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Alfred Adler fue el primer disidente en abandonar el núcleo original del psicoanálisis
para fundar la psicología del individuo a mediados de la década de 1910. Su enfoque se
expandió paulatinamente en muchos países, incluyendo algunos de América Latina, donde
los estudios de recepción de las ideas adlerianas han sido poco abundantes, comparados
con la tradición freudiana. Los comentarios iniciales sobre Adler en Paraguay datan de
1941 en un artículo de la Revista del Ateneo Paraguayo, escrito por Guillermo Enciso,
un abogado y filósofo dedicado a la política y la educación. Enciso incorporó varios
principios de la psicología individual que resultaban congruentes con sus intereses en la
psicología social y el análisis de la vida colectiva. Este artículo examina la asimilación
de las ideas de Adler por parte de Enciso, destacando los conceptos centrales y
comparándolos con los posicionamientos del autor paraguayo.
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de Adler del entorno freudiano lo puso de ordinario con cualquier referente his-
ante la gran responsabilidad de cami- tórico. Bien sabida es la tendencia de
nar apoyado en sus propias fuerzas y encasillar a los autores en categorías teo-
recursos. Y lo más importante: ante el réticas compactas o “escuelas”, a veces
compromiso de enmendar en una teo- con un simplismo desmedido, y con
ría nueva lo que había percibido como el único objetivo de evaluar su mayor
los errores, exageraciones, desaciertos y o menor congruencia en virtud de los
sinsentidos del psicoanálisis originario. supuestos de las mismas. Con Adler, esto
Ciertamente, lo hizo con satisfactorio no puede realizarse con facilidad. Por lo
éxito. Además, la salida de Adler no fue tanto, incluso esta dimensión de su tra-
un hecho individual, sino que se llevó bajo le confiere un atractivo adicional.
consigo a nueve miembros de la asocia- Adler cosechó numerosos seguido-
ción, incluyendo a la única mujer que res en distintos países, pero en otros su
la integraba (Buschiazzo, 2012). En los impacto fue considerablemente menor o,
años que siguieron, desarrolló una pro- en todo caso, relativamente tangencial.
puesta teórica distinta y novedosa que En nuestro continente, su influencia se
ganó un lugar propio en la psicología. ha visto muy opacada por la inserción
Más adelante, también afrontaría sus arrolladora que experimentó el psicoa-
propias fugas, como la del psiquiatra vie- nálisis freudiano, sobre todo en países
nés Rudolf Allers (1883-1963), un agudo como Argentina y Uruguay. Igual suerte
crítico del psicoanálisis en su modalidad corrieron otras líneas emparentadas o
freudiana (Allers, 1940), que en 1927 derivadas de él. En 1920, el psiquiatra
partió de las filas adlerianas para instituir peruano Honorio Delgado (1892-1969)
su propia orientación en el humanismo comentó una obra central de Adler, El
psicológico (García-Alandete, 2015). carácter neurótico, en la Revista de
La aproximación de Adler ha llegado a Psiquiatría y Disciplinas Conexas, y
conocerse como la psicología del indivi- aludió a otros trabajos en escritos dife-
duo o psicología individual, y constituye rentes (León y Zambrano Mora, 1992).
un recuento de todo cuanto concierne a la En Argentina, el médico Jorge Thénon
persona y la sociedad, así como sus rela- (1901-1985) escribió en 1928 sobre el
ciones mutuas (Ganz, 2001 [1953]). No valor de la psicoterapia para la medicina
obstante, hay otros aspectos en su enfo- práctica y estableció entre sus principa-
que que podrían no ser evidentes, aunque les aproximaciones al psicoanálisis y
sí muy relevantes. El conjunto de ideas y algunos de sus derivados, como la psico-
teorías que planteó fue lo suficientemente logía del individuo (Falcone, 2007). Otro
dúctil y elástico para que se lo reconozca, referente importante es Jaime Bernstein
en ocasiones, como un neopsicoanalista y (1917-1988), quien publicó algunos volú-
en otras, inclusive, como un autor cercano menes introductorios al pensamiento de
a los parámetros de una psicología de Adler, así como estudios muy detalla-
corte más existencial. Algo así no ocurre dos a las primeras traducciones que se
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que tan frecuentemente se echan de ver su adhesión a las exigencias reales que
en casos de enfermedad, no contenían en impone la vida colectiva. El individuo,
el fondo por su estructura nada que fue- por consiguiente, surge de la peculiar
ra ajeno a la vida del alma del llamado
mezcla de los sentimientos de sus coetá-
hombre normal. (Adler, 1947, p. 13)
neos y la tendencia hacia el logro de su
Para la psicología individual, los posición de superioridad.
seres humanos están orientados hacia la Estas formulaciones teóricas ayudan
consecución de metas vitales. A esto se a comprender por qué Adler, mientras
refería Mira y López (1963), en su punto es conceptuado como integrante de una
de vista clásico, al sostener que una de orientación psicodinámica de segunda
las diferencias esenciales con el enfoque generación, también es visto como un
psicoanalítico tradicional es que Adler se antecesor de los modelos humanistas
proyectó más hacia el porvenir individual (Obuchowski, 1988), donde resaltan Carl
que Freud, interesándose por saber hacia Rogers (1902-1987), Rollo May (1909-
dónde se dirigía la persona en lugar del 1994), Abraham Maslow (1908-1970) y
origen remoto para sus problemas. En Viktor Frankl (1905-1997). A este respecto,
clara oposición, la psicología adleriana Chávez (2009) apunta que las diferencias
sostuvo que el individuo se encamina ideológicas entre Adler y Frankl, si bien
hacia sus objetos de interés y los fines que indudablemente existen, son menores de
le atraen en una forma propositiva. Ellos lo que habitualmente se supone, e incluso
son puestos por el propio sujeto, muchas podrían ser complementarios. Alarco von
veces incluso sin su deliberación cons- Perfall (2015) indica que el verdadero ori-
ciente. Las personas no son vistas como gen de la psicología humanista radica en
entes movidos por las fuerzas ciegas y la psicología individual de Adler, y que
deterministas de su pasado, sino atraídas sus influencias se extienden incluso hasta
por el futuro, en gran medida creado por la moderna psicología positiva. Las con-
ellas mismas (Brett, 1997 [1927]). Resulta vergencias parecen por demás evidentes
evidente que las discordancias con el psi- cuando Adler afirma que son tres los prin-
coanálisis clásico desbordaron el ámbito cipales problemas que puede plantearse
estricto de la psicología, para convertirse todo ser humano: (a) la actitud frente al
en agudos contrapuntos metapsicológicos prójimo, (b) la profesión y (c) el amor, y
(Mora Mérida y Laza, 1986). La aspira- que ellos, además, se hallan lejos de resul-
ción por conseguir objetivos también tar causales, pues se encuentran insertos
demuestra por qué esta psicología es emi- de manera inexorable en el destino del
nentemente social. Adler (1953) afirmaba hombre. Por tales motivos, la psicología
que el conocimiento del hombre solo individual es un modelo muy elusivo a
puede lograrse en la medida en que se las clasificaciones definitivas, y con una
comprenda su posición ante los deberes cierta ductilidad para fusionarse a otros
que emergen de la comunidad. La activi- puntos de vista no enteramente coinci-
dad social que cada uno libra demuestra dentes. Esta es la razón principal por la
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que personas con intereses diversos han última fundada por Enciso y que fuera el
podido identificarse productivamente con diario oficial del Partido Colorado (Prieto
algunos de sus postulados. Un ejemplo Yegros, 1985). Guarania no era solo una re-
lo brinda la asimilación inicial de Adler vista cultural; su director también utilizó los
en Paraguay, que se produce a través de editoriales para reivindicar la disidencia de
un escritor con vinculaciones a la vida la revista, y la suya por añadidura, respecto
práctica y la política, como Guillermo a las ideas políticas del líder fascista italiano
Enciso. En las páginas que siguen, ana- Benito Mussolini (1883-1945) en la déca-
lizaremos la circunstancia histórica y el da de 1930. Reafirmó que la doctrina del
perfil de figura pública que corresponde Partido Colorado, en el que militaba Enciso,
a este autor y el modo como él representó difería de aquel en cuestiones tan esenciales
la posición de Adler. como la concepción del Estado (Seiferheld,
1985). En un plano más afín a nuestros in-
tereses, su vinculación con la psicología se
Pinceladas biográficas produjo a través de la actividad docente en
de Guillermo Enciso colegios públicos, donde impartía clases de
Ypané es una pequeña localidad que tuvo psicología infantil en el cuarto curso de la
su origen como reducción franciscana enseñanza media (República del Paraguay,
en 1538 y se encuentra a 27 kilómetros 1945). También a través de sus escritos,
de la ciudad de Asunción. Allí nació como pronto veremos.
Guillermo Enciso el 6 de septiembre de La trayectoria de Enciso en la instruc-
1899. Fue un alumno muy aplicado y se ción pública le valió el nombramiento
destacó obteniendo una medalla de oro como ministro de Educación en 1946
por sus logros académicos. Terminados (López, 2014), durante la presidencia del
sus estudios secundarios, viajó a España general Higinio Morínigo (1897-1983).
para desarrollar su entrenamiento uni- Este había promovido ese mismo año un
versitario en las áreas de derecho y experimento de apertura política, poco
filosofía, en la Universidad de Madrid, habitual en lo tumultuoso de la historia
en 1926 (Centurión, 1961). Recibió sus paraguaya, caracterizada por los regíme-
diplomas de manos del rey Alfonso XIII nes autoritarios. El ensayo fue conocido
y retornó al país en 1929. Desde enton- como la primavera democrática y tuvo
ces, ocupó cargos públicos de relevancia vigencia durante los meses previos al
en el área educativa, como el de director estallido de la revolución de 1947, pero
general de Escuelas. Combatió en la gue- solo se mantuvo por el breve lapso de
rra del Chaco, que enfrentó militarmente seis meses. En aquel gobierno partici-
a Paraguay con Bolivia entre 1932 y 1935. paron referentes del Partido Colorado,
Ejerció el periodismo durante muchos años el Partido Revolucionario Febrerista y
y tuvo participación como articulista o di- representantes de la cúpula castrense.
rector en varias revistas y periódicos como En los hechos, era una formación cívico-
Guarania, Cultura, El País y Patria, esta militar. Las condiciones del país en enero
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que se estima como el factor primordial Las ideas de Le Bon son importan-
que genera todo el conjunto de la vida tes, no solo por el valor que poseen en sí
psíquica. Esto le ha valido el califica- mismas, sino por lo que tuvieron de influ-
tivo de pansexualista, que Enciso admite yentes en la génesis de las concepciones
sin reservas, puntualizando, además, su sociales que abrazó el freudismo. El autor
carácter causal. (b) La orientación que de La psicología de las multitudes (Le
corresponde a la psicología individual de Bon, 1895), más pensador que inves-
Alfred Adler, cuya proposición básica es tigador en la percepción que de él tuvo
el afán de hacerse valer y el ansia de supe- Enciso (1941), había sostenido que los
rioridad. La perspectiva es de carácter actos conscientes derivan de un sustrato
finalista y, al mismo tiempo, optimista. inconsciente, donde se hallan enterrados
(c) La línea iniciada por el otro gran los remanentes de la mentalidad ances-
discrepante con la ortodoxia freudiana, tral. En estas palabras, se reconoce tanto
Carl Jung, que constituye el prototipo a Freud como a Jung, y constituyen una
de un acercamiento más místico. Tras antecedencia innegable para sus respecti-
iniciar su trabajo con la enunciación del vos sistemas. En los contextos apropiados,
inconsciente colectivo, Jung se encaminó donde la individualidad se difumina, pro-
hacia lo que Enciso (1941) calificaría tegida en el anonimato que permiten los
como una metapsicología religiosa. De agrupamientos numerosos y que da lugar
los tres, Adler es el que más sobresalió a la liberación de los instintos, las aglome-
por sus incursiones educacionales. Y, raciones o las masas consiguen levantar
aunque estos modelos comenzaron con el bloqueo a estos patrimonios del primi-
un discurso centrado en la psicología tivismo arcaico. Le Bon (1895) pregonaba
individual y terapéutica, los intereses que en el gentío los sujetos aislados se
de los tres desbordaron pronto hacia la transforman radicalmente por efecto de
interpretación de los hechos psíquicos tres factores esenciales y concomitantes:
sociales. En el caso de Freud, este ámbito (a) el número, (b) el efecto que produce el
quedó centralizado en Psicología de las contagio y (c) la sugestibilidad. La turba,
masas y análisis del yo (Freud, 1981 que desencadena efectos muy similares a
[1921]), su obra cardinal en este terreno; los del ensoñamiento hipnótico, se carac-
en Jung, con el constructo fundamental teriza por liberar el inconsciente de sus
del inconsciente colectivo, fuertemente férreas ataduras y retrotraer al individuo
evocador de la mentalidad atávica; y en hacia estadios de civilización primitivos.
Adler, en la afirmación del sentimiento En el alma de las multitudes, Le Bon des-
de comunidad, que emerge a lo largo cubre el carácter impulsivo e irritable de
del desarrollo infantil como contrapunto la misma, su talante esencialmente irra-
entre el imperativo de la individualidad cional, y la plena voluntad que tienen las
y las exigencias que impone el entorno personas de someterse al dominio pasivo
social, todo lo cual se halla en la base de de un jefe o cabecilla, a quien obsequian
los procesos psicológicos humanos. su autonomía; así se logra esa fidelidad
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que solo se consigue al costo de aprisio- no se explican solos, sino que respon-
nar la adhesión de la muchedumbre y den a causalidades diversas. Para Freud,
arrastrarla tras los designios del líder. la respuesta está en la presión omnipre-
Esta concepción, sin embargo, obtuvo sente que ejerce la libido, impulsando
significativos reparos por parte de Enciso. la formación dinámica de las masas. La
Cuestionó, por ejemplo, que la visión del cohesión en que se mantienen estos gru-
autor francés se fundamentara casi exclu- pos obedece a su influjo directo. Por eso,
sivamente en los eventos colectivos que es el impulso sexual el componente que
tuvieron lugar durante la Revolución los une en última instancia, ya sea en la
francesa, con lo cual dejaba sin anali- hermandad de las iglesias ante el amor de
zar —pese a la opinión contraria de Le Dios Padre, o en la camaradería que se
Bon— la dinámica de los grupos socia- origina entre los soldados de un ejército,
les que se encuentran permanentemente que permanecen leales al mando único
movilizados. No logra esclarecer satis- del superior. Tales elementos se hallan en
factoriamente las causas que conducen a el cimiento absoluto de toda la psicología
la formación de tales agregados humanos, social humana.
ni el surgimiento de los líderes mesiáni-
cos, ni la necesidad de obediencia de que Una perspectiva local sobre Adler
hacen gala las multitudes. Estos son pro-
cesos que a la vez requieren ser explicados A los análisis de Le Bon y Freud, el pri-
de alguna manera convincente, pues son mero sometido, como vimos, a una crítica
resultado de algún factor menos visible, explícita, Enciso confrontó sus propias
y no simples incitadores de acciones. opiniones sobre los vínculos entre el com-
Además, Enciso desconfía de la actitud portamiento individual y social. Y es aquí
de Le Bon, a la que considera tributaria precisamente donde comienza a perfilar-
de una sesgada presunción racionalista, se su impronta adleriana, que no excluía
que reacciona espantada y temerosa a algunas discordancias menores. La psico-
la expresión muy primaria de quienes se logía social se contrapone a la psicología
alzan contra sus opresores circunstan- individual sintética, pues el psiquismo del
ciales. Freud tuvo sus propios conceptos adulto es una consecuencia tanto de los
sobre este problema. Independientemente procesos innatos o congénitos como de la
de qué tipo de multitud se trate, reconocía influencia externa, los cuales contribuyen
en ellas el predominio de la emotividad en grados similares a la configuración de
y el sojuzgamiento del intelecto. En esto, cuanto somos como personas. La afirma-
las semejanzas de Freud con Le Bon son ción del autor es inequívoca: “El hombre
bastante evidentes. Pero el psicoanálisis individual, en cuanto ser psíquico, aisla-
también consideró que los fenómenos que do, independiente de la sociedad, es una
se desencadenan cuando entra en acción ficción” (Enciso, 1941, p. 39). Tampoco
la fuerza arrolladora de la turba, cuya la psique social debería entenderse como
acción puede obedecer a la imitación, la simple sumatoria de las subjetividades
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disponibles, pues tanto la dimensión psi- lo que este presuntamente oculta, sino de
cológica subjetiva como la esfera colectiva las condiciones sociales que la determi-
se determinan e interactúan recíproca- nan. (7) La inferioridad necesariamente
mente. Por lo tanto, la condición esencial debe superarse o compensarse, e incluso
para la existencia de toda organización es sobrecompensarse, en función de aspi-
psicológica, al menos en principio, y se rar hacia el dominio de los demás. (8) La
explica por las relaciones que mantienen voluntad consiste en una excitación que
los miembros del grupo unos con otros, y se transforma desde una sensación de
de estos a su vez con el entorno específico. inferioridad o incapacidad hacia otra que
Cuanto se refiera a la psicología del indi- representa la capacidad o la plenitud. En
viduo, dirá Enciso sin ambages, habrá de otras palabras, la voluntad busca conducir
abarcar también a la psicología colectiva. hacia un estado de saciedad. (9) El alma
Los elementos básicos que compen- se orienta hacia un objetivo futuro, que
dian el pensamiento de Adler son en es la conservación y la afirmación de la
total diez (Enciso, 1941), aunque su for- superioridad. (10) Y, de manera conjunta
mulación no siempre posea la claridad con el afán de predominio, sobresale en
conceptual deseable. Estos enunciados el hombre el sentimiento de comunidad.
son muy importantes porque indican la En la caracterización de Enciso sobre
particular recepción que tuvieron los el enfoque adleriano de la personalidad,
mismos, es decir, los aspectos que Enciso se asumía que los factores hereditarios
consideró primordiales en la propuesta no actúan como causas fatalistas e ina-
de Adler, y la lectura que hizo de ellos. movibles de la psique, sino apenas como
(1) La materia viva anhela llegar desde elementos adicionales que, junto con
un minus a un plus, y su movimiento la crianza, componen la determinación
se orienta esencialmente al dominio del global del comportamiento. Recordaba
mundo circundante. (2) El alma es una también la contraposición esencial, ya
facultad innata que sintetiza estrategias señalada por el psiquiatra austriaco, entre
de ataque o defensa, las cuales aseguran la voluntad de dominio y el sentimiento
tanto la conservación como el desarro- de comunidad. Pero, en este aspecto pre-
llo del organismo. (3) El alma nunca se ciso, su intérprete paraguayo encontró la
encuentra aislada, sino, por el contrario, fuente de uno de sus principales desacuer-
enlazada a todo cuanto le rodea. (4) En dos. Enciso (1941) destacó que el instinto
el hombre prevalecen el afán de hacerse de poder tiene sus orígenes en la evolu-
valer y la voluntad de dominio. (5) El sen- ción filogenética, y que en las diferentes
tirse un ser inferior contrasta agudamente especies animales, así como en las formas
con el afán de dominación, por lo que el menos desarrolladas de la humanidad, o
sentimiento de inferioridad emerge como en los estilos de vida más simples diríamos
una consecuencia directa. (6) Cualquier nosotros, se traduce en conductas elemen-
tipo de inferioridad que pueda demostrar tales y primarias, por completo alejadas de
un individuo en el grupo no depende de la sofisticación cultural. Estas apuntan, en
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vez de las derivaciones hacia el ámbito primera mitad del siglo xx, si bien res-
psicosocial o sociológico, habituales en la tringidos a ciertos círculos o referentes
psicología del individuo. intelectuales. Pero lo hicieron, como en
Lo expuesto no significa que, por ocasiones anteriores se ha dicho (García,
fuerza o necesidad, siempre tenga que 2005b), en su faz teórica y conceptual, no
producirse una falsificación o alteración de replicación, ni tampoco de aplicación.
deliberada de las nociones originales que En la obra de Enciso, no obstante, queda
forman las teorías. Solo establece que los más por explorar con respecto a sus inter-
casos de asimilación también son fenó- pretaciones psicológicas. Constituye un
menos instrumentales que responden a tema obligado para indagaciones futuras,
objetivos muchas veces implícitos. El que buscarán desentrañar los indicios,
Adler asimilado por Enciso no es deri- muchos de ellos aún escondidos en textos
vación de una lectura pasiva, acrítica o poco frecuentados o recordados, de una
dogmática. Como ocurre con Freud o Le presencia temprana de autores europeos
Bon, igualmente discutidos en el mismo en la psicología paraguaya del siglo xx.
ensayo, fue sometido a una comparación
con los puntos de vista del propio Enciso,
que, aunque no radicalmente diferen- Referencias
tes —especialmente en lo que se refiere Abramson, Z. (2015). The Meaning of
a Adler—, aportan matices particulares. Neurosis According to Adler. The
Esas disquisiciones conforman la parte Journal of Individual Psychology,
más interesante de todo el análisis. Sin 71(4), 426-439.
embargo, los comentarios a la obra del
Adler, A. (1917a). Study of Organ Inferiority
médico austriaco no dejaron muchas hue-
and its Psychical Compensation. A Con-
llas en la psicología paraguaya, al punto,
tribution to Clinical Medicine. Nueva
por ejemplo, de constituir el germen
York: The Nervous and Mental Disease
para alguna naciente escuela adleriana
Publishing Company.
que pudiera surgir en los años o décadas
posteriores. Esto es lo que quiere signi- Adler, A. (1917b). The Neurotic Consti-
ficar García (2007) cuando apunta a la tution. Outlines of a Comparative
carencia de tradiciones teóricas sosteni- Individualistic Psychology and Psy-
das como una de las características de la chotherapy. Nueva York: Moffat, Yard
psicología paraguaya en el periodo preu- and Company.
niversitario. Aquí observamos el mismo Adler, A. (1930). The Science of Living.
fenómeno: Adler brilló fugazmente en el Londres: George Allen & Unwin.
cerebro de Enciso, pero no dejó secuelas Adler, A. (1947). Conocimiento del hom-
profundas. Su recepción, aunque limi- bre. Buenos Aires: Espasa-Calpe.
tada, es una buena demostración de cómo
Adler, A. (1948). El sentido de la vida.
algunos conceptos de la psicología inter-
Barcelona: Luis Miracle.
nacional circularon en el Paraguay de la
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