Está en la página 1de 43

LA LENGUA CELTIBÉRICA: UN FALSO

CONVENCIONALÍSMO IDEOLÓGICO
INDOEUROPEÍSTA.
LA LENGUA IBÉRICA: BAJO LA FALACIA
RETÓRICA PREINDOEUROPEÍSTA.
THE CELTIBERIC LANGUAGE: A FALSE INDOEUROPEAN
IDEOLOGICAL CONVENTIONALISM.

THE IBERIAN LANGUAGE: UNDER THE PREINDOEUROPEAN


RHETORICAL FALLACY.

Agosto 2020 Abelardo López Pérez


(Museo de Abengibre, Albacete)

Resumen
La compresión de la escritura ibérica en todo el numerario
numismático celtibérico del valle del Ebro se complementa a los
documentos epigráficos en bronces y “téseras de hospitalidad”
confirmando la realidad de una escritura oficial y por tanto de
una lengua predominante. El presente trabajo destruye esa línea
imaginaria racista y degradante impuesta por estudiosos alemanes
del siglo XIX que separaron a las gentes de la Península Ibérica
en dos mundos opuestos con una terminología ideológica de
lenguas clasificadas indoeuropeas o no indoeuropeas.
Palabras clave: Contexto, lengua, escritura, soporte, cronología,
historia.

1
Abstract
The compression of Iberian writing throughout the celtiberic
numismatic numeral of the Ebro Valley is complemented by the
epigraphic documents in bronzes and "hospitality teases"
confirming the reality of an official script and therefore of a
predominant language. The present work destroys that racist and
degrading imaginary line imposed by 19th-century German
scholars who separated the people of the Iberian Peninsula into
two opposing worlds with an ideological terminology of Indo-
European or non-Indo-European classified languages.
Keywords: Context, language, writing, support, chronology,
history.

****
El agravante clasificador de pertenencia a un ámbito indoeuropeo
céltico, o pre-indoeuropeo ibérico tiene su origen en un
convencionalismo de hace más de dos siglos. El
convencionalismo ideológico clasificador impuesto por alemanes
en el siglo XIX es seguido hasta principios del siglo XXI por otro
alemán considerado la máxima autoridad en el estudio de las
inscripciones paleohispánicas, Jürgen Untermann. Su edición del
corpus de inscripciones paleohispánicas y su sistematización de
la onomástica íbera lo convierte en cita obligada para todo
investigador que trate el tema. De esta manera los estudios de la
paleografía hispánica han basado su interpretación en
postulados aceptados bajo una misma línea imaginaria que
dispuso la diferencia entre una lengua indoeuropea celtica de la
no indoeuropea ibérica, provocando los diversos intrusismos
lingüísticos imaginarios.
Dominada por teorías difusionistas centenarias la paleografía
ibérica puede considerarse confusa, deformada por la propia

2
investigación y por los mismos investigadores. De hecho, Ruiz
Zapatero, (2017) nos indica que: «La investigación histórica y
arqueológica sobre los celtas e iberos, los pueblos prerromanos de
la Península Ibérica, estuvo teñida, durante el primer franquismo
de patriotismo, ideologías fascistas y nacional-católicas pero
también de oportunismos y pragmatismos». Tratando los estudios
de los pactos de hospitalidad en Celtiberia, Balbín Chamorro
(2008) opina que ha habido una tendencia histórica a analizar los
pactos desde una perspectiva preconcebida que ha impedido
realizar un análisis completo de su contenido. Y es que la
interrelación entre los nombres y la sociedad prerromana
impuesta por investigadores modernos tiene su base en el uso
social de la escritura de los colonizadores y conquistadores
foráneos. Una base cimentada sobre conceptos etimológicos
lingüísticos que desconocían el motivo semántico de su creación.
Tal y como menciona J. Untermann en el año 1989: «Desde luego
hay que darse cuenta de que una motivación tal y el
procedimiento gramatical por el cual se crea el nombre, solo los
podemos explicar cuando conocemos el léxico y la gramática de
la lengua dentro de la cual el etnónimo tiene su origen». En
efecto, todos los investigadores concuerdan en que la escritura
celtibérica es una adaptación casi directa de la escritura ibérica
nororiental, y lo hacen desconociendo el léxico y la gramática de
la lengua ibérica. Dicho de otra manera, la clasificación
lingüística basa los estudios de los etnónimos en las formas que
adaptan en la literatura y epigrafía griegas y latinas. De esta
manera sin conocer realmente la temática de una palabra
modifican su significado con la atribución de sufijos donde no los
hay. Así, el propio Untermann ve nombres de grupos étnicos en la
terminación ibérica –sken, y nombre de habitante en la
terminación celtibérica –ko, –iko y –oko, elaborando fórmulas
onomásticas de nombres de grupos de parentesco inexistentes.
Así se formula un criterio básico clasificatorio seguido por
3
multitud de investigadores que lo incorporan a los estudios de
lingüística paleohispánica. El prehistoriador Almagro-Gorbea
(2010) aplicando una visión interdisciplinar de los datos
arqueológicos, lingüísticos y antropológico-culturales para
comprender los celtas, nos quiere hace entender que la lengua
celtibérica y lusitana es incorporada al campo lingüístico gracias
a los estudios realizados por Tovar, Lejeune, Untermann, de Hoz
y otros especialistas posteriores. Las lecturas e interpretaciones de
todo el numerario numismático de la Celtiberia desmienten el
criterio básico de esos estudios, al tiempo que se complementan a
los documentos epigráficos en bronces y “téseras de hospitalidad”
visualizando la reestructuración o configuración del paisaje
político y urbano con la adjudicación de nuevos topónimos en un
contexto político-social impuesto por el dominio de Roma. Y
todo ello, con la escritura y la lengua de los íberos.
Expertos en la materia altamente cualificados han llegado a decir
que los epígrafes de los celtíberos podemos intuirlo gracias a la
supervivencia hasta la actualidad de otras lenguas célticas como el
gaélico en Irlanda. Así del Bronce de Botorrita I (Zaragoza) han
llegado a decir que está escrito en ibérico pero en lengua
celtíbera, igual que la tésera de Froehner y variados epígrafes
monetales. Argumentación que da pie nada menos que a la
celticidad lingüística de las regiones centrales de la Península
Ibérica. Y todo eso reconociendo que el significado de los
epígrafes ibéricos es casi una completa incógnita para ellos aún en
el 2020.

4
Pero el colmo de los colmos es
afirmar que el Bronce de
Luzaga (Gaudalajara) del que
por fortuna se conservan fotos
y calcos1, los mismos
estudiosos que dicen que
contiene un texto en lengua y
escritura celtibérica, afirman
que ésta inscripción es el
ejemplo típico de hasta dónde puede llegar la inconcreta,
hipercientifista e insuficiente metodología filológica actual en el
estudio de una lengua indoeuropea desconocida y carente de
documentos comparativos bilingües2. Pero lo más sorprendente
(ver enlace), es que estos investigadores aún encima piensan que
han hecho avances filológicos con desinencias nominales
típicamente indoeuropeas y en general bastante afines a las
desinencias latinas. ¡Alucinante! son víctimas de su propio error.
El único documento comparativo existente es la escritura ibérica,
esa que los lingüistas no han sabido comprender y que obliga a
continuar con declinados criterios heredados del siglo XIX. Eso
sí, hay que dejar claro, que el bronce de Luzaga (Guadalajara)
pertenece al espacio cultural o geográfico atribuido a la
Celtiberia. Aproximadamente en el extremo del territorio
celtíbero que las fuentes situarían en la zona oriental de la Meseta,
justamente donde se encuentra esa línea imaginaria que separa la
lengua celtibérica de la ibérica.
Con respecto a los celtíberos, Beltrán Lloris (2004 a, p. 90) ha
definido con acierto la identidad celtibérica como resultado,
asumido en una fase tardía, de la percepción que Roma tenía de
esos pueblos hispanos (En F. Chaves Trístan, 2012). Ramírez

1
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/8/8c/Bronce_luzaga.jpg
2
http://www.auladeestudiosibericos.es/lenguas-ibericas/bronce-de-luzaga.html

5
Sánchez (2013) tratando la pervivencia de las organizaciones
indígenas reconoce que no debe de extraerse la opinión de que
estas realidades de época romana son iguales a las que debieron
de existir en época prerromana, de las que lamentablemente no
tenemos información alguna, ya que los documentos en lengua
celtibérica más antiguos que conocemos son del siglo I a. C.
Si la lengua define una etnicidad, hay que atenerse a lo que eso
conlleva como agrupación social, lingüística y racial. El dato
cronológico preciso de dicho bronce de Luzaga no es ofrecido por
nadie, y mucho menos en un contexto histórico, porque eso solo
lo puede ofrecer aquel que esté en la interpretación correcta sin
manipular el signario a conveniencia de la lengua que se antoje.
La siguiente interpretación o lectura del bronce de Luzaga está
expresada, no con una elaborada fórmula onomástica, sino con
una equivalencia lingüística previa basada en la regularidad
gramatical que permite la coherencia lógica interna de una lengua.
Una equivalencia que obedece a los sinónimos verbales de nuestra
lengua. El método para traducir el íbero desde el castellano
subyace en la propia gramática comparativa que reconoce su
concreto origen ponderando su número y relevancia. Y el
instrumental del método comparativo se halla a disposición de
todo aquel que lo quiera comprobar:

6
Sin más, pasaré a la transcripción e interpretación del bronce de
Luzaga limitándome simplemente a leer la correspondencia
gramatical de las respectivas tablas de equivalencia interpretativa
íbero-castellana. Demos paso a su completa y continuada
interpretación diferenciada en líneas (L. 1/) y por espacios o
frases (L. 1/ 1), con un total de 8 líneas y 24 espacios.

L. 1/1: aqëkqaYùôZ : (a ŕ e ko ŕ a di ku bo ś) acepta, Roma


recibe tributo, Roma acepta, dicta acuerdo, rige Sila.
7
L. 1/2: Cquo : (ka ŕ u o) acata Roma, lucha otorga.
L. 1/3: wmëí (ke y e i) acate Iberia recibe, impone.
L. 2/4: kqYC : (ko ŕ di ka) tributo Roma dicta, acata.
L. 2/5: luYawí: (l u di a ke i) ley lucha dicta, acepta acate,
impone.
L. 2/6: auÏZ : (a u ki ś) acepta, lucha aquieta Sila.
L. 2/7: bqaFíoC (ba ŕ a s i o ka) comparece Roma, acepta
dominio, impone, otorga, acata.
L. 3/8: ëqma : (e ŕ y a) / recibe Roma, Iberia acepta.
L. 3/9: uëla : (u e l a) lucha recibe, ley acepta.
L. 3/10: YwqFëôF : (di ke ŕ s e bo s) dicta acate, Roma dominio
recibe, rige dominio.
L. 3/11: Zo (ś o) Sila otorga.
L. 4/12: uëFuí: (u e s u i) lucha recibe dominio, lucha impone.
L. 4/13: laíoùnùë (.. l ai o ku n ku e) .. ley ahí impone,
otorga acuerdo, nación acuerdo recibe.
Del primer signo en zig-zag puedo prescindir, aunque lo más
probable es que se trate de la consonante /s/ en posición
horizontal, cuyo valor determinante es “dominio”.
L. 5/14: wmíZ . (ke y i ś) acate Iberia, impone Sila.
L. 5/15: cqíkùë . (ka ŕ i ko ku e) acata, Roma impone tributo,
acuerdo recibe.
L. 5/16: wmíZ (ke y i ś) acate Iberia impone Sila.
L. 6/17: Zdn . (ś da n) Sila entrega nación.
L. 6/18: kqYCn: (ko ŕ di ka n) tributo Roma dicta, acata nación.
L. 6/19: ëlaFumon (e l a s u y o n) recibe ley, acepta dominio,
lucha Iberia otorga nación.
L. 7/20: Cquo : (ka ŕ u o) acata, Roma lucha otorga.
L. 7/21: &wF . (dege s) deje dominio.
L. 7/22: Za . (ś a) Sila acepta.
L. 7/23: kqYC (ko ŕ di ka) tributo Roma dicta, acata.

8
L. 8/24: &íuoqëÏZ (de i u o ŕ e ki ś) concede, impone lucha,
otorga Roma, recibe paz Sila.
Es el contexto narrativo interno en la epigrafía ibérica y no la
supuesta relación etimológica indoeuropea, el que permite
diferenciar el sistema dual de la escritura. Una escritura que no
muestra nominativos en plural ni singular (-a, -is). Tampoco
muestra genitivos en singular (-es), acusativo (-om, -am),
dativos y locativos (-ei), ni mucho menos ablativos en plural (-
ubos). Todo eso es lo esperado en un bilingüismo forzado con la
manipulación de una metodología filológica del latín, no con la
originalidad lingüística de la realidad transmitida. Como forzado
es el origen etimológico latino atribuido al verbo «dejar». De
hecho, en la línea 7/21 se puede leer el imperativo del verbo
«dejar» (deje dominio), cuyo origen etimológico dicen que viene
del castellano antiguo «lejar», y éste del latín «laxāre» con
significado de aflojar.
Lo cierto es que el léxico de la escritura en el bronce de Luzaga
concuerda morfológica y sintácticamente con la escritura ibérica,
como un documento estrictamente jurídico que no solo revela la
lengua oficial de un idioma, también tiene el poder narrativo de
reflejar la verdadera situación político-social de hechos históricos.
El bronce de Luzaga trata de un documento jurídico con leyes
impuestas por el dictador Sila a un pueblo denominado Iberia, en
contextual correspondencia epigráfica e histórica acaecida entre el
año 81 y el 80 a. C. Todo ello implica que en estas fechas el
concepto de nación (originalmente simplificado en el ente
autónomo e independiente de un pueblo o ciudad) de Iberia se
extiende también hacia las actuales tierras de Guadalajara en una
fecha concreta, comprendida entre el 81 y el 80 a. C., al comienzo
de las guerras sertorianas. Según Imago Pyrenaei (2011)3 tratando
las Guerras Sertorianas nos indica que: «Estas traerán la

3
http://www.imagopyrenaei.eu/13-la-guerra-sertoriana/

9
inclusión de nuevos territorios bajo dominio romano y toda una
reestructuración del paisaje político y urbano. Buena parte de los
oppida que habían estructurado políticamente el mosaico de
territorios y etnias será profundamente alterado y sustituido por la
creación de nuevas ciudades que supondrán en buena medida el
inicio del camino de la “romanidad”. Esta circunstancia será
particularmente visible en el área central del Pirineo y en su
extremo occidental así como en el valle medio-alto del Ebro».
En efecto, afirmando la reestructuración o configuración del
paisaje político y urbano se adjudicarían nuevos topónimos con
un contexto sociopolítico impreso en ciudades celtibéricas. La
ceca mencionada por el corpus numismático como “Arekoratas –
Areikoraticos” (Ágreda, Soria), demuestra que estoy en la cierto
y tira por tierra toda interpretación que con tanto empeño
etimológico han defendido otros:
aqéíKqaykz (a ŕ e i ko ŕ a di ko ś) acepta, Roma recibe,
impone tributo, Roma acepta, dicta tributo Sila.
açékçadS (a ŕ e ko ŕ a da s) acepta, Roma recibe tributo, Roma
acepta, entrega dominio.
La diferencia de sibilantes /ś/ y /s/ al final del texto en un mismo
topónimo, no se debe a un uso gramatical paralelo a otras lenguas
indoeuropeas, sino al contexto de su valor abreviado y
determinante que los lingüistas han sido incapaces de ver. Al
igual que no han sabido ver la presencia de Roma en ninguna
traducción paleográfica de la Celtiberia. Si tan seguros se hallan
con sus etimologías deberían tener en cuenta dicha falta, y con
más motivo cuando han preferido ver lo esperado en el mundo
social romano. La ceca situada por el corpus numismático
(Villaronga, 1994: 244) en Luzaga de Sigüenza (Guadalajara)
conocida como “lutiacos” es considerada por el corpus una
emisión de principios del siglo I a. C. y su lectura coincide
geopolítica y cronológicamente con lo narrado en el bronce de

10
Luzaga: luYakZ (l u di a ko ś) ley lucha dicta, acepta tributo
Sila.

Referente a las acuñaciones del dictador Sila, tratando el volumen


de las acuñaciones de plata en Roma, considero importante lo
mencionado por Jiménez Diéz (2008): «En la década de los
ochenta del s. I a.C. se producirá una gran cantidad de moneda en
este último metal, acuñada, por primera vez en algunas ocasiones
por individuos quizá sin autoridad legal para hacerlo, como en el
caso de las realizadas por parte de Sila y sus partidarios para
financiar la rebelión. De hecho la producción de denarios será
especialmente abundante durante el final de la república,
sobretodo coincidiendo con épocas de conflictos armados, como
las guerras sociales (91-89 a.C.) o las guerras civiles (49-31
a.C.)… El período que se inicia a partir de Sila es por tanto difícil
de definir en la Península, pero a la vez especialmente interesante
porque a partir del año 82 a.C. las acuñaciones de bronce hispanas
—que circulan junto a los abundantes denarios romanos a lo largo
del s. I a.C. —carecen de un supuesto modelo de referencia
basado en el sistema de amonedación contemporánea de la Urbs».
En efecto, las leyendas monetales hispanas con escritura ibérica
carecen de un modelo formal romano. Factor a tomar en cuenta a
la hora de asociar paralelos epigráficos formales en otros objetos
de tipología romana, como son las tessera hospitalis. El proceder
por parte de Sila en Roma se justificaría en acuñaciones
realizadas en la Península Ibérica en contexto cronológico,
narrativo e histórico con la adjudicación de nuevos topónimos. De
hecho, son muchas las leyendas de cecas celtibéricas que lo
corroboran con la regularidad gramatical que permite la
coherencia lógica interna de una lengua.
Cecas de la Celtiberia que manifiestan la reestructuración o
configuración del paisaje político con la adjudicación de un nuevo
topónimo son las siguientes:
11
Belaiśkoti (zona de Navarra-Aragón): îla í z k J (bela i ś ko
ti) vela impone Sila, tributo tierra. (Custodia impone Sila, tributo
tierra).
Kalakoŕikos (Calahorra, Logroño): clak9íkz (ka l a ko ŕ i ko
ś) acata ley, acepta tributo Roma, impone tributo Sila.
«Las primeras informaciones sobre esta ciudad como centro
celtibérico son de los tiempos de la guerra sertoriana. Al final del
siglo I a. C., la ciudad fue promovida jurídicamente por los
romanos y se convirtió en el municipio Calagurris Iulia»4.
Y si lo que se pretende es buscar un documento comparativo
bilingüe como metodología filológica, pues ahí lo tenemos:
Durante las acuñaciones imperiales del reinado de Octavio (27 a.
C. a 14 d. C.) se transcribió con el nombre de Calagvrri, sin la –s
final (recordemos que anteriormente abreviaba el cognomen de
Sila). Dicha leyenda latina abreviada tiene un significado muy
coherente y similar al reflejado con el sistema de escritura ibérico,
(ca l a gu rr i) ka l a ku ŕ i: acata ley, acepta acuerdo, Roma
impone.
La alteración entre la Kalakorikos ibérica y la Calagurri romana
no se debe a una adaptación del topónimo al sistema fonético de
la lengua latina como sugiere J. Velaza (1998), sino al significado
de la lengua ibérica. La variante <ku/gu> equivalente en
toponimia, la vibrante doble de la pronunciación de <Roma> y la
ausencia de la –s final que abrevia a Sila en el topónimo de
Calagurri justifica su adaptación a la lengua ibérica. Por tanto, el
fruto de esa equivalencia fonética se debe al sistema dual silábico
de la escritura ibérica que se registra impresa en la toponimia
romana.
Pero si lo que se pretende es buscar un documento comparativo
que lapide de una vez al convencionalismo que ha permitido la

4
https://es.wikipedia.org/wiki/Kalakorikos

12
lingüística comparativa de estudios indoeuropeístas, ese también
se halla en la Celtiberia.

La siguiente inscripción está escrita con


caracteres ibéricos y es conocida como
la tésera de Arekoratas5. Fue hallada en
el Castro de Oliva en Patones de la
Sierra (Madrid), es considerada del
siglo I a. C. y su original se encuentra
en la Real Academia de la Historia de
Madrid6 .

De acuerdo con el programa J.R.O. Untermann (MLH IV) 7 debe


leerse como sigue:

A1 arekorati
A2 ka : kar
B1 sekilako : amikum : mel/munos
B2 ata
C1 bistiros : lastiko
C2 ueizos

F. Burillo ofrece la siguiente traducción: "Tessera de la ciudad de


Arekorata. Sekilako de los Amikos, el hijo de Melmo (ata).
Bistiro (cuya categoría/título es) ueizos, del Lastiko" (7).

Es la comprensión de la escritura y la lengua ibérica la que ofrece


una lectura y una cronología precisa, comprensión que en más de
cien años de estudios ibéricos la lingüística comparativa de
estudios indoeuropeístas no ha permitido una respuesta favorable,
ni siquiera manipulando la fonética de signos. La ideología
lingüística de atribución celtica atribuida por multitud de
5
https://www.losviajerosdeltiempo.com/producto/tesera-de-arekoratas-de-hospitalidad/
6
https://www.glosarioarquitectonico.com/glossary/tesera/
7
http://mnamon.sns.it/index.php?page=Esempi&id=60&lang=en

13
investigadores a la escritura ibérica presente en la Celtiberia es
tan imaginaria como el concepto decimonónico que lo originó.
Y para demostrarlo, observaremos el paralelo epigráfico e
histórico ofrecido por el bronce de Luzaga, la moneda celtibérica
de “arekoratas-arekoratikos” y dicha tésera:

A1: áqékqáy (a ŕ ko ŕ a di) acepta, Roma recibe tributo, Roma


acepta dicta.
A2: c : cq (ka : ka ŕ) acata : acata Roma.

B1 + B2: zéÏlák : (ś e ki l a ko) Sila recibe paz, ley acepta


tributo.

áJíùJ : (a ti i ku ti) acepta tierra, impone acuerdo tierra.

Jélád (ti e l a da) tierra recibe ley, acepta entrega.

La correcta interpretación permite situar los signos


ordenadamente, mostrando una lectura en bustrófedon, que
continúa con la siguiente leyenda:
JuNoz (ti u n o ś) tierra lucha nación, otorga Sila.

C1: Izyqoz : (bi ś di ŕ o ś) repare Sila dicta Roma, otorga Sila.

lázyk (l a ś di ko) ley acepta, Sila dicta tributo.

C2: uéíSoz (u e i s o ś) lucha recibe, impone dominio, otorga


Sila.

Como se puede comprobar la escritura ibérica no menciona la


consonante /m/. Para la consonante /z/, ni siquiera es mencionada
en la tabla de equivalencia fonética de 1948 del ilustre granadino
que descifró el signario ibérico, don Manuel Gómez-Moreno.
Tanto la /m/ como la /z/ son lecturas propias del intrusismo
ideológico. Es más, en la leyenda C2 se le atribuye al signo S /s/

14
el mismo valor que la Ï, cuyo valor fonético es traducido por la
mayoría de investigadores como la sílaba ki/gi. El propio Gómez-
Moreno la transcribe como /gi/.

Referente al término lingüístico que determina la abreviatura de


Iberia, considero muy revelador que don Manuel Gómez-Moreno
entre los años 20 y 40 diese un mismo valor fonético a los signos
ibéricos JÑmM (/m/); al igual que considero muy importante que
dichos signos no los registre el ilustre granadino en el apartado
tartesio de la tabla de equivalencia fonéticas publicada en 1948.
Coincidencias que sí considero significativas para el análisis
histórico y paleográfico de la lengua ibérica, ya que el nombre
de Iberia no se registra en las fuentes clásicas en relación al
periodo que pertenece la denominada cultura tartésica.
Recordemos que Gómez-Moreno descifró la fonética de los
signos, no su significado, por lo que hace comprensible el error de
transcripción. De hecho, considero importante que incluyese en
la misma fonética de la consonante /m/ los signos J y Ñ, signos
que no significan lo mismo que la M y m, pero sí están muy
correlacionados al topónimo o territorio de Iberia, ya que su
fonética traduce la sílaba /ti/, con el significado abreviado de
“tierra”. Los signos J y Ñ no transfieren la dualidad fonética
di/ti, sino que se manifiestan únicamente como la sílaba oclusiva
sorda /ti/. El signo ibérico M fue interpretado por Gómez-
Moreno (1949) como la consonante /m/. Mientras que otros
autores lo consideran la consonante /n/ o la sílaba /b/, Fletcher
Valls (1981) tratando el plomo de Orley V lo transcribe como una
/i/ griega. Y ésta transcripción es la que responde en forma
epigráfica y significado histórico a la narración interpretativa de
la epigrafía íbera, como una adaptación de un sistema de escritura
griego y como la denominación, parcial o total de un territorio, de
un nombre dado por los griegos a la Península. Y desde luego, eso

15
sólo puede ser explicado por el léxico y la gramática de la lengua
ibérica, y en especial, en el contexto numismático.
Geográficamente Guadalajara limita al noreste con Aragón. La
ceca considerada procedente de la región catalano-aragonesa por
A. Vives (1926), fechada entre el 120 a 20 a. C., interviene en el
contexto geopolítico con la mención de Iberia. A. Vives la
menciona como “Oscuncen” ozüMÊn. Pero su correcta lectura
no sólo nos indica una pequeña diferencia en su pronunciación,
sino que también nos está indicando una fecha más precisa:
o z ü M Ê n (o ś ku y ke n) otorga Sila, acuerdo Iberia, acate
nación.
La misma ceca también es mencionada como “Oskumken” en
Villaronga (1994: 197), ubicada por este autor entre El Vallés y
El Maresme (Región Catalana). Precisamente en la parte costera
del Mediterráneo donde Polibio en el siglo II a. C. nos indica la
situación toponímica de los íberos. El contexto geopolítico
impreso en la propia moneda es un indicativo de que el propio
dictador Sila reconoce de manera oficial la denominación de
dicha etnicidad costera.
Otro caso similar se halla acuñado en la ceca situada en la
Celtiberia, denominada “oilaunikos-oilaunes” por el corpus
numismático de Villaronga (1994: 277). Es traducida como un
étnico en nominativo plural oilaunikos la emisión más antigua; en
plata el topónimo en genitivo plural oilaunu; y en el bronce del
siglo I a. C. en nominativo plural oilaunes.
La moneda considerada más antigua (emisión de mediados del
siglo II a. C.) y un étnico en nominativo plural traduce la
siguiente lectura:
oílauMíkz (o i l a u y i ko ś) otorga impone ley, acepta lucha
Iberia, impone tributo Sila.
La moneda de plata (emisión de finales del siglo II o principios
del I a. C.) con leyenda considerada un genitivo plural:

16
oílauMu (o i l a u y u) otorga impone ley, acepta lucha, Iberia
lucha.
El bronce del siglo I a. C.: oílauMéS (o i l a u y e s) otorga
impone ley, acepta lucha, Iberia recibe dominio.
De nuevo, sin la presencia de la consonante /m/ se desvincula la
leyenda numismática con las desinencias nominales típicamente
indoeuropeas. Desinencias que algunos autores la utilizan para
dividir la epigráfica celtibérica oriental de la occidental:
«Precisamente los estudiosos consideran uno de los puntuales de
la división de la provincia epigráfica celtibérica el uso del signo M
en la zona occidental y el de J en la oriental. Ahora bien, según
de Hoz en la zona oriental J = /m/, N =/n/, no usado pues el
signo M y en la occidental N = /m/; M = /n/; J = no usado»
(Pérez Vilatela, 2009). Este autor seguidamente corrige a de Hoz
indicando de que esto no fue exactamente así ya que en el Bronce
de Botorrita I sí se muestra el signo J para /m/.
Resulta paradójico que los signos utilizados por de Hoz para
dividir la epigrafía oriental de la occidental sean en realidad los
signos que determinan a Iberia (M) y la tierra (J). La errónea
transcripción del signo J como /m/ en la zona oriental o la n
como /m/ en la occidental, conduce a otros investigadores a
formular erróneamente la presencia de la /m/ en la moneda
celtibérica, hasta el punto de comparar la ceca con leyenda ibérica
dnuzíR “danusia” (Junto al río Tajuña, Cáceres) con ciudades
del norte de África. Así, López Sánchez (2014) bajo la
denominación de “tamusia” indica: «El nombre de Tamusia,
aunque aparezca ligado a un rótulo escrito en signos ibéricos, y
aunque se haya descubierto vinculado a monedas de Sekaisa, sin
embargo sólo encuentra paralelos con Thamuda y con Thamusia,
dos importantes ciudades de la Mauritania Tingitana. Tanto
Thamuda como Thamusida parecen poseer así importantes puntos
en común con la Tamusia extremeña». López Sánchez dice que
todas estas toponimias coinciden casi milimétricamente en su
17
estructura morfológica, pareciendo compartir una común raíz
libio-fenicia.
La siguiente transcripción e interpretación de la ceca Danusia
desmiente dicha presencia de la /m/ revelando la verdadera
vinculación con la ceca de Sekaisa:
dnuzíR (da n u ś i a) entrega nación, lucha Sila impone, acepta.
zéÅíSa (ś e ka i s a) Sila recibe, acata, impone dominio, acepta.

Como podemos ver, en la formación toponímica de danusia la


estructura morfológica libio-fenicia se desvanece. Al igual que se
desvanece cualquier comparación con la leyenda latina de la ceca
Tamusiens (Zona del S-S.E andaluza)8 considerada del 49 a. C.
por García-Bellido (2003). Danusia y Sekaisa son consideradas
entorno al 100 a. C., cronológica y geopolíticamente concuerdan
con la configuración del paisaje político y urbano impreso en
ciudades celtibéricas por el dictador Sila al inicio de las guerras
sertorianas. Por otro lado, la leyenda ibérica que muestra la ceca
Tamusiens (Villaronga, 1994, CNH Tamusiens 1) tras la cabeza
del personaje en el anverso dice así: d J (da ti) entrega tierra.

Esta acuñación nada tiene que


ver con la Celtiberia. La leyenda
ibérica (da ti) para nada es la
abreviatura de “tamusiens”, que
sin duda hace referencia a un
gentilicio latino que no descarta
una procedencia foránea, cuya estructura morfológica parece
compartir una común raíz libio-fenicia mencionada por López
Sánchez. Dicho gentilicio se pronuncia sobre una embarcación de
remos de larga travesía por lo que justifica su procedencia

8
En Alvarez Burgos, F. (1992): La Moneda Hispánica. Desde sus orígenes hasta el siglo V. Madrid.

18
exterior marina. La entrega de tierra, el gentilicio empleado por
roma para la gente foránea y la embarcación se ponen de acuerdo.
Referente a la leyenda ibérica de dicha moneda considero
oportuno lo dicho por López Sánchez (2014) citando a Gozalbes
Fernández (2002): «Se ha defendido que el enorme
distanciamiento que parece existir entre la narrativa greco-latina y
las series monetales hispanas pudo deberse a políticas de alianzas
romano-indígenas desconocidas por nosotros».
De todos modos, la lengua y la escritura ibérica tienen la facultad
de corregir histórica y geográficamente el criterio básico por el
cual ciertos investigadores han incorporado ideológicamente la
lengua celtibérica a los estudios de lingüística.
Un caso revelador es el que muestra el denario con leyenda
klouMíoù, procedente según Beltrán (1950) de Coruña del
Conde (Burgos), considerado entre el 120-40 a. C. En Villaronga
(1994, pág. 283) se menciona que procede de Peñalba de Castro
(Burgos), con una cronología de principios del siglo I a. C. La
leyenda ibérica tiene una lectura muy reveladora:
k l o u M í o ù (ko l o u y i o ku) tributo ley otorga, lucha
Iberia impone, otorga acuerdo.
Evidentemente se menciona a Iberia. Una explicación podría
estar en que dicha ceca sea de finales del siglo I a. C., cuando
toda la Península ya es denominada Iberia según el geógrafo e
historiador griego Estrabón. Pero más bien responde al sistema de
estratégico que promulgó el dictador Sila en todo el valle del
Ebro, y la cronología de principios del siglo I a. C. se pone de
acuerdo. De hecho, las abreviaturas de Roma (q), Iberia (M) y de
Sila (z), se muestran bajo los pies de un jinete ecuestre con dardo
y escudo en la estela celtibérica de Clunia (Peñalba de Castro,
Burgos), datada de mediados del siglo I a. C. por Palol y Vilella
(1987). Abreviaturas que se vuelven a mostrar en la tésera con
forma de toro procedente de Sasamón (Burgos) (referencia K.
14.1) datada en el primer cuarto del siglo I a. C. por Jordán
19
(2007). La inscripción comienza en la cara A con la siguiente
lectura: Úíq- (ku i ŕ-) acuerdo impone Roma.
Un acuerdo que se justifica lingüísticamente paralelo a la tésera
celtibérica con “lobo cenital” procedente de Burgos.

Según Almagro-
Gorbea, Xavero
Ballester y Max
Turiel (2017), su
estilo y sus
paralelos permiten
datar esta tésera
circa 75–50 a.C., con una cronología a partir del siglo II a.C., más
probablemente, ya a inicios del I a.C. La escritura UZëíyo;
NakmíoùN; Cq es transliterada por estos autores, como
USEITiO : MAGoNIOCuM : CaR, con la siguiente deducción:
Semánticamente el texto se dejaría traducir aproximadamente
como “[documento de] hospitalidad de Useitio de los
Magoníocos”, es decir, “[documento acreditativo de] hospitalidad
[propiedad] de Useitio [de la familia o grupo] de los
Magoníocos”.
No cabe duda de que la interpretación de estos autores transmite
la filiación de un grupo de parentesco, ni más ni menos que lo
esperado en el uso social del mundo romano. Ni las desinencias
nominales típicamente indoeuropeas, ni la inclusión mítica
celtica del lobo les permite transcribir en la leyenda las
motivaciones específicas a la que responde dicha hospitalidad.
Las inscripciones no les permiten dar una respuesta concreta
porque son mal interpretadas.
La siguiente interpretación de su leyenda se aleja mucho de dicho
uso social del mundo romano, pero se acerca bastante a los
informes cronológicos datados y a los hechos históricos esperados
en tiempo de guerra, en un contexto político-social impuesto por
20
el dominio de Roma al inicio de la guerra sertoriana. Es más, el
simbólico lobo actúa en sincronía simbólica y epigráfica al
interpretarse como una loba: la madre de Roma9.
UZëíyo: NakmíoùN: Cq (u ś e i di o : n a ko y i o ku n :
ka ŕ) lucha Sila recibe, impone, dicta, otorga : nación acepta,
tributo Iberia impone, otorga acuerdo nación : acata Roma.
Pregunta: ¿si la lengua celtibérica es diferente a la ibérica, porqué
es correspondida semánticamente igual? Es más, ¿por qué lo hace
ofreciendo un contexto histórico, cronológico y espacial?
Todo ello delata que la tipología lingüística ibérica ofrece
similitud gramatical morfológica contrastada en la clasificación
filogenética entre gentes que comparten la herencia de una lengua
común. Es decir, mismo tipo de idioma, misma familia
lingüística. En la tésera de Burgos, el tributo que se impone es a
Iberia y puesto que estamos en el área geográfica de la Celtiberia,
es comentado como algo más que un ente autónomo e
independiente simplificado en un pueblo o ciudad. La lectura
“nación acepta, tributo Iberia impone” es tremendamente
aclaratoria de que ésta parte del valle del Ebro quiere ser
comprendida como una determinación territorial que incluye o
comienza a incluir a toda la Península.
Tanto en la leyenda de la moneda de Peñalba de Castro (Burgos)
como en la tésera de Sasamón y la tésera del lobo cenital de
Burgos, se aprecia la secuencia epigráfica /yi/. Secuencia que se
repite en la moneda ko l o u y i o ku , así como en la misma ceca
se translitera en las secuencias /yu/ (o i l a u y u), /ye/ (o i l a u y
e s). La /i/ griega junto a una vocal formula una sílaba al igual
que ocurre con nuestro castellano, y se ofrece en numerosos
epígrafes del levante con la secuencia /yi/, incluso en el oppidum
de Ensérune (Heráut, Francia). Además en este lugar se muestra

9
https://es.scribd.com/doc/311913352/EL-CODIGO-IBERICO-pdf

21
con la secuencia /yo/ (m o) (referencia MLH II, B. 1.44). La
secuencia /yo/ (Mò) también se muestra bajo los pies de un jinete
ecuestre con dardo y escudo en la estela celtibérica de Clunia
(Peñalba de Castro, Burgos). Para una completa inclusión
vocálica se muestra con la secuencia /ya/ en un oinochoe
procedente del yacimiento arqueológico celtibérico de Numancia
(Garray, Soria), datado por Olcoz, S. y Medrano, M. (2008) entre
la mitad o el tercer cuarto del siglo I a. C y principios del siglo I
d. C. La narrativa de la inscripción dividida en dos espacios
separados por tres puntos en vertical, (referencia MLH IV, K. 9. 2)
dice así:
l u a M í k o ; k o q í m a u (l u a y i ko o ; ko o ŕ i y a
u) ley lucha acepta, Iberia impone, tributo otorga ; tributo otorga,
Roma impone, Iberia acepta lucha.
Un detalle expuesto por los autores Olcoz,
S. y Medrano, M. (2008), es que en la
inscripción del oinochoe se observan
varias correcciones ortográficas realizadas
por el antiguo escriba.
Son precisamente el signo q y el siguiente
signo í que en un principio escribió como í y como a
respectivamente. Dicha corrección es la que permite la
conjugación gramatical requerida para su correcta lectura: el
sujeto (Roma) y el verbo (impone). Detalle que abala la estructura
semántica de su interpretación: tributo otorga, Roma impone,
Iberia acepta lucha.

Para expresar a Iberia, los signos determinantes más empleados


son M y m; y con un trazado gráfico equivalente (añadido o
ausencia de palito vertical) para mencionar a Roma emplean los
signos 9 y ç. Nuestra cultura ibérica nos demuestra que
determinar una palabra, señalar su extensión, función o
significado a través de la abreviatura puede ser la fórmula más
22
eficaz para superar la variedad dialectal de un idioma, rebasando
fronteras lingüísticas en el tiempo y el espacio. De hecho, la
lengua que transcribe lo ibérico, utilizó el mismo tipo de escritura
en el valle del Ebro y el noreste levantino. Todo ello justifica y
confirma, por obligación, que la verdad descifrada rompa con
muchas teorías preconcebidas y con todo tipo de genealogías
lingüísticas asignadas a la escritura de los íberos.

Observar la siguiente
inscripción incisa en un
fragmento de cerámica
celtibérica hallado en
10
Pamplona , según García-
Barbarena, Unzu & Velaza,
(2015) en un depósito de la
calle Navarrería, entre otros materiales que permiten una datación
entre finales del siglo III y comienzos del II a. E. (en J. Velaza,
2018)11. Según este autor, el testimonio viene a sumarse a otros
que permiten defender una introducción de la escritura
paleohispánica en territorio vascón ya en época prerromana
(Velaza, 2009; 2012). No es por nada, pero esta cerámica tiene
poco de prerromana y su leyenda lo dice todo. El sistema de
escritura que muestra este esgrafiado dice claramente “rige
Roma” /boŕ-/ (õ9). Esta descripción es comprendida
lingüísticamente con el signario ibérico y cronológicamente con
la conquista de Roma en Hispania. Un hecho histórico es que la
ciudad de Pamplona debe su nombre al procónsul romano
Pompeyo, fundada hacia el 71 a. C. durante las guerras sertorianas
sobre una antigua población indígena situada en el barrio de
Navarrería. Un testimonio cronológico, lingüístico e histórico que
se configura en la propia moneda de toda la ceca numismática
10
Esgrafiado paleohispánico de Pamplona. Foto: M. Unzu.
11
http://www.culturanavarra.es/uploads/files/13_velaza_PV272_separata.pdf

23
celtibérica del valle del Ebro, incluida la ceca de Bascunes o
Baŕscunes:
BZùnéS (ba ś ku n e s) comparece Sila, acuerdo nación, recibe
dominio.
B9ZùnéS (ba ŕ ś ku n e s) comparece Roma, Sila acuerdo
nación, recibe dominio.
La interpretación epigráfica de estas leyendas en un contexto
gramatical e histórico debería de bastar para comprender la
realidad. La región vascona no es la que dio nombre a una ceca,
sino que dicha región recibe su nombre con la configuración de
nuevos topónimos en un contexto sociopolítico impreso es la
moneda acuñada por el dictador Sila. De hecho, «la descripción
del territorio que los vascones ocupaban durante la época antigua
nos ha llegado a través de los textos de los autores clásicos, entre
el siglo I a. C. y el siglo II, Tito Livio, Estrabón, Plinio y Claudio
Ptolomeo. La reseña historiográfica más antigua corresponde a
Livio (59 a. C. - 17) en un breve pasaje del fragmento XCI de su
obra sobre la campaña del año 76 a. C. de la guerra sertoriana» 12.
El gentilicio que los investigadores ven en la ceca de baskunes no
está manifestado por un pueblo de la antigüedad, sino por una
nueva situación sociopolítica romana. Dicho gentilicio queda
fuera de lugar con las acuñaciones de baŕskunes, sencillamente
porque la vibrante (9) relata su origen geopolítico impuesto por
Roma.
Las piezas que muestran la leyenda benkota tras cabeza en el
anverso de unidades y denarios son consideradas por Villaronga
(CNH., tipo: 9-17) de la segunda mitad del siglo II a. C. En dichas
piezas la interpretación de la vibrante doble (9) como entidad de
Roma, no es una mera coincidencia, lingüísticamente corrobora
las tributaciones en plata obtenidas por Roma con la conquista:
înkd (be n ko da) ve nación tributo entrega.

12
https://es.wikipedia.org/wiki/Vascones

24
El verbo “ver” expresado gramaticalmente con la sílaba “ve” no
corresponde etimológicamente a la lengua céltica, ni latina, ni
griega, ni tampoco se trata de una proto-lengua reconstruida.
La sílaba “da”, es el presente indicativo del verbo dar (él/ella/Ud.)
da (sinónimo entrega). Dichos verbos corresponden al castellano
de una forma directa. Las sílabas ibéricas d (da), Â (de), Y (di),
B (ba), Ì (be), I (bi), son tan castellanas que resulta estúpido
ignorarlo, ya que obedecen a los sinónimos verbales de nuestra
lengua. El método para traducir el íbero desde el castellano
subyace en la propia gramática comparativa que reconoce su
concreto origen ponderando su número y relevancia.
Los estudios de la paleografía hispánica no han sabido reconocer
su propia lengua, han basado su interpretación en postulados
aceptados bajo una misma línea imaginaria que dispuso la
diferencia entre una lengua indoeuropea o no indoeuropea,
provocando los diversos intrusismos lingüísticos imaginarios. La
población ibérica fue clasificada de advenediza por un siciliano en
el año 1533 proponiendo la idea de que antiguos pobladores de
España hablaban vasco13. Y aunque nunca caló en toda la
comunidad científica, sus defensores llevan casi 500 años de
supuestas interpretaciones, dando lugar al que sería el peor y más
nefasto convencionalismo ideológico preindoeuropeista impuesto
por alemanes en el siglo XIX. Ahora se demuestra que la lengua
vasca no da signos de existencia en el siglo I a. C., y dado que en
la actualidad se considera probado que el aquitano sería una
forma antigua de vasco, no cabe duda de que la misma
consideración que justificaba un parentesco, ahora delata la
misma inexistencia en el siglo I a. C. Así de interesante es
mencionado en Wikipedia(11): «Estrabón en el siglo I a. C. (es
decir, cuando todavía se hablaba íbero en la Península) afirmaba
13
Vascoiberismo - Wikipedia, la enciclopedia libre
https://es.wikipedia.org/wiki/Vascoiberismo
25
que los íberos y los aquitanos eran similares físicamente y que
hablaban lenguas "parecidas", si bien se ha intentado discutir el
alcance exacto del aserto de Estrabón, dado que en la actualidad
se considera probado que el aquitano sería una forma antigua de
vasco». Como podemos ver, Estrabón no afirma que dicha lengua
fuese el vasco, éste es un postulado vascoiberista. Un postulado
implantado por los que subjetivamente seguían lo pasos de las que
en realidad eran las lenguas advenedizas, el vasco y el aquitano,
de las cuales ninguna muestra signos de escritura prehispánica. Al
igual que no hay constancia de escritura en Celtiberia hasta
después del comienzo de la romanización de la península Ibérica.
En la Aquitania mencionada por Estrabón se hablaba la lengua de
los íberos, y esa es la lengua que se hablaba al suroeste de los
aquitanos (la actual Burgos) en el lugar más alejado del noroeste
de la Celtiberia. Ese es el alcance exacto del aserto de Estrabón,
ya que difícilmente puede haber una lengua diferente entre los
aquitanos y lo íberos mencionados por el geógrafo e historiador
griego en el siglo I a. C. Y este el verdadero alcance del
conocimiento determinante de la escritura ibérica: la lengua
celtibérica es un “constructo” moderno, término pronunciado por
Ruiz Zapatero (1997), no por casualidad, para definir el concepto
de “los Celtas” en la reconstrucción de su sistema cultural. Y con
la misma balanza lingüística la escritura determinante anula
toda semejanza filogenética preindoeuropeísta comparada con la
lengua de los íberos. No hay ninguna relación filogenética entre
las lenguas vasca e íbera. El lingüista vasco Ekaitz Santazilia
(2015) califica así el euskera: "Ni tan raro, ni tan antiguo ni tan
solitario". Gómez Moreno (1949[1925]), por la completa falta de
testimonios onomásticos vascos en la antigüedad, desarrolló la
idea de que la lengua vasca data en la zona solo desde la Edad
Media, tanto al norte de los Pirineos como en la zona vascófona
occidental14. Y no es para menos, Gómez-Moreno con el
14
https://es.wikipedia.org/wiki/Vasconizaci%C3%B3n_tard%C3%ADa

26
desciframiento de la fonética ibérica en la primera mitad del siglo
XX eclipsó en su práctica totalidad las centenarias teorías vasco-
iberistas iniciadas en el siglo XVI, al demostrar que la escritura
ibérica era alfabética y silábica.
Toda comparación lingüística (fonética, sintáctica, morfológica,
léxica y de numerales) entre el ibérico y el vasco u otra lengua
euroasiática queda fuera de lugar con la propiedad determinante
de la escritura ibérica.
Si se busca una estrecha relación del léxico de la escritura ibérica
con los soportes epigráficos o la lectura que determine con
exactitud la estructura interna del texto ibérico, como sugiere
Moncunill (2017), pues que nadie se pase por alto el
comportamiento sintáctico del ibérico demostrado, y lo que viene
a continuación, porque se estaría contradiciendo así mismo.
Para más exactitud, es la forma geométrica del soporte de la
“tésera de Arekorata” la que puede traducir de manera
determinante la estructura interna del texto ibérico. La mayoría de
las téseras hispánicas conocidas tiene una forma particular de
fácil visualización: manos estrechadas, jabalí o cerdo, lobo, toro,
caballo, ave, cabeza de persona u otro animal. Pero la “tésera de
Arekorata” es geométrica o abstracta como sugieren algunos
investigadores. Al igual que el resto de las téseras hispánicas su
forma no es casual, sino que interviene en el contexto narrativo
interno en la propia tésera. Por ejemplo en la tésera de
hospitalidad de Contrebia Belaiscas conocida como Tésera de
Froehner (Biblioteca Nacional de Francia), tiene forma de manos
estrechadas, y ciertamente como veremos más adelante, el tratado
o acuerdo presente en este documento quedaría confirmado con el
apretón de manos que manifiesta dicha imagen. En el caso
referido, a lo que llamamos geométrico o abstracto sin más, es en
realidad la composición de dos letras repetidas que se pueden

27
engarzar, visualizando así las dos partes del mensaje, como en el
resto de téseras hispánicas.
La letra referida es la sílaba ibérica /bi/ I. Y es aquí
donde se manifiesta la simbiosis entre soporte y
epigrafía, al mismo tiempo que está determinando
con exactitud la estructura interna del texto ibérico
y el origen etimológico de una lengua. La variante
silábica oclusiva sonora /bi/ es el verbo y se
encuentra al comienzo del texto C1. Es más, la
pieza mira hacia la derecha, en el mismo sentido de lectura de la
leyenda interna:
Izyqoz : (bi ś di ŕ o ś) repare Sila dicta Roma, otorga Sila.
“Vi” es imperativo del verbo ver. Sinónimo reparé. Imperativo:
repare.
El verbo reparar en la primera acepción de nuestros diccionarios
de lengua española es: Componer, o enmendar el menosprecio.
Enmendar o corregir. Desagraviar, satisfacer al ofendido.
Remediar o precaver un daño o perjuicio. Restablecer las fuerzas;
dar aliento y vigor. Mirar con cuidado, notar, advertir una cosa.
Atender, considerar, reflexionar.
La primera definición que nos dice nuestra
lengua es componer (sinónimos: acomodar,
ajustar, formar, combinar, etc.) Justamente lo
necesario para que encaje una pieza con otra y
se visualice el mensaje completo de la tésera,
por las dos caras. La lectura completa de esta pieza, contextualiza
lo dicho:
Izyqoz : (bi ś di ŕ o ś) repare Sila dicta Roma, otorga Sila.
lázyk (l a ś di ko) ley acepta, Sila dicta tributo.
uéíSoz (u e i s o ś) lucha recibe, impone dominio, otorga Sila.
La referencia C1-C2, sería la leyenda inicial de la tésera. La
leyenda de la otra pieza B1-B2 justifica el cometido de la tésera:
zéÏlák : (ś e ki l a ko) Sila recibe paz, ley acepta tributo.
28
áJíùJ : (a ti i ku ti) acepta tierra, impone acuerdo tierra.
Jélád (ti e l a da) tierra recibe ley, acepta entrega.

En la epigrafía ibérica descrita, sí se halla lo esperado en un


documento apropiado para un tratado o acuerdo político-social de
carácter público en tiempos de guerra. Pero pese hallarse en un
objeto común (tésera) en el mundo romano, no se halla lo
esperado en el uso social de la escritura romana, ya que no se
menciona ningún nombre propio ibérico o celtibérico. Todo eso
es lo esperado en el uso social de la escritura del mundo griego y
romano, no en el ibérico. El paralelo epigráfico e histórico
ofrecido por el bronce de Luzaga, la moneda celtibérica de
“arekoratas-arekoratikos” y la tésera de Arekoradas no es el
único caso. El Bronce de Botorrita I (Zaragoza), la tésera de
Froehner y la ceca considerada de la zona de Navarra-Aragón
cuya leyenda ibérica es mencionada por el corpus como
“belaiskom” (îlaízkJ), también se sitúan en un mismo
marco cronológico y geopolítico. En los tres casos se confirma
que no existe el valor fonético de la consonante /m/, muy presente
en la designada lengua celtica como una declinación propia del
latín en -om. En su lugar el signo J se muestra como la sílaba
/ti/ abreviatura de la palabra “tierra”. El correlato gramatical con
la palabra “tierra” en 38 frases de la Cara A, más 18 de la Cara B,
redactadas en el Bronce de Botorrita I, cuya primera frase dice
“Y ü í c n d J: (di ku i ka n da ti) dicta acuerdo impone,
acata nación entrega tierra”, concuerda con la tésera de Froehnert
“alSo ü J (aliso ku ti) aliso acuerdo tierra”. Y la narrativa de
la ceca (belaiśkoti) da buena fe de ello “îlaízkJ : (bela i ś ko
ti) vela impone Sila, tributo tierra.”15

15

https://www.academia.edu/41403584/El_TRIBUTO_IB%C3%89RICO_Y_LA_SEM%C3%81NTICA_D
EL_NEXO_UN_TESORO_LING%C3%9C%C3%8DSTICO_AL_DESCUBIERTO_The_Iberian_Tribut
e_and_the_Semantics_of_the_Nexus_an_Open-up_Linguistic_Treasure

29
Es más, la tésera de Froehner también
manifiesta la simbiosis entre soporte y
epigrafía, al mismo tiempo que
determinando con exactitud la
estructura interna del texto ibérico y el
origen etimológico de una lengua.

L. 1/ 1 l u õ Z: (l u bo ś) ley lucha, rige Sila.


Esta frase descrita es idéntica a la expresada al comienzo de
la Cara B del Bronce de Botorrita I.
L. 1/ 2 alíSo (aliso) igualo.
Sinónimo de “aliso” es: igualo, emparejo. Justamente los
realizado en el acto de juntar las manos. El tratado o acuerdo
presente en este documento quedaría confirmado con el apretón
de manos que manifiesta dicha tésera.
L. 2/ 3 ü j: (ku ti) acuerdo tierra.
L. 2/ 4 a u l o: (a u l o) acepta lucha, ley otorga.
L. 2/ 5 g (ke) acate.
L 3/ 6 k n ü Ia S (co n ku bia s) tributo nación, acuerdo
vía dominio.
L. 4/ 7 Éla í Z C S (bela i ś ka s) vela impone Sila, acata
dominio.
La constatación celtibérica de Blanco Freijeiro (1994) traduce:
«Turos alisokum aualo ke kontebias belaiskas, esto es, “Turo, de
la gentilidad de los Alisokos, de Avalo (este nombre sólo se
conoce abreviado en ke-, equivalente a la f del latín filius,
normalmente abreviado también en los usos epigráficos), (de la
ciudad) de Contrebia Balaiscas». Este autor dice que el celtibérico

30
conserva como el latín, el sistema nominal indoeuropeo,
caracterizado por desinencias que expresan a la vez, género,
número y función del nombre en la frase. La caracterización es
que en la tésera de Froehner no se menciona ningún nombre
ibérico/celtibérico, y sí el cognomen abreviado del dictador Sila.
En el llamado bronce de Botorrita III se repite el acuerdo,
ofreciendo una idéntica cronología y situación político-social
ofrecida en Botorrita I. Nada más comenzar la escritura en la
tercera columna se puede leer:
Iloníkz:énzíüJ (bi l o n i ko ś : e n ś i ku ti) repare ley,
otorga nación, impone tributo Sila : recibe nación Sila, acuerdo
tierra.
De cuatro bronces hallados en Botorrita con escritura, solo uno
muestra epigrafía latina, es el llamado Botorrita II o Tabula
Contrebiensis donde se recoge un pleito por una canalización de
agua entre dos ciudades, en el año 87 a. C., en el cual se menciona
al cónsul Lucio Cornelio Cinna. Por lo que tomando como
ejemplo dicho pleito, para el Bronce de Botorrita III con epigrafía
ibérica se ha sugerido la consideración de este documento como
una lista de individuos con permiso para emplear un pozo público
(en Sánchez Moreno et alii, 2015). Dicha lista es pronunciada por
de Bernardo (2013) con la individuación que hizo Untermann de
varios personales no celtibéricos contenidos en el listado que
constituye la parte principal de dicho bronce: «Si bien su número
resulta ahora ser algo inferior, un examen actualizado nos indica
que se trata no sólo de nombres, en su mayoría idiónimos,
ibéricos y griegos —a veces adaptados a las lenguas del entorno
—, sino también de nombres griegos de transmisión latina y
romanos, de nombres romanos celtizados y de nombres célticos
procedentes de otros territorios, lo que implica una considerable
modernidad lingüística». Parece ser que a alguien le falla aquí la
fórmula onomástica empleada, ya que además de disparatada, se
ha dejado llevar por el uso social expresado en la Tabula
31
Contrebiensis. Por no decir de los quince magistrados/legados
de cinco comunidades diferentes que de Bernardo (2009)
propone para el bronce de Botorrita I.
De esta manera, la base de datos Hesperia recopila la disparatada
cifra de 750 nombre propios ibéricos de 2.250 inscripciones en
escritura ibéricas (ver Moncunill, N.: 2016, pág. 82). Nombres
propios erróneamente elaborados basándose en fuentes
comparativas epigráficas de antropónimos y teónimos indígenas
documentados en epigrafía latina. Fuentes comprensiblemente
asimiladas a la escritura ibérica/celtibérica al estar presente en
objetos de tipología romana: tabulas, téseras, monedas,
mosaicos, ánforas, estelas e incluso en estampillados de sellos
planta pedís. Fuentes equiparables al bronce de Ascoli, placa
inscrita en latín en el año 89 a. C. hallada en Roma en el año
1908, donde se mencionan los privilegios de ciudadanía romana
concedidos por el cónsul Pompeyo Estrabón a la caballería ibérica
llamada Turma Salluitana, por combatir contra los itálicos
sublevados en la Guerra de los Aliados (91-88 a.C.). Entre los
antropónimos documentados en el “bronce de Ascoli”, se hace
referencia a los caballeros de la ciudad de Ilerda “Ilerdenses”.
Ilerda en ibérico es conocida como “Iltirta”. De esta manera la
conclusión que extraen los investigadores es que: «Los nombres
íberos suelen formarse por dos elementos intercambiables,
normalmente formados por dos sílabas, que se escriben juntos.
Por ejemplo, un elemento como "iltiŕ" se puede encontrar en los
siguientes nombres: iltiŕ-aŕker, iltiŕ-baś, iltiŕ-tikeŕ, turs-iltiŕ, baise-
iltiŕ o bekon-iltiŕ. Este descubrimiento fue un paso de gigante, ya
que a partir de ese momento se pudo indicar con cierta seguridad
los nombre de persona en los textos. No obstante, la relación de
componentes onomásticos de los antropónimos ibéricos varía en
función de cada investigador. La relación básica procede de
Untermann (1990) que fue recientemente actualizada por
Rodríguez Ramos (2002), datos complementarios y criterios
32
alternativos se pueden encontrar en Faria (2007a) y Faria
(2007b)»16.
Dicho paso de gigante comenzado por Untermann se pierde al
traducir correctamente el vocablo “iltiŕ”. En el léxico de la lengua
ibérica no se pronunciaría Iltiŕta, sino que se articularía con sus
respectivas variantes consensuadas /di/ y /da/ = Ildiŕda.
Con escritura ibérica, hacia el 180 a. de C. la leyenda abreviada
de la moneda ibérica de Ildiŕda (Lérida), dice así:
ílyçd (i l di ŕ da) impone ley, dicta Roma entrega.
Posteriormente, empleando la misma simbología determinante de
una loba (Roma) en sus reversos, las abreviaturas de la leyenda
latina del Municipio de Ilerda, presentes en las acuñaciones
producidas durante el reinado de Octavio (27 a. de C. a 14 d. de
C.), continúan expresando un mismo contexto gramatical y
político reflejado con el sistema de escritura ibérico:
Ilerda (i l e r da) impone ley, recibe Roma entrega.
Para que todo apreciable lector sepa lo que esto quiere decir: El
origen etimológico de la actual Lérida es ibérico y su significado
es estrictamente político-social. Los íberos a lo largo de su
historia no adoptaron una lengua, sino varios sistemas de
escritura. Demostrar que la escritura bilingüe de las monedas
ibéricas manifiestan el mismo texto de diferentes formas, donde el
alfabeto ibérico y latino pronuncian textos jurídicos
documentados que estructuran los mismos verbos castellanos en
los dos tipos de escritura, sin duda está indicando un mismo
acontecimiento que el que ocasionó la Piedra Rossetta, descifrada
por Champollion en 1822. Diferente tipo de escritura, mismo
significado. Incluso, con un mismo correlato gramatical e
histórico el topónimo de Leyda se pronuncia en la Edad Media
simplificado en un castellano tan puro que puede hacer

16
https://es.wikipedia.org/wiki/Idioma_%C3%ADbero

33
reflexionar, desde al filólogo más escéptico hasta al lingüista más
cualificado: Leyda (ley da) ley entrega.
La sílaba /ta/ al final del nombre no se menciona ni en época
romana (Ilerda), ni musulmana (Larida), ni en la Edad Media
(Leyda), ni en la actualidad (Lérida), ni siquiera en el nombre
oficial en catalán Lleida, impuesto en el año1980.
Un dato importante es lo mencionado por el filólogo y
prehistoriador Jorge María Ribero Meneses en su último libro
(Burgos, Palencia, Asturias y Santander: la cuna castellana del
pueblo catalán)17, donde nos recuerda que: "en el Atlas de
Ptolomeo dibujado hace 1.800 años ya aparece el nombre de los
'castellani' como pobladores de Cataluña, junto a Ilerda, hoy
Lérida".

Simbiosis entre soporte y texto, paralelos cronológicos e


históricos, regularidad gramatical, lengua y escritura. Son razones
sobradas para afirmar que las inscripciones de las téseras
celtibéricas no documentan acuerdos similares a los romanos, es
decir pactos de hospitalidad. La dependencia formal de las
téseras celtibéricas respecto de las latinas difiere notablemente
con la comprensión epigráfica ibérica.

El pacto de hospitalidad queda


fuera de lugar en otra tésera
celtibérica procedente de
Cascante (Navarra). Las
siguientes fotos se muestran en
Olcoz Yanguas y Medrano
Marqués (2011). Según estos
autores históricamente puede
relacionarse con la campaña militar de Quinto Sertorio, en 76
a.C., en esta zona de Hispania. Y parece estar relacionada con la
17
en LA VANGUARDIA, Madrid. Efe/Pedro Pablo G. May, 13/09/2014.

34
ceca celtibérica de las monedas de uarakos (Región del norte del
Ebro). Aunque, Olcoz Yaguas y Medrano Marqués la relacionan
con la ciudad de Varia (Varea-Logroño, La Rioja), por
asimilación toponímica entre Uara y Varia18.
La inscripción de la tésera de Cascante dice así: Uaqác / kqYc
(u a ŕ aka / ko ŕ di ka) lucha acepta Roma acá / tributo dicta, acata.

Dicha lectura arremete


rotundamente con lo esperado en
una tésera de hospitalidad, pues
narra todo lo contrario. Y lo hace
con la pronunciación directa de
un adverbio de lugar “acá”, en un
lugar cercano pero
indeterminado, lo opuesto de un
topónimo o nombre de lugar. El origen etimológico de “acá”
dicen que viene del latín eccum y hac. Pero lo cierto es que la
secuencia epigráfica ác (aca) se muestra en el Bronce de
Botorrita I: L. 9/ 92 ac í n a ü õ Z (aka i n a ku bo ś) acá
impone nación, acepta acuerdo, rige Sila.
También se muestra final del texto G de los platos ibéricos de
Abengibre (referencia G. del inv. del MAN., texto H. 110 c. de
Gómez moreno), incluso en la misma frase se muestra también
otro adverbio de lugar /ahí/: ía rË örû lí ca (aka i l kure
ker ai) acá impone ley, cure César ahí.
zaíÙaírÌ arí (ira biriatuias) ira Biriatuias.

Tras la interpretación contextual de la tésera de Cascante con la


lengua y la escritura ibérica, se halla la simbiosis entre soporte y
texto. Su forma es la de una cabeza de carnero. El contexto
simbólico de este animal ya lo publiqué en el año 2005: «La clave

18
https://www.ehu.eus/ojs/index.php/Veleia/article/viewFile/6313/8087

35
se puede hallar en algunas acuñaciones monetales de Cartago
Nova con influencia indígena, donde se representa la cabeza de la
diosa Atenea con un casco de cuernos estriados como los de un
caprino. En efecto, se trata de la diosa de los combates y lo
manifiesta con ese elemento natural del reino animal que posee la
cualidad tanto defensiva como ofensiva, necesaria en el embiste
de los combates. Otro elemento clave, se halla en una de las
sofisticadas armas del ejército romano, el ariete, máquina para
abatir murallas cuyo extremo es representado en numerosas
ocasiones con la cabeza de una cabra».
Embestir es: «Venir con ímpetu sobre una persona o cosa.
Acometer a uno para pedir algo. Arremeter». Justamente la
actitud que se traduce en la tésera de Cascante: “lucha acepta
Roma acá / tributo dicta, acata”.
Pero si lo que se busca es un dato cronológico relacionado con
la campaña militar de Quinto Sertorio, en 76 a.C., ese se halla en
la ceca uarakos mencionada por Olcoz Yaguas y Medrano
Marqués. La inscripción de la moneda uaŕakos (Uaçakz)
permite ofrecer un paralelo cronológico e histórico de acuerdo
con la configuración del paisaje geopolítico impreso en las
cecas celtibéricas de valle del Ebro: Uaçakz (u a ŕ a ko ś) lucha
acepta Roma, acepta tributo Sila.

La tésera de Cascante no es la única pieza hallada en la Península


que muestra la cabeza de un carnero. La tésera de El Otero
(Palencia) desaparecida pero conservada en fotos, es fechada
entre el siglo II a. C. o comienzos del I a. C., y la tésera de la
colección Turiel (conservada en la Real Academia de la Historia)
fechada entre 150 –75 a. C. (en Peralta Labrador, 2018). Según
recopila este autor: «el animal puede ser interpretado también
como una alusión al animal empleado en el sacrificio ritual
realizado para sacralizar el pacto, que en el caso del carnero se
vincula en el mundo céltico a Mercurio–Lug, probablemente con
36
un carácter ctónico (Almagro–Gorbea, 2003: 212–213. Almagro–
Gorbea et al., 2004: 310. Almagro–Gorbea y Torres, 1999: 77).»

Pasemos a la lectura de la tésera de El Otero:


loUgz%qo; UízX; lanían; Cz (l o u ke ś de ŕ o ; u i ś
bo/ko ; l a n i a n ; ka ś) ley otorga, lucha acate, Sila concede,
Roma otorga ; ley impone, Sila rige tributo ; ley acepta, nación
impone, acepta nación ; acata Sila.
Ni hospitalidad, ni sacrificio para sacralizar el pacto. Es decir, la
simbiosis entre soporte y texto atribuido al mundo céltico se
pierde. Si no hay ningún pacto de hospitalidad en la leyenda, el
sacrificio del carnero no tiene sentido. Por otro lado, entre las
inscripciones se halla el signo X que los investigadores no le
encuentran explicación, ya que unos le atribuyen la fonética /ko/ y
otros como /bo/, cuando en realidad es un nexo entre dos signos
muy presente en el signario ibérico nororiental: ô /bo/ + k /ko/ =
X /bo ko/. Mientras que en el signario meridional (monedas de
Obulco) se halla de la siguiente forma x = ô /bo/ + k /ko/.

Tal y como refiere Peralta Labrador (2018: 106) para la


interpretación de la tésera de El Otero por diversos
investigadores: «Por el contrario, si consideramos la lectura
Uisko Lanian propuesta por Jordán, que habría que modificar
levemente como Uisko Lamiam por corresponder los grafemas al
signario celtibérico occidental y ser extraña en celtibérico una
terminación en N, tal como nos ha señalado el profesor Xaverio
Ballester, tendríamos en el texto el antropónimo Uisko, que,
según interpreta Jordán, sería un genitivo singular de tema en –o,
cuyo nominativo debería ser *Uiskos, relacionable con el Viscico
de Tiermes y el uiskikum del bronce de Botorrita III (Jordán,
2014b: 720. Sobre Viscico y uiskikum cfr. Untermann, 1997:
k.11.2 y k.1.3, II, 6)». Como podemos comprobar, a estos
investigadores les cuesta muy poco modificar una lectura con tal
37
de adaptarla a una terminología ideológica de lenguas clasificadas
indoeuropeas o no indoeuropeas.
No cabe duda, las barreras ideológicas lingüísticas impuestas por
convencionalismos son muy difíciles de superar para la mente del
ser humano. Si no queremos ser juzgados por el paso del Tiempo
y la Historia deberíamos de tomar nota de Sureda Carrión (1978)
cuando admite que: «No debemos negar la evidencia aunque el
descubrimiento de esa realidad remueva nuestros principios o
cimientos y nos obligue a prescindir de una serie de ideas
preconcebidas». La lengua y la escritura ibérica tienen la
facultad de corregir histórica y geográficamente el criterio básico
por el cual ciertos investigadores han incorporado
ideológicamente la lengua celtibérica a los estudios de
lingüística.
La cultura celtica en Europa en su diversidad geográfica e
histórica puede ser una realidad, pero intentar transcribir la
mitología nórdica y su lengua al contexto celtibérico es un hecho
más propio de un convencionalismo ideológico que de una razón
lingüística. Pues la lengua que los filólogos llaman celtibérica
atribuida al mundo indoeuropeo, es la misma que la ibérica
atribuida al mundo pre-indoeuropeo. De todos modos, una cosa
es aportar abundantes paralelos lingüísticos de posibles
etimologías o elaboradas fórmulas de filiación onomástica y otra
muy distinta es aportar todo un contexto narrativo histórico,
simbólico y epigráfico con un correlato gramatical y sintáctico sin
precedentes en la paleografía hispánica de la escritura ibérica.

38
Bibliografía

Almagro Gorbea, M., (2010): "La celtización de la Península


Ibérica. Bases para la investigación en el siglo XXI", en Gonzalo
Ruiz Zapatero y Jesús R. Álvarez-Sanchís (eds.), Castros y
Verracos: Las gentes de la Edad del Hierro en el Occidente de
Iberia, Diputación Provincial: Ávila, 2011, pp. 19-44.

Almagro-Gorbea, Martín, Ballester, Xaverio y Turiel, Max


(2017): “Tésera celtibérica con “lobo cenital” procedente de
Burgos”. BSAA arqueología, LXXXIII, pp. 157-185.

Balbín Chamorro, P. (2008): “Hospitium: una herramienta de


acceso a los recursos intercomunitarios” en Mangas, J.; Novillo,
M.A. (coords.). El territorio de las ciudades romanas, Sísifo:
Madrid, p. 73.

Beltrán Lloris, F. (2004): «Non celtis genitos et ex hiberos.


Apuntes sobre las identidades colectivas en Celtiberia», en: G.
Cruz Andreotti, B. Mora Serrano (coords.), Identidades étnicas-
identidades políticas en el mundo prerromano hispano, Málaga,
pp. 87-145.

Blanco Freijeiro, A. (1994): Los primeros españoles. N º 1


Historias del Viejo Mundo. Historia 16, Madrid.

De Bernardo Stempel, P. (2009): “La gramática celtibéricadel


Primer Bronce de Botorrita: nuevos resultados”, Palaeohispanica
9, 683-699.

De Bernardo Stempel, P. (2013): “El Tercer Bronce de Botorrita,


veinte años después”, Palaeohispanica 13, 637-660.

39
García- Bellido, M. p. (2003): “La historia de la colonia Lepida-
Celsa según sus documentos numismáticos: su ceca imperial”,
AEspA 76, 273-290.

Gómez Moreno, M. (1943): La escritura ibérica. Madrid.

Gómez Moreno, M., La escritura ibérica y su lenguaje:


Suplemento de epigrafía ibérica, 1948. Miscelánias, 1949.

Jiménez Diéz, A. (2008): “La transformación de las acuñaciones


hispanas en época de César”, in M. P. García-Bellido; A.
Mostalac and A. Jiménez (eds.), Del imperium de Pompeyo a la
auctoritas de Augusto, Anejos de Archivo Español de
Arqueología 47, Madrid: Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, 2008, 129-140.

Jordán Cólera, Carlos Benjamín (2007), Estudios sobre el Sistema


Dual de Escritura en Epigrafía no Monetal Celtibérica, en
Paleohispánica, n. 7, Zaragoza, pp. 101-142.

López Pérez, A. (Ed.) (2005): El Ojo del Ibero: Un código


iconográfico. Albacete.

López Sánchez, F. (2014): “Apiano y la moneda celtibérica”. La


guerre et ses traces. Conflits et sociétés en Hispanie à l’époque de
la conquête romaine ( IIIe – Ier s. a.C.) / François Cadiou (sel.),
Milagros Navarro Caballero (sel.), Ausonius Mémoires 37,
Bordeaux. Pp. 395-413.

MLH: Untermann, J.: Monumenta Linguarum Hispanicarum,


Wiesbaden. I Die Münzlegenden, 1975. II Die iberischen
Inschriften aus Sudfrankreicht, 1980. III Die iberischen

40
Inschriften aus Spanien, 1990. IV “Die tartessischen,
keltiberischen und lusitanischen Inschriften”. Wiesbaden, 1997.

Moncunill, N. (2016): “Novecientos antropónimos ibéricos”,


Paleohispanica 16, pp. 81-94.

Navascues, J.Mª (1969): La moneda hispánica del Museo


Arqueológico Nacional de Madrid. Vol.I, 1969.

Olcoz Yanguas, S.; Medrano, M. (2008): Revisión paleográfica


de varias inscripciones celtibéricas en signario paleohispánico
“alfabetización”. UNED. Espacio, tiempo y Forma. Serie II,
Historia Antigua, t. 21. Págs. 105-122.

Olcoz Yanguas, S, y Medrano Marqués, M. (2011): “Una tésera


de hospitalidad procedente de Cascante (Navarra)”. Veleia, 28
Vitoria, pp. 245-251.

Palol Salellas, Pedro; Vilella, José (1987), Clunia II: La Epigrafía


de Clunia, en Excavaciones Arqueológicas en España, n. 150,
Madrid.

Peralta Labrador, E. J. (2018): “La Tésera de Hospitalidad


Prerromana de El Otero y los Cántabros Camáricos”. Liburna 13,
Santander, pp. 93-143.

Pérez Vilatela, L. (2009): “Escritura y jerarquía social: a


propósito del canon celtibérico para /m/” Estudios de Lenguas y
Epigrafía Antiguas –E.L.E.A. Núm. 9, Valencia, pp.45-59.

Ramírez Sánchez, M. (2013): “La evidencia de los grupos de


parentesco en la epigrafía de la Hispania Indoeuropea: soportes y
textos”. Paisajes epigráficos de la Hispania romana: Monumentos,
41
contextos, topografías / José Manuel Iglesias Gil, Alicia Ruiz
Gutiérrez (Ed.) Hispania Antigua, serie histórica, 9.-Roma
“L’erma” di Bretschneider, pp.159-179.

Ruiz Zapatero, G. (2017): Los pueblos prerromanos al servicio de


la Dictadura Franquista (1939-1956). En El franquismo y la
apropiación del pasado. El uso de la historia, de la arqueología y
de la historia del arte para la legitimación de la dictadura. Madrid,
Fundación Pablo Iglesias, p. 45-66.
Ruiz Zapatero, R. (1997): «El poder de “los celtas”: de la
Academia a la política». O Archeólogo Portuguȇs, Serie IV,
13/15: 211-232.
Sabtazailia Salvador, E. (2015); “Lo que la tipología y la
comparación nos muestran del vasco: ni tan raro, ni tan antiguo ni
tan solitario” Sorbone Nouvelle. París, 5-3-2015.
Sánchez Moreno, E., Pérez Rubio, A. y García Riaza, E. (2015):
“Fronteras y agregaciones políticas en Celtiberia: datos para un
debate”, CuPAUAM 41, Madrid. Pp. 69-85.
Sureda Carrión, N. (1978): “El río Ebro y los iberos en las fuentes
antiguas”, en Simposi Internacional Els Orígens del Món Ibèric
(Barcelona-Empúries, 1977) edd. E. Ripoll Perelló, M.
Llongueras Campañà y E. Sanmartí Grego, Ampurias, 38-40,
1976-1978, pp. 567-576.

Untermann, J. (1989): “Etnónimos y lenguas de la Hispania


antigua”. Paleoetnología de la Península Ibérica (Complutum 2-
3). Madrid, pp.19-33.

Velaza, J. (1998), Calagorri: cuestiones en torno al nombre


antiguo de Calahorra. Kalakoricos, 3, 1998, pp. 9-17.

42
Velaza, J. (2009). Epigrafía y literacy paleohispánica en territorio
vascón: notas para un balance provisional. En Acta
Palaeohispanica IX. Actas del Coloquio sobre lenguas y culturas
paleohispánicas (pp. 611-622), Zaragoza.

Velaza, J. (2012). El vasco antiguo y sus vecinos según la


epigrafía. En I. Igartua (ed.), Euskara eta inguruko hizkuntzak
historian zehar (pp. 75-84), Vitoria.

Velaza, J. (2018): Crónica de epigrafía antigua de Navarra V:


Príncipe de Viana (PV), 272, septiembre-diciembre, 2018, 1027-
1042.82.

Villaronga, L. (1994): Corpvs Nvmmvm Hispaniae ante Avgvsti


Aetate, Madrid.

Vives, A. (1926): La Moneda Hispánica.

43

También podría gustarte