustancial para que yo piense que
hay sangre presente ni hay manera clara por medio de la cual yo pueda determinarlo, puedo
“seguir comiendo” con conciencia limpia.’ Sin embargo, deben considerar lo que otros piensan
según la conciencia de ellos, tal como aconsejó Pablo.—1 Cor. 10:28-30; Rom. 14:13-21.
Los cristianos verdaderos no deben ser indiferentes con relación a la sangre. Deben hacer lo que
puedan para evitar una clara violación de la ley de Dios. Un profundo respeto a esa ley es de
importancia central. Al hacer todo lo que razonablemente puedan hacer para ‘abstenerse de
sangre,’ el pueblo de Dios manifiesta aprecio a la santidad de la vida y a la sangre que la
representa.—Hech. 21:25. //Volver al Índice

597
W1974 1/6 PÁGS.351-352

¿Queda la persona libre de responsabilidad por violar la ley


de Dios acerca de la santidad de la sangre si recibe una
transfusión como resultado de una orden de tribunal que
contrarresta su decisión de no aceptar sangre?—EE. UU.
Esto dependería de las circunstancias. Ninguna orden de tribunal, por supuesto, puede abrogar
la ley de Jehová Dios, el Legislador Supremo. (Hech. 5:29) Es obvio que un cristiano jamás podría
justificar el que cometiera asesinato o extorsión o se sometiera a adulterio aunque un tribunal
ordenara que lo hiciera.
¿Qué, entonces, podría acarrear responsabilidad en tales casos de transfusiones ordenadas por
un tribunal? El que el paciente no hablara con convicción cuando tuviera la oportunidad, y
entonces más tarde no ofreciera resistencia, podría contribuir a que recibiera una transfusión de
sangre que no se desea. Un factor que ha tenido una relación vital sobre la decisión de algunos
jueces ha sido la convicción del paciente, su sentimiento de responsabilidad delante de Dios. Por lo
tanto, en casos donde no hay ninguna indicación de que el paciente se opondrá a una transfusión
de sangre ordenada por un tribunal, a menudo los jueces se han inclinado a ceder más fácilmente
a las instancias de los doctores y los hospitales.
En varios casos los testigos cristianos de Jehová, cuando se han enfrentado a la posibilidad de
una orden de tribunal para que se les ponga una transfusión, han dado pasos para evitar el
quebrantar la ley de Dios. Algunos han podido transferir miembros de su familia o parientes a otros
hospitales, donde se administró tratamiento que no violaba la ley de Dios. Si la condición del
paciente fuese tan crítica que el removerlo del hospital por siquiera un período breve haría de la
supervivencia una imposibilidad virtual, manifiestamente este medio estaría cerrado.
Por supuesto, en algunos casos es posible que la persona haya agotado todos los medios
mentales y físicos para impedir tal violación de la ley de Dios; puede ser que hasta esté
inconsciente. Si, a pesar de todos sus esfuerzos, se le pone una transfusión a la fuerza, tendrá que
dejar el asunto en las manos de Jehová, confiando en Su misericordia. Su posición en este caso
puede compararse con la de una mujer que sea violada a pesar de sus continuos gritos y esfuerzos
físicos por rechazar a su agresor. Según la ley mosaica, la mujer en estas circunstancias era inocente.
(Deu. 22:25, 27) Sin embargo, si no gritaba, no era inculpable. (Deu. 22:23, 24) En conformidad con
eso Dios esperaría que hoy los cristianos dieran todo paso posible (que no sea contrario a la Palabra
de Dios) a fin de evitar el ser cómplices de una violación de Su ley sobre la sangre. //Volver al Índice

598
W1983 15/10 PÁGS.30-31

¿Pudiera ser que la prohibición bíblica tocante a la sangre


aplicara solamente a la sangre de una víctima matada por el
hombre, y no a la carne de algún animal que hubiera muerto
por sí mismo y no hubiera sido desangrado, ni a la sangre de
algún animal o algún ser humano que estuviera vivo?
Hay quienes han razonado de esa manera, y han señalado a algunos versículos bíblicos que
aparentemente apoyan ese punto de vista. Así, han sostenido que no sería incorrecto aceptar una
transfusión de sangre de un donante vivo. Tal razonamiento pudiera parecer válido, pero si se
examinan cuidadosamente los versículos que se utilizan y otros textos bíblicos que se relacionan con
este asunto, hay indicación de que Dios espera que su pueblo evite la ingestión de sangre y el
sostenerse la vida con sangre, sea que ésta provenga de una criatura viviente o de una que esté
muerta.
A los israelitas se les dijo: “No deben comer ningún cuerpo ya muerto. Al residente forastero que
está dentro de tus puertas lo podrás dar, y él tendrá que comerlo; o se puede vender a un
extranjero, porque tú eres un pueblo santo a Jehová tu Dios” (Deuteronomio 14:21). Aunque no se
hubiera desangrado al animal, éste se podía vender a un residente forastero. En aparente conflicto
con esto, Levítico 17:10 dice: “En cuanto a cualquier hombre de la casa de Israel o algún residente
forastero que esté residiendo como forastero en medio de ellos que coma cualquier clase de
sangre, ciertamente fijaré mi rostro contra el alma que esté comiendo la sangre, y verdaderamente
la cortaré de entre su pueblo”. ¿Por qué esta diferencia entre estos versículos?
Algunos, al presentar su punto de vista, han sostenido que Deuteronomio 14:21 permitía al
forastero comer carne que no hubiera sido desangrada si ésta provenía de un animal que no
hubiera sido matado por el hombre, pues entonces el hombre no tenía que dar la sangre del animal
(sangre que representa la vida) de vuelta a Dios. Levítico 17:15 pudiera dar la impresión de apoyar
ese punto de vista; allí dice que el nativo o forastero que comiera un “cuerpo ya muerto o algo
despedazado por fiera” sólo tenía que ‘lavarse y ser inmundo hasta el atardecer’. De modo que
pudiera parecer que no resultaba en culpa seria el comer sangre si la víctima no había sido matada
por el hombre. Por eso algunos afirman que no sería incorrecto sacar sangre de una criatura
viviente, y usarla como alimento o para transfusiones.
Sin embargo, ¿es la diferencia fundamental entre Deuteronomio 14:21 y Levítico 17:10, 15 un
asunto de cómo hubiera muerto el animal? La contestación bíblica tiene que ser: No.
Los israelitas sabían que ellos no podían de ninguna manera comer carne no desangrada
procedente de un animal que hubiera muerto por sí mismo o que hubiera sido matado por alguna
bestia salvaje. Mientras todavía estaban en el monte Sinaí, se les había dicho que se deshicieran de
tales cuerpos muertos (Éxodo 22:31). Deuteronomio 14:21 está en armonía con esto, pues da a los
israelitas en la Tierra Prometida el mandato de deshacerse de tales cuerpos muertos no
desangrados, pero les permite venderlos a forasteros.
Ahora, examinemos cuidadosamente lo que dice Levítico 17:10. Dice que ningún “hombre de la
casa de Israel o algún residente forastero” debería comer sangre. ¿Se debía esto a que algún
hombre hubiera matado al animal y por eso la sangre tuviera que devolverse a Dios? El afirmar eso
sería decir algo que no está en el versículo. Además, si solo sobrevenía culpa cuando la sangre
provenía de alguna criatura que hubiera sido matada por el hombre, entonces Deuteronomio 14:21
y Éxodo 22:31 no habrían prohibido a los israelitas el comer carne no desangrada de animales que

599
no habían sido matados por hombres. Sin embargo, los israelitas sabían claramente que no podían
comer tal carne. Ezequiel dijo: “Mi alma no es alma contaminada; ni cuerpo ya muerto ni animal
despedazado he comido desde mi juventud”. (Ezequiel 4:14; compare con 44:31.)
Entonces, ¿por qué dice Deuteronomio 14:21 que al “residente forastero” se le podía vender
carne sin desangrar, mientras que Levítico 17:10 prohíbe al “residente forastero” comer sangre?
Tanto el pueblo de Dios como comentaristas de la Biblia han reconocido que la distinción tiene que
haber residido en la posición o condición religiosa de los forasteros implicados en el asunto. El libro
Aid to Bible Understanding (página 51) señala que a veces el término “residente forastero” se refería
a una persona que habitaba entre los israelitas y no era prosélito en sentido pleno. Parece que en
Deuteronomio 14:21 se trata de esta clase de persona, un hombre que no estaba esforzándose por
guardar todas las leyes de Dios y que pudiera haber tenido sus propios usos para un cuerpo muerto
que los israelitas y los prosélitos consideraban inmundo. Eruditos judíos también han ofrecido esta
explicación. [Nota]
De manera que ningún adorador de Dios podía comer sangre, fuera que proviniera de (o
estuviera en la carne de) algún animal que hubiera muerto por sí mismo o a manos del hombre.
Entonces, ¿por qué dice Levítico 17:15 que simplemente resultaba en inmundicia el comer la carne
sin desangrar del animal que hubiera muerto por sí mismo o que hubiera sido matado por alguna
bestia?
Podemos hallar una clave en Levítico 5:2, que dice: “Cuando un alma toca alguna cosa
inmunda, sea el cuerpo muerto de una bestia salvaje inmunda [...], aunque haya sido escondido de
dicho individuo, sin embargo es inmundo y se ha hecho culpable”. Sí, Dios sabía que un israelita
podía errar sin darse cuenta de ello. Por eso, Levítico 17:15 puede considerarse como una provisión
para cuando se cometía dicho error. Por ejemplo, si un israelita comía carne que se le hubiera
servido y después se enteraba de que tal carne no había sido desangrada, era culpable de
pecado. Pero, puesto que lo había hecho sin percatarse de ello, podía dar pasos para quedar
limpio. Sin embargo, es notable este hecho: Si rehusaba dar aquellos pasos, ‘entonces tendría que
responder por su error’. (Levítico 17:16.) [Nota]
Por eso el comer carne no desangrada no era asunto de poco peso; hasta podía resultar en la
muerte. Ningún adorador verdadero (israelita o prosélito forastero en el pleno sentido de la palabra)
podía voluntariamente comer carne que no hubiera sido desangrada, fuera que ésta proviniera de
un animal que hubiera muerto por sí mismo o que hubiera sido matado por otro animal o por un
humano (Números 15:30). El concilio apostólico confirmó esto. Al escribir a los cristianos que
componían el “Israel [espiritual] de Dios”, el concilio prohibió que se comiera lo que hubiera sido
estrangulado, fuera que la carne no desangrada proviniera de un animal que hubiera muerto por
estrangulación accidental o fuera de uno que hubiera sido estrangulado por un hombre. (Gálatas
6:16; Hechos 21:25.)
Aquel concilio también dio a los siervos de Dios la instrucción de que se ‘abstuvieran de sangre’.
Si aquellos cristianos ungidos no podían consumir sangre que estuviera en la carne de una criatura
estrangulada, ciertamente no podían ingerir sangre de una criatura viviente. No es difícil
comprender que ni los israelitas de la antigüedad ni los cristianos obedientes imitarían a los
miembros de las tribus africanas que disparan flechas a la vena yugular del ganado vivo para
conseguir sangre que mezclan con leche y luego beben. De manera similar, los siervos de Dios no
podrían aceptar la práctica médica de sacar cierta cantidad de sangre humana y suministrarla
como transfusiones para extender la vida. Tales prácticas violan la condenación divina respecto a
cualquiera “que coma cualquier clase de sangre” y el mandamiento de que los cristianos ‘se
abstengan de sangre’. (Hechos 15:28, 29; Levítico 17:10.)
A pesar de las presiones que se ejercen para desvirtuar los requisitos divinos, los cristianos
verdaderos saben que la vida es un don de Jehová Dios y que se tiene que usar como él dirige.
Obedecen a Dios, sea que parezca físicamente práctico ahora o no. Por ejemplo, Hechos 15:28, 29

600
ordena a los cristianos que se abstengan de la idolatría. Así pues, el adorador verdadero a quien se
amenazara con la muerte si rehusara participar en idolatría no razonaría que, puesto que “un ídolo
nada es”, él no debería arriesgar la vida actual debido a lo que simplemente es un símbolo (1
Corintios 8:4). Los tres fieles hebreos dieron el ejemplo apropiado de obediencia, como lo hicieron
también los cristianos primitivos que prefirieron morir en la arena a poner incienso en un altar. (Daniel
3:1-18.)
De manera similar, si surgiera algún problema tocante a la sangre, como cuando un accidente o
una operación causa una pérdida extremada de sangre, el cristiano no puede transigir respecto a
su integridad. Él obedece a su Dador de Vida con la plena confianza de que si, a pesar de que se
utilice el mejor tratamiento médico sustitutivo pierde la vida actual, su vida eterna no está en
peligro. Jesús dijo a sus discípulos: “No se hagan temerosos de los que matan el cuerpo mas no
pueden matar el alma; sino, más bien, teman al que puede destruir tanto el alma como el cuerpo
en el Gehena”. (Mateo 10:28.)
Por supuesto, pruebas médicas recientes muestran que generalmente las transfusiones de sangre
no son esenciales para salvar a alguien, pues médicos experimentados testifican que tratamientos
sustitutivos disponibles pueden funcionar con igual eficacia en la mayoría de los casos. Hasta se
pudiera razonar que la cantidad de personas a quienes se hubiera podido mantener vivas tan solo
mediante transfusiones de sangre es probablemente menor que la de las personas que han muerto
debido al daño producido por transfusiones. Sea cual sea el caso, los cristianos están resueltos a
obedecer a Dios y respetar Su punto de vista tocante a la sangre.
Por consiguiente, hoy día los adoradores verdaderos no comen carne que no haya sido
desangrada, sea que provenga de un animal que algún hombre haya matado o de una criatura
que haya muerto de otro modo. Tampoco conservan su vida mediante ingerir sangre de criaturas
vivientes, sea de animales o de humanos. Reconocen que Jehová es el Dador de Vida de ellos y
están resueltos a obedecerle en todo respecto.
Notas a pie de página. Por ejemplo, The Pentateuch and Haftorahs, por el Dr. J. Hertz, dice: “De
acuerdo con Lev. XVII, 15, el tocar o comer la carne de un nevelah contamina tanto al israelita
como al ‘extraño [o residente forastero]’. En Lev[ítico] el ‘extraño’ se refería al no israelita que se
había hecho prosélito en el pleno sentido de la palabra, un ger tzedek. Aquí [en Deuteronomio
14:21] el ‘extraño que está dentro de tus puertas’ se refiere al tiempo en que Israel se hallaría
establecido en su Tierra y tendría en medio de sí no solo prosélitos, sino también hombres que,
aunque habrían abandonado la idolatría, no habrían emprendido completamente la vida y las
prácticas religiosas de los israelitas. Los rabinos llamaban a esta clase de residentes forasteros ger
toshav: y [Deuteronomio 14:21] se refiere a esa clase, personas que no eran israelitas de nacimiento
ni por conversión, ni ‘extranjeros’”. En contraste, esta obra explica que el ‘extraño’ (forastero) de
Levítico 17:15 era “un prosélito en sentido pleno, [...] de otro modo, no le estaba prohibido comerla”.
Hallamos un paralelo instructivo en otra parte de la ley relacionada con la sangre: El hombre que
tuviera relaciones sexuales con su esposa sin saber que ella había comenzado a menstruar se hacía
inmundo, pero podía dar pasos en busca del perdón. En cambio, el israelita que deliberadamente
pasara por alto la sangre de la menstruación de su esposa era cortado de la existencia. (Levítico
15:19-24; 20:18.) //Volver al Índice

601
W1973 15/8 PÁGS.510-511

Según Deuteronomio 6:8, 9, a los israelitas se les mandó ‘atar


la ley de Dios como señal sobre su mano’ y dejar que sirviera
como ‘venda frontal entre sus ojos.’ ¿Ha de entenderse esto
literalmente?—EE. UU.
Muchos comentaristas judíos han aplicado literalmente este mandamiento. Este también es uno
de los pasajes bíblicos que se han usado para apoyar la práctica de llevar filacterias (cajitas que
contenían textos de las Santas Escrituras). Sin embargo, un examen al con texto y otros textos
definitivamente señala a una aplicación figurada.
Comenzando en Deuteronomio 6:6 y continuando hasta el versículo 9, leemos: “Estas palabras
que [yo Jehová] te estoy mandando hoy tienen que resultar estar sobre tu corazón; y tienes que
inculcarlas en tu hijo y hablar de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino y
cuando te acuestes y cuando te levantes. Y tienes que atarlas como señal sobre tu mano, y tienen
que servir de venda frontal entre tus ojos; y tienes que escribirlas sobre los postes de las puertas de tu
casa y sobre tus puertas.”
Debe notarse que este pasaje no dice que los mandamientos habrían de escribirse en algo y
luego esto ponerse entre los ojos o en la mano o prenderlo a los postes de las casas y a las puertas.
Los mandamientos mismos habrían de ser ‘atados como señal sobre la mano’ y habrían de servir de
‘venda frontal entre los ojos.’ Evidentemente, por lo tanto, la idea que se da a entender es muy
semejante a la que se expresa en Proverbios 7:2, 3: “Guarda mis mandamientos y continúa viviendo,
y mi ley como la niña de tus ojos. Átalos sobre tus dedos, y escríbelos sobre la tabla de tu corazón.”
Claramente esto no es literal. Sería imposible escribir literalmente mandamientos sobre el corazón, y
el atar mandamientos escritos a los dedos de uno solo impedirían el que uno hiciera trabajo. No se
serviría ningún propósito útil.
De modo similar, con referencia a la Pascua, la conmemoración de su liberación de Egipto,
Jehová mandó a los israelitas: “Tiene que servirte de señal sobre tu mano y de memorial entre tus
ojos, para que la ley de Jehová resulte estar en tu boca; porque por mano fuerte te sacó Jehová de
Egipto.” (Éxo. 13:9) De nuevo, es obvio que la conmemoración misma no podría atarse literalmente
sobre sus manos ni servir de memorial literal entre sus ojos. Pero los israelitas sí podrían mantener
constantemente ante ellos lo que Dios había hecho por ellos, como si estuviera escrito en una tabla
entre sus ojos o como si fuera una señal sobre sus manos.
De la misma manera siempre podrían mantener los mandamientos de Jehová delante de ellos
prescindiendo de que estuvieran en casa o cerca de las puertas de la ciudad, donde comúnmente
se congregaba la gente y los ancianos de la ciudad se encargaban de los casos legales. Los
israelitas no solo habrían de retener la ley de Dios en su corazón y enseñarla a sus hijos. También
habrían de demostrar por acción (como se expresa por las manos) que se adherían a ella. Tal como
si la ley de Dios estuviese escrita entre sus ojos para que todos la vieran, habrían de identificarse
públicamente como sostenedores de ella. Este sería un modo mucho más eficaz para mantener
fidelidad que el llevar literalmente pasajes de la ley de Dios sobre su persona o escribir tales pasajes
en los postes de las puertas de sus casas o en las puertas de su ciudad.
Hasta una persona hipócrita podría llevar cajitas que contuvieran escrituras. De hecho, Jesucristo
censuró a los fariseos por ‘ensanchar las cajitas que contenían escrituras que llevaban puestas
como resguardos.’ (Mat. 23:5) Al ensanchar estas cajitas, evidentemente querían impresionar a otros
con su celo por la Ley. Pero desatendían su verdadero propósito. Por consiguiente, sus
manifestaciones exteriores no significaban nada.

602
Ciertamente nosotros hoy deberíamos querer demostrar que somos siervos obedientes de
Jehová de corazón. Esto significa que nuestro corazón debe impelernos a responder con
obediencia apreciativa a la guía de la Palabra escrita de Dios. Debemos tener la mente puesta en
las cosas serias, justas, amables, virtuosas, castas y dignas de alabanza. (Fili. 4:8) Cualquier cosa que
estemos haciendo, debemos ‘trabajar en ello de toda alma como para Jehová, y no para los
hombres.’ (Col. 3:23) Sí, toda acción nuestra debe mostrar que los mandamientos de Dios siempre
están delante de nosotros. //Volver al Índice

603
W1971 1/9 PÁGS.543-544

Ezequiel 29:1-16 indica que Egipto sería desolado por


cuarenta años. ¿Aconteció realmente eso?—EE. UU.
Esta desolación de Egipto pudo haber venido después de la conquista de Egipto por
Nabucodonosor. La caída de Egipto ya había sido pronunciada por Jeremías el profeta de Jehová.
(Jer. 25:17-19) Comenzó con la derrota decisiva de Egipto en Carquemis junto al río Éufrates por los
babilonios bajo Nabucodonosor a principios de 625 a. de la E.C. Este acontecimiento se describe en
Jeremías 46:2-10 así como en las crónicas babilónicas.
Enseguida Nabucodonosor se apoderó de Siria y Palestina, y Judá llegó a ser un estado vasallo
de Babilonia. (2 Rey. 24:1) Egipto hizo un último esfuerzo por seguir siendo una potencia en Asia. El
Faraón gobernante (que se cree que fue Hofra) vino a Canaán en respuesta a la petición del rey
judío Sedequías para darle apoyo militar en su revuelta contra Babilonia en 609 a 607 a. de la E.C.
Las tropas de Egipto, produciendo solo un levantamiento temporal del sitio babilónico, fueron
obligadas a retirarse y Jerusalén fue dejada a su destrucción.—Jer. 37:5-7; Eze. 17:15-18.
A pesar de la vigorosa advertencia que dio Jeremías (Jer. 42:7-22), el resto de la población de
Judá huyó más tarde a Egipto como asilo. (Jer. 24:1, 8-10) Pero el cumplimiento de las profecías de
Jehová alcanzó a los refugiados israelitas cuando Nabucodonosor marchó contra Egipto y
conquistó el país.
Respecto a esto, las palabras proféticas de Jehová declaran: “Y él [Nabucodonosor] tendrá que
entrar y herir la tierra de Egipto. Quien esté para plaga mortífera será para plaga mortífera, y quien
esté para cautiverio será para cautiverio, y quien esté para la espada será para la espada. Y
ciertamente encenderé un fuego en las casas de los dioses de Egipto; y él ciertamente los quemará
y los conducirá cautivos.” “Haz para ti mero equipaje para el destierro, oh moradora, la hija de
Egipto. Porque Nof misma llegará a ser un mero objeto de pasmo y realmente será encendida, de
modo que quede sin habitante. . . . Porque el mismísimo día de su desastre les ha sobrevenido.”—
Jer. 43:11, 12; 46:19, 21.
Así, Jehová predijo la segura devastación de Egipto por las fuerzas de Babilonia bajo
Nabucodonosor. Y Nabucodonosor recibió la riqueza de Egipto como su ‘pago’ por el servicio militar
que rindió en ejecución del juicio de Jehová contra Tiro, la opositora del pueblo de Dios.—Eze. 29:18-
20; 30:10-12.
Aunque algunos comentarios dicen que el reinado de Amasis (Ahmés) II, el sucesor de Hofra, fue
próspero, lo hacen considerando el testimonio de Herodoto, que visitó a Egipto más de cien años
después. Pero la Encyclopædia Britannica (1959, tomo 8, pág. 62) comenta sobre la historia que da
Herodoto de este período diciendo: “Sus declaraciones no resultan enteramente confiables cuando
se les puede confrontar con la escasa evidencia nativa.”
También, el comentario bíblico de F. C. Cook hace notar que Herodoto “estaba endeudado por
su información sobre la historia pasada a los sacerdotes egipcios, cuyas narraciones adoptó con
credulidad ciega. . . . La entera historia [por Herodoto] de Apries [Hofra] y Amasis está mezclada
con tanto que es inconsecuente y legendario que muy bien podemos vacilar en adoptarla como
historia auténtica. De ninguna manera es raro que los sacerdotes se esfuercen por disfrazar la
deshonra nacional de haber sido sometidos a un yugo extranjero.”
Por consiguiente, aunque la historia seglar de Egipto no proporciona evidencia positiva del
cumplimiento de la profecía, podemos confiar en la exactitud del registro bíblico. Realmente hubo
un período de cuarenta años de desolación como Jehová había predicho claramente. Este pudo
haber venido cuando Nabucodonosor conquistó a Egipto después de desolar a Judá y Jerusalén.
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604
W1973 1/11 PÁG.671

¿Muestra Gálatas 4:15 cómo deben considerar los cristianos


el trasplante de órganos del cuerpo?—EE. UU.
Gálatas 4:15 dice: “Si hubiese sido posible, se hubieran sacado los ojos y me los hubieran dado.”
Aquí el apóstol Pablo simplemente estaba usando una metáfora. Tan grande era el aprecio y
afecto que los gálatas le tenían a Pablo que habrían estado dispuestos a sacrificar cualquier cosa
que les era útil a ellos mismos, sí, hasta algo tan precioso e indispensable como los ojos con los que
veían, para ayudarle a ver. De modo similar Jesucristo se refirió al ojo como representando algo
dotado de vista cuando dijo: “Ahora bien, si ese ojo derecho tuyo te está haciendo tropezar,
arráncalo y échalo de ti.” (Mat. 5:29) El uso de la vista para ver algo que hace que uno tropiece y
reciba una caída espiritual habría de ser amortiguado. Ni Jesús ni Pablo estaban considerando el
tema de trasplantar órganos del cuerpo. //Volver al Índice

605
W1980 15/3 PÁG.31

¿A qué se debe que el tocón de árbol del sueño del rey


Nabucodonosor fuera atado con dos ataduras?
Nabucodonosor recibió un sueño profético acerca de un árbol enorme que fue cortado y
atado. En cuanto al tocón, leemos: “Dejen su tronco mismo con las raíces en la tierra, pero con una
atadura de hierro y de cobre, . . . y con las bestias del campo sea su porción hasta que siete
tiempos mismos pasen sobre él.”—Dan. 4:23, 15.
El profeta Daniel explicó que el significado de la primera aplicación de este sueño era que
Nabucodonosor sería quitado de su posición de gobernante por siete tiempos (manifiestamente
siete años). Entendemos que ese sueño también aplica a los “siete tiempos” de la gobernación
gentil durante los cuales Jehová no ejercería soberanía universal por medio de un reino con un
gobernante de la línea de David. Vea Nuestro gobierno mundial entrante... el reino de Dios (1977),
págs. 71-89.
El que se atara el tocón significaría que al “árbol” se le tendría restringido por siete tiempos.
Como muestra Job 14:7-9, bajo condiciones normales un tocón de árbol pudiera retoñar y
comenzar a crecer de nuevo; pero no sería así en el caso de éste. Cuando Nabucodonosor recibió
este sueño, el hierro y el cobre estaban entre los metales más fuertes que había. (Compare con Sal.
107:10, 16; Job 40:18.) Así que el atar el tocón con una atadura de hierro y una atadura de cobre
sería doble confirmación de que el “árbol” no crecería de nuevo sino hasta que fueran removidas
las ataduras de la restricción divina. //Volver al Índice

606
W1971 1/8 PÁG.479

¿Cuál es el significado de la profecía: “En cuanto a sus


ancianos, sueños soñarán. En cuanto a sus jóvenes, visiones
verán”?—D. A., EE. UU.
Esta profecía de Joel 2:28 tuvo un cumplimiento en los tiempos apostólicos comenzando con el
Pentecostés de 33 E.C., tal como el apóstol Pedro mostró en aquella ocasión. (Hech. 2:17) Puesto
que la profecía declara que los ancianos soñarán sueños y los jóvenes verán visiones, esto significa
que ambas clases de carne, carne anciana y carne joven, serán usadas por Dios como medio para
comunicaciones divinas. Los sueños de los ancianos serían inspirados por Dios tal como las visiones
de los jóvenes eran por inspiración divina. Esto no significa que a los ancianos no se les pudiera
inspirar también para que vieran visiones de Dios.
Y así lo muestra el registro. Pedro tuvo una visión de Dios que lo preparó para predicar al gentil
Cornelio, y fue aproximadamente al mismo tiempo que el centurión italiano Cornelio tuvo una visión
de Dios en la cual se le dijo que enviara a buscar a Pedro. (Hech. 10:3-17) El discípulo Ananías tuvo
una visión en la cual se le dijo que fuera al perseguidor Saulo de Tarso y lo familiarizara con las
buenas nuevas acerca del Mesías, lo cual hizo. Después que Saulo llegó a ser el apóstol Pablo,
repetidas veces tuvo visiones inspiradas. ¡Y qué visiones inspiradas tuvo el apóstol Juan hacia el fin
de su vida!—Hech. 9:10; 18:9; 2 Cor. 12:1; Rev. 1:1.
Sin embargo, no debemos pensar que esta profecía está limitada a los tiempos apostólicos. Tal
como sucede con muchas otras profecías, tiene una aplicación secundaria en nuestro día. Esto lo
hace patente el hecho de que se menciona que estas cosas suceden antes del “día de Jehová,
grande e inspirador de temor.”—Joel 2:31.
Puesto que hoy tenemos las Escrituras inspiradas completas, Dios ya no está dando más visiones o
sueños inspirados. Sin embargo, hoy el pueblo de Jehová está viendo el cumplimiento de muchas
de las visiones y sueños inspirados que los siervos de Dios tuvieron en tiempos antiguos, y hasta están
participando en su cumplimiento. Están participando en el cumplimiento de la profecía que dice:
“Sus hijos y sus hijas ciertamente profetizarán.” (Joel 2:28) Esto no quiere decir que éstos profetizan en
el sentido de predecir acontecimientos bajo inspiración, sino más bien en el sentido de que están
haciendo proclamación pública de los sueños y visiones inspirados que se registraron hace mucho
tiempo. Profetizan en el sentido de ser voceros de Dios. Sirve para patentizar que éste es uno de los
significados de ‘profetizar’ el hecho de que Jehová Dios nombrara a Aarón para que fuera profeta
para su hermano Moisés. Aarón no predijo cosas a Moisés, sino que sirvió de vocero o portavoz de
Moisés.—Éxo. 7:1. //Volver al Índice

607
W1978 15/2 PÁG.32

¿Cuál es el significado de la profecía de Amós dirigida


contra las “vacas de Basán”?
Esta profecía se encuentra en Amós 4:1-3 y dice: “Oigan esta palabra, vacas de Basán, que
están en la montaña de Samaria, que están defraudando a los de condición humilde, que están
aplastando a los pobres, que están diciendo a sus amos: ‘¡Traigan, sí, y bebamos!’ El Señor Soberano
Jehová ha jurado por su santidad: ‘“¡Miren! vienen días sobre ustedes, y ciertamente los alzará con
ganchos de carnicero y a la última parte de ustedes con anzuelos de pesca. Y por brechas saldrán,
cada uno derecho adelante.”’”
Estas “vacas de Basán” eran las mujeres de Samaria que, para continuar viviendo en lujo,
aguijoneaban a sus esposos a defraudar y oprimir a los de condición humilde. Pedían a sus “‘amos,”
o esposos, que les obtuvieran las cosas que deseaban para llevar una vida de desenfreno. Sin
embargo, el Altísimo no consideraba con favor tal injusticia. Él es santo, limpio o puro y, por lo tanto,
juró por su santidad actuar contra las “vacas de Basán.” Serían violentamente removidas de
Samaria como con ganchos de carnicero, y el resto sobreviviente sería removido como con
anzuelos de pesca más pequeños. El enemigo arrojaría a estas mujeres por las brechas que se
hicieran en los muros de la ciudad conquistada. //Volver al Índice

608
W1980 1/7 PÁG.31

¿Cuál es el significado de Amós 5:5, que dice: “No busquen a


Betel”?
Los israelitas del reino norteño fueron muy celosos en su práctica de la adoración falsa. Esto se
puede ver por las palabras que se les dirigieron por medio del profeta Amós: “‘Vengan a Betel y
cometan transgresión. En Guilgal sean frecuentes en cometer transgresión, y traigan sus sacrificios
por la mañana; al tercer día, sus décimas partes. Y de lo que está leudado hagan humear un
sacrificio de acción de gracias, y proclamen ofrendas voluntarias; publíquenlo, porque así lo han
amado, oh hijos de Israel,’ es la expresión del Señor Soberano Jehová.”—Amós 4:4, 5.
Betel fue un centro de adoración falsa. Fue allí donde Jeroboán, el primer rey del reino norteño,
colocó un becerro de oro (1 Rey. 12:28-30) También Guilgal debe haber sido un lugar donde se
efectuó adoración apóstata. Por lo tanto, el que Israel ofreciera sacrificios en Betel y en Guilgal era
realmente una transgresión contra Jehová.
Es notable el hecho de que en su adoración idolátrica los israelitas también adoptaron otras
prácticas que hubieran sido contrarias a la Ley. La Ley estipulaba: “Ninguna ofrenda de grano que
ustedes presenten a Jehová debe ser cosa hecha con levadura.” (Lev. 2:11) Sin embargo, los
israelitas apóstatas hacían ofrendas con levadura como “sacrificio de acción de gracias.” De
manera similar, todo el espíritu tras de los sacrificios voluntarios era uno de no anunciarlos. Sin
embargo, los israelitas idólatras les daban publicidad. Amaban su adoración falsa, pero Jehová la
odiaba.
Por lo tanto, al continuar los israelitas en su derrotero infiel no podían escapar de la ejecución del
juicio de Jehová. Solo por medio de abandonar la adoración falsa y regresar a Jehová con
arrepentimiento podían tener la esperanza de escapar. Por eso al profeta Amós se le inspiró a
declarar: “Esto es lo que ha dicho Jehová a la casa de Israel: ‘Búsquenme, y sigan viviendo. Y no
busquen a Betel, y a Guilgal no deben venir, y a Beer-seba no deben pasar [es decir, pasar a esta
ciudad enclavada de Simeón]; porque Guilgal misma sin falta irá al destierro; y en lo que respecta a
Betel, llegara a ser algo mágico [evidentemente una ruina desolada que llenaría de temor
supersticioso a los transeúntes]. Busquen a Jehová, y sigan viviendo, para que él no se haga
operativo justamente como un fuego, oh casa de José [el reino de diez tribus, del cual la parte
principal la componían descendientes de Efraín y Manasés, los hijos de José], y éste realmente no
devore, y Betel no quede sin quien lo extinga.’”—Amós 5:4-6; Jos. 19:1, 2.
No era por medio de ir en peregrinación a Betel, Guilgal y Beer-seba, todas las cuales eran
ciudades del reino norteño de Israel, que los israelitas podían esperar escape de la calamidad. El
que buscaran el favor divino en aquellos lugares solo traería la ira de Dios sobre la gente. Betel,
Guilgal y Beer-seba, junto con sus santuarios, quedarían reducidas a nada. La única esperanza de
Israel era ‘buscar a Jehová,’ regresar a él con corazón completo.
De igual manera hoy, sin importar lo celosas que sean las personas en sus prácticas religiosas, si
sus prácticas no están en armonía con la verdad de la Palabra de Dios, no son de ningún beneficio.
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609
W1979 15/5 PÁG.31

¿Qué debe entenderse del proverbio que dice: “Al burlador


lo debes golpear, para que el inexperto se haga sagaz; y
debe dirigírsele censura al entendido, para que discierna
conocimiento”?
Este proverbio se halla en Proverbios 19:25, y llama nuestra atención a dos diferentes métodos de
impartir instrucción. Los padres pueden estar al tanto de ambos.
Como en primer lugar señala el proverbio, para que una persona inexperta o sencilla aprenda
que es necesario evitar la comisión de males, quizás tenga que ver el castigo que le viene a un
malhechor endurecido y burlador. La vigorosa acción que se toma sirve para impartir enseñanza al
inexperto. Para él, esa acción probablemente tenga fuerte efecto disuasivo. Sin embargo, el
entendido no necesita tan poderosa lección de advertencia. Suele ser suficiente para él oír
palabras de censura; rápidamente acepta el consejo y lo aplica.
Muchos padres han visto ya la veracidad de estas palabras, y otros quizás hayan de verla y
beneficiarse por la aplicación de este proverbio. Para aprender a evitar un mal derrotero, a veces el
niño tiene que afrontar disciplina vigorosa, como la de unas nalgadas (sea porque ve que esto le
viene a otro, o lo experimenta él personalmente). Aunque al principio tal disciplina pudiera parecer
desagradable tanto al niño como a los padres, el resultado puede dar prueba de que vale la pena.
(Heb. 12:11) Se puede llevar al niño a la condición que se describe al fin de Proverbios 19:25.
En muchos casos en los cuales un niño recibe consistentemente corrección firme y moldeadora
de los padres, el niño adelanta hasta el punto en que puede aprender de las palabras de censura o
consejo de los padres. ¡Qué excelente lección para que la aprendamos temprano en la vida!
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610
W1990 1/6 PÁGS.30-31

¿Aceptan los testigos de Jehová inyecciones de una fracción


sanguínea, como la globulina inmunológica o la albúmina?
Algunos de ellos sí, pues creen que las Escrituras no descartan con claridad el aceptar una
inyección de una pequeña fracción, o componente, sacada de la sangre.
El Creador fue quien impuso primero a toda la humanidad la obligación de evitar la ingestión de
sangre: “Todo animal moviente que está vivo puede servirles de alimento. [...] Solo carne con su
alma —su sangre— no deben comer”. (Génesis 9:3, 4.) La sangre era sagrada y, por eso, solo se
podía usar en sacrificio. Si no se utilizaba así, debía derramarse en el suelo. (Levítico 17:13, 14;
Deuteronomio 12:15, 16.)
Aquella no fue simplemente una restricción temporal para los judíos. También a los cristianos se
les dijo que tenían que abstenerse de sangre. (Hechos 21:25.) Alrededor de ellos, en el Imperio
Romano, comúnmente se quebrantaba la ley de Dios, pues la gente comía alimento preparado
con sangre. También se quebrantaba esa ley por razones “médicas”; Tertuliano informa que algunos
hombres ingerían sangre porque pensaban que podía curar la epilepsia. ‘Se tragaban con ardiente
anhelo la sangre de los criminales a quienes se daba muerte en la arena.’ Tertuliano añadió:
“Avergüéncese vuestro error si pensó [que] comían sangre humana los que no pueden comer
sangre de reses”. Hoy los testigos de Jehová están tan resueltos como aquellos cristianos a no violar
la ley de Dios, por muy común que sea el que otras personas coman alimento preparado con
sangre. Durante los años cuarenta se extendió el uso de las transfusiones de sangre, y los Testigos
vieron que el obedecer a Dios requería que también evitaran las transfusiones de sangre aunque los
médicos los instaran a aceptarlas.
Al principio la mayoría de las transfusiones eran de sangre completa. Después los investigadores
empezaron a dividir la sangre en sus componentes básicos, pues los médicos concluyeron que
pudiera ser que algún paciente no necesitara todas las partes principales de la sangre. Sería menos
arriesgado para tal persona que le administraran solo un componente, y los médicos podrían sacar
más utilidad de la sangre disponible.
La sangre humana puede dividirse en una materia celular oscura y un fluido amarillento (plasma
o suero). La parte celular (45% por volumen) está compuesta de las partes conocidas comúnmente
como glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. La otra parte, que constituye el 55%, es el
plasma. El 90% de este es agua, pero transporta pequeñas cantidades de muchas proteínas,
hormonas, sales y enzimas. Hoy gran parte de la sangre donada es dividida en sus componentes
básicos. Cierto paciente tal vez reciba una transfusión de plasma (quizás plasma fresco congelado)
para tratar una condición de choque. Pero un paciente anémico pudiera recibir glóbulos rojos que
se hubieran almacenado y luego se hubieran puesto en un fluido para transfundirlos. También se
transfunden plaquetas y glóbulos blancos, pero esto es menos común.
En los tiempos bíblicos los hombres no habían inventado esas técnicas para el uso de estos
componentes. Dios sencillamente mandó: ‘Absténganse de sangre’. (Hechos 15:28, 29.) Pero ¿por
qué debería alguien pensar que diferiría el uso de la sangre completa del uso de sangre separada
en estos componentes? Aunque algunos hombres bebían sangre, los cristianos rehusaban hacerlo
aun a riesgo de perder la vida. ¿Cree usted que ellos habrían respondido de otra manera si alguien
hubiera recogido sangre, la hubiera dejado separarse y luego les hubiera ofrecido solo el plasma o
únicamente la parte coagulada, quizás en forma de morcillas? ¡De ninguna manera! Por
consiguiente, los testigos de Jehová no aceptan transfusiones de sangre completa ni de sus
componentes básicos (glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas o plasma) que se usen con un
propósito similar.

611
No obstante, como lo indica la pregunta cuya respuesta buscamos, los científicos han aprendido
acerca de fracciones sanguíneas especializadas y cómo emplearlas. Una cuestión común tiene que
ver con las proteínas del plasma: globulinas, albúmina y fibrinógeno. Es probable que el uso
terapéutico más extendido de ellas sea el de inyectar globulina inmunológica. ¿Por qué se hace
esto?
El cuerpo humano puede producir anticuerpos contra ciertas enfermedades, y estos le dan
inmunidad activa. Esta es la base de la inoculación por adelantado con una vacuna (toxoide)
contra poliomielitis, paperas, rubéola (sarampión), difteriatétanos-tos ferina, y fiebre tifoidea.
Sin embargo, para alguien que recientemente haya estado expuesto a ciertas enfermedades
graves los médicos tal vez recomienden una inyección de cierto suero (antitoxina) para
comunicarle de inmediato inmunidad pasiva. Hasta recientemente esas inyecciones se han
preparado extrayendo de una persona ya inmune globulina inmunológica, que contiene
anticuerpos. La inmunidad pasiva que se adquiere de la inyección no es permanente, pues con el
tiempo los anticuerpos que se han inyectado salen del sistema.
En vista del mandato de ‘abstenerse de la sangre’, a algunos cristianos les ha parecido que no
deben aceptar una inyección de globulina inmunológica (proteína), aunque esta solo sea una
fracción sanguínea. Su postura es clara y sencilla: no aceptan ningún componente sanguíneo en
ninguna forma o cantidad.
Otros han opinado que un suero (antitoxina), como la globulina inmunológica, que contiene
solamente una fracción minúscula del plasma sanguíneo de un donante y que se usa para reforzar
su defensa contra las enfermedades no es lo mismo que una transfusión de sangre para sustentar la
vida. Así que tal vez su conciencia no les impida aceptar globulina inmunológica o fracciones
similares. Pudieran concluir que en su caso la decisión se basará principalmente en si están
dispuestos o no a aceptar cualesquier riesgos para la salud relacionados con una inyección de
contenido tomado de la sangre de otras personas.
Es significativo que el sistema sanguíneo de una mujer embarazada está separado del sistema
sanguíneo del feto que ella lleva en la matriz; a menudo la madre y el feto son de grupos
sanguíneos diferentes. La sangre de la madre no pasa al feto. Elementos formados (glóbulos) de la
sangre de la madre no atraviesan la barrera placentaria para introducirse así en la sangre del feto;
tampoco hace esto el plasma como tal. De hecho, si por alguna lesión se mezclaran la sangre
materna y la fetal, podrían desarrollarse después problemas de salud (incompatibilidad Rh o entre
grupos sanguíneos ABO). Sin embargo, algunas sustancias procedentes del plasma atraviesan la
barrera mencionada y se introducen en el aparato circulatorio del feto. ¿Sucede eso en el caso de
proteínas del plasma, como la globulina inmunológica y la albúmina? Sí, así sucede en el caso de
algunas.
La mujer embarazada tiene un mecanismo activo mediante el cual alguna globulina
inmunológica pasa de la sangre materna a la fetal. Puesto que este paso natural de anticuerpos al
feto sucede en todos los embarazos, los bebés nacen con cierto grado de inmunidad protectora
normal con relación a algunas infecciones.
Algo parecido sucede con la albúmina, que los médicos pudieran recetar para tratar el choque
u otras condiciones. Unos investigadores han probado que albúmina del plasma también se
transporta al feto por la placenta materna, aunque con menos eficacia.
El hecho de que algunas fracciones proteínicas del plasma pasen naturalmente al sistema
sanguíneo de otra criatura (el feto) puede ser otro aspecto que el cristiano quiera considerar
cuando va a decidir si aceptará o no globulina inmunológica, albúmina u otras inyecciones similares
de fracciones del plasma. Puede que alguien opine que puede aceptarlas con buena conciencia,
pero otra persona concluya que no puede hacerlo. Cada uno tiene que decidir esta cuestión
personalmente ante Dios.

612
Notas a pie de página. Mediante las técnicas de recombinación del ADN, o de ingeniería
genética, los científicos están elaborando productos parecidos no hechos de la sangre.
Un ejemplo es la globulina inmunológica Rh, que los médicos quizás recomienden cuando hay
incompatibilidad Rh entre una madre y su feto. Otro es el Factor VIII, que se administra a hemofílicos.
Las pruebas muestran que fluidos no sanguíneos (como el hetastarch) para el reemplazo del
volumen sanguíneo se pueden usar eficazmente para tratar el choque y otras condiciones para las
cuales quizás se haya usado anteriormente una solución albuminada. //Volver al Índice

613
W2000 15/10 PÁGS.30-31

En vista de los mandatos bíblicos sobre el uso debido de la


sangre, ¿qué opinan los testigos de Jehová de los
procedimientos médicos que utilizan la propia sangre de la
persona?
Todo cristiano debe considerar seriamente lo que la Biblia dice y no decidir solo en función de
preferencias personales o de alguna recomendación médica. Es un asunto entre él y Jehová.
Jehová, a quien le debemos la vida, decretó que la sangre no debía consumirse (Génesis 9:3, 4).
En la Ley que dio al antiguo Israel, limitó el uso de la sangre por representar esta la vida, y dispuso:
“El alma [o vida] de la carne está en la sangre, y yo mismo la he puesto sobre el altar para ustedes
para hacer expiación por sus almas”. ¿Qué debía hacerse con el animal que se mataba para
comer? Dios dijo: “En tal caso tiene que derramar la sangre de est[e] y cubrirla con polvo” (Levítico
17:11, 13). Este mandamiento se repitió en varias ocasiones (Deuteronomio 12:16, 24; 15:23). La obra
judía The Soncino Chumash dice: “La sangre no debe guardarse, sino derramarse en el suelo para
que no pueda consumirse”. Ningún israelita debía apropiarse de la sangre de otra criatura
ni almacenarla ni usarla, pues la vida de esta pertenecía a Dios.
La obligación de guardar la Ley mosaica terminó cuando murió el Mesías. Sin embargo, Dios
sigue considerando sagrada la sangre. Impulsados por el espíritu santo de Dios, los apóstoles
mandaron a los cristianos que se ‘abstuvieran de sangre’. Ese mandato no debía tomarse a la ligera.
En sentido moral, era tan importante como abstenerse de la fornicación o de la idolatría (Hechos
15:28, 29; 21:25). Cuando en el siglo XX se popularizaron las donaciones y las transfusiones de sangre,
los testigos de Jehová entendieron que esa práctica contravenía la Palabra de Dios. [Nota]
A veces, el médico recomienda al paciente la extracción de parte de su sangre semanas antes
de la operación (donación autóloga preoperatoria) para que, en caso necesario, pueda
transfundirle su propia sangre almacenada. Sin embargo, extraer, almacenar y transfundir la sangre
contraviene directamente lo que se dice en Levítico y Deuteronomio. La sangre no debe
almacenarse; debe derramarse, devolverse a Dios, por así decirlo. Es cierto que la Ley mosaica
no está en vigor hoy. No obstante, los testigos de Jehová respetamos los principios divinos que
contiene y estamos resueltos a ‘abstenernos de sangre’. Por lo tanto, ni donamos sangre ni la
almacenamos para transfundirnos posteriormente una sangre que debía haberse ‘derramado’. Esta
práctica está en conflicto con la ley de Dios.
Otros procedimientos o análisis en los que se utiliza la sangre de la persona no vulneran de
manera tan clara los principios divinos. Por ejemplo, muchos cristianos permiten que se les
practiquen análisis de sangre, pues luego esta se desecha. En otras ocasiones, los médicos
recomiendan procedimientos más complejos que implican el uso de la sangre de la persona.
Por ejemplo, en algunas intervenciones quirúrgicas se utiliza la hemodilución. En este proceso se
desvía fuera del cuerpo parte de la sangre y se diluye la que queda. Luego se introduce de nuevo
en el paciente la sangre que se encuentra en el circuito extracorpóreo, elevando así el recuento
sanguíneo a un nivel próximo al normal. De igual modo, a veces se recupera la sangre que mana
hacia el interior de una herida, se filtra y se restituyen los glóbulos rojos al paciente (recuperación de
células). En otros casos se dirige la sangre a una máquina que realiza temporalmente la función de
un determinado órgano (por ejemplo el corazón, los pulmones o los riñones). Luego se restituye al
paciente la sangre que está en la máquina. Existen otros procedimientos en los que se desvía la
sangre a un separador (centrifugador) para eliminar los componentes nocivos o defectuosos. O el
objetivo también pudiera ser aislar cierta cantidad de un componente sanguíneo para aplicarla a

614
otra parte del cuerpo. Asimismo se realizan pruebas en las que se retira cierta cantidad de sangre
para mezclarla con un medicamento y luego retornarla al paciente.
Los detalles pueden variar, y no cabe duda de que se idearán otros procedimientos,
tratamientos y pruebas. No nos toca a nosotros analizar cada uno de estos y decidir al respecto. El
cristiano debe determinar por sí mismo qué se hará con su sangre durante una intervención
quirúrgica, prueba médica o terapia. Debe preguntar al doctor o al analista con suficiente
antelación qué se va a hacer con su sangre durante el procedimiento. Luego debe decidir según su
propia conciencia (véase el recuadro).
Los cristianos deben tener presentes su dedicación a Dios y su obligación de ‘amarle con todo su
corazón y con toda su alma y con todas sus fuerzas y con toda su mente’ (Lucas 10:27). A diferencia
de la mayor parte del mundo, los testigos de Jehová tienen en muy alta estima su buena relación
con Dios. El Dador de la vida nos exhorta a confiar en la sangre derramada de Jesús. Leemos en Su
Palabra: “Por medio de él [Jesucristo] tenemos la liberación por rescate mediante la sangre de ese,
sí, el perdón de nuestras ofensas” (Efesios 1:7).
Notas. El teólogo Frank H. Gorman escribe: “Derramar la sangre se interpretaba como un acto de
reverencia que mostraba respeto a la vida del animal y, por tanto, respeto a Dios, quien había
creado esa vida y seguía cuidándola”.
La Atalaya del 1 de noviembre de 1951 dio respuesta a algunas preguntas importantes sobre
este tema y mostró por qué eran improcedentes las transfusiones de sangre donada.
Preguntas que podemos plantearnos. ¿Me permitiría la conciencia considerar aún parte de mí —
de modo que no fuera necesario ‘derramarla en el suelo’— la sangre que se desviara fuera de mi
cuerpo y cuyo flujo quizá se interrumpiera durante un tiempo?
¿Me molestaría mi conciencia educada por la Biblia si para un diagnóstico o una terapia se me
extrajera sangre con objeto de modificarla e introducirla de nuevo en mi cuerpo o aplicarla sobre
él? //Volver al Índice

615
W1989 1/3 PÁGS.30-31

¿Admiten los testigos de Jehová transfusiones de su propia


sangre, dejando que se almacene su propia sangre y
después se les devuelva?
El personal médico suele distinguir entre sangre “homóloga” (que viene de otra persona) y
sangre “autóloga” (la sangre del mismo paciente). Es bien conocido que los testigos de Jehová no
aceptan sangre de otros humanos. Pero ¿qué hay de usar sangre “autóloga”, un término que se
aplica a varios procedimientos?
Algunos de estos procedimientos no son aceptables para los cristianos porque están en claro
conflicto con la Biblia, pero otros hacen surgir preguntas. Por supuesto, cuando se escribió la Biblia
no se conocían las transfusiones ni otros usos médicos semejantes de la sangre. Sin embargo, Dios
suministró guía que permite a sus siervos decidir si ciertos procedimientos médicos que implican la
sangre pudieran desagradarle o no.
Lo que Dios ha determinado es que la sangre representa la vida y, por lo tanto, es sagrada.
Mandó que ningún humano debe sostenerse la vida mediante consumir sangre. Por ejemplo, Dios
declaró: “Todo animal moviente que está vivo puede servirles de alimento. [...] Solo carne con su
alma —su sangre— no deben comer”. (Génesis 9:3, 4; Levítico 7:26, 27.) Según el Dador de la Vida,
la sangre solo se podía usar aceptablemente para sacrificio: “Porque el alma de la carne está en la
sangre, y yo mismo la he puesto sobre el altar para ustedes para hacer expiación por sus almas,
porque la sangre es lo que hace expiación en virtud del alma en ella. Por eso he dicho a los hijos de
Israel: ‘Ninguna alma de ustedes debe comer sangre’”. (Levítico 17:11, 12.)
Aunque los cristianos no están bajo la Ley de Moisés, la Biblia dice que es ‘necesario’ que nos
‘abstengamos de la sangre’, y la consideremos sagrada. (Hechos 15:28, 29.) Esto se comprende,
porque los sacrificios hechos bajo la Ley prefiguraron la sangre de Cristo, el medio que Dios usa para
darnos vida eterna. (Hebreos 9:11-15, 22.)
¿Cómo se trataba con la sangre bajo la Ley si no se usaba en sacrificio? Leemos que cuando un
cazador mataba a un animal para usarlo como alimento ‘tenía que derramar la sangre del animal y
cubrirla con polvo’. (Levítico 17:13, 14; Deuteronomio 12:22-24.) Por eso, la sangre no había de usarse
para nutrición ni con otro propósito. Si se sacaba de una criatura y no se usaba en sacrificio, había
que deshacerse de ella derramándola en la tierra, el escabel de los pies de Dios. (Isaías 66:1;
compárese con Ezequiel 24:7, 8.)
Esto claramente elimina un uso común, en operaciones, de la propia sangre del paciente: el
recogerla antes de una operación, almacenarla y después introducirla de nuevo en el paciente. En
ese procedimiento se hace lo siguiente: antes de la cirugía electiva, se almacenan algunas
unidades de la sangre entera de la persona, o se separan, congelan y almacenan los corpúsculos
rojos. Entonces, si parece que el paciente necesita sangre durante una operación, o después de
ella, se le puede devolver su propia sangre que ha sido almacenada. Los temores corrientes sobre
las enfermedades transmitidas por la sangre han popularizado este uso de la sangre. Sin embargo,
los testigos de Jehová NO aceptan este procedimiento. Desde mucho tiempo atrás hemos
comprendido que tal sangre almacenada ciertamente ha dejado de ser parte de la persona. Ha
sido completamente quitada de ella, y por lo tanto hay que deshacerse de la sangre de acuerdo
con la Ley de Dios: “Debes derramarla sobre el suelo como agua”. (Deuteronomio 12:24.)
En un proceso algo diferente, puede que se desvíe la sangre del paciente hacia un aparato de
hemodiálisis (riñón artificial) o a una bomba cardiopulmonar (corazón-pulmón artificial). Esa sangre
fluye por un tubo desde el cuerpo del paciente a un órgano artificial que la bombea y filtra (u

616
oxigena), y entonces regresa al sistema circulatorio. Algunos cristianos han permitido esto si no se
ceba el equipo con sangre almacenada. Han visto el sistema exterior de tubos como una extensión
de su propio sistema circulatorio para que la sangre pase por un órgano artificial. Les ha parecido
que la sangre que ha fluido por este circuito cerrado ha seguido siendo parte de ellos y no ha
tenido que ser ‘derramada’. [Nota]
Sin embargo, ¿qué hay si el flujo de esa sangre del propio paciente se detiene brevemente,
como cuando se desactiva una máquina cardiopulmonar mientras el cirujano examina la condición
de los injertos en caso de operaciones de desvío coronario?
En realidad la Biblia no pone el énfasis sobre la cuestión de un fluir constante. Hasta aparte de la
cirugía, pudiera ser que el corazón de alguien se le detuviera brevemente y luego volviera a
activarse. [Nota] Su sistema circulatorio no tendría que ser vaciado ni habría que disponer de su
sangre solo porque la sangre hubiera dejado de fluir durante el paro cardíaco. Por lo tanto, el
cristiano que tuviera que decidir si permitiría que su sangre fuera desviada mediante alguna
máquina externa no debería enfocar su atención principalmente en si ocurriera o no una breve
interrupción en el fluir de la sangre, sino en si a conciencia cree que la sangre desviada es todavía
parte de su sistema circulatorio o no. (Gálatas 6:5.)
¿Qué hay de una hemodilución inducida? Algunos cirujanos creen que es ventajoso diluir la
sangre del paciente durante la cirugía. Por eso, al principio de la operación dirigen alguna sangre a
bolsas de almacenamiento fuera del cuerpo del paciente y reemplazan esa sangre con fluidos no
sanguíneos; después se permite que la sangre fluya de nuevo al paciente. Puesto que los cristianos
no permiten que se les almacene la sangre, algunos médicos han hecho una adaptación de este
procedimiento mediante organizar el equipo en un circuito que esté constantemente conectado
con el sistema circulatorio del paciente. Algunos cristianos han aceptado esto; otros lo han
rechazado. De nuevo, cada persona tiene que decidir si va a considerar el desvío de su sangre en
un circuito de hemodilución de este tipo como similar al fluir de la sangre por una máquina
cardiopulmonar, o si vería la sangre como sangre que ha salido de la persona, y por lo tanto sangre
que debería descartarse.
Un ejemplo final del uso de la propia sangre del paciente envuelve el recuperar la sangre para
volver a usarla durante una operación. Se usa equipo para aspirar sangre de la herida, bombearla
por un filtro (para eliminar coágulos u otra materia) o un centrífugo (para eliminar fluidos), y
entonces introducirla de nuevo en el paciente. A muchos cristianos les ha preocupado
profundamente el que en esa recuperación de la sangre se interrumpiera brevemente el fluir de la
sangre. Sin embargo, como ya se ha mencionado, más bíblico sería preocuparse de si la sangre que
fluye hacia una herida operatoria es o no es todavía parte de la persona. ¿Significa el que la sangre
haya fluido de su sistema circulatorio a la herida que tal sangre deba ser ‘derramada’, como la que
se menciona en Levítico 17:13? Si así lo cree la persona, probablemente rehusaría permitir tal
recuperación de la sangre. Sin embargo, otro cristiano (quien tampoco permitiría que sangre que se
hiciera fluir de su persona fuera almacenada por algún tiempo y después volviera a introducírsele en
el cuerpo) pudiera concluir que un circuito con recuperación en una operación, con la subsiguiente
reinfusión, no violaría su conciencia educada.
Como se ve, hay una variedad creciente de equipos o técnicas que implican el uso de la propia
sangre del paciente. No podemos tratar de comentar sobre cada variación, ni debemos hacerlo.
Cada cristiano, al enfrentarse a una cuestión de esta índole, tiene la responsabilidad de obtener
detalles del personal médico y entonces tomar una decisión personal.
Aunque aquí se ha dicho mucho sobre aspectos médicos, las cuestiones religiosas son lo de
mayor importancia. A medida que el cristiano resuelve las dudas o preguntas que tenga sobre los
procedimientos médicos que implican la sangre, lo que debe predominar es que despliegue fe, que
respete el mandato de Dios de ‘abstenerse de sangre’, y que conserve una buena conciencia. ¿Por
qué? Porque el modo más fundamental de salvar vidas por el uso de sangre no es por la tecnología

617
médica, sino por el poder salvador de la sangre de Cristo. El apóstol Pablo escribió: “Por medio de él
tenemos la liberación por rescate mediante la sangre de ese”. (Efesios 1:7; Revelación 7:14, 17.)
Aunque la medicina moderna pudiera alargarnos la vida por un tiempo, ciertamente no
desearíamos alargar nuestra vida actual mediante un proceder que violara nuestra conciencia
cristiana o que no agradara a nuestro Dador de Vida. (Mateo 16:25; 1 Timoteo 1:18, 19.)
Notas a pie de página. Véase La Atalaya del 1 de noviembre de 1978, página 30.
Esto pudiera ser el resultado de un ataque cardíaco, un choque eléctrico o hipotermia
(descenso de la temperatura por debajo de lo normal) extrema, como por inmersión en agua
sumamente fría.
Fotografía en la página 31. Con una máquina cardiopulmonar, el circuito consta de: 1) tubos
desde el sistema vascular del paciente; 2) bombas de aspiración para recuperar la sangre;
3) oxigenador de burbuja; 4) hemofiltro de fibra hueca; 5) bomba principal de rodillos; 6) tubo de
regreso al sistema circulatorio del paciente. //Volver al Índice

618
W1981 1/2 PÁG.31

¿Cuál era el “significado de los panes” que se menciona en


Marcos 6:52?
Marcos 6:51, 52 dice: “[Jesús] subió a la barca con ellos [los discípulos], y el viento se apaciguó.
Con esto se asombraron mucho dentro de sí, pues no habían captado el significado de los panes,
sino que su corazón continuaba embotado e incapaz de entender.” Anteriormente, los discípulos
habían visto a Jesucristo multiplicar milagrosamente cinco panes y dos pescados hasta el punto en
que unos 5.000 hombres, además de mujeres y niños, pudieron ser alimentados. Lo que sobró se
recogió y llenó 12 cestas, lo cual proveyó evidencia tangible de que todos los presentes habían
quedado satisfechos. Esto debió haber enseñado a los discípulos la lección de que Dios había dado
a Jesucristo poder para efectuar milagros.—Mat. 14:19-21; Mar. 6:41-44.
Por eso, cuando Jesús luego caminó sobre las aguas y el viento se apaciguó al entrar él en el
bote, los discípulos tenían una base para asociar estos milagros con la milagrosa multiplicación de
los panes. Ciertamente si Jesucristo pudo alimentar a la multitud, no debería haber parecido raro ni
asombroso el que también pudiera caminar sobre el agua y apaciguar el viento.
Sin embargo, los discípulos todavía no podían ver un milagro a la luz del otro. El corazón de ellos
no había llegado a comprender la grandeza del poder que se le había otorgado a Jesucristo por
espíritu santo. Ellos reaccionaron con el mismo asombro que hubiera sido característico de personas
que no tuvieran base para creer que el Hijo de Dios pudiera caminar sobre el agua y hacer que el
viento dejara de soplar. //Volver al Índice

619
W1978 15/11 PÁG.31

¿Qué se quiere decir en Marcos 7:19, donde leemos: “Así


declaró [Jesús] limpios todos los alimentos”?
Fundamentalmente, el punto de esto es que uno no se contamina espiritualmente por lo que
come, como por comer alimento con manos que no han sido lavadas según algún rito religioso.
Como lo muestra el contexto de Marcos 7:19, los fariseos y escribas habían presentado objeción
a Jesús porque sus discípulos comían con “manos contaminadas, es decir, no lavadas,” mientras
que los líderes religiosos ‘no comían a menos que se lavaran las manos hasta el codo.’ (Mar. 7:1-3)
Jesús debidamente los denunció por apegarse a tradiciones hechas por el hombre mientras
pasaban por alto principios de peso de Dios, tales como el de suministrar atención a sus padres.
Continuó: “Nada hay que entre en el hombre de fuera de él que pueda contaminarlo; mas las
cosas que proceden del hombre son las cosas que contaminan al hombre.”—Mar. 7:5-15.
Los seguidores de Cristo entonces le preguntaron qué quería decir. El relato de Marcos continúa
así: “[Jesús] les dijo: . . . ‘¿No se dan cuenta de que nada que de fuera entra en el hombre puede
contaminarlo, puesto que no entra en su corazón, sino en sus intestinos, y sale a la cloaca?’ Así
declaró limpios todos los alimentos.”—Mar. 7:18, 19.
La construcción gramatical de la última parte del versículo 19 es poco usual en el griego original,
pero muchos traductores han entendido que es un comentario añadido por el escritor Marcos. Pero
¿por qué añadiría Marcos: “Así declaró limpios todos los alimentos”?
Sería razonable que el comentario de Marcos estuviera de acuerdo con la situación histórica que
existía cuando Jesús se expresó como lo hizo. En aquel tiempo la ley mosaica todavía estaba en
vigor, de modo que ciertos alimentos, tales como el cerdo, eran “inmundos” para los siervos de Dios.
Así siguió siendo hasta cuando la muerte de Jesús puso fin a la Ley con sus restricciones dietéticas
acerca de alimento limpio e inmundo.—Compare con el capítulo 11 de Levítico; Colosenses
2:13, 14; Hechos 10:9-16.
Por lo tanto, lógicamente Marcos hablaba acerca de alimento que era “limpio” desde el punto
de vista de la ley mosaica que entonces aplicaba. Los líderes religiosos atados por la tradición
pensaban que al comer hasta tal alimento llegarían a estar en condición de inmundos a menos que
primero siguieran ritos complicados de limpieza. Y trataban de imponer a todos los creyentes estos
ritos que no eran parte de la ley de Dios, sino que eran tradiciones de hechura humana. Por eso,
cuando Jesús señaló el error que había en el pensamiento de los líderes religiosos, era propio que
Marcos añadiera una observación en cuanto al sentido de lo que Jesús dijo. Sí, el alimento que la
ley mosaica permitía no contaminaba al que lo comía solo porque éste no se hubiera lavado las
manos según algún rito. //Volver al Índice

620
W2001 1/10 PÁGS.30-31

¿Qué es “el descanso” que se menciona en Hebreos 4:9-11,


y cómo ‘entramos en ese descanso’?
El apóstol Pablo escribió lo siguiente a los cristianos hebreos del siglo primero: “Queda un
descanso sabático para el pueblo de Dios. Porque el hombre que ha entrado en el descanso de
Dios ha descansado él mismo también de sus propias obras, así como Dios de las suyas. Hagamos,
por lo tanto, lo sumo posible para entrar en ese descanso” (Hebreos 4:9-11).
Cuando Pablo dijo que Dios descansó de su obra, se refería, según parece, a lo que leemos en
Génesis 2:2: “Para el día séptimo Dios vio terminada su obra que había hecho, y procedió a
descansar en el día séptimo de toda su obra que había hecho”. ¿Por qué procedió Jehová “a
descansar en el día séptimo”? Obviamente, no era porque necesitara recuperarse “de toda su obra
que había hecho”. El siguiente versículo nos da la clave: “Dios procedió a bendecir el día séptimo y
a hacerlo sagrado, porque en él ha estado descansando de toda su obra que Dios ha creado con
el propósito de hacer” (Génesis 2:3; Isaías 40:26, 28).
El “día séptimo” era diferente de los seis anteriores en el sentido de que Dios lo bendijo y lo hizo
sagrado, es decir, lo apartó o dedicó para un propósito especial. ¿Cuál? Anteriormente, Dios había
revelado su propósito con respecto a la humanidad y la Tierra. Dijo a la primera pareja: “Sean
fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla, y tengan en sujeción los peces del mar
y las criaturas voladoras de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra” (Génesis
1:28). Aunque había dado a la humanidad y al planeta un comienzo perfecto, tomaría tiempo
sojuzgar toda la Tierra y transformarla en un paraíso habitado por una familia humana perfecta, tal
como se lo había propuesto. De modo que en “el día séptimo” descansó o dejó de efectuar obras
creativas terrestres a fin de permitir que la creación se desarrollara según Su voluntad. Al final de
este “día”, todo lo que Dios se propuso se hará realidad. ¿Cuánto durará ese descanso?
Al repasar las palabras de Pablo a los hebreos, observamos que les hace notar que “queda un
descanso sabático para el pueblo de Dios”, y les insta a hacer lo sumo posible “para entrar en ese
descanso”, lo cual demuestra que cuando escribió estas palabras aún estaba en curso “el día
séptimo” del descanso de Dios, que había empezado unos cuatro mil años antes. Este día
no terminará hasta que el propósito divino respecto a la humanidad y la Tierra se cumpla
cabalmente al final del Reinado de Mil Años de Jesucristo, el “Señor del sábado” (Mateo 12:8;
Revelación [Apocalipsis] 20:1-6; 21:1-4).
Con esa magnífica perspectiva, Pablo explicó de qué modo se podía entrar en el descanso de
Dios. Escribió: “El hombre que ha entrado en el descanso de Dios ha descansado él mismo también
de sus propias obras”. Esto indica que, aunque la familia humana tuvo un principio perfecto, en
conjunto no había entrado en el descanso de Dios porque Adán y Eva no observaron por mucho
tiempo “el día séptimo” de Dios; no aceptaron Su provisión. Al contrario, se rebelaron y quisieron
independizarse de Él. De hecho, se unieron a Satanás en vez de aceptar la amorosa guía divina
(Génesis 2:15-17). Como resultado, perdieron la esperanza de vivir para siempre en una Tierra
paradisíaca. A partir de entonces, toda la humanidad llegó a estar esclavizada al pecado y la
muerte (Romanos 5:12, 14).
La rebelión del hombre no frustró el propósito de Dios. Su día de descanso continúa. Ahora bien,
Jehová hizo una amorosa provisión —el rescate— mediante su Hijo, Jesucristo, para que todos los
que la aceptaran con fe tuvieran la esperanza de liberarse y descansar de la carga del pecado y la
muerte (Romanos 6:23). Por ello, Pablo animó a sus compañeros cristianos a ‘descansar de sus
propias obras’. Era necesario que aceptaran el medio divino para la salvación, y que no trataran de
trazar el futuro a su antojo como lo hicieron Adán y Eva. También debían evitar las obras de
autojustificación.

621
Rechazar nuestras metas egoístas y mundanas a fin de efectuar la voluntad de Dios es muy
reconfortante. Jesús hizo la siguiente invitación: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están
cargados, y yo los refrescaré. Tomen sobre sí mi yugo y aprendan de mí, porque soy de genio
apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi
carga es ligera” (Mateo 11:28-30).
No cabe duda de que los comentarios de Pablo sobre el descanso de Dios y cómo se puede
entrar en él animaron a los cristianos hebreos de Jerusalén, quienes habían aguantado mucha
persecución y burla por causa de su fe (Hechos 8:1; 12:1-5). Las palabras del apóstol también
pueden ser una fuente de estímulo para los cristianos de la actualidad. En vista de que está muy
cerca el cumplimiento de la promesa de Dios de producir una Tierra paradisíaca, debemos
descansar también de nuestras propias obras y hacer lo sumo posible por entrar en ese descanso
(Mateo 6:10, 33; 2 Pedro 3:13). //Volver al Índice

622
W1999 15/7 PÁGS.29-31

Cuando 2 Tesalonicenses 3:14 habla de ‘señalar’, ¿se refiere


a una acción formal que toma la congregación, o se trata de
algo que hacen los cristianos a nivel personal al evitar a los
ingobernables?
Las palabras del apóstol Pablo a los tesalonicenses indican que los ancianos de la congregación
desempeñan un papel definido en ‘señalar’, pero después cada cristiano, con objetivos espirituales
presentes, obra en conformidad. Podemos comprenderlo mejor analizando el consejo de Pablo en
su marco original.
Pablo había colaborado en la formación de la congregación tesalonicense, y había ayudado a
hombres y mujeres a hacerse creyentes (Hechos 17:1-4). Posteriormente les escribió desde Corinto
para encomiarlos y animarlos, aunque también para darles consejo necesario. Los instó a “vivir en
quietud y ocuparse en sus propios negocios y trabajar con sus manos”. Había algunos que
no actuaban de ese modo, por lo que Pablo añadió: “Los exhortamos, hermanos: amonesten a los
desordenados, hablen confortadoramente a las almas abatidas, den su apoyo a los débiles”.
Evidentemente, entre ellos había “desordenados” que necesitaban consejo (1 Tesalonicenses 1:2-10;
4:11; 5:14). [Nota]
Transcurridos unos meses, Pablo escribió la segunda carta a los Tesalonicenses, con otros
comentarios sobre la futura presencia de Jesús y también con más orientación sobre el trato a los
desordenados, que ‘no hacían ningún trabajo, sino que se entremetían en lo que no les atañía’. Sus
acciones iban en contra tanto del ejemplo de Pablo, que era muy trabajador, como de su claro
mandato de trabajar para mantenerse (2 Tesalonicenses 3:7-12). Pablo ordenó que se tomaran
determinadas medidas, las cuales se adoptarían una vez que los ancianos hubieran amonestado o
aconsejado a los desordenados. Escribió:
“Ahora les damos órdenes, hermanos, [...] de que se aparten de todo hermano que ande
desordenadamente y no según la tradición que ustedes recibieron de nosotros. Por su parte,
hermanos, no desistan de hacer lo correcto. Pero si alguno no es obediente a nuestra palabra
mediante esta carta, mantengan a este señalado, dejen de asociarse con él, para que se
avergüence. Y, no obstante, no estén considerándolo como enemigo, sino continúen
amonestándolo como a hermano.” (2 Tesalonicenses 3:6, 13-15.)
De modo que entre las nuevas medidas estaban apartarse de los desordenados, señalarlos,
dejar de asociarse con ellos y amonestarlos como a hermanos. ¿Qué situaciones motivarían a los
miembros de la congregación a adoptar esas medidas? Nos ayudará a aclarar este punto
identificar tres situaciones en las que Pablo no pensaba al escribir estos versículos.
1. Sabemos que los cristianos son imperfectos y tienen defectos. Pero el amor caracteriza al
cristianismo verdadero y nos impele a ser comprensivos con los errores de los demás y a perdonarlos.
Por ejemplo, un cristiano pudiera tener en una ocasión un arrebato de cólera, como el que ocurrió
entre Bernabé y Pablo (Hechos 15:36-40). O pudiera ocurrir que el cansancio le hiciera hablar de
forma hiriente o con dureza. Si en esos casos manifestamos amor y ponemos en práctica el consejo
bíblico, podemos cubrir el error y seguir viviendo, relacionándonos y trabajando con nuestro
hermano cristiano (Mateo 5:23-25; 6:14; 7:1-5; 1 Pedro 4:8). Está claro que Pablo no estaba tratando
de faltas de este tipo en 2 Tesalonicenses.
2. Pablo no estaba hablando del caso en que un cristiano toma personalmente la decisión de
limitar su relación con otro hermano cuyas costumbres o actitudes no son buenas, como por

623
ejemplo, el que parece excesivamente centrado en la recreación o los bienes materiales. Un padre
también puede limitar la amistad de sus hijos con otros jóvenes que desprecian la autoridad
paterna, juegan de una manera violenta o peligrosa, o no se toman en serio el cristianismo. Esas son
sencillamente decisiones personales que se conforman a lo que leemos en Proverbios 13:20: “El que
está andando con personas sabias se hará sabio, pero al que está teniendo tratos con los estúpidos
le irá mal” (compárese con 1 Corintios 15:33).
3. Pasando a casos de mayor seriedad, Pablo escribió a los corintios sobre la persona que
practica un pecado grave y no se arrepiente. A ese pecador impenitente había que excluirlo de la
congregación. Debía entregarse a Satanás, por así decirlo, al hombre inicuo. Después, los cristianos
leales no debían mezclarse con esa persona malvada; el apóstol Juan instó a los cristianos a
ni siquiera saludarla (1 Corintios 5:1-13; 2 Juan 9-11). Pero este caso tampoco encaja con el consejo
de 2 Tesalonicenses 3:14.
El caso de los “desordenados” de que se habla en 2 Tesalonicenses es distinto de los tres
supracitados. Pablo escribió que aquellos aún eran ‘hermanos’, y que había que amonestarlos y
tratarlos como tales. Así que el problema con los hermanos “desordenados” ni era un simple asunto
personal entre cristianos, ni alcanzaba la suficiente gravedad como para que los ancianos de la
congregación tuvieran que intervenir y tomar la decisión de expulsar, como hizo Pablo en el caso
de inmoralidad que había en Corinto. Los “desordenados” no eran culpables de un pecado grave,
como lo era el hombre expulsado en Corinto.
Los hermanos “desordenados” de Tesalónica eran culpables de desviaciones importantes del
cristianismo. No trabajaban, o porque pensaban que la vuelta de Cristo era inminente, o porque
eran perezosos. Además, causaban mucho malestar al ‘entremeterse en lo que no les atañía’. Los
ancianos de la congregación probablemente les habían advertido en repetidas ocasiones, en
conformidad con el consejo de Pablo en su primera carta y con otros consejos divinos (Proverbios
6:6-11; 10:4, 5; 12:11, 24; 24:30-34). Pese a todo, persistían en un proceder que arrojaba sombras
sobre la reputación de la congregación y que podía contagiarse a otros cristianos. Por eso, el
anciano cristiano Pablo, sin dar nombres, llamó la atención públicamente sobre su comportamiento
desordenado al sacar a la luz su proceder erróneo.
También hizo saber a la congregación que convendría que los cristianos ‘señalaran’, a nivel
individual, a los desordenados, lo cual implicaba que tomaran nota de aquellos cuyas acciones
encajaban con el proceder sobre el que se había alertado públicamente a la congregación. Pablo
aconsejó que ‘se apartaran de todo hermano que anduviera desordenadamente’. Eso no quería
decir, desde luego, rehuir por completo a tal persona, pues habían de ‘continuar amonestándola
como a hermano’. Seguirían teniendo trato cristiano en las reuniones y tal vez en el ministerio, y
podían tener la esperanza de que el hermano reaccionara al consejo y abandonara sus costumbres
perturbadoras.
¿En qué sentido ‘se apartarían’ de él? Por lo visto, era en un contexto social (compárese con
Gálatas 2:12). El que dejaran de tener trato social y de disfrutar de recreación con él pudiera
indicarle que a las personas de principios les disgustaba su manera de actuar. Aun en el caso de
que no se avergonzara y cambiara, al menos se reducirían las probabilidades de que los demás
aprendieran sus costumbres y se hicieran como él. Al mismo tiempo, estos cristianos debían
concentrarse en lo que es positivo. Pablo les aconsejó: “Por su parte, hermanos, no desistan de
hacer lo correcto” (2 Tesalonicenses 3:13).
Evidentemente, el consejo apostólico no da base para menospreciar o juzgar a los hermanos
que cometen errores de poca importancia. Su objetivo es, más bien, ayudar a quien emprende un
proceder perturbador que choca completamente con el cristianismo.
No era el objetivo de Pablo implantar un procedimiento complicado, y por eso no estableció
normas detalladas. Pero es obvio que los ancianos deben, primero, aconsejar y tratar de ayudar al

624
desordenado. Si no lo logran y la persona se aferra a una costumbre que causa malestar y que
puede extenderse, quizá concluyan que ha de alertarse a la congregación. Programarán un
discurso sobre por qué ha de evitarse tal conducta desordenada. Aunque no mencionarán
nombres, su discurso de advertencia contribuirá a proteger a la congregación, pues los que son
receptivos tendrán más cuidado y limitarán su relación social con quien obviamente anda de esa
manera desordenada.
Es de esperar que con el tiempo el desordenado se avergüence de sus costumbres y se sienta
motivado a cambiar. Cuando los ancianos y el resto de la congregación vean el cambio, pueden
decidir a nivel particular poner fin a la limitación que habían puesto al trato social con él.
En resumen: los ancianos de la congregación toman la iniciativa en dar ayuda y consejo a quien
anda desordenadamente. Si esa persona no ve que su manera de actuar está errada y sigue siendo
una influencia malsana, los ancianos pueden advertir a la congregación mediante un discurso que
aclare la postura bíblica respecto a ese caso, que puede ser salir con alguien no creyente o
cualquier otro proceder impropio (1 Corintios 7:39; 2 Corintios 6:14). Los cristianos de la congregación
a los que se pone sobre aviso de ese modo pueden decidir personalmente limitar su trato social con
los que claramente siguen un proceder desordenado, pero que continúan siendo hermanos.
Nota. El término griego se usaba para referirse a los soldados que no guardaban la formación o
que eran indisciplinados, así como a los estudiantes que faltaban a clase. //Volver al Índice

625
W1982 15/6 PÁG.31

En cuanto a ‘señalar’ a alguien de la congregación que sea


desordenado, ¿puedo hacerlo cada vez que lo considere
necesario, o debería esperar hasta que los ancianos
hubieran dado un discurso relacionado con el problema?
El ‘señalar’ a otro cristiano no es asunto que deba tomarse a la ligera, puesto que es un paso
serio. Es preciso que usted determine cuándo dar este paso. Pero en la mayoría de los casos, el
‘señalar’ debe ser un paso que se dé después que los ancianos se hayan esforzado por ayudar al
que está errado, incluso el que finalmente hayan pronunciado un discurso a la congregación
tocante al problema con relación al cual la persona está cometiendo algún error.
Cuando el apóstol Pablo escribió a los tesalonicenses acerca de ‘señalar’ a miembros de
aquella congregación, estaba corrigiendo a ciertas personas de allí que se habían desviado
significativamente del consejo de Dios. Estaban “andando desordenadamente ..., no haciendo
ningún trabajo, sino entremetiéndose en lo que no les atañe.” (2 Tesalonicenses 3:6, 10-12) A pesar
del consejo bíblico contra la pereza, los desordenados no querían trabajar e imponían una carga
costosa sobre los demás. (Proverbios 6:6-11; 10:4, 5; 12:11, 24, 27; 24:30-34; 26:13-16) De modo que
Pablo aconsejó francamente contra el proceder de ellos. Además, avisó a todos que si los que se
comportaban desordenadamente no respondían debidamente a este consejo firme dado ante
toda la congregación, se les debería ‘señalar’ y evitar, evidentemente en asuntos sociales.
Algunas personas hoy se han preguntado si pueden ‘señalar’ a alguien cuyo comportamiento
esté yendo contra el consejo piadoso, aunque los ancianos no hayan dado un discurso a la
congregación respecto al proceder incorrecto. Pudiera haber casos rarísimos en los que tal cosa
fuera necesaria. (Compare con 1 Corintios 5:1, 2) Pero hay razones por las cuales, en la mayoría de
los casos, es mejor esperar para el ‘señalamiento’ hasta cuando los ancianos hayan dado pasos
definitivos, incluso el que pronuncien un discurso a la congregación.
Primero, como humanos imperfectos pudiéramos tender a aplicar incorrectamente el consejo
bíblico de ‘señalar,’ a emplearlo como una forma de castigo con respecto a ofensas leves o
diferencias de personalidad. Puede que en una congregación haya una hermana cuya
personalidad sea irritante para otros. Exaspera a otras personas y es difícil tratar o llevarse bien con
ella. Por eso, pudiera ser que algunas personas pensaran que deberían ‘señalarla’ y evitarla. Eso
ciertamente no estaría de acuerdo con el consejo amoroso de Jesús de que debemos ser
misericordiosos con nuestros hermanos y hermanas, y pasar por alto sus defectos y faltas leves. Por
ejemplo, recuerde lo que Jesús enseñó en la Oración Modelo, o el padrenuestro, en cuanto a
cuándo Dios perdona nuestras deudas y transgresiones. Y Jesús nos exhortó a procurar prontamente
una reconciliación si tenemos quejas contra otra persona. (Mateo 5:23-25; 6:12) Por eso, sería
incorrecto ‘señalar’ a un hermano debido a diferencias u ofensas personales de poca importancia.
Segundo, cuando Pablo escribió acerca de ‘señalar’ a ciertas personas no fue porque éstas
fueran culpables de diferencias leves que envolvieran la personalidad, o gustos u opiniones
personales. Los ancianos no necesariamente procurarían mezclarse en tales asuntos o dar consejo al
respecto. Pero, como Pablo, deben mantenerse alerta tocante a personas que violen
significativamente los principios bíblicos (aunque los errores todavía no hayan llegado al grado de
pecado craso por el cual pudieran ser expulsadas). Los ancianos deben dar consejo privado a estos
que están cometiendo errores o que son desordenados. Como leemos en Gálatas 6:1: “Aun cuando
un hombre da algún paso en falso antes de darse cuenta de ello, ustedes que tienen las debidas
cualidades espirituales traten de reajustar a tal hombre con espíritu de apacibilidad.”

626
Si los esfuerzos constantes de los ancianos por ayudar a tal persona en privado no resultan en
nada, puede que ellos consideren el asunto y decidan que uno de ellos dé ante la congregación
un discurso bíblico que trate directamente el asunto. Aunque, al igual que Pablo, ellos no
identificarán a los que estén desatendiendo seriamente el consejo de Dios, sí advertirán contra el
modo de pensar o proceder equivocado. Así se refresca la memoria de la congregación en cuanto
a la manera de pensar de Dios y los de la congregación recibirán aviso para que puedan tomar
precauciones a fin de que no se les “contagie” o extravíe. Entonces, como escribió Pablo, los
cristianos pueden ‘señalar’ individualmente al desordenado y no asociarse con él. Y, puesto que los
ancianos han dado consejo franco y abierto sobre el problema, el que esté cometiendo el error
entenderá por qué otros miembros de la congregación no aceptan las invitaciones de dicha
persona para que se disfrute de compañerismo social con ella.—2 Tesalonicenses 3:13-15.
Consecuentemente, por lo general es sabio no ‘señalar’ a otra persona a menos que los
ancianos hayan tratado franca y abiertamente el asunto, del mismo modo como Pablo dio consejo
franco y abierto sobre una cuestión seria y después cada uno individualmente pudo aplicar su
consejo respecto a ‘señalar.’ Al ver los asuntos de esta manera evitamos el peligro de aplicar
incorrectamente el consejo de ‘señalar’ a transgresiones leves, asuntos de gusto o diferencias de
personalidad. Además, esto muestra respeto a los ancianos en su capacidad de pastores amorosos
que velan por las necesidades del rebaño.—1 Pedro 5:2. //Volver al Índice

627
W1974 1/1 PÁGS.30-32

¿Cómo es “señalado” un individuo en el sentido que se


describe en 2 Tesalonicenses 3:14, 15?—Samoa Americana.
El apóstol Pablo escribió a la congregación de Tesalónica: “Si alguno no es obediente a nuestra
palabra por medio de esta carta, tengan a éste señalado, dejen de asociarse con él, para que se
avergüence. Y no obstante, no estén considerándolo como enemigo, sino continúen
amonestándolo como a hermano.” (2 Tes. 3:14, 15) Un poco antes en su carta había dado
instrucciones similares, diciendo: “Ahora les estamos dando órdenes, hermanos, en el nombre del
Señor Jesucristo, de que se aparten de todo hermano que ande desordenadamente y no según la
tradición que ustedes recibieron de nosotros.” (Versículo 6) Luego Pablo prosiguió a mostrar la
“tradición” que habían recibido de él y sus asociados en el ejemplo de trabajo asiduo que habían
puesto cuando estuvieron con los hermanos allí en Tesalónica. Aunque la mayoría de la
congregación estaba procediendo bien, había ciertos individuos que en ese entonces estaban
“andando desordenadamente . . . no haciendo ningún trabajo, sino entremetiéndose en lo que
no les atañe.”—Versículos 7-11.
Así es que estos ‘desordenados’ no estaban cometiendo graves faltas como fornicación,
idolatría o extorsión, faltas que podrían obligar a la congregación a removerlos, si no se arrepentían,
expulsándolos. (1 Cor. 6:9-13) No obstante, estos individuos eran malos ejemplos y una influencia
nociva dentro de la congregación. No eran, por lo menos en ciertos aspectos significativos,
representativos de lo que debería ser el cristianismo genuino. Aunque no era crasa su mala
conducta, tampoco era algo tan leve o insignificante que el amor pudiera pasarlo por alto o
cubrirlo. (1 Ped. 4:8) Por consiguiente, se hacía necesario ‘señalar’ a estos individuos. Pero, ¿quiénes
lo harían y cómo?
Note que la carta de Pablo no fue una carta enviada a un superintendente, como Timoteo o
Tito, ni se menciona específicamente a los superintendentes (como en Filipenses 1:1), sino que la
carta se dirige “a la congregación” en general. (2 Tes. 1:1) Por eso, en vez de que los ancianos
oficial y públicamente designaran a ciertos individuos como ‘desordenados,’ los miembros de la
congregación individualmente harían el señalar. En cuanto a la frase, “tengan a éste señalado,”
otras traducciones dicen: “a ése señaladle” (Biblia de Jerusalén); “de ése tomad nota”
(Latinoamericana); “tomen nota especial de ese hombre” (New American Standard Bible); “fíjense
quién es” (Popular).
Este señalar o notar a ciertos individuos como ejemplos malos puede ilustrarse al contrastarlo con
el señalar favorable a que se insta en Salmo 37:37. Allí el salmista exhorta: “Vigila al exento de culpa
[“señala al hombre de integridad” (nota al pie de la página: “toma nota de”), Jewish Publication
Society] y mantén a la vista al recto, porque el futuro de ese hombre será pacífico.” A los cristianos
también se les insta a ‘fijar los ojos’ en los que ponen un ejemplo excelente entre ellos, observando
su conducta e imitando su fe. (Fili. 3:17; Heb. 13:7) Esto, por supuesto, no requiere que se mencionen
por nombre públicamente tales ejemplos buenos. Su conducta buena habla por sí y los
observadores llegan a conocerla. Así, también, llegan a conocer la conducta mala de estos
desordenados, y los miembros de la congregación individualmente los ‘señalan’ tomando nota de
ellos como personas que no han de ser imitadas.
¿A qué grado ‘dejan de asociarse’ con estos individuos ‘señalados’? El versículo 6 de este
capítulo dice que “se aparten [“mantengáis alejados,” Paulinas] de todo hermano que ande
desordenadamente.” Su ‘apartarse’ es evidentemente de la clase que se describe en Gálatas 2:12.
Allí se relata que Pedro, equivocadamente en este caso, “se puso a retirarse y a separarse” de la
gente de las naciones, mientras que antes solía comer con ellos. Por lo tanto parece que los
miembros de la congregación cesarían de tener relaciones sociales con los que ellos mismos

628
‘señalarían,’ y esto con el propósito de mostrar que no aprueban los hábitos de éstos o el derrotero
que han emprendido.
Para ilustrar, en una congregación ciertos individuos quizás no presten atención a la advertencia
bíblica concerniente a asociaciones mundanas, quizás hasta “concertando citas” con un incrédulo.
(1 Cor. 7:39; 15:33; 2 Cor. 6:14) Tal vez hagan esto aunque se les haya aconsejado a menudo
respecto al asunto. Los ancianos, desde la plataforma y de otras maneras, quizás hasta hayan
enfatizado el consejo y advertencia de la Biblia contra tal conducta, pero sin mencionar por
nombre a los individuos envueltos. ¿Qué entonces? Entonces, si un miembro de la congregación
abordara e invitara a otros a participar en tal asociación mundana, los individuos abordados
‘señalarían’ a este individuo como ‘desordenado’ en este sentido. Ciertamente no querrían
asociarse con él en su derrotero. En algunos casos, puede que sea necesario que los padres
manden a sus hijos que restrinjan su asociación con ciertos jóvenes de la congregación que estén
mostrándose ‘desordenados’ de tales maneras. Los ancianos, por supuesto, tendrían cuidado de
no usar a estas personas de tal modo que sirvieran de ejemplo.
Esto no significa que los hermanos rehusarían saludar a una persona que procediera así, como si
fuera de la clase de personas que se describen en 2 Juan 9-11. Cuando estén en un lugar de
reuniones cristianas, recibirían y tratarían a este individuo de manera fraternal. Pero tendrían
presente su ejemplo malo y el hecho de que no responde al consejo y, según se presentara la
oportunidad apropiada, ‘lo amonestarían como a hermano.’ Y, por supuesto, es especialmente
importante que pongan un buen ejemplo ellos mismos en el asunto de que se trata.—Tito 2:7, 8.
¿Hay alguna diferencia, entonces, entre estos ‘señalados’ y las personas que quizás hayan
cometido pecados serios pero que no fueron expulsadas debido a su arrepentimiento sincero? Sí, la
hay. Es cierto que a éstos quizás se les haya censurado públicamente, en armonía con 1 Timoteo
5:20, pero ya han reconocido el mal de su derrotero, se avergonzaron a causa de ello y se
arrepintieron. Eso no sucede en el caso de los que tienen que ser ‘señalados.’ Se debe al mismísimo
hecho de que no están reconociendo el error de su camino a fin de arrepentirse de ello que
necesitan avergonzarse, y es por eso que los hermanos dejan de asociarse con ellos salvo en las
ocasiones necesarias, como en las reuniones cristianas.
Este ‘señalar’ no significa que estamos ‘juzgando’ a nuestros hermanos... excluyéndolos como si
no fueran cristianos o condiscípulos o hermanos. Tampoco estamos juzgándolos en cosas que solo
son asuntos de conciencia individual. (Rom. 14:10) Nos oponemos a un hábito o derrotero en
particular que claramente es contrario a los principios bíblicos. Si estas personas lo vencen nos da
gusto considerar que ya no es necesario tenerlas señaladas y nos da gusto poder asociarnos
libremente con ellas.
Entonces, no debemos usar este mandamiento apostólico como razón para despreciar o tratar
con frialdad a alguna persona que no se eleve a la altura exacta de lo que personalmente
consideremos como un derrotero o ejemplo “ideal.” Algunas personas son nuevas en la fe y tienen
mucho que aprender. Se les ha de tratar con consideración y paciencia. (Rom. 14:1-4; 15:1) Por eso,
uno puede hacerse la pregunta: “¿Es la persona verdaderamente ‘desordenada’ en un asunto de
suficiente consecuencia para merecer que se le señale?” Una falta leve de vez en cuando en la
conducta no es lo mismo que seguir constantemente un derrotero que está fuera de armonía con el
claro consejo bíblico. También sería preciso mostrar consideración cuando el individuo está
combatiendo a conciencia una debilidad y sinceramente quiere mejorar. Queremos proteger
nuestra salud espiritual y la de nuestros hermanos. Sin embargo, también queremos ‘esforzarnos por
alcanzar las cosas que contribuyen a la paz y las cosas que sirven para edificar los unos a los otros,’
mostrando amor verdadero los unos a los otros así como interés sincero.—Rom. 14:19. //Volver al Índice

629
W1985 15/4 PÁGS.30-31

Si a un cristiano le parece que, debido a la conducta o la


actitud de alguien de la congregación, tal persona no es la
mejor asociación o compañía que pudiera tener, ¿debería el
cristiano personalmente ‘señalar’ a tal individuo en armonía
con 2 Tesalonicenses 3:14, 15?
Los que llegan a ser parte de la congregación cristiana lo hacen porque aman a Jehová y
sinceramente desean guiar su vida por Sus principios. Es mejor tener compañerismo con estas
personas que con personas mundanas. Puede que nos sintamos más cómodos entre ciertos
cristianos, tal como Jesús ‘amó especialmente’ al apóstol Juan y estuvo en relación particularmente
estrecha con 3 de los 12 apóstoles. Aún así, él los escogió, se interesó en ellos y los amó (Juan
13:1, 23; 19:26; Marcos 5:37; 9:2; 14:33). Aunque todos los hermanos tienen faltas respecto a las
cuales tenemos que mostrar comprensión y estar dispuestos a perdonar, sabemos que por lo
general nuestros compañeros de creencia son compañía sana (1 Pedro 4:8; Mateo 7:1-5). El amor
entre unos y otros es una marca identificadora de la congregación cristiana. (Juan 13:34, 35;
Colosenses 3:14.)
Sin embargo, a veces puede que alguien tenga una actitud o despliegue un modo de vivir que
nosotros personalmente no aprobamos. El apóstol Pablo escribió acerca de algunas personas de
Corinto cuyos puntos de vista personales acerca de la resurrección no eran correctos, y que
posiblemente hayan tenido la actitud de ‘comer, beber y gozar’. Era necesario que los cristianos
maduros de la congregación ejercieran cautela en cuanto a estas personas, porque Pablo dio el
consejo: “No se extravíen. Las malas asociaciones echan a perder los hábitos útiles”. (1 Corintios
15:12, 32, 33.)
Este consejo general también es válido hoy día. Por ejemplo, puede que un matrimonio cristiano
descubra que hay un efecto adverso en sus hijos cuando éstos pasan algún tiempo con ciertos
jóvenes, quienes quizás todavía no toman en serio la verdad, o tengan la mente inclinada hacia lo
mundano. Esos otros niños todavía pudieran recibir el beneficio del entrenamiento piadoso. Pero
hasta que haya prueba de que eso haya sucedido, el matrimonio pudiera imponer restricciones a
sus hijos en cuanto a jugar con estos jóvenes y visitarlos. Esto no sería un ‘señalar’ como el que se
menciona en el capítulo 3 de 2 Tesalonicenses. Los padres sencillamente están aplicando el consejo
de Pablo de evitar las “malas asociaciones”.
Las situaciones que exigen ‘señalar’ son más graves que el ejemplo susodicho tocante a los
niños. De vez en cuando, en alguna congregación cierta persona sigue un proceder antibíblico que
es muy perturbador, aunque todavía no justifique la acción de expulsar que se menciona en
1 Corintios 5:11-13. Una conducta de ese tipo se presentó en la congregación de la antigua
Tesalónica, de modo que Pablo escribió: “Oímos que algunos están andando desordenadamente
entre ustedes, no haciendo ningún trabajo, sino entremetiéndose en lo que no les atañe”.
(2 Tesalonicenses 3:11.)
¿Qué habían de hacer otros cristianos de Tesalónica? Pablo escribió: “Les estamos dando
órdenes, hermanos, en el nombre del Señor Jesucristo, de que se aparten de todo hermano que
ande desordenadamente y no según la tradición que ustedes recibieron de nosotros. Por su parte,
hermanos, no desistan de hacer lo correcto. Pero si alguno no es obediente a nuestra palabra por
medio de esta carta, tengan a éste señalado, dejen de asociarse con él, para que se avergüence.
Y no obstante, no estén considerándolo como enemigo, sino continúen amonestándolo como a
hermano”. (2 Tesalonicenses 3:6, 13-15.)

630
De esa manera, sin mencionar a los perezosos entremetidos, Pablo denunció ante la
congregación el grave proceder de éstos. Todos los cristianos que estuvieran al tanto de la
identidad de los desordenados entonces los tratarían como “señalados”. En el consejo de ‘tener a
este señalado’ se empleó una palabra griega que significa “estén poniéndole señal”, es decir,
‘prestar atención especial a alguien’ (nota al pie de la página, New World Translation Reference
Bible). Pablo dijo que ‘dejaran de asociarse con’ el señalado “para que se avergüence”. Los
hermanos no lo evitarían completamente, porque Pablo les dio el consejo de ‘continuar
amonestándolo como a hermano’. Sin embargo, el que ellos limitaran el compañerismo social que
sostuvieran con tal persona podría llevarla a avergonzarse y quizás despertar al hecho de que es
necesario que se amolde a los principios bíblicos. Mientras tanto, los hermanos y las hermanas
estarían protegidos de la insalubre influencia de tal persona. (2 Timoteo 2:20, 21.)
Hoy día la congregación cristiana también aplica este consejo. [Nota] La Atalaya del 15 de junio
de 1982, página 31, dio énfasis al hecho de que el señalar no se hace con relación a simples
opiniones particulares o cuando un cristiano decide personalmente evitar una asociación estrecha
con alguien. Como lo muestra el caso que se presentó en Tesalónica, el señalar tiene que ver con
violaciones graves de los principios bíblicos. Primero los ancianos tratan de ayudar vez tras vez al
que ha violado los principios, y lo amonestan. Si el problema continúa, puede que, sin nombrar a la
persona, ellos den un discurso de advertencia a la congregación acerca de la conducta
desordenada implicada, tal como Pablo dio advertencia a los tesalonicenses. Después de eso, los
cristianos, individualmente, mantendrían “señalada” a la persona que estuviera cometiendo el error.
Lo que se necesita, más bien que reglas predeterminadas acerca de todo aspecto del señalar,
es buen juicio. Pablo no dio reglas detalladas en cuanto a aquel problema de Tesalónica, como
estipulando por cuánto tiempo alguien tenía que haber estado negándose a trabajar antes que
pudiera ser señalado. De manera similar, los ancianos están relacionados con el rebaño y pueden
usar razonamiento equilibrado y discernimiento al determinar si alguna situación en particular es
suficientemente grave y perturbadora como para exigir que se pronuncie un discurso de
advertencia a la congregación. [Nota]
Un propósito del señalar es mover al cristiano desordenado a avergonzarse y a abandonar su
proceder antibíblico. Los individuos que lo hayan señalado, particularmente los ancianos,
continuarán estimulándolo y se fijarán en su actitud al tratar con él en las reuniones y en el servicio
del campo. Cuando vean que haya habido mejora respecto al problema y la actitud que hicieron
necesario el señalamiento, pueden terminar su limitación en cuanto a compañerismo social con él.
Por consiguiente, el señalar no debe ser confundido con una aplicación personal o de familia del
consejo de Dios de evitar las malas asociaciones, o la mala compañía. Aunque el señalar no es algo
que se necesite con frecuencia, debe estar claro que el señalar es un paso bíblico que se da
cuando las circunstancias lo exigen, el cual paso dieron nuestros hermanos tesalonicenses.
Notas a pie de página. Véase La Atalaya del 1 de enero de 1974, páginas 30-32.
Por ejemplo, los ancianos deberían ejercer discernimiento al tratar con algún cristiano que esté
concertando citas con una persona que no esté “en el Señor”. (Véase La Atalaya del 1 de julio
de 1982, página 31.) //Volver al Índice

631
W2001 15/9 PÁG.28

¿Qué significa adorar a Jehová “con espíritu”?


Cerca de la ciudad de Sicar, Jesucristo dio testimonio a una mujer de Samaria que había ido a
sacar agua de la fuente de Jacob. “Dios es un Espíritu —le dijo—, y los que lo adoran tienen que
adorarlo con espíritu y con verdad.” (Juan 4:24.) La adoración verdadera tiene que rendirse “con
verdad” en el sentido de que debe hacerse en conformidad con lo que Jehová Dios ha revelado
en la Biblia respecto a sí mismo y a sus propósitos. También debemos servir a Dios con espíritu, es
decir, motivados por un corazón lleno de amor y fe (Tito 2:14). Ahora bien, el contexto indica que la
alusión hecha por Jesús a ‘adorar a Dios con espíritu’ abarca mucho más que la disposición mental
con la que servimos a Jehová.
La conversación que Jesús mantuvo con la mujer al lado de la fuente no trató de la presencia o
ausencia de fervor en la adoración, pues incluso la adoración falsa puede rendirse con celo y
devoción. Antes bien, tras decir que al Padre no se le adoraría ni en una montaña de Samaria ni en
el templo de Jerusalén —ambos lugares físicos—, Jesús señaló un nuevo método de rendir culto,
basado en la verdadera naturaleza de Dios (Juan 4:21). Dijo: “Dios es un Ser espiritual” (Juan 4:24,
Charles B. Williams). El Dios verdadero no es de naturaleza material; no podemos verlo ni tocarlo.
El culto a él no gira en torno a un templo ni a una montaña físicos. Por eso, Jesús aludía a un
aspecto de la adoración que va más allá de lo visible.
Además de rendirse con verdad, la adoración aceptable debe guiarse por el espíritu santo, la
fuerza activa invisible de Dios. “El espíritu [santo] escudriña todas las cosas —escribió el apóstol
Pablo—, hasta las cosas profundas de Dios.” Y añadió: “Recibimos, no el espíritu del mundo, sino el
espíritu que proviene de Dios, para que conozcamos las cosas que Dios nos ha dado
bondadosamente” (1 Corintios 2:8-12). Para adorar a Dios de manera acepta, hay que tener su
espíritu y ser regidos por esta fuerza. Además, es esencial que sintonicemos nuestro espíritu, o
disposición mental, con el de él mediante el estudio y la aplicación de su Palabra. //Volver al Índice

632
W1987 15/7 PÁG.31

Proverbios 30:4, que pregunta: “¿Cuál es su nombre y cuál el


nombre de su hijo, si acaso lo sabes?”, ¿se refiere a Jehová y
Jesús?
Este versículo pone de manifiesto lo limitado que es el hombre en comparación con el Altísimo.
Sus preguntas retóricas pudieran hacerse en cuanto a cualquier hombre, pero estas preguntas
deberían conducir al que razona al Creador.
Agur, el escritor, preguntó: “¿Quién ha ascendido al cielo para que pueda descender? ¿Quién
ha recogido el viento en el hueco de ambas manos? ¿Quién ha envuelto las aguas en un manto?
¿Quién ha hecho que todos los cabos de la tierra se levanten? ¿Cuál es su nombre y cuál el nombre
de su hijo, si acaso lo sabes?”. (Proverbios 30:1, 4.)
Ningún humano imperfecto ha subido al cielo y regresado omnisciente; ni puede humano
alguno controlar el viento, los mares ni las fuerzas geológicas que dan forma a la Tierra. En realidad,
pues, Agur preguntó: ‘¿Conoces el nombre o el linaje de algún hombre que haya hecho estas
cosas?’. Tenemos que responder: No. (Compárese con Job 38:1–42:3; Isaías 40:12-14; Jeremías 23:18;
1 Corintios 2:16.)
Por eso, tenemos que dirigir la atención hacia fuera de la esfera humana para hallar a alguien
de poder sobrehumano que pueda controlar las fuerzas naturales. Sin embargo, el observar sus
logros no es la única manera de obtener información acerca de él. (Romanos 1:20.) Esto se debe a
que, por decirlo así, él ha descendido con información acerca de sí mismo y de sus tratos. Ha
provisto información específica. Hizo esto, por ejemplo, cuando “descendió” para dar a Moisés la
Ley en el monte Sinaí. (Éxodo 19:20; Hebreos 2:2.) También ha ayudado a sus siervos a comprender
el significativo nombre suyo, Jehová. (Éxodo 3:13, 14; 6:3.) Después, identificó a su Hijo, quien recibió
el nombre de Jesús y realmente descendió del cielo con información adicional acerca del Creador.
(Juan 1:1-3, 14, 18.)
Esto debería ayudarnos a todos a llegar a ciertas conclusiones: Como Agur, dejados a nuestros
recursos no tenemos manera de adquirir la sabiduría verdadera. (Proverbios 30:2, 3.) Tampoco
podemos dar el nombre de algún humano que tenga poderes o conocimiento superlativos. Por eso,
humildemente debemos acudir a Aquel que puede suministrarnos la sabiduría que necesitamos.
Este es el Altísimo, cuyo nombre podemos conocer y cuyo Hijo murió para que fuéramos rescatados
y adquiriéramos vida eterna. (Mateo 20:28.) //Volver al Índice

633
W1992 1/7 PÁG.31

¿Opinaba en verdad el escritor de Proverbios 30:19 que la


manera como un hombre seducía astutamente a una
doncella era ‘demasiado maravillosa’?
Ese es un posible significado de Proverbios 30:19, el cual reconocemos que no es un versículo
fácil de entender.
Al tratar de captar el sentido de ese versículo, no debemos pasar por alto el contexto.
Precisamente antes de ese pasaje, el escritor inspirado enumeró cuatro cosas que en cierto modo
son insaciables. (Proverbios 30:15, 16.) Luego presentó esta lista: “Hay tres cosas que han resultado
demasiado maravillosas para mí, y cuatro que no he llegado a conocer: el camino del águila en los
cielos, el camino de la serpiente sobre una roca, el camino de una nave en el corazón del mar y el
camino de un hombre físicamente capacitado con una doncella”. (Proverbios 30:18, 19.)
¿Qué podía haber de ‘maravilloso’ en esas cuatro cosas?
Algunos eruditos, quizás por creer que “maravillosas” debe dar a entender que esas cosas eran
positivas o buenas, explican que cada una de las cuatro cosas demuestra la sabiduría tras la
creación de Dios: la maravilla de cómo puede volar un ave grande, cómo puede moverse la
serpiente de un lado de una roca a otro aunque carece de patas, cómo puede mantenerse a flote
una nave pesada en un mar turbulento, y cómo puede un joven robusto enamorarse
desesperadamente y luego casarse con una doncella bonita, para entonces engendrar una
maravillosa criatura humana. Cierto profesor halló otra similitud entre las cuatro cosas: que cada
una viaja una ruta que siempre es distinta... el viaje del águila, la serpiente y la nave por donde no
hay trayecto fijo, y la novedad del desarrollo del amor de una pareja.
Sin embargo, las cuatro cosas no tienen que ser “maravillosas” en un sentido bueno, como si lo
que tuvieran en común fuera algo positivo. Proverbios 6:16-19 enumera “cosas que Jehová de veras
odia”. Y como ya se hizo notar, precisamente antes de los versículos en cuestión, Proverbios 30:15, 16
enumera cosas (el Seol, una matriz que no ha producido hijos, la tierra seca y un fuego incontenible)
que nunca dicen: “¡Basta!”. Sin duda esas cosas no son maravillosamente buenas.
La palabra hebrea que se vierte “maravillosas” en Proverbios 30:18 significa “separar, diferenciar;
hacer [que algo sea] diferente, extraordinario, maravilloso”. Una cosa puede ser diferente,
extraordinaria o causar asombro aunque no sea buena. En Daniel 8:23, 24 se predijo a un rey fiero
que causaría ruina “de manera maravillosa” y ‘reduciría a la ruina a poderosos’, incluso a los santos.
(Compárese con Deuteronomio 17:8; 28:59; Zacarías 8:6.)
El versículo que sigue a Proverbios 30:18, 19 tal vez nos dé una clave respecto a lo que el escritor
halló difícil de entender. El versículo 20 menciona a una mujer adúltera que “ha comido y se ha
limpiado la boca y [...] dicho: ‘No he cometido mal alguno’”. Puede que ella haya pecado en
secreto y con artificio, pero dado que no había indicio de su delito, podía alegar que era inocente.
Hay una similitud entre eso y la lista precedente. El águila vuela por el cielo, la serpiente cruza
una roca, la nave surca las olas... ninguna deja rastro, y por eso sería difícil seguir el paso de
cualquiera de las tres cosas. Si esto es lo que tienen en común las tres, ¿qué se puede decir de la
cuarta cosa, “el camino de un hombre físicamente capacitado con una doncella”?
Eso también puede ser imposible de rastrear. Un joven tal vez utilice engaño, melosidad y medios
astutos para conseguir el cariño de una virgen inocente. Ella, por ser inexperta, quizás no perciba los
ardides de él. Aun después que él la seduzca, a ella pudieran faltarle las palabras para explicar
cómo la conquistó; a los observadores también se les pudiera hacer difícil explicarlo. Con todo,

634
muchas jóvenes han perdido su castidad a manos de seductores astutos. Es difícil rastrear el paso de
esos hombres mañosos; no obstante, ellos tienen una meta, como el águila en vuelo, la serpiente
que se desliza o la nave en el mar. En el caso de los seductores, el objetivo es la explotación sexual.
A la luz de esto, el punto de Proverbios 30:18, 19 no tiene que ver con aspectos científicos o
mecánicos de la creación. Más bien, el pasaje nos da una advertencia moral, tal como Proverbios
7:1-27 advierte en cuanto a evitar los peligros de una ramera persuasiva. Una manera como las
cristianas pueden tomar a pecho la amonestación de Proverbios 30:18, 19 es con respecto a
hombres que alegan interesarse en aprender de la Biblia. Si un hombre amigable, hasta un
compañero de trabajo, parece mostrar interés de esa clase, la hermana debe dirigirlo a un
hermano de la congregación. El hermano puede satisfacer cualquier interés genuino que el hombre
tenga en la verdad sin que ella se exponga a los peligros de “un hombre físicamente capacitado
con una doncella”. //Volver al Índice

635
W2007 15/1 PÁG.31

¿En qué sentido halló el congregador “un hombre entre mil”,


pero no “una mujer entre todas”? (Eclesiastés 7:28.)
Para comprender correctamente estas palabras inspiradas, primero debemos entender cómo ve
Dios a la mujer. Por ejemplo, la Biblia se refiere a Rut, quien era viuda y nuera de Noemí, como “una
mujer excelente” (Rut 3:11). Además, según Proverbios 31:10, una esposa buena “vale mucho más
que los corales” (Biblia del Peregrino). Por lo tanto, ¿qué quiso decir Salomón, rey del antiguo Israel,
cuando declaró: “Entre mil puedo hallar a un hombre verdadero, pero, entre todas, ni a una sola
verdadera mujer”? (Biblia del nuevo milenio.)
El contexto de estas palabras sugiere que, en general, la moralidad de las mujeres del tiempo de
Salomón dejaba mucho que desear (Eclesiastés 7:26). Esto pudo deberse a la influencia de
extranjeras que adoraban a Baal. De hecho, hasta el propio Salomón cedió a la presión de sus
numerosas esposas extranjeras. La Biblia indica que “llegó a tener setecientas esposas, princesas, y
trescientas concubinas; y poco a poco sus esposas le inclinaron el corazón” para adorar a dioses
falsos (1 Reyes 11:1-4). Las normas morales de los hombres tampoco eran muy elevadas. Así lo indica
Salomón al decir que solo se podía encontrar un hombre justo entre mil, lo cual es una proporción
insignificante. “Esto solo he hallado —concluye Salomón—, que el Dios verdadero hizo a la
humanidad recta, pero ellos mismos han buscado muchos planes.” (Eclesiastés 7:29.) En esta
declaración se abarca a toda la humanidad, es decir, al hombre como representante del género
humano, no al hombre en comparación con la mujer. Por lo tanto, las palabras de Salomón que
leemos en Eclesiastés 7:28 deben entenderse como un comentario sobre el estado moral de la
gente de su época en general.
Sin embargo, este versículo también podría tener un significado profético. Aunque nunca ha
habido una mujer que haya demostrado obediencia perfecta a Jehová, sí ha habido un hombre
que lo ha hecho: Jesucristo (Romanos 5:15-17). //Volver al Índice

636
W1991 15/9 PÁG.31

¿Por qué dice Isaías 11:6 que “el lobo realmente morará por
un tiempo con el cordero”? ¿No será permanente esa paz?
La paz refrescante entre la creación animal que se profetizó en Isaías 11:6-9 será permanente.
Pero una traducción cuidadosa de Isaías 11:6 hace claro que esos animales no estarán juntos
constantemente.
En la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras Isaías 11:6 dice: “El lobo realmente
morará por un tiempo con el cordero, y el leopardo mismo se echará con el cabrito, y el becerro y
el leoncillo crinado y el animal bien alimentado todos juntos; y un simple muchachito será guía sobre
ellos”.
Algunas versiones de la Biblia traducen este versículo por el estilo de esto: “Morará [o ‘vivirá’] el
lobo con el cordero”. Esas traducciones pudieran transmitir la idea de que el lobo y el cordero serán
compañeros constantes, como si estuvieran en un nuevo arreglo de familia o de habitación.
Sin embargo, la palabra hebrea que se traduce “morar” o “vivir” es gur. Según el lexicógrafo
William Gesenius, esta palabra significa “residir, morar por un tiempo, vivir como si uno no estuviera
en su hogar, por ejemplo, como extraño, extranjero, huésped” (A Hebrew and English Lexicon of the
Old Testament [Léxico hebreo-inglés del Antiguo Testamento], traducido por Edward Robinson). El
léxico por F. Brown, S. Driver y C. Briggs define la palabra así: “Residir, morar por un tiempo (definido
o indefinido), morar como recién llegado [...] sin derechos de ciudadano”.
Dios usó la palabra gur cuando dijo a Abrahán que ‘residiera como forastero’ en Canaán. El
patriarca no sería el dueño de aquella tierra, pero podría ser residente protegido allí. (Génesis 26:3;
Éxodo 6:2-4; Hebreos 11:9, 13.) De igual manera, Jacob dijo que él ‘residía como forastero’ en la
zona de Harán, puesto que regresaría a Canaán. (Génesis 29:4; 32:4.)
En el Paraíso que Dios pronto establecerá los animales y los humanos estarán en paz. El cordero
no correrá ningún riesgo al estar con el lobo, ni el becerro al estar con el leopardo. Como para
mostrar el contraste con la situación actual, el lenguaje hasta permite pensar que el lobo sería un
residente protegido por el cordero. (Isaías 35:9; 65:25.) [Nota]
No obstante, pudiera ser que esos animales tuvieran distintos lugares de habitación. Algunos
animales tienen como hábitat las selvas; otros, las llanuras; y otros, las regiones costaneras o las
montañas. Hasta cuando existía el Paraíso original, Dios habló de ‘animales domésticos y bestias
salvajes’. (Génesis 1:24.) Es obvio que los animales domésticos eran los que comúnmente podrían
estar cerca de humanos y de sus moradas. La bestia salvaje, aunque no era feroz, aparentemente
prefería vivir alejada de la humanidad. Por eso, como predice la profecía de Isaías, el lobo “morará
por un tiempo con el cordero”, pero no estará constantemente donde estén esos animales
domésticos.
Nota a pie de página. La versión en inglés The Bible in Living English traduce así Isaías 11:6: “Y el
lobo será inquilino del cordero”. //Volver al Índice

637
W2005 15/8 PÁG.31

En el antiguo Israel, ¿qué significaba la luz milagrosa,


llamada a veces Shekinah, que aparecía en el Santísimo del
tabernáculo y del templo?
Jehová, el amoroso Padre y Protector de su pueblo, manifestó claramente su presencia en Israel.
Una forma en que lo hizo fue mediante una nube brillante que estaba estrechamente vinculada a
su lugar de adoración.
Aquella impresionante luz representaba la presencia invisible de Jehová. Aparecía tanto en el
Santísimo del tabernáculo como en el del templo que edificó Salomón. La luz milagrosa
no significaba que Jehová estuviera presente en sentido físico, pues ningún edificio construido por
seres humanos puede contenerlo (2 Crónicas 6:18; Hechos 17:24). Este resplandor sobrenatural en el
santuario de Dios daba confianza al sumo sacerdote y, mediante él, a todos los israelitas de que la
presencia protectora de Jehová los cuidaba y satisfacía sus necesidades.
En el arameo posbíblico, a esta luz se la llamó Shekinah (schekji·náh), que significa “residente” o
“morada”. Dicho término no aparece en la Biblia, pero sí en las traducciones arameas de las
Escrituras Hebreas, conocidas también como los tárgumes.
Jehová dio las siguientes instrucciones a Moisés sobre la construcción del tabernáculo: “Tienes
que colocar la cubierta arriba, sobre el Arca, y en el Arca colocarás el testimonio que te daré. Y allí
ciertamente me presentaré a ti, y hablaré contigo desde más arriba de la cubierta, desde entre los
dos querubines que están sobre el arca” (Éxodo 25:21, 22). Esta Arca era un cofre revestido de oro
que se mantenía en el Santísimo y en cuya cubierta había dos querubines de oro.
¿Desde dónde hablaba Jehová? Él mismo contestó esa pregunta cuando le dijo a Moisés: “En
una nube apareceré encima de la cubierta” (Levítico 16:2). La nube se hallaba suspendida sobre el
Arca sagrada entre los dos querubines de oro, pero la Biblia no revela su altura ni hasta dónde se
extendía por encima de los querubines.
Esta nube luminosa alumbraba el Santísimo; era, de hecho, su única fuente de iluminación.
El sumo sacerdote se beneficiaba de ella cuando entraba en dicha cámara recóndita el Día de
Expiación, y comparecía ante la presencia de Jehová.
¿Tiene esta luz milagrosa algún significado para los cristianos? El apóstol Juan contempló en
visión una ciudad en la que “no existirá noche”. La ciudad es la Nueva Jerusalén, compuesta de
cristianos ungidos a quienes se resucita para gobernar con Jesús. La luz de dicha ciudad simbólica
no proviene del Sol ni de la Luna. La gloria de Jehová Dios ilumina directamente a esta
organización, tal como la nube Shekinah alumbraba el Santísimo. Además, el Cordero, Jesucristo, es
la “lámpara” de la ciudad. Esta “ciudad”, a su vez, derrama su luz y bendición espiritual sobre las
personas redimidas de todas las naciones a fin de guiarlas (Revelación [Apocalipsis] 21:22-25).
En vista de que reciben abundantes bendiciones divinas, los siervos de Jehová pueden estar
seguros de que él es su Pastor protector y su Padre cariñoso. //Volver al Índice

638
W1990 1/4 PÁG.31

¿Cuándo empezaron a oírse los siete toques de trompeta


angelicales de Revelación?
En los capítulos 8, 9 y 11 de Revelación leemos de siete ángeles que tocaron siete trompetas y
anunciaron plagas de gran intensidad sobre partes de la humanidad. Estas representan
proclamaciones de los juicios de Jehová que el pueblo de Jehová ha publicado durante todo el
tiempo del fin, notablemente a partir de la asamblea de Cedar Point de 1922. (Véanse los
capítulos 21 a 23 y el capítulo 26 de Apocalipsis... ¡se acerca su magnífica culminación!)
Los primeros cuatro toques de trompeta mostraron que la porción de “la tierra” y “el mar” que es
la cristiandad está muerta en sentido espiritual, y que el clero está en condición caída y la
cristiandad está en oscuridad espiritual. (Revelación 8:7-12.)
La historia muestra que esos hechos empezaron a declararse al público antes de 1922. Por
ejemplo, la conferencia “Millones que ahora viven quizás nunca mueran”, pronunciada por primera
vez en 1918 y publicada en forma de folleto en 1920, anunció el fracaso de la cristiandad y señaló
que el fin de este mundo está cerca. La revista The Golden Age (ahora en español ¡Despertad!) del
29 de septiembre de 1920 puso claramente al descubierto a la cristiandad como una fornicadora,
una impostora mentirosa y una extraviadora de la gente.
Entonces, ¿por qué dice el libro Apocalipsis: su culminación que esas cuatro trompetas solo
empezaron a tocarse en la asamblea de Cedar Point de 1922? Porque fue entonces cuando salió la
llamada de ‘anunciar, anunciar, anunciar al Rey y el Reino’, lo cual dio gran impulso a la actividad
de predicar. El número del 1 de noviembre de 1922 de la edición de La Atalaya en inglés dice: “Los
hermanos [...] tomaron como la idea fundamental de la asamblea que el verdadero privilegio y
deber de los consagrados que ahora están en la Tierra es anunciar la presencia del Señor, el gran
Rey de reyes, y que su reino está aquí, y que esto es lo más importante que ellos pueden hacer”.
También debe señalarse que aunque esos cuatro mensajes de juicio han recibido publicación
por los testigos de Jehová desde 1922, cada mensaje recibió por turno a su vez un impulso poderoso
por la adopción de cuatro resoluciones en asambleas celebradas entre 1922 y 1925. Decenas de
millones de ejemplares de esas resoluciones se distribuyeron más tarde en forma impresa, lo que dio
a conocer eficazmente que la cristiandad estaba muerta en sentido espiritual. (Véase el libro
Apocalipsis: su culminación, página 133, párrafo 15.)
Los tres últimos toques de trompeta implican “ayes”. (Revelación 8:13.) Son diferentes de los
primeros cuatro toques de trompeta por estar relacionados con sucesos específicos. El quinto toque
de trompeta se relaciona con el que en 1919 el pueblo de Dios fuera soltado del “abismo”. El sexto
tiene que ver con la “caballería” y la enorme campaña internacional de predicación que empezó
en 1922. El séptimo está relacionado con el nacimiento del Reino de Dios en 1914. (Revelación 9:1-
19; 11:15-19.)
Cada uno de esos acontecimientos causó un ay a Satanás y su mundo. El que los ungidos fueran
soltados del abismo de la inactividad en 1919 picó en lo vivo al clero de la cristiandad y demostró
que Jehová rechazaba por completo a ese sistema. Desde 1922 hasta hoy la enorme caballería ha
matado a la cristiandad, en sentido espiritual, al poner al descubierto que está muerta, y avisar de
su destrucción venidera. Y después del nacimiento del Reino en 1914 Satanás fue echado del cielo,
lo que ha causado dificultades y ruina entre la humanidad. Pronto el Reino eliminará a la sociedad
humana aparentemente estable (la tierra) edificada por Satanás y destruirá en Armagedón a la
humanidad rebelde (el mar). (Revelación 11:17–12:12; 21:1.)
En la asamblea de Cedar Point de 1922 los tres “ayes” se hicieron patentes al mundo en general.
La campaña de predicación que se emprendió entonces aclaró que “las langostas” habían salido

639
del “abismo” y que había empezado la carga de la “caballería”. Y la electrizante llamada de
anunciar al Rey y el Reino armonizaba por completo con el séptimo toque de trompeta. La Atalaya
en inglés del 1 de marzo de 1925 explicó que acontecimientos de 1914, 1919 y 1922 se predecían en
el capítulo 12 de Revelación. Esto fue un entendimiento más profundo del nacimiento del Reino, y
recibió fiel publicidad de los testigos de Jehová. Además, el anuncio de esa información que era
como una plaga recibió un gran impulso por la adopción y la distribución posterior de vigorosas
resoluciones durante las asambleas celebradas de 1926 a 1928. (Véase Apocalipsis... ¡se acerca su
magnífica culminación!, páginas 147, 149 y 172.)
Por consiguiente, el toque de las siete trompetas empezó en 1922 y progresó mucho durante los
años veinte. Desde entonces el pueblo de Jehová ha cooperado intrépidamente con los ángeles
en informar a toda la humanidad que la cristiandad está muerta en sentido espiritual, que sus
clérigos son líderes caídos, y que pronto la cristiandad y el resto de este mundo satánico serán
destruidos. //Volver al Índice

640
W1973 1/2 PÁGS.95-96

¿Qué es el “baño que nos trajo a la vida” que se menciona


en Tito 3:5?—EE. UU.
El apóstol Pablo se refería a los que habían llegado a ser cristianos ungidos por espíritu, cuando
escribió: “Se manifestó la bondad y el amor para con el hombre de parte de nuestro Salvador, Dios,
no debido a obras de justicia que nosotros hubiésemos ejecutado, sino que según su misericordia él
nos salvó por medio del baño que nos trajo a la vida y por medio de hacernos nuevos por espíritu
santo.”—Tito 3:4, 5.
La expresión el “baño que nos trajo a la vida” también puede traducirse el “baño de un
renacimiento” o el “baño de regeneración.” En armonía con esto, este baño tiene que ser una
limpieza que resulta en un renacimiento o una regeneración. La agencia por la cual se efectúa esta
limpieza se identifica en 1 Juan 1:7: “La sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo pecado.” Y, con
referencia a Jesucristo, Revelación 1:5 declara: “Al que nos ama y que nos desató de nuestros
pecados por medio de su propia sangre.” El hecho de que esta limpieza del pecado produce una
nueva vida lo confirman las palabras de Efesios 2:1: “Es a ustedes que Dios vivificó aunque estaban
muertos en sus ofensas y pecados.”—Vea también Efesios 2:4, 5 y Colosenses 2:13, 14.
Por supuesto, la limpieza efectuada por la sangre de Jesús no se circunscribe a los cristianos
ungidos por espíritu. Ellos no son los únicos que se benefician de la expresión de bondad y amor de
Dios al hombre al dar a su Hijo. El apóstol ungido Juan escribió respecto a Jesucristo: “Él es un
sacrificio propiciatorio por nuestros pecados, empero, no solo por los nuestros, sino también por los
de todo el mundo.” (1 Juan 2:1, 2) En armonía con esto Revelación 7:9, 14 describe a una “grande
muchedumbre” que “han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del
Cordero.” Por lo tanto, sobre la base de la sangre de Jesús esta “grande muchedumbre” obtiene
una posición limpia ante Jehová Dios. Pero, como es evidente del contexto del capítulo 3 de Tito,
no es a ellos que se hace referencia allí como los que experimentan ‘el baño que trae a la vida.’
El hecho de que ‘el baño que trae a la vida’ se menciona antes del ‘hacer nuevo por espíritu
santo’ indica que este baño precede al engendramiento por espíritu. Para que un individuo sea
adoptado como hijo espiritual de Dios, primero tiene que ser justificado o declarado justo, es decir,
se le tiene que imputar calidad de hijo humano perfecto. Esto se debe a que Jehová Dios, por ser
perfecto y santo, no puede aceptar como hijo suyo a nadie inmundo. Sin embargo, sobre la base
de la sangre derramada de Jesús, puede justificar a los humanos pecaminosos. Como declara el
apóstol Pablo: “No tienen condenación los que están en unión con Cristo Jesús. Porque la ley de ese
espíritu que da vida en unión con Cristo Jesús te ha libertado de la ley del pecado y de la
muerte.”—Rom. 8:1, 2, 33.
Así se puede ver que Jehová Dios limpia o ‘baña’ a aquellos a quienes introduce en una relación
de calidad de hijos. Los ‘baña’ en la sangre de Su Hijo, aplicando a su favor el mérito del sacrificio
de rescate de Jesús. Por medio de este “baño” que resulta en su justificación, consiguen la posición
de hijos humanos perfectos. Esto los coloca en posición de ser ‘hechos nuevos por espíritu santo,’ es
decir, de llegar a ser hijos de Dios engendrados por espíritu. Llegan a ser una “nueva creación.”—
2 Cor. 5:17. //Volver al Índice

641
W1988 1/6 PÁGS.30-31

¿Significan las palabras de Jesús en Mateo 11:24 que las


personas a quienes Jehová destruyó por fuego en Sodoma y
Gomorra serán resucitadas?
Al dar respuesta concienzuda a esta pregunta en años pasados, hemos considerado las
palabras de Jesús en Mateo 10:14, 15; 11:20-24 y Lucas 10:13-15. Un repaso reciente de este asunto
indica que esos versículos no necesariamente tienen que verse como declaraciones sobre el futuro
de los habitantes de Sodoma y Gomorra. Antes de examinar otros comentarios bíblicos sobre la
gente que fue destruida en aquellas ciudades, consideremos lo que Jesús dijo.
En Galilea Jesús reconvino “a las ciudades en que se había efectuado la mayoría de sus obras
poderosas, porque no se arrepintieron”. Nombró a tres: “¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida!,
porque si en Tiro y en Sidón se hubieran efectuado las obras poderosas que se efectuaron en
ustedes, hace mucho que se habrían arrepentido [...] Les será más soportable a Tiro y a Sidón en el
Día del Juicio que a ustedes. Y tú, Capernaum, ¿acaso tú serás ensalzada hasta el cielo? Hasta el
Hades bajarás; porque si las obras poderosas que se efectuaron en ti se hubieran efectuado en
Sodoma, habría permanecido hasta este mismo día. [...] Le será más soportable a la tierra de
Sodoma en el Día del Juicio que a ti”. (Mateo 11:20-24.) Jesús hizo declaraciones similares cuando
envió a predicar a los 12 discípulos, y después a los 70. (Mateo 10:14, 15; Lucas 10:13-15.)
Antes de 1964 pensábamos que esos versículos significaban que la gente de Corazín, Betsaida y
Capernaum merecía destrucción eterna. Sin embargo, artículos de La Atalaya de 1964 y 1965
aclararon que todas las personas que están en el Hades o Seol (el sepulcro común de la
humanidad) serán resucitadas y después serán ‘juzgadas según sus hechos’. (Revelación 20:13.)
En aquellos artículos también se razonó así: Mateo 11:23 y Lucas 10:15 dicen que Capernaum no
sería ensalzada al cielo, sino que ‘bajaría al Hades’, lo que, por lo menos, da la idea de que los
habitantes de aquella ciudad serían humillados. En el mismo pasaje Jesús mencionó a las antiguas
ciudades de Tiro y Sidón. Según Ezequiel 32:21, 30, la gente de Sidón —condenada por Dios— bajó
al Seol. (Isaías 23:1-9, 14-18; Ezequiel 27:2-8.) Puesto que Jesús comparó a Tiro y Sidón con Sodoma,
eso indicaba que también la gente de Sodoma estaba en el Seol.
Sin embargo, un nuevo examen de Mateo 11:20-24 ha puesto en tela de juicio el que en ese
pasaje Jesús estuviera considerando el juicio eterno y la resurrección. El punto que quería comunicar
era lo insensible de la gente de Corazín, Betsaida y Capernaum y lo poco probable que era que se
reformaran hasta en el Día del Juicio. El decir que sería “más soportable” para Tiro y Sidón y Sodoma
y Gomorra “en el Día del Juicio” era una forma de hipérbole (exageración para dar énfasis a un
punto) y Jesús no necesariamente tenía la intención de que se tomara en sentido literal, tal como
no tuvo esa intención con otras hipérboles gráficas que utilizó. Por ejemplo:
“Más fácil es que pasen el cielo y la tierra que el que quede sin cumplirse una pizca de una letra
de la Ley”. “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras de ningún modo pasarán.” (Lucas 16:17;
21:33; Mateo 5:18; compárese con Hebreos 1:10-12.) Sabemos que los cielos y la Tierra literales
nunca pasarán. (Salmo 78:69; 104:5; Eclesiastés 1:4.) Jesús también dijo: “Más fácil es que un camello
pase por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el reino de Dios”. (Marcos 10:25.)
Ciertamente Jesús no quiso decir que ningún rico jamás pudiera hacerse discípulo; algunos ricos del
primer siglo llegaron a ser cristianos ungidos. (1 Timoteo 6:17-19.) Jesús usó exageración con el
propósito de recalcar lo difícil que es para un rico el dar más importancia a Dios que a las riquezas
materiales y sus comodidades. (Lucas 12:15-21.)

642
Por eso, el que Jesús dijera que ‘a Tiro o a Sodoma les sería más soportable en el Día del Juicio’
no necesariamente significaba que aquellas personas estarían presentes en el Día del Juicio. Quizás
simplemente estaba dando énfasis a la insensibilidad y culpabilidad de la mayoría de las personas
de Corazín, Betsaida y Capernaum. Decimos la mayoría porque algunas personas de Capernaum sí
aceptaron a Cristo. (Marcos 1:29-31; Lucas 4:38, 39.) Sin embargo, básicamente aquellas ciudades lo
rechazaron. Algunos de sus habitantes, como sucedió en el caso de los escribas y los fariseos, quizás
hasta pecaron contra el espíritu santo, por lo cual es imposible el perdón aun en ‘el sistema de cosas
venidero’. Esas personas van al Gehena. (Mateo 12:31, 32; 23:33.)
Aparte de lo que Jesús dijo sobre este punto, Ezequiel 32:21, 30 nos dice que la gente pagana de
las antiguas ciudades de Tiro y Sidón están en el Seol; de modo que les espera una resurrección.
Entonces, ¿qué hay de los habitantes de “la tierra de Sodoma en el Día del Juicio”? El simple hecho
de que Jesús comparara a Sidón con Sodoma no establece lo que les espera en cuanto a vida en
el futuro a aquellos inicuos a quienes Dios destruyó con azufre y fuego. Pero veamos qué más dice la
Biblia sobre esta cuestión.
Uno de los comentarios más claros está en Judas 7. Judas acababa de hablar de 1) israelitas que
fueron destruidos por falta de fe, y 2) ángeles que habían pecado y que están ‘reservados con
cadenas sempiternas para el juicio del gran día’. Entonces Judas escribió: “Así también Sodoma y
Gomorra [...] son puestas delante de nosotros como ejemplo amonestador al sufrir el castigo judicial
de fuego eterno”. Este texto se ha aplicado en el sentido de que las ciudades mismas fueron
destruidas eternamente, y no sus habitantes. No obstante, en vista de Judas 5 y 6, lo probable sería
que la mayoría de la gente entendería que el versículo 7 significa que las personas recibirían castigo
judicial. (De manera similar, se entendería que Mateo 11:20-24 expresa crítica contra personas, no
contra piedras o edificios.) Considerado esto así, Judas 7 significaría que la gente inicua de Sodoma
y Gomorra fue juzgada y destruida para siempre. [Nota]
Al buscar en otros lugares, notamos especialmente que más de una vez la Biblia enlaza el Diluvio
con Sodoma y Gomorra. ¿En qué contexto?
Cuando a Jesús se le preguntó sobre “la conclusión del sistema de cosas”, él predijo el “fin”
venidero y una “gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo”.
(Mateo 24:3, 14, 21.) Entonces habló de “los días de Noé” y de lo que “ocurrió en los días de Lot”
para señalar ejemplos de personas que no prestaron atención a la advertencia acerca de una
destrucción inminente. Añadió: “De la misma manera será en aquel día en que el Hijo del hombre
ha de ser revelado”. (Lucas 17:26-30; compárese con Mateo 24:36-39.) ¿Estaba Jesús simplemente
ilustrando una actitud, o sugiere el contexto de estos ejemplos que había juicios eternos implicados?
Después Pedro escribió acerca de los juicios de Dios y del castigo que de Él recibirían los que lo
merecían. Entonces Pedro usó tres ejemplos: el de los ángeles que pecaron, el del mundo antiguo
del tiempo de Noé y el de las personas que fueron destruidas en Sodoma y Gomorra. Pedro dijo que
estas últimas ‘ponen para personas impías un modelo de cosas venideras’. (2 Pedro 2:4-9.) Después,
comparó la destrucción de la gente en el Diluvio con el venidero “día del juicio y de la destrucción
de los hombres impíos”. Eso viene antes de los nuevos cielos y una nueva tierra prometidos. (2 Pedro
3:5-13.)
De manera parecida, al fin del sistema inicuo actual, ¿se habrá juzgado para siempre a los que
Dios ejecute? Eso es lo que indica 2 Tesalonicenses 1:6-9. “Es justo por parte de Dios pagar con
tribulación a los que les causan tribulación, pero, a ustedes que sufren la tribulación, con alivio
juntamente con nosotros al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos
ángeles en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que
no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús. Estos mismos sufrirán el castigo
judicial de destrucción eterna de delante del Señor y de la gloria de su fuerza.”

643
Hay una interesante similitud de fraseología entre esta descripción y lo que Judas dijo que ocurrió
en el caso de Sodoma. Además, Mateo 25:31-46 y Revelación 19:11-21 indican que “las cabras” que
serán cortadas de la existencia en la venidera guerra de Dios experimentarán “cortamiento eterno”
en “el lago de fuego”, que simboliza aniquilación permanente. (Revelación 20:10, 14.)
Por consiguiente, además de lo que dice Judas 7, la Biblia usa a Sodoma, Gomorra y el Diluvio
como modelos del fin, por destrucción, del presente sistema inicuo. Por eso queda claro que la
destrucción de las personas a quienes Dios ejecutó en aquellos juicios pasados es irreversible. Por
supuesto, cada uno de nosotros puede ver confirmado esto si demostramos que somos fieles a
Jehová ahora. Así calificaremos para estar vivos en el nuevo mundo y ver a quiénes él resucita y a
quiénes no. Sabemos que sus juicios son perfectos. Elihú nos aseguró: “De hecho, Dios mismo no
obra inicuamente, y el Todopoderoso mismo no pervierte el juicio”. (Job 34:10, 12.)
Notas a pie de página. En Ezequiel 16:53-55 se menciona a “Sodoma y [...] sus poblaciones
dependientes”, no con relación a la resurrección, sino figurativamente respecto a Jerusalén y sus
hijas. (Compárese con Revelación 11:8.) Véase también La Atalaya del 15 de octubre de 1952,
páginas 624, 625.
Compárese con “Preguntas de los lectores” de La Atalaya del 1 de enero de 1980. //Volver al Índice

644
W2010 1/8 PÁG.22

¿Tendrá todo el mundo las mismas oportunidades para


conocer a Dios?
Jesús explicó que el mandamiento más importante es el siguiente: “Tienes que amar a Jehová tu
Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente” (Mateo 22:37). Claro está, para
que una persona llegue a amarlo, primero necesita adquirir conocimiento exacto de él (Juan 17:3).
Ahora bien, ¿tendrá todo el mundo las mismas oportunidades para obtener dicho conocimiento?
La principal fuente de información acerca de Dios es la Biblia (2 Timoteo 3:16). En numerosos
países, este libro está al alcance de cualquiera que lo desee. De hecho, con frecuencia se invita a
las personas a seguir cursos bíblicos para conocer mejor a Dios (Mateo 28:19). Por otro lado, hay
quienes desde la infancia han recibido la oportunidad de aprender sobre Dios gracias a que se han
criado en familias cristianas (Deuteronomio 6:6, 7; Efesios 6:4).
No obstante, para mucha gente, las circunstancias no son tan favorables. Por ejemplo, no son
pocas las personas que crecieron en hogares muy conflictivos, sin recibir de sus padres el amor que
necesitaban (2 Timoteo 3:1-5). Por esta razón, puede resultarles muy difícil imaginar a Dios como un
Padre cariñoso. Además, mucha gente tiene grandes dificultades para leer la Biblia debido a su
escasa formación escolar. Y no olvidemos a las personas que viven engañadas por doctrinas
religiosas falsas, así como a quienes pertenecen a familias, comunidades o países donde no se les
permite aprender las verdades bíblicas (2 Corintios 4:4). ¿Qué ocurre con todos ellos? ¿No tendrán
posibilidad alguna de conocer a Dios y llegar a amarlo?
Jesús indicó que algunas personas se encontrarían con trabas que les harían muy difícil conocer
y amar a Dios (Mateo 19:23, 24). Pero también dejó claro que, aunque para el hombre hay
obstáculos insuperables, “para Dios todas las cosas son posibles” (Mateo 19:25, 26).
Por eso, conviene reflexionar en los siguientes hechos: para empezar, Jehová se ha encargado
de que la Biblia sea el libro más difundido de la historia. Por otra parte, en las Escrituras se predijo
que las buenas nuevas acerca de Dios y de su propósito para la humanidad se predicarían “en
toda la tierra habitada” (Mateo 24:14). Y los testigos de Jehová ya están proclamando ese mensaje
en más de 230 países y territorios. Además, imprimen y distribuyen publicaciones bíblicas en
500 idiomas. Pero ¿qué hay de quienes no tienen acceso a la Biblia? Aún pueden aprender mucho
sobre el Dios verdadero observando con atención las cosas que él ha creado (Romanos 1:20).
Por otro lado, la Palabra de Dios afirma: “Todos los corazones Jehová los está escudriñando, y
toda inclinación de los pensamientos la está discerniendo. Si tú lo buscas, él se dejará hallar”
(1 Crónicas 28:9). Por tanto, si bien es cierto que Jehová no promete que todos los seres humanos
tendrán exactamente las mismas oportunidades para conocerlo, sí se asegurará de que todas las
personas de buen corazón reciban su oportunidad. Lo que es más, quienes hayan muerto sin haber
podido conocerlo tendrán la posibilidad de aprender de él cuando resuciten en el justo nuevo
mundo de Dios (Hechos 24:15). //Volver al Índice

645
W1971 15/1 PÁGS.62-64

¿De qué manera es cierto, según se declara en 1 Corintios


6:18, que “todo otro pecado que el hombre cometa está
fuera de su cuerpo, mas el que practica la fornicación está
pecando contra su propio cuerpo”?—EE. UU.
El apóstol Pablo empezó la cita anterior con este mandato: “Huyan de la fornicación.” Es
evidente que veía como asunto muy grave este tema, porque pasó de sus comentarios previos a
este mandato de “Huyan de la fornicación” sin frase conectiva alguna. Y lo expresó en el tiempo
presente, como se puede ver en la lectura interlineal de The Kingdom Interlinear Translation: “Estén
ustedes huyendo de la fornicación.” Él nos dice que en ninguna ocasión en que se presente la
tentación o la oportunidad de cometer fornicación, debemos temporizar o debatir en cuanto a ello,
sino huir inmediatamente. José, el hijo del patriarca Jacob, nos puso un ejemplo excelente respecto
a esto. Huyó cuando lo importunó la esposa de su amo Potifar.—Gén. 39:12.
¿Por qué le preocupaba tanto este asunto al apóstol Pablo al escribir a los cristianos de Corinto?
Porque aquélla era una ciudad muy licenciosa en la cual abundaban las tentaciones que atraían
hacia la inmoralidad. Era centro de la adoración de Venus, la diosa de la complacencia sexual.
Con razón a Corinto se le consideraba la ciudad más inmoral de la Grecia antigua. De esta
adoración de Venus proviene el nombre para las enfermedades que son causadas por las
relaciones sexuales ilegítimas, a saber, las enfermedades venéreas. En cuanto a éstas se nos dice
que la gonorrea se encuentra entre las más antiguas y más diseminadas de todas las enfermedades
que afligen a la raza humana, mientras que a la sífilis se le describe entre las aflicciones más serias
de la humanidad.
¡Qué terribles son los efectos de estas enfermedades venéreas! Pueden causar esterilidad en las
mujeres, ceguera a la prole del individuo y senilidad en la vejez, para mencionar solo unos cuantos
de los efectos más trágicos. A pesar de estos efectos horrendos, los casos de enfermedades
venéreas están aumentando; hasta se dice que esas enfermedades están alcanzando proporciones
epidémicas. No hay duda acerca de ello, aunque algunos otros pecados, como la borrachera,
pueden causar daño al cuerpo a cierto grado si se persiste en ellos, al cometer fornicación el
individuo peca más crasamente contra su propio cuerpo.
El sabio rey Salomón de la antigüedad comprendió que el fornicar es pecar contra el propio
cuerpo de uno en este sentido. Comentando sobre los efectos posteriores de las relaciones con una
ramera, él dice: “El efecto que de ella viene después es tan amargo como el ajenjo; es tan agudo
como una espada de dos filos. Sus pies van descendiendo a la muerte.” “Una flecha le abre [a él] el
hígado, tal como un pájaro se mete apresuradamente en la trampa, y él no ha sabido que en ello
está envuelta su mismísima alma.” Sí, a menudo las enfermedades venéreas hieren al hígado, el
órgano más grande del cuerpo, y causan estragos en él.—Pro. 5:3-11; 7:23.
En ciertos respectos se pudiera asemejar la fornicación a romper una hermosa pieza de
porcelana. Esta puede ser reparada, pero la evidencia del rompimiento siempre estará allí. Por otra
parte, la fornicación se pudiera asemejar a una grave quemadura de tercer grado. Pudiera decirse
que el arrepentimiento hace que sane la herida, pero no sin dejar tejido cicatrizal que siempre le
recordaría a uno el pecado. Sí, la fornicación es pecar singularmente contra el cuerpo, porque todo
el cuerpo y toda la personalidad están envueltos en ello.
Esto también aplica al adulterio, que estaría incluido si el apóstol Pablo usó la palabra porneia,
traducida aquí “fornicación,” en su sentido más amplio como a veces se usa en las Escrituras
Griegas Cristianas. Así, Jesucristo habló de un hombre que se divorciaba de su esposa sobre una

646
base que no era fornicación, porneia, queriendo decir una base que no fuera adulterio. La palabra
española pornografía, con su significado amplio, proviene de esta raíz griega.—Mat. 19:9.
Un texto paralelo que esclarece este tema es el de Romanos 1:26, 27, donde Pablo muestra que
los homosexuales pecan contra sus propios cuerpos: “Por eso es que Dios los entregó a apetitos
sexuales vergonzosos, porque sus hembras cambiaron el uso natural de sí mismas a uno que es
contrario a la naturaleza; y así mismo hasta los varones dejaron el uso natural de la hembra y se
encendieron violentamente en su lascivia unos para con otros, varones con varones, obrando lo
que es obsceno y recibiendo en sí mismos la recompensa completa, que se les debía por su error.”
De hecho, las palabras de Pablo en 1 Corintios 6:18 podrían incluir homosexualidad, porque los
escritores griegos también usaban porneia para referirse a la homosexualidad.
Sin embargo, el apóstol Pablo también dice que no solo es porneia un acto de pecar contra el
propio cuerpo de uno, sino que, en contraste, ‘todo otro pecado está fuera del cuerpo.’ ¿Cómo
puede ser esto? Este aspecto en particular ha dejado perplejos a los comentadores bíblicos por
siglos y éstos han ofrecido diversas explicaciones. Por lo general sus comentarios han estado en
armonía con lo que ya hemos dicho, a saber, que el apóstol hablaba en un sentido relativo. Pero al
examinar el contenido podemos ver que sus palabras también se pueden tomar en el sentido
absoluto. Note lo que él dice:
“Ahora bien, el cuerpo no es para fornicación, sino para el Señor; y el Señor es para el cuerpo.
¿No saben ustedes que sus cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré yo, pues, los miembros del
Cristo y los haré miembros de una ramera? ¡Jamás suceda eso! ¡Qué! ¿No saben ustedes que el que
se une a una ramera es un solo cuerpo? Porque, ‘Los dos,’ dice él, ‘serán una sola carne.’ Pero el
que se une al Señor es un solo espíritu.”—1 Cor. 6:13, 15-17.
Sí, los cristianos ungidos a quienes Pablo escribió estaban prometidos en matrimonio a Jesucristo,
tal como él hizo notar al decir: “Yo personalmente los prometí en matrimonio a un solo esposo para
presentarlos cual virgen casta al Cristo.” (2 Cor. 11:2) En el caso de los antiguos esponsales hebreos,
la infidelidad se castigaba de la misma manera que el adulterio. Pero como Pablo nota, “el Señor es
para el cuerpo.”
De modo que el cristiano que practica fornicación peca contra su cuerpo de manera singular en
que quita su cuerpo de Cristo y lo hace uno con una ramera. Ningún otro pecado en sí puede
separar el cuerpo de un cristiano de la unión con Jesucristo, haciéndolo uno con otra persona, una
ramera. En este sentido verdaderamente puede decirse que ‘todo otro pecado está fuera del
cuerpo.’ Y aunque las palabras de Pablo tienen aplicación principal a los cristianos ungidos que
están prometidos en matrimonio a Cristo su Señor, el principio también aplica a sus “otras ovejas”
hoy.—Juan 10:16.
¡Qué sabio y qué potente el mandato del apóstol Pablo: ‘Estén ustedes huyendo de la
fornicación’! Esta puede tener los efectos más terribles en el cuerpo físico. Como ningún otro
pecado, deja inmundos a los que lo practican. Realmente es pecar singularmente contra el propio
cuerpo de uno, porque, de semejante a todo otro pecado, quita el cuerpo del cristiano de ser uno
con su Señor Jesucristo y lo hace uno con una ramera. //Volver al Índice

647
W1997 15/8 PÁG.30

¿Aparece el Tetragrámaton (las cuatro letras hebreas del


nombre de Dios) en el texto hebreo de Mateo copiado por el
médico judío del siglo XIV Shem-Tob ben Isaac Ibn Shaprut?
No, no aparece. Sin embargo, dicho texto de Mateo sí utiliza la expresión hasch·Schém
(completa o abreviada) diecinueve veces, como se señaló en la página 13 de La Atalaya del 15 de
agosto de 1996.
La expresión hebrea hasch·Schém significa “el Nombre”, e indudablemente se refiere al nombre
divino. Por ejemplo, en el texto de Shem-Tob aparece una forma abreviada de hasch·Schém en
Mateo 3:3, donde Mateo citó de Isaías 40:3. Es razonable llegar a la conclusión de que cuando
Mateo citaba un versículo de las Escrituras Hebreas en el que aparecía el Tetragrámaton,
incorporaba el nombre divino en su Evangelio. Así pues, aunque el texto hebreo que presentó Shem-
Tob no emplea el Tetragrámaton, el hecho de que utilice “el Nombre”, como lo hace en Mateo 3:3,
respalda el uso de “Jehová” en las Escrituras Griegas Cristianas.
Shem-Tob copió el texto hebreo de Mateo en su polémica obra intitulada ’É·ven bó·chan. Ahora
bien, ¿de qué fuente provino ese texto hebreo? El profesor George Howard, que ha investigado
ampliamente el asunto, piensa que “el texto hebreo de Mateo copiado por Shem-Tob se escribió en
los primeros cuatro siglos de la era cristiana”, aunque existen diversas opiniones al respecto.
Howard comenta: “La versión hebrea de Mateo incorporada en este texto tiene la característica
particular de que difiere en mucho de la versión canónica de Mateo en griego”. Por ejemplo, según
el texto de Shem Tob, Jesús dijo en cuanto a Juan: “En verdad les digo: Entre los nacidos de mujer
no se ha levantado ninguno mayor que Juan el Bautista”. Sin embargo, omite las siguientes palabras
de Jesús: “Mas el que sea de los menores en el reino de los cielos es mayor que él”. (Mateo 11:11.)
Así mismo, hay muchas diferencias entre el texto hebreo existente de las Escrituras Hebreas y la
redacción del texto correspondiente de la Septuaginta griega. Aunque reconocemos sus
diferencias, tales textos antiguos tienen su lugar en el estudio comparativo.
Como se indicó anteriormente, el texto de Mateo copiado por Shem-Tob utiliza “el Nombre” en
pasajes donde existen buenas razones para creer que Mateo en realidad empleó el Tetragrámaton.
Por consiguiente, desde 1950 hasta ahora se ha utilizado el texto de Shem-Tob para respaldar el uso
del nombre divino en las Escrituras Griegas Cristianas, y aún se cita en la Traducción del Nuevo
Mundo de las Santas Escrituras (con referencias).
Notas. Véase también New Testament Studies, volumen 43, número 1, enero de 1997, páginas 58-
71. Editada en español en 1987 por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc. //Volver al
Índice

648
W1997 1/2 PÁG.29

¿Por qué difiere de otras Biblias la manera como se traduce


2 Pedro 1:19 en la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas
Escrituras?
Para recalcar el valor de la palabra inspirada de Dios, el apóstol Pedro escribió: “Por
consiguiente, tenemos la palabra profética hecha más segura; y ustedes hacen bien en prestarle
atención como a una lámpara que resplandece en un lugar oscuro, hasta que amanezca el día y el
lucero se levante, en sus corazones”. (2 Pedro 1:19.)
Note que la frase “hasta que amanezca el día y el lucero se levante” se separa del resto de la
oración mediante comas. La mayoría de las traducciones de la Biblia no hacen esto.
Por ejemplo, la Biblia de Jerusalén traduce la parte final de este versículo así: “[...] como a
lámpara que luce en lugar oscuro, hasta que despunte el día y se levante en vuestros corazones el
lucero de la mañana”. Traducciones como esta dan a entender que el lucero se levanta en el
corazón de los creyentes, como cuando estos experimentan alguna clase de iluminación espiritual.
Sin embargo, aun en los días de Moisés había indicación de que ‘una estrella saldría de Jacob’ y
se levantaría. (Números 24:17; compárese con Salmo 89:34-37.) Jesús se identificó claramente como
esa “prole de David, y la brillante estrella de la mañana”. (Revelación 22:16.)
Esta identificación del “lucero” o la “estrella de la mañana” concuerda con el contexto de lo
que el apóstol Pedro estaba considerando. Acababa de referirse a la visión de la transfiguración
que había presenciado unos 30 años atrás. (Mateo 16:28–17:9.) Aquella esplendorosa visión señaló
al tiempo en que Jesús ‘vendría en su reino’, o sería glorificado con el poder del Reino. Lo que Pedro
había visto recalcaba el valor de la palabra de Dios; de manera similar, es necesario que los
cristianos de hoy presten atención a esa palabra profética.
Aunque el corazón de la humanidad en general estaba —y aún está— en oscuridad, esto no
tiene que ser así respecto al corazón de los cristianos verdaderos. Es como si estos tuvieran una
lámpara que resplandece en lo que de otro modo estaría oscuro, el corazón. Pedro sabía que si los
cristianos prestaban atención a la iluminadora palabra profética de Dios se mantendrían alerta e
iluminados en cuanto al amanecer de un nuevo día. Ese sería el tiempo en que el “lucero”, o la
“brillante estrella de la mañana”, realmente comenzaría a regir con el poder del Reino.
Es interesante lo que escribió E. W. Bullinger acerca de 2 Pedro 1:19: “Está claro que aquí debe
haber un paréntesis, pues la profecía es la luz que resplandece, y Cristo y Su aparición son el lucero y
el día que amanece. ¡De ninguna manera podría significar que se nos exhorta a prestar atención a
la palabra profética hasta que Cristo se manifieste en nuestro corazón! No; sino que debemos
prestar atención en el corazón a esta palabra profética, hasta que el cumplimiento llegue en la
aparición de Cristo... el levantarse de Aquel a quien se llama ‘la Estrella de la Mañana’” (Figures of
Speech Used in the Bible, 1898).
Por consiguiente, algunas traducciones de la Biblia usan paréntesis en 2 Pedro 1:19. [Nota] La
Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras mantiene el orden básico de presentación
que se halla en el griego original. Pero usa comas para separar la frase “hasta que amanezca el día
y el lucero se levante” de la exhortación a prestar atención a la palabra ‘como a una lámpara que
resplandece en un lugar oscuro, en sus corazones’.
Nota a pie de página. Por ejemplo, véanse The Twentieth Century New Testament (edición
de 1904), The Emphatic Diaglott (edición de 1942), Concordant Literal New Testament (1976). //Volver
al Índice

649
W1990 1/12 PÁG.30

En Romanos 8:27 la Traducción del Nuevo Mundo vierte el


término griego fró·ne·ma como “intención”, pero en los
versículos 6 y 7 lo vierte “tener la mente puesta en”. ¿Por qué
se traduce de manera diferente la misma palabra griega?
El contexto recomienda las dos traducciones que se han escogido.
El prólogo de la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas (1950) en inglés
dice: “Hemos asignado un significado a cada palabra principal y nos hemos apegado a él siempre
y cuando lo ha permitido el contexto”. Para algunos fró·ne·ma no sería una palabra principal,
puesto que aparece solo cuatro veces. Sin embargo, se relaciona con palabras que se usan más a
menudo. Una de ellas es fro·né·o, que significa ‘pensar, tener en mente’. (Mateo 16:23; Marcos 8:33;
Romanos 8:5; 12:3; 15:5.) Otras palabras griegas relacionadas comunican la idea de ejercer
sabiduría práctica, sensatez o discreción. (Lucas 1:17; 12:42; 16:8; Romanos 11:25; Efesios 1:8.)
The Kingdom Interlinear Translation of the Greek Scriptures muestra que fró·ne·ma aparece
cuatro veces en Romanos 8:6, 7, 27 y que su significado literal es consecuentemente “tener la mente
puesta en”. Los helenistas Bauer, Arndt y Gingrich explican la palabra fró·ne·ma como: ‘modo de
pensar, resolución, objetivo, aspiración, esfuerzo’ (A Greek-English Lexicon of the New Testament
and Other Early Christian Literature).
En el capítulo 8 de Romanos el apóstol Pablo aconsejó a los cristianos que no anduvieran en
conformidad con la carne humana imperfecta. Para lograr esto tenían que guardarse de las
tendencias o los impulsos de la carne, así como de los razonamientos del corazón imperfecto. El que
‘fijaran la mente’ en las cosas que están en armonía con el espíritu santo de Dios les ayudaría a
hacer eso. (Romanos 8:1-5.)
Pablo hizo este contraste: “El tener la mente puesta en la carne significa muerte, pero el tener la
mente puesta en el espíritu significa vida y paz; porque el tener la mente puesta en la carne significa
enemistad con Dios, porque esta no está sujeta a la ley de Dios”. (Romanos 8:6, 7.) En estos dos
versículos los seres humanos constituyen el sujeto. Los seres humanos, particularmente los cristianos,
no deben fijar la mente en, o “tener la mente puesta en”, las cosas de la carne en imperfección.
Más bien, deben fijar la mente en, o “tener la mente puesta en”, las cosas que están en armonía
con el espíritu y que son estimuladas por este.
Por contraste, el versículo 27 tiene que ver con Dios mismo. Dice: “Sin embargo, [Jehová] el que
escudriña los corazones sabe cuál es la intención del espíritu, porque este aboga en conformidad
con Dios por los santos”. Sí, aquí “el que” se refiere a Jehová, el Oidor de la oración.
En el versículo 27 la palabra fró·ne·ma pudo haberse traducido “tener la mente puesta en”. Pero
el espíritu santo no es una persona que en realidad piense o tenga sus propias ideas. El espíritu es la
fuerza activa de Dios, quien sabe cómo opera su espíritu santo para que se cumpla Su voluntad.
Además, el sentido de este versículo difiere del de Romanos 8:6, 7. Estos primeros versículos hacen
hincapié en lo necesario que es que los humanos controlen su modo de pensar y sus acciones. Pero
Jehová no tiene que esforzarse por, o luchar para, controlarse. Él sabe qué se registró bajo
inspiración en la Biblia, como las expresiones bíblicas que indican cuál es su voluntad para sus siervos
en la Tierra. El Dr. Heinrich Meyer comenta sobre Romanos 8:27: “Dios conocería en todos los casos el
propósito del Espíritu”.

650
Por lo tanto, la traducción “intención” está de acuerdo con el contexto o esencia de Romanos
8:27, y el idioma griego la permite. La versión Reina-Valera (1960) lo vierte así: “El que escudriña los
corazones sabe cuál es la intención del Espíritu”. //Volver al Índice

¿A qué se debe que al verter la palabra griega pi·stéu·o la


Traducción del Nuevo Mundo a veces ponga ‘creer’ (como
lo hacen muchas traducciones) y en otros casos ponga
‘ejercer [o poner] fe en’?
Esto se hace para reflejar diferentes matices de significado expresados por la palabra griega
pi·stéu·o.
Por ejemplo, A Grammar of New Testament Greek, por James Moulton, señala que los cristianos
primitivos reconocían claramente “lo importante de distinguir entre una mera creencia [...] y el
ejercicio personal de confianza”. La palabra griega pi·stéu·o puede expresar cualquiera de las dos
ideas.
A menudo lo que dicta la diferencia en el matiz de significado de pi·stéu·o es el contexto. Sin
embargo, a veces las diferencias en la construcción gramatical nos ayudan a ver lo que tenía
presente el escritor. Por ejemplo, si pi·stéu·o está seguida solo por un nombre en el caso dativo, la
Traducción del Nuevo Mundo por lo general la vierte sencillamente ‘creer’... a menos que el
contexto indique que debe presentarse otro matiz. (Mateo 21:25, 32; pero véase Romanos 4:3.) Si
tras pi·stéu·o viene la palabra e·pí, “en”, por lo general se vierte ‘creer en’. (Mateo 27:42; Hechos
16:31.) Si le sigue eis, “a”, por lo general se traduce ‘ejercer fe en’. (Juan 12:36; 14:1.)
El verter la palabra de este último modo (que nos recuerda que pi·stéu·o está relacionada con la
palabra griega pí·stis, “fe”) está en conformidad con un comentario de An Introductory Grammar of
New Testament Greek, por Paul Kaufman. Esta obra dice: “Otra construcción que es común en el
Nuevo Testamento (especialmente en el Evangelio de Juan) es πιστεύω [pi·stéu·o] con εiς [eis] y el
caso acusativo [...] Más bien que tratar de traducir la preposición εiς como palabra aislada, debe
traducirse toda la construcción de εiς más el acusativo. Se piensa en la fe como actividad, como
algo que los hombres hacen; es decir, colocar en alguien la fe”. //Volver al Índice

651
W1971 1/3 PÁGS.159-160

Durante un estudio bíblico que conducía, surgió para


discusión Romanos 8:26, 27. ¿Podrían explicar, por favor, el
significado de estos versículos?—A. B., EE. UU.
Los versículos de que se trata dicen: “De igual manera el espíritu también acude con ayuda para
nuestra debilidad; porque el problema de lo que debemos pedir en oración como necesitamos
hacerlo no lo sabemos, pero el espíritu mismo aboga por nosotros con gemidos no expresados. Sin
embargo el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del espíritu, porque éste aboga
en conformidad con Dios por los santos.”
¿Cómo aboga el espíritu santo de Dios por los santos? Así: Dios previó y predijo las experiencias
de la congregación cristiana. En su Palabra, que es inspirada por medio del espíritu de Dios, Él
predijo que los cristianos entrarían en ciertas situaciones. Por esa misma Palabra inspirada por espíritu
hizo que se registraran oraciones proféticas que predecían cómo los cristianos serían sacados de
esas situaciones y conservados en Su servicio. Puesto que los cristianos no siempre han entendido las
profecías y las oraciones proféticas, no saben exactamente cómo expresarse y no saben qué cosa
pedir correctamente en oración. No obstante, han orado por la ayuda de Dios.
El apóstol Pablo se halló en esa clase de situación, acerca de lo cual escribió: “Porque
no deseamos que estén en ignorancia, hermanos, acerca de la tribulación que nos sucedió en el
distrito de Asia, que estuvimos bajo extremada presión, más allá de nuestras fuerzas, de modo que
nos sentimos muy inseguros aun respecto a nuestra vida. De hecho, sentimos en nosotros mismos
que habíamos recibido la sentencia de muerte.”
De modo que la pregunta era: ¿Sería la voluntad de Dios libertar a Pablo y sus compañeros, o
permitiría Dios que se les diera muerte? Pablo sigue y da la respuesta: “Esto fue para que
no tuviésemos nuestra confianza en nosotros mismos, sino en el Dios que levanta a los muertos. De
tan grande cosa como la muerte nos libró y nos librará; y nuestra esperanza está puesta en él de
que también nos librará nuevamente.”—2 Cor. 1:8-10.
Sí, Dios conoce sus tiempos y épocas; sabe lo que está escrito en su Palabra por medio de su
espíritu y sabe cómo esas cosas aplican a los cristianos y cuándo. Conoce el significado de esas
profecías y oraciones inspiradas por espíritu, y deja que éstas intercedan por los seguidores
verdaderos de Jesús. Las acepta como lo que les gustaría pedir y por lo que les gustaría orar, y, de
acuerdo con ello se las concede. Después les revela por el poder de su espíritu cómo estas profecías
se han cumplido para con ellos, y ellos disciernen que es exactamente lo que deberían haber
pedido, si lo hubieran sabido y entendido.
El resto fiel de los seguidores ungidos de Cristo que sobrevivió a las pruebas de 1918 puede
apreciar este hecho en particular. ¿Por qué? Porque estuvieron en grave aprieto durante los años
de la guerra. Estaban en duda, confusos; no estaban seguros en cuanto a qué era la voluntad de
Dios para ellos. De modo que no sabían exactamente por qué orar, aunque ciertamente oraban
por apoyo divino. Pero la Palabra de Dios había predicho su condición y contenía oraciones
proféticas, y Dios aceptó estas oraciones como proviniendo de ellos y las contestó en armonía con
ello.—Salmos 69; 102; 126; Isaías, capítulo 12.
Igualmente hoy, tanto organizacional como individualmente, los siervos de Dios quizás sean
acosados por pruebas y no conozcan la salida, no sepan exactamente por qué orar. Pero Dios sabe
y él acepta las oraciones registradas, en su Palabra como proviniendo de su pueblo y las contesta
de acuerdo con Su voluntad. Quizás les parezca que deben ser liberados de cierta prueba, pero
Dios sabe que puede ser mejor que sigan pasando por tal prueba, como sucedió con los testigos de

652
Jehová en los campos de concentración nazis. Esa prueba puede resultar en un gran testimonio al
nombre de Jehová, en cultivar excelentes cualidades en sus siervos y en hacer que otros se pongan
de parte de Jehová. Ha sucedido así en Malawi. Esto también a menudo les ha proporcionado a los
compañeros cristianos oportunidades de mostrar su amor acudiendo en ayuda de los que pasan
por pruebas al grado que les ha sido posible.—Juan 13:34, 35.
De esto podemos ver que el espíritu de Dios ciertamente aboga por los de su pueblo mediante la
Palabra inspirada por espíritu cuando están bajo gran tensión. Además, tomando en cuenta estos
textos, ¡cuán prudente es que cuando los cristianos estén bajo tribulación siempre oren como Jesús:
“Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa. Sin embargo, no como yo quiero, sino como tú
quieres”!—Mat. 26:39. //Volver al Índice

653
W1981 1/12 PÁGS.30-31

En Romanos 8:30 se hace referencia a cristianos que son


‘glorificados.’ ¿Cuándo acontece esto, y cómo se relaciona
esta ‘glorificación’ con el que sean ‘llamados’ y ‘declarados
justos’?
En Romanos capítulo 8 el apóstol Pablo comentó sobre los tratos de Dios con los cristianos
ungidos con espíritu. Dios estaba llevando a cabo su propósito al honrarlos o glorificarlos por medio
de darles conocimiento de las verdades acerca de Él, incluso su propósito de hacerlos
“coherederos con Cristo” en el cielo. (Rom. 8:14-17) Pablo también escribió, entre otras cosas:
“A los que [Dios] dio su primer reconocimiento también los predeterminó para que fuesen hechos
conforme a la imagen de su Hijo, para que él fuese el primogénito entre muchos hermanos.
Además, los que él predeterminó son los que él también llamó; y los que él llamó son los que él
también declaró ser justos. Finalmente [es decir: Y] los que él declaró justos son los que él también
glorificó.”—Rom. 8:29, 30.
Algunos se han hecho preguntas acerca de esta secuencia: ser ‘llamados, declarados justos,
glorificados.’ Esto pudiera tomarse como una serie de pasos que culminan cuando los cristianos
ungidos reciben la gloriosa vida espiritual en el cielo. No obstante, note el tiempo del verbo que
Pablo usa en estas palabras: “Los que él declaró justos son los que él también glorificó.” Parece que
Pablo estaba hablando de algo que ya había acontecido, lo cual no sería el caso si se estuviera
refiriendo a la glorificación de los cristianos por medio de una resurrección futura a vida celestial.
Además, aunque el ser resucitado por Dios para gobernar en la región espiritual es una
‘glorificación,’ hay muchas otras maneras por medio de las cuales las personas pudieran ser
“glorificadas.” (Vea Romanos 8:17; Juan 7:39.) Jesús fue “glorificado” en la Tierra por medio de sus
milagros. (Juan 11:4) Cristo dijo que se ‘honró’ o glorificó a un hombre humilde al dársele un asiento
prominente en un banquete. (Luc. 14:10) Moisés recibió “gloria” como el vocero de Dios en relación
con el pacto de la Ley. (2 Cor. 3:7) La Biblia hasta dice que la mujer recibe “gloria,” o es
‘glorificada,’ por tener el cabello largo. (1 Cor. 11:15) En todos estos casos se utilizan variaciones de
la misma palabra básica, en griego, que se vierte “glorificó” en Romanos 8:30.—Luc. 12:27; Rom.
2:10; 1 Tes. 2:6.
Es interesante el hecho de que en fecha tan temprana como la de 1904 el libro “The New
Creation,” (Volume VI, of Studies in the Scriptures [“La nueva creación,” Volumen VI, de Estudios de
las Escrituras]) dijo con relación a Romanos 8:28-30:
“Este pasaje suele malentenderse debido a que por lo general los lectores tienen la impresión de
que el apóstol está trazando aquí, según lo acostumbrado, las experiencias del cristiano, . . . pero
aquí el apóstol adopta un punto de vista opuesto, y comienza por el final. . . . Traza al revés el
desarrollo de la Iglesia, la Nueva Creación. Muestra que nadie alcanzará la magnífica posición de
los gloriosos elegidos de Dios, excepto aquellos que son llamados [aceptos] para ello por la gracia
de Dios; y que todos los llamados tienen que haber sido justificados [o declarados justos]
previamente; . . . Y estos que son justificados tienen que haber sido honrados [glorificados, VA]
previamente, antes de su justificación, . . . por Dios al haberles dado conocimiento acerca de Él y de
su querido Hijo.”—Pág. 182.
No es un caso excepcional el que Pablo representara aquí una serie de asuntos relacionados en
orden invertido, dando una descripción al revés, por decirlo así. Él hizo algo similar en Romanos
10:13-15.

654
En Romanos 8:28-30, Pablo explica que “Dios hace que todas sus obras cooperen juntas.” Esto es
para el bien de todos los que participan en llevar a cabo el propósito de Dios. Allá en el tiempo del
jardín de Edén, Jehová Dios profetizó acerca de una venidera “descendencia.” (Gén. 3:15)
Jesucristo llegó a ser el principal de esta “descendencia” y de la descendencia de Abrahán. Pero
Dios también seleccionó un número limitado de humanos para que formaran la parte secundaria de
la “descendencia.” (Gál. 3:16, 29) Así, desde el tiempo del jardín de Edén, Dios dio el “primer
reconocimiento” a los que componían la “descendencia.” Y “predeterminó” que estos humanos
escogidos llegarían a ser un cuerpo de hermanos de Cristo en el cielo, hechos a su imagen.
Entonces, en Romanos 8:30, el apóstol da a conocer ciertos pasos que preceden a la unión de
ellos con Cristo en el cielo. Estos seres humanos han debido ser “llamados” o invitados para formar
parte del reino celestial. (Rom. 1:7; Fili. 3:14; 1 Tes. 2:12; Heb. 3:1) ¿Pero cómo podía Dios ‘llamarlos’ si
todavía eran pecadores, miembros de la familia imperfecta de Adán? Antes de ‘llamarlos,’ Dios
tuvo que ‘declararlos justos’ por medio de perdonar sus pecados sobre la base de la fe que ellos
pusieron en Cristo y su sacrificio. (Rom. 3:23-26; 4:25; 5:18) Pero, ¿cómo podían ellos adquirir la fe
necesaria? Antes de que pudieran hacerlo, se les tuvo que revelar el conocimiento acerca de
Jesucristo, que Pablo llama en otros lugares “las gloriosas buenas nuevas acerca del Cristo.” (2 Cor.
4:4; compare con 1 Timoteo 1:11.) Respecto a los que aceptan estas “gloriosas buenas nuevas” y se
ponen en el camino que conduce a la gloria celestial ciertamente se puede decir que son
‘glorificados,’ u honrados, al recibirlas. //Volver al Índice

655
W1977 1/5 PÁG.288

¿Quién es el “Señor” que se menciona en Romanos 10:12: el


Señor Jesucristo, o el Señor Jehová?
Romanos 10:12 dice: “Porque no hay distinción entre judío y griego, puesto que hay el mismo
Señor sobre todos, que es rico para con todos los que lo invocan.” Del contexto no se puede
establecer con certeza la identidad del que es llamado “Señor” aquí.
En el transcurso de los siglos no ha habido acuerdo entre los doctos bíblicos en cuanto a si Pablo
quiso decir el Señor Jesucristo o el Señor Jehová. Romanos 10:9 definitivamente se refiere a Jesucristo
como Señor, y la cita de Isaías 28:16 que se encuentra en Romanos 10:11, y que dice: “Ninguno que
cifre su fe en él será desilusionado,” también aplica a Jesús. De ese modo, si Romanos 10:11 se ha de
enlazar directamente con el Señor de Romanos 10:12, el Señor que se menciona es Jesucristo.
Por otra parte, en Romanos 10:9 Pablo habla de ‘ejercer fe en tu corazón en que Dios lo levantó
de entre los muertos.’ Esto manifiesta que la fe en Jehová Dios también es esencial para la
salvación. Además, Romanos 10:13, una cita de Joel 2:32, dice: “Porque ‘todo el que invoque el
nombre de Jehová será salvo.’” Por consiguiente, si la invocación del Señor a que se alude en
Romanos 10:12 es la misma de Romanos 10:13, Jehová Dios es el Señor al que hace referencia
Pablo. El pensamiento entonces sería igual al que se expresa en Romanos 3:29: “¿O es él el Dios de
los judíos únicamente? ¿No lo es también de la gente de las naciones? Sí, de la gente de las
naciones también.” //Volver al Índice

656
W1979 1/11 PÁGS.31-32

¿A qué se refiere “la corona de la vida” mencionada en


Santiago 1:12, y de quiénes se puede decir que ganan esta
corona?
Santiago 1:12 dice: “Feliz es el hombre que sigue aguantando la prueba, porque al llegar a ser
aprobado recibirá la corona de la vida, que Jehová prometió a los que continúan amándolo.”
Se ha explicado que la expresión “la corona de la vida” significa la forma o clase más alta de
vida, vida inmortal, como la que reciben en la primera resurrección los que siguen en los pasos de
Cristo como seguidores ungidos. (1 Cor. 15:53, 54; Rev. 20:4, 6) No hay duda de que tal vida será una
corona para los que la posean y que es la más alta forma o clase de vida. Pero ¿significó Santiago,
al usar la palabra “corona,” tal forma superlativa de vida?
No parece que debamos conectar el pensamiento de algo superlativo con el término “corona
de la vida.” La palabra griega es stephanos. Ésta viene de una raíz que significa “circundar,” y por
eso se usa para referirse a una corona, guirnalda, premio o recompensa que recibe el vencedor en
una carrera. Así, el apóstol Pablo escribe en 2 Timoteo 4:7, 8: “He corrido la carrera hasta
terminarla. . . . De este tiempo en adelante me está reservada la corona de la justicia, que el Señor,
el justo juez, me dará como galardón en aquel día.” No se refería a justicia superlativa, sino al
premio, la recompensa de la justicia que recibiría. (Compare con Filipenses 4:1; 1 Tesalonicenses
2:19, 20.) Y por eso en Santiago 1:12 “la corona de la vida” es el premio o don de la vida recibido
por aguantar tribulaciones. De la “grande muchedumbre” de sobrevivientes de la tribulación se
puede decir que, si aguantan con fidelidad, ganarán “la corona de la vida” siendo la de ellos vida
eterna en la Tierra.—Rev. 7:9, 10.
En Revelación 2:10 tenemos una expresión similar que se refiere al premio de la vida. Los que lo
reciben son personas que han aguantado con fidelidad hasta la muerte. Pero en este caso se está
hablando a los cristianos ungidos que adquieren vida inmortal en los cielos. (Rev. 2:26, 27) Se puede
decir que las palabras de Santiago 1:12 declaran un principio general en vez de referirse a una clase
específica de personas como sí se hace en Revelación 2:10. //Volver al Índice

657
W1983 15/3 PÁG.31

¿Qué fue “la señal de Jonás” que se menciona en Mateo


16:4?
En respuesta a los fariseos y saduceos, que le pidieron una señal, Jesús dijo: “Una generación
inicua y adúltera sigue buscando una señal, pero no se le dará señal alguna sino la señal de Jonás”.
(Mateo 16:1-4.)
Estos líderes religiosos evidentemente estaban buscando una señal visible procedente del cielo
antes de aceptar a Jesús como el Mesías, y basaban su expectativa en un entendimiento erróneo
de Daniel 7:13, 14. Exigían que el Mesías se conformara a sus opiniones predeterminadas, y hacían
caso omiso de las cosas maravillosas que Jesús estaba haciendo y enseñando (Juan 4:25-29, 42;
7:31; 9:30-33). Por eso Jesús dijo a los fariseos y saduceos que la única “señal” adicional que se
proveería sería “la señal de Jonás”.
Muchos meses antes, Jesús había mencionado “la señal de Jonás”. Lo que agregó entonces
puede ayudarnos a comprender el punto que quería comunicar: “Porque así como Jonás estuvo en
el vientre del gran pez tres días y tres noches, así el Hijo del hombre estará en el corazón de la tierra
tres días y tres noches”. (Mateo 12:38-40.)
Jonás estuvo, en cierto sentido, en el Seol, o sepulcro, mientras estuvo en el vientre del gran pez
que se lo tragó (Jonás 2:1, 2). Entonces salió, como por resurrección, para efectuar su asignación
profética en Nínive. En el caso de Jesús había de suceder algo parecido, pero de manera aún más
milagrosa.
Jesús predijo que él moriría y que al tercer día sería levantado de entre los muertos (Mateo 16:21;
20:17-19; Juan 2:19-21). Cuando, de hecho, se levantó de entre los muertos al tercer día, sus
discípulos recordaron lo que él había dicho, y esto fortaleció la fe que tenían en él (Juan 2:22;
1 Corintios 15:3-8). Hasta algunos sacerdotes judíos que se enteraron de “la señal de Jonás” y del
mensaje cristiano ‘empezaron a ser obedientes a la fe’ (Hechos 6:7). Pero éstos ciertamente eran
una minoría. La mayor parte de los líderes judíos que habían rehusado dejarse impresionar por las
maravillosas obras y enseñanzas de Jesús cuando él anduvo entre ellos no cambiaron de parecer.
Rechazaron “la señal de Jonás”, la resurrección de Jesús de entre los muertos al tercer día. //Volver al
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658
W1987 15/5 PÁG.31

Moisés dijo a los israelitas que “las cosas reveladas


pertenecen a nosotros y a nuestros hijos hasta tiempo
indefinido”. (Deuteronomio 29:29.) ¿Ha llegado a formar
parte de esas “cosas reveladas” la luz que se ha arrojado
sobre la Palabra de Dios durante estos últimos días?
No; no sería correcto poner el entendimiento de las profecías que se nos ha concedido durante
estos últimos días en el mismo nivel de “las cosas reveladas” que Moisés consideraba.
Según el contexto de las palabras de Moisés, “las cosas reveladas” de que él hablaba tenían
que ver con el pacto de la Ley. (Deuteronomio 29:25.) Moisés mostró que estas “cosas reveladas”
conllevaban responsabilidades. El no cumplir con estas responsabilidades resultaría en que Jehová
disciplinara a su pueblo.
Por supuesto, el pacto de la Ley fue una revelación procedente de Jehová Dios. Fue precedido
por otras revelaciones a los patriarcas, a Noé, y así hasta llegar a Adán. Se utilizó a Moisés para
poner por escrito las cosas que se habían revelado hasta su tiempo, y han sido conservadas para
nosotros en los primeros cinco libros de la Biblia. Posteriormente, como explicó el artículo “Las cosas
reveladas pertenecen a nosotros” (La Atalaya, 15 de mayo de 1986), toda la información que está
registrada en la Biblia llegó a formar parte de estas “cosas reveladas”. (2 Timoteo 3:16.)
Así, la Biblia contiene “las sagradas declaraciones formales de Dios”, las cosas que él ha
revelado. (Romanos 3:2.) Cuando los judíos naturales resultaron infieles, los cristianos ungidos llegaron
a ser los mayordomos o encargados de estas “cosas reveladas”, y la congregación cristiana llegó a
ser “columna y apoyo” para ellas. (1 Timoteo 3:15; 1 Corintios 4:1.) Por eso, es correcto que los
miembros de esa congregación hoy día hagan eco a las palabras de Moisés, de que “las cosas
reveladas pertenecen a nosotros”.
Hoy, Jehová ha arrojado mucha luz sobre estas “cosas reveladas”. Como profetizó Daniel, el
pueblo de Jehová ha ‘discurrido’ por la Palabra inspirada, y ‘el conocimiento verdadero se ha
hecho abundante’. (Daniel 12:4.) Así, ahora sabemos quiénes son las “otras ovejas”. (Juan 10:16.)
Reconocemos a la “gran muchedumbre”. (Revelación 7:9-17.) Vemos el cumplimiento de la
parábola de las ovejas y las cabras. (Mateo 25:31-46.) Cosas como estas se nos han dado a
conocer a nosotros, pero no en el sentido de “las cosas reveladas” como se han registrado en la
Palabra inspirada de Jehová.
Por lo tanto, no sería correcto poner esos adelantos en entendimiento en el mismo nivel de las
revelaciones inspiradas que componen “las cosas reveladas” registradas en la Biblia. Más bien,
mediante un intenso estudio de la Biblia —y con oración— el pueblo de Jehová ha procurado
alcanzar un entendimiento correcto de esas “cosas reveladas”. Jehová, mediante espíritu santo, ha
dado ese entendimiento al tiempo debido determinado por él.
La Biblia nos dice que “la senda de los justos es como la luz brillante que va haciéndose más y
más clara hasta que el día queda firmemente establecido”. (Proverbios 4:18.) La luz creciente que
Jehová ha arrojado sobre “las cosas reveladas” muestra que ese “día” se acerca, y prueba que su
bendición está sobre la congregación cristiana hoy. //Volver al Índice

659
W2006 1/10 PÁG.31

Según la Traducción del Nuevo Mundo, Moisés dice en


Deuteronomio 31:2 que ya no se le permitiría salir y entrar
como caudillo de Israel; pero otras versiones indican que se
encontraba incapacitado para hacerlo. ¿A qué obedece la
diferencia?
Aunque el término hebreo admite ambas interpretaciones, algunas Biblias dan a entender que,
al final de su vida, Moisés se encontraba enfermo e incapacitado para ejercer su liderazgo. Por
ejemplo, la Versión Popular dice: “Tengo ciento veinte años, y ya no tengo fuerzas para andar de un
lado para otro”, y La Biblia de Nuestro Pueblo dice: “Me encuentro impedido”.
Sin embargo, Deuteronomio 34:7 deja ver que, aunque entrado en años, él no estaba débil:
“Moisés tenía ciento veinte años de edad al morir. Su ojo no se había oscurecido, y su fuerza vital
no había huido”. Así pues, aún contaba con el vigor necesario para dirigir la nación, pero no era la
voluntad de Jehová que siguiera haciéndolo. El propio Moisés lo indicó al añadir: “Jehová me ha
dicho: ‘No cruzarás este Jordán’”. Al parecer, aquí Jehová estaba ratificando lo que había
decretado tras el incidente de las aguas de Meribá (Números 20:9-12).
Moisés había disfrutado de una larga y extraordinaria vida, la cual puede dividirse en tres etapas.
Los primeros cuarenta años los pasó en Egipto, donde fue “instruido en toda la sabiduría de los
egipcios” y fue “poderoso en sus palabras y hechos” (Hechos 7:20-22). Los siguientes cuarenta años
residió en Madián, donde desarrolló las cualidades espirituales necesarias para liderar al pueblo de
Jehová. Y durante sus últimos cuarenta años guió y gobernó a los israelitas. Pero Jehová había
decidido que fuera Josué, y no Moisés, quien cruzara el río Jordán y llevara al pueblo a la Tierra
Prometida (Deuteronomio 31:3).
En suma, la Traducción del Nuevo Mundo capta el significado correcto de Deuteronomio 31:2:
Moisés dejaría de ser el caudillo de Israel, no porque estuviera impedido, sino por que Jehová ya
no se lo permitiría. //Volver al Índice

660
W2010 1/2 PÁG.22

¿Hay que creer en la Trinidad para ser cristiano?


Cierto libro de texto para estudiantes de secundaria, publicado en Dinamarca en 2007, describió
a los testigos de Jehová como una religión cristiana minoritaria que se basa exclusivamente en la
Biblia (Danske Verdensreligioner: Kristendom [Las religiones del mundo en Dinamarca:
El cristianismo]). En dicho país, los testigos de Jehová ocupan el tercer lugar entre las principales
confesiones religiosas.
Con todo, esa descripción de los Testigos le valió a la autora del libro las duras críticas de un
obispo de la Iglesia Nacional de Dinamarca. “No conozco ni un solo teólogo que los considere
cristianos”, declaró el religioso. ¿Por qué? En su opinión, porque “niegan la Trinidad, que es el centro
de la fe cristiana”.
La autora, una socióloga especializada en temas religiosos llamada Annika Hvithamar, no dudó
en replicar. Argumentó que, cuando a las personas se les pregunta por qué se consideran cristianas,
rara vez contestan: “Porque creo en la Trinidad”. Lo que es más, en una sección de su libro, titulada
“¿Eres cristiano?”, ella afirma: “La doctrina de la Trinidad es uno de los problemas más complejos de
la teología cristiana”. Y agrega: “A cualquier cristiano que no haya estudiado teología le costará
mucho entender por qué el Dios cristiano es, a la vez que tres dioses, un solo Dios”.
La realidad es que la Biblia enseña de forma sencilla y fácil de entender quién es Dios y quién es
Jesús. En ninguna de sus páginas se encuentra la palabra trinidad, ni aparece la idea de que Dios
sea tres personas. De hecho, las Escrituras afirman claramente que Jesucristo es el Hijo primogénito
de Dios (Colosenses 1:15). También indican que es el “mediador entre Dios y los hombres” (1 Timoteo
2:5). Y respecto al Padre, dicen: “Tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la
tierra” (Salmo 83:18).
Los testigos de Jehová creen que tener fe en Jesús es de vital importancia (Juan 3:16).
Y precisamente por esa razón obedecen el siguiente mandato de Jesús: “Está escrito: ‘Es a Jehová
tu Dios a quien tienes que adorar, y es solo a él a quien tienes que rendir servicio sagrado’” (Mateo
4:10). Y ¿qué mejor descripción del cristiano puede haber que aquel que obedece los mandatos de
Cristo? //Volver al Índice

661
W1992 1/6 PÁG.31

¿Apoya la Biblia la existencia de unicornios, los cuales se


mencionan en algunas versiones de las Santas Escrituras?
Las versiones de Reina-Valera (1904), Torres Amat, Scío de San Miguel y otras mencionan
unicornios. Pero no es así en el caso de versiones modernas que vierten con exactitud el hebreo.
(Salmo 22:21; 29:6; 92:10 [21:22; 28:6; 91:11, Torres Amat; Scío de San Miguel]).
A través de los siglos se han desarrollado muchos mitos sobre un animal con cuerpo y cabeza de
caballo, pero que tenía patas de venado y cola de león. Quizás el rasgo más distintivo de esta
criatura legendaria sea su único cuerno retorcido en la frente.
Según la Gran Enciclopedia Larousse, “[su] cuerno fue buscado ávidamente en la edad media,
por estar considerado como un contraveneno”. A este respecto, la Enciclopedia Barsa comenta:
“Se afirmaba que el cuerno poseía poder mágico para descubrir la presencia de venenos, por lo
que se buscaban con [ahínco] tales cuernos”. En cuanto al unicornio, el Diccionario Enciclopédico
Espasa dice: “Se formó el mito de la mezcla de tres factores: el rinoceronte, el colmillo del narval y
las antiguas esculturas que presentaban los toros de perfil, con un solo cuerno”. De hecho, ciertos
monumentos asirios y babilonios mostraban animales de un solo cuerno. Ahora a esos animales se les
reconoce como ciervos, íbices, vacas y toros representados de perfil, una perspectiva que no
mostraba ambos cuernos.
Esto es de algún interés para los que estudian la Biblia, ya que las Escrituras se refieren nueve
veces a un animal con el término hebreo reʼém. (Números 23:22; 24:8; Deuteronomio 33:17; Job
39:9, 10; Salmo 22:21; 29:6; 92:10; Isaías 34:7.) Por mucho tiempo los traductores no supieron con
seguridad de qué animal se trataba. La Septuaginta griega vertió reʼém con el sentido ‘de un solo
cuerno’ o unicornio. La Vulgata latina a menudo lo traduce “rinoceronte”. Otras versiones usan
“buey salvaje”, “toro salvaje”, “uro”, “búfalo salvaje” o “búfalo”. Robert Young sólo translitera al
inglés (como “Reem”) el término hebreo y esencialmente deja al lector a oscuras.
Sin embargo, eruditos modernos han eliminado gran parte de la confusión respecto al reʼém. Los
lexicógrafos Ludwig Koehler y Walter Baumgartner muestran que el término significa “bueyes
salvajes” y que su identificación científica es Bos primigenius. Esta es una “subfamilia de la gran
familia ungulada cornuda”. The New Encyclopædia Britannica explica:
“Ciertos pasajes poéticos del Antiguo Testamento se refieren a un fuerte y magnífico animal
cornudo llamado reʼém. Esta palabra se traduce ‘unicornio’ o ‘rinoceronte’ en muchas versiones [en
inglés], pero muchas traducciones modernas prefieren ‘buey salvaje’ (uro), que es el significado
correcto del hebreo reʼém”.
Puesto que en el español actual “buey” tiene el sentido de un toro castrado, la Traducción del
Nuevo Mundo de las Santas Escrituras vierte reʼém consecuente y correctamente “toro salvaje”. El
uro (buey o toro salvaje) parece haberse extinguido para el siglo XVII, pero los científicos han
deducido que era muy diferente del legendario unicornio. El primitivo uro tenía aproximadamente
1,8 metros (6 pies) de alzada y medía unos 3 metros (10 pies) de largo. Puede que pesara
900 kilogramos (2.000 libras), y cada uno de sus dos cuernos podía pasar de 75 centímetros
(30 pulgadas) de longitud.
Esto ciertamente concuerda con la mención bíblica del reʼém o toro salvaje. Este era famoso por
su fuerza y disposición indomable (Job 39:10, 11), así como por su rapidez. (Números 23:22; 24:8.) Es
evidente que tenía dos cuernos, no uno solo como el legendario unicornio. Moisés se refirió a sus
cuernos cuando dio la ilustración de las dos poderosas tribus que descenderían de los dos hijos de
José. (Deuteronomio 33:17.)

662
Así que la Biblia no apoya la idea de unicornios, renombrados en la leyenda. Sí presenta un
cuadro exacto, aunque limitado, del imponente uro o toro salvaje que inspiró temor y existió en
tiempos bíblicos y hasta el pasado no muy lejano.
Nota a pie de página. El profesor Paul Haupt explica: ‘En colecciones medievales los cuernos de
rinoceronte o los colmillos de narval (también llamado unicornio marino o unicornio cetáceo)
pasaban por cuernos de unicornio’. //Volver al Índice

663
W2006 15/5 PÁG.31

¿Qué hace que “las cosas deseables de todas las naciones”


entren en la “casa” de la adoración verdadera? (Ageo 2:7.)
Jehová predijo lo siguiente por medio del profeta Ageo: “Meceré todas las naciones, y las cosas
deseables de todas las naciones tienen que entrar; y ciertamente llenaré de gloria esta casa” (Ageo
2:7). ¿Es la acción de mecer, o sacudir, a “todas las naciones” lo que hace que sus “cosas
deseables” —es decir, las personas de corazón recto— abracen la adoración verdadera? La
respuesta es no.
Veamos qué es lo que mece a las naciones y qué efecto causa. La Biblia dice que las naciones
“han estado en tumulto [...], y los grupos nacionales mismos han seguido hablando entre dientes
una cosa vacía” (Salmo 2:1). La “cosa vacía” que las naciones siguen “hablando entre dientes”, o
meditando, es la permanencia de su propia soberanía. Nada las hace temblar tanto como una
amenaza a su gobernación.
Y eso es justamente lo que la predicación mundial sobre el Reino de Dios, llevada a cabo por los
testigos de Jehová, representa para ellas: una amenaza. Al fin y al cabo, el Reino mesiánico de Dios
en manos de Jesucristo “triturará y pondrá fin a todos [los] reinos” humanos (Daniel 2:44). El mensaje
de juicio incluido en nuestra predicación pone a temblar a las naciones (Isaías 61:2). Y tienen mucha
más razón para hacerlo a medida que la predicación gana en amplitud e intensidad. La mecedura
de las naciones predicha en Ageo 2:7 es también el preludio de un acontecimiento futuro. ¿De
cuál?
En Ageo 2:6 leemos: “Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: ‘Todavía una vez —es poco
tiempo— y voy a mecer los cielos y la tierra y el mar y el suelo seco’”. Citando de este versículo, el
apóstol Pablo escribió: “[Él] ha prometido, diciendo: ‘Todavía una vez más pondré en conmoción
no solo la tierra, sino también el cielo’. Ahora bien, la expresión ‘Todavía una vez más’ significa la
remoción de las cosas que son sacudidas como cosas que han sido hechas, a fin de que
permanezcan las cosas que no son sacudidas”, es decir, el Reino (Hebreos 12:26, 27). En efecto, el
entero sistema de cosas actual será destruido de una sacudida para dar paso al nuevo mundo de
Dios.
Las personas de buen corazón se sienten atraídas a la adoración verdadera, pero no porque se
meza a las naciones. Lo que las atrae a Jehová y a su adoración es la misma actividad que sacude
a las naciones, a saber, la predicación mundial del Reino establecido de Dios. La declaración de las
“buenas nuevas eternas” dirige a los rectos hacia la adoración del Dios verdadero (Revelación
[Apocalipsis] 14:6, 7).
El mensaje del Reino es tanto de juicio como de salvación (Isaías 61:1, 2). Su predicación cumple
un propósito doble: por un lado, sacude a las naciones y, por el otro, hace que las cosas deseables
de las naciones entren en la casa de Jehová para la gloria de él. //Volver al Índice

664
W2008 1/6 PÁG.27

¿Por qué predijo Zacarías la destrucción de Tiro mucho


después de que la arrasaran los babilonios?
La antigua ciudad de Tiro, situada en la costa mediterránea, en realidad se componía de dos
partes: una en tierra firme y otra en una isla.
Hubo un tiempo en que los habitantes de Tiro mantuvieron relaciones amistosas con los israelitas.
Pero más tarde, Tiro llegó a ser próspera y se rebeló contra Dios hasta el extremo de robar el oro y la
plata del templo de Jehová y vender como esclavos a algunos israelitas (Joel 3:4-6). Esto le acarreó
la condena divina. Así que, mediante sus profetas, Jehová predijo que Tiro caería a manos del rey
de Babilonia, Nabucodonosor, quien condujo a sus ejércitos a Tiro tras destruir Jerusalén en el año
607 antes de nuestra era (Isaías 23:13, 14; Jeremías 27:2-7; Ezequiel 28:1-19).
Ante la inminente derrota, los habitantes de Tiro huyeron con sus pertenencias a la parte de la
ciudad que estaba en la isla. Finalmente, los babilonios dejaron en ruinas la parte de la ciudad
ubicada en tierra firme. Cerca de un siglo después, el profeta Zacarías pronunció bajo inspiración el
juicio divino contra la ciudad: “¡Mira! Jehová mismo la desposeerá, y al mar ciertamente derribará
su fuerza militar; y en el fuego ella misma será devorada” (Zacarías 9:3, 4).
Esa profecía de Zacarías se cumplió en el año 332 antes de nuestra era, cuando Alejandro
Magno arrasó la parte de la ciudad que se asentaba en la isla. Para lograrlo, construyó un terraplén
de 800 metros (media milla), desde la costa hasta la isla, con madera y piedras de las ruinas de la
antigua Tiro. Este detalle también se había predicho en el libro bíblico de Ezequiel (Ezequiel 26:4, 12).
//Volver al Índice

665
W2005 1/8 PÁG.31

¿Indica el adverbio “probablemente” en Sofonías 2:3 que los


siervos de Dios no están seguros de que recibirán la vida
eterna?
El versículo dice: “Busquen a Jehová, todos ustedes los mansos de la tierra, los que han
practicado Su propia decisión judicial. Busquen justicia, busquen mansedumbre. Probablemente se
les oculte en el día de la cólera de Jehová”. ¿Por qué dice “probablemente”?
Para entender cómo tratará Jehová con sus fieles en Armagedón, conviene que repasemos qué
dice la Biblia sobre lo que Dios hace por quienes mueren antes de este juicio. Hay personas que
reciben una resurrección inmortal como seres espirituales en los cielos, mientras que otras resucitarán
en la Tierra con la perspectiva de vivir para siempre en el Paraíso (Juan 5:28, 29; 1 Corintios 15:53, 54).
Si Jehová recuerda y recompensa a sus leales que mueren antes de Armagedón, no cabe duda de
que actuará igual con quienes estén vivos en el día de su cólera.
Las siguientes palabras inspiradas del apóstol Pedro también son animadoras: “[Dios] guardó en
seguridad a Noé, predicador de justicia, con otras siete personas cuando trajo un diluvio sobre un
mundo de gente impía; y al reducir a cenizas a las ciudades de Sodoma y Gomorra las
condenó, [...] y libró al justo Lot [...;] Jehová sabe librar de la prueba a personas de devoción
piadosa, pero reservar a personas injustas para el día del juicio para que sean cortadas de la
existencia” (2 Pedro 2:5-9). Aunque Jehová destruyó a aquellos impíos del pasado, conservó vivos a
Noé y a Lot, sus siervos fieles. Jehová también salvará a las personas de devoción piadosa cuando
destruya a los malvados en Armagedón. De hecho, sobrevivirá “una gran muchedumbre”
(Revelación [Apocalipsis] 7:9, 14).
Todo parece indicar, pues, que en Sofonías 2:3 se utiliza el adverbio “probablemente” no porque
exista alguna duda sobre la capacidad de Dios para proteger a quienes cuentan con su
aprobación, sino, más bien, para señalar que cuando una persona comienza a buscar justicia y
mansedumbre tiene la probabilidad de que se le oculte en el día de la cólera de Jehová. Ahora
bien, su salvación dependerá de que siga buscando mansedumbre y justicia (Sofonías 2:3). //Volver al
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666
W1987 15/3 PÁG.31

¿Qué se entiende por la declaración de 2 Samuel 18:8, que


dice: “La selva hizo más, en cuanto a comerse a la gente, de
lo que hizo la espada”?
El hijo del rey David, Absalón, quien era bien parecido, usurpó el trono y obligó a su padre a huir
de Jerusalén. Más tarde, en la selva de Efraín (quizás al este del río Jordán) ocurrió una batalla entre
las fuerzas de Absalón y los hombres leales al rey ungido de Jehová, David. El relato de 2 Samuel
18:6, 7 dice que durante la encarnizada batalla los hombres de David dieron muerte a
20.000 rebeldes. El siguiente versículo añade en parte: “Además, la selva hizo más, en cuanto a
comerse a la gente, de lo que hizo la espada en comérsela aquel día”.
Algunos han sugerido que esto se refiere a que soldados rebeldes fueron devorados por las
bestias salvajes que moraban en los bosques. (1 Samuel 17:36; 2 Reyes 2:24.) Pero esto no se refiere
necesariamente a un comer literal por animales, tal como “la espada” tampoco se comió
literalmente a los que murieron en batalla. En realidad, la batalla “llegó a extenderse sobre toda la
tierra que estaba a la vista”. De manera que una explicación más probable es que los hombres
derrotados de Absalón, que huían en pánico por la selva rocosa, quizás cayeron en hoyos y
barrancos ocultos y se enredaron en la maleza. Es interesante que el relato pasa a decir que
Absalón mismo fue víctima de la selva. Aparentemente debido a su abundante cabellera, la
cabeza se le prendió de un gran árbol, y él quedó expuesto sin defensa posible al ataque mortífero
de Joab y sus hombres. El cadáver de Absalón fue ‘arrojado en la selva, en un hueco grande, y
sobre él alzaron un montón de piedras muy grande’. (2 Samuel 18:9-17.) //Volver al Índice

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W1993 15/10 PÁG.31

¿Quiere decir la expresión “dotado del espíritu” de


1 Corintios 14:37 que el cristiano ha recibido el espíritu santo
como ungido, o significa que tiene un don milagroso del
espíritu?
Este versículo lee así en la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras: “Si alguno piensa
que es profeta o está dotado del espíritu, que reconozca las cosas que les escribo, porque son
mandamiento del Señor”. (1 Corintios 14:37.)
El lector podría entender la expresión “dotado del espíritu” como una referencia al hecho de
que los cristianos del siglo I habían sido engendrados por el espíritu y eran hijos espirituales de Dios.
También puede entenderse que la expresión se refiere al que ha recibido un don especial del
espíritu santo. Este último significado es el más probable, como se desprende del contexto.
El apóstol Pablo utilizó en este texto la palabra griega pneu·ma·ti·kós, cuyo significado
fundamental es el de “relativo al espíritu, espiritual”. Este término se usa en las expresiones “cuerpo
espiritual”, “bendición espiritual”, “comprensión espiritual” y “casa espiritual”. (1 Corintios 15:44;
Efesios 1:3; Colosenses 1:9; 1 Pedro 2:5.)
En esos casos la Biblia especifica el objeto (cuerpo, bendición, comprensión, casa) al que
califica el adjetivo “espiritual”. Pero en otros casos, el contexto debe determinar el sentido y la
debida traducción del término “espiritual”. Por ejemplo, 1 Corintios 2:14, 15 contrasta la actitud del
hombre físico con ho pneu·ma·ti·kós, en cuyo caso lógicamente significa “el hombre espiritual”.
Los capítulos 12 a 14 de Primera a los Corintios se centran en los dones milagrosos del espíritu
santo. Dios otorgó estos dones a algunos de los primeros cristianos para demostrar que ya
no utilizaba al Israel natural y que ahora bendecía al “Israel de Dios” cristiano. (Gálatas 6:16.)
Respecto a estos dones Pablo escribió: “Ahora bien, hay variedades de dones, pero hay el mismo
espíritu”. (1 Corintios 12:4.) Entre los dones del espíritu se contaban la sabiduría, el conocimiento y la
fe en un sentido especial, así como el profetizar, el hablar en lenguas y su interpretación. (1 Corintios
12:8-11.)
Los cristianos de Corinto a quienes Pablo escribió fueron ungidos con el espíritu santo de Dios.
Pablo dijo: “Pero ustedes han sido lavados, pero ustedes han sido santificados, pero ustedes han sido
declarados justos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y con el espíritu de nuestro Dios”.
(1 Corintios 6:11; 12:13.) Sí, todos habían recibido “la prenda de lo que ha de venir, es decir, el
espíritu”. (2 Corintios 5:5.) Sin embargo, no todos ellos recibieron un don especial mediante el espíritu
santo. Y parece ser que a muchos les fascinaba hablar en lenguas, don al que atribuían una
importancia desmedida. Pablo les escribió para corregir su modo de pensar e indicó que las lenguas
no beneficiarían a tantas personas como el don de profetizar. Al final del capítulo 12 Pablo aconsejó
a los corintios: “Sigan procurando celosamente los dones mayores”. (1 Corintios 12:28-31.)
Luego, al empezar el capítulo 14, instó: “Sigan tras el amor; sin embargo, sigan procurando
celosamente [ta pneu·ma·ti·ká], pero preferiblemente que profeticen”. ¿Procurando qué? Aquellos
cristianos no tenían que procurar el ungimiento por espíritu, puesto que ya lo tenían. De modo que
es lógico concluir que Pablo se refirió a los “dones” del espíritu, los mismos que al final del capítulo 12
dijo que debían procurar. De modo que la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras
traduce 1 Corintios 14:1 del siguiente modo: “Sigan procurando celosamente los dones espirituales”.
La mayoría de las versiones de la Biblia traducen ta pneu·ma·ti·ká en este texto por “los dones
espirituales” o “dones del Espíritu”.

668
En esta línea, Pablo relaciona el profetizar con pneu·ma·ti·kós poco antes de concluir el
capítulo 14. Como en el versículo 1, el contexto da a entender que hace referencia a estar dotado
del espíritu. La Sagrada Biblia, de A. Magaña, escoge la siguiente traducción: “Si alguno cree que es
profeta, o que tiene dones del Espíritu, reconozca que lo que os escribo es un mandato del Señor”.
Sí, todos los cristianos, sea que tuvieran el don de profetizar o cualquier otro don del espíritu,
tenían que aceptar y seguir el consejo que Pablo escribió sobre cómo debían efectuarse las cosas
en la congregación. //Volver al Índice

669
W2003 15/9 PÁGS.30-31

¿Qué significa “tener vida en sí mismo”?


La Biblia dice que Jesucristo tiene “vida en sí mismo” (Juan 5:26). Por otra parte, él dijo a sus
seguidores: “Tienen vida en ustedes” (Juan 6:53; “vida en [ustedes] mismos”, Nuevo Testamento
Interlineal Griego-Español). No obstante, el significado de estos dos versículos es distinto.
“Así como el Padre tiene vida en sí mismo —declaró Jesús—, así ha concedido también al Hijo el
tener vida en sí mismo.” Antes de hacer esta sorprendente declaración, Jesús aseguró: “Muy
verdaderamente les digo: El que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna”, y
añadió: “La hora viene, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan
hecho caso vivirán”. Jesús se refería con esas palabras a un poder extraordinario que le había
conferido el Padre: el de otorgar a los seres humanos una condición aprobada ante Dios. Además,
Jesús puede resucitar a quienes duermen en la muerte e impartirles vida. Así pues, en el caso de
Jesús, tener “vida en sí mismo” alude al hecho de que se le han concedido tales poderes. Al igual
que el Padre, el Hijo tiene “en sí mismo el don de la vida” (Juan 5:24-26, nota). ¿Y qué puede decirse
de sus seguidores?
Como un año después, Jesús indicó a sus oyentes: “Muy verdaderamente les digo: A menos que
coman la carne del Hijo del hombre y beban su sangre, no tienen vida en ustedes [mismos]. El que
se alimenta de mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día”
(Juan 6:53, 54). Jesús equiparó de este modo las expresiones “vida en ustedes [mismos]” con “vida
eterna”. En otros lugares de las Escrituras Griegas encontramos expresiones con la misma
construcción gramatical que “vida en ustedes [mismos]”. Dos ejemplos de ello son “Tengan sal en
ustedes” (Marcos 9:50; “en ustedes mismos”, Nueva Biblia Española) y “recibiendo en sí mismos la
recompensa completa” (Romanos 1:27). En estos casos, no se alude al poder de dar sal o una
recompensa a los demás, sino, más bien, a una plenitud interior. Por consiguiente, la expresión “vida
en ustedes [mismos]” utilizada en Juan 6:53 se refiere sencillamente a la plenitud de vida que
alcanzarían los discípulos.
Jesús mencionó su carne y su sangre cuando habló de que sus seguidores tendrían vida en sí
mismos. Más adelante, al instituir la Cena del Señor, volvió a mencionar su carne y su sangre, y
mandó que sus discípulos que formarían parte del nuevo pacto participaran de los emblemas del
pan sin levadura y del vino. ¿Significa eso que solo los cristianos ungidos, con quienes Dios ha
establecido el nuevo pacto, alcanzan plenitud de vida? No. Entre ambas declaraciones de Jesús
transcurrió un año. Quienes escucharon sus palabras recogidas en Juan 6:53, 54 no tenían ningún
conocimiento de la observancia anual con emblemas que representarían la carne y la sangre de
Cristo.
Según el capítulo 6 de Juan, Jesús primero comparó su carne al maná, diciendo: “Los
antepasados de ustedes comieron el maná en el desierto y sin embargo murieron. Este es el pan
que baja del cielo, para que cualquiera pueda comer de él y no morir. Yo soy el pan vivo que bajó
del cielo; si alguien come de este pan vivirá para siempre”. La carne de Jesús, al igual que su
sangre, era mejor que el maná. ¿Por qué? Porque él entregó su carne a favor de “la vida del
mundo”, lo que posibilitó la vida eterna. [Nota] Por lo tanto, la afirmación de Juan 6:53 respecto a
tener “vida en ustedes [mismos]” es aplicable a todos los que reciben vida eterna, sea en el cielo o
en la Tierra (Juan 6:48-51).
¿Cuándo reciben los seguidores de Cristo vida en sí mismos? Es decir, ¿cuándo alcanzan la
plenitud de vida? En el caso de los herederos ungidos del Reino, al resucitar para vivir en los cielos
como espíritus inmortales (1 Corintios 15:52, 53; 1 Juan 3:2). Las “otras ovejas” de Jesús obtienen la
plenitud de vida después del fin del Reinado de Mil Años. Para entonces ya habrán sido sometidas a
prueba, habrán demostrado su fidelidad y se les habrá declarado justas para vida eterna en el
Paraíso terrestre (Juan 10:16; Revelación [Apocalipsis] 20:5, 7-10).

670
Nota. En el desierto, tanto los israelitas como la “vasta compañía mixta” necesitaron maná para
mantenerse con vida (Éxodo 12:37, 38; 16:13-18). De igual modo, todos los cristianos, ungidos o no, se
benefician del maná celestial ejerciendo fe en el poder redentor de la carne y la sangre de Jesús
entregadas en sacrificio (véase La Atalaya del 1 de febrero de 1988, págs. 30, 31). //Volver al Índice

671
W1970 1/1 PÁG.31

¿Por qué dice la Traducción del Nuevo Mundo “epilépticos”


en Mateo 4:24, mientras que algunas traducciones dicen
“lunáticos”?—P. K., EE. UU.
En la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras este versículo dice: “Y el informe
acerca de él salió a toda la Siria; y le trajeron todos los que se hallaban mal, los afligidos de diversas
dolencias y tormentos, los endemoniados y epilépticos y paralíticos, y los curó.”—Mat. 4:24.
La palabra griega que se traduce “epilépticos” en Mateo 4:24 y 17:15 es seleniazomai, que
significa literalmente “herido por la Luna.” Muchas traducciones más antiguas de la Biblia han usado
la palabra correspondiente “lunáticos,” de la palabra latina luna. Sin embargo, ¿transmite
adecuadamente el significado correcto “lunáticos”? No, no lo transmite, pues los doctos
concuerdan en general en que la enfermedad que se da a entender no es enajenación mental o
locura, sino más bien la enfermedad crónica del sistema nervioso central que ahora se llama
epilepsia Y el uso de esta palabra griega en literatura no bíblica antigua confirma este
entendimiento.
En un tiempo la gente creía que “los ataques epilépticos supuestamente correspondían a las
fases de la Luna.” (Word Pictures in the New Testament, por A. T. Robertson, tomo 1, pág. 37) El que
ese pensamiento haya estado en boga cuando Mateo escribió su Evangelio o no, no se sabe. Sin
embargo, el que él haya usado este término griego común no significa que haya pensado que la
Luna causaba o empeoraba la epilepsia, así como hoy la gente no cree que la Luna causa locura
cuando usa las palabras “alunado” y “lunático.”
Tomando en cuenta el significado de la palabra griega envuelta, muchas traducciones
modernas usan “epilépticos” en Mateo 4:24 o en una nota al pie de la página. (Note la Biblia de
Jerusalén en francés, español e inglés.) Así, el modo en que la Traducción del Nuevo Mundo vierte
Mateo 4:24 refleja interés en transmitir en habla moderna el significado exacto de la Biblia. //Volver al
Índice

672
W1984 1/10 PÁGS.30-31

Puesto que se dice que el modo de vivir cristiano es


galardonador aun ahora, ¿por qué escribió Pablo: “Si solo en
esta vida hemos esperado en Cristo, somos de todos los
hombres los más dignos de lástima”?
El verdadero cristianismo es ciertamente un modo de vivir bueno y satisfaciente. Pero el
comentario que el apóstol Pablo registró en 1 Corintios 15:19 indicó que la persona que aguantara
sufrimiento por su esperanza era digno de lástima si dicha esperanza careciera de fundamento.
Hay razón de sobra para concluir que el modo de vivir que resulta de practicar el cristianismo
verdadero es bueno. Considere algunas de las pruebas de esto. El cristiano genuino es parte de una
congregación de personas limpias, sanas y amorosas que se interesan en él y están dispuestas a
ofrecerle ayuda espiritual y material. Por seguir el consejo de Dios, el cristiano queda protegido de
muchos peligros físicos y enfermedades, como los que se relacionan con la inmoralidad, el consumo
excesivo de bebidas alcohólicas, el fumar y el abuso de las drogas (Romanos 1:26, 27; 1 Corintios
6:18; 2 Corintios 7:1; Efesios 4:18, 19). No va a la deriva, sin rumbo, inseguro del significado o el
objetivo de la vida; más bien, aprecia la relación que tiene con su Creador y se siente satisfecho de
hacer la voluntad de Dios. El hecho de que sigue los principios basados en la Biblia contribuye a que
tenga mayor seguridad y éxito en la vida de familia. Debido a que el cristiano es honrado, puede
que sea solicitado como empleado, y es menos probable que lo despidan temporal o
permanentemente.
Aun esta lista abreviada demuestra que el modo de vivir cristiano es verdaderamente excelente
y galardonador.
Sin embargo, a veces el cristiano experimenta oposición, persecución o hasta violencia
(2 Timoteo 3:12). Jesús predijo que así sería (Mateo 24:9, 10; Marcos 8:34; 10:30; Lucas 21:12; Juan
16:2). Los cristianos de la antigua ciudad de Corinto sabían eso. Estaban al tanto de que Pablo,
quien había ‘perseguido a la congregación de Dios’, ahora era objeto de persecución. Él les
escribió: “Cuando se nos injuria, bendecimos; cuando se nos persigue, lo soportamos” (1 Corintios
15:9; 4:12; 2 Corintios 11:23-27). No obstante, razonó como sigue: “¿Por qué también estamos
nosotros en peligro cada hora? Diariamente me enfrento con la muerte. [...] Si yo, lo mismo que los
hombres, he peleado con bestias salvajes en Éfeso, ¿de qué me sirve? Si los muertos no han de ser
levantados, ‘comamos y bebamos, porque mañana hemos de morir’”. (1 Corintios 15:30-32.)
La persecución que afrontaban los cristianos, pues, estaba relacionada con su esperanza. Si
aquella esperanza hubiera sido una mera ilusión, ellos habrían estado pasando por la persecución
inútilmente. Por eso Pablo pudo decir: “Si solo en esta vida hemos esperado en Cristo, somos de
todos los hombres los más dignos de lástima”. (1 Corintios 15:19.)
Pero él sabía que Cristo definitivamente había sido resucitado. Después de ser levantado de
entre los muertos, Jesús se apareció ante centenares de testigos, incluso Pablo mismo (1 Corintios
15:3-8). De aquí que Pablo instara a los corintios: “Por consiguiente, amados hermanos míos,
háganse constantes, inmovibles, siempre teniendo mucho que hacer en la obra del Señor, sabiendo
que su labor no es en vano en lo relacionado con el Señor”. (1 Corintios 15:58.)
Pablo estaba convencido de que ni él ni otros cristianos que sufrían en el nombre de Cristo
habían de ser dignos de lástima. Llevó una vida plena, memorable y hasta envidiable. Como en el
caso de él, así puede ser en el nuestro, que “la devoción piadosa es provechosa para todas las

673
cosas, puesto que encierra promesa de la vida de ahora y de la que ha de venir”. (1 Timoteo 4:8.)
//Volver al Índice

674
W1970 1/8 PÁGS.478-479

¿Cuál es el significado de la oración a Dios: “No nos metas


en tentación”?—E. D., EE. UU.
Esto es parte de la bien conocida ‘oración modelo’ de Jesús. Después de instar a sus discípulos a
orar por perdón, Cristo concluyó la oración de este modo: “Y no nos metas en tentación, sino
líbranos del inicuo.”—Mat. 6:12, 13; Luc. 11:4.
Algunos se han preguntado si esto significa que a menos que uno le pida a Dios que no lo haga,
Dios va a tentar a uno a pecar. Pero eso de ningún modo puede ser así, pues Jehová inspiró a
Santiago, medio hermano de Jesús, a escribir: “Al estar bajo prueba, que nadie diga: ‘Estoy siendo
probado por Dios.’ No; porque con cosas malas Dios no puede ser probado ni prueba él mismo a
nadie.” (Sant. 1:13) Las palabras de Jesús deben entenderse a la luz de este versículo y en armonía
con él.
La experiencia de Adán y Eva ilumina lo que Cristo quiso decir. Dios les permitió comer a
satisfacción de “todo árbol deseable a la vista de uno y bueno para alimento.” Sin embargo,
no habían de comer del árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo.—Gén. 2:9, 16, 17.
Esa era una prueba impuesta sobre ellos, es verdad. Sin embargo, no era una prueba mala
diseñada para perjudicarlos. Dios no era como los enemigos religiosos de Cristo que tramaron
someterlo a prueba para entramparlo y así tener una excusa para hacer que se le diera muerte.
(Mat. 22:15-18; Mar. 11:18; 12:13; Juan 11:53) Mediante esta prueba sencilla de Adán y Eva, Jehová
podía hacer que saliera a luz lo que verdaderamente eran, si como agentes con libre albedrío
verdaderamente querían obedecer y servir a su Creador.
Pero note qué excelente cosa hizo Dios: Para ayudar a Adán y Eva a evitar el error, de hecho,
para ‘no meterlos en tentación,’ Él explicó que el desobedecer sería incorrecto y resultaría en la
muerte. Ciertamente el dar una advertencia a una persona contra el mal no es tentarla con éste.
¿No fue el Diablo quien tentó a la primera pareja? Vio la oportunidad de tentarlos para que
traspasaran los límites que Dios les había fijado. Su descripción falsa del resultado de comer del árbol
creó un deseo incorrecto, lo cual a su vez resultó en pecado.—Gén. 3:1-6; Sant. 1:14, 15.
Como sucedió en el caso de Adán y Eva, hoy Dios no mete a los cristianos “en tentación,” pues
nos advierte de las cosas malas y nos avisa cuál será el resultado si participamos de tales cosas. Así
se nos ayuda a evitar tentaciones a hacer lo malo.
Por ejemplo, Jehová claramente nos dice que el adulterio es un pecado y que debe evitarse.
(Éxo. 20:14; Rom. 13:9, 10) Esa es una advertencia para que no ignoremos lo que es incorrecto.
También, Él declara cuáles serían los resultados si un cristiano practicara ese mal; contaminaría el
lecho conyugal, sería juzgado adversamente y no heredaría el Reino. (Heb. 13:4; 1 Cor. 6:9, 10)
Claramente, Jehová no está tentando a los cristianos a que cometan adulterio. Al contrario,
observe el consejo excelente de 1 Corintios 7:5. A los matrimonios que, por consentimiento mutuo, se
abstuvieran de relaciones maritales por un tiempo, se les dirigió el consejo de que entonces
“vuelvan a juntarse, para que no siga tentándolos Satanás” al adulterio. La tentación no sería de
Dios, que los había puesto sobre aviso y les había dado advertencia, sino de Satanás por medio de
la operación del deseo incorrecto.
De modo semejante, en 1 Timoteo 6:9, 10 Jehová advierte que el amor al dinero es peligroso y
que puede resultar en toda clase de cosas perjudiciales. Y declara que el resultado de este amor y
de la determinación de ser rico puede incluir el ser desviado de la fe y sufrir muchos dolores. De
modo que se nos notifica lo que es incorrecto y se nos hace conscientes del daño que puede
resultar si caemos en esta tentación.—2 Cor. 2:11.

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El que pide en oración que no se le meta en tentación se obliga a hacer cuanto esté de su parte
para evitar las tentaciones. Eso incluye evitar pensamientos que edifiquen deseos incorrectos así
como situaciones en las cuales es probable que surjan tentaciones. También debe dejar que
Jehová lo fortalezca estudiando la Palabra de Dios para que pueda discernir entre lo bueno y lo
malo.
En consecuencia, las palabras de Jesús “No nos metas en tentación” no entrañan que Dios nos
tienta o nos mete en situaciones que nos tientan con lo malo, y que por consiguiente hacen
necesario que le roguemos que no lo haga. Más bien, constituyen una petición de que Dios no nos
deje ignorantes en cuanto a las cosas malas que pudieran ser una tentación, sino que nos advierta
y nos fortalezca para que podamos evitar la tentación o aguantarla. //Volver al Índice

676
W1973 1/8 PÁG.479

¿Qué significa 2 Corintios 6:7 cuando se refiere a “las armas


de justicia a diestra y a siniestra”?—EE. UU.
Segunda a los Corintios 6:7 es parte de una consideración acerca de cómo el apóstol Pablo y sus
colaboradores se recomendaban como ministros de Dios. Una de las maneras en que lo hacían era
“por medio de las armas de justicia a diestra y a siniestra.” Puede que esto aluda al hecho de que
antiguamente se usaba la mano derecha para esgrimir la espada y la izquierda para asir el escudo.
En cualquier caso, atacados de todos lados, Pablo y sus asociados estaban plenamente armados
para hacer guerra espiritual.
Esta guerra espiritual se describe en 2 Corintios 10:3-5: “Aunque andamos en la carne,
no guerreamos según lo que somos en la carne. Porque las armas de nuestro guerrear no son
carnales, sino poderosas por Dios para derrumbar cosas fuertemente atrincheradas. Porque estamos
derrumbando razonamientos y toda cosa encumbrada levantada contra el conocimiento de Dios.”
Para que la congregación cristiana en Corinto no fuera desviada de la devoción fiel a Cristo, Pablo
hizo esta guerra espiritual contra maestros falsos y “apóstoles superfinos.”—2 Cor. 10:8-10; 11:12-14;
12:11.
En cuanto a la carne, Pablo y sus colaboradores eran hombres imperfectos, con inclinaciones
pecaminosas. Pero no recurrían a las armas de la carne caída... astucia, engaño o trampería.
(2 Cor. 11:3, 13; 12:16) No confiaban en habilidad, sabiduría y poder humanos. Al evitar
extravagancia de habla o exhibición de sabiduría humana y su poder para persuadir, podían
ayudar a otros a edificar la fe por medio del espíritu y poder de Dios. (1 Cor. 2:2-5) La principal arma
para derrumbar razonamientos incorrectos era la “palabra” o ‘mensaje’ de Dios.—Heb. 4:12; Tito 1:9.
El intenso amor y el intenso interés en otros los impelía a hacer guerra espiritual. Sus motivaciones
de ninguna manera eran carnales. No buscaban honra, riquezas ni influencia. Como Pablo dijo a los
corintios: “Si nosotros les hemos sembrado cosas espirituales a ustedes, ¿es gran cosa que seguemos
de ustedes cosas para la carne? Si otros hombres participan de esta autoridad sobre ustedes,
¿no con mucha más razón nosotros? Sin embargo, no hemos hecho uso de esta autoridad, sino que
soportamos todas las cosas, a fin de no poner estorbo alguno a las buenas nuevas acerca del
Cristo.” (1 Cor. 9:11, 12) “A nadie hemos hecho injusticia, a nadie hemos corrompido, a nadie hemos
explotado.”—2 Cor. 7:2.
Así se puede ver que las “armas” que Pablo usó fueron medios justos o rectos para dar adelanto
a la causa de la adoración verdadera contra todo ataque. //Volver al Índice

677
W1972 1/7 PÁGS.415-416

¿Qué significa Gálatas 3:24 cuando dice que la “Ley ha


venido a ser nuestro tutor que nos conduce a Cristo”?—
EE. UU.
La palabra griega que se vierte tutor (paidagogós) literalmente significa ‘conducción de niño.’
Designaba al hombre que acompañaba a un niño a la escuela y de regreso. El tutor o pedagogo
entregaba el niño al instructor. Su deber consistía en proteger al niño de daño físico y moral. El
pedagogo también tenía autoridad para disciplinar al niño e instruirlo en asuntos de conducta. A
veces su disciplina podía ser muy severa.
La Ley dada a Israel se asemejaba mucho al tutor que hacía esto. Servía para controlar la
conducta de los israelitas y, si le prestaban atención, los protegía de daño físico y moral. Como dijo
Moisés al pueblo: “Si escuchas los mandamientos de Jehová tu Dios, que te estoy mandando hoy,
para amar a Jehová tu Dios, andar en sus caminos y guardar sus mandamientos y sus estatutos y sus
decisiones judiciales, entonces de seguro te mantendrás vivo y te multiplicarás, y Jehová tu Dios
tendrá que bendecirte en la tierra a la cual estás yendo para tomar posesión de ella.” (Deu. 30:16)
Además, la Ley mantenía juntos a los israelitas como pueblo a pesar de conquista y dominación
extranjera. Preservó las condiciones que fueron necesarias para la aparición del Mesías,
salvaguardó la Palabra de verdad de Dios e impidió que la adoración verdadera fuera totalmente
eclipsada y se perdiera de vista.
Pero debido a la imperfección de los israelitas, la Ley ponía de manifiesto sus transgresiones y
demostró a las claras que estaban bajo condenación. Los sacrificios que tenían que ofrecer bajo la
Ley eran un recordatorio constante de su pecaminosidad. (Gál. 3:10, 11, 19; Heb. 10:14) Al señalar
así los males de los israelitas, la Ley realmente estaba disciplinándolos y mostrándoles la necesidad
de ser liberados de la esclavitud al pecado. Los que sacaron provecho de esta disciplina pudieron
identificar a Jesús como el Mesías o Cristo prometido. De esta manera la Ley, de hecho, ‘entregó’ a
los israelitas adecuadamente disciplinados a Jesucristo, el verdadero Instructor.
La Ley, como declara Hebreos 10:1, “tiene una sombra de las buenas cosas por venir.” Por lo
tanto tenía que ceder a la realidad que “pertenece al Cristo.” (Col. 2:16, 17) Teniendo una sombra,
la Ley daba una idea de la forma o diseño general de la realidad, pues Jesús puso las cosas
prefiguradas por la Ley en el dominio de la verdad efectiva. Es por eso que Juan 1:17 declara: “La
Ley fue dada por medio de Moisés, la bondad inmerecida y la verdad vinieron a ser por medio de
Jesucristo.”
Por lo tanto, estos hechos muestran que sería sumamente inadecuado el que alguien insistiera en
que los cristianos están bajo la ley mosaica. Como tutor, ésta sirvió bien su propósito. “Mas ahora
que ha llegado la fe [es decir, fe hacia Jesucristo], ya no estamos bajo tutor.” (Gál. 3:25) El Instructor,
Jesucristo, nombrado por Dios, se ha hecho cargo. //Volver al Índice

678
W1977 15/2 PÁGS.127-128

En Lucas 10:1 algunas Biblias modernas dicen que Jesús


envió setenta y dos discípulos, pero mi Biblia dice setenta. ¿A
qué se debe esa diferencia?
La diferencia resulta del hecho de que se encuentra división en la evidencia de los manuscritos
antiguos en cuanto al número de discípulos que Jesús envió.
Algunos manuscritos griegos antiguos y versiones en otros lenguajes dicen “setenta y dos” en
Lucas 10:1, 17, que menciona el envío y el regreso de los discípulos. Esta evidencia incluye al códice
Vaticano (1209) del cuarto siglo, el códice Bezae (Cantabrigensis) del quinto o sexto siglo, la Vulgata
latina y algunas versiones siríacas. Con esto como base, ciertos traductores se han apartado de la
lectura “setenta” y han usado en cambio “setenta y dos.” La Versión Nácar-Colunga y la Biblia de
Jerusalén son dos ejemplos recientes. Hasta los doctos Westcott y Hort optaron por usar este número
en el texto griego que prepararon.
Sin embargo, hay una abundancia de apoyo de peso procedente de manuscritos para la
lectura de “setenta.” Esa es la lectura que se halla en el códice Sinaítico del cuarto siglo, al cual
comúnmente se le otorga “primacía de posición en la lista de los manuscritos del Nuevo
Testamento.” “Setenta” es la lectura también del códice Alejandrino, el códice Ephraemi y la
Peshitta siríaca, todos del quinto siglo. Además, Jesús envió “setenta” discípulos según un papiro
(Chester Beatty 1) del tercer siglo.—The Text of the New Testament (1968).
En armonía con esto, muchas versiones respetables de la Biblia retienen la bien apoyada y
conocida lectura de “setenta.” La Traducción del Nuevo Mundo dice: “Después de estas cosas el
Señor designó a otros setenta y los envió de dos en dos delante de sí a toda ciudad y lugar adonde
él mismo iba a ir.”—Luc. 10:1; compare con la Versión Valera, la Versión Moderna y la Versión
Hispano-Americana.
Doctos bíblicos han ofrecido diversas ideas en cuanto a cómo un copista primitivo pudo haber
cometido la falta que resultó en esta leve diferencia numérica. Pero una consideración de esta
variación técnica de las lecturas de Lucas 10:1 no debe desviar la atención de la intención principal
de lo que muestran los manuscritos.
Los manuscritos y versiones antiguos en su abundancia concuerdan en los puntos esenciales y
verifican que Jesús sí envió un gran grupo de discípulos. Tenemos un registro claro de por qué se les
envió, qué asignación se les dio y cómo respondieron al volver. El hecho de que un relato tan
completo nos llegue después de casi dos mil años ciertamente da evidencia de que Dios ha
preservado su Palabra. //Volver al Índice

679
W1989 15/9 PÁG.31

Los científicos afirman que algunas estrellas se extinguen, o


estallan; entonces, ¿por qué dice Isaías 40:26 que “ninguna
de [las estrellas] falta”?
En ese pasaje Jehová no habla de si él permite o no que las estrellas desaparezcan. Da énfasis a
su sabiduría y a lo que puede hacer.
El profeta Isaías comunicó al rey Ezequías la advertencia divina de que los babilonios se llevarían
al cautiverio a los judíos. (Isaías 39:5-7.) ¿Podrían los babilonios mantener bajo su poder
indefinidamente al pueblo de Dios? No. Jehová no solo tenía la intención de libertarlos después de
70 años, sino que lo llevaría a cabo. Nada estorbaría a Aquel que puede ‘medir las aguas en el
simple hueco de su mano, y tomar las proporciones de los cielos mismos con un simple palmo’. Él no
tendría que consultar con nadie, pues para él “las naciones son como una gota de un cubo”. (Isaías
40:12-17.) Para recalcar lo asombroso de lo que él puede hacer, Jehová llamó atención a su
capacidad de acción manifiesta en lo creado, algo que Ezequías había reconocido anteriormente.
(Isaías 37:16, 17.) Dios declaró:
“‘¿A quién pueden ustedes asemejarme para que yo sea hecho su igual? —dice el Santo—.
Levanten los ojos a lo alto y vean. ¿Quién ha creado estas cosas? Es Aquel que saca el ejército de
ellas aun por número, todas las cuales él llama aun por nombre. Debido a la abundancia de
energía dinámica, porque él también es vigoroso en poder, ninguna de ellas falta’”. (Isaías
40:25, 26.)
Los científicos calculan que hay miles de millones de estrellas en nuestra galaxia, la Vía Láctea, y
que hay unos cien mil millones de galaxias. Con todo, Dios conoce cada estrella por nombre, sea un
nombre individual o una designación que le sirva de nombre, quizás en lenguaje divino. Él domina la
situación de ellas. Como un general que puede formar las tropas, Jehová podría llamar las estrellas
para pasar revista. Si lo hiciera, ninguna ‘faltaría’. Porque conoce la situación de cada estrella, aun
si algunas de ellas tienen un fin natural, esto no sorprende a Aquel que conoce todo lo que sucede.
(Compárese con Isaías 34:16.)
Los astrónomos y los físicos creen que las estrellas se extinguen, o que estallan. En Red Giants and
White Dwarfs (Gigantes rojas y enanas blancas), Robert Jastrow teoriza acerca de cómo pudiera
suceder esto: “Dentro de la [...] estrella empezó una serie de reacciones nucleares, y en esta, del
ingrediente básico, hidrógeno, se formaron todos los demás elementos del universo. Con el tiempo
aquellas reacciones nucleares cesaron, y la estrella dejó de existir. Privada de sus recursos de
energía nuclear, [la estrella] se desplomó bajo su propio peso y, como secuela del desplome, hubo
una explosión que esparció por el espacio todos los materiales que se habían creado dentro de la
estrella durante su existencia”.
Se supone que algunas estrellas, al consumir su hidrógeno, se transforman en gigantes rojas y
luego se convierten en enanas blancas o supernovas, algunas de las cuales acaban como estrellas
de neutrones o, teóricamente, como agujeros negros.
Aunque esas explicaciones tienen amplia aceptación, puede que no sean concluyentes; tal vez
se aprenda más. Tome nota, por ejemplo, de los puntos que menciona el periódico The New York
Times del 24 de enero de 1989: “Los científicos creen que están a punto de hacer descubrimientos
importantes sobre la ‘edad oscura’ del universo, el período crítico desde tres minutos después de la
explosión con que comenzó la creación hasta la aparición de las enormes galaxias. [...] Con tan
poca prueba directa, la génesis de la estructura tiene a los científicos completamente
desconcertados. James S. Trefil, físico de la Universidad George Mason, de Fairfax, Virginia (E.U.A.),

680
ha dicho: ‘El problema de explicar la existencia de las galaxias ha resultado ser uno de los más
peliagudos de la cosmología. Según todos los hechos, simplemente no deberían existir; sin embargo,
existen’”.
El artículo consideró lo que puede haber sucedido durante “los primeros tres minutos”, según la
explicación del Dr. John Mather, astrofísico. No obstante, leemos: “El Dr. Mather, al percibir la
creciente confusión del entrevistador, interrumpió su descripción de la trama generalmente
aceptada de la creación y dijo: ‘Por supuesto, todo esto nos lo estamos inventando’, queriendo
decir que se trata de una elaboración de teorías basadas en deducciones”.
Sí, los científicos humanos están muy limitados en cuanto a lo que realmente conocen y pueden
conocer. Sin embargo, ¡qué diferente es la situación en el caso del Creador! Su conocimiento y su
energía dinámica ciertamente son dignos de admiración. Con razón el salmista dijo: “Está contando
el número de las estrellas; a todas las llama por sus nombres. Nuestro Señor es grande y es
abundante en poder; su entendimiento es superior a lo que se puede relatar. [...] ¡Alaben a Jah!”.
(Salmo 147:4, 5, 20.) //Volver al Índice

681
W2011 1/5 PÁG.27

¿Terminará siendo aburrida la vida eterna en el Paraíso?


La Biblia ofrece la perspectiva de vivir para siempre en un paraíso terrestre (Salmo 37:29; Lucas
23:43). Ahora bien, ¿llegará a ser aburrida la vida eterna en un entorno perfecto?
Esa pregunta es válida. Se ha descubierto que las personas con aburrimiento crónico tienden a
sufrir ansiedad y depresión, así como a correr riesgos. Además, quienes carecen de propósito en la
vida o están hartos de la rutina suelen caer en la apatía. Pero ¿carecerá de sentido la vida en el
Paraíso? ¿Reinará la monotonía?
Antes que nada, tengamos en cuenta que quien ofrece la vida eterna es Jehová Dios, el Autor
de la Biblia (Juan 3:16; 2 Timoteo 3:16). Su principal cualidad es el amor (1 Juan 4:8). Él nos ama
profundamente y nos ha brindado todas las cosas buenas de las que disfrutamos (Santiago 1:17).
Nuestro Creador sabe que para ser felices necesitamos trabajo gratificante (Salmo 139:14-16;
Eclesiastés 3:12). En el Paraíso, nadie se sentirá como una simple pieza de una maquinaria, sino que
todo su trabajo será para su provecho y el de sus seres amados (Isaías 65:22-24). ¿Se aburriría usted si
se dedicara a actividades interesantes y absorbentes?
También hay que tener presente que Jehová no otorgará vida eterna en el Paraíso a cualquiera,
sino solo a quienes imiten a su Hijo Jesús (Juan 17:3). Mientras estuvo en la Tierra, Jesús disfrutó de
hacer la voluntad de su Padre. Tanto por palabra como por obra, enseñó a sus seguidores que la
felicidad duradera proviene de dar, no de recibir (Hechos 20:35). Cuando la Tierra se transforme en
un paraíso, todo el mundo se regirá por los dos grandes mandamientos: amar a Dios y amar al
prójimo (Mateo 22:36-40). Imagínese rodeado de personas generosas que lo aman y a las que les
encanta el trabajo que hacen. ¿Se aburriría con tales amistades?
¿Qué más ofrecerá la vida en el Paraíso? Todos los días aprenderemos algo nuevo acerca del
Creador. Se han realizado muchos descubrimientos importantes sobre la creación de Jehová
(Romanos 1:20). Pero lo cierto es que la conocemos muy por encima. Milenios atrás, el fiel Job se
puso a pensar en las creaciones de Dios que conocía y llegó a una conclusión que hoy sigue siendo
cierta. “Estos son los bordes de sus caminos —declaró—, ¡y qué susurro de un asunto se ha oído
acerca de él! Pero de su poderoso trueno, ¿quién puede mostrar entendimiento?” (Job 26:14.)
Por mucho que vivamos, jamás lo sabremos todo sobre Jehová y sus obras. La Biblia dice que él
ha puesto en nuestro corazón el deseo de vivir para siempre. Sin embargo, también afirma que
“nunca descubr[iremos] la obra que el Dios verdadero ha hecho desde el comienzo hasta el fin”
(Eclesiastés 3:10, 11). ¿Se cansaría usted de aprender cosas nuevas sobre su Creador?
Incluso hoy día, quienes se mantienen ocupados en actividades que benefician al prójimo y
glorifican a Dios rara vez se aburren. Seguro que si usamos el tiempo de esa manera, nuestra vida
no será aburrida, ni siquiera la vida eterna. //Volver al Índice

682
W1977 1/11 PÁGS.670-671

En Juan 1:1 se aplica el vocablo “dios” tanto al Padre como


al Hijo, la Palabra. Pero en el texto griego la palabra para
“dios” (theos) se escribe de modo diferente en estos dos
casos. ¿Por qué? ¿Qué significa?
A la persona que no esté familiarizada con el idioma griego quizás le parezca que se indica algo
significativo por el hecho de que primero la palabra se deletrea theon y después theos. Pero la
diferencia es simplemente asunto de cumplir con el caso gramatical griego que se utiliza.
Juan 1:1 dice: “En [el] principio la Palabra era, y la Palabra estaba con Dios [τὸν ϑεὸν,
literalmente, el dios], y la Palabra era un dios [ϑεὸς].”
El griego tiene cinco casos: nominativo, genitivo, dativo, acusativo y vocativo. La grafía que se
dé a una palabra, o la manera en que se escriba, puede variar dependiendo del caso en que se
utilice. Considere, por ejemplo, el artículo determinado: “el, la, lo, los, las.” En el género masculino y
número singular “el” se escribe respectivamente en los primeros cuatro de estos casos: ὁ, τοῦ, τῷ,
τὸν.
De modo similar, en Juan 1:1 la palabra theos se escribe según el caso en particular que se utiliza.
En el primer caso (“la Palabra estaba con Dios”) está en el caso acusativo y por lo tanto tiene la
grafía ϑεὸν. Pero en el segundo caso está en el caso nominativo, y por eso se escribe ϑεὸς. La grafía
de theos en sí no indica la persona ni la posición de la persona designada, como se ilustra en
2 Corintios 4:4, 6. En el versículo cuatro se identifica a Satanás como ϑεὸς, “el dios de este sistema de
cosas,” y en el versículo seis se designa ϑεὸς al Creador. La grafía es theos en ambos versículos, pues
se utiliza el caso nominativo en cada uno. Por eso el hecho de que theos se escriba de modo
diferente en los dos lugares donde aparece en Juan 1:1 no muestra ninguna diferencia de
significado; “dios” es el significado en ambos casos.
Lo interesante es que en Juan 1:1 el artículo determinado ὁ [ho] no se utiliza antepuesto a theos
cuando aplica al Hijo, la Palabra. Tocante a este punto, William Barclay, famoso traductor de la
Biblia, escribe:
“Ahora bien, normalmente, excepto por razones especiales, los sustantivos griegos siempre tienen
el artículo determinado antepuesto a ellos, . . . Cuando un sustantivo griego no tiene el artículo
antepuesto, se convierte más bien en descripción que identificación, y tiene carácter de adjetivo
en vez de sustantivo. Podemos ver exactamente lo mismo en [español]. Si yo digo: ‘Santiago es el
hombre,’ entonces identificó a Santiago con algún hombre determinado en el cual pienso; pero, si
digo: ‘Santiago es hombre,’ entonces simplemente estoy describiendo a Santiago como ser
humano, y la palabra hombre se ha convertido en descripción y no identificación. Si Juan hubiese
dicho ho theos ēn ho logos, utilizando un artículo determinado antepuesto a ambos sustantivos,
entonces definitivamente habría identificado al logos [la Palabra] con Dios, pero porque no tiene
artículo determinado antepuesto a theos éste se convierte en descripción, y más en adjetivo que en
sustantivo. Entonces la traducción llega a ser, expresándola algo torpemente: ‘La Palabra estaba en
la misma clase que Dios, pertenecía al mismo orden de ser que Dios’. . . . Aquí Juan no está
identificando a la Palabra con Dios. Expresándolo muy sencillamente, no dice que Jesús era Dios.”—
Many Witnesses, One Lord (1963), páginas 23, 24.
Por consiguiente, tanto en la traducción del Dr. Edgar J. Goodspeed como en la del Dr. James
Moffatt la frase se vierte así: “la Palabra [o Logos] era divina.” Esto refleja la excelente distinción que
en fraseología utilizó el apóstol Juan, una distinción que está de acuerdo con el hecho de que Jesús

683
no era igual en poder y eternidad al Padre, sino que era el Hijo creado del Padre. (1 Cor. 11:3) La
Traducción del Nuevo Mundo vierte con exactitud ese versículo de este modo: “En [el] principio la
Palabra era, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era un dios.” //Volver al Índice

684
W1973 15/9 PÁGS.575-576

¿No muestra el ejemplo bíblico en el cual Jehová expresó su


desaprobación de Onán por desperdiciar su semen que es
incorrecto usar contraceptivos?—EE. UU.
No, porque un examen del registro acerca de Onán revela que no fue ejecutado por practicar
el control de la natalidad.
Después de la muerte de su hermano Er, Onán recibió instrucción de su padre Judá para
efectuar el matrimonio de cuñado con Tamar. Esto fue con el propósito explícito de ‘levantar prole’
para su hermano muerto. No tendría derecho de tener relaciones con ella de otra manera. En
cuanto a la respuesta de Onán al mandato de Judá, leemos: “Sabía Onán que la prole no llegaría a
ser suya; y sucedió que cuando sí tuvo relaciones con la esposa de su hermano desperdició su
semen en la tierra para no darle prole a su hermano. Ahora bien, lo que hizo era malo a los ojos de
Jehová.” (Gén. 38:8-10) El matrimonio de cuñado se incorporó más tarde en el pacto de la Ley por
mandato de Jehová.—Deu. 25:5, 6.
Por obrar de modo contrario al propósito del matrimonio de cuñado, Onán demostró falta de
respeto a su padre. En desobediencia al mandato de su padre, egoístamente se abstuvo de
preservar la línea de familia de Er. Esto también fue una expresión de odio a Er, ya que Onán
no obró a favor sino en contra de los intereses de su hermano muerto. Onán insensiblemente
deshonró a la viuda de su hermano. Egoístamente puso al descubierto la desnudez de ella pero
retuvo de ella el derecho legítimo de la maternidad. También mostró que no apreciaba las “cosas
sagradas,” ya que había una posibilidad de que el Mesías prometido hubiera venido por medio de
la prole que pudiera haber procreado por medio de Tamar. (Compare con Hebreos 12:16.) Todos
esos factores revelan que Onán fue un hombre inicuo que no respetaba los intereses de otros
cuando sus propios intereses parecían estar en juego. Se debe a la vileza del motivo que tuvo Onán
al rehusar darle prole a su hermano muerto que Jehová lo mató.
Puesto que el caso de Onán fue uno que envolvió desatención egoísta al propósito del
matrimonio de cuñado no se puede usar para condenar el control de la natalidad. Es digno de
notarse que la Biblia en ninguna parte considera el uso de contraceptivos o el control de la
natalidad en el matrimonio. Tampoco dice que los cristianos están obligados a producir hijos. En
consecuencia, tocante al control de la natalidad, los matrimonios cristianos tienen que dejar que su
conciencia entrenada en la Biblia los gobierne. //Volver al Índice

¿No indica Juan 2:19 que Jesús se resucitaría a sí mismo?—


EE. UU.
Como es patente del contexto, Juan 2:19 tiene que ver con la muerte y resurrección del Señor
Jesucristo. Leemos: “Jesús les dijo: ‘Demuelan este templo, y en tres días lo levantaré.’ Por eso dijeron
los judíos: ‘Este templo fue edificado en cuarenta y seis años, ¿y tú en tres días lo levantarás?’ Mas él
hablaba acerca del templo de su cuerpo. Sin embargo, cuando fue levantado de entre los
muertos, sus discípulos recordaron que él solía decir esto; y creyeron la Escritura y el dicho que Jesús
dijo.”—Juan 2:19-22.
Debe notarse que, al hablar acerca del cumplimiento de la declaración de Jesús, la Biblia
no dice que ‘él se levantó a sí mismo de entre los muertos,’ sino que “fue levantado de entre los
muertos.” Otros textos muestran claramente que Dios fue El que resucitó a su Hijo. El apóstol Pedro le

685
dijo a Cornelio y a sus parientes y amigos allegados: “Dios levantó a Éste al tercer día.” (Hech. 10:40)
Hebreos 13:20 se refiere a Dios como Aquel “que hizo subir de entre los muertos al gran pastor de las
ovejas con la sangre de un pacto eterno, a nuestro Señor Jesús.” Y, en su carta a los romanos, el
apóstol Pablo escribió: “Si, pues, el espíritu del que levantó a Jesús de entre los muertos mora en
ustedes, el que levantó a Cristo Jesús de entre los muertos vivificará también sus cuerpos mortales
por medio de Su espíritu que reside en ustedes.” (Rom. 8:11) Por consiguiente, Jesucristo
simplemente no pudo haber querido decir que se levantaría a sí mismo de entre los muertos.
Sin embargo, Jesús sí sabía que iba a morir y ser resucitado. En otra ocasión dijo a escribas y
fariseos incrédulos: “Una generación inicua y adúltera sigue buscando una señal, mas no se le dará
ninguna señal, sino la señal de Jonás el profeta. Porque así como Jonás estuvo en el vientre del gran
pez tres días y tres noches, así el Hijo del hombre estará en el corazón de la tierra tres días y tres
noches.” (Mat. 12:39, 40) Teniendo este conocimiento anticipado acerca de su muerte y
resurrección, Jesús, en un sentido profético, pudo hablar de ‘levantar el templo de su cuerpo.’
Puesto que él lo predijo, era tal como si él fuese a hacerlo. Esto se puede ilustrar con Ezequiel 43:3,
donde el profeta Ezequiel declara: “Vine a arruinar la ciudad [Jerusalén],” es decir, al predecir su
destrucción. Ezequiel como desterrado en Babilonia no tuvo parte en realmente destruir a Jerusalén;
los babilonios hicieron eso. Pero su profecía, siendo divinamente inspirada, lo dio por hecho.
(Compare también con Jeremías 1:10.) De modo similar, Jehová Dios resucitó a su Hijo, pero Jesús
pudo hablar de hacerlo en un sentido profético.
Además, la voluntad, comisión o mandato de Dios tocante a su Hijo fue que muriera y fuera
restaurado a la vida. Jesús entregó voluntariamente su vida en armonía con el propósito de su
Padre. Por lo tanto Jesús pudo levantar el templo de su cuerpo en el sentido de que tenía la
autoridad para recibir la vida de nuevo.
Al tercer día Dios le mandó a Jesús que se levantara de entre los muertos, y lo hizo aceptando o
recibiendo vida a manos de su Padre, por autoridad de Dios. Junto con la vida como Hijo espíritu,
recibió el derecho a la vida humana perfecta que, al morir en plena inocencia, no había perdido.
Después de eso presentó este mérito de su sacrificio humano a su Padre en el cielo. (Heb. 9:11-14,
24-28) Esto está de acuerdo con las palabras de Jesús en Juan 10:17, 18: “El Padre me ama porque
entrego mi vida, para recibirla de vuelta, otra vez. Nadie me la ha robado; la entrego de mi propio
albedrío. Tengo el derecho de entregarla, y tengo el derecho de recibirla de vuelta de nuevo; he
recibido esta comisión de parte de mi Padre.”—New English Bible. //Volver al Índice

686
W2003 1/2 PÁGS.30-31

¿Por qué dice la Biblia que la persona debe gritar ante la


amenaza de ultraje sexual?
Nadie que no haya pasado por el horrible trance de sufrir el brutal ataque de un violador,
entenderá jamás hasta qué punto dicho acto puede arruinar la vida de la víctima. La experiencia
es tan aterradora, que bien pudiera angustiarla durante el resto de su existencia. Una cristiana joven
que hace algunos años sufrió el ataque de un violador relata: “No hay palabras para expresar el
terror que sentí aquella noche ni el trauma que he tenido que afrontar desde entonces”.
Es comprensible que muchas personas no deseen pensar siquiera en un tema tan estremecedor. Sin
embargo, la posibilidad de sufrir ultraje sexual es una amenaza real en este mundo malvado.
La Biblia narra sin ambages algunas violaciones y tentativas de violación perpetradas en el
pasado (Génesis 19:4-11; 34:1-7; 2 Samuel 13:1-14). No obstante, también aconseja sobre lo que
puede hacerse ante la amenaza de sufrir tal ultraje. Lo que la Ley dice sobre este asunto se
encuentra en Deuteronomio 22:23-27. Allí se exponen dos situaciones. En la primera, un hombre halló
a una muchacha en una ciudad y se acostó con ella. Aun así, esta no gritó pidiendo ayuda.
En consecuencia, se determina que la muchacha es culpable “por razón de que no gritó en la
ciudad”. Si ella hubiera gritado, quienes hubieran estado en las cercanías podrían haberla
rescatado. En el segundo caso, un hombre halló a una muchacha en el campo, donde “la agarró y
se acostó con ella”. Tratando de defenderse, ella “gritó, pero no hubo quien la socorriera”.
A diferencia de la muchacha del primer caso, está claro que no se sometió a las intenciones del
agresor, sino que se opuso con todas sus fuerzas y gritó pidiendo ayuda, si bien no pudo impedir que
el violador lograra su objetivo. Sus gritos demostraban que había sido una víctima involuntaria, y, por
tanto, no se le imputó ninguna culpabilidad.
Aunque los cristianos de la actualidad no estamos obligados a guardar la Ley mosaica, los
principios en ella expuestos nos orientan. El pasaje mencionado subraya la importancia de ofrecer
resistencia y gritar pidiendo ayuda, y esto último aún se considera una medida muy útil ante una
amenaza de violación. Cierto experto en la prevención de delitos afirmó: “La mejor arma de la
víctima son sus pulmones”. Los gritos quizá atraigan a otras personas que puedan ayudarla, o tal vez
intimiden al agresor y lo impulsen a marcharse. Una cristiana joven que sufrió el ataque de un
violador dijo: “Grité con todas mis fuerzas, y él se apartó de mí. Cuando volvió a acercarse, grité y
corrí. A menudo me había preguntado de qué me serviría gritar si me agarraba un hombre
corpulento con una sola idea en su cabeza. Sin embargo, he aprendido que surte efecto”.
Incluso en el lamentable caso de que una mujer no consiga impedir la violación, su lucha y sus
gritos no habrán sido en vano. Por el contrario, dejarán bien sentado que hizo lo máximo posible por
resistirse (Deuteronomio 22:26). A pesar del horrible trance, mantendrá la conciencia limpia, así
como su amor propio y la seguridad de seguir pura a los ojos de Dios. La espantosa experiencia
quizás la deje traumatizada, pero saber que hizo cuanto pudo para repeler el ataque contribuirá en
gran medida a que las heridas emocionales sanen poco a poco.
Para captar la aplicación de Deuteronomio 22:23-27, es preciso comprender que este breve
pasaje no abarca todas las situaciones. Por ejemplo, no contempla el caso de que la víctima
no pueda gritar porque sea muda o esté inconsciente, o porque el miedo la haya paralizado, o
porque le tapen firmemente la boca con la mano o con una cinta adhesiva. Sin embargo, puesto
que Jehová es capaz de sopesar todos los factores, incluidos los motivos, es comprensivo y justo en
estos casos, pues “todos sus caminos son justicia” (Deuteronomio 32:4). Él está al tanto de lo que
realmente sucedió y de los esfuerzos de la víctima por resistirse. Por consiguiente, aunque esta fuera
incapaz de gritar, si de algún otro modo hizo todo lo que pudo dentro de las circunstancias, puede
dejar la cuestión en las manos de Jehová (Salmo 55:22; 1 Pedro 5:7).

687
Con todo, a algunas cristianas que han sido violadas las atormentan persistentes sentimientos de
culpa. Al recordar lo sucedido, creen que deberían haber hecho más por impedirlo. No obstante,
en vez de culparse a sí mismas, pueden orar a Jehová pidiéndole ayuda, con total confianza en su
abundante bondad amorosa (Éxodo 34:6; Salmo 86:5).
Las cristianas que en la actualidad sufren las heridas emocionales provocadas por el ataque de
un violador pueden confiar en que Jehová comprende plenamente su dolor. La Palabra de Dios les
asegura: “Jehová está cerca de los que están quebrantados de corazón; y salva a los que están
aplastados en espíritu” (Salmo 34:18). Aceptar la comprensión sincera y el apoyo bondadoso de los
miembros de la congregación cristiana también les ayudará a enfrentarse a los sentimientos
traumáticos (Job 29:12; 1 Tesalonicenses 5:14). Y el esfuerzo de las propias víctimas por concentrarse
en pensamientos edificantes contribuirá a que experimenten “la paz de Dios que supera a todo
pensamiento” (Filipenses 4:6-9).
Nota. Aunque este artículo se concentra en las mujeres agredidas, los principios expuestos
también son aplicables a varones que afronten la amenaza de ser violados. //Volver al Índice

688
W1970 15/1 PÁGS.63-64

¿Qué se da a entender, en Juan 7:39, cuando se dice:


“porque aún no había espíritu”?—A. A., EE. UU.
Esencialmente quiere decir que ninguno de los discípulos de Cristo había sido ungido aún con
espíritu santo y llamado a la vida celestial.
Aproximadamente medio año antes de su muerte Jesús dijo: “Si alguien tiene sed, venga a mí y
beba. El que pone fe en mí, así como ha dicho la Escritura: ‘De su parte más interior fluirán corrientes
de agua viva.’” Entonces el relato inspirado sigue diciendo: “Sin embargo, dijo esto respecto al
espíritu que estaban para recibir los que ponían fe en él; porque aún no había espíritu, por cuanto
Jesús todavía no había sido glorificado.”—Juan 7:37-39.
Claramente Jesús no quiso decir que la fuerza activa o espíritu santo de Dios no había existido
antes de esa ocasión, el tiempo de la fiesta de los tabernáculos en 32 E.C. Él y sus oyentes sabían
que Dios por largo tiempo había usado su espíritu santo. (Gén. 1:2; 2 Sam. 23:2; Hech. 28:25) El
espíritu de Dios descansó en siervos fieles como Otniel, Jefté y Sansón. (Jue. 3:9, 10; 11:29; 15:14) Pero
había una manera en la cual el espíritu todavía no había sido utilizado con relación a humanos
imperfectos. A ninguno de esos siervos fieles se le había llamado, por medio del espíritu, a la vida
celestial.
Durante la fiesta de los tabernáculos un sacerdote judío descendía al estanque de Siloam en
Jerusalén y subía un vaso dorado de agua al templo. Probablemente basándose en esta práctica,
Jesús dijo que algo más refrescante e importante habría de venir. Y esa “agua viva” futura de
alguna manera estaría enlazada con el hecho de que sus seguidores recibirían espíritu de Dios.
La noche antes de morir Jesús les dijo a sus apóstoles que les enviaría el espíritu santo de la
verdad, el cual les haría recordar todas las cosas que les había dicho. (Juan 14:16, 17, 26) ¿Significa
eso que no tenían nada del espíritu en ese entonces? No, pues por medio del espíritu habían podido
efectuar curaciones milagrosas en conexión con su enseñanza. (Mat. 10:5-8) Y debido a ese espíritu
entendían muchas cosas espirituales que Jesús enseñaba. Pero debido a que todavía no habían
recibido la unción con espíritu de que Jesús habló en Juan 7:39, una entera sección de sus
enseñanzas todavía estaba más allá de su entendimiento. Por ejemplo, no discernían que Cristo
sería levantado de entre los muertos a vida de espíritu al tercer día, ni que su reino habría de estar
en el cielo. (Juan 20:9; Hech. 1:6) Se comprende esto, puesto que la idea de que humanos llegaran
a ser criaturas espíritus y vivieran en el cielo era ajena a su modo de pensar. Una vez que ellos
mismos fueron ungidos con espíritu y recibieron la esperanza celestial, pudieron entender el
significado de lo que Cristo había dicho sobre tales cosas.
Aun cuando Jesús se les apareció a sus apóstoles después de su resurrección “no había espíritu”
en el sentido que quiso decir en Juan 7:39. El Cristo resucitado les prometió: “Recibirán poder
cuando el espíritu santo llegue sobre ustedes, y serán testigos de mí.” (Hech. 1:8) Ya habían sido
testigos de Jesús como el Mesías, pero no habían dado testimonio en cuanto a su regir en el cielo
como criatura espíritu junto con asociados espíritus que anteriormente hubieran sido humanos.
Finalmente, en el Pentecostés de 33 E.C. Jesús derramó sobre sus seguidores el espíritu santo que
él, como espíritu glorificado, había recibido de Jehová. (Hech. 2:4, 33) Esta fue la primera vez que a
humanos imperfectos se les había dado la esperanza de vida de espíritu en el cielo. Por tener esta
unción, los cristianos pudieron entender el significado de las muchas cosas que Jesús les había
dicho. También, tenían un trabajo que hacer.
Esos cristianos ungidos habrían de ser “testigos” acerca de Jesús en un nuevo sentido. Ahora
tenían el ‘espíritu santo, que era una prenda anticipada de su herencia’ en el cielo. (Efe. 1:13, 14)
Con su predicación acerca del reino celestial, ‘de su parte más interior fluían corrientes de agua

689
viva,’ porque las aguas de verdad dadora de vida que compartían podían llevar a vida eterna. Y la
seguridad de eso no estaba distante; la llamada a la vida celestial estaba disponible precisamente
en aquel tiempo. En aquel mismo día tres mil almas se aprovecharon de aquella “agua viva,” se
bautizaron y recibieron el “don gratuito del espíritu santo.”—Hech. 2:38-42.
Y Jehová ha continuado usando a tales cristianos ungidos. Por medio de ellos ha provisto
entendimiento de sus propósitos, incluso la perspectiva de que humanos de esta generación que
ejercen fe en Cristo sobrevivan al fin de este inicuo sistema y vivan para siempre en una Tierra
paradisíaca. ¡Cuán veraces han sido las palabras de Jesús de Juan 7:38, 39 en cuanto a la unción
con espíritu santo y el “agua viva” que fluye por medio de los cristianos llamados a la vida en el
cielo! //Volver al Índice

690
W2003 1/5 PÁG.31

Si un cristiano oye voces, ¿significa necesariamente que


sufre ataques demoníacos?
No. Aunque se sabe que los demonios se han manifestado en ocasiones de esa forma, muchas
personas que oyen voces o que experimentan sensaciones inexplicables y perturbadoras han
investigado el asunto y han llegado a comprender que tienen un problema médico.
Parece que incluso en el siglo primero se reconocía que los ataques demoníacos y ciertos
trastornos físicos producen a veces efectos similares. En Mateo 17:14-18 se menciona a un joven que
fue curado por Jesús. Aunque el muchacho había manifestado graves síntomas de epilepsia, sus
sufrimientos fueron causados por un demonio. Sin embargo, en una ocasión anterior, a Jesús le
llevaron muchas personas con dolencias para que las sanara, y entre ellas había “endemoniados y
epilépticos” (Mateo 4:24). Esto indica que se reconocía que algunos epilépticos no estaban
poseídos por demonios, sino que sus problemas eran físicos.
Se dice que algunos que padecen esquizofrenia —enfermedad que muchas veces puede
tratarse con medicamentos— oyen voces o experimentan otros síntomas que pudieran dar la
impresión de tener origen sobrenatural. [Nota] Otros trastornos físicos también ocasionan confusión
mental, que pudiera malinterpretarse como un ataque demoníaco. Por lo tanto, aunque quien
afirma oír voces o tener sensaciones perturbadoras no quiera descartar la posibilidad de ser víctima
de hostigamiento demoníaco, debe animársele a investigar si tales experiencias son ocasionadas
por alguna afección física.
Nota. Véase el artículo “Revelando el misterio de las enfermedades mentales”, del número del 8
de septiembre de 1986 de ¡Despertad!, la revista que acompaña a La Atalaya. //Volver al Índice

691
W1972 15/1 PÁGS.63-64

¿Quiénes fueron los “espíritus en prisión” a quienes predicó


Jesús como se declara en 1 Pedro 3:19? ¿Cuándo les
predicó? ¿Dio esta predicación una oportunidad para que se
arrepintieran?—EE. UU.
En 1 Pedro 3:20 se dice que los “espíritus en prisión” habían sido “en un tiempo . . . desobedientes
cuando la paciencia de Dios estaba esperando en los días de Noé.” En su segunda carta inspirada
a los cristianos, Pedro se refiere a esos espíritus como “los ángeles que pecaron.” (2 Ped. 2:4, 5) Y el
discípulo Judas añade: “A los ángeles que no guardaron su posición original, sino que abandonaron
su propio y debido lugar de habitación, los ha reservado con cadenas sempiternas bajo densa
oscuridad para el juicio del gran día.”—Jud. 6.
El hecho de que hubo ángeles que sí abandonaron su propio lugar de habitación antes del
diluvio del día de Noé se revela en Génesis 6:2, donde leemos: “Los hijos del Dios verdadero
empezaron a observar a las hijas de los hombres, que ellas eran bien parecidas; y se pusieron a
tomar esposas para sí, a saber, todas las que escogieron.” Sí, estos hijos espíritus de Dios o ángeles
tenían el poder de materializarse en forma humana, como lo manifiesta el hecho de que hubo
ángeles fieles que lo hicieron bajo dirección divina para comunicar mensajes a ciertos hombres en
la Tierra. (Gén. 18:1, 2, 8, 20-22; 19:1-11; Jos. 5:13-15) Sin embargo, cuando muchos ángeles
abandonaron por su propia voluntad su lugar apropiado y servicio asignado en los cielos para tener
relaciones carnales, estaban haciendo algo contrario a la ley de Dios. Se hicieron culpables de
perversión, como se indica por el hecho de que Judas compare el pecado de estos ángeles con la
perversión sexual de la cual fueron culpables los habitantes de Sodoma, Gomorra y ciudades
circunstantes.—Jud. 7.
En cuanto al tiempo en que Jesús predicó a los “espíritus en prisión,” Pedro, después de indicar
que Cristo había sido “hecho vivo en el espíritu,” pasa a decir: “En esta condición [es decir, la
condición de Jesús como persona espíritu] también siguió su camino y predicó a los espíritus en
prisión.” (1 Ped. 3:18, 19) Esto situaría la predicación de Jesús a ellos en el tiempo después de su
resurrección a la vida espiritual. Y el hecho de que Pedro use el tiempo pretérito (“predicó”) sugiere
que aquella predicación se efectuó antes que él escribiera su primera carta (alrededor de 62-
64 E.C.).
The New English Bible vierte 1 Pedro 3:18, 19 como sigue: “En el cuerpo se le dio muerte; en el
espíritu se le trajo a la vida. Y en el espíritu fue e hizo su proclamación a los espíritus aprisionados.”
Con relación a esto debemos recordar que en la noche de la Pascua, antes de ser traicionado y
arrestado, Jesús dijo a sus apóstoles: “Viene el gobernante del mundo. Y él no tiene dominio sobre
mí.” “Y cuando ése [el espíritu de Dios] llegue dará al mundo evidencia convincente respecto al
pecado y respecto a la justicia y respecto al juicio: . . . respecto al juicio, porque el gobernante de
este mundo ha sido juzgado.” (Juan 14:30; 16:8-11) Considerando esto, el resucitado Jesucristo
podía hacer una proclamación a los ángeles respecto al juicio ahora plenamente justificado contra
los espíritus aprisionados. Eso era todo lo que les podía hacer a aquellos espíritus aprisionados, a
saber, hacerles una proclamación respecto al juicio, con más fuerte razón que cuando en su
condición de espíritu prehumano le había dicho al Diablo: “Que Jehová te reprenda.” (Jud. 9)
No era entonces el tiempo en que el resucitado Jesucristo habría de abismar a los espíritus
aprisionados. Cuando entró en el Santísimo del templo celestial para presentar el mérito de su
sacrificio de rescate a Jehová y entonces se sentó a la diestra de Jehová, difícilmente sería lo
apropiado el molestarse con los espíritus aprisionados y predicarles. Por eso no hay razón para

692
imaginarse que el resucitado Jesús habría invitado a todas las criaturas espíritus inicuas a reunirse a
fin de predicarles.
Debe recordarse que la palabra griega para predicar (kerysso) se refiere a una proclamación
que podría ser algo bueno o algo malo, como cuando Jonás proclamó la destrucción venidera de
Nínive. Como Judas señaló, los ángeles desobedientes han sido reservados para “el juicio del gran
día.” Por lo tanto, la predicación por el resucitado Jesús a aquellos ángeles injustos solo habría sido
una predicación de juicio condenatorio.
El hecho de que la predicación de Jesús no pudo haber dado una oportunidad a los “espíritus
en prisión” para que se arrepintieran se aclara en las Escrituras. Hebreos 2:16 declara: “[Jesús]
verdaderamente no está prestando ayuda a los ángeles de manera alguna.” También, las criaturas
espíritus que se rebelaron no habían sido creadas con una inclinación a errar el blanco de la ley
perfecta de Dios. Su práctica del pecado fue resultado de selección deliberada. Por lo tanto, su
situación sería algo parecida a la de cristianos ungidos con espíritu que apostatan. En cuanto a esas
personas, Hebreos 6:4-6 nos dice: “Es imposible tocante a los que una vez por todas han sido
iluminados, y que han gustado el don gratuito celestial, y que han llegado a ser participantes de
espíritu santo, y que han gustado la excelente palabra de Dios y los poderes del sistema de cosas
venidero, pero que han caído en la apostasía, revivificarlos otra vez al arrepentimiento.” Ahora bien,
si es imposible ayudar a estos apóstatas a alcanzar el arrepentimiento aunque son imperfectos en la
carne, ciertamente también es una imposibilidad que se arrepientan estos ángeles espíritus que
pecaron voluntariosamente. //Volver al Índice

693
W1971 1/11 PÁGS.671-672

¿Cuál es el significado del comentario de Revelación 19:10:


“el dar testimonio de Jesús es lo que inspira el profetizar”?—
EE. UU.
Esta declaración es parte de lo que un ángel le dijo al apóstol anciano Juan cuando Juan, en un
momento de fuerte emoción, comenzó a rendir homenaje delante de él. El ángel dijo: “¡Ten
cuidado! ¡No hagas eso! Yo simplemente soy coesclavo tuyo y de tus hermanos que tienen la obra
de dar testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el dar testimonio de Jesús es lo que inspira
[literalmente, “es el espíritu de”] el profetizar.” (Rev. 19:10) Las palabras de que se trata significan
básicamente que el “espíritu” o todo el intento y propósito de la profecía bíblica es señalar a
Jesucristo.
Jehová había asignado a su Hijo Jesús el papel fundamental en el desarrollo del propósito de
Dios de santificar Su nombre y restaurar la Tierra y su población humana al lugar apropiado en Su
arreglo. (Efe. 1:9, 10; Col. 2:3) El cumplimiento del gran propósito de Dios está enlazado totalmente
con Jesús; por consiguiente el principal empuje de la profecía bíblica o de los mensajes inspirados
de Dios proclamados por sus siervos señalaban adelante a Jesús.
Dios mismo comenzó este profetizar cuando predijo la “descendencia” que con el tiempo
aplastaría la cabeza de la serpiente, el adversario de Dios, el Diablo. (Gén. 3:15; Rev. 12:9) Todas las
numerosas profecías inspiradas acerca de la descendencia y su posición y logros dieron testimonio
de Jesús. (Gén. 22:18; 2 Sam. 7:12-16; Sal. 2:6-12; 110:1-7; Isa. 53:1-12; Miq. 5:2-6) Como dijo el apóstol
Pedro: “De él [Cristo] dan testimonio todos los profetas.” (Hech. 10:43) Las visiones proféticas del libro
de Revelación también contienen mucho acerca de Jesús como el Rey de Dios que vence.—Rev.
5:12-6:2; 19:11-16.
Aun los ángeles fieles en el cielo se interesaban en las profecías de las Escrituras Hebreas
respecto al Cristo. (1 Ped. 1:10-12) Junto con los siervos de Dios en la Tierra, podrían reconocer, una
vez que Jesús demostrara su fidelidad hasta la muerte y fuera resucitado, que “no importa cuántas
sean las promesas de Dios, han llegado a ser Sí mediante él.” (2 Cor. 1:20) De modo que el ángel
que le habló a Juan pudo señalar apropiadamente que todo el “espíritu” o entera inclinación y
propósito de estas profecías era dar testimonio de Jesús.
Lo mismo puede decirse del profetizar y de las profecías mencionadas en las Escrituras Griegas
Cristianas. Estas cosas evidentemente tenían que ver con testificar directamente acerca de Jesús,
con el logro de la obra de predicación que él comisionó o con el entendimiento de los propósitos
de Dios que giran en torno del Reino del cual Jesús es rey. (Hech. 21:9-13; 1 Cor. 14:22-25) Es
semejante a la obra de los siervos de Dios de profetizar en estos “últimos días” antes “del día de
Jehová, grande e inspirador de temor.” (Joel 2:28-32) Los testigos de Jehová no están dando nuevas
profecías acerca del futuro. Antes bien, están proclamando el cumplimiento presente y futuro de las
profecías registradas en la Biblia, así como profetizando en el sentido de declarar hoy el mensaje de
Dios. Al hacer esto enfatizan el papel de Jesús como el fundamental en los propósitos de Jehová, el
rey de Su reino. //Volver al Índice

694
W1971 1/11 PÁGS.671-672

¿Cuáles son el “mandamiento viejo” y el “mandamiento


nuevo” que se mencionan en 1 Juan 2:7, 8?—EE. UU.
Los versículos en cuestión dicen: “¡Amados, no les estoy escribiendo un mandamiento nuevo, sino
un mandamiento viejo que ustedes han tenido desde el principio. Este mandamiento viejo es la
palabra que ustedes oyeron. Otra vez, les estoy escribiendo un mandamiento nuevo, un hecho que
es verdadero en el caso de él y en el de ustedes, porque la oscuridad va pasando y la luz
verdadera ya está resplandeciendo.”—1 Juan 2:7, 8.
¿Se refería el apóstol Juan a la ley mosaica con las palabras “mandamiento viejo”? Ni pensarlo,
porque estaba escribiendo a cristianos que no estaban bajo la Ley. (Rom. 6:14) Más bien, puesto
que el tema de la carta de Juan es el amor, parece que se refería a esta declaración de Jesús: “Les
doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros; así como yo los he amado, que ustedes
también se amen los unos a los otros.” (Juan 13:34) Cuando Juan escribió su primera carta (c.
98 E.C.) habían pasado más de sesenta años desde que Jesús, al principio del cristianismo, dio ese
mandamiento de amar. De modo que Juan pudo decir apropiadamente que era un
“mandamiento viejo.”
¿Qué entonces es el “mandamiento nuevo” que Juan mencionó en el versículo ocho? Parece
que es el mismo que aquel que acababa de llamar el “mandamiento viejo.” No podemos
imaginarnos a Juan dando a los seguidores de Cristo un mandamiento verdaderamente “nuevo,”
diferente del que Jesús había enseñado. Pero, ¿en qué sentido pudo llamarlo Juan “nuevo”?
Pudo llamarlo nuevo tal como Jesús lo había hecho. Envolvía el estar dispuesto uno a entregar su
alma a favor de su hermano, algo que la ley mosaica no requería. (Juan 15:12) Además, era nuevo
en el sentido de que tenía que hacerse aplicación fresca de él, y con nueva urgencia, en vista de
las condiciones y situaciones que cambiaban. Cerca del fin del primer siglo E.C., dado que casi
todos los apóstoles habían muerto y el ‘misterio del desafuero’ estaba en acción entre las
congregaciones, los cristianos a quienes Juan escribió podían ver los cambios y podían comprender
las nuevas aplicaciones del amor que se necesitaban. (2 Tes. 2:6-8) No obstante, Juan pudo
escribirles que el “mandamiento nuevo” era ‘verdadero tanto en el caso de Cristo como en el de
ustedes’ porque estaban llevándolo a cabo en su vida, tal como Jesús lo llevó a cabo. En el
contexto Juan mostró que el cristiano que no ama a su hermano está en oscuridad. Por lo tanto
parece que debido al creciente amor entre muchos de los seguidores de Cristo Juan pudo escribir
que ‘la oscuridad va pasando y la luz verdadera está resplandeciendo.’
En vista de la dificultad que presenta 1 Juan 2:7, 8, varios traductores modernos de la Biblia han
traducido libremente los versículos en armonía con la explicación que acabamos de dar. Por
ejemplo, The New English Bible dice: “Queridos amigos, no les doy un mandato nuevo. Es el
mandato viejo que siempre tuvieron delante de ustedes; el mandato viejo es el mensaje que oyeron
en el principio. Y sin embargo otra vez es un mandato nuevo el que les estoy dando... nuevo en el
sentido de que la oscuridad va pasando y la luz verdadera ya brilla. Cristo ha hecho que esto sea
cierto, y es cierto en la propia experiencia de ustedes.” Vea también la Biblia de Jerusalén y las
traducciones por C. B. Williams y J. Phillips.
Por consiguiente, ambas expresiones, el “mandamiento viejo” y el “mandamiento nuevo,”
evidentemente se refieren al mandato de Jesús tocante a que sus seguidores se amen unos a otros
tal como él los amó. //Volver al Índice

695
W1971 1/2 PÁGS.95-96

¿Qué es el “temor” que el amor perfecto echa fuera, como


se declara en 1 Juan 4:18?—C. A., EE. UU.
El apóstol Juan escribe: “No hay temor en el amor, sino que el amor perfecto echa fuera el
temor, porque el temor ejerce una restricción. En verdad, el que está bajo temor no ha sido hecho
perfecto en el amor.”—1 Juan 4:18.
El temor en este caso es temor que impide las expresiones de uno a Dios en oración. El contexto
muestra que Juan sigue considerando el asunto de tener “franqueza de expresión.” (1 Juan 4:17)
No trata de franqueza de expresión en predicar las buenas nuevas, sino de “franqueza de expresión
para con Dios.”—1 Juan 3:19-21; compare con Hebreos 10:19-22.
Aquel en quien el amor de Dios alcanza plena expresión puede acercarse a su Padre celestial
con confianza, no sintiéndose ‘condenado en su corazón’ como si fuese hipócrita o estuviese
desaprobado. Sabe que sinceramente está tratando de observar los mandamientos de Dios y por
consiguiente está haciendo lo que le agrada a su Padre. (1 Juan 3:21, 22) De modo que está libre
para expresarse y hacer peticiones a Jehová. No se siente como si estuviera ‘a prueba’ por Dios,
bajo alguna restricción en cuanto a lo que tiene el privilegio de decir o pedir. (Compare con
Números 12:10-15; Job 40:1-5; Lamentaciones 3:40-44; 1 Pedro 3:7.) Ningún temor mórbido lo inhibe;
no está consciente de alguna ‘marca desfavorable’ contra él.—Compare con Hebreos 10:26, 27, 31.
Tal como un niño no se siente en lo más mínimo abochornado ni temeroso de pedir cualquier
cosa a sus padres amorosos, convencido de que ellos siempre se interesan en sus necesidades y
felicidad, así los cristianos en quienes se ha desarrollado plenamente el amor están seguros de que
“no importa qué sea lo que pidamos conforme a su voluntad, él nos oye. Además, si sabemos que él
nos oye con respecto a cualquier cosa que estemos pidiendo, sabemos que hemos de tener las
cosas pedidas puesto que se las hemos pedido a él.”—1 Juan 5:14, 15.
Por lo tanto, este amor perfecto no echa fuera el temor de toda clase. No elimina el temor
reverencial y filial de Dios, que nace de profundo respeto a su posición, poder y justicia. (Sal.
111:9, 10; Heb. 11:7) Tampoco suprime el temor normal que hace que uno evite peligro donde sea
posible y así que se proteja uno mismo y proteja su vida, o el temor producido por alarma súbita.—
Compare con 2 Corintios 11:32, 33; Job 37:1-5; Habacuc 3:16, 18.
El entendimiento correcto de 1 Juan 4:18 es muy enriquecedor espiritualmente. Revela lo
magnífica que es la relación de que puede disfrutar el cristiano con su magnífico Creador. Nos
estimula a hablar del corazón en nuestras oraciones a Dios, no siendo formalistas ni mecánicos, sino
abiertamente expresando nuestros sentimientos, nuestras necesidades, nuestro interés en otros,
nuestras esperanzas y nuestro amor a Él.
Tampoco debe uno considerar que el ser “hecho perfecto en el amor” sea una meta casi
imposible. Rara vez se quiere dar a entender ‘perfección’ en el sentido absoluto; por lo general es
relativa. Cuando Pablo escribió a los cristianos corintios: “no se hagan niñitos en facultades de
entendimiento, . . . sin embargo lleguen a estar plenamente desarrollados en poderes de
entendimiento,” no estaba estableciendo una meta fuera del alcance de cualquiera en la entera
congregación. (1 Cor. 14:20) La palabra griega (téleioi) para “plenamente desarrollados” que él usó
en este texto es igual palabra (en género masculino) que la palabra (género femenino) para
“perfecto” (teleía) que usó Juan en 1 Juan 4:18. De modo que, el ser uno “hecho perfecto en el
amor” significa que el amor de Dios en nosotros no se encuentra en un estado subdesarrollado,
parcial, sino que llena nuestro corazón y nos impele a hacer su voluntad de todo corazón. //Volver al
Índice

696
W1971 15/2 PÁGS.127-128

¿De qué manera es cierto, como se declara en 1 Juan 5:18,


que “toda persona que ha nacido de Dios no practica
pecado, sino que El que nació de Dios lo vigila, y el inicuo
no logra asirlo”?—N. B., EE. UU.
Para entender este texto ante todo hay que comprender el punto que recalca repetidas veces
el apóstol Juan en su carta, a saber, que hay una diferencia entre el cometer un pecado y el
practicar voluntariosamente el pecado. Aquí él no dice que un cristiano nacido de Dios no comete
pecado. El hecho de que los cristianos sí cometen pecados lo aclaró previamente cuando escribió:
“Les estoy escribiendo estas cosas para que no cometan un pecado. Y no obstante, si alguno
comete un pecado, tenemos un ayudante para con el Padre, a Jesucristo, uno que es justo.”—
1 Juan 2:1.
Pero los cristianos verdaderos no hacen una práctica del pecado, tal como Juan pasa a mostrar:
“Todo el que practica pecado también está practicando desafuero, de modo que el pecado es
desafuero. Ustedes saben también que ése fue manifestado para quitar nuestros pecados, y no hay
pecado en él. Todo el que permanece en unión con él no practica pecado; nadie que practica
pecado lo ha visto ni ha llegado a conocerlo. Hijitos, no vaya a extraviarlos nadie; el que ejecuta
justicia es justo, así como ése es justo. El que ejecuta pecado se origina del Diablo.”—1 Juan 3:4-8.
De modo que Juan, en 1 Juan 5:18, está recalcando que los que nacen de Dios no hacen una
práctica del pecado. Pero note que no dice que el que nace de Dios no puede practicar pecado.
Los hechos dan testimonio de que algunos que han nacido de Dios han practicado pecado. Hubo
un hombre que hizo eso en la congregación de Corinto, y el apóstol Pablo mandó a la
congregación de allí que lo expulsara, lo cual hicieron. Nadie que practica pecado puede ser
reconocido como cristiano.—1 Cor. 5:1-13; 2 Cor. 2:5-11.
Al considerar este asunto es bueno notar que a menudo los escritores de la Biblia dieron por
sentado que ciertas cosas se entenderían, tal como lo hacen los escritores en nuestro día. Por
ejemplo, el apóstol Pablo declara, como leemos en Colosenses 1:16, que por medio de Jesucristo
todas las cosas fueron creadas en los cielos y en la Tierra. Pero puesto que sabemos de Revelación
3:14 que Jesús mismo también fue creado, la Traducción del Nuevo Mundo agrega la palabra
“otras,” que claramente es lo que tenía presente el apóstol. Pero aun aquí, se pudiera agregar que,
si no fuese por la aceptación general de la enseñanza trinitaria de que Jesús no fue creado,
no habría sido necesario agregar la palabra “otras.”
Así, también el apóstol Pedro en el Pentecostés citó la profecía de Joel 2:28 (Mod): “Derramaré
mi Espíritu sobre toda carne,” y las aplicó a lo que aconteció allí. Sin embargo, notamos que el
espíritu de Dios no fue derramado literalmente sobre toda carne en aquel tiempo. Pero sí fue
derramado sobre “toda clase de carne,” es decir, no solo sobre unos cuantos escogidos como en
tiempos pasados, sino sobre hijos e hijas y siervos y siervas. Y por eso la Traducción del Nuevo Mundo
dice que el espíritu fue derramado “sobre toda clase de carne,” lo cual obviamente es lo que se
quiere decir.—Hech. 2:17, 18.
Y así sucede tocante a 1 Juan 5:18, donde Juan dice que el que nace de Dios no practica el
pecado. Como ya se ha hecho notar, él no dijo que el que nace de Dios no puede practicar
pecado. Lo que tenía pensado se discierne de lo que previamente había declarado más
explícitamente: “Todo el que permanece en unión con él [Jesucristo] no practica pecado.” (1 Juan
3:6) Sí, todo el que es engendrado de Dios, que es cristiano verdadero, no practicaría pecado. Eso
no es lo que se espera que haga; eso no es lo que querría hacer. En armonía con este pensamiento

697
está lo que el apóstol Pablo le dijo a la congregación cristiana de Corinto inmediatamente después
de mandarle que expulsara a aquel que había estado practicando pecado: “Y sin embargo eso es
lo que algunos de ustedes eran. Mas ustedes han sido lavados, mas ustedes han sido santificados,
mas ustedes han sido declarados justos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y con el espíritu de
nuestro Dios.” Aquí de hecho Pablo está diciendo lo que Juan escribió en 1 Juan 5:18, a saber,
‘Ahora ustedes son cristianos, y ya no practiquen pecado.’—1 Cor. 6:9-11.
El apóstol Juan pasa a decir: “El que nació de Dios lo vigila, y el inicuo no logra asirlo.” “El que
nació de Dios” es Jesucristo. Desde su resurrección y ascensión al cielo, él, como poderosa persona
espíritu viva, puede vigilar a los que nacen de Dios para que el inicuo, Satanás el Diablo, ‘no logre
asirlos.’ El que Jesús vigilaría a sus seguidores él mismo lo indicó cuando les dijo precisamente antes
de regresar a su Padre: “¡Miren! estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de
cosas.” Una de las cosas que ha hecho y hace a favor de sus seguidores es servir como “ayudante
para con el Padre,” para abogar en su caso cuando han cometido pecados. Sirve de “sacrificio
propiciatorio” no solo por los pecados de ellos sino por los pecados de todas las “otras ovejas,” cuya
esperanza de vida es terrestre. También es cierto respecto a éstos que ellos no practican pecado.—
Mat. 28:20; 1 Juan 2:1, 2; Juan 10:16.
De modo que vemos que los que han “nacido de Dios,” que permanecen en unión con
Jesucristo, así como sus compañeros de las “otras ovejas,” no hacen una práctica del pecado;
no queriendo decir, sin embargo, que ningún individuo de éstos jamás lo haga. Jesucristo, “El que
nació de Dios,” les ayuda a evitar las garras de Satanás el Diablo. //Volver al Índice

698
W1978 15/6 PÁGS.31-32

¿Qué se da a entender por “la gran ciudad que en sentido


espiritual se llama Sodoma y Egipto” que se menciona en
Revelación 11:8?
La “gran ciudad” de Revelación 11:8 es Jerusalén, y por eso Revelación se está refiriendo
básicamente a lo que la Jerusalén antigua simbolizó.
El capítulo once de Revelación presenta la visión del apóstol Juan de “dos testigos” de Dios. Se
les menciona en un contexto de comentarios acerca de que Jehová Dios ha ‘tomado su gran
poder y ha empezado a gobernar como rey.’ Los testigos de Jehová entienden que eso aconteció
en 1914 E.C. (Rev. 11:17, 18) El lenguaje figurativo de Revelación dice que a los dos testigos se les
vence y mata “y sus cadáveres estarán en el camino ancho de la gran ciudad que en sentido
espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también el Señor de ellos fue fijado en el madero.”—Rev.
11:8.
Esa gran ciudad, obviamente, quiso decir Jerusalén, pues Jesús fue condenado a muerte en
Jerusalén y fue fijado en el madero precisamente fuera de los muros de aquella ciudad. En aquel
tiempo los habitantes de Jerusalén reflejaban tanto las características de la antigua Sodoma como
las del antiguo Egipto. (Compare con Isaías 1:10, 21.) Los egipcios antiguos, por ejemplo, estaban
satisfechos con sus propias prácticas religiosas paganas y rechazaron al Dios verdadero en los días
de Moisés y la primera Pascua. De modo similar, los judíos del primer siglo E.C. rechazaron a Jesús “el
Cordero de Dios,” y se adhirieron en cambio a sus tradiciones religiosas. (Juan 1:29; Mat. 15:3-9;
23:13-26) Como por mucho tiempo han indicado los testigos de Jehová, la correspondencia
moderna de la Jerusalén antigua es la cristiandad. La mayoría de los miembros de ésta también
alegan estar adorando correctamente a Dios pero, en general, despliegan la misma actitud que los
judíos que rechazaron a Jesús.
En armonía con eso, el libro “Entonces queda terminado el misterio de Dios” (1971) dijo, en parte:
“Debido a la opresión y esclavitud religiosas en que tenía al propio pueblo de Jehová, la infiel
Jerusalén podía en ‘sentido espiritual’ ser llamada Egipto. Tal como el primer cordero de la Pascua
fue muerto en Egipto en el día del profeta Moisés, así Jesucristo, como el antitípico Cordero de la
Pascua, fue muerto en la Jerusalén infiel.” Entonces, tocante a los tiempos modernos, ese libro
agregó que “la expresión ‘la gran ciudad’ tiene que significar la Jerusalén infiel antitípica, a saber, la
cristiandad.”—Pág. 298.
Pero ¿por qué remitió La Atalaya del 1 de octubre de 1977 a Revelación 11:8 tocante al sistema
político mundial que existe ahora?
La nación de Egipto de la antigüedad fue una sobresaliente potencia política en su tiempo. El
capítulo 31 de Ezequiel contiene una advertencia dirigida a “Faraón el rey de Egipto y a su
muchedumbre.” [Nota] Al considerar el capítulo 31 de Ezequiel, La Atalaya del 1 de octubre de 1977
remitió apropiadamente a Revelación 11:8. Lo hizo principalmente para mostrar que es
bíblicamente correcto atribuir un significado espiritual a “Egipto.” La tierra literal de Egipto no es lo
que se da a entender en el cumplimiento antitípico moderno del capítulo 31 de Ezequiel. Esto
aplica, más bien, al sistema de cosas político mundial de nuestro día. ¿Por qué? Porque el Egipto de
la antigüedad era una prominente potencia militar que, como un árbol colosal, estaba tratando de
esparcir por todo el mundo su influencia dominante con el fin de afectar a todos los pueblos.
Comparablemente, hoy existe una organización política mundial que se puede asemejar a un
cedro alto en la pendiente de monte del Líbano, y bajo ésta se refugian muchas naciones.

699
Por eso, aunque el contexto de Revelación 11:8 manifiesta que en tiempos modernos eso se
cumple específicamente en la cristiandad, se puede aludir apropiadamente a este versículo para
mostrar que es adecuado buscar una aplicación espiritual moderna para el “Egipto” al que se
alude en el capítulo 31 de Ezequiel.
Nota. En parte Ezequiel 31:3 dice: “¡Mira! A un asirio, un cedro del Líbano.” Vale la pena notar
que algunas traducciones (Mod, Val, etc.) dicen aquí: “He aquí que el Asirio era [o: “era el
Asirio”] . . . un cedro en el Líbano . . .” Esto había resultado en que se entendiera que el “árbol”
colosal representaba a la antigua Asiria. Pero “era” no se encuentra en el hebreo original. Y el
contexto muestra que la advertencia se daba a Faraón y su muchedumbre, de los cuales se dice
que se asemejan a “un asirio” y también se asemejan a “un cedro del Líbano.” Es patente,
entonces, que la referencia a “un asirio” se hizo simplemente para transmitir la idea de una gran
potencia militar, que es lo que fue el Egipto antiguo. //Volver al Índice

700
W1978 1/5 PÁGS.30-32

Comprendo que el aborto es incorrecto desde el punto de


vista bíblico, porque es quitar deliberadamente la vida. Yo
entendía que Éxodo 21:22, 23 apoyaba este hecho. Pero
recientemente leí una versión de la Biblia que da a estos
versículos un significado diferente. ¿Qué dicen y significan en
realidad esos versículos?
La Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras vierte Éxodo 21:22, 23 así: “Y en caso de
que haya hombres luchando el uno con el otro y realmente lastimen a una mujer encinta y
efectivamente salgan sus hijos pero no ocurra un accidente fatal, sin falta ha de imponérsele el
pago de daños conforme a lo que le imponga el dueño de la mujer; y tiene que darlo por medio de
los jueces. Pero si ocurre un accidente mortal, entonces tiene que ser alma por alma.”
Sin embargo, otras traducciones vierten este pasaje de tal manera que alguien pudiera inferir
que el aborto no es cosa tan grave. Por ejemplo, la Versión Moderna dice: “Cuando riñeren
hombres y uno de ellos diera un golpe a una mujer preñada, de modo que aborte, sin que suceda
daño, será ciertamente multado. . . . Mas si resultaré daño, darás vida por vida.” La impresión que
esto le pudiera dejar a uno es que solo hay preocupación seria por la mujer, no por el feto. Alguien
pudiera inferir de tal traducción que si el daño hubiera causado un aborto pero ningún otro daño a
la mujer, al hombre culpable simplemente se le habría de imponer una multa. De modo que pudiera
parecer que el aborto no fuera cosa seria.
Quizás en versiones como ésa de ese pasaje haya influido la manera en que Flavio Josefo,
historiador judío del primer siglo, parafraseó estos versículos: “El que da puntapiés a una mujer
encinta, de modo que la mujer aborte, que pague una multa en dinero, según la determinen los
jueces, por haber disminuido la multitud [de la nación] por la destrucción de lo que estaba en su
vientre; y que también le dé dinero al esposo de la mujer el que le dio de puntapiés; pero si ella
muriera del golpe, que también sea ejecutado él, pues la ley juzga equitativo que se dé vida por
vida.” El profesor William Whiston, que tradujo los escritos de Josefo, declara que esta manera de
entender Éxodo 21:22, 23 reflejó “la exposición de los fariseos en los días de Josefo.”—Antiquities of
the Jews, libro IV, capítulo viii, párrafo 33, y nota al pie de la página.
Por otra parte, los traductores que produjeron la Versión de los Setenta griega tomaron un punto
de vista diferente del asunto. En su traducción, Éxodo 21:22, 23 dice que “si dos hombres disputan y
golpean a una mujer encinta, y su hijo nace imperfectamente formado [o, “aborte un embrión”] se
le obligará a pagar un castigo.” De modo que pensaban que si lo que se abortaba era demasiado
joven para haber desarrollado rasgos humanos reconocibles, bastaría una multa monetaria. Pero si
el feto estaba “perfectamente formado” o “completamente organizado,” el hombre que dio causa
para el aborto tenía que pagar vida por vida.—Traducciones al inglés de la Versión de los Setenta
por sir L. L. Brenton y Charles Thomson.
Habiendo tantos y tan variados puntos de vista, claramente sería prudente volver al hebreo
original para ver lo que dice y lo que no dice.
Éxodo 21:22, 23 está en una parte de la ley mosaica que trata de la compensación por lesiones.
Como manifiestan los siguientes versículos, el principio fundamental era “ojo por ojo, diente por
diente.” Pero ¿qué había de hacerse si se lesionaba a una mujer encinta?

701
En realidad, pudiera haber varios resultados de tal lesión. Considere primero a la mujer. Pudiera
ser que se le lastimara, hasta se le lisiara, pero no fatalmente. O el daño pudiera haberle causado la
muerte. Considere después al niño o niños que se estuvieran desarrollando en su matriz. Si la preñez
de ella estuviera bastante avanzada, el golpe o sacudida podría producir un parto prematuro de
modo que ella diera a luz antes del tiempo debido un infante vivo. O el daño a la madre pudiera
causar un aborto, una destrucción de la vida que se hubiera estado desarrollando en su matriz. Está
claro que lo que la Ley decía en cuanto al daño que se le causara a una mujer encinta tenía que
abarcar una variedad de posibilidades.
¿Qué decía, exactamente, la Ley? A continuación presentamos la traducción literal interlineal
del hebreo al inglés por el Dr. G. R. Berry (léase de derecha a izquierda):

22
,1pregnant 2woman a strike they and

,men contend when And

,fined be shall he surely ;injury is not and

,child her forth goes and

give shall he and ,woman the

of husband the him upon put may as

23 soul give shalt thou (and) ,is injury if And

.judges the with

,soul for

En español, línea por línea, esto sería:

22,1encinta 2mujer una a golpeen y


,hombres contiendan cuando Y
,multado será seguro de ;lesión es no y
,niño su salga y
dará él y ,mujer la

702
de esposo el él sobre imponga como
23 alma darás tú (y) ,hay daño si Y
.jueces los con
,alma por

La palabra hebrea que se vierte aquí “lesión” (“daño,” Versión Moderna) es asón. Según el léxico
por William L. Holladay, asón significa “accidente mortal.” Esto lo confirma el uso de asón en las tres
veces en que aparece en la Biblia. (Gén. 42:4, 38; 44:29) Así, la traducción “accidente fatal” en la
Traducción del Nuevo Mundo hace que uno entienda con más exactitud lo que dijo aquí la Ley.
Pero entonces surge la pregunta: ¿A quién aplica la expresión “accidente fatal”? ¿Es al niño, a la
madre o a cualquiera de los dos? Hay traducciones que presentan una interpretación del asunto.
Por ejemplo, la Sagrada Biblia, publicada por la Editorial Herder, dice: “Si armando pendencia
algunos hombres, uno de ellos hiriere a una mujer preñada, y ésta abortase, pero no muriese,
resarcirá el daño, . . . Pero si se siguiese la muerte de ella, pagará vida por vida.” (Éxo. 21:22, 23,
bastardillas añadidas) Esta traducción muestra claramente que hay un accidente fatal en la
cuestión, pero el “ella” interpretativo insertado deja la impresión de que si el golpe hacía que la
mujer abortara pero ella vivía, entonces solo se imponía una multa. Sin embargo, ¿es eso lo que
realmente dice el texto hebreo?
La lectura interlineal ya mencionada revela que el hebreo no limita la aplicación de “lesión”
(accidente fatal) a únicamente la madre. Así, el respetado comentario de C. F. Keil y F. Delitzsch
dice que bastaba con una multa solo cuando “no se causaba lesión [accidente fatal] ni a la mujer
ni al niño que nacía.” Este comentario muestra que si la Ley hubiera querido decir que, mientras la
madre viviera, una multa sencilla hubiera cubierto cualquier daño, el texto hebreo habría agregado
lah, “a ella.” Así, el versículo habría dicho: ‘Cuando unos hombres contiendan y golpeen a una
mujer encinta y su niño salga y no se le cause a ella ninguna lesión [accidente fatal], se tiene que
pagar una multa.’ Sin embargo, estos comentaristas llegan a esta conclusión: “La omisión de lah,
también, por lo visto hace impracticable el remitir las palabras a [una] lesión que se le hubiera
hecho solo a la mujer.”
En consecuencia, se imponía una multa cuando el daño hacía que el niño naciera vivo
prematuramente, sin resultados fatales ni a la madre ni al niño. Pero si el golpe le quitaba la vida a la
madre o al hijo que llevaba en la matriz, la Ley exigía “alma por alma.”
Esto armoniza con otros pasajes bíblicos que muestran que Jehová Dios no considera a un
embrión o feto humano vivo como un simple pedazo de tejido en la matriz de una mujer. (Sal.
139:13-16) Confirmando eso, Jehová le dijo al profeta Jeremías: “Antes de estar formándote en el
vientre te conocí, y antes que procedieras a salir de la matriz te santifiqué.” (Jer. 1:5) También, lo
estipulado de “alma por alma” en el caso de un hombre que le causara la muerte a una mujer o le
causara un aborto sería consistente con la enseñanza general de la Biblia de respeto a la vida y su
oposición al homicidio.—Gén. 9:6; Núm. 35:30, 31; Rev. 21:8.
Por lo tanto, Éxodo 21:22, 23 de ninguna manera minimiza lo gravemente incorrecto del aborto.
Más bien, muestra que en la ley mosaica se estipuló el fuerte castigo de “alma por alma” para
cualquiera que le causara un “accidente fatal” a una mujer o a un niño que estuviera
desarrollándose en su matriz. //Volver al Índice

703
W1975 15/8 PÁGS.511-512

¿Justifica un peligro considerable a la salud el tener un


aborto?
Aunque éste es un problema que envuelve muy profundos sentimientos y serios intereses
humanos, el consejo perfecto de Dios muestra que un riesgo potencial a la madre o al niño
no justifica el provocar un aborto.
Los puntos de vista humanos sobre esta cuestión son variados y a menudo contradictorios. Pero
fundamental para el punto de vista bíblico es la vida y el respeto a ella. La vida humana tiene tanto
origen divino como propósito divino. (Gén. 1:27; Job 33:4; Sal. 100:3-5) A través de la Biblia vemos
reflejado el profundo respeto de Dios a la vida. Él amorosamente instó a los hombres a atesorar su
vida y a respetar como sagrada la vida de otros. La persona que, sin hacer caso de la ley divina, le
quitaba la vida a otra criatura humana, aun a un nene en la matriz, era tanto culpable como
responsable.—Gén. 9:5, 6; Éxo. 21:14, 22-25.
No se puede negar que a veces una mujer encinta se enfrenta a un peligro considerable. Un
problema de salud, como la diabetes, hipertensión u otras enfermedades cardiovasculares, pueden
hacer que doctores sinceramente preocupados concluyan que la vida de la mujer esté en peligro.
Quizás le digan: ‘O tiene un aborto, o usted morirá.’ O quizás se recomiende el aborto cuando
parece que el niño quizás nazca ciego o deforme, como cuando la madre contrae rubéola
(sarampión) durante la preñez. Puede que algunos razonen que en casos como éstos el tener un
aborto realmente es mostrar respeto a la vida. Aunque de ninguna manera minimizando la seriedad
de los problemas en estos casos o la sinceridad de los que recomiendan el aborto, uno debe tener
presente la vida tanto de la madre como la del hijo.
Hoy no hay tal cosa como una preñez perfecta, porque todos los humanos somos imperfectos.
(Rom. 5:12) De consiguiente toda mujer encinta se enfrenta a cierto riesgo; el hecho triste es que
algunas mujeres, aun mujeres saludables, mueren durante la preñez y el parto. (Gén. 35:16-19) ¿Ha
de ser abortada toda preñez solo porque existe un riesgo para la vida o salud de la madre? Es obvio
que no. Cierto, en algunos casos el peligro es mayor que lo normal debido a la edad o salud de la
mujer. Sin embargo, ¿no sobreviven al parto la mayoría de las mujeres, incluso muchas que se
enfrentan a riesgos insólitos? Y hay que admitir que prescindiendo de cuán bien intencionada sea,
una diagnosis médica puede estar equivocada. Por eso ¿cómo podría una persona que acepta el
punto de vista de Dios de lo sagrado de la vida concluir que un peligro potencial justificaría un
aborto? ¿Ha de ser cortada la vida del niño que se desarrolla simplemente debido a lo que pudiera
suceder? [Nota]
De modo similar, con toda preñez hay la posibilidad de que el niño nazca con un defecto o
deformidad. “Alrededor de uno de cada 14 nenes nace con un desorden genético; los pacientes
van desde el diabético . . . hasta el lisiado desesperado que quizás viva solo unos cuantos días.”
(Times Magazine de Nueva York, 8 de sept. de 1974, pág. 100) ¿Debería llevar este riesgo potencial
a la conclusión de que todas las preñeces deben terminarse mediante aborto? De ninguna manera.
Aquí también en algunos casos el riesgo de que el niño tenga un defecto puede estar arriba de
lo normal. Esto parece ser así, por ejemplo, cuando la mujer tiene más de cuarenta años de edad o
en casos en los cuales tomó ciertas medicinas potentes o contrajo una enfermedad potencialmente
perjudicial en las primeras etapas de la preñez. Alrededor del 10 al 15 por ciento de los infantes que
les nacen a madres infectadas de rubéola durante las primeras doce semanas de la preñez tienen
algunos efectos perjudiciales de la enfermedad que se reconocen en el primer año de vida. (Por
supuesto, esto también significa que del 85 al 90 por ciento de tales niños no son afectados así.) Pero
¿cómo puede la persona que le tiene profundo respeto a la vida decir que un simple riesgo
potencial de daño a un niño justifica el acabar con la vida del niño que se desarrolla?

704
El caso de una señora en la Unión Sudafricana sirve para ilustrar que hay que considerar los
peligros descritos todavía como solo posibilidades. Antes de saber que estaba encinta recibió una
inyección para un mal de los riñones. Más tarde su doctor dijo que, como resultado, su niño sería
imbécil o estaría horriblemente deforme; la instó a que tuviera un aborto. Cuando ella supo de parte
de los testigos de Jehová lo que la Biblia decía acerca del respeto a la vida, rechazó el aborto.
Comprendió que, aunque su hijo estuviera dañado, Jehová podría deshacer el daño en el venidero
Nuevo Orden. (Compare con Isaías 35:5, 6; Revelación 21:4.) ¿Cuál fue el resultado? Dio a luz a una
nena sana. Pero aunque su hija hubiera estado afectada y hubiera necesitado atención y trato
adicionales, ¿cambiaría eso lo correcto de decidir dejar vivir a la niña, con la expectativa de vida
eterna?
Por consiguiente, una mujer a quien se le ha instado a que tenga un aborto terapéutico debido
a un peligro a su salud o vida, o a su hijo, necesita fijar en la mente el punto de vista de la Biblia. Un
peligro posible o potencial, y hasta un peligro grave, no justifica el tomar los asuntos en las propias
manos de uno y deliberadamente cortar la vida del niño en la matriz. El decidir en armonía con el
punto de vista bíblico requerirá fe y ánimo verdaderos, pero ciertamente será la decisión
apropiada, y una decisión que Jehová aprobará para siempre.
[Nota]
A veces el tratamiento de una condición enferma, como cáncer del cuello uterino, causa la
muerte del embrión que se desarrolla. Pero éste puede ser un efecto secundario inevitable del
tratamiento; el aborto no es el tratamiento ni el objetivo. De modo similar, en algunos casos un óvulo
fecundado se implanta y comienza a crecer en la trompa de Falopio en vez del útero. Tal preñez
ectópica en la trompa de Falopio no puede desarrollarse plenamente en este pequeño tubo; con el
tiempo terminará con el rompimiento del tubo y la muerte del embrión. Si se detecta esta condición
con anticipación, los doctores por lo general la tratan removiendo la trompa de Falopio afectada
antes que se rompa. Una cristiana con un embarazo tubárico puede decidir si acepta o no esta
operación. Normalmente estaría dispuesta sin duda a enfrentarse a cualesquier riesgos de la preñez
de modo que su hijo pudiera vivir. Pero con un embarazo tubárico se enfrenta a un grave riesgo
mientras que no hay posibilidad de que el embrión continúe viviendo y nazca un niño. //Volver al Índice

705
W1984 15/10 PÁG.31

¿Consideran los testigos de Jehová que el alcoholismo sea


una enfermedad?
Muchas personas dicen que la adicción a la bebida es una enfermedad, de acuerdo con una
definición general de esa palabra. Entre dichas personas figuran investigadores, médicos y personas
que ayudan a los alcohólicos, pues muchas de ellas usan términos como “enfermedad”, “mal” o
“padecimiento” al describir o definir el alcoholismo. Por ejemplo, la revista Science Digest de mayo
de 1984 declara:
“El alcoholismo es una enfermedad para la cual aún se está buscando una explicación. En un
tiempo se consideraba como solo un trastorno de la mente, pero ahora se cree que tiene
componentes genéticos y bioquímicos también [...] Hallazgos recientes dan apoyo a pruebas
anteriores provenientes de Suecia de que muchas veces el abuso de las bebidas alcohólicas
‘circula’ en las familias”.—Página 16.
Sin embargo, hay razón para cautela respecto a considerar el alcoholismo como una
enfermedad. Ciertos alcohólicos, y otras personas, han tendido a excusar su adicción a la bebida o
el beber en exceso al afirmar que realmente no pueden controlarlo, debido a que es una
enfermedad. A otras personas les parece que si el alcohólico tiene una predisposición biológica al
problema, o si hay algún defecto en la reacción bioquímica de su cuerpo al alcohol, entonces al
individuo no se le puede considerar reprensible en sentido moral.
No obstante, a los cristianos les interesa principalmente el punto de vista que Dios tiene de los
asuntos. El punto de vista de él es justo, equilibrado y permanente, en contraste con las opiniones
médicas y sicológicas que pueden llegar a estar en boga por un tiempo, solo para ser modificadas
o abandonadas después. La Palabra perfecta de Jehová condena francamente la borrachera, y la
incluye entre las cosas que pueden impedir que uno entre en el Reino de Dios (Gálatas 5:19-21). En
Romanos 13:12, 13 se da el siguiente consejo: “La noche está muy avanzada; el día se ha acercado.
Por lo tanto, quitémonos las obras que pertenecen a la oscuridad y vistámonos las armas de la luz.
Como de día andemos decentemente, no en diversiones estrepitosas y borracheras, no en coito
ilícito y conducta relajada, no en contienda y celos”. Aunque en ciertos casos existiera una
predisposición biológica que llevara a algunos a opinar que se trata de un problema médico o una
enfermedad, los cristianos reconocen los aspectos morales de ello.
El apóstol Pedro escribió lo siguiente a los cristianos: “Porque basta el tiempo que ha pasado
para que ustedes hayan obrado la voluntad de las naciones cuando procedían en hechos de
conducta relajada, lujurias, excesos con vino, diversiones estrepitosas, partidas de beber e idolatrías
ilegales. Porque ustedes no continúan corriendo con ellos en este derrotero al mismo bajo sumidero
de disolución, están perplejos y siguen hablando injuriosamente de ustedes” (1 Pedro 4:3, 4). Pedro
mismo era imperfecto y comprendía la condición humana. Sin embargo, no dijo que todos los
cristianos se habían apartado de los excesos con vino excepto los que tenían cierta predisposición
genética o biológica a problemas relacionados con la bebida. De hecho, el apóstol Pablo dijo que
algunos cristianos habían sido antes fornicadores, ladrones, borrachos y practicantes de extorsión.
Pero, prescindiendo de lo que los había conducido a tales problemas morales, ellos podían
cambiar, y lo hicieron. Pablo dijo: ‘Ustedes han sido lavados, han sido declarados justos en el
nombre de nuestro Señor Jesucristo y con el espíritu de nuestro Dios’. (1 Corintios 6:9-11.)
Por eso, sea que el alcoholismo se califique de enfermedad o no, nosotros tenemos que
adherirnos a la norma elevada y buena que establece la Palabra de Dios. Cualquiera que se haya
enviciado con la bebida —sea por falta de dominio de sí, influencia étnica o familiar, o hasta
debido a una rareza biológica— debe hacer esfuerzos por dejar el vicio, quizás valiéndose de la
ayuda de alguien que comprenda el problema. (Véase ¡Despertad! del 22 de noviembre de 1982,

706
páginas 4-12.) Así puede “vivir el resto de su tiempo en la carne, ya no para los deseos de los
hombres, sino para la voluntad de Dios”. (1 Pedro 4:2.) //Volver al Índice

707
W1981 1/9 PÁG.31

¿Cuál es la relación entre el “aliento de vida” que se


menciona en Génesis 2:7 y el “espíritu” del hombre que se
menciona en otras partes de la Biblia?
En Génesis 2:7 se describe la creación del primer hombre, Adán, como sigue: “Y procedió
Jehová Dios a formar al hombre del polvo del suelo y a soplar en sus narices el aliento de vida, y el
hombre vino a ser alma viviente.” Puede decirse que las Escrituras muestran de manera clara que al
‘soplar en Adán el aliento de vida’ Dios dio al cuerpo que Él había formado la fuerza vital (o espíritu)
y el aliento o la respiración que se necesita para sostener la vida.
Podemos tener un mejor entendimiento de esto si primeramente notamos, de la Biblia, otros
detalles acerca del “espíritu.”
La palabra hebrea que a menudo se traduce “espíritu” es rúahh. Esta puede tener una variedad
de significados distintos, según el uso y el contexto. Por ejemplo, en algunos casos rúahh denota un
movimiento invisible del aire y por eso se puede traducir “viento.” (Éxo. 10:13; Zac. 2:6) Además, la
palabra también puede usarse con relación a una persona que sea “espíritu,” un ser invisible tal
como un ángel, o aun para Dios. (1 Rey. 22:21, 22) Finalmente, rúahh puede referirse a la invisible
fuerza activa de Dios (su espíritu santo), como sucede en Salmo 104:30, que menciona el “espíritu,” o
fuerza activa, que Jehová Dios utiliza al crear.
Sin embargo, Salmo 104:29 ilustra otro significado de rúahh... fuerza vital o fuerza de vida.
Leemos: “Si [tú, Dios] les quitas su espíritu, expiran, y a su polvo vuelven.” Sí, como lo demuestran este
texto y muchos otros, tanto los humanos como los animales poseen una fuerza de vida impersonal, o
espíritu, que está presente en toda célula viviente del cuerpo. La Biblia muestra que sin este espíritu
que da vitalidad tanto el humano como el animal mueren.—Ecl. 3:19; 9:10; Sal. 146:4.
Usted posee ese espíritu de vida, o fuerza de vida. ¿Cómo puede usted sostenerlo? Bueno, usted
necesita alimento, bebida y descanso. Pero, con mayor urgencia, es vital que usted reciba oxígeno,
que respire, pues si dejara de respirar por solo unos cuantos minutos, moriría. En realidad, la
respiración es la principal evidencia visible de que uno está vivo o tiene en sí el espíritu de vida. Por
eso, la Biblia establece una relación estrecha entre el “aliento” (hebreo, neshamah) y el “espíritu”
(rúahh), o hasta los pone en paralelo. Por ejemplo, hablando acerca de los hombres y los animales
que murieron en el Diluvio, Génesis 7:22 dice: “Todo lo que tenía activo en sus narices el aliento de la
fuerza de vida . . . murió.”—Compare con Isaías 12:5; Job 27:3-5.
Por lo tanto, ¿qué sucedió cuando Dios creó a Adán?
Primeramente Jehová formó un cuerpo humano. Pero éste estaba sin vida, es decir, muerto.
¿Qué necesitaba para llegar a tener vida y ser alma viviente? El simplemente introducir un soplo de
aire o de aliento en los pulmones muertos no hubiera bastado, tal como no bastaría el usar métodos
de respiración artificial en los pulmones de un cadáver viejo. Para que aquel cuerpo recién creado
tuviera vida y siguiera viviendo se necesitaba tanto la chispa encendedora o espíritu de vida como
la respiración.
Por consiguiente, cuando en Génesis 2:7 se relata que Jehová sopló en el cuerpo “el aliento de
vida,” esta expresión debe denotar, en dicho caso, más que simplemente aliento o aire que entrara
en unos pulmones. Se trataba del “aliento de vida.” Sí, Dios ha debido dotar a Adán del “espíritu” o
chispa encendedora de la vida a la misma vez que le sopló en las narices el aliento necesario para
mantenerlo vivo.

708
Pero, ¿qué sucede cuando muere una persona? Deja de respirar. Pronto cesa de funcionar la
chispa de la vida, o fuerza de vida, en las células. Cuando la persona llega a este punto, los
métodos de respiración artificial son ineficaces. Eclesiastés 12:7 dice: “Entonces el polvo vuelve a la
tierra justamente como sucedía que era y el espíritu mismo vuelve al Dios verdadero que lo dio.”
No se trata de una invisible alma inmortal ni de ninguna otra cosa que literalmente salga del
cuerpo, vaya vagando por el cielo y sea recibido por Dios. Eso simplemente significa que el que la
persona muerta vuelva a vivir en algún tiempo en el futuro depende de Dios Jehová es quien puede
recordarla y resucitarla... por medio de hacerle un cuerpo y colocar en éste el espíritu de vida.
//Volver al Índice

709
W1971 15/8 PÁGS.511-512

¿Puede declararse rotundamente que solo los testigos


bautizados de Jehová sobrevivirán al Armagedón?—A. S.,
EE. UU.
El contestar esta pregunta con un sencillo “Sí” o “No” dejaría a uno con una idea equivocada.
La respuesta bíblica forzosamente tiene que encerrar “modificaciones,” y es fácil ver por qué.
En 1 Corintios 7:14 la Biblia muestra que Dios puede considerar como “santos” a los hijos menores
de una madre o un padre cristiano. Aunque son jóvenes y todavía no han llegado al punto de ser
personalmente responsables a Jehová, su madre o padre está tratando de desarrollar en ellos un
amor a Dios y al camino de la justicia. Parece evidente que al tiempo de la guerra destructiva del
Armagedón Dios los preservará sobre la base del mérito de familia de la madre o el padre cristiano,
aunque los hijos todavía no estén dedicados ni bautizados.
La respuesta también tiene que estar “modificada” porque la Biblia no dice categóricamente
cómo Dios va a encargarse de ciertos casos insólitos, como los que envuelven a personas de mente
retardada que nunca tuvieron la capacidad para aprender acerca de Jehová y sus propósitos. En
cuanto a estas personas no bautizadas, es posible que el mérito de familia aplique a ellas como en
el caso de niños menores, irresponsables, que tengan un padre, una madre o un tutor creyente fiel.
Sin embargo, estos casos especiales no disminuyen de ninguna manera la importancia de la
dedicación y el bautismo para los que desean el favor y la protección de Dios a través de la
culminación destructiva de este inicuo sistema de cosas. Dios insta a los que se interesan
verdaderamente en sobrevivir a buscar la justicia y a que lo invoquen con fe. (Sof. 2:2, 3; Joel 2:32)
Eso obviamente significa que una persona tiene que hacer cuanto esté en su poder para hacer la
voluntad de Dios. ¿Y cuál es esa voluntad en lo que toca al bautismo?
Jesús fue bautizado en agua, poniendo un ejemplo para los cristianos. (Mat. 3:13-17; 1 Ped. 2:21)
Entre las instrucciones finales que dio a sus discípulos está el mandato “hagan discípulos de gente
de todas las naciones, bautizándolos.” (Mat. 28:19, 20) Y uno solo tiene que leer el libro de Hechos
para ver que los cristianos primitivos reconocían que el bautismo era un paso necesario de
obediencia para todos los que deseaban el favor de Dios.—Hech. 2:37-41; 16:30-33.
Ni la Sociedad Watch Tower ni ningún humano de hoy día puede disminuir la fuerza de esa
indicación de la voluntad de Dios. No parece que hay razón bíblica para pensar que una persona
que tenga un conocimiento razonable de la verdad bíblica y sepa la importancia de dedicar su
vida a Dios y de bautizarse, pero que se abstenga de hacerlo, vaya a ser preservada por Dios a
través de la destrucción venidera.
Nos damos cuenta de que se pueden hacer surgir muchos casos hipotéticos o “¿Qué hay si . . . ”,
casos que parecen envolver circunstancias atenuantes. ¿De qué sirve, sin embargo, especular sobre
éstos? La ilustración de Jesús de las “ovejas” y las “cabras” aclara que llegará el tiempo en que la
división entre las “ovejas” y las “cabras” se hará clara y final. (Mat. 25:31-46) En vez de buscar
‘escapatorias” en el arreglo de Dios para la salvación, lo que necesitan hacer todos los humanos
que desean preservación es aprovecharse a grado cabal de la oportunidad misericordiosa que Dios
da de servirle. Y necesitan hacerlo ahora, antes que se haga demasiado tarde para comenzar a
pensar en hacerse siervo de Jehová. Las “ovejas” que son preservadas a la “vida eterna” serán
personas responsables que hagan la voluntad de Dios tan completamente como sea posible.
(1 Juan 2:17) La Biblia muestra sin lugar a duda que la voluntad de Jehová para los humanos hoy
incluye el ser bautizados y ser testigos públicos de él.—Rom. 10:10.

710
Jesús comparó nuestro tiempo, que se halla frente al fin de este inicuo sistema de cosas, con los
días de Noé. (Mat. 24:36-39) Y valiéndose de la experiencia de Noé, el apóstol Pedro añadió: “Lo
que corresponde a esto ahora también los está salvando a ustedes, a saber, el bautismo, (no el
desechar la suciedad de la carne, sino la solicitud hecha a Dios para una buena conciencia).”
(1 Ped. 3:20, 21) De modo que todos los que desean la salvación deben reconocer lo vital que es el
paso del bautismo. //Volver al Índice

711
W1980 1/4 PÁG.31

¿Cómo debe el cristiano considerar el asistir a una


ceremonia religiosa, como a un Bar Mitzvah judío o la fiesta
que le sigue?
Los cristianos que desean agradar a Jehová querrán evitar tales acontecimientos religiosos.
Varias religiones tienen ritos especiales que señalan el ingreso de alguien en ellas como miembro.
Puede ser una ceremonia de bautismo, circuncisión ritual o, en el caso de jóvenes judíos, el Bar
Mitzvah.
Una enciclopedia de la religión judía dice que Bar Mitzvah significa “un judío varón adulto que
está obligado a cumplir con los mandamientos.” Por extensión el término también aplica a “la
ceremonia en la cual un muchacho de 13 años de edad llega a ser miembro adulto de la
comunidad [judía] con propósitos ceremoniales.”
A menudo esos acontecimientos religiosos tienen dos fases, el rito mismo, que suele celebrarse en
un edificio religioso, y entonces una fiesta que está asociada con él. Por ejemplo, esta enciclopedia
dice, acerca de Bar Mitzvah, que hay “la ceremonia religiosa, en la sinagoga y la subsiguiente
celebración social.” Puede que se invite a parientes y amigos de la familia a ambos
acontecimientos, o quizás solo a la celebración o fiesta.
Algo que puede ser útil para el cristiano cuando piensa en tales acontecimientos es considerar
qué propósito tiene todo el asunto. ¿Es simplemente un reconocimiento de que alguien ha
alcanzado la mayoría de edad, o es, más bien, una ceremonia religiosa especial? Y, ¿es la fiesta
solo una reunión normal de familia y amigos, o es una celebración porque alguien se ha sometido al
rito por el cual ha llegado a ser miembro de esa religión?
Teniendo presentes estas preguntas, considere lo que Jesús le dijo a una samaritana: “Dios es un
Espíritu, y los que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y con verdad.” (Juan 4:24) Por eso,
¿puede usted imaginarse que Jesús voluntariamente entraría en un templo romano porque algún
pariente o conocido estuviera allí para ser iniciado en aquella religión? Además, ¿hubiera Jesús
optado por unirse a la celebración de tal iniciación en una fiesta después? Difícilmente, porque eso
estaría en conflicto con el punto de vista inspirado que dice: “¿Qué armonía hay entre Cristo y
Belial? ¿O qué porción tiene una persona creyente con un incrédulo? ¿Y qué acuerdo tiene el
templo de Dios con los ídolos? . . . ‘“Por lo tanto sálganse de entre ellos, y sepárense,” dice Jehová,
“y dejen de tocar la cosa inmunda.”’”—2 Cor. 6:15-17.
Algunos parientes pudieran ofenderse si el cristiano rehusara aceptar la invitación que con
buena intención ellos hicieran. Comprendiendo tal posibilidad, el cristiano que optara por no asistir
querría explicar su decisión de manera bondadosa y apacible. (Pro. 15:23; Ecl. 12:10) Podría explicar
que su ausencia allí de ninguna manera debería entenderse equivocadamente como falta de
afecto familiar. Podría mencionar que tal como respeta la conciencia de su pariente, espera que su
pariente entienda y respete sus sentimientos sinceros y de conciencia.
A veces un esposo o un padre no creyente quizás insista en que su esposa cristiana o su hijo o hija
le acompañe a tal clase de fiesta. Esto puede presentar un problema. El cristiano desea mantenerse
separado de otras religiones, y sin embargo la Biblia insta a mostrar respeto a la jefatura o posición
que como cabeza ocupa el esposo o padre en la familia. (Efe. 5:22, 23; 6:1-3) Por eso, cada cristiano
tiene que resolver personalmente qué proceder va a seguir. Una esposa, por ejemplo, pudiera llegar
a la conclusión de que mientras ella misma no tenga que participar en ningún rito religioso, podría
cumplir con la solicitud de su esposo de que esté presente; allí, en realidad, es donde él está
suministrando la comida para la familia. Pero otra esposa pudiera discernir en esto un esfuerzo

712
resuelto por procurar que ella transigiera en sus principios religiosos. Por eso pudiera decidir no asistir,
aunque continuaría respetando a su esposo como cabeza de la familia.—Col. 3:18.
El cristiano, que reconoce que situaciones de esta índole suelen envolver sentimientos profundos
por parte de parientes y conocidos, tiene que mantener en primer lugar en la mente la importancia
de ser fiel a Jehová Dios. Esto le facilitará decidir apropiadamente cuando se le invita a celebrar el
que alguien llegue a ser miembro de otra religión. //Volver al Índice

713
W1975 15/7 PÁGS.447-448

Revelación 5:10 dice: “Hiciste que fuesen un reino y


sacerdotes para nuestro Dios, y han de gobernar como reyes
sobre la tierra.” Aunque todas las Biblias en español traducen
la palabra griega epi “sobre” aquí, ¿no es verdad que
pudieran haberla traducido igualmente “en,” puesto que eso
es lo que la palabra griega realmente significa?
El significado básico de la palabra griega epi es “en” o “sobre” en el sentido de lugar o
ubicación, y por eso en muchos casos puede traducirse igualmente “en” o “sobre” y comunicar
precisamente el mismo significado. Note, por ejemplo, Mateo 4:6 donde la Versión Moderna dice
“sobre [epi] sus manos,” y la Biblia de Jerusalén “en [epi] sus manos.” Sin embargo, ése no es el
único significado de la palabra epi. Cuando epi se usa en conexión con poder, autoridad o
dignidad, puede significar “sobre,” pero no como sinónimo de “en,” sino en el sentido de dominio o
superioridad.
Hay muchos ejemplos bíblicos que ilustran esto. En la Biblia se dice que Dios está “sobre [epi]
todos.” (Rom. 9:5; Efe. 4:6) El amo del “esclavo fiel y discreto” nombra a éste “sobre [epi] sus
domésticos.” (Mat. 25:45) Siete varones acreditados habían de ser seleccionados por la
congregación de Jerusalén para que los apóstoles los ‘nombraran sobre [epi] este asunto
necesario’ de la distribución del alimento. (Hech. 6:3) El eunuco etíope estaba “sobre [epi] todo” el
tesoro de Candace, es decir, “estaba a cargo de” él (Biblia de Jerusalén) o lo “tenía a su cargo”
(Regina). (Hech. 8:7) Es claro que, en todos estos casos, la palabra griega epi seguida del caso
genitivo no se puede traducir “en,” sino que, en armonía con el contexto, se vierte apropiadamente
“sobre” en el sentido de dominio o superioridad.—Note también Revelación 9:11; 11:6.
Así mismo, en Revelación 5:10, aquellos a quienes se les confía la gobernación están encargados
de la Tierra; ejercen dominio sobre los que moran en ella. El asunto de que se trata en este texto es
gobernación, y lógicamente, por lo tanto, la palabra griega epi no llama la atención a la ubicación
de los gobernantes, sino a lo que es su esfera de dominio o región sobre la cual ejercen autoridad. El
hecho de que ellos gobiernan “sobre la tierra” en ese sentido concuerda con el resto de las
Escrituras, que revelan que el reino de Dios por Cristo es celestial y que a los gobernantes asociados
de Jesús se les promete vida celestial.—Luc. 22:29, 30; Juan 14:2, 3; 1 Cor. 15:50-54.
Se ve, pues, que en Revelación 5:10 no hubiese sido correcto poner “en” como traducción para
la palabra griega epi. La traducción correcta es “sobre,” y es evidente que el significado que la
palabra griega epi encierra en este caso es el de dominio “sobre.” Muchos doctos reconocen esto
como lo demuestran las siguientes versiones en inglés en las cuales han traducido epi “over” y no
“on” o “upon” que sería “en,” o “sobre” en el sentido de lugar o ubicación: An American Translation
por Edgar Goodspeed, The Holy Bible in Modern English por Ferrar Fenton, The New Testament in
Modern Speech por Richard F. Weymouth, y The New Testament in English por Mons. Ronald Knox.
Vea también la traducción The New Testament (1941) de la Catholic Confraternity, The Amplified
New Testament, The ‘Holy Scriptures’ por J. N. Darby, y The New Testament por Charles B. Williams.
//Volver al Índice

714
W1973 15/8 PÁGS.511-512

La Biblia dice: “Háganse amigos por medio de las riquezas


injustas.” (Luc. 16:9) ¿Significa esto que, con tal que el dinero
u otras posesiones se usen de una buena manera o para
beneficiar a otros, no importa si tales cosas materiales se
hayan obtenido fraudulentamente, injustamente?—EE. UU.
La declaración susodicha de Jesucristo no significa que a Jehová Dios no le importa cómo la
gente adquiere posesiones. Lucas 16:9 no dice: ‘Adquieran riquezas por medios fraudulentos y luego
usen estas riquezas de la manera correcta para hacerse amigos ‘No es a los medios para adquirirlas,
sino a las riquezas mismas que se refiere como “injustas.” ¿Por qué? En contraste con la posesión o el
deseo de riquezas espirituales, la posesión o deseo de riquezas materiales puede resultar, y a
menudo resulta, en actos de desafuero.
Cuando Jesucristo dijo “háganse amigos,” no estaba hablando acerca de hacerse amigos entre
los humanos. Él agregó que los amigos a quienes aludía lo recibirían a uno en los “lugares de
habitación eternos” cuando fallaran las “riquezas injustas.” Las riquezas les fallan a todos los
humanos al tiempo de la muerte, y los humanos moribundos no pueden recibir a nadie en “lugares
de habitación eternos.” Pero el Dios eterno e inmortal Jehová y su Hijo inmortal, el Señor Jesucristo,
pueden recibir a otros en “lugares de habitación eternos.” Jesucristo aseguró a sus discípulos de
esto, diciendo: “En la casa de mi Padre hay muchas moradas. De otra manera, se lo hubiera dicho
a ustedes, porque voy a preparar un lugar para ustedes.”—Juan 14:2.
Los únicos que conseguirán acceso a los “lugares de habitación eternos” de Jehová Dios y su
Hijo son aquellos que se elevan a Sus requisitos. Dijo Jesús: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor,’
entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.”
(Mat. 7:21) La voluntad de Dios para los humanos incluye el que vivan vidas honradas, rectas. En su
Palabra se nos dice que los “avarientos” y los “que practican extorsión” no heredarán su reino.
(1 Cor. 6:9, 10) También leemos: “Que el que hurta ya no hurte más, sino más bien que haga trabajo
duro, haciendo con las manos lo que es buen trabajo, para que tenga algo que distribuir a alguien
que tenga necesidad.” (Efe. 4:28) Por consiguiente nadie que continúa adquiriendo riquezas por
medios faltos de honradez o fraudulentos llegará a ser un amigo de Jehová Dios y de su Hijo y será
recibido en los “lugares de habitación eternos.”
Se requiere honradez no solo de los que gobernarán con Cristo en el reino celestial, sino también
de los que serán sus súbditos leales. En las Escrituras se representa a estos súbditos leales como
estando ataviados de ‘largas ropas blancas,’ es decir, como teniendo una apariencia limpia,
aceptable delante de Jehová Dios. Puesto que tienen el privilegio de rendir servicio sagrado a Dios
en su templo, tienen que llenar los requisitos para ser huéspedes en ese templo. (Rev. 7:13-15)
Contestando la pregunta en cuanto a quién sería huésped en el santuario de Jehová, el salmista
inspirado declaró: “El que está andando sin tacha y practicando la justicia y hablando la verdad en
su corazón. . . . Y no ha tomado un soborno contra el inocente.”—Sal. 15:1-5.
Así se ve que el punto que enfatizó Jesús en Lucas 16:9 es la importancia de usar uno las riquezas
materiales apropiadamente, sabiamente. El que desea la aprobación divina debe usar las cosas
materiales adquiridas honradamente, no con propósitos egoístas, sino, más bien, para el adelanto
de la adoración pura y para prestar ayuda al prójimo necesitado. //Volver al Índice

715
W1974 15/2 PÁGS.126-127

¿Qué significa la expresión “conducta relajada” que se


encuentra en Gálatas 5:19?—EE. UU.
Uno pudiera asumir que este término (de la palabra griega asélgeia) se refiere a conducta que
es inmoral pero de manera leve o no tan seria. Sin embargo, éste no es el caso según la evidencia
disponible en las Escrituras y también en los antiguos escritos griegos seglares en los que aparece
esta palabra. No se circunscribe a actos de inmoralidad sexual. Y, en vez de relacionarse con
conducta mala de índole algo insignificante o leve, evidentemente describe actos que reflejan una
actitud descarada, una actitud que revela falta de respeto, desprecio o hasta desdén por las
normas, leyes y autoridad. Lo ‘relajado’ de la conducta, por lo tanto, no se debe principalmente a
debilidad, sino que resulta de una actitud de falta de respeto, insolencia o desvergüenza.
En apoyo de esto hallamos que léxicos del lenguaje griego al definir asélgeia (y otras formas de
esta palabra) dicen que describe: “actos ultrajantes,” “libertinaje, violencia desenfrenada,”
“insolencia,” “abuso vulgar,” “brutal[idad]” (Liddell y Scott); “exceso, intemperancia, en cualquier
cosa, v.g., lenguaje, conducta, insolencia” (Robinson); “concupiscencia desenfrenada, . . . calidad
de ultrajante, desvergüenza” (Thayer); “desenfrenada insolencia desaforada” (Trench). A New
Testament Wordbook por Barclay dice: “Platón usa [asélgeia] en el sentido de ‘impudencia.’ . . . Se
define como ‘violencia aunada a insulto y audacia.’ . . . Se describe como ‘el espíritu que
no conoce restricciones y que se atreve a cualquier cosa que el capricho y la insolencia
desenfrenada sugieren’.”
El historiador judío Josefo, del primer siglo E.C., usó el término (asélgeia) cuando describió que la
reina Jezabel erigió una capilla de Baal en Jerusalén. Este acto de veras que fue un ultraje
sumamente alarmante y desagradable, uno que descaradamente despreciaba la opinión pública
y la decencia.
El uso de asélgeia en los escritos griegos seglares es paralelo al uso de la voz en las Escrituras
Griegas Cristianas. El apóstol Pablo, por ejemplo, habla de la gente de las naciones y dice que,
debido a “la insensibilidad de su corazón,” llegaron a estar “más allá de todo sentido moral,
[entregándose] a la conducta relajada [asélgeia] para obrar toda clase de inmundicia con
avaricia.” (Efe. 4:17-19) El apóstol Pedro asocia asélgeia con tales prácticas de las naciones como
“lujurias, excesos con vino, diversiones estrepitosas, partidas de beber e idolatrías ilegales,” cosas
que llevan a un “bajo sumidero de disolución.” (1 Ped. 4:3, 4) Y, al describir la angustia de Lot por los
actos de la gente de Sodoma, el apóstol enfatiza la actitud “desafiadora de ley” de los sodomitas
en su “conducta relajada,” y compara a ciertos individuos de su propio día con ellos en ser “osados,
tercos,” ‘menospreciando el señorío,’ no temiendo ‘hablar injuriosamente’ de los gloriosos, y
profiriendo “expresiones hinchadas de ningún provecho.” (2 Ped. 2:7-10, 18) Todas estas expresiones
ejemplifican bien el sabor del término griego asélgeia que se relaciona con conducta
desvergonzada, desenfrenada.
De modo similar el discípulo Judas escribe de los hombres impíos que usaban la bondad
inmerecida de Dios como “una excusa para conducta relajada,” y recalca su actitud irrespetuosa,
desdeñosa y despectiva para con la autoridad justa. No solo el que estuvieran “contaminando la
carne” en inmoralidad sexual y de otra clase constituía “conducta relajada,” sino también el que
estuvieran “desatendiendo el señorío y hablando injuriosamente de los gloriosos.” Eran “hombres
animales, que no tienen espiritualidad.”—Jud. 4-8, 19.
Hoy la actitud que se describe con la palabra asélgeia es muy prominente en el mundo. Muchos
jóvenes desechan toda restricción, no titubean en ultrajar la decencia pública, en tratar con
desprecio e insolencia a la autoridad y hablar injuriosamente a los padres y a otros. Pero no solo los
jóvenes lo hacen. Los teatros y los cines y las revistas abiertamente presentan actos que dan

716
prominencia especial no solo a la desnudez pública y el coito sexual, sino también a la brutalidad
sádica junto con habla obscena, inmunda. Todo esto ejemplifica la “conducta relajada” en el
sentido bíblico del término.
Sin embargo, podemos notar que la “conducta relajada” (asélgeia) se menciona varias veces
en combinación con “fornicación” (porneia) e “inmundicia” (akatharsía). (2 Cor. 12:21; Gál. 5:19;
compare con Romanos 13:13.) ¿De qué manera difieren estos términos?
De los tres, “inmundicia” (akatharsía) es el más amplio. Diferente de porneia, por ejemplo, no solo
abarca la inmoralidad sexual sino la impureza de cualquier clase: en el habla, acción o relación
espiritual. (Compare con 1 Tesalonicenses 2:3; 1 Corintios 7:14; 2 Corintios 6:17.) Y, diferente de
asélgeia, la aplicación de este término no depende del motivo o actitud del culpable de la
inmundicia. “Inmundicia” también da lugar a un alcance amplio de grado de seriedad o gravedad.
Tal como la ropa puede tener una mancha leve o puede estar totalmente sucia, así también la
“inmundicia” del individuo puede ser leve o grave. Este término es básicamente distintivo porque
recalca la naturaleza moralmente repugnante de la conducta o condición incorrecta.
“Fornicación” (porneia), por otra parte, está más circunscrita, pues describe actos crasamente
inmorales de una naturaleza estrictamente sexual. Aunque toda porneia, por supuesto, es inmunda,
este término griego en particular enfatiza la naturaleza ilícita y lasciva de la conducta, conducta
como la que uno pudiera hallar en una casa de prostitución, aunque no necesariamente se
cometiera en tal lugar.
“Conducta relajada” (asélgeia) es como la “inmundicia” en que no está restringida a
inmoralidad sexual, pero difiere en que enfatiza el desenfreno y la insolencia desvergonzada de la
conducta. Vemos, entonces, que —aunque todos estos términos se relacionan con maldad y a
veces pueden traslapar— cada palabra tiene su propio sabor, empuje o énfasis distintivos.
Señalando esto, el docto bíblico y del lenguaje griego Lightfoot dice, según se cita en A New
Testament Wordbook de Barclay, que “un hombre puede ser ‘inmundo’ (akathartos [forma adjetival
de akatharsía]) y ocultar su pecado, pero el hombre que es aselges (adjetivo [de asélgeia]) ofende
a la decencia pública. Aquí está la mismísima esencia de asélgeia; al hombre en cuya alma mora
asélgeia . . . no le importa lo que la gente diga o piense con tal que pueda satisfacer su deseo
maligno. . . . A la mayoría de los hombres les queda suficiente decencia para tratar de ocultar su
pecado, pero el aselges ha llegado al grado que ni siquiera se le ocurre eso.”
Para ilustrar esto de manera práctica: Una pareja cristiana comprometida pudiera, en alguna
ocasión de mostrarse afecto mutuo, extralimitarse involuntariamente del punto de lo que es puro y
decente. Aunque no cometa lo que la Biblia llama porneia (crasa inmoralidad sexual), no obstante
la pareja comprometida pudiera llegar a ser culpable hasta cierto grado de “inmundicia,” como
por abrazarse de manera muy apasionada, o dejar que sus manos se deslicen a zonas íntimas del
cuerpo. Quizás se sientan avergonzados de esto y se resuelvan a no volver a hacerlo. ¿Han sido
culpables de “conducta relajada” (asélgeia)?
No en el pleno sentido bíblico de la palabra, porque no estaban despreciando deliberada y
desdeñosamente las normas justas. Por supuesto, si voluntariosamente hicieran una práctica de tal
conducta impura, esto mostraría un descuidado desprecio a lo que es limpio, la desvergonzada
falta de respeto que describe asélgeia. Así, también, un joven que, aunque no tenga intenciones
honorables de casarse, participa egoístamente en galanteo y muchas caricias amorosas con una
muchacha —o quizás con una muchacha tras otra— está manifestando la codicia desenfrenada
de lo que se define bíblicamente como “conducta relajada.” A él no le importa cuánto daño o
perjuicio cause. Lo mismo se pudiera decir de una muchacha que emprendiera un derrotero similar.
Los que están encargados de la superintendencia espiritual en las congregaciones cristianas
hacen bien, por lo tanto, en distinguir entre estos términos bíblicos. La decisión de los ancianos
cristianos en cuanto a cómo manejar casos en que se ha cometido algún mal puede ser afectada

717
por este entendimiento. Puede ayudarles a entender más claramente el grado comparativo de la
gravedad de las acciones envueltas. También se muestra la gran importancia de que usen juicio
sano, de que consideren las circunstancias, situaciones y actitudes. //Volver al Índice

En Hebreos 8:10 se declara: “‘Este es el pacto que pactaré


con la casa de Israel después de aquellos días,’ dice Jehová.
‘Pondré mis leyes en su mente, y en su corazón las escribiré.’”
¿Cómo, según se menciona en este texto, son diferentes los
tratos de Dios con los que son introducidos en el nuevo pacto
de los que estuvieron bajo el antiguo pacto de la Ley?—
EE. UU.
Una consideración de los rasgos de ambos pactos y las circunstancias de los que son
introducidos en la relación de pacto con Dios esclarece la diferencia.
En las generaciones después que Jehová Dios introdujo a la nación de Israel en un pacto, los
israelitas individuales entraron en esta relación de pacto por nacimiento. No fue necesario que
tomaran una decisión personal para ser siervos de Jehová Dios. Por consiguiente, el tener aprecio
de corazón no era un requisito previo para ser uno del pueblo pactado de Dios. Sin embargo a
través del curso de la historia muchos individuos de la nación de Israel no solo conocían la ley de
Dios, sino que también cultivaban aprecio de corazón por ella. Concerniente al justo, dice Salmo
37:31: “La ley de su Dios está en su corazón.”
Sin embargo, había ciertos rasgos de la Ley, entre ellos los sacrificios y procedimientos
limpiadores, que los israelitas no entendían plenamente. Esto se debió a que estos rasgos fueron
pictóricos de cosas mucho mayores. Colosenses 2:17 nos dice: “Esas cosas son una sombra de las
cosas por venir, mas la realidad pertenece al Cristo.” Los israelitas llevaban a cabo los rasgos
ceremoniales de la Ley principalmente porque se les mandaba hacerlo y debido a los estrictos
castigos impuestos por la desobediencia. Puesto que no tenían el entendimiento pleno de estas
cosas, su aprecio de corazón forzosamente era limitado. Así se puede ver que la ley de Dios
no estaba inscrita en la mente y corazón de cada israelita.
Sin embargo, todos los que son introducidos en el nuevo pacto tienen que hacer una promesa o
dedicación para servir a Jehová como discípulos del Señor Jesucristo. Esto requiere un
reconocimiento público de Jesucristo como Señor resucitado y fe en Dios, Aquel que levantó a Jesús
de entre los muertos.—Rom. 10:8-10.
Sin conocer los requisitos de Dios para la salvación y tener un aprecio de corazón por ellos, una
persona sencillamente no podría ejercer fe con su corazón ni hacer una declaración o
reconocimiento público con la mira de llegar a ser un discípulo bautizado de Jesús. A las personas
que fueron introducidas en el nuevo pacto como cristianos engendrados por espíritu primero se les
enseñaron los requisitos de Dios para salvación. Luego, después que Jehová Dios les abrió el corazón
para que recibieran la “palabra” o mensaje divino de manera apreciativa, fueron movidos a hacer
una dedicación o promesa de vivir en armonía con la ley de Dios como discípulos del Señor
Jesucristo. Después de simbolizar esta dedicación mediante bautismo en agua, fueron introducidos
en el nuevo pacto. Puesto que Jehová Dios hizo posible que ellos conocieran y entendieran su ley,

718
así como que tuvieran verdadero aprecio de corazón por ella, él de veras puso sus “leyes en su
mente” y las escribió “en su corazón,” no en tablillas de piedra. //Volver al Índice

719
W1975 1/4 PÁGS.222-224

¿Qué significa 1 Tesalonicenses 4:17 cuando dice: ‘Nosotros


los vivientes que sobrevivamos seremos arrebatados en
nubes al encuentro del Señor en el aire’?—EE. UU.
Aquí la referencia es a los coherederos de Jesucristo que están viviendo al tiempo de su
presencia en poder del Reino.
El versículo particular en cuestión se entiende mejor a la luz del tema que consideraba el apóstol
Pablo cuando escribió a los tesalonicenses. Leemos: “Hermanos, no queremos que estén en
ignorancia respecto a los que están durmiendo en la muerte; para que no se apesadumbren
ustedes como lo hacen también los demás que no tienen esperanza. Porque si nuestra fe es que
Jesús murió y volvió a levantarse, así, también, a los que se han dormido en la muerte por Jesús, Dios
los traerá con él. Porque esto es lo que les decimos por palabra de Jehová, que nosotros los
vivientes que sobrevivamos hasta la presencia del Señor no precederemos de ninguna manera a los
que se han dormido en la muerte; porque el Señor mismo descenderá del cielo con una llamada
imperativa, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los que están muertos en unión con
Cristo se levantarán primero. Después nosotros los vivientes que sobrevivamos seremos arrebatados,
juntamente con ellos, en nubes al encuentro del Señor en el aire; y así siempre estaremos con el
Señor. Por consiguiente, sigan consolándose los unos a los otros con estas palabras.”—1 Tes. 4:3-18.
Se puede ver que el punto bajo consideración es la resurrección de los coherederos de Cristo.
Todos sus coherederos que murieron antes de su presencia en poder del Reino permanecieron
dormidos en la muerte. Sin embargo, después del comienzo de su presencia todos estos muertos
serían levantados a vida inmortal, de espíritus, para estar unidos con su Señor. ¡Qué confortante
pensamiento fue éste para los cristianos en Tesalónica en vista de las tribulaciones por las que
estaban pasando!—1 Tes. 1:6.
Pero no hay razón bíblica para que lleguemos a la conclusión de que Jesús habría de descender
del cielo literalmente y que la resurrección y glorificación de los que dormían en la muerte serían
visibles a los humanos en la Tierra. ¿Por qué no? Porque Jesucristo, como persona espíritu en el cielo,
“mora en luz inaccesible.” “Ninguno de los hombres [lo] ha visto ni [lo] puede ver” como tal. (1 Tim.
6:16) Por lo tanto su situación se compara a la de su Padre celestial. (Heb. 1:2, 3) De modo que
Jesucristo ‘desciende’ o ‘baja’ en el mismo sentido en que la Biblia dice que Jehová Dios lo hace.
Por ejemplo, las Santas Escrituras dicen acerca de Jehová: “Procedió a doblar los cielos hacia abajo
y a descender; y había densas tinieblas debajo de sus pies.” (2 Sam. 22:10) “¡Miren! Jehová sale de
su lugar, y ciertamente bajará y pisará sobre los lugares altos de la tierra.” (Miq. 1:3) Es manifiesto
que Dios no abandonó literalmente su morada en los cielos invisibles, sino que dirigió su atención a
humanos en la Tierra, demostrando su poder hacia ellos. De modo similar, en su presencia, como
indicó el apóstol Pablo, Jesucristo dirigiría su atención hacia abajo a esta Tierra y ejercería su poder
para resucitar a sus coherederos que dormían en la muerte.
¿Habría de ser su resurrección visible a los ojos humanos? Esto simplemente no podía ser. ¿Por
qué no? Porque están ‘unidos con Jesucristo en la semejanza de su resurrección.’ (Rom. 6:5) La
resurrección de ellos es como la de él. Y de la resurrección de Jesús, las Escrituras nos dicen que él
fue “hecho vivo en el espíritu.” (1 Ped. 3:18) Para ser visto por sus discípulos, Jesús tuvo que
materializar un cuerpo de carne. Esto sirvió para probarles que de veras había sido hecho vivo.
(Hech. 1:3) Sin embargo, su resurrección fue invisible a los ojos humanos. Los guardias junto a la
tumba de Jesús “temblaron y quedaron como muertos,” no a causa de ver a Jesús resucitado, sino
a causa del ángel que hizo rodar la piedra de la tumba.—Mat. 28:3, 4.

720
Así mismo, la resurrección de los coherederos de Jesucristo es invisible. Sin embargo, en el caso
de ellos las Escrituras no indican de manera alguna que permanecerán en la vecindad de la Tierra y
que inmediatamente después de su resurrección se revelarán a compañeros creyentes
demostrando así que están vivos.
Con estos datos, podemos apreciar que la referencia a que los vivos sean “arrebatados”
no podría significar que sus cuerpos de carne y sangre comenzarán a flotar hacia el cielo para
encontrar al Señor Jesucristo en lo que algunas personas llaman “el arrobamiento.” Él no estará en el
aire literal en una nube literal, porque “mora en luz inaccesible” en los más altos cielos, la región de
espíritus invisibles. No obstante, el ser “arrebatados” tiene que estar relacionado con algo que
realmente sucede en conexión con la resurrección.
¿Podría estar relacionado esto con el ser “arrebatados” del mundo de la humanidad
condenado a la destrucción? ¿Podría referirse al ser elevados y estar ‘sentados en los lugares
celestiales con Cristo Jesús’ debido a haber sido asignados con él a la herencia celestial? (Efe. 1:3;
2:6) No, esto no fue lo que Pablo estaba considerando en su carta a los tesalonicenses.
La referencia a ser “arrebatados” fue un junto que los cristianos en Tesalónica podían usar para
confortarse unos a otros cuando murieran los coherederos de Jesús. Obviamente, el hecho de que
los coherederos están separados ahora del mundo condenado a la destrucción no es la verdadera
fuente de consuelo cuando hay una muerte en la congregación del pueblo de Dios. Por otra parte,
también, el ser separados de esta manera y unidos con Jesús en un sentido espiritual simplemente
no podría significar el estar ‘siempre con el Señor.’ Una vez que los coherederos de Cristo terminan
su derrotero terrestre, ya no existe esa condición, ya que entonces en la resurrección estarán
personalmente con su Señor y eso para siempre. Y, por supuesto, el mundo condenado a la
destrucción también pasará. Además, una persona ahora en la Tierra pudiera estar separada el
mundo por un tiempo pero más tarde perder el galardón de estar con el Señor Jesucristo debido a
infidelidad.—Rev. 2:10.
De consiguiente, las palabras de Pablo a los tesalonicenses indican que hay algo diferente en
cuanto a la resurrección de los que mueren antes de la presencia de Cristo en el poder del Reino y
los que completan su derrotero terrestre y mueren durante esa presencia. Esta diferencia se puede
discernir de Revelación 14:13, donde leemos: “Felices son los muertos que mueren en unión con el
Señor desde este tiempo en adelante [es decir, desde su venida en gloria del Reino]. Sí, dice el
espíritu, que descansen de sus labores, porque las cosas que hicieron van junto con ellos.” Aunque
los coherederos de Cristo que murieron antes de su presencia tuvieron que dormir en la muerte, los
que terminan su derrotero terrestre durante esa presencia no tienen que hacerlo. Son levantados
inmediatamente a la vida celestial. Cesan de sus labores terrestres y entran inmediatamente en el
servicio celestial. Como personas espíritus invisibles, son “arrebatados,” como si fuera en las nubes
(símbolo de invisibilidad), para estar para siempre con su Señor invisible. Esto también está en
armonía con las palabras del apóstol Pablo a los corintios: “No todos nos dormiremos en la muerte
[es decir, permanecer en la condición de la muerte aguardando una resurrección en el futuro],
pero todos seremos cambiados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos.”—1 Cor. 15:51, 52.
Así, pues, lo que Pablo escribió en 1 Tesalonicenses 4:13-18 fue, esencialmente, este mensaje
estimulante: Los cristianos ungidos que mueren antes de la presencia del Señor duermen en la
muerte. Cuando principia esa presencia esperada, son levantados a la vida celestial como criaturas
espíritus inmortales. Sin embargo, los cristianos ungidos vivos durante esa presencia no duermen en
la muerte. Al tiempo de morir son cambiados inmediatamente, siendo llevados al cielo para estar
con Cristo para siempre. //Volver al Índice

721
W1984 15/7 PÁG.31

Primera a Timoteo 4:10 dice que Dios es “Salvador de


hombres de toda clase, especialmente de los fieles”.
¿Significa esto que se salvarán algunos infieles?
No. El punto es que la salvación se garantiza particularmente en el caso de los que ejercen fe.
El apóstol Pablo informó a Timoteo que el beneficio de la devoción piadosa es que “encierra
promesa de la vida de ahora y de la que ha de venir” (1 Timoteo 4:6-8). Entonces Pablo escribió:
“Porque a este fin estamos trabajando duro y esforzándonos, porque hemos cifrado nuestra
esperanza en un Dios vivo, que es Salvador de hombres de toda clase, especialmente de los fieles”.
(1 Timoteo 4:10.)
Dios pone ante toda persona la posibilidad de la salvación. Como Pablo escribió: “Hay un solo
Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, un hombre, Cristo Jesús, que se dio a sí mismo
como rescate correspondiente por todos” (1 Timoteo 2:5, 6). Pero ¿quién responderá
favorablemente al rescate y escogerá la vida en vez de la muerte? (Deuteronomio 30:19, 20.) Hay
quienes rechazan el mensaje cristiano de salvación. En el caso de otros, la ‘semilla’ se arraiga y
crece por un tiempo, pero después permiten que la oposición, los intereses materiales u otras
preocupaciones se interpongan entre ellos y la salvación. (Mateo 13:3-8.)
Por eso, aunque la salvación que Dios ofrece está disponible a toda persona, el resultado final
probará que la salvación es particularmente para los “fieles”. Así, el apóstol Pedro exhortó: “Por esta
razón, hermanos, con más motivo hagan lo sumo posible para hacer seguros para ustedes mismos
su llamamiento y selección; porque si siguen haciendo estas cosas no fracasarán nunca”. (2 Pedro
1:10; Juan 3:16.) //Volver al Índice

722
W1972 15/6 PÁGS.383-384

¿Cómo pudo darse a personas llamadas a la vida celestial


bondad inmerecida “relacionada con Cristo Jesús antes de
tiempos de larga duración,” como indica 2 Timoteo 1:9?—
EE. UU.
Por supuesto, sería imposible que individuos recibieran bondad inmerecida muchos siglos antes
de nacer. Sin embargo, Jehová Dios predeterminó una clase de personas (aunque no a los
individuos específicos que la formarían) que llegarían a ser herederos de un reino celestial. Dado
que ése es su propósito, era como si ya se hubiera efectuado y por consiguiente podía decirse que
esta clase de personas había recibido bondad inmerecida “antes de tiempos de larga duración.”
Romanos 4:17 dice de Jehová: “Llama las cosas que no son como si fueran.” De modo que éste
puede ser un modo de ver el asunto.
La expresión “antes de tiempos de larga duración” evidentemente denota un período de
considerable longitud, aunque indeterminada. Sin embargo, mediante otros textos podemos ser
más específicos en cuanto al tiempo envuelto. En su carta a los efesios, el apóstol Pablo escribió:
“[Dios] nos escogió en unión con él antes de la fundación [katabolé] del mundo, para que fuésemos
santos y sin tacha delante de él en amor. Pues nos predeterminó a la adopción mediante Jesucristo
como hijos para sí mismo, según el beneplácito de su voluntad, . . . nosotros también fuimos
asignados como herederos, por cuanto fuimos predeterminados según el propósito de aquel que
opera todas las cosas conforme a la manera que su voluntad aconseja.”—Efe. 1:4-11.
El término griego para fundación (katabolé) que aparece en este pasaje literalmente significa
“un lanzamiento hacia abajo” y puede significar la implantación de semen en la concepción
humana. De hecho, en Hebreos 11:11 el término se vierte apropiadamente “concebir.” Leemos: “Por
fe también Sara misma recibió poder para concebir descendencia, aun cuando había pasado más
allá del límite de la edad.” Claramente a lo que se hace referencia aquí es a que Abrahán ‘lanzó
hacia abajo’ semen humano para engendrar un hijo y a que Sara recibió ese semen para ser
fecundada.
En cuanto a la “fundación del mundo,” Jesucristo enlazó este acontecimiento con Abel,
diciendo: “Para que la sangre de todos los profetas derramada desde la fundación del mundo sea
demandada a esta generación, desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías.” (Luc.
11:50, 51) En consecuencia se dice que Abel vivió al tiempo de la “fundación del mundo.” Puesto
que Abel fue hijo de Adán y Eva, es patente que la expresión la “fundación del mundo” se refiere al
tiempo cuando la primera pareja humana llegó a ser padres de hijos, produciendo así un mundo de
humanidad. De modo que debe haber sido después que Adán y Eva pecaron y antes que les
nacieran hijos que Jehová Dios se propuso producir una clase de personas que fueran gobernantes
celestiales con su Hijo. Esto fue aproximadamente 4.000 años antes que Pablo escribiera su carta a
Timoteo y por eso bien pudo hablarse de ello como siendo “antes de tiempos de larga duración.”
//Volver al Índice

723
W1973 1/1 PÁGS.31-32

Segunda a Timoteo 3:6, 7 dice: “De éstos se levantan


aquellos hombres que se meten a hurtadillas en las casas y
se llevan como cautivas suyas a mujeres débiles cargadas
de pecados, llevadas de diversos deseos, que siempre están
aprendiendo y sin embargo nunca pueden llegar a un
conocimiento exacto de la verdad.” ¿Quiénes son los
hombres y mujeres a quienes se hace referencia en este
pasaje?—EE. UU.
El versículo precedente (2 Tim. 3:5) revela que estos hombres corrompidos vienen de entre
personas que ‘tienen una forma de devoción piadosa mas resultan falsos a su poder.’ Son
semejantes a los que describe el apóstol Pablo como “falsos apóstoles, obreros engañosos, que se
transforman en apóstoles de Cristo” y ‘ministros de Satanás que siguen transformándose en ministros
de justicia.’ (2 Cor. 11:13-15) En el primer siglo E.C. estos maestros falsos amenazaban la posición
cristiana de la congregación corintia, impeliendo al apóstol Pablo a escribir: “Tengo miedo de que
de algún modo, así como la serpiente sedujo a Eva por su astucia, las mentes de ustedes sean
corrompidas y alejadas de la sinceridad y castidad que se le deben al Cristo. Porque, como están
las cosas, si alguien viene y predica a un Jesús que no sea el que nosotros predicamos, o si ustedes
reciben un espíritu que no sea el que recibieron, o buenas nuevas que no sean las que aceptaron,
con facilidad lo soportan.”—2 Cor. 11:3, 4.
Los hombres de esta clase no solo trataban de corromper a los cristianos por medio de
enseñanzas falsas, sino que también trataban de envolver a otros en conducta inmoral. Como hizo
notar el discípulo Judas: “Ciertos hombres se han metido disimuladamente que desde hace mucho
han estado señalados por las Escrituras a este juicio, hombres impíos, que tornan la bondad
inmerecida de nuestro Dios en una excusa para conducta relajada y que demuestran ser falsos a
nuestro único Dueño y Señor, Jesucristo.”—Jud. 4.
Segunda a Timoteo 3:6 indica que los apóstatas dirigen su atención principalmente a “mujeres
débiles.” Esto no se refiere a las mujeres en general en el sentido de ser ‘vasos más débiles’ en
contraste con los hombres, como en 1 Pedro 3:7. Más bien, se refiere a mujeres que son débiles
espiritual o moralmente, como indica el contexto. Los apóstatas no promueven abiertamente sus
puntos de vista incorrectos de manera varonil, sino que “se meten a hurtadillas en las casas.” Buscan
el favor de estas “mujeres débiles” y, por medio de éstas, se esfuerzan por influir en el resto de la
casa. No estando bien establecidas en la enseñanza cristiana, estas “mujeres débiles” sucumben
fácilmente a los maestros falsos que quizás con un porte elegante y habla lisonjera se presentan
como ministros de justicia.
Estas “mujeres débiles” también se describen como estando “cargadas de pecados” y “llevadas
de diversos deseos.” Esto evidentemente significa que las inclinaciones y deseos pecaminosos pesan
fuertemente en ellas. Ellas realmente no odian lo que es malo ni tienen un amor genuino a lo recto,
lo virtuoso. Sus inclinaciones pecaminosas las hacen presa fácil de los maestros falsos, algunas de
estas mujeres sin duda hasta permitiendo que las convenzan a cometer inmoralidad sexual sobre la
base de que Dios entiende las debilidades humanas y es muy misericordioso y perdonador.

724
Fácilmente se puede ver por qué estas “mujeres débiles” ‘siempre estarían aprendiendo y sin
embargo nunca podrían llegar a un conocimiento exacto de la verdad.’ Puesto que no tienen la
motivación que se necesita para adquirir un entendimiento y aprecio pleno de la verdad cristiana,
jamás mejoran su posición espiritual. Quizás continúan aprendiendo cosas, pero jamás llegan a
saber y apreciar el sentido de todo el cuerpo de enseñanzas cristianas para comportarse en
armonía con ello. Al permitirse llegar a estar bajo la influencia de maestros falsos, su situación solo
empeora.
Por supuesto, hay muchas mujeres excelentes, tal como hay hombres, que aprenden la verdad
de la Biblia y se adhieren a ella. Pero, especialmente en la cristiandad, las mujeres a menudo tienen
más tiempo de ocio y por lo general están menos envueltas en el mundo de los negocios que los
hombres, y usualmente dan más atención a asuntos religiosos. Las mujeres tienden a admirar a
hombres prominentes y que son prontos y elocuentes con palabras. Por eso pueden llegar a ser
víctimas de hombres como los que describe el apóstol. Fácilmente pueden llegar a estar bajo la
influencia de hombres codiciosos o inmorales que se hacen pasar por sabios e informados. Estos
hombres excusan su derrotero inmoral diciendo que Dios sabe que todos somos imperfectos y que
Dios perdona, pero inicuamente están abusando del carácter de Dios para conseguir sus fines.
Eva fue un ejemplo de una persona que, aunque conocía el mandato de Dios, realmente
no llegó a conocer a Dios por medio de tenerle aprecio, amor y lealtad. Llegó a ser una mujer débil
guiada por su deseo. Satanás el Diablo la usó como instrumento para vituperar a Dios e inducir a
Adán a pecar.—Gén. 3:1-5.
Puesto que hombres corrompidos también pueden meterse disimuladamente en una
congregación del pueblo de Dios en estos “últimos días,” las palabras de Pablo enfatizan la
necesidad de que los cristianos verdaderos estén alerta para discernir la enseñanza falsa y el
razonamiento incorrecto. (2 Tim. 3:1) El individuo que desea mantener una posición aceptable
delante de Dios debe hacer todo esfuerzo por ‘seguir andando en unión con Cristo Jesús, arraigado
y siendo edificado en él y siendo estabilizado en la fe.’ (Col. 2:6, 7) Esto requiere estudiar todo el
cuerpo de enseñanza cristiana según se manifiesta en las Santas Escrituras y aplicar las cosas
aprendidas. Entonces, cuando individuos presentan ideas contrarias a la Palabra de Dios, uno
no será engañado ni entrampado por inclinaciones pecaminosas. //Volver al Índice

725
W1972 15/9 PÁGS.573-576

¿Cuáles son las “cosas elementales del mundo” que se


mencionan en Gálatas 4:3 y Colosenses 2:8, 20?—EE. UU.
Después de mostrar que un niño es como un esclavo por estar bajo la mayordomía de otros
hasta que llega a ser mayor de edad, el apóstol Pablo, en su carta a los gálatas, escribe:
“Igualmente nosotros también, cuando éramos pequeñuelos, continuábamos esclavizados por las
cosas elementales que pertenecen al mundo.” (Gál. 4:1-3) Entonces pasa a mostrar que el Hijo de
Dios vino al “límite cabal del tiempo” y libró de estar bajo la Ley a los judíos que llegaron a ser
discípulos suyos a fin de que pudieran recibir la “adopción de hijos.” (Gál. 4:3-7) De modo similar, en
su carta a los colosenses, Pablo advirtió a los cristianos de Colosas contra el ser llevados “por medio
de la filosofía y del engaño vano según la tradición de los hombres, según las cosas elementales del
mundo y no según Cristo; porque es en él que mora corporalmente toda la plenitud de la cualidad
divina.” Deberían haber ‘muerto junto con Cristo para con las cosas elementales del mundo.’—Col.
2:8, 9, 20.
Puesto que se les pone en contraste con aquello de que ahora disfrutan esos cristianos, las
“cosas elementales del mundo” evidentemente son los principios fundamentales o primarios que
siguen los que no son cristianos verdaderos, personas que son parte del mundo alejado de Dios. An
American Translation vierte la expresión griega para “cosas elementales del mundo” como
“maneras materiales de ver las cosas.” Por supuesto, la manera en que una persona considera las
cosas se determina por los principios que sigue.
El texto que estamos considerando, Colosenses 2:8, indica que estos principios primarios o “cosas
elementales” incluyen las filosofías y enseñanzas engañosas que se basan en las normas, conceptos,
razonamientos y mitos humanos, cosas con las cuales los griegos y otros pueblos no judíos se
deleitaban. Además, como se desprende claramente de Colosenses 2:16-18 y Gálatas 4:4-5:4, las
“cosas elementales” abarcaban las enseñanzas judías no bíblicas que requerían ascetismo y
“adoración de los ángeles” así como la enseñanza de que los cristianos tenían que observar la ley
mosaica a fin de conseguir salvación.
Pero, ¿no fue la ley mosaica de origen divino? Por supuesto. ¿Cómo, entonces, podríamos
referirnos a la observancia de ésta como el estar uno esclavizado a las “cosas elementales del
mundo”?
Tenemos que recordar que la Ley había sido cumplida en Cristo Jesús. Él fue la “realidad” a que
señalaron las ‘sombras’ de la Ley, incluso el templo y los sacrificios que se efectuaban allí. Por lo
tanto la Ley había cumplido su propósito y por eso ya no era la norma por la cual juzgar. (Col. 2:13-
17) No solo esto, sino que estos cristianos a quienes el apóstol Pablo escribió estaban llamados a la
vida celestial, de espíritus. La Ley era para humanos, estaba compuesta de “requisitos legales
tocantes a la carne,” hasta su tabernáculo (y más tarde el templo) podía ser llamado “mundano”
(Heb. 9:1, 10, Kingdom Interlinear Translation; “mundanal,” Moffatt) en el sentido de que formaba
parte de la esfera humana, era algo edificado y usado en el mundo de la humanidad, no algo
celestial o espiritual. Pero ahora los cristianos eran llamados al camino superior de adoración
basado en Cristo Jesús, que había entrado en el cielo mismo. (Heb. 9:11, 24) De Jesucristo, en una
carta a los colosenses el apóstol dijo que en él “mora corporalmente toda la plenitud de la cualidad
divina.” (Col. 2:9) En vista de esto, Jesucristo —no los hombres y sus principios o enseñanzas,
ni siquiera la ley mosaica cumplida ahora— habría de ser reconocido como la norma señalada de
Dios para sus siervos, por consiguiente como el medio completo de medir la verdad en cuanto a
cualquier enseñanza o modo de vivir.
Como el apóstol había aconsejado a los cristianos de Colosas, de manera similar escribió a los de
Galacia que no fueran como niños por medio de colocarse voluntariamente bajo aquello que se

726
asemejaba a un ‘pedagogo’ o ‘tutor,’ a saber, la ley mosaica. La relación de ellos con Dios ahora
era como la de un hijo desarrollado con su padre. La ley mosaica había llegado a ser ‘elemental,’
en comparación con la enseñanza cristiana. De modo que hubiera sido incorrecto el que los
cristianos volvieran a las “cosas elementales débiles y miserables” de la esfera humana. Poseían la
verdad completa.
Así mismo, hoy la gente que forma el mundo alejado de Dios vive de acuerdo con ciertas
filosofías de la vida y costumbres que no están en armonía con la Palabra de Dios. Pero para ellos,
éste es el modo de vivir “que se practica,” un modo de vivir representado por expresiones como: “El
fin justifica los medios”; “Es un mundo donde ‘el pez grande se engulle al chico’ y donde ‘cada
quien busca lo suyo’”; “Todo se puede hacer en el amor y en la guerra.” Les falta la sabiduría de
arriba, discernimiento espiritual. (Sant. 3:13-18) Como cristianos tenemos que ejercer cuidado para
que no vayamos gradualmente cayendo en el proceder de seguir principios mundanos al dirigir a
nuestra familia y nuestros asuntos comerciales y al tratar con otros. El cristiano hace bien en
preguntarse: ¿Me guió enteramente por la Palabra de Dios y por el ejemplo y las enseñanzas de su
Hijo en todo lo que hago, o estoy permitiendo que los dichos populares de este mundo influyan en
mí? //Volver al Índice

¿Qué se da a entender por la expresión ‘portarse como


profeta,’ que aparece en 1 Samuel 18:10 y 19:20-24?—EE. UU.
Jehová Dios, por medio de su espíritu santo, comisionó a sus profetas. Con referencia a sí mismo,
el profeta Miqueas dijo: “Yo mismo he llegado a estar lleno de poder, con el espíritu de Jehová, y de
justicia y poderío, para informar a Jacob su sublevación y a Israel su pecado.” (Miq. 3:8) Sin
embargo, esto evidentemente no significa que Miqueas y otros profetas continuamente hablaran
bajo inspiración. Más bien, en ciertas ocasiones el espíritu de Dios ‘venía sobre ellos,’ revelando los
mensajes que habrían de anunciarse. Esto tenía el efecto de incitar a los profetas, impeliéndolos a
hablar. Como dijo el profeta Jeremías: “Me cansé de contenerme, y no pude aguantarlo.”—Jer.
20:9.
Cuando el espíritu de Dios venía sobre ellos para ‘llenarlos de poder,’ no solo hacían los profetas
cosas que eran fuera de lo común, sino que también su expresión y manera de actuar deben haber
reflejado la intensidad de su sentimiento. Consideremos nuestro propio caso. Quizás oigamos
algunas noticias muy importantes, quizás gozosas, quizás perturbadoras. ¿No es verdad que muchas
veces, antes que podamos dar esas noticias a otra persona, ella nos pregunta: ‘¿Por qué te
comportas así, o luces tan diferente?’
Por lo tanto, puede ser que la expresión ‘portarse como profeta’ aluda a la manera
extraordinaria en que se expresaban o se portaban los profetas. Su concentración total y su
denuedo celoso al llevar a cabo su comisión hacía que en ciertas ocasiones su comportamiento les
pareciera raro, hasta irracional, a otros. Por ejemplo, a los jefes militares les pareció que el profeta
que ungió a Jehú como rey estaba loco. Pero, al darse cuenta de que el hombre era profeta, los
jefes aceptaron su mensaje con plena seriedad.—2 Rey. 9:1-13.
En 1 Samuel 18:10 leemos que Saúl ‘se portó como profeta’ mientras David tocaba el arpa. No se
quiere decir que Saúl comenzó a declarar profecías, sino que mostró una perturbación física como
la de un profeta precisamente antes de profetizar o cuando profetizaba. Mientras estaba en
aquella condición extraordinaria, de perturbación, Saúl dos veces le arrojó una lanza a David.—
1 Sam. 18:11.
Más tarde, cuando el rey Saúl envió mensajeros para apoderarse de David en Nayot, estos
mensajeros empezaron a ‘portarse como profetas.’ Evidentemente se portaron de una manera

727
semejante a la de los profetas precisamente antes de profetizar o durante el tiempo en que
profetizaban. Parece que el espíritu de Dios operó en estos mensajeros de tal manera que se
olvidaron completamente del propósito de su misión.—1 Sam. 19:20, 21.
Después, cuando Saúl decidió ir personalmente en busca de David, se le hizo ‘portarse como
profeta.’ Mientras se ‘portaba como profeta,’ Saúl se despojó de sus prendas de vestir y se quedó
“desnudo todo aquel día y toda aquella noche,” durante cual tiempo David evidentemente se
escapó. (1 Sam. 19:22-20:1) ¿Significa esto que los profetas con frecuencia andaban desnudos? No,
porque solo hay dos casos de profetas que hayan andado desnudos. Estos fueron Isaías y Miqueas, y
ellos anduvieron desnudos con un propósito definido; para representar alguna faceta de sus
profecías respectivas. (Isa. 20:2-4; Miq. 1:8-11) No se declara por qué se hizo que Saúl estuviera
desnudo. Pudo haber sido para mostrar que era un simple hombre, despojado de sus prendas de
vestir reales e impotente contra la propia autoridad y poder regios de Jehová. No podía esperar
tener buen éxito en nada que fuese contrario al propósito de Dios tocante a David. //Volver al Índice

728
W2007 1/4 PÁG.31

¿Cómo debe entenderse el requisito, expresado por Pablo,


de que una viuda debe ser “mujer de un solo esposo” a fin
de recibir ayuda de la congregación cristiana? (1 Timoteo
5:9.)
Puesto que está hablando de una viuda, es lógico pensar que al decir “mujer de un solo esposo”,
el apóstol Pablo se refiere a la situación de la mujer antes de quedar viuda. ¿Significaría esto que la
mujer debía haberse casado una sola vez en la vida, o cabe alguna otra posibilidad? [Nota]
Hay quienes opinan que Pablo se refería a las viudas que solo hubieran estado casadas una vez.
Y es cierto que en muchas culturas y sociedades se considera una virtud que la viuda no se vuelva a
casar. No obstante, tal concepto es contrario a lo que Pablo expone en el resto de sus cartas. Por
ejemplo, cuando escribe a los cristianos de Corinto, reconoce que, aunque en su opinión una viuda
es más feliz si no se casa otra vez, ella “está libre para casarse con quien quiera, pero solo en el
Señor” (1 Corintios 7:39, 40; Romanos 7:2, 3). Además, Pablo dice en la carta a Timoteo: “Deseo que
las viudas de menos edad se casen” (1 Timoteo 5:14). De modo que no había razón para que se
criticara a nadie que decidiera volverse a casar.
Entonces, ¿cómo debemos entender las palabras del apóstol a Timoteo? En la Biblia, la expresión
“mujer de un solo esposo” aparece únicamente en este versículo. En el idioma original significa
literalmente “mujer de un hombre”, y es interesante cómo se parece a otra frase que Pablo utiliza
varias veces en sus epístolas, a saber, “esposo de una sola mujer”, o en el idioma original, “hombre
de una mujer” (1 Timoteo 3:2, 12; Tito 1:6). Esta última frase se incluye entre los requisitos para los
superintendentes cristianos y los siervos ministeriales. En el contexto significa básicamente que, para
alcanzar un puesto de responsabilidad en la congregación cristiana, un hermano casado debe ser
fiel y leal a su esposa, y tener una conducta moralmente irreprochable. [Nota] Siendo este el caso,
las palabras que hallamos en 1 Timoteo 5:9 parecen llamar la atención al mismo punto: para que la
congregación pueda incluir a una viuda en un programa de ayuda, ella tiene que haber sido una
esposa dedicada y leal, fiel a su esposo mientras él estuvo vivo, y no debe haber cometido faltas de
tipo moral. Los demás requisitos que enumera el apóstol confirman que se refiere a ese tipo de
persona (1 Timoteo 5:10).
Notas. La poliandria —estado de la mujer casada con dos o más hombres a la vez— no era
aceptable en el mundo grecorromano del tiempo de los apóstoles. Por tanto, es poco probable
que al escribir a Timoteo, Pablo estuviera hablando de esa costumbre o censurando a quien la
practicara.
Para un análisis de este asunto, véanse La Atalaya del 15 de octubre de 1996, pág. 17, y
“Preguntas de los lectores” de La Atalaya del 15 de febrero de 1981, pág. 29. //Volver al Índice

729
W1971 15/6 PÁGS.383-384

¿Cómo hemos de entender Mateo 1:17, que habla de tres


grupos de generaciones (catorce en cada grupo) desde
Abrahán hasta Jesucristo, aunque los versículos previos
alistan solo cuarenta y una generaciones?—Bélgica.
Hay una explicación sencilla para esta aparente dificultad. Es evidente que Mateo contó dos
veces a David, no considerando el total sino solo la uniformidad de los tres grupos de catorce
nombres o generaciones como ayuda para la memoria. Como Mateo mismo lo expresa: “Todas las
generaciones, pues, desde Abrahán hasta David fueron catorce generaciones, y desde David hasta
la deportación a Babilonia, catorce generaciones, y desde la deportación a Babilonia hasta el
Cristo, catorce generaciones.”
Cuando se consideran listas genealógicas como la que se encuentra en 1 Crónicas, capítulos 1
al 3, parece que hubo por lo menos cuarenta y seis generaciones desde Abrahán hasta Jesucristo.
Mateo abrevió la lista omitiendo tres reyes de Judá que fueron prole del rey Joram y la reina asesina
Atalía. Ella fue hija de la inicua reina Jezabel y usurpó el trono de Judá durante siete años. Después
de anotar a Joram omite las siguientes tres generaciones o frutos de esta alianza inicua, a saber,
Ocozías (que solo reinó un año), Joás (que comenzó a reinar a los siete años de edad) y Amasías
(que reinó por veintinueve años). En cambio, él nombra enseguida a Uzías, que tuvo un reinado
largo y próspero hasta que se atrevió a tomar el lugar de un sacerdote y ofrecer incienso en el
templo y fue herido de lepra. Mateo también omitió de su genealogía el nombre de Joaquim hijo
de Josías así como el de Hananías hijo de Zorobabel que a su vez llegó a ser el padre de Abiud.
Sin embargo, no deben asombrarnos estas omisiones de parte de Mateo, pues a veces las listas
genealógicas se abreviaban. Por ejemplo, Esdras alista veintitrés nombres en su genealogía
sacerdotal en 1 Crónicas 6:3-14 pero solo alista dieciséis para el mismo período cuando da su propia
genealogía en Esdras 7:1-5.
Al considerar listas bíblicas de genealogías hay varias cosas que han de tenerse presentes. Ante
todo, es bueno notar que las variaciones no se debieron a descuido. Los israelitas se interesaban
mucho en la historia y eran muy cuidadosos al llevar los registros. Así, pues, en cuanto a la Tabla de
las Naciones de Génesis (Gén. 10:1-32) se nos dice que es “singular en la literatura antigua. Este
interés en las naciones refleja con exactitud el énfasis que da la Biblia a la historia. . . . Preocupación
como ésta con la historia no se puede hallar en ninguna otra literatura sagrada del mundo.”—The
Interpreter’s Dictionary of the Bible, tomo 3, pág. 515.
Además nótese que todos los escritores de la Biblia eran hombres honrados, guiados por la
elevada norma de moralidad que se manifiesta en la Biblia. Y, más que eso, escribían bajo la
influencia del espíritu santo de Jehová.—2 Tim. 3:16; 2 Ped. 1:21.
Es bueno recordar también que la manera en que los hombres registraban las cosas en tiempos
antiguos era diferente de la manera en que se hacen esas cosas hoy. Por ejemplo, ciertos términos
encerraban más significado que hoy. Así sucede que Abrahán habló a Lot diciendo: “Nosotros
somos hermanos.” (Gén. 13:8) Sin embargo, Abrahán realmente era tío de Lot. Igualmente la reina
de Babilonia se refirió a Nabucodonosor como padre de Belsasar, cuando Nabonido
evidentemente era su padre y Nabucodonosor era su abuelo. (Dan. 5:11) De hecho, a menudo
“padre” se usa para referirse a un antepasado más remoto. Por eso repetidas veces en las Escrituras
Griegas Cristianas se llama a Abrahán “el padre de nosotros,” cuando realmente era un
antepasado lejano.—Hech. 7:2; Rom. 4:12; Sant. 2:21, Kingdom Interlinear Translation.

730
El considerar esos factores nos ayuda a entender por qué los escritores de la Biblia se expresaron
como lo hicieron al registrar ciertas listas genealógicas y así se remueven dificultades aparentes.
//Volver al Índice

731
W1973 15/3 PÁGS.191-192

¿Por qué usamos la expresión “cuerpo gobernante” para los


ancianos que presiden la obra de los testigos de Jehová?—
EE. UU.
La expresión “cuerpo gobernante” no se encuentra en las Escrituras. Sin embargo, hay
abundante evidencia de que un cuerpo de ancianos que servía en una capacidad gobernante sí
existió en la congregación cristiana del primer siglo.
Pablo exhortó a sus compañeros cristianos: “Acuérdense de los que llevan la delantera entre
ustedes. . . . Sean obedientes a los que llevan la delantera entre ustedes y sean sumisos.” O, como lo
expresan otras traducciones, acuérdense de y obedezcan a ‘los que los guían a ustedes.’
(Authorized Version, margen; Syriac de Murdock; Rotherham) La Kingdom Interlinear dice:
“Acuérdense de los que los gobiernan [griego: hegoumenon] a ustedes.”—Heb. 13:7, 17, 24.
Formas de esta misma palabra griega se encuentran en Mateo 2:6; Lucas 22:26; Hechos 7:10;
15:22, donde el significado es similar, a saber, el de gobernar, actuar como jefe o llevar la delantera.
La Versión de los Setenta usa una forma de esta palabra al verter Malaquías 1:8: “Acércalo, por
favor, a tu gobernador [griego: hegoumenoi].”
Por lo tanto, es evidente que había ciertas personas que gobernaban en la congregación
cristiana por la dirección y guía que daban a sus hermanos en obras rectas y principios piadosos.
La palabra española “gobernar,” del verbo latino gubernare, se deriva de la palabra griega
kybernao, que tiene el significado básico de “timonear o pilotear un barco, dirigir, gobernar.”
(Century Dictionary and Cyclopedia, tomo III, págs. 2584, 2585) Así, notamos que en español la
definición de “timonear” es “gobernar el timón.” Por supuesto en este caso “gobernar” quiere decir
“guiar y dirigir.” Por lo tanto un “cuerpo gobernante” puede referirse a una agencia que administra
norma y suministra dirección, guía y regulación a una organización.
Comentando sobre la palabra griega de la cual proviene la palabra “gobernar,” el Expository
Dictionary of New Testament Words por W. E. Vine (tomo II, pág. 168) dice: “kubernao, guiar (de ahí
en inglés, gobernar), denota (a) timonear, pilotear [compare con Hechos 27:11];
(b) metafóricamente, gobiernos o gobernantes, dicho de los que obran como guías en una iglesia
local, 1 Cor. 12:28.” Este texto, 1 Corintios 12:28, dice: “Y Dios ha colocado a las personas respectivas
en la congregación, primero, apóstoles; segundo, profetas; tercero, maestros; luego obras
poderosas; luego dones de curaciones; servicios de ayudar, habilidades para dirigir [griego:
kyberneseis].”
La Versión de los Setenta, al traducir la palabra hebrea tahhbulah, que significa ‘gobierno del
timón, guía,’ usa esta palabra griega, como, por ejemplo, en Proverbios 1:5: “El entendido adquirirá
dirección [griego: kybérnesin].”
En el primer siglo, los ancianos y los superintendentes de las diversas congregaciones ciertamente
ejercían “habilidades para dirigir” en los territorios locales, ya que esto se necesitaba para buena
coordinación de la obra y para paz y unidad en el rebaño de Dios. La guía directiva es una parte
esencial de la obra de un pastor.—Compare con Hechos 20:17, 28; 1 Timoteo 3:4, 5; Tito 1:9.
Y lo que era cierto de las congregaciones locales era claramente necesario para dirigir la obra
cristiana en general. Por eso era que los apóstoles y otros ancianos en Jerusalén servían de cuerpo
para suministrar guía y consejo a todas las congregaciones.
Aunque “habilidades para dirigir” están colocadas considerablemente abajo en la lista de las
‘variedades de ministerios y dones’ que Dios suministró (1 Cor. 12:4, 5, 28), no obstante estas

732
habilidades no eran de poca importancia, de otra manera no se les habrían otorgado a los
apóstoles y hombres de mayor edad que formaban el cuerpo gobernante. Cómo obraban estos
hombres como cuerpo es evidente de la manera en que resolvieron el problema de la distribución
de alimento nombrando a un comité de hombres capacitados para encargarse del asunto; por
haber despachado a Pedro y Juan a Samaria para ayudar a los nuevos discípulos allí; por su acción,
como cuerpo en unión de otros ancianos, al enviar a cuatro “varones prominentes,” incluso el
apóstol Pablo, para llevar a Antioquía su decisión en cuanto a los conversos gentiles al cristianismo; y
por haber aconsejado a Pablo en cuanto al procedimiento que debería seguir entre los judíos de
Jerusalén.—Hech. 6:1-6; 8:14; 15:1, 2, 22-32; 21:17-26.
El resucitado Jesucristo es el Gobernador celestial de su congregación de israelitas espirituales en
la Tierra. Él es aquel a quien aplican las palabras citadas de Miqueas 5:2: “Y tú, oh Belén de la tierra
de Judá, de ninguna manera eres la ciudad más insignificante entre los gobernadores de Judá;
porque de ti saldrá uno que gobierne [griego: hegóumenos], que pastoreará a mi pueblo, Israel.”
(Mat. 2:6) Por medio de espíritu santo y por el cuerpo gobernante visible compuesto de ancianos
“que gobiernan” o “llevan la delantera” (griego: hegoumenon) según la Palabra escrita de Dios,
Jesucristo gobierna al grupo mundial de testigos de Jehová en la Tierra hoy día.—Heb. 13:17,
Interlinear; también la New World Translation of the Christian Greek Scriptures, de 1950.
De esto vemos que la expresión “cuerpo gobernante” es tan apropiada, adecuada y bíblica
como cualquiera para referirse a ese cuerpo de ancianos a quienes se les ha confiado la
superintendencia espiritual de los testigos cristianos de Jehová hoy día. //Volver al Índice

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W1982 1/3 PÁG.31

Mi hijo, quien se bautizó en la adolescencia, ahora está


casado y tiene familia. Por la presión de ganarse la vida se
ha enfriado espiritualmente y no se asocia con la
congregación. ¿Debería considerársele como persona
“desasociada”?
En la descripción que usted da no hay nada que hubiera de exigir tal punto de vista. Puede que
la pregunta haya surgido debido a no entender lo que quiere decir el que a alguien se le considere
“desasociado.”
La Atalaya del 15 de noviembre de 1981, en la página 17, mostró que hay una diferencia entre
(a) un cristiano que se debilita espiritualmente y llega a estar en inactividad, y (b) una persona que
claramente renuncia a ser testigo de Jehová, lo cual conduce a que los ancianos de la
congregación anuncien que esa persona se ha “desasociado.” Parece que su hijo estaría
clasificado bajo la primera descripción.
La Atalaya mencionó que algunos cristianos se debilitan en la fe y la espiritualidad. Esto ocurrió
también en el primer siglo. (Romanos 14:1, 2; 1 Corintios 11:30) Esto no significa que ellos hayan
cesado de ser cristianos. Aunque lleguen a estar tan débiles que ya no compartan las “buenas
nuevas” con otras personas y dejen de asistir a las reuniones, y no estén causando oprobio a la
congregación cristiana, todavía se les ha de considerar como hermanos y hermanas espirituales
nuestros. Nuestro deseo debería ser ayudarles amorosamente, en armonía con el consejo del
apóstol Pablo: “Les exhortamos hermanos, amonesten a los desordenados, hablen
confortadoramente a las almas abatidas, den su apoyo a los débiles, sean sufridos para con todos.”
Aunque los ancianos suelen llevar la delantera en esto, debe notarse que este consejo fue dirigido a
toda “la congregación de los tesalonicenses.” (1 Tesalonicenses 1:1; 5:14) Por eso, los ancianos y
otras personas pudieran ofrecer ayuda y estímulo amorosos, con este consejo presente: “Enderecen
las manos que cuelgan y las rodillas debilitadas, y sigan haciendo sendas rectas para sus pies, para
que lo cojo no sea descoyuntado, sino más bien sea sanado.”—Hebreos 12:12, 13; Revelación 3:1-3.
Es un asunto muy diferente el de un ex cristiano que está “desasociado.” Esta designación se
aplica fundamentalmente en dos situaciones:
Primero, aunque esto no es común, alguien pudiera decidir que no desea en absoluto ser Testigo.
No queremos decir una persona como la que ha sido descrita arriba, un cristiano espiritualmente
débil o desanimado que quizás exprese dudas. Más bien, queremos decir alguien que
resueltamente declara que de ningún modo sigue siendo testigo de Jehová. Puesto que en el
pasado esa persona llegó a ser voluntariamente miembro bautizado de la congregación, ahora
sería apropiado que ella informara a la congregación que está terminando esta relación. Lo mejor
sería que esa persona hiciera eso en una carta breve a los ancianos, pero hasta si verbalmente
declarara rotundamente que está renunciando a su condición de Testigo, los ancianos pueden
tratar el asunto.—1 Juan 2:19.
La segunda situación tiene que ver con una persona que renuncia a su condición de pertenecer
a la congregación por medio de unirse a una organización seglar cuyo propósito vaya en contra de
consejo como el que se halla en Isaías 2:4, donde leemos lo siguiente acerca de los siervos de Dios:
“Tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzará espada
nación contra nación, ni aprenderán más la guerra.” Además, como se declara en Juan 17:16,

734
“ellos no son parte del mundo, así como yo [Jesús] no soy parte del mundo.”—Compare con
Revelación 19:17-21.
En cualquiera de estas dos situaciones, por palabra y/o por acciones la persona ha puesto fin
claramente a su condición de testigo de Jehová; se ha desasociado. Por eso, los ancianos anuncian
brevemente a la congregación que esta persona se ha desasociado. Los de la congregación
aceptan la decisión de tal persona y desde entonces en adelante consideran a tal persona como
ex hermano con el cual no tendrían compañerismo, en armonía con lo que leemos en 1 Corintios
5:11 y 2 Juan 9-11.
Como se puede comprender, el hijo espiritualmente débil e inactivo acerca del cual se hizo la
pregunta no ha llegado a ser persona “desasociada” en ninguno de estos dos sentidos y no se ha
hecho en la congregación ningún anuncio que haya indicado eso. Así, todavía puede ser posible
darle ayuda según el espíritu que se expresa en Romanos 15:1: “Nosotros, pues, que somos fuertes
debemos soportar las debilidades de los que no son fuertes.”—Vea también Isaías 35:3. //Volver al Índice

735
W1975 15/6 PÁG.383

¿Pudiera ser responsable Satanás de algunas de las severas


tormentas e inundaciones que en años recientes han sido tan
destructivas a la vida y la propiedad?—EE. UU.
La Biblia sí informa un caso en que Satanás causó una tormenta destructiva que acarreó la
muerte a los hijos del fiel Job. (Job 1:12, 18, 19) Pero no debemos suponer sobre esta base que
Satanás es directamente responsable de todas las tormentas destructivas. ¿Por qué no? Porque fue
por permiso divino especial que a Satanás se le permitió probar la integridad de Job.
En realidad, el hombre mismo a menudo es el culpable de los llamados desastres “naturales.” Su
mala administración de los recursos de la Tierra y el interponerse a los ciclos naturales han tenido un
efecto definitivo sobre el tiempo y el clima. Dice la Encyclopædia Britannica (edición de 1974): “Hay
creciente evidencia de que las emisiones a la atmósfera de grandes cantidades de calor, gases y
partículas por actividades industriales y otras están causando cambios en el tiempo y el clima.”
Además, ha resultado mucho daño de inundaciones por quitar árboles, los cuales ayudan a impedir
la erosión, y por edificar poblaciones en las tierras bajas o llanuras sujetas a inundaciones,
adyacentes a ríos. Muchas autoridades recomiendan que las naciones impidan esta práctica, una
por la cual el hombre se acarrea tanto sufrimiento a sí mismo.
Puede mencionarse, también, que por lo general los hombres han optado por pasar por alto la
ley de Dios en su vida y por eso el Creador ha dejado que se las compongan como puedan. Como
resultado, llegan a ver cumplida en ellos la ley inmutable de Dios: “Cualquier cosa que el hombre
esté sembrando, esto también segará.”—Gál. 6:7.
No obstante, de manera indirecta, Satanás ha sido responsable de las calamidades que le han
sobrevenido al hombre. El Diablo definitivamente ha influido en los hombres para perjudicarlos,
haciendo que sigan tras un derrotero de egoísmo y avaricia al grado de arruinar el ambiente. El
apóstol Pablo, cuando escribió a los cristianos en Éfeso, señaló que ya no eran moldeados por esa
mala influencia, diciendo: “Es a ustedes que Dios vivificó aunque estaban muertos en sus ofensas y
pecados, en los cuales ustedes en un tiempo anduvieron conforme al sistema de cosas de este
mundo, conforme al gobernante de la autoridad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de
la desobediencia.”—Efe. 2:1, 2.
Así se hace referencia a Satanás como el “gobernante de la autoridad del aire.” Puesto que se
muestra que los cristianos ya no están bajo su influencia, es evidente que el “aire” sobre el cual él
gobierna no podría ser la atmósfera literal. Pues, lo mismo que todos los demás de la humanidad, los
cristianos son afectados por perturbaciones atmosféricas literales. Pero no están bajo el control o
influencia de “fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales” sobre quienes Satanás ejerce
autoridad. (Efe. 6:12) De modo que el “aire” es el dominio superterrestre en el cual operan estas
“fuerzas espirituales inicuas.” Y el “espíritu” que opera, no en los cristianos verdaderos, sino en “los
hijos de la desobediencia” es la fuerza activa invisible sobre la cual el “gobernante” satánico tiene
control y que procede de él para afectar a los que, como él, son desobedientes a Jehová Dios.
Así se puede ver que no hay indicaciones claras, bíblicas u otras, para atribuir ciertas tormentas y
desastres a causa de inundaciones que han acontecido en años recientes directamente a poderes
sobrehumanos. //Volver al Índice

736
W1973 15/12 PÁG.764

¿Cuándo creó Dios los dinosauros, y cuándo llegaron a


extinguirse?—EE. UU.
La Biblia no suministra respuestas específicas a esta pregunta. Según el relato de Génesis, los
animales fueron creados durante los períodos o ‘días’ creativos quinto y sexto. Si la expresión hebrea
traducida “grandes monstruos marinos” [hebreo, tanninim] incluye a los dinosauros, que a menudo
habitaban zonas acuosas, pantanosas, esto significaría que los dinosauros fueron creados en el
quinto “día.” (Gén. 1:21) No sabemos si continuaron existiendo hasta que fue creado el hombre
(hacia el fin del sexto “día”). A más tardar parece probable que hayan desaparecido de la Tierra
cuando vino el diluvio del día de Noé. Los dinosauros eran reptiles, y algunas clases de dinosauros se
parecen mucho en estructura y en otras cosas a las lagartijas (sauros es, de hecho, la palabra
griega para “lagartija”; saura en Levítico 11:29, LXX). No todo tipo de dinosauro era de tamaño tan
gigantesco. Por consiguiente, aunque hubieran sobrevivido hasta el Diluvio, esto no habría requerido
el introducir parejas de variedades enormes en el arca. Otros miembros más pequeños de la familia
o “género” en particular a la que pertenecían éstos habrían bastado para cumplir el mandato
divino.—Gén. 6:19, 20; 7:14.
Algunas de las traducciones más antiguas de la Biblia usan a veces la palabra “dragones” para
traducir la palabra hebrea tanninim (“monstruos marinos,” NM). (Sal. 74:13; 148:7; Isa. 27:1, Authorized
Version; vea también Herder y Regina.) El término “dragón” (griego, drakon) se encuentra en las
Escrituras Griegas Cristianas. Se ha sugerido como posible que, más bien que tener una fuente
meramente mítica, esta expresión originalmente pudo haberse aplicado a criaturas enormes como
los dinosauros y que asumió matices míticos solo después que estas criaturas gigantescas habían
desaparecido por largo tiempo. Interesante es el hecho de que muchas de las representaciones
míticas del “dragón” se asemejan fuertemente a ciertos tipos dentro de la familia de las enormes
criaturas reptiles que incluye al dinosauro. //Volver al Índice

737
W1976 15/4 PÁGS.255-256

¿Corresponde lo que Jesús dijo en Juan 15:1-6, acerca de


que él era la vid y sus discípulos los sarmientos, con el olivo y
sus ramas que se describen en Romanos 11:17-24?
En el pasado Juan 15:1-6 se ha usado como ilustración al considerar Romanos 11:17-24. Pero un
examen cuidadoso muestra que estos dos pasajes se refieren a cosas diferentes. Uno se concentra
en Cristo, y el otro en Abrahán. Consideremos cada pasaje.
En su noche final con los apóstoles Jesús dijo: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el
cultivador. Todo sarmiento en mí que no lleva fruto él lo quita, y todo el que lleva fruto él lo limpia,
para que lleve más fruto. Yo soy la vid, ustedes son los sarmientos. El que permanece en unión
conmigo, y yo en unión con él, éste lleva mucho fruto.”—Juan 15:1, 2, 5.
Jesús mismo se comparó con una vid. Sus discípulos, que en el Pentecostés de 33 E.C. fueron
engendrados por espíritu santo, llegaron a ser sarmientos de la vid. Cristo instó a que una vez que
hubieran llegado a ser sarmientos permanecieran en él y llevaran fruto para que no fueran echados
fuera y perdieran la vida eterna. (Juan 15:6) El llevar fruto envolvería el que manifestaran las
cualidades que él, Jesús, había desplegado. Al permanecer en unión con él podrían cultivar el fruto
del espíritu. (Gál. 5:22, 23) Y estarían activos hablando acerca del Reino.—Luc. 8:8.
Aunque las palabras de Juan 15:1-6 tienen como centro a Jesús, la ilustración del olivo que usa
Pablo en Romanos 11:17-24 enfoca en Abrahán. Muestra la importancia de tener fe como la de
Abrahán para llegar a ser parte de su descendencia prometida. La ilustración es de un olivo
cultivado, o de huerto, del cual algunas ramas naturales fueron desgajadas. Entonces ramas de un
acebuche u olivo silvestre fueron injertadas en el lugar de aquéllas. Las ramas naturales representan
a los judíos naturales. Las ramas del acebuche representan a los creyentes gentiles que, debido a su
fe, reemplazaron a los judíos naturales faltos de fe como parte de la descendencia prometida de
Abrahán. Esto se puede apreciar mejor al examinar los tratos de Dios con Abrahán y la actitud de
los judíos cuando llegó el Mesías.
Debido a que Abrahán había ejercido fe, Jehová Dios hizo con él un pacto para una
“descendencia” por medio de la cual todas las naciones “ciertamente se bendecirán.” (Gén. 22:17,
18; Gál. 3:8) Esto afectó los tratos de Dios con la descendencia natural de Abrahán, sus
descendientes, los israelitas. (Deu. 7:7, 8; 2 Cor. 11:22) En el primer siglo los judíos se enorgullecían de
poder decir: “Nuestro padre es Abrahán.” (Juan 8:39; Mat. 3:9) Suponían que por ser la
descendencia natural de Abrahán tenían seguro un lugar en el favor y tratos de Jehová. Pero, en el
libro de Romanos, Pablo mostró que aunque el que fueran descendientes de Abrahán ciertamente
era una ventaja, no era suficiente en sí. ¿Por qué?
Esto se debía a que por medio del pacto abrahámico Jehová Dios se propuso producir una
descendencia espiritual. El Mesías, Jesús, era el principal de esa descendencia espiritual de
Abrahán, como Pablo lo había explicado en su carta anterior a los Gálatas. (Gál. 3:16) Pero Pablo
también mostró que la descendencia espiritual era una descendencia compuesta; se componía de
Cristo y coherederos de él, de los cuales más tarde se reveló que eran, en número, 144.001 en su
totalidad. Pablo escribió: “Si pertenecen a Cristo, realmente son descendencia de Abrahán,
herederos con respecto a una promesa.” (Gál. 3:29; Rev. 7:4-8; 14:1) Pero ¿estaría formada
enteramente de judíos, miembros de la descendencia natural de Abrahán, la descendencia de
éste, los 144.000?
Eso pudo haber sido así. De 29 E.C. a 36 E.C. la oportunidad de componer esa descendencia
espiritual se ofreció a los que eran por descendencia natural “hijos del linaje de Abrahán.” (Hech.

738
13:26; Mat. 15:24) Pablo, en el libro de Romanos, repetidas veces mencionó este vínculo natural.
Habló de la fe de “Abrahán nuestro antepasado según la carne.” (Rom. 4:1) Luego, en Romanos
11:1, dijo: “Dios no rechazó a su pueblo, ¿verdad? ¡Jamás suceda eso! Pues yo también soy israelita,
de la descendencia de Abrahán.” Y en la ilustración que sigue, del olivo, continuó enfocando en
Abrahán.
Los descendientes naturales de Abrahán eran como ramas de un olivo de huerto. Pero el pacto
abrahámico había de producir una descendencia espiritual. Por eso, para ser parte de ella los judíos
tenían que aceptar al Mesías, ser engendrados por espíritu santo y ser adoptados como hijos
espirituales por el Abrahán Mayor, Jehová Dios. (Rom. 4:16, 17) Solo un resto de los judíos naturales
hizo esto y llegaron a ser así ramas permanentes en el olivo. La mayoría de la descendencia natural
de Abrahán no ejerció fe en el Mesías. Por consiguiente, según la ilustración, fueron desgajados del
olivo y no llegaron a ser parte de la descendencia espiritual de Abrahán.—Mat. 21:43.
Al suceder esto, Dios dirigió su atención a los gentiles. Desde 36 E.C. en adelante, personas
no judías que creían pudieron ejercer fe y llegar a ser cristianos ungidos, parte de la descendencia
espiritual de Abrahán. (Hech. 10:34-47; 15:14) Pablo comparó a estos cristianos gentiles con ramas
de un acebuche que fueron injertadas en el olivo de huerto. Así, pues, aunque no tenían un vínculo
carnal con Abrahán, ejercían fe como la de Abrahán y llegaron a ser parte de su descendencia
espiritual. De hecho, si más tarde, aun después de haber pasado un período de oportunidad
singular, algún judío natural ejercía fe en Jesús, podía ser injertado en el árbol y llegar a ser parte de
la descendencia espiritual de Abrahán. (Contraste esto con lo que le resulta a un sarmiento que es
desgajado de la vid de Jesús. [Juan 15:6])—Rom. 11:17-24.
De modo que la ilustración de Pablo coloca el énfasis en Abrahán, la “raíz” justa con quien
Jehová hizo el pacto y con quien todas las “ramas” tenían que estar unidas por fe.—Rom. 4:9-16;
11:16.
Como podemos discernir ahora, las palabras de Jesús en Juan 15:1-6 recalcan puntos bastante
diferentes en comparación con las de Pablo en Romanos 11:17-24. Unas enfocan en Jesús; las otras
en Abrahán. Sin embargo, juntas sí muestran enérgicamente que el cristianismo no es una cosa que
se pueda dar por supuesta. Se necesita fe, como “la fe de Abrahán.” (Rom. 4:16) También, es
indispensable permanecer en unión con Jesús y llevar buen fruto, siguiendo el ejemplo de Jesús.
Nota. Vea La Atalaya del 15 de mayo de 1975, páginas 306-312. //Volver al Índice

739
W1983 1/1 PÁGS.30-31

Cuando uno se enfrenta a pruebas o tareas difíciles, ¿es


apropiado pedir “una porción doble” del espíritu de Dios,
como lo hizo Eliseo?
En vez de pensar que uno necesita una ‘doble porción’ del espíritu de Dios en cierta ocasión, es
mejor pensar en términos de pedirle a Dios que proporcione espíritu santo conforme a las
necesidades de uno.
Después que el profeta Elías cruzó el río Jordán, justamente antes de que fuera llevado hacia los
cielos en un carro ardiente, su asociado y sucesor, el profeta Eliseo, hizo una petición especial.
Según la Versión Moderna, cuando Elías estaba a punto de partir, Eliseo le dijo: “Ruégote que tenga
yo [...] una porción doble de tu espíritu”. (2 Reyes 2:9) Algunos cristianos, basados en lo que se dice
allí, han pensado que necesitan, o, de hecho, han pedido a Dios, “una porción doble de espíritu”.
Sin embargo, la Traducción del Nuevo Mundo nos ayuda a entender la petición de Eliseo. Esta
dice: “Por favor, que dos partes de tu espíritu vengan a mí”. (2 Reyes 2:9) Eliseo estaba pidiendo que
del espíritu de Elías se le diera la porción correspondiente a un primogénito. ¿Por qué?
Lo que Eliseo dijo se basaba en la práctica que existía en el Israel antiguo de distribuir los bienes
de un hombre cuando éste moría. Aunque los demás hijos recibían una porción de la herencia, el
primogénito, o hijo mayor que sobrevivía al padre, recibía una porción doble, como también la
responsabilidad de ejercer la jefatura en el hogar.—Deuteronomio 21:17.
Cuando fue la voluntad de Dios quitar a Elías del escenario inmediato como profeta principal a
Israel, Eliseo había de sucederle. Eliseo no había de quedar como el único profeta entonces. Varios
hombres a quienes se conocía como los “hijos de los profetas” estaban asociados con él. (2 Reyes
2:3, 5) No obstante, Eliseo había de ser el principal entre ellos, como sucesor principal de Elías.
(2 Reyes 4:38; 6:1-3) Por eso, aunque ellos probablemente tenían una medida del espíritu de Dios y
efectuaban ciertas funciones proféticas, Eliseo era como el primogénito de Elías y apropiadamente
podía pedir dos partes del espíritu de Elías.
Jehová Dios proporciona espíritu santo a sus adoradores fieles según las necesidades y
circunstancias de éstos. Cuando, debido a la gran cantidad de personas que estaban envueltas en
la situación, Moisés necesitó ayuda, Dios mandó que se seleccionara a 70 ancianos capacitados
para que le ayudaran. Jehová dijo a Moisés: “Tendré que quitar parte del espíritu que está sobre ti y
colocarlo sobre ellos, y tendrán que ayudarte a llevar la carga del pueblo”. (Números 11:16, 17) Pues
bien, eso no quiere decir que desde entonces Moisés no tuviera una provisión adecuada de espíritu
santo, y que tuviera deficiencia en lo referente al espíritu. No; Dios proveería a Moisés y a los
70 asistentes suficiente espíritu como para que pudieran desempeñar las tareas que se les
encomendaran. De modo similar, tanto Eliseo como los “hijos de los profetas” habían de tener
suficiente espíritu santo para llevar a cabo sus deberes y enfrentarse a las pruebas y dificultades
venideras.
Los cristianos también pueden recibir en abundancia la fuerza activa, o espíritu, de Dios. Se
entiende que tienen que vivir de una manera que no impida el fluir continuo y la acción del espíritu
santo. (Compare con Efesios 4:30.) Además, deben pedir en oración el espíritu y estar convencidos
de lo que dijo Jesús: “Si ustedes, aunque son inicuos, saben dar buenos dones a sus hijos, ¡con
cuánta más razón dará el Padre en el cielo espíritu santo a los que le piden!”. (Lucas 11:13) Podemos
estar seguros de que Dios “no da el espíritu por medidas”, o “mezquinamente”. (Juan 3:34, NM, 1974;
Centenary Translation of the New Testament) En vez de darnos “una porción doble” él nos dará la
cantidad de espíritu santo que necesitemos para que podamos enfrentarnos a los problemas de la

740
vida, participar en la obra importante de predicar las “buenas nuevas del reino”, y comprender y
aplicar Su Palabra.—Mateo 24:14. //Volver al Índice

741
W1981 1/9 PÁG.31

¿Cuál es la relación entre el “aliento de vida” que se


menciona en Génesis 2:7 y el “espíritu” del hombre que se
menciona en otras partes de la Biblia?
En Génesis 2:7 se describe la creación del primer hombre, Adán, como sigue: “Y procedió
Jehová Dios a formar al hombre del polvo del suelo y a soplar en sus narices el aliento de vida, y el
hombre vino a ser alma viviente.” Puede decirse que las Escrituras muestran de manera clara que al
‘soplar en Adán el aliento de vida’ Dios dio al cuerpo que Él había formado la fuerza vital (o espíritu)
y el aliento o la respiración que se necesita para sostener la vida.
Podemos tener un mejor entendimiento de esto si primeramente notamos, de la Biblia, otros
detalles acerca del “espíritu.”
La palabra hebrea que a menudo se traduce “espíritu” es rúahh. Esta puede tener una variedad
de significados distintos, según el uso y el contexto. Por ejemplo, en algunos casos rúahh denota un
movimiento invisible del aire y por eso se puede traducir “viento.” (Éxo. 10:13; Zac. 2:6) Además, la
palabra también puede usarse con relación a una persona que sea “espíritu,” un ser invisible tal
como un ángel, o aun para Dios. (1 Rey. 22:21, 22) Finalmente, rúahh puede referirse a la invisible
fuerza activa de Dios (su espíritu santo), como sucede en Salmo 104:30, que menciona el “espíritu,” o
fuerza activa, que Jehová Dios utiliza al crear.
Sin embargo, Salmo 104:29 ilustra otro significado de rúahh... fuerza vital o fuerza de vida.
Leemos: “Si [tú, Dios] les quitas su espíritu, expiran, y a su polvo vuelven.” Sí, como lo demuestran este
texto y muchos otros, tanto los humanos como los animales poseen una fuerza de vida impersonal, o
espíritu, que está presente en toda célula viviente del cuerpo. La Biblia muestra que sin este espíritu
que da vitalidad tanto el humano como el animal mueren.—Ecl. 3:19; 9:10; Sal. 146:4.
Usted posee ese espíritu de vida, o fuerza de vida. ¿Cómo puede usted sostenerlo? Bueno, usted
necesita alimento, bebida y descanso. Pero, con mayor urgencia, es vital que usted reciba oxígeno,
que respire, pues si dejara de respirar por solo unos cuantos minutos, moriría. En realidad, la
respiración es la principal evidencia visible de que uno está vivo o tiene en sí el espíritu de vida. Por
eso, la Biblia establece una relación estrecha entre el “aliento” (hebreo, neshamah) y el “espíritu”
(rúahh), o hasta los pone en paralelo. Por ejemplo, hablando acerca de los hombres y los animales
que murieron en el Diluvio, Génesis 7:22 dice: “Todo lo que tenía activo en sus narices el aliento de la
fuerza de vida . . . murió.”—Compare con Isaías 12:5; Job 27:3-5.
Por lo tanto, ¿qué sucedió cuando Dios creó a Adán?
Primeramente Jehová formó un cuerpo humano. Pero éste estaba sin vida, es decir, muerto.
¿Qué necesitaba para llegar a tener vida y ser alma viviente? El simplemente introducir un soplo de
aire o de aliento en los pulmones muertos no hubiera bastado, tal como no bastaría el usar métodos
de respiración artificial en los pulmones de un cadáver viejo. Para que aquel cuerpo recién creado
tuviera vida y siguiera viviendo se necesitaba tanto la chispa encendedora o espíritu de vida como
la respiración.
Por consiguiente, cuando en Génesis 2:7 se relata que Jehová sopló en el cuerpo “el aliento de
vida,” esta expresión debe denotar, en dicho caso, más que simplemente aliento o aire que entrara
en unos pulmones. Se trataba del “aliento de vida.” Sí, Dios ha debido dotar a Adán del “espíritu” o
chispa encendedora de la vida a la misma vez que le sopló en las narices el aliento necesario para
mantenerlo vivo.

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Pero, ¿qué sucede cuando muere una persona? Deja de respirar. Pronto cesa de funcionar la
chispa de la vida, o fuerza de vida, en las células. Cuando la persona llega a este punto, los
métodos de respiración artificial son ineficaces. Eclesiastés 12:7 dice: “Entonces el polvo vuelve a la
tierra justamente como sucedía que era y el espíritu mismo vuelve al Dios verdadero que lo dio.”
No se trata de una invisible alma inmortal ni de ninguna otra cosa que literalmente salga del
cuerpo, vaya vagando por el cielo y sea recibido por Dios. Eso simplemente significa que el que la
persona muerta vuelva a vivir en algún tiempo en el futuro depende de Dios Jehová es quien puede
recordarla y resucitarla... por medio de hacerle un cuerpo y colocar en éste el espíritu de vida.
//Volver al Índice

743
W2009 15/10 PÁG.12

¿Qué lección encierran las palabras de Proverbios 24:27?


Dirigiéndose a un joven, el libro de Proverbios aconseja: “Prepara tu trabajo fuera, y alístatelo en
el campo. Después también tienes que edificar tu casa”. ¿Qué quiere decir este versículo bíblico?
Que el hombre debe reconocer las responsabilidades que implica formar una familia y que antes de
casarse debe prepararse para atenderlas.
La explicación que en ocasiones se ha dado de este versículo es que el cabeza del hogar
no solo debe ganarse el sustento, sino que también debe preocuparse por “edificar [su] casa”, es
decir, fortalecer a su familia y brindarle, entre otras cosas, la debida instrucción espiritual. Aunque
eso es lo que la Biblia manda al cabeza de familia, al parecer la idea clave del versículo que
estamos examinando es distinta. ¿Por qué decimos esto? Veamos dos razones.
En primer lugar, la expresión hebrea que se traduce “edificar tu casa” puede entenderse tanto
en su sentido literal de construir un edificio como en su sentido metafórico de fundar o establecer
una familia, es decir, casarse y tener hijos. En realidad, el proverbio no está hablando de fortalecer
la familia que uno ya tiene, sino de formar una nueva.
Y en segundo lugar, el versículo está recalcando que las cosas deben hacerse siguiendo cierto
orden. Es como si dijera: “Primero haz esto y luego esto otro”. Y está claro que el proverbio no podría
estar diciendo que ganarse el sustento es lo más importante y que después vienen los asuntos
espirituales.
En tiempos bíblicos, si un hombre quería “edificar [su] casa”, es decir, formar una familia, debía
preguntarse si estaba listo para cuidar y mantener a su mujer y a los hijos que tuvieran. Antes de
casarse, tenía que trabajar sus campos. Por eso, cierta traducción de la Biblia vierte este texto de la
siguiente manera: “Antes de construir tu casa, asegúrate de tener preparados tus cultivos y
ordenadas tus labores” (La Palabra de Dios para Todos). ¿Sigue vigente este principio?
Por supuesto que sí. El hombre que quiera casarse debe estar listo para asumir sus
responsabilidades. Mientras su salud se lo permita, tendrá que trabajar. Y deberá cuidar de su familia
en todos los sentidos, pues la Palabra de Dios dice que el esposo tiene la obligación de atender las
necesidades físicas, emocionales y espirituales de los suyos, y que si no lo hace, es peor que una
persona sin fe (1 Tim. 5:8). Por lo tanto, el joven que quiera formar un hogar hace bien en
preguntarse: “¿Realmente puedo mantener una familia? ¿Estoy listo para cumplir con lo que se
espera del cabeza espiritual de la casa? ¿Seré capaz de dirigir con regularidad el estudio bíblico de
familia?”. La Biblia deja claro que estas responsabilidades son de vital importancia (Deu. 6:6-8; Efe.
6:4).
En vista de lo anterior, todo hombre que desee casarse debe reflexionar seriamente en el
principio que hallamos en Proverbios 24:27. Pero también la mujer tiene que preguntarse si podrá
cumplir con los deberes de esposa y madre. Asimismo, si una pareja planea tener hijos, debe
analizar si en verdad está preparada (Luc. 14:28). Seguir la guía de Dios en estos asuntos evita
muchos problemas y permite disfrutar de una vida familiar feliz. //Volver al Índice

744
W1973 1/7 PÁGS.415-416

¿Qué quiere decir 1 Corintios 7:1 cuando dice: “Es bueno que
el hombre no toque mujer”?—EE. UU.
Estas palabras del apóstol Pablo introducen una consideración que recomienda la soltería como
mejor don que el matrimonio para los que tienen gobierno de sí mismos y están resueltos a
dedicarse plenamente a adelantar la adoración verdadera. (1 Cor. 7:6-9) Cuando la palabra
“tocar” se usa de modo similar en las Escrituras Hebreas, se refiere al contacto sexual. Por ejemplo,
tocante a Sara, la esposa de Abrahán, Jehová le dijo a Abimelec: “También estaba deteniéndote
de pecar contra mí. Es por eso que no te permití tocarla. Pero ahora, devuelve la esposa del
hombre.” (Gén. 20:6, 7) También, Proverbios 6:29 hace idénticos el contacto sexual y el “tocar”: “Así
mismo con cualquiera que tenga relaciones con la esposa de su semejante, nadie que la toque
quedará exento de castigo.”
De acuerdo con el uso bíblico de la expresión “tocar,” la declaración de Pablo acerca de no
‘tocar mujer’ atañe a evitar todo contacto sensual o sexual. El matrimonio es la única manera
honorable en la cual una persona puede tener esa clase de contacto. Siendo éste el caso, Pablo, al
escribir que “es bueno que el hombre no toque mujer,” estaba diciendo que es provechoso que el
cristiano permanezca sin casarse, y la Versión Popular, An American Translation y el New Testament
de Weymouth vierten el pasaje así. El apóstol entonces siguió y detalló este punto.
Es notable que la exhortación de ‘no tocar mujer’ también sigue a una fuerte advertencia contra
la fornicación. (1 Cor. 6:15-20) En una ocasión Jesucristo dijo: “Yo les digo que todo el que sigue
mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su
corazón.” (Mat. 5:28) Así se puede ver que es incorrecto que el hombre aun mire a una mujer con
deseo apasionado. Si tuviese la oportunidad, llevaría a cabo en acciones el deseo adúltero de su
corazón. (Compare con 2 Samuel 11:2-4.) Por extensión, entonces, el ‘tocar mujer’ podría incluir
cualquier contacto corporal que brota de la pasión o la excita, ya que esto está más allá del punto
de mirar.
Por consiguiente, el hombre que trata de mantener la soltería de manera honorable debe evitar
toda acción que pudiera hacer surgir pasión o resultar en fornicación. Si halla que esto es
demasiado difícil, es mejor que se case. Escribió el apóstol Pablo: “A causa de la ocurrencia común
de la fornicación, que cada hombre tenga su propia esposa y que cada mujer tenga su propio
esposo.”—1 Cor. 7:2. //Volver al Índice

745
W1970 15/6 PÁGS.382-383

Vi un periódico que llevaba una fotografía que mostraba


pastores y rebaños en un campo fuera de Belén al tiempo de
la Navidad. Yo creía que hacía demasiado frío allí para que
los pastores estuvieran en los campos con sus ovejas
alrededor del 25 de diciembre, la fecha tradicional del
nacimiento de Cristo. ¿Es cierto esto?—J. B., EE. UU.
Varios periódicos estadounidenses publicaron esta fotografía. Los comentarios que se publicaron
al pie de la fotografía del Chronicle-Tribune de Marion, Indiana, el 26 de diciembre de 1968 fueron
típicos de los otros, y decían: “Soldados israelíes exploran buscando posibles minas de terroristas en
un campo fuera de Belén en la víspera de la Navidad mientras pastores vigilan sus rebaños en el
fondo. (Telefoto de la PA por radio desde Tel Aviv)”
Aunque el título dice que la fotografía representa “la víspera de la Navidad,” es obvio que la
fotografía se tomó cuando el Sol estaba alto en el cielo ese día, pues las figuras lejanas están bien
iluminadas y visibles, y las sombras son muy cortas.
¿Qué dice la Biblia acerca de los pastores cerca de Belén al tiempo del nacimiento de Jesús? En
Lucas 2:8 leemos: “También había pastores en ese mismo país que vivían a campo raso y
guardaban las vigilias de la noche sobre sus rebaños.” Note, los pastores realmente estaban
viviendo a campo raso, no simplemente dando una vuelta durante el día. Además, tenían sus
rebaños en el campo de noche. ¿Encajaría eso con la fecha tradicional de diciembre, o a
principios de enero como creen las iglesias ortodoxas y cóptica? ¡No! La estación fría y lluviosa
cerca del fin de diciembre no encajaría con el comentario de la Biblia acerca del tiempo del
nacimiento de Jesús.
Durante enero de 1969 el superintendente de la congregación de testigos de Jehová de la zona
de Belén visitó y entrevistó a los pastores que apacientan sus rebaños en el tradicional “Campo de
los Pastores.” A continuación citamos del informe de esa entrevista:
“Cerca del campo hay una cueva grande que se usa como refugio invernal para las ovejas, las
cabras y los pastores. Hasta fines de noviembre los rebaños de ovejas duermen en los campos.
Durante estos meses las familias de los pastores se unen a ellos, instalando sus tiendas de pelo de
cabra negra cerca de allí. Durante octubre y noviembre las cabras pacen con las ovejas durante el
día, pero necesitan protección en la noche y por eso las reúnen en la cueva.
“Al descender más la temperatura a fines de noviembre, las ovejas también son metidas al
ponerse el Sol. Los pastores mismos entran con las ovejas y las cabras para atenderlas día y noche. El
alimento se hace escaso en los campos, por lo cual los rebaños se alimentan de heno y paja
almacenados. Durante días severos todos se quedan bajo abrigo durante las 24 horas del día, pero
en los días de Sol las ovejas son llevadas a campos cercanos a pacer cualesquier renuevos verdes
que comiencen a brotar al comenzar las lluvias de invierno.
“De modo que hay ovejas y pastores que permanecen en la zona de Belén todo el año, y hay
días invernales cuando se les ve en el campo durante las horas del día, si lo permite el tiempo. Pero
las condiciones no permiten en absoluto actividad a campo raso durante la noche.”
En consecuencia, la fotografía de que se trata de ninguna manera trastorna la conclusión de
que las condiciones del tiempo en torno de Belén como a fines de diciembre o a principios de

746
enero no casan con la descripción de Lucas 2:8. Es más razonable, y armoniza con otras evidencias,
la posición de que Jesús nació alrededor del 1 de octubre. //Volver al Índice

747
W1981 1/4 PÁG.31

En cumplimiento de la primera profecía bíblica, registrada en


Génesis 3:15, ¿cuándo es magullada por la “descendencia”
de la mujer de Dios la cabeza de la “serpiente”?
La traducción de Génesis 3:15 en la Versión Popular dice: “Haré que tú y la mujer sean enemigas,
lo mismo que tu descendencia y su descendencia. Su descendencia te aplastará la cabeza, y tú le
morderás el talón.” La Versión Valera dice: “Esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el
calcañar.” La herida que recibió en el talón la “descendencia” de la mujer de Dios resultó en la
muerte del Señor Jesucristo. Como represalia, el glorificado Jesucristo aplastará a la serpiente
simbólica, Satanás el Diablo.
Después de tratar del “nacimiento” del reino de Dios al fin de los Tiempos de los Gentiles en 1914,
el capítulo 12 de Revelación dice que Miguel y sus ángeles guerrean con el dragón simbólico y sus
ángeles demoníacos con el resultado de que a éstos se les echa del cielo, y añade: “De modo que
hacia abajo fue arrojado el gran dragón, la serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás,
que está extraviando a toda la tierra habitada; fue arrojado abajo a la tierra, y sus ángeles fueron
arrojados con él.”—Rev. 12:5, 7-9.
Inmediatamente después de la descripción que se da en Revelación 19:11-21 de la guerra en
Armagedón, en la cual Jesús dirige a las fuerzas celestiales a la victoria sobre todos sus opositores
terrestres, Juan ve en visión que se encierra en el abismo a Satanás: “Y vi a un ángel [sin duda el
arcángel Miguel] que descendía del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en su mano. Y
prendió al dragón, la serpiente original, que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años. Y lo arrojó al
abismo y lo cerró y lo selló sobre él, para que no extraviase más a las naciones hasta que terminasen
los mil años.”—Rev. 20:1-3.
Jesucristo, como la “descendencia” de la mujer de Dios, ciertamente podría aplastar a “la
serpiente original” a grado completo, hasta destruirla del todo, en ese tiempo, más bien que
simplemente encerrarla en el abismo. Pero Jehová, en su sabiduría, se ha propuesto que la
humanidad perfeccionada sea sujeta a tentaciones del mismo desafiador de su soberanía universal,
después del reinado de 1.000 años de Cristo. Esto removerá cualquier duda posible acerca de la
integridad de los que se niegan a ser engañados por el Diablo.
Los opositores terrestres, dirigidos por Satanás, hacen un intento final por apoderarse de la Tierra.
Juan describe el resultado de esto como si ya se hubiera realizado, al decir: “Fuego descendió del
cielo y los devoró.” Con relación al magullamiento de la cabeza de “la serpiente original,” el relato
dice: “Y el Diablo que los estaba extraviando fue arrojado al lago de fuego y azufre.” (Rev. 20:9, 10)
Esto representa la destrucción completa de él. Por lo tanto, con relación al magullamiento de la
cabeza del opositor principal de Dios, no solo queda el universo completamente limpio de
opositores, sino que también hay una santificación completa de Su santísimo nombre. Esto cumple
de manera cabal la promesa que se hace en Romanos 16:20 a los coherederos de Cristo, de que
“el Dios que da paz quebrantará a Satanás bajo los pies de ustedes en breve.”—Heb. 2:14, 15.
//Volver al Índice

748
W1985 15/10 PÁGS.30-31

¿Son parte de la organización celestial semejante a esposa,


“la Jerusalén de arriba”, los del resto de los ungidos del Señor
que están en la Tierra?
Se puede decir que los ungidos que están en la Tierra son la parte visible de la organización de
Dios, su familia universal de criaturas inteligentes.
Como personas que han ‘nacido otra vez’, llegan a ser hijos espirituales de Jehová. (Juan 3:3, 5;
Romanos 8:15-17.) Jehová es el Padre de ellos. Pero tienen también una “madre”, pues el apóstol
Pablo escribió que “la Jerusalén de arriba [...] es nuestra madre”. Esta tiene que ser una referencia a
la organización celestial de espíritus leales a quienes Jehová considera como su “esposa” figurativa.
(Gálatas 4:26.) Cuando los cristianos ungidos reciben su recompensa celestial, en realidad toman su
lugar en esa organización celestial. (Revelación 4:4; 14:1-5.)
Los del resto ungido que están en la Tierra no forman aún, literalmente, parte de la “Jerusalén de
arriba”. Pero debido a su posición única como hijos espirituales con la perspectiva de vida celestial,
y debido a que representan a la “esposa” celestial de Dios, Jehová a veces los incluye de manera
reflexiva en las instrucciones, profecías, promesas y palabras de consuelo que dirige a su
organización semejante a esposa en el cielo.
Podemos ilustrar esto con ciertas palabras que tienen que ver con el Israel de la antigüedad. Por
medio de Isaías, Jehová describió a una mujer que estaba en cadenas, en el polvo, que tenía que
despertar y despedir luz. (Isaías 51:9, 14; 52:1, 2; 60:1.) Esas condiciones no han existido entre los
leales hijos espirituales de Jehová que componen su “mujer” celestial. No obstante, sí existieron en la
nación de Israel. Cuando a los israelitas se les liberó del cautiverio en Babilonia en 537 a. de la E.C.,
despertaron, se levantaron del polvo y empezaron a reflejar la luz de Jehová. La Jerusalén
reconstruida (que representaba a la nación) era como una esposa que había sido abandonada
pero que ahora había sido reclamada y estaba produciendo hijos, los judíos en la nación
revivificada. (Isaías 54:1-8; 60:1-22; 66:7-14.) Así que las palabras de Isaías con relación a la situación
de la “mujer” (cuyo “dueño marital” era Jehová) incluían a la nación terrestre que la representaba.
Ahora dirijamos nuestra atención a la nación espiritual que Dios aceptaría una vez que Él (y su
“mujer” celestial) dejaran de usar al Israel carnal. (Gálatas 6:16.) Después de haber sido “estéril” por
muchos siglos, la “Jerusalén de arriba” empezó a producir hijos espirituales. Jesús fue el primero que
ella produjo, en 29 E.C., a quien le siguieron otros 144.000 hijos, comenzando con los apóstoles y
continuando hasta nuestro tiempo. (Gálatas 4:21-31.) Por un breve período en la primera parte de
este siglo, el resto de israelitas espirituales cedió a las presiones y llegó a estar, por decirlo así, en
cautiverio. Entonces, en 1919 se les liberó del cautiverio babilónico como una nación recién nacida
en una tierra espiritual. Por consiguiente, podemos ver que las palabras proféticas de Isaías con
relación a la antigua Jerusalén tienen un paralelo en el Israel espiritual en la Tierra.
Considere también Revelación 12:1-17. Al final de los tiempos de los gentiles, en 1914 E.C., la
“mujer” celestial de Dios produjo el gobierno del Reino como un ‘hijo varón’. Satanás, que estaba en
una condición degradada, “se airó contra la mujer”. Pero no dirigió su ataque directamente contra
la organización de Dios semejante a esposa en el cielo, al cual él ya no tenía acceso. Más bien,
Satanás hizo guerra “contra los que quedan de su descendencia”, quienes la representan aquí en la
Tierra.
Por lo tanto, como sucedió en el pasado con el Israel terrestre, así también sucede con el Israel
espiritual. La situación de la “Jerusalén de arriba” se refleja entre sus hijos en la Tierra. En sentido
práctico, los mandamientos, la corrección, el consuelo y las promesas que se dirigen a la mujer

749
celestial de Jehová afectan principalmente a aquellos en la Tierra que la representan y que tienen
la perspectiva de ser parte de la organización celestial de Dios. //Volver al Índice

¿Llegan a ser parte de la organización universal de Jehová


los de la “grande muchedumbre”?
Ahora, antes de la “grande tribulación”, todos los testigos de Jehová sirven felizmente a Dios en
unidad. (Mateo 24:21.) No hay división por el hecho de que una cantidad pequeña de ellos son
ungidos con espíritu y esperan ir al cielo, mientras que la mayoría tiene la esperanza de vivir
eternamente en un paraíso terrestre. Como Jesús indicó, tanto las “ovejas” como las “otras ovejas”
llegan a estar unidas en “un solo rebaño”. (Juan 10:11, 16.) Por consiguiente, la actual organización
de siervos de Jehová se compone de los miembros de ambos grupos, de ambas esperanzas.
Jehová previó que su mujer disfrutaría de tal prosperidad. Indicó que personas de todas las
naciones, que no eran israelitas espirituales, se reunirían en grandes cantidades. (Isaías 60:1-22; 61:5-
9.) El libro de Revelación describe a “una grande muchedumbre, que ningún hombre podía contar,
de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero”.
Estas personas son las que tienen la esperanza de vivir en la Tierra, no los de la nación espiritual de
ungidos, que representan en particular a la organización universal de Jehová hoy día. No obstante,
los de la “grande muchedumbre” están de pie delante del trono de Dios y del Cordero, vestidos de
largas ropas que han emblanquecido al lavarlas en la sangre del Cordero. ¡Qué excelente posición
tienen aun ahora! (Revelación 7:9-17.)
También se somete a prueba la integridad de los que componen la “grande muchedumbre”. El
que se mantengan fieles ahora y durante el Reinado Milenario y pasen la prueba final resultará en
que Jehová los declare justos como humanos perfectos, junto con los resucitados que lleguen a ser
parte de las “otras ovejas” de Jesús. Al haber sido, pues, ‘libertados de la esclavitud a la corrupción’,
disfrutarán de “la gloriosa libertad de los hijos de Dios”. (Romanos 8:21.) Entonces serán, como lo
fueron originalmente Adán y Eva, la parte visible de la organización universal de Jehová. Serán la
prole perfecta e inteligente de Jehová y su organización celestial semejante a esposa. //Volver al Índice

750
W1980 15/8 PÁGS.30-31

En Colosenses 3:23 se aconseja a los cristianos que sirvan a


sus amos “de toda alma como para Jehová, y no para los
hombres.” ¿Quiere decir eso que el trabajo seglar que
hacemos como para Jehová es parte de nuestro servicio
sagrado?
La palabra griega latreia, que se traduce “servicio sagrado” en la Traducción del Nuevo Mundo
se refiere a la adoración o servicio dedicado que se da a Dios. (Rom. 12:1) Jesús mismo mostró que
en ello está envuelto el dar uno su principal y primera fidelidad a Jehová. (Mat. 4:8-10; Luc. 4:5-8) Es
servicio dirigido al adelanto de los intereses del reino de Jehová.
En la antigüedad, la nación de Israel, dedicada a Dios, rendía a Dios “servicio sagrado” en
obediencia a los requisitos del pacto de la Ley, a fin de llegar a ser para Jehová “un reino de
sacerdotes y una nación santa.” (Éxo. 19:5, 6) Este servicio suministró tipos y sombras de realidades
que se presentarían más tarde bajo el arreglo del Nuevo Pacto, en relación con el reino de Dios
mediante Cristo Jesús. (Heb. 8:5; 9:9, 14) Por eso se dice a los cristianos ungidos: “Siendo que hemos
de recibir un reino que no puede ser sacudido, continuemos teniendo bondad inmerecida, por la
cual podamos rendir a Dios de manera acepta servicio sagrado, con temor piadoso y reverencia.”
(Heb. 12:28) Los compañeros de los cristianos ungidos, los de la “grande muchedumbre” que
esperan con anhelo vivir para siempre en la Tierra, también tienen que desplegar temor piadoso a
medida que en el atrio terrestre del templo de Jehová efectúan el “servicio sagrado” asignado a
ellos.—Rev. 7:9, 15.
¿Significa este “servicio sagrado” simplemente ‘llevar una vida buena,’ por medio de dar un
ejemplo excelente en cuanto a criar a la familia y proveer para ella, mantener la casa limpia,
aplicarse en la escuela, y así por el estilo? Difícilmente, porque los israelitas hacían esas cosas
además de rendir el servicio sagrado que Jehová mandó que ejecutaran. (Éxo. 7:16; 12:25, 26
[latreia, en la griega Versión de los Setenta] Y aunque la ley sabática exigía que ‘rindieran servicio, e
hicieran todo su trabajo durante seis días,’ ciertos servicios sagrados se llevaban a cabo aun durante
el séptimo día, como en las fiestas y cuando se instruía en las sinagogas.—Éxo. 13:5, 6; 20:9; Hech.
13:14, 15; 18:4.
Hoy hay personas que llevan vidas limpias, morales, pero que no se interesan de modo alguno en
Dios ni en sus propósitos. Ciertamente la vida de estas personas no puede describirse como “servicio
sagrado.” Obviamente éste tiene que ver específicamente con el servicio a Dios, que se hace por
aprecio a las cosas sagradas... algo fuera de lo ordinario que exige el sacrificio de tiempo y energía.
Esto difiere del trabajo seglar o del vivir cotidiano, aunque en el caso de los cristianos esto también
debe hacerse “para la gloria de Dios.”—1 Cor. 10:31; Rom. 1:9.
De manera sobresaliente en este tiempo que antecede a la “grande tribulación,” nuestro
“servicio sagrado” exige obediencia a los mandatos de Jesús de predicar y enseñar “estas buenas
nuevas del reino,” dando advertencia a la gente y haciendo discípulos. (Mat. 24:14, 21; 28:19, 20)
También abarca el que nos reunamos como parte de nuestra adoración, el que estudiemos en
familia la Biblia y consideremos el texto para cada día. Se extiende al servicio especial en los
campos de servicio de los precursores y misioneros, y en los hogares Betel que se mantienen en
función para suministrar alimento espiritual y proveer buena organización para la obra mundial de
los testigos de Jehová. Incluye los servicios que efectúan los superintendentes viajantes y de
congregación y los siervos ministeriales, a medida que atienden los intereses espirituales de sus
hermanos. (Deu. 31:12, 13; 6:4-9; Efe. 6:4; Hech. 1:8; 20:28; 1 Ped. 5:2, 3; 1 Tim. 3:1, 12, 13) Todo el

751
pueblo organizado de Dios rinde este “servicio sagrado” desde corazones dedicados, y con la
ayuda del espíritu de Jehová y de sus santos ángeles. (Fili. 3:3; Hech. 27:23) Si nosotros, por dicho
servicio, ‘seguimos buscando primero el reino y la justicia de Dios,’ Jehová se encargará de que se
nos ‘añadan’ las cosas que necesitamos para la vida diaria.—Mat. 6:33; Luc. 12:31.
Nuestro “servicio sagrado” tiene que amoldarse a la clase de servicio que Jesús rindió en la Tierra.
(1 Ped. 2:21-23) Este es servicio que se efectúa por amor a Dios y amor al prójimo, la clase de amor
abnegado del cual Jesús nos dio el ejemplo. (Mar. 12:30, 31; Juan 13:34; 15:13) Este servicio da
énfasis a nuestra predicación pública, porque se nos dice: “Por medio de [Jesús] ofrezcamos
siempre a Dios sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que hacen declaración pública de
su nombre.” Al mismo tiempo, no debemos olvidar “el hacer bien y el compartir cosas con otros”...
no, no como simplemente obras caritativas, sino desde el corazón a favor de nuestros compañeros
de adoración. Así, cuando nuestros hermanos se ven en necesidad, sufren calamidad o están
afligidos, prestaremos ayuda amorosa para que todos se sientan animados a tener firmemente
asida la declaración pública de su esperanza sin titubear. “Con dichos sacrificios Dios se agrada
mucho.”—Heb. 10:23-25; 13:15, 16; Rom. 10:10-15; Sant. 1:27.
¿Tiene que reajustar usted su modo de ver el “servicio sagrado”? En tal caso, lo apropiado es
hacerlo según el espíritu que se expresa en Segunda a los Corintios 13:11: “Finalmente, hermanos,
continúen regocijándose, siendo reajustados, siendo consolados, pensando de acuerdo, viviendo
pacíficamente; y el Dios de amor y de paz estará con ustedes.” //Volver al Índice

752
W1977 15/1 PÁGS.63-64

La Atalaya (del 1 y 15 de agosto de 1976, sobre Oseas) dice


que Jehová Dios, el Esposo celestial, está casado con el
Israel espiritual. ¿Cómo puede ser esto así cuando se toma
en cuenta lo que el apóstol Pablo dice acerca de que la
congregación cristiana está prometida en matrimonio a un
solo esposo, Jesucristo? (2 Cor. 11:2) ¿No es esto
contradictorio y desorientador?
Se debe tener cuidado, cuando se consideran metáforas bíblicas, para no confundirlas, sino
considerar cada una en su propio marco de circunstancias. Por ejemplo, Jehová Dios llama esposa
suya a su organización universal celestial. Hallamos esto tan temprano como en Génesis 3:15 y varias
veces en la profecía de Isaías. Sin embargo, el principal en su organización es su Hijo unigénito.
Desde un punto de vista, Jesucristo es el miembro principal de la “mujer” de Dios, y desde otro punto
de vista es el primogénito de todos los hijos de Dios. ¿Se casó Dios con su Hijo unigénito? No;
tenemos que tener cuidado para no confundir las metáforas. Desde un punto de vista él es el Hijo
de Dios; desde otro, parte de la “mujer” de Dios.
Así también las Escrituras aluden a los seguidores de Cristo por medio de varias metáforas. Se les
llama sus hermanos. (Mat. 25:40; Heb. 2:17) También se dice que son el cuerpo de Cristo. (1 Cor.
12:27) Y se habla además de ellos, según sus expectativas, como de “la esposa del Cordero.” (Rev.
21:9) Pero decir que Jesús se casa con sus hermanos, o con su propio cuerpo, sería confundir las
metáforas. Desde un punto de vista sus seguidores son semejantes a una cosa, y desde otro punto
de vista, semejantes a otra.
No hay duda de que Jehová Dios se describe como el “esposo” de la nación carnal de Israel.
(Ose. 1:2; 2:16) Puesto que el Israel carnal fue tipo del Israel espiritual, tiene que desprenderse de eso
que también se pudiera decir que Jehová es el esposo del Israel espiritual. Tal como llegó a ser
esposo del Israel carnal por medio del pacto de la Ley, así por medio del nuevo pacto llegó a ser
esposo del Israel espiritual. (Jer. 31:31-33; Heb. 8:6-12) Esto es solo con relación a ver a los cristianos
ungidos como una nación de israelitas espirituales.
Sin embargo, desde otro punto de vista, como la congregación cristiana, a ellos se les ve como
la novia en perspectiva de Cristo. Esto se debe a que estarán en unión con él, como están unidos el
esposo y la esposa, y compartirán la gloria celestial con Cristo como una novia comparte los
honores y posición de realeza de su rey-esposo. De modo que, desde el punto de vista de que los
144.000 son la nación espiritual de Israel, se puede decir que Jehová es su esposo. Desde el punto
de vista de que son la congregación cristiana, llevan el nombre de Cristo y son su novia en
perspectiva, tal como una esposa lleva el nombre de su esposo.
A este respecto se podría hacer notar que las Escrituras Griegas Cristianas evitan toda confusión
al nunca aludir a los seguidores ungidos de Cristo diciendo que tienen a Jehová como esposo, sino
solo diciendo que están prometidos en matrimonio a Jesucristo. Él es el novio de la “Nueva
Jerusalén,” Jehová es el esposo de la “Jerusalén de arriba.”—Gál. 4:26; Rev. 21:2.
(Para información adicional, sírvase ver el artículo “Identificando a las Jerusalenes de la Biblia” en
la página 57 de esta revista.) //Volver al Índice

753
W1985 15/5 PÁG.31

Puesto que fue el reino de las dos tribus de Judá el que fue
llevado cautivo a Babilonia en 607 a. de la E.C., ¿cómo
sucedió que miembros de las 12 tribus de Israel regresaran
de Babilonia 70 años después?
Parece que hay dos razones principales para ello. En primer lugar, es patente que cuando se
dividió el Reino de Israel y entonces se retiraron las 10 tribus, representantes de las 12 tribus siguieron
viviendo en el territorio de Judá. Además, es probable que antes de 740 a. de la E.C. algunos de
entre las diez tribus huyeran al territorio de Judá para escapar de la idolatría de Israel.
La división del reino unido de Israel tuvo lugar cuando Jehová se disgustó con Salomón “porque
su corazón se había inclinado en dirección de alejarse de Jehová”. Dios le informó: “Sin falta
arrancaré el reino de sobre ti, y ciertamente se lo daré a tu siervo. [...] De la mano de tu hijo lo
arrancaré. [...] Una tribu la daré a tu hijo” (1 Reyes 11:9-13). Al hijo de Salomón, Roboam, quien era
de la tribu de Judá, se le dio la tribu de Benjamín, y así se formó el reino meridional de dos tribus.
Aunque Roboam gobernó sobre dos tribus solamente, él siguió reinando sobre algunos de “los
hijos de Israel [o sea, miembros del reino norteño de diez tribus] que moraban en las ciudades de
Judá”. (1 Reyes 12:17; véase también 2 Crónicas 10:17.) Además, cuando Jeroboán, rey del reino
norteño, estableció la adoración del becerro y dio cargos oficiales a sus propios sacerdotes, los
sacerdotes de Jehová y los levitas que vivían en el territorio de aquel reino se pusieron de parte de
Roboam. Leemos: “Los levitas dejaron sus dehesas y su posesión y entonces vinieron a Judá y a
Jerusalén, porque Jeroboán y sus hijos los habían despedido de servir de sacerdotes a Jehová”. En
aquel tiempo, representantes de “todas las tribus de Israel” se unieron a los sacerdotes y levitas y
fueron a Jerusalén (2 Crónicas 11:13-17). Se informa que durante el reinado del rey Asa hubo otros
desertores de entre los miembros de varias de las diez tribus. (2 Crónicas 15:9, 10.)
En 740 a. de la E.C., cuando los asirios derrocaron a Samaria, ciudad capital del reino norteño,
pusieron en vigor su política de trasplantar las poblaciones de las zonas conquistadas para disminuir
la posibilidad de sublevaciones (1 Crónicas 5:6, 26). Por lo tanto, el reino norteño de Israel dejó de
existir. Pero esto no afectó a aquellos miembros de las diez tribus que para entonces estaban
viviendo en el reino meridional de Judá. Estas personas figuraban entre las que fueron llevadas
cautivas a Babilonia cuando Judá cayó en 607 a. de la E.C. Y algunos de sus descendientes habrían
regresado al tiempo de la restauración en 537 a. de la E.C. Quizás hasta hayan regresado en aquel
tiempo algunos descendientes de aquellos a quienes los asirios habían exiliado en 740 a. de la E.C.
Es interesante notar que Ezequiel, en el libro que lleva su nombre, mencionó “la casa de Israel”
muchísimas veces más de las que se refirió a la “casa de Judá”, aunque había sido enviado como
profeta a Judá, mientras estuvo en cautiverio en Babilonia. Además, su profecía indicaba que las
dos ‘casas’ serían reunidas como una. (Ezequiel 37:19-28; véase también Jeremías 3:18; Oseas 1:11.)
Con buena razón, entonces, no se hace distinción entre las dos después del cautiverio babilonio.
Por consiguiente, el que las diez tribus fueran arrancadas en 740 a. de la E.C. no resultó en que
perdieran su identidad. Ellas estaban representadas en el regreso del cautiverio en 537 a. de la E.C.
Y, respecto a la inauguración del templo reconstruido de Jerusalén, el sacerdote Esdras declaró:
“Los hijos de Israel, los sacerdotes y los levitas y el resto de los anteriormente desterrados celebraron
la inauguración de esta casa de Dios con gozo. Y presentaron [...] como ofrenda por el pecado por
todo Israel doce machos cabríos, conforme al número de las tribus de Israel” (Esdras 6:16, 17).
Además, Isaías indicó que entre los del resto que regresaron había representantes de todas las tribus
de Israel, no solo de Judá y Benjamín, al escribir: “Pues aunque tu pueblo, oh Israel, resultara ser

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como los granos de arena del mar, un mero resto entre él volverá” (Isaías 10:22). Por consiguiente,
entre los que regresaron había representantes de todas las tribus de Israel. //Volver al Índice

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W1983 1/5 PÁG.31

¿Por qué se omite la frase “que está en el cielo” de Juan 3:13


en la Traducción del Nuevo Mundo y otras traducciones?
En traducciones más antiguas de la Biblia Juan 3:13 dice algo similar a esto: “Y ninguno subió al
cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo” (Scío de San Miguel,
cursivas añadidas). Pero se ha debatido el que Jesús verdaderamente haya dicho las palabras
escritas en cursiva.
Al considerar el contexto, se puede ver que Jesús estaba explicando que era difícil para el
gobernante judío Nicodemo entender los asuntos relacionados con lo celestial. Sin embargo, Jesús
mismo entendía estos asuntos, puesto que había bajado del cielo. ¿Es razonable pensar que Jesús
hubiera dicho entonces que ‘estaba en el cielo’?
Las personas que creen en que Jesús es parte de una deidad trina y una han sostenido que esta
expresión es apropiada y que sencillamente refleja las dos naturalezas de Jesús: la humana y la
divina. Esto daría a entender que mientras Jesús era hombre en la Tierra, todavía seguía siendo
parte de una divinidad celestial. Y las personas que apoyan tal punto de vista hasta pudieran hacer
referencia a ciertos manuscritos griegos de la antigüedad, o a traducciones primitivas que incluyen
esas palabras, como base para incluir la frase también en traducciones más recientes.
Sin embargo, muchos manuscritos griegos de la antigüedad no incluyen esta frase. Dichos
manuscritos incluyen el Sinaítico y el Vaticano Núm. 1209, ambos del cuarto siglo. Por eso, estas
palabras de carácter dudoso fueron rechazadas por los eruditos B. F. Westcott y F. J. A. Hort cuando
prepararon su texto maestro griego, en el cual se basa la Traducción del Nuevo Mundo de las
Escrituras Griegas Cristianas. De manera similar, la Sociedad Bíblica Unida no pone las palabras en
The Greek New Testament (tercera edición, 1975). Al comentar sobre este hecho, el Dr. Bruce M.
Metzger escribe: “La mayor parte del Comité, impresionado por la calidad del testimonio externo
que apoya la lectura más corta [que omite la frase], consideró que las palabras [“que está en el
cielo”] son una interpretación que refleja el desarrollo cristológico posterior”. Es decir,
probablemente un copista añadió las palabras en un período posterior, tal vez después de haberse
adoptado la doctrina de un dios trino y uno de religiones que no eran cristianas.
Por eso, con buena razón, muchas traducciones modernas de la Biblia omiten estas palabras o
las relegan a una nota al pie de la página. Algunos ejemplos son: Cantera-Iglesias, Straubinger,
Herder, La Nueva Biblia Española, Franquesa-Solé, La Nueva Biblia (Latinoamérica), Bartina-Roquer y
la de González Ruiz. //Volver al Índice

756
W1985 15/9 PÁG.31

¿En qué sentido estaba Jerusalén “en esclavitud con sus


hijos”, según escribió el apóstol Pablo en Gálatas 4:25?
En primer lugar, la Jerusalén de los días de Pablo y sus habitantes estaban en esclavitud a la Ley
mosaica.
En el capítulo 4 de Gálatas el apóstol Pablo mostró que los cristianos en el nuevo pacto habían
sido comprados por Cristo, y por eso eran libres. Ello contrastaba con la situación de los judíos bajo el
pacto de la Ley. Pablo ilustró este contraste mediante la esposa de Abrahán (Sara) y la concubina
de este, (Agar), al decir: “Estas mujeres significan dos pactos, el uno del monte Sinaí, que da a luz
hijos para esclavitud, y el cual es Agar. Ahora bien, esta Agar significa Sinaí, una montaña en Arabia
[donde, mediante Moisés, Jehová dio la Ley a Israel], y ella corresponde a la Jerusalén de hoy,
porque está en esclavitud con sus hijos. Pero la Jerusalén de arriba es libre, y ella es nuestra madre”.
(Gálatas 4:24-26.)
Cuando Pablo dijo que las “mujeres significan dos pactos”, sencillamente estaba hablando de
manera abreviada. Jehová no está casado, a modo de ilustración, con un pacto impersonal, sino
con un pueblo organizado que está en el pacto. Anteriormente Jehová había considerado a Israel,
bajo el pacto de la Ley, como su esposa. (Compárese con Isaías 54:1, 6.) No obstante, la mujer libre
(Sara) correspondió a la Jerusalén de arriba, la organización universal de Jehová, la cual es como
una esposa para él.
Pero ¿cómo podría decirse que los judíos estaban en esclavitud a la Ley, puesto que era
perfecta y Dios mismo la había provisto?
Es verdad que de por sí ‘la Ley era santa, y el mandamiento era santo y justo y bueno’ (Romanos
7:12). Pero, por mucho que lo intentaron, los imperfectos israelitas bajo la Ley no pudieron guardarla
a perfección (Romanos 7:14-16). El apóstol Pedro se refirió a ese hecho cuando hizo la siguiente
pregunta ante el cuerpo gobernante cristiano: “¿Por qué están ustedes poniendo a Dios a una
prueba, imponiendo sobre el cuello de los discípulos un yugo que ni nuestros antepasados ni
nosotros fuimos capaces de cargar?” (Hechos 15:10). De manera similar, en Gálatas 4:4, 5 Pablo dijo
que Cristo vino “para que librara por compra a aquellos bajo ley”. Quienquiera que insistiera en que
los cristianos estaban obligados a ‘observar días y meses y tiempos designados y años’, como
prescribía la ley, causaría que volvieran a caer en ‘esclavitud otra vez’. (Gálatas 4:9, 10.)
Por supuesto, como se señaló en la página 13 de La Atalaya del 15 de marzo de 1985, los judíos
del primer siglo eran esclavos en varias maneras. En sentido político estaban en esclavitud a los
romanos. Eran esclavos al pecado (Juan 8:34). Y se apegaban a puntos de vista religiosos que eran
erróneos. Pero la esclavitud principal a la cual Pablo se refirió en Gálatas 4:25 fue la esclavitud de los
judíos al pacto de la Ley mosaica, que se dio en Sinaí y que fue representado por Agar, la esclava
que era concubina de Abrahán. //Volver al Índice

757
W1981 1/1 PÁGS.30-31

¿Por qué dice La Atalaya del 1 de mayo de 1980 (páginas 26,


27) que el “nuevo pacto” está llegando al fin de su
operación, mientras que Hebreos 13:20 dice que este pacto
es “un pacto eterno”?
La Atalaya declaró: “Es evidente que el nuevo pacto está llegando al fin de su operación, cuyo
propósito ha sido producir 144.000 israelitas espirituales que reciban la aprobación de Dios para estar
asociados con Jesucristo en el reino celestial, el gobierno ideal para la humanidad. Cuando el
último de estos israelitas espirituales aprobados cese de ser uno de los ‘hombres’ debido a una
muerte terrena y a una resurrección para participar en el reino celestial, entonces el oficio de
mediador de Jesucristo también cesará.”
Note que La Atalaya no dijo que los beneficios de este nuevo pacto cesarían. Los que vivan en
la Tierra se beneficiaran eternamente de que el nuevo pacto haya cumplido su propósito de
producir 144.000 hijos espirituales de Dios que reinarán como coherederos con Cristo en los cielos. Se
puede hacer la siguiente ilustración: Un hombre tal vez contrate a otro para que éste le edifique una
casa. La casa se construye de acuerdo con los datos especificados, el pago se efectúa, y el
contrato queda cumplido, pero los beneficios del contrato continúan recibiéndose indefinidamente
en el futuro porque se puede disfrutar de la casa.
En Hebreos 13:20 el apóstol Pablo dice que Jehová resucita “al gran pastor de las ovejas con la
sangre de un pacto eterno [griego: diatheke aionios], a nuestro Señor Jesús.” El Emphatic Diaglott
traduce esto como “la sangre de un Pacto eónico” (interlineal: “que dura edades”). Los traductores
de la Versión de los Setenta usaron esta misma expresión griega al traducir las palabras hebreas
berith ohlam en Éxodo 31:16, con referencia a la ley sabática (parte del pacto de la Ley) que tuvo
fin, aunque muchas traducciones se refieren a ésta también como un “pacto eterno.” (Éxo. 31:17;
Versión de los Setenta; Col. 2:13-16) De manera semejante, el pacto con Aarón y sus hijos para un
“sacerdocio perdurable” [hebreo: ohlam; griego: aionía] (Versión Moderna) era solamente “hasta
tiempo indefinido” (Traducción del Nuevo Mundo).—Éxo. 40:15; Núm. 25:13; Heb. 7:11, 12.
La palabra hebrea ohlam y su equivalente griego aionios pueden significar para siempre en el
sentido de que algo nunca tiene fin o pueden significar que algo dura indefinidamente en el futuro.
El pacto de la Ley mosaica y el pacto para el sacerdocio levítico tuvieron fin después de tiempos de
existencia no especificados, por haber cumplido su propósito, pero con beneficios duraderos. De
igual manera, el nuevo pacto tendrá fin cuando todos los ungidos hayan sido resucitados a vida
celestial con inmortalidad.
De manera similar, Jehová declaró que su promesa a Abrahán con relación a la ‘descendencia
de la bendición’ sería “un pacto hasta tiempo indefinido” [hebreo: ohlam; Versión de los Setenta, en
griego: aionion]; “pacto eterno” (Versión Moderna). (Gén. 17:7; 22:18) Una vez que el pacto de la
Ley mosaica llegó a su fin cuando Jehová lo clavó al madero de tormento, el nuevo pacto lo
reemplazó como complemento del pacto abrahámico. Al durar “hasta tiempo indefinido,” el pacto
hecho con Abrahán se cumple cuando el último de los que componen la ‘descendencia
[secundaria] de Abrahán’ recibe el galardón en el cielo y esta “descendencia” —Cristo y sus
144.000 corregentes— complete su asignación de mil años de proveer beneficios dadores de vida y
un gobierno perfecto a la humanidad.—Gál. 3:16, 19, 29; Rev. 14:1; 20:6; 1 Cor. 15:24, 28. //Volver al
Índice

758
W2006 1/4 PÁG.31

¿Qué podemos aprender de la prohibición que aparece en


Éxodo 23:19, que dice: “No debes cocer el cabrito en la
leche de su madre”?
Esta directriz de la Ley mosaica —que aparece tres veces en la Biblia— nos ayuda a comprender
el sentido que Jehová tiene de lo que es recto, así como su compasión y su ternura. Al mismo
tiempo destaca el odio que siente hacia la adoración falsa (Éxodo 34:26; Deuteronomio 14:21).
Cocer un cabrito, o cualquier otro animal, en la leche de su madre sería contrario al orden
natural establecido por Jehová. El Creador dispuso que la leche materna sirviera para alimentar a la
cría y ayudarla a crecer. Por tanto, cocer al animalito en la leche de su propia madre constituiría, en
palabras de cierto erudito, una muestra de “desprecio a la relación que Dios ha implantado y
santificado entre progenitor y cría”.
También, hay quienes dicen que la costumbre formaba parte de un rito pagano para hacer
llover. Si tal fuese el caso, la disposición serviría para proteger a los israelitas de las tradiciones
religiosas inútiles y crueles que practicaban las naciones de su alrededor. La Ley mosaica les
prohibía claramente andar en los estatutos de dichas naciones (Levítico 20:23).
Por último, este mandato en particular deja ver la tierna compasión de Jehová. De hecho, la Ley
contenía varios preceptos similares que condenaban la crueldad hacia los animales y que impedían
atentar contra el orden natural. Por ejemplo, prohibía sacrificar un animalito que no hubiera estado
por lo menos siete días con la madre; degollar a un animal y su cría el mismo día, y llevarse de un
nido los huevos o los polluelos junto con la madre (Levítico 22:27, 28; Deuteronomio 22:6, 7).
Queda claro, pues, que la Ley no era solo un complicado sistema de mandatos y prohibiciones.
Entre otras cosas, sus principios nos inculcan una elevada sensibilidad moral que refleja a todas luces
las maravillosas virtudes de Jehová (Salmo 19:7-11). //Volver al Índice

759
W1981 1/1 PÁGS.30-31

¿Hay “cuatro jinetes del Apocalipsis”? ¿O hay cinco?


La frase: “los cuatro jinetes del Apocalipsis,” que el autor español Vicente Blasco Ibáñez
popularizó como título de una novela inspirada por la I Guerra Mundial, fue tomada de la
descripción que se halla en el capítulo seis de Revelación o el Apocalipsis.
En ese capítulo el apóstol Juan relata que en una visión vio ‘un caballo blanco y al que iba
sentado sobre él,’ y se entiende que este jinete representa a Jesucristo que sale cabalgando como
rey celestial. Entonces viene un jinete montado en un “caballo de color de fuego,” lo que
representa guerra como la que estalló en 1914 E.C. Lo que se ve en tercer lugar es un caballo negro
con un jinete, y esto representa enorme escasez de alimentos. El relato entonces añade: “Y vi, y,
¡miren! un caballo pálido; y el que iba sentado sobre él tenía el nombre Muerte. Y el Hades venía
siguiéndolo de cerca.”—Rev. 6:1-8. [Nota]
Pero, ¿cómo seguía el Hades a la Muerte? ¿Cabalgaba el Hades en su propio caballo, del que
no se da descripción, o estaba el Hades sentado detrás de la Muerte sobre el caballo pálido? ¿O
hasta sería que el Hades no venía a caballo, pero de todos modos seguía a la Muerte? En realidad,
ninguno de nosotros puede decir con seguridad cuál de estas posibilidades es la correcta, porque
Juan no proporcionó ese detalle. Por lo tanto, según el relato mismo, lo único que podemos decir
con certeza es que Juan vio cuatro jinetes... los cuatro jinetes en los caballos blanco, rojo, negro y
pálido. No hay por qué ser dogmáticos en cuanto a si el Hades venía cabalgando en un quinto
caballo o no.
Sin embargo, la descripción que Juan da nos permite percibir lo que él consideró más importante
que el modo preciso en que el Hades venía siguiendo a la Muerte. Es decir, que las personas a
quienes llega una muerte prematura —como cuando hay guerra, hambre y plagas— son recogidas
por el Hades, el sepulcro común de la humanidad.—Rev. 20:13.
Nota a pie de página. Para comentarios sobre este pasaje, versículo por versículo, vea “Entonces
queda terminado el misterio de Dios,” págs. 38-64. //Volver al Índice

760
W1975 1/8 PÁGS.478-480

Puesto que Romanos 11:26 dice que “todo Israel será salvo,”
¿significa esto que habrá de esperarse una conversión de
todos los judíos?—Inglaterra.
No, pues la evidencia de la Escritura señala al número completo de israelitas espirituales como
los que están abarcados por la expresión “todo Israel.” El hecho de que las distinciones carnales ya
no valen con Dios se desprende claramente de Gálatas 3:28, donde leemos: “No hay ni judío
ni griego, no hay ni esclavo ni libre, no hay ni macho ni hembra; porque todos ustedes son una
persona en unión con Cristo Jesús.” Y en Gálatas 6:16 a este cuerpo compuesto de creyentes, tanto
judíos como no judíos, se le llama el “Israel de Dios.”
En su carta a los romanos, el apóstol Pablo aclaró que los descendientes naturales de Abrahán
por medio de su nieto Jacob estaban señalados para ser ‘adoptados’ como hijos de Dios. Sin
embargo, debido a que rechazaron a Jesús como el Mesías, la mayoría perdió este favor
inmerecido. Por esta razón Jehová Dios extendió a los no judíos la oportunidad de llegar a formar
parte del Israel verdadero. Escribió el apóstol: “No todos los que provienen de Israel son realmente
‘Israel.’ Ni porque son descendencia de Abrahán son todos hijos, sino: ‘Lo que será llamado “tu
descendencia” será por Isaac.’ Es decir, los hijos en la carne no son realmente los hijos de Dios, sino
que los hijos de la promesa son contados como descendencia.” (Rom. 9:1-8) “No es judío el que lo
es por fuera, ni es la circuncisión la que está afuera en la carne. Mas es judío el que lo es por dentro,
y su circuncisión es la del corazón por espíritu, y no por un código escrito. La alabanza de ése viene,
no de los hombres, sino de Dios.”—Rom. 2:28, 29.
De modo similar, Jesucristo señaló a los líderes religiosos del judaísmo que lo habían rechazado:
“El reino de Dios les será quitado a ustedes y será dado a una nación que produzca sus frutos.” (Mat.
21:43) Esa nación resultó ser la nación del Israel espiritual, compuesta tanto de judíos como de
no judíos que aceptaron a Jesucristo como su Señor. Concerniente a esta nación, el apóstol Pedro
declaró: “Ustedes son ‘una raza escogida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo para
posesión especial, para que declaren en público las excelencias’ de aquel que los llamó de la
oscuridad a su luz maravillosa. Porque en un tiempo ustedes no eran pueblo, pero ahora son pueblo
de Dios; eran aquellos a quienes no se les había mostrado misericordia, pero ahora son aquellos a
quienes se les ha mostrado misericordia.”—1 Ped. 2:9, 10.
De acuerdo con el libro de Revelación, el número de miembros en esta nación espiritual está
limitado a 144.000. El apóstol Juan escribe: “Oí el número de los que fueron sellados, ciento cuarenta
y cuatro mil, sellados de toda tribu de los hijos de Israel.” (Rev. 7:4) Por varias razones esto
sencillamente no podría referirse al Israel según la carne. Sabiendo que la revelación le fue
presentada en “señales” y que Jehová Dios estaba tratando con la nueva nación del Israel
espiritual, Juan habría entendido que la referencia a toda “tribu de los hijos de Israel” era simbólica
El mismísimo hecho de que la lista de las tribus no corresponde plenamente con la del Israel natural,
como se da en Números, capítulo 1, confirmó esto. (Rev. 7:5-8) Además, le fue revelado a Juan que
los 144.000 “fueron comprados [no únicamente de entre el Israel natural, sino] de entre la
humanidad como primicias para Dios y para el Cordero.” (Rev. 14:1, 4) Revelación 5:9, 10 aclara
esto todavía más: “Con tu sangre compraste para Dios personas de toda tribu y lengua y pueblo y
nación, e hiciste que fuesen un reino y sacerdotes para nuestro Dios, y gobernarán como reyes
sobre la tierra.”
En consecuencia, cuando la mayoría de los israelitas naturales no se aprovecharon de la
oportunidad de llegar a ser miembros del Israel espiritual durante el tiempo que les fue asignado
exclusivamente (con el pacto de Dios con Abrahán como base), Jehová Dios presentó la

761
oportunidad que permitía que los no judíos llegaran a ser miembros de esa nación. (Compare con
Daniel 9:27; Lucas 1:68-79; Hechos 3:19-26.) El introducir a los gentiles en la nación espiritual fue la
manera mediante la cual Dios se propuso salvar a todo “Israel,” como dijo el apóstol Pablo:
“No quiero, hermanos, que ignoren este secreto sagrado, para que no sean discretos a sus propios
ojos: que un embotamiento de las sensibilidades le ha sucedido en parte a Israel [los judíos literales]
hasta que el número completo de las gentes de las naciones haya entrado, y de esta manera [“así,”
Kingdom Interlinear] todo Israel será salvo.”—Rom. 11:25, 26.
Si la oportunidad de llegar a formar parte del Israel espiritual no se hubiera extendido a la
humanidad en general, “todo Israel” no pudiera haber sido salvo. ¿Por qué no? Esto se debe a que,
debido a la desobediencia de los israelitas naturales, el número de miembros del Israel espiritual
no se hubiera completado dentro del tiempo que Dios había fijado. Jehová Dios vio que esto
sucedería y por lo tanto se propuso que la nación del Israel espiritual fuese tomada de entre la
humanidad, es decir, tanto de entre judíos como de no judíos. Esto era un “secreto sagrado.” Como
se nos dice en Efesios 3:5, 6: “En otras generaciones este secreto no fue dado a conocer a los hijos
de los hombres como ahora ha sido revelado a sus santos apóstoles y profetas por espíritu, a saber,
que gentes de las naciones hubiesen de ser coherederos y miembros de un mismo cuerpo y
participantes con nosotros [judíos creyentes como el apóstol Pablo] de la promesa en unión con
Cristo Jesús mediante las buenas nuevas.”
Por supuesto, debe tenerse presente que el que Jehová desechara al Israel natural como nación
escogida no cerró a individuos de dentro de esa nación la oportunidad de llegar a reconciliarse con
él. Junto con todos los demás hombres, los israelitas naturales fueron comprados con la preciosa
sangre de Jesucristo. (1 Tim. 2:5, 6; Heb. 2:9) Por consiguiente, estos israelitas o judíos naturales
pueden reconciliarse con Dios como discípulos devotos de su Hijo. Es por eso que el apóstol Pablo
pudo decir: “Si el desecharlos significa reconciliación para el mundo, ¿qué significará el recibirlos [a
los judíos individuales] sino vida de entre los muertos?”—Rom. 11:15.
Manifiestamente, no todo el mundo gentil ha optado por ser reconciliado con Dios y jamás lo
será. De otra manera, no habría ninguna razón para que Jesucristo y sus ángeles obraran contra los
impíos. Pero esa acción se tomará. Leemos: “Esto toma en cuenta que es justo por parte de Dios
pagar con tribulación a los que les causan tribulación a ustedes, pero, a ustedes que sufren la
tribulación, con alivio juntamente con nosotros en la revelación del Señor Jesús desde el cielo con
sus poderosos ángeles en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios y
sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús. Estos mismos sufrirán
el castigo judicial de destrucción eterna de delante del Señor y de la gloria de su fuerza.” (2 Tes. 1:6-
9) Es digno de notarse que los cristianos de Tesalónica experimentaron tribulación a manos tanto de
judíos como de no judíos. (Hech. 17:5-9) Por consiguiente, no hay base alguna para alegar que
todos los judíos serán convertidos y que por lo tanto solo los no judíos experimentarán juicio adverso
a manos de Jesucristo.
Hasta el tiempo en que se ejecute ese juicio divino, tanto los judíos como los no judíos tienen la
oportunidad de reconciliarse con Dios. Los miembros del Israel espiritual que todavía están en la
Tierra y una “grande muchedumbre” de otros siervos dedicados de Jehová Dios y de su Hijo
Jesucristo sobrevivirán la ejecución de juicio. (Rev. 7:2, 3, 9-17) Así se salvará la entera nación del
Israel espiritual; nada impedirá que esa nación tenga su número completo, predeterminado, de
miembros. //Volver al Índice

762
W1974 1/9 PÁGS.543-544

En la Biblia, Éxodo 4:11 dice: “¿Quién asigna al mudo o al


sordo o al de vista perspicaz o al ciego? ¿No soy yo,
Jehová?” ¿Significa esto que Dios es responsable en cada
caso por tales defectos como sordera y ceguera?—EE. UU.
No, ya que esto no estaría en armonía con la entera personalidad de Dios. La Biblia nos dice:
“Con cosas malas Dios no puede ser probado ni prueba él mismo a nadie.” (Sant. 1:13) Sus actos
siempre se efectúan con un propósito definido. Jamás le acarrea él calamidad a una persona sin
buen motivo. Él es la fuente de “toda dádiva buena y todo don perfecto.” (Sant. 1:17) “Perfecta es
su actividad, porque todos sus caminos son justicia. Dios de fidelidad, con quien no hay injusticia;
justo y recto es él.”—Deu. 32:4.
En armonía con esto, vemos que fue por su propio albedrío que la primera pareja humana, Adán
y Eva, perdió su perfección y por consiguiente no pudo producir hijos perfectos. (Job 14:4) A medida
que sus descendientes se casaban, más y más imperfecciones empezaron a manifestarse entre los
humanos, incluyendo defectos físicos como ceguera y sordera. Debido a que él ha permitido que se
desarrolle esto, Jehová Dios pudo hablar de sí mismo como ‘asignando’ al mudo, al sordo y al
ciego. (Compare con Romanos 8:20, 21.) Además, él entiende plenamente estos impedimentos y
sus causas.
También, Jehová Dios no ha protegido a las personas de las tristes consecuencias que la
desobediencia puede acarrear al organismo físico. La ley inmutable de Dios es: “Cualquier cosa que
el hombre esté sembrando, esto también segará.” (Gál. 6:7) En consecuencia los hijos que nacen de
relaciones incestuosas quizás nazcan con defectos; pueden estar ciegos, sordos y de otra manera
impedidos desde su nacimiento. Las personas que se entregan a inmoralidad sexual pueden
contraer una enfermedad venérea que resulte en que queden ciegos, sordos o hasta dementes. Lo
mismo pudiera aplicar a hijos que nacen de una mujer infectada con enfermedad venérea.
Cuando está de acuerdo con su propósito y caminos, Jehová Dios literalmente puede hacer que
las personas lleguen a estar ciegas, sordas o mudas. Zacarías, el padre de Juan el Bautista, es un
ejemplo de esto. Cuando Zacarías expresó duda al informársele que llegaría a ser padre de un hijo
por su esposa anciana Elisabet, el ángel Gabriel le dijo: “Estarás en silencio y no podrás hablar hasta
el día en que sucedan estas cosas, porque no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán en su
tiempo señalado.” (Luc. 1:20) Entonces Zacarías fue hecho mudo por un tiempo, no pudiendo
hablar hasta que fue circuncidado su hijo de ocho días.—Vea también Hechos 13:8-11.
Todavía otra manera en que Dios ‘asigna’ al mudo, al sordo y al ciego es en un sentido espiritual.
Si la gente opta por ser sorda y ciega a su mensaje, él les permite persistir en incredulidad. Esto
sucedió con el Israel infiel al tiempo de Isaías el profeta. A Isaías se le dijo: “Ve, y tienes que decirle a
este pueblo: ‘Oigan vez tras vez, pero no entiendan; y vean vez tras vez, pero no consigan
conocimiento.’ Haz el corazón de este pueblo indispuesto a recibir, y haz sus mismísimos oídos
indispuestos a responder, y pégales sus mismísimos ojos, para que no vean con sus ojos y con sus
oídos no oigan, y para que su propio corazón no entienda y para que realmente no se vuelvan atrás
y consigan curación para sí.”—Isa. 6:9, 10.
Puesto que Jehová Dios conocía la condición de corazón de los israelitas infieles, previó que
pelearían contra su mensaje. Mientras más llamara Isaías la palabra de Jehová a la atención de
ellos, más se endurecerían contra ella. Así el profetizar de Isaías reveló o hizo resaltar el grado pleno
de la ceguera y sordera espirituales de ellos. El efecto de esto fue como si se les hubiera’ hecho
espiritualmente sordos y ciegos.

763
Por consiguiente, en vista de lo que Jehová Dios ha hecho y puede hacer, las Escrituras hablan
de él como ‘asignando’ al mudo, al sordo y al ciego. Pero él no es responsable directamente de
todos los casos de estos impedimentos físicos. Estos defectos físicos han llegado a existir
principalmente por permitir Dios que una raza humana pecaminosa viniera a la existencia. En unos
cuantos casos y con propósitos específicos Jehová Dios causó ceguera y mudez físicas; ha hecho
que la ceguera y la sordera espirituales se hagan manifiestas en los que no ejercen fe en su palabra
o mensaje. Por otra parte, él también ha concedido vista y oído espirituales a los que se esfuerzan
por hacer su voluntad y, por medio de la gobernación de su reino por Cristo, librara a la humanidad
de todos los impedimentos físicos.—Isa. 61:1, 2; Rev. 21:3, 4. //Volver al Índice

764
W2012 15/6 PÁG.19

¿Cuándo se convirtió la potencia mundial angloamericana


en la séptima potencia de las profecías bíblicas?
La estatua inmensa de metal que vio el rey Nabucodonosor no representa a todas las potencias
mundiales (Dan. 2:31-45). Más bien, solo simboliza a las cinco que gobernaron desde los días de
Daniel en adelante y que tuvieron una relación destacada con el pueblo de Dios.
La descripción que hace Daniel de la estatua no transmite la idea de que la potencia mundial
angloamericana derrotara a Roma, sino que saldría de Roma. En la estatua, Daniel ve que el hierro
de las piernas se extiende hasta los pies y los dedos de los pies. (Tanto en los pies como en los dedos,
el hierro se mezcla con barro.) [Nota] Eso indica que la potencia mundial angloamericana surgiría
de las piernas de hierro. Pues bien, la historia corrobora este hecho. Gran Bretaña, que en su día fue
parte del Imperio romano, empezó a destacarse a finales del siglo XVIII. Más tarde, los Estados
Unidos de América cobraron relevancia en el marco internacional. Sin embargo, la séptima
potencia mundial de las profecías bíblicas todavía no se había formado. ¿Por qué no? Porque
ambas naciones aún no habían unido sus fuerzas de manera notable. Para ello hubo que esperar a
que estallara la primera guerra mundial.
En ese entonces, “los hijos del reino” ya estaban activos, sobre todo en Estados Unidos, y tenían
su sede mundial en Brooklyn, en la ciudad de Nueva York (Mat. 13:36-43). Igualmente, había unidos
predicando con fervor en países dominados por el Imperio británico. En la primera guerra mundial,
las potencias británias y americana forjaron una alianza especial al luchar contra enemigos políticos
comunes. Además, en medio del nacionalismo generado por la guerra, expresaron su enemistad
hacia los que formaban parte de la descendencia de “la mujer” de Dios, pues prohibieron sus
publicaciones y encarcelaron a los que encabezaban la predicación (Rev. 12:17).
Por tanto, en lo que se refiere a las profecías bíblicas, la séptima potencia mundial no se
estableció cuando Gran Bretaña se hizo prominente a finales del siglo XVIII, sino al principio del día
del Señor. [Nota]
Notas. El barro que se mezcla con el hierro representa elementos (es decir, personas) dentro de
la esfera de influencia de la férrea potencia mundial angloamericana. A lo largo del tiempo, el
barro le ha hecho más difícil a esta potencia ser tan fuerte como quisiera.
Esta explicación actualiza la que se publicó en el libro Las profecías de Daniel, página 57, párrafo
24, así como los gráficos de las páginas 56 y 139. //Volver al Índice

765
W1981 1/8 PÁGS.30-31

La Atalaya del 1 de junio de 1980 llama a las Naciones


Unidas “la octava potencia mundial.” ¿No es la potencia
anglo-americana, la Séptima Potencia Mundial, la última
potencia mundial?
La Organización de las Naciones Unidas, como sucesora de la antigua Liga o Sociedad de
Naciones, es una “potencia mundial” en el sentido de que las naciones que la forman, su influencia
y organización le dan alcance mundial.
No obstante, la combinación anglo-americana sigue ocupando una poderosa posición de
dominio como la Séptima Potencia Mundial. Ni siquiera la Unión Soviética la ha superado por haber
llegado a tener fuerza superior desde el punto de vista militar, político y comercial. La Biblia muestra
que habrá solo siete potencias mundiales en este sentido, las cuales corresponden a las siete
cabezas de la bestia salvaje. (Rev. 13:1) Hay rivalidad y competencia entre la potencia mundial
anglo-americana como “rey del sur” y el socialista “rey del norte,” pero no hay nada en las Escrituras
que indique que esta última potencia haya de reemplazar a la primera para llegar a ser una octava
potencia mundial antes de que ambas lleguen a su fin.—Daniel 11:40-45.
Sin embargo, ambas “superpotencias” han cooperado, junto con otras naciones del mundo, con
pocas excepciones, para producir y mantener en existencia la Organización de las Naciones
Unidas. Esto cumple profecía en el sentido de que se dice que la bestia salvaje de color escarlata,
que representa a la Organización de las Naciones Unidas, es “también ella misma . . . un octavo rey,
pero proviene de los siete, y se va a la destrucción.” (Rev. 17:9-11) Esta bestia salvaje también tiene
siete cabezas, las cuales corresponden a las siete potencias mundiales que han estado presentes en
el escenario mundial durante los siglos pasados y hasta la actualidad. Pero la entera bestia salvaje
de color escarlata, incluso sus cabezas, llega a ser como un “octavo rey,” en el sentido de que la
Organización de las Naciones Unidas es un instrumento utilizado por las naciones que son miembros
de ella para tratar de imponer a las naciones en conjunto una voluntad colectiva, a la misma vez
que respectivamente mantienen su propia soberanía.
La Organización de las Naciones Unidas en sí no tiene mucho poder, pues ni siquiera tiene
ejército, excepto cuando las naciones que son miembros toman medidas específicas para ello. En
realidad existe y tiene poder gracias a las naciones que la componen. Esto es particularmente así en
lo que se refiere a la potencia mundial anglo-americana que tomó la iniciativa de dar existencia
primeramente a la Liga de las Naciones y luego a las Naciones Unidas. (Rev. 13:11-15) Según lo
muestran las Escrituras, antes de ser destruida junto con todas las naciones que son responsables de
su existencia, esta “octava” potencia mundial, con los elementos gobernantes prominentes a la
delantera como los “diez cuernos” de la bestia, se volverá contra “Babilonia la Grande,” el imperio
mundial de la religión falsa, y la destruirá.—Rev. 17:12-18. //Volver al Índice

¿Cuándo acontece la “revelación de los hijos de Dios,”


como se menciona en Romanos 8:19, y con qué propósito?
Cuando Pablo menciona la “gloria que va a ser revelada en nosotros,” refiriéndose a sí mismo y a
otros “hijos de Dios” ungidos, obviamente está hablando de la gloria que les llega cuando son
resucitados a la vida celestial. (Rom. 8:18) No obstante, no es sino hasta que estos “hijos de Dios”

766
glorificados empiezan a desempeñar sus deberes a favor de los humanos en la Tierra que estos
súbditos terrestres del reino empiezan a experimentar la “revelación de los hijos de Dios.”
Pablo habla acerca de la “expectativa ansiosa de la creación” que “aguarda la revelación de
los hijos de Dios.” Por lo tanto, a través de los siglos hombres de fe han anhelado el tiempo de la
“revelación” de éstos, sabiendo que resultaría en alivio. En Har-Magedón habrá “alivio . . . al tiempo
de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles,” pues él va a pagar con
“tribulación a los que . . . causan tribulación” a los adoradores de Dios. Esto significará destrucción
para estos perseguidores y opositores. (2 Tes. 1:6-10) Revelación 2:26, 27 muestra que los ungidos
resucitados, como parte de la “descendencia” de la organización celestial de Dios semejante a
esposa, estarán asociados con Jesucristo en efectuar esta destrucción de los inicuos. (Gén. 3:15;
Gál. 3:16, 29; Rev. 16:14, 16; 19:11-21) Después de esto, el Diablo y sus demonios serán abismados.
(Rev. 20:1-3) Una vez que los opositores, tanto espirituales como humanos, hayan sido eliminados,
habrá alivio inmensurable de la opresión, de la tentación y de la propaganda engañadora. Es
entonces cuando se ha realizado la revelación de los hijos de Dios por tanto tiempo anhelada, y la
“grande muchedumbre” de humanos que sobrevivan a la “grande tribulación” se regocijará
debido a esta revelación.
Pablo muestra que el asunto envuelve más que solamente el eliminar a los opresores. Con
relación a la “revelación de los hijos de Dios,” él dijo que “la creación misma también será libertada
de la esclavitud, a la corrupción y tendrá la gloriosa libertad de los hijos de Dios.” (Rom. 8:21) Los
súbditos terrestres del Reino empezarán a experimentar liberación de los efectos del pecado y la
muerte cuando el Señor Jesucristo y sus coherederos ungidos en los cielos comiencen a administrar
los beneficios del sacrificio de rescate durante el reinado de mil años. Para el final de ese reinado de
mil años, Jesús junto con los reyes y sacerdotes asociados con él habrán ayudado a todos los
súbditos terrestres obedientes a alcanzar la perfección. Se escribirán en el “libro de la vida” los
nombres de las personas que sigan fieles a Dios durante la prueba que impondrán el Diablo y sus
demonios al ser soltados. (Rev. 20:12-15) Entonces estas personas disfrutarán por completo de “la
gloriosa libertad de los hijos de Dios.” (Rom. 8:19-22) Así se cumple el gran propósito de la
“revelación de los hijos de Dios.” //Volver al Índice

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W1978 1/3 PÁG.31

¿Qué quiso decir Dios cuando le dijo a Jonás que en la


ciudad de Nínive había más de 120.000 personas “que de
ningún modo saben la diferencia entre su mano derecha y su
izquierda”?
Jehová Dios envió al profeta Jonás a Nínive para anunciar la inminente ruina de ésta. Entonces
todo el populacho se arrepintió, de modo que Dios optó por perdonar a la ciudad. Jonás respondió
mal a ese desenvolvimiento, y Dios le dijo: “¿No debería yo sentir lástima por Nínive la gran ciudad,
en la cual existen más de ciento veinte mil hombres que de ningún modo saben la diferencia entre
su mano derecha y su izquierda, además de muchos animales domésticos?”—Jonás 4:11.
De esto, algunos comentaristas han entendido que había 120.000 jóvenes (quizás de menos de
cinco o siete años de edad) en la ciudad, de modo que calculan que su población total era de
600.000 personas. Esos comentaristas aluden a la ocasión en que Dios le dijo a Moisés que los únicos
que entrarían en la Tierra Prometida serían los “pequeñuelos” o “los hijos de ustedes que hoy día
no saben lo bueno ni lo malo.” (Deu. 1:39) También, se ha dicho que si Jehová estaba dispuesto a
perdonar a Sodoma si había solo diez justos en ella, no hay duda de que su misericordia lo hubiera
impelido a perdonar a una ciudad grande en la cual hubiera 120.000 jóvenes que ni siquiera
hubieran aprendido cuál mano era la derecha y cuál la izquierda.—Gén. 18:22-32.
Sin embargo, es interesante el hecho de que entre los “pequeñuelos” de Deuteronomio 1:39
evidentemente había jóvenes de hasta diecinueve años de edad. (Núm. 14:29) Además, en Jonás
4:11 a las 120.000 personas no se les llamó “pequeñuelos” sino adam, la palabra hebrea que
significa “hombres” o “seres humanos.” También, indudablemente debe haber habido más de diez
niñitos en Sodoma; por lo tanto, de lo que Dios hablaba allí era de diez adultos responsables, justos.
En consecuencia, en Jonás 4:11 Jehová pudo haberse referido a la población general de Nínive
como una población de 120.000 seres humanos que, de hecho, no sabían la diferencia entre su
mano derecha y su izquierda.
Con esta descripción obviamente Dios no quiso decir que eran tan ignorantes mentalmente que
no pudieran distinguir entre una mano y la otra, pues la evidencia arqueológica testifica de los
logros técnicos de los ninivitas. Más bien, lo que Dios indicó fue que esencialmente los ninivitas
no poseían ninguna norma sana para juzgar lo que era apropiado o lo que no era apropiado desde
el punto de vista de Dios. Cuando Jonás presentó el mensaje de Dios, entonces pudieron distinguir
entre lo bueno y lo malo y se arrepintieron, se volvieron de lo malo. //Volver al Índice

768
W1996 1/6 PÁG.31

A veces oímos a hermanos decir o pedir que venga el Reino


de Dios a la Tierra. ¿Es esto apropiado?
En sentido estricto, tales palabras no expresan lo que las Escrituras enseñan. El Reino de Dios es
celestial. Por ello, el apóstol Pablo escribió: “El Señor me librará de toda obra inicua y me salvará
para su reino celestial. A él sea la gloria para siempre jamás. Amén”. (2 Timoteo 4:18; Mateo 13:44;
1 Corintios 15:50.)
El Reino se fundó en el cielo en 1914, y nunca será transferido al Paraíso terrenal restaurado ni a
ningún otro lugar. Jesucristo es el Rey del Reino. Como tal, él tiene autoridad sobre los ángeles. Por
eso, el lugar apropiado de su gobernación es a la diestra de Dios en los cielos. Los cristianos ungidos
se unen a él en calidad de reyes y sacerdotes en el cielo. (Efesios 1:19-21; Revelación [Apocalipsis]
5:9, 10; 20:6.)
¿Quiere decir esto que ya no debemos expresar a Dios algunas de las peticiones que se incluyen
en la Oración Modelo, a saber: “Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también
sobre la tierra”? (Mateo 6:10.) Al contrario, dicha oración es apropiada y aún tiene mucho
significado.
El Reino de Dios todavía tiene que actuar de manera decisiva en lo referente a la Tierra, y eso es
lo que tenemos presente cuando oramos y empleamos expresiones similares a las que aparecen en
la Oración Modelo. Por ejemplo, Daniel 2:44 predice que el Reino ‘vendrá’ para destruir a todas las
naciones y gobernará sobre la Tierra. Revelación 21:2 habla de la Nueva Jerusalén que desciende
del cielo. La Nueva Jerusalén se compone de los 144.000 cristianos ungidos, que serán la novia de
Cristo. Ellos también serán coherederos con Jesús en el Reino. De modo que Revelación 21:2 se
refiere a que dirigen su atención a la Tierra, lo que redunda en magníficas bendiciones para la fiel
humanidad. (Revelación 21:3, 4.)
Hasta que estas maravillosas profecías y otras más se cumplan, seguirá siendo apropiado orar a
Jehová Dios en conformidad con las palabras de Jesús “venga tu reino”. Pero debemos tener
presente que el Reino no vendrá literalmente al planeta Tierra. Este Reino reside en el cielo, no en la
Tierra. //Volver al Índice

769
W1976 15/11 PÁGS.703-704

¿Cuánto valía la ‘blanca’ de la viuda?


Jesucristo vio en una ocasión a una viuda necesitada que echó dos “blancas” en un arca de la
tesorería del templo. (Mar. 12:42, Versión Valera) Según el texto griego original, cada una de estas
“blancas” era un lepton, la más pequeña moneda de cobre judía de aquel tiempo. La contribución
de dos de estas monedas de lepton por la viuda equivalía a una simple sexagésima cuarta parte
del salario de un día. Por esta pequeña suma se podía comprar la mitad de un gorrión, algo que
no era suficiente ni siquiera para una sola comida. (Mat. 10:29; la moneda que se menciona en este
texto es un assarion, el equivalente de ocho monedas de lepton.) Ella contribuyó en expresión del
amor que le tenía al Dios verdadero que era adorado en el templo. En comparación con sus
recursos, la pequeña dádiva de ella era mucho mayor que la de los que contribuyeron
generosamente de lo que les sobraba.—Mar. 12:43, 44. //Volver al Índice

¿Se cumplieron inicialmente los “últimos días” que Pablo


describe en 2 Timoteo 3:1-7 en el sistema de cosas judío
durante el primer siglo?
Los “últimos días” que Pablo menciona en 2 Timoteo 3:1-7 se refieren al tiempo que vendría
después que la apostasía hubiera tenido su largo día bajo el “hombre de desafuero” que se
menciona en 2 Tesalonicenses 2:3-12. Todos los asuntos que se mencionan en 2 Timoteo 3:1-7 son
‘frutos’ de la apostasía que se manifiestan crasamente en nuestro tiempo. Esto no se refiere al primer
siglo, puesto que el “hombre de desafuero” no estaba manifiesto entonces. Por lo tanto estos
“últimos días” son diferentes de la “última hora” que se menciona en 1 Juan 2:18, que se refiere al
período en que terminaba la restricción apostólica contra el desafuero. Esta “restricción” fue
removida cuando murió Juan, el último de los apóstoles.—2 Tes. 2:7. //Volver al Índice

770
W1972 15/2 PÁG.128

¿Se refiere Job 28:5 a la aparente condición derretida del


interior de la Tierra cuando dice: “En cuanto a la tierra, de
ella sale alimento; pero debajo de ella, ha sido trastornada
como por fuego”?—Chipre.
No. El contexto revela que esto tiene que ver con los esfuerzos del hombre por hallar los tesoros
de la Tierra. (Job 28:1-4) Sobre la superficie de la tierra el agricultor pacíficamente prepara el
terreno, siembra semilla y cuida el grano que crece. Así la Tierra produce alimento. Sin embargo,
bajo la superficie de la tierra el hombre lleva a cabo una turbulenta actividad de ‘trastornar,’ cuyos
efectos se comparan al de un fuego asolador. Los mineros excavan y arrancan piedras y metales
preciosos del seno de la Tierra.
Puede hacerse notar que varias traducciones vierten Job 28:5 de manera algo diferente. Por
ejemplo, la Versión Valera dice: “De la tierra nace el pan, y debajo de ella estará como convertida
en fuego.” Basados en esta traducción, algunos comentaristas sugieren que el fuego se refiere al
brillo de las piedras y metales preciosos que el hombre pone al descubierto. Sin embargo, nuestro
entendimiento de que el “fuego” alude a las operaciones mineras del hombre cuadra mejor con el
contexto y concuerda con la manera en que han vertido este texto muchas traducciones
modernas.
Aunque el hombre no ahorra esfuerzo alguno al tratar de explotar los tesoros ocultos de la Tierra,
no encuentra sabiduría verdadera al explorar la creación física. (Job 28:1-12) Para esto, el hombre
tiene que dirigirse a Dios. Job concluye: “¡Mira! El temor de Jehová... eso es sabiduría, y apartarse
del mal es entendimiento.”—Job 28:28. //Volver al Índice

771
W1981 15/8 PÁGS.30-31

Puesto que la palabra “organización” no aparece en la


Biblia, ni siquiera en los idiomas originales en que ésta se
escribió, ¿con qué derecho podemos decir que Dios tenga
una organización, o hablar de la organización de Dios?
Una palabra hebrea moderna para “organización” es el sustantivo irgún. Se deriva del verbo
hebreo erag, que significa tanto “arreglar en fila” como “seguir.” Correspondientemente, una
organización es un arreglo de cosas. (Como ejemplo de esto, uno pudiera remitirse a ‘Cosas en las
cuales es imposible que Dios mienta,’ capítulo 17, párrafo 28, en su edición hebrea.)
El idioma hebreo tiene otra palabra que es equivalente a “organización,” a saber, histadruth.
Esta palabra se funda en una palabra que se encuentra en las Escrituras Hebreas originales. Las
letras básicas o claves de la palabra histadruth son s, d y r. Con estas tres consonantes se forma el
verbo hebreo sadar, que significa, básicamente, “arreglar en orden,” produciendo, por lo tanto, un
arreglo. La forma reflexiva del verbo sadar sirve como base para el sustantivo histadruth, que
significa “organización.”
Aunque no encontramos esta palabra en las Escrituras Hebreas inspiradas, sí encontramos el
sustantivo hebreo relacionado, seder, en Job 10:22. Allí ese sustantivo se usa en plural, y se escribe
s’darim. La Versión Moderna traduce Job 10:22 de esta manera: “Tierra de lobreguez, como las
tinieblas espesas; lugar de sombra de muerte, sin orden [s’darim] alguno, y cuya luz es como las
densas tinieblas.” (También, Versión Valera; Straubinger.) La Traducción del Nuevo Mundo lo vierte
así: “A la tierra de lobreguez parecida a tinieblas, de sombra profunda y desorden [lo s’darim],
donde no resplandece a mayor grado que las tinieblas.” (Vea también La Biblia de Jerusalén.) Aquí,
desorden, sin orden alguno, significaría falta de arreglo, desorganización.
Hasta este día los judíos usan la palabra seder. Un seder es parte de la Mishna judía. Bajo la
palabra “Mishna,” la Cyclopœdia de M’Clintock y Strong dice: “La Mishna está dividida en seis
partes (. . . , Sedarim, arreglos), que contienen 62 tratados . . . y 514 capítulos . . . Estos últimos, a su
vez, están divididos en secciones numeradas.”
De modo que en la Biblia Hebrea original se puede encontrar la palabra para “orden” o
“arreglo.” Al enfatizar lo necesarios que son el orden y el arreglo en la congregación cristiana, el
apóstol Pablo escribió a los cristianos de Corinto: “Porque Dios no es Dios de confusión, sino de paz,
como sucede en todas las iglesias de los santos. Mas háganse todas las cosas decorosamente y con
orden [en traducciones hebreas: s’darim n’khonim].” (1 Cor. 14:33, 40, Versión Moderna; Versión
Valera, 1977) Este consejo apostólico del primer siglo aplica con el mismo vigor hoy en todas las
congregaciones de los testigos cristianos de Jehová. El apóstol Pablo escribió en el griego común de
su día, y la palabra griega para “organización” es orgánosis. La raíz de esta palabra es ergon, una
palabra que significa “trabajo” y que aparece repetidamente en las Escrituras Griegas Cristianas.
Habiendo considerado todo esto a la luz de las Escrituras, sería forzar las cosas el alegar que Dios
no tiene una organización en vista de que las palabras originales que significan “organización” en
idiomas antiguos no aparecen en las Escrituras Hebreas y Griegas inspiradas. En todo lo que hace
Dios demuestra que puede organizar. ¿Qué pasaría si él no organizara a sus criaturas obedientes?
Como estructura una organización es un cuerpo de personas inteligentes a quienes se reúne y
arregla para que trabajen juntas pacífica y armoniosamente en llevar a cabo un propósito común,
el propósito del organizador.

772
En armonía con este hecho, a Dios se le llama reiteradamente “Jehová de los ejércitos.” Un
ejército es un cuerpo organizado de tropas. Por eso, en apoyo a la verdad de que Dios tiene una
organización, leemos la siguiente exhortación dirigida a su organización: “Bendigan a Jehová, oh
ángeles suyos, poderosos en potencia, que llevan a cabo su palabra, escuchando la voz de su
palabra. Bendigan a Jehová, todos los ejércitos suyos, ministros suyos, que hacen su voluntad.
Bendigan a Jehová, todas las obras suyas, en todos los lugares de su dominación.” (Sal. 103:20-22)
Jehová tenía una organización de criaturas espirituales celestiales aun antes de que creara nuestra
Tierra y pusiera al hombre sobre ella.
Ante diferentes circunstancias Dios usa lenguaje figurativo para referirse a su organización. El
primer caso de esto se encuentra en Génesis 3:15, donde Dios se refiere a su organización espiritual
celestial como “la mujer,” en oposición a “la serpiente,” que en sentido figurado denota a Satanás
el Diablo. (Compare con Génesis 3:14; Revelación 12:9.) Este rebelde en oposición a Dios ha imitado
a Dios y ha formado una organización en contra de la organización de Dios, la figurativa “mujer” de
Dios. //Volver al Índice

773
W1980 1/12 PÁG.31

En Habacuc 2:5, ¿quién es el que “ha hecho espaciosa su


alma justamente como el Seol,” y qué significa esto?
El texto dice: “Y, realmente, porque el vino trata traidoramente, un hombre físicamente
capacitado es soberbio; y no alcanzará su meta, aquel que ha hecho espaciosa su alma
justamente como el Seol, y que es como la muerte y no puede satisfacerse. Y sigue recogiendo para
sí todas las naciones y juntando para sí todos los pueblos.”
Aquel que hace “espaciosa su alma” es aquel que, por medio de las conquistas militares ‘recoge
para sí todas las naciones.’ El capítulo 1 de Habacuc muestra que este no es un individuo, sino un
hombre compuesto; es decir: los babilonios o caldeos en sentido colectivo. Con su maquinaria de
guerra, los caldeos ‘mataban naciones constantemente.’ (Vs. 17) Su “alma,” o el patrón de vida
que buscaba la conquista, no quedaba satisfecha. Tal como el beber vino sin restricciones puede,
de modo engañoso, desequilibrar al hombre y hacer que actúe con ‘soberbia’ o arrogancia, así
sucedía con el caldeo cuyas victorias militares se le habían subido a la cabeza. Como el Seol y la
muerte, que siempre están listos para hacer más víctimas, él estaba siempre deseoso de tomar una
nación tras otra. (Compare con Proverbios 30:15, 16.) Sin embargo, el caldeo no tendría éxito en
alcanzar su meta, lo cual indica que él y sus guerras de conquista tendrían su fin.
En cumplimiento de la profecía bíblica, Babilonia cayó en una sola noche en el año 539 a. de la
E.C. El vasto imperio caldeo llegó a estar entonces bajo el control de Ciro el persa y Darío el
Medo.—Dan. 5:28. //Volver al Índice

774
W1974 1579 PÁGS.575-576

¿Qué evidencia hay de que los que se mencionan en Juan


10:16 como “otras ovejas” son personas que vivirán en la
Tierra en el nuevo orden de Dios?—Italia.
La identidad de las “otras ovejas” se puede determinar al considerar el contexto a la luz de otros
textos.
Jesucristo dijo: “Yo soy el pastor excelente, y conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen a
mí, así como el Padre me conoce y yo conozco al Padre; y yo entrego mi alma a favor de las
ovejas. Y tengo otras ovejas, que no son de este redil; a ésas también tengo que traer, y escucharán
mi voz, y llegarán a ser un solo rebaño, un solo pastor.”—Juan 10:14-16.
Estas palabras revelan que Jesús considera como sus “ovejas” solo a los que conocen su voz, es
decir, que reconocen su autoridad sobre ellos como su pastor. Esto aclara que el redil de “ovejas”
que Jesús contrastó con las “otras ovejas” no pudo haber sido la nación de Israel, pues solo un resto
pequeño de esa nación reconoció a Jesucristo como su pastor. ¿Quiénes, entonces, fueron las
“ovejas” del redil que formaría “un solo rebaño” con las “otras ovejas”? ¿Serían los discípulos judíos,
mientras que las “otras ovejas” serían los gentiles que, con el tiempo, fueron aceptados como
cristianos ungidos? Aunque comentaristas de la cristiandad a menudo presentan esta explicación,
no armoniza con otros textos.
Allá en el tiempo del ministerio terrestre de Jesús, todos los que lo aceptaban como su pastor
vinieron a estar en línea para ser miembros en el reino celestial. Jesús dijo a sus discípulos:
“No teman, rebaño pequeño, porque Su Padre ha aprobado darles el reino.” (Luc. 12:32) En otras
ocasiones Jesucristo se refirió a este “rebaño pequeño” de discípulos como sus “hermanos.” (Mat.
12:49; Mar. 3:34; Luc. 8:21; Juan 20:17) Cuando, con el tiempo, Dios aceptó a gentiles, los ungió con
su espíritu santo y los llamó a la vida celestial, también fueron “coherederos con Cristo,” sus
“hermanos.” (Gál. 3:27-29; Rom. 8:17) Lógicamente, entonces, las “otras ovejas” serían personas que
no son sus “hermanos” sino que son traídas a asociación estrecha con ellos.
Las palabras de Jesucristo respecto de su venida en gloria del Reino confirman esto. Leemos:
“Cuando el Hijo del hombre llegue en su gloria, y todos los ángeles con él, entonces se sentará
sobre su glorioso trono. Y todas las naciones serán juntadas delante de él, y separará a la gente unos
de otros, así como el pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha, pero
las cabras a su izquierda.
“Entonces dirá el rey a los de su derecha: ‘Vengan, ustedes que han sido bendecidos por mi
Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo. Porque me dio
hambre y ustedes me dieron de comer; me dio sed y me dieron de beber. Fui extraño y me
recibieron hospitalariamente; desnudo estuve, y me vistieron. Enfermé y me cuidaron. Estuve en
prisión y vinieron a mí.’ Entonces los justos le contestarán con las palabras: ‘Señor, ¿cuándo te vimos
con hambre y te alimentamos, o con sed, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos extraño y te
recibimos hospitalariamente, o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo, o en prisión, y
fuimos a ti?’ Y en respuesta el rey les dirá: ‘En verdad les digo: Al grado que lo hicieron a uno de los
más pequeños de estos mis hermanos, a mí me lo hicieron.’”—Mat. 25:31-40.
Se revela que las “ovejas” que se mencionan aquí son diferentes de los hermanos de Cristo. Sin
embargo, lo mismo que los hermanos de Cristo, lo reconocen como su “Señor” o pastor. Puesto que
ambos grupos son sumisos a él, ambos forman un solo rebaño. Las ovejas que se mencionan aquí
cooperan plenamente con los hermanos de Cristo, apoyándolos activamente. Pero, ¿cómo difieren
de los hermanos de Cristo?

775
Lo que el Rey Jesucristo les dijo nos ayuda a entender que se trata de dos clases distintas. Sus
palabras a las “ovejas” fueron: “Hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del
mundo.” (Mat. 25:34) Eso es diferente de lo que se dice de los “hermanos” de Cristo. La calidad de
miembro para el reino celestial que estos “hermanos” habrían de heredar se preconoció antes de la
“fundación del mundo,” es decir, antes que el mundo de la humanidad viniera a existir por medio
del nacimiento de hijos a la primera pareja humana, Adán y Eva. El apóstol Pablo, escribiendo a
compañeros cristianos, declara: “[Dios] nos escogió en unión con [Cristo] antes de la fundación del
mundo.”—Efe. 1:4, 5.
La diferencia en el elemento tiempo respecto de la preordinación del galardón definitivamente
indica dos destinos diferentes. Concerniente a la herencia de los “hermanos” de Jesús, el apóstol
Pedro escribió: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, porque según su gran
misericordia nos dio un nuevo nacimiento a una esperanza viva mediante la resurrección de
Jesucristo de entre los muertos, a una herencia incorruptible e incontaminada e inmarcesible. Está
reservada en los cielos para ustedes.” (1 Ped. 1:3, 4) Esa herencia celestial envuelve gobernación,
pues Revelación 5:10 dice: ‘Cristo los hizo que fuesen un reino y sacerdotes para nuestro Dios, y han
de gobernar como reyes sobre la tierra.’
Pero ¿sobre quiénes gobernarán los “hermanos” de Cristo? Sobre la humanidad en la Tierra. Esto
está en armonía con Revelación 21:3, 4.
No siendo hermanos de Cristo, evidentemente las “otras ovejas” están en línea para las
bendiciones de una Tierra libre de dolor y muerte. Ese será su galardón bajo la gobernación de
Jesucristo y sus coherederos. Es por esta razón que se habla de ellos como ‘heredando el reino
preparado para ellos desde la fundación del mundo.’ La palabra griega original para reino no solo
significa un gobierno sino que también puede referirse a “reinado” o “ser gobernado por un reino.”
Por lo tanto, las “otras ovejas” heredan la condición de ser gobernadas por el Rey Jesucristo y sus
reyes asociados, sus “hermanos.” Tan pronto como empezaron a nacerles a Adán y Eva hijos que
tendrían la oportunidad de venir a estar bajo el gobierno del Reino, entró en vigor la promesa de
Dios respecto de tal gobernación. En este sentido, el “reino,” es decir, la condición de ser
gobernado por el reino, fue preparada para la humanidad “desde la fundación del mundo.”
El testimonio de la Biblia en conjunto señala así a las “otras ovejas” como personas que
conseguirán vida sobre la Tierra bajo la gobernación del reino de Dios por Cristo, sean de la “grande
muchedumbre” de los sobrevivientes de la “tribulación” o de los muertos de la humanidad
resucitados.—Hech. 24:15. //Volver al Índice

776
W1983 15/2 PÁG.31

En la parábola de las 10 vírgenes (Mateo 25:1-13), ¿quién


dijo: “¡Aquí está el novio! Salgan a su encuentro”?
Jesús no dijo quién hizo el anuncio. En una boda judía, como a la que Jesús se refirió al hacer la
ilustración, el novio probablemente iría acompañado de sirvientes o amigos (Juan 3:29). Ellos podían
avisar a las personas que estuvieran esperando el séquito del novio. Sin embargo, no era necesario
que Jesús mencionara a los que atendían al novio. Tampoco se les iba a aplicar o dar algún
significado figurativo. Lo importante es que se dio aviso para alertar a las vírgenes con el fin de que
tomaran acción. //Volver al Índice

777
W1982 1/5 PÁG.31

En la parábola de los “talentos,” ¿a quiénes representan los


tres esclavos?—Mateo 25:14-30.
Puesto que los tres esclavos están en la casa del ‘amo,’ representarían a todos los que tienen la
expectativa de heredar el reino celestial, y que tienen diferentes habilidades y oportunidades para
aumentar los intereses del Reino. Desde el Pentecostés del 33 E.C. en adelante hasta el tiempo
presente, algunos esclavos ungidos tendrían mayores habilidades y más energía y oportunidades
para aumentar los “bienes” del amo que se les había encargado a su cuidado que otros. Los
apóstoles y otras personas con privilegios aumentados estarían entre los de la clase del que recibió
los cinco “talentos.” En comparación, otras personas, debido a sus circunstancias, estarían limitadas
en cuanto a lo que podían hacer. No obstante, se requería que todos estuvieran sinceramente
dedicados y que trabajaran de toda alma, y todos recibirían el mismo galardón.
Aun al esclavo a quien se le dio un “talento” no se le había predestinado a que fracasara. Si
hubiera convertido aquel “talento” en por lo menos dos talentos, es muy probable que hubiera
recibido el mismo galardón de ‘entrar en el gozo de su amo.’ Debido a que resultó ser “indolente” e
“inicuo,” él representaría a los que tienen la esperanza de heredar el Reino pero que se vuelven
infieles. No solo pierden su privilegio, sino también cualquier otro galardón.
Los miembros de la cristiandad afirman ser los esclavos verdaderos del Amo, Jesucristo, pero por
sus dichos y sus hechos quedan descalificados de cualquier afirmación que pudieran hacer de estar
en la casa del Amo. Por lo tanto, ellos no figuran en la ilustración como parte de los que tienen la
expectativa de heredar el reino celestial. //Volver al Índice

778
W1984 15/4 PÁG.31

¿Por qué dicen los testigos de Jehová que habrá un Paraíso


futuro en la Tierra, si en 2 Corintios 12:1-4 se enlaza “paraíso”
con “el tercer cielo”?
El contexto indica que el “paraíso” que se menciona en 2 Corintios 12:1-4 no es un paraíso físico
en la Tierra. No obstante, muchos pasajes de la Biblia prueban que Dios restaurará un Paraíso literal
en nuestra Tierra.
El hecho es que el primer Paraíso que tuvieron los humanos era literal. Adán y Eva vivieron en un
hermoso parque, o jardín, lo cual es el significado básico de las palabras hebrea, griega y persa que
se vierten paraíso. Tenían la perspectiva de vida sin fin en felicidad y con buena salud en aquel
Paraíso. Sin embargo, perdieron aquel Paraíso terrestre cuando se rebelaron y pecaron, lo cual llevó
a que Dios los expulsara del jardín de Edén.
¿En qué situación nos deja eso, ahora y para el futuro? Ciertamente no hay ninguna evidencia
de que nuestro planeta se esté convirtiendo actualmente en un paraíso. En lugar de eso, abundan
la contaminación ambiental y la destrucción (Revelación 11:18). No obstante, es inconcebible que
no se lleve a cabo el propósito de Dios de que la Tierra sea un Paraíso global; él termina lo que
empieza. Con ese fin envió a su Hijo para que suministrara un rescate y pusiera así el fundamento
para el perdón de nuestros pecados y para vencer la imperfección que hemos heredado de Adán
(1 Timoteo 2:5, 6; Romanos 5:18). Cuando se logre eso, los humanos podrán disfrutar de lo que tenían
ante sí Adán y Eva: vida sin fin. ¿Dónde?
El propósito original de Dios para los humanos era vida sin fin en un Paraíso en la Tierra, y el
propósito de Dios no puede fracasar o quedar frustrado (Isaías 55:11). De modo que, ¿no podemos
esperar que se disfrute de esa vida sin fin aquí mismo en el planeta Tierra, y que la Tierra para
entonces haya sido restaurada a una condición paradisíaca? En la Biblia hay numerosas pruebas de
que éste es el punto de vista correcto, que la voluntad de Dios aún ‘se efectuará, como en el cielo,
también sobre la tierra’. (Mateo 6:10; Revelación 21:4, 5.)
Sin embargo, ¿qué hay de las palabras del apóstol Pablo en 2 Corintios 12:1-4? En ese pasaje él
dijo claramente que estaba tratando sobre “visiones y revelaciones sobrenaturales del Señor”. Y
evidentemente él fue quien recibió una visión especial o una clara percepción arrobadora de algo
futuro, más allá de su tiempo. Habló de ser “arrebatado al paraíso”. Pero, puesto que también
mencionó un “tercer cielo”, parece que se estaba refiriendo a algo espiritual, a diferencia de un
jardín paradisíaco literal. Había un precedente para que él hiciera eso.
Muchas profecías de las Escrituras Hebreas predijeron que los judíos que estaban exiliados en
Babilonia serían restaurados a su tierra natal. Además de las indicaciones de que mejorarían tanto la
tierra como las condiciones ambientales literales, aquellas profecías indicaban que habría un
cambio en la gente, los judíos restaurados. Por ejemplo, Isaías escribió que Jehová ‘vigorizaría sus
mismísimos huesos, y ellos llegarían a ser como un jardín bien regado’ y serían ‘llamados árboles
grandes de justicia, el plantío de Jehová, para que él sea hermoseado’. (Isaías 58:11; 61:3; compare
con Salmo 1:3.) Isaías usó lenguaje figurado parecido sobre un período anterior al escribir que
cuando los israelitas fueron fieles a Jehová eran como Su viña o plantío; cuando fueron infieles, eran
viñas que producían uvas silvestres y estaban destinadas para la quema, y la zarza y malas hierbas
crecerían en su lugar. (Isaías 5:1-7.)
Por lo tanto, hay razón bíblica para entender que la referencia que hizo Pablo en la visión que se
registra en 2 Corintios 12:4 se relaciona con la restauración futura de la prosperidad espiritual entre
los adoradores de Dios. El mismo predijo que habría un apartarse del cristianismo verdadero antes

779
de la “presencia” del Señor (Hechos 20:29, 30; 2 Tesalonicenses 2:3-8). No obstante, ésa no sería la
situación permanente. La verdadera congregación cristiana, “campo de Dios bajo cultivo”,
florecería otra vez y sería fructífera (1 Corintios 3:9). Entendemos que ése es el paraíso que Pablo vio
en visión. Sin embargo, su referencia a ese paraíso espiritual no resta valor de ninguna manera a las
muchas promesas bíblicas de un venidero Paraíso terrestre, un Paraíso restaurado según el propósito
original de Dios para la Tierra. //Volver al Índice

780
W1970 1/2 PÁGS.95-96

¿Qué es el pecado imperdonable?—E. M., EE. UU.


La clase de pecado al que se hace referencia en la Biblia como imperdonable no es
simplemente una categoría como el robar, el mentir o la inmoralidad sexual. Sin embargo, estas
cosas son serias y pueden envolver el pecado imperdonable. (Rev. 21:8) Pero el pecado
imperdonable es pecado deliberado contra la operación manifiesta del espíritu de Dios. Brota de un
corazón que está alejado cabalmente y para siempre de Dios.
Los caudillos religiosos judíos que vinieron a Galilea para ver y oír a Jesucristo en una ocasión, y
habían entrado en consejo en cuanto a cómo podían destruirlo. (Mat. 12:14) En Galilea vieron que
Jesús había curado a un hombre que no podía hablar, que estaba ciego y poseído de los
demonios. En vez de reconocer el hecho obvio de que Jesús estaba ejecutando milagros por medio
de espíritu santo de Dios, los fariseos maliciosamente lo acusaron de hacerlo por medio del poder
de Satanás. Después de mostrar cuán equivocados estaban, Jesús dijo:
“Toda suerte de pecado y blasfemia será perdonada a los hombres, pero la blasfemia contra el
espíritu no será perdonada. Por ejemplo, a cualquiera que hable una palabra contra el Hijo del
hombre, le será perdonado; pero a cualquiera que hable contra el espíritu santo, no le será
perdonado, no, ni en este sistema de cosas ni en el venidero.”—Mat. 12:31, 32; Mar. 3:28, 29; Luc.
12:10.
En lo que tocaba a estos caudillos religiosos no se trataba simplemente de no estar convencidos
por las enseñanzas y obras de Cristo. La gente de Corazín y Betsaida había estado tan preocupada
con su modo de vivir que no había aceptado a Jesús ni se había arrepentido; sin embargo, parece
evidente que se beneficiarán de la misericordia de Dios y tendrán una resurrección y una
oportunidad futura de aprender el camino de la justicia. (Mat. 11:20-24) Tampoco puede decirse
que en el caso de los fariseos fue asunto de que blasfemaran y se opusieran a los adoradores
verdaderos porque ignoraban la voluntad de Dios. Saulo de Tarso sí había sido tal clase de hombre,
pero se le mostró misericordia y fue perdonado. (1 Tim. 1:13-16) Más bien, estos caudillos religiosos
tenían el corazón podrido hasta lo más recóndito, y Jesús lo sabía. Diferente de lo que sucedía en el
caso de la gente común, tenían considerable conocimiento de la Palabra de Dios. Ahora habían
visto una demostración evidente del espíritu de Dios. Sin embargo, rechazaron completamente lo
que se había efectuado por espíritu de Jehová y con blasfemia atribuyeron los milagros de Jesús al
poder de Satanás. ¿Hasta qué grado puede llegar una persona en su maldad?
¿Fue serio el pecado de ellos? Jesús, “conociendo sus pensamientos,” se dio cuenta de que
deliberadamente —con los ojos bien abiertos a los hechos— estaban pecando contra el
conocimiento de la operación del espíritu santo. Indicó que eran ‘culpables de pecado eterno.’
(Mat. 12:25; Mar. 3:29) Debido al contexto de esas palabras, y tomando en cuenta el hecho de que
más tarde Jesús dijo que muchos líderes religiosos de aquel tiempo iban rumbo a la destrucción
eterna en el Gehena, parece que habían cometido el pecado imperdonable. (Mat. 23:15, 33) Su
pecado era imperdonable, no debido a que Jehová no sea un Dios dispuesto a perdonar, sino a
que estaban más allá del arrepentimiento y más allá de la posibilidad de ser recuperados. Su
pecado los dejaba en infidelidad total en cuanto a la adoración verdadera de Jehová. Aun en el
sistema de cosas venidero, una persona culpable de tal pecado no podría ser perdonada.
¿Podría uno pecar contra el espíritu santo hoy día, y en consecuencia estar más allá de ser
perdonado? Sí, eso es posible. Una persona podría llegar a estar corrompida tan
desesperadamente en la mente y el corazón que llevara el pecado al punto de pecar contra el
espíritu. Y no es preciso que el individuo sea cristiano ungido con espíritu para hacerlo. Recuerde
que aquellos fariseos no eran cristianos ungidos y no obstante cometieron el pecado imperdonable.
¿Cómo sabría uno si se ha cometido el pecado imperdonable?

781
Esta clase de pecado está relacionada con lo que leemos en Hebreos 10:26: “Si practicamos el
pecado voluntariosamente después de haber recibido el conocimiento exacto de la verdad,
no queda ya sacrificio alguno por los pecados.” De modo que hay acción deliberada o
voluntariosa en cuanto a esta clase de pecado. La persona peca con insensibilidad, plenamente
consciente del hecho de que se opone directamente a la operación del espíritu de Dios y Sus leyes
justas. Además, todos somos pecaminosos y necesitamos el sacrificio de rescate de Cristo para
obtener perdón. Mas “no queda ya sacrificio alguno por los pecados” para aquel que sabe eso y
“que ha pisoteado al Hijo de Dios y que ha estimado como de valor ordinario la sangre” que él
derramó. Ése “ha ultrajado con desdén el espíritu de bondad inmerecida.” (Heb. 10:29) Jamás se
arrepentirá ni buscará humildemente el perdón de Dios por su pecado y rechazamiento del rescate
de Cristo. Está más allá de arrepentirse.
Pero hay que recordar un punto importante: En el caso de Jesús, él sabía los pensamientos más
recónditos y la condición de corazón de los judíos y por eso pudo estar seguro de que habían
pecado contra el espíritu santo. Hoy los humanos imperfectos no podemos leer los corazones como
Jehová y Jesús pueden hacerlo, de modo que no podemos determinar cuándo alguien ha llevado
el pecado al punto de haber pecado contra el espíritu. (Mat. 12:25; Heb. 4:13) Eso le toca a Dios
determinarlo.
Aun el hecho de que una persona haya sido expulsada de la congregación cristiana no quiere
decir necesariamente que haya cometido el pecado imperdonable. Más tarde puede arrepentirse.
En la congregación corintia primitiva un cristiano ungido tuvo que ser expulsado debido a su
inmoralidad y falta de evidencia de arrepentimiento. No obstante, es evidente que aquel hombre
más tarde fue restablecido en la congregación, lo cual muestra que él no había pecado contra el
espíritu santo.—1 Cor. 5:1-5; 2 Cor. 2:6-8.
Sin embargo, el simple hecho de que es posible pecar contra el espíritu santo debe hacer que
estemos alerta. Siendo criaturas imperfectas, inconscientemente pecamos diariamente. Si uno está
herido en el corazón y verdaderamente arrepentido a causa de sus pecados, entonces eso es
evidencia de que no ha cometido el pecado imperdonable. ¡Cuán importante es, entonces,
mantener un espíritu humilde, reconociendo nuestros errores y procurando el perdón de Dios!
(1 Juan 1:9; Miq. 7:18) Y reconociendo que destrucción eterna es lo que les tocará a los que son
‘culpables de pecado eterno,’ el pecado contra el espíritu santo, debemos esforzarnos por evitar
hacer del pecado un hábito o negar la evidente operación del espíritu de Dios. //Volver al Índice

782
W1972 1/10 PÁGS.607-608

¿Por qué prohibía la ley mosaica el comer grasa?—EE. UU.


Bajo la Ley dada a los israelitas, se consideraba que tanto la sangre como la grasa eran
exclusivamente de Jehová Dios. La Ley declaraba: “Es un estatuto hasta tiempo indefinido para las
generaciones de ustedes, en todos los lugares donde moren: No deben comer grasa alguna
ni sangre alguna.”—Lev. 3:17.
La sangre representa la vida de una persona o un animal. Por esta razón la Biblia refiriéndose al
“alma” dice que está “en la sangre.” (Gén. 9:4; Lev. 17:11, 14) Puesto que solo Jehová Dios puede
dar vida, la vida o lo que representa la vida, la sangre, es de él correctamente.
Se consideraba la grasa como la mejor parte o la parte más exquisita. Esto se hace patente de
tales expresiones figurativas como la “parte más rica [literalmente, la grasa] de la tierra,” “lo mejor
[literalmente, la grasa] del aceite,” y “lo mejor [literalmente, la grasa] del vino nuevo y el grano.”
(Gén. 45:18; Núm. 18:12) Por consiguiente la prohibición contra el comer grasa evidentemente servía
para impresionar en los israelitas que las “primeras” o mejores partes son de Jehová, que han de
ofrecerse a él en sacrificio. Por lo tanto, el comer grasa habría sido una apropiación ilegal de algo
que había sido santificado a Jehová. Habría sido una invasión de sus derechos. Sin embargo, en
caso de que un animal muriera de por sí o lo matara otra bestia, la grasa podría usarse con otros
propósitos.—Lev. 7:23-25.
Muchos comentaristas bíblicos creen que el mandato en cuanto a la grasa solo aplicaba a
animales aceptables para sacrificio. Pero hay indicaciones de que esta prohibición contra el comer
grasa aplicaba a la grasa de todos los animales. El mandato tocante a la grasa se enlaza con el
mandato tocante a la sangre. Y la sangre de todos los animales era prohibida para alimento. (Lev.
17:13, 14; Deu. 12:15, 16) Razonablemente, por lo tanto, la disposición reglamentaria tocante a la
grasa igualmente abarcaba la grasa de todos los animales.
También puede notarse que el sangrar apropiadamente no removía toda molécula de sangre
de la carne, y no obstante el residuo de sangre que permanecía no hacía la carne inadecuada
para consumo. De manera similar, la prohibición sobre el comer grasa no hacía inadecuada para
alimento la carne con vestigios de grasa.
Por supuesto, la prohibición de grasa no excluía el alimentar o engordar a las ovejas o el ganado
para la mesa. Las Escrituras hasta mencionan “cuclillos engordados.” (1 Rey. 4:23) En vista de la
restricción sobre el uso de grasa para alimento, evidentemente el ‘engordar’ no era con el propósito
de producir capas de grasa, sino de que los animales llegaran a estar carnosos, no flacos.
En Deuteronomio 32:14 la referencia a la “grasa de carneros” dada a los israelitas es figurativa.
Designa lo mejor del rebaño (similar a la expresión española “la flor y nata”). Por consiguiente The
Jerusalem Bible dice: “alimento rico de los pastos.” Las palabras de Nehemías 8:10: “Vayan, coman
las cosas grasas,” han de entenderse de modo similar. Las “cosas grasas” figurativamente denotan
porciones ricas, deliciosas, sin duda incluyendo artículos sabrosos preparados con aceite vegetal. La
traducción por James Moffatt dice: “Coman las piezas exquisitas.” Algunas cosas, como tortas
hechas de grano, se freían completamente sumergidas en grasa. Esta no era grasa de animal, sino
aceite vegetal, a menudo aceite de oliva.—Lev. 2:7.
Diferente de la prohibición sobre la sangre, que ha estado en vigencia para con toda la raza
humana desde el diluvio del día de Noé, hoy los cristianos no están bajo las restricciones de la ley
mosaica acerca de alimentos. (Gén. 9:4) Bajo inspiración el apóstol Pablo escribió: “Que nadie los
juzgue en el comer y beber, o respecto de una fiesta, o de una observancia de la luna nueva, o de
un sábado; porque esas cosas son una sombra de las cosas por venir, mas la realidad pertenece al
Cristo.” (Col. 2:16, 17) Sin embargo, la ley acerca de la grasa debe recordar a los cristianos la

783
necesidad continua de dar lo mejor que tienen a Jehová Dios. (Pro. 3:9, 10) Esto debe reflejarse en
todo aspecto de la vida del cristiano. El consejo de la Biblia es: “Cualquier cosa que estén haciendo,
trabajen en ello de toda alma como para Jehová, y no para los hombres, porque ustedes saben
que es de Jehová que recibirán el debido galardón de la herencia.”—Col. 3:23, 24. //Volver al Índice

784
W1980 15/4 PÁG.31

¿Por qué prescribió la ley mosaica pena capital al que


invocara el mal contra sus padres?
La ley de Dios declaraba: “En caso de que hubiere algún hombre que invocare el mal contra su
padre y su madre, debe ser muerto sin falta. Es contra su padre y su madre que ha invocado el mal.
Su propia sangre está sobre él.” (Lev. 20:9) El que un hombre maldijera a sus padres, deseara que
alguna tremenda calamidad les sobreviniera, indicaría una disposición rencorosa, de asesinato. Eso
sería una espantosa falta de gratitud con relación al cuidado y la atención que le habían dado sus
padres. Aunque personalmente ese hombre no estuviera usando un arma para herir a sus padres, en
el fondo deseaba que de otra manera les viniera la muerte. A los ojos de Dios, un espíritu cruel como
ése constituye asesinato. (Compare con Mateo 5:21, 22; 1 Juan 3:15.) Por lo tanto, en su ley a Israel,
el Altísimo prescribió para el acto de injuriar a los padres la misma pena que prescribió para el
matarlos efectivamente. //Volver al Índice

785
W1972 15/10 PÁG.639

¿Por qué no coincidió el principio de la I Guerra Mundial con


la primera parte de octubre, cuando terminaron los “tiempos
señalados de las naciones”?—EE. UU.
Como se ha mostrado a menudo en esta revista, el otorgar la gobernación real sobre las
naciones a Cristo Jesús tuvo lugar en 1914 E.C., al terminar los “tiempos señalados de las naciones” o
los Tiempos de los Gentiles. (Luc. 21:24; Dan. 4:16, 17, 31, 32) Esos “tiempos señalados” empezaron
2.520 años antes, después de la destrucción de Jerusalén en 607 a. de la E.C. y el asesinato del
gobernador judíos Gedalías. El asesinato de Gedalías en el mes de Tisri (septiembre/octubre) (“en la
séptima luna nueva,” traducción de Byington) movió a los judíos que se habían quedado en la tierra
de Judá a huir. (Jer. 41:1, 2; 43:2-7) Para cuando los judíos temerosos huyeron a Egipto debe haber
sido por lo menos a mediados de Tisri, pues eso permitiría suficiente tiempo para que acontecieran
las cosas que según dice la Biblia ocurrieron entre el asesinato y la huida. (Compare con Jeremías
41:4, 10 42:7.) Esto colocaría el principio de los Tiempos de los Gentiles alrededor del 15 de Tisri de
607 a. de la E.C.
Al fin de los Tiempos de los Gentiles, alrededor del 15 de Tisri (4/5 de octubre) de 1914 E.C.,
Revelación 11:15 se cumplió: “El reino del mundo sí llegó a ser el reino de nuestro Señor y de su
Cristo.” (New World Translation) Al entronizar a su Hijo Jesucristo, Jehová Dios tomó su poder para
gobernar como Rey sobre el mundo de la humanidad. Era el tiempo señalado para que la
gobernación del gran Adversario, Satanás el Diablo, terminara.
Puesto que era el ‘gobernante del mundo’ de la humanidad alejada de Dios, Satanás
ciertamente no quería ver que el Reino tomara control completo de los asuntos de la Tierra. (Juan
12:31; 14:30; 16:11) Más de diecinueve siglos antes maniobró los asuntos de tal manera que, si
no hubiera sido por intervención divina, Herodes el Grande habría matado al infante Jesús. (Mat.
2:13) De modo similar, aun antes del nacimiento del reino celestial, Satanás se preparó y preparó a
sus demonios para un ataque. Esto se describe simbólicamente en Revelación 12:3-5, donde leemos:
“Se vio otra señal en el cielo, y, ¡miren! un dragón grande de color de fuego, con siete cabezas y
diez cuernos y sobre sus cabezas siete diademas; y su cola arrastra la tercera parte de las estrellas
del cielo, y las arrojó a la tierra. Y el dragón se quedó de pie delante de la mujer que estaba a punto
de dar a luz, para, cuando diese a luz, devorar a su hijo. Y ella dio a luz un hijo, un varón, que ha de
pastorear a todas las naciones con vara de hierro. Y su hijo fue arrebatado a Dios y a su trono.”
No debería sorprender, entonces, que la I Guerra Mundial estalló unos dos meses antes del fin de
los Tiempos de los Gentiles, y por consiguiente antes del nacimiento del “hijo” simbólico o reino
celestial. No era necesario que Satanás el Diablo esperara hasta después que la gobernación real
sobre las naciones hubiese sido puesta en las manos de Jesucristo para maniobrar a las naciones en
una guerra de gran magnitud. El comienzo de ese conflicto sanguinario sin duda fue parte de su
plan para cegar a las personas a lo que había sucedido en los cielos en cumplimiento de la
profecía bíblica y también, si fuera posible, para impedir que el Reino gobernara sobre el mundo de
la humanidad. //Volver al Índice

786
W1976 1/5 PÁG.287

¿Creen los testigos de Jehová en los doctores?


Sí, los testigos de Jehová se aprovechan de los diversos conocimientos médicos prácticos como
ayuda en sus problemas de salud. Aman la vida y quieren hacer cuanto sea razonable y bíblico
para prolongarla. Como Lucas, el cristiano del primer siglo que fue médico, algunos Testigos hoy día
son doctores, en muchos campos de la salud. (Col. 4:14) Sin embargo, no aceptan terapia que esté
en pugna con los requisitos bíblicos, como una transfusión de sangre. La Biblia específicamente
prohíbe el ingerir sangre para nutrir el cuerpo.—Gén. 9:4; Lev. 17:1-14; Hech. 15:28, 29.
A menudo Jesús y los apóstoles curaban milagrosamente con el poder del espíritu santo a los
enfermos y afligidos de males como una muestra de lo que se efectuará en sentido completo en el
nuevo sistema de cosas de Jehová. Después de la muerte de los apóstoles para fines del primer
siglo, los dones de curación milagrosa por parte de los siervos de Dios cesaron, y por eso los testigos
de Jehová hoy día no esperan un milagro que les devuelva la salud. Sin embargo, sí acuden a Dios
para que bendiga y dirija sus esfuerzos por atender su salud de una manera razonable. Sin embargo
saben que, tal como ocurrió en el caso de los apóstoles, Dios todavía permite que la muerte se lleve
a los fieles cuyos cuerpos han llegado a tal punto en que no pueden sostenerse con buen alimento
y descanso adecuado o con la ayuda de médicos.
Por supuesto, hay varias teorías sobre cómo tratar las enfermedades. La Sociedad Watch Tower
no aboga por un método como preferible a otro; a cada testigo de Jehová individualmente se le
deja que escoja el tratamiento que le parezca mejor. De vez en cuando nuestras publicaciones
consideran los diferentes métodos y artes de curación que se utilizan, haciéndolo como asunto de
interés para nuestros lectores, pero dejando que cada uno decida lo que pueda ser provechoso.
Reconocemos que a veces hay amplias diferencias de opinión entre los que tratan con asuntos
de la salud. Pero no hay razón para que un cristiano que se incline en cierta dirección en esto
critique a los que se inclinan hacia otras formas de tratamiento, con tal que lo que se decida hacer
no esté prohibido por la Palabra de Dios. Es importante reconocer, también, que, como muestran los
hechos, el tratamiento que resulta en bien para una persona quizás no tenga efecto provechoso en
otra y realmente le resulte en daño.
Los testigos de Jehová, aunque agradecen todo alivio de enfermedad y dolencia que pueda
proporcionar la profesión médica, comprenden que tal alivio es a lo más temporal y que tenemos
que esperar de Dios la eliminación permanente de las enfermedades. En el nuevo sistema de
Jehová, que ahora está muy cerca, las criaturas humanas serán curadas de sus enfermedades, y
hasta la muerte será eliminada con el rescate de Cristo Jesús como base. //Volver al Índice

787
W1974 1/3 PÁGS.159-160

¿A qué se debe que, aunque una persona trate de fijar su


atención en las cosas buenas, a veces entran malos
pensamientos en su mente?—EE. UU.
Esto se debe a que los humanos somos imperfectos, nacidos en pecado. Dice Primera de Juan
1:8: “Si hacemos la declaración: ‘No tenemos pecado,’ a nosotros mismos nos estamos extraviando
y la verdad no está en nosotros.” De su propia lucha en conexión con las inclinaciones malas, el
devoto apóstol Pablo escribió: “Hallo, pues, esta ley en el caso mío: que cuando deseo hacer lo que
es correcto, lo que es malo está presente conmigo. Verdaderamente me deleito en la ley de Dios
conforme al hombre que soy por dentro, pero contemplo en mis miembros otra ley que guerrea
contra la ley de mi mente y que me conduce cautivo a la ley del pecado que está en mis
miembros.” Esto le ocasionaba al apóstol no poca desdicha.—Rom. 7:21-24.
Como Pablo, tenemos que contender con los deseos y pasiones pecaminosos, que impiden el
que nos adhiramos perfectamente a los requisitos divinos. Aunque realmente querramos hacer lo
que es correcto, repetidas veces hallamos que nos estorban las inclinaciones de la carne
pecaminosa. Puesto que apreciamos la rectitud y justicia de la ley de Dios, podemos hallar
verdadero deleite y placer en ella. Sin embargo, a pesar de esto, podemos ser estimulados por las
circunstancias, o pueden surgir sugerencias que nos estimulen a ceder al modo de pensar
incorrecto. El hecho de que no alcanzamos a hacer lo que quisiéramos resulta en un conflicto
doloroso dentro de nosotros mismos. No obstante, como en el caso de Pablo, sobre la base del
sacrificio de Cristo, podemos obtener verdadero perdón de pecados y así mantener una
conciencia limpia delante de Dios y los hombres.
También, si permitimos que el espíritu de Dios nos guíe, no llegaremos a ser practicantes del
pecado. Como leemos en Gálatas 5:16: “Sigan andando por espíritu y no llevarán a cabo ningún
deseo carnal.” Es decir, aunque ‘broten’ en nuestra mente deseos de la carne pecaminosa, los
rechazaremos y así no cumpliremos o llevaremos a cabo estos deseos. En vista de nuestras
tendencias pecaminosas, tenemos que continuar trabajando duro para no dejar que los deseos
incorrectos se arraiguen en el corazón y se hagan fértiles para dar a luz el pecado. (Sant. 1:14, 15) El
apóstol Pablo exhorta de su propia experiencia personal: “Aporreo mi cuerpo y lo conduzco como a
esclavo, para que, después de haber predicado a otros, yo mismo no llegue a ser desaprobado de
algún modo.”—1 Cor. 9:27.
También debemos tener presente que hay inicuas fuerzas espíritus, demonios, que quieren que
los cristianos se desvíen del derrotero correcto y empiecen a espaciarse en pensamientos
incorrectos. No debemos dejarnos llegar a estar bajo su influencia, sino que tenemos que resistirlos.
“Tenemos una lucha, no contra sangre y carne, sino contra . . . las fuerzas espirituales inicuas.”—Efe.
6:12.
¿Cómo se nos puede ayudar a mantener nuestros pensamientos y deseos bajo control? Tenemos
que evitar asociaciones y circunstancias que hacen surgir las tentaciones. Si deseos o ideas
incorrectos vienen a la mente, no debemos ceder a ellos, sino esforzarnos por resistirlos.
Inmediatamente debemos tratar de pensar en algo diferente, obligando nuestra mente a
concentrarse en cosas buenas y edificantes. La Palabra de Dios aconseja: “Cuantas cosas sean
verdaderas, cuantas sean de seria consideración, cuantas sean justas, cuantas sean castas, cuantas
sean amables, cuantas sean de buena reputación, cualquier virtud que haya y cualquier cosa que
haya digna de alabanza, continúen considerando estas cosas.”—Fili. 4:8.
También es vital acudir a Jehová Dios por ayuda. Podemos estar bien seguros de que él nos
ayudará a evitar que los deseos incorrectos y las pasiones pecaminosas nos dominen. Nos dará la

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sabiduría que necesitamos para hacer frente a las pruebas y hará que su espíritu nos mueva a hacer
lo que es correcto al hacernos recordar razones bíblicas para mantener conducta excelente. (Fili.
4:6, 7; Sant. 1:5) Por otra parte, también, cualquier persona que sufra a causa de pensamientos o
deseos incorrectos puede recibir ayuda bíblica de hombres con cualidades espirituales, ancianos,
en las congregaciones de los testigos cristianos de Jehová.—Sant. 5:14, 15. //Volver al Índice

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W1970 15/4 PÁGS.255-256

Jehová permitió la poligamia entre los judíos, pero no entre


los cristianos. ¿Ha cambiado la moralidad de Dios?—J. P.,
EE. UU.
No, la moralidad de Dios no ha cambiado. Siempre ha sido perfecta, y aún lo es. Moisés,
conociendo los arreglos maritales que Dios permitía entonces, se sintió impelido a decir acerca de
Jehová: “Justo y recto es él.” (Deu. 32:4) Aunque Dios permitió temporalmente una relación
matrimonial que ahora no permite, su justicia es tan manifiesta hoy como lo fue en los días de
Moisés.
Frecuentemente cuando las personas oyen o leen que se toleraba la poligamia en el Israel de la
antigüedad o entre los patriarcas hebreos se forman nociones de que Dios hacía la vista gorda ante
prácticas sexuales relajadas. Se imaginan que Jehová pasaba por alto voluntariamente o
estimulaba la promiscuidad. ¡Nada podría estar más lejos de la verdad! Pues, uno de los Diez
Mandamientos prohibía que un hombre tuviera relaciones sexuales con la esposa de otro nombre. Y
so pena de muerte Dios prohibió el incesto, la bestialidad y la sodomía.—Éxo. 20:14; Lev. 18:6-23.
Tenemos que tener presente que Dios no instituyó la poligamia. El primero que se menciona en la
Biblia con dos esposas fue Lamec, descendiente jactancioso de Caín. (Gén. 4:19-24) Nadie que
practicaba la poligamia sobrevivió al Diluvio, pues Noé y cada uno de sus hijos tuvieron una sola
esposa cada uno. Más tarde, cuando Dios trató con los patriarcas posdiluvianos aún no había dado
leyes extensas sobre el comportamiento humano, incluso el matrimonio. En algunos casos un
hombre tomaba una esposa secundaria para producir prole debido a que su esposa era estéril,
como Abrahán lo hizo a instancias de su esposa Sara. (Gén. 16:1, 2) No obstante, es digno de
notarse que muchas veces en la Biblia en los casos en que estaba envuelta la poligamia había
infelicidad o dificultades, como sucedió en los casos de Sara y Agar, Ana y Penina, así como en el
de las esposas de Salomón.—Gén. 21:9; 1 Sam. 1:1-6; 1 Rey. 11:1-6.
Por consiguiente, con los antecedentes de una sociedad patriarcal, cuando Jehová aceptó a
los israelitas como su pueblo nacional la poligamia ya existía a cierto grado, aunque parece que la
monogamia fue mucho más común durante toda la historia de Israel. Reconociendo matrimonios
polígamos que ya existían, Dios dio leyes muy estrictas para regular y controlar las cosas. Muy
contrario a la acusación de que Dios tuvo en menos a la mujer y el matrimonio, él promulgó
legislación altamente moral para proteger los derechos y privilegios de la esposa original así como
de cualquier esposa secundaria y sus hijos. (Deu. 21:15-17) En consecuencia, aunque Jehová
no prohibió la poligamia, definidamente instó al amor y al respeto en el matrimonio, y prohibió la
inmoralidad sexual. Su norma moral fue justa, perfecta.
Jesús recalcó un punto significativo sobre el matrimonio en Mateo 19:8, 9. En cuanto al hecho de
que el divorcio se permitiera bajo la ley que Dios dio por medio de Moisés, Cristo dijo: “Moisés, en
vista de la dureza del corazón de ustedes, les hizo la concesión de que se divorciaran de sus
esposas, pero tal no ha sido el caso desde el principio. Yo les digo que cualquiera que se divorcie de
su esposa, a no ser por motivo de fornicación, y se case con otra comete adulterio.” Evidentemente,
tal como sucede en el caso del divorcio, Dios hizo la concesión de tolerar la poligamia; no obstante,
la sometió a estricta disposición reglamentaria.
Esto pudiera compararse al hecho de que Dios permite las “autoridades superiores,” los
gobiernos mundanos. Jehová no los instituyó en el principio. Pero existen y todavía no es el tiempo
de Dios para removerlos. De modo que da instrucciones a sus siervos en cuanto a cómo deben
comportarse en relación con este arreglo que él está permitiendo por un tiempo.—Rom. 13:1-7.

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Exactamente, ¿cuál es la posición del cristiano en cuanto a la poligamia? ¿Se permite, o ha
pasado el período durante el cual Dios la tolera?
Antes de hacer los comentarios citados arriba, Jesús recurrió a Génesis 2:24, diciendo: “El hombre
dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su esposa, y los dos serán una sola carne.” (Mat. 19:5)
Dios le dio a Adán solamente una esposa. El modelo fue que los DOS, no tres o cuatro, serían una
sola carne. Claramente Jesús estaba instruyendo a sus seguidores a que regresaran al arreglo
original de Dios para el matrimonio humano: que el hombre tuviera una sola esposa viviente. Bajo
inspiración el apóstol Pablo mostró que así es como se entiende correctamente este asunto. En
1 Corintios 7:2, escribió: “Que cada hombre tenga su propia esposa y que cada mujer tenga su
propio esposo.” Y dio instrucciones de que un siervo nombrado de la congregación habría de ser
“esposo de una sola mujer,” demostrando la norma para los cristianos.—Tito 1:6; 1 Tim. 3:2, 12.
Así Dios dio fin al período de concesión tocante al arreglo marital. Simplemente hizo que los
asuntos volvieran al arreglo que había instituido en el principio. Así, pues, no hubo ningún cambio en
la moralidad de Dios... permaneció perfecta. Y Jehová continuó oponiéndose a la inmoralidad
sexual. Consistentemente la consideró despreciable y merecedora de castigo severo.—Gál. 5:19-21;
1 Cor. 5:9-13; 6:9, 10.
Como hemos visto, bajo ambos arreglos —cuando permitió temporalmente la poligamia y bajo
el sistema cristiano, cuando requiere la monogamia— Jehová se ha opuesto a relajamiento de
conducta y a la inmoralidad sexual, y ha animado a que haya restricción, amor y respeto en el
matrimonio. Moisés se había referido a Jehová como “justo y recto.” Cristo y Pablo también se
refirieron a Jehová como justo. (Juan 17:25; Rom. 3:26) Y hoy nosotros tenemos buena razón para
concordar con ellos, sabiendo que Dios ha sido consistente y perfecto en la moralidad. //Volver al
Índice

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W1979 1/5 PÁGS.31-32

En el futuro, cuando Dios resucite a personas en la Tierra,


¿tendrán aproximadamente la misma edad y apariencia que
tenían antes?
Las Escrituras no hacen un comentario específico sobre esto, pero la razón y ciertas indicaciones
bíblicas sugieren que así será.
En cuanto a la resurrección espiritual, la Biblia usa la ilustración de las semillas de las plantas y
dice: “Dios le ha dado un cuerpo así como le ha agradado.” Sí, él provee lo que es apropiado y
necesario. (1 Cor. 15:35-44) Podemos esperar lo mismo con relación a la resurrección terrestre.
Los relatos bíblicos de resurrecciones en el pasado no dan indicación de que las personas
humanas resucitadas hubieran cambiado de manera notable en cuanto a edad o apariencia.
Cuando un muchacho de Sunem murió y fue resucitado por Eliseo, regresó con la edad y
apariencia que tenía al morir. (2 Rey. 4:32-37) Considere también lo que sucedió cuando Jesús
resucitó a Lázaro, quien había estado muerto por cuatro días y cuyo cuerpo había empezado a
deteriorarse. ¿Vino a la vida Lázaro con la apariencia drásticamente cambiada o con partes de su
carne en deterioro? No. Su apariencia no variaba mucho de la de antes. Si no hubiera sido así, los
enemigos religiosos ciertamente hubieran usado ese hecho para desacreditar a Jesús.—Juan 11:32-
47.
Además, sabemos que Jehová es un Dios de orden, bondad y misericordia. Eso va contra el que
pensemos que él vaya a hacer que alguien vuelva a la vida sin una extremidad o estando
horriblemente desfigurado debido a las etapas terminales de una enfermedad mortífera. (Sant. 1:17;
Luc. 11:13) Pero esto no exige que el individuo vuelva ‘en la flor de la vida.’ Si alguien muriera de un
ataque al corazón a los 75 años de edad, ¿por qué no podría Dios resucitarlo con un cuerpo
comparable, pero con un corazón que continuara funcionando? Entonces, a medida que se
aplicara el poder curativo de las provisiones de Jehová, incluso el mérito del sacrificio de Jesús, la
persona podría progresar hacia la perfección.—Rev. 22:1, 2, 17.
Pero no es necesariamente provechoso ni aconsejable el andar considerando preguntas acerca
de la condición de los resucitados. Dios pudiera haber incluido en la Biblia información detallada
acerca de precisamente lo que va a hacer. El hecho de que Jehová no hiciera eso indica que
no considera que eso sea información vital para nosotros ahora. Él sí hizo que se registraran en la
Biblia varios relatos de resurrecciones que se efectuaron por medio de su poder. Y dio en las
Escrituras garantías de que habrá “resurrección así de justos como de injustos.” (Hech. 24:15; Juan
5:28, 29) Entonces dejó de parte nuestra el desarrollar fe en su Palabra y sus promesas. Podemos
estar seguros de que si nosotros mismos ejercemos fe y así sobrevivimos para entrar en el Nuevo
Orden, Dios se encargará de que no haya problemas invencibles con relación a la resurrección.
Tendremos el gozo de recibir de regreso de la muerte a los que sean levantados de entre los
muertos, y reconocerlos y ayudarlos. //Volver al Índice

792
W1975 15/2 PÁGS.127-128

¿Todavía serán imperfectos y estarán atribulados por el


pecado adánico los que sean levantados a la vida en la
Tierra, puesto que Romanos 6:7 dice que una persona “que
ha muerto ha sido [absuelta] de su pecado”?—EE. UU.
Romanos 6:7 dice: “Porque el que ha muerto ha sido absuelto de su pecado.” Una consideración
del contexto muestra que el apóstol Pablo trataba de los cristianos ungidos por espíritu que estaban
vivos en aquel tiempo. Mientras estaban vivos, habían sido bautizados en Cristo Jesús y habían
recibido la expectativa válida de vida celestial. A fin de ser ungidos con espíritu santo y ser
aceptados como hijos espirituales de Dios, era preciso que murieran a su anterior derrotero en la
vida como humanos imperfectos, que sus pecados fueran perdonados por Dios y que se les
imputara perfección humana.
Pero al hacer este comentario en cuanto a los cristianos ungidos, Pablo estaba usando como
base una ilustración natural y efectiva. En su aplicación extensa, podría decirse correctamente que
uno que ha muerto ha sido absuelto de pecado.
La muerte, no el proceso de morir en sí mismo, es el pago completo del pecado. La Biblia dice:
“El salario que el pecado paga es muerte.” (Rom. 6:23) Esto significa que cuando una persona ha
muerto su registro pecaminoso ya no está en su contra. Y si no fuera por el sacrificio de Jesucristo y el
propósito de Dios de resucitar a la persona, nunca volvería a vivir. Sin embargo, permanecería
absuelta de pecado, ya que Dios no reexaminaría repetidas veces su caso para luego condenarla
a otras clases de castigo por su pecado.
Se pudiera comparar esto a la situación de un hombre que está cumpliendo una condena de
prisión por algún acto criminal. Una vez que haya cumplido su tiempo de encarcelación, no se le
vuelve a enjuiciar y castigar repetidas veces por el mismo crimen.
Ahora bien en el caso de uno que ha sido levantado de entre los muertos a la vida terrestre, el
registro pecaminoso por el cual fue condenado a la muerte ya no está contra él. Como el que fue
liberado de la encarcelación, tiene la oportunidad de amoldarse a la ley. Sin embargo, el
resucitado todavía es el mismo humano. Su muerte no produjo en él ningún cambio en cuanto a
personalidad e inclinaciones pecaminosas. Por la resurrección no llegó a ser humano perfecto, libre
de todos los efectos del pecado y la imperfección que heredó de Adán. No fue declarado justo
debido a morir. Como en el caso de un ex-convicto, tiene que esforzarse diligentemente para
no sucumbir a sus debilidades carnales. Tiene que empezar, por decirlo así, donde se quedó en la
vida y aprovecharse plenamente de las provisiones de Dios para vida eterna en la Tierra.
Debido a la vida que llevaban antes de su muerte, algunas personas tendrán una inclinación
más fuerte hacia la maldad que otras. La Biblia dice, de hecho: “Va a haber resurrección así de
justos como de injustos.” (Hech. 24:15) De modo que los que eran injustos al morir serán injustos al ser
resucitados a la vida terrestre.
Por lo tanto, aunque uno quede absuelto de su registro de pecado, la muerte no produce
ningún cambio en lo que uno es como persona. Los que son levantados a la vida en la Tierra son los
mismos individuos que murieron, descendientes del pecador Adán. Son humanos imperfectos, como
lo fueron los individuos levantados por Elías, Eliseo, Jesucristo, Pedro y Pablo hace siglos. La muerte y
resurrección de individuos en el pasado no los transformó en personas perfectas capaces de vivir
para siempre. Así sucede con los que son levantados en la Tierra en el Nuevo Orden, el

793
aprovecharse de las provisiones expiatorias del sacrificio de Jesús es lo único que los protege de la
muerte.
En el libro bíblico de Revelación, la provisión de Dios para vida, incluso el arreglo expiatorio, se
describe simbólicamente como un río de agua de vida. (Rev. 22:1, 2) De modo que es por medio de
‘beber’ de este ‘río’ que los resucitados son liberados gradualmente de todas las tendencias
pecaminosas y llegan a ser humanos perfectos.
No es sino hasta que son humanos perfectos que Jehová Dios considera que han llegado a vivir
en el sentido más pleno. Evidentemente es por esta razón que la Biblia dice de los que son
levantados a la vida en la Tierra que ‘no llegan a vivir sino hasta el fin de los mil años’ del gobierno
del reino de Cristo, durante el cual gobierno los beneficios de su sacrificio expiatorio serán aplicados
a la humanidad.—Rev. 20:5. //Volver al Índice

794
W2003 1/4 PÁG.31

¿Por qué varía la numeración del libro de los Salmos en


diversas traducciones bíblicas?
La primera Biblia completa con la división de capítulos y versículos fue una traducción francesa
publicada por Robert Estienne en 1553. No obstante, el libro de los Salmos parece haber tenido
divisiones mucho antes de esa fecha, puesto que se trata de una compilación de salmos (o
canciones) individuales compuestos por varias personas.
Al parecer, Jehová mandó primero a David que reuniera una colección de salmos para que se
utilizaran en la adoración pública (1 Crónicas 15:16-24). Se cree que Esdras, sacerdote y “copista
hábil”, fue responsable de compilar posteriormente el libro entero de los Salmos en su forma
definitiva (Esdras 7:6). Por consiguiente, cuando se hizo la compilación, el libro se componía de
salmos individuales.
En un discurso que el apóstol Pablo pronunció en la sinagoga de Antioquía (Pisidia) en su primer
viaje misional, citó del libro de los Salmos y dijo: “Así como está escrito en el salmo segundo: ‘Tú eres
mi hijo, este día he llegado a ser tu Padre’” (Hechos 13:33). En las Biblias de la actualidad, esas
palabras aún aparecen en el versículo 7 del Salmo segundo. Sin embargo, la numeración de
muchos salmos varía en diversas traducciones bíblicas. Esto se debe a que algunas traducciones se
basan en el texto masorético hebreo, mientras que otras se basan en la Septuaginta griega, una
traducción del texto hebreo que se terminó en el siglo segundo antes de la era común. Por ejemplo,
la Vulgata latina —de la que se tradujeron muchas Biblias católicas— utiliza la numeración de los
Salmos que aparece en la Septuaginta, mientras que la Traducción del Nuevo Mundo y otras
versiones emplean la numeración del texto hebreo.
¿Cuáles son las diferencias específicas? El texto hebreo tiene un total de 150 salmos.
La Septuaginta, sin embargo, combina los Salmos 9 y 10 en uno, así como los Salmos 114 y 115. Por
otra parte, divide en dos tanto el Salmo 116 como el 147. Aunque el número total de salmos es igual,
la numeración del Salmo 10 al 146 de la Septuaginta está atrasada por uno con relación al texto
hebreo. Por eso, el conocido Salmo 23 aparece como el Salmo 22 en la versión Torres Amat, que
sigue la numeración de la Vulgata latina, la cual, a su vez, sigue la de la Septuaginta.
Finalmente, la numeración de los versículos de algunos salmos también pudiera variar en diversas
traducciones. ¿Por qué? Debido a que algunas versiones adoptan “la costumbre judía de
considerar el encabezamiento como el primer versículo”, dice la Cyclopedia de McClintock y
Strong, mientras que otras no. De hecho, si el título o encabezamiento es largo, suele contarse como
dos versículos, y por consiguiente, aumenta el número de versículos del salmo. //Volver al Índice

795
W1975 15/12 PÁG.764

¿Cuál es el significado de los textos que dicen que los


“riñones” son ‘vistos,’ ‘refinados,’ ‘probados’ o ‘examinados’
por Jehová Dios o por su Hijo?
En esos textos, evidentemente se hace referencia a los riñones como representación de, o con
relación a, las emociones más profundas o los sentimientos más recónditos. (Sal. 7:9; 26:2; Jer. 11:20;
20:12) Aunque las criaturas humanas no pueden determinar las emociones más profundas y los
sentimientos más recónditos ajenos, éstos no pueden ser ocultados ni del gran Probador y Refinador,
Jehová Dios, ni de su Hijo. Por eso leemos: “Yo, Jehová, estoy escudriñando el corazón, examinando
los riñones, aun para dar a cada uno conforme a sus caminos, conforme al fruto de sus tratos.” (Jer.
17:10) Citando al Hijo, Revelación 2:23 declara: “Yo soy el que escudriña los riñones y corazones, y
les daré individualmente a ustedes según sus hechos.” De modo que, entonces, Jehová Dios y
Jesucristo examinan las emociones más profundas, que pueden estar ocultas a las criaturas
humanas tal como los riñones literales están enterrados profundamente en el cuerpo humano.
Por lo tanto, el que vivamos en armonía con la voluntad de Dios lleva a grandes galardones
espirituales, ya que Él y Su Hijo hallarán que hasta nuestras emociones más profundas revelan que
queremos servirle a Él. Quizás recibamos también beneficios físicos. Es digno de atención el hecho
de que los trastornos emocionales afectan a los riñones. Por ejemplo, la tensión emocional sostenida
puede acarrear dolor físico y ausencia de micción o micción defectuosa. Por consiguiente, el que
uno cultive gobierno de sí mismo, como recomienda la Biblia, puede evitarle sufrimiento físico.—Gál.
5:22-24.
La Biblia no revela a qué grado los riñones literales (quizás incluso las glándulas suprarrenales
situadas en la superficie superior de los riñones) afectan las emociones o contribuyen al desarrollo de
ciertas emociones. Debemos tener presente que el cuerpo humano es un conjunto armonioso, y
todos sus miembros dependen unos de otros. (Compare con 1 Corintios 12:14-26.) Por lo tanto, las
emociones, los sentimientos, los deseos y cosas semejantes no pueden ser circunscritos enteramente
a ningún solo órgano específico como el cerebro, el corazón o los riñones. Bien pudiera ser que, por
lo menos en algunos casos, la Biblia simplemente hable del órgano afectado como si él mismo
originara las emociones o actitudes que lo afectan. //Volver al Índice

796
W1986 1/1 PÁG.31

¿Podría el Salmo 37:29: “Los justos mismos poseerán la tierra y


residirán para siempre sobre ella” referirse simplemente a la
ocupación permanente de la Tierra Prometida por parte de
Israel?
No, tal interpretación sería una limitación sin fundamento de esta promesa inspirada. El Salmo 37
pone ante los justos la perspectiva de vivir para siempre en la Tierra.
El término hebreo original es ’e′rets que, tal como la palabra española “tierra”, puede referirse a
una región en particular o al territorio de una nación, como en las expresiones “la tierra de Sinar” o
“la tierra de Egipto”. (Génesis 10:10, 11; 21:21; Salmo 78:12; Jeremías 25:20.)
De modo que Salmo 37:11, 29 podría referirse a que los israelitas pudieron haber sido, y debieron
haber sido, ocupantes permanentes de la Tierra Prometida. En armonía con el pacto que Dios hizo
con Abrahán, podían haber permanecido en aquella tierra dada por Dios y disfrutar de sus
bendiciones en ella de generación en generación. Sin embargo, no sucedió así, porque los israelitas
se hicieron infieles a Dios. (Génesis 15:18-21; 17:8; Deuteronomio 7:12-16, 22; 28:7-14; 31:7; Josué 21:43-
45.)
Sin embargo, no hay ninguna razón bíblica para limitar el término ’e′rets de Salmo 37:11, 29 a solo
la tierra dada a los israelitas.
Según A Hebrew and English Lexicon of the Old Testament (de Gesenius, Brown, Driver y Briggs,
1951) ’e′rets significa: “1. a. Tierra, la Tierra completa ([lo opuesto a] una porción) [...] b. Tierra, [lo
opuesto a] cielo, firmamento [...] c. tierra=habitantes de la Tierra [...] 2. tierra=a. país, territorio [...] b.
distrito, región [...] 3. a. suelo, superficie del suelo [...] b. suelo, productivo”. El libro Old Testament
Word Studies de William Wilson dice sobre ’e′rets: “La Tierra en su sentido más amplio, tanto las partes
habitables como las inhabitables; acompañada de alguna palabra que limite su sentido, se usa con
referencia a una parte de la superficie de la Tierra, un territorio o un país”. De modo que el
significado primario de la palabra hebrea es nuestro planeta o globo: la Tierra.
Es significativo que cuando Salmo 37:11, 29 fue traducido al griego en la Versión de los Setenta,
la palabra hebrea ’e′rets se tradujo al griego como ge, término que “denota la tierra en su sentido
de suelo arable”. Ge es la palabra que se usa en la significativa profecía de Jesús en Mateo 5:5:
“Felices son los de genio apacible, puesto que ellos heredarán la tierra”.
Con toda seguridad Jesús no estaba hablando sencillamente de la Tierra Prometida al citar la
promesa del Salmo 37:11. Sus seguidores ungidos llegarían a ser reyes y sacerdotes celestiales, y
compartirían con él la gobernación del entero globo terráqueo. (Revelación 5:10.) De modo similar,
aquellos de genio apacible que obtengan la vida eterna como humanos ayudarán a restaurar las
condiciones paradisíacas por toda la Tierra. (Revelación 21:4; Génesis 1:28.) Así, todos podemos
esperar el maravilloso cumplimiento futuro de la promesa: “Los hombres buenos heredarán la tierra y
vivirán en ella para siempre”. (Salmo 37:29, Versión Popular.) //Volver al Índice

797
W2006 1/1 PÁG.30

Salmo 102:26 dice que la Tierra y los cielos “perecerán”.


¿Significa esto que el planeta Tierra será destruido?
El salmista oró a Jehová diciendo: “Hace mucho tú colocaste los fundamentos de la tierra misma,
y los cielos son la obra de tus manos. Ellos mismos perecerán, pero tú mismo quedarás en pie; e igual
que una prenda de vestir todos ellos se gastarán. Igual que ropa los reemplazarás, y ellos terminarán
su turno” (Salmo 102:25, 26). El contexto revela que estos versículos no tratan de la destrucción de la
Tierra, sino de la eternidad de Dios; indica asimismo por qué esta verdad fundamental sirve de
consuelo a los siervos de Dios.
El salmista, quien tal vez se hallaba en el exilio babilónico, empieza describiendo sus miserias.
Se lamenta de que su vida se desvanezca “como humo”. La angustia febril le consume el
organismo, dejándole los huesos “al rojo como un fogón”. Está agotado, “seco como simple
vegetación”, y se siente solo, “como un pájaro aislado sobre un techo”. Los sufrimientos le han
quitado el apetito, y sus días son puro lamento (Salmo 102:3-11). Aun así, no pierde las esperanzas.
¿Por qué no? Por la promesa que Jehová ha hecho a Sión, o Jerusalén.
Aunque Sión ha sido destruida, Jehová ha prometido restaurarla (Isaías 66:8). Por eso, confiando
en su Dios, el salmista le dice: “Le tendrás misericordia a Sión, porque es la sazón de serle favorable,
porque el tiempo señalado ha llegado. Porque Jehová ciertamente edificará a Sión” (Salmo
102:13, 16). Luego, retornando al tema de su sufrimiento personal, llega a la conclusión de que si el
poder de Dios puede restaurar a la desolada Jerusalén, también puede rescatarlo a él de su
miserable estado (Salmo 102:17, 20, 23). Y hay una razón más por la que él confía sin reservas en
Jehová. ¿Cuál es? El hecho de que sea eterno.
La eternidad de Jehová está en marcado contraste con la brevedad de la vida del salmista. “Tus
años son durante todas las generaciones”, le dice a Jehová (Salmo 102:24). Y agrega: “Hace mucho
tú colocaste los fundamentos de la tierra misma, y los cielos son la obra de tus manos” (Salmo
102:25).
Sin embargo, ni siquiera la gran edad de la Tierra y los cielos puede compararse con la eternidad
de Jehová. El salmista añade: “Ellos [la Tierra y los cielos] mismos perecerán, pero tú mismo quedarás
en pie” (Salmo 102:26). La Tierra y los cielos materiales son perecederos. Es verdad que Jehová dice
en otros pasajes que estos permanecerán para siempre (Salmo 119:90; Eclesiastés 1:4). Pero los cielos
y la Tierra podrían ser destruidos si ese fuera el propósito divino; en cambio, Dios no puede morir. Las
creaciones físicas “subsist[en] para siempre” solo porque Jehová las sostiene (Salmo 148:6). Si él
dejara de renovarlas continuamente, entonces ‘igual que una prenda de vestir todas ellas se
gastarían’ (Salmo 102:26). Tal como una prenda de vestir dura menos que quien la usa, así la
creación podría acabarse si Dios lo quisiera. Sin embargo, sabemos por otras citas bíblicas que ese
no es su deseo. La Palabra de Dios nos asegura que Jehová ha determinado que la Tierra y los cielos
literales permanezcan para siempre (Salmo 104:5).
¡Qué reconfortante resulta saber que Jehová siempre estará ahí para cumplir sus promesas! Sean
cuales sean las dificultades a las que nos enfrentemos, cuando clamamos a él, podemos tener la
seguridad de que “ciertamente se volverá hacia la oración de los que están despojados de todo, y
no despreciará su oración” (Salmo 102:17). En efecto, la garantía de que Jehová nos ayudará,
como se indica en el Salmo 102, es aún más sólida que la Tierra que habitamos. //Volver al Índice

798
W1972 1/2 PÁGS.95-96

¿Por qué dicen el Salmo 102:25, 26 y Hebreos 1:10, 11 que los


cielos y la tierra ‘perecen’ y ‘son reemplazados como una
prenda de vestir gastada’?—Hawai.
Al contestar esta pregunta, quizás algunas personas señalen el hecho de que los términos
“cielos” y “tierra” no siempre se aplican a los cielos y la Tierra literales. En el Salmo 96:1, por ejemplo,
se anima a la “tierra” a cantar una “canción nueva.” Obviamente en este caso se da a entender la
gente de la Tierra. La Biblia también habla de “las fuerzas espirituales inicuas en los lugares
celestiales.” (Efe. 6:12) Esto sugeriría que esas fuerzas espirituales inicuas constituyen un ‘cielo’ sobre
la sociedad humana inicua. De hecho, se hace referencia al Diablo como el “dios de este sistema
de cosas.” (2 Cor. 4:4) Considerando esto, algunas personas quizás concluyan que los cielos y la
tierra que se mencionan en el Salmo 102:25, 26 (que se cita en Hebreos 1:10, 11) se refieren a los
cielos inicuos compuestos de Satanás y sus demonios y que controlan la tierra compuesta de la
humanidad alejada de Dios. Pero, ¿permite el pasaje mismo esta aplicación?
El Salmo 102:25, 26 dice: “Hace mucho tú [Dios] colocaste los fundamentos de la tierra misma, y
los cielos son la obra de tus manos. Ellos mismos perecerán, pero tú mismo quedaras en pie; e igual
que una prenda de vestir todos ellos se gastarán. Igual que ropa tú los reemplazarás, y ellos
terminarán su turno.” Esto hace surgir la pregunta: ¿Cómo es posible que Dios sea el Creador de
cielos inicuos y una tierra inicua?
Bueno, se pudiera argüir que Dios sí creó las criaturas espíritus que se rebelaron y que con el
tiempo llegaron a ser cielos inicuos sobre la humanidad, y que Dios creó a Adán y Eva, de quienes
han descendido todas las personas alejadas de Dios. Sin embargo, debe hacerse notar que ni el
pasaje mismo ni el contexto conducen fácilmente a esta conclusión. Además, no hay otros textos
que digan que Jehová puso el fundamento para una sociedad humana inicua o creó cielos inicuos.
Por lo tanto, lo razonable es que busquemos una explicación que encaje en el contexto más natural
y lógicamente.
Como se revela en el sobrescrito del Salmo 102, este salmo es “una oración del afligido en caso
de que se ponga endeble y derrame su preocupación delante de Jehová mismo.” Ese afligido
lógicamente podría pensar en la eternidad de Jehová en relación con los cielos y la Tierra físicos. Sí,
la creación física de cielos y Tierra es perecedera. Podría ser destruida, si ése fuese el propósito de
Dios. Diferente de la existencia eterna de Dios, la permanencia de cualquier parte de su creación
física no es independiente. Como se ve en la Tierra, la creación física tiene que pasar por un
continuo proceso de renovación si ha de durar o retener su forma existente. El hecho de que los
cielos físicos dependen de la voluntad y poder sustentador de Dios se indica en el Salmo 148.
Después de referirse al Sol, la Luna y las estrellas así como a otras partes de la creación de Dios, este
Salmo (versículo 6) declara que Dios “los tiene subsistiendo para siempre, hasta tiempo indefinido.
Ha dado una disposición reglamentaria, y ésta no pasará.”
En Hebreos 1:10, 11 se aplican las palabras del Salmo 102:25, 26 a Jesucristo. De él, también,
podría decirse que ha ‘colocado los fundamentos de la tierra’ y ha producido los cielos como ‘la
obra de sus manos’ porque el Hijo unigénito de Dios fue el Agente personal de Dios utilizado para
crear el universo físico. (Juan 1:1, 2; Col. 1:15, 16) Al poner de relieve la grandeza del Hijo de Dios,
que ahora disfruta de incorruptibilidad, una “vida indestructible” (Heb. 7:15, 16), el escritor de la
carta a los hebreos contrasta la permanencia del Hijo con la de la creación física, que Dios, si así se
lo propusiera, podría ‘envolver igual que una capa’ y ponerla a un lado.—Heb. 1:12.
En armonía con esto, se atribuye mayor permanencia a Jehová Dios (Sal. 102:25, 26) y a su Hijo
glorificado Jesucristo (Heb. 1:10, 11) que a la creación física, que es corruptible y podría perecer.

799
Otros textos también apoyan esta conclusión. En Lucas 21:33, por ejemplo, Jesús dijo que “el cielo y
la tierra pasarán, pero mis palabras de ningún modo pasarán.” Aquí Jesús contrastó la estabilidad y
la veracidad eterna de sus palabras en comparación con la naturaleza perecedera de los cielos y
la Tierra físicos. Esto no es decir que Dios se propone destruirlos, sino que son destructibles. Por eso,
parece que el sentido de esta expresión es como el de Mateo 5:18: “En verdad les digo que antes
pasarían el cielo y la tierra [o, “más fácil es que pasen el cielo y la tierra,” Luc. 16:17] que pasar de
modo alguno una letra diminuta o una pizca de una letra de la Ley sin que sucedan todas las
cosas.”
Puesto que Jehová Dios y su Hijo poseen mayor permanencia que los cielos y la Tierra físicos, esto
nos suministra seguridad plena de que Jesús siempre está vivo para abogar por los afligidos y que
Dios siempre está vivo para oír y contestar las súplicas de éstos. (Compare con Hebreos 7:25.) Este
conocimiento debe animarnos a confiar completamente en toda promesa de Dios, con la plena
seguridad de que se cumplirán, sin importar lo que parezca impedirlo. //Volver al Índice

800
W1984 15/1 PÁG.31

Cuando se dice en Hebreos 8:13 que el pacto de la Ley


“envejece [y] está próximo a desvanecerse”, ¿se refiere al
hecho de que se acercaba el fin del sistema judío
en 70 E.C.?
No. Hay quienes han explicado Hebreos 8:13 de esta manera. Pero el contexto indica que se
refiere a la situación en la que se encontraba el pacto de la Ley desde el tiempo en que Jeremías
predijo el nuevo pacto.
En el capítulo ocho de Hebreos el apóstol Pablo establece un contraste entre dos pactos. El
“primer pacto” fue el pacto de la Ley, cuyo mediador fue Moisés. El “segundo” o nuevo pacto es un
‘pacto mejor’, cuyo Mediador es Jesús y el cual “ha sido establecido legalmente sobre mejores
promesas”. (Hebreos 8:6, 7.)
Pablo citó Jeremías 31:31-34, donde Jehová prometió ‘celebrar con la casa de Israel y con la
casa de Judá un nuevo pacto’. Entonces el apóstol escribió: “Al decir él ‘un nuevo pacto’ ha hecho
anticuado al anterior. Ahora bien, lo que se hace anticuado y envejece está próximo a
desvanecerse”. (Hebreos 8:13.)
El libro de Hebreos fue escrito durante “la conclusión de los sistemas de cosas [judíos]”,
probablemente unos nueve años antes de que los romanos destruyeran a Jerusalén en 70 E.C.
(Hebreos 9:26). Por lo tanto, algunos han explicado el versículo en cuestión como sigue: Dios dejó de
aprobar la Ley cuando murió Jesús, pero la adoración en el templo continuó hasta 70 E.C. Por eso
cuando Pablo escribió Hebreos 8:13 el pacto de la Ley estaba ‘envejeciendo y próximo a
desvanecerse por completo’, lo cual ocurrió en 70 E.C.
Pero hay otra explicación que está más en armonía con lo que dice el capítulo 8 de Hebreos.
Pablo estaba recalcando la declaración que Dios hizo mediante Jeremías de que un nuevo
pacto reemplazaría al pacto de la Ley, el cual no era perfecto porque no podía producir un pueblo
justo (Romanos 3:20). En los días de Jeremías debe haber sorprendido a los judíos oír que el pacto de
la Ley había de ser reemplazado por un nuevo pacto mediante el cual podían perdonarse por
completo los pecados.
No obstante, una vez que Dios había predicho específicamente que habría un nuevo pacto, el
viejo pacto se hizo en cierto sentido anticuado. Aunque Dios permitió que éste permaneciera hasta
que el Mesías llegara y sirviera de Mediador del nuevo pacto, podía decirse respecto al pacto de la
Ley que sus días estaban contados desde que Jeremías escribió lo que se menciona arriba. Por eso
el versículo empieza por decir: “Al decir él ‘un nuevo pacto’ ha hecho anticuado al anterior”. O,
como J. B. Phillips vierte el texto al inglés: “El mero hecho de que Dios habla de un nuevo pacto [...]
hace anticuado al viejo”.
La perspectiva de que el pacto de la Ley caería en desuso, perspectiva que existió desde que se
escribió Jeremías 31:31-34, llegó a ser una realidad completa cuando la muerte de Jesús puso fin a
la Ley. Por eso unos 28 años después, Pablo pudo agregar en el siguiente versículo: “Por su parte,
pues, el pacto anterior tenía ordenanzas de servicio sagrado y su lugar santo mundanal”. (Hebreos
9:1.) //Volver al Índice

801
W1984 1/1 PÁG.31

¿Debería hablarse de “capítulos” respecto a las secciones


del libro bíblico de Salmos?
Por lo general la Biblia está dividida en 66 libros. Y el de Salmos es uno de éstos. Un capítulo es
una división principal de cualquier libro, sea un libro de historia, una novela o hasta un libro bíblico.
Así, pues, por lo general hablamos del capítulo 1 o el capítulo 2 de Génesis, y así por el estilo. Desde
este punto de vista, las 150 divisiones normativas principales del libro de Salmos pudieran también
llamarse capítulos.
Sin embargo, el título en español “Salmos” se deriva de la Versión de los Setenta, versión griega,
que llama a este libro Psalmoi. Ese título griego se refiere a canciones que se entonaban con
acompañamiento musical. Evidentemente los varios escritos poéticos que componen nuestro libro
de Salmos originalmente se cantaban, quizás con el acompañamiento del arpa. De hecho, el
diccionario en inglés Webster’s New Colegiate Dictionary define “salmo” como “canción o poema
de tipo sagrado que se usa en la adoración; especialmente: uno de los himnos bíblicos recogidos en
el Libro de Salmos”.
Por eso, aunque no sería incorrecto ni impropio hablar del “capítulo 100 de Salmos”, por ejemplo,
es más exacto y descriptivo hablar del “Salmo 100”. Ésa fue, de hecho, la manera de expresarse
empleada por el discípulo Lucas al escribir Hechos, pues él menciona que cierta declaración está
‘escrita en el salmo segundo’. (Hechos 13:33.) //Volver al Índice

802
W1989 1/8 PÁG.29

¿Por qué se llama “mujeres compasivas” en Lamentaciones


4:10 a las madres que se comieron a sus propios hijos?
Jeremías describió de la siguiente manera la situación desesperada de los judíos durante el sitio
de Jerusalén por los babilonios en 607 a.E.C.: “Las mismísimas manos de mujeres compasivas han
cocido a sus propios hijos. Estos han llegado a ser como pan de consolación a alguien durante el
quebranto de la hija de mi pueblo”. (Lamentaciones 4:10.)
Siglos antes, Moisés les había dicho a los israelitas que podían escoger entre un futuro de
“bendición” o uno de “invocación de mal”. Disfrutarían de bendiciones si obedecían los
mandamientos de Dios, pero se acarrearían sufrimiento si rechazaban Sus caminos justos. Una de las
terribles consecuencias de esto último sería que los israelitas llegarían al extremo de comerse a sus
propios hijos. (Deuteronomio 28:1, 11-15, 54, 55; 30:1; Levítico 26:3-5, 29.) Esto realmente ocurrió
después que Jehová abandonó en manos de los babilonios a la nación israelita, que se había
hecho infiel y desobediente.
En Lamentaciones 4:10 el profeta Jeremías hizo referencia al bien conocido hecho de que,
naturalmente, una madre trata con ternura y compasión a sus hijos, y procura protegerlos. (1 Reyes
3:26, 27; 1 Tesalonicenses 2:7.) Sin embargo, el hambre en la Jerusalén bajo sitio fue tan extrema, y la
inanición que resultó de ella tan apremiante, que las madres que normalmente serían compasivas
cayeron en el canibalismo: hirvieron a sus hijos y se los comieron. (Compárese con Lamentaciones
2:20.)
Una situación similar se vio después que los judíos rechazaron al Mesías, quien había indicado
que los romanos pondrían sitio a Jerusalén. (Mateo 23:37, 38; 24:15-19; Lucas 21:20-24.) El historiador
Josefo describió uno de los horrores del asedio de 70 E.C.: “María [...], hija de Eleázaro, [...] mató a su
hijo, y coció la mitad, y ella misma se lo comió, guardando la otra mitad muy bien cubierta” (Guerra
de los judíos, traducido por Juan Martín Cordero, volumen 2, páginas 176, 177).
Ciertamente no se procede con sabiduría cuando se abandonan las leyes y los caminos de Dios.
//Volver al Índice

803
W1992 1/3 PÁG.31

Hebreos 9:16 dice que el que hace un pacto tiene que morir
para que el pacto entre en vigor. Pero Dios hizo el nuevo
pacto y no murió. Así que, ¿cómo podemos entender ese
versículo?
En Hebreos 9:15-17 leemos: “Por eso él [Cristo] es mediador de un nuevo pacto, para que,
habiendo ocurrido una muerte para la liberación de ellos por rescate de las transgresiones bajo el
pacto anterior, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna. Porque donde
hay un pacto, es necesario que se suministre la muerte del [humano] que hace el pacto. Porque el
pacto es válido sobre víctimas muertas, puesto que no está en vigor en ningún tiempo mientras vive
el [humano] que ha hecho el pacto”. [Nota]
Jehová es el verdadero Hacedor del nuevo pacto. En Jeremías 31:31-34 Dios predijo
específicamente que él mismo haría el nuevo pacto con su pueblo. El apóstol Pablo cita este pasaje
bíblico en Hebreos 8:8-13, lo cual muestra que Pablo comprendía que, en realidad, Dios daba
origen a aquel pacto divino.
En el capítulo 9 de Hebreos, sin embargo, Pablo pasó a considerar los diversos papeles que
desempeñó Jesús con relación al nuevo pacto. Cristo vino como Sumo Sacerdote de ese pacto.
Desde otro punto de vista, Jesús fue el sacrificio para el nuevo pacto; solo “la sangre del Cristo”
puede ‘limpiar nuestra conciencia de obras muertas’. Cristo fue también el Mediador de ese pacto,
tal como Moisés había sido el mediador del pacto de la Ley. (Hebreos 9:11-15.)
Pablo mencionó que se necesitaba una muerte para validar pactos entre Dios y criaturas
humanas. El pacto de la Ley es un ejemplo de esto. Moisés fue su mediador, el que efectuó aquel
acuerdo entre Dios y el Israel carnal. Así Moisés desempeñó un papel importante y fue el humano
que trató con los israelitas cuando ellos fueron introducidos en el pacto. De modo que se podía ver
a Moisés como el humano que hizo el pacto de la Ley, cuyo originador era Jehová. Pero ¿tuvo
Moisés que derramar su sangre vital para que el pacto de la Ley entrara en vigor? No. En lugar de
eso se ofrecieron animales, cuya sangre tomó el lugar de la sangre de Moisés. (Hebreos 9:18-22.)
¿Qué hay del nuevo pacto entre Jehová y la nación del Israel espiritual? Jesucristo desempeñó
el glorioso papel de intermediario; fue el Mediador entre Jehová y el Israel espiritual. Aunque este
pacto tuvo como originador a Jehová, dependió de Jesucristo. Aparte de ser el Mediador del
pacto, en la carne Jesús tuvo tratos directos con los primeros que serían introducidos en ese pacto.
(Lucas 22:20, 28, 29.) Además, satisfacía los requisitos para suministrar el sacrificio que se necesitaba
para validar el pacto. Este sacrificio no consistía en simples animales, sino en una vida humana
perfecta. Por eso Pablo podía decir que Cristo era el humano que había hecho el nuevo pacto.
Después que “Cristo entró [...] en el cielo mismo, para comparecer ahora delante de la persona de
Dios a favor de nosotros”, el nuevo pacto entró en vigor. (Hebreos 9:12-14, 24.)
Al hablar de Moisés y de Jesús como humanos que hicieron pactos, Pablo no daba a entender
que cada uno de ellos hubiera sido el originador de los respectivos pactos, que en realidad fueron
hechos por Dios. Más bien, aquellos dos humanos estuvieron implicados íntimamente como
mediadores en la realización de cada pacto respectivamente. Y en cada caso fue necesario que
hubiera una muerte... animales en sustitución de Moisés, y Jesús como quien ofrecía su propia
sangre vital por los que entran en el nuevo pacto.
Nota a pie de página. Las dos palabras griegas que en este pasaje se usan para “del que hace
el pacto” se vierten literalmente “del (que) ha hecho para sí pacto” o “del [que] hace pacto” (The

804
Kingdom Interlinear Translation of the Greek Scriptures, publicado por Watchtower Bible and Tract
Society of New York, Inc., y The Interlinear Greek-English New Testament, por el Dr. Alfred Marshall).
//Volver al Índice

805
W2002 15/2 PÁG.29

¿Qué significa el comentario de Hebreos 12:4: “Ustedes


todavía no han resistido hasta la sangre”?
La expresión “resistido hasta la sangre” da a entender que uno llega al extremo de morir, que
derrama literalmente su sangre.
El apóstol Pablo sabía que algunos cristianos hebreos ya habían ‘aguantado una gran contienda
bajo sufrimientos’ por causa de su fe (Hebreos 10:32, 33). Al señalar esta verdad, parece ser que
Pablo empleó la metáfora de una pelea en una competencia atlética griega, que podía constar
de carreras, luchas, combates de boxeo y lanzamientos de disco y jabalina. Por consiguiente, en
Hebreos 12:1 exhortó de este modo a sus compañeros cristianos: “Quitémonos nosotros también
todo peso, y el pecado que fácilmente nos enreda, y corramos con aguante la carrera que está
puesta delante de nosotros”.
Tres versículos más adelante —en Hebreos 12:4—, Pablo tal vez cambió de imagen y pasó de
hablar de una carrera pedestre a un combate de boxeo (alude a ambas actividades en 1 Corintios
9:26). A los pugilistas de tiempos antiguos se les envolvían los puños y las muñecas con tiras de cuero,
a las que quizá se añadían “pedazos de plomo, hierro u otro metal que abrían heridas graves en los
contrincantes”. Dichos combates brutales les causaban hemorragias y, a veces, hasta la muerte.
En cualquier caso, los cristianos hebreos tenían suficientes ejemplos de siervos fieles de Dios que
habían sufrido persecución y trato cruel, incluso hasta el punto de morir, “hasta la sangre”. Fijémonos
en el contexto en el que Pablo destacó lo que habían experimentado los fieles de la antigüedad:
“Fueron apedreados, fueron probados, fueron aserrados en pedazos, murieron degollados a
espada, anduvieron de acá para allá en pieles de oveja, en pieles de cabra, hallándose en
necesidad, en tribulación, bajo maltratamiento.” Luego, Pablo centró la atención en el
Perfeccionador de nuestra fe, Jesús, al decir: “Aguantó un madero de tormento, despreciando la
vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios” (Hebreos 11:37; 12:2).
En efecto, muchos habían “resistido hasta la sangre”, es decir, hasta el punto de morir.
Aguantaron más que una lucha interna contra el pecado de la falta de fe. Fueron leales a pesar del
trato cruel externo que recibieron y permanecieron fieles hasta la muerte.
Los nuevos miembros de la congregación de Jerusalén, que tal vez se habían hecho cristianos
después de calmarse la implacable persecución del pasado, nunca habían afrontado pruebas tan
severas como esas (Hechos 7:54-60; 12:1, 2; Hebreos 13:7). No obstante, había pruebas menos
intensas que estaban logrando que algunos de ellos desistieran de continuar llevando a cabo la
contienda; se estaban ‘cansando y desfalleciendo en sus almas’ (Hebreos 12:3). Tenían que
progresar hacia la madurez, lo cual los fortalecería para aguantar cualquier situación que se
presentara, incluso si implicara sufrir maltrato físico hasta el punto de derramar su sangre y morir
(Hebreos 6:1; 12:7-11).
Muchos cristianos de la actualidad han “resistido hasta la sangre”, han sido ejecutados por
no transigir respecto a su fe cristiana. En vez de atemorizarnos a causa de las palabras de Pablo en
Hebreos 12:4, podemos aceptarlas como un indicador de hasta dónde estamos resueltos a llegar
para mantenernos leales a Dios. Más adelante, en la misma carta a los Hebreos, Pablo escribió:
“Continuemos teniendo bondad inmerecida, por la cual podamos rendir a Dios servicio sagrado de
manera acepta, con temor piadoso y reverencia” (Hebreos 12:28). //Volver al Índice

806
W1976 1/6 PÁGS.351-352

¿De qué manera debe entenderse Génesis 9:5, donde Dios


dijo que ‘reclamaría la sangre’ del animal que matara a un
ser humano?
Básicamente esto significa que si un animal mataba a un hombre, tendría que dársele muerte.
Por tomar una vida humana, tenía que perder su propia vida.
Después del Diluvio, Jehová Dios permitió por primera vez que la humanidad matara animales
para usarlos como alimento, aunque no se debería comer la sangre. (Gén. 9:3, 4) Entonces Dios
señaló lo superior que era la vida humana en comparación con la vida animal, pues el hombre
había sido creado a la imagen de Dios. Jehová dijo:
“La sangre de sus almas, la de ustedes, la reclamaré. De la mano de toda criatura viviente la
reclamaré; y de la mano del hombre, de la mano de cada uno que es su hermano, reclamaré el
alma del hombre. Cualquiera que derrame la sangre del hombre, por el hombre será derramada su
propia sangre, porque a la imagen de Dios hizo él al hombre.”—Gén. 9:5, 6.
De modo que, aunque a los animales podía dárseles muerte para usarlos como alimento, al
hombre no habría de dársele muerte. Si un hombre asesinaba a otra criatura humana, quitando una
vida que no estaba autorizado a quitar e incurriendo así en culpa por homicidio, habría de perder
su propia vida. Y este modelo habría de aplicarse hasta en el caso de los animales que mataban al
hombre. Es cierto que un animal no sabría que al matar a un ser humano había violado una ley
divina. Pero este requisito ciertamente grabaría en la humanidad lo preciosa que es la vida de un
hombre, porque ni siquiera un animal bruto podía quitar una vida humana con impunidad.
En su Ley a Israel, Jehová más tarde suministró una disposición reglamentaria que tenía que ver
con animales que mataban a algún hombre. Según Éxodo 21:28-32, al toro que acorneaba a un
hombre de modo que éste moría había que darle muerte a pedradas. Se entiende entre muchos
que esta ley no se limitaba a los toros; el caso de un toro que acorneaba se podía comprender bien
en una sociedad agrícola, e ilustraba qué debería hacérsele a cualquier animal que mataba a un
ser humano. Si quitaba una vida humana, la criatura que mataba tenía que entregar su propia vida.
Una consecuencia de esa índole se ha realizado en muchas sociedades de personas que
descienden de Noé. Por ejemplo, The International Wildlife Encyclopedia declaró: “Una vez que un
tigre se ha convertido en devorador de hombres o matador de ganado, prescindiendo de la razón
para ello, la mano de todo hombre está contra él. Aldeas enteras salen de casa y no descansan
hasta que le dan muerte, aun en zonas donde el tigre está protegido por la ley.”
Pudiera haber quienes consideraran esto simplemente como una medida para la protección del
individuo o los individuos mismos. Pero la declaración de Génesis 9:5, 6 debe grabar enérgicamente
en nosotros la preciosidad de la vida humana. No se puede quitar con impunidad. Por consiguiente
debemos esforzarnos por estar libres de culpa por homicidio, y debemos usar la preciosa vida
humana que tenemos para la honra del proveedor de la vida, Jehová Dios.—Hech. 20:26, 27; Sal.
36:7, 9. //Volver al Índice

807
W1977 1/3 PÁGS.159-160

En Juan 2:20 leemos: “Este templo fue edificado en cuarenta


y seis años, ¿y tú en tres días lo levantarás?” ¿Cómo calcula
uno estos cuarenta y seis años?
El contexto de esta declaración muestra que Jesús se hallaba entonces en Jerusalén para la
celebración de su primera pascua desde que hubo sido bautizado. (Juan 1:29-33; 2:13) Según la
profecía de las “setenta semanas” que se encuentra en Daniel 9:24-27, el Mesías se presentaría en
público en el otoño de 29 E.C. Esto haría que la pascua siguiente cayera en la primavera de 30 E.C.
[Nota]
Tocante a los cuarenta y seis años, un pasaje en los escritos del historiador judío Flavio Josefo
resulta útil. En Antiquities of the Jews leemos: “Y ahora Herodes, en el decimoctavo año de su
reinado, y después de los actos ya mencionados, emprendió una obra muy grande, es decir,
construir por sí mismo el templo de Dios, y hacerlo más grande en extensión, y elevarlo a una altura
sumamente magnífica.”—Libro 15, capítulo 11, sección 1.
Josefo declara que Herodes capturó a Jerusalén veintisiete años después de la caída de la
ciudad en manos de Pompeyo (lo cual fue en 63 a. de la E.C.). Esto situaría la captura de Jerusalén
por Herodes en 36 a. de la E.C., en julio o quizás octubre, según algunos doctos. Es probable que
Josefo haya contado como un año de “ascensión” el período intermedio desde cuando Herodes se
apoderó del trono hasta el primer mes primaveral de Nisán que vino después. Por lo tanto, el primer
año “de reinado” de Herodes no comenzaría sino hasta la siguiente primavera y contaría de 35 a 34
a. de la E.C. El contar adelante diecisiete años hace que el año decimoctavo de Herodes (en el
cual empezó la obra relativa al templo) sea el de 18 a 17 a. de la E.C. Otros cuarenta y seis años
llevan al año de 29 a 30 E.C.
Nota. Vea el artículo “Seventy Weeks” (Setenta semanas) en el libro Aid to Bible Understanding,
pág. 1473. //Volver al Índice

808
W1974 15/5 PÁGS.317-319

¿Significan las palabras de Pablo en 1 Corintios 6:1-7 que en


ninguna circunstancia debería el cristiano llevar al tribunal un
caso en que estuviera envuelto un compañero de
creencia?—EE. UU.
La admonición inspirada del apóstol Pablo es: “¿Se atreve alguno de ustedes que tiene un
asunto contra el otro a ir al tribunal ante hombres injustos, y no ante los santos? ¿O no saben ustedes
que los santos juzgarán al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por ustedes, ¿son ustedes
incapaces de juzgar asuntos de ínfima importancia? ¿No saben ustedes que juzgaremos a ángeles?
Entonces, ¿por qué no los asuntos de esta vida? Si, pues, tienen asuntos de esta vida que han de ser
juzgados, ¿ponen ustedes por jueces a los hombres que son menospreciados en la congregación?
Hablo para hacerles sentir vergüenza. ¿Es verdad que no hay entre ustedes ni un solo sabio que
pueda juzgar entre sus hermanos, sino que hermano va con hermano a los tribunales, y esto ante los
incrédulos? En verdad, pues, significa del todo derrota para ustedes el que estén teniendo litigios
unos con otros. ¿Por qué no dejan más bien que les hagan injusticias? ¿Por qué no dejan más bien
que los defrauden?”—1 Cor. 6:1-7.
Aquí Pablo estaba mostrándoles a los cristianos corintios lo inconsistente que era llevar a
tribunales seglares disputas que surgieran entre cristianos. Los jueces serían hombres que no estarían
gobernados por los elevados principios de la ley de Dios y cuya conciencia no estaría entrenada
por medio de un estudio de la Palabra de Él. Puesto que muchos de los jueces de aquel tiempo
eran corruptos y aceptaban sobornos, los cristianos tenían poca razón para creer que el juicio de
ellos sería justo. Pablo los llamó “hombres injustos.” Si los cristianos llevaran sus disputas ante aquellos
hombres, estarían ‘poniendo como jueces’ a hombres en desprestigio para la congregación,
considerados por ella deficientes en integridad.
Por otra parte, también, al llevar los asuntos ante incrédulos para juicio, estarían diciendo, de
hecho, que nadie en la congregación tenía la sabiduría necesaria para juzgar “asuntos de esta
vida” entre los cristianos. Esto era enteramente inconsistente con el hecho de que los cristianos
ungidos por espíritu como gobernantes celestiales asociados del Señor Jesucristo estarían juzgando,
no solo a hombres, sino también a ángeles. Y al llevar a rastras a compañeros creyentes ante jueces
paganos, acarrearían gran vituperio al nombre de Dios. Puesto que a los extraños se les haría creer
que los cristianos no eran diferentes de otras personas en vista de que no podían zanjar sus
desacuerdos, los intereses de la adoración verdadera serían perjudicados. Hubiera sido mucho
mejor que los cristianos individuales aceptaran pérdida personal más bien que perjudicar a la entera
congregación llevando sus disputas a la atención pública.
En vista de lo susodicho, ¿irían hoy cristianos dedicados ante tribunales seglares si eso fuese a
perjudicar el adelanto de la adoración verdadera o representarla en falsos colores a los ojos de
extraños? No. Por supuesto, como todas las otras personas, los cristianos verdaderos todavía son
humanos imperfectos. Cometen errores, y surgen problemas en relación con asuntos comerciales y
cosas semejantes. Pero los desacuerdos de esta índole deberían zanjarse dentro de la
congregación, pues la Palabra de Dios suministra las pautas necesarias y en la congregación hay
hombres que están bien fundados en la Biblia.
Sin embargo, si un cristiano rehúsa corregir un mal serio cuando los ancianos que sirven en
capacidad judicial en la congregación se lo aclaran, éste sería expulsado. Esto está en armonía con
estas palabras de Jesús: “Si no escucha ni siquiera a la congregación, sea para ti exactamente
como hombre de las naciones y como recaudador de impuestos.” (Mat. 18:17) Así, por ejemplo, el

809
que defraudara a su hermano cristiano o que no hiciera provisión material para su esposa e hijos se
hallaría fuera de la congregación si no se arrepintiese.—1 Tim. 5:8.
Después de eso la persona perjudicada podría decidir si debería tomarse acción legal en un
esfuerzo por obligar al culpable, ahora expulsado, a rectificar los asuntos. Por supuesto, la persona
perjudicada querría tomar en consideración si valdría la pena gastar así el tiempo e incurrir en los
gastos, así como si la congregación todavía sería desprestigiada por llevarse a la atención pública
las acciones de uno que era miembro de ella. Si el cristiano perjudicado sintiera a conciencia que el
nombre de Dios no resultaría vituperado y que la acción legal fuera definitivamente necesaria,
no estaría obrando necesariamente en violación del espíritu del consejo de Pablo si fuese a llevar al
tribunal a uno que ya no fuera parte de la congregación cristiana. Jehová Dios ha permitido que la
autoridad seglar sirva de instrumento suyo para llevar a la justicia a los infractores de la ley, y en este
caso la persona perjudicada estaría valiéndose de la ayuda jurídica después de agotar los medios
disponibles dentro de la congregación para la corrección del mal.—Rom. 13:3, 4.
Quizás hasta haya ocasiones en que hermanos cristianos crean a conciencia que podrían ir al
tribunal con casos que envolvieran a compañeros creyentes. Esto pudiera ser para obtener
compensación de una compañía de seguros. En algunos países quizás la ley especifique que ciertos
asuntos tienen que ser atendidos en un tribunal, como testamentos que tengan que ser validados
por los tribunales. Pero esto no produce publicidad adversa ni acarrea vituperio a la congregación.
Al encargarse de esos asuntos legales que no afectarían adversamente a la congregación, los
cristianos pueden ser gobernados por lo que consideren que sea lo mejor en medio de las
circunstancias.
Sin embargo, si algún miembro de la congregación cristiana, sin hacer caso del efecto de su
acción en el buen nombre de la congregación, pasa por alto el consejo de la Palabra de Dios sobre
este asunto, no estaría “libre de acusación” como cristiano. No sería uno que tuviera “excelente
testimonio de los de afuera” de la congregación. (Tito 1:6; 1 Tim. 3:7) Ciertamente no sería un
ejemplo para que otros lo imitaran, y esto afectaría los privilegios que tuviera en la congregación.
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810
W1976 1/5 PÁGS.287-288

¿Significa Mateo 27:52, 53 que al tiempo de la muerte de


Jesús personas que estaban en el sepulcro fueron
resucitadas?
Es el parecer de muchos comentaristas de la Biblia que eso es lo que estos versículos quieren
decir. Sin embargo, los doctos reconocen que el sentido y la traducción apropiada de estos
versículos es insólitamente difícil. En realidad, hay razones para creer que estos versículos quieren
decir que cuando Jesús murió el terremoto concomitante abrió a la fuerza tumbas que estaban
cerca de Jerusalén y así dejó al descubierto cadáveres que fueron vistos por los transeúntes.
Mateo 27:52, 53 dice que “abriéronse también los sepulcros; y los cuerpos de muchos santos que
dormían, se levantaron, y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de Jesús, entraron en
la santa ciudad, y se aparecieron a muchos.”—Hispano-Americana.
Pero si cuando murió Jesús aconteció una resurrección, como sugieren esta traducción y otras,
¿habrían esperado los resucitados hasta después de la propia resurrección de Jesús, al tercer día
después de esto, para salir de sus tumbas? ¿Por qué resucitaría Dios a estos “santos” en esta
ocasión, puesto que Jesús había de ser “el primogénito de entre los muertos”? (Col. 1:18; 1 Cor.
15:20) También, sería durante la presencia futura de Cristo que los cristianos ungidos o “santos”
habrían de ser partícipes de la primera resurrección.—1 Tes. 3:13; 4:14-17; Rev. 20:5, 6.
Observe que, hablando estrictamente, el relato no dice que los “cuerpos” recibieron vida.
Simplemente dice que se levantaron o que fueron arrojados de las tumbas por el terremoto. Una
cosa similar sucedió en la población de Sonsón en Colombia en 1962. El Tiempo (31 de julio de 1962)
informó que doscientos cadáveres del cementerio de aquella población habían sido arrojados de
sus tumbas por el violento temblor de tierra. Personas que pasaron cerca de aquel cementerio o lo
cruzaron vieron los cadáveres y, como resultado de ello, muchas personas de Sonsón tuvieron que
salir y volver a enterrar a sus parientes muertos.
Sin violentar la gramática griega, un traductor puede verter Mateo 27:52, 53 de manera que
sugiera que el terremoto que aconteció al morir Jesús resultó en que ocurriera una exposición de
cadáveres similar. Así, pues, la traducción por Johannes Greber (1937) vierte estos versículos de este
modo: “Hubo tumbas que fueron abiertas, y muchos cuerpos de los enterrados allí fueron arrojados
a posición enhiesta. En esta postura proyectaban de los sepulcros y fueron vistos por muchos que
pasaron por aquel lugar al regresar a la ciudad.”—Compare con la Traducción del Nuevo Mundo.
Junto con el rompimiento de la cortina del templo que ponía separación entre el Santo y el
Santísimo, este terremoto violento, que dejó al descubierto cadáveres que pronto fueron vistos por
viajeros que llevaron la noticia a Jerusalén, sirvió de prueba adicional de que Jesús no fue un simple
criminal ejecutado por maldad. Era el Mesías y el que en breve sería el primogénito de entre los
muertos destinados a la vida celestial. //Volver al Índice

811
W2009 1/9 PÁG.28

¿En qué sentido son uno Jesús y su Padre?


En Juan 10:30, Jesús dijo: “Yo y el Padre somos uno”. Muchas personas utilizan este versículo para
justificar su creencia de que Jesús y el Padre forman parte de un Dios trino. Pero ¿es eso lo que Jesús
quiso decir?
Echémosle un vistazo al contexto. En el versículo 25, Jesús mencionó que sus obras las hacía en el
nombre de su Padre. Y en los versículos 27 al 29 explicó que su Padre le había encomendado el
cuidado de sus “ovejas”, refiriéndose a los discípulos. Estas dos declaraciones carecerían de sentido
si Jesús y su Padre fueran el mismo ser. En este pasaje, lo que Jesús estaba diciendo podría resumirse
así: “Nadie puede quitarme mis ovejas porque nadie puede quitárselas al Padre. Como mi Padre y
yo somos tan unidos, quitármelas equivaldría a quitárselas a él”. Para ilustrar este punto de otro
modo, imaginemos que un hijo dice: “Si alguien le hace daño a mi padre, es como si me lo estuviera
haciendo a mí”. ¿Verdad que nadie pensaría que son la misma persona? Más bien, sus palabras
demuestran la estrecha relación que existe entre ellos, igual que la que hay entre Jehová Dios y
Jesús.
Ellos también son “uno” en el sentido de que tienen los mismos objetivos, normas y valores. Jesús
nunca quiso independizarse de Dios, a diferencia de Satanás y de nuestros primeros padres.
Él mismo explicó: “El Hijo no puede hacer ni una sola cosa por su propia iniciativa, sino únicamente
lo que ve hacer al Padre. Porque cualesquiera cosas que Aquel hace, estas cosas también las hace
el Hijo de igual manera” (Juan 5:19; 14:10; 17:8).
Aunque Dios y Jesús son muy unidos, cada uno posee una personalidad distinta. Jesús tiene sus
propios sentimientos, pensamientos y experiencias, y puede tomar decisiones por su cuenta. Aun así,
decidió someterse a la voluntad de su Padre, pues él mismo declaró: “Que no se efectúe mi
voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). Si Jesús no tuviera la posibilidad de tomar decisiones diferentes
a las de su Padre, estas palabras no tendrían sentido. Además, si fueran realmente el mismo ser,
indistinguible el uno del otro, ¿por qué le oró Jesús a Dios? ¿Y por qué admitió humildemente que
había cosas que él no sabía, pero su Padre sí? (Mateo 24:36.)
En muchas religiones se rinde culto a dioses que luchan entre sí, pese a ser miembros de la misma
familia. Por ejemplo, en la mitología griega, Cronos derrocó a su padre, Urano, y devoró a sus
propios hijos. ¡Qué diferente es la relación que Jehová tiene con su Hijo! Entre ellos hay verdadera
unidad y amor. Sin duda alguna, saber esto nos motiva a quererlos más. Jesús también habló de la
posibilidad de estrechar nuestro vínculo con ellos cuando oró a favor de sus discípulos: “Hago
petición [...] para que todos ellos sean uno, así como tú, Padre, estás en unión conmigo y yo estoy
en unión contigo, que ellos también estén en unión con nosotros” (Juan 17:20, 21). ¡Qué privilegio
poder estar en unión con los dos seres más importantes de todo el universo!
Tal como hemos visto, cuando Jesús declaró que él y su Padre eran uno, no estaba diciendo que
fueran parte de una misteriosa Trinidad. Más bien, estaba describiendo la profunda relación que
tiene con Dios, la más estrecha que puede existir. //Volver al Índice

812
W1983 15/5 PÁG.31

¿Cómo puede aplicarse Revelación 7:17 a los cristianos hoy


día, puesto que todavía lloramos a veces?
Revelación 7:17 dice lo siguiente acerca de la “grande muchedumbre” que tiene la esperanza
de vida eterna en la Tierra: “El Cordero, que está en medio del trono, los pastoreará, y los guiará a
fuentes de agua de vida. Y Dios limpiará toda lágrima de sus ojos”.
Al apóstol Juan se le dijo que la grande muchedumbre ha ‘salido de la grande tribulación”
(Revelación 7:9-14). Así que entendemos que Revelación 7:14-17 aplica a las personas que ahora se
ponen de lado de Dios, aceptan la sangre de Cristo y sobreviven cuando el actual sistema de cosas
termina en la “grande tribulación”.
Revelación dice que ‘han lavado sus ropas largas en la sangre del Cordero, no tienen hambre ni
tienen más sed, ni los bate el sol’, y “Dios limpiará toda lágrima de sus ojos”. Estas palabras no se
deben tomar en sentido literal, físico. ¿Por qué no? Bueno, dichas personas no han lavado
literalmente sus ropas en la sangre de Cristo. Y hay ocasiones en que sienten hambre y sed física, tal
como el perfecto Jesús las sintió (Lucas 4:2; Juan 4:7, 8; 19:28, 29). Así que la aplicación principal de
Revelación 7:14-17 tiene que ser simbólica, o espiritual.
El libro “Entonces queda terminado el misterio de Dios”, páginas 225 a 227, explica estos
versículos. Muestra que la grande muchedumbre no sufre de hambre o sed en sentido espiritual
ahora; ésta se alimenta de la Palabra de Dios y participa en Su servicio, el cual puede ser como
alimento y bebida para ella, como lo fue para Jesús (Juan 4:32-34). Ella no siente el calor de la
desaprobación divina, ni tampoco lo sentirán durante la grande tribulación. Además, ya no lloran
(como quizás lo hayan hecho antes) por pasar por alto a Dios o tener una mala relación con él. En
este sentido, Dios ya ha ‘limpiado toda lágrima de sus ojos’.
Pero más adelante, en Revelación 21:3, 4, se nos asegura que después de la grande tribulación y
el establecimiento de un nuevo sistema justo los seres humanos fieles experimentarán las
bendiciones físicas entre las que estarán el que no habrá más lamento, ni clamor ni dolor. Entonces
realmente dejarán de haber lágrimas de dolor, desilusión y aflicción. //Volver al Índice

813
W1972 15/11 PÁGS.703-704

Se dice que grandes números de cristianos fueron


ejecutados durante la persecución romana en los primeros
siglos de la era común. ¿Cómo, pues, es posible que millares
de individuos en este siglo hayan sido llamados para formar
parte del cuerpo de Cristo compuesto de solo
144.000 personas?—EE. UU.
Hay indicaciones históricas de que muchos cristianos fueron perseguidos enconadamente, hasta
muertos, en los primeros siglos. Sin embargo, deberíamos recordar que, en sí, la muerte de mártir
no le da mérito a una persona delante de Jehová Dios ni le garantiza el ser miembro en el reino
celestial. Muchas personas, aun en tiempos recientes, han estado dispuestas a morir por una causa,
religiosa o de otra clase. El que una persona profese ser cristiana y hasta muera por su creencia
no significa en sí que sea siervo aprobado de Jehová Dios. Como escribió el apóstol Pablo a los
corintios: “Si doy todos mis bienes para alimentar a otros, y si entrego mi cuerpo, para jactarme, pero
no tengo amor, de nada absolutamente me aprovecha.” (1 Cor. 13:3) No es la muerte, sino
fidelidad hasta la misma muerte, lo que determina si un individuo recibirá “la corona de la vida.”—
Rev. 2:10.
Por eso el hecho de que hoy todavía hay un resto de los 144.000 en la Tierra demostraría que
hasta este siglo veinte menos de 144.000 individuos terminaron su derrotero terrestre en fidelidad.
Aunque algunas personas se inclinen a pensar que más personas ciertamente deben haber
estado envueltas aun tan remotamente como en los primeros siglos de la era común, falta
completamente prueba efectiva en este sentido. Hoy es imposible siquiera establecer cuántas
personas fueron muertas, mucho menos cuántas resultaron fieles hasta la muerte. “Prácticamente
tenemos solo unos cuantos hechos en que basarnos,” escribe Frederick John Foakes-Jackson en el
libro History of Christianity in the Light of Modern Knowledge. Declara además: “El testimonio de la
persecución por Nerón está registrado por dos historiadores romanos, Tácito y Suetonio; los dos eran
muy jóvenes cuando aconteció, y escribieron en su vida madura. No hay documento cristiano
contemporáneo que la describa, aunque quizás se aluda a ella en el libro de Revelación. . . .
Tertuliano al fin del segundo siglo es nuestra autoridad tocante a que Nerón y Domiciano, porque
fueron los dos peores emperadores en los primeros siglos, persiguieron a los cristianos.” A principios
del tercer siglo E.C., Orígenes (escritor y maestro cristiano) observó: “Ha habido solo unos cuantos de
vez en cuando, fácilmente contados, que han muerto por la religión cristiana.”
Mucho de lo que se ha escrito acerca de los mártires cristianos contiene añadiduras imaginarias
basadas en la tradición y por lo tanto no es confiable. Por ejemplo, el martirio de Policarpo del
segundo siglo E.C. se describe en Fox’s Book of Martyrs como sigue: “Fue . . . atado a un madero, y
se les prendió fuego a los manojos de leña que lo rodeaban, pero cuando el calor se hizo tal que los
soldados tuvieron que retirarse, él continuó orando y cantando alabanzas a Dios por largo tiempo.
Las llamas rabiaban con gran violencia, no obstante su cuerpo permanecía sin ser consumido, y
brillaba como oro bruñido. También se dice, que un olor grato como el de la mirra, ascendió del
fuego, lo cual asombró tanto a los espectadores, que muchos de ellos por ese medio fueron
convertidos al cristianismo. Puesto que los ejecutores vieron que era imposible ejecutarlo por fuego,
le hundieron una lanza en el costado, del cual fluyó sangre en tal cantidad, que extinguió la llama.
Entonces su cuerpo fue consumido hasta quedar solo cenizas, por orden del procónsul para que sus
seguidores no lo hicieran objeto de adoración.”

814
Prescindiendo de cuál haya sido la fuente de la información de Fox, es manifiesto que poco de
este relato es verdaderamente histórico. Sin embargo, si la alusión a la adoración de los restos de
Policarpo ha de considerarse como indicación de que existía la adoración de reliquias entre los
cristianos profesos del segundo siglo E.C., esto sería evidencia adicional de que muchos en aquel
tiempo no eran adoradores fieles de Jehová Dios. A los cristianos se les mandó que ‘adoraran a
Dios,’ no a reliquias. (Rev. 19:10) De hecho, los idólatras están entre los que específicamente se
mencionan en las Escrituras como indignos de heredar el Reino.—1 Cor. 6:9, 10. //Volver al Índice

815
W1973 1/8 PÁGS.478-479

Revelación 14:3 dice: “Están cantando como si fuera una


canción nueva delante del trono y delante de las cuatro
criaturas vivientes y de los ancianos; y nadie pudo aprender
esa canción sino los ciento cuarenta y cuatro mil, que han
sido comprados de la tierra.” Si los ancianos mencionados
aquí, y en Revelación 4:4, representan al entero grupo de
144.000 reyes-sacerdotes celestiales, ¿cómo es posible que
los 144.000 canten enfrente de estos ancianos?—Ecuador.
La clave para entender el libro de Revelación se suministra en sus palabras de apertura: “Una
revelación por Jesucristo, que Dios le dio, para mostrar a sus esclavos las cosas que tienen que
efectuarse dentro de poco. Y envió a su ángel y por medio de él la presentó en señales a su esclavo
Juan.” (Rev. 1:1) Manifiestamente, algo que sería imposible en la realidad puede representarse por
medio de señales o símbolos. Por ejemplo, aunque un hombre no podría cantar enfrente de sí
mismo, podría pararse enfrente de su propio retrato y cantar. De modo que realmente no hay nada
contradictorio en cuanto al hecho de que los 144.000 son representados como estando de pie ante
algo mediante lo cual ellos mismos son representados o simbolizados.
Los mismos antecedentes de aquel que vio la visión, el apóstol Juan, nos ayudan a determinar en
qué sentido los “veinticuatro ancianos” mencionados en Revelación 4:4 son una señal o símbolo.
Siendo judío, Juan sabía que los “hombres de más edad de Israel” representaban a toda la nación y
hablaban por ella. (Éxo. 3:16, 18; 19:7) Ahora bien, la entera congregación de cristianos ungidos
forma la “nación santa” del Israel espiritual, y los “hombres de más edad” o “ancianos” cristianos
pueden simbolizar o representar a esa entera “nación.” (1 Ped. 2:9) De acuerdo con ello, los
“veinticuatro ancianos” sentados en tronos representarían a todo el grupo de 144.000 individuos. El
número veinticuatro le habría recordado a Juan las veinticuatro divisiones sacerdotales que arregló
el rey David para servir en el templo de Jerusalén. (1 Cró. 24:4) Esto corresponde bien con el hecho
de que la “nación santa” de 144.000 individuos habrá de funcionar como un “sacerdocio real.”
Note también que aquí se le dio a Juan una visión de acontecimientos futuros, “cosas que tienen
que efectuarse.” (Rev. 4:1) Por consiguiente, la visión de los “veinticuatro ancianos” fue una vista
previa profética del arreglo que Jehová Dios establecería en el cielo. Cuando el apóstol Juan vio la
visión, ni un solo miembro del cuerpo de 144.000 individuos estaba en el cielo. Los de ese grupo que
se habían dormido en la muerte esperaban la resurrección. (1 Cor. 15:20-23, 51, 52) Sin embargo, el
hecho de que se vio a los “veinticuatro ancianos” en la visión garantizó que aquellos para quienes
habían sido reservados los puestos de ancianía los llenarían. //Volver al Índice

816
W1970 1/11 PÁGS.670-672

¿Está seleccionando Dios todavía a individuos para estar


asociados con su Hijo en el reino celestial, o es la esperanza
de vida terrestre la que tienen todos los que se dedican a
Jehová en este día?—EE. UU.
La selección de los herederos del Reino para ser socios con Jesucristo comenzó el día del
Pentecostés, 33 E.C., con el derramamiento del espíritu de Dios sobre aproximadamente 120 de los
discípulos de Jesús. (Hech. 2:1-21) Unos sesenta años después Jesucristo le reveló al apóstol Juan
que el número total de herederos del Reino sería de 144.000.—Rev. 7:1-8; 14:1-3.
Desde el Pentecostés de 33 E.C., Jehová Dios ha estado seleccionando a los que habrán de ser
coherederos con su Hijo. Es imposible decir cuántos a través de los siglos se añadieron a los miles
iniciales que se mencionan en el libro de Hechos. (Hech. 2:41; 4:4) Aun en tiempos modernos, hasta
aproximadamente 1935, continuó saliendo la llamada para traer a los que faltaban de los 144.000, ó
el “resto.” Sin embargo, desde entonces el énfasis se ha dado principalmente a recoger la “grande
muchedumbre” de “otras ovejas,” que tienen esperanzas terrestres. La “novia” ha extendido la
invitación a estas personas para que beban del agua de vida. (Rev. 22:17) Su número ha estado
aumentando mucho, mientras que el número de los que afirman ser de la llamada celestial (Heb.
3:1) ha estado disminuyendo. Estos muchos que han estado entrando, en general, han estado
esperando las bendiciones de vida eterna en una Tierra paradisíaca. Éstos ahora ascienden a varias
veces más que los 144.000.—Luc. 23:43; Juan 10:16; Rev. 7:9-15.
¿Significa esto que, desde aproximadamente 1935, los que ya han sido resucitados al cielo y el
resto engendrado por espíritu que todavía está en la Tierra juntos forman el número completo de
144.000? Sí, ésa es la conclusión a la que señala la evidencia. La llamada general para ellos ha
cesado de salir. Pero de este lado de la “tribulación grande” es posible que algunos de estos que
quedan en la Tierra resulten infieles. (Mat. 24:21, 22) Dios se propone tener, cuando esté completa su
obra con ellos, el número completo de 144.000 como fieles, con lugares permanentes en el Reino. En
armonía con esto, si uno de estos que todavía están en la Tierra resultara infiel, su puesto tendría que
ser llenado con un reemplazo. (1 Cor. 9:27; Rev. 3:11) ¿Por quién? Podría ser por una persona recién
bautizada, o podría ser por uno de la “grande muchedumbre” que hasta ese instante ha estado
demostrando que es persona que mantiene integridad bajo prueba. No podemos limitar a Jehová
Dios o a Cristo Jesús en esa selección. Pero los ejemplos y principios bíblicos ciertamente
favorecerían la selección de la persona probada a través del tiempo por encima del novicio,
especialmente tomando en cuenta la brevedad del tiempo que queda. (Compare con Lucas
22:28, 29; 1 Timoteo 3:6.) Dios ciertamente tiene un gran abastecimiento de reservas entre tales
“otras ovejas” fieles de donde sacar si opta por hacerlo.
Estrechamente relacionado con este asunto de escoger reemplazos está el ‘sellar’ de que se
habla en Revelación 7:1-3. El apóstol Pablo nos dice lo que es el sellar, en Efesios 1:13, 14: “Por medio
de [Cristo] también, después que ustedes creyeron, fueron sellados con el espíritu santo prometido,
que es una prenda anticipada de nuestra herencia.” Esta “prenda” da la seguridad de que son
escogidos. Es una promesa de la vida celestial a la que son llamados y los designa como
engendrados por espíritu de Dios, con la esperanza de alcanzar el galardón final de vida celestial si
resultan fieles.—2 Cor. 5:5.
Desde el Pentecostés de 33 E.C., entonces, los que han sido llamados, incluso los cristianos de
tiempos modernos llamados a la vocación celestial, han recibido el sello del espíritu santo. Una
persona seleccionada como reemplazo igualmente recibiría este sello. ¿Qué, entonces, es la obra

817
de sellar a los 144.000 que se completa durante el tiempo en que los “cuatro vientos” del cielo están
siendo retenidos? La visión de Revelación revela que, finalmente, todos los 144.000 retienen este
sello como permanente. Ellos guardan el sello que recibieron al tiempo de ser llamados por Dios,
no lo pierden por infidelidad. El sello permanece en sus “frentes” a través de prueba, denotando
que Dios los aprueba como sus esclavos probados y fieles a la vista de todos. Tendrán sus lugares
asegurados a ellos como “llamados y escogidos y fieles.” (Rev. 17:14) Como se indica en el libro
“Then Is Finished the Mystery of God,” página 83, este sellar se refiere a la “obra final, irremovible, de
sellar el número completo de los cristianos dedicados y bautizados ungidos, ‘los esclavos de nuestro
Dios,’ . . . los que mantuvieran el ‘sello del Dios vivo’ sobre sus frentes hasta su prueba final y decisiva,
hasta la muerte de mártir, si fuera necesario.”
El apóstol Pablo, cerca del fin de su ministerio terrestre, expresó la convicción de que él había
mantenido el sello mediante fidelidad, pues escribió: “El debido tiempo de mi liberación es
inminente. He peleado la excelente pelea, he corrido la carrera hasta terminarla, he observado la
fe. De este tiempo en adelante me está reservada la corona de la justicia, que el Señor, el justo juez,
me dará como galardón en aquel día.”—2 Tim. 4:6-8.
Recientemente en diversas partes de la Tierra han aparecido algunos que ahora afirman ser de
los restantes que tienen esperanza de ser herederos del Reino, aunque se han dedicado a Jehová
Dios solo recientemente. El que sean en verdad y de hecho de estos socios en perspectiva del Reino
o “resto” no le toca a otros juzgar. Es asunto entre el individuo y Jehová Dios, y el tiempo lo dirá. Sin
embargo, todos los que afirman ser de este grupo harían bien en preguntarse si su convicción es un
vestigio de la enseñanza babilónica de que todas las personas buenas van al cielo; o si puede
deberse a un concepto falso, emocionalismo o hasta un deseo equivocado de lograr prominencia.
(Vea La verdad que lleva a vida eterna, páginas 77-80.) Los que verdaderamente han sido
engendrados por el espíritu de Dios y llamados a la esperanza celestial están seguros de ello, tal
como declara el apóstol Pablo: “El espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu de que somos
hijos de Dios. Pues, si somos hijos, también somos herederos: herederos por cierto de Dios, mas
coherederos con Cristo, con tal que suframos juntamente para que también seamos glorificados
juntamente.”—Rom. 8:16, 17.
En el pasado, quizás alguien haya participado sinceramente de los emblemas en la celebración
de la Cena del Señor pero más tarde haya comprendido que nunca había sido del “resto,” sino que
era de la “grande muchedumbre.” ¿Lo hace esto culpable de haber participado de los emblemas
“indignamente,” dentro del significado de las palabras de Pablo en 1 Corintios 11:27-34? No, no si
no estaba mostrando intencionalmente falta de respeto al significado de estos emblemas.
El contexto muestra que, al hablar del juicio en el cual uno incurriría al participar indignamente
de los emblemas, Pablo había considerado a personas que trataban aquella cena como
simplemente parte de su cena regular, de modo que algunos hasta se embriagaban en aquella
ocasión. Mostraban falta de respeto y por consiguiente le restaban importancia al valor del cuerpo
y la sangre del Señor Jesucristo. (1 Cor. 11:20-22, 33, 34) Ciertamente los que participaran
equivocadamente bajo una impresión incorrecta, pero con todo el respeto debido, no estaban
tratando de hacer eso. Recuerde que Pablo les escribía a los “santificados,” “llamados a ser santos,”
por lo tanto a cristianos que estaban bajo obligación de guardar la cena del Señor en memoria de
él, participando de sus emblemas. (1 Cor. 1:2) Se desprende lógicamente también, que cualquier
individuo que a sabiendas dice ser del “resto” y participa sin sinceridad, hipócritamente, incurriría en
el disfavor de Dios. De modo que uno ciertamente debe escudriñar primero su corazón, junto con
consideración seria de las Escrituras, antes de participar. Debe tener mucho cuidado, y estar
plenamente convencido antes de participar. //Volver al Índice

818
W1970 15/5 PÁG.320

¿Se puede aplicar apropiadamente la palabra “ángeles” a


los cristianos ungidos después de ser resucitados?—R. C.,
EE. UU.
La Biblia no usa la palabra “ángel” al referirse a cristianos ungidos que han sido resucitados a la
vida celestial. Sin embargo, al notar la manera en que la Biblia sí usa la palabra hebrea y la palabra
griega que se pueden traducir “ángel” uno puede discernir por qué evidentemente no sería
impropio aplicar en sentido general el término “ángel” a estos cristianos que llegan a ser criaturas
espíritus celestiales.
Tanto la palabra hebrea (mal’akh) como la palabra griega (ággelos) que se traducen “ángel”
en la Biblia significan literalmente “mensajero.” En la Biblia se aplican a mensajeros espíritus de
Jehová. Pero también se usan al referirse a mensajeros humanos. (2 Sam. 5:11; 11:25; Sant. 2:25) Al
apóstol Juan se le dijo que escribiera a los “ángeles de las siete congregaciones.” (Rev. 1:20)
Lógicamente no estaría escribiendo a criaturas espíritus en el cielo, sino a los superintendentes
humanos ungidos de siete congregaciones del Asia Menor. Así se puede ver que las Escrituras
no restringen a criaturas espíritus la palabra hebrea y la palabra griega que se pueden traducir
“ángel.”
El ensalzado Jesucristo y los cristianos ungidos que son resucitados para regir en el cielo con él
realmente están en un nivel superior a las criaturas espíritus que normalmente se llaman ángeles.
Jesús y sus seguidores ungidos en el cielo son inmortales. (1 Tim. 6:15, 16; 1 Cor. 15:51-54) En
contraste, los ángeles son mortales, como se puede discernir por el hecho de que Satanás y sus
ángeles desobedientes serán destruidos. (Rev. 20:10, 14; Luc. 8:30, 31) Además, la Biblia muestra que
Cristo ha sido elevado por encima de los ángeles y que sus seguidores ungidos participarán en
juzgar a ángeles.—Heb. 1:4; Fili. 2:9-11; 1 Cor. 6:3.
Sin embargo, a Jesús después de su resurrección todavía se le llama el arcángel Miguel. (Jud. 9;
Rev. 12:7) Y parece que se hace referencia al ensalzado Jesús como ángel en Revelación 20:1 pues,
como rey de Dios, es el que lógicamente se esperaría que atara a Satanás y los demonios. Por eso,
evidentemente, el término “ángel” como designación de puesto puede utilizarse en sentido general
para referirse a todas las criaturas espíritus celestiales. //Volver al Índice

819
W1976 1/8 PÁGS.478-479

¿Puede un cristiano ungido que haya sido expulsado ser


restablecido más tarde y todavía tener la esperanza
celestial?
Sí, eso es posible. Por supuesto, en cada caso Jehová Dios es el que determina si extiende
perdón o no.
El hecho de que es posible se confirma por lo que leemos en las cartas del apóstol Pablo a la
congregación corintia. Él escribió a cristianos que habían sido ungidos por espíritu santo y habían
recibido la esperanza de la vida celestial. Pablo los llamó “ustedes los que han sido santificados en
unión con Cristo Jesús, llamados a ser santos.”—1 Cor. 1:2; 15:49.
Uno de estos cristianos ungidos empezó a practicar la fornicación. Cuando evidentemente no se
arrepintió ni cesó de practicar su inmoralidad, Pablo le dio a la congregación dirección de
expulsarlo. (1 Cor. 5:1-5, 9-13) Sin embargo, parece que después de eso esta persona expulsada se
arrepintió sinceramente. Se entiende que es la persona a quien Pablo se remitió en su segunda
carta cuando aconsejó a los corintios que perdonaran y volvieran a aceptar al que había dejado
de ser pecador.—2 Cor. 2:6-11; 7:8-13.
Cuando ese hombre fue restablecido en la congregación, ¿qué esperanza tenía? ¿Había
perdido la llamada celestial, y había sido cambiada su esperanza ahora a vida eterna en la Tierra?
No, pues la esperanza terrestre no es, por decirlo así, una expectativa que se extienda como
segunda oportunidad. Abel, Enoc, Noé, Abrahán y multitudes de otras personas de fe sobresaliente
tenían la esperanza de vida eterna en la Tierra, pero esto no se debió a que no se elevaran a la
altura del llamamiento celestial. Simplemente no vivieron en el tiempo cuando el llamamiento
celestial estuvo en marcha en armonía con la voluntad de Jehová. (Heb. 10:19, 20) Se requieren fe e
integridad de similar calidad de todos los que consigan la vida eterna, ya sea en el cielo o en una
Tierra paradisíaca. El cristiano que sea ungido con espíritu santo y hecho coheredero de Cristo tiene
que resultar fiel a esa llamada para poder recibir vida eterna.—Rev. 2:10, 11; Fili. 3:8-14; Rom. 8:14-17.
Sin embargo, esto no significa que mientras están en la Tierra los cristianos ungidos jamás pecan.
En la carne, todavía son imperfectos y en consecuencia pecan, lo hace toda persona humana, y
hasta pueden cometer pecado craso. El discípulo cristiano y escritor bíblico Santiago, ciertamente,
cristiano ungido, escribió: “Porque todos tropezamos muchas veces. Si alguno no tropieza en
palabra, éste es varón perfecto.” (Sant. 3:2; 2:5) Parece que el pecado involuntario que resulta de la
imperfección es lo que el apóstol Juan dio a entender por “pecado que no incurre en muerte.”
(1 Juan 5:16) Dios puede perdonar esos pecados. Juan dijo: “Si confesamos nuestros pecados, él es
fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda injusticia.”—1 Juan 1:9.
Pero el arrepentimiento es necesario. Si hoy un cristiano ungido practicara el pecado craso y
no manifestara arrepentimiento, la congregación, por obediencia al consejo de Dios, tendría que
expulsarlo. Sin embargo, si se arrepintiera subsecuentemente podría ser perdonado y restablecido,
como lo fue aquel hombre de Corinto.
Sin embargo, Dios no perdona todo pecado. Según lo que Jesús dijo en Marcos 3:28, 29, los que
voluntariosamente y a sabiendas blasfeman contra el espíritu de Dios no pueden ser perdonados
jamás. Y Pablo escribió: “Si practicamos el pecado voluntariosamente después de haber recibido el
conocimiento exacto de la verdad, no queda ya sacrificio alguno por los pecados, sino que hay
cierta horrenda expectativa de juicio.” (Heb. 10:26, 27) Evidentemente es tal pecado imperdonable
lo que Juan llamó “pecado que sí incurre en muerte.”—1 Juan 5:16.

820
Si un cristiano ungido pecara contra el espíritu, practicando pecado voluntarioso sin
arrepentimiento y ‘de nuevo fijara en el madero al Hijo de Dios,’ Dios lo rechazaría completa y
eternamente. (Heb. 6:4-6) Por no arrepentirse, no sería restablecido. Jehová tendría que seleccionar
y ungir a otro cristiano como reemplazo para mantener íntegro el número completo de 144.000. Esto
se podría comparar con la selección de Matías por el cielo para reemplazar al infiel Judas Iscariote
a fin de que hubiese doce apóstoles fieles de Jesús sobre los cuales edificar la congregación
cristiana.—Hech. 1-23-26; Efe. 2:20.
¿Quiere decir esto que, si un cristiano ungido es expulsado, Jehová al punto selecciona un
reemplazo? Ningún individuo humano puede decir eso, porque no podemos saber si el individuo
expulsado ha cometido el pecado imperdonable. Jehová lo sabe, y por eso se puede dejar el
asunto en sus manos. Precisamente cómo y cuándo opta por seleccionar un reemplazo le toca a él
decidirlo. Él no dio una consideración detallada del asunto en la Biblia. Por eso, en vez de especular
sobre lo que Él hará o tratar de conjeturar sobre si una persona expulsada está o no más allá de la
posibilidad del arrepentimiento, podemos dejarle el asunto a Jehová, el justo Juez.—Heb. 12:23.
Si una congregación ha tenido que expulsar a una persona, pero ésta se arrepiente más tarde y
se le restablece, podemos regocijarnos por la misericordia y perdón de Jehová. (Luc. 15:7) Eso es así
sea que la persona profesara la esperanza celestial y continuara haciéndolo, o tuviera y continuara
teniendo esperanza de vida eterna en la Tierra. Todos debemos tomar a pechos las lecciones que
se aprenden de esto... nuestra propia necesidad de luchar constantemente contra la imperfección
y el pecado, la importancia de buscar perdón cuando sí pecamos y la necesidad de perseverar
hasta el fin para ser salvos.—Mat. 10:22. //Volver al Índice

821
W1980 1/1 PÁGS.31-32

Revelación 19:19-21 dice que en la venidera guerra de Dios


a la bestia salvaje y el falso profeta simbólicos se les arrojará
al lago de fuego, pero que a “los demás” se les dará muerte
con una espada. ¿Quiénes son “los demás,” y qué les
sucederá?
Después de describir al “Cordero” y sus ángeles, que guerrearán contra los enemigos de Dios,
Revelación 19:19-21 dice: “Y vi a la bestia salvaje y a los reyes de la tierra y a sus ejércitos reunidos
para hacer la guerra contra el que iba sentado en el caballo y contra su ejército. Y la bestia salvaje
fue prendida, y junto con ella el falso profeta que ejecutó delante de ella las señales con las cuales
extravió a los que recibieron la marca de la bestia salvaje y a los que rinden adoración a su imagen.
Estando todavía vivos, ambos fueron arrojados al lago de fuego que arde con azufre. Pero los
demás fueron muertos con la espada larga del que iba sentado en el caballo, la cual espada salía
de su boca. Y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.”
Una lectura rápida de este pasaje podría comunicar la idea de que hay una distinción
fundamental entre lo que les ocurrirá a la bestia salvaje y el falso profeta y lo que ocurrirá a “los
demás.” Sin embargo, tanto el contexto de este pasaje como otras porciones de Revelación
muestran que “los demás” son enemigos humanos de Dios que son eliminados en la venidera guerra
de Dios.
Revelación 19:11-21, porción que The New Bible Commentary (El nuevo comentario sobre la
Biblia) llama “El juicio mesiánico de Armagedón,” comienza dándonos una vista del Cordero,
Jesucristo, sobre un caballo blanco. Jesucristo cabalga con sus ejércitos celestiales para ejecutar la
ira de Dios contra las naciones (Vss. 11-16) A la expectativa de la matanza venidera, un ángel llama
aves que se alimentan de carroña para que se coman las carnes de los que han de morir.—Vss. 17,
18.
Entonces Juan ve, en el pasaje al que nos hemos referido anteriormente, la guerra misma.
Primero se toma acción contra la bestia salvaje simbólica (de la cual se entiende que representa al
sistema político mundial de Satanás) y el falso profeta (que representa a la Séptima Potencia
Mundial). [Nota] (Rev. 13:1, 2) La visión muestra claramente que hasta la misma destrucción de estas
dos entidades ambas estarán activas y luchando contra Dios. ¿Podrían ellas reaparecer, como lo
hizo la simbólica imagen de la bestia anteriormente? (Rev. 17:8-11) No hay posibilidad alguna de
que eso ocurra. A éstos se les ‘arroja al lago de fuego que arde con azufre.’ Es allí donde Satanás
también será destruido. El “lago de fuego” representa aniquilación permanente.—Rev. 19:19, 20;
20:10, 14; 21:8.
Entonces Revelación 19:21 dice que “los demás fueron muertos” con una espada larga y que se
les deja abandonados para que las aves se los coman. ¿Son “los demás” personas que simplemente
se han mantenido apartadas de lo que ha estado sucediendo y que no se han puesto de parte de
ninguno de los dos bandos en esta guerra?
La respuesta de Revelación es clara: No. Note que anteriormente, cuando, en Revelación 19:18,
un ángel invita las aves al banquete, enumera las clases de personas cuya carne será consumida:
reyes, comandantes militares, hombres fuertes, guerreros a caballo y ‘todos, hombres libres así como
esclavos y pequeños y grandes.’ Además, en el versículo 19 se asocia a los reyes y sus ejércitos con
la bestia salvaje en el guerrear contra el Cordero. Por eso, “los demás” son opositores del Hijo de

822
Jehová. Son los apoyadores declarados de la bestia salvaje, tanto los importantes como los que no
son importantes.
Revelación 14:9-11 menciona a esos apoyadores de la bestia salvaje, a los que mentalmente
consienten con los esfuerzos de ésta o los que le dan una mano de apoyo: “Si alguno adora a la
bestia salvaje y a su imagen, y recibe una marca en su frente o sobre su mano, también beberá del
vino de la cólera de Dios que está vaciado sin diluir en la copa de su ira, y será atormentado con
fuego y azufre a la vista de los santos ángeles y a la vista del Cordero. Y el humo de su tormento
asciende para siempre jamás, y día y noche no tienen descanso, los que adoran a la bestia salvaje
y a su imagen, y cualquiera que recibe la marca de su nombre.”—Rev. 14:9-11.
La predicación mundial que efectúan los testigos de Jehová está ayudando ahora a efectuar
una separación entre los que escogen apoyar a Dios y los que adoran a la bestia salvaje. Solo el
tiempo dirá lo que todavía quizás ocurra antes del fin para hacer que las personas tomen una
posición claramente definida en un lado o el otro. De todas maneras, al hablar de la destrucción
cercana de la bestia salvaje y el falso profeta, Revelación 19 hace referencia clara a los que
‘reciben la marca de la bestia salvaje.’
Pero, ¿qué hay del hecho de que Revelación 19:20, 21 dice que a la bestia salvaje y el falso
profeta se les arroja en le lago de fuego, mientras que de “los demás” dice que se les da muerte
con la espada y se les deja a las aves?
Es digno de mencionar que la ejecución de “los demás” (los apoyadores declarados de la bestia
salvaje) es una expresión de la “cólera de la ira de Dios.” (Rev. 19:15) Acerca de los que adoran la
bestia salvaje, Revelación 13:8 declara: “El nombre de ninguno de éstos está escrito en el rollo de la
vida del Cordero.” Y, al referirse a los adoradores de la bestia salvaje, Revelación usa básicamente
la misma terminología que usa Revelación 20:10 respecto a Satanás, la bestia salvaje y el falso
profeta, a saber: “Serán atormentados día y noche para siempre jamás.” Como se ve, esto muestra
que la ejecución, el dejar sin enterrar y el ser consumidos por las aves representa que Dios rechaza
por completo a “los demás.” Más bien que enterrárseles como si merecieran que se les resucitara,
los cadáveres de estas personas quedan en el suelo. Las aves de carroña se los han de comer. Por
eso, Revelación 19:21 no pinta el cuadro de que se les queme. (Compare con Ezequiel 39:17-19.) En
cuanto a esto, The Tyndale New Testament Commentary declara: “El cuadro de destrucción se
completa con la declaración de que las aves se saciaron de la carne de los muertos, una común
representación figurativa de desastre final.”
Por lo tanto, Revelación 19:21 enuncia el juicio de Dios contra sus enemigos humanos, los
apoyadores declarados de la bestia salvaje que serán aniquilados en la venidera “guerra del gran
día de Dios el Todopoderoso.”—Rev. 16:14.
Nota a pie de página. “¡Babilonia la Grande ha caído!” ¡El reino de Dios domina! páginas 65, 70,
71, 130, 131, 208, 209. //Volver al Índice

823
W1983 15/6 PÁG.31

Revelación 20:5 dice que “los demás de los muertos no


llegaron a vivir sino hasta que fueron terminados los mil
años”. ¿Se efectuará esto antes de la prueba final, o después
de ella?
Es patente que esta expresión aplica al tiempo en que los humanos alcanzan la perfección al fin
del Milenio, pero antes de que Satanás sea soltado del abismo y traiga sobre la humanidad la
prueba decisiva.
El contexto de Revelación 20:5 trata sobre cristianos ungidos a quienes Dios resucita para que
sean coherederos con Cristo (Romanos 8:17). Éstos ‘llegarán a vivir y gobernarán como reyes con el
Cristo por mil años’ (Revelación 20:4). Después de establecer esto, pero antes de seguir dando más
información sobre estos gobernantes, Revelación 20:5 introduce un comentario sobre los que vivirán
en la Tierra, al decir: “Los demás de los muertos no llegaron a vivir sino hasta que fueron terminados
los mil años”.
Los que hayan muerto físicamente y sean resucitados en la Tierra durante el Milenio todavía
serán humanos imperfectos. Además, los sobrevivientes de la guerra de Dios no alcanzarán la
perfección ni serán limpiados del pecado inmediatamente. Es patente que los que hayan
sobrevivido en la Tierra progresarán de modo gradual hacia la perfección a medida que continúen
fieles a Dios durante el Milenio. Por lo tanto, mientras no estén libres del pecado heredado, las
personas de estas dos categorías estarán, en cierto sentido, ‘muertas’ (y todavía no podrían estar
completamente vivas) a la vista de Dios. (Lucas 9:60; Efesios 2:1.)
Fuera que las personas hubieran sido resucitadas, hubieran sobrevivido a la “grande tribulación”
o hubieran nacido durante el Milenio, su esperanza puede ser brillante (Revelación 7:14). Si son fieles
a Dios y aceptan los beneficios del rescate de Cristo, para el fin de los mil años ya no sufrirán bajo el
pecado y la imperfección; ‘la muerte [heredada] ya no gobernará como rey’ sobre ellas (Romanos
5:14). Por el contrario, habrán alcanzado la perfección humana y estarán en la condición en que se
hallaban Adán y Eva antes de que pecaran.
Por lo tanto, al finalizar el Milenio las personas que sirvan a Dios en la Tierra, “los demás de los
muertos”, ‘habrán alcanzado la vida en perfección humana’. Con éxito, Jesucristo podrá entregar a
su Padre una raza de humanos perfectos (1 Corintios 15:28; Revelación 20:14). Según pasa a mostrar
Revelación 20:7-10, se procederá entonces a soltar a Satanás para que la humanidad sea sometida
a una prueba decisiva. Los que resulten leales a Jehová bajo esa prueba calificarán para vivir
eternamente como humanos en el Paraíso. //Volver al Índice

824
W1974 1/10 PÁGS.607-608

Revelación 20:5 dice: “Los demás de los muertos no llegaron


a vivir sino hasta que fueron terminados los mil años.”
¿Muestra este texto que la resurrección acontecerá después
del reinado de mil años de Cristo?—Ecuador.
No, este texto no ha de entenderse de esa manera.
Hasta hay alguna incertidumbre en cuanto a si estas palabras realmente aparecían en lo que
escribió originalmente el apóstol Juan. Definitivamente no se hallan en el Manuscrito Sinaítico del
cuarto siglo. Si estaban en el original, todavía habría que considerar esas palabras a la luz del
contexto y el resto de las Escrituras.
Revelación 20:4-6 dice: “Vi tronos, y hubo quienes se sentaron sobre ellos, y se les dio poder para
juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha por el testimonio que dieron de Jesús
y por hablar acerca de Dios, y los que no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen y que
no habían recibido la marca sobre la frente y sobre la mano. Y llegaron a vivir y gobernaron como
reyes con el Cristo por mil años. (Los demás de los muertos no llegaron a vivir sino hasta que fueron
terminados los mil años.) Esta es la primera resurrección. Feliz y santo es cualquiera que tiene parte
en la primera resurrección.”
Manifiestamente, los que reciben la “primera resurrección” llegan a vivir antes del fin del reinado
de mil años, ya que están asociados con su Señor en la gobernación durante ese período. Pero de
los que no reciben la “primera resurrección,” la resurrección a la vida celestial, se dice que
“no llegaron a vivir sino hasta que fueron terminados los mil años.” La pregunta es: ¿Se refiere ese
‘llegar a vivir’ a que son resucitados?
No; visto el asunto según el contexto, y a la luz de otros textos, queda claro que no es así.
Describiendo la resurrección, Revelación 20:11-13 declara: “Vi un gran trono blanco y al que estaba
sentado en él. De delante de él huyeron la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos. Y vi a los
muertos, los grandes y los pequeños, de pie delante del trono, y se abrieron rollos. Pero se abrió otro
rollo; es el rollo de la vida. Y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los
rollos según sus hechos. Y el mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades
entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados individualmente según sus hechos.”
Entonces en Revelación 21:1, leemos: “Vi un nuevo cielo y una nueva tierra; porque el cielo anterior
y la tierra anterior habían pasado.”
Así el contexto muestra que la resurrección general de los muertos acontece después que pasan
el “cielo anterior y la tierra anterior.” ¿Cuándo sucede esto? Conforme a 2 Pedro 3:10, los cielos y
tierra anteriores han de pasar en el “día de Jehová.” Ese día, según los versículos 3 al 6, sorprenderá
a los burlones cuando no están preparados para ello, como sucedió en el diluvio del día de Noé, y
por lo tanto precede al reinado de mil años de Cristo.
En los días de Noé ni la Tierra literal ni los cielos literales perecieron. Pero una sociedad humana
inicua, bajo el control de inicuas fuerzas espíritus, pereció en las aguas del diluvio. De modo similar,
la destrucción de “los cielos y la tierra actuales” no significa el fin para la Tierra literal y los cielos
materiales. (2 Ped. 3:7) No obstante, una sociedad humana impía perecerá. Y Satanás el Diablo y
sus demonios, que han sido como “cielos” gobernantes sobre la humanidad desobediente, serán
puestos fuera de acción o abismados.—Rev. 20:1-3.
Puesto que Revelación 20:11-13 enlaza la resurrección general de los muertos con la ‘huida de la
tierra y el cielo,’ esa resurrección tiene que acontecer durante los mil años que Satanás está en el

825
abismo. Por consiguiente, el ‘llegar a vivir’ los muertos al fin del reinado de mil años, como se
menciona en Revelación 20:5, no puede aplicarse a esa resurrección de los muertos que están en el
Hades. ¿De qué manera, entonces, debe entenderse (si realmente forma parte del texto inspirado
de la Biblia)?
La Biblia muestra que hasta a los vivos se les puede considerar ‘muertos’ desde el punto de vista
de Dios. Jesucristo dijo: “Deja que los muertos entierren a sus muertos.” (Mat. 8:22) También dijo que
los que lo aceptan con fe ‘pasan de la muerte a la vida.’ (Juan 5:24) De modo similar, el apóstol
Pablo, refiriéndose a los que tienen la expectativa de gobernar desde el cielo, escribió: “Aunque
estaban muertos en sus ofensas y en el estado incircunciso de su carne, Dios los vivificó junto con él
[Cristo].”—Col. 2:13.
De modo que se puede ver que la persona no llega a vivir desde el punto de vista de Dios sino
hasta cuando está libre de la condenación que es resultado de la pecaminosidad. En el caso de los
que gobernarán con Jesucristo, Jehová Dios, con el sacrificio de su Hijo como base, “los declara
justos” y así los considera perfectos, sin pecado, mientras todavía están en la carne en la Tierra.
(Rom. 8:33) Sin embargo, otros de la humanidad, incluso las personas a las cuales se resucita en la
Tierra durante el reinado de mil años de Cristo, no serán librados inmediatamente de las
inclinaciones pecaminosas y sus efectos mortíferos. De hecho, si no se les aplicaran los beneficios del
rescate de Cristo, y si ellos no se aprovecharan de éstos, esos individuos que habrán sido resucitados
en la Tierra morirían de nuevo. El hecho de que con el tiempo se les librará de las inclinaciones
pecaminosas durante el reinado de mil años de Cristo se confirma en 1 Corintios 15:24-28. Allí leemos
que no es sino hasta que “el último enemigo, la muerte,” es reducido a la nada que Jesús
‘entregará el reino a su Dios y Padre.’ Esta ‘entrega del reino’ no podría acontecer sino hasta que se
completara el reinado de mil años de Cristo. Después de eso Satanás será soltado del abismo y se le
permitirá someter a la humanidad a una prueba final.—Rev. 20:3, 7-10.
A los que pasen esta prueba se les declarara justos y se les concederá el don de la vida eterna.
Así ‘llegarán a vivir’ en el sentido de ser justificados o declarados justos para la vida eterna. Ya
no operarán dentro de ellos el pecado ni sus efectos mortíferos. Llegarán a estar vivos como
miembros de la familia de Dios, ‘libres de la esclavitud a la corrupción y teniendo lo gloriosa libertad
de los hijos de Dios.’—Rom. 8:21. //Volver al Índice

826
W1982 15/11 PÁGS.30-31

¿Es permisible violar la ley de Dios para salvar una vida,


como algunos han razonado por lo que dice Mateo 12:1-8?
Aunque algunas personas que sostienen dicho punto de vista han hecho referencia a Mateo
12:1-8 para apoyar su posición, una consideración cuidadosa de las Escrituras muestra que tal
conclusión es incorrecta.
Al pasar por unos sembrados de grano, los discípulos de Jesús arrancaron una pequeña
cantidad de grano, conforme a lo que permitía la Ley. (Levítico 19:9, 10; Deuteronomio 24:19-21) Los
fariseos los criticaron por hacer esto en día de sábado. Estos líderes religiosos habían agregado
muchas interpretaciones a la ley, especialmente en lo que tenía que ver con “trabajo” que fuera
ilícito en el sábado. Según estas reglas humanas, y la mentalidad legalista tras ellas, por su acción los
discípulos se habían hecho culpables de efectuar dos formas de trabajo: el cosechar (”arrancar”) y
el trillar (”frotar” los granos). (Mateo 12:1; Lucas 6:1) No obstante, Jesús dijo:
“¿No han leído lo que hizo David cuando les dio hambre a él y a los hombres que iban con él?
¿Cómo ... comieron los panes de la presentación, algo que a él no le era lícito comer, ni a los que
iban con él, sino solamente a los sacerdotes? ¿O no han leído en la Ley que los sábados los
sacerdotes en el templo tratan el sábado como no sagrado y continúan inculpables? Pues yo les
digo que algo mayor que el templo está aquí. Sin embargo, si hubieran entendido qué significa esto:
‘Quiero misericordia, y no sacrificio,’ no habrían condenado a los inculpables. Porque Señor del
sábado es lo que el Hijo del hombre es.”—Mateo 12:3-8.
Cristo se estaba refiriendo a la ocasión en que David y sus hombres, mientras huían del rey Saúl,
que tenía intenciones de asesinato, fueron a Nob al sumo sacerdote Ahimelec. David indicó que él
estaba cumpliendo con una asignación secreta del rey y pidió pan. “No hay pan común bajo mi
mano,” le dijo Ahimelec, “pero hay pan santo; con tal que los jóvenes se hayan guardado a lo
menos de mujeres.” El se estaba refiriendo al pan de la proposición (o panes de la presentación),
que consistía en doce tortas no fermentadas que se colocaban semanalmente sobre una mesa en
el Santo del tabernáculo. Puesto que se presentaban tortas frescas cada sábado, las anteriores se
quitaban de la mesa y ‘llegaban a ser de Aarón y sus hijos, para comerlas en un lugar santo.’ David
explicó que en sentido ceremonial sus hombres estaban limpios, y dio a entender que en cierto
sentido se hallaban en condición santa, por hallarse en una misión del rey ungido de Jehová. Por
eso Ahimelec “le dio lo que era santo, ... el pan de la proposición que había sido quitado de
delante de Jehová.”—1 Samuel 21:1-6; Levítico 24:5-9.
A la luz de todo esto, ¿qué hay del punto de vista de que se puede hacer caso omiso de los
mandatos de Dios ‘si la vida está en peligro’? Algunos han razonado como sigue: ‘Dios pasó por alto
el que David quebrantara un mandamiento serio cuando la vida de éste estaba en peligro;
también Jesús permitió tácitamente que se violara el sábado y dijo que se podía hacer el bien y
salvar un alma en sábado.’ (Lucas 6:9; Mateo 12:11, 12) Pero tal modo de pensar resulta engañoso y
contrario a la Biblia.
Por ejemplo, tal razonamiento supone que se acepta la premisa de que David y los discípulos de
Jesús estaban en una situación de ‘vida o muerte.’ Pero, ¿era así? La Biblia no dice que David y sus
hombres estuvieran a punto de morir de hambre por no haber podido hallar otro alimento. De
hecho, según autoridades en geografía, Nob estaba situado precisamente al norte del monte de los
Olivos, a unos pocos kilómetros de Jerusalén y de muchos pueblos. Una lectura directa del relato
permite llegar a la conclusión de que, básicamente, David y sus hombres tenían hambre y querían
conseguir alimento de alguien en quien confiaban. De modo similar, la Biblia nos dice que cuando a
los discípulos de Jesús “les dio hambre” en el día de sábado, ellos arrancaron espigas y comieron
grano. Tienen que haber comido el día anterior, y el día después del sábado podían comprar

827
alimento en las aldeas circundantes. (Juan 4:8; Mateo 14:15) Por eso, si alguien quiere usar estos
relatos para mostrar cuándo se pueden violar las leyes de Dios, igualmente pudiera decir que en
cualquier ocasión en que a alguien le ‘diera hambre’ sería permisible el violar los mandamientos de
Jehová. Obviamente es incorrecto pensar así.
No obstante, todavía precisamos saber lo que significa el relato de Mateo 12:1-8. Jesús estaba
denunciando el punto de vista estrecho y legalista de los fariseos. Podemos tener un mejor
entendimiento de esto si consideramos cuál era el propósito del sábado y notamos
cuidadosamente la explicación que dio Jesús.
¿Por qué no podían trabajar en el día de sábado los israelitas? ¿Era el propósito de aquello
simplemente prohibir el trabajo? No. El objetivo era impedir que las actividades seglares, como el
trabajar para conseguir alimento y ropa, consumieran todo el tiempo y la atención de la gente. El
arreglo del sábado promovía la adoración verdadera mediante asegurar que la gente tuviera
tiempo para la adoración sin que la distrajera el trabajo común. (Exodo 20:8-11; Isaías 58:13) Jesús
estimuló a que se tuviera este entendimiento acerca del sábado, más bien que el parecer estrecho
de los fariseos.
Dijo que hasta a los sacerdotes que servían en el templo se les pudiera acusar de ‘tratar el
sábado como no sagrado’ y de violar así la ley. ¿Cómo se explica eso? Bueno, los sacerdotes
trabajaban mucho en el sábado degollando los animales que ofrecían en sacrificio. ¿Eran
violadores de la ley? Cristo dijo que aquellos sacerdotes ‘continuaban inculpables.’ El trabajo que
ellos hacían en el templo no era un estorbo a la adoración, sino que contribuía a ella. A medida que
Jesús (quien era “mayor que el templo” y había de ofrecer el sacrificio de máxima importancia) iba
de lugar en lugar con sus discípulos, ellos enseñaban la Palabra de Dios y así promovían la
adoración verdadera. Por lo tanto, no estaban violando el sábado al arrancar un poco de grano
para comer. Tampoco, como explicó Jesús, habría sido contrario al espíritu de la ley del sábado el
‘salvar un alma’ por medio de sacar una oveja de un hoyo, aunque era día de adoración.—Mateo
12:5, 11; Lucas 6:9.
Además, técnicamente no era ‘lícito que David comiera’ el pan de la proposición, pues la Ley
decía que éste era para los sacerdotes. No obstante, el sumo sacerdote de Jehová lo dio a David.
¿Sobre qué base se lo dio? Los panes que se quitaban de la mesa donde se colocaban los panes
de la proposición eran “santos,” no para que se trataran como cosa ordinaria, como al darlos a un
obrero común o comerlos durante una excursión de esparcimiento. Habían de usarse como
alimento para los sacerdotes, hombres que rendían servicio a Dios. Por eso, cuando David llegó en
lo que al parecer era una misión especial procedente del rey ungido de Dios, y el sumo sacerdote
determinó que los hombres estaban limpios en sentido ceremonial, no fue incorrecto que él
compartiera el pan de la proposición con ellos. Aquello se conformaba al uso fundamental que Dios
había designado para aquel pan.
Vea el contraste entre esto y la ocasión en que soldados israelitas del ejército de Saúl violaron la
ley de Dios en cuanto a la sangre, como se relata en 1 Samuel 14:32-35. Ellos habían estado en
batalla contra los filisteos, enemigos del pueblo de Jehová. Algunos israelitas, cansados y
hambrientos por causa del guerrear, degollaron animales y ‘se entregaron a comer [carne] junto
con la sangre.’ Sea que se afirme que éste fue un caso de satisfacer una gran hambre o que se
trataba de una situación de emergencia, el violar la ley acerca de la sangre fue inexcusable. Fue
“pecar contra Jehová” y exigió que se hicieran sacrificios especiales a favor de los que ‘habían
pecado contra Jehová comiendo junto con la sangre.’
Fue pecado porque, al dar la ley en cuanto a la sangre, Dios dijo que aunque los seres humanos
podían comer carne de animales para mantenerse no debían sostenerse con vida mediante
consumir sangre. (Génesis 9:3, 4) No hizo provisión alguna para que se quebrantara aquella ley si
hubiera de parecer que ‘la vida estuviera en peligro.’ El Creador decretó que la sangre era
sagrada. El salvar la vida mediante sangre no había de efectuarse mediante introducir sangre en el

828
cuerpo de manera alguna. Más bien, la vida eterna sería posible por dar Cristo su sangre en
sacrificio.—Efesios 1:7.
El registro de los cristianos primitivos, a quienes las autoridades romanas impusieron situaciones de
prueba, concuerda con esto y muestra que no debemos pensar que la ley de Dios pueda
quebrantarse en situaciones de ‘vida o muerte.’ A veces la prueba de aquellos cristianos consistió
en tener que escoger entre comer morcillas o morir en la arena. ¿Violarían los cristianos la ley de
Dios sobre la sangre y renunciarían a la posición que ocupaban ante él? O, cuando se ejerciera
presión sobre ellos para que quemaran una pizca de incienso al emperador deificado,
¿quebrantarían el mandato de Dios en contra de la idolatría? La historia prueba que los cristianos
fieles rehusaron violar los mandatos de Dios, aunque su vida en este mundo estuviera en peligro.
Aunque perdieran la vida por obedecer la ley de Jehová, tenían la garantía de que recibirían vida
eterna.—Mateo 16:25, 26.
Por consiguiente, las Escrituras no respaldan el punto de vista de que los mandamientos divinos
puedan violarse en una situación difícil. Más bien, nos dicen: “En esto adquirimos el conocimiento de
que estamos amando a los hijos de Dios, cuando estamos amando a Dios y cumpliendo sus
mandamientos.”—1 Juan 5:2. //Volver al Índice

829
W1999 15/8 PÁGS.30-31

¿Cuánta importancia deben dar los cristianos al compromiso


matrimonial?
El compromiso matrimonial es motivo de alegría, pero también es un asunto serio. Ningún
cristiano maduro debe verlo con ligereza, creer que puede ponerle fin cuando se le antoje. Durante
el compromiso, la pareja aprovecha para conocerse mejor antes de casarse.
Al tratar este asunto, tenemos que reconocer que las costumbres sociales relacionadas con el
matrimonio y los pasos que se dan hasta casarse, varían muchísimo dependiendo de las épocas y
los lugares. La Biblia ilustra este punto.
Las dos hijas de Lot, que “nunca [habían] tenido coito con hombre”, tenían algún tipo de
compromiso con dos hombres del lugar. Los ‘yernos de Lot habían de tomar a sus hijas’, si bien la
Biblia no nos dice por qué o cómo se habían comprometido. ¿Eran adultas las hijas? ¿Se tuvo muy
en cuenta su opinión al escoger con quién se casarían? ¿Se comprometieron de manera pública?
No lo sabemos (Génesis 19:8-14). Sí sabemos que en el caso de Jacob fue él quien llegó a un
acuerdo con el padre de Raquel: se casaría con ella tras haber trabajado para él durante siete
años. Aunque Jacob llamó a Raquel “mi esposa”, no tuvieron relaciones sexuales durante aquellos
años (Génesis 29:18-21). Un ejemplo más: David tuvo que obtener una victoria sobre los filisteos antes
de contraer matrimonio con la hija de Saúl. Tras satisfacer la exigencia de este, David se casó con su
hija Mical (1 Samuel 18:20-28). Ninguno de aquellos “compromisos” fue igual, y también difieren de
lo que hoy día se acostumbra hacer en muchos países.
En la Ley mosaica había reglas que regían el matrimonio y el compromiso. Veamos algunos
ejemplos: los hombres podían tener más de una esposa; además, se les permitía divorciarse por
diversos motivos, mientras que, por lo visto, a la esposa no (Éxodo 22:16, 17; Deuteronomio 24:1-4). El
hombre que seducía a una virgen no comprometida tenía que casarse con ella si el padre de la
joven consentía, y no podía divorciarse de ella jamás (Deuteronomio 22:28, 29). Había otras leyes
que tenían que ver con el matrimonio, como las que regían cuándo no mantener relaciones
sexuales (Levítico 12:2, 5; 15:24; 18:19). ¿Qué reglas se dictaron sobre el compromiso?
La situación legal de la israelita comprometida era distinta de la que no lo estaba; en algunos
sentidos se la consideraba casada (Deuteronomio 22:23-29; Mateo 1:18, 19). A los israelitas no se les
permitía ni comprometerse ni casarse con determinados parientes. Por lo general, se trataba de
parientes consanguíneos, si bien había casos en que se prohibían el compromiso y el matrimonio por
cuestiones de derechos hereditarios (Levítico 18:6-20; véase La Atalaya del 15 de agosto de 1978,
págs. 25-28). Es patente que los siervos de Dios no debían restar importancia al compromiso.
Los israelitas debían regirse por todas esas normas de la Ley. Los cristianos, en cambio, no tienen
la obligación de obedecer esa Ley ni sus reglas sobre el compromiso y el matrimonio (Romanos
7:4, 6; Efesios 2:15; Hebreos 8:6, 13). De hecho, Jesús enseñó que la norma cristiana relativa al
matrimonio difería de lo que la Ley estipulaba (Mateo 19:3-9). Pero tampoco él minimizó la seriedad
del matrimonio o del compromiso. Por tanto, ¿qué podemos decir del tema que estamos tratando,
el compromiso entre cristianos?
En muchos países, cada persona escoge con quién desea casarse. Una vez que un hombre y
una mujer se dan palabra de casamiento, se les considera comprometidos. No suele ser necesario
hacer nada más para formalizar el compromiso, si bien es verdad que en algunos países es común
que el hombre entregue un anillo a su futura esposa para indicar que se han prometido. También es
costumbre anunciar el compromiso a los parientes y amigos, por ejemplo, en una comida familiar u
otra pequeña reunión. Todas estas son opciones personales, no requisitos bíblicos. El compromiso
existe desde el momento en que ambas partes llegan a un acuerdo. [Nota]

830
Los cristianos no deben apresurarse a entrar en un noviazgo, un compromiso o un matrimonio.
Publicamos información basada en la Biblia que puede ayudar a los solteros a decidir si es prudente
dar comienzo a un noviazgo o dar los pasos que llevan al compromiso o el matrimonio. [Nota] Un
aspecto fundamental del consejo es que el matrimonio cristiano es permanente (Génesis 2:24;
Marcos 10:6-9).
Los cristianos han de conocerse bastante bien antes de empezar a pensar en comprometerse.
Ambos se preguntarán: “¿Estoy realmente seguro de la espiritualidad y devoción a Dios de esta
persona? ¿Me veo sirviendo a Dios con ella durante toda la vida? ¿Hemos tenido ambos la
oportunidad de conocer suficientemente bien las características de la personalidad de cada uno?
¿Confío en que seguiremos siendo compatibles? ¿Sé bastante de sus acciones pasadas y sus
circunstancias presentes, y ella de las mías?”.
Una vez que dos cristianos se prometen, lo normal es que tanto ellos como las demás personas
esperen que contraigan matrimonio. Jesús aconsejó: “Signifique su palabra Sí, Sí, su No, No” (Mateo
5:37). Los cristianos que se comprometen deben dar este paso en serio. No obstante, puede que en
algún caso poco común un cristiano prometido se entere de que antes del compromiso, su pareja
no le dijo o le ocultó algo grave. Puede tratarse de un hecho importante sobre su pasado, incluso
de un acto delictivo o inmoral. El cristiano que se entere de ello debe decidir qué hacer. Tal vez la
pareja hable a fondo del asunto y ambos concuerden en mantener el compromiso, o bien decidan
de común acuerdo romperlo. Aunque tomar esta decisión puede ser un asunto personal, algo en lo
que nadie debe inmiscuirse, y que no se ha de cuestionar ni juzgar, es un paso muy serio. Por otro
lado, puede ocurrir que la persona que se entere del hecho grave se sienta obligada a poner fin al
compromiso aunque la otra persona desee mantenerlo (véase “Preguntas de los lectores” de
La Atalaya del 15 de enero de 1976).
Hay razones de peso para resolver esas cuestiones antes de casarse. Jesús dijo que la única
razón bíblica para divorciarse y estar libre para un nuevo matrimonio es por·néi·a, esto es, un acto
de inmoralidad sexual grave por parte del otro cónyuge (Mateo 5:32; 19:9). No dijo que fuera
posible poner fin a un matrimonio legal si uno de los cónyuges se enteraba de la existencia de un
problema o de la comisión de un pecado grave antes de la boda.
Un ejemplo: en la época de Jesús era perfectamente posible que una persona contrajera lepra.
Si un esposo judío se enteraba después de casarse de que su pareja tenía esta enfermedad,
sabiéndolo ella o no, ¿tenía él motivo para divorciarse? Bajo la Ley, los judíos podían hacerlo, pero
Jesús no dijo que esta fuera la manera apropiada de obrar en el caso de sus seguidores. Veamos
situaciones que podrían darse en nuestros días. Un hombre pudiera casarse sin revelarle a su pareja
que tiene sífilis, herpes genital, VIH u otra enfermedad contagiosa grave. Tal vez se contagió al
cometer inmoralidad sexual antes del compromiso o durante este. El que la esposa se entere
después de que él tiene una de esas enfermedades o de sus pasados actos inmorales (incluso de
que es estéril o impotente), no cambia el hecho de que ahora están casados. Una vida sucia antes
de la boda no es una razón bíblica para poner fin al matrimonio, como no lo es el que ella hubiera
contraído una enfermedad, ni siquiera que hubiese ocultado cuando se casó que estaba
embarazada de otro hombre. Ahora están casados y tienen un compromiso mutuo.
Es cierto que esas situaciones son infrecuentes, pero estos ejemplos deberían destacar con más
fuerza el punto fundamental: el compromiso no debe tomarse a la ligera. Los cristianos han de
procurar conocerse bien antes del compromiso y durante este. Tienen que hablar con sinceridad
sobre lo que la otra persona desea saber o tiene el derecho de conocer. (En algunos países, la ley
exige que las parejas se sometan a un examen médico antes de casarse. Otras parejas tal vez
deseen hacerlo para su propio conocimiento.) Así, la alegre e importante etapa del compromiso
será de una utilidad honrosa para la pareja que se está encaminando a una etapa aún más feliz e
importante, la del matrimonio (Proverbios 5:18, 19; Efesios 5:33).

831
Notas. En algunas sociedades, los padres aún se encargan de concertar los esponsales de los
hijos. Puede ser que lo hagan algún tiempo antes de que estos estén en condiciones de casarse.
Mientras tanto, se reconoce que están comprometidos, pero aún no están casados.
Véase Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas, caps. 28-32, y El secreto de la
felicidad familiar, cap. 2, editados por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc. //Volver al
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832
W2000 15/12 PÁGS.28-29

¿Hasta qué grado debe la esposa cristiana fiel resistirse a


aceptar el divorcio que solicite su cónyuge?
Cuando Dios instituyó el matrimonio, señaló que el marido y la mujer debían “adherirse” el uno al
otro (Génesis 2:18-24). Aunque la humanidad se hizo imperfecta y surgieron muchos problemas
matrimoniales, Dios aún desea que los cónyuges se mantengan unidos. El apóstol Pablo escribió:
“A los casados doy instrucciones —sin embargo, no yo, sino el Señor— de que la esposa no debe irse
de su esposo; pero si de hecho se fuera, que permanezca sin casarse, o, si no, que se reconcilie con
su esposo; y el esposo no debe dejar a su esposa” (1 Corintios 7:10, 11).
Estas palabras reflejan el hecho de que entre las personas imperfectas hay ocasiones en que uno
de los cónyuges decide dejar al otro. Por ejemplo, Pablo dijo que si uno de ellos se iba, ambos
tenían que ‘permanecer sin casarse’. ¿Por qué? Pues bien, aunque uno se fuera, los dos siguen
vinculados entre sí a los ojos de Dios. Pablo podía hacer esta indicación porque Jesús había fijado la
norma para el matrimonio cristiano: “Cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo
de fornicación [griego, por·néi·a], y se case con otra, comete adulterio” (Mateo 19:9). De modo
que la única base para el divorcio que, de acuerdo con las Escrituras, pone fin al matrimonio es la
“fornicación”, es decir, la inmoralidad sexual. Parece ser que en el caso que menciona Pablo,
ninguno de los cónyuges era culpable de actos inmorales, de modo que, aunque uno de ellos se
fuera, el matrimonio no terminaría a la vista de Dios.
Pablo pasó a hablar de la situación en la que el cristiano verdadero tiene cónyuge incrédulo.
Observemos las instrucciones que da el apóstol: “Si el incrédulo procede a irse, que se vaya; el
hermano o la hermana no está en servidumbre en tales circunstancias; antes bien, Dios los ha
llamado a ustedes a la paz” (1 Corintios 7:12-16). ¿Qué opciones tiene la esposa fiel si su marido
incrédulo la deja, y hasta quiere divorciarse de ella?
Tal vez prefiera que él permanezca a su lado. Es posible que aún lo ame, sea consciente de las
necesidades emocionales y sexuales de ambos, y reconozca que ella y los hijos menores —de
haberlos— necesitan apoyo económico. También pudiera abrigar la esperanza de que algún día se
haga creyente y se salve. Sin embargo, si el esposo toma medidas (sin base bíblica) para poner fin
al matrimonio, la esposa puede dejar “que se vaya”, como escribió Pablo. Lo mismo sería aplicable
si un marido creyente pasara por alto la norma de Dios sobre el matrimonio e insistiera en irse.
Ahora bien, en esa situación la mujer quizás tenga que protegerse a sí misma y a los hijos.
¿Cómo? Consiguiendo la custodia de sus queridos hijos a fin de seguir mostrándoles amor de madre,
dándoles educación moral e inculcándoles la fe basada en las maravillosas enseñanzas de la Biblia
(2 Timoteo 3:15). El divorcio pudiera poner en peligro los derechos de ella. Por consiguiente, tal vez
decida tomar medidas para tener una adecuada representación ante las autoridades a fin de
proteger su derecho a tener acceso a los hijos, y cerciorarse de que al esposo se le obligue a
contribuir al sostén económico de la familia que ha abandonado. En algunos lugares, la mujer que
impugna un divorcio puede firmar los documentos legales en los que se expone a quién
corresponde la custodia de los hijos y el aporte económico para su sostén, sin que ello implique que
concede el divorcio a su esposo. En otras partes, la redacción de los documentos indica que ella
acepta el divorcio; por tanto, si su esposo cometió adulterio, el que ella estampe su firma en los
documentos implica que lo rechaza.
La mayoría de las personas de la comunidad y de la congregación no conocerán los detalles del
caso. Por ejemplo, no sabrán si había base bíblica para el divorcio. Por ello, antes de llegar a ese
punto, sería prudente que la esposa comunicara los hechos al superintendente presidente y a otro
anciano de la congregación (de ser posible, por escrito). De ese modo, habrá información
disponible en caso de que surjan preguntas en ese momento o después.

833
Volvamos al comentario de Jesús: “Cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo
de fornicación, y se case con otra, comete adulterio”. Si el marido es culpable de inmoralidad
sexual, pero quiere permanecer casado con su mujer, ella (el cónyuge inocente mencionado en el
ejemplo de Jesús) tiene que decidir si lo perdonará y seguirá compartiendo el lecho conyugal con
él o, por el contrario, lo rechazará. Si está dispuesta a perdonarlo y seguir viviendo con él, no estaría
obrando de manera inmoral (Oseas 1:1-3; 3:1-3).
Aunque el marido inmoral desee divorciarse, es posible que ella aún esté dispuesta a perdonarlo
con la esperanza de que vuelva. Le corresponde decidir, en conformidad con su conciencia y
situación, si impugnará el divorcio o no. En algunos lugares la mujer que impugna un divorcio puede
firmar documentos que estipulan lo que se hará en cuanto a la custodia de los hijos y el apoyo
económico que recibirán, sin tener que indicar que concuerda con el divorcio; la firma de tales
documentos no indicaría que ella lo rechaza. No obstante, en otros lugares, a la mujer que impugna
el divorcio se le pudiera pedir que firmara documentos que indiquen que acepta el divorcio;
firmarlos mostraría de forma expresa que rechaza al esposo culpable.
A fin de evitar malentendidos, también en este caso es aconsejable que la esposa entregue a los
representantes de la congregación una carta que mencione las medidas que se están tomando y
las actitudes tras estas. Puede señalar que ella le hizo saber a su marido que estaba dispuesta a
perdonarlo y seguir siendo su esposa. Tal comentario revelará que el divorcio se tramitó en contra
de su voluntad, y que, en vez de rechazar a su marido, estaba presta a perdonarlo. Al expresar con
claridad que estaba dispuesta a conceder el perdón y permanecer casada, la firma de los
documentos que digan solamente cómo han de resolverse los asuntos económicos y la custodia de
los hijos no implicaría que rechaza a su esposo.
Al haber expresado su deseo de perdonarlo, incluso después del divorcio, ni ella ni él estarían
libres para casarse con otra persona. Si ella —el cónyuge inocente cuya misericordia no se
aceptó— decide rechazarlo más tarde por su inmoralidad, ambos estarán libres para casarse. Jesús
mostró que el cónyuge inocente tiene el derecho de tomar esa decisión (Mateo 5:32; 19:9; Lucas
16:18).
Nota. Los procedimientos y documentos legales varían de un lugar a otro. Hay que examinar
meticulosamente las condiciones del divorcio que se exponen en los documentos jurídicos antes de
firmarlos. El que el cónyuge inocente firme documentos que indican que no se opone al divorcio
solicitado por su cónyuge, equivale a rechazar a este (Mateo 5:37). //Volver al Índice

834
W2002 15/8 PÁGS.30-31

¿Qué guía dan las Escrituras sobre la crianza de los hijos


cuando solo uno de los padres es testigo de Jehová?
Hay dos principios bíblicos fundamentales que nos orientan al respecto. El primero: “Tenemos que
obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres” (Hechos 5:29). El segundo: “El
esposo es cabeza de su esposa como el Cristo también es cabeza de la congregación” (Efesios
5:23). El último no solo es aplicable a las esposas cuyos maridos son Testigos, sino también a las
cristianas que están casadas con no Testigos (1 Pedro 3:1). ¿Cómo puede el progenitor creyente
equilibrar estos principios a la hora de enseñar a sus hijos?
Si el esposo es testigo de Jehová, es responsable de atender las necesidades espirituales y físicas
de su familia (1 Timoteo 5:8). Aunque la madre no creyente tal vez pase más tiempo con los hijos, el
padre Testigo debe enseñarles a estos impartiéndoles guía espiritual en el hogar y llevándolos a las
reuniones cristianas, donde se beneficiarán de instrucción moral y compañerismo sano.
¿Qué hacer si la esposa no creyente insiste en llevar a los hijos a su lugar de culto o en enseñarles
sus creencias? Puede que la ley del país le conceda ese derecho. El que los hijos se vean tentados a
participar en actos religiosos en tales lugares o no, pudiera depender mucho de la calidad de la
instrucción espiritual que reciban del padre. A medida que crecen, la educación bíblica que este
les dé debería ayudarlos a vivir en armonía con la verdad de la Palabra de Dios. ¡Qué feliz se sentirá
el padre creyente si sus hijos deciden ponerse de parte de la verdad!
La madre testigo de Jehová tiene que respetar el principio de jefatura a la vez que se interesa en
el bienestar eterno de su prole (1 Corintios 11:3). Muchas veces, el cónyuge incrédulo no tendrá
reparos en que su esposa Testigo imparta educación moral y espiritual a los hijos, y las reuniones del
pueblo de Jehová sirven para tal fin. Ella puede ayudar a su marido a ver los beneficios de la buena
instrucción que sus hijos reciben mediante la organización de Jehová. Puede recalcar con
prudencia lo provechoso que es inculcar en ellos los principios bíblicos sobre la moralidad, ya que
tienen que enfrentarse con un mundo moralmente corrompido.
No obstante, el esposo no creyente quizá insista en que sus hijos practiquen la religión de él, y los
lleve a su lugar de adoración y los eduque de acuerdo con su fe. O tal vez se oponga a todo tipo
de religión e insista en que sus hijos no reciban ninguna educación religiosa. Como cabeza de
familia, él es el principal responsable de tomar la decisión. [Nota]
Aunque la esposa creyente respeta la jefatura de su marido, como cristiana dedicada tendrá
presente la actitud de los apóstoles Pedro y Juan, quienes dijeron: “En cuanto a nosotros,
no podemos dejar de hablar de las cosas que hemos visto y oído” (Hechos 4:19, 20). Debido a su
interés en el bienestar espiritual de los hijos, buscará oportunidades para darles guía moral. Ella tiene
la responsabilidad ante Jehová de enseñar la verdad al prójimo, de modo que no debe pasar por
alto a sus hijos (Proverbios 1:8; Mateo 28:19, 20). ¿Qué puede hacer la madre Testigo que afronta
este dilema?
Tomemos como ejemplo el asunto de la creencia en Dios. Tal vez la esposa Testigo no pueda
estudiar la Biblia formalmente con sus hijos en vista de las restricciones impuestas por el esposo.
¿Debería ella, entonces, dejar de hablarles por completo acerca de Jehová? No. Como es lógico,
sus palabras y actos reflejarán su creencia en el Creador. Sin duda, los hijos harán preguntas al
respecto. Ella no debería titubear en ejercer su libertad religiosa expresando a sus hijos su fe en el
Creador. Aunque no sea posible estudiar la Biblia con ellos ni llevarlos regularmente a las reuniones,
puede impartirles conocimiento de Jehová Dios (Deuteronomio 6:7).
Respecto a la relación entre el Testigo y su cónyuge no creyente, el apóstol Pablo escribió: “El
esposo incrédulo es santificado con relación a su esposa, y la esposa incrédula es santificada con

835
relación al hermano; de otra manera, sus hijos verdaderamente serían inmundos, pero ahora son
santos” (1 Corintios 7:14). Gracias al cónyuge creyente, Jehová considera santa esa relación
matrimonial, y también a los hijos. La esposa Testigo debe hacer cuanto pueda por ayudar a su
prole a comprender la verdad, dejando el resultado final en manos de Jehová.
A medida que van creciendo, los hijos tienen que decidir qué postura han de adoptar,
basándose en la información que han recibido de sus padres. Quizás opten por obrar conforme a
las palabras de Jesús: “El que le tiene mayor cariño a padre o a madre que a mí no es digno de mí”
(Mateo 10:37). También se les manda: “Hijos, sean obedientes a sus padres en unión con el Señor”
(Efesios 6:1). Muchos jóvenes han escogido “obedecer a Dios como gobernante” más bien que a su
progenitor que no es Testigo, a pesar de que este les haya causado muchas dificultades. ¡Qué
recompensador es para el padre o la madre Testigo ver que sus hijos optan por servir a Jehová pese
a la oposición!
Nota. El derecho legal de la esposa de practicar la religión de su preferencia incluye el derecho
de asistir a las reuniones cristianas. En algunos casos, el marido no ha querido cuidar a los niños
menores durante esos períodos, de modo que la madre amorosa se ha visto obligada a llevarlos
consigo a las reuniones. //Volver al Índice

836
W2007 1/6 PÁG.31

¿Garantiza Proverbios 22:6 que si se educa apropiadamente


a un niño cristiano, este no se apartará del camino de
Jehová?
Este versículo dice así: “Entrena al muchacho conforme al camino para él; aun cuando se haga
viejo no se desviará de él”. Tal como la forma que demos a un arbolito influirá en la que tendrá
cuando crezca, así los niños que reciben una buena educación cristiana estarán más inclinados a
seguir sirviendo a Jehová cuando sean mayores. Como todo padre o madre sabe, dicha
educación exige una gran inversión de tiempo y esfuerzo. A fin de que los hijos se conviertan en
discípulos cristianos, sus padres deben esmerarse en enseñarles, aconsejarlos, animarlos y
disciplinarlos con constancia y amor durante muchos años.
Ahora bien, si un hijo se descarría y deja de servir a Jehová, ¿significa eso que los padres no lo
educaron bien? Puede que en algunos casos no se hayan esforzado lo suficiente por criarlo en la
disciplina y regulación mental de Jehová (Efesios 6:4). Por otra parte, el proverbio no garantiza que
la buena educación siempre produzca hijos fieles a Dios. La verdad es que los padres no pueden
moldear a sus hijos según quieran. Los muchachos, como los adultos, tienen libre albedrío, y llega el
momento en que deben trazarse su propio rumbo en la vida (Deuteronomio 30:15, 16, 19). Pese a los
más sinceros esfuerzos de los padres, algunos hijos se vuelven infieles, como le ocurrió a Salomón,
quien escribió el versículo que estamos examinando. Incluso Jehová tuvo hijos que resultaron infieles.
Por lo tanto, este versículo no garantiza que todo muchacho vaya a permanecer en el “camino
para él”. Sin embargo, por lo general ese será el caso. Este hecho es muy alentador para los padres.
Debe infundirles ánimo saber que sus sinceros esfuerzos por educar a los hijos en el camino de
Jehová producirán fruto. Dada la importancia de su papel e influencia, se les anima a tomarse muy
en serio su cometido (Deuteronomio 6:6, 7).
Aun si los hijos se desvían de servir a Jehová, los padres que los han educado con esmero
pueden abrigar la esperanza de que recobren el juicio. La verdad de la Biblia es muy poderosa, y la
educación que imparten los padres no se olvida fácilmente (Salmo 19:7). //Volver al Índice

837
W1991 15/12 PÁGS.28-29

¿Qué debe hacer una familia cristiana si uno de sus hijos


tiene que asistir a una escuela donde la instrucción religiosa
es obligatoria?
Los padres cristianos no quieren que a sus hijos se les adoctrine en la religión falsa. Pero quizás
haya situaciones en que los niños no puedan negarse a estar en una clase en que se enseñe
religión, aunque no participarían en actos ni ceremonias de la religión falsa.
Abrahán, el amigo de Dios, fue un dechado excelente de impartir instrucción religiosa a los hijos.
Crió a su prole en Canaán, donde les rodeaba el error religioso y prácticas “sagradas” detestables.
(Compárese con Éxodo 34:11-15; Levítico 18:21-30; Deuteronomio 7:1-5, 25, 26; 18:9-14.) No obstante,
él fue la fuente de instrucción religiosa para su familia. Dios estaba convencido de que Abrahán
‘daría mandato a sus hijos y a su casa después de él de modo que verdaderamente guardaran el
camino de Jehová para hacer justicia’. (Génesis 18:19.)
De joven, Jesús también se benefició de la instrucción que recibió de su familia y de la
congregación tocante a la adoración verdadera. Así, “siguió progresando en sabiduría y en
desarrollo físico y en favor ante Dios y los hombres”. (Lucas 2:52.)
En la mayor parte de la Tierra los jóvenes cristianos reciben educación seglar en escuelas
públicas. No todo lo que se enseña en ellas está en plena armonía con la verdad bíblica y los
hechos probados. Por ejemplo, muchas generaciones de jóvenes cristianos han asistido a clases de
ciencia o biología como parte de su programa normal de estudios. Por lo tanto, la mayoría de ellos
se han visto expuestos a las teorías prevalecientes de evolución y a puntos de vista relacionados
con esas teorías sobre los orígenes “naturales” de la vida en la Tierra.
Con todo, esa exposición no convirtió a esos jóvenes cristianos en partidarios de la evolución
atea. ¿Por qué? Porque en el hogar y en las reuniones cristianas habían recibido antes información
exacta fundada en la Palabra inspirada de Dios, y esta contribuyó a aguzar sus ‘facultades
perceptivas para que distinguieran tanto lo correcto como lo incorrecto’. (Hebreos 5:14.) Muchos
padres habían estudiado con sus hijos la información equilibrada sobre la evolución que presenta el
libro La vida... ¿cómo se presentó aquí? ¿Por evolución, o por creación?, una obra que fortalece la
fe. [Nota] Equipados así, estos alumnos no vieron como verosímil lo que se les enseñó sobre la
evolución en la sala de clases. Sin embargo, pudieron demostrar por sus respuestas en la sala de
clases y en los exámenes que estaban prestando atención y podían aprender los detalles que se les
presentaban. Algunos hasta tuvieron la oportunidad de dar otras posibles explicaciones en
conformidad con los hechos que el Creador del hombre presenta en la Biblia. (1 Pedro 3:15.)
No obstante, ¿qué hay de los períodos de clase que se apartan para instruir a los estudiantes
sobre la religión que predomina en la localidad o aun sobre la religión en general?
Es poco probable que esa instrucción se presente de manera neutral, como simple información.
Puede que el maestro hasta practique esa religión y por eso trate de influir en la mente y el corazón
de los estudiantes. Por lo tanto, los testigos de Jehová prefieren que a sus hijos se les exima de las
clases de instrucción religiosa. Esto puede permitir que sus hijos utilicen de manera más provechosa
el tiempo que pasan en la escuela mediante terminar las tareas que se les asignan para otras clases,
o estudiar en la biblioteca escolar.
Con todo, en algunos lugares se han rechazado esas peticiones; tal vez la escuela o las
autoridades públicas hasta exijan que para graduarse todos los alumnos asistan a un curso de
religión y lo completen. Cada familia tiene que decidir independientemente qué va a hacer en tal
caso.

838
Algunos siervos de Dios del pasado se hallaron involuntariamente en situaciones en que tuvieron
que aguantar la exposición a enseñanzas o actos religiosos mientras se mantuvieron leales al Dios
verdadero. Es probable que así fuera en el caso de Moisés. Él fue criado como nieto del Faraón de
Egipto y “fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios”. (Hechos 7:20-22.) Probablemente eso
haya abarcado hasta cierto grado las creencias y prácticas religiosas comunes en Egipto. Pero
parece que Moisés fue salvaguardado por la instrucción superior que recibió de su familia y quizás
de otros hebreos. (Éxodo 2:6-15; Hebreos 11:23-26.)
Considere también el ejemplo de los tres jóvenes hebreos, compañeros de Daniel, que recibieron
instrucción especial en Babilonia y trabajaron para el gobierno. (Daniel 1:6, 7.) Ellos no tenían
libertad para hacer lo que quisieran ni para negarse a hacer lo que no quisieran. En cierta ocasión el
rey Nabucodonosor mandó que se reunieran en asamblea con otros funcionarios ante la imagen de
oro que él había erigido en la llanura de Dura, donde se habrían de efectuar actos de devoción
nacionalista. ¿Cómo respondieron los tres hebreos? Podemos estar seguros de que hubieran
preferido no estar allí, pero eso no se les hizo posible. [Nota] Sin embargo, permanecieron fieles a sus
creencias y al Dios Todopoderoso. Su conciencia piadosa les permitió estar presentes aunque se
negaron con resolución a participar personalmente en todo acto de religión falsa. (Daniel 3:1-18.)
Cuando es obligatorio que todo estudiante esté presente en una clase de religión y tal vez que
aprenda hasta el grado de aprobar exámenes corrientes, los hijos de familias de cristianos
verdaderos pudieran estar presentes, como sucedió en el caso de los tres hebreos por mandato de
Nabucodonosor. Pero los jóvenes cristianos pondrían a Dios en primer lugar. No sería necesario que
debatieran cada declaración incorrecta que se hiciera ni cada práctica antibíblica en que los
demás participaran, tal como los tres hebreos no trataron de intervenir cuando otros se inclinaron
ante la imagen de oro. Con todo, los jóvenes cristianos mismos no participarían en actos de
adoración ni orarían con otros ni entonarían canciones religiosas ni harían otras cosas por el estilo.
Los jóvenes que se hallan en esas circunstancias deben esforzarse vigorosamente en otras
ocasiones por adquirir conocimiento edificante ‘de los santos escritos que pueden hacerlos sabios
para la salvación mediante la fe relacionada con Cristo Jesús’. (2 Timoteo 3:15.) Por comunicarse
con sus hijos, los padres deben revisar constantemente el contenido de la instrucción que sus hijos
reciben en la clase. Esto ayudará a los adultos cristianos a ver lo que tiene que corregirse o aclararse
respecto a la Biblia, para que sus hijos no se confundan ni se extravíen.
Notas a pie de página. Publicado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.
La Biblia no dice que Daniel estuviera en la llanura de Dura. Quizás por su puesto más
encumbrado en el gobierno se le haya eximido de estar allí. //Volver al Índice

839
W2001 15/12 PÁGS.28-29

¿Cómo puede una esposa cristiana armonizar la lealtad a


Dios con la sumisión que le debe a su marido no creyente si
él celebra las festividades religiosas?
Aunque requiera sensatez y prudencia, hará bien en esforzarse por conciliar las dos obligaciones.
En una situación parecida, Jesús dio el siguiente consejo: “Paguen a César las cosas de César, pero
a Dios las cosas de Dios” (Mateo 22:21). Huelga decir que se refería a los deberes con los gobiernos,
a los cuales tienen que estar en sujeción los cristianos, como más adelante se les mandó (Romanos
13:1). Sin embargo, el consejo también es aplicable al caso de las esposas que desean armonizar la
lealtad que le deben a Dios con la sumisión bíblica a su marido, aun cuando este no sea creyente.
Quien esté familiarizado con la Biblia reconocerá que el primer deber que en ella se destaca es
el de ser siempre leal al Dios todopoderoso (Hechos 5:29). Aun así, mientras no viole las elevadas
leyes divinas, el auténtico adorador puede, en muchas situaciones, satisfacer las exigencias de
alguien no creyente que ocupe un puesto de autoridad.
Resulta instructivo el ejemplo de los tres hebreos, relatado en el capítulo 3 de Daniel.
Nabucodonosor, la máxima autoridad estatal, decretó que tanto ellos como otras personas se
presentaran en la llanura de Dura. Seguramente a los tres hebreos les hubiera gustado no acudir a la
cita, conscientes de que iba a practicarse adoración falsa. Tal vez Daniel consiguió excusarse, pero
ellos no pudieron, de modo que accedieron hasta el punto de hacer acto de presencia. [Nota] Con
todo, no iban a participar —y no participaron— en nada incorrecto (Daniel 3:1-18).
Así mismo, al acercarse los días festivos, quizá un marido no creyente le pida a su esposa cristiana
que haga algo que ella preferiría no hacer; por ejemplo, que cocine cierto menú el día que él y
otras personas celebrarán la fiesta, o que lo acompañe con el resto de la familia a comer a casa de
sus parientes o simplemente a visitarlos. También puede suceder que, incluso antes de la festividad,
le encargue algunas cosas cuando ella salga de compras, como alimentos típicos de la ocasión,
artículos para regalar o papel de regalo y tarjetas de felicitación.
De nuevo, la cristiana tiene que estar resuelta a no participar en prácticas religiosas falsas, pero
¿accederá a estas peticiones? Él es el cabeza de familia y la Palabra de Dios dice: “Esposas, estén
en sujeción a sus esposos, como es decoroso en el Señor” (Colosenses 3:18). En estos casos, ¿puede
ella manifestar sujeción al tiempo que es leal a Dios? Debe decidir cómo armonizar la obediencia a
su marido con la obediencia absoluta a Jehová.
Otras veces es posible que su esposo le pida que prepare cierta comida porque sea su favorita o
porque esté acostumbrado a comerla en esa época del año. Ella tendrá el deseo de manifestarle
su amor y de reconocer su autoridad. ¿Podría complacerle si le pidiera que cocinara con ocasión
de una festividad? Algunas cristianas podrían hacerlo con una buena conciencia, pues lo
considerarían parte de la tarea habitual de preparar la comida. Claro está, ninguna cristiana leal le
atribuiría significado festivo alguno, aunque sí lo hiciera su marido. De igual modo, quizá este le exija
que lo acompañe cuando visite a sus parientes en determinados días del mes o del año. ¿Podría
hacerlo aun cuando fuera en un día festivo? ¿O estaría normalmente dispuesta a conseguirle,
mientras va de compras, los artículos que él le encargue, sin juzgar qué pretende hacer con ellos?
Como es lógico, la esposa cristiana debe pensar en el efecto que esto producirá en los demás
(Filipenses 2:4). No querrá dar la impresión de que tiene relación alguna con la festividad, tal como
probablemente los tres hebreos no quisieron que se les viera dirigiéndose a la llanura de Dura.
De modo que, con tacto, podría tratar de razonar con su marido para que, en consideración a sus
sentimientos, él mismo se encargara de ciertos asuntos relacionados con la fiesta y así satisficiera los

840
deseos de su esposa, que lo ama y respeta. Tal vez él se dé cuenta de que si ella se viera en la
circunstancia de tener que negarse a participar en alguna práctica religiosa falsa, los pondría a los
dos en una situación embarazosa, lo cual no sería sensato. En efecto, si conversan tranquilamente
con antelación, pueden hallar soluciones pacíficas (Proverbios 22:3).
En conclusión, el cristiano fiel debe examinar con cuidado todos los aspectos antes de tomar
una decisión. La obediencia a Dios tiene que ocupar el primer lugar, como en el caso de los tres
hebreos (1 Corintios 10:31). Tomando esto en consideración, cada cristiano ha de decidir hasta qué
grado complacerá, sin transigir, a alguien que posee autoridad, ya sea en la familia o en la
comunidad, cuando le pida que haga algo.
Nota. Véase “Preguntas de los lectores”, de La Atalaya del 1 de agosto de 2001. //Volver al Índice

841
W1993 15/1 PÁG.31

¿Qué puede hacer un cristiano cuando no encuentra un


cónyuge apropiado?
Aunque seamos cristianos dedicados, podemos desanimarnos cuando no se materializa algo
que deseamos intensamente. Nuestros sentimientos se expresan con acierto en Proverbios 13:12,
donde dice: “La expectación pospuesta enferma el corazón”. Así se han sentido algunos cristianos
que desean casarse y no encuentran un cónyuge apropiado. Este es especialmente el caso de
aquellos de quienes el apóstol Pablo dijo que estaban “encendidos de pasión”. (1 Corintios 7:9.)
Jehová puso en el ser humano el deseo de hallar un verdadero complemento en alguien del
sexo opuesto. De modo que no es extraño que muchos cristianos solteros tengan estos fuertes
sentimientos. (Génesis 2:18.) Estos sentimientos normales pueden verse acentuados en culturas que
conceden gran importancia a que las personas se casen (o a que se casen a cierta edad), o
cuando cristianos solteros están rodeados de parejas felizmente casadas en la congregación. No
obstante, no es conveniente permitir que la ansiedad se prolongue por mucho tiempo. Pues bien,
¿cómo pueden los cristianos sinceros tratar la situación sin preocuparse demasiado?
No es fácil, y los demás no deberían tratar esta preocupación como si fuera solo una
exageración o una inconveniencia intrascendente. En cualquier caso, quien tiene que tomar las
medidas para afrontar la situación o superarla es principalmente la persona soltera.
Hallamos una clave en este práctico principio bíblico: “Hay más felicidad en dar que en recibir”.
(Hechos 20:35.) Eso es lo que dijo Jesucristo, un hombre soltero, y él sabía de lo que hablaba. Hacer
cosas por los demás sin un motivo egoísta es una buena receta que puede ayudarnos a todos a
superar sentimientos que resultan de expectaciones pospuestas. ¿Cómo aplica esto al cristiano
soltero?
Esfuércese por hacer cosas bondadosas en favor de su propia familia y para otros en la
congregación, y aumente su actividad en el ministerio. Este consejo no es solo un modo de decir:
‘Manténgase ocupado y se olvidará de que quiere casarse’. No. Si se mantiene ocupado en estas
productivas actividades cristianas, es posible que llegue a estar ‘resuelto en su corazón y a tener
autoridad sobre su propia voluntad’, y de este modo pueda usar sus presentes circunstancias de
manera provechosa. (1 Corintios 7:37.)
Algunos que han tenido muchos deseos de casarse han permitido que estos se conviertan en
una gran preocupación. Incluso han llegado al extremo de buscar cónyuge en los anuncios de los
periódicos. Cuánto mejor sería, sin embargo, esforzarse por valorar más los beneficios que pueden
derivarse de la soltería. (Véanse los artículos “Persona no casada, pero completa para servir a Dios”
y “La soltería... un estilo de vida remunerador”, de La Atalaya del 15 de noviembre de 1987, y “¿Es el
casarse el único medio de alcanzar la felicidad?”, de La Atalaya del 15 de mayo de 1992.)
Ore a Jehová para que le ayude a perseverar en la soltería. (Filipenses 4:6, 7, 13.) Muchos
cristianos solteros han visto que al usar su tiempo para estudiar y meditar en la Palabra de Dios y
asistir a las reuniones cristianas y participar en ellas, han disfrutado de más ‘refrigerio para sus almas’,
como Jesús prometió a sus seguidores. (Mateo 11:28-30.) Esto les ha ayudado a aumentar su
espiritualidad, de modo que serán mejores esposos o esposas si con el tiempo hallan un cónyuge
apropiado.
Nunca olvide que Jehová comprende la situación de todos los solteros que le sirven. Sabe que
usted tal vez no esté satisfecho con sus circunstancias presentes. Nuestro amoroso Padre celestial
también sabe qué es de mayor provecho duradero para nosotros, tanto en sentido espiritual como
emocional. Y usted, por su parte, puede tener la certeza de que si confía pacientemente en Jehová

842
y aplica los principios de su Palabra en su vida diaria, él satisfará sus necesidades más importantes
de un modo que resulte en su bienestar eterno. (Compárese con Salmo 145:16.) //Volver al Índice

843
W2002 1/2 PÁG.29

¿Hasta qué punto son aplicables a los cristianos de la


actualidad las restricciones que impone la Ley mosaica al
matrimonio entre parientes?
La Ley que Jehová dio a la nación de Israel no entra en detalles respecto a las ceremonias y los
procedimientos nupciales, pero sí contiene la prohibición del matrimonio entre determinadas
personas. Por ejemplo, en Levítico 18:6-20 hallamos una lista pormenorizada de los ‘parientes
carnales próximos’ a los que no se permitía tener relaciones sexuales entre sí. Como bien sabemos,
los cristianos no están bajo la Ley mosaica y, por tanto, no tienen la obligación de guardar sus
decretos (Efesios 2:15; Colosenses 2:14), lo cual no quiere decir, de todas formas, que puedan
sencillamente pasar por alto este asunto a la hora de escoger cónyuge. Hay varias razones para
ello.
En primer lugar, en el mundo existen leyes que regulan el matrimonio entre parientes cercanos, y,
básicamente, los cristianos están obligados a obedecer la legislación del país en que viven (Mateo
22:21; Romanos 13:1). Claro, esas leyes varían en función del lugar. La mayoría de las normas
modernas sobre este asunto se basan más que nada en factores genéticos. Es un hecho probado
que los hijos de matrimonios entre parientes carnales cercanos tienen más posibilidades de sufrir
enfermedades y defectos genéticos. Por esta razón y debido a su “sujeción a las autoridades
superiores”, los cristianos que van a casarse obedecen las leyes matrimoniales de su país.
También ha de tenerse en cuenta lo que acepta y lo que rechaza la comunidad donde se vive.
Casi todas las culturas poseen normas y costumbres que proscriben el matrimonio entre personas
con lazos estrechos de consanguinidad, que suelen considerar incestuoso y, por tanto, tabú.
Aunque las relaciones específicas que están vetadas varían muchísimo dependiendo de la cultura,
“por regla general, cuanto más cercano es el parentesco genético entre dos personas, con más
fuerza y vehemencia se prohíben o rechazan las relaciones sexuales entre ellas”, dice The
Encyclopædia Britannica. Por ello, aun en los casos en que la relación no es incestuosa, los cristianos
no desean que sus actos reflejen falta de consideración a las costumbres arraigadas o que ofendan
la sensibilidad legítima de la comunidad, a fin de no causar oprobio a la congregación cristiana
ni al nombre de Dios (2 Corintios 6:3).
Tampoco debe pasarse por alto la conciencia que Dios nos ha dado. Todos nacemos con un
sentido de lo que es correcto o incorrecto, de lo que está bien y lo que está mal (Romanos 2:15).
La conciencia nos dice qué es lo normal y apropiado, y qué es antinatural y ofensivo, a menos que
esté distorsionada o endurecida a causa de prácticas pervertidas. Jehová aludió a este hecho
cuando dio a los israelitas la ley contra el matrimonio entre parientes carnales cercanos. “De la
manera como hace la tierra de Egipto, en la cual moraron, no deben hacer ustedes —leemos—; y
de la manera como hace la tierra de Canaán, en la cual voy a introducirlos, no deben hacer
ustedes; y en los estatutos de ellos no deben andar.” (Levítico 18:3.) Los cristianos aprecian
muchísimo su conciencia basada en la Biblia y no permiten que la corrompa el sentido distorsionado
del bien y el mal que tienen las naciones (Efesios 4:17-19).
¿A qué conclusión llegamos, entonces? Si bien los cristianos no están bajo la Ley mosaica, su
conciencia les dicta claramente que en la comunidad cristiana es del todo inaceptable el
matrimonio entre familiares cercanos, como padre e hija, madre e hijo, o hermano y hermana.
[Nota] En el caso de parentescos más lejanos, los cristianos reconocen que hay leyes que regulan el
matrimonio legal y que existen normas aceptadas social y culturalmente, las cuales deben tenerse
muy en cuenta a fin de obedecer este mandato bíblico: “Que el matrimonio sea honorable entre
todos” (Hebreos 13:4).

844
Nota. En el artículo “Los matrimonios incestuosos... ¿cómo deben verlos los cristianos?”, de
La Atalaya del 15 de agosto de 1978, págs. 25, 26, se analiza con detenimiento este tema. //Volver al
Índice

845
W2012 15/12 PÁGS.14-17

Un hombre y una mujer que viven juntos sin haberse casado


están estudiando la Biblia y desean bautizarse. Sin embargo,
no pueden legalizar su unión porque él reside ilegalmente en
el país y el gobierno no permite que ningún indocumentado
se case. ¿Podrían firmar una Declaración de Promesa de
Fidelidad y luego bautizarse?
Aunque podría parecer una solución, no lo es desde el punto de vista bíblico. ¿Por qué no? A fin
de comprenderlo, analicemos qué es la Declaración de Promesa de Fidelidad, por qué existe, cómo
funciona y dónde puede recurrirse a ella.
Dicha declaración es un documento que pueden usar las parejas a las que no se les permite
casarse por el motivo que se indica más adelante. En tal escrito, firmado ante testigos, se
comprometen a ser fieles el uno al otro y a legalizar su unión tan pronto como sea posible.
La congregación entonces considera que la pareja se ha prometido fidelidad ante Dios y el
hombre, y acepta esa unión como si se hubiera validado ante las autoridades civiles.
¿Por qué y cuándo puede recurrirse a la Declaración de Promesa de Fidelidad? Pues bien,
Jehová instituyó el matrimonio y lo tiene en alta estima. Su propio Hijo, Jesús, declaró: “Lo que Dios
ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre” (Mat. 19:5, 6; Gén. 2:22-24). Y luego añadió:
“Cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, y se case con otra,
comete adulterio” (Mat. 19:9). De modo que la fornicación, o la inmoralidad sexual, es la única
causa de divorcio que, según la Biblia, pone fin al matrimonio. Si, por ejemplo, una persona tuviera
relaciones sexuales fuera del matrimonio, el cónyuge inocente tendría la opción de divorciarse. Y si
decide hacerlo, quedaría libre para volver a casarse.
Sin embargo, a pesar de lo clara que es la Biblia a este respecto, ha habido países —sobre todo
en el pasado— en los que la religión mayoritaria no ha permitido esta opción. Más bien ha
enseñado que no se puede conceder el divorcio por ningún motivo. Por eso, en algunos lugares en
que la religión tenía gran influencia, las leyes no autorizan el divorcio, ni siquiera por la razón que
estableció Jesús. Hay otros países en los que sí se permite el divorcio, pero el proceso es muy
complicado y puede tardar muchísimos años. Es como si la religión o el gobierno quisieran
“estorbar”, o impedir, algo que Dios permite (Hech. 11:17).
Una pareja quizás viva en un país donde conseguir un divorcio legal es imposible o sumamente
difícil, tal vez por ser un proceso que tarda años. Si ambos han hecho todo lo razonablemente
posible para poner fin a un matrimonio legal y a los ojos de Dios son aptos para volver a casarse,
pueden firmar una Declaración de Promesa de Fidelidad. Esta es una disposición misericordiosa de
la congregación cristiana para quienes viven en esos lugares. Sin embargo, cabe señalar que tal
concesión no es aplicable en la mayoría de los países, pues por lo general es posible conseguir el
divorcio, aunque a veces los trámites sean relativamente complejos o costosos.
Algunas personas que viven en países donde sí es posible divorciarse han malinterpretado el
motivo por el que existe la Declaración de Promesa de Fidelidad y han preguntado si pueden firmar
este documento para ahorrarse ciertas complicaciones o inconvenientes.
En la pregunta inicial se plantea el caso de un hombre y una mujer que viven juntos sin estar
casados, pero que desean contraer matrimonio. Bíblicamente están libres, pues ninguno está atado
a otro cónyuge. Con todo, como él es indocumentado, el gobierno no les permite casarse. (Hay

846
muchos países en los que las autoridades permiten que dos personas se casen aunque sean
residentes ilegales.) Ahora bien, en el país de este ejemplo sí se autoriza el divorcio, así que no existe
la posibilidad de firmar una Declaración de Promesa de Fidelidad. No se trata de personas a
quienes no se les permite divorciarse; los dos están libres para casarse. Pero en vista de sus
circunstancias, tendrían que irse a un lugar donde la situación legal de él no sea un impedimento, o
bien casarse en el mismo país donde viven si primero él legaliza su situación.
Sin duda, cumplir con las leyes de Dios y las del César es algo que la pareja tiene a su alcance
(Mar. 12:17; Rom. 13:1). Se espera que lo hagan y así cumplan los requisitos para el bautismo (Heb.
13:4). //Volver al Índice

847
W1987 15/2 PÁG.31

¿Puede anularse después de firmada una Declaración de


Promesa de Fidelidad?
La pregunta tiene que ver con una provisión que no tiene aplicación en la mayoría de los países.
De modo que primeramente veamos de qué se trata ese arreglo solemne provisional.
La Atalaya del 15 de agosto de 1977 trató un problema que existe en algunos países. Aunque
Dios permite el divorcio con base bíblica, algunos gobiernos no permiten el divorcio en absoluto.
(Mateo 19:9.) O puede que la ley dificulte mucho el obtener un divorcio, quizás exigiendo muchos
años para ello. Por lo tanto, ese número de la revista explicó que los testigos de Jehová tienen una
concesión que solo aplica en tales países; esta consta de una Declaración de Promesa de
Fidelidad. Analice un ejemplo del arreglo:
Cierta señora llega a conocer la verdad cristiana mientras está viviendo (y quizás tenga hijos)
con un hombre que ha estado separado por mucho tiempo de su esposa legal. Esta señora
interesada en la Biblia es fiel al hombre y desea casarse con él, pero le es imposible porque la ley no
le permite a él divorciarse de su esposa legal. Por lo tanto, si los ancianos de la congregación están
convencidos de que de otro modo la relación de ella con este hombre le sería aceptable a Dios, le
permitirán a ella firmar una Declaración de Promesa de Fidelidad. En esta ella declara que ha
hecho todo lo posible para legalizar esta relación; que reconoce ante Dios a lo que la compromete
la Declaración; y que promete casarse legalmente tan pronto como le sea posible, terminando así
la vigencia de la Declaración que le ha permitido formar parte de la congregación cristiana.
Sin embargo, surge la pregunta: Una vez que ella (o cualquier persona en la misma situación)
llega a formar parte de la congregación gracias a esa Declaración, ¿hay algún otro modo de que
caduque o que pueda anularse?
La misma Declaración establece que quien la firma ‘reconoce que su relación lo compromete
ante Jehová Dios y toda persona, y que ha de apegarse a ella y honrarla completamente de
acuerdo con los principios de la Palabra de Dios’. Es, por lo tanto, a los ojos de la congregación,
moralmente comprometedora tal como lo es un matrimonio legal. No obstante, la muerte de uno
de los que se han unido pone fin a un matrimonio o a la unión hecha por medio de tal Declaración.
(Romanos 7:2.) La Biblia también dice que si el cónyuge de alguien es culpable de porneía
(inmoralidad sexual fuera de la unión), el cónyuge inocente puede divorciarse. (Mateo 5:32; 19:9.)
De igual modo, con la Declaración de Promesa de Fidelidad la inmoralidad de un cónyuge puede
servir de base para poner fin a la unión, si así lo decide el cónyuge inocente. El cristiano inocente
tendría que presentar a los ancianos prueba de que ha habido infidelidad. Esto pondría fin a la
Declaración; desde entonces en adelante el cónyuge inocente quedaría bíblicamente libre.
El reconocer que la congregación considera la Declaración de Promesa de Fidelidad como un
compromiso moral de igual validez que un matrimonio legal hace surgir una cuestión relacionada
con esto. Esta se presenta cuando se quita lo que ha impedido el matrimonio. Por ejemplo, en el
caso de arriba, la esposa legal del hombre pudiera morir o el gobierno pudiera legalizar el divorcio,
y el hombre pudiera estar dispuesto a casarse legalmente con la cristiana. En tal caso la hermana
no puede continuar bajo la Declaración de Promesa de Fidelidad, aunque la razón sea que le
pareciera embarazoso ante otros casarse ahora legalmente, o porque pudiera perder ciertos
beneficios materiales. Según la Declaración que firmó, ahora tiene que dar los pasos para legalizar
su unión. De otra forma, la congregación invalidaría la Declaración, y ella tendría que separarse de
su compañero o ser expulsada.
Pero ¿qué sucede si el hombre incrédulo rehúsa casarse con ella? Cuando ella firmó la
Declaración, la congregación consideraba la unión comprometedora y moral. El solo hecho de que

848
la hermana no pueda obligar a su compañero incrédulo a legalizar su unión no hace que esta sea
inmoral. Por lo tanto, ella pudiera continuar siendo un cónyuge fiel, sin tener que separarse del
incrédulo, aunque debería persistir en sus esfuerzos para que se legalice la unión. (Esto es un ajuste
del comentario de “Preguntas de los lectores” del 1 de noviembre de 1985.) (Compárese con
Jueces 11:35; Lucas 18:1-5.)
Por supuesto, la situación es diferente si ambas personas firmaron la Declaración y si llegaron a
ser cristianos bautizados. En ese caso, ambos se comprometieron solemnemente a un casamiento
legal cuando el impedimento gubernamental fuera removido, tiempo en que la Declaración
quedaría nula. Están obligados a hacer esto dentro de un período razonable de tiempo, o si no, a
separarse para poder permanecer en la congregación. (Compárese con “Preguntas de los
lectores” de La Atalaya del 15 de mayo de 1983.) Si se separan, la Declaración que los compromete
moralmente continúa en vigencia, de modo que ninguno está libre para unirse a otra persona.
(Compárese con 1 Corintios 7:10, 11.)
Aunque el arreglo de la Declaración de Promesa de Fidelidad no aplica en la mayoría de los
lugares, este análisis se centra en la norma bíblica que aplica en todo lugar: “Que el matrimonio sea
honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los
fornicadores y a los adúlteros”. (Hebreos 13:4.) //Volver al Índice

849
W1985 1/11 PÁG.31

¿Tiene la misma permanencia de un matrimonio legalizado


la “Declaración de una Promesa de Fidelidad” en una
relación marital existente?
Esto tiene que ver con el arreglo especial que se ha permitido solo en los países donde la ley no
permite a un individuo divorciarse de un cónyuge previo. Los cristianos se interesan de manera
apropiada en este asunto, pues la Palabra de Dios muestra cuán seriamente considera Dios el
arreglo marital. De hecho, el apóstol Pablo escribió: “Que el matrimonio sea honorable entre todos,
y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros”.
(Hebreos 13:4.) Por consiguiente, notemos la clase de situación que hace surgir esta pregunta:
Al aprender la verdad, cierta pareja se halla en una relación marital que no se puede legalizar;
no obstante, uno de ellos, o ambos, desea el bautismo cristiano. La declaración es una promesa de
fidelidad a esa relación marital hasta que sea posible legalizar la unión de acuerdo con la ley del
país. La Atalaya del 15 de agosto de 1977, página 503, sugirió cómo se podría redactar tal
declaración, al decir: “Se considera tal declaración como no menos obligatoria que la que se
hiciera ante un oficial del registro civil que representara a un gobierno de ‘César’ del mundo”.
(Véanse las palabras de Jesús en Mateo 22:21.)
Sin embargo, ¿cuál sería la situación si “César” cambiara la ley sobre el divorcio, como sucedió
recientemente en Italia? Puesto que ahora es posible obtener un divorcio de un cónyuge previo, el
cristiano bautizado que vive como parte de una relación marital como la que abarca la
“Declaración de una Promesa de Fidelidad” tiene que dar pasos inmediatamente, de acuerdo con
la declaración, ‘para obtener reconocimiento legal de esta relación’. El primer paso sería obtener
un divorcio del cónyuge previo. El siguiente paso sería legalizar el matrimonio con el cónyuge
actual. Aunque el cónyuge actual no sea creyente, este tendría que consentir en legalizar el
matrimonio. Si el incrédulo no consintiera, el cónyuge cristiano tendría que separarse de él a fin de
mantener una posición aprobada en la congregación. La razón de esto es que la congregación ya
no puede reconocer como válida la “Declaración de una Promesa de Fidelidad” debido a que
entonces hay la posibilidad de tener un matrimonio legal.
No obstante, cuando surge esa posibilidad y los dos realmente se casan, tal matrimonio legal
compromete permanentemente, en contraste con la “Declaración de una Promesa de Fidelidad”,
que había sido un solemne arreglo provisional. //Volver al Índice

850
W2004 15/9 PÁG.28

¿Por qué se permitía que los israelitas se casaran con


extranjeras cautivas aunque la Ley mosaica mandaba que
no debían formar ninguna alianza matrimonial con
extranjeras? (Deuteronomio 7:1-3; 21:10, 11.)
Se permitió debido a circunstancias especiales. Jehová había mandado que los israelitas
demolieran las ciudades de siete naciones de la tierra de Canaán y que mataran a todos sus
habitantes (Deuteronomio 20:15-18). En el caso de otras naciones, probablemente los únicos
sobrevivientes adultos serían mujeres vírgenes (Números 31:17, 18; Deuteronomio 20:14). El israelita
podía casarse con tales mujeres, pero solo si ellas tomaban ciertas medidas.
La Biblia dice al respecto: “Ella ahora tiene que afeitarse la cabeza y arreglarse las uñas, y quitar
de sobre sí el manto de su cautiverio y morar en tu casa y llorar a su padre y a su madre un mes
lunar entero; y después de eso debes tener relaciones con ella, y debes tomar posesión de ella
como novia tuya, y ella tiene que llegar a ser tu esposa” (Deuteronomio 21:12, 13).
La virgen cautiva con quien quisiera casarse un israelita tenía que afeitarse la cabeza, lo cual
constituía una expresión de duelo o aflicción (Isaías 3:24). Por ejemplo, cuando el patriarca Job
perdió a sus hijos y sus bienes, se cortó el cabello de la cabeza como señal de duelo (Job 1:20).
La extranjera también tenía que arreglarse las uñas, quizás ‘cortándoselas’; de este modo, aunque
las llevara pintadas, las manos no se verían atractivas (Deuteronomio 21:12, Biblia Americana San
Jerónimo). ¿Qué era “el manto de su cautiverio” que ella tenía que quitarse? Cuando las ciudades
paganas estaban a punto de ser conquistadas, las mujeres acostumbraban ponerse las prendas
más finas con la esperanza de granjearse el favor de sus captores. Sin embargo, la cautiva debía
quitarse dicho atuendo durante su duelo.
La que fuera a casarse con un israelita debía llorar a sus difuntos durante un mes lunar.
La destrucción de las ciudades tenía que ser tan completa que toda su familia y amistades habrían
muerto. Puesto que los soldados israelitas habrían destrozado las imágenes de sus dioses, ellas ya
no tendrían objetos de adoración. El mes de duelo también era un período de purificación en el
que debían librarse de todo vestigio de sus antiguos ritos.
Ahora bien, la situación era muy distinta en el caso de las mujeres extranjeras en general. A este
respecto, era aplicable el siguiente principio: “No debes formar ninguna alianza matrimonial con
ellas. No debes dar tu hija al hijo de él, ni debes tomar su hija para tu hijo” (Deuteronomio 7:3). ¿Con
qué motivo se impuso esta restricción? Deuteronomio 7:4 explica: “Porque él apartará a tu hijo de
seguirme, y ellos ciertamente servirán a otros dioses”. Por lo tanto, la prohibición tenía el objetivo de
proteger a los israelitas de toda contaminación religiosa. Sin embargo, la extranjera que se hallara
en la situación descrita en Deuteronomio 21:10-13 no presentaba esa amenaza. Todos sus parientes
habrían muerto y las imágenes de sus dioses habrían sido destruidas, de modo que no tendría
ningún contacto con practicantes de la religión falsa. En tales circunstancias, un israelita podía
casarse con una mujer extranjera. //Volver al Índice

851
W1987 1/6 PÁGS.30-31

¿Es prudente el que un cristiano que haya perdido a su


cónyuge en la muerte permanezca soltero con la esperanza
de que se unirá de nuevo a esa persona en el futuro?
¡Qué hermoso es que un cristiano sienta amor por su cónyuge aun después de la muerte de esa
persona! Algunos que están en esta situación han permanecido solteros, no porque estén contentos
en ese estado, sino con la esperanza de reanudar el matrimonio después de la resurrección.
Aunque no somos insensibles a los sentimientos humanos tras esas esperanzas, animamos a estas
personas a considerar algunos puntos bíblicos.
Por ejemplo, estas palabras del apóstol Pablo se relacionan con el asunto que tratamos: “La
esposa está atada durante todo el tiempo que su esposo vive. Pero si su esposo se durmiera en la
muerte, está libre para casarse con quien quiera, pero solo en el Señor. Pero es más feliz si
permanece como está”. (1 Corintios 7:39, 40.) Esto muestra que el enlace matrimonial termina
cuando el cónyuge de uno muere. Dios fue bondadoso al dar esta información a los cristianos,
porque así los viudos y las viudas pueden tomar en consideración sus necesidades emocionales y de
otra índole al decidir si han de casarse de nuevo o no; no están atados al difunto. (1 Corintios 7:8, 9.)
Sin embargo, ¿indica la Biblia si los que han de ser resucitados podrán casarse o reanudar un
matrimonio anterior que hubiera terminado por haber ocurrido una muerte? Hay un relato que
parece relacionarse con esta pregunta. Implica a saduceos, que, aunque no creían en la
resurrección, abordaron a Jesús en un intento por entramparlo. Le presentaron este problema sobre
el matrimonio de cuñado: “Hubo siete hermanos; y el primero tomó esposa y murió sin hijos. Lo
mismo el segundo, y el tercero la tomó. Igualmente los siete; no dejaron hijos, sino que murieron. Por
último, la mujer también murió. Por consiguiente, en la resurrección, ¿de cuál de ellos llega a ser
esposa?”. (Lucas 20:27-33; Mateo 22:23-28.)
Los cristianos no están bajo la Ley, pero en cuanto a ellos pudiera surgir un problema similar. Por
ejemplo, el hermano y la hermana C——— se casaron y tuvieron dos hijos. Entonces él murió. La
hermana C——— amaba a su esposo, y lo echaba mucho de menos, pero necesitaba
compañerismo, apoyo financiero, expresión sexual y alguien que le ayudara a criar a los hijos. Por
eso, se casó con el hermano M——— , una unión que era tan bíblica como la primera. Después, él
enfermó y murió. Si los ex cónyuges fueran resucitados y el matrimonio fuera posible, ¿con quién se
casaría ella?
Considere la respuesta de Jesús a los saduceos: “Los hijos de este sistema de cosas se casan y se
dan en matrimonio, pero los que han sido considerados dignos de ganar aquel sistema de cosas y la
resurrección de entre los muertos ni se casan ni se dan en matrimonio. De hecho, tampoco pueden
ya morir, porque son como los ángeles, y son hijos de Dios por ser hijos de la resurrección. Pero el que
los muertos son levantados, hasta Moisés lo expuso [...] cuando llama a Jehová ‘el Dios de Abrahán
y Dios de Isaac y Dios de Jacob’. Él no es Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos ellos
viven”. (Lucas 20:34-38; Mateo 22:29-32.)
Algunos han opinado que Jesús aquí se refería a la resurrección celestial, pero hay razones para
creer que su respuesta tenía que ver con la resurrección terrestre en el “sistema de cosas” venidero.
¿Qué razones hay para este punto de vista? Los que interrogaron a Jesús no creían en él ni sabían
de una resurrección celestial. Preguntaron acerca de una familia judía bajo la Ley. En respuesta,
Jesús se refirió a Abrahán, Isaac y Jacob, hombres que esperaban vivir de nuevo en la Tierra.
(Génesis 42:38; Job 14:13-15; compárese con Hebreos 11:19.) Aquellos patriarcas, y otros millones de
personas a quienes se levanta a la vida en la Tierra y resultan fieles, serán “como los ángeles”.
Aunque mortales, no morirán una vez que Dios los haya declarado justos para la vida sin fin.

852
Hoy día, debido a las emociones humanas, pudiera ser difícil aceptar esta conclusión. Pero debe
notarse que en ningún lugar dice la Biblia que la resurrección de los fieles significa que Dios los
devuelve a su condición de casados. Por lo tanto, nadie cree que si Aquila y Priscila han adquirido
vida en el cielo han reanudado allí su matrimonio. (Hechos 18:2.) Y José y María evidentemente
vivirán en diferentes regiones: él en la Tierra y ella en el cielo. (Juan 19:26; Hechos 1:13, 14.) Puesto
que ninguno de nosotros ha vivido en el cielo, no podemos decir qué sentimientos pudieran tener
allí Aquila, Priscila y María; no obstante, podemos estar seguros de que estarán plenamente
contentos en su servicio celestial.
De manera similar, nunca hemos vivido como humanos perfectos. Así, no podemos estar seguros
de qué sentimientos o pensamientos tendremos en cuanto a las relaciones del pasado si acaso
adquirimos vida humana perfecta en el Paraíso, o cuando la adquiramos. Es bueno recordar que
cuando Jesús hizo aquella declaración era un humano perfecto, y por lo tanto estaba en mejor
posición que nosotros para comprender los sentimientos de los que han sido “considerados dignos
de ganar aquel sistema de cosas”. También podemos confiar en que Jesús puede “condolerse de
nuestras debilidades” de la actualidad. (Hebreos 4:15.) Por eso, si a un cristiano se le hace difícil
aceptar la conclusión de que los resucitados no se casarán, puede estar seguro de que Dios y Cristo
son comprensivos. Y sencillamente puede esperar para ver qué sucede.
No hay razón para dar demasiado énfasis a este asunto ahora. El salmista escribió: “Sepan que
Jehová es Dios. Es él quien nos ha hecho, y no nosotros mismos. Somos su pueblo, y las ovejas de su
apacentamiento [...] Denle gracias, bendigan su nombre. Porque Jehová es bueno”. (Salmo 100:3-
5.) Nuestro Dios, que es bueno, de seguro suministrará generosamente lo que verdaderamente
necesitamos si ‘se nos considera dignos de ganar aquel sistema de cosas’. (Job 34:10-12; Salmo
104:28; 107:9.)
La bondad de Dios se refleja también en el hecho de que nos ha informado que la muerte de
uno de los cónyuges de un matrimonio pone fin al enlace matrimonial. (Romanos 7:2.) Así, la
persona que haya perdido en la muerte a su cónyuge puede saber que tiene libertad para volver a
casarse ahora si parece que eso es necesario o es lo mejor. Algunas personas han vuelto a casarse,
lo que ha contribuido a que sus propias necesidades actuales, y las de su familia, sean satisfechas.
(1 Corintios 7:36-38; Efesios 6:1-4.) Por consiguiente, el cristiano cuyo cónyuge haya muerto no debe
sentirse obligado a permanecer sin cónyuge en este tiempo por esperar que en el sistema venidero,
en la resurrección para la vida aquí en la Tierra, haya un arreglo de unir de nuevo a personas que
anteriormente formaban un matrimonio.
Nota a pie de página. Si un israelita moría antes de que su esposa diera a luz un hijo que pudiera
recibir la herencia, el hermano de este hombre tenía que casarse con la viuda para que ella tuviera
un hijo. (Deuteronomio 25:5-10.) //Volver al Índice

853
W2005 1/5 PÁG.29

¿Por qué escribió Pablo respecto a la esposa cristiana: “Se le


mantendrá en seguridad mediante el tener hijos”? (1 Timoteo
2:15.)
¿Qué revela el contexto de este versículo en cuanto a lo que quiso decir Pablo? El apóstol
estaba dando consejo bajo inspiración sobre el papel de la mujer cristiana en la congregación.
Escribió: “Deseo que las mujeres se adornen en vestido bien arreglado, con modestia y buen juicio,
no con estilos de cabellos trenzados y oro o perlas o traje muy costoso, sino como es propio de
mujeres que profesan reverenciar a Dios, a saber, mediante buenas obras” (1 Timoteo 2:9, 10). Pablo
estaba exhortando a sus hermanas cristianas a ser modestas y equilibradas a la hora de arreglarse, y
a que se ‘adornaran’ con buenas obras.
A continuación, Pablo explicó el principio de la autoridad en la congregación, al decir:
“No permito que la mujer enseñe, ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que esté en silencio”
(1 Timoteo 2:12; 1 Corintios 11:3). Fundamenta este principio señalando que, aunque Adán no fue
engañado por Satanás, Eva sí “fue cabalmente engañada y llegó a estar en transgresión”. ¿Cómo
puede una cristiana protegerse de cometer el mismo error que Eva? El apóstol responde:
“No obstante, a ella se le mantendrá en seguridad mediante el tener hijos, con tal que continúen en
fe y amor y santificación junto con buen juicio” (1 Timoteo 2:14, 15). ¿Qué quiso decir con estas
palabras?
Algunos traductores parecen indicar que la salvación de la mujer depende de que tenga hijos.
Por ejemplo, la Biblia Americana San Jerónimo dice: “[La mujer] se salvará por los hijos que dé al
mundo”. Sin embargo, esta interpretación no es exacta. Muchos textos bíblicos señalan que la
salvación depende de que la persona llegue a conocer a Jehová, crea en Jesús, ejerza fe y
demuestre dicha fe por obras (Juan 17:3; Hechos 16:30, 31; Romanos 10:10; Santiago 2:26). Además,
Pablo no quiso decir que a las mujeres creyentes se les garantizaba un parto seguro. Prescindiendo
de que sean creyentes o no, infinidad de mujeres dan a luz a sus hijos sin perder la vida, mientras
que algunas, lamentablemente, mueren en el parto (Génesis 35:16-18).
Otro consejo que Pablo presentó más adelante en esta misma carta respecto a las mujeres nos
ayuda a comprender el significado de sus palabras. Advierte de algunas viudas jóvenes que
estaban ‘desocupadas, andorreando por las casas; sí, no solo estaban desocupadas, sino también
eran chismosas y entremetidas en asuntos ajenos, y hablaban de cosas que no debían’. ¿Cuál era
el consejo de Pablo? Pasa a decir: “Por eso deseo que las viudas de menos edad se casen, que
tengan hijos, que manejen la casa, que no den al opositor incentivo alguno para injuriar” (1 Timoteo
5:13, 14).
Pablo destaca el papel positivo que desempeña la mujer en la familia. La mujer que ‘tuviera hijos
y manejara una casa’, y que continuara “en fe y amor y santificación junto con buen juicio”, no se
sentiría atraída a una conducta que no fuera edificante. Su espiritualidad sería conservada, es decir,
se ‘mantendría en seguridad’ (1 Timoteo 2:15). Seguir dicho proceder ayudaría a muchas mujeres
jóvenes a evitar las trampas de Satanás.
Las palabras de Pablo a Timoteo nos recuerdan a todos, hombres y mujeres, que debemos
mantenernos ocupados en actividades provechosas. La Palabra de Dios aconseja a todos los
cristianos: “Vigilen cuidadosamente que su manera de andar no sea como imprudentes, sino como
sabios” (Efesios 5:15). //Volver al Índice

854
W2009 1/3 PÁG.29

¿Se lleva Dios a los niños al cielo para convertirlos en


ángeles?
Cuando un niño muere, los amigos de la familia a veces tratan de consolarla diciendo cosas
como: “Dios necesitaba otro angelito en el cielo”. Pero ¿tiene lógica esa explicación?
Solo un Dios insensible y cruel causaría la muerte de un niño cada vez que necesitara otro ángel.
Sin embargo, la Biblia no describe a Jehová Dios de esa manera (Job 34:10). Al contrario, dice que
su cualidad predominante es el amor (1 Juan 4:8). Y si ninguna persona con un mínimo de bondad y
compasión les quitaría un hijo a otros padres para aumentar su propia familia, mucho menos lo haría
Jehová. El inmenso amor que siente por los seres humanos le impediría hacer algo como eso.
Pero piense por un momento: ¿de veras necesita Dios más ángeles? Según la Biblia, todas las
obras de Dios son buenas y perfectas (Deuteronomio 32:4). De modo que no pudo haberse
quedado corto al crear a los millones de ángeles (Daniel 7:10). El Dios todopoderoso nunca
cometería semejante error de cálculo. Ahora bien, ¿no dice la Biblia que Jehová ha elegido a
algunos seres humanos para que, tras su muerte, se conviertan en criaturas espirituales y formen
parte de su Reino celestial? Sí, es cierto, pero también indica que esas personas no serían niños en el
momento de su muerte (Revelación [Apocalipsis] 5:9, 10).
Otra razón por la que Dios no actuaría así es que no estaría de acuerdo con el propósito que él
tiene para los niños. En el jardín de Edén, Dios les dijo a Adán y Eva: “Sean fructíferos y háganse
muchos y llenen la tierra y sojúzguenla” (Génesis 1:28). Los niños son esenciales para el propósito de
Dios de que seres humanos obedientes pueblen la Tierra. Nunca se propuso arrebatarles la vida a los
niños para transformarlos en ángeles. La Biblia dice que los hijos son “una herencia de parte de
Jehová”, es decir, un regalo de Dios (Salmo 127:3). ¿Podría Jehová, el Dios de amor, quitarles un
regalo tan valioso a los padres? Claro que no.
Sin duda, la inesperada muerte de un niño produce gran tristeza y dolor a sus padres. Ahora bien,
¿hay alguna esperanza de que puedan volver a verlo? La Biblia promete que Dios resucitará a
innumerables millones de personas en un paraíso aquí en la Tierra. Imagínese la alegría cuando estos
niños resuciten, ya completamente sanos, y se reúnan con sus seres queridos (Juan 5:28, 29). Como
hemos visto, parte del propósito de Dios es que los niños crezcan, disfruten de la vida y lleguen a
conocerlo. Así pues, los niños que han muerto no viven en el cielo convertidos en ángeles, sino que
serán resucitados en una Tierra paradisíaca. Cuando ese momento llegue y estemos al cuidado de
nuestro amoroso Creador, tanto niños como adultos disfrutaremos de adorar a Jehová Dios por toda
la eternidad. //Volver al Índice

855
W1997 1/2 PÁG.29

El artículo “Aborrezcamos lo que es inicuo”, de La Atalaya


del 1 de enero de 1997, parecía centrarse en la pedofilia.
¿Cómo se define esta práctica?
El Diccionario enciclopédico Salvat universal define paidofilia (pedofilia) como “perversión
sexual, consistente en la elección de niños como objeto para satisfacer los impulsos sexuales”. En
Deuteronomio 23:17, 18 se condenan algunos aspectos de esta práctica. En ese pasaje Dios
condenó hacerse un prostituto de templo (“o: ‘bardaje’, un muchacho mantenido con propósitos
de perversión sexual”, nota). Estos versículos también prohíben que se introduzca el precio de “un
perro” (“probablemente un pederasta; alguien que practica la cópula anal, especialmente con un
muchacho”, nota) en “la casa de Jehová”. Estos textos y referencias seculares establecen que lo
que La Atalaya analizaba era el caso de que un adulto abusara sexualmente de un niño, incluidos
los tocamientos. //Volver al Índice

856
W1975 15/5 PÁGS.319-320

En casos de adulterio, ¿hay algunas circunstancias en que la


parte culpable podría obtener un divorcio y ser considerado
por la congregación como libre para contraer segundas
nupcias?—Jamaica.
Podría haber circunstancias que dieran lugar a que la congregación, por medio de sus ancianos
nombrados, adoptara esa posición. Antes de considerar esas circunstancias, sin embargo,
deberíamos repasar primero los principios bíblicos básicos en cuanto al divorcio.
Las palabras de Jesús en Mateo 5:31, 32 y 19:9 muestran que el que un cónyuge cometa
“fornicación” (griego: porneia) constituye la única base para divorcio que es válida a los ojos de
Dios. Sus palabras también indican que Dios concede al cónyuge inocente el derecho de terminar
el matrimonio, el efectuar una disolución de los vínculos del matrimonio.
Sin embargo, debe notarse que no es simplemente el acto de la fornicación lo que efectúa el
desatar esos lazos vinculantes. El cónyuge inocente puede optar por perdonar el acto incorrecto
del cónyuge adúltero. En tal caso los vínculos del matrimonio permanecen intactos. Por lo tanto, el
factor determinante es, en todos los casos, la decisión del cónyuge inocente ya sea para perdonar
o rehusar perdonar al cónyuge adúltero.
¿Qué hay, entonces, si —después que un cónyuge cometa “fornicación”— el cónyuge inocente
rehusara después de eso aceptar de vuelta a éste, quizás rehusando vivir en la misma casa o,
aunque viva en la misma casa, rehusara tener relaciones sexuales con el culpable, y no obstante
no buscara divorciarse legalmente en los tribunales del país? ¿Qué hay si esta situación continuara
por un tiempo prolongado, un año o aun años, privando así al cónyuge que hubiese cometido el
mal de tener relaciones sexuales honorables por medio de que su cónyuge pagara el débito
conyugal?
La Biblia muestra que las personas casadas no deben retener el débito conyugal “a no ser de
común acuerdo por un tiempo señalado,” de consiguiente solo temporalmente, ya que de otra
manera fácilmente podría entrar la tentación. (1 Cor. 7:2-5) El privar a un cónyuge de tal débito por
un tiempo extendido o ilimitado sería un derrotero desamoroso. Si el cónyuge no adúltero hiciera
esto constituiría evidencia de que no se había concedido verdadero perdón del acto adúltero. En
realidad, el cónyuge no adúltero ha rechazado al ofensor como su cónyuge Y, como se ha visto, la
disolución bíblica de un matrimonio gira en torno de la decisión del cónyuge no adúltero de
perdonar o no perdonar el que el otro cónyuge haya cometido “fornicación.”
Jehová Dios ciertamente estaría consciente de tal rechazamiento aunque el cónyuge
no adúltero no fuera ante los tribunales de “César” para formalizar la disolución del matrimonio. Es
bueno recordar que son las leyes del tribunal divino de Jehová las que son de primera importancia.
La autoridad de César es relativa y no determina si los lazos del matrimonio se rompen o
permanecen intactos a los ojos de Dios. (Compare con Hechos 5:29.) César solo puede decir si
concede o no su reconocimiento legal del matrimonio como todavía en vigor. De consiguiente,
cuando no existe la base bíblica (“fornicación”), aunque César conceda un divorcio, no es válido a
los ojos de Dios al grado de libertar a los divorciados para contraer segundas nupcias.
Al ‘recomendarse a toda conciencia humana,’ el cristiano, por supuesto, correctamente se
esfuerza por conseguir tal reconocimiento legal por el Estado en el matrimonio o en el divorcio.
(2 Cor. 4:2) Pero ese reconocimiento legal no es el factor vital; la decisión judicial de Dios lo es.
Siendo éste el caso, y puesto que la decisión del cónyuge no adúltero de perdonar o no perdonar

857
es el factor crucial en la disolución de un matrimonio, ¿qué puede hacer el cónyuge culpable
cuando se enfrenta a una situación en la cual el cónyuge no adúltero no lo ha perdonado y sin
embargo no formaliza la disolución del matrimonio ante César? El cónyuge culpable podría actuar
para establecer el hecho de que él o ella realmente ha sido rechazado por el cónyuge no adúltero.
Esto debe hacerse primero ante los ancianos de la congregación, presentándoles la evidencia de
que ha tenido lugar un rechazamiento definitivo, consistente... no temporal. Entonces aquel cuyo
cónyuge rehúse perdonar podría buscar reconocimiento legal del rechazamiento en los tribunales
de César, usando cualesquier base verídica para divorcio que acepten estos tribunales, llegando a
ser libre después de eso para contraer segundas nupcias. En países donde no hay provisión para
divorcio, procedería de la manera que se describe en la página 150 del libro Verdadera paz y
seguridad... ¿de qué fuente?
Los ancianos de una congregación, que se enfrenten a un caso de esta clase, deben pesar
juiciosamente los asuntos, determinando que en realidad haya evidencia clara y convincente de un
rechazamiento definitivo por el cónyuge no adúltero. Por ejemplo, el cónyuge ofendido quizás
no desee renovar las relaciones sexuales por unas cuantas semanas o hasta meses debido a
todavía tener el recuerdo del adulterio fresco en la mente. Esto no constituiría rechazamiento
genuino. También debe notarse que la información presentada aquí no dice que el no pagar el
débito conyugal en sí es una base para divorcio. Debe haberse cometido “fornicación” (la base
bíblica para el divorcio) por aquel que después es privado del débito conyugal y que es, de hecho.
rechazado por el cónyuge no adúltero. //Volver al Índice

858
W1977 1/3 PÁGS.158-159

Si un esposo incrédulo trata de divorciarse de su esposa


cristiana usando una acusación falsa como la de crueldad
mental o abandono del hogar, ¿debería ella presentar
contestación a la demanda de divorcio?
Ella tiene que decidir personalmente si va a presentar contestación a la demanda de divorcio o
no. Cada caso tiene sus propias circunstancias. La esposa puede considerar factores como de qué
manera la ha estado tratando su esposo y cómo probablemente la trataría o le daría la atención
debida en el futuro, de qué la acusa, qué opciones jurídicas hay disponibles para ella, el costo de la
representación jurídica y lo que su conciencia le recomienda que haga.
Muchos esposos incrédulos reconocen que cuando sus esposas se hicieron cristianas verdaderas
en realidad llegaron a ser mejores esposas. (Compare con 1 Pedro 3:1-5.) Y tocante a una cristiana
que tiene un esposo incrédulo que está “de acuerdo en morar con ella,” la Biblia insta: “No deje a
su esposo,” pues con el tiempo es posible que él también llegue a ser cristiano.—1 Cor. 7:13, 14.
Sin embargo, a veces el esposo opta por poner fin al matrimonio. Quizás le tenga odio intenso al
cristianismo verdadero y por eso rehúse vivir con su esposa y permitirle la libertad de cultos que la ley
del país le concede. O quizás decida divorciarse de ella simplemente porque ella se niega a
participar en perversiones sexuales degradantes que la Biblia correctamente condena. (Rom. 1:26-
32) En el primer siglo deben haber existido problemas similares, pues el apóstol Pablo aconsejó: “Si el
incrédulo procede a irse, que se vaya; no está en servidumbre el hermano o la hermana en tales
circunstancias.”—1 Cor. 7:15.
Un esposo en esta situación tiene el problema de hallar una base legal o jurídica para el divorcio
que desea. ¿De qué puede acusarla? Su esposa se está esforzando por ser una buena ama de
casa, una compañera agradable, una cónyuge limpia y fiel en lo sexual y una madre ejemplar si
tienen hijos. Por eso él, después de haber dejado a la familia, quizás acuse mentirosamente a su
esposa de abandono del hogar. O quizás recurra a alguna acusación general que no requiera
mucha prueba jurídica, como alegar que ella lo ha sometido a ‘crueldad mental.’ Quizás
concuerde en continuar proveyendo el sustento para ella y los hijos, como tiene la obligación de
hacerlo, pero todavía esté resuelto a obtener un divorcio según su acusación mentirosa. ¿Qué hará
ella? Ella no puede obligarlo a vivir con ella. Y, aunque no concuerde con la mentira de él, no está
obligada a emprender acción jurídica costosa para mantenerlo dentro del vínculo matrimonial
ni para combatir toda mentira que él diga acerca de ella. De modo que ella quizás concluya que,
más bien que presentar contestación a la demanda de divorcio, simplemente va a pasar por alto la
acusación mentirosa de él, teniendo presente el consejo: “Si el incrédulo procede a irse, que se
vaya.”
Sin embargo, a veces la esposa cristiana se preocupa en cuanto a si otros que se enteraran del
divorcio la verían como culpable si no presentara contestación a la demanda de divorcio y
expusiera los hechos. Pudiera preocuparle el que un divorcio no combatido que llevara tal
acusación le acarreara vituperio a ella o a la congregación cristiana.
No se puede pasar por alto esa posibilidad. Sin embargo, en la mayoría de los casos son pocas
las personas que alguna vez examinan la acusación que ha sido base del divorcio; todo lo que
quizás sepan es que hubo un divorcio. Y si algunas personas sí se enteraran de que el divorcio
hubiera sido por crueldad mental o algo semejante a eso, muy probablemente considerarían la
acusación como un simple recurso jurídico. Probablemente comprenderían que el esposo sólo
estaba utilizando la base más fácil para conseguir un divorcio aunque su verdadera razón fuera que

859
quería casarse con otra mujer o hacer alguna otra cosa. Por eso, a menudo no habría sugestión de
vituperio sobre la esposa fiel o sobre la congregación.
Sin embargo, si a la esposa la acusación falsa le pareciera tan escandalosa que pensara que
debería combatirla jurídicamente, tendría que decidir qué proceder jurídico seguir. O, dentro del
límite de tiempo permitido por la ley, pudiera optar por litigarla si ése pareciera ser el único modo en
que pudiera proteger sus derechos... su derecho a alguna propiedad de familia, sus derechos que
envolvieran la custodia de los hijos, su derecho a ayuda económica para sí y para los hijos, etcétera.
(Si hay alguna duda en cuanto a la custodia de los hijos o el apoyo financiero, por lo general lo
mejor es zanjar ese asunto jurídicamente antes de que se dé el fallo del tribunal y no tratar de
modificarlo después.) La manera en que ella pudiera presentar los hechos del mejor modo y
defender del mejor modo sus derechos podría depender de las posibilidades jurídicas del lugar
donde ella viviera.
Una opción es obtener sin demora el consejo o la representación jurídica de un abogado. Por
supuesto, a menos que el tribunal exija que el esposo pague los costos legales, eso podría
ocasionarle considerable gasto a ella. En algunos lugares hay agencias sociales o sociedades que
suministran ayuda jurídica, y la persona podría obtener ayuda jurídica gratuita de éstas. O pudiera
comunicarse con un representante del tribunal que maneja casos de familias para ver cómo hacer
una presentación de los hechos y las reclamaciones si no puede contratar a un abogado consultor.
Muchos jueces muestran gran comprensión para con la persona que no puede tener
representación jurídica.
Ciertamente es una lástima que un esposo le imponga problemas de esta índole a su esposa en
vez de permanecer con ella y beneficiarse del hecho de que ella aplica sanamente los principios
divinos. Sin embargo, no hay necesidad de que la esposa crea que está absolutamente obligada a
combatir el divorcio. Es verdad que en casos que envuelven propiedad, sostén o custodia de los
hijos quizás la esposa concluya que sea aconsejable presentar contestación a una demanda de
divorcio o reconvenirla con una demanda opuesta. Pero en cuanto a impedir el divorcio y tratar de
obligar a un incrédulo a permanecer con la familia, el consejo bíblico fundamental es: “Si el
incrédulo procede a irse, que se vaya.”—1 Cor. 7:15.
Estos principios que se acaban de señalar también aplican, por supuesto, cuando una esposa
incrédula trata de divorciarse de su esposo cristiano por medio de acusaciones falsas. //Volver al Índice

860
W1977 1/8 PÁGS.479-480

Mi esposa, que no es sierva de Dios, ama a otro hombre.


¿Sería apropiado que yo me divorciara de ella, puesto que
ella probablemente ha ‘cometido adulterio en su corazón,’
como mencionó Jesús en Mateo 5:28?
En lo que dijo en Mateo 5:28 Jesús no dio el “adulterio espiritual,” como algunos lo han llamado,
como fundamento para el divorcio.
Note las palabras de Jesús: “Oyeron ustedes que se dijo: ‘No debes cometer adulterio.’ Pero yo
les digo que todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha
cometido adulterio con ella en su corazón.”—Mat. 5:27, 28.
Aquí Cristo estaba explicando que el séptimo de los Diez Mandamientos debería haber
significado más para sus oyentes judíos que el simplemente evitar el acto físico del adulterio. (Éxo.
20:14; Deu. 5:18) Demostró que el crimen proviene del corazón de uno. Como posteriormente
explicó Santiago, los deseos incorrectos en el corazón pueden conducir a actos de pecado, y a
menudo lo hacen. (Sant. 1:14, 15; Pro. 6:25) Eso le sucedió a David, quien continuó mirando a la
esposa de otro hombre y se excitó para con ella, lo cual resultó en su pecado de adulterio. (2 Sam.
11:2-4) De modo que Jesús instó a sus oyentes a evitar, no simplemente un acto pecaminoso en sí,
sino la concupiscencia pecaminosa que puede llevar a actos pecaminosos.
Si un hombre o una mujer cultiva tal deseo sensual (“sigue mirando a una mujer”), Dios lo sabe
porque Él “ve lo que es el corazón.” (1 Sam. 16:7; Pro. 24:12; Heb. 4:13) Dios se da cuenta de que
puede ser que la persona en la cual hay el deseo pleno de cometer inmoralidad simplemente
no haya tenido todavía la oportunidad de convertir su deseo en acción. Por eso esa persona ya es
reprensible a los ojos de Dios.
Pero ¿constituye en sí ese deseo adulterino fundamento bíblico para que el cónyuge de esa
persona consiga un divorcio y entonces quede libre para contraer segundas nupcias? No. Jesús
no autorizó a los seres humanos a determinar asuntos fundándose en los deseos que una persona
quizás tenga en el corazón. Por ejemplo, el apóstol Juan escribió que “todo el que odia a su
hermano es homicida.” (1 Juan 3:15) Sin embargo, los ancianos cristianos de una congregación
no están autorizados para expulsar como asesino a un individuo del cual crean que quizás tenga un
grado de odio en su corazón. No pueden leer y juzgar corazones con exactitud como Dios puede
hacerlo.
En armonía con esto, cuando Jesús dijo que la única base bíblica para el divorcio era
“fornicación” (griego: porneía, que significa inmoralidad sexual), quiso decir actos físicos de
inmoralidad.—Mat. 19:9.
Si la esposa suya está dispuesta a razonar, usted pudiera considerar este hecho: Dios nuestro
Creador sabe lo que es mejor para los seres humanos, y por eso nos asegura que el entregarse a
inmoralidad no produce felicidad duradera. Eso lo confirma un justiprecio honrado de la manera en
que la inmoralidad ha afectado la vida de la mayoría de los que han participado en ella. Por lo
tanto se muestra sabiduría si prontamente se emprenden medidas correctivas para alejar los deseos
inmorales antes de que conduzcan a hechos inmorales y la aflicción resultante. Hasta las “fantasías
románticas” de amor inmoral sirven de estorbo al esfuerzo de la persona por lograr felicidad en su
situación de la vida real.
Cuando existen problemas en el matrimonio, por lo general hay cosas que ambos cónyuges
pueden hacer para fortalecer la relación matrimonial y volver a encender el amor mutuo que

861
resultó en el matrimonio. En relación con esto, quizás usted y su esposa puedan considerar juntos el
material que se presentó en la serie de artículos “Tratando los problemas de familia con buen éxito”
en ¡Despertad! del 8 de octubre de 1974. //Volver al Índice

862
W1973 15/5 PÁGS.317-320

¿Por qué, según los relatos de Mateo, usó Jesús dos palabras
diferentes —“fornicación” y “adulterio”— al considerar la
base adecuada para el divorcio? ¿No es “adulterio” la única
base para el divorcio bíblico, en el sentido que
generalmente se entiende el vocablo?—EE. UU.
En Mateo 5:32 las palabras de Jesús son: “Si embargo, yo les digo que todo el que se divorcie de
su esposa, a no ser por motivo de fornicación [griego, porneia], la expone al adulterio [griego,
moikheia], y cualquiera que se case con una divorciada comete adulterio.” De manera similar,
leemos en Mateo 19:9: “Yo les digo que cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo
de fornicación [porneia], y se case con otra comete adulterio [moikheia].”
Por lo tanto, el relato sí usa dos palabras distintas. Primero veamos qué significan y luego
consideraremos el significado de su uso.
Moikheia, uno de los vocablos que se usa en el relato de Mateo, se traduce correctamente
“adulterio.” La palabra española “adulterio” proviene del latín adulterare, que significa,
básicamente, “alterar” y, por extensión, “corromper o hacer impuro, como por la añadidura de una
sustancia extraña o de más mala ley.” Por eso hablamos de ‘adulterar’ alimento, de hacerlo impuro
por medio de añadir sustancias extrañas. Un matrimonio es ‘adulterado’ cuando uno de los
cónyuges contamina la relación marital al tener relaciones con alguien fuera de esa relación. Esta
idea de adulterar o corromper, y de infidelidad a una relación sagrada, también es inherente en el
vocablo griego moikheia. Por eso, tanto en el griego como en el español, el enfoque está sobre el
efecto ilícito que las relaciones sexuales tienen sobre la relación matrimonial, pues el cónyuge
adúltero es culpable de introducir a otra persona en esa relación, corrompiendo la unión que solo
debe incluir al esposo y la esposa.
¿Qué hay del otro vocablo que se usó? “Fornicación” concentra la atención, no en el efecto
que tenga la inmoralidad sexual sobre una relación marital, sino sobre la naturaleza o calidad de la
actividad sexual misma. Esto no solo es cierto de la palabra española “fornicación,” sino también de
la palabra griega porneia, que se usó en el relato de Mateo. Nos interesamos, por supuesto,
principalmente en el vocablo griego que usó el escritor del Evangelio. Pues, prescindiendo de lo que
la palabra “fornicación” comúnmente se entienda que significa para la gente de habla española,
lo que realmente vale y es decisivo es lo que la palabra usada en la Biblia significaba para el escritor
y la gente de aquel tiempo.
Cuando se menciona “fornicación” hoy día, la gente comúnmente piensa en relaciones sexuales
entre personas de sexo diferente, relaciones llevadas a cabo fuera del matrimonio pero que
constan de coito de la manera ‘ordinaria’ o natural. Por eso muchos han entendido que, cuando
Jesús dijo que “fornicación [porneia]” era la única base de divorcio, se refería únicamente a coito
de la manera ordinaria o natural entre una esposa y un hombre que no era su marido, o, por
extensión, entre un esposo y una mujer que no era su esposa. Pero, ¿es ése el caso? ¿Se refiere
porneia, la palabra que se usa en el relato de Mateo, solo a esas relaciones sexuales naturales? O,
¿incluía todas las formas de relaciones sexuales inmorales, incluso las relaciones entre individuos del
mismo sexo y también las formas pervertidas de las relaciones sexuales entre personas de sexo
diferente? Exactamente ¿qué quería decir porneia para la gente del primer siglo cuando Jesús
estuvo en la Tierra? Y, ¿requiere una investigación sincera y cuidadosa de este significado que se
haga un reavalúo de nuestro entendimiento en cuanto a lo que es la base bíblica para el divorcio?

863
Un estudio cabal del asunto muestra que porneia se refiere a todas las formas de relaciones
sexuales inmorales. Es un vocablo amplio, algo semejante a la palabra “pornografía,” que se deriva
de porneia o el verbo relacionado porneuo. Los léxicos del griego claramente muestran que así es.
Muestran que porneia proviene de una palabra raíz que significa “vender,” y describe las
relaciones sexuales que son licenciosas y no restringidas (como por la restricción de adherirse a
vínculos matrimoniales). Por eso, del uso de la palabra en tiempos bíblicos, el Thayer’s Greek-English
Lexicon of the New Testament declara que porneia describía el “coito sexual ilícito en general.” The
Vocabulary of the Greek New Testament de Moulton y Milligan dice que es “coito sexual ilegal en
general.” El sexto tomo del Theological Dictionary of the New Testament dice que porneia puede
llegar a significar “‘coito sexual’ en gen[eral] sin definición más exacta.”
Se debe a que es un vocablo amplio (más amplio en su alcance que la palabra “fornicación” en
la mente de muchas personas de habla hispana) que muchos traductores de la Biblia usan
expresiones como “inmoralidad crasa,” “inmoralidad sexual,” “pecados sexuales,” o similares,
cuando traducen porneia.
¿Significa esto que las relaciones sexuales contranaturales y pervertidas como a las que se
entregan los homosexuales están incluidas en el significado de este vocablo que usó el apóstol al
registrar las palabras de Jesús? Sí, ése es el caso. Esto se puede ver por la manera en que el medio
hermano de Jesús, Judas, usó porneia cuando se refirió a los actos sexuales contranaturales de los
varones de Sodoma y Gomorra. (Jud. 7) Concerniente al uso de porneia por los judíos de habla
griega alrededor del principio de la era común, el sexto tomo del Theological Dictionary of the New
Testament dice: “πονεία [porneia] también puede ser ‘vicio contranatural,’ . . . sodomía.”
¿Cuál, pues, es el significado del uso que la Biblia hace de estos vocablos y qué revela en
cuanto a la base bíblica válida para el divorcio? Muestra que cualquier persona casada que se sale
del vínculo matrimonial y se entrega a relaciones sexuales inmorales, sea con alguien del sexo
opuesto o alguien del mismo sexo, sean naturales o contranaturales y pervertidas, es culpable de
cometer porneia o “fornicación” en el sentido bíblico. Estas relaciones sexuales no se refieren a
indiscreciones menores que cometa una persona, como por un beso o una caricia o un abrazo, sino
que se refieren al uso inmoral de los órganos genitales en alguna forma de coito, natural o
contranatural.
Hallamos principios en el pacto de la Ley en apoyo de este punto de vista ensanchado. Es
evidente que bajo esa Ley los matrimonios quedaban disueltos cuando un cónyuge cometía serios
pecados sexuales, incluso los contranaturales, puesto que al cónyuge culpable lo ejecutaban según
las propias instrucciones de Dios.—Compare con Éxodo 22:19; Levítico 18:22, 23, 29; 20:10-16;
Deuteronomio 22:22; así como con las palabras del apóstol cristiano en Romanos 1:24-27, 32.
Comprendiendo las palabras de Jesús, por lo tanto, cuando un cónyuge es culpable de
inmoralidad sexual tan seria el cónyuge inocente puede divorciarse bíblicamente de esa persona, si
él o ella desea hacerlo. El que obtiene un divorcio sobre esta base bíblica también está libre
bíblicamente para contraer segundas nupcias, no estando sujeto por ello a un cargo de adulterio.
Esto claramente señala una corrección en el punto de vista que se ha expresado en previas
ocasiones en las columnas de esta revista, pero la adherencia fiel a lo que las Escrituras realmente
dicen lo requiere. Hay mucho más que puede considerarse sobre el asunto y por ese motivo se
considerará más completamente en un número futuro de esta revista. //Volver al Índice

864
W1973 15/5 PÁGS.317-320

Recientemente se publicó en las noticias una decisión de


tribunal que falló que la cópula oral por adultos ya no es
punible por ley en cierto estado. Por lo tanto, ¿sería la
práctica de esto solo un asunto para conciencia individual si
un matrimonio cristiano participara en ello dentro del arreglo
matrimonial?—EE. UU.
No es el propósito de esta revista considerar todos los aspectos íntimos de las relaciones
maritales. Sin embargo, prácticas como las envueltas en este caso de tribunal han llegado a ser muy
comunes y han recibido considerable publicidad. Hasta a jovencitos en ciertas escuelas se les está
informando de estas cosas en los cursos de educación sexual. Por lo tanto seríamos descuidados en
lo que toca a nuestra responsabilidad si retuviésemos el consejo bíblico que pudiera ayudar a los
cristianos sinceros en sus esfuerzos por seguir un derrotero de pureza que resulta en la bendición del
Creador. En el día del apóstol Pablo se llevaban a cabo prácticas sexuales insólitas y él no se quedó
callado acerca de ellas, como se puede ver al leer Romanos 1:18-27. Por lo tanto solo estamos
siguiendo su buen ejemplo al considerar aquí esta pregunta.
Al considerar las prácticas sexuales, el apóstol nos suministra un principio que nos ayuda a llegar
a una conclusión correcta. Él se refiere al “uso natural de la hembra,” que algunos estaban
abandonando a favor de lo que es “contrario a la naturaleza,” satisfaciendo así “apetitos sexuales
vergonzosos” y “obrando lo que es obsceno.” El apóstol trata específicamente de las prácticas
homosexuales, condenándolas. Pero el principio declarado —que el satisfacer los deseos sexuales
puede ser “natural” o puede ser “contrario a la naturaleza”— aplica igualmente a la pregunta bajo
consideración.—Vea también Levítico 18:22, 23.
La manera natural de tener un matrimonio relaciones sexuales es muy evidente por el mismísimo
diseño dado a sus órganos respectivos por el Creador, y no debe ser necesario describir aquí cómo
estos órganos se complementan uno al otro en la cópula sexual normal. Creemos que, aparte de los
que han sido adoctrinados con el punto de vista de que ‘en el matrimonio todo se permite,’ la
inmensa mayoría de personas normalmente rechazaría como repugnante la práctica de la cópula
oral, así como también la cópula anal. Si estas formas de coito no son ‘contrarias a la naturaleza,’
entonces ¿qué es? El hecho de que los que practican tales actos lo hacen por consentimiento
mutuo como personas casadas no haría a estos actos naturales o no ‘obscenos.’ ¿Estamos siendo
‘estrechos de miras’ o ‘extremados’ al adoptar esta posición?
No, como se ve por el hecho de que varios estados de los Estados Unidos por largo tiempo han
tenido leyes precisamente contra estas prácticas, clasificándolas como formas de “sodomía”...
aunque los que participen en ellas sean casados. Debido a este uso legal, el Webster’s Third New
International Dictionary incluye en su definición de “sodomía” esto: “cópula carnal con una persona
del mismo sexo o con un animal o cópula carnal contranatural con una persona de sexo diferente;
específicamente: la penetración del órgano masculino en la boca o ano de otro.” Por supuesto, los
diccionarios y las leyes estatales difieren; pero nuestra posición se basa principalmente en la Palabra
de Dios la Biblia. Sin embargo, esta evidencia mundana sirve cierto propósito, un propósito que
corresponde en principio a lo que dijo el apóstol en 1 Corintios 5:1. Allí mostró que las relaciones
sexuales de un miembro de la congregación corintia eran de una clase que condenaba aun la
gente de las naciones paganas. Por eso, la aplicación del término “sodomía” en tiempos modernos

865
a las formas mencionadas de cópula muestra que no somos irrazonables al decir que no solo son
“contranaturales” sino que lo son de manera crasa.
Sin embargo, puesto que el matrimonio es de origen divino, nuestra posición concienzuda sobre
las relaciones maritales no está fundada en puntos de vista mundanos ni se rige por ellos. Por lo
tanto el que se haya fallado contra alguna ley estatal y se haya declarado ‘legal’ la cópula oral (o
similar cópula contranatural) no altera nuestra posición que se basa en la Biblia. En un mundo de
moralidad en decadencia podemos esperar que algunos tribunales de ley sucumban en varios
grados a la tendencia creciente hacia la perversión sexual, tal como lo han hecho algunos de los
clérigos y doctores.
No nos proponemos tratar de trazar una línea exacta en cuanto adonde termina lo que es
“natural” y comienza lo que es “contranatural.” Pero creemos que, al meditar sobre principios
bíblicos, un cristiano por lo menos debería poder discernir lo que es contranatural de modo craso. En
otros campos, la conciencia individual del cristiano tendrá que guiar, y esto incluye preguntas en
cuanto a caricias y ‘hacerse el amor’ antes del coito. (Compare con Proverbios 5:18, 19.) Pero aun
aquí el cristiano que quiere producir los frutos del espíritu santo de Dios evitará sabiamente las
prácticas que se acercan a formas contranaturales de cópula o que fácilmente pudieran resultar en
que uno cayera en ellas.
¿Qué hay si ciertos matrimonios en la congregación en el pasado o aun en tiempos recientes
han participado de prácticas como las que se acaban de describir, no comprendiendo hasta
ahora lo grave del mal? Entonces pueden pedir perdón de Dios en oración y demostrar su
arrepentimiento sincero desistiendo de estos actos contranaturales crasos.
Ciertamente no es responsabilidad de los ancianos ni de algunos otros en una congregación
cristiana el investigar las vidas privadas de los matrimonios. Sin embargo, si se les trae a la atención
casos futuros de crasa conducta contranatural, como la práctica de la cópula oral o anal, los
ancianos deben actuar para tratar de corregir la situación antes que resulte más daño, como lo
harían con cualquier otro mal grave. Su interés es, por supuesto, tratar de ayudar a los que se
extravían y se hallan ‘en el lazo del Diablo.’ (2 Tim. 2:26) Pero si las personas voluntariosamente
demuestran falta de respeto a los arreglos maritales de Jehová Dios, entonces se hace necesario el
removerlas de la congregación como “levadura” peligrosa que podría contaminar a otros.—1 Cor.
5:6, 11-13.
¿Qué hay de las cristianas casadas con incrédulos y cuyos cónyuges insisten en que participen
en tales actos crasamente contranaturales? ¿Suministra la declaración hecha por el apóstol de que
“la esposa no ejerce autoridad sobre su propio cuerpo, sino su esposo” base para que ella se
someta a estas peticiones? (1 Cor. 7:4) No, porque esta autoridad de esposo solo es relativa. La
autoridad de Dios siempre subsiste suprema. (1 Cor. 11:3; Hech. 5:29) El apóstol, además, estaba
hablando de relaciones sexuales normales como lo indica el contexto. Es cierto que el rehusar
participar en actos impíos puede acarrearle penalidad o hasta persecución a la esposa, pero la
situación es la misma que si su esposo exigiera que ella participara en alguna forma de idolatría, en
el uso incorrecto de la sangre, falta de honradez u otro mal semejante.
Millones de matrimonios a través de la Tierra, tanto en el pasado como en el presente, han
descubierto que el amor altruista produce gozo y satisfacción plena, para ambos cónyuges, en las
relaciones maritales, sin recurrir a los métodos pervertidos. Apreciando vivamente que un mundo
corrompido pronto habrá de ser eliminado, podemos pensar en las palabras del apóstol Pedro, que
escribió: “Puesto que todas estas cosas así han de ser disueltas, ¡qué clase de personas deben ser
ustedes en actos santos de conducta y hechos de devoción piadosa, esperando y teniendo muy
presente la presencia del día de Jehová!” Ciertamente éste no es el tiempo para estar
deslizándonos a prácticas impías, ni de dejar que otros nos seduzcan o ejerzan presión para que
participemos en ellas solo para satisfacer la pasión egoísta. No lo haremos si verdaderamente
estimamos nuestra esperanza de vivir en el nuevo orden fresco y limpio tan cerca ahora. (2 Ped.

866
3:11, 12; Jud. 7) Por eso, los matrimonios cristianos pueden mantener ‘el lecho conyugal sin
contaminación,’ no solo absteniéndose de la fornicación y el adulterio, sino también evitando
prácticas contaminantes, contranaturales.—Heb. 13:4. //Volver al Índice

867
W1974 15/6 PÁGS.383-384

¿Se incluye en la porneia (crasa inmoralidad sexual) que se


menciona en la Biblia la masturbación, de manera que la
masturbación sea una base válida para obtener un divorcio
bíblico?—Ecuador.
La Biblia no menciona la masturbación o el abuso de uno mismo, y no hay indicación alguna de
que la palabra griega porneia incluya esta práctica.
Definitivamente la masturbación es un hábito inmundo. Esto se manifiesta por el hecho de que,
de acuerdo con la ley mosaica, hasta una emisión involuntaria de semen hacía ceremonialmente
inmundo a un hombre hasta el atardecer. (Lev. 15:16; Deu. 23:10, 11) En vista de esto, una emisión
de semen inducida deliberadamente por medio de la masturbación habría sido una inmundicia
mayor. Pero no era tan seria como la crasa inmoralidad sexual que se designa por la palabra griega
porneia. Por ejemplo, el adulterio, la homosexualidad y la bestialidad (diferentes formas de porneia)
eran ofensas capitales bajo la Ley y por lo tanto preparaban el terreno para que el cónyuge
sobreviviente contrajera segundas nupcias. (Lev. 20:10, 13, 15, 16) Pero no podemos señalar a
ninguna evidencia que indique que esto aplicaba a la masturbación.
Sin embargo, la Biblia habla clara y fuertemente contra las prácticas inmundas. El inspirado
apóstol Pablo escribió a compañeros creyentes: “Dios nos llamó, no con permiso para inmundicia,
sino con relación a la santificación.” (1 Tes. 4:7) Por consiguiente, el cristiano debe esforzarse
diligentemente por evitar todo hábito inmundo, incluso la masturbación. [Nota]
Nota. Sobre librarse de la masturbación, vea La Atalaya del 1 de febrero de 1974, págs. 84 a 89.
//Volver al Índice

868
W1975 1/1 PÁGS.31-32

Si, después de haberse obtenido un divorcio legal, una


persona se enterara de que su excónyuge había sido
culpable de adulterio u otra crasa inmoralidad sexual antes
del divorcio, ¿daría validez bíblica eso al divorcio legal?
También, ¿excluiría el perdón de un solo acto de adulterio el
obtener un divorcio sobre base bíblica si más tarde se
descubriera que estuvieron envueltos numerosos actos
inmorales?—Suecia.
Hay veces cuando el llegar a saber que un cónyuge divorciado ha cometido adulterio o
practicado otra inmoralidad sexual crasa antes del divorcio daría validez a un divorcio que ya se ha
obtenido. También, el perdón de un caso de adulterio no significa necesariamente que igualmente
se perdonan previas contaminaciones del lecho conyugal no reveladas.
Según las Escrituras, el adulterio u otra crasa inmoralidad sexual no desune automáticamente el
vínculo matrimonial, pero sí suministra al cónyuge inocente base válida para hacerlo. (Mat. 5:32;
19:9) Por otra parte, a la vista de Dios, el divorcio que se obtiene cuando no hay base bíblica para
ello no libra a ninguno de los cónyuges para contraer segundas nupcias. Tal divorcio, desde un
punto de vista bíblico, es similar a una separación legal.
El consejo del apóstol Pablo a los casados es: “La esposa no debe irse de su esposo; pero si de
hecho se fuera, que permanezca sin casarse o si no que se reconcilie con su esposo; y el esposo
no debe dejar a su esposa.”—1 Cor. 7:10, 11.
Sin embargo, aunque raras veces ocurre entre los cristianos verdaderos, puede haber una
separación y se puede legalizar por una acción de divorcio sobre una base que no sea la de
“fornicación.” El cristiano que se encuentre en esta posición quizás se entere más tarde de adulterio
de parte del cónyuge divorciado anterior al divorcio. Ahora éste se enfrenta a una decisión en
cuanto a si usará esto como base para establecer con la congregación su libertad bíblica para
contraer segundas nupcias. Si, después de haber establecido con el comité judicial de la
congregación que está bíblicamente libre del cónyuge, esta persona decide contraer segundas
nupcias, no se presentaría contra ella ninguna acusación de adulterio.
Sin embargo, el cónyuge inocente quizás no decida usar esto como base para establecer su
libertad bíblica para contraer segundas nupcias. Quizás el cónyuge participó de adulterio o crasa
inmoralidad sexual hace muchos años. Quizás el inocente haya vivido por muchos años con el otro
cónyuge en el arreglo matrimonial después del acto inmoral (aunque no lo sabía en ese tiempo) y
antes de la separación. Por lo tanto, aunque ahora esté divorciada, la parte inocente quizás quiera
perdonar el mal que aconteció en el pasado, creyendo que esto es lo que habría hecho si el asunto
hubiera sido revelado entonces. (Efe. 4:32) Posiblemente la parte inocente abrigue la esperanza de
nuevamente reconciliarse con el cónyuge anterior y entrar nuevamente en matrimonio legal con
ése.
¿Qué hay, entonces, de la otra situación, la de una persona todavía casada que, después de
haber perdonado un solo acto de adulterio, más tarde llega a enterarse de otros actos de
inmoralidad o perversión sexual del cónyuge culpable, actos cometidos antes que se extendiera tal

869
perdón? Esto daría al cónyuge inocente oportunidad de reconsiderar el asunto. La Biblia muestra
que hasta Jehová Dios considera que una práctica de pecado es mucho más seria que un solo
acto de pecado. (1 Juan 1:8-2:1; 3:4-6) Aunque un hombre o una mujer esté dispuesto a perdonar
un solo acto de adulterio, quizás él o ella opine de modo diferente en cuanto a perdonar una
práctica de agravios sexuales a través de un período prolongado. En tal caso, algunas personas
nuevamente optarían por perdonar al cónyuge culpable pero otras quizás quieran usar esta nueva
evidencia para obtener un divorcio y establecer con la congregación su libertad bíblica para
contraer segundas nupcias. Esto aplicaría a personas que están separadas así como a los que
todavía viven juntos como esposo y esposa.
Por consiguiente, actos de infidelidad marital que no fueron perdonados en el pasado pueden
suministrar una base para establecer bíblicamente el derecho de desunir el vínculo matrimonial a la
vista de Dios. Por supuesto, la persona que opta por hacer esto tiene que estar dispuesta a asumir
esa responsabilidad delante de su Creador. Aunque a los ancianos de la congregación les parezca
personalmente que el perdón habría sido más apropiado, dejan el asunto en manos de Jehová
como Juez final. Solo él conoce el corazón del individuo que trata de establecer la libertad bíblica
para contraer segundas nupcias y las motivaciones de ése. (1 Cor. 4:5) En cuanto a cualquier acto
de infidelidad marital que definitivamente se haya perdonado en el pasado, no se puede usar más
tarde como base bíblica para obtener un divorcio o para establecer el derecho de contraer
segundas nupcias.
Puede notarse que en estos asuntos la congregación cristiana es guiada por las Escrituras y
no por las estipulaciones legales a las que se adhieren las personas en ciertas localidades que
no permiten la introducción de nueva evidencia después de haberse considerado una causa y
dictado el fallo. //Volver al Índice

870
W1980 15/6 PÁGS.30-31

Antes de que yo estudiara la Biblia, mi esposa y yo nos


habíamos divorciado, no debido a inmoralidad sino porque
no nos llevábamos bien. Ahora soy cristiano. ¿Estoy libre,
bíblicamente, para casarme de nuevo?
El que una persona en la situación que usted describe esté libre en sentido bíblico para volver a
casarse depende de si el matrimonio ha llegado a su fin a los ojos de Dios.
Antes que usted llegara a ser cristiano, su matrimonio terminó legalmente, quizás sobre una base
legal como la de incompatibilidad. Eso terminó el matrimonio desde el punto de vista del gobierno.
Pero, apropiadamente, usted está interesado en si el Legislador Universal todavía ve a usted y a su
anterior esposa como “una sola carne.”—Gén. 2:22-24.
Jesús dijo algo que nos ayuda a ver claramente la situación. Después de reconocer que se
habían obtenido divorcios con diferentes razones como base para ello, él añadió: “Cualquiera que
se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación [griego, porneía], y se case con otra
comete adulterio.” (Mat. 19:9; 5:32) Por eso, la única base bíblica para el divorcio que dejaría a la
persona libre para volver a casarse es la de “fornicación” o porneía, la cual incluye adulterio u otra
crasa inmoralidad sexual.
Por eso, si su esposa hubiera sido culpable de adulterio, usted habría tenido base bíblica para
divorciarse. Si entonces usted se hubiera divorciado, fuera por motivo de adulterio o por algún otro
motivo legal verdadero, usted y ella ya no hubieran sido “una sola carne.” Por el contrario, si usted
hubiera cometido adulterio y su esposa hubiera optado por no perdonarle y hubiera obtenido un
divorcio, ambos estarían libres en sentido bíblico.
Sin embargo, usted dice que no se había incurrido en inmoralidad antes del divorcio. Por lo
tanto, en vista de lo que Jesús dijo, ¿qué razón habría para creer que el divorcio hubiera disuelto
automáticamente el matrimonio a la vista de Dios? Aunque al abrazar el cristianismo la persona
puede pedir el perdón de Dios por los pecados que haya cometido en el pasado, eso no quiere
decir que las obligaciones y compromisos que la persona hubiera contraído en el pasado quedarían
cancelados. (1 Juan 1:7; 1 Cor. 6:9-11) Por ejemplo: Usted quizás haya tomado dinero prestado de
un amigo, y haya concordado en hacerle pagos regulares. Luego usted llega a ser cristiano.
¿Cancelaría eso la deuda? Difícilmente. Después de aprender el punto de vista de Dios sobre el
pagar las deudas, usted probablemente se sentiría aún más obligado a pagarlas. (Sal. 37:21; 15:4;
112:5) De modo similar puede ser respecto al matrimonio. Cuando usted se casó, Dios comenzó a
ver a usted y a su cónyuge como “una sola carne.” Por eso, pregúntese: ¿Hay base alguna para
que Dios haya dejado de vernos de ese modo?
Quizás la haya. Puede que desde que ustedes se divorciaron haya ocurrido algo que pueda
haber terminado el matrimonio a los ojos de Dios. Podemos comprender por qué eso es así al
considerar el asunto a la luz de lo que Jesús dijo, según se registra en Mateo 19:9. Aunque usted no
hubiera cometido inmoralidad entonces, si su esposa se divorció de usted y luego usted sí cometió
“fornicación,” el matrimonio puede considerarse terminado. Ella lo rechazó a usted, y luego surgió la
base bíblica para que ya no fueran “una sola carne.” Por otro lado, quizás ella haya sido la culpable
de cometer “fornicación” después del divorcio. Como reconoció Jesús, en medio de esas
circunstancias el matrimonio puede verse como terminado a la vista de Dios, pues hay un divorcio y
ahora usted, el cónyuge inocente, ha suministrado prueba de que ella ha sido inmoral.

871
Por consiguiente, en un caso como el que usted nos presenta, lo que haya sucedido o lo que no
haya sucedido desde el divorcio puede ser el factor determinante en asegurar si a la vista de Dios
ustedes dos son todavía “una sola carne.”
Si usted determina que desde el punto de vista de Dios no está bíblicamente libre para volver a
casarse, ¿qué puede hacer? Una posibilidad pudiera ser la de tratar de compartir las verdades
bíblicas que usted sabe con su cónyuge de quien se ha divorciado. Quizás usted pueda ayudarla a
ver que la Biblia puede transformar personalidades y traer felicidad a personas que antes han
experimentado problemas en la vida. Pero si ustedes deciden reconciliarse, sería apropiado que se
casaran legalmente para que su unión sea honorable a la vista de todos.—Heb. 13:4.
Si en la actualidad ella no está dispuesta a reconciliarse, continúe viviendo una vida moralmente
casta, como evidentemente lo ha estado haciendo. (Sant. 3:17; 1 Tes. 4:3-5) El apóstol Pablo explicó
que los que viven sin cónyuge están en condiciones de usar su tiempo y libertad de manera
excelente por medio de ocuparse en la adoración verdadera. [Nota] (1 Cor. 7:29-35) El estar
continuamente asociado con la congregación cristiana y mantenerse ocupado en la predicación y
la enseñanza de la Palabra de Dios proporciona mucha satisfacción y muchas bendiciones.
Nota a pie de página. Vea ¡Despertad! del 8 de marzo de 1973, págs. 5-8 y La Atalaya del 15 de
septiembre de 1977, págs. 552-557. //Volver al Índice

872
W1975 1/11 PÁGS.670-672

Mi esposo a veces me pega. ¿Debería conseguir yo una


separación legal o divorcio a causa de ello?
El que el esposo o la esposa maltrate a su cónyuge obviamente es incorrecto; la Palabra de Dios
lo condena. Pero la Biblia también insta a los cónyuges a permanecer juntos. El que su situación
doméstica le parezca tan extremada que requiera una separación es algo que solo le toca a usted
decidir.
Jehová instituyó el matrimonio como medio de procreación y fuente de compañerismo que
causa felicidad. (Gén. 2:18-24) Cuando la primera pareja rechazó la guía de su Creador y optó por
seguir su propio camino, la contienda y la infelicidad se introdujeron en su matrimonio. Previendo
que en muchos matrimonios las mujeres imperfectas resistirían la jefatura y que los hombres
imperfectos usarían mal la jefatura, Dios le dijo a la mujer: “Tu deseo vehemente será por tu esposo,
y él te dominará.” (Gén. 3:16) Es triste pero cierto que a menudo esta dominación ha incluido
crueldad, violencia.
Debido a la frecuencia de la crueldad violenta en el matrimonio, las autoridades han formulado
leyes en cuanto al problema. Por ejemplo, Corpus Juris (tomo 19, págs. 47, 48) dice: “Los actos
continuos de violencia personal que produzcan dolor físico o daño corporal y el temor de peligro
futuro se reconocen como causa suficiente para el divorcio en casi todas las jurisdicciones. No es
toda violencia leve que se comete . . . Para que la violencia verdadera constituya base para el
divorcio tiene que estar acompañada de peligro a la vida, a los miembros del cuerpo o a la salud.”
El asunto es complejo, sin embargo, porque tanto el esposo como la esposa podrían estar en lo
incorrecto y contribuir al problema. A veces cuando una esposa dice que su esposo la maltrata, él
alega que simplemente está defendiéndose o tratando de corregirla. American Jurisprudence
(tomo 26, pág. 641) comenta: “Técnicamente, cualquier fuerza aparte de la que razonablemente se
necesite para . . . obligarla o controlarla en el gobierno de la familia, como, por ejemplo, para
controlarla en el ejercicio de genio ingobernable y hacer que se porte bien, es una agresión.”
Si su esposo fuese cristiano, entonces usted podría recurrir al comité judicial de ancianos en la
congregación local. Al razonar con él sobre la ley de Dios podrían ayudarle a apreciar la necesidad
de cambiar su modo de obrar. La Biblia dice que la contienda, los enojos y las altercaciones son
“obras de la carne” que pueden hacer que una persona sea excluida del reino de Dios. (Gál. 5:19-
21; Mat. 5:22) Por eso, cualquier individuo que alega ser cristiano que repetidas veces y sin
arrepentirse cede a violentos enojos puede ser expulsado.
Pero parece que su esposo es incrédulo, por eso puede que no le interese mucho el punto de
vista de Dios. Sin embargo, usted puede procurar la ayuda de los ancianos. Por supuesto, ellos
no están tratando de inmiscuirse en su matrimonio. Pero si su esposo, quizás en el interés de mejorar
las condiciones domésticas y disfrutar él mismo más de la vida, conviene en hablar con ellos, los
ancianos podrían ayudar a ustedes dos.
Usando la razón y las Escrituras, podrían considerar prudentemente por qué la tranquilidad y la
paciencia son tan valiosas y por qué la ira acalorada causa tanta infelicidad a todos los que están
envueltos. (Pro. 14:17, 29; 22:24, 25) Podrían describir el modelo de Cristo para los esposos; fue un
modelo de interés amoroso, el cual obviamente excluye el maltrato airado a la esposa de uno. (Efe.
5:25-33) El esposo que sigue este modelo hará la vida más agradable tanto para sí mismo como
para su esposa. También, los ancianos podrían ayudar a ustedes dos a examinarse para ver en qué
pueden mejorar. ¿Acaso es el uso del alcohol por su esposo lo que hace surgir el maltrato violento?
(Pro. 23:29, 30) ¿Será que está permitiendo que las frustraciones en su trabajo se trasladen al hogar?
¿Es usted, la esposa responsable? ¿Lo sermonea o lo provoca? “Un techo con goteras . . . y una

873
esposa contenciosa son comparables.” (Pro. 27:15; 19:13; 21:9; 25:24) ¿Alimenta usted el fuego
durante las disputas, en vez de mantenerse tranquila? “El amor . . . no se siente provocado.”—Sal.
139:23, 24; 1 Cor. 13:4, 5; compare con Efesios 4:26.
Pero ¿qué hay si, a pesar de esta ayuda, su esposo todavía es violento? ¿Dice la Biblia que una
esposa tiene que permanecer con su esposo a pesar de tundas y peligro a su salud y vida? Leemos:
“La mujer que tiene esposo incrédulo, y sin embargo él está de acuerdo en morar con ella, no deje
a su esposo.” (1 Cor. 7:13) A veces una esposa cristiana pudiera llegar a la conclusión final de que su
esposo violentamente injurioso no “está de acuerdo en morar con ella.” Tal vez en este caso le
parezca a la esposa que como último recurso debe conseguir una separación legal o divorcio para
su propia protección. En conexión con esto, note el consejo de la Biblia: “La esposa no debe irse de
su esposo; pero si de hecho se fuera, que permanezca sin casarse o si no que se reconcilie con su
esposo.”—1 Cor. 7:10, 11.
Puesto que, a resumidas cuentas, la esposa que se enfrenta a tal situación marital difícil es la que
tiene que decidir personalmente qué hacer, aquí hay algunos aspectos serios que debe pesar: Si
usted permanece con él, ¿podría con el tiempo ayudarle a hacerse cristiano? (1 Ped. 3:1, 2)
¿Limitará un divorcio o separación la asociación de usted con sus hijos o estorbará el que usted les
enseñe acerca de Dios? ¿Qué hay de su propia necesidad sexual? El divorcio que se obtiene
cuando no hay ninguna base en la inmoralidad no la libraría a usted para contraer segundas
nupcias, de modo que ¿será un problema la pasión? (Mat. 19:9) ¿Estará obligada a obtener un
trabajo seglar, exponiéndose así a nuevas presiones y problemas? ¿Consumiría tal trabajo el tiempo
que ahora emplea en actividades espirituales? Sí, la separación puede resolver algunos problemas,
pero por lo general causa otros.
Algunos de estos aspectos estuvieron envueltos en el caso de una señora de Wisconsin. Varios
años después de haberse casado, su esposo empezó a beber en demasía durante los fines de
semana cuando no trabajaba como leñador. Bajo la influencia del alcohol, a menudo se enfurecía
y se ponía violento. Alrededor de ese tiempo ella llegó a ser testigo de Jehová y trató de ser una
esposa excepcionalmente buena, no disputadora ni exigente. Sin embargo, muchos viernes cuando
ella y los hijos regresaban de las reuniones cristianas él la abofeteaba, le daba de puntapiés y le
daba puñetazos en los brazos. Cuando esto sucedía se veía obligada a huir de la casa. Ella y los
niños pasaron muchas noches en la hacina de heno del granero, donde tuvieron que cerrar las
entradas con barricadas hechas de fardos de heno hasta que su esposo se desembriagara.
“¿Por qué te has quedado con él?” preguntaban los hijos. Ella decía que era porque los amaba
y no quería dejarlos, también porque su padre proveía lo necesario para la familia, lo cual ella
no podía hacer. Jamás les dijo que no amaba a su padre, sino que les explicaba que el conocer la
verdad de la Biblia hacía posible que ella aguantara y fuera una cristiana feliz. El maltrato continuó
por más de veinte años. Ahora tiene el gozo de ver a diez de sus once hijos servir a Jehová, y su
esposo ha dejado de beber, ha mejorado en controlar su genio y la acompaña a las reuniones
cristianas. Cierto, puede que éste no sea el resultado en todos los casos. Pero este relato ilustra
aspectos que usted puede considerar al evaluar su situación.
La esencia del consejo de la Biblia, entonces, es que los cónyuges deben esforzarse por
permanecer juntos a pesar de problemas maritales que resultan de la imperfección humana. Sin
embargo, si sus circunstancias parecen ser tan peligrosas o severas que hay que hacer algo,
entonces usted tiene que decidir si debe buscar protección por medio de acción jurídica o no.
//Volver al Índice

874
W1983 15/5 PÁGS.30-31

Si el esposo de una cristiana fiel se ha divorciado de ella,


aunque ninguno de los dos haya sido culpable de adulterio,
¿sería correcto desde el punto de vista bíblico el que ella
compartiera el lecho conyugal con él cuando él visitara a la
familia?
La Palabra de Dios indica claramente que las relaciones sexuales son apropiadas entre esposo y
esposa, no entre personas no casadas. Por lo tanto, los que se han divorciado no deben tener
relaciones sexuales entre sí, puesto que eso sería lo mismo que cometer fornicación, pero sin que
quedaran libres cada uno para un nuevo casamiento.
Naturalmente, lo que más preocupa a los cristianos son los puntos de vista de Dios y sus
instrucciones. En su Palabra se da este consejo específico: “Que el matrimonio sea honorable entre
todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los fornicadores y a los
adúlteros” (Hebreos 13:4). Consideremos la relación que tiene eso con la situación que se presenta
en la pregunta.
En muchas partes de la Tierra es práctica común el que un hombre y una mujer tengan
relaciones sexuales sin estar casados. Hay quienes afirman que tal proceder es moralmente
apropiado y a la vez aceptable a Dios con tal que los dos “se amen” o hayan entrado con carácter
de compromiso personal en el arreglo. Sin embargo, ése no es el modo cristiano de ver el asunto.
Dado que los cristianos reconocen que “Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros”, quieren
evitar tanto el adulterio como la fornicación.
Cuando un hombre y una mujer se casan, establecen ante todos el hecho de que están unidos
como esposo y esposa. A los ojos de la ley, de la sociedad y de Dios tienen derecho a participar en
los privilegios del matrimonio, entre ellos las relaciones conyugales. De hecho, las Escrituras instan a
los cónyuges a no negarse el débito sexual el uno al otro: “El hombre debe satisfacer los derechos
conyugales de su esposa, y lo mismo la esposa hacia su esposo”. (1 Corintios 7:3, La Biblia al Día.)
Sin embargo, ¿qué hay si un matrimonio consigue una simple separación matrimonial, lo cual es
legalmente posible en algunos países? Puesto que todavía son esposo y esposa, tanto legal como
bíblicamente, no deben tener relaciones maritales con ninguna otra persona, puesto que el hacerlo
sería adulterio que ‘contaminaría su lecho conyugal’. Pero una pareja que se haya separado puede
optar por reconciliarse, y ambos pueden volver a vivir juntos como la pareja casada que son,
después de cancelar legalmente su separación. (1 Corintios 7:10, 11.)
Ahora considere la situación que existe cuando un cónyuge, por ejemplo el esposo, procede
más allá de una separación y consigue un divorcio. Una esposa cristiana fiel que más tarde se
enterara de que (antes o después de haberse divorciado de ella) él hubiera sido infiel en sentido
moral pudiera casarse con otra persona, pues ella consideraría terminado su matrimonio anterior,
tanto legalmente como a los ojos de Jehová Dios. Por otra parte, si se hubiera conseguido un
divorcio legal, pero no se hubiera cometido adulterio, el divorcio no terminaría por sí mismo el
matrimonio a los ojos de Dios, puesto que la Biblia indica que la única base válida para un divorcio
es la inmoralidad del cónyuge de uno. (Mateo 19:6, 9.)
Esa es la situación que existe en el caso que trata la pregunta, pues se ha dicho claramente que
no ha ocurrido ninguna inmoralidad. El esposo dejó a su esposa y consiguió un divorcio no bíblico. A
consecuencia de ese divorcio ya no son marido y mujer en sentido pleno, puesto que él puso fin

875
legal al matrimonio. Entonces, ¿qué hay si él visitara a su familia y quisiera satisfacer las necesidades
sexuales de él, o las de ella? Desde el punto de vista legal y a los ojos de la comunidad, el que ellos
tuviesen relaciones sexuales sería esencialmente lo mismo que el que dos personas no casadas
tuvieran relaciones sexuales; y sería equivalente a fornicación.
En la situación citada no está envuelta una tercera persona, lo cual sería necesario para que el
divorcio legal tuviera peso de realidad bíblica; por eso, a los ojos de Dios, ni el hombre ni la mujer
estarían libres para casarse con otras personas (1 Corintios 6:16-18). No obstante, el tener relaciones
sexuales entre sí ciertamente sería pasar por alto o despreciar el consejo de Dios; hasta cierto grado
estarían contaminando el lecho conyugal puesto que su matrimonio legal quedó terminado con el
divorcio. Tal conducta sería un oprobio para ellos y para la congregación cristiana a la que la
esposa pertenece. Por lo tanto, ella, a fin de permanecer en la congregación, debe evitar las
relaciones sexuales a menos que el matrimonio se vuelva a legalizar. Ella debe atenerse a la norma
bíblica y moralmente recta de que las relaciones sexuales deben limitarse tan solo a los que
legalmente son cónyuges. Así ella daría realce a la dignidad que la Biblia muestra que el matrimonio
merece. //Volver al Índice

876
W1982 1/8 PÁG.31

En 1 Corintios 7:36-38 la Traducción del Nuevo Mundo hace


mención del hombre que da “su propia virginidad” en
matrimonio. La mayoría de las otras versiones emplean frases
como “su hija virgen” o “su compañera en el celibato.” ¿Por
qué difieren tanto las Biblias en este pasaje?
Cualquier cristiano que se interesa en el matrimonio y/o en la soltería tiene razón para interesarse
en estos significativos versículos que, en la Traducción del Nuevo Mundo, dicen como sigue:
“Pero si alguno piensa que se está portando impropiamente para con su virginidad, si ésta ha
pasado la flor de la juventud, y ésta es la manera en que debe efectuarse, que haga lo que quiera;
no peca. Que se casen. Pero si alguno está resuelto en su corazón, no teniendo necesidad alguna,
sino que tiene autoridad sobre su propia voluntad y ha hecho esta decisión en su propio corazón,
de guardar su propia virginidad, hará bien. Por consiguiente, también el que da su virginidad en
matrimonio hace bien, pero el que no la da en matrimonio hará mejor.”—1 Corintios 7:36-38.
Muchos doctos bíblicos admiten que han tenido dificultad en entender y traducir propiamente el
texto griego de este pasaje. Según el Interlinear Greek-English New Testament, del Dr. A. Marshall, el
griego literal del versículo 36 empieza así: “Pero si cualquiera comportarse deshonestamente para
con la virgen de él piensa, ...” El problema principal tiene que ver con la frase “la virgen de él.”
¿Qué quiso decir aquí el apóstol Pablo? Los comentarios bíblicos suelen presentar tres posibilidades,
que se reflejan en las diferentes traducciones de muchas Biblias populares. El considerar brevemente
estos tres puntos de vista nos ayudará a comprender el punto de este pasaje.
Primero: Algunos dicen que estos versículos se refieren a la autoridad que tiene un padre o
guardián para dar a una joven en matrimonio o prohibirle el casamiento. Para comunicar esta idea,
ciertas traducciones añaden la palabra “hija,” como lo hace la Versión Moderna. Pero hay
dificultades respecto a ese punto de vista. Ante todo, el pasaje realmente no habla en ningún lugar
acerca de una hija, un padre o un guardián. Además, el versículo 37 muestra que el asunto en
cuestión era la autoridad del hombre sobre su propia voluntad. Por lo tanto, ¿por qué deberíamos
concluir que Pablo hubiera recomendado que una mujer permaneciera célibe simplemente porque
la pasión sexual no causara distracción a su padre?
Segundo: Otros opinan que Pablo estaba aconsejando a un hombre en cuanto a si debería
casarse o no con su prometida. Por eso, la Versión Latinoamericana dice: “Si alguno piensa que se
comporta indecorosamente con su prometida, si es mucha su pasión, ...” Pero la realidad es que en
el texto original de esos versículos no se menciona a ninguna “prometida.” Además, este modo de
abordar el asunto coloca todo el énfasis en el hombre. Pero, ¿parece armonizar con el cristianismo
el que Pablo se haya preocupado solo por el hombre, y no mostrara absolutamente ningún interés
en las necesidades y sentimientos de la mujer, a quien Pedro llama el “vaso más débil”?—1 Pedro
3:7.
Tercero: Sin embargo, otros dicen que 1 Corintios 7:36-38 tiene que ver con parejas cristianas que
convivían, pero en celibato, personas que habían renunciado a las relaciones sexuales por razones
espirituales. Por eso, la traducción por Moffatt dice: “Si cualquier hombre considera que no está
portándose decorosamente para con la doncella que es su novia espiritual, ...” Y The New English
Bible habla de su “compañera en el celibato.”

877
Pero esta última interpretación choca con lo que aconseja el apóstol poco antes en el capítulo
siete de 1 Corintios. En los versículos tres al cinco Pablo había mencionado la posibilidad de que, por
acuerdo mutuo, una pareja casada se abstuviera temporalmente de las relaciones sexuales. Pero
dijo que después se volvieran a juntar para que no cayeran en tentación. Además, si Pablo
estuviera refiriéndose a parejas casadas que estuvieran viviendo en celibato, ¿por qué
recomendaría que se casaran si la pasión estuviera sugiriendo que eso fuera necesario?
Si estos tres puntos de vista, que se reflejan en muchas Biblias populares, no parecen armonizar
con las palabras de Pablo en griego, ni con el cristianismo, ¿hay alguna traducción más apropiada
que comunique el sentido correcto?
Como se ha señalado, la principal dificultad tiene que ver con la frase “la virgen de él.”
Respecto a esto, una nota al pie de la página en el Emphatic Diaglott dice: “Parthenos, que por lo
general se traduce virgen, se ha traducido con el significado, también, de un estado de virginidad o
celibato.” El Dr. G. R. Berry da la lectura interlineal del griego-inglés como sigue: “se comporta
impropiamente a virginidad de él.” Esto daría a entender que la “virgen” a que se hace referencia
no es la de otra persona, sino la propia virginidad de uno. Mucho antes de que saliera la Traducción
del Nuevo Mundo, algunas versiones en inglés comunicaban este entendimiento. La traducción de
J. N. Darby dice: “Pero si alguien piensa que se comporta impropiamente para con su virginidad, ...
que haga lo que quiera, no peca.” (Vea también la Biblia por J. B. Rotherham.) Tal modo de traducir
la frase concuerda con el texto griego y también con las palabras anteriores de Pablo en las cuales
exhorta a cultivar la soltería.—1 Corintios 7:29-35.
Por eso, en 1 Corintios 7:36-38 Pablo exhorta a las personas a que consideren sus propias
necesidades. ¿Ha pasado uno más allá del tiempo en que por primera vez se hizo fuerte el interés
sexual? [Nota] Si es así, y si a él o a ella todavía le parece que sería mejor casarse, no hay pecado
en hacerlo. Pero el cristiano o la cristiana que puede hacer lugar para permanecer soltero o soltera
tendrá menos distracciones y más libertad para servir al Señor.
Nota a pie de página. Respecto a la expresión “pasado la flor de la juventud,” vea La Atalaya
del 1 de julio de 1975, página 415. //Volver al Índice

878
W1978 15/3 PÁGS.31-32

Mi esposo incrédulo me confesó que tiene otra mujer. ¿Es su


confesión suficiente base para un divorcio bíblico?
En algunos casos, si el cónyuge incrédulo de un cristiano confiesa haber cometido inmoralidad,
eso suministraría base bíblica para un divorcio, lo cual, a su vez, libraría al cristiano inocente para
contraer segundas nupcias si lo desea.
La ley de Jehová Dios a la antigua nación de Israel permitía el divorcio por varias razones. (Deu.
24:1, 2) El adulterio, la homosexualidad y la bestialidad eran bases para dar fin a un matrimonio; a la
persona culpable se le había de ejecutar. (Deu. 22:22-24; Lev. 18:22, 23) Sin embargo, la Ley
manifestaba este requisito importante: “Por boca de dos testigos o de tres testigos debe ser muerto
el que muere. No será muerto por boca de un solo testigo.” (Deu. 17:6; 19:15; Núm. 35:30) Por ser
“amador de justicia y derecho,” Jehová requería que asuntos de aquella índole se determinaran
por pruebas, por testigos, no por simple sospecha. (Sal. 33:5) Esto, por supuesto, se declaró en
cuanto a aplicar la pena de muerte, no en cuanto a una acción de divorcio.
Otra situación de que trataba la Ley también ilustra la importancia de que haya prueba. ¿Qué
había de hacer un hombre si sospechara que su esposa hubiera cometido adulterio pero ella lo
negara y no hubiera testigos? La ley de Dios daba los trazos de un paso que podía darse, pero era
un paso drástico que podía tener efectos duraderos para la esposa si ella era culpable o para el
esposo si ella era inocente. Se podía llevar a la esposa ante el sacerdote y hacer que participara en
un procedimiento prescrito que envolvía el beber cierta agua especial. Si ella era culpable, sufría el
castigo divino de que su ‘muslo decaía,’ lo cual evidentemente daba a entender que sus partes
sexuales se atrofiaban y desde entonces ella quedaba sin poder de concepción. (Núm. 5:12-31)
Evidentemente en estos casos no se ejecutaba a la esposa adúltera, a pesar de recibir este castigo
extraordinario de parte de Dios, porque ella negaba su culpa y no había los dos testigos que se
requerían.
¿Cuál es la situación hoy en la congregación cristiana? ¿Es posible obtener testimonio sustancial
en cuanto a la base para un divorcio bíblico?
Jesús mismo declaró que para sus seguidores la única base para divorcio, como base que librara
a uno para contraer segundas nupcias, es la de que el cónyuge de uno cometa porneia, crasa
inmoralidad sexual. (Mat. 19:9) ¿Habría suficiente base para divorcio en el hecho de que una
esposa cristiana simplemente sospechara que su esposo fuera culpable de adulterio? No, pues las
Escrituras Griegas Cristianas siguen con el principio de que un asunto sea establecido por dos o tres
testigos, como lo requiere un sentido equilibrado de la justicia. (Juan 8:17, 18; 1 Tim. 5:19; Heb. 10:28)
Por eso, si una esposa simplemente sospechara que su esposo hubiera cometido adulterio, pero él lo
negara y no hubiese testigos que lo confirmaran, ella no tendría suficiente base para establecer
ante la congregación cristiana que tuviera derecho a divorciarse de él y así estar libre para contraer
segundas nupcias.
En algunos casos, sin embargo, el cónyuge incrédulo confiesa que es inmoral. Un esposo, por
ejemplo, quizás hasta se jactara de ello ante su esposa como desafío y escarnio para lastimarla. Ella
pudiera optar por pasar por alto su díscolo proceder. Pero ¿qué sucede si a ella le parece que
no puede o no debe hacer eso? ¿Es la confesión de él suficiente prueba?
En esta situación no es como si él profesara inocencia o firmemente negara ser culpable de
adulterio. Más bien, se lo confiesa a ella, aunque por causa de su reputación quizás no esté
dispuesto a confesarlo de plano en un tribunal de derecho o ante otras personas. ¿Qué puede
hacer la esposa?

879
Puesto que ella es parte de la congregación cristiana limpia, se daría cuenta de la importancia
de encargarse apropiadamente del asunto para que, después de haberse divorciado de él, si ella
posteriormente contrajera segundas nupcias no hubiera duda alguna en cuanto al haber
mantenido ella ‘el lecho conyugal sin contaminación.’ (Heb. 13:4) Con ese fin, podría dar a los
ancianos que representan a la congregación una carta en la cual describiría su situación,
declarando que su esposo incrédulo le ha confesado que cometió inmoralidad. Y ella podría
declarar que de acuerdo con Mateo 19:9 ella desea repudiarlo, obteniendo un divorcio legal y
terminando así el matrimonio bíblica y legalmente.
Los ancianos considerarían si hay alguna razón conocida para llegar a una conclusión que
difiera de la conclusión de que el cónyuge incrédulo ha sido inmoral. Si no hay tal razón, podrían
aceptar la declaración firmada de ella.
‘Pero,’ quizás diga alguien, ‘¿no es posible que alguien presente una declaración engañosa,
falsa, y diga que su esposo haya confesado inmoralidad cuando en realidad él nunca haya dicho
eso?’ En realidad, sería engaño craso el que alguien intentara eso. David oró en una ocasión: “Tú
has examinado mi corazón, has hecho inspección de noche, me has refinado, descubrirás que
no he tramado.” (Sal. 17:3) A la inversa, Jehová sabe bien cuando alguien sí se pone a tramar, y Él
se asegurará de que esa persona no tenga éxito al fin. Por lo tanto, si queda constancia de que una
cristiana ha declarado que su esposo ha confesado inmoralidad, Jehová conoce los hechos. Como
dice la Biblia: “No hay creación que no esté manifiesta a la vista de él, sino que todas las cosas
están desnudas y abiertamente expuestas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.”—
Heb. 4:13; Pro. 5:21; Jer. 16:17.
Por eso, si no hay razón para dudar de la declaración de la esposa, los ancianos de la
congregación pueden dejar el asunto entre ella y Jehová. En ese caso ella tendría que llevar ante
Dios la responsabilidad en cuanto a lo real del derrotero de inmoralidad por parte de su esposo, lo
cual sería la base bíblica para poner fin al matrimonio aunque el divorcio legal se obtuviera con
alguna otra razón como base. //Volver al Índice

880
W1976 1/3 PÁGS.158-160

¿Cuántos años de educación seglar es aconsejable que


tengan los niños de casas cristianas?
A muchas casas cristianas les ha parecido aconsejable el que sus hijos se aprovechen de la
educación básica generalizada que se suministra en su país. Los padres envueltos en la situación son
quienes tienen la responsabilidad de decidir sobre la naturaleza y alcance de este entrenamiento
seglar.—Pro. 1:8; 6:20-22; Efe. 6:4.
Se requiere que los padres, junto con los hijos, “sean obedientes a los gobiernos y a las
autoridades.” (Tito 3:1) Esto incluiría el obedecer las disposiciones reglamentarias del Estado en
cuanto a la educación seglar. En la mayor parte de los países el Estado exige que los estudiantes
permanezcan en la escuela hasta cierta edad, la cual puede variar de trece a dieciocho años. En
algunos países solo hay unos cuantos años de educación disponibles, y luego queda de la familia
hacer arreglos para el futuro del niño. En muchos casos esto significa que al niño se le deja valerse
por sí mismo. Pero siempre que la ley estipule que los niños deben asistir a la escuela por
determinado número de años, los niños cristianos deben hacer esto, puesto que no está en pugna
con ningún otro mandato de la Biblia.—Mat. 22:21.
Las Escrituras encargan a los padres la responsabilidad de entrenar o educar a sus hijos, y se
requiere que los hijos sean obedientes a sus padres “en todo” lo que no esté en pugna con los
requisitos de Dios claramente expresados. (Col. 3:20; Pro. 4:1; vea también Hechos 4:18, 19.) Por
consiguiente, mientras los niños sean menores de edad, legalmente bajo el control de sus padres, o
estén viviendo en la casa familiar, y aceptando su sostén, están obligados a acatar las decisiones
de sus padres respecto a la cantidad de educación que se considere bien que reciban. El mismo
principio aplica cuando los padres, uno de ellos o ambos, son incrédulos. Esto no significa que los
hijos no pueden considerar los asuntos con sus padres y hacerles peticiones, sino que están bajo la
obligación de respetar las decisiones del padre, o, en los casos donde no hay padre en el hogar, de
la madre.
Otro principio bíblico que debe considerarse es que los cristianos deben estar equipados para
sostenerse ellos mismos, y, en el caso de los varones casados, mantener también a sus familias. (Efe.
4:28; 1 Tim. 5:8) Por esta razón, en algunas comunidades, donde hay costos elevados envueltos con
relación a obtener las cosas necesarias de la vida, el tener más educación seglar quizás sea un
factor importante en ganarse la vida. Por lo general, a los padres y jóvenes cristianos de zonas como
ésas les ha parecido aconsejable usar el entrenamiento seglar normal o generalizado que se ofrece;
en los Estados Unidos, esto equivale a lo que se conoce como educación de escuela secundaria.
Otro factor a considerar es el énfasis que Jehová da a su Palabra escrita, así como la asignación
que ha dado a sus siervos de ser predicadores y maestros de “toda Escritura.” (2 Tim. 3:16, 17; Mat.
28:19, 20) Esto indica vigorosamente que Jehová desea que todos sus testigos, jóvenes y viejos,
lleguen a saber leer y escribir. Deben poder leer bien la Biblia en su lenguaje vernáculo y expresar su
mensaje con afluencia y correctamente, tanto verbalmente como por escrito. Pueden dar buen uso
a la educación seglar para alcanzar esas metas espirituales.—1 Cor. 2:13; Ecl. 12:10.
Además, la educación básica que ofrece el Estado seglar por lo general incluye instrucción
práctica en matemáticas, historia y cuidado de la salud. Muchas escuelas seglares también ofrecen
entrenamiento adicional, como en el uso de herramientas y maquinaria, carpintería, instalación de
equipo eléctrico, reparación de automóviles, imprenta, artes locales, estudios de ciencia,
mecanografía, música y lenguajes. Y para las muchachas, ofrecen estudios domésticos y
entrenamiento en el cuidado de los niños. En vista de esta variedad de estudios disponibles en
muchos países, los muchachos y muchachas adolescentes, bajo la dirección de sus padres, pueden
determinar un programa de asignaturas que hayan de aprender que haya de beneficiarlos más

881
tarde. Unos cuantos padres han pensado aconsejable el hacer arreglos para que sus jóvenes se
matriculen en cursos cortos de entrenamiento técnico en escuelas especializadas de modo que
adquieran destrezas en oficios, u otro conocimiento técnico, como en el campo de la electrónica y
las computadoras. Esto se ha hecho con el propósito práctico de suministrarles un medio de
sostenerse ellos mismos en el servicio de Jehová.
Hoy, hay muchos siervos de Jehová que son adolescentes bautizados. Su estudio personal, la
preparación para las reuniones y la participación en la Escuela Teocrática les ha suministrado un
conocimiento fundamental de la verdad bíblica para la predicación cristiana. También se han
beneficiado de la educación en las escuelas públicas. Pero, ¿hasta qué punto deben ir respecto a
la educación seglar? Difícilmente sería consistente el que cualquiera de estos jóvenes, de su libre
albedrío, siguiera extensos estudios seglares más allá de lo que requiere la ley y lo que requieren sus
padres. Según Primera a Timoteo 6:20 sería imprudente el que uno llenara su mente de filosofías de
hombres imperfectos: “Oh Timoteo, guarda lo que ha sido depositado a tu cuidado, apartándote
de las vanas palabrerías que violan lo que es santo y de las contradicciones del falsamente llamado
‘conocimiento.’” Por esta razón años de educación en colegios de enseñanza superior pueden
presentar lazos. Uno pudiera experimentar “un lavado de cerebros” por las filosofías humanas de
modo que se destruyera la fe en Dios y la Biblia. (Col. 2:8) Muchos cursos de colegios de enseñanza
superior y de universidad tienen como base teorías falsas, como la de la evolución, que sostienen al
viejo sistema de cosas, el cual pronto pasará para siempre. (1 Juan 2:17) Una cantidad considerable
de profesores no tienen fe en Dios ni en la Biblia y activamente enseñan sus creencias ateas.
Además, hay la influencia corruptora que muchas veces tiene en la moralidad el ambiente de los
colegios de enseñanza superior, incluso el peligro de la afición a las drogas.
En la mayoría de los países las escuelas seglares, públicas y privadas, están más llenas de
desafuero, violencia y corrupción (y también drogas) de lo que estuvieron hace años. Se reconoce
que algunas escuelas son muy malas. Pero, ¿se ha llegado a tal punto que a los jóvenes cristianos les
sea imposible asistir a las escuelas de sus comunidades? Esta es una pregunta que los padres mismos
tienen que contestar. Sin embargo, parece que ha habido una cantidad de jóvenes cristianos que,
al hacer campaña con ahínco a favor de dejar de ir a la escuela tempranamente, han usado el
espanto de la violencia y la inmoralidad para presionar a sus padres de manera que les permitan
salirse de la escuela. Han inducido a sus padres, que se han hecho excesivamente protectores en
compasión, a convenir en sacarlos de estas escuelas básicas. En muchos casos esto ha resultado en
perjuicio para los niños.
La experiencia muestra que los jóvenes cristianos sinceros, con inclinación a ser serios, que están
bien entrenados en el hogar y han recibido buena enseñanza espiritual en los principios bíblicos, por
lo general pueden evitar los problemas. Si ejercen cuidado para ocuparse en sus propios asuntos,
encuentran que pueden asistir con regularidad a la escuela con relativa seguridad. Esto es
especialmente así si están alerta para mantenerse fuera de dificultades, y no se envuelven en
deportes y otras actividades de grupo que no forman parte del plan de estudios. También resulta en
protección para ellos el dejar que brille su luz cristiana, considerando a sus discípulos como su
campo en el cual predicar las buenas nuevas del Reino. Pero, ¿cuánta testificación en realidad
efectúan los jóvenes que dejan de ir a la escuela tempranamente? A menudo se ven sumidos en la
lucha por ganarse la vida, o se casan prematuramente y se encuentran con una familia a la cual
tienen que mantener.
En muchas congregaciones de los testigos de Jehová se ha averiguado que a los pocos que
no terminaron su educación seglar básica se les hizo más difícil después hacer frente a los problemas
de la vida, tener buen éxito en el servicio de precursor o llevar las responsabilidades del matrimonio
de modo apropiado cuando éstas se presentaron.
No nos proponemos aquí promulgar reglas para las casas cristianas. Más bien, las sugerencias se
ofrecen como pautas. Que los padres y los jóvenes forjen planes juntos para una adecuada

882
educación seglar que capacite a los jóvenes a tratar con sus intereses y metas en la vida de
manera sana, honorable. Los jóvenes bien entrenados de hoy día llegarán a ser los siervos de
Jehová maduros, asiduos, del mañana. Un punto de vista equilibrado en cuanto a la educación
ahora puede ayudar a hacer completo su disfrute del paraíso espiritual de Dios. //Volver al Índice

883
W1975 1/10 PÁGS.607-608

Soy viuda, con hijos adolescentes, y aprendí la verdad de la


Palabra de Dios hace aproximadamente un año. ¿Debo
insistir en que mis hijos vayan a las reuniones de
congregación, aunque se muestren renuentes a hacerlo?
Es correcto que los padres cristianos requieran de los hijos que asistan a las reuniones cristianas.
La Palabra de Dios da esta amonestación: “Hijos, sean obedientes a sus padres en todo, porque
esto es muy agradable en el Señor.” “Entrena al muchacho conforme al camino para él; aun
cuando se haga viejo no se desviará de él.”—Col. 3:20; Pro. 22:6.
El progreso en esto, por supuesto, dependerá a grado considerable de la edad y respuesta del
niño, y usted tendrá que decidir hasta qué grado es prudente ir al tomar medidas para poner en
vigor lo que usted requiere.
En su caso, los hijos no han sido ‘entrenados’ desde su nacimiento en los principios de la
adoración verdadera, pero todavía hay tiempo para efectuar lo bueno a favor de ellos mientras
estén en la casa. “Castiga a tu hijo mientras existe esperanza,” dice el proverbio inspirado. (Pro.
19:18) Por supuesto, por lo general el obligar físicamente a un niño, particularmente a los que no son
de pocos años, a asistir no es la mejor manera de manejar la situación y realmente puede ser
contraproducente. Pero la combinación correcta de amoroso consejo, paciencia, comprensión y
firmeza al tratar con la actitud de un niño en particular a menudo produce resultados
remuneradores. No se dé por vencida en cuanto al niño ni se deje desanimar ni vencer fácilmente.
Sobre los padres está la obligación de suministrar lo necesario a sus hijos, no solo materialmente
sino también espiritualmente. Quizás a los hijos no les guste ir a la escuela, pero, sabiendo lo que es
mejor para un niño y teniendo respeto a la ley “de César” de que un niño vaya a la escuela hasta
cierta edad o año, la mayoría de los padres no titubean en requerir que se obedezca la ley de que
los hijos vayan a la escuela. Si esto es importante en lo que toca a educación seglar, ¡cuánto más
importante es con relación a una educación en la ley dadora de vida de Jehová!
Pero las circunstancias varían. Si en el pasado en el hogar reinó un buen grado de
consentimiento, antes que se empezaran a introducir los principios bíblicos, es probable que se
requiera tiempo antes que los hijos se acostumbren a un control más estrecho por la madre. A la
madre cristiana quizás le sea aconsejable, ante todo, sentarse con los hijos y explicarles
bondadosamente cómo y por qué se harán ajustes en el hogar en el futuro. Esto se puede hacer
progresivamente, paso a paso. Muestre por qué el consejo y los requisitos de la Biblia son razonables
y producen beneficios duraderos. La vida eterna está envuelta en el asunto. El que usted reconozca
que cometió errores de juicio y entrenamiento del pasado ayudará a los hijos a ver que usted,
también, está cambiando su vida para amoldarse al mejor camino de Dios. Podrán ver con mayor
facilidad que no está siendo arbitraria o dictatorial, que no está simplemente imponiéndoles su
propia voluntad. Esto les señalará a Dios como Gobernante, y los estimulará a cooperar más
fácilmente. Tenga presente la meta de asistir con regularidad, a medida que los principios bíblicos
son puestos en vigor progresivamente en el hogar. El fijar inmediatamente como meta una
asistencia de 100 por ciento pudiera ser práctico, o pudiera no serlo. Pero sea paciente. Déle
tiempo al consejo de la Palabra de Dios para que llegue al corazón. Ayude a los hijos, mientras hace
estas cosas, a ver y apreciar este consejo y la relación mejor y más feliz que hay en la familia. Sea
consistente al poner el ejemplo apropiado en su propio proceder en la vida. El ejemplo habla más
fuerte que las palabras en muchos casos.

884
Es probable que algunos hijos se muestren renuentes a cambiar porque ya estaban establecidos
en otra religión. Quizás objeten a aceptar enseñanzas diferentes. No se burle de ellos. Más bien, tal
como usted haría en el caso de otros a quienes enseña la verdad bíblica, enseñe a sus hijos.
Necesitan estudio bíblico de casa tal como usted lo necesitó.
También, el tener que dejar viejos amigos y adquirir amigos nuevos pudiera ser un factor en esto.
Trate de ser mejor amiga y compañera usted misma y estimule a los hijos a asociarse con los jóvenes
de la congregación.
Ya que las personalidades y circunstancias difieren, los padres deben tomar estas cosas en
consideración. Se reconoce que situaciones de esta índole pueden ser complicadas a veces y que
hay que manejarlas con delicadeza, pero si usted tiene presente el objetivo de hacer que los hijos
entiendan la verdad y lleguen a ser cristianos verdaderos, y trabaja con paciencia y comprensión
hacia ese fin para el bien eterno de los hijos, se puede esperar la bendición de Jehová sobre sus
esfuerzos. El asistir a las reuniones cristianas es una parte esencial de la vida cristiana. El espíritu de
Jehová Dios está señaladamente manifiesto allí, y el asistir con regularidad a estas reuniones es una
fuerte influencia para mantener la fe. Por lo tanto la madre o el padre debe hacer todo esfuerzo
razonable, basándose en los puntos que se han señalado, para estar allí con los hijos con la mayor
regularidad posible. //Volver al Índice

885
W1980 15/2 PÁGS.29-31

Si un hombre (o una mujer) huye con el cónyuge de otra


persona, ¿podría ser perdonado y aceptado de nuevo en la
congregación cristiana?
Esta situación se presenta con alguna frecuencia entre personas que no tratan de vivir en
armonía con las normas bíblicas. En contraste, es infrecuente entre los que se asocian con el pueblo
de Jehová, lo cual hace que la situación sea más escandalosa si llega a presentarse. Sin embargo,
no es necesario pensar que un caso de esa índole deba tratarse de acuerdo con alguna regla
humana. Como sucede en el caso de otros pecados, antes de que el individuo que hubiera
cometido este mal pudiera ser aceptado por Dios y Su pueblo, tal pecador tendría que arrepentirse
y claramente mostrar los frutos del arrepentimiento.
Los tratos de Dios con los israelitas indican que él, en ciertas ocasiones, perdonó hasta pecados
escandalosos y persistentes. (Deu. 4:30; Isa. 55:7; 57:16-18; Zac. 1:3, 4) Jesús habló del “gozo [que
hay] en el cielo por un pecador que se arrepiente.” Entonces ilustró el punto con la historia del hijo
pródigo que malgastó el dinero en un derrotero de disolución con rameras. Cuando el hijo recobró
el juicio, regresó y buscó el perdón por haber pecado contra el cielo y contra su padre; el padre lo
perdonó afectuosamente.—Luc. 15:1-7, 11-24.
No obstante, la Biblia también muestra que el cristiano que peca y no se arrepiente debe ser
expulsado de la congregación para que ésta se mantenga espiritualmente pura. (1 Cor. 5:1-5, 11-
13) Eso ocurrió en el caso de un hombre de Corinto que abiertamente había llevado una vida
inmoral. Las Escrituras indican que para volver a ser aceptado en la congregación un hombre como
aquél tendría que arrepentirse, rechazar su derrotero inmoral, volverse y producir frutos propios del
arrepentimiento. Aparentemente esto fue lo que aquel hombre hizo al poco tiempo. En Segunda a
los Corintios, que se cree que fue escrita menos de un año después, el apóstol Pablo instó a la
congregación a perdonar a un pecador, y manifiestamente se refería a aquel hombre expulsado
que ya tendría que haberse arrepentido.—2 Cor. 2:5-10; Mat. 3:7, 8; Hech. 26:20.
Hoy día, las congregaciones de los testigos de Jehová también emplean ese procedimiento
bíblico de expulsar. Y de acuerdo con este ejemplo, no hay un plazo de tiempo establecido antes
de que se pueda restablecer a la persona; hay que esperar hasta que se manifieste arrepentimiento
genuino, lo cual puede tomar hasta años.
Puede que en el caso poco común que se presenta en la pregunta haya habido confabulación
y engaño. Por ejemplo, un hombre (quizás casado) se apasiona por la esposa de otro individuo.
Entonces, puede que flirteen a escondidas, se vean en secreto y haya encubiertos despliegues de
pasión. Quizás se valgan de mentiras y engaños para mantener esta situación oculta de otras
personas, particularmente del cónyuge inocente o cónyuges inocentes. Puede que con el correr del
tiempo estos dos individuos huyan juntos, y después de conseguir un divorcio sin base bíblica se
casen el uno con el otro. Es posible que hayan calculado muy bien el resultado, y se hayan dado
cuenta de que serían expulsados. Pero piensan que “quizás en un año o algo por el estilo” podrán
alegar que se han arrepentido y verse restablecidos, y de ese modo habrán logrado que las cosas
hayan salido justamente como deseaban. Sin embargo, abusar de la misericordia divina es un grave
error. En Gálatas 6:7 se da la seguridad de que: “De Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier
cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará.” El hecho de que Jehová no aprueba la
fornicación se desprende de muchos textos bíblicos, y los que abrigan deseos incorrectos no deben
pasar eso por alto.—Compare con Revelación 21:8; 22:15.
Si con el tiempo la persona expulsada viene a los ancianos espirituales que representan a la
congregación y pide que se le restablezca, tendrá que considerarse lo que ha ocurrido, así como la

886
actitud del malhechor. Respecto a la unidad de la fe, Pablo habló en cuanto a no dejar que “las
tretas de los hombres, por medio de astucia en tramar el error” ejerzan influencia. (Efe. 4:13, 14) Eso
es cierto en cuanto a evitar error doctrinal y es igualmente cierto en cuanto a evitar tener en la
congregación a personas que deliberadamente hayan usado engaño y tretas para cometer
iniquidad.—Compare con 2 Corintios 11:13; Salmo 101:7; 119:118.
Al considerar tal solicitud de restablecimiento el comité de ancianos querría tener presente la
diferencia que hay entre la persona que sucumbe al pecado en un momento de debilidad y
alguien que conspira para pecar. Recordamos que Dios le mostró misericordia a Pedro después que
éste hubo negado a Jesús tres veces; sin embargo, Dios ejecutó a Ananías y Safira, quienes
maquinaron en el corazón cómo llevar a cabo el engaño.—Hech. 5:1-11.
Por lo tanto, los ancianos de la congregación tienen que ejercer mucho cuidado en los casos en
que haya habido pretensiones hipócritas y conspiración. Puede que la persona manifieste pesar y
arrepentimiento, pero si otra vez estuviera en la situación en la cual comenzó, ¿“haría lo mismo de
nuevo”? ¿Dejaría a su cónyuge por otra persona? Desde luego, ahora ha entrado en un nuevo
arreglo matrimonial y por lo tanto no puede simplemente ponerle fin y regresar a la situación que
existía antes; el matrimonio anterior ha terminado debido al divorcio, el adulterio y el volverse a
casar. (Mat. 19:9) Sin embargo, ¿manifiesta arrepentimiento genuino el individuo, y está “aplastado”
y se siente herido hasta el corazón? (Isa. 57:15) ¿Le repugna el pecado que ha cometido, más bien
que simplemente sentirse triste porque se le ha expulsado y no puede disfrutar de la asociación
cristiana? ¿Ha producido por suficiente tiempo, el cual no está determinado de antemano, fruto
propio del arrepentimiento? Los ancianos tendrán que estar convencidos, y no tener dudas, de que
hay verdadero arrepentimiento. Si no están sinceramente convencidos de que ésta es la realidad,
puede que decidan esperar y reunirse de nuevo para repasar el asunto después que se haya
acumulado más evidencia.
Los ancianos deben estar profundamente conscientes de la responsabilidad que tienen de
proteger a la congregación, y aun así siempre deben estar conscientes de la misericordia de Dios y
de Su deseo de que las personas obtengan la vida. (Rom. 2:4) Ellos comprenden que no tienen
facultades sobrehumanas para leer los corazones y los motivos de manera perfecta, como sí las
tiene Jehová, a quien el pecador tiene que rendir cuentas. (Heb. 4:13) Por lo tanto, se esfuerzan por
dejar que lo que guíe su consideración y decisión sea la Palabra de Dios y lo que puedan
determinar en cuanto a la actitud y condición de corazón de la persona expulsada. Si andando el
tiempo el comité de ancianos llega a la conclusión de que el pecador se ha arrepentido
verdaderamente y ha trabajado en purificar su corazón, la decisión de restablecimiento es
apropiada, como en el caso del hombre de Corinto. (Sant. 4:8) Pero no hay un tiempo determinado
para que eso suceda. Y aun si la congregación restablece a tal pecador, debe recordarse que él o
ella todavía tendrá que ‘estar de pie ante el tribunal de Dios’ para rendir cuentas.—Rom. 14:10-12.
//Volver al Índice

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W2012 15/12 PÁGS.14-17

Antes de estudiar la Biblia, mi esposa y yo nos sometimos a


un tratamiento de fecundación in vitro, pues deseábamos
tener un bebé. Algunos de los óvulos fecundados —o
embriones— no se utilizaron, por lo que fueron congelados y
almacenados. ¿Deberíamos seguir conservándolos, o estaría
bien deshacernos de ellos?
Esta es una de las muchas cuestiones morales y éticas a las que se enfrenta un matrimonio que
decide recurrir a la fecundación in vitro. Como cada pareja es responsable ante Jehová de las
decisiones que toma, conviene entender en qué consiste esta técnica de reproducción asistida.
En 1978, una mujer de Inglaterra que no podía tener hijos debido a una obstrucción en las
trompas de Falopio se convirtió en la primera persona en dar a luz a un bebé probeta. Para lograrlo,
los médicos le extrajeron un óvulo maduro y, en una placa de laboratorio, lo fecundaron con el
esperma del esposo. El nuevo embrión se colocó en nutrientes para facilitar su desarrollo, y luego fue
implantado en la matriz de la madre. Con el tiempo nació una niña. Este procedimiento y sus
variantes llegaron a conocerse como fecundación in vitro (que significa “en cristal”).
Aunque los detalles varían de país a país, por lo general la fecundación in vitro implica
básicamente lo mismo. Primero, a la mujer se le administran potentes medicamentos durante varias
semanas a fin de estimular la producción de óvulos. Luego, se solicita al esposo una muestra de
semen, la cual se obtiene por masturbación. En el laboratorio se unen el esperma preparado y los
óvulos. Es probable que varios de estos logren fecundarse, comiencen a dividirse y se conviertan en
embriones. Al día siguiente se examinan cuidadosamente con el fin de separar los defectuosos de
los que parecen saludables y con mayores oportunidades de adherirse al útero. Más o menos al
tercer día suelen transferirse dos o tres de los mejores embriones a la matriz de la mujer. De esta
forma aumentan sus posibilidades de quedar embarazada. Si uno o más de los embriones se fija al
útero, comienza el embarazo y se espera que a los nueve meses dé a luz.
Ahora bien, ¿qué se hace con el resto de los embriones, entre ellos los que parecen menos
saludables o hasta defectuosos? Puesto que es imposible que sobrevivan por sí solos, los que no se
utilizan pueden congelarse en nitrógeno líquido. ¿Para qué? Pues bien, si el primer procedimiento
falla, algunos de los embriones guardados pueden usarse en un segundo intento a un costo menor.
No obstante, esta práctica presenta cuestiones éticas. Como le sucede al matrimonio que planteó
la pregunta citada al principio, a muchas personas les cuesta decidir qué hacer con los embriones
congelados. Tal vez no deseen tener más hijos, o no puedan darse ese lujo debido a su edad o
circunstancias económicas. O quizás teman los riesgos asociados a los embarazos múltiples.
[Nota] Y la situación se complica cuando uno o ambos cónyuges mueren o se casan con otra
persona. En efecto, hay muchos factores implicados, y algunas parejas siguen pagando año tras
año los gastos de conservación.
En 2008, un destacado embriólogo señaló en el periódico The New York Times que muchos
pacientes realmente no saben qué hacer con los embriones sobrantes. El artículo declaró: “Hay por
lo menos 400.000 embriones congelados en clínicas de todo el país, y la cifra sigue creciendo [...].
Si se conservan correctamente, pueden seguir siendo viables después de una década o más. Sin
embargo, cuando se descongelan, no todos sobreviven” (cursivas nuestras). Este último dato da a
algunos cristianos mucho en que pensar. Veamos por qué.

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Los matrimonios cristianos que se enfrentan a los dilemas provocados por la fecundación in vitro
hacen bien en reflexionar en las implicaciones de otra situación médica. Tal vez un cristiano tenga
que decidir qué hacer con un ser querido en estado terminal que depende de un respirador u otros
medios artificiales para prolongar su vida. Los cristianos verdaderos no rechazan la asistencia
médica, pues en armonía con Éxodo 20:13 y Salmo 36:9 tienen la vida en alta estima.
La revista ¡Despertad! del 8 de agosto de 1974 dijo: “Debido a que ellos respetan el punto de vista
de Dios de la santidad de la vida, en consideración por sus propias conciencias y en obediencia a
las leyes gubernamentales, los que desean amoldar su vida a los principios bíblicos nunca recurrirían
a la eutanasia positiva”, que no es otra cosa que provocar a propósito la muerte de un paciente.
En algunas ocasiones, sin embargo, las máquinas son lo único que mantiene viva a una persona, y
sus familiares tienen que decidir si seguirán prolongando su vida por medios artificiales.
Por supuesto, esta no es la misma situación que afronta una pareja que recurrió a la fecundación
in vitro y ahora tiene embriones almacenados. No obstante, una de las opciones que tal vez se les
ofrezca sea sacarlos del refrigerador de nitrógeno y dejar que se descongelen. Fuera del ambiente
artificial del refrigerador, se deteriorarán hasta que ya no sean viables. Los cónyuges deben decidir
si permitirán dicho procedimiento (Gál. 6:7).
Los matrimonios que se sometieron a un tratamiento de fecundación in vitro con la esperanza de
ser padres pueden optar por mantener los embriones congelados pagando el costo que ello
supone, y quizás decidan usarlos en el futuro para tener un hijo. Sin embargo, también pueden
poner fin a su mantenimiento si consideran que solo siguen vivos gracias a medios artificiales. Los
cristianos que se enfrentan a esta decisión asumen ante Dios la responsabilidad de seguir los
dictados de su conciencia educada por la Biblia. Su deseo debe ser tener la conciencia tranquila y
respetar la de los demás (1 Tim. 1:19).
Un experto en endocrinología reproductiva comentó que la mayoría de las parejas “no solo se
sienten confundidas, sino también profundamente preocupadas por la decisión de qué hacer con
los embriones que tienen [congelados]”. Y concluyó: “A muchas de ellas, ninguna opción les parece
buena”.
Es evidente que, antes de siquiera pensar en recurrir a la fecundación in vitro, los verdaderos
cristianos deben evaluar las graves implicaciones de esta técnica. La Biblia aconseja: “El prudente
ve el peligro y lo evita; el insensato sigue adelante y recibe el daño” (Prov. 22:3, La Palabra de Dios
para Todos).
Nota. ¿Qué sucede si el feto parece tener deformaciones o si varios embriones se adhieren a la
pared del útero? Poner fin deliberadamente a un embarazo sería abortar. Los embarazos múltiples
(de gemelos, trillizos, etc.) son frecuentes en la fecundación in vitro, lo cual aumenta el riesgo de
que se produzcan complicaciones, como nacimientos prematuros y hemorragias. Cuando una
mujer lleva en la matriz varios fetos, tal vez se le sugiera efectuar una reducción selectiva, es decir,
matar a uno o más de ellos. Esto es un aborto deliberado y equivale a un asesinato (Éx. 21:22, 23; Sal.
139:16).
Recuadro de la página 15. OTROS PROCEDIMIENTOS
El desarrollo de la fecundación in vitro ha originado otros procedimientos que están en conflicto
con el punto de vista de Dios, expuesto en las Escrituras. Por ejemplo, los óvulos de una mujer
pueden ser fecundados con el semen de un hombre que no sea su esposo, y los embriones
resultantes pueden transferirse a su matriz. (Las parejas de lesbianas suelen recurrir a esta opción.) O
puede que se use el esperma del esposo para fertilizar los óvulos de otra mujer y que luego se
implanten los embriones en la esposa.
Otra variante es la denominada adopción de embriones. En este caso, los embriones que se
implantan en la mujer no proceden ni de sus óvulos ni del semen de su esposo. Otra técnica es
fecundar fuera de la matriz los óvulos de una mujer con los espermatozoides de su esposo e

889
implantar los embriones en la matriz de otra mujer que actúa como madre de alquiler. [Nota de
recuadro]
Los siervos de Dios no aceptan tales procedimientos, pues respetan este mandato: “No debes
dar tu emisión como semen a la esposa de tu asociado, para hacerte inmundo por ello” (Lev.
18:20, 29; Prov. 6:29). La fecundación realizada con óvulos o espermatozoides de alguien ajeno a la
unión marital equivale a lo que la Biblia llamapornéia, es decir, inmoralidad sexual. Y en los métodos
ya mencionados se produce un uso notablemente inapropiado de los órganos sexuales (Mat.
5:32; 1 Cor. 5:11; 6:9, 18; Heb. 13:4).
Nota de recuadro. La revista ¡Despertad! del 8 de marzo de 1993, páginas 26 y 27, trata en
profundidad el tema de las madres de alquiler. //Volver al Índice

890
W1975 15/9 PÁGS.575-576

¿Qué se da a entender por las palabras de Pablo en


1 Corintios 7:29: “Los que tienen esposas sean como si
no tuviesen”?
Esa amonestación inspirada del apóstol Pablo es parte de una consideración en que se
recomienda la soltería como el mejor derrotero, porque le permite al cristiano “atender
constantemente al Señor sin distracción.” (1 Cor. 7:32-35) El consejo de que los esposos sean ‘como
si no tuvieran esposas,’ por lo tanto, tiene que estar relacionado con servir a Jehová Dios con plena
devoción.
Muchos casados conducen sus asuntos como si su matrimonio fuese la única cosa importante en
la vida. Se preocupan tanto en cuanto a agradar a su cónyuge que las cosas espirituales, si no se
pasan por alto completamente, por lo menos se desatienden. Sin embargo, el esposo cristiano
comprende que su relación con Dios tiene que ocupar el primer lugar en su vida. Tiene que vivir de
todo corazón para con Jehová. (Rom. 14:8) Su amor a Dios no debe ser menos exclusivo que el de
los que son solteros. Prescindiendo de lo que pudiera desarrollarse, no debería permitir que su
matrimonio estorbara su servicio legítimo a Dios como discípulo dedicado del Señor Jesucristo. Esto
estaría en armonía con las palabras de Jesús: “Si alguien viene a mí y no odia [ama a menor grado]
a su padre y madre y esposa e hijos y hermanos y hermanas, sí, y hasta su propia alma, no puede ser
mi discípulo.”—Luc. 14:26; compare con Mateo 10:37.
No ha de entenderse que el consejo de Pablo significa que los esposos cristianos han de pasar
por alto a sus esposas y tratarlas como si no existieran. Al contrario, Pablo dio este mandato a los
cristianos de Éfeso: “Los esposos deben estar amando a sus esposas como a sus propios cuerpos. El
que ama a su esposa a sí mismo se ama, porque nadie jamás odió a su propia carne; antes bien la
alimenta y la acaricia.” (Efe. 5:28, 29) De modo que el esposo cristiano no debe desatender sus
responsabilidades maritales. Sin embargo, a todo tiempo debe seguir el consejo de Pablo por medio
de edificar toda su vida en torno de su relación con Dios. No debe hacer que su matrimonio sea
toda su vida, sino que debe ver que, en lo que sea posible, su matrimonio contribuya a su relación
con Dios.
La amonestación que da el apóstol Pablo también se debe considerar a la luz de la esperanza
que abrigan aquellos a quienes escribió. Aquellos a quienes se dirigió (esposos, esposas así como
personas solteras) eran cristianos ungidos por espíritu que tenían puesta ante ellos la expectativa de
unirse al Señor Jesucristo en los cielos después de morir y ser resucitados. Por consiguiente, todos los
vínculos y afectos terrestres, incluso los vínculos maritales, con el tiempo terminarían por completo, y
nunca serían reanudados. Ningunas penas, gozos ni posesiones terrestres los acompañarían al cielo.
Puesto que tendrían que dejar todo lo de índole terrestre, no debían permitir que aquellas cosas
cobraran indebida importancia en su vida.
Por otra parte, también, aun durante el tiempo de su vida en la Tierra, las cosas
no necesariamente permanecerían iguales. Como señaló el apóstol Pablo: “La escena de este
mundo está cambiando.” De modo que era imprudente el que los cristianos llegaran a estar
indebidamente apegados a relaciones y posesiones que no eran permanentes. Si fuesen a
proceder así, el que perdieran una esposa, un amigo o hasta posesiones materiales pudiera resultar
en que se desanimaran tanto que renunciaran a su preciosa relación con Dios.—1 Cor. 7:30, 31.
Hoy los siervos de Jehová Dios que esperan conseguir la vida en la Tierra también pueden sacar
provecho de la amonestación inspirada de Pablo. En su caso, también, las posesiones y relaciones
terrestres no son permanentes. El tiempo y los sucesos imprevistos les acaecen a todas las personas,
y a veces las privan de posesiones, amigos y cónyuges. En cuanto a las posesiones materiales, nadie

891
debe esperar que Jehová las preserve a través de la “grande tribulación.” Jehová ha prometido
preservar la vida, no las posesiones materiales. De modo que la cosa de suprema importancia en la
vida de todo cristiano debe ser, no el matrimonio, las posesiones ni ninguna otra cosa terrestre, sino
su buena relación con Dios. Nuestra vida depende de mantener esa relación. //Volver al Índice

892
W1977 15/4 PÁGS.255-256

Parece que con gran frecuencia el esposo le deja a la


esposa la tarea de educar y disciplinar a los hijos. ¿Qué dice
la Biblia acerca de esto? ¿Es realmente ‘trabajo de la
esposa’?
Es cierto que en muchos lugares los hombres piensan que la esposa es la que debe guiar y
corregir a los hijos. Pero la Biblia no está de acuerdo con eso; muestra claramente que ambos
cónyuges tienen ese deber.—Pro. 1:8.
Por supuesto, uno tiene que ser razonable y considerar la realidad tocante a las circunstancias en
que se encuentran muchas familias. A menudo el esposo efectúa trabajo seglar para sostener la
familia, de modo que no está en casa gran parte del día. Y en muchos casos la esposa trabaja en la
casa la mayor parte del tiempo y hace allí su contribución valiosa para la felicidad y el bienestar de
toda la familia. Si ella es el miembro del equipo de marido y mujer que está en contacto con los hijos
corrientemente durante el día, es natural que ella les suministre mucha de la guía y disciplina que
necesitan.
Pero, en realidad, lo que causa resentimiento en cada vez más mujeres es que el esposo se
muestre renuente a participar en educar a los hijos cuando está en casa con la familia.
Lo que la Biblia dice en cuanto a educar y disciplinar a los hijos es tanto sensato como instructivo.
Por ejemplo, leemos: “Entrena al muchacho conforme al camino para él; aun cuando se haga viejo
no se desviará de él. Castiga a tu hijo y te traerá descanso y le dará mucho placer a tu alma.” (Pro.
22:6; 29:17) Dios coloca la responsabilidad tanto en el padre como en la madre. Por eso su consejo
a los hijos es: “Observa, oh hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no abandones la ley de tu
madre. Escucha a tu padre que causó tu nacimiento, y no desprecies a tu madre simplemente
porque ha envejecido.” (Pro. 6:20; 23:22) Por consiguiente, aunque el esposo no esté en casa
durante el día, debe interesarse activamente en criar a sus hijos con buen éxito. Él no es
simplemente ‘el que gana el pan de la familia.’
Sin embargo, quizás llegue cansado a casa, y buscando ‘paz y quietud.’ Por eso, cuando se le
presenta un problema cotidiano que envuelve a los hijos, pudiera sentirse tentado a decirle a su
esposa: ‘Encárgate tú de eso. Tú estás con ellos todo el día y por eso puedes determinar qué
pudiera ser mejor para ellos.’ Es probable que ella pueda hacerlo, como posiblemente lo haya
tenido que hacer durante el día. Pero cuando el esposo de ella está en casa, ¿por qué no debería
cooperar él con ella en educar a los hijos? Eso sería lo amoroso y lo considerado por parte de él.
Además, como cabeza de la familia Dios le ha confiado la responsabilidad de llevar la delantera
en guiar y corregir a los hijos. La Palabra de Dios dice: “Ustedes, padres, no estén irritando a sus hijos,
sino sigan criándolos en la disciplina y regulación mental de Jehová.” (Efe. 6:4) Y la Biblia compara la
disciplina provechosa de parte de Jehová Dios con la disciplina con buenos motivos procedente de
un padre humano, disciplina que engendra respeto en sus hijos y que produce fruto pacífico.—Heb.
12:7-11.
Sin embargo, eso no significa que una vez que él llega a casa el trabajo es totalmente de él. No,
la Biblia no divide la responsabilidad de acuerdo con las horas del día. El esposo y la esposa son un
equipo en el cual ambos comparten la responsabilidad y ambos deben mostrarse consideración
uno al otro. Ambos deben reconocer que juntos tienen la responsabilidad bíblica de ayudar y guiar
a sus hijos en toda ocasión que puedan. (Deu. 11:18-21) Cuando el esposo y la esposa cooperan en
hacer eso, lo probable es que el resultado sea felicidad y buen éxito. Los hijos ciertamente se

893
beneficiarán por tener la guía y la disciplina amorosas de ambos padres. Y el esposo
probablemente descubra que su esposa no muestra resentimiento, sino que obtiene satisfacción de
saber que cuenta con el amor y la cooperación de él.
Hasta en una comunidad o un país en el cual se ‘acostumbre’ dejar la educación y disciplina de
los hijos a la esposa, es sensato y provechoso que sigamos el camino que bosqueja nuestro Creador
en Su Palabra inspirada. Por eso, la educación y disciplina de los hijos no es ‘trabajo de la esposa’;
es ‘trabajo de los padres’... de ambos padres. //Volver al Índice

894
W1974 15/8 PÁGS.511-512

¿Cómo afecta el requisito que se manifiesta en


Deuteronomio 23:2 las expectativas de que los hijos
ilegítimos lleguen a ser siervos aprobados de Dios?—EE. UU.
El mandato en Deuteronomio 23:2 forma parte de la ley mosaica. Declara: “Ningún hijo ilegítimo
podrá entrar en la congregación de Jehová. Hasta la décima generación misma ninguno de los
suyos podrá entrar en la congregación de Jehová.”
Esta era una ley que tenía un propósito determinado que protegía los derechos de herencia de
hijos legítimos y su prole. También disuadía de la prostitución y el derrumbe del arreglo de familia. Por
supuesto, esta ley no expresaba juicio eterno contra individuos. Entre los que sean resucitados de los
muertos y que reciban una oportunidad para aprender la voluntad divina en el nuevo orden de Dios
habrá personas que no nacieron dentro del arreglo del matrimonio.—Rev. 20:13.
Hoy Jehová Dios no está tratando solo con una nación de personas. La ley mosaica, con su
provisión que excluía a los hijos ilegítimos de llegar a ser miembros de la congregación de su pueblo,
no les es obligatoria a los cristianos. (Col. 2:13, 14) Por lo tanto la oportunidad de llegar a ser un siervo
de Dios no le está cerrada a nadie. Por medio de revelación divina se le enseñó al apóstol cristiano
Pedro que ‘ningún hombre debe ser llamado contaminado o inmundo’ debido a nacionalidad.
(Hech. 10:28) Por consiguiente, cuando se dirigió a los primeros no judíos que abrazaron el
cristianismo, dijo: “Con certeza percibo que Dios no es parcial, sino que en toda nación el que le
teme y obra justicia le es acepto.” (Hech. 10:34, 35) Esto significa que toda persona, aun las que
no nacen dentro del arreglo del matrimonio, pueden llegar a ser siervos aprobados de Dios, con tal
que vivan en armonía con su voluntad. //Volver al Índice

895
W1983 15/1 PÁG.31

¿Es aconsejable que su hijo viva con parientes mundanos


simplemente porque éstos pueden ofrecer al niño ventajas
materiales?
Las Santas Escrituras muestran que los padres y las madres tienen el privilegio y la responsabilidad
de atender y cuidar a sus hijos, lo cual incluye suministrarles el cuidado espiritual necesario. Sería
falto de perspicacia el que un matrimonio cristiano hiciera caso omiso de esa asignación dada por
Dios, solamente para que el niño pudiera conseguir ventajas materiales viviendo con un pariente
que no fuera cristiano.
En algunos países es bastante común enviar a un niño a vivir con algunos parientes por largo
tiempo. Muchas veces los que hacen esto son padres y madres que viven en zonas apartadas,
donde son limitadas las oportunidades de recibir una educación. Los padres envían a un hijo a
alguna ciudad para que viva con sus parientes (o quizás a un internado) y así el niño pueda recibir
mejor educación o quede expuesto a un estilo de vida más adelantado. Por lo general se espera
que el niño ayude a efectuar los quehaceres domésticos o reembolse de otra manera a los
parientes que lo acepten en su casa.
Se cree que este arreglo es ventajoso en sentido material, pero quizás no sea tan ventajoso
como parece. A menudo la experiencia ha demostrado que resulta en malos efectos para el niño el
que se le desarraigue del ambiente que le es familiar y se le obligue a vivir en casa de unos
parientes, lejos de sus padres. Con frecuencia, en vez de tratársele como a los demás niños de ese
hogar, se le considera como un sirviente y se le hace víctima del discrimen. Como bien puede usted
imaginarse, generalmente surgen sentimientos de frustración y resentimiento cuando un joven, con
razón o sin ella, cree que se le está tratando injustamente. (Compare con Génesis 27:30-41.) El
trastorno emocional y la infelicidad resultantes pueden interferir en el aprovechamiento académico
del niño, aunque asista a una buena escuela. De modo que, ¿se beneficia realmente el joven? La
delincuencia es otro resultado común de que a un niño se le prive de la disciplina regular que
recibiría de sus padres amorosos.
El consejo de la Palabra de Dios ayuda a evitar esos tristes resultados. Básicamente la Biblia insta
a los padres a atender y cuidar a sus propios hijos. Por supuesto, Jehová Dios estaba al tanto de que
surgirían algunas situaciones extremas, que resultarían en que personas que no fueran los padres de
ciertos niños tuvieran que atenderlos. [Nota] Por eso aconsejó a sus siervos que ayudaran a los
huérfanos de padre o a los que hubieran quedado huérfanos debido a la muerte de ambos padres.
(Deuteronomio 14:28, 29; 16:9-14; 24:17-21; 26:12, 13; Salmo 10:14; Santiago 1:27) Pero en las Santas
Escrituras se da énfasis principalmente a que los padres atiendan las necesidades materiales,
espirituales y emocionales de sus propios hijos.—Compare con 1 Timoteo 5:8.
Respecto a Sus palabras, Dios aconsejó a los padres lo siguiente: “También tienen que
enseñárselas a sus hijos, para hablar de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el
camino y cuando te acuestes y cuando te levantes.” (Deuteronomio 11:18, 19) ¿Podrían hacer eso
los padres si hubieran enviado voluntariamente a sus hijos a vivir con parientes mundanos por largo
tiempo? No; los padres tienen que estar con sus hijos para corregirlos e instruirlos con regularidad, así
como proveerles el ambiente amoroso que tanto necesitan los jóvenes. (Efesios 6:4; Proverbios 6:20)
Está claro que no contribuiría al bienestar duradero (hasta eterno) de un niño cristiano el que se le
enviara a vivir con parientes mundanos para recibir educación seglar, a costa de la instrucción
espiritual que se le da en su propio hogar. Los cristianos de toda la Tierra saben que, en este sistema
de cosas, el criar a un joven para que sirva a Jehová es una labor dura que requiere la supervisión

896
constante de ambos padres. De seguro habría menos probabilidades de éxito si al niño se le aislara
del hogar cristiano simplemente por ventajas materiales.
Respecto a esto, reflexione sobre el ejemplo de Jesús, quien fue criado en aquel apartado
pueblo llamado Nazaret, en Galilea. En obediencia a Dios, José y María se encargaron de que Jesús
permaneciera con ellos en Nazaret, donde él ‘progresó en sabiduría y en desarrollo físico y en favor
con Dios y los hombres’.—Lucas 2:41-52.
En el sistema de cosas actual se da énfasis a la educación y al éxito financiero. Se oye a padres
mundanos decir cosas como éstas: ‘No quiero que mi hijo crezca para ser conserje’. Hasta los
padres cristianos pueden contagiarse con un punto de vista similar con relación a la educación y las
ventajas materiales. Pero los padres que confían en la sabiduría de Jehová pondrán en primer lugar
el que sus hijos coloquen “un fundamento excelente para el futuro, para que logren asirse
firmemente de la vida que lo es realmente”.—1 Timoteo 6:9, 19.
Nota a pie de página. Una situación poco común y triste es la de una jovencita que tenga un hijo
como resultado de haber sido ultrajada. Los que estén directamente envueltos en la situación, la
joven y sus padres, pueden escoger el proceder que sea aconsejable en vista de todos los factores,
incluso la condición física y emocional de la joven. En algunos casos como éste se ha aceptado al
infante en el hogar cristiano de la jovencita y se le ha criado amorosamente. En otros casos se ha
permitido que otra pareja cristiana que deseara cuidar a un niño, y que se hallara en condiciones
propicias para hacerlo, adoptara al bebé. //Volver al Índice

897
W1976 15/12 PÁGS.763-764

Primera a los Corintios 7:14 declara que los hijos de un padre


o una madre creyente “son santos.” ¿Está envuelto el
bautismo en tal ‘santidad’ de un hijo a la vista de Dios? ¿Qué
hay si mentalmente el niño es retardado?
El apóstol Pablo está considerando aquí problemas en una familia dividida. Estimuló al cónyuge
creyente a no abandonar al incrédulo y, como fuerte razón para mantener intacto el matrimonio,
dijo esto: “Porque el esposo incrédulo es santificado con relación a su esposa, y la esposa incrédula
es santificada con relación al hermano; de otra manera, sus hijos verdaderamente serían inmundos,
mas ahora son santos.” (1 Cor. 7:14) Esto muestra que Dios considera a esos hijos según el principio
del mérito de familia. Por mérito de familia se da a entender la santidad que Dios acredita, o
imputa, a los hijos menores que son obedientes, mientras el niño no llegue al punto de ser
responsable de sus actos. Esto se efectúa debido al valioso registro de santidad y buenas obras que
a la vista de Dios tienen los “padres en unión con el Señor.” (Efe. 6:1) Este mérito de familia aplica
aunque solo uno de los padres sea creyente, como indican las palabras supracitadas de Pablo.
¿Qué hay, entonces, del bautismo? El niño joven al cual se enseñe fielmente la Palabra de Dios
sin duda progresará en conocimiento y entendimiento, y con el tiempo llegará al punto en que el
espíritu de Dios lo impela a hacer su propia dedicación a Jehová y a pedir el bautismo. (1 Ped. 3:21)
A fin de estar preparado para el bautismo, tiene que comprender que le es necesario arrepentirse,
convertirse y entrar en una relación apropiada con Dios. (Hech. 3:19; 8:34-36) Después del bautismo,
ya no estaría bajo el mérito de familia, sino que sería considerado como “santo” por su propia
cuenta, y ante Dios sería responsable de seguir una vida de dedicación.—1 Ped. 1:14-16; Col. 1:21-
23.
¿Deberían pensar los padres de hijos mentalmente retrasados o retardados que en todos los
casos el bautismo es un requisito para que Dios considere dignos de su protección a los niños en
tiempos de juicio, como en la predicha “grande tribulación”? Está claro que el grado de
retardación es un factor determinante, puesto que algunos de esos niños permanecen con la
mentalidad de un niño de cuatro o cinco años cuando están plenamente desarrollados. Quizás la
criatura pueda entender ciertas enseñanzas fundamentales de la Palabra de Dios y repetirlas
cuando se le pregunte. Él (o ella) puede ser obediente a los padres y abstenerse de hacer ciertas
cosas que se le hayan señalado como incorrectas y contrarias a la voluntad de Dios. Pero ¿puede el
niño tomar decisiones personales, puede decidir por su propia mente y corazón (no por la mente y
corazón de los padres) el derrotero que desea emprender en la vida? ¿Puede comprender y buscar
una relación personal con Dios, una relación que no dependa de sus padres? ¿Pudiera presentarse
ante un cuerpo judicial, para responder de algún mal que hubiera cometido? Si no, entonces ese
niño o niña evidentemente no está en condición de bautizarse, sino que continuaría bajo el mérito
de familia a los ojos de Dios, considerado por él como “santo” en ese sentido.
Por consiguiente, este asunto no debe considerarse emocionalmente, sino con las enseñanzas
bíblicas como base. Si el retardo no es grande y el niño en realidad puede hacerse discípulo del Hijo
de Dios, sirviendo a Dios con su propio ‘corazón, alma, mente y fuerzas,’ entonces se le podrá
ayudar a llegar al punto de poder bautizarse. (Mar. 12:30) Entonces debería poder ‘llevar su propia
carga’ de responsabilidad espiritual. (Gál. 6:5) Los padres pudieran buscar el consejo de los
ancianos si están en duda.

898
¡Cuán fortalecedor es para la fe y qué consolador es saber que a los niños jóvenes, así como
otros de más edad en los cuales hay retardación mental, se les puede considerar “santos” debido al
mérito de familia! //Volver al Índice

899
W1974 1/4 PÁGS.223-224

Si a una persona joven su padre (o su madre) le prohíbe


estudiar la Biblia o asociarse con los testigos cristianos de
Jehová, ¿está obligada a obedecer en estos asuntos?—
EE. UU.
La Biblia manda a los hijos: “Sean obedientes a sus padres en unión con el Señor, porque esto es
justo.” (Efe. 6:1) “Sean obedientes a sus padres en todo, porque esto es muy agradable en el Señor.”
(Col. 3:20) Como personas que abogan firmemente por lo que dice la Biblia, los testigos de Jehová
instan constantemente a los jóvenes a seguir ese consejo divino. Sin embargo, el hecho de que se
introduce al Señor Jesucristo en el asunto muestra que la obediencia a los padres no es absoluta. La
autoridad de Jesucristo es mucho mayor que la de cualquier padre terrestre. A Jesús se le ha dado
‘toda autoridad en el cielo y sobre la tierra,’ y él es la “cabeza de todo varón.”—Mat. 28:18; 1 Cor.
11:3.
Por lo tanto, cuando un padre exige que sus hijos desobedezcan la ley de Cristo y por
consiguiente también la ley de Dios, está yendo más allá de la esfera de su autoridad. Por lo tanto,
en esas ocasiones los hijos tienen que decidir lo que van a hacer. Por ejemplo, ¿qué hay si un padre
le manda a su hijo que hurte, mienta, defraude o se entregue a otros actos desaforados? Quizás el
hijo esté enterado de que Dios prohíbe estas cosas. Por consiguiente, puede que el hijo opte por
obedecer la ley superior de Dios y de Cristo y no hacer lo que su padre desea.
Hasta la ley del país quizás imponga cierta responsabilidad a los hijos tocante a esto. Pudiera
considerar responsable a un hijo por cometer un crimen bajo la dirección de su padre. Dice
American Jurisprudence: “Un hijo que obra bajo mandato de sus padres puede, en un caso
apropiado, ser excusado de un delito que haya cometido, aunque el mandato del padre
no siempre excusa al infante al cometer un delito. Cuando un hijo comete un acto ilegal en
presencia de su padre, bajo su dirección, y debido al intento criminal del padre, se debe mostrar
que el niño no tenía ni edad ni mente madura y estaba enteramente bajo el dominio, dirección y
control del padre, antes que el delito llegue a ser del padre, y no del hijo.”
De modo similar, la ley de Dios no excusa a los hijos por actos desaforados simplemente porque
sean menores de edad. Por ejemplo, cuando unos muchachitos mostraron crasa falta de respeto al
profeta Eliseo, Jehová Dios no los eximió de castigo, aunque pudiera haber sido la actitud de los
padres de ellos para con Eliseo lo que los impulsara a hacer aquello. (2 Rey. 2:23, 24) Esto ilustra que
Jehová Dios considera responsables a los hijos por violar sus mandatos con conocimiento de causa.
Por supuesto, hijos muy jóvenes ni saben ni entienden todos los requisitos de Dios. Por lo tanto,
aunque solo uno de los padres sea un siervo verdadero de Dios, a los hijos jóvenes se les considera
misericordiosamente como santos o limpios desde el punto de vista de Dios. (1 Cor. 7:14) Por
supuesto, el padre creyente tiene la responsabilidad de enseñar a los hijos la voluntad divina
prescindiendo de la actitud del cónyuge no creyente. (Pro. 6:20) Entonces, a medida que los hijos
crecen, llegan a estar bajo la responsabilidad, delante de Dios, de obrar en armonía con lo que
saben que es correcto. Esto incluye asuntos que tienen que ver con la adoración verdadera. Es la
voluntad de Dios que sus siervos aprobados estudien su Palabra, se reúnan con compañeros
creyentes y proclamen la verdad bíblica a otras personas.—Mat. 24:14; Juan 17:3; Heb. 10:24, 25.
Sin embargo, si un padre prohibiese tal actividad cristiana, los hijos pudieran explicarle razonable
y respetuosamente la posición en que se encuentran. Esa explicación tendrá peso al estar
respaldada por conducta ejemplar. Realmente el padre no debería tener ninguna queja legítima
que hacer en cuanto a los hijos que están procurando hacer la voluntad divina. Si los hijos pueden

900
ayudarle a comprender que han llegado a ser mejores hijos e hijas desde que comenzaron a
estudiar la Palabra de Dios, esto puede lograr mucho en cuanto a vencer cualquier prejuicio. Esto
puede ayudar al padre a ver que sus hijos le son un verdadero honor a él y resaltan en contraste
manifiesto con el creciente número de jóvenes irrespetuosos y desaforados del mundo hoy día.
Después de reflexionar sobre esos puntos quizás el padre no se oponga en absoluto a que sus hijos
sigan en un proceder que le está haciendo más fácil su tarea como cabeza de familia.
Hay ocasiones en que los hijos son los únicos de una familia que desean aprender acerca de la
Palabra de Dios. Quizás vayan al hogar de un testigo de Jehová y hagan preguntas bíblicas o hasta
asistan a las reuniones del Salón del Reino. Si los padres exigen que sus hijos dejen de asociarse por
completo con los testigos de Jehová, los hijos tendrán que decidir lo que van a hacer según lo que
saben que es correcto. Si los padres empiezan a supervisar directamente todo aspecto de la
actividad de sus hijos y los separan de toda asociación posible con los testigos cristianos de Jehová,
esto no impide que los jóvenes demuestren su deseo de efectuar la voluntad de Dios por medio de
mantener conducta excelente, estudiar la Biblia por sí solos y orar por que venga el tiempo en que
estarán más libres para seguir adelante en la adoración verdadera y pueden continuar buscando el
permiso de sus padres para participar más plenamente en la actividad cristiana.
Por otra parte, aunque le nieguen al hijo la solicitud de asistir a las reuniones cristianas o de
permitir que un ministro venga y estudie la Biblia con él, quizás los padres no ejerzan ninguna
supervisión estricta. ¿Cuál es la responsabilidad de los testigos cristianos de Jehová para con ese
hijo? Los testigos de Jehová respetan correctamente los deseos de los padres en cuanto a lo que se
haya de hacer en su propio hogar. Pero esto no significa que los testigos de Jehová no pueden
responder a preguntas bíblicas que presenten los jóvenes que los visiten o que los encuentren en la
calle o en otros lugares. Los testigos de Jehová no tienen ninguna responsabilidad de despedir a los
niños de sus Salones del Reino debido a que sus padres no quieran que ellos asistan a las reuniones
allí. La Biblia dice: “Cualquiera que desee tome del agua de vida gratis.” (Rev. 22:17) Si se hallan
jóvenes entre los que desean el agua de vida, ¿quién hay que deba despedirlos? Jesucristo dijo a
sus discípulos: “Dejen a los niñitos en paz, y cesen de impedir que vengan a mí, porque el reino de
los cielos pertenece a los que son así.”—Mat. 19:14. //Volver al Índice

901
W1970 15/2 PÁGS.127-128

Dado que soy una persona que está estudiando la Biblia con
los testigos de Jehová, me intereso en agradar a Dios. Hace
diecisiete años mi esposo me abandonó, y no he sabido
nada de él desde entonces. Es posible que él haya muerto
ya. ¿Estoy libre para volverme a casar?—A. S., EE. UU.
Nos da gusto que las personas que estudian la Palabra de Dios expresen interés genuino en
agradar a Jehová. A fin de que una persona haga esto es importante que reconozca su Palabra
inspirada y viva en armonía con ella.
La Biblia dice que la muerte disuelve el matrimonio. Hablando acerca de la esposa cristiana, el
apóstol Pablo comentó: “Si su esposo se durmiera en la muerte, está libre para casarse con quien
quiera, pero en el Señor.” (1 Cor. 7:39; Rom. 7:2) Lo mismo aplicaría si la esposa muriera; el esposo
estaría libre para volverse a casar.
En el caso de que se trata, aparentemente no hay evidencia concreta de que el esposo haya
muerto. Por eso todavía subsiste el matrimonio legal. Sería tanto ilegal como inmoral el que la
esposa se volviera a casar simplemente porque le pareciera que su esposo ha muerto.
Sin embargo, en muchos países hay leyes en el sentido de que si un adulto se ha ausentado y
no se ha sabido de él por un período de años puede ser declarado muerto jurídicamente. El
tomo 17 de la obra jurídica Corpus Juris declara: “En la ley no escrita basada en costumbres la regla
era que una presunción de muerte surgía debido a una ausencia no explicada de siete años, . . .
aunque en unas cuantas jurisdicciones se ha prescrito mediante estatuto un período más corto.”
(Páginas 1167, 1168) Pero una persona no puede asumir que, simplemente por haber pasado el
tiempo designado, él o ella está libre para volver a casarse. Tienen que darse pasos legales. Este
libro jurídico continúa: “La presunción de muerte de una persona no surge debido al simple hecho
de su ausencia sin explicación a menos que se hayan hecho esfuerzos diligentes por hallarla.”—
Página 1171.
Exactamente qué acción jurídica se requiere es cosa que tendría que determinarse localmente.
Los “esfuerzos diligentes” pudieran incluir el ponerse en comunicación con todos los parientes y
amigos que se pudiera pensar que hayan tenido información de parte del ausente o acerca de él,
preguntar en sus residencias y lugares de empleo anteriores y poner un aviso público en un
periódico. Si una búsqueda completa no produce nada que indique que el ausente está vivo, el
tribunal pudiera declararlo muerto. Antes de que tenga lugar eso la esposa no estaría legalmente
libre para volver a casarse.
Si todo esfuerzo razonable y posible por hallar al esposo ha resultado infructuoso y jurídicamente
él ha sido declarado muerto, la esposa tiene que decidir qué hacer. Si honradamente cree que él
está muerto y ella quiere volver a casarse, tiene que estar dispuesta a asumir la responsabilidad ante
Dios, quien sabe todos los hechos y motivos envueltos.—Gál. 6:5; Heb. 4:13.
Esta es una decisión seria debido a que el cónyuge ausente, que jurídicamente haya sido
declarado muerto, pudiera aparecer de nuevo. ¿Entonces qué sucedería? Corpus Juris indica lo
que aplica en muchos lugares: “Cuando la presunción [de muerte] sea refutada por los hechos que
demuestren que el ausente está vivo, el matrimonio intentado queda nulo ab initio [desde el
principio].” (Tomo 38, página 1296) La mujer tendría que separarse del segundo hombre y rectificar
el asunto.

902
Aunque tal reaparición pudiera parecer improbable, estas cosas sí suceden. Una señora del
estado de Nueva Jersey fue abandonada por su esposo en 1924. En 1943 un tribunal lo declaró
muerto. Dos años más tarde ella se volvió a casar. Con el tiempo ella se hizo cristiana. Luego treinta
y seis años después que su esposo la había abandonado ella se enteró de que él recientemente
había estado viviendo en una población a unos cincuenta y seis kilómetros de donde ella vivía. Así
que su segundo matrimonio quedó nulo y ella tuvo que separarse del segundo hombre, con quien
ella pensaba que estaba casada, y tuvo que rectificar jurídicamente todo el asunto.
Entonces, tocante al caso que se considera, podemos decir: La falta de información acerca del
esposo no impediría que la esposa llegara a ser Testigo. Si con el tiempo ella pudiera demostrar a
satisfacción de los representantes de la congregación cristiana que todos los esfuerzos por probar
que él está vivo no han dado resultado y que hay buena razón para creer que él está muerto, y
jurídicamente se le ha declarado muerto, ellos permitirían que ella asumiera la responsabilidad de
decidir el volverse a casar, “pero en el Señor.” (1 Cor. 7:39) Ella debe recordar que éste es un asunto
muy serio, no uno que deba decidirse apresuradamente ni considerarse a la ligera. El cristiano o la
cristiana que se case bajo estas circunstancias tendrá que asumir la responsabilidad delante de
Jehová, quien “juzga imparcialmente según la obra de cada cual.”—1 Ped. 1:17; Heb. 13:4. //Volver al
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903
W1974 15/4 PÁGS.255-256

¿Cuál es el punto de vista de los testigos de Jehová en


cuanto al matrimonio interracial?—Francia.
Los testigos de Jehová a todo tiempo se esfuerzan por reflejar el punto de vista bíblico de los
asuntos. La Biblia no entra en una consideración específica del matrimonio interracial. Sin embargo,
sí muestra cómo considera Jehová Dios a la humanidad y suministra principios orientadores para los
que piensan casarse.
En ninguna parte de la Biblia se enseña o da a entender que cierta raza sea superior a otras.
Jehová Dios acepta como siervos aprobados suyos a gente de toda raza, sin discriminación. La
Biblia nos dice: “[Dios] hizo de un solo hombre toda nación de hombres, para morar sobre la entera
superficie de la tierra, y decretó las sazones señaladas y los límites fijos de la morada de los hombres,
para que busquen a Dios, por si acaso busquen a tientas y verdaderamente lo hallen.” (Hech.
17:26, 27) “Dios no es parcial, sino que en toda nación el que le teme y obra justicia le es acepto.”—
Hech. 10:34, 35.
Así que, la Biblia en ninguna parte da a entender que las diferencias raciales en sí mismas tengan
que ver con lo apropiado del matrimonio. De las segundas nupcias de las viudas el apóstol Pablo
escribió: “La esposa está atada durante todo el tiempo que su esposo vive. Pero si su esposo se
durmiera en la muerte, está libre para casarse con quien quiera, pero en el Señor.” (1 Cor. 7:39) Por
lo tanto el cristiano tiene libertad para casarse con cualquier persona que esté bíblica y legalmente
libre para hacerlo, siempre que esta persona sea verdaderamente un compañero creyente.
¿Hay otros factores, entonces, que valga la pena considerar? Sí, pues los cristianos se esfuerzan
por ejercer buen juicio y sabiduría en todo lo que hacen. Entre otras cosas, se les anima a ‘seguir
andando en sabiduría para con los de afuera,’ con los de afuera de la congregación cristiana.—
Col. 4:5.
En muchas zonas los matrimonios interraciales se están haciendo cada vez más comunes. La
gente viaja más, y a menudo le parecen atractivos el sistema de vida y las costumbres de personas
de otros países. La guerra, también, ha desempeñado su papel, y muchos soldados europeos y
norteamericanos se han casado con mujeres asiáticas. Por eso, muchas personas tienen un punto
de vista algo amplio en cuanto al matrimonio interracial.
Sin embargo, no todas las personas comparten este punto de vista amplio, ni todas aprecian las
normas bíblicas. En el mundo de la humanidad subsisten muchos prejuicios que tienen fuertes raíces.
El cristiano, al apegarse a la realidad, tiene que enfrentarse a la vida como es... no como desearía
que fuese.
En algunos lugares hasta existen leyes que declaran ilegales los matrimonios interraciales. En este
caso los cristianos están bajo obligación bíblica de obedecerlas, ya que esas leyes no impiden que
adoren a Dios con “espíritu y con verdad.” (Juan 4:24; Rom. 13:1) Por supuesto, si el cristiano
prefiriera mudarse a una localidad donde estas leyes no fueran obligatorias, ciertamente puede
hacerlo.
En otras comunidades los prejuicios locales producen discriminación y trato desprovisto de
bondad para con los de ciertas razas de la humanidad. Estos prejuicios no hacen incorrecto el
matrimonio interracial. No obstante, al cristiano que ejerce discernimiento quizás le suministren razón
para pensar en cuanto a lo aconsejable de un matrimonio de esa índole. Prescindiendo de cuáles
sean los antecedentes raciales de los cónyuges, el matrimonio en sí requiere mucho ajuste de parte
de ambas personas para tener buen éxito y resultar en felicidad. La imperfección humana hace
que con todo matrimonio venga algún grado de ‘tribulación en la carne,’ como sabiamente lo
señala el apóstol Pablo. (1 Cor. 7:28) En ciertas localidades, donde los prejuicios raciales son fuertes,

904
esto podría añadir tensión a la relación marital y podría ser especialmente penoso para los niños
que resultaran de tal matrimonio. De modo que el cristiano debe considerar cuidadosamente lo que
probablemente sean las consecuencias antes de abrigar la expectativa de contraer un matrimonio
interracial.
Personas de diferentes razas pudieran tener antecedentes muy similares, en cuanto a lo cultural,
lo social y en cuanto a educación. O pudiera ser que sus antecedentes fueran muy diferentes. A
veces los hábitos, actitudes y costumbres variados que vienen con los diferentes antecedentes
parecen hacer más interesante la unión matrimonial. Sin embargo, cuando los antecedentes son
demasiado diferentes, aun entre cónyuges de la misma raza, pudieran ser causa de problemas, y a
veces ciertamente lo son, de modo que el ajuste marital se hace más difícil. El cristiano también
debería considerar debidamente estos factores al tomar su decisión... tanto para la felicidad de la
otra persona como para su propia felicidad.
El cristiano tiene la obligación de proclamar a otros las buenas nuevas del Reino. (Mat. 24:14;
28:19, 20) Por eso, como factor envuelto en la situación pudiera considerar si hay o no hay
probabilidad de que el matrimonio interracial produjera un efecto seriamente adverso en la actitud
de la gente de su comunidad con relación a esta obra de anunciar el Reino. Los ejemplos de Cristo
Jesús y sus apóstoles muestran que estuvieron dispuestos a privarse de cosas a las cuales tenían
derecho antes que presentar ante las personas serios estorbos a la recepción de la verdad de la
Palabra de Dios.—Rom. 15:3; 1 Cor. 10:32, 33.
Sin embargo, después de considerar cuidadosamente todos estos factores, cada cristiano tiene
que tomar su propia decisión... con buena conciencia y movido por amor a Dios y a su prójimo.
//Volver al Índice

905
W1982 1/7 PÁG.31

¿Qué punto de vista debe tener cada cristiano


individualmente, así como la congregación en conjunto,
sobre el consejo bíblico de casarse “solo en el Señor”?
Con relación a una mujer cuyo esposo haya muerto, el apóstol Pablo aconsejó: “Está libre para
casarse con quien quiera, pero solo en el Señor.” (1 Corintios 7:39) Este no es simplemente algún
consejo personal procedente de un humano. Pablo lo escribió bajo inspiración; de modo que este
consejo sabio y amoroso proviene de Dios. Por consiguiente, los cristianos deben ver este consejo
como asunto serio, no como algo que se pueda pasar por alto o que se pueda tratar a la ligera. El
registro histórico de la Biblia recalca ese punto.
Al escoger una esposa para su hijo Isaac, Abrahán no seleccionó a una mujer de entre las
personas que practicaban la religión falsa, los cananeos que vivían en los alrededores. Más bien, se
tomó la molestia de conseguirle, en una tierra distante, una esposa de entre parientes que
reconocían al Dios verdadero. De manera semejante, Isaac dijo a Jacob: “No debes tomar esposa
de las hijas de Canaán.” (Génesis 28:1; 24:1-67) Abrahán e Isaac se daban cuenta de que el
matrimonio no era sencillamente asunto de apego romántico. También entra en el cuadro la
devoción a Jehová, pues el casarse con un incrédulo pudiera resultar en problemas serios y hasta
pudiera hacer que alguien se apartara de la adoración pura.
Sin embargo, no todos los hebreos se mantuvieron firmemente separados de los que no
adoraban a Jehová. Por ejemplo, Dina se asoció con vecinos jóvenes que no servían al Dios
verdadero. ¿Y qué resultado tuvo aquello? Un joven se encendió de pasión y la violó. Parece que
por un tiempo Judá se separó de su familia y se casó con una cananea. ¿En qué resultó eso? Pues
bien, de aquella unión desigual nacieron tres hijos, pero Jehová tuvo que destruir a dos de ellos
debido a la maldad que manifestaron. Simeón también tuvo un hijo con una cananea.
Evidentemente aquello se consideraba tan fuera de lo común o tan indeseable que se llamó
atención a ese hecho en la lista de los descendientes de Jacob.—Génesis 34:1, 2; 38:1-10; 46:8-10.
Al dar las leyes que habían de guiar a Israel, Dios advirtió que no formaran alianzas matrimoniales
con personas que no adoraran a Jehová. (Deuteronomio 7:2-4) La tragedia que le sobrevino a
Salomón hace resaltar la sabiduría de este consejo. Quizás él haya pensado que, como era
excepcionalmente sabio, podría manejar cualquier problema o prueba que surgiera como
resultado de haberse casado con mujeres que no estaban sirviendo a Jehová. Pero hasta Salomón
trajo sobre sí aflicción por pasar por alto el consejo de Dios.—1 Reyes 11:1-6.
Por último, en las Escrituras Griegas Cristianas Dios repitió el consejo: No se casen con nadie que
no esté sirviendo al Señor. El consejo inspirado no fue: ‘Si usted conoce a alguien limpio y decente,
es permisible entrar en un noviazgo y casarse con esa persona con la esperanza de que, con el
tiempo, se haga practicante del cristianismo.’ En lugar de eso, la Palabra de Dios dice claramente:
“No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual con los incrédulos.” (2 Corintios 6:14) El casarse con
alguien que todavía no fuera cristiano bautizado sería descartar ese consejo serio.
Puesto que como pueblo los testigos de Jehová consideran que éste es un consejo sabio y serio,
no desean contribuir a que alguien vaya en contra de éste. Por ejemplo, si debido a debilidad un
hermano o hermana espiritual comienza un noviazgo o empieza a concertar citas con alguien que
no sea testigo de Jehová, los demás de la congregación difícilmente querrían animar tal relación
por medio de tener tratos sociales con el no creyente. Ellos concuerdan con la Biblia en que la
persona no cristiana no es buena compañía o asociación. (1 Corintios 15:33) Pero deben continuar
mostrando interés en el hermano o la hermana. Quizás pudieran ofrecer consejo animador dado

906
con prudencia al cristiano que esté desviándose, para ayudarle a evitar el triste derrotero que siguió
Salomón.—Compare con 2 Tesalonicenses 3:14, 15.
Pero, ¿qué hay si un Testigo planeara desatender el consejo de Dios y casarse con alguien que
no fuera Testigo bautizado? A menos que hubiera alguna razón excepcional, los hermanos de la
congregación no querrían solemnizar tal yugo desigual. Tampoco estaría disponible el Salón del
Reino para celebrar la ceremonia nupcial. Este está disponible para bodas entre dos cristianos
bautizados que vayan a casarse “solo en el Señor.” O en ciertas ocasiones pudiera ser utilizado por
dos personas que estuvieran sirviendo a Dios con regularidad como parte de la congregación y que
pronto hubieran de bautizarse. Al no permitir el uso del Salón del Reino a un Testigo que tenga
planes de ‘unirse en yugo desigual con un incrédulo,’ los ancianos de la congregación pueden dar
énfasis a la seriedad del consejo de Dios de casarse “solo en el Señor.” //Volver al Índice

907
W1976 1/7 PÁGS.415-416

¿Se propuso Dios originalmente que la mujer estuviera en


sujeción a su esposo, o fue solo después que Adán y Eva
pecaron y Dios le dijo a la mujer que “tu esposo . . . te
dominará”?—Gén. 3:16.
Del registro bíblico se hace patente que el propósito original de Dios fue que el hombre fuese el
cabeza de su familia y que la esposa estuviese en sujeción a su esposo.
Antes de ser creada Eva, Jehová dijo: “No es bueno que el hombre continúe solo. Voy a hacerle
una ayudante, como complemento de él.” (Gén. 2:18) Por lo tanto, el hombre tendría la
responsabilidad principal en la familia y la mujer le ayudaría.
El apóstol Pablo, en 1 Timoteo 2:11-14, se refiere a que Adán fue creado primero, al mostrar que
en la congregación cristiana las mujeres deben estar en sujeción a los hombres como
superintendentes y que la mujer no debe ‘ejercer autoridad sobre el hombre.’ ¿Por qué? “Porque
Adán fue formado primero, luego Eva. También, Adán no fue engañado, sino que la mujer fue
cabalmente engañada y vino a estar en transgresión.”
Eva debería haber consultado cuidadosamente con su esposo respecto a cualquier decisión
importante que se tuviera que tomar. Y especialmente debió haber estado alerta para preguntarle
cuando fue puesta en la tentación de comer del fruto prohibido, puesto que la serpiente la estaba
atrayendo a desobedecer el mandato que Dios había dado previamente, por medio de su esposo
Adán, de no comer del fruto prohibido. El haber reconocido la jefatura de su esposo de esta
manera habría sido una protección y una salvaguarda para ella. El que se hubiera sometido a la
jefatura de él por medio de consultar con él y cooperar con él le habría ayudado muchísimo a
rendir obedientemente adoración apropiada a Dios.
Al pronunciarle sentencia a Eva, Jehová dijo: “Aumentaré en gran manera el dolor de tu preñez;
con dolores de parto darás a luz hijos, y tu deseo vehemente será por tu esposo, y él te dominará.”—
Gén. 3:16.
No parece que Jehová haya producido directamente estas condiciones como castigo a Eva y,
por herencia, a todas sus hijas descendientes. Más bien, al cortar del favor divino tanto a la mujer
como al hombre, Jehová estaba señalando a las consecuencias y los abusos que se producirían
como resultado de aquello. El dar a luz hijos sería muy difícil en medio de condiciones de
imperfección. Jehová previó que ahora dentro del arreglo matrimonial las imperfecciones
resultarían con frecuencia en frustración, inquietud y disturbio. Sería un deseo natural para la mujer
desear vehementemente un esposo, no solo para satisfacción sexual, sino por desear un hogar e
hijos, seguridad y compañerismo. Estos deseos serían muy fuertes en la mujer aunque la realización
de ellos significaría dominación por un esposo imperfecto.
Tal dominación por parte del marido se extralimitaría del ejercicio normal de la jefatura. A veces
sería el resultado de que la mujer tratara de usurpar la jefatura de su esposo, y de que el hombre
resistiera tal usurpación. También, a menudo el hombre tendería a abusar de su jefatura.
Aun en el matrimonio cristiano, el apóstol Pablo advirtió que habría ocasiones en que habría
“tribulación en su carne.” (1 Cor. 7:28) No obstante, en medio de condiciones de imperfección, se
puede tener una buena medida de felicidad y buen éxito en un matrimonio cristiano. Si predomina
el amor y el esposo y la esposa aprecian y cumplen con sus papeles respectivos, cualquier
tendencia a la dominación por la esposa o a abuso de la jefatura por parte del esposo se
mantendría en lo mínimo. La esposa cristiana discierne que es sabio el sujetarse a la jefatura de su

908
esposo con profundo respeto, y el esposo cristiano se mantiene alerta para amar a su esposa como
ama a su propio cuerpo.—Efe. 5:21-23.
No hay razón para que una esposa cristiana se sienta frustrada o indebidamente restringida por
sujetarse apropiadamente a su esposo. De la misma manera, los de la congregación cristiana
muestran sumisión a los ancianos de la congregación que están llevando la delantera. (Heb. 13:17)
Los ancianos tienen mayor responsabilidad, aunque no son superiores a sus hermanos a quienes
sirven. De la misma manera, el esposo tiene la posición de ser cabeza de su familia, aunque esto
no lo hace superior a su esposa. Son coherederos de la vida.—1 Ped. 3:7. //Volver al Índice

909
W1981 15/7 PÁGS.30-31

Si dentro de un matrimonio el cónyuge inocente reanuda las


relaciones sexuales con el cónyuge adúltero después de
haber llegado a saber del adulterio que éste ha cometido,
¿constituye evidencia de perdón por parte del cónyuge
inocente la reanudación de las relaciones sexuales?
El que uno de los dos cónyuges tenga relaciones sexuales fuera del matrimonio es base para
divorcio por el cónyuge inocente, si éste desea divorciarse; por la misma razón, se entiende que si se
reanudan las relaciones sexuales se ha extendido perdón y se ha reparado la brecha entre los dos.
De lo contrario, no hay verdadera armonía de acción con el extender perdón.—Mat. 19:9; 5:37.
Si el cónyuge adúltero manifiesta arrepentimiento genuino, y ambos cónyuges tienen el deseo
sincero de hacer un esfuerzo mutuo por resolver los problemas que se hayan desarrollado,
ciertamente sería muy apropiado el mostrar misericordia y extender perdón al que hubiera
cometido el mal. Se debería hacer todo esfuerzo razonable por preservar la relación matrimonial
que existe, sin dejar de reconocer que por un tiempo probablemente haya cierto grado de tirantez
en las relaciones y haya que resolver problemas. De esta manera, el asunto podría resultar no solo
en bendición para la pareja casada y para cualesquier hijos que todavía estén en el hogar, sino
también en una derrota para el gran quebrantador de matrimonios, Satanás el Diablo.
En ciertos casos, tal vez sea muy difícil que el cónyuge inocente halle una verdadera base para
continuar el matrimonio. Aun antes de que hubiera salido a luz el adulterio, tal vez hubo graves
problemas con relación a poner en práctica los principios bíblicos respecto a la jefatura y la
sumisión. Quizás haya habido poca comunicación entre los cónyuges, y el grado de amor y respeto
que se tenían el uno al otro estuviera en un nivel muy bajo. La amargura, el resentimiento u otros
factores tal vez hacían difícil el que cada cual rindiera al otro lo que le era debido en sentido sexual.
Si se extiende el perdón, ¿habrá verdadera mejora en lo que tiene que ver con tratar de resolver
estos problemas serios y profundamente arraigados? Al cónyuge inocente tal vez le parezca que
hay poca posibilidad de ver una mejora, y quizás opte por divorciarse del cónyuge adúltero,
aunque esto envuelva ajustes en la vida, tales como el enfrentarse al trauma de un divorcio, la
posibilidad de tener que hacer arreglos para trasladarse a otra vivienda, el cuidar de cualesquier
hijos a quienes afecte el asunto, y así por el estilo. Además, debe tenerse presente que Jehová ‘odia
un divorciarse.’—Mal. 2:16.
Todos éstos son factores que el cónyuge inocente tiene que tomar en cuenta al determinar si va
a extender perdón o no. Esto debe hacerse antes de volver a tener relaciones sexuales, antes de
reanudar los íntimos privilegios que pertenecen únicamente a las personas casadas. El hablar
acerca de los asuntos que están en cuestión, el considerar los rasgos problemáticos, el tratar de
llegar a un acuerdo, y el determinar hasta qué grado ambas personas están dispuestas a esforzarse
por cultivar el amor y el respeto en el matrimonio, todas éstas son cosas que pueden hacerse sin dar
a entender que se ha extendido perdón. Pero si el cónyuge inocente alcanza el estado emocional
en que él o ella puede volver a tener relaciones sexuales con el cónyuge adúltero, es de suponer
que el cónyuge inocente extiende perdón sin reserva, y que no va a usar la infidelidad de que sabe
como base para conseguir un divorcio bíblico que le permita volver a casarse.
Si el cónyuge inocente obra así, consecuentemente, al extender perdón, estará imitando a
Jehová, al perdonar, y no estará amenazando con castigo a la persona culpable por los pecados
que ella cometió, y recordándole continuamente lo que sucedió en el pasado. (Sal. 103:3, 8-14; Isa.

910
55:7; Efe. 4:32; 1 Ped. 4:8; 1 Juan 1:9) Por supuesto, esto significa que el que recibe el perdón tiene la
responsabilidad de apreciarlo y de evitar una repetición de su mal proceder.
Se reconoce que a veces puede suceder que surjan problemas trágicos e imprevistos y que, si el
cónyuge inocente hubiera sabido que estos problemas habrían de presentarse, tal vez se hubiera
retenido de extender perdón y hasta de reanudar las relaciones sexuales. No obstante, en vez de
suministrar una base para cambiar el estado del matrimonio, la posibilidad de que surjan tales
problemas hace resaltar más todavía lo importante que es el que el cónyuge inocente considere
cuidadosamente todos los factores y no tome una decisión irreflexiva al encontrarse ante la
alternativa de extender perdón o no.
Lo mismo aplicaría hasta cuando el adulterio que hubiera cometido una esposa resultara en
preñez y no se supiera de la preñez antes de que el hombre reanudara las relaciones sexuales con
su esposa. La posibilidad de una preñez ciertamente es algo que el esposo quisiera tomar en cuenta
al decidir si podría perdonar a su esposa y extenderle acogida de nuevo. Desde un punto de vista
práctico, sería sabio que él esperara por el espacio de tiempo necesario hasta que se pudiera
determinar definitivamente si acaso ella está encinta de otro hombre. Si él la perdona y tiene
relaciones sexuales con ella antes de saber eso, entonces ¿qué? Él debería haber decidido de
antemano que estaría dispuesto a aceptar la posibilidad de que ella tuviera un hijo y que, si le
naciera un hijo a su esposa, él recibiría a este hijo en su hogar y cuidaría de él como si fuera su
propio hijo.
Se entiende que cuando se llega a saber que un cónyuge creyente ha cometido “fornicación”
esto debe darse a conocer al cuerpo de ancianos de la congregación. (Mat. 19:9) Si la persona
culpable no hace esto, entonces el cónyuge inocente tendría la responsabilidad de dar a conocer
el mal proceder de su cónyuge para mantener limpia a la congregación de Jehová. Si la persona
culpable demuestra arrepentimiento genuino, se puede mantener a tal persona dentro de la
congregación, y esto sería así aun cuando el cónyuge inocente no optara por extender perdón. Si
no hubiera arrepentimiento, el cónyuge culpable sería expulsado, aunque el cónyuge inocente
optara por extender perdón y continuar viviendo con el cónyuge expulsado.
Todo esto saca a relucir que las responsabilidades del matrimonio no se pueden tratar
ligeramente. Solo la “fornicación” por parte de uno de los cónyuges da al otro base bíblica para
disolver el matrimonio con miras a volver a casarse. Pero una vez que se reanudan las intimidades
matrimoniales, tanto la congregación cristiana como la pareja casada tienen que ser consecuentes
en el sentido de ya no considerar como base para disolver el matrimonio la “fornicación” que,
según se sabe, ha ocurrido. Apoyándose en Jehová, la pareja debería trabajar diligentemente en
cultivar el amor y el respeto en su relación, para tener una buena medida de felicidad y éxito en su
matrimonio. //Volver al Índice

911
W1973 1/7 PÁG.414

¿A qué grado aplica a los cristianos la ley judía que prohibía


las relaciones maritales durante el período menstrual de la
mujer?—EE. UU.
La ley que gobernaba el coito sexual durante el período menstrual de la mujer declara: “Donde
un hombre se acuesta con una mujer que está menstruando y en efecto pone al descubierto la
desnudez de ella, ha expuesto la fuente de ella, y ella misma ha expuesto la fuente de su sangre. De
modo que ambos tienen que ser cortados de entre su pueblo.” (Lev. 20:18; 18:19, 20) La ley judía
también tenía en cuenta la posibilidad de que una esposa comenzara a menstruar durante el coito
con su esposo. La regla que gobernaba esta circunstancia se halla en Levítico 15:24: “Si un hombre
se acuesta con ella de manera alguna y la impureza menstrual de ella llega a estar sobre él, tiene
que ser inmundo entonces por siete días, y toda cama sobre la cual se acueste él será inmunda.”
Por lo tanto solo el coito deliberado durante el período menstrual de la mujer incurría en el castigo
de “ser cortados,” es decir, la muerte.
La prohibición del coito sexual durante el período menstrual de la mujer era una restricción con
propósito definido. Protegía al hombre de llegar a estar religiosamente inmundo por el contacto con
la sangre de la mujer que menstruaba. Y consideraba las limitaciones físicas y biológicas de la mujer.
Cuando se obedecía, esta ley evidentemente contribuía a la salud de las israelitas. Dice el Dr.
Jacob B. Glenn en su libro The Bible and Modern Medicine: “El canal genital femenino,
especialmente durante los períodos de resistencia disminuida (menstruación), es particularmente
vulnerable a la irritación y a la estimulación; a eso se debe la estricta ley entre el pueblo judío que
prohibía la cohabitación durante este período.”
Los cristianos no están bajo la ley mosaica. (Rom. 6:14) Pero correctamente consideran los
principios que se manifiestan en ella y se esfuerzan por vivir en armonía con estos principios. El hecho
de que el coito deliberado durante el período menstrual de la mujer incurría en la pena de muerte
revela la seriedad con la cual Jehová Dios veía este asunto.
Aunque el cristiano no está bajo una ley que lo tacharía de estar ceremonial o religiosamente
“inmundo,” él se interesa en mantener una buena conciencia delante de Dios. Por ejemplo, a las
cristianas se les insta a hacer lo que es “propio” en asuntos de cubrirse la cabeza y manera de
vestirse. El apóstol Pablo también describe ciertas prácticas como ‘no decorosas’ y ‘no apropiadas’
para los siervos de Dios. (Compare con Efesios 5:3, 4; Romanos 1:28; 1 Corintios 11:13; 1 Timoteo
2:9, 10.) Es verdad, las relaciones maritales no son asunto público sino privado. Sin embargo, el
cristiano puede preguntarse correctamente: ¿Hallo ‘apropiado’ y ‘decoroso’ el tener relaciones
sexuales cuando el cuerpo de mi esposa está expeliendo sangre y otros desperdicios? ¿Es ésta la
cosa “natural” que hacer? Como podemos recordar, el hecho de que algo puede hacerse
no necesariamente lo hace “natural” desde un punto de vista bíblico. (Compare con Romanos 1:26,
27.) Por lo tanto, los cristianos deben considerar lo que es natural, apropiado y decoroso al decidir lo
que pueden hacer personalmente con buena conciencia.
Además, los esposos cristianos están bajo el mandato de ‘continuar morando con sus esposas de
acuerdo con conocimiento, asignándoles honra como a un vaso más débil, el femenino.’ (1 Ped.
3:7) Visto a la luz de la ley mosaica, el morar con una esposa de acuerdo con conocimiento podría
incluir el mostrarle consideración durante su período menstrual. Manifiestamente, si un hombre
antepone la satisfacción de sus pasiones a los mejores intereses de su esposa, no estaría
‘asignándole honra.’ Si no tomara en consideración los ciclos y vicisitudes de su esposa, no estaría
‘morando con ella de acuerdo con conocimiento.’ Al no controlarse cuando esté envuelto el

912
bienestar de su cónyuge, estaría desatendiendo el mandato de la Biblia: “Que cada uno de
ustedes sepa tomar posesión de su propio vaso en santificación y honra.”—1 Tes. 4:4.
Las intimidades de un matrimonio, por supuesto, no son algo que han de investigar los ancianos
que componen el comité judicial de una congregación cristiana. Si se les aborda por ayuda en
cuanto a estos asuntos, estos ancianos pueden dar consejo apropiado, pero su autoridad termina
allí. Como todos los otros cristianos, los casados querrán fortalecerse espiritualmente prestando
atención a su sentido interno de lo que es correcto. También, apreciarán el interés que Jehová Dios
tiene en la manera en que conducen sus asuntos maritales. //Volver al Índice

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W1973 15/6 PÁGS.382-384

¿Es correcto que una casada deje a su esposo si no pueden


llevarse bien? ¿Por qué dejó a su esposo la esposa del primer
presidente de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract,
C. T. Russell?—EE. UU.
La Biblia no estimula al divorcio o a la separación simplemente porque un esposo y su esposa
no estén llevándose bien. Bajo inspiración el apóstol Pablo escribió: “A los casados doy instrucciones,
sin embargo, no yo, sino el Señor, que la esposa no debe irse de su esposo; pero si de hecho se
fuera, que permanezca sin casarse o si no que se reconcilie con su esposo; y el esposo no debe
dejar a su esposa.”—1 Cor. 7:10, 11.
Por eso en vez de recurrir a la separación cuando surgen dificultades en el matrimonio, la
cristiana debería hacer cuanto pueda con la mira de lograr una relación mejor, más amorosa, con
su esposo. Reconociendo que el matrimonio es institución y don de Dios al género humano, debería
querer hacer que su matrimonio tenga éxito para la alabanza y la honra del Dador, Jehová Dios.
Debería tener cuidado de jamás darle a su esposo razón alguna para querer irse, pues el incrédulo
debería poder ver que el cristianismo verdadero es responsable de hacer de su cónyuge una
esposa más amorosa, bondadosa, considerada y comprensiva. Esto estaría en armonía con el
siguiente consejo que dio el apóstol Pedro: “De igual manera, ustedes, esposas, estén en sujeción a
sus propios esposos, a fin de que, si algunos no son obedientes a la palabra, sean ganados sin una
palabra por la conducta de sus esposas, por haber sido testigos oculares de su conducta casta
junto con profundo respeto.”—1 Ped. 3:1, 2.
Sin embargo, a veces a pesar de la excelente conducta de su esposa cristiana, el incrédulo
insiste en dejarla. En ese caso, ¿debería esforzarse la esposa creyente por impedir que se vaya su
esposo? O, ¿debería un esposo cristiano obstaculizar a su esposa incrédula para que no lo deje? No.
La Biblia nos dice: “Si el incrédulo procede a irse, que se vaya; no está en servidumbre el hermano o
la hermana en tales circunstancias, antes Dios los ha llamado a ustedes a paz.”—1 Cor. 7:15.
A veces quizás suceda que una esposa que afirma ser cristiana deje a su esposo creyente. El
esposo quizás lamente profundamente la separación y espere correctamente una reconciliación.
Pero ¿qué hay si la partida de la esposa se debe a la cuestión de jefatura de esposo o a un
desacuerdo sobre algún otro principio bíblico?
En ese caso el esposo cristiano reconoce que no puede transigir en su posición como cabeza de
familia ni hacer una concesión que sea contraria a las Escrituras a fin de producir una reconciliación.
El esposo cristiano está bajo mandato divino de reflejar la gloria de Dios. El que él abandonara su
posición de jefatura significaría deshonrar al cabeza de la congregación cristiana, Jesucristo, y
deshonrar a Jehová Dios.—Compare con 1 Corintios 11:3-7.
C. T. Russell comprendía bien su posición bíblica como esposo, como se ve claramente de la
manera en que manejó los asuntos en relación con su esposa. En una carta a un amigo personal en
Inglaterra, fechada el 27 de diciembre de 1899, explicó por qué su esposa se había ido y también
expresó lo que él sentía acerca de ello, diciendo:
“Nuestra querida hermana Russell sufrió del mismo mal que ha atacado a otros... notablemente
los mencionados en el folleto, ‘A Conspiracy Exposed [Una conspiración es desenmascarada].’ La
dificultad de éstos fue la misma que tuvo el gran Adversario en el principio... ambición, y un deseo
de subvertir los asuntos a fin de gratificar esa ambición.

914
“Han pasado más de veinte años desde que nos casamos, y durante trece de esos años la
hermana Russell fue todo lo que se podía pedir de una ayudante amorosa, noble y verdadera, y al
tiempo de la conspiración ella todavía estaba con esta actitud a tal grado que voluntariamente
hizo un viaje a través de varios estados tras la pista de S. D. Rogers, corrigiendo sus declaraciones
infamatorias. Pero el espíritu ambicioso que ya había comenzado a obrar fue alimentado hasta
convertirse en una llama por la muy calurosa recepción que se le otorgó a nuestra querida hermana
en la ocasión ya mencionada. Parece que se le olvidó que fue recibida, no simplemente por ella
misma, sino también como representante de la obra del Señor, y como representante de su esposo.
“Ella regresó de ese viaje muy consciente de sí misma, y en ese respecto muy diferente de lo que
había sido antes... especialmente durante los primeros diez años de nuestra vida matrimonial.
Parece que este espíritu se hizo más fuerte en vez de más débil, hasta hace unos cuatro años,
cuando comenzó a empeñarse en realizar su ambición. Recordarás que ya casi han pasado cuatro
años desde que por petición suya su nombre fue quitado, como directora adjunta, y después de
eso puesto en cualesquier artículos que escribiera en la WATCH TOWER. El siguiente paso fue insistir
en más espacio, y en libertad para escribir lo que quisiera, lo cual no debería tener corrección
ni crítica alguna. Esto duró por un tiempo, hasta que le dije, bondadosa pero claramente, que yo
no podía pensar que la voluntad del Señor fuera animarla a participar en la obra mientras ella
manifestara un espíritu tan ambicioso. Desde esa fecha nada se publicó de su pluma.
“Su siguiente paso fue tratar de obligarme a darle espacio, etcétera, o lo que ella llamaba sus
libertades debidas para utilizar sus talentos. Con este fin llamó a dos hermanos para que me vieran,
según lo que dice Mat. 18:15. Quedó enteramente desilusionada por los resultados, pues los
hermanos le dijeron claramente que conforme a lo que entendían ellos la cuestión que ella
suscitaba estaba enteramente fuera de la jurisdicción de ellos, o de cualesquier otros; que en
cuanto a la opinión de ella como guía para ellos, el Señor no se había equivocado al poner los
asuntos en manos del hermano Russell, y si él a cualquier tiempo creyera conveniente cambiar los
arreglos abundantemente podía hacerlo, y que ellos solo podían aconsejarle de modo contrario a
lo que ella deseaba, por más que sintieran esta desilusión de su ensalzamiento.
“El siguiente paso de la hermana Russell y sus hermanas (carnales) fue organizar una cruzada de
mujeres contra mí en la congregación de Allegheny. El resultado fue un alboroto considerable de
calumnia y representación en falsos colores, pues por supuesto que no serviría los propósitos de ellas
decir la verdad llana, sin adornos, de que la hermana Russell era ambiciosa, etcétera. Fácilmente
puedes entender mi posición; como hombre estaría en desventaja, y las calumnias siguieron sin que
yo pudiera hacer nada para contrarrestarlas, y como tú bien sabes mi deseo era el no decir una
sola palabra contra la compañera que había escogido, a quien amaba muchísimo, y a quien
todavía amo muchísimo.
“Brevemente, entonces, esta conspiración femenina llegó a su colmo, y resultó en una
separación pequeña, la mayoría, bajo la providencia del Señor, se recobró del lazo, y solo unos seis
u ocho de nuestra compañía de doscientos, resultaron lastimados por ello. El siguiente paso de la
hermana Russell fue añadirle color a las calumnias que habían sido iniciadas, por medio de
dejarme... esperando ella que yo iría tras ella y haría cualquier concesión para conseguir que
volviera. Pero en esto se equivocó, y cuando ella deseó regresar yo rehusé totalmente, salvo sobre
la promesa de que ella hiciera una confesión razonable admitiendo el derrotero incorrecto que
había estado siguiendo por un año, y diera alguna seguridad de ser amiga y no enemiga. Yo
estimaba que había sido librado por el Señor, y que el volver a ponerme en el poder de ella sin
garantías razonables sería incorrecto de mi parte. Ya han pasado dos años desde esto. Ella vive en
la ciudad con su madre y hermanas, y celebra una pequeña reunión religiosa, a la que asiste su
círculo de amigos. La veo con frecuencia, la trato bondadosamente, y nunca tengo nada salvo los
mejores deseos en cuanto a su bienestar presente y eterno.”

915
Al resumir el asunto tocante a su esposa, C. T. Russell escribió: “La hermana Russell sufrió del
espíritu de ambición, como han sufrido otros, y por la providencia del Señor pareció mejor, ya hace
tres años, que no fuese identificada más con las publicaciones [de la Sociedad Watch Tower Bible
and Tract], hasta el tiempo en que ella mostrase un cambio cabal de corazón en este asunto.”
Manifiestamente C. T. Russell actuó correctamente al hacer lo que pudo para ser bondadoso y
considerado para con su esposa. Pero bíblicamente no podía abandonar su posición como cabeza
para efectuar una reconciliación. //Volver al Índice

916
W1976 1/2 PÁGS.95-96

Si un cónyuge incrédulo se separa del cónyuge creyente,


¿no habría base para disolver bíblicamente el matrimonio, en
vista de 1 Corintios 7:15, donde Pablo dice: “. . . no está en
servidumbre el hermano o la hermana en tales
circunstancias, antes Dios los ha llamado a ustedes a paz”?
No, el apóstol no está considerando aquí el divorcio, sino que simplemente está afirmándole al
cristiano o a la cristiana que no tiene que sentirse desaprobado o desaprobada si el incrédulo
deliberadamente se va a pesar de los esfuerzos concienzudos del creyente por morar en paz con el
cónyuge incrédulo.
Pablo acababa de animar al cónyuge creyente a no irse si el incrédulo “está de acuerdo en
morar con” el cristiano. ¿Por qué? “Porque el esposo incrédulo es santificado con relación a su
esposa, y la esposa incrédula es santificada con relación al hermano; de otra manera, sus hijos
verdaderamente serían inmundos, mas ahora son santos.”—1 Cor. 7:12-14.
En vista de esto, naturalmente surgiría la pregunta en cuanto a en qué situación dejaría esto al
creyente, si el cónyuge incrédulo se fuera a pesar de los buenos esfuerzos del creyente. ¿Debería
sentirse ahora él desaprobado o ella desaprobada por Dios o creer que los hijos no son santos
debido a la separación obligada sobre la cual el creyente no tiene control alguno?
No, pues el apóstol contesta: “Pero si el incrédulo procede a irse, que se vaya; no está en
servidumbre el hermano o la hermana en tales circunstancias, antes Dios los ha llamado a ustedes a
paz” Habiendo hecho todo lo que es razonablemente posible para evitar una separación, el
creyente no tiene que sentir responsabilidad alguna de seguir al incrédulo en un esfuerzo por
cumplir una “servidumbre” para con aquél. Si el incrédulo se hubiera quedado y estuviera dispuesto
a morar con el creyente en paz, el creyente estaría en “servidumbre” de cumplir con las
responsabilidades matrimoniales. Pero el apóstol reconoce que la separación forzada hace
imposible que el creyente haga eso.
Ahora el cristiano tiene una cantidad de paz con la cual servir a Jehová, aunque la separación
normalmente haya de causar algunos ajustes emocionales y físicos. Además, el tratar de obligar una
reconciliación probablemente aumentaría la tirantez en las relaciones. Pudiera ser que el incrédulo
deseara regresar con el tiempo. Esto sería deseable, con la meta de vivir juntos pacíficamente y con
la esperanza de que el incrédulo llegara a ser un compañero de creencia. Esto estaría de acuerdo
con las instrucciones generales dadas antes en los versículos 10 y 11, de que, en caso de
separación, deben ‘permanecer sin casarse o si no que se reconcilien.’
En el ínterin, esto no impediría que la esposa, si ella es la creyente, emprendiera acción jurídica
para el sostén de ella y sus hijos, si fuera del parecer que esto fuera aconsejable y necesario. Las
Escrituras, y a menudo la ley del país, imponen al padre y esposo la responsabilidad de sostener a su
familia.
Jesús no dijo que estaría bien que el creyente contrajera segundas nupcias si el cónyuge
incrédulo se fuera del creyente y consiguiera un divorcio legal. Y el apóstol Pablo no va más allá de
lo que Jesús dijo al dar aquí lo que las autoridades católicas llaman el “privilegio paulino.” Pablo
arguye fuertemente a favor de preservar el vínculo matrimonial, no a favor de romperlo. Es obvio
que la muerte rompe la unión matrimonial. Pero, mientras ambos cónyuges están vivos, solo la

917
“fornicación” (griego, porneia) da al cónyuge fiel una base para divorcio verdadero y libertad para
contraer segundas nupcias.—Mat. 5:32; 19:9; 1 Cor. 7:39.
Por consiguiente, contrario a la manera en que algunos traductores las interpretan, las siguientes
palabras de Pablo, en el versículo 16, no son estímulo al creyente para que considere la ida como
oportunidad para librarse completamente del incrédulo. Allí él dice: “Pues, esposa, ¿cómo sabes
que no salvarás a tu esposo? O, esposo, ¿cómo sabes que no salvarás a tu esposa?” Estas preguntas
retóricas no están diseñadas para sugerir, como alegan algunos, que el creyente está arriesgándose
mucho al tratar de preservar el matrimonio con la esperanza de ayudar al incrédulo a obtener la
salvación, y que sería más prudente divorciarse del incrédulo mientras las circunstancias lo hacen
posible a causa de su ida. Al contrario, Pablo está enfatizando los beneficios de permanecer con el
incrédulo.
En el versículo 16, entonces, Pablo realmente está resumiendo su consejo a los que están en yugo
desigual al mostrar que, si un cónyuge permanece con el creyente, si él está dispuesto, esto puede
resultar en que llegue a ser creyente y consiga la salvación. ¡Qué fuerte y amorosa razón para
no irse! Y esto está en armonía con la letra y espíritu del resto de las Escrituras Griegas Cristianas,
incluso la amonestación de Pedro a las esposas cristianas de que sus esposos incrédulos “sean
ganados sin una palabra por la conducta de sus esposas.”—1 Ped. 3:1-6.
Como prueba viva de que ésta es la manera correcta de entender el consejo del apóstol,
considere la bendición de Dios sobre los muchos casos entre los testigos cristianos de Jehová en que
el cónyuge creyente ha permanecido con el cónyuge incrédulo. Sí, hay muchos casos en que el
creyente hasta aguantó separación temporal, y más tarde vio al ex-incrédulo llegar a ser un
compañero alabador de Jehová y ahora anda junto con éste en el camino a la vida eterna. //Volver
al Índice

918
W1970 15/8 PÁGS.509-512

Hemos recibido una cantidad bastante extensa de preguntas


de personas casadas en cuanto a asuntos sexuales, como
resultado de puntos de vista que han recibido extensa
publicidad por fuentes de información mundanas. Estas
preguntas han tenido que ver con actos conyugales, control
de la natalidad, esterilización y aborto. Aquí comentamos
sobre tales asuntos al grado que nos sentimos autorizados
para hacerlo.
El matrimonio brota de una fuente divina, Jehová Dios. Fue el Creador del hombre quien
suministró una esposa como complemento para Adán. ¿Fue ésta solo para compañerismo
platónico, desprovisto de actos sexuales entre marido y mujer? No de acuerdo con la Biblia. Ésta
dice que Dios le mandó a la primera pareja: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra.”—
Gén. 1:28.
Esto nos ayuda a ver cómo Jehová mismo considera el matrimonio. Tiene como propósito
principal la reproducción o el dar a luz hijos. (Gén. 1:28; 2:18) Esto no se habría de efectuar
mediante partenogénesis, el desarrollo de un óvulo sin fecundación. Más bien, el obedecer las
instrucciones de Dios requería relaciones sexuales o actos conyugales entre el marido y su esposa.
En consecuencia, tal intimidad casta y agradable no debería considerarse como incorrecta o
indigna. Es honorable y sagrada, un medio que sirve para transmitir vida humana. Sin embargo, la
Biblia claramente muestra que entre los cristianos el coito tiene que restringirse a un esposo y su
esposa. El Creador condena las relaciones sexuales fuera de esta esfera: “Dios juzgará a los
fornicadores y a los adúlteros.”—Heb. 13:4.
Sin embargo, sabiendo que las relaciones maritales también sirven para satisfacer deseos
apasionados, algunas personas han preguntado acerca de ciertas prácticas sexuales. Nos hemos
visto obligados a responder que no les toca a extraños dictarle a un matrimonio lo que ha de hacer
en este aspecto íntimo de su matrimonio.
Dios proveyó los órganos sexuales masculinos y femeninos para que se usaran al cumplir la
asignación noble de ser ‘fructíferos y hacerse muchos.’ No es necesario que describamos cómo
estos órganos cooperan para el logro de ese fin. Su diseño es bastante evidente. Las personas
casadas reconocen la manera obvia en que el órgano del esposo encaja en el conducto natal de
su esposa para que se cumpla el propósito serio de la reproducción.
Sin embargo, algunos han sostenido que absolutamente todo lo que se haga entre esposo y
esposa es permisible. Sin embargo, ese punto de vista no tiene apoyo en la Biblia. En Romanos 1:24-
32, donde se habla tanto de hombres como de mujeres que participaban de prácticas sexuales
inmorales, incluso actos de lesbianismo y sodomía, la Biblia menciona un “uso natural de la hembra.”
Así se muestra que el entregarse a tal uso pervertido de los órganos reproductivos para satisfacer un
deseo codicioso de excitación sexual no es aprobado por Dios. Esto también sería cierto con
relación a los matrimonios; ellos no deben pervertir este “uso natural de la hembra.” En muchos
lugares hasta la ley del país respalda esto, haciendo ilegales ciertos actos entre marido y mujer. Por
ejemplo, hablando acerca de los Estados Unidos, Time del 8 de agosto de 1969 declaró: “La
sodomía es ilegal en casi todo estado, aun entre esposos.” (Los que no han aprendido cómo se

919
practican esas perversiones deben estar agradecidos de eso, porque Jehová Dios insta a los
cristianos a que “sean pequeñuelos en cuanto a la maldad.”—1 Cor. 14:20.)
Tomando en cuenta sus necesidades mutuas, las relaciones maritales son la manera en que el
esposo y la esposa se expresan uno al otro amor tierno y cariño intenso. ¿Sería consistente con eso el
egoístamente pedir que el cónyuge de uno participara en una degradación de los órganos
reproductivos, obrando de una manera que al cónyuge le pareciera repugnante, solo para
satisfacer los propios sentidos de uno? ¿Sería ése el derrotero tierno y amoroso? Ninguna persona
cuerda abusaría de su propio cuerpo humano, ni le impondría una práctica que fuera repugnante.
Las Escrituras dicen que el esposo y la esposa son una sola carne. (Efe. 5:28-31) Por eso, ¿exigiría un
esposo o esposa cuerdo y amoroso actos sexuales que el otro cónyuge considerara correctamente
como contranaturales y repugnantes? Es obvio que la autoridad sobre el cuerpo del cónyuge de
uno no es ilimitada ni queda sin ser afectada por los principios bíblicos.—1 Cor. 7:1-5; Pro. 5:15-19.
A veces hay individuos que opinan que el gobierno de uno mismo en cuanto al sexo es
necesario para una persona soltera pero que una vez que uno se casa ya no se necesita. Este punto
de vista, sin embargo, no es correcto. El gobierno de uno mismo es un fruto del espíritu y debe
manifestarse en todos los tratos de uno. (Gál. 5:22, 23) El hecho de que por lo general el varón tenga
mayor deseo sexual sugiere que despliegue un mayor grado de gobierno de sí mismo, aunque su
esposa amorosamente quiera satisfacerlo. Debe asignarle “honra como a un vaso más débil, el
femenino.” (1 Ped. 3:7) Y en parte puede hacer esto reconociendo que la naturaleza sexual de ella
es diferente de la de él. Al morar con ella “de acuerdo con conocimiento,” no debe pensar
únicamente en satisfacerse rápidamente de cualquier modo y siempre que quiera, sino que debe
tenerle consideración a ella tanto física como emocionalmente.
Sin embargo, más allá de las observaciones ya hechas acerca de los actos conyugales
no podemos ir. Con amor, respeto y altruismo, los cónyuges mismos tienen que decidir lo que harán.
Pueden tener presente la importancia del gobierno de sí mismos y que “hay más felicidad en dar
que la que hay en recibir.”—Hech. 20:35.
Se relaciona con este asunto la cuestión del control de la natalidad. Como mencionamos al
principio, la reproducción es un propósito principal del matrimonio, de acuerdo con la Biblia.
Firmemente creemos que los hijos son una bendición, o como lo expresa el Salmo 127:3: “El fruto del
vientre es un galardón.” ¿Significa esto, sin embargo, que todos los cristianos están obligados a
casarse y producir hijos? ¿Son hoy los siervos de Dios responsables de aplicar personalmente el
mandato que Dios dio a Noé y sus hijos: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra”?—
Gén. 9:1.
No, la Biblia no dice que esto sea una obligación hoy. Jesús mismo indicó que ciertos discípulos
evitarían el casarse “por causa del reino de los cielos.” (Mat. 19:10-12) Y bajo inspiración el apóstol
Pablo explicó específicamente que la soltería suministra mayor libertad para servir al Señor. (1 Cor.
7:32-34, 38) Algunos cristianos casados, también, para disfrutar de mayor libertad para servir a Dios, o
por razones de salud o económicas, han decidido limitar el tamaño de sus familias practicando el
control de la natalidad. La Biblia no trata directamente el control de la natalidad, y por eso cada
matrimonio puede considerar los puntos ya mencionados y llegar a su propia conclusión. Los que se
esfuerzan por evitar el tener hijos ahora no están violando ningún mandato de Dios a los cristianos,
pero tampoco los que sí tienen prole ahora están obrando incorrectamente al tenerla.—Gál. 6:5.
Hay numerosos métodos para el control de la natalidad. No nos toca como sociedad bíblica
recomendar o apoyar alguno de éstos. Si un matrimonio quiere practicar el control de la natalidad
—y queremos recalcar que esto es enteramente una decisión personal— tienen que decidir cómo
hacerlo. Pudiera haber efectos secundarios físicos debido a ciertos métodos contraceptivos. Por
consiguiente, eso se debe considerar. Otro aspecto que avaluar es si acaso cierto método viola
principios cristianos de alguna manera.

920
Por ejemplo, los científicos mismos no están seguros de la manera en que funciona el artefacto
intrauterino (IUD), que a veces se llama “abrazadera” o “anillo.” Un informe de 1968 de la
Organización de Salud Mundial de las Naciones Unidas declaró: “El que la presencia de un IUD
afecte o no la fecundación en la hembra humana no se ha demostrado de manera
concluyente. . . . Los hallazgos en otras especies sugieren que la prevención de la unión del esperma
y el óvulo [concepción] en el conducto [falopio] no es la explicación de la acción antifecundadora
del IUD en los mamíferos.” (Serie de informes técnicos Núm. 397, página 11) SI este artefacto permite
la concepción pero interrumpe el desarrollo del óvulo fecundado en alguna etapa posterior,
equivaldría a aborto desde un punto de vista bíblico. (El aborto se considerará más tarde.) Nosotros
como Sociedad no hemos llevado a cabo experimentos con el IUD y por eso no podemos decir
ni una cosa ni otra. Cada matrimonio individual tiene que considerar los factores y estar dispuesto a
asumir ante Dios la responsabilidad por su decisión.
Una medida contraceptiva que tiene muchos partidarios en el mundo es la esterilización
voluntaria. Se han diseñado operaciones quirúrgicas mediante las cuales se puede esterilizar a un
varón o a una hembra con propósitos de control de la natalidad. A veces a estas operaciones se les
llama “temporales” porque se alega que pueden ser invertidas. Pero subsiste el hecho de que entre
el 4 por ciento de que se informa que busca tal reversión, menos de la mitad tiene éxito y aun
entonces hay extraordinarios riesgos para las mujeres en preñeces subsecuentes. Con buena razón,
entonces, un escritor hizo la observación de que “la esterilización tiene que considerarse un
procedimiento permanente, irrevocable.” (Por supuesto, nos referimos a una operación que tiene
como objetivo la esterilización, no a una operación para remover tejido enfermo como cáncer de
la matriz. En esta última situación, la pérdida de la habilidad reproductiva de una persona pudiera
ser un resultado triste y posiblemente inevitable, y no el propósito de la operación.)
Sea que se le llame “temporal” o no, ¿cuál es exactamente el punto de vista bíblico sobre la
esterilización? Dios no permitió esterilización entre los israelitas. Al contrario, prohibió a su nación que
hiciera eunucos, diciendo: “Ningún hombre a quien se haya castrado aplastándole los testículos o
que tenga cortado su miembro viril podrá entrar en la congregación de Jehová.” (Deu. 23:1)
Además, dio leyes que protegían las facultades de reproducción. Si una mujer casada ponía en
peligro las facultades de reproducción de un hombre en una lucha, era castigada severamente por
su acto.—Deu. 25:11, 12.
Es verdad que los cristianos no están bajo los requisitos de la ley mosaica. (Rom. 6:14) Pero,
¿realmente quiere uno saber lo que Dios piensa sobre el asunto de la esterilización? La información
que acabamos de dar es la única indicación que tenemos en la Biblia. Los que son espiritualmente
maduros aprecian intensamente el tener discernimiento del punto de vista de Dios para poder guiar
sus pasos de acuerdo con eso. Es verdad que para algunas personas la esterilización pudiera
parecer ser un derrotero que exigiera menos en lo que toca a gobierno de sí mismo o evitaría los
peligros asociados con la preñez de una mujer que tenga mala salud, pero note la actitud que se
refleja en el Salmo 143:10: “Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Tu espíritu es
bueno; que me guíe en la tierra de rectitud.” Hoy los cristianos maduros manifiestan esa misma
actitud al tomar sus decisiones.
Un asunto final apropiado para lo que tratamos es el aborto. En el mundo va aumentando el
clamor que pide que se reformen las leyes sobre el aborto. A menudo los proponentes de esto
declaran que se deben legalizar los abortos cuando un médico con licencia “cree que hay
bastante peligro de que la continuación de la preñez perjudique gravemente la salud física o
mental de la madre o de que el niño nazca con graves defectos físicos o mentales,” o alguna
variación de esto. No nos ponemos a favor de un lado ni del otro en este asunto legal, pero
podemos comentar sobre lo que la Biblia dice que tiene que ver con la cuestión de si es lícito o no el
aborto para el cristiano.

921
Fundamental en esta cuestión es el punto de vista bíblico de que la vida es un don de Dios y es
sagrada. Tanto a Noé como el progenitor de la raza humana posdiluviana como a la nación de
Israel Jehová les prohibió el asesinato o el quitar la vida a otro humano. (Gén. 9:5, 6; Éxo. 20:13) Pero,
¿cuándo comienza la vida humana? Teólogos y científicos han argüido sobre este punto de un
modo y otro. Sin embargo, lo que les interesa a los cristianos es el punto de vista de Jehová.
Según la ley de Dios dada por medio de Moisés el feto o embrión humano en desarrollo se
consideraba una vida o alma. Dios declaró: “En caso de que haya hombres luchando el uno con el
otro y realmente lastimen a una mujer encinta y efectivamente salgan sus hijos pero no ocurra un
accidente fatal, sin falta ha de imponérsele el pago de daños . . . Pero si ocurre un accidente
mortal, entonces tienes que dar alma por alma.” (Éxo. 21:22, 23) Note que Dios no dijo que esto solo
aplicaba después que hubiera pasado cierto número de semanas de la preñez. Si la mujer había
concebido y estaba encinta, la acción que resultara en matar al niño que se desarrollaba en ella —
el cual con el tiempo en circunstancias normales viviría como alma separada— sería asesinato.
En consecuencia, el aborto efectuado simplemente para librarse de un hijo indeseable es igual a
quitar voluntariamente una vida humana. (1 Juan 3:15) Lo mismo aplica cuando se trata de obtener
un aborto solo porque un doctor teoriza que si se deja que la preñez llegue a su término completo
será perjudicial para la salud o vida de la madre. [Nota] Es bueno recordar que las opiniones
médicas, prescindiendo de lo sincero de su motivación, todavía son opiniones. Según un informe de
la Prensa Unida Internacional, una señora de Hull, Inglaterra, tenía un problema del corazón tan serio
que tenía que depender de un artefacto eléctrico que le estimulaba el corazón. Cuando quedó
encinta los doctores le dijeron que “las tensiones del parto serían demasiado.” Le aconsejaron que
tuviera un aborto. No obstante, ella rehusó someterse a un aborto. Buscó ayuda médica para
permanecer viva. Finalmente dio a luz una hija sana y, sosteniendo a la niña recién nacida en los
brazos, dijo: “Valió el riesgo.”
A causa de los efectos de la imperfección hay peligros asociados con toda preñez humana.
¡Cuán agradecidos podemos estar de que Dios haya prometido cambiar las cosas en el futuro y
restaurar la perfección y la salud humanas, hasta resucitar a los que le han sido fieles! Por eso
seguramente hoy el derrotero sabio es hacer cuanto uno pueda para preservar el grado de vida y
salud que tenga, pero evitar el hacer cualquier cosa que resultara en que uno perdiera la
esperanza de vida eterna en perfección.—Mat. 16:25-27; Rev. 21:8.
En conclusión, deseamos mencionar que comprendemos que cuando se trata del control de la
natalidad y las relaciones maritales hay muchos puntos de vista personales. No hemos tratado de
considerar todos éstos ni lo haremos. Esta consideración es para manifestar lo que encontramos en
la Biblia. Algunas personas posiblemente deseen que les demos consejo más detallado sobre estos
asuntos o tomemos decisiones por ellas. No podemos hacer esto. Sin embargo, esperamos que lo
que se ha considerado aquí les resulte útil.
Nota. Si al efectuarse el parto se tiene que hacer una selección entre la vida de la madre y la del
hijo, les toca a los individuos envueltos en el caso hacer esa selección. Algunos que han estado en
esta situación han decidido salvar la vida de la madre debido a la importancia de ella para su
esposo y sus otros hijos, si tienen algunos. Sin embargo, los adelantos en los procedimientos médicos
de muchas naciones han hecho muy rara esta situación. //Volver al Índice

922
W1981 1/5 PÁG.30

Cuando un amigo mío se hizo cristiano, su esposa se divorció


de él y se niega hasta a verlo. Aunque él reconoce que,
según la Biblia, no está libre para volver a casarse, ha estado
concertando citas con alguien. ¿Qué dice la Biblia en cuanto
a concertar citas bajo tales circunstancias, y de qué manera
podría yo darle la mejor ayuda?
Es lamentable el que a causa de un divorcio no justificado la esposa de él lo haya expuesto a la
soledad y a la tentación. Con todo, mientras él no esté bíblicamente libre para volver a casarse, es
incorrecto y peligroso que concierte citas. Necesita ayuda bondadosa, pero firme, y usted
probablemente pueda darle parte de esa ayuda.
En la actualidad se conceden divorcios legales por muchas razones. Desde el punto de vista del
gobierno, una vez que los trámites de tal divorcio se han finalizado, las dos personas son
nuevamente “solteras.” Pero la Palabra de Dios presenta un punto de vista diferente. Jesús dijo:
“Cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación [porneía, crasa
inmoralidad sexual], y se case con otra comete adulterio.” (Mat. 19:9) Por lo tanto, si un gobierno
concede un divorcio legal cuando no existe base bíblica para ello, y ninguno de los dos cónyuges
ha cometido inmoralidad, Dios aún considera a ambos marido y mujer.
El saber esto ayuda a los cristianos a comprender cómo debe comportarse una persona que no
está bíblicamente libre para volver a casarse. Él o ella debe comportarse como si aún estuviera
legalmente casado o casada y viviendo con su cónyuge. Aunque Proverbios 5:15-21 se refiere
particularmente a las relaciones maritales, deja ver claramente que un hombre casado no debe
interesarse románticamente en otras mujeres: ‘Sé fiel a tu propia esposa y da tu amor a ella
solamente. Sé feliz con tu esposa y halla gozo con la muchacha con quien te casaste. Deja que sus
encantos te hagan feliz; deja que ella te rodee con su amor. ¿Por qué deberías dar tu amor a otra?
El Señor ve todo lo que haces.’ (Good News Bible) Sí, la persona que a la vista de Dios está casada
con alguien deber evitar envolvimientos románticos con otras personas. El fiel José rehusó envolverse
en conducta inmoral con una mujer casada.—Gén. 39:10-12.
El obrar de otro modo mostraría falta de respeto para con el arreglo marital y para con su
Originador, Jehová, y sería un mal ejemplo en lo que toca a la conducta cristiana. Además, si tal
pareja no casada continuara manteniendo compañerismo romántico, se enfrentaría a fuertes
presiones que tenderían a llevarlos a participar en actos sexuales que solo son propios en el
matrimonio. Leemos: “Que el matrimonio sea honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin
contaminación, porque Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros.”—Heb. 13:4.
Personas que estén capacitadas espiritualmente deben ofrecer consejo basado en la Biblia al
que esté concertando citas sin estar bíblicamente libre para casarse, pues se debe procurar
“reajustar” a tal persona. (Gál. 6:1) Si la persona no responde, se debe persistir en los esfuerzos por
ayudar, advertir y censurarla, aun ‘censurándola con severidad.’—Pro. 29:1; Tito 1:10, 13.
Estas personas calificadas pudieran fortalecer el amor de la persona a Dios y también fortalecer
su aprecio del profundo placer y la satisfacción de tener el amor y la bendición de Dios. (Rom. 8:35-
39; 2 Cor. 4:16-18) Ellas, y otras de la congregación, pudieran ayudar a tal persona a sobreponerse a
la soledad por medio de mantener asociación apropiada y edificante con ella y por medio de
mantenerla ocupada en obras excelentes. (Tito 2:14) Así, pudieran hacer que se desviara de un

923
derrotero que pudiera conducirla a violar las leyes de Dios en contra del adulterio, pues en caso de
cometer tal violación, esa persona tendría que ser expulsada de la congregación.—1 Cor. 5:9-11.
Si alguien persistiera en concertar citas sin estar bíblicamente libre para volver a casarse, es
probable que muchas personas de la congregación se sintieran obligadas a aplicar el consejo
bíblico que se ofrece en cuanto a la persona que rehúsa trabajar: “Si alguno no es obediente a
nuestra palabra . . . , tengan a éste señalado, dejen de asociarse con él, para que se avergüence. Y
no obstante, no estén considerándolo como enemigo, sino continúen amonestándolo como a
hermano.” (2 Tes. 3:14, 15) No sería el deseo de muchos cristianos que respetaran profundamente el
arreglo marital de Dios el asociarse con alguien que deliberadamente deshonrara este arreglo. Al
rehusar tener tal contacto social con la persona, y por lo que digan en la congregación acerca de
aceptar el consejo sabio de Dios, pudieran inducir a la persona a abandonar su mal proceder.—
Jud. 23a. //Volver al Índice

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W2010 1/7 PÁG.28

¿Desde cuándo existe Dios?

La Biblia enseña que Jehová Dios no tuvo principio, sino que ha existido desde siempre. ¿Le
resulta difícil de aceptar esta idea? Es comprensible. Pero antes de rechazarla, conviene examinar
lo que dicen las Escrituras.
Para empezar, debemos admitir que los seres humanos no estamos capacitados para captar
todo detalle de la naturaleza de Dios y su personalidad. En cierto modo, nos sentimos como el
apóstol Pablo, quien exclamó por inspiración divina: “¡Oh la profundidad de las riquezas y de la
sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán inescrutables son sus juicios e ininvestigables sus
caminos!” (Romanos 11:33). En efecto, no podemos entender por completo la sabiduría y el
conocimiento de Dios, tal como un niño no puede comprender totalmente la forma de ser y actuar
de sus padres. Aunque las palabras de Pablo se centran en la sabiduría y la misericordia de Dios, nos
indican que hay características del Creador que están más allá de nuestra comprensión. Y, al
parecer, una de ellas es la idea de que él siempre haya existido. Aun así, podemos creer lo que la
Biblia dice sobre Dios, pues Jesucristo dijo en una oración: “Tu palabra es la verdad” (Juan 17:17).
Y bien, ¿qué enseña la Biblia sobre el origen de Dios? En una oración, Moisés dijo: “Desde siempre
y por siempre, existes tú, oh Dios” (Salmo 90: 2, Severiano del Páramo). Como vemos, la existencia de
Dios se extiende en dos direcciones. Por un lado, hacia el futuro, pues la Biblia asegura que Jehová
“vive para siempre jamás” (Revelación [Apocalipsis] 4:10). Así pues, Dios existirá por toda la
eternidad. Pero su vida también se extiende infinitamente hacia al pasado. En otras palabras, Dios
nunca fue creado. No comenzó a existir en ningún momento, sino que lleva viviendo “desde
siempre”.
A muchos nos resulta difícil reflexionar sobre ideas tan abstractas. Pero todos nos enfrentamos en
la vida a conceptos complejos. Piense, por ejemplo, en los números positivos y negativos. ¿Ha
pensado que podemos contar hasta el infinito, tanto hacia adelante como hacia atrás? Entonces,
¿no podríamos considerar que ocurre algo similar con los años de vida de nuestro Creador?
Sin duda, solo a Dios se lo puede llamar “Rey de la eternidad” (1 Timoteo 1:17). Tanto Jesús como
los millones de ángeles del cielo fueron creados, y lo mismo puede decirse de la humanidad entera.
Por tanto, todos han tenido un principio (Colosenses 1:15, 16). Pero Jehová no. Afirmar que Dios tuvo
que ser creado nos llevaría a preguntarnos quién lo creó a él, y entraríamos en un círculo sin sentido.
La realidad es que Jehová vive “desde la eternidad hasta la eternidad” (Salmo 90:2, Straubinger). O
lo que es lo mismo, Dios existe desde “antes de todo el tiempo” (Judas 25, nota).
A decir verdad, saber que Dios es eterno puede influir mucho en nuestra vida. Al leer la oración
de Moisés antes citada, encontramos la garantía de que Jehová cumplirá su promesa de darnos la
vida eterna: su existencia eterna. Aunque nuestra vida actual es muy corta, Dios es “una verdadera
morada para nosotros durante generación tras generación”. ¿No es maravilloso saber que nuestro
Padre celestial ha estado, está y estará siempre al lado de sus siervos? (Salmo 90:1.) //Volver al Índice

925
W1990 1/5 PÁG.30

¿Hablaba Jehová Dios directamente a Adán, o le hablaba


mediante la Palabra, el Hijo unigénito de Dios?

La Biblia no nos da una contestación explícita a esta pregunta. Aunque puede que Dios haya
hablado directamente a su hijo humano perfecto en Edén, probablemente se comunicó con Adán
mediante la Palabra.
Muchas veces la Biblia atribuye a Dios haber hecho cosas que en realidad él efectuó mediante
uno o más ángeles. Por ejemplo, Génesis 1:1 nos dice: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra”.
Si eso fuera todo lo que la Biblia dijera sobre el origen del universo, concluiríamos que Dios lo creó
directamente, como si lo hubiera hecho con sus propias manos. Sin embargo, las Escrituras Griegas
Cristianas amplían nuestro entendimiento. Leemos: “Por medio de [el Hijo de Dios] todas las otras
cosas fueron creadas en los cielos y sobre la tierra, las cosas visibles y las cosas invisibles [...] Todas las
otras cosas han sido creadas mediante él y para él”. (Colosenses 1:16, 17.) Otros textos confirman el
papel que desempeñó el Hijo en la creación del universo. (Juan 1:3, 10; Hebreos 1:1, 2.) Con todo, su
papel fue el de un obrero subordinado a Jehová, quien originó, comisionó y dirigió la creación.
(Salmo 19:1.)
Dios dijo al primer hombre: “De todo árbol del jardín puedes comer hasta quedar satisfecho”.
(Génesis 2:16, 17.) Jehová no tenía que usar ningún aparato mecánico ni electrónico, como un
megáfono o un radio de onda corta. Como se mencionó en La Atalaya del 1 de agosto de 1989: “El
hombre no veía a nadie hablando. La voz venía de lo invisible, de la región vedada a la vista
humana, y le hablaba a él. ¡Era la voz del Hacedor del hombre, su Creador! [...] El hombre no
necesitó ningún radiorreceptor como los de la ciencia moderna para oír la voz divina. Dios
conversaba directamente con él”.
¿Hablaba Dios mediante un ángel, quizás el Logos, que llegó a ser Jesús? Es muy probable.
Aunque sin la intención de ser dogmático, C. T. Russell escribió: “Es probable que Jesús fuera el
Representante de Dios ante Adán en el jardín de Edén”. (La Atalaya [edición en inglés] del 1 de
febrero de 1915.) El Hijo primogénito de Dios sirvió por mucho tiempo en la capacidad ensalzada de
la “Palabra”, o el Portavoz, de su Padre ante ángeles y hombres. (Juan 1:1; 12:49, 50; Revelación
1:1, 2.) Por eso, aunque el relato de Génesis comunique la impresión de que Dios habló
directamente a Adán mientras este estaba solo, eso no descarta la posibilidad de que le hubiera
hablado mediante un ángel, lo que incluiría a la Palabra, el Hijo celestial de Jehová. Especialmente
podría ser así si consideramos que en primer lugar Jehová utilizó al Logos para crear al hombre, y el
Logos ‘estaba encariñado con las cosas relacionadas con los hijos de los hombres’. (Proverbios
8:22, 31; Juan 1:3.)
Por ejemplo, considere la ocasión en que Moisés subió al monte Sinaí. Éxodo 19:21-24 relata:
“Jehová ahora dijo a Moisés [...] Ante esto, Moisés dijo a Jehová [...] Sin embargo, Jehová le dijo”.
Luego el relato de la ocasión en que se dieron los Diez Mandamientos comienza así: “Dios procedió
a hablar todas estas palabras”. (Éxodo 20:1.) ¿Suena eso como si Dios hubiera hablado
personalmente las palabras de la Ley? Tal impresión pudiera recibir apoyo del hecho de que se nos
dice que Dios hablaba con Moisés “cara a cara”. (Éxodo 33:11.)
No obstante, se nos da más revelación al respecto. El apóstol Pablo escribió lo siguiente acerca
de la Ley: “Fue transmitida mediante ángeles por mano de un mediador”. (Gálatas 3:19.) Más tarde
Pablo hizo un contraste específicamente entre las instrucciones que Dios proveyó en la Ley y lo que
los cristianos recibieron mediante Jesús: “Si la palabra hablada mediante ángeles resultó firme, y
toda transgresión y acto de desobediencia recibió retribución [...], ¿cómo escaparemos nosotros si
hemos descuidado una salvación de tal grandeza, puesto que empezó a ser hablada mediante

926
nuestro Señor [Jesús] y nos fue verificada por los que le oyeron[?]”. (Hebreos 2:2, 3.) Así que Dios no
comunicó las palabras de la Ley con su propia voz, ni utilizó para ello al Logos. Más bien, optó por
emplear a otros ángeles.
Entonces, ¿cuál es el punto esencial de esto? A menudo, cuando leemos que Dios habló con
humanos, notamos que lo hizo mediante criaturas celestiales obedientes que hablaron por él.
(Compárese con Génesis 18:2, 3, 33; 19:1; Éxodo 3:2-4; Jueces 6:11, 12, 20-22.) La designación de
Jesús como la Palabra da a entender que Dios lo utilizaba frecuentemente para comunicarse con
sus demás criaturas. ¿Incluía esto a Adán el hijo perfecto de Dios? Muy probablemente. (Lucas 3:38.)
Es cierto que cuando el Logos estuvo después en la Tierra el Padre habló audiblemente tres
veces de modo que este “último Adán” pudiera oírle. (1 Corintios 15:45; Mateo 3:16, 17; 17:1-5; Juan
12:28-30.) En estas ocasiones, ¿por qué debería Dios hablar a su preciado Hijo, o acerca de él,
mediante un ángel que interviniera? Lo más lógico sería que Jehová hablara directamente; su Hijo
perfecto, y hasta humanos imperfectos que se hallaban cerca, oyeron la voz de Dios mismo. De
modo que cuando Adán, el hombre perfecto, fue creado, su Padre amoroso podría haber tratado
directamente con esta nueva creación perfecta. Sin embargo, en vista de lo que acabamos de
indicar, es probable que lo haya hecho mediante la Palabra. //Volver al Índice

927
W1979 15/8 PÁGS.31-32

¿Habló Jehová Dios directamente a Adán, o por medio de un


ángel?

Probablemente Dios habló a Adán por medio de su Hijo, quien más tarde llegó a ser Jesús.
La Biblia revela que a menudo cuando Dios habló a los seres humanos lo hizo por medio de un
ángel, del cual quizás hasta se hablaba como si hubiese sido Jehová. (Gén. 16:7-11; Jue. 2:14; 6:11-
16; 13:15-22; compare Éxodo 3:2-4 con Hech. 7:30, 35) Las Escrituras dicen claramente que Dios le
transmitió la Ley a Moisés por medio de ángeles.—Gál. 3:19; Heb. 2:2, 3.
El vocero principal de Dios fue su Hijo unigénito, llamado “la Palabra.” Con frecuencia Dios lo usó
para comunicarse con los seres humanos. (Juan 1:1) Por medio de él Dios creó todas las demás
cosas. (Juan 1:3; Col. 1:16) La Palabra, pues, sería aquel a quien Jehová dijo: “Hagamos un hombre
a nuestra imagen.” El relato de la creación añade que a Adán y Eva “les dijo Dios: ‘Sean fructíferos y
háganse muchos.’” Es lógico que Dios dijera estas cosas y otras a Adán y Eva por medio de “la
Palabra,” quien tanto tenía que ver con los seres humanos.—Gén. 1:26-28; 2:16; 3:8-13; Pro. 8:31.
//Volver al Índice

928
W2002 1/3 PÁG.30

¿Es apropiado decir que la misericordia de Jehová templa su


justicia?

Aunque tal expresión se ha utilizado en ocasiones, lo mejor es evitarla, pues parece dar a
entender que la misericordia de Jehová suaviza o modera su justicia, como si esta fuera una
cualidad inferior a la misericordia y más severa que ella. Esta no es una idea acertada.
El vocablo hebreo que en la Traducción del Nuevo Mundo normalmente se vierte “justicia”
significa asimismo “juicio”. Cierto es que la justicia de Jehová puede implicar la imposición de un
castigo merecido, pero también conlleva la concesión de la salvación para los merecedores
(Génesis 18:20-32; Isaías 56:1; Malaquías 4:2). Por tanto, no debe considerarse que la justicia de
Jehová sea severa ni que necesite suavizarse.
El término hebreo para “misericordia” puede referirse al hecho de retraerse de administrar una
pena judicial, pero también a una acción positiva, a la expresión de compasión que alivia al
desfavorecido (Deuteronomio 10:18; Lucas 10:29-37).
Jehová es un Dios tanto de justicia como de misericordia (Éxodo 34:6, 7; Deuteronomio 32:4;
Salmo 145:9). Ambas cualidades son perfectas y funcionan en armonía (Salmo 116:5; Oseas 2:19).
Están totalmente equilibradas y se complementan la una a la otra. Por consiguiente, si dijéramos
que la misericordia de Jehová templa su justicia, también tendríamos que decir que su justicia
templa su misericordia.
Isaías profetizó lo siguiente: “Jehová se mantendrá en expectación de mostrarles favor a ustedes,
y por lo tanto se levantará para mostrarles misericordia. Porque Jehová es un Dios de juicio
[“justicia”, Reina-Valera Actualizada]” (Isaías 30:18). El profeta indica en este pasaje que la justicia
de Jehová lo impele a actuar con misericordia, en lugar de que esta última cualidad suavice o
refrene su justicia. Él manifiesta misericordia porque es justo y también porque es amoroso.
Es verdad que el escritor bíblico Santiago dijo que “la misericordia se alboroza triunfalmente
sobre el juicio” (Santiago 2:13b). Sin embargo, en el contexto estaba hablando, no de Jehová, sino
de los cristianos que son misericordiosos con, por ejemplo, los atribulados y los pobres (Santiago 1:27;
2:1-9). Cuando juzga a esta clase de cristianos bondadosos, Jehová tiene en cuenta su conducta y
con misericordia los perdona sobre la base del sacrificio de su Hijo. Así, la conducta misericordiosa
de ellos triunfa sobre el fallo adverso que pudieran merecer (Proverbios 14:21; Mateo 5:7; 6:12; 7:2).
Por consiguiente, no es apropiado decir que la misericordia de Dios templa su juicio en el sentido
de que la justicia necesite ser suavizada por la misericordia. En Jehová, estas dos cualidades están
en perfecta armonía. Se equilibran la una a la otra, igual que lo hacen con las demás cualidades de
Jehová, como el amor y la sabiduría. //Volver al Índice

929
W1995 1/7 PÁG.31

¿Mostró Dios parcialidad al escoger a hombres de la misma


raza y nacionalidad —todos ellos judíos— para que formaran
el cuerpo gobernante de la congregación primitiva?

No, en absoluto. Los primeros discípulos de Jesús fueron todos judíos. Más tarde, en el Pentecostés
de 33 E.C., los primeros a quienes se ungió con espíritu santo para gobernar con Cristo en el cielo
fueron judíos y prosélitos circuncisos. No se incluyó a samaritanos ni a gentiles incircuncisos conversos
sino hasta después de este tiempo. Por consiguiente, es comprensible que el cuerpo gobernante lo
formaran en aquel entonces judíos, es decir, “los apóstoles y ancianos [de] Jerusalén”, según se
menciona en Hechos 15:2. Estos hombres tenían un fundamento más amplio de conocimiento
bíblico y años de experiencia en la adoración verdadera, y habían tenido más tiempo para
convertirse en ancianos cristianos maduros. (Compárese con Romanos 3:1, 2.)
Para cuando se celebró la reunión del cuerpo gobernante que se menciona en el capítulo 15 de
Hechos, muchos gentiles —de África, Europa y otros lugares— se habían hecho cristianos.
No obstante, las Escrituras no indican que en el cuerpo gobernante se hubiera incluido a gentiles
para hacer el cristianismo más atractivo a los no judíos. Aunque los cristianos gentiles recién
convertidos eran por igual miembros del “Israel de Dios”, debieron respetar la madurez y mayor
experiencia de los cristianos judíos, como los apóstoles, que eran parte del cuerpo gobernante de
aquel tiempo. (Gálatas 6:16.) Hechos 1:21, 22 pone de relieve cuánto se valoraba esa experiencia.
(Hebreos 2:3; 2 Pedro 1:18; 1 Juan 1:1-3.)
Por muchos siglos Dios trató de manera especial con la nación de Israel, de la cual Jesús escogió
a sus apóstoles. No fue un error ni una injusticia que no se escogiera a ningún apóstol de lo que hoy
es Sudamérica, África o el Lejano Oriente. Con el tiempo, tanto hombres como mujeres de esos
lugares tendrían la oportunidad de disfrutar de privilegios mucho mayores que ser un apóstol en la
Tierra, pertenecer al cuerpo gobernante del siglo primero o tener cualquier otro nombramiento en el
pueblo de Dios hoy día. (Gálatas 3:27-29.)
Un apóstol se sintió impulsado a decir que “Dios no es parcial, sino que, en toda nación, el que le
teme y obra justicia le es acepto”. (Hechos 10:34, 35.) Es cierto, todo el mundo puede beneficiarse
del rescate de Cristo, sin ninguna parcialidad. Y habrá personas de toda tribu, lengua y nación en el
Reino celestial y en la gran muchedumbre que vivirá para siempre en la Tierra.
A muchas personas les preocupan los antecedentes raciales, lingüísticos o nacionales. Puede
ilustrarlo lo que leemos en Hechos 6:1 acerca de una cuestión que provocó una murmuración entre
los cristianos de habla griega y los de habla hebrea. Tal vez crecimos con las susceptibilidades
modernas en cuanto a raza, lengua o etnia, o las hemos adquirido. En vista de esta posibilidad real,
debemos resolvernos a amoldar nuestros sentimientos y reacciones al punto de vista de Dios, a
saber, que todos los seres humanos somos iguales ante él, prescindiendo de nuestra apariencia
externa. Cuando Dios hizo que se escribieran los requisitos para los ancianos y siervos ministeriales,
no mencionó ni raza ni nacionalidad. No, él puso de relieve las cualidades espirituales que deberían
tener los que procuraran tales responsabilidades. Así es en el caso de los ancianos locales,
superintendentes viajantes y personal de las sucursales hoy día, del mismo modo que lo fue en el
caso del cuerpo gobernante en el siglo primero. //Volver al Índice

930
W1971 15/7 PÁGS.447-448

¿No es cierto que Jehová fue parcial para con la nación de


Israel por la manera en que trató con ella? Sin embargo en
Hechos 10:34 la Biblia dice que “Dios no es parcial.” ¿Dónde
está la consistencia?—EE. UU.

El ser imparcial es estar libre de prejuicio o favoritismo. Es asunto de no permitir que la persona o
su posición, riqueza, poder u otra influencia incline el juicio o acciones de uno de modo que
favorezca al individuo. Significaría el no aceptar un soborno, y, por otra parte, no dejarse influir por
simple sentimentalismo para favorecer a una persona pobre. La imparcialidad se encarga de que a
toda persona se le trate en armonía con lo que es recto y justo, según lo que cada uno merece y
necesita.—Pro. 3:27.
Jehová dice que él ‘no trata a nadie con parcialidad ni acepta soborno.” (Deu. 10:17; 2 Cró.
19:7) Cuando el apóstol Pedro comprendió que Dios había oído las oraciones del incircunciso gentil
Cornelio y maniobró los asuntos para ponerlo en contacto directo con la congregación cristiana,
Pedro dijo: “Con certeza percibo que Dios no es parcial, sino que en toda nación el que le teme y
obra justicia le es acepto.”—Hech. 10:34, 35; Rom. 2:10, 11.
Sin embargo, algunas personas han sostenido que Jehová mostró parcialidad al usar y favorecer
a Israel como su pueblo de tiempos antiguos. No obstante, un examen honrado de sus tratos con
Israel revelará que tal acusación es errónea. Jehová escogió a Israel y trató con los israelitas,
no debido a su grandeza ni por ser numerosos, sino debido al amor y aprecio de él a la fe y lealtad
de Su amigo Abrahán, antepasado de ellos. También, tuvo gran paciencia para con ellos debido a
que había colocado su nombre sobre ellos.—Deu. 7:7-11; 29:13; Eze. 36:22; Sal. 105:8-10.
Mientras era obediente, Israel era bendecido por encima de las naciones que no tenían la Ley
que Jehová dio por medio de Moisés. Cuando Israel era desobediente, Dios era paciente y
misericordioso, pero de todos modos los castigaba. Y aunque la posición de los israelitas fue
favorecida, estaban bajo responsabilidades más pesadas delante de Dios por llevar el nombre de
Dios y por estar bajo la Ley.
La Ley llevaba maldiciones contra el que la quebrantaba. Está escrito: “Maldito es el que
no pone en vigor las palabras de esta ley, haciéndolas.” (Deu. 27:26) Los judíos, al violar la Ley,
llegaron a estar bajo esta maldición, la cual se añadía a la condenación que tenían como prole del
Adán pecaminoso. (Rom. 5:12) Por lo tanto, para redimir a los judíos de esta incapacidad especial,
Cristo no solo tuvo que morir, sino morir en el madero de tormento, como el apóstol Pablo arguye en
Gálatas 3:10-13.
Lo ya dicho demuestra el hecho de que Dios no ejerció parcialidad para con Israel. Dios estaba
usando a Israel teniendo en mira la bendición de todas las naciones. (Gál. 3:14) En esta nación hizo
que naciera su Hijo, por medio de quien la salvación es posible para todos los que ejercen fe. Dios
realmente estaba obrando para el provecho de gente de todas las naciones a su debido tiempo.
En armonía con esto, el apóstol comenta: “¿Es él el Dios de los judíos únicamente? ¿No lo es
también de la gente de las naciones? Sí, de la gente de las naciones también, si en verdad Dios es
uno solo, que declarará justos a los circuncisos como resultado de fe y justos a los incircuncisos por
medio de su fe.”—Rom. 3:29, 30.
Además, en la antigua nación judía, hombres de otras naciones podían llegar a estar bajo el
favor y bendición de Dios por medio de adorar a Jehová el Dios de Israel y guardar su ley, como lo

931
hicieron los gabaonitas, los netineos (los “dados”) y muchos residentes forasteros.—Jos. 9:3, 27; Esd.
8:20; 1 Rey. 8:41-43; Núm. 9:14.
Aunque paciente y misericordioso, recibiendo de vuelta a los israelitas cuando se arrepentían,
finalmente la paciencia de Jehová se agotó y los desechó de ser el pueblo que llevaba su nombre.
(Luc. 13:35; Rom. 11:20-22) Aquí aplica lo que el apóstol declaró: “Él pagará a cada uno conforme a
sus obras: . . . tribulación y aflicción, sobre el alma de todo hombre que obra lo que es perjudicial,
del judío primero y también del griego; pero gloria y honra y paz para todo el que obra lo que es
bueno, para el judío primero y también para el griego. Porque con Dios no hay parcialidad.”—Rom.
2:6-11.
Por eso, aunque una mirada superficial, de corto alcance, a los tratos de Dios pudiera
aparentemente revelar parcialidad, una mirada más profunda, de largo alcance, saca a la luz
maravillosa imparcialidad y justicia más allá de todo lo que el hombre pudiera haber concebido.
¡Con qué excelencia llevó a cabo los asuntos para que toda la humanidad tuviera la oportunidad
de recibir su favor y vida!—Isa. 55:8-11; Rom. 11:33. //Volver al Índice

932
W2003 15/10 PÁG.27

¿A quién se estaba refiriendo Jehová cuando dijo “uno de


nosotros” en Génesis 3:22?

Todo parece indicar que Jehová Dios se refirió a sí mismo y a su Hijo unigénito cuando dijo: “El
hombre ha llegado a ser como uno de nosotros al conocer lo bueno y lo malo” (Génesis 3:22).
Veamos por qué.
Jehová pronunció estas palabras después de dictar sentencia contra la primera pareja humana.
Algunas personas han interpretado el uso de la expresión “uno de nosotros” como un plural
mayestático, igual que si un rey humano dijera “no nos complace”, aunque solo se estuviera
refiriendo a sí mismo. No obstante, con respecto a Génesis 1:26 y 3:22, el escriturario Donald
E. Gowan dice: “No hay nada en el AT [Antiguo Testamento] que sirva de base para la mayoría de
las posibles explicaciones que se dan: ni el plural mayestático ni el deliberativo ni el de plenitud
ni una indicación de pluralidad de personas en la Deidad. [...] Ninguna de estas explicaciones tiene
sentido en [el marco de Génesis] 3:22, donde se habla de ‘uno de nosotros’”.
¿Sería posible que Jehová se refiriese a Satanás el Diablo, quien influyó en los primeros seres
humanos para que se rebelaran como él ya había hecho decidiendo qué era “bueno” y qué era
“malo”? Eso no parece lógico. Jehová empleó aquí la expresión “uno de nosotros”, y dado que
Satanás ya no formaba parte de la multitud de ángeles fieles, Dios no podía haberlo incluido entre
los que estaban de su lado.
¿Se estaría refiriendo a los ángeles fieles? No se puede decir con absoluta certeza. Sin embargo,
la similitud de las expresiones utilizadas en Génesis 1:26 y 3:22 nos proporciona un indicio. En Génesis
1:26 leemos que Jehová declara: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra
semejanza”. ¿A quién estaba dirigiendo estas palabras? El apóstol Pablo, aludiendo a la criatura
espiritual que luego llegó a ser el hombre perfecto Jesús, afirmó: “Él es la imagen del Dios invisible, el
primogénito de toda la creación; porque por medio de él todas las otras cosas fueron creadas en
los cielos y sobre la tierra” (Colosenses 1:15, 16). Por eso, resulta lógico que en Génesis 1:26 Jehová
estuviese hablando con su Hijo unigénito, el “obrero maestro”, quien estuvo a su lado durante la
creación de los cielos y la Tierra (Proverbios 8:22-31). Por lo tanto, la semejanza de esta expresión
con la de Génesis 3:22 indica que Jehová se estaba dirigiendo de nuevo a su Hijo unigénito, aquel
con quien mantenía la relación más estrecha.
Según parece, el Hijo unigénito de Dios tenía conocimiento de “lo bueno y lo malo”. Durante su
larga e íntima colaboración con Jehová, sin duda aprendió bien la forma de pensar, los principios y
las normas de su Padre. Jehová, con la certeza de que su Hijo conocía bien estas cosas y era leal a
ellas, seguramente le concedió cierta libertad para manejar algunos asuntos sin tener que
consultarle en cada caso. Así pues, hasta este punto, el Hijo podría y estaría autorizado a determinar
lo que era bueno y lo que era malo. No obstante, a diferencia de Adán, Eva y Satanás, él
no estableció una norma que estuviera en conflicto con la de Jehová. //Volver al Índice

933
W1996 15/1 PÁG.31

Efesios 3:14, 15 dice que “toda familia en el cielo y en la tierra


debe su nombre” a Dios. ¿Hay familias en el cielo? ¿Da
Jehová de algún modo a cada familia humana el nombre
que la designa?

En el cielo no existen familias como las terrenales, constituidas por el padre, la madre y los hijos,
relacionados todos ellos por un vínculo carnal. (Lucas 24:39; 1 Corintios 15:50.) Jesús señaló con toda
claridad que los ángeles no se casan, y no hay la más mínima indicación de que en modo alguno
tengan prole. (Mateo 22:30.)
Ahora bien, la Biblia sí dice, en lenguaje figurado, que Jehová Dios está casado con su
organización celestial; casado, pero en sentido espiritual. (Isaías 54:5.) Dicha organización celestial
tiene descendientes, entre ellos los ángeles. (Job 1:6; 2:1; 38:4-7.) Por consiguiente, en este sentido
hay una maravillosa familia espiritual en el cielo.
Además, en el cielo se está formando otra familia espiritual simbólica, integrada por Jesucristo y
su novia, la congregación de los 144.000. (2 Corintios 11:2.) Ya han muerto la mayoría de estos
ungidos, cuya esperanza era la vida celestial. Otros aún están vivos en la Tierra. Todos ansían que se
lleven a cabo las “bodas [celestiales] del Cordero”. La Biblia enlaza estas bodas con el tiempo de la
cercana gran tribulación: la destrucción de Babilonia la Grande y la consiguiente eliminación del
resto del sistema satánico. (Revelación [Apocalipsis] 18:2-5; 19:2, 7, 11-21; Mateo 24:21.)
En lo que a las familias de la Tierra se refiere, el apóstol Pablo no indica en Efesios 3:15 que cada
una reciba su nombre directamente de Jehová. Parece que Pablo se refería, más bien, a las familias
extensas o clanes familiares que perpetúan un nombre. Hallamos un ejemplo en Josué 7:16-19. En
aquella ocasión, Jehová desenmascaró el pecado de Acán. En primer lugar se limitó o restringió la
culpa a la tribu de Judá. Luego se concretó en la familia de los zerahítas. Finalmente se denunció a
la casa de Acán. Se consideraba que este, su esposa y sus hijos formaban parte de la casa (o
familia) de Zabdí, el abuelo de Acán. La familia de Zabdí, a su vez, constituía el clan que
perpetuaba el nombre de su antepasado Zérah.
Este tipo de linajes eran muy importantes entre los hebreos, y muchos de ellos aparecen en la
Biblia. Dios contribuyó a su conservación al estipular que, si era necesario, se obtuvieran herederos
que recibieran el nombre familiar mediante la institución del levirato, el matrimonio de cuñado.
(Génesis 38:8, 9; Deuteronomio 25:5, 6.)
Si pensamos en Jesús como el hijo de David, veremos otro ejemplo de clan o familia extensa. Es
obvio que no era hijo directo del rey David, pues nació siglos después de la muerte de este. Sin
embargo, entre los judíos era de conocimiento general que el Mesías se distinguiría por ser de la
familia de David. (Mateo 22:42.) Jesús pertenecía a este linaje tanto por la línea de su madre como
por la de su padre adoptivo. (Mateo 1:1; Lucas 2:4.)
Ahora bien, ¿de qué manera reciben de Jehová estas familias sus nombres? La realidad es que
son contados los casos, como el de Abrahán e Isaac, en los que Jehová puso literalmente nombre
al cabeza de familia. (Génesis 17:5, 19.) Fueron excepcionales, pues en la mayoría de las ocasiones
Jehová no da a cada familia el nombre que esta lega a sus hijos.
Jehová, sin embargo, sí instituyó la familia humana cuando ordenó a Adán y Eva que ‘fueran
fructíferos, se hicieran muchos y llenaran la tierra’. (Génesis 1:28.) Además, permitió que Adán y Eva
tuvieran descendencia cuando ya eran imperfectos, y de este modo puso los cimientos de todas las

934
familias humanas. (Génesis 5:3.) Por consiguiente, puede decirse en más de un sentido que Dios es el
Autor de los nombres de las familias.
En muchas culturas, hoy ya no se ve necesario perpetuar por generaciones los nombres de las
familias. No obstante, los cristianos de todos los países luchan por que su familia sea un éxito, y de
este modo honran a Jehová y le demuestran gratitud por la institución familiar. //Volver al Índice

935
W2010 1/1 PÁG.29

¿Por qué nos ofrece Dios la vida eterna?

Las Escrituras enseñan que Dios ha puesto ante nosotros la posibilidad de recibir “vida eterna”
(Juan 6:40). Pero ¿por qué razón lo ha hecho? ¿Será porque es lo justo, porque tengamos algún
derecho a recibirla?
Ser justo significa tratar a las personas con imparcialidad y darle a cada uno lo que merece. Sin
embargo, siendo rigurosos, ningún ser humano merece la vida eterna. La Biblia indica que “no hay
en la tierra hombre justo que siga haciendo el bien y no peque” (Eclesiastés 7:20). Y todo pecado
conlleva un castigo. ¿Cuál? Dios le advirtió a Adán que el día que pecara sin falta moriría (Génesis
2:17). Y el apóstol Pablo escribió por inspiración divina: “El salario que el pecado paga es [la]
muerte” (Romanos 6:23). Como todos los descendientes de Adán somos pecadores, lo justo es que
todos acabemos muriendo. Así pues, ¿por qué nos concede Dios la posibilidad de vivir para
siempre?
Las Escrituras enseñan que la vida eterna es una “dádiva gratuita”, es decir, un regalo. Dios nos la
ofrece, no porque la merezcamos, sino porque nos ama muchísimo y porque su bondad es infinita.
De hecho, la Biblia afirma: “Todos han pecado y no alcanzan [...] la gloria de Dios, y es como
dádiva gratuita que por su bondad inmerecida se les está declarando justos mediante la liberación
por el rescate pagado por Cristo Jesús” (Romanos 3:23, 24).
Lo justo sería que todos los seres humanos murieran, pero Dios ha decidido que quienes lo aman
reciban vida eterna. Entonces, ¿está Dios violando sus propias normas? La Biblia responde: “¿Qué
diremos, pues? ¿Hay injusticia con Dios? ¡Jamás llegue a ser eso así! Porque a Moisés dice: ‘Tendré
misericordia de quien tenga misericordia, y mostraré compasión a quien muestre compasión’.
Así, [...] ¿quién, pues, eres tú, realmente, para que repliques contra Dios?” (Romanos 9:14-20).
En algunos países, los jueces y algunos funcionarios de alto rango tienen potestad para conmutar
la pena a un delincuente —o incluso indultarlo— si este acepta su castigo y demuestra buena
conducta. Cuando eso sucede, puede decirse que el malhechor está recibiendo una muestra de
bondad que, estrictamente hablando, no merece.
Pues bien, Jehová también tiene autoridad para perdonar a los pecadores si así lo desea. Y es
por puro amor que les concede la vida eterna a quienes demuestran que lo aman y obedecen sus
justos principios. De ahí que la Biblia afirme que “Dios no es parcial, sino que, en toda nación, el que
le teme y obra justicia le es acepto” (Hechos 10:34, 35).
En realidad, la mayor muestra del amor que Jehová nos tiene fue enviar a la Tierra a su Hijo para
que sufriera y muriera por nosotros. El propio Jesús dijo: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo
unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna” (Juan
3:16).
Así es, Jehová acepta por igual a todo el que de verdad lo ama y hace Su voluntad, sin importar
su pasado. Por lo tanto, si Dios nos concede la posibilidad de vivir para siempre, no es porque lo
merezcamos, sino porque su bondad es infinita y porque nos ama muchísimo. //Volver al Índice

936
W2008 1/2 PÁG.27

¿Por qué permite Dios el sufrimiento?

Dios no es el causante del sufrimiento humano, pues la Biblia asegura: “¡Lejos sea del Dios
verdadero el obrar inicuamente[!]” (Job 34:10). Entonces, ¿quién es el auténtico responsable?
Jesús llamó a Satanás “el gobernante del mundo” (Juan 14:30). Es cierto que Jehová es el
Soberano universal y que nunca renunciará a dicho papel. No obstante, ha permitido que por un
tiempo Satanás gobierne a la mayoría de la humanidad (1 Juan 5:19).
Ahora bien, ¿qué clase de gobernante ha sido Satanás? Ya desde su primera conversación con
los seres humanos demostró ser un mentiroso y un asesino que ha causado estragos en la sociedad
humana. El propio Jesús dijo de él: “Ese era homicida cuando principió, y no permaneció firme en la
verdad, porque la verdad no está en él. Cuando habla la mentira, habla según su propia
disposición, porque es mentiroso y el padre de la mentira” (Juan 8:44). Jesús también dijo que
quienes trataban de matarlo eran hijos de aquel primer homicida. Dado que se comportaban como
el Diablo, podía llamárseles hijos suyos, pues como asegura el refrán: De tal palo tal astilla.
Aun hoy, Satanás sigue fomentando en los seres humanos el comportamiento homicida.
Un profesor emérito de la Universidad de Hawai (EE.UU.) llamado R. J. Rummel calcula que
169.198.000 personas murieron asesinadas entre 1900 y 1987 debido a purgas políticas, genocidios y
actos de violencia indiscriminada llevados a cabo por diversos gobiernos. A esta cifra hay que
sumar los millones de vidas perdidas en guerras durante ese mismo período.
Entonces, si Dios no es el causante del sufrimiento, ¿por qué lo permite? Porque aún quedan por
resolver cuestiones morales de importancia universal que se plantearon hace mucho tiempo.
Examinemos una de ellas.
Al principio de la historia humana, Adán y Eva se pusieron de parte de Satanás. Rechazaron
someterse al gobierno de Dios y decidieron gobernarse por sí mismos, lo que en la práctica equivalió
a someterse al gobierno del Diablo (Génesis 3:1-6; Revelación [Apocalipsis] 12:9).
El sentido de la justicia de Jehová exigía que se dejara pasar tiempo para reunir suficientes
pruebas. Pues bien, ¿a qué conclusión se ha llegado? Ha quedado claro que el gobierno humano
bajo la influencia de Satanás solo conduce al sufrimiento. Sin embargo, el tiempo que Dios ha
concedido ha beneficiado a los seres humanos. ¿De qué manera? Ha permitido que quienes
analizan dichas pruebas y creen en ellas demuestren que desean que Dios los gobierne. Si aprenden
las normas divinas y las obedecen, tendrán la perspectiva de vivir para siempre (Juan 17:3; 1 Juan
2:17).
Aunque Satanás por ahora tiene al mundo en sus garras, dicha situación no va a prolongarse.
Pronto, Jehová se valdrá de su Hijo para “desbaratar las obras del Diablo” (1 Juan 3:8). Siguiendo las
instrucciones de su Padre, Jesús sanará las heridas emocionales y arreglará las vidas destrozadas.
Además, resucitará aquí en la Tierra a los miles de millones de seres humanos que han sufrido y
muerto a través de los siglos (Juan 11:25).
El que Dios resucitara a Jesús fue tan solo una de sus victorias sobre las obras del Diablo, una
garantía de lo que pueden esperar quienes apoyen el gobierno divino (Hechos 17:31). La Biblia nos
consuela indicándonos lo que sucederá en el futuro: “Dios mismo estará con [la humanidad].
Y limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor
ni dolor. Las cosas anteriores han pasado” (Revelación 21:3, 4). //Volver al Índice

937
W2008 1/9 PÁG.31

¿Por qué usar el nombre de Dios si existen dudas sobre su


pronunciación?

Hoy día nadie sabe con exactitud cómo se pronunciaba el nombre de Dios en hebreo antiguo.
No obstante, la realidad es que aparece unas siete mil veces en la Biblia. Y cuando Jesús estuvo en
la Tierra, lo dio a conocer y enseñó a sus discípulos a orar por su santificación (Mateo 6:9; Juan 17:6).
Por tanto, está claro que usar el nombre divino es un aspecto esencial de la fe cristiana. Ahora bien,
si es un nombre tan importante, ¿por qué existen dudas sobre su pronunciación original? Por dos
razones principales.
Primero, porque hace dos mil años los judíos comenzaron a creer supersticiosamente que estaba
mal decir en voz alta el nombre de Dios. Así, cuando el lector lo encontraba en las Escrituras,
pronunciaba en su lugar la palabra Señor. De este modo surgió una tradición que llevó a que su
pronunciación cayera en desuso.
Segundo, porque el hebreo antiguo se escribía únicamente con consonantes. Entonces, ¿cómo
podían leerlo? La clave estaba en recordar las vocales correspondientes a cada palabra, algo
parecido a lo que se hace en español y en otros idiomas cuando, al leer una abreviatura, se
agregan las letras que faltan. Con el tiempo se ideó un sistema de puntos vocálicos para evitar que
acabara olvidándose la pronunciación de las palabras, y este sistema se aplicó también a las
Escrituras Hebreas. Pero ¿qué ocurrió con el nombre divino? Recibió los puntos vocálicos
correspondientes a la palabra Señor como recordatorio de que debía utilizarse ese sustituto, aunque
también hubo casos en que se dejó como estaba, sin ningún punto vocálico.
Como consecuencia, lo único seguro sobre la pronunciación del nombre divino es el grupo de
cuatro consonantes que lo forman, llamado Tetragrámaton. Según la Gran Enciclopedia Espasa, el
Tetragrámaton es el “nombre de Dios, que en hebreo [...] se compone de cuatro letras (YHVH)”, que
también pueden transcribirse YHWH y JHVH. Al añadirse a JHVH los sonidos indicados por los puntos
vocálicos, surgió el nombre “Jehovah”, que dio lugar a “Jehová”, la forma tradicional en español.
Es cierto que un buen número de especialistas recomiendan usar Yavé. Pero nadie puede estar
absolutamente seguro de que esa sea la pronunciación original. De hecho, hay eruditos que la
rechazan por diversas razones. Además, conviene recordar que en los idiomas modernos los
nombres bíblicos no se parecen demasiado al hebreo original, y a pocos les molesta este hecho.
¿Por qué? Porque esos nombres han llegado a formar parte del idioma, y los hablantes los
reconocen sin problemas. Pues bien, lo mismo cabe decir del nombre Jehová.
Las Escrituras indican que Dios eligió a los cristianos del siglo primero para que fueran un pueblo
para su nombre. Y, en armonía con ello, se encargaron de difundirlo y promover su uso (Hechos 2:21;
15:14; Romanos 10:13-15). Hoy, Dios sigue queriendo que todos los cristianos —independientemente
del idioma que tengamos— utilicemos su nombre, seamos conscientes de su significado y llevemos
una vida que lo glorifique.
Comentario de la página 31. Es significativo que el nombre de Dios aparezca unas siete mil veces
en la Biblia. //Volver al Índice

938
W1986 1/11 PÁG.31

Tengo entendido que, desde que la humanidad cayó en el


pecado, Dios ha tratado con los humanos sólo a través de su
Hijo. Entonces, ¿por qué trata Jehová directamente con
Satanás, según muestra el libro de Job?

Dios ha tratado con los humanos por medio de su Hijo, tanto antes como después que Adán
pecara y produjera una raza imperfecta. (Romanos 5:12.)
Tocante al Hijo primogénito de Dios, Colosenses 1:16, 17 dice: “Por medio de él todas las demás
cosas fueron creadas en los cielos y sobre la tierra, las cosas visibles y las cosas invisibles [...] Todas las
demás cosas han sido creadas mediante él y para él. También, él es antes de todas las demás cosas
y por medio de él se hizo que todas las demás cosas existieran”. Una explicación similar aparece en
Juan 1:1-3, pero de ahí también aprendemos que el Hijo era la Palabra o Logos. Aun cuando todos
los humanos eran perfectos, antes que Adán y Eva hubieran pecado, Dios sostenía trato y
comunicación con ellos por medio de Su vocero, la Palabra. De modo que no debemos pensar que
el que Dios trate con la humanidad por medio de su Hijo es consecuencia de la caída del hombre
en el pecado y la imperfección.
La Biblia no nos dice con lujo de detalles cómo Jehová Dios se comunica con sus criaturas en la
región de los espíritus. Los capítulos 1 y 2 del libro de Job contienen el relato acerca de una ocasión
en que Satanás se presentó “delante de Jehová” durante una reunión de ángeles en el cielo.
“Entonces Jehová dijo a Satanás: ‘¿De dónde vienes?’” (Job 1:6, 7.) En este caso, el libro de Job no
presenta a Satanás comunicándose con Jehová por medio de un intermediario. También, el profeta
Micaya tuvo una visión de Jehová sentado en Su trono. El profeta vio a un ángel hablando con
Jehová, y no se menciona ningún intermediario. (1 Reyes 22:19-23.) El Logos no aparece en estos dos
casos. No se declara específicamente su participación en ellos.
Aunque el método que Jehová Dios empleó para comunicarse con Adán, el primer hombre, no
necesitó que se cambiara después que este pecó, la situación en que se encontraba Adán
ciertamente era diferente. Antes de que pecara, Adán era un “hijo [humano] de Dios”. (Lucas 3:38.)
Después de pecar ya no lo era. Sus descendientes también han sido imperfectos, manchados con el
pecado. De modo que Jehová no veía como “hijos” ni siquiera a los humanos que le eran leales y
fieles. Sin embargo, él se propuso traer un cambio. Jesús vino y proveyó un sacrificio de rescate,
estableciendo así la base para que Jehová perdonara los pecados de aquellos que cifraran su fe
en ese sacrificio. El apóstol Pablo explicó a los cristianos que “cuando éramos enemigos, fuimos
reconciliados con Dios mediante la muerte de su Hijo”. (Romanos 5:10; Efesios 1:7.)
De ahí en adelante Jehová, sin hacerse Él mismo injusto ni impuro, podría perdonar el pecado de
los hombres de fe y considerarlos como hijos humanos limpios y sin pecado, en línea para ser
adoptados como hijos espirituales. (Romanos 3:25, 26; 8:15-17.) Sin embargo, hasta en esto Dios usó
a su Hijo, como se muestra en el relato de cuando Jesús derramó espíritu santo en el Pentecostés.
(Hechos 2:33.)
De manera que los tratos de Dios con los humanos por medio de la Palabra no fueron
simplemente desde que el ser humano pecó, ni tampoco ha de verse como una discrepancia de lo
que leemos en el libro de Job. //Volver al Índice

939
W1989 1/5 PÁG.31

¿Usa tretas Jehová con la gente, o la engaña, incluso a sus


siervos, como parecen sugerir Jeremías 4:10 y 20:7?

No; el Creador no es engañoso, sinuoso, ni taimado en sus tratos. Pero sí puede efectuar su justa
voluntad a pesar de lo que esperaran humanos, y lo hace.
Vemos un aspecto de esto en Jeremías 4:10, donde el profeta dijo: “¡Ay, oh Señor Soberano
Jehová! Verdaderamente has engañado por completo a este pueblo y a Jerusalén, al decir: ‘La
paz misma llegará a ser de ustedes’, y la espada ha alcanzado hasta la misma alma”.
Jehová empleó a Jeremías para predecir la calamidad que le vendría a la nación rebelde que
supuestamente servía a Dios. (Jeremías 1:10, 15-19; 4:5-8; 5:20-30.) Sin embargo, había otras personas
que afirmaban ser profetas. (Jeremías 4:9.) ¿Qué oía la gente de aquellos supuestos profetas? Dios
lo clasificó de este modo: “Los profetas mismos realmente profetizan en falsedad [...] Y mi propio
pueblo así lo ha amado”. (Jeremías 5:31; 20:6.)
Aunque Jehová no había enviado a aquellos falsos profetas, tampoco impidió que ellos
esparcieran mensajes, como: “Paz es lo que llegarán a tener” y “Ninguna calamidad vendrá sobre
ustedes”. (Jeremías 23:16, 17, 25-28, 32.) La gente tenía que escoger: o aceptar las profecías de
mensaje severo, pero verdadero, pronunciadas por Jeremías o dejarse engañar por personas que a
sí mismas se habían hecho profetas, profetas falsos como Hananías y Semaya. (Jeremías 28:1-4, 11;
29:30-32.) Porque Dios no detuvo a aquellos profetas engañadores, se pudiera decir de él: “Has
engañado por completo a este pueblo y a Jerusalén, al decir: ‘La paz misma llegará a ser de
ustedes’”.
En un sentido diferente, Jeremías fue embaucado. “Me has embaucado, oh Jehová, de modo
que fui embaucado. Usaste tu fuerza contra mí, de modo que prevaleciste. Vine a ser objeto de risa
todo el día; todos me hacen escarnio.” (Jeremías 20:7.)
Pasjur, un sacerdote prominente, atacó públicamente a Jeremías y entonces lo puso en el cepo.
Desde el punto de vista humano, Jeremías pudiera haber pensado que había llegado al límite, que
sencillamente no tenía fuerzas para seguir adelante frente a la apatía, el rechazamiento, la burla y
la violencia física. Pero no fue así. Jehová usó Su fortaleza contra (o en contraste con) la inclinación
humana de Jeremías. Dios embaucó a Jeremías en el sentido de que utilizó a este hombre
imperfecto para lograr lo que el profeta no pudiera haber hecho por sus propias fuerzas.
Embaucado o sorprendido como quedara Jeremías por esto, fue con un propósito bueno: los que lo
perseguían quedaron avergonzados, y el mensaje de Dios se entregó. (Jeremías 20:11.)
Por eso, entendidos en su contexto, Jeremías 4:10 y 20:7 armonizan con la conclusión de Elihú:
“Dios mismo no obra inicuamente, y el Todopoderoso mismo no pervierte el juicio”. (Job 34:12.)
//Volver al Índice

940
W2011 1/8 PÁG.27

¿Vive Dios en un lugar concreto?

Diversas religiones enseñan que Dios es omnipresente, es decir, que está en todas partes a la vez.
Por ejemplo, el Diccionario Manual Teológico señala que “Dios está completamente presente en
todos los lugares”. Asimismo, John Wesley, fundador de la Iglesia Metodista, escribió en un sermón
titulado “Sobre la omnipresencia de Dios”: “No hay un solo punto de espacio, ya sea dentro o fuera
de los límites del universo creado, donde Dios no esté”.
¿Qué enseña la Biblia sobre este asunto? ¿Es Dios omnipresente? ¿Reside al mismo tiempo en
cada rincón del cielo y de la Tierra, e incluso en los seres humanos?
En realidad, la Biblia indica que Dios mora en un lugar concreto: los cielos. En ella leemos una
oración en la que el rey Salomón le suplicó a Dios: “Dígnate escuchar tú mismo desde los cielos, el
lugar establecido de tu morada” (1 Reyes 8:43). Además, cuando Jesús enseñó a sus discípulos a
orar, comenzó de esta manera: “Padre nuestro que estás en los cielos” (Mateo 6:9). La Biblia
también afirma que Cristo, después de resucitar, entró “en el cielo mismo, para comparecer [...]
delante de la persona de Dios” (Hebreos 9:24).
Estos versículos muestran claramente que Jehová reside en el cielo, y no en todas partes. Desde
luego, “los cielos” que se mencionan en estos textos bíblicos no pueden referirse a la atmósfera que
envuelve la Tierra ni al inmenso espacio sideral. ¿Por qué? Porque los cielos físicos no pueden
contener al Creador del universo (1 Reyes 8:27). La Biblia enseña que “Dios es un Espíritu” (Juan 4:24).
Él vive en los cielos espirituales, un ámbito aparte del universo físico (1 Corintios 15:44).
¿Y qué se puede decir de los pasajes bíblicos que parecen indicar que Dios está en todas
partes? Ese es el caso del Salmo 139:7-10, donde David escribió respecto a Dios: “¿Adónde puedo
irme de tu espíritu, y adónde puedo huir de tu rostro? Si ascendiera al cielo, allí estarías; y si tendiera
mi lecho en el Seol, ¡mira!, tú estarías allí. Si tomara las alas del alba, para poder residir en el mar más
remoto, allí, también, tu propia mano me guiaría y tu diestra me asiría”. ¿Demuestran estos versículos
que Dios es omnipresente, o sea, que está en todos esos sitios?
Observe lo primero que David preguntó: “¿Adónde puedo irme de tu espíritu[?]”. [Nota]
Mediante su espíritu santo, Dios puede verlo todo y ejercer su poder en cualquier lugar sin necesidad
de desplazarse o de morar allí. Para ilustrarlo: en años recientes, los científicos han estudiado el suelo
del planeta Marte, situado a millones de kilómetros de la Tierra. ¿Cómo lo han logrado? En vez de
viajar hasta allí, han analizado las fotos y los datos transmitidos por las sondas de exploración
enviadas a Marte.
Del mismo modo, Jehová no tiene que hallarse en todas partes —es decir, ser omnipresente—
para estar al tanto de lo que sucede en cualquier punto del universo. La Palabra de Dios declara:
“No hay creación que no esté manifiesta a la vista de él” (Hebreos 4:13). La poderosa fuerza activa
de Jehová, su espíritu santo, puede llegar a cualquier sitio. De ese modo, Dios ve todas las cosas y
cumple su propósito desde una ubicación fija: su “santa morada” en los cielos (Deuteronomio
26:15).
Nota. La palabra hebrea que en este versículo se traduce “espíritu” hace referencia a la fuerza
activa de Dios, el poder que él utiliza para llevar a cabo su voluntad. //Volver al Índice

941
W1982 1/1 PÁG.31

El apéndice de la edición de 1970 de la Traducción del


Nuevo Mundo de las Santas Escrituras en inglés (páginas 1455
y 1456) dice que la expresión hebrea ha-Adón se limita a
Jehová Dios. ¿Por qué, entonces (en la edición de 1971), la
nota al pie de la página referente a Romanos 10:9 indica que
esta expresión, según se utiliza allí, no se refiere a Jehová?

La nota al pie de la página referente a Romanos 10:9 meramente admite que algunos
traductores, al verter las Escrituras Griegas al hebreo, han utilizado esta expresión ha-Adón (que
literalmente significa “el Señor”) al traducir la palabra griega kyrios (que significa “Señor”).
La palabra “Señor,” según se utiliza en este texto, obviamente se refiere a Jesús, pues la escritura
dice: “Porque si declaras públicamente aquella ‘palabra en tu propia boca,’ que Jesús es Señor, y
ejerces fe en tu corazón en que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.” El empleo del
término hebreo ha-Adón para traducir la palabra griega kyrios, es meramente la opinión de ciertos
traductores, pues en el texto griego el artículo definido no acompaña a la palabra “Señor” en este
versículo.
En las Escrituras, la palabra “señor” es un término que aplica a Jehová, Jesús, los ángeles, seres
humanos y hasta a dioses falsos. Básicamente esta palabra significa “amo” o “dueño.” También es
un título de respeto. En el apéndice, los traductores de la Traducción del Nuevo Mundo indican que
cada vez que aparece el término ha-Adón en las Escrituras Hebreas se refiere a Jehová. Este es un
hecho, y es apropiado que solo se use al referirse a Jehová, puesto que el artículo definido (ha) lo
señala exclusivamente a él como “Señor” en el sentido más elevado.
Los cristianos se refieren apropiadamente a Jesús también como Señor de ellos debido a que él
es su “Amo” y “Dueño.” El los compró con su sangre sacrificatoria y es el cabeza de la
congregación cristiana. (Juan 13:13, 16; Colosenses 3:24; Judas 4; Revelación 5:9, 10) Pablo
reconoce que aunque hay muchos “dioses” y muchos “señores,” “realmente para nosotros hay un
solo Dios el Padre . . . y hay un solo Señor, Jesucristo.” (1 Corintios 8:5, 6) Pero la autoridad que Jesús
ejerce como Señor la recibió de su Padre. (Mateo 28:18; Juan 3:35; 5:19, 30) Jesús tiene gran
autoridad, gloria y poder, pero se dice que “reconozca abiertamente toda lengua que Jesucristo es
Señor para la gloria de Dios el Padre.” (Filipenses 2:9-11) Toda la honra va al Padre por lo que ha
hecho y lo que hará mediante su Hijo unigénito. Al final de su reinado de mil años, Jesús “entrega el
reino a su Dios y Padre” y, en cambio, “se sujetará a Aquel que le sujetó todas las cosas a él, para
que Dios sea todas las cosas para con todos.”—1 Corintios 15:24-28.
Así, al tener presente lo susodicho, podemos ver que aunque ciertas traducciones hebreas de las
Escrituras Griegas emplean la expresión ha-Adón en Romanos 10:9, no hemos de concluir debido a
esto que el “Señor” a quien se hace referencia aquí sea Jehová, de modo que Jesús y Dios llegaran
a ser un mismo Señor, como afirman los trinitarios. No obstante, dondequiera que aparece esta
expresión en las Escrituras Hebreas, se refiere a Jehová. //Volver al Índice

942
W2003 15/2 PÁG.31

¿Por qué dice Isaías 30:21 que la palabra de Jehová se oye


“detrás de ti”, si en el versículo anterior se da a entender que
Jehová está delante al decir: “Tus ojos tienen que llegar a ser
ojos que vean a tu Magnífico Instructor”?

Isaías 30:20, 21 dice: “Tu Magnífico Instructor ya no se esconderá, y tus ojos tienen que llegar a ser
ojos que vean a tu Magnífico Instructor. Y tus propios oídos oirán una palabra detrás de ti que diga:
‘Este es el camino. Anden en él’, en caso de que ustedes se fueran a la derecha o en caso de que
se fueran a la izquierda”.
Si se toma el texto literalmente, el lector ve a Jehová, el Magnífico Instructor, delante de él, pero
oye Su voz detrás. No obstante, estas palabras se usan en sentido figurado y así deben entenderse.
La figura retórica que se presenta en el versículo 20 comunica la idea de un siervo que atiende a
su amo, siempre dispuesto a cumplir sus órdenes. Tal como el servidor observa hasta el menor gesto
de su señor a fin de percibir cualquier indicación de su voluntad, el pueblo de Jehová de hoy día fija
atento su mirada en las instrucciones basadas en la Biblia que Dios da progresivamente mediante su
organización terrestre (Salmo 123:1, 2). Sigue su dirección, pendiente de cualquier indicación que
Jehová dé mediante “el esclavo fiel y discreto” (Mateo 24:45-47).
Entonces, ¿qué puede decirse de la palabra que sus siervos oyen detrás? Es razonable concluir
que la voz que se oye detrás es la voz de Dios que proviene del pasado, hablando mediante su
Palabra escrita, según la explica su “mayordomo fiel” (Lucas 12:42). En la actualidad, los siervos de
Dios oyen Su voz estudiando la Biblia con diligencia y poniendo en práctica sus principios con la
ayuda de las publicaciones que prepara “el esclavo fiel y discreto”, “el mayordomo fiel”. Cuando
buscan la dirección oportuna del Magnífico Instructor, están atentos a esta y estudian la Palabra de
Dios, escrita hace siglos, sus siervos lo ven delante, metafóricamente hablando, mientras que oyen
su voz detrás (Romanos 15:4). //Volver al Índice

943
W1970 15/11 PÁGS.703-704

¿Qué quiere decir la Biblia al declarar, en Génesis 6:6, que


“sintió pesar Jehová por haber hecho hombres en la
tierra”?—D. B., EE. UU.

Ante todo, nótese que traducciones más antiguas (Scío, Valera) dicen que Dios ‘se arrepintió’ a
causa de hacer esto o aquello. Pero la palabra “arrepentirse” entraña la connotación de sentirse
apesadumbrado por haber cometido un pecado o un mal. Jehová Dios, siendo perfecto en justicia,
simplemente no puede cometer un pecado o mal que requiera que se arrepienta. Es por eso que
las traducciones modernas, al hablar de él, dicen que se sintió “apesadumbrado” (Moffatt,
American Standard), o que “le pesó” (Biblia de Jerusalén) o que sintió pesar.—An American
Translation, Traducción del Nuevo Mundo.
En Génesis 6:6 la palabra hebrea traducida “sintió pesar” es nahham, y, como muchas otras
palabras, tiene varios significados. Formas de ella se han vertido en la Traducción del Nuevo Mundo
“sintió pesar” (Gén. 6:6), “me desembarazaré” (Isa. 1:24) y “ser consolada.”—Jer. 31:15.
En cuanto a esta palabra hebrea The Interpreter’s Bible, tomo 1, pág. 225, declara:
“Generalmente se traduce ‘arrepentirse’ (en la forma pasiva) ‘consolar’ (en la forma enfática).
Realmente la palabra significa ‘tomar aliento de alivio.’ . . . Por lo tanto la palabra tiene que ver con
‘cambio de actitud,’ ‘cambio de parecer,’ siendo accidental cualquier otra asociación. . . .
Cuando la palabra se traduce ‘arrepentirse,’ como se hace frecuentemente con referencia a Dios,
significa ‘cambio de parecer o intención.’”
Cuando Jehová Dios dijo: “Voy a borrar a hombres que he creado de sobre la superficie del
suelo, . . . porque de veras que me pesa haberlos hecho,” ¿qué quiso decir? (Gén. 6:7) ¿Qué le
pesaba haber creado al hombre originalmente, y que todo había sido un error terrible? ¡De ninguna
manera! Si se hubiera sentido así habría exterminado a toda la humanidad. Su pesar solo aplicó a la
inicua generación antediluviana, porque inmediatamente después leemos: “Pero Noé halló favor a
los ojos de Jehová.”—Gén. 6:8.
Claramente la idea es que Jehová Dios tuvo un cambio de actitud mental: Cambió de la actitud
de Hacedor o Creador de los hombres a la de destructor de ellos debido a que experimentaba
fuerte desagrado. Como ilustración: Un padre puede darle a su hijo un auto, pero si el hijo lo usa
incorrectamente, se mete en dificultades por exceder la velocidad, etcétera, el padre puede sentir
pesar y quitarle el auto a su hijo. Cambia de parecer, pero eso no es decir necesariamente que se
hubiera equivocado. El hijo fue quien cometió los errores e hizo cosas que eran incorrectas. El hijo
pudo haber mostrado aprecio y así pudo haber regocijado a su padre utilizando sabiamente el
auto.
Y así sucedió con la humanidad. Si Adán y Eva hubieran procedido de una manera sabia, eso
hubiera regocijado el corazón de Jehová. Pero puesto que procedieron de una manera inicua, Dios
no se complació en ellos; sintió pesar y se vio obligado a quitarles la vida. Lo mismo aplicó también
a la generación inicua que vivía al tiempo del Diluvio. Dios cambió su actitud para con ella. De
hecho, era absolutamente imperativo que lo hiciera debido a las cosas que pasaban. Estuvo
apesadumbrado de que esto envolviera una gran destrucción de vida, y no obstante estaba
obligado a obrar para sostener sus normas.
Este sentimiento de pesar de parte de Jehová Dios obra de ambos modos, como muestra la
Biblia. Si sus criaturas no cumplen el propósito que él tiene para ellas, siente pesar y ellas incurren en
su ira. Pero si Jehová se propone castigar a algunas de sus criaturas debido a su proceder injusto, y
ellas verdaderamente se sienten apesadumbradas, se arrepienten de sus pecados y no han llegado

944
hasta el extremo de donde no se pueda volver, entonces Jehová tendrá un cambio de actitud
mental para con ellas y les mostrará misericordia; sentirá pesar. Por eso en vez de darles aflicción o
más aflicción les dará alivio.
Jehová Dios hizo esto con los israelitas durante el tiempo que tenían sus jueces: “Jehová sentía
pesar por el gemido de ellos a causa de sus opresores.” (Jue. 2:18) Así también sucedió en el caso
del pueblo de Nínive. Jehová había decretado la destrucción de ella debido a su gran iniquidad.
Pero cuando los de este pueblo sinceramente se arrepintieron al predicarles Jonás, Jehová “sintió
pesar,” cambió de parecer o de actitud mental para con ellos “en cuanto a la calamidad de que
había hablado que les causaría; y no la causó.”—Jon. 3:8-10.
Tomando en cuenta lo ya dicho, ¿cómo hemos de entender las expresiones que se encuentran
en las Escrituras en el sentido de que Jehová Dios no siente pesar?—Núm. 23:19; 1 Sam. 15:29; Sal.
110:4.
Estas deben entenderse como expresiones que aplicaron a ciertos casos específicos bajo
consideración. Por ejemplo, a Balaam se le hizo profetizar que Jehová no cambiaría de parecer o
no sentiría pesar acerca de la prosperidad que él se había propuesto para la nación de Israel, a
pesar de todos los esfuerzos del rey Balac por hacer que Balaam maldijera a Israel. (Núm. 23:19)
Cuando el rey Saúl resultó infiel, el profeta de Dios le dijo que Jehová “no sentirá pesar” o
no cambiará de parecer acerca de rechazarlo. (1 Sam. 15:29) Y Jehová Dios juró que no sentiría
pesar o no cambiaría en cuanto a su propósito de hacer que su Hijo llegara a ser sacerdote hasta
tiempo indefinido a la manera de Melquisedec.—Sal. 110:4.
Hoy, como en el tiempo de Noé, Jehová Dios ha decretado de nuevo la destrucción de un
inicuo sistema de cosas. Debido a la gran iniquidad de dicho sistema no sentirá pesar ni cambiará
de actitud mental. Es privilegio de todos sus ministros cristianos dedicados advertir a los que aman la
justicia que deben separarse de este inicuo sistema de cosas antes de que sea demasiado tarde,
para que así puedan recibir la misericordia de Jehová Dios, tal como la recibieron Noé y su
familia.—Sof. 2:3. //Volver al Índice

945
W1974 1/12 PÁGS.735-736

¿Quiénes pueden dirigirse apropiadamente a Dios como


“Padre”?—EE. UU.

Debido a que Jehová Dios es el Creador y Fuente de la vida, todos los humanos realmente son su
“progenie,” sus hijos, como dice el apóstol inspirado en Hechos 17:28, 29. Por consiguiente, todos los
que sinceramente reconocen ese hecho pueden dirigirse correctamente a él como “Padre.”
Las Escrituras claramente muestran que el usar la expresión “Padre” con referencia a Dios no se
circunscribe a cristianos ungidos por espíritu. Fue antes que el espíritu de Dios fuera derramado en el
día de Pentecostés en 33 E.C. que Jesús, en su Sermón del Monte, enseñó a una muchedumbre de
judíos a dirigirse a Dios en oración como “Padre nuestro.” (Mat. 6:9) Siglos antes el profeta Isaías
declaró: “Oh Jehová, tú eres nuestro Padre. Nosotros somos el barro, y tú eres nuestro Alfarero; y
todos nosotros somos la obra de tu mano.”—Isa. 64:8.
Sin embargo, aunque todos los humanos que reconocen la Paternidad de Dios y viven en
armonía con ello pueden dirigirse apropiadamente a él como “Padre,” no todos disfrutan de la
misma intimidad con él. Refiriéndose a la intimidad especial de que disfrutan los cristianos
engendrados por espíritu, el apóstol Pablo escribió: “Recibieron un espíritu de adopción como hijos,
espíritu por el cual clamamos: ‘¡Abba, Padre!’” (Rom. 8:15) El término “Abba” es una cariñosa forma
de trato. Es la íntima expresión que los hijos usaban para sus padres. Aun ahora disfrutan de esta
intimidad los de la humanidad que han sido engendrados por espíritu de Dios con la mira de llegar a
ser hijos espíritus en los cielos santos, donde disfrutarán de asociación personal con el Creador.
Al tiempo presente se está reuniendo a una “grande muchedumbre” de todas las naciones para
sobrevivir a la “grande tribulación,” con la expectativa de obtener vida eterna en la Tierra en el
nuevo orden de justicia de Dios. (Rev. 7:9-17) Apropiadamente, los de esta muchedumbre, también,
se dirigen a Jehová en oración como su “Padre” o Dador de Vida, ya que él ha hecho provisión
para que tengan vida eterna por medio de su Hijo, Jesucristo el “Padre Eterno.” (Isa. 9:6) En el nuevo
orden de Dios, a éstos se unirán los millones de individuos que serán resucitados de entre los muertos.
Más tarde, todos los que pasen con éxito la prueba final que se describe en Revelación 20:7-10
tendrán su nombre escrito permanentemente en el “libro de la vida” y disfrutarán de la relación
especial de ser hijos terrestres perfectos de Jehová, el Padre celestial.—Rom. 8:20, 21; Rev. 20:15.
//Volver al Índice

946
W2009 1/1 PÁG.30

¿Por qué no contesta Dios todas las oraciones?

Dios quiere que nos acerquemos a él. Lo que es más, a él le gusta que le oremos con franqueza,
igual que a un padre cariñoso le gusta que sus hijos le expresen libremente sus sentimientos. Aun así,
como buen padre que es, no siempre nos concede lo que le pedimos. Él tiene buenas razones para
actuar así y no las cubre con un velo de misterio, pues podemos encontrarlas en la Biblia.
El apóstol Juan explica con respecto a las oraciones: “Esta es la confianza que tenemos para
con él, que, no importa qué sea lo que pidamos conforme a su voluntad, él nos oye” (1 Juan 5:14).
Así es, nuestras oraciones deben estar de acuerdo con la voluntad de Dios. Por eso, no escucha a
quienes piden cosas como ganar la lotería o una apuesta, ni a quienes oran motivados por malos
deseos. El discípulo Santiago previene contra este mal uso de las oraciones. “Piden, y sin embargo
no reciben —dice él—, porque piden con un propósito malo, para gastarlo en los deseos
vehementes que tienen de placer sensual.” (Santiago 4:3.)
Imaginemos, por ejemplo, que en un partido de fútbol, ambos equipos rezan pidiendo la victoria.
¿Contestará Jehová Dios sus oraciones? Obviamente no, pues son incompatibles entre sí. Lo mismo
pasa con los conflictos bélicos de hoy día en los que cada ejército pide la victoria para su bando.
Además, quienes desobedecen las leyes divinas tampoco pueden esperar que Jehová los
escuche. Fijémonos en lo que Dios dijo en cierta ocasión a quienes le servían con hipocresía:
“Aunque hagan muchas oraciones, no escucho; sus mismas manos se han llenado de
derramamiento de sangre” (Isaías 1:15). La Biblia dice sin rodeos: “El que aparta su oído de oír la
ley... hasta su oración es cosa detestable” (Proverbios 28:9).
Sin embargo, Jehová sí escucha las oraciones de quienes se esfuerzan por servirle de acuerdo
con Su voluntad. Claro, esto no quiere decir que siempre acceda a todas sus peticiones. Veamos
algunos ejemplos bíblicos que así lo demuestran.
Pensemos en el caso de Moisés. Él tenía una estrecha relación con Dios; aun así, también tenía
que orar “conforme a su voluntad”. En una ocasión, le suplicó que lo dejara entrar en la tierra de
Canaán: “Déjame pasar, por favor, y ver la buena tierra que está al otro lado del Jordán”. Pero su
petición era contraria a la voluntad de Jehová, quien tiempo antes lo había castigado por un
pecado prohibiéndole entrar en la Tierra Prometida. Por eso, Dios no le dio lo que pedía y le dijo:
“¡Basta ya! Nunca me vuelvas a hablar de este asunto” (Deuteronomio 3:25, 26; 32:51).
Otro caso es el del apóstol Pablo. Él pedía a Dios que lo librara de lo que él llamaba “una espina
en la carne” (2 Corintios 12:7). Puede que esa “espina” fuera un problema crónico de la vista o el
acoso constante de enemigos y “falsos hermanos” (2 Corintios 11:26; Gálatas 4:14, 15). Pablo
cuenta: “Tres veces supliqué al Señor que esta se apartara de mí”. Pero Jehová sabía que si Pablo
seguía predicando pese a esa molesta “espina en la carne”, se demostrarían el poder de Dios y la
confianza que el apóstol tenía en Él. Así pues, en vez de quitarle esa “espina”, le dijo: “Mi poder está
perfeccionándose en la debilidad” (2 Corintios 12:8, 9).
En efecto, Jehová siempre vela por nuestro bien. Por eso, nos concede solo aquello que nos
conviene y que está en armonía con su amoroso propósito registrado en la Biblia. //Volver al Índice

947
W1981 1/6 PÁG.31

El libro Comentario sobre la carta de Santiago declara en la


página 47: “Jehová, además de ser el Dios de los cristianos,
es también el Padre de ellos, porque los ha engendrado por
medio de su espíritu para que sean sus hijos.” Y la pregunta
que se presenta en la página 57 respecto a esta declaración
dice: “¿Cómo es Dios también el Padre para los cristianos?”
¿Significa eso que todos los cristianos dedicados y
bautizados han sido engendrados por el espíritu santo de
Dios para llegar a ser hijos de él?

No, esta declaración no debe entenderse de esa manera, como si hubiese un cambio de
entendimiento sobre este asunto. Tal cambio invalidaría la enseñanza bíblica tocante a dos
diferentes destinos para los que logran la salvación, uno celestial y otro terrestre. Más bien, el libro
Comentario da por sentado que el estudiante que lee Santiago 1:1 y los comentarios que se hacen
respecto a la frase “a las doce tribus” en ese versículo (vea las páginas 12 y 13) comprendería que
los que son engendrados por el espíritu de Dios para llegar a ser hijos de él son el número limitado de
personas que componen el Israel espiritual.—Gál. 6:16; Rev. 14:1.
Para evitar ambigüedad, el libro Comentario pudiera haber insertado la palabra “ungidos” en
esta oración que se encuentra en la página 47. Entonces la oración pudiera haber dicho: “Jehová,
además de ser el Dios de los cristianos ungidos, es también el Padre de ellos, porque los ha
engendrado por medio de su espíritu para que sean sus hijos.” Entonces la pregunta de la página 57
sobre esta porción pudiera haberse expresado así: “¿Cómo es Dios también el Padre de los
cristianos ungidos?”
La cristiandad, con sus creencias de que el hombre tiene un alma inmortal, que todos los muertos
van o al cielo o al infierno (o al purgatorio) y que algún día la Tierra será destruida por fuego, no
deja cabida a la creencia de que haya un destino terrestre para siervos fieles de Dios. Pero los que
tienen un entendimiento claro de los propósitos de Dios para con la Tierra y el hombre están
convencidos de que algún día llegará a haber un paraíso mundial poblado de fieles siervos
humanos de Dios.
Al respecto también puede mencionarse que, aunque Jehová Dios es Padre en un sentido
singular para con los cristianos ungidos, engendrados por espíritu (Rom. 8:14-17; 1 Juan 3:2), las
Escrituras también lo llaman Padre de las personas cuyo destino será terrestre. Así, pues, en Isaías
63:16 leemos lo siguiente: “Porque tú eres nuestro Padre; aunque Abrahán mismo no nos haya
conocido e Israel mismo no nos reconozca, tú, oh Jehová, eres nuestro Padre.” De modo que todos
los de la “grande muchedumbre” de “otras ovejas” apropiadamente pueden orar: “Padre nuestro
que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.”—Mat. 6:9; Juan 10:16; Rev. 7:9. //Volver al Índice

948
W1971 1/9 PÁG.543

¿En qué sentido es Dios “sobre todos y por todos y en todos,”


como dice Efesios 4:6?—E. R., EE. UU.

Al leer el contexto podemos ver claramente que el apóstol Pablo le escribía a la congregación
cristiana, hablando de la unidad que Dios había producido entre ellos. Pablo quería que los
miembros de la congregación reconocieran y apreciaran su verdadera relación con Dios y Cristo.
Aquí no se refería al mundo de la humanidad en general.
Pablo habla del “un cuerpo,” bautizado con el mismo bautismo en agua, participando del
mismo espíritu, y de su “un Señor,” Jesucristo.—Efe. 4:4, 5; Mat. 28:19, 20; 1 Cor. 12:13.
El apóstol pasa a decir que solo tienen “un Dios”; no están sirviendo divididamente a otros dioses
de muchas maneras (como algunos de ellos lo habían hecho antes de hacerse cristianos).—Gál. 4:8;
Efe. 2:1-3.
Jehová es el ‘un Padre’ de la congregación cristiana de ungidos porque los ha engendrado
como hijos por su espíritu santo. Ahora son “hijos [espirituales] de Dios,” con la esperanza de ser
coherederos celestiales con el Señor Jesucristo, su ‘hermano’ mayor. Dios, como su Padre,
claramente está ‘sobre todos ellos.’ (Efe. 4:6) Como hijos suyos se someten totalmente a su voluntad
y dirección.—Rom. 8:16; Heb. 2:11; 1 Juan 3:1, 2.
Jehová, el Padre de esta familia cristiana unificada, es “por todos”... es decir, todos, como
componentes de la congregación, de esta manera: Dios ha formado la congregación para su
gloria. (Efe. 3:21) Jehová, al crear y dirigir la congregación ha desplegado su maravillosa sabiduría,
aun delante de ángeles. En la misma carta a los efesios, Pablo habló de su comisión de “hacer ver a
los hombres cómo se administra el secreto sagrado que desde el pasado indefinido ha estado
escondido en Dios, que creó todas las cosas. Esto fue a fin de que ahora a los gobiernos y a las
autoridades en los lugares celestiales se les diera a conocer mediante la congregación la
grandemente diversificada sabiduría de Dios.” La congregación también ha sido “columna y apoyo
de la verdad,” un baluarte contra la enseñanza falsa en el mundo, y ha sido usada para declarar las
buenas nuevas del reino mesiánico de Dios. Ciertamente Dios ha efectuado mucho por o mediante
ella.—Efe. 3:9, 10; 1 Tim. 3:15.
Jehová está “en todos” los de la congregación cristiana porque su espíritu opera en todos sus
miembros, ejecutando sus diversas funciones. Cada miembro, como parte del “cuerpo,” es
impulsado y movido por el espíritu para provecho de todo el cuerpo, para edificarlo, pues “la
manifestación del espíritu se da a cada uno con un propósito provechoso.” (1 Cor. 12:6, 7) Además,
la congregación cristiana es “templo de un Dios vivo,” en el cual reside Dios, como se les recordó a
los efesios: “En unión con [Cristo] ustedes, también, están siendo edificados juntamente para ser
lugar donde habite Dios por espíritu.”—2 Cor. 6:16; Efe. 2:21, 22.
En el capítulo veintiuno de Revelación, se ve en visión la ciudad Nueva Jerusalén, el gran templo-
palacio celestial. Se muestra a Jehová Dios y a Jesucristo morando en él. Este templo celestial,
constituido de 144.000 “piedras vivas,” dado que está en unidad plena, en todas sus partes, con el
Rey de la eternidad y su Hijo inmortal, siempre tendrá a Dios ‘sobre, por y en todos ellos’ mientras
sirven como justos administradores regios y sacerdotales en el reino mesiánico de Dios.—Efe. 1:10;
1 Ped. 2:5; 1 Tim. 1:17; 6:16; Rev. 20:6. //Volver al Índice

949
W1991 1/3 PÁG.31

Puesto que los ángeles son espíritus sin cuerpo material, ¿por
qué los presentan ustedes con alas en las ilustraciones? ¿Es
simplemente una tradición religiosa?
Acostumbramos presentar a los ángeles con alas debido a las descripciones simbólicas que da la
Biblia.
Usted tiene razón al decir que las criaturas celestiales no tienen cuerpo material con alas
literales... ni rostro, manos, pies, ni ninguna otra parte del cuerpo. Sin embargo, en ciertas ocasiones
en que ángeles se aparecieron a siervos de Dios tienen que haberse asemejado a hombres
normales, pues se les tomó por hombres. (Génesis 18:2, 22; 19:1; Jueces 6:11-22.)
Pero hubo ocasiones en que humanos tuvieron visiones de ángeles y los describieron. El profeta
Ezequiel vio “cuatro criaturas vivientes”, y en una visión posterior dijo que estos ángeles eran
querubines. (Ezequiel 1:5; 9:3; 10:3.) Cada uno tenía cuatro alas, lo cual mostraba que podían
responder rápidamente e ir en cualquier dirección según los mandatos de Dios. “No se volvían
cuando iban; iban cada [uno] directamente adelante [...] Adondequiera que el espíritu se inclinaba
a ir, iban. No se volvían mientras iban.” (Ezequiel 1:6, 9, 12.)
Pero los ángeles que se aparecieron en visiones no siempre fueron idénticos. Las criaturas
angelicales conocidas como serafines que vio Isaías tenían seis alas. (Isaías 6:1, 2.) Hasta hubo
diferencias entre las visiones que tuvo Ezequiel. En la primera visión los ángeles tenían pies, manos
debajo de cada una de sus cuatro alas, y cuatro caras (como la cara de un hombre, la de un león,
la de un toro y la de un águila). En su siguiente visión, una de las caras era como la de un querubín
en vez de la de un toro, quizás para indicar el gran poder de los querubines. En una visión posterior
que mostraba las decoraciones de un templo simbólico, Ezequiel vio querubines que tenían solo dos
rostros, uno de hombre y otro de león. (Ezequiel 1:5-11; 10:7-17; 41:18, 19.) En el Santísimo del
tabernáculo, así como en el templo que construyó Salomón en Jerusalén, había querubines que
tenían dos alas. Estos se hallaban en la cubierta de oro del cofre conocido como el arca del pacto.
Los dos querubines de oro estaban colocados con sus rostros el uno hacia el otro, y ambos tenían
dos alas que se extendían sobre el Arca. (Éxodo 25:10-22; 37:6-9.) Por encima del Arca (y de su
cubierta) en el templo de Salomón había dos querubines más grandes cubiertos de oro, y cada uno
tenía dos alas extendidas. (1 Reyes 8:6-8; 1 Crónicas 28:18; 2 Crónicas 5:7, 8.)
Josefo escribió: “Pero nadie sabe, ni se imagina siquiera, qué forma tenían esos querubines”. Por
eso algunos doctos y artistas basan sus representaciones de los ángeles (particularmente de
querubines) en lo que se ha llamado antiguos prototipos del Cercano Oriente de dioses que tenían
forma de animales alados. Pero una guía más confiable es el comentario de Ezequiel de que los
ángeles que él vio “tenían la semejanza del hombre terrestre”. (Ezequiel 1:5.) Por eso en las
ilustraciones de ángeles celestiales en nuestras publicaciones acostumbramos representarlos
esencialmente en forma humana. Los presentamos con alas debido a las numerosas descripciones
bíblicas de diversos ángeles con alas, y debido a los comentarios de que los ángeles ‘vuelan’.
(Revelación 14:6; Salmo 18:10.)
Finalmente, en la página 288 del libro Apocalipsis... ¡se acerca su magnífica culminación! se
representa a una criatura celestial con alas, una corona en la cabeza y una llave en la mano. Esta
es una representación gráfica de Revelación 20:1: “Vi a un ángel que descendía del cielo con la
llave del abismo y una gran cadena en la mano”. Según nuestro entendimiento, este ángel con la
llave es el glorificado Jesucristo. En la ilustración aparece con alas, lo cual armoniza con el hecho de
que en las visiones los ángeles solían tener alas. //Volver al Índice

950
W2010 1/4 PÁG.19

¿Es Jesús el arcángel Miguel?


Sí, lo es. En tiempos bíblicos, al igual que en muchas culturas de la actualidad, era bastante
común llamar a una persona por varios nombres. Por ejemplo, al patriarca Jacob también se lo
conocía como Israel (Génesis 35:10). Y el apóstol Pedro tenía cinco nombres diferentes: Symeón,
Simón, Pedro, Cefas y Simón Pedro (Mateo 10:2; 16:16; Juan 1:42; Hechos 15:7, 14). Ahora bien,
¿cómo podemos estar tan seguros de que Miguel es otro nombre de Jesús? Veamos las siguientes
pruebas bíblicas.
El nombre Miguel aparece cinco veces en la Biblia referido a un poderoso ser espiritual. Tres de
ellas se encuentran en el libro de Daniel. En Daniel 10:13, 21 leemos que Miguel es “uno de los
príncipes prominentes” y “el príncipe de ustedes”, y que acudió al rescate de cierto ángel que se
hallaba en problemas durante una misión. Luego, en Daniel 12:1 aprendemos que en el tiempo del
fin “se pondrá de pie Miguel, el gran príncipe que está plantado a favor de los hijos de tu pueblo”.
Más tarde se vuelve a mencionar a Miguel en Revelación (Apocalipsis) 12:7, donde se dice que
“Miguel y sus ángeles combatieron” en la guerra que finalizó con la expulsión de Satanás y sus
demonios del cielo.
Note que en cada uno de los casos anteriores se representa a Miguel como un ángel guerrero
que lucha por el pueblo de Dios y lo protege, incluso frente a Satanás, el mayor enemigo de
Jehová.
En el versículo 9 de Judas también se menciona a Miguel y dice que él es “el arcángel”. El prefijo
arc- significa “principal” o “jefe”, y la palabra arcángel jamás se usa en plural en la Biblia. Solo hay
otro pasaje en las Escrituras donde se utiliza este término, y es en 1 Tesalonicenses 4:16, donde Pablo
se refiere a Jesús ya resucitado de la siguiente manera: “El Señor [Jesús] mismo descenderá del cielo
con una llamada imperativa, con voz de arcángel y con trompeta de Dios”. De modo que aquí se
identifica a Jesucristo como el arcángel, o jefe de los ángeles.
En vista de lo anterior, ¿a qué conclusión llegamos? Que Jesús es Miguel el arcángel. Los dos
nombres destacan su papel como el principal defensor de la soberanía de Dios, ya que Miguel
significa “¿Quién Es Como Dios?”, y Jesús significa “Jehová Es Salvación”. Filipenses 2:9 declara:
“Dios lo ensalzó [a Jesucristo] a un puesto superior y bondadosamente le dio el nombre que está por
encima de todo otro nombre”.
Es importante señalar que el nacimiento humano de Jesús no fue el comienzo de su existencia. El
ángel que visitó a María le comunicó que su hijo —al que debía llamar Jesús— sería concebido por
medio del espíritu santo (Lucas 1:31). El propio Jesús a menudo habló durante su ministerio de su
existencia prehumana (Juan 3:13; 8:23, 58).
De modo que el arcángel Miguel es Jesús antes de venir a la Tierra. Después que resucitó y volvió
al cielo, Jesús retomó su servicio como Miguel, el jefe de los ángeles, “para la gloria de Dios el
Padre” (Filipenses 2:11). //Volver al Índice

951
W1987 15/6 PÁG.31

Colgando del madero, Jesús clamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por
qué me has desamparado?”. ¿Desplegó falta de fe, y creyó
que Dios lo había abandonado?
Al leer estas palabras en Mateo 27:46 o Marcos 15:34, algunos han concluido que la confianza
de Jesús en Dios vaciló cuando Jesús se enfrentó a una muerte dolorosa. Otros han dicho que
aquello fue simplemente la reacción humana de Jesús, un grito de desesperación por un hombre
de carne y sangre en su agonía, algo que se puede comprender fácilmente. Pero hay buena razón
para ir más allá de esas evaluaciones humanas basadas en apariencias superficiales. Aunque hoy
ninguno de nosotros puede saber con certeza todo lo que estuvo implicado en el hecho de que
Jesús clamara como lo hizo, podemos notar dos razones que probablemente explican su clamor.
Jesús estaba muy al tanto de que tendría que “ir a Jerusalén y sufrir muchas cosas [...] y ser
muerto, y al tercer día ser levantado”. (Mateo 16:21.) Desde el cielo el Hijo de Dios había observado
hasta a humanos imperfectos experimentar muerte en tortura mientras mantenían su integridad.
(Hebreos 11:36-38.) Por eso, sencillamente no hay razón para creer que Jesús —un humano
perfecto— se llenaría de temor ante lo que afrontaba; tampoco pensaría que su Padre lo había
rechazado porque muriera fijado a un madero. Jesús sabía de antemano “qué clase de muerte
estaba para morir”, es decir, muerte sobre un madero de tormento. (Juan 12:32, 33.) También
estaba seguro de que al tercer día sería resucitado. Entonces, ¿cómo podía decir Jesús que Dios lo
había desamparado?
En primer lugar, pudo haberlo dicho en el sentido limitado de que Jehová había retirado de su
Hijo su protección con el fin de que la integridad de Jesús fuera probada hasta el límite, una muerte
dolorosa y vergonzosa. Pero el que Dios permitiera que Jesús experimentara la ira de enemigos
dirigidos por Satanás no indicaba abandono total. Jehová continuó mostrando cariño a Jesús,
como se probó al tercer día, cuando resucitó a su Hijo, lo que Jesús sabía que sucedería. (Hechos
2:31-36; 10:40; 17:31.)
Probablemente hay una segunda razón, relacionada con la anterior, por la cual Jesús se expresó
como lo hizo mientras colgaba del madero: que al decir aquellas palabras podía cumplir una
indicación profética acerca del Mesías. Horas antes Jesús había dicho a los apóstoles que los
sucesos acontecerían “así como está escrito respecto a él [Jesús] ”. (Mateo 26:24; Marcos 14:21.) Sí;
él deseaba efectuar las cosas que estaban escritas, incluso lo que estaba escrito en el Salmo 22. Le
será revelador a usted comparar Salmo 22:7, 8 con Mateo 27:39, 43; Salmo 22:15 con Juan 19:28, 29;
Salmo 22:16 con Marcos 15:25 y Juan 20:27; Salmo 22:18 con Mateo 27:35. El Salmo 22, que dio
muchísimas indicaciones proféticas acerca de las experiencias del Mesías, comienza así: “Dios mío,
Dios mío, ¿por qué me has dejado?”. Por eso, cuando Jesús clamó como lo hizo, añadió otra a la
cantidad de profecías que había cumplido. (Lucas 24:44.)
El salmista no creía que su Dios sencillamente lo había rechazado o abandonado, porque David
pasó a decir que él ‘declararía el nombre de Dios a sus hermanos’, e instó a otros a alabar a
Jehová. (Salmo 22:22, 23.) De manera similar, Jesús, quien conocía bien el Salmo 22, también tenía
razón para confiar en que su Padre todavía lo aprobaba y lo amaba, a pesar de lo que Dios
permitió que experimentara sobre el madero. //Volver al Índice

952
W1972 1/10 PÁG.607

¿Por qué, mientras colgaba del madero, clamó Jesucristo:


“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”—
EE. UU.
La pregunta de Jesús fue una cita de un salmo de David. (Sal. 22:1) En el caso de David la
pregunta estaba relacionada con una condición momentánea de abandono. Rodeado de
enemigos, David se halló en una situación en que parecía que Jehová lo había desamparado
completamente. La tremenda tensión que resultó de eso movió a David a preguntar por qué había
sucedido eso a pesar de que no estaba consciente de culpa alguna. Pero David no había perdido
la fe, pues en el mismo salmo él oró: “Apresúrate, sí, en socorro mío.”—Sal. 22:16-19.
De modo similar, cuando expresó las palabras del Salmo 22:1, Jesús percibió profundamente que
su Padre había retirado momentáneamente su protección y lo “desamparó” o entregó a las manos
de sus enemigos, para morir en un madero como un maldito criminal. (Gál. 3:13) Al preguntar “por
qué,” Jesús no daba a entender que no sabía la razón de este abandono, tampoco esperaba una
respuesta de su Padre. La situación es comparable a la de un cristiano que sabe la razón del
sufrimiento humano pero que se siente impelido, bajo el peso de las intensas dificultades, a
preguntar “por qué” ya sea callada o audiblemente. El inquiridor revela así que no tiene razón
alguna para pensar que el sufrimiento se debe a sus transgresiones. Por eso, además de cumplir el
Salmo 22:1, el clamor de Jesús evidentemente sirvió para confirmar su inocencia y concentró la
atención en el verdadero propósito de su sufrimiento.—Mat. 27:46; compare con Juan 12:27, 28, 33.
//Volver al Índice

953
W2009 1/9 PÁG.28

¿En qué sentido son uno Jesús y su Padre?


En Juan 10:30, Jesús dijo: “Yo y el Padre somos uno”. Muchas personas utilizan este versículo para
justificar su creencia de que Jesús y el Padre forman parte de un Dios trino. Pero ¿es eso lo que Jesús
quiso decir?
Echémosle un vistazo al contexto. En el versículo 25, Jesús mencionó que sus obras las hacía en el
nombre de su Padre. Y en los versículos 27 al 29 explicó que su Padre le había encomendado el
cuidado de sus “ovejas”, refiriéndose a los discípulos. Estas dos declaraciones carecerían de sentido
si Jesús y su Padre fueran el mismo ser. En este pasaje, lo que Jesús estaba diciendo podría resumirse
así: “Nadie puede quitarme mis ovejas porque nadie puede quitárselas al Padre. Como mi Padre y
yo somos tan unidos, quitármelas equivaldría a quitárselas a él”. Para ilustrar este punto de otro
modo, imaginemos que un hijo dice: “Si alguien le hace daño a mi padre, es como si me lo estuviera
haciendo a mí”. ¿Verdad que nadie pensaría que son la misma persona? Más bien, sus palabras
demuestran la estrecha relación que existe entre ellos, igual que la que hay entre Jehová Dios y
Jesús.
Ellos también son “uno” en el sentido de que tienen los mismos objetivos, normas y valores. Jesús
nunca quiso independizarse de Dios, a diferencia de Satanás y de nuestros primeros padres.
Él mismo explicó: “El Hijo no puede hacer ni una sola cosa por su propia iniciativa, sino únicamente
lo que ve hacer al Padre. Porque cualesquiera cosas que Aquel hace, estas cosas también las hace
el Hijo de igual manera” (Juan 5:19; 14:10; 17:8).
Aunque Dios y Jesús son muy unidos, cada uno posee una personalidad distinta. Jesús tiene sus
propios sentimientos, pensamientos y experiencias, y puede tomar decisiones por su cuenta. Aun así,
decidió someterse a la voluntad de su Padre, pues él mismo declaró: “Que no se efectúe mi
voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). Si Jesús no tuviera la posibilidad de tomar decisiones diferentes
a las de su Padre, estas palabras no tendrían sentido. Además, si fueran realmente el mismo ser,
indistinguible el uno del otro, ¿por qué le oró Jesús a Dios? ¿Y por qué admitió humildemente que
había cosas que él no sabía, pero su Padre sí? (Mateo 24:36.)
En muchas religiones se rinde culto a dioses que luchan entre sí, pese a ser miembros de la misma
familia. Por ejemplo, en la mitología griega, Cronos derrocó a su padre, Urano, y devoró a sus
propios hijos. ¡Qué diferente es la relación que Jehová tiene con su Hijo! Entre ellos hay verdadera
unidad y amor. Sin duda alguna, saber esto nos motiva a quererlos más. Jesús también habló de la
posibilidad de estrechar nuestro vínculo con ellos cuando oró a favor de sus discípulos: “Hago
petición [...] para que todos ellos sean uno, así como tú, Padre, estás en unión conmigo y yo estoy
en unión contigo, que ellos también estén en unión con nosotros” (Juan 17:20, 21). ¡Qué privilegio
poder estar en unión con los dos seres más importantes de todo el universo!
Tal como hemos visto, cuando Jesús declaró que él y su Padre eran uno, no estaba diciendo que
fueran parte de una misteriosa Trinidad. Más bien, estaba describiendo la profunda relación que
tiene con Dios, la más estrecha que puede existir. //Volver al Índice

954
W1988 15/5 PÁG.31

¿Qué hizo Jesús para “preparar un lugar” en el cielo para sus


seguidores?
Poco antes de instituir la Cena del Señor, Jesús dijo a sus apóstoles fieles que tenía que irse. Por
supuesto, lo que quería decir era que después de morir, lo cual sucedería más tarde aquel mismo
día, tenía que irse al cielo. Pedro reaccionó pidiéndole que le permitiera seguirle. Por consiguiente,
Jesús dijo: “No se les perturbe el corazón. Ejerzan fe en Dios, ejerzan fe también en mí. En la casa de
mi Padre hay muchas moradas. De otra manera, se lo hubiera dicho a ustedes, porque voy a
preparar un lugar para ustedes. También, si prosigo mi camino y les preparo un lugar, vengo otra vez
y los recibiré en casa a mí mismo, para que donde yo estoy también estén ustedes”. (Juan 14:1-3.)
¿Qué “moradas” había que preparar para los apóstoles? Algunos traductores de la Biblia han
vertido Juan 14:2 de tal manera que da a entender que Jesús decía que los apóstoles necesitaban
“lugares de reposo” de camino al cielo o que hallarían diversas habitaciones o lugares donde vivir
en el cielo. Sin embargo, W. E. Vine dice lo siguiente sobre el término griego implicado: “No hay
nada en este término que indique compartimientos separados en el cielo, ni sugiere tampoco
lugares temporales de descanso por el camino”. La palabra significa sencillamente un lugar donde
estar o permanecer. Así que Jesús prometía lugares donde estar en los cielos espirituales, adonde él
iba para estar con su Padre. (Efesios 1:20; 1 Pedro 1:4; 3:21, 22.)
Pero ¿de qué manera prepararía Jesús aquellas moradas para sus seguidores leales? Después de
su muerte en sacrificio, Jesús fue al cielo para presentar delante de Dios el valor de su sangre vital.
Esto beneficiaría en primer lugar a aquellos a quienes se llamaría para ser coherederos de la vida
celestial. El apóstol Pablo escribió: “Cristo entró, no en un lugar santo hecho de manos, el cual es
copia de la realidad, sino en el cielo mismo, para comparecer ahora delante de la persona de Dios
a favor de nosotros”. (Hebreos 9:12, 24-28; Romanos 6:5; 8:17.) Por eso, cuando Jesús dijo a los
apóstoles que iba a “preparar un lugar para” ellos, ciertamente tendría presente que
‘comparecería delante de la persona de Dios a favor de’ ellos. Solo después de haber hecho eso
podrían ellos u otros humanos seguirle al cielo. (Filipenses 3:20, 21.)
¿Tuvo que hacer otras cosas Jesús para prepararles un lugar? Con el tiempo, asumiría poder real
y guerrearía contra Satanás, y echaría del cielo al Diablo y sus demonios. (Revelación 12:7-9.) Esto
sucedería antes del comienzo de la resurrección celestial de los apóstoles y otros ungidos que
habrían estado durmiendo en la muerte. (1 Tesalonicenses 4:14-17.) No podemos decir si el
comentario de Jesús acerca de “preparar un lugar para” sus seguidores incluía el que él echara del
cielo a Satanás.
Además, no sabemos si Jesús tuvo otras asignaciones relacionadas con preparar un lugar en el
cielo para los cristianos ungidos. Sin embargo, por lo menos podemos estar seguros de que Jesús sí
preparó el camino para sus seguidores ungidos al presentar a Dios el valor de su “sangre preciosa”.
(1 Pedro 1:19.) Con esa sangre como base se estableció el nuevo pacto entre Jehová Dios y los
cristianos ungidos por espíritu. //Volver al Índice

955
W1995 1/6 PÁGS.30-31

¿Cómo reciben en la actualidad las “otras ovejas” los


beneficios de las funciones que Cristo Jesús desempeña
como sumo sacerdote, mencionadas en Hebreos 4:15, 16?
Aunque el cometido de Jesús en calidad de Sumo Sacerdote tiene importancia principalmente
para los que estarán con él en el cielo, los cristianos que abrigan la esperanza terrestre se benefician
incluso ahora de las funciones sacerdotales de Jesús.
Desde los tiempos de Adán, los seres humanos han llevado la carga del pecado. Sufrimos por
nuestra imperfección heredada, igual que los israelitas, quienes tuvieron que valerse de los servicios
de una larga sucesión de sumos sacerdotes y sacerdotes que ofrecían sacrificios por sus propios
pecados y por los del pueblo. Con el tiempo, a Jesús se le ungió como sacerdote “a la manera de
Melquisedec”. Después de resucitar, Jesús compareció ante Jehová para presentar el valor de su
sacrificio humano perfecto. (Salmo 110:1, 4.)
¿Qué significa esto para nosotros hoy día? En la carta a los Hebreos, Pablo habló de las funciones
que desempeñaba Jesús como Sumo Sacerdote. En Hebreos 5:1 leemos: “Todo sumo sacerdote
tomado de entre los hombres es nombrado a favor de los hombres sobre las cosas que tienen que
ver con Dios, para que ofrezca dádivas y sacrificios por los pecados”. Más adelante, en los versículos
5 y 6, Pablo explicó que Jesús llegó a ser sumo sacerdote, lo cual puede reportarnos beneficios.
¿De qué forma? Pablo escribió: “Aunque era Hijo, aprendió la obediencia por las cosas que
sufrió; y después de haber sido perfeccionado vino a ser responsable de la salvación eterna para
todos los que le obedecen”. (Hebreos 5:8, 9.) En un principio, este versículo pudiera hacernos pensar
en cómo podremos beneficiarnos en el nuevo mundo, cuando a los que sean leales a Dios y a Jesús
se les quite su condición de pecadores y se les dé vida eterna. Esta esperanza bien fundada se basa
en el valor redentor del sacrificio de Jesús y su servicio como Sumo Sacerdote.
Pero lo cierto es que podemos beneficiarnos ahora mismo de sus funciones o servicio como Sumo
Sacerdote. Fíjese en lo que dice Hebreos 4:15, 16: “No tenemos como sumo sacerdote a uno que
no pueda condolerse de nuestras debilidades, sino a uno que ha sido probado en todo sentido
igual que nosotros, pero sin pecado. Acerquémonos, por lo tanto, con franqueza de expresión al
trono de la bondad inmerecida, para que obtengamos misericordia y hallemos bondad inmerecida
para ayuda al tiempo apropiado”. ¿Cuándo es el “tiempo apropiado”? Cuando necesitamos que
se nos muestre misericordia y bondad inmerecida. Por causa de nuestra imperfección, todos
deberíamos sentir esa necesidad ahora mismo.
Hebreos 4:15, 16 pone de relieve que Jesús, quien actualmente es sacerdote en el cielo, también
ha sido un ser humano, por lo que puede condolerse. ¿De quiénes? De nosotros. ¿Cuándo? Ahora.
Como humano experimentó las tensiones y presiones comunes a los hombres. A veces sintió hambre
y sed. Y a pesar de ser perfecto, sintió el cansancio. Saber eso debe tranquilizarnos. ¿Por qué?
Porque como Jesús experimentó estas aflicciones comunes, sabe cómo nos sentimos a menudo.
Recordemos, además, que tuvo que soportar las riñas de los apóstoles, provocadas por los celos.
(Marcos 9:33-37; Lucas 22:24.) Sí, sufrió desilusiones. ¿No nos hace confiar todo esto en que él puede
entendernos cuando nos sentimos decepcionados o desanimados? Claro que sí.
¿Qué podemos hacer cuando nos sintamos desanimados? Pues bien, ¿dijo Pablo que
sencillamente esperáramos hasta que en el nuevo mundo nuestro Sumo Sacerdote, Jesús, nos
ayude a alcanzar la perfección mental y física? No. Él dijo: “Obtengamos misericordia y hallemos
bondad inmerecida para ayuda al tiempo apropiado”, y ese tiempo incluye el presente. Además,
cuando Jesús estuvo en la Tierra, experimentó padecimientos y dificultades, mediante los cuales fue

956
“probado en todo sentido igual que nosotros”. Por lo tanto, cuando afrontamos tales penurias, él
está presto a socorrernos, pues entiende lo que estamos pasando. ¿No le atrae esto a él?
Fíjese ahora en el versículo 16. Pablo dice que tanto los ungidos como las otras ovejas pueden
acercarse a Dios con franqueza de expresión. (Juan 10:16.) El apóstol no quiso decir que podamos
expresar en oración todo lo que queramos, incluso palabras airadas o irreverentes, sino que, aunque
somos pecadores, podemos acercarnos a Dios en virtud del sacrificio de Jesús y de sus funciones
como Sumo Sacerdote.
Otro beneficio que obtenemos hoy de nuestro Sumo Sacerdote, Jesucristo, tiene que ver con
nuestros pecados o errores. Claro está, no esperamos que en este sistema Jesús nos imparta todos
los beneficios de su sacrificio. Aun si lo hiciera, no tendríamos vida eterna. ¿Recuerda el caso del
paralítico que fue bajado por el techo en una camita, que se menciona en Lucas 5:18-26? Jesús le
dijo: “Hombre, tus pecados te son perdonados”. No se refería a pecados específicos que hubiesen
causado su parálisis. Seguramente aludía a los pecados de aquel hombre en general y, hasta cierto
grado, a la imperfección heredada, que provoca padecimientos.
Basándose en el sacrificio que iba a hacer, Jesús podía quitar los pecados del hombre, tal como
el macho cabrío para Azazel se llevaba los pecados de Israel en el Día de Expiación. (Levítico 16:7-
10.) Sin embargo, el paralítico seguía siendo un ser humano. Pecaría de nuevo, y con el tiempo le
llegaría la muerte, cosa que merece todo pecador. (Romanos 5:12; 6:23.) Jesús no quiso decir que
aquel hombre recibiría vida eterna de inmediato. No obstante, sí fue bendecido con cierta medida
de perdón en aquel momento.
Pensemos ahora en nuestra propia situación. Somos imperfectos y cometemos errores a diario.
(Santiago 3:2.) ¿Qué podemos hacer al respecto? Pues bien, tenemos en el cielo a un Sumo
Sacerdote misericordioso mediante el cual podemos acercarnos a Jehová en oración. Sí, como
escribió Pablo, todos podemos ‘acercarnos, con franqueza de expresión al trono de la bondad
inmerecida [de Dios], para obtener misericordia y hallar bondad inmerecida para ayuda al tiempo
apropiado’. Por consiguiente, todos los que en la actualidad forman parte de las otras ovejas
obtienen magníficos beneficios de las funciones que Cristo desempeña como sumo sacerdote,
entre ellos una conciencia limpia.
Los cristianos que abrigan la esperanza de vivir en la Tierra pueden esperar beneficios mayores
en el nuevo mundo que se aproxima. Entonces, nuestro Sumo Sacerdote celestial aplicará todos los
beneficios de su sacrificio, lo que llevará al perdón completo del pecado. También cuidará de la
salud física y espiritual de la gente. Además, Jesús ampliará enormemente la educación del pueblo
de Dios en la Tierra, ya que una responsabilidad principal de los sacerdotes de Israel era enseñar la
Ley. (Levítico 10:8-11; Deuteronomio 24:8; 33:8, 10.) De modo que, aun cuando ahora mismo nos
beneficiamos de las funciones sacerdotales de Jesús, nos espera mucho más. //Volver al Índice

957
W1996 1/8 PÁGS.30-31

¿Conoce Jesús actualmente la fecha exacta de


Armagedón?
Es muy lógico creer que sí.
Tal vez alguien se pregunte por qué siquiera se plantea esta interrogante. Probablemente se
deba al comentario de Jesús recogido en Mateo 24:36: “Respecto a aquel día y hora nadie sabe, ni
los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino solo el Padre”. Nótese la frase “ni el Hijo”.
Este versículo forma parte de la respuesta de Jesús a la pregunta de los apóstoles de “¿cuándo
serán estas cosas, y qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?”.
(Mateo 24:3.) En su hoy célebre profecía sobre los sucesos que integrarían “la señal” de su
presencia, Jesús vaticinó para la Tierra, entre otras cosas, guerras, escasez de alimento, terremotos y
la persecución de los cristianos verdaderos. Gracias a dicha señal, sus seguidores podrían reconocer
la proximidad del fin. Jesús ilustró este punto con el tiempo en que comienzan a brotar las hojas de
la higuera, un signo de la proximidad del verano. Y añadió: “Así mismo también, ustedes, cuando
vean todas estas cosas, sepan que él está cerca, a las puertas”. (Mateo 24:33.)
Sin embargo, Jesús no precisó cuándo acontecería el fin; antes bien, dijo lo que ya leímos en
Mateo 24:36, según el texto que ofrecen la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras y
muchas otras versiones modernas de la Biblia. Empero algunas versiones más antiguas no contienen
el inciso “ni el Hijo”.
Por ejemplo, la versión de Casiodoro de Reina (1569) dice: “Mas del día u hora, nadie lo sabe, ni
aun los ángeles de los cielos, sino mi Padre solo” (ortografía actualizada). La versión de Francisco de
Enzinas (1543) ofrece una lectura parecida. ¿Por qué omiten la frase “ni el Hijo”, si se encuentra en
Marcos 13:32? Porque en el siglo XVI, cuando se prepararon estas dos versiones, no aparecía en los
manuscritos empleados por los traductores. Sin embargo, desde entonces han salido a la luz
numerosos manuscritos griegos de mayor antigüedad, de una época más cercana a la del texto
original de Mateo, y estos contienen la frase “ni el Hijo” en Mateo 24:36.
Es de interés observar que la Biblia de Jerusalén, católica, la incluye con una nota a pie de
página que dice que la Vulgata latina la omitió “sin duda por escrúpulo teológico”. ¡Seguro que sí!
Parece lógico: los traductores o copistas trinitarios pudieron ceder a la tentación de suprimir una
frase que indicaba que Jesús desconocía cosas que su Padre sabía. ¿Cómo podía Jesús ignorar
cierto asunto si él y su Padre formaban parte de un Dios trino y uno?
Así mismo, A Textual Commentary on the Greek New Testament (Comentario textual al Nuevo
Testamento Griego), de B. M. Metzger, dice: “En la mayoría de los testimonios [manuscritos] de
Mateo, incluido el texto bizantino posterior, faltan las palabras ‘ni el Hijo’. Por otro lado, los mejores
representantes de los textos alejandrino, occidental y cesariense las incluyen. Resulta más verosímil
creer que se hayan omitido por la dificultad doctrinal que plantean que el que se hayan agregado
por asimilación” al texto de Marcos 13:32 (cursivas nuestras).
Los “mejores representantes” de los manuscritos más antiguos apoyan la lectura que presenta
una gradación lógica en lo relativo al conocimiento. Los ángeles no sabían la hora del fin; tampoco
el Hijo, sino solo el Padre. Y esto armoniza con las palabras de Jesús en Mateo 20:23, donde
reconoce que no le competía a él conceder puestos prominentes en el Reino, sino al Padre.
Por consiguiente, las palabras de Jesús muestran que él desconocía la fecha del ‘fin del mundo’
cuando estuvo en la Tierra. ¿La sabe ahora?

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Revelación (Apocalipsis) 6:2 pinta a Jesús montando un caballo blanco y dispuesto a ‘vencer y
completar su victoria’. Le siguen a continuación unos jinetes que representan las guerras, el hambre
y las plagas, como las que se han experimentado desde el estallido de la I Guerra Mundial, en 1914.
Los testigos de Jehová creen que en 1914 tuvo lugar la entronización de Jesús como Rey del Reino
celestial de Dios, aquel que tomará la delantera en la venidera batalla contra la iniquidad en la
Tierra. (Revelación 6:3-8; 19:11-16.) Habiéndosele facultado para vencer en el nombre de Dios,
parece razonable que su Padre le haya comunicado la fecha del fin, cuando Jesús ‘completará su
victoria’.
A los que vivimos en la Tierra no se nos ha revelado tal fecha, de modo que aún nos concierne la
exhortación de Jesús: “Sigan mirando, manténganse despiertos, porque no saben cuándo es el
tiempo señalado. [...] Lo que les digo a ustedes, a todos lo digo: Manténganse alerta”. (Marcos
13:33-37.) //Volver al Índice

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W1976 15/2 PÁG.127

¿Sabe Jesucristo cuándo comenzará la “grande tribulación”?


Quizás, pero no podemos decir definitivamente que lo sepa.
Jesús predijo una “grande tribulación” que borrará la iniquidad que vemos a nuestro alrededor.
En cuanto al tiempo en que acontecerá esta destrucción, Jesús dijo: “Respecto a aquel día y hora
nadie sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino solo el Padre.”—Mat. 24:3, 21, 36-42.
Por consiguiente, cuando estuvo en la Tierra como el designado para rey por Dios, Jesucristo
no sabía qué fecha se había fijado para el principio de la “grande tribulación.” Murió y fue
levantado a la vida celestial a la diestra de Dios, esperando que se le concediera autoridad plena
para regir y ‘hacer añicos’ a las naciones. (Sal. 110:1; 2:6-9) El cumplimiento de la profecía bíblica
indica que recibió esa autoridad en 1914 E.C.; entonces empezó su “presencia.” Nuestra
generación, por lo tanto, es la generación que habrá de experimentar la “grande tribulación.” (Mat.
24:34; Rev. 11:15-18) Jesús también sabe eso, así como sabe cuánto hemos avanzado en la historia
humana desde la creación de Adán y Eva.
¿Qué está haciendo Jesús ahora? Revelación 6:1-8 muestra que en 1914 E.C. “salió venciendo y
para completar su victoria.” Las guerras, escaseces de alimento y pestes de la humanidad muestran
que en este tiempo él está avanzando hacia completar su victoria.
Jesús dirigirá los ejércitos celestiales en la “grande tribulación.” Ahora estamos bien adentrados
en el período que se conoce como el tiempo del fin, de modo que Dios quizás ya le haya dado a
conocer a Cristo toda la estrategia y todo el horario de la batalla. Pero si Jesús todavía no se ha
enterado del “día y hora” en que ha de “completar su victoria,” pronto lo sabrá. //Volver al Índice

960
W1986 15/2 PÁGS.30-31

En Juan 6:53, ¿estaba Jesús refiriéndose solo a los cristianos


ungidos cuando dijo: “Muy verdaderamente les digo: A
menos que coman la carne del Hijo del hombre y beban su
sangre, no tienen vida en ustedes”?
Por muchos años hemos explicado que estas palabras aplican solo a los cristianos ungidos que
serán llevados al cielo para gobernar con Jesucristo. Sin embargo, un estudio más profundo de este
tema indica que Juan 6:53 tiene una aplicación más amplia.
A través de los años hemos considerado este texto bíblico a la luz de otros versículos que usan
expresiones similares. Por ejemplo, la frase tener “vida en ustedes” es similar a las palabras de Jesús
registradas en Juan 5:26, que tienen que ver exclusivamente con Jehová y Jesús. Sin embargo,
según se explica en las páginas 11 y 12 de esta revista, el contexto de Juan 5:26 provee la base para
entender las palabras tener “vida en sí mismo” de ese versículo. Pero lo que se declara en Juan 6:53
se dijo un año después y en un contexto diferente.
El comentario de Jesús acerca de ‘comer su carne y beber su sangre’ también influyó en nuestro
anterior punto de vista sobre Juan 6:53. Era parecido a lo que más tarde dijo cuando instituyó la
Cena del Señor. Al instituirla, hizo referencia a su carne y su sangre y mandó a sus seguidores,
quienes serían introducidos en un nuevo pacto y en un pacto para un reino, que participaran de los
emblemas de su cuerpo y sangre (pan sin levadura y vino). (Lucas 22:14-22, 28-30.) Sin embargo, hay
que comprender el contexto de Juan 6:53.
Cuando Jesús dijo lo registrado en Juan 6:53, todavía faltaba un año para que instituyera la
Cena del Señor. Ninguna de las personas que escucharon aquellas palabras de Jesús tenía idea
alguna de una celebración anual con emblemas literales que representarían el cuerpo y la sangre
de Cristo. Más bien, el tema o línea argumental que Jesús desarrolló y que se registra en el capítulo 6
de Juan tenía que ver con la similitud de su carne y el maná. No obstante, había una diferencia. Su
carne (y su sangre, añadió él) era mucho mejor que el maná literal en el sentido de que su carne se
ofreció por la vida del mundo, haciendo posible la vida eterna. (Juan 6:48-51.)
Por consiguiente, un estudio más profundo de fecha reciente ha puesto de manifiesto que hubo
un espacio de tiempo de un año entre lo que Jesús dijo en Juan 5:26 y lo que comentó en el
capítulo 6 de Juan; entonces, pasó otro año antes que él instituyera la Cena del Señor. También se
le ha dado más peso al contexto de Juan 6:53. Por eso, el artículo de las páginas 15 a 20 presenta
una aplicación más amplia de Juan 6:53, que incluye tanto a aquellos que entran en el nuevo
pacto para vida celestial como a quienes tienen la perspectiva de vida sin fin en una Tierra
paradisíaca. //Volver al Índice

961
W2011 15/8 PÁG.17

¿Sabemos con exactitud cuántas profecías de las Escrituras


Hebreas se cumplen en Jesucristo?
Cuando estudiamos cuidadosamente las Escrituras Hebreas, encontramos decenas de profecías
que se cumplieron en Jesucristo. Estas predicciones anunciaron el origen que tendría el Mesías, el
momento en que se presentaría, las obras que llevaría a cabo, el trato que recibiría y el papel que
desempeñaría en el propósito de Jehová. Todas ellas se juntan para formar un enorme cuadro que
nos permite identificar con certeza a Jesús como el Mesías. Sin embargo, hay que tener mucho
cuidado a la hora de calcular la cifra total de profecías mesiánicas contenidas en la Biblia.
Para empezar, no todo el mundo está de acuerdo sobre lo que constituye una profecía
mesiánica. El Comentario bíblico histórico de Alfred Edersheim señala que en los antiguos escritos
rabínicos se tomaron como tales 456 pasajes de las Escrituras Hebreas, si bien es cierto que muchos
de ellos no hablan específicamente del Mesías. Y al examinar con cuidado estos 456 textos, surgen
serias dudas de que algunos de ellos realmente tengan que ver con Cristo. Por ejemplo, Edersheim
señala que entre los judíos llegó a tomarse Génesis 8:11 como una predicción mesiánica. Afirmaban
que “la hoja de olivo traída [al arca] por la paloma fue sacada del monte del Mesías”. El autor
también menciona la aplicación errónea de Éxodo 12:42 que se hacía en círculos judíos: “Como
Moisés salió del desierto, así también el Mesías vendría de Roma”. Sin duda, los eruditos —así como
de los lectores en general— reconocen en su mayoría que estos pasajes no tienen mucho que ver
con Jesucristo.
Incluso si limitamos el cálculo a las profecías que realmente cumplió Jesucristo, es difícil llegar a
una cifra precisa. Tomemos como ejemplo el pasaje de Isaías 53. En los versículos 2 a 7 se revelan
estas características del Mesías: “No tiene forma regia [...]. Fue despreciado y fue evitado por los
hombres [...]. Verdaderamente nuestras enfermedades fueron las que él mismo llevó; [...] a él se le
estuvo traspasando por nuestra transgresión [...]. Se le fue llevando justamente como una oveja a la
degollación”. Pues bien, ¿deberíamos ver todo el capítulo como una sola predicción, o como un
conjunto de profecías individuales?
Pensemos también en Isaías 11:1: “Tiene que salir una ramita del tocón de Jesé; y procedente de
sus raíces un brote será fructífero”. El versículo 10 contiene la misma predicción con palabras muy
parecidas. Entonces, ¿deberíamos considerar estos dos versículos como dos profecías separadas, o
como una sola que se repite? Como es obvio, las conclusiones a las que lleguemos sobre los
capítulos 53 y 11 de Isaías influirá en la cuenta final de profecías mesiánicas.
Por consiguiente, no conviene dar una cifra concreta de profecías mesiánicas de las Escrituras
Hebreas. La organización de Jehová ha publicado listas con decenas de tales predicciones y su
cumplimiento. [Nota] Estas listas pueden sernos muy útiles tanto en nuestro estudio personal y familiar
como en nuestro ministerio. Lo que es más, todas estas profecías, sin importar su número, fortalecen
nuestra fe, pues constituyen una prueba sólida de que Jesús es el Cristo, sí, el Mesías.
Nota. Véanse Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1, página 1259; volumen 2,
página 377; “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”, páginas 343 y 344, y ¿Qué enseña
realmente la Biblia?, página 200. //Volver al Índice

962
W2005 1/9 PÁG.27

¿Qué base hay para afirmar que las frases “el único que
tiene inmortalidad” y aquel “a quien ninguno de los hombres
ha visto ni puede ver” se refieren a Jesús y no a Jehová Dios?
El apóstol Pablo escribió: “Esta manifestación la mostrará a los propios tiempos señalados de ella
el feliz y único Potentado, [...] el Rey de los que reinan y Señor de los que gobiernan como señores,
el único que tiene inmortalidad, que mora en luz inaccesible, a quien ninguno de los hombres ha
visto ni puede ver” (1 Timoteo 6:15, 16).
Los comentaristas de la Biblia por lo general razonan así: “¿Cómo es posible que frases como ‘el
único que tiene inmortalidad’, el ‘único Potentado’ y aquel ‘a quien ninguno de los hombres ha
visto ni puede ver’ se refieran a alguien que no sea el Altísimo?”. Es verdad que tales términos
pueden ser aplicables a Jehová. Sin embargo, el contexto señala que en 1 Timoteo 6:15, 16, Pablo
hablaba específicamente de Jesús.
Al final del versículo 14, el apóstol habla de “la manifestación de nuestro Señor Jesucristo”
(1 Timoteo 6:14). Por lo tanto, cuando dice en el versículo 15 que “esta manifestación la mostrará a
los propios tiempos señalados de ella el feliz y único Potentado”, se refiere a una manifestación de
Jesús, no de Jehová Dios. ¿Quién, entonces, es el “único Potentado”? Parece razonable concluir
que Pablo alude aquí a Jesús. ¿Por qué razón? El contexto muestra con claridad que el apóstol está
comparando a Jesús con los gobernantes humanos. Él es verdaderamente, como escribió Pablo, “el
Rey de los [seres humanos] que reinan y Señor de los [seres humanos] que gobiernan como señores”.
[Nota] En comparación con ellos, Jesús es el “único Potentado”. A Jesús se le han dado
“gobernación y dignidad y reino, para que los pueblos, grupos nacionales y lenguajes todos le
[sirvan] aun a él” (Daniel 7:14). Ningún potentado o monarca humano puede decir lo mismo.
¿Qué puede decirse de la frase “el único que tiene inmortalidad”? De nuevo, se hace una
comparación entre Jesús y los reyes humanos. Ningún gobernante terrestre puede afirmar que ha
recibido inmortalidad, pero Jesús sí puede hacerlo. Pablo escribió: “Sabemos que Cristo, ahora que
ha sido levantado de entre los muertos, ya no muere; la muerte ya no es amo sobre él” (Romanos
6:9). Por eso, Jesús es el primero de quien la Biblia dice que recibió el don de la inmortalidad.
De hecho, al momento de escribir Pablo estas palabras, Jesús era el único que había recibido vida
indestructible.
Hay que tener presente que habría sido un error que Pablo dijera que Jehová Dios es el único
que tiene inmortalidad, pues Jesús también era inmortal para cuando él escribió esas palabras. Pero
sí podía decir que únicamente Jesús era inmortal en contraste con los gobernantes humanos.
Además, después de la resurrección y ascensión de Jesús al cielo, se puede decir que él es aquel
“a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver”. Ahora bien, sus discípulos ungidos sí verían a
Jesús después de que murieran y resucitaran para vivir en el cielo como criaturas espirituales (Juan
17:24). Sin embargo, ningún hombre en la Tierra vería a Jesús en su gloriosa posición. Por lo tanto,
puede decirse con certeza que desde la resurrección y ascensión de Jesucristo “ninguno de los
hombres” lo ha visto.
Es cierto que a primera vista tal vez parezca que las expresiones que se hallan en 1 Timoteo
6:15, 16 hacen referencia a Dios. Pero el contexto de las palabras de Pablo —junto con otros textos
bíblicos— muestra que se refieren a Jesús.
Nota. Expresiones similares se aplican a Jesús en 1 Corintios 8:5, 6; Revelación (o Apocalipsis)
17:12, 14; 19:16. //Volver al Índice

963
W1989 15/8 PÁGS.30-31

¿Es Jesús el Mediador solo para los cristianos ungidos por


espíritu, o para toda la humanidad, puesto que 1 Timoteo
2:5, 6 lo llama el “mediador” que “se dio a sí mismo como
rescate correspondiente por todos”?
La Biblia contiene tanto enseñanzas básicas como verdades profundas, que son alimento sólido
que requieren estudio. Un estudio de esta índole envuelve el papel de Jesucristo como Mediador. El
apóstol Pablo escribió: “Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, un hombre,
Cristo Jesús, que se dio a sí mismo como rescate correspondiente por todos... de esto ha de darse
testimonio a sus propios tiempos particulares”. (1 Timoteo 2:5, 6.)
Para captar lo que Pablo dice, primero tenemos que comprender que la Biblia pone dos destinos
ante los humanos fieles: 1) vida perfecta en un paraíso restaurado en la Tierra y 2) vida en el cielo
para el “rebaño pequeño” de Cristo, que consta de 144.000 miembros. (Lucas 12:32; Revelación
5:10; 14:1-3.) La cristiandad enseña que toda la gente buena va al cielo, un punto de vista no bíblico
que ha influido en el punto de vista general, de modo que se cree que Jesús es intermediario para
todas esas personas. Pero ¿qué indica la Biblia?
La palabra griega me·sí·tes, usada para “mediador”, significa ‘uno que se halla entre dos
cuerpos o partes’. Era un ‘término técnico de muchos aspectos que se usaba en el lenguaje jurídico
de los helenos’. El profesor Albrecht Oepke (Theological Dictionary of the New Testament) dice que
me·sí·tes era “uno de los términos técnicos más variados del vocabulario de la ley helén[ica]”.
Pero ¿por qué usa la Biblia un término jurídico para el papel de Mediador de Jesús? Como
antecedente, considere lo que Pablo escribió acerca de la Ley que Dios dio a Israel cuando aquel
pueblo se congregó al pie del monte Sinaí: “Fue transmitida mediante ángeles por mano de un
mediador”. (Gálatas 3:19, 20.) Ese mediador fue Moisés. Él sirvió de intermediario entre Jehová y la
nación del Israel carnal. ¿Para qué funcionó Moisés como intermediario? Para el establecimiento de
un pacto, o contrato legal, entre Dios y aquella nación. [Nota]
¿Significa esto que hay un sentido específicamente jurídico implicado en el papel de Jesús como
Mediador? Sí. Note lo que dice Pablo en Hebreos 8:6. Después de mencionar el tabernáculo y otras
representaciones típicas bajo el pacto de la Ley, escribió: “Jesús ha obtenido un servicio público
más admirable, de modo que también es mediador de un pacto correspondientemente mejor, que
ha sido establecido legalmente sobre mejores promesas”. El “pacto [...] mejor” fue el nuevo pacto,
que reemplazó al pacto que medió Moisés. (Hebreos 8:7-13.) El nuevo pacto fue “establecido
legalmente”. Colocó la base para que algunos seguidores de Cristo, comenzando con los
apóstoles, obtuvieran “entrada al lugar santo”, el cielo mismo. (Hebreos 9:24; 10:16-19.)
Hay otras indicaciones de la naturaleza jurídica del papel de Jesús como Mediador del “nuevo
pacto”. En un comentario sobre la promesa de Dios registrada en Salmo 110:4, Pablo escribió:
“Hasta ese grado también Jesús ha venido a ser el que es dado en fianza [én·gy·os] de un pacto
mejor”. (Hebreos 7:22.) Este es el único uso de én·gy·os en la Biblia. The New International Dictionary
of New Testament Theology dice: “El éngyos garantizaba el cumplimiento de una obligación
jurídica”. De modo que Jesús como Mediador del nuevo pacto sirve como garantía legal o jurídica
de la realización de “una esperanza mejor”. (Hebreos 7:19.)
En otro lugar Pablo usa una palabra diferente que tiene sentido jurídico, ar·ra·bón, traducida
“prenda”. El mismo diccionario dice: “La palabra griega arrabōn [...] expresa un concepto jurídico
tomado del lenguaje de los negocios y el comercio”. Note cómo emplea este término jurídico

964
Pablo: “El que nos ha ungido [...] es Dios. Él también ha puesto su sello sobre nosotros y nos ha dado
la prenda de lo que ha de venir, es decir, el espíritu, en nuestros corazones”. (2 Corintios 1:21, 22.) Los
otros dos casos de ar·ra·bón también tratan del ungimiento divino de los cristianos con espíritu, lo
que les trae una ‘recompensa o herencia eterna en los cielos’ como hijos celestiales de Dios.
(2 Corintios 5:1, 5; Efesios 1:13, 14; véase Kingdom Interlinear Translation of the Greek Scriptures.)
Está claro, pues, que el nuevo pacto no es un arreglo vago o indeterminado accesible a toda la
humanidad. Es una provisión jurídica cuidadosamente organizada que envuelve a Dios y a los
cristianos ungidos.
Esto debería ayudarnos a entender 1 Timoteo 2:5, 6. Aquí se hizo referencia a un “mediador”
después que esa misma palabra había aparecido en otros cinco lugares en cartas escritas antes.
Por lo tanto, Timoteo habría entendido que la función de Jesús como Mediador sería Su papel
jurídico con relación al nuevo pacto. The Pastoral Epistles, por Dibelius y Conzelmann, reconoce que
en 1 Timoteo 2:5 ‘el término “mediador” tiene significación jurídica’, y “aunque en este pasaje, en
contraste con Heb 8:6, no se menciona el [pacto], con todo hay que suponer el significado de
‘mediador del pacto’, como lo muestra el contexto”. El profesor Oepke dice que 1 Timoteo 2:5
presenta a Jesús como “el procurador y negociador”.
Una ilustración tomada del presente puede ayudar a aclarar esto, especialmente para el que no
es cristiano ungido por espíritu. Piense en un caso jurídico en que participe un procurador o
abogado. Puede que él no desempeñe en verdad el papel de un procurador que luche para que
se haga justicia, sino el de uno que actúe de intermediario en un contrato legal que sea aceptable
y beneficioso para dos partes, o uno que haga que se realice ese contrato. Por supuesto, usted no
tiene parte en ese caso jurídico, y en ese sentido él no es procurador para usted. Pero puede que él
sea un amigo íntimo suyo que le dé valiosa ayuda en otros sentidos.
A veces lo que hace un procurador produce resultados que benefician a muchas otras personas.
Así sucede con los logros jurídicos de Jesús como Mediador del nuevo pacto. Este pacto produce lo
que el pacto de la Ley no produjo, un “reino de sacerdotes” celestial. (Éxodo 19:6; 1 Pedro 2:9.)
Después, los cristianos ungidos que son parte del Reino trabajarán con Jesús desde el cielo para
traer una bendición a “todas las naciones de la tierra”. (Génesis 22:18.)
Aun ahora las personas de todas las naciones que esperan tener vida eterna en la Tierra se
benefician de los servicios de Jesús. Aunque él no es el Mediador jurídico de esas personas, porque
ellas no han entrado en el nuevo pacto, él es su medio de acercarse a Jehová. Cristo dijo: “Yo soy el
camino y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí”. (Juan 14:6.) Todo el que haya de
adquirir vida eterna en la Tierra tiene que dirigir sus oraciones a Jehová mediante Jesús. (Juan 14:13,
23, 24.) Jesús sirve también como Sumo Sacerdote compasivo que puede aplicar a favor de ellos los
beneficios de su sacrificio, lo que les permite obtener perdón y, con el tiempo, salvación. (Hechos
4:12; Hebreos 4:15.)
Por consiguiente, en 1 Timoteo 2:5, 6 no se usa “mediador” en el sentido amplio que es común en
muchos idiomas. No se dice ahí que Jesús sea mediador entre Dios y toda la humanidad. Más bien,
la referencia es a Cristo como el Mediador jurídico (o “procurador”) del nuevo pacto, que es el
sentido limitado en que la Biblia usa el término. Jesús es también el rescate correspondiente para
todos los que están en ese pacto —tanto judíos como gentiles—, que recibirán vida inmortal en el
cielo. El apóstol Juan se refirió a estos en 1 Juan 2:2. Pero indicó que hay otros que también se
beneficiarán del sacrificio del Cristo: “Él es un sacrificio propiciatorio por nuestros pecados, pero no
solo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”.
“Todo el mundo” son todos los que obtendrán vida eterna en un paraíso terrestre restaurado.
Millones de esos siervos aprobados por Dios tienen ahora esa esperanza terrestre. Reconocen a
Jesús como su Sumo Sacerdote y Rey mediante el cual pueden acercarse diariamente a Jehová.
Confían en el rescate de Jesús, que les es accesible, tal como será accesible a hombres como

965
Abrahán, David y Juan el Bautizante cuando sean resucitados. (Mateo 20:28.) Así, pues, el sacrificio
de Cristo tendrá como resultado vida eterna para toda la humanidad obediente.
Nota a pie de página. En La Atalaya del 1 de febrero de 1989, páginas 10-20, se consideran los
pactos. //Volver al Índice

966
W1984 1/10 PÁG.31

Cuando Jesús dijo: “Se enfriará el amor de la mayor parte”,


¿quiso decir que esto ocurriría entre los adoradores
verdaderos de la actualidad?
Tenemos buena razón para creer que Jesús no estaba prediciendo una pérdida general del
amor entre el pueblo de Jehová.
Los apóstoles habían pedido ‘la señal de la presencia de Jesús y de la conclusión del sistema de
cosas’. Jesús predijo guerras, terremotos, escaseces de alimento y la persecución de los cristianos.
Agregó: “Por el aumento del desafuero se enfriará el amor de la mayor parte”. (Mateo 24:3-12.)
Gran parte de aquella profecía se cumplió entre aquel entonces (33 E.C.) y el tiempo de la gran
tribulación de Jerusalén que los romanos causaron en 70 E.C. (Compárese con Lucas 19:41-44; 21:5-
28.) Durante aquel intervalo, ¿se enfrió el amor de la mayoría de los cristianos ungidos? No. Es
patente que los que se apartaron del cristianismo durante aquella generación constituyeron una
minoría. La mayor parte de los cristianos que experimentaron persecución a manos de los judíos
continuaron “declarando las buenas nuevas de la palabra”, a la vez que desplegaron amor a Dios,
a las personas no creyentes y a sus compañeros cristianos (Hechos 8:1-25; 9:36-42). Pero el amor sí se
enfrió entre los judíos, que afirmaban ser adoradores verdaderos. La mayoría de ellos hicieron caso
omiso de la advertencia de Jesús, se rebelaron contra Roma y recurrieron a una defensa violenta de
su nación.
La profecía de Jesús se extiende más allá del primer siglo y tiene su cumplimiento mayor hoy
(Revelación 6:2-8). Como ocurrió en el caso de los judíos de aquel entonces, la gente tiene hoy
cada vez menos amor verdadero. Millones de personas se han hecho ateas. Hasta en la cristiandad
la gente tiende a mostrar menos amor al prójimo, y la asistencia a las iglesias y el conocimiento de la
Biblia están disminuyendo en general. Muchas personas que parecen ser religiosas tratan de
rectificar problemas humanos por medio de causas políticas. Así, parece que es entre esos
supuestos adoradores de Dios que se está enfriando el amor.
No obstante, los cristianos verdaderos no deben llegar a estar satisfechos de sí mismos. Puesto
que algunos cristianos del primer siglo perdieron su primer amor, o los problemas los apartaron del
mismo, pudiera ser que nosotros halláramos que se estuviera enfriando nuestro amor (2 Timoteo 2:16-
19; Revelación 2:4). Si nos ocurriera eso, seríamos una excepción a la mayor parte del pueblo de
Jehová, pero el hecho de que pudiera ocurrirnos hace resaltar la necesidad de ‘perseverar hasta el
fin’ para ser salvos. (Mateo 24:13.) //Volver al Índice

967
W1979 1/5 PÁG.31

Primera a Timoteo 6:15, 16 menciona al “único que tiene


inmortalidad.” ¿Por qué se aplica esto a Jesús en vez de a
Jehová?
Estos versículos dicen: “Esta manifestación la mostrará a sus propios tiempos señalados el feliz y
único Potentado, el Rey de los que gobiernan como reyes y Señor de los que gobiernan como
señores, el único que tiene inmortalidad, que mora en luz inaccesible, a quien ninguno de los
hombres ha visto ni puede ver. A él sea honra y poderío eterno. Amén.”—1 Tim. 6:15, 16.
Muchas personas han pensado que estas palabras describen a Jehová. Se puede comprender
eso, porque la mayoría de estas cosas se pudieran decir acerca de Dios, quien es el “Rey de la
eternidad,” “incorruptible,” un “Dios feliz” y el “Señor de señores.” (1 Tim. 1:11, 17; Deu. 10:17)
Además, ningún hombre lo ha visto jamás, ni puede verlo. (Éxo. 33:20) Sin embargo, cuando Pablo
escribió 1 Timoteo 6:15, 16, no podía decir que solo Jehová poseía inmortalidad, porque Jesús
recibió la inmortalidad al resucitar.—1 Cor. 15:50-54; Heb. 7:16; Rom. 6:9.
Sin embargo, la descripción de 1 Timoteo 6:15, 16 sí se ajusta a Jesús, quien es “el reflejo de [la]
gloria [de Jehová] y la representación exacta de su mismo ser.” (Heb. 1:3; Col. 1:15) Desde la
resurrección y ascensión de Jesús al cielo, “mora en luz inaccesible.” Ningún hombre ha visto en
realidad a Jesús en su gloria. Cuando él se reveló al perseguidor Saulo, la luz de potencia irresistible
cegó a Saulo. (Hech. 9:3-8; 22:6-11; Juan 14:19) Y en su condición de magnífico Potentado Jesús
recibirá honra eterna, porque su Padre lo coronó “de gloria y honra.”—Heb. 2:9; Fili. 2:9-11.
Pero ¿de qué manera es Jesús “el único que tiene inmortalidad”? Notemos el marco para esto.
Pablo no estaba considerando la dignidad real ni la inmortalidad de Dios, sino que estaba
estableciendo un contraste entre Jesús y otras personas de entre la humanidad. Jesús es “Rey de los
[hombres] que gobiernan como reyes.” (Rev. 17:12, 14; 19:16) Cristo es también preeminente en
señorío, pues es “Señor de los [seres humanos] que gobiernan como señores.” (Compare con
1 Corintios 8:5, 6.) Por eso, cuando Pablo escribió que Jesús es “el único que tiene inmortalidad”
quiso decir que de todos los reyes o señores de la humanidad, solo el Cristo glorificado es inmortal.
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968
W1970 1/7 PÁGS.415-416

¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo que “no es admisible


que un profeta sea destruido fuera de Jerusalén”?—J. B.,
EE. UU.
Algún tiempo después de la Pascua de 32 E.C. “Jesucristo comenzó a mostrar a sus discípulos
que él tenía que ir a Jerusalén y sufrir muchas cosas de parte de los hombres de mayor edad y de
los principales sacerdotes y de los escribas, y ser muerto.” (Mat. 16:21) Él sabía de antemano que iba
a ser condenado a muerte y muerto en Jerusalén y sus alrededores, no en Corinto, Roma, Samaria o
alguna otra ciudad. Había sido enviado a la casa de Israel, y moriría en la ciudad capital de los
judíos.—Mat. 15:24.
Más tarde en aquel mismo año lunar judío Cristo se refirió de nuevo a su muerte cercana en
Jerusalén y dijo: “No es admisible que un profeta sea destruido fuera de Jerusalén [o “lejos de
Jerusalén,” NR]. Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que son enviados a
ella,... ¡cuántas veces quise reunir a tus hijos . . . , pero ustedes no quisieron! ¡Miren! Su casa se les
deja abandonada a ustedes.”—Luc. 13:33-35.
Aunque a Jerusalén se le podía llamar la “que mata a los profetas,” al decir que no era admisible
que un profeta fuera muerto fuera de Jerusalén Jesús no pudo haber querido decir que ningún
profeta judío jamás había sido muerto en otro lugar. Según Josefo, Juan el Bautista fue decapitado
en Maquerunte, en el lado de Perea del mar Muerto. Evidentemente, el punto que Jesús estaba
recalcando era que era apropiado y habría de esperarse que si los judíos iban a matar a un profeta,
y especialmente al Mesías, sería en Jerusalén.
Una razón para esto era que Jerusalén era la ubicación del Sanedrín o tribunal supremo de
setenta y un miembros. Según la ley de Dios, el que fuera profeta falso habría de morir. (Deu. 18:20)
La Mishna judía explica: “No era condenado a muerte ni por el tribunal que estaba en su propia
ciudad ni por el tribunal que estaba en Jabne, sino que era traído al Gran Tribunal [Sanedrín] que
estaba en Jerusalén.” (Sanedrín, sec. 11, párr. 4) Por eso, puesto que el Sanedrín solo se reunía en
Jerusalén, y era ante este cuerpo que se juzgaba, se condenaba y se mataba a los profetas
“falsos,” Jesús pudo hacer el comentario que hizo, sabiendo que los líderes religiosos judíos no lo
aceptaban como profeta verdadero de Dios.
Además, Isaías predijo que el Mesías sería traído como oveja al degüello. (Isa. 53:7) Juan el
Bautista llamó a Jesús “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” (Juan 1:29) ¿Dónde,
entonces, sería el lugar apropiado para que Jesús fuera sacrificado como cordero, como el cordero
de la Pascua? (1 Cor. 5:7) ¿No sería en Jerusalén, donde se ofrecían los sacrificios regulares a Dios y
donde se degollaba el cordero de la Pascua? Sí, y esto nos da otra razón lógica para que Jesús
señalara a Jerusalén como la ubicación de su muerte.
Como resultaron las cosas, lo que Jesús dijo resultó cierto. Fue llevado ante el Sanedrín en
Jerusalén y condenado. Y fue allí en Jerusalén, un poco más allá de los muros de la ciudad, donde
murió. //Volver al Índice

969
W2006 15/2 PÁG.31

¿Contra qué tres peligros advirtió Jesús en Mateo 5:22?


En su Sermón del Monte, Jesucristo advirtió a sus discípulos: “Yo les digo que todo el que continúe
airado con su hermano será responsable al tribunal de justicia; pero quienquiera que se dirija a su
hermano con una palabra execrable de desdén será responsable al Tribunal Supremo; mientras que
quienquiera que diga: ‘¡Despreciable necio!’, estará expuesto al Gehena de fuego” (Mateo 5:22).
Jesús se refirió a cosas que los judíos conocían —el tribunal de justicia, el Tribunal Supremo y el
Gehena de fuego— para que entendieran los grados de castigo que merecían las distintas clases
de pecados, acorde con su gravedad.
En primer lugar, dijo que todo el que siguiera enojado con su hermano sería responsable ante el
“tribunal de justicia”, o tribunal local. Según la tradición, este se establecía en ciudades entre cuyos
habitantes hubiera al menos 120 varones adultos (Mateo 10:17; Marcos 13:9). Los jueces que
presidían dichos organismos tenían autoridad para dictar sentencia hasta en casos de asesinato
(Deuteronomio 16:18; 19:12; 21:1, 2). Por lo tanto, Jesús mostró que quien abriga un odio enconado
hacia su hermano comete un pecado grave.
A continuación, Jesús dijo que la persona que “se dirija a su hermano con una palabra execrable
de desdén será responsable al Tribunal Supremo”. La voz griega rha·ká, que se vierte “una palabra
execrable de desdén” (véase la nota), significa “vacío” o “cabeza hueca”. Según la obra The New
Thayer’s Greek-English Lexicon of the New Testament, se trata de “un término injurioso que usaban
los judíos del tiempo de Cristo”. Por consiguiente, aquí Jesús indicó que manifestar odio hacia un
compañero con palabras de desprecio constituía un pecado muy grave. Tanto era así que el
culpable no respondería ante un tribunal local, sino ante el Tribunal Supremo, el Sanedrín en pleno,
que estaba ubicado en Jerusalén y se componía de 70 ancianos y escribas (Marcos 15:1).
Finalmente, Jesús afirmó que todo el que llamara a otro “¡Despreciable necio!” se expondría al
Gehena de fuego. El término Gehena se deriva de las palabras hebreas gueh hin·nóm, que
significan “valle de Hinón”, el cual estaba ubicado al oeste y al sur de la antigua Jerusalén. En los
días de Jesús, este valle se había convertido en un lugar donde se quemaban basura y cadáveres
de criminales malvados a quienes no se consideraba merecedores de recibir un entierro digno. Por
lo tanto, el “Gehena” era un símbolo apropiado de destrucción completa.
¿Qué significa, entonces, la expresión “¡Despreciable necio!”? La palabra empleada aquí se
parece a un término hebreo que significa “rebelde” o “amotinado”. Designa a alguien desprovisto
de valía moral, un apóstata que se rebela contra Dios. Por tal razón, calificar a un compañero de
“despreciable necio” es como afirmar que tal persona merece el castigo que se aplica a quienes se
alzan contra Dios, es decir, la destrucción eterna. Desde el punto de vista divino, es en realidad el
que pronuncia dicha condena quien merece esa severa sentencia: ser destruido para siempre
(Deuteronomio 19:17-19).
De modo que Jesús estableció una norma más elevada que la que trazaban los principios de la
Ley mosaica. Mientras que la gente pensaba que un asesino tendría que rendir cuentas ante el
“tribunal de justicia”, Cristo fue más allá. Enseñó que sus seguidores ni siquiera debían abrigar
hostilidad hacia sus hermanos (Mateo 5:21, 22). //Volver al Índice

970
W1995 15/11 PÁG.30

En Filipenses 2:9 Pablo dijo acerca de Jesús: “Dios lo ensalzó


a un puesto superior y bondadosamente le dio el nombre
que está por encima de todo otro nombre”. ¿A qué nuevo
nombre se refería? Y, dado que Jesús es inferior a Jehová,
¿en qué sentido está su nombre por encima de todo otro
nombre?
Filipenses 2:8, 9 lee: “Más que eso, al hallarse [Jesús] a manera de hombre, se humilló y se hizo
obediente hasta la muerte, sí, muerte en un madero de tormento. Por esta misma razón, también,
Dios lo ensalzó a un puesto superior y bondadosamente le dio el nombre que está por encima de
todo otro nombre”.
Este pasaje no implica que, puesto que solo el nombre de Jehová es indiscutiblemente superior a
todo otro nombre, Jesús deba ser la misma persona que Jehová. Como muestra el contexto del
capítulo 2 de Filipenses, Jesús recibió este nombre elevado después de su resurrección. Antes no lo
poseía. Por otro lado, Jehová siempre ha ocupado la posición suprema, y esta nunca ha cambiado.
El hecho de que Jesús recibiera un nombre superior al que tenía antes de servir en la Tierra es
prueba de que él no es Jehová. Cuando Pablo dijo que a Jesús se le dio un nombre que estaba por
encima de todo otro nombre, se refería a que Jesús poseía el nombre más encumbrado de todas
las criaturas de Dios.
¿Cuál es el nombre excelso de Jesús? Isaías 9:6 nos ayuda a encontrar la respuesta. Este
versículo, en el que se profetiza acerca de la venida del Mesías, indica: “El regir principesco vendrá
a estar sobre su hombro. Y por nombre se le llamará Maravilloso Consejero, Dios Poderoso, Padre
Eterno, Príncipe de Paz”. En este versículo el “nombre” de Jesús tiene que ver con su puesto y
autoridad encumbrados, que también es como entendemos la expresión “el nombre que está por
encima de todo otro nombre” mencionada en Filipenses 2:9. Se ordena que toda rodilla se doble en
reconocimiento del puesto elevado de autoridad que Jehová le ha dado: un puesto de autoridad
más alto que el que se ha dado a cualquier otra criatura. La palabra “otro” utilizada en esta versión
no corresponde directamente a ninguna palabra del texto griego, pero va implícita por el sentido
del versículo. El “nombre” de Jesús está por encima, no de su propio nombre, sino de todo otro
nombre aplicado a las criaturas.
Qué felices nos sentimos de doblar nuestra rodilla en reconocimiento del nombre de Jesús, tal
como hacen todos los ángeles y seres humanos fieles. Lo hacemos sometiéndonos a él, que se halla
en el puesto elevado y poderoso que le ha otorgado Jehová, “para la gloria de Dios el Padre”.
(Filipenses 2:11; Mateo 28:18.) //Volver al Índice

971
W1983 1/6 PÁG.31

En Filipenses 2:9 Pablo dice lo siguiente acerca de Jesús:


“Dios [...] bondadosamente le dio el nombre que está por
encima de todo otro nombre”. ¿En qué sentido recibió Jesús
un “nombre que está por encima de todo otro nombre”?
En el sentido de que Jehová le encomendó un puesto, o autoridad, superior al que había
concedido a cualquier otra criatura. Algunas personas tal vez opinen que solo el Dios Todopoderoso
mismo puede tener un “nombre que está por encima de todo otro nombre”. Así que quizás razonen
que este texto bíblico prueba que Jesús es igual a Jehová Dios, o hasta que son la misma persona.
Sin embargo, si examinamos cuidadosamente el texto, veremos que no apoya ese razonamiento.
El contexto de Filipenses 2:9 muestra que Jesús recibió ese “nombre” después de su muerte y
resurrección. Por eso, antes de aquel tiempo él no tenía “el nombre que está por encima de todo
otro nombre”. El recibir tal nombre señaló un cambio en su estado o posición. ¿Es posible que
cambie alguna vez el estado o posición de Jehová? No. Él siempre ha sido supremo. Así, el hecho
de que Jesús haya recibido un nombre superior prueba que Jesús no es Jehová ni es igual a Él.
Note también que fue Jehová quien ‘dio bondadosamente’ el nombre a Jesús. Está claro que si
Dios puede optar por dar un nombre como ése a su Hijo, Jesús, entonces el Padre tiene que ser
mayor, y Jesús tiene que estar subordinado (1 Corintios 11:3). De modo que toda honra que reciba
Jesús debido a este gran privilegio es “para la gloria de Dios el Padre”. (Filipenses 2:11.)
Por consiguiente, Jesús recibió un nombre que era superior al que había recibido toda otra
criatura de Dios. Pero está claro que el que él recibiera ese nombre no lo hizo igual a Dios. Compare
lo susodicho con lo que dice 1 Corintios 15:27, donde se declara que Dios sujetó todas las cosas bajo
los pies de Jesús, pero él mismo no se sujetó a Jesús.
¿Cuál fue el nombre prominente que él recibió? El profeta Isaías nos ayuda a contestar esa
pregunta. Al hablar de Jesús, dice: “El gobierno principesco vendrá a estar sobre su hombro. Y por
nombre se le llamará Maravilloso Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6,
7). Este texto bíblico muestra que el “nombre” representa el poder, puesto o autoridad superior —en
todos los aspectos que menciona Isaías— que se confirió a Jesús con el fin de cumplir con la
voluntad de Jehová.
Jesús mostró el alcance de su autoridad ejecutiva cuando dijo a sus discípulos: “Toda autoridad
me ha sido dada en el cielo y sobre la tierra” (Mateo 28:18). La única esperanza de la humanidad
en cuanto al futuro depende del puesto prominente que se encomendó a Jesús, razón por la cual la
profecía de Isaías se aplica a él. “En su nombre esperarán naciones.” (Mateo 12:21.)
El apóstol Pablo dijo que ‘en el nombre de Jesús debería doblarse toda rodilla’ (Filipenses 2:10).
Esto no es simplemente algo simbólico. Jesús advirtió que muchas personas afirmarían hacer obras
poderosas en el “nombre” de Jesús, pero él no las reconocería (Mateo 7:21-23). En realidad, el
‘doblar la rodilla’ en el nombre de Jesús significa reconocer su puesto y someterse por completo a
su autoridad. Hoy día eso significa estar sujeto a él como Rey, participar en la obra de declarar las
buenas nuevas del Reino y permanecer neutral tocante a las cuestiones de los reinos terrestres.
(Mateo 24:14.)
Eso provoca la oposición de los reyes mundanos. Jesús advirtió: “Serán objetos de odio de parte
de todas las naciones por causa de mi nombre” (Mateo 24:9). Pero para los que sí ‘doblan la rodilla’
así, el nombre de Jesús tiene verdadero poder.

972
El apóstol Pedro declaró: “No hay otro nombre debajo del cielo que se haya dado entre los
hombres mediante el cual tengamos que ser salvos” (Hechos 4:12). Pedro había dicho
anteriormente a un cojo lo siguiente: “¡En el nombre de Jesucristo el nazareno, anda!”. Y el hombre
echó a andar (Hechos 3:6). Jesús dijo a sus seguidores que deberían orar ‘en el nombre de él’ (Juan
14:14). Cuando usamos el nombre de Jesús en nuestras oraciones, no estamos recitando una simple
fórmula. Más bien, estamos pidiendo que el poder y autoridad superiores de Jesucristo se utilicen a
favor nuestro.
Por medio de desplegar la honra y el respeto apropiados al “nombre” de Jesús —su puesto o
autoridad prominente— llegamos a estar entre aquellos de quienes se dice: “Reconozca
abiertamente toda lengua que Jesucristo es Señor para la gloria de Dios el Padre”. (Filipenses 2:11.)
//Volver al Índice

973
W2003 15/12 PÁGS.28-29

¿Quiso decir Jesús en la oración modelo que se estaba


haciendo la voluntad de Dios en el cielo, aunque todavía
no habían sido expulsados de allí los ángeles malvados?
Según Mateo 6:10, Jesús dijo: “Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra”.
Esta petición podría entenderse de dos maneras. Primero, como una solicitud para que se efectuara
la voluntad divina en la Tierra tal como ya se estaba haciendo en el cielo o, segundo, para que se
efectuara plenamente tanto en el cielo como en la Tierra. [Nota] El significado de la expresión que
precede a estas palabras de Jesús, a saber, “Venga tu reino”, indica que la segunda interpretación
armoniza más con las Santas Escrituras y, además, refleja la situación existente tanto durante la vida
de Jesús en la Tierra como durante el largo período posterior. ¿Por qué razón?
El libro de Revelación, o Apocalipsis, revela dos consecuencias que se derivan del
establecimiento del Reino de Dios en el cielo. La primera tiene que ver con el ámbito celestial, y la
segunda, con el terrestre. Revelación 12:7-9, 12 las describe así: “Estalló guerra en el cielo: Miguel y
sus ángeles combatieron con el dragón, y el dragón y sus ángeles combatieron, pero este
no prevaleció, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. De modo que hacia abajo fue arrojado el
gran dragón, la serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás, que está extraviando a toda
la tierra habitada; fue arrojado abajo a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados abajo con él.
A causa de esto, ¡alégrense, cielos, y los que residen en ellos! ¡Ay de la tierra y del mar!, porque el
Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto espacio de
tiempo”.
Con la expulsión de Satanás y los demonios después de 1914 se limpió el cielo de espíritus
rebeldes, lo que produjo gran júbilo entre los ángeles leales a Jehová, quienes constituyen la
inmensa mayoría de la creación invisible (Job 1:6-12; 2:1-7; Revelación 12:10). De este modo se
cumplió la petición del padrenuestro tocante al ámbito celestial, pues todos los que quedaron allí
eran leales a Jehová y sumisos a su soberanía.
Hay que destacar que antes de aquel suceso, cuando los ángeles malvados aún tenían acceso
al cielo, se les había excluido de la familia de Dios y se les habían impuesto claras restricciones. Por
ejemplo, Judas 6 revela que ya en el siglo primero de nuestra era estaban “reservado[s] con
cadenas sempiternas bajo densa oscuridad [espiritual] para el juicio del gran día”. Asimismo,
2 Pedro 2:4 dice: “Dios no se contuvo de castigar a los ángeles que pecaron, sino que, al echarlos
en el Tártaro [un estado de total degradación], los entregó a hoyos de densa oscuridad [espiritual]
para que fueran reservados para juicio”. [Nota]
En claro contraste con la condición de proscritos en que se encontraban cuando aún vivían en
el cielo, los ángeles malvados han ejercido gran autoridad sobre la Tierra. De hecho, la Palabra de
Dios llama a Satanás “el gobernante de este mundo”, y a los demonios, “los gobernantes mundiales
de esta oscuridad” (Juan 12:31; Efesios 6:11, 12; 1 Juan 5:19). Era tal la autoridad del Diablo, que
pudo ofrecer a Jesús “todos los reinos del mundo y su gloria” a cambio de un acto de adoración
(Mateo 4:8, 9). No cabe duda, pues, de que el Reino de Dios realizará cambios drásticos cuando
“venga” para intervenir en el ámbito terrestre.
En lo que se refiere a la Tierra, la ‘venida’ del Reino de Dios implicará la implantación de un
sistema de cosas completamente nuevo. El Reino triturará a todos los regímenes del hombre y
quedará como único gobierno mundial. Sus súbditos humanos, las personas temerosas de Dios,
conformarán la “nueva tierra” (2 Pedro 3:13; Daniel 2:44). Además, el Reino erradicará el pecado de
la humanidad obediente y convertirá la Tierra entera en un paraíso, con lo que desaparecerá todo
rastro de la dominación satánica (Romanos 8:20, 21; Revelación 19:17-21).

974
Terminado el Milenio, cuando el Reino mesiánico haya cumplido el propósito divino, “el Hijo
mismo también se sujetará a Aquel que le sujetó todas las cosas, para que Dios sea todas las cosas
para con todos” (1 Corintios 15:28). Luego vendrá una prueba final, tras la cual Satanás, sus
demonios y todos los seres humanos rebeldes que hayan sido descarriados serán eliminados para
siempre en “la muerte segunda” (Revelación 20:7-15). A partir de ese momento, toda la creación
inteligente del cielo y de la Tierra se someterá de buena gana y para siempre a la soberanía
amorosa de Jehová. Será entonces cuando se cumplirán en todo aspecto las palabras de la
oración modelo de Jesús (1 Juan 4:8).
Notas. La Biblia de Jerusalén traduce esta pate de la oración modelo así: “Venga tu Reino;
hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo” (Mateo 6:10).
Aunque el apóstol Pedro comparó esta condición espiritual rebajada de los demonios a estar en
“prisión”, no se refirió con ello al “abismo”, donde en el futuro se les recluirá por mil años (1 Pedro
3:19, 20; Lucas 8:30, 31; Revelación 20:1-3). //Volver al Índice

975
W1991 15/5 PÁG.31

En Mateo 10:21, ¿estaba Jesús advirtiéndonos que muchos


hermanos de la congregación se volverían contra sus
hermanos espirituales?
No; ese no es el punto de la advertencia de Jesús, la cual dice: “Además, el hermano entregará
a la muerte al hermano, y el padre a su hijo, y los hijos se levantarán contra los padres y los harán
morir”. (Mateo 10:21.)
El contexto muestra que Jesús dijo esto a los 12 apóstoles cuando los envió en una gira de
predicación por Israel. Mucho de lo que dijo tenía un significado que aplicaba primordialmente a
los apóstoles. Por ejemplo, dijo que ellos habían recibido poder para ejecutar curaciones milagrosas,
exorcismos y hasta resurrecciones. (Mateo 10:1, 8; 11:1.) La historia demuestra que no todos los
cristianos recibieron aquellos poderes milagrosos, lo cual confirma que en esta ocasión Jesús se
dirigía a un auditorio particular: sus apóstoles.
Con todo, parte de lo que Jesús mencionó sí se extendía a más allá de la gira de predicación de
los apóstoles. Les dijo: “Guárdense de los hombres; [...] los llevarán ante gobernadores y reyes por mi
causa, para un testimonio a ellos y a las naciones”. (Mateo 10:17, 18.) Durante aquella gira los
12 apóstoles probablemente afrontaron oposición, pero no hay prueba de que fueran llevados
“ante gobernadores y reyes” para dar un testimonio a “las naciones”. [Nota] Años más tarde los
apóstoles comparecieron ante gobernantes, como los reyes Herodes Agripa I y II, Sergio Paulo,
Galión y hasta el emperador Nerón. (Hechos 12:1, 2; 13:6, 7; 18:12; 25:8-12, 21; 26:1-3.) Así que las
palabras de Jesús tuvieron alguna aplicación posterior.
Después que Jesús dio este consejo, advirtió: “El hermano entregará a la muerte al hermano”.
Jesús no se refería a hermanos espirituales, tal como tampoco se refirió a padres ni a hijos espirituales
en el versículo 21: “El padre [entregará] a su hijo, y los hijos se levantarán contra los padres y los
harán morir”. Jesús quiso decir que los apóstoles podían esperar hostilidad u oposición hasta de
parientes. (Mateo 10:35, 36.)
Los apóstoles necesitarían aguante en aquella gira de predicación. Jesús pasó a decir: “Ustedes
serán objeto de odio de parte de toda la gente por motivo de mi nombre; mas el que haya
aguantado hasta el fin es el que será salvo”. (Mateo 10:22.)
Parte de lo que mencionó Jesús en aquella ocasión tiene significado para nosotros hoy como
testigos de Jehová. En nuestra predicación destacamos el Reino. Efectuamos nuestro ministerio
gratuitamente y buscamos a personas que se interesan en el mensaje o son dignas de este. Es
apropiado que seamos cautelosos. Abundan los opositores. A veces hay parientes, vecinos, o
compañeros de trabajo que causan problemas graves, especialmente a personas sinceras que
están empezando a seguir el cristianismo verdadero. Jesús volvió a advertir respecto a esa oposición
cuando describió “la señal” de su presencia. (Mateo 24:3, 9, 10; Lucas 21:16, 17.) También declaró
de nuevo que tenemos que ‘aguantar hasta el fin para ser salvos’. Sí, tenemos que aguantar hasta
el fin de nuestra vida actual, o hasta que termine este sistema de cosas y podamos entrar en el
nuevo mundo. (Mateo 24:13.)
Nota a pie de página. Otras traducciones vierten esto “los paganos” (Levoratti-Trusso y Versión
Popular), y “los gentiles” (Biblia de Jerusalén y La Biblia, versión de Serafín de Ausejo). //Volver al Índice

976
W2004 1/12 PÁG.31

Una vez resucitado, ¿por qué impidió Jesús que María


Magdalena lo tocara si más tarde le dijo a Tomás que lo
hiciera?
Algunas traducciones antiguas de la Biblia dan la impresión de que Jesús le dijo a María
Magdalena que no lo tocara. Por ejemplo, la versión Torres Amat traduce así sus palabras: “No me
toques, porque no he subido todavía a mi Padre” (Juan 20:17). Sin embargo, el verbo griego original,
que suele verterse “tocar”, significa también “sujetar”, “agarrar”, “aferrarse”, “asirse”, “retener”.
Es razonable concluir que Jesús no estaba objetando a que María Magdalena sencillamente lo
tocara, pues permitió que otras mujeres que habían ido a la tumba ‘lo asieran de los pies’ (Mateo
28:9).
Muchas traducciones en lenguaje moderno, como la Reina-Valera Actualizada, la Nueva Biblia
Española y La Biblia de las Américas, nos ayudan a comprender el verdadero significado de las
palabras de Jesús al traducirlas de la siguiente manera: “Suéltame”. ¿Por qué le diría esto a alguien
tan cercano a él como María Magdalena? (Lucas 8:1-3.)
Es probable que ella temiera que Jesús estuviera a punto de irse y ascender al cielo. Como tenía
un intenso deseo de estar con el Señor, se asió de él para impedírselo. A fin de asegurarle que aún
no se iba, él le mandó que lo soltara y fuera a decir a Sus discípulos que había resucitado (Juan
20:17).
Ahora bien, la conversación entre Jesús y Tomás fue diferente. Cuando Jesús se apareció a
algunos de sus discípulos, Tomás no estaba con ellos. Más tarde, este expresó dudas respecto a la
resurrección de Jesús y dijo que no creería en ella a menos que viera las llagas causadas por los
clavos y pusiera la mano en la herida de lanza que tenía en el costado. Ocho días después, Jesús
volvió a aparecerse a los discípulos, y en esa ocasión Tomás estaba presente, por lo que el Maestro
le dijo que tocara las heridas (Juan 20:24-27).
De modo que, en el caso de María Magdalena, Jesús estaba tratando con una discípula que
tenía el deseo equivocado de impedir que él se fuera; pero en el caso de Tomás, estaba ayudando
a alguien que tenía dudas. En ambos incidentes tuvo buenas razones para actuar como lo hizo.
//Volver al Índice

977
W1994 15/8 PÁG.31

Si Jesús fue descendiente de Jesé y David, ¿por qué se le


llama “la raíz” de estos antepasados suyos?
Tendemos a pensar que la raíz de un árbol u otra planta cualquiera precede al tronco o las
ramas. Por ello, parecería lógico decir que Jesé (o su hijo David) es la raíz de la que acabaría
brotando Jesús. Sin embargo, Isaías 11:10 predijo que el Mesías, entonces futuro, sería “la raíz de
Jesé”, y Romanos 15:12 aplica esta profecía a Jesucristo. Posteriormente, Revelación [Apocalipsis]
5:5 lo denomina “el León que es de la tribu de Judá, la raíz de David”. Estas designaciones cuentan
con varias razones a su favor.
La Biblia emplea con frecuencia las plantas, y entre ellas los árboles, de forma ilustrativa. A veces
se alude al hecho de que al germinar y crecer una semilla, las raíces se desarrollan antes que las
ramas mayores, las ramas secundarias o el fruto, todos los cuales se sustentan gracias a las raíces.
Por ejemplo, Isaías 37:31 dice: “Los que escapen de la casa de Judá, los que queden, ciertamente
echarán raíces hacia abajo y producirán fruto hacia arriba”. (Job 14:8, 9; Isaías 14:29.)
Si la raíz se daña, el resto del árbol sufre las consecuencias. (Compárese con Mateo 3:10; 13:6.)
En consonancia con esta realidad, Malaquías escribió: “El día que viene ciertamente los devorará —
ha dicho Jehová de los ejércitos—, de modo que no les dejará raíz ni rama mayor”. (Malaquías 4:1.)
La idea queda patente: cortamiento o destrucción completa. Los padres (las raíces) serían cortados
o aniquilados, al igual que sus descendientes (las ramas mayores). [Nota] De este modo se resalta la
responsabilidad del padre y la madre respecto a sus hijos menores de edad; el futuro perdurable de
un hijo menor podría verse determinado por la situación en que se hallan los padres delante de Dios.
(1 Corintios 7:14.)
La fraseología de Isaías 37:31 y Malaquías 4:1 indica que las ramas mayores (al igual que el fruto
de las ramas secundarias) reciben la vida de las raíces. Esta es una clave que ayuda a entender en
qué sentido es Jesús la “raíz de Jesé” y la “raíz de David”.
En lo que se refiere a la relación carnal, Jesé y David eran antepasados de Jesús; ellos eran las
raíces, y él, el retoño o rama mayor. Isaías 11:1 dijo del Mesías que vendría: “Tiene que salir una
ramita del tocón de Jesé; y procedente de sus raíces un brote será fructífero”. De igual modo, en
Revelación 22:16 Jesús se autodenomina “la prole de David”. Pero también se llama a sí mismo “la
raíz [...] de David”. ¿Por qué razón?
Un sentido en el que Jesús es la “raíz” de Jesé y de David es que mediante él permanece viva su
línea genealógica. Aunque hoy no existe nadie que pueda demostrar que desciende de las tribus
de Leví, Dan o incluso Judá, tenemos la certeza de que el linaje de Jesé y de David sigue vivo
porque en la actualidad Jesús vive en el cielo. (Mateo 1:1-16; Romanos 6:9.)
Jesús también recibió el puesto de Rey celestial. (Lucas 1:32, 33; 19:12, 15; 1 Corintios 15:25.) Esto
repercute hasta en la relación que tiene con sus antepasados. En una profecía, David denominó
Señor suyo a Jesús. (Salmo 110:1; Hechos 2:34-36.)
Por último, Jesucristo ha sido investido con la dignidad de Juez. En el Milenio venidero, Jesé y
David también serán beneficiarios del rescate de Jesús. Su vida en la Tierra dependerá de Jesús,
quien servirá de “Padre Eterno” de ellos. (Isaías 9:6.)
Por tanto, aunque Jesús procede del linaje de Jesé y David, merece ser llamado “la raíz de Jesé”
y “la raíz de David” en virtud de lo que ha llegado a ser y de lo que hará en el futuro.
Nota. Un antiguo epitafio fenicio emplea un lenguaje parecido. Dice de quien profanara la
tumba: “No tenga raíz debajo ni fruto encima”. (Vetus Testamentum, abril de 1961.) //Volver al Índice

978
W1989 15/1 PÁG.31

¿Por qué prometió Jesús que los que ejercieran fe en él ‘no


morirían jamás’, cuando en realidad todos los que le
escucharon murieron? (Juan 11:25, 26.)
Cuando Jesús habló acerca de no morir, o acerca de vivir para siempre, obviamente no quería
decir que los que le escuchaban en aquel tiempo nunca experimentarían la muerte humana. El
punto fundamental que Jesús quería comunicar era que el ejercer fe en él podía llevar a la vida
eterna.
En cierta ocasión Jesús se llamó a sí mismo “el pan de la vida”. Entonces añadió: “Este es el pan
que baja del cielo, para que cualquiera pueda comer de él y no morir. Yo soy el pan vivo que bajó
del cielo; si alguien come de este pan vivirá para siempre”. (Juan 6:48-51.)
El considerar sólo esas palabras pudiera llevar a uno a la conclusión de que Jesús estaba
diciendo a los que le oían que podrían evitar la experiencia de morir. Sin embargo, el contexto no
apoya esa conclusión. Jesús acababa de decir: “Esta es la voluntad del que me ha enviado, que
no pierda nada de todo lo que me ha dado, sino que lo resucite en el último día. [...] Todo el que
contempla al Hijo y ejerce fe en él [tendrá] vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. [...] Nadie
puede venir a mí a menos que el Padre, que me envió, lo atraiga; y yo lo resucitaré en el último día”.
(Juan 6:39-44.) Y más tarde añadió: “El que se alimenta de mi carne y bebe mi sangre tiene vida
eterna, y yo lo resucitaré en el último día”. (Juan 6:54.) Por lo tanto, no habría razón sólida para
entender que la promesa de Jesús de ‘vivir para siempre’ significaba que los que le escuchaban
nunca experimentarían la muerte.
Algo similar sucede con esta bien conocida promesa que Jesús le mencionó a Marta: “Yo soy la
resurrección y la vida. El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir; y todo el que vive y
ejerce fe en mí no morirá jamás”. (Juan 11:25, 26.) Evidentemente Jesús no quiso decir que los
apóstoles fieles, por ejemplo, nunca morirían como otros humanos. Dentro del espacio de un año
ellos serían ungidos con espíritu santo y recibirían la esperanza de reinar como reyes en el cielo. Para
recibir esa recompensa tendrían que morir como humanos. (Romanos 8:14-23; 1 Corintios 15:36-50.) Y
note que Jesús había dicho: “El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir”.
La promesa de Jesús se cumplirá en los siervos devotos de Dios que han vivido y muerto antes del
tiempo en que se empiece a proveer vida eterna. Esos fieles esperan una resurrección futura. Al
permanecer fieles después de su resurrección, nunca experimentarán “la muerte segunda”, la
muerte eterna. (Revelación 20:15; 21:8; Juan 8:51.)
Pero la profecía bíblica indica que los que vivimos hoy tenemos una oportunidad especial.
Porque vivimos en la conclusión del sistema de cosas, podemos sobrevivir a la venidera “gran
tribulación” y entrar directamente en el nuevo mundo. Los que tienen la esperanza de vivir para
siempre en una Tierra paradisíaca y se mantienen leales a Dios no tendrán que experimentar la
muerte humana. Sobrevivirán a “la gran tribulación” y serán guiados “a fuentes de aguas de vida”.
(Revelación 7:9-17.) //Volver al Índice

979
W2010 15/8 PÁGS.6-7

¿Por qué pudo decirle Jesús a una mujer pecadora que


quedaba perdonada? (Luc. 7:37, 48.)
Cuando Jesús estaba reclinado a la mesa en casa de un fariseo llamado Simón, cierta mujer que
se había colocado a sus pies comenzó a mojárselos con sus lágrimas y luego se los secó con su
cabello. A continuación se los besó con ternura y les aplicó aceite perfumado. El relato especifica
que se trataba de “una mujer que era conocida en la ciudad como pecadora”. Es cierto que todos
los seres humanos imperfectos somos pecadores, pero las Escrituras suelen designar con este
adjetivo a las personas que se han ganado la fama de violar las normas divinas o cuyas ofensas son
muy conocidas. En este caso, es probable que se tratara de una prostituta. En fin, fue a esta mujer a
la que Jesús le dijo: “Tus pecados son perdonados” (Luc. 7:36-38, 48). ¿Qué quiso dar a entender
con aquellas palabras? Dado que aún no había ofrecido el sacrificio redentor, ¿cómo fue posible
que le concediera el perdón?
Después de que la mujer le mojó los pies y antes de perdonarla, Jesús puso una comparación
con la que explicó una idea importante a su anfitrión, Simón. Asemejando el pecado a cuantiosas
sumas de dinero que los deudores no podían devolver, le dijo: “Dos hombres eran deudores a cierto
prestamista; el uno le debía quinientos denarios, pero el otro cincuenta. Cuando no tuvieron con
qué pagar, él sin reserva perdonó a ambos. Por lo tanto, ¿cuál de ellos le amará más?”. Simón le
respondió: “Supongo que será aquel a quien sin reserva le perdonó más”. Y Cristo replicó: “Juzgaste
correctamente” (Luc. 7:41-43). Todos nosotros le debemos a Dios obediencia. Por eso, cada vez que
le desobedecemos y pecamos, no le estamos pagando aquello a lo que tiene derecho. Y de esta
manera acumulamos deudas ante él. No obstante, nuestro Padre es como un prestamista dispuesto
a cancelar las deudas. De ahí que Jesús animara a sus discípulos a rogarle a Dios: “Perdónanos
nuestras deudas, como nosotros también hemos perdonado a nuestros deudores” (Mat. 6:12). Lucas
11:4 no deja ninguna duda sobre lo que son estas deudas, pues las llama directamente pecados.
¿Sobre qué base ha perdonado Dios los pecados en el pasado? Recordemos que su justicia
perfecta exige que el pecado se castigue con la pena de muerte. Por este motivo, Adán pagó con
la vida su desobediencia. Ahora bien, cuando Jehová entregó la Ley a la nación de Israel, dejó
claro que concedería el perdón de los pecados si se presentaba un sacrificio animal. Como bien
señaló el apóstol Pablo, “casi todas las cosas son limpiadas con sangre según la Ley, y a menos que
se derrame sangre no se efectúa ningún perdón” (Heb. 9:22). Los judíos no conocían ninguna otra
manera de obtener el perdón divino. Por eso se comprende que en la ocasión del banquete en
casa de Simón, los presentes objetaran a lo que Jesús le había dicho a la mujer. En efecto, los que
estaban reclinados a la mesa junto a él pensaban: “¿Quién es este hombre que hasta perdona
pecados?” (Luc. 7:49). Entonces, ¿cuál era la base sobre la que podían perdonarse los numerosos
pecados de aquella mujer?
La primera profecía, pronunciada después de la rebelión de nuestros primeros padres,
mencionaba el propósito de Jehová de levantar una descendencia a la que herirían en el talón
Satanás y su descendencia (Gén. 3:15). Esta herida se produjo cuando Jesús perdió la vida a manos
de los enemigos de Dios (Gál. 3:13, 16). La sangre derramada de Cristo es el rescate que libera a la
humanidad del pecado y la muerte. Dado que nada puede impedir que Jehová realice su
propósito, en el mismo momento en que se pronunciaron las palabras que leemos en Génesis 3:15,
el rescate ya podía verse como pagado desde la óptica de Dios, y ya podía perdonarse a quien
demostrara fe en las promesas divinas.
Antes de que Cristo viniera a la Tierra, hubo personas a las que Jehová consideró justas. Entre
ellas estuvieron Enoc, Noé, Abrahán, Rahab y Job, quienes aguardaron con fe el cumplimiento de
las promesas divinas. En efecto, el discípulo Santiago escribió que “Abrahán puso fe en Jehová, y le

980
fue contado por justicia”. Y añadió: “De la misma manera, también, Rahab la ramera, ¿no fue
declarada justa por obras[?]” (Sant. 2:21-25).
En el antiguo Israel, el rey David cometió graves pecados, pero en todos los casos demostró
sólida fe en el Dios verdadero y arrepentimiento de corazón. Con referencia al perdón, cabe
señalar el siguiente pasaje bíblico: “Dios lo presentó [a Jesús] como ofrenda para propiciación
mediante fe en su sangre. Esto fue con el fin de exhibir su propia justicia, porque estaba perdonando
los pecados que habían ocurrido en el pasado mientras [...] estaba ejerciendo longanimidad; para
exhibir su propia justicia en esta época presente, para que él sea justo hasta al declarar justo al
hombre que tiene fe en Jesús” (Rom. 3:25, 26). Por consiguiente, Jehová pudo perdonar las
transgresiones de David sin violar sus propias normas de justicia debido a que tomó como base el
sacrificio redentor de Jesús, el cual sería ofrecido en el futuro.
En el caso de la mujer que le mojó los pies a Jesús, todo indica que la situación era parecida.
Aunque había llevado una vida inmoral, estaba arrepentida. Comprendía que tenía que ser
redimida de sus pecados y mostró con sus obras que apreciaba sinceramente al hombre que
Jehová había provisto para la redención. Aunque el sacrificio de Cristo todavía no había tenido
lugar, su realización era segura, y por eso podía aplicarse su valor a personas como ella. De ahí que
Jesús le dijera: “Tus pecados son perdonados”.
Como revela esta narración, Jesús no cerró la puerta a los pecadores, sino que siempre fue
bondadoso con ellos. Lo que es más, Jehová promete conceder su perdón a todos los que
demuestren arrepentimiento. ¡Cuánto nos consuela y alienta esta garantía a nosotros, que somos
humanos imperfectos! //Volver al Índice

981
W2008 1/6 PÁG.27

¿Por qué sintió miedo Poncio Pilato cuando oyó la acusación


de que Jesús se había declarado “hijo de Dios”? (Juan 19:7.)
Hay que tener en cuenta que, después de su muerte, Julio César había sido elevado al rango de
dios por el Senado romano. A partir de entonces, su hijo adoptivo y sucesor, Octavio, fue declarado
divi filius, es decir, “hijo de Dios” o “hijo de un ser divino”. Tal designación latina se convirtió en un
título solemne de los emperadores, lo cual se puede comprobar en numerosas inscripciones
grabadas en altares, estatuas, monedas y templos romanos. Así que cuando los judíos dijeron que
Jesús se había declarado “hijo de Dios”, prácticamente lo estaban acusando de adoptar un título
oficial, y hacer eso equivalía a traición.
Para cuando Jesús fue procesado, Tiberio ya había heredado el título divi filius. Este temido
emperador tenía la reputación de asesinar a cualquiera que considerara su enemigo. No es de
extrañar que Pilato sintiera “mayor temor” cuando los judíos le insinuaron que sería desleal a César si
no condenaba a Jesús. Finalmente, este gobernador romano cedió a la presión y ordenó la
ejecución de Jesús (Juan 19:8, 12-16). //Volver al Índice

982
W1992 15/2 PÁG.29

Por lo que dice Mateo 11:11, ¿debemos concluir que Jesús


sabía de antemano que Juan el Bautizante le antecedería en
la muerte?
Sí, parece claro que Jesús sabía que Juan no seguiría vivo para llegar a ser cristiano ungido,
porque dijo: “En verdad les digo: Entre los nacidos de mujer no ha sido levantado uno mayor que
Juan el Bautista; mas el que sea de los menores en el reino de los cielos es mayor que él”. (Mateo
11:11.)
Cuando el ángel Gabriel anunció el nacimiento venidero de Juan, predijo que Juan iría “con el
espíritu y poder de Elías [...] para alistar para Jehová un pueblo preparado”. Juan sería un precursor
que prepararía un pueblo para el Mesías de Jehová. Pero en aquel anuncio divino nada indicó que
Juan mismo sería discípulo del Mesías venidero, ni se sugirió eso en la declaración profética que hizo
Zacarías, el padre de Juan. (Lucas 1:17, 67-79.)
Así, Juan siguió predicando y bautizando después que hubo bautizado a Jesús, adhiriéndose de
ese modo a su asignación de preparar un pueblo. Milagrosamente Juan había recibido información
de que Jesús suministraría un bautismo con espíritu santo, pero en cuanto a sí mismo Juan no dijo
que recibiría espíritu santo para ser cristiano ungido. (Mateo 3:11.) Juan también reconoció que él
seguiría disminuyendo, pero que Jesús seguiría aumentando. (Juan 3:22-30.)
Juan ya estaba en prisión cuando Jesús dijo lo que leemos en Mateo 11:11. Jesús señaló de
antemano que este profeta aprisionado era menor que el más pequeño de los que en el futuro
serían reyes y sacerdotes en los cielos. Sin embargo, parece que Jesús también sabía que Juan
moriría pronto, que desaparecería del escenario terrestre antes de que se abriera el camino
“nuevo” a la vida celestial. (Hebreos 10:19, 20.) Eso significaba que Juan no viviría hasta el
Pentecostés de 33 E.C., el tiempo en que se empezó a ungir con espíritu a los discípulos de Jesús. Por
lo tanto, el comentario de Jesús en Mateo 11:11 puede tomarse también como indicación de que él
sabía que Juan no iría al cielo. //Volver al Índice

983
W2006 1/8 PÁG.31

¿Cómo sabemos que la sabiduría de la que habla Proverbios


8:22-31 se refiere a Jesucristo antes de venir a la Tierra?
En el libro de Proverbios aparece esta descripción divinamente inspirada de la sabiduría:
“Jehová mismo me produjo como el principio de su camino, el más temprano de sus logros de
mucho tiempo atrás. [...] Antes que las montañas mismas se hubieran asentado, primero que las
colinas, fui producida como con dolores de parto [...]. Cuando él preparó los cielos, yo estaba
allí; [...] entonces llegué a estar a su lado como un obrero maestro, y llegué a ser aquella con quien
él estuvo especialmente encariñado día a día, y estuve alegre delante de él todo el tiempo, [...] y
las cosas que fueron el objeto de mi cariño estuvieron con los hijos de los hombres”.
Este pasaje no puede ser una simple alusión a la sabiduría divina ni a la sabiduría como cualidad
abstracta. ¿Por qué no? Porque la sabiduría que aquí se describe fue “producida”, o creada, como
el principio del camino de Jehová. Ahora bien, Jehová Dios siempre ha existido y siempre ha sido
sabio (Salmo 90:1, 2). Por lo tanto, su sabiduría no tuvo principio ni fue creada ni “producida como
con dolores de parto”. Además, se dice que esta sabiduría habla y actúa, por lo que tiene que
tratarse de una persona (Proverbios 8:1).
Según el libro de Proverbios, hace mucho tiempo la sabiduría estuvo al lado de Jehová, el
Creador, como “obrero maestro”, lo cual encaja muy bien con Jesús. Mucho antes de venir a la
Tierra, Jesús colaboró tan de cerca con Jehová, que la Biblia afirma: “Él es antes de todas las otras
cosas y por medio de él se hizo que todas las otras cosas existieran” (Colosenses 1:17; Revelación
[Apocalipsis] 3:14).
Es adecuado representar al Hijo de Dios como la sabiduría, ya que fue él quien dio a conocer los
sabios propósitos y decretos de Jehová. Antes de venir a la Tierra, Jesús era la Palabra de Dios, es
decir, su Vocero (Juan 1:1). También se dice que es “el poder de Dios y la sabiduría de Dios”
(1 Corintios 1:24, 30). Sin duda, esta es una hermosísima descripción del Hijo de Dios, quien, por el
cariño que le tenía a la humanidad, dio su vida para rescatarla. //Volver al Índice

984
W1988 15/7 PÁG.30

¿Se refirió Jesús a Judas cuando dijo a Pilato: “Por eso, el


hombre que me entregó a ti tiene mayor pecado”? (Juan
19:11.)
No parece que con esas palabras Jesús estuviera refiriéndose a Judas ni a ningún otro hombre
específicamente. En los sucesos que llevaron a que Jesús compareciera ante Pilato y se encarara a
la muerte estuvieron implicados varios hombres que tendrían culpa por ello.
Puede ser que pensemos primero en Judas porque aquel apóstol corrupto se hizo traidor. (Juan
6:64, 71; 12:4-6.) Judas se reunió con los sacerdotes principales, que querían “deshacerse de” Jesús.
Estos le pagaron a Judas 30 piezas de plata para que lo traicionara. (Lucas 22:2-6.) No hay duda,
pues, de que Judas fue culpable de pecado grave con relación a la muerte de Jesús.
Pero la muerte de Jesús no puede achacarse únicamente a Judas. El sumo sacerdote Caifás
había influido en otros para que procuraran matarlo. (Juan 11:49, 50.) Mateo relata que una vez que
“los sacerdotes principales y todo el Sanedrín” habían condenado a Jesús, obraron como grupo:
“Todos los sacerdotes principales y los ancianos del pueblo tuvieron consulta contra Jesús para darle
muerte. Y, después de atarlo, se lo llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador”. (Mateo 26:59-
65; 27:1, 2.) Además, después que Pilato pronunció inocente a Jesús, “las muchedumbres” pidieron
que se soltara a Barrabás. En contraste con esto, en cuanto a Jesús clamaron: “¡Al madero con él!”.
(Mateo 27:20-23; Juan 18:40.)
Por eso, no es probable que Jesús se estuviera refiriendo específicamente a una persona cuando
dijo a Pilato: “El hombre que me entregó a ti tiene mayor pecado”. (Juan 19:11.) Aunque Judas, “el
hijo de destrucción”, llevaba una culpa particularmente pesada, muchas otras personas
compartían la culpa por el pecado de matar a Jesús. (Juan 17:12.) Por eso en el día del Pentecostés
el apóstol Pedro pidió a los judíos que se arrepintieran de su grave pecado contra el Hijo de Dios.
(Hechos 2:36-38.) Aquellos judíos eran parte de una nación dedicada al Dios de Jesús, Jehová.
Tenían las profecías que identificaban a Jesús como el Mesías. Muchos de ellos habían visto los
milagros de Jesús. Por eso, ciertamente eran más culpables de pecado que un funcionario no judío
que pronunció inocente a Jesús. (Juan 18:38.) //Volver al Índice

985
W1988 15/6 PÁG.31

En vista de las palabras de Jesús en Juan 15:15, ¿deberían


considerarse “esclavos” de Jesús los cristianos, o podemos
considerarnos sus “amigos”?
Podemos ser, y debemos ser, tanto esclavos como amigos de él. Para ver por qué, notemos lo
que Jesús dijo a sus apóstoles fieles allí en su última noche con ellos:
“Nadie tiene mayor amor que este: que alguien entregue su alma a favor de sus amigos. Ustedes
son mis amigos si hacen lo que les mando. Ya no los llamo esclavos, porque el esclavo no sabe lo
que hace su amo. Pero los he llamado amigos, porque todas las cosas que he oído de mi Padre se
las he dado a conocer a ustedes”. (Juan 15:13-15.)
Primero, ¿qué significó el que Jesús dijera que sus discípulos leales eran esclavos? No quiso decir
esclavos en el sentido de que todos los descendientes humanos de Adán nacen imperfectos, y así
vendidos o esclavizados al pecado. (Juan 8:34; Romanos 5:18, 19; 6:16; 7:14.) Como en el caso de
los cristianos desde entonces, los apóstoles en un tiempo estuvieron esclavizados en ese sentido,
pero el sacrificio de Jesús suministraría el medio de librarlos de aquella condición. (1 Pedro 1:18, 19;
Gálatas 4:5.) Sin embargo, no alcanzaban así libertad completa. Como después escribió el apóstol
Pablo, habían sido “comprados por precio”, la sangre de Jesús, de modo que llegaron a ser
esclavos de Dios y de Cristo. (1 Corintios 6:20; 7:22, 23.)
En Juan 15:15 Jesús no estaba indicando que los apóstoles fieles que pronto recibirían espíritu
santo y serían cristianos ungidos habían dejado de ser esclavos. (Compárese con Juan 15:20.) Por
supuesto, el ser siervos de Dios mediante Cristo no causa opresión ni mata. Es una condición
amorosa y que conserva la vida. (2 Timoteo 4:8; Tito 1:1, 2.) La única manera como el cristiano que
acepta con gusto el valor de la sangre de Cristo y llega a ser esclavo de Dios afrontaría muerte
permanente sería si después rechazara ese sacrificio y se entregara de nuevo al pecado,
haciéndose nuevamente esclavo del pecado. (Gálatas 1:10; 4:8, 9; Hebreos 6:4-6.) Por eso, los
discípulos de Jesús continuarían siendo esclavos de Dios y de Cristo, pero eran aún más que
esclavos. ¿Por qué?
Jesús y los apóstoles entendían que en aquel tiempo, en una relación normalmente fría o formal
de amo y esclavo, ‘el esclavo no sabría lo que su amo estuviera haciendo’. Normalmente el amo
humano no consultaría con su esclavo comprado, ni le revelaría sus pensamientos y sentimientos
privados.
No obstante, por las palabras de Jesús podemos ver que la situación era diferente respecto a los
apóstoles. Él dijo: “Los he llamado amigos, porque todas las cosas que he oído de mi Padre se las he
dado a conocer a ustedes”. (Juan 15:15.) Sí, como es común entre amigos que se aman, Jesús les
había revelado detalles y entendimientos que habían estado secretos. (Mateo 13:10-12; 1 Corintios
2:14-16.) Aunque todavía eran siervos o esclavos de Dios mediante Jesús, los apóstoles disfrutaban
de una afectuosa intimidad que los marcaba también como amigos de confianza. (Compárese
con Salmo 25:14.) Lo mismo puede ser cierto, y debe ser cierto, de nosotros. ¡Qué privilegio es tener
como Amos en el cielo a Seres que nos tratan como confidentes respetados, como amigos! //Volver al
Índice

986
W2001 1/9 PÁG.31

Colosenses 1:16 dice respecto al Hijo de Dios: “Todas las


otras cosas han sido creadas mediante él y para él”. ¿En qué
sentido fueron creadas todas las cosas “para” el Hijo de Dios,
Jesús?
Jehová utilizó a su Hijo unigénito como el obrero maestro en la creación de todas las otras cosas,
es decir, todo excepto el mismo Jesús (Proverbios 8:27-30; Juan 1:3). Apropiadamente, estas obras le
proporcionan placer al Hijo y, en este sentido, son “para” él.
Sabemos que los padres humanos esperan recibir mucho placer de sus hijos, a quienes ellos han
engendrado, y a menudo ese es el caso. Por ello, el proverbio bíblico habla de “un hijo en quien [el
padre] se complace” (Proverbios 3:12; 29:17). De igual manera, Jehová Dios recibió placer de Israel
cuando la nación fue fiel (Salmo 44:3; 119:108; 147:11). También le da mucho gozo ver la fidelidad
de sus siervos leales en la actualidad (Proverbios 12:22; Hebreos 10:38).
Por lo tanto, era propio que Dios permitiera que su colaborador, Jesús, obtuviera placer de sus
logros. De hecho, Proverbios 8:31 dice que el Hijo ‘estuvo alegre por el terreno productivo de su
tierra, y las cosas que fueron el objeto de su cariño estuvieron con los hijos de los hombres’. Es en
este sentido que Colosenses 1:16 dice: “Todas las otras cosas han sido creadas mediante él y para
él”. //Volver al Índice

987
W1988 1/11 PÁG.31

¿A qué se refirió Jesús por “estos” al preguntarle al apóstol


Pedro si, respecto a “estos”, lo amaba más?
Leemos que, después que se hubieron desayunado, Jesús le hizo a Simón Pedro la pregunta
sobre si, respecto a “estos”, Pedro le tenía más amor. Pedro le dijo: “Sí, Señor, tú sabes que te tengo
cariño”, y Jesús le dijo: “Apacienta mis corderos”. (Juan 21:15.)
Aunque el género de un pronombre griego a veces indica su sujeto, el plural tou′ton (vertido en
este texto “estos”) puede tener un sujeto masculino, femenino o neutro. Por consiguiente, los eruditos
han sugerido tres posibles significados para la pregunta de Jesús:
1. ¿Me amas más de lo que amas a estos otros discípulos?
2. ¿Me amas más de lo que me aman estos discípulos?
3. ¿Me amas más de lo que amas estas cosas (por ejemplo, los pescados)?
Razonemos sobre estas tres posibilidades para ver cuál es la más probable.
Primero. Francamente, pocos cristianos pueden imaginarse que Jesús preguntara: ‘¿Me amas
más de lo que amas a los discípulos?’. ¡Por supuesto debemos amarlo más! Parecería especialmente
extraño hacer tal pregunta a Pedro. Él había estado en la embarcación poco antes con otros seis
discípulos, pero, cuando reconoció a Jesús en la orilla, Pedro dejó a los discípulos y nadó hacia la
orilla. Había mostrado un apego similar cuando Cristo preguntó a los apóstoles si deseaban irse con
los que habían tropezado, pues Pedro contestó que estaba resuelto a permanecer con Jesús. (Juan
6:66-69; 21:7, 8.)
Segundo. ¿Qué hay de la posibilidad de que Jesús quisiera decir: ‘Pedro, ¿me amas más de lo
que me aman los demás discípulos?’? Muchos comentadores han favorecido este punto de vista,
puesto que antes Pedro había asegurado que era más leal a Jesús que los demás. (Mateo 26:33-35.)
Pero el entender así Juan 21:15 exige que en su pregunta se sobreentienda un verbo que no se
declara, como: “¿Me amas más [de lo] que estos [me aman]?”. Pero ese verbo adicional no está en
la pregunta de Jesús, y presenta dificultades gramaticales. Además, parece fuera de lugar el que
Jesús le dijera a Pedro que comparara cuánto amor él tenía con cuánto amor tenían otros. ¿No
corrigió Jesús a los apóstoles cuando surgió rivalidad entre ellos? (Marcos 9:33-37; 10:35-44; Lucas
22:24-27.)
Entonces, ¿pudiera ser que lo que Jesús estuviera preguntando tuviera el sentido de la tercera
opción: ¿‘Me amas más de lo que amas estas cosas (por ejemplo, los pescados)?’? Esta posibilidad
encaja con el modo como se frasea la pregunta en griego, porque a Pedro se le estaba pidiendo
que escogiera entre dos cosas (entre Jesús y “estos”). Una pregunta de ese tipo también sería
apropiada en vista del pasado de Pedro. Él había estado entre los primeros discípulos que siguieron
a Jesús. (Juan 1:35-42.) Sin embargo, parece que Pedro no siguió enseguida de tiempo completo a
Jesús. Más bien, volvió a la pesca. Por eso, unos meses después Jesús exhortó a Pedro a alejarse de
aquel buen negocio y hacerse ‘pescador de hombres’. (Mateo 4:18-20; Lucas 5:1-11.) Con todo,
después de la muerte de Jesús, Pedro tendió a volver a esta carrera, y dijo a algunos de los
discípulos: “Voy a pescar”. (Juan 21:2, 3.)
Por eso, es muy posible que Jesús estuviera impresionando en Pedro la necesidad de que tomara
una decisión clara. ¿Qué iba a poner en primer lugar en la vida?... ¿ser seguidor de Jesús, o ir tras
una carrera, como lo sugerían los pescados apilados ante ellos? ¿Cuánto se había encariñado
Pedro con los pescados, las redes, las embarcaciones y la camaradería de otros pescadores? ¿De

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veras abandonaría Pedro estas cosas de las que disfrutaba, para poner en primer lugar su amor a
Cristo con su consecuente alimentar a las “ovejitas” de Jesús? (Juan 21:17.)
Nosotros podemos hacernos una pregunta similar respecto a ‘estas cosas’ que pudieran
atraernos, como nuestro trabajo o negocio interesante, nuestro disfrute de la educación seglar,
nuestro hogar o nuestra forma favorita de recreación. Con franqueza podemos preguntarnos:
‘¿Amo a Jesús más que a cualquiera de estas cosas, o que a todas ellas?’. Jesús indicó que si
nuestra respuesta es sí, lo mostraremos por alimentar a las “ovejitas”. //Volver al Índice

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W2009 15/6 PÁG.32

Si Jesús recorrió todo Israel con su predicación, ¿cómo pudo


decir el apóstol Pedro que los judíos y sus gobernantes
habían obrado “por ignorancia” cuando exigieron que se
diera muerte a Jesús? (Hech. 3:17.)
Cuando el apóstol Pedro les señaló a un grupo de judíos su responsabilidad en la muerte del
Mesías, les dijo estas palabras: “Yo sé que obraron por ignorancia, así como también lo hicieron sus
gobernantes” (Hech. 3:14-17). En el caso de algunos de ellos, su ignorancia quizás se debió a que
no se percataron de que Jesús era el Mesías o no comprendieron bien sus enseñanzas. Y en el caso
de otros, tal vez se debió a falta de interés en los asuntos espirituales, prejuicio, envidia o incluso
odio.
Veamos cómo afectó a muchos judíos la falta de verdadero interés en los asuntos espirituales.
Jesús acostumbraba enseñar usando ilustraciones, que luego explicaba a quienes querían saber
más. Sin embargo, algunos judíos no estaban interesados en seguir aprendiendo y sencillamente se
marchaban. Incluso, en cierta ocasión, algunos discípulos se ofendieron por una metáfora que él
empleó (Juan 6:52-66). Ninguno de ellos logró entender que Jesús usaba ilustraciones para poner a
prueba su disposición a cambiar su manera de actuar y de ver las cosas (Isa. 6:9, 10; 44:18; Mat.
13:10-15). Tampoco tuvieron en cuenta que una profecía bíblica señalaba que el Mesías emplearía
ilustraciones para enseñar (Sal. 78:2).
En el caso de otros, fue el prejuicio lo que los hizo rechazar a Jesús. Por ejemplo, cuando él fue a
enseñar a la sinagoga de su pueblo, Nazaret, la gente quedó atónita. Pero en vez de reconocer
que era el Mesías prometido, se centraron en su origen. Preguntaron: “¿De dónde consiguió este
hombre estas cosas? [...] Este es el carpintero, el hijo de María y el hermano de Santiago y de José y
de Judas y de Simón, ¿no es verdad? Y sus hermanas están aquí con nosotros, ¿no es verdad?”
(Mar. 6:1-3). Así es, debido al origen humilde de Jesús, despreciaron sus enseñanzas.
¿Y qué se puede decir de los líderes religiosos? Que la mayoría de ellos apenas prestaron
atención a Jesús por razones parecidas (Juan 7:47-52). Además, le tenían envidia, pues recibía la
atención constante de la gente (Mar. 15:10). Y no olvidemos la reacción negativa de muchos de
ellos cuando Jesús puso al descubierto su hipocresía y falsedad (Mat. 23:13-36). Ellos optaron por
permanecer en ignorancia, y Jesús los condenó por eso: “¡Ay de ustedes que están versados en la
Ley, porque quitaron la llave del conocimiento; ustedes mismos no entraron [en el Reino], y a los que
estaban entrando los estorbaron!” (Luc. 11:37-52).
Jesús estuvo predicando las buenas nuevas en Israel por tres años y medio. Además, capacitó a
decenas de sus discípulos para que efectuaran la misma obra (Luc. 9:1, 2; 10:1, 16, 17). Tanto Jesús
como sus discípulos hicieron una labor tan buena que los fariseos se quejaron diciendo: “¡Miren!
El mundo se ha ido tras él” (Juan 12:19). Como vemos, no es que los judíos no supieran
absolutamente nada de Jesús. Lo que sucede es que, básicamente, quedaron en ignorancia
acerca del papel que desempeñó Jesús como Mesías. Pudieron haber aprendido más de él y llegar
a amarlo, pero no lo hicieron. Algunos hasta fueron cómplices de su asesinato. Por eso el apóstol
Pedro les dijo a muchos de ellos: “Arrepiéntanse, por lo tanto, y vuélvanse para que sean borrados
sus pecados, para que vengan tiempos de refrigerio de parte de la persona de Jehová y para que
él envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús” (Hech. 3:19, 20). Cabe notar que miles de judíos
comenzaron a seguir este consejo, entre ellos “una gran muchedumbre de sacerdotes”. Todos ellos
dejaron de actuar en ignorancia, se arrepintieron y obtuvieron el favor de Jehová (Hech. 2:41; 4:4;
5:14; 6:7). //Volver al Índice

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W2002 15/3 PÁG.29

¿Tuvo algún efecto adverso en la concepción de Jesús el


que la virgen María fuera imperfecta?
Tocante al “nacimiento de Jesucristo”, las Escrituras inspiradas dicen: “Durante el tiempo en que
su madre María estaba comprometida para casarse con José, se halló que estaba encinta por
espíritu santo antes que se unieran” (Mateo 1:18). Así es, el espíritu santo de Dios desempeñó una
función esencial en el embarazo de María.
Pero ¿qué podemos decir de ella? ¿Se utilizó uno de sus óvulos en la concepción? En vista de las
promesas que Dios había hecho a Abrahán, Isaac, Jacob, Judá y el rey David —antepasados de
María—, el niño que habría de nacer tenía que ser su descendiente auténtico (Génesis 22:18; 26:24;
28:10-14; 49:10; 2 Samuel 7:16). Si no, ¿cómo iba a ser el heredero legítimo de aquellas promesas
divinas? Tenía que ser realmente el hijo de María (Lucas 3:23-34).
El ángel de Jehová se le apareció a la virgen María y le dijo: “No temas, María, porque has
hallado favor con Dios; y, ¡mira!, concebirás en tu matriz y darás a luz un hijo, y has de ponerle por
nombre Jesús” (Lucas 1:30, 31). Para que tenga lugar la concepción, es imprescindible que se
fertilice un óvulo. Según parece, Jehová Dios hizo que un óvulo quedara fertilizado en la matriz de
María transfiriendo la vida de su Hijo unigénito del ámbito celestial a la Tierra (Gálatas 4:4).
¿Sería perfecto y sin pecado el cuerpo físico del hijo concebido de esta manera por una mujer
imperfecta? ¿Cómo funcionan las leyes de la herencia cuando se une la perfección con la
imperfección? Recordemos que el espíritu santo fue el medio empleado para transferir la fuerza de
vida perfecta del Hijo de Dios y originar la concepción. Así quedó anulada toda imperfección
existente en el óvulo de María, y, por tanto, se produjo un código genético perfecto desde su
formación.
En cualquier caso, podemos estar seguros de que la actuación del espíritu santo de Dios en
aquel momento garantizó el éxito del propósito divino. El ángel Gabriel le había dicho antes a
María: “Espíritu santo vendrá sobre ti, y poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, también,
lo que nace será llamado santo, Hijo de Dios” (Lucas 1:35). Sí, el santo espíritu de Dios formó, por así
decirlo, una barrera protectora desde la concepción en adelante para que ninguna imperfección
ni influencia dañina malograra el desarrollo del embrión.
Queda claro que Jesús debía su vida humana a su Padre celestial, no a ningún humano. Jehová
le ‘preparó un cuerpo’, y Jesús fue verdaderamente “incontaminado, separado de los pecadores”
desde el instante de la concepción (Hebreos 7:26; 10:5). //Volver al Índice

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W1986 1/7 PÁG.31

¿Cómo podría Jesús ser “un dios” creado por Jehová si


Jehová mismo dijo en Isaías 43:10: “Antes de mí no fue
formado Dios alguno, y después de mí continuó sin que lo
hubiera”?
Es bien conocido que los testigos de Jehová enseñan de la Biblia que Jesús es el Hijo creado de
Dios y está sujeto a su Padre. (Juan 14:28; 1 Corintios 11:3.) Aún así, como Poderoso Vocero de Dios,
o Logos, es apropiado que se le llame “un dios”. Muchas versiones de la Biblia vierten Juan 1:1
diciendo que el Logos era “un dios”. Por ejemplo, Das Evangelium nach Johannes (1979), por Jürgen
Bekker, dice: “[...] und der Logos war bei dem Gott, und ein Gott war der Logos”. (Traducción al
español: “[...] y el Logos estaba con el Dios, y el Logos era un dios”.) [Nota]
Pero según indica el lector que hace la pregunta, esto pudiera dar la impresión de estar en
conflicto con Isaías 43:10, 11, que dice: “Ustedes son mis testigos —es la expresión de Jehová—, aun
mi siervo a quien he escogido, para que sepan y tengan fe en mí, y para que entiendan que yo soy
el Mismo. Antes de mí no fue formado Dios alguno, y después de mí continuó sin que lo hubiera. Yo...
yo soy Jehová, y fuera de mí no hay salvador”.
Es provechoso que el estudiante sincero de la Biblia considere detenidamente el contexto de
estas palabras. El Todopoderoso Dios Jehová estaba estableciendo el contraste que existe entre él y
los ídolos hechos por los hombres de las naciones circunvecinas de Israel. Jehová preguntó: “¿A
quién pueden ustedes asemejar a Dios, y qué semejanza pueden poner al lado de él?”.
Ciertamente no a una imagen hecha por un metalario ni a una de madera tallada. (Isaías 40:18-20;
41:7.) Tales “dioses” no podían ‘extender los cielos justamente como una gasa’, como Jehová lo
había hecho. (Isaías 40:21-26.) Además, Jehová puede predecir el futuro; los ídolos de las naciones
de ninguna manera pueden ‘informar acerca de las cosas que han de venir después, para que
sepamos que son dioses’. (Isaías 41:23.) Este pensamiento se vuelve a expresar en Isaías 43:9, donde
Jehová declara: “Que los grupos nacionales se reúnan. ¿Quién hay entre ellos que pueda anunciar
esto? ¿O pueden ellos hacernos oír siquiera las cosas primeras? Que suministren sus testigos”.
Correctamente, entonces, el Todopoderoso dice: “Yo soy Jehová. Ése es mi nombre; y a ningún otro
daré yo mi propia gloria, ni mi alabanza a imágenes esculpidas”. (Isaías 42:8.)
De modo que el contexto establece el hecho de que el Todopoderoso está lanzando un desafío
contra los llamados dioses de las naciones. Puesto que son meramente ídolos sin ningún poder
divino, ciertamente no son dioses que merecen adoración; en realidad, no son nada. Jehová
continúa diciendo: “¿Existe Dios fuera de mí? No, no hay Roca. No he reconocido a ninguno. Los
formadores de la imagen tallada son todos ellos una irrealidad, y sus predilectas mismas [de metal
fundido o de madera tallada] no serán de ningún provecho”. (Isaías 44:8-17.) Por consiguiente, el
contexto de Isaías 43:10 indica claramente que el asunto no tiene nada que ver con Jesús; el asunto
bajo consideración es el de los “dioses” o ídolos inútiles de las naciones.
La palabra “Dios” o “dios” se usa comúnmente para referirse a un objeto sobrehumano que es
venerado. De modo que en la mente de muchas personas la palabra “dios” significa 1) el Ser
Supremo, el Todopoderoso, o 2) un dios falso, tal como un ídolo. No obstante, en la Biblia también se
le da otro significado al término. Esto se puede ver en las palabras de Salmo 82:1, 2. Ahí al Divino
(Jehová Dios) se le distingue de los jueces humanos a quienes el salmista llama “dioses”. Más tarde,
Jesús mismo citó de este relato. Debido a que él dijo que Jehová Dios era su Padre, algunos judíos
quisieron apedrearlo. Cuando lo acusaron de ‘hacerse a sí mismo un dios’, él contestó: “¿No está
escrito en su Ley: ‘Yo dije: “Ustedes son dioses”’? Si él llamó ‘dioses’ [a aquellos jueces humanos] [...],

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¿dicen ustedes a mí, a quien el Padre santificó y despachó al mundo: ‘Blasfemas’, porque dije: Soy
Hijo de Dios?”. (Juan 10:31-36.)
Indiscutiblemente hay un solo Dios Todopoderoso, tal como el apóstol Pablo escribió: “Porque
aunque hay aquellos que son llamados ‘dioses’, sea en el cielo o en la tierra, así como hay muchos
‘dioses’ y muchos ‘señores’, realmente para nosotros hay un solo Dios el Padre, procedente de
quien son todas las cosas, [...] y hay un solo Señor, Jesucristo, mediante quien son todas las cosas, y
nosotros mediante él’’. (1 Corintios 8:5, 6.) El Señor Jesucristo no es un dios falso, ni un dios
demoníaco, ni un simple ídolo. Él ‘es el reflejo de la gloria de Jehová Dios’. (Hebreos 1:3.) Por lo
tanto, es apropiado que en Juan 1:1 se reconozca a Jesús como “un dios”, o “un ser divino”
(Johannes Schneider).
Nota a pie de página. “El título ho theos [el Dios, o Dios], que ahora designa al Padre como un
personaje real, no se aplica en el N[uevo] T[estamento] a Jesús mismo; Jesús es el Hijo de Dios (de ho
theos). [...] Juan 1:1 debería traducirse estrictamente así: ‘La palabra estaba con el Dios [=el Padre],
y la palabra era un ser divino’.” (Dictionary of the Bible, 1965, por John L. McKenzie, S.J.) //Volver al
Índice

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W2009 1/12 PÁG.31

¿Es cierta la historia de los tres reyes magos?


En países de todo el mundo —desde Sudamérica hasta Asia, pasando por Europa oriental— son
habituales las representaciones del nacimiento de Jesús. Allí se ve al recién nacido en un pesebre y
a tres reyes ofreciéndole valiosos regalos. Pero ¿son exactas estas representaciones navideñas?
El nacimiento de Jesús solamente se narra en los Evangelios de Mateo y Lucas. Ambos relatos
coinciden en que los únicos que visitaron a Jesús poco después de nacer fueron unos humildes
pastores que se hallaban cerca. En ningún momento mencionan que tres reyes fueran a visitarlo
mientras estaba en un pesebre. Lo que sí indican es que un número indeterminado de magos, o
astrólogos, lo visitaron cuando ya era un niño de más edad y vivía con sus padres en una casa.
También cuentan que esta visita puso en peligro la vida de Jesús.
Leamos detenidamente el relato de Lucas: “Había en aquella misma zona pastores que vivían a
campo raso y guardaban las vigilias de la noche sobre sus rebaños. Y de repente el ángel de
Jehová estuvo de pie junto a ellos, y [...] les dijo: ‘No teman, [...] hallarán un nene envuelto en
bandas de tela y acostado en un pesebre’. [...] Y fueron apresuradamente y hallaron a María así
como a José, y al nene acostado en el pesebre” (Lucas 2:8-16).
Según este pasaje, los únicos que estaban con el recién nacido eran José, María y los pastores.
No se menciona a nadie más.
Examinemos ahora el relato de Mateo, tal como lo vierte la Biblia de Jerusalén Latinoamericana:
“Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se
presentaron en Jerusalén”. Después siguieron hacia Belén, donde “entraron en la casa” y “vieron al
niño con María su madre” (Mateo 2:1-11).
Este relato aporta datos muy interesantes. Por un lado, se habla de “unos magos”: nunca se los
llama reyes ni se especifica que fueran tres. Además, se menciona que viajaron desde oriente y que
primero se dirigieron a Jerusalén, y no a Belén, la ciudad donde había nacido Jesús. Para cuando
finalmente llegaron a Belén, Jesús ya no era un nene recién nacido, sino un niño de más edad, que
vivía en una casa en vez de un establo.
Asimismo, vemos que no eran sencillamente “unos sabios” —como dicen algunas versiones de la
Biblia—, sino “magos”, o “astrólogos” (Evangelios, de J. F. Mira; Biblia del nuevo milenio).
El Diccionario exegético del Nuevo Testamento explica que el término griego original “se deriva del
nombre de una tribu [...] que, en la religión persa, desempeñaba funciones sacerdotales [...] y se
ocupaba del estudio de la astronomía o la astrología”. Es más, según otra obra muy respetada, esa
misma palabra puede designar a un “brujo, hechicero, [que] pretend[ía] tener poderes mágicos,
practicante de la brujería” (Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento
exhaustivo, de W. E. Vine).
Y por muy populares que sean la astrología y la magia en la actualidad, lo cierto es que la Biblia
no aprueba estas prácticas (Isaías 47:13-15). De hecho, Jehová Dios detesta cualquier forma de
ocultismo (Deuteronomio 18:10-12). Por eso, jamás les anunciaría el nacimiento de su Hijo a unos
astrólogos. Lo que sí hizo, para salvar la vida de Jesús, fue advertirles mediante un sueño que
no regresaran al palacio del malvado rey Herodes, por lo que ellos “se retiraron a su país por otro
camino” (Mateo 2:11-16).
En vista de lo anterior, ¿deberían los cristianos verdaderos mantener una tradición que distorsiona
la historia del nacimiento de Jesús? Es obvio que no. //Volver al Índice

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W2005 1/1 PÁG.31

¿Indican las palabras de Esteban que aparecen en Hechos


7:59 que las oraciones deben dirigirse a Jesús?
En Hechos 7:59 se lee: “Siguieron arrojándole piedras a Esteban mientras él hacía petición y
decía: ‘Señor Jesús, recibe mi espíritu’”. Estas palabras han hecho surgir dudas en la mente de
algunas personas, dado que el “Oidor de la oración”, según la Biblia, es Jehová (Salmo 65:2). ¿Oró
Esteban a Jesús? De ser así, ¿sería indicativo de que Jesús es Jehová?
En algunas versiones, como la Franquesa-Solé, se dice que Esteban “invocaba a Dios, diciendo:
¡Señor, Jesús [...]!”. No sorprende, pues, que muchas personas hayan llegado a la misma conclusión
que el comentarista bíblico Matthew Henry, quien afirmó: “En este pasaje, Esteban ora a Cristo, y así
debemos hacer nosotros”. Sin embargo, tal punto de vista está equivocado. ¿Por qué?
La obra Barnes’ Notes on the New Testament reconoce honestamente lo siguiente: “La palabra
Dios no está en el original, por lo que no debería aparecer en la traducción. No se encuentra en
ninguno de los antiguos manuscritos y versiones”. ¿Cómo llegó a insertarse entonces la palabra
“Dios” en dicho versículo? El estudioso Abiel Abbot Livermore lo denominó “un ejemplo de los
prejuicios sectarios de los traductores”. Eso explica por qué la mayoría de las traducciones
modernas eliminan tal alusión espuria a Dios.
Ahora bien, muchas versiones dicen que Esteban “oraba” a Jesús. Y la nota al pie de la página
de la Traducción del Nuevo Mundo muestra que la expresión “hacía petición” también puede
traducirse como que hacía “invocación; oración”. ¿No indicaría este hecho que Jesús es Dios
Todopoderoso? De ningún modo. El Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo
Testamento exhaustivo, de Vine, explica que en este contexto, la palabra griega original,
e·pi·ka·lé·o, significa: “invocar; [...] apelar a la autoridad”. Pablo empleó esta misma palabra
cuando declaró: “¡Apelo a César!” (Hechos 25:11). Por eso, la obra Hechos de los apóstoles, de
F. F. Bruce, vierte de manera apropiada el pasaje diciendo que Esteban “clamaba” a Jesús.
¿Qué indujo a Esteban a hacer dicha petición? Según Hechos 7:55, 56, “estando lleno de espíritu
santo, miró con fijeza al cielo y alcanzó a ver la gloria de Dios y a Jesús de pie a la diestra de Dios”.
En circunstancias normales, Esteban dirigiría sus peticiones a Jehová en el nombre de Jesús. Pero al
contemplar en una visión a Jesús resucitado, parece ser que se sintió con la libertad de apelar a él
directamente, diciendo: “Señor Jesús, recibe mi espíritu”. Esteban sabía que Jesús había recibido la
autoridad para levantar a los muertos (Juan 5:27-29). Por esa razón le pidió a Jesús que
salvaguardara su espíritu, o fuerza de vida, hasta el día en que lo resucitara con vida inmortal en los
cielos.
¿Sirve de base esta breve declaración de Esteban para dirigir nuestras oraciones a Jesús?
En absoluto. Para empezar, Esteban distinguía con claridad a Jesús de Jehová, pues el relato dice
que vio a Jesús “de pie a la diestra de Dios”. Además, las circunstancias en las que se encontraba
no eran nada usuales. Aparte de este, el único caso en el que alguien se dirige directamente a
Jesús de manera semejante es cuando el apóstol Juan lo ve en una visión (Revelación [Apocalipsis]
22:16, 20).
Aunque los cristianos de la actualidad dirigen todas sus oraciones a Jehová Dios —como es lo
apropiado—, también poseen una fe inquebrantable en que Jesús es “la resurrección y la vida”
(Juan 11:25). Al igual que ocurrió en el caso de Esteban, dicha fe en la capacidad de Jesús para
rescatar a sus discípulos de la muerte puede ayudarnos y sostenernos cuando suframos pruebas.
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W2002 15/4 PÁG.31

¿Es apropiado dirigirse a Dios en oración sin utilizar la


expresión “en el nombre de Jesús”, u otra similar?
La Biblia indica que los cristianos que deseen dirigirse a Jehová en oración deben hacerlo en el
nombre de Jesús. El Hijo de Dios dijo a sus discípulos: “Nadie viene al Padre sino por mí”. Y añadió:
“Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, esto lo haré, para que el Padre sea glorificado
con respecto al Hijo. Si ustedes piden algo en mi nombre, lo haré” (Juan 14:6, 13, 14).
Al referirse a la singular posición de Jesús, la Cyclopedia of Biblical, Theological, and Ecclesiastical
Literature dice: “La plegaria se dirige únicamente a Dios, por medio de Jesucristo, el Mediador. Por
tanto, toda súplica a los santos o a los ángeles no solo es en vano, sino una blasfemia. El culto a los
seres creados, por excelsos que sean, constituye idolatría y se prohíbe con rigor en la santa ley de
Dios”.
¿Sería impropio que, tras una experiencia muy gratificante, alguien dijera “gracias, Jehová” sin
añadir “en el nombre de Jesús”? No necesariamente. Supongamos que un cristiano se hallara de
repente ante un peligro y exclamara: “¡Ayúdame, Jehová!”. De seguro Dios no se negaría a socorrer
a su siervo porque este no usara la expresión “en el nombre de Jesús”.
Cabe destacar, no obstante, que el mero hecho de hablar en voz alta, aunque dirigiéndose a
Dios, no constituye en sí mismo una oración. Por ejemplo, después que Jehová juzgó a Caín por
asesinar a su hermano Abel, este dijo: “Mi castigo por el error es demasiado grande para llevarlo.
Aquí efectivamente estás expulsándome hoy de sobre la superficie del suelo, y de tu rostro estaré
oculto; y tendré que llegar a ser errante y fugitivo en la tierra, y es cosa segura que cualquiera que
me halle me matará” (Génesis 4:13, 14). Aunque Caín se dirigió a Jehová, su arrebato emocional fue
una queja motivada por el amargo resultado del pecado.
La Biblia dice: “Dios se opone a los altivos, pero da bondad inmerecida a los humildes”. Hablarle
al Altísimo de modo informal como si fuera un simple ser humano indicaría una clara falta de
humildad (Santiago 4:6; Salmo 47:2; Revelación [Apocalipsis] 14:7). Sería también irrespetuoso
conocer lo que la Biblia dice sobre Jesucristo y el papel que él desempeña, y deliberadamente orar
sin reconocerlo (Lucas 1:32, 33).
Lo antedicho no significa que Jehová espera que utilicemos un estilo o fórmula especial cuando
oramos. El elemento principal es la condición de corazón de la persona (1 Samuel 16:7). Cornelio, un
oficial del ejército romano del siglo I, “hacía ruego a Dios continuamente”, pese a ser un gentil
incircunciso y no estar dedicado a Jehová. Aunque es probable que no ofreciera sus oraciones en
el nombre de Jesús, estas “ascendi[eron] como recuerdo delante de Dios”. ¿La razón? “El
examinador de los corazones” vio que Cornelio era un “hombre devoto y que temía a Dios” (Hechos
10:2, 4; Proverbios 17:3). Luego de adquirir conocimiento de ‘Jesús, que era de Nazaret’, Cornelio
recibió espíritu santo y llegó a ser un discípulo de Cristo bautizado (Hechos 10:30-48).
En última instancia, no son los hombres quienes deciden qué plegarias escucha Dios. Si alguna
vez un cristiano se dirigiera brevemente a Dios y no empleara la expresión “en el nombre de Jesús” u
otra similar, no debería sentir remordimiento. Jehová está muy al tanto de nuestras limitaciones y
desea ayudarnos (Salmo 103:12-14). Podemos tener la seguridad de que si manifestamos fe en el
“Hijo de Dios [...], no importa qué sea lo que pidamos conforme a su voluntad, él nos oye” (1 Juan
5:13, 14). Sin embargo, los auténticos cristianos reconocen el puesto que ocupa Jesús en el propósito
de Jehová según lo indican las Escrituras, y lo evidencian sobre todo cuando representan
públicamente a otros en oración. Por lo tanto, en obediencia, procuran honrar a Jesús al dirigir sus
oraciones a Dios mediante él. //Volver al Índice

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W1981 1/10 PÁG.31

¿A qué se debe que algunas versiones de la Biblia viertan Tito


2:13 como si se refiriera a una sola persona, a Jesús, y llaman
a éste Dios y Salvador?
En la Traducción del Nuevo Mundo Tito 2:13 dice: “Mientras aguardamos la feliz esperanza y la
gloriosa manifestación del gran Dios y del Salvador nuestro, Cristo Jesús.”
Sin embargo, muchos traductores de la Biblia han vertido la última parte del versículo como si se
refiriera a una sola persona, a Jesús. Por ejemplo la Versión Moderna dice: “. . . el aparecimiento en
gloria del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo.” Tales traductores a menudo sostienen que esta
manera de verter este versículo está en conformidad con una “regla” de la gramática griega. Pero
la creencia en la doctrina de la Trinidad también influye en ellos para que viertan el versículo así.
La traducción literal de la frase griega es: “gloria del gran Dios y Salvador de nosotros Cristo
Jesús.” (The Interlinear Greek-English New Testament, por el Dr. Alfred Marshall) Note que hay un solo
artículo (el) que precede a dos sustantivos (Dios, Salvador), que a su vez están unidos por la
conjunción “y.”
Hace más de un siglo, Granville Sharp formuló lo que se dice que es una “regla” que aplica en
tales construcciones gramaticales. Esta “regla” afirma que, puesto que el artículo (el) no se repite
antes del segundo sustantivo (Salvador), los dos sustantivos se refieren a la misma persona o sujeto.
Esto significaría que tanto “gran Dios” como “Salvador” estarían describiendo a Jesús, como si el
significado fuera: ‘de Jesucristo, el gran Dios y nuestro Salvador.’
Los que están inclinados a creer en la divinidad de Jesús a veces dan la impresión de que la
gramática griega exige que adopte esa posición. Pero no es así. La validez de la “regla” gramatical
que se aplica en Tito ha sido asunto de mucho debate entre los doctos.
Por ejemplo, el Dr. Henry Alford (The Greek Testament, Tomo III) dice: “Nadie disputa que esas
palabras tal vez signifiquen lo que ellos han interpretado” que significan, pero agrega que más bien
se necesita determinar ‘lo que las palabras en verdad significan.’ Y eso no se puede establecer por
medio de reglas gramaticales.
A Grammar of New Testament Greek (Moulton-Turner, 1963) dice lo siguiente sobre Tito 2:13: “No
era estrictamente necesario repetir el art[ículo] para asegurar que los elementos se consideraran en
separación.” Entonces, ¿qué hay de la ‘regla de Sharp’? El Dr. Nigel Turner admite lo siguiente:
“Desgraciadamente, en esta época del griego no podemos estar seguros de que tal regla sea
realmente decisiva.” (Grammatical Insights into the New Testament, 1965) En cuanto a la
construcción griega que se usó, el profesor Alexander Buttmann señala lo siguiente: “Probablemente
nunca sea posible, ni con referencia a la literatura profana ni al N[uevo] T[estamento], someter a
reglas rígidas que no tengan excepción, . . .”—A Grammar of the New Testament Greek.
En el libro The Expositor’s Greek Testament, el Dr. N. J. D. White comenta: “El argumento basado
en la gramática . . . es demasiado ligero para aguantar mucho peso, especialmente cuando
tomamos en cuenta no solo la omisión general del artículo en estas epístolas, sino también la
ausencia de éste antes” de ‘Salvador’ en 1 Timoteo 1:1; 4:10. Y el Dr. Alford recalca que en otros
pasajes donde Pablo usa expresiones como “Dios nuestro Salvador” él definitivamente no se refiere
a Jesús, porque “se hace muy clara distinción entre el Padre y el Hijo.” (1 Tim. 1:1; 2:3-5) Esto está de
acuerdo con la enseñanza general de la Biblia de que Jesús es un Hijo creado que no es igual a su
Padre.—Juan 14:28; 1 Cor. 11:3.

997
Así, el Dr. White llega a esta conclusión: ‘Entonces, en general, decidimos a favor de verter este
pasaje: el aparecimiento de la gloria del gran Dios y nuestro Salvador Jesucristo.’ Varias
traducciones modernas de la Biblia concuerdan con este modo de verter el texto. En el texto mismo
o en notas al pie de la página vierten Tito 2:13 de una manera que da a entender que se trata de
dos personas distintas, “el gran Dios,” que es Jehová, y su Hijo, “nuestro Salvador, Cristo Jesús,” cada
uno de los cuales tiene gloria. (Luc. 9:26; 2 Tim. 1:10) Vea El Nuevo Testamento de Pablo Besson, y, en
inglés, The New American Bible, The Authentic New Testament y las traducciones por J. B. Phillips,
James Moffatt y Charles K. Williams. //Volver al Índice

998
W1996 15/4 PÁGS.28-29

Jesús dijo: “Si ustedes perdonan los pecados de cualesquiera


personas, les quedan perdonados; si retienen los de
cualesquiera personas, quedan retenidos”. ¿Significan estas
palabras que los cristianos tienen la potestad de perdonar los
pecados?
Las Escrituras no suministran base alguna para concluir que los cristianos en general, ni siquiera los
ancianos nombrados de las congregaciones, están investidos de autoridad divina para perdonar los
pecados. Sin embargo, lo que Jesús dijo a sus discípulos en Juan 20:23, citado arriba, indica que Dios
confirió a los apóstoles este poder especial, y puede que sus palabras tengan conexión con lo que
dijo en Mateo 18:18 acerca de las sentencias celestiales.
Los cristianos pueden perdonar ciertas ofensas, en conformidad con el consejo del apóstol Pablo
en Efesios 4:32: “Háganse bondadosos unos con otros, tiernamente compasivos, y perdónense
liberalmente unos a otros, así como Dios también por Cristo liberalmente los perdonó a ustedes”.
Pablo se refería aquí a problemas personales entre los cristianos por cosas como la ligereza al
hablar. Estos habían de esforzarse por componer los asuntos y perdonarse mutuamente. Recuerde
las palabras de Jesús: “Por eso, si estás llevando tu dádiva al altar y allí te acuerdas de que tu
hermano tiene algo contra ti, deja tu dádiva allí enfrente del altar, y vete; primero haz las paces con
tu hermano, y luego, cuando hayas vuelto, ofrece tu dádiva”. (Mateo 5:23, 24; 1 Pedro 4:8.)
Sin embargo, el contexto de Juan 20:23 sugiere que Jesús se refería a pecados más graves,
como lo indican sus palabras complementarias a aquel auditorio específico. Veamos por qué.
El día de su resurrección Jesús se apareció a sus discípulos, que se hallaban reunidos a puerta
cerrada en un lugar de Jerusalén. El relato dice: “Jesús, por eso, les dijo otra vez: ‘Tengan paz. Así
como el Padre me ha enviado, yo también los envío’. Y después de decir esto, sopló sobre ellos y les
dijo: ‘Reciban espíritu santo. Si ustedes perdonan los pecados de cualesquiera personas, les quedan
perdonados; si retienen los de cualesquiera personas, quedan retenidos’”. (Juan 20:21-23.)
Con toda probabilidad, los discípulos mencionados eran principalmente los fieles apóstoles.
(Compárese con el versículo 24.) Al soplar sobre ellos y decirles: “Reciban espíritu santo”, Jesús les
anunció de forma simbólica que en breve se derramaría espíritu santo sobre ellos; luego añadió que
tendrían autoridad para perdonar los pecados. Es razonable pensar que estas dos declaraciones
están entrelazadas, que la una lleva a la otra.
Cincuenta días después de su resurrección, el día de Pentecostés, Jesús derramó espíritu santo.
¿Con qué resultados? Por un lado, los que lo recibieron nacieron de nuevo como hijos espirituales de
Dios con la esperanza de gobernar con Cristo en el cielo. (Juan 3:3-5; Romanos 8:15-17; 2 Corintios
1:22.) No obstante, el derramamiento del espíritu logró algo más. Algunos de los beneficiados
adquirieron poderes milagrosos: unos podían hablar en lenguas extranjeras que no conocían, otros
gozaban del don de profetizar y había quienes podían sanar a los enfermos y resucitar a los muertos.
(1 Corintios 12:4-11.)
En vista de que las palabras de Jesús en Juan 20:22 señalaron a este derramamiento de espíritu
santo sobre los discípulos, sus palabras inmediatas alusivas al perdón de los pecados parecen
significar que a los apóstoles se les confirió la autoridad singular de perdonar o de retener los
pecados por permiso divino y mediante la acción del espíritu. (Véase The Watchtower del 1 de
marzo de 1949, página 78.)

999
La Biblia no relata cada una de las ocasiones en que los apóstoles hicieron uso de dicha
autoridad, como tampoco recoge todo incidente en que se valieron de un don milagroso para
hablar en lenguas, profetizar o sanar. (2 Corintios 12:12; Gálatas 3:5; Hebreos 2:4.)
Un episodio en el que estuvo implicada la autoridad apostólica para perdonar o retener los
pecados fue el de Ananías y Safira, que pretendieron engañar al espíritu. Pedro, que había oído lo
que Jesús dijo en Juan 20:22, 23, desenmascaró a los dos esposos. Primero se dirigió a Ananías, quien
murió en el acto. Luego, cuando entró Safira y continuó con la farsa, pronunció sentencia contra
ella. En vez de perdonar su pecado, le dijo: “¡Mira! Los pies de los que enterraron a tu esposo están a
la puerta, y te sacarán a ti”. Ella también murió al momento. (Hechos 5:1-11.)
En esta ocasión, el apóstol Pedro ejerció autoridad especial para expresar la retención
categórica de un pecado, sabiendo de manera milagrosa que Dios no perdonaría la falta de
Ananías y Safira. Parece ser también que los apóstoles poseían perspicacia sobrehumana en los
casos en que estaban convencidos de que los pecados habían sido perdonados sobre la base del
sacrificio de Cristo. De este modo, los apóstoles, facultados por el espíritu, podían perdonar o retener
los pecados.
La explicación anterior no significa que en aquel entonces todos los ancianos ungidos con
espíritu poseyeran dicha autoridad milagrosa. Así lo revelan las palabras del apóstol Pablo sobre el
hombre que había sido expulsado de la congregación corintia. No dijo: ‘Absuelvo a tal hombre de
su pecado’, ni tampoco: ‘Sé que en el cielo lo han perdonado, así que acéptenlo de nuevo’. Antes
bien, exhortó a toda la congregación a perdonar a este cristiano restaurado y mostrarle amor.
Añadió: “Cualquier cosa que le perdonen bondadosamente a cualquiera, yo también se la
perdono”. (2 Corintios 2:5-11.)
Tan pronto como la congregación restableciera al ofensor, todos los hermanos cristianos podrían
perdonarlo en el sentido de no guardarle rencor por lo que había hecho. Pero, primero, tendría que
arrepentirse y ser restaurado. ¿De qué manera?
Existen pecados graves, como el robo, la mentira y la inmoralidad crasa, de los que tienen que
encargarse los ancianos de la congregación. Estos procuran corregir y censurar a los transgresores a
fin de inducirlos al arrepentimiento. Ahora bien, si alguien se obstina en un pecado grave, los
ancianos siguen la directriz divina de expulsar al malhechor. (1 Corintios 5:1-5, 11-13.) Las palabras
de Jesús de Juan 20:23 no son aplicables en estos casos. Los ancianos no poseen dones milagrosos
del espíritu, como la facultad de sanar físicamente a los enfermos o resucitar a los muertos; estos
dones cesaron tras haber cumplido su propósito en el siglo I. (1 Corintios 13:8-10.) Además, los
ancianos hoy no tienen autoridad divina para perdonar pecados graves en el sentido de pronunciar
al ofensor limpio a los ojos de Jehová. Esta clase de perdón tiene que basarse en el sacrificio de
rescate, y nadie salvo Jehová puede perdonar sobre esa base. (Salmo 32:5; Mateo 6:9, 12; 1 Juan
1:9.)
Como en el caso del ofensor de la antigua Corinto, cuando un pecador desvergonzado rehúsa
arrepentirse, debe ser expulsado. Si más tarde se arrepiente y produce obras propias del
arrepentimiento, puede obtener el perdón divino. (Hechos 26:20.) En tal situación, las Escrituras dan
a los ancianos razón para creer que Jehová en verdad ha perdonado al culpable. Entonces, una
vez se le ha restablecido, pueden ayudarlo espiritualmente a fortalecerse en la fe. Los demás
miembros de la congregación pueden perdonarlo del mismo modo que los cristianos corintios
perdonaron al hombre expulsado que fue restaurado.
Al proceder de esta manera, los ancianos no establecen sus propias normas judiciales, sino que
aplican los principios bíblicos y siguen detenidamente los procedimientos trazados por Jehová en las
Escrituras. Por lo tanto, cualquier perdón que otorguen o rehúsen otorgar será en el sentido de lo
que Jesús dijo en Mateo 18:18: “En verdad les digo: Cualesquiera cosas que aten sobre la tierra
serán cosas atadas en el cielo, y cualesquiera cosas que desaten sobre la tierra serán cosas

1000
desatadas en el cielo”. Sus actos simplemente reflejarían el punto de vista de Jehová sobre los
asuntos así como los presenta la Biblia.
Por lo tanto, las palabras de Jesús recogidas en Juan 20:23 no contradicen el resto de las
Escrituras; más bien, indican que los apóstoles recibieron autorización especial tocante al perdón, en
armonía con la función especial que desempeñaron durante la infancia de la congregación
cristiana.
Nota. Aun antes de que Jesús muriera para rescatarnos, tenía autoridad para declarar que los
pecados de una persona quedaban perdonados. (Mateo 9:2-6; compárese con “Preguntas de los
lectores” de La Atalaya del 1 de junio de 1995.) //Volver al Índice

1001
W1982 1/10 PÁG.31

Desde su infancia Jesús era perfecto; así que, ¿por qué se


dice en Lucas 2:22-24 que María lo llevó a Jerusalén “cuando
se cumplieron los días para purificarlos conforme a la ley”?
No era necesario que Jesús fuera purificado, pues había nacido como hijo humano perfecto de
Dios. (Hebreos 7:26; 1 Pedro 1:19; 2:22) Por eso, él no estaría incluido entre los que se mencionan en
Lucas 2:22-24, donde leemos: “Cuando se cumplieron los días para purificarlos conforme a la ley de
Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentarlo [el joven Jesús] a Jehová, así como está escrito en la
ley de Jehová: ‘Todo varón que abre matriz tiene que llamarse santo a Jehová,’ y para ofrecer
sacrificio según lo que se dice en la ley de Jehová: ‘Un par de tórtolas o dos pichones.’”
José y María querían apegarse correctamente a lo que la ley requería con relación al
nacimiento de un niño. Un requisito era presentar el primogénito a Dios en el templo y redimirlo
mediante un pago; María y José fueron a Jerusalén para hacer eso. (Números 18:15, 16) Otro
requisito, que recalcaba que la humanidad era pecadora y transmitía la imperfección durante el
alumbramiento, exigía que la mujer se purificara después de dar a luz. Si daba a luz a un varón, ella
era inmunda por 40 días, y por 80 días en caso de que diera a luz a una hembra. Los sacrificios de
purificación se ofrecían al cumplirse el período de purificación. (Levítico 12:1-8) María y José
también cumplirían con este requisito en su viaje a Jerusalén.
Sin embargo, Lucas 2:22 ha hecho surgir preguntas debido a que habla de “los días para
purificarlos.” ¿A quiénes se hace referencia? Algunos manuscritos en griego vierten el texto de modo
que aplique a ella, como si el texto estuviera hablando de la purificación de María solamente.
Evidentemente esta variación en el texto la introdujeron copistas que quedaron perplejos al leer la
expresión en plural. No obstante, ahora se acepta la expresión en plural como la lectura correcta,
pues la apoyan los mejores manuscritos antiguos. ¿A quiénes, entonces, se refiere la expresión en
plural?
Como se señaló, no podía haber incluido a Jesús, pues él no necesitaba purificación alguna. No
obstante, algunos doctos afirman que Jesús estaba incluido, ya que fue “redimido” en el mismo
viaje al templo. Esta afirmación es floja, sin embargo, porque la ‘purificación’ y la ‘redención’ eran
dos requisitos diferentes de la Ley. Es más probable que José estuviera incluido en la expresión en
plural.
En primer lugar, el versículo pasa a decir que “llevaron [a Jesús] a Jerusalén.” Aquí se aludía a
José y a María. Y aunque el rito de la purificación en realidad aplicaba solo a la madre, fue José
quien hizo los arreglos del viaje y, como cabeza de familia, era el responsable de ver que se
ofreciera el sacrificio. Por esas razones puede que Lucas haya incluido al esposo de María
(padrastro de Jesús) en la expresión en plural. Entonces, pudiera entenderse que Lucas 2:22 significa
lo siguiente: ‘Al completarse los días de la purificación, María y su esposo, quien estaba bajo la
obligación de ver que se cumpliera la Ley, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo a Jehová.’
//Volver al Índice

1002
W1988 1/8 PÁG.31

Jesús dijo: “Si fueran ciegos, no tendrían pecado”. (Juan


9:41.) ¿Quiso decir que había humanos sin pecado?
No, todos los humanos de hoy son pecadores, como lo eran todos los del primer siglo, excepto
Jesús mismo. Con estas palabras de Juan 9:41 Jesús se refería a una clase particular de pecado.
Nuestro antecesor común, Adán, puso sobre todos sus descendientes la carga del pecado.
Adán había sido creado perfecto, sin pecado. (Deuteronomio 32:4; 2 Samuel 22:31.) Pero cayó en
imperfección cuando desobedeció las instrucciones básicas de Jehová. El significado fundamental
de pecar es “errar el blanco”. Ciertamente Adán hizo eso. De modo que, por violar el mandato de
Dios, Adán se convirtió en pecador.
Esto nos ha afectado a todos, porque todos somos descendientes de Adán. Pudiéramos ilustrar
esto así: un hombre que naciera con un defecto genético dominante lo pasaría a toda su prole;
esta heredaría el mismo defecto. Los científicos modernos pueden determinar si existen o no en un
embrión o en un recién nacido ciertos defectos cromosómicos, pero Jehová va más allá de eso. Él
revela que en Adán sí llegó a existir un defecto grave, y que este nos ha sido pasado a todos. Este
defecto es el pecado. “Por medio de un solo hombre [Adán] el pecado entró en el mundo, y la
muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían
pecado.” (Romanos 5:12.) Esta condición pecaminosa ha puesto a los humanos fuera de armonía
con el Creador, además de haberles traído enfermedad y muerte. Ningún humano aparte de Jesús
ha sido perfecto ni ha estado libre de la condenación a la muerte. (Romanos 5:18-21; 6:23;
2 Crónicas 6:36.)
Sin embargo, en la Biblia a veces se llama “pecadores” a ciertos individuos por conocérseles bien
como practicantes notables del pecado o de cierta clase escandalosa de pecado. (Lucas 19:2-7;
Marcos 2:16, 17; 14:41.) Por supuesto, eso no significaría que las demás personas fueran perfectas, sin
pecado. Si lo hubieran sido, no habrían envejecido ni finalmente muerto.
El relato del capítulo 9 de Juan implicaba a un hombre que había nacido ciego, pero cuya vista
Jesús sanó. El hombre no había podido leer personalmente las Escrituras, pero tenía algún
conocimiento limitado. Sabía que Dios no oye las solicitudes de pecadores voluntariosos. El que
Jehová diera a Jesús el poder de ejecutar el milagro de suministrar la vista probaba que Jesús era
profeta. Sin embargo, los orgullosos fariseos rehusaron aceptar el testimonio lógico de aquel
hombre, y lo echaron fuera. (Juan 9:13-17, 26-34.)
Después de eso Jesús dijo: “Para este juicio he venido a este mundo: para que los que no ven,
vean, y los que ven, queden ciegos”. (Juan 9:39.) Sí, sobre la base de la predicación y otras
actividades de Jesús y el papel que él desempeñaba en los propósitos de Dios, las personas o
adquirirían vista espiritual y caminarían en la luz o estarían en oscuridad espiritual. (Isaías 9:1, 2;
42:6, 7; Mateo 4:13-17; 6:23; 2 Pedro 1:9; 2 Corintios 4:4.) Si los líderes religiosos hubieran sido
simplemente judíos ignorantes que tuvieran la carga normal del pecado humano, se pudiera haber
excusado el que no hubieran aceptado al Mesías. Pero ellos, que alegaban “ver” o entender, eran
especialmente reprensibles porque tenían mayor conocimiento de la Ley y de la Palabra profética
de Dios. Así, el que rechazaran a Jesús era un pecado grave que los condenaba más que su
ordinaria imperfección y pecado. Por eso Jesús dijo a los fariseos: “Si fueran ciegos, no tendrían
pecado. Pero ahora ustedes dicen: ‘Vemos’. Su pecado permanece”. (Juan 9:41.) //Volver al Índice

1003
W2004 15/10 PÁG.29

Cuando Jesús mandó a sus seguidores que ‘prestaran sin


interés y sin esperar que se les devolviera nada’, ¿quiso decir
que no deberían pedir de vuelta ni siquiera el capital?
Las palabras de Jesús que leemos en Lucas 6:35 se pueden comprender mejor si tenemos
presente lo que decía la Ley mosaica. En ella, Dios mandó a los israelitas que prestaran sin interés a
sus compatriotas necesitados que hubieran caído en la pobreza (Éxodo 22:25; Levítico 25:35-37;
Mateo 5:42). Tales préstamos no se hacían con propósitos comerciales, sino para aliviar un estado
de pobreza o desgracia. Al fin y al cabo, demostraría gran falta de bondad quien se aprovechara
de las dificultades económicas de otra persona. Sin embargo, el que prestaba tenía el derecho de
recibir de vuelta el capital, y a veces tomaba alguna propiedad en prenda como garantía de la
devolución de su dinero (Deuteronomio 15:7, 8).
Aunque Jesús respaldó lo que decía la Ley, le dio una aplicación aún más amplia al decir que las
personas que dan ayuda no deben esperar “que se les devuelva nada”. Al igual que los israelitas,
los cristianos a veces sufren reveses económicos o pasan por situaciones que los dejan en la
pobreza, incluso en la indigencia. Si un cristiano en esa difícil posición busca asistencia económica,
¿verdad que sería bondadoso que le brindáramos ayuda? En realidad, el amor verdadero
impulsaría al cristiano a querer ayudar a su hermano que, debido a causas ajenas a su voluntad, se
halla en un grave aprieto económico (Proverbios 3:27). Tal vez sea posible hacer un regalo al
hermano necesitado, aunque la cantidad sea menos de lo que uno pudiera suministrarle como
préstamo (Salmo 37:21).
En el siglo primero de la era común, el apóstol Pablo y Bernabé recibieron la comisión de llevar
los donativos de los cristianos de Asia Menor a los hermanos de Judea debido a una gran hambre
(Hechos 11:28-30). De igual manera, cuando azota algún desastre hoy día, los cristianos suelen
enviar regalos a sus hermanos necesitados, y así dan un buen testimonio (Mateo 5:16). Por supuesto,
hay que tomar en cuenta la actitud y la situación de la persona que busca la ayuda. ¿Por qué se
halla en necesidad? Las siguientes palabras de Pablo son dignas de mención: “Si alguien no quiere
trabajar, que tampoco coma” (2 Tesalonicenses 3:10).
Si el hermano que solicita un préstamo no está sufriendo una gran necesidad, sino que solo
quiere una ayuda temporal para recuperarse de algún revés económico, pudiera parecer
apropiado prestarle sin interés. En esas circunstancias, hacerle un préstamo con la intención de que
pague de vuelta todo el dinero prestado no estaría en pugna con las palabras de Jesús en Lucas
6:35. El acuerdo debe ponerse por escrito, y el prestatario ha de hacer cuanto pueda por devolver
el dinero según los términos acordados. En efecto, el amor cristiano debe impulsarle a devolver el
dinero tal como ese mismo amor impulsó al hermano a prestárselo a él.
La persona que piensa hacer un préstamo (o dar un regalo) también debe analizar la situación
de su propia familia. Por ejemplo, ¿pondría en peligro su capacidad de satisfacer las necesidades
de su familia, lo cual es una responsabilidad bíblica? (2 Corintios 8:12; 1 Timoteo 5:8.) Con todo, los
cristianos buscan oportunidades de mostrarse amor unos a otros, y lo expresan de maneras
prácticas en conformidad con los principios bíblicos (Santiago 1:27; 1 Juan 3:18; 4:7-11). //Volver al
Índice

1004
W1971 1/5 PÁGS.286-288

¿Cómo hemos de entender Hebreos 1:6, que dice que a


todos los ángeles se les manda que adoren a Jesús?—F. C.,
EE. UU.
Hebreos 1:6 dice: “Pero cuando introduce de nuevo a su Primogénito en la tierra habitada, dice:
‘Y que todos los ángeles de Dios le adoren.’” Aquí el escritor de Hebreos está citando del Salmo 97:7,
que dice (en parte): “Inclínense ante él, dioses todos.” La Versión de los Setenta, de la cual
evidentemente citó este escritor, dice: “Adoradlo todos vosotros Sus ángeles.”—C. Thomson.
Parece que estos textos hacen surgir un problema porque parecen estar en pugna con la
declaración llana de Jesús a Satanás el Diablo: “Está escrito: ‘Es a Jehová tu Dios que tienes que
adorar, y es a él solo que tienes que rendir servicio sagrado.’”—Mat. 4:10.
La palabra griega que se vierte “adoren” en Hebreos 1:6 es proskyneo. Esta palabra griega
también se usa en el Salmo 97:7 en la Versión de los Setenta para traducir la palabra hebrea
shahhah. ¿Cuál es el sentido de estos términos hebreo y griego?
Shahhah significa básicamente “inclinarse.” (Pro. 12:25) Este inclinarse pudiera hacerse como un
acto de respeto hacia otro, hombre, como a un rey (1 Sam. 24:8; 2 Sam. 24:20) o a un profeta.
(2 Rey. 2:15) Abrahán se inclinó ante los hijos cananeos de Het de quienes trataba de comprar una
sepultura. (Gén. 23:7) La bendición de Isaac sobre Jacob exigía que grupos nacionales y los propios
“hermanos” de Jacob se inclinaran ante él.—Gén. 27:29; compare con 49:8.
De esos ejemplos se desprende claramente que este término hebreo en sí no necesariamente
tiene un sentido religioso ni significa adoración. No obstante, en un número grande de casos sí se
usa en relación con adoración, ya sea del Dios verdadero (Éxo. 24:1; Sal. 95:6) o de dioses falsos.—
Deu. 4:19; 8:19.
El inclinarse ante hombres como acto de respeto era aceptable, pero el inclinarse ante alguien
que no fuera Jehová como deidad estaba prohibido por Dios. (Éxo. 23:24; 34:14) De manera
semejante, el inclinarse en son de adoración a imágenes religiosas o a alguna cosa creada estaba
condenado positivamente. (Éxo. 20:4, 5; Lev. 26:1; Deu. 4:15-19) Por eso, en las Escrituras Hebreas,
cuando ciertos siervos de Jehová se postraron ante ángeles, solo lo hicieron como expresión de
reconocer que éstos eran representantes de Dios, no como rindiéndoles homenaje como
deidades.—Jos. 5:13-15; Gén. 18:1-3.
La palabra griega proskyneo corresponde estrechamente con la palabra hebrea shahhah en
cuanto a transmitir la idea tanto de homenaje a criaturas como de adoración a Dios o una deidad.
Aunque la manera de expresar el homenaje quizás no sea tan prominente en proskyneo como en
shahhah, en el cual caso el término hebreo transmite gráficamente la idea de postrarse o inclinarse,
algunos lexicógrafos sugieren que originalmente el término griego sí representaba enfáticamente
esta idea.
Como sucede con el término hebreo, hay que considerar el contexto para determinar si
proskyneo se refiere a homenaje solo en forma de respeto profundo u homenaje en forma de
adoración religiosa. Cuando se hace referencia directamente a Dios (Juan 4:20-24; 1 Cor. 14:25) o a
dioses falsos y sus ídolos (Hech. 7:43; Rev. 9:20), es evidente que el homenaje va más allá del que se
rinde aceptable o acostumbradamente a hombres y entra en el campo de la adoración. Así,
también, cuando no se menciona específicamente el objeto del homenaje, se entiende que se
dirige a Dios. (Juan 12:20; Hech. 8:27; Heb. 11:21) Por otra parte, se ve claramente que la acción de
los de la “sinagoga de Satanás” a quienes se hace “venir y rendir homenaje” delante de los pies de
los cristianos no es adoración.—Rev. 3:9.

1005
Se halla mención de rendir homenaje a un rey humano en la ilustración de Jesús registrada en
Mateo 18:26. También es evidente que ésta fue la clase de homenaje que los astrólogos rindieron al
niño Jesús, “el que nació rey de los judíos,” y también la clase que Herodes profesó que tenía interés
en expresar, y que los soldados en son de burla rindieron a Jesús antes que fuera fijado en el
madero. Claramente ellos no consideraban a Jesús como Dios o como una deidad.—Mat. 2:2, 8;
Mar. 15:19.
Aunque algunos traductores usan la palabra “adorar” en la mayoría de los casos donde
proskyneo describe acciones de personas para con Jesús, la evidencia no justifica el que uno le
atribuya más de lo debido a la palabra traducida así. Más bien, las circunstancias que originaron el
homenaje corresponden muy estrechamente a las que produjeron el homenaje que se rindió a los
profetas y reyes de tiempos antiguos. (Compare Mateo 8:2; 9:18; 15:25; 20:20 con 1 Samuel 25:23, 24;
2 Samuel 14:4-7; 1 Reyes 1:16; 2 Reyes 4:36, 37.) A menudo las mismísimas expresiones de los que
estuvieron envueltos en estos casos revelan que, aunque claramente reconocían a Jesús como
representante de Dios, no le rendían homenaje, como a Dios o una deidad, sino como al “Hijo de
Dios,” el predicho “Hijo del hombre,” el Mesías con autoridad divina.—Mat. 14:32, 33; 28:5-10, 16-18;
Luc. 24:50-52; Juan 9:35, 38.
Aunque profetas de tiempos anteriores y también ángeles habían aceptado homenaje, Pedro
detuvo a Cornelio y no dejó que se lo rindiera a él. Y el ángel (o ángeles) de la visión de Juan dos
veces interrumpió a Juan y no dejó que lo hiciera, refiriéndose a sí mismo como un “coesclavo” y
concluyendo con la exhortación: “Adora a Dios.”—Hech. 10:25, 26; Rev. 19:10; 22:8, 9.
Evidentemente la venida de Cristo había introducido nuevas relaciones que afectaban las
normas de conducta para con otros que eran siervos de Dios. Cristo enseñó a sus discípulos que
“uno solo es su maestro, mientras que todos ustedes son hermanos . . . su Caudillo es uno, el Cristo.”
(Mat. 23:8-12) Pues era en él que las figuras y tipos proféticos se cumplían, tal como el ángel le dijo a
Juan que “el dar testimonio de Jesús es lo que inspira el profetizar.” (Rev. 19:10) Jesús era el Señor de
David, el mayor que Salomón, el profeta mayor que Moisés. (Luc. 20:41-43; Mat. 12:42; Hech. 3:19-24)
El homenaje rendido a aquellos hombres prefiguró el homenaje que le correspondía a Cristo. Por lo
tanto Pedro correctamente rehusó dejar que Cornelio le diera demasiada importancia.
Así, también, Juan, en virtud de haber sido declarado justo o justificado por Dios como cristiano
ungido, llamado para ser hijo celestial de Dios y miembro del reino de su Hijo, estaba en una
relación diferente en cuanto al ángel (o ángeles) de la revelación que los israelitas a quienes antes
se les aparecieron ángeles. Como había escrito el apóstol Pablo: “¿No saben ustedes que
juzgaremos a ángeles?” (1 Cor. 6:3) El ángel (o ángeles) evidentemente reconoció este cambio de
relación cuando rechazó el homenaje de Juan.
Por otra parte, Cristo Jesús ha sido ensalzado por su Padre a una posición que solo es secundaria
a la de Dios, para que “en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo y de
los que están sobre la tierra y de los que están debajo de la tierra, y reconozca abiertamente toda
lengua que Jesucristo es Señor para la gloria de Dios el Padre.”—Fili. 2:9-11; compare con Daniel
7:13, 14, 27.
Tomando en cuenta todo esto, ¿cómo hemos de entender Hebreos 1:6, que muestra que hasta
los ángeles rinden ‘adoración’ al resucitado Jesucristo? Aunque muchas traducciones de este texto
vierten proskyneo como ‘adorar,’ algunas lo vierten con expresiones como “que . . . se inclinen
delante de” (The Bible—An American Translation) y “dénle homenaje” (Besson). Sin importar qué
término español se use, el griego original sigue siendo el mismo y el entendimiento de qué es lo que
los ángeles rinden a Cristo tiene que concordar con el resto de las Escrituras.
Si se prefiere la traducción ‘adorar,’ entonces debe entenderse que esa ‘adoración’ solo es de
una clase relativa. Pues Jesús mismo enfáticamente le declaró a Satanás que “es a Jehová tu Dios
que tienes que adorar [forma de proskyneo], y es a él solo que tienes que rendir servicio sagrado”

1006
(Mat. 4:8-10; Luc. 4:7, 8) Es cierto que el Salmo 97, que el apóstol manifiestamente cita en Hebreos
1:6, se refiere a Jehová Dios como el objeto del ‘inclinarse,’ y sin embargo este texto es aplicado a
Cristo Jesús. (Sal. 97:1, 7) No obstante, el apóstol previamente había mostrado que el Cristo
resucitado había llegado a ser el “reflejo de su gloria [la de Dios] y la representación exacta de su
mismo ser.” (Heb. 1:1-3) Por consiguiente, si lo que entendemos por ‘adoración’ es dirigido
evidentemente al Hijo por ángeles, en realidad está siendo dirigido por medio de él a Jehová Dios,
el Gobernante Soberano, Aquel “que hizo el cielo y la tierra y el mar y las fuentes de aguas.”—Rev.
14:7; 4:10, 11; 7:11, 12; 11:16, 17; compare con 1 Crónicas 29:20; Revelación 5:13, 14.
Por otra parte, las traducciones “que . . . se inclinen delante de” y “dénle homenaje” (en vez de
‘adórenle’) no están de ninguna manera en desacuerdo con el idioma original, ya sea el hebreo del
Salmo 97:7 o el griego de Hebreos 1:6, porque esas traducciones transmiten el sentido básico tanto
de shahhah como de proskyneo. //Volver al Índice

1007
W1983 1/9 PÁG.31

¿Se refieren las palabras de Hebreos 1:6 a la segunda venida


de Jesús?
Hay buena razón para creer que este versículo se refiere a la segunda venida de Cristo, aunque
algunas traducciones de la Biblia lo vierten de tal manera que este hecho no queda claro.
En Hebreos, capítulo uno, el apóstol Pablo hizo notar la superioridad de Jesús con relación a los
ángeles. A este respecto, los versículos 5 y 6 contienen tres citas de las Escrituras Hebreas, aplicadas
por Pablo a Jesús. Al leer Hebreos 1:5, 6, note usted particularmente el uso de las expresiones “otra
vez” y “de nuevo”:
“Por ejemplo, ¿a cuál de los ángeles dijo él [Jehová Dios] alguna vez: ‘Tú eres mi hijo; yo, hoy, yo
he llegado a ser tu padre’? Y otra vez: ¿’Yo mismo llegaré a ser su padre, y él mismo llegará a ser mi
hijo’? Pero cuando introduce de nuevo a su Primogénito en la tierra habitada, dice: ‘Y que todos los
ángeles de Dios le rindan homenaje’”. (Hebreos 1:5, 6.)
En el versículo 5, Pablo citó primero lo que Dios dijo en Salmo 2:7. Luego Pablo escribió: “y otra
vez”, antes de presentar la segunda cita (2 Samuel 7:14) y aplicarla al Mesías, Jesús. Pero considere
ahora el versículo 6, donde aparece la expresión “de nuevo” (palin, en griego).
¿Se usó la expresión “de nuevo” en el versículo 6 simplemente para introducir la tercera cita de
una serie? Por ejemplo, alguien tal vez escriba: ‘Juan se comunicó con ella por carta, De nuevo, por
teléfono. Y otra vez, por telégrafo’. ¿Era eso todo lo que Pablo estaba haciendo en el versículo 6,
cuando usó la expresión “de nuevo” y citó Salmo 97:7 de la versión griega de los Setenta?
Algunos traductores de la Biblia han vertido Hebreos 1:6 de esta manera. Por ejemplo, la Biblia de
Jerusalén dice: “Y nuevamente al introducir a su primogénito en el mundo”. En otras traducciones se
vierte el versículo de manera parecida, aunque al hacerlo se saca la expresión “de nuevo” del
orden natural, pues en griego el texto dice literalmente: “Cuando sea que pero de nuevo
introduzca al Primogénito”.
Tomando en cuenta el aspecto gramatical, el doctor C. B. Moll comenta: “La usanza de nuestra
Epístola no nos permite trasponer palin [“de nuevo” u “otra vez”] y hacer de ésta la introducción de
una cita [...] El lenguaje se refiere a la segunda ocasión —todavía en el futuro— en que se
introducirá al Primogénito en el mundo”. De manera parecida, en su obra The Epistle to the
Hebrews, el doctor B. F. Westcott hace notar que es más natural relacionar la expresión “de nuevo”
con lo que sigue. También menciona que (en el versículo 2) Pablo ya había hablado acerca de la
primera venida de Jesús, como hombre. Por lo tanto, el doctor Westcott dice “que el escritor tuvo
buena razón para señalar [en el versículo 6] hacia el futuro especialmente a la Vuelta, durante la
cual la obra del Mesías había de consumarse”.
Por eso, se debe entender que Hebreos 1:6 señala al futuro, al tiempo en que el glorificado Jesús
vendría de nuevo o daría atención especial al mundo de la humanidad. Es así como se vierte este
versículo en la Traducción del Nuevo Mundo y en la Versión Moderna, como también en las
versiones Nácar-Colunga y Straubinger. La traducción al inglés del doctor Edgar J. Goodspeed es
aún más explícita en lo que tiene que ver con mostrar que este texto se refiere a la segunda venida
de Cristo. Vierte Hebreos 1:6 como sigue: “Pero respecto al tiempo en que ha de volver a traer a su
Hijo primogénito al mundo, él dice: ‘Y que todos los ángeles de Dios se inclinen ante él’”. //Volver al
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1008
W1983 1/9 PÁG.31

Jesús dijo a un hombre a quien había curado: “Ya no


peques, para que no te suceda algo peor”. ¿Quiso decir él
que enfermamos porque hemos pecado?
No; cada enfermedad no es necesariamente el resultado de algún pecado específico.
En el capítulo cinco de Juan se nos dice que Jesús curó a un hombre que había estado enfermo
durante muchos años. Más tarde Jesús vio al hombre en la zona del templo y le dijo: “Mira, te has
puesto bien de salud. Ya no peques, para que no te suceda algo peor”. (Juan 5:14.)
Todos hemos heredado de Adán el pecado y la imperfección (Romanos 5:12). Una prueba de
esto es que a veces enfermamos “naturalmente”. Es patente que el hombre a quien Jesús curó
estaba enfermo como resultado de la imperfección heredada. Debido a la misericordia de Dios, a
aquel hombre se le restauró la salud y se le mostró el camino a la salvación mediante Cristo.
Entonces debía seguir al Salvador. Si, en vez de hacer esto, el hombre volvía a pecar
deliberadamente, algo peor que alguna enfermedad le sobrevendría; sería culpable de pecar
contra el espíritu, lo cual lo haría merecedor de destrucción eterna. (Mateo 12:31, 32.) //Volver al Índice

1009
W1974 15/11 PÁG.704

¿Cuál es el punto de la ilustración de Jesús, en Mateo 11:16,


17, acerca de los niños que en sus juegos tocaban la flauta y
plañían?—EE. UU.
Mateo 11:16, 17 dice: “¿A quién compararé esta generación? Es semejante a los niñitos sentados
en las plazas de mercado, que dan voces a sus compañeros de juego, diciendo: ‘Les tocamos la
flauta, mas no danzaron; plañimos, mas no se golpearon en desconsuelo.’”
Jesucristo estaba comparando esa generación a niños con sus juegos variados. Aplicando el
punto de la ilustración, Jesús continuó: “Correspondientemente, Juan vino sin comer ni beber, sin
embargo dicen: ‘Tiene demonio’; el Hijo del hombre sí vino comiendo y bebiendo, no obstante
dicen: ‘¡Miren! Un hombre glotón y dado a beber vino, amigo de recaudadores de impuestos y
pecadores.’”—Mat. 11:18, 19.
Verdaderamente los conciudadanos de Jesús estaban comportándose como niños. La vida
sencilla de Juan el Bautista como nazareno no les agradó, pues no se lamentaron por sus pecados
ni se arrepintieron. Y no asumieron la gozosa disposición de ánimo de Jesús, pues no se regocijaron a
causa de las buenas nuevas del reino que él predicaba. Su juicio no se basaba en pautas bíblicas,
sino en ideas personales preconcebidas. Simplemente no se les podía satisfacer con cualquiera de
los dos representantes de Dios, fuera Juan o Jesús. No querían que éstos les determinaran la
disposición de ánimo diciéndoles francamente la voluntad de Dios para ellos y que era necesario
amoldarse a ella. No querían someterse a la voluntad de Dios. //Volver al Índice

1010
W1981 1/7 PÁG.31

¿Debe entenderse que las palabras de Jesús en Mateo 18:18-


20 significan que el cielo está sujeto a las decisiones que
tomen los hombres en la Tierra?
Estos versículos dicen: “En verdad les digo: Cualesquier cosas que aten sobre la tierra serán cosas
atadas en el cielo, y cualesquier cosas que desaten sobre la tierra serán cosas desatadas en el
cielo. Otra vez les digo en verdad: Si dos de ustedes sobre la tierra convienen acerca de cualquier
cosa de importancia que soliciten, se les efectuará debido a mi Padre en el cielo. Porque donde
están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”
Como lo muestran la Traducción del Nuevo Mundo (de la cual se ha citado aquí) y otras
traducciones, las cosas que son “atadas” o “desatadas” en la Tierra son cosas que ya han sido
“atadas” o “desatadas” en el cielo. Las palabras griegas que se utilizan aquí significan literalmente
“habiendo sido atadas” o “habiendo sido desatadas,” las cuales están en tiempo perfecto, voz
pasiva. En otras palabras, el tiempo del verbo da a entender que ya se había decidido en cuanto a
la acción en el cielo y que ésta simplemente se refleja en lo que subsecuentemente deciden en la
Tierra los que desean reflejar la “sabiduría de arriba.” (Sant. 3:17, 18) “Atadas” se referiría a hallar
culpable y merecedor de castigo a alguien; “desatadas” se referiría a hallar inocente a alguien.
Estas palabras de Jesús vienen después de su consideración del procedimiento que debe
seguirse si un siervo de Dios tiene una “culpa” grave que considerar con su hermano. (Versículos 15-
17) Esto pudiera llevar a que la “congregación” considerara esta acusación por el hecho de que el
asunto llegaría a estar ante hermanos responsables de la congregación para que éstos lo
examinaran y juzgaran. Si se probara que la acusación fuera verdadera y suficientemente grave, y
el individuo no mostrara arrepentimiento, el resultado sería que al individuo se le consideraría como
“hombre de las naciones y como recaudador de impuestos.” Sería expulsado. Por supuesto, todo
esto requeriría deliberaciones. Y a estas deliberaciones hizo referencia Jesús en los versículos 18 a 20.
Puesto que mediante Jesús vendría espíritu santo sobre los discípulos de Jesús desde el
Pentecostés del 33 E.C. en adelante, se podría decir que “donde están dos o tres reunidos en mi
nombre [el de Jesús], allí estoy yo en medio de ellos.” Todos los que se reunieran para examinar el
asunto tendrían que estar alertos a la guía del espíritu de Jehová. Particularmente tendrían que
pesar los asuntos cuidadosamente a la luz de Su palabra, incluso las instrucciones y enseñanzas de
Jesús, para ver lo que Jehová pensaría sobre la supuesta conducta y qué se debería hacer si la
evidencia probara que la acusación fuera verdadera y la persona no se arrepintiera. Por supuesto,
los que consideraran el asunto imparcialmente pudieran hallar inocente al acusado, o pudiera ser
que no hubiera suficiente prueba.
En el primer siglo los cristianos tenían operaciones milagrosas del espíritu santo de Jehová en
algunos asuntos de juicio, como sucedió en el juicio de Ananías y Safira. (Hech. 5:1-11; 1 Cor. 12:4-
11) Después que cesaron los dones milagrosos del espíritu al morir los apóstoles, los cristianos no han
esperado indicaciones milagrosas directamente del cielo en cuanto a cómo decidir algún asunto.
(1 Cor. 13:8-13) No obstante, aún tenemos lo que la Palabra de Jehová dice acerca de la conducta
apropiada y cómo deben decidirse los asuntos. Podemos, de hecho, determinar lo que ya se ha
decidido sobre el asunto en los cielos. Hay que admitir que, debido a la imperfección humana,
surgen ocasiones en que se cometen errores en cuanto a juzgar, pero esto solamente da más
énfasis a la necesidad de adherirse estrictamente a las instrucciones de la Palabra de Jehová al
manejar los asuntos para que haya seguridad de que la decisión que se tome sea la que ya se haya
tomado en el cielo. //Volver al Índice

1011
W1984 15/3 PÁG.31

¿Qué significa Hebreos 1:7 cuando dice que Dios “hace a sus
ángeles espíritus, y a sus siervos públicos una llama de
fuego”?
El apóstol Pablo, al comparar a los ángeles con el Hijo de Dios, hizo esta declaración en Hebreos
1:7. Estaba citando de Salmo 104:4.
Puesto que todos los ángeles son criaturas de espíritu que no tienen cuerpos carnales, parece
que cuando los versículos dicen que Dios “hace a sus ángeles espíritus”, no se refieren al tipo de
organismo que tienen los ángeles. Más bien, el entendimiento de esto envuelve el significado
fundamental de “espíritu”. Las palabras originales que se vierten “espíritu” (ruahh, en hebreo;
pneuma, en griego) tienen básicamente el significado de “respirar o soplar”. Dependiendo del
contexto, pudieran rendirse como “viento” o “fuerza activa”. Por eso, es patente que el punto de
Hebreos 1:7 y Salmo 104:4 es que Dios hace que sus invisibles ángeles sean fuerzas espirituales o
fuerzas poderosas al servicio de él. También puede utilizarlos como “una llama de fuego”, o “un
fuego devorador”, al emplearlos para ejecutar Sus juicios ardientes. //Volver al Índice

1012
W1980 1/6 PÁGS.30-31

¿Cómo es que los cristianos ‘juzgan a ángeles,’ según 1


Corintios 6:3?
Evidentemente esto se refiere a que los cristianos ungidos participan con Cristo en el juicio futuro
de los ángeles inicuos, los demonios. Al instar a los cristianos a resolver las disputas personales con la
ayuda de hermanos maduros de la congregación más bien que recurrir a tribunales seglares, el
apóstol Pablo escribió: “¿O no saben ustedes que los santos juzgarán al mundo? Y si el mundo ha de
ser juzgado por ustedes, ¿son ustedes incapaces de juzgar asuntos de ínfima importancia? ¿No
saben ustedes que juzgaremos a ángeles? Entonces, ¿por qué no los asuntos de esta vida?”—1 Cor.
6:2, 3.
Algunos han pensado que al hablar de ‘juzgar’ Pablo hablaba del hecho de que los cristianos
podían echar fuera demonios. Pero los seguidores de Cristo ya habían recibido poder para hacer
eso a veces, mientras que Pablo aquí señalaba al futuro (‘juzgaremos al mundo y juzgaremos a
ángeles’). (Mat. 10:8; Luc. 10:17; Hech. 16:16-18; 19:11, 12) Otros piensan que Pablo estaba
indicando que por su conducta ejemplar los cristianos condenan a los ángeles degradados que
siguen a Satanás. Sin embargo, esto no era tampoco algo que estuviera limitado al futuro; por años
los cristianos habían desplegado conducta excelente. (Mat. 5:14-16; Tito 2:6-8; 1 Ped. 3:16) Además,
el contexto de las palabras de Pablo parece eliminar la idea de que este ‘juzgar a ángeles’ sea
sencillamente un asunto de participar en conducta que condene por medio del contraste.
Sin embargo, la Biblia muestra que al Diablo le espera juicio... el ser magullado en la cabeza.
(Gén. 3:15) Al describir el comienzo de esa acción, Revelación 20:1-3 dice que un ángel poderoso
prenderá al Diablo y lo atará por el milenio. Los versículos 7-10 relatan que al fin de ese período
Satanás será soltado brevemente. Pero después, como la segunda fase del ‘magullamiento,’ será
echado al lago de fuego de la destrucción eterna.
El libro de Revelación no dice específicamente que los reyes-sacerdotes ungidos que estarán en
el cielo han de participar en ejecutar este juicio. Pero tampoco menciona que los demonios serán
echados en el abismo con el Diablo, lo cual sí se indica en otros lugares de la Biblia. (Luc. 8:31) De
modo que el hecho de que Revelación 20:1-10 no represente a los 144.000 tomando acción con
Cristo en expresar juicio no quiere decir que no hayan de tener parte en esto. Romanos 16:20 dice
acerca de ellos: “Por su parte, el Dios que da paz quebrantará a Satanás bajo los pies de ustedes en
breve.”
Por consiguiente, parece que cuando Pablo dijo que los ungidos ‘juzgarían a ángeles’ se estaba
refiriendo a la futura ejecución de juicio sobre los espíritus inicuos. Aunque la Biblia no nos dé detalles
acerca de la parte que los que son coherederos con Cristo tendrán en ese juicio, podemos estar
seguros de que por lo menos desempeñarán un papel en apoyo de él. Indiscutiblemente estarán
tras de Jesús, dando aprobación al juicio. //Volver al Índice

1013
W1980 1/12 PÁGS.30-31

Para el 25 de diciembre o el seis de enero se oye mucho


acerca de ‘tres reyes magos’ o, en países de habla inglesa,
de ‘tres sabios’ que fueron guiados por una estrella hasta
donde estaba Jesús. Pero, ¿visitaron estos hombres a Jesús
en Belén, o más tarde en Nazaret?
Lucas nos relata que José y María viajaron desde Nazaret de Galilea a Belén de Judea, al sur de
Jerusalén. Allí nació Jesús en un establo y yació en un pesebre. Por medio de un ángel Jehová Dios
anunció el nacimiento a unos pastores, quienes habrían de encontrar al “nene [griego: brephos]” en
Belén. Para el octavo día José y María hicieron circuncidar a Jesús. Al final del período de
purificación requerido de 40 días, ellos ‘trajeron al niñito [griego: paidion]’ al templo de Jerusalén.
Allí, Simeón y la profetisa Ana vieron a Jesús.—Luc. 2:1-38; Lev. 12:2-4.
En el mismo versículo que sigue en el relato de Lucas, éste nos dice en Lucas 2:39: “Entonces
cuando hubieron llevado a cabo todas las cosas según la ley de Jehová, se volvieron a Galilea a su
propia ciudad de Nazaret.” Pero, ¿qué hay de los ‘tres reyes magos’ o ‘tres sabios’? ¿Cuándo y en
qué lugar visitaron a Jesús?
Mateo relata que “después que hubo nacido Jesús en Belén” unos hombres vinieron a Jerusalén
desde Oriente. La tradición sostiene que había tres de ellos (posiblemente porque tenían tres clases
de regalos... oro, incienso, mirra). Pero la Biblia no dice eso. Tampoco les asigna el término de
“reyes.” Más bien, los llama magoi (término relacionado con la palabra española “mago”). (Mat.
2:1) En vez de que este término signifique “sabios,” el profesor A. T. Robertson explica:
“Aquí en Mateo, la idea más bien parece ser la de astrólogos. Babilonia era el hogar de la
astrología.”—Word Pictures in the New Testament, tomo 1, pág. 15.
Mateo nos dice que después que se detuvieron en Jerusalén y hablaron con el rey Herodes, estos
astrólogos siguieron adelante “a Belén.” Una vez que hubieran presentado sus regalos, habrían de
regresar a Herodes y dejarle saber dónde se hallaba el niño. Pero Dios intervino, e hizo que los
astrólogos tomaran otro camino. Entonces dijo a José que huyera a Egipto porque Herodes quería
destruir a Jesús.—Mat. 2:1-15.
A la luz de lo que registran Mateo y Lucas, uno pudiera preguntarse cuándo fue, precisamente,
que los astrólogos visitaron a Jesús. No es razonable que fuera durante el período de purificación de
40 días, pues Lucas nos asegura que la familia fue a Jerusalén al fin de ese tiempo. Pero Mateo dice
que inmediatamente después de la visita de los astrólogos José huyó con su familia a Egipto. Por lo
tanto, parece que después de presentar al niño en el templo de Jerusalén la familia regresó a Belén
con planes de establecerse en la ciudad del rey David de donde habría de venir el Mesías, y allí
fueron visitados más tarde por los astrólogos.
Mateo 2:11 nos dice que cuando los astrólogos “entraron en la casa vieron al niñito.” Así que
José, María y Jesús estaban viviendo en una casa para este tiempo, no en un establo como lo que
erróneamente suele verse en pinturas. Además, Mateo usó la palabra griega paidion, que puede
aplicar a un infante recién nacido (Juan 16:21) o a un niño más crecido, uno que pudiera hablar y
jugar afuera. (Luc. 7:32) Por lo tanto, Jesús pudo haber tenido entonces muchos meses de edad.
Algo que indicó que él ya no era un recién nacido es el hecho de que, cuando los astrólogos no
regresaron a Herodes, él ordenó que se diera muerte a “todos los muchachitos de Belén y de todos
sus distritos . . . de dos años de edad para abajo, conforme al tiempo que había averiguado

1014
cuidadosamente de los astrólogos.” (Mat. 2:16) La evidencia señala a que Jesús nació para el 1 de
octubre del año 2 a. de la E.C., y que Herodes murió en el año 1 a. de la E.C. o a principios del año 1
E.C. Por eso, Jesús pudo haber tenido un año de edad o más cuando los astrólogos vinieron.
Posiblemente vinieron de una región oriental tan distante como la de Babilonia, en un viaje que
pudo haberles tomado varios meses. Calculando el tiempo desde que se les apareció la “estrella”
en el este, Herodes pudo haber incluido suficiente tiempo como para estar seguro de que se diera
muerte a Jesús.
Entonces, ¿por qué lee Lucas 2:39 como si José hubiera tomado a la familia desde la misma
Jerusalén y la hubiera llevado a Nazaret sin volver a Belén?
Sencillamente parece que Lucas omite los sucesos intermedios (el regreso de Jerusalén a Belén,
la visita de los astrólogos y la huida a Egipto), así como Mateo no dice nada acerca de los pastores
ni del viaje a Jerusalén, donde Simeón y Ana vieron a Jesús. Ciertamente los astrólogos no visitaron a
Jesús en Nazaret, puesto que Mateo dice otra cosa; y, en Nazaret, Jesús no hubiera estado en
peligro por la orden de matar a los niñitos de ‘Belén y sus distritos.’ //Volver al Índice

1015
W1970 15/9 PÁG.575

¿Cómo debe entenderse Isaías 7:14, que el apóstol Mateo


aplicó a Jesús? Jesús no se llamó “Emmanuel,” ¿verdad?—J.
G., EE. UU.
Al aplicar Isaías 7:14 a Jesús el apóstol Mateo escribió: “Todo esto realmente pasó para que se
cumpliera lo que habló Jehová por su profeta que dijo: ‘¡Miren! La virgen llegará a estar encinta y
dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel,’ que, traducido, significa: ‘Con nosotros está
Dios.’”—Mat. 1:22, 23.
Es cierto que a Jesús no se le llamó “Emmanuel.” Pero ese hecho no significa que no cumplió este
texto. Éste tenía como propósito declarar un hecho acerca de su misión más bien que darle un
nombre literal. Esto puede ilustrarse con otra profecía de Isaías, que se encuentra en el capítulo
nueve, versículos seis y siete: “Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; y el gobierno
principesco vendrá a estar sobre su hombro. Y por nombre se le llamará Maravilloso Consejero, Dios
Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz. De la abundancia del gobierno principesco y de la paz
no habrá fin, sobre el trono de David y sobre su reino a fin de establecerlo firmemente y sustentarlo
por medio del derecho y por medio de la justicia.”
No puede haber duda de que esta profecía aplica a Jesucristo, el Hijo de Dios así como de
David. No obstante, en ninguna parte leemos que alguno de los apóstoles o discípulos de Jesús lo
haya identificado con estos nombres. Sin embargo, cuando estuvo en la Tierra fue el “Maravilloso
Consejero,” y lo será aun más en el venidero sistema de cosas a medida que aconseje a toda la
humanidad en cuanto a cómo conseguir vida eterna. Desde su creación le ha aplicado la
designación “Dios Poderoso”; y desde su resurrección, cuando recibió toda autoridad en el cielo y
en la Tierra, y especialmente desde su ascensión al cielo, cuando llegó a ser el “reflejo de su gloria
[es decir, la de Dios]” y la “representación exacta de su mismo ser,” esa designación ha sido
sumamente apropiada para él. (Heb. 1:3; Mat. 28:18) Además, dado que él proporcionará vida
eterna a la humanidad obediente por medio de su sacrificio de rescate, muy apropiadamente se le
llama “Padre Eterno.” Y, puesto que por medio de su reino traerá paz eterna a la humanidad, así
como a todo el universo, ¡cuán apropiado que se le llame “Príncipe de Paz”!
Así, también, sucede con Isaías 7:14, que dice que una “doncella misma realmente llegará a
estar encinta, y ella está dando a luz un hijo, y ciertamente le pondrá por nombre Emmanuel.” Se ve
que lo que recibe énfasis es el papel que Jesús desempeñará por el hecho de que Mateo nos da
además el significado de Emmanuel, a saber: “Con nosotros está Dios.”
Es sumamente apropiado que Jesucristo por ser el principal representante de Jehová Dios que
jamás ha estado en la Tierra tenga el título “Con nosotros está Dios.” Y esto es especialmente cierto
cuando recordamos la respuesta de Jesús a la petición de Felipe: “Señor, muéstranos al Padre, y nos
basta.” Jesús le dijo a Felipe: “¿He estado con ustedes tanto tiempo, y aun así, Felipe, no has llegado
a conocerme? El que me ha visto a mí ha visto al Padre también. ¿Cómo es que dices: ‘Muéstranos
al Padre’? ¿No crees que yo estoy en unión con el Padre y el Padre está en unión conmigo?”—Juan
14:8-10.
Ciertamente, tomando en cuenta estos hechos podemos ver cuán apropiado fue y es que en la
profecía Jesús fuera identificado no solo como “Maravilloso Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno,
Príncipe de Paz,” sino también como “Emmanuel,” que significa, “Con nosotros está Dios.” Y todo
esto, sírvase notar, sin que realmente se le haya llamado por estos nombres cuando estuvo en la
Tierra. //Volver al Índice

1016
W1978 15/8 PÁGS.31-32

¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo que no se cose un


remiendo nuevo en una prenda de vestir vieja ni se pone
vino nuevo en odres viejos?
Básicamente, él quiso decir que no se haría que el cristianismo se conformara al judaísmo de su
día con sus tradiciones de hombres que se habían desarrollado; de hecho, tal cosa no se podría
hacer.
Según el relato de Marcos, Jesús dijo: “Nadie cose un remiendo de paño no encogido en una
prenda exterior de vestir vieja; si lo hace, su plena fuerza tira de ella, lo nuevo de lo viejo, y la rotura
se hace peor. Además, nadie pone vino nuevo en odres viejos; si lo hace, el vino revienta los cueros,
y el vino se pierde así como también los cueros. Pero el vino nuevo se pone en odres nuevos.”—Mar.
2:21, 22; Mat. 9:16, 17; Luc. 5:36-39.
A Jesús le acababan de preguntar por qué sus discípulos no practicaban el ayuno como lo
hacían los líderes religiosos, los fariseos. Cristo respondió que, mientras él estuviera con sus
seguidores, el ayuno como señal de duelo no era apropiado. Entonces dijo lo que se ha citado
arriba.
En sus ilustraciones había sentido práctico. Si se cose un remiendo de tela nueva en una prenda
de vestir vieja, la tela nueva se encoge y se desgarra de lo demás cuando esta prenda de vestir se
lava. O, si se pone vino nuevo en un odre viejo que ha perdido su elasticidad, la piel del odre
revienta cuando el vino nuevo fermenta y libera anhídrido carbónico.
Así Jesús ayudó a los que le escuchaban a comprender que nadie debería esperar que sus
seguidores se conformaran o amoldaran a las viejas prácticas del judaísmo, tales como la del ayuno
ritual. También, sus poderosas nuevas enseñanzas no podían, con propiedad, ser contenidas en el
sistema de la religión judía. Más bien, los que oían y seguían a Jesús podían regocijarse en la
vitalidad de sus enseñanzas sin tratar de transigir en cuanto a ellas por medio de combinarlas con los
caminos farisaicos de los líderes judíos. //Volver al Índice

1017
W1970 1/9 PÁGS.543-544

¿No le mostró Jesús falta de respeto a su madre al decir:


“¿Qué tengo que ver contigo, mujer? Todavía no ha llegado
mi hora”?—C. B., EE. UU.
Jesús dijo esto en un banquete de bodas en Caná al principio de su ministerio. Dice el relato:
“Cuando faltó el vino, la madre de Jesús le dijo: ‘No tienen vino.’ Pero Jesús le dijo: ‘¿Qué tengo que
ver contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.’ Dijo su madre a los que servían: ‘Todo cuanto
les diga, háganlo.’”—Juan 2:3-5.
Primero, consideremos el uso que Cristo dio al término “mujer.” En habla moderna, el que uno se
dirigiera a su madre diciéndole “mujer” pudiera parecer irrespetuoso. No obstante, como hace
notar el traductor E. J. Goodspeed, la palabra griega que se usa en Juan 2:4 “no muestra tanta
frialdad como [la palabra moderna “mujer”] ni tanto cariño como” madre. Tiene un alcance
extenso de fuerza y, como se usa en el caso que se encuentra aquí, lleva cierto grado de respeto o
cariño.—Greek-English Lexicon por Liddell y Scott.
Tanto los ángeles como Jesús resucitado usaron esta palabra al dirigirse a María Magdalena
cuando ésta lloraba de dolor junto a la tumba de Cristo; ciertamente ellos no habrían sido duros o
irrespetuosos. (Juan 20:13, 15) Y en el madero Cristo usó el mismo tratamiento al dirigirse a su madre
cuando mostró su interés cariñoso en ella, poniéndola al cuidado de su amado apóstol Juan. (Juan
19:26; vea también Juan 4:21; Mateo 15:28.) Por consiguiente, Jesús no estaba siendo irrespetuoso
cuando usó esta palabra en Caná. Más bien, podemos estar seguros de que al hablarle estuvo
consciente de su obligación bíblica de honrarla, así como más tarde se lo recalcó a los escribas y los
fariseos.—Mat. 15:4.
La expresión: “¿Qué tengo que ver contigo?” es una antigua forma de pregunta que se
encuentra a menudo en la Biblia. (2 Sam. 16:10; 1 Rey. 17:18; 2 Rey. 3:13; Mar. 1:24; 5:7) Se puede
traducir literalmente: “¿Qué tenemos [o, tengo] en común [contigo]?” y es una forma repelente. Su
severidad, por supuesto, dependería del tono en que se dijera. Indica objeción a lo que se
sugiere.—Compare Esdras 4:3 y Mateo 27:19.
Cuando Jesús usó esa expresión ya era el Cristo y el Rey designado de Dios. No era un hijo joven
que viviera en la casa de su madre y bajo su supervisión inmediata. Ahora aceptaba sus
instrucciones de Dios que lo había enviado. (1 Cor. 11:3) En consecuencia, cuando su madre, por su
declaración, de hecho se puso a decirle qué hacer, Jesús resistió u objetó. Tocante a su ministerio y
milagros no había de ser dirigido por amigos o familia. (Juan 11:6-16) La respuesta de Cristo mostró
que cuando fuese tiempo para que él actuara en cierta situación, lo haría. Él sabía el tiempo para
actuar en este asunto y no había necesidad de que lo aguijonearan.
Evidentemente María no consideró las palabras de Jesús como reprensión dura, sino que
entendió su tono. Sabiamente dejó el asunto en las manos de su hijo. Pudiera agregarse que “en el
griego cualquier brusquedad de la pregunta era atemperada, no acrecentada, mediante el uso de
la palabra [mujer] con ella, como término de cariño o respeto.”—Problems of New Testament
Translation, pág. 100. //Volver al Índice

1018
W1980 1/4 PÁGS.31-32

¿Es Jesús “mediador” solo para los cristianos ungidos?


El término “mediador” aparece solo seis veces en las Escrituras Griegas Cristianas y bíblicamente
siempre se usa con relación a un pacto formal.
Moisés fue el “mediador” del pacto de la Ley hecho entre Dios y la nación de Israel. (Gál. 3:19,
20) Cristo, sin embargo, es el “mediador de un nuevo pacto” entre Jehová y el Israel espiritual, el
“Israel de Dios” cuyos componentes servirán de reyes y sacerdotes en el cielo con Jesús. (Heb. 8:6;
9:15; 12:24; Gál. 6:16) En un tiempo en que Dios estuvo seleccionando a los que serían introducidos
en ese nuevo pacto, el apóstol Pablo escribió que Cristo era el “un solo mediador entre Dios y los
hombres.” (1 Tim. 2:5) Es razonable pensar que Pablo estaba usando aquí la palabra “mediador” de
la misma manera que la usó las otras cinco veces, lo cual sucedió antes de la escritura de 1 Timoteo
2:5, con referencia a los que entonces estaban siendo introducidos en el nuevo pacto para el cual
Cristo es “mediador.” Por eso, en este sentido estrictamente bíblico Jesús es el “mediador” solo para
cristianos ungidos.
El nuevo pacto terminará con la glorificación del resto que hoy está en ese pacto mediado por
Cristo. La “grande muchedumbre” de “otras ovejas” que se forma hoy no está en ese nuevo pacto.
Sin embargo, por asociarse con el “rebaño pequeño” de los que todavía están en ese pacto llegan
a estar bajo los beneficios que fluyen de ese nuevo pacto. Durante el milenio, Jesucristo será el rey,
sumo sacerdote y juez de ellos. Para información más detallada, vea Aid to Bible Understanding,
páginas 1129 a 1130 bajo “Mediator” (Mediador); también El “propósito eterno” de Dios va
triunfando ahora para bien del hombre, página 160, párrafo 10; también los números de La Atalaya
del 15 de julio de 1966, páginas 425 a 442 inclusive; 15 de mayo de 1973, páginas 301 y 302, bajo el
encabezamiento secundario “Mostrando el camino a un nuevo pacto”; y 15 de marzo de 1974,
páginas 181 y 182, bajo el encabezamiento “El nuevo pacto.” //Volver al Índice

1019
W2000 15/8 PÁG.31

El capítulo 53 de Isaías contiene una famosa profecía


mesiánica. El versículo 10 dice: “Jehová mismo se deleitó en
aplastarlo; lo enfermó”. ¿Qué significan estas palabras?
Es fácil comprender por qué surgiría una pregunta respecto a Isaías 53:10. Los cristianos
verdaderos no creemos que a nuestro Dios, que es compasivo y tierno, le deleite aplastar
ni enfermar a nadie. La Biblia nos da la base para estar seguros de que a Dios no le agrada
atormentar a los inocentes (Deuteronomio 32:4; Jeremías 7:30, 31). A lo largo de los siglos, puede
que a veces él haya permitido el sufrimiento por razones que están en conformidad con su sabiduría
y amor. Pero de ninguna manera causó el sufrimiento de su amado Hijo Jesús. Entonces, ¿qué
significa realmente este texto bíblico?
Pues bien, para captar el sentido de estas palabras conviene que analicemos el versículo
completo, y que observemos que aparecen los vocablos “deleitó” y “deleite”. En Isaías 53:10
leemos: “Jehová mismo se deleitó en aplastarlo; lo enfermó. Si pones su alma como ofrenda por la
culpa, él verá su prole, prolongará sus días, y en su mano lo que es el deleite de Jehová tendrá
éxito”.
El mensaje general de la Biblia indica que “el deleite de Jehová”, mencionado al final del
versículo, se centra en el cumplimiento de su propósito mediante el Reino. Con ello, Jehová
vindicará su soberanía y hará posible que los seres humanos obedientes se libren del pecado
heredado, es decir, que se nos libre de nuestros pecados (1 Crónicas 29:11; Salmo 83:18; Hechos
4:24; Hebreos 2:14, 15; 1 Juan 3:8). El factor clave para lograrlo es que el Hijo de Dios tuvo que llegar
a ser humano y suministrar el sacrificio de rescate. Como bien sabemos, en el curso de los
acontecimientos Jesús sufrió. La Biblia nos dice que “aprendió la obediencia por las cosas que
sufrió”. De modo que dicho sufrimiento le fue provechoso (Hebreos 5:7-9).
Jesús sabía de antemano que el noble proceder que iba a emprender implicaría sufrimiento. Esto
se desprende claramente de sus palabras recogidas en Juan 12:23, 24: “Ha llegado la hora para
que el Hijo del hombre sea glorificado. Muy verdaderamente les digo: A menos que el grano de
trigo caiga en la tierra y muera, permanece un solo grano; pero si muere, entonces lleva mucho
fruto”. En efecto, Jesús sabía que tendría que permanecer íntegro hasta la misma muerte. El relato
sigue diciendo: “‘Ahora mi alma está perturbada, ¿y qué diré? Padre, sálvame de esta hora.
No obstante, por esto he venido a esta hora. Padre, glorifica tu nombre’. Luego vino una voz del
cielo: ‘Lo glorifiqué, y también lo glorificaré de nuevo’” (Juan 12:27, 28; Mateo 26:38, 39).
En este contexto podemos entender Isaías 53:10. Jehová sabía bien que la experiencia de su Hijo
implicaría que, en cierto modo, iba a ser aplastado. Aun así, teniendo presente el fin glorioso y la
magnitud del bien que se lograría, se deleitó en lo que Jesús tendría que experimentar. En ese
sentido, Jehová “se deleitó en aplastarlo”, es decir, en el aplastamiento del Mesías. Y Jesús también
se deleitó en lo que podía lograr, y que de hecho logró. Es tal como dice la parte final de Isaías
53:10: “En su mano lo que es el deleite de Jehová [tuvo] éxito”. //Volver al Índice

1020
W1984 1/11 PÁG.31

¿Indica el que Jesús produjera tanto vino en las bodas de


Caná que centenares de personas asistieron a aquel
banquete?
Jesús proveyó milagrosamente una gran cantidad de vino excelente, suficiente como para un
grupo de tamaño considerable, pero eso no quiere decir que sencillamente produjo el vino que se
necesitaba, o que todo éste haya sido consumido en el banquete.
Juan 2:6-9 informa que Jesús mandó llenar de agua “seis tinajas para agua hechas de piedra
según lo exigido por los reglamentos de purificación de los judíos, cada una de las cuales podía
contener dos o tres medidas de líquido”. Jesús dio la siguiente instrucción: “Llenen de agua las
tinajas para agua”. Ellos lo hicieron, ‘llenándolas hasta el borde’. Se opina que cada medida de
líquido era un “bato”, que equivalía a 22 litros o 5,81 galones. Si éste es el caso, las seis tinajas para
agua contenían unos 260 a 390 litros, ó 70 a 105 galones. (1 Reyes 7:26; Esdras 7:22; Ezequiel 45:14.)
Jesús y sus discípulos permanecieron en aquella fiesta, por lo cual la moderación debe haberla
caracterizado. Por eso se pudiera razonar que hubiera centenares de personas presentes, pues de
otro modo Jesús no habría considerado necesario producir tanto vino. Sin embargo, en otras
ocasiones, cuando sirvió de proveedor milagroso, Jesús no proveyó sólo la cantidad mínima que se
necesitaba. Cuando multiplicó los panes y el pescado para alimentar a 4.000 hombres, además de
mujeres y niños, lo que sobró después llenó “siete cestas de provisiones”, cestas de juncos que eran
suficientemente grandes como para acomodar a un hombre (Mateo 15:32-38; Hechos 9:25). De
manera similar, bien pudiera ser que al terminar el banquete de Caná hubiera bastante vino como
para usarlo en otra ocasión, pues el vino era una bebida común que acompañaba las comidas.
Esto daría énfasis al hecho de que Jesús era generoso, tal como lo es su Padre. (Hechos 14:17;
compárese con Mateo 14:14-21.)
Por lo tanto, tal vez muchas personas de Caná y otros lugares vecinos hayan asistido al banquete
de bodas de Caná, pero la cantidad de vino que Jesús produjo no prueba necesariamente que
centenares de personas hayan estado presentes. //Volver al Índice

1021
W1972 15/6 PÁG.383

Puesto que no era la temporada de higos, ¿por qué maldijo


Jesús a una higuera que no tenía fruto, según se informa en
Marcos 11:13, 14?—EE. UU.
Cuando Jesús vio esta higuera era el 10 de Nisán (28 de marzo) del año 33 E.C. En el caso de las
higueras en esa región los botones de la primera cosecha de fruto de la estación aparecen
alrededor de febrero, en ramas que crecen durante la estación anterior, mientras que las hojas
no aparecen sino hasta la parte final de abril o en mayo. Para cuando el árbol esté lleno de hojas
debe tener fruto maduro. Puesto que el árbol que Jesús vio tenía hojas en un tiempo insólitamente
temprano, pudo esperar que tuviera fruto temprano fuera de estación y adecuado para comer. El
hecho de que el árbol no tenía fruto indicó que era improductivo. Su apariencia era engañosa.
Jesús maldijo al árbol, haciendo que se marchitara. ¿Por qué? ¿Solo a causa de su apariencia
engañosa? Evidentemente el acto de Jesús tuvo un propósito más vital. Realmente fue una lección
objetiva para provecho de sus discípulos. Esto lo aprendemos de una porción posterior del relato, en
que dijo Pedro: “¡Rabí, mira! la higuera que maldijiste se ha marchitado.” Y Jesús respondió: “Tengan
fe en Dios. . . . Todas las cosas que oran y piden tengan fe de que pueden darse por recibidas, y las
tendrán.” (Mar. 11:20-22, 24) Fue la fe de Jesús en Dios la que hizo eficaz su maldición.
Además, el árbol mismo bien pudo representar a la antigua nación judía, que tenía la apariencia
de ser fructífera en vista de su relación de pacto con Jehová Dios, y debido al despliegue ostentoso
de rectitud propia de parte de los líderes religiosos judíos. (Mat. 6:5; 23:25-28) Sin embargo, la nación
no había producido buen fruto para gloria de Dios. Rechazó a Jesucristo, el mismísimo que Dios
envió y que reveló ser Hijo de Dios por sus milagros y enseñanzas. Pero, ¿por qué rechazó la nación a
Jesús? Por falta de fe en la Palabra de Dios. (Luc. 13:5-9) En consecuencia la nación sin fe,
no arrepentida habría de marchitarse y morir de manera muy semejante a lo que le pasó a la
higuera improductiva.—Mat. 21:43.
Hoy podemos sacar provecho de la lección que Jesús enseñó por su acto de maldecir a la
higuera. Si perdiéramos la fe en que Dios puede contestar las oraciones de sus siervos y remunerar a
los que lo buscan encarecidamente, resultaría en que fuésemos rechazados, en que fuésemos
maldecidos como higueras improductivas. (Juan 15:2-6; Heb. 6:7, 8) La Palabra de Dios nos dice: “Sin
fe es imposible agradarle bien, porque el que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que
viene a ser remunerador de los que le buscan encarecidamente.”—Heb. 11:6. //Volver al Índice

1022
W1980 1/2 PÁGS.31-32

¿Indica Hebreos 4:15, al decir que Jesús fue “probado,” que


Dios no estuviera seguro de que su Hijo hubiera de resultar
fiel?
No, pues nada en las Escrituras señala a ningún otro punto de vista sino al de que Jehová estaba
seguro de que su Hijo mantendría integridad. En Hebreos 4:15 el punto que se procura comunicar es
un asunto muy diferente; el texto dice: “Porque no tenemos como sumo sacerdote a uno que no
pueda condolerse de nuestras debilidades, sino a uno que ha sido probado en todo sentido igual
que nosotros, pero sin pecado.”
Jehová había predicho que, en calidad de Mesías, su Hijo mantendría integridad a pesar de
tener que experimentar sufrimiento. (Sal. 118:22; Isa. 53:3-7, 10-12) Dios tenía buenas razones para
confiar en que su Hijo unigénito, aunque permanecería con libre albedrío, sería fiel bajo la prueba
que se le impusiera.
Por milenios de asociación y experiencia con su Hijo, Jehová había llegado a conocerlo como
nadie más lo conocía. (Mat. 11:27; Juan 10:14, 15) Dios estaba completamente familiarizado con la
actitud mental y condición de corazón de su Hijo. (Rom. 15:5) Por ejemplo, aunque la Palabra era el
preeminente entre los seres creados, no trató de lograr que lo adoraran, como hizo la criatura de
espíritu que se convirtió en Satanás. (Fili. 2:5, 6) A diferencia de los ángeles desaforados que se
rebelaron antes del Diluvio, el Hijo siempre procura agradar a su Padre. Por lo tanto, el apóstol Pablo
aplica al Hijo las palabras del salmista, y dice: “Dios es tu trono para siempre, y cetro de rectitud es el
cetro de tu reino. Amaste la justicia, y odiaste el desafuero.” (Heb. 1:8, 9; Sal. 45:6, 7) Además, él
siempre se ha interesado en los seres humanos para el bien de éstos. (Pro. 8:30, 31) Y repetidas veces
manifestó que confiaba en el Padre, y que tenía intensos deseos de hacer la voluntad de él. (Judas
9; compare con Juan 12:27, 28.) Así que, aun antes de que Jesús naciera como ser humano, Jehová
podía estar seguro de que resultaría íntegro para con él.
Hay quienes han preguntado: “¿Qué hay si Jesús hubiese pecado?” Pero en realidad eso es
especulación que no sirve de provecho alguno. Es contrario a los hechos. La realidad es que no
pecó. La confianza de Jehová en él, confianza que reflejaba el conocimiento perfecto y la
sabiduría de Dios, estuvo justificada.
Hebreos 4:15 enfoca nuestra atención en el hecho de que Jesús califica como Sumo Sacerdote
celestial. Al haber llegado a ser un hombre perfecto igual a Adán y haber demostrado su fidelidad
hasta la muerte, Jesús sirvió de rescate. (Heb. 2:9) Pero como ser humano también experimentó
pruebas y frustraciones de la clase que experimentan los humanos que se esfuerzan por ser fieles,
incluso los que serán llevados al cielo como “hermanos” y compañeros de Jesús en la gobernación.
(Heb. 2:14-17) Él supo por experiencia lo que son el cansancio natural y los desengaños. Más
todavía, se enfrentó a las pruebas del sufrimiento y las penalidades. Apropiadamente Pablo pudo
decir que Cristo es “uno que ha sido probado en todo sentido igual que nosotros.” De ese modo
Jesús fue perfeccionado o capacitado para cumplir con la asignación de ser un Sumo Sacerdote
que puede “condolerse de nuestras debilidades.” Aunque otros sumos sacerdotes tenían que
ofrecer sacrificios por sus propios pecados. Cristo como Sumo Sacerdote está “sin pecado.” No
obstante, por medio de llegar a ser carne y sangre como nosotros, ‘puede tratarnos con
moderación.’—Heb. 4:15, 16; 5:1, 2, 8; 7:28.
Consecuentemente, Hebreos 4:15 debería estimularnos. En vez de sugerir que Dios no tuviera
confianza en su Hijo, debería edificar nuestra confianza en que los humanos pueden ser fieles a
Jehová. Y debe darnos confianza en que al acercarnos a Jehová tenemos un Sumo Sacerdote
compasivo y comprensivo que sirve en beneficio nuestro. //Volver al Índice

1023
W1976 1/4 PÁGS.223-224

¿Fue resucitado Jesucristo corporalmente como hombre de


carne y sangre?
Según las Escrituras inspiradas, Jesucristo no fue resucitado a la vida en la carne. En 1 Pedro 3:18
leemos que fue “muerto en la carne pero hecho vivo en el espíritu.” (Traducción del Nuevo Mundo;
Versión Moderna; Versión Valera) Otros textos confirman que sencillamente no pudo haber sido que
Jesús fuera resucitado corporalmente como hombre de carne y sangre.
El propósito de Dios era que su Hijo tomara de nuevo vida celestial y no que continuara viviendo
como hombre en la Tierra. Esto exigía que Jesús fuera levantado como persona de la región
espiritual, pues las personas de carne y sangre no pueden vivir en los cielos. El apóstol Pablo escribió:
“Carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni tampoco la corrupción hereda la
incorrupción.”—1 Cor. 15:50.
En el caso del hombre Jesucristo, su carne era un obstáculo que impedía el acceso a la región
celestial. Por lo tanto, en Hebreos 10:20 se dice que la “carne” de Jesús estaba representada por la
“cortina” que hacía una separación entre el Santo y el Santísimo en el tabernáculo. Antes de poder
entrar en el cielo, el verdadero “Santísimo,” Jesús tenía que abandonar su existencia carnal y recibir
naturaleza de espíritu. Su cuerpo de carne le hubiera servido de obstáculo en cuanto a pasar más
allá de la “cortina” como persona de la región espiritual.
Otro factor que no debe ser pasado por alto es que el macho cabrío y el toro que se ofrecían el
día de expiación representaban el sacrificio de Jesucristo. La Ley, que prescribía estos sacrificios,
sirvió de “sombra de las cosas por venir” (Col. 2:17; Heb. 10:1) Como sabemos, la sombra da la
forma o diseño general de la realidad que la arroja. Por consiguiente, para que la sombra se
cumpliera en la realidad, Jesús no podría haber tomado de nuevo su cuerpo sacrificado de carne y
sangre, puesto que de los cuerpos de aquellas víctimas de sacrificio se disponía cabalmente por
medio de quemarlos. (Heb. 13:11, 12) Por eso, de aquello lógicamente se desprende que Jehová
Dios se deshizo del cuerpo sacrificado de su Hijo. Además, si Jesús hubiera tomado de nuevo su
cuerpo de carne, su sacrificio habría sido temporal, sin valor expiatorio continuo.
El hecho de que Jesús no fue levantado en la carne explica por qué dos de sus discípulos y María
Magdalena no lo reconocieron por sus apariencias físicas de después de la resurrección. Solo
discernieron quién era por lo que dijo o hizo.—Luc. 24:13-31; Juan 20:14, 15.
Es cierto que, para provecho de Tomás, que dudaba, Jesús sí se apareció con la evidencia física
de impresiones de clavos en sus manos y una herida de lanza en el costado. (Juan 20:24-29) Sin
embargo, hasta con relación a esa manifestación, hay prueba de que Jesús debe haber
materializado momentáneamente un cuerpo físico de carne. Un testigo presencial, el apóstol Juan,
informó: “Vino Jesús, aunque las puertas estaban cerradas con llave, y estuvo de pie en medio de
ellos.” (Juan 20:26) Manifiestamente, el apóstol Juan no habría recalcado este punto si Jesús
simplemente hubiera abierto la puerta y entonces hubiera entrado físicamente en la habitación.
Evidentemente Jesús se apareció súbitamente en medio de los discípulos; la puerta cerrada con
llave no obstruyó su entrada. Esto era algo que un hombre de carne no pudiera haber hecho. Pero
es algo que personas de la región de los espíritus, al materializarse, pudieran hacer. Por ejemplo, el
ángel Gabriel se le apareció físicamente al sacerdote Zacarías en el santo del templo. (Luc. 1:11) Y
el ángel que se les apareció a los padres de Sansón ascendió en una llama.—Jue. 13:19, 20.
El caso en que estuvo envuelto el ángel que habló a los padres de Sansón también arroja luz
sobre la ascensión de Jesús a los cielos. Para los padres de Sansón, aquel ángel permaneció visible
mientras ascendía en una llama, pero luego evidentemente se desmaterializó y desapareció de la
vista. De modo similar, cuando Jesús ascendía al cielo permaneció visible hasta que una nube lo

1024
tomó arriba y lo ocultó de la vista física de los discípulos. Entonces él debe haber desmaterializado el
cuerpo carnal en el cual se le vio, como lo habían hecho ángeles materializados en otras
ocasiones.—Hech. 1:9-11.
El que Jesús simplemente asumía un cuerpo para ser visto por sus discípulos, como lo habían
hecho ángeles en el pasado, también lo hace evidente el hecho de que se apareciera
completamente vestido. Cuando Jesús fue colocado en la tumba no estaba vestido, sino
simplemente envuelto en vendas de lino fino. Después de su resurrección, estas vendas se quedaron
en la tumba. Por eso, tal como Jesús tuvo que materializar ropa, también tuvo que asumir carne
para hacerse físicamente visible a sus discípulos.—Luc. 23:53; Juan 19:40; 20:6, 7.
Con esta información como fondo, podemos apreciar que el que a Jesús se le llame el “Hijo del
hombre” aun después de haberse ido al cielo no podría referirse a que él tuviera el cuerpo de una
criatura humana en los cielos. (Hech. 7:56) Una profecía mesiánica que dice que él recibe poder
regio de su Padre lo llama “alguien como un hijo del hombre.” (Dan. 7:13, 14) Por consiguiente,
aunque ofreció el sacrificio que se requería al entregar su naturaleza humana, Jesucristo retiene la
designación mesiánica de “Hijo del hombre.” De modo similar, Jesucristo lleva el título de “el
Cordero” porque entregó su vida en sacrificio. (Rev. 21:22) Obviamente ese título no describe su
apariencia o naturaleza en los cielos.
Así, las Escrituras en conjunto dan testimonio de que Jesús no resucitó como hombre de carne y
sangre, sino como gloriosa persona de la región espiritual. //Volver al Índice

1025
W1972 1/12 PÁG.736

¿Se hizo inmundo Jesús cuando tocó a una niña muerta,


según se informa en Mateo 9:25, a fin de resucitarla?—
Inglaterra.
Según la ley mosaica, el israelita que tocara un cadáver humano quedaba ceremonialmente
inmundo por siete días. A fin de estar limpio de nuevo, tenía que pasar por una ceremonia de
purificación. Esto incluía el bañarse y lavar sus prendas de vestir el séptimo día.—Núm. 19:11-19.
El apóstol Mateo nos dice que un líder judío, llamado Jairo, vino en una ocasión a Jesús y dijo
acerca de su hija que estaba enferma y sin duda iba a morir: “Ya debe estar muerta mi hija; pero
ven y pon tu mano sobre ella y llegará a vivir.” (Mat. 9:18) Los relatos del Evangelio por Marcos y
Lucas nos aseguran que para cuando Jesús llegó a donde estaba ella la muchacha había muerto.
“Mientras él todavía estaba hablando, vinieron algunos hombres de la casa del presidente de la
sinagoga y dijeron: ‘¡Tu hija murió! ¿Por qué molestar ya al maestro?’” (Mar. 5:35; Luc. 8:49) Por lo
tanto, si Jesús tocaba su cadáver, ¿lo haría inmundo eso? No, de ninguna manera.
Jesús resucitó a la muchacha, la hizo volver a la vida. Mateo escribe: “Él entró y le tomó la mano,
y la jovencita se levantó.” (Mat. 9:25) Lejos de hacerse inmundo Jesús, removió la fuente de
inmundicia, el cuerpo muerto. Hizo esto haciendo vivir a la niña. “Al instante la jovencita se levantó y
echó a andar.” Por lo tanto, ella no estaba inmunda y no hacía inmundo a ninguno que la tocara.
Jesús fue el medio para traer limpieza, y no hubo necesidad alguna de que él se sometiera a una
ceremonia de purificación.—Mar. 5:41, 42; Luc. 8:54, 55. //Volver al Índice

1026
W1970 15/7 PÁGS.447-448

Tomando en cuenta la expresión de Tomás en Juan 20:25,


¿fue fijado Jesús con un clavo en cada mano?—J. B., Taiwan
(República de China).
Después de su resurrección, Jesús se apareció a algunos de los discípulos, pero el apóstol Tomás
no estuvo presente. Cuando se le dijo lo que había sucedido, Tomás respondió: “A menos que vea
en sus manos la impresión de los clavos y meta mi dedo en la impresión de los clavos y meta mi
mano en su costado, de ninguna manera creeré.” (Juan 20:25) Puesto que Tomás mencionó clavos
(plural), algunos han deseado saber si le hundieron un clavo en cada una de las manos a Cristo.
Si únicamente leyéramos los relatos bíblicos de la muerte de Jesús en el madero, sabríamos muy
poco en cuanto a cómo fue fijado en el madero. Los escritores del Evangelio simplemente declaran
que fue fijado en el madero. En sus relatos acerca de la muerte de Jesús fijado en el madero
no dicen cómo se efectuó esto, si se efectuó traspasando a Cristo haciendo que el madero
atravesara parte del cuerpo, o atándolo al palo o clavándolo a él.—Mat. 27:35; Mar. 15:25; Luc.
23:33; Juan 19:18.
Sin embargo, después de la resurrección de Jesús, el comentario de Tomás en Juan 20:25
claramente indica que las manos de Jesús fueron clavadas al madero. Pero, ¿de qué manera?
No lo sabemos. La Biblia no dice si le clavaron las manos una encima de la otra con un solo clavo
atravesando ambas, o si las manos estuvieron lado a lado con un clavo separado atravesando
cada una. Si éste fue el caso, podría entenderse que el comentario de Tomás tenía aplicación solo
a las manos de Jesús.
Sin embargo, hay otra posibilidad que no puede excluirse. Muchos doctos creen que un clavo o
clavos atravesaron los pies de Jesús, fijándolos directamente al poste o a una pequeña plataforma
adherida al madero. Jesús mismo pudo haberse referido a heridas en sus manos y en sus pies en otra
ocasión cuando se apareció a los discípulos. Para convencerlos de que realmente era Jesús
resucitado, dijo: “Vean mis manos y mis pies, que yo mismo soy.” (Luc. 24:39) Tomás no mencionó
específicamente los pies de Jesús. Pero su comentario acerca de “la impresión de los clavos” pudo
haber incluido las manos y los pies de Cristo, aunque solo se mencionaron las manos.
A menudo en las publicaciones de la Sociedad Watch Tower se ha ilustrado a Jesús fijado con un
solo clavo atravesando sus dos manos y otro clavo atravesando sus dos pies. Esto solo es un
concepto de artista, pero es muy posible que así haya sido fijado en el madero Jesús.
Aunque asuntos técnicos de este tipo son algo interesantes, lo principal que ha de tenerse
presente en cuanto a la muerte de Jesús es lo que logró. Un punto es que acabó con la obligación
de guardar la ley mosaica, porque Dios ‘la ha quitado del camino clavándola al madero de
tormento.’ (Col. 2:14) Por su integridad a Dios aun durante la agonía y muerte en el madero, Jesús
probó que los humanos pueden servir fielmente a Jehová por amor prescindiendo de las
tentaciones y presiones que imponga Satanás. Y la muerte de Jesús en el madero suministró el
rescate, el precio para librar a la humanidad creyente de la esclavitud al pecado y la muerte.—
1 Tim. 2:5, 6; 2 Cor. 5:14, 15. //Volver al Índice

1027
W2006 15/6 PÁG.30

¿A qué se refería Jesús cuando dijo a Nicodemo: “Ningún


hombre ha ascendido al cielo sino el que descendió del
cielo, el Hijo del hombre”? (Juan 3:13.)
En ese momento, Jesús estaba en la Tierra, y aún no había ascendido, o regresado, al cielo. Pero
lo que sabemos de él y del contexto de sus palabras nos ayuda a entender lo que dijo.
Se dice que Jesús “descendió del cielo” porque había vivido en el ámbito celestial con su Padre
y al tiempo señalado, su vida fue transferida a la matriz de María, lo que resultó en que él naciera
como ser humano (Lucas 1:30-35; Gálatas 4:4; Hebreos 2:9, 14, 17). Tras su muerte, Jesús resucitaría
como criatura espiritual y volvería a estar con Jehová. Por eso, poco antes de morir, él pidió en
oración: “Padre, glorifícame al lado de ti mismo con la gloria que tenía al lado de ti antes que el
mundo fuera” (Juan 17:5; Romanos 6:4, 9; Hebreos 9:24; 1 Pedro 3:18).
Jesús aún no había regresado al cielo cuando habló con Nicodemo, un fariseo y maestro de
Israel. De hecho, ningún ser humano había muerto y ascendido al ámbito espiritual, al cielo. Jesús
mismo señaló que, aunque Juan el Bautista era un sobresaliente profeta de Dios, “el que sea de los
menores en el reino de los cielos es mayor que él” (Mateo 11:11). Y el apóstol Pedro explicó que
hasta el fiel rey David había muerto y aún estaba en su tumba; no había ascendido al cielo (Hechos
2:29, 34). ¿Por qué razón no fueron al cielo David, Juan el Bautista y otros siervos fieles que murieron
antes de Jesús? Porque murieron antes de que este abriera el camino o la posibilidad de que los
seres humanos fueran resucitados para vivir en el cielo. El apóstol Pablo escribió que Jesús, como
precursor, ‘inauguró un camino nuevo y vivo’ al cielo (Hebreos 6:19, 20; 9:24; 10:19, 20).
Puesto que Jesús aún no había muerto ni resucitado, ¿a qué se refería cuando dijo a Nicodemo:
“Ningún hombre ha ascendido al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre”? (Juan
3:13.) Analicemos el contexto para ver de qué hablaba Jesús con Nicodemo.
Cuando ese gobernante judío visitó a Jesús al amparo de la noche, este le dijo: “Muy
verdaderamente te digo: A menos que uno nazca de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan
3:3). En respuesta, Nicodemo preguntó: “¿Cómo puede nacer el hombre cuando es viejo?
No puede entrar en la matriz de su madre por segunda vez y nacer, ¿verdad?”. Es obvio, pues, que
él no entendía esta enseñanza divina relacionada con el Reino de Dios. ¿Había alguna manera
como podía llegar a entenderla? No desde una óptica humana; ningún hombre podía enseñarle
porque ningún hombre había estado en el cielo, y por eso, nadie podía explicarle en qué consistía
entrar en el Reino. El único que podía enseñar a Nicodemo y a los demás era Jesús, porque él había
descendido del cielo y estaba capacitado para enseñar a las personas sobre estos asuntos.
La pregunta que se plantea sobre este texto bíblico ilustra un punto valioso respecto al estudio
de la Palabra de Dios: no es razonable tropezar porque nos cueste entender un pasaje. Lo que la
Biblia dice en un lugar debe examinarse a la luz de otros pasajes y debe armonizar con ellos.
Además, a menudo el contexto —la situación o el tema que se está tratando— nos ayuda a
encontrar el significado razonable y lógico de un texto bíblico que pudiera considerarse
desconcertante. //Volver al Índice

1028
W2004 15/5 PÁGS.30-31

Jesucristo dijo que era tan difícil para un rico entrar en el


Reino como lo es para un camello pasar por el ojo de una
aguja. ¿Se refería a un camello y una aguja literales?
Dos de las tres citas bíblicas de esta declaración son idénticas. Según los relatos de Mateo y
Marcos, Jesús dijo: “Más fácil es que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un rico
entre en el reino de Dios” (Mateo 19:24; Marcos 10:25).
Algunas obras de consulta dan a entender que “el ojo de una aguja” era una puerta pequeña,
o portillo, de una de las puertas grandes de Jerusalén. Si la grande se cerraba de noche, se podía
abrir la pequeña. Se cree que un camello podía atravesarla. ¿Es esto lo que Jesús tenía presente?
Parece ser que no. Por lo visto, él se refería a una aguja de coser. Tanto las agujas de hueso
como las de metal deben haber sido comunes en los hogares de aquel tiempo, pues se han hallado
en aquella región. Lucas 18:25 disipa cualquier duda respecto a las palabras de Jesús, pues dice:
“Más fácil es, de hecho, que un camello pase por el ojo de una aguja de coser que el que un rico
entre en el reino de Dios”.
Varios lexicógrafos concuerdan con la manera como se ha vertido este término en la Traducción
del Nuevo Mundo. La palabra griega para “aguja” en Mateo 19:24 y Marcos 10:25 (rha·fís) viene de
un verbo que significa “coser”. Además, el término griego que aparece en Lucas 18:25 (be·ló·nē) se
usa para referirse a una aguja quirúrgica literal. El Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y
del Nuevo Testamento exhaustivo, de Vine, dice: “La idea de aplicar ‘el ojo de una aguja’ a portillos
parece ser moderna; no hay rastros de ella en la antigüedad. El objeto del Señor en esta afirmación
es el de expresar la imposibilidad humana y no hay necesidad de tratar de suavizar la dificultad
haciendo que la aguja signifique otra cosa que el instrumento normal que se expresa con esta
palabra”.
Algunos opinan que en estos versículos la palabra “camello” debió traducirse “maroma” o
“soga”. Las palabras griegas para maroma (ká·mi·los) y camello (ká·me·los) son similares. Sin
embargo, los manuscritos griegos más antiguos que existen del Evangelio de Mateo (el Sinaítico, el
Vaticano núm. 1209 y el Alejandrino) emplean la palabra griega para “camello”, no para
“maroma”. Al parecer, Mateo escribió su Evangelio en hebreo y es posible que él mismo lo tradujera
al griego. Como sabía exactamente lo que dijo Jesús, utilizó la palabra apropiada.
Por consiguiente, Jesús hablaba de una aguja de coser y un camello literales con el propósito de
recalcar la imposibilidad de algo. Ahora bien, ¿quiso decir que ningún rico podría entrar en el
Reino? No, pues su declaración no debe entenderse literalmente. Empleó esta hipérbole para ilustrar
que tal como un camello literal no puede pasar por el ojo de una aguja de coser literal, es imposible
que un rico entre en el Reino si sigue aferrándose a sus riquezas y no pone a Jehová en primer lugar
en su vida (Lucas 13:24; 1 Timoteo 6:17-19).
Jesús hizo esta declaración justo después de que un gobernante joven y rico rechazó el
magnífico privilegio de llegar a ser su seguidor (Lucas 18:18-24). La persona acaudalada que ama
sus posesiones más que las cosas espirituales no puede esperar recibir la vida eterna en el Reino.
No obstante, hubo algunos ricos que sí se hicieron discípulos de Jesús (Mateo 27:57; Lucas 19:2, 9).
De modo que la persona rica que es consciente de su necesidad espiritual y busca la ayuda divina
puede recibir la salvación que Dios otorga (Mateo 5:3; 19:16-26). //Volver al Índice

1029
W1980 15/5 PÁG.30

Génesis 3:22 sugiere que, además de Jehová, otras personas


en el cielo poseían algún conocimiento especial de lo bueno
y lo malo. ¿Es así esto?
Parece que no solo Jehová tenía conocimiento de lo bueno y lo malo en el sentido que se quiere
dar a entender en Génesis, sino también su Hijo unigénito.
Después que Adán y Eva habían pecado, Jehová los juzgó. Entonces Dios dijo: “Mira que el
hombre ha llegado a ser como uno de nosotros al conocer lo bueno y lo malo, y ahora, para que no
alargue la mano y efectivamente tome fruto también del árbol de la vida y coma y viva hasta
tiempo indefinido, . . .”—Gén. 3:22.
La primera pareja humana no estaba desprovista de conocimiento de lo bueno y lo malo. Dios
les había dicho que sería incorrecto o malo comer del fruto de un árbol que les había designado; a
la inversa, el obedecer a Dios era bueno. (Gén. 2:16, 17) Por eso el “conocimiento” particular
indicado por el “árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo” envolvía un determinar por uno
mismo lo que fuera bueno y lo que fuera malo. Sobre esto, el profesor T. J. Conant escribió: “Al no
prestar atención a la voluntad divina, y decidir y obrar por propia cuenta, el hombre escogió
conocer por sí mismo lo que es bueno y malo.” Sí, Adán y Eva rechazaron la determinación divina y
escogieron establecer su propia norma de lo que era bueno y lo que era malo.
Sin embargo, ¿qué hay acerca de la declaración de Dios: “El hombre ha llegado a ser como
uno de nosotros al conocer lo bueno y lo malo”?
Algunos han pensado que aquí Dios estaba usando el plural de majestad, tal como un rey
humano pudiera decir: “No nos sentimos complacidos” al referirse solamente a sí mismo. Pero hay
otra posibilidad que parece tener fuerte apoyo bíblico.
En Génesis 1:26 Jehová dijo: “Hagamos un hombre a nuestra imagen.” Las Escrituras señalan a la
conclusión de que Dios hablaba aquí a su Hijo unigénito, quien posteriormente vino a la Tierra como
Jesús. Este, la Palabra, fue el obrero maestro de Dios por medio del cual todas las demás cosas
fueron hechas. (Juan 1:1, 3; Col. 1:15, 16; Pro. 8:22-31) La similitud de expresión en Génesis 3:22
sugiere que Jehová estaba hablando de nuevo a la persona en más estrecha relación con él, su
Hijo unigénito.
Si así es, eso indicaría que la Palabra ya tenía “conocimiento de lo bueno y lo malo.” Por su larga
e íntima experiencia con Jehová, el Hijo ciertamente aprendió bien el pensamiento, los principios y
las normas del Padre. Convencido de que su Hijo estaba familiarizado con estas cosas y era leal a
ellas, es posible que Jehová le haya otorgado alguna libertad, también, en cuanto a encargarse de
ciertos asuntos sin consultar directamente con el Padre en cada caso. Por eso, hasta ese punto el
Hijo podría determinar y estaría autorizado para determinar lo que fuera bueno y malo. Sin
embargo, él no estaría estableciendo una norma que estuviera en conflicto con la de Jehová.
En el caso de Adán y Eva, el que ellos llegaran a conocer lo bueno y lo malo tuvo que ver con
quebrantar o violar el mandato de Jehová y rechazar sus normas. Por esto merecían morir y a ello
fueron sentenciados.
En la Traducción del Nuevo Mundo y otras versiones, Génesis 3:22 termina con una indicación de
pensamiento suspendido. Esto indica que Dios no puso en el registro una declaración de lo que
debería hacerse. En vez de eso, sus palabras cesan y el siguiente versículo describe la acción misma;
él echó a Adán y Eva del jardín. Por eso, la norma independiente que adoptaron Adán y Eva en

1030
cuanto a lo bueno y lo malo no era como la de Jehová y su Hijo. En vez de eso, fue una que los
condujo a la desdicha.—Jer. 10:23. //Volver al Índice

1031
W1979 15/6 PÁGS.31-32

Daniel 12:1 ubica el ‘ponerse de pie’ de Miguel antes de un


tiempo de angustia sin precedente. ¿Se ha ‘puesto de pie’ ya
Miguel, o lo hará justamente antes de la “grande
tribulación”?
Todo indicio señala a que Miguel ya se ha ‘puesto de pie.’
El capítulo once de Daniel presenta la extensa profecía acerca del rey del norte y del rey del sur.
Entendemos que esta profecía describe acontecimientos históricos desde el tiempo de Daniel hasta
el presente. Entonces el capítulo 12 comienza así: “Y durante aquel tiempo se pondrá de pie Miguel,
el gran príncipe que está plantado a favor de los hijos de tu pueblo. Y ciertamente ocurrirá un
tiempo de angustia como el cual no se ha hecho que ocurra uno desde que hubo nación hasta
aquel tiempo.”—Dan. 12:1.
¿Cómo ‘se puso de pie Miguel,’ y cuándo había de suceder esto?
En varias ocasiones el libro de Daniel utiliza la acción de ‘ponerse de pie’ para describir el que
alguien adquiera autoridad o poder. Por ejemplo, una profecía acerca de que Alejandro Magno
asumiría autoridad dice: “Un rey poderoso ciertamente se pondrá de pie y gobernará con dominio
extenso y hará según su voluntad.” (Dan. 11:3; compare con Daniel 11:7, 21; 8:22, 23.) En
consecuencia, el que Miguel se ‘pusiera de pie’ significaría que adquiriera autoridad o comenzara
a reinar.
Jesucristo, de quien entendemos por las Escrituras que es el arcángel Miguel, después de su
resurrección ‘había de sentarse a la diestra de Dios’ hasta que llegara el tiempo para ir “sojuzgando
en medio de [sus] enemigos.” (Sal. 110:1, 2; Heb. 10:12, 13) Frecuentemente los testigos de Jehová
han mostrado, por el contenido de la Biblia y su cumplimiento en la historia, que el período durante
el cual Jesús estaría ‘sentado’ terminó mientras ardía la I Guerra Mundial en el otoño de 1914 E.C.
Entonces llegó el tiempo para que él se ‘pusiera de pie’ o aceptara la gobernación del Reino en los
cielos, a lo cual se hace referencia en la primera parte de Daniel 12:1.
Ese versículo pasa a relatar las demás cosas que sucederían. Vendría “un tiempo de angustia
como el cual no se ha hecho que ocurra uno desde que hubo nación.” En Mateo 24:21 Jesús llamó
esto la “grande tribulación.”
Durante el tiempo que ha pasado desde que Miguel se ‘puso de pie,’ las naciones han tenido la
oportunidad de reconocer la gobernación de su Reino y someterse a tal gobernación. Pero han
rehusado hacerlo y hasta han perseguido a los cristianos que proclaman que Jesús es el gobernante
autorizado del ‘reino del mundo.’ (Rev. 11:17, 18) El que los grupos nacionales se reúnan en masa
contra él y su pueblo no ha hecho que Miguel renuncie a su gobernación. No; él ha persistido en
ella. El resultado del proceder de las naciones será desastroso para ellas. Este las conducirá al
estallido de la “grande tribulación,” en la cual serán quebradas en pedazos tal como los vasos de
un alfarero pudieran ser quebrados con un cetro de hierro. (Sal. 2:1, 2, 8, 9) Felizmente, Daniel 12:1, 2
indica que el pueblo de Dios como grupo pasará con vida a través de ese “tiempo de angustia” y
entrará en el Nuevo Orden donde hasta los justos que han muerto serán resucitados.—Hech. 24:15.
//Volver al Índice

1032
W1982 15/10 PÁG.31

¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo: “La lámpara del cuerpo
es el ojo. Si, pues, tu ojo es sencillo, todo tu cuerpo estará
brillante”?
Hay quienes han sostenido que las palabras de Mateo 6:22 tienen significado médico o están
relacionadas con la salud, como si el ojo fuera el medio principal de detectar enfermedades o
debilidades del cuerpo. No obstante, eso no está en armonía con el contexto. Jesús acababa de
advertir a sus oyentes que dejaran de ‘acumular tesoros sobre la tierra.’ Y después de lo que dijo
acerca del “ojo,” los exhortó a servir como esclavos a Dios y no a las riquezas.—Mateo 6:19-24.
Evidentemente el punto que Jesús quería comunicar era que sus discípulos debían mantener un
ojo “sencillo,” esto es, uno que se concentrara sinceramente en una sola cosa en vez de estar
distraído, como con las riquezas. El cristiano que se concentra en hacer la voluntad de Dios es
“brillante,” pues refleja esclarecimiento a otras personas, lo cual es para la gloria de Dios. //Volver al
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1033
W1998 15/6 PÁGS.30-31

Jesús exhortó: “Esfuércense vigorosamente por entrar por la


puerta angosta, porque muchos, les digo, tratarán de entrar,
pero no podrán” (Lucas 13:24). ¿Qué quiso decir, y qué
significa para la actualidad?
Entenderemos mejor este interesante pasaje si examinamos las circunstancias en que se dijeron
esas palabras. Unos seis meses antes de su muerte, Jesús se hallaba en Jerusalén durante el
aniversario de la nueva dedicación del templo. Se identificó como el pastor de las ovejas de Dios,
pero señaló que los judíos en general no se contaban entre estas porque no querían escuchar.
Cuando dijo que era “uno” con su Padre, los judíos alzaron piedras para apedrearlo. Jesús escapó
hacia Perea, al otro lado del Jordán (Juan 10:1-40).
Allí un hombre le preguntó: “Señor, ¿son pocos los que se salvan?” (Lucas 13:23). Aquella era una
pregunta apropiada, pues los judíos de aquel tiempo sostenían que solo unos pocos merecerían la
salvación. En vista de su actitud, no es difícil de imaginar quiénes creían ellos que constituirían esos
pocos. ¡Qué equivocados estaban, como demostrarían acontecimientos posteriores!
Jesús había estado entre ellos por unos dos años enseñando, haciendo milagros y ofreciéndoles
la posibilidad de convertirse en herederos del Reino de los cielos. ¿Con qué resultado? Ellos, y en
especial sus líderes, estaban orgullosos de ser descendientes de Abrahán y de tener encomendada
la Ley de Dios (Mateo 23:2; Juan 8:31-44). Pero no reconocieron la voz del Pastor Excelente
ni respondieron a ella. Podría decirse que habían tenido ante sí una puerta abierta; entrar por ella
hubiera supuesto como galardón principal ser miembros del Reino, pero no habían querido hacerlo.
Solo relativamente pocos, en su mayoría de las clases bajas, escucharon el mensaje de verdad de
Jesús, respondieron y se mantuvieron fieles a él (Lucas 22:28-30; Juan 7:47-49).
En el día de Pentecostés de 33 E.C., eran estos últimos los que iban a ser ungidos con espíritu
(Hechos 2:1-38). No estaban entre los obreros del desafuero de quienes Jesús dijo que plañirían y
harían crujir los dientes por perder la oportunidad que se les había ofrecido (Lucas 13:27, 28).
Por consiguiente, en el siglo primero los “muchos” fueron los judíos en general, particularmente
sus guías religiosos. Estos afirmaban desear el favor de Dios, pero solo según sus propias normas y
procedimientos, no los de Dios. En cambio, los relativamente “pocos” que respondieron motivados
por un interés sincero en formar parte del Reino, se convirtieron en miembros ungidos de la
congregación cristiana.
Examinemos ahora la aplicación más amplia que tiene lugar en la actualidad. En las iglesias de
la cristiandad se ha enseñado a una innumerable cantidad de personas que irán al cielo. Sin
embargo, esta aspiración no se basa en las enseñanzas exactas de las Escrituras. Como ocurrió en el
caso de los judíos, también ellas quieren el favor de Dios únicamente según sus propias condiciones.
No obstante, en nuestros días son relativamente pocos los que han respondido con humildad al
mensaje del Reino, se han dedicado a Jehová y tienen la perspectiva de obtener su favor. Así se
abrió el camino para que se convirtieran en “hijos del reino” (Mateo 13:38). A esos “hijos” ungidos se
les comenzó a invitar en Pentecostés de 33 E.C. Los testigos de Jehová han sostenido por mucho
tiempo que la relación de Dios con su pueblo indica que, básicamente, se ha llamado a los
miembros de la clase celestial. Por lo tanto, los que han aprendido la verdad bíblica en los últimos
años han entendido que actualmente se ofrece la esperanza de vida eterna en un paraíso en la
Tierra. Estos han superado en número al decreciente resto de cristianos ungidos, quienes tienen la

1034
perspectiva de ir al cielo. Lucas 13:24 no se dirige principalmente a quienes no esperan ir al cielo,
pero ciertamente contiene consejo sabio para ellos.
Cuando nos exhortó a esforzarnos vigorosamente, Jesús no estaba diciendo que él o su Padre
pusieran obstáculos en nuestro camino para dificultarnos el paso. Pero Lucas 13:24 nos muestra que
los requisitos de Dios impiden la entrada de los que no son dignos. “Esfuércense vigorosamente”
significa que debemos luchar, dar el máximo de nosotros mismos. Por eso, podríamos preguntarnos:
“¿Estoy dando el máximo de mí mismo?”. El texto de Lucas 13:24 podría parafrasearse así: ‘Tengo
que esforzarme vigorosamente por entrar por la puerta angosta, porque muchos tratarán de
hacerlo y no podrán. Por tanto, ¿estoy de verdad esforzándome vigorosamente? ¿Soy como el
atleta de un estadio de la antigüedad, que se da por completo para ganar el premio? Ningún
atleta así estaría desganado ni se tomaría las cosas a la ligera. ¿Y yo?’.
Las palabras de Jesús indican que algunos tal vez traten de ‘entrar por la puerta’ solo cuando les
resulte conveniente, al ritmo tranquilo que ellos prefieren. Tal actitud podría afectar a algunos
Testigos. Tal vez razonen así: “Sé de cristianos fieles que durante años han dado el máximo de sí
mismos y han hecho muchos sacrificios; pero cuando murieron, el fin de este sistema malo aún
no había llegado. Por eso, tal vez deba tomarme las cosas con más calma y llevar una vida
normal”.
Es fácil pensar así, pero ¿realmente es sabio? Por ejemplo, ¿pensaron así los apóstoles? Por
supuesto que no. Dieron el máximo de sí mismos por la adoración verdadera, hasta la misma
muerte. Pablo, por ejemplo, pudo decir: “[Cristo] es a quien damos publicidad [...]. Con este fin,
verdaderamente trabajo duro, esforzándome de acuerdo con la operación de él y que obra en mí
con poder”. Más tarde escribió: “Con este fin estamos trabajando duro y esforzándonos, porque
hemos cifrado nuestra esperanza en un Dios vivo, que es Salvador de hombres de toda clase,
especialmente de los fieles” (Colosenses 1:28, 29; 1 Timoteo 4:10).
Sabemos que Pablo hizo sin duda lo correcto al esforzarse. Qué contentos nos sentiríamos cada
uno de nosotros si pudiéramos decir como él: “He peleado la excelente pelea, he corrido la carrera
hasta terminarla, he observado la fe” (2 Timoteo 4:7). De modo que en conformidad con las
palabras de Jesús recogidas en Lucas 13:24, preguntémonos todos: “¿Me empeño con diligencia y
laboriosidad? ¿Demuestro de manera clara y constante que tomo en serio la exhortación de Jesús:
‘Esfuércense vigorosamente por entrar por la puerta angosta’?”. //Volver al Índice

1035
W1986 15/7 PÁG.31

En la ilustración de Jesús acerca de un hombre que, aunque


era rico, realmente no lo era para con Dios, ¿quiénes fueron
los que ‘exigieron’ de él su alma?
Jesús no se estaba refiriendo a ningún grupo de humanos ni de ángeles. En Lucas 12:20 él usó la
forma indefinida sencillamente como un modo de expresar lo que le iba a suceder a aquel hombre.
Esta ilustración se registra en Lucas 12:16-21. El hombre rico de dicha ilustración no estaba
satisfecho con la cantidad de bienes que poseía. Él seguía concentrando la atención en su negocio
para aumentar sus riquezas. Jesús concluyó la ilustración diciendo: “Pero Dios le dijo [al hombre rico]:
‘Irrazonable, esta noche exigen de ti tu alma. Entonces, ¿quién ha de tener las cosas que
almacenaste?’. Así pasa con el hombre que atesora para sí, pero no es rico para con Dios”.
Algunas versiones de la Biblia usan la voz pasiva al traducir esas palabras. Por ejemplo: “Esta
misma noche tu alma es requerida de ti” (New American Standard Bible); “esta noche tu alma te
será demandada” (Versión Moderna); “esta misma noche tu vida está siendo demandada” (The
Twentieth Century New Testament); “esta noche se te pedirá tu alma” (Nieto, 1964). No obstante, el
hebreo (el idioma en que hablaba Jesús) y el griego (en el que Lucas escribió) emplean la forma
indefinida de tercera persona. El texto griego de Lucas 12:20 dice literalmente: “En esta la noche el
alma de ti ellos están pidiendo de ti”. El verbo está en el plural de tercera persona. Por tanto, en vez
de cambiarlo innecesariamente a la voz pasiva (como se muestra en los ejemplos supracitados), la
Traducción del Nuevo Mundo y otras traducciones vierten esta frase con el verbo en tercera
persona plural tal como “exigen”.
Sin embargo, hacemos bien en no permitir que detalles técnicos de la gramática ofusquen la
clara admonición que Jesús dio acerca del materialismo. Su propósito no era detallar cómo el
hombre rico moriría. El punto era que de algún modo aquel hombre iba a perder su alma, o vida,
esa misma noche. Pero, ¿cómo estaba su relación con Dios? De igual manera, cualquiera de
nosotros podría llegar a estar absorto en mejorar su situación económica y no llegar a ser rico para
con Dios. El mundo de los negocios fomenta un espíritu de ‘siempre querer más’. Hasta personas
cuyas empresas dan ganancias considerables que ascienden a millones de dólares, pesos o pesetas
a consecuencia de sus ventas, tal vez estén tentados a ambicionar más... más empleados, más
ventas, más ganancias, más lujos, más dinero en el banco. La pregunta de Jesús es tan válida hoy
día como lo fue cuando la planteó: “Entonces, ¿quién ha de tener las cosas que almacenaste?”.
(Lucas 12:20.) //Volver al Índice

1036
W1976 1/8 PÁG.479

¿Cuánto alimento quedó después que Jesús alimentó


milagrosamente a millares de personas?
En dos ocasiones Jesucristo alimentó milagrosamente a millares de personas. En una ocasión, con
solo cinco panes y dos pescados, suministró suficiente alimento para cinco mil hombres, además de
las mujeres y los niños. Después que todos quedaron satisfechos, se llenaron doce cestas con los
fragmentos. (Mat. 14:19-21) El término griego original para “cesta” que aparece en este relato
también se aplica a la medida beocia de aproximadamente siete litros y medio. De modo que las
doce cestas de los fragmentos pueden haber ascendido a aproximadamente 90 litros. En conexión
con haber alimentado posteriormente a una muchedumbre de más de cuatro mil personas con
siete panes y unos cuantos pescados, hubo un sobrante de siete “cestas de provisiones” llenas.
(Mat. 15:34-37) Esta clase de cesta era más grande, a veces lo suficientemente grande como para
que un hombre cupiera en ella.—Hech. 9:25. //Volver al Índice

1037
W1982 1/2 PÁG.31

¿Cuántas Pascuas se celebraron durante el ministerio


terrestre de Jesús?
Según la prueba combinada de los Evangelios, hubo cuatro celebraciones de la Pascua y por lo
tanto el ministerio de Jesús duró tres años y medio.
Ninguno de los Evangelios menciona específicamente cuatro Pascuas. De hecho, Mateo,
Marcos y Lucas (que frecuentemente se llaman los Evangelios Sinópticos) no mencionan ninguna
Pascua excepto la última, en la que murió Jesús. Por lo tanto, como en otros casos, se hace
necesario combinar los detalles que nos proporcionan todos los relatos de los Evangelios.
En Juan 2:13 se hace referencia a una Pascua que se celebró hacia el principio del ministerio de
Jesús. Puesto que él se bautizó en el otoño del año 29 de la E.C., la Pascua que se menciona en
Juan 2:13 ha debido celebrarse en la primavera del año 30 de la E.C. El evangelio de Juan también
menciona una Pascua en Juan 6:4 y la última Pascua a la que asistió Jesús antes de morir. (Juan
13:1) Pero hay buena razón para sostener que hubo aun otra Pascua, que se celebró entre las que
se mencionan en Juan 2:13 y Juan 6:4. ¿Por qué?
Después de la Pascua del año 30 de la E.C., Jesús predicó en Judea por un tiempo y entonces se
dirigió hacia el norte a Galilea, e hizo esto cuando faltaban todavía cuatro meses para el tiempo de
la cosecha. (Juan 4:35) Aunque en el capítulo cuatro Juan introduce sólo el principio del largo
ministerio de Jesús en Galilea, leemos en Juan 5:1: “Después de estas cosas hubo una fiesta de los
judíos, y Jesús subió a Jerusalén.” ¿De cuál fiesta se trataba?
Nos ayuda a determinar cuál fiesta fue el notar que todos los Evangelios relatan acerca del
milagro que efectuó Jesús para alimentar a 5.000 personas en Betsaida. (Mateo 14:13-21; Marcos
6:32-44; Lucas 9:10-17; Juan 6:1-15) Tanto la referencia que se hace en Juan 6:4 a una Pascua que se
acercaba como también el hecho de que Marcos menciona que la hierba estaba verde indican
que este milagro ocurrió en la primavera. Pero, según los relatos de Mateo, Marcos y Lucas, este
milagro aconteció cuando Jesús ya había estado efectuando su ministerio en Galilea por largo
tiempo, durante su tercera gira de la región. Son demasiados los sucesos que se relatan en los
Evangelios Sinópticos como para haber ocurrido en menos de un año entre el principio del ministerio
en Galilea y la Pascua que se menciona en Juan 6:4.
En el artículo intitulado “Chronological Aspects of the Life of Christ,” Harold W. Hoehner hace el
siguiente comentario: “Un problema que surge si se agrega un año entre la Pascua de Juan 2:13 y la
de [Juan] 6:4 es que Juan no menciona ninguna Pascua adicional. Este es un argumento basado en
lo que no se menciona y [vale la pena notar que] no todas las fiestas se mencionan en el evangelio
de Juan, por ejemplo la del Pentecostés. Además, según los relatos Sinópticos es necesario que
haya otro año entre la Pascua de [Juan] 2:13 y la de [Juan] 6:4.” Publicado en Bibliotheca Sacra,
tomo 131, abril-junio de 1974, páginas 147-162.
Pero, si la fiesta que se menciona en Juan 5:1 fue en sí una Pascua, hubiera habido tiempo para
que hubieran tenido lugar los sucesos. Además, en algunos manuscritos de Juan 5:1 se hace
referencia a “la fiesta,” lo cual probablemente indicaría que se trataba de la Pascua. Además, la
ley Mosaica requería que los judíos subieran a Jerusalén para la Pascua, como lo hizo Jesús según
dice Juan 5:1.
Esto indica, entonces, que el ministerio terrestre de Jesús incluyó no tres, sino cuatro Pascuas. Con
relación a las diversas teorías tocante a la duración del ministerio de Jesús, Harold W. Hoehner
agrega: “La posibilidad más creíble es que el ministerio de Jesús duró tres años desde la primera
Pascua hasta la Pascua de la Pasión. Claro, puesto que el bautismo y el ministerio público de Jesús
precedieron la primera Pascua, la duración total de su ministerio sería de más o menos tres años y

1038
medio.” Esta es exactamente la duración que indica la profecía de Daniel sobre las “setenta
semanas” de años.—Daniel 9:24-27.
Con relación a la ‘semana de años’ final, Daniel escribió: “El [“Mesías el Caudillo”] tiene que
mantener el pacto en vigor para los muchos [judíos circuncisos y prosélitos] por una semana [de
siete años]; y a la mitad de la semana [después de tres años y medio] hará que cesen el sacrificio y
la ofrenda de dádiva [mediante su muerte que cumplió la ley].” (Daniel 9:27) En conformidad con
esto, en 29 de la E.C. Jesús fue bautizado y ungido con el espíritu de Dios como el Mesías. Murió en
la primavera del 33 de la E.C., después de haber desempeñado un ministerio que duró tres años y
medio. //Volver al Índice

1039
W2007 1/9 PÁG.31

¿A qué se refería Jesús cuando llamó “discreto” al esclavo


fiel?
En cierta ocasión, Jesús preguntó: “¿Quién es, verdaderamente, el esclavo fiel y discreto a quien
su amo nombró sobre sus domésticos, para darles su alimento al tiempo apropiado?” (Mateo 24:45).
Este “esclavo” encargado de suministrar “alimento” espiritual es la congregación de cristianos
ungidos por espíritu santo. Ahora bien, ¿por qué calificó Jesús de “discreto” a este esclavo? [Nota]
Para entender mejor qué quiso decir Jesús con la palabra discreto, examinemos cómo la utilizó
cuando enseñaba. Por ejemplo, después de hablar del “esclavo fiel y discreto”, Jesús contó la
parábola de diez vírgenes que esperaban la llegada del novio. Esas vírgenes representan a los
cristianos ungidos que, antes de 1914, esperaban al Novio, Jesucristo. De las diez vírgenes de la
parábola, cinco casi se habían quedado sin aceite para cuando llegó el novio, por lo que se
perdieron el banquete de bodas. Las otras cinco, por el contrario, fueron discretas. Llevaron consigo
suficiente aceite para poder seguir dando luz hasta que llegara el novio y así pudieron entrar en el
banquete (Mateo 25:10-12).
Cuando Jesús asumió el poder como Rey del Reino en 1914, muchos cristianos ungidos pensaron
que se reunirían de inmediato con él en los cielos. No obstante, todavía quedaba trabajo por hacer
en la Tierra, pero algunos no estaban preparados. Al igual que las vírgenes necias, estos no estaban
listos para seguir dando luz, ya que no se habían preocupado por estar fuertes espiritualmente. Con
todo, la mayoría de los ungidos habían actuado con discreción —con sensatez y previsión— y se
habían fortalecido en sentido espiritual. Cuando supieron que tenían más trabajo por delante,
emprendieron su labor con entusiasmo. Así demostraron ser “el esclavo fiel y discreto”.
Veamos otro caso en el que Jesús empleó el término discreto. Según Mateo 7:24, Jesús dijo: “A
todo el que oye estos dichos míos y los hace se le asemejará a un varón discreto, que edificó su
casa sobre la masa rocosa”. El hombre discreto edifica su casa sobre una base sólida, previendo
que pueda desatarse una tormenta. El hombre necio, en contraste, edifica su casa sobre la arena y
la pierde cuando llega la tormenta. De manera similar, el discípulo de Jesús que es discreto prevé las
terribles consecuencias de confiar en la sabiduría humana. Guiado por la perspicacia y el buen
juicio, basa firmemente su fe en las enseñanzas de Jesús, obra en conformidad con ellas y enseña lo
mismo que él. “El esclavo fiel y discreto” actúa de igual modo.
Examinemos también otros relatos de las Escrituras Hebreas en los que se menciona la cualidad
de la discreción. Tomemos por caso la ocasión en la que el faraón encargó a José la distribución de
alimento en la tierra de Egipto. Es cierto que este nombramiento formaba parte del propósito de
Jehová de alimentar a su pueblo. Pero ¿por qué se escogió a José para este puesto? El propio
faraón le dijo la razón: “No hay nadie tan discreto y sabio como tú” (Génesis 41:33-39; 45:5). Otro
ejemplo es el de Abigail, de quien la Biblia dice que “era buena en cuanto a discreción”. Ella
suministró víveres a David —el ungido de Jehová— y a sus hombres (1 Samuel 25:3, 11, 18). José y
Abigail en verdad fueron personas discretas, pues ambos entendieron cuál era la voluntad de Dios y
actuaron con previsión y buen juicio.
Por tanto, cuando Jesús calificó de “discreto” al esclavo fiel, dio a entender que el grupo
representado por dicho esclavo demostraría discernimiento, previsión, prudencia y buen juicio.
Y esto lo haría utilizando la Biblia, la Palabra de Dios, como base de su fe, conducta y enseñanza.
Nota. La palabra discreto traduce el vocablo griego fró·ni·mos. Según el Diccionario teológico
del Nuevo Testamento, dicho término significa “prudente, razonable, sensato”. //Volver al Índice

1040
W2001 15/5 PÁG.27

¿Cuándo tuvo lugar la unción del “Santo de los Santos”


predicha en Daniel 9:24?
Daniel 9:24-27 es una profecía sobre la aparición de “Mesías el Caudillo”, el Cristo. Por lo tanto, la
predicha unción del “Santo de los Santos” no se refiere al ungimiento del Santísimo, la cámara más
recóndita del templo de Jerusalén. Más bien, la expresión “Santo de los Santos” alude al santuario
celestial de Dios —el Santísimo celestial— del gran templo espiritual de Jehová (Hebreos 8:1-5; 9:2-
10, 23). [Nota]
¿Cuándo empezó a funcionar el templo espiritual de Dios? Pues bien, veamos lo que sucedió
cuando Jesús se presentó para ser bautizado, en 29 E.C. Desde ese momento de su vida en
adelante cumplió las palabras de Salmo 40:6-8. El apóstol Pablo indicó posteriormente que Jesús
había dicho a Dios en oración: “Sacrificio y ofrenda no quisiste, pero me preparaste un cuerpo”
(Hebreos 10:5). Jesús sabía que Dios ‘no quería’ que se siguieran ofreciendo sacrificios animales en el
templo de Jerusalén. En lugar de eso, Jehová le había preparado un cuerpo humano perfecto para
que lo ofreciera en sacrificio. Jesús expresó su deseo sincero con las siguientes palabras: “¡Mira! He
venido (en el rollo del libro está escrito de mí) para hacer tu voluntad, oh Dios” (Hebreos 10:7). ¿Cuál
fue la respuesta de Jehová? El Evangelio de Mateo dice: “Después que Jesús fue bautizado,
inmediatamente salió del agua; y, ¡mire!, los cielos se abrieron, y él vio descender como paloma el
espíritu de Dios que venía sobre él. ¡Mire! También hubo una voz desde los cielos que decía: ‘Este es
mi Hijo, el amado, a quien he aprobado’” (Mateo 3:16, 17).
El que Jehová Dios aceptara la presentación del cuerpo de Jesús para sacrificio significó que
llegó a existir un altar mayor que el del templo de Jerusalén. Dicho altar era la “voluntad” o provisión
de Dios para aceptar la vida humana de Jesús ofrecida en sacrificio (Hebreos 10:10). Con la unción
de Jesús con espíritu santo, Dios trajo a la existencia el templo espiritual en su totalidad. [Nota] De
modo que en el momento en que se bautizó Jesús, se ungió, o apartó, la morada celestial de Dios
como “el Santo de los Santos” del gran templo espiritual.
Notas. En La Atalaya del 1 de julio de 1996, págs. 14-19, se presenta un análisis de varios aspectos
del templo espiritual de Dios.
Se hizo alusión a este asunto en la pág. 195 del libro Prestemos atención a las profecías de
Daniel. //Volver al Índice

1041
W1970 15/3 PÁG.191

¿Le dijo Jesús al apóstol Pedro que perdonara setenta y siete


(77) veces, o setenta veces siete (490)?—A. L., EE. UU.
Esta pregunta se basa en Mateo 18:21, 22. En la Traducción del Nuevo Mundo esos versículos
dicen: “Se acercó Pedro y le dijo [a Jesús]: ‘Señor, ¿cuántas veces ha de pecar contra mí mi
hermano y he yo de perdonarle? ¿Hasta siete veces?’ Jesús le dijo: ‘No te digo: Hasta siete veces,
sino: Hasta setenta y siete veces.’”
Como se puede ver, en esta traducción moderna y cuidadosa, Jesús le dice a Pedro que
perdone setenta y siete (77) veces. Y hay buenas razones para este modo de verter. Sin embargo,
no hay necesidad de ser dogmáticos en cuanto a la respuesta de Jesús. Un notable profesor de
griego, A. T. Robertson, hizo notar: “No se pone en claro si este morismo significa setenta y siete o si
es como lo traduce la Versión Revisada (490 veces).”
Al tomar nota de la respuesta de Jesús según se halla en los manuscritos griegos podemos
comprender por qué hay el problema. La respuesta de Cristo fue hebdomekontakis hepta, que
literalmente se traduce “setenta veces siete.” La dificultad surge con el sufijo kis agregado a la
palabra para setenta, hebdomekonta. En griego este sufijo se usa de dos maneras. Se puede usar
como múltiplo dando a entender ‘veces.’ Por eso ‘siete veces siete’ (7 x 7) sería heptakis hepta.
Pero kis también se puede añadir como sufijo para indicar ‘veces’ en el sentido de ocurrencias o
casos. Por ejemplo, ‘¿Cuántas veces se cayó el muchacho?’ ‘Se cayó siete veces (heptakis).’ Por
consiguiente, el problema estriba en si la respuesta de Jesús, “setenta veces siete,” debe entenderse
como ‘setenta veces (multiplicadas por) siete’ o ‘setenta y siete veces (ocurrencias).’
Una razón para preferir ésta, y verterla como se hizo en la Traducción del Nuevo Mundo, es la
forma de la pregunta de Pedro. Él no usó posas, que significa ‘¿cuántas?’ Más bien, preguntó:
posakis... ‘¿cuántas veces?’ Luego continuó: ‘¿Hasta heptakis?’ es decir, ‘¿Hasta siete veces?’
Lógicamente Jesús respondería de acuerdo con la fraseología de Pedro. Contestaría, ‘Hasta
setenta y siete veces.’
Presta más peso a la versión “setenta y siete veces” el relato de Génesis 4:24. Jehová había
declarado que vengaría siete veces a cualquiera que causara daño a Caín. (Gén. 4:15) Más tarde
Lamec, descendiente de Caín, jactanciosamente dijo: “Si siete veces ha de ser vengado Caín,
entonces Lamec setenta veces y siete.” (Gén. 4:24) El texto hebreo muestra esto con exactitud
como 70 veces y 7, ó 77 veces. Pero, ¿cuál es el equivalente en griego? La Versión de los Setenta
griega usa hebdomekontakis hepta. Puesto que ésta es la mismísima expresión que se halla en
Mateo 18:22, sugiere que “setenta y siete veces” es la manera en que debe verterse la respuesta de
Jesús a Pedro.
Pudiera agregarse que es muy posible que Cristo estuviera pensando en la amenaza de Lamec.
¡Qué excelente contraste establecerían las palabras de Jesús! En vez de ser un individuo jactancioso
que amenazara con venganza setenta y siete veces, el cristiano debe ser lo contrario, uno que
perdona setenta y siete veces. Jesús recalcó que no debemos titubear en cuanto a perdonar, sino
que debemos ser liberales y estar dispuestos a perdonar. Antes de esto había dicho: “Felices son los
misericordiosos, puesto que a ellos se les mostrará misericordia.”—Mat. 5:7. //Volver al Índice

1042
W1977 15/9 PÁGS.575-576

¿Qué quiso decir Jesús cuando les dijo a sus apóstoles que
algunos de ellos lo verían venir en su reino antes de que
murieran?
Hoy, en la parte más septentrional de las lomas de Golán está la aldea de Banias. Esa es la
ubicación de la antigua Cesarea de Filipo, donde Jesús estuvo cuando hizo un comentario que
evidentemente se refirió a la transfiguración, la cual aconteció unos días después.
Jesús dijo: “En verdad les digo que hay algunos de los que están en pie aquí que de ningún
modo gustarán la muerte hasta que primero vean al Hijo del hombre viniendo en su Reino.”—Mat.
16:28.
El cumplimiento de la profecía bíblica en nuestro día indica que la presencia de Jesús en poder
del Reino empezó en 1914 E.C. (Mat. 24:3-14; 25:31-33) Obviamente, Mateo 16:28 no pudo haberse
referido a este acontecimiento, pues Jesús habló allí de algo que tendría lugar antes de que todos
los apóstoles murieran. Entonces ¿qué pudo haber sido aquello?
Las Escrituras Hebreas habían predicho que el Mesías iba a ser un rey eterno. (Gén. 49:10; 2 Sam.
7:12-16; Isa. 9:6, 7) En particular la visión de Daniel les dio a los judíos razón para esperar que el
reinado del Mesías fuese glorioso, poderoso, magnífico. (Dan. 2:44; 7:13, 14) Pero ¿quién habría de
ser, precisamente, este rey mesiánico? y ¿gobernaría él desde un trono terrestre? Hasta los discípulos
de Jesús que lo aceptaban como el Mesías podrían beneficiarse de recibir seguridad de que él
reinaría desde el cielo con poder y gloria.—Mat. 16:16-22; Hech. 1:6.
En armonía con eso, menos de un año antes de su muerte Jesús explicó que algunos de los
apóstoles ‘verían al Hijo del hombre viniendo en su reino,’ o, como Marcos lo fraseó, ‘verían el reino
de Dios ya venido en poder.’ (Mat. 16:28; Mar. 9:1) Cuando Jesús ya no estuviera entre ellos, los
discípulos podrían derivar fortaleza de haber sido testigos presenciales de su futura presencia
celestial en el poder del Reino.
Pero ¿cómo se cumplieron las palabras de Jesús que se encuentran en Mateo 16:28? Muchas
veces el contexto sugiere el significado de un versículo. En este caso, los tres relatos evangélicos de
la promesa de Jesús en cuanto a que lo verían en su reino llevan inmediatamente al registro de la
transfiguración.
Alrededor de una semana después de haber dicho lo que dijo en Mateo 16:28, Jesús tomó a
“algunos de” los apóstoles (Pedro, Santiago y Juan) a una montaña encumbrada, probablemente
el monte Hermón. Allí fue transfigurado para aparecer en una visión con Moisés y Elías. Y Dios dijo:
“Este es mi Hijo, el que ha sido escogido. Escúchenle.”—Luc. 9:28-35; Mat. 17:1-5; Mar. 9:2-6.
La transfiguración fue una visión de Jesús en el poder del Reino y gloria celestial, como Pedro
confirmó más tarde. Refiriéndose a la transfiguración, Pedro explicó que así habían “llegado a ser
testigos oculares de su magnificencia.” Agregó que en la transfiguración Jesús había ‘recibido de
Dios el Padre honra y gloria.’ (2 Ped. 1:16-18) Por eso, parece que cuando Jesús dijo que antes de
que murieran algunos de los apóstoles lo verían en su reino, se estaba refiriendo a la escena de la
transfiguración que algunos de ellos presenciaron poco tiempo después. //Volver al Índice

1043
W1982 15/5 PÁG.31

¿Debería hacerse una distinción entre el reino de Dios y el


reino de Cristo? Además, puesto que el apóstol Pedro
menciona el “reino eterno de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo,” ¿cómo puede decirse que el reinado de Jesús
llega a su fin cuando él “entrega el reino a su Dios y
Padre”?—2 Pedro 1:11; 1 Corintios 15:24.
Jesús enseñó a sus seguidores a orar: “Venga tu reino [el del Padre].” (Mateo 6:9, 10) Por lo tanto,
el reino es de Dios, pero Jehová, el “Rey de la eternidad,” ha dado responsabilidades de
gobernación a su Hijo unigénito por un tiempo limitado y con un propósito específico. Durante este
período designado Jesús sirve en la capacidad de regente diputado que ha sido enviado desde la
diestra de su Padre.—1 Timoteo 1:17; Salmo 110:1, 2; Daniel 4:17.
En vista de la rebelión del hijo perteneciente a la región espiritual que se convirtió en el Diablo, así
como de la rebelión de la primera pareja humana sobre la Tierra, Jehová se propuso expresar de
manera nueva Su gobernación. Esto sería por medio de la ‘descendencia’ prometida. (Génesis 3:15;
Efesios 1:8-12) El día de su muerte, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo hago un pacto con ustedes, así
como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, para que coman y beban a mi mesa
en mi reino.” Sin embargo, el Padre seleccionaría a los que habrían de reinar con Jesús y les
asignaría sus lugares respectivos en el gobierno del Reino.—Mateo 20:23; Lucas 12:32; 22:29, 30;
Romanos 8:16, 17.
Puesto que a Jesús se le ha delegado esta autoridad de reinar junto con los 144.000 reyes
asociados con él, es propio decir que él tiene un reino, el reino mesiánico. Daniel tuvo una visión en
la cual vio la instalación entonces futura de Jesús y estos “santos,” y dijo: “Al Anciano de Días
[Jehová] obtuvo acceso, y lo presentaron cerca, aun delante, de Aquél. Y a él fueron dados
gobernación y dignidad y reino, para que los pueblos, grupos nacionales y lenguajes todos le
sirvieran aun a él. Su gobernación es una gobernación indefinidamente duradera que no pasará, y
su reino uno que no será reducido a ruinas. . . . ‘Y el reino y la gobernación y la grandeza de los
reinos bajo todos los cielos fueron dados al pueblo que son los santos del Supremo.’”—Daniel 7:13,
14, 27.
Esta autoridad constituida funciona dentro del reino o arreglo gubernamental universal de
Jehová, de modo que cuando Jesús empieza a reinar como rey mesiánico hay voces celestiales
que, con toda propiedad, claman en canción: “El reino del mundo sí llegó a ser el reino de nuestro
Señor [Jehová] y de su Cristo [o: uno ungido por Dios], y él [Jehová] gobernará como rey para
siempre jamás.” Por lo tanto, el reino mesiánico recibe su poder y autoridad de Jehová, quien es
Soberano Universal sobre toda su creación.—Revelación 11:15; 4:11; Juan 5:19, 30.
Al ser resucitado, el glorificado Jesucristo esperó a la diestra de su Padre hasta que fuera el
tiempo en que él hubiera de empezar a reinar desde los cielos sobre la humanidad en general.
(Hechos 2:32-36; Hebreos 10:12, 13) Este corresponde al tiempo en que una voz fuerte procedente
del cielo proclama: “¡Ahora han acontecido la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios y la
autoridad de su Cristo!” (Revelación 12:10; compare con 11:17, 18.) Junto con Jesús, 144.000
personas escogidas de entre la humanidad reinan como coherederos, y de ellas se dice que “serán
sacerdotes de Dios y del Cristo, y gobernarán como reyes con él por los mil años.”—Revelación 20:6;
14:1, 3.

1044
Para el fin del reinado milenario de Jesús, todos los humanos sobre la Tierra que se hayan valido
de los beneficios del Reino se presentarán perfeccionados ante Dios. Serán comparables a Adán
antes de que Adán pecara. Jesús, habiendo cumplido la misión asignada a él por su Padre,
entonces “entrega el reino a su Dios y Padre.”(1 Corintios 15:24-28) Desde allí en adelante no sigue
existiendo ningún reino subordinado entre Jehová y la humanidad obediente. Los aspectos
mesiánicos terminan, pero el reino de Jehová continúa eternamente. La gobernación de Cristo y de
sus herederos del reino ‘nunca será reducida a ruinas’ y ‘no será pasada a ningún otro pueblo.’
(Daniel 2:44) La autoridad especial delegada será simplemente absorbida de nuevo por Jehová.
“Entonces el Hijo mismo también se sujetará a Aquel que le sujetó todas las cosas a él, para que Dios
sea todas las cosas para con todos.”—1 Corintios 15:28.
Los beneficios de ese Reino por Cristo serán ‘eternos,’ aunque el reino en realidad habrá sido solo
“de duración de era,” en un sentido de la palabra griega aionios que se usa en 2 Pedro 1:11. Desde
un punto de vista relativo, el reinado de 1.000 años de Cristo es eterno. En contraste con la duración
del régimen de cualquier rey humano que haya gobernado en la Tierra, el reino de Jesús sobre la
humanidad continúa por muchos siglos. Su reinado continúa por más tiempo de lo que duró la vida
del hombre más viejo de la historia humana, a saber, Matusalén, a quien le faltaron 31 años para
vivir un milenio. (Génesis 5:27) Además, Jesús todavía será rey honorario, ya que su posición de
dignidad real no termina simplemente porque él entrega el reino mesiánico a su Padre. El siempre
estará interesado en la humanidad, pues en su condición de Obrero Maestro de Jehová a él se le
atribuyen las siguientes palabras: “Las cosas que eran el objeto de mi cariño estaban con los hijos de
los hombres.” (Proverbios 8:31) Además, él siempre ocupará un lugar especial de afecto en el
corazón de los humanos debido a todo lo que ha hecho para ellos. Esto está en armonía con lo que
dice Hebreos 7:17 acerca de que Jesús es “sacerdote para siempre.”
La Biblia no dice exactamente qué obras se asignarán a Jesús y sus corregentes después del
reinado milenario. Al describir a la Nueva Jerusalén parecida a una ciudad en los cielos, Revelación
22:5 menciona a los que “gobernarán como reyes para siempre jamás,” refiriéndose evidentemente
a los que regirán en asociación con Jesús, los 144.000 que constituyen su novia. Podemos estar
seguros de que Jehová tiene para éstos muchos excelentes privilegios y oportunidades respecto al
cuidado de las asignaciones de servicio de éstos en toda Su creación. //Volver al Índice

1045
W2012 15/11 PÁG.20

Cuando Jesús pronunció las palabras de Mateo 19:10-12,


¿quiso decir que quienes deciden quedarse solteros han
recibido algún don de una manera misteriosa?
Veamos las circunstancias en que Jesús hizo estos comentarios sobre la soltería. Cuando unos
fariseos le preguntaron sobre el tema del divorcio, Jesús dejó muy clara la norma divina para los
matrimonios. Aunque, según la Ley, un hombre podía escribirle a su mujer un certificado de divorcio
si descubría “algo indecente” en ella, no siempre había sido así (Deut. 24:1, 2). Entonces Jesús
declaró: “Cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, y se case
con otra, comete adulterio” (Mat. 19:3-9).
Al oír aquello, los discípulos dijeron: “Si tal es la situación del hombre con su esposa, no conviene
casarse”. A lo que Jesús respondió: “No todos hacen lugar para el dicho, sino únicamente los que
tienen el don. Porque hay eunucos que nacieron así de la matriz de su madre, y hay eunucos que
fueron hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se han hecho eunucos por
causa del reino de los cielos. Quien pueda hacer lugar para ello, haga lugar para ello” (Mat. 19:10-
12).
Un hombre podía ser eunuco de nacimiento o por haber sufrido algún accidente o mutilación.
Pero también había quienes se hacían a sí mismos eunucos en el sentido de que, aunque podían
casarse, dominaban sus deseos y permanecían solteros “por causa del reino de los cielos”. Al igual
que Jesús, lo hacían para poder dedicarse al servicio del Reino. No habían nacido con un don
especial y tampoco lo habían recibido de ningún otro modo. En realidad hicieron lugar para ello, es
decir, voluntariamente adquirieron ese don.
En línea con lo que dijo Jesús, el apóstol Pablo explicó que aunque todos los cristianos —solteros
o casados— pueden servir a Dios, el soltero que “está resuelto en su corazón” a no casarse “hará
mejor”. ¿Por qué razón? Porque los casados deben dedicar parte de su tiempo y energías a
complacer y cuidar a su cónyuge, mientras que los solteros pueden entregarse a servir al Señor sin
tal obligación. Estos últimos consideran esa oportunidad un “don” de Dios (1 Cor. 7:7, 32-38).
Así pues, las Escrituras enseñan que el don de la soltería —es decir, la capacidad de ser feliz
manteniéndose soltero— no es algo que el cristiano recibe de algún modo misterioso, sino algo que
cultiva a fin de concentrarse por entero en los intereses del Reino. Muchos cristianos se han resuelto
en su corazón a permanecer solteros por este motivo, y los demás hacen bien en darles su apoyo.
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1046
W1987 1/10 PÁGS.30-31

¿Por qué dijo Jesús que un prosélito de los fariseos era


“merecedor del Gehena dos veces más” que los fariseos?
Evidentemente los gentiles que se convertían a la secta farisaica del judaísmo eran muy
reprensibles. Tal vez algunos de ellos habían estado bajo la desaprobación de Dios antes, pero
cuando se hicieron fariseos aquella desaprobación se hizo el doble, y ciertamente iban
encaminados a la destrucción en el Gehena.
El valle de Hinón estaba al sur sudoeste de los muros de Jerusalén. A veces se había usado para
actos de idolatría y sacrificios humanos. (2 Crónicas 28:1-3; 33:1-6; Jeremías 32:35.) Por eso, llegó a
ser un vertedero donde se disponía de la basura y de los cadáveres de criminales a quienes no se
consideraba merecedores de ser enterrados con la perspectiva de ser resucitados. (Compárese con
Mateo 5:22.)
The New Bible Dictionary (publicado por J. D. Douglas, 1962) dice que ‘el valle de Hinón estaba
situado fuera de Jerusalén, donde se había sacrificado a niños por fuego a Mólek. Se convirtió en un
símbolo profético de juicio y, después, de castigo final’. El jesuita John L. McKenzie, en su Dictionary
of the Bible (1965), añade: “Debido a este [lugar de culto donde se hacían sacrificios humanos]
Jeremías maldijo este sitio y predijo que sería un lugar de muerte y corrupción (7:32; 19:6 y
siguientes). A este valle se hace referencia, aunque no por nombre, en Is[aías] 66:24, como un lugar
donde yacerán los cadáveres de los que han sido rebeldes contra Yahvé [...] Sin embargo, en la
literatura rabínica el fuego eterno no es, de seguro, castigo eterno [...] [El Gehena] es un lugar
donde se destruye el cuerpo y el alma de los inicuos, lo que quizás manifiesta la idea de
aniquilación (Mat. 10:28)”.
Cuando leemos relatos como los de Mateo 15:1-8; Juan 8:12-19, 31-41; 9:13-34; 11:45-53,
podemos entender por qué Jesús dijo que los fariseos merecían aniquilación, simbolizada por el
Gehena. Es verdad que algunos pudieran arrepentirse y obtener la aprobación de Dios, pero, como
clase, eran dignos de destrucción permanente. Cristo dijo: “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos,
hipócritas!, porque atraviesan mar y tierra seca para hacer un solo prosélito, y cuando este llega a
serlo, lo hacen merecedor del Gehena dos veces más que ustedes”. (Mateo 23:15.)
La situación es clara con relación a los fariseos judíos, pero ¿cómo llegarían a ser ‘merecedores
del Gehena dos veces más’ que los fariseos los que se hacían prosélitos? Aquellos prosélitos no eran
gentiles que simplemente simpatizaban con los judíos; tampoco eran simplemente personas que se
hubieran convertido y entonces se hubieran circuncidado. (Lucas 7:2-10; Marcos 7:24-30; Hechos
8:26-34; 10:1, 2.) No; Jesús no hablaba de prosélitos del judaísmo, sino de prosélitos del fariseísmo
hipócrita. ¿En qué situación se hallaban estos prosélitos?
Algunos de estos posiblemente habían sido pecadores crasos o adoradores fanáticos de dioses
demoníacos, por lo cual Dios los desaprobaba en gran manera. Quizás algunos hasta iban
encaminados al Gehena porque de alguna manera habían pecado contra el espíritu de Dios.
(Mateo 12:32.) Si su situación ante Jehová todavía no había llegado a tal etapa, habían dado un
paso que empeoraba su condición. Se habían convertido para seguir el extremismo de los fariseos.
Estos prosélitos se sumían en un sistema hipócrita de ritos y puntos de vista extremados que anulaban
toda bondad moral y verdad que otros conversos al judaísmo pudieran haber adquirido. Parece
que estos prosélitos fariseos llegaban a una condición extremada que sobrepasaba a la de sus
maestros bajo condenación. Por eso, si los fariseos judíos eran ‘merecedores del Gehena’, estos
prosélitos lo eran más, o, como lo expresó Jesús: dos veces más. //Volver al Índice

1047
W1986 15/5 PÁG.31

¿Qué quiso decir Jesús cuando expresó que “el agua” que él
daba se convertiría en ‘una fuente de agua que brotaría para
impartir vida eterna’?
Jesús le dijo a una mujer samaritana: “A todo el que bebe de esta agua [de la fuente de Jacob]
le dará sed otra vez. A cualquiera que beba del agua que yo le daré de ningún modo le dará sed
jamás, sino que el agua que yo le daré se hará en él una fuente de agua que brotará para impartir
vida eterna”. (Juan 4:13, 14.)
Jesús aquí se refirió principalmente a los beneficios espirituales que le vienen a la persona que ha
aceptado sus palabras y que llega a ser uno de sus discípulos. La persona que haya continuado
adquiriendo conocimiento exacto de Jehová Dios y de Jesucristo y que con fe haya obrado en
armonía con dicho conocimiento estaría en condiciones de recibir vida eterna. (Juan 17:3.) Jesús
asemejó este proceso que acontece en la mente y el corazón de la persona a una fuente de la que
brotan beneficios que continuamente le fortalecen la fe y le sirven de guía para los pasos que dé en
camino a la vida eterna.
Aunque en Juan 4:14 el énfasis recae sobre los beneficios que el mismo individuo recibe, el
discípulo cristiano que tiene en abundancia estas aguas espirituales desea por naturaleza
compartirlas con otras personas desinteresadamente. Quiere que ellas escuchen el mensaje
cristiano y lleguen a tener dentro de sí una fuente de la que broten beneficios espirituales similares
que las lleven a la vida eterna. Este compartir con otras personas el mensaje es lo que
aparentemente Jesús tenía presente cuando dijo lo que se registra en Juan 7:37-39: “Si alguien tiene
sed, venga a mí y beba. El que pone fe en mí, así como ha dicho la Escritura: ‘De su parte más
interior fluirán corrientes de agua viva’. Sin embargo, dijo esto respecto al espíritu que estaban por
recibir los que ponían fe en él”.
Impelidos por la fuerza motivadora del espíritu de Dios que recibieron a partir del Pentecostés
de 33 E.C. en adelante, los apóstoles y discípulos de Jesús hicieron maravillas al llevar agua de vida
a otras personas. El espíritu de Dios también desempeña un papel vital en equipar y motivar a los
discípulos de Jesús del día moderno, tanto el resto ungido como la “gran muchedumbre” de “otras
ovejas”, para que puedan impartir el agua dadora de vida eterna a la humanidad sedienta a
medida que predican por todo el mundo las buenas nuevas del Reino de Dios. Por lo tanto, la
persona sedienta tiene que ir a quien Dios está usando para distribuir el agua de la verdad que lleva
a vida eterna. (Mateo 24:14; 28:19, 20; Juan 7:37; 10:16; Revelación 7:9.) //Volver al Índice

1048
W1997 1/7 PÁGS.30-31

Nos encantó el estudio de la parábola de Jesús sobre las


ovejas y las cabras. En vista del nuevo entendimiento que se
presentó en “La Atalaya” del 15 de octubre de 1995,
¿podemos decir todavía que en la actualidad los testigos de
Jehová participan en una obra de separación?
Sí. Es comprensible que muchos se hayan planteado esta pregunta porque Mateo 25:31, 32 dice:
“Cuando el Hijo del hombre llegue en su gloria, y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre
su glorioso trono. Y todas las naciones serán reunidas delante de él, y separará a la gente unos de
otros, así como el pastor separa las ovejas de las cabras”. La Atalaya del 15 de octubre de 1995
mostró por qué estos versículos se cumplen después de que empiece la gran tribulación. Jesús
llegará en su gloria con sus ángeles y se sentará sobre su trono de juicio. Entonces separará a la
gente. ¿En qué sentido? Dictará fallos basados en lo que la gente hizo o dejó de hacer antes de ese
tiempo.
Podemos compararlo al desarrollo de un proceso legal que culmina en un juicio en los tribunales.
Las pruebas se acumulan durante un largo espacio de tiempo antes de que se dicte el fallo y la
condena. Las pruebas en cuanto a si las personas que viven hoy resultarán ser ovejas o cabras se
han estado acumulando por mucho tiempo. De hecho, siguen acumulándose. Pero cuando Jesús
se siente en su trono, el caso habrá concluido. Él estará listo para dictar sentencia. Se separará a la
gente para cortamiento eterno o para vida eterna.
Ahora bien, aunque la separación de la gente para vida o para muerte que se menciona en
Mateo 25:32 sucederá en el futuro, eso no significa que no se realice ninguna separación o división
antes de ese tiempo. En el capítulo 13 de Mateo, la Biblia menciona una obra de separación que
ocurre primero. Cabe señalar que el libro Unidos en la adoración del único Dios verdadero,
páginas 179 y 180, trata este asunto bajo el subtema “Separación de la gente”. El libro comenta:
“Hay también otros acontecimientos significativos que Jesús asoció prominentemente con la
conclusión del sistema de cosas. Uno de éstos es la separación que se efectúa entre los ‘hijos del
reino’ y los ‘hijos del inicuo’. Jesús habló de esto en su parábola acerca de un campo de trigo que
había sido sobresembrado de mala hierba por un enemigo”.
El libro se refiere a la ilustración de Jesús recogida en Mateo 13:24-30 y explicada en los
versículos 36 a 43. Observe que según el versículo 38, la semilla excelente del trigo representa a los
hijos del Reino, pero la mala hierba son los hijos del inicuo. Los versículos 39 y 40 muestran que en la
‘conclusión del sistema de cosas’, durante el tiempo en que vivimos nosotros, se junta la mala
hierba; se separa y finalmente se quema, se destruye.
La ilustración tiene que ver con los cristianos ungidos (a quienes en la parábola de las ovejas y las
cabras se les llama los hermanos de Jesús). De todos modos, está claro que se efectúa una
separación esencial durante nuestro tiempo, pues se diferencia a los ungidos de los que alegan ser
cristianos pero que demuestran ser “hijos del inicuo”.
Jesús dio otros ejemplos de personas que están siendo divididas o separadas. Recuerde lo que
dijo respecto al camino ancho que conduce a la destrucción: “Muchos son los que entran por él”.
(Mateo 7:13.) Ese no fue un simple comentario sobre el resultado final. Se trata de un comentario
acerca de un acontecimiento que actualmente está en marcha, tal como también es cierto que
hoy es cuando los pocos están encontrando el camino estrecho que conduce a la vida. Además,
recuerde que cuando Jesús envió a los apóstoles, les dijo que hallarían a algunas personas

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merecedoras. Otras no lo serían, y los apóstoles debían sacudirse el polvo de los pies “para
testimonio contra” tales personas. (Lucas 9:5.) ¿No es cierto que algo similar sucede cuando los
cristianos efectúan su ministerio público hoy día? Algunos responden favorablemente, mientras que
otros rechazan el mensaje divino que les llevamos.
En los artículos de La Atalaya sobre las ovejas y las cabras se comentó: “Aunque el juicio que se
menciona en la parábola ocurrirá en el futuro cercano, hoy día se realiza una labor de suma
importancia. Los cristianos participamos en la obra salvadora de proclamar un mensaje que divide a
la gente. (Mateo 10:32-39.)”. En este pasaje del capítulo 10 de Mateo leemos que Jesús dijo que
hacerse seguidor suyo causaría una división: de padre contra hijo, de hija contra madre.
Finalmente, los hermanos de Cristo, ungidos por espíritu, han encabezado la obra de predicar el
mensaje del Reino. Cuando la gente lo oye y reacciona, a favor o en contra, se está identificando.
Nosotros, como seres humanos, no podemos, ni debemos, decir: ‘Esta persona es una oveja; aquella
es una cabra’, en el sentido del capítulo 25 de Mateo. De todos modos, el que prediquemos las
buenas nuevas permite que las personas definan su postura: qué clase de personas son y cómo
responden a los hermanos de Jesús. Por lo tanto, como las pruebas que se acumulan en un caso
judicial, la división entre los que apoyan a los hermanos de Jesús y los que no quieren apoyarlo se
está poniendo de manifiesto. (Malaquías 3:18.) Como mostró La Atalaya, Jesús pronto se sentará en
su trono y pronunciará sentencia, separando judicialmente a la gente de manera definitiva para la
vida o para el cortamiento. //Volver al Índice

1050
W2010 1/11 PÁG.31

¿Es necesario pertenecer a una religión?


¿Prefiere no ser de una religión en concreto porque le disgusta la hipocresía y desunión que
existe entre los feligreses e incluso entre el clero? Si así es, puede que se identifique con el siguiente
refrán español: “Cerca de la iglesia, lejos de Dios”.
Quizás usted cree en la Biblia y opina que todo gobierno y toda persona deberían respetar el
derecho de cada uno a pertenecer a un grupo religioso. Pero tal vez se pregunte: “¿De veras dice
Dios que quienes desean adorarlo como es debido tienen que pertenecer a una religión
organizada?”.
En una palabra: sí. ¿Por qué estamos tan seguros? Y ¿da igual qué religión sea?
Para saberlo, examinemos el ejemplo de Jesús. ¿Pertenecía él a una religión organizada?
La familia de Jesús y otros judíos acostumbraban ir al templo de Jerusalén para cumplir con los
preceptos de la religión judía. Y Jesús, de niño, siempre los acompañaba (Lucas 2:41-43). Ya de
adulto, se reunía con los demás judíos en la sinagoga para adorar a Dios (Lucas 4:14-16). Cuando le
habló a una mujer que pertenecía a una religión diferente, le dijo: “Nosotros adoramos lo que
conocemos” (Juan 4:22). Con estas palabras, Jesús dejó claro que él pertenecía a la religión judía.
Posteriormente, Jesús dijo que, en vista de que los judíos como nación lo rechazarían, Dios
también rechazaría su forma de adoración corrupta (Mateo 23:33–24:2). Sin embargo, indicó que
quienes desean adorar a Dios como es debido tienen que pertenecer a un grupo religioso
organizado. Él mismo señaló a sus seguidores: “En esto todos conocerán que ustedes son mis
discípulos, si tienen amor entre sí” (Juan 13:35). Si un discípulo de Jesús no se relaciona con sus
hermanos en la fe, difícilmente podría demostrarles amor. De hecho, Jesús declaró sin rodeos que
en el campo religioso existen solo dos caminos. Uno es “ancho y espacioso” y “conduce a la
destrucción”. Por otro lado, “angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la vida, y
pocos son los que la hallan” (Mateo 7:13, 14).
Está claro entonces que a Dios no le complace cualquier religión. La Biblia predijo que habría
quienes “aparentar[ían] ser muy religiosos, pero con sus hechos negar[ían] el verdadero poder de la
religión”. Y su consejo es: “No tengas nada que ver con esa clase de gente” (2 Timoteo 3:5, Versión
Popular). Si averiguamos quiénes van por el camino que conduce a la vida y nos unimos a ellos,
recibiremos mucho ánimo y apoyo ahora, y tendremos una maravillosa esperanza para el futuro
(Hebreos 10:24, 25).
¿Cómo puede usted saber qué grupo religioso va por el camino estrecho? ¿Por qué no analiza
las respuestas bíblicas que ofrece el libro ¿Qué enseña realmente la Biblia? en su capítulo 15? [Nota]
Dicho análisis le ayudará a tomar una decisión informada con respecto a cuál es la organización
religiosa a la que debe pertenecer.
Nota. Editado por los testigos de Jehová. //Volver al Índice

1051
W1989 1/4 PÁG.30

¿Por qué indicó La Atalaya del 15 de septiembre de 1988 que


el protestantismo se ha contaminado más aún que el
catolicismo romano?
Esto se dijo porque encaja con la profecía y los hechos. En el capítulo 23 del libro de Ezequiel se
describe a las figurativas Oholá y Oholibá como hermanas inmorales. El reino de diez tribus de Israel
fue representado por Oholá, mientras que Oholibá representó al reino de dos tribus de Judá. Al
considerar estas mujeres simbólicas, La Atalaya del 15 de septiembre de 1988 dijo en la página 21:
“Porque Oholibá (Judá) siguió un proceder más pecaminoso que el de su hermana [Oholá, o
Israel], sufrió calamidad nacional a manos de los babilonios en 607 a.E.C. Sus hijos cayeron por la
espada o fueron llevados al cautiverio, y ella quedó en desgracia entre las naciones. Como Oholá y
Oholibá, la cristiandad comete adulterio espiritual, un pecado a la vista del Dios a quien afirma
adorar. El protestantismo, con sus muchas organizaciones religiosas, se ha contaminado con los
grandes del comercio y las potencias del mundo a grado que supera el de su hermana mayor, el
catolicismo romano. Por eso, Jehová se encargará de que se destruya a toda la cristiandad”.
Comenzando con el Concilio de Nicea (325 E.C.), el emperador Constantino fundió el culto
estatal pagano de Roma con el cristianismo apóstata y llegó a ser cabeza de la nueva Iglesia
Católica. Así, la Iglesia Católica Romana puede hallar sus orígenes en el siglo IV de nuestra era
común. El protestantismo empezó en la Reforma del siglo XVI. Por eso, como Oholá (Israel) era
mayor que Oholibá (Judá), apropiadamente La Atalaya llamó al catolicismo romano la hermana
mayor del protestantismo.
Sin embargo, ¿por qué se puede decir que “el protestantismo [...] se ha contaminado con los
grandes del comercio y las potencias del mundo a grado que supera el de su hermana mayor, el
catolicismo romano”? Porque los hechos concuerdan con la profecía, que declara: “Cuando su
hermana Oholibá lo llegó a ver, entonces ejerció su deseo sensual más ruinosamente que ella, y su
prostitución más que la fornicación de su hermana”. (Ezequiel 23:11.)
Por ser partes de Babilonia la Grande —el imperio mundial de la religión falsa— tanto el
catolicismo como el protestantismo han tenido muchos tratos con los elementos comerciales y
políticos de este mundo. (Revelación 17:1-6; 18:1-19.) Es verdad que puede ser que individualmente
las organizaciones protestantes tengan menos influencia que la poderosa Iglesia Católica Romana.
Pero la combinación de las muchas iglesias protestantes aventaja en poder e influencia a la solitaria
Iglesia Católica. Por ejemplo, el protestantismo ejerce gran influencia en ciertos prominentes países
industriales, y algunos clérigos protestantes procuran ocupar puestos políticos encumbrados. Esta es,
pues, una manera como el protestantismo, con sus muchas organizaciones religiosas, se ha
contaminado hasta un grado que excede al del catolicismo.
Sin embargo, hay otra manera como el protestantismo ha ‘ejercido su deseo sensual más
ruinosamente’ y es más reprensible que el catolicismo. ¿Cómo? Pues bien, la Reforma dio al
protestantismo por lo menos la esperanza y la perspectiva de alcanzar mayor iluminación espiritual.
De hecho, algunos reformadores se esforzaron sincera y notablemente por lograr esto. Con todo, al
final doctrinas antibíblicas como la de la Trinidad, la inmortalidad del alma humana y un infierno de
fuego continuaron sin cambio entre los protestantes. Como los católicos, ellos también han sido
culpables de participar en adoración de criaturas y de poner las tradiciones de los hombres en el
lugar de la verdad bíblica. (Mateo 15:1-9; 23:9, 10.)
A este respecto es interesante lo que se declaró en el primer tomo de Vindication, allá en el
año 1931. En la página 309, esta publicación (ahora agotada) de la Sociedad Watch Tower dijo

1052
acerca de Ezequiel 23:11-13: “La ‘religión organizada’ protestante vio que el catolicismo romano se
había contaminado con las potencias comerciales y políticas de este mundo, y por esa razón habló
mucho contra los católicos; pero entonces el protestantismo pasó a hacer exactamente lo mismo, y
hasta peor. [...] Ambos han tomado el mismo proceder; pero el protestantismo había recibido más
iluminación que el romanismo, y por lo tanto es el más reprensible”. //Volver al Índice

1053
W2010 1/5 PÁG.31

¿Qué es un Salón del Reino?


Así se llaman los locales donde los testigos de Jehová llevamos a cabo nuestros servicios
religiosos. Existen miles por todo el mundo, y en ellos se reúnen todas las semanas más de ciento
cinco mil congregaciones.
¿Cómo son por dentro? Todos cuentan con un auditorio donde se presentan conferencias y se
imparten programas de estudio de la Biblia. Su capacidad es variable, pero suele oscilar entre 100 y
300 personas. Normalmente existe una plataforma desde la que se dirige la enseñanza. Algunos
disponen de una o varias salas auxiliares, así como un despacho y una biblioteca sencilla para uso
de los miembros de la congregación, con diversas obras de consulta y publicaciones bíblicas.
En los Salones del Reino no se ven altares, imágenes, cruces ni otros elementos típicos de las
iglesias y templos de la cristiandad. ¿Por qué? Porque consideramos que su empleo viola el
mandato bíblico de ‘huir de la idolatría’ (1 Corintios 10:14; Juan 4:24). Además, en marcado
contraste con el diseño lujoso y recargado de muchas iglesias, nuestros Salones del Reino son
sencillos y prácticos. Lo importante no es el edificio, sino las enseñanzas bíblicas que se imparten en
su interior.
¿De dónde toman su nombre? Las reuniones que allí se celebran tratan sobre la Biblia y sobre el
tema principal de esta: el “reino de Dios” que predicó Jesús (Lucas 4:43). Con esto presente, en la
década de los treinta se eligió la denominación “Salón del Reino” para referirse a cada uno de estos
locales. Dicho nombre alude a su objetivo principal: difundir la religión verdadera y fomentar la
predicación de las “buenas nuevas del reino” (Mateo 24:14). Por esa razón, no se utilizan en ningún
caso para actividades recreativas ni comerciales. Por otra parte, los Salones del Reino se construyen
y se mantienen únicamente con donativos. Y nunca se pasa el platillo ni se hacen colectas; antes
bien, se instala una caja para que quien lo desee aporte algo libremente.
Sin importar en qué lugar del mundo se encuentren, todos los Salones del Reino cumplen la
misma función. Aun así, el diseño y tamaño de cada uno depende de los materiales disponibles, del
clima y de la situación económica de los Testigos que vayan a usarlo. Unos se hacen de ladrillo,
piedra y madera, mientras que otros tal vez sean abiertos, con algunas paredes de bambú y techo
de paja.
Los testigos de Jehová recibimos con mucho gusto a todo aquel que desee asistir al Salón del
Reino (Hebreos 10:25). De hecho, todas las semanas se celebra una reunión sobre un tema bíblico
de particular interés para el público en general. Así pues, ¿por qué no acude al Salón del Reino más
cercano a su hogar y disfruta de uno de nuestros programas? //Volver al Índice

1054
W2010 1/3 PÁG.22

¿Se agotarán algún día los recursos de la Tierra?


Nuestro hermoso planeta tiene una asombrosa capacidad para sustentar la vida. Sin embargo,
en vista del constante aumento de la población y la explotación descontrolada de los recursos
naturales, muchos se preguntan: “¿Se agotarán algún día los recursos de la Tierra? ¿Por cuánto
tiempo podrá seguir alimentando nuestro planeta a sus habitantes?”.
Con respecto a este asunto, Dios hizo esta tranquilizadora promesa hace más de cuatro mil años:
“Durante todos los días que continúe la tierra, nunca cesarán siembra y cosecha, y frío y calor, y
verano e invierno, y día y noche” (Génesis 8:22). Por lo tanto, podemos estar seguros de que, tal
como el Sol sale todos los días, la Tierra siempre producirá lo necesario para sustentar la vida.
En un informe del año 2004 titulado “¿Puede alimentarnos el planeta?”, Alex Kirby, un periodista
especializado en temas medioambientales, comentó lo siguiente: “El mundo produce lo suficiente
para alimentar a toda la población. Pero, muchas veces, la comida no está en el lugar apropiado,
no puede almacenarse por mucho tiempo, o bien la gente que la necesita no dispone de los
recursos necesarios para comprarla. Por eso, garantizar comida para todos es más un tema político
que científico”. En otras palabras, con la debida supervisión y una distribución eficaz no habría
motivos para temer que en algún momento se agotaran los recursos de la Tierra. Así sucedió en el
antiguo Israel. Dios dio a los israelitas instrucciones claras sobre el uso adecuado del suelo. Según
Levítico 25:4, él les dijo: “En el año séptimo debe ocurrir un sábado de descanso completo para la
tierra [...]. Tu campo no debes sembrar”. Aunque no trabajaran la tierra durante un año, Dios se
aseguraría de que recibieran muchas cosas buenas y de que nunca tuvieran que preocuparse por
la falta de alimento (Levítico 26:3-5).
En la actualidad se ha intentado revertir el daño que ha sufrido el planeta. No obstante, muchas
personas piensan que las medidas que se han tomado no son suficientes y que es demasiado tarde
para resolver el problema. La única solución permanente la hallamos en Revelación (Apocalipsis)
11:18. Allí dice que Jehová Dios va a “causar la ruina de los que están arruinando la tierra”.
En efecto, Dios eliminará a quienes pasan por alto su propósito para la Tierra y egoístamente
explotan los recursos naturales. Además, se asegurará de que nuestro planeta produzca lo suficiente
para alimentar a todos sus habitantes. ¿Qué recompensa habrá para quienes apoyen Su gobierno?
Comprobarán la veracidad de las palabras de Salmo 72:16: “Llegará a haber abundancia de grano
en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia”.
Jehová, que es un Dios amoroso y sabio, se ha propuesto que todos los seres humanos vivan en
la Tierra convertida en un paraíso y cuiden de ella (Génesis 1:28). Bajo su Reino, la gente aprenderá
a utilizar sabiamente los abundantes recursos naturales sin agotarlos. ¡Cuánto agradecemos servir a
un Dios que nos da todo lo que necesitamos! Y no solo eso: la Biblia afirma que en el futuro satisfará
“el deseo de toda cosa viviente” (Salmo 145:16). //Volver al Índice

1055
W2008 1/8 PÁG.31

¿Sobrevivirá la Tierra?
Nuestro planeta no será destruido por ningún cataclismo. ¿Por qué podemos decir eso con tanta
seguridad? Porque, según lo que Dios promete, a la Tierra “no se le hará tambalear hasta tiempo
indefinido, ni para siempre” (Salmo 104:5). La Biblia dice que aunque “una generación va y otra
generación viene, [...] la tierra permanece para siempre” (Eclesiastés 1:4, La Biblia de las Américas).
En el texto hebreo original de Salmo 104:5 aparecen dos palabras que destacan la permanencia
de la Tierra: ʽohlám, que se traduce “tiempo indefinido”, y ʽadh, que se traduce “para siempre”.
ʽOhlám también pudiera traducirse “muchos años” o “perpetuidad”. El Diccionario bíblico hebreo-
español, de Luis Alonso Schökel, dice que ʽadh significa “duración, perpetuidad, eternidad [y] para
siempre”. Estos dos vocablos hebreos demuestran que la permanencia del planeta es doblemente
segura. Veamos otras tres razones que nos da la Biblia para creer que la Tierra durará para siempre.
En primer lugar, Dios creó la Tierra para que la habitaran los seres humanos y disfrutaran de vivir
en un deleitable y exuberante paraíso, no en un lugar desolado. Isaías 45:18 dice que Jehová es “el
Creador de los cielos, Él, el Dios verdadero, el Formador de la tierra y el Hacedor de ella, Él, Aquel
que la estableció firmemente, que no la creó sencillamente para nada, que la formó aun para ser
habitada”.
En segundo lugar, Dios ha prometido que los seres humanos que opten por obedecerlo vivirán en
paz eternamente en la Tierra. En Miqueas 4:4 se nos asegura: “Realmente se sentarán, cada uno
debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá nadie que los haga temblar; porque la boca
misma de Jehová de los ejércitos lo ha hablado”. Así que, según el propósito de Dios, la Tierra tiene
que seguir siendo el hogar del hombre por toda la eternidad; de lo contrario, sus promesas serían en
vano (Salmo 119:90; Isaías 55:11; 1 Juan 2:17).
En tercer lugar, Dios le ha encomendado al hombre el cuidado del planeta. La Biblia dice: “En
cuanto a los cielos, a Jehová pertenecen los cielos, pero la tierra la ha dado a los hijos de los
hombres” (Salmo 115:16). ¿Qué padre amoroso le daría a su hijo un hermoso regalo para luego
destruírselo? ¡Ninguno! Así mismo, Jehová, quien “es amor”, nunca destruirá la Tierra, la cual ha
dado a los seres humanos (1 Juan 4:8).
Jesucristo dio esta garantía respecto a los dichos de su Padre: “Tu palabra es la verdad” (Juan
17:17). Y Dios, que no puede mentir, prometió: “Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para
siempre sobre ella” (Salmo 37:29; Tito 1:2). //Volver al Índice

1056
W1994 15/10 PÁG.31

¿Por qué usa la “Traducción del Nuevo Mundo” en Mateo 3:7


la perífrasis “alcanzó a ver” en vez del gerundio “viendo”,
como muchas otras versiones de la Biblia?
En realidad, ninguna de las dos traducciones es errónea. No en todos los idiomas es fácil
transmitir el matiz del texto original griego en este caso. No obstante, la redacción de Mateo 3:7 en
la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras en español comunica el sabor del texto
griego subyacente. Leemos: “Cuando [Juan el Bautista] alcanzó a ver a muchos de los fariseos y
saduceos que venían al bautismo, les dijo: ‘Prole de víboras, ¿quién los ha intimado a huir de la ira
venidera?’”.
Como se ha indicado, muchas Biblias dicen sencillamente que Juan, “viendo” a los fariseos y
saduceos ir a donde él bautizaba a los judíos, se pronunció sobre su hipocresía. ¿Quiere decir la
Biblia que Juan vio suceder esto durante un período, como si lo hubiera visto por un tiempo hasta
sentirse impulsado a denunciar la hipocresía de su proceder? La traducción “viendo” podría llevar a
esa conclusión. Esa es la idea que puede comunicar, por ejemplo, la versión Cantera-Pabón, que
dice: “Viendo que muchos de los fariseos y saduceos iban en busca de su bautismo, les dijo: [...]”.
El verbo en griego está en el tiempo llamado aoristo. La acción verbal del aoristo presenta un
aspecto puntual o momentáneo, mientras que el presente expresa una acción en curso (estar
haciendo) y el perfecto es, en esencia, una acción concluida (haber hecho). De modo que el
sentido del verbo aoristo de Mateo 3:7 es que Juan el Bautista vio venir en un determinado
momento a los fariseos y saduceos, es decir, ‘alcanzó a verlos’. Tan pronto como los vio, pronunció
las palabras que leemos en los versículos 7 a 12.
El tiempo aoristo se utiliza en muchas ocasiones con este sentido. El conocimiento de este matiz
puede ayudarnos a entender con más exactitud algunos relatos de la Biblia.
Por ejemplo, Mateo 9:9 dice: “Al ir pasando de allí, Jesús alcanzó a ver a un hombre, cuyo
nombre era Mateo, sentado en la oficina de los impuestos, y le dijo: ‘Sé mi seguidor’. En seguida este
se levantó y le siguió”. Jesús no tuvo que pasar mucho tiempo observando a Mateo, ni tuvo que
hacerlo en varias ocasiones. Alcanzó a ver a Mateo y al instante actuó.
Estos son dos ejemplos del esmero de la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras
con respecto a los verbos griegos en tiempo aoristo. Considere otros casos similares e intente percibir
la matización:
“Cuando alcanzaron a verlo andando sobre el mar, los discípulos se perturbaron, y dijeron: ‘¡Es un
fantasma!’. Y clamaron en su temor. Pero en seguida Jesús les habló estas palabras: ‘Cobren ánimo,
soy yo; no tengan temor’.” (Mateo 14:26, 27.)
“Pero luego que toda la muchedumbre alcanzó a verlo, quedó aturdida, y, corriendo hacia él, lo
saludaban.” (Marcos 9:15.)
“Al acercarse él a la puerta de la ciudad [de Naín], pues ¡mira!, sacaban a un muerto, el hijo
unigénito de su madre. Además, ella era viuda. También estaba con ella una muchedumbre
bastante numerosa de la ciudad. Y cuando el Señor alcanzó a verla, se enterneció por ella, y le dijo:
‘Deja de llorar’.” (Lucas 7:12, 13.)
“Así que María, cuando llegó a donde Jesús estaba y alcanzó a verlo, cayó a sus pies, y le dijo:
‘Señor, si tú hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto’. Jesús, pues, cuando la vio
llorando, y a los judíos que vinieron con ella llorando, gimió en el espíritu.” (Juan 11:32, 33.)

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Si desea más ejemplos, busque Hechos 7:23-25; 9:39, 40; 21:32; 28:3-5, y 1 Juan 5:16. Son otros
casos que le ayudarán a ver lo satisfactorio que resulta para el buen estudiante de la Biblia ampliar
o profundizar su comprensión de lo que se escribió en la Palabra de Dios. //Volver al Índice

1058
W2008 1/12 PÁG.30

¿Aceptan los testigos de Jehová el Antiguo Testamento?


Los testigos de Jehová creen firmemente que la Biblia está inspirada por Dios y aceptan tanto el
Antiguo como el Nuevo Testamento. (Los Testigos prefieren las denominaciones “Escrituras Hebreas”
y “Escrituras Griegas Cristianas”, que aluden a los idiomas principales en los que se escribieron.)
Sin embargo, a algunas confesiones cristianas les cuesta aceptar el Antiguo Testamento. Afirman
que presenta a un Dios despiadado que aprueba guerras, asesinatos y otras crueldades; un ser muy
diferente del Dios amoroso, justo y noble del Nuevo Testamento. Otros argumentan que el Antiguo
Testamento trata sobre la religión judía, por lo que tiene poco valor para los cristianos. Pero dado
que Dios manda en Deuteronomio 12:32 que no se añada ni se quite nada de su Palabra, ¿son estas
razones válidas para rechazar el Antiguo Testamento, que equivale a tres cuartas partes de la
Biblia?
En algún momento del año 50 de nuestra era, el apóstol Pablo viajó a la ciudad griega de
Tesalónica. Allí “razonó con [sus oyentes] a partir de las Escrituras, explicando y probando por
referencias que era necesario que el Cristo sufriera y se levantara de entre los muertos” (Hechos
17:1-3). Poco después, Pablo elogió así a los que se hicieron creyentes: “Cuando ustedes recibieron
la palabra de Dios, que oyeron de parte de nosotros, la aceptaron, no como palabra de hombres,
sino, como lo que verdaderamente es, como palabra de Dios” (1 Tesalonicenses 2:13). Para ese
entonces, de los veintisiete libros de las Escrituras Griegas Cristianas, parece que solo estaba escrito
el Evangelio de Mateo. Así pues, las “referencias” que Pablo usó para razonar “a partir de las
Escrituras” tuvieron que ser versículos de las Escrituras Hebreas.
Pero eso no es todo. En las Escrituras Griegas hay unas trescientas veinte citas directas de las
Escrituras Hebreas y varios centenares más de citas indirectas. ¿Por qué tantas? “Porque todas las
cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que
mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.”
(Romanos 15:4.) Estas palabras dejan claro lo beneficiosa que es toda la Biblia, desde la primera
hasta la última página, aun en nuestros días.
Por otro lado, al ir revelándose progresivamente el propósito divino, lo más lógico era ampliar la
Palabra de Dios. Dicha ampliación, sólidamente fundamentada en las Escrituras Hebreas, son las
Escrituras Griegas. Pero estas no restan valor a las Escrituras Hebreas. Al contrario, como explica
Herbert Farmer —profesor de Teología de la Universidad de Cambridge—, los Evangelios “no
pueden entenderse si no se conoce la historia del antiguo pueblo del pacto, que se nos presenta en
el Antiguo Testamento”.
La Palabra inspirada de Dios no necesita correcciones. Aun así, ella misma dice que “la senda de
los justos es como la luz brillante que va haciéndose más y más clara hasta que el día queda
firmemente establecido” (Proverbios 4:18). En efecto, al añadir las Escrituras Griegas al canon
bíblico, Dios no estaba restando valor a las Escrituras Hebreas. Más bien, estaba ‘haciendo la luz más
clara’, es decir, estaba revelando más detalles sobre el cumplimiento de su propósito. Así pues,
ambas partes conforman “el dicho de Jehová [que] dura para siempre” (1 Pedro 1:24, 25). //Volver al
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1059
W2011 1/2 PÁG.27

¿Están los testigos de Jehová en contra de la medicina?


Jesús declaró: “Las personas en salud no necesitan médico, pero los enfermizos sí” (Mateo 9:12).
Está claro que, según la Biblia, no hay nada de malo en acudir a un profesional de la salud para
mantenerse sano y prolongar la vida. Por eso, los testigos de Jehová no tienen ningún inconveniente
en recibir tratamiento médico. Es más, al igual que Lucas —médico cristiano del siglo primero—,
algunos Testigos se dedican a la medicina (Colosenses 4:14).
Ahora bien, los testigos de Jehová rechazan los tratamientos que van en contra de los principios
bíblicos. Por ejemplo, como la Biblia manda abstenerse de la sangre, los Testigos no aceptan
transfusiones sanguíneas (Génesis 9:4; Levítico 17:1-14; Hechos 15:28, 29). Y también evitan los
tratamientos o técnicas que se valen de algún “poder mágico”, pues la Biblia condena las prácticas
espiritistas y el ocultismo (Isaías 1:13; Gálatas 5:19-21).
Sin embargo, numerosos profesionales de la salud ofrecen tratamientos que pueden salvar la
vida del paciente y que son compatibles con las normas divinas. Lo que es más, dichos tratamientos
—que muchos testigos de Jehová deciden aceptar— suelen ser de mejor calidad que los que violan
los principios bíblicos.
Claro está, las opiniones respecto al tema de la salud son muy diversas. Además, lo que a una
persona le viene bien no siempre es lo más indicado para otra. Por consiguiente, para asegurarse de
obtener un diagnóstico certero y recibir el tratamiento adecuado, muchos buscan una segunda
opinión (Proverbios 14:15).
Como es natural, en materia de salud, cada testigo de Jehová toma sus propias decisiones. Si no
hay una ley divina de por medio, se vale de su conciencia (Romanos 14:2-4). Cuando se va a
someter a un tratamiento, primero investiga en qué consiste y con esta información decide si su
conciencia guiada por la Biblia le permite aceptarlo o no (Gálatas 6:5; Hebreos 5:14).
¿Por qué ejercen tanto cuidado los Testigos al tomar este tipo de decisiones? Para ilustrarlo,
pensemos en un conductor que se acerca a una intersección muy transitada. ¿Verdad que no se
lanzaría a cruzarla sin pensar, limitándose a seguir los autos que van delante? Eso sería una
insensatez. Lo lógico sería frenar, evaluar el tránsito y entonces decidir cuándo cruzar. Del mismo
modo, cuando un Testigo debe tomar una decisión que afecta su salud, no se lanza sin pensarlo,
siguiendo la opinión general. Más bien, analiza con calma sus opciones a la luz de la Biblia y
entonces decide lo que va a hacer.
Los testigos de Jehová valoran mucho la atención que reciben de los profesionales de la salud y
agradecen la dedicación con la que ejercen su abnegada labor. //Volver al Índice

1060
W2011 15/8 PÁG.22

¿Cómo deben entenderse los datos del informe de servicio


anual?
Una de las secciones del Anuario que más interés despierta es el informe mundial. Todos nos
emocionamos al examinarlo, pues refleja el progreso de la obra de predicación y enseñanza que el
pueblo de Jehová realiza por toda la Tierra. Algo que nos ayudará a aprovecharlo bien es
comprender con exactitud lo que verdaderamente indican las columnas. Repasemos algunos
ejemplos.
Año de servicio. En el Anuario se publica el informe correspondiente al año de servicio anterior, el
cual se cuenta desde septiembre de un año hasta agosto del siguiente. Así, el Anuario 2011
contiene las estadísticas del año de servicio 2010, que empezó el 1 de septiembre de 2009 y terminó
el 31 de agosto de 2010.
Máximo y promedio de publicadores. Llamamos “publicadores” a las personas que han sido
aprobadas para predicar las buenas nuevas del Reino, sea que estén bautizadas o no. ¿Qué es el
“máximo de publicadores”? Es la cantidad más alta de informes recibidos en un solo mes. Hay que
tener en cuenta que, en esta columna, un mismo publicador puede estar contado dos veces si el
mes anterior entregó su informe fuera de plazo. Por otro lado, el publicador que ese mes haya
olvidado entregar el informe no aparecerá reflejado. Este hecho destaca la importancia de
entregar a tiempo el informe de servicio todos los meses. ¿Y cómo se calcula el “promedio de
publicadores”? Sumando el número de informes de todo el año y dividiendo el resultado entre
doce.
Total de horas. Según el Anuario 2011, el pasado año de servicio dedicamos más de
1.600 millones de horas al ministerio. ¿Son esas todas las horas que hemos empleado en la adoración
de Jehová? No, pues este total no incluye el tiempo invertido cada semana en otras actividades
espirituales, como el pastoreo, las reuniones, el estudio personal y la meditación.
Gastos. Los testigos de Jehová destinaron más de 155 millones de dólares a atender las
necesidades de los precursores especiales, los misioneros y los superintendentes viajantes durante el
año de servicio 2010. Ahora bien, esta cantidad no refleja los costos de impresión de nuestras
publicaciones bíblicas ni el cuidado de los más de veinte mil voluntarios que sirven en los hogares
Betel de todo el mundo.
Participantes de la Conmemoración. Esta cifra indica el total mundial de Testigos bautizados que
comieron del pan y bebieron del vino en la Conmemoración. ¿Debemos entender que ese es el
número de ungidos que quedan en la Tierra? No necesariamente. Tengamos en cuenta que
algunas personas, por diversos motivos —desde antecedentes religiosos hasta problemas
emocionales o mentales—, pueden creer por error que han recibido la llamada celestial.
En realidad, no tenemos manera de establecer fuera de toda duda cuántos ungidos hay en la
Tierra; pero tampoco lo necesitamos. El Cuerpo Gobernante no mantiene una lista con los nombres
de los que participan de los emblemas ni tampoco ha establecido ningún tipo de red mundial entre
los ungidos. [Nota]
De lo que sí estamos seguros es de que algunos de “los esclavos [ungidos] de nuestro Dios”
estarán en la Tierra cuando se liberen los destructivos vientos de la gran tribulación (Rev. 7:1-3).
Mientras tanto, los ungidos seguirán encabezando la mayor campaña de predicación y enseñanza
de la historia, una obra de la que deja fiel constancia el informe mundial.
Nota. Véase el artículo “El mayordomo fiel y su Cuerpo Gobernante”, de La Atalaya del 15 de
junio de 2009, página 24. //Volver al Índice

1061
W2010 1/6 PÁG.27

¿Qué opinan los testigos de Jehová de los movimientos


interconfesionales?
Según cierta obra, existen unas “diez mil religiones en el mundo” (World Christian Encyclopedia).
Los graves conflictos que se han producido entre algunas han llevado a muchos a creer que la
única solución son los movimientos interconfesionales, que promueven la unión de diversas
religiones. En su opinión, estas iniciativas pueden traer paz y unidad a este mundo.
Por supuesto, la Biblia nos anima a buscar la unidad. El apóstol Pablo comparó la congregación
cristiana al cuerpo humano, pues todos sus miembros ‘están unidos armoniosamente’ y cooperan
entre sí (Efesios 4:16). De igual forma, el apóstol Pedro exhortó a sus hermanos en la fe a ser “de un
mismo ánimo y parecer” (1 Pedro 3:8).
Los primeros cristianos vivían en una sociedad de gran diversidad religiosa y cultural. No obstante,
al hablar sobre la idea de fusionar el cristianismo verdadero con otras religiones, Pablo les preguntó
qué relación podía tener “una persona fiel con un incrédulo”. Y les aconsejó: “Sálganse de entre
ellos, y sepárense” (2 Corintios 6:15, 17). Es obvio que estaba en contra de unirse con otras religiones.
Pero ¿por qué?
Como él mismo explicó, si un cristiano verdadero estableciera vínculos espirituales con alguien
que no lo es, se estaría poniendo bajo un “yugo desigual” (2 Corintios 6:14). En otras palabras,
su unión sería totalmente inadecuada. En tal situación, la fe del cristiano se vería perjudicada.
La inquietud de Pablo puede compararse a la de un padre preocupado por el mal
comportamiento de ciertos niños de su vecindario. Como es un buen padre, le indica a su hijo que
no juegue con ellos. Aunque otros se ofendan, la realidad es que el niño se beneficiará si se
mantiene separado de esas malas influencias. Del mismo modo, Pablo sabía que lo mejor es que el
cristiano se mantenga alejado de las demás religiones y de sus prácticas.
En este asunto, el apóstol adoptó la misma postura que Jesús. Aunque él fue un vivo ejemplo de
cómo fomentar la paz entre las personas, nunca promovió iniciativas interconfesionales. Durante su
ministerio terrestre existían muchos grupos religiosos, como los fariseos y los saduceos. De hecho,
estos dejaron a un lado sus diferencias y se unieron para atacar a Jesús y tramar su asesinato. Sin
embargo, Jesús no quería que sus seguidores se mezclaran con otros grupos. Por eso les ordenó que
“se guardaran [...] de la enseñanza de los fariseos y saduceos” (Mateo 16:12).
En nuestros tiempos, ¿siguen siendo aplicables estos principios bíblicos? Claro que sí. Las diversas
creencias religiosas del mundo son tan incompatibles como el agua y el aceite: por mucho que
algunos lo intenten, es imposible mezclarlas. Pensemos: cuando personas de diferentes religiones
oran juntas por la paz, ¿a qué dios se dirigen? ¿Al Dios trinitario de la cristiandad? ¿Al Brahma
hinduista? ¿A Buda?
El profeta Miqueas predijo que, “en la parte final de los días”, gente de todas las naciones diría:
“Vengan, y subamos a la montaña de Jehová y a la casa del Dios de Jacob; y él nos instruirá
acerca de sus caminos, y [...] andaremos en sus sendas” (Miqueas 4:1-4). Como resultado, personas
de todo el mundo vivirían en paz y unidad. Pero no sería gracias a ningún movimiento
interconfesional, sino a que todas ellas aceptarían la única fe verdadera. //Volver al Índice

1062
W2009 1/11 PÁG.19

¿Son una religión protestante los Testigos de Jehová?


Los testigos de Jehová no se consideran una religión protestante. Veamos por qué.
El protestantismo es un movimiento religioso que surgió en la Europa del siglo XVI para reformar la
Iglesia Católica Romana. En 1529, durante la Dieta de Espira, se empleó por primera vez el término
protestante para referirse a los seguidores de Martín Lutero. Desde entonces se denomina así a
todas aquellas confesiones religiosas que han abrazado los principios y objetivos de la Reforma.
De acuerdo con diversas obras de consulta, las iglesias protestantes niegan la supremacía del papa
y reconocen como única autoridad a la Biblia. Además, comparten otras doctrinas básicas de la
Reforma, como la justificación (o salvación) mediante la fe y el sacerdocio de todos los fieles.
Los testigos de Jehová también rechazan la primacía del papado y aceptan la Biblia como su
máxima autoridad en cuestiones doctrinales. Pero se diferencian de los protestantes en otros
muchos aspectos. De hecho, como señala el Diccionario de religiones y creencias, se consideran
“enteramente distintos”. Analicemos al menos tres diferencias.
En primer lugar, los testigos de Jehová no concuerdan con ciertas doctrinas católicas que las
iglesias protestantes sí han conservado. Los Testigos afirman que creencias como la Trinidad, el
infierno y la inmortalidad del alma contradicen lo que enseña la Biblia y fomentan una visión
distorsionada de Dios (véanse las páginas 4 a 7 de esta revista).
En segundo lugar, el objetivo de los testigos de Jehová no es protestar por lo que afirman otras
confesiones religiosas, sino enseñar la verdad bíblica. Obedecen la recomendación de la Biblia que
dice: “Un siervo del Señor no debe pelear, sino que debe ser amable con todos, ser un buen
maestro y tener mucha paciencia. Un siervo del Señor debe enseñar amablemente a los que están
en su contra” (2 Timoteo 2:24, 25, La Palabra de Dios para Todos). Es cierto que ponen de manifiesto
las diferencias entre lo que enseña la Biblia y lo que enseñan muchas iglesias, pero no lo hacen para
reformar dichas religiones. Más bien, desean que las personas sinceras conozcan la verdad acerca
de Dios y su Palabra, la Biblia (Colosenses 1:9, 10). Por eso evitan envolverse en discusiones inútiles
(2 Timoteo 2:23).
En tercer lugar, a diferencia de los protestantes —que se han dividido en cientos de confesiones
religiosas—, los testigos de Jehová se han mantenido unidos en una hermandad mundial distribuida
en más de doscientos treinta países. Incluso en cuestiones de doctrina bíblica siguen el consejo del
apóstol Pablo de que “todos hablen de acuerdo”. Entre ellos no hay divisiones; al contrario, están
verdaderamente “unidos en la misma mente y en la misma forma de pensar” (1 Corintios 1:10).
Todos sus miembros se esfuerzan por demostrar “la unidad del espíritu en el vínculo unidor de la paz”
(Efesios 4:3). //Volver al Índice

1063
W1999 1/11 PÁGS.28-29

¿Qué opinan los testigos de Jehová sobre las votaciones?


En la Biblia se encuentran principios claros que permiten a los siervos de Dios tener una opinión
correcta sobre este asunto. Parece ser que no hay ningún principio contra la práctica de votar en sí
misma. Por ejemplo, no hay razón por la que una junta directiva no pueda votar para tomar
decisiones que afecten a la empresa. Las congregaciones de los testigos de Jehová muchas veces
deciden sobre el horario de las reuniones y el empleo de los fondos de la congregación votando a
mano alzada.
Ahora bien, ¿qué se puede decir de votar en las elecciones políticas? En algunos países
democráticos, hasta el 50% de la población no acude a votar el día de las elecciones. Los testigos
de Jehová no interfieren en el derecho de los demás a votar, y tampoco hacen ningún tipo de
campaña contra las elecciones políticas. Respetan a las autoridades que salen elegidas y cooperan
con ellas (Romanos 13:1-7). En cuanto a que ellos voten por alguien que se presente a unas
elecciones, cada testigo de Jehová toma su decisión basándose en su conciencia educada por la
Biblia y en la comprensión que tiene de su responsabilidad para con Dios y el Estado (Mateo 22:21;
1 Pedro 3:16). Al tomar tal decisión personal, los Testigos tienen en cuenta varios factores.
Primero, Jesucristo dijo de sus seguidores: “Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte
del mundo” (Juan 17:14). Los testigos de Jehová se toman en serio este principio. Dado que “no son
parte del mundo”, son neutrales en cuanto a los asuntos políticos de este (Juan 18:36).
Segundo, el apóstol Pablo dijo de sí mismo que era un “embajador” que representaba a Cristo
ante la gente de su día (Efesios 6:20; 2 Corintios 5:20). Los testigos de Jehová creen que Cristo Jesús
es actualmente el Rey entronizado del Reino celestial de Dios, y que ellos, como embajadores,
deben anunciar ese hecho a las naciones (Mateo 24:14; Revelación [Apocalipsis] 11:15). Se espera
que los embajadores sean neutrales y no se inmiscuyan en los asuntos internos de los países a los que
se les envía. Los testigos de Jehová, como representantes del Reino celestial de Dios, sienten una
obligación similar de no inmiscuirse en la política de los países en que residen.
Un tercer factor que ha de tenerse en cuenta es que quienes votan por una persona para que
ocupe un determinado puesto pueden llegar a ser responsables de lo que esta haga (compárese
con 1 Timoteo 5:22, Serafín de Ausejo, 1976). Los cristianos deben analizar detenidamente si quieren
asumir esa responsabilidad.
Cuarto, los testigos de Jehová valoran muchísimo su unidad cristiana (Colosenses 3:14). Cuando
la religión se mete en la política, la consecuencia suele ser la división de sus miembros. En imitación
de Jesucristo, los testigos de Jehová no se mezclan en política y así mantienen la unidad cristiana
(Mateo 12:25; Juan 6:15; 18:36, 37).
Y quinto, el que se mantengan neutrales en política da a los testigos de Jehová franqueza de
expresión para hablar con personas de toda opinión política sobre el importante mensaje del Reino
(Hebreos 10:35).
En vista de los principios bíblicos expuestos hasta aquí, en muchos países los testigos de Jehová
toman la decisión personal de no votar en las elecciones políticas, una libertad de elección que
apoya la ley del país. Ahora bien, ¿qué hacen si la ley exige a los ciudadanos que voten? En tal
caso, cada Testigo es responsable de tomar una decisión en conciencia y basada en la Biblia sobre
qué hacer. Si alguien opta por acudir a las urnas, esa es su decisión. Lo que haga una vez allí queda
entre él y su Creador.
El número del 15 de marzo de 1951 de La Atalaya dice en la página 174: “Cuando César [...]
hace obligatorio que sus ciudadanos voten [...], [los Testigos] pueden ir a las casillas electorales y
entrar en ellas. Allí es donde se les manda marcar la papeleta para votar o para anotar en ella cuál

1064
es su posición. Los votantes hacen lo que ellos quieren con sus papeletas para votar. De modo que
allí en la presencia de Dios es donde sus testigos tienen que obrar en armonía con sus
mandamientos y de acuerdo con su fe. No es nuestra responsabilidad instruirles en cuanto a lo que
deben hacer con su papeleta para votar”.
¿Qué ocurre en el caso de que el esposo no creyente de una cristiana le insista en que vaya a
votar? Ella está en sujeción a su esposo, como los cristianos lo están a las autoridades superiores
(Efesios 5:22; 1 Pedro 2:13-17). El que obedezca a su esposo y vaya a las urnas es una decisión
personal. Nadie debe criticarla (compárese con Romanos 14:4).
¿Y si en un país el voto no es obligatorio por ley, pero hay animosidad contra los que no acuden
a las urnas, quienes quizá hasta se exponen a peligro físico? ¿O qué ocurre si, aunque las personas
no están obligadas por ley a votar, se las penaliza severamente de algún modo cuando no se
presentan a hacerlo? En estos y otros casos similares, el cristiano debe tomar su propia decisión.
“Cada uno llevará su propia carga de responsabilidad.” (Gálatas 6:5.)
Puede haber personas que tropiecen al observar que en las elecciones de su país, algunos
testigos de Jehová van a votar y otros no. Tal vez digan que los testigos de Jehová no son
coherentes. Pero la gente debe reconocer que en asuntos de conciencia como este, cada
cristiano ha de tomar su propia decisión ante Jehová Dios (Romanos 14:12).
Sea cual sea la decisión personal que tomen ante distintas situaciones, los testigos de Jehová
procuran mantener su neutralidad cristiana y su franqueza de expresión. En toda circunstancia
ponen su confianza en que Jehová Dios los fortalezca, les dé sabiduría y los ayude a no renunciar a
su fe de ningún modo. Por ello confían en las palabras del salmista: “Tú eres mi peñasco y mi
fortaleza; y por causa de tu nombre me guiarás y me conducirás” (Salmo 31:3). //Volver al Índice

1065
W1982 1/1 PÁG.31

¿Cuál es la definición del término “cristiandad” según se


utiliza en las publicaciones de la Watch Tower?
La mayoría de las veces el término “cristiandad” se utiliza en las publicaciones de la Sociedad en
el sentido más limitado de la palabra como se define en el diccionario: “cristianismo”; en realidad, el
cristianismo por afirmación, en contraste con el cristianismo verdadero de la Biblia. Esto enfoca
principalmente en los aspectos religiosos de la palabra. No obstante, la palabra a veces se utiliza en
nuestras publicaciones en su segundo y más amplio sentido: “la parte del mundo en la cual domina
el cristianismo.”
Según el contexto, se puede saber si se está utilizando la palabra en su sentido limitado con
relación a lo religioso o en su sentido más amplio con referencia a un territorio. Por ejemplo, si se
hace referencia al hecho de que la cristiandad es parte del imperio mundial de la religión falsa
(”Babilonia la Grande”), y que este imperio de religión falsa es lo primero que será destruido en la
“grande tribulación,” el lector podrá darse cuenta de que se está empleando la palabra en el
sentido más limitado. Esto se debe a que los elementos políticos y comerciales de la región o
dominio de la cristiandad no serán derrocados al mismo tiempo que los elementos religiosos.—
Revelación, capítulo 17; Mateo 24:21. //Volver al Índice

1066
W1975 1/5 PÁGS.287-288

¿Por qué no muestra la Traducción del Nuevo Mundo, en su


prólogo, los nombres y posición escolástica de sus
traductores?
A través de los años, la Sociedad Watch Tower Bible and Tract de Pensilvania ha impreso muchas
diferentes traducciones de la Biblia. Al hacerlo no hemos pasado por alto los deseos de los
traductores. Por ejemplo, en 1972 publicamos The Bible in Living English en el estilo y formato que
deseó su traductor.—Vea la portada.
El 3 de septiembre de 1949, el Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo nos presentó
una traducción completa de las Escrituras Griegas Cristianas al inglés. Este manuscrito, junto con su
trabajo sobre las Escrituras Hebreas al inglés que siguió, vino a ser nuestra propiedad legal. Tocante
a esto, en la página 260 del libro Los testigos de Jehová en el propósito divino se hace notar: “La
solicitud expresa del comité de traducción fue que sus miembros permaneciesen anónimos aun
después de su muerte.” Hemos cumplido con nuestro acuerdo y hemos respetado sus deseos.
Pero ¿por qué se hizo esta estipulación? Estos traductores no estaban buscando eminencia;
no deseaban atraer la atención a sí mismos. Con el espíritu de ‘hacer todas las cosas para gloria de
Dios,’ querían que el lector basara su fe en la Palabra de Dios, no en su “idoneidad” mundana.
(1 Cor. 10:31) Otros comités de traducción han visto el asunto de modo similar. La cubierta de la
Edición con Referencias (1971) de la New American Standard Bible declara: “No hemos usado el
nombre de ningún docto para referencia o recomendaciones porque creemos que a la Palabra de
Dios se le debe juzgar por sus propios méritos”
Los méritos de la Traducción del Nuevo Mundo se destacan fácilmente al estudiarla. Sus
ediciones de letra grande en inglés tienen numerosas notas al pie de la página. Muchas de éstas
muestran a qué manuscritos bíblicos se recurrió al tomar decisiones sobre maneras de verter en
ciertos casos en particular. Y estas notas al pie de la página, junto con un extenso Prólogo, dan al
estudiante cuidadoso más información acerca de las fuentes y obra del comité de traducción de la
que pudiera hallar en la mayoría de las traducciones.
Además, en 1969 imprimimos The Kingdom Interlinear Translation of the Greek Scriptures, también
obra del Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo. Esta obra en griego e inglés da a
todos la oportunidad de examinar cuidadosamente los esfuerzos del comité de traducción en
cuanto a esa porción de la Biblia.
Quizás algunos presenten el argumento de que aun los mismos libros de la Biblia llevan los
nombres de los escritores. En muchos casos esto es cierto. Sin embargo, en varios libros de la Biblia
los escritores no incluyeron sus nombres. De modo similar, notamos que dicen poco en cuanto a su
idoneidad personal o antecedentes educativos. Al traducir la Palabra de Dios, el Comité de
Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo fue del parecer que los pormenores de su entrenamiento
universitario u otro entrenamiento educativo no es lo de importancia, aunque la traducción misma
testifica de su idoneidad. Un examen cuidadoso de su trabajo debe dirigir al lector, no a los
traductores, sino al Autor de la Biblia, Jehová Dios.
También, notamos la humildad del comité al reconocer en sus notas al pie de la página que hay
otras maneras en que los pasajes pudieran verterse. Comprendiendo esto, siempre hemos
reconocido la utilidad de una variedad de traducciones de la Biblia, y también hemos estimulado a
que se usen. [Nota] Por consiguiente, aunque están profundamente agradecidos por la obra del
Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo, los testigos de Jehová usan cualesquier Biblias
que estén disponibles en los lenguajes locales. Sea la Traducción del Nuevo Mundo clara, en

1067
lenguaje moderno, u otra, estimulamos a todos a que usen la lámpara de la Palabra de Dios para
que ilumine la vereda de la vida.—Sal. 119:105. //Volver al Índice

¿Por qué difiere la cuenta judía del tiempo de la cronología


que publican los testigos de Jehová?
Desde el siglo doce E.C. el cómputo judío tradicional ha colocado la creación de Adán en el
otoño de 3761 a. de la E.C. Sin embargo, los testigos cristianos de Jehová han presentado a
4026 a. de la E.C. como la fecha de este acontecimiento. La razón básica de la diferencia es que
los testigos de Jehová no confían en antiguas fuentes judías tradicionales como el Seder Olam (que
se atribuye a Yose b. Halafta del segundo siglo E.C.). En cambio, los testigos de Jehová dan la mayor
importancia al material cronológico que se encuentra en la Biblia misma. Y enlazan este material
cronológico con la caída de Babilonia en 539 a. de la E.C., una fecha cardinal establecida que
aceptan las autoridades seglares. [Nota]
Hoy los doctos reconocen que tales fuentes judías tradicionales como el Seder Olam no son
confiables. Por ejemplo, ésta asigna solo treinta y cuatro años al tiempo desde la reedificación del
templo en los días de Zorobabel hasta la conquista de Persia por Alejandro Magno. En realidad, el
período envuelto fue aproximadamente 150 años más largo, un error que se reconoce en la
Encyclopædia Judaica (edición de 1971, tomo 14, pág. 1092), que dice: “La confusión más
significativa en el cálculo de Yose es la condensación del período persa . . . a no más de 34 años.”
Otro error envuelve el tiempo del nacimiento de Abrahán. Según la cuenta judía del tiempo, Taré
tenía setenta años de edad cuando nació Abrahán (Abrán). Esto se basa en su entendimiento de
Génesis 11:26, que dice: “Siguió viviendo Taré setenta años, después de lo cual llegó a ser padre de
Abrán, Nacor y Harán.” Note que este texto no dice en realidad que Taré tenía setenta años
cuando nació Abrahán, sino que llegó a ser padre de tres hijos después de llegar a la edad de
setenta años. Una comparación de Génesis 11:32 con Génesis 12:4 revela que Abrahán tenía
setenta y cinco años de edad cuando salió de Harán después que su padre murió allí a la edad de
doscientos cinco años. De modo que Taré no tenía setenta sino ciento treinta años cuando nació
Abrahán. Esto equivale a una diferencia de sesenta años.
Los errores en cuanto al nacimiento de Abrahán (60 años) y el período persa (aproximadamente
150 años) así como algunos errores menores explican la diferencia de unos 265 años entre el
cómputo judío tradicional que se basa en el Seder Olam y la cronología bíblica que publican los
testigos de Jehová.
Notas. Vea La Atalaya, 1951, pág. 75.
Para una consideración detallada de la cronología, vea el libro Aid to Bible Understanding,
págs. 322-348. //Volver al Índice

1068
W1979 1/3 PÁG.30-32

¿Es verdad que por razones religiosas los testigos de Jehová


no deben hacerse miembros de la YMCA (Asociación de
Jóvenes Cristianos)?
Sí, así es. Por mucho tiempo hemos reconocido que la YMCA, aunque no es una iglesia
propiamente dicha, definitivamente se alinea con las organizaciones religiosas de la cristiandad en
esfuerzos encaminados a promover la unión de fes.
En septiembre de 1885 la revista Watch Tower (hoy en español La Atalaya) tomó esta posición:
“¡Ay de la educación bíblica que se practica en las Asociaciones Y.M.C.! Están bajo el control
completo de los sectarios, quienes las mantienen. Aunque afirman que no son sectarias, y afirman
que no están controladas por ningún credo, sino por la Biblia, están más atadas a los credos que
otras, porque están atadas a todos los credos populares.”—Pág. 6.
Posteriormente se mencionaron el propósito religioso implícito y los esfuerzos hacia la unión de fes
de la YMCA en el número de octubre de 1964 de la edición estadounidense del Ministerio del Reino,
usado por los testigos de Jehová en una de sus reuniones.
Para muchas personas la “Y” es simplemente una organización social que ofrece varios servicios,
como los de una piscina, mecanismos para entrenamiento atlético y un lugar donde pueden
reunirse clubes. Aunque algunas de estas provisiones sean loables, es importante tener presente que
la YMCA fue fundada sobre una base distintamente religiosa. Esto se expresó en una Alianza
Mundial en París en 1855. La parte principal de esa declaración oficial (llamada la Base de París)
dice:
“Las Asociaciones de Jóvenes Cristianos procuran unir a estos jóvenes, quienes, considerando a
Jesucristo su Dios y Salvador, según las Santas Escrituras, desean ser Sus discípulos en su fe y en su
vida, y asociar sus esfuerzos para la extensión de Su Reino entre los jóvenes.” (Cursivas añadidas)
Aunque puede ser que en algunos países las iglesias no sean la principal fuente de ingresos para
la YMCA, y aunque personas de toda raza, nacionalidad y religión puedan ser miembros, no se
pueden pasar por alto los fines religiosos fundamentales de la “Y.”
‘Pero,’ quizás se pregunten algunos sinceramente, ‘¿es la religión o unión de fes realmente un
aspecto de la YMCA?’ La respuesta tiene que ser: “Sí.” Aunque en algunos ramales de la YMCA se
reste énfasis a los rasgos religiosos, todavía se espera que todas las Asociaciones YMC locales
cumplan con la Base de París. Además, note los comentarios de Christian and Open, una
publicación de la YMCA con fecha de 1975:
Anza A. Lema, asociado con el comité ejecutivo de la Alianza Mundial de las Asociaciones YMC,
escribió:
“Desde su misma fundación, siempre ha acudido a la Biblia por inspiración y guía. Su papel en el
mundo ha tendido a complementar de muchas maneras el de la iglesia sin que alegue que sea una
congregación ella misma. . . .
“Pero es más que solo un instrumento por medio del cual los cristianos ponen en práctica sus
ideales morales y enseñanzas mientras sirven a la sociedad. La mayoría de los apoyadores de
la YMCA la consideran un lugar en el cual se experimenta verdadero compañerismo mutuo por
medio de Jesucristo. . . .
“Al humillarse y tratar de poner sus edificios y servicios en relación más directa con la comunidad,
estará desempeñando más eficazmente su papel de rendir servicio y sacerdocio a su prójimo. . . .”

1069
Matthias Dannenmann, secretario general del Concilio Nacional de las Asociaciones de Jóvenes
Cristianos de Alemania, dijo:
“No hay duda de que desde su mismo principio la YMCA había de tener como miembros
solamente a cristianos, y por otra parte existía la obligación misional para con los miembros que
no pudieran todavía profesar creencia en Jesucristo. . . .
“La YMCA es una gran oferta, pero solo mientras Jesucristo esté trabajando en ella como
Salvador Vivo. Debemos hacer cuanto podamos para no echar a este Señor, más bien, mientras lo
llevamos en nuestro nombre debemos usar personalmente toda oportunidad de encontrarnos con
él en la YMCA y de continuamente extender esta posibilidad a otras personas.”
Oficiales de esta organización han señalado que creen que hay que dar más atención a la
orientación religiosa de la YMCA. El Dr. Paul M. Limbert, secretario de la Alianza Mundial de
Asociaciones de Jóvenes Cristianos desde 1952 hasta 1962 en Ginebra, Suiza, escribió:
“Se puede admitir inmediatamente que muy pocas Asociaciones de Jóvenes Cristianos
aprovechan plenamente la oportunidad de impartir educación ecuménica que es inherente en
estos contactos informales entre cristianos . . .
“Cuando entre jóvenes y adultos surgen preguntas en cuanto a diferentes formas y creencias, el
líder sabio aprovecha la ocasión para guiar la consideración desde el argumento superficial hasta
un diálogo más profundo. . . .
“Es necesario que tanto los líderes de las iglesias como de las Asociaciones de Jóvenes Cristianos
reconozcan con mayor claridad la naturaleza esencial de un movimiento ecuménico cristiano de
naturaleza laica. Una Asociación de Jóvenes Cristianos no es una iglesia ni un sustituto para una
iglesia. . . . Sin embargo, en 1959 la Comisión sobre Fe y Orden del Concilio de Iglesias Británico
declaró en una declaración cuidadosamente fraseada que las Asociaciones Cristianas son ‘valiosos
auxiliares’ de las iglesias, órganos de su propia actividad misional.”—The Christian Century, 10 de
junio de 1964.
Y The Christian Century del 29 de agosto de 1969, en su artículo “¡Feliz cumpleaños, Y.M.C.A.!”,
declaró:
“Los líderes de la ‘Y’, dándose cuenta de que su identidad cristiana frecuentemente ha sido
ahogada en piscinas, están ocupados en el recobro de la conciencia teológica y el vigor
ecuménico. . . . Quizás el mayor desafío al cual se enfrenta la Y.M.C.A. es el de intentar la
recuperación de su patrimonio religioso para la afirmación robusta de un nuevo ecumenismo entre
los legos en las comunidades locales. Muy bien pudiera suceder que la Y.M.C.A. lograra para las
iglesias cristianas cosas que, por sus rigideces parroquiales, las iglesias, según parece, no pueden
hacer ellas mismas.”
Por consiguiente, hay amplia evidencia de que la YMCA se originó con fines religiosos y continúa
teniéndolos hasta este día.
El que se une a la YMCA como miembro acepta o respalda los fines y principios generales de esa
organización. Esa persona no esta simplemente pagando por algo que recibe, como cuando
compra cosas que se venden al público en una tienda. (Compare con 1 Corintios 8:10; 10:25.) La
calidad de miembro no es tampoco simplemente un pase de entrada, como cuando alguien
compra un boleto de teatro. El ser miembro significa que uno ha llegado a ser parte integrante de
esta organización que se fundó con fines religiosos claramente definidos, entre ellos la promoción de
la unión de fes. Por eso, el que un testigo de Jehová se hiciera miembro de tal asociación llamada
“cristiana” equivaldría a apostasía.
Puede ser que algunos individuos no hayan llegado a ser miembros de tal asociación, pero que
hayan pagado alguna vez una cuota de entrada, al considerar esto como simplemente pagar por

1070
un servicio comercial disponible. Hasta con relación a esto es sabio considerar si este proceder
pudiera afectar adversamente la conciencia de otras personas.—1 Cor. 8:11-13.
Por supuesto, los testigos de Jehová consideran valioso el tener una cantidad equilibrada de
ejercicio saludable. La Biblia dice que el “entrenamiento corporal es provechoso para poco.” Pero
añade que “la devoción piadosa es provechosa para todas las cosas.” (1 Tim. 4:8) Eso no significa
devoción a un Dios trino y uno. La Biblia no enseña que Jesús sea “Dios” en una trinidad, como se
enseña en muchas iglesias de la cristiandad y todavía se incluye en la “Base de París” de la YMCA.—
1 Cor. 11:3; Juan 17:3.
Aunque hoy los esfuerzos de unión de fes y el ecumenismo son tendencias populares, no tienen
el apoyo del Dios verdadero, quien dijo a sus siervos: “No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual
con los incrédulos. . . . ‘Por lo tanto sálganse de entre ellos y sepárense.’” (2 Cor. 6:14-17) Además,
Jesús dijo claramente que al Todopoderoso hay que adorarlo “con espíritu y con verdad.” (Juan
4:24) Muy definitivamente eso no significa unirse a una causa religiosa con personas que tienen
creencias que son contrarias a lo que las Escrituras enseñan. (Rev. 18:4, 5) Así, es debido al
entendimiento que tienen de lo que Dios espera de los adoradores verdaderos, y de lo que son los
propósitos y la dirección de la YMCA, que los testigos de Jehová no pueden hacerse miembros de
esa organización.
Además, es bueno considerar el hecho de que durante casi todos los años de la existencia de
la YMCA, esa asociación no ha obrado en armonía con el espíritu de Isaías 2:2-4, como se puede
notar al examinar los siguientes hechos históricos:
“En los Estados Unidos los servicios de la YMCA a las fuerzas armadas empezaron con la Guerra
Civil, y ese servicio continuó dándose a través de todas las guerras desde entonces.”—
Encyclopædia Britannica, Micropædia, tomo X, pág. 835, ed. de 1976.
“En la Guerra Civil, solo diez años después de su comienzo en Boston, y antes de que hubiera
edificios o secretarios o recursos financieros, se reclutó y desplegó un total de 4.859 ‘delegados’ y se
usaron más de seis millones de dólares en fondos donados para satisfacer las necesidades
temporales y espirituales de los soldados. . . . En la I Guerra Mundial, la Y.M.C.A. de los Estados Unidos
aceptó en el país y en el exterior una enorme responsabilidad de servicio para la cual se requirió un
personal de 25.926 personas, con gastos de más de 167 millones de dólares. En la II Guerra Mundial,
la Y.M.C.A. llegó a ser una de las organizaciones que fundaron las Organizaciones de Servicio Unido
[USO], al unirse como grupo de organizaciones religiosas privadas de las fes protestante, católica y
judía en un acuerdo con el gobierno federal para suministrar servicios civiles de recreación,
asistencia material y ayuda religiosa a los hombres uniformados y a los obreros de la producción
bélica que trabajaban en comunidades adyacentes a establecimientos militares.”—The New Funk &
Wagnalls Encyclopedia, tomo 36, págs. 13.467, 13.468, ed. de 1952.
“Las actividades de la YMCA para miembros de las fuerzas armadas empezaron durante la
Guerra Civil (1861-1865). Estos servicios aumentaron con la llegada de cada guerra posterior y
alcanzaron su desarrollo más pleno durante la II Guerra Mundial (1939-1945). La YMCA mantuvo más
de 450 clubes para las fuerzas armadas de los Aliados.”—The World Book Encyclopedia, tomo 21,
pág. 477, ed. de 1978.
Esta clase de servicio bajo el nombre de “cristiano” ciertamente no se efectuó en cumplimiento
de Miqueas 4:3. //Volver al Índice

1071
W1973 1/7 PÁGS.414-415

¿Es posible que la presente crisis en la religión se deba a que


el cristianismo no sea práctico?—EE. UU.
Al considerar la respuesta a esta pregunta, debemos recordar que hay una diferencia entre el
cristianismo de las iglesias de la cristiandad y el de la Biblia. Aunque una forma de cristianismo
no sea práctica, esto no significaría que la otra forma también tiene que serlo.
Muchas personas creen que para que sea práctica la religión tiene que haber envolvimiento
activo en las cuestiones políticas, sociales y económicas del día. Les parece que el que las iglesias
no hagan esto muestra que el cristianismo no es práctico.
Pero, ¿no han estado envueltas activamente las iglesias de la cristiandad en los asuntos del
mundo? ¡Claro que sí! En muchos países las iglesias de la cristiandad han ejercido considerable
influencia política, hasta el grado de dominar al elemento gobernante. Por supuesto, las
alineaciones políticas de los sistemas eclesiásticos a menudo han favorecido a los ricos. Sin
embargo, las iglesias afirman ayudar a los pobres. Las iglesias han edificado hospitales, han llevado
a cabo campañas de caridad y han animado a sus miembros a ser participantes activos en las
reformas sociales. Aunque quizás se haya logrado algo de bien, ¿han resultado estos esfuerzos en el
mejor bien posible? ¿Han cambiado realmente estos esfuerzos la vida de la gente, produciendo
mejores esposos, esposas, padres, madres e hijos? El triste hecho es que a menudo se ve muy poco
contraste entre la vida de los que son miembros de iglesias y los que no lo son. Las prisiones están
llenas de personas que pertenecen a organizaciones religiosas. ¿No indica esto que se necesita
algo más que el envolverse en reformas sociales y cosas semejantes?
Lo que las iglesias de la cristiandad han hecho es contrario a las enseñanzas del fundador del
cristianismo. Jesucristo dijo de sus discípulos: “Ellos no son parte del mundo.” (Juan 17:16) Y el apóstol
Juan escribió: “Sabemos que nos originamos de Dios, pero el mundo entero está yaciendo en el
poder del inicuo.” (1 Juan 5:19) Por eso, prescindiendo de qué aparente bien se logre, el
envolvimiento activo del cristiano en los asuntos del mundo significaría apoyar un sistema que está
desaprobado por Dios. Este envolvimiento jamás puede tener la aprobación y bendición de Dios,
como se ha demostrado ampliamente por los fracasos repetidos de los hombres al tratar de mejorar
al mundo. Los esfuerzos de los hombres podrían compararse a sacar agua con una cuchara de un
barco que se estuviera hundiendo. Es verdad, se está sacando agua, pero el esfuerzo total
no efectúa nada que realmente valga la pena.
Por otra parte, lo que Jesucristo hizo fue práctico. Dio a las personas de corazón sincero y
honrado toda razón para cambiar y mejorar su modo de vivir. Los ayudó a conocer a Dios como
persona... su amor, misericordia, benignidad y bondad inmerecida que no tienen límite. Esto impelió
a la gente a querer ser imitadores de Dios.
De modo similar, hoy cuando las personas llegan a reconocer lo recta que es la ley de Dios y
aprecian el amor que el Creador ha mostrado al proveer a su Hijo unigénito como rescate, se
sienten impelidas a dar los debidos pasos para conformar su vida con los mandamientos de Dios.
Cumplen con la exhortación inspirada de ‘amortiguar los miembros de su cuerpo en lo que toca a
fornicación, inmundicia, apetito sexual, deseo perjudicial y codicia.’ Desechan la “ira, cólera,
nocividad, habla injuriosa y habla obscena.”—Col. 3:5, 8.
¿No es verdad que las cosas serían muy diferentes hoy si la gente en todas partes hiciera
precisamente eso? ¡Qué excelente mejoramiento traería a la vida de familia y a la relación de uno
con sus semejantes! Sí, el cristianismo verdadero es práctico porque puede producir mejores
personas. Y, como es evidente entre los testigos de Jehová hoy día, el cristianismo verdadero

1072
no está pasando por una crisis, sino que está prosperando... en más de doscientos países a través de
la Tierra.
Es cierto que las iglesias de la cristiandad están enfrentándose a una crisis, pero no se debe a
que el cristianismo no sea práctico. Se debe a que no imitan el ejemplo de Jesús de mantenerse
separadas del mundo. Estos sistemas eclesiásticos han gastado tiempo y esfuerzo valiosos tratando
de perpetuar un sistema de cosas desaprobado por Dios. Han enfatizado mucho la sabiduría
humana y las cosas materiales, dejando virtualmente excluido el dar motivo al corazón de la gente
para que lleve vidas cristianas. Por consiguiente, las iglesias de la cristiandad no tienen nada mejor
que ofrecer que lo que ofrece el mundo en general. Han pasado por alto la única cosa práctica, es
decir, ayudar a la gente a apreciar lo recto y justo que es vivir en armonía con la Palabra de Dios.
//Volver al Índice

1073
W1977 15/1 PÁG.64

Hablando de las semillas de mostaza, Jesús dijo que eran las


más pequeñas de todas las semillas. ¿Son éstas en realidad
las semillas más pequeñas de la Tierra?—Mat. 13:31, 32.
Probablemente Jesús se refirió a las semillas de la planta de mostaza negra (designada Brissica
nigra o Sinapis nigra), que entonces se cultivaba en Palestina. Estas semillas, que tienen un diámetro
de 1 a 1,6 milímetros, ciertamente son pequeñas.
Los científicos se han enterado de semillas de ciertas plantas que son más pequeñas, como las
semillas de la orquídea, que son menudas como el polvo. En su libro de texto Botany (Botánica), el
profesor R. D. Gibbs escribió: “¡Un solo ovario de la orquídea Cynoches contiene 3.770.000 semillas
y . . . más de 300.000 de ellas solo pesan 1 gramo!”
Sin embargo, Jesús no estaba suministrando una lección exacta sobre botánica. Tampoco
estaba hablando a personas que cultivaran orquídeas. Los judíos galileos a quienes hablaba sabían
que de los diversos tipos de semillas que los agricultores locales recogían y vendían la semilla de
mostaza era la más pequeña. De hecho, en el Talmud judío la semilla de mostaza se usaba como
metáfora para la más pequeña medida de tamaño.
De modo que, teniendo presente el auditorio de Jesús y el significado de sus palabras a ellos, la
semilla de mostaza era realmente “la más pequeña de todas las semillas” que ‘un hombre quizás
estuviera plantando en su campo.’ //Volver al Índice

1074
W1984 1/11 PÁG.31

¿Por qué se ha referido La Atalaya a incidentes registrados


en Primero de los Macabeos si este libro es uno de los libros
apócrifos?
Nuestro libro de referencias Aid to Bible Understanding contiene un artículo extenso bajo el tema
“Apocrypha” (libros apócrifos). La información presenta prueba en cuanto a por qué los libros
apócrifos, a pesar de que la Iglesia Católica Romana los acepta, deben considerarse como no
canónicos. Los judíos nunca reconocieron el registro de los libros apócrifos como parte del canon
hebreo, y Jerónimo, afamado católico que tradujo la Vulgata Latina, admitió que dichos libros no
son canónicos. Por eso, los libros apócrifos no fueron escritos por inspiración divina como lo fueron los
libros de la Biblia. (2 Timoteo 3:16.)
No obstante, los libros apócrifos de Primero y Segundo de los Macabeos sí contienen mucha
información factual. El libro Aid dice de Primero de los Macabeos: “Registro histórico de la lucha de
los judíos por independizarse durante el segundo siglo a. de la E.C., desde el comienzo del reinado
de Antíoco Epífanes (175 a. de la E.C.) hasta la muerte de Simón Macabeo (alrededor de 134 a. de
la E.C.). [...] Trata particularmente sobre las hazañas del sacerdote Matatías y sus hijos, Judas,
Jonatás y Simón, en las batallas contra los sirios. Éste es el más valioso de los libros apócrifos debido a
la información histórica que suministra de aquel período. Sin embargo, como comenta The Jewish
Encyclopedia, en él ‘la historia está escrita desde el punto de vista humano’”.
El libro Aid añade lo siguiente sobre el libro Segundo de los Macabeos: “Aunque va después de
Primero de los Macabeos, el relato tiene que ver con parte del mismo período (entre 180 a. de
la E.C. y 160 a. de la E.C.) y fue escrito por otro autor, diferente del autor de Primero de los
Macabeos. El escritor presenta el libro como un resumen de obras anteriores de cierto Jasón de
Cirene. Describe las persecuciones que sufrieron los judíos bajo Antíoco Epífanes, el saqueo del
templo y la rededicación subsiguiente”.
Por consiguiente, se puede hacer referencia a los libros de los Macabeos o citar de ellos
teniendo presente el interés histórico, sin dar a entender que éstos, o ningún otro libro apócrifo,
hayan sido escritos por inspiración divina o sean canónicos. //Volver al Índice

1075
W1984 1/7 PÁG.31

Una vez que alguien llega a ser testigo de Jehová, ¿se le


considera siempre como tal?
No, los testigos de Jehová no son como las religiones que sostienen: ‘Una vez miembro, siempre
miembro’. Un pequeño porcentaje de individuos deciden desasociarse de la congregación
cristiana, o son expulsados por ser malhechores que no se han arrepentido.
En cierta ocasión, muchos discípulos se apartaron de Jesús y “ya no andaban con él” (Juan
6:66). La Biblia también explica que si un cristiano practica algún pecado craso y no muestra
arrepentimiento, la congregación ha de ‘remover al hombre inicuo de entre sí’ y ‘cesar de
mezclarse en la compañía de él’. (1 Corintios 5:9-13.)
Por eso, hoy día, si algún cristiano cae en un derrotero de pecado, un comité de ancianos
capacitados en sentido espiritual se reúne con él. Ellos quieren ver si él está arrepentido y puede ser
reajustado (Gálatas 6:1). De no ser así, los ancianos obedecen la instrucción bíblica de expulsar al
pecador para que la congregación esté ‘libre de fermento’. (1 Corintios 5:7.)
O, como se mencionó en Juan 6:66, de vez en cuando un Testigo decide por iniciativa propia
abandonar el camino de la verdad. Hasta pudiera dar a conocer su decisión después que un
comité comience a investigar su mal proceder. Pudiera informar a los ancianos por escrito, o
declarar ante testigos, que quiere desasociarse de la congregación y no ser conocido como
Testigo. Entonces ya no sería necesario que los ancianos continuaran la investigación. No obstante,
los ancianos harán luego un breve anuncio de la desasociación de tal persona para que la
congregación sepa que ella ‘salió de entre nosotros’ (1 Juan 2:19). Los que componen la
congregación entonces se adherirán al mandato inspirado de ‘no recibir a tal persona en casa ni
decirle un saludo, para que no se hagan partícipes en sus obras inicuas’. (2 Juan 10, 11.)
Por consiguiente, la gente no está obligada a seguir siendo parte de la congregación. Pero la
gran mayoría de los testigos de Jehová tienen la misma actitud que los apóstoles, quienes
voluntariamente permanecieron al lado de Jesús, recibieron su ayuda espiritual y disfrutaron del
afectuoso compañerismo de la congregación de Dios. (Lucas 22:28.) //Volver al Índice

1076
W2010 15/5 PÁG.21

Si Jehová prohíbe la idolatría, ¿por qué no castigó a Aarón


por hacer el becerro de oro?
Como narra el capítulo 32 de Éxodo, Aarón fabricó un becerro de oro, violando así la ley contra
la idolatría (Éxo. 20:3-5). Como consecuencia, “Jehová se enojó mucho hasta el punto de querer
aniquilarlo”. No obstante, Moisés intercedió por su hermano (Deu. 9:19, 20). ¿Se cumplió en este
caso el principio de que “el ruego del hombre justo [...] tiene mucho vigor”? (Sant. 5:16.) Sí. Todo
indica que Jehová se abstuvo de castigar a Aarón gracias a las súplicas de Moisés. Pero parece que
hubo al menos otras dos razones.
La primera es la extraordinaria fidelidad que había demostrado Aarón hasta ese momento.
Cuando Jehová ordenó a Moisés que fuera a ver al faraón y sacara a su pueblo de Egipto, lo
mandó a él como su acompañante y vocero (Éxo. 4:10-16). Ambos obedecieron las instrucciones
divinas y se presentaron en repetidas ocasiones ante el rey, quien los trató con dureza debido a la
terquedad de su corazón. De modo que cuando salió de Egipto, Aarón ya había demostrado
constancia y lealtad a Dios (Éxo. 4:21).
La segunda razón que hay que tener en cuenta son las circunstancias que condujeron a que
fabricara el becerro de oro. Recordemos que Moisés llevaba cuarenta días en el monte Sinaí.
Cuando “el pueblo llegó a ver que [...] tardaba mucho en bajar de la montaña”, presionaron a su
hermano para que les hiciera un ídolo, y este terminó accediendo a sus deseos (Éxo. 32:1-6).
No obstante, lo que hizo después da a entender que su corazón rechazaba las acciones de
aquellos idólatras y que solo había cedido a la presión. Cuando Moisés intervino para cortar de raíz
la rebelión, todos los hijos de Leví —entre ellos Aarón— se pusieron de parte de Jehová. Al final
fueron ejecutados los principales responsables de la rebelión: un total de tres mil israelitas (Éxo. 32:25-
29).
Más tarde, Moisés les dijo a los israelitas: “Ustedes han pecado con un gran pecado” (Éxo. 32:30).
De modo que Aarón no fue el único culpable. Y tanto él como el pueblo se beneficiaron de la gran
misericordia de Jehová.
Después de aquel incidente, Jehová le ordenó a Moisés que estableciera a Aarón como sumo
sacerdote: “[Lo] tienes que vestir [...] con las prendas de vestir santas y ungirlo y santificarlo, y así
tendrá que hacerme trabajo de sacerdote” (Éxo. 40:12, 13). Está claro que le había perdonado su
debilidad, pues en el fondo, Aarón era un leal defensor de la adoración pura, y no un idólatra
rebelde. //Volver al Índice

1077
W1988 15/2 PÁG.31

Si se supone que el pueblo de Dios ‘cuide de los que son


suyos’, ¿cómo pudo Abrahán sencillamente haber enviado a
Agar e Ismael al desierto?
Es amoroso y apropiado que los siervos de Dios cuiden de sus familiares necesitados. Respecto a
los padres cristianos, el apóstol Pablo escribió: “Ciertamente si alguno no provee para los que son
suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una
persona sin fe”. (1 Timoteo 5:8.)
Podemos estar seguros de que Abrahán no actuó en oposición al espíritu de ese consejo
piadoso, puesto que se le presenta como ejemplo de fe verdadera, como “amigo de Jehová”.
(Santiago 2:23; Hebreos 11:8-19.)
Dios prometió una bendición mediante la descendencia —o el heredero— de Abrahán. Sara,
envejecida y todavía estéril, instó a Abrahán a que procreara un hijo mediante Agar, la sirvienta
egipcia de ella. Después, cuando Agar quedó encinta, empezó a comportarse tan insolentemente
para con Sara que su proceder pudiera describirse como “violencia”, o acción maliciosa contra la
amada esposa de Abrahán. (Éxodo 23:1; 2 Samuel 22:49; Salmo 11:5.) Abrahán dejó que Sara
pusiera a Agar en su sitio, después de lo cual Agar huyó al desierto, quizás de regreso a Egipto. El
relato no dice que llevó provisiones consigo, así que quizás ella sabía que podía obtener alimento y
agua en otros campamentos, como los de los beduinos. (Génesis 12:1-3, 7; 16:1-6.)
Un ángel intervino y dijo a Agar que debía regresar, que tendría muchos descendientes y que ‘la
mano de su hijo Ismael estaría contra todos’. (Génesis 16:7-12.) No muchos años después, Ismael
mostró oposición al joven Isaac, el verdadero heredero de Abrahán nacido de Sara. Ismael empezó
a ‘burlarse’ de Isaac, o a insultarlo. Esto fue más grave que solo rivalidad entre hermanos. La Palabra
de Dios lo identifica como “perseguir” a la descendencia de Abrahán predicha por Dios. Por eso fue
apropiado que se tomara acción firme. (Génesis 21:1-9; Gálatas 4:29-31.)
Jehová dijo a Abrahán que prestara atención a la postura de su esposa respecto a lo que había
que hacer: ‘expulsar a Agar y a su hijo’. Aunque a Abrahán no le agradaba la perspectiva de que
Agar se marchara con su hijo, sí les suministró provisiones materiales. Posiblemente en contraste con
la ocasión anterior en que Agar salió hacia el desierto, esta vez ella llevó consigo un abastecimiento
de pan (lo que puede dar a entender diversos alimentos) y agua... provistos por Abrahán. Al
parecer ella se perdió en algún lugar “por el desierto de Beer-seba”, y se le terminaron los suministros
antes de que hallara uno de los pozos de aquella área. Pero su difícil situación no se podía achacar
a Abrahán, porque él había suministrado ‘provisiones para los que eran suyos’, aunque estas
personas habían incurrido en mal comportamiento que había exigido que fueran echadas de la
casa. (Génesis 21:10-21.) //Volver al Índice

1078
W1976 15/3 PÁGS.191-192

¿Cómo se puede armonizar Hechos 7:16, que atribuye a


Abrahán la compra de un lugar de entierro en Siquem, con
Génesis 23:15-19?
Pudiera parecer que hay un conflicto, pues Hechos 7:16 dice que Abrahán compró un lugar de
entierro en Siquem, pero Génesis 23:15-19 informa que él compró una porción de terreno como ésa
en Macpela cerca de Hebrón. Hay varias explicaciones posibles. Notemos algunos de los detalles.
Poco después de haber entrado Abrahán en la Tierra Prometida (1943 a. de la E.C.) residió por un
tiempo en Siquem, que estaba en la zona septentrional donde más tarde fue edificada Samaria.
(Gén. 12:6-8) Más tarde, cuando Sara la esposa de Abrahán murió (1881 a. de la E.C.), Abrahán
compró como lugar de entierro el campo y la cueva de Macpela, que estaba cerca de Hebrón al
sur de Jerusalén. “Abrahán enterró a Sara su esposa en la cueva del campo de Macpela enfrente
de Mamré, es decir, Hebrón, en la tierra de Canaán.” (Gén. 23:15-19) Con el tiempo Abrahán, Isaac,
Rebeca y Lea fueron también enterrados allí.—Gén. 25:9; 49:29-32.
Jacob el nieto de Abrahán también moró por un tiempo cerca de Siquem, y allí compró una
porción de terreno y edificó un altar. (Gén. 33:18-20) Ya por morir en Egipto, Jacob mandó a sus hijos
que lo enterraran, no en Siquem, sino con sus padres en la porción de terreno que Abrahán había
comprado cerca de Hebrón. (Gén. 49:29-32; 50:12, 13) En cuanto a un entierro en Siquem, Josué
24:32 dice que después que los israelitas entraron en la Tierra Prometida enterraron los huesos de
José “en Siquem en la porción del campo que Jacob había adquirido,” la cual llegó a estar en el
territorio de Manasés el hijo de José.
Teniendo presente esta historia, podemos notar Hechos 7:15, 16. En su sobresaliente defensa el
discípulo cristiano Esteban dijo: “Jacob bajó a Egipto. Y falleció; e igualmente nuestros antepasados,
y [los “antepasados”] fueron transferidos a Siquem y fueron puestos en la tumba que Abrahán con
dinero de plata había comprado a precio de los hijos de Hamor en Siquem.” De modo que
parecería que Esteban dijo que Abrahán, más bien que Jacob, compró terreno en Siquem. Sin
embargo Génesis 23:17, 18 nos dice que Abrahán compró un lugar de entierro en Macpela cerca
de Hebrón.
Ciertos doctos creen que, además de comprar la porción de terreno en Hebrón, Abrahán pudo
haber obtenido también el terreno de Siquem donde Jehová se le apareció y donde luego edificó
un altar (Gén. 12:7) Si así fue, entonces este terreno puede haber sido el mismo que Génesis 33:18, 19
menciona que Jacob compró de los que lo controlaban en aquel tiempo. Este punto de vista
eliminaría todo problema aparente con Hechos 7:16.
Otro enfoque es que Esteban quizás simplemente haya estado condensando dos relatos,
combinando la transacción de Abrahán en Génesis 23:15-19 y la compra por Jacob que se
menciona en Génesis 33:18, 19. Da algún peso a esta posibilidad el hecho de que en Hechos 7:7
Esteban evidentemente combinó en una sola declaración algo que Dios le dijo a Abrahán y algo
que le dijo a Moisés. (Gén. 15:14; Éxo. 3:12) Por lo tanto Hechos 7:16 puede ser solo una declaración
condensada o elíptica que bastaba para lo que Esteban se proponía, como lo fue Hechos 7:7.
Se puede considerar otra solución posible. Abrahán era el abuelo de Jacob. Por eso, aunque
Génesis 33:18, 19 dice que Jacob compró terreno en Siquem, Esteban pudo haber atribuido la
compra a Abrahán el cabeza patriarcal. Hacen creíble esto otros casos de la Biblia en los cuales se
encuentra que descendientes de ciertas personas aplicaron y usaron los nombres de sus
antepasados.—Ose. 11:1, 3, 12; Mat. 2:15-18.

1079
Cada una de estas posibilidades puede ser la solución al conflicto aparente entre Hechos 7:16 y
Génesis 23:15-19. El hecho de que haya varias explicaciones plausibles disponibles enfatiza lo
irrazonable que sería que alguien de hoy que no contara con todos los hechos llegara a la
conclusión de que Esteban se equivocó. //Volver al Índice

1080
W2008 1/10 PÁG.27

Si Adán era perfecto, ¿cómo fue posible que pecara?


Fue posible porque Dios lo creó con libertad de decisión. Y esa libertad, o libre albedrío,
no impedía que Adán fuera perfecto. Ahora bien, hay que tener en cuenta que únicamente Dios es
perfecto en sentido absoluto (Deuteronomio 32:3, 4; Salmo 18:30; Marcos 10:18). Todo lo demás solo
puede ser perfecto en sentido relativo. Por ejemplo, un cuchillo puede ser perfecto para cortar
carne, pero ¿verdad que no lo usaríamos para comer sopa? Así pues, las personas y las cosas solo
son perfectas si cumplen el propósito para el que fueron creadas.
¿Y para qué creó Dios a Adán? Lo creó para que fuera el primero de una gran familia de seres
inteligentes con libre albedrío. Todos podrían demostrar su amor a Dios obedeciendo Sus leyes por
voluntad propia. En efecto, Dios no programó a los seres humanos para que le obedecieran
automáticamente. La obediencia debía nacerles del corazón (Deuteronomio 10:12, 13; 30:19, 20).
Por tanto, si Adán hubiera sido creado sin la posibilidad de desobedecer, habría estado incompleto;
es decir, habría sido imperfecto. Ahora bien, ¿cómo empleó Adán su libre albedrío? La Biblia indica
que siguió el ejemplo de su esposa y desobedeció la ley divina sobre el “árbol del conocimiento de
lo bueno y lo malo” (Génesis 2:17; 3:1-6).
Entonces, ¿será que Dios creó al primer hombre con alguna limitación moral que le impidiera
tomar buenas decisiones o resistir tentaciones? No. Antes de que Adán pecara, Jehová había
examinado toda su creación terrestre —incluida la primera pareja humana— y había llegado a la
conclusión de que todo era “muy bueno” (Génesis 1:31). Por eso, cuando Adán pecó, Dios
no consideró que el error se debiera a algún defecto de diseño. Más bien, culpó a Adán con toda
razón (Génesis 3:17-19). El primer hombre no había permitido que el amor a Dios y a sus principios lo
motivaran a obedecerlo por encima de todo.
Pensemos asimismo en Jesús, quien fue un ser humano perfecto, igual que Adán. Aunque era
descendiente suyo, él tampoco tenía ninguna limitación que lo hiciera vulnerable a las tentaciones,
pues fue concebido por espíritu santo (Lucas 1:30, 31; 2:21; 3:23, 38). No obstante, a diferencia de
Adán, Jesús eligió por voluntad propia resistir las enormes presiones y mantenerse leal a su Padre. Por
tanto, está claro que Adán fue el único responsable de su pecado; fue él quien, usando su libre
albedrío, decidió desobedecer a Dios.
Ahora bien, ¿por qué actuó así? ¿Acaso tenía la idea de que le iría mejor? No, pues el apóstol
Pablo escribió que “Adán no fue engañado” (1 Timoteo 2:14). Lo cierto es que él decidió ceder a los
deseos de su esposa, quien ya había optado por comer del árbol prohibido. Para él fue más
importante complacerla a ella que obedecer a su Creador. Cuando Eva le ofreció el fruto
prohibido, él tendría que haber reflexionado en el daño que aquello causaría a su relación con
Jehová. Su amor a Dios no era profundo e inquebrantable, y eso lo hizo vulnerable a las tentaciones;
de ahí que se dejara convencer por su esposa.
Adán pecó antes de engendrar hijos, y por eso todos sus descendientes hemos heredado la
imperfección. No obstante, al igual que él, tenemos libre albedrío. Así que lo mejor que podemos
hacer es meditar con agradecimiento en la bondad de Jehová y cultivar un intenso amor por él. Sin
duda, él merece que le sirvamos y obedezcamos de todo corazón (Salmo 63:6; Mateo 22:36, 37).
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1081
W1976 1/8 PÁGS.479-480

¿Tuvo piel rojiza Adán, como se ha dicho que su nombre


sugiere?
Nadie en la Tierra puede decir hoy día con certeza de qué color era la piel de Adán. Sin
embargo, sí sabemos que él fue el progenitor de todos los hombres, con toda la variedad de colores
de piel que ahora existen. Pero ¿por qué surge la idea de que la piel de Adán pudo haber tenido un
color rojizo?
La palabra hebrea adam se traduce “Adán.” Además de ser un nombre, significa y se vierte
“hombre” u “hombre terrestre,” sea que se refiera a un solo hombre o a la humanidad en general
sobre la Tierra. (Gén. 1:26; 6:7; 7:21; 9:6; 1 Sam. 15:29) La palabra adam se relaciona con otra
palabra hebrea, adamah, que significa “tierra” o “suelo.” El punto de vista que domina entre los
doctos en hebreo es que ambas palabras se derivan del hebreo adom, que significa “rojo.” El
Theological Dictionary of the Old Testament (1974), al ofrecer una razón posible para derivar “suelo”
de “rojo,” sugiere que la tierra posiblemente haya contenido hierro y por lo tanto haya tenido
apariencia rojiza. De modo similar, algunas autoridades que sustentan que adam (Adán, hombre) se
deriva de adom (rojo) han especulado que Adán posiblemente haya tenido piel de color rojizo.
Sin embargo, note la conexión que se presenta en Génesis 2:7: “Procedió Jehová Dios a formar al
hombre [adam] del polvo del suelo [adamah] y a soplar en sus narices el aliento de vida, y el
hombre [adam] vino a ser alma viviente.” ¿Está considerando la Biblia aquí el color del suelo o
tratando de indicar el color de la piel del primer hombre? No. El vínculo fundamental es entre
“hombre” y “suelo.” La Palabra de Dios estaba enfocando la atención en el hecho de que el
hombre era del suelo; era terreno o terrestre. Todo lo de Adán era de la misma fuente... su piel, su
cabello, sus ojos, sus dientes, etcétera. Sin importar cuál fuera la textura o color de las partes del
cuerpo de Adán, todas eran del mismo suelo No eran todas rojizas solo porque el suelo quizás lo
haya sido. Después que Adán pecó, Dios le dijo lo que le sucedería fuera del Jardín de Edén:
“[Volverás] al suelo, porque de él fuiste tomado. Porque polvo eres y a polvo volverás.”—Gén. 3:19.
En consecuencia, la piel de Adán quizás haya sido rojiza, o quizás no. Puesto que la relación
fundamental entre adam (Adán, hombre) y adamah (suelo) en Génesis 2:7 recalcaba que Adán
era un hombre terrestre, del suelo, su piel pudo haber sido de cualquiera de los diversos colores que
encontramos hoy entre los pueblos de toda la Tierra.
Un hecho fundamental que no debemos pasar por alto es que todas las personas humanas han
descendido del primer hombre, Adán. Todas las personas —sea su piel roja, aceitunada, morena,
negra, blanca o amarilla— todas están igualmente enlazadas, por descendencia, con Adán. Todos
somos sus hijos. La Biblia dice: “[Dios] hizo de un solo hombre [Adán] toda nación de hombres, para
morar sobre la entera superficie de la tierra.” (Hech. 17:26) La composición genética que Dios le dio
a Adán fue tal que pudo desarrollarse extensa variedad entre su prole, variedad en su color y
textura del cabello, color de la piel, tamaño del cuerpo, características faciales, etcétera. Parece
que, como resultado de aislamiento geográfico y otros factores, entre pueblos estrechamente
relacionados se hicieron prominentes los rasgos particulares que en tiempos modernos han hecho
que se les llame las razas de la humanidad. (Para detalles, vea ¡Despertad! del 22 de mayo de 1973,
páginas 5-8.) Sin embargo, todos somos descendientes de Adán.
Las preguntas en cuanto al color de la piel o las características faciales o corporales particulares
de Adán no pueden ser resueltas en este tiempo. Así, pues, los trazos de los dibujantes de Adán y
Eva en el Jardín de Edén que aparecen en las publicaciones de la Sociedad Watch Tower son
simplemente esfuerzos por transmitir la idea de los primeros dos individuos humanos en el paraíso. De
modo similar, al “último Adán,” Jesús, pudiera representársele como judío, pero ninguna persona
humana sabe hoy exactamente qué apariencia tenía. (1 Cor. 15:45) Pero, más importantes que

1082
preguntas cuya respuesta no puede ser determinada en la actualidad en cuanto a los rasgos
corporales de Adán son las de por qué y cómo Adán perdió la aprobación de Dios, y qué
significado tiene esto para nosotros.—Rom. 5:12.
Si nos interesamos en esta importante enseñanza bíblica, ahora podemos unirnos a los testigos
cristianos de Jehová de todas las razas que se están esforzando por hacer la voluntad del Creador.
Ni la nación donde nació una persona ni el color de su piel determina el que consiga la aprobación
del Creador. Como dijo el apóstol Pedro: “Con certeza percibo que Dios no es parcial, sino que en
toda nación el que le teme y obra justicia le es acepto.”—Hech. 10:34, 35.
Hoy las personas que satisfacen Sus requisitos pueden esperar vida en el paraíso terrestre que
Dios pronto establecerá. Allí podrán conversar con Abel el hijo de Adán cuando Abel resucite y
podrán aprender directamente mucho en cuanto al comienzo de la familia humana. También
podrán participar en el cumplimiento del propósito de Dios de llenar la Tierra con una variedad
deleitable de personas humanas que vivan en paz y unidad y que puedan servirle para siempre.
//Volver al Índice

1083
W1985 15/3 PÁG.31

¿Estaba predeterminado que Adán y Eva tendrían que morir,


ya que Hebreos 9:27 dice que “les está reservado a los
hombres morir una vez para siempre, pero después de esto
un juicio”?
No, esa declaración no trata sobre Adán y Eva, quienes fueron creados con la perspectiva de
vida sin fin en la Tierra. Si ellos hubieran obedecido a Dios, pudieran haber vivido para siempre. Su
muerte, más bien que estar predeterminada, fue el resultado de su pecado deliberado (Génesis
2:15-17). El contexto muestra que las palabras de Hebreos 9:27 aplican en primer lugar al sumo
sacerdote del antiguo Israel, quien, en el Día de Expiación, prefiguraba a Jesucristo. (Hebreos
4:14, 15.)
En 1915, a Charles T. Russell, entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, se le preguntó
acerca de Hebreos 9:27. Él hizo referencia a lo que se había publicado anteriormente, como en
Studies in the Scriptures y Tabernacle Shadows of the Better Sacrifices (1899). Las palabras de
Hebreos 9:27 se explicaron en relación con el contexto.
En los capítulos ocho y nueve de Hebreos, Pablo mostró que muchos detalles de la Ley mosaica
fueron “una representación típica y sombra de las cosas celestiales” (Hebreos 8:5). Éste era
especialmente el caso con relación a los procedimientos de los sacrificios del Día de Expiación
anual. Solo en aquel día especial podía el sumo sacerdote entrar en el compartimiento más interior
del tabernáculo. Este cuarto, el Santísimo, estaba separado de lo demás por una cortina, y el sumo
sacerdote tenía que preparar el camino de entrada introduciendo un incienso especial. Luego
podía entrar con la sangre de sacrificio de un toro y un macho cabrío. Aun cuando el sacerdote
seguía cuidadosamente todos los requisitos rigurosos, el resultado era que los pecados de los
israelitas eran cubiertos por tiempo limitado; los sacrificios tenían que ofrecerse cada año.
Pablo, al continuar su argumento, dijo que “Cristo vino como sumo sacerdote”, pero después de
su muerte y resurrección “entró, no en un lugar santo hecho de manos, [...] sino en el cielo mismo,
para comparecer ahora delante de la persona de Dios a favor nuestro” (Hebreos 9:11, 12, 24).
¿Tendría que repetirse aquel sacrificio? No. Cristo “se ha manifestado una vez para siempre”
(Hebreos 9:25, 26; Romanos 6:9). Pablo entonces dijo: “Y así como les está reservado a los hombres
morir una vez para siempre, pero después de esto un juicio, así también el Cristo fue ofrecido una
vez para siempre para cargar con los pecados de muchos”. (Hebreos 9:27, 28.)
Después de este repaso del contexto podemos comprender los comentarios que se hacen sobre
Hebreos 9:27 en Tabernacle Shadows: “Cada vez que un Sacerdote entraba en el Santísimo el Día
de Expiación, él arriesgaba su vida; pues si su sacrificio había sido imperfecto, él habría muerto al
cruzar el segundo velo [la cortina]. Él mismo no habría sido aceptado en el Santísimo, ni sus
sacrificios imperfectos habrían sido aceptables como expiación por los pecados del pueblo. Por lo
tanto, cualquier falta significaba muerte para él, y la condenación de todos aquéllos por cuyos
pecados él tratara de hacer reconciliación. Éste era el juicio mencionado en este texto, por el cual
pasaban cada año los sacerdotes típicos”.
Tabernacle Shadows luego hizo un contraste con Cristo Jesús, quien murió una muerte
sacrificatoria: “Si su sacrificio hubiera sido de cualquier manera o hasta cierto punto imperfecto, él
jamás habría sido levantado de la muerte, el ‘juicio’ de justicia habría obrado contra él. Pero su
resurrección, al tercer día, probó que su obra fue efectuada perfectamente, que había pasado la
prueba del juicio divino”.

1084
Por eso, al considerar el contexto, las palabras de Hebreos 9:27 son una observación sobre la
superioridad del servicio sacerdotal de Cristo.
No obstante, también es posible referirse a Hebreos 9:27 para expresar en términos generales la
experiencia de la humanidad. Aunque Adán y Eva tuvieron la posibilidad de vida sin fin, no ha sido
así en el caso de sus descendientes. Adán y Eva tuvieron hijos solo después de haber pecado. De
ahí que todos sus descendientes imperfectos nacieran moribundos (Romanos 5:12; 6:23). Por lo
tanto, la muerte heredada acaece a la humanidad una sola vez. Así será aun en el futuro. Si
después que se apliquen los beneficios del sacrificio de Cristo por la humanidad, y si durante el día
de juicio de Dios de mil años, alguna persona resucitada llegara a merecer destrucción eterna, le
vendrá muerte por su propia iniquidad, no por el pecado adánico. (Revelación 20:13-15.)
En sentido opuesto, los que habían muerto debido al pecado heredado, pero que después de la
resurrección resulten fieles, recibirán el juicio favorable de vida eterna. (Revelación 21:3-6.)
Por consiguiente, dentro del contexto, Hebreos 9:27 se refiere al servicio de Jesús como sumo
sacerdote en contraste con los sumos sacerdotes de Israel. Este texto también se ha usado para
describir lo que experimentan en general los seres humanos por haber heredado la muerte adánica.
Pero no apoya el punto de vista no bíblico de los que creen en la predestinación, a saber, que aun
antes de que Adán y Eva fueran creados estaba predeterminado que morirían. //Volver al Índice

1085
W2001 15/11 PÁG.27

¿Cómo comunicó la serpiente a Eva la idea de desobedecer


la ley de Dios respecto al árbol del conocimiento de lo
bueno y lo malo en el jardín de Edén?
En Génesis 3:1 leemos: “Ahora bien, la serpiente resultó ser la más cautelosa de todas las bestias
salvajes del campo que Jehová Dios había hecho. De modo que empezó a decir a la mujer: ‘¿Es
realmente el caso que Dios ha dicho que ustedes no deben comer de todo árbol del jardín?’”.
Se han planteado varias hipótesis sobre cómo se comunicó la serpiente con Eva, entre ellas, que lo
hizo por señas o gestos. Por ejemplo, el clérigo inglés Joseph Benson comentó: “Parece más
probable que utilizara alguna clase de señas. Hay quienes hasta creen que la razón y el habla eran
características de las serpientes en aquel entonces, [...] pero de esto no hay prueba alguna”.
No obstante, ¿cómo podría la serpiente, por señas, transmitir a Eva la idea de que si tomaba del
fruto prohibido sería como Dios, capaz de decidir qué era bueno y qué era malo? Además, la mujer
participó en la conversación, pues contestó la pregunta que planteó la serpiente (Génesis 3:2-5).
La suposición de que esa criatura se comunicó solo mediante señas o movimientos llevaría a la
conclusión de que Eva respondió de igual manera; sin embargo, la Biblia dice que ella habló.
Con respecto a este incidente, el apóstol Pablo advirtió a sus compañeros cristianos: “Tengo
miedo de que de algún modo, así como la serpiente sedujo a Eva por su astucia, las mentes de
ustedes sean corrompidas”. El peligro al que aludía Pablo provenía de los “apóstoles falsos, obreros
engañosos”. La amenaza que dichos “apóstoles superfinos” representaban no se limitaba a señas o
gestos, sino que incluía su habla, es decir, las palabras engañosas que pronunciaban para
descarriar a los demás (2 Corintios 11:3-5, 13).
Aunque se empleó el habla para engañar a Eva en el jardín de Edén, no hay nada que indique
que la serpiente literal tuviera cuerdas vocales. En realidad, no las necesitaba. Cuando el ángel de
Dios habló a Balaam por medio de un asna, no fue necesario que esta tuviera una laringe compleja
parecida a la del ser humano (Números 22:26-31). Es patente que, cuando esta ‘bestia de carga sin
voz se expresó con voz de hombre’, el poder que la hizo hablar provenía de la región de los espíritus
(2 Pedro 2:16).
La Biblia dice que la criatura espiritual que se dirigió a Eva valiéndose de la serpiente es “la
serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás” (Revelación [Apocalipsis] 12:9). Las palabras
audibles a las que respondió Eva se produjeron por instigación de Satanás, quien “sigue
transformándose en ángel de luz” (2 Corintios 11:14). //Volver al Índice

1086
W2007 15/6 PÁG.31

¿Tenía patas la serpiente que habló a Eva?


Según Génesis 3:14, Jehová Dios dirigió las siguientes palabras a la serpiente que engañó a Eva
en el jardín de Edén: “Porque has hecho esta cosa, tú eres la maldita de entre todos los animales
domésticos y de entre todas las bestias salvajes del campo. Sobre tu vientre irás, y polvo es lo que
comerás todos los días de tu vida”. La Biblia no dice expresamente que el reptil utilizado para tentar
a la mujer tuviera patas y que las perdiera después de la maldición. Si bien las palabras empleadas
en Génesis 3:14 pudieran llevar a algunos a tal conclusión, no necesariamente ha de ser así. ¿Por
qué no?
Principalmente porque la sentencia de Jehová iba en realidad dirigida contra Satanás, el espíritu
invisible que hizo mal uso de aquel humilde animal. La Biblia llama a Satanás “el padre de la
mentira” y “la serpiente original”, seguramente aludiendo al hecho de que se valió de un animal
visible —la serpiente— como portavoz para inducir a Eva a desobedecer el mandato divino (Juan
8:44; Revelación [Apocalipsis] 20:2).
Dios creó las serpientes, y al parecer Adán les había puesto nombre antes de que el Diablo
utilizara una como instrumento para su engaño. Siendo un ser irracional, la serpiente que habló a
Eva no tenía la culpa de nada. No se daba cuenta de que Satanás la estaba utilizando ni podía
entender la sentencia divina pronunciada contra los desobedientes.
Entonces, ¿por qué habló Dios del rebajamiento físico de la serpiente? Su comportamiento en la
naturaleza, arrastrándose sobre su vientre y lengüeteando como si lamiera el polvo, la hacía un
símbolo apropiado de la condición degradada de Satanás. Este, que antes había disfrutado de una
posición elevada por ser un ángel de Dios, fue relegado a un estado de humillación que en la Biblia
se denomina Tártaro (2 Pedro 2:4).
Por otro lado, al igual que una serpiente puede morder el talón de una persona, Satanás en su
condición degradada ‘magullaría el talón’ de la “descendencia” de Dios (Génesis 3:15). La parte
principal de esta descendencia fue Jesucristo, quien sufrió transitoriamente a manos de los agentes
del Diablo. Pero en el futuro, Cristo y sus hermanos ungidos resucitados aplastarán
permanentemente la cabeza de la serpiente simbólica (Romanos 16:20). De modo que el hecho de
que Dios dirigiera la maldición a la serpiente visible representó muy bien el rebajamiento y la
destrucción final de Satanás, “la serpiente original”. //Volver al Índice

1087
W1984 1/9 PÁG.31

¿Cómo comunicó la serpiente la tentación a Eva en el jardín


de Edén?
Génesis 3:1 dice: “Ahora bien, la serpiente resultó ser la más cautelosa de todas las bestias
salvajes del campo que Jehová Dios había hecho. De modo que empezó a decirle a la mujer: ‘¿Es
realmente el caso que Dios dijo que ustedes no deben comer de todo árbol del jardín?’”.
Respecto a cómo la serpiente se comunicó con Eva, se han sugerido diferentes métodos, incluso
el que lo haya hecho por medio de movimientos del cuerpo o contorsiones sugestivas. Por ejemplo,
el clérigo inglés Joseph Benson comentó: “No se nos informa en cuanto a cómo él le habló a ella;
pero lo que parece más probable es que lo haya hecho mediante alguna clase de señas. De
hecho, hay quienes han supuesto que la razón y el habla eran cualidades conocidas de las
serpientes en aquel entonces y que por lo tanto no le sorprendió a Eva oírla razonar y hablar, lo cual
se cree que de otro modo hubiera tenido que sorprenderla: pero de esto no hay prueba alguna”.
[Nota]
Se ha razonado que la mismísima presencia de la serpiente y sus acciones podían transmitir un
mensaje. Claro, no fue a los animales, sino al hombre (Adán), a quien Dios dijo: “En cuanto al árbol
del conocimiento de lo bueno y lo malo no debes comer [...] porque en el día que comas de él
positivamente morirás” (Génesis 2:17). Con todo, si la serpiente —que tenía la reputación de ser muy
“cautelosa”— estaba en el árbol, Eva pudiera haber concluido que el árbol no podía ser tan
peligroso como se había dicho. La serpiente hasta pudo haber hecho movimientos seductores que
parecieran mostrar que el tener algo que ver con el árbol le había proporcionado beneficios.
No obstante, los meros movimientos del cuerpo difícilmente explican todo lo que leemos en
Génesis 3:1-5, como el que la serpiente indicara a Eva que ella llegaría a ser como Dios y que podría
decidir lo que era bueno y lo que era malo. Además, la historia inspirada declara que la serpiente
“empezó a decirle a la mujer”. Eva contestó de manera lógica, mediante el habla. Entonces “la
serpiente le dijo a la mujer” otras cosas. El sostener, como Joseph Benson sostuvo, que la serpiente se
comunicó simplemente mediante señas o movimientos llevaría a que se tuviera el punto de vista de
que Eva contestó de igual manera, mediante gestos.
Pero al referirse a este suceso, el apóstol Pablo advirtió a los cristianos de Corinto como sigue:
“Tengo miedo de que de algún modo, así como la serpiente sedujo a Eva por su astucia, las mentes
de ustedes sean corrompidas”. Dicho peligro provenía de los “falsos apóstoles, obreros engañosos”.
Ciertamente la amenaza que los “apóstoles superfinos” representaban tenía que ver con algo más
que gestos y apariencias; incluía su habla, las palabras engañosas que pronunciaban para
descarriar a otros. (2 Corintios 11:3, 5, 13.)
Sin embargo, la serpiente literal no tenía cuerdas vocales con las que pudiera hablar, ¿verdad?
No hay nada que nos dé a entender que las haya tenido. Pero tampoco las necesitaba. El que
Jehová hablara a Balaam mediante una bestia de carga no significaba que el asna poseyera una
laringe compleja comparable a la que se encontraba en la garganta humana de Balaam. Leemos:
“Por fin le abrió Jehová la boca al asna y ella le dijo a Balaam [...]”. Balaam contestó la pregunta de
aquel animal, lo cual provocó un comentario adicional de aquella bestia, que en sí no podía hablar
como lo hacen los humanos (Números 22:26-31). En aquella ocasión, Jehová le abrió los ojos a
Balaam para que éste viera la presencia de un ángel, un espíritu sobrehumano. Por eso, cuando
esta ‘bestia de carga sin voz hizo expresión con la voz de hombre’, la causa de aquella hazaña y el
poder para ella provinieron de la región de los espíritus. (2 Pedro 2:16.)
Bueno, entonces, ¿se valió Jehová de alguna forma de ventriloquia milagrosa? Quizás, pero no
podemos ser dogmáticos en cuanto al método exacto que utilizó. Juan 8:44 y Revelación 12:9

1088
muestran que el que estuvo tras la serpiente literal en Edén fue el que llegó a ser “llamado Diablo y
Satanás”. Él también es un espíritu sobrehumano, pero uno que es inicuo. (Compárese con 1 Samuel
28:7, 8, 15-19.)
Por consiguiente, aun cuando los movimientos de la serpiente literal quizás hayan tendido a
confirmar el mensaje que ésta transmitió a Eva, es patente que se empleó el habla en sí... palabras
audibles que Eva pudo oír y a las cuales pudo contestar. Y esto se efectuó bajo la instigación del
archiengañador, Satanás, quien “sigue transformándose en ángel de luz”. (2 Corintios 11:14.)
Nota a pie de página. En 1907, C. T. Russell escribió: “No podemos saber si habló con voz audible
o solo por medio de acciones... muy probablemente fue mediante éstas, pues a veces decimos:
‘Las acciones hablan más que las palabras’”. //Volver al Índice

1089
W2010 1/9 PÁG.25

¿Cómo fue que Caín llegó a tener una esposa?


“Si Adán y Eva solo tuvieron dos hijos varones, Caín y Abel, ¿de dónde obtuvo Caín su esposa?”
Esta suele ser la pregunta capciosa que plantean muchos escépticos. Pero la Biblia proporciona
suficientes detalles como para dar una buena respuesta.
De los capítulos 3 y 4 de Génesis se puede obtener la siguiente información: 1) Eva “lleg[aría] a
ser la madre de todo el que viviera”. 2) Para cuando Caín mató a su hermano Abel, es obvio que
había pasado cierta cantidad de tiempo desde su nacimiento. 3) Después de su destierro, Caín se
convirtió en un hombre “errante y fugitivo” y temía que alguien lo encontrara y lo matara. 4) La
señal que Dios estableció para proteger a Caín revela que probablemente sus hermanos u otros
parientes intentarían asesinarlo. 5) Después, “en la tierra de la Condición de Fugitivo, [...] Caín tuvo
coito con su esposa” (Génesis 3:20; 4:3, 12, 14-17).
En vista de lo anterior, se puede deducir que la esposa de Caín fue una descendiente de Eva de
la que se desconoce el tiempo exacto de su nacimiento. Génesis 5:4 declara que en los
novecientos treinta años que Adán vivió “llegó a ser padre de hijos e hijas”. Ahora bien, la Biblia
no especifica si Caín se casó con una de sus hermanas. Es más, el hecho de que primero se hable
del destierro de Caín y luego de su esposa indica que pasó tanto tiempo que él pudo haberse
casado incluso con una nieta de Adán y Eva. De ahí que el Comentario Bíblico Moody se limite a
señalar que “la esposa de Caín pertenecía a la familia de Adán y Eva”.
Cabe mencionar la opinión de Adam Clarke, comentarista bíblico del siglo XIX, sobre la razón por
la que Dios estableció una señal para Caín. Según este autor, Caín temía por su vida porque ya
existían múltiples generaciones de la familia de Adán, suficientes como para “fundar varios
pueblos”.
Para algunas sociedades modernas, sin embargo, resulta inconcebible que Caín se hubiera
casado con una de sus hermanas o con alguna mujer que hubiera nacido de la unión de un hijo y
una hija de Adán. Dicha reacción suele deberse a las normas sociales establecidas y al temor a los
defectos genéticos. No obstante, Frank LaGard Smith comenta lo siguiente en su obra La Biblia
Cronológica: “Es muy probable que estos primeros hermanos y hermanas se hayan casado entre
ellos, a pesar del sentido inapropiado que se sentiría si eso hubiera sucedido en las siguientes
generaciones”. Es digno de mención, además, que no fue sino hasta 1513 antes de nuestra era —
año en que Moisés recibió las leyes para la nación de Israel— que Dios prohibió específicamente las
relaciones sexuales entre parientes cercanos (Levítico 18:9, 17, 24).
Actualmente, nos separan miles de años del tiempo en que nuestros primeros padres disfrutaron
de completa perfección. Es muy posible que en sus días no existieran los mismos problemas
genéticos y hereditarios de hoy. Además, estudios recientes, como el publicado en la revista
médica Journal of Genetic Counseling, han demostrado que los riesgos de que un hijo de primos
hermanos nazca con algún defecto no son tan altos como mucha gente piensa. Es de suponer,
pues, que tales cuestiones no representaron un problema en la época de Adán e incluso antes de
los días de Noé. Por tanto, podemos llegar a la conclusión de que Caín y su esposa pertenecían a la
misma familia. //Volver al Índice

1090
W1994 1/2 PÁG.31

Dios advirtió a Caín de que ‘había pecado agazapado a la


entrada, y su deseo vehemente era por él’, lo que parece
aludir a un animal salvaje y a su presa. (Génesis 4:7.) ¿Por
qué se expresó la advertencia de este modo si antes del
Diluvio los animales solo comían vegetación?
En los libros que escribió Moisés hay varios versículos que reflejan hechos o descripciones que
pueden parecer extrañamente anacrónicos.
Por ejemplo, el relato de Génesis 2:10-14 da detalles geográficos sobre el jardín de Edén. Moisés
escribió que un río “es el que va al este de Asiria”. Pero la tierra de Asiria derivó su nombre de Asur, el
hijo de Sem, que nació después del Diluvio. (Génesis 10:8-11, 22; Ezequiel 27:23; Miqueas 5:6.) Al
parecer, en su relato exacto e inspirado, Moisés empleó el término “Asiria” para referirse a una
región conocida por sus lectores.
Considere otro ejemplo de los primeros capítulos de Génesis. Cuando Adán y Eva pecaron,
Jehová los expulsó del jardín y les impidió volver a entrar en él. ¿Cómo? Génesis 3:24 dice: “Expulsó
al hombre, y al este del jardín de Edén apostó los querubines y la hoja llameante de una espada
que continuamente daba vueltas para guardar el camino al árbol de la vida”. Fíjese, “la hoja
llameante de una espada”. ¿Inventó Dios las espadas?
No tenemos que pensar que nuestro amoroso Creador fue el primero que hizo lo que conocemos
como una espada. Adán y Eva vieron que algo relumbrante daba vueltas delante de los ángeles.
¿Qué era exactamente? Cuando Moisés escribió el libro de Génesis, las espadas se utilizaban en la
guerra y eran muy conocidas. (Génesis 31:26; 34:26; 48:22; Éxodo 5:21; 17:13.) De modo que las
palabras de Moisés “la hoja llameante de una espada” permitieron a sus lectores visualizar en cierto
modo lo que había a la entrada de Edén. Lo que se conocía en el tiempo de Moisés permitió
entender debidamente el pasaje. Y el lenguaje que Moisés empleó debió ser exacto, porque
Jehová hizo que se incluyera en la Biblia. (2 Timoteo 3:16.)
¿Qué puede decirse de Génesis 4:7? En ese versículo Dios advierte a Caín: “Si te diriges a hacer
lo bueno, ¿no habrá ensalzamiento? Pero si no te diriges a hacer lo bueno, hay pecado agazapado
a la entrada, y su deseo vehemente es por ti; y tú, por tu parte, ¿lograrás el dominio sobre él?”.
Como se ha dicho, parece ser que con estas palabras se representa la imagen de un animal salvaje
hambriento agazapado para saltar sobre una presa y devorarla.
Sin embargo, la Biblia indica que Adán y Eva estaban en paz con los animales. Algunos de ellos
debieron sentirse muy cómodos junto al hombre, e incluso se beneficiarían de esa proximidad. Otros
eran salvajes, animales que por naturaleza vivían lejos del hombre. (Génesis 1:25, 30; 2:19.) Ahora
bien, la Biblia no indica que ninguno de los animales atacara a otros animales ni al ser humano. En el
principio Dios solo proveyó la vegetación como alimento, tanto para los animales como para el
hombre. (Génesis 1:29, 30; 7:14-16.) Esta situación no cambió hasta después del Diluvio, como se
dice en Génesis 9:2-5.
¿Qué decir, pues, de la advertencia que Dios dio a Caín, recogida en Génesis 4:7? En tiempo de
Moisés sin duda se entendería fácilmente la imagen de un animal salvaje agazapado para saltar
sobre su presa, y nosotros la entendemos también. De modo que, de nuevo, Moisés debió utilizar un
lenguaje adaptado a los lectores que conocían el mundo posdiluviano. Y aunque Caín nunca

1091
hubiera visto una imagen como esa, debió entender una advertencia que comparaba el deseo
pecaminoso a un animal hambriento.
Los aspectos principales que deberían tener un mayor impacto en nosotros sin duda son los
siguientes: la bondad de Dios al advertir a Caín, el valor de aceptar humildemente el consejo, la
facilidad con que los celos pueden corrompernos y la seriedad con la que debemos tomar otras
advertencias divinas que Dios nos da mediante las Escrituras. (Éxodo 18:20; Eclesiastés 12:12; Ezequiel
3:17-21; 1 Corintios 10:11; Hebreos 12:11; Santiago 1:14, 15; Judas 7, 11.) //Volver al Índice

1092
W2001 1/8 PÁG.31

¿Dónde se hallaba Daniel cuando se probó a los tres hebreos


ante la imagen que había erigido Nabucodonosor en la
llanura de Dura?
La Biblia no lo dice, de modo que nadie está en condiciones de determinar el paradero de
Daniel durante aquella prueba.
Hay quien dice que Sadrac, Mesac y Abednego ostentaban un rango inferior al de Daniel o que
este gozaba de un trato de favor de parte de Nabucodonosor, por lo que no estaba obligado a ir a
la llanura de Dura. Daniel 2:49 indica, en efecto, que durante algún tiempo ocupó un puesto más
elevado que sus tres compañeros, pero no es posible demostrar que por ello estuviera exento de
reunirse con los demás ante la imagen.
Otros tratan de explicar su ausencia alegando que quizá estaba en una misión oficial fuera de
Babilonia, o que se encontraba enfermo y no podía asistir. No obstante, la Biblia no dice nada de
eso. Sea como fuere, su proceder fue irreprochable, pues, en caso contrario, no cabe duda de que
los celosos funcionarios babilonios se hubieran aprovechado de la situación para acusarlo (Daniel
3:8). Tanto antes como después de este episodio, Daniel fue íntegro y leal a Dios en toda
circunstancia (Daniel 1:8; 5:17; 6:4, 10, 11). De modo que, si bien la Biblia no dice por qué no se
encontraba Daniel en la llanura de Dura, estamos seguros de que fue completamente fiel a Jehová
Dios (Ezequiel 14:14; Hebreos 11:33). //Volver al Índice

1093
W1988 1/10 PÁG.30

¿Por qué, si Daniel había dicho que no aceptaría regalos del


rey Belsasar por interpretar la escritura en la pared, después
leemos que lo visten con la vestidura y el collar?
Precisamente antes de que los medos y los persas derribaran a Babilonia, el rey Belsasar y su
corte estuvieron banqueteando. Durante el banquete él tomó los vasos que eran del templo de
Jehová y los usó para beber vino, en alabanza a los dioses de los babilonios. Pero aquella fiesta fue
interrumpida abruptamente cuando una mano sobrehumana escribió palabras extrañas en la
pared. (Daniel 5:1-5.)
Ni los sabios ni los astrólogos de Babilonia pudieron interpretar la escritura, aunque Belsasar había
prometido dar un collar de oro y prominencia gubernamental a cualquiera que pudiera leer y
explicar la extraña escritura. (Daniel 5:7-9.)
Cuando finalmente se trajo al hebreo llamado Daniel, el rey repitió su oferta: vestir de púrpura a
Daniel, ponerle un collar de oro y hacerlo el tercer gobernante en el reino. Honorablemente, el
profeta respondió: “Tus dádivas resulten para ti mismo, y tus regalos da a otros, sí. No obstante, leeré
la escritura misma al rey, y la interpretación le haré saber”. (Daniel 5:17.)
Así que Daniel no necesitaba un soborno ni un pago para suministrar la interpretación. El rey
podía quedarse con sus regalos o concedérselos a otra persona. Daniel suministraría la explicación,
no por alguna recompensa, sino porque Jehová, el Dios verdadero, que pronto traería juicio sobre
Babilonia, le daba poder para hacerlo.
Como leemos en Daniel 5:29, después que Daniel hubo interpretado las palabras, como dijo que
lo haría, el rey ordenó que de todas maneras se dieran las recompensas a Daniel. Daniel mismo no
se puso la ropa ni el collar. Se los pusieron por orden del gobernante absoluto, el rey Belsasar. Pero
eso no está en conflicto con Daniel 5:17, donde el profeta aclaró que no tenía motivo egoísta.
Jesús después dijo que “el que reciba a un profeta porque es profeta, recibirá galardón de
profeta”. (Mateo 10:41.) Eso difícilmente aplicó a Belsasar, pues él no estaba tratando ni bondadosa
ni respetuosamente a Daniel porque respetara a este hombre fiel como profeta del Dios verdadero.
El rey Belsasar estaba dispuesto a dar los mismos regalos a cualquiera que pudiera resolver el
misterio de la escritura, hasta a algún astrólogo pagano. El rey recibió la recompensa apropiada, la
que estaba en armonía con la escritura profética sobre la pared: “En aquella misma noche Belsasar
el rey caldeo fue muerto, y Darío el medo mismo recibió el reino”. (Daniel 5:30, 31.) //Volver al Índice

1094
W1976 15/6 PÁG.384

¿Era israelita o filistea Dalila, la que le cortó el pelo a Sansón?


La evidencia bíblica sugiere que era israelita.
Jehová levantó a Sansón y le dio Su espíritu para “salvar a Israel” de los filisteos enemigos. (Jue.
13:1, 5, 25) Después de años de hacer eso, Sansón “se enamoró” de Dalila. Aunque la Biblia no dice
de qué nacionalidad era ella, muchos comentaristas bíblicos creen que era una cortesana filistea
deseada por Sansón. Pero la Palabra de Dios no dice eso. Dice que al visitar a Dalila el juez Sansón
iba a ver a una mujer a quien amaba.—Jue. 16:4.
Además, cuando los filisteos trataron de conseguir la ayuda de ella, no emplearon un
llamamiento fundado en el sentimiento patriótico, como probablemente lo habrían hecho si Dalila
hubiera sido compatriota filistea. Más bien, la sobornaron con una muy grande suma de dinero.—
Jue. 16:5.
Antes, tres mil hombres de Judá, por temor, habían ayudado a los filisteos a capturar a Sansón.
(Jue. 15:9-13) Pero Dalila lo hizo por avaricia. Importunó a Sansón hasta que él reveló el secreto de su
fuerza. Entonces ella hizo que el enemigo cayera sobre él. Más tarde, Dios le hizo posible a Sansón
deshacerse del efecto de esta traición tal como lo había ayudado en aquella ocasión anterior.—
Jue. 15:14; 16:28-30.
En consecuencia, parece que Dalila fue una israelita que por soborno se hizo traidora a favor de
los filisteos. Pero la Biblia alista a Sansón como ejemplo de fe.—Heb. 11:32-34. //Volver al Índice

1095
W2005 15/3 PÁG.30

¿Indica el hecho de que David y sus hombres comieran los


panes de la presentación que se puede desobedecer
impunemente la ley de Dios en circunstancias difíciles?
(1 Samuel 21:1-6.)
Levítico 24:5-9 señala que los panes de la presentación que se reemplazaban todos los sábados
estaban reservados para los sacerdotes. Se seguía el principio de que los panes eran santos y
debían servir de alimento a los hombres dedicados al servicio de Dios, es decir, los sacerdotes. Por lo
tanto, no hay duda de que sería impropio darlos a un obrero común o comerlos por simple placer.
Sin embargo, el sacerdote Ahimélec no cometió ningún pecado al compartir el pan de la
proposición con David y sus hombres.
David parecía tener a su cargo una misión especial del rey Saúl, y tanto él como sus soldados
estaban hambrientos. Ahimélec determinó que estaban limpios en sentido ceremonial. Aunque
comer los panes de la presentación constituía técnicamente una violación de la Ley, se ajustaba al
uso básico designado para dichos panes. Teniendo en cuenta este factor, Ahimélec pudo hacer
una excepción a la regla. Jesucristo mismo se refirió a este incidente para ilustrar que era incorrecta
la aplicación demasiado estricta de la ley sabática que hacían los fariseos (Mateo 12:1-8).
Lo antedicho no significa que la ley de Dios pueda pasarse por alto en circunstancias difíciles. Por
ejemplo, surgió una situación crítica cuando los guerreros israelitas luchaban contra los filisteos. El rey
Saúl había dicho: “¡Maldito es el hombre que coma pan antes del atardecer y hasta que me haya
vengado de mis enemigos!”. El relato continúa: “En aquel día siguieron derribando a los filisteos”. Los
soldados estaban agotados y hambrientos, ‘y el pueblo empezó a degollar a los animales en la
tierra y se entregó a comer junto con la sangre’ (1 Samuel 14:24, 31-33). Pecaron contra Jehová al
violar Su ley sobre la sangre. No tuvieron en cuenta el único uso que Dios autorizaba para la sangre,
a saber, “hacer expiación” por los pecados (Levítico 17:10-12; Génesis 9:3, 4). Misericordiosamente,
Jehová aceptó sacrificios especiales a favor de quienes habían pecado (1 Samuel 14:34, 35).
Jehová espera que obedezcamos sus leyes en toda circunstancia. “Esto es lo que el amor de
Dios significa —dice el apóstol Juan—: que observemos sus mandamientos.” (1 Juan 5:3.) //Volver al
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1096
W2004 1/6 PÁG.29

¿Por qué permitió David, un siervo fiel de Jehová, que su


esposa Mical tuviera una imagen de terafim, es decir, un
ídolo, como se indica en 1 Samuel 19:12, 13?
En primer lugar, examinemos brevemente el contexto. Cuando la esposa de David se enteró de
que el rey Saúl había tramado matar a este, ella actuó sin demora. La Biblia dice: “Mical hizo que
David descendiera por la ventana, para que se fuera y huyera y escapara. Entonces Mical tomó la
imagen de terafim [que al parecer, tenía el tamaño y la forma de un hombre] y la colocó sobre el
lecho, y puso una red de pelo de cabra en el lugar de su cabeza, después de lo cual la cubrió con
una prenda de vestir”. Cuando los enviados de Saúl llegaron para apoderarse de David, Mical les
dijo: “Está enfermo”. La estratagema permitió ganar un tiempo valioso, y David logró escapar
(1 Samuel 19:11-16).
Los hallazgos arqueológicos indican que en tiempos antiguos, las imágenes de terafim no solo se
usaban con fines religiosos, sino también para propósitos legales. Así como las escrituras de
propiedad y los testamentos escritos determinan los derechos hereditarios hoy día, en aquel
entonces las imágenes de terafim podían, en ciertas circunstancias, dar a un yerno el derecho de
reclamar la herencia de su difunto suegro. Este hecho tal vez explique por qué, en una ocasión
anterior, Raquel tomó las imágenes de terafim de su padre, y por qué él estaba tan ansioso por
recuperarlas. En este caso, el esposo de Raquel, Jacob, no sabía lo que había hecho su esposa
(Génesis 31:14-34).
Cuando los israelitas llegaron a ser una nación, recibieron los Diez Mandamientos, y el segundo
de estos prohíbe expresamente la fabricación de ídolos (Éxodo 20:4, 5). Más tarde, el profeta
Samuel aludió a esta ley cuando dijo al rey Saúl: “La rebeldía es lo mismo que el pecado de
adivinación, y el adelantarse presuntuosamente lo mismo que usar poder mágico y terafim”
(1 Samuel 15:23). Por esta razón, no es probable que el terafim se utilizara en Israel para asuntos
relacionados con las herencias. No obstante, parece que algunas familias israelitas continuaron
apegándose a esta antigua superstición judía (Jueces 17:5, 6; 2 Reyes 23:24). El hecho de que Mical
guardara un terafim entre sus posesiones indica que su corazón no era completo para con Jehová.
En cuanto a David, o no sabía que ella tenía tal imagen, o lo toleraba porque era la hija del rey Saúl.
El punto de vista de David sobre la devoción exclusiva a Jehová se expresa en las siguientes
palabras: “Jehová es grande y ha de ser alabado en gran manera, y se le ha de temer más que a
todos los demás dioses. Porque todos los dioses de los pueblos son dioses que nada valen. En cuanto
a Jehová, él hizo los cielos” (1 Crónicas 16:25, 26). //Volver al Índice

1097
W1986 15/3 PÁG.31

¿Por qué tuvo que morir el hijo de David y de Bat-seba por el


pecado de sus padres si Deuteronomio 24:16 y Ezequiel 18:20
dicen que un hijo no deberá morir por el error de su padre?
Tanto David como Bat-seba eran personas casadas cuando cometieron adulterio y ella quedó
encinta. El adulterio del que fueron culpables era un pecado grave que la ley de Dios castigaba
con la muerte. (2 Samuel 11:1-5; Deuteronomio 5:18; 22:22.) Si Dios hubiera permitido que los
hombres que estaban bajo la Ley emitieran el juicio, el hijo que se estaba formando en la matriz de
Bat-seba habría muerto con ella. Pero Jehová escogió tratar este caso de modo diferente, y puesto
que es “el Juez de toda la tierra”, ciertamente podía hacerlo con todo derecho. (Génesis 18:25.)
Cuando se le hizo ver su culpa, David reconoció: “He pecado contra Jehová”. Entonces el
vocero de Dios le dijo a David: “Jehová, a su vez, efectivamente deja pasar tu pecado. No morirás”.
(2 Samuel 12:13.) A David se le mostró misericordia debido al pacto del Reino. Además, como Dios
puede leer el corazón, pudo haber visto la autenticidad del arrepentimiento de David y concluido
que había razón para extenderles misericordia. Aún así, David y Bat-seba no iban a escapar de
todas las consecuencias de su error. Se les dijo: “A pesar de esto, por cuanto innegablemente has
tratado a Jehová con falta de respeto mediante esta cosa, también el hijo mismo, que acaba de
nacerte, positivamente morirá”. (2 Samuel 12:14.)
Dios ‘le asestó un golpe’ al hijo que no les pertenecía; el niño enfermó y murió. Alguien hoy,
centrándose en la muerte del niño, podría pensar que este juicio fue demasiado duro. Sin embargo,
debe tenerse presente que si este caso de adulterio se hubiera tratado ante jueces humanos bajo la
Ley, los tres (David, Bat-seba y el niño que llevaba en su matriz) habrían perdido la vida. Desde este
punto de vista, el que Dios permitiera a dos de ellos seguir viviendo fue una muestra de misericordia.
Además, no tenemos todos los hechos, como información en cuanto a la salud que pudo haber
tenido el niño al nacer. De todos modos, podemos aceptar la manera como Dios trató este caso,
confiando en que lo que hizo fue imparcial, sabio y justo. Incluso el mismo David reconoció más
tarde: “En cuanto al Dios verdadero, perfecto es su camino”. (2 Samuel 22:31; compárese con Job
34:12; Isaías 55:11.)
Lo que acaba de mencionarse encaja con el modo como David reaccionó al oír el juicio de
Dios. Mientras el niño estuvo enfermo, David lloró y ayunó. Pero una vez hubo muerto, David se dio
cuenta de que el caso había terminado. (2 Samuel 12:22, 23.) Confiando en el juicio de Dios, David
procedió a consolar a Bat-seba (ahora su esposa legal), garantizándole que su matrimonio
continuaría. Después les nació Salomón, quien llegó a ser el sucesor de David.
El modo como Dios trató ese caso no debe verse como una contradicción de Deuteronomio
24:16 o Ezequiel 18:20.
Una parte de la Ley decía: “Padres no deben ser muertos a causa de hijos, e hijos no deben ser
muertos a causa de padres. Cada cual debe ser muerto por su propio pecado”. (Deuteronomio
24:16.) Estas instrucciones eran para los jueces israelitas que trataban casos legales. Los jueces no
podían leer el corazón. Tenían que tratar cada caso sobre la base de la conducta del implicado,
establecida por los hechos.
De modo similar, Ezequiel 18:20 dice: “Un hijo mismo no llevará nada debido al error del padre, y
un padre mismo no llevará nada debido al error del hijo. Sobre sí mismo la misma justicia del justo
llegará a estar y sobre sí mismo la misma iniquidad del inicuo llegará a estar”. Esas palabras se
referían primariamente a los adultos. El contexto habla de un hijo que veía la iniquidad de su padre
pero que no participaba en ella; en vez de eso, llevaba a cabo las decisiones judiciales de Jehová y

1098
andaba en Sus estatutos. Un hijo así sería conservado con vida cuando su padre muriera. (Ezequiel
18:14-17.)
Aun así, es innegable que los hijos pueden sufrir las consecuencias del proceder de sus padres.
Los padres que son derrochadores o insensatos pueden acarrear pobreza a toda la familia. O
imagínese cómo afectaría a los hijos el que un padre delincuente fuera sentenciado a prisión.
Incluso las calamidades que Dios trajo justamente sobre Israel por su iniquidad afectaron a los hijos
en aquel tiempo. (Deuteronomio 28:15, 20-32; Ezequiel 8:6-18; 9:5-10.) Por esa razón, Dios instó a su
pueblo de la siguiente manera: “Y tienes que escoger la vida a fin de que te mantengas vivo, tú y tu
prole, amando a Jehová tu Dios, escuchando su voz y adhiriéndote a él; porque él es tu vida y la
longitud de tus días”. (Deuteronomio 30:19, 20.)
La experiencia de David y Bat-seba debería hacer reflexionar a los padres sobre cómo su propia
conducta puede afectar de manera importante a sus hijos. Si los padres ‘están en temor del nombre
de Dios, el sol de la justicia puede brillar’ para bendición de toda la familia. (Malaquías 4:2.) //Volver al
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1099
W2005 15/5 PÁG.31

¿Por qué no se ejecutó a David y a Bat-seba por cometer


adulterio, mientras que su hijo recién nacido murió?
La Ley mosaica estipulaba: “En caso de que se halle a un hombre acostado con una mujer
poseída por un dueño, ambos entonces tienen que morir juntos, el hombre que estaba acostado
con la mujer y la mujer. Así tienes que eliminar de Israel lo que es malo” (Deuteronomio 22:22). Si
Jehová Dios hubiera permitido que jueces humanos bajo la Ley se encargaran del caso de David y
Bat-seba, la pareja de adúlteros habría sido ejecutada. Como no podían leer el corazón, los jueces
humanos tenían que emitir juicio basándose en la conducta de los pecadores establecida por los
hechos. El adulterio se castigaba con la pena de muerte, y los jueces israelitas no tenían la
autoridad para perdonar ese pecado.
Por el contrario, el Dios verdadero sí puede leer corazones y perdonar pecados si ve que hay
base para ello. Puesto que el implicado en el caso era David, con quien Dios había hecho el pacto
del Reino, Jehová optó por hacer una excepción y encargarse del asunto personalmente (2 Samuel
7:12-16). “El Juez de toda la tierra” tiene el derecho de tomar esa decisión (Génesis 18:25).
¿Qué vio Jehová cuando examinó el corazón de David? El encabezamiento del Salmo 51 indica
que en este salmo se revelan los sentimientos de David “cuando Natán el profeta entró a donde él
después que él hubo tenido relaciones con Bat-seba”. Salmo 51:1-4 declara: “Muéstrame favor, oh
Dios, conforme a tu bondad amorosa. Conforme a la abundancia de tus misericordias, borra mis
transgresiones. Lávame cabalmente de mi error, y límpiame aun de mi pecado. Pues mis
transgresiones yo mismo conozco, y mi pecado está enfrente de mí constantemente. Contra ti,
contra ti solo, he pecado, y lo que es malo a tus ojos he hecho”. Jehová debió haber visto este
profundo remordimiento en el corazón de David como prueba de su arrepentimiento sincero y, por
lo tanto, decidió que había base para mostrar misericordia a los pecadores. Además, David mismo
era un hombre misericordioso, y Jehová muestra misericordia a los misericordiosos (1 Samuel 24:4-7;
Mateo 5:7; Santiago 2:13). Por eso, cuando David reconoció que había pecado, Natán le dijo:
“Jehová, a su vez, efectivamente deja pasar tu pecado. No morirás” (2 Samuel 12:13).
No obstante, David y Bat-seba no se libraron de todas las consecuencias de su pecado. “Por
cuanto indisputablemente has tratado a Jehová con falta de respeto mediante esta cosa —le dijo
Natán a David—, también el hijo mismo, que acaba de nacerte, positivamente morirá.” El pequeño
enfermó y murió a pesar de que David ayunó y estuvo de duelo por siete días (2 Samuel 12:14-18).
A algunos les cuesta entender por qué tuvo que morir el hijo, dado que Deuteronomio 24:16 dice:
“[Los] hijos [no] deben ser muertos a causa de [los] padres”. Pero hay que recordar que si el caso
hubiera sido atendido por jueces humanos, tanto los padres como el hijo no nacido habrían muerto.
Puede que la pérdida de su hijo también haya ayudado a David a ver con más claridad el
desagrado que le causó a Jehová su pecado con Bat-seba. Podemos confiar en que Jehová
manejó el asunto con justicia, pues “perfecto es su camino” (2 Samuel 22:31). //Volver al Índice

1100
W2007 1/8 PÁG.31

Cuando David mató a Goliat, ¿por qué le preguntó el rey


Saúl “¿De quién eres hijo, muchacho?”, si el rey
anteriormente lo había mandado a buscar para que fuera su
servidor? (1 Samuel 16:22; 17:58.)
Sería fácil decir que Saúl olvidó quién era David porque su primer encuentro había sido breve. Sin
embargo, es poco probable que eso haya sucedido, puesto que el relato de 1 Samuel 16:18-23
revela que el rey Saúl fue específico cuando mandó a buscar a David, que llegó a amarlo
muchísimo e incluso lo hizo su escudero. Saúl sin duda conocía bien a David.
Algunos biblistas afirman que 1 Samuel 17:12-31 y 17:55–18:5 son añadiduras posteriores porque
dichos versículos no aparecen en ciertas copias de la Septuaginta griega, traducción de las
Escrituras Hebreas que se completó en el siglo segundo antes de nuestra era. No obstante, es
imprudente llegar a esa conclusión basándose únicamente en dichas copias de la Septuaginta, ya
que tales versículos aparecen en otros manuscritos autorizados de las Escrituras Hebreas. [Nota]
Parece ser que cuando interrogó a Abner primero y luego a David, Saúl quería averiguar algo
más que el nombre del padre de David. Ahora veía al muchacho desde una perspectiva
completamente nueva: una persona de gran fe y valor que acababa de derrotar a Goliat. Por eso
quería saber qué clase de hombre lo había criado. Tal vez Saúl tenía la intención de incluir al padre,
Jesé, o a otros miembros de la familia en el ejército, ya que estos quizás poseían el mismo valor que
David.
Aunque 1 Samuel 17:58 solo incluye la breve respuesta de David —“El hijo de tu siervo Jesé el
betlemita”—, el pasaje siguiente da a entender que la conversación se extendió. Fíjese en lo que
comentan a este respecto C. F. Keil y F. Delitzsch: “Se deduce claramente por la expresión que
aparece en [1 Samuel 18:1] —‘cuando había terminado de hablar con Saúl’— que Saúl siguió
conversando con [David] acerca de los asuntos de su familia, puesto que las mismas palabras dan a
entender una conversación más larga”.
De todo esto podemos llegar a la conclusión de que con su pregunta “¿De quién eres hijo,
muchacho?”, Saúl no quería averiguar quién era David —pues ya lo conocía—, sino que deseaba
saber cuáles eran sus antecedentes.
Nota. Si desea más información sobre la autenticidad de los pasajes omitidos en la Septuaginta,
vea la obra Perspicacia para comprender las Escrituras, vol. 2, págs. 926, 927, editada por los
testigos de Jehová. //Volver al Índice

1101
W1986 15/11 PÁG.31

¿Por qué puso David en peligro deliberadamente a Ahimélec


el sumo sacerdote, causándole la muerte, tal como lo
confiesa David en 1 Samuel 22:22?
En realidad, 1 Samuel 22:22 no indica que David supiera de antemano que su proceder llevaría a
la muerte de Ahimélec. El versículo declara: “Ante esto, David dijo a Abiatar [hijo de Ahimélec]:
‘Bien sabía yo aquel día, porque allí estaba Doeg el edomita, que sin falta él [Doeg] lo informaría a
Saúl. Yo personalmente le he hecho mal a toda alma de la casa de tu padre [Ahimélec]’”.
David, quien huía del enfurecido rey Saúl, fue a Nob, donde se hallaba el sumo sacerdote
Ahimélec. Tal vez preocupado de que el sumo sacerdote se sintiera obligado a informar al rey
dónde se hallaba, David no reveló exactamente la razón por la que había salido de Jerusalén. Sin
embargo, su presencia en Nob se hizo notar. El edomita llamado Doeg vio a David y más tarde
informó el asunto al enfurecido Saúl.
No obstante, no hay nada en el relato que pruebe que David supiera de antemano de la
presencia de Doeg. Este “estaba allí aquel día, detenido delante de Jehová”. (1 Samuel 21:7.) David
de seguro quedó sorprendido, y hasta pasmado, por el hecho de que Doeg, un hombre sin
principios, lo viera con Ahimélec. Sin embargo, lo hecho ya estaba hecho. David no podía cambiar
lo sucedido, ni evitar las desagradables consecuencias que la ira de Saúl trajo sobre Ahimélec y
veintenas de otros sacerdotes, así como mujeres, niños y animales de Nob. (1 Samuel 22:9-19.)
Con esto presente, note de nuevo las palabras de tristeza que David dirigió a Abiatar, quien
había escapado de la matanza: “Bien sabía yo aquel día, porque allí estaba Doeg el edomita [...]”.
Podemos entender que el punto de David era, ‘en aquel día, tan pronto me di cuenta de que Doeg
me había visto con Ahimélec, yo sabía [...]’. Pero era demasiado tarde. Inesperadamente, Doeg
estaba allí y se dio cuenta del contacto entre David y el sumo sacerdote. Por lo tanto, David
concluyó inmediatamente que Doeg informaría el asunto a Saúl. Por eso David más tarde expresó
ante Abiatar cierto sentimiento de culpabilidad, por haber contribuido indirectamente a la
subsiguiente matanza. David instó a Abiatar a permanecer con él, pues confiaba en la guía y
protección de Jehová. (1 Samuel 22:22, 23.) //Volver al Índice

1102
W2005 15/2 PÁG.27

¿Es cierto que David, un hombre grato al corazón de Dios,


trató despiadadamente a sus prisioneros, como concluyen
algunos al leer 2 Samuel 12:31 y 1 Crónicas 20:3?
No. David simplemente impuso trabajos forzados a los prisioneros ammonitas. Su forma de actuar
se ha entendido mal debido a la manera como vierten estos versículos algunas traducciones de la
Biblia.
Al describir el trato al que David sometió a los ammonitas, estas versiones comunican la idea de
que fue un hombre cruel y despiadado. Por ejemplo, la Reina-Valera de 1909 traduce 2 Samuel
12:31 de la siguiente manera: “Sacó además el pueblo que estaba en ella, y púsolo debajo de
sierras, y de trillos de hierro, y de hachas de hierro; e hízolos pasar por hornos de ladrillos: y lo mismo
hizo a todas las ciudades de los hijos de Amón”. En 1 Crónicas 20:3 se ofrece una lectura parecida.
Sin embargo, como indica el biblista Samuel Rolles Driver, la crueldad “es ajena a todo lo que
conocemos del carácter y el talante de David”. Así, The Anchor Bible contiene el siguiente
comentario: “David está organizando a los prisioneros en equipos de trabajo para la explotación
económica del territorio conquistado, al parecer una práctica habitual en el caso de los reyes
vencedores”. En esta misma línea de razonamiento, Adam Clarke señala: “El significado exacto es
que los hizo esclavos y los empleó para hacerlos trabajar con las sierras para hacer trillos de hierro o
trabajos de minería [...], haciendo hachas y fabricando ladrillos. Este pasaje no admite el significado
de serrar, desmembrar, mutilar ni descuartizar a seres humanos, como tampoco sería admisible
dicha conducta por parte de David con los ammonitas”.
Un buen número de traducciones modernas reflejan esta forma más acertada de entender el
pasaje, dejando claro que no se puede culpar a David de trato inhumano. [Nota] La Nueva Versión
Internacional (1999) dice así: “Expulsó de allí a sus habitantes y los puso a trabajar con sierras, trillos y
hachas, y también los forzó a trabajar en los hornos de ladrillos. Lo mismo hizo con todos los pueblos
amonitas” (2 Samuel 12:31). “Expulsó de allí a sus habitantes y los puso a trabajar con sierras, rastrillos
y hachas. Lo mismo hizo con todos los pueblos de los amonitas.” (1 Crónicas 20:3.) La lectura que
ofrece la Traducción del Nuevo Mundo también concuerda con el criterio más reciente de los
hebraístas. “A la gente que había en ella, la sacó para ponerla a serrar piedras y a trabajo relativo a
instrumentos agudos de hierro y a hachas de hierro, y los hizo servir en la fabricación de ladrillos.”
(2 Samuel 12:31.) “A la gente que había en ella la sacó, y la mantuvo empleada en aserrar piedras y
en trabajar con instrumentos agudos de hierro y en trabajar con hachas; y así fue como David
procedió a hacer a todas las ciudades de los hijos de Ammón.” (1 Crónicas 20:3.)
David no sometió a los ammonitas derrotados a torturas atroces ni a una horrible carnicería.
No copió los métodos crueles y sádicos que eran habituales en las guerras de aquella época.
Nota. Dependiendo de que se acepte el texto hebreo como está o con una diferencia de una
letra, puede leerse “los puso con la sierra” o “los cortó (aserró) en pedazos”. Por otra parte, la
palabra para “horno de ladrillos” también puede significar “molde de ladrillos”. Las dimensiones de
dicho molde no permitirían introducir en él a ninguna persona. //Volver al Índice

1103
W1980 1/12 PÁG.31

La Biblia da el registro de tres errores serios que David


cometió durante su reinado. ¿Qué muestra que Dios no dejó
de dar pasos para evitar que David tropezara, como lo hizo
en la ocasión en que usó para ello a Abigaíl?—1 Sam. 25:32-
34.
Estos errores comprendieron (1) el que David transportara el arca sobre un carro en vez de hacer
que los sacerdotes la llevaran sobre los hombros, lo cual resultó en la muerte de Uza; (2) su pecado
con Bat-seba, que trajo como resultado la muerte de Urías y la del niño nacido de aquella unión
adulterina; y (3) el censo que hizo del poderío armado de Israel, con el resultado de que 70.000
personas perecieran.
Con relación a la muerte de Uza: La ley de Dios requería que David como rey hiciera una copia
de la Ley y leyera de ella diariamente (Deu. 17:18) El no observar lo que la Ley decía con relación a
la manera apropiada de transportar el arca trajo como resultado la muerte de Uza. (Núm. 4:15; 7:6-
9) Se debe notar que David humildemente se culpó a sí mismo por lo que había sucedido en su
intento por subir el arca.—2 Sam. 6:2-10; 1 Cró. 15:12, 13.
En cuanto a su relación con Bat-seba, David tenía la ley explícita de Dios que regía el asunto del
adulterio, pero escogió pasarla por alto.—Éxo. 20:14.
En cuanto a su error de hacer el censo del poderío armado de Israel: Ciertamente la terquedad
estuvo relacionada con esto. Jehová usó como instrumento suyo a Joab para disuadir a David, para
evitar así que tropezara, pero David insistió en salirse con la suya.—2 Sam. 24:1-17.
En cada uno de los casos antes mencionados, por lo tanto, no se puede acusar a Jehová de no
haber hecho nada para evitar que David tropezara. //Volver al Índice

1104
W1974 1/5 PÁG.287

Segundo de Samuel 11:4, 5 dice: “David envió mensajeros


para poder tomarla [a Bat-seba]. De modo que ella vino a él
y él se acostó con ella, mientras estaba ella santificándose
de su inmundicia. . . . Y la mujer llegó a estar encinta.” ¿Se
refiere esta “inmundicia” a la menstruación y, si es así, cómo
pudo llegar a estar encinta Bat-seba en ese tiempo?—EE. UU.
La Biblia no dice exactamente qué fue la inmundicia de la cual estaba santificándose Bat-seba.
Pudo haber estado asociada con su período menstrual o con un flujo o con otra cosa que produjo
inmundicia ceremonial. Algunos traductores hasta vierten este pasaje de tal manera que sugiera
que ella se santificó de la inmundicia que resultó de su coito con David. La Versión de Valera
(Revisión de 1960) dice: “Y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se
volvió a su casa.” Según esta manera de traducirlo, Bat-seba cumplió con la ley de Levítico 15:18:
“En cuanto a la mujer con quien se acueste un hombre con emisión de semen, tienen que bañarse
en agua y ser inmundos hasta el atardecer.”
No obstante, en caso de que la santificación de la inmundicia estuviese vinculada con el ciclo
menstrual de Bat-seba, ella todavía pudo haber llegado a estar encinta. Según Levítico 15:19, 29,
una mujer que menstruaba estaba inmunda por siete días (a partir del comienzo de su flujo
menstrual) y habría de santificarse al octavo día. Si una mujer pudiera llegar a estar encinta al
octavo día o no, dependería de su ciclo, que no es de la misma longitud en todas las mujeres. Si Bat-
seba tenía un ciclo de entre veintiuno y veintiséis días de duración, pudo haber llegado a estar
encinta al octavo día de su ciclo. En el caso de un ciclo de veintiún días, por ejemplo, puede
resultar la preñez por coito que se tenga al tercer día (a partir del comienzo del flujo menstrual)
hasta el décimo día. //Volver al Índice

1105
W1983 1/1 PÁG.31

En vista de Jueces 4:4, ¿se puede considerar a Débora como


uno de los jueces del antiguo Israel, junto con Sansón,
Gedeón y otros?
En Jueces 4:4 el registro bíblico dice: “Ahora bien, Débora, profetisa, esposa de Lapidot, juzgaba
a Israel en aquel tiempo en particular”. Antes, en Jueces 2:16, el registro dice: “Jehová levantaba
jueces, y éstos los salvaban de la mano de sus pilladores”. Así, el trabajo principal de un juez sería el
de salvar a Israel de sus enemigos. Por eso, parece que la frase de Jueces 4:4 acerca de que
Débora “juzgaba a Israel en aquel tiempo en particular” no significa que Débora estuviera
usurpando el lugar de un hombre y que estuviera cumpliendo todos los deberes de un juez en Israel.
A diferencia de Samuel, Gedeón y otros jueces ella no juzgó a todo Israel ni obró como su
libertadora o ‘salvadora’. De hecho, en Nehemías 9:27 se usa el término “salvadores” en vez de
“jueces”.—Compare con Jueces 3:9, 15.
Como profetisa, Débora le dijo a Barac lo que era la voluntad de Jehová en el asunto. Jehová
utilizó a Débora para llamar a Barac para que éste sirviera de juez y derribara al enemigo. Barac
sirvió como el “salvador” provisto por Jehová, no Débora, aunque Barac le pidió a Débora que lo
acompañara. Por eso, es muy improbable que Débora ejecutara todos los deberes que por lo
general se asociaban con el puesto de un juez en Israel, el más prominente de los cuales era el
deber de conducir a las tribus en guerra contra los enemigos de Jehová.
Así, aunque a Débora se le puede describir apropiadamente como profetisa, es solo en sentido
general que estuvo efectuando una medida de juzgar en Israel; no estaba tomando todo el lugar
de un juez varón en Israel. Jueces 4:5 dice: “Moraba [Débora] bajo la palmera de Débora entre
Ramá y Betel en la región montañosa de Efraín; y los hijos de Israel subían a ella para juicio”. En
cuanto al asunto de dar a los israelitas la respuesta de Jehová a problemas difíciles que se
presentaran, ella podía hacer esto porque el espíritu de Jehová estaba sobre ella.
En contraste, Barac ciertamente fue uno que efectuó liberación para los israelitas. La conclusión
razonable que se deriva de esto es que Barac fue juez en el sentido pleno de la palabra, y esto
concuerda con Hebreos 11:32, donde se le clasifica entre los jueces del antiguo Israel. Así, el libro
Aid to Bible Understanding, en la página 980, al dar una lista de los jueces de Israel, no incluye a
Débora. //Volver al Índice

1106
W2008 1/6 PÁG.8

¿De veras cubrió toda la Tierra el Diluvio del tiempo de Noé?


El Diluvio de Noé ocurrió hace más de cuatro mil años. De modo que en la actualidad no hay
sobrevivientes que puedan contarnos cómo fue. No obstante, existe un relato escrito sobre aquella
catástrofe que revela que las aguas cubrieron hasta la montaña más alta de aquel entonces.
Ese documento histórico indica: “El diluvio siguió sobre la tierra por cuarenta días [...]. Y a grado
tan grande anegaron la tierra las aguas que todas las altas montañas que estaban debajo de todos
los cielos quedaron cubiertas. Hasta quince codos [unos 6, 5 metros, o 22 pies] por encima las
anegaron las aguas, y las montañas quedaron cubiertas” (Génesis 7:17-20).
Tal vez alguien dude de que todo el planeta haya quedado cubierto de agua y crea que esa
historia es un mito o, al menos, una exageración. Pero en realidad sí sucedió, pues gran parte de la
Tierra —el 71% de su superficie— aún está cubierta por los mares. De modo que, para los efectos, las
aguas diluvianas siguen aquí. Y si se derritieran los glaciares y los casquetes polares, el nivel del mar
se elevaría y cubriría ciudades como Nueva York y Tokio.
Al estudiar las características del terreno del noroeste de Estados Unidos, un grupo de geólogos
llegó a la conclusión de que la zona pudo haber sufrido hasta cien inundaciones catastróficas. Una
de ellas levantó un muro de agua que tenía 600 metros (2.000 pies) de altura y se movía a
105 kilómetros (65 millas) por hora. Descubrimientos similares han convencido a otros científicos de
que es posible que se produjera un diluvio mundial.
No obstante, para quienes creen que la Biblia es la Palabra de Dios, un diluvio que cubriera todo
el planeta es más que una posibilidad: es un hecho. Jesús dijo a su Padre en cierta ocasión: “Tu
palabra es la verdad” (Juan 17:17). Y el apóstol Pablo escribió que la voluntad de Dios es que
“hombres de toda clase se salven y lleguen a un conocimiento exacto de la verdad” (1 Timoteo
2:3, 4). ¿Podría haber enseñado Pablo las verdades divinas a los seguidores de Jesús si la Palabra de
Dios hubiera contenido mitos?
Jesús creía, no solo que el Diluvio ocurrió, sino que tuvo un alcance mundial. En su gran profecía
acerca de su presencia y el fin de este sistema de cosas, asemejó lo que sucedería en ese tiempo a
lo que ocurrió en los días de Noé (Mateo 24:37-39). Además, el apóstol Pedro escribió: “Por aquellos
medios [es decir, el Diluvio] el mundo de aquel tiempo sufrió destrucción cuando fue anegado en
agua” (2 Pedro 3:6).
Si Noé fuera una figura mítica y el Diluvio mundial una fábula, las advertencias de Pedro y Jesús
dirigidas a quienes viven en los últimos días carecerían de sentido. En vez de servir de advertencias,
tales mensajes confundirían a las personas en sentido espiritual y pondrían en peligro sus
posibilidades de sobrevivir a una catástrofe mayor que el Diluvio de Noé (2 Pedro 3:1-7).
Refiriéndose a los continuos actos de misericordia que mostró a su pueblo, Dios dijo: “Tal como he
jurado que las aguas de Noé no pasarán más sobre la tierra, así he jurado que ciertamente no me
indignaré contigo ni te reprenderé”. Por lo tanto, así como tenemos la plena seguridad de que el
Diluvio de Noé inundó toda la Tierra, así de seguro es que Dios, en su gran amor y bondad, cuidará
de los que confían en él (Isaías 54:9). //Volver al Índice

1107
W2003 1/11 PÁG.31

¿Por qué pidió Eliseo “dos partes” del espíritu de Elías?


Justo antes de que el profeta Elías finalizara su asignación en Israel, el joven profeta Eliseo le hizo
esta solicitud: “Por favor, que dos partes de tu espíritu vengan a mí” (2 Reyes 2:9). Al parecer, Eliseo
quería una porción doble como la que se daba a los primogénitos, pero en sentido espiritual
(Deuteronomio 21:17). Un breve repaso de este relato nos ayudará a entenderlo mejor y a extraer
algunas lecciones prácticas.
En armonía con las instrucciones de Jehová, Elías había nombrado sucesor suyo a Eliseo (1 Reyes
19:19-21). Este desempeñó fiel y decididamente su labor de ayudante durante los cerca de seis años
que colaboró con su mentor, y no se separó de él ni siquiera el último día que Elías fue profeta de
Israel. Aunque Elías le pidió que dejara de seguirlo, el joven profeta le aseguró en tres ocasiones: “Yo
ciertamente no te dejaré” (2 Reyes 2:2, 4, 6; 3:11). De hecho, lo consideraba su padre espiritual
(2 Reyes 2:12).
Ahora bien, Eliseo no era el único hijo espiritual de Elías. Ambos se relacionaban con un grupo de
hombres conocidos como “los hijos de los profetas” (2 Reyes 2:3). El segundo libro de los Reyes
indica que estos “hijos” también se sentían muy unidos a su padre espiritual, Elías (2 Reyes 2:3, 5, 7,
15-17). No obstante, Eliseo era el sucesor ungido y el más importante de los hijos espirituales de Elías;
era como un primogénito. En el antiguo Israel, el primogénito recibía dos partes de la herencia de su
padre, mientras que los demás hijos recibían solo una. Por ese motivo, Eliseo pidió dos partes de la
herencia espiritual de Elías.
¿Por qué hizo semejante petición en aquel preciso momento? Porque estaba a punto de
emprender una tarea de gran trascendencia: suceder a Elías en calidad de profeta de Israel. Eliseo
se daba cuenta de que para cumplir con una asignación de tal magnitud necesitaba una fortaleza
espiritual que superara con creces sus facultades personales y que solo Jehová podía darle. Tenía
que ser tan intrépido como su maestro (2 Reyes 1:3, 4, 15, 16). Por eso pidió dos partes del espíritu de
Elías, un espíritu de valentía y de celo, de sentirse “absolutamente celoso por Jehová”, cualidades
deseables que produce el espíritu de Dios (1 Reyes 19:10, 14). Ahora bien, ¿cómo respondió Elías?
Como sabía que conceder tal petición no estaba en su mano, ya que solo Dios podía hacerlo,
contestó modestamente: “Has pedido una cosa difícil. Si me ves cuando sea quitado de ti, te
sucederá así” (2 Reyes 2:10). Y así le sucedió, pues Jehová permitió que Eliseo viera a Elías cuando
ascendía en una tempestad de viento (2 Reyes 2:11, 12). La petición de Eliseo fue concedida:
Jehová le dio el espíritu necesario para emprender su nueva misión y afrontar las pruebas venideras.
Este relato resulta muy animador para los cristianos ungidos (denominados a veces “la clase de
Eliseo”) y para los demás siervos de Dios de la actualidad. Es posible que en ocasiones nos sintamos
abrumados e incapaces ante una nueva asignación, o tal vez estemos perdiendo el valor para
continuar predicando el Reino ante el aumento de la indiferencia u oposición en el territorio.
No obstante, si rogamos a Jehová que nos apoye, él nos dará espíritu santo a fin de afrontar las
dificultades y las nuevas circunstancias (Lucas 11:13; 2 Corintios 4:7; Filipenses 4:13). Por lo tanto, tal
como Jehová fortaleció a Eliseo para asumir responsabilidades más importantes, también nos
ayudará a todos nosotros, seamos jóvenes o mayores, a efectuar nuestro ministerio (2 Timoteo 4:5).
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1108
W1991 1/1 PÁGS.30-31

¿Tuvo relaciones inmorales la joven judía Ester con el rey


persa para ganar su favor y así obtener ventajas?
Puede que algunos hayan llegado a esa conclusión debido a ciertos informes seglares, pero el
registro confiable de la Biblia contradice tal suposición.
El historiador judío Flavio Josefo da un informe seglar de que Vasti, la reina persa, rehusó
comparecer ante su esposo, Asuero. Por consiguiente, el rey, evidentemente Jerjes I, del
siglo V a.E.C., rechazó airadamente a Vasti y concordó en que se buscara una nueva reina por
todo el imperio. Se reunió a hermosas vírgenes jóvenes que recibieron un largo tratamiento de
belleza.
“Cuando [el eunuco del rey] consideró que las vírgenes ya estaban suficientemente preparadas,
y que ya merecían pasar a la cama del rey, todos los días enviaba una de ellas para que se
acostara con el rey. Este, después de haber estado con ella, la devolvía al eunuco. Cuando llegó el
turno a Ester, se enamoró de la joven y la tomó como esposa legítima y celebró su matrimonio con
ella” (Antigüedades de los judíos, tomo II, página 242, Libros CLIE).
Por este relato seglar uno pudiera creer que las vírgenes tuvieron relaciones inmorales con el rey y
que la única diferencia en el caso de Ester fue que su inmoralidad llevó a que se casara y llegara a
ser la reina. Sin embargo, la Biblia nos da información más exacta y satisfactoria.
Después de describir los tratamientos de belleza, la Biblia dice: “Entonces, cumplidas estas
condiciones, [cada] joven misma entraba a donde el rey. [...] Al atardecer ella misma entraba, y
por la mañana ella misma regresaba a la segunda casa de las mujeres a cargo de Saasgaz el
eunuco del rey, el guardián de las concubinas. No entraba más a donde el rey a no ser que el rey se
hubiera deleitado en ella y ella hubiera sido llamada por nombre”. (Ester 2:13, 14.)
Las Escrituras dicen que Ester “fue llevada” a “la casa de las mujeres” para someterse al largo
régimen de belleza que se había ordenado: “Entonces Ester fue llevada al rey Asuero [...] Y el rey
llegó a amar a Ester más que a todas las demás mujeres, de manera que ella se granjeó más favor y
bondad amorosa ante él que todas las demás vírgenes. Y él procedió a poner el adorno de realeza
sobre la cabeza de ella y a hacerla reina en lugar de Vasti”. (Ester 2:8, 9, 16, 17.)
¿Notó usted, según el relato bíblico, adónde fueron llevadas las mujeres después de haber
pasado la noche con el rey? ‘A la segunda casa de las mujeres a cargo del guardián de las
concubinas.’ De modo que habían llegado a ser concubinas. Mardoqueo, el escritor del libro bíblico
de Ester, era hebreo, y entre su pueblo en aquellos días una concubina ocupaba la posición de
esposa secundaria. La ley divina estipulaba que un israelita podía tomar a una joven extranjera que
hubiera sido capturada durante una guerra y hacerla su concubina, o esposa secundaria, con
derechos y protección legal. (Deuteronomio 21:10-17; compárese con Éxodo 21:7-11.) Los hijos de
aquella concubina legal eran legítimos y podían recibir herencia. Los 12 hijos de Jacob,
antepasados de las 12 tribus de Israel, fueron la prole de las esposas y las concubinas legales de
Jacob. (Génesis 30:3-13.)
El procedimiento era que después que las vírgenes estuvieran con el rey persa iban a la casa de
las concubinas. Esto indica que llegaban a ser sus esposas secundarias.
¿Qué hay de Ester? La Biblia no dice que ella durmiera con el rey y así se hubiera conseguido su
favor. No dice que fue llevada a la casa de las concubinas, sino que dice sencillamente: “Entonces
Ester fue llevada al rey Asuero, en su casa real [...] Y el rey llegó a amar a Ester más que a todas las
demás mujeres”. Recuerde que anteriormente, sin haber transigido ni perdido su virtud y virginidad
mediante cometer inmoralidad sexual, ella se había ganado la “bondad amorosa” de “Hegai el

1109
guardián de las mujeres”. Además: “Durante todo aquel tiempo Ester continuamente se granjeaba
favor a los ojos de todos los que la veían”. (Ester 2:8, 9, 15-17.) De modo que es patente que Ester
impresionó al rey y se ganó el respeto de él tal como se había ganado el respeto de otras personas.
¡Cuán agradecidos podemos estar de tener los hechos y detalles que la Biblia nos provee!
Aunque estas cosas sucedieron hace miles de años, tenemos razón para confiar en que Ester obró
con verdadera virtud y en conformidad con los principios piadosos. //Volver al Índice

1110
W2003 1/12 PÁG.29

¿En qué sentido quedó “mudo” Ezequiel durante el asedio y


la destrucción de Jerusalén?
En pocas palabras, en el sentido de que no tenía nada más que añadir al mensaje profético que
había entregado de parte de Jehová.
El profeta Ezequiel comenzó a servir fielmente de atalaya para los israelitas exiliados en Babilonia
en “el año quinto del destierro del rey Joaquín”, o sea, en 613 a.E.C. (Ezequiel 1:2, 3). El día 10 del
décimo mes lunar del año 609 a.E.C. se le notificó por inspiración divina el comienzo del sitio
babilonio a Jerusalén (Ezequiel 24:1, 2). ¿Cómo acabaría? ¿Se salvarían Jerusalén y sus infieles
habitantes? En calidad de vigía, Ezequiel ya había entregado el inequívoco mensaje de calamidad
procedente de Jehová, y no hacía falta agregarle nada más, como si fuera necesario hacerlo más
convincente. Ezequiel enmudeció con respecto a cualquier información adicional acerca del
asedio a Jerusalén (Ezequiel 24:25-27).
Unos seis meses después de la destrucción de Jerusalén en 607 a.E.C., un hombre que había
logrado escapar fue a Babilonia y le llevó a Ezequiel la noticia de que la ciudad santa había sido
asolada. Ezequiel relata lo que ocurrió la noche antes de que llegara este hombre: “[Jehová]
procedió a abrirme la boca [...] y ya no resulté estar mudo” (Ezequiel 33:22). Así se puso fin al silencio
de Ezequiel.
¿Estuvo Ezequiel literalmente mudo en aquel tiempo? Es obvio que no, pues aun después de
“enmudecer”, proclamó profecías dirigidas sobre todo a las naciones vecinas que se alegraron por
la caída de Jerusalén (Ezequiel, capítulos 25-32). Poco después de que Ezequiel comenzara su labor
de profeta y atalaya, Jehová le había dicho: “Haré que tu misma lengua se te pegue al cielo de la
boca, y ciertamente llegarás a estar mudo, y no llegarás a ser para ellos un hombre que administre
censura, porque son casa rebelde. Y cuando yo hable contigo, abriré tu boca” (Ezequiel 3:26, 27).
Cuando Jehová no tuviera ningún mensaje para Israel, Ezequiel enmudecería con respecto a dicha
nación. Hablaría solo lo que Jehová quisiera y cuando Él se lo indicara. Ezequiel quedaría mudo en
el sentido de que no tendría nada de trascendencia profética que comunicar a los israelitas.
Hoy día, la clase del atalaya, el grupo de cristianos ungidos, ha estado proclamando lo que se
cierne sobre la cristiandad, la Jerusalén antitípica. Cuando comience la “gran tribulación” y quede
devastada “Babilonia la Grande”, el imperio mundial de la religión falsa, la clase Ezequiel ungida
no tendrá nada más que decir acerca del fin de la cristiandad, que constituye una parte muy
importante de dicho imperio (Mateo 24:21; Revelación [Apocalipsis] 17:1, 2, 5).
Así es, llegará el día en que el resto ungido y sus compañeros queden mudos, sin tener nada más
que comunicar a la cristiandad. Será cuando “los diez cuernos” y “la bestia salvaje” asolen y
despojen a Babilonia la Grande (Revelación 17:16). Por supuesto, esto no quiere decir que los
cristianos quedarán literalmente sin habla. Tal como lo hacen ahora, alabarán a Jehová y harán
mención de él todos los días y “durante todas las generaciones por venir” (Salmo 45:17; 145:2).
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1111
W1988 15/7 PÁG.30

¿Por qué dijo Jehová a Ezequiel que el rostro de aquel


profeta sería duro, como el rostro de los judíos?
Ezequiel fue un profeta de Dios que sirvió entre los judíos llevados al cautiverio en Babilonia.
Parece que aquellos cautivos creían que de alguna manera Jehová se apresuraría a rescatarlos
porque eran su pueblo escogido. No aceptaban que lo que les había sobrevenido se debía a que
merecían Su desagrado.
Por eso, cuando Jehová dijo a Ezequiel que fuera a “hablarles con mis palabras”, no se trataba
de una asignación fácil. Para preparar al profeta, Dios le advirtió que “no querrán escucharte,
porque no quieren escucharme; porque todos los de la casa de Israel son de cabeza dura y de duro
corazón”. (Ezequiel 3:4, 7.)
Entonces Dios dijo a Ezequiel: “¡Mira! He hecho tu rostro exactamente tan duro como los rostros
de ellos, y tu frente exactamente tan dura como sus frentes. Como un diamante, más dura que el
pedernal, he hecho tu frente. No debes tenerles miedo”. (Ezequiel 3:8, 9.)
Aquellas personas eran obstinadas y rebeldes. (Ezequiel 2:6.) ¿Podrían vencer o intimidar al
mensajero de Dios? No. Porque tenía el apoyo de Dios, Ezequiel no sería más blando que ellos. El
pedernal es una piedra durísima, más dura que el acero. Si a los judíos tercos e insensibles se les
podía comparar con pedernal, lo mismo se podría hacer con Ezequiel. Más que eso, él sería como
el diamante, que es el más duro de los minerales; es tan duro que puede rayar hasta al pedernal.
(Jeremías 17:1, 2.)
Eso de ninguna manera significa que hoy día los del pueblo de Dios deben considerar deseable
que uno sea duro, insensible a los sentimientos de otros o hasta implacable cuando hace lo que
cree que es recto. Note a qué instó el apóstol Pedro respecto a tratar unas personas con otras:
“Todos ustedes sean de un mismo ánimo y parecer, compartiendo sentimientos como compañeros,
teniendo cariño fraternal, siendo tiernamente compasivos, de mente humilde, no pagando daño
por daño ni injuria por injuria, sino, al contrario, confiriendo una bendición”. (1 Pedro 3:8, 9.)
Entre las razones que nos mueven a compartir las buenas nuevas del Reino con otros está
también la compasión. (Mateo 9:36-38.) Pero cuando afrontamos indiferencia, rechazo u oposición
franca, no dejamos de proclamar el mensaje de Dios para nuestro tiempo. Eso incluye proclamar
que dentro de poco él traerá “venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no
obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús”. (2 Tesalonicenses 1:6-9.) No debemos
dejar que se nos intimide, ni debemos retraernos. En ese sentido podemos ser duros como el
diamante, como tuvo que serlo Ezequiel. //Volver al Índice

1112
W1976 15/8 PÁGS.511-512

¿Cómo podía Ezequiel como ‘atalaya a la casa de Israel’ ser


responsable de las vidas del pueblo de Dios en Jerusalén
cuando él estaba exiliado en Babilonia?—Eze. 33:7.
Ezequiel fue uno de los 18.000 israelitas que Nabucodonosor, rey de Babilonia, llevó como
exiliados de Jerusalén a Babilonia en 617 a. de la E.C. (2 Rey. 24:14-16) Esto fue diez años antes de la
destrucción completa de Jerusalén en 607 a. de la E.C., cuando muchos otros israelitas fueron
llevados cautivos a Babilonia.
La comunicación mediante mensajeros y cartas entre las ciudades capitales de Babilonia y
Jerusalén era bastante buena para aquel tiempo y aquellas distancias. (Eze. 21:7; 33:21; 2 Rey. 25:8-
10) Había caravanas regulares en las rutas comerciales del Creciente Fértil, que podían llevar
noticias y mensajes entre Jerusalén y Babilonia. (Compare con Génesis 11:31; 12:1-5; Ezequiel
27:3, 17-24.) Lo que Ezequiel veía en visión y representaba en Babilonia (Eze. 24:24), y hasta lo que
decían falsos profetas en aquella ciudad, llegaba a conocerse en Jerusalén. (Jer. 29:20-23) A la
inversa, lo que Jeremías, el profeta que Jehová tenía en el escenario, pronunciaba en Jerusalén, lo
llegaban a saber con rapidez los exiliados de Israel en Babilonia.—Jer. 29:1.
Por lo tanto, cuando Ezequiel ejecutaba fielmente los portentos de advertencia a los exiliados en
Babilonia, aquellas noticias llegaban a Jerusalén en forma detallada. Hubo la visión gráfica de las
cosas detestables que se veían en el templo (Eze. 8:1-18), la descripción del hombre de lino que
marcaba la frente de la gente que suspiraba en Jerusalén (Eze. 9:1-11), y las declaraciones formales
contra Jerusalén que se registraron en Ezequiel 12:10-16.
Así, Jehová dio advertencia oficial a los israelitas tanto en Babilonia como en Judá. Ezequiel,
entonces, no solo sirvió de fiel ‘atalaya a la casa de Israel,’ sino que también se libró de llevar
responsabilidad por culpa de derramamiento homicida de sangre por los miles que perdieron la
vida en 607 a. de la E.C. (Eze. 3:17-19; 33:9) Hoy, de modo similar, los testigos de Jehová, tanto los de
la clase de Ezequiel de los ungidos como los de la “grande muchedumbre,” se están manteniendo
libres de culpa por derramamiento de sangre al servir en el escenario mundial como proclamadores
del “día de la venganza” de Jehová, porque predican el mensaje de advertencia de Jehová a los
habitantes de la Tierra.—Isa. 61:1-3; Mat. 24:14.
Se ve la sabiduría de Jehová en todo esto. Por el desempeño por Ezequiel de su servicio
espiritualmente rico en Babilonia, no solo se tendría avisados a algunos de los exiliados allí en cuanto
a los juicios de ejecución de justicia de Jehová que le vendrían a la Jerusalén apóstata, sino que
también se les mantendría espiritualmente vivos para actividad futura. ¿Cómo podía ser eso? El
propósito de Jehová era hacer que setenta años después este resto espiritualmente enriquecido
volviera al suelo de la tierra de Israel como ‘plantíos’ revitalizados. (Isa. 61:3) Es verdad que la
mayoría de los exiliados no prestó mucha atención a Ezequiel. Estos quedaron aturdidos cuando
vino la confirmación de que Jerusalén ciertamente había sido destruida. En su incredulidad estaban
totalmente desprevenidos cuando les vino esta terrible sacudida. Sin embargo, se vieron obligados
a reconocer que en realidad Ezequiel había sido un profeta verdadero en medio de ellos. Esta
experiencia aturdidora debe haber revivificado espiritualmente a muchos que, junto con su prole, se
fortalecerían espiritualmente como los “higos buenos” que Jeremías predijo que volverían a Israel
para formar una “nueva tierra” destinada a ser establecida después de 537 a. de la E.C.—Jer. 24:1-
7; 28:4; Isa. 65:17. //Volver al Índice

1113
W2004 1/3 PÁG.29

Dado que los levitas no tenían herencia alguna en el antiguo


Israel, ¿cómo es que Jeremías 32:7 dice que el levita
Hanamel pudo vender un campo a su primo Jeremías,
también levita?
Respecto a los levitas, Jehová dijo a Aarón: “No tendrás herencia [...], y no llegará a
corresponderte parte alguna en medio de [Israel]” (Números 18:20). Sin embargo, a los levitas se les
asignaron 48 ciudades con sus dehesas circundantes por toda la Tierra Prometida. Jeremías era de
Anatot, una de las ciudades asignadas a “los hijos de Aarón, los sacerdotes” (Josué 21:13-19;
Números 35:1-8; 1 Crónicas 6:54, 60).
En Levítico 25:32-34 encontramos instrucciones específicas que Jehová dio sobre “el derecho de
recompra” de la propiedad de los levitas. Parece ser que las familias de dicha tribu tenían derechos
de herencia con relación a la posesión, el uso y la venta de parcelas de tierra específicas, y es
lógico que esto incluyera la venta y recompra de propiedades. [Nota] En muchos aspectos, los
levitas eran dueños de propiedades y las utilizaban de forma similar a las demás tribus.
Es probable que la propiedad levita en cuestión fuera una herencia familiar. Sin embargo,
respecto al “derecho de recompra”, solo se permitían transacciones entre los levitas mismos.
Además, parece que la venta y recompra de terreno solo era aplicable a propiedades que
estaban dentro de las ciudades, ya que “el campo de dehesa de sus ciudades” no se podía vender
por ser “una posesión hasta tiempo indefinido para ellos” (Levítico 25:32, 34).
De modo que el campo que Jeremías recompró a Hanamel debió de ser un terreno que se
podía transferir mediante recompra, y puede que se hallara dentro de los límites de la ciudad.
Jehová mismo afirmó que dicho “campo” pertenecía a Hanamel y que Jeremías tenía “el derecho
de recompra” (Jeremías 32: 6, 7). Dios empleó esta transacción como un símbolo para reforzar su
promesa de que los israelitas regresarían y reclamarían su herencia de tierra después de un período
de exilio en Babilonia (Jeremías 32:13-15).
No hay ninguna indicación de que Hanamel hubiera conseguido impropiamente la propiedad
de Anatot. Tampoco hay nada que dé a entender que violó la ley de Jehová al proponerle a
Jeremías que comprara este campo, ni que el profeta ejerció incorrectamente su derecho de
recompra (Jeremías 32:8-15).
Nota. En el siglo primero de la era común, el levita Bernabé vendió un terreno que le pertenecía y
donó el dinero para ayudar a cristianos de Jerusalén que estaban necesitados. Quizás la propiedad
estaba en Palestina o en Chipre, o tal vez se tratara simplemente del terreno de una sepultura que
Bernabé hubiera adquirido en la zona de Jerusalén (Hechos 4:34-37). //Volver al Índice

1114
W1992 1/2 PÁG.31

¿Se casó en realidad Faraón con Sara, la esposa de


Abrahán, como da a entender la traducción de Génesis
12:19 en algunas versiones de la Biblia?
No; a Faraón se le impidió tomar como esposa a Sara (Sarai). Por lo tanto, no se transigió en
cuanto a la honra y dignidad de Sara.
El examinar la situación en su contexto nos ayuda a ver esto. Un hambre obligó a Abrahán
(Abrán) a refugiarse en Egipto por un tiempo. Debido a la hermosura de su esposa, Sara, él temía
que su vida corriera peligro. Todavía Abrahán no había tenido un hijo de Sara, y si moría en Egipto
se rompería la línea de la Descendencia, la Descendencia por la cual vendrían bendiciones a todas
las familias de la Tierra. (Génesis 12:1-3.) Por eso, Abrahán dio a Sara la instrucción de que se
identificara como hermana suya, porque en realidad era su media hermana. (Génesis 12:10-13;
20:12.)
El temor de Abrahán no era infundado. El erudito August Knobel explicó: “Abrán le pidió a Sarai
que se presentara como hermana suya en Egipto para que no lo asesinaran. Si se considerara
casada a Sarai, solo la muerte de su esposo y dueño le permitiría a un egipcio obtenerla; si la vieran
como una hermana, había la posibilidad de ganársela al hermano por medios amigables”.
Sin embargo, los príncipes egipcios no entraron en negociaciones con Abrahán para que Faraón
tomara en matrimonio a Sara. Sencillamente llevaron a la hermosa Sara a la casa de Faraón, y el
gobernante de Egipto dio regalos al que supuestamente era su hermano, Abrahán. Pero después
de esto Jehová plagó a la casa de Faraón. Cuando, sin que se indique cómo, se le reveló a Faraón
lo que verdaderamente sucedía, él dijo a Abrahán: “¿Por qué dijiste: ‘Es mi hermana’, de modo que
yo estuve a punto de tomarla por esposa? Y ahora, aquí está tu esposa. ¡Tómala y vete!”. (Génesis
12:14-19.)
La Nueva Biblia Española y otras traducciones de la Biblia vierten como “ya la he tomado por
esposa”, o algo similar, la porción del versículo que aparece en cursivas arriba. Aunque esa
fraseología no sería necesariamente incorrecta, pudiera dar la impresión de que Faraón en realidad
se había casado con Sara, de que el matrimonio era un hecho consumado. Puede notarse que en
Génesis 12:19 el verbo hebreo que se vierte “tomarla” está en el estado imperfecto, lo que indica
una acción que no se ha completado. La Traducción del Nuevo Mundo vierte este verbo hebreo en
armonía con el contexto y de un modo que refleja claramente el estado del verbo: “De modo que
yo estuve a punto de tomarla por esposa”. [Nota] Aunque Faraón ‘estuvo a punto de tomar’ a Sara
como esposa, todavía no había participado en el procedimiento o ceremonia que se
acostumbrara para ello.
Con frecuencia se ha criticado a Abrahán por su proceder en este asunto, pero él obró según lo
que sería provechoso con relación a la Descendencia prometida y, así, con relación a toda la
humanidad. (Génesis 3:15; 22:17, 18; Gálatas 3:16.)
En una ocasión comparable a esta, con posibilidades de peligro, Isaac le pidió a su esposa,
Rebeca, que no revelara que era casada. Para aquel tiempo ya había nacido Jacob, el hijo de
ellos mediante el cual vendría la línea de la Descendencia, y quien evidentemente estaba entonces
en su mocedad. (Génesis 25:20-27; 26:1-11.) No obstante, el motivo tras esta estrategia recta pudo
haber sido el mismo que tuvo Abrahán. Durante un hambre, Isaac y su familia estuvieron residiendo
en el territorio del rey filisteo llamado Abimélec. Si Abimélec se hubiera dado cuenta de que
Rebeca estaba casada con Isaac, probablemente hubiera tratado de asesinar a todo el resto de la

1115
familia de Isaac, lo que pudiera haber significado la muerte de Jacob. También en este caso
Jehová intervino para proteger a sus siervos y la línea de la Descendencia.
Nota a pie de página 31. La Versión Popular dice: “Tú dijiste que era tu hermana, y yo pude
haberla tomado por esposa”. Y la Bartina-Roquer dice: “¿Por qué motivo dijiste ser hermana tuya,
poniéndome en ocasión de casarme con ella?”. //Volver al Índice

1116
W1995 1/2 PÁG.31

¿Quiénes eran los filisteos mencionados en la Biblia?


En la Biblia hay muchas referencias a un pueblo llamado los filisteos, que vivía en Canaán
cuando el antiguo pueblo de Dios tomó posesión de la Tierra Prometida. Los filisteos se opusieron
durante mucho tiempo al pueblo de Dios, como se pone de manifiesto en el relato del encuentro
de David con Goliat, el gigante adalid filisteo. (1 Samuel 17:1-3, 23-53.)
La Biblia indica que los antiguos filisteos emigraron de Caftor a la costa sudoccidental de
Canaán. (Jeremías 47:4.) ¿Dónde estaba Caftor? The International Standard Bible Encyclopedia
(1979, volumen 1, página 610) dice: “Aunque las pruebas no permiten una respuesta definitiva, la
erudición moderna apunta a la isla de Creta (o quizá Creta y las islas del mar Egeo, culturalmente
vinculadas) como el lugar más probable con diferencia”.
Por ello la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras traduce Amós 9:7 como sigue:
“‘¿No son ustedes como los hijos de los cusitas para mí, oh hijos de Israel? —es la expresión de
Jehová—. ¿No hice subir a Israel mismo de la tierra de Egipto, y a los filisteos de Creta, y a Siria de
Quir?’”.
No se sabe cuándo emigró este antiguo pueblo marítimo de Creta a la sección de Canaán que
con el tiempo se llamó Filistea, el litoral sudoccidental entre Jope y Gaza. Parece ser que ya
habitaban esta región de llanuras costeras bajas en los tiempos de Abrahán e Isaac. (Génesis
20:1, 2; 21:32-34; 26:1-18.)
Los filisteos siguieron siendo una influencia poderosa en la zona mucho después de entrar Israel
en la tierra que Dios le había prometido. (Éxodo 13:17; Josué 13:2; Jueces 1:18, 19; 3:3, 4; 15:9, 10;
1 Samuel 4:1-11; 7:7-14; 13:19-23; 1 Reyes 16:15.) Mucho más tarde, durante el reinado del rey judaíta
Uzías, los filisteos aún seguían habitando las ciudades de Gat, Jabné y Asdod. (2 Crónicas 26:6.)
Otras ciudades filisteas importantes mencionadas en el relato bíblico fueron Eqrón, Asquelón y Gaza.
Alejandro Magno capturó la ciudad filistea de Gaza, pero parece ser que con el tiempo los
filisteos desaparecieron como pueblo. El profesor Lawrence E. Stager escribió en la revista Biblical
Archaeology Review (mayo/junio de 1991): “Los filisteos también fueron desterrados a Babilonia. [...]
Pero no existe ningún registro que indique qué les sucedió a los filisteos desterrados. Los que tal vez
quedaran en Asquelón tras la conquista de Nabucodonosor perdieron por lo visto su identidad
étnica. Desaparecen de la historia sin más”.
El nombre moderno de Palestina se deriva de las palabras latina y griega, y esta última proviene
a su vez del vocablo hebreo para “Filistea”. Algunas versiones árabes de la Biblia traducen el
término “filisteos” por una palabra que se confunde fácilmente con la que se utiliza hoy para
referirse a los palestinos. No obstante, la Today’s Arabic Version utiliza un término árabe diferente
que distingue a los antiguos filisteos de los palestinos de nuestro tiempo. //Volver al Índice

1117
W1986 15/10 PÁG.31

Cuando los judíos regresaron a Jerusalén de su cautiverio en


Babilonia, ¿hicieron un viaje de unos 800 kilómetros
(500 millas), o de unos 1.600 kilómetros (1.000 millas)?
La distancia directa desde la antigua Babilonia hasta Jerusalén era de unos 800 kilómetros. Tal
viaje requeriría cruzar tierras sumamente inhóspitas que incluían largos trechos de terreno muy árido
o desértico. Había otra ruta como dos veces más larga que subía por el valle del Éufrates hacia
Harán, y luego pasaba por Damasco y llegaba hasta la Tierra Prometida. Abrahán usó esta ruta
cuando llevó a su familia desde Ur hasta Canaán. (Génesis 11:31–12:5.)
La Biblia no describe la ruta que los judíos tomaron cuando regresaron a Jerusalén de su
cautiverio en Babilonia. (Esdras 8:1-32; 7:7-9.) De modo que cualquiera de las dos cifras podría darse
como una posibilidad relacionada con dicho viaje. Pero de mayor importancia es el hecho de que
los judíos que regresaron serían liberados de las creencias y prácticas babilónicas a medida que
anduvieran en el “Camino de la Santidad”. (Isaías 35:8-10; compárese con las páginas 153 a 157 del
libro ¡El hombre al umbral de ser salvo de la angustia mundial!, publicado en 1975.) //Volver al Índice

1118
W2007 1/10 PÁG.31

¿Estuvo mal que Jacob se hiciera pasar por Esaú, según


cuenta Génesis 27:18, 19?
Usted tal vez conozca este relato. Isaac, ya anciano, mandó a Esaú que cazara un venado y le
dijo: “Déjame comer, a fin de que te bendiga mi alma antes que yo muera”. Al oír las palabras de
Isaac, Rebeca se puso a preparar un plato sabroso y le dijo a Jacob: “Tienes que llevarlo [el plato
de comida] a tu padre y él tiene que comerlo, a fin de que te bendiga antes de su muerte”.
Entonces Jacob, vestido con las prendas de Esaú y con pieles de cabrito sobre el cuello y las manos,
se presentó ante su padre con el plato sabroso. Isaac le preguntó: “¿Quién eres, hijo mío?”, a lo que
Jacob respondió: “Soy Esaú tu primogénito”. Isaac le creyó y lo bendijo (Génesis 27:1-29).
Aunque la Biblia no da todos los detalles de por qué Rebeca y Jacob obraron de ese modo, sí
indica que la situación surgió de repente. Cabe señalar que la Palabra de Dios ni justifica
ni condena lo que ellos hicieron, por lo que no establece ningún precedente para mentir o
engañar. Sin embargo, la Biblia sí arroja luz sobre la situación.
En primer lugar, el relato señala con claridad que Jacob tenía derecho a recibir la bendición de
su padre, y Esaú no. Tiempo atrás, Jacob le había comprado legalmente la primogenitura a su
gemelo, quien no la valoró y la vendió por una comida para satisfacer su hambre. Esaú “despreció
la primogenitura” (Génesis 25:29-34). Por eso, al presentarse ante su padre, lo que Jacob buscaba
era una bendición que legalmente le pertenecía.
En segundo lugar, cuando Isaac se dio cuenta de que había dado la bendición a Jacob,
no intentó retractarse. Quizás recordó lo que Jehová había dicho a Rebeca antes de que nacieran
los gemelos: “El mayor servirá al menor” (Génesis 25:23). También es digno de notar que cuando
Jacob estaba a punto de partir para Harán, Isaac amplió la bendición que ya le había dado
(Génesis 28:1-4).
Finalmente, conviene tener presente que Jehová estaba al tanto de la situación y se interesaba
en ella. La bendición que Isaac dio estaba relacionada con la promesa que Dios le hizo a Abrahán
(Génesis 12:2, 3). Si Jehová no hubiera querido que Jacob recibiera la bendición, habría intervenido
de alguna forma. En vez de eso, mostró su aprobación a Jacob al decirle: “Por medio de tu
descendencia todas las familias del suelo ciertamente se bendecirán” (Génesis 28:10-15). //Volver al
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1119
W1983 15/9 PÁG.31

¿Por qué dijo Esteban, en Hechos 7:14, que la casa de Jacob


se componía de 75 personas cuando se mudaron a Egipto,
mientras que en Génesis 46:26 se dice que eran 66, y Génesis
46:27 menciona 70?
Hay varias explicaciones posibles. Una es que Hechos 7:14 se basa en la Versión de los Setenta o
Septuaginta griega, y otra es que Esteban incluyó en la cifra a las esposas de nueve de los hijos de
Jacob.
Examinemos primero lo que dijo Esteban, según se registra en Hechos 7:14: “De modo que envió
José y mandó llamar a Jacob su padre y a todos sus parientes, en número de setenta y cinco
almas”. Con esto presente podemos considerar lo que dice el registro de Génesis acerca del
traslado de la familia de Jacob a Egipto.
Génesis 46:8 comienza así: “Ahora bien, éstos son los nombres de los hijos de Israel que entraron
en Egipto: Jacob y sus hijos”. Luego hay una lista de los descendientes de Jacob, incluso algunos de
sus bisnietos. La enumeración concluye con estas palabras: “Todas las almas que vinieron con
Jacob a Egipto fueron las que procedieron de la parte superior de su muslo, aparte de las esposas
de los hijos de Jacob. Todas las almas fueron sesenta y seis. Y los hijos de José que le nacieron en
Egipto fueron dos almas. Todas las almas de la casa de Jacob que entraron en Egipto fueron
setenta”. (Génesis 46:26, 27.)
La lista de 66 descendientes de Jacob se ha sumado de varias maneras. Algunos eruditos han
incluido en el número a los hijos de Judá, Er y Onán, así como a sus nietos Hezrón y Hamul (Génesis
46:12). Otros no han tomado en cuenta a Er y a Onán, pues ellos ya habían muerto para el tiempo
en que Jacob se mudó a Egipto (Génesis 38:6-10). Algunos estudiantes de la Biblia han incluido en la
cifra a Dina, quien parece que nunca se casó, o quizás a Eliab, el nieto de Rubén a quien se
menciona en Números 26:8. A los 66 descendientes pueden sumarse Jacob, José y sus dos hijos
(éstos últimos tres no formaron parte del grupo que se mudó a Egipto). Así es como se llega al total
de 70.
El discípulo Esteban ciertamente habría sabido que el texto hebreo decía que 66 miembros de la
familia de Jacob se mudaron a Egipto. ¿Por qué, pues, dice Hechos 7:14 que Esteban usó la cifra de
75 miembros?
Algunos comentaristas bíblicos afirman que Esteban quizás haya basado su declaración en la
manera de verter Génesis 46:27 en la Septuaginta griega. Esa versión da la cifra más alta porque en
el versículo 20 añade cinco nombres (tres hijos de Manasés, y Efraín y dos nietos) que no se
mencionan en el texto hebreo. O si Esteban mismo tuvo presente la cifra de 66 (que aparece en el
texto hebreo), cuando Lucas escribió en griego el libro de Hechos tal vez haya dado la cifra que
aparece en la Septuaginta, ya que esa traducción griega era la que usaba comúnmente la gente.
Pero sea que Esteban realmente haya dicho 75, o que esa cifra haya surgido de la versión griega
de Génesis 46:27, la cantidad puede armonizarse con la cifra de 66 del texto hebreo si se le añaden
las esposas de los hijos de Jacob, quienes no fueron incluidas en la cifra, según se dice
específicamente en Génesis 46:26.
¿Por qué se contaría solamente a nueve esposas? De los doce hijos, la esposa de José no estaría
entre ellas, pues ella era egipcia y José no la llamó para ir a Egipto (Hechos 7:13-15). Y para el
tiempo en que se mudó la familia, la esposa de Judá había muerto (Génesis 38:12). Eso dejaría a
10 esposas como máximo. Es posible que la esposa hebrea de Simeón hubiera muerto también,

1120
pues al último hijo de Simeón, Saul, se le describe como “el hijo de una cananea” (Génesis 46:10). O
la cantidad de nueve habría sido correcta si Benjamín, el hijo menor, aún no se hubiera casado
cuando la familia se estableció en Egipto. Si así es, los hijos de Benjamín que se mencionan en
Génesis 46:21 nacieron después que se mudó la familia, pero se les alista debido al papel que
habrían de desempeñar en la tribu y la nación. (Compare con Hebreos 7:9, 10.) Por eso, si las
esposas de nueve de los hijos de Jacob se suman a la cifra de 66 que se menciona en Génesis 46:26
en el texto hebreo, tenemos un total de 75, como dice la Septuaginta y como se lee en Hechos 7:14.
Está claro que aunque hay maneras razonables de entender las palabras de Hechos 7:14, así
como las cifras del capítulo 46 de Génesis, no podemos ser dogmáticos en todos los detalles. Así
que tenemos una razón más para esperar con anhelo el tiempo en que Dios resucitará a sus siervos
de la antigüedad, pues podremos enterarnos directamente de los detalles exactos de muchos
registros bíblicos. (Juan 5:28, 29.) //Volver al Índice

1121
W1976 1/11 PÁGS.671-672

¿Debe considerarse que el embalsamamiento de Jacob


estableció un precedente que han de seguir los cristianos, o
por qué se hizo?
No hay evidencia de que el que Jacob fuese embalsamado hubiera de ser un modelo para los
adoradores verdaderos. Más bien, parece que se efectuó por confianza en la promesa de Dios de
dar a la descendencia de Abrahán una tierra.
Cuando Jacob murió en Egipto, su hijo José hizo que el cuerpo fuese embalsamado por médicos
egipcios. (Gén. 50:2, 3) Entre los antiguos egipcios se acostumbraba el embalsamar. Evidentemente
lo hacían debido a que creían que el cuerpo conservado era necesario para que el alma de la
persona con el tiempo se reuniera con él. Por supuesto, ni Jacob ni José aceptaban la enseñanza
pagana de la inmortalidad del alma. Ambos entendían correctamente que los muertos dentro de la
provisión de Dios van al Seol, el sepulcro común de la humanidad, del cual Dios los resucitará con el
tiempo. (Gén. 37:35; 42:38; Heb. 11:21, 39, 40) ¿Por qué, entonces, hizo José que Jacob fuese
embalsamado?
Jehová Dios había pactado con Abrahán dar a su simiente o descendientes la tierra de Canaán,
la Tierra Prometida. (Gén. 15:16-21) Aun antes de que aquella descendencia heredara la tierra,
Abrahán e Isaac fueron enterrados allí en una cueva para entierros de familia. Pero cuando Jacob
estaba por morir él y su familia vivían en Egipto. ¿Había perdido él la fe en la promesa de Dios, y
llegado a la conclusión de que los hebreos morarían permanentemente en Egipto? De ninguna
manera. Hizo que José prometiera enterrarlo con sus padres en Canaán. Así manifestó Jacob su
confianza en que Dios daría a los descendientes de Abrahán aquella tierra.—Gén. 49:29-33.
Para cumplir con la petición de Jacob, José tendría que llevar el cuerpo a la tierra de Canaán.
Pero a menos que se dieran pasos preventivos, el cuerpo se descompondría antes de que terminara
el largo y caluroso viaje. Sin embargo, aprovechándose de las aptitudes de embalsamamiento que
estaban fácilmente disponibles en Egipto, José pudo conservar el cuerpo hasta que su padre fue
enterrado en la tierra que heredarían los descendientes de Jacob.—Gén. 50:2, 3, 7-14.
Unos cincuenta y cinco años después José mismo pidió que los israelitas llevaran consigo los
huesos de él cuando Dios con el tiempo los sacara de Egipto. Así José mostró que también estaba
convencido de que Dios cumpliría Su promesa en cuanto a dar a la descendencia de Abrahán una
tierra. En armonía con ello, José también fue embalsamado en Egipto, y durante el éxodo sus restos
fueron sacados de aquel país.—Gén. 50:25, 26; Jos. 24:32; Heb. 11:22.
Aunque en generaciones posteriores los hebreos consideraron que el entierro de una persona
era un acto importante, no hay evidencia de que embalsamaran a sus muertos. (1 Rey. 2:31; 2 Rey.
13:21; Sal. 79:1-3; Jer. 16:4) En vez de utilizar la técnica de embalsamar de los egipcios que implicaba
el tratar el cuerpo por semanas, los hebreos enterraban a sus muertos poco después de la muerte,
aun el mismo día.—Deu. 21:23; Gén. 50:2, 3. [Nota]
Eso sucedió en el caso de Jesús. Fue enterrado el día que murió. ¿Qué se le hizo a su cuerpo
antes del entierro? Leemos: “Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con las vendas con
especias, así como tienen costumbre los judíos de preparar para el entierro.” (Juan 19:40) Y aunque
algunos discípulos vinieron a su tumba después del sábado a fin de aplicar externamente algunas
especias más a su cuerpo, claramente no hubo ningún esfuerzo por embalsamar su cuerpo
mediante un largo tratamiento con preservativos como se hacía en Egipto. El hecho de que la
‘costumbre de preparar para el entierro’ que se usó en Jesús no fue un tipo de embalsamamiento
que conservara el cuerpo se puede ver en el caso de Lázaro. Aunque probablemente el cuerpo de

1122
éste fue tratado de la manera normal, su familia esperaba que para el cuarto día después de la
muerte su cuerpo ya estuviera en descomposición y hediendo.—Juan 11:39.
Parece que los cristianos primitivos siguieron generalmente las prácticas de entierro judías. Eso
quería decir entierro rápido sin recurrir a procedimientos minuciosos de embalsamar. (Hech. 5:5-10;
9:37) De modo que no hay nada que indique que los descendientes de Jacob o los primeros
cristianos consideraran que el embalsamamiento de Jacob o José hubiera establecido un
precedente para ellos.
Hoy en la mayor parte de la Tierra el embalsamar no es parte del tratamiento normal que se da a
los muertos. Pero quizás se requiera por ley en ciertos casos, como en los casos en que el cuerpo
no haya de ser enterrado por algunos días o haya de ser transportado por larga distancia. En los
Estados Unidos los empresarios de pompas fúnebres embalsaman un cuerpo aunque tenga que ser
enterrado inmediatamente o sea incinerado. Sin embargo, donde la ley no requiera eso, la familia
del difunto, a fin de evitar gasto innecesario o por otras razones personales, puede hacer que se
omita el embalsamamiento.
No hay por qué considerar el embalsamamiento de Jacob y José, entonces, como un modelo
que tengan que seguir los cristianos. Pero es digno de atención el hecho de que Dios no puso en su
Palabra ninguna desaprobación por el hecho de que fueran embalsamados. Por eso, no hay razón
para que los cristianos crean que se está haciendo algo no bíblico si las circunstancias parecen
exigir un embalsamamiento.
Nota. Por espacio de varias semanas los egipcios usaban drogas especiales y empapaban el
cuerpo con natrón (carbonato sódico) para que el cadáver resistiera la descomposición por años,
hasta siglos. //Volver al Índice

1123
W2001 15/8 PÁG.31

¿Cuánto duraron los sufrimientos de Job?


Hay quienes creen que los padecimientos de Job se extendieron durante muchos años, pero el
libro de Job no indica que se prolongaran tanto.
Parece ser que la primera fase de las pruebas, la pérdida de seres queridos y bienes materiales,
fue bastante corta, pues el relato señala: “Ahora bien, llegó a ser el día en que [los] hijos [de Job] y
sus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito”. Las noticias
que recibió Job se sucedieron una tras otra: había perdido las reses vacunas, las asnas, las ovejas,
los camellos y los siervos que los cuidaban. Por lo visto, fue justo después cuando Job se enteró de la
muerte de sus hijos e hijas, quienes “estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el
primogénito”. Da la impresión de que todo ocurrió en el mismo día (Job 1:13-19).
La siguiente fase debió de ser más larga. Satanás le aseguró a Jehová que Job sería infiel si se le
infligía daño en su propia carne. Entonces se hirió a Job con “un divieso maligno desde la planta del
pie hasta la coronilla de la cabeza”. La extensión de la enfermedad por todo el cuerpo tal vez tomó
cierto tiempo, y es posible que las noticias de “toda esta calamidad” tardaran en llegar a los
supuestos consoladores, los cuales emprendieron viaje para visitarlo (Job 2:3-11).
Elifaz procedía de Temán, lugar ubicado en Edom, y Zofar, de una región del noroeste de Arabia,
de modo que no estaban muy lejos de Uz, el hogar de Job, probablemente en el norte de Arabia.
Sin embargo, Bildad era suhita, un pueblo que, según se cree, habitaba a orillas del Éufrates. Si
Bildad se encontraba en su casa para aquel tiempo, transcurrieron semanas o meses hasta que le
llegaron las noticias y recorrió la distancia que lo separaba de Job. Claro está, es posible que los tres
se hallaran cerca de donde vivía Job cuando comenzaron sus padecimientos. En cualquier caso,
cuando los tres compañeros llegaron, “se quedaron sentados con él en la tierra siete días y siete
noches” sin proferir palabra alguna (Job 2:12, 13).
Entonces llegó la fase final, cuyos detalles ocupan muchos capítulos del libro. Se sucedieron una
serie de debates o discursos de los consoladores, a los que Job respondió. Una vez finalizados, el
joven Elihú dio censura, y Jehová corrigió a Job desde los cielos (Job 32:1-6; 38:1; 40:1-6; 42:1).
Por lo tanto, el período de sufrimiento de Job tal vez duró unos meses, quizá menos de un año.
Sabemos por experiencia que las pruebas severas parecen no tener fin, pero no debemos olvidar
que sí terminan, como lo ejemplifica el caso de Job. Ahora bien, sin importar lo largas que sean las
pruebas que soportemos, tengamos presente el apoyo divino que se refleja en estas palabras
inspiradas: “Aunque la tribulación es momentánea y liviana, obra para nosotros una gloria que es de
más y más sobrepujante peso y es eterna” (2 Corintios 4:17). El apóstol Pedro escribió: “Después que
ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, el Dios de toda bondad inmerecida, que los llamó a
su gloria eterna en unión con Cristo, terminará él mismo el entrenamiento de ustedes; él los hará
firmes, él los hará fuertes” (1 Pedro 5:10). //Volver al Índice

1124
W1991 15/2 PÁG.31

Job 33:24 habla de que se halla “un rescate” para Job, que
le permite evitar la muerte. ¿Quién habría de ser ese rescate
para Job?
En aquel tiempo no se ofreció ningún sacrificio de rescate humano para Job, pero Dios sí cubrió,
o perdonó, el error de Job.
Satanás le causó muchas dificultades a Job, incluso “un divieso maligno desde la planta del pie
hasta la coronilla de la cabeza”. La condición de Job era tan mala que su esposa lo instó a
‘maldecir a Dios y morir’. Hasta Job mismo llegó a considerar si acaso la muerte sería mejor que
aquel sufrimiento. (Job 2:7-9; 3:11.)
Cuando parecía que Job moriría, Elihú evaluó la condición precaria de Job y puso el
fundamento para tener esperanza, al decir: “Su carne se consume ante la vista [...] Y su alma se
acerca al hoyo, y su vida a los que infligen muerte. Si existe para él un mensajero, un vocero, uno de
entre mil, para informar al hombre su rectitud, entonces lo favorece y dice: ‘¡Líbralo de bajar al
hoyo! ¡He hallado un rescate! Que su carne se haga más fresca que en la juventud’”. (Job 33:21-25.)
Sabemos que Jesucristo entregó su vida humana perfecta como rescate correspondiente para
humanos imperfectos. Su sacrificio compensó por lo que Adán había perdido, pues pagó el precio
requerido para traer liberación del pecado. (Romanos 5:12-19; 1 Timoteo 2:5, 6.) No obstante, este
no es el único uso de la palabra “rescate” en la Biblia. La palabra hebrea que se halla en Job 33:24
básicamente significa “cubierta”. (Éxodo 25:17.) Cuando Dios trataba con el Israel antiguo instituyó
un arreglo para cubrir o expiar los pecados... sacrificios que cubrían el pecado y enderezaban los
asuntos entre los humanos y Dios. (Éxodo 29:36; Levítico 16:11, 15, 16; 17:11.)
Sin embargo, anteriormente Dios había estado dispuesto a aceptar sacrificios como expresiones
de gracias o como solicitudes de perdón y aprobación. (Génesis 4:3, 4; 8:20, 21; 12:7; 31:54.) Job
entendía el valor de tales sacrificios. Leemos: “Se levantaba muy de mañana y ofrecía sacrificios
quemados conforme al número de todos [sus hijos]; porque, decía Job, ‘quizás mis hijos hayan
pecado y hayan maldecido a Dios en su corazón’. Así hacía Job siempre”. (Job 1:5.) Puesto que Job
se esforzaba por agradar a Dios y obviamente manifestaba contrición, sus sacrificios tenían valor a
la vista de Dios. (Salmo 32:1, 2; 51:17.)
Pero más tarde Job padeció una enfermedad que evidentemente puso en peligro su vida.
Además, tenía un punto de vista incorrecto en cuanto a su propia justicia, por lo que necesitaba
corrección, que Elihú entonces proveyó. (Job 32:6; 33:8-12; 35:2-4.) Elihú dijo que Job no tenía que
continuar en su lamentable condición hasta morir y bajar al hoyo (Seol o la sepultura común). Si Job
se arrepentía, podría hallarse “un rescate”. (Job 33:24-28.)
No tenemos que pensar que por “rescate” Elihú se refería a un humano que en aquel tiempo
moriría a favor de Job. En vista de los sacrificios que los adoradores verdaderos habían estado
acostumbrados a ofrecer, la clase de rescate a que aludía Elihú en el caso de Job pudiera haber
sido un sacrificio animal. Es interesante que después Dios dijo a los tres compañeros que criticaban a
Job: “Tienen que ofrecer un sacrificio quemado a favor de ustedes; y Job mismo, mi siervo, orará por
ustedes”. (Job 42:8.) Prescindiendo de la clase de rescate que fuera, el punto principal de Elihú era
que el error de Job podía ser cubierto y él podía experimentar beneficios como resultado de ello.
Eso fue lo que sucedió. Job ‘se arrepintió en polvo y ceniza’. ¿Qué pasó entonces? “Jehová
mismo volvió atrás la condición de cautiverio de Job [...] En cuanto a Jehová, él bendijo el fin de
Job después más que su principio [...] Y después de esto Job continuó viviendo ciento cuarenta
años, y llegó a ver a sus hijos y sus nietos... cuatro generaciones.” Es cierto que el rescate no libró del

1125
pecado a Job, pues con el tiempo murió. Sin embargo, el hecho de que su vida fuera extendida
muestra que, efectivamente, ‘su carne se hizo más fresca que en la juventud, y él volvió a los días de
su vigor juvenil’. (Job 33:25; 42:6, 10-17.)
Aquellas bendiciones que vinieron de que se aplicara un rescate limitado a favor de Job son
vislumbre de las abundantes bendiciones de que disfrutará la humanidad creyente en el nuevo
mundo. Entonces, el beneficio pleno del sacrificio de rescate de Jesús se hará disponible, y quitará
para siempre los efectos desastrosos del pecado y la imperfección. ¡Cuánta razón tendremos para
un “gozoso gritar”, como mencionó Elihú! (Job 33:26.) //Volver al Índice

1126
W1992 1/8 PÁG.31

Al leer Job 1:8, ¿debemos concluir que Job era el único ser
humano fiel a Jehová de su tiempo?
No; esa conclusión no está justificada por lo que dice Job 1:8, a saber:
“Jehová pasó a decir a Satanás: ‘¿Has fijado tu corazón en mi siervo Job, que no hay ninguno
como él en la tierra, un hombre sin culpa y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?’”. Dios dijo
lo mismo en Job 2:3 cuando preguntó a Satanás: “¿Has fijado tu corazón en mi siervo Job, que no
hay ninguno como él en la tierra, un hombre sin culpa y recto, temeroso de Dios y apartado del
mal?”.
El mismo libro de Job indica que Job no era el único ser humano vivo a quien Dios consideraba
fiel. A partir del capítulo 32 leemos acerca de Elihú. Aunque este era más joven, corrigió el punto de
vista erróneo de Job y engrandeció al Dios verdadero. (Job 32:6–33:6, 31-33; 35:1–36:2.)
Por consiguiente, el comentario de Dios de que ‘no había ninguno como Job en la Tierra’ tiene
que significar que Job se destacó como hombre recto. Es probable que Job viviera durante el
intervalo entre la muerte de José en Egipto y el principio del servicio de Moisés como profeta de
Dios. Muchísimos israelitas residían en Egipto en aquel tiempo. No hay razón para creer que todos
fueran infieles e inaceptables a Dios; es probable que muchos de ellos confiaran en Jehová. (Éxodo
2:1-10; Hebreos 11:23.) Sin embargo, ninguno de ellos desempeñó un papel notable como José, y
ninguno de aquellos adoradores sobresalió con relación a la adoración verdadera como Moisés
cuando condujo a la nación de Israel fuera de Egipto.
No obstante, en otra parte de la Tierra había un hombre de extraordinaria integridad. “Sucedió
que en la tierra de Uz hubo un hombre cuyo nombre era Job; y aquel hombre resultó sin culpa y
recto, y temeroso de Dios y apartado del mal.” (Job 1:1.)
Por eso Jehová pudo decir que Job era un notable ejemplo de fe y devoción. De igual manera,
los escritores bíblicos Ezequiel y Santiago mencionaron a Job en retrospección y lo singularizaron
como un siervo que puso un modelo de justicia y aguante. (Ezequiel 14:14; Santiago 5:11.) //Volver al
Índice

1127
W1986 1/6 PÁG.31

¿Perdió Jonatán el favor de Dios por haber comido miel


después que el rey Saúl pronunció una maldición contra
cualquier soldado que comiera antes de terminarse la
batalla?
El juramento de Saúl resultó en que Israel fuera maldecido, pero no parece que Jonatán haya
sido merecedor de la desaprobación de Jehová por haber obrado contrario al juramento de Saúl.
En Primero de Samuel 14:24-45 se relata este incidente. Los israelitas, envalentonados por las
hazañas de Jonatán, estaban guerreando contra sus enemigos los filisteos. El rey Saúl dijo: “¡Maldito
es el hombre que coma pan antes del atardecer y hasta que me haya vengado de mis enemigos!”.
(Versículo 24.) Puesto que no sabía sobre el juramento de su padre, Jonatán comió un poco de miel
para recuperar las energías. Otros guerreros israelitas que también estaban agotados pecaron
cuando mataron el ganado y vorazmente se comieron la carne sin haberla desangrado. Saúl
edificó un altar con relación a ese pecado, pero no estaba al tanto de lo que su hijo había hecho.
Cuando Saúl buscó la dirección de Dios para apremiar la batalla, Jehová no contestaba.
Mediante utilizar el Tumim (tal vez implicando suertes sagradas), Saúl se dio cuenta de que su hijo
había violado el imprudente juramento. Pero ¿cuán culpable realmente era Jonatán?
En primer lugar, recuerde la actitud del rey cuando hizo dicho juramento. Él no mostró que quería
honrar a Dios mediante una victoria sobre los filisteos. Más bien, imprudentemente pronunció una
maldición contra cualquiera que comiera antes que ¡“me haya vengado de mis enemigos”! Sí, el
juramento se fundaba en un punto de vista erróneo respecto al poder real o en un falso celo. Tal
juramento no tendría el apoyo de Dios. Este contribuyó al pecado de los guerreros israelitas que
comieron la sangre de animales. Si no se les hubiera impuesto este juramento, probablemente
hubieran podido conseguir alimento y así tener las fuerzas para perseguir a los filisteos hasta
completar la victoria.
Dios permitió que se utilizara el Tumim para determinar el hecho de que Jonatán había violado
(en ignorancia) el juramento de Saúl, pero esto no significa que Jehová haya aprobado aquel
juramento imprudente. El relato no dice que Dios consideró culpable a Jonatán. De hecho, aunque
Jonatán estaba dispuesto a aceptar las consecuencias de haber quebrantado el precipitado
juramento de su padre, las circunstancias fueron tales que la vida de Jonatán fue perdonada. Los
soldados israelitas dijeron que Jonatán había ejecutado sus hazañas “con Dios”, y de algún modo
redimieron a Jonatán. En los años subsiguientes, fue Jonatán quien siguió teniendo la aprobación de
Jehová, mientras que Saúl siguió cometiendo un error tras otro. //Volver al Índice

¿Cuántos jueces como Sansón y Gedeón hubo?


La cifra a la que uno llega cuando se cuenta la cantidad de jueces que hubo depende de
cómo uno vea a ciertos israelitas. Pero se puede decir, sin margen de equivocación, que 12
hombres sirvieron de jueces en el período entre Josué y Samuel.
En los días de Moisés y Josué, algunos ancianos en la congregación servían de jueces en el
sentido de que fueron escogidos para escuchar y tomar decisiones en casos legales. (Éxodo
18:21, 22; Josué 8:33; 23:2.) Después de la muerte de Josué, Israel se apartó de la adoración
verdadera y otros pueblos le causaron aflicción. Jueces 2:16 dice: “De modo que Jehová levantaba

1128
jueces, y éstos los salvaban de la mano de sus pilladores”. El primer hombre que Jehová levantó
como juez o “salvador” se llamó Otniel. (Jueces 3:9.) Después de él vinieron Ehúd, Samgar, Baraq,
Gedeón, Tolá, Jaír, Jefté, Ibzán, Elón, Abdón y Sansón.
Aparte de estos 12, la Biblia menciona, en lo que toca a dictar juicio, a Débora, Elí y a Samuel.
(Jueces 4:4; 1 Samuel 4:16-18; 7:15, 16.) Sin embargo, a Débora primero se le llama profetisa y estuvo
relacionada con el juez Baraq, quien, en particular, tomó la delantera en librar al pueblo de la
opresión. De manera similar, Elí fue principalmente un sumo sacerdote, no un “salvador” que a
través de una batalla condujera a Israel a la libertad. (Nehemías 9:27.) Por lo tanto, aunque Débora
y Elí hayan oficiado como jueces de Israel, hay base para no alistarlos entre los 12 hombres que
clara y fundamentalmente fueron ‘levantados’ de manera especial como jueces. Hechos 13:20
dice que “[Dios dio] jueces hasta Samuel el profeta”. Esto limita lo que se conoce como el período
de los jueces, y también muestra por qué a Samuel y a sus hijos, por lo general, tampoco se les
cuenta como jueces. (1 Samuel 8:1.) //Volver al Índice

1129
W2006 1/2 PÁG.31

¿Puede decirse que José, fiel siervo de Jehová, practicaba la


adivinación con una copa especial de plata, como parece
indicar Génesis 44:5?
No hay motivo para creer que José en realidad haya practicado ninguna forma de adivinación.
La Biblia muestra que él sabía la verdad sobre el uso de las artes mágicas para conocer el futuro.
Anteriormente, cuando se le pidió que interpretara los sueños del Faraón, repitió varias veces que
solo Dios puede anunciar el porvenir. De ahí que el propio Faraón reconociera que había sido el
Dios de José —el verdadero Dios, y no poderes ocultos— quien le había revelado a este
acontecimientos futuros (Génesis 41:16, 25, 28, 32, 39). Más tarde, en la Ley que dio a Moisés, Jehová
prohibió el uso de la magia o la adivinación, confirmando así que solo Él tiene la capacidad de
predecir el futuro (Deuteronomio 18:10-12).
Entonces, ¿por qué dijo José mediante su mayordomo que él “con pericia le[ía] agüeros”
valiéndose de una copa de plata? [Nota] (Génesis 44:5.) A fin de aclarar el asunto es preciso
analizar las circunstancias que rodearon dicha afirmación.
Obligados por el hambre que asolaba la región, los hermanos de José viajaron a Egipto para
comprar víveres. Años atrás, ellos mismos habían vendido a José como esclavo. Ahora, sin que lo
supieran, era a su hermano a quien debían solicitar ayuda, pues se había convertido en el
administrador de alimentos del país. José no les reveló su identidad, sino que decidió ponerlos a
prueba para determinar la autenticidad de su arrepentimiento y la profundidad de su afecto hacia
su padre, Jacob, y hacia su hermano Benjamín, el hijo predilecto de Jacob. Para ello recurrió a una
estratagema (Génesis 41:55–44:3).
José ordenó a uno de sus siervos que llenara de provisiones los sacos de sus hermanos, colocara
dentro el dinero de cada uno y metiera su copa de plata en el saco de Benjamín. Durante todo
este tiempo, José estuvo representando el papel de administrador de un país pagano, por lo cual
adaptó su manera de comportarse y de hablar delante de sus hermanos, que no sospechaban
nada.
Cuando sus hermanos comparecieron ante él, José prosiguió con su simulación y les preguntó:
“¿No sabían que un hombre como yo puede leer con pericia los agüeros?” (Génesis 44:15). Como
vemos, la copa fue obviamente parte de la estratagema. Que José la usaba para adivinar es tan
falso como que Benjamín la había hurtado.
Nota. Se ha descrito así esta antigua práctica: “Se realizaba echando oro, plata o joyas en el
agua e inspeccionando luego su apariencia, o simplemente observando el agua como si fuera un
espejo” (The Holy Bible, With an Explanatory and Critical Commentary [La Santa Biblia, con
comentarios explicativos y críticos], obra editada por F. C. Cook). El comentarista bíblico Christopher
Wordsworth dice: “A veces se llenaba de agua la copa, y la respuesta dependía de las imágenes
que el sol formara en ella”. //Volver al Índice

1130
W1993 1/8 PÁG.31

¿Cómo se debe llamar a la persona que bautizó a Jesús:


“Juan el Bautista”, o “Juan el Bautizante”?
Las dos denominaciones son correctas y tienen fundamento bíblico.
Juan tenía que “alistar para Jehová un pueblo preparado”, y para ello estuvo “predicando
bautismo en símbolo de arrepentimiento para perdón de pecados”. (Lucas 1:17; 3:3.) El apóstol
Mateo escribió: “Vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y decía: ‘Arrepiéntanse,
porque el reino de los cielos se ha acercado’. [...] Entonces Jerusalén y toda Judea [...] salían a
donde él, y eran bautizados por él en el río Jordán, y confesaban abiertamente sus pecados”.
(Mateo 3:1-6.)
Observemos que Mateo identifica a Juan como “el Bautista”. Mateo, que al parecer dirigía
su relato a los judíos, debe de haber entendido que los judíos sabrían quién era “el Bautista”. Utilizó
“el Bautista” como una especie de sobrenombre. Jesús y sus discípulos empleaban la expresión
“Juan el Bautista”, lo mismo que los siervos de Herodes. [Nota] (Mateo 11:11, 12; 14:2; 16:14.)
El discípulo Marcos deja constancia de un uso semejante de la expresión “el Bautista”. (Marcos
6:25; 8:28.) Pero cuando presenta a Juan, lo llama “Juan el bautizante”. (Marcos 1:4.) Las palabras
griegas de Marcos 1:4 difieren levemente de las de los otros versículos. Este texto se podría traducir
también “el que bautiza”. Marcos destacaba lo que hacía Juan: era el que bautizaba, el
bautizante.
Sin embargo, no parece que tengamos que hacer distinciones entre estas dos maneras de
referirse a Juan. En Marcos 6:24 y 25 leemos con respecto a Salomé: “Ella salió y dijo a su madre:
‘¿Qué debo pedir?’. Ella dijo: ‘La cabeza de Juan el bautizante’. Inmediatamente ella entró de prisa
al rey e hizo su petición, diciendo: ‘Quiero que me des ahora mismo en una bandeja la cabeza de
Juan el Bautista’”. Las dos denominaciones se intercambiaban en el uso.
Algunas personas quizás entiendan “el Bautista” conforme a la segunda definición de cierto
diccionario: “Miembro o adherente de una confesión evangélica protestante caracterizada por la
administración congregacional y el bautismo por inmersión de solo los creyentes”. Es evidente que el
sobrenombre de Juan es ajeno a esta definición. Por consiguiente, tanto “Juan el Bautista” como
“Juan el Bautizante” son denominaciones correctas y adecuadas.
Nota a pie de página. El historiador judío Flavio Josefo habló en sus escritos de “Juan, llamado el
Bautista”. //Volver al Índice

1131
W1983 1/4 PÁG.31

¿Por qué creían algunos judíos que Juan el Bautizante era


Elías, como se menciona en Juan 1:21?
Antes de que Jesús fuera bautizado, algunos sacerdotes y levitas cruzaron el Jordán y llegaron a
Betania, donde Juan estaba bautizando, y le preguntaron si él era el Cristo. Cuando Juan dijo que
no lo era, le preguntaron: “¿Qué, entonces? ¿Eres Elías?”. (Juan 1:19-28.)
¿Por qué creían aquellos judíos que Juan tal vez era el profeta hebreo Elías, que había muerto
unos nueve siglos antes? Se debía a una profecía que se había pronunciado más o menos a
mediados del tiempo que transcurrió entre los días de Elías y el principio del ministerio de Juan.
Malaquías, profeta de Dios, había predicho: “¡Miren! Envío a ustedes a Elías el profeta antes de la
venida del día de Jehová, grande e inspirador de temor” (Malaquías 4:5). Algunos judíos
aparentemente supusieron que esto significaba que Elías había de regresar en sentido físico, tal vez
por medio de ser resucitado por Dios. Entonces apareció Juan usando una prenda de vestir de pelo
de camello y un cinturón de cuero, tal como los que había llevado Elías (Mateo 3:4; 2 Reyes 1:8).
Además, Juan fue franco al proclamar el mensaje de Dios que hacía un llamamiento al
arrepentimiento, al igual que lo había hecho Elías. Por eso preguntaron a Juan si él era Elías.
Juan respondió: “No lo soy”. No, él no era el profeta hebreo Elías mismo, quien todavía estaba
dormido en la muerte. De hecho, un ángel había dicho a Zacarías (quien llegó a ser padre de Juan)
que Juan había de servir con “el espíritu y poder de Elías” a fin de hacer que los judíos se volvieran a
Jehová (Lucas 1:17). Juan no había de ser Elías, sino que había de hacer una obra semejante a la
que efectuó el profeta Elías, quien había muerto hacía mucho tiempo.
En armonía con eso y teniendo presente a Juan, Jesús luego dijo: “Elías ya ha venido y ellos no lo
reconocieron” (Mateo 17:12). El quiso decir que Juan había cumplido la profecía de Malaquías 4:5.
Había preparado el camino para el Mesías. No obstante, la mayor parte de los judíos no quisieron
admitir que Juan había desempeñado dicho papel. Además, en Juan 10:41 está escrito: “Juan, en
realidad, no ejecutó una sola señal”, mientras que el profeta original Elías ejecutó ocho señales o
milagros. //Volver al Índice

1132
W2004 15/1 PÁG.30

¿Qué circunstancias llevaron a Judá a tener relaciones


sexuales con una mujer que tomó por ramera, según Génesis
38:15, 16?
Aunque Judá tuvo relaciones sexuales con una mujer que tomó por prostituta, ella en realidad
no lo era. Veamos qué sucedió, según se expone en el capítulo 38 de Génesis.
Antes de que el primogénito de Judá tuviera hijos con su esposa Tamar, se le dio muerte porque
“resultó malo a los ojos de Jehová” (Génesis 38:7). En aquel tiempo era costumbre contraer
matrimonio de cuñado, lo cual exigía que cuando un hombre muriera sin herederos, su hermano se
encargara de perpetuar su linaje. Pero el segundo hijo de Judá, Onán, no quiso cumplir con su
obligación. Como consecuencia, murió cuando se ejecutó la sentencia divina contra él. Judá
entonces hizo que su nuera Tamar volviera al hogar de su padre hasta que Selah, su tercer hijo,
tuviera suficiente edad para casarse con ella. Sin embargo, pasaron los años, y Judá no dio su hijo
en matrimonio a Tamar. De modo que, cuando la esposa de Judá murió, Tamar ideó un plan a fin
de conseguir un heredero por medio de Judá, el israelita que había sido su suegro. Lo hizo
disfrazándose de prostituta de templo y sentándose en el camino por donde sabía que pasaría
Judá.
Como no reconoció a Tamar, Judá tuvo relaciones con ella. Sagazmente, ella consiguió que él,
a cambio, le diera algunos objetos como garantía de pago, y los utilizó posteriormente para probar
que él la había dejado encinta. Cuando se reveló la verdad, Judá no la culpó, sino que dijo con
humildad: “Ella es más justa que yo, por razón de que yo no la di a Selah mi hijo”. Y muy
apropiadamente, “no volvió a tener más coito con ella” (Génesis 38:26).
Judá obró mal al no dar a Tamar a su hijo Selah como había prometido. Además, mantuvo
relaciones íntimas con una mujer que tomó por prostituta de templo, lo cual iba en contra del
propósito de Dios de que las relaciones sexuales se limitaran solo al matrimonio (Génesis 2:24). Pero
en realidad, Judá no tuvo relaciones con una ramera, sino que inadvertidamente reemplazó a su
hijo Selah en el matrimonio de cuñado y engendró hijos legítimos.
Respecto a Tamar, ella no obró de manera inmoral. A sus hijos gemelos no se les consideró hijos
de fornicación. Cuando Boaz de Belén tomó a Rut, la moabita, en matrimonio de cuñado, los
ancianos de Belén hablaron favorablemente del hijo de Tamar, Pérez, al decir a Boaz: “Llegue a ser
tu casa como la casa de Pérez, que Tamar le dio a luz a Judá, de la prole que Jehová te dé de esta
joven” (Rut 4:12). Pérez también está incluido entre los antepasados de Jesucristo (Mateo 1:1-3;
Lucas 3:23-33). //Volver al Índice

1133
W1973 15/10 PÁGS.639-640

¿No fue incorrecto el que Judá tuviera relaciones con una


mujer que él tomó por ramera, como dice la Biblia que lo
hizo?—EE. UU.
En realidad, Judá no tuvo relaciones con una ramera, sino que sin saberlo tomó el lugar de su hijo
Sela en cuanto a efectuar matrimonio de cuñado y procrear prole legal. Considere los
antecedentes:
Después que murió el segundo hijo de Judá, Onán, en la ejecución de juicio divino, Judá hizo
que su nuera Tamar volviera a la casa de su padre hasta el tiempo en que su tercer hijo Sela tuviera
suficiente edad para unirse a ella. Pero aun después que Sela había crecido, Judá no se lo dio en
matrimonio a Tamar. De modo que cuando Judá perdió a su esposa en la muerte, Tamar se disfrazó
de prostituta y luego se sentó en el camino que Judá recorrería. No reconociendo a su nuera y
tomándola por prostituta, Judá tuvo relaciones con ella.—Gén. 38:11-18.
Puesto que a Tamar se le tenía en reserva para matrimonio de cuñado con su tercer hijo Sela,
cuando Judá se enteró de que Tamar estaba encinta pronunció el fallo de muerte sobre ella por
haberse prostituido. Cuando se descubrió que Judá mismo sin saberlo la había puesto encinta, Judá
exclamó: “Ella es más justa que yo, [¿por qué?] por motivo de que yo no la di a Sela mi hijo.” Judá
no estaba casado en ese tiempo; era viudo, de modo que no estaba pecando contra una esposa
suya. Y tomó a la disfrazada Tamar por prostituta soltera, que no estaba en los vínculos sagrados del
matrimonio. Cuando no pudo ser localizada la mujer que él pensó que era prostituta, se dio cuenta
de que podía hacerse objeto de desprecio, es decir, por alegar que había tenido relaciones con
una prostituta de templo, cuando no se sabía que hubiese tal prostituta por allí.—Gén. 38:20-26.
En cuanto a Tamar, su proceder no fue el de una adúltera. Sus hijos gemelos no fueron
considerados hijos deshonrosos de pecado, hijos de fornicación. Pues, cuando Booz de Belén tomó
a la moabita Rut en matrimonio de cuñado, los ancianos de Belén le dijeron a Booz: “Llegue a ser tu
casa como la casa de Peres, que Tamar le dio a luz a Judá, de la prole que Jehová te dé de esta
joven.” (Rut 4:11, 12) De modo que Peres está alistado entre los antepasados respetables de
Jesucristo. (Mat. 1:1-3; Luc. 3:23-33) La madre de Peres, Tamar, fue como Rut al no ir sexualmente tras
un joven.—Rut 3:10.
En lo que toca a Judá, pensó que tuvo relaciones con una prostituta. En esto no estaba obrando
correctamente, porque el propósito original de Dios fue que el hombre tuviera relaciones con su
esposa y no que se llenara la Tierra de prostitutas. Sin embargo, Judá no pecó en el sentido de violar
un mandato específico de la ley de Dios, porque la ley mosaica no se dio sino hasta mucho
después.—Gén. 2:24; compare con Levítico 19:29.
El relato acerca de Judá y Tamar no está en la Biblia para entretener. Más bien, forma una parte
esencial de la narración histórica que muestra cómo se conservó la línea de descendencia humana
que llevó al Cristo prometido o Mesías, Jesús. //Volver al Índice

1134
W1988 1/7 PÁG.31

¿Tenían los judíos autoridad legal para ejecutar a Jesús,


como sugieren las palabras de Pilato en Juan 19:6?
No podemos saber con seguridad si en aquel tiempo los romanos otorgaban a los judíos
autoridad para llevar a cabo ejecuciones.
Después que los líderes judíos instigaron el arresto de Jesús, celebraron una especie de juicio.
Durante aquel proceso “buscaban testimonio falso contra Jesús a fin de darle muerte”. Finalmente
pronunciaron a Jesús culpable de blasfemia y dijeron que, por eso, estaba “expuesto [...] a muerte”.
(Mateo 26:59, 60, 65, 66.) Pero después que “tuvieron consulta contra Jesús para darle muerte”, lo
llevaron al gobernador romano, Pilato. (Mateo 27:1, 2.)
Estas circunstancias han llevado a muchos a concluir que en aquel tiempo los judíos no tenían
permiso de los romanos para ejecutar a Jesucristo por aquella acusación religiosa. Este punto de
vista aparentemente está confirmado por la respuesta de los judíos cuando Pilato les dijo que
juzgaran al acusado según la ley judía. Ellos respondieron: “A nosotros no nos es lícito matar a
nadie”. (Juan 18:31.) De hecho, una tradición que se relata en el Talmud de Jerusalén dice que unos
40 años antes de que Jerusalén fuera destruida en 70 E.C. los judíos perdieron la autoridad de
ejecutar a los malhechores.
Entonces, ¡cuán extrañas parecen las palabras de Pilato en Juan 19:6! En respuesta a los
clamores de los líderes religiosos pidiendo que Jesús fuera fijado en un madero, Pilato les dijo:
“Tómenlo ustedes mismos y fíjenlo en el madero, porque yo no hallo en él falta alguna”. Esta
declaración parece estar en conflicto con lo que los judíos habían dicho en Juan 18:31.
El historiador judío Flavio Josefo presenta un relato de testigo ocular que quizás arroje luz sobre
este conflicto. Él informa que durante el ataque romano a Jerusalén en 70 E.C. los rebeldes se
retiraron al recinto del templo. Algunos de aquellos luchadores ensangrentados se hallaban en
terreno donde antes no habrían podido entrar, por lo sagrado de aquel lugar. El general Tito, con
repugnancia por esta profanación de lo que hasta los romanos tendían a ver como terreno
sagrado, clamó:
“Decid, hombres perversos y llenos de maldad, ¿no habéis vosotros cercado el santo lugar con
rejas? ¿No habéis hecho tablas escritas en letras griegas y romanas, con las cuales vedáis y prohibís
que ninguno ose pasar de lo que está cercado? ¿No os concedimos que mataseis a quien lo
contrario hiciese, aunque fuese romano? Pues, ¿para qué, ¡oh gente muy dañada!, habéis puesto
debajo de vuestros pies los muertos en este mismo lugar?”—Guerra de los judíos, traducido por Juan
Martín Cordero, tomo II, pág. 167; cursivas nuestras.
Por eso, aunque los romanos no dejaran que los judíos emplearan la pena capital por ofensas
civiles, parece que sí otorgaban autoridad para ejecutar a alguien por ciertas ofensas religiosas
graves. Los judíos que entregaron a Jesús en manos de Pilato quizás pensaron que era deseable
dejar que los romanos efectuaran la ejecución, posiblemente para hacer más repugnante su
muerte, y para que cualquier clamor público fuera contra los extranjeros. (Gálatas 3:13;
Deuteronomio 21:23.) Sin embargo, Pilato quizás quiso evitar aquel problema, y les dijo: “Tómenlo
ustedes mismos y fíjenlo en el madero”. También, quizás indicaba que, desde su punto de vista, si la
cuestión era un asunto religioso de suficiente gravedad, los líderes judíos debían llevar
responsabilidad por ejecutar a Jesús. //Volver al Índice

1135
W2008 15/6 PÁG.28

El apóstol Pablo indicó que todo Israel sería salvo (Rom.


11:26). ¿Quiso decir con esto que todos los judíos acabarían
convirtiéndose al cristianismo?
No, eso no fue lo que Pablo quiso decir. Como nación, los descendientes de Abrahán se
negaron a aceptar que Jesús fuera el Mesías. Y en los años que siguieron a la muerte de Jesús
quedó claro que los judíos no se convertirían en masa al cristianismo. Aun así, la afirmación de Pablo
de que todo Israel sería salvo se cumpliría. ¿En qué sentido?
Jesús dijo lo siguiente a los líderes religiosos de su día: “El reino de Dios les será quitado a ustedes y
será dado a una nación que produzca sus frutos” (Mat. 21:43). Debido a que Israel en su conjunto
rechazó a Jesús, Jehová dirigió su atención a una nueva nación, la cual sería de índole espiritual.
Pablo la llamó “el Israel de Dios” (Gál. 6:16).
Otros pasajes de las Escrituras Griegas Cristianas indican que “el Israel de Dios” está formado por
144.000 cristianos ungidos por espíritu santo (Rom. 8:15-17; Rev. 7:4). Este grupo incluye a personas
que no son judías, como confirma Revelación 5:9, 10. Allí leemos que los miembros del Israel espiritual
provienen “de toda tribu y lengua y pueblo y nación” y que son seleccionados para llegar a ser “un
reino y sacerdotes” y para “reinar sobre la tierra”. Pero, a pesar de que la nación de Israel fue
desechada por Dios, algunos de sus miembros podrían reconciliarse con él. Ese fue el caso de los
apóstoles y de muchos otros judíos que llegaron a ser cristianos en aquel tiempo. Claro, tal como el
resto de los seres humanos, estos judíos tenían que ser comprados con la sangre de Jesucristo (1 Tim.
2:5, 6; Heb. 2:9; 1 Ped. 1:17-19).
Aunque la mayoría de los judíos del siglo primero perdieron la oportunidad de convertirse en
gobernantes junto con Jesús, el propósito de Dios no se frustró. Eso jamás podría ocurrir, pues Jehová
nos asegura mediante su profeta: “Así resultará ser mi palabra que sale de mi boca. No volverá a mí
sin resultados, sino que ciertamente hará aquello en que me he deleitado, y tendrá éxito seguro en
aquello para lo cual la he enviado” (Isa. 55:11).
Así ha sucedido con el propósito de Dios de entronizar a 144.000 humanos al lado de su Hijo en el
cielo. La Biblia muestra con claridad que dicha cifra se completaría; no faltaría ni uno solo (Rev.
14:1-5).
De modo que cuando Pablo escribió que todo Israel sería salvo, no estaba prediciendo una
conversión en masa de judíos al cristianismo. Lo que quiso decir es que se cumpliría el propósito de
Dios de tener 144.000 israelitas espirituales gobernando en el cielo con Jesucristo. Cuando llegue el
momento fijado por Jehová, el grupo completo —“todo Israel”— será salvo y sus miembros
gobernarán como reyes y sacerdotes en el Reino mesiánico (Efe. 2:8). //Volver al Índice

1136
W1995 15/7 PÁG.31

¿Estaba ya embarazada María, la madre de Jesús, cuando


fue a visitar a su parienta Elisabet?
Sí, evidentemente lo estaba.
El capítulo 1 de Lucas habla primero del embarazo de Elisabet, la esposa del sacerdote Zacarías,
que dio a luz a Juan (el Bautista). Cuando Elisabet se hallaba “en el sexto mes [...] el ángel Gabriel”
visitó a María para informarle que quedaría encinta y daría a luz al “Hijo del Altísimo”. (Lucas 1:26, 30-
33.) ¿Pero cuándo quedó encinta María?
El relato de Lucas sigue diciendo que María viajó luego a Judá para visitar a Elisabet, su parienta
embarazada. Cuando las dos mujeres se encontraron, el niño (Juan) que llevaba Elisabet en la
matriz saltó. Elisabet se refirió al ‘fruto de la matriz de María’, y llamó a María “la madre de mi Señor”.
(Lucas 1:39-44.) La conclusión lógica, por tanto, es que María ya había concebido, que estaba
encinta cuando fue a visitar a Elisabet.
Lucas 1:56 lee: “Entonces María permaneció con ella como tres meses, y se volvió a su propia
casa”. Este versículo no precisa ningún día en particular. Dice “como tres meses”, y para ese tiempo
Elisabet estaría en su noveno mes de embarazo.
Después de ayudar a Elisabet en los últimos meses de su embarazo, María regresó a su hogar de
Nazaret. Posiblemente se dio cuenta de que una vez que Elisabet diera a luz a Juan, recibiría
muchas visitas de familiares y amigos. Esta situación podría ser incómoda o violenta para una joven
soltera que estaba encinta. ¿Cuánto tiempo llevaba embarazada cuando salió para Nazaret? Ya
que pasó con Elisabet “como tres meses”, es posible que María estuviera a finales del tercer mes o a
principios del cuarto de su embarazo cuando regresó a Nazaret. //Volver al Índice

1137
W2011 15/3 PÁG.7

¿A quiénes se refiere Salomón al mencionar “una dama, sí,


damas”? (Ecl. 2:8.)
Quizás se trate de las mujeres importantes que conoció en su palacio, aunque no podemos
asegurarlo.
En el capítulo 2 de Eclesiastés, Salomón menciona sus logros, entre ellos sus grandes
construcciones, y luego añade: “Acumulé también para mí plata y oro, y propiedad propia de reyes
y de los distritos jurisdiccionales. Me hice cantores y cantoras, y los deleites exquisitos de los hijos de
la humanidad, una dama, sí, damas” (Ecl. 2:8).
Muchos comentaristas aplican el término “damas” a las numerosas esposas y concubinas
extranjeras que tuvo en sus últimos años, las cuales terminaron arrastrándolo a la religión falsa (1 Rey.
11:1-4). Pero esta explicación plantea problemas. Notemos que cuando él mencionó que había
conocido a “una dama, sí, damas”, es evidente que se refería al pasado. Y cuando escribió esas
palabras, aún contaba con la aprobación de Dios, ya que estaba recibiendo su inspiración para
escribir algunos libros bíblicos. Este hecho no encaja con su situación en años posteriores, cuando
tenía centenares de esposas y concubinas extranjeras y había caído en el paganismo.
En Eclesiastés, Salomón señaló que “procuró hallar las palabras deleitables y la escritura de
palabras correctas de verdad” (Ecl. 12:10). Es obvio que conocía los nombres correspondientes a
“esposa”, “reina” y “concubina”, pues los utilizó en sus escritos inspirados (Pro. 5:18; 12:4; 18:22; Ecl.
9:9; Cant. de Cant. 6:8, 9). Sin embargo, en Eclesiastés 2:8 no usó esos términos, que en hebreo eran
mucho más comunes que el que estamos examinando.
En la expresión “una dama, sí, damas” hallamos una palabra hebrea poco común que la Biblia
emplea solo en este versículo (una vez en singular y otra en plural). Los especialistas no están seguros
de su significado. No obstante, muchos creen que esta frase se refiere a mujeres, en el primer caso
usando el singular y en el segundo el plural, sea que se entienda en grado superlativo (“dama entre
las damas”) o literalmente (“damas”). La traducción “una dama, sí, damas” transmite ese sentido.
Salomón gozaba de gran renombre. Tanto es así que la reina de la rica nación de Seba oyó
acerca de él, fue a visitarlo y quedó muy impresionada (1 Rey. 10:1, 2). Este hecho apoya el posible
significado de la expresión “una dama, sí, damas” que hemos indicado: Salomón tal vez se refería a
mujeres importantes que conoció en su palacio durante los muchos años que disfrutó del favor de
Dios. //Volver al Índice

1138
W1980 1/8 PÁG.31

¿Por qué hizo Salomón la declaración: “Jehová mismo dijo


que había de residir en las densas tinieblas”?—1 Rey. 8:12.
El rey Salomón hizo esta declaración después que los sacerdotes habían depositado el Arca
sagrada en el Santísimo del templo y cuando, tras eso, la nube llenó el santuario. (1 Rey. 8:6-11) Fue
esta nube lo que hizo que Salomón recordara la manera en que Jehová Dios había revelado Su
presencia anteriormente. Por ejemplo, a Moisés se le dijo: “¡Mira! Vengo a ti en una nube oscura.”
(Éxo. 19:9) En otra ocasión, cuando Moisés se refirió a este incidente, declaró: “Había oscuridad,
nube y densas tinieblas.” (Deu. 4:11) En vista del hecho de que el Altísimo había asociado su
presencia con una nube, era correcto que Salomón dijera que ‘Jehová residía en densas tinieblas.’
//Volver al Índice

1139
W1993 15/11 PÁG.31

Puesto que el antiguo sacerdote llamado Melquisedec fue un


personaje real, ¿por qué dice la Biblia que estaba “sin
genealogía”?
Estas palabras se encuentran en Hebreos 7:3. El contexto dice:
“Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió al encuentro de
Abrahán cuando este volvía de la matanza de los reyes, y lo bendijo, y a quien Abrahán repartió el
décimo de todas las cosas, es primeramente, según se traduce, ‘Rey de Justicia’, y después también
es rey de Salem, es decir, ‘Rey de Paz’. Estando sin padre, sin madre, sin genealogía, sin tener
principio de días ni fin de vida, pero habiendo sido hecho semejante al Hijo de Dios, permanece
sacerdote perpetuamente.” (Hebreos 7:1-3.)
Como se ha dicho, Melquisedec fue un personaje real, tanto como Abrahán, con quien tuvo una
relación directa. (Génesis 14:17-20; Hebreos 7:4-10.) Por consiguiente, Melquisedec debió tener un
padre y una madre, y posiblemente también prole. De modo que, como ser humano, tendría una
genealogía, o linaje. Su vida tuvo también un fin, a tenor de lo que dijo el apóstol Pablo en Romanos
5:12, 14. Pero como no sabemos cuándo murió y terminó su sacerdocio Melquisedec, en ese sentido
sirvió sin fin conocido.
Pablo hace referencia a Melquisedec en su carta a los Hebreos cuando habla del papel de
Jesucristo como Sumo Sacerdote superior. Utilizó a Melquisedec como un tipo o modelo de Jesús en
su función sacerdotal, y dijo: “Jesús [...] ha llegado a ser sumo sacerdote a la manera de
Melquisedec para siempre”. (Hebreos 6:20.) ¿En qué sentido?
Pablo sabía que la Biblia no da detalles sobre el linaje de Melquisedec ni de sus antepasados ni
de ningún posible descendiente. La Biblia no se ocupa de esta información. Por lo tanto, desde el
punto de vista de lo que sabía Pablo o lo que sabemos nosotros, se puede decir correctamente que
Melquisedec estaba “sin genealogía” (Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, Nácar-
Colunga), “sin linaje” (Reina Valera de 1909) o “sin árbol genealógico” (Felipe de Fuenterrabía).
¿En qué sentido es aplicable este concepto a Jesús? Por supuesto, sabemos que el Padre de
Jesús fue Jehová Dios y que su madre humana fue María, de la tribu de Judá. No obstante, hubo
una una similitud entre Melquisedec y Jesús. ¿Cuál? Jesús no pertenecía a la tribu de Leví, la tribu
sacerdotal de la nación de Israel. No, no fue sacerdote por genealogía humana. Tampoco lo fue
Melquisedec, que no ostentó el sacerdocio “según la ley de un mandamiento que dependa de la
carne”, es decir, por haber nacido en una familia y tribu sacerdotales. (Hebreos 7:15, 16.) Jesús
no fue sacerdote por descender de un padre humano sacerdote, sino por haber “sido llamado
específicamente por Dios sumo sacerdote a la manera de Melquisedec”. (Hebreos 5:10.)
Además, el sacerdocio de Jesús no tuvo descendientes o sucesores. En este sentido se puede
decir que tampoco tuvo genealogía. Desempeñará eternamente su servicio sacerdotal como útil
instructor. Pablo habló de este servicio perpetuo cuando dijo:
“[Jesús] por cuanto continúa vivo para siempre, tiene su sacerdocio sin sucesores. Por
consiguiente, él también puede salvar completamente a los que están acercándose a Dios
mediante él, porque siempre está vivo para abogar por ellos.” (Hebreos 7:24, 25.)
Las palabras de Pablo recogidas en Hebreos 7:3 deben ser, por lo tanto, más que simple
conocimiento almacenado en la cabeza. Deben fortalecer nuestro aprecio por la provisión
amorosa que Jehová Dios ha hecho a fin de que obtengamos el perdón eterno del pecado y por
cómo se ha preocupado de que recibamos ayuda y guía perpetuamente. //Volver al Índice

1140
W1987 15/10 PÁGS.30-31

¿Cuál fue el error de Moisés que le hizo perder el privilegio


de entrar en la Tierra Prometida? ¿Fue que golpeó la roca en
vez de solo hablarle, o que no glorificó a Jehová Dios?
Parece que el error de Moisés consistió en más que solamente el hecho de que golpeó la roca
en vez de hablarle, como Dios había dirigido que se hiciera.
Cuando casi cumplían 40 años de vagar por el desierto, los israelitas acamparon en Qadés-
barnea, en el desierto de Zin (o Parán). Decenios antes habían acampado allí, probablemente
porque tres manantiales de aquella área crean un verde oasis, como el que se ve en la fotografía
de la página 31. Sin embargo, en aquella ocasión no había mucha agua, lo que quizás significó que
la gente no pudo hallar mucho alimento. Por eso riñeron con Moisés, el representante de Jehová, y
dijeron: “¿Por qué nos han hecho subir de Egipto para traernos a este lugar malo? No es lugar de
sementera e higos y vides y granadas, y no hay agua para beber”. (Números 20:5.)
Entonces Dios dijo a Moisés y Aarón: “Toma la vara y convoca a la asamblea, [...] y ustedes
tienen que hablar al peñasco delante de los ojos de ellos para que realmente dé su agua; y tienes
que sacarles agua del peñasco y dar de beber a la asamblea y a sus bestias de carga”. (Números
20:8.) ¿Qué sucedió después?
“Moisés y Aarón convocaron a la congregación delante del peñasco, y él procedió a decirles:
‘¡Oigan, ahora, rebeldes! ¿Es de este peñasco de donde les sacaremos agua?’. Con eso Moisés alzó
la mano y golpeó el peñasco con su vara dos veces; y empezó a salir mucha agua.” (Números
20:10, 11.)
Algunos han notado que Dios dijo a Moisés y Aarón que ‘hablaran al peñasco’, pero ellos
‘golpearon el peñasco’. ¿Desagradó tanto a Jehová esta diferencia que él dijo a Moisés y Aarón
que no les permitiría conducir a Israel a la Tierra Prometida?
No parece que haya sido así. La realidad es que antes, solo unos meses después del Éxodo, la
gente se había quejado por la falta de agua. Esto fue cerca del monte Sinaí (Horeb), en un lugar
que llegó a llamarse Meribá (en el área que se ve abajo). Note lo que Dios dijo a Moisés en aquella
ocasión: “Yo estoy de pie delante de ti allí sobre la roca en Horeb. Y tienes que golpear en la roca, y
de ella tiene que salir agua, y el pueblo tiene que beberla”. (Éxodo 17:2-7; 33:6.) Por eso, cuando en
Qadés a Moisés se le dijo que hablara a la roca, él pudiera haberse inclinado a hacer lo que había
hecho antes por dirección de Dios, aunque Dios hubiera querido decir que bastaba con hablar a la
roca.
Parece que fue otro factor lo que llevó a que Dios expresara juicio contra Moisés y Aarón. ¿Qué
pudiera haber sido? Moisés dijo al pueblo reñidor: “¿Es de este peñasco de donde les sacaremos
agua?”. Salmo 106:33 nos ayuda a entender esto, porque muestra que Moisés obró con amargura
de espíritu y que ‘habló imprudentemente con sus labios’. En palabras que reflejaban cólera, llamó
atención a sí mismo y a Aarón más bien que a Aquel que realmente podía suministrar agua
milagrosamente. Así, precisamente antes que Moisés muriera en la frontera de la Tierra Prometida,
Dios se refirió al incidente de Qadés-barnea e indicó que el error de Moisés había sido que no ‘había
santificado a Dios delante de los ojos del pueblo’. (Números 27:12-14.)
De esto podemos aprender algo. Aunque ciertamente es importante que evitemos actos
impulsados por la cólera, es igualmente vital que controlemos nuestro espíritu, en particular cuando
otros fallan. Si nos perturbamos demasiado, pudiéramos empezar a ver a los siervos de Dios sobre
una base humana, más bien que reconocer que todavía son las “ovejas” de Dios. Es verdad que son
personas imperfectas y quizás sus actos nos irriten, pero son “su pueblo, y las ovejas de su

1141
apacentamiento”. (Salmo 100:3.) Dios dejó que su Hijo muriera por estas personas; por eso, ¿no
deberíamos nosotros esforzarnos por ser pacientes con ellas, y pensar menos en cómo nos sentimos
o cómo se nos afecta, y pensar más en la posición de esas personas ante Dios? //Volver al Índice

1142
W1979 15/5 PÁGS.31-32

La Biblia dice que Moisés se mantuvo vigoroso hasta el


mismo momento de su muerte. (Deu. 34:7) Entonces, ¿por
qué dice Moisés en Deuteronomio 31:2 que, al tener ciento
veinte años de edad, ya no podía “salir y entrar” delante de
los israelitas como caudillo de ellos?
Fundamentalmente, parece que lo que quería decir Moisés en Deuteronomio 31:2 era que ya a
él no se le permitiría “salir y entrar” delante de los israelitas para conducirlos a la Tierra Prometida.
En algunas traducciones el punto no queda claro porque Deuteronomio 31:2 lee de tal manera
que parece que Moisés estuviera diciendo que físicamente estaba incapacitado para conducir al
pueblo. Por ejemplo, la Nueva Biblia Española dice: “He cumplido ya ciento y diez años y me
encuentro impedido, además, el Señor me ha dicho: ‘No pasarás ese Jordán.’”—Deu. 31:2, cursivas
añadidas.
Pero es muy obvio que Moisés no podía haber estado diciendo que no podía dirigir a la nación
debido a decrepitud. Sabemos eso, porque después de la muerte de Moisés se escribió: “Y Moisés
tenía ciento veinte años de edad al morir. Su ojo no se había oscurecido, y su fuerza vital no había
huido.”—Deu. 34:7.
De modo que queda claro que Moisés era bastante vigoroso. Aunque obviamente no estaba
tan robusto como lo estaría un joven fuerte, era excepcional para la edad que tenía; no estaba
incapacitado debido a la edad avanzada. Hasta el mismo momento de su muerte estuvo
capacitado para conducir al pueblo.
Pero Moisés finalmente entregó el acaudillamiento del pueblo a Josué, quien, aunque algo más
joven que él, tenía experiencia, aptitud y el espíritu de Dios sobre él. (Éxo. 24:13; 33:11; Núm. 27:18;
Deu. 31:3; 34:9; Jos. 14:7-11) La razón principal por la cual Moisés hizo esto fue para que Josué
pudiera introducir al pueblo en la Tierra Prometida, lo cual Dios no le permitiría a Moisés hacer.
Este pensamiento se ve con claridad en algunas traducciones bíblicas. Por ejemplo, la versión en
inglés de Isaac Leeser vierte Deuteronomio 31:2 así: “Yo tengo ciento veinte años de edad; ya
no puedo salir y entrar; porque el SEÑOR me ha dicho: No pasarás este Jordán.” Y la Traducción del
Nuevo Mundo vierte así este versículo: “Hoy tengo ciento veinte años de edad. Ya no se me
permitirá salir y entrar, puesto que Jehová me ha dicho: ‘No cruzarás este Jordán.’”—Deu. 31:2.
Por eso, aunque todavía era un hombre bastante vigoroso para su edad, correctamente dijo
Moisés que ya no podía “salir y entrar” delante de la nación mientras ésta se preparaba para cruzar
el Jordán. //Volver al Índice

¿Qué quisieron decir las palabras de Job en el sentido de


que había hecho un pacto con sus ojos y por eso no se
mostraba atento a una virgen?
Este versículo, Job 31:1, dice así: “Un pacto he celebrado con mis ojos. Por eso ¿cómo pudiera yo
mostrarme atento a una virgen?” Job quiso decir que en su resolución de guardar integridad para

1143
con Dios estaba determinado a evitar hasta el contemplar lujuriosamente a una mujer que no fuera
su esposa.
Job y su esposa habían tenido varios hijos. A pesar de un tiempo de dificultad en el cual la mujer
que había sido su esposa por muchos años lo instó a maldecir a Dios y morir, él fue fiel a ella. (Job
2:9, 10) No hay evidencia de que él alguna vez dejara de ser monógamo o siquiera se pusiera a
pensar en la posibilidad de entrar en relaciones sexuales con mujeres más jóvenes, vírgenes.—Job
19:17.
Job reconocía que la inmoralidad suele comenzar con mirar lujuriosamente a una persona del
sexo opuesto, lo cual crea en el corazón un deseo de relaciones sexuales inmorales. Por eso, hizo lo
que pudiera considerarse un contrato o pacto formal con sus propios ojos. ¿Con qué fin? Estaba
firmemente resuelto a no mirar con pasión a otra mujer. Naturalmente, en su vida diaria vería a las
mujeres y hasta quizás se mostraría atento en el sentido de darles ayuda si la necesitaban. Pero en
cuanto a mostrarse atento con motivos de flirteo o románticos, eso estaba fuera de lo permitido. Le
estaba prohibido. Indudablemente el ‘pacto con sus ojos’ ayudó a Job a evitar todo mirar que
pudiera estimular la pasión y conducir a conducta inmoral.—Compare con Job 31:9, 11; Mateo 5:28.
//Volver al Índice

1144
W1978 1/8 PÁGS.31-32

En la primera de las diez plagas Moisés convirtió toda el


agua de Egipto en sangre. Luego, aparentemente los
sacerdotes egipcios imitaron esta hazaña. Pero ¿de dónde
les fue posible obtener agua?
Tocante a la primera plaga, Jehová le dijo a Moisés: “Dile a Aarón: ‘Toma tu vara y extiende tu
mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos, sobre sus canales del Nilo y sobre sus estanques llenos
de cañas y sobre todas sus aguas represadas, para que se conviertan en sangre.’ Y ciertamente
habrá sangre en toda la tierra de Egipto y en las vasijas de madera y en las vasijas de piedra.”
Moisés y Aarón obedecieron, “y vino a estar la sangre por toda la tierra de Egipto.”—Éxo. 7:19-21.
Entonces dice el relato: “No obstante, los sacerdotes practicantes de magia de Egipto
procedieron a hacer la misma cosa con sus artes ocultas.” (Éxo. 7:22) Por eso ¿qué agua utilizaron
los sacerdotes?
Algunos comentaristas, al razonar sobre este asunto, han dicho que la primera plaga no afectó
toda el agua de Egipto. (Compare con Éxodo 9:25; 10:5.) Han dicho que no hay que entender que
la referencia al agua en “las vasijas de madera y en las vasijas de piedra” signifique que toda el
agua que ya estaba en los recipientes se hizo sangre. Si así es como debe verse el asunto, entonces
el punto que comunica la expresión final que se da en el versículo diecinueve sería que, habiéndose
convertido en sangre el Nilo y el agua que había en todos sus canales y estanques, entonces, una
vez que se hubiese utilizado el agua que estaba en los recipientes y que no había sido afectada,
no habría habido agua no afectada con la cual volver a llenarlos. Por lo tanto, según esta línea de
pensamiento, los sacerdotes que practicaban magia pudieron haber ejecutado su ardid en agua
que hubiera sido tomada del Nilo antes de la plaga.
Sin embargo, hay otra posibilidad que está en armonía con la realidad conocida. Éxodo 7:24
dice: “Y todos los egipcios anduvieron cavando alrededor del río Nilo por agua que beber, porque
no podían beber del agua del río Nilo.” Como se ve, evidentemente se podía recoger agua
no afectada si se cavaban pozos en el suelo húmedo en la zona del Nilo. Si los egipcios podían
obtener agua potable de aquellos pozos, es posible que los sacerdotes que practicaban magia
hayan usado una cantidad limitada de aquella agua para efectuar su magia que tuvo el efecto de
disuadir a Faraón de poner en libertad a los hebreos. //Volver al Índice

1145
W1970 1/1 PÁGS.31-32

He oído decir que Moisés recibió la Ley en el día del


Pentecostés. ¿Cómo podría haber sido eso, puesto que
Éxodo 19:1 dice que los israelitas llegaron a Sinaí al tercer
mes después de haber salido de Egipto?—D. S., EE. UU.
La tradición judía identifica de manera muy clara la fiesta del Pentecostés o Shabuóth con la
ocasión en que Moisés recibió los Diez Mandamientos. Por ejemplo, leemos: “En el ciclo de memoria
histórica judía, Shabuoth es el día del encuentro en Sinaí, cuando Dios se reveló a Moisés y al pueblo
judío. Se oyó la Voz que habló los Diez Mandamientos.” (Judaism, rabino A. Hertzberg, redactor,
página 118, 1961; vea también The New Jewish Encyclopedia de 1962, página 442.) La Biblia no dice
específicamente que esto fue así. Sin embargo, al examinar lo que la Biblia sí dice, podemos ver que
la información que presenta deja lugar para esta posibilidad.
La Pascua judía era el 14 de Nisán. Según las fiestas judías, el 15 de Nisán era sábado, y el 16 de
Nisán se presentaban las primicias de la cosecha de cebada. Cincuenta días después, el 6 de Siván,
los judíos celebraban la fiesta de las semanas, que también se llamaba Pentecostés. Puesto que los
meses judíos eran de veintinueve y treinta días, pudiera parecer que el tercer mes después de haber
salido de Egipto estaba más allá del tiempo del Pentecostés.—Lev. 23:4-17.
Pero examinemos Éxodo 19:1. Dice: “Al tercer mes después de haber salido los hijos de Israel de
la tierra de Egipto, el mismo día, entraron en el desierto de Sinaí.” Note que no dice: ‘tres meses
después’ que los israelitas salieron de Egipto, lo cual sería tres meses completos o alrededor de
noventa días. Más bien, se incluirían partes de meses. La Pascua cae en el mes judío de Nisán
(30 días). El siguiente mes es Iyar (29 días), seguido de Siván (30 días). Los judíos salieron de Egipto en
Nisán, de modo que en Siván sería “al tercer mes después” de haber salido. Pero, ¿exactamente
cuándo comenzó Moisés a recibir la Ley? ¿Podría ese tiempo corresponder a la fecha establecida
más tarde para la celebración de la fiesta de las semanas, o Pentecostés?
Aunque los doctos no están unánimes sobre el punto, es creencia general que se da a entender
el 1 de Siván por el comentario: “Al tercer mes . . . el mismo día.” Por ejemplo, el famoso
comentarista judío Rashi escribió: “EL MISMO (literalmente, este) DÍA... el día de la Luna Nueva,” que
sería el primero del mes. El profesor James G. Murphy escribió: “Ya que el término que se utiliza aquí
denota el nuevo mes, y se indica un día preciso, ‘este día,’ podemos llegar a la conclusión segura
de que se da a entender el día primero del mes.”
Antes Dios le había dicho a Moisés que adoraría en el monte Sinaí; por eso después que el
pueblo acampó, “subió Moisés al Dios verdadero.” (Éxo. 3:12; 19:2, 3) Si el punto de vista expresado
antes acerca de Éxodo 19:1 es correcto, esto pudo haber acontecido el 2 ó 3 de Siván. Moisés
recibió un mensaje de Jehová. Enseguida llevó éste al pueblo y ellos concordaron en hacer todo lo
que Dios había dicho. Finalmente, Moisés llevó las palabras del pueblo de regreso a Jehová,
posiblemente el 4 de Siván. Dios le dijo a Moisés que santificara al pueblo “hoy y mañana” y “tienen
que hallarse listos para el tercer día,” el cual pudiera ser el 6 de Siván.—Éxo. 19:10, 11.
En consecuencia, cuando al “tercer día” Dios dio los Diez Mandamientos, las leyes
fundamentales del pacto de la Ley, eso muy bien podría corresponder exactamente con la fecha
en la cual se celebró más tarde el Pentecostés.
Pudiéramos agregar que ciertas costumbres judías envuelven la creencia de que la ocasión en
que se dio la Ley corresponde a la fecha del Pentecostés. Algunos judíos adornan sus casas con
flores en el Pentecostés, con el propósito declarado de dar testimonio de su gozo debido a poseer

1146
la Ley. Y, según The Jewish Encyclopedia, “una costumbre popular en el Pentecostés es comer
derivados de la leche y tortas de queso en honor de la Ley, que se asemeja a ‘leche y miel.’” //Volver
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1147
W2011 15/2 PÁG.12

¿Por qué se indignó Moisés con Eleazar e Itamar, los hijos de


Aarón, después de la muerte de sus hermanos Nadab y
Abihú, y cómo se aplacó la cólera del profeta? (Lev. 10:16-
20.)
Poco después de establecer en su cargo a los sacerdotes que oficiarían en el tabernáculo,
Jehová ejecutó a Nadab y Abihú, hijos de Aarón, por haberle ofrecido “fuego ilegítimo”
(Lev. 10:1, 2). Moisés les prohibió a los otros dos hijos de Aarón, Eleazar e Itamar, que hicieran duelo
por sus hermanos. No mucho después, se indignó con ellos porque no habían comido del macho
cabrío que se dio como ofrenda por el pecado (Lev. 9:3). ¿Por qué reaccionó así?
La Ley que Jehová dio a Moisés mandaba que el sacerdote que presentara una ofrenda por el
pecado comiera parte de ella en el patio de la tienda de reunión. Se consideraba que de este
modo respondía por los pecados de quienes ofrecían el sacrificio. Sin embargo, no debía participar
de la ofrenda si parte de la sangre del sacrificio se había llevado al Santo, el primer compartimento
del santuario. En este caso, la ofrenda tenía que quemarse (Lev. 6:24-26, 30).
Debido a los trágicos sucesos que tuvieron lugar aquel día, parece que Moisés quiso asegurarse
de que se hubieran obedecido todos los mandamientos divinos. Al enterarse de que se había
quemado el macho cabrío de la ofrenda por el pecado, les preguntó indignado a Eleazar e Itamar
por qué habían desobedecido las instrucciones y no habían comido parte del sacrificio, algo que
debieron haber hecho en vista de que la sangre no se había presentado ante Jehová en el Santo
(Lev. 10:17, 18).
Quien le respondió a Moisés fue Aarón, probablemente porque Eleazar e Itamar habían actuado
así con su autorización. Como sus otros dos hijos habían sido ejecutados, puede que él se
preguntara si ese día los sacerdotes podían participar con buena conciencia de la ofrenda por el
pecado. Quizás pensó que a Jehová no le habría agradado que lo hicieran, aunque en realidad
no eran culpables de la conducta de Nadab y Abihú (Lev. 10:19).
Lo más probable es que Aarón razonara que como aquel era el primer día en que los miembros
de su familia desempeñaron sus labores sacerdotales, deberían haberlo hecho con especial
cuidado para complacer a Dios hasta en los más mínimos detalles. Sin embargo, Nadab y Abihú
profanaron el nombre de Jehová, lo que les acarreó la ira divina. Aarón debe haber concluido que
los otros sacerdotes no podían participar de una ofrenda santa, pues eran familia de los culpables.
Está claro que Moisés aceptó la explicación de Aarón, pues el relato señala: “Cuando Moisés
llegó a oír aquello, entonces resultó satisfactorio a sus ojos” (Lev. 10:20). Y, por lo visto, Jehová
también quedó satisfecho con la respuesta de Aarón. //Volver al Índice

1148
W1992 15/11 PÁG.30

¿Se refiere Hebreos 11:26 a que Moisés fuera el “Cristo”, o a


que era un tipo de Jesucristo?
Al hablar de la fe de Moisés, el apóstol Pablo escribió que “estimaba el vituperio del Cristo como
riqueza más grande que los tesoros de Egipto; porque miraba atentamente hacia el pago del
galardón”. (Hebreos 11:26.) Parece ser que Pablo se refirió a Moisés como el “Cristo”, o ungido, en
un sentido determinado.
Hay que reconocer que en varios aspectos Moisés fue un modelo del Mesías venidero. Aunque
fue profeta, predijo que vendría un profeta mayor ‘semejante a él’. Muchos judíos opinaban que
Jesús era “El Profeta”, opinión que confirmaron sus seguidores. (Deuteronomio 18:15-19; Juan 1:21;
5:46; 6:14; 7:40; Hechos 3:22, 23; 7:37.) Moisés fue también el mediador del pacto de la Ley, pero
Jesús recibió “un servicio público más admirable” al ser “el mediador de un pacto
correspondientemente mejor”, el nuevo pacto glorioso. (Hebreos 8:6; 9:15; 12:24; Gálatas 3:19;
1 Timoteo 2:5.) Así pues, podía decirse que en algunos aspectos Moisés fue un tipo del Mesías que
había de venir.
Sin embargo, parece que ese no es el sentido principal de Hebreos 11:26. No hay ninguna
indicación de que Moisés conociera detalles respecto al Mesías y estimara conscientemente que
todo lo que él pasó en Egipto fuera en representación del Mesías.
Se ha dicho que las palabras de Pablo en Hebreos 11:26 tuvieron un sentido parecido al
comentario de que los cristianos aguantaban “sufrimientos por el Cristo”. (2 Corintios 1:5.) Los
cristianos ungidos sabían que Jesucristo había sufrido y que si ‘sufrían juntamente serían glorificados
juntamente’ en el cielo. Pero Moisés no sabía lo que iba a sufrir el Mesías venidero, ni tenía la
esperanza celestial. (Romanos 8:17; Colosenses 1:24.)
Hay una forma más sencilla de entender cómo Moisés ‘estimó el vituperio del Cristo como
riqueza’.
Cuando Pablo escribió el “Cristo” en Hebreos 11:26, empleó la palabra griega Kjri·stóu, que es el
equivalente del vocablo hebreo Ma·schí·aj, o Mesías. Tanto “Mesías” como “Cristo” significan
“ungido”. Así que Pablo escribió que Moisés ‘estimó el vituperio del ungido’. ¿Podía llamarse
“ungido” a Moisés?
Sí. En tiempos bíblicos podía asignarse a una persona a un puesto especial derramando aceite
sobre su cabeza. “Samuel entonces tomó el frasco de aceite y lo derramó sobre la cabeza [de
Saúl].” “Samuel tomó el cuerno de aceite y lo ungió [a David] en medio de sus hermanos. Y el
espíritu de Jehová empezó a entrar en operación sobre David.” (1 Samuel 10:1; 16:13; compárese
con Éxodo 30:25, 30; Levítico 8:12; 2 Samuel 22:51; Salmo 133:2.) Pero se dice de algunos hombres,
tales como el profeta Eliseo y el rey sirio Hazael, que fueron “ungidos” aun cuando no hay prueba
de que se derramara sobre ellos aceite literal. (1 Reyes 19:15, 16; Salmo 105:14, 15; Isaías 45:1.) Por lo
tanto, un individuo podía ser “ungido” siendo seleccionado o comisionado de forma especial.
En este sentido Moisés fue el ungido de Dios, y algunas Biblias incluso usan la palabra “ungido” en
Hebreos 11:26. Moisés recibió la comisión de ser representante de Jehová y sacar a Israel de Egipto.
(Éxodo 3:2-12, 15-17.) Aunque se había criado entre la riqueza y gloria de Egipto, valoró mucho más
su comisión, que aceptó y llevó a cabo. Por consiguiente, Pablo pudo escribir que Moisés “estimaba
el vituperio del Cristo como riqueza más grande que los tesoros de Egipto”. //Volver al Índice

1149
W1975 15/12 PÁGS.763-764

Encuentro difícil de entender Éxodo 4:24-26 en cuanto a la


circuncisión del hijo de Moisés. ¿La vida de quién estaba en
peligro, y qué sucedió?
Este pasaje aparece en el relato en cuanto al regreso de Moisés a Egipto, junto con su esposa
Zípora. Éxodo 4:24-26 dice literalmente: “Ahora bien, aconteció en el camino en el lugar de
alojamiento que Jehová [es decir, el ángel de Jehová] consiguió encontrarse con él y siguió
buscando la manera de darle muerte. Por fin tomó Zípora un pedernal y le cortó el prepucio a su
hijo e hizo que le tocara los pies y dijo: ‘Es porque eres para mí novio de sangre.’ En consecuencia,
él lo soltó. En ese tiempo dijo ella: ‘Novio de sangre,’ por motivo de la circuncisión.”
Este es un pasaje oscuro y no podemos ser terminantes en este tiempo en cuanto a su entero
significado. Sin embargo, otros textos sí arrojan considerable luz sobre él. Por eso ofrecemos la
siguiente sugerencia:
La ley dada antes a Abrahán tocante a la circuncisión declaraba: “El varón incircunciso que
no quiera circuncidarse la carne de su prepucio, esa misma alma tiene que ser cortada de su
pueblo. Ha quebrantado mi pacto.” (Gén. 17:14) Puesto que no era Moisés quien estaba
incircunciso, sino su hijo, evidentemente la vida del muchacho era la que estaba amenazada por el
ángel de Jehová. Además, Moisés había recibido de Dios por medio de su ángel la comisión divina
de sacar de Egipto a los israelitas. (Éxo. 3:10) Por eso no parece razonable llegar a la conclusión de
que Moisés mismo hubiera sido amenazado de muerte por un ángel de Dios mientras Moisés estaba
en camino para cumplir aquella comisión.
Era el ángel de Jehová quien tenía poder de Dios para matar al hijo de Moisés por no estar en
armonía con el pacto de la circuncisión. Lógicamente, por lo tanto, Zípora hubiera hecho que el
prepucio (la evidencia de que se había obrado de acuerdo con el pacto) tocara los pies del ángel
para mostrar así que ahora no había razón para que su hijo muriera.
Esa expresión insólita de Zípora: “Eres para mí novio de sangre,” evidentemente se hizo porque la
circuncisión tenía que ver con un pacto. El autor de aquel pacto era Jehová Dios, representado
aquí por Su ángel. Por consiguiente, al dirigirse a Jehová por medio de su ángel representativo
llamándolo “novio de sangre” no parece que Zípora hubiera estado hablando en son de crítica,
sino en reconocimiento de su propia sumisión ahora a las estipulaciones de aquel pacto. Era como si
ella hubiese aceptado una posición como de esposa en el pacto de la circuncisión, con Jehová
Dios como el esposo. Por este acto de obediencia al requisito apropiado de Dios, la vida de su hijo
ya no estaba en peligro. //Volver al Índice

1150
W2004 15/3 PÁG.28

¿Qué ocurrió en el episodio que se narra en Éxodo 4:24-26, y


qué vida estaba en peligro?
Moisés se dirigía a Egipto junto con su esposa Ziporá y sus hijos Guersom y Eliezer cuando sucedió
lo siguiente: “Aconteció en el camino, en el lugar de alojamiento, que Jehová consiguió
encontrarse con él y siguió buscando la manera de darle muerte. Por fin Ziporá tomó un pedernal y
le cortó el prepucio a su hijo e hizo que este tocara los pies de él y dijo: ‘Es porque eres novio de
sangre para mí’. En consecuencia, él lo soltó. En ese tiempo ella dijo: ‘Novio de sangre’, por motivo
de la circuncisión” (Éxodo 4:20, 24-26). Aunque el pasaje en sí no es claro y no podemos ser
categóricos en cuanto a su significado, las Escrituras arrojan cierta luz sobre estos versículos.
El relato no dice en concreto qué vida estaba en peligro. No obstante, es lógico pensar que
no se trataba de la de Moisés, puesto que acababa de recibir la comisión divina de sacar a los
israelitas de Egipto (Éxodo 3:10). Y en vista de que iba en camino de cumplir con ese cometido,
tampoco parece probable que el ángel de Dios amenazara su vida. Por lo tanto, debe tratarse de
la vida de uno de los hijos de Moisés. La ley dada a Abrahán sobre la circuncisión estipulaba: “El
varón incircunciso que no quiera circuncidarse la carne de su prepucio, esa misma alma tiene que
ser cortada de su pueblo. Ha quebrantado mi pacto” (Génesis 17:14). Todo parece indicar que
Moisés no había circuncidado a su hijo, por lo que la vida de este corría peligro.
¿Los pies de quién tocó Ziporá con el prepucio de su hijo a fin de zanjar el asunto? Como era el
ángel de Jehová el que tenía la potestad para matar al hijo incircunciso, es lógico que fueran los
pies del ángel, pues tal acto evidenciaría que ella había cumplido con su parte del pacto.
La expresión de Ziporá —“eres novio de sangre para mí”— es poco común. ¿Qué nos dice de su
actitud? Al cumplir con los requisitos del pacto de la circuncisión, ella reconoció que existía un
pacto con Jehová. El pacto de la Ley establecido posteriormente con los israelitas dejó claro que en
un pacto, Jehová asume, por decirlo así, el papel de esposo, y la otra parte, el de esposa (Jeremías
31:32). De manera que al llamar a Jehová (mediante su representante angélico) “novio de sangre”,
Ziporá estaba sometiéndose a los términos de ese pacto. Era como si hubiera aceptado la posición
de esposa en el pacto de la circuncisión, teniendo por esposo a Jehová. Sea como fuere, gracias a
su decidido acto de obediencia al mandato divino, la vida de su hijo ya no corría peligro. //Volver al
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1151
W1970 1/10 PÁGS.606-608

¿Habló Jehová Dios personalmente con Moisés, o fue por


medio de un representante angelical?—S. C., EE. UU.
Jehová se comunicó con Moisés en más de una ocasión. Cuando Moisés estaba pastoreando el
rebaño de su suegro junto al monte Horeb, vio una zarza ardiente que no se consumía. Según se
informa en Éxodo 3:4-6, “cuando vio Jehová que se desviaba para inspeccionar, en seguida lo
llamó Dios de en medio de la zarza y dijo: ‘¡Moisés! ¡Moisés!’ . . . Y siguió diciendo: ‘Yo soy el Dios de
tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.’ Entonces ocultó Moisés su rostro,
porque temía mirar al Dios verdadero.” ¿Quién fue el que habló en realidad con Moisés en aquella
ocasión? El versículo 2 dice: “Se le apareció el ángel de Jehová en una llama de fuego en medio
de una zarza.” De modo que no fue Jehová mismo quien se le apareció allí a Moisés y le habló, sino
que fue el ángel de Jehová que, como representante de Dios, habló en Su nombre.
Por mandato de Jehová, Moisés entró en Egipto para presentarse delante de Faraón y para
conducir a los israelitas fuera de ese país. Allí Jehová continuó hablándole a Moisés, dándole
mensajes específicos que entregar a Faraón y notificación anticipada de plagas que habrían de
venir sobre el país. Es razonable concluir que durante este tiempo Jehová continuara hablándole a
Moisés, no directamente, sino por medio de un representante angelical, tal como lo había hecho en
Horeb.
Más tarde, Moisés regresó a las inmediaciones de donde Jehová le había dado instrucciones por
primera vez, llevando consigo a los hijos liberados de Israel. Allí Dios audiblemente comunicó los Diez
Mandamientos a la entera nación reunida cerca de la base de la montaña. (Éxo. 20:1-18, 22; Deu.
9:10) Abrumados de temor, los cabezas de las tribus y los hombres de más edad del pueblo rogaron
que Jehová no volviera a hablarles de esta manera espectacular, sino que se comunicara con ellos
por medio de Moisés. De modo que la gente se retiró a sus tiendas, y Jehová dio más decisiones
judiciales a Moisés para la nación.—Deu. 5:4, 23-31.
A Moisés y Aarón, Nadab y Abiú y setenta de los hombres de más edad de Israel se les concedió
después de eso “una visión del Dios verdadero” en la inauguración del pacto de la Ley. (Éxo. 24:11)
Pero en cuanto a la experiencia privada de Moisés leemos: “La gloria de Jehová continuó
residiendo sobre el monte Sinaí, y la nube continuó cubriéndolo por seis días. Por fin al séptimo día él
llamó a Moisés desde en medio de la nube. Y a los ojos de los hijos de Israel la vista de la gloria de
Jehová era como un fuego devorador en la cima de la montaña. Entonces entró Moisés en medio
de la nube y siguió subiendo a la montaña. Y continuó Moisés en la montaña cuarenta días y
cuarenta noches. Y procedió Jehová a hablarle a Moisés . . . Ahora bien, tan pronto como hubo
acabado de hablar con él en el monte Sinaí, procedió a darle a Moisés dos tablas del Testimonio,
tablas de piedra en las que estaba escrito por el dedo de Dios.” (Éxo. 24:16–31:18) ¿Fue ése Jehová
mismo quien personalmente pronunció los Diez Mandamientos a la entera nación en el monte Sinaí
y quien más tarde dio decisiones judiciales adicionales y las tablas inscritas del Testimonio a Moisés?
Muchas personas que leen el relato pueden llegar a esa conclusión.
Sin embargo, cuando el discípulo cristiano judío Esteban, impelido por el espíritu de Dios, habló
delante del Sanedrín judío, explicó: “Éste es el Moisés que . . . vino a estar entre la congregación en
el desierto con el ángel que le habló en el monte Sinaí y con nuestros antepasados, y él recibió vivas
y sagradas declaraciones formales para dárselas a ustedes.” Luego Esteban siguió refiriéndose a los
hombres delante de quienes estaba de pie como “ustedes que recibieron la Ley según fue
transmitida por ángeles.” (Hech. 7:37, 38, 53) En completo acuerdo con esto, el apóstol Pablo llamó
la ley mosaica “la palabra hablada por medio de ángeles.” (Heb. 2:2) Y cuando escribió a la
congregación de Galacia dijo: “La Ley . . . fue transmitida mediante ángeles por mano de un
mediador.” (Gál. 3:19) Por eso, es evidente que, en vez de hablar personalmente a la nación y

1152
volver a hablarle personalmente a Moisés y darle las dos tablas del Testimonio, Jehová hizo estas
cosas por medio de representantes angelicales que estaban autorizados para hablar en Su nombre.
Algún tiempo después de esto, Moisés especialmente solicitó a Jehová: “Hazme ver, por favor, tu
gloria.” Jehová contestó: “Yo mismo haré que toda mi bondad pase delante de tu rostro, y
ciertamente declararé el nombre de Jehová delante de ti; y ciertamente favoreceré al que
favorezca, y ciertamente mostraré misericordia al que le muestre misericordia.” Y agregó:
“No puedes ver mi rostro, porque ningún hombre puede verme y sin embargo vivir.” Y Jehová dijo
además: “Aquí hay un lugar conmigo, y tienes que estacionarte sobre la roca. Y tiene que suceder
que mientras va pasando mi gloria tengo que colocarte en un hoyo en la roca, y tengo que poner
la palma de mi mano sobre ti como pantalla hasta que haya pasado. Después de eso tengo que
quitar la palma de mi mano, y realmente verás mi espalda. Pero mi rostro no se podrá ver.”—Éxo.
33:18-23.
Temprano por la mañana Moisés subió al monte Sinaí. “Y procedió Jehová a bajar en la nube y a
estacionarse con él allí y a declarar el nombre de Jehová. Y Jehová fue pasando delante de su
rostro y declarando: ‘Jehová, Jehová, un Dios misericordioso y benévolo, tardo para la cólera y
abundante en bondad amorosa y verdad, que conserva bondad amorosa para miles, que perdona
error y transgresión y pecado, pero de ninguna manera dará exención de castigo, que hace venir el
castigo por el error de padres sobre hijos y sobre nietos, sobre la tercera generación y sobre la
cuarta generación.’ En seguida se apresuró Moisés a inclinarse a tierra y a postrarse.” (Éxo. 34:4-8)
¿Estuvo Jehová mismo personalmente allí en el monte Sinaí aquella mañana, de modo que Moisés
viera la “espalda” verdadera de Dios mismo?
No olvide que Jehová le había dicho a Moisés: “Ningún hombre puede verme y sin embargo
vivir.” (Éxo. 33:20) Y más tarde el apóstol Juan informó como realidad esto: “A Dios ningún hombre lo
ha visto jamás.” (Juan 1:18) Sin embargo, es interesante que respecto al tiempo en que se hizo el
anuncio angelical a los pastores temerosos de Dios acerca del nacimiento de Jesús, Lucas 2:9
informa: “De repente el ángel de Jehová estuvo de pie junto a ellos, y la gloria de Jehová centelleó
en derredor de ellos.” Así se muestra que podían hacerse manifestaciones de la gloria de Jehová en
relación con los ángeles. Esto evidentemente es lo que aconteció cuando Jehová hizo que su gloria
se le apareciera a Moisés. Sin embargo, no fue la fuerza completa de la gloria de Jehová, de modo
que resultara en la muerte de Moisés, sino que solo fue el resplandor que persistía después, la
“espalda” de Dios, por decirlo así. Esto armoniza con la explicación de Esteban de que Moisés
estuvo “con el ángel que le habló en el monte Sinaí.” Después de esto el poder divino escribió los
Diez Mandamientos en el nuevo juego de tablas que Moisés había subido.—Éxo. 34:28.
En un tiempo posterior, cuando censuró a Aarón y a Míriam por hablar contra su hermano
Moisés, Jehová les dijo a Aarón y a Míriam: “Escuchen mis palabras, por favor. Si llegase a haber un
profeta de ustedes para Jehová, sería en una visión que me daría a conocer a él. En un sueño le
hablaría. ¡No así con mi siervo Moisés! Tiene confiada a él toda mi casa. Boca a boca le hablo a él,
manifestándole así, y no por enigmas; y la apariencia [similitud, Leeser; Jewish Publication Soc.] de
Jehová es lo que él contempla.” (Núm. 12:6-8) Esa fue buena censura para Aarón y Míriam, porque
se habían jactado de que Jehová había hablado por medio de ellos y por eso eran tan profetas
como Moisés lo era.
Tomando en cuenta lo que ya se ha aprendido pudiéramos preguntar: ¿Cuál era el punto que
Jehová les estaba recalcando a Aarón y Míriam cuando dijo que hablaba con Moisés “boca a
boca”? ¿Cómo era diferente el acto de comunicarse él con Moisés del comunicarse con otros
profetas también por medio de ángeles?
Moisés era aquel a quien Jehová había escogido para ser mediador entre Él mismo y la nación
de Israel. Dios le dio a él las instrucciones y el código de las leyes del pacto de la Ley para la nación.
Jehová le confió ‘toda Su casa,’ usando a Moisés como Su representante íntimo para organizar a la
nación. Los profetas posteriores simplemente continuaron edificando sobre el fundamento que

1153
había sido puesto por medio de Moisés. Aunque en el pasado Dios había hablado por medio de
ángeles a hombres fieles como Noé y Abrahán, y audiblemente había transmitido los Diez
Mandamientos a la entera nación por medio de su ángel en una sola ocasión, Jehová habló con
Moisés “boca a boca” o “cara a cara, tal como le hablaría un hombre a su prójimo.” (Éxo. 33:9-11)
No solo en una o dos ocasiones, sino repetidas veces Jehová le habló a Moisés, y Moisés, a su vez, le
habló a Dios, presentando problemas para obtener Su dirección y expresando sus propios
sentimientos, y Jehová le contestó por medio de su ángel. Ninguno de los otros profetas disfrutaron
de una comunicación tan continua con Dios, de conversación en ambas direcciones, como Moisés
en su puesto de mediador o intermediario.—Deu. 34:10.
Jehová, por medio de su ángel en el monte Horeb, le dijo a Moisés: “No puedes ver mi rostro,
porque ningún hombre puede verme y sin embargo vivir.” (Éxo. 33:20) De modo que, cuando
Deuteronomio 34:10 habla de “Moisés, a quien Jehová conoció cara a cara,” jamás podría significar
que Moisés vio la propia cara o persona de Jehová. Y como la boca es parte de cara, entonces
cuando Jehová dijo: “Boca a boca le hablo a él,” no podría significar que Moisés vio la cara de Dios
ni que estuvo en contacto directo, inmediato, con Dios. Simplemente tuvo audiencia personal con
Dios, por medio de ángeles, que, como Jesús dijo en Mateo 18:10, “siempre [en las ocasiones
necesarias] contemplan el rostro de mi Padre que está en el cielo.”
La manera en que Jehová trató con Moisés fue tan impresionante que fue como si Moisés
realmente hubiera contemplado a Dios con sus propios ojos, en vez de simplemente tener una visión
mental o un sueño en el cual oyera hablar a Dios, que era la manera acostumbrada en que Dios se
comunicaba con sus profetas. Moisés realmente nunca vio a Jehová, y fue por medio de ángeles
que Dios le habló a él, pero los tratos de Jehová con Moisés fueron tan reales que Moisés respondió
como si hubiera visto a “Aquel que es invisible.” (Heb. 11:27) Y la manera en que está escrita la
descripción suena y lee como si Moisés hubiera visto y oído a Jehová Dios mismo. //Volver al Índice

1154
W1982 15/3 PÁG.31

¿Por qué hizo Dios que Moisés le pidiera permiso a Faraón


‘para ir camino de tres días al desierto,’ ya que él se había
propuesto que los israelitas salieran de Egipto
permanentemente?
En el lugar donde ardía la zarza, Dios dijo que sería por medio de Moisés que él libertaría a los
israelitas de Egipto y los conduciría a una tierra que manaba leche y miel. Dios dijo a Moisés que
habría de informar a Faraón lo siguiente: “Jehová el Dios de los hebreos se ha puesto en
comunicación con nosotros, y ahora queremos ir, por favor, camino de tres días al desierto, y
queremos hacerle sacrificios a Jehová nuestro Dios.”—Exodo 3:18.
Puesto que Dios acababa de decirle a Moisés que los israelitas irían a la Tierra Prometida, pudiera
parecer que él no estaba suministrando a Faraón todos los datos. Pero, según el desenvolvimiento
de las cosas, es evidente que Dios manejó los asuntos de una manera justa y que cumplía con su
propósito.
Los israelitas habían estado en Egipto por más de 200 años y se les trató como una nación de
esclavos. Pero Dios, en armonía con la promesa inmutable que había hecho a Abrahán, haría de
Israel una nación grande. Morarían en libertad en la tierra que Dios le había indicado a Abrahán, la
tierra de Canaán. (Génesis 12:1, 2, 7; 18:18; 22:17, 18) ¿Cooperaría Faraón de buena gana con el
propósito de Dios?
No, Jehová previó que Faraón rehusaría obstinadamente permitir que los israelitas salieran de
Egipto, aun por poco tiempo. Si Dios, por medio de Moisés y Aarón, hubiera indicado que Su
voluntad era que Israel saliera de Egipto permanentemente, tal vez Faraón hubiera puesto
objeciones que hubieran parecido razonables, tal como que se causaría un trastorno al país si más
de un millón de personas saliera de una vez y permanentemente. Y quizás otros se hubieran sentido
inclinados a excusar la actitud de Faraón o a compadecerse de él. El que Israel saliera de la tierra
de Gosén por solo unos cuantos días no significaría una pérdida substancial para los egipcios.
Cuando Faraón se negó obstinadamente a permitir que los israelitas salieran, siquiera por tres
días, se hizo indiscutiblemente claro que su corazón era duro. Simplemente no había excusa para
una actitud tan cruel, ni para el aumento de la opresión que decretó Faraón en respuesta.—Exodo
5:1-9.
Aun después de una serie de plagas, el obstinado Faraón rehusó permitir que Israel saliera de
Egipto. Por último, la décima plaga fue tan desastrosa para Egipto que Faraón le dijo a Moisés que
tomara al pueblo y se fuera... sin acuerdo alguno de salir por tres días. No obstante, mientras el
éxodo estaba en progreso, Faraón trató de atrapar y capturar de nuevo a Israel. Aquella tentativa
fracasó, pues hasta Faraón mismo murió en el mar Rojo.—Exodo 12:31-39; 14:5-9, 21-28; Salmo 136:15.
Por consiguiente, el que Dios dijera a Moisés que hiciera la petición razonable de salir por tres días
sirvió para poner a prueba a Faraón. Reveló lo que había en su corazón. //Volver al Índice

1155
W1984 1/7 PÁG.31

Si Moisés era verdaderamente manso y modesto, ¿cómo


pudo escribir en Números 12:3 que ‘Moisés era por mucho el
más manso de todos los hombres’?
Aunque tal vez no se le haya hecho fácil hacerlo, Moisés pudo escribir esa descripción exacta
bajo inspiración de Dios.
Una señal de que la Biblia es inspirada de Dios es la sinceridad de sus escritores. Moisés y otros
hombres a quienes Dios utilizó para escribir porciones de las Escrituras escribieron cosas que
reflejaron sinceridad extraordinaria.
Por ejemplo, Moisés registró casos de faltas y pecados que cometió su pueblo, incluso los de su
propio hermano y su propia hermana (Éxodo 16:2, 3; 17:2, 3; 32:1-6; Levítico 10:1, 2). Moisés tampoco
hizo una excepción consigo mismo; francamente reveló sus propios errores, aun aquel que resultó en
que Dios lo censurara (Números 20:9-12; Deuteronomio 1:37). Así que era consecuente que Moisés
registrara objetivamente un hecho que Jehová evidentemente quería que se incluyera... que Moisés
mismo era extraordinariamente manso. El marco de circunstancias donde se halla esa declaración
provee un caso que sirve de ejemplo. En vez de indignarse cuando Míriam y Aarón desafiaron su
autoridad, Moisés permitió que Jehová corrigiera la situación.
Moisés prefiguró al Mesías (Deuteronomio 18:15-19). Por lo tanto, cuando Jehová Dios llamó la
atención a la mansedumbre de Moisés, Él estaba dando la seguridad de que esta cualidad
deseable se hallaría en el Mesías. Cuando leemos los Evangelios, ¿no resulta atrayente la
mansedumbre de Jesús, a la vez que nos acerca a él y nos da razón para confiar en él? (2 Corintios
10:1; Hebreos 4:15, 16.) //Volver al Índice

1156
W2007 15/3 PÁG.31

¿Cuántos animales limpios introdujo Noé en el arca: siete de


cada clase, o siete parejas de cada clase?
Cuando Noé terminó de construir el arca, Jehová le dijo: “Entra, tú y toda tu casa, en el arca,
porque es a ti a quien he visto justo delante de mí en medio de esta generación. De toda bestia
limpia tienes que tomar para ti de siete en siete, el macho y su hembra; y de toda bestia que no es
limpia solamente dos, el macho y su hembra” (Génesis 7:1, 2). Algunas versiones, como la Biblia de
Jerusalén, la Biblia del Peregrino y La Biblia de las Américas, traducen la expresión hebrea original
por “siete parejas”.
En el idioma original, la expresión traducida por “de siete en siete” se lee literalmente “siete siete”
(Génesis 7:2, nota). Sin embargo, en hebreo, la repetición de un número no indica necesariamente
que deba contarse dos veces. Por ejemplo, 2 Samuel 21:20 describe a “un hombre de tamaño
extraordinario, con seis dedos en cada una de las manos y seis dedos en cada uno de los pies”.
En hebreo, el número “seis” aparece repetido, pero eso no quiere decir que el gigante tuviera seis
pares de dedos (es decir, doce dedos) en cada mano y en cada pie. La repetición tiene valor
distributivo: solo transmite la idea de que tenía seis dedos en cada mano y seis dedos en cada pie.
¿Qué nos dicen las reglas gramaticales del idioma hebreo sobre la repetición de números? Con
respecto a la construcción que aparece en textos como Génesis 7:2, 9, la Gramática hebrea, de
Mariano Viscasillas, comenta: “El distributivo se forma repitiendo dos veces sin preposición el
[número] cardinal”. Y la Gramática del hebreo bíblico, de Rudolf Meyer, dice que “los distributivos se
expresan mediante la repetición [...] de los cardinales”. Como ejemplo, cita precisamente Génesis
7:9, donde se repite el número “dos”.
Por lo tanto, la expresión “siete siete” de Génesis 7:2 no significa siete parejas (catorce
ejemplares), tal como la repetición del número “dos” en Génesis 7:9, 15 no significa dos parejas
(cuatro ejemplares). La repetición del número en estos versículos denota simplemente una
distribución, no una duplicación. Mientras que los animales limpios fueron introducidos en el arca
“de siete en siete”, de los inmundos se introdujo a “solamente dos”.
Pero, ¿qué puede decirse de la expresión “el macho y su hembra”, la cual aparece
inmediatamente después de la palabra que se traduce por “de siete en siete” en Génesis 7:2?
Dicha expresión ha llevado a algunos lectores de la Biblia a pensar que a Noé se le mandó que
tomara siete parejas de cada clase de animal limpio. No obstante, los animales limpios no se
mantuvieron vivos exclusivamente con fines reproductivos. Génesis 8:20 nos dice que, al salir del
arca, “Noé empezó a edificar un altar a Jehová y a tomar algunas de todas las bestias limpias y de
todas las criaturas voladoras limpias y a ofrecer ofrendas quemadas sobre el altar”. Disponer de siete
animales limpios de cada clase dio a Noé la posibilidad de sacrificar el séptimo, de modo que
quedaran tres parejas para propagar la especie. //Volver al Índice

1157
W2004 15/2 PÁG.31

Cuando Noé soltó una paloma después del Diluvio, esta


regresó al arca con “una hoja de olivo”. ¿De dónde obtuvo
aquella hoja?
La Biblia dice que “a grado tan grande anegaron la tierra las aguas que todas las altas
montañas que estaban debajo de todos los cielos quedaron cubiertas” (Génesis 7:19). Cuando las
aguas empezaron a bajar, Noé soltó una paloma en tres ocasiones diferentes, a intervalos de una
semana. En la segunda ocasión, la paloma volvió con “una hoja de olivo recién arrancada, y así
Noé se enteró de que las aguas habían decrecido de sobre la tierra” (Génesis 8:8-11).
Claro está, hoy por hoy es imposible determinar cuánto tiempo permaneció anegada cierta
parte de la Tierra, ya que la superficie terrestre cambió a consecuencia del Diluvio. Sin embargo, es
probable que el agua cubriese casi todo el planeta el tiempo suficiente para que muchos árboles
murieran. Obviamente, algunos de ellos sobrevivieron y echaron nuevos brotes cuando se retiraron
las aguas.
Respecto al olivo, el Nuevo Diccionario Bíblico comenta: “Cuando se lo corta salen nuevos
brotes de la raíz, de modo que pueden salir hasta cinco troncos nuevos. Los olivos moribundos
generalmente brotan de nuevo de esta manera”. Es “como si su vitalidad fuese indestructible”, dice
la obra The New Schaff-Herzog Encyclopedia of Religious Knowledge. Por otro lado, desconocemos
detalles tales como la salinidad y la temperatura de las aguas diluvianas, por lo que no podemos
saber cómo afectaron estas a los olivos y a otros árboles.
Sabemos, sin embargo, que los olivos silvestres no soportan las bajas temperaturas características
de las grandes altitudes. Más bien, suelen darse en zonas que se encuentran a menos de
1.000 metros de altura y cuya temperatura media es superior a 10 °C. “Al ver la hoja recién
arrancada —dice el libro The Flood Reconsidered (El Diluvio: un nuevo análisis)—, Noé dedujo que
los valles habían empezado a secarse.” Cuando Noé soltó a la paloma una semana más tarde, esta
no regresó, lo cual le indicó que ya había mucha más vegetación y lugares donde el ave podía
posarse (Génesis 8:12). //Volver al Índice

1158
W1992 15/1 PÁG.31

¿Por qué envió Noé desde el arca un cuervo y luego una


paloma?
La Biblia no da una explicación detallada. Pero parece que el proceder de Noé fue lógico.
Por 40 días y 40 noches la Tierra experimentó una lluvia aplastante, que ocasionó una inundación
que hasta cubrió por cinco meses las cimas de las montañas. Luego “el arca llegó a descansar
sobre las montañas de Ararat”. (Génesis 7:6-8:4.) Meses más tarde, después que “aparecieron las
cimas de las montañas”, Noé “envió un cuervo, y este continuó volando al aire libre, yendo y
volviendo”. (Génesis 8:5, 7.)
¿Por qué envió un cuervo? Esta ave tiene resistencia al volar y puede subsistir de una gran
variedad de alimentos, incluso de carroña. Quizás Noé haya enviado el cuervo para ver si este
regresaba al arca o si se mantenía alejado de esta, tal vez mientras se alimentaba de los restos de
cadáveres que quedaran expuestos mientras las aguas descendían y el terreno asomaba sobre
ellas. Sin embargo, el cuervo no se quedó en algún sitio afuera. La Biblia dice que volvió, pero no
dice que volvió a Noé. Puede que haya regresado a posarse sobre el arca entre vuelos que hiciera
para hallar alimento que estuviera flotando sobre las aguas todavía dominantes.
Más tarde Noé decidió enviar una paloma. Leemos: “La paloma no halló lugar de descanso
para la planta de su pie, de modo que volvió a él dentro del arca”. (Génesis 8:9.) Esto da a
entender que a su manera la paloma podía servir para determinar si las aguas inundantes habían
bajado o no. Las palomas manifiestan mucha confianza con relación a los seres humanos. Noé
podía esperar que la paloma no solo regresara para posarse sobre el arca, sino que volviera a Noé
mismo.
Se dice que las palomas solo descansan en suelo seco, y se sabe que vuelan bajo en los valles y
se alimentan de vegetación. (Ezequiel 7:16.) Grzimek’s Animal Life Encyclopedia comenta: “Como
es cierto de todos los pichones y palomas que comen semillas y nueces, la alimentación es difícil
cuando una cubierta de nieve [o agua] dura más de un día, pues la mayor parte de lo que usan
como alimento está en la superficie del suelo”. Así que la paloma pudiera traer de vuelta a Noé
alguna prueba de que había hallado suelo seco o plantas que hubieran echado brotes. La primera
vez que Noé la envió, la paloma sencillamente volvió a él en el arca. La segunda vez la paloma
regresó con una hoja de olivo. La tercera vez no volvió, lo cual demostró que Noé podía salir del
arca sin exponerse a peligro alguno. (Génesis 8:8-12.)
Aunque algunos pudieran considerar casuales esos detalles, el hecho de que el relato es tan
específico, sin que se tratara de dar explicaciones completas, refleja la credibilidad de la Biblia. Nos
da otra razón para aceptar que el relato no ha sido inventado ni forjado, sino que es honradamente
exacto. La falta de detalles y de muchas explicaciones también da una idea de las preguntas
interesantes que los cristianos fieles podrán hacerle a Noé cuando sea resucitado y pueda explicar
directamente las causas y los motivos de sus acciones. (Hebreos 11:7, 39.) //Volver al Índice

1159
W2002 1/8 PÁG.28

¿Sabía Abel que se requería un sacrificio animal para


conseguir el favor de Dios?
El relato bíblico sobre las ofrendas que hicieron Caín y Abel es muy breve. En Génesis 4:3-5
leemos: “Al cabo de algún tiempo aconteció que Caín procedió a traer algunos frutos del suelo
como ofrenda a Jehová. Pero en cuanto a Abel, él también trajo algunos primogénitos de su
rebaño, aun sus trozos grasos. Ahora bien, aunque Jehová miraba con favor a Abel y su ofrenda,
no miraba con ningún favor a Caín ni su ofrenda”.
La Biblia no dice si antes de este suceso Jehová había dado información específica respecto a
los sacrificios o a la clase de sacrificios que él aceptaba. Por lo tanto, parece ser que Caín y Abel
hicieron sus ofrendas por voluntad propia. Se les había prohibido entrar en el hogar paradisíaco
original de sus padres, habían empezado a sentir los efectos del pecado y estaban alejados de Dios.
Al encontrarse en esa condición pecaminosa y lamentable, debieron de sentir una gran necesidad
de buscar la ayuda divina. Hacer una ofrenda a Dios fue probablemente un acto voluntario para
conseguir su favor.
El resultado fue que Dios aceptó la ofrenda de Abel, pero no la de su hermano. ¿Por qué? ¿Sería
que Abel ofreció algo apropiado, y Caín no? No sabemos con seguridad si la clase de ofrenda que
se hizo tuvo algo que ver con ello, ya que a ninguno de los dos se le había dicho qué era aceptable
y qué no lo era. Sin embargo, es probable que ambos tipos de sacrificios fueran aceptables. Según
la Ley que Jehová posteriormente dio a la nación de Israel, los sacrificios apropiados incluían no solo
animales o partes de animales, sino grano tostado, gavillas de cebada, flor de harina, alimentos
horneados y vino (Levítico 6:19-23; 7:11-13; 23:10-13). Al parecer, lo que determinó que Dios
aceptara el sacrificio de Abel y rechazara el de Caín no fue la ofrenda en sí misma (compárese con
Isaías 1:11; Amós 5:22).
Siglos después, el apóstol Pablo escribió: “Por fe Abel ofreció a Dios un sacrificio de mayor valor
que el de Caín, por la cual fe se le dio testimonio de que era justo, pues Dios dio testimonio respecto
a sus dádivas” (Hebreos 11:4). De modo que, gracias a la fe de Abel, Dios lo consideró justo. Pero ¿fe
en qué? En la promesa de Jehová de proporcionar la Descendencia que ‘magullaría la cabeza de
la serpiente’ y restituiría a la humanidad la paz y la perfección que tuvo al principio. Es posible que al
escuchar que a la Descendencia se le ‘magullaría en el talón’, Abel razonara que se requería un
sacrificio en el que se derramara sangre (Génesis 3:15). En cualquier caso, lo cierto es que fue su
expresión de fe lo que hizo que su “sacrificio [fuera] de mayor valor que el de Caín”.
Aplicando la misma norma, Caín no fue rechazado porque ofreciera un sacrificio inapropiado,
sino porque carecía de fe, como lo indicaron sus actos. Jehová le había dicho claramente: “Si te
diriges a hacer lo bueno, ¿no habrá ensalzamiento?” (Génesis 4:7). Dios no rechazó a Caín porque
no le agradara su ofrenda, sino “porque sus propias obras eran inicuas”, marcadas por los celos, el
odio y, finalmente, el asesinato (1 Juan 3:12). //Volver al Índice

1160
W2005 15/1 PÁGS.30-31

¿Cómo es que Sansón podía tocar los cadáveres de las


personas a las que había dado muerte y seguir siendo
nazareo?
En la antigüedad, todo israelita podía voluntariamente hacer voto de nazareo durante cierto
tiempo. [Nota] Entre las restricciones de obligado cumplimiento figuraba esta: “Durante todos los
días de mantenerse separado para Jehová no podrá venir hacia ninguna alma muerta. Ni siquiera
por su padre o su madre o su hermano o su hermana podrá contaminarse cuando mueran”. Pero ¿y
si alguien fallecía “muy de repente al lado de él”? Entonces, el contacto fortuito con el cadáver
contaminaría su nazareato, por lo que se estipulaba: “Los días anteriores se dejarán sin contar”.
El nazareo tenía que purificarse mediante una ceremonia y reemprender su servicio (Números 6:6-
12).
Ahora bien, Sansón era nazareo en un sentido diferente. Antes de que él naciera, el ángel de
Jehová le dijo a su madre: “¡Mira!, estarás encinta y ciertamente darás a luz un hijo, y no debe venir
navaja sobre su cabeza, porque nazareo de Dios es lo que el niño llegará a ser desde que salga del
vientre; y él es quien llevará la delantera en salvar a Israel de la mano de los filisteos” (Jueces 13:5).
Sansón no hizo ningún voto, sino que Dios lo nombró nazareo. Su nazareato sería para toda la vida.
Por lo tanto, la prohibición de tocar cadáveres no le era aplicable. En caso de que entrara en
contacto accidentalmente con un cadáver, ¿cómo podría volver a empezar el nazareato que
inició cuando vino al mundo? Queda claro que los requisitos de quienes eran nazareos de por vida
diferían de los que regulaban el nazareato voluntario.
Veamos lo que Jehová mandó a los tres nazareos de por vida que aparecen en la Biblia: Sansón,
Samuel y Juan el Bautista. Como se indicó antes, a Sansón se le prohibió cortarse el cabello. Por otra
parte, Ana, quien concebiría a Samuel, prometió: “Yo ciertamente lo daré a Jehová todos los días
de su vida, y no vendrá navaja sobre su cabeza” (1 Samuel 1:11). En el caso de Juan el Bautista, el
ángel de Jehová dijo: “No debe beber en absoluto vino ni bebida alcohólica alguna” (Lucas 1:15).
Además, “Juan tenía su ropa de pelo de camello, y un cinturón de cuero alrededor de los lomos; su
alimento también era langostas insectiles y miel silvestre” (Mateo 3:4). Como vemos, a ninguno de
los tres se les prohibió acercarse a un alma muerta.
Aunque era nazareo, Sansón fue uno de los jueces que Jehová hizo surgir para liberar a los
israelitas de la mano de sus saqueadores (Jueces 2:16). Y mientras cumplía con su misión, tocó
cadáveres. En una ocasión mató a treinta filisteos y los despojó de sus vestiduras. Más adelante, se
puso a golpear a sus enemigos, “amontonando piernas sobre muslos con gran matanza”. Además,
tomó la quijada húmeda de un asno y con ella derribó a 1.000 hombres (Jueces 14:19; 15:8, 15).
En todas sus hazañas, Sansón contó con el favor y respaldo de Jehová; de hecho, las Escrituras lo
catalogan como un hombre de fe ejemplar (Hebreos 11:32; 12:1). //Volver al Índice

¿Da a entender la frase “[Sansón] desgarró al león en dos, tal


como uno desgarra un cabrito en dos” que solía
descuartizarse así a los cabritos en aquel entonces?
No se tiene constancia de que en la época de los jueces de Israel fuera común despedazar a los
cabritos de esa manera. En Jueces 14:6 se dice: “El espíritu de Jehová entró en operación sobre

1161
[Sansón], de modo que él desgarró [un leoncillo crinado] en dos, tal como uno desgarra un cabrito
en dos, y no había absolutamente nada en su mano”. Probablemente este comentario es más bien
ilustrativo.
La expresión “desgarró al león en dos” podría entenderse de dos maneras. O bien Sansón
desgarró las fauces del león, o bien lo despedazó de alguna otra forma. De referirse al primer caso,
era posible para un hombre normal hacer lo mismo con un cabrito, por lo que el símil serviría para
ejemplificar que Sansón venció al león con sus manos tal como si hubiera sido un simple cabrito.
Pero ¿y si Sansón mató al león despedazándolo? Entonces, el comentario acerca del cabrito
no podría ser más que una figura retórica. El objetivo de la comparación sería mostrar cómo el
espíritu de Jehová facultó a Sansón para realizar una acción que precisaba una fuerza física
extraordinaria. En ambos casos, el ejemplo de Jueces 14:6 subraya que, con la ayuda de Jehová, un
poderoso león no fue para Sansón más feroz que un cabrito para cualquier persona.
Nota. La duración del nazareato era una decisión personal. No obstante, la tradición judía
establecía que el período mínimo del voto debía ser de treinta días, ya que hacerlo más corto le
restaría valor. //Volver al Índice

1162
W1985 1/10 PÁG.31

La Biblia dice que Sansón desgarró a un león “tal como uno


desgarra un cabrito en dos”. ¿Significa esto que era común
que las personas en aquel entonces desgarraran a los
cabritos?
No, este comentario probablemente era solo una ilustración. Significaba que con tan solo sus
manos Sansón venció al león tan fácilmente como si hubiera sido simplemente un cabrito indefenso.
Sansón, al estar sirviendo de juez en Israel, viajó a Timna para hallar una “ocasión contra los
filisteos”. En el camino se encontró con un león rugiente, joven y fuerte y quizás fue atacado por
este. El registro histórico dice que la fuerza activa de Dios se hizo operativa en Sansón “de modo que
él desgarró al león [joven] en dos, tal como uno desgarra un cabrito en dos, y no había
absolutamente nada en su mano”. (Jueces 14:4-6.)
Otros dos hombres del registro bíblico mataron a leones sin tener ayuda de nadie, pero solo se
dice que Sansón haya hecho esto con tan solo sus manos. (1 Samuel 17:36; 2 Samuel 23:20.)
Además, lo ‘desgarró en dos’. Si esto significa que él desgarró la poderosa quijada del león, es
concebible que algunos israelitas hayan tenido bastante fuerza para hacer lo mismo con un cabrito.
Pero no hay prueba de que hayan hecho tal cosa, ni hay razón para que hubieran tratado de
hacerlo. Por otro lado, si Sansón despedazó el león de algún modo, sería aun menos probable que
el comentario acerca del cabrito fuera algo más que un símil. El punto es que el espíritu de Dios dio
a Sansón fuerza física extraordinaria. Con dicha ayuda un león poderoso y feroz no era más
formidable para el desarmado Sansón que un cabrito indefenso para un hombre normal.
El cadáver del león luego formó parte de un enigma, que dio origen a otro caso en que Dios dio
poder a Sansón, quien en esta ocasión batió a 30 hombres de entre los enemigos. (Jueces 14:8-19.)
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1163
W1979 15/8 PÁG.32

¿Por qué fue Sansón el siervo de Dios al lugar de una ramera


en la ciudad filistea de Gaza?
El registro acerca de Sansón y la ramera de la ciudad filistea de Gaza dice: “Una vez Sansón fue
a Gaza y vio allí a una prostituta y vino a ella.” (Jue. 16:1) No hay nada en este registro que sugiera
que Sansón fuera a Gaza con el propósito de ver a una prostituta. En lugar de eso, mientras estaba
en la ciudad él reconoció a una mujer de esa clase, y, puesto que estaba en territorio enemigo,
filisteo, el hogar de ella era el único lugar donde podía encontrar alojamiento para pasar la noche.
Lo que leemos después de esto demuestra que evidentemente su propósito era simplemente
conseguir un lugar donde dormir: “Sansón se quedó acostado hasta la medianoche y entonces se
levantó a la medianoche.” (Jue. 16:3) Note que el registro no dice que él se quedó acostado con
ella hasta la medianoche.
Sin embargo, puede que los filisteos concluyeran que Sansón había alquilado los servicios de la
ramera o prostituta. Si a esa conclusión llegaron, hubieran estado razonablemente seguros de que
podrían capturarlo por la mañana. Esto, también, pudo haber convenido al propósito de Sansón de
tomar acción contra ellos por medio de arrancar las puertas de Gaza y de aquella manera dejar
indefensa a la ciudad. //Volver al Índice

1164
W1971 1/4 PÁG.224

¿Con qué base se aplica la profecía de Ezequiel 21:25-27 al


rey judío Sedequías?—A. S., EE. UU.
La profecía de que se trata dice: “En cuanto a ti, oh mortíferamente herido e inicuo principal de
Israel, cuyo día ha llegado en el tiempo del error del fin, esto es lo que ha dicho el Señor Jehová:
‘Remueve el turbante, y quita la corona. Ésta no será lo mismo. Póngase en alto aun lo que está
bajo, y póngase bajo aun al alto. Ruina, ruina, ruina la haré. En cuanto a ésta también, ciertamente
no llegará a ser de nadie hasta que venga aquel que tiene el derecho legal, y tengo que dar esto a
él.’”
El acuerdo general entre los doctos bíblicos, judíos, católicos y protestantes, es que esta profecía
verdaderamente aplica al último rey de Judá, Sedequías, y con buena razón. Ezequiel dice que él
comenzó a profetizar en el año quinto del destierro del rey Joaquín, que comenzó en 617 a. de
la E.C. (Eze. 1:2) El rey Nabucodonosor reemplazó al rey Joaquín con el rey Sedequías, tío de
Joaquín. (2 Rey. 24:12-17) Por lo tanto el rey Sedequías regía cuando Ezequiel comenzó a profetizar.
Ciertamente resultó ser un “inicuo principal.”—2 Rey. 24:18-20.
El capítulo 21 del libro de Ezequiel comienza con una profecía dirigida contra Jerusalén y “contra
el suelo de Israel,” y los versículos 20 y 21 dicen que el rey de Babilonia vendría contra Judá y
Jerusalén. Puesto que el rey Sedequías fue el único rey de Israel que estuvo rigiendo durante el
tiempo que Ezequiel profetizó, así como también el último, se desprende que Ezequiel 21:25-27 tiene
que aplicarle a él.
Y esta profecía en verdad se cumplió en él y en su tiempo. Dijo: “Remueve el turbante, y quita la
corona.” Esto lo hizo el rey Nabucodonosor por él, quitando el turbante regio de Sedequías y
removiendo su corona por medio de llevárselo al cautiverio en Babilonia. La profecía pronunció una
ruina triple, es decir, una ruina total y cabal, y eso también aconteció con la desolación completa
de Jerusalén y Judá. Como resultado de esto el gobernante gentil pagano “bajo,” Nabucodonosor,
fue puesto “en alto” y “el alto,” el rey Sedequías, que se sentaba en el trono de David, fue puesto
“bajo.”
Además, dado que el rey Sedequías fue el último de la línea del rey David que se sentó en un
trono terrestre en Jerusalén, en realidad fue cierto que después de él “ciertamente no llegará a ser
de nadie hasta que venga aquel que tiene el derecho legal, y tengo que dar esto a él.” Ése, como
le dijo el ángel Gabriel a la virgen María, no fue ningún otro sino el Hijo de Dios, Jesucristo.—Luc. 1:32,
33; 22:28-30. //Volver al Índice

1165
W1992 1/4 PÁG.31

¿Quedó sordo al igual que mudo Zacarías, el padre de Juan


el Bautizante, como parece indicar Lucas 1:62?
Algunos han concluido que Zacarías quedó también sordo. Leemos en el relato bíblico: “Iban a
llamarlo [al niño] por el nombre de su padre, Zacarías. Pero su madre contestó y dijo: ‘¡No, por
cierto!, sino que será llamado Juan’. Ante eso, le dijeron: ‘Nadie hay entre tus parientes que se llame
por ese nombre’. Entonces se pusieron a preguntar por señas al padre cómo quería que se le
llamara. Y él pidió una tablilla y escribió: ‘Juan es su nombre’”. (Lucas 1:59-63.)
Sin embargo, ninguna parte de ese relato dice específicamente que Zacarías no pudiera oír por
algún tiempo.
Antes el ángel Gabriel había anunciado a Zacarías el nacimiento venidero de un hijo, a quien se
le había de llamar Juan. Al envejecido Zacarías se le hizo difícil creerlo. El ángel respondió: “¡Mira!,
estarás en silencio y no podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, porque no creíste
mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo señalado”. (Lucas 1:13, 18-20.) El ángel dijo que se
afectaría el habla de Zacarías, no su audición.
El relato dice luego: “Cuando él salió [del santuario] no podía hablarles [a los que esperaban], y
percibieron que acababa de ver una vista sobrenatural en el santuario; y él les hacía señas, pero
permanecía mudo”. (Lucas 1:22.) La palabra griega que ahí se vierte “mudo” comunica la idea de
estar embotado en habla, audición, o ambos. (Lucas 7:22.) ¿Qué se puede decir de Zacarías? Pues
bien, considere lo que sucedió cuando fue sanado. “Al instante a él se le abrió la boca y se le soltó
la lengua, y empezó a hablar, bendiciendo a Dios.” (Lucas 1:64.) Eso lleva razonablemente al punto
de vista de que se perjudicó solo la facultad del habla de Zacarías.
Entonces, ¿por qué preguntaron otros a Zacarías “por señas [...] cómo quería que se le llamara
[al niño]”? Algunos traductores hasta vierten la primera expresión “en el lenguaje de señas” o
“usando el lenguaje por señas”.
Zacarías, quien había estado mudo desde el anuncio del ángel, con frecuencia se vio obligado
a usar ademanes —un tipo de lenguaje por señas— para expresarse. Por ejemplo, “les hacía señas”
a los que estaban en el templo. (Lucas 1:21, 22.) Cuando pidió luego una tablilla, debe haber usado
señas o ademanes. (Lucas 1:63.) Por lo tanto, es posible que los que estuvieran a su alrededor
durante el período en que él estuvo mudo también tendieran a usar ademanes.
No obstante, hay una explicación más probable de las señas mencionadas en Lucas 1:62.
Elisabet había acabado de expresarse respecto al nombre de su hijo. Así que, sin contradecirla,
puede que los presentes sencillamente hayan dado el siguiente paso apropiado: obtener la
decisión del esposo de ella. Pudieron hacer eso mediante una simple seña con la cabeza o un
ademán. El hecho de que no escribieran su pregunta para que Zacarías la leyera hasta pudiera
probar que él había oído las palabras de su esposa. De modo que el hacerle una simple seña con la
cabeza o algo por el estilo podía significar: ‘Pues bien, todos nosotros (incluso tú, Zacarías) oímos la
recomendación de ella, pero ¿cuál es tu decisión final respecto al nombre del niño?’.
E inmediatamente después sucedió otro milagro, que cambió por completo la situación. “Al
instante a él se le abrió la boca y se le soltó la lengua, y empezó a hablar.” (Lucas 1:64.) No había
que mencionar su audición si esta no se había afectado. //Volver al Índice

1166
W1985 15/6 PÁG.31

¿Fue Dina, la hija de Jacob, forzada por Siquem, y se trató


solamente de un acto de violencia, o quería él casarse con
ella?
Evidentemente Siquem tuvo relaciones sexuales con Dina contra la voluntad de ella. La violó. Sin
embargo, las frecuentes visitas amistosas que ella hacía a los cananeos la pusieron en una situación
comprometedora, y manifiestamente habían llevado a que él tuviera un fuerte apego a ella y
deseara tenerla como su esposa.
El registro de Génesis 34:1-3 dice: “Ahora bien, solía salir Dina [...] para ver a las hijas del país. Y
llegó a verla Siquem el hijo de Hamor el heveo, un principal del país, y entonces la tomó y se acostó
con ella y la violó. Y empezó su alma a adherirse a Dina la hija de Jacob, y se enamoró de la joven”.
A pesar de los esfuerzos que hizo el padre de ella por no fomentar la asociación con la gente
inmoral de Canaán al acampar fuera de la ciudad de Siquem y establecer un suministro de agua
separado, Dina todavía “solía salir [...] para ver a las hijas del país” (Génesis 33:18; Juan 4:12). El
verbo hebreo que se traduce “solía salir” está en el tiempo imperfecto, lo cual indica acción
continua. Este verbo en el mismo tiempo se vierte también, según el marco de circunstancias, “con
regularidad salía” y “comúnmente subía” (1 Samuel 18:13; 1 Reyes 10:29). De modo que la aventura
de Dina no era su primer paseo. Ella aparentemente quería “ver” a sus vecinos de la ciudad,
familiarizarse mejor con ellos.
En cierta ocasión durante sus visitas regulares, Siquem “tomó [a Dina] y se acostó con ella y la
violó”. Respecto a la palabra hebrea que se vierte “violó”, A Hebrew and English Lexicon, de William
Gesenius, declara: “desflorar a una mujer, generalmente a la fuerza”. En Jueces 19:24 y 20:5, la
misma palabra se vierte ‘forzar’ (en dos tiempos diferentes). No obstante, en Deuteronomio 22:24,
donde se utiliza la misma palabra hebrea, se indica cierta medida de consentimiento por parte de
la mujer. Quizás al principio ni Siquem ni Dina pensaban en las relaciones sexuales, pero a medida
que los encantos de aquella doncella curiosa despertaron la pasión de él, quien carecía de todo
límite moral piadoso, él hizo lo que la mayoría de los hombres cananeos hubieran considerado
natural. Después de todo, ¡ella había entrado en el ambiente de él! Cuando Dina evidentemente se
opuso a “ir tan lejos”, él simplemente la dominó.
Aun si no hubo ninguna medida de consentimiento por parte de Dina, ella todavía era en parte
responsable de perder su virginidad. Aunque ella solo visitaba a “las hijas del país”, ¡imagínese la
moral de ellas! El hecho de que las esposas hititas (o cananeas) de Esaú eran “fuente de amargura
de espíritu” para los piadosos Isaac y Rebeca es ciertamente una indicación de la maldad que ya
era manifiesta entre “las hijas del país” (Génesis 26:34, 35; 27:46). La inmoralidad sexual, incluso el
incesto, la homosexualidad, la sodomía y la bestialidad, con el tiempo llegó a ser parte de “la
manera que [hacía] la tierra de Canaán” (Levítico 18:2-25). De modo que, ¿de qué hablaba Dina
durante aquellas visitas? ¿Creía ella realmente que podía evitar la compañía de los hermanos y los
amigos de las muchachas? El que una mujer se mezclara, aparentemente sola, con gente tan
inmoral era buscarse problemas. Dina sabía lo que había ocurrido a sus antecesoras Sara y Rebeca
mientras estaban en Canaán. A los ojos de los depravados hombres de Canaán, Dina llegó a ser
una víctima lógica. Ella se puso en una situación comprometedora y pagó por ello con la pérdida
de su virginidad, a pesar de cualquier resistencia de última hora. (Génesis 20:2, 3; 26:7.)
Después del asunto, Siquem retuvo a Dina en su hogar y “siguió hablándole persuasivamente”,
por decirlo así, ‘a su corazón’. El padre de él dijo: “Su alma se ha apegado a [Dina]”. Es poco
probable que dicho apego ardiente se hubiera desarrollado simplemente como resultado de un
solo encuentro. Él aparentemente había notado las buenas cualidades de ella antes, quizás durante

1167
las frecuentes visitas de ella. Ahora quería casarse con ella. Puede que él y su padre también hayan
creído que la propuesta de matrimonio expiaría de alguna manera el acto del hijo y arreglaría la
situación, de modo que mantuvieran relaciones pacíficas con la próspera casa de Jacob. (Génesis
34:3, 8.)
Todo este episodio llevó a la matanza de Siquem, su padre y todos los varones de la ciudad. Esto
ocasionó ostracismo a la casa de Jacob y llevó a que él condenara severamente la cólera de sus
hijos muchos años después (Génesis 34:30; 49:5-7). ¡Qué horrenda cadena de sucesos, y todo
porque Dina no vigiló sus asociaciones! Este episodio del registro inspirado es una advertencia para
las jóvenes cristianas de hoy que tal vez, por curiosidad, se sientan tentadas a mezclarse
socialmente con los que no son siervos de Dios. (Proverbios 13:20.) //Volver al Índice

1168
W1979 179 PÁG.32

Segundo de Samuel 8:13 declara que David derribó a los


edomitas en el valle de la Sal, pero en 1 Crónicas 18:12 se
atribuye este logro a Abisai, y en el sobrescrito del Salmo 60
dice que fue Joab quien los derrotó. ¿A qué se debe esto?
Es patente que los tres registros presentan la derrota de los edomitas desde diferentes puntos de
vista. En 2 Samuel, la victoria se atribuye a David porque era el rey, el jefe supremo del ejército
israelita y quien autorizó la batalla. En el sobrescrito del Salmo 60 se le acredita a Joab puesto que
era el general principal. Abisai sirvió de comandante de división bajo las órdenes de Joab y sin duda
tuvo una participación prominente en la campaña militar. Esto explicaría por qué en el registro de
Crónicas se asigna la victoria a Abisai. Por lo tanto no existe contradicción alguna. Aun hoy día se
acostumbra atribuir una hazaña particular a la persona que la ha autorizado o a la que ha tenido
una participación prominente en que se llevara a cabo con éxito. //Volver al Índice

1169
W1984 15/2 PÁG.31

¿Murió el Faraón que se menciona en Éxodo cuando el


ejército egipcio fue destruido en el mar Rojo?
Sí, murió, aunque el libro de Éxodo no lo menciona directamente. En Éxodo dice:
“Los egipcios se pusieron a seguirlos, y todos los caballos de Faraón, sus carros de guerra y sus
soldados de caballería empezaron a entrar tras [los israelitas], en medio del mar. [...] Por fin Jehová
le dijo a Moisés: ‘Extiende tu mano sobre el mar, para que vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus
carros de guerra y sus soldados de caballería.’ En seguida extendió Moisés su mano [...] Y las aguas
siguieron volviéndose. Finalmente cubrieron los carros de guerra y a los soldados de caballería que
pertenecían a todas las fuerzas militares de Faraón y que habían entrado en el mar tras ellos. No se
dejó que quedara ni siquiera uno solo de entre ellos”. (Éxodo 14:23-28.)
Este relato menciona a los soldados de caballería y las fuerzas militares, pero no dice
específicamente si Faraón murió. Tampoco lo dice el cántico de victoria de los israelitas, en el cual
dijeron: “Los carros de Faraón y sus fuerzas militares él ha arrojado en el mar, y los selectos de sus
guerreros han sido hundidos en el mar Rojo”. (Éxodo 15:4.)
No obstante, Salmo 136:1-15 muestra que Faraón sí pereció. En ese pasaje leemos acerca de que
el pueblo da gracias ‘a Aquel que derribó a Egipto en sus primogénitos, y a Aquel que sacó a Israel
de en medio de ellos por una mano fuerte y por un brazo extendido, a Aquel que cortó el mar Rojo
en partes, y que hizo a Israel pasar por en medio de él, y que sacudió a Faraón y su fuerza militar al
mar Rojo’.
Así que el libro de los Salmos complementa el libro de Éxodo y señala que el altivo Faraón, que
oprimió a los israelitas, murió en el mar Rojo. //Volver al Índice

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W1994 15/4 PÁG.31

Cuando los soldados de Saúl comieron carne junto con la


sangre, ¿por qué no se les dio muerte, puesto que ese era el
castigo que exigía la Ley de Dios?
Estos hombres violaron la ley de Dios con relación a la sangre, pero puede que se les tuviera
misericordia debido a que respetaban lo que esta representaba, aunque es cierto que debieron
demostrar mejor ese respeto.
Considere la situación. Los israelitas, mandados por el rey Saúl y su hijo Jonatán, estaban en
guerra con los filisteos. En un momento en que “los hombres mismos de Israel se hallaban en severa
estrechez” durante la batalla, Saúl hizo un juramento imprudente de que sus hombres no comerían
hasta vencer al enemigo. (1 Samuel 14:24.) Poco después, ese juramento creó un problema.
Sus hombres estaban ganando una encarnizada batalla, pero su esfuerzo intenso empezaba a
afectarlos. Tenían hambre y estaban agotados. ¿Qué hicieron en aquella apremiante situación? “El
pueblo empezó a lanzarse vorazmente al despojo y a tomar ovejas y ganado vacuno y becerros y a
degollarlos en la tierra, y el pueblo se entregó a comer junto con la sangre.” (1 Samuel 14:32.)
Ese acto violaba la ley de Dios sobre la sangre, como algunos de los hombres de Saúl le
indicaron al decir: “¡Mira! El pueblo está pecando contra Jehová, comiendo junto con la sangre”.
(1 Samuel 14:33.) Sí, la Ley decía que cuando se mataba un animal, había que desangrarlo antes de
comer su carne. Dios no exigió tomar medidas extremas a la hora de desangrar un animal. Sus
siervos podían demostrar que respetaban el significado de la sangre desangrando hasta un grado
razonable al animal. (Deuteronomio 12:15, 16, 21-25.) La sangre de los animales podía emplearse en
el altar como sacrificio, pero no podía consumirse. La violación deliberada de esa ley conllevaba la
pena de muerte, pues Dios dijo al pueblo: “No deben comer la sangre de ninguna clase de carne,
porque el alma de toda clase de carne es su sangre. Cualquiera que la coma será cortado”.
(Levítico 17:10-14.)
¿Violaron deliberadamente la Ley los soldados del rey Saúl? ¿Mostraron una total indiferencia a
la ley divina referente a la sangre? (Compárese con Números 15:30.)
No hay razones para llegar a esa conclusión. El relato dice que el pueblo estaba ‘degollando los
animales en la tierra y comiendo junto con la sangre’. Así que puede que hayan intentado
desangrar a los animales. (Deuteronomio 15:23.) Sin embargo, debido al cansancio y al hambre,
no colgaron a los animales degollados ni permitieron suficiente tiempo para que se desangraran
bien. Degollaron las ovejas y el ganado vacuno “en la tierra”, lo que retardaría el desangrado, y
enseguida cortaron carne de los animales, que quizás yacían sobre la sangre. De modo que,
aunque hubieran tenido la intención de obedecer la ley de Dios, no cumplieron con ella del modo
apropiado ni al grado adecuado.
Como resultado, “el pueblo se entregó a comer junto con la sangre”, lo que constituyó un
pecado. Saúl se dio cuenta de ello y mandó que se rodara una piedra grande. Dio la siguiente
orden a sus soldados: “Acérquenme, cada uno de ustedes, su toro y, cada cual, su oveja, y en este
lugar tienen que degollar y comer, y no deben pecar contra Jehová comiendo junto con la
sangre”. (1 Samuel 14:33, 34.) Los soldados culpables obedecieron, y “Saúl procedió a edificar un
altar a Jehová”. (1 Samuel 14:35.)
Puede que el degollar a los animales sobre la piedra haya hecho posible que se desangraran
adecuadamente. La carne de los animales se comería en otro lugar, lejos de donde habían sido
degollados. Saúl tal vez empleó parte de la sangre en el altar para implorar la misericordia de Dios
en favor de los que habían pecado. Por lo visto, Jehová les tuvo misericordia, pues sabía lo que los

1171
soldados habían intentado hacer a pesar de que estaban muy cansados y hambrientos. Dios quizás
haya tomado también en consideración el hecho de que el juramento precipitado de Saúl colocó
a sus hombres en una situación desesperada.
Esta experiencia muestra que una emergencia no es excusa para hacer caso omiso de la ley
divina. También nos debe ayudar a ver la importancia de pensar con detenimiento antes de hacer
un juramento, pues un voto irreflexivo puede perjudicarnos personalmente y causar problemas a
otras personas. (Eclesiastés 5:4-6.) //Volver al Índice

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W1976 1/10 PÁG.608

¿Significa 2 Crónicas 16:14 que el rey Asa fue incinerado?


No, la “quema funeral” que se menciona aquí era de especias aromáticas.
Cuando murió el fiel rey Asa, fue enterrado con honor. Leemos: “Lo enterraron en su grandiosa
sepultura que él había excavado para sí mismo en la ciudad de David; y lo acostaron en la cama
que había sido llenada con aceite balsámico y diferentes clases de ungüentos mezclados en un
ungüento de confección especial. Además, le hicieron una quema funeral extraordinariamente
grande.”—2 Cró. 16:14.
Algunos lectores han creído que esto se refiere a la “quema” de su cuerpo. Sin embargo, los
hebreos normalmente no incineraban a sus muertos; los enterraban en cuevas, tumbas o sepulcros
de tierra. Evidentemente la incineración como parte de un entierro honorable solo acontecía en
casos extraordinarios, como sucedió con relación a Saúl y sus hijos.—1 Sam. 31:8-13.
Pero los hebreos sí usaban especias y ungüentos fragantes como parte de los entierros. (Juan
19:40) Por consiguiente, después de mencionar sustancias fragantes de esa índole que se usaron en
el entierro de Asa, el relato dice que “le hicieron una quema funeral extraordinariamente grande.”
Note, “le” hicieron a él una quema, no “lo” quemaron a él. El versículo mismo, entonces, indica que
lo que se quemó fueron las especias aromáticas, que despedían un olor fragante.
Esas “quemas” solo se mencionan en el caso de reyes. Al predecir la muerte pacífica del rey
Sedequías, Jeremías dijo: “Como con las quemas para tus padres, los reyes anteriores . . . harán una
quema para ti.” (Jer. 34:5) Pero después que Dios derribó al rey infiel Joram de Judá, ese rey
no recibió un entierro magnífico. Se nos dice: “Su pueblo no hizo una quema para él” y no fue
enterrado en las “sepulturas de los reyes.” (2 Cró. 21:18-20) No se quemaron especias fragantes en su
entierro. //Volver al Índice

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W1985 15/5 PÁG.31

Puesto que fue el reino de las dos tribus de Judá el que fue
llevado cautivo a Babilonia en 607 a. de la E.C., ¿cómo
sucedió que miembros de las 12 tribus de Israel regresaran
de Babilonia 70 años después?
Parece que hay dos razones principales para ello. En primer lugar, es patente que cuando se
dividió el Reino de Israel y entonces se retiraron las 10 tribus, representantes de las 12 tribus siguieron
viviendo en el territorio de Judá. Además, es probable que antes de 740 a. de la E.C. algunos de
entre las diez tribus huyeran al territorio de Judá para escapar de la idolatría de Israel.
La división del reino unido de Israel tuvo lugar cuando Jehová se disgustó con Salomón “porque
su corazón se había inclinado en dirección de alejarse de Jehová”. Dios le informó: “Sin falta
arrancaré el reino de sobre ti, y ciertamente se lo daré a tu siervo. [...] De la mano de tu hijo lo
arrancaré. [...] Una tribu la daré a tu hijo” (1 Reyes 11:9-13). Al hijo de Salomón, Roboam, quien era
de la tribu de Judá, se le dio la tribu de Benjamín, y así se formó el reino meridional de dos tribus.
Aunque Roboam gobernó sobre dos tribus solamente, él siguió reinando sobre algunos de “los
hijos de Israel [o sea, miembros del reino norteño de diez tribus] que moraban en las ciudades de
Judá”. (1 Reyes 12:17; véase también 2 Crónicas 10:17.) Además, cuando Jeroboán, rey del reino
norteño, estableció la adoración del becerro y dio cargos oficiales a sus propios sacerdotes, los
sacerdotes de Jehová y los levitas que vivían en el territorio de aquel reino se pusieron de parte de
Roboam. Leemos: “Los levitas dejaron sus dehesas y su posesión y entonces vinieron a Judá y a
Jerusalén, porque Jeroboán y sus hijos los habían despedido de servir de sacerdotes a Jehová”. En
aquel tiempo, representantes de “todas las tribus de Israel” se unieron a los sacerdotes y levitas y
fueron a Jerusalén (2 Crónicas 11:13-17). Se informa que durante el reinado del rey Asa hubo otros
desertores de entre los miembros de varias de las diez tribus. (2 Crónicas 15:9, 10.)
En 740 a. de la E.C., cuando los asirios derrocaron a Samaria, ciudad capital del reino norteño,
pusieron en vigor su política de trasplantar las poblaciones de las zonas conquistadas para disminuir
la posibilidad de sublevaciones (1 Crónicas 5:6, 26). Por lo tanto, el reino norteño de Israel dejó de
existir. Pero esto no afectó a aquellos miembros de las diez tribus que para entonces estaban
viviendo en el reino meridional de Judá. Estas personas figuraban entre las que fueron llevadas
cautivas a Babilonia cuando Judá cayó en 607 a. de la E.C. Y algunos de sus descendientes habrían
regresado al tiempo de la restauración en 537 a. de la E.C. Quizás hasta hayan regresado en aquel
tiempo algunos descendientes de aquellos a quienes los asirios habían exiliado en 740 a. de la E.C.
Es interesante notar que Ezequiel, en el libro que lleva su nombre, mencionó “la casa de Israel”
muchísimas veces más de las que se refirió a la “casa de Judá”, aunque había sido enviado como
profeta a Judá, mientras estuvo en cautiverio en Babilonia. Además, su profecía indicaba que las
dos ‘casas’ serían reunidas como una. (Ezequiel 37:19-28; véase también Jeremías 3:18; Oseas 1:11.)
Con buena razón, entonces, no se hace distinción entre las dos después del cautiverio babilonio.
Por consiguiente, el que las diez tribus fueran arrancadas en 740 a. de la E.C. no resultó en que
perdieran su identidad. Ellas estaban representadas en el regreso del cautiverio en 537 a. de la E.C.
Y, respecto a la inauguración del templo reconstruido de Jerusalén, el sacerdote Esdras declaró:
“Los hijos de Israel, los sacerdotes y los levitas y el resto de los anteriormente desterrados celebraron
la inauguración de esta casa de Dios con gozo. Y presentaron [...] como ofrenda por el pecado por
todo Israel doce machos cabríos, conforme al número de las tribus de Israel” (Esdras 6:16, 17).
Además, Isaías indicó que entre los del resto que regresaron había representantes de todas las tribus
de Israel, no solo de Judá y Benjamín, al escribir: “Pues aunque tu pueblo, oh Israel, resultara ser

1174
como los granos de arena del mar, un mero resto entre él volverá” (Isaías 10:22). Por consiguiente,
entre los que regresaron había representantes de todas las tribus de Israel. //Volver al Índice

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W1973 15/1 PÁGS.63-64

¿Condonó Dios el que Lot se emborrachara y engendrara


hijos con sus propias hijas?—EE. UU.
La respuesta a esta pregunta tiene que determinarse a la luz de los antecedentes de este
incidente y en relación con otros textos.
Lot y sus dos hijas fueron las únicas personas que sobrevivieron a la destrucción de Sodoma y
Gomorra. Después de esta destrucción empezaron a morar en la ciudad de Zoar. Sin embargo, por
alguna razón Lot temió seguir morando allí y, con sus hijas, se puso a morar en una cueva. (Gén.
19:30) Después de eso la primogénita le dijo a su hermana más joven: “Nuestro padre es viejo y
no hay hombre en el país que tenga relaciones con nosotras según la manera de toda la tierra. Ven,
demos a beber vino a nuestro padre y acostémonos con él y conservemos prole de nuestro
padre.”—Gén. 19:31, 32.
El hecho de que se esforzaron por embriagar a su padre sugiere que ellas se daban cuenta de
que él jamás habría accedido a tener relaciones sexuales con ellas en una condición sobria. Pero
en las circunstancias en que se hallaban, les pareció que era la única manera de evitar la extinción
de la familia de Lot. Eran forasteras en la tierra y no había nadie de su parentela con quien podrían
entrar en matrimonio y así conservar el linaje. También hemos de recordar que las hijas de Lot
habían morado entre los habitantes de Sodoma moralmente envilecidos. En vista de estos factores,
no habría sido difícil el que ellas justificaran su proceder en su propia mente. ¿Por qué, entonces,
aparece el relato en las Escrituras?
La narración no se presenta en la Biblia para estimular pensamientos eróticos. Está allí con un
propósito, pues revela la relación de los moabitas y los amonitas con los descendientes de Abrahán
que llegaron a conocerse como israelitas. Puesto que Lot era sobrino de Abrahán, los israelitas
estaban relacionados con los moabitas y amonitas, que descendieron de los dos hijos que Lot
produjo por medio de sus hijas. (Gén. 11:27) Más tarde esta relación carnal llegó a gobernar las
acciones de Israel al tratar con los moabitas y amonitas. Por ejemplo, al tomar posesión de la tierra
al este del río Jordán, los israelitas, bajo órdenes divinas, tuvieron cuidado para no traspasar los
límites de los terrenos de los amonitas y moabitas.—Deu. 2:9, 18, 19, 37.
¿Queda con duda algún lector sincero de la Biblia en cuanto a la conclusión que se ha de sacar
de este relato acerca de Lot y sus hijas? ¿Hay algo que le haga pensar que tal conducta, quizás,
sea aprobada por Dios?
Es verdad que en el capítulo 19 de Génesis los hechos históricos se transmiten sin ningún
comentario tocante a la aprobación o desaprobación de Dios de que Lot haya cometido incesto
dos veces en una condición de embriaguez. Pero en porciones posteriores del registro bíblico, vez
tras vez se expresa claramente que Dios condena la borrachera. (Pro. 20:1; 23:20, 21, 29-35; 1 Cor.
6:9, 10) Así mismo, en su Ley a Israel, Dios aclaró más tarde su prohibición del incesto, diciendo:
“No deben acercarse ustedes, ningún hombre de ustedes, a nadie que sea su parienta carnal
próxima para poner al descubierto desnudez. . . . La desnudez de tu padre y la desnudez de tu
madre no debes poner al descubierto.” (Lev. 18:6, 7) El castigo por violar la ley sobre el incesto era la
muerte. (Lev. 18:29) Aunque Lot y sus hijas no estaban bajo la Ley, sin embargo, ellas tenían
conciencia de que era incorrecto tener relaciones con su propio padre, como se muestra por el
hecho de que primero lo embriagaron.
¿Por qué, entonces, se le llama a Lot “hombre justo,” en 2 Pedro 2:8? No porque Dios aprobara el
que se hubiera emborrachado, ni porque Dios aprobara el incesto. Dios no aprobó tal conducta.
Pero debe notarse que no hay nada en el registro que indique que Lot era un borracho habitual,
ni estuvo envuelto habitualmente en actos de incesto. Su reputación era la de “hombre justo,” y él

1176
tenía esta reputación con Dios, que examina el corazón. Lot deploró los “hechos desaforados” de la
gente de Sodoma. Y, evidentemente, para que el Examinador de corazones lo considerara justo, Lot
también debe haberse afligido por la conducta incorrecta en la que él mismo se envolvió.
La inclusión de la información acerca de Lot y sus hijas en el registro bíblico realmente debe
ayudarnos a apreciar que la Biblia es un libro de verdad. Aun cuando personas conocidas como
siervos de Dios se envolvieron en actos incorrectos, la Biblia no lo oculta. Sin embargo, siempre que
se relatan cosas de esta clase, no se hace para entretener ni estimular el deseo de participar en
conducta inmoral, sino para suministrar antecedentes necesarios para entender otros
acontecimientos. //Volver al Índice

1177
W1980 1/6 PÁGS.31-32

¿No fue incorrecto el que Lot ofreciera sus hijas a los


sodomitas?
Aunque hay quienes han alegado que Lot obró impropiamente, hoy día realmente no estamos
en posición de condenarlo. La Biblia muestra que Dios, quien lee los corazones, no juzgó
adversamente a Lot.
Cuando Dios envió a dos ángeles materializados a Sodoma y Gomorra, en despliegue de
hospitalidad Lot insistió en que se alojaran en su casa. Aquella noche una chusma de sodomitas
rodeó la casa, gritando: “¿Dónde están los hombres que entraron contigo esta noche? Sácanoslos
para que tengamos ayuntamiento con ellos.”—Gén. 18:20, 21; 19:1-5.
Saliendo afuera, Lot trató de disuadir a los hombres. Entonces suplicó: “Por favor, miren que
tengo dos hijas que nunca han tenido coito con hombre. Por favor, déjenme sacárselas a ustedes.
Entonces háganles lo que parezca bien a sus ojos. Solo no hagan nada a estos hombres, porque es
por eso que han venido bajo la sombra de mi techo.” La chusma encolerizada se echó
pesadamente con ímpetu sobre Lot, casi rompiendo la puerta. Entonces los ángeles intervinieron e
hirieron a la chusma con ceguera.—Gén. 19:6-11.
Este registro ha dejado perplejos o perturbados a muchos, particularmente a las mujeres. Algunas
personas hasta han hecho la acusación de que Lot actuó con cobardía, que no debió haber
ofrecido pagar por la seguridad de sus huéspedes con la virtud de sus hijas o que debió haberse
entregado a sí mismo a la chusma.
Pero debe notarse que, según el código oriental, era la responsabilidad del anfitrión proteger a
las personas que fueran sus huéspedes en su casa, y defenderlas hasta el punto mismo de la muerte
si fuera necesario. Las palabras de Lot (“es por eso que [los dos hombres] han venido bajo la sombra
de mi techo”) muestran que él sentía la obligación de proteger a sus huéspedes. También, ¿cómo
pudiera alguien acusar a Lot de cobardía? Él se enfrentó valerosamente a la chusma, hasta el
punto de cerrar la puerta tras de sí y enfrentarse a ellos solo.
¿Pero qué hay en cuanto a lo que ofreció Lot a la chusma? Aunque algunos han dicho que Lot
debió haber ofrecido su propia persona, es improbable que la chusma de perversos pudiera estar
satisfecha con un hombre de edad avanzada casado. Por otro lado, la oferta de dos vírgenes
pudiera haber causado alguna confusión a la chusma: se ponía ante ellos a dos jóvenes vírgenes, y
la oportunidad de deshonrar su pureza pudiera haber tenido alguna atracción para la chusma.
Pero, por otro lado, se trataba de mujeres, y comprometidas a dos hombres de la ciudad. De modo
que aquella oferta pudiera haber tenido el efecto de confundir o dividir a la perversa chusma.
Además, aunque Lot había estado mostrando hospitalidad a ángeles sin darse cuenta de ello al
principio, para aquel momento él muy bien pudiera haberse dado cuenta de que éstos eran
mensajeros de Dios. (Heb. 13:2) Por eso, Lot pudiera haber considerado que, por profundamente
apegado que estuviera a sus hijas, estaría dispuesto a sacrificarlas si fuera necesario. (Compare con
Génesis 22:1-14; 2 Samuel 12:3.) Al poner como oferta ante la chusma a sus hijas, Lot podría haberlo
hecho con la seguridad de que, si era la voluntad de Jehová, Dios protegería a sus hijas tal como
Dios ya había protegido a Sara en Egipto. (Gén. 12:17-19) Y Jehová sí dirigió los asuntos de modo
que Lot y sus hijas fueran resguardados, no solo de la chusma homosexual, sino también de la
destrucción ardiente que vino sobre las ciudades.—Gén. 19:15-29.
Los ángeles no dijeron que por haber hecho aquella oferta Lot había arruinado su condición de
hombre justo. Más bien, ayudaron a Lot y a su familia a escapar cuando Dios arruinó aquellas
ciudades en las cuales no había 10 personas justas. (Gén. 18:26-32) Y algo más significativo es que
Dios no criticó a Lot, a quien atormentaba el solo observar los hechos desaforados que se llevaban

1178
a cabo. Por el contrario, Jehová, quien puede leer los corazones, declaró “hombre justo” a Lot.—
Pro. 15:11; 2 Ped. 2:8, 9.
Este relato es una parte valiosa de la Biblia. Sirve para acentuar la maldad de Sodoma y
Gomorra, despierta indignación en las personas rectas que lo leen, y manifiesta que Dios
desaprueba la homosexualidad. Además, este relato nos ayuda a apreciar la seguridad que la
Biblia nos da de que Dios es recto y justo... no aprueba la iniquidad. (Deu. 32:4) Y podemos confiar
en que, igualmente, Dios es perfecto y justo en su juicio de que Lot era un “hombre justo.” //Volver al
Índice

1179
W1976 15/10 PÁG.639

¿Cómo hemos de entender el hecho de que aparentemente


Oseas se retrajo de tener relaciones sexuales con Gomer, su
esposa restaurada?—Ose. 3:3.
La Atalaya del 15 de agosto de 1976, página 507, párrafo 25, comenta sobre este versículo e
indica que Oseas estaba disciplinando a su esposa restaurada “con restricciones sexuales, incluso,
evidentemente, el retraerse él mismo de darle atenciones maritales.” El sentido bíblico en el hebreo
apoya esta conclusión de que por parte de Oseas hubo un retraerse de las relaciones sexuales.
La Traducción del Nuevo Mundo vierte Oseas 3:3 según el hebreo literal. “Entonces le dije: ‘Por
muchos días [un espacio de tiempo no especificado] morarás como mía. . . . No debes llegar a
pertenecer a otro hombre; y yo también ciertamente seré para ti.’” ¿Qué parece significar esta
última frase: “Yo también ciertamente seré para ti”? Tal como a la esposa restaurada, Gomer, se le
prohibía que tuviera relaciones adulterinas con todo otro hombre, así igualmente Oseas sería de esa
manera para con ella también, de modo que no tendría relaciones sexuales con ella por un tiempo.
Note que otras traducciones bíblicas hacen aun más claro el hecho de que Oseas habría de
retraerse de tener relaciones sexuales con ella por un tiempo: “Tampoco seré tuyo” (Jewish
Publication Society, 1917), “y yo haré lo mismo contigo” (Biblia de Jerusalén), “ni yo mismo me
acercaré a ti” (An American Translation), “ni te entregarás a ningún hombre, y yo haré lo mismo
respecto de ti” (Straubinger).
¿Qué razón hubo, entonces, para esta restricción? Misericordiosamente Oseas había recibido de
regreso a su “esposa de fornicación,” la había recomprado por el precio de un esclavo y la había
perdonado. Sin embargo, Oseas tenía un interés natural en que su esposa se sometiera a un período
de purificación matrimonial. Este sería un tiempo de limpieza durante el cual Gomer había de
permanecer en una condición de detención, en inacción conyugal, apartada del coito hasta con
Oseas su esposo legal.
¿Cómo se reconcilia esto con 1 Corintios 7:2-5, donde dice que el esposo y la esposa no han de
privarse el uno al otro de su débito sexual salvo por consentimiento mutuo? Lo que sucedió aquí en
el caso de Oseas no debe tomarse como modelo para que los cónyuges cristianos se nieguen las
relaciones sexuales el uno al otro como forma de acción punitiva personal. Más bien, el caso de
Oseas y Gomer demuestra una forma de misericordia por parte del cónyuge que perdona cuando
ha habido infidelidad en el matrimonio. El cónyuge inocente acepta el regreso del cónyuge
verdaderamente arrepentido como uno limpio.
De manera similar, como lo representaron Oseas y su esposa, Jehová volvió a recibir a la infiel
Israel en el tiempo de restauración que siguió a 537 a. de la E.C. y entonces la purificó, A Israel se le
prohibió establecer relación adulterina nuevamente con príncipes gentiles o sacerdotes idólatras u
otros enseres de la adoración de ídolos. Jehová mismo se retrajo de nombrar a un rey no davídico
para que se sentara sobre trono alguno hasta que viniera el Mesías, el rey legítimo. (Eze. 21:27) Por
consiguiente, durante un período de purificación el resto disciplinado, arrepentido, del Israel natural
se puso a esperar pacientemente a su Libertador Mesiánico que los libraría del control gentil.
Así mismo, desde 1919 en adelante el resto del Israel espiritual verdadero que temblaba, que se
estremecía, fue introducido en un pacto renovado, o relación de matrimonio renovada, con
Jehová. En armonía con ello, se les apartó de toda comisión de adulterio espiritual con apóstatas,
gobernantes o sacerdotes, como lo que la cristiandad persiste aún en hacer adulterinamente. Solo
después de un período de purificación fue que Jehová restauró la intimidad estrecha con el resto
del Israel espiritual. Finalmente, el resto llegó a darse cuenta de que Jehová de veras era su amoroso

1180
protector marital y que ellos estaban en una relación segura con él bajo el nuevo pacto, del cual
Jesucristo es el Mediador.—1 Tim. 2:5, 6. //Volver al Índice

1181
W1977 1/9 PÁGS.543-544

¿Cómo se cumplieron las palabras de Miqueas 1:6, 7 en


Samaria?
Por medio de su profeta Miqueas, Jehová Dios declaró: “Ciertamente haré de Samaria un
montón de ruinas . . . Y todas sus imágenes esculpidas serán desmenuzadas, y todos los regalos
hechos a ella como su alquiler serán quemados en el fuego; y de todos sus ídolos haré un yermo
desolado. Porque de las cosas que se dieron como alquiler de una prostituta ella los juntó, y a la
cosa dada como alquiler de una prostituta volverán.”—Miq. 1:6, 7.
En cumplimiento de ese juicio profético, en 740 a. de la E.C. los asirios destruyeron a Samaria, y
en ello habrían estado incluidas sus muchas imágenes. Aquellos ídolos no les proveyeron ninguna
protección de los ejércitos conquistadores a los israelitas infieles.
Pero ¿qué hay de los regalos que los israelitas idólatras llevaban a los centros de adoración
falsa? A estos regalos se les podía llamar el “alquiler de una prostituta.” ¿Por qué? Porque se
presentaban para apoyar la adoración falsa y constituían una violación del pacto de ellos con
Jehová Dios, a quien estaban unidos como una esposa lo está a su esposo. Según la práctica
común de aquel tiempo, los artículos preciosos que se sacaban de los santuarios de los pueblos
conquistados se depositaban en los templos de los triunfadores. (Compare con Esdras 1:7.) Esto
significaba que los dioses de los conquistadores habían triunfado de los dioses de los pueblos
subyugados. De modo que el alquiler de la prostitución espiritual de Israel (las ofrendas votivas de los
adoradores idólatras) acrecentaron la religión falsa de los asirios. Así, los regalos que los israelitas
idólatras llevaron a sus dioses ‘volvieron al alquiler de una prostituta’ al convertirse en regalos para
los dioses asirios. //Volver al Índice

1182
W1972 1/9 PÁG.542

Puesto que la Biblia dice del profeta Samuel que ofreció


sacrificios, ¿significa esto que era sacerdote?—EE. UU.
No, las Escrituras muestran claramente que Samuel no era sacerdote de la línea de Aarón. El
padre de Samuel, Elcana, moraba en Rama en la región montañosa de Efraín y por lo tanto se le
llama efraimita. Pero genealógicamente Elcana era levita de la familia no sacerdotal que
descendía de Coat. (1 Sam. 1:1, 19; 1 Cró. 6:27, 33, 34) Como levita coatita no sacerdotal, Samuel
no estaba autorizado para oficiar en el altar del santuario, y no hay registro de que lo haya hecho
en ocasión alguna. Respecto a los levitas que no eran de la familia de Aarón, la ley de Dios
declaraba: “A los utensilios del lugar santo y al altar no deben acercarse para que no mueran.”
(Núm. 18:3) Sin embargo, siendo representante y profeta de Jehová, Samuel podía, para acatar la
instrucción divina, ofrecer sacrificios en otros lugares que no fueran el santuario, como lo hizo
Gedeón de la tribu de Manasés y, más tarde, el profeta Elías.—Jue. 6:15, 25-28; 1 Rey. 18:36-38.
Es digno de notarse que, cuando el rey Saúl ‘se compelió’ a ofrecer el sacrificio quemado,
Samuel no lo acusó de asumir incorrectamente el cargo sacerdotal. Simplemente le dijo a Saúl: “Has
obrado tontamente. No has guardado el mandamiento de Jehová tu Dios que él te mandó,
porque, si lo hubieses guardado, Jehová hubiera hecho firme tu reino sobre Israel hasta tiempo
indefinido. Y ahora tu reino no durará.” (1 Sam. 13:12-14) Entonces, ¿por haber violado qué mandato
censuró Samuel a Saúl? ¿Y qué principio orientador podemos aprender de esto?
Anterior a eso Samuel le había dado este mandato a Saúl: “Tienes que bajar antes que yo a
Guilgal; y, ¡mira! yo estoy descendiendo a ti para ofrecer sacrificios quemados, para ofrecer
sacrificios de comunión. Siete días debes quedarte esperando hasta que venga yo a ti, y
ciertamente te daré a conocer lo que debes hacer.” (1 Sam. 10:8) Aunque este mandato haya
tenido que ver con otra ocasión (como creen algunos comentadores), sería paralelo de algún
modo con el que violó Saúl. Sea cual haya sido el caso, subsiste el hecho de que Samuel era el
representante de Jehová y, por lo tanto, el mandato violado realmente era el mandato de Jehová
y no podía tratarse con impunidad. De modo que el pecado de Saúl consistió en adelantarse
presuntuosamente con el sacrificio y no obedecer el mandato de Jehová (dado por medio de
Samuel) de esperar. No envolvió un intento de apoderarse del cargo sacerdotal, pues Samuel
no era sacerdote aarónico. El pecado de Saúl difirió del de un rey posterior, Uzías, a quien se le dijo:
“No es negocio tuyo, oh Uzías, quemar incienso a Jehová, sino que es negocio de los sacerdotes los
hijos de Aarón.”—2 Cró. 26:18.
El pecado de Saúl ilustra que es una cosa muy seria el que un individuo haga caso omiso del
arreglo de cosas de Dios. Samuel no se había hecho profeta él mismo. Fue Jehová Dios quien, por
medio de su espíritu, lo llamó para serlo de modo que todo Israel “llegó a darse cuenta de que
Samuel era persona acreditada para el puesto de profeta.” (1 Sam. 3:19, 20) De modo similar, los
que sirven de superintendentes y pastores en la congregación cristiana reciben su nombramiento
por espíritu santo. (Hech. 20:28) Por supuesto, ellos no hablan por inspiración divina como Samuel. Sin
embargo, no debemos ser presuntuosos y tratar de asumir la responsabilidad y deberes de los que
han sido asignados a ellos, quizás por creer que no están manejando correctamente las cosas o son
demasiado lentos. Cualquiera que deliberadamente emprendiera una acción de este tipo se
acarrearía dificultad, igual que el rey Saúl, y perjudicaría sus relaciones con Jehová Dios. //Volver al
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1183
W1983 1/11 PÁG.31

¿Fue profeta Samuel? Eso creía yo, pero la manera como se


vierte Hebreos 11:32 en mi ejemplar de la Biblia da a
entender que él quizás no haya sido profeta.
Sí, Samuel fue tanto profeta como juez. La manera como se vierte en algunas versiones de la
Biblia Hebreos 11:32 tal vez cause confusión al respecto, pero el versículo se puede verter de modo
que este punto se pueda entender.
Cuando Samuel todavía era niño, Jehová comenzó a utilizarlo para pronunciar declaraciones
formales, y todo Israel llegó a reconocer a Samuel como profeta (1 Samuel 3:1-21). El rey Saúl
recurrió a Samuel en busca de información que un profeta pudiera suministrar (1 Samuel 9:6, 9; 28:11,
15). Una vez ‘los de edad madura de los profetas estaban profetizando, y Samuel estaba de pie en
su posición sobre ellos’ (1 Samuel 19:20). Junto con su obra profética, Samuel juzgó al pueblo.
(1 Samuel 7:15-17; 12:6, 7.)
No obstante, algunas personas quizás duden que Samuel haya sido profeta debido a que en
muchas traducciones la lista de hombres de fe que aparece en Hebreos 11:32 dice como sigue:
“Me faltaría el tiempo si hubiera de hablar sobre Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los
profetas” (Biblia de Jerusalén). Pudiera entenderse que eso significa que a Samuel se le diferenciaba
de los profetas, tal como a David y los jueces Gedeón, Barac, Sansón y Jefté.
Sin embargo, algunas traducciones introducen la palabra “otros” en Hebreos 11:32. The Living
Bible dice: “[...] Jefté y David y Samuel y todos los otros profetas”. En otras partes de las Escrituras
Griegas Cristianas hallamos casos en que se introduce apropiadamente la palabra “otros” con fines
de aclaración. Por ejemplo, de acuerdo con la Versión Valera [1977], en Lucas 21:29, Jesús dijo:
“Mirad la higuera y todos los árboles”. En cuanto a sentido, parecería que esas palabras no
expresan la realidad con toda claridad, pues la higuera misma es un árbol. Así que las palabras de
Jesús pueden verterse en español: “Noten la higuera y todos los otros árboles”. (Traducción del
Nuevo Mundo; Levoratti-Trusso; Versión Popular; compare con Lucas 13:4.)
Por consiguiente, la Traducción del Nuevo Mundo vierte Hebreos 11:32 de un modo claro y que
armoniza con las Escrituras Hebreas: “Porque me faltará tiempo si me pongo a contar de Gedeón,
de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como también de Samuel y de los otros profetas”.
//Volver al Índice

1184
W1989 15/2 PÁG.29

En vista de Tito 1:6, ¿tienen que haberse bautizado todos los


hijos de un hombre antes de que él pueda ser anciano en la
congregación?
En el primer capítulo de Tito, el apóstol Pablo delineó los requisitos para los hombres que han de
servir como ancianos en la congregación. Uno era que el hermano estuviera “libre de
acusación, [...] que tenga hijos creyentes”.
Esto no pudiera significar que todos los hijos de un anciano tendrían que haberse bautizado,
porque algunos pudieran ser infantes. Por eso, lo razonable es que Tito 1:6 signifique que los hijos
menores de un hombre deberían haberse bautizado o deberían estar aprendiendo la verdad
bíblica, aceptándola y aplicándola y adelantando hacia el bautismo, mientras están bajo el mérito
de la familia. (1 Corintios 7:14.) El anciano debe estar esforzándose por hacer discípulos de sus hijos,
de modo que estos ‘no estén acusados de disolución, ni sean ingobernables’. [Nota]
Comprendemos esto mejor si notamos cómo usa la Biblia el término “creyente”. Por supuesto,
alguien pudiera ejercer fe, o creer, con relación a muchas cosas. (Hechos 26:27, 28; 2 Tesalonicenses
2:3, 11; Santiago 2:19.) Pero hallamos el “creer” más generalmente conectado con aceptar el
cristianismo y bautizarse. (Hechos 8:13; 18:8; compárese con 19:1-5.) El bautismo, especialmente,
manifiesta que alguien es creyente. (Hechos 2:41, 44; 4:4, 32.)
Pudiera ser que hijos jóvenes de un anciano todavía no estuvieran listos física, emocional ni
espiritualmente para el bautismo. Sin embargo, Tito 1:6 los describe como “hijos creyentes” si están
progresando hacia el bautismo, en conformidad con su edad y situación.
Notas. Si alguien que se halla en tal situación no sabe de este ajuste en nuestro punto de vista,
sería una bondad remitir a esa persona a estos artículos de La Atalaya.
Véase también La Atalaya del 15 de abril de 1972, página 255. //Volver al Índice

1185
W1989 1/12 PÁG.31

En vista de la nueva información sobre los no bautizados que


empiezan a participar en el ministerio público, ¿pudiera un
publicador invitar a un estudiante de la Biblia a acompañarlo
en el ministerio por un tiempo para que vea cómo se efectúa
la obra?
Básicamente, los no bautizados que acompañan a los testigos de Jehová en el ministerio del
campo son personas que llenan los requisitos para ser publicadores de las buenas nuevas.
Mucha gente respeta a los testigos de Jehová por su obra excelente y singular de ‘hacer
discípulos y enseñarles’ al ir de casa en casa y conducir estudios bíblicos en los hogares. (Mateo
28:19, 20.) Entonces, ¿a qué conclusión llegaría la gente al ver que alguien acompañara a un
Testigo en el ministerio? Razonablemente concluiría que esa persona era también un ministro o muy
pronto lo sería.
Sin embargo, es cierto que podemos pensar en algunas excepciones.
Se ha presentado la ocasión, rara vez, en que ancianos en las debidas circunstancias han
permitido que un reportero, un profesor universitario o alguien por el estilo acompañe a un Testigo
en el ministerio de casa en casa, para ver cómo se efectúa esta obra. Por supuesto, la apariencia y
las acciones de la persona en tales ocasiones no deben estar en conflicto con nuestras normas. Y tal
vez el Testigo desee mencionar a los amos de casa que su acompañante es un reportero o un
profesor interesado en observar cómo hacemos nuestra importante obra bíblica.
Además, los padres cristianos llevan consigo a sus hijos en el ministerio, aunque sean muy
pequeños o en otros sentidos no estén preparados para ser publicadores no bautizados. Así estos
padres no dejan desatendidos a sus hijos. El tenerlos consigo en el servicio del campo da a los
padres la oportunidad de hablar con ellos acerca de la Palabra y las sendas de Dios mientras
‘andan por el camino’. (Deuteronomio 6:4-7.) Pero este es un aspecto de la vida familiar cristiana,
no un caso en que un Testigo lleve consigo a alguien como simple observador. Por supuesto, el
adiestramiento que los padres dan prepara a los hijos para el tiempo en que estos han de alabar a
Jehová como publicadores. (Mateo 21:15, 16; compárese con Organizados para efectuar nuestro
ministerio, páginas 99, 100.)
Sin embargo, ¿qué hay de la persona que estudia la Biblia con un Testigo y pronto llegará a ser
discípulo? Esa persona tiene buena razón para hablar con sus parientes, compañeros de trabajo,
vecinos y otros acerca de “las cosas magníficas de Dios” que ha aprendido de las Escrituras.
(Hechos 2:11.) Se espera que al fin verá la necesidad de participar con los testigos de Jehová en las
actividades organizadas para “publicar la palabra de Dios”. (Hechos 13:5.)
Recientemente La Atalaya describió los pasos apropiados que se deben dar antes de que un
estudiante en esas circunstancias, acompañe a los Testigos de la localidad en el ministerio y llegue a
ser publicador no bautizado. Lógicamente debe tener un conocimiento básico de la Biblia,
entender las normas morales divinas y seguirlas, y desear personalmente participar en el ministerio
público con los testigos de Jehová. Por eso, dos ancianos de la congregación pueden considerar
de manera práctica y animadora tales asuntos con él y con el Testigo que le da estudios de la Biblia.
[Nota] Esto debe hacerse antes de que el publicador invite al estudiante de la Biblia a acompañarlo
en el ministerio del campo para recibir adiestramiento progresivo.

1186
Se comprende que, cuando un estudiante satisface los requisitos para salir al ministerio del
campo y luego lo hace por primera vez, sólo quiera acompañar algunas veces al publicador para
aprender cómo, realmente, se efectúa la predicación. El ministro que va con él puede darle
adiestramiento gradual; por ejemplo, puede pedirle al principio que ayude a leer los textos bíblicos,
y con el tiempo permitirle que pase adelante a testificar a los amos de casa. Así podrá entregar su
primer informe de servicio del campo cuando en realidad participe en testificar en el campo. El que
su participación en la obra siga un patrón progresivo concuerda con estas palabras de Jesús: “El
alumno no es superior a su maestro, pero todo el que esté perfectamente instruido será como su
maestro”. (Lucas 6:40.)
Nota a pie de página. Para más detalles, véase La Atalaya del 15 de noviembre de 1988,
página 17. //Volver al Índice

1187
W1989 1/7 PÁG.29

¿Hay una edad mínima que deba observarse al recomendar


a un hombre cristiano para siervo ministerial en la
congregación?
No, la Biblia no fija ninguna edad mínima.
En el Israel antiguo Dios sí especificó edades en algunos casos. Los varones alistados para el
servicio militar tenían que tener 20 años de edad; no se enviaba al combate a simples muchachos,
como ocurre en algunos lugares hoy. La edad también se consideraba en el caso de los levitas. Los
qohatitas que servían en el tabernáculo tenían que tener de 30 a 50 años de edad. ¿Por qué? Esta
limitación se mencionó con relación al “servicio laborioso y el servicio de llevar cargas en la tienda
de reunión”. (Números 4:3, 47.) Parece que los levitas podían empezar a efectuar tareas
relativamente ligeras a los 25 años, pero tenían que tener 30 años antes de participar en las tareas
más pesadas y los privilegios de mayor responsabilidad con relación a desmantelar, cargar y montar
el tabernáculo. (Números 8:24-26.) Más tarde no se requeriría tal trabajo pesado en el templo, y por
eso los levitas entonces empezaron a servir a la edad de 20. (1 Crónicas 23:24.)
Pero cuando Jehová dejó de utilizar al Israel carnal y empezó a utilizar al Israel espiritual, ¿estipuló
una edad mínima para los siervos ministeriales (diáconos) de las congregaciones cristianas?
Si uno se basara en los registros de siglos posteriores, pudiera pensar así. En la Iglesia Católica
Romana un diácono es “un ministro ordenado, inmediatamente inferior al rango de sacerdote, en la
jerarquía divinamente instituida de órdenes en la iglesia”. El libro de Bingham Antiquities of the
Christian Church (Antigüedades de la iglesia cristiana) dice: “Obispos y presbíteros [ancianos] [...] no
serían por lo común ordenados antes de los 30 años; pero se permitía que los diáconos fueran
ordenados a los 25, y no antes. Este es el término fijado tanto por la ley civil como por la
canónica [...] Rara vez encontramos en la historia de la Iglesia casos en que alguien fuera ordenado
antes de los 25 años de edad”.
Sin embargo, ¿cuáles son los requisitos bíblicos? Los únicos que se dan son los que se mencionan
en 1 Timoteo 3:8-10, 12, 13: “Los siervos ministeriales, igualmente, deben ser serios, no de lengua
doble, no dados a mucho vino, no ávidos de ganancia falta de honradez, manteniendo el secreto
sagrado de la fe con una conciencia limpia. También, que primero se pruebe a estos en cuanto a
aptitud; entonces que sirvan como ministros, al estar libres de acusación. Que los siervos ministeriales
sean esposos de una sola mujer, y presidan de manera excelente a sus hijos y sus propias casas.
Porque los hombres que sirven excelentemente están adquiriendo para sí mismos una excelente
posición y gran franqueza de expresión en la fe con relación a Cristo Jesús”.
Aquí podemos ver que no se estipula una edad mínima para el nombramiento de un siervo
ministerial. Por eso, cuando los ancianos se reúnen para considerar los requisitos de los varones de la
congregación, pueden tener presente que no hay base bíblica para exigir que el hombre cristiano
tenga 20, 25 o 30 años de edad antes de que se le pueda recomendar y él pueda servir. La Biblia
llama a los que ocupan este puesto “hombres que sirven”, y por eso difícilmente esperaríamos que
estuvieran en los principios o a mediados de la adolescencia. Algo que apoya esto es que la Biblia
dice que esos siervos ministeriales pudieran estar casados y tener hijos.
Además, los hombres a quienes se recomiende para ser siervos ministeriales deben haber sido
‘probados en cuanto a aptitud’, y haber dado prueba de tener sentido de responsabilidad. Eso no
es decir que sirven por un tiempo a manera de prueba. Más bien, tienen que haber mostrado
madurez cristiana durante un período de tiempo razonable (habiéndose bautizado por lo menos un
año atrás), y ser hombres que estén prestos y aptos para atender los asuntos que se les asignen. Si un

1188
hombre joven ‘serio’ demuestra estas cualidades, y si es humilde y satisface los demás requisitos, los
ancianos pudieran recomendarlo para nombramiento aunque todavía no haya cumplido 20 años
de edad. Puede que otros hombres tengan muchos años más cuando manifiesten claramente que
reúnen los requisitos para ‘servir excelentemente y adquirir para sí mismos una excelente posición y
gran franqueza de expresión’. //Volver al Índice

1189
W1991 1/8 PÁG.31

¿Qué consejo fundamental ofrece Proverbios 27:23 a los


pastores espirituales, así como a los cristianos en general?
Ese versículo dice: “Debes conocer positivamente la apariencia de tu rebaño. Fija tu corazón en
tus hatos”. (Proverbios 27:23.) Con frecuencia este texto se ha empleado para animar a los pastores
espirituales a interesarse en la situación y los problemas de los cristianos de la congregación y a
familiarizarse con esos asuntos. El dar esa clase de ánimo es apropiado, pues la Biblia compara a los
ancianos con pastores, y a la congregación con un rebaño de ovejas. (Hechos 20:28, 29; 1 Pedro
5:2-4.) Sin embargo, aunque el principio mencionado tiene vigencia, este versículo no se relaciona
fundamentalmente con pastores espirituales.
El libro de Proverbios contiene muchos versículos que por sí mismos son declaraciones concisas
de consejo, pero Proverbios 27:23 es parte de un grupo de versículos: “Debes conocer positivamente
la apariencia de tu rebaño. Fija tu corazón en tus hatos; porque el tesoro no será hasta tiempo
indefinido, ni una diadema para todas las generaciones. Se ha ido la hierba verde, y la nueva
hierba ha aparecido, y la vegetación de las montañas ha sido recogida. Los carneros jóvenes son
para tu ropa, y los machos cabríos son el precio del campo. Y hay suficiencia de leche de cabras
para tu alimento, para el alimento de tu casa, y el medio de vida para tus muchachas”. (Proverbios
27:23-27.)
Este pasaje inspirado elogia el que se siga un estilo de vida caracterizado por diligencia,
laboriosidad, sencillez y reconocimiento de que dependemos de Jehová. Y lo hace al destacar la
vida pastoril de un israelita en contraste, quizás, con un modo de vivir ostentoso que gire en torno a
tratos comerciales y a obtener riquezas rápidamente.
El “tesoro” o la riqueza que se adquiere en rápidos tratos comerciales, y que trae prominencia
(“diadema”), puede desaparecer fácilmente, y muchos pueden atestiguar eso. Por lo tanto, mucho
se puede decir en pro de una vida sencilla como la que llevaban los pastores de la antigüedad
mientras atendían su ganado. Aquel modo de vivir no era sencillo en el sentido de que no encerrara
responsabilidades. El pastor tenía que estar atento a su rebaño y asegurarse de que las ovejas
recibieran protección. (Salmo 23:4.) Si mientras él cuidaba de las ovejas hallaba a una enferma o
herida, pudiera ser que le untara aceite que le diera alivio. (Salmo 23:5; Ezequiel 34:4; Zacarías
11:16.) En la mayoría de los casos el pastor diligente que fijaba el corazón en atender sus hatos veía
que sus esfuerzos tenían buenos resultados: el aumento gradual de su rebaño.
Un pastor trabajador y cuidadoso tenía una fuente de ayuda confiable: Jehová. ¿En qué
sentido? Pues bien, Dios provee las estaciones y los ciclos que normalmente hacen posible que haya
suficiente hierba para alimentar al rebaño. (Salmo 145:16.) Cuando, con el cambio de las
estaciones, la verde hierba desaparece de las regiones bajas, puede que abunde en lugares más
elevados, y el pastor atento llevaría allí sus animales.
Proverbios 27:26, 27 menciona uno de los resultados de tal labor: alimento y ropa. Es cierto que
esto no es una descripción de manjares selectos ni especialidades de gastrónomo, ni se da al
trabajador razón para esperar ropa de marca ni de última moda ni de la mejor tela. Pero si el pastor
estuviera dispuesto a esforzarse, él y su familia podrían obtener leche (y, por lo tanto, queso) del
rebaño, así como lana para tejer prendas de vestir durables.
Así que el consejo: “Debes conocer positivamente la apariencia de tu rebaño” no se dirige
principalmente a los superintendentes espirituales; es para todos los cristianos. Subraya el valor de
estar contentos con tener el sustento y con qué cubrirnos, y obtendremos eso si somos trabajadores
estables y diligentes y confiamos en que Dios no nos abandonará. (Salmo 37:25; 2 Tesalonicenses
3:8, 12; Hebreos 13:5.) Al comparar Proverbios 27:23-27 con el consejo de Lucas 12:15-21 y 1 Timoteo

1190
6:6-11, vemos cuán consecuente ha sido el consejo de Dios a este respecto. Por eso, leamos de
nuevo Proverbios 27:23-27, y preguntémonos: ‘¿Estoy tomando este consejo a pecho y aplicándolo
en mi vida cotidiana?’. //Volver al Índice

1191
W1985 1/8 PÁG.31

¿Cómo obra el espíritu santo junto con el Cuerpo


Gobernante del día moderno en el nombramiento de
ancianos?
El apóstol Pablo dijo a ancianos cristianos de Éfeso: “Presten atención a ustedes mismos y a todo
el rebaño, entre el cual el espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para pastorear la
congregación de Dios, que él compró con la sangre del Hijo suyo”. (Hechos 20:28.)
Pablo no dio una explicación detallada de cómo funcionaba el espíritu de Dios en esos
nombramientos. No obstante, nosotros podemos hacernos una idea por lo que sucedió cuando el
cuerpo gobernante del primer siglo consideró la cuestión acerca de la circuncisión. Al resumir la
conclusión a que ellos llegaron, escribieron: “Porque al espíritu santo y a nosotros mismos nos ha
parecido bien no añadirles ninguna otra carga, salvo estas cosas necesarias” (Hechos 15:28).
¿Cómo contribuyó el espíritu de Dios, su fuerza activa impersonal, a la decisión obligatoria que se
tomó en aquel tiempo?
El capítulo 15 de Hechos muestra que primero Pablo y Bernabé presentaron la cuestión. Luego
hubo una discusión. El apóstol Pedro relató lo que había llevado al bautismo del gentil incircunciso
Cornelio y de su casa. Pedro explicó que ‘Dios dio testimonio dándoles el espíritu santo, así como nos
lo dio a nosotros también’ (Hechos 15:7, 8; 10:9-48). Después Pablo y Bernabé ‘contaron las muchas
señales y portentos que Dios hizo por medio de ellos entre las naciones’ (Hechos 15:12). Así,
mediante su funcionamiento sobre Pedro, Cornelio, Pablo y Bernabé, el espíritu santo indicó que los
gentiles no tenían que circuncidarse.
Sin embargo, la decisión que tomó el cuerpo gobernante envolvió aun otros funcionamientos del
espíritu. Podemos suponer que ellos habían pedido la ayuda del espíritu sobre sus deliberaciones. Tal
ayuda quizás haya movido al discípulo Santiago a recordar la profecía de Amós 9:11, 12 y a ver la
aplicación de ella. Claro, esa profecía había sido escrita bajo la inspiración del espíritu santo
(Hechos 15:13-20). Además, “los apóstoles y ancianos en Jerusalén”, que componían el cuerpo
gobernante, eran cristianos que habían sido ungidos con espíritu santo y que manifestaban en su
vida el funcionamiento de éste, tal como al producir los frutos de este. (Hechos 15:2; Romanos 8:14-
17; 1 Corintios 7:40; Gálatas 5:22, 23.)
De modo que, sin que hubiera alguna instrucción audible desde el cielo sobre la cuestión de la
circuncisión, los del cuerpo gobernante podían decir con certeza que ‘el espíritu santo’ los había
llevado a la decisión.
Es parecido en el caso del nombramiento de hombres cristianos para que sean ancianos, o
superintendentes, en las congregaciones hoy día. De vez en cuando un grupo de ancianos (que
probablemente incluya a un superintendente viajante de la Sociedad) se reúne para considerar la
recomendación de algunos hermanos para ser nombrados superintendentes. Los que componen el
grupo han sido nombrados ancianos y manifiestan en su vida que tienen el espíritu. La consideración
de ellos comienza con oración para pedir la guía del espíritu. Entonces, durante la reunión, analizan
a cada hermano que está siendo considerado para ver si está a la altura de los requisitos para
ancianos que se delinean en la Biblia, los cuales se han registrado bajo la dirección del espíritu santo
(1 Timoteo 3:2-7; Tito 1:5-9). También consideran si el modo de vivir del hermano demuestra que está
‘lleno de espíritu y de sabiduría’ (Hechos 6:3). Si concuerdan en que él es de esa clase de hombre y
satisface los requisitos a un grado razonable, su recomendación se envía al Cuerpo Gobernante,
designado por espíritu, o a los representantes escogidos por tal cuerpo. Más tarde a la
congregación se le puede informar que dicho hermano ha sido nombrado.

1192
Se sobreentiende que el anciano nombrado aún es imperfecto y puede que tenga limitaciones.
Pero los apóstoles eran imperfectos, tanto antes que Jesús los escogiera como después, cuando
ellos sirvieron en el cuerpo gobernante (Lucas 9:46, 54; 22:54-62; Gálatas 2:11-14). No obstante,
ciertamente tenían el espíritu de Dios y habían sido nombrados bajo la guía de dicho espíritu. De
modo comparable, los hermanos y las hermanas de la congregación pueden estar seguros de que
‘el espíritu santo ha nombrado a los superintendentes, para pastorear la congregación’ (Hechos
20:28). Es respecto a tales hombres que se da el siguiente consejo: “Acuérdense de los que llevan la
delantera entre ustedes, los cuales les han hablado la palabra de Dios, y al contemplar
detenidamente en lo que resulta la conducta de ellos, imiten su fe”. (Hebreos 13:7.) //Volver al Índice

1193
W1972 15/4 PÁGS.255-256

Actualmente las congregaciones de los testigos de Jehová


están considerando a los hombres que posiblemente puedan
llenar los requisitos para servir de ancianos y siervos
ministeriales. En conexión con ello, se han hecho las
siguientes preguntas:
¿Tienen que ser creyentes los hijos menores de un hombre que es recomendado?
Sí, Tito 1:6 dice que el hombre debe tener “hijos creyentes.” Esto no significa que estos hijos tienen
que ser bautizados, no obstante, por las indicaciones debe entenderse que se someten a la
dirección de su padre en lo que respecta a asuntos religiosos. Por supuesto, hay lugares donde la ley
del país hace imposible que los niños menores cambien de religión mientras la esposa se adhiera a
ella. Pero aun en dicho caso el padre debería esforzarse por hacer cuanto pueda por impartirles
instrucción espiritual, y debe ser patente para otros que los hijos de este hombre están respondiendo
al grado que les permiten las restricciones impuestas por la ley.
¿Qué significa el que un hombre tenga a sus “hijos en sujeción con toda seriedad”?—1 Tim. 3:4.
Significa que, en su sujeción, los hijos deben reflejar una seriedad que corresponde
adecuadamente a su edad y circunstancias. Su sujeción incluiría los asuntos religiosos, los aspectos
más vitales de la vida del cristiano. De modo que la respuesta que obtiene un hombre de sus hijos al
darles instrucción de la Palabra de Dios debe recomendarlo como persona que puede ayudar a
otros en la congregación a amoldar su vida a los justos requisitos de Dios.
¿Qué se da a entender por la declaración en Tito 1:6: “hijos creyentes no acusados de
disolución, ni ingobernables”?
Esta frase se ha traducido de varias maneras del griego, “bajo ninguna imputación de vivir
relajado, y no fuera de control” (New English Bible) y “que no tengan la reputación de ser
desenfrenados o desobedientes.” (Today’s English Version) De modo que los hijos en el hogar del
hombre recomendado deben manifestar que son sumisos a su padre y portarse en armonía con las
justas leyes de Jehová. No deben tener una mala reputación en la comunidad ni en la
congregación. La conducta y hábitos de los niños no deben suministrar motivo para dudar
seriamente que el hombre en realidad está ejerciendo su jefatura de manera firme, aunque
amorosa.
¿Afecta la conducta de la esposa el que un hombre llene o no los requisitos para ser
recomendado como anciano o siervo ministerial?
La esposa es parte de la casa del hombre y la conducta de ella sí se refleja favorable o
desfavorablemente sobre él. Sin embargo, en muchos países ella disfruta de cierto estado legal que
a menudo limita lo que el esposo puede hacer para controlar la conducta de ella, especialmente si
es incrédula. Según la ley, por lo general el hombre tiene mucho menos autoridad para con su
esposa que la que tiene para con sus hijos. Por lo tanto, mientras el hombre esté controlando la
conducta de su esposa al grado que lo permita la ley, no estaría descalificado, siempre y cuando
llene todos los otros requisitos bíblicos. Por supuesto, él mismo no debe ser culpable de contribuir
hacia alguna conducta aviesa de su esposa. Lo importante es que el hombre realmente esté
‘presidiendo su propia casa excelentemente.’—1 Tim. 3:4.

1194
¿Puede un individuo que ha terminado un período de prueba no anunciada ser recomendado
para nombramiento como siervo ministerial?
En cuanto a los siervos ministeriales 1 Timoteo 3:10 dice: “Que éstos sean probados primero en
cuanto a aptitud, entonces que sirvan como ministros, al estar libres de acusación.” El que un
individuo haya terminado un período de prueba estipulado por haber hecho algo incorrecto
no significa de por sí que está ‘libre de acusación.’ No es prudente confiar responsabilidad
demasiado pronto a un individuo en esta situación. (1 Tim. 5:22) Suficiente tiempo debe haber
pasado para que él establezca que se ha recuperado completamente de la debilidad que se
manifestó en su acto o derrotero incorrecto. Después de terminar el período de prueba debe haber
demostrado a través de un período de suficiente duración que está dedicado a la justicia y le tiene
amor genuino a Jehová y a su pueblo. Otros deben poder considerarlo como excelente ejemplo de
conducta cristiana. De modo que si verdaderamente ha edificado una reputación excelente desde
que terminó su período de prueba, podría considerarse la recomendación de él para llegar a ser,
no un anciano, sino primero un siervo ministerial. //Volver al Índice

1195
W1978 1/7 PÁGS.31-32

Si muchachos de la casa de ancianos o siervos ministeriales


llegan a estar bajo ‘acusación de disolución,’ ¿qué
determina si el cabeza de familia puede continuar sirviendo
a la congregación bajo nombramiento?
Las Escrituras muestran con gran claridad que los hombres casados que sirven en la
congregación deben ser cabezas de familia ejemplares. Leemos: “El superintendente por lo tanto
debe ser . . . hombre que presida su propia casa excelentemente, teniendo hijos en sujeción con
toda seriedad; (si de veras no sabe algún hombre presidir su propia casa, ¿cómo cuidará de la
congregación de Dios?).” (1 Tim. 3:2, 4, 5) “Los siervos ministeriales sean esposos de una sola mujer,
presidiendo de manera excelente a los hijos y sus propias casas.”—1 Tim. 3:12.
Correctamente, la congregación espera que los ancianos, siervos ministeriales y sus familias sean
excelentes ejemplos de vivir cristiano. (Compare con 1 Timoteo 4:12; 1 Pedro 5:3.) El que esto dejara
de ser así pudiera tener efecto dañino en el bienestar espiritual de la congregación. Por ejemplo, si
los hijos de los ancianos y siervos ministeriales son negligentes en cuanto a la aplicación de los
principios bíblicos, esto puede hacer que otros muchachos de la congregación se envalentonen y
hagan lo mismo y excusen su mala conducta. (Compare con 1 Corintios 8:9-13; 10:31, 32.) La
situación se hace aún más seria cuando hijos de ancianos y siervos ministeriales participan en la
comisión de males crasos.
Por eso, cuando esos muchachos acarrean vergüenza a la familia y la congregación, el cuerpo
de ancianos debe determinar si el padre califica o no para continuar sirviendo de anciano o de
siervo ministerial. El que personalmente el individuo piense que califica para servir a pesar de los
desenvolvimientos que se hayan producido en su casa no debe determinar la decisión a que llegue
el cuerpo de ancianos.
Para que un hombre continúe sirviendo, debería haber clara evidencia de que está capacitado
para dar la ayuda espiritual necesaria a su casa y que no ha sido seriamente negligente en ese
sentido. El padre alerta por lo general puede descubrir los problemas que hay en su familia antes de
que no se les pueda controlar. Como hombre que sabe presidir su casa, puede dar los pasos
necesarios para controlar las situaciones indeseables en su familia. Aunque sus hijos quizás cometan
males, él debería poder darles la guía y disciplina necesarias para que no lleguen a ser personas
‘disolutas.’—Tito 1:6.
Por supuesto, pudiera haber ocasiones en que un hijo se alejara del camino de la verdad o se
deslizara a la comisión de males a pesar de los encomiables esfuerzos del padre por ayudar
espiritualmente a la familia. Bien puede ser que sus otros hijos sean excelentes ejemplos del vivir
cristiano, en testimonio de que han recibido buena educación y entrenamiento de los padres. Por
otra parte, si un menor tras otro mientras residen en la casa se meten en profundas dificultades
espirituales al llegar a cierta edad, y acarrean oprobio a la familia y la congregación, hay seria
duda con relación a si el padre está ‘presidiendo su casa excelentemente.’ Entonces hay que
ejercer cuidado para no excusar la situación por medio de sencillamente señalar a ejemplos
bíblicos de individuos que no resultaron ser lo que pudiera haberse esperado, entre ellos Esaú, los
hijos de Samuel y otros por el estilo. (Gén. 25:27-34; 26:34, 35; 1 Sam. 8:2, 3, 5) Debe tenerse presente
que la mayoría de las personas a las cuales se hace referencia en la Biblia como individuos que se
descarriaron eran adultos, plenamente capacitados para tomar sus propias decisiones. No estaban
sujetos a la misma clase de autoridad y guía a que lo están los menores de una casa, y de éstos es
de quienes estamos tratando aquí.

1196
En vista del peligro espiritual que puede representar para la congregación el que los hijos de
ancianos o siervos ministeriales participen en la comisión de un mal verdaderamente craso, los
hombres cuyos hijos se ven envueltos en una situación de esta índole deben cooperar plenamente
con el cuerpo de ancianos para que se determine precisamente qué ha sucedido. No deben
minimizar la crasa mala acción de sus hijos ni tratar de ocultarla para retener su puesto. Además,
deben evitar dureza indebida para con los hijos. (Efe. 6:4) Estos padres deben estar sinceramente
interesados en ayudar espiritualmente a sus hijos descarriados hasta el grado que lo permitan las
circunstancias. Su principal interés debería ser la condición espiritual de su familia y no si pueden
continuar sirviendo bajo nombramiento o no.—Compare con 1 Timoteo 5:8.
Por eso, si el craso mal cometido por los hijos de la casa hace que surjan dudas serias en la
congregación acerca de que un hombre esté presidiendo su familia excelentemente, él no debe
continuar sirviendo de anciano o de siervo ministerial. Cuando el hombre sirve de anciano y sus
ancianos compañeros permiten que la amistad o sentimientos influyan en el juicio y decisión de ellos
hasta tal punto que pasen por alto los principios bíblicos, entonces especialmente puede ser dañino
en sentido espiritual para la congregación el que ese individuo continúe sirviendo de anciano
aunque no califica. Esto se debe a que eso puede socavar el respeto a todo el cuerpo de ancianos.
Puede suministrar una excusa para que otros muchachos de la congregación participen en
cometer males. Por eso, es bueno tener presente que las aptitudes de un hombre como discursante
u organizador o su agradable personalidad no son realmente el punto en cuestión. El factor
determinante es el de si está cumpliendo o no su papel de padre de manera excelente. Solo si está
haciendo esto puede continuar sirviendo. Por supuesto, cuando ésa es la realidad, el cuerpo de
ancianos debe evitar hacerse indebidamente crítico y reparón al examinar su situación familiar.
//Volver al Índice

1197
W1981 15/2 PÁGS.29-30

El apóstol Pablo dijo que un superintendente de


congregación debe ser “esposo de una sola mujer.” ¿Por
qué mencionó esto entre los requisitos para los
superintendentes, puesto que ningún cristiano podía ser
bígamo ni polígamo?
En 1 Timoteo 3:2 el apóstol Pablo escribió: “El superintendente por lo tanto debe ser irreprensible,
esposo de una sola mujer, moderado en los hábitos.” La expresión “esposo de una sola mujer”
indicaría que el hombre estaba libre de sospecha respecto a alguna mala conducta con relación a
lo sexual, que era buen ejemplo de la norma cristiana tocante al matrimonio.
Jesús había mandado a sus discípulos que se adhirieran al arreglo marital establecido
originalmente por Dios, es decir, el de un solo hombre para una sola mujer. (Mat. 19:5, 6) Por lo tanto,
nadie podía bautizarse como cristiano sin antes dejar de ser polígamo. Sin embargo, era apropiado
que Pablo hiciera hincapié en el asunto con relación a los ancianos, debido a que entre los judíos se
había permitido la poligamia y era posible que esta práctica fuera común en países adonde llegara
a esparcirse el cristianismo. Una persona que recientemente estuviera asociándose con la
congregación debería poder ver por el ejemplo de los ancianos que la monogamia, y no la
poligamia, era el arreglo aceptable para los cristianos.
Pero la frase “esposo de una sola mujer” podría encerrar más que eso. En aquel tiempo el
relajamiento común de la moralidad se reflejaba en la facilidad y frecuencia con que las personas
se divorciaban y se volvían a casar.
“Debido a la corrupta facilidad con que se podía obtener el divorcio tanto bajo la ley griega
como bajo la romana, era muy común el que marido y mujer se separaran y que, durante el
transcurso de la vida de ambos, se casaran con otras personas. Por lo tanto, pudiera ser que un
hombre tuviera tres o cuatro esposas que estuvieran viviendo al mismo tiempo; es decir, tres o
cuatro mujeres que hubieran sido esposas de él sucesivamente.” (The Life and Epistles of St. Paul [La
vida y las epístolas de San Pablo] por Conybeare y Howson) El caso tenía que ser diferente para el
cristiano. Solamente si su cónyuge cometía “fornicación” (crasa inmoralidad sexual) estaría él libre
para conseguir un divorcio y casarse con otra persona. (Mat. 5:32; 19:9) El requisito de que el
anciano fuera “esposo de una sola mujer” significaría que él diera el ejemplo al no ser un hombre
que se hubiera divorciado de su esposa sin tener razones bíblicas para ello y luego se hubiera vuelto
a casar.
Según el entendimiento de algunos eruditos, las palabras de 1 Timoteo 3:2 significan que un
anciano no podía de ninguna manera casarse por segunda vez. Sin embargo, lo que Jesús había
dicho anteriormente y lo que Pablo escribió en otros lugares indican que el volverse a casar no era
incorrecto, y por lo tanto no haría del anciano un hombre reprensible ni lo descalificaría de servir de
anciano en la congregación. Recuerde que Pablo escribió que sería mejor para las viudas (y,
lógicamente, para los viudos) el casarse en vez de estar ardiendo de pasión o ser personas
desocupadas que estuvieran entremetiéndose en asuntos ajenos.—1 Cor. 7:8, 9, 36-39; 1 Tim. 5:13,
14.
El que un anciano fuera “esposo de una sola mujer” también daría a entender que él era
inocente respecto a haber cometido bigamia o adulterio. Había de ser moralmente irreprensible en
su vida de matrimonio, leal y fiel a su esposa. Así, pues, La Nueva Biblia Española vierte el versículo
de esta manera: el superintendente “tiene que ser intachable, fiel a su mujer.”

1198
Por consiguiente, al decir que el superintendente debe ser “esposo de una sola mujer,” Pablo, en
pocas palabras y desde varios puntos de vista, estaba haciendo hincapié en el elevado ejemplo
moral que debe dar el anciano casado. Al verlo, cualquiera debería poder discernir que él era un
vivo ejemplo del elevado concepto del matrimonio que existe en el cristianismo verdadero. //Volver al
Índice

1199
W1983 15/3 PÁG.31

¿Por qué a veces se invita al auditorio a ponerse de pie para


cantar y orar durante reuniones y asambleas cristianas?
Cánticos y oraciones han formado parte de la adoración verdadera desde hace mucho tiempo
(1 Crónicas 16:7-9; Mateo 26:26-30; Santiago 5:13, 14). Por eso, son una parte normal e importante de
la adoración en las reuniones de congregación o asambleas de los testigos de Jehová.
Muchos cánticos están en forma de oraciones o alabanzas a Dios. Cuando un grupo grande de
personas se pone de pie en unión para cantar u orar puede considerarse que los que forman el
grupo están mostrando respeto al acercarse a Dios en acción de gracias. (1 Reyes 8:14, 22, 23.)
Pero debe tenerse presente que la Biblia muestra que se puede orar o cantar alabanzas a Dios
mientras uno esté en cualquier posición. (Compare con Lucas 22:39-41; Hechos 16:24, 25.) Así que no
hay ningunas reglas al respecto. Si la salud o las circunstancias de cierta persona hacen que sea
preferible que ella permanezca sentada durante el cántico u oración de la congregación, no hay
nada de malo en eso. En muchos casos, los cristianos permanecen sentados durante la oración en
reuniones más pequeñas, como en los Estudios de Libro de Congregación, los estudios bíblicos en los
hogares de la gente, y en las comidas. //Volver al Índice

1200
W1981 15/11 PÁG.31

¿Es en sí un pecado imperdonable el ausentarse de las


reuniones cristianas en vista de que, en Hebreos 10:24-29, el
apóstol Pablo habla acerca de esta clase de pecado
inmediatamente después de considerar la importancia de las
reuniones?
El hacer caso omiso del mandato de asistir a las reuniones cristianas es grave y podría producir
resultados desastrosos para el siervo de Jehová. No obstante, más que esto está envuelto en
cometer el pecado imperdonable.
Para entender el asunto es útil leer todo el capítulo 10 de Hebreos. El apóstol indica primero que
los sacrificios que se hacían bajo la Ley no proporcionaban perdón de pecados, sino que eran una
sombra de cosas buenas por venir, que tenían que ver con el sacrificio de Jesucristo. Jehová
proveyó a Jesucristo como el sacrificio perfecto para quitar los pecados. Esta es una provisión
específica que se hace bajo el “nuevo pacto.” El apóstol nos anima a que “tengamos firmemente
asida la declaración pública de nuestra esperanza sin titubear.” (Heb. 10:23) ¿Cómo se puede
hacer esto? Él hace notar lo necesario de reunirnos con regularidad para incitarnos a las buenas
obras y de no ceder a la costumbre de algunos de menospreciar las reuniones cristianas. Al
contrario, deberíamos asistir a las reuniones “tanto más al contemplar ustedes que el día va
acercándose.”—Versículo 25.
Es en este marco de circunstancias que el apóstol continúa diciendo: “Porque si practicamos el
pecado voluntariosamente después de haber recibido el conocimiento exacto de la verdad, no
queda ya sacrificio alguno por los pecados, sino que hay cierta horrenda expectativa de juicio y
hay celo ardiente que va a consumir a los que se oponen. Cualquiera que ha desatendido la ley de
Moisés muere sin compasión, por el testimonio de dos o tres. ¿De cuánto más severo castigo piensan
ustedes que será considerado digno el que ha pisoteado al Hijo de Dios y que ha estimado como
de valor ordinario la sangre del pacto por la cual fue santificado?”—Heb. 10:26-29.
Por lo tanto, la conjunción “porque” al principio del párrafo que empieza con el versículo 26 no
sirve simplemente para conectar éste con la exhortación de asistir a las reuniones cristianas, sino que
se relaciona a todo lo que se ha dicho anteriormente. Uno tiene que aceptar el modo de salvación
que Dios ha provisto mediante Cristo y seguir apreciando esta provisión, mientras se tiene presente
que el asistir a las reuniones es uno de los medios que Jehová ha provisto para que uno se
mantenga fuerte en la fe y activo en las buenas obras. Además, queda confirmado que esto es así
por lo que el apóstol dice en el versículo 29, donde él muestra la clase de castigo que merece aquel
que “ha pisoteado al Hijo de Dios y que ha estimado como de valor ordinario la sangre del pacto
por la cual fue santificado.”
Por lo tanto, no debemos considerar Hebreos 10:24, 25 fuera de su contexto y sugerir que, al
hablar de los que cometen el pecado imperdonable, el apóstol se estaba refiriendo
específicamente al que uno dejara de asistir con regularidad a las reuniones. Claro, si una persona
tiene “por costumbre” el no asistir a las reuniones, está obrando en contra de sus propios intereses
espirituales y esta en grave peligro de debilitarse en la fe y llegar a ser inactiva en lo que se
relaciona con las obras cristianas. Esto, a su vez, podría resultar en que la persona llegara al punto
de negar o no tomar en serio el sacrificio redentor de Jesucristo, de modo que no obtuviera la vida
eterna.

1201
El pecado que se menciona en Hebreos 10:26-29 no es uno del cual el pecador pueda
arrepentirse con pesar sincero y por el cual pueda rogar a Dios misericordia divina mediante Jesús. El
pecador de hecho ha negado al Hijo de Dios como salvador suyo y ha considerado que el sacrificio
de él no tiene valor redentor alguno.—Compare con Hebreos 6:4-6.
Tal persona está pecando contra el conocimiento exacto y la operación del espíritu santo de
Dios, y no hay posibilidad de que se arrepienta y se valga de la provisión que Dios ha hecho para
salvación mediante Cristo. Dios no ha provisto ningún otro medio de salvación para tal pecador
voluntarioso. //Volver al Índice

1202
W2006 15/4 PÁG.31

¿Qué puede hacer una persona para liberarse del ataque de


los demonios?
La Palabra de Dios muestra que las personas pueden liberarse de los ataques demoníacos y que
la oración es un elemento vital para lograrlo (Marcos 9:25-29). Sin embargo, es probable que
necesiten dar otros pasos, como lo muestran varios sucesos que tuvieron lugar entre los cristianos del
siglo primero.
Algunos habitantes de la antigua Éfeso practicaban el demonismo antes de hacerse cristianos;
pero cuando se determinaron a servir a Dios, “los que habían practicado artes mágicas juntaron sus
libros y los quemaron delante de todos” (Hechos 19:19). Al destruir los libros de adivinación, aquellos
nuevos creyentes pusieron un ejemplo para cualquiera que hoy día desee liberarse del ataque de
los demonios. Es imprescindible deshacerse de todo lo que tenga relación con el espiritismo, como
libros, revistas, películas, información obtenida por medios electrónicos, música con matices
espiritistas, amuletos y otros objetos que se llevan como “protección” o que estén vinculados al
espiritismo (Deuteronomio 7:25, 26; 1 Corintios 10:21).
Años después de que aquellos cristianos efesios quemaran sus libros de magia, el apóstol Pablo
escribió: “Tenemos una lucha [...] contra las fuerzas espirituales inicuas” (Efesios 6:12). De ahí que
instara a los cristianos: “Pónganse la armadura completa que proviene de Dios para que puedan
estar firmes contra las maquinaciones del Diablo” (Efesios 6:11). Este consejo no ha perdido validez.
El cristiano tiene que fortalecer sus defensas espirituales para ponerse a salvo de los espíritus
malignos. “Sobre todo —recalcó Pablo—, tomen el escudo grande de la fe, con el cual podrán
apagar todos los proyectiles encendidos del inicuo.” (Efesios 6:16.) La fe se fortalece mediante el
estudio de la Biblia (Romanos 10:17; Colosenses 2:6, 7). Estudiar la Biblia con regularidad nos infunde
fe que nos ampara de la influencia demoníaca (Salmo 91:4; 1 Juan 5:5).
Aquellos cristianos de Éfeso tuvieron que dar otro paso importante. Pablo les dijo: “Con toda
forma de oración y ruego, [ocúpense] en orar en toda ocasión en espíritu” (Efesios 6:18). En efecto,
implorar la protección de Jehová es esencial para quien desee liberarse de los ataques demoníacos
(Proverbios 18:10; Mateo 6:13; 1 Juan 5:18, 19). La Biblia da este acertado consejo: “Sujétense, por lo
tanto, a Dios; pero opónganse al Diablo, y él huirá de ustedes” (Santiago 4:7).
Aunque las personas atormentadas por los demonios deben suplicarle a Dios que las libere, otros
cristianos verdaderos también pueden orar por quienes desean de corazón servir a Jehová y tratan
por todos los medios de oponer resistencia a las fuerzas malignas. Puesto que la Palabra de Dios
asegura que “el ruego del hombre justo, cuando está en acción, tiene mucho vigor”, las oraciones
de los siervos de Dios de seguro beneficiarán al afligido que hace cuanto puede por ‘oponerse al
Diablo’ (Santiago 5:16). //Volver al Índice

1203
W2004 15/11 PÁGS.30-31

¿Dónde estarán los demonios durante el Reinado Milenario


de Cristo?
La Biblia no contesta esta pregunta de forma explícita. Sin embargo, podemos llegar a una
conclusión lógica respecto a dónde estarán los demonios durante el Reinado Milenario de Cristo.
El apóstol Juan nos da un anticipo de lo que sucederá al principio y al final de ese Milenio, al
decir: “Vi a un ángel que descendía del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en la
mano. Y prendió al dragón, la serpiente original, que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años. Y lo
arrojó al abismo, y lo cerró y lo selló sobre él, para que no extraviara más a las naciones hasta que se
terminaran los mil años. Después de estas cosas tiene que ser desatado por un poco de tiempo”
(Revelación [Apocalipsis] 20:1-3). Estos versículos solo dicen que Satanás será abismado y que luego
será desatado por un poco de tiempo. Aunque no se menciona a los demonios, parece razonable
concluir que cuando el ángel que tiene la llave del abismo, el glorificado Jesucristo, prenda y
abisme al Diablo, hará lo mismo con los demonios (Revelación 9:11).
Tras ser entronizado en el cielo en 1914, Jesucristo tomó una medida que tuvo un profundo
efecto en Satanás y en los demonios. Revelación 12:7-9 dice: “Estalló guerra en el cielo: Miguel y sus
ángeles combatieron con el dragón, y el dragón y sus ángeles [los demonios] combatieron, pero
este no prevaleció, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. De modo que hacia abajo fue arrojado
el gran dragón, la serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás, que está extraviando a
toda la tierra habitada; fue arrojado abajo a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados abajo con él”.
Desde entonces, Satanás y sus demonios han sido confinados a la vecindad de la Tierra. Es lógico
suponer que cuando Jesucristo restrinja aún más la actividad del Diablo a fin de librar a la Tierra de
su malvada influencia, hará lo mismo con los demonios.
Piense también en la primera profecía de la Biblia: “[Yo, Dios,] pondré enemistad entre ti
[Satanás] y la mujer [la organización celestial de Jehová], y entre tu descendencia [la de Satanás] y
la descendencia de ella [Jesucristo]. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón”
(Génesis 3:15). El que se magulle la cabeza de la serpiente se cumple en parte cuando se mantiene
a Satanás abismado durante el Reinado Milenario de Cristo. La profecía también dice que hay
enemistad entre Aquel que causa el magullamiento y la descendencia de Satanás. Esta
descendencia, u organización, está formada por una parte invisible compuesta de ángeles inicuos.
De modo que es razonable concluir que cuando Jesús abisma a Satanás, también ata y abisma a
los demonios. El hecho de que los espíritus malvados hayan demostrado gran temor por el abismo
indica que son conscientes de su venidero encierro (Lucas 8:31).
Ahora bien, ¿será posible que Revelación 20:1-3 no mencione a los demonios porque serán
destruidos en Armagedón junto con la parte visible de la descendencia de Satanás? Según lo que
dice la Biblia, esto no es probable. Respecto al destino final de Satanás, señala: “El Diablo que los
estaba extraviando fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde ya estaban tanto la bestia salvaje
como el falso profeta; y serán atormentados día y noche para siempre jamás” (Revelación 20:10).
La bestia salvaje y el falso profeta son entidades políticas y forman parte de la organización visible
de Satanás (Revelación 13:1, 2, 11-14; 16:13, 14). Estas serán destruidas en Armagedón, cuando el
Reino de Dios aplaste y ponga fin a todos los reinos del mundo (Daniel 2:44). La Biblia habla de un
“fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles” (Mateo 25:41). Satanás y sus demonios serán
echados en el mismo “lago de fuego y azufre” que la bestia salvaje y el falso profeta en el sentido
de que también serán destruidos para siempre. Si la parte invisible y más poderosa de la
descendencia de Satanás hubiera de ser destruida en Armagedón, de seguro se habría dicho que
los demonios ya estaban en ese lago simbólico junto con la bestia salvaje y el falso profeta. El que

1204
no se los mencione en Revelación 20:10 indica que los demonios no serán destruidos en
Armagedón.
Dado que no se dice en concreto que los demonios sean arrojados en el abismo, tampoco se
dice específicamente que salgan de allí. Sin embargo, su destino es el mismo que el del Diablo.
Después de que se les suelte con Satanás y cooperen con él durante la prueba final de la
humanidad al terminar los mil años, también serán arrojados en el lago de fuego y así
experimentarán la destrucción eterna (Revelación 20:7-9).
Por eso, aunque Revelación 20:1-3 solo dice que Satanás será prendido y arrojado en el abismo
de inactividad, podemos concluir lógicamente que sus ángeles también serán atados y abismados.
No se permitirá que ni el Diablo ni sus fuerzas demoníacas interfieran en el propósito de Dios de
transformar la Tierra en un paraíso y devolver a la humanidad la perfección durante el Reinado
Milenario de Cristo. //Volver al Índice

1205
W2002 15/9 PÁG.30

¿Recibe Satanás el nombre de Lucifer en la Biblia?


El nombre Lucifer aparece una vez en las Escrituras, y solo en algunas versiones de la Biblia. Por
ejemplo, la Biblia Americana San Jerónimo traduce así Isaías 14:12: “¿Cómo caíste del cielo, oh
Lucifer, que nacías por la mañana?”.
La palabra hebrea que se vierte “Lucifer” significa “resplandeciente”. La Septuaginta usa el
término griego que significa “el que trae el alba”, de ahí que algunas traducciones empleen
expresiones como “lucero del alba” o “lucero de la mañana”. Por otro lado, la Vulgata latina, de
Jerónimo, utiliza “Lucifer” (portador de luz) y por ello, este vocablo aparece en varias versiones de la
Biblia.
¿Quién es Lucifer? La expresión “resplandeciente”, o “Lucifer”, se halla en el “dicho proverbial
contra el rey de Babilonia” que Isaías proféticamente ordenó que declararan los israelitas. Por
consiguiente, forma parte de un dicho dirigido ante todo a la dinastía de reyes babilonios. El hecho
de que el calificativo “resplandeciente” se dé a un hombre y no a un espíritu se pone de manifiesto
con mayor claridad con la frase: “Al Seol se te hará bajar”. El Seol es la sepultura común de la
humanidad, no un lugar donde habite el Diablo. Además, quienes ven a Lucifer en este estado
preguntan: “¿Es este el hombre que estuvo agitando la tierra?”. Queda claro, pues, que el nombre
“Lucifer” corresponde a un ser humano, no a un espíritu (Isaías 14:4, 15, 16).
¿Por qué se califica a la dinastía babilónica de manera tan sobresaliente? No debemos pasar
por alto que al rey de Babilonia se le llamaría en tono burlón el “resplandeciente” solo después de su
caída (Isaías 14:3). La altivez de los reyes babilonios los hizo elevarse por encima de quienes los
rodeaban. Fue tan grande la arrogancia de la dinastía, que se la representa alardeando con estas
palabras: “A los cielos subiré. Por encima de las estrellas de Dios alzaré mi trono, y me sentaré sobre
la montaña de reunión, en las partes más remotas del norte [...]; me haré parecer al Altísimo” (Isaías
14:13, 14).
“Las estrellas de Dios” son los reyes del linaje de David (Números 24:17). A partir de él, estas
“estrellas” gobernaron desde el monte Sión. Una vez que Salomón construyó el templo en Jerusalén,
el nombre Sión pasó a designar a la entera ciudad. Bajo el pacto de la Ley, todo varón israelita
estaba obligado a viajar a Sión tres veces al año, por lo que se convirtió en “la montaña de
reunión”. Con su determinación de subyugar a los reyes de Judá y luego desarraigarlos de aquella
montaña, el rey babilonio Nabucodonosor manifiesta su intención de elevarse por encima de tales
“estrellas”. En vez de atribuir el mérito de la victoria sobre ellas a Jehová, se coloca con arrogancia
a la altura de este. De modo que cuando la dinastía babilónica cae, se la llama en tono burlón el
“resplandeciente”.
El orgullo de los gobernantes babilonios fue reflejo de la actitud del “dios de este sistema de
cosas”, Satanás el Diablo (2 Corintios 4:4). Él también está sediento de poder y anhela ensalzarse por
encima de Jehová Dios. No obstante, Lucifer no es un nombre bíblico para Satanás. //Volver al Índice

1206
W2011 1/3 PÁG.21

¿Creó Dios al Diablo?


Algunas personas piensan que, como Dios “creó todas las cosas”, también tuvo que crear al
Diablo (Efesios 3:9; Revelación [Apocalipsis] 4:11). Sin embargo, la Biblia explica con claridad que
eso no es cierto.
Jehová no creó al Diablo —el mayor enemigo de Dios—, sino a un ángel perfecto que se
convirtió en el Diablo. Las Escrituras muestran que Jehová nunca crearía un ser malvado. Por
ejemplo, en Deuteronomio 32:3-5 leemos: “Perfecta es su actividad, porque todos sus caminos son
justicia. Dios de fidelidad, con quien no hay injusticia; justo y recto es él”. Por otra parte, las palabras
de Jesús registradas en Juan 8:44 muestran que el Diablo “no permaneció firme en la verdad”.
De todo esto podemos concluir que, en algún momento, debió de ser bueno y justo.
Jehová concedió a todas las criaturas inteligentes libertad para elegir entre lo correcto y lo
incorrecto, por lo que aquel ángel también tenía esa posibilidad. Por eso, cuando decidió
desobedecer a Dios y convenció a la primera pareja humana de que se le uniera, fue él mismo
quien se convirtió en Satanás, nombre que significa “Opositor” (Génesis 3:1-5).
Por otro lado, la Biblia explica que este malvado individuo utilizó con astucia varias mentiras para
engañar a Eva. Valiéndose de una serpiente, hizo que la mujer desobedeciera la ley que el Creador
había establecido con total claridad. Fue así como Satanás se convirtió también en el Diablo, que
significa “Calumniador”, y por eso Jesús lo llamó “el padre de la mentira” (Juan 8:44).
Ahora bien, si era un ser espiritual perfecto, sin debilidades ni malas influencias, ¿cómo desarrolló
una actitud tan perversa? Al parecer, Satanás ansiaba recibir la adoración que solo pertenece a
Dios, y vio la oportunidad de ser él quien gobernara a los seres humanos, en lugar de Jehová. En vez
de rechazar la idea, Satanás siguió alimentándola y permitió que se arraigara en su corazón hasta
que terminó llevándola a cabo. El libro bíblico de Santiago describe así este proceso: “Cada uno es
probado al ser provocado y cautivado por su propio deseo. Entonces el deseo, cuando se ha
hecho fecundo, da a luz el pecado” (Santiago 1:14, 15; 1 Timoteo 3:6).
Para entenderlo, podríamos compararlo a un hombre que trabaja como contador y al que se le
presenta la oportunidad de robar a la empresa manipulando los registros contables. Tiene que
tomar una decisión: o rechaza rápidamente el pensamiento, o sigue dándole vueltas al asunto.
Si elige lo segundo, la idea empezará a parecerle buena y es muy probable que al final cometa el
delito. Además, posiblemente recurra a la mentira para ocultarlo. Así, él mismo se habrá convertido
en un mentiroso y un ladrón. Algo parecido ocurrió con el ángel que Jehová creó. Él usó su libertad
de elección para cultivar malos deseos y llevarlos a cabo, rebelándose contra su Padre y
engañando a otros. Por tanto, fue él quien se convirtió a sí mismo en Satanás, el Diablo.
Afortunadamente, Dios ha fijado un día para destruir a su enemigo (Romanos 16:20). Mientras
tanto, Jehová informa a sus siervos sobre las verdaderas intenciones de Satanás y los protege de sus
maquinaciones (2 Corintios 2:11; Efesios 6:11). Así pues, es vital que nos esforcemos por seguir este
consejo bíblico: “Opónganse al Diablo, y él huirá de ustedes” (Santiago 4:7).
Comentario de la página 21. Un ángel perfecto decidió desobedecer a Dios y se convirtió a sí
mismo en Satanás //Volver al Índice

1207
W2009 15/5 PÁG.18

¿Cuándo fue expulsado del cielo Satanás? (Rev. 12:1-9.)


Aunque el libro bíblico de Revelación no especifica con exactitud cuándo ocurrió, sí menciona
varios sucesos que nos permiten calcularlo aproximadamente. El primero de estos acontecimientos
es el nacimiento del Reino mesiánico. Sabemos que después de su instauración, “estalló guerra en el
cielo” y que, como consecuencia, el Diablo fue derrotado y luego expulsado.
Las Escrituras señalan claramente a 1914 como el año en que terminaron “los tiempos señalados
de las naciones” y se estableció el Reino (Luc. 21:24). [Nota] ¿Cuánto tiempo pasó hasta que estalló
la guerra en el cielo y se expulsó a Satanás?
Revelación 12:4 explica: “El dragón [Satanás] se quedó de pie delante de la mujer que estaba a
punto de dar a luz, para, cuando diera a luz, devorar a su hijo”. Esto muestra que Satanás pretendía
deshacerse rápidamente del Reino, de ser posible, en el mismo instante en que naciera. Aunque
Jehová intervino para impedir que Satanás se saliera con la suya, el Diablo estaba decidido a
acabar con el Reino recién establecido. Es lógico, por tanto, que “Miguel y sus ángeles”
no perdieran tiempo y tomaran medidas para proteger el Reino expulsando del cielo al “dragón y
sus ángeles”. Así pues, la derrota y la expulsión de Satanás debieron tener lugar poco después del
nacimiento del Reino en 1914.
Otro factor que debemos tomar en cuenta es la resurrección de los cristianos ungidos. Según las
pruebas bíblicas, esta comenzó poco tiempo después de haberse establecido el Reino (Rev. 20:6).
Sin embargo, la Biblia no indica que los hermanos ungidos de Cristo lo acompañaran en su batalla
contra el dragón y sus ángeles. Por tanto, para cuando empezó la resurrección de los hermanos de
Cristo, ya debía haber ocurrido la guerra en los cielos y la expulsión de Satanás y sus demonios.
En resumen: aunque la Biblia no revela el momento exacto en que Satanás y sus demonios
fueron expulsados del cielo, todo indica que sucedió poco después de que Jesucristo fuera
coronado como Rey celestial en 1914.
Notas. Véanse las páginas 215 a 218 del libro ¿Qué enseña realmente la Biblia?
Véase La Atalaya del 1 de enero de 2007, páginas 27 y 28, párrafos 9 a 13. //Volver al Índice

1208
W2009 1/10 PÁG.15

¿De veras existe el Diablo?


La Biblia enseña que Satanás es un ser completamente real. Sin embargo, algunos críticos se
burlan de esa idea. Según ellos, el Diablo no es más que un símbolo de la maldad que todos
llevamos dentro.
En realidad, no es de extrañar que surjan dudas sobre la existencia del Diablo. ¿Por qué decimos
esto? Pongamos un ejemplo: muchos delincuentes borran sus huellas para que no los descubran y
así poder cometer más delitos. Pues bien, Satanás hace igual: trata por todos los medios de
mantenerse en el anonimato y así seguir fomentando todo tipo de corrupción moral. No obstante,
Jesús reveló claramente quién es el responsable del estado en que se halla la humanidad cuando
llamó a Satanás “el gobernante de este mundo” (Juan 12:31).
Pero ¿cómo llegó a existir el Diablo? Al principio era un ángel perfecto. Sin embargo, comenzó a
desear que los seres humanos lo adoraran a él en lugar de a Dios. Se obsesionó tanto con esa idea
que acabó rebelándose. Fue entonces cuando se convirtió en el Diablo. En la Biblia se registró una
conversación que Satanás y Jesús mantuvieron en la Tierra. En ella, el Diablo dejó ver cuál era su
ambición, pues intentó que Jesús se arrodillara y lo adorara (Mateo 4:8, 9).
En el libro bíblico de Job aparecen dos conversaciones que mantuvo con Dios, en las que se
deja entrever esa misma ambición. También revelan que el Diablo haría lo que fuera necesario para
que los humanos se alejaran de Dios y lo adoraran a él (Job 1:13-19; 2:7, 8).
Piense en esto: si Satanás habló personalmente con Jehová Dios y con Jesucristo, ¿cómo puede
ser un símbolo de la maldad que hay en todos nosotros? ¿Acaso existe la más mínima pizca de
maldad en el interior de Dios o de Jesús? Por supuesto que no. Así que está claro que Satanás es un
ser real. Lo que es más, es una criatura espiritual despiadada que no siente ningún respeto por
Jehová ni por Jesús.
El lamentable estado en que se encuentra este mundo demuestra a las claras que el Diablo
existe. Mientras millones de personas se mueren de hambre, muchos países dejan que se pudra la
comida que les sobra. Al mismo tiempo almacenan armas de destrucción masiva para aniquilarse
entre sí. Por otro lado, han hecho que la contaminación del planeta haya alcanzado niveles
alarmantes. Aun así, la mayoría de la gente no es capaz de ver el origen de todo ese aborrecible
comportamiento. ¿Por qué será?
La Biblia explica la razón al revelarnos que Satanás “ha cegado las mentes de los incrédulos”
(2 Corintios 4:4). Pero ¿cómo logra manipularlos? Lo hace a través de una organización invisible. Las
Escrituras indican que él es “el gobernante de los demonios” (Mateo 12:24). Es como el jefe de una
gran red criminal que controla todo un imperio sin revelar su identidad. En efecto, Satanás se vale
de una organización clandestina compuesta por demonios para controlar a las personas sin que la
mayoría se dé cuenta.
¡Menos mal que la Biblia ha desenmascarado al Diablo y su organización! Así podemos tomar las
medidas necesarias para no caer en sus redes. ¿Cómo lo lograremos? Siguiendo este consejo
bíblico: “Sujétense [...] a Dios; pero opónganse al Diablo, y él huirá de ustedes” (Santiago 4:7). //Volver
al Índice

1209
W2003 1/7 PÁG.30

¿Por qué dice Hebreos 2:14 que Satanás “tiene el medio para
causar la muerte”?
En pocas palabras, Pablo quiso decir que Satanás puede causar la muerte física de los seres
humanos, ya sea personalmente o mediante sus secuaces. En conformidad con este hecho, Jesús
dijo que el Diablo “era homicida cuando principió” (Juan 8:44).
Hebreos 2:14 puede prestarse a confusión debido a que algunas traducciones dicen que
Satanás tiene “el poder de la muerte” o “poder sobre la muerte” (La Biblia de las Américas;
Schonfield). Tales versiones pueden dar la impresión de que el Diablo tiene la capacidad absoluta
de matar a cualquiera que desee. Sin embargo, ese no es el caso. Si lo fuera, es muy probable que
hubiera acabado hace mucho con todos los adoradores de Jehová en la Tierra (Génesis 3:15).
La expresión griega que se vierte “poder sobre la muerte” en algunas traducciones y “medio
para causar la muerte” en la Traducción del Nuevo Mundo es krá·tos tou tha·ná·tou. Tou tha·ná·tou
es una forma de la expresión que significa “muerte”. Krá·tos quiere decir fundamentalmente “fuerza,
fortaleza, poder”. Según la obra Theological Dictionary of the New Testament, denota “la presencia
e importancia de la fuerza o fortaleza, más bien que su uso”. Por consiguiente, en Hebreos 2:14,
Pablo no quiere decir que Satanás tenga un poder absoluto sobre la muerte, sino la capacidad de
causar la muerte.
¿Cómo se vale el Diablo del “medio para causar la muerte”? En el libro de Job encontramos un
caso que pudiera ser un tanto excepcional. El relato dice que Satanás empleó una tempestad para
“causar la muerte” de los hijos de Job. Observemos, sin embargo, que él pudo hacer esto
únicamente con el permiso divino, el cual recibió debido a que estaba implicada una cuestión
trascendental (Job 1:12, 18, 19). De hecho, no pudo matar a Job, pues Jehová no le dio permiso
para ello (Job 2:6). Esto demuestra que, aunque en ocasiones Satanás ha podido causar la muerte
de seres humanos fieles, no debemos temer que él pueda arrebatarnos la vida cuando le plazca.
El Diablo también ha provocado numerosas muertes mediante sus secuaces humanos, de modo
que muchos cristianos han perecido por su fe. Algunos han sido asesinados por turbas enfurecidas o
han sido ejecutados injustamente por orden de funcionarios del gobierno o de jueces corruptos
(Revelación [Apocalipsis] 2:13).
Además, Satanás ha causado la muerte de algunos aprovechándose de sus debilidades
humanas. En los días del antiguo Israel, el profeta Balaam aconsejó a los moabitas que incitaran al
pueblo de Dios “a cometer infidelidad para con Jehová” (Números 31:16). Aquello acarreó la
muerte a más de veintitrés mil israelitas (Números 25:9; 1 Corintios 10:8). Hoy día, algunos también
caen víctimas de “las maquinaciones” de Satanás y son atraídos a la inmoralidad y otras prácticas
impías (Efesios 6:11). Es cierto que tales personas por lo general no mueren inmediatamente, pero
pierden la oportunidad de alcanzar la vida eterna, y en ese sentido el Diablo causa su muerte.
Aunque reconocemos que Satanás puede hacernos daño, no hay por qué tenerle un miedo
exagerado. Cuando Pablo dijo que el Diablo disponía del medio para causar la muerte, también
mencionó que Cristo murió a fin de “redu[cir] a nada [a Satanás] [...] y emancipa[r] a todos los que
por temor de la muerte estaban sujetos a esclavitud durante toda su vida” (Hebreos 2:14, 15). Sí,
Jesús pagó el rescate y así liberó a la humanidad obediente de la esclavitud al pecado y la muerte
(2 Timoteo 1:10).
Por supuesto, el hecho de que Satanás tenga el medio para causar la muerte nos da en qué
pensar, pero confiamos en que Jehová puede deshacer cualquier daño provocado por el Diablo y
sus agentes. Jehová nos asegura que el resucitado Jesús va a “desbaratar las obras del Diablo”
(1 Juan 3:8). Mediante el poder de Jehová, Jesús resucitará a los muertos y acabará con la muerte

1210
misma (Juan 5:28, 29). Al debido tiempo, pondrá al descubierto de manera espectacular los límites
del poder de Satanás abismándolo. Y finalmente lo entregará a la destrucción eterna (Revelación
20:1-10). //Volver al Índice

1211
W2002 1/12 PÁG.29

¿Debemos concluir, por lo que dice Revelación [Apocalipsis]


20:8, que Satanás extraviará a una gran cantidad de
personas durante la prueba final?
Revelación 20:8 se refiere al ataque final de Satanás contra las personas que vivan en la Tierra al
final de la gobernación de mil años del Reino mesiánico. Aludiendo a Satanás, el versículo dice:
“Saldrá a extraviar a aquellas naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a
Magog, para reunirlos para la guerra. El número de estos es como la arena del mar”.
A pesar de los adelantos en los métodos e instrumentos científicos, la cantidad de “arena del
mar” sigue siendo una cifra desconocida. Por eso puede decirse que dicha expresión representa un
número desconocido e indeterminado. Pero ¿da a entender que es una cantidad inmensa,
abrumadora y astronómica, o simplemente una cantidad desconocida, pero considerable?
La expresión “como la arena del mar” se emplea en la Biblia de diversas maneras. Por ejemplo,
en Génesis 41:49 leemos: “José continuó amontonando grano en grandísima cantidad, como la
arena del mar, hasta que por fin cesaron de contarlo, porque era sin número”. Aquí se recalca que
el grano era incontable. De igual modo, Jehová declaró: “Tal como no puede contarse el ejército
de los cielos, ni medirse la arena del mar, así multiplicaré la descendencia de David mi siervo”. Tan
cierto como que las estrellas del cielo y la arena del mar son incontables, así de seguro es que
Jehová cumplirá su promesa a David (Jeremías 33:22).
A menudo, la expresión “la arena del mar” se refiere a algo que es grande e impresionante en
cantidad o tamaño. Los israelitas que se hallaban en Guilgal estaban muy preocupados por el
ejército filisteo que se encontraba en Micmash, pues era “como los granos de arena que están a la
orilla del mar por multitud” (1 Samuel 13:5, 6; Jueces 7:12). Y “Dios continuó dando a Salomón
sabiduría y entendimiento en medida sumamente grande, y una anchura de corazón, como la
arena que está sobre la orilla del mar” (1 Reyes 4:29). Aunque en ambos casos la cantidad era
considerable, tenía un límite.
“La arena del mar” también puede referirse a un número desconocido, sin dar a entender que
sea inmenso. Jehová dijo a Abrahán: “Yo de seguro te bendeciré y de seguro multiplicaré tu
descendencia como las estrellas de los cielos y como los granos de arena que hay en la orilla del
mar” (Génesis 22:17). Cuando Jehová repitió esta promesa a Jacob, nieto de Abrahán, utilizó la
expresión “las partículas de polvo de la tierra”, a la cual Jacob luego aludió como “los granos de
arena del mar” (Génesis 28:14; 32:12). Como bien sabemos ahora, la “descendencia” de Abrahán,
aparte de Jesucristo, se compone de 144.000 personas, a quienes Jesús llamó el “rebaño pequeño”
(Lucas 12:32; Gálatas 3:16, 29; Revelación 7:4; 14:1, 3).
¿Qué aprendemos de estos ejemplos? Que la expresión “como la arena del mar” no siempre
significa una cantidad infinita y astronómica; tampoco se emplea siempre para describir algo de
tamaño inmenso o sumamente grande. Con frecuencia representa un número desconocido, pero
bastante grande. Por lo tanto, es razonable creer que la multitud rebelde que apoyará a Satanás en
su ataque final contra el pueblo de Dios no será enorme o inmensa, sino de proporciones
considerables, lo suficientemente grande como para representar una amenaza. No obstante, el
número todavía se desconoce. //Volver al Índice

1212
W2011 1/1 PÁG.12

¿Por qué se valió Satanás de una serpiente para hablar con


Eva?
Como vimos en la página 8, la Biblia indica claramente que fue Satanás quien manipuló a la
serpiente en el jardín de Edén. Pero ¿por qué habrá empleado alguien tan poderoso un método
como ese?
La Palabra de Dios nos advierte que Satanás utiliza astutas “maquinaciones” para tratar de
engañarnos, y el relato de Edén es una buena muestra de ello (Efesios 6:11). Lejos de ser una simple
fábula con animales que hablan, constituye un claro ejemplo de las artimañas con las que el Diablo
trata de alejarnos de Dios. Veamos con más detalle por qué usó ese ardid.
Hay que admitir que Satanás supo elegir a su víctima. Sabía que Eva era el ser más joven e
inexperto del universo, así que ideó una treta muy maliciosa. Como si de un ventrílocuo se tratara, le
hizo creer que quien le hablaba era una serpiente, un animal sigiloso por naturaleza. De este modo
logró esconder su identidad y sus verdaderas intenciones (Génesis 3:1). Pero también consiguió otros
objetivos.
Para empezar, capturó el interés de Eva, pues ella sabía que las serpientes no hablan.
No olvidemos que su esposo estudió a los animales —incluida la serpiente— y les puso nombre a
todos, así que es muy probable que ella también conociera bien a este reptil (Génesis 2:19).
El hecho es que a Eva le picó la curiosidad, y acabó fijando su atención en lo único que tenía
prohibido tocar en todo el jardín. Por otra parte, supongamos que la serpiente estaba entre las
ramas del árbol. En tal caso, la treta del Diablo pudo haber llevado a Eva a pensar que la serpiente
había comido del fruto y que por eso era capaz de hablar. Incluso puede que se dijera: “Si el fruto
ha tenido este efecto en una serpiente, ¿qué ocurrirá si lo como yo?”. No sabemos a ciencia cierta
si a Eva le pasó esta idea por la cabeza, ni tampoco si la serpiente comió del árbol. Pero hay algo
que sí es seguro: cuando la serpiente le dijo que si comía del fruto sería “como Dios”, Eva no tuvo
reparos en creerle.
Además, Satanás eligió muy bien sus palabras. Al darle a entender a Eva que Dios le estaba
ocultando algo bueno, que le estaba coartando injustamente su libertad, le hizo dudar sobre
Jehová Dios. Él sabía que, para que su plan funcionara, ella tenía que poner sus deseos egoístas por
encima del amor a su Creador, quien le había dado todo (Génesis 3:4, 5). Por desgracia, la jugada
le salió bien. Quedó claro que Eva no había cultivado verdadero amor y agradecimiento por
Jehová; y lo mismo podía decirse de Adán. ¿Y no es cierto que hoy día el Diablo promueve el mismo
tipo de ideas egoístas para alejar de Dios a la gente?
Ahora bien, ¿qué pretendía Satanás con aquella treta? ¿Cuáles eran sus verdaderas
intenciones? En Edén procuró ocultar su identidad y sus motivos, pero tiempo después no le importó
mostrar su verdadera cara. Cuando tentó a Jesús, como sabía que no le iban a servir de nada los
disfraces, fue al grano y le pidió descaradamente que le rindiera “un acto de adoración” (Mateo
4:9). Salta a la vista que lo corroe la envidia por la adoración que Jehová recibe, y que haría
cualquier cosa por desviarla o contaminarla. Le encanta lograr que los seres humanos
desobedezcan a Dios.
Afortunadamente, la Biblia nos pone sobre aviso, pues nos ha advertido que el Diablo es muy
astuto y está empeñado en engañarnos. Como “no estamos en ignorancia de sus designios” y sus
trampas, no tenemos por qué cometer la misma insensatez que Eva (2 Corintios 2:11). //Volver al Índice

1213
W2003 15/6 PÁG.30

¿Puede Satanás el Diablo leer los pensamientos del ser


humano?
Aunque no podemos ser dogmáticos, parece que ni Satanás ni sus demonios tienen la
capacidad de leernos el pensamiento.
Fijémonos en los nombres descriptivos que se le dan a Satanás. Se le llama Satanás (Opositor),
Diablo (Calumniador), Serpiente (sinónimo de Engañador), Tentador y Mentiroso (Job 1:6; Mateo 4:3;
Juan 8:44; 2 Corintios 11:3; Revelación [Apocalipsis] 12:9). Ninguna de estas expresiones indican que
tenga la facultad de leer los pensamientos.
En contraste, a Jehová Dios se le llama “el examinador de los corazones” (Proverbios 17:3;
1 Samuel 16:7; 1 Crónicas 29:17). “No hay creación que no esté manifiesta a la vista de [Jehová] —
dice Hebreos 4:13—, sino que todas las cosas están desnudas y abiertamente expuestas a los ojos de
aquel a quien tenemos que dar cuenta.” No sorprende, además, que Jehová haya otorgado la
capacidad de examinar los corazones a su Hijo. El resucitado Jesús declaró: “Yo soy el que
escudriña los riñones y corazones, y a ustedes les daré individualmente según sus hechos”
(Revelación 2:23).
La Biblia no dice que el Diablo pueda examinar el corazón y la mente del hombre. Esto es
significativo, pues el apóstol Pablo nos asegura que los cristianos “no estamos en ignorancia de [los]
designios [de Satanás]” (2 Corintios 2:11). Por eso, no hay razón para temer que Satanás posea
alguna facultad extraordinaria de la que no seamos conscientes.
Ahora bien, lo anterior no quiere decir que nuestro Adversario no pueda discernir nuestras
debilidades. Satanás ha examinado el comportamiento humano durante siglos. No tiene que
leernos el pensamiento para conocer cuáles son nuestros patrones de conducta, observar qué tipo
de entretenimiento nos agrada, escuchar los temas sobre los que hablamos y así por el estilo.
Nuestras expresiones faciales y nuestra postura también pueden ser indicadores de lo que pensamos
y sentimos.
Por lo general, Satanás emplea los mismos métodos que utilizó en el jardín de Edén: la mentira, el
engaño y la información errónea (Génesis 3:1-5). Aunque los cristianos no tienen razón para temer
que Satanás lea sus pensamientos, sí tienen razón para cuidarse de los pensamientos que el Diablo
tal vez intente introducir en su mente. Él quiere que los cristianos se conviertan en individuos
“corrompidos de mente y despojados de la verdad” (1 Timoteo 6:5). Con razón el mundo de
Satanás ha desatado una avalancha de información y entretenimiento que corrompen. Para
no sucumbir a este ataque, los cristianos tienen que proteger su mente con “el yelmo de la
salvación” (Efesios 6:17). Lo logran llenándola con la verdad de la Biblia y evitando el contacto
innecesario con el degradado ambiente del mundo del Diablo.
Satanás es un terrible enemigo. Pero no hay por qué sentir un temor morboso hacia él y sus
demonios. Santiago 4:7 nos asegura: “Opónganse al Diablo, y él huirá de ustedes”. Si seguimos este
consejo, podremos decir, al igual que Jesús, que Satanás no tiene dominio sobre nosotros (Juan
14:30). //Volver al Índice

1214
W2004 1/8 PÁG.28

¿A qué se refería Jesús cuando les dijo a sus discípulos:


“Contemplaba yo a Satanás ya caído como un relámpago
del cielo”?
Jesús había seleccionado 70 discípulos y los había enviado “de dos en dos delante de sí a toda
ciudad y lugar adonde él mismo iba a ir”. Cuando estos volvieron, estaban rebosantes de alegría
por su éxito en la predicación. “Señor, hasta los demonios quedan sujetos a nosotros por el uso de tu
nombre”, le dijeron. En ese momento, Jesús señaló: “Contemplaba yo a Satanás ya caído como un
relámpago del cielo” (Lucas 10:1, 17, 18).
Al principio, puede parecer que Jesús se refería a un suceso del pasado. Sin embargo, sesenta
años después que Jesús pronunciara esas palabras, el anciano apóstol Juan escribió algo similar:
“Hacia abajo fue arrojado el gran dragón, la serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás,
que está extraviando a toda la tierra habitada; fue arrojado abajo a la tierra, y sus ángeles fueron
arrojados abajo con él” (Revelación [Apocalipsis] 12:9).
Cuando Juan escribió lo anterior, Satanás todavía vivía en el cielo. ¿Cómo lo sabemos? Porque
Revelación es un libro de profecías, no de historia (Revelación 1:1). Así que en tiempos de Juan,
Satanás aún no había sido echado a la Tierra. De hecho, hay prueba de que esto no ocurrió sino
hasta poco después de que Jesús fuera entronizado como Rey del Reino de Dios en 1914
(Revelación 12:1-10). [Nota]
¿Por qué, entonces, habló Jesús de la expulsión de Satanás como si ya hubiese ocurrido?
Algunos eruditos sugieren que Jesús estaba reprendiendo a sus discípulos por demostrar una actitud
orgullosa. Creen que, en realidad, quería decir: “Triunfaron sobre los demonios, pero no se vuelvan
jactanciosos. Satanás fue orgulloso, y eso lo llevó a su veloz caída”.
No podemos ser dogmáticos en este asunto. Sin embargo, parece más probable que Jesús se
estuviera regocijando con sus discípulos y se refiriera a la venidera caída de Satanás. Jesús estaba
más al corriente que ninguno de ellos de la hostilidad despiadada del Diablo. Imagine su alegría al
saber que sus discípulos imperfectos sujetaban a poderosos demonios. La subyugación de los
espíritus perversos fue solo un anticipo de lo que sucedería el día en que Jesús, el arcángel Miguel,
batallase contra Satanás y lo echase del cielo a la Tierra.
Cuando Jesús afirmó que lo contemplaba “ya caído”, al parecer subrayó la certeza de la caída
de Satanás. El caso es parecido al de otras profecías bíblicas que hablan de acontecimientos
futuros utilizando el tiempo pasado. Por ejemplo, observe la mezcla de tiempos pasados y futuros en
la profecía de Isaías 52:13–53:12 concerniente al Mesías. De modo que Jesús probablemente estaba
expresando su confianza en que Satanás sería echado del cielo de acuerdo con el propósito de Su
Padre. Jesús también estaba seguro de que, en el momento fijado por Dios, Satanás y sus demonios
serían abismados y después destruidos de una vez para siempre (Romanos 16:20; Hebreos 2:14;
Revelación 20:1-3, 7-10).
Nota. Véanse los libros El conocimiento que lleva a vida eterna, cap. 10, y Apocalipsis... ¡se
acerca su magnífica culminación!, cap. 27, editados por los testigos de Jehová. //Volver al Índice

1215
W1982 1/9 PÁG.31

¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo acerca de un demonio:


“Este género con nada puede salir salvo con oración”?
Cierto hombre cuyo hijo caía bajo posesión de “un espíritu mudo pidió a Jesús que expulsara al
espíritu inicuo, pues los discípulos no habían podido hacerlo. Jesús, con el poderoso apoyo de Dios,
expulsó al demonio. Más tarde los discípulos preguntaron a Jesús: “¿Por qué no pudimos nosotros
expulsarlo?” Según el registro de Marcos, Cristo contestó: “Este género con nada puede salir salvo
con oración.” (Marcos 9:14-29) En el registro paralelo de Mateo, éste presenta la respuesta de Jesús
así: “Por su poca fe.”—Mateo 17:14-20.
¿Por qué enfatizó él la fe y la oración? La experiencia muestra que no necesariamente tienen
todos los demonios los mismos intereses ni habilidades. Por ejemplo, parece que algunos se
concentran en embrujar casas, mientras que otros espíritus inicuos se dan a hostigar a criaturas
humanas o posesionarse de éstas. Y podemos concluir, basándonos en la respuesta de Jesús, que
algunos demonios son especialmente poderosos.—Efesios 6:12.
Mientras Jesús estuvo en la Tierra, Dios dio poder a algunos de Sus siervos para que expulsaran
espíritus inicuos que se posesionaban de personas desdichadas. A los doce apóstoles y a setenta
discípulos se les dio un poder de esa índole. (Mateo 10:8; Lucas 10:17) Pero los apóstoles que
tuvieron que ver con el caso de Mateo 17:14-20 y Marcos 9:14-29 no pudieron expulsar al demonio.
¿Por qué? ¿Qué les faltaba? Evidentemente era la preparación que se requería para enfrentarse al
tipo de demonio que estaba implicado en aquel caso. Se necesitaba fe firme, junto con haber
orado de antemano pidiendo de Dios ayuda que les comunicara poder. Aunque los registros no
mencionan que Jesús haya ofrecido una oración específica en relación con aquel caso, es
probable que lo haya hecho. Entonces logró expulsar al poderoso demonio. //Volver al Índice

1216
W1975 1/4 PÁG.222

¿Es posible que hoy los cristianos exorcicen o echen fuera


demonios orando sobre la persona que está poseída de
ellos?—EE. UU.
Las Escrituras muestran que puede haber mucho más envuelto en libertar a una persona de
control demoníaco que el simplemente hacer una oración a favor de ella.
Es cierto que, en el primer siglo E.C., ciertos cristianos, aunque no todos, estaban facultados por
el espíritu de Dios para expulsar demonios. (1 Cor. 12:29, 30; compare con Mateo 10:8.) Por lo
general se efectuaba esto ordenando a los demonios, en el nombre de Jesucristo, a que
abandonaran el dominio que tenían sobre los poseídos.—Hech. 16:16-18; compare con Hechos
19:13-16.
Sin embargo, las Escrituras no dan ninguna indicación de que el expulsar instantáneamente a los
demonios y otros dones milagrosos del espíritu habrían de continuar con los cristianos a través de los
siglos. Al contrario, los dones milagrosos habrían de cesar. El inspirado apóstol Pablo escribió: “Sea
que haya dones de profetizar, serán eliminados; sea que haya lenguas, cesarán; sea que haya
conocimiento [recibido milagrosamente], será eliminado.” (1 Cor. 13:8) Siempre que se transmitían
los dones milagrosos del espíritu, estaba presente uno o más de los apóstoles que Jesucristo había
escogido directamente. (Hech. 2:1, 4, 14; 8:9-20; 10:44-46; 19:6) Por consiguiente, es lógico concluir
que la transmisión de estos dones terminó con la muerte de los apóstoles, y los dones milagrosos
mismos cesaron cuando murieron los poseedores de ellos que quedaban.
Además, una de las razones principales por las cuales se dieron los dones milagrosos fue para
establecer que la aprobación de Dios, que había descansado sobre la congregación judía, ahora
se había colocado sobre la congregación cristiana. (Hech. 2:32, 33, 38-41; Heb. 2:1-4) Hoy no se
necesitan dones milagrosos para establecer ese hecho. La congregación judía del día presente
no puede cumplir los requisitos de la ley mosaica, pues no tiene sacerdocio en el linaje de Aarón y
no tiene templo en el sitio antiguo en Jerusalén.
Además, la evidencia más concluyente para establecer cuál es la congregación con
aprobación divina no es la ejecución de obras milagrosas evidentes. Jesucristo dijo: “No todo el que
me dice: ‘Señor, Señor,’ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre
que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre,
y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre ejecutamos muchas obras poderosas?’ Y sin
embargo, entonces les confesaré: ¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obreros del desafuero.”
(Mat. 7:21-23) De modo que Jesús indicó que aun algunos “obreros del desafuero” podrían exorcizar
demonios. Evidentemente Satanás, el principal de los demonios, permitiría esta hazaña, que daría a
los “obreros” que la realizaran la apariencia de ser “ministros de justicia.” (2 Cor. 11:13-15) Pero, en
cuanto a la marca de identificación genuina de sus discípulos verdaderos, Jesús declaró: “En esto
todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre ustedes mismos.”—Juan 13:35.
Aunque hoy los cristianos verdaderos no alegan tener ningún poder sobrehumano o recibido
divinamente para exorcizar demonios, esto no significa que no pueden ayudar a los que sufren de
hostigamiento demoníaco. Pueden orar a favor de ellos, no en un esfuerzo por efectuar un
arrojamiento instantáneo de los demonios, sino para que las personas afligidas así obtengan las
fuerzas espirituales para resistir el ataque demoníaco. Los cristianos verdaderos también pueden
mostrarles lo que dice la Biblia en cuanto a resistir las inicuas fuerzas espíritus. (Efe. 6:10-18) Luego, los
que creen que son los demonios los que los están perturbando tienen que personalmente hacer el
esfuerzo por librarse de tal hostigamiento y sinceramente tienen que querer seguir el consejo de la

1217
Biblia. Pueden estar seguros de que Jehová bendecirá sus esfuerzos sinceros y determinados. (Sant.
4:7) Casos verídicos prueban que muchos han sido librados así de ataque demoníaco. //Volver al Índice

1218
W1970 15/6 PÁGS.383-384

¿Qué fueron los “demonios de forma de cabra” que la Biblia


menciona?—T. W., EE. UU.
La palabra hebrea sa‘ir, que literalmente significa “peludo o lanudo,” por lo general se refiere a
una cabra o cabrito. (Gén. 37:31; Lev. 4:24) Sin embargo, en cuatro textos los traductores por lo
general consideran que la palabra hebrea tiene un significado que va más allá de su uso común.—
Lev. 17:7; 2 Cró. 11:15; Isa. 13:21; 34:14.
En Levítico 17:7 y 2 Crónicas 11:15 se usa el término (se‘irim, plural) en cuanto a cosas a las que se
rinde adoración y hacen sacrificios con relación a la religión falsa. En la Versión de los Setenta
griega se vierte la palabra como “las cosas insensatas” y en la Vulgata latina es “los demonios.”
Traductores y lexicógrafos modernos a menudo adoptan el mismo punto de vista, traduciéndola
“demonios,” “sátiros” (Mod, BC, Regina, Biblia de Jerusalén) o “demonios de forma de cabra.”—NM,
Lexicon in Veteris Testamenti Libros, Hebrew, German and English Lexicon of the Old Testament.
Evidentemente la adoración falsa que se practicaba en Egipto había afectado a los israelitas
hasta cierto grado. (Jos. 24:14; Eze. 23:8, 21) Por consiguiente, algunos doctos consideran que
Levítico 17:7 y 2 Crónicas 11:15 indican que había alguna forma de adoración de cabras entre los
israelitas, como era prominente en Egipto. Heródoto alega que fue de esta adoración egipcia que
los griegos derivaron su creencia en Pan y los sátiros, dioses lascivos del bosque representados con
cuernos, cola de cabra y patas de cabra.
La Biblia no declara precisamente lo que realmente eran aquellos “peludos o lanudos.” El
término no necesariamente indica ídolos de forma de cabras, pues el uso de “cabras” simplemente
puede ser una expresión de desdén así como la palabra para “ídolo” se obtiene de un término que
originalmente significaba “bolitas estercolizas.” Posiblemente “peludos” o “cabras” simplemente
indicaba que en la mente de los que los adoraban aquellos dioses falsos eran concebidos con una
forma semejante a cabra o de apariencia peluda.
El sentido de se‘irim no se define tan bien en Isaías 13:21 y 34:14, puesto que no se está
condenando directamente la adoración falsa. Al representar la ruina desolada que Babilonia
llegaría a ser, Isaías escribió: “Allí los frecuentadores de regiones áridas ciertamente se echarán, y sus
casas tendrán que estar llenas de buharros. Y allí tienen que residir los avestruces, y demonios
mismos de forma de cabra irán brincando por allí.” (Isa. 13:21) Es interesante que la Versión de los
Setenta usa “demonios” en este caso; y en Revelación 18:2 la descripción de Babilonia la Grande
menciona que es la morada de aves inmundas y “demonios.”
En consecuencia, si ha de entenderse que en Isaías 13:21 y 34:14 se‘irim se refiere a algo que va
más allá del significado de “cabra,” la traducción “demonios de forma de cabra” sería apropiada,
siendo consistente con la manera en que se vierte en Levítico 17:7 y 2 Crónicas 11:15.
Isaías pudo haber inyectado en su lista de animales y aves literales una referencia a demonios,
no queriendo decir que se presentaban en la forma corpórea de cabras, sino que los paganos en
torno de Babilonia y Edom se imaginarían que tales lugares estarían habitados por demonios. La
historia muestra que la gente de Siria y Arabia por largo tiempo ha asociado criaturas monstruosas
con ruinas semejantes. Y si hubiera animales lanudos y peludos en las ruinas desoladas de Edom y
Babilonia, es posible que a los observadores se les haría pensar en demonios. //Volver al Índice

1219
W1975 15/6 PÁG.383

¿Pudiera ser responsable Satanás de algunas de las severas


tormentas e inundaciones que en años recientes han sido tan
destructivas a la vida y la propiedad?—EE. UU.
La Biblia sí informa un caso en que Satanás causó una tormenta destructiva que acarreó la
muerte a los hijos del fiel Job. (Job 1:12, 18, 19) Pero no debemos suponer sobre esta base que
Satanás es directamente responsable de todas las tormentas destructivas. ¿Por qué no? Porque fue
por permiso divino especial que a Satanás se le permitió probar la integridad de Job.
En realidad, el hombre mismo a menudo es el culpable de los llamados desastres “naturales.” Su
mala administración de los recursos de la Tierra y el interponerse a los ciclos naturales han tenido un
efecto definitivo sobre el tiempo y el clima. Dice la Encyclopædia Britannica (edición de 1974): “Hay
creciente evidencia de que las emisiones a la atmósfera de grandes cantidades de calor, gases y
partículas por actividades industriales y otras están causando cambios en el tiempo y el clima.”
Además, ha resultado mucho daño de inundaciones por quitar árboles, los cuales ayudan a impedir
la erosión, y por edificar poblaciones en las tierras bajas o llanuras sujetas a inundaciones,
adyacentes a ríos. Muchas autoridades recomiendan que las naciones impidan esta práctica, una
por la cual el hombre se acarrea tanto sufrimiento a sí mismo.
Puede mencionarse, también, que por lo general los hombres han optado por pasar por alto la
ley de Dios en su vida y por eso el Creador ha dejado que se las compongan como puedan. Como
resultado, llegan a ver cumplida en ellos la ley inmutable de Dios: “Cualquier cosa que el hombre
esté sembrando, esto también segará.”—Gál. 6:7.
No obstante, de manera indirecta, Satanás ha sido responsable de las calamidades que le han
sobrevenido al hombre. El Diablo definitivamente ha influido en los hombres para perjudicarlos,
haciendo que sigan tras un derrotero de egoísmo y avaricia al grado de arruinar el ambiente. El
apóstol Pablo, cuando escribió a los cristianos en Éfeso, señaló que ya no eran moldeados por esa
mala influencia, diciendo: “Es a ustedes que Dios vivificó aunque estaban muertos en sus ofensas y
pecados, en los cuales ustedes en un tiempo anduvieron conforme al sistema de cosas de este
mundo, conforme al gobernante de la autoridad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de
la desobediencia.”—Efe. 2:1, 2.
Así se hace referencia a Satanás como el “gobernante de la autoridad del aire.” Puesto que se
muestra que los cristianos ya no están bajo su influencia, es evidente que el “aire” sobre el cual él
gobierna no podría ser la atmósfera literal. Pues, lo mismo que todos los demás de la humanidad, los
cristianos son afectados por perturbaciones atmosféricas literales. Pero no están bajo el control o
influencia de “fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales” sobre quienes Satanás ejerce
autoridad. (Efe. 6:12) De modo que el “aire” es el dominio superterrestre en el cual operan estas
“fuerzas espirituales inicuas.” Y el “espíritu” que opera, no en los cristianos verdaderos, sino en “los
hijos de la desobediencia” es la fuerza activa invisible sobre la cual el “gobernante” satánico tiene
control y que procede de él para afectar a los que, como él, son desobedientes a Jehová Dios.
Así se puede ver que no hay indicaciones claras, bíblicas u otras, para atribuir ciertas tormentas y
desastres a causa de inundaciones que han acontecido en años recientes directamente a poderes
sobrehumanos. //Volver al Índice

1220
W1975 15/3 PÁG.191

Salmo 5:4 dice en cuanto a Jehová: “Nadie malo puede


residir contigo por tiempo alguno.” ¿Por qué, pues, permitió
Jehová que Satanás permaneciera en el cielo por milenios y
que hasta entrara en Su presencia en ocasiones?—EE. UU.
El contexto revela que Satanás no ‘residió’ con Jehová Dios en el sentido a que hace referencia
el salmista David. En el quinto salmo, David expresó confianza en el hecho de que Jehová estuviera
dispuesto a escuchar su oración. Luego, al presentar su razón por esto, David señala la justicia de
Dios, diciendo: “Porque tú no eres un Dios que se deleite en la iniquidad; nadie malo puede residir
contigo por tiempo alguno.” (Sal. 5:3, 4) El “residir” así con Dios significa ser un huésped aprobado en
su casa o santo templo. (Compare con Salmo 15:1-5.) Esto se hace patente al considerar las
palabras posteriores de David. Contrastando su propia situación con la de los que practican lo que
es malo, a quienes no se les permite “residir’ con Jehová, él dice: “En cuanto a mí, en la abundancia
de tu bondad amorosa entraré en tu casa, me inclinaré hacia tu santo templo en temor de ti.”—Sal.
5:7.
A Satanás el Diablo se le permitió que continuara en el cielo por milenios y en ciertas ocasiones
(evidentemente por alguna razón específica) se le permitió que estuviera presente en asambleas de
los hijos de Dios. (Job 1:6, 7; 2:1) Pero solo fue a causa de una cuestión moral que necesitaba ser
zanjada que Jehová Dios toleró la presencia de Satanás en los cielos. Como es evidente del libro de
Job, Satanás sostuvo que todas las criaturas inteligentes eran básicamente egoístas y resultarían ser
infieles y desleales a Dios si la obediencia a Él ya no pareciera ser un derrotero de ganancia material
o personal. (Job 2:4, 5) A fin de que esta cuestión universalmente importante se pudiera zanjar,
Jehová Dios permitió que Satanás tratara de probar su afirmación. Esto permitió que Satanás usara
su influencia al tratar de persuadir a otros hijos angélicos a hacer valer su independencia, lo cual los
puso a prueba en cuanto a su lealtad a Dios.
Muchos ángeles sí se hicieron desleales. Pero todos esos ángeles infieles, aunque todavía tenían
acceso a los cielos, perdieron sus posiciones de confianza y responsabilidad. Fueron degradados,
colocados bajo restricción y privados de más esclarecimiento divino. En Judas 6 se habla
figurativamente de esta situación: “A los ángeles que no guardaron su posición original, sino que
abandonaron su propio y debido lugar de habitación, los ha reservado con cadenas sempiternas
bajo densa oscuridad para el juicio del gran día.”
Así estos ángeles infieles fueron expulsados de la familia de Dios de criaturas espíritus leales.
Ni ellos ni su gobernante, Satanás, continuaron residiendo con Jehová Dios de la manera que
habían disfrutado como sus hijos obedientes. Aunque tenían acceso a la región celestial, ahora eran
parias. //Volver al Índice

1221
W2010 15/3 PÁGS.28-29

Ezequiel 18:20 dice que “un hijo mismo no llevará nada


debido al error del padre”, mientras que Éxodo 20:5 señala
que Jehová “trae castigo por el error de padres sobre hijos”.
¿Se trata de una contradicción?
En realidad, estos versículos no se contradicen. Más bien, el primero recalca que cada uno debe
rendir cuentas de sus actos, mientras que el segundo reconoce que los pecados de una persona
pueden traer consecuencias para sus descendientes.
El capítulo 18 de Ezequiel da énfasis a la responsabilidad personal. El versículo 4 dice: “El alma
que peca... ella misma morirá”. ¿Y qué pasará con el hombre “que sea justo y haya ejecutado
derecho y justicia”? “Seguirá viviendo.” (Eze. 18:5, 9.) Por lo tanto, todo el que tenga uso de razón
será juzgado “según sus caminos”, o sea, según su actuación (Eze. 18:30).
El caso de Coré ilustra este principio. Durante la travesía de Israel por el desierto, este levita llegó
a sentirse insatisfecho con las tareas que realizaba en el servicio de Jehová y quiso desempeñar las
funciones sacerdotales. Con este fin, él y otros israelitas se sublevaron contra Moisés y Aarón, los
representantes de Jehová. Por tener la insolencia de aspirar a una posición que no les correspondía,
Jehová les dio muerte (Núm. 16:8-11, 31-33). Sin embargo, los hijos de Coré no se unieron a la
rebelión, de modo que no fueron considerados responsables del pecado de su padre. Su lealtad a
Jehová les salvó la vida (Núm. 26:10, 11).
¿Cómo debemos entender entonces Éxodo 20:5? Analicemos el contexto también en este caso.
La advertencia forma parte de los Diez Mandamientos, que Jehová dio tras haber establecido el
pacto de la Ley con los israelitas. Después de oír sus disposiciones, ellos declararon: “Todo lo que
Jehová ha hablado estamos dispuestos a hacerlo” (Éxo. 19:5-8). A partir de ese momento, tuvieron
una relación especial con Jehová. Por ello, las palabras que leemos en Éxodo 20:5 se dirigen en
primer término a la nación en conjunto.
Cuando los israelitas fueron fieles, todos se beneficiaron y recibieron muchas bendiciones (Lev.
26:3-8). Por otro lado, cuando le dieron la espalda a Jehová y cayeron en la idolatría, él les retiró su
favor y protección, y sufrieron una calamidad tras otra (Jue. 2:11-18). Claro está, también hubo
quienes fueron leales a Dios y obedecieron sus mandamientos a pesar de vivir rodeados de un
pueblo idólatra (1 Rey. 19:14, 18). Aunque es probable que estos siervos fieles sufrieran ciertas
dificultades debido a la conducta de la nación, no dejaron de recibir el amor y la bondad de
Jehová.
Sin embargo, llegó el punto en que los pecados de los israelitas fueron tan flagrantes que
deshonraban el nombre divino ante las demás naciones, por lo que Jehová permitió que los
babilonios se los llevaran cautivos. Obviamente, sufrieron este castigo tanto a nivel individual como
colectivo (Jer. 52:3-11, 27). De hecho, la Biblia indica que la culpa de la nación fue tan grande que
al menos tres o cuatro generaciones sufrieron por los actos de aquellos israelitas desobedientes, tal y
como había advertido Éxodo 20:5.
Por otro lado, la Palabra de Dios menciona casos en los que la mala conducta del cabeza de
familia perjudicó a sus descendientes. Recordemos el ejemplo del sumo sacerdote Elí, quien
mantuvo a sus hijos en el sacerdocio a pesar de ser unos “hombres [inmorales] que no servían para
nada” (1 Sam. 2:12-16, 22-25). Jehová se indignó al ver que Elí daba más importancia a sus hijos que
a él y decretó que el cargo de sumo sacerdote dejaría de estar en manos de su familia. Estas
palabras se cumplieron cuando fue destituido Abiatar, el tataranieto de Elí (1 Sam. 2:29-36; 1 Rey.

1222
2:27). Otro caso que ilustra el principio de Éxodo 20:5 es el de Guehazí, el servidor de Eliseo.
Abusando de su posición, quiso sacar provecho económico de la curación milagrosa del general
sirio Naamán. Por ello, Jehová le anunció mediante el profeta: “La lepra de Naamán se te pegará a
ti y a tu prole hasta tiempo indefinido” (2 Rey. 5:20-27). Como vemos, sus descendientes también
sufrieron las consecuencias de aquel pecado.
Siendo como es el Creador y el Dador de la vida, Jehová tiene todo el derecho de determinar
en cada caso cuál es el castigo justo y debido. Los ejemplos anteriores muestran que las faltas de los
padres a veces perjudican a sus hijos e incluso a generaciones posteriores. Pero podemos tener la
seguridad de que Dios “oye el clamor de los afligidos” que lo buscan con sinceridad, y les concede
su favor y alivio del sufrimiento (Job 34:28). //Volver al Índice

1223
W2008 15/12 PÁG.32

En Nehemías 8:10 se manda a los judíos que “coman las


cosas grasas”, mientras que en Levítico 3:17 aparece esta
prohibición de la Ley: “No deben comer grasa alguna”.
¿Cómo se explica esta aparente contradicción?
La palabra hebrea que se traduce “las cosas grasas” en Nehemías 8:10 es diferente de la que se
traduce “grasa” en Levítico 3:17. En este último versículo aparece la palabra hebrea jélev, la cual se
refiere tanto a la grasa animal como a la humana (Lev. 3:3; Jue. 3:22). El contexto del versículo 17
demuestra que los israelitas no debían comer la grasa que rodeaba los intestinos, los riñones y los
lomos de los sacrificios animales, pues “toda la grasa pertenece a Jehová” (Lev. 3:14-16). Como
vemos, no se podía comer la grasa de los animales que se iban a ofrecer a Jehová.
Por otro lado, la palabra que se traduce “las cosas grasas” en Nehemías 8:10 es maschmanním, y
esta es la única vez que aparece en las Escrituras Hebreas. Este término se deriva del verbo
schamén, que significa “estar gordo, engordar”. Parece que el sentido básico de las palabras
relacionadas con este verbo es el de prosperidad y bienestar (compárese con Isaías 25:6). Uno de
los derivados más comunes de este verbo es el sustantivo schémen, que a menudo se traduce
“aceite”, como en la expresión “aceite de oliva” (Deu. 8:8; Lev. 24:2). Tal como se emplea en
Nehemías 8:10, parece que maschmanním se refiere a una comida preparada con mucho aceite
que quizás incluía carne con muy poca grasa.
Aunque los israelitas tenían prohibido comer la capa de grasa del animal, sí podían comer
alimentos sabrosos. Algunos platillos, como las tortas de cereal, no se cocinaban con grasa animal,
sino con aceite vegetal, que a menudo era de oliva (Lev. 2:7). De ahí que la obra Perspicacia para
comprender las Escrituras explique que “‘las cosas grasas’ es una expresión que hace referencia a
las porciones suculentas, a las cosas que no estaban desprovistas de carne o eran secas, sino, más
bien, sustanciosas, entre las que estaban los platos sabrosos que se preparaban con aceites
vegetales”.
Por supuesto, los cristianos sabemos que la prohibición de comer grasa era parte de la Ley y que
nosotros no estamos sujetos a ella ni a sus normas relacionadas con los sacrificios animales (Rom.
3:20; 7:4, 6; 10:4; Col. 2:16, 17). //Volver al Índice

1224
W2005 1/7 PÁG.27

Deuteronomio 14:21 dice: “No deben comer ningún cuerpo


ya muerto”. ¿Es una contradicción de lo que dice Levítico
11:40: “El que coma de su cuerpo muerto lavará sus prendas
de vestir, y tiene que ser inmundo hasta el atardecer”?
No hay ninguna contradicción entre estos dos versículos. El primer texto es una repetición de la
prohibición de comer un animal que se haya encontrado muerto, quizás porque haya sido atacado
por fieras (Éxodo 22:31; Levítico 22:8). El segundo explica lo que pudiera haber hecho el israelita que
violara esa prohibición, tal vez sin darse cuenta.
El que la Ley prohibiera algo no significa que dicha prohibición no se pasara por alto alguna vez.
Por ejemplo, había leyes contra el robo, el asesinato, el que se diera un falso testimonio y así por el
estilo. Al mismo tiempo, se imponían penas por desobedecer esas leyes divinas, y dichas sanciones
reforzaban las leyes y demostraban su seriedad.
La persona que pasara por alto la prohibición de comer la carne de un animal que fuera
encontrado muerto sería inmunda a los ojos de Jehová y tendría que someterse al debido
procedimiento de limpieza. Si no se limpiaba apropiadamente, tenía que “responder por su error”
(Levítico 17:15, 16). //Volver al Índice

1225
W2004 1/4 PÁG.29

¿Por qué dice 1 Corintios 10:8 que fueron 23.000 israelitas los
que cayeron en un solo día por cometer fornicación,
mientras que Números 25:9 da la cifra de 24.000?
Existen varias explicaciones posibles para la diferencia de cifras entre estos dos versículos. La más
sencilla sería que el número real estuviera entre 23.000 y 24.000, lo que permitiría redondearlo hacia
arriba o hacia abajo.
Veamos otra posibilidad. El apóstol Pablo hizo referencia al relato de los israelitas en Sitim como
ejemplo amonestador para los cristianos de la antigua Corinto, ciudad célebre por su libertinaje.
Escribió: “Ni practiquemos fornicación, como algunos de ellos cometieron fornicación, de modo que
cayeron, veintitrés mil de ellos en un día”. Pablo se refirió en particular a aquellos a los que Jehová
dio muerte por cometer fornicación, y dijo que fueron 23.000 (1 Corintios 10:8).
Ahora bien, el capítulo 25 de Números explica que “Israel se apegó al Baal de Peor; y la cólera
de Jehová empezó a encenderse contra Israel”, y entonces pasa a decir que Jehová mandó a
Moisés que ejecutara a “todos los [...] cabezas del pueblo”. A su vez, Moisés ordenó a los jueces que
cumplieran ese mandato. Finalmente, cuando Finehás actuó con decisión dando muerte al israelita
que introdujo a una mujer madianita en el campamento, “se detuvo el azote”. El relato termina con
esta declaración: “Los que murieron del azote ascendieron a veinticuatro mil” (Números 25:1-9).
Al parecer, la cifra que da el libro de Números incluye a los “cabezas del pueblo” —que fueron
ejecutados por los jueces— y a los israelitas a quienes Jehová mismo dio muerte. Los cabezas que
murieron a manos de los jueces bien pudieron ser un millar, lo que elevaría a 24.000 la cifra total de
muertos. Dichos cabezas, o caudillos, eran culpables de tenerle “apego al Baal de Peor”, sea que
cometieran fornicación, participaran en las celebraciones o dieran su consentimiento a quienes
hicieron alguna de estas cosas.
Con respecto a la expresión “tener apego”, cierta obra de consulta explica que puede significar
“vincularse a una persona”. Los israelitas constituían un pueblo dedicado a Jehová, pero rompieron
su relación con Él cuando ‘se apegaron al Baal de Peor’. Unos setecientos años más tarde, Dios dijo
a los israelitas mediante el profeta Oseas: “Ellos mismos entraron a Baal de Peor, y procedieron a
dedicarse a la cosa vergonzosa, y se hicieron repugnantes como la cosa de su amor” (Oseas 9:10).
Todos los que obraron de este modo merecían una sentencia adversa de parte de Dios. Así se lo
recordó Moisés a los hijos de Israel: “Los propios ojos de ustedes son los que vieron lo que Jehová hizo
en el caso del Baal de Peor, que a todo hombre que anduvo tras el Baal de Peor, a él fue a quien
Jehová tu Dios aniquiló de en medio de ti” (Deuteronomio 4:3). //Volver al Índice

1226
W2002 15/9 PÁG.31

¿Por qué dice 1 Crónicas 2:13-15 que David era el séptimo


hijo de Jesé, cuando 1 Samuel 16:10, 11 indica que era el
octavo?
Después de que el rey Saúl del antiguo Israel rechazó la adoración pura, Jehová Dios envió al
profeta Samuel para que ungiera rey a uno de los hijos de Jesé. El pasaje bíblico que narra este
acontecimiento histórico, escrito por el propio Samuel en el siglo XI a.E.C., indica que David era el
octavo hijo de Jesé (1 Samuel 16:10-13). Por otra parte, el relato que escribió el sacerdote Esdras
seiscientos años más tarde dice: “Jesé, a su vez, llegó a ser padre de su primogénito Eliab, y de
Abinadab el segundo, y Simeá el tercero, Netanel el cuarto, Radai el quinto, Ozem el sexto, David el
séptimo” (1 Crónicas 2:13-15). ¿Qué le sucedió a uno de los hermanos de David, y por qué omite
Esdras su nombre?
La Biblia deja claro que Jesé “tenía ocho hijos” (1 Samuel 17:12). Seguramente uno de ellos murió
antes de casarse y ser padre. Al no dejar descendientes, no tendría parte en la herencia tribal
ni afectaría a los registros genealógicos del linaje de Jesé.
Ahora trasladémonos al tiempo de Esdras. Pensemos en el ambiente en el que recabó toda la
información para escribir las Crónicas. El destierro de Babilonia había terminado hacía casi setenta y
siete años, y los judíos habían vuelto a establecerse en su territorio. El rey de Persia había autorizado
a Esdras para que nombrara jueces y maestros de la Ley de Dios y para que hermoseara la casa de
Jehová. Se precisaban listas genealógicas exactas a fin de confirmar las herencias tribales y
asegurarse de que solo llegaran a ser sacerdotes los que estaban acreditados. De modo que Esdras
preparó un relato completo de la historia nacional, en el que estaba incluido un registro claro y
fiable del linaje de Judá y de David. El nombre del hijo de Jesé que murió sin descendientes sería
irrelevante, y por eso lo omitió. //Volver al Índice

1227
W1998 1/8 PÁG.30

Según Mateo 17:20, los apóstoles no pudieron curar a un niño


de su dolencia “por su poca fe”. En Marcos 9:29, sin
embargo, se relaciona el incidente con la necesidad de orar.
¿Por qué dan motivos diferentes las narraciones de los
distintos Evangelios?
En realidad, las dos narraciones se complementan, no se contradicen. En primer lugar,
dirijámonos a Mateo 17:14-20. Un hombre le dijo a Jesús que tenía un hijo epiléptico y que sus
discípulos no habían podido curarlo. Entonces Jesús lo sanó expulsando al demonio que lo
hostigaba. Los discípulos le preguntaron por qué ellos no pudieron lograrlo. Según el relato de
Mateo, Jesús contestó: “Por su poca fe. Porque en verdad les digo: Si tienen fe del tamaño de un
grano de mostaza, dirán a esta montaña: ‘Transfiérete de aquí allá’, y se transferirá, y nada les será
imposible”.
Ahora leamos Marcos 9:14-29, donde se dan más detalles. Por ejemplo, Marcos 9:17 aclara que
en este caso era un espíritu malvado el responsable de los ataques epilépticos. Es de interés notar
que en otros lugares la Biblia indica que Jesús curó a epilépticos y a endemoniados (Mateo 4:24). En
este caso concreto, un “espíritu mudo y sordo”, es decir, un demonio, era el causante de los
ataques, como lo confirma el médico Lucas (Lucas 9:39; Colosenses 4:14). Fijémonos en la frase
“dondequiera que [el demonio] lo prende”, que se halla en Marcos 9:18. De ella se desprende que
el demonio no hostigaba al niño continuamente, sino solo en ocasiones. Pese a ello, los discípulos
no pudieron expulsarlo y curar así al muchacho. Cuando le preguntaron por qué, Jesús respondió:
“Este género con nada puede salir salvo con oración”.
Sin embargo, una lectura detenida de la narración de Marcos muestra que no existe ningún
conflicto con el relato de Mateo. En Marcos 9:19 leemos que Jesús se lamentó por la falta de fe de
aquella generación. Y el versículo 23 da cuenta de lo que le dijo al padre del muchacho: “¡Todas las
cosas son posibles para uno si tiene fe!”. De modo que también Marcos subraya la importancia de
la fe, solo que en el versículo 29 añade el comentario de Jesús sobre la oración, que ni Mateo
ni Lucas mencionan.
Por consiguiente, ¿a qué conclusión llegamos? Tanto los doce apóstoles como los 70 discípulos
expulsaron espíritus inicuos en ocasiones (Marcos 3:15; 6:13; Lucas 10:17). Pero esta vez los discípulos
no pudieron hacerlo. ¿Por qué? Cuando recopilamos los pormenores que se dan en los distintos
relatos, hemos de concluir que en este caso no estaban preparados. Es posible que el problema se
debiera en parte al tipo de demonio implicado, puesto que, al parecer, los espíritus malignos
pueden diferir entre sí en personalidad, intereses e incluso facultades. Para expulsar a este se
requería una fe particularmente fuerte y orar a Dios con fervor pidiéndole ayuda. Por supuesto, Jesús
tenía esa clase de fe. También contaba con el respaldo de su Padre, el Oidor de la oración (Salmo
65:2). Realmente tenía la potestad de curar al niño expulsando al demonio que lo hostigaba, y así lo
hizo. //Volver al Índice

1228
W1996 15/7 PÁG.30

Tengo entendido que la palabra griega “tó·te” (entonces)


introduce algo que sucede a continuación. De modo que,
¿por qué dice Mateo 24:9: “Entonces [“tó·te”] los entregarán
a tribulación”, mientras que el relato paralelo de Lucas 21:12
dice: “Pero antes de todas estas cosas les echarán mano a
ustedes y los perseguirán”?
Es cierto que tó·te lleva implícito introducir algo que sucede a continuación, un evento posterior.
Pero no debemos entender que es la única connotación bíblica del término.
A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature, de Bauer,
Arndt y Gingrich, muestra que la palabra tó·te tiene dos significados fundamentales en las Escrituras.
Uno es “en aquel tiempo”. Puede ser un “entonces que alude al pasado”. Veamos un ejemplo
en Mateo 2:17: “Entonces se cumplió lo que se había hablado por medio de Jeremías el profeta”.
No está haciéndose referencia a un acontecimiento dentro de una sucesión, sino a un momento
específico en el pasado, en aquel tiempo. Asimismo, tó·te equivale a “entonces con referencia al
futuro”. Un ejemplo se encuentra en 1 Corintios 13:12: “Porque en la actualidad vemos en contorno
nebuloso por medio de un espejo de metal, pero entonces será cara a cara. En la actualidad
conozco parcialmente, pero entonces conoceré con exactitud así como soy conocido con
exactitud”. Pablo empleó tó·te en este pasaje con el sentido de ‘en aquel momento futuro’.
Según el mencionado léxico, tó·te también se utiliza para “introducir aquello que sigue en el
tiempo”. Este léxico da muchos ejemplos tomados de los tres relatos de la respuesta de Jesús a la
pregunta de los apóstoles acerca de la señal de su presencia. [Nota] El léxico cita Mateo 24:10, 14,
16, 30; Marcos 13:14, 21, y Lucas 21:20, 27 como ejemplos en los que tó·te implica “introducir aquello
que sigue en el tiempo”. El contexto muestra por qué es correcto entender que se alude a sucesos
posteriores, lo cual es útil para comprender la profecía de Jesús, en la que se explicaba el
desenvolvimiento de sucesos futuros.
No obstante, no debemos concluir que siempre que aparece tó·te en estos relatos, se introduce
algo que sigue en el tiempo. Por ejemplo, en Mateo 24:7, 8 leemos que Jesús predijo levantamientos
de nación contra nación, escaseces de alimento y terremotos. El versículo 9 continúa: “Entonces los
entregarán a tribulación y los matarán, y serán objeto de odio de parte de todas las naciones por
causa de mi nombre”. ¿Sería razonable entender que las guerras, las escaseces de alimento y los
terremotos predichos debían tener lugar, y tal vez terminar, antes de que empezara la persecución?
No es lógico, y tampoco lo confirma lo que conocemos del cumplimiento de esta profecía en el
siglo primero. El relato del libro de Hechos revela que casi inmediatamente después de que los
miembros de la nueva congregación cristiana empezaron a predicar, experimentaron intensa
oposición. (Hechos 4:5-21; 5:17-40.) Está claro que no todas las guerras, las hambres y los terremotos
que mencionó Jesús tuvieron lugar antes de aquella persecución. Al contrario, la oposición se
presentó “antes” de muchos de los otros sucesos que profetizó, lo cual concuerda con el modo
como lo expresó Lucas: “Pero antes de todas estas cosas les echarán mano a ustedes y los
perseguirán”. (Lucas 21:12.) Esto significa que en Mateo 24:9 tó·te encierra el sentido de “en aquel
tiempo”. Durante el período de las guerras, las hambres y los terremotos, o en aquel tiempo, se
perseguiría a los seguidores de Jesús.

1229
Nota. Estos relatos paralelos de Mateo, Marcos y Lucas se dispusieron en columnas en las
páginas 14 y 15 de La Atalaya del 15 de febrero de 1994. Cada vez que aparecía tó·te, traducido
“entonces”, se ponía esta palabra en negrita. //Volver al Índice

1230
W1995 1/8 PÁG.31

Primera de Juan 4:18 nos dice: “No hay temor en el amor,


sino que el amor perfecto echa fuera el temor”. Pero Pedro
escribió: “Tengan amor a toda la asociación de hermanos,
estén en temor de Dios”. (1 Pedro 2:17.) ¿Cómo podemos
armonizar estos dos versículos?
Tanto Pedro como Juan eran apóstoles a quienes Jesucristo mismo enseñó personalmente. Por lo
tanto, podemos estar seguros de que no hay contradicción en sus palabras. En lo que respecta a los
dos versículos supracitados, la clave está en que los dos apóstoles hablaban de diferentes clases de
temor.
Veamos primero el consejo de Pedro. El contexto indica que Pedro estaba dando consejo
inspirado a sus compañeros cristianos sobre la actitud que deberían tener con respecto a las
personas que ocupan puestos de autoridad. En otras palabras: hablaba de cómo debe
considerarse la sujeción en ciertos ámbitos. Por ello, aconsejó a los cristianos que se sujetaran a los
hombres que ostentaban cargos de autoridad en los gobiernos humanos, como los reyes y los
gobernadores. (1 Pedro 2:13, 14.) Más adelante, Pedro escribe: “Honren a hombres de toda clase,
tengan amor a toda la asociación de hermanos, estén en temor de Dios, den honra al rey”. (1 Pedro
2:17.)
En vista del contexto, está claro que cuando Pedro escribió que los cristianos debían estar “en
temor de Dios”, quiso decir que debían tener un respeto profundo y reverencial a Dios, un temor de
desagradar a la autoridad suprema. (Compárese con Hebreos 11:7.)
¿Qué puede decirse de las palabras del apóstol Juan? Unos versículos antes, en el mismo
capítulo 4, el apóstol habla de la necesidad de poner a prueba “las expresiones inspiradas”, como
las que proceden de los falsos profetas. Esas expresiones de ningún modo se originan de Jehová
Dios; proceden del mundo inicuo o reflejan su espíritu.
Ahora bien, los cristianos ungidos “se originan de Dios”. (1 Juan 4:1-6.) Por ello, Juan los exhortó
del siguiente modo: “Amados, continuemos amándonos unos a otros, porque el amor es de Dios”.
Dios tomó la iniciativa en la manifestación del amor, pues “envió a su Hijo como sacrificio
propiciatorio por nuestros pecados”. (1 Juan 4:7-10.) ¿Cuál debería ser nuestra respuesta?
Sin duda, deberíamos permanecer en unión con nuestro Dios de amor. No debería darnos miedo
ni deberíamos temblar ante la perspectiva de acercarnos a él en oración. Un poco antes, Juan
aconsejó: “Si nuestro corazón no nos condena, tenemos franqueza de expresión para con Dios; y
cualquier cosa que le pedimos la recibimos de él, porque estamos observando sus mandamientos”.
(1 Juan 3:21, 22.) En efecto, una buena conciencia nos da la libertad de acercarnos a Dios sin que
el temor nos paralice o nos cohíba. Amamos a Jehová y nos sentimos libres de dirigirnos o
acercarnos a él en oración. A este respecto, “no hay temor en el amor”.
Combinemos ahora las dos ideas. El cristiano debe tener siempre un temor reverencial a Jehová,
que emana de un profundo respeto a su posición, poder y justicia. Pero también amamos a Dios
como nuestro Padre y nos sentimos cerca de él y con libertad de hablarle. No nos cohíbe ningún
pavor y confiamos en que podemos acercarnos a él, como un niño se siente libre de acercarse a su
padre que lo ama. (Santiago 4:8.) //Volver al Índice

1231
W2001 15/6 PÁG.31

¿Por qué dice la Traducción del Nuevo Mundo en 2 Pedro


3:13 que habrá “nuevos cielos [plural] y una nueva tierra” si
Revelación (Apocalipsis) 21:1 predice “un nuevo cielo
[singular] y una nueva tierra”?
Se trata fundamentalmente de una cuestión gramatical de los idiomas originales. No parece
tener ninguna relevancia especial en lo que respecta a su significado.
Examinemos primero las Escrituras Hebreas. En el texto del idioma original, el término hebreo
scha·má·yim, que se traduce “cielo(s)”, es siempre plural. No parece tratarse de un plural de
excelencia, sino de una forma de expresar “expansión espacial”, es decir, “una totalidad integrada
por innumerables partes o puntos”. Tal conclusión es comprensible dado que los cielos físicos se
extienden mucho más allá de la Tierra en todas las direcciones e incluyen miles de millones de
estrellas. Cuando scha·má·yim viene precedido del artículo definido (literalmente, “los cielos”), la
Traducción del Nuevo Mundo lo vierte casi invariablemente “cielos”, como en Isaías 66:22. Cuando
aparece sin el artículo definido, se puede traducir en singular (“cielo”, como en Génesis 1:8;
14:19, 22; Salmo 69:34) o en plural (“cielos”, como en Génesis 49:25; Jueces 5:4; Job 9:8; Isaías 65:17).
Tanto en Isaías 65:17 como en Isaías 66:22, el vocablo hebreo para cielos está en plural, y se optó
por traducirlo de manera consecuente “nuevos cielos y una [o: la] nueva tierra”.
La palabra griega ou·ra·nós significa “cielo”, y la forma plural ou·ra·nói, “cielos”. Es digno de
mención que los traductores de la Septuaginta griega emplearon la forma singular en Isaías 65:17 y
en Isaías 66:22.
Ahora bien, ¿qué puede decirse de las dos ocasiones en que aparece en las Escrituras Griegas
Cristianas la expresión “nuevo cielo [o: nuevos cielos] y una nueva tierra”?
En 2 Pedro 3:13, el apóstol utilizó el plural en griego. Inmediatamente antes (versículos 7, 10, 12)
había hablado de “los cielos” inicuos (plural) de la actualidad. De modo que fue coherente al
emplear esa misma forma en el versículo 13. Además, parece ser que citó del texto original de Isaías
65:17, donde el hebreo está en plural, tal como en 2 Pedro 2:22 citó del texto hebreo de Proverbios
26:11. Por lo tanto, Pedro señaló a “nuevos cielos [plural] y una nueva tierra que esperamos según su
promesa”.
En Revelación 21:1 hay una ligera diferencia, pues por lo visto el apóstol Juan se valió de la
traducción que hace la Septuaginta de Isaías 65:17, donde, como ya mencionamos, aparece el
término griego para “cielo” en singular. Por eso, Juan escribió: “Vi un nuevo cielo [singular] y una
nueva tierra; porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado”.
Estas son cuestiones gramaticales relacionadas con la traducción. Merece repetirse que, leamos
o digamos “nuevos cielos” (plural) o “nuevo cielo” (singular), no parece haber ninguna diferencia
de significado. En ambos casos el sentido es el mismo. //Volver al Índice

1232
W1978 1/10 PÁG.32

Génesis 11:1 dice que antes de la confusión de las lenguas


en Babel toda la Tierra hablaba un solo idioma; sin embargo,
antes, Génesis 10:5 parece sugerir que ya existían varias
lenguas. ¿Cómo se puede entender esto?
Génesis 10:5, hablando acerca de los descendientes de Noé por medio de su nieto Javán, dice:
“Procedente de éstos la población de las islas de las naciones se esparció . . . , cada una según su
lengua, según sus familias, por sus naciones.”
El capítulo 10 de Génesis presenta lo que comúnmente se conoce como la “Tabla de las
Naciones,” o “Cuadro de las Naciones.” Esta tabla alista 70 familias o naciones que descendieron
de los hijos de Noé, y da alguna indicación del lugar adonde éstas con el tiempo fueron y dónde se
establecieron. Por supuesto, Moisés registró esto siglos después del Diluvio y la confusión de idiomas
en Babel. Por eso, podía poner juntos, en lo que ahora es el capítulo 10 de Génesis, detalles de
resultados que se produjeron con relación a estas cosas a través de los siglos.
Después que el capítulo 10 de Génesis da los detalles de la “Tabla de las Naciones,” el
capítulo 11 continúa la narración de historia cronológica con Babel, y muestra la manera en que se
produjeron muchos idiomas y por qué los pueblos se esparcieron sobre el globo terráqueo.—Gén.
11:1-9.
Así, pues, las referencias que hay en el capítulo 10 a varios idiomas no deben entenderse con el
significado de que éstos se desarrollaron antes de la confusión de los idiomas en Babel. (Gén. 10:5,
20, 31, 32) Pero más tarde aquellas lenguas se encontraron entre los descendientes de Noé, cuyo
linaje se suministra en ese capítulo. //Volver al Índice

1233
W1975 1/6 PÁG.351

¿Por qué pudo decir Jehová, según se registra en


Deuteronomio 32:39: “No hay dioses junto conmigo,” cuando
Juan 1:1 declara que “la Palabra estaba con Dios, y la
Palabra era un dios”?
Considerados en su marco apropiado, estos textos de ninguna manera se contradicen. Están
considerando asuntos enteramente diferentes.
En Deuteronomio 32:39, el punto que se recalca es que los dioses falsos de las naciones
no participan con Jehová en sus actos salvadores. No pueden librar a sus adoradores de desastre.
Esto es evidente de los dos versículos precedentes, que dicen: “¿Dónde están sus dioses, la roca en
quien buscaban refugio, los que solían comer la grasa de sus sacrificios, beber el vino de sus
libaciones? Que ellos se levanten y les ayuden. Que lleguen a ser para ustedes un escondrijo.”
Otras partes de esta canción indican así mismo que estos dioses falsos no participaron en
expresar el poder salvador de Jehová. Con referencia a la nación de Israel representada en su
antepasado Jacob, el versículo 12 dice: “Solo Jehová siguió guiándolo, y junto con él no había
ningún dios extranjero.” Sin embargo, la apostasía sobrevino entre los israelitas, como nos dicen los
versículos 16, 17 y 21: “Empezaron a incitarlo a celos con dioses extraños; con cosas detestables
siguieron ofendiéndolo. Se pusieron a hacer sacrificios a demonios, no a Dios, a dioses que
no habían conocido, a nuevos, recién llegados, que para sus antepasados eran desconocidos. Ellos,
por su parte, me han incitado a celos con lo que no es dios.”
Con estos antecedentes, podemos comprender que ninguno de esos dioses falsos estuvo ‘junto
con Jehová’ en nada que hizo él. Solo él es el Dios verdadero, mientras que los dioses falsos son una
irrealidad, inexistentes e impotentes para ayudar a sus adoradores en tiempo de calamidad.
En cuanto a la referencia que se hace a la Palabra como ‘un dios,’ ésta no está en desacuerdo
con la declaración de Deuteronomio 32:39. ¿Por qué no? Porque la “Palabra” no está en oposición
a Jehová ni es rival, como fue el caso de los dioses falsos. Por otra parte, también, en la frase que se
vierte “la Palabra era un dios,” el término “dios” es un nombre predicado que describe a “la
Palabra.” Dice el famoso docto Westcott, coproductor del famoso texto griego Westcott y Hort de
las Escrituras Cristianas: “Describe la naturaleza de la Palabra y no identifica a Su Persona.” En vista
de la naturaleza descriptiva del nombre predicado para “dios” en el griego original, An American
Translation vierte Juan 1:1: “La Palabra era divina.” Sin embargo, la Traducción del Nuevo Mundo
retiene el nombre predicado e indica el significado de la omisión del artículo definido usando el
artículo indefinido.
Puesto que “la Palabra” es el Hijo primogénito de Dios, se le pudo describir correctamente como
un “dios” o poderoso, así como se hace con otros hijos angélicos de Dios en el Salmo 8:5. (Compare
con Hebreos 2:6-8.) Pero ni el Hijo primogénito ni los otros hijos angélicos fieles de Dios están en
oposición a su Creador, ni tratan de ser igual a él o sustituirlo, como lo hacen los dioses falsos. Todos
reconocen que la adoración se dirige apropiadamente solo a Jehová Dios.—Fili. 2:5, 6; Rev. 19:10.
//Volver al Índice

1234
W1979 1/10 PÁGS.31-32

Lo que se dice en 1 de Reyes en cuanto a de quién era hijo


el artífice experimentado que fue enviado por Hiram para
ayudar en la obra de edificar el templo durante el reinado de
Salomón difiere de lo que se dice en 2 Crónicas. ¿Por qué?
Primero de Reyes 7:14 dice: “Era hijo de una mujer enviudada de la tribu de Neftalí, y su padre
era un hombre tirio.” En 2 Crónicas 2:14, se describe a este artífice como “hijo de una mujer de los
hijos de Dan pero cuyo padre era hombre de Tiro.” Cuando tomamos estas declaraciones como
expresiones que se complementan, la aparente discrepancia se resuelve con facilidad. La madre
de este hombre era una “mujer enviudada de la tribu de Neftalí” en el sentido de que había estado
casada con un hombre de aquella tribu. Sin embargo, la propia tribu de ella era Dan. Después de la
muerte de su esposo, ella se casó con un tirio, y de esta unión vino el hijo que llegó a ser un artífice
experimentado. //Volver al Índice

1235
W1972 15/9 PÁGS.575-576

¿No hay una contradicción en los Proverbios, en el


capítulo 26:4, 5? El versículo cuatro dice: “No le respondas a
nadie estúpido conforme a su tontedad, para que tú mismo
también no vengas a ser igual a él.” Pero el versículo cinco
dice: “Respóndele a alguien estúpido conforme a su
tontedad, para que no se haga alguien sabio a sus propios
ojos.”—F. D., Ecuador.
No hay contradicción aquí. Más bien, los versículos simplemente contrastan la manera correcta
con la manera incorrecta de contestar a una persona estúpida. El versículo cuatro da instrucción de
no contestar a una persona estúpida en armonía con su tontedad en el sentido de recurrir a sus
métodos degradantes de argumento... mofa, ataques a personalidades, fuerte habla estrepitosa,
arranques de ira, etcétera. Al recurrir a eso uno demostraría estar en el mismo nivel que la persona
estúpida, y es contra eso que advierte la parte posterior del versículo cuatro. De modo que, la
segunda parte del versículo es la que indica cómo ha de entenderse la primera parte.—Compare
con Proverbios 20:3; 29:11.
Por otra parte, sería adecuado contestar al estúpido “conforme a su tontedad” en el sentido de
analizar sus contenciones, desenmascarándolas como ridículas. El mostrar que sus argumentos
llevan a conclusiones enteramente diferentes de las que ha sacado lo disuadiría de continuar en su
camino estúpido. Serviría de censura y reprensión. No debería sentirse tan sabio. El sacar a relucir las
consecuencias de un argumento tonto, es decir, el demostrar el fin absurdo e indeseable a que
conduce ese punto de vista, es una de las mejores maneras de tratar con argumentos de esa clase.
Por ejemplo, alguien que desea ridiculizar la Biblia quizás sostenga que la teoría de la evolución
hace anticuada la Biblia, o que la Biblia solo consta de fábulas para los ignorantes. En este caso, en
vez de recurrir directamente a las Escrituras, el creyente en la creación podría presentar argumentos
como los que se encuentran en el libro ¿Llegó a existir el hombre por evolución, o por creación? que
toman las creencias, teorías y declaraciones de personas que no aceptan el testimonio de la Biblia y
señalan las dificultades insuperables que presenta la evolución a sus creyentes al tratar de explicar
la existencia de la materia, la vida, etcétera.
También hay otro sentido en el cual el cristiano no debe contestar conforme a la tontedad del
estúpido. Debe evitar frases vacías, altisonantes. Debe hablar, “no con palabras enseñadas por
sabiduría humana, sino con las enseñadas por el espíritu, combinando asuntos espirituales con
palabras espirituales.” Por lo tanto, cuando el cristiano está delante de individuos versados en la
sabiduría de este mundo no debe temer ni titubear, porque los hombres que confían en esa
sabiduría son estúpidos, tontos a los ojos de Dios. No debe tratar de adoptar su manera de hablar,
ni su lenguaje, aunque suene muy pulido y erudito. Debe usar las palabras espirituales de la Biblia, las
verdades sencillas y claras, confiando en que Dios abra el corazón de los que posiblemente
escuchen y sean movidos por estas palabras de sabiduría verdadera. Pablo procedió así cuando se
halló ante hombres de sabiduría mundana en la ciudad de Corinto.—1 Cor. 2:1-5, 13.
La palabra hebrea kesil, que se usa para “estúpido” en Proverbios 26:4, 5, encierra en sí la noción
de impiedad, irreverencia o insolencia (de modo religioso). El término no se refiere necesariamente
a una persona ignorante, sino más bien a estupidez moral, falta de entendimiento y sabiduría. Es el

1236
no usar uno sus facultades mentales de modo correcto, especialmente en asuntos que tienen que
ver con cosas espirituales.—Compare con Salmo 14:1.
Los hombres que confían en la sabiduría de este mundo no son espirituales, sino carnales en su
punto de vista. La Biblia dice claramente que son estúpidos. No es que sean ignorantes; son
experimentados en lo del mundo. Pero lo que están haciendo los coloca en un derrotero de
choque con Dios.—1 Cor. 2:14. //Volver al Índice

1237
W1977 1/9 PÁG.544

¿Cómo se pueden armonizar Mateo 10:9, 10 y Marcos 6:8, 9?


Estos versículos contienen parte de las instrucciones de Jesús cuando envió a los doce apóstoles
a una gira de predicación. Mateo 10:9, 10 dice: “No consigan . . . ni alforja para el viaje, ni dos
prendas interiores de vestir, ni sandalias, ni báculos; porque el obrero merece su alimento.” Y Marcos
6:8, 9 dice: “Les dio órdenes de que no llevasen nada para el viaje, sino solamente un báculo;
ni pan, ni alforja, ni dinero de cobre en sus bolsas al cinto, pero que se atasen sandalias, y
no llevasen puestas dos prendas interiores de vestir.”—Compare con Lucas 9:3.
Es obvio que Jesús no esperaba que los apóstoles emprendieran el viaje con hambre, desnudos
ni descalzos. Pero no había necesidad de que hicieran preparativos especiales, como el comprar o
ponerse “dos prendas interiores de vestir.” Las prendas de vestir y las sandalias que llevaban puestas
bastaban. De modo similar, si ya tenían un báculo, podían llevarlo, pero no debían comprar un
báculo adicional u obtener uno de repuesto para el viaje.
Básicamente, Jesús estaba aconsejando: ‘Vayan como están, con las prendas de vestir,
sandalias y báculos que tienen. No hagan sus propias provisiones; los que oigan y respondan a su
mensaje los recibirán en sus casas y los ayudarán, porque un trabajador merece su alimento.’ Esto
estaba de acuerdo con el consejo de Jesús en el Sermón del Monte. (Mat. 6:25-34) En vez de
agobiarse con cosas materiales excesivas, los apóstoles se podían concentrar en su asignación,
confiando en la promesa que les había hecho Jesús de que no les faltaría nada. //Volver al Índice

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W1978 15/10 PÁGS.31-32

¿Por qué dijo Jesús, en Juan 16:5: “Ni uno de ustedes me


pregunta: ‘¿A dónde vas?’” cuando Pedro y Tomás
acababan de hacer eso?
Todos los comentarios que se tienen presentes se habían presentado en la última noche de Jesús
con sus discípulos. Durante aquella noche, Pedro había preguntado: “Señor, ¿a dónde vas?” (Juan
13:36) Poco después, Tomás dijo: “Señor, no sabemos a dónde vas. ¿Cómo sabemos el camino?”
(Juan 14:5) Por eso el leer en Juan 16:5 la declaración de Jesús: “Ni uno de ustedes me pregunta:
‘¿A dónde vas?’” pudiera comunicar alguna aparente contradicción.
Sin embargo, parece que Jesús tenía presente algún punto en particular. El contexto de la
pregunta de Pedro sugiere que, en lo que le preguntó a Jesús, Pedro estaba manifestando
considerable interés en sí mismo, y el comentario de Tomás pudo haber reflejado su incertidumbre
en cuanto a que los discípulos tuvieran guía adecuada. Sin embargo, después de las preguntas de
ellos el relato pasa a incorporar las palabras de advertencia de Jesús acerca de la persecución que
se aproximaba. Como revela Juan 16:6, aquellos comentarios evidentemente perturbaron a los
discípulos e hicieron que quedaran absortos en su propia aflicción por aquella persecución y
porque fueran a perder a Jesús. Por eso, cuando Jesús dijo: “Ni uno de ustedes me pregunta: ‘¿A
dónde vas?’” queda manifiesto que no estaba aludiendo ni al comentario de Pedro ni a la
observación de Tomás. Al hablar en el tiempo presente (“me pregunta”), se estaba refiriendo a la
manera en que estaban respondiendo ellos en aquel punto en particular de la consideración que él
efectuaba y a las cosas que estaba considerando entonces. Así, las palabras de Jesús servirían para
concentrar la atención en el hecho de que los discípulos, absortos en su propia aflicción, no seguían
inquiriendo de Jesús para averiguar acerca de la gloria a la cual él iba, lo que ésta significaría para
los adoradores verdaderos y cómo encajaba en el desenvolvimiento del propósito de Dios. //Volver al
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W1971 15/10 PÁGS.639-640

¿Por qué mandó Jesús a sus seguidores, como se registra en


Hechos 1:8, que predicaran en Samaria, puesto que antes
(Mat. 10:5, 6) les había dicho que no predicaran a los
samaritanos?—D. R., Nueva Zelanda.
Cuando envió a sus doce apóstoles a efectuar una gira de predicación limitada, Jesús les dijo:
“No se vayan por el camino de las naciones, y no entren en ciudad samaritana; sino, más bien,
vayan continuamente a las ovejas perdidas de la casa de Israel.” (Mat. 10:5, 6) Puede verse que
Jesús no prohibió toda predicación a los samaritanos juzgando por sus propias palabras y acciones.
En una de sus parábolas mostró que los judíos deberían considerar a los samaritanos como su
prójimo. (Luc. 10:29-37) En cierta ocasión Cristo sanó a diez hombres, uno de los cuales era
samaritano, y Jesús dio encomio a ese hombre por ser el único de los diez que expresó gratitud.
(Luc. 17:11-19) También, Jesús predicó a una samaritana junto al pozo de Sicar y más tarde también
a otros en aquella ciudad samaritana.—Juan 4:4-43.
Por lo tanto, la orden de Jesús de Mateo 10:5, 6 debe entenderse como una restricción que
aplicó a aquel tiempo y ocasión en particular. Por lo que Cristo dijo acerca de “las ovejas perdidas
de la casa de Israel,” parece evidente que estaba enfatizando la importancia de llevar el mensaje
primero a los judíos, dándoles la primera oportunidad. Por eso, en su gira de predicación los
apóstoles habrían de concentrarse en los judíos, no esforzándose en esta ocasión por predicar a
todos los pueblos y naciones. Ciertamente los seis pares de hombres tendrían más que suficiente
que hacer durante su gira relativamente breve aunque se restringiera su territorio a las ciudades y
aldeas de los judíos.—Mar. 6:7.
La situación fue bastante diferente cuando Jesús dijo lo que está registrado en Hechos 1:8. De
hecho, estaba dando a sus seguidores unas instrucciones de despedida que indicaban la obra de
predicación mundial que habría de efectuarse. Precisamente antes de ascender al cielo dijo:
“Serán testigos de mí tanto en Jerusalén como en toda Judea y en Samaria y hasta la parte más
lejana de la tierra.” Y así es como resultó. Debido a persecución los discípulos cristianos fueron
esparcidos, y como resultado predicaron su mensaje en Samaria.—Hech. 8:1-17.
Pudiera hacerse mención de que esta predicación a los samaritanos, que resultó en que muchos
samaritanos fueran bautizados y recibieran espíritu santo, se efectuó antes de 36 E.C., cuando los
gentiles incircuncisos (no judíos) fueron aceptados por primera vez como creyentes. (Hech. 10:34-48)
Evidentemente esto se debió a que los samaritanos tenían mucho más en común religiosamente
con los judíos que los gentiles. Los samaritanos aceptaban los primeros cinco libros de la Biblia
(según el “Pentateuco Samaritano”) de modo que esperaban la venida de un profeta mayor que
Moisés. (Deu. 18:18, 19; Juan 4:25) Y aunque su forma de adoración difería del judaísmo de muchas
maneras, no obstante sostenían que adoraban al Dios de Abrahán, Isaac y Jacob y que
observaban la Ley de Moisés, incluso el requisito de la circuncisión. Por consiguiente, estaban en una
categoría muy diferente de aquella en la que estaban los gentiles incircuncisos. //Volver al Índice

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