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Magistrada ponente:
DIANA FAJARDO RIVERA
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
1. Hechos
1 El expediente de referencia fue seleccionado para revisión por la Sala de Selección Número Seis de la Corte
Constitucional, mediante Auto del 16 de junio de 2017, bajo el criterio subjetivo “urgencia de proteger un
derecho fundamental”, de conformidad con lo establecido en el artículo 52 del Acuerdo 02 de 2015 de esta
Corporación (“Por medio del cual se unifica y actualiza el Reglamento de la Corte Constitucional”).
2 Vid. Folios 62 a 72 del cuaderno principal, en los que obra el escrito de tutela (en adelante, cuando se haga
alusión a un folio del expediente, se entenderá que se hace referencia al cuaderno principal, salvo que se diga
algo distinto).
1.1. El señor Germán Ortiz Gómez es una persona de 66 años de edad, 3 quien
manifiesta que desde el año 2005 ha ejercido labores de arenero artesanal a
cielo abierto, de lo cual siempre ha dependido su sustento económico y el de
su núcleo familiar (sin detallar la conformación del mismo).
1.3. El accionante manifestó que desde el año 2013 fue diagnosticado con
“coxartrosis bilateral de cadera de predominio izquierdo y artrosis de
columna lumbar”8, lo cual le impidió acudir a la mina con la regularidad que
lo venía haciendo, pues le era imposible mantener su cuerpo en una sola
posición durante un lapso prolongado. Esta situación, indicó el tutelante, era
conocida por los demás asociados.
1.4. Asimismo, el demandante señaló que desde el año 2014 (sin especificar
fecha) su movilización empezó a depender del uso de muletas, por lo que
solicitó verbalmente al presidente de la Junta Directiva de ACME autorizar a
otra persona para que, en su nombre, cumpliera sus deberes contractuales, lo
cual fue negado.9
1.7. Mediante Resolución No. 001 del 8 de octubre de 2014, proferida por la
Junta Directiva de la agremiación, se resolvió: “suspender en forma definitiva
los derechos de compensación económica y excluir en adelante al asociado
GERMÁN ORTIZ GÓMEZ de todo vínculo con la Asociación Campesina de
Areneros Mina la Esperanza”12. Como sustento de tal decisión, se estableció
que el accionante había incumplido con las obligaciones propias de los
asociados, pues dejó de asistir a la mina durante un periodo superior a los 6
meses, sin presentar ninguna incapacidad médica o justificación válida que
certificara su imposibilidad de acudir a la zona de extracción de arena, “siendo
claro que la Asociación requiere la presencia física y el cumplimiento del
trabajo, la cual no es delegable en ningún tercero, ni existe vínculo laboral
entre los asociados, pues cada uno es responsable de sí mismo”13.
1.11. Solicitud. Con base en lo anterior, el señor Germán Ortiz Gómez solicitó
al juez de tutela amparar los derechos fundamentales al debido proceso,
trabajo y dignidad humana, para que, en consecuencia, se ordene a la Junta
Directiva de ACME: (i) restablecer sus derechos como asociado y (ii) permitir
que otra persona adelante, en su nombre, las labores al interior de la mina, con
el fin de no afectar los ingresos que se derivan de su pertenencia a la
agremiación.
Asimismo, indicó que la Resolución No. 001 del 8 de octubre de 2014 fue
proferida en garantía del debido proceso del accionante, pues estuvo mediada
por la constitución previa de una Junta de Vigilancia, cuyo concepto fue
acogido por la Junta Directiva.
2.2. En relación con el amparo del derecho al trabajo invocado por el tutelante,
la accionada señaló que éste no tiene fundamento jurídico, pues dado que se
trata de una agremiación constituida entre distintos colegas en igualdad de
condiciones, su propósito nunca ha sido el de estructurar relaciones laborales
entre los mismos, por lo que “las personas que componen la organización
obtienen para su sustento lo que cada una de ellas explota en actividades de
extracción de arena, en predios privados en los que sólo se ha autorizado el
ingreso de los asociados”23.
2.3. Finalmente, frente a la solicitud de permitir que una tercera persona asista
a la mina en reemplazo del demandante, la accionada manifestó que ello
“sería igual a desconocer el propósito de la norma que faculta a las
asociaciones a tomar una reglamentación, pues la acción de tutela no se ha
establecido para desvirtuar el derecho a la libre asociación”; e indicó que
obligarle a contratar a un individuo ajeno a la organización implicaría hacerlos
asumir posiciones de empleadores, lo cual desnaturalizaría la relación de
socios que mantienen al interior de la misma.
Por otro lado, dado que se trata de un debate que integra una ardua y
especializada labor probatoria, el actor cuenta con los recursos disponibles
ante la jurisdicción ordinaria, por lo que el asunto tampoco supera el
presupuesto de subsidiariedad.
3.2. Impugnación27
II. CONSIDERACIONES
1. Competencia
30 Artículo 86: “[t]oda persona tendrá acción de tutela para reclamar ante los jueces, en todo momento y
lugar, mediante un procedimiento preferente y sumario, por sí misma o por quien actúe a su nombre, la
protección inmediata de sus derechos constitucionales fundamentales, cuando quiera que éstos resulten
vulnerados o amenazados por la acción o la omisión de cualquier autoridad pública. || La protección
consistirá en una orden para que aquel respecto de quien se solicita la tutela, actúe o se abstenga de hacerlo.
El fallo, que será de inmediato cumplimiento, podrá impugnarse ante el juez competente y, en todo caso, éste
lo remitirá a la Corte Constitucional para su eventual revisión. || Esta acción solo procederá cuando el
afectado no disponga de otro medio de defensa judicial, salvo que aquella se utilice como mecanismo
transitorio para evitar un perjuicio irremediable. || En ningún caso podrán transcurrir más de diez días entre
la solicitud de tutela y su resolución. || La ley establecerá los casos en los que la acción de tutela procede
contra particulares encargados de la prestación de un servicio público o cuya conducta afecte grave y
directamente el interés colectivo, o respecto de quienes el solicitante se halle en estado de subordinación o
indefensión”.
31 El numeral 9 original disponía que la tutela contra particulares procede “cuando la solicitud sea para
tutelar la vida o la integridad de quien se encuentra en situación de subordinación o indefensión respecto del
particular contra el cual se interpuso la acción”. Sin embargo, la constitucionalidad de la expresión “para
tutelar la vida o la integridad” fue estudiada por la Corte Constitucional, en sentencia C-134 de 1994. M.P.
Vladimiro Naranjo Mesa, encontrando que la misma era contraria a la Carta Política, por integrar una
limitación injustificada a la acción de tutela, restringiendo su ejercicio únicamente a dos derechos
fundamentales, lo cual deviene, indicó el Tribunal, en el entendimiento del recurso de amparo como un
instrumento discriminatorio, lo cual contradice el espíritu del Constituyente y el verdadero alcance del
mecanismo constitucional incorporado en el artículo 86 Superior.
32 Así lo ha establecido esta Corporación desde sus primeros pronunciamiento, especialmente a partir de la
sentencia T-333 de 1995. M.P. Antonio Barrera Carbonell, insistentemente reiterada por la jurisprudencia de
esta Corporación.
mantienen los extremos de la tutela, en virtud de la cual la parte accionante se
encuentra en condición de dependencia respecto del accionado, por haber
“sido puesta en una situación que la hace incapaz de repeler física o
jurídicamente las agresiones de las cuales viene siendo objeto por parte de un
particular, las cuales ponen en peligro sus derechos fundamentales”34.
Esta situación adquiere una gravedad especial en el caso del señor Ortiz
Gómez si se tiene en cuenta que, como lo declaró ante el juez de primera
instancia, sus labores cotidianas al interior de la mina de arena correspondían
33 El entendimiento de la subordinación en tanto relación jurídica ha sido insistentemente reiterado por esta
Corporación, y tiene su origen principalmente en la sentencia T-339 de 1997. M.P. Alejandro Martínez
Caballero.
34 Cfr. Sentencia T-1236 de 2000. M.P. Alejandro Martínez Caballero.
35 Cfr. Folio 2, en el que obra copia de la historia clínica del 16 de mayo de 2016.
36 Cfr. Folio 3, contentivo de la valoración médica del 28 de mayo de 2016.
37 Cfr. Folio 5, en el que se registra consulta médica del 16 de mayo de 2016.
al “paleo de material de arrastre todo el día, desde las 6 de la mañana hasta
las 5 de la tarde”38, de lo cual se desprende claramente que, al tratarse de una
actividad que exige un importante esfuerzo físico, sus padecimientos lumbares
en el grado en el que se encuentran dificultan el desarrollo de la misma, no
sólo porque encuentra reducida su motricidad, sino porque las funciones de
extracción artesanal de arena pueden significarle un desgaste orgánico
excepcional.
(ii) La avanzada edad: el señor Germán Ortiz Gómez cuenta con 66 años de
edad39. Aunque este hecho no lo hace en sí mismo titular automático de un
derecho particular, sí se convierte en una condición que impone el deber de
abordar el asunto en perspectiva de la especial protección constitucional de
que son sujetos las personas de la tercera edad. 40 Al respecto, no puede
perderse de vista que nuestro ordenamiento jurídico, al incorporar medidas de
atención reforzada en favor de esta población, ha entendido que un “adulto
mayor”41 es toda persona que cuente con 60 años de edad o más.42
3.3. Inmediatez
Pese a que el artículo 86 Superior establece que la acción de tutela puede ser
promovida “en cualquier momento”, desde sus inicios esta Corporación ha
desarrollado la necesidad de que se interponga en un “plazo razonable”, de
acuerdo a las particularidades de cada caso, de forma que su valoración esté
44 Vid. Sentencia T-773 de 2003. M.P. Manuel José Cepeda Espinosa.
45 Vid. Sentencia C-282 de 2007. M.P. Eduardo Montealegre Lynett.
46 Con fundamento en ello, y en atención a lo dispuesto principalmente en el artículo 67 de la Constitución,
esta Corporación se ha referido a la erradicación del analfabetismo como una verdadera obligación del
Estado, destinada a mejorar la calidad de vida de los nacionales y remover los obstáculos que perpetúan la
marginación. Vid. Sentencia C-468 de 2011. M.P. María Victoria Calle Correa.
47 Inciso 1º del artículo 2º. “[s]on fines esenciales del Estado: servir a la comunidad, promover la
prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la
Constitución; facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica,
política, administrativa y cultural de la Nación; defender la independencia nacional, mantener la integridad
territorial y asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo”.
determinada por la relación entre la protección inmediata de los derechos que
brinda este mecanismo constitucional y el acto particular que genera la
supuesta amenaza o violación.48
En el asunto bajo estudio, éste ha sido uno de los elementos que ha dado lugar
a que, en sede de instancia, se descarte la procedencia del amparo.
Específicamente, el a quo consideró que la acción de tutela de la referencia no
superaba el requisito de inmediatez, puesto que entre el momento en el que se
adoptó la Resolución No. 001 del 8 de octubre de 2014 (por medio de la cual
se excluyó al actor de la ACME) y la fecha en que se interpuso la tutela (31 de
octubre de 2016) transcurrió un lapso aproximado de 2 años, el cual, en su
criterio, es irrazonable. Decisión que fue confirmada por el ad quem.
(ii) El 20 de mayo de 2015, el actor radicó denuncia penal contra los entonces
asociados, por los delitos de fraude procesal, falsedad, estafa y utilización de
documento falso, debido a, entre otros hechos, aparentes irregularidades en los
manejos financieros de la organización y habérseles separado de la misma sin
la garantía del debido proceso.54
De esta forma, la Sala concluye que aunque entre el momento en el cual se dio
la separación definitiva del accionante de su calidad de asociado de la entidad
demandada y la fecha en la que se interpuso la acción de tutela transcurrió un
lapso prolongado, lo cierto es que dicha demora se encuentra justificada no
sólo por la ausencia de inactividad o negligencia por parte del peticionario,
sino por las condiciones especiales de vulnerabilidad en las que se encuentra.
3.4. Subsidiariedad
57 Fundamentalmente a partir de la sentencia T-433 de 1998. M.P. Alfredo Beltrán Sierra, la Corte se ha
referido a la exigibilidad del derecho al debido proceso frente a las personas de derecho privado, en el marco
de la imposición de sanciones, así: “en todos los campos donde se haga uso de la facultad disciplinaria,
entiéndase ésta como la prerrogativa de un sujeto para imponer sanciones o castigos, deben ser observados
los requisitos o formalidades mínimas que integran el debido proceso. Mandato que, dada su naturaleza,
no sólo involucra u obliga a las autoridades públicas, en el sentido amplio de este término, sino a los
particulares que se arrogan esta facultad, como una forma de mantener un principio de orden al interior
de sus organizaciones (v. gr. establecimientos educativos, empleadores, asociaciones con o sin ánimo de
lucro, e.t.c.). Razón que hace indispensable que los entes de carácter privado fijen unas formas o parámetros
mínimos que delimiten el uso de este poder y que permitan al conglomerado conocer las condiciones en que
puede o ha de desarrollarse su relación con éstos. Es aquí donde encuentra justificación la existencia y la
exigencia que se hace de los llamados reglamentos, manuales de convivencia, estatutos, etc., en los cuales
se fijan esos mínimos que garantizan los derechos al debido proceso y a la defensa de los individuos que
hacen parte del ente correspondiente. || Se hace referencia a unas reglas mínimas que deben estar
contenidas en estos reglamentos, para denotar que existen una serie de materias o áreas, en las que el
debido proceso está constituido por un mayor número de formalidades y procedimientos, que integran ese
mínimo irreductible que debe ser observado, a fin de proteger derechos igualmente fundamentales” (énfasis
fuera del texto original).
58 Cfr. Sentencia T-497 de 2000. M.P. Alejandro Martínez Caballero.
59 Vid. Sentencia T605 de 1999. M.P. Alfredo Beltrán Sierra.
4.3. En consonancia con lo anterior, se ha entendido que los presupuestos
mínimos del debido proceso que se hacen extensibles a toda actuación
sancionatoria corresponden a: (i) el principio de legalidad, de manera que el
procedimiento se sujete a las reglas contenidas en el reglamento o cuerpo
normativo respectivo;60 (ii) la debida motivación de la decisión que atribuye
efectos jurídicos a la conducta de quien es sujeto de sanción; (iii) la publicidad
e imparcialidad en las etapas del trámite; (iv) la competencia estatutaria del
organismo decisorio; y (v) el derecho a la defensa y contradicción.61
66 Vid. Sentencias T-433 de 1998. Óp. cit.; T-170 de 1999. M.P. José Gregorio Hernández Galindo; T-497 de
2000. Óp. cit.; T-385 de 2006. M.P. Clara Inés Vargas Silva; T-083 de 2010. M.P. Humberto Antonio Sierra
Porto; T-247 de 2010. M.P. Humberto Antonio Sierra Porto; T-075A de 2011. M.P. Gabriel Eduardo Mendoza
Martelo; T-738 de 2011. M.P. Mauricio González Cuervo; T-694 de 2013. M.P. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub;
T-108 de 2014. M.P. Gabriel Eduardo Mendoza Martelo; T-143 de 2016. M.P. Alejandro Linares Cantillo;
entre otras.
67 Vid. Sentencia T-301 de 1996. M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz; T-243 de 1999. M.P. Martha Victoria
Sáchica de Moncaleano; T-944 de 2000. Óp. cit.; T-390 de 2011. M.P. Jorge Iván Palacio Palacio; T-550 de
2012. M.P. Nilson Pinilla Pinilla; T-720 de 2012. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva; entre otras.
68 Vid. Sentencias T-605 de 1995. Óp. cit.; T-1149 de 2004. M.P. Humberto Antonio Sierra Porto; T-141 de
2017. M.P. María Victoria Calle Correa; entre otras.
69 M.P. Alfredo Beltrán Sierra.
70 M.P. Jaime Araujo Rentería.
luego de considerar que la regla interna de la institución demandada, con base
en la cual se excluyó al hijo del demandante, era “abiertamente contraria a la
Constitución Política, en especial al artículo 42 de la Carta, según el
cual ‘los hijos habidos en el matrimonio o fuera de él, adoptados o
procreados naturalmente o con asistencia científica, tienen iguales derechos y
deberes’, y, por esta vía, violatoria del artículo 13 de la Carta, que estatuye el
derecho a la igualdad”.
Conclusión preliminar
De acuerdo con ello, cuando esta Corte ha accedido a estudiar de fondo una
solicitud de amparo en la que se discute la salvaguarda del derecho bajo
referencia, en el ámbito de asociaciones estructuradas alrededor de un objetivo
privado y común de sus integrantes, se ha hecho depender su tutela de una
vulneración de otros principios superiores, como lo es la supremacía de los
derechos de los menores de edad, o la igualdad, de manera que se ha insistido
en la imposibilidad de conceder la protección, por vía de la acción de amparo,
cuando lo único que se persigue es el simple cumplimiento de reglas
orientadoras de un procedimiento estatutario de orden privado, sin ningún
impacto constitucional.
5.1. La Asociación demandada surgió en el año 2007 para, de acuerdo con sus
estatutos, cumplir con el siguiente objeto o interés común: “(…) la extracción
de material de arrastre del Río de Oro en los sectores comprendidos como
mina la esperanza para desarrollar proyectos productivos sostenibles de
carácter asociativo de extracción minera”72. De esta forma, se estructuró una
agremiación integrada por personas que, como el accionante, se
desempeñaban tradicionalmente en la producción artesanal de arena a cielo
abierto, con el propósito de desarrollar esta actividad en un predio privado
ubicado en el municipio de Girón (Santander).73
5.4. Como punto de partida, debe tenerse en cuenta que, tal como se señaló al
momento de abordar la procedencia de la acción de tutela de la referencia, la
relación jurídica que existe entre el peticionario y los demás asociados de
ACME, en abstracto, se funda en un nexo de igualdad y de libertad
contractual, por tratarse de un vínculo corporativo originado por declaraciones
de voluntad paralelas, por lo que, prima facie, un pronunciamiento frente a la
salvaguarda del debido proceso en el desenvolvimiento de esta relación
privada no es un asunto de relevancia para la justicia constitucional.
5.7. Al respecto, la Sala observa que en este caso ha habido una vulneración
de los derechos fundamentales al debido proceso e igualdad del actor, por dos
situaciones: (i) con la aplicación de una disposición estatutaria, la entidad
accionada ha encubierto un verdadero acto discriminatorio, inadmisible desde
el punto de vista constitucional; y (ii) la inobservancia de los contenidos
mínimos de la garantía del debido proceso, obligatorias en el ejercicio de
cualquier potestad sancionatoria. Estos dos postulados se explican a
continuación.
5.9. Frente al caso objeto de estudio, se tiene que si bien el accionante dejó de
acudir por un periodo superior a 12 meses a la zona de extracción en la que
desarrolla el objeto social la Asociación demandada, lo cierto es que esta
situación, como se evidencia de lo anteriormente expuesto, no se derivó de
una actitud caprichosa del actor ni desconocida para los demás asociados. Por
el contrario, la constancia en el cumplimiento de sus deberes durante por lo
menos 4 años anteriores al año 2013 se vio abruptamente frustrada por el
surgimiento de una serie de padecimientos médicos que lo llevaron, inclusive,
a no seguir ejerciendo directamente la labor minera artesanal.
En cuarto lugar, debe tenerse en cuenta que la Resolución 001 del 8 de octubre
de 2014 sólo constituyó una etapa posterior al concepto emitido por la Junta
de Vigilancia, por lo cual la circunstancias bajo las cuales se inició el trámite
de sanción nunca cambiaron en beneficio del derecho al debido proceso del
accionante. A ello se aúna el hecho de que si bien la determinación definitiva
fue adoptada por la Junta Directiva competente, conformada por 4 miembros
debidamente designados por la Asamblea General, tal como lo disponen los
estatutos de la agremiación, lo cierto es que, materialmente, se evidencia que
dos de los integrantes del órgano decisorio son los mismos asociados que
componen la Junta de Vigilancia. Para la Sala, esta situación es constitutiva de
un abierto desconocimiento del principio de imparcialidad, propio del debido
proceso, y que, tal como lo ha señalado esta Corporación, en la órbita de
procedimientos sancionatorios implica que la decisión final sea adoptada por
un tercero neutral que desarrolle sus competencias “sin prejuicios ni posturas
previas que afecten su ánimo y la sana crítica para actuar”84.
5.19. En ese sentido, con base en todo lo expuesto, la Corte revocará las
providencias proferidas en sede de instancias, y en su lugar accederá al
amparo de los derechos vulnerados. Con el fin de hacer efectiva la decisión
adoptada, se dispondrá la pérdida de efectos de la Resolución 001 del 8 de
octubre de 2014, proferida por la Junta Directiva de ACME, por haber sido
emitida en violación de los derechos fundamentales del actor, de acuerdo con
lo indicado.
Ahora bien, la Sala no accederá a la solicitud del actor de permitir que otra
persona adelante, en su nombre y bajo su responsabilidad, las labores al
interior de la agremiación, pues ordenar la adopción de una medida específica
como ésta iría en contra de la autonomía propia de las organizaciones
estructuradas en virtud del derecho de asociación. No obstante, se dispondrá
que, en caso de no configurarse causal alguna para expulsar al actor de
ACME, se valoren colectivamente las alternativas que, de manera armónica,
permitan la realización del objeto social de la entidad, sin desmedro de los
derechos del actor y en consideración de su estado de salud.
6. Síntesis de la decisión
III. DECISIÓN
Comuníquese y cúmplase.